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Corrientes Fundamentales del Interpretativismo
La hermenéutica, la fenomenología y el interaccionismo simbólico son
considerados por Crotty (1998) como corrientes del enfoque interpretativo.
En sus inicios, la hermenéutica se aplicaba en la interpretación, no solo de la
parte gramatical de la Biblia, sino también un análisis de hechos históricos
contemplados en la misma. Para ese entonces la hermenéutica era calificada como
una metodología filosófica, luego fue adoptando un estatus de una filosofía de toda
expresión humana.
Autor como Friedrich Schleiermacher (1768-1834) influyó de manera
determinante en Dilthey, quien intentó establecer la hermenéutica como la
metodología de las ciencias naturales o morales. Esto representaba un desafío para el
positivismo quien consideraba que la metodología debería fundamental el estudio de
los fenómenos humanos. En consecuencia comenzó la discrepancia entre autores
sobre la manera de comprender los fenómenos e interpretarlos.
En el ámbito de la investigación educativa, el término filosofía hermenéutica
se ha venido usando cada vez con mayor profusión, desde los años setenta, ya que no
solo se usa en la teología y la crítica literaria, sino en todo el ámbito educativo. El
serio cuestionamiento de la autoridad del positivismo que ha venido recibiendo, en
cuanto a su manera de comprender los fenómenos, hizo que la hermenéutica fuera
reconocida como una filosofía que permitía legitimar y fundamentar aproximaciones
interpretativas, a través de métodos de investigación que se centraban en la
comprensión y en significados específicos.
Entre las diversas concepciones de la hermenéutica se tienen: la hermenéutica
de validación (u objetivista), hermenéutica crítica y la hermenéutica filosófica. La
primera se basa en que hay significados inmutables o inalterables que es el objetivo
de toda interpretación; la segunda alega que debe haber una clasificación que
conducirá a una acción práctica emancipadora, y la última el investigador implica un
diálogo con el otro, en un intento de llegar a una mutua comprensión.
Otra corriente del enfoque interpretativo es la fenomenología que quizás es la
que ha tenido influjo en el pensamiento del siglo XX. “Volver a las cosas mismas” es
el lema que recoge la esencia del movimiento fenomenológico. Este movimiento
emergió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El precursor fue “Franz
Brentano”, Edmud Husserl entre otros. Este último consideraba la fenomenología una
filosofía, un enfoque y un método. Es un estudio que requiere la reflexión sobre el
contenido de la mente, excluyendo todo lo demás. Husserl se refirió a este tipo de
reflexión “reducción fenomenológica”, lo que descubrió al contemplar el contenido
de su mente fueron actos como recordar, desea, y percibir y el contenido abstracto de
dichos actos que denominó significados.
Se pueden distinguir dos corrientes o enfoques fundamentales en la
fenomenología (Ray 1994), la primera es la fenomenología eidética y la
fenomenología hermenéutica o enfoque interpretativo. La primera enfatiza el retorno
a la intuición reflexiva y la segunda es ontológica, una forma de existir/ser/estar en el
mundo. Latone, del Rincón y Arnal (1996) señalan algunas características más
destacadas de la fenomenología tales como: la experiencia subjetiva inmediata como
base del conocimiento, el estudio de los fenómenos de la perspectiva de los sujetos
teniendo en cuenta su marco referencial y el interés por conocer cómo las personas
interactúan con el mundo. El interaccionismo simbólico es otra corriente del
interpretativismo, éste se sustente fundamentalmente en explorar las comprensiones
de la cultura como la matriz significativa que guía en la vida. El interaccionismo
simbólico surge como enfoque alternativo a los estudios sociológicos de los años
cuarenta y cincuenta, de corte positivista, la figura más representativa de esta
tradición es Herbert Blumer. En el interaccionismo simbólico como perspectiva
teórica que informa metodología de investigación social, Blumer dice que el
investigador debe situarse dentro del proceso de definición del actor para comprender
su acción central.
El pragmatismo es una combinación de dos tendencias fundamentales; por un
lado existe la creencia de que la experiencia es el punto de partida y llegada de todo
conocimiento, y por el otro lado se considera la experiencia no una secuencia de
sensaciones aisladas, sino un mundo de fenómenos interrelacionados que se dan en la
vida diaria.
En resumen, la hermenéutica, la fenomenología y el interaccionismo
simbólico constituyen las corrientes del interpretativismo como perspectiva al
momento de llevar a cabo una investigación con este enfoque que dependerá de su
teleología para aplicar acertadamente la corriente con el cual sustentará el estudio.