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El Perú cuenta con uno de los conjuntos poéticos más importantes y variados de América Latina. No olvidemos la riqueza de su tradición oral, de raíces prehispanicas, en lenguas andinas (quechua, aymará) y amazónicas; un ejemplo cercano de excelentes poemas quechuas lo ofrecen los himnos de José María Arguedas (Katatay) . En lengua española, luego de algunos aportes valiosos en la Colonia (Amarilis, Caviedes, etc.) y la Emancipación de textos que dialogan entre sí (a modo de continuación o de rechazo) con el Modernismo de fines del siglo XIX y comienzos del XX (donde sobresale José Santos Chocano, de influencia continental), y, sobre todo, con la etapa de crisis y superación del Modernismo, gracias a la labor fundadora de José María Eguren (Simbólicas , 1911) y Cesar Vallejo (Los heraldos negros , 1919), este último desplegaría una de las trayectorias más notables de la poesía del siglo XX en cualquier idioma, asimilando libérrimamente las enseñanzas vanguardistas (Trilce, 1922) y el horizonte marxistas (Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz , 1939). Otros fundadores de la poesía peruana contemporánea corresponden al vanguardismo (Carlos Oquendo de Amat, César Moro, Emilio Adolfo Westphalen, Alberto Hidalgo, el Martín Adán de La casa de cartón , 1928, etc.) y al postvanguardismo de los años 30 y 40 (Martín Adán, Xavier Abril, Ricardo y Enrique Peña Barranechea, Luis Valle Goicochea, Mario Florían, etc.) En la actualidad viven algunos exponentes destacados de la generación de los años 30 (Westphalen, Vicente Azar, Florián) y el grueso de los poetas de la fructífera Generación del 50 (Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Blanca Várela, Yolanda Westphalen, Alejandro Romualdo Washington Delgado, Carlos Germán Belli, Pedro Cateriano, Francisco Bendezú, Leopoldo Chariarse, Pablo Guevara, Cecilia Bustamante, Efraín Miranda, Leoncio Bueno), aunque ya han fallecido voces de la calidad de Juan Gonzalo Rose, Sebastián Salazar Bondy y Gustavo Valcárcel. En sus comienzos la Generación del 60 prolongó las sendas abiertas

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El Perú cuenta con uno de los conjuntos poéticos más importantes y variados de América Latina. No olvidemos la riqueza de su tradición oral, de raíces prehispanicas, en lenguas andinas (quechua, aymará) y

amazónicas; un ejemplo cercano de excelentes poemas quechuas lo ofrecen los himnos de José María Arguedas (Katatay).

En lengua española, luego de algunos aportes valiosos en la Colonia (Amarilis, Caviedes, etc.) y la Emancipación de textos que dialogan entre sí (a modo de continuación o de rechazo) con el Modernismo de fines del siglo XIX y comienzos del XX (donde sobresale José Santos Chocano, de influencia continental), y, sobre todo, con la etapa de crisis y superación del Modernismo, gracias a la labor fundadora de José María Eguren (Simbólicas, 1911) y Cesar Vallejo (Los heraldos negros, 1919), este último desplegaría una de las trayectorias más notables de la poesía del siglo XX en cualquier idioma, asimilando libérrimamente las enseñanzas vanguardistas (Trilce, 1922) y el horizonte marxistas (Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, 1939). Otros fundadores de la poesía peruana contemporánea corresponden al vanguardismo (Carlos Oquendo de Amat, César Moro, Emilio Adolfo Westphalen, Alberto Hidalgo, el Martín Adán de La casa de cartón, 1928, etc.) y al postvanguardismo de los años 30 y 40 (Martín Adán, Xavier Abril, Ricardo y Enrique Peña Barranechea, Luis Valle Goicochea, Mario Florían, etc.)

En la actualidad viven algunos exponentes destacados de la generación de los años 30 (Westphalen, Vicente Azar, Florián) y el grueso de los poetas de la fructífera Generación del 50 (Jorge Eduardo Eielson, Javier Sologuren, Blanca Várela, Yolanda Westphalen, Alejandro Romualdo

Washington Delgado, Carlos Germán Belli, Pedro Cateriano, Francisco Bendezú, Leopoldo Chariarse, Pablo Guevara, Cecilia Bustamante, Efraín Miranda, Leoncio Bueno), aunque ya han fallecido voces de la calidad de Juan Gonzalo Rose, Sebastián Salazar Bondy y Gustavo Valcárcel.

En sus comienzos la Generación del 60 prolongó las sendas abiertas en el 50, negándose a separar, eso sí, una pretendida "poesía social" (o "comprometida") de una supuesta "poesía pura", división con precedentes desde fines de los años 20 (la prédica ideológica de José Carlos Mariategui y las exploraciones poéticas de Magda Portal y Serafín Delmar), acentuada en los años 30 (el "purismo" de Martín Adán), 40 (los "Poetas del Pueblo" del Aprismo) y 50 (se oponía el "purismo" de Eielson y Sologuren, a la "poesía social" de Romualdo). Ese tono inicial de la Generación del 60 caracteriza a Javier Heraud, César Calvo, Arturo Corcuera, Hildebrando Pérez, Winston Orrillo, Ricardo Silva-Santiensteban, Juan Ojeda, Reynaldo Naranjo y los primeros poemarios de Luis Hernández y Antonio Cisneros.

Pero entre 1964 y 1968 se produjo una renovación profunda del lenguaje poético peruano sustentada principalmente en los hallazgos casi siempre vanguardistas de la poesía de habla inglesa (integración de diversos niveles de lengua y de perspectivas disímiles, mezcla de rasgos narrativos y dramáticos con los propiamente líricos, actitud reflexiva y desmitificadora, coloquialismo, ironía, parodia, citas en varios idiomas, etc.). Una especie de "segunda fundación" protagonizada por Antonio Cisneros (Comentarios reales, 1964, y Canto ceremonial contra un oso hormiguero, 1968), Rodolfo Hinostroza (Consejero del Lobo, 1965, y Contra Natura, 1971) y Luis

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Hernández (Las constelaciones, 1965, y Vox Horísona, 1978), secundados por Marco Martos, Julio Ortega, Walter Curonisy, etc.

La Generación del 70 (con un apasionamiento subversivo y parridcida, con proclamas y manifiestos neo-vanguardistas en marcha desde 1967) consolidó y profundizó esa "segunda fundación", teniendo como eje la primera época del Movimiento Hora Zero (1970-1973), el grupo más importante de la trayectoria poética peruana, con actividades intermitentes en los años posteriores, ejemplo de radicalismo para los grupos surgidos en los años 80 y 90. La teoría horazerista del "poema integral" encarna mejor que nada la renovación poética legada a las décadas ulteriores. Entre los horazaristas, mencionemos a Enrique Verástegui (En los extramuros del mundo, 1971, Angellus Novus), Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Tulio Mora y Jorge Nájar. Otros poetas descollantes de la Generación del 70: Abelardo Sánchez León, José Watanabe, José Rosas Ribeyro, Patrick Rosas, Cesareo Martínez, Armando Rojas, César Toro Montalvo, Luis La Hoz. La renovación de la poesía femenina llegó también con voces del 70: palpitó en l a breve obra de María Emilia Cornejo (en 1973) y estalló, inaugurando un florecimiento de la poesía de mujeres en el Perú, en Noche de adrenalina (1981) de Carmen Ollé, quien había pertenecido a Hora Zero.

Terminemos señalando algunos nombres valiosos de las hornadas mas recientes: Carlos López Degregori, Mario Montalbetti, Enrique Sánchez Hermani, Oswaldo Chanove, José Morales Saravia, Edgar O´Hara, Róger Santivañez, Luis Rebaza, Eduardo Chirinos, Jorge Eslava, Alonso Ruiz Rosas, Oscar Limache, Gonzalo Portals, Xavier Echarri, Lizardo Cruzado, Domingo De Ramos, etc. Las mujeres también conforman una lista de apreciable envergadura: Giovanna Pollarolo, Ana María García, Rossella Di Paolo, Doris Moromisato, Elvira Roca Rey, Patricia Alba, Mariella Dreyfus, Rocío Silva-Santisteban, Ana Várela, etc.

RICARDO GONZALES VIGILLima, Agosto de 1997.