Cuadernos de Negación 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

  • Upload
    utoteca

  • View
    217

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    1/28

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    2/28

    1

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    3/28

    2

    PRESENTACIN | 3Buscando la raz de la "radicalidad" | 4

    CONTRA LA SOCIEDAD MERCANTIL GENERALIZADA | 7El tiempo es oro | 11

    Siempre hemos vivido as? | 12

    CONTRA QU CAPITAL? | 12Capital ficticio | 13

    ABAJO EL TRABAJO | 15Y abajo el ocio mercantil | 17

    Ya no somos esclavos Viva la libertad? | 17Ideologa del sacrificio | 18

    Ideologa del anti-sacrificio | 19

    LA MERCANCA COMO OBJETO Y RELACIN SOCIAL | 20Las sutilezas metafsicas de la mercanca | 20

    LIBERAR EL TRABAJO? LIBERARNOS DEL TRABAJO! | 21Gestin y auto-gestin | 22

    NEGACIN DE LO QUE NOS NIEGA | 25

    Negar no significa simplemente decir no, declarar inexistente a una cosa, odestruirla de cualquier manera. No podemos solamente negar, sino que luegotenemos que superar esa negacin, dando paso a una realidad nueva que

    pueda contener aspectos positivos de lo negado.

    Compaero: si sents que estos materiales deben ser difundidos... A reproducirlos, imprimirlos, copiarlos,discutirlos! No son propiedad de nadie, son parte del arsenal dispuesto a nuestras necesidades y deseos,son la experiencia histrica de personas que llevan adelante el combate a esta realidad impuesta.

    [email protected] | www.negacion.entodaspartes.net

    CUADERNOS DE NEGACIN NRO.1:TRABAJO COMUNIDAD POLTICA GUERRA

    Presentacin del comic publicado por la pgina www.prole.info, con el agregado de una presentacin a loscuadernos + los textos: Contra la democracia y Proletariqu?.

    CUADERNOS DE NEGACIN NRO.2:CLASES SOCIALES, o la maldita costumbre de llamar a las cosas por su nombre.

    En este segundo cuaderno profundizamos y desarrollamos la cuestin de la lucha de clases y larevolucin, porque si hablamos de revolucin como transformacin radical de la sociedad, como supresin

    del capitalismo, hablamos indefectiblemente de la auto-supresin del proletariado como clase, esa inmensamayora de la humanidad que est impedida de vivir porque debe

    ganarse la vida de una forma u otra.

    PRXIMO: CUADERNOS DE NEGACIN NRO.4: SOBRE LA NECESIDAD DE DESTRUCCIN DEL ESTADO.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    4/28

    3

    Advertencia sobre las citas:Como en todos los casos en que publicamos citas, textos, panfletos o fragmentos de otros grupos o

    personas, dicha inclusin no implica en absoluto una reivindicacin acrtica de los mismos, sinimportar a quin pertenecieron esas palabras, los militantes que las escribieron o las organizaciones

    de las que formaron parte. Constituira una fantasa el pretender que un individuo, en un momentodado, haya podido afirmar todo el proyecto de la revolucin, y que en plena sociedad capitalista no

    podamos estar influenciados, al menos mnimamente, por la ideologa burguesa.As tampoco se intenta dar un respaldo de autoridad a las citas publicando quin las ha firmado.

    Las grficas utilizadas al interior de este nmero fueron realizadas por: Gerd Arntz (1900-1988)

    En este nmero 3 de los Cuadernos de Negacin desarrollaremos una breve crtica al sistema del trabajoasalariado, la mercanca y el valor, es decir: la sociedad mercantil generalizada. En este conjunto de apuntes seintenta abordar temas complejos -y sin embargo constantes- en el sistema de dominacin que vivimos. Al ser temasconstantes, el material que las corrientes revolucionarias (ncleos, grupos, organizaciones, individuos, etc.) handesarrollado es amplio, y a ellos se puede recurrir para ampliar, para profundizar. No intentamos hacer revisionismo,sino generar y reproducir un material que permita actualizar nuestras posiciones. En este emprendimientodecidimos hacerlo de forma breve, asumiendo la continuidad de ese movimiento e intentando aportar entre tanta

    abundancia de consignas que no se hacen cargo de la poca que nos contiene, y menos an del contenido de lasfrases.

    Queremos compartir aqu con otros proletarios nuestras reflexiones, para comenzar a desarrollar una mejor y msacertada crtica, no slo tericamente, sino tambien en la prctica. Y decimos nuestrasreflexiones ya que no nospertenecen, son posiciones histricas e invariantes de nuestra clase. Que repetimos: no es un grupo identitario ms,se es proletario por las relaciones sociales que impone el capital, no se elige serlo. Encerrados en una visin detribu urbana o de diferentes identidades adquiridas para sentirse especial, se olvida que en este mundo capitalistano todo se elige como en un supermercado. Tampoco idealizamos un proletariado libre de contradicciones, aislado yesttico; sino que es justamente en su antagonismo y en su movimiento que ste desarrolla su potencia y suorganicidad, y para que esto suceda es necesario criticar sus brutales lmites e ilusiones ideolgicas, para llegar a supropia extincin como clase junto a la sociedad que lo ha engendrado...

    Ya que estamos en lucha por auto-emanciparnos -con los medios que tenemos a nuestro alcance- compartimos esedesarrollo con otros proletarios, insistiendo en que no tenemos nada que venderle a nuestros hermanos de clase,nada con qu seducirlos. No somos un grupsculo compitiendo en prestigio e influencia con los dems grupsculos ypartidos que dicen representar a la clase obrera, y que pretenden gobernarla.Y como la revolucin no es una guerra de ideas, en la que exista una batalla a ganarse mejorando la difusin ydiscusin de nuestros ideales, reafirmamos que no se trata de educar el prjimo, as como tampoco significa, por lacontraria, tratarlo como nuestro maestro. No buscamos organizar a otros proletarios, buscamos organizarnos juntos.

    Si como clase an nos mantenemos generalmente en la conformidad, y particularmente -en menores casos- cuandose va a la lucha, se lo hace empantanados en prcticas reformistas, no es porque an no se conozcan nuestrasideas revolucionarias, sino porque la vida cotidiana de los proletarios es an conformista en general y/oparticularmente reformista a la hora de luchar. Para que las ideas revolucionarias se concreten mediante suejecucin prctica deben entrar en tensin las ideas, pero tambin esas ideas con la vida cotidiana.O acaso

    creemos que podemos hacerle frente a la alienacin reinante slo con nuestra propaganda, tanto prctica comoescrita? O acaso creemos que un cambio revolucionario real para nuestra clase solamente depende de losgrupsculos o individuos concientes? Seguimospensando que los revolucionarios, los agitadores,los militantes, los activistas deben llevar la Verdada las masas y despertarlas para finalmente liberarlas?Nosotros ya somos libres porque somosrevolucionarios y tan solo nos queda liberar al resto?Claro que no. Afirmar esto sera buscar la imposiblesalida individual; o erigirse como jefe de masascuando se quiera aplicar a lo social, ya sea tantodesde una posicin moralista cercana a la autoridadde la religin -y encadenada a la fe ideolgica- como

    desde una estructura de control social como unpartido poltico.La vieja ilusin de que el cambiar las condicionesexistentes slo depende de los buenos ideales de laspersonas se recicla constantemente

    PRESENTACIN a este tercer cuaderno

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    5/28

    4

    Esta publicacin no es ni ms ni menos importante que otras publicaciones, libros o hasta panfletos, que afirman elmismo contenido. Cada una de nuestras expresiones para auto-suprimirnos como clase, y con ello la supresin detodo Estado y forma de explotacin y/o dominacin, no slo expresan diferentes intensidades de lucha, sino quetambin responden a diversas necesidades de esas luchas.

    En la prxima entrega de los Cuadernos de Negacin, el nro.4, nos extenderemos en estas hojas para comprender lafuncin del Estado. De la misma manera, ste nmero de los Cuadernos ampla la perspectiva respecto a la relacinforzada que impone la produccin capitalista. En el capitalismo, el trabajo asalariado es inseparable del antagonismoque existe entre las clases sociales. Los trabajadores somos una mercanca ms y nuestra vida poco valor tiene, o lo

    que es peor, su valor se determina cuantitativamente, como en la proyeccin productiva vitalde una persona que serealiza en el caso de los seguros de vida: mientras ms probabilidades de producir tiene la persona, mayor es la cifraasegurada. Es decir: igual de horroroso que el no-valor de la vida, es el valor de la misma en los trminosmercantiles que impone esta sociedad. Hablamos del comienzo de la comunidad humana, esa comunidad que esuna ruptura violenta de ese conjunto de normas, reglas y estructuras que mantienen esta sociedad y sus relacionessociales forzosas.

    Esto lo decimos pues si nuestros textos abordan parcialidades nunca lo haremos como el ejercicio aislado ytaxonmico del acadmico o del medico forense, sino para facilitar la comprensin del conjunto social que significa elsistema de dominacin capitalista. ste se expresa como la forma en que nuestra vida ha de transcurrir, llegando aun presente donde todo acontecer parece establecido de antemano para la convivencia efectiva de un conjuntohumano cada vez ms abstracto y parecido a lo que produce-consume.Nuestra realidad no es tal, sentimos hambre e insatisfaccin -as como rabia y alegra- no por una condicin nica y

    particular, sino como parte de una sociedad. Esa serie de relaciones que nos someten continuamente -por lasbuenas o por las malas, conciente e inconcientemente- es lo que necesitamos comprender si pretendemos impulsaruna vida que nos permita resolver nuestra convivencia con el mundo a partir de cmo deseemos y necesitemosrelacionarnos, y no como conviene a la estructura social del Capital.

    Por lo mismo, resulta absurdo que a algunos pueda estorbar el Estado como ente aislado, sin comprender cul es sufuncin social. Quienes as piensan tienen en definitiva como nica perspectiva, o mejor dicho como ilusin posibleautogestionar lo existente (el intercambio de valor, el trabajo asalariado) y siendo as, poco importa si se lo proponenhacerlo sectariamente o junto al pueblo. El problema no es para ellos la existencia de mercanca sino cmorepartirla, el problema no es el trabajo asalariado sino cmo mejorarlo.No queremos presentar el proyecto de gestionar este modo de no-vida mercantil sin Estado. El problema de larevolucin no es quin gestione las empresas, por ms colectivo y autogestionado que sea el emprendimiento, sinoacabar con la empresa como unidad de valorizacin del capital, con su inevitable explotacin y competencia.

    Hay que expresarse sin miedos y sin vueltas: el trabajo asalariado es la columna vertebral del sistema capitalista y lamercanca es el corazn de un mundo sin corazn.

    BUSCANDO LA RAZ DE LA RADICALIDAD

    En la necesidad de ir a la raz de nuestros problemas, es quecomprendemos al trabajo asalariado y la mercanca como temascentrales de estos cuadernos. Ya que al comprender los problemasdesde la raz, tambin la actividad y las soluciones se comprendendesde la raz, para abandonar de una vez por todas todo anlisisparcial e ir en busca de la comprensin de la totalidad que contiene acada tema. Para abandonar tambien toda tentativa de solucionesparciales, lo que se traduce en entrar en la lgica que nos imponen.Es imposible que haya comida y espacio para todos dentro delcapitalismo porque va contra su esencia y su desarrollo, sin embargocasi todos los opositores de este sistema lo siguen buscando, yterminan por acabar con una expresin de lucha real mediante suparcializacin. Es as que terminan tambin, por liquidarnos comoclase con la creacin de movimientos especficos (obrerismo,feminismo, anti-racismo, ecologismo, por la vivienda, etc.) tendientesa disminuir o resolver los problemas por separado, pretendiendotener luchas polticas por un lado y econmicas por el otro, sin

    poder por lo tanto atacar su causa comn, su raz.No es nuestra intencin presentarnos como radicales, como sinnimode extremistas, para auto-complacernos, auto-referenciarnos yocupar un lugar en el miserable escenario del anlisis poltico ms o

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    6/28

    5

    menos contestatario. Somos radicales. Y por radicales comprendemos adems de ser tajantes y desconfiar de lostrminos medios (que siempre suelen ser el refugio de los oportunistas) el hecho de comprender las cuestionesdesde la raz1. Es a sta radicalidad a la que el movimiento revolucionario siempre ha apelado y de la cualnos sentimos parte, no a las formas espectaculares que la palabra radical puede evocar.

    El reformismo y el oportunismo siempre buscan justificativos para posponer las verdaderas urgencias de nuestraclase y boicotear la solucin a todo este sistema de muerte. La historia nos demuestra que siglos de lucha contralos efectos de este sistema asesino no acaba con dichos efectos (y mucho menos con las causas), por msmasivas y combativas que esas luchas sean. An cuando siempre en la correlacin de fuerzas de la lucha de

    clases, el proletariado es en su nmero favorecido, no pueden acabar con el problema del hambre, de la destruccinde los espacios naturales, de la desocupacin, de la sobre-explotacin o la represin.Esas luchas (parciales, reivindicativas) se seguirn dando pero debemos ir comprendiendo, y por lotanto atacando, las causas de los problemas.Teniendo en cuenta tambin aesas luchas como una acumulacin de fracasos, donde en momentos y pocas dadasse ha prendido la mecha revolucionaria, y ese conjunto de fracasos es lo que nos permite afinar la puntera, definirmejor la forma y el contenido de la revolucin que nos impulsa.

    Estos, como otros textos, de por s no pueden impulsar una ofensiva, pero si pueden establecer un anlisis queaporte a que esa ofensiva existente sea certera, o a crear ofensivas certeras y desechar ofensivas intiles.

    Hubo momentos histricos revolucionarios, es cierto, de ellos podemos sacar buenas lecciones tanto de sus logroscomo de sus derrotas, pero las situaciones revolucionarias son las menos en nuestra historia como clase, la

    regla general es la dominacin. Por lo tanto es necesario -si deseamos transformar la realidad- analizar lasposibilidades en esta poca que nos contiene, ms que contentarse y/o compararse con ciertos sucesos.2

    Es en esta necesidad que vemos como necesario posicionarnos firmemente contra las viejas ilusiones: las de laparticipacin democrtica, las de la gestin de lo existente, las de la creacin de poder popular, las de construirclasismo3. Viejas ilusiones que son el contenido de diversas formas de organizacin, o tan solo su mera expresinaunque as tambin pueda ocurrir que movimientos con formas organizativas idnticas (asamblearismo, luchaarmada, lnea editorial) expresen contenidos sociales radicalmente distintos. Pero la revolucin no es unproblema que se resuelve encontrando la forma organizativa adecuada; por el contrario, es una cuestinde contenido social real.

    Vale aclarar, adems, que no podemos categorizar las luchas parciales, inmediatas y defensivas que llevamosadelante en revolucionarias o reformistas. En apariencia los objetivos de cada lucha hacen patente sus

    intenciones desde el principio: conseguir respuesta positiva de la autoridad a tal o cual demanda, a diferencia de lahuelga y el sabotaje, que intentan enfrentar en un mismo terreno a las estructuras de la sociedad burguesa sinintermediarios. Pero el contenido de las luchas no se define en el conjunto de puntos que se puedan fijar enun petitorio, ni en las consignas contenidas en nuestra propaganda. El contenido se expresa en lo que cadapersona descubre de s misma, de su comunidad de lucha y de lo que estn dispuestos a hacer cuando seencuentren luchando. En un contexto de totalpauperizacin, slo los idealistas y doctrinarios ortodoxos pueden veren una lucha la forma correcta o incorrecta.

    Comprendemos que esto no se destruye de la noche a la maana, que no es un dacapitalismo, a la noche revolucin y al otro da comunismo anrquico; as como tambinentendemos que algunas (slo algunas) de las situaciones que pueden comprendersecomo reformistas pueden no serlo Porque fuera de momentos histricosprofundamente revolucionarios sigue existiendo una tendencia revolucionaria, que

    al estar condicionada por su tiempo, acta dentro de sus propios lmites.

    No es posible separar las necesidades humanas inmediatas de la necesidadhumana de revolucin, no podemos separar lo que se necesita ahora -por ejemplopan o techo- de lo que tambin se necesitara despus -destruir a los opresoresque son quienes nos niegan aquel pan, aquel techo,y tambin algo ms-.

    1radical (del lat. radix, -icis, raz). 1. adj. Perteneciente o relativo a la raz. 2. adj. Fundamental, de raz.

    2 Esto, como afirmbamos en el Cuaderno anterior, no es querer ponernos a la moda de rechazar todo lo pasado, siguiendo en elplan que nos ha preparado la publicidad capitalista. Todo lo contrario: el ver cmo importantes aportes son -con el tiempo-apartados u olvidados, como si los aos los desgastaran, como si les restaran su importancia, es reconocer un sntoma deldesprecio por nuestra historia como clase.

    3 Construir clasismo? Las clases no son inventadas por la izquierda (ni parlamentaria ni extraparlamentaria), las clases existenmaterialmente, no son producto del mundo de las ideas . Lo que estos seores pretenden es sostener la antorcha queiluminar a los explotados, que sern explotados recin cuando estos seores les cuenten que lo son, y as pretendern dirigirlos.Uno no se convierte en clase para luchar por lo que le corresponde, slo hace falta asumir lo que ya somos. Ver: Cuadernos deNegacin nro.2, pgina 13, Transformarse o asumirse?

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    7/28

    6

    La bsqueda de una solucin de fondo a las necesidades humanas, contiene en s misma la necesidad de destruiresta sociedad de opresin. La generalizacin de aquellas reivindicaciones humanas, no canalizadas por elreformismo, son los estallidos sociales que prefiguran la revolucin.La defensa proletaria de las condiciones de vida es a su vez ofensiva cuando se asume de manera autnomay a travs de la accin directa, e indefectiblemente est ligada con la lucha revolucionaria -futura si sequiere, pero lucha revolucionaria al fin-.

    Pero fuera de esos momentos excepcionales, cuando globalmente se impone la contrarrevolucin respondiendo acada reivindicacin con una reforma para que todo siga igual, siguen existiendo personas con anhelos

    revolucionarios, por ms o menos claros que sean. Su prctica concreta se mantiene dentro de los lmites de sutiempo, pero con perspectivas de avanzar.

    Publicamos a continuacin fragmentos (con algunas precisiones nuestras) de una discusin en el foro del sitio webanarkismo.net, lugar donde suele expresarse, a excepcin de alguna acertada crtica, lo ms rancio del anarquismomundial. No hace falta contextualizar el debate para comprender estas posiciones que asumimos, junto con elcompaero que lleva adelante el sitio Comunizacin4, quien las han publicado. Sin embargo la discusin completa yel texto que da pie a esto puede encontrarse en: http://anarkismo.net/article/13596

    La perspectiva revolucionaria slo ser asimilada por las masas cuando stas acten revolucionariamente; mientrastanto, enunciarla sirve para evitar que se extinga, para ayudar a crear lazos entre minoras que compartan una visinde lo que la revolucin significa. () La entereza personal y colectiva consiste en poder asumir esto sin renunciar aparticipar e intervenir en la vida social. Actuar dentro de los lmites actuales es obligatorio, pues nadie puede

    preciarse de revolucionario si da la espalda a esas necesidades prcticas de resistir y construir. ()

    Por ejemplo: Las inmobiliarias y el ayuntamiento estn decididos a destruir lo que queda de nuestro viejo barrio.Nace una asamblea vecinal, y luego otra, y un da nos encontramos ocupando la calle junto a un montn de vecinosque apenas conocamos. Participamos como uno ms, intervenimos mostrando nuestro punto de vista, preparamosencuentros, creamos redes, organizamos agitaciones callejeras, discutimos el curso a seguir... y adems tratamos deevidenciar las conexiones menos evidentes, las implicaciones ms profundas del problema del cual tomamos parte, yel valor trascendente de esta accin colectiva. Entre otras cosas, buscamos extender el movimiento dndolo aconocer, comunicndolo. Siendo capaces de actuar, participar, intervenir en la realidad dando lo mejor de nosotrosmismos. Y continuando con nuestro ejemplo, all decimos: la especulacin inmobiliaria y la destruccin de este barrioexpresan a su manera el viejo antagonismo entre explotados y explotadores, entre dirigentes y dirigidos... esteconflicto es una expresin concreta, inmediata, de ese antagonismo de fondo... as que: si para frenar a losdespiadados especuladores actuales exigimos que se hagan cargo del negocio otros especuladores, unos no tan

    malos, unos con responsabilidad social... si hacemos eso, slo estaremos cambiando los trminos del problema, sinsolucionarlo: reaparecer de nuevo con otra cara. No estamos diciendo que no luchemos contra la especulacin,estamos tratando de darle sentido a esa lucha dentro de un cuadro ms amplio.

    Esto no es una simple hiptesis: tal crisis ocurri (hace no mucho tiempo), tales vecinos nos organizamos yluchamos para impedir la destruccin del barrio, y tal discurso fue el que algunos de nosotros agitamos mientras sesucedan reuniones, protestas y hasta las inevitables negociaciones. Participamos, pero tambin queramos mostrarque ese conflicto, como todos los conflictos parciales, expresaba la relacin social capitalista, y aunque logrsemossolucionar el conflicto parcial, la nica solucin para que esto no vuelva a suceder es abolir esa relacin social engeneral. Y esta posicin no nos priva de los elementos tericos que nos permiten agitar, en cada conflicto parcial, laperspectiva revolucionaria en tanto visin del mundo, de la historia, del devenir de la especie humana. Esta visin noes ni "abstracta" ni "ideologizada", sino que resulta de una constatacin prctica cotidiana, de experimentardirectamente las relaciones sociales alienadas y de reconocer en esas mismas relaciones los elementos para su

    superacin prctica, en el sentido comunista.

    Hacer explcita la cosmovisin comunista implica referirnos a tendencias histricas, a momentos ejemplares, y a todoun campo de realidad que trasciende el espacio-tiempo particular de cada conflicto. Por eso hablamos deantagonismo proletariado/burguesa, por eso insistimos en abandonar la consigna "anti-golpista" en la cuestinreciente de Honduras y agitar en favor de la lucha de clases, poniendo de un lado al proletariado y del otro a laburguesa, la democrtica y la golpista.

    4 Se recomienda el sitio web de Comunizacinpara hallar las traducciones de importantes textos desconocidos hasta ahora enespaol: www.comunizacion.klinamen.org

    Dicho sitio -como esta publicacin- no coincide con todos los grupos que hoy se reclaman por la comunizacin. Si bien la

    "corriente comunizadora" no es homognea y por lo tanto no hay una definicin nica (y quizs nunca la haya), desde aqupodemos aportar que es irrealizable la propuesta de algunos partidarios de ella de "comenzar a vivir el comunismo" en losespacios que se piensan a s mismos como aislados de la sociedad mercantil y estatal. Para nosotros no hay un afuera delEstado, ni un afuera del capitalismo en la sociedad actual. Y como no tenemos la ilusin ridcula de cambiar el mundo de la nochea la maana, tampoco proponemos un cambio progresivo en el que no habr necesidad insurreccional y momento de abolicinpor la fuerza del Estado, las relaciones capitalistas y la ideologa dominante.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    8/28

    7

    Y si bien hoy en da existe muy poca receptividad social a la cosmovisin comunista, que an as la agitemos no nosconvierte en parias aislados de la vida colectiva. Es horrible que por decir estas cosas se nos diga que pertenecemosa un crculo de amigos salidos de un recinto psiquitrico o una secta religiosa. Es horrible, pero tambin es muyrevelador acerca del desprecio arrogante que anima a los militantes profesionales: unos simples obreros, unassimples mujeres que trabajan en su hogar, unos simples hijos de vecino, han sido siempre mucho ms comprensivosy despiertos que ellos hacia nuestros puntos de vista.

    No hay forma de no estar en este mundo, de oponerse a este mundo desde afuera. Tampoco es posible transformarel mundo sin situarse en oposicin a l, de eso se trata el movimiento dialctico de negacin y superacin. Nosotros

    estamos en el mundo, y actuando como actuamos y diciendo lo que decimos intentamos transformarlo.El desprecio que nos escupen los profesionales de la revolucin lo tenemos bien merecido

    Luchando por los intereses histricos de nuestra clase -a sabiendas o no-, an cuando estos intereses son parciales,es que los proletarios comenzamos a reconocernos como seres humanos (con nuestras capacidades yposibilidades), y es en la generalizacin de esas luchas, ya no slo de carcter individual, sino social, que ponemosen jaque a toda la organizacin social que nos destruye, nos oprime y nos deprime.

    "La revolucin radical no es un sueo utpico... Tampoco lo es la emancipacin humana en general.S lo es en cambio una revolucin parcial, meramente poltica, revolucin que deja intactos los pilaresde la casa."

    (Karl Marx, "Crtica de la filosofa del Derecho de Hegel")

    Si hoy respirar, alimentarse, abrigarse, divertirse o buscar amorest condicionado por la necesidad de la comercializacin, nosignifica que siempre fue as o que deba seguir sindolo.Hoy toda relacin social lleva el sello de la mercanca, sta haocupado la totalidad de la vida social. Incluso los seres humanosnos vemos unos a otros como mercancas.

    Los hechos aparentemente ms normales: que cada cualno disponga ms que de su fuerza de trabajo, que, paravivir, deba venderla a una empresa, que todo sea

    mercanca, que las relaciones sociales giren alrededor delcambio, todo esto no es de hecho ms que el resultado deun proceso violento y prolongado.Hoy la sociedad, por su enseanza, su vida ideolgica ypoltica, enmascara las relaciones de fuerza y la violenciapasada y presente sobre la que se ha establecido estasituacin. Disimula a la vez su origen y el mecanismo desu funcionamiento. Todo aparece como el resultado de uncontrato libre en que el individuo, portador y vendedor desu fuerza de trabajo, encuentra la empresa. La existenciade la mercanca es presentada como el fenmeno mscmodo y natural posible.

    (Jean Barrot. Capitalismo y Comunismo)

    El capitalismo, como relacin social y no slo como concepto, es la sociedad mercantil generalizada, una sociedaden la que toda la produccin es produccin de mercancas, y el consumo se limita al consumo demercancas, una sociedad donde todo es producido para el cambio. Pero esto no es inevitable esta es la formacapitalista de hacer las cosas, pero no es la nica. Es el capitalismo en definitiva: la dictadura totalitaria y

    Fe de erratas: Aunque no era nuestra intencin remarcar aquellos fragmentos. En el nmero anterior por un error tcnicotodas las palabras en cursivadel texto salieron en negrita.

    CONTRA LA SOCIEDAD

    MERCANTIL GENERALIZADA

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    9/28

    8

    generalizada de la ley del valor contra los seres humanos. Donde para vivir hay que consumir, para consumir hayque poder comprar, para poder comprar hay que tener dinero y para tener dinero hay que trabajar. Y aqu nosoponemos a categorizar fcil y livianamente a nuestra sociedad como de consumo, cuando en realidad es unasociedad ms bien determinada por la produccin de valor.5Es cierto que el consumismo desenfrenado, o la aspiracin a l, es hoy un fenmeno central de nuestra sociedad. Nointentamos eludir este tema, analizable a simple vista y del que adems abunda material. Es una realidad innegableque podemos vivir sin aquellas toneladas de porqueras y que hasta viviramos mejor sin ellas!Sin embargo, las crticas al incesante consumismo no suelen tener en cuenta la importancia de comprender sobrequ modo de produccin se erige esta enfermedad moderna: sobre el modo de produccin capitalista que necesita la

    incesante produccin de mercancas.

    Somos obligados a trabajar asalariadamente para satisfacer necesidades e imposiciones, nos convertimos enmercanca que otras personas compran para sus fines, al vender nuestro cuerpo necesaria e inevitablemente junto anuestra mercanca ms preciada: nuestra fuerza de trabajo. O hasta nos obligamos a trabajar horas extras parasatisfacer auto-imposiciones!

    Que tenemos precio, puede parecer un comentario a la ligera, que se escucha cantidad de veces, pero no por esodeja de ser terrorfico. No es que, por ejemplo, a dos personas en un mismo trabajo nos pagan lo mismo, es quedurante una hora de trabajo valemos tanto una como la otra! No importamos en tanto que humanos sino que encuanto podemos producir. Todo ello slo si el trabajador consigue quien compre su fuerza de trabajo, esa mercancaque ningn proletario puede acumular; ya que, por el contrario a la acumulacin de los capitalistas, la nuestra sedeteriora con el tiempo y cada vez vale menos.

    Tener precio se vuelve una obviedad, cuando el propietario de un automvil siente que la vida del ladrn, a quienmata de un disparo en el pecho, es menos importante que el coche que estaba robando. Cuando un proletario mataa otro slo para robarle algunas mercancas: una bicicleta, un telfono, un par de zapatillas Cuando un policareprime para que unos manifestantes no destrocen unos vidrios. Cuando en un establecimiento de trabajo se rompeuna mquina o se enferma un trabajador y da lo mismo, slo se calcula en prdidas de dineroTener precio es trabajar descargando camiones y poder llevar las cajas en carretilla slo hasta la entrada del negocioen cuestin, porque el piso nuevo se arruina. Entonces, lo que antes iba sobre ruedas se carga al hombro y secaminan metros y metros hasta un depsito (que suele estar escondido a la vista del cliente). All se verifica que esepiso brillante tiene mucho ms valor que nuestra cintura, nuestra columna y nuestra salud en general, por el slohecho de que podemos ser reemplazados fcilmente, y es tambin all donde entra en juego la presin que ejerce elenorme ejrcito de reserva, presin que el patrn aprovecha para su beneficio.

    Esa es nuestra realidad, donde los objetos gozan de igualdad con los seres humanos gracias al valor que cada uno

    lleva impregnado, y la totalidad de la naturaleza que los contiene. En nuestra supervivencia hasta nos preocupa queun objeto valga ms que nosotros mismos, y no nos sorprende el problema anterior: que personas y objetos sonmedidos de la misma manera. Cuando la pierna de un importante jugador de ftbol vale ms que una pequeaempresa, esa pierna es slo un objeto productor de ganancias, no importa su condicin en tanto que piernahumana.

    Somos fragmentados. Ya no somos hombres omujeres, sino mozas, albailes, barrenderos,telefonistas, operarios... es decir empleados (o nosauto-empleamos, sin patrn pero an sometidospor la ley del valor y el mercado), generandoproductos y/o servicios que nos son ajenosmientras y luego de ser realizados, que escapan al

    control del productor, adquiriendo independenciadel mismo, dominndolo a travs del precio ydems leyes econmicas

    Hemos llegado a amar a las mercancas, y cuando nos amamos entre sujetos tambin lo hacemos como entremercancas. Esta relacin de personas como meras cosas puede observarse simplemente en la calle, las miradas sedirigen reduciendo el deseo sexual a algo tan banal como la simple atraccin a un cuerpo, creado por un sistema decuerpo como mercanca, somos objetos para ser contemplados, somos objetos en la calle, en la cama. Pero este noes un problema extraordinario, somos objeto desde mucho antes: cuando somos obligados a trabajarasalariadamente para satisfacer necesidades e imposiciones, nos convertimos en mercanca que otras personascompran para sus fines.

    5

    Algunos se preguntarn para qu hacemos este tipo de precisiones, pensaran que son delirios que no pueden tener unaimplicacin directa en la realidad. Pero todo anlisis tiene una implicacin directa en la realidad. Por ejemplo: al comprender aesta sociedad como de consumo se puede creer entonces que el acto mas subversivo es negarse a consumir, cuando enrealidad esto poco afecta a la estabilidad econmica. Abstenerse de tal o cual producto no implica ni colabora con que stedesaparezca. Comprender a esta sociedad como consumista es otra vez confundir los aspectos con la totalidad, y eso a la horade luchar se paga caro.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    10/28

    9

    Cuando no estamos trabajando, estamos viajando hacia o desde el trabajo, preparndonos paratrabajar, descansando porque estamos cansados de trabajar o emborrachndonos para olvidarnosdel trabajo. Lo nico peor que trabajar es no tener trabajo. Entonces nos pasamos semanas en lacalle buscando trabajo, sin que nadie nos pague por hacerlo. El constante temor al desempleo es loque nos hace ir al trabajo todos los das. [...]Todas nuestras actividades tienden a alienarse y se vuelven aburridas como el trabajo: losquehaceres domsticos, el entretenimiento Eso es el capitalismo

    (Prole.info, Trabajo Comunidad Politica Guerrapublicado en Cuadernos de Negacin nro.1)

    Producimos objetos, servicios para comprar y vender, y a la vez nos reproducimos como mercancas a nosotrosmismos. El tiempo que pasamos trabajando no parece formar parte de nuestra vida, no se siente as, no trabajamosrealmente para obtener lo que producimos, que se nos escapa inmediatamente, trabajamos para conseguir dinero, elmedio ms usual para conseguir lo necesario para mantenerse con vida... y seguir trabajando...Otros asalariados se hacen adictos al trabajo o reducen su pena con respecto a l, reaccin psicolgica que colaboraen la funcin de levantarse al otro da de la cama para volver al trabajo. Sin ello, muchos das esto sera imposible, omotivara un desequilibrio con la normalidad para seguir sobreviviendo. Tambin, perdida la verdadera comunidadentre las personas, el mbito laboral -en tanto que comunidad ficticia- viene a sustituirla, buscndose en el tiempo yespacio del trabajo la satisfaccin de toda la amplia complejidad de deseos y necesidades de la vida, sin distinguirentre explotadores y explotados. En sta sociedad se considera estimulante que el jefe comparta unas copas con losempleados tras algn logro financiero, para estimular su productividad; o ms tristemente, nos sentimos realizadoscuando nuestra comunidad social de amigos se torna en una unidad productiva.

    El intercambio mercantil se manifiesta concretamente con el dinero. Esa abstraccin que es el valor se materializa enl, ese tiempo de trabajo abstrado del trabajo y fijado bajo una forma duradera y transportable se materializa en l.Eso es lo que hay de comn, no en algunas mercancas, sino en todas.

    Por eso aunque ciertas luchas lo exijan, y no nos oponemos a ello nuestro objetivo final no es repartir el dinero de losricos entre todas las personas, ese reparto se sita todava en el terreno del capital. La comunidad del dinero nodebe ser ms justa, sino abolida.El dinero no es slo una medida de valor: es nuestra comunidad. Es una comunidad que interrumpe laconformacin de nuestra comunidad humana, con nuestro ser colectivo. Nos relacionamos a lo largo de casi todo elda con las dems personas en tanto que consumidores y/o productores. Nuestros momentos de produccin deservicios o de objetos no nos pertenecen, generan ms ganancias para los burgueses y mercancas que otrosproletarios -y tambin burgueses- debern comprar. Y as mismo sucede con todos los momentos de nuestra vida,incluyendo los de ocio.

    De ninguna manera nos oponemos a producir o realizar una actividad para beneficiar a los nuestros. Pero s nosoponemos rotundamente a hacerlo para el otro, porque as se nos presentan los dems humanos (y hasta

    nosotros mismos en nuestra relacin interna!): como el otro, comoalgo extrao a nosotros mismos, ajeno a nuestro ser colectivo. Heah la diferencia abismal entre la sociedad actual y la comunidadpor la que luchamos6.

    Cuando no se nos presenta como un competidor, que suele ser laregla general, lo hace como un extrao al que slo conocemos atravs de la mercanca, delimitado simblicamente como tal paraque quede claro que la relacin all no ser entre dos sereshumanos sino entre un empleado-trabajador y un consumidor-

    cliente. Esto se da ya sea mediante determinada vestimenta(mozos, enfermeras, mecnicos) o fsicamente detrs de unmostrador, una computadora, una ventanilla (secretarios, cajeros,

    vendedores). Por ello, nuestra actividad necesariamente debe acabar con esa comunidad del dinero, con esasrelaciones superficiales mediadas por las mercancas, as como tambin con todas esas comunidades ya instituidasy aceptadas como la familia, la patria, la religin. Podramos mencionar tambin aquellas que se construyen ms all

    6 La transformacin de esta sociedad implica seguir manteniendo una relacin social forzosa. Por eso luchamos por unacomunidad humana, cuyo vnculo surge en base a las relaciones, necesidades y deseos entre las personas, y no en base a lagestin productiva de un grupo social denominado comunidad como algunos inocentes piensan, donde la comunidad Aintercambia zapatos con la comunidad B que recoge frutas.

    En el texto Un mundo sin dinero, Les Amis de 4 Millions de Jeunes Travailleurafirmaban: El comunismo no suprime al capital

    para devolver las mercancas a su estado original. El intercambio mercantil es un vnculo y un logro, pero es un vnculo entrepartes antagonistas. Su desaparicin no supondr un retorno al trueque, esa forma primitiva de intercambio. La humanidad ya noestar dividida en grupos opuestos o en empresas. Se organizar a s misma para planificar y usar su herencia comn y paracompartir obligaciones y disfrutes. La lgica del compartir reemplazar a la lgica del intercambio.El dinero no es un instrumento neutral de medida, sino la mercanca en la que se reflejan todas las dems mercancas. El dinerova a desaparecer. El oro, la plata y los diamantes ya no tendrn ms valor que el que provenga de su propia utilidad.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    11/28

    10

    de las proporcionadas, como el equipo de ftbol, o quizs hasta por el rechazo a lo establecido, como los jvenes alformar comunidades segn sus gustos o sub-culturas.

    Existe en alemn una palabra que es de gran utilidad para expresar esto: Gemeinwesen, este trmino tiene ms deuna connotacin que no pueden pasarse por alto y su uso comprende, a veces, ms de uno de ellos a la vez. Puedeemplearse como "esencia comn", "ser colectivo", "ser comn", "comunidad". Refirindose a la esencia comn delos seres humanos en tanto que humanos, sociales, y tambin al modo de actividad de esa comunidad o vidacolectiva.

    Pero ms all de los trabalenguas para quienes hablamos el idioma espaol, de lo que se trata es de luchar por laabolicin del enfrentamiento entre el ser nico y su comunidad. Est claro que cada persona es nica y particular,pero cada persona es tambin un ser colectivo que se afirma en ello a cada momento. La revolucin no supone eltriunfo de las masas aplastando a cada ser, la revolucin -entre otras cuestiones- supone la supresin del individuoen tanto que egosta y limitado, dando lugar al ser humano particular que no se opone a su especie sino que sedesarrolla junto a ella. Como expres Bakunin alguna vez: Yo entiendo esta libertad como algo que, lejos de ser unlmite para la libertad del otro, encuentra, por el contrario, en esa libertad del otro su confirmacin y su extensin alinfinito; la libertad limitada de cada uno por la libertad de todos, la libertad por la solidaridad, la libertad en laigualdad

    Como ya hemos dicho, comprendemos la particularidad de cada persona, por lo que disolverla en la masa sera noslo un error de anlisis, sino algo negativo para el desarrollo de los seres humanos. No somos seres idnticos,claro, pero no podemos caer en el error de partir del concepto de individuo como algo que ha existido siempre,

    olvidando que el individuo (como las clases, el Estado, la propiedad privada...) es tambin un productohistrico. () En realidad, todas estas concepciones sobre el hombre en general parten de lo que quieren probar.Quieren demostrar que el hombre siempre es egosta, que siempre hubo competencia..., y no se dan cuenta quecuando estudian el pasado proyectan hacia atrs al miserable hombre burgus y leen la historia a partir de l

    7

    En los Manuscritos econmico-filosficos de 1844, Marx afirma que la comunidad (Gemeinwesen) no puedeoponerse al ser individual: "Hay que evitar, sobre todo, el fijar de nuevo la Sociedad como una abstraccin frente alindividuo. El individuo es el ser social. La manifestacin de su vida -aunque no aparezca bajo la forma inmediata deuna manifestacin comunitaria de la vida realizada con otros y al mismo tiempo que ellos- es pues una manifestaciny una afirmacin de la vida social. La vida individual y la vida de la especie del hombre no son distintas, aunque -yello de modo necesario- el modo de existencia de la vida individual sea un modo particular o ms general de la vidade la especie o que la vida de la especie sea una vida individual ms particular o ms general"

    Queremos un mundo donde la actividad humana nunca ms vuelva a adoptar la forma de trabajo asalariado,y donde los productos de esa actividad ya no sean objetos para el comercio. Que lo producido por cada uno -y/o entre varios- sea la realizacin y afirmacin de nuestra particularidad personal, y nuestra particularidad en tantoque grupo. Donde lo producido sirva a la satisfaccin de las propias necesidades y deseos particulares, y las propiasnecesidades y deseos particulares de los dems, junto con nuestras necesidades como ser colectivo.Sabernos satisfechos mutuamente con nuestras actividades, comprendiendo que gran parte de lo que hacemos, estambin gracias a una acumulacin de actividades y conocimientos previos que otras personas han hechojustamente para ello: satisfacerse inmediatamente, satisfacer a otros en breve y satisfacer al resto de las personas afuturo.

    Pero esa actividad (ya no como trabajo, es decir algo separado de nuestra vida) es irrealizable en la sociedadmercantil generalizada...

    Este sistema es rechazado por todos nosotros como seres dominados, en diferentes niveles de posicionamientofrente a lo existente, siempre y cuando no exista coaccin fsica o algn otro tipo de control -aunque tambin suelensucederse en desafo a ellos-. Se comprenda o no el significado de la palabra plusvala8, se conozca o no elfuncionamiento de un banco, etc... Se rechaza al trabajo como se rechaza la peste, faltando o intentando recuperaralgunos minutos, mediante el sabotaje y el robo al interior del horario laboral, entre otros. Este orden social tambines rechazado mediante la expropiacin o la simple destruccin de mercancas, afirmando la superioridad humanasobre las mismas, y haciendo -de paso- de nuestros das algo menos alienante.

    7 Miriam Qarmat, Contra la democracia. Ver presentacin del libro en Cuadernos de Negacin nro.1. Libro completo disponibleen: http://gci-icg.org/books/Contra_la_democracia_Miriam_Qarmat_enero_2006.pdf

    8 Una realidad que comienza a desnudar lo despiadado del trabajo asalariado. Plusvala es, brevemente, la diferencia entre elvalor creado por el asalariado en su trabajo y el necesario para la reproduccin de su fuerza. El salario cubre los gastos de estareproduccin; pero el asalariado trabaja una parte de su jornada de trabajo gratuitamente, pues esta parte, correspondiente alvalor nuevo que produce, no le es retribuida el capital se embolsa la diferencia. Y aquella diferencia de valor que es la plusvalano slo le cuesta nada al patrn, sino que es parte esencial de su acumulacin.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    12/28

    11

    "[...] el da en que las viejas instituciones se desplomen bajo el hacha de los proletarios, se oirnvoces que griten: Pan, casa y bienestar para todos! Y esas voces sern escuchadas. El pueblo dir:Comencemos por satisfacer la sed de vida, de alegra, de libertad, que nunca hemos apagado. Ycuando todos hayamos probado esa dicha, pondremos manos a la obra: demolicin de los ltimosvestigios del rgimen burgus, de su moral tomada de los libros de contabilidad, de su filosofa deldebe y haber, de sus instituciones de lo tuyo y de lo mo. Demoliendo, edificaremos."

    (Piotr Kropotkin, "El salario")

    EL TIEMPO ES ORO

    Con qu fin medimos el tiempo? El tiempo puede medirse para ser utilizado en esta sociedadmercantil generalizada, por eso en este Sistema podemos hablar de "ahorrar tiempo", "ganar tiempo"o hasta "perder tiempo". Pero no necesitamos ms o menos tiempo, sino un tiempo ms pleno, untiempo que sea nuestro, o una mejor "convivencia" con l.9

    El reloj -como seal Lewis Munford- es la mquina clave de la era de las mquinas, tanto por suinfluencia en la tecnologa como en las costumbres humanas. Tcnicamente, el reloj fue la primeramquina realmente automtica que alcanz alguna importancia en la vida humana. Antes de suinvencin, las mquinas comunes eran de tal naturaleza que su funcionamiento dependa de algunafuerza externa y poco confiable, como la del hombre, la de los msculos del animal, la del agua o la

    del viento (...). El reloj fue la primera mquina automtica que alcanz una importancia pblica y unafuncin social. La manufactura de los relojes fue la industria en la cual el hombre aprendi loselementos para construir mquinas y en la que logr la habilidad tcnica necesaria para producir lacomplicada maquinaria de la revolucin industrial.Socialmente el reloj tuvo una influencia ms profunda que cualquier otra mquina, porque fue elmedio por el cual se pudo lograr la regularizacin y regimentacin de la vida, tan necesarias para elsistema de explotacin industrial. El reloj suministr el medio por el cual el tiempo -una categora tanambigua que ninguna filosofa ha podido an determinar su naturaleza- pudo ser medidoconcretamente en los trminos ms tangibles del espacio provisto por los cuadrantes del reloj. Eltiempo, en tanto duracin, dej de ser tenido en cuenta, y los seres humanos empezaron a hablar y apensar siempre en extensiones de tiempo, como si estuvieran hablando de medidas de alguna tela.Ahora que poda medirse en smbolos matemticos, el tiempo fue considerado como una mercancaque poda ser comprada y vendida como cualquier otra.

    (George Woodcock, La dictadura del reloj")

    Deberamos agregar que el querer "medir el tiempo" es viejo como la dominacin. Las primeras civilizacionesinventan el reloj de arena10 y las matemticas (inexistentes en las sociedades no-civilizadas) no es curiosoentonces que esa abstraccin que es el nmero sea utilizada para medir esa otra abstraccin que es el tiempo.Desde las catedrales en la ciudad y las iglesias en el campo (cundo no?), as como tambin desde los palacios,sonaban las campanas de los primeros relojes. Luego este tiempo numrico alejado de la naturaleza, de laexperiencia, seguir sirviendo para disciplinar, controlar y -peor an- sincronizar la actividad de diferentespersonas. En un comienzo esta concepcin del tiempo era extraa, la manejaba la clase dominante (de ah laubicacin de los primeros relojes), pero con la victoria de esta reduccin del tiempo a mera cantidad, convirtindoloen algo mecnico, impersonal, externo y desvinculado de nuestra experiencia, cada uno tiene derecho a poseer unreloj y as ser parte fundamental de esta extraa pero efectiva medicin. Y qu es eso sino la democratizacin dela vida?

    Desde los primeros meses de vida nos hacen comer y dormir a determinado horario (y no cuandotenemos hambre o sueo), y ya desde la escuela comenzamos a cumplir horarios tan estrictos, quecuando llegamos a nuestro primer trabajo esto nos parece lo ms natural del mundo si hastatenemos horarios para lo que llamamos descansar y divertirnos!La mentira no se hace evidente ni cuando el Estado nos hace atrasar o adelantar nuestros relojes,segn la hora que deba ser en verano, y la hora que deba ser en invierno, para el ahorro de energaelctrica. Porque como sabemos, las maquinas producen bajo la tutela del Capital, y esta mquina enparticular, el reloj, produce horas, minutos y segundos para el Capital tambin.

    9

    Todos los conceptos referidos a tiempo estn relacionados con esta manera de soportarlo. Sufrimos aqu as como ensituaciones similares- el no poder encontrar en el lenguaje formal mejores palabras para expresarnos. Esto muestra la necesidadde comprender cmo este gran problema no slo nos condiciona a la hora de buscar palabras, sino a la hora de buscaralternativas a lo existente, de revolver en nuestros deseos que se encuentran definidos con palabras.10 Reloj de arena en rigor es una definicin moderna para una herramienta que an estaba relacionada con el lugar en quetranscurra la vida y sus amplios ciclos.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    13/28

    12

    CONTRA QU CAPITAL?

    SIEMPRE HEMOS VIVIDO AS?Cuando nuestra poca no intenta verse a s misma como la nica que ha existido,mira hacia atrs o hacia delante proyectando la sombra de su propio mundo. Haciaatrs ve el desarrollo obligado y la bsqueda hacia este mundo, y en el futuro slose ve a s misma: depurada de sus contradicciones, mejor controlada, oavanzando en sus "progresos". Pero lo fundamental es verse como nicaposibilidad, su auto-referencialidad es total y totalitaria.

    Esta sociedad mercantil generalizada esconde su nacimiento, para ocultar su

    muerte. El trabajo tal como lo conocemos, el valor, la mercanca, el capital, sonprocesos recientes teniendo en cuenta la larga historia del humano sobre estaTierra. Parece ser que el mito creacionista, compartido por varias religiones paraexplicar la existencia del ser humano, sirve para explicarlo todo: el humano al quehizo aparecer dios mgicamente en la Tierra es el hombre tal como lo conocemoshoy, sin ningn rastro evolutivo. Y la sociedad que conocemos hoy segn quierenhacernos creer- es la que existi siempre y siempre existir. Ocultando que hubo ysigue habiendo un desarrollo histrico en cuanto a modos de vida, que el serhumano ya vivi en comunidades, sin la desptica ley del valor, sin democracia, sinEstado, ni Capital, es decir, que es posible una organizacin social de ese tipo paralos seres humanos. De hecho, vivieron mucho ms tiempo de ese modo, quiz el95% de su existencia como especie.

    Con esto no estamos proponiendo volver para atrs ni reivindicar acrticamenteaquel comunismo primitivo, ya habr tiempo para reflexionar sobre estos temas11.Lo que nos interesa remarcar es que siempre han existido diversos modos de vida,de produccin, que han co-existido, que se han condicionados unos a otros, y quefundamentalmente esta poca es transitoria, como lo han sido las dems.

    El capital es trabajo muerto que, al igual que un vampiro, slopuede vivir succionando trabajo vivo, y mientras ms vive, mstrabajo vivo succiona.

    (Karl Marx)

    La fuerza del vampiro est en el hecho de que nadie cree suexistencia.

    (Bram Stoker, Drcula)

    El trabajo genera riqueza, es verdad, pero el capital tambin la genera. Es cierto que si no fuera por ese Capital(inmuebles, mquinas, computadoras, vehculos, y dems bienes acumulables, propiedad de empresas, personas,entidades) la simple aplicacin de la fuerza de trabajo no generara tantas riquezas para la burguesa. Algunoscapitalistas pueden no tener trabajadores bajo sus rdenes, pueden beneficiarse, por ejemplo, comprando barato yvendiendo caro, asegurndose una tasa de ganancia que les permite acumular y crecer.

    Pero es all donde gran parte de liberales de izquierda y de derecha no venal trabajo asalariado como indispensable en las relaciones capitalistas. Paranosotros, proletarios, salta a la vista y duele en el cuerpo que "el capitalviene al mundo chorreando lodo y sangre por todos sus poros. Antes dellegar a este "inocente burgus" vendedor de mercancas, este capital o bienfue arrancado violentamente de algn rincn del planeta, o ha sidoinicialmente producido por la explotacin capitalista -que, como ya dijimos,es todo tipo de trabajo en esta sociedad- y tambin ser vendido en funcindel trabajo asalariado! Supongamos la compra y venta de maquinaria deproduccin de alguna mercanca: esta maquinaria, en tanto trabajo muerto

    11 Estamos preparando un nmero de Cuadernos de Negacin sobre el tema.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    14/28

    13

    deber ser puesta en movimiento por el trabajo vivo de aquellos que estn incapacitados de realizar la acumulacinde materias primas y medios de trabajo a causa de la dinmica capitalista, as como tampoco pueden acumular sufuerza de trabajo. Es decir, no se vende acumulada al mercado, no se puede dejar de trabajar 15 das y venderle esaacumulacin a un capitalista; as como tampoco puedo vender por adelantado mi fuerza de trabajo, ya que larealidad capitalista funciona al revs: el patrn primero utiliza mi fuerza de trabajo, genera ganancias -saca ventaja- yrecin despus me paga lo que considera por mis jornadas laborales.Por lo tanto: los capitalistas no pueden producir sus riquezas al margen de la explotacin, por ms especulacin yvalorizacin financiera que tengan a su favor. Estos existen porque existen personas que han sido expropiadasviolentamente de los medios de reproducir su vida, y son obligadas a transformarse en esclavas asalariadas.

    CAPITAL FICTICIO

    Adems de generar capital con nuestro trabajo, o con el intercambio de mercancas (queen definitiva tambin han sido generadas inicialmente, o extradas mediante/gracias atrabajo asalariado), esta sociedad mercantil genera, o inventapodramos precisar, capitalficticio. Las relaciones entre este capital ficticio y el capital real son contradictorias, yexplotan en lo que llamamos crisis 12.

    Por la importancia actual de esta cuestin, queremos precisar brevemente acerca de

    este tema que no puede ser pasado por alto. Presentamos a continuacin, entonces, unaporte realizado por los compaeros del Grupo Comunista Internacionalista13:

    En toda la historia del capitalismo, el capital ficticio (todo tipo de prstamos, deudas,fondos de inversiones, etc. que reposan en una cada vez ms hipottica creacin devalor futuro) ha tenido un papel crucial en el desarrollo del proceso de valorizacin delcapital y en el funcionamiento de todo el sistema. Esa creacin ficticia de valor, ha sidono slo indispensable a la reproduccin ampliada, sino bsica en cada expansin

    capitalista y tambin fuente de apropiacin y centralizacin del capital basado en el poder militar. En el siglo XX ysobretodo luego del fin del ciclo expansivo, posibilitado por la destruccin de la llamada segunda guerra mundial, elcapital ficticio llega a niveles cada vez mayores, catico e incontrolable. En la carrera loca de creacin y desarrollo,ninguna institucin, banco o gobierno puede controlar la totalidad, ni tampoco dar una idea seria de la desproporcinentre el capital financiero (creciendo exponencialmente) y el capital real (creciendo aritmticamente).

    El capital, nunca circul libremente, como sus apologistas sostienen. Tanto como la creacin de capital de la nada,ha sido indispensable tambin el terror de Estado, la expropiacin y la separacin violenta del ser humano de latierra14. Signos de valor, papel moneda, crditos, acciones, obligaciones, letras de cambio, ttulos de deuda pblica,productos derivadosson todas formas de crear capital, que en principio es valor, sin que el trabajo haya producidoese valor. Las ficciones, como todas las otras mentiras sociales, como los dioses, funcionan mientras la gente creaen ellas. Si hay gente para ir a morir por dios, la idea de dios tiene fuerza social, se puede enviar millones de seresa morir y matar por los intereses del capital. Dios como tal fuerza ideolgica existe, tiene potencia social aunque sebase en una mentira. Pero apenas los proletarios se organizan y pelean por la revolucin contra la guerra la potenciaideolgica de dios se desmorona. Con todas las otras ficciones sucede lo mismo. Mientras hay gente para creer enellas funcionan, pero apenas empieza la desconfianza resulta sumamente difcil, para quienes tienen inters enmantenerlas, y el riesgo es la perdida generalizada del valor ficticio.15

    12 Crisis que no ser el fin del sistema de explotacin, como ninguna lo fue. Si bien es cierto que la sociedad de clases posibilitasu propia muerte, sta no se encuentra en ninguna de sus constantes crisis econmicas, sino en esas masas oprimidas ydesposedas de sus medios que la han engendrado, la han mantenido y la mantienen con vida, y que son en definitiva los nicosposibles enterradores del viejo mundo.

    13 Sitio web del G.C.I.: www.gci-icg.org Email: info@ gci-icg.orgPor correo postal escribir (sin otra mencin) a: BP 33 - Saint-Gilles (BRU) 3 - 1060 Bruxelles - Blgica

    14 Con respecto a aquella "desobstaculizacin para la libre circulacin, vienen a nuestra memoria ejemplos como el plansistemtico de dictaduras militares durante los 70s en Sudamrica, preparando con puo de hierro el terreno al neoliberalismo; otambin la reciente masacre en Bagua (Junio de 2009) perpetrada por el Estado peruano para echar a los habitantes amaznicosy expropiar esas tierras para beneficio de las empresas. [Nota Cuadernos de Negacin]

    15 Claro ejemplo son las corridas bancarias, cuando por rumores que luego sern desmentidos o confirmados la gente se apresuraa sacar su dinero de los bancos, lo que genera una crisis de liquidez porque, claro est, los bancos nunca tienen el dinero fsicopara devolvrselo a todos a la vez. All es cuando el Estado se ve obligado a intervenir para que el sistema bancario no termine dederrumbarse (y desnudando an ms la mentira del capital ficticio) implantando los llamados corralitos como en Argentina en elao 2001. [Nota Cuadernos de Negacin]

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    15/28

    14

    En funcin de las necesidades de la circulacin, se fueron imponiendo monedas y luego signos de valor, con lo quecomenz a existir la posibilidad de que quienes hacan la moneda o emitan los signos hicieran trampa y fabricaranms cantidad de valor que lo que esa moneda o signo dicen representar. Los bancos y en general el capitalfinanciero, as como todo tipo de gobiernos, fueron los que hicieron ese gran negocio, haciendo que el ritmo deintercambio y de reproduccin del capital fueran mucho mayores que lo que hubiese sido posible sin ellos. Cuando elexceso superaba ciertos lmites y la moneda y los billetes comenzaban a depreciarse, se trataba siempre deimponer, por la fuerza, el curso oficial (curso forzoso o legal) pero a la larga, la moneda tenda a su valor intrnseco yel billete se desvalorizaba

    Es importante retener que en todos los casos esa ficcin beneficiaba a todo el capital potenciando su reproduccinampliada, pero al mismo tiempo era una excelente estafa legal que beneficiaba al banco o institucin privada opblica que creaba esa moneda o billete as como a la autoridad legal (Prncipe o Gobierno). Todos conocemosejemplos, en todos los pases, de cmo los bancos y los gobiernos desarrollan el crdito y la correspondienteemisin monetaria (para financiar el gasto pblico), ttulos de deuda y billetes porque esa estafa legal es lo msnormal en el mundo del capital y todos hemos constatado que llegado un cierto momento el papel moneda no valems nada. En los ltimos aos se han cado as los sistemas monetarios de decenas de pases, y en todos los casoslos ms perjudicados fueron los pobres de este mundo, los proletarios que muchas veces esperan a este extremo,que los lleva a una pauperizacin an peor, para salir a la calle a apedrear bancos e instituciones pblicas. Larepresin y el podero militar de las fracciones burguesas que controlan bancos y gobiernos, podrn posponer lasconsecuencias, esconder las responsabilidades, pero tarde o temprano se produce una corrida contra los signosde valores que no eran tales y se impone la verdadera ley del valor desvalorizando violentamente y quedando aldesnudo lo poco que vale tal o cual signo. En general se lanza una nueva monedase sustituye un signo por cientos

    o miles de los otros y con una buena represin y campaa ideolgica la cosa funciona unas cuantas dcadas. Ellopasa demasiado a menudo en toda Amrica Latina, ha pasado muchas veces en Europa del Este en las dos ltimasdcadas, tambin sucedi en Asia, frica y en Europa occidental en el entre guerras y al salir de la Segunda Guerra.

    Todo el desarrollo econmico productivo, dependi cada vez ms de la inyeccin de capitales ficticios. Todo elsistema mundial capitalista "viva" gracias a esa droga.En un primer momento, los idelogos economistas de este sistema pretendieron que se entraba en una fase dedesarrollo ilimitado del capitalismo, en un momento histrico en que las crisis quedaban atrs.

    Lo inevitable, se fue posponiendo. Luego surgieron toda una serie de balones de oxigeno (entre los cuales el temainmobiliario ocup un papel importante) que posponan ese reventar de la economa capitalista. Sin embargo, en ladcada pasada, una serie de crisis, tambin llamadas financieras, explotaron en diferentes lugares del mundo (lallamada crisis asitica, el corralito en Argentina, fueron una de las tantas expresiones que anunciaban la

    generalizacin de la crisis que hoy estamos viendo emerger).

    En unsono, todos los Estados nacionales se apresuran en afirmar que ellos no son responsables, que es una crisismade in USA, que nos cae del exterior. Ocultando as la imbricacin directa, la imposibilidad real de separar losespacios econmicos de todas esas determinantes que hoy surgen como inevitables, como la crisis generalizada delcapitalismo mundial. Con ello quieren cerrar al proletariado en la defensa de la economa nacional.Hoy, a nivel mundial, la burguesa pretende "salvar" su sistema podrido, invitndonos a hacer nuestras las deudas delos que nos explotan.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    16/28

    15

    ABAJO EL TRABAJOLa crtica al trabajo no es una crtica entreotras, es la crtica fundamental de este mundotal como lo sufrimos. Es nuestra actividadhumana fragmentada, limitada y enajenada.En el capitalismo el trabajo toma la forma deasalariado, algo que sin duda generarmaravillas para la burguesa, mas no paraquienes lo realizan, este noes otra cosa que

    la actividad humana hecha prisionera delas sociedades de clases, y concretamentede la necesidad de las clases dominantesde apropiarse de gran parte de nuestraactividad en base a la explotacin y alsometimiento.

    Pero la actividad que realizamos, no debeser necesariamente asalariada ni tampocotrabajo. A lo largo de la historia, se hanprecedido diferentes maneras de relacionarseentre personas y de satisfacer susnecesidades y deseos.

    La actividad como cazadores, pescadores y recolectores pudo haberse desarrollado en algunos sitios no como formaseparada del resto del tiempo, sino como actividad vital de subsistencia. Otros son los casos de la esclavitud, laservidumbre, que no pueden ser considerados trabajo asalariado.

    Aqu nuevamente el lenguaje dominante, que no es otro que el de la clase dominante, no nos permite expresarnoscomo quisiramos: al referirnos a "trabajo" pareciera que lo hacemos siempre haciendo referencia al trabajoasalariado, ya que bajo el sol negro del capitalismo la mayora del trabajo es asalariado.

    La palabra "trabajo" no debera designar ms que una forma muy particular de actividad humana, parte deuna vida fragmentada, experimentada enajenadamente, porque qu es la vida sino actividad?Trabajo suena hoy a los odos de todo el mundo como el perfecto sinnimo de actividad, puesto quepara la mayora de los seres humanos el trabajo ha llegado a ser, lamentablemente, la totalidad de su vida. Yno hablamos solo de la forma de conseguir dinero para subsistir, todo es vivido como trabajo: los

    quehaceres domsticos, la creatividad artstica, tener relaciones sexuales, la militancia poltica, criar unhijo o salir con amigas.Por ello, la realizacin de una comunidad humana tendiente a anular todas las separaciones de nuestra propia vida,es casi imposible de describir con el lenguaje corriente. No podramos referirnos con los trminos a actividad yactividad indistintamente cuando estemos realizndonos en nuestra integridad humana, satisfacindonos ennuestra necesidad de alimento, amor y creatividad (categoras que, por otra parte, tambin pertenecen a estemundo).

    Por ello cuando hablamos de trabajo, vale comprender que la utilizacin de ese trmino determina una categora,una forma muy precisa de re-produccin de la actividad humana, en la actualidad ligada intrnsicamente al sistemamercantil, en tanto que actividad extraa al ser humano, reducido a trabajador.Por otra parte, no est de ms aclarar, que cuando afirmamos que el trabajo asalariado es explotacin, no nosreferimos al trabajo mal pago o en un ambiente poco digno.

    Por explotacin, se entiende casi siempre un trabajo precario y mal pagado, lo que efectivamentees el caso de la inmensa mayora de los asalariados del planeta. Pero esta definicin restrictivaimplica que crear durante seis horas diarias softwares educativo a cambio de un buen salario y enun ambiente que respete el entorno, sin ninguna discriminacin tnica, sexual o de gnero, enconexin con los habitantes del barrio y las asociaciones de consumidores, ya no sera explotacin.En una palabra, una sociedad en la que cada uno se lo pasa bien yendo al mercado el domingo porla maana, pero sin que nadie sufra la ley de los mercados financieros. En suma, el sueo de lasclases medias asalariadas occidentales extendido a seis mil millones de seres humanos

    (Gilles Dauve, "Declive y Resurgimiento de la perspectiva comunista")

    Y de ello hablamos cuando hablamos de trabajo asalariado, no solamente de sueldos bajos e inseguridadlaboral, sino de una relacin social injusta, como casi la totalidad de relaciones de esta sociedad de

    clases. Del robo violento a todos los proletarios, quienes, privados de los medios de reproducirnuestra vida, somos obligados a transformarnos en esclavos asalariados.

    La divisin del trabajo, impuesta por el mtodo de produccin capitalista, se nos presenta como una cosasumamente extraa. Siempre estamos realizando slo una parte de un proceso que sabemos mayor, pero del cual

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    17/28

    16

    jams vemos su inicio ni su final. Esto generalmente nos genera curiosidad, por lo que preguntamos a nuestroscompaeros de trabajo (si es que los tenemos, o no estamos aislados fsicamente para que eso ocurra) cmo sehace su parte, al menos para conocer el trabajo anterior y posterior ms inmediato al nuestro.

    Una buena jornada laboral, puede llegar a depender de factores tales como que la automatizacin de las tareas querealizamos acelere el paso de las horas hacia el final de la jornada. Pero al volver a casa, el da fue algo ajeno anosotros. Y al acostarnos, programamos el reloj despertador -que nos condiciona tanto el sueo como la vigilia- ysabemos que hay muchas posibilidades de seguir soando con el trabajo, con sus dificultades, o simplemente con surutina, la que forma parte de la mayora de nuestras horas despiertos.

    Al otro da volvemos a derrochar nuestro sudor, nuestra sangre, nuestra salud, nuestra vida, en una actividad endonde lo absurdo compite con el embrutecimiento. Somos separados de toda relacin no-alienada con otrosproletarios, rompiendo as la posibilidad de una comunidad humana, extendiendo nuestra existencia como seresatomizados, individualizados, alienados16.

    El capitalismo pregona en cuanto al trabajo los preceptos de racionalidad, rapidez y eficacia; pero debajo de esemanto fro y sobrio esconde la ms inhumana de las irracionalidades. Una secretaria, que un viernes por la maanacorre entre bancos pagando impuestos de servicios que no consumi, y haciendo depsitos de dinero que no le espropio para personas que no conoce, se encuentra contemplando el ventanal que exhibe las mercancas de uncomercio de prendas de vestir mientras espera el colectivo que la lleve al prximo banco: a pesar de estar haciendoaparentemente nada, esos minutos forman parte de su trabajo. Ese mismo da, pero por la noche, se detiene acontemplar la misma vidriera mientras pasea con su pareja en un momento de ocio, pero esos minutos sonestriles para el valor a pesar de estar llevndose a cabo la misma accin. Y a eso el capital le llama racionalidad.

    Ante esta situacin que describimos, el progresista democratizadoteme que seamos reemplazados por robots. Pero no comprendeque valemos menos que un robot. Al robot hay que arreglarlo si serompe, comprar otro pero si nosotros trabajadores- nosquebramos o morimos, hay una gratuita fila interminable dedesocupados detrs nuestro. Adems de que los robots noconsumiran luego las mercancas que producen.El empleador tampoco compra las mquinas para hacer nuestrotrabajo ms fcil y/o menos pesado, no nos engaemos: comprauna mquina para obtener ventajas en la competencia con otrosburgueses del mismo sector de produccin. Nosotros no dejamosde trabajar, o de hacer el trabajo pesado, sino que reducimos

    nuestra actividad a una menor cantidad de pasos, lo que hace lajornada laboral aun ms repetitiva e insoportable.17 Y,acostumbrados a relacionarnos con otros trabajadores en tantoque objetos, si la maquina se descompone, deja de funcionar o nolo hace como desearamos, terminamos por insultarla...Descargando nuestra ira, canalizndola para no atacar lasverdaderas causas de nuestro enojo, o al menos las msinmediatas. Como cuando peleamos entre trabajadores de unmismo establecimiento, cuando explota el cansancio, la rabia, envez de enojarnos con quien deberamos.

    Mientras tanto los liquidadores de nuestra clase, argumentandoque slo son proletarios quienes son obreros, y -peor an-

    reduciendo la categora de obrero a quienes slo desarrollan untrabajo material, entonces un empleado de limpieza o la cajera deun supermercado no seran proletarios. El obrerismo es obsoletoporque la misma produccin capitalista lo ha superado18.

    16 La situacin de alienacin del trabajo, que viene apareciendo a lo largo de los textos es una nocin histrica transitoria, adiferencia del planteamiento que sostiene que toda actividad humana realizada para satisfacer sus necesidades es alienacin.Es en estas relaciones capitalistas de produccin que nos negamos en vez de afirmarnos como seres humanos, que nosvendemos a otro, quien se apropia no slo del producto realizado (material o inmaterial) sino tambin de nuestra actividad.

    17 Por esto mismo es que afirmamos que cualquier mquina o instrumento no es neutro, y que est social e histricamenteconcebido. Esto o no se comprende o se oculta concienzudamente. Entonces no concebimos el comunismo anrquico como latoma de los medios de produccin, porque aunque hoy stos constituyan las bases para la accin revolucionaria, ya que son las

    bases del presente, no significa que vayan a ser de nuestra utilidad para siempre (y menos an en la realidad que deseamos!). Siverdaderamente tuvisemos capacidad de decisin sobre nuestra actividad humana, estos instrumentos deberan ser concebidosen funcin de las necesidades humanas, y no del desarrollo capitalista. Es probable que una grandsima cantidad de esosaparatos y mquinas no tengan un uso o slo tengan uno negativo para el mundo que deseamos.

    18 Para profundizar sobre este tema ver: El obrerismo es obsoleto en Cuadernos de Negacin nro.2, pg 15.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    18/28

    17

    Y ABAJO EL OCIO MERCANTILDestinamos cierta cantidad de horas a lo que definimos como esparcimiento, para recuperarnos del stressgeneralizado en que vivimos diariamente. Pausamos nuestro rol de productores de objetos y servicios, para darlepaso a nuestro rol de consumidores de productos y servicios (al margen de los proletarios que trabajan en estasfbricas de ocio y diversin mercantil, porque -como para todo en este mundo del Capital- alguien est alltrabajando).

    Realizar nuestros momentos de ocio y diversin en la sociedad mercantil generalizada tiene similitudes con el trabajoasalariado: hay que hacerlo rpido y bien, se vuelve repetitivo y obligatorio, no hay tiempo para descansar, serechazan las pasiones, se cumple con la norma de la ideologa dominante.Divertirse parece ser directamente proporcional al dinero gastado, por eso se pasea por shoppings y centroscomerciales, por eso se paga para hacer deportes, msica o tener sexo, o se paga para ver a otros hacer deportes,msica o tener sexo.Las ciudades se van organizando ya no slo de acuerdo a los centros de produccin, sino tambin a los centros deconsumo. Es que el mundo mercantil gira en torno a ello: produccin y consumo.

    La liberacin del ocio slo es posible si nos liberamos de la esclavitud asalariada. Si el tiempo de ocio existe, esporque existe un tiempo de trabajoque lo define, ambos son fruto de esa divisin.

    YA NO SOMOS ESCLAVOS VIVA LA LIBERTAD?

    La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza(George Orwell, 1984")

    La sociedad del Capital nos hace libres: libres de elegir entre morir de necesidades insatisfechas o trabajar. Esa es la

    libertad burguesa. Somos libres de poder vender nuestra fuerza de trabajo, y el burgus es libre de comprarla.Podemos ilustrar esto con un fragmento del film Queimada (Gillo Pontecorvo, 1969) donde un agente comercialbritnico intenta convencer a un grupo de notables portugueses de una pequea colonia latinoamericana de losbeneficios del asalariado con respecto al esclavo y el libre cambio internacional:

    "Caballeros, permtanme ponerles un ejemplo, un ejemplo que podr parecer un poco impertinente...pero que segn creo es bastante adecuado: Qu prefieren ustedes? O mejor dicho, qu creen queles conviene ms, una esposa o una de esas mulatas? No, no por favor, no me entiendan mal, estoyhablando estrictamente en trminos econmicos. O sea del costo del producto... del rendimiento deese producto. El producto en este caso es el amor, amor fsico naturalmente, ya que los sentimientos,obviamente, no forman parte de la economa. Pues bien, a una esposa hay que darle una casa,comida, vestidos, medicinas cuando se pone enferma, etc, etc. A una mujer hay que mantenerla todauna vida, incluso cuando envejece y resulta improductiva. Y si uno la sobrevive, encima tiene que

    pagarle el funeral. No, no se ran, seores. No es una broma. Es exactamente as. En cambio, conuna prostituta es mucho mejor, los costes disminuyen, porque no hay necesidad de hospedarla,curarla, vestirla, alimentarla... ni mucho menos enterrarla. Una prostituta se tiene slo cuando se lanecesita y se la paga slo por su servicio, y se la paga por lo que hace por horas. Entonces, seores,qu es ms conveniente: un esclavo un trabajador asalariado?"

    Esta libertad no nos satisface. Las cadenas del esclavo, y los hilos invisibles que retienen al actual trabajadorasalariado, no nos permiten avanzar.Es este chantaje llamado libertad el que alberga la libre competencia, la libertad de votar, la libertad de culto, lalibertad de prensa, la libertad de los derechos y los deberes, las libertades de seguir siendo dominados Perotampoco queremos menos que eso. En realidad queremos ms! Queremos otra libertad, superando aquellaambigedad terminolgica con la realidad revolucionaria

    Queremos liberar a la actividad humana del trabajo asalariado, a las necesidades humanas del Capital, a ladecisin de la poltica, a la comunidad del Estado, a nuestros sentimientos de toda variedad de religin, ala creatividad del arte, al amor de las imposiciones culturales, a la diversin del ocio capitalista: esa es lalibertad que queremos.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    19/28

    18

    IDEOLOGA DEL SACRIFICIO

    Qu locura es el amor al trabajo! Que gran habilidad escnica la del capital, que hasabido hacer que el explotado ame la explotacin, el ahorcado la cuerda y el esclavolas cadenas.

    (Alfredo Mara Bonanno, El placer armado")

    El capitalismo, al separar a los explotados de sus medios de vida y de produccin, impuso el asalariado y

    generaliz el trabajo libre al conjunto del planeta, reduciendo as al ser humano, en todas loscontinentes, al rol de trabajador, en definitiva: de torturado19.

    Como el capital ha hecho del trabajo la actividad ms importante a la cual todo se subordina, normal ynormalizadamente nuestra actividad es "lo que hacs en la vida", lo que en esta sociedad quiere decir"profesin", "trabajo", oficio. Nada es ms coherente con ello, que todas las ideologas burguesas hagandel trabajo la esencia del ser humano, ideologa que es reproducida y soportada por las centenas de millones deciudadanos (o ciudadanizados, mejor dicho) que pierden cotidianamente su vida para "ganarse la vida". Y cuandohablamos de perder cotidianamente la vida, lo decimos en serio. Uno se levanta temprano, para cuando ha llegado lanoche est cocinando para comer, y a veces se va dormir pensando: Qu he hecho hoy en todo el da pararealizarme como ser humano? Y las respuestas son tristes; nada o casi nada, pero no hay mucho tiempo paraseguir preguntndose, porque maana hay que comenzar otra vez.

    La ideologa burguesa de que el trabajo dignifica, que nos hace seres humanos y nos separa de las bestias, es juntocon la idea de dios, de las mentiras que parecieran ser ms insostenibles, pero que ms benefician a nuestros amos.No es casualidad, que las clases dominantes a lo largo del planeta y en diferentes momentos histricos, presentencomo a hroe a imitar al trabajador modelo, aquel que no se queja, que se esfuerza hasta los lmites de suagotamiento por la patria o la empresa (en pocas de crisis) o hasta por la revolucin (como llegan a llamaralgunos capitalistas, en el mximo de su asquerosa hipocresa, a la reactivacin de una economa anti-proletaria).Desde el "Arbeit macht frei"20 de los nacional-socialistas hasta el "ganars el pan con el sudor de tu frente" de labiblia cristiana. Desde Henry Ford a Fidel Castro. Desde el stalinismo a los sindicalistas. Desde Mao Tse-tung aObama. La ideologa dominante rinde culto a los trabajadores, mientras stos sean solamente eso: trabajadores; unapieza ms en el engranaje capitalista. Pero en cuanto comiencen a revelarse justamente contra su condicin, habr -como expresaba hace ms de un siglo Louis Auguste Blanqui- de primera agua bendita, luego injurias, al fin lametralla, la miseria siempre.

    Nos dicen que una persona es digna porque es trabajadora. Casualmente, esa es la ideologa de aquellos quehacen trabajar a otros para ellos, y la de los curas y los polticos: esos parsitos que jams han producido algo tilpara el resto de los mortales.As, somos empujados a esta lgica que es la nica que nos permite maana volver a soportar el trabajo. Nosconvencen -y luego nos convencemos- de que el trabajo hace bien, que de alguna manera es bueno para nosotros,con tal de poder tolerar esa humillacin diaria que padeceremos la mayor parte de nuestra vida.

    En coherencia con esto, todas las ideologas se basan en el sacrificio, en la renunciacin, en lainteriorizacin de las emociones, sentimientos, sensaciones... Al trabajo corresponde el sacrificio y aste la religin (incluida la marxista leninista de Estado!) como justificacin de la represin de todamanifestacin de las pasiones y los placeres humanos, fsicos, corporales.

    (Grupo Comunista Internacionalista, Tesis de orientacin programtica")

    Pero si alguna enseanza debera darnos el trabajo, es la de comprender las relaciones sociales mercantilizadasms burdas que padecemos, porque all se encuentran al desnudo. Cuando vemos directamente la extraccin deplus-valor, cuando somos despedidos de forma inesperada (para nosotros claro), cuando nos hacen -en definitiva- loque quieren, de manera ms brutal o solapada, seamos hombres o mujeres, blancos o negros, inmigrantes o nativos,homosexuales o heterosexuales.Esas enseazas deberan darnos lecciones importantes acerca de nuestra condicin como clase, acerca de qu eslo que nos une a los dems proletarios ms de lo que nos separa.

    Y a partidos, sindicatos y quienes aspiran a representarnos dicha ideologa del sacrificio les viene como anillo aldedo. Defienden nuestra condicin de asalariados para tener a quien defender; es decir, a quien representar; esdecir: de quien vivir. Su funcin es mantenernos a raya, lograr la sumisin y la disciplina que ni el ejrcito y la religinpueden a veces lograr; en definitiva: canalizar y destruir nuestras luchas

    19 Que se diga la cantidad de veces que sea necesario: "trabajo", proviene etimolgicamente del latn "trepalium" (tres palos). Eltripalium era un instrumento de tortura construido con tres (tri) palos (palium) en donde se amarraba a los esclavos para azotarlos.

    20 Frase que adornaba los campos de concentracin del rgimen nazi y significa nada mas y nada menos que El trabajo hacelibre

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    20/28

    19

    Una lucha por un aumento de salario, por ejemplo, no es en s reformista: se transforma en reformistacuando esa lucha es codificada en trminos burgueses por el sindicalismo, transformando lareivindicacin en reforma; por ejemplo. Sin esta transformacin, que en plena paz social siempredomina las reivindicaciones salariales, lo que plantea la lucha es un ataque a la tasa de ganancia, a laparte del producto social apropiado por la burguesa, y en ese punto se mueve en el terreno clasistade la reapropiacin de la produccin, independientemente de lo que piensen los protagonistas yaunque sea bajo una determinacin primaria. Lo mismo con lo dems: tiempo, condiciones

    (La Lumbre 21)

    Es doloroso, y a la vez de alguna manera comprensible

    22

    , ver que en pocas de crisis los trabajadores defienden sufuente de trabajo... en vez de defender su fuerza de trabajo. Defender su fuerza de trabajo para que no losrevienten, para que no los vuelvan locos, para que no los humillen, para que no los maten en accidentes laborales,para arrancarles las mejores condiciones posibles en lo inmediato y como clase.

    La respuesta por lo tanto no es complicada. Al contrario, la contrarrevolucin es la que complica todo, llegando apresentarnos hasta lo que necesitamos y sentimos en las tripas como algo ilgico o absurdo, y como lo ms humanoy natural nuestro sacrificio en el altar de la economa nacional, dando a entender que las necesidades de laburguesa son las necesidades de todos.

    Los sindicatos son rganos vitales del Estado burgus para desempear tal funcin. En efecto, ellosrepresentan el "mundo del trabajo" al interior del capital, es decir al proletariado liquidado como clase,sectorializado; negociando, como cualquier otro individuo de la sociedad mercantil, el precio de venta

    de su mercanca (fuerza de trabajo), que asegure a su vez una "razonable" tasa de ganancia y quegarantice la paz social. Frente a ese tipo de rganos, el proletariado lucha por organizarse fuera ycontra los sindicatos que en tanto que obstculos en la va de la revolucin comunista, debern serdestruidos por completo.

    (Grupo Comunista Internacionalista, Tesis de orientacin programtica")

    Cabe agregar, que el rechazo al sindicato no es una eleccin a priori del enemigo. Reconocemos que, bajo ciertascircunstancias y en diversos lugares, pudo haber sido una herramienta de lucha; pero hoy por hoy, lo maneja laburguesa a su antojo. Adems de no tener sentido su recuperacin, ya que es obsoleto como herramienta de clase.Un sindicato se convierte en una herramienta de lucha cuando sus miembros justamente lo superan, y utilizan slo elnombre mas no la organizacin sindical como debe ser. Por lo tanto, se mantiene la etiqueta pero es objetivamenteun ncleo proletario de lucha que ha prescindido de las herramientas sindicales concebidas.Para que se comprenda: no nos asusta la palabra sindicato, estamos contra su estructura, fines y medios. A lo largo

    de los aos se ha usado el trmino sindicato como sinnimo de asociacionismo proletario o particularmente deasociacionismo entre trabajadores, ocultando as que estos puedan juntarse y luchar por sus reivindicaciones fuera(y hasta contra!) de la forma sindicato.

    IDEOLOGA DEL ANTI-SACRIFICIO

    Al sacrificio militantista se le opone una ideologa no menos peligrosa que el resto de lasideologas: el mito de "la liberacin individual, el mito de pensar que se puede elegir no serun explotado y un oprimido en esta sociedad. Como quien adquiere identidades en elmercado de las apariencias del Capital, algunos creen elegir la de ser libre, ya que suponenque no sacrificarse es ya de por s rebelde, y este suele ser el refugio de la inactividad. Ascomo es el refugio de la atomizacin individualista el asumir que el trabajo condiciona yempeora nuestra actividad humana, resolviendo aquello de la peor manera: yo no trabajo,yo me auto-gestiono o sobrevivo como puedo, que los dems se jodan por no seguir micamino.

    Ni el sacrificio redentor de la tradicin judeo-cristiana, y posteriormente del obrerismo, ni eldelirio del individuo-ciudadano opuesto a su propia clase, pueden servirnos de herramientas.Nuestra vida est y estar llena de alegras, de tristezas, de relajaciones, de tensiones y detodos sus matices

    21 Aporte de este grupo de la regin ibrica en la discusin compaera de esta publicacin.

    Contacto: [email protected] Comprensible porque, como decamos anteriormente en este mismo nmero, perdida toda comunidad ms precisa, en estecaso los trabajadores buscan lo ms cercano que creen tener, y recurren equivocadamente a agruparse bajo la bandera de laempresa que los contrata. Esto sucede porque piensan que es lo ms fuerte que tienen en comn -o quizs lo nico- con suscompaeros de trabajo.

  • 7/29/2019 Cuadernos de Negacin 3 - Contra la sociedad mercantil generalizada

    21/28

    20

    LA MERCANCA COMO OBJETO Y RELACIN SOCIALLa mercanca ha alcanzado la ocupacin total de la vidasocial. La relacin con la mercanca no slo es visible, sino que eslo nico visible: el mundo que se ve es su mundo.

    (Guy E. Debord. La sociedad del espectculo,captulo 2: La mercanca como espectculo)

    La mercanca de la que hablamos no es un producto social inevitable, no essimplemente un objeto en la estantera de un supermercado: es un objeto producidoen la sociedad capitalista dotado de valor de uso y valor de cambio. Es un productodestinado desde el principio a la venta y al mercado, arrastrando as un modo deproduccin que le es inherente.El problema no es simplemente que una parte de la poblacin tenga ms mercancaque otra, o que algunas estn defectuosas u otras sean perjudiciales para el medioambiente. El comunismo anrquico no significa mejorar su distribucin, sino destruirsu existencia como tal, la que justamente niega que gran parte de los proletariostengan dnde vivir, o poco y malo que comer, porque todo es mercanca: desde loms bsico para sobrevivir hasta lo ms lujoso.Su destruccin no se reduce simplemente a su destruccin fsica, si hasta los capitalistas destruyen algunasveces sus mercancas para equilibrar precios. Su destruccin es la destruccin de las relaciones sociales

    mercantiles, que muchas veces incluye la imposicin humana frente a la cosa, pero no se limita a ello.

    Cada mercanca posee un valor de cambio y un valor de uso. La utilizacin de lo producido para el intercambiono interesa en tanto que valor de uso, sino en relacin con el bien que yo obtendr en contrapartida (valor decambio). Lo que es valor de uso para uno, no es ms que valor de cambio para el otro, y recprocamente.

    El valor de cambio de un objeto no depende necesariamente de su valor de uso (de su utilidad social por ejemplo)sino del valor que tiene en el mercado, y de la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlo. Es precisodecir que socialmente necesario se refiere no tanto del tiempo concreto que se ha tardado para producirlo como delque tarda la sociedad, dado el desarrollo de la tcnica y de los distintos mecanismos productivos: si un trabajadortarda en producir una mercanca ocho horas cuando otros trabajadores la producen en cuatro, las otras cu