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Cuéntame cómo fue

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Gerardo Necoechea Gracia | Pablo Pozzi

Cuéntame cómo fue

Introducción a la historia oral

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COLECCIÓN EN DEFENSA DE LA HISTORIADirigida por Pablo Pozzi

Pozzi, PabloCuéntame como fue : Introducción a la historia oral / Pablo Pozzi y Gerardo Necoechea Gra-cia. - 1a ed. - Buenos Aires : Imago Mundi, 2008.160 p. ; 24x17 cm.ISBN 978-950-793-079-91. Historia Oral. I. TítuloCDD 306.9Fecha de catalogación: 04/07/2008

©2008, Pablo Pozzi©2008, Gerardo Necoechea Gracia©1º edición julio de 2008, Servicios Esenciales SAJuan Carlos Gómez 145, PB 3 (1282ABC) Cdad. de Buenos Airesemail: [email protected]: www.serviciosesenciales.com.ar

Hecho el depósito que marca la ley 11.723Impreso en Argentina, tirada de esta edición: 1000 ejemplares

Este libro se terminó de imprimir en el mes de julio de 2008 en los talleres gráficos CARYBEEDITARE, Chile 862 planta baja «C», Ciudad de Buenos Aires, República Argentina. Ningunaparte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenadao transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico,óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo por escrito del editor.

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Índice general

PrólogoGerardo Necoechea Gracia | Pablo Pozzi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

1 Historia oral: repensar la historiaPablo Pozzi . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

2 Una historia (y celebración) del Circolo Gianni BosioAlessandro Portelli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

3 Tres alternativas metodológicas: historia de vida, historia temática y tradición oralJosé Carlos Sebe Bom Meihy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

4 La búsqueda de la identidad en las historias de vidaAndré Gattaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33

5 Historia social y testimonios oralesSteven Lief Adleson | Mario Camarena | Hilda Iparraguirre . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

6 ¡Absalón, Absalón!: la historia oral y la literaturaAlessandro Portelli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

7 Continuidad, ruptura y ciclo en la historia oralMario Camarena | Gerardo Necoechea Gracia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55

8 Fuentes orales e historia obrera: el caso de los zapateros en Costa RicaVíctor Hugo Acuña Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

9 El análisis en la historia oralGerardo Necoechea Gracia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

10 La memoria de los políticos: sobre la pérdida y la recuperación de su estelaridadSilvia Dutrénit Bielous . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85

11 Memoria y socialismoPablo Pozzi | Alejandro Schneider . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91

12 Culturas militantesLaura Pasquali | Guillermo Ríos | Cristina Viano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

13 Incluir los sentimientos: darse a conocer a uno mismo a través del testimonio políticopersonal

Jo Stanley . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .117

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VIII

14 La historia oral en la escuela: guía de proyecto y entrevistaDora Schwarzstein. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .131

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Prólogo

Toda antología arriesga la inmediata crítica de ser parcial e incompleta; y no hay antolo-gía ideal. Al mismo tiempo, toda antología es útil porque reúne textos que de otra manerarequerirían invertir más tiempo y dinero. Así pues, las antologías son un acto de equilibriocuyo punto de apoyo es la pertinencia del momento. Creemos que los textos aquí selec-cionados alcanzan este equilibrio y lo seguirán haciendo por unos años. Ya más adelanteaparecerán otras antologías.

La historia oral, a pesar de su larga trayectoria en la investigación histórica, mantiene elsentido de novedad, de improvisación creativa, de campo en formación y discusión – y sinduda ahí reside buena parte de su atractivo – . Éstas dos razones, pertinencia y atractivo,explican la publicación de esta antología.

Hay una intención, no sólo en los textos seleccionados sino en su particular acomodo. Pa-ra nosotros los editores, es importante situar a la historia oral dentro del más amplio campode la historia social, pero no de cualquier historia social. Nos referimos al esfuerzo que fuedelineándose en la segunda mitad del siglo XX por entender las relaciones sociales que con-forman a una sociedad determinada desde la experiencia del hombre y la mujer común. Noses también importante situar a la historia oral, además de método y técnica de investigacióno el recurso a una nueva fuente, como una práctica que cuestiona los fundamentos de la dis-ciplina, a la vez que abre caminos convergentes entre investigación y activismo político. Sinduda, es mucho reclamar para tan sólo una antología de historia oral. Y hay más. Tambiénnos pareció importante reunir principalmente textos escritos por latinoamericanos, porquenos dirigimos a lectores latinoamericanos que usualmente tienen mayor acceso a textos deeuropeos y estadounidenses. Detrás de esta aviesa intención hay una pregunta: ¿existe uncuerpo de preocupaciones afines que dibujan una historia oral latinoamericana distinguiblede la europea o estadounidense?

La presente antología no presta atención a los aspectos más bien técnicos de la histo-ria oral. Ya una generación anterior de historiadores orales resolvió de manera satisfactoriaesos problemas y es innecesaria otra compilación de textos sobre cómo y a quién entrevis-tar, cómo transcribir, hacer archivos, conservar las cintas y otra buena cantidad de asuntosprácticos emanados de la historia oral. La selección de textos en cambio da importancia alas particularidades de una fuente conformada por la memoria, la oralidad y la entrevista.El ordenamiento de los textos está precisamente en función de problematizar la fuente oraly establecer un campo de discusión y uso para la historia oral. Finalmente, selección y aco-modo tienen también la finalidad de mostrar a la historia oral en acción, es decir, en susresultados. A fin de cuentas, la historia oral se sostiene o no por sus méritos en campañay no por la verbosidad de sus practicantes. Además, y esto es importante, para una nuevageneración de historiadores orales el reto reside en mostrar cómo la historia recibida cambiasu faz cuando entra la evidencia de la historia oral.

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Más allá de lo anterior, hemos puesto al final, un texto de Dora Schwarzstein sobre lahistoria oral y su aplicación en el aula que es más técnico. La intención fue proveer a losposibles lectores de un elemento que permitiera «ser» a la historia oral en acción, a partir desu aplicación concreta en la escuela.

Todos sabemos que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones, porello convidamos al lector a no incomodarse por el calor en lo que se deja llevar por los auto-res y sus textos.

Gerardo Necoechea Gracia y Pablo Pozzi

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Capítulo 1

Historia oral: repensar la historia

Pablo Pozzi. . . . . .

«A los 15 años me despiden por agitar a los compañeros de trabajo. Para queno haya lío los patrones me recomiendan a un taller metalúrgico para cuandotermine la escuela. Entré ahí por el tiempo de las vacaciones. Mientras tantoiba al secundario. En cuarto año, un profesor nos daba matemáticas. Decía quepara entender las matemáticas había que entender al peronismo, y viceversa.Entonces, la clase era una hora de política peronista y una hora de matemáticas.Siempre empezaba con la historia del peronismo. Ahí me politizo unilateralmen-te puesto que el profesor sólo hablaba de la grandeza de Perón y de que lo másnoble era ir a trabajar a una fábrica de aviones. Para hacer la Argentina grande.El profesor también nos decía que los peronistas son los que vienen desde abajo:los de la base. Además, empiezo a frecuentar músicos que mi padre traía a casa:eran más politizados y hablaban de la revolución. Decían que había que haceralgo. Eran zurdos peronistas».1

«Pusieron un aviso tal día se hace la elección acá, en la sección mía, y salí porunanimidad. Los reputeaba a los negros, la puta que los parió [risas] yo no quie-ro ser delegado, me van a echar a la mierda, porque a todos los echaban a lamierda. Entonces, yo no quería saber nada, pero bueno, salí por unanimidad.Bah, agarré y ya una vez que agarré bueno éste. . . viví todo el proceso de unahuelga, qué sé yo, hice una gran experiencia, y me dí cuenta que había mu-chas cosas que yo no entendía. Yo le tenía terror a los comunistas, pero terror,me parecía que tenían cara rara, que tenían mirada. . . de. . . así claro así. . . yome acuerdo había un tal Nicolás y tenía unos ojos grandes así y saltones y yodecía ‘qué cara de comunista que tiene este tipo’. ¡Mirá la imagen que tendríayo! Pero terrible, terrible. Y. . . y tenía un amigo que era del PC, muy combativo,muy combativo, está desaparecido ese muchacho, lo secuestraron. . . figura en losdesaparecidos, era muy combativo, y él me hablaba siempre. [. . . ] Éste. . . resulta

1 Entrevista con Mario, Córdoba 28 de febrero de 1994. En: Pablo Pozzi y Alejandro Schneider. Los setentistas.Izquierda y clase obrera. Buenos Aires: EUDEBA, 2000.

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4 Pablo Pozzi

que en el 65 se produce la invasión a Santo Domingo, y nosotros estábamos enuna asamblea por la discusión del convenio, y en un determinado momento estemuchacho pide la palabra y dice. . . que quería que la asamblea hiciera un re-pudio contra los marines yanquis que estaban invadiendo Santo Domingo. Yo losilbé hasta con los pies. ¡Lo silbaba todo el mundo! Yo decía: ‘¡pero, che negropelotudo, pero qué mierda tendrá que ver Santo Domingo con nosotros que esta-mos discutiendo un convenio colectivo! ¡Dejáme de hinchar las bolas!’ Y llorabael pobre negro. . . Éste. . . y bueno después con el tiempo pude entender. Cuandoperdimos la huelga en el 65 yo dije, acá esto es un quilombo. Y entonces yo dije‘bueno yo tengo que ponerme a estudiar’. Y me puse a estudiar, me puse a estu-diar por mis propios medios estudié, estudié, estudié, fui buscando y digo: ‘putamadre, tengo que ser zurdo!’ [risas] Fue a través de un proceso muy muy duro,porque yo era nacionalista, yo siempre me reivindiqué como un nacionalista».2

En una conferencia reciente el historiador y crítico literario italiano Alessandro Portelliseñaló que la pregunta inicial que disparó su investigación sobre la masacre de las FosasArdeatinas en 1944 fue ¿por qué había ganado Berlusconi las elecciones italianas?3 A su vezEric Hobsbawm recordaba que «la historia es siempre historia contemporánea disfrazada».4

El historiador social contemporáneo se ve permanentemente desafiado por la dialéctica entreel presente y el pasado. Estudiar la actividad de la sociedad ayer, implica necesariamentereflexionar sobre sociedad actual.

Uno de los aspectos centrales de esta reflexión es la consideración de la cultura obreracomo elemento movilizador, como visión de mundo, como articulador de un accionar clasistaconcreto. En este sentido los estudios de los marxistas ingleses, tales como Raphael Samuel,5

E. P. Thompson,6 y el mismo Eric Hobsbawm7 son sugerentes. A su vez, esto nos obliga comohistoriadores sociales a considerar todos los aspectos del sujeto social integrándolos en laperspectiva que todo aporta a comprender la actividad de los grupos humanos. Rastreandoalgunas de estas tradiciones en los trabajadores argentinos, encontramos una cantidad denociones clasistas que se vivían no como «política» o «ideología», sino como «comportamien-to correcto», como «sentido común».8 Así notamos un sincretismo entre prácticas obrerasinternacionalistas y tradiciones locales que generaron una cultura en particular con unafuerte impronta clasista y combativa. De hecho, se conformaron en tradiciones, memorias,experiencias y un sentido común que dio por resultado una fuerte conciencia «en sí» de losobreros argentinos, que fueron el elemento subyacente y homogeneizador clasista, desde laSemana Roja de 1909 hasta las fábricas autogestionadas en la actualidad.

Desde una disciplina marcada por la impronta del positivismo rankeano, ¿cómo aproxi-marse al estudio de la subjetividad de los grupos sociales? ¿Cómo trazar la permanencia de

2 Entrevista con Gregorio Flores, Buenos Aires, 28 de septiembre de 1994. En Pablo Pozzi y Alejandro Schneider.op. cit.

3 Alessandro Portelli. La orden ya fue ejecutada. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2003.4 Eric Hobsbawm. «El presente como historia»; en Sobre la historia. Barcelona: Editorial Crítica, 1998.5 Raphael Samuel. «The Lost World of British Communism». New Left Review 154, noviembre-diciembre 1985. Y

«The Lost World of British Communism: Two Texts». New Left Review 155, enero-febrero 1986. El texto completode la investigación fue publicado en 1988 como The Lost World of British Communism.

6 E. P. Thompson. Customs in Common. Studies in Traditional Popular Culture. Nueva York: The New Press, 1991.(Hay edición en castellano, Crítica, Barcelona)

7 Eric Hobsbawm. El mundo del trabajo. Barcelona: Editorial Crítica, 1987. Véase particularmente el artículo sobre«La transformación de los rituales obreros».

8 Muchos de estos planteos se basan en la sugerente obra de Raymond Williams. En particular, véase Resources ofHope. Culture, Democracy, Socialism. Londres: Verso Books, 1989.

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Historia oral: repensar la historia 5

tradiciones, sentidos, prácticas comunes? ¿Cómo aproximarse a un análisis en profundidadde ese «sentido común» que marca los comportamientos humanos tomando en cuenta suevolución en una época histórica determinada? La respuesta a éstos, y muchos otros interro-gantes, se encuentra en la historia oral.

Los dos fragmentos de entrevistas citados más arriba deberían resultar más que suge-rentes para cualquier interesado en la historia de los trabajadores argentinos. Especialmenteporque parecen indicar que la percepción que hemos tenido sobre los obreros argentinos nose condice con la realidad. En ambos parece quedar claro que el clasismo es más importanteque la adhesión política; que el macartismo peronista existió pero con límites entre los traba-jadores comunes; y que el proceso de politización y militancia de izquierda tuvo más que vercon la experiencia de la vida obrera que con propuestas programáticas. Esto parece indicaruna politización muy amplia y mucho más heterogénea y fluida de lo que hemos supuestohasta ahora, lo cual nos llevaría a reconsiderar distintos aspectos sobre la estructuración dela sociedad política argentina contemporánea.

Evidentemente lo importante de estos testimonios no es la veracidad de los mismos, sinomás bien la posibilidad de rastrear sentimientos a través del tiempo. En toda memoria yen todo mito podemos encontrar elementos de hechos y de sentimientos de la época. Lamemoria política no se da desde el hoy hacia el pasado, es más bien una relación dialécticade ambos y entre esto y la vida y la cultura del entrevistado. Así, se asemeja sobre todo a unaestructura en solución9 o a una experiencia dinámica y viva cuyas lecciones y utilidades sonsiempre cambiantes aunque ancladas en un pasado real. Cada testimonio en particular marcadiferencias y similitudes en la memoria de los trabajadores argentinos. Las similitudes en ladescripción y perspectiva que brindan los mismos testimonios, más allá del origen regional,del oficio, el género y la ideología que detentaban, reflejan una serie de tradiciones (casiun folclore) que pueden ser interpretados como una «cultura obrera o izquierdista». Estastradiciones se traducen en mitos que expresan estructuras de sentimientos comunes a todoslos obreros argentinos. Al mismo tiempo, las diferencias en lenguaje, en el discurso y enla valoración del pasado implican una resignificación desde el hoy. La experiencia de vida,la actual postura política, e inclusive la clase social han marcado fuertemente la memoria.Tomado en conjunto, este tipo de testimonio parece encerrar una singular vitalidad y unapermanente actualización del ideario obrero que se convierte en una ideología subalterna ycontestataria.10 Si tomamos en cuenta fuentes históricas como las anteriores, lo que cobrauna importancia fundamental es incorporar la subjetividad política al estudio histórico delperíodo.

Si lo anterior se pudiera generalizar al conjunto de la clase obrera, entonces nos encon-tramos ante un problema mayúsculo: ¿cómo recuperar la historia de los obreros argentinos?¿cómo rescatar la trayectoria de militancia de tantas y tantas generaciones? ¿Cómo profun-dizar en una historia oculta, tergiversada y, sobre todo, olvidada? Una de las respuestas quevan encontrando aquellos historiadores comprometidos con los trabajadores es la historiaoral. Ésta provee un acceso privilegiado a la subjetividad de esta realidad. Es en el ámbitode la memoria, de los recuerdos, de las formas de expresarlos, donde podemos rastrear esasubjetividad que subyace en los comportamientos sociales.

La utilización de testimonios orales para reconstruir el pasado es un recurso tan antiguocomo la historia misma. La historia oral, en cambio, ya sea que la consideremos como una

9 Véase la discusión en torno a cultura y estructuras del sentimiento en Raymond Williams. Marxismo y literatura.Barcelona: Ediciones Península, 1980.

10 Ideología en el sentido de un «sistema de creencias característico de un grupo o una clase particular» y un«proceso general de producción de significados e ideas». Raymond Williams. op.cit., p. 71.

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6 Pablo Pozzi

especialidad dentro del campo historiográfico o como una técnica específica de investigacióncontemporánea al servicio de varias disciplinas, es un producto del siglo XX que enriqueciósustancialmente el conocimiento de la historia contemporánea.

La historia oral y la tradición sirven de fundamento para reescribir la historia, pero tam-bién para combatir las injusticias del pasado. Pueblos que fueron conquistados o colonizados,en el presente recurren a su tradición oral y rescatan su memoria para reclamar derechos te-rritoriales, lingüísticos, o para recuperar una identidad cultural propia; sobrevivientes de lalucha en contra de regímenes militares u opresivos, cuestionan hoy la historia oficial con susmemorias subterráneas y reclaman el reconocimiento social y el castigo legal de los respon-sables de violar los derechos humanos. Aunque en modo menos dramático, la gente comúnexige respeto para sus memorias y tradiciones. Las investigaciones basadas en historia oraly, en ocasiones, los propios historiadores orales, intervienen en el marco jurídico – legal entanto la memoria y la tradición oral constituyen la evidencia que sustenta las demandas derestitución de los pueblos, ya sea de tierras o de dignidad.

Bien se trate de una revalorización de las fuentes orales frente al imperio de «lo escrito»,del logro de una comunicación más fluida entre historiadores y otros científicos sociales o dela apuesta por una historia más democrática, lo cierto es que lo que surgió como un movi-miento de renovación historiográfica y aún de compromiso político es hoy asumido como unaespecialidad reconocida mundialmente que nos exige una mayor reflexión y labor interdisci-plinaria, a la vez que supone nuevos desafíos en el ejercicio de la actividad investigativa, ladocencia y la acción comunitaria. Por supuesto lo que debería quedar claro es que las fuen-tes orales no se limitan únicamente a las entrevistas; por el contrario, anécdotas, canciones,cuentos, folclore, poemas, y un sinfín de formas de transmisión oral son recursos para hacerhistoria oral.

En general, hemos considerado a la historia como algo profundamente ligado a las fuen-tes escritas. Esta noción derivada de la visión rankeana (y considerada científica) tiene algoque ver, pero no mucho, con la historia de los pueblos. Los irlandeses tenían sus bardos, losgriegos sus tragedias, la oralidad de los incas; todas fueron formas de transmitir la historia.Ésta tiene varias funciones: una es la legitimación de un tipo de sociedad determinado; otraes la de la memoria y transmisión de la experiencia, digamos las lecciones del pasado; unaúltima, es la de la constitución de un grupo social a través de la creación de una historiacompartida que define identidades colectivas. Así, la historia oral se convierte en la basematerial necesaria del sentido común y de las estructuras de sentimiento imprescindibles,tanto para la dominación como para la liberación del oprimido. En este sentido, la oralidades la forma más antigua de transmisión del conocimiento histórico.

Sin embargo, no toda cuestión oral es historia oral. Existen múltiples formas de testimo-nios, que son válidas y útiles, pero que no son historia oral. La labor de entrevista que haceun periodista es oralidad; el trabajo de antropología cultural también lo es; y ni hablar delanálisis lingüístico y del discurso. En el caso de la historia oral sus pautas distintivas tienenque ver sobre todo con el hecho de que a través de la oralidad se trata de disparar la memoriapara construir una fuente que nos aporte a lograr una forma más completa de comprensióndel proceso social.

Si la historia es el ser humano, en sociedad y a través del tiempo, entonces la historia oralproveé una fuente al investigador para aprehender tanto la subjetividad de una época, comopara percibir una serie de datos que de otra manera no han quedado registrados. Digamos, eltestimonio (más allá de su belleza o cualidad emocionante) tiene sentido para el historiadormucho más allá de su construcción como discurso, como narración, o como imaginario. Susentido lo da (o no) el que provee una ventana particular para mejorar nuestra comprensión

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Historia oral: repensar la historia 7

de una sociedad determinada. Así, el historiador oral debe utilizar no sólo las técnicas delentrevistador sino sobre todo las del historiador, tomando todos los recaudos necesariostanto al interrogar la fuente como al construir una explicación a partir de ella. Si no hayexplicación, si no hay proceso, si el uso de la oralidad no sirve para explicar el procesohistórico, entonces el análisis puede ser válido y hermoso pero no es historia oral.

Por otro lado, y debemos aclararlo, de ninguna manera es la historia oral la historia de«los sin voz». Como toda historia, es una construcción del historiador con los protagonistas.Lo que sí permite, es acceder a sectores no dominantes de maneras innovadoras. O sea, sinofuera por la historia oral en general, todo lo que podemos hacer es ver a los oprimidos através de las fuentes gestadas por los opresores.

Para algunos la historia oral es una construcción, una narrativa, mientras que para otroses una forma de aproximación a los sectores sociales «sin historia»; en algunos casos es con-siderada como una metodología de investigación mientras que en otros es vista como unarama de la historia equiparable a la historia social o económica. Para amplios sectores pro-fesionales la historia oral, por su subjetividad, es una mera construcción literaria, mientrasque para quienes la practican ha significado una profunda renovación intelectual. Ademásde lo dicotómico (en apariencia) de estas posturas, las mismas formas de «hacer» historiaoral varían ampliamente entre los que se dedican a ella. Más allá de que simpaticemos máscon algunas que con otras posturas, lo que nos parece importante es que la oralidad obli-ga al diálogo entre disciplinas cuyas fronteras eran tenidas como estrictas, y asimismo nosfuerza a confrontar con lo que es el sujeto social por excelencia de toda ciencia social: el serhumano.

Por todo lo anterior, y quizás debido a su heterogeneidad, la historia oral ha sido, ypretende seguir siendo, producto de un movimiento de cambio progresista en las cienciassociales centrado en el rescate de la memoria colectiva social e individual. En este sentido, seapuesta a contribuir en alguna medida a una «formación» que incida en el futuro y desde losdiversos ámbitos posibles a perfilar una sociedad más democrática, más plural y más justa.La utilización de testimonios orales para reconstruir el pasado es un recurso tan antiguocomo la historia misma.

La historia oral tiene una larga tradición en América latina que se remonta, particular-mente, a la creación en 1956 del Archivo Sonoro del Instituto Nacional de Antropología eHistoria (INAH) de México; proyecto que sin duda establecía los cimientos para el desarro-llo de la historia oral y sería el antecedente indiscutible del Archivo de la Palabra que elpropio INAH estableció en 1972. Fue ese archivo el que rescató, en forma más completa,la memoria de la Revolución Mexicana a través de los testimonios de sus sobrevivientes. Yfue gracias a estos testimonios que la historia de la primera revolución del siglo XX se pudocomplejizar alejándose de la hagiografía tan grata a la ideología oficial del PRI mexicano.Asimismo, podemos destacar el valor del trabajo que se ha realizado en Brasil, fundamental-mente partiendo del esfuerzo del programa de historia oral CPDOC en la Fundación GetulioVargas, sin dejar de lado los importantes desarrollos en toda la década de 1980 en paísescomo Venezuela, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Perú, y Puerto Rico. Reflejo de este desarrollofue el Primer Encuentro de Historiadores Orales de América latina y España organizado enMéxico en 1988.

En el caso argentino, si bien la historia oral se remonta a la creación del archivo oraldel Instituto Di Tella, la realidad es que ésta inicia su desarrollo como rama de los estudioshistóricos recién a mediados de la década de 1980.11 En ese momento, la labor de Liliana

11 No está de más recordar que Hebe Clementi fue en este tema una pionera en la Argentina.

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Barela y el Instituto Histórico para recuperar la historia de los barrios de la Ciudad de BuenosAires, la investigación de Dora Schwarzstein sobre el exilio republicano español en el Río dela Plata, la de Ernesto Salas sobre la Resistencia Peronista, y la mía sobre la actividad de lostrabajadores durante la dictadura de 1976-1983, constituyeron los primeros esbozos de unaactividad académica en torno a la historia oral. Schwarzstein junto con Pablo Yankelevichconformaron en 1988 el primer proyecto institucional universitario argentino al encarar lahistoria oral de la Universidad de Buenos Aires. El notable desarrollo de este proyecto fuepresentado en el Primer Encuentro de Historiadores Orales donde ambos investigadorespresentaron el trabajo «historia oral y fuentes escritas en la historia de una institución. LaUniversidad de Buenos Aires 1955-1966» que daba cuenta del esfuerzo coordinado por am-bos en la Universidad de Buenos Aires, el cual logró reunir más de cien entrevistas y editaralgunas publicaciones.

Recién una década después del retorno del sistema electoral en Argentina, se multiplica-ron los trabajos de investigación histórica que, abarcando diferentes temáticas, apelaron aluso de testimonios orales. En diferentes provincias existen desde hace varios años iniciativasindividuales o institucionales, provenientes del ámbito universitario o de la enseñanza mediay también de otras organizaciones públicas o privadas, que persiguiendo diferentes fines seencuentran involucradas en proyectos de historia oral. Es así que Schwarzstein dio cuentade este desarrollo en la Argentina señalando que: «Es recién en la década del 80 que la his-toria oral alcanza un desarrollo significativo [. . . ], con vinculaciones más o menos intensasa los ámbitos universitarios, asociada a una preocupación creciente por la cultura obrera,la historia de las mentalidades. . . ».12 Debemos aclarar que necesariamente esta afirmacióndebe ser matizada puesto que para gran parte de los historiadores argentinos la oralidadno constituía una fuente histórica aceptable en la década de 1980. Sin embargo, debemosseñalar tanto la creación del Programa de historia oral en la UBA en 1991, como la seccióndedicada a la historia oral del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, marcaron elcomienzo de una aceptación institucional para la historia oral.

En la década de 1990 la historia oral se constituyó como un área de estudios con entidadpropia desarrollando una serie de proyectos a distintos niveles, tanto universitarios comolocales, tanto públicos como privados. Cada uno de estos esfuerzos ha constituido acervosparciales de fuentes orales. A modo de ejemplo podemos mencionar el Programa de historiaoral de la Universidad de Buenos Aires; «Archivo de la Palabra» del Centro de EstudiosAvanzados de la Universidad Nacional de Córdoba; el Centro de Documentación de HIJOS;la Fundación Memoria Abierta; el Centro de Información y Relevamiento de Fuentes Oralesde la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Caleta Olivia que edita la RevistaPatagónica de historia oral; el Programa de historia oral de la Municipalidad de la ciudadde Córdoba; y el Programa de historia oral del Instituto Histórico de la Ciudad de BuenosAires (IHCBA) que edita regularmente la publicación Voces Recobradas y que, conjuntamentecon el Programa de historia oral de Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, organiza elEncuentro Nacional de historia oral.

Todo el proceso de la historia oral en la Argentina ha sido, indudablemente, conflictivo.Por un lado, aquellos que la visualizan como una herramienta necesaria para la realizaciónde una forma contestataria de hacer historia. Para estos historiadores, entre los que me in-cluyo, al rescatar la memoria de aquellos marginados por la historiografía oficial, la historiaoral encierra una naturaleza subversiva. Para otros, discípulos de algunos europeos o de laacademia estadounidense, la historia oral sirve para registrar los recuerdos de presidentes,

12 Dora Schwarzstein, «La historia oral en América latina», Historia y Fuente Oral. Por una historia sin adjetivos.Universitat de Barcelona, Nº 14, año 1995, pp. 42.

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empresarios, generales, considerados los «actores» de la historia. Por supuesto todo es válidoy tiene utilidad, pero ambas posturas encierran una visión profundamente política e ideo-lógica en torno a la historia y a una herramienta como la historia oral. El mismo conceptode «actores» implica que la sociedad y su historia es vista como un escenario donde se re-presenta una obra de teatro donde entran y salen actores del escenario mientras la mayoríaasisten sólo como espectadores. Así, si bien la memoria de estos «notables» es útil, tambiénla podemos encontrar en buena parte de las fuentes escritas. En cambio, la memoria de «losde abajo» tiene un tipo distinto de utilidad: aquélla de rescatar la historia silenciada desdeel poder. Pero más aún, la importancia de esta historia oral subversiva es que en el mismoproceso de hacerla genera conciencia en el entrevistado sobre su protagonismo como gestorde la historia. Así la historia oral, tiene un efecto movilizador, al mismo tiempo que subver-sivo, y nos permite un acceso como nos permite comenzar a vislumbrar la subjetividad delas grandes masas, los trabajadores y el pueblo.

Por todo lo anterior, y quizás debido a su heterogeneidad, la historia oral ha sido, ypretende seguir siendo, producto de un movimiento de cambio progresista en las cienciassociales centrado en el rescate de la memoria colectiva social e individual. En este sentido, seapuesta a contribuir en alguna medida a una «formación» que incida en el futuro y desde losdiversos ámbitos posibles a perfilar una sociedad más democrática, más plural y más justa.La utilización de testimonios orales para reconstruir el pasado es un recurso tan antiguocomo la historia misma. La historia oral en cambio, ya sea que la consideremos como unaespecialidad dentro del campo historiográfico o como una técnica específica de investigacióncontemporánea al servicio de varias disciplinas, es un producto del siglo XX que enriqueciósustancialmente el conocimiento de la historia contemporánea.

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Capítulo 2

Una historia (y celebración) del Circolo Gianni Bosio

Alessandro Portelli. . . . . .

La verdad y la narración de historia

No tienes nada.Si no tienes las historias.El mal de ellos es muy poderoso pero no puedevencer a nuestras historias.Así que ellos tratan de destruir las historias, de dejarque se confundan o se olviden.Les encantaría eso.Serían felices porque nosotros estaríamos indefensossin ellas.

Leslie Marmon Silko, Ceremony

Como explica Leslie Marmon Silko, las historias son herramientas que necesitamos nosólo para sobrevivir sino para vencer.1 Son una protección que nos permite salvarnos y tam-bién activar instrumentos para cambiar el mundo, porque hay poder en las palabras. Estánhechas de aire pero dejan su marca en la realidad material. Quiero hablar de los veinte años(1972-1992) del Circolo Gianni Bosio, y quiero empezar contando una historia. Está sacadadel primer número, noviembre de 1993, de I Giorni Cantati, que entonces era nuestro boletínmimeografiado sobre «cultura de los obreros y los campesinos» y que sobrevive hoy como

1 Este capítulo se presentó en la apertura del seminario «Memoria y resistencia humana: veinte años del CircoloGianni Bosio», en Roma entre el 16 y el 19 de diciembre de 1991. Desgraciadamente, el seminario fue el últimoproyecto del Circolo (un grupo activista colectivo con base en Roma cuyo objetivo era investigar el folclore, lahistoria oral y la cultura popular; el grupo llevaba el nombre de Gianni Bosio, un gran etnólogo e historiadorprogresista que se sentía orgulloso de definirse como solamente un «organizador cultural»), en Gianni Bosio,Diario di un organizatore di cultura. Milán: Edizioni Avanti, 1962. Sobre Gianni Bosio, véase mi «Research asan Experiment in Equality», en The Death of Luigi Trastulli and Other Stories: Form and Meaning in Oral History.Albany. Nueva York: State University of New York Press, 1991, pp. 40-43. Yo pensé esta conferencia como unhomenaje al grupo pero en realidad, fue el discurso del funeral. Sin embargo, como dice Huck Finn, es unahistoria real, en gran parte.

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una revista sobre «las culturas populares y las culturas de masas».2 Me la contó LeonardoPulcini, un granjero que vivía en una aldeíta cerca de la ciudad de Leonessa, en el Norte delLacio, el 6 de febrero de 1973.

«Aquí, todo era de siete barones en un tiempo. Después, pasó un tiempo y losbarones dejaron toda la tierra porque dijeron que no les daba dinero y se fue-ron. Y esas tierras fueron entonces de un sólo barón, el que vivía ahí, cerca dePianezza. Se aprovechaba de todo, y además apretaba a todos los campesinos ya los que le alquilaban la tierra. Cuando llegaba el 29 de julio,3 en Casanova, te-nían que traer todas sus vacas y el barón elegía las mejores para él y los mejoresterneros y si los campesinos decían algo, hacía que les dieran palizas y golpesa todos, gratis, tenía cinco o seis hombres para cortar cuellos a su servicio, conporras y cosas así y todo eso. Después, el trigo: lo hacía meter en canastas, pesar,seleccionar. Lo que era bueno, para él; el resto para los campesinos.

Además, lo más lindo de todo lo que hacía era cuando uno se casaba. La teníacon él ocho días. Y si era virgen, bueno, la tenía él y después, se la devolvía alque era su marido. Si no, eran golpes. Era una mala vida, quiero decir, en eseentonces.

Bueno, y había este joven. Vivía en Pianezza también. Iba a casarse y no legustaba que la chica – su esposa, porque se iba a casar con ella – tuviera quedormir con el barón. Cada vez que veía al barón, sentía que tenía ganas depegarle unos buenos tiros. Así que empezaron a organizarse, unos cinco o seisjóvenes: algunos que iban a casarse, otros que se habían casado y el barón habíasido violento con ellos. Y decidieron actuar el 29 de julio, cuando él iba a apretara todos los que le alquilaban la tierra, cuando todas las vacas, todas las ovejasque existían y los mejores carneros, todos, había que dárselos al barón. Si unotenía pollos, si tenía herramientas de granja, todo se lo llevaba él.

Este joven empezó a incitar a los otros que alquilaban. Cuatro o cinco estabancon él; otros que se sentían apretados por el barón y no se tragaban la violenciacon facilidad también entraron.

— Si yo empiezo algo, no se preocupen, lo único que les pido es que me den unamano.

Cuando empezó a golpear a los guardias del barón, con los puños, con unasporras que ellos habían apoyado por ahí, hubo una explosión de todos los quealquilaban la tierra, que vieron que él estaba golpeando a ese pobre barón y atodos sus servidores. Y el barón saltó sobre su caballo y se fue a Pianezza.

Se quedó ahí, sitiado, hasta Navidad. No podía irse porque si lo agarraban, loiban a golpear. Y los hombres que le alquilaban las tierras hacían lo que querían.

2 El diario tuvo varias encarnaciones, desde un boletín mimeografiado hasta una revista de investigación semiaca-démica, pasando por una revista bimensual. Cada vez que cambiábamos de formato y de imprenta y editor, losnúmeros empezaban de nuevo, y por eso, las referencias de las notas al pie pueden parecen confusas. El I GiorniCantati murió oficialmente en la primavera de 1995.

3 El día tradicional para reunir todas las cosechas y dividir entre jornaleros y dueños de tierras.

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Cuando llegó Navidad, nevó mucho. El barón fue a ver al herrero de Casanova yel herrero le dijo:

— Puedo ponerle herraduras a su caballo pero tiene que traerlo al horno delpanadero, donde hacen el pan, de noche, para que nadie lo vea. Venga a lasnueve o las diez, y le pongo herraduras al caballo.

Porque había nieve en el suelo. Pero cuando el herrero recibió el caballo, le pusolas herraduras al revés.

Había más de tres metros de nieve en el suelo. El barón tuvo que esperar queterminara la tormenta y después subió a caballo y se fue. Fue por la montañapero aunque el caballo iba para adelante, las huellas iban al revés. De mañana,descubrieron que el barón había desaparecido.

— ¡Se fue! ¡Se fue!

Encontraron las huellas en el costado de la montaña y las huellas iban paraabajo. Dijeron:

— Sigamos las huellas y lo vamos a encontrar.

Y las huellas los llevaron al horno del panadero. En el horno encontraron que elcaballo había desaparecido.

— Mierda, hizo que le herraran el caballo al revés y se nos escapó.

Y volvieron a las montañas a perseguirlo. Mientras tanto, él llegó a Cantalice, ynunca lo alcanzaron. En Cantalice, buscó los carruajes del Vaticano que habíanvenido a llevárselo. Apenas llegó, subió a esos carruajes y desapareció. Los ca-rruajes tenían caballos frescos y los hombres nunca lo alcanzaron. Y un barón sesalvó. Y Leonessa quedó libre».

Tal vez no sea verdad, no así como me la contaron; contiene demasiados motivos folcló-ricos y de estilo como para tomarla al pie de la letra. Además, no encuentro documentos quela confirmen. Sin embargo, Leonardo Pulcini me la dijo con la misma intensidad con la queme contó el momento en que la guerra y la Resistencia llegaron a la aldea y él le dio refugioa los partisanos y los alemanes vinieron y le quemaron la casa y le mataron los animales –las vacas, las ovejas que tenía, sus mejores carneros, los pollos, las herramientas de granja –y los partisanos escaparon por la montaña cubierta de nieve, como el barón de Pianezza. Enrealidad, en las frecuencias más bajas (le robo la frase a Ralph Ellison), tal vez sea la mismahistoria.

A través de sus muchos cambios y sus muchas vidas, el trabajo del Circolo Gianni Bosioconsistió en una búsqueda de la verdad en las historias y canciones, no como oposición ala historia, sino como una búsqueda de otro tipo de historia. La historia, nos dijeron, estácompuesta de hechos, hechos reales y objetivos que uno puede ver y tocar; las historias, encambio, son los relatos, la gente que los cuenta, las palabras de las que están hechos, el nudode la memoria y la imaginación que convierte hechos materiales en significados culturales.En otras palabras, las historias comunican lo que significa la historia para los seres humanos.

En esta historia imaginaria, lo que cuenta es menos el hecho contado que la forma enque se cuenta, el hecho de contarlo. Tal vez no sea un cuento verdadero, pero lo contó unapersona real. No fue una «leyenda» anónima en una «tradición» impersonal colocada en elaltar de una «memoria colectiva» sin cara. Más bien, es el mito fundacional a través delcual, Leonardo Pulcini, un hombre oscuro y grande, un granjero y un poeta oral, elabora el

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recuerdo de siglos de resistencia que culminaron en la Resistencia entre 1943 y 1944, peroque no empezó ahí y, mientras se cuente la historia, no va terminar ahí.

Para empezar, la verdad de esta historia tiene que ver con sus detalles materiales: un pai-saje específico (la primera palabra es «aquí»); los rituales de la forma en que se compartía lacosecha (los que alquilan la tierra y la cultivan se quedan con el trigo malo, y ésa es la razónpor la que esa parte de Italia es famosa por la pelagra4); los guardias, que parecen salidosdirectamente de las páginas de Alessandro Manzoni; la pobreza de la tierra, las cosechas,magras incluso antes de repartirlas; la violencia clasista económica y personal (simbolizadapor el jus primae noctis); el origen de la rebelión social en la rabia de un individuo; y logeneracional: una revuelta de jóvenes contra una costumbre que sus padres toleraban.

Además, está la verdad del lenguaje. Leonardo Pulcini oscila entre el barone y lu barone,es decir, entre el italiano estándar y el dialecto estándar, porque esta historia no pertenece auna tradición atemporal: es parte de un discurso dialógico que resuena tanto con las raícesdialectales, como con la articulación contemporánea de la escuela, los medios de comuni-cación, el habla del que está haciendo la entrevista. La mezcla lingüística es la señal de uncambio cultural que está implícito en el sonido mismo de la voz del narrador.

Tiene sentido, entonces, que haya un juicio moral implícito en una fórmula lingüística.La historia dice que los campesinos empiezan a golpear «a ese pobre barón y a todos susservidores». Cuando lo oí por primera vez, supuse que el adjetivo – pobre – era sólo una fór-mula. Después pensé en un paralelo literario. Cuando Huckleberry Finn ve al Duque y al Reycubiertos de plumas y alquitrán, echados del pueblo, no puede evitar el impulso de la pie-dad: «Me dieron pena esos pobres desgraciados ridículos», víctimas de la crueldad recíprocade los seres humanos.5 El «pobre barón» es un oxímoron irónico – ¿cómo puede ser «pobre»un barón feudal con tierras? – pero la frase también señala la naturaleza humana del baróny el hecho de que comparte esa naturaleza con los campesinos oprimidos y perseguidos quese rebelan contra él; y señala el hecho de que los rebeldes, incluso en el momento en quese están rebelando, son capaces de reconocer esto, como si se vieran a sí mismos, siempreapaleados por los guardias del barón, en el barón al que ahora están apaleando. Después detodo, ellos saben muy bien cómo se siente un golpe.

Las huellas invertidas del caballo son una imagen del deshacer del poder. A solas, enla nieve, el barón vencido vuelve atrás por el camino que lo había llevado de persona aterrateniente. Necesita la ayuda de un pobre herrero, como si fuera un refugiado o unode los partisanos a los que dio refugio Leonardo Pulcini. Desgraciadamente, al final de sucamino, el barón encuentra los carruajes del Vaticano (otra verdad histórica: la alianza dela Iglesia y la aristocracia para oprimir a los campesinos) que volverá a transformarlo en uncortesano. Sin embargo, a mí me encantó el doble final feliz de la historia: «Y un barón sesalvó. Y Leonessa quedó libre». El final sugiere que lo que cuenta no es la venganza, no es elcastigo a un malvado. Lo que cuenta es la libertad.

Voces que vienen desde el presenteEsta historia representa muchas de las cosas que aprendimos e hicimos en los veinte años

del Circolo Gianni Bosio.6 Hay otra historia que nos ayudará a entenderlo mejor todavía.

4 N. del E.: enfermedad común en ciertas partes del mundo, en personas que consumen excesivas cantidades demaíz.

5 Mark Twain. Las aventuras de Huckleberry Finn. La cita es de la edición del original en inglés. Editorial Penguin,1967, p. 244.

6 Este artículo está escrito en el plural porque reúne una historia que involucra a muchas personas. No todos losindividuos que trabajaron en el Circolo Gianni Bosio estuvieron involucrados en todas sus actividades y en todos

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En algún momento, a mediados de la década del 70, un diario me hizo una entrevistasobre nuestro trabajo en música folclórica y yo le conté al periodista que había escuchadouna vieja balada Donna Lombarda cantada por una dama anciana en Rivodutri, un pueblocerca de Rieti, no muy lejos de Leonessa.7 Cuando salió el artículo, el énfasis estaba puestoen el hecho de que nosotros estábamos descubriendo y recuperando canciones muy antiguas,ecos del pasado. Eso me molestó porque yo había insistido no en que Donna Lombarda sehabía originado tal vez en el siglo XVIII, sino en que la gente la seguía cantando en el XX.

Empezamos con música folclórica pero no estábamos buscando versiones antiquísimas yelusivas, textos sin contaminar, estilos genuinos. Estábamos interesados en la vida contem-poránea de la música, en el hecho de que esas canciones todavía fueran parte de nuestropaisaje cultural. Aunque era vieja, vivía en el campo y era pobre, la dama de Rivodutri erami contemporánea y, como dijo una vez Enresto de Martino, ciudadana de nuestro país.8

Todavía estábamos libres de la arrogancia del que escucha solamente a la gente que el hablacontemporánea de las noticias políticas llama «los nuevos», los «sujetos sociales emergentes».Estábamos, y estamos, dispuestos a aprender de todo el mundo.

Claro que no éramos tan superficiales como para creer que el hecho de que Donna Lom-barda fuera una canción vieja era irrelevante, o que no tenía importancia saber si la historiadel barón de Pianezza era un hecho o un producto de la imaginación. Sin embargo, ese datopositivo no era el blanco de nuestra investigación, solamente uno de sus términos. Sabíamosque sólo si conocíamos la historia de nuestros textos podríamos reconstruir los cambios ylas hibridaciones que les daban su forma actual. Nunca pensamos en la memoria como unarchivo, una heladera que preserva los datos y sus significados, sino más bien como un pro-cesador, que los transforma y elabora de una forma osmótica y produce así nuevos datos ysignificados que incluyen a los viejos, aunque sea para negarlos o librarse de ellos. Más tardedescubriría, en las enseñanzas de Jurij Lotman, que olvidar también es parte del recuerdo.9

Por esas razones, siempre trabajamos para reconstruir el diálogo y el conflicto entre lonuevo y lo viejo, lo recibido y lo inventado, la palabra individual y la de los otros. Política-mente, lo que contaba no era que el mensaje fuera revolucionario o no; creíamos que no hayrevolución, no hay cambio, no hay democracia sin la habilidad y el esfuerzo de recordar, decontar, de inventar – sin la base elemental que es el ejercicio del poder del habla – . No nosinteresaban tanto las raíces unificadoras como las ramas divergentes, la multiplicidad de ho-jas (entonces, las llamábamos «cien flores»); no tanto – diríamos más adelante – la identidadétnica sino las miles y miles de posibilidades de la diáspora.

Es por eso que siempre nos atrajeron los géneros híbridos: la ottava rima (esa poesíaimprovisada en estrofas de ocho versos, como en los poemas canónicos de Ludovico Ariostoy Torquato Tasso); la parodia; las canciones de protesta y de temas fijos. Me acuerdo de unpastor cerca de Palestrina, en 1969, que me contó que cuando salía con las ovejas, siemprellevaba «un bolsote de libros». O de Riccardo Colotti, un domador de caballos de Tarquinia,que en la taberna declamaba y explicaba la Divina Comedia de Dante a un público de sus pa-

sus descubrimientos. Tal vez yo soy el único que experimentó todas las cosas que se relatan en este artículo, perono experimenté ninguna de ellas en soledad.

7 Esta versión de la balada se incluye en el disco La Sabina, Canti, balli, e riti. Milán: Dischi del Sole DS 517/19.Tiene el número 1 en la colección clásica de Costantino Nigra, Canti Populari del Piemonte. 1888; Turín: Einaudi,1967, pp. 3-34.

8 Ernesto de Martino, «Note lucane» (1950), en Pietro Clemente y otros, editores. Il dibattito sul folklore in Italia.Milán: Edizioni di cultura popolare, 1976, pp. 370-382.

9 Juri M. Lotman y Boris A. Uspenskij, «Sul meccanismo semiotico della cultura» (1971), en Tipologia della cultura.Milán: Bompiani, 1973, pp. 46-48, traducción italiana de Remo Faccani.

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res y también a estudiantes de Roma. Él nos enseñó a todos que el Perro que anuncia Dante,ése que liberará al mundo de la avaricia y el hambre «es esa cosa que llaman comunismo».10

La ottava rima se localiza en la frontera entre la oralidad y la escritura, el recuerdo yla invención, la conservación y la improvisación. Es el terreno en el que los analfabetosponen sus manos sobre los libros – en los trabajos canónicos de Tasso, Ariosto, GiovanbattistaMarino (el terreno en el que los analfabetos modifican la forma de Dante y Homero) – yel terreno en que se dan cuenta de la «oscuridad» figurativa de esos textos (Colotti), de ladificultad que los hace preciosos y también el terreno en que se los apropian y los contaminancon su propia imaginación, lenguaje y voz. Las estrofas de Tasso y Ariosto, cuando se apartande la lectura silenciosa individual, cuando se las canta y se las recita en competencias, enpúblico, quedan en la memoria tanto para preservarlas y exhibirlas como para cavar en ellasy recuperar así recursos lingüísticos y modelos formales para la improvisación de nuevosversos.

El caso de la parodia y las canciones políticas no es muy diferente. El trabajo que hicimosen Umbría, especialmente alrededor de Terni, en la década del 70, y que siguió en Kentuckyen la del 80, empezó con el descubrimiento de que en esos lugares se estaban creando ycantando nuevas canciones temáticas con músicas tradicionales y modos formales: stornello,ottava rima, canciones de trabajo y también baladas e himnos. En realidad, la posibilidad deexpresar y comunicar las nuevas ideas y los nuevos temas surgía justamente porque habíaviejas formas disponibles en las que contenerlos. Con relativamente pocos toques, las formasrurales tradicionales se convertían en vehículos para comentarios agudos sobre la realidadindustrial contemporánea.11

También nos damos cuenta de que las canciones políticas fueron muchas veces trabajode intelectuales más o menos «orgánicos» y no de obreros, y de que usaron materiales he-terogéneos tanto lingüísticos como musicales de la cultura de masas y la cultura popular yno formas tradicionales. Sin embargo, en lugar de rechazar estas mezclas impuras y muchasveces no muy felices, nos fascinaron la parodia, la superposición de palabras radicales y to-nadas banales y populares, porque mostraban un gran espectro de lo que ahora llamaríamossincretismo: entre la cultura oral y literaria, entre el melodrama, las canciones populares, yla música folclórica, entre el sentimentalismo y la conciencia de clase, entre las ambicionessubliterarias y la poesía de base, entre la ironía contra la cultura de masas y su imitaciónimperfecta, que la redime. En otras palabras, estábamos empezando a comprender que elsincretismo y el multiculturalismo pueden expresarse tanto por el diálogo y la armonía co-mo por el conflicto y la disonancia.

Palabras que se cruzan

Ése fue el comienzo de una ampliación radical de nuestra mirada, que se reflejó enla transformación de nuestro «boletín de la cultura de los trabajadores y los campesinos»,que pasó a ser una «revista de las culturas de los pueblos y las culturas de masas». Nuestrotrabajo en la música folclórica nos había enseñado a escuchar con un oído diferente todos lossonidos de nuestro tiempo. Empezamos a estudiar la forma en que se relacionaban las reglasy la improvisación de la ottava rima (y los blues) y después extendimos esto a la relación deltiempo y la expresión en el rock y la cultura de los jóvenes.12 Después, pasamos a estudiar

10 Alessandro Portelli, «Riccardo Colotti: «Sarebbe’sto comunismo». Una lectura Dantis contadina». I Giorni CantatiI, 1, números 2-3 Julio-diciembre, 1981, pp. 25-33.

11 Véase «Typology of Industrial Folk Song», en Death of Luigi Trastulli, op. cit., pp. 161-192.12 Un volumen de I Giorni Cantati I, números 2-3, julio-diciembre, 1981, estaba dedicado a «L’improvivvisazione e

la regola: la spontaneitá possible».

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los ingredientes culturales del rock, las raíces de clase de Elvis Presley y Bruce Springsteen,el poderío sincrético sorprendente de Prince, y la mezcla, el cambio y la fusión de sonidoseléctricos y étnicos, de raíces, de importaciones y recuperaciones y descubrimientos en lamúsica africana, la salsa de Latinoamérica, y la música country de Estados Unidos.13 En unnivel completamente distinto, Ambrogio Sparagna, que empezó por enseñar organetto en laescuela de música popular que organizamos para financiarnos, transformó el organetto deinstrumento solista en instrumento de orquesta y siguió escribiendo la fusión más exitosaque exista actualmente entre la tradición musical del pasado de Italia y su futuro musical.En este momento, Sparagna toca con la misma facilidad en las calles, los clubes de folclorey la Filarmónica.14

En otras palabras, tuvimos que aprender a escuchar a la cultura de masas no como undiscurso sólido sino como un terreno en el que se encuentran diferentes discursos – un dis-curso de arriba que se encuentra con uno de abajo, discursos de diferentes direcciones quese superponen, se mezclan, vuelven a fragmentarse – . Nunca creímos que el mundo estuvie-ra encaminándose hacia una monocultura sólida. Por eso siempre hablamos de «culturas»en plural, para referirnos no solamente a las «culturas subalternas»15 sino también a lo quevemos como culturas de masas diferentes, que cambian, compiten, están en conflicto y sonmuchas que circulan en nuestro planeta al mismo tiempo.

Las culturas del pueblo, siempre amenazadas de destrucción y fragmentación, han apren-dido a vivir con un horizonte de desaparición16 y a usar los materiales limitados que tienen asu disposición para crear belleza y significados a partir de los materiales que los que mandanya descartaron. Para muchos de nosotros, especialmente los que veníamos del campo de losestudios sobre Estados Unidos, este proceso estaba identificado con un objeto simbólico, lacolcha de distintos pedazos de tela, esa expresión de una cultura folclórica femenina, rural,que reacciona contra la fragmentación levantando los pedazos y reuniéndolos de nuevo enun movimiento obstinado.

La colcha también nos enseña que el sincretismo y el bricolaje de las culturas folclóricasno son lo mismo que la euforia posmoderna de la fragmentación. Las culturas folclóricassaben que, mientras tratamos de romper las cadenas de la realidad, la realidad está decididaa rompernos a nosotros. Por lo tanto, el esfuerzo de la creación que se basa en esos fragmen-tos es una unidad parcial, temporaria, hipotética, algo así como el arco iris de Jesse Jackson,en el que los colores se distinguen unos de otros pero ya no están separados por límitesfuertes ni marcados. Gran parte de lo que es mejor en la cultura de masas contemporánealleva ese mensaje: un rechazo a la homogeneidad que viene como mandato desde arriba(pero también desde abajo, como en algunas versiones del esencialismo y la pureza étnica)pero también una conciencia de que la multiplicidad sincrética de la cual surge la cultura demasas contiene tanto una liberación múltiple como una concentración de violencia.

13 A. Portelli, «Bruce Springsteen: Working Class Hero?», I Giorni Cantati 5 Primavera, 1984, pp. 61-67; FilippoLa Porta, «Salsa: Musica di un continente», I Giorni Cantati I, número 1 enero-marzo 1987, pp. 3-6; MassimoCanevacci, «Suoni malesi e sincretismi planetari», I Giorni Cantati 2, números 7-8 diciembre, 1988, pp. 8-10;Felice Liperi, «Talking Heads, Gabriel, Prince», ibíd, pp. 5-7.

14 Dos de las óperas folclóricas de Ambrogio Sparagna son Trillilli. Storie di magici organetti e altre meraviglie, Roma;Sudnord Records SNCD 0021 y Giofá il servo del Re, Roma: BMG Ariola 743211 64412. Los dos son acerca delpoder liberador de la música y la memoria.

15 Alberto M. Cirese, Cultura egemonica e culture subalterne. Palermo: Palumbo, 1973. Aunque aprendimos muchode este manual estándar de folclore (escrito por uno de los fundadores originales del Istituto De Martino, el almamater del Circolo Gianni Bosio), nunca aceptamos la implicación etnocéntrica y racionalista del título: la idea deque hay muchas «culturas subalternas» y sólo una «cultura hegemónica».

16 Tomo esta figura de Paula Gunn Allen, The Sacred Hoop: Recovering the Feminine in American Indian Traditions.Boston: Beacon Press, 1986.

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Volver a poner a la cultura de masas dentro de algún tipo de unidad temporaria con losfragmentos que quedan de las culturas folclóricas, por lo tanto, no significa volver al pasadosino ir hacia adelante y crear algo nuevo. Sin embargo, sin el recuerdo de la violencia,de la desposesión, de la falta de lugar en el mundo, de la explotación – y de la resistenciacontra todo esto – , solamente seríamos los vehículos inconscientes de las invenciones de otrapersona.

La gente y los sonidosA mediados de la década del 70, Giovanna Marini, la mayor cantante folclórica de Italia,

escribió con uno de los fundadores de nuestro grupo un artículo memorable sobre I GiorniCantati, «Antes buscaba sonidos, ahora busco gente». En 1990, un lector escribió a la revistaquejándose de esos músicos contemporáneos que sintetizan sonidos étnicos en el estudio sinhaberse encontrado jamás con un músico étnico en la calle o en ninguna otra parte, sin nin-guna conciencia de las palabras en las que se origina esa «música del mundo». La tradiciónoral colectiva está muy bien, explicó Marini, pero es absurdo dejar de lado a los individuosen cuyas vidas están corporizadas estas tradiciones. El desplazamiento posmoderno está muybien también, escribió nuestro lector, pero es absurdo desplazar a otro para sentarnos en sulugar. Es absurdo tomar los sonidos que queremos y arrojar por la borda las vidas que losprodujeron, porque no tenemos ninguna utilidad para ellas.

Ésas son las implicancias de una de las más humildes y más importantes enseñanzasde Gianni Bosio: nunca apagues el grabador. Lo que él tenía en mente cuando decía eso,no era una técnica de trabajo de campo, sino una relación con la gente con la que nosencontrábamos. No íbamos a extraer ítem folclóricos (canciones, cuentos, proverbios), sinoa aprender de la gente (como «personas históricas», decía Bosio)17 lo que ellos tuvieran paradecirnos. Y nunca íbamos a dejar de escuchar.

Así, para cuando Marini estaba escribiendo su artículo, algunos de nosotros empezába-mos a darnos cuenta de que la charla aparentemente dispersa que acompañaba nuestrasgrabaciones de música popular era por lo menos tan importante como la música y las can-ciones. Los cantantes insistían en poner las canciones dentro de un contexto histórico ymientras escuchábamos esas explicaciones, la historia oral se convertía gradualmente en unfoco tan importante como la música en nuestro trabajo de campo. Otra de las razones deesto fue que gran parte de los músicos que habían trabajado con nosotros en un principio seestaban marchando (no podían vivir de eso ni fabricarse una carrera sobre la base estrechay temblorosa del Circolo Gianni Bosio), y los que nos quedábamos estábamos más cómodoscon la historia y la lingüística que con el análisis etnomusicológico.

A partir de la historia oral aprendimos a ir más allá de un enfoque positivista de lahistoria. Aprendimos la verdad del contar, cuando antes sólo sabíamos contar la verdad; laimportancia del lenguaje, de los símbolos, de las metáforas, el trabajo de la imaginación,el sueño y el deseo. Ya hablamos y escribimos mucho sobre esos temas. Aquí, me gustaríadecir algunas palabras sobre un aspecto que se volvió central para nuestro enfoque y nuestrateoría: la dimensión personal del trabajo de campo, el intercambio constante y el constantemovimiento de los roles y la información entre los sujetos involucrados en la entrevista, elsupuesto observador y el supuesto observado.

Nuevamente, quiero apelar a una historia para tratar de explicar esto. Se trata del epi-sodio que muy probablemente sea el que más me enseñó sobre la interacción política ypersonal en el trabajo de campo y en el activismo político.

17 Gianni Bosio, «Uomo folklorico/uomo storico», en L’intellettuale rovesciato. Milán: Edizioni Bella Ciao, 1975, pp.254-263.

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Esto fue en 1970, el momento cumbre del movimiento de los squatters, la ocupación deedificios de departamentos vacíos por gente sin hogar o con hogares muy pero muy pobres. Yhay miles y miles de estas personas en Roma. En uno de esos edificios ocupados en la colinaEsquilino, hice una entrevista a uno de los protagonistas de base del movimiento: un obrerode la construcción muy consciente de su clase y muy hábil para hablar, que había tenido unrol importante en varias ocupaciones. Aprendí mucho sobre las condiciones y la lucha perola verdadera lección vino al final, cuando este militante me preguntó si, entre mis amigos,yo no conocía a alguien que pudiera recomendar a su joven hija para entrar a una escuelacomo pupila, un lugar donde pudiera continuar sus estudios.

Al principio, sentí ese toque de clientelismo en una persona tan consciente de su claseobrera como una desilusión desgarrante. Después, me di cuenta de que ese hombre esta-ba usando solamente una estrategia diferente, aunque contradictoria, para lograr el mismoobjetivo: los derechos de ciudadanía e igualdad que el sistema le negaba y que estaban cor-porizados en la educación de su hija. Su participación total y dedicada en un movimiento demasas representaba la lucha por una igualdad futura pero por debajo de eso, inmediatamen-te abajo, estaba su consciencia de una desigualdad presente, y de la necesidad que tenían ély su familia de encontrar formas de sobrevivir ahora, antes de que cambiaran las cosas, si esque alguna vez cambiaban. Por lo tanto, su militancia activa existía lado a lado con las estra-tegias de los subalternos, y las dos estaban mediadas por la perspectiva de movilidad sociala través de las generaciones. «Hasta los obreros quieren mandar sus hijos a la universidad»,dice un impresionado personaje burgués en una famosa canción del movimiento de PaoloPietrangeli,18 y este obrero en particular quería, por lo menos, mandar a su hija a la escuelasecundaria. La rebelión con conciencia de clase, el clientelismo subordinado, la movilidadsocial como derecho cívico, todas esas estrategias eran parte de la misma persona. Prontoaprendí a escuchar todas, y no sólo la primera, que es la que más nos gusta a nosotros, losrevolucionarios de clase media, para quienes la educación es un derecho de nacimiento yuna casa donde vivir, un derecho de clase.

Esas experiencias nos enseñaron a buscar menos a la clase obrera abstracta de nues-tros deseos y más a los trabajadores concretos de nuestra experiencia, individuos específicoscuyas vidas, necesidades y problemas sociales no empiezan y terminan con el trabajo deocho horas. Necesitamos comprender las capas más profundas de su imaginación, creencias,deseos y sueños, a menos que lo único que queramos sea trabajar con nuestros títeres con-ceptuales. Por eso, no fue una sorpresa para nosotros descubrir que los mismos obreros de lafábrica SNIA Viscosa de Rieti a los que habíamos visto protestar en Roma dentro del sindica-to nacional militante de 1975, estuvieran como peregrinos en el altar de la Sagrada Trinidaden Vallepietra seis meses después.19

Al fin y al cabo, yo también fui a las dos cosas, la protesta y el peregrinaje, y no fuicomo dos personas diferentes, como un militante en la primera y algún tipo de etnólogoen el segundo. En la protesta, habíamos marchado y gritado con los demás, pero tambiénhabíamos grabado los cantitos y yo había trabajado en un análisis lingüístico y retórico, esdecir, una manera de entender el significado político de todo eso. Aunque no soy creyente,también fui al altar de la Sagrada Trinidad no sólo para grabar himnos y plegarias sino paraver quién estaba ahí. Además, ya había aprendido por el Esquilino squatter, la política delas estrategias múltiples y tenía sentido que los obreros cuyos trabajos estaban en peligro

18 Paolo Pietrangeli, «Contessa», en el disco, Mio caro padrone domani ti sparo. Milán: Dischi del Sole DS 197/99.19 A. Portelli. «I metalmeccanici e la funzione poetica. Espressivitá orale di base nella manifestazione nazionale del

2 dicembre 1977», I Giorni Cantati, I, números 2-3, julio-diciembre, 1981, pp. 43-60; y «La classe operaia e laSantissima Trinitá», I Giorni Cantati 7, 1976.

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confiaran tanto en sus consejos sindicales como en la Sagrada Trinidad para protegerse ydar cierto sentido a sus vidas. La cinta que tengo de Bandiera Rossa, la canción de la banderaroja, cantada por obreros comunistas en el peregrinaje de la Madonna del Canneto en elAbruzzi, muestra el otro lado de esta doble estrategia.

Por eso, la derrota de la clase obrera en la década del 80 y el descubrimiento de sus limi-taciones y contradicciones tuvieron un efecto mucho menos traumático en nosotros que enla mayoría de la gente del movimiento. Ya sabíamos todo eso, no se nos cayó ningún ídolo.Hemos conseguido quedarnos del mismo lado del conflicto social, seguir leyendo la culturacomo un terreno de lucha de clases sin tener que imaginar una clase obrera monolítica, unaidentidad garantizada o una cultura solidificada. Hemos conseguido seguir enfureciéndonoscon la injusticia y la opresión sin tener que atribuirle al oprimido virtudes que nosotros notenemos: al contrario, pudimos reconocer que sus debilidades eran muchas veces, conse-cuencia de la opresión misma. Más tarde, Lodovica Mutarelli, una militante del movimientoestudiantil de 1990, confirmó la misma lección. Para ser coherente con sus creencias po-líticas, se había ido a trabajar a una fábrica, donde descubrió que los obreros eran muydiferentes del mito que tenía en mente. «Las cosas en las que creía se derrumbaron en mi in-terior. Pero me di cuenta de que los principios que me movían eran fuertes. Cuando cayeronlos mitos, podría haber dicho: ¿a quién le importa?, a mí no, me rindo. Pero no lo hice. Creoque realmente creía en esas cosas y sigo creyendo en ellas».20

También aprendimos a reconocer la presencia del conflicto cultural, la tensión entre lahegemonía y la subordinación, entre la resistencia y la represión, en áreas no canónicas. En1977, empezamos a discutir cómo se podían usar los enfoques que habíamos desarrolladoen nuestro trabajo con la cultura de la clase obrera para entender las nuevas formas delcomportamiento cultural de los jóvenes y tratamos de leer las «políticas de la vida privada»como una señal no del final de la política, sino de su transformación. Hicimos historia oralno sólo con la generación del pasado sino también con la del presente. Como siempre, nonos interesaba solamente el contenido de la memoria sino también la forma en que se fijaba.Era fascinante ver cómo los hechos se convertían en recuerdos frente a nuestros ojos, cómoel movimiento y sus miembros creaban los recuerdos mientras insistían todo el tiempo enque lo que estaban haciendo era luchar contra ese recuerdo. Hicimos lo mismo con el mo-vimiento estudiantil de 1990, y reconocimos que algunas formas evasivas o aparentementeinocuas de comportamiento – el mito del viaje, la imagen de la máscara – eran en realidad,vehículos de un deseo de otredad que no podían suprimir. A través de esas formas, una ge-neración aparentemente pacificada, había estado expresando todo el tiempo su desafiliacióndel mundo tal como lo encontraron.

No fue una sorpresa descubrir que para resistirse y adaptarse a la estructura jerárquicade la universidad, esos jóvenes muy bien educados usaran los mismos recursos folclóricosque habían usado las clases no hegemónicas para su propia resistencia y adaptación. Comola rebelión de los campesinos contra el barón de Pianezza, el movimiento estudiantil fue unainsurgencia generacional, motivada tanto por una sensación personal de rabia de alguienque se siente injuriado, como por una expropiación material colectiva (después de todo,también se llama «barones» a los profesores titulares). Como la historia de Leonardo Pulcini,el movimiento nos dijo que, más allá de las crisis e identidades colectivas, hay una base dehumanidad que no puede suprimirse.

Eso también se aplica a nosotros, por supuesto. La historia del Circolo Gianni Bosio yI Giorni Cantati es la historia de un grupo cambiante, fluido, de gente que insiste en su

20 Lodovica Mutarelli, b. 1965, en M. Arcidiacono y otros. L’aeroplano e le stelle. Storia orale di una realtá studentesca.Roma: Manifestolibri, 1995, p. 155. Véase capítulo 15, «Conversations with the Panther», en dicho libro.

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derecho personal de crear sus propios sincretismos, y se niega a que los fragmenten y losvuelvan a coser sin resistencia en la síntesis hegemónica de cultura consumista y política delstatus quo.

¿Importa?En la primavera de 1991, me invitaron a un seminario con eminentes historiadores,

sociólogos y filósofos. Hice una presentación sobre la historia oral de los mineros del carbónen Kentucky y traté de contar sus historias y de interpretar su significado y mostrar lo quepodía lograr nuestro enfoque de la historia oral. Finalmente hubo comentarios como «sí,lindo, muy interesante, pero ¿cuál es la diferencia?».

Mi primera reacción fue la furia. ¿Siempre tenemos que explicarnos, que justificarnos co-mo si después de todos estos años estuviéramos hablando por primera vez? Después, busquéla respuesta más honesta, más provocativa que pudiera encontrar. Realmente, ¿cuál es ladiferencia? Bueno, en primer lugar, hay una diferencia en mí. Supongo que eso no significanada para los colegas, pero sigo estando convencido de que los cambios personales que yo yotros sufrimos gracias a las experiencias de las que acabo de hablar están entre los resultadosmás importantes de nuestro trabajo.

Volvamos a la entrevista con el líder del movimiento de los sin techo que pidió mi ayudapara poner a su hija en una escuela de pupila. Fue en ese momento que nuestras miradasse cruzaron y que nos vimos realmente el uno al otro: cuando lo vi, vi cómo me miraba él.Un camarada, por supuesto, que se pasa las noches en un edificio ocupado y no en una casacómoda. . . ah, pero claro, también un camarada que tiene una casa cómoda, es miembrode la clase media y la burguesía,21 tiene contactos y conocidos, se mueve con facilidaden los mundos de los cuales está excluido el informante (y a propósito: yo realmente noconocía a nadie que pudiera ayudarlo). Sé que podría haber salido de esa entrevista furiosocon el obrero oportunista o sintiéndome culpable por mi ser burgués. Por alguna razón,salí con una sensación muy rica de la complejidad que compartimos. Empecé a sentir quela entrevista es siempre sobre la revelación y la confrontación tanto de diferencias comode puntos en común entre mi persona y la gente que acepta hablar conmigo. El diálogono se hace posible fingiendo una identificación recíproca, sino poniendo en primer planola diferencia en el contexto de una búsqueda de la igualdad. Más tarde, en Kentucky, en1973, una dama negra, la señora Julia Cowans, me lo puso en palabras: «siempre va ahaber una línea entre nosotros», dijo. «Yo no confío en usted», – y por eso, estaba insinuando,estoy hablando con usted – porque el mundo por el que estoy trabajando es uno en el queuna mujer proletaria negra y un hombre blanco de clase media podrían tener permiso paraconfiar la una en el otro y viceversa, para eliminar las jerarquías y mantener las diferencias.22

Siempre supimos que el trabajo de campo también es una forma de intervención políticaporque alienta un esfuerzo de autoconciencia, de crecimiento y de cambio en todos los invo-lucrados y no importa si el diálogo tiene éxito o fracasa por completo. Por lo tanto, incluso ennuestros años de militancia política más activa e intensa, nuestro deseo de cambiar el mundoestaba conectado con nuestra disposición para cambiarnos a nosotros mismos. Pronto nosdimos cuenta de que esa disposición era también un requerimiento metodológico para eltrabajo de campo serio: a diferencia de los datos duros y los archivos, la gente no va a hablar

21 En ese momento, yo estaba trabajando como empleado en una oficina gubernamental: un trabajo seguro, per-manente, con una paga decente.

22 Véase: «There’s Gonna Always Be a Line», capítulo 2 del libro del que está extraído este artículo: AlessandroPortelli. The Battle of Valle Giulia, Oral History and the Art of Dialogue. Wisconsin: University of Wisconsin Press,1997.

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con uno a menos que uno hable con ellos, no se va a revelar a menos que uno también serevele ante ellos. No se enseña nada a menos que uno también esté aprendiendo, y uno noaprende nada si no sabe escuchar.

Ésa es la lección del «intelectual cabeza abajo» de la que hablaba Bosio: alguien quetiene la posesión total de todas las herramientas y el conocimiento de la profesión peroque también absorbe el conocimiento de la clase obrera, del mundo no hegemónico de lasculturas marginales y los jóvenes en nuestros días. Para los que vinieron al Circolo GianniBosio a través de la experiencia del Proyecto Apalaches de la universidad,23 ésa también fuela lección de Myles Horton del Highlander Center (uno de nuestros modelos, una de nuestrasfuentes de inspiración): no se le puede enseñar nada nuevo a nadie a menos que uno pongala raíz en lo que esa persona ya conoce. Y fue la lección de Domenico Starnone, que se cruzópor nuestro camino durante un tiempo e hizo algo de historia oral con nosotros antes deconvertirse en uno de los escritores más brillantes de Italia, con todos sus libros basados ensu trabajo como maestro.24 De él, aprendimos que hasta el chico más tonto de la clase sabecosas que su maestro no sabe sobre la forma en que sopla el viento, sobre la televisión ylas telenovelas, sobre las motocicletas, sobre lo que es realmente la escuela. A menos queuno esté dispuesto a poner el cuerpo en la línea de fuego, nos enseña Domenico Starnone,a menos que esté dispuesto a usar la ironía y el sentido del humor contra uno mismo, nopuede enseñar nada, aprender nada ni cambiar nada.

El Circolo Gianni Bosio ha incluido a distintas personas en distintos momentos, perosiempre incluyó gente que sabía de qué lado estaba y nunca sabía si estaba siguiendo líneasde algún partido ni de qué partido era, si estaban en algún partido o en cuál. Siempreinsistimos en un concepto que desde el punto de vista de una organización es suicida: dé cadauno, no según lo que tenga que dar sino según lo que quiera dar. En consecuencia, nuncafuimos muy eficientes. La otra consecuencia, incluso en el peor de los tiempos, cuando habíaorganizaciones mucho mejor estructuradas que se estaban derrumbando a nuestro alrededor,fue que sobrevivimos. Nos salvó nuestra independencia y nuestra flexibilidad, por las cualespagamos el precio de muchas frustraciones y una falta crónica de medios que, en veinte años,nunca nos permitió tener un lugar propio. La izquierda, los sindicatos, las administracionesprogresistas, todos decían que les gustábamos y que pensaban qué éramos muy buenos,pero como éramos incapaces de pertenecer a una sola organización, nos dejaban de lado poralternativas más útiles. Siempre fuimos uno de los misterios más inexplicables de la culturade oposición en Roma, un grupo que pasó por toda clase de crisis y aprendió el arte decambiar todo el tiempo y todo el tiempo ser él mismo, flexible e inquebrantable, invisible ycelebrado, sin lugar propio pero omnipresente, siempre derrotado y siempre invencible.

La falta de medios, la crisis de la militancia, el hecho de que nadie nos estaba escuchando,todas esas cosas casi nos habían persuadido de dejar todo. Pero la dificultad creciente deestos años, la disolución proclamada de la clase obrera y la furia del deseo de autoanularseque parece afectar a la izquierda política, nos persuadió de seguir intentándolo. Cuandonos dimos cuenta de que no podíamos darnos el lujo de desaparecer, también nos dimos

23 Annalucia Accardo y otros, editores. Un’altra America: Letteratura e cultura degli Appalachi meridionali. Roma:Bulzoni, 1991.

24 Frank Adams, con Myles Horton, Unearthing Seeds of Fire: The Idea of Highlander. Winston-Salem: N. C. JohnF. Blair, 1975; Myles Horton, «Le avventure di un montanaro ribelle», entrevista con C. Mattiello y A. Portelli,I Giorni Cantati 5, primavera, 1984, pp. 36-41. Domenico Starnone también fue uno de los expositores en elseminario que inauguró este artículo. Una de sus novelas, Segni d’oro. Milan: Feltrinelli, 1990, fue también lahistoria de un proyecto de historia oral que se presentó por primera vez en nuestro diario: Domenico Starnone,«La Santa e le polveri, Antinfortunistica sacar alla SNIA di Colleferro», I Giorni Cantati 1, número 1, junio 1981,pp. 46-68.

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cuenta de que no era cierto que nadie nos estaba escuchando. Alejados de los medios decomunicación, que nos prohibían, habíamos llegado a innumerables personas, en formascasuales, informales, a veces sin saberlo. La experiencia y el conocimiento que acumulamoshan llegado lejos dentro del patrimonio cultural de la oposición y la resistencia.

Por lo tanto, celebramos nuestros veinte años de optimismo de la voluntad y empecina-miento de la inteligencia, junto con camaradas, amigos, grupos, organizaciones. Como ellos,con ellos, nos negamos a borrar nuestro pasado y entregar nuestro porvenir. Me gustaríaterminar citando una maravillosa enseñanza política de las páginas de Cuore, una revista dehumor y sátira que nos ayudó a organizar esta ceremonia y que se ha convertido en una delas pocas voces políticas serias que todavía se oyen en el país:

«Chicos, no perdamos la costumbre. Tomémonos un poquito de tiempo (unosminutos por día es suficiente) para pensar, tal vez en voz alta, tal vez en público,solos o con otros, sobre el hermoso futuro que están preparando para noso-tros. . . Cada uno de nosotros es un Centro de Resistencia Humana porque cadauno de nosotros está dotado del poder del habla y del poder del trabajo».

HoyDesde un punto de vista práctico, el Circolo Gianni Bosio murió después de esta cele-

bración. I Giorni Cantati salió, tal vez por última vez, en 1995, después de veintitrés años,un tiempo larguísimo para una publicación cultural radical sin fondos propios, voluntaria.Ni uno solo de los grupos y subgrupos que contribuyeron a esta experiencia sigue unido,excepto, tal vez, algunos de los músicos. Los individuos, en cambio, seguimos aquí. Comoartistas, periodistas, críticos, maestros, obreros y estudiantes, seguimos tratando de hacer ydecir las mismas cosas. Este libro25 es un ejemplo, como la música de Ambrogio Sparagnay Giovanna Marini; pero, de un modo u otro, todos los que estuvimos involucrados en laexperiencia seguimos llevando su herencia en el trabajo de nuestra vida. Como dijo una vezWash al Coronel Sutpen: «Tal vez nos mataron, pero no nos han vencido todavía». Todavíatenemos las historias.

25 N. del E.: se refiere al libro en donde fue publicado originalmente este artículo. Alessandro Portelli. The Battle. . .op. cit. Editado en este volumen con autorización del autor.

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Capítulo 3

Tres alternativas metodológicas: historia de vida, historiatemática y tradición oral

José Carlos Sebe Bom Meihy. . . . . .

A pesar de ser una práctica, el uso de testimonios no está bien definido. Periodistas,antropólogos, sociólogos e historiadores se han valido indiscriminadamente de entrevistascomo medio de producir documentos para interpretar la sociedad. Al mismo tiempo que per-siste tal tendencia, ha despuntado una nueva técnica específica para tratar los testimonios,arrebatando este importante recurso a las personas preocupadas por el cuidado técnico ymetodológico.

En América latina como en varios otros espacios, la aplicación de la historia oral noestá definida en patrones aceptables.1 Faltan trabajos que esclarezcan los procedimientos aseguir. Este texto busca, en primer lugar, dar un paso para establecer parámetros útiles eneste sentido. Víctima de la carencia de debates, los usos de la historia oral han propuestodesafíos que la sitúen más allá de la aventura vaga y no pocas veces exagerada, irracional yabusiva.2

Generalmente se acepta que la historia oral es una práctica simple, implícita en cualquiergrabación, hecha sin importar el criterio adoptado para la selección de los entrevistados, eltipo de testimonios o la técnica para conducir la sesión. Lo que vale casi siempre en esasaventuras es una especie de sentido común intuitivo, más atento al «registro» o «rescate»de informaciones que propiamente a la obediencia de reglas y técnicas metodológicas quedebe seguir cualquier trabajo con pretensiones que rebasen el límite de la curiosidad. Así,descartamos la posibilidad de pensar la historia oral como una práctica de grabaciones de

1 Eugenia Meyer, en su articulo «La historia oral en América latina y el Caribe», Historia y Fuente Oral, Nº 5,Universidad de Barcelona, Barcelona, 1991 hace un balance de la situación general de la historia oral en estaparte del continente americano.

2 Aunque no sea reconocido como tal, R. Fraser puede ser considerado uno de los padres de la moderna historiaoral. En su articulo «Reflexiones sobre la historia oral y su metodología en relación con la Guerra Civil Española»,presentado en 1979 en el Coloquio Internacional sobre la Guerra Civil Española y publicado en MetodologíaHistórica de la Guerra y la Revolución Españolas. Barcelona: 1982, pp. 47-72, afirma que no es un «historiadorprofesional, de lo que deriva la relativa espontaneidad de su proyecto. Con esto y desde la visión de un respetable«oralista» se puede afirmar que la historia oral necesita definiciones precisas.

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aficionados y proponemos otro nivel de análisis que le garantice procedimientos discutiblesdentro de los límites de una técnica.

En este caso, se hace imperioso establecer criterios metodológicos que huyan tanto dela espontaneidad como de cualquier estímulo que no este previamente determinado. Porquealegamos que la historia oral es algo más que unas simples entrevistas, proponemos que laprimera tarea para quien actualmente quiera emplearla sea definir sus términos. Tarea cier-tamente difícil pues, incluso internacionalmente, hay varias corrientes que conceptualizan ala historia oral de distintas maneras.

En esta línea, el primer grupo que recientemente procuró elevar los testimonios a la altu-ra de género trató de adjudicarles una importancia «histórica», aduciendo el uso «perenne»3

de la palabra como fuente. En efecto, ciertos vanguardistas de la historia oral se valieronde estudios sobre el sentido de la palabra a lo largo de la historia para demostrar que, porvieja, ella siempre estuvo presente. Los argumentos de aquellos que pretendieron revalorarlos testimonios como «fuente perenne» nos llevaron a considerar que todo lo que es «dicho»,desde su raíz, deriva de palabras. Existe pues actualmente una confusión entre verbalizacióne historia oral.

Puesto que la oralidad no implica obligatoriamente un método y dado que su identifica-ción con la escritura sufre la necesaria transformación de un código a otro, se hace imperioso,en primer lugar, definir la diferencia entre lo que se dice y lo que se escribe.4 Estableciendoeste presupuesto se espera corregir un primer equivoco consagrado en la premisa común-mente aceptada de que toda la historia escrita, en algún momento, fue constituida de his-toria oral. Esto se explica porque algunos autores insisten en afirmar que en su origen todahistoria es siempre oral.

Autores más entusiasmados se muestran preocupados por evidenciar la «perennidad» dela historia oral y para ello se detienen a confeccionar listas, a veces exageradas, recordandopor ejemplo que los griegos incorporaban parte de sus observaciones testimoniales en lashistorias que escribían.

Hay todavía otros que, entusiasmadísimos, atribuyen los meritos de Homero, al escribirLa Ilíada basado en las tradiciones recogidas por el pueblo, a la historia oral. Según ellos,la historia oral habría recorrido un largo camino en el proceso histórico. En Roma – comoocurrió anteriormente con los griegos – los historiadores se habrían valido de los testimoniospara elaborar sus versiones de la historia. En la antigüedad clásica pueden distinguirse dosraíces que se expresan en otras tantas formas de recolectar información que habría servidopara la escritura de las historias.5

Según Henige, los griegos presentaron dos modelos de elaboración de fuentes orales.Tucídides trabajó con acontecimientos que no presenció y en este sentido se vio obligadoa recoger informaciones de «segundos». En el caso de Herodoto, las observaciones directasdarían validez a sus palabras, equiparadas también a las de otros participantes. Continuando

3 Paul Thompson, en The Voice of Past. Londres: Oxford University Press, 1986, insiste en mostrar que la historio-grafía siempre se instruyo con informes orales o «documentos vivos». Esta visión refleja la necesidad de valorarla palabra oral sobre la palabra escrita. Actualmente esta actitud no carece de énfasis.

4 Uno de los mas polémicos puntos de la practica de la historia oral remite a la transcripción. Es común pensarque se puede transcribir con absoluta fidelidad lo que fue dicho. Al partir del supuesto de que lo hablado tienepeculiaridades propias imposibles de transcribirse (el tono, por ejemplo), se asume que hay que hacer una «tra-ducción» al escrito. Sobre este asunto léase el capitulo «Transcrever, textualizar, transcriar», en Canto de MortoKaiowa. Historia oral de vida. San Pablo: Loyola, 1991, pp. 27-33. Para quien se interese en profundizar en elasunto, se recomienda el texto de Roland Barthes «De la parole à l’escriture», en Le grain de la voix. París: Editionsdu Senil, 1981, pp. 9-13. (Hay edición en castellano, Siglo XXI, Buenos Aires).

5 Dialogando con el texto de Paul Thompson, Philippe Joutard contesta algunos de estos argumentas en Ces voixqui viennent du passé. París: Hachette, 1983. (Hay edición en castellano, FCE, México).

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Tres alternativas metodológicas:. . . 27

en esta tradición, tanto autores griegos como romanos definieron la historia. Así trabajaronhistoriadores como Jenofonte, Polibio, Tácito, Marcelino, que participaron de acontecimien-tos sobre los cuales escribieron. Evidentemente la incorporación de funciones orales, estoes, de presupuestos míticos imbuidos en el pensamiento colectivo, daba como resultado unadeterminada visión del mundo.6

Ciertamente pocos textos tiene tanta importancia como La Biblia para la corriente queaboga que toda historia tiene por fuente a la oralidad. Igualmente importantes serían lostextos que dieron origen a las diversas versiones de Las mil y una noches. Estas «obras co-lectivas» habrían resultado de la tradición vulgar, repetida a través de los tiempos, hastaconvertirse en un cuerpo «documental», escrito.

La Edad Media también fue pródiga en textos apoyados en fuentes orales. Los poetas deluniverso celta, por ejemplo, eran contratados por las familias eminentes para hacer la exal-tación de los hechos del pasado. Se recurría ampliamente a las tradiciones orales porque losautores escribían en un ambiente preletrado. Así, la obra de escritores como Bade, Grego-rio de Tours, Isidoro de Sevilla comprendía, además de observaciones personales, discursospopulares, informaciones obtenidas de otros.

Alrededor de los siglos XIV y XV, algunas casas nobles trataron de adoptar sus propios«historiadores», cronistas que se encargaban de registrar los hechos «heroicos» de los miem-bros de la comunidad contratante. Sin embargo, con el crecimiento del mundo renacentistaesta tendencia entro en decadencia, de modo que en el siglo XVII era prácticamente inexis-tente. La paulatina desaparición del prestigio del habla como una fuente histórica fundamen-tal fue paralela a una sobrevaloración de las fuentes primarias, que dio lugar a la primacía delas fuentes escritas sobre la oralidad. Caída en el desprestigio por muchos años, la oralidadpaso a ser terreno de los folcloristas – entonces conocidos como anticuaristas – que, como unsector especifico dentro de los intelectuales, debían ocuparse del conocimiento de ella. Sepuede decir que a pesar de que importantes personalidades como David Hume dieron cré-dito a las fuentes orales, sólo con Jules Michelet se constató una mejoría en la reputacióndel testimonio oral. Es enorme la cantidad de referencias a la obra de Michelet como unmarco para la vuelta del prestigio de las fuentes orales, hasta el punto de que prácticamenteno existe autor que explore la discusión sobre el significado de la historia sin remitirse a suHistoria de la Revolución Francesa. Después de terminado el conflicto, Michelet, que apenasdisponía de documentación oficial, se aventuró a hacer entrevistas, definiendo un conjuntode otras evidencias además de las escritas. Con esto impuso, de nuevo, el debate sobre eluso de la documentación oral en la historia.

La discusión sobre el significado de la oralidad como fundamento valido para la histo-ria continuó, aunque atenuada por la supremacía absoluta de la historiografía que se haciacon los documentos escritos. Considerado esencial por algunas escuelas historiográficas, eldocumento escrito pasó desde mediados del siglo XIX a ser divinizado como solución ope-rativa para hacer la historia. La influencia de Leopold Von Ranke, quien defendía que sólolo escrito podría favorecer la «reconstrucción de la sociedad», adjudicó poderes ilimitadosa todo lo que pudiera ser «probado». Igualmente se presentaban como fundamentales lospresupuestos de V. Langlois y Charles Seignobos, que preferían la historia con documentos,puntualizando que «sin documentos no hay historia».

Relegada a un segundo plano, la oralidad, sin embargo, no murió. Un recorrido «fuera»de las líneas mas prestigiadas por la cultura erudita revela que las áreas dedicadas a laoralidad avanzaron con lentitud hasta que, en 1930, un hecho nuevo alteraría ese ritmo.

6 David P. Henige, Oral Historiography. Londres: Longman, 1982.

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Analizar esa fase puede iluminar caminos para entender la evolución del debate sobre laaparición de la moderna historia oral.

En 1920, la Escuela de Sociología de Chicago inició un importante proyecto que aspira-ba a recoger «historias vivas», esto es testimonios de personas de diversos grupos sociales,principalmente negros, ex esclavos. En 1930, durante el período de superación de los pro-blemas causados por el «miércoles negro» de octubre de 1929, el gobierno estadounidensecreó un programa llamado «Federal Writers Project», que involucró a un formidable numerode individuos en la recolección de testimonios mediante la técnica de la «historia de vida».El simple hecho de captar las experiencias de un grupo relegado por los análisis históricosconvencionales – pobres, ex esclavos, desempleados, marginados – habría de tener peso paraexponer algunos problemas vitales, hasta entonces invisibles para la percepción ordinaria.Por otro lado, algunos problemas de orden metodológico comenzaron a aparecer en los de-bates que buscaban criterios para decidir cómo captar historias de vida, testimonios orales,declaraciones.7

Se puede decir que en el escenario estadounidense había una guerra sorda entre el mo-vimiento iniciado por la Escuela de Sociología de Chicago y otras posiciones sostenidas porantropólogos del período de entre guerras. Autores como Malinowsky puntualizaban que lastradiciones orales no tenían sentido pues se remitirían al presente, sin revelar la historia,situándose entre la mera ficción y una parte semiviva del pasado. Pero incluso entre fuegos,las cuestiones relacionadas con la oralidad progresaban pues, ya en los años cuarenta, algu-nas innovaciones tecnológicas favorecerían enormemente el desarrollo de alternativas queimplicaban el uso de máquinas como magnetófonos.

La maduración del debate sobre el papel de la oralidad se produjo junto con la apariciónen el mercado de los aparatos de grabación portátiles. Esto, sumado a la aglomeración detrabajos sobre grupos no letrados, minorías silenciadas, clanes destituidos de otras solucionesdocumentales, facilitó la institucionalización de los primeros proyectos de historia oral y losdefinió de acuerdo con patrones modernos.

Cabe, por tanto, definir a la historia oral como una técnica desarrollada a partir de lasuperación del debate sobre el valor documental de la oralidad. Por otro lado, fue sólo desdeel momento en que la grabadora se hizo accesible a todos cuando se puedo dar sentido yagilidad a la nueva técnica, dotando de increíble movilidad a la investigación y facilitando laobtención de testimonios en rincones distantes. Sobre la reproducibilidad de las grabacionesy las mejores circunstancias para operar, no hay nada que considerar. Como es fácil suponer,el hecho de conseguir grabaciones de las historias multiplicó los recursos al alcance pararealizar las transcripciones, evitando la incomoda toma de notas.

La historia oral es, así, una técnica de captación de entrevistas directas hechas a travésde grabadora y con criterios profesionales. Dado que la institucionalización es uno de losobjetivos básicos que distinguen a la historia oral de cualquier otra aventura de matices se-mejantes, cabe explicar su existencia a partir de la iniciativa de Allan Nevins, que definió losprimeros proyectos de historia oral. El primer centro que catalizó las nuevas condiciones dela historia oral fue la Universidad de Columbia en Nueva York, en 1948, con la creación delOral Research Office at Columbia University. A partir de ahí, comenzaron a existir parámetrospara la utilización de las entrevistas como solución a múltiples problemas de investigación.

7 Sobre el desenvolvimiento de la historia oral en Estados Unidos lease «Oral History», de Louis Starr, y «OralHistory: how and why it was born; the uses of Oral History», de Alan Nevins, ambos publicados en Oral History:an interdisciplinary anthology, American Association for State and Local History, Nashville, 1984, pp. 3-36.

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Tradición oralEstán incorporados en el saber de diversos pueblos los principios que privilegian lo «es-

crito» sobre las palabras expresadas verbalmente. La clara preferencia por la escritura en de-trimento del habla exige que se reconsideren algunos aspectos del conocimiento que pueden,con certeza, comprometer estos esquemas apriorísticos. Como la oralidad es característica dela comunicación humana, ella siempre se impuso como la forma más fácil, rápida y usada.Antecedente de cualquier manifestación escrita, la oralidad, sin embargo, permanece casisin estudio y sólo recientemente algunas escuelas comienzan a equipararla en importanciacon las fuentes que valoran la escritura o las expresiones icnográficas. Lo cierto es que mien-tras se considere a la palabra como algo «abstracto», será difícil establecer criterios para suestudio. Es por eso que, en historia oral, se exige que la palabra verbal tenga una dimensiónescrita para ser tomada en cuenta. Pero tal condición no implica obligatoriamente que todolo que fue escrito a partir de una expresión hablada tenga que ser fatalmente historia oral.Por el contrario, es fácil imaginar cómo lo escrito posibilita confrontaciones, comparaciones,revisiones. Cabe también recordar que la diferencia entre el código oral y el escrito sólo hasido reconocida recientemente. Así, certezas elementales como la diversidad entre el sistemadel habla y el de la escritura, únicamente fueron consideradas por los sociólogos como unproblema apremiante después del estructuralismo (Harari).8 De hecho, apenas la Nueva An-tropología (Geertz)9 y las reflexiones posestructuralistas han puesto de relieve este aspectode la cultura.

Aunque en el terreno de la historia los debates sobre los significados de la documentacióny de las llamadas «fuentes inusuales» hayan ocupado a buena parte de los seguidores de lanueva historia, permanece adormecido el uso de los nuevos criterios de utilización de loque fue dicho. Cuesta decirlo pero es verdad, que a pesar de los debates sobre las fuentesinusuales para la historia, el grupo que se ocupa de este área del conocimiento todavíapermanece apegado a las formas tradicionales de elaborar los estudios del pasado.

Es pues natural que de todas las ramas de la moderna historia oral, sea la tradición oral lamás antigua y la mejor definida.10 En apoyo de este aserto conviene recordar que las matricesbásicas del conocimiento humano se basan en las reminiscencias milenarias, en los patronestransmitidos por la racionalización de la relación con lo divino, lo sobrenatural o aquelloque fue consagrado por la repetición y que llega a convertirse en un mito o dogma aceptadosocialmente. Así, las bases mitológicas o míticas derivadas de los textos sagrados como LaBiblia, o incluso de las sociedades iletradas, se justifican como soporte y resultado de laoralidad de algunas premisas que explican la vida de esos grupos sociales. En ese caso, lo quemás vale como fundamento para las generaciones presentes que estudian esas comunidadeses la memoria (Halbwachs).11 Aunque memoria sea uno de los términos más difíciles dedefinir, es ella la que sirve de base para la tradición oral, sin duda el más complicado detodos los géneros de la historia oral.

En cierto modo la tradición oral es muy antigua, ha estado presente en todas las so-ciedades, pero sólo recientemente, después de las embestidas de Jan Vansina, se comenzóa pensar en ella. En este punto se hace evidente una diferencia básica entre tradición oral

8 Josué V. Harari. Textual Strategies: Perspectives in Post-Structuralist Criticism. Ithaca: Cornell University Press,1979.

9 Entre muchos textos importantes de Clifford Geertz para reflexionar sobre la historia oral, destaca Works andLives: the Anthropologist as Author, Stanford University Press, 1988.

10 La definición de «tradición oral» que da Jan Vansina en el libro del mismo nombre (véase nota 12) se considerala mejor de este ramo de la historia oral.

11 Maurice Halbwachs. La mémoire collective, París: PUF, 1950.

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(que se aproxima y en ciertos casos se confunde con memoria colectiva) y memoria histórica(hecha con documentación escrita).

Jan Vansina, belga de nacimiento, profesor de la Universidad de Wisconsin en EstadosUnidos, organizó los criterios de su método en un libro particularmente importante paraquien estudia historia oral: La tradición oral.12 Los estudios de Vansina valoran la «memoria»como resultado de «lo que oye», «lo que se dice» y «lo que se observa». De esa manera, eltrabajo de quien quiere entender la tradición oral reside en la conciencia de su falibilidady en los sentidos de su atemporalidad. Así, los temas relacionados con la falibilidad y lacredibilidad de lo que fue dicho y transmitido constituyen la materia de la tradición oral.

Pensando que lo que fue dicho sobre el pasado es algo del presente, se establece una vin-culación inmediata entre lo remoto y lo concreto. Tiene sentido considerar el pasado comoalgo vivo, siempre que permanezca constantemente recreado y que mantenga una relaciónobvia con nuestra realidad. Los estudios de Vansina se realizaron en África iletrada y por tan-to en grupos donde la palabra y su transmisión tiene un sentido fundamental como formade conocimiento. En este contexto, la confiabilidad adquiere límites relativos pues el siste-ma de comunicación se regula de acuerdo con criterios diferentes de los de las sociedadesletradas. En esta coyuntura, se torna fundamental el «proceso de transmisión» pues es el quecaracteriza «el pasado en el presente».

La tradición oral por tanto es un saber «antiguo y continuado», esto es, sedimentadoen los procesos memorísticos colectivos. No se trata de algo nuevo, característico de unageneración que todavía vive. No. La tradición oral es una memoria del pasado, viva en elpresente, transmitida durante generaciones.

La repetición es la base del dogmatismo implícito en la esencia de la transmisión oral.A través de ella es posible captar los sistemas de transmisión de la oralidad tradicional pormedio de las «informaciones» y de las «explicaciones». Pero en una y otra vía quedan claraslas dificultades para entender la tradición oral, que es al mismo tiempo la más difícil y lamás atractiva de las formas de la historia oral.

Historia oral temáticaDe las formas de la historia oral, es sin duda la historia oral temática la que más prestigio

tiene. Dos razones explican esta preferencia:

1. Una mayor proximidad con las maneras más comunes de hacer historia.2. El uso «natural» del cuestionario como método para conducir la entrevista.13

En el primer caso el testimonio es usado como cualquier otro documento y no faltaninclusive situaciones en que el texto de historia oral temática se equipare a otros documentoscomo si fuesen códigos iguales. En el segundo caso, con el cuestionario se invierte el polo delas abstracciones que son tan comunes en las narraciones personales y, así, la interferenciadel entrevistador es mas clara.14 En cierta forma, pues, no sería equivocado decir que laconstrucción del argumento vuelve al entrevistador mucho más activo. Esta posición da alque interroga ciertos derechos que son más flexibles en términos éticos. Puede, por ejemplo,usar estímulos con mas frecuencia y libertad (fotografías, canciones, documentos diversos)como forma de «refrescar la memoria» del entrevistado.

12 Acerca del método Vansina, léase Oral Tradition as History, Madison, University of Wisconsin Press, 1985.13 Uno de los mas importantes ejemplos de historia oral temática es el libro de Luisa Passerini. Fascism in Popular

Memory. Cambridge: Cambridge University Press, 1987.14 Steve Stein subraya la importancia de la historia oral como creadora de fuentes. A este respecto léase «La historia

oral y la creación de los documentos históricos», en Universitas Humanística, Colombia, 15 (26), 1986, pp. 135-140.

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Tres alternativas metodológicas:. . . 31

Porque sometida a un tema, esta alternativa es entre todas las soluciones de historia oralla más objetiva y directa, y en este sentido las relaciones entre las partes (entrevistado yentrevistador) quedan neutralizadas por la forma impersonal de abordaje. No tratándosede asuntos relacionados con la vida de los individuos ni con sus visiones del mundo, elentrevistado es abordado como un informante y así corresponde a un tipo de investigación.Es éste el caso típico de uso de la historia oral cuando faltan documentos para los registrosanalíticos. Del mismo modo, es ésta la solución para los estudios de situaciones donde elentrevistado habla poco, es tímido, no sabe expresarse. Lógicamente también es común estaforma de historia oral en los casos opuestos, esto es de informantes que hablan mucho y quesin timidez vagan por varios temas que, dado el tipo de investigación, no interesan.

Como en la historia oral temática lo que se busca son datos para componer una explica-ción, el entrevistado es un agente mucho más pasivo que el entrevistador. La actuación deéste está mucho más determinada que la de aquél, que se torna más testimonial.

Porque sujetas a una serie de preguntas, las historias orales temáticas, por regla general,implican entrevistas más cortas, y cuanto más constatada sea la información, cuanto máspersonas repitan las mismas formas o si el prestigio del deponente fuese grande, mayorsentido tendrá la entrevista. En esta línea de análisis se plantean algunos puntos importantes:

1. ¿Quién debe ser el entrevistado?2. ¿Cuántas personas deben ser oídas para garantizar una seguridad al proyecto?3. ¿Cuántas veces deben realizarse las entrevistas?

Estas decisiones, sin embargo, son menos rígidas porque se garantiza al entrevistador unpoder de determinar.15

Acerca de los cuestionarios es importante decir que deben ser preparados relacionandoel tema de la investigación con las características del grupo de entrevistados. En el caso deun estudio de la Revolución Mexicana, por ejemplo, deben ser consideradas las cuestionesgenerales y la situación específica de cada grupo (o pueblo) que la vivió. Pero para todoslos segmentos (o redes) debe mantenerse una pregunta de corte que dé unidad al proyecto.Como consecuencia normal de esta forma de recoger testimonios, el uso de los mismostambién depende más de la voluntad del analista. Visto que lo que se busca es la sustentaciónde una hipótesis, cabe al estudioso recortar la entrevista y destacar las partes que interesanpara fórmular argumentos externos a los discursos obtenidos. En cierta manera eso autorizala transcripción libre. Esto es, que el entrevistador «mejore» el habla del informante (corrijalos errores gramaticales, retire las palabras oscuras). Al final lo que se busca es menos lafidelidad al contexto de la entrevista y más la aclaración temática.16

Historia oral de vidaLa historia oral de vida es la más discutible de las formas de la historia oral. Es también

fascinante. Sin tener la objetividad del género temático ni los alcances de la tradición oral,la historia oral de vida ha sido confundida con la biografía o autobiografía.17 Tampoco son

15 Paul Thompson da algunos ejemplos de cómo organizar un proyecto de historia oral. De este autor se recomiendaparticularmente la lectura del capitulo 6 «Proyectos» en el libro La voz del pasado, pp. 189-219.

16 Sobre la actuación del oralista como mediador entre la entrevista y el documento escrito léase la introducción deDaphene Patai en su libro Brazilian Women Speak: Contemporary Life Stories, Londres, Rutgers University Press,1988.

17 Acerca del asunto léase el articulo de Eva Blay «Histórias de vida: problemas metodológicos de investigaçáo eanálise», en Cuadernos, CERU, San Pablo, 1984, pp. 115-116. particularmente importante es el texto de DanielBertaux «L’aproche biographique: sa validité methodologique, ses potentialités», en Cahiers Internationaux deSociologie, París, 69, pp. 197-225, julio-diciembre de 1980.

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pocos los que ven en esta alternativa un recurso literario, descartable para los historiadoresy demás estudiosos de la sociedad. A pesar de la polémica, algunos textos de historia oral devida han sido ampliamente aceptados como es el caso de Me llamo Rigoberta Menchú y asíme nació la conciencia, de Domitila, si me dejan hablar y otros.18

La historia oral de vida, sin embargo, difiere de las otras soluciones de la historia oral enque es la manera más personal y particular de registrar experiencias. Sin buscar ser «infor-mativa» ni proponerse revelar la identidad de un grupo, la historia oral de vida se realiza enel deber de prestar atención al individuo y a su versión de la experiencia personal.19 Al de-dicarse enteramente a un único sujeto, su narrativa adquiere fuero de privilegio y es en estacaracterística donde reside tanto la mayor virtud como el blanco de la crítica a este género.

A nivel de las virtudes, se puede considerar como fundamental el papel del individuo enla sociedad. Lógicamente aquí se desprecia el tema de la «representatividad». Sin creer quealgunos grupos sociales son más importantes que otros, la historia oral de vida equipara atodos como ciudadanos significativos. Valorando a «cualquiera» y dirigiendo el foco de aten-ción a los sujetos indiscriminados, esta solución de registro de historias, en principio, aceptaque la historia abarca a todos y que las experiencias individuales son, por eso, históricas.

La critica, al contrario, ve en la falta de diferenciación entre los individuos una especiede quiebra de la objetividad. Pensando que la historia sólo puede ser valorada por la expe-riencia de algunos ciudadanos ejemplares, los defensores de las demás formas de historiaoral desprecian la indiscriminación a favor de una representatividad que, después de todo,también es discutible.

Aunque en apariencia la historia oral de vida se muestre fácil, es muy difícil y raramentese encuentra alternativa que exija tanto rigor. En la circunstancia de una entrevista con unasola persona lo que interesa es determinar el número de encuentros suficientes para esta-blecer una narración. Pero cuando se piensa en un proyecto amplio, hecho con un grupomás numeroso, conviene, para obtener un buen resultado, establecer el criterio de selecciónde individuos del grupo analizado. En este caso la secuencia pasa a ser dictada por el indi-viduo «punto cero», o sea por el primero que narra su historia. Justamente para valorar alindividuo, el director del proyecto traslada al narrador el derecho de escoger quien será elpróximo entrevistado. Así, a través de la continuidad de este proceso de recolección de tes-timonios se determina una «comunidad de destino», esto es, una problemática común dadapor la comunidad entrevistada.

A diferencia de las demás alternativas de la historia oral, la historia oral de vida invita ala publicación de las experiencias como un todo. Las historias de vida, por lo general, sóloadquieren sentido presentadas integralmente, como si fuesen una sola pieza. Los fragmentos,aunque validos pueden comprometer la esencia de la vida, quebrándole el «sentido aurático»,la característica más importante de esta forma de historia oral. Si entendemos como «sentidoaurático» la esencia de cada experiencia individual, se concluye que en toda entrevista hayun mensaje que resume esa experiencia. Esto obliga a creer que cada individuo tiene suversión de los hechos y que todas las vidas tienen sentido.

18 Elizabeth Burgos. Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia. México: Siglo XXI, 1987. DomitilaBarrios de Chungara con Moema Viezzer. Si me permiten hablar. México: Siglo XXI, 1978.

19 El texto «O narrador. Consideraóes sobre a obra de Nikolai Leskov» de Walter Benjamín es recomendable comopresupuesto del sentido de experiencia, en Magia e técnica, arte e política: ensayos sobre literatura e histórias decultura, Obras Escolhidas, vol. I, San Pablo, Brasiliense, 1987.

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Capítulo 4

La búsqueda de la identidad en las historias de vida

André Gattaz. . . . . .

«Se imprime en la narrativa la marca del narradorcomo la mano del alfarero en la arcilla de la vasija».

Walter Benjamin

En la historia de vida la identidad del entrevistado se manifiesta de varias formas, delas más explícitas a las más imperceptibles, con mayor o menor conciencia. Por otro lado,la identidad del narrador está íntimamente asociada a su trayectoria de vida en una vía dedos direcciones. El vector resultante de esas dos «fuerzas», trayectoria de vida e identidad,actúa en el momento de la elaboración de la autobiografía, haciendo que ésta sea claramen-te un reflejo de ambas más que una simple consecuencia, lo que me parece una hipótesisreduccionista.

Como un reflejo activo, la historia de vida no debe ser considerada puramente como unaconsecuencia de la identidad, y ésta de la trayectoria, sino también como una moldeadorade la identidad y de la trayectoria de vida. Ésta, si por un lado existió de hecho y tuvo una ysolamente una orientación factual, por otro se construye nuevamente en el momento de laentrevista, muchas veces revestida de importancia para la reelaboración o reexam de un self.

Para mejor develar la documentación oral recogida, el oralista debe buscar, conocer einterpretar los signos de la identidad presentes en la historia de vida, percibiendo su inter-relación con la trayectoria vivida por el narrador y la forma en que se estructura su propianarrativa, en un complejo ejercicio dialéctico.

La historia de vida, que en muchos puntos es semejante a la autobiografía espontánea,trae consigo una serie de características que no se manifiestan en otro tipo de documentoshistóricos, especialmente aquellos que en su origen tuvieron oscurecida o neutralizada lapersonalidad de quien lo compuso. En la narrativa autobiográfica, como observó GeorgesGusdorf, la unidad de comportamiento y de actitudes no procede del exterior: es cierto quelos hechos influyen, a veces determinan y siempre delimitan, pero los temas esenciales, losesquemas estructurales que se imponen al material exterior, son los elementos constituyentesde la personalidad.

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34 André Gattaz

Los aspectos individuales en la historia de vida son exacerbados, mientras los movi-mientos generales de la historia asumen casi siempre un plano secundario, y eso hace quenuestro abordaje de estos testimonios difiera del que daríamos a una serie estadística o aun documento gubernamental. De esta forma se distingue también la historia oral de vida,preocupada por la experiencia subjetiva, de la historia oral temática, volcada hacia el hechoobjetivo y la reconstrucción de un pasado ignorado. En la historia de vida, la verdad de loshechos se subordina a la verdad del hombre, pues es el hombre lo que está en cuestión.

Otras características de la historia de vida tiene que ver con el momento de su creación.La grabación de la entrevista entre el oralista y su colaborador y no informante, cristaliza enuna manifestación histórica. Su análisis, así, debe considerarla como una forma expresivadeterminada por el espacio y por el tiempo, que no refleja tanto el sentido que el narradortuvo de los hechos del pasado, sino el que le otorga en el momento de la entrevista y no,por cierto, de forma inocente y sin consecuencias, como pretenden algunos estudiosos. ParaDaphne Patai, autora de un importante libro sobre las mujeres brasileñas, el acto de contaruna historia de vida implica una racionalización del pasado como es proyectado y lleva a unpresente inevitable. Y, de hecho, una versión particular de la historia de vida de alguien sepuede tornar un componente esencial en su sentido de identidad en un momento dado. Delenorme repertorio de memorias y respuestas posibles evocadas por la situación de entrevista,la persona entrevistada selecciona y organiza ciertos temas, incidentes y recuerdos, que sonentonces comunicados en una forma particular.

De esta forma, cuando alguien cuenta su propia historia, busca reunir los elementosdispersos de su vida personal y agruparlos en un esquema de conjunto, intentando conseguiruna expresión coherente y total de su destino. Esta tarea exige que el hombre se sitúe a unacierta distancia de sí mismo, a fin de reconstruirse en su unidad y en su identidad a través deltiempo. La narrativa autobiográfica así nos trae el testimonio de un hombre sobre sí mismo,el debate de una existencia que dialoga con ella misma en la búsqueda de su fidelidad másintima. Para el narrador no es fácil volver sobre su vida. El espacio interior es tenebroso porexcelencia. La sociología, la psicología y el psicoanálisis revelaron la significación complejay angustiosa que reviste el encuentro del hombre con su imagen. «La imagen es un doble demi ser, pero mas frágil y vulnerable, revestida de un carácter sagrado que la torna al mismotiempo fascinante y terrible».

Para domesticar esta imagen, el entrevistado tiene la necesidad de apoyarse sobre ejesnarrativos, que orientan la construcción de una historia coherente sobre la multiplicidad deimagen y conceptos guardados en el estante infinito de la memoria. Por eso las característicaspersonales que el sujeto quiere hacer constar como aquellas que mejor representan su viday su personalidad, aparecen como el hilo conductor de la narrativa, definiendo su tono vitaly sus eventos clave. Estos ejes temáticos determinan la interpretación teleológica que elnarrador hace de la vida en el momento de la entrevista.

La preponderancia de un hilo conductor, sin embargo, no está subordinada solamente ala creatividad narrativa del entrevistado, sino a su propia vida. De hecho, la historia narradarefleja la trayectoria de vida pero al mismo tiempo le atribuye significado, por lo cual en-contramos semejanzas entre el desarrollo de la vida y el desarrollo de la narrativa o, comoprefiere Georges Gusdorf, entre el estilo de la vida y el estilo de la obra. Para este autor, queanaliza específicamente las autobiografías, el estilo debe ser entendido no solamente comouna regla de escritura sino como una línea de vida.

La verdad de la vida no es distinta, específicamente, de la verdad de la obra. Hay unestilo de vida romántico, como hay un clásico, barroco, existencial o decadente. La vida, la

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obra, la autobiografía, se nos aparecen como tres aspectos de una misma afirmación, unidospor una constante imbricación.

Así, el privilegio de la autobiografía y de la historia de vida consisten en que se nos mues-tran o las etapas de un desarrollo, cuyo inventario es tarea del historiador, sino el esfuerzode un creador para dotar de sentido a su propia leyenda. Surge de estas consideracionesla necesidad para el oralista de abordar la documentación oral en su complejidad, jamásdesvinculando la identidad, la trayectoria de vida y la historia narrada. En este sentido nosapoya el semiólogo Roland Barthes, para quien se debe considerar en todo sistema semio-lógico, no solamente dos sino tres términos distintos, pues lo que se aprehende no es untérmino después del otro, sino la correlación que los une: tenemos así el significante, elsignificado y el signo, que es el total asociativo de los dos primeros términos.

Entonces, la entrevista como signo de una vida, de una identidad, debe ser analizadaen el complejo historia – narrada trayectoria – vivida. Considerar la historia de vida aislada-mente la despoja de su valor: el significante es vacío, sólo el signo pleno está dotado desentido.

Con el objetivo de reconocer los signos de identidad que caracterizan al narrador, paramejor interpretar la documentación creada, algunas conductas vienen siendo aceptadas pororalistas de diversas partes del mundo. Cuando se aplican correctamente estas conductas, elinvestigador puede dar cuenta de la información factual al mismo tiempo que interpreta lanarrativa.

Los siguientes son algunos de los muchos pasos que el oralista puede dar para hacer unanálisis global de la historia de vida:

1. Reconocer los ejes temáticos predominantes, y el tono vital.2. Verificar la adecuación de la historia de vida a estereotipos narrativos.3. Develar la articulación de la narrativa en su ritmo.4. Reconocer y analizar los signos lingüísticos caracterizadores del medio y de la perso-

nalidad.5. Interpretar elementos dados por la observación participante, tales como ambiente,

rasgos físicos o psicológicos de la personalidad, presencia de terceros u otras interfe-rencias.

La lista de estos pasos es extensa y parece no tener fin ya que depende del límite al quellegue el empuje del investigador. El objetivo final será siempre establecer una relación entrela historia de vida, la identidad y la trayectoria de vida, elementos que se entrelazan de lasformas más inesperadas, pero siempre en dos direcciones. Lo importante es destacar que,sin despreciar la validez de la información de las entrevistas, el gran interés de la historiaoral está en el análisis de la narrativa en cuanto construcción verbal subjetiva y consciente,expresando el sentido que el narrador tiene de sí mismo en la historia.

Mientras buscamos informaciones objetivas, poco modificaremos el contenido y el pro-pósito de la historia. Éstos, de hecho, solo cambiarán cuando pasemos a interesarnos por lasubjetividad y la identidad de los narradores; por la formas culturales y procesos a través delos cuales los individuos expresan el sentido de sí mismos en la historia; en fin, por la «ob-jetividad» de la subjetividad, si podemos hablar así. Esta tendencia, aunque reciente, pareceque está trayendo más vida a la historia oral, encarando al sujeto en función de su interior yno de los hechos que le son externos.

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Capítulo 5

Historia social y testimonios orales

Steven Lief Adleson | Mario Camarena | Hilda Iparraguirre. . . . . .

La historia social es una de las hijas más jóvenes de la diosa Clio. En una perspectivaglobal e integradora, pretende enfocar su mirada sobre grupos, sectores y estratos sociales.Describe y explica los elementos que les dan identidad y que los relacionan con otros conjun-tos de hombre y mujeres de la sociedad. De esta manera, la historia social amplia la miradadel estudioso del pasado a una multiplicidad de temáticas y enfoques. Así, supera los viejosreduccionismos de la historia concebida como un cuerpo concluido de información, comoun objeto ya definido, propios del positivismo e idealismo del siglo pasado, vigente aun engran parte del siglo XX; va más allá del esquematismo economicista que no es más que unarespuesta de una época a la historia meramente política y cronológica.

En esta nueva perspectiva destacan los hombres y mujeres y la diversidad de sus grupossociales: campesinos, obreros, artesanos, profesionales, oligarquías, burguesías, mandarines,militares. La historia social los estudia en términos de su interacción con el ambiente que losrodea y de las relaciones que entablan con gente del mismo y de otros grupos sociales.

Los historiadores sociales ubican a la gente que estudia en sus comunidades, en sus ho-gares, en sus lugares de trabajo, en sus espacios de entretenimiento, para comprenderlos enel espacio temporal en el que han vivido, su relación con la tierra, el porqué de su movilidadsocial y geográfica o la ausencia de ella, la dinámica de sus conflictos, su manera de pensary, también de manera mas amplia, su tiempo de vivir; es decir, los ciclos de la oración, delalimento y la bebida, de las fiestas y de la diversión, de los viajes y de las relaciones humanasy amorosas.

Pero esta diversidad de temas no es un fin en si mismo, sino un medio para iluminar lahistoria de los distintos grupos y de la sociedad de la que forman parte. El tiempo de vivirno está desligado del tiempo de trabajo, no es independiente del orden de los días y de lasataduras o de las sugestiones del espacio en que era vivido. Las estructuras mentales, quecontribuyen a transformar ciertas condiciones de existencia, no permanecen independientesde éstas últimas.

Dentro de la amplia diversidad de actores sociales – para efectos de este trabajo y porrazones de preferencia personal – haremos referencia especial a los sectores populares queintegran a las clases subordinadas.

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Para nosotros, las personas comunes son los actores en el foro de la historia social. Elcentro de su atención no radica en los reyes, presidentes, generales ni dirigentes, formalese informales. Los hombres y mujeres comunes, viviendo tanto en la rutina de todos los díascomo en sus momentos épicos, son nuestro objeto de estudio. Miramos a la gente insertaen la sociedad de la que forman parte, ligada y asociada con otras personas en la trama derelaciones sociales, que expresan las formas de asociación desarrolladas en cada momentohistórico y sustentadas en la posesión desigual de la riqueza y de los medios de producción.

Las relaciones sociales tienen contenidos económicos, políticos y culturales. La historiasocial examina estas manifestaciones a través del tiempo; de tal suerte que presta su atencióna las formas en que determinados grupos de personas subordinan y mantienen sujetos a otrosgrupos, para la extracción de un excedente, y cómo aquéllas resisten y luchan por sacudirsetal dominación.

Las formas que se emplean para perpetuar tal estado de cosas no son tan sólo económicas.A menudo otras instituciones sociales, culturales y políticas elaboran sistemas de valores quese imponen siguiendo determinados intereses económicos, aunque no se reconozcan comotales de inmediato. La historia social estudia a los hombres y a las mujeres insertos en estadinámica. Más aún, el tipo y la naturaleza de los conflictos, es decir, sus manifestacionesconcretas, cambian a través del tiempo a medida que la gente despliega diferentes y nuevasformas de resistencia y adaptación frente a ellas. Así, se agrega la dimensión de cambio ycontinuidad en la historia de la gente común y corriente, que acontece – porque se encuentraindiscutiblemente ligada a ella – en la dinámica histórica de los pueblos y las sociedades.

Este complejo entramado de costumbres y actividades, de prácticas y motivaciones de lagente que tradicionalmente no desfila por las páginas de los libros de historia, es de interésprimordial para la historia social.

Las fuentes de la historia socialLa tradicional historia positivista se ocupaba fundamentalmente de los grandes persona-

jes y de las instituciones (en general pertenecientes a las clases dominantes) y raramente suinterés se dirigió a la amplia gama de actores sociales ubicados en los sectores populares.

Para el estudio de éstos, la historia social, en coherencia con sus principios teóricos ymetodológicos, debe realizar una reinterpretación de las fuentes tradicionales, una búsque-da y hasta una «invención» de nuevas fuentes. No podemos seguir haciendo nueva historiacon viejos criterios heurísticos y críticos. Una reinterpretación, relectura de documentos dearchivos ya utilizados, permitirán detectar insinuaciones, actitudes y prejuicios de la gen-te, que reflejan valores, modos de actuar y comportamientos culturalmente determinados,antes ignorados o no tomados en cuenta por el historiador. En este sentido, los archivoslocales – municipales, sindicales, de fábricas, parroquiales, por ejemplo – posibilitan acercarmás la mirada a la gente de carne y hueso; más aún que los archivos estatales y nacionales.Aquéllos documentan asuntos cotidianos y menudos que no revisten tanta importancia paralos acontecimientos políticos, pero que son el pan de todos los días para el conjunto de lacomunidad, y permiten la aprehensión de un pueblo y de sus comportamientos, al propor-cionar imágenes de la vida, más prosaicos si se quiere, pero más auténticos. Además, lospapeles de ciertos fondos son especialmente idóneos para la tarea. Por ejemplo, las quejas ydenuncias en las actas judiciales pueden revelar información desde los puntos de vista de loslitigantes, las normas de su comportamiento socialmente condicionadas, hasta su lenguaje(en los casos de testimonios transcritos fielmente) y el sentido que se da a las palabras. Enlos archivos municipales los informes sobre la salubridad pública arrojan luz acerca de lascondiciones físicas en que vivía la población. También, los archivos a nivel nacional guardan

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mucha información valiosa sobre diversos temas. Tradicionalmente, se han aprovechado losdocumentos de estos acervos para narraciones e interpretaciones políticas, así como parareconstruir capítulos de la historia heroica. No obstante, una cuidadosa relectura de ellospuede facilitar una mayor comprensión de las actitudes, expectativas, esperanzas y luchascotidianas de la gente común.

Por lo demás, es necesaria la utilización de otras fuentes informativas cuya elaboraciónno refleja precisamente el punto de vista de la gente común y corriente, pero que arrojanluz sobre los comportamientos vitales y laborales de grupos subordinados en determinadosmomentos históricos. Por ejemplo, los censos industriales llevados a cabo por la federacióndurante la década de los años veinte muestran datos acerca de la composición, por edad, dela fuerza laboral en diferentes industrias e, inclusive, en distintas regiones. Esto podría servirpara analizar las características de la clase obrera mexicana durantes este período: las edadespromedio de ingreso en distintos tipos de fábricas en varias regiones, el número de mujeresy niños que laboran, lugares de procedencia de diversos grupos de obreros, y por ende, elposible impacto que la oferta de trabajo industrial tenía sobre actividades tradicionales ensu lugar de origen.

Testimonios oralesFinalmente, en esta perspectiva, las fuentes construidas por el historiador, es decir los

testimonios orales, destacan como particularmente valiosos. El rescate de los recuerdos delos protagonistas ayuda a los estudiosos de la historia social a asomarse al mundo real dela experiencia humana en el pasado. Los recuerdos orales abren al historiador un panoramapara la comprensión de la subjetividad de la experiencia humana, además de contribuir allenar lagunas de información fáctica, de agregar puntos de vista adicionales acerca de lossucesos pasados, de conocer elementos de la vida diaria no bien documentados por otrasfuentes y facilitar el acercamiento a las esferas de los mitos y tradiciones orales popularesque son parte del tejido invisible de la identificación colectiva.

Los relatos de los protagonistas ofrecen información fáctica acerca de sucesos y eventosescasamente documentados en otros tipos de fuentes. Por ejemplo, en 1987, después deque se formo el Sindicato Petrolero Nacional Mexicano y comenzó a perfilarse el conflictoentre éste y las compañías petroleras extranjeras, un selecto grupo de obreros petrolerosfue conducido clandestinamente al Palacio Nacional y presentado por el presidente de larepública al señor Hernán Laborde, a la sazón dirigente del Partido Comunista Mexicano;el encuentro tenía por objeto formar células de activistas en la agrupación petrolera con elfin de poder colocar en distintas secciones sindicales personajes allegados a los intereses delejecutivo nacional. Debido a la naturaleza del asunto, se ha encontrado poca informaciónescrita por él. No obstante, testimonios de los protagonistas han permitido reconstruir enparte los sucesos de esta acción tan confidencial.1

Los testimonios orales también complementan información parcial que permite comparary criticar los datos y el punto de vista de los documentos escritos. Las experiencias narradaspor los trabajadores pueden dar una dimensión más humana a los informes técnicos sobre losprocesos productivos. En 1925 existía un conflicto intergremial entre los obreros de la fábri-ca de hilados y tejidos «La Magdalena Contreras», en el municipio de San Ángel del Valle deMéxico. Durante ese año una trabajadora de la empresa, militante de la Confederación Ge-neral del Trabajo (CGT), fue asesinada por un obrero miembro de la Confederación RegionalObrera Mexicana (CROM). La documentación correspondiente señala que el acontecimiento

1 «Entrevista al señor Gonzalo Bada Ramírez, realizada por S. Lief Adleson», DEH-INAH, PHO/4/91, Cerro Azul,Veracruz, 30 de septiembre, 1 y 22 de octubre y 5 de noviembre de 1978.

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obedecía a razones y convicciones políticas de los protagonistas. El crimen provocó un re-crudecimiento de la violencia entre los afiliados de las dos tendencias. Se tejió una trama desupuestas explicaciones de índole sindical y política, recogida a su vez por los historiadores.2

Sin embargo, en una entrevista que se realizo en 1987 al señor Gilgardo Mondragón, antiguosecretario general del sindicato cromista «La Lucha», trascendió que los motivos auténticosdel funesto suceso tenían más que ver con líos de faldas y pasiones sexuales que con idealesy proyectos políticos sindicales.3

También, las palabras de los actores históricos posibilitan el conocimiento del significadode sus actividades cotidianas. De ese modo se pueden captar dimensiones inadvertidas acer-ca del lenguaje, valores, creencias, religiosidad, formas de vestir y de divertirse cuya esenciararas veces trasciende a los documentos escritos. Por ejemplo, los testimonios orales de losviejos obreros de Tampico, Tamaulipas, relatan el papel que jugaban las prostitutas en eluso y el abuso consuetudinario del sueldo de los obreros del oro negro durante la primerabonanza petrolera de México.4

De la misma manera, hubiera resultado muy difícil comprender la articulación, a finesdel siglo XIX, de una comunidad en torno a la producción artesanal del rebozo y a los cáno-nes y preceptos dictados por la Iglesia, sin haber sostenido largas entrevistas en su taller conun viejo maestro rebocero del lugar. Los documentos escritos y el archivo municipal hablande que «cada casa es un telar», del número de grandes talleres que pagaban patentes, delnúmero de telares en cada taller; pero nada dicen de las costumbres, la religiosidad, la men-talidad, el conservadurismo de esta población. La autoridad paterna indiscutida en el senofamiliar y en el taller, las tradiciones heredadas y vividas, la veneración al santo Cristo de Es-quipulas, el respeto a la moral predicada cada día en la iglesia y en el taller, el entramado derelaciones familiares y de compadrazgo se fueron develando con la sosegada y paternalistaplática del viejo maestro.5

Lógicamente, ello condujo a la relectura de la documentación, a la consulta de los archi-vos parroquiales, especialmente actas de matrimonio y de bautismo, y al análisis de los Textosagustinos (orden hegemónica en la zona), en los que se comprobaron las características en-dogámicas de la comunidad, las relaciones de compadrazgo y la aplicación de un proyectoreligioso, social y político (fuertemente aplicado) en la región. También el recuerdo popu-lar puede ser recuperado a través de las entrevistas. Existe un vasto acervo de tradiciones,leyendas y hechos heroicos acerca de las normas y valores de los barrios, vecindades, pue-blos, agrupaciones, sitios de empleo, que se ha trasmitido por vía oral. Éstos son una especiede historia «oficial» pasada por el filtro de los intereses colectivos a través del tiempo, quecontribuyen a la cohesión e identidad de los grupos. ¿Qué pueblo no tiene la historia quejustifica la creencia generalizada de que sus moradores son más machos que los del pueblovecino? A menudo, estas versiones reflejan tanto el espíritu característico de la gente dellugar como algo acerca del origen del mito mismo.

A veces las entrevistas orales arrojan una diversidad de versiones. Aparecen con frecuen-cia contradicciones entre los testimonios de una y otra persona. Esto muestra uno de losaspectos especiales de la historia oral: el acto de hablar sobre su vida implica que el infor-mante está recordando cómo percibió elementos y acciones de ella, y cómo los experimentó;

2 Paco Ignacio Taibo II, Guadalupe Ferrer «Los hilanderos rojos» en 2do. Coloquio de Historia Regional, Mérida,CEASMO, 1979.

3 Entrevista al señor Gilgardo Mondragón, realizada por Mario Camarena San Ángel, en febrero de 1983.4 Entrevista al señor Francisco Guzmán, realizada por S. Lief Adleson Tampico, Tamaupilas, 6 de mayo de 1978.5 Entrevistas al señor Aurelio Gallardo, realizadas por Hilda Iparraguirre, en Moroleón, Guanajuato, en abril de

1986.

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ello no resta validez al documento oral, sino al contrario, hace hincapié en el hecho de quese trata de un testimonio y un punto de vista que refleja la percepción del contexto históricoy social del protagonista. En este sentido, la historia social rescata el significado que teníanlos hechos para las personas.

Se realizan entrevistas a la gente común y corriente, porque la visión del mundo, desdesu perspectiva, tiene una especialidad propia. Su testimonio parte de una expresión social-mente determinada y refleja el contorno en el que se movía. En tanto que es del interés delhistoriador conocer ese mundo, el testimonio es una fuente indispensable. De esta manera,los métodos de los testimonios orales aceptan el reto de un pasado diverso y complejo, en elque la intervención humana en los sucesos se explicaba en términos del contexto social.

Por ejemplo, la lucha por el salario ha tenido distinto significado para diversas personasen diferentes momentos. Inclusive entre los obreros de una misma fábrica, el salario no podíasignificar lo mismo para el obrero que dependía solamente de él, que para un obrero que loutilizaba como complemento de otras formas de sustento, tales como el cultivo de la tierra.Así, los relatos acerca de los vaivenes de una huelga podían connotar valores muy distintospara uno y otro tipo de obrero.

La construcción del testimonio oralEl testimonio oral es una fuente histórica que nace y se transforma al interior de la re-

lación entre el entrevistado y el entrevistador. El investigador se acerca al informante conun planteamiento teórico (explícito o implícito). Sus ideas previas sobre el tema, acerca delvalor de la experiencia del entrevistado y su propia concepción de lo que es la historia, con-dicionan y determinan el tipo y naturaleza de las preguntas que fórmula al informante, asícomo las interpretaciones que de ellas se desprenden. En un caso que relataron historiadorescubanos en un encuentro de historia oral, se ejemplifica esta situación. Durante la revoluciónde 1959, en una acción de armas, cierto miembro de un contingente revolucionario denuncioel operativo, y provocó el fracaso del mismo. 30 años después, algunos historiadores cuba-nos deseaban recuperar esa historia mediante técnicas de testimonios orales. Localizaron atodos los participantes a fin de entrevistarlos. Mientras tenían claro su planteamiento teóricoacerca del valor y resultado de la revolución, un interés peculiar acerca de la identidad deldelator guiaba su actividad investigadora. Como resultado, sus preguntas se manifestabancon interrogatorios inquisitoriales y los estudiosos no supieron encauzar las entrevistas paraexplorar el contexto histórico del momento.

Por lo demás, la actitud del entrevistador respecto de su contraparte influye en el tipo deinformación que se obtenga en torno de la experiencia del entrevistado. Ya que la entrevistade historia oral es un acercamiento a la vida de la gente, una postura abierta y solidaria delhistoriador sobre la validez de la vida del informante que le permite aceptar los vaivenes dela misma, y aun entrar en cierto nivel de intimidad con su interlocutor. He aquí la puerta ala experiencia cotidiana de las personas.

Esto puede ilustrarse mediante la actitud de aceptación del entrevistador para los tiem-pos, ritmos, idiosincrasias, y peculiaridades de su informante. En la medida que el entre-vistador conozca y comprenda el momento histórico y el contexto del entrevistado, podráayudarle a reconstruir y sistematizar sus experiencias. La entrevista es un proceso de recor-dar, reordenar y recapitular la vida de uno mismo. Preocupados en resolver las exigencias dela supervivencia diaria, raras veces se tiene la oportunidad de reflexionar acerca del signifi-cado de las acciones personales como parte de un proceso mayor. No obstante, la distanciadel tiempo facilita una perspectiva que conduce a la reevaluación del tramado de la historiapersonal de cada uno. En la medida que el entrevistador conozca el entorno histórico en el

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que vivió el entrevistado, tiene la posibilidad de contextualizar y ubicar el recuento de susacciones dentro de actividades similares y diferentes de los congéneres.

En tanto investigadores de la clase obrera, nos vemos obligados a conocer la región, lacomunidad, la fábrica, la familia, en términos de sus relaciones sociales, culturales y econó-micas en el momento histórico que se estudia. Resulta cada vez más claro que el impactoy significado del surgimiento de la opción fabril en la vida de los hombres y las mujeresvariaba de acuerdo con el lugar donde aconteció y el momento histórico en el que sucedió.Es decir, se está reconociendo que las tradiciones, costumbres e idiosincrasias que marcabane influían en el significado de las relaciones sociales en los ambientes no fabriles, no des-aparecían ni se subordinaban mecánicamente por el intento de imponer nuevas pautas derelaciones sociales de producción. Esto significa que el comportamiento de la gente que en-traba en el ambiente industrial estaba imbuido de connotaciones y referencias de un pasadono muy remoto. La comprensión de la gama específica de connotaciones sociales previas queinfluían en las alternativas disponibles y, por ende, de sus significados para la gente que vivíaese momento histórico, permite la entrada del historiador en la vida del entrevistado. Ellofacilita establecer hasta qué punto el testimonio es individual o permite generalizaciones; esdecir, si es ejemplificativo del accionar y sentir del grupo.

De esta forma el investigador estará mejor provisto de los elementos que le permitanelaborar correctamente las preguntas e interpretar tanto las respuestas y las negativas, comolos silencios y ausencias, que también resultan de gran importancia en la investigación. Loanterior implica que la relación entre las dos partes de la entrevista no puede ni debe revestirelementos de una pseudo objetividad. Se trata de una comunicación cuyo objetivo es elde llegar, en la esencia, al significado de la vida del informante. Cualquier pretensión deestablecer una distancia «académica» trastorna y corrompe la posibilidad de entablar undiálogo genuino y sincero que alcance la profundidad personal que sólo entrevistas de talíndole ofrecen.

Ello implica que el entrevistador esté pendiente de los tiempos, los ritmos y los espaciosen los que transcurre la vida del entrevistado. En efecto, la comunicación y confianza de laentrevista se construyen a partir de que el entrevistador toma en cuenta los hábitos perso-nales de su interlocutor para estructurar el diálogo. Factores tan elementales como las horasde mayor lucidez, los hábitos de descanso y comida del entrevistado, así como sus ritmospersonales, permiten crear el clima más adecuado para el desarrollo de la entrevista. Porello, es un error imponer tiempos sin consideración al entrevistado; los resultados puedenser insuficientes en tanto la entrevista se desarrolla sin la fluidez necesaria.

También es importante el conocimiento de los espacios significativos y los lugares quereviven el recuerdo de la experiencia a narrar. En este sentido, si el tema a tratar está rela-cionado con el proceso de trabajo, ¿qué mejor que realizar la entrevista en la fábrica, frentea su antiguo puesto de trabajo, o en los lugares de reunión cotidiana? Los ámbitos, los rui-dos, los olores, la temperatura ambiental refrescan la memoria y hacen surgir los detalles ysituaciones que de otra manera se olvidarían y no se rescatarían.

Es necesario, además, entender a la gente en su propia historicidad, en las etapas ytransformaciones por las cuales transcurrió su vida y los distintos papeles que asumió. De locontrario, la entrevista mostraría a un personaje con una vida lineal y sin contradicciones, loque por lo general no es cierto. En entrevistas sostenidas con una trabajadora de la fábrica dehilados y tejidos «La fama montañosa», en un primer momento resaltaba su combatividad,su compromiso con el sindicato y su participación en los conflictos laborales de una época,lo que dejaba la impresión de que así había sido toda su vida de trabajadora. Sin embargo,profundizando en la entrevista, se descubrió que esta combatividad se había dado solamente

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en una etapa de su historia, en tanto que en otra, posterior, había estado en contra delsindicato y en favor de los patrones, interfiriendo en muchas ocasiones la labor sindical eincluso practicando el esquirolaje. Muchos años más tarde su actitud era de total indiferenciaante los problemas tanto empresariales como sindicales.6

El entrevistadoEn la construcción del testimonio oral también es importante la actitud del entrevistado.

Influyen en el resultado de la entrevista su entusiasmo o reticencia, sus temores, su lucidez,su memoria, su lenguaje y la comprensión de su papel protagónico en la historia. La dis-ponibilidad y voluntad de trasmitir una experiencia varían según el personaje y marcan elrumbo de la entrevista. Un entrevistado presionado y desganado suministra un testimoniofalso, distorsionado o incompleto.

Temores personales o de grupo también conspiran contra la realización de la entrevista.Así, la imagen y la historia oficial de un dirigente es muy cuidada por él mismo y por suscompañeros. Existe el temor permanente de lo que se dice o no se dice en el testimonio yde qué manera esto puede perjudicar esa imagen. Por ello, en la entrevista se debe procurarromper con la historia oficial y trascender al hombre de carne y hueso, para así comprendersus acciones, sus virtudes y sus debilidades.

El estado físico y la edad influyen en la lucidez y memoria del informante. Son elemen-tos a tener en cuenta cuando se plantea la posibilidad de la entrevista, y que se tienen queponer a prueba constantemente para determinar la fiabilidad de ésta. Habrá que cuidar lacomprensión del lenguaje y de las formas de expresión del entrevistado. El desconocimientode los giros lingüísticos, sobreentendidos, e incluso albures, pueden llevarnos a la tergiversa-ción del relato. A menudo se encuentran personas que no visualizan o no aceptan su propiahistoricidad porque sienten que no hicieron nada importante ni participaron directamenteen una gesta heroica. Este convencimiento las leva a referirse a otras personas y a hechosoficiales y nacionales considerados históricamente importantes, y se niegan a narrar su pro-pia experiencia por no considerarla significativa. Será tarea del entrevistador convencerlasde que ellas también fueron protagonistas y que su vida, su experiencia y su opinión tambiéncuentan para la reconstrucción histórica.

Queda claro así, que solamente de una buena relación entrevistado – entrevistador resul-tará una buena entrevista.

Análisis de la informaciónLas entrevistas logradas, los testimonios construidos cuidadosamente no son historia,

son solamente testimonios. El testimonio logrado en la relación entrevistador y entrevistadonecesita de la crítica, del análisis y la interpretación del historiador. Muchos investigadoresconsideran que la entrevista trascrita y publicada es el objeto último del historiador, como sise tratara de la publicación de un «hallazgo», de un documento original de archivo. Esta con-cepción de la entrevista y del resultado, el testimonio, tiene que ver con una idea empiristade la historia que asume a los datos como prioritarios y que la función del investigador es lade ordenar cronológicamente, sistematizar y consignar la información, sin interpretarla.

Por otra parte, están aquellos investigadores que utilizan la entrevista (y cualquier otrotipo de información documental) para demostrar una serie de planteamientos teóricos pre-viamente establecidos, y para ello extraen datos de diferentes entrevistas y los ordenan entérminos de un modelo que les da una coherencia.

6 Entrevistas a la Sra. Justa Hernández Farfan, realizadas por Mario Camarena, en junio de 1986.

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Por nuestra parte, desde la perspectiva de la historia social, consideramos que a los tes-timonios hay que interpretarlos y ubicarlos históricamente. De tal manera, el testimonioobtenido bajo una determinada concepción teórica y metodológica que nos permite rescatara los sujetos sociales a partir de su propia experiencia, debe ser sometido a un cuidadosoanálisis histórico. La interpretación del testimonio y el análisis de su información deberánser realizados en su contexto histórico social concreto, ubicando a los sujetos en el espacioy tiempo en el que han vivido: intentará establecer la estabilidad o mutación del contextodado por el espacio y el tiempo, para apreciar la organización productiva y las relacionessociales que se generan en su interior, así como la conciencia que tuvieron los sujetos delos ritmos del tiempo vivido y del acondicionamiento del espacio, con las similitudes y lascontradicciones que ofrecen los hombres y las mujeres de todos los tiempos.

A partir de este análisis histórico del resultado de la entrevista, nos iremos aproximandoa la visión global e integradora de los distintos grupos y sectores de la sociedad, que son losobjetos de nuestros estudios.

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Capítulo 6

¡Absalón, Absalón!: la historia oral y la literatura

Alessandro Portelli. . . . . .

Este capítulo es la historia de un seminario sobre literatura de Estados Unidos para gra-duados en idioma inglés que coordiné en la Universidad de Roma entre 1980 y 1981.

Hace tiempo me di cuenta que los estudiantes encuentran difícil relacionarse con la lite-ratura. La perciben como algo bastante separado de sus vidas y experiencias y han tenido quesoportarla como un peso en el viaje hacia la graduación. La crítica actual es parte del pro-blema ya que toma la literatura como un tipo realmente diferente de lenguaje y experiencia,algo que debe someterse a un análisis estrictamente técnico.

Además, en Italia, la mayoría de los estudiantes de carreras en idiomas extranjeros van ala universidad con la idea de estudiar lenguajes, y cuando entran, descubren que los lengua-jes son solamente instrumentos para el estudio de lo que realmente cuenta en la institución:la literatura. La sensación de que les están dando algo diferente de lo que realmente queríanaumenta la separación que sienten entre ellos y la literatura.

Al principio, traté de tender un puente para atravesar este abismo eligiendo textos fácilesde leer, socialmente relevantes: Viñas de ira, The Iron Heel, etc. Pero no conseguí más queun éxito indiferente. Así que resolví probar con otra estrategia: elegir un libro difícil, casiabstruso, que no tuviera relación visible con los intereses y experiencias de los estudiantes, yver si podía hacer que ese libro fuera relevante. Elegí la novela de William Faulkner, ¡Absalón,Absalón!, publicada en 1936.

La novela cuenta la historia del ascenso y caída de Thomas Sutpen, que pasa de «basurablanca» (hombre blanco sin posesiones en el Sur) a dueño rico de una plantación y luegovuelve al principio. La historia está reconstruida a partir de los recuerdos, las conjeturasy las inferencias del joven Quentin Compson, cuarenta y tres años después de los hechos.La estratificación de los narradores, los cambios en los planos temporales, la dificultad queexiste para diferenciar entre hechos y conjeturas, y el estilo muy forjado y trabajado deFaulkner hacen que sea de lectura muy difícil, especialmente para estudiantes extranjeros.

Sin embargo, yo esperaba demostrarles que sus dificultades no estaban causadas por laenorme distancia entre el texto y el habla y la experiencia comunes, sino por su enorme pa-recido con ellos. Los estudiantes esperaban la secuencia ordenada de la ficción convencional

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y se vieron frente al desafío de un caos aparente que se parece a la fragmentación y la super-posición de voces de la conversación cotidiana, y que sin embargo, está distanciada de ellasporque la han colocado en un contexto y un medio nuevos. Así, podría captar la atenciónde los estudiantes hacia el medio y el contexto y ayudarlos a redescubrir la especificidad dela literatura como resultado de una experiencia de aprendizaje más que como un dogma apriori.

El paso siguiente era la identificación de un corpus de narraciones no literarias, hechaspor gente cotidiana en un lenguaje cotidiano, para usarlo en una comparación. En ese mo-mento, yo estaba involucrado en un proyecto de historia oral en la ciudad vecina e industrialde Terni, así que decidí usar algunas de las entrevistas que había recogido allí.

Empezamos con el tiempo. La idea era verificar si los cambios en los planos temporalesque dejaban tan perplejos a los estudiantes estaban pensados por Faulkner para confundir alos lectores con espíritu maligno, o si la gente contaba historias naturalmente de esa forma.Por lo tanto, investigamos la siguiente narración, recogida en una entrevista con AlbertoPetrini, un obrero industrial.

« — Portelli: ¿Le contaba su padre cómo era el trabajo en la planta química (enla década del 30)?

— Petrini: Bueno, él tuvo un accidente serio y tuvo que dejarlo. Estuvo en comay pasó más de un año en el hospital.

— Portelli: ¿Cuándo fue eso?

— Petrini: Bueno, yo era chico. Muy chico.

— Portelli: ¿Y cómo pasó?

— Petrini: Bueno, uno de los hornos le sopló encima. Más tarde, yo tambiéntrabajé en ese mismo puesto, el mismo lugar incluso. Yo había estado trabajandoen la acería, y era el representante (representante comunista), ya sabe, así queme sacaron de ahí y me llevaron a la planta de fertilizantes, como castigo. Parasacarme de mis cosas, hacerme perder contacto con mis camaradas, con los otrosmiembros de mi partido. Así que me mandaron ahí por un tiempo. Y yo trabajéahí – tenía unos treinta años entonces – y ahí vi, ya sabe, el mismo lugar en elque pasó el accidente de mi padre. Me acuerdo muy bien de eso; yo estabaaprendiendo a caminar, y después de eso, él tuvo que mantener a la familiacomo pudiera. . .

— Portelli: ¿Cómo pudo pasar eso? ¿Cómo puede un horno soplarle a uno?

— Petrini: Eran los hornos donde se hacía el carburo de calcio. Traían la piedrasílice de la montaña, después la enriquecían con otros minerales y la quemaban.A veces, había explosiones, ráfagas de fuego (sigue una larga descripción técnicaque aquí se omite). Había algo de protección, pero no lo suficiente para que fueraun lugar seguro para los obreros. Yo vi a gente que se quemó como una antorcha,lo vi con mis propios ojos. Una mañana, estaba entrando con el turno de las 6a.m. Me habían transferido ahí, y era cerca del Primero de Mayo, y estábamosrecogiendo el dinero del sindicato; había que ir y pedírselo a los obreros. Asíque me quedé junto a las escaleras de los armarios, debajo del lugar donde yotrabajaba, esperando a los camaradas y pidiéndoles dinero cuando bajaban porlas escaleras uno por uno. Y me quedé ahí y hubo esa inmensa explosión arriba:ya sabe, tenían ropa de lana, pero cuando esa onda incandescente lo golpea a

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uno, se quema todo. . . todo se consume. Y estaban todos rodando por el suelotratando de apagar el fuego. Aúllan, piden ayuda, pero cuando el fuego golpeauno no puede acercarse, es como un horno. Uno espera que baje un poco, peromientras tanto, ellos se están quemando. Y había gente muerta, gente que quedóinválida para toda la vida. . . gente que no había sufrido tanto, a ellos la masaincandescente no los había golpeado tanto y esa gente pasó seis, ocho mesesen el hospital. Les quedaron las quemaduras pero no murieron. El caso de mipadre. . . no fue mortal; pero pasó un año, un año. . .

— Portelli: ¿Realmente se incendió?

— Petrini: Sí, después lo llevaron al hospital y él tenía el hueso de una piernaastillado. . . no, quebrado. Así que lo llevaron al hospital y los médicos pensaronque se iba a morir, así que no hicieron nada con la pierna. Dijeron: «Se va amorir, no tiene sentido hacer nada con la pierna». Pero él no se murió. Cuandovieron que él, un tipo pobre, había sobrevivido a ese momento crítico y viviría,volvieron y le iban a quebrar la pierna de nuevo para poder arreglarla otra vez.Pero con la otra pierna, la buena que le quedaba, él pateó la puerta y se fue hastael vestíbulo. No quiso dejarlos quebrarle la pierna de nuevo. Quedó inválido porel resto de su vida pero había sufrido tanto dolor que no podía soportar que lequebraran otra vez la pierna, así, en frío, y después se la arreglaran. . . pasar portodo eso otra vez. Usted sabe, él había mirado a la muerte a la cara».

Era fácil darse cuenta de que la historia estaba articulada en tres niveles cronológicoscambiantes que se cruzaban unos con otros: la década del 30 (cuando ocurre el accidente delpadre de Petrini), la década del 50 (cuando Petrini trabaja en el mismo lugar) y el presente(evocado por la comparación implícita entre los días en que no había descuento por planillay el sindicato respondía directamente a sus miembros, y la burocratización de hoy).

Los cambios en el tiempo ocurren entre una o dos cláusulas: «Yo vi. . . el mismo lugar enel que pasó el accidente con mi padre. . . Yo estaba aprendiendo a caminar». El tiempo dela narración oscila entre formas pasadas e iterativas. «Y estaban todos rodando por el sue-lo. . . Aúllan, piden ayuda». Esto aumenta la fluidez de la distinción entre planos temporales.

Con este ejemplo, lo que yo quería era señalar que los narradores usan la manipulacióndel tiempo no sólo para reconstruir el pasado sino para evaluarlo. Esta historia no es un«testimonio» sino una construcción narrativa con todas las de la ley. Como Quentin Compsona través de Sutpen, Alberto Petrini da significado a su propia experiencia a través de su padrey su accidente.

Para hacerlo, empieza todo a partir de secuencias cronológicas y va y viene como unhilo en un telar, adelante y atrás en el tiempo. Con alguna ayuda de Tzvetan Todorov y deWilliam Labov,1 llegamos a la conclusión de que una historia se cuenta «naturalmente» nocuando se adhiere a una cronología «objetiva» sino cuando se aparta de ella para incorporarsentido y conceptos o juicios subjetivos. Sólo un esfuerzo muy cuidadoso, artificial, puedemantener «hechos» y «opiniones» separados; en el habla común, en general se mezclan,como se mezclan los géneros literarios en la mayoría de los actos de habla.

1 Tzvetan Todorov, «Primitive Narrative», en The Poetics of Prose, Richard Howard, traductor. Ithaca Nueva York:Cornell University Press, pp. 53-65; William Labov y Joshua Waletzky, «Narrative Analysis: Oral Versions ofPersonal Experience», en la edición de June Helen, Essays on the Verbal and Visual Arts, procedimientos delEncuentro Anual de Primavera de 1966 de la Sociedad Etnológica de Estados Unidos. Seattle y Londres: AmericanEthnological Society y University of Washington Press, 1967, pp. 12-44.

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En este caso, Petrini quería indicar tanto una continuidad como una ruptura: la conti-nuidad de las condiciones de trabajo entre la década del 30 y la del 50, y el deterioro de lademocracia en los sindicatos entre la década del 50 y el presente. La filosofía implícita erauna crítica al mito del progreso, lo cual contradice el concepto de historia del partido al quepertenece Petrini, y se parece más bien al de Faulkner.

Después de esto, fijé mi atención en el intercambio inicial de preguntas y respuestas. Mipregunta implicaba la creencia inocente de que el padre de Petrini le había contado a suhijo cosas sobre su vida, que Petrini había recibido su herencia a través de medios verbales.Como sugiere la respuesta de Petrini, no es ésa la forma en que aprenden los hijos sobrelos padres. Recogen conocimiento a partir de fragmentos de conversaciones de adultos quelogran escuchar, a partir de lo que ven cuando su padre vuelve del trabajo, a partir de laforma en que respiran la experiencia en la fábrica dentro de la atmósfera que los rodea. Locual nos lleva de vuelta a nuestro libro.

De eso se trata, en general, ¡Absalón, Absalón! Así es como aprende Quentin su primeraversión de la historia de Sutpen:

«Era parte de su herencia de veinte años de respirar el mismo aire y oír a su padrehablar del hombre Sutpen; parte de la herencia de ochenta años del pueblo –de Jefferson – del mismo aire que el hombre mismo había respirado entre esatarde de septiembre de 1909 y la mañana de domingo de junio de 1833 cuandoentró por primera vez en el pueblo procedente de un pasado que no se podíadiscernir y adquirió su tierra nadie sabía cómo y construyó su casa, su mansión,aparentemente con nada y se casó con Ellen Coldfield y tuvo sus dos hijos – elhijo que hizo enviudar a su hermana que todavía no había sido novia – y asícumplió con su curso asignado hasta su violento (la señorita Coldfield habríadicho justo también) final. Quentin había crecido con eso; los nombres mismoseran intercambiables y casi una miríada. Su infancia estaba llena de ellos; sucuerpo era un vestíbulo vacío con ecos de nombres sonoros, vencidos; él no eraun ser, una entidad, era una comunidad».2

Faulkner insiste en este proceso de aprendizaje a través de olores, sonidos y la constanterepetición de historias contadas porque el público ya sabe: «Era un día de escuchar, tambiénescuchar, oír en 1909 eso que él ya sabía, porque había nacido allí y seguía respirando elmismo aire en el que las campanas de la iglesia habían sonado esa mañana de domingode 1833 y, en los domingos, oía siempre a una de las tres campanas originales en el mismocampanario. . . ».3 Este «respirar el mismo aire» es exactamente lo que queremos decir cuandodecimos «tradición».

Aquí, el factor clave es la repetición, que es una de las cosas que los chicos aprendena evitar como la plaga en la escuela primaria cuando escriben una composición y que, sinembargo, todo el mundo usa en la conversación normal. Así que ahí estaba este trabajoliterario, que pertenece enfáticamente a la lengua escrita, repitiendo palabras, cláusulas,oraciones, párrafos y episodios enteros en todas las páginas.

El uso que hace Faulkner de la repetición revela un proyecto muy ambicioso: no está tra-tando de imitar la tradición, sino de reproducirla. ¡Absalón, Absalón! no es sobre la tradición,sino que se transforma en una tradición en sí misma porque su estructura interna funciona

2 William Faulkner. Absalom, Absalom!. Nueva York: Vintage Books, 1986. p. 9. (Las páginas citadas aquí corres-ponden al texto original inglés en la edición que acaba de indicarse.)

3 Ídem, p. 34.

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de la misma manera en que funciona la tradición. Los lectores están colocados en la mismacondición que el chico que nace en una cultura o el forastero que trata de entrar en ella. Am-bos aprenden por información que se recoge y que, como los lectores del libro de Faulkner,al principio sólo entienden vagamente. Al principio, reúnen fragmentos de discurso que noestán dirigidos a ellos, edifican hipótesis y las descartan.

Les pedí a los estudiantes que reconstruyeran la forma en que habían aprendido suspropias historias familiares. Resultó que el proceso era muy parecido a la forma en queQuentin aprende la historia de Sutpen, y a la forma en que ellos, como lectores, aprendenla de Quentin: «entrando» en la historia como un viajero entra en una ciudad desconocida,como un chico entra en el mundo, todos ellos empiezan en el desconcierto total y lleganhasta la inmersión total. Nadie le habla a los chicos, y en este libro, nadie le habla a loslectores. La señorita Coldfield le habla a Quentin, Quentin a Shreve, y así, los demás. En cadaconversación, el que escucha sabe algo que nosotros, que estamos espiando, ignoramos; cadahistoria está incompleta para nosotros, los lectores, y tenemos que reconstruirla escuchandoentre líneas.

El pasaje que citamos antes ya es una versión completa, total de la historia de Sutpen.Aunque aparece bastante al principio en el libro, la historia ya se contó una vez, casi en lasmismas palabras:

«Parece que este demonio – su nombre era Sutpen – (Coronel Sutpen) coronelSutpen. Que vino de ninguna parte y sin aviso a la región con una banda de ne-gros raros y construyó una plantación – (Arrancó violentamente una plantación,dice la señorita Coldfield) – arrancó violentamente. Y se casó con la hermana dela señorita Coldfield, Ellen y tuvo un hijo y una hija que – (Tuvo sin dulzura, dicela señorita Coldfield) – sin dulzura. Que deberían haber sido las dos joyas delorgullo de Sutpen y el escudo y el consuelo de su vejez, sólo que – (Sólo que lodestruyeron a él o algo, o él los destruyó a ellos o algo. Y murieron) – y murieron.Sin arrepentirse, dice la señorita Coldfield – (Excepto ella) – . Sí, excepto ella. (YQuentin Compson). Sí. Y Quentin Compson».4

Hay diferencias importantes entre las dos versiones. La que acabo de citar (pero que secuenta antes que la anterior en el libro) representa la narración de la historia como un proce-so colectivo, casi de antagonistas, en el que el sentido se negocia a través de una discusión devarias voces contrapuestas, voces colectivas con ecos, ritmos y refranes y repeticiones comoelementos. La segunda versión es más impersonal, pero contiene al menos una informaciónque no aparecía en la primera: empieza a explicar, aunque de manera críptica, cómo fue quelos hijos de Sutpen lo «destruyeron» a él y (o) a sí mismos.

La inserción de un nuevo detalle en un esquema de repetición se conoce en el estudiodel folclore como «incremental repetition» (en castellano: repetición incrementada o conagregados5) y es lo suficientemente característica como para estar identificada como unaspecto distintivo del llamado «estilo de la balada».6 Después de familiarizarnos con eserecurso examinándolo en distintas baladas, empezamos a trabajar e hicimos un índice devarios cientos de repeticiones incrementadas en ¡Absalón, Absalón! El ejemplo más completo

4 Ídem, pp. 5-6.5 N. de la T.: en el estudio de la literatura popular española no existe un equivalente a la incremental repetition

de la balada inglesa. Por lo tanto, la traducción es literal más que técnica ya que no hay término técnico en elidioma español.

6 La introducción más concisa y accesible al «estilo de la balada» (que se usó en el seminario) es la de Albert B.Friedman. Folk Ballads of the English Speaking World. Nueva York: Viking Press, 1956.

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y sin embargo más independiente es la historia de la fuga y el casamiento no aceptable de latía de la señorita Coldfield.

La primera vez que oímos algo sobre esta historia, diez años después del casamiento deEllen con Sutpen, ella «estaba hablando de venganza» contra la gente del pueblo por no ir ala ceremonia. Más tarde, nos enteramos por casualidad de que una noche «la tía salió por laventana y desapareció». Unas doce páginas más adelante, descubrimos por qué: «se fugó conel vendedor de mulas» (el vendedor: la expresión supone que cualquiera que esté escuchandola historia ya la sabe). En la página siguiente, los dos detalles se unen y se repiten: ella sefugó «cuando salió por la ventana una noche». Finalmente, unas veinte páginas después dela primera mención, lo último que nosotros y Jefferson sabemos sobre ella es que la vierondos años antes tratando de cruzar las líneas yanquis para reunirse con su esposo. Toda lahistoria se menciona siempre al pasar, en otros contextos; y sin embargo, entre las variantes,las digresiones y las repeticiones, llegamos a saber algo sobre el asunto, como Quentin – ycomo muchos de nosotros llegamos a saber cosas sobre nuestras tías – .

Para comprender las funciones y consecuencias de la repetición incrementada como for-ma de contar historias, tomamos otra entrevista de mi proyecto de historia oral.

Esta entrevista fue para contar una historia muy parecida a la de Rosa Coldfield: tanto miinformante como el personaje de Faulkner repiten obsesivamente la historia de un compro-miso roto que sucedió hace muchos años (cuarenta y tres para la señorita Coldfield, cuarentay cuatro para la señorita Maggiorina Mattioli). Las dos viven solas; las dos son costureras.Las dos toman la iniciativa de contar la historia. La señorita Rosa llama a Quentin para con-tarle cómo fueron las cosas en realidad, para aclararlas; Maggiorina Mattioli pone la historiasobre la mesa y la introduce a la fuerza en una entrevista que, según se suponía, iba a sersobre otra cosa completamente distinta.

Yo la había ido a buscar porque quería oír la historia de su hermano muerto, que era unafigura importante en la resistencia antifascista en las décadas del 20 y del 30. En lugar decontarme eso, ella quería contar la historia de su compromiso roto, y la introdujo tentativa ygradualmente, mediante digresiones que me tentaban y me atormentaban con repeticionesincrementadas:

«Bueno, a los diecinueve años, me comprometí. Con un hombre que me dio mu-cho dolor. Dios sabe que es así, sólo Dios. Me tuvo en agonía durante diecisieteaños. Piense en eso: diecisiete años. Toda una vida. Yo era una nena antes, ycuando terminó, me había convertido en vieja».

Traté de llevar la conversación de vuelta hacia el hermano pero ella pronto volvió a suverdadero tema:

«Mi hermano era un chico, había traído papeles antifascistas a casa, ese tipode cosas. Y yo. . . ¡cortejando a un fascista! Mire: yo, la hija de un antifascista,que no toleraba a esa gente. . . pero me enamoré de un fascista. Lo amaba tanto.Diecisiete años. Diecisiete años. Toda una vida. Yo era una nena y después, meconvertí en vieja. A los treinta y seis, nos separamos».

Para entonces, ya me había ganado. La historia que ella quería contar era mucho másimportante que la que yo buscaba (un suceso muy común en historia oral). En el cursode una entrevista que pareció interminable, me la contó dos veces más, cada vez con másdetalle y con repeticiones tipo fórmula: «Toda una vida. Yo era una nena y después, meconvertí en vieja». Pero las primeras dos versiones ya contenían un caso clásico de repetición

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incrementada: un detalle esencial – la contradicción política entre ella y su novio – se mehabía negado en la primera versión y se introducía en la segunda.

Mattioli muestra una narración notable y una habilidad para la conversación que es muyinteresante. Ella sabe que esta información va a dejar a su oyente clavado en su lugar, sacarla charla de la política pura y llevarla hacia la política de la vida privada y los sentimientos.Con estas maniobras, ella saca la conversación del tema de su hermano y la lleva hacia ellamisma. En realidad, en repeticiones posteriores, lo que se descubre es que la política fuesólo un factor; hubo otras razones por las que el compromiso fracasó y estas razones seintroducen gradualmente, cada vez con más fuerza.

Ahora, el descubrimiento de analogías entre «textos» que pertenecen a géneros, tradicio-nes y medios tan diferentes como las entrevistas de Mattioli y Petrini por un lado y la novelade Faulkner por otro no es una solución sino el corazón del problema. Con este ejercicio,mi intención no era probar que todos los récits son iguales: mi objetivo era la difference, ladiferencia que es la literatura.

Supuse que recursos formales comparables y resultados textuales comparables tendríandistintas funciones en géneros, culturas y medios diferentes. Por lo tanto, decidimos analizarlas funciones de la repetición incrementada en la historia de Maggiorina Mattioli y compa-rarlas con las que tiene en ¡Absalón, Absalón!

La función principal está claramente relacionada con el control. Por un lado, MaggiorinaMattioli quiere controlar a su oyente probando su atención. También, como narradora, quierecontrol del tema y la conversación.

Por otro lado, ella está obligada a repetirse muchas veces porque no está segura detener todo el control de la historia («¿Ya dije esto?»). La repetición es su única forma dellenar las grietas y agujeros y corregir los errores, controlar la memoria, tanto de los hechoscomo de las partes anteriores del «texto». Mediante el uso de la repetición, como parte desu habilidad como narradora y también por compulsión, Maggiorina Mattioli conquistó elderecho importantísimo de hablar de sí misma; y conquistó el tiempo, porque la repetición lepermitió expandir la conversación y posponer el temible momento en el que ésta terminaríay ella se quedaría sola de nuevo.

Por lo tanto, en este caso, la repetición incrementada tiene dos tipos de funciones: elcontacto y la memoria. Ambos grupos pueden dividirse a su vez en funciones orientadas alnarrador o narradora y funciones orientadas al o la oyente de la narración:

1. Contacto

a) Orientada al/a narrador/a: expandir la narración.b) Orientada al/a oyente: controlar la recepción.

2. Memoria

a) Orientada al/a narrador/a: llenar las grietas, corregir errores.b) Orientada al/a oyente: asegurar la percepción y retención.

La repetición es el vehículo de estas funciones porque el medio es la oralidad. El discursooral es una pérdida y una recuperación constantes del control. En su forma, determinadapor el tiempo, la palabra oral desaparece apenas se la pronuncia, y puede volver a aparecerotra vez y lograr algún tipo de permanencia sólo si se la dice una y otra y otra vez. Por lotanto, la repetición se convierte en una necesidad técnica de la comunicación oral.

Por otro lado, se supone convencionalmente que, en el caso de la literatura escrita, lapersona que escribe y la que lee (o, para decirlo de mejor manera, el narrador y el receptor)tienen siempre todo el control. Desde el punto de vista de la memoria (función b), el escritor

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puede corregir los agujeros y grietas y errores antes de enviar el texto a la imprenta (oincluso después, en las pruebas), y los lectores pueden volver a releer las secciones del textoque no hayan entendido o hayan olvidado. Ambos pueden variar la duración del texto y dela función o sesión de narración cambiando el ritmo de la lectura o de la escritura.

En cuanto al contacto (función a), en lugar de probarlo y comprobar que sigue ahí, en laescritura, la repetición corre el riesgo de cortar el contacto que se estableció supuestamenteen el momento de la compra, por aburrimiento. La repetición – tan necesaria en la sesión denarración oral – , se convierte en algo técnicamente redundante en el texto escrito.

Podríamos decir que el hecho oral es irrepetible, y que por lo tanto, sólo puede sobrevivirsi se incorpora la repetición en el hecho mismo. El texto escrito, en cambio, incluye la repeti-ción en su tecnología. Un libro puede imprimirse en miles de copias absolutamente iguales;puede preservarse para volver a hojearse y mirarse un número indefinido de veces. Es cierto,cada lector o lectora y cada lectura saca algo diferente del texto; pero el texto mismo perma-nece igual. Una vez que ese grado relativo de estabilidad queda asegurado por «la tecnologíade la palabra»,7 el texto mismo ya no tiene necesidad interna de incorporar la repetición.Por lo tanto, la repetición, que aparece por necesidad en la oralidad, aparece en la escriturapor elección (suponiendo, por supuesto, que el escritor o la escritora sean competentes paramanejar el medio).

Esta génesis diferente señala finalidades diferentes. La oralidad y la escritura están fren-te a peligros opuestos: la palabra hablada está amenazada por la falta de permanencia y laescritura está amenazada por la permanencia. El discurso oral «corre como la arena a travésde nuestros dedos», para decirlo de alguna forma, y, si queremos retenerlo, debe «solidifi-carse», «congelarse» aunque fuera de una forma precaria. La escritura, en cambio, nos llenaliteralmente las manos con palabras sólidas, ya congeladas. Nada se pierde, no, pero nadaparece en movimiento.

La consecuencia es un oxímoron doble: cada medio sostiene como valor lo que el otroteme como amenaza; y, de acuerdo con un principio económico de escasez, cada mediovalora lo opuesto de lo que normalmente hace, lo opuesto de lo que normalmente es. Laoralidad no es permanente y por lo tanto, valora la memoria, la tradición, la conservacióny la repetición, ya que su práctica está determinada por la dificultad de conservar, recordary duplicar cualquier cosa con exactitud. La escritura es estable y permanente y por lo tanto,sus valores son la innovación, el cambio y la experimentación, ya que su práctica consisteen imprentas, bibliotecas, archivos y hace difícil que una cultura tipográfica se olvide o tirealgo alguna vez.8 No es sorprendente que estos dos medios, acosados por peligros diferentes,recurran a la estrategia de intercambiar sus armas.

La repetición (incluyendo a todos los tipos de habla formalizada) puede considerarse laforma implícita en que la oralidad logra algo de la autoridad y la permanencia de la escri-tura. Los artistas de la expresión oral crean una estética basada en las mismas limitacionesde su medio, en el juego interrelacionado de la repetición necesaria y el cambio inevitable yconvierten en virtud una necesidad. Históricamente, a medida que se crean nuevos modosde preservar palabras, las funciones estéticas de estos recursos se independizan de sus fun-ciones técnicas. La literatura escrita adopta recursos que la oralidad creó para asegurar laestabilidad y la permanencia y lo hace para connotar fluidez y espontaneidad.

7 El subtítulo del libro Orality and Literacy de Walter J. Ong. Londres: Methuen, 1982 es «The Technologizing ofthe Word».

8 En cuanto a la imposibilidad de olvidar que tienen las culturas escritas, véase Jack Goody y Ian Watt, «TheConsequences of Literacy», en una edición de Goody, Literacy in Tradicional Societies, Cambridge: CambridgeUniversity Press, 1968, pp. 28-68.

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En realidad, una de las funciones de la literatura es fundir la rigidez de la escrituramaterial. Los conceptos de innovación, vanguardia y experimentación están determinadospor el tiempo: no tienen permanencia, son temporarios. Por lo tanto, un tipo de discursocomo el oral, cuyas características inherentes son la fluidez y la falta de permanencia, erademasiado bueno como recurso. La literatura no lo ignoró. Irónicamente, la escritura copiala oralidad adoptando precisamente los recursos que la oralidad desarrolló para «escribirse»a sí misma – de los cuales la repetición es uno de los esenciales – y así crea la impresión deun discurso escrito que está luchando con el tiempo como si fuera oral.

Examinemos ahora el tipo de repetición que lleva el nombre de «corrección paratáctica»y comparémosla en Faulkner y en Alberto Petrini.

Al principio del relato, el narrador dice que la historia de Sutpen era «parte de la herenciade ochenta años del pueblo – de Jefferson – ». Se nos está invitando a imaginar que despuésde decir «pueblo», el narrador se ha dado cuenta de que sus lectores tal vez no sepan dequé pueblo está hablando y que por eso, agrega el nombre. En la entrevista de Petrini, hayun momento en que él dice que su padre «tenía el hueso de una pierna astillado. . . no,quebrado».

Y nuevamente, aunque los dos «textos» parecen similares en la superficie, las historias di-ferentes que cuentan producen dinámicas internas diferentes. Petrini está buscando control:quiere que su historia sea exacta y confiable así que cuando descubre que está equivoca-do, agrega la información correcta. Faulkner, en cambio, tiene todo el control. Podría habertachado «pueblo» en el manuscrito y reemplazarla por el más específico «Jefferson». Perola impresión que quiere dar es una en la que hay un borramiento del control. Petrini estáluchando contra el tiempo: quiere recuperar el hecho tal como fue en la realidad. Faulknerestá luchando a favor del tiempo: quiere que su texto se infecte con la falta de permanenciaorientada al tiempo que es tan propia de la oralidad.

Claro está que ni la literatura ni la oralidad desean o pueden abolir sus naturalezas eidentidades originales. Lo único que hacen es integrarlas, explorar sus límites y posibilidadesy experimentar con alternativas. Los resultados son formas intermedias, en las cuales laoralidad y la literatura podrán parecerse pero siguen siendo muy diferentes por dentro. Miraresas formas es como mirar una foto de una laguna parcialmente cubierta de hielo: tal vezsea un retrato de la helada temprana del invierno pero también puede ser el de los últimosrastros del deshielo de primavera. En realidad, esa duplicidad está implícita en el texto deFaulkner. Mientras inyecta tiempo en su texto a través de la dinámica de la oralidad, sustraea su texto del tiempo a través de la oralidad como mito. Por las razones de auto defensaque ya describí brevemente, la oralidad lucha por la atemporalidad y está imaginada comoatemporal en las culturas escritas que colocan los orígenes de la historia en el momento dela invención de la «escritura».9 A Faulkner le preocupa especialmente la recuperación de este«tiempo antes del tiempo», y esto se aplica a El Oso todavía más que a ¡Absalón, Absalón!En El Oso, Faulkner hace un uso todavía más consciente de la repetición y las fórmulas.10 Larepetición tiene dos funciones: evoca la fluidez intrínseca del medio oral y usa la oralidadpara mantener su fluidez bajo control. Este uso de recursos repetitivos y de fórmulas permitea Faulkner inyectar y sustraer tiempo a la vez.

9 La referencia obvia y la razón para colocar comillas en «escritura» es Jacques Derrida. Of Grammatology, tra-ducción G. L. Spivak. Baltimore: John Hopkins University Press, 1976. (Hay edición en castellano, Siglo XXI,México).

10 Véase Mirella Martino, Oralitá e tempo in The Bear de Faulkner (Oralidad y tiempo en The Bear de Faulkner), tesissin publicar del Departamento de Inglés de la Universidad de Roma La Sapienza, 1987-1988.

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Ahora, volvamos al hecho de que todo esto fue, en origen, un experimento didáctico.Como tal, fue básicamente un fracaso. No es que los estudiantes no sacaran nada de él: es-taban interesados, participaron activamente y escribieron trabajos excelentes. Pero mi metaera más ambiciosa: yo no estaba tratando de sugerir otro método crítico que ellos pudieranarchivar con los otros. Estaba tratando de influenciar todo el enfoque que ellos tenían de laliteratura y el lenguaje. Y ahí fue donde fracasé.

En primer lugar, hay que tomar en cuenta las condiciones materiales de la enseñanzade la literatura. Yo había esperado que al concentrarnos en un libro solamente, ellos loleyeran con rapidez y después pudiéramos discutirlo juntos. Resultó que aunque ¡Absalón,Absalón! está en Penguin, no había ninguna librería de Italia central que tuviera copias de laedición. La biblioteca del departamento estaba fuera de servicio por cuarto año consecutivoa causa de la mudanza de un campus a otro. Para cuando pasamos mi propia copia y lafotocopiamos (y pedimos más copias del extranjero), había pasado la mitad del semestre.Mientras tanto, había clases todas las semanas así que yo hablaba solo la mayor parte deltiempo. Este tipo de organización dio a los estudiantes una combinación de lo peor de dosdiscursos académicos: el monólogo de un curso de conferencias y el enfoque inconcluso,abierto, de un seminario. Terminé dándoles mis propios descubrimientos e hipótesis, que yoesperaba que descubrieran por sí mismos.

Finalmente, escribieron hermosos trabajos, sí, y en ellos confirmaron lo que yo les habíadicho, lo cual no los curó de su adicción a depender de la autoridad académica. Yo había sub-estimado el hecho de que estos estudiantes no eran tabula rasa. Tenían años de educación.Yo quería que se dieran cuenta de que todos hablamos prosa y ellos se quedaron escondidosdetrás de las paredes infranqueables que habían erigido la escuela, la universidad y la críticaalrededor del concepto de prosa y poesía. Esas cosas son para gente especial y la gente co-mún como nosotros sólo puede aproximarse a ellas con miedo y reverencia y tocarlas apenascon una vara de diez metros. Tal vez así es como son las cosas actualmente; tal vez todoese edificio de paredes ha logrado finalmente aislar a la poesía y a la prosa de nuestra hablacomún y nuestro mundo cotidiano.

Así que los estudiantes siempre quieren aprender cosas nuevas sobre la literatura, peronunca tratan de hacer algo con ella. Para fin de año, sabían todo lo que había que saber sobrela repetición incrementada en Faulkner y en las baladas; pero no estaban preparados parareconocerla en la conversación de todos los días. Seguían sin superar la jerarquía entre lasideas generales y los objetos específicos – incluyendo el libro que tenían entre manos – ; y elobrero y la vieja dama eran, como mucho, una linda novedad, o incluso otra locura de unprofesor.

El punto de impacto llegó cuando les pedí que compararan su propia forma de hablarcon la de Faulkner. Toda su educación los había entrenado para creer que el lenguaje, lahistoria, la literatura y la cultura no son algo que creamos nosotros, sino entidades queexisten fuera de nosotros, ya construidas y terminadas, y que sólo están esperando quenosotros las estudiemos, las aprendamos, las traguemos enteras. Así que cualquier analogíaque pudieran haber descubierto entre la forma en que hablaban ellos y la forma en queescribe Faulkner, puede haberlos llevado a un sentimiento despectivo con respecto a Faulkneren lugar de a una nueva comprensión de ellos mismos.

Tal vez tengan razón – van a tener razón – mientras la dignidad de la cultura, la literaturay el arte se midan por la distancia que hay entre ellos y nuestras vidas.

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Capítulo 7

Continuidad, ruptura y ciclo en la historia oral

Mario Camarena | Gerardo Necoechea Gracia. . . . . .

La historia oral debe rescatar la historicidad de los testimonios. El tiempo es la clavede ese sentido histórico. Corresponde al historiador rescatar el tiempo, introducirlo en laentrevista, y esto es precisamente lo que distingue su labor de otras disciplinas.

El análisis del tiempo no se propone únicamente reconstruir el pasado, aunque esto seaesencial; intenta estudiar cómo se transforma la vida de la gente y cómo ésta narra talestransformaciones. Detrás de esa narración hay siempre una concepción del tiempo. ¿Cómosabe una persona que el tiempo ha pasado y qué responsabilidad le atribuye a ese transcurso?La mayoría de los individuos perciben el tiempo a través de los cambios en las cosas y en laspersonas que los rodean, más que a través de los cambios propios; de esta forma, se trata deuna noción basada en acontecimientos externos a ellos.

Aunque el tiempo siempre está presente en el acontecer cotidiano, no es un elementoconsciente en el curso de la entrevista, ni para el estudioso ni para el que cuenta su vida. Siembargo, la forma en que se maneja el tiempo revela la concepción que de éste tienen ambosprotagonistas. La más común es la que lo presenta como una mera evolución, como unaacumulación de hechos, personajes y circunstancias. Los cambios están dados en función delpaso de los días, los meses y los años. En cierto modo, ésta es una concepción lineal donde elrelato se dirige hacia el momento actual para tratar de explicarlo. La historia se cuenta comola predestinación del presente; es una atemporalidad evolutiva que deja fuera la experienciadirecta del que la narra.

Existe otra idea del tiempo donde el presente aparece contrastado con el pasado. El relatose dirige a presentar un punto de cambio y está estructurado en función de un antes y undespués. Si bien en esta concepción el cambio es fundamental, se define por hechos externosa la persona. De esta manera, vuelve a quedar fuera la experiencia individual del narrador.

Una tercera concepción del tiempo se basa en aquellos cambios que han afectado demanera tan directa la vida del individuo que determinan diferencias muy marcadas en elpasado con respecto al presente: una enfermedad o un accidente que lo hayan puesto alborde de la muerte, una conversión religiosa, un matrimonio o un rompimiento conyugal,etc. En esta versión del tiempo también existe un antes y un después, pero el individuo ha

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sido agente o protagonista activo y no mero receptor, y, por lo tanto, no siente que seantransformaciones ajenas a él.

Otra idea concerniente al tiempo tiene que ver con lo que denominaremos el tiempolargo. Dentro de esta concepción, la vida del individuo no muestra momentos de rupturasino que se presenta como un continuo en apariencia interminable. Los cambios se obser-van cuando se relaciona una generación con otra, son cambios generacionales: la forma detransmitir el oficio, el proceso de trabajo, etcétera.

La concepción del tiempo no debe considerarse como algo establecido o inmutable, sinoque se va creando en el transcurso de la vida de la gente y en el momento mismo de laentrevista. Siempre habrá un pasado y un presente, un antes y un después, que correspondena las distintas etapas por las que ha pasado el entrevistado; etapas mediadas por grandestransformaciones de índole individual y social.

¿Cómo analizar el tiempo y el cambio en la entrevista? ¿Cómo lograr que éstos se ex-presen en el relato que la persona hace de su vida en ese momento? El reto es entender eltiempo como un proceso en marcha. Cambios y continuidades son, pues, los elementos quenos dan la posibilidad de introducir en la entrevista un sentido histórico.

Los testimonios que aquí utilizamos son los que recabamos en el taller de historia oral enel que participaron un grupo de artesanos, promotores de distintos municipios de Oaxaca.1

La finalidad de este taller fue capacitar a los integrantes de las comunidades para investigarsobre la artesanía y sus cambios, y posteriormente presentar los cambios en un museo comu-nitario. Tratemos de ver cómo operan las diferentes dimensiones temporales en los relatosque artesanos y campesinos hacen sobre el aprendizaje y el desempeño de su oficio.

Tiempo cronológicoLa entrevista biográfica se desarrolla bajo un tema central, que en el caso que estamos

analizando es la artesanía. Es una narración de acontecimientos individuales que se enlazanunos a otros en un sentido evolutivo en forma lineal. Generalmente, empieza con la fecha denacimiento del entrevistado, rápidamente pasa a su vida durante los primeros años en la es-cuela, después el trabajo, el matrimonio, los hijos, etc. La descripción del proceso de trabajose inicia con su aprendizaje del oficio. Relatan a qué edad empezaron y cómo aprendieron.A continuación explican los diferentes pasos del proceso: el hilado, el tejido y la venta delos productos. El mundo de estos artesanos tiene como eje central su situación actual y esen estos términos como nos describen el proceso de trabajo. Bajo tal concepción, no es ex-traño que indique reiteradamente que son artesanos porque en su familia se dedicaban a laartesanía y lo seguirán haciendo. Es común que salga a relucir la situación de pobreza enla que se encuentran, lo mucho que tienen que trabajar para mantenerse, y el hecho de quesu única opción de trabajo era aprender el oficio de artesanos.2 Dan a entender que vivenuna situación predestinada y que ha sido siempre así: estaban esperando ser artesanos des-de que nacieron. Con esta actitud, se busca justificar los roles que se han desarrollado bajoestructuras mentales lógicamente encadenadas, que dan valor a los momentos vividos, a loslogros y frustraciones tanto del pasado como del presente.

Las dos descripciones siguientes nos hablan de diferentes momentos del diseño, pero lohacen como si todo siguiera una cierta línea evolutiva, como si ya el primer diseño prefigu-rara el último:

1 Este proyecto se inicio desde 1985 conjuntamente con Lief Adleson y los promotores bilingües de varios pueblosde Oaxaca, en la actualidad se continúa trabajando con ellos y con gente de las diversas comunidades.

2 Entrevista realizada por Araceli Santiago Bautista a Maximiliana Pérez López en Huamelulpan; Oaxaca, 1992.

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«de los diseños que realizamos por decir algo, los diseños son éste, que era hacepoco águila, o sea el diseño más antiguo. Porque había antes diseños, pero el queconocí desde que crecí es el águila y. . . primero el águila y después las grecasy ahora vienen siendo. . . hay otras dimensiones, relámpagos, navajos, son losdiseños que se usan en cuanto nombre. . . 3

Cuando se empezó a hilar era un estampado o un diseño que se le puede denomi-nar águila en banda y posteriormente en grecas, diferentes grecas, actualmentetenemos grecas pues cada vez son más complicadas. . . las grecas, pero se puedenestampar en el sarape».4

Las narraciones son de esta manera historias de hechos únicos, grandiosos y relevantesporque conducen al resultado final. Lo que cuenta el individuo son acontecimientos que sibien le suceden a él, constituyen lo que podría denominarse su vida pública, pues tiene quever con el discurso grandilocuente que maneja la comunidad. La nota característica de estostestimonios es que se platican siempre en primera persona. Son hechos individualizados,en los que las relaciones personales aparecen en forma totalmente secundaria, de paso. Loshechos le suceden únicamente al que los está recordando. El individuo se enfrenta a un des-tino que le es irremediablemente antagónico. Tras una ardua lucha, solo ante la adversidad,logro alcanzar su actual situación. Una de las limitaciones de esta narrativa es que el entre-vistado pierde de vista que estaba inmerso en una red de relaciones familiares, de amigos,de trabajo, etc., que no aparecen en su discurso.

En esta concepción desaparecen el tiempo social y el cambio. Todo se reduce a una suce-sión de hechos. De tal modo, el tiempo pasa porque se van acumulando los eventos sociales,los años, siempre contemplados de manera lineal. Es, pues, una temporalidad evolutiva.Aparentemente no hay cambios en la persona, sino sólo en las situaciones que le rodean.La única variación que percibe es la acumulación de días y años. De esta manera, el cam-bio aparece como algo externo, impuesto por las circunstancias. Aquí cabría preguntarse:¿qué importancia tuvo el cambio en la vida del entrevistado? ¿qué relación guardaba conlas personas que lo rodeaban? Con esto podremos determinar los cambios que se dieron yel contexto en que surgieron. Así la vida no sería representada como una acumulación dehechos, sino más bien como una serie de relaciones entre los hombres. Esto es lo que nospermitirá otorgarle un sentido histórico a la entrevista.

Donde hay un antes y un despuésEl testimonio siguiente hace un marcado énfasis en los momentos de ruptura en la vida

del entrevistado, un tejedor de Santa Ana del Valle:

«Cuando empecé a trabajar como por 1920 por ahí, empecé muy joven a tra-bajar la artesanía, pero entonces se acostumbraba más sencillo el trabajo; digoyo sencillo porque ahorita según veo la artesanía ya está mas avanzada, ya veomuchos dibujos que hacen en la orillita, pero antes era de otro modo, desde másantes más joven, más niño se puede decir, me platicaban mi papá, mis abuelos,que usaban mantas morada, roja, verde que se llamaban así como acabo de de-cir: rojo, verde y colorado. . . así se llamaba. Bueno, pero ya últimamente de allínació que empezaron a trabajar. . . las cobijitas rayadas. . . esas cobijas se hacíande lana legítima, todo aquí se trabajaba, empezando a trasquilar los borreguitos

3 Entrevista realizada por Rogelio Sánchez Aquino a Víctor Morales Bautista, en Santa Ana del Valle, Oaxca, 1992.4 Ídem.

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acá mismo en la población o en otros pueblos o en fin, conseguían la lana y luegode allí llegaban, a veces traía espinas, traía muchas cosas, basura y todo, pues selimpiaba y luego de allí lo llevaban al río a lavarlo y cuando venía muy graso-sa. . . la lana, entonces se utilizaba lejía de ceriza y con eso quitaban toda la grasay entonces ya la llevaban al río a lavar y por allí lo secaban y ya seco ya lo traíana la casa, lo extendían en un petate y lo vareaban para que se aflojara dondequedaba medio anudado. Ya que estaba preparado, listo, entonces se selecciona-ba lo negro aparte y lo que salía. . . como de otro color pardo, y luego lo blanco ylo que les tocaba pintar, bueno, también lo pintaban y así, pero antes de eso paraque llegara a ser hilo se tenía que escardar, así lo llamaban antes, escardar, unacosa que se llamaba «diogar» antiguamente en dialecto, diogar que es cardar, ahíse hacía y luego viene un banquito adonde se hacía el hilo y ya escardar y esehilo se hacía con un malacate. . . allí lo hacían el hilo y de ese hilo ya sabían cuálhilo servía para la tela y cuál servía para el tramo de hacer cobija, y entonces yaentraba en el telar. El telar es un aparato cuadrado, ya lo conocemos y de allí sepone para trabajar y de allí ya entra la «viadura», así se va haciendo todo, peroentonces ya la cobija ya vino con más diseños, otros más complicados, vino unatemporada como por 1923 por ahí, entonces era pura cobijada de greca y tubú,águila, algún otro pájaro, en fin, ahorita en la actualidad hacen toda clase demonitos, no sé».5

Este artesano construyo su relato en términos de un antes y un después, donde el puntode ruptura es el momento en que comienzan a aparecer diseños más complicados; estosignifica un cambio en la mentalidad de la gente, porque el producto no está únicamenteen función de cubrir sus necesidades cotidianas, sino de un mercado. Otro artesano que sefue de su pueblo, cuando regresó encontró que más gente estaba dedicada al tejido pero yalo hacían de otra forma: «el trabajo es muy diferente a lo que trabajaba yo».6 La diferenciaprincipal la notaba en que en su tiempo «la mayoría trabajaban cobijas comunes y corrientes,era sencillita, y al último cuando (regresó), greca y dibujos de los que acabo de decir».7 Estees otro claro ejemplo de énfasis en la ruptura. De hecho, es un artesano que aprendió aprincipios de siglo el proceso de trabajo en su conjunto: trasquilar los borregos, limpiarla lana, cardar, hilar, tejer, teñir y vender; él no lo hacia todo, pero su familia trabajaba enconjunto y tenia el conocimiento global. Con el tiempo el proceso de trabajo se fue dividiendoo separando. Tal es el caso de la preparación de la lana o la fabricación de los telares, quese hacen en determinados pueblos. Algunas tareas han quedado en manos de las fábricas,como sucede con el teñido de los hilos. Antes los tintes los elaboraban las mismas familiasde manera natural y ahora ya casi nadie lo hace. Los hilos de lana han sido sustituidos pocoa poco por los hilos de nailon y otras fibras sintéticas. Como resultado de estos cambios en elproceso de producción, los artesanos se concentran casi exclusivamente en la labor del tejido,que se hace cada vez más complejo y sigue los patrones impuestos por los comerciantes delexterior de la comunidad.

El cambio en la vida de los artesanos está causado por elementos externos a ellos o a lacomunidad. Ellos así lo sienten. La señora Auria Bautista Martínez nos platica su experienciaen el momento en que tuvo que irse de la comunidad:

5 Ídem.6 Entrevista realizada por Angélica Bautista Gutiérrez a Cruz Bautista en Santa Ana del Valle, Oaxca, 1992.7 Ídem.

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«Antes de que yo saliera no se compraban las tortillas, ni el atole sino que aquítodo hay que prepararlo por la gente. . . al gusto, pero después de que las mu-jeres salen de este pueblo y que regresan, ya no les gusta hacer nada, les gustacomprar sólo lo hecho, bueno, casi todo».8

Esto nos muestra que también empiezan a dejar a un lado ciertas costumbres. Las necesi-dades económicas, o simplemente la sed de aventuras o de conocer otros lugares, llevan a lagente a salir de sus comunidades. Esto les permite observar otras costumbres y compararlascon las suyas. La forma como ellos asimilan sus experiencias la muestran en el testimonio;para ellos, hablar sobre ese tema significa señalar los cambios que ven en la vida de laspersonas y de la comunidad.

La continuidad en el tiempoLos relatos nos hablan también de la continuidad en la vida de la gente. Los individuos

describen quizás el proceso de trabajo que aprendieron, pero es más probable que se re-fieran al que han practicado varias generaciones anteriores. Este énfasis en la continuidadtiene mucho que ver con la percepción de la artesanía. Para ellos la artesanía significa unaconexión con el pasado, con la generación que les antecedió. Por lo mismo, el desempeñodel oficio es una manera de conservar las costumbres y la identidad de los pueblos. De estamanera, las continuidades tienen que ver con la concepción misma de la vida.

Una característica central del oficio artesanal es la repetición, la cual se ve favorecida porencima de la innovación. Para poder repetir las cosas hay que saber imitar bien la manera enque se hacían antes; el dominio del oficio estriba en conocer todos los secretos que permitanreproducir un mismo producto y la relación familiar. El orgullo del maestro artesano se sus-tenta en el conocimiento. La innovación, en cambio, no se valora igual, e inclusive significaun ataque a la concepción del ser artesano.

El oficio mantiene una estrecha relación con el pasado, que se conoce a través del relato,los mitos y las leyendas trasmitidos por la tradición oral y reproducida a través de las arte-sanías. Cuentan que los dioses les dieron el don del conocimiento de los oficios como unaforma de sobrevivencia. De esta manera se mezcla lo religiosos con lo profano. «En SantaAna – pueblo de origen zapoteco – [. . . ] la virgen de Santa Ana les enseño a tejer su ropa,por lo que es la santa patrona del pueblo».9 En Tepelmeme «(la palma) sin duda durantemuchos años se ha considerado como un regalo de los dioses prehispánicos y aun del dioscristiano, por lo que hay que vivir con ellos».10 Algunos tejedores de Santa Ana del Valleelaboraron un diseño muy complicado que, según cuentan en el pueblo, varias personas ha-bían soñado. Pocos tenían ese don para hacer este tejido con un boceto muy especial, porlo que «en el momento de morir éstos desaparecieron esas formas de realizar los tejidos».11

En San Miguel El Progreso las tejedoras copiaron del agua su diseño,12 era un designio de lanaturaleza para los habitantes del pueblo. Así los hombres piensan que sus manos son sola-mente un instrumento de los dioses. En este sentido afirman que su trabajo no es original;los dioses son los únicos creadores y el indígena es el intermediario entre ellos y los objetosque crean.

El oficio es, pues, una conexión con el mundo religioso porque en cierto modo pertenecea la divinidad. En Santa Ana se cuenta que la virgen trajo el oficio al pueblo: se apareció8 Entrevista realizada por Angélica Bautista Gutiérrez a Auria Bautista Martínez, Santa Ana del Valle, Oaxca, 1992.9 Conversación con los tejedores de Santa Ana del Valle, durante el curso impartido en marzo de 1992.10 Guión del Museo de Tepelmeme, Oaxaca.11 Conversación con Tino en Santa Ana del Valle, durante el curso impartido en marzo de 1992.12 Entrevista con una señora de San Miguel El Progreso, Oaxca, en mayo de 1992.

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junto a un pozo y llevaba con ella las herramientas y le hilo del tejedor. Estas imágenes nosólo acercan el oficio a la religión católica sino también a ciertos elementos de la religiónprehispánica, como son el agua y el interior de la tierra, ambos poblados por seres divinos.

La artesanía es la herencia de ese legado de religiones que se expresa en la fiesta de lasanta patrona de Santa Ana del Valle. Los jóvenes del lugar van a solicitarle a la Virgen que lespermita iniciarse en el conocimiento del oficio. Multitudinarias peregrinaciones llegan anteel Señor de Esquipulas durante todo el año para pedirle su protección.13 Año tras año serepiten con gran entusiasmo estas celebraciones. Las fiestas patronales se organizan a travésde las mayordomías; se preparan las danzas, los fuegos artificiales, la comida. Los artesanosse esmeran en esas fechas para hacer sus mejores piezas. Por ejemplo, en la fiesta de muertosde Suchiquiltongo se hacen canastas nuevas, porque según la creencia, «los muertos buscanestrenar su cargador ‘pa guardarles el pan».14

La religiosidad se expresa no sólo en las fiestas sino también en la vida cotidiana. Enlas casas hay imágenes de santos, de la virgen, crucifijos, veladoras y palmas. A ellos seencomienda la gente con un sentido mágico, religioso para pedirles que les conceda un buendía y que alejen lo malo de su camino.

Se mantiene una relación cotidiana con los dioses a través del oficio, cuyos productos seutilizan en el transcurso de la vida. «Por muchos siglos (la palma) ha estado presente cuandoun hombre nace, en sus juegos infantiles, en su trabajo, en el techo de sus casa y en el petatecon que los envolvían al morir y ser depositados para siempre en el seno de la madre tierra, yqué decir de la ‘la palma bendita’ del Domingo de Ramos o de los huaraches15 de los difuntosque van a transportarlos a la eternidad».16

Hablar del trabajo de los artesanos nos ubica en el pasado y a la vez en el presente,porque la artesanía encaja dentro de una concepción muy antigua del mundo. Pertenece aun pasado con mucha actualidad.

¿Cómo manejar la entrevista?El manejo del tiempo durante la entrevista va de la mano con la concepción que el en-

trevistador tenga de él. Por ello, el entrevistador debe ser consciente de su idea del tiempo.Pero la concepción del entrevistado en este sentido no es menos importante para determinarel resultado final. El entrevistador con sus preguntas y el entrevistado con su informaciónconstruyen conjuntamente un documento oral que recrea una forma de pensar el tiempo.Por lo general el entrevistador maneja una concepción lineal del tiempo. Desde esta pers-pectiva, todo se reduce a un principio que avanza sin desvío hacia un final; el cambio pierdeimportancia como forma de análisis. Por lo mismo, se dejan de lado los efectos truncados ypotenciales, olvidando que los fracasos y cauces alternos contribuyeron al desenlace particu-lar. No se concibe el tiempo cíclico o multilineal, que avanza con rupturas o que retrocede;cuando el flujo de la entrevista introduce esta perspectiva, el historiador no siempre se en-cuentra preparado para afrontarla.

La concepción lineal es evidente en los investigadores que comienzan preguntando sobrela fecha de nacimiento, la infancia, la escuela, el ingreso al trabajo, los tipos de trabajo, y asísucesivamente hacia delante, hasta llegar al presente. En las entrevistas a los artesanos, seconstruye la siguiente secuencia cronológica:

1. ¿Es usted artesano?

13 Conversación con Ricardo Gutiérrez S., en Santa Ana del Valle, en abril de 1992.14 Entrevista realizada a Eulalio Pinelo Sosa, 1992.15 N. del E.: nombre con el que se le conoce en México y otros países latinoamericanos a la sandalia.16 Folleto del Museo de Tepelmeme, Oaxaca.

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Continuidad, ruptura y ciclo en la historia oral 61

2. ¿Cómo aprendió a tejer?3. ¿Quién le enseño a tejer?4. ¿Cuántos años tenía cuando empezó a tejer?5. ¿Cómo realiza su trabajo?

Esta secuencia parte de la situación actual, ser artesano, y se basa en varios supuestosimportantes: que el entrevistado no tuvo más opción que ser artesano, que el oficio se redu-ce a tejer y que la edad es determinante para empezar a hacerlo. Pero si cambiáramos laspreguntas e inquiriéramos acerca de los intereses que el individuo ha tenido y las cosas queha aprendido a lo largo de su vida, sobre por qué decidió aprender a tejer y qué sucedía ensu vida cuando empezó a hacerlo, seguramente veríamos no sólo una vida más compleja,sino tiempos que se enciman, principios que se repiten, eventos que se interrumpen, finalesque no llegan. El entrevistador que no es consciente de su concepción del tiempo, tampo-co cuestionará esos supuestos. Proponemos dos formas de observar el tiempo: la primera,atender a los cambios en la vida de la gente que entrevistamos: la segunda, analizar lastransformaciones de una generación, así como sus formas de expresión.

El primer problema al que el entrevistador se enfrenta es cómo romper con esa explica-ción actual que tiene el entrevistado acerca de su vida y lograr darle un sentido histórico. Unpunto de partida puede ser trabajar con el entrevistado el momento de su vida que recuerdemejor, con la finalidad de conocer sus valores e irlos comparando poco a poco con su pasa-do. Un ejemplo de este manejo es la entrevista que se hizo a Víctor Morales Bautista, quenos narra cómo se inicio en el tejido cuando tenía 14 años en la década de los veinte y nosdescribe el proceso de trabajo y el diseño que se utilizaban en esa época. Esto da pie a unacomparación con la forma de trabajo y los diseños que se hacen hoy día.17

Sin embargo, no hay recetas ni guías a seguir. El entrevistador debe buscar el momentoapropiado sobre el cual profundizar y construir la entrevista, no de forma lineal sino si-guiendo las rupturas, las continuidades, los ires y venires que ese momento le permita irconociendo. Con preguntas acerca de la vida actual del entrevistado y el entrevistador yque favorezcan la continuación de las entrevistas. Por ejemplo, a Ricardo, tejedor del pue-blo de Santa Ana del Valle, se comenzó por preguntarle a qué estaba dedicado actualmente.Él respondió describiendo su labor en el campo, luego hablo de la forma como trabaja eltejido. Nos contó sobre la época en que fue albañil, el tipo de familia que formó y lo querepresentaba para él su trabajo.18

La descripción del momento actual es particularmente útil porque nos muestra los diver-sos significados y contextos en los que el entrevistado vive: «como un restaurador de cuadrosque va descubriendo una a una las distintas capas de la pintura, el historiador reconoce elfinal de la estructura fundamental de la acción actual».19 A partir de aquí, se dirige la vistahacia el pasado o presente del entrevistado para reconstruir la secuencia de los hechos y paraconocer su manera de pensar, los valores, las normas y los significados con los que explicasu pasado. Una persona puede intentar explicar su actuación en el pasado en términos delmomento actual, lo cual debe poner al historiador a la expectativa. La finalidad es encon-trar los momentos de cambio y ruptura, es decir introducir la historicidad en la narraciónpara continuar profundizando en los diversos momentos o etapas de la vida del individuo.Si bien la forma de abordar al entrevistado es a partir de preguntas acerca de su presente,

17 Entrevista realizada por Rogelio Sánchez Aquino a Víctor Morales Bautista en Santa Ana del Valle, Oaxca, 1992.18 Entrevista realizada por Mario Camarena a Ricardo Gutiérrez en Santa Ana del Valle, Oaxca, 1992.19 Phillipe Joutard. Esas voces que nos llegan del pasado. México: Fondo de Cultura Económica, 1986, Breviarios,

345.

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62 Mario Camarena | Gerardo Necoechea Gracia

se pondrá más cuidado en la estructura del relato que en los detalles, en la interpretaciónde las actitudes más que en establecer cuáles fueron. El problema principal consistirá encómo remontarse al pasado a través del presente. Ese rastreo en el pasado es importanteen términos históricos; lo que se quiere es mostrar los cambios en la vida del entrevistado,buscando sus causas y explicándolas en función del momento en el que ocurrieron y no delpresente solamente. Otro aspecto que las entrevistas nos pueden mostrar es el de los cambiosy rupturas de una generación a otra. Esto lo posibilita el hecho de trabajar con personas dediferentes edades. Los artesanos a los que entrevistamos pertenecen a tres generaciones yesto nos ha permitido apreciar transformaciones y entender la estructura del presente y delpasado; el paso del tiempo es un elemento importante para establecer comparaciones. Perono necesariamente se requiere entrevistar a generaciones diferentes, de abuelos a padres ehijos; se pueden hacer comparaciones a partir de una misma entrevista. A modo de ejemplo,retomando parte de las entrevistas a Ricardo Gutiérrez, se partió de la forma como enseña asus hijos el oficio de tejedor y después se le pregunto cómo le enseñaron a él.20 Así pudimosprecisar los cambios y las continuidades en las formas de transmitir el conocimiento. Coneste mismo fin, le preguntamos cómo trabaja ahora, a lo que indicó que su familia ya sola-mente se dedica al tejido de los tapetes para la venta y que el hilo lo compran. Señalo queantes los niños y las mujeres eran los encargados de preparar el hilo en casa y no se adquiríaen el comercio.21

Conocer con detalle la circunstancia actual de entrevistado nos permitirá indagar y com-parar con otras épocas de su vida. La entrevista anterior hace referencia a tres momentosdel aprendizaje. El entrevistado habla primero de cómo aprendieron sus hijos, después ex-plica cómo enseñaría a un extraño a tejer hoy día y, por último, habla de cómo aprendióél a tejer. Se puede hacer una comparación entre estos tres momentos. Identificaríamos asíun fenómeno de tipo cíclico que viene a sumarse a las continuidades – tal como la relaciónmaestro-aprendiz – y a las rupturas como la desaparición del proceso de hilado y de unidadfamiliar productiva.

20 Entrevista a Ricardo Gutiérrez (citada).21 Ídem.

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Capítulo 8

Fuentes orales e historia obrera: el caso de los zapateros enCosta Rica

Víctor Hugo Acuña Ortega. . . . . .

La particularidad de las reflexiones que siguen está condicionada por los límites de nues-tra experiencia.1 Nosotros somos principalmente practicantes de la historia obrera y apenasusuarios de la historia oral. A ella hemos llegado desde el estudio histórico de las clases tra-bajadoras y condicionados por un largo contacto con la fuente escrita. Por esta razón, hemosvisto la historia oral como una técnica o un instrumento que nos permite enriquecer la histo-ria obrera con otro tipo de fuente.2 Nuestro interés no es por tanto ni el del «archivista de lapalabra», ni el del estudioso de la tradición oral como expresión de la cultura popular, ni eldel antropólogo o el sociólogo que hace de la historia de vida su principal instrumento paraconocer e interpretar la estructura y las dinámicas sociales. Tal aproximación instrumental ala fuente oral, comporta la ventaja de que siempre pasa por un proceso de confrontación conla fuente escrita, pero conlleva el riesgo de mal interpretar la especificidad del testimonio yde subestimar su riqueza.

Por otra parte, nuestra práctica de la historia obrera y nuestro uso de la historia oral hanestado insertos en un interés ético político de recuperar la memoria popular. Nos ha ocupa-do la historia obrera, porque hemos querido rescatar el papel de las clases trabajadoras enel desarrollo histórico de nuestro país y nos aproximamos a la historia oral con el objetivoinicial de rescatar los recuerdos de trabajadores que participaron en luchas y conflictos quetuvieron gran relevancia en la historia contemporánea de Costa Rica. Esta legítima intenciónético política tuvo como efecto, en las primeras etapas de nuestro trabajo, la insistencia cons-tante de ver a los sectores populares como gestores o actores y en considerar su memoriamás como un monumento (objeto de admiración y conmemoración), que como documentoo instrumento de análisis. No en vano en los inicios nuestra intención era recopilar y publicar

1 Nuestra investigación se ha desarrollado en el marco del proyecto sindical del Centro de Estudios para la AcciónSocial (CEPAS) en el que hemos contado con el apoyo, el estímulo y la crítica de los compañeros Elisa Donato,Carlos Castro y Mauricio González.

2 En esta óptica véase Peter Winn, «Oral History and the Factory Study: New Approaches to Labor History», LatinAmerican Research Review, vol. XIV, Nº 2, 1979.

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recuerdos (salvar la memoria popular) y reunir algunas biografías de trabajadores destaca-dos por su trayectoria militante. Tal visión ingenua de la memoria popular y de la técnicaque permite restituirla implica un doble riesgo: reducir el recuerdo a una mera ilustraciónde la postura ideológica del investigador y, potencialmente, propagar una visión heroica einclusive hagiográfica de la historia obrera.

No obstante, en el transcurso de la investigación, logramos convertir la fuente oral enmaterial para la reconstrucción de las circunstancias de formación de la conciencia obrera3

y en instrumento que nos permitió interpretar los vínculos que existen entre la vida cotidia-na, el proceso de trabajo y las características de la organización sindical.4 A partir de estemomento hemos empezado a descubrir las posibilidades y los limites de la fuente oral en laconstrucción de una historia de los trabajadores.

Esos límites y posibilidades aparecen sobredeterminados por el tipo de sujetos en el quecentramos nuestro estudio. En efecto, hemos estado trabajando no con cualquier tipo detrabajador sino con militantes y dirigentes del Sindicato de Zapateros de Costa Rica. Es-ta selección estuvo predeterminada por nuestras ya indicadas opciones ético políticas perotambién se fundó en otro tipo de consideraciones. La primera emanó del estudio del presentey de la constatación de las debilidades de la organización sindical de los obreros industrialesde la Costa Rica actual; debilidades que conocía y sufría la dirigencia del Sindicato de Zapa-teros con la que hemos mantenido una relación permanente a lo largo de la investigación. Elpresente nos condujo, por contraste, al pasado, pues precisamente en las décadas de 1930 y1940 los zapateros y su sindicato habían mostrado una gran actividad de militancia laboraly política. Aquí es donde aparece la segunda consideración: la categoría ocupacional de loszapateros y su organización sindical tuvieron una posición central en los movimientos socia-les y en las luchas políticas del período 1931-1948. El Sindicato de Zapateros constituyó elmovimiento más avanzado del movimiento sindical de aquel período y los trabajadores delcalzado aportaron numerosos activos e influyentes militantes y dirigentes al Partido Comu-nista, precisamente en una fase en que éste tuvo una gran resonancia en la vida nacional.En consecuencia, más allá de nuestros valores, el estudio constituye de por sí una cuestiónrelevante en la investigación del proceso de formación de la clase trabajadora costarricense.

En suma, nuestros testimonios presentan las posibilidades y los límites de la fuente oral,bastante conocidos pero sobreestimados, para bien y para mal, ya que provienen de indivi-duos que protagonizaron, y no sólo padecieron, la historia y que adquirieron una visión delmundo coherente y totalizante con su adhesión al movimiento comunista de la época.5

El material que poseemos consiste en una decena de historias de vida, en tres entrevistascolectivas realizadas con las mismas personas con quienes hicimos las historias de vida, yen una autobiografía escrita por el secretario general del Sindicato de Zapateros6 años antesde que iniciáramos nuestra investigación. Es pertinente indicar que el dirigente obrero se hapreocupado desde tiempo atrás por conservar y transmitir por medio de distintos escritos la

3 Víctor Hugo Acuña Ortega, «La formation de la consciente syndicale et politique chez les ouvriers de la chaussureau Costa Rica (1920-1934)», ponencia presentada en el VI Congreso Internacional de historia oral, Oxford, 11-13de septiembre de 1987.

4 Ídem, «Vida social, condiciones de trabajo y organización sindical: el caso de los zapateros en Costa Rica, 1934-1955», ponencia presentada en el II Seminario de Historia Sindical, FLACSO/INAH, Tlaxcala, 30 de noviembre-4de diciembre de 1987.

5 Sobre los problemas del militante obrero como informante, véase Liliana Lanzardo, «Class Consciousness and theFiat Workers of Turín since 1943», en Our Common History: The Transformation of Europe, edición de P. Thompsony M. Burchardt, Londres, Pluto Press, 1982.

6 Juan Rafael Morales, «Autobiografía», Concurso Nacional de Autobiografías de Obreros y Artesanos, Heredia, CostaRica: Universidad Nacional, 1982, manuscrito fotocopiado.

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historia del sindicato, de manera que nuestra inquietud por la historia de éste ha encontradoen esta persona eco, apoyo y orientación.

Es conveniente advertir que también hemos recopilado información escrita, sobre el sin-dicato y sobre los zapateros en general, que procede de fuentes periodísticas, de documentosde archivos, de materiales censales y de las actas de la junta directiva del sindicato. A pesarde que aún no hemos procedido a efectuar una confrontación exhaustiva y sistemática entreesas fuentes y la fuente oral, estamos en capacidad de hacer un balance preliminar de lo queha significado para nosotros el uso de las fuentes orales.

Conscientes de que quien no se ha informado previamente no puede realizar encuestasorales, adquirimos un primer bagaje de conocimientos sobre la historia de los zapaterosy de su sindicato en Costa Rica por diversos medios: lecturas generales sobre la historiaobrera y el Partido Comunista de Costa Rica durante el mismo período, cierta tradiciónoral que flora en el ambiente costarricense y da a los zapateros fama de comunistas, unahistoria del Sindicato de Zapateros redactada por uno de sus dirigentes,7 que fue de especialorientación, y la autobiografía ya citada que aporta información valiosa; también debemosmencionar diversas conversaciones con el ya citado secretario general del sindicato quienes una especie de memoria viviente de la organización. Con estas bases, nos lanzamos a larecopilación de historias de vida y a la realización de lo talleres en los que efectuamos lasentrevistas colectivas a los viejos zapateros.

La primera contribución que innegablemente nos ha dado la historia oral ha sido eldesarrollo del propio proceso de investigación.8 Nuestras intuiciones, hipótesis y problemasde partida deben muchísimo al diálogo continuo que hemos mantenido con el secretariogeneral del sindicato. Las entrevistas nos han permitido localizar algunas fuentes: librosde actas, fotografías, un hermoso álbum con fotos, recortes periodísticos, carteles de losequipos de fútbol y de ciclismo del sindicato, y versos y canciones de corte militante escritospor uno de nuestros entrevistados. Aunque al principio el contacto con los entrevistados fueposible gracias al sindicato, algunos trabajadores del primer grupo de entrevistados nos hanpermitido ponernos en comunicación con otros informantes, en una especie de efecto de bolade nieve. De esta manera, el propio proceso de recopilación de testimonios ha servido paraencontrar nuevos informantes.9 En suma, el contacto con los sobrevivientes de una épocahistórica no sólo ha servido para recuperar sus recuerdos, sino también para encontrar otrotipo de vestigios. Esto no hubiera sido posible si hubiéramos limitado nuestras pesquisas alos archivos públicos y a los fondos hemerográficos.

La fuente oral decíamos, ha contribuido a fórmular nuestra problemática, nuestras in-terpretaciones y a descubrir aspectos desconocidos de nuestra realidad. La importancia quetuvieron las particulares condiciones del proceso de trabajo (que imperaban en los talleresde zapatería de Costa Rica en la primera mitad de siglo) en el comportamiento sociopolíticode los zapateros, nos fue revelada por la fuente oral. Ella nos ha permitido aproximarnosa la vida cotidiana en el mundo del trabajo, pero sobre todo nos ha posibilitado conocer elsignificado que los zapateros le confieren para explicar su radicalismo social y político.

Durante los años de beligerancia del Sindicato de Zapateros y de influencia del PartidoComunista en la vida nacional, fue emitida la legislación social costarricense. Alrededor

7 Resumen histórico. 50 años de luchas del Sindicato Nacional de Trabajadores del Calzado, Cueros y Similares, ma-nuscrito, 1984.

8 Una constatación análoga se encuentra en: Lutz Niethammer, «Oral History as a Channel of Communicationbetween Workers and Historians», en Our Common History. . . , op. cit.

9 Una experiencia similar se encuentra reportada en: Ives Lequin y Jean Métral, «A la recherche d’une mémoirecollective: les métallurgistes retraités de Givors», Annales (E.S.C.), año 35, Nº 1, enero-febrero, 1980.

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de las reformas sociales de la década de 1940 se ha tejido toda una historia oficial quecomparten los diversos sectores políticos del país, incluidos los comunistas. No en vanolos distintos actores sociales y políticos las denominan «conquistas sociales» y las concibencomo un pilar de la Costa Rica contemporánea. No obstante, poco se ha investigado sobre losefectos inmediatos que tuvo sobre la vida de los trabajadores dicha legislación social. Es aquídonde el testimonio oral ha mostrado su utilidad porque las entrevistas con los zapateros noshan revelado que la legislación social y en particular el Código de Trabajo emitido en 1943directa e indirectamente tuvo efectos negativos sobre los zapateros. Por un lado, en formadirecta, afectó el poder del sindicato, pues eliminó la sindicalización obligatoria y establecióla libre afiliación. Por otro lado, indirectamente, favoreció la perdida de cohesión del grupoy de la organización, ya que la parte patronal enfrentó la nueva legislación disolviendo lostalleres y adoptando la modalidad de trabajo a domicilio. Este cambio en el proceso detrabajo inducido indirectamente por la legislación social, tuvo efectos negativos sobre lacapacidad de lucha y de organización de los zapateros. Ciertamente que este proceso entoda su complejidad y precisión debe ser establecido con otro tipo de fuentes, algunas deellas disponibles, como las actas del sindicato y otras sobre historia de empresas que aunno hemos podido localizar. En todo caso, gracias a la historia oral hemos vislumbrado unhorizonte que nos era desconocido.

La fuente oral también nos ha ayudado a ver con relatividad ciertas interpretaciones denuestra historia firmemente extendidas. El movimiento obrero sindical y político dirigido porel Partido Comunista fue derrotado en una corta guerra civil que hubo en Costa Rica despuésde 1948. A partir de esa fecha, estas organizaciones perdieron influencia en la vida nacionalde manera duradera y definitiva. Usualmente se atribuye este declive del comunismo a laderrota y a la represión que sufrió en y después de 1948. No obstante, la fuente oral nosha permitido reconsiderar esta interpretación y valorar otros factores en la explicación deldeclive histórico del comunismo en nuestro país. Así, lo que ocurrió después de 1948 debeser atribuido más bien a cambios en las políticas estatales, a modificaciones en la estructurasocial, a procesos de movilidad ocupacional y en fin, a nuevos procesos de formación de laclase trabajadora costarricense. En este aspecto, ha sido relevante no sólo la opinión de losentrevistados sino también su propia historia ocupacional que hemos establecido a partir desus historias de vida. En suma, a partir de los testimonios nos hemos visto obligados a revisarinterpretaciones sobre aspectos básicos del desarrollo de la Costa Rica contemporánea.

No hemos derivado de la fuente oral nuestra concepción de lo que debe ser la historiaobrera. Ya antes de utilizarla sabíamos que la llamada historia del movimiento obrero sueleser sesgada, limitada e ideologizada. Por tal razón, decidimos adoptar frente a la categoríaocupacional de los trabajadores del calzado una perspectiva de historia total. Así, hemostratado de establecer todos los siguientes aspectos: condiciones laborales, procesos de traba-jo, cambios tecnológicos de la rama, condiciones de vida y estratificación social interna delgrupo; al lado de estas condiciones económicas, hemos tratado de determinar sus formasorganizativas, sus patrones de acción colectiva o de protesta social y sus modos de insercióny participación en la actividad política; de igual manera, hemos intentado acercarnos a susinstituciones y prácticas culturales y a las formas y contenidos de su conciencia social; porúltimo, nos ha preocupado el contexto y las relaciones sociales en que se encuentra insertala categoría ocupacional en relación con el estado, la Iglesia y los patronos; en suma, hemosintentado situar este grupo de trabajadores en el marco de un patrón de relaciones de claseque necesariamente remite a la dinámica de la totalidad social.

Siempre hemos tenido una visión de la clase social no como estructura o posición enrelaciones estructurales, sino como proceso histórico de construcción de identidades en el

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marco de unas relaciones sociales de conflicto y cooperación, de dominación y resistencia,de explotación y negociación. El concepto de experiencia10 ha sido por tanto central ennuestra manera de ver a los zapateros. Ellos han sido criaturas y creadores de condiciones ysituaciones sociales históricamente cambiantes.

La fuente oral nos ha permitido confirmar y radicalizar nuestros supuestos teórico meto-dológicos. Por ejemplo, nos ha permitido conocer cómo una serie de experiencias de diversanaturaleza condujeron a estos trabajadores a adoptar determinado comportamiento socialy político. Fueron determinadas condiciones particulares y ciertos procesos históricamentecontingentes los que llevaron a los zapateros entrevistados a hacerse comunistas. La forma-ción de su conciencia no fue el resultado de un ciego e irremediable determinismo estructu-ral, sino de una historia y de la manera en que esa historia incidió en unas vidas concretas.Los testimonios de estos zapateros nos han mostrado que el radicalismo obrero no dependeúnicamente de la conducción de una vanguardia política y que la formación de la concienciapolítica obrera no necesariamente es introducida desde afuera como plantea el leninismo.Al contemplar la trayectoria ocupacional de nuestros entrevistados, hemos podido adivinarque los procesos de formación de clase constituyen un perpetuo movimiento nunca cristalizado.En suma, la historia oral nos ha sometido a la dura prueba de establecer una relación másflexible y más productiva entre conceptos abstractos y vidas concretas. La fuente oral nos haplanteado el grave desafío de conjugar la «no uniformidad de la experiencia humana»11 conla pretensión de generalidad y de explicación global de la ciencia social. De igual manera,la historia oral nos ha obligado a reflexionar sobre las relaciones que existen entre la acciónhumana y los condicionamientos estructurales, entre libertad y necesidad en la historia.12

¿Cómo produce la vida social individuos y trayectorias vitales? ¿Cómo producen los indi-viduos la sociedad? ¿Cómo conforma un agregado de experiencias individuales un destinocolectivo? Ésas son preguntas que siguen asediando nuestro trabajo de investigación y queson alimentadas por el trabajo de recopilación de testimonios.

La fuente oral no sólo nos conduce a tensiones teóricas no fácilmente solubles sino que,de igual manera, introduce correcciones en nuestros presupuestos ideológicos. Sin lugar adudas las personas que hemos entrevistado son en muchos aspectos excepcionales y admi-rables por su compromiso en la práctica y su elevada conciencia. Ellos nos confortan ennuestra idea de que el pueblo también hace la historia. Sin embargo, a veces nos han in-ducido a olvidar que no todos los trabajadores, incluidos muchos de sus contemporáneoszapateros, han sido igualmente conscientes, comprometidos y luchadores. La contrapartidade este trabajador protagónico es el obrero aislado en su individualidad y cotidianidad conel cual no hemos tenido contacto. Nuestra historia nunca será completa mientras no seamoscapaces de determinar lo que sentía y pensaba el obrero conformista o los zapateros (quelos había) claramente anticomunistas. Para ser exactos nuestros entrevistados nos han brin-dado alguna información de la existencia de ese tipo de trabajador, pero desgraciadamentepor un sesgo del entrevistador y por la posición ideológica del entrevistado, hemos dejadoen la sombra ese tipo de humano. Ese silencio en el que hemos sido cómplices informantee investigador, muestra el carácter irremediablemente subjetivo e incompleto que compor-

10 Véase E. P. Thompson. La miseria de la teoría. Barcelona: Crítica, 1981, pp. 253-263.11 «If there is one aspect of human life which oral investigation reveals time and time again, it is the non – uniformity

of experience, the extraordinary variety of links between individuals and their environment, no matter howlimited that environment might be». David Ellwood y Anna Bravo, «Oral History and Resistance History en Italy»,en Our Common History. . . , op. cit., p. 291.

12 Véase Daniel Bertaux, «Stories as Clues to Sociological Understanding: The Bakers of París», en Our CommonHistory. . . , op. cit.

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ta la fuente oral.13 No obstante, las entrevistas nos han permitido constatar que aun esostrabajadores excepcionales son seres humanos de carne y hueso. A este respecto, la propiafuente oral nos ha ayudado a terrenalizar nuestra visión idealizada de la clase trabajadora.El héroe lúcido, incansable, de tiempo completo, e inclaudicable hasta la muerte es una raraavis de la sociedad y de la historia. No obstante, igualmente raro es el ser humano que esúnicamente una patética marioneta de las estructuras, de las determinaciones y de la domi-nación. Un uso lúcido de la fuente oral nos puede prevenir de los extremos del romanticismopopulista y del pesimismo elitista. En última instancia, la fuente oral, la historia obrera y larecuperación de la memoria popular sólo tiene un real interés, en la medida en que aportena la producción de nuevos saberes más críticos.14

La fuente oral es subjetiva y relativa, lo cual no significa como hemos visto, que seaenteramente inútil. Desde el principio aceptamos que los trabajadores nos brindarían no «loque realmente sucedió», sino su punto de vista de lo sucedido, punto de vista que se formuladesde el presente y al final de una larga vida. En este sentido, aceptamos que la perspectivade estos trabajadores está condicionada por su formación comunista y por la historia oficialdel partido al que han pertenecido. Por ejemplo, su manera de contarnos cómo se hicieroncomunistas está condicionada por el hecho de que hasta el presente afirman conservar esaadhesión ideológica. No obstante, su verdad subjetiva nos ha iluminado elementos objetivos,por ejemplo, el lugar central que juega en su formación ideológica y en su vida militante elmundo del trabajo. El consenso que al respecto han mostrado, nos autoriza a estimar quesu interpretación es correcta. De igual manera, nos parece que su explicación sobre cómose hicieron comunistas descubre elementos esenciales aunque aceptamos que es incompletapuesto que ningún actor, por más lúcido y crítico que sea, nunca es totalmente consciente delo que ha sido su propio devenir.

Por otra parte, sus prejuicios y sus silencios también nos han enseñado. Por ejemplo, laausencia del anarquismo en sus recuerdos y los prejuicios negativos que algunos de ellos noshan manifestado al respecto, han servido para recordarnos su formación comunista y paraindicarnos que éste es un problema que permanece abierto en la agenda de investigación. Deigual modo, su resistencia, su temor o sus insinuaciones indirectas respecto a su participaciónen los procesos electorales anteriores a 1948, nos han permitido inferir que protagonizaronactividades electorales de carácter fraudulento. En un país que ha llegado a sacralizar lalibertad y la pureza del sufragio, es natural que hoy resulte embarazoso confesar que en elpasado se participó en fraudes, sobre todo si se toma en cuenta que en la guerra civil de1948 ésa fue una de las principales acusaciones que se esgrimieron contra los comunistas.Esta especie de sentimiento de culpa es normal, aunque los mismos entrevistados podríanmenguarlo señalando que el fraude no fue práctica exclusiva de los comunistas, sino algoconsustancial a la política de la época, practicado por todos los partidos y favorecido portodos los gobiernos. La producción de fuentes orales en la medida en que es una relación dedos comporta una dimensión de fascinación y seducción.15 Indudablemente nosotros hemossucumbido a tal seducción. La visión idealizada y gloriosa que los zapateros tienen de susindicato y de su lucha se ha apoderado de nosotros. No nos ha sucedido lo mismo con elPartido Comunista, porque frente a él hemos tenido desde antes del inicio de la investigaciónuna actitud critica y de desconfianza frente a su versión oficial de la historia. No obstante, la

13 Alessandro Portelli, «Las peculiaridades de la historia oral», Tarea, Nº 11, noviembre de 1984.14 Víctor Hugo Acuña Ortega, «Cuestiones de memoria popular e historia social», en Memoria y cultura popular

costarricense. San José: CENAP, 1986.15 Mercedes Vilanova, «Introducción», en El poder en la sociedad. Historia y fuente oral, edición de Mercedes Vilano-

va. Barcelona: Antoni Bosch Editor, 1986.

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propia fuente oral ha introducido correcciones puesto que los mismos viejos zapateros noshan mostrado indicios, las más de las veces involuntariamente, de que el sindicato empezóa tener diversos tipos de problemas años antes de la guerra civil y los años de represión.

La utilidad y la necesidad de la confrontación de la historia oral con otros tipos de fuentesnos ha sido revelada en las actas de la junta directiva del sindicato, en donde hemos podidoverificar una historia más prosaica y necesariamente menos maravillosa.

Nuestra fascinación por la vida militante de estos trabajadores nos llevó a proponerlesun contrato de comunicación y de formulación de recuerdos que ha estado centrado sobreesta dimensión de sus vidas. En este sentido, la información que hemos producido llevala impronta de ese sesgo. Hemos aprendido más sobre la vida pública, que sobre la vidaprivada de estos trabajadores, más sobre su vida cotidiana laboral que sobre su vida cotidianafamiliar. Probablemente si hubiéramos planteado nuestra investigación en otros términos,tendríamos otro tipo de recuerdos; para decirlo de alguna manera, hemos puesto más elacento en que fueron comunistas y no en que fueron obreros, pero pudimos haber puestoel énfasis en su condición de obreros y no en su condición de comunistas. Tal limitaciónde nuestro trabajo, podría ser corregida ampliando la «muestra» de nuestros informantes,pero de todas maneras el problemas es, en última instancia, insoluble porque es inherentea la encuesta oral y en general a toda estrategia de investigación. En efecto, no hay queolvidar que toda investigación condiciona el tipo de fuente que va a utilizar por el tipo deproblemática, objetivos e hipótesis que han sido formulados en su punto de partida. Lasfuentes y el modo de su utilización dependen de supuestos previos.

Existen diversas maneras de utilizar el testimonio oral.16 La más elemental e ingenua quesuscita nuestro mayor escepticismo, es la que consiste en simplemente recopilar el testimo-nio oral y traducirlo al lenguaje escrito con fines edificantes, aleccionadores y movilizadores.Esto es lo que hemos llamado el testimonio como monumento. Este uso cae por debajo dela problemática de la investigación social. En este caso, el entrevistador aparentemente seinmola en el altar de la voz del pueblo, incurriendo en muchas formas de candidez que re-sulta dudoso tengan un contendido liberador. Otra forma de utilizar el testimonio un pocomás elaborada, es aquella que consiste en transcribirlo para luego ordenarlo temáticamente.Aquí, aunque el esfuerzo del investigador es mayor, el valor del testimonio se reduce al deilustración o ejemplificación de ciertos aspectos considerados significativos por el investiga-dor. Estas dos formas de utilización de la fuente oral, expresan una especie de fascinacióndel testimonio sobre el investigador y manifiestan su dificultad para convertir esta fuenteen instrumento de producción de un conocimiento social crítico. En última instancia, estosmodos de utilización del testimonio dependen de la capacidad de narrar del informante y dela alquimia literaria del entrevistador y de sus inclinaciones ideológicas.

La primera forma de utilización científica del testimonio consiste en convertirlo en fuente(como cualquier otra fuente histórica) con la intención de resolver una problemática rele-vante desde el punto de vista de la investigación. Es en esta modalidad que nosotros hemossido usuarios de la fuente oral. Hemos tomado fragmentos de los distintos testimonios, co-mo el historiador tradicionalmente opera con la fuente escrita, con el fin de aclararnos algúnaspecto de la condición obrera. En otras palabras, conservando las precauciones pertinentes,hemos buscado en la fuente oral su aporte factual, entendiendo lo factual no como eventosespecíficos, sino como procesos iterativos de la cotidianidad, como procesos globales de unperíodo o como relaciones características de una situación social. En otras palabras, hemos

16 Sobre los distintos modos de utilización del método biográfico en las ciencias sociales puede consultarse: FrancoFerrarotti, «Acerca de la autonomía del método biográfico», Jean Duvignaud, comp. Sociología del conocimiento.México: FCE, 1982.

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pretendido utilizar la fuente oral en aquellos aspectos en que lo subjetivo es susceptible dealgún tipo de control. Por otra parte, hemos utilizado el testimonio para resolver problemasen los que lo que estaba en juego era precisamente lo subjetivo, en donde lo que quería-mos conocer eran subjetividades, como por ejemplo las condiciones que llevaron a nuestrosinformantes a hacerse comunistas. No obstante, incluso en este caso hemos aceptado quesólo hemos percibido un aspecto del proceso puesto que sus aspectos inconscientes no fue-ron determinados. Debemos agregar que las preguntas que hemos formulado a la fuenteoral pueden ser parcial o indirectamente contestadas por otro tipo de fuente o pueden even-tualmente ser sometidas a prueba por medio de la historia comparada. En suma, hemosintentado domeñar la masa heterogénea de recuerdos contenida en nuestros testimonios,formulándoles algunas preguntas que nos parecían relevantes. Dicho de otro modo, hemosinsertado la fuente oral en el flujo de la clásica estrategia del proceso de investigación social.

No obstante, nuestro procedimiento comporta una primera debilidad o limitación. He-mos hecho abstracción de que la historia oral y las historias de vida adoptan una formanarrativa, y que, como discurso, están sometidas a ciertos preceptos o códigos formales y desentido. La fuente oral es un discurso y como tal puede ser analizado, criticado e ilumina-do por las disciplinas que se ocupan del estudio de los discursos. Hemos olvidado que loshechos que hemos recogido han sido vestidos con ciertas formas lingüísticas, gramaticales ysemánticas.17 Es en este punto donde se ponen en evidencia las limitaciones de nuestra for-mación como historiadores y las ingenuidades a que nos condenan cuando nos enfrentamosa la oralidad y a la escritura, no como soporte de datos sino como sistemas de signos.18 A laconclusión que llegamos es que usuarios o practicantes de la historia oral debemos dedicar-nos a la adquisición de algunas herramientas de la teoría literaria y de la semiología. Sólode este modo podremos valorar adecuadamente la utilidad de esta fuente.

Otra forma de utilizar la fuente oral o en particular las historias de vida que nosotros nohemos practicado, consiste en descubrir lo que podríamos llamar la lógica interna de unatrayectoria vital. En este caso la fuente oral no se utiliza para entresacar información, sinoque se la analiza globalmente para encontrar en ella algunos elementos de explicación de esatrayectoria específica, que son simultáneamente elementos que nos permiten comprenderla estructura y la dinámica de la vida social. Probablemente valga la pena tomar una delas historias de vida que hemos recopilado y hacer una lectura de ella como expresión deldesarrollo histórico costarricense a lo largo del presente siglo.

En nuestra corta experiencia como usuarios de la historia oral podemos afirmar queella es una firme aliada de la historia obrera como historia social y cultural de las clasestrabajadoras. Sus contribuciones son tan variadas que sería insensato no sacar provecho deellas. Pero así como es limitado hacer una historia obrera del siglo XX basada únicamente enfuentes escritas, igualmente es restrictivo hacer historia obrera exclusivamente con fuentesorales. En este caso lo que se impone es un diálogo entre los dos tipos de fuentes en donde launa ilumina la riqueza y las carencias de la otra. Hacer investigación histórica en diálogo conlos actores es sumamente provechoso, a condición de considerar la palabra del actor comouna palabra susceptible de crítica y de evaluación. La fuente oral contribuye a pluralizarlas voces del pasado a las que está atento el historiador y esta pluralización debe inducir al

17 «. . . for the essential point is that interviews carry two kinds of clue, firstly through the explicit information whichis conveyed and secondly, the form of telling». Paul Thompson, «Introduction», en Our Common History. . . , op.cit., p. 17.

18 Sobre la historia oral y las historias de vida como discursos, véase Regine Robin, «¿Cede la historia oral lapalabra a quienes están privados de ella, o es la historia de vida un espacio al margen del poder?», en El poderen la sociedad, op. cit., pp. 195-203.

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Fuentes orales e historia obrera:. . . 71

investigador a adoptar una visión pluralista del valor de sus fuentes. No hay voz humanaque sea deleznable, y del mismo modo, ningún discurso es sagrado.

La fuente oral también puede contribuir a profundizar el espíritu crítico en las tareasde recuperación de la memoria popular. Una atenta escucha de la voz de los sin voz puedeservir como antídoto a las idealizaciones que sobre todo en América latina, solemos hacerde ellos. Es iluso creer que nosotros somos apenas meros retransmisores de la voz popular.19

Esa voz, desde que nos es dicha a nosotros, ya no es simplemente la voz del pueblo sino supalabra requerida por nosotros.20 Más aún, cuando convertimos esa voz en un texto escritoirremediablemente nos convertimos en traductores y las traducciones fieles, por supuesto, noexisten. Historia oral, historia obrera y recuperación de la memoria popular sólo son posiblessi libremente se hacen de a dos, como el amor.

19 En la encuesta oral siempre se plantea una relación de exterioridad y de interioridad, de complicidad con elhablante y de distancia crítica con lo que se dice. Esto es lo que algunos denominan una «duplicidad insoslayable»,véase: Anni Borzeix y Margaret Maruani, «La memoria como un objetivo de poder y la duplicidad insoslayabledel oficio de sociólogo», en El poder en la sociedad, op. cit.

20 Como dice Portelli, op. cit.: «La historia oral no es el lugar en donde la clase obrera hable por sí misma. En lahistoria oral – agrega luego – el control del discurso histórico permanece firmemente en manos del historiador. . . »

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Capítulo 9

El análisis en la historia oral

Gerardo Necoechea Gracia. . . . . .

Mis estudiantes frecuentemente preguntan cómo analizar los testimonios. Lo hacen, so-bre todo, después que han realizado entrevistas y los aterra la idea de enfrentar un cúmulode grabaciones o transcripciones. Contesto que cada entrevista necesita, y también sugie-re, un tratamiento específico, razón por la cual no existe una receta para el análisis. Creoque esta afirmación es cierta, pero también parece una salida fácil. Por ello me apresuro aagregar que en mi experiencia ciertos procedimientos me han dado buen resultado. Sugieroentonces tres pasos: primero, comprender la totalidad del testimonio antes de recortarlo se-gún temas predeterminados por la investigación. Segundo, tener en cuenta el contexto de laentrevista y la selección de la memoria. Tercero, crear un contexto histórico pertinente parala experiencia que narra el entrevistado.

El análisis de la entrevista tiene dos momentos. El propósito del primero es llegar a unacomprensión cabal del conjunto del testimonio. En el segundo, comenzamos a escoger laspartes de la entrevista que refieren asuntos directamente vinculados con el interés en la in-vestigación. Separar de esta manera lo que, de hecho, es continuo, por supuesto, es meraconveniencia para la exposición. Para mí, es importante comprender primero las relacioneslógicas y de sentido que dan integridad al documento. Hacerlo de otra manera podría pa-recer más rápido, pero a la larga creo que empobrece la investigación y violenta el espíritucon que se creo la fuente oral. Para entender el documento íntegro, en mi trabajo, me haservido indagar sobre cómo aparecen el tiempo, el espacio, el narrador y los símbolos en eltranscurso de la narración, al igual que fijarme en la función que tienen las anécdotas.

La primera entrada al análisis del relato oral puede ser a través de los usos del tiempo y elespacio. Después de todo, el tiempo es la preocupación central de la historia y éste, a su vez,remite al espacio, ya que no hay suceso que ocurra en un vacío. Los historiadores estamosacostumbrados a pensar el tiempo de manera lineal y cronológica, es decir, una secuenciaprogresiva de fechas. También estamos acostumbrados a no dar mayor importancia al espa-cio. Sin embargo, la memoria rompe con esta concepción del tiempo e insistentemente sitúalos acontecimientos en espacios definidos. Entender cómo lo hace es un primer paso paraentender cómo el entrevistado construye su historicidad.

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Por desgracia, es imposible reproducir aquí una entrevista completa. Por ello, a conti-nuación cito fragmentos de una sola entrevista y propongo maneras de proceder para suanálisis. Pero antes presentemos al entrevistado. Fernando Chacón fue entrevistado en sucasa, un departamento del Multifamiliar Miguel Alemán, localizado en la Colonia del Valle,hacia el sur de la ciudad de México. El señor Chacón nació en la segunda década del sigloXX, no recuerda la fecha exacta. Está jubilado; pero en su tiempo fue empleado del gobiernofederal, razón por la que pudo obtener un departamento recién inaugurado de ese conjuntohabitacional, en 1949. Llego allí casado, crió a sus hijos, se divorció, vivió un tiempo fueradel Multifamiliar y después regresó para ya no mudarse más. La entrevista fue realizada porGraciela Garay y Blanca Oliva Peña, parte del equipo que llevábamos a cabo una investiga-ción sobre el Multifamiliar y la vida allí durante la segunda mitad del siglo XX.1

Este extracto se halla en la parte inicial de la entrevista, en la que el señor Chacón relatosu vida a grandes rasgos.

«Pues estuve, de principio estuve en el Instituto Enciso en parvulitos, en SanMiguel, nada más no me acuerdo el número. Nada más me acuerdo que estabaenfrente de una zapatería de. . . bueno un remendón que se llamaba ‘La bota fe-derica’. ¡Qué chistoso verdad! En el primer, dónde ahora es el. . . parte del HotelVirreyes. Antes de llegar a la. . . yendo del Eje Central antes de llegar a la Poli-teama, ahí esperábamos muchas veces en las tardes que pasara el último trende mulitas que había, que pasaba por ahí porque hacia su recorrido hasta PinoSuárez y se regresaba por Uruguay hasta Campo Florido, ahora es Doctor Ba-rragán, donde está él Multifamiliar ese Doctores. Ahí se daba vuelta y regresabaotra vez. Corríamos. . .

Ahí estuve de parvulitos, primer año, no lo terminé. Luego pasé al, era un po-quito inquieto, duraba poco en los colegios, pasé a las madres teresianas queestaban en Pino Suárez, en avenida Pino Suárez. Después de allí, un poco másadelante pasé al Instituto Hispano. . . Español Mexicano se llamaba, Instituto Es-pañol Mexicano. También de ahí, pues no me gustó mucho, pasé a la EscuelaInglesa de La Reforma, que estaba en donde está ahora el cine París y de ahíFernando se casó y nos cambiamos a San Pedro de los Pinos y en San Pedro delos Pinos ya me pusieron en el colegio Williams, y en el colegio Williams hicetercero y cuarto, quinto, sexto. Luego pasé al tercero de. . . digo a la Secundaria3, ahí en Avenida Chapultepec y ahí me corté, me fui a ser Chacón y entré a lasecundaria. Primero de ahí entré al Colegio Francés de La Salle, así se llamabaLa Salle, ahora es Universidad La Salle. Ya ahí ya entré como Chacón. De ahí noscambiamos de rumbo y fui a dar a lo que era el seminario antes, en Regina 111,a la escuela Secundaria No. 1 y ahí hice segundo pero nada más. Y ahí me quedé,por eso tengo las orejas largas. Después he andado allí y allá, he estudiado inglesy contabilidad y cosas así, pero nada más».

A través de este pasaje, Fernando Chacón mantiene el uso del tiempo pasado. Los pocoscambios, sin embargo, ofrecen pistas importantes para el análisis.

En las primeras frases ocurren regresos al tiempo presente. Uno de ellos está relaciona-do con el espacio. El narrador emplea varias referencias espaciales para situar sus accionesen el pasado, pero supone necesario actualizar la referencia. Para hacerlo, necesita un salto

1 Entrevista hecha al señor Fernando Chacón por Graciela de Garay y Blanca Olivia Peña, 16 y 23 de septiembrede 1997. PHO/13/2-1 y 2.

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enorme en el tiempo, para el cual utiliza la fórmula «antes/ahora». Esta manera de referir eltiempo rompe con la concepción linear y progresiva. En tanto no da cuenta de un proceso decambio, establece de hecho dos ciudades, la de antes y la de ahora. Para mi es significativoque se refiera así a la ciudad, ya que me alerta a que posiblemente Fernando Chacón planteeuna opción de pertenecer a una u otra ciudad. Al menos, establece un distanciamiento conesa parte de la historia narrada y, en adelante, habrá que ver el porqué de la distancia. Elotro tipo de regreso significativo al tiempo presente, tiene que ver con la situación mismade la entrevista. La entrevista de historia oral implica una constante relación entre pasado(sobre el que se habla) y presente (desde el que se habla). El comentario «no me acuerdo»,en tiempo presente, revela esta relación y es importante porque señala, por un lado, que lamente del narrador continuamente viaja entre uno y otro tiempo; por otro, porque señalaque es desde el tiempo presente, que se selecciona qué recordar y qué olvidar. El olvido eneste caso, el número de la calle, puede no tener mayor importancia, pero la relación pasa-do/presente sí la tiene para entender el siguiente cambio de tiempo. El cambio significativodel pasado al presente ocurre al final de la secuencia: porque todo esto pasó, yo soy así. Sumemoria ha seleccionado ciertos hechos del pasado a la luz del presente.

Regresemos ahora al conjunto de la descripción. Inicia en tiempo pasado, recurre a unafórmula, «de principio estuve», que advierte que seguirá una serie de «después». Se trata deuna secuencia temporal progresiva aun cuando carece de marcadores de tiempo convencio-nales, como fechas y edades. La memoria los sustituye por los cambios de escuela y gradopara transmitir el paso del tiempo. Los sucesos se encadenan fugazmente uno a otro paraarribar a una conclusión: la interpretación que Fernando Chacón hace de sí mismo. En estesentido, él hace explícita una conexión lineal entre el pasado narrado y el presente. Enten-der cómo lo hace es importante, porque en la conversación narrativa, el pasado es evocado yutilizado por el narrador para ofrecer una secuencia causal que explica determinado desen-lace, de la misma manera que el historiador hace con la historia. Inmediatamente despuésdel pasaje citado viene otro, en que Fernando Chacón relata su pasado laboral en respuestaa una pregunta expresa:

« — GG: ¿Entró a trabajar?

— FC: Sí, desde luego, hubo alguien muy bien intencionado que a mi papá, mipapá Chacón le dijo, a ese flojo no tiene cabeza para estudiar, métalo a estudiarque no esté de flojo. Pues atendió el consejo y ¡órale a trabajar! Mi primer traba-jo fue en una refaccionaria, en la calle Bucareli, bueno primero, cuando estabayo en la Secundaria 1, iba yo a la estación Colonia con un amigo que era catalán,se llamaba Martín Bracsas, que era pesador de ferrocarriles. Y entonces llegabancon los bultos para empacar y decía «No, así está mal, ese chico os puede liarbien su bulto». Inclusive tenía yo machimbrador y todo que era de él. Yo eracomo comisionista ¿no? Y ya les arreglaba yo, me daban unos centavos, bueno,fue el primer dinero que gané. Después de allí pasé a la refaccionaria, ahí estuveun tiempo, después me fui a vivir a Orizaba un tiempo y en Orizaba fui peónde fundición, empecé partiendo fierro durante todo el día a marro, ganaba unpeso diario en la Fundición Fugerat. Estuve un tiempo también en la CerveceríaMoctezuma, también en la fundición que hicieron en la. . . porque sabía trabajarmás o menos el bronce y ya. Después ya regresamos y empezamos a. . . empezómi papá a ver qué hacíamos. Me dio mucho por la parranda, allá la cuestiónde trabajar en la cervecería pues me aficionó a la cerveza mucho y todo, enton-ces vinimos aquí, me consiguió un trabajo de, entonces era eventual de. . . era

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inspector de venéreas en el Departamento de Salud Pública. Entonces íbamos avisitar a las muchachas que tuvieran un documento que se llamaba Libreto y quetenían que tener sellado de esa semana, las que no habían ido a pasar revistaa Sanidad es que andaban medio mal y entonces tenía uno que mandarlas alHospital Morelos. Ése era el trabajo. Entonces visitaba unos centros nocturnos yllegué a odiarlos, hasta la fecha me choca ir a un centro nocturno, ese favor selo debo a mi papá, que. . .

Ya después un amigo me consiguió que me pasaran al manicomio, entré a hacer-me cargo de la contaduría del manicomio porque se iba un señor que se llamabaPedro Alvarado de la Paz. La contaduría del manicomio no me llevaba más quecuatro cuentas, los gastos del hospital, el gasto de farmacia, almacén, farmacia,almacén ¿cuál era?, ah, despensas y la cuneta de Hacienda que era donde seenglobaba todo, nada más se hacia una balanza diaria y se mandaba a la Secre-taria para de ahí remitirlo a Hacienda. Pero entré con nombramiento de bañero,bañero «B», así es que. . . sí, y dije bueno, pues mientras ¿no? Fue un mientrasque duró 30 años. Si, duré mucho tiempo allí [en el] manicomio federal de LaCastañeda, en Mixcoac, si. Y ya después, pues este, ahí mismo conocí a la quefue mi señora, que era enfermera del pabellón central. Entonces vi la manera deque en vez de estar de día, ya había yo pasado como cerraron. . . centralizaronlas contadurías, entonces ya había yo pasado al departamento de inventarioscomo delegado de inventarios, que la central estaba en la Secretaría pero nome convenía porque estaba yo así de que me mandaran a la Secretaría, enton-ces conseguí que me pasaran de noche para poder buscar un trabajo en el día.Entonces me pasaron de noche de velador de garitón, y en el día conseguí untrabajo en Almacenes Nacionales de Depósito y entraba yo a las 7 de la noche,salía a las 6 de la mañana del manicomio, una noche sí y una no y en Almacenesentraba yo a las ocho de la mañana y salía a las tres de la tarde, entonces mecasé y todo y duré 18 años e el manicomio. . . en Almacenes.

— GG: ¿No era muy pesado el trabajo?

— FC: Pues si, pero se iba uno acostumbrando ¿no? Eso si, parecía yo burrolechero, donde quiera estaba yo así (ronquido). Si, me quedaba yo dormido. Ydespués mi matrimonio se fue a pique, todo un poco antes de. . . bueno, terminéde trabajar en Almacenes porque me ofrecieron otro trabajo también macabro.Fui y me dijeron que si no quería ir yo a poner en paz a unos tipos que trabajabanen el Panteón Jardín, que me iba yo de administrador porque pues allá hacían,hacían lo que les daba la gana, que quien sabe que y que había que, bueno puessi, me daban buen dinero entonces me fui para allá. En 1963 y entonces pueseste, entré. En el manicomio entré en 1943, en Almacenes entré en 45, aquí entréen 63 pero en el 69 salí de ahí para irme a quitar la vesícula. Si, es durísimo,durísimo trabajar en un panteón como ese, si. Es que estaban todos contra mí,empleados, trabajadores, agencias, de todo. El único aliado que tenia, increíble,era Gayosso. Todos los demás. . . eran unos choques diario, diario acababa yomuerto en, se me agrió el carácter todo y me divorcie, más bien mi señora sedivorció de mí».

Hay similitudes entre ambos pasajes. La constancia del tiempo pasado se mantiene, ycomo en el primero, hay explicaciones del presente enraizadas en los sucesos del pasado.

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Pero al leer los dos extractos juntos uno tiene la sensación de deslizarse como en un tobogánpor el espacio. El narrador pasa de una escuela a otra en distintos puntos de la ciudad,cambia de ciudades y va de un empleo a otro. Contrasta la constancia del tiempo con lamutabilidad en el espacio. El segundo extracto termina subrayando este contraste cuandoenumera los trabajos y por primera vez recurre a fechas. La fuerza de este último párrafohace pensar que para Fernando Chacón el trabajo ha sido importante.

Antes de explorar esta última cuestión, me interesa ver lo que algunos llaman el «yonarrador». Uno de los problemas centrales en el análisis, y en el uso, de la historia orales cómo vinculamos la experiencia individual y particular con colectividades sociales decualquier índole. La preocupación viene de la intención de escribir no la historia individual,sino la historia de la sociedad, que por supuesto es una preocupación de historiador. Alanalizar un testimonio, entonces, quiero ver cuándo la narración presenta un yo individualy cuando un yo colectivo o un nosotros. Lo hago de dos maneras.

Primero busco las referencias a otras personas que aparecen en el relato, me fijo en lacalidad de la referencia. La mayoría de las menciones de otras personas en estos pasajes soncircunstanciales, sin que incluso se llegue a asociarlas con nombres u otras característicasde identificación individual: alguien, un amigo, las muchachas, un señor Pedro Alvarado dela Paz, unos tipos, empleados, trabajadores. Es evidente que todos ellos son para FernandoChacón parte de la fugacidad de los sucesos del pasado. En cambio, se detiene en otros:Martín Bacsas, por ejemplo, quien le dio su primer empleo. Esta ultima mención, aunada aque casi todas las otras menciones ocurren en el pasaje sobre su pasado laboral, refuerza laidea de que el trabajo ha sido importante en la vida del entrevistado. La edad y el trabajobrindaron la oportunidad de un mayor número de relaciones. Aun así, es notoria la ausenciade mención a amigos infantiles, maestros u otras personas significativas durante la infancia.Excepto, claro, por Fernando, hijo mayor de la familia con la que Chacón vivió de chico ya quien llegó a considerar como un padre. La mención de Fernando y las repetidas mencio-nes al papá y a la esposa (son las únicas referencias que se repiten) sugieren que el grupofamiliar ha sido un colectivo importante para el entrevistado. Después de buscar referenciasa otras personas, procedo a fijarme en la persona gramatical. Aquí es de notar la constanciaen el empleo de la primera persona. A través de estos dos pasajes, el narrador es el prota-gonista único, incluso aislado. El empleo de la primera persona plural, nosotros, ocurre endos instancias. Una cuando se refiere al grupo familiar, aunque es un «nosotros» delimitadoa la díada familiar, papá – hijo. El otro «nosotros» ocurre al principio del pasaje sobre lasescuelas, cuando recuerda el tren de mulitas y refiere que «corríamos» a alcanzarlo. Proba-blemente el «nosotros» abarque a los compañeros de la escuela. Por ser la única mención aun grupo de pertenencia diferente a la familia, podría ser indicación de que efectivamenteel relator establece una distancia entre el «antes» y el «ahora», a la que ya me referí, en laque el antes tiene un aura de nostalgia y de despreocupación perdida. Como sea, a travésde la narración encuentro que Fernando Chacón emplea la primera persona plural principal-mente para referirse al grupo familiar, sea la familia de origen o sea la propia. Sólo hacia elfinal de la entrevista describe y construye un «nosotros» distinto, un club de excursionistasque él y unos amigos formaron. Así identifica Chacón su pertenencia a colectivos socialessignificativos.

En cambio, y de manera impresionante, el uso de la voz pasiva alude a un «ellos» casi om-nipresente y cuyas acciones repercuten en el narrador. Construye un «yo» pasivo frente a un«ellos» activo, cuya relación es complementaria. Sólo en referencia a las acciones de trabajoel protagonista adquiere gradualmente independencia en sus acciones. Al final, después deuna larga lista en que el «yo» es activo (cuando enumera los trabajos y las fechas, «entre a»)

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mantiene la constancia respecto del divorcio («me divorcié») para inmediatamente corregiry adjudicar la acción a la esposa.

Tenemos entonces ciertas pistas para entender la experiencia contada. Una de ellas, con-cierne a la separación entre el antes y el ahora de la ciudad. La manera en que FernandoChacón se refiere al espacio, la mutabilidad del espacio que he referido, significa que no losiente propio. Sin embargo, su referencia a la esquina donde esperaba el tren de mulitas ysu inclusión en un grupo sugiere que ese espacio lo sentía suyo. Bastante más adelante enla entrevista, cuando refiere su pertenencia al grupo de excursionistas, también habla de unespacio antes, donde se reunía el club, y un espacio ahora, la demolición del edificio. Lasugerencia, nuevamente, es que el terreno de sus acciones al transformarse, se convierte enajeno. Hay cierto paralelismo entre ese antes y ahora del espacio y la construcción de un«ellos» activo y un «yo» pasivo. Las acciones y el espacio obedecen a otros.

Hemos visto también que el trabajo es importante y, en especial, contrastado con suconclusión respecto de la educación (soy un burro), porque muestra a una persona hábil yactiva. Esta identidad consigo mismo a través del trabajo es una constante en su narración.El trabajo adquiere entonces una cualidad simbólica.

Por lo general, las narraciones están repletas de símbolos cuya función es articular alnarrador con su entorno y agrupar a unos y distinguirlos de otros. Discernir y entenderlos símbolos requiere, en algunos casos, un conocimiento especializado. Por ejemplo, en losrelatos de zapotecos y mixtecos, el agua figura de manera especial. Un relato de una mujermixteca tejedora, en el que explica cómo trabaja, refiere que las figuras que incluye en elbordado no son de su invención, sino que en otro tiempo, éstas salieron del agua para serimitadas en el tejido. Otro relato, de un tejedor zapoteco, cuenta que el oficio de tejedorlo trajo una virgen que emergió de un pozo. Otro mixteco, en un relato diferente, contóque, en una ocasión, cuando era niño, se divertía arrojando piedras a un ojo de agua. Añosdespués, ya grande, fue atacado por un intenso dolor en el estomago y un doctor que nopudo encontrar causa para su mal, lo desahució. El curandero del pueblo lo hizo recordarel incidente de apedrear el agua y diagnosticó que el ojo de agua estaba enojado con él, ydebía pedirle perdón al agua para poder curarse.

Para entender el papel que representa el agua en estos relatos, es necesario comprenderel lugar que ocupa en la cosmovisión de estos pueblos. Para zapotecos y mixtecos el agua estáhabitada por deidades relacionadas con el inframundo, en tanto el agua brota del subsuelo.Pero es también punto de unión, junto con los cerros, entre los espacios divinos del cielo yla tierra. El agua entonces articula la relación entre un individuo y su entorno vital. Simul-táneamente, sirve para identificar a los individuos dentro de un grupo y, en consecuencia,distinguirlos de otros.

También hay ocurrencias cotidianas que, a la luz del relato, tienen el papel de símbolo.En el relato de Fernando Chacón, además del trabajo, es difícil encontrar elementos simbó-licos. La dificultad viene, a mi juicio, de que no hay ningún elemento que tenga el poder deaglutinar y distinguir, y ello porque en el relato de Chacón no emerge un «nosotros». Aquípodemos intentar recurrir a los motivos que subyacen al relato. Existen a mi juicio, dos. Unmotivo que estructura el relato es ir a la deriva, ya que narra una larga lista de quehaceresy lugares que le acontecen a Fernando. El otro motivo es el de la astucia, su habilidad parasurcar por estas aguas azarosas y salir avante. La astucia, a su vez, se integra de necedad,capacidad de aguantar, y tener visión para la oportunidad. La siguiente anécdota, que relatacómo consiguió un departamento en el Multifamiliar, muestra estos elementos claramente.

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«. . . ahí en Pensiones me dijeron: «Fíjate que los departamentos están muy bue-nos en el multifamiliar». Entonces un día vine con mi señora y dijo: «¡Ay québonitos, qué padre! ¿Están padres, no?» «Pués sí, ojala que consigamos uno».Entonces andaba yo buscando cómo. Alguien, no me acuerdo quién, me dijo:«Hay una muchacha que ya le compraron una casa y va a dejar su departa-mento, es el H 331». Yo ya había hablado dentro de mis angustiosas gestionespara buscar un departamento a este señor Martínez Domínguez, y fui a ver-lo, le digo: «Oiga, don Alfonso fíjese que. . . necesito, pero así urgentemente undepartamento». «No, pero quién sabe, sí, pues dime un departamento que estévacío y entonces. . . porque necesita encausarlo». «bueno, pues el H 331». «Ventemañana y te doy la carta». «No», le digo «pues aquí me quedo a dormir». «Mematan». Para mí era un señor muy simpático, no sé si habrá muerto ya o no.Entonces dice: «Mira, hazle la carta y que se largue ya, porque ya lo tengo hastamás arriba del copete». Me hicieron la carta y ya mero le besaba yo la manopero me vine volando aquí, entonces había un señor que se llamaba LeopoldoGonzález Calleros, todo así muy prosopopeya y todo. Y dije: «Señor buenas tar-des, perdone ¿el señor administrador? «No está, pero qué se le ofrece, yo soy elencargado». Digo: «Traigo esta carta de la FTSE, y está con el conocimiento de laISSSTE que fui a sacar también ¿no?, por medio de Pensiones, o sea Pensiones».«No, cartitas a mí no». «¡Cómo que no!» «Pero señor que no». Y se metió así yme metí detrás y digo «Entonces esto no sirve». «No, no, ese departamento yaestá dado». Y que cojo el teléfono. . . «¡Oiga!» «No señor permítame tantito, yotambién soy contribuyente». Que marco el teléfono y digo «Oye güera, comuní-came con don Alfonso». «Hay, otra vez tu, se va a enojar». Le digo «Qué se enoje,pero comunícame». «¿Qué quieres?» «Pues decirle que su. . . que me dijeron quemejor escriba su firma en papel Nevado porque para eso sirve». «¿Qué cosa?» Ledigo «Pues sí, dice aquí el. . . » «¡Oiga yo no dije eso!» «¿Quién habla?» Le digo:«Señor habla Chacón, otra vez, perdóneme, pero aquí hay un tipo que dice queese departamento ya está dado y que ni su firma lo vale ¿no?, así es que no melo pueden dar». «¡Pásamelo!» ¡Híjole! Nomás vi que se puso blanco, blanco, sehacía así (como afligido) «Sí jefe, sí jefe». Luego colgó. Dice: «Dice: Ya estarácontento, ha hecho su escándalo y ahora yo soy el perjudicado». «A mí que meesculquen» le digo. «¿Me das mis llaves?» «Ahí están».

En esta anécdota los cambios de tiempo son, al contrario del extracto antes citado, no-torios. Gran parte de ella está dialogada en el tiempo presente. De ahí deriva la fuerza, elimpacto que tiene para quien la escucha. La estructura tan trabajada y fluida sugiere que esuna anécdota que se ha contado varias veces y que da a entender quién es Fernando Chacón.Los elementos de la astucia entran en juego de manera clara y nos ofrecen otro rostro de Fer-nando por contraste con la visión de «burro» y de pasivo que ha ofrecido anteriormente. Encierto modo, además, el incidente es un parte aguas en su vida. Posterior a su divorcio, viveen el departamento un tiempo y después se muda varias veces. Mientras tanto una de sus hi-jas ocupa el departamento, y cuando se muda, Chacón regresa a vivir ahí permanentemente.En distintos momentos, algunos de sus hijos ya grandes también viven ahí. El departamentoadquiere figura en su vida como un ancla, un puerto seguro.

Analizar las anécdotas, como en el caso anterior, es importante por varias razones. Enprimer lugar, creo que en el relato de historia oral la memoria funciona a través de lasanécdotas, elaborando las secuencias informativas que el narrador considera necesarias pa-

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ra pasar de una a otra. En segundo lugar, y dadas estas características, en el relato de laanécdota el narrador despliega a profundidad los elementos que hemos analizado (tiempo,espacio, persona, símbolos). Una última razón es que existen anécdotas en cada relato quetiene la función de conferir y englobar el sentido personal de la vida. Combiné análisis conimaginación, y elaboré una metáfora que alude a ese significado. La frase puerto seguroparece captar certeramente el significado que el multifamiliar tuvo en la experiencia de Cha-cón. Otras dos anécdotas, contadas por una mujer contemporánea de él y también residenteen el Multifamiliar, afianzan esta idea. La primera está al principio de su relato de vida.Cuenta el momento en que su familia enfrentó a soldados revolucionarios, después de habersalido de la ciudad de México para huir de la violencia revolucionaria. Concepción Millán,la narradora, debió haber tenido no más de diez años:

«. . . habíamos terminado de merendar y mi camita ya me la habían arregladopara acostarme pero oímos unos ruidos en la puerta fuertes, así fuertes. Mi papápues se levantó y yo me metí en sus piernas, porque yo me metía en sus piernas,ponía mis pies sobre sus pies y ahí caminaba, me abrazaba de sus piernas yahí iba caminando y en eso. . . avientan la puerta. Pues yo no me asusté porqueno sabía lo que era un Mauser y lo tenían así. Dicen: «¡Ábranos! Entreguen atodos los caballos que tienen». Dice mi papá: «Yo no tengo ningún caballo».«¡Entréguenos todo lo que tienen!». Dice mi papá: «¡No!»

Y en eso vinieron otros, botaron la puerta y se metieron. Llegaron a la cocinitadonde estaban los víveres que tenía mi mamá reservados. Las señoras, que eranlas que les decían las soldaderas, sacaron los huevos y luego con la mano lossoldados, no sé, tampoco vi eso porque yo cuidaba a mi papá y a mi mamá,pero cogieron los. . . dice mi mamá que yo creo que esa gente estaba hambreadaporque con las manos así sucias cogían las yemas y todo y se las comían. Unacosa fea ¿no? Asquerosa. Vaciaron todo lo que tenía mi mamá.

Me había comprado un pollito así, gordito, güerito, casi no tenia plumas y anda-ba por ahí. Pero en ese momento nos olvidamos del pollito. Después me baje, yaal día siguiente que amaneció, estaba todo el callejón, porque era un callejón,lleno de caballos y las señoras tenían unas latas, laminas o no sé qué. Ahí yo vimi pollito: ya lo habían abierto y lo estaban asando. Yo le lloré a mi pollito y yales quería yo decir, pero mi papá dice «no, déjalos, ya». Y sí por qué mi pollito¿no? ¿Por qué cogieron a mi pollito? Y pues no me daba cuenta de que iba ahaber revolución. Yo no sabía nada, no más veía, observaba. Ni por acá me dabala idea de qué era revolución, pues uno no sabe».

La segunda anécdota que cuenta está casi al final de su relato de vida. Refiere un en-cuentro con un tejedor de manta que tenía su taller en los alrededores del multifamiliar.Para entonces Concepción tenía algunos años de vivir en la unidad.

«Donde es ahora el Banco de México era una casita de adobe donde trabajabaun señor en un telar, hacía manta, ahí tenía su telarcito. Yo sí lo alcance a ver yuna vez me asomé. «¿Qué vende usted manta?» «Sí – dice – yo la vendo y todo.Cómpreme, ya nomás me queda esta pieza de manta. Porque ya me van a pedirel terreno». Le digo «¿no?» «Sí – dice – ya no los van a pedir, que van a abrir la

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calle o que van a quién sabe qué». «¡Ay no! ¿Cómo que van a abrir?» Sí, y seamplió, se amplió la calle y ya quitaron ese telarcito [. . . ].2

La primera anécdota, muy al principio de la narración, y la segunda al final, confierenal testimonio un sentido circular. En la primera, similar a la narración de Fernando Chacón,aparece la díada hija – padre. Pero aparece en un contexto diferente, el del enfrentamientoentre una fuerza bárbara (los revolucionarios) y la debilidad (el pollito). Concepción cons-truye un «ellos» activo y amenazante frente a un «yo» indefenso, que, sin embargo, tiene elrecurso de la intermediación para sobrevivir al choque entre débiles y fuertes. La segundaanécdota repite esta situación de enfrentamiento entre fuertes y débiles, aun cuando entreuna y otra transcurren alrededor de cincuenta años. Sin embargo, la ubicación de la narra-dora, es muy diferente. En la primera, Concepción está dentro de los sucesos. En la segundaestá fuera de ellos, concretándose a observar y comentar. La distancia que ella guarda puedeser entendida como resultado del cambio en su situación social, fruto de su trabajo y desu residencia en el Multifamiliar. Ha encontrado un sitio de resguardo, razón por la que yano se siente parte de esa estructura que divide a la sociedad en débiles y fuertes. Escape yresguardo son metáforas adecuadas para describir lo que cuentan las anécdotas de FernandoChacón y Concepción Millán.

Encontrar un motivo (o varios) que encapsula el sentido del relato nos adentra en eltrabajo que la memoria hace recordar. Este trabajo no es uno de mera reconstrucción fácti-ca; por el contrario, es una elaboración que recrea el pasado. Esta recreación ocurre en elcontexto de una entrevista de historia oral. Por ello cuando analizamos es útil preguntar aquién va dirigido el testimonio. Teniendo esa pregunta en mente, leamos el siguiente pasaje,en el que Chacón reflexiona acerca de los jóvenes del Multifamiliar:

«. . . me llevaba yo a todos, 15, 17, 20 muchachos, me los llevaba yo [de campa-mento] y todos con sus tortas y sus. . . pero no sirvió mucho porque muchos sí sedescarriaron.

— GG: ¿Por qué cree que se descarriaron?

— FC: Pues posiblemente por la facilidad de conseguir qué tomar ¿no?, por losproblemas que hayan tenido emocionales, me imagino en su. . . afortunadamentemis hijos pues los solventaban porque, a pesar de que nos divorciamos, yo nuncalos dejé, yo estuve con ellos, es decir, si tenían algún problema de dinero o algo,yo veía lo que hacia, pero más o menos se los solventaba, y otros no. . .

. . . Había otro [muchacho] que ahora lo veo que nada con su papá ayudándolea caminar y todo y sigue la pauta del papá, él trabaja en Ferrocarriles y el mu-chacho heredo su plaza y sigue trabajando en Ferrocarriles ¿no? Yo. . . qué buenoque mis hijos se salieron del cauce y se fueron por otros lados y no heredaronmis tristes chambas ¿no?».

Aquí el entrevistado da cuenta de los años de maduración de la generación de sus hijos.La reflexión sin duda va dirigida a ellos. Pero la pregunta del entrevistador que la motiva dapie para que Fernando Chacón explique el proceso y ofrezca un juicio sobre posibilidades ycambios en el mundo de esa generación. La reflexión, entonces, también es pronunciada decara a la historia. Conviene recordar aquí que la entrevista surge por la solicitud de un his-toriador oral, razón por la que ambos participantes están concientes de crear un documento

2 Entrevista a la señora Concepción Millán por Graciela de Garay y Concepción Martínez, 12 de marzo de 1998.PHO 13/13-1.

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para la historia. La selección y recreación del pasado tiene por intención dejar un legadopara la historia.

La selección del recuerdo implica también el olvido. En otras palabras, lo que se dice estáal menos en parte determinado por lo que no se dice. La última frase de este pasaje revelala tensión entre la imagen positiva y pintoresca de la astucia y el nada agradable epítetode «tristes chambas». Ésta es una tensión que, sin ser explicita, subyace a la selección delrecuerdo y el olvido. El narrador no explora las contradicciones entre lo que de hecho fue suexperiencia y sus ideas sobre lo que debería ser, donde supuestamente el trabajo lleva al éxitoy al poder, y sus ideas sobre lo que a él le hubiera gustado que fuera. Quedan en el olvido lafrustración y otros sentimientos negativos de su propia experiencia. De cara a la historia, sinembargo, Chacón contrapone el tiempo que le tocó vivir, el de las tristes chambas, al tiempode sus hijos.

A través de analizar varios elementos en la entrevista conocemos las conexiones, con-tradicciones y significados que dan entereza al documento. Ahora me interesa llevar la sin-gularidad de la experiencia de Fernando hacia un contexto social. En cierto modo ya enesta fase entró al segundo momento del análisis de la entrevista, que, como ya señalé, esun análisis de carácter temático. Sin embargo, no se trata de imponer temas que encajonenla narración, sino de derivar temáticas a partir de la experiencia narrada. En la medida enque vamos creando estas temáticas, vamos también situando un contexto histórico que nosayude a entender esa experiencia.

Al atender sólo a los extractos citados encontramos primero la descripción de la experien-cia escolar y con ella el tema de la educación. El acceso a la educación formal en la primeramitad del siglo XX era difícil. Basta recordar que en la década de 1950 todavía casi la mitadde la población no sabía leer y escribir mientras que más de 70 % era analfabetos en 1920.3

Recordemos también que en las primeras décadas del siglo la educación primaria llegabahasta el cuarto año y muchos de quienes estudiaban no llegaban más allá de esos cuatroaños de escuela. Fernando Chacón, que llegó a secundaria y estudio en escuelas privadas,podía contarse entre los privilegiados.

En términos de las demandas sociales sobre la educación, Fernando contaba con un baga-je aceptable. La educación superior en esos años aún no era considerada requisito imprescin-dible para una movilidad laboral ascendente. Por esta razón, su desempeño laboral posteriortuvo recompensas. Habiendo realizado trabajos fabriles y de empleado menor, eventualmen-te logró puestos dentro de la escala media administrativa. Su condición social era la de lapequeña, pero creciente clase media de la ciudad de México.

Esta parte de su descripción abre dos puntos importantes de contextualizar. Primero, elmercado de trabajo de la ciudad de México hacia mediados del siglo XX. Tenemos que si-tuar al narrador en relación a la expansión económica que se inicia después de la segundaguerra mundial, el llamado «milagro económico mexicano», y, muy en particular, respectodel crecimiento del sector estatal de empleo. Tenemos que conocer la oferta y las políticassalariales. Los bajos salarios explican porqué Chacón debía recurrir a más de un empleo, yen ese sentido dar un nuevo significado al fenómeno del «chambismo» vivido por muchos enel país. Segundo, habrá que situar a Chacón respecto de la condición económica de la clasemedia urbana. Por ejemplo, la tendencia al aumento en las percepciones, especialmente en-tre los empleados públicos, minimizó el impacto negativo de los salarios absolutos y permitió

3 Tres textos útiles para construir el contexto histórico que aquí se esboza son: Roger D. Hansen. The politics ofMexican Development. Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1971; Pablo González Casanova. La democraciaen México. México: Era, 1965 y Arturo González Cosío, «Clases y estratos sociales en México», en Joseph A. Kahl(comp.). La industrialización en América latina. México: FCE, 1965.

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abrigar esperanzas de mejoría económica. Los beneficios extrasalariales, como era el acce-so a la vivienda pública subsidiada, confirmaban esa expectativa y permitían una relativaestabilidad en la relación laboral entre el estado y sus empleados.

Otro elemento del contexto es la política. La anécdota sobre Martínez Domínguez pone aldescubierto los hilos de las relaciones asimétricas, en las que los mecanismos de clientelazgoevitan las confrontaciones. Este tipo de relaciones ayuda a entender por qué en el relato de suvida el narrador no refiere su participación en ningún conflicto social, e incluso, no mencionaninguno de los muchos que ocurrieron en el transcurso de esos años. Nos ayuda a entender,también, la importancia que da en su vida a la construcción de díadas asimétricas (papá –hijo, patrón – empleado, amigo poderoso – subordinado) por encima de la construcción decolectividades simétricas. Así mismo, hay que explorar el valor que la clase media confiere ala independencia socioeconómica enfrentado a la dependencia política.

El entrelazamiento de estos elementos contextuales, a su vez, está ligado a los motivossimbólicos en el relato. El eje conductor de la astucia se explica, al menos en parte, porque elnarrador da cuenta de cómo usa las habilidades y conocimiento adquiridos para manipularlos hilos del entramado social a su favor. El motivo narrativo remite a otro aspecto del con-texto, la cultura, para situar ya no lo que se dice, sino el cómo se dice. El relato de vida deFernando Chacón está emparentado con la narrativa picaresca, y, por esta razón, me pregun-to de dónde obtiene este modelo narrativo. Sin duda, aquí será necesario indagar más sobrela narrativa popular, especialmente para los años de 1930 a 1960, y no sólo la escrita, sinotambién el cine y la radio; baste aquí recordar algunos personajes encarnados por JoaquínPardavé y «Cantinflas».

Otros aspectos contextuales necesarios para entender este relato de vida serían el cre-cimiento urbano, crecimiento de la clase media y, relacionado a esto último, formas de or-ganización colectiva de los individuos de esta clase. Discutir estos puntos extendería estetrabajo innecesariamente, en tanto creo que el camino por seguir en la creación del contextohistórico queda claro.

Para terminar, quiero referirme a un punto importante respecto de la experiencia his-tórica en la narración. Los años anteriores a la década de 1960 crearon la expectativa deuna mejoría en las condiciones de vida de Chacón. Pero los años posteriores frustraron esaexpectativa. A partir de ese contexto de cambio socioeconómico, es que podemos entenderla contradicción entre el valor positivo otorgado a su experiencia de deriva y astucia y laconclusión negativa englobada en juicios tales como «tener las orejas grandes» y «tristeschambas». Ello subraya la importancia que adquiere el departamento en el Multifamiliar,tanto en el sentido simbólico de resguardo como en la experiencia vivencial de no estar lite-ralmente en la calle. Éste es un conocimiento importante para una investigación acerca delimpacto del Multifamiliar y las formas de vida ahí desarrolladas. Pero también abre puertashacia una investigación de la experiencia de vivir en el siglo XX mexicano.

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Capítulo 10

La memoria de los políticos: sobre la pérdida y la recuperación desu estelaridad

Silvia Dutrénit Bielous. . . . . .

¿Es útil y posible trabajar desde la perspectiva de la historia oral con los políticos? Esmás, podría preguntarse si realmente quienes protagonizan las historias políticas, quienesen su mayoría definen el contenido de lo que son las historias oficiales, resultan materia deinterés para reconstruir nuevos horizontes de conocimiento.

En las páginas que siguen se dan pistas metodológicas y se comparten experiencias re-lativas a una investigación que cruza tres conceptos analíticos: autoritarismos/transiciones,memoria histórica y políticos. En ellas se utiliza la historia oral para reconstruir procesosmás que para hacer historias de vida.1 También se trata de crear nuevas fuentes para elconocimiento de situaciones que nos son cercanas históricamente.

Para cumplir con tales fines, el trabajo se divide en tres apartados. En el primero, se des-criben los conceptos que se combinan en la investigación. Seguidamente, en el segundo, sediscute sobre la construcción del objeto de estudio y de sus alcances. Por ultimo, en el terce-ro, se realiza un acercamiento a la experiencia concreta de entrevistar políticos ofreciendouna ruta posible para nuevos trabajos.

Los conceptos analíticos: autoritarismos/transiciones, memoria histórica,políticos

El espacio público ha sido siempre el terreno de los políticos. En todo régimen democrá-tico el poder es civil y sus ejecutores pertenecen a la clase o elite política. En tales circuns-tancias las mujeres, los hombres y sus organizaciones pueden expresarse y actuar, al ser éstauna característica primordial de la propia democracia. Los partidos y sus elencos políticos

1 Para una investigación sobre la historia política del Río de la Plata recurrí in extenso a la historia oral. De mistextos publicados, e ilustrativos de la aplicación de la metodología, véanse: El maremoto militar y el archipiélagopartidario. Testimonio para la historia reciente de los partidos políticos uruguayos. Montevideo/México: Edicionesde Ciencias Sociales/Instituto Mora, 1994; Diversidad partidaria y dictaduras: Argentina, Brasil y Uruguay. Mé-xico: Instituto Mora, 1996, y «Asuntos y temas partidarios en la memoria de las elites radical y peronista», enHugo Quiroga y César Tcach (comps.). A veinte años del golpe. Con memoria democrática. Rosario: Homo Sapiens,1996.

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tienen un papel estelar, papel que, como es sabido, en muchos países comparten con otrasrepresentaciones sociales.

En situaciones de autoritarismos civiles o militares, ocurre lo contrario. Y esta negativaa que el espacio público sea ocupado por los políticos y la forzosa marginación del universocivil organizado, va acompañada de la violación de la libertad de expresión y del conjuntode los derechos humanos y ciudadanos. Ello cambia paulatinamente según las circunstanciasde cada país, toda vez que se van construyendo procesos transicionales. El cambio será másrotundo si se dirige hacia un régimen democrático y, por tanto, de libre expresión de laspreferencias y de libre tránsito de los esfuerzos políticos.

Nuestra región, América latina, exhibe las más disímiles y contemporáneas experienciasde este tipo, pero hay dos asuntos que vale la pena retomar de la historia reciente y traumáti-ca y de la historia colectiva. Aquélla ha dejado en quienes la vivieron huellas muy profundasde terror, conflicto, arrinconamiento y reclusión en los espacios privados, de redimensiona-miento de la vida cotidiana, en fin, de un sinnúmero de traumas psicosociales profundos.A su vez, este pasado reciente es disputado, se reabre permanentemente en función de in-tereses sectoriales, y, por ello, la historia como ciencia es una forma de memoria colectivafraccionada. Así, desde la memoria del poder hasta la memoria popular pueden darse distin-tos rescates y relatos. Por ejemplo, esta segmentación ocurre cuando la memoria de la elitepolítica no es la memoria del poder. En los autoritarismos y en las transiciones los nichos derecuerdos de esa elite se multiplican y la reconstrucción de la memoria colectiva se vuelveasí un desafío insoslayable.

Entones, enfocar la lente sobre los políticos en situaciones que les fueron adversas nosignifica necesariamente recuperar la memoria del poder – entendida ésta como la de la ins-titucionalidad estatal – pero, sin duda, sí la de aquellos protagonistas que la historia siem-pre registra con nombre y apellido. Porque en definitiva una elite, cualquiera que sea – y lapolítica, que es por excelencia una representación de todas – es históricamente y como sudefinición lo indica, «los pocos que están en la cosa» y que, por su autoridad e influencia, searroga la facultad de determinar las conductas y los hábitos de los más.2

La construcción del objeto de estudio y sus alcances: sí historia, noperiodismo político

Así, pues, la historia reciente de represión y marginalidad políticas y la memoria de laelite política se constituyen en una intersección provocativa pero objetivamente posible. ¿Porqué? Porque, para un historiador que se ocupa de la historia reciente, el nudo problemáticoes la identificación de un tiempo social del que pudo ser actor, con un tiempo pasado, el queanaliza.3 Es así que el análisis histórico, que nunca deja de estar teñido por la ideología, setorna más complejo al tratar de recrear una época cercana.4

2 Es un concepto que además de producir encono ha merecido un extenso examen e la ciencia política y ha contadocon un detenido análisis de Pareto, Michels, Mills y Mosca. En este trabajo se lo delimita y utiliza como grupo quetiene el poder de dirección política en las colectividades partidarias – e el gobierno – y que es reconocido como talpor la sociedad. Véase el texto de Carlos Real de Azúa, «La clase dirigente», Montevideo, Nuestra Tierra Nº 34,1969.

3 Como es obvio, dedicarse a procesos tan contemporáneos desde una perspectiva histórica, no oculta que «[. . . ]quien se ocupa de la historia política está interesado en el presente y en el futuro de su entorno; de ahí surge suinclinación por el pasado». Véase Álvaro Matute, «Historia política», en Horacio Crespo et al. El historiador frentea la historia. Corrientes historiográficas actuales. México: Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1992, p.70 (Serie Divulgación, 1).

4 En este sentido vale la pena retomar que: «Si el pasado cuenta es por lo que significa para nosotros. Es el productode nuestra memoria colectiva, es su tejido fundamental. . . Pero este pasado próximo o lejano igualmente, tienesiempre un sentido para nosotros. Nos ayuda a comprender mejor la sociedad en que vivimos hoy, a saber qué

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Aun con la aceptación hoy día de que se dispone de más documentos que los que antañolos historiadores aceptaban como tales, existe la disposición a crear fuentes tremendamenteimpactantes por la fuerza que conlleva el sonido o el video, que ofrecen ventajas al historia-dor dedicado a investigar tales procesos.5 Para historiarlos es posible recurrir a los propiosactores o espectadores, a los coetáneos de los acontecimientos, y es aquí donde la historiaoral ha contribuido a recuperar la memoria de los hombres, de los pueblos, de los distintosgrupos que hacen las sociedades.

¿Qué significa lo anterior? Significa que se han creado otras rutas en la búsqueda deldato, del hecho. Vale la pena precisar aquí, que el acercamiento a los políticos por medio delas entrevistas ha sido una práctica recurrente en el periodismo. Muy especialmente, se harecurrido a la entrevista política para informar a la opinión pública sobre las experienciasvividas en etapas autoritarias o de transición. Como es sabido, las formas y los objetivosdel periodismo político, no necesariamente se estructuran en la perspectiva de ubicar eldato, el acontecimiento para, a partir de él, comenzar la ardua tarea de cotejar y reconstruirhistóricamente los fenómenos.

Significa además, que estas nuevas fuentes, los acervos de historia oral, no cuentan con elestatus especial de que el historiador deba reparar en ellas de manera diferente. El cotejo y lacrítica de las fuentes mantiene para éstas el mismo protocolo y rigor que los tradicionalmenteaceptados.

No obstante, cuado se trata de recabar testimonios de políticos sobre situaciones de au-toritarismo y transición ¿sobre qué especialmente se debe reparar? Sin lugar a dudas, laprincipal premisa debe ser la de considerar que la oposición a los gobiernos autoritarios y laparticipación en una búsqueda de la institucionalidad son valores socialmente compartidosa la hora de las crisis de los gobiernos de fuerza. ¿Qué se quiere decir con ello? Que final-mente son pocos los que mantienen la adhesión al autoritarismo – más allá de que se dieraen muchos casos – y que, seguramente, no serán tantos los que lo manifiestan abiertamente.Además, que no todos van a desempeñar papales protagónicos en la recuperación o en laconquista de un espacio público civil y plural.

Esta premisa asentada en el valor colectivo de la democracia y, con ello, por qué no, enel prestigio épico que toda actuación antiautoritaria encierra, va acompañada de otra: la si-tuación presente del protagonista político de aquel entonces, es decir, del entrevistado. Todopolítico es un actor que está, al ser entrevistado, en su escenario y siempre es un elaboradorde discursos con intenciones proselitistas. De ahí que distinguir, al menos grosso modo, entrepolítico activo y retirado, es una clave sustantiva en el análisis de su testimonio y, aunquese volverá sobre esto, se debe insistir en que los políticos entrevistados bajen del escenario.La advertencia sobre ello facilitará la búsqueda de la verdad y de la objetividad procurandoeliminar los factores subjetivos y proselitistas, y dará otras claves para realizar el cotejo confuentes distintas.6 Así, pues, la sobrerrepresentación de la oposición, su protagonismo, que

defender y preservar, a saber qué derribar y destruir. La historia es una relación activa con el pasado. El pasadoestá presente en todas las esferas de la vida social. El trabajo profesional de los historiadores especializadosforma parte de esta relación colectiva y contradictoria de nuestra sociedad con su pasado; pero no es más queun aspecto particular, no siempre el más importante y jamás independiente del contexto social y de la ideologíadominante [. . . ] La memoria colectiva, la apelación a la historia actúan en ultima instancia respecto al futuro».Jean Chesneaux. ¿Hacemos tabla rasa del pasado? A propósito de la historia y los historiadores. México: Siglo XXI,4º ed., 1981, pp. 22-25.

5 Un muy interesante y sugerente estudio e interpretación, sobre lo que llama «la revolución documental», ofreceJacques Le Goff en su obra El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona: Paidós, 1982.

6 Tomar conciencia de los peligros dados por la dosis de subjetividad es parte fundamental en la explicaciónhistórica que busca acercarse a la objetividad de la verdad. De ello da cuenta Adam Schaff en su obra Historia yverdad. México: Grijalbo, 1974 (Teoría y praxis).

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se desencadenan durante las transiciones, y la persistencia del papel activo del político sonparte del juego de serpientes y escaleras que debe superar el historiador oral o quien recurraa esos testimonios como fuentes de su investigación.

Estas dos premisas principales podrían desembocar en otro interrogante, o en una serie,signada, por la pertinencia o no de rescatar el testimonio de los de «arriba», porque cabepreguntarse hasta dónde se lograrán hallazgos para una reconstrucción histórica y hastadónde se vuelve sobre aquel componente de la memoria histórica que nunca se pierde.

Y aquí se debe insistir en un diverso amplio de circunstancias, especialmente políticas,sociales, culturales, que permiten aseverar que la recreación histórica a partir de los testimo-nios de los políticos aporta, alimenta y enriquece el conocimiento de una época. Afirmaciónque podría extenderse a la exploración y explicación de los comportamientos presentes.

Lo anterior es fácilmente transmisible desde las siguientes preguntas. ¿El quehacer po-lítico exige espacios y reconocimientos tradicionalmente aceptados? O en forma inversa:¿es posible que los procesos históricos sean resultado de un quehacer político alejado de laestelaridad y de los espacios ortodoxos y habituales de la política partidaria?

Rastrear el quehacer político en situaciones en que éste constituía una actividad vetadaconduce, primero, a que los propios protagonistas, los políticos, respondan que no existíala vida política. Sin embargo, la insistencia en qué se hacía en aquellos tiempos, llega aconfigurar otro escenario acerca de este quehacer que es el que importa para la investigación.

Cuando la política pasa por otras instituciones y el poder a manos de otros individuos yotras instituciones, no significa que los que antes hacían política ya no la hagan. Entoncesla sociabilidad se vuelve política y se construye como tal. Toda actividad se usufructúa confines políticos y así se van tejiendo redes de relación con fines proselitistas. De este modo,la creación y la imaginación se dan cita en los momentos de mayor cercenamiento de laslibertades para posibilitar el encuentro y la conspiración. Y es entonces cuando la políticay su quehacer pasan a evitar la represión convergiendo en otros ámbitos: las casas, los clu-bes deportivos, los cafés, los cementerios, los estadios, los hipódromos, las playas, por sóloenumerar algunos. De esta forma los cumpleaños y todo tipo de festividades u homenajes –como los realizados muchas veces en los cementerios – fueron la excusa para reunirse, dis-cutir y diseñar estrategias de acción. El conjunto de esa solapada actividad exige el diseñode códigos conspirativos y de los más insólitos camuflajes.

Lo sucedido no solo significa la vivencia del acontecer diario de los políticos, sino querepresenta asimismo la forma en que se va gestando la construcción de la institucionalidaddemocrática.7 Y éste es el punto medular para la historia oral: el fraccionamiento de la ac-tividad en espacios privados y semipúblicos y la dispersión de las fuerzas políticas y socialesque redimensionaron el papel de los individuos, de los grupos pequeños, de ciertos micro-mundos sociales. La inmensidad de lo realizado, los insólitos túneles por los que transcurriócada actividad y lo insólito de las formas que se dieron para cumplir con los objetivos de lapolítica, quedan en el recuerdo individual de sus actores, que lo colectivo estaba impedidoy lo público reprimido. Sólo el rescate de la memoria de quienes fueron tejiendo aquellasredes y recorriendo aquellos vericuetos permitirá descubrir otras formas y otros espaciosdel quehacer político que finalmente reconstruyen las historias y explican el rumbo de lahistoria.

7 Como lo anota Philippe Joutard, uno de los servicios que presta la historia oral es el reemplazo de documentosescritos, evidente en situaciones de clandestinidad o de resistencia. Es decir, se recupera lo olvidado exclusiva-mente con los testimonios de quienes lo vivieron – actores o espectadores – . Consúltese su libro Esas voces quenos llegan del pasado. México: FCE, 1986, pp. 253 y ss. (Colección Popular 345).

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En suma, éste es el principal aporte, o el más rico, del testimonio que pueden ofrecer lospolíticos sobre lo sucedido en etapas autoritarias o de transición.

Una ruta posible para entrevistar: algunas pistas después de una experiencia¿Cómo abordar a la elite política, y cómo hacerlo en un espacio que no sea su escenario,

sino su espacio privado, individual, y no su hábitat acostumbrado de actuación? Ello condu-ce, al mismo tiempo, a otro cuestionamiento. Se trata de determinar bajo qué condiciones,en qué circunstancias y sobre qué situaciones se aborda y cómo resulta más enriquecedorhacerlo.

El recorrido para lograrlo contiene varias paradas y dos recomendaciones sustantivas.Éstas últimas tienen que ver con el papel del historiador y/o entrevistador. Quien preguntano es un polemista, es un investigador que va en busca de una fuente de información y, portanto, nunca va a un debate con su entrevistado. Esto es esencial, y quizás es lo más difícilcuando se trata de un tiempo histórico respecto al cual se está o se ha estado comprome-tido social y políticamente. Es, además, quien realiza la entrevista y luego la utiliza en suinvestigación, alguien que debe preservar la ética profesional; lo cual alude al respeto abso-luto sobre el uso de la información obtenida de acuerdo con la voluntad del entrevistado.¿Qué representa esto? Que sólo se utilizará públicamente lo autorizado por el entrevistado.No obstante, la información obtenida no se pierde auque no se haga pública, porque el in-vestigador tendrá una riqueza de datos de la cual extraer un caudal de conocimiento queenriquecerá su interpretación de los hechos más allá de las fuentes.

Para cualquier objeto a investigar – tema de coyuntura, proceso histórico o historia devida – la primera parada es un requisito ineludible: conocer al sujeto a entrevistar y su con-texto. En este sentido, siendo un político importa el presente, su situación actual activa opasiva. Ello hace posible detectar el doble discurso sobre el que se deberá trabajar paradescartarlo o valorarlo.

La segunda estación es la elaboración de un cuestionario que no debe darse a conocerantes de la entrevista, ya que ésta puede generar durante su desarrollo, temas no incluidosen el cuestionario, lo que impone ser flexible para dejar que el propio entrevistado puedaincorporarlos si así lo quiere. La flexibilidad tiene sus riesgos, porque el exceso discursivosiempre está presente en el político, y constituye un desafío para este tipo de investigación.En este sentido, el mayor éxito se obtendrá en la medida en que se logre bajar del escenarioal político, es decir, que su testimonio sea fruto de la reconstrucción de sus recuerdos, no desu labor proselitista. ¿Es posible obtenerlo? En parte lo es y constituye uno de los principalesretos.

Por todo ello, la tercer parada de la ruta es la conquista de un clima de empatía, dedistensión y de interés de manera que los recuerdos sometan al actor actual y nos entreguenal protagonista de antaño.

¿Cuáles son los límites temporales de la realización de una entrevista? Sin duda los es-tablecidos por el entrevistado, su voluntad de seguir los complejos y movedizos caminos delos recuerdos o su decisión de interrumpirla: es el dato decisivo que indica la continuacióno la finalización de la entrevista. Esta cuarta parada de la ruta contiene, en el caso de lospolíticos, experiencias concretas relacionadas con sus tiempos de actividad legislativa o eje-cutiva, de su interés presente y de sus urgencias. Si lo están llamando a sesionar o firmar unacuerdo, la tensión pasa de la entrevista a otro aspecto. Es posible que pese a ello se logre,que mantenga el interés, esto sucede también y hay que aprovecharlo. Como es obvio, lospolíticos retirados tienen otros tiempos y otras expectativas. Un último freno en el caminode la entrevista son sus primeras vallas a sortear: las secretarias y los teléfonos. Personajes

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y objetos que pueden convertirse en enemigos insalvables del entrevistador. Conquistar lasimpatía de quienes llevan la agenda de un político es un objetivo para quien pretenda en-trevistarlo. Y lograr que el teléfono sea suspendido para que su atención esté en la entrevistaresulta ser otro punto importante, si se quiere alcanzar el clima de armonía, de placer, degusto necesario para redescubrir su actuación.

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Capítulo 11

Memoria y socialismo

Pablo Pozzi | Alejandro Schneider. . . . . .

Historias de la militancia argentina (1965-1975)La década de 1966 a 1976 se vio signada por una intensa actividad política, un auge de

masas y el crecimiento de la izquierda marxista y peronista. Este período se inició, a grandesrasgos, con la instauración de la dictadura del general Juan Carlos Onganía, cerrándosecon el fin del gobierno de María Estela Martínez de Perón, en marzo de 1976. Éstos fueronaños de intensa conflictividad social en la Argentina, a raíz de los intentos de los sectoresdominantes de cambiar el modelo social de acumulación de capital combinado con un ciclode permanente crisis de legitimidad e inestabilidad política debido, principalmente, a laproscripción electoral de Juan Domingo Perón.1 A esto se añade que durante esos años seprodujeron una serie de acontecimientos mundiales que impactaron en la práctica políticadel momento: la Revolución Cubana y la extensión del proceso revolucionario en Américalatina, la guerra de Vietnam, el Mayo francés.

Durante esos años surgieron nuevas organizaciones, tales como los grupos guerrilleros, yagrupaciones que, siendo pequeñas en 1965, habían incrementado su caudal en adherentesy su influencia en la vida política y social diez años más tarde. Cada una de estas organi-zaciones fue producto de la época, y todas se esforzaron por conectar las reivindicacionespopulares a su visión del socialismo. Comunistas, trotskistas, maoístas, guevaristas y pero-nistas revolucionarios atrajeron la atención y la imaginación de una generación de jóvenesargentinos conocida hoy como la Generación del 70. Tres décadas más tarde, el recuerdo deaquella época se ha resignificado, mezclando hechos reales con ficción, vivencias propias conanécdotas de otros, sentimientos actuales con la evocación del momento.

Ésa fue una década de intensa politización generalizada, donde el común de la pobla-ción seguía cotidianamente los acontecimientos internacionales, particularmente aquéllossucedidos en América latina y en Vietnam. En las organizaciones políticas se daba muchaimportancia a estos acontecimientos y su vínculo con eventos y problemas locales. Se rea-lizaban debates, cursos, foros y la prensa se hacía eco de esta demanda. No fue casual que

1 Véase Patricia Berrotarán y Pablo Pozzi. Ensayos inconformistas sobre la clase obrera argentina (1955-1989). Bue-nos Aires: Letrabuena, 1994.

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muchos jóvenes se vieran marcados por todo esto y que su politización tuviera mucho quever con el contexto internacional. Dentro de la realidad particular de la Argentina, lo ante-rior se combinó con una clase obrera combativa en lo sindical, con un notable nivel culturaly politizada por la memoria de los gobiernos peronistas (1946-1955).

El recuerdo de aquella época implica, necesariamente, una valoración de la misma. Eneste sentido la memoria y el mito se convierten en un lugar de disputa política e ideológicaque abarca no sólo el recuerdo de la época sino una lectura del presente argentino. Paraalgunos, la Generación del 70 fue un fenómeno propio de la clase media y de la pequeña bur-guesía impactada por una especie de anomia. Así, el recuerdo implicaría que el fenómenofue una utopía divorciada de la mayoría de la población.2 Para otros, la década representó elmomento más alto de politización de los argentinos, contrastándolo con una visión negativade la actualidad. Al decir de un testimoniante: «todo el mundo estaba metido en algo. Si nomilitabas eras un pelotudo. Hoy en día no pasa nada». Para la historia oficial fue una cues-tión de pequeños grupos de enajenados con influencia extranjera (Cuba, el Che Guevara, laCuarta Internacional).3 Para la izquierda, con variaciones, fue su momento de gloria perdi-do. Para muchos de los activistas de la época su «vida política» fue el momento que marcósu identidad como ser humano: la capacidad de trascender en función del bien colectivo.

Este trabajo se basa en ciento cinco entrevistas con activistas de aquella década, realiza-das entre 1989 y 1997.4 El tema central de este trabajo es memoria y política a través de losrecuerdos de militantes izquierdistas de la década de 1970. Tres aspectos globales han sidoseleccionados para ser analizados interrelacionadamente. Por un lado se discute la cuestiónde la memoria y el mito; el cómo los testimoniantes reconstruyen su pasado y las percepcio-nes que van armando sobre su propia existencia. El recuerdo de los militantes se encuentraen una zona confusa y contradictoria que mezcla percepciones actuales con las pasadas ycon la experiencia vivida. Valores de hace dos décadas emergen conjuntamente con los delpresente. Debido al hecho de que muchos se sienten derrotados, las frustraciones, el dolory la sensación de pérdida son expresados contradictoriamente con la alegría, la reivindica-ción del momento y la insistencia de que fue el «mejor momento de sus vidas». Asimismo,la mezcla entre la historia oficial partidaria y los recuerdos personales les otorga algunascaracterísticas míticas a los testimonios, al mismo tiempo que ilustra significados ocultos yno expresados en lo que fueron muy intensas y humanas vidas políticas. La reconstrucciónde la memoria es permanente al igual que su utilización en el contexto político, como porejemplo, la modificación de quiénes son reivindicados como héroes, la selección de hechossignificativos e, inclusive, la valoración de la militancia.

Por debajo de lo anterior se puede detectar una relación entre la memoria política y elimaginario del testimoniante. Es en el análisis de esta relación donde se pueden encontraralgunas de las características que apuntan a explicar las causas de la supervivencia de una

2 Pablo Giussani. Montoneros. La soberbia armada. Buenos Aires: Editorial Sudamericana/Planeta, 1984. CarlosBrocato. La Argentina que quisieron. Buenos Aires: Editorial Sudamericana/Planeta, 1985. Peter Waldmann,«Anomia social y violencia», Alain Rouquié (comp.). Argentina, hoy. México: Siglo XXI, 1982.

3 Anon. El terrorismo en la Argentina, 2 vols. (sin pie).4 Estas apreciaciones son parte de una investigación más amplia sobre el PRT-ERP que incluyen numerosas entre-

vistas realizadas con el método de la «historia de vida». Los resultados de esta investigación han sido publicadosen: Pablo Pozzi, «Los setentistas: hacia una historia oral de la guerrilla»; Anuario 16, Rosario, Argentina: Escue-la de Historia, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Rosario, 1993-1994; «Los perros. La culturaguerrillera del PRT-ERP»; Taller. Revista de Sociedad, Cultura y Política vol. 1, Nº 2, Buenos Aires: Asociación deEstudios de Cultura y Sociedad, noviembre 1996; «El exilio argentino en Estados Unidos (1976-1983): el caso deDenuncia», ponencia en el XX International Congress, Latin American Studies Association, Guadalajara, México,abril 17-19, 1997, «Por las sendas Argentinas». El PRT-ERP la guerrilla marxista. Buenos Aires: Imago Mundi,2004.

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cultura izquierdista en la Argentina.5 Esto se torna más evidente al analizar las respuestasen torno a «¿qué era al socialismo para usted?». Inclusive es notable cómo activistas de lamisma organización, habiendo internalizado un discurso similar, lo resignifican a través desu experiencia de vida. En estas respuestas se entrecruzan e interrelacionan muchos nivelesdiferentes en la entrevista. Por un lado, se da el contraste entre la postura política actual conla de la época relatada, comparando ambas con la experiencia a través del balance particularque hace el entrevistado. Por otro, la educación formal, la ideología, el nivel social e inclusi-ve el género subyacen en el imaginario reflejado por las respuestas. Asimismo, la tradición yla formación política que la organización le brindó al entrevistado incide en la visión globaly en el lenguaje y tipo de anécdotas utilizados. Por ejemplo, a pesar del tronco común, sonnotables las diferencias en las respuestas entre los militantes del PRT El Combatiente y lostrotskistas del PRT La Verdad. Los primeros internalizaron una cultura de la humildad antiin-telectual, mientras que los segundos se formaron en la tradición del «socialismo científico».Para unos, el demostrar que no entendían obras teóricas era motivo de orgullo – más alláde que genuinamente no entendieran – ; para los otros sus explicaciones, aunque accesibles,son más elaboradas e intelectuales.

Dos ejemplos de lo anterior se transcriben a continuación. En la primera entrevista conuna obrera, antigua militante del PRT El Combatiente, existía una diferencia entre lo teóri-co, para lo que siente un rechazo, y el proyecto político socialista que identifica como másconcreto.

« — P: Y ¿qué entendían ustedes de lo que leían en El Combatiente o en la EstrellaRoja?

— R: Lo que entendí más que todo fue el proyecto político, la idea.

— P: Pero ¿entendías o no? ¿Te gustaba lo que decía, la intención?

— R: Las cosas muy intelectualizadas no. Las pasaba de largo porque hay térmi-nos. . . ».

En la seguna transcripción, también de una obrera, es notable que aunque le falten pala-bras para expresarse, su entendimiento se da a través de la teoría.

« — P: Y ¿qué era el socialismo para ustedes?

— R: Para mí el socialismo es comunismo. Para mí era un cambio en el sistema.Un cambio político social, todo lo que quieras, dentro de una determinada socie-dad como por ejemplo ésta. . . de repente me faltan palabras. Pero yo entiendoque socialismo es comunismo, es crear conciencia a la gente para una sociedadmejor».

Los distintos testimonios utilizados en este trabajo corresponden principalmente a mi-litantes de base, aunque no únicamente. Se realizó una distribución entre Buenos Aires yel interior, y se intentó lograr un balance entre sectores sociales. La técnica utilizada fue lade «historia de vida», con devolución y repregunta. La intención era poder tener un relato

5 Para nosotros este concepto es distinto del de «cultura de resistencia» utilizado por Mónica Gordillo. Córdobaen los 60. La experiencia del sindicalismo combativo. Córdoba: Universidad Nacional de Córdoba, 1997. Encierrauna tradición histórica que se remonta a la formación de la clase obrera, y combina ideologías con prácticasconcretas que encierran una visión subalterna y contrapuesta a la sociedad capitalista. En este sentido, una«cultura izquierdista» es mucho más que un elemento «resistente» puesto que desarrolla un contenido positivoque se constituye en parte de la identidad y la conciencia obrera.

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global para así mejor evaluar las respuestas sobre la década en discusión. Se intentó desa-rrollar un criterio de saturación6 pero surgieron serias preguntas en torno a su utilidad paraun estudio de subjetividad cualitativa. Las entrevistas generan – en forma constante – nuevashipótesis de investigación y de estudio, por eso el tipo de reportajes seleccionados para estapresentación responden a un esquema semiestructurado con final abierto.7

Por último, para facilitar esta presentación se optó por aquellos testimonios de militantesde organizaciones marxistas, dejando a los peronistas revolucionarios para otro momento,debido a las diferencias en cuanto a cultura política y organizativa. Si bien es complejovincular cada testimonio con una organización específica, puesto que numerosos entrevis-tados deambularon por más de una agrupación política hasta asentarse en la que marcósu identidad política, la mayoría de los mismos pertenecieron a las siguientes: Partido Co-munista, Partido Revolucionario de los Trabajadores, Partido Socialista de los Trabajadores,Vanguardia Comunista.8 La selección de testimonios fue realizada principalmente en funciónde lograr un común denominador a partir de la autodefinición como izquierda marxista. Estetronco común no sólo permite rastrear las continuidades sino también resaltar las diferen-cias. Como control de los anteriores, se utilizaron los testimonios de algunos militantes delperonismo de izquierda.

Por otro lado, la totalidad de los testimonios y la historia de las organizaciones se remitenen la reflexión y en la identificación, a un pasado en común que entronca con la historia delmovimiento obrero en la Argentina. Hechos como la masacre de la Semana Trágica de enerode 1919, la movilización peronista el 17 de octubre de 1945, la Resistencia Peronista (1955-1962), entre otros, son hitos históricos que se han ido resignificando en la memoria populary en la militancia y que son transmitidos oralmente y, a la vez, permiten la identificación entanto clase y grupo político. Esto cobra significado a través de diversos mecanismos que sonexpresados en el lenguaje empleado y en las prácticas de la militancia, ya sea en la fábrica,en el barrio o en la universidad. A su vez, estas observaciones fueron realizadas a travésde los múltiples significados que representó – y representa aún – el fenómeno del peronismoen la vida política y social del país. El legado y su resignificación después del golpe de1955 y durante la Resistencia Peronista (1955-1958), cobran un particular elemento a sertenido en cuenta en el momento de considerar el período, ya sea para analizar a la claseobrera, mayoritariamente peronista, como para interpretar las prácticas políticas de aquellosgrupos de izquierda que intentaron disputar ese espacio. En idéntico sentido nos interesatambién reflexionar cómo por debajo y a pesar de las sucesivas dictaduras del período, sevan generando y madurando un lenguaje y una forma de hacer política que – a través de supropia práctica – se convierten en cuestionadoras e impugnadoras de los diversos intentos dedominación y de control social, a la vez que permiten la maduración de respuestas que alfragor de la lucha de clases se van convirtiendo en antisistémicas.

6 Daniel Bertaux, «Los relatos de vida en el análisis social»; en Historia y Fuente Oral 1, Barcelona: 1989.7 Dean Hammer y Aaron Wildavsky, «La entrevista semiestructurada de final abierto. Aproximación a una guía

operativa». En Historia y Fuente Oral Nº 4. Barcelona: 1990 pp. 23-618 El Partido Comunista (PCA), fundado en 1918, tenía cerca de 200.000 afiliados en 1975. Si bien se reivindicaba

marxista su práctica política lo asemejaba a los partidos políticos tradicionales. Durante la década de 1965-1975 tuvo numerosas fracciones que incluyeron a los grupos guerrilleros FAL y FAR, al grupo maoísta PartidoComunista Revolucionario y al grupo intelectual Pasado y Presente. El Partido Revolucionario de los Trabajadores(PRT), fundado en 1965, se dividió en dos alas en 1968, en la que surgieron PRT El Combatiente y el PRT LaVerdad. El primero de estos grupos, en 1970 añadió a su nombre la denominación Ejército Revolucionario delPueblo (ERP), se reivindicaba guevarista. En tanto el segundo, en 1973, se fusionó con un sector del viejo PartidoSocialista, dando formación al Partido Socialista de los Trabajadores (PST), se reivindicaba trotskista. VanguardiaComunista proviene de una escisión maoísta del PCA.

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Un problema que subyace a todo el planteo es qué quiere decir «ser de una organiza-ción». Surge el tema de la memoria como canal de retroalimentación y de identificación deesa organización. Por ejemplo los cánticos y la memoria de cada acto político del momento.9

Así, interviene permanentemente un mecanismo de identificación de sí mismo y para ex-cluir a otros que no sólo es utilizado como elemento de discusión política con otras fuerzas,sino también funciona como canal de aprendizaje y cohesión de la propia organización. Unejemplo claro de esto es una anécdota relatada por distintos testimoniantes, siempre sobreotra organización: «Dos miembros de dirección de [la otra organización] fueron a Vietnamy se quedaron maravillados por todo lo que vieron allí. ¿Cómo lograron todo esto? – pre-guntaron – . ‘Estudiamos nuestra historia’ – respondieron los vietnamitas – . Ambos dirigentesregresaron a la Argentina y se pusieron a estudiar la historia de Vietnam». Lo interesan-te es la construcción de Vietnam como mito revolucionario y el descrédito para la «otra»organización argentina que obviamente no entiende la importancia de «lo nacional» en larevolución.

Uno de los temas que surgen de los testimonios es la diferenciación entre las organiza-ciones más antiguas de la izquierda, como el Partido Comunista (PCA), y las nuevas orga-nizaciones surgidas en la década de 1960. Una parte importante de la autodefinición como«izquierdista» perteneciente a la Generación del 70, era tomar distancia de la trayectoria his-tórica del PCA, aún siendo miembro de la organización. Un ejemplo de esto es el testimoniode un obrero de la construcción, viejo militante comunista, que utiliza su relación con laguerrilla para marcar, desde el hoy, su distancia con una historia partidaria a la que percibecomo poco revolucionaria y sectaria.

«Entonces me vinieron a ver y ahí empezó la relación, [. . . con los Montoneros]entonces mi relación con el resto de los grupos políticos era sectaria a nivel dediscurso político, pero después si teníamos que ir a hacer algo acordábamos singrandes discusiones.

— P: ¿Hacer algo como qué?

— R: Y, qué se yo, tomar un barrio. Desplegar una actividad. . . venía un camióncon leche, repartir, volantear. . . , pero ahí participaba yo nada más.

— P: Y tu partido ¿cómo lo tomaba eso?

— R: Yo no daba cuenta de esas actividades».

En este sentido, surgió una dialéctica que intentó expresar nuevas prácticas y percep-ciones políticas a través de un lenguaje que recurría a la vieja terminología. Esto se debe aque muchas de las organizaciones de la izquierda política argentina se remiten a pasadosen común, no sólo por sus orígenes sino también por historia y cultura. El imaginario y lastradiciones de la militancia, expresados a través de un lenguaje particular, eran transmitidosoralmente y a través de un comportamiento aceptado por el conjunto de la organización.Así encontramos imágenes que provienen del período anterior a la aparición del peronismo(1945) y que son resignificadas por cada grupo político. Un ejemplo de esto es la anécdota,repetida por diversos testimoniantes, del anarquista que se muere de hambre con el dinerodel sindicato en el bolsillo, cuya honestidad le impide gastarlo aun a costa de su vida. Tam-bién encontramos expresiones que se repiten de una organización a otra como elementos de

9 Nos referimos a cánticos como por ejemplo: «Evita, Guevara, la lucha se prepara» y «Fusiles, machetes, por otro17». Véase Frente Antiimperialista y por el Socialismo. V Congreso. Pte. Roque Sáenz Peña, Chaco: Libros delFrente, noviembre 24, 1973.

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identidad y cohesión. Cada militante habla de el partido refiriéndose al propio y retomandouna definición que se inicia con los comunistas de la década de 1920. Este lenguaje y estastradiciones fueron, a su vez, marcadas por el cristianismo y por el peronismo. Para muchosla imagen del Che Guevara, muerto en Bolivia, evocaba un parecido con las representacionesreligiosas de Cristo, encontrando su explicación política en el concepto del hombre nuevo. Elvínculo entre cristianismo y marxismo, a nivel de lo cultural, fue expresado por un obreroferroviario:

«El socialismo para mí era una forma de compartir las cosas, de distribuir bienlas riquezas del país, una idea muy sencilla del socialismo. Yo todavía tenía unaidea muy éste. . . se puede decir que no era un marxista porque no conocía afondo el marxismo, y mi problemática respecto de las ideas cristianas en ciertamanera se fueron adaptando, no era una contradicción para mí».

En el caso del peronismo es notable cómo este movimiento populista – que a su vez resig-nificó tradiciones de la izquierda y del anarquismo – penetró profundamente en el lenguajey las concepciones de nuestros entrevistados. Por ejemplo, a partir de 1945 van a coexistiren una tensión permanente alusiones a la clase obrera y al pueblo, como sinónimos. Asimis-mo, en la percepción de muchos militantes setentistas, el obrero se convertía en descamisadoo negro. El problema que esto implicaba para nuestros testimoniantes era profundo, puestoque como marxistas se planteaban a la clase obrera como sujeto revolucionario; pero al resig-nificar a la clase como un conjunto de descamisados implicaba definirla como intrísecamenteperonista.10 Así, la cultura izquierdista que se expresa en las entrevistas, no sólo tiene quever con la historia de vida del testimoniante y la trayectoria de su organización específica,sino también con un pasado común expresado en un lenguaje subalterno. Lo anterior lleva ala creación de mitos políticos y la resignificación de la memoria. Un estibador, viejo peronis-ta, militante de izquierda en la década de 1970, se hizo eco de esto en su relato al contarnos:«Venían los pibes y me preguntaban ‘¿cómo era Perón?’ Yo les contaba y no les gustaba». Asu vez, esto implica que los nuevos no eran verdaderos, razón por la cual fueron derrotados.Así, el choque de generaciones marca la memoria, pero también sirve para marcar una iden-tidad clasista. El estibador, si bien militante de izquierda, utiliza la anécdota para señalarque él era más peronista, y por ende obrero, que los jóvenes estudiantes miembros de laJuventud Peronista.

Reflexionar sobre el papel del mito y la memoria implica considerar una serie de cuestio-nes. Por un lado, el uso del mito ocurre siempre desde el presente, momento en que se realizala entrevista y al calor de ella. Al mismo tiempo, el mito se va resignificando y acomodandoa partir de las reflexiones que van haciendo los testimoniantes en diálogo con el entrevista-dor. Éstos expresan reflexiones, por ejemplo, en donde se mezlan y cobran vida cuestionesrelativas a los sentimientos de los entrevistados. El testimonio de «Silvia» es revelador eneste sentido, porque manifiesta una notable contradicción entre la sensación de alegría dehaber militado, mientras relataba una situación terrible. Enviada al monte tucumano comoparte de la guerrilla rural del PRT-ERP en 1975, Silvia relató, en medio de risas, cómo ellay dos compañeros más cayeron en una emboscada del ejército. Muertos sus dos acompa-ñantes, herida ella por una granada, recordó, con sensación de ridículo, cómo daba vivas alERP convencida de que iba a morir. Aún hoy en su relato se mezclan distintas sensaciones:alegría, miedo, ridículo, fatalismo, vergüenza. Todo para terminar en una conclusión cuasi

10 Un proceso similar ocurre con el concepto marxista de internacionalismo. Al adoptar la izquierda la nociónpopulista que define la contradicción principal como «imperialismo – nación», surge una fuerte tensión.

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mítica: «El compañero estaba herido [no muerto]. Entonces se lo llevaron al campamentode ellos y que los jefes de ellos lo matan, le pegan. O sea, ya estaba inconsciente, ya habíaperdido mucha sangre, toda esa historia. Otra vez grita, estaba como alucinado. Grita, losinsulta». Aún en la derrota, para Silvia el compañero (y por extensión ella misma) era unhéroe; mientras que los militares rematan a un herido.

Esta situación se repite una y otra vez. Existe una minimización de momentos muy di-fíciles que se combina con otros dos mecanismos. Uno es el de los silencios y el segundoes el de la resignificación. Es interesante reflexionar cómo los distintos testimonios resaltanlas características de camaradería y solidaridad y rara vez la crueldad.11 En esto se revelanvarias cosas. Por un lado, para nuestros entrevistados la militancia política fue un momentode plenitud. Por otro, veinte años más tarde, subconscientemente han incorporado a la me-moria una visión dicotómica por la cual sólo el enemigo es el cruel. En función de esto lostestimonios, inconscientemente, silencian instancias que parecen incompatibles con la ale-gría militante. Pudimos ubicar dos excepciones a esto. La primera es en aquellos momentosen los que el testimoniante deseaba realizar una crítica a un compañero cuya imágen parala organización era heroica. Por ejemplo:

« — P: ¿Cómo era N [un destacado jefe militar del ERP]?

— R: A mí no me gustaba. Un día vino a una reunión y dijo «Quiero sangre enlas calles de [la ciudad]».

Lo importante aquí no es si la anécdota es genuina, sino su utilización para presentar unavisión negativa. La contrapartida es la visión y memoria del revolucionario como humano,de ahí que la condena más fuerte sea moral: era un mal compañero porque ostentaba undesprecio por la vida. Otra excepción fue cuando, confrontado por un hecho, el testimonianteapagaba el grabador y pasaba a explicar el mismo. El razonamiento del entrevistado era queno deseaba dar elementos a las fuerzas de seguridad que generaran problemas. Sin embargo,las explicaciones brindadas tendían a tratar de conciliar la visión mítica con la crueldad.

Por lo tanto, el papel que juega el mito y la memoria, con sus canales de transmisión,en situaciones particulares – en la experiencia de vida – de los propios entrevistados es suma-mente complejo, prestándose a múltiples interpretaciones de los testimonios. En este sentidoson numerosos los testimonios que utilizan la memoria – a través de los mitos – como elemen-to legitimante. El ejemplo más claro de esto tiene que ver con el recuerdo de los momentosde lucha, para transformar a los mismos en herramientas simbólicas que sirven como ins-trumentos materiales en los momentos de organización o para hacer frente a situacionesdíficiles. Al respecto «Oscar», un militante trotskista, recuerda cómo, en los peores momen-tos de la última dictadura militar, se inició un conflicto al producirse el secuestro de unoscompañeros de la fábrica donde trabajaba:

«la asamblea fue una dura batalla [. . . ] G. decía, ‘tenemos que defender a loscompañeros’ [. . . ] Entonces él tomaba todas las conquistas que habíamos logra-do con todos estos compañeros, [. . . ] él dijo ‘ustedes se acuerdan que, con lacapacidad de los compañeros y con la fuerza de todos ustedes, todas las cosasque conseguimos’. Eso gustó mucho a la gente, [. . . ] en forma abrumadora sevotó paro».

11 Alessandro Portelli, «‘Nosotros queríamos la piel de los fascistas’. Violencia, imaginación y memoria en un epi-sodio de la guerra partisana», Cuahutemoc Velasco Avila (coord.). Historia y testimonios orales. México: INAH,1996.

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Éste, al igual que otros testimonios registrados, alude a cómo las lecciones del pasadocobran vida en los momentos de necesidad y cómo también se hallan en el presente y setienen en cuenta para el futuro. Éste es el significado más obvio de uno de los entrevista-dos, delegado de una fábrica metalúrgica al realizarse la entrevista, al recordar un conflictoen la década de 1970: «. . . esa lucha me ha dejado una invalorable experiencia que jamásolvidaré». De este modo, los mitos y las imágenes que se evocan – con su reflexión históri-ca – se convierten en poderosos mecanismos que se transmiten de generación en generación,permitiendo la identificación en la reconstrucción de la memoria de los protagonistas tantocomo individuo y como miembro de una clase.

Un ejemplo de este proceso de resignificación legitimante de la memoria es el recuerdode la figura de Mario Roberto Santucho, el líder guerrillero del ERP. Todos los testimonios delos militantes de su organización destacan su humanidad, su accesibilidad, su ejemplaridad.En cierta manera se mitifica su figura, en un proceso similar al que se ha realizado con el CheGuevara, o anteriormente con Perón, como manera de reforzar el concepto de que era unser excepcional. Si él lo era, entonces aquellos que él dirigía también tendrían característicasexcepcionales. Al decir de uno «éramos los mejores hijos del pueblo». La complejidad de estavisión puede ser considerada en el siguiente testimonio de un viejo militante rosarino delPRT-ERP:

«[. . . ] el Negro Roby [Santucho] que era una persona que fue marchando, cre-ciendo y organizando con sus contradicciones, sus debilidades y sus virtudes. Yque justamente la virtud más importante de él fue la decisión que tuvo, la deci-sión a la meta donde quiere llegar, y que los influyó a todos ahí, y yo creo quedentro del PRT construyó un nuevo militante, que fue el militante predispuesto,voluntarioso, sacrificado, eh. . . decidido a tomar el poder [. . . ]».

Claramente lo que se visualiza como la firmeza del dirigente de repente se hace extensivaal conjunto de los miembros de la organización que él dirigía. En el testimonio a continuaciónel mero hecho de que el entrevistado, un obrero ferroviario, crea necesario afirmar queSantucho no era Dios, señala que tanto para él al igual que para otros, sí era algo digno deconsideración:

«Entonces yo creo que muchas veces, eh. . . hay hombres en la historia que lamarcan, yo creo que el Negro no fue un Dios de ninguna manera, pero sí fue uncompañero que sintetizó el conjunto de los compañeros, yo creo que eso fue lomás importante, y simbolizo en el Negro a todos los otros compañeros, porquehubo otros compañeros que no son tan conocidos hacia fuera, pero que realmen-te eran eh. . . una guía en cuanto a su esfuerzo, su militancia, su razonamiento[. . . ]»

Así, es notable el uso del olvido, y los silencios en torno a hechos cuya valoración esequívoca desde el presente. Esto no sólo tiene que ver con hechos de crueldad y violencia,sino también con la sexualidad. Rara vez hay alusiones a ésta en los testimonios. Cuandose la señala, es en el contexto del «amor» o de un comportamiento considerado incorrecto(«sanciones»). En el caso de Santucho, es notable la reacción de nuestros entrevistados alhecho, que describe una autora,12 que éste había cometido adulterio. Aquí las diferentesreacciones se ven marcadas por el género del testimoniante. Tanto para la autora del libro

12 María Seoane. Todo o nada. La historia secreta y la historia pública del jefe guerrillero Mario Roberto Santucho.Buenos Aires: Planeta, 1991.

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como para algunas militantes del PRT-ERP, ésta era una prueba más de la humanidad deSantucho e inclusive era considerado con tonos cuasi románticos. Para otras esto no eranovedad y se esforzaban por explicar que era algo sabido que ocurría entre los cuadros dedirección de su organización, en una crítica implícita al machismo. En cambio, para todoslos hombres del PRT-ERP entrevistados esto es algo de lo que no se debía hablar. A travésdel silencio, intentaban preservar la imagen construída cuidadosamente durante años, enla cual se asentaba la percepción de la organización y la identidad del conjunto. De ahí laimportancia de reconocer la importancia del libro, marcando diferencias, y rescatando lafigura del líder:

«Yo creo que el libro que escribe María Seoane sobre el Negro [Santucho] tienecosas muy importantes porque lo desmitifica, es un ser humano, por primeravez la sociedad puede leerlo. Es un fenómeno, el año pasado se agotó en lacosta atlántica donde se venden los best seller, se agotaron dos ediciones. Bueno,después es discutible, para mí, las conclusiones que hace, son otras, pero esimportante, metió el tema [. . . ]».

Un sólo testimoniante nos brindó una visión diferente, y levemente crítica:

«Santucho era un guerrero. Marx era un filósofo. Lenin un intelectual. Ho ChiMinh un poeta. Nosotros teníamos un guerrero. Quizás hubiera hecho falta unpoeta».

La fraseología escogida revela distintas cosas. Primero que hace veinte años el entrevista-do probablemente opinara que hacía falta un guerrero y que esa característica era positiva;sólo en el contexto de la derrota («quizás hubiera hecho falta un poeta»), y desde la visión dehoy, es que «guerrero» adquiere un leve tono negativo. Sin embargo, y contradictoriamente,lo pone a la altura de los revolucionarios míticos, por lo que termina incluyendo a Santuchoen el panteón revolucionario.

Así, la construcción de la imagen del dirigente revolucionario cobra una importanciadesmedida. Según un obrero tucumano, de los primeros militantes del PRT-ERP, «la luchanuestra, mía, por ejemplo no era porque yo tenía conciencia de que había que construir elsocialismo en la Argentina, sino más bien era un seguimiento a Roby». Es probable que estaafirmación esté fuertemente influenciada por la derrota de la organización y el fracaso delsocialismo real. El tema aquí es el rechazo de la postura política de hace veinte años pero, almismo tiempo, el rescate de la propia identidad y del pasado militante a través de resaltarla importancia de Santucho.

El uso del silencio y del olvido a veces es notable. Una de las principales críticas de laizquierda no armada a los grupos guerrilleros era que sacaban activistas de las fábricas paraenviarlos a la actividad militar, quitando dirigentes a la clase obrera. Después de la derrotade 1977, muchos de los militantes guerrilleros han aceptado esta visión. Lo notable es queno pueden recordar un sólo caso en el que esto haya ocurrido. Inclusive existe olvido, aúncuando el caso los afecte directamente. Por ejemplo, la célula obrera del PRT en la fábricade Alpargatas participó del ataque al cuartel de Monte Chingolo en diciembre de 1975. Losviejos militantes del PRT-ERP de la zona deben saber esto muy bien, sin embargo todosprefieren no acordarse. Así, si bien aceptan la historia oficial elaborada por «los contrarios»,no la vinculan con la experiencia propia. De hecho la rechazan.

Por último, la contradicción entre los valores aceptados el día de hoy y aquellos que setuvieron surge particularmente de la imagen que se tiene de la época. Ningún entrevistado

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aceptó de buena gana haber sido «rígido», «esquemático», o «milico», si bien estaban dis-puestos a plantear que ése era el problema de su organización. Sin embargo, una vez que sereconocían como tales, se daba una resignificación de la terminología: no se era esquemático,se había sido «duro», o se había tenido «firmeza». De alguna manera en esta resignificacióntambién se mezclan elementos de una cultura fuertemente machista. Para los peronistas Pe-rón era el macho; para los comunistas su dirigente Rubens Iscaro «había resistido la tortura»;para los militantes del ERP Santucho «tenía huevos». Un ejemplo de esto es el testimonio deun obrero metalúrgico que transcribimos a continuación:

«Creo que teníamos también soberbia. Estábamos muy agrandados. Nosotros es-tábamos convencidos que los milicos eran imbéciles y que los íbamos a aplastar.En eso reconozco que yo personalmente veía un milico y me le cagaba de risa. Yveía un milico hablando en general y decía: ‘Pero estos gordos estúpidos brutosqué van a poder con nosotros’. Estaba imbuido del clima de que la toma del po-der no estaba muy lejos. No tenía miedo. No sé si. . . o sea, yo creo que el temaes vencer o morir por la Argentina. Lo tenía tan metido adentro. Lo teníamostan metido adentro, nos lo habían inculcado tanto, y el ejemplo del sacrificio delos militantes vietnamitas, que eran los elementos con los cuales nosotros nosformábamos. Sobre todo el tema de formación de cuadros. Y todos los libros queusábamos eran sobre la revolución vietnamita y las editoriales mismas que te da-ban una visión de que estábamos muy fuertes, de que estabamos en condicionesde derrotar al enemigo».

Lo anterior es dicho en tono de autocrítica en función de la derrota, pero un gran orgu-llo subyace al testimonio: «éramos duros». Aquí se mezclan una multiplicidad de conceptos.La firmeza ideológica es considerada desde la virtud cristiana (el sacrificio) y reforzada conla autoridad de la Revolución Vietnamita (una especie de David frente al Goliat estadouni-dense). Esto a su vez es asociado con una fortaleza política que contrasta con la debilidaddel enemigo, que «eran imbéciles y los íbamos a aplastar». Por último, subyace una fuertecorriente de autoreivindicación considerada como hombría que se asocia con el heroísmo.Inclusive observemos cómo estos conceptos emergen en otro testimonio:

« — P: ¿Qué ha quedado de la experiencia de ustedes?

— R: Tengo mucho dolor y mucho orgullo en mi alma. Sobre todo no me arre-piento de nada. En los años venideros nuestros hijos y nietos mirarán lo quehicimos y dirán «hubo gigantes aquí, en Tucumán, que supieron dar todo lo quetenían por la dignidad del hombre». Me duelen los caídos, extraño a los desapa-recidos, y me apeno por todos aquellos que no saben rescatar su propio pasadode dignidad y lucha. Pero estoy seguro que no sembramos en el vacío porquecon nuestra lucha, nuestro esfuerzo y con nuestro sacrificio supimos señalar elcamino».

Esta capacidad de mezclar mitos con la memoria se repite en otros testimonios. El PRTse funda en 1965 a partir de una fusión del grupo trotskista Palabra Obrera, dirigido porNahuel Moreno, y del indigenista y guevarista Frente Revolucionario Indoamericano Popular,dirigido por Francisco René y Asdrúbal Santucho.13 Tres años más tarde, ambas corrientes

13 Según documentos internos Mario Roberto Santucho, hermano menor de Francisco y Asdrúbal, se integra alComité Ejecutivo del PRT recién a partir del segundo congreso de la organización en 1966.

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se separan después de una agria disputa interna. Moreno fue el primer secretario generaldel PRT y Mario Roberto Santucho lo fue con la organización ya dividida. Para la mayoríade los militantes del PRT-ERP entrevistados la historia partidaria empieza con el FRIP o si norecién en 1968, y Santucho fue su único dirigente.14 Para los militantes morenistas la visiónes distinta y también mítica:

« — P: 65, Santucho está en el comité central, este. . . Moreno es secretario gene-ral, ¿sí o no?

— R: Sí, esto de secretario general vos sabés que no sé si. . .

— P: ¿Si había?

— R: Sí, porque nunca le dimos bola al puesto de secretario general, el que ledió bola es Prada cuando se produce la ruptura, él estaba de secretario generaly entonces quiere ir a una reunión en La Plata, y acá el secretario general es elque más labura, pero no hay un secretario general del Partido Comunista, tieneque ver con el análisis que hagamos después de los que se van con Santucho yconforman el PRT Combatiente».

Es importante observar el contramito que se elabora. Ante la implícita afirmación de laimportancia del cargo partidario, el testimoniante responde con una cuidadosa valoraciónque enfatiza en dos cosas: el trabajar como calificación para un cargo de dirección y, segundo,el que esto diferencia a su partido de los comunistas y, por supuesto, del sector que conformael PRT El Combatiente. Lo importante aquí no es la veracidad del hecho en sí, si no más bienla elaboración que hace el entrevistado y la carga de significados múltiples que ubica en unaaparentemente simple declaración objetiva.

Un resultado de esta mezcla de actualidad con el pasado, fue la reacción de los entre-vistados a la pregunta de si lo harían otra vez. Evidentemente la respuesta varía según si elentrevistado continúa activando políticamente o no. Centrándonos en los que han dejado laactividad política, podemos destacar algunos hechos notables. Principalmente el rescate dela experiencia. A pesar de la derrota, todos los entrevistados mostraron en sus testimoniosaspectos de añoranza de la vida militante. Sensaciones de ser útil y tener valía, se mezclancon cierta reticencia de volver a estar en riesgo o un rechazo al nivel de sacrificio exigido.Un buen ejemplo de esto es el siguiente testimonio de un médico:

« — P: ¿Valió la pena? ¿Lo rescatás? ¿Te arrepentís?

— R: No, no sé si cuando te digo «no me arrepiento» es porque mi única salvaciónes ésa, no arrepentirme. Si te arrepientes de eso ya te quedás sin nada. A lo mejores una defensa no arrepentirme. O sea, no me arrepiento de lo que se ha hecho.Si pudiera hacerlo de nuevo lo haría distinto.

— P: ¿Pero, lo harías de nuevo?

— R: Sí, posiblemente, bajo otras circunstancias y condiciones. Quizás partiendoun poco al revés, donde lo importante es la vida, no como lo planteábamos».

Una vez más nos encontramos ante una visión fuertemente contradictoria. Lo que pareceuna defensa del pasado militante, también tiene una connotación negativa a través de una

14 Según un dirigente del PRT-ERP: «Pero nosotros entendemos que la verdadera historia del PRT no arrancó el 25de mayo de 1965. En realidad comienza en la etapa en la cual se fue consolidando lo que constituyó una de susvertientes: el FRIP». Entrevista publicada en Combate, enero-febrero 1985, Suecia, p. 6.

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imagen cristiana («la salvación»). El entrevistado reivindica y repudia, en la misma frase,su pasado militante al establecer que lo haría una vez más pero que lo importante, ahora,es la vida. A diferencia del testimonio anterior, compárese con el de un testimoniante quecontinúa militando actualmente:

« — P: ¿Qué balance hacés de la experiencia, además de lo que ya dijiste? Digá-moslo así ¿te arrepentís?

— R: Jamás. Yo creo que se cometieron errores, que nos mandamos unas cuantascagadas. Pero creo que todo lo que hicimos fue valioso y fue la expresión delmomento, de lo que se vivía, del rumbo del mundo, de los acontecimientos delmundo. Todos los que pasaron por esa etapa fueron marcados a fuego por todolo que se vive en ese momento. Y creo que nos pusimos, con errores, con ca-gadas, con todo lo que vos quieras, nos pusimos a la altura de las circunstancias.Más allá que haya terminado en un fracaso, lo que la cosa requería era poner-se. . . nosotros y tantos compañeros más ¿no es cierto? [. . . ] El saldo yo creo, apesar de la derrota, es altamente positivo. Yo creo que la historia por venir va ademostrar que eso fue un escaloncito más en el proceso histórico del país».

Claramente en este último testimonio el lenguaje, la adjetivación, son diferentes a losanteriores. Al reconocer que «hubo equivocaciones» el testimoniante se esfuerza por mos-trarse equilibrado y objetivo, lo cual le sirve para legitimar la postura posterior de que «nospusimos a la altura». La memoria del pasado es utilizada para reforzar la postura políticaen el presente. Al mismo tiempo, la continuada militancia del entrevistado le da una visiónpositiva de su propio pasado en el cual asienta su identidad actual.

Subyacente a todo lo anterior se encontraba una valoración tanto de la sociedad en laque se vivía como de la deseada, que se sintetizó en la expresión socialismo. El pensar quéera el socialismo para la época tiene que estar ligado con la experiencia de la clase obrera,en particular la del primer peronismo (1945-1952) y el papel que cumplió el estado. Paraambos, peronistas y antiperonistas, el discurso e imagen del «socialismo nacional» permeabatoda su ideología. Para muchos esto también implicaba tomar distancia de lo que percibíancomo la tradicional visión del PCA, cuyo fuerte énfasis en el lenguaje teórico y en el ejemplode la URSS había encontrado escaso eco en una clase obrera mayoritariamente peronista.Esto no implicó el rechazo automático a la URSS, sino más bien una resignificación en uncontexto particular tanto de la palabra socialismo como de la imagen de la sociedad soviética.En el testimonio que se transcribe a continuación, un obrero de la construcción militante delPCA utiliza una construcción del discurso por el cual la política tiene que ser concreta, cosaque es reconocida por el «compañero de la URSS» pero no por los dirigentes partidarios. Enla práctica la anécdota es utilizada para tomar distancia de viejas prácticas políticas y pararesaltar el propio carácter revolucionario:

«Yo tengo una experiencia [. . . ] personal, me enorgullezco de decirla. Estaba enChingolo, la cuestión es que había organizado el barrio [. . . ] Resulta que vie-ne éste [Athos] Fava [miembro de dirección del PCA] y bueno, tenía que hablar.[. . . ] Más de cien personas había. Yo estaba en la Juventud todavía [. . . ], en-tonces resulta que la secretaria del barrio del Partido dijo dos pelotudeces queno tienen el peso de nada, porque era ridículo lo que dijo. No políticamente,humanamente ya era ridículo. Después habló el compañero Fava, y bueno fue-ron ocho pelotudeces. No fueron tan ridículas, pero fueron mal dichas, porque

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vos podés decir una sarta de pelotudeces, pero te ganás la gente, la levantás, lamovés, transmitís fuerza. Entonces vino un compañero que recién había venidode la Unión Soviética, me llama y me dice : ‘Che, vas a tener que hablar vos’.Yo me siento orgulloso de que. . . Yo siempre hablaba en mis cosas específicas, enel laburo, así. De política adelante de un montón de gente. . . Y me acuerdo quecuando yo terminé de hablar – que hablaba como te estoy hablando ahora – porlo menos la gente se levantó toda, o sea, se notó que había alguien que habíadicho algo. Aunque después se hayan olvidado, no interesa».

En este sentido las respuestas a la pregunta «¿qué es el socialismo para usted?» hay quepensarlas en diferentes niveles. Por un lado, qué significaba desde la experiencia de historiade vida, sector social, raza y género. Por otro, lo que cada organización, y ya no el individuo,entendía por socialismo, si existía en aquella época y cuáles eran las vías para lograrlo. Porúltimo, la reconstrucción oral de la memoria de los militantes obviamente tiene que ver conel momento de realización de la entrevista.

En este caso hay dos cuestiones fundamentales que inciden en los testimonios. La prime-ra es la derrota de los proyectos revolucionarios de la década de 1970 y la particular aperturademocrática de 1983. La segunda es la caída del socialismo real desde 1989, la ofensiva delcapitalismo y el neoliberalismo a nivel mundial. Ambos aspectos son elementos que pene-tran profundamente en las apreciaciones y las memorias de nuestros entrevistados. Estamoshaciendo la reconstrucción de una década desde otra en la que los cambios son profundos,tanto para la interpretación de los significados como los significantes de esta situación. Deahí que la pregunta «¿qué era el socialismo?» sea una de las más complejas para responder yde las más difíciles para interpretar en su significado más acabado. Se sitúa en un entramadoprofundo y dialéctico entre el hoy y el ayer, el lenguaje y la experiencia, la tradición y el mitoy, sobre todo, la cultura particular en la que está inserto el testimoniante. Pero, a su vez, lasrespuestas dan múltiples indicios sobre los causales de la militancia setentista. En particular,apuntan a comenzar a visualizar una respuesta en torno a la relación imaginario – ideología –activismo que llevó a buena parte de una generación a realizar un cuestionamiento antica-pitalista e inclusive a dar la vida. En particular, lo que son en apariencia respuestas simplesencierran un fuerte nexo entre la realidad cotidiana del militante/ser humano y su esperan-za/interés de construir un mundo mejor. Aún hoy podemos rastrear el nexo en el lenguajepositivo y en la añoranza que encierran las palabras con que los entrevistados describen elsocialismo.

Es notable, también, que a pesar de la propaganda y la formación partidaria la mayoríatiende a describirlo en formas concretas y como mejoras en la vida cotidiana, y rara vez conalusiones al «socialismo real» o a los teóricos del marxismo. Claramente, aquí se encontraríauna de las claves de la subsistencia de una cultura izquierdista en la Argentina – el vínculoentre el imaginario popular y el socialismo que se dio desde el anarquismo – , pasando porlos comunistas de la década de 1930 y el socialismo nacional del peronismo hasta la hete-rogeneidad de la Generación del 70. Veamos las respuestas de dos obreras, ex militantes delPRT-ERP, que se transcriben a continuación:

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« — P: ¿Qué era el socialismo?

— Obrera 1: Donde toda la sociedad fuéramos iguales [sic], donde todos pudié-ramos tener un gobierno que nos pertenezca, que salga de nuestro pueblo y quenos represente bien. De repente es muy idealista.

— Obrera 2: Yo no sé si es idealista.

— P: Pero ¿qué es para vos el socialismo?

— Obrera 2: Es un cambio social, un cambio en una sociedad donde hay unaparte muy importante donde los obreros pasen a ser los dueños de la producción,donde los ciudadanos de un país se vean realizados en sus derechos».

Aquí hay que considerar la mezcla de vergüenza ante algo deseado pero que se consideraun imposible («idealismo»), con una visión teórica («dueños de la producción») y una visiónsumamente práctica y ligada a las necesidades de la vida cotidiana («gobierno que nos perte-nezca», «realizados en sus derechos»). Es evidente que, para estas testimoniantes, se vinculael socialismo con democracia mientras que, subyacente, existe una comparación con la si-tuación actual en la que se siente al gobierno argentino como algo distante y divorciado delo popular. Esta visión queda aún más clara en el testimonio de un obrero automotriz, viejomilitante trotskista:

« — P: ¿Y qué era el socialismo para vos en esa época?

— R: Y para mí el socialismo en esa época era sanidad gratuita, educación gra-tuita, planes de vivienda, éste. . . poder acceder a la universidad sin necesidad dehacer lo que yo hacía, que decía la puta madre que lo parió entre un tipo que eshijo de un médico, y que no hace más que estudiar, y yo que tengo que levan-tarme a las 5 de la mañana, ir a la fábrica, estar 9 horas, salir cagando, llegaral colegio, a veces sin morfar, y estudiar y rendir. . . hay una diferencia enorme,entonces yo decía: bueno en una sociedad donde el que quiere estudiar se leposibilite eso, y bueno yo soñaba con que se le iba a dar la posibilidad, decía:bueno, ‘tá bien que un tipo agarre y diga bueno’ tá trabajando seis meses en unfábrica, quiere estudiar, bueno se le dan seis meses para que estudie full time yque realmente luego se coteje. . . bueno este tipo lo dejamos estudiar y rinde lasmaterias, no va a boludear. Yo creo que todo eso era posible. Yo decía: pero laputa madre que lo parió, para qué mierda queremos que haya tantas fábricasde automóviles, por qué no hay una sola fábrica de automóviles y todo ese otrodinero que hay en las otras fábricas se destina a otras cosas, a hacer planes devivienda, caminos, gasoductos, qué se yo [risas] esas ideas que yo manejaba, de-cía: en una sociedad planificada, las cosas se harán de acuerdo a las necesidadesde la población».

Nótese el contraste entre la conceptualización práctica y accesible y la imagen que brindala expresión «sociedad planificada». Lo que es en apariencia un lenguaje simple y concretoes complejo y marcado por la formación partidaria. Aún así, la visión de socialismo es prin-cipalmente práctica, expresando un cierto resentimiento ante el cierre de posibilidades paramejorar su vida. Esto último se refleja en el sentimiento de injusticia social que subyace altestimonio e inclusive se expresa en un tema que fue repetido por numerosos testimonian-tes obreros: la posibilidad de estudiar. Claramente, para estos entrevistados, el socialismono era sólo un problema de condiciones de vida sino también la posibilidad de revertir el

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embrutecimiento que genera la explotación. En el siguiente testimonio es notable cómo laidentificación con el socialismo es desde la clase obrera hacia algo tan pequeño y estricta-mente personal como poder «hacer la secundaria». Una vez más, el vínculo entre educacióny socialismo es algo histórico en la cultura obrera argentina y encontró expresión tanto enlos anarquistas y socialistas de principios de siglo como en el peronismo. He aquí la fuerzade esta visión socialista y una de las claves de su durabilidad. El testimoniante, un obrerometalúrgico, ex militante de Vanguardia Comunista, expresó:

« — P: Y decime, ¿qué era el socialismo para vos en ese entonces?

— R: Y, el socialismo era como la liberación. Yo tomaba todo lo que yo había pa-sado y veía que la otra gente también estaba pasando, de distintas formas peroestaban pasando el mismo sufrimiento que pasábamos nosotros, los trabajado-res. Entonces veía que el socialismo era la liberación hacia los trabajadores. Lostrabajadores iban a poder hacer, ir a la escuela, a la facultad, todo. Entonces esoa mí me gustaba. Porque justamente fui aprendiendo con los compañeros que eltrabajo hay que realizarlo pero junto con el trabajo va toda la parte intelectual,todo eso, que yo nunca tuve oportunidad. Después, cuando me puse a pensartodo esto, me hubiera gustado hacer la secundaria, terminar algo. Entonces so-cialismo significaba todo eso».

Para todos los obreros entrevistados el socialismo implicaba un cambio profundo en susvidas pero, además, tenía características particularmente argentinas. En este sentido, en lostestimonios es inseparable la sensación de que el socialismo es nacional puesto que, si bien lainjusticia es algo que sufren todos los trabajadores, tiene particularidades locales. Es impor-tante la visión de «lo nacional» – aquí era otra cosa distinta a la URSS – que entronca muchocon la ideología nacionalista del peronismo y un sentimiento de que la izquierda históri-camente había estado desvinculada del sentir popular. Un ejemplo de esto es la siguientetranscripción de un obrero militante comunista:

« — P: ¿Qué estudiaban ustedes?

— R: Bueno, después leíamos mucho, marxismo. . .

— P: ¿Entendías algo?

— R: Algo sí, [risas] sí, sí, entendía. Lo que pasa que yo lo entendía a nivelintelectual digamos, como te puedo decir, sí leía el Qué Hacer de Lenin y meparecía bár[baro]. . . bueno ahí medio que no, no lo entendía tanto, o sea eramedio complicado. Porque además era una cosa muy de una realidad tan distintaa la nuestra, nada que ver culturalmente, históricamente. . .

— P: ¿Y qué es lo que más entendías?

— R: Yo lo que entendía era que éste. . . ese pueblo tan sometido y tan terrible-mente tratado, había podido hacer una revolución, había podido hacer un cam-bio impresionante, eh. . . y que fue así, y que eso yo pensaba que se podía haceren cualquier lado, si lo habían hecho ellos lo podía hacer cualquiera, éste. . . laidea ésa del cambio, la transformación que siempre eh. . . creo que está en uno¿no? además, y que éste. . . por supuesto después viste uno se quedaba allá enRusia en el 1917, y acá las cosas eran otra cosa».

Esta «cultura izquierdista» permea todo el discurso de los entrevistados setentistas. Sibien los anteriores son obreros, los dos testimonios a continuación pertenecen a antiguos

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militantes de clase media. En los mismos varía el lenguaje, las metáforas y el imaginario enque se describe el socialismo, pero sigue teniendo connotaciones prácticas y concretas. Porejemplo, un profesional, antiguo militante del PRT-ERP, expresó:

« — P: Ahora pero, ¿qué era el socialismo para vos en esa época?

— R: Claro, el socialismo tenía mucho de práctico y mucho de idealismo.

— P: O sea. . .

— R: Por ejemplo: nosotros, vos fijate, yo. . . cuando el partido me pareció lo másnatural de que mi negocito, mi casa, mi auto y todo entendés era para el partido,era una cosa natural que sea así, porque es natural que. . . para qué lo querés sidespués cuando tomemos el poder todos íbamos a tener casa, todos íbamos atener salud, todos íbamos a tener. . . incluso para nuestros hijos, nuestros hijosquedaban en manos de otros porque sabíamos que la resolución posterior se ibaa satisfacer. Entonces el socialismo yo creo que se daba en dos aspectos, uno, quees un razonamiento práctico e ideológico, digamos bueno, esta sociedad capita-lista produce esto, produce la división de clases, la miseria, el aprovechamiento,marchamos hacia una sociedad superadora que es la sociedad de la solidaridad,de los valores morales, de compartir las cosas, y fundamentalmente de que todala sociedad viva bien, o por lo menos tenga la posibilidad de vivir igual en prin-cipio y que siga hacia eso. Por otro lado el sentimiento, la mística esa, me pareceque se va en que eso era posible, que todavía no encontramos esa respuesta enla gente, y vos fijate de que la gente que no participaba en forma directa y queparticipaba en forma indirecta, también tenía ese convencimiento de que eso ibaa ser así».

En el segundo, de un profesional ex miembro del PCA, la imagen es mucho más imprecisay mítica («el luminoso provenir»), pero el resultado sigue siendo eminentemente práctico(«que nadie sufra»):

« — P: ¿Y qué era la toma del poder para vos en ese entonces? ¿Qué era el socia-lismo?

— R: Yo pienso que el principal elemento sigue siendo lo mismo, la mística soli-daria. La justicia, el bien, que nadie sufra, la imagen de paraíso que tienes delsocialismo. Que además no coincide con el socialismo. Yo lo conozco ahora alsocialismo, porque antes no lo conocía. El luminoso porvenir socialista, que esalgo etéreo».

Evidentemente lo importante de estos testimonios no es la veracidad de los mismos, sinomás bien la posibilidad de rastrear sentimientos a través del tiempo. En toda memoria y entodo mito podemos encontrar elementos de hechos y de sentimientos de la época. La me-moria política no se da desde el hoy hacia el pasado, es más bien una relación dialécticaentre ambos y entre esto y la vida y la cultura del entrevistado. Así se asemeja sobre todoa una estructura en solución15 o a una experiencia dinámica y viva cuyas lecciones y utili-dades son siempre cambiantes aunque ancladas en un pasado real. Los testimonios marcandiferencias y similitudes en la memoria de los setentistas argentinos. Las similitudes en ladescripción y perspectiva que brindan los mismos testimonios, más allá del origen de clase,

15 Véase la discusión en torno a cultura y estructuras del sentimiento en Raymond Williams, op. cit.

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el género y la organización a la que pertenecían, reflejan una serie de tradiciones (casi unfolklore) que pueden ser interpretados como una «cultura izquierdista». Estas tradiciones setraducen en mitos que expresan estructuras de sentimientos comunes a todos los militantesizquierdistas entrevistados. Al mismo tiempo, las diferencias en el lenguaje, en el discurso yen la valoración del pasado implican una resignificación desde el hoy. La experiencia de vida,la actual postura política, e inclusive la clase social han marcado fuertemente la memoria.Tomado de conjunto, los testimonios parecen encerrar una singular vitalidad y una perma-nente actualización del ideario izquierdista que se convierte en una ideología subalterna ycontestataria.16

16 Ideología en el sentido de un «sistema de creencias característico de un grupo o una clase particular» y un«proceso general de producción de significados e ideas», en ídem p. 71.

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Capítulo 12

Culturas militantes

Laura Pasquali | Guillermo Ríos | Cristina Viano. . . . . .

Desafíos y problemas planteados desde un abordaje de historia oralEn los últimos años los desarrollos de la historia oral en la Argentina exhiben, junto a una

notable capacidad de expansión, algunas fuertes marcas de identidad. Una de ellas remite aun campo de problemas que ha sido y continúa siendo intensamente transitado bajo aquelprisma: el del mundo de la militancia de los años 60 y 70.1 Es precisamente en este campoen el cual inscribimos (principalmente) nuestra práctica y del que derivamos las reflexionesde las páginas que siguen; aunque advirtiendo a continuación que el ángulo de exploraciónestá enfocado casi exclusivamente en una etapa de la tarea de las y los historiadores orales:aquella que deviene de la constelación de situaciones que dan origen a la entrevista.

Nuestro universo de trabajo está centrado en militantes de organizaciones políticas, po-lítico – militares y sindicales de los años 60 y 70 en clave regional. Se trata de mujeres yvarones que han asumido definiciones identitarias específicas y diversas pero atravesadaspor un elemento común: ella está derivada de la opción de organizarse en/desde distintosámbitos y ello supone, en el seno de una práctica como la de la historia oral, que se hallafuertemente tramada por la relación de campo, que nos implicamos con sujetos con fuertesmarcas distintivas, donde el pasaje a lo colectivo ha sido decisivo en la configuración de susvidas y sus subjetividades.

El inicio de la escritura de este texto nos obligó a volver sobre nuestros propios pasosde diversas maneras; por una parte escribir sobre nuestras prácticas nos impuso profundizarlas reflexiones habituales para ponerlas en el centro de la escena, quebrantando la suerte derutina en la que a veces el trabajo nos sumerge. De hecho el objetivo fundamental de este

1 En sucesivos proyectos de investigación y con distintos énfasis, hemos involucrado un complejo universo: el delas/los militantes políticos, sociales y sindicales en el Gran Rosario, cuyas prácticas se expresaron en distintosplanos en un período amplio que se extiende entre mediados del siglo pasado y la actualidad, con el propósitode recuperar la trama sociopolítica del espacio local urbano desde las voces y los recuerdos de mujeres y varonesespecíficos, a través de entrevistas en profundidad y de historias de vida. Las principales líneas apuntan a analizarla construcción y desarrollo de diversas culturas políticas a través de las experiencias de distintas generacionesde militantes y las perspectivas político-ideológicas que desplegaron y despliegan; aclaremos que nos hemosabocado exclusivamente al estudio de grupos y organizaciones de izquierda marxista y peronista.

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artículo es indagar sobre la naturaleza específica de situaciones que a lo largo de diversostrabajos han quedado relativamente subsumidas bajo el peso de otros propósitos: cognitivosy explicativo/comprensivos principalmente.

Sobre entrevistar militantesNuestro trabajo pivotea siempre sobre historias de militantes: de partidos políticos, de

sindicatos combativos, de organizaciones armadas, de organismos de derechos humanos.En este sentido, tenemos en común un tipo muy particular de testimoniante. Se trata deaquellas y aquellos que han optado por hacer oír sus voces. Es decir, aún en la subalternidad,desde segundas líneas de los partidos y organizaciones, a pesar de las oposiciones familiares,contraviniendo los mandatos de género, rompiendo las disposiciones culturales dominantes,estos sujetos se han parado frente a la realidad para transformarla, para hacer y decir. Enese sentido, hacemos historia oral con quienes han «tenido voz» y protagonismo. Queremosdecir con esto que aunque su participación en las respectivas instancias de inserción nose haya desarrollado en la dirigencia, estos y estas militantes, desde el momento en queoptaron integrar organizaciones de ese tipo, ya eligieron tomar la palabra. Y hoy repitenese acto frente a nosotras y nosotros, que nos interesamos en esas experiencias. Por ello,entrevistar militantes vuelve a pararnos frente a una mirada crítica sobre el pasado reciente,y delante de su cara humana; porque la experiencia de la historia oral también nos enseñaa buscar menos a la clase o al partido en abstracto y más a las trabajadoras, trabajadoresy militantes concretos.2 ¿Tiene esto una entidad positivamente diferente a la de otro tipode testimoniante? Para algunas y algunos de nosotros sí, puesto que partimos del supuestosegún el cual las y los militantes de los años 60 y 70 tienen mucho para decirnos y asistir anuestros trabajos e investigaciones, en tanto convocamos sus memorias porque este tipo deentrevistada/o es una materia irremplazable para la comprensión de ese complejo período.

Acerca de los encuentros

Como se ha señalado reiteradamente,3 uno de los factores fundamentales que condicio-nan las posibilidades de establecer una buena (y productiva) relación entre entrevistador/ay entrevistado/a deviene en parte de las «conexiones» que hicieron posible que llegáramoshasta ellos/as. Generalmente somos nosotras/os (entrevistadoras/es) quienes provenimosde un «exterior» y proponemos establecer algún tipo de «contrato» a través del cual nosdisponemos (grabador mediante) a ir configurando un nuevo texto donde se enhebraránnuestras preguntas y dudas con las respuestas, silencios, vaguedades, olvidos de nuestrostestimoniantes. En el caso particular de nuestro universo de entrevistados, el camino quenos condujo hacia ellos debió transitar por distintos momentos. En una primera instancia,se trató de unos pocos contactos que, paulatinamente, se fueron abriendo a otros que a suvez devinieron en un abanico de nuevas voces.4 Las relaciones iniciales, de carácter máspersonal, nos habilitaron a su vez la presentación de amigos, compañeros o conocidos, faci-litando la construcción de redes de confianza con los nuevos testimoniantes y aunque este

2 Esta idea está presente en Alessandro Portelli, «Memoria y resistencia. Una historia (y celebración) del CircoloGianni Bosio», en este volumen, véase página 11.

3 Entre otros Philippe Joutard, op. cit., p. 249.4 En nuestro caso esta instancia no fue menor, ya que nos permitió implicarnos en una red de relaciones que fue-

ron configurando una secuencia de entrevistas (que supusieron un tiempo cronológico y espacios donde fueronllevadas a cabo), así como también explorar el campo temático y reajustar preguntas (de las indiciales a las másprofundas y complejas).

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camino pueda parecer azaroso consignemos que la selección obedeció a una serie de criteriosordenadores previamente establecidos y vinculados a los objetivos investigativos.5

No queremos avanzar sin señalar que en algunos casos el gesto de abrir las puertas desus casas (ámbito privado por excelencia) a alguien que prácticamente no se conoce, conel objetivo de relatar acontecimientos que han transcurrido aproximadamente 30 años atrásy que, a la mayor parte de los entrevistados ha dejado heridas muy profundas, tiene unaltísimo valor que debe ser considerado. A nuestro criterio ayudó mucho la «sociedad deamigos» (esa red difusa y a la vez efectiva de «ser amigo de. . . » o «haber trabajado con. . . »o en otros casos «tener alguna relación familiar. . . »), así como haber tenido la colaboraciónde algunos miembros de organizaciones sindicales vigentes, quienes facilitaron contactostelefónicos, direcciones y llamados que abrieron puertas.

En este brevísimo racconto de los avatares que nos permitieron llegar a las situacionesde entrevistas, hemos podido constatar que, como han señalado reiteradamente quienes hanhecho de la historia oral un eje de sus producciones, la senda de los investigadores se cru-za con la de los testimoniantes en momentos erráticos y por lo tanto las entrevistas que serealizan son el resultado de una combinación de encuentros casuales y que por ello hay queconsiderarlo como un factor de importancia a incorporar en la interpretación de ese textoque se construye entre entrevistado y entrevistador y que llamamos testimonios orales.6 Lasentrevistas y también las historias de vida fueron realizadas en un período de tiempo pro-longado; una década ha pasado. No es ocioso destacar entonces los ostensibles contrastesepocales entre nuestro presente y aquellos pasados a los que intentamos aproximarnos; tam-bién, que al interior de los años transcurridos desde el inicio de nuestra tarea, verificamosun conjunto de transformaciones en las percepciones y subjetividades de nuestros entrevis-tados como impacto directo de la cambiante realidad social y política argentina; más aúnsi consideramos que se trata de mujeres y varones para quienes la política y lo político haocupado y, en muchos casos, sigue ocupando un lugar significativo.7

El proceso que significa llegar, finalmente, a la situación de entrevista donde las partesestablecen un tipo de relación que habilite la transmisión, la escucha y el diálogo da lugar aotras cuestiones que nos trascienden y que ocurren por afuera de nuestro lugar de «investi-gadores/entrevistadores». Vayamos al punto. En primer lugar debemos recordar que estamosentrevistando a personas que en algunos casos formaron parte de una misma organización,que además habitaban un mismo territorio (una ciudad, una región, un barrio) pero quehoy (en su mayoría) están dispersos política y/o territorialmente.8 En este sentido, vamosal encuentro de personas que en algún momento formaron parte de un colectivo y al cual

5 Mas de cuarenta entrevistas en profundidad (en algunos casos con repregunta posterior) y tres historias de vidaconstituyen el acervo del equipo de investigación en la actualidad. La selección de los/las entrevistados/as, en sumayoría militantes de distintas organizaciones de la izquierda marxista y peronista en los años 60 y 70, considerólos siguientes segmentos: mujeres y varones; distintos grupos generacionales; obreros, sindicalistas, estudiantes,profesionales y militantes sociales; militantes de base y dirigentes con distintos niveles de relevancia a nivelregional; quienes participaron de la lucha armada y quienes no participaron.

6 Al respecto véase Alessandro Portelli, «‘El tiempo de mi vida’: Las funciones del tiempo en la historia oral», enJorge Aceves Lozano (comp.). Historia Oral. México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1993.

7 En este sentido, el «presente» se colaba por todas partes, ya sea que remitiera a críticas o adhesiones con respec-to al momento histórico (los 90 y el menemismo luego los acontecimientos del 2001 y los procesos abiertos aposteriori, el kirchnerismo etc.), a las conducciones actuales de los sindicatos a las que alguna vez habían perte-necido (como el caso de los entrevistados que pertenecen a gremios docentes). Al respecto véase Guillermo Ríos.Identidad y protesta docente. El caso del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Rosario (1971/76). Tesis deMaestría, Santa Fe, 2005.

8 Para nosotros esto significó un desplazamiento, un viaje a otras ciudades para encontrarnos con esas voces queestaban dispersas.

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estamos proponiendo que retornen, invitándolos (esta vez mediatizados por la palabra) aque se vuelvan a inscribir allí estructurando algún tipo de relato.9 En muchos casos consti-tuyen voces que, actualmente, se encuentran dispersas en un territorio más amplio que eloriginal ¿En qué sentido estamos afirmando que se trata de voces dispersas? Porque en lamayoría de los casos han pertenecido a organizaciones políticas y sindicales que ya no exis-ten, o que han mutado profundamente, por lo tanto, estamos frente a actores que provienende experiencias compartidas que hoy no tienen un presente organizacional que los articule oaglutine. Es decir, una estructura básica donde sus biografías tengan un presente en común osus identidades una trama colectiva donde desplegarse. Pero también la dispersión a la queestamos haciendo referencia partió del «divorcio» que algunos entrevistados habían produ-cido con su propio pasado que devino, en algunos casos, en la revisión del tipo de militanciaque llevaron adelante en los 60 y 70, así como de la crítica a las organizaciones a las quehabían pertenecido.

Primerizos y avezadosUna situación específica está planteada por el hecho de que nuestro campo de investi-

gación ha sido transitado, no solamente por historiadores orales, sino desde un conjuntodiverso de aproximaciones. Ello supone que no es infrecuente encontrarnos con personasque han sido entrevistadas una y otra vez; por tanto, el interrogante sobre si podemos es-tablecer algunos patrones entre quienes habitualmente conceden entrevistas y quienes sonentrevistados por primera vez, surge inmediatamente.

El ser reiteradamente entrevistados ¿guarda una relación directa con el lugar que ocu-paron en la estructura de sus organizaciones, según hayan sido dirigentes o cuadros concierto nivel de proyección y reconocimiento?, ¿existe una relación con la continuidad enla militancia?, ¿o bien adquirieron relevancia en la militancia posterior?, ¿existen diferen-cias substanciales con quienes fueron y continúan siendo militantes de base o con quienesabandonaron la militancia?

Tomemos el caso de militantes que han sido entrevistados una y otra vez. «XX siempredice lo mismo» advirtió una integrante muy joven de nuestro equipo de investigación,10 refi-riéndose a un activo militante de los años 60 y 70 y que aún conserva parte de esa reputaciónentre un sector del activismo de Rosario. Es que en reiteradas ocasiones, los que hacemoshistoria oral sobre ese período, recurrimos, en primer lugar a quienes han sido figuras sig-nificativas, dirigentes sindicales de sindicatos combativos, miembros de las conducciones deorganizaciones armadas, partidos de izquierda o activistas de derechos humanos, en suma,personajes de primera línea en sus respectivos ámbitos de militancia. Y esos testimonios hansido requeridos insistentemente.

Si bien todos/as tenemos una narrativa formal sobre nosotros/as mismos/as, en los y lasmilitantes que han ocupado cargos dirigenciales encontramos mayor tendencia a reproduciruna «historia oficial»; que resulta en una historia que se torna repetitiva. En un trabajo an-

9 En el marco de nuestra investigación, se produjeron situaciones que nos llamaron poderosamente la atenciónya que las entrevistas provocaron encuentros también entre los entrevistados, así como llamados telefónicosdestinados a destacar el hecho de que «alguien de afuera» se dedicara a relevar «esa parte de sus historias»,cuestión que ellos «nunca habían podido hacer» pero que en muchos casos constituye un propósito siemprepresente.

10 La pertinente observación se produjo con posterioridad a la lectura de dos entrevistas realizadas por distintosmiembros del equipo y otra editada en un libro sobre el período.

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terior11 apuntábamos que con frecuencia, esos relatos están absorbidos por la totalidad delas líneas de los acontecimientos de los cuales se «sienten parte» o formaron parte y asumenlas cadencias y las formulaciones de una épica. La narración de sus experiencias no puedeescindirse de la construcción de un mito sobre sí mismos, mito alimentado fuertemente a suvez en su(s) grupo(s) de referencia. Es muy difícil que estas figuras «mitológicas» salgan delrelato circunscripto, convirtiéndose la entrevista en una larga y detallada descripción queevidencia el intento de ejercer un «monopolio» sobre ciertos hechos del pasado a los quevuelven reiteradamente. Esta asunción de un rol de actores centrales abona en la construc-ción de una especie de «historia oficial» que repiten monolíticamente sin dejar espacio paralas fisuras o las filtraciones.12 Consignemos aquí que en estos casos se trata no de entrevista-dos «desprevenidos», sino de militantes políticos con experiencia, que comprenden el valorde las entrevistas y el papel que juega el/la historiador/a, por tanto la relación que se cons-truye entre ambos está fuertemente mediada por la preocupación del entrevistado por «dejarsu(s) huella(s)» en su paso por la historia y fijar el sentido de la interpretación. Posterioresexperiencias nos advierten sobre otra situación: la de aquellos que se han proyectado comofiguras relevantes con posterioridad a los acontecimientos que narran una y otra vez. No hay,en estos casos, una relación directa entre protagonismo pasado y presente. También regis-tramos el empeño voluntario de algunos militantes que se han dado a sí mismos la misiónde hacer visibles algunas experiencias mucho menos conocidas y de difundir una narrativaen torno a ellas por medio de diversos «emprendimientos»,13 producciones escritas o charlasen fechas conmemorativas, intentando así que «no se pierdan» y a su vez con un explícitopropósito político-pedagógico para los tiempos presentes.

Si bien es cierto que la primera intención en general estuvo puesta en el testimonio de fi-guras más o menos representativas, al poco andar ello se reveló insuficiente. Los testimoniosde militantes de segundas y terceras líneas, de base, incluso de aquellos que han circuladopor diversas organizaciones, apuntan en otras direcciones, son menos homogéneos, presen-tan un cúmulo de contradicciones y también temas, problemas y preocupaciones distintasy, por momentos resultan mas iluminadores de otros aspectos de sus vidas militantes. Estostestimonios suelen revelar menos sobre tácticas y estrategias de las organizaciones de lasque formaron parte; la contracara de esta situación es que con frecuencia presentan menosdificultades para abrirse hacia aspectos «más humanos», asimismo se trata de relatos menosautocentrados, en los cuales percibimos una preocupación importante por inscribirlos en unproceso de carácter colectivo y menos individual.

En un sentido similar, el sobredimensionamiento de lo personal es aún menos visible enlos relatos de mujeres militantes y esto admite claramente una lectura de género. Nuestrainvestigación está atravesada por la intención de explorar el modo en que las militantesreconstruyen su pasado y las imágenes que generan acerca de su propia historia, ya queasumimos que un análisis que no introduzca esta perspectiva, quedará siempre en deudacon una parte de los sujetos de la historia que queremos construir a partir de ellos (ademásde tomar una parcialidad de la realidad social que se intenta explicar). Por ello, es necesario

11 Véase Gabriela Aguila y Cristina Viano «Sobre la historia oral y el pasado reciente. Algunas reflexiones a partirde una experiencia de trabajo» en CD Historia y memoria. Perspectivas para el abordaje de la historia reciente. LaPlata, 2003.

12 En el campo de la izquierda peronista cuando se interroga sobre las relaciones con Perón, esto se advierte conmucha claridad. El planteo de uno de los fundadores de la JP repetido una y otra vez respecto de que «nuncatuvimos diferencias con Perón» puede ser ilustrativo al respecto.

13 Al respecto puede consultarse Débora Cerio «El sindicalismo antiburocrático en un cruce de miradas. Experienciay memoria de los trabajadores de Petroquímica Argentina Sociedad Anónima». Ponencia presentada en 3erasJornadas de Trabajo sobre Historia Reciente. La Plata: Universidad Nacional de La Plata, octubre de 2005.

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revisar algunos interrogantes que se presentan ante los testimonios de mujeres. Partimos delsupuesto según el cual en la conformación de las experiencias narradas en las entrevistas,confluyen tanto el género como la ubicación socioeconómica y la generación, además, de losinnumerables factores individuales que constituyen la personalidad de un sujeto. El modoen que nuestras y nuestros testimoniantes viven su militancia, la pareja, la maternidad y lapaternidad es también el resultado de su inserción en circunstancias y momentos históricosdeterminados. El género, tanto como la situación económico-social, debe ser vislumbradocomo constituyente central de las múltiples aristas que arman las experiencias humanas y,al hacerlo las van conformando según el momento en que ocurren.14 De todos modos, lasexperiencias de las mujeres tienen una historia propia, que aunque no es independiente dela de los varones, debe ser valorada como una historia propia. Basta reflexionar sobre elmodo en que la mayoría ingresa a la militancia, los muchas veces conflictivos vínculos conla familia y la pareja, los obstáculos para el acceso a roles dirigentes, etc. Para centrarnosespecialmente en la entrevista y el texto que produce, atendemos la perspectiva según la cualnarrar desde el propio género también aporta a los relatos orales una suposición socializadade cómo deberíamos comportarnos.

Existen aspectos emocionales que no suelen estar incluidos en los testimonios, y quecuando aparecen (o cuando los historiadores orales tenemos la habilidad de «hacer apare-cer»), resignifican el relato y le otorgan un valor que potencia sustancialmente su riquezanarrativa, pero también la significación histórica y social de los procesos que intentamos ex-plicar.15 Si trabajar a partir de testimonios recabados en entrevistas nos permite, desde loformal, rescatar de la riqueza de los relatos los elementos del lenguaje que no están con-tenidos en el segmento de la escritura, (volumen, puntuación y ritmo como portadores designificado,16 la velocidad del habla, los cambios durante la entrevista y los silencios) y quenos informan sobre las experiencias, memorias y sentimientos de las/os narradores, esto setorna más significativo en el caso de las experiencias de mujeres. La aproximación a las mu-jeres militantes a partir de la oralidad y desde una perspectiva de género, es una tarea querecién está comenzando a desarrollarse y en la medida en que aquéllas no pueden disociar-se de los procesos históricos más generales, nos desafían a una construcción compleja queincorpore necesariamente dispositivos comprensivos y dimensiones específicas que excedena las tradicionalmente usadas por las y los historiadores. Y si no somos capaces de escuchar,leer e incorporar a nuestros análisis estas nuevas esferas, nos arriesgamos a destruir nuestraspropias fuentes; en suma, a no hacer una buena historia.

Así detectamos que los relatos sobre la participación de mujeres en política, especialmen-te en las organizaciones armadas, han sido silenciados en parte porque quienes construyeronesas historias son los cuadros dirigentes, y es sabido que en los lugares de mayor resoluti-vidad la presencia femenina era escasa o nula. Además, las propias mujeres minimizan suparticipación política, en virtud de considerar que su militancia no fue significativa; lo prime-ro que suelen decir es «en realidad, yo no militaba, militaba mi compañero», o «mi militanciano fue tan importante», «es mi compañero (o ex) quien te puede decir». Por eso es primor-dial recordar que estamos hablando de militantes de base, mujeres de distintas extracciones

14 En ese recorrido, no hay que perder de vista que el género, la clase social, y la generación son abstracciones quepermiten aislar y clasificar diversos aspectos de la vida humana para el análisis. Véase Gabriela Cano y VerenaRadkau; «Libertad condicionada o tres maneras de ser mujer en tiempos de cambio (1920-1940)». En Secuencia,Nº 13, enero-abril de 1989.

15 Jo Stanley. «Incluir los sentimientos: darse a conocer a uno mismo a través del testimonio político personal», eneste volumen, véase página 117.

16 Alessandro Portelli, «Lo que hace diferente a la historia oral», en Dora Schwarzstein, (comp.). La historia oral.Buenos Aires: CEAL, 1991.

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y experiencias políticas y personales, pero sin cargos de responsabilidad directiva. Estas en-trevistas presentaron una serie de dificultades; la primera de ellas fue vencer, en algunasocasiones, una resistencia inicial a hablar, lo que supuso que la entrevista no pudiera sergrabada y sólo pudiéramos acudir a un conjunto de notas sobre la conversación. En los casosde aquellas que decidieron contarnos sus historias, sus relatos comparten parecidas conno-taciones a las de los militantes de base: a la vez que relevan otros aspectos de los mapasdel pasado, el retrato de lo cotidiano está mucho menos impregnado de consideraciones po-líticas generales y si bien lo político está presente, aparece con una carga mucho menor.17

Señalemos que nos hemos encontrado con situaciones donde el estereotipo no parece cum-plirse; en general, se trata de mujeres que entraron por sí mismas a una militancia ya política,ya sindical, ya en el movimiento de derechos humanos y que tienen actualmente un fuerteprotagonismo.18 En este punto nos resulta imprescindible señalar que es notable la cantidadde mujeres que han podido rescatar la importancia de su propia militancia en o a partir dela experiencia de la entrevista, del intercambio que esta produce y que se constituye en unnuevo tipo de reflexión sobre la propia actividad.19

La entrevista es siempre el resultado de una interacción entre entrevistada/o y entrevis-tador/a. Es frecuente la observación acerca de que la calidad de las entrevistas depende engran medida de la relación que se establece con las/os entrevistadas/os. Sobre esta relación,intensamente explorada por historiadores orales, sociólogos y antropólogos sociales, muchose ha insistido en términos tales como posiciones de sujeto, jerarquía, desigualdad, luchaspor el sentido, empatía o diferencias varias (de género, de edad, de capital cultural, de ideo-logía, etc.) entre otros tópicos; no obstante lo cual, cada situación investigativa requiere deespecificaciones particulares, ya que en algún sentido se trata de una situación única, quecondensa el valor de lo particular y lo general.

La práctica de la historia oral comporta una dimensión personal, subjetiva, afectiva, quese despliega en el trabajo de campo y que puede suponer un intercambio constante y unconstante movimiento de roles entre las/os sujetos involucrados en él, que lo diferenciancualitativamente del trabajo de archivo.20

No es una novedad por tanto, plantear que la relación entre el/la historiador/a y susentrevistadas/os con frecuencia está además cargada de tensiones,21 que remiten a distintosplanos. Permítasenos volver a nuestra experiencia, para señalar dos actitudes reiteradas enla relación que se entabla: la desconfianza y la asignación de roles. Supuestamente, quie-nes aceptan realizar una entrevista están dispuestos a «hablar de todo», sin embargo – y sinconsiderar aquí los olvidos involuntarios – nos encontramos con quienes retacean aspectosimportantes de su propia historia o, incluso, el acceso a algún tipo de material documental,porque pretenden escribir la/su historia – descubriendo un implícito que indica que los úni-

17 Muy lejos de realizar una generalización al respecto, en aquellas que mostraron menos disposición tal vez hayaque considerar como un elemento común, el hecho de que todas tenían compañeros que militaban en la mismavertiente y que ninguna de ellas continuó militando, después de haber pasado por la cárcel o por situaciones deexilio interno («el exilio de los pobres», como valoraba una entrevistada) o externo durante la última dictaduramilitar.

18 Al respecto véase Cristina Viano «Trabajadora, militante y madre: una historia de vida», ponencia presentada enlas X Jornadas Interescuelas de Historia de las Universidades Nacionales, Rosario, 2005.

19 Este aspecto ha sido desarrollado por Laura Pasquali en «Mujeres y militantes. Un acercamiento a las organi-zaciones armadas revolucionarias desde la historia oral» en Zona Franca, Centro de Estudios Interdisciplinariossobre las mujeres. Año XIII, Nº 14, Rosario, Mayo de 2005.

20 Algunos de estos problemas han sido recorridos en Gabriela Aguila y Cristina Viano «Las voces del conflicto: endefensa de la historia oral» en Cristina Godoy (editora). Historiografía y memoria colectiva. Tiempos y territorios.Buenos Aires: Miño y Dávila, 2002.

21 Alessandro Portelli, «Lo que hace diferente a la historia oral», en op. cit.

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cos que pueden entender y escribir lo que pasó son ellos mismos – ; mientras por otro lado,encontramos a los que deciden ubicarnos en un determinado lugar, por ejemplo el de «sus»historiadores, esto es los que quieren que escribamos no sólo «su» versión de la historia sino,más aún, su(s) biografía(s). Aquí, las preguntas del entrevistador que apuntan a precisaralgunos hechos son recibidas con cierta hostilidad porque «desvían» el relato de su cauce,entablándose un conflicto – en general, silencioso – por el curso de la entrevista pero tambiénpor la interpretación de esos hechos.

Como se trata de mujeres y varones que han pasado por situaciones traumáticas como lacárcel, la persecución, el exilio, que han sufrido en sus cuerpos la tortura o han sido testigosde la desaparición de compañeros/as, tuvimos especial cuidado en el modo de abordar eltratamiento de esas experiencias. En las situaciones en que la propuesta de poner en pala-bras un período tan fuerte para sus vidas, implicaba también «pasar» por esas experienciastraumáticas que han signado nuestro pasado reciente, nos encontramos con frecuentes so-licitudes de apagar el grabador (o haciéndolo sin que mediara el pedido), acompañar lossilencios o el llanto que se producían; aunque en algunos casos esto implicaba la finalizacióndel encuentro y la imposibilidad concreta de volver a entrevistarlos, en otros esta situaciónpudo ser superada retomándose el curso de la entrevista. Vaya como aclaración que nuestraspropias franjas etáreas se convirtieron tanto en facilitadoras como obstaculizadoras.22 Loprimero, porque no podía producirse ninguna asociación directa con las organizaciones delpasado, pero a la vez se deslizaba la sospecha que nuestra comprensión estaba limitada porno «haber vivido» esos acontecimientos.23 Finalmente, señalamos que en los últimos añosde nuestra investigación, no se nos presentaron casos que nos remitieran a una negativa aser entrevistadas/os. Esta situación es inédita, y contrasta fuertemente con los momentosiniciales, donde las resistencias a vencer fueron múltiples.

Nuestra propuesta transitó el camino de la reflexión en relación a las implicancias que pa-ra nosotras/os cientistas sociales tiene la práctica de la historia oral, en un campo de trabajoespecífico, el de las y los militantes de los años 60 y 70. Así, intentamos poner en debate tan-to situaciones y problemas como argumentos y perspectivas elaborados a partir de nuestraexperiencia de investigación, centrándonos en la situación de entrevista. Teniendo presentela advertencia de Alessandro Portelli,24 según la cual quienes trabajamos con fuentes oralesdebemos trabajar el triple: salir al campo con el grabador al hombro, caminar para llegara nuestros/as testimoniantes, pasar por la situación de la entrevista y luego procesarla. Esdecir nos hemos detenido en el punto preciso donde nuestro trabajo está comenzando.

22 Consignemos que otra situación la comportan aquellas entrevistas muy pobres, que en líneas generales estánafectadas tanto por un vínculo que no logra articularse, como por el escaso compromiso con la situación deentrevista.

23 Según esto, también puede interferir en el resultado la situación del encuentro la posición de sujeto del entrevis-tador: mujer o varón, estudiante, graduado reciente o historiador experimentado, reconocimiento en el ámbito,etc.

24 Alessandro Portelli, «El uso de la entrevista en la historia oral». Anuario Nº 20. Historia, memoria y pasado reciente.Rosario, Homo Sapiens Ediciones/ Escuela de Historia. UNR. 2005.

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Capítulo 13

Incluir los sentimientos: darse a conocer a uno mismo a travésdel testimonio político personal

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IntroducciónEste trabajo trata sobre el proceso mediante el cual se generan biografías y autobiografías

del comunismo y del movimiento obrero, tanto grabadas como en papel. Mi objetivo esasegurarme de que se incluyan los aspectos personales de una biografía política más delo que se han incluido hasta ahora. Por lo tanto, detallo las razones por las cuales se haexcluido lo personal y cómo se lo puede incluir. Lo hago como alguien que ha jugado unpapel importante en la elaboración y presentación de autobiografías con personas mayoresde la clase obrera, y como socialista durante un cuarto de siglo. Esto significa que conozcoel clima que no da prominencia a lo personal, y que estoy interesada en que mi/nuestromovimiento quede registrado de la manera que considero necesaria.

Para empezar, me gustaría contar dos historias que apuntan a algunos dilemas o tenden-cias clave de este campo. La primera trata sobre el «grado de conciencia» con el cual lossocialistas elaboran su historia. El principal distribuidor de películas provenientes de los paí-ses socialistas es Stanley Forman, director de ETV (Educational and Television Films Ltd.) y,probablemente, la persona que más sabe en Gran Bretaña sobre trabajos de producción cul-tural de Hungría, la República Democrática de Alemania y la Unión Soviética. En la décadadel ochenta, me contó cómo lo entrenaba el partido cuando todavía era un joven judío deleste de Londres, miembro de la Liga de Jóvenes Comunistas: «Harry Pollitt (entonces secre-tario general del Partido Comunista de Gran Bretaña) decía que debíamos afeitarnos todoslos días, usar una camisa limpia y planchada, y corbata. Es que se suponía que debíamos darel ejemplo, ya ve».1

A partir de mi investigación, noto que gran parte de la autobiografía comunista fue escritapor hombres que cargan con el peso simbolizado por un rostro afeitado y una camisa limpia yplanchada; escriben como personas que sentían la obligación de ser ejemplo para los demás

1 Conversación mantenida con Stanley Forman, revisada y publicada por él mismo en octubre de 1994.

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y un orgullo para el partido. No se escribió ni se escribe con una metafórica mezcla de viejospantalones de trabajo, bata de cama, shorts, y disfraz preferido. No se puede bajar la guardia.

En el caso de la segunda historia, no se me permite dar nombres, lo cual es en sí mismobastante significativo y típico. Esta historia trata sobre otro tipo de exclusión o reelaboraciónde la historia personal: la omisión de lo que alguna vez, en la vida del partido, se consideróuna desviación preocupante. Una camarada de edad y rica ha entregado toda su fortuna y suvida al partido. Hace dos años, una sobrina suya, feminista, quiso escribir su biografía. Estono era tarea fácil, ya que su tía era una lesbiana encubierta y la sobrina se sentía intrigadapor esta orientación sexual de la época/familia/partido. La familia se negó a colaborar, y elproyecto murió. Se piensa que las actitudes hacia el lesbianismo son una de las razones porlas cuales la mujer no escribió su propia autobiografía.

En comparación, este verano vi un tapiz bordado con los nombres de personas que mu-rieron de SIDA. En uno de los muchos paneles en memoria de los fallecidos, figuraban lossímbolos de un hombre cuyas preocupaciones estaban representadas por una hoz y un marti-llo, seguidos por las palabras «Liga de Jóvenes Comunistas» debajo y un par de zapatos rojosde taco aguja. Era alguien que tuvo una extensa lista de avisos fúnebres en los periódicos delpartido. Este nuevo clima, en donde los camaradas mezclan abiertamente su vida políticacon su travestismo, sugiere que en el futuro surgirán biografías muy diferentes.

Dígame quién comparte esta información con ustedA lo largo de este trabajo he tratado de referirme, un poco torpemente, a «nosotros»

y no a «ellos, los entrevistados» y «nosotros, los entrevistadores», a fin de no caer en unmanejo polarizado del proceso. Es una manera de reconocer que existe una conexión entre«nosotros, los entrevistadores» y «ellos, los entrevistados». Es más, que nosotros podríamosser el entrevistado la próxima vez.

Las personas que recogen y utilizan testimonios orales para investigar la historia comu-nista parecen ser de dos tipos principales, aunque algunas pertenecen a las dos categorías.En primer lugar, los investigadores académicos interesados principalmente en los sucesosque el sujeto puede describir utilizan al entrevistado como fuente, como uno de los variostestigos, junto con las pruebas documentales. La entrevista dura probablemente varias horasen lugar de días, según cuánto sepa el entrevistado o, más bien, cuánto quiera decir sobrelo que sabe. Ésta no es una historia de vida. El resultado final puede ser que las palabras delentrevistado se utilicen como parte de una tesis, un libro o un programa de televisión.

Ejemplos de esto son las grabaciones del Museo de Guerra Imperial, que contienen ochen-ta y nueve entrevistas realizadas a miembros del Partido Comunista; el trabajo de Andy Croft,que ha sido impreso y transmitido por radio, y trata especialmente sobre la cultura y los es-critores del partido; sesenta y tres entrevistas realizadas por Jim Fyrth y otros a personasque participaron en la guerra contra el fascismo en España y en el movimiento «Ayuda paraEspaña», algunas de las cuales se convirtieron en un libro;2 y las entrevistas de la académicade Pensilvania, Molly Andrews, realizadas a socialistas, que se volcaron en parte de un libro.3

En segundo lugar, existe una gran superposición, ya que varios de los entrevistadoresmencionados anteriormente eran o son camaradas. Una cantidad de entrevistadores no pro-fesionales (a menudo de más de cuarenta años) se ven a sí mismos fundamentalmente comoparte del movimiento. Realizan la entrevista con un espíritu de homenaje a un camarada

2 Un resultado de esto es Women’s Voices from Spain, editado por Jim Fyrth y Sally Alexander, Londres: Lawrencey Wishart, 1991.

3 Molly Andrews. Lifetimes of Commitment: aging, politics and psychology. Cambridge: Cambridge University Press,1991.

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que conocen y quieren, y como un imperioso servicio a la comunidad, con la esperanza deque la persona no muera sin haber contado su historia y aportado algo al panorama general.El resultado puede ser que se genere una relación cercana e informal y un folleto de publi-cación propia repleto de transcripciones corregidas: por ejemplo, el folleto de May Hill, exestenógrafa del Morning Star, Red Roses for Isabel. Del mismo modo, Margaret Cohen, comotambién Marion y Hymie Fagan, produjeron y publicaron por su cuenta un folleto de casiuna veintena de recuerdos de la niñez contados por hombres y mujeres socialistas.4

Sin embargo, otro resultado es que se realizan muchas grabaciones de vital importanciaque, por falta de recursos, quedan sin resumir ni transcribir en su mayor parte, en unaoficina del partido, un archivo o una biblioteca local. Entre los ejemplos de estas entrevistasa camaradas se incluyen las de Bill Moore en Sheffield, que grabó por lo menos a cientocinco activistas; las cincuenta y dos entrevistas de Margot Ketlle; las doce de Mike Waite;las setenta de Steve Parson; las sesenta y cuatro de Ruth y Eddie Frow en Manchester y lasveintidós de Willie Thompson en Escocia.5

Es a este segundo grupo – el de camaradas que graban a camaradas – al cual pertenezco,ya que es aquí donde se encuentra el potencial de una revelación y comunicación profundas,que pueden surgir de una cantidad de encuentros entre personas que poseen una historiapolítica y deseos bastante similares. Llego hasta este tema de la manera en que nuestrosentrevistados y nosotros como entrevistadores, llegamos a cualquier comunicación recíproca:con una amplia y variada gama de conocimientos. En estas páginas hablaré sobre cómoincluir lo personal en los trabajos sobre historias de vida políticas desde tres grupos deexperiencias que se superponen.

En primer lugar, soy una persona que utiliza la historia oral desde hace veinte años,a menudo dentro de un grupo. Por ejemplo, siendo parte del Taller de Historia Tottenhamentrevisté a Frank Jackson, activista del Partido Comunista de Gran Bretaña, y escribí subiografía a partir de esas grabaciones. Este proceso me permitió intercambiar opiniones conotros miembros del taller sobre algunos descubrimientos dolorosos y típicos, incluso de losproblemas de confiar en la memoria y de publicar folletos biográficos, así como el placerpersonal que causa escuchar una historia diferente y distante. Como parte del proyecto dehistoria centenaria de la antigua municipalidad del Battersea Arts Centre, en 1993 entre-visté a muchos activistas del Partido Obrero y noté un silencio leal en torno a un caso decorrupción sobre viviendas ocurrido en la década del cincuenta: el asunto Sid Sporle. Estafalta de registros existía debido a lealtades tanto personales como políticas. La entrevistamás valiosa con respecto a este tema fue la realizada a un concejal, Jimmy Golding, queaccedió a describir en una grabación, sus sentimientos tanto de desesperación como de furiaante la exclusión de la vida del partido que debió sufrir por aportar pruebas contra el chi-vo expiatorio, además de su impresión de lo injusto que había sido todo el procedimientopara algunos activistas locales políticamente ingenuos, atrapados en un asunto nacional: elescándalo T. Dan Smith sobre sobornos a concejales locales para la construcción de vivien-das prefabricadas. A partir de este escándalo, el gobierno local dejó de ser considerado unainstitución honesta. En tales entrevistas, me he sentido rodeada por el contradictorio deseode ser cautelosa y la sensación de que la honestidad me obliga a decir la verdad tal cual laveo; el deseo de testificar, cualesquiera sean las repercusiones, frente a la antigua costumbrede cautela política.

4 Marget Cohen, Marion y Hymie Fagan (editores). Childhood memories: records by some socialist men and womenin their later years. Londres: publicación propia, sin fecha, aunque probablemente en 1980.

5 Thompson entrevistó a una cantidad de camaradas sobre las actitudes hacia la etapa de la «Guerra Imperialista»de 1939 a 1941, y escribió un artículo a partir de las mismas en Oral History, vol. 16, No. 2, otoño de 1988.

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En segundo lugar, como socialista que, desde fines de la década del setenta, ha tenidorelación con el Morning Star, el diario del Partido Comunista, y como miembro del PartidoComunista de Gran Bretaña desde mediados de la década del ochenta, entrevisté a socialis-tas para publicar sus reseñas. Entre los entrevistados figuraban desde John Berger, escritor, yDennis Skinner, miembro del parlamento, a empleados del Morning Star, quienes nos apor-taron su receta preferida además de su historia de vida. El proceso de entrevistar/engatusara personas para poder escribir sobre ellas me hizo tomar especial conciencia de temas rela-cionados con la autocensura y con la forma en que la persona se describe a sí misma. Pero talvez más importante es el hecho de haber compartido horas de charlas de café sobre temasque no figuran en los relatos oficiales, en particular, las familias disfuncionales, el adulterio yla homosexualidad. Como mujer y, más adelante, como abogada, escuché – sin tener graba-dora alguna – relatos profundamente personales y hasta «espeluznantes» que se excluyeronde las narraciones autobiográficas socialistas más presentables. Considero que este tipo dehistoria realmente importa y quiero que se lo incluya, para que la posteridad cuente contestimonios más completos.

En tercer lugar, como escritora especialmente interesada en el proceso de ficción y au-tobiográfico, que dicta la cátedra de redacción literaria y escribe sobre cómo describirse auno mismo, le ofrezco al lector algunos resultados del conocimiento directo y elaborado queadquirí sobre lo que las personas piensan que no podemos decir acerca de nosotros mismos,o sobre las formas en que nos convertimos en objetos de distinto tipo, para que otros nosevalúen y nos den su aprobación y no en sujetos de nuestra propia vida.6 Lo hago sabiendocuánto mejor se vive si actuamos como seres humanos íntegros y no como partidarios queadhieren a una versión limitada de cómo podemos permitirnos ser.

En este trabajo quiero analizar cuáles son los aspectos personales que los políticos exclu-yen de sus declaraciones autobiográficas, por qué los excluyen y qué podemos hacer, comoentrevistadores, para asegurarnos de que esto no suceda. . . demasiado. Doy por sentado quedebe incluirse lo personal. Como historiadora responsable, considero que omitir aspectos denosotros mismos va en detrimento del futuro y además distorsiona la historia. Por ejemplo, laausencia de testimonios de lesbianas y homosexuales podría hacer creer a las generacionesfuturas que la izquierda era casi exclusivamente heterosexual. Como feminista, consideroque lo personal es realmente político, como lo afirmó Carol Hanisch a principios de la dé-cada del setenta, refutando la falsa dicotomía entre estos dos aspectos.7 Lo personal es unespejo de lo que sucede en nuestras sociedades y organizaciones y, por lo tanto, en el fu-turo político de nuestro país. Por último, como persona creativa interesada en la forma, séque incluir lo personal significa incluir la riqueza, los detalles y todas las maravillas del serinalienado, el «yo» que debería formar parte de la sociedad que yo, como socialista, tratode alcanzar. El testimonio que incluye tanto lo personal como lo político tiene una funcióninspiradora que apela a esa parte de mí que se interesa por los cambios revolucionarios.Por ejemplo, Frank Jackson, un obrero de la construcción e importante activista comunistaa quien grabé durante un tiempo considerable, escribió a mano una historia de ficción quecontaba mucho más sobre sus actitudes profundas y afectuosas hacia el trabajo y la familiade lo que jamás hubiese revelado en una entrevista. En ficción no tenía que decir «yo» ni«él»; podía ser dueño de su historia.

6 Liz Stanley. The auto-biographical I; the theory and practice of feminist biography. Manchester: Manchester Uni-versity Press, 1992. Véase también el trabajo del grupo de estudio de biografías y autobiografías de la AsociaciónSociológica Británica, a cargo de Michael Erben, School of Education, The University, Southampton SO9 5NH.

7 Es posible encontrar descripciones sobre los orígenes de la frase «Lo personal es político» en 1970, en Notes fromthe Second Year, Encyclopedia of Feminism. Lisa Tuttle, Londres: Arrow, 1987, p. 245.

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A modo de preparación, antes de escribir este artículo leí una cantidad de autobiografíascomunistas, especialmente aquéllas basadas en grabaciones, y revisé archivos comunistas.Además, entrevisté al bibliotecario del lugar donde se guarda la mayor parte de las biogra-fías y colecciones de documentos comunistas sin publicar, la biblioteca Marx Memorial, yconversé con una cantidad de camaradas sobre el proceso de grabar y ser grabado. Entreellos estaban Stanley Forman, cuyos dos días y medio de entrevistas se emitieron por tele-visión en un programa de media hora del canal 4 sobre su persona,8 y Manny Yospa, conquien conversé sobre entrevistas realizadas a miembros del gremio cinematográfico ACTT.9

El entrevistado socialistaA partir de este análisis, confirmé que si bien es verdad que no existe el entrevistado

típico del Partido Comunista o Laborista, es posible encontrar una cantidad de facetas quela mayoría de ellos comparte y aporta en el momento de resumir su vida, ya sea frente a ungrabador o por escrito.

GéneroAl igual que aquellos que no son comunistas, cuando narramos historias de vida lo ha-

cemos desde la perspectiva de nuestro género. Esto significa que, nosotras como mujeres, ycomo el sexo que conoce de emociones, tendemos a hablar sobre nuestra vida personal másque los hombres, pero es menos probable que aparezcamos en publicaciones o entrevistas.10

La hija de un importante camarada de la década del veinte afirma en su autobiografía no pu-blicada que ella ha dedicado su vida a la búsqueda de sexo, dinero y felicidad; sin embargo,la autobiografía publicada de su padre no reveló tales preocupaciones.11 También aportamosal relato una suposición socializada de cómo debemos comportarnos, deberíamos habernoscomportado o debemos mostrar que nos comportamos. Por ejemplo, conocí a una cantidadde mujeres comunistas y del Partido Laborista que se sorprendían mucho ante mi preguntafeminista de si sentían resentimiento por no ocupar puestos importantes dentro del partido.Varias respondieron cosas tales como: «cuidábamos de nuestros esposos, que de lo contra-rio no hubiesen podido trabajar para el partido. Además, estábamos criando a los futuroscamaradas; eso es más que suficiente como contribución». Del mismo modo, los hombres amenudo describen cómo hacían caso omiso de la nieve o los problemas de salud para estaren los piquetes o vender diarios progresistas. La idea era que al cuerpo había que vencerlo otemplarlo en lugar de tratarlo con mano tierna. Esto es así, sobre todo en el caso de algunoscamaradas en actividad durante los años entre las dos guerras, cuando parecía que la revo-lución estaba a la vuelta de la esquina y el sacrificio parecía valer más la pena. Este hecho

8 El fragmento sobre la historia de vida de Stanley Forman, Life can be wonderful, se emitió por canal 4 en 1993.9 El gremio ACTT es ahora el BECTU, Broadcasting, Entertainment, Cinematograph and Theatre Union. El proyecto

(que ahora cuenta con 365 entrevistas) es uno de los más grandes de la historia oral de todos los gremios. Sinlugar a dudas, éste es un gremio al cual pertenecen gran cantidad de camaradas o ex camaradas lúcidos y capacesde expresarse con propiedad. Las grabaciones sin resumir se encuentran en el British Film Institute Archive, 21Stephen Street, Londres W1PL, teléfono 0171 225 1444. El Grupo de historia se reúne el segundo miércoles decada mes en las oficinas centrales del BECTU, 111 Wardour Street, Londres WC2.

10 Las estadísticas de las colecciones lo confirman: de la colección de grabaciones del Partido Comunista del Museode Guerra Imperial, quince grabaciones se realizaron a mujeres, y sesenta y cuatro a hombres. Una lista de losentrevistados por Andy Croft (cuya sensibilidad al género es conocida) incluye a una mujer y nueve hombres. Detres estantes de biografías y autobiografías seleccionados al azar de la biblioteca Marx, uno tenía grabaciones decuatro mujeres y once hombres, otro de tres mujeres y veinticuatro hombres y el tercero de una mujer y media(la media mujer era Ethel Rosenberg, en una biografía conjunta con su esposo Julius) y dieciocho hombres ymedio.

11 La mujer escribió su autobiografía pero, hasta ahora, no consiguió un editor. En una charla confidencial, mecontó sobre sus preocupaciones, las cuales, tal vez, no parezcan tan audaces en papel.

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de no tener en cuenta la totalidad del ser corporizado («embodied»), se refleja en los relatoscontados por hombres sobre trabajos heroicos, los cuales a menudo se distorsionan cuandolas esposas están presentes y dicen cosas como: «¡Ah!, ése fue el invierno que estuviste mástiempo en cama que en las reuniones», o «El médico dijo que ibas camino a sufrir un infarto,¿no? Si esa huelga no hubiese terminado, creo que me hubiese convertido en viuda».

AutoevaluaciónA medida que nos hacemos mayores, sobre todo después de los sesenta, solemos ingresar

en un período de autoevaluación, durante el cual reflexionamos sobre el pasado de manerageneralizada y, a veces, deseamos dejar las cosas claras para las generaciones futuras. Éste esun momento, como dicen los trabajadores memoriosos, en que es más probable que escriba-mos una historia de vida, hagamos grabaciones o armemos un álbum con buenas referenciasal pie de cada foto, para los nietos. Puede ser un momento para contar historias sin sentido uhonestas; para borrar o finalmente dar a conocer cada detalle pasado por alto de una épocaolvidada o mal interpretada (o quemada por los hijos de anticomunistas). Como comunistas,a quienes desde niños nos enseñaron lo importante que es saber aprovechar las oportunida-des de la educación política, también podemos sentir que tenemos una función didáctica opedagógica: contar la historia de una determinada forma en relación con los errores políticoscometidos por el partido. Algunos «buenos camaradas» omiten estos aspectos, pero aquellosfuriosos ex camaradas – por ejemplo, Arthur Koestler, Douglas Hyde y Joe Jacobs – 12 los sa-can a la luz. Como creadores de un cuento politizado y específico a un tiempo que tambiéninspira y enseña, como una pieza del engranaje del partido, algunos socialistas tienden aponer el ser personal en segundo plano. Esto significa que el relato no es la evaluación deuna vida única, como podría serlo el de una persona menos politizada.

EducaciónLa profunda experiencia de educación formal e informal de los socialistas (por ejemplo,

la Liga de la Plebe, los colegios del partido, las charlas en la biblioteca de los mineros yla lectura disciplinada) significa necesariamente que existe una tendencia a contar historiaslógicas de manera metódica, a elaborar una narración lineal que tal vez no se correspondacon el verdadero desorden de la vida. Por lo general, la estructura es cronológica. Por ejem-plo, algunos de los títulos de capítulo de la autobiografía de Ted Smallbone, miembro de lasBrigadas Internacionales, son: Infancia, Educación, Trabajando en Cadburys, La guerra civilespañola, El trabajo y la guerra, El retiro. . . 13

Muchas entrevistas tienen momentos de duda cuando el entrevistado no sabe si descar-tar un elemento en particular que, por lo general, no es intelectual: «Es que nadie querráenterarse de eso» o «En ese entonces, me dejaba llevar por la creatividad, pero tiré todo a labasura; a nadie le interesaba». Sabemos que se escribió poesía y que hasta se crearon novelasno didácticas, por ejemplo, The Adventurers, de Margot Heineman, o el material de ficción

12 Joe Jacobs. Out of the ghetto: My youth in the East End: Communism and Fascism 1913-1939. Londres: JanetJacobs Simon, 1978. Se publicó (en forma privada) ya que «el autor deseaba fervientemente que llegara a unpúblico más amplio», p. 9. Véanse también algunos testimonios clásicos de reforma/denuncia: I believed: theautobiography of a former British Communist, de Douglas Hyde, Londres: Heinemann, 1950. (En la década delochenta se dijo que estaba reconsiderando la posibilidad de reincorporarse al partido); Reason in revolt, de FredCopeman, Londres: Blandford, 1948 (más tarde se incorporó al Rearme Moral); y una antología que incluye ladeclaración de Arthur Koestler, The God that failed, de Richard Crossmank, Nueva York: Bantam, 1951.

13 Howard Williamson. Toolmaking and politics: the life of Ted Smallbone – an oral history. Birmingham: LindenBooks, 1987.

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policial de G.D.H. Cole.14 A fines de la década del setenta, el director del Morning Star medijo que las páginas de su diario hubiesen tenido más poesía que artículos periodísticos sihubiese publicado todos los poemas que recibía.

OrganizaciónCon una profunda experiencia en organizaciones – gremios, subcomisiones del partido,

congresos de distrito, organizaciones de inquilinos – los entrevistados progresistas a menudodescriben un ser contextualizado, un ser que vivió en relación con una amplia gama de per-sonas, que casi habla por otros o en nombre de otros. Como progresistas, tendemos más quelos demás a decir «nosotros» y no «yo», y a pensar que las preguntas que planteamos estándirigidas a un grupo colectivo y representativo de personas, y no a la persona en particularcomo individuo sensible, como el sujeto de sí mismo. Los títulos, sobre todo, reflejan esto.Por ejemplo, la autobiografía de Harry Wick se subtitula Recuerdos de un bolchevique britá-nico.15 En ese escenario, en donde el ser se presenta como ejemplar, puede resultar difícilhacer comentarios fuera de lugar, romper el modelo. Sé que si hablo de mí mismo desde unaperspectiva colectiva omito los aspectos difíciles de mi experiencia de vida que no encajan enla descripción, que me hacen demasiado atípico para esa situación. Las omisiones no ayudana crear una historia completa.

ModelosDebido a que la identidad no es fija sino fluida (una perspectiva relativamente nueva que

las personas mayores pueden no compartir), al buscar la forma de enmarcar nuestras vidasdebemos ser capaces de intentarlo varias veces, en días diferentes, y debemos animarnosa experimentar. Al darle forma a nuestra historia, estamos consciente e inconscientementeinfluidos por otras autobiografías a las cuales tenemos acceso, y por el género literario quecreemos corresponde a nuestra historia.

Por ejemplo, mientras trabajaba con Ethel Robinson, una mujer mayor, en la elaboraciónde su folleto autobiográfico, descubrí que el nombre que ella quería darle, A Cottage by theWandle,16 reflejaba el tipo de narrativa de «en ese entonces, a nuestro alrededor había sólocampos.» La falta de acceso a importantes autobiografías de mujeres del Partido Laborista17

hizo que no tuviera un modelo que la ayudara a ubicar su actuación política en un libro.Como yo valoraba ese aspecto de su experiencia, logré, gracias a mi insistencia, que quedararegistrada.

14 Margot Heineman. The Adventurers, Londres: Lawrence & Wishart, 1960; véase también el revelador material deficción policial de G.D.H. Cole contra la clase obrera; la poesía del grupo Voces, por ejemplo, la de Vic Heath,obrero de la construcción del Partido Comunista; el material de ficción del representante electoral de Ted Bramley,J.L. Mitchell, Lewis Grassic Gibbons: The Scots Quair.

15 Harry Wicks. Keeping my head. The Memoirs of a British Bolshevik. Londres: Socialist Platform Ltd, en nombre deLogie Barrow, 1990. Si bien la elección del título puede haber sido consultada con el entrevistador Logie Barrow,el hecho de que se haya conservado es importante.

16 Ethel Robinson. A Cottage by the Wandle, Londres: edición de publicación muy limitada como parte del proyectoVida Laboral de las Mujeres de Wandsworth, del Battersea Arts Centre, en 1990. El último capítulo cuenta cómotuvo que ser alentada a incorporar la política, que no encajaba realmente con el género literario al cual ella creíapertenecer.

17 En ese momento, las autobiografías clásicas más conocidas de mujeres del Partido Laborista eran, tal vez, Alife’s work, Margaret Bonfield, Londres: Hutchinson, sin fecha, aunque probablemente 1948; o Ellen Wilkinson1891-1947, de B. D. Wilson, Londres: 1942. Ambas se asemejaban a historias de dirigentes. Una historia de vidaradical, más accesible pero con menos elementos de política partidaria, que hubiese sido útil le hicieran conocera Ethel Robinson, era Born to Struggle, May Hobbs, Londres: Quartet, 1973.

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Tish Newland, el bibliotecario de Marx House, cuenta que la autobiografía de Willie Ga-llacher, Revolt on the Clyde,18 es una de las más consultadas. Es el testimonio de una vidaactiva repleta de sucesos, que revela un profundo sentido del deber, del compromiso desin-teresado. No reniega de los móviles de la persona, ni los cuestiona. En el prólogo dice: «Nopretendo dar detalles sobre mi familia ni mi infancia. Cuando abordo estos temas, lo hagosólo para mencionar uno o dos incidentes de mis primeros años que tuvieron una incidenciadecisiva en el hecho de que me convirtiera en agitador de la clase obrera».19 Esto se ajusta ala tradición de cómo se describen a sí mismas las personas de la clase obrera. Muchas utili-zan, tal vez necesariamente, el formato de novela en el cual el «héroe (por lo general, joven)va madurando gracias a su contacto con la vida».20 Algunos de los títulos de los capítulosde la biografía manuscrita de George Fletcher, activista y maestro panadero de Sheffield,ilustran esta progresión levemente evangélica: «De esclavo blanco a rebelde», «En huelgacontra sí mismo», «Hacia la unidad».21 Muchos laicistas radicales utilizan inconscientementeun modelo religioso; experimentan un momento de revelación cuando descubren a Marx y,de ese modo, un sentido y modelo de vida, además de un lugar dentro de un movimiento enel cual uno pierde el ego y gana, en cambio, la sensación de ser parte de un agradable sercolectivo: la humanidad.

A los camaradas de clase media que han recibido una buena educación, que tienen acce-so a la poesía y hábitos de retrospección, que han sido influidos por la literatura y se sientencómodos en el análisis de las motivaciones inconscientes, la autobiografía propia de la clasemedia, como One Man in his Time; a personal story of this revolutionary century,22 de AlickWest, les ofrece un modelo mucho más profundo. West trata detenidamente sobre los pade-cimientos producto de su identidad y sus luchas como individuo, y lo hace de una forma quemuchos camaradas de la clase obrera podrían criticar por la reflexión innecesariamente de-tallada que hace de sí mismo, que resulta todavía más sospechosa por haber sido publicadapor un editor que no pertenecía al partido.

El momentoUno de los temas clave de los entrevistados progresistas de mayor edad es que en los

últimos años, han presenciado la destrucción de los países socialistas y de las esperanzasasociadas a los mismos, y han tenido que enfrentarse a la decepcionante realidad de no poderver aquello por lo que lucharon toda la vida (la revolución en Gran Bretaña). Esto implicaque la historia puede ser una historia amarga, pero también que puede ser más profunda yespontánea de lo que podría haber sido cuando las personas todavía querían creer que nohabía una corrupción interna importante en la Unión Soviética.23 Hace poco descubrí que

18 Willie Gallacher. Revolt on the Clyde. Londres: Lawrence and Wishart, 1936. Otras autobiografías populares son:Pioneering days, Tom Bell, Londres: Lawrence and Wishart, 1941; Jew boy, Simon Blumenfeld, Londres: Lawrenceand Wishart, 1935 y 1986; Our flag stays red, de Phil Piratin, Londres: Thames, 1948. Es interesante destacar queesta última se encuentra en el estante de Historia Británica de la Biblioteca Marx y no en el de autobiografías, yaque de acuerdo con la política anterior de clasificación de libros, sólo los considerados «personajes destacados»se ubicaban en el estante de las Biografías. Esta anomalía hizo que la biografía de Winnie Mandela (adquiridarecientemente) se guardara en el estante de biografías, pero que la de Nelson en el estante de África. Este antiguocriterio está siendo modificado.

19 Gallacher (1936), p. 1.20 Otros ejemplos de novelas de este tipo son: Emma, Jane Austen; Demian, Fontana dictionary of modern thought,

Herman Hesse, editada por Alan Bullock y Oliver Stallybrass, Londres: Fontana Collins, 1970, p. 61.21 The Story of George Fletcher, Nelly Connole, inédito, 1961.22 One man in his time; a personal story of this revolutionary century, Alick West, Londres: Allen and Unwin, 1969.23 Algunos de los temas más difíciles de tratar para los comunistas son: 1939,¿fue una guerra imperialista o una

guerra de las personas contra el fascismo? El pacto nazi-soviético; 1948, Tito y Yugoslavia; 1956, Partido Comu-

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algunos entrevistados tienden más a decir: «No hay nada que perder ahora si hablamos detodos los errores cometidos. Es más, puede haber mucho que ganar. Hay que cambiar deenfoque, elegir estrategias nuevas, y analizar los errores de las estrategias anteriores puedeayudarnos». Ya no se considera herético cuestionar las decisiones del partido.

¿Cuáles son los aspectos personales que se excluyen?¿Qué es lo que las personas progresistas excluyen cuando cuentan su historia? Por lo

general, los aspectos de su ser que no están de acuerdo con el concepto de lo que un buencamarada – un miembro del partido – puede contar. Por ejemplo, en entrevistas y autobiogra-fías, por informal que haya sido su publicación, descubrí una falta de:

Historia sexualEsto incluye la homosexualidad, los matrimonios o modos de convivencia no ortodoxos

y toda referencia al amor físico.

Dudas y dolorEntre estos elementos solían incluirse el dolor por la expulsión, la angustia por renunciar

a ser miembro del partido, la culpa por estar en inactividad, la furia contra los dirigentes, eltriste silencio por tener que adherir a decisiones del partido aun pensando que no eran lascorrectas, e incluso los actos heroicos realizados. Por ejemplo, en la biografía grabada sobreSid Easton, activista del gremio del transporte y de trabajadores no especializados (Transportand General Workers’ Union - TGWU), Sid Easton, su «colaborador», Graham Stevenson, dijo:

«Le hice notar que, en nuestra conversación, había dicho muy poco sobre la cam-paña para levantar las prohibiciones que impedían a los miembros del PartidoComunista ocupar cargos en el TGWU. Podría decirse que esa fue la contribu-ción más importante que había hecho Sid a la futura evolución del movimientoobrero británico, desde 1968. . . ».24

La persona físicaLa salud puede reflejar el costo que supone vivir una vida activista y la importancia que

la sociedad le da al trabajador corporizado.

Historias profundas de amistades y relaciones interpersonalesPor ejemplo, Nelly Connolle, en la reseña que escribió sobre la vida de George Fletcher,

activista de Sheffield, afirma de manera sospechosamente artificial que él y su esposa «hacíanlas mismas cosas; siempre que podían, iban juntos a las reuniones. Llevaban una vida plenay feliz, a pesar de todo el trabajo arduo y de las dificultades».25

Atención prolongada a la vida familiarMientras que otros, en cambio, no hablan de la vida política porque no tienen el apoyo

de la familia y esperan, equivocadamente, que aquellos que tengan ojos para ver detectenlos matices políticos encubiertos.

nista de la Unión Soviética (PCURSS) y la denuncia de Stalin; Hungría; 1960, relaciones Unión Soviética-China;1968: invasión soviética a Checoslovaquia; 1979: invasión soviética a Afganistán. Agradezco a Kevin Morgan porayudarme con este resumen.

24 Graham Stevenson. The life and times of Sid Easton. Londres: Amigos de Sid Easton, oficina central del gremiodel transporte y de trabajadores no especializados, alrededor de 1991. Luego agregó a las treinta páginas sobrela historia de vida completa de Easton, una explicación de 15 páginas sobre este período.

25 Nelly Connole. The story of George Fletcher, inédito, 1961.

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¿Por qué se excluyen estos aspectos personales?Obviamente, es difícil preguntarle a los entrevistados por qué no hablan de las cosas de

las que no quieren hablar; cuando se plantea esa pregunta, lo que se consigue es hacer quelas personas se encierren en sí mismas aún más. A partir de conversaciones informales y dela lectura que yo misma hago sobre la psicología del proceso autobiográfico, detallo algunasposibles razones por las cuales nosotros, como entrevistados, omitimos lo personal.

Lealtad e ideas sobre lo que debe mantenerse en la intimidadMuchos de nosotros no hablamos de nuestras reacciones personales más profundas fren-

te a los sucesos políticos – sobre todo de las reacciones negativas – porque sería desleal alpartido. Las personas abandonaban el partido porque no podían expresar las dudas y, si bienel partido ahora aprendió a ser más abierto, la antigua costumbre de «no sacar los trapitos alsol» no se pierde fácilmente. He descubierto que las personas mayores en general, conservanuna enorme lealtad colectiva mucho tiempo después de haber dejado de ser miembros deuna organización. Por ejemplo, una lavandera de Cunard de unos noventa y tantos años nopermitió que la grabaran contando cómo planchaba las bombachas de seda de Gloria Van-derbilt, porque a la compañía para la cual había trabajado hacía medio siglo no le gustaba.No se evaluó el hecho de si hoy realmente importaba.

Los trabajadores memoriosos y los profesionales de la historia oral debatieron sobre loparecido que es el proceso de contar lo personal a lo que sucede en un confesionario, alo terapéutico, a la llamada «cura por la palabra». De modo que el valor de hablar con losdemás en lugar de escribir en silencio y sin contar con las respuestas y las reacciones de losdemás reside en que puede ser una oportunidad para analizar los votos de silencio y, si fueraadecuado, romperlos.

Responsabilidad políticaA veces, aquellos que todavía son leales al partido prefieren guardar silencio sobre casi

todos los temas excepto los más importantes. Esto surge a partir de la sensación de quesería contraproducente para el movimiento y para el futuro contar, por ejemplo, cómo losdesacuerdos en torno a la invasión soviética a Hungría en 1956 casi llevan su matrimonio aldivorcio.

Este motivo didáctico – es decir, que los demás deben ver al partido de una manera deter-minada y favorable – puede ser la máscara inconsciente de algo más complejo, por ejemplo,de una incapacidad personal para aceptar los defectos de sus padres. Esto quiere decir quese está aplicando un antiguo modelo psíquico según el cual el partido representa a la autori-dad/padre a quien no se lo puede ver ni culpar del todo si el miembro/hijo quiere sobrevivir,para no provocar la ira asesina por haberse atrevido a mirar a la autoridad a los ojos y des-cubrir que es incompetente. A cada situación de la vida, llevamos con nosotros mismos ungran bagaje psíquico.

La costumbre de considerar a la persona menos importante que el movimientoUno de los motivos por los cuales los camaradas no son capaces de hablar ni escribir

sobre lo personal es porque nos hemos acostumbrado a una cultura política de abnegación,en donde la persona – sobre todo el ser corporizado – siempre estuvo en un segundo plano,una cultura que prioriza el movimiento y evita ex profeso elevar al individuo. En el prólogode Sid French: Reminiscences, Eric Trevitt escribió:

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«Como alguien que conoció bien a Sid, debo decir que él no hubiera agradecidoa nadie por decidirse a escribir un libro sobre su persona. Criticaba duramenteel culto a la personalidad mucho antes de que muchas personas se dieran cuentade que existía tal cosa. Sin embargo, se decidió publicar este breve folleto con-memorativo, no para poner a Sid en un pedestal sino porque algo debe decirsesobre un hombre que tomó una decisión histórica, que le será cada vez más útila la clase trabajadora y al movimiento obrero».26

Debido a esta cultura, al ser que es tanto sujeto como partícipe del movimiento se loubica en una posición de menor importancia. Aceptamos con humildad el lugar de pieza delengranaje y, por lo tanto, tenemos opiniones y sentimientos que no vale realmente la penaexpresar, sobre todo si no concuerdan con la opinión preponderante.

Por temor a herir a otros o a nosotros mismosAl igual que todos los narradores de historias, los camaradas a menudo guardan silencio

por temor a que se los critique o a herir a personas que consideran importantes. Entre éstas seincluyen los miembros de la familia (ver, por ejemplo, la historia que conté sobre la lesbianade edad que financiaba al partido), personas de la seccional partidaria y la viuda de un excolega que no conocía algunas de las actividades del marido. Esta actitud reservada, puedeser difícil sobre todo para los hombres de la clase obrera que durante seis o siete décadasnunca hablaron con otras personas sobre emociones y, por lo tanto, no descubrieron esoque las mujeres, que conocen más de emociones, tienen en común y dan por sentado. Loshombres a veces piensan que son los únicos que tienen tales sentimientos y que, por lo tanto,deben mantenerlos en secreto. Tish Newland, bibliotecario de la Marx Memorial, describecómo los camaradas solían ir a la biblioteca sobre todo para ver lo que Myles Carpenterescribió sobre ellos y otros en su autobiografía. Su franqueza les resultaba extraordinaria yalgo insolente y, tal vez, un poco emocionante, y un poco liberadora si pensaban en contarsu propia historia.27

Sentido del ser de la clase obreraCuando se trata de camaradas de la clase obrera de edad más avanzada que cuentan su

historia, se agrega a los demás ingredientes un elemento nuevo: es posible que no hayantenido el tiempo, la energía o el ánimo para reflexionar y hacer otra cosa que no sea trabajary hacer, hasta el momento de su retiro. Un pensamiento modesto de algunas personas declase obrera en medio de esta cultura del éxito es que, como a nadie le interesaría saber desus aburridas vidas, con seguridad, a nadie podrían interesarle sus sentimientos. De acuerdocon el bibliotecario Tish Newland, el motivo principal, según los usuarios de la bibliotecaMarx por el cual no escriben su historia de vida es que no hicieron demasiado; no ocupabanpuestos de importancia: «Yo sólo llenaba los sobres». A la mayoría los alentó a escribir lafamilia u otros camaradas.28 Dada esta actitud reservada cuando se trata de hablar sobrelo que hicieron, es comprensible que les resulte difícil contar qué fue lo que sintieron o quéhicieron fuera de la vida del partido.

26 Sid French: Reminiscences. Londres: Nuevo Partido Comunista, 1988.27 Información de contexto aportada por Tish Newland. Véase A Rebel in the 30s, Maurice/Myles Carpenter, Wiven-

hoe, publicación propia de su club del libro, sin fecha, aunque alrededor de la década del setenta aproximada-mente.

28 Información brindada por Tish Newlands a Jo Stanley, agosto de 1994.

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Textos oficialesEl análisis transaccional, un tipo de psicoterapia humanística, sostiene que todos los seres

humanos tenemos nuestra narrativa formal, nuestro texto oficial sobre cómo es y fue nues-tra vida, y qué sentimos con respecto a eso.29 Desde un punto de vista psíquico, resulta muydifícil abandonar ese «libreto» o desviarse del mismo; reformular, modificar el relato que ge-neralmente contamos. Tanto para los camaradas como para todas las demás personas, debenexistir motivos claros y recompensas para dicho cambio, para contar una versión diferentede lo que pensamos que deberíamos decir. Una de mis frustraciones como entrevistador esno poder ser capaz de juntar testimonios que no sigan un libreto; sin embargo, en mi vidapersonal nunca advierto que estoy hablando de una manera «preparada» y no espontánea.

Lo que nosotros, como entrevistadores, podemos hacer para que surja esepanorama amplio y detallado

No todos los entrevistadores o los que colaboran en la redacción de una autobiografíatienen el objetivo o la oportunidad de tratar a fondo los temas personales. Como escribióGraham Stevenson en el prólogo de la biografía grabada sobre Sid Easton, taxista y activistadel gremio del transporte y de trabajadores no especializados:

«Me tomé la libertad de sonsacarle información y manejarlo de manera tal deextraer lo máximo posible de él. . . además nos divertimos mucho cuando nosacordábamos de las cosas absurdas de nuestro movimiento. Estas acotacioneseran de carácter personal y, por lo tanto, lo que aparece en letra cursiva noforma parte del texto que aquí se reproduce».30

Pero aquellos de nosotros que queremos tratar con lo personal bien podríamos considerarcómo enfrentaríamos la situación si fuésemos los entrevistados: qué es lo que esperaríamosde la sesión, a qué le temeríamos. A continuación, menciono los tres puntos principales:

1. Darle cabida a la reflexión: Muchos de los relatos autobiográficos más interesantes –socialistas o no – surgen a partir de una sensación de contar con la libertad y el espaciopara hablar, la cual puede fomentarse con una reflexión profunda. Los que hemos sidoorientados a la acción, especialmente aquellos adictos al trabajo al estilo Stakhanovi-ta, tal vez necesitemos se nos dé un permiso expreso para quedarnos callados duranteel tiempo que queramos, mientras pensamos en las preguntas, y la seguridad de quetenemos la libertad de cambiar de idea, las veces que queramos, a medida que avan-zamos con el relato. Debe haber mucho tiempo – lo ideal es que no haya límites detiempo – antes, durante y después de las entrevistas. Un mensaje que da resultado,que puede transmitirse mediante lenguaje corporal o de manera implícita o explícitaes: «Está bien reconsiderar las ideas, expresar algo que nos resulta molesto o que nosparece mal. Tómese su tiempo; acepto plenamente que usted tiene un derecho abso-luto a tener sus opiniones. Las discrepancias son enriquecedoras y me resultan útiles.Siéntase libre». En el caso de la grabación de Many Yospa a los miembros del gremiocinematográfico: «Los aliento a que sean ellos mismos, a que digan lo que quieran (yaque, en realidad, la mayor parte de las historias se van a archivar, no a publicar)».31

Esto es más fácil de decir que de hacer, pero se trata más o menos de lo mismo.

29 Véase sobre todo, la obra de Eric Berne, incluyendo las secciones sobre textos de familia prenatal: por ejemplo,Transactional Analysis in psycotherapy, Nueva York, Souvenir Press, 1975.

30 Stevenson, véase nota 13 en la página 125.31 Entrevista telefónica con Manny Yospa, septiembre, 1994. Agregada el 3 de octubre de 1995.

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Incluir los sentimientos:. . . 129

2. Conversar sobre la confidencialidad y los resultados: Algunas personas de tendenciaradical han pasado décadas preocupadas – con razón – por el hecho de que los mediosde comunicación no expresan bien nuestras opiniones, de que intervengan nuestrosteléfonos, y de que arresten y maten a nuestros camaradas por expresar sus opiniones.Por lo tanto, un entrevistado necesita sin duda saber el destino que se va a dar a suspalabras. Como entrevistadores, podemos ayudar a que se hable de lo personal y delo políticamente delicado dándole al entrevistado información tranquilizadora, sóliday auténtica sobre lo que se hará con su relato, reconociéndole sus derechos (véase laspautas sobre la ética de la Sociedad de historia oral), y conversando sobre los miedosrelacionados con la revelación y la confidencialidad con la minuciosidad que le vengabien a él, no a nosotros. Para mí, esto significa meterse en un terreno al que prefiero noentrar, ya que todo esto puede implicar una disminución de la confianza y cambiar ladinámica de la entrevista. Pero siempre me sentí mejor – como ser humano, no comodetective – cuando les mostré a los entrevistados cómo presionar el botón de pausa delgrabador. Por lo general, esto tiene su recompensa ya que los entrevistados vuelven acontar la misma historia frente al grabador después de haber escuchado cómo suenay, a menudo, incluso después de haber conversado sobre cómo formularla.

3. «Puede decir todo lo que quiera»: El Partido Comunista ha tenido una historia de pros-cripción y secreto, como son las historias de las organizaciones subversivas. Esto sig-nifica necesariamente que existe una costumbre de ser cauteloso que no es fácil deabandonar. También existe una verdadera contradicción entre lo que un revoluciona-rio puede y no puede decir en público. Como entrevistadores, podemos alentar a laspersonas a que sean francas y a que se expandan en sus historias, si es adecuado.Entre las formas de hacer esto se incluye el lenguaje corporal y el ejemplo, así comola afirmación explícita. El mensaje implícito debe ser: «Está bien y hasta es útil quediga todo lo que quiera. Con la práctica sale mejor. Pero también respeto la necesidadpolítica/personal de algunos silencios».

Realizar varias entrevistas y luego conversar sobre ellas con colegas y entrevistados, pue-de ser útil para alcanzar el equilibrio entre lo que es, por un lado, sonsacar y presionar (enfavor de la historia) y, por el otro, respetar los momentos de silencio (en favor de los sereshumanos). A veces, el entrevistado realmente desea que se lo incentive a hablar, pero resul-ta difícil determinar cuándo la presión puede ser contraproducente para la tranquilidad delentrevistado, para la nuestra después de la entrevista y, tal vez, para las entrevistas que otrosle hagan en el futuro a la misma persona.

ConclusiónCreo que podemos adquirir conocimientos sobre aspectos valiosos de la historia de iz-

quierda si incluimos lo personal en las historias de vida política mucho más de lo que se loha incluido hasta ahora. Es por eso que dedico mi tiempo al proyecto de historia oral comu-nista y escribo este trabajo con ansias de tener un panorama completo de la vida política, talvez como una forma de decirme a mí misma que tengo derecho a ser una persona más plenay compleja, no simplemente una feminista progresista sobrecargada de trabajo.

Es importante para el futuro que se registre y conozca nuestra persona con todos susmatices. Es también una manera de honrar a aquellos que trabajan para mejorar el futuro,entre quienes nos encontramos nosotros, los entrevistadores que también colaboramos conel futuro. Ambas partes pueden crear muy buenas experiencias de entrevistas y muy bue-nas grabaciones si somos seres humanos realistas y sensibles, no solamente orientados hacia

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130 Jo Stanley

un objetivo. Tomarnos nuestro tiempo, reconocer las limitaciones y necesidades reales de lapersona que tenemos adelante, reconocer la humanidad del yo-entrevistador y, fundamental-mente, ponernos a la misma altura del entrevistado, es una manera gratificante y necesariade encarar este proceso de vital importancia política.

Por lo tanto, sostengo que las historias de vida deben contarse, metafóricamente ha-blando, con las mejillas sin afeitar y con la ropa que llevemos puesta en ese momento, nosolamente con camisas limpias. Y necesitamos sacar a relucir nuestros trapos sucios otra vez,con nuevas definiciones de suciedad. ¿Por qué no sacar los trapitos al sol? Por qué actuarcomo representantes ejemplares cuando en realidad podemos ser seres humanos totalmenteiguales: la clase de ser humano que yo misma quiero ser y con quien quiero estar. Yo no quie-ro ser la entrevistadora distante ni la narradora por demás discreta de una vida censurada,sino la camarada tierna que hace de la lucha progresista un placer; que vive y escribe unavida que posee la plenitud que falta en algunas de las biografías socialistas anteriores, a lasque hice referencia al comienzo de este trabajo. Todo esto – la honestidad de la camaradacon respecto a la búsqueda de sexo, dinero y felicidad, las revelaciones de Frank Jackson através de la ficción, los zapatos de taco aguja y la hoz y el martillo del tapiz bordado con losnombres de personas que murieron de SIDA, y la franqueza de Myles Carpenter sobre loscolegas – es un comienzo. Y no es un comienzo desleal, sino un comienzo útil que presentaa todo tipo de socialistas como personas íntegras y mulifacéticas que se merecen el futuroigualitario en pos del cual estamos trabajando. Propongo un brindis: que la biblioteca Marxse llene de grabaciones y textos que cuenten verdades complejas. Que cada historia socialistase cuente – y escuche – con generosidad y sabiduría.

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Capítulo 14

La historia oral en la escuela: guía de proyecto y entrevista

Dora Schwarzstein. . . . . .

IntroducciónLa historia oral, como metodología específica de las ciencias sociales en general y de

la historia en particular, ha alcanzado un gran desarrollo en las últimas décadas.1 Se tratade una propuesta nueva de método para la investigación contemporánea y es parte de losesfuerzos hechos por la historia para renovarse. Ha sido, además, un espacio para la con-fluencia de diversas perspectivas del conocimiento social, así como un ámbito muy particulardonde han podido converger individuos y prácticas científicas de distintas disciplinas de lasciencias sociales (antropólogos, sociólogos, psicólogos, etc.).

La renovación de la historia, tanto en sus enfoques como en sus contenidos, también llegóal aula. Hoy el énfasis de los nuevos contenidos curriculares está puesto en el aprendizajede los procesos sociales, en el análisis de los hechos contemporáneos, y en la perspectiva delos actores, sean éstos grupos o individuos, y no necesariamente héroes o los tradicionalespersonajes destacados en las efemérides. Se trata de implementar una enseñanza que decuenta de la complejidad de los procesos históricos y que a la vez se presente de maneraatractiva.

Los cambios propuestos en la enseñanza de la historia plantean por lo menos cuatrodesafíos:

1 Este material, fue especialmente elaborado para los docentes que participan del proyecto «Historia oral en lasescuelas de las zonas de acción prioritaria», siendo seleccionado en el concurso de innovación en educación1997 de la Fundación YPF. Las referencias teóricas y metodológicas pertinentes, pueden encontrarse en nuestracompilación La historia oral, Buenos Aires: CEAL, 1991 y en las antologías que preparamos para el proyecto:Textos para el uso de la historia oral (I) y (II). Buenos Aires: 1998. Las ideas básicas de este texto, se desarrollarona lo largo de los últimos años y reconocen como antecedente significativo, el artículo que publiqué con SilviaFinocchio y Daniel Plotinsky, «Las fuentes orales y la enseñanza de la historia», Entrepasados, IV, 6, 1994, pp.169-176 (reproducido en Liliana Barela, Hebe Clementi y Dora Schwarztein (comps.). Temas de historia oral.Primer Encuentro Nacional de historia oral. Selección. Buenos Aires: Instituto Histórico de la Ciudad de BuenosAires: 1995, pp. 371-380). Pude expandir esas ideas en la conferencia sobre «Potencialidades educativas en lasfuentes orales para las ciencia sociales», que ofrecí en el marco del encuentro sobre «La oralidad como método derescate sociocultural. Experiencia en la Patagonia Central», realizado en Comodoro Rivadavia en julio de 1996.Para la preparación del presente texto, conté con la colaboración de Federico Lorenz.

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1. La necesidad de interesar a los alumnos. En las clases de historia, en general, se en-cuentran adormecidas la curiosidad, las preguntas, el reconocimiento de problemas yla búsqueda de respuestas a las cuestiones de la vida en sociedad.

2. La necesidad de enseñar una historia con protagonistas, una historia con vidas, nosólo de los reconocidos o famosos, sino una historia más inclusiva, que comprenda aquienes la están aprendiendo y a su entorno. Es importante que los alumnos entiendanque toda experiencia humana es relevante para el conocimiento histórico.

3. Dar respuesta a los nuevos contenidos, que ponen especial atención en la adquisiciónde capacidades y aptitudes tales como el desarrollo de un espíritu crítico, y habilidadespara resolver los problemas que éste descubre.

4. La necesidad de hacer que los contenidos sean comprensibles.

¿Cuál es, entonces, la utilidad de emplear la historia oral en la enseñanza de las cienciassociales?

Hay una correlación entre la renovación teórico-metodológica de una disciplina y lasmodificaciones en la didáctica de la misma. La historia oral ofrece respuestas complejas yestimulantes a la problemática de los nuevos enfoques en la enseñanza de la historia, a lapar que, con la necesaria preparación, es factible de ser aplicada en el aula con relativa faci-lidad. Asimismo, la interdisciplinaridad que le es propia favorece el desarrollo de proyectosinstitucionales, es decir, de la escuela. Sin duda, la historia como disciplina ha formuladomuchos de sus objetivos, y, al menos desde la década de los 60, el descubrimiento de lostestimonios orales como fuentes fundamentales de la reconstrucción histórica ha permitidoorientar y proporcionar los medios para la obtención de un conjunto de propósitos, talescomo:

1. Lograr un conocimiento preciso de la historia y la sociedad en la que nos desenvolve-mos.

2. Modificar una práctica científica desligada de su entorno y de los sujetos sociales conque interactúa.

3. Aportar nuevos cuerpos de evidencias, mediante la construcción de archivos orales.4. Privilegiar una aproximación cualitativa en el proceso del conocimiento.5. Facilitar el vínculo entre los actores históricos y los medios sociales.

Si revisamos los desafíos para la enseñanza de la historia que enumeramos más arriba,y tenemos presente esta breve descripción acerca de las potencialidades de la historia oral,descubriremos la gran complementariedad entre unos y otras. La metodología de la historiaoral es un estímulo posible para generar muchas actitudes imprescindibles en la tarea deconstruir una relación positiva con el conocimiento. La práctica misma de las entrevistasacerca a los estudiantes al trabajo concreto del investigador. No se trata, entonces, sólo deuna nueva práctica didáctica de aprendizaje, sino de introducir un modo efectivo de producirnuevos conocimientos, que sean más interesantes para los alumnos sin por ello perder valor.

Son innumerables las situaciones en que la recolección de testimonios orales puede serde gran utilidad. Para los alumnos del primer ciclo es una herramienta privilegiada paraabordar temas que tienen que ver con la historia familiar y la historia de la comunidad, asícomo algunos temas más abarcadores. En los ciclos superiores, los contenidos conceptua-les pueden ser abordados desde la perspectiva renovadora de la historia oral. También sepueden desarrollar proyectos de recolección de diverso tipo de documentación a partir delos testimonios orales, tales como fotos, objetos, cartas, dibujos, tanto familiares como co-munitarios. El trabajo con estos documentos en el aula tiene un enorme valor, ya que son

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los propios chicos quienes los producen y consiguen, y en general se trata de testimonios yobjetos que contienen un enorme valor afectivo.

Las prácticas didácticas que han incorporado el testimonio oral no son algo radicalmentenuevo. Existen experiencias en Estados Unidos, Inglaterra, Italia, España. El interés de lahistoria oral escolar es que puede introducir la voz de hombres y mujeres comunes, mostrarla cara humana de la historia, más creíble generalmente que la imagen estereotipada quebrindan muchos textos escolares. Sin menoscabar la fuente escrita, la fuente oral puedeparecer a los niños más real e impactante que cualquier otra, al suministrar una informaciónque no se encuentra en los libros de texto. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado conesto, para no caer en la recolección de recuerdos aislados, descontextualizados y separadosde un tejido social olvidado.

Para evitar que esto suceda, las actividades generadas por su uso deben ser enmarcadasen un proyecto global de trabajo. El rol del docente, en este sentido, es decisivo, a lo quese suma la participación activa de los alumnos. Es preciso tener presente que el compromisocon el método y el trabajo a desarrollar debe ser encarado seriamente. Será el docente quienlleve la inquietud acerca de la nueva forma de trabajo, tal vez quien proponga los temas,y con seguridad quien organice las primeras actividades y ordene las discusiones que seproducirán a lo largo del trabajo. Debe quedar claro que la actividad estará seguida, evaluaday acompañada por la atención del docente a cargo del curso. Por lo tanto, la propuesta detrabajo con historia oral apunta a maestros y profesores que deseen innovar y mejorar laforma en la que dictan sus clases mediante el compromiso activo de sus alumnos. No será unaactividad extracurricular, sino que será la forma en que dictarán los contenidos establecidospor los distintos programas.

El trabajo en el aulaLos aportes que la fuente oral puede hacer a la enseñanza de las ciencias sociales no

son automáticos, no se desprenden de su mera introducción en el aula. Lo mismo ocurrecon otros recursos didácticos. En el caso de los testimonios orales, el mayor peligro es suproducción aproblemática y su uso acrítico.

Cuando se quiere usar la historia oral como recurso didáctico, es necesario tener presen-te que se trata de la adopción de una metodología de trabajo específica, es decir que habráque organizar los planes de estudio para utilizar sus técnicas de recolección de fuentes, or-ganización y preservación. También es necesario enfatizar que se trata de un método para elaprendizaje de la historia, gracias al cual los alumnos adquirirán habilidades en el transcur-so del proyecto. Consideramos que este método es particularmente útil ya que revaloriza elpapel activo de los alumnos, pero que no excluye otros, sino que se complementa con otrasformas de hacer historia más «tradicionales».

Veremos ahora en qué consiste hacer historia oral, y algunas cuestiones a tener en cuentapara comenzar.

Entrevistar, la herramienta básicaLa entrevista es una técnica a partir de la cual se recoge información. Para el estudio de

fenómenos históricos contemporáneos, se puede recurrir al testimonio de los protagonistaso testigos que aún viven. De este modo, el relato «vivo» de los individuos permite recuperaraspectos «olvidados» de los procesos históricos que de otro modo se perderían. Estas perso-nas se convierten entonces en importantes informantes y para el historiador sus relatos sonuna fuente. La producción y uso de testimonios orales en la investigación es lo que se co-

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134 Dora Schwarzstein

noce como historia oral. Las entrevistas, además, son una excelente estrategia para obtenerinformación variada para un sinnúmero de disciplinas.

La realización de entrevistas introducirá en el aula un estilo de aprendizaje activo quepuede transformar positivamente la clase. Los alumnos pueden hacer cosas maravillosas si laclase se estructura de modo que puedan participar activamente en el aprendizaje, en lugarde ser meros receptores de información.

Asimismo, son muy variadas las posibilidades didácticas ofrecidas por los testimoniosorales ya que:

1. Permiten conocer la percepción que de un fenómeno, pueden tener distintos sectoresde la sociedad.

2. Posibilitan abordar un aspecto de la historia que está siendo privilegiado desde no hacedemasiado tiempo: el de la vida cotidiana.

El abanico de eventuales actividades es grande, y es posible que el entusiasmo perjudiquenuestro trabajo. Aparentemente, sólo se trata de hablar con la gente y formular preguntassobre aquello que se quiere indagar. Sin embargo, aunque lo parezca, hacer una buena en-trevista no es una tarea sencilla. Es necesario tener algunos conocimientos previos acerca delos temas sobre los que se va a preguntar. También se debe decidir a quién entrevistar, cuálesson los temas sobre los que se interesa profundizar y qué preguntas hacer al entrevistado.De ahí que sea conveniente respetar algunos pasos tendientes a garantizar el éxito en larealización de un proyecto que utilice la historia oral en el aula.

Cómo desarrollar un proyecto de historia oral en el aula antes de la entrevistaSupongamos que hemos decidido encarar un proyecto de este tipo. El/la docente deberá

preguntarse primero qué espera obtener de este tipo de actividad. «¿Qué tengo que ense-ñarles antes?», «¿cómo empezar?». Éstos son pasos imprescindibles para llevar el proyecto abuen término:

1. Elección del tema.Hay que decidir sobre qué tema se centrarán las entrevistas, o sea: el tema del pro-yecto. En este punto, entran en juego numerosas variables. Primeramente, los requeri-mientos de los objetivos conceptuales y procedimentales de los planes de estudio. Perotambién, las inquietudes personales de los alumnos, o las particularidades históricas ysociales de la comunidad en la que está inserta la escuela (conformación sociocultu-ral del barrio, lugares públicos de interés histórico, conflictos intracomunitarios, etc.).En la elección del tema hay que tomar en consideración la disponibilidad de docu-mentos y material bibliográfico existente en bibliotecas públicas, centros barriales, etc.La historia oral requiere de un gran trabajo de investigación previo realizado funda-mentalmente con material escrito y gráfico. La posibilidad de acceso a estas fuentes,entonces, debe tenerse en cuenta cuando haya que decidir una temática de investi-gación. Pese a que el docente puede haber optado por un tema, es posible que losalumnos estén interesados en otros. Al respecto, un debate o consulta grupal puederesultar interesante, además de gran ayuda.

2. Sugerencias temáticas.Este listado no pretende agotar la multiplicidad de temas factibles de ser investigados.Muchos de los temas incluidos se relacionan fuertemente con la realidad comunitariade los alumnos, con el entorno escolar, es decir con la comunidad en la que viven.El vínculo con la comunidad puede ser fortalecido con actividades que refuercen elcontacto con el medio. Hay exitosos casos en el exterior, como el de la revista Foxfire,

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en Estados Unidos, de publicaciones realizadas por los alumnos que terminan trans-formándose en éxitos editoriales. La publicación de revistas vinculadas a las tareas delproyecto es un excelente canal de expresión que les permitirá a los alumnos mostrar sutrabajo, siendo asimismo un provechoso material de uso en otros contextos escolares.

a) El trabajo en el pasado.b) La vida de las mujeres desde 1930 hasta nuestros días.c) Evolución de los medios de transporte y comunicación.d) Cambios en el aspecto urbano. Cómo fueron creciendo las ciudades, pueblos,

comunidades en las que viven.e) Cambios en la población desde 1930 hasta nuestros días.f) La ocupación de la población (industria, servicios, comercio, etc.).g) El desarrollo de las actividades económicas.h) Las crisis económicas.i) La marginalidad, la pobreza, la discriminación, la desocupación.j) La situación de los países limítrofes.k) La historia de la vida cotidiana. La familia, las costumbres, la educación.l) Funciones y servicios de instituciones públicas y privadas.

m) Inmigración e identidades.n) Temas puntuales de historia argentina contemporánea.

3. La elección de la metodología.Es importante discutir con los alumnos la relevancia de la utilización de la historiaoral como metodología adecuada para la resolución de la problemática propuesta. Porejemplo, pueden ser leídos y analizados trabajos anteriores que muestren concreta-mente en qué consiste esta práctica. Desde el principio, es deseable que los alumnosestén en contacto directo con el producto del trabajo de los historiadores orales. En-señar a los alumnos cómo realizar una entrevista exitosa es uno de los aspectos másimportantes de este proceso. Esto se puede hacer mediante una clase introductoria,la lectura de entrevistas incluidas en trabajos de historia oral, pero más que nada ha-ciendo que los alumnos realicen entrevistas de práctica en el aula. Una posibilidad esque los alumnos se entrevisten entre ellos, de este modo logramos que se observencolectivamente errores y aciertos. Puede llevarse a cabo, por ejemplo, un ejercicio con-sistente en la elaboración de la autobiografía oral, con propuestas de preguntas paracompletarla. El tiempo que se dedique a estas actividades es tiempo bien invertido yaque se le brindará al alumno una habilidad que podrá utilizar más allá del proyecto enel que está involucrado.

4. Decidir a quién entrevistar.Una vez elegido el tema es necesario decidir a quién entrevistar. Esto implica ubicar laspersonas que ofrezcan algún interés con relación al tema propuesto. Existen individuosque han tenido un protagonismo particular en los sucesos que pretendemos investigary es bueno contar con sus testimonios. Si estamos estudiando los cortes de rutas, porejemplo, una entrevista a los líderes de los «piqueteros» aportará datos acerca de la vi-sión de un líder del movimiento. Sin embargo, existe un segundo tipo de entrevistado,aquel que representa el tipo medio de un grupo determinado. Siguiendo nuestro ejem-plo, sería uno de los que participó en los cortes, sin haberlos conducido, y que reflejaráen sus testimonios la experiencia de un sector. No es necesario, en los primeros pasos,

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realizar una gran cantidad de entrevistas, sino que es preferible concentrarse en unaspocas, bien realizadas y en profundidad, por lo que se puede ser selectivo al respecto.Debe recordarse que el trabajo de historia oral no es sólo de recolección, sino funda-mentalmente de interpretación, lo que implica tiempo. Es recomendable la confecciónde una planilla de potenciales entrevistados, que detalle el tipo de información queaportaría cada uno de ellos, domicilio, edad, etc.

5. Establecer contacto con los entrevistados.Es fundamental contactar a las personas elegidas y contar con su acuerdo para entre-vistarlas. Un buen mecanismo para ello puede ser publicar pequeños avisos en publi-caciones barriales, o carteleras, informando del proyecto iniciado y pidiendo colabo-ración. Pero también son indispensables los contactos personales, y al principio seránlos más frecuentes, puesto que la confianza producida por el trato previo allanará elcamino para lograr las entrevistas. Algún conocido sabrá, además, de otra gente quenos interese entrevistar para el proyecto y su recomendación será importante y unabuena introducción para establecer el contacto.

6. Los alcances del proyecto.Es necesario explicar, a los futuros entrevistados, los alcances del proyecto, expectati-vas, y el papel que sus testimonios cumplirán dentro de éste. Esto contribuirá a unamejor predisposición a la hora de acceder a realizar uno o más encuentros.

7. Realización de cuestionarios.Realizar un cuestionario guía en torno al cual se centrará la entrevista es fundamen-tal. La elaboración del cuestionario implica la necesidad de conocimientos acerca deltema del proyecto y un compromiso intelectual y creativo en la tarea de su elección yredacción. Serán necesarias lecturas de obras que se ocupen de la temática o períodoa abordar, de ser posible desde distintas perspectivas. Para trabajos de historia con-temporánea, por ejemplo, se puede requerir que los alumnos participantes busquenen sus casas recuerdos de la época, tales como fotografías, revistas u objetos. Con labase proporcionada por estas actividades, la clase elaborará el cuestionario a seguirdurante las entrevistas. Una de las formas consiste en dividir a los alumnos en gruposque redactarán un cuestionario cada uno. Leído en voz alta, las preguntas serán criti-cadas y consensuadas por los redactores y sus compañeros, que se verán obligados aargumentar para sostener sus opiniones. El resultado será un cuestionario que serviráde eje a las entrevistas. Es bueno tener presente que siempre es preferible que hayapreparadas preguntas de más a que nos falten. Habrá entrevistados que den respuestaslargas que anticipen algunas de las otras preguntas que tengamos reservadas, pero noserá el caso de todos, y de quedarnos algunas sin responder, siempre está la posibilidadde una segunda entrevista.

Durante la realización de la entrevistaLa actividad central del trabajo propuesto es la realización de las entrevistas. Como ya

mencionamos, es necesario que los maestros y alumnos – entrevistadores lleguen prepara-dos lo mejor posible al momento de la entrevista, puesto que éste es un instante único eirrepetible de creación de la fuente.

En caso que la entrevista vaya a ser grabada, es necesario familiarizarse con el equipode grabación, así como disponer del material técnico necesario para el éxito de la entrevis-ta: grabador con micrófono, pilas o transformador, cintas, filmadora (cuando sea posible) yconocer perfectamente su funcionamiento y posibilidades. Para ello, serán necesarias prue-bas y prácticas previas que permitan conocer las posibilidades de grabación ofrecidas por el

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equipo en distintas condiciones, el grado de incidencia de los ruidos ajenos a la entrevista,así como la duración de las pilas (no siempre será posible tener una boca de electricidad enel que enchufar el equipo).

Además del grabador, el micrófono y las pilas (llevar siempre un juego de recambio),preparar para la entrevista papel y lápiz para tomar notas. Éstas son importantes por dosmotivos. Por un lado, a veces los entrevistados no desean que parte de lo que dicen seagrabado. Por el otro, es bueno tomar apuntes de los temas abordados por el entrevistado, yaque no siempre se recuerda todo lo dicho en la entrevista. Estas notas pueden ser tenidas encuenta, luego, cuando se confeccionen los índices y resúmenes de las entrevistas. Asimismo,se pueden señalar expresiones, gestos, u otras cuestiones similares, y que obviamente noregistra la entrevista grabada.

Es necesario programar la entrevista con anticipación (por ejemplo, telefónicamente, opor correo) y ser puntual, respetando el horario establecido para el encuentro. El entrevista-do debe sentir que es respetado, que es alguien que nos está haciendo un favor, compartiendosus recuerdos con gente que le es prácticamente desconocida.

El entrevistado debe estar dispuesto a ceder su testimonio para nuestro proyecto. Paraello, por lo general se trata de obtener una conformidad firmada por parte de este, que legarantiza tanto nuestra seriedad como a nosotros la utilización de la entrevista para nuestrotrabajo. Esta conformidad se basa en el respeto mutuo. (véase Anexo en la página 150).

Es importante buscar un lugar adecuado para entrevistar, tranquilo y silencioso en loposible. Se debe colocar el micrófono y el grabador entre el entrevistado y el entrevistador(véase Anexo en la página 150). Puede suceder que la situación de estar siendo grabado y lapresencia del equipo intimide al entrevistado o lo condicione a «actuar» su testimonio. Por lotanto, en lo posible es conveniente que el micrófono pase desapercibido para que sea tomadocomo un elemento más del entorno. Es conveniente considerar los siguientes consejos:

1. No es bueno que ninguna entrevista supere las dos horas.2. Estar dispuestos a saber escuchar. Por más que la entrevista sea un diálogo, debemos

evitar al máximo las interrupciones.3. Estar atento. Los entrevistados, al igual que todas las personas, distinguen rápidamente

cuando decae el interés de quien los está escuchando. Hay que prestar atención, porlo tanto, a nuestros gestos y expresiones.

4. Tratar de establecer una buena relación, fluida y cómoda, con el entrevistado, puestoque de ella dependerán las respuestas a nuestras preguntas.

5. Antes de comenzar con el cuestionario, podemos repetir una breve explicación delproyecto. Explicitar al entrevistado la importancia de su testimonio.

6. Tratar siempre de estimular al entrevistado para que desarrolle con el máximo posiblede detalle las respuestas, mediante preguntas abarcadoras y significativas, pero claras.También mediante expresiones que indiquen aprobación, sorpresa, o interés, que loanimen a dar respuestas amplias.

7. Las primeras preguntas deben ser sencillas, con el objetivo de relajar al entrevistado.Por ejemplo: «¿dónde nació?», «¿en qué año?».

8. Luego se podrá pasar a algunas preguntas más complejas que lo llevan a explayarsey ganar en comodidad, del estilo: «¿cómo fue su niñez?», «¿cómo era su trabajo en lafábrica?».

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9. Hacer una pregunta por vez. «¿Qué sintió cuando tuvo que vender su casa?», «¿lo pudosuperar?». Son dos preguntas que, aunque relacionadas, deben formularse separada-mente.

10. No interrumpir durante las respuestas. Si algo no quedó claro o deseamos mayor pre-cisión, siempre se puede retomar con una nueva pregunta en el punto en que dejó elentrevistado.

11. Cada pregunta debe ser breve y dirigirse a un punto preciso, para de este modo nofastidiar, confundir o dispersar la atención del entrevistado. Las preguntas deben serformuladas de forma correcta y clara. Sin embargo, deben evitarse preguntas dema-siado concretas o acotadas, que nos proporcionarán respuestas de igual calidad.

12. Es necesario mantener un ritmo adecuado durante la entrevista, lo que significa res-petar los tiempos del entrevistado: no apurarlo, dejarlo pensar, que se tome su tiempopara contestar, y saber acompañar sus silencios.

13. Asimismo, es importante prestar atención al lenguaje corporal y gestual del entrevista-do, a sus expresiones, tonos, risas o suspiros, que pueden ser también testimonios ensí mismos, y generar otras preguntas.

14. Hay que tener siempre presente que la entrevista no se trata de un interrogatorio.El entrevistado no debe probar que lo que dice es verdad, ni nosotros ocuparnos demarcarle sus errores o contradicciones. La forma en que la gente recuerda las cosastiene un significado en sí misma.

Cuestiones técnicas de la entrevistaSe pueden utilizar una gran variedad de preguntas de distinto tipo. Por ejemplo:

1. Preguntas de final abierto, del tipo, cuándo, por qué, para qué, etc. Ejemplo: «¿Por quévinieron tus abuelos a la Argentina?», «¿cómo se arreglaron con el idioma?».

2. Pueden ser útiles, aunque no son aconsejables, las preguntas de final cerrado, puestoque sólo son respondidas afirmativamente o negativamente («si», «no»). Ejemplo: «¿lesfue bien a tus abuelos en la Argentina?». Comparar con la respuesta a «¿cómo les fuea tus abuelos en la Argentina?, que tal vez lleve a una mayor exposición.

3. Preguntas que sirven para clarificar. Ejemplos: «Creo que entendí lo que Ud. me dijo.¿Es eso lo que Ud. me quiso decir? ¿Puede explicármelo con más detalles?».

4. Preguntas con dos oraciones. Comienzan con una afirmación de un dato cierto para elentrevistador y el entrevistado, para luego pasar a la pregunta. «Sabemos que ustedfue delegada en la escuela donde enseñaba. ¿Qué la llevó a serlo?; ¿qué beneficiosbuscaba?, etc.».

5. Preguntas que lleven al entrevistado a analizar, evaluar o reflexionar sobre las conse-cuencias de sus propias acciones. Por ejemplo: «¿qué consecuencias tuvo cambiar detrabajo?», «¿considera que fue una decisión correcta?».

6. Un recurso interesante para estimular la memoria del entrevistado es mostrarle fotos uobjetos. Asimismo, puede pedírsele que muestre sus propias fotos, objetos guardadoscomo recuerdo, diarios, cartas, etc., que a la vez abrirán nuevos espectros de preguntasposibles.

7. Se debe evitar abundar en temas visiblemente dolorosos o difíciles para el entrevistado.8. Es conveniente no cortar la entrevista en forma brusca. Terminar preguntándole al

entrevistado si quiere hacer algún comentario adicional.

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9. Durante la entrevista pueden tomarse fotografías del entrevistado, de los objetos olugares mencionados, etc.

Es importante que el entrevistado explique y describa:

1. Lugares, datos que sirvan de referencia, edades, fechas.2. Términos o palabras raras o únicas, tales como jerga, nombres de antiguos artefactos,

juegos, etc.3. La forma correcta de escribir nombres de personas y lugares mencionados en la entre-

vista.4. El papel jugado por el entrevistado en los hechos descriptos en la entrevista.5. Sus puntos de vistas personales.

La filmación de entrevistasDe existir la posibilidad, la filmación de las entrevistas debe estimularse. Cuando ha-

blamos no lo hacemos sólo con palabras, intervienen expresiones faciales, gesticulaciones,pequeños movimientos y descripciones, que sólo la imagen visual recupera. Asimismo, deacuerdo al tipo de proyecto, la filmación del contexto del entrevistado (una casa, o un anti-guo edificio o calle donde se realiza la entrevista) aporta nuevos datos y da riqueza al mismo.Sin embargo, hay que tener en cuenta que la cámara puede producir una mayor impresiónen el entrevistado que un simple grabador y que por lo tanto, algunos entrevistados se sien-tan intimidados al principio. Si bien los pasos previos son los mismos que para la entrevistaoral, como así también los elementos a tener en cuenta durante su desarrollo, las entrevistasfilmadas presentan algunas particularidades a tener en cuenta:

1. Debido a los costos más altos, debe seleccionarse con cuidado qué entrevistas van aser filmadas, por lo que puede ser útil realizar previamente entrevistas sonoras.

2. Requieren siempre de un asistente que se ocupe del equipo, que es más complejo queel de la entrevista grabada. Es necesario evitar distraer al entrevistador, que debe con-centrarse en los objetivos de la entrevista. El operador, sin embargo, no es pasivo, debecompenetrarse de los objetivos del proyecto, lo que llevará a que adopte determinadosenfoques, filme ciertas escenas, etc.

3. Si bien un escenario cotidiano enriquece la entrevista, también crea problemas técnicosadicionales.

4. El equipo de filmación debe ubicarse a espaldas del entrevistador y frente al entre-vistado. Si la entrevista se filma con una sola cámara, debe descartarse la idea defilmar al entrevistador, que estará presente en las preguntas, para concentrarse en elentrevistado, objeto del encuentro. (véase Anexo en la página 150).

5. Los encuadres son un aspecto fundamental de la entrevista audiovisual. El objetivo dela filmación debe ser producir una entrevista cuyas imágenes no se superpongan nidistraigan de lo que está siendo dicho, sino que acompañen y enfaticen el discurso.Como la observación de la TV puede demostrar, lo preferible son enfoques que inclu-yan hombros y cabezas, es decir un enfoque cercano, pero adecuadamente centradoscomo para que no abrumen. Ocasionalmente, la cámara puede optar por el recurso detomas que vayan desde los ojos a la boca del entrevistado, lo que enfatiza aspectos deldiscurso.

6. Existen divisiones naturales del cuerpo, tales como el cuello, la cintura, las rodillas ydebe evitarse que el cuadro corte justo en ellas.

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7. Para aprovechar al máximo los recursos ofrecidos por la imagen, deben pensarse pre-guntas que obliguen al entrevistado a utilizar gestos para responderlas: «¿Cómo fun-cionaba esa máquina?». «¿Cómo ordenaba sus cosas en la pensión?». En estos casos, laspreguntas empleando el «cómo» cobran mayor importancia, tal vez, que las causales.

8. La entrevista audiovisual es de gran utilidad en entrevistas grupales, dado que per-mite, en un trabajo posterior, una visión de conjunto que se torna imposible para elentrevistador. En este caso, la posición de la cámara varía, ubicándola en el vértice deuna V que tiene en sus brazos a entrevistadores y entrevistados, o viceversa.

Después de la entrevistaUna vez terminada la entrevista es imprescindible tomar el cassette y pegarle una etique-

ta en donde se consignen:

1. El nombre del entrevistado.2. El nombre del entrevistador.3. La fecha de la entrevista.4. El lugar donde ésta fue realizada.5. El tema de la entrevista.

Al mismo tiempo y para luego ingresarla en el archivo es conveniente completar la fichade datos de la entrevista (véase Anexo en la página 150).

Terminada la entrevista, las siguientes etapas requerirán también de habilidades y con-diciones especiales, para no desperdiciar el esfuerzo realizado hasta el momento. Las entre-vistas son la materia prima del trabajo de historia oral, por lo que es necesario establecerlas condiciones para posibilitar el mayor uso posible de ellas. Con esto tienen que ver dostareas importantes y que también son de gran valor didáctico: el archivo y la transcripciónde entrevistas.

1. Archivo.Los cassettes con las entrevistas grabadas y/o filmadas serán la base de nuestro Archi-vo Oral y del proyecto, por lo que conviene tener claro desde el comienzo los criteriosque se seguirán para llevarlo a cabo. El material recogido por el archivo no se limitaráa las entrevistas. El almacenamiento y clasificación de fuentes podrá incluir todos loselementos considerados de interés para el trabajo en desarrollo, tales como fotos, re-vistas, objetos, ilustraciones, publicaciones antiguas, etcétera. Todo el material que selogre recoger deberá ser organizado y ordenado. El archivo que se vaya construyendoserá la presencia visible del proyecto de historia oral en la escuela. Es una oportunidadúnica para que docentes y alumnos cuenten con un repositorio histórico de primeramano, en su escuela y construido por ellos mismos, por lo que el compromiso institu-cional en este sentido es importante.Algunas sugerencias para el archivo y clasificación de las fuentes orales son:

a) Confeccionar una ficha que contenga los datos con los que está etiquetado elcassette, y otros accesorios acerca del entrevistado, así como lugar y fecha de laentrevista y el nombre del entrevistador.

b) Las cintas pueden ser numeradas, para facilitar su ubicación a partir de la ficha.c) Confeccionar un resumen del contenido de cada entrevista, que podrá ir en la

misma ficha o en otra, y que también facilitará la investigación posterior.d) Asimismo, es importante tener un índice de las entrevistas, que permita la rápida

ubicación de las cintas de acuerdo a las necesidades de la investigación.

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e) Guardar los cassettes en un lugar sin mucha luz ni mucho calor para su conser-vación.

2. Transcripción.La transcripción consiste en volcar al papel el contenido sonoro de las entrevistas. Esuna tarea larga y tediosa pero que sin embargo debe ser realizada en la medida delo posible, puesto que a la hora de trabajar con los testimonios es más práctico uti-lizar las hojas con las transcripciones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que latranscripción es siempre una traducción. En el pasaje del lenguaje oral al escrito sepierden infinidad de matices. Este trabajo puede ser llevado a cabo por los alumnos,pero les exigirá habilidades en otras áreas, como lengua o informática. Al mismo tiem-po, les permitirá hacer un seguimiento de su trabajo – o del de sus compañeros – comoentrevistadores, marcando y aceptando aciertos y errores.A pesar de que los historiadores orales profesionales prefieren que la transcripciónsea lo más textual posible, en el caso de un proyecto escolar pueden hacerse algunasexcepciones tendientes a facilitar la tarea. Estas son algunas pautas para tener encuenta al realizar el trabajo de transcripción:

a) Hay que tener en cuenta que transcribir una entrevista de una hora insume decuatro a seis de trabajo.

b) Pueden corregirse oraciones mal construidas, siempre que no se inventen pala-bras y no se cambie el sentido de lo que se quiso decir.

c) Debe prestarse atención a cuestiones gramaticales, tales como los signos de pun-tuación, que son los que reproducirán el ritmo de la entrevista.

d) Existen algunos signos convencionales para expresar silencios o supresiones (eneste caso del editor/transcriptor) en la transcripción:

1) . . .<SILENCIO, PAUSA>2) [. . . ] <SUPRESIÓN>

Asimismo, gestos o actitudes del entrevistado pueden ser indicados entre corchetes.Por ejemplo: «El tipo era un caso serio [risas] Siempre se ponía los zapatos al revés»;«Fue muy duro [suspiro]. Tardamos como un año en acostumbrarnos a su pérdida».Una práctica que aporta resultados interesantes consiste en revisar junto al entrevista-do la transcripción. Le permitirá corregirse, hacer agregados, comentarios, etc.De no ser posible la transcripción, el proyecto de historia oral debe contar por lo menoscon un resumen de cada entrevista, con lo cual se reafirma la importancia de tomarnotas, como fue indicado anteriormente. Es recomendable la confección de un resu-men inmediatamente después de terminada la entrevista, cuando todavía está «fresca»,para evitar la pérdida de detalles de interés.

3. Trabajo posterior.A medida que va progresando el proyecto, y se recogen las entrevistas y sus correspon-dientes transcripciones, se debe desarrollar el trabajo de procesamiento del materialobtenido, que es el que, en definitiva, le dará sentido al trabajo de campo realizadodurante las entrevistas y también al de investigación que lo precedió. En este caso, eluso que se hará de la evidencia obtenida depende fundamentalmente:

a) De los objetivos del docente a la hora de proponer un trabajo de historia oral alcurso.

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b) De los medios disponibles para realizar trabajos posteriores, tales como elemen-tos informáticos, medios audiovisuales, gráficos, etc.

De estos trabajos pueden surgir infinidad de actividades vinculadas a las entrevistas,que son además un importante estímulo para despertar el interés de los alumnos. Eneste sentido, hay que tener presente que el proyecto requiere de constantes actividadesy ajustes, que se traducen en tareas en el aula.

Algunas cuestiones que hay que tener en cuenta para el seguimiento del proyecto son:

1. Al mismo tiempo que se vayan obteniendo evidencias y testimonios, hay que eva-luar permanentemente los objetivos e hipótesis de trabajo propuestos originalmente.Pueden surgir indicios que obliguen a precisar objetivos originales, o dificultades quelleven a tener que adoptar una metodología distinta (nuevas preguntas, por ejemplo).

2. Asignar diversas tareas dentro del proyecto. No es necesario que todos entrevisten,archiven, o hagan el trabajo de crítico. Esto, de todos modos, no anula la interconsulta.

3. Sin embargo, sí es imprescindible que toda la clase participe de la paulatina elabo-ración de las conclusiones. Trabajos como la transcripción llevan a un ejercicio per-manente de la crítica por parte del grupo implicado en el trabajo, que apunta a larevisión del propio desempeño como entrevistadores, y a poner en práctica criteriosde selección a la hora de decidir qué partes de las entrevistas transcribir y qué pre-guntas del proyecto ayudan a responder. En ambos casos, se logra el objetivo inicialdel compromiso activo del alumno y de la cooperación en la construcción de su propioconocimiento.

Evidentemente, este tipo de actividades permite poner en práctica multitud de capaci-dades y habilidades que los planes de estudio buscan consolidar. Utilizar el testimonio dela gente es especialmente conveniente para la búsqueda de información familiar, local, ode múltiples temas de la historia social del siglo XX. En casi todos los barrios y pueblos,por grandes o pequeños que sean, se encuentra un número de residentes que tienen memo-rias del entorno y que en general están encantados de ser entrevistados por maestros y/oestudiantes o de asistir a la escuela para contar sus recuerdos.

Existen múltiples propuestas de trabajo que es posible realizar mediante la historia oral.La variedad depende de las escuelas, de las inquietudes de los alumnos, y de los docentes.Al mismo tiempo, queda claro que la práctica de la historia oral no se restringe al área delas ciencias sociales, sino que es lo suficientemente versátil como para ser empleada en susmétodos en otras áreas. La colaboración entre las distintas áreas de la enseñanza medianteproyectos abarcadores es altamente aconsejable.

Potencialidad educativa de la historia oralAunque hemos ido señalando el aporte de la historia oral en la enseñanza de la historia

y otras ciencias sociales a lo largo de este trabajo, resumamos algunos de ellos.

La construcción de fuentes históricasEl interés fundamental del testimonio oral en la enseñanza es que constituye una fuente

creada por los propios alumnos/entrevistadores. Se trata de una fuente peculiar, es artificial,ha sido creada por el entrevistador y el entrevistado. La participación de los estudiantes enla producción de las entrevistas los sensibiliza respecto de la problemática general con la quetrabaja la historia y el resto de las ciencias sociales.

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Esta metodología constituye un modo extremadamente efectivo para comprender la na-turaleza interpretativa de las fuentes de cualquier tipo. Éstas no hablan por sí solas, sinoque es imprescindible partir de hipótesis y formularles preguntas. La fuente oral presentacaracterísticas específicas, tanto por su contenido no siempre transparente, como por losproblemas derivados de la subjetividad de la memoria, las que en etapas sucesivas deberánser trabajadas para su uso en el aula. Así como los documentos escritos del pasado que se en-cuentran en los archivos no son de historia, tampoco las entrevistas, por más ricas que sean,lo son. Las fuentes de cualquier naturaleza, incluyendo las orales, son sólo instrumentos paraelaborar la historia.

El contacto con el medioDesde hace mucho tiempo se ha buscado la relación entre la enseñanza de las ciencias

sociales y de la historia en particular, en el aula y el medio externo a la escuela como modode interesar a los alumnos. Sin embargo, ésta no es una receta fácil de aplicar. El trabajo contestimonios orales ayuda al alumno a ubicarse en el contexto sociocultural del que es parte,estableciendo relaciones con los individuos y centros comunitarios que lo forman, puesto queson los estudiantes quienes buscan a las personas que les servirán de fuente para el estudiode la historia. Éstas son personas con las que están relacionadas más estrechamente porcompartir un entorno. Asimismo, estos testimonios, como ya apuntamos, revelan aspectospoco conocidos de la historia, que pueden generar en los chicos lazos más estrechos con lagente mayor.

Introducción de voces alternativasLa metodología de la historia oral es un importante recurso para introducir la voz de

hombres y mujeres comunes, y para poder acceder a la «cara humana» de la historia. Através de esas voces se pueden recuperar los fenómenos asociados a la vida cotidiana, a lahistoria familiar, a otras problemáticas que se hallan totalmente ausentes tanto de la historiamás tradicional como de la enseñanza de la historia en todos los niveles de nuestra escuela.

Acercamiento a las prácticas de la investigación

Éste es un aporte fundamental de la historia oral a la enseñanza de las Ciencia Sociales.El diseño de la investigación, con las discusiones y elecciones que implica, y la realización dela entrevista, comprometen activamente a los alumnos en la producción del conocimiento ylos sensibiliza respecto de la problemática general de la materia prima con la que trabaja elhistoriador, al mismo tiempo que les muestra la variabilidad de ese tipo de conocimiento. Sibien esta práctica no convierte a los estudiantes en historiadores, constituye, sin embargo,un medio extremadamente efectivo para comprender la naturaleza de los distintos tipos defuentes históricas.

Comprensión de conceptos específicos del conocimiento históricoLa historia oral desarrolla en los estudiantes una visión y comprensión más amplias de

los hechos históricos. Existe una cuestión central del conocimiento histórico: la relaciónpasado-presente. Distinguir entre pasado, presente y futuro, y alcanzar un equilibrio entrela conciencia y simultaneidad de esos tres tiempos históricos es una preocupación de loshistoriadores contemporáneos e indudablemente un problema para los docentes que tienenque enseñarlo.

El testimonio oral ayuda a la aproximación de la multiplicidad del tiempo histórico, de ladiacronía y sincronía de los procesos personales y sociales que conforman la historia como un

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todo. La historia familiar, aún en niños pequeños, ayuda a la ordenación cronológica y facilitala adquisición de nociones de sucesión, duración y cambio. Un ejercicio tan simple como elde pedir a los alumnos que construyan una línea de tiempo consignando lo que hicieron en eldía, para luego relatarlo, es sencillo y aporta a esta comprensión. En alumnos más grandes,la redacción de una historia familiar permite ver cómo sucesos globales afectaron algo tanpequeño como el núcleo de seres humanos del que son parte.

Por otra parte, al poner en contacto a niños y adolescentes con personas mayores, laentrevista supone la confrontación de temporalidades muy diferentes, de la biografía, de lodiariamente vivido, de la memoria individual y colectiva. Se logra así una mejor comprensiónde la multiplicidad del tiempo histórico, combatiendo la idea de un tiempo lineal y uniformemediante el aporte de testimonios personales acerca de episodios globales y aparentementedesconectados de la «gente común». Se trata de poner al alcance de los alumnos un pasadomás rico y atrayente porque son parte de él.

La historia local y la historia global en la escuelaLa historia local es un aspecto importante aunque limitado del trabajo escolar con fuentes

orales. Se puede partir del entorno para promover el interés en problemas que lo trascienden.El interés pedagógico de la historia oral es que permite delimitar un campo, acercándonos alo concreto, lo cual facilita el aprendizaje. Sin embargo, es importante abordar lo local enfa-tizando la necesidad de ponerlo en un contexto global que permita el análisis de un conjuntode relaciones. Se debe evitar la recolección nostálgica de anécdotas individuales o locales.La biografía de los testigos entrevistados en una sociedad compleja presenta numerosas oca-siones, en particular a través de sus historias migratorias, de referirse a mundos más ampliosy alejados. De esa manera, se aprovecha para el aprendizaje simultáneamente la atracciónde lo concreto y cercano y de lo distante y diverso.

Incorporación de nuevos contenidosLa historia oral permite aprehender la experiencia histórica concreta, acercando los suce-

sos de un pasado lejano y hasta irreal gracias al énfasis puesto en cuestiones aparentemen-te intranscendentes para la historia. Las entrevistas nos permiten recuperar singularidadesinimaginadas. Llevan a comprender que todos somos parte de la historia de una comunidad,y que toda experiencia aporta al conocimiento histórico. Esta metodología es una herra-mienta privilegiada para aproximar a los estudiantes (niños y adolescentes) a una historiacon actores concretos, con palabras, proyectos, ilusiones, frustraciones, éxitos. De ese modolos estudiantes pueden reconocer procesos y significados como parte de sus propias vidas yestablecer un diálogo fructífero entre el pasado y el futuro que imaginan, el testimonio delos entrevistados y la historia que intentan explicar o construir los historiadores. La metodo-logía de la historia oral, al enfocar fenómenos del último siglo, fortalece el conocimiento dela historia contemporánea, la más descuidada en la enseñanza escolar habitual y, paradóji-camente, la que más influye en la realidad de los alumnos. En este sentido, las entrevistasofrecen, indudablemente, el complemento a una bibliografía insuficiente o de difícil acceso,de momentos críticos de nuestra historia reciente.

El testimonio oral amplía el universo de la historia. Permite indagar en las relacionesentre microhistoria y macrohistoria, estableciendo vínculos entre las vidas individuales yanónimas y aquellos procesos históricos que determinan su existencia. Asimismo, facilita lavisualización de vínculos entre hechos y situaciones, poniendo historias de vida en contextosmás amplios. La historia oral no desplaza otras formas de hacer historia. Se trata de utilizartestimonios y hechos de distinta naturaleza y hacer una reconstrucción que recupere, ade-

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más de la experiencia individual, el tejido social y el contexto en el que estas vivencias seinscriben.

Este conjunto de desafíos y posibilidades tiene consecuencias muy importantes en eldesarrollo actitudinal y en los instrumentos del aprendizaje que los alumnos van adquirien-do a través de su práctica. Asimismo, la exigencia del proyecto, ya que son los alumnosquienes lo conforman, eligen las entrevistas, textos, y arman los cuestionarios, desarrollauna gran habilidad para hacer preguntas, lo que implica criterios de selección de conteni-dos, ideas principales, enfoques, etcétera. Lleva, además, a un buen manejo de las relacionesde multicausalidad, fundamental para la enseñanza de la historia, pero al mismo tiempo tandifícil de explicar conceptualmente.

Por otra parte, el uso de las entrevistas requiere un compromiso ético de los alum-nos/entrevistadores para hacer uso de ellas, lo que genera una disciplina de trabajo y elrespeto de pautas de comportamiento y de relación social.

Este tipo de actividades requiere de un trabajo que es por sobre todas las cosas colectivo,un aprendizaje cooperativo que tendrá consecuencias en la actitud social de los alumnosimplicados en el proyecto. Hay que saber escuchar opiniones contrapuestas, aceptar erroresy corregirlos, puesto que de ello depende el avance positivo del proyecto del curso.

La enseñanza de la historia con fuentes orales requiere tener en cuenta sus problemas ylimitaciones. Requiere también recurrir a otras fuentes y a la necesaria intervención didác-tica del profesor y el maestro. La creatividad e iniciativa individual que esta metodologíatiende a estimular deben ser canalizadas en un marco que permita su aprovechamiento pa-ra la concreción de los objetivos de los planes de estudio. Para ello, el docente dispuesto aimplementar estas técnicas en su curso deberá estar compenetrado con ellas, y manejar lasposibilidades que ésta ofrece, puesto que es un proceso complejo de relaciones en múltiplesniveles: docente-alumno, curso-escuela, escuela-comunidad.

Evidentemente, el perfil de docente resultante es el de docente/investigador. Si bien estopuede parecer una recarga a sus tareas habituales, es en realidad una reformulación de lasmismas y una jerarquización de su actividad, realizada en gran medida por él mismo. Comopodemos ver, tanto en el plano del docente como del alumno, la conclusión más general yevidente es que la historia oral lleva a la participación activa en el intercambio de conoci-miento. Aporta a una mayor integración institucional y comunitaria, y a la revalorizaciónde contenidos educativos mediante su vinculación con la realidad de los alumnos. Puede seruna forma de responder a la vieja pregunta de «¿para qué sirve la historia?». Pero fundamen-talmente, es una posibilidad interesante de que los niños y adolescentes logren, mediante supropio trabajo, el reconocimiento de las raíces históricas de los problemas que los afectan,para tal vez empezar a imaginar cómo resolverlos.

Pautas generales

Planificación de un proyecto de historia oralEl tiempo necesario así como la energía y los gastos involucrados en la recolección de

testimonios orales, hacen que sea imprescindible una planificación cuidadosa antes de quese lleve a cabo cualquier entrevista.2

Una preparación adecuada nos permite asegurar que el contenido de la entrevista sea dela mejor calidad posible, tanto desde el punto de vista de su contenido como de su fidelidadauditiva.

2 Basado en «Planning an Oral History Project», Programa de historia oral de la Universidad de California en LosÁngeles, 1988.

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Queremos plantear diez preguntas que todos aquellos que planifican un proyecto debenhacerse antes de programar la primera entrevista:

1. ¿Cuáles son los objetivos del proyecto?Los objetivos no deben basarse exclusivamente en la tarea de grabar a los «los viejos»para rescatar la gloria de los días ya pasados. Mucho más importante es acumular ypreservar datos y procesos históricos que aumenten y complementen otras formas dedocumentación relevante a hechos y actividades específicos y períodos históricos de lasvidas de aquellos que son entrevistados. Informantes para la entrevista en cualquierproyecto pueden incluir tanto personas de elites (o sea aquellos quienes son de clasesdirigentes en cualquier organización o actividad) como los «no-elites» cuya participa-ción y apoyo en una actividad u organización sin embargo son de suma importancia.

2. ¿Quién sera entrevistado?Los objetivos del proyecto deben darnos el criterio para seleccionar quién será entre-vistado y a la vez qué tipo de información se puede esperar de dicha entrevista o seriede entrevistas. La historia oral suele buscar información no sólo de los más ancianos,sino que también debe preservar los recuerdos de aquéllos que aportan informaciónespecífica para los fines del proyecto. No todos pueden o quieren aportar informaciónrelevante. Una manera de empezar, puede ser que los organizadores de un proyectodecidan grabar un grupo seleccionado o una cantidad de entrevistas claves que ayudena orientar la selección final. Para decidir a quienes entrevistar a veces es convenientearmar un pequeño comité. De esta manera, todo el comité comparte la crítica si es quealgunas sugerencias para entrevistas no son aceptadas. Hay veces en que la personasugerida no tiene ninguna información clave para aportar.

3. La preparación de la entrevista grabada.Cientos de kilómetros de materiales audiovisuales existentes demuestran muchas vecesque el entrevistador no estaba adecuadamente preparado para realizar la entrevista,produciendo así un registro de baja calidad. Algo muy importante a tener en cuenta,es que la calidad de la información que resulta de la entrevista esté relacionada conel nivel de preparación, la formación y el conocimiento del investigador o de quienrealiza la entrevista. Si bien una charla amistosa, aunque sin fin ni límites, puede pro-porcionar algún dato útil, muchas veces estos datos no tienen valor o no se relacionancon el proyecto que se está llevando a cabo. En las fases iniciales del proyecto, es desuma importancia saber:

a) Qué fuentes de archivo existen sobre él o los temas sobre los que se quiere traba-jar. (Informes de todo tipo, fotos, recortes periodísticos, etc.).

b) Si el investigador/entrevistador tendrá acceso a esas fuentes.c) Si ese material es suficiente como para armar un primer diseño de preguntas para

la entrevista. Se debe saber qué datos existen y cuáles no existen en las fuentes ycuáles datos deben necesariamente salir de la propia entrevista.

4. ¿Quién hara la entrevista?La tarea de investigar (que hemos mencionado con anterioridad) y de ejecución dela entrevista puede ser llevada a cabo por la misma persona o grupo de personas.Si se realiza el trabajo en equipo, un miembro debe hacerse cargo de coordinar lasentrevistas y conocer el manejo de los aparatos utilizados (puede ser sólo audio oincluir video).

5. ¿Cómo se concreta la entrevista?

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En caso de que el entrevistador y el informante no se conozcan, una visita de «pre-entrevista», no grabada, informal, sólo para establecer contacto es altamente reco-mendable. Esta preentrevista permite:

a) Hacer una evaluación de los recuerdos del informante, para determinar si enrealidad la información será de valor para el proyecto.

b) Completar el cuestionario personal si es que se utiliza alguno.c) Ganarse la confianza del informante.d) Examinar el ambiente donde se llevará a cabo la entrevista para asegurar que el

nivel de ruido ambiental sea aceptable.e) Mostrar y explicar la necesidad de un acuerdo que permita el uso de la entrevista.f) Fijar el tiempo y lugar donde se llevará a cabo la entrevista.

6. ¿Qué equipo debe usarse?Gracias al gran avance de la tecnología en las grabadoras de cassette, hasta un aparatode precio moderado, del estilo que utilizan los periodistas puede ser utilizado parala realización de las entrevistas. Sin embargo, el uso de un buen grabador, cintas decalidad adecuada y un micrófono externo al grabador ayudan a una mejor calidad yconservación de la entrevista. El uso de un micrófono direccional es importante paraeliminar los ruidos ambientales y asegurar así un mejor registro. Lo más convenien-te es utilizar cintas de 60 minutos, evitando las de mayor duración, que tienen unatendencia a romperse con el uso.El mantenimiento rutinario del equipo garantiza grabaciones de mejor calidad. Es ne-cesario limpiar las cabeceras de la grabadora cada 10 o 15 horas de grabación.

7. ¿Cómo serán evaluadas las cintas?En lugar de una evaluación simplemente cuantitativa que refleje únicamente cantidadde horas grabadas, es importante hacer una evaluación cualitativa durante las primerasetapas del proyecto. Esa evaluación se basa en dos criterios:

a) La claridad de la grabación (que no haya ruido ambiental o de la grabadoramisma).

b) La calidad de la información grabada (el contenido obtenido en relación con losobjetivos generales del proyecto).

8. ¿Qué pasará con las cintas después de que se termine la entrevista?La entrevista es el meollo de la historia oral. Sin embargo, gran parte del trabajo quedapor hacerse precisamente después de realizarla.En primer lugar, es fundamental conservar la entrevista en su soporte original, hayasido éste audio o video. Lo ideal es hacer una copia de todas las entrevistas realizadaspara conservar una copia de seguridad (masters). Es necesario conservar los masterstanto de audio como de video en condiciones adecuadas de temperatura y humedad.Todo el trabajo posterior debe ser con las grabaciones de campo.

9. ¿Quiénes serán los dueños de las cintas y de las transcripciones?El derecho de propiedad y del uso de las grabaciones e índices que resultan de unaentrevista pertenecen a quienes participan en esa entrevista, o sea entrevistado y en-trevistador. Es imprescindible explicar esto a quienes se entrevista, como los objetivosdel proyecto y las razones por las que es entrevistado. Un paso siguiente es solici-tar al entrevistado autorización para el uso de su entrevista, haciéndole firmar dichodocumento. Es importante conservar esos documentos en caso de problemas futuros.

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10. ¿Qué productos pueden resultar de un proyecto de historia oral?El producto básico es obviamente la entrevista (que puede ser sólo grabada y/o filma-da), su transcripción e índices para el uso futuro de la misma. Es importante agregardetalles sobre la persona entrevistada, así como información sobre el ambiente enque se llevó a cabo la entrevista. Hay que tener en cuenta que grabaciones de buenacalidad se prestan para el uso educativo y para los medios de difusión. Con las entre-vistas es conveniente constituir un archivo de uso público. Estos materiales pueden serutilizados en el aprendizaje y la investigación de problemas históricos encarados porotros proyectos, dado que se trata de producir documentos que trascienden el ámbitopuramente local.

Cuanto más cuidadosamente se planifica un proyecto de historia oral y mejor sean los re-gistros, más posibilidades tiene de obtener información sustantiva y asegurar el uso extensode esa información. La producción de videos educativos y de divulgación de la experienciaes posible cuando se cuenta con entrevistas filmadas.

Existen por otra parte excelentes oportunidades para utilizar testimonios orales, comovaliosas fuentes de información en representaciones teatrales y otras actividades que inten-tan reproducir un clima de época, otras formas de vida, etc.

Normas éticas y legales para el uso de la historia oral como una metodología educativa.3

Guía para los docentesEl docente deberá:

1. Adquirir conocimiento de la literatura, técnicas y procedimientos de la historia oral,para ofrecer al alumno la mejor instrucción posible al respecto.

2. Trabajar junto a otros profesionales e instituciones para así poder ofrecer la mayorexperiencia posible en historia oral a los alumnos.

3. Estar dispuesto a compartir su experiencia con otros docentes, asociaciones y organi-zaciones y a difundir los materiales recogidos con el objetivo de preservarlos.

Guía para los alumnosEl alumno deberá:

1. Aprender tanto como sea posible las técnicas y procedimientos de la entrevista dehistoria oral y al desarrollo de la investigación utilizando dichas entrevistas.

2. Explicar al entrevistado:

a) Los propósitos de la entrevista.b) Los modos en los que piensa utilizarla (en clase, en la comunidad, etc.).c) La escuela a la que concurre.

3. Tratar al entrevistado con respecto.4. Respetar la propiedad del entrevistado.5. Firmar un recibo por cualquier material prestado por el entrevistado.6. Hacer que el entrevistado firme una autorización para el uso de la entrevista.7. Mantener su palabra relativa a toda promesa hecha al entrevistado.8. Buscar la rigurosidad histórica mientras investiga el tema, durante la entrevista y du-

rante la producción del trabajo.

3 Tomado de Barry A. Lanman y George L. Mehaffy. Oral History in the secondary school classroom. Oral HistoryAssociation, 1988.

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9. Durante la producción posterior, citar adecuadamente la procedencia de los testimo-nios orales utilizados. Al citar las palabras exactas de un entrevistado, usar citas eindicar correctamente su procedencia.

10. Al producir un trabajo, no utilizar el testimonio oral fuera de contexto. Esto es espe-cialmente importante cuando se utilizan extractos y citas.

11. Informar a los entrevistados de toda presentación pública que utilice material de susentrevistas (la mayoría se sentirán honrados de concurrir o participar en tales eventos).

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Anexo

Modelo de permiso legal

Fecha. . . . . . . . . . . .

Por este medio cedo los derechos a (nombre o escuela), para cualquier finalidad acadé-mica o educativa que se determine de las grabaciones, transcripciones y contenidos de estaentrevista de historia oral.

Nombre y Apellido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Dirección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Limitaciones especiales: . . . . . . . . . . . .

Firma del entrevistado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Firma del entrevistador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Hoja de datos de la entrevista de historia oral

Entrevistado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Dirección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Teléfono . . . . . . . . . . . .

C.P. . . . . . . . . . . . .

Fecha de nacimiento . . . . . . . . . . . .

Lugar de nacimiento . . . . . . . . . . . .

Fecha de la entrevista . . . . . . . . . . . .

Lugar de la entrevista . . . . . . . . . . . .

Entrevistador . . . . . . . . . . . .

Número de cintas . . . . . . . . . . . .

Entrevista: . . . . . . . . . . . .

Terminada . . . . . . . . . . . .

En progreso . . . . . . . . . . . .