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  • 7/24/2019 Confines (Seleccion)

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    Es la comida, estpido!Alejandro Kaufman

    Desde hace bastante tiempo padecemos como sociedad una difcultad recurrentepara elaborar descripciones que puedan ser compartidas por los protagonistas delos conictos colectivos. Discutir si aplicar las retenciones mviles o suspenderlas

    tiene una virtud: ambos trminos del conicto hablan de lo mismo, o al menosparecen hacerlo. Es todo un avance en el pas en el que an se proecta la sombrade los desaparecidos, aquellos que no eran ni de!aban de ser, no estaban ni de!abande estar. "a estructura denegatoria mantuvo su presencia durante muchos a#os.$%amal que para, ramal que cierra&, una e'presin que no deca lo que deca nihaca lo que describa: podra sinteti(ar una poca que produ!o tambin su magnacontribucin a la destitucin del sentido."a denostada era de )stor *irchner +ristina ern-nde( tra!o consigo unanovedad: se produ!o un emprendimiento sociopoltico para restituir el sentido a laspalabras pblicas. Esto ocurri desde el discurso de asuncin de )stor *irchner an no ha de!ado de ocurrir. hora la destitucin del sentido de las palabras es unatributo de una parte de la oposicin poltica medi-tica, dedicada en /ormasistem-tica a /ormular representaciones inarticuladas de los acontecimientos.

    El ltimo de los episodios que debera llamar la atencin por su anormalidad /ue elde los discursos de los peque#os medianos productores en el acto del campo del 0de abril, en el que constituan como adversario al gobierno nacional con /rasescuos verdaderos destinatarios eran los aliados presentes en el acto. 1ientrasse#alaban el triun/o que haban logrado para unirse las entidades representativasdel agro, planteaban problemas reivindicaciones cuos principales responsableslos acompa#aban all mismo.2a dos palabras que resumen las difcultades ling3sticas que nos aque!arondurante los 04 das del paro terrateniente: $golpe& $comida&, entre muchas otrasde una larga lista, como $campo&, $abastecimiento&, $oligarqua&, $negros&, esa$mu!er&.5n golpe era algo que se ocultaba hasta que llegaba el momento de llevarse acabo. 6i le preguntaban a un golpista acerca de sus planes antes de la oportunidadplaneada, negara sus intenciones. En ese caso estara mintiendo, dado que nopodra revelar su operacin hasta la ocasin establecida. )o habra desacuerdosobre la descripcin del acontecimiento como tal, sino solamente oportunidad. 5nave( desencadenado el golpe su presencia era evidente e incontrastable.)o es eso lo que sucede con el actual $golpe& del $campo&. "os actoresinvolucrados niegan masivamente que haan planeado tal cosa, o que haanalbergado seme!ante intencin. 7odramos preguntarnos si mienten o dicen laverdad. ceptemos que dicen la verdad. )o creen estar dando un golpe, tanto comomuchos otros estamos convencidos de que un golpe estaba 8est-9 de algn modoen marcha.En esta discusin se reproduce la devastacin ling3stica que el acontecimiento dela desaparicin nos de! como legado. "as cosas no ocurren por la intencin

    deliberada de los actores, sino como si /uera un accidente. $ue pare(ca unaccidente&. "a /orma m-s consecuente de proceder de esta manera es crerselo.Disponer las condiciones de un da#o, pero negar8lo9 negar8se9 que se pretendeocasionarlo. 2a en ello una nueva astucia de las culturas postpolticas 8dado queno ha retornado la $poltica&, sino que estamos asistiendo a /ormas nuevas deaquello en lo que la $poltica& ha devenido9. El con!unto de los acontecimientosdesabastecedores, caceroleros medi-ticos de los ltimos das del corte de rutasagrario llevaban a un riesgo inminente de cada, crisis o debilitamiento e'tremo dela conduccin institucional de los poderes del Estado. 6e produ!o una amplifcacine intensifcacin de un /enmeno que viene siendo repetido hasta el cansancio endistintos -mbitos medi-ticos pblicos desde hace dos o tres a#os. Es un rumorconstante: $que se vaan, que se vaan&. )o ha reempla(o ni alternativa. Es slo$que caiga&.

    )o es un golpe porque no ha operacin concreta de ocupacin del lugar del poder.Es otra cosa, algo nuevo: es un proceso destituente que no conduce a ningunameta que pueda impedir consecuencias gravosas catastrfcas para una inmensa

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    parte de la poblacin, como a ha ocurrido. En tanto que el acontecimiento del0;;4 de! atr-s una verdadera tragedia de hambre empobrecimiento masivos8ho olvidados de modo vergon(ante9, aquella misma ocasin comen( a producirse#ales de un comportamiento postpoltico. 7rimero destituir, despus constituir.2a una /antasa de destituir mediante un mecanismo implosivo, despusconfgurar una asamblea constituente. 8Es como una parodia de las vie!as

    revoluciones modernas< las i(quierdas ortodo'as acompa#an estupe/actas a lasderechas destituentes.9 )o estamos ante las vie!as revocaciones revolucionariasde mandatos, sino ante actos suicidas multitudinarios."a implosin se produce mediante la diseminacin de un estado de -nimo social, encua construccin desempe#an un papel e'cluente los medios de comunicacinhegemnicos, cua ganancia econmica ha quedado mu ligada a la induccin delp-nico colectivo. 6i los terratenientes so!eros destruen la capa /rtil socavan lascondiciones ambientales del agro en /uncin de la maor ganancia en el menorpla(o posible, los medios concentrados actan de un modo homlogo con lasaudiencias 8que para ellos es un recurso, como la tierra para los agricultores9.6ometen al pblico a un estado de estrs permanente que en el corto pla(o sirvepara la competencia intermedi-tica por el rating, pero que est- destinado aincrementar procesos traum-ticos e irracionales en el colectivo social, con un

    hori(onte fnal de erosin de la sensibilidad comn.Es en ese marco en que la comida como problema sigue estando ausente delhori(onte de sentido del colectivo social argentino. +on la crisis del 0;;4 se habaconseguido de un modo $accidental& e'pulsar a un tercio de la poblacin argentinade su dieta histrica. +ircularon /antasas de alimentar a esa parte cancelada de lapoblacin con los mtodos de los criaderos de animales, con so!a. El gobierno de)stor *irchner /rustr ese designio porque devolvi a la poblacin argentina elderecho las condiciones que le permiten conservar su identidad culturalalimentaria, conictiva con las determinaciones del $mercado& los $precios&.6i viviramos en una sociedad m-s civili(ada, con el respeto por los derechoshumanos asumido por el sentido comn no slo por la parte de la poblacin quelos defende sinceramente, entidades como las agropecuarias intentaran llevar acabo acciones culturales de largo pla(o para introducir modifcaciones en la dieta delos argentinos, de manera /uncional con sus intereses. =7or qu no> "o podranhacer con muchos argumentos, contribuir as a enriquecer el te!idosocioeconmico argentino. "a dieta es un importante rasgo de la identidad cultural,susceptible de de/enderse a muerte /rente a la violencia, pero no est- esculpida enuna piedra sagrada. En cambio, preferen emplear mtodos criminales, coaccionesbrutales, discursos /alaces. l menos no nos enga#emos. 6e trata de la comida.+uando /alt en la mesa de millones de argentinos, ellos no hicieron absolutamentenada, ahora que volvi la comida a la boca de los habitantes de nuestro territoriose a/anaron en demostrar que de ellos dependemos que tienen la capacidad deprivarnos de los alimentos. El triun/o que celebran por su corte de rutas radica enesa demostracin, en la /acilidad con que consiguieron poner en vilo a los poderespblicos mediante la accin destituente de los medios de comunicacin

    hegemnicos 8a propsito: la caricatura de 6-bat /ue sobreinterpretada, no /ormaparte necesaria de la malevolencia medi-tica9. ?!al- pudiramos discutir alrespecto, m-s all- de las palabras /amiliares del pasado que se asoman por todaspartes pero no de!an de ser impotentes para en/rentar la actualidad.

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    Qu clase(s) de lucha es la lucha del campoEduardo "r#ner

    El 8as llamado9 conicto del 8as llamado9 $campo& ha entrado, se dice, en uncomp-s de espera. ? en un impasse. ? en una incierta tregua. ? en una $tensacalma&. )o importa mucho la e'presin elegida: lo que importa, lo que debe

    mantener el alerta, es que esto, de alguna manera, seguir-. )o es pues, todava,hora de $balances& m-s o menos defnitivos. 6 de detener, por un momento, laansiedad, de ver dnde est- parado cada uno.El que esto escribe est- en contra, en/-ticamente, de las medidas8sobredimensionadas, e'torsivas, ob!etivamente reaccionarias, actuadas enmuchos casos con un discurso una ideologa proto@golpista, clasista an racista9tomadas /undamentalmente Aaunque no e'clusivamenteA por uno de los sectoresm-s concentrados de la clase dominante argentina 8 no slo argentina9, tomadasen perjuicio, tambin ob!etivamente, de la inmensa maora del pueblo 8no slo9argentino. Esto mismo ha sido dicho por muchos en los ltimos das. 7ero no es algotan /-cil de e'plicar A menos en el escaso espacio del que aqu disponemosA comola 8inevitable9 simplifcacin de las partes en conicto a veces lo sugiere. 2a queempe(ar, por de pronto A con m-s ra(n si el que escribe no es peronista ni

    $Birchnerista&, como en este caso@, por se#alar una ve( m-s 8 vanC9 losgravsimos $errores& cometidos por el gobierno. Est-n, claro, por descontado, loserrores $t-cticos& inmediatos: la desobediencia a los m-s elementales manuales depoltica que recomiendan dividir al 8presunto9 adversario, no unirlo 8 ni quhablar de, adem-s, dividir el /rente propio9< o la torpe(a de apoarse en persona!esun tanto atrabiliarios de los cuales se sabe que Apor buenas o malas ra(ones@ van acaer $gordos& a la llamada $opinin pblica&. 7ero m-s all- Ao, me!or: antesA deestos $errores&, est-n, desde a, los que no son $errores t-cticos&, sino opcionesestratgicas de un gobierno: la de no pro/undi(ar en la medida necesaria laspolticas 8tributarias otras9 de redistribucin del ingreso, la de utili(ar buena partede las 8inauditas9 reservas fscales para seguir saldando la maldita deuda Aes cierto,tambin se ha dicho, que ese $resto& tambin sirve para aguantar embateseconmicos como este< pero, =es seguro que esos embates se hubieran producido siel dinero hubiera empezado por usarse para redistribuir, por lo tanto el gobiernohubiera contado con una base social m-s amplia, m-s leal, m-s $confable&>A< la deacantonar sus matices $progres& en el 8nada despreciable9 simbolismo de losderechos humanos antes que en la materialidad de una planifcacin estructural delaumento del bienestar los derechos actuales de los ciudadanos 8tambin, claro,los del $peque#o campo&, si realmente hiciera /alta, en primer lugar los de lostraba!adores rurales, esos $negros en negro&, como alguien los llam, que comoes lgico brillaron por su ausencia en todo este galimatas9< la de renovar por unpla(o escandaloso los contratos de ciertos medios de comunicacin que, debera elgobierno saberlo, m-s tarde o m-s temprano se le pondr-n en contra 8 aqu, comoen muchos otros casos, se ve cmo una opcin estratgica se trans/ormar-pidamente en un error tctico9, que lo hicieron, en esta ocasin, de la manera

    m-s desvergonzadamente interesada que se recuerde en las ltimas dcadas Aaque muchos de esos medios est-n por entero del lado que m-s conviene a susintereses particularsimosA. , entindasenos bien: nada de todo esto, ninguna deestas opciones estratgicas, son algo para reprocharle al gobierno. 7orquereproch-rselas Aal menos, de la manera en que lo ha hecho cierta $i(quierda&dislocada o cierta intelectual8idad9 bienpensante a ni siquiera $progre& que,pas-ndose de la raa, cru( defnitivamente la /rontera hacia la derecha@ sera,parad!icamente, hacerse demasiadas ilusiones sobre un gobierno que en ningnmomento A en esto ha que decir que ha sido sinceroA prometi otra cosa que lacontinuidad Aun poquitn m-s $ordenada& $racional&A del capitalismo tal como loconocemos desde hace a mucho. ale decir: un gobierno propiamente $re/ormista@burgus&, como se deca en tiempos menos eu/emsticos. "a situacin, pues, nopuede ser !u(gada sino por lo que realmente es: una pu!a 8no $distributiva& sino9

    interna de lo que en aquellos tiempos pre@eu/emsticos se llamaba la $clasedominante&.

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    7ero, pero: un gobierno legtimamente electo por la maora 8 el autor de estaslneas no va a seguir aclarando que no pertenece a esa maora9 no es, esegobierno, directamente miembro de aquellas $clases dominantes&, aunqueinevitablemente tienda a $actuar& sus intereses Aba!o ese otro eu/emismo de$gobernar para todos&, como si hacer poltica en una sociedad de clases no /ueraelegir a quin va a benefciar el gobierno $en ltima instancia&A. , en un conte'to

    en el que no est- a la vista ni es ra(onable prever en lo inmediato una alternativaconsistente radicalmente diferente para la sociedad, no queda m-s remedio queen/rentar la desagradable responsabilidad de tomarposicin, no $a /avor& de tal ocual gobierno, pero s, decididamente, en contra del avance tambin muy decididode lo que sera mucho peor< si alguien nos chicanea con que terminamos optandopor el $mal menor&, no quedar- m-s remedio que recontra@chicanearlo e'igindoleque nos muestre dnde queda, aqu y ahora , el $bien& su posibilidad dereali(acin inmediata. 7orque el peligro del mal $maor& s es inmediato. En estasltimas semanas se han condensado A las condensaciones polticas condensanasimismo los tiempos de urgenciaA potencialidades regresivas que muchosingenuos crean sepultadas por un cuarto de siglo de /uncionamiento formal de lassacrosantas $instituciones& 8ingenuidad, por cierto, que todos los gobiernos,incluido este, han contribuido a /omentar9. =E'ageramos> 7insese en los =cmo

    llamarlos> $sntomas&, $smbolos&, $indicadores&, tambin ante todo, claro,hechos, Fo una me(cla de todas esas cosas. Nunca en este cuarto de siglo laderecha 8econmica, social cultural, no solamente poltica9 haba ganado lacalle @para nada $espont-neamente&, desde a, pero no por ello menosautnticamente@ con una $base de masas& tan importante Aincluendo, s, a esos$peque#os productores& cuas legtimas reivindicaciones /ueron bastardeadas ,incluso por ellos mismos, al rol de $mano de obra& de los grandes $due#os de latierra&A, hasta el punto de trans/ormarse, esa derecha heterognea, en unverdadero movimiento socialdel cual mucho m-s oiremos hablar en adelante 8=ha que recordar que los $movimientos sociales& no son siempre necesariamente$de i(quierda& o $populares&>9. no solamente la calle, sino tambin el aire: nuncaantes, con las 8cada ve( m-s minoritarias9 e'cepciones de siempre, haba sido tan/rreo el consenso $massmedi-tico& para apoderarse del erbo pblico Acomo lodi!o inspiradamente "en %o(itchnerA con el ob!eto de aturdir hasta el mnimoatisbo de un pensamiento autnomo, no digamos a $crtico& 8 tampoco es a!eno aesto el gobierno, que no ha de!ado de desli(arse ocasionalmente en actitudesraanas en la $censura&< pero sin duda que la censura factual y masiva cometidapor los medios en esta ocasin ha supuesto una verdadera poltica digna deGoebbels9. )unca antes las cacerolashaban sido tan bien dis/ra(adas de diciembrede 0;;4 argentino cuando en verdad representan Aen inesperado retorno a suautntico $mito de origen&A un septiembre de 4HIJ chileno. )unca antes Aqui(- conla parcial e'cepcin de las in/elices pascuas al/onsinasA haba habido una tanoportuna coincidencia con un aniversario del 0K de mar(o. )unca antes habahabido una tan puntual coincidencia con un meeting de lo m-s granado de laderecha internacional en la ciudad del monumento a la bandera. a que de

    $internacionalismo& se trata 8 tampoco el internacionalismo es necesariamente $dei(quierda&< ltimamente, globali(acin mediante, es m-s bien al revs9, nuncaantes haba habido una coincidencia, digamos, tan contetual! con las avan(adasdesestabili(adoras Aobviamente /ogoneadas desde mucho m-s al )orteA sobre las$novedades& Ano importa ahora lo que se piense de cada una de ellasAsudamericanas, desde las aventuras blicas de 5ribe en la /rontera ecuatoriana 8por re/raccin, vene(olana9 hasta la /ero( o/ensiva olig-rquico@separatista contraEvo 1orales. nunca antes, de vuelta a casa, se haba conseguido reimponer elabsurdo, insostenible mito de que es el $campo& lo que ha construido a la $patria&8en una ne/asta poca esa construccin, se deca, haba estado a cargo del E!rcitorgentino, que era, al igual que el $campo&, incluso anterior a la nacin: no de!a deser una asociacin inquietante9, cuando, e incluso sin meternos con los vericuetosde la larga duracin de la historia, sabemos que hoy Alo acaba de demostrar

    impecablemente el economista Lulio 6evaresA su contribucin al 7MN es mnima. ? eligual de inverosmil, anacrnico mito de que aqu estamos ante una batalla picaentre el $campo& la $industria&, cuando hace a tambin dcadas que los

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    intereses de esos dos sectores actualmente ultra@concentrados en annimassociedades multinacionales Aque incluen , en lugar destacado, a la $indusdtriacultural& a los medios, como tambin lo acaba de recordar %o(itchner@entrecru(an sus intereses de manera ine'tricable, ba!o el comando a no muchadistancia de las grandes agro@qumicas, los pools sembradores, o los trusts dee'portacin cerealera Auna discusin que, conviene se#alarlo, estuvo en general

    sistem-ticamente ausente en las argumentaciones de ambas partes, m-spreocupadas por reeditar, a /avor o en contra, el otro vie!o mito de una $oligarquavacuna& cua solide(, al menos en su /orma tradicional, hace rato que se disolvi enel aire. a propsito de esto ltimo, que ata#e a la caracteri(acin de la estructura declases en la rgentina actual, nunca antes Aposiblemente desde el perodo4HKOFPPA se haba desnudado de manera tan grosera /rontal la violencia 8porahora $discursiva&9 de la ideologa de odio clasistade la burguesa tambin, qui(- sobre todo, de cierto sector de la llamada $clase media&: otro eu/emismo paracalifcar la mediana la mediocridad insanables de la tilingusima peque#aburguesa recoletense o puertomaderera cua m-'ima aspiracin en la vida esconquistar la visagold para poder consumir en el shopping sin que los negritosmolesten< es este odio visceral e incontrolable Acon /recuencia travestido en

    correccin poltica, al menos hasta que aparece algn lder comme il fautal estiloMlumberg o 1acriA no alguna desinteresada Aaunque /uera equivocadaA de/ensadel mitifcado $campo&, es ese clasismo"racismo l s $espont-neo& el queconstitue la verdadera motivacin para participar en los $piquetes paquetes& deblancos, desentendindose totalmente de la $contradiccin& 8pero ellos no tienen$contradicciones&: son un bloque estlido de sentido com#nsin fsuras9 de estarorgullosamente haciendo lo mismo contra lo cual putean cuando se les corta lahuda por igueroa lcorta. ue nunca haa sido tan pertinente, pues, el anlisis declase para !u(gar un conicto, no signifca en modo alguno 8m-s bien signifca locontrario, si es que hacemos un verdadero comple!o an-lisis de clase9 e!ercerningn reduccionismo de clase: las $clases altas& las $clases medias& no tienen,es obvio, los mismos intereses materiales inmediatos< pero en la rgentina hace amuchsimo 8 es todo un gran tema para la psicologa de las masas9 que lassegundas subordinaron sus intereses materiales a largo pla(o a su pattica, servil,identi$cacin con los intereses de las primeras, es por eso que tan a menudo hantraba!ado de $mano de obra& 8m-s o menos consciente9 de ellas, en laspeorescausas 8desde el genocidio de %oca hasta el $proceso&, pasando por losprogromsA=cmo es que todava nadie hi(o el chiste obligado con el signifcante $7ro@grom&>Ade la 6emana Qr-gica o la unin democr-tica9. los i(quierdistas esquem-ticos quese asombran del apoo masivo a los $grandes productores& por parte de aqullosque a la larga son perjudicados, siempre, por los verdaderos $interesesdominantes&, habra que recordarles que no hace /alta siquiera ser un sofsticadomar'ista de la escuela de ranB/urt para entenderlo: bastara citar la di/erenciaelemental Aque constitue el M+ de la m-s b-sica sociologa $estructural@/uncionalista&A entre grupo de pertenencia grupo de referencia.

    7ero si esto es as, se equivoca crasamente la primera mandataria al decir Acomo lohi(o en uno de sus discursos m-s importantes de las semanas pasadas@ que lo quese !uega en este conicto nada tiene que ver con la lucha de clases. 5na ve( m-s,no cabe reproch-rselo: ella es peronista, por lo tanto lo creesinceramente 8si bienhemos conocido en el pasado muchos peronistas que, equivocada o acertadamente,lo eran !ustamente porque consideraban que histricamente la antinomiaperonismoFantiperonismo haba representado la $lucha de clases& tal como podadarse en la rgentina< pero de!emos por ahora ese debate harto m-s complicado9.El problema es que crea que basta creerlo 8o desearlo9 para que la cosa no e'ista.)o advierte, tal ve(, la parado!a Apor otra parte per/ectamente e'plicable por lapropia historia del peronismo histricoA de que el gobierno que ella preside, aunqueen $ltima instancia& represente comple!a ambiguamente, con algunosescarceos de/ensivos de la autonoma del Estado, los intereses estructurales de la

    $clase dominante&, para la ideologa estrecha palurda de esa clase dominante,que pocas veces ha hecho tan buenos negocios como en este ltimo lustro,representa los intereses 8=habra que decir: $simblicos&>9 de las otras clases, por

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    lo tanto su gobierno es el chivo epiatorio del $odio de clase& en una poca en que,por suerte, a no pueden hacerse progroms masivos ni aplicarse cientfcos planesde e'terminio colectivo. "a clase dominante argentina 8a casi totalmentetransnacionali(ada, como decamos, pero muy $argentina& en sus ree!os culturalesde clase, de una /erocidad destacada incluso en la historia latinoamericana9 est-desde siempre, aunque con particular virulencia despus del $proceso& del

    decenio del menemato, acostumbrada a no tolerar ni siquiera aquellos tmidosescarceos $autonomistas& por parte de ningn gobierno 8por lo menos, de ninguno$civil& legalmente elegido: porque s toleraron la mucha $autonoma& estatal deque go(aron las dictaduras militares para aplicar sus polticas econmicas tantocomo represivas9. quella /amosa consigna setentista A$ llora, llora, la putaoligarqua, porque se viene la tercera tirana&@ era, entre otras cosas menosde/endibles, una pro/unda irona sobre el sempiterno tic de la burguesa,consistente en califcar de $tir-nico&, $autoritario& o $dictatorial& 8aunque en estostiempos post@gramscianos de lengua!e eu/emi(ado se diga $hegemnico&, como sila hegemonano /uera el objeto mismode la poltica9 a cualquier gobierno, sea cual/uere su impronta poltica particular Alo hicieron con Nrigoen, con 7ern, conrondi(i, con Nlla, con +-mpora, con l/onsn, tuvieron su respiro con 1enem@, queosara insinuar que algunas cositas menores las iba a decidir l. En todos esos casos,

    aunque pare(ca inverosmil, los acusaron de $comunistas&, $socialistas&,$na(i/ascistas& 8toda esa bolsa de gatos se apelotona en el ad!etivo $totalitarios&,jams usado en, digamos, %a Nacin para califcar a las dictaduras militares9 sloporque intentaron tomar algunas decisiones que, sin ser claramente opuestas a los$intereses dominantes&, no representaban una obediencia autom-tica directa alos amos del +apital. )ada mu di/erente est- sucediendo ahora: puesto quellevamos un cuarto de siglo de democracia institucional, es en nombre de esamisma $democracia& 8de una democracia que !ustamente nunca quiso ense#arle alos argentinos que por detr-s de las instituciones sigue estando la $lucha declases&, e incluso que ciertas /ormas institucionales son una cristalizacin delestado de la lucha de clases9 que se usan los mismos 8des9califcativos contra estegobierno, a quien se identifca, disparatadamente, como la otra parte en la $luchade clases&. tal ve( la presidenta, aunque oscuramente, intua esto, por ello sedefende Acon toda ra(n, por otro lado@ de lo que toma como una $acusacin&.7ero, lo lamentamos: la lucha de clases no e'iste, pero que la ha, la ha.Nrnicamente, muchos $progres&, al igual que este gobierno, creen que no la haporque las masas verdaderamente populares no est-n movili(adas en unacontrao/ensiva dirigida al avance de la derecha. 7ero, primero: las clasesdominantes tambin luchan, casi siempre son ellas las que primero se movili(an:la aplicacin sistem-tica, desde hace varias dcadas, sea a punta de baoneta opor polticas m-s $pacfcas&, de la reconversin capitalista denominada$neoliberal&, eso esla lucha de clases, emprendida por la clase dominante contralas dominadas sus Aaunque /ueran magrasA conquistas anteriores. +omo lo esclaramente, en esta countura, el acto de mantener desabastecidos a los sectorespopulares, con la inevitable consecuencia posterior del aumento $artifcial& de los

    precios 8algo que, a decir verdad, viene ocurriendo indirectamente desde muchoantes, dadas las cuotas de e'portacin audadas por el dlar alto el consiguientedesequilibrio entre o/erta demanda en el mercado interno9. , segundo: si lasmasas populares est-n desmovili(adas en buena medida carentes, ellas s, de sus$ree!os de clase&, tambin es porque este gobierno 8 sobre todo todos losanteriores, si bien este no ha hecho nada importante para subsanarlo, limit-ndoseen este terreno a administrar lo a acumulado9 las ha desmovili(ado, an cuando ende/ensa propia le hubiera convenido, incluso con los riesgos que hubierarepresentado para un gobierno $re/ormista@burgus&, tenerlas a ellas en la calleantes que, pongamos, a DREla o 1oano 8 se entender-, suponemos, que con esosnombres estamos simplemente haciendo una taquigra/a, no imputaciones apersonas9. +omo no las ha movili(ado, la o/ensiva de clase de las /racciones m-srecalcitrantes de la burguesa /ue contra su $adversario& visible, el gobierno: otra,

    para nada menor, opcin estratgica trans/ormada en error tctico.En fn, para tratar de ir concluendo 8es una manera de decir: todo esto est- mule!os de estar concluido9: no estamos Aha que ser clarosA ante una batalla entre

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    dos $modelos de pas&< el modelo del gobierno no es, en lo esencial,sustancialmente distinto al de la 6ociedad %ural 8otra taquigra/a para hablar de las$clases dominantes&9. 7ero la derecha sus adherentes ideolgicos no van a tolerarla m-s mnima di/erencia de $estilo& con su modelo, del cual creen ser los #nicosdue#os, por lo tanto pretenden ser sus primeros bene/actores. =Qomar concienciade ello har- que el gobierno, aunque /uera, de nuevo, $en de/ensa propia&, perge#e

    por fn un $modelo& di/erente> Es imposible saberlo, aunque no parece lo m-sprobable. Qiene ra(n le!andro *au/mann cuando dice que todo esto no nos hahecho pasar a la $gran poltica&: lo demuestra, para tomar slo una de lasancdotas m-s triviales, el ridculo debate sobre las caricaturas de 6-bat, por elcual se nos pide que eli!amos lo inelegible Asi la presidenta se equivoc sin duda tambin aqu de adversario, por otro lado no es del todo !usto escudarse en laeterna e'cusa liberal de la $libertad de prensa& para contribuir ob!etivamente aalimentar el /uego de un clima ideolgico /rente al cual no se puede alegar lainocencia del $artista&A< pero tambin es cierto que, bien !ugada, esta podra ser laocasin de al menos atisbar ese pasa!e a una suerte de $gran relato& de la poltica.De que nuestros debates principales a no sean 8aunque por supuesto habr- queseguir hacindolos, en otra perspectiva9 las mentiras del Nndec o el dinero de 6anta+ru( emigrado a 6ui(a A muchsimo menos las aplicaciones de boto o el gusto

    vestimentario de una /uncionaria pblicaA, sino los que ata#en, e/ectivamente, al$modelo&, incluendo un modelo 8agroe'portador o de otra naturale(a9 integral planifcado a largo pla(o para el $campo&. 7ero si esta o/ensiva de la derechatriun/a, esa ocasin se habr- perdido, posiblemente, por dcadas. En las ltimassemanas hubo, aunque todava sea mu nebuloso, un cierto salto cualitativo en lasituacin poltica argentina. En este relativamente nuevo conte'to, no podemosquedar atrapados 8otra ve(, sin que haa de!ado de ser necesario tenerlas tambin9en las discusiones sobre los detalles $tcnicos& del conicto. 2o, ahora, elproblema central a no son 8 tal ve( nunca lo /ueron en serio9 las benditas$retenciones&. En un registro $puramente& econmico Alo acaba de demostrar%icardo ronsBindA a se est- discutiendo la renta a futuro del 0; S de los$due#os& que controlan el T;S de la $tierra&, no, o no centralmente, lasretenciones actuales. a lo sabemos: ni el aumento de las retenciones mviles a lasrentas etraordinarias del $campo& suponen, no digamos a una medida$confscatoria& 8UUVV9, sino ninguna $prdida& importante para un $campo& quenunca ha ganado tan etraordinariamente< ni, del otro lado, es estrictamente ciertoque las retenciones sean una medida ampliamente $redistributiva& que vaa ame!orar decisivamente la brutal injusticia socialque an campea en la rgentina.7ero esto ltimo no signifca que las retenciones 8no, claro, por s mismas, pero s enla trama de una poltica nacional articulada que incluera muchas otras medidas9no podran deberan contribuir a esa redistribucin. 6i la derecha gana lapulseada Atambin, qui(- sobre todo, la pulseada $ideolgico@cultural&A, se habr-creado un peligroso antecedente de deslegitimacin de la intervencin del Estadoen la economa distributiva, esto impedira, o al menos obstaculi(ara gravemente,que este gobierno 8si es que en algn momento reorienta sus opciones

    estratgicas9 o cualquier otro gobierno /uturo, s utilizara las retenciones Fu otrasmedidas seme!antes con fnes redistributivos. Eso, en el me!or de los casos. En elpeor, una parte nada despreciable de la sociedad argentina habr- completado unenorme e integral giro a la derecha del cual di/cilmente habr- retorno. De nuevo:ante la ausencia actual de esas masas $movili(adas& a /avor de otro modelo 8 dealguien que quiera pueda movili(arlas en una direccin que no sea puramente$de/ensiva&9 la situacin obliga, a todo el que sienta una mnima responsabilidadante aquella sociedad, a sentar con la maor nitide( posible una posicin.Nnsistamos: no necesariamente a favor del gobierno Aaunque no /altar-n lossimplifcadores que digan que $ob!etivamente& terminamos benefci-ndolo,etctera: all- ellos, no podemos hacernos cargo de todo lo que se diceA, sinoinequvocamente en contra de intentonas que a esta altura a nadie puede dudarque son intencionalmente o no 8pero m-s bien s9 $desestabili(adoras&, $golpistas&,

    $reaccionarias& o como se las quiera llamar. "os $golpes&, se sabe tambin, a noson hechos con tanques e in/antera, pero no por eso han caducado en la noche delos tiempos: la especulacin econmica, la insidia medi-tica de las medias verdades

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    las enteras mentiras, la corrupcin verbal de los eptetos clasistas racistas 8seha llegado al lmite de esa corrupcin verbal, por lo tanto conceptual,cuestion-ndole a algn persona!e Aprobablemente cuestionable por otras ra(ones@que su uso del epteto blanco es $discriminatorio&: es casi como decir que unesclavo negro que insulta a su amo lo est- UdiscriminandoV9, la con/usin concientede la parte con el todo Asea a /avor o en contra del gobierno o del $campo&A suelen

    tener un e/ecto m-s lento pero incomparablemente m-s profundo que los muchom-s visibles uni/ormes con charreteras. El gobierno deber- tomar cuidadosa notade las $novedades& que se han producido. tambin, sobre todo, deberemoshacerlo nosotros, los que Asin ser totalmente o siquiera en parte $pro@gobierno&A notenemos derecho a equivocarnos sobre dnde est- el peligro maor. 6obre dndeestar: porque esto tregua o impasse o comp-s de espera, o como se quierallamarloA recin empie(a.

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    Qu ha$ de nue%o %iejo&n%ocaciones consumistas de la nostal'ia

    Alejandro KaufmanEn la cultura retro no se pone en escena la nostalgia, sino el sentimiento separado,los signos, los ob!etos metonmicos que la connotan. )o remite al dolor vivido por laprdida o la ausencia sino a una simulacin de ob!etos perdidos. Es un tr-mite que

    imagina la recuperacin de esos ob!etos para hacerlos parte del presente. "opasado perdido se convierte en acimiento, /uente de recursos caducos captadospor una resurreccin /etichista."a denominada $cultura retro& alimenta la produccin circulacin de mercancasen el rubro de mercancas vencidas, intercambiadas en tiempos pasados actualmente recicladas. "as modas pasadas pueden ser puestas nuevamente encirculacin en tanto contienen un valor agregado del cual carece lo $nuevo&. &orqueno son nuevas, sino conocidas, vividas memorables. 6uscitan el sentimiento de lanostalgia como relevo metonmico. 7resumen de narrar memorias a travs de losob!etos que las representan."a cultura de la obsolescencia de los signos las e'periencias es una cultura delaburrimiento, en la que se procuran $tendencias&, modalidades e'perienciales,sub!etividades, algo distinto que comer que beber en un conte'to de cambio e

    innovacin permanentes. El agotamiento de un con!unto de par-metros recurrentesconduce a la bsqueda de un nuevo grupo de categoras. El compromiso con lanovedad permanente tuvo su lapso de e'istencia /uncional, cuando encontr suslmites, cuando las variedades se mostraron como pertenecientes a un circuitofnito, la apertura de la compuerta del pasado pareci haber aportado un respiro.7or otra parte, la cultura del consumo est- orientada alrededor de los ob!etos en uncrculo de materiali(acin de lo inmaterial e inmateriali(acin de lo material. "os/antasmas 8el pasado, lo obsoleto, las memorias, los sentimientos, las sensaciones,lo imaginario9 se condensan en representaciones susceptibles de intercambiarse en/orma ob!etual, se envasan, etiquetan, clasifcan reproducen en magnitudesmasivas. El pasado provee memorias, ruinas, restos. 7rovee /antasmas huellastangibles. "a cultura retro organi(a esos recursos para o/recernos nuevasposibilidades abiertas a la identifcacin deseante."a cultura retro se inscribe en el proceso general de industriali(acin consumo derecursos de toda ndole. "a bsqueda se orienta al pasado reciente, como tambinal le!ano, a la historia cultural, pero tambin a la arqueologa, a la paleontologa ala cosmologa. Qodos resultan territorios apropiados para el turismo medi-tico. Elparadigma in/ormacional contiene su utopa relevo virtual: todo lo imaginablepodra ser accesible a los sentidos si supiramos cmo re@producirlo. El cdigogentico la estructura ntima de la materia se convierten as en insumo paraalgoritmos que permitiran Aimaginariamente@ dise#ar reciclar el ambiente en elque vivimos, sin otro lmite que la capacidad de la tecnociencia para modelar lasustancia. 6uele discutirse el car-cter fccional de lo real en relacin con las culturasmedi-ticas. 7ero la cultura retro es una de las modalidades que nos se#alan unatendencia inversa complementaria: lo /antasmal e imaginario se convierte en

    $real&. "os dinosaurios de!aron de e'istir hace mucho tiempo, pero quisiramosverlos corretear por los (oolgicos. 6i sabemos cmo estaban hechos, =nopodremos re@producirlos> as. Donde ha deseo, habr- algo que producir vender.El pasado no queda e'ento de la disposicin mercantil. 7ara el capitalismo, dondeestaba el ello estar- el retail.

    'na versin ms breve del presente teto fue publicada en (ebate N) **+,gosto *--./

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    Alejandro Kaufmanodos los d*as nos in%aden los marcianos +

    a%ier -orca

    lejandro 0aufman analiza la relacin entre el sistema de medios y las formas queasumi la cobertura del loc1out agrario, la creacin de un observatorio y el rol de la

    2acultad de 3iencias 4ociales/ dvierte que los medios hegemnicos no hanrevisado su propia historia reciente! y que no puede haber libertad de epresineenta de crtica a los medios!/

    567u relacin hay entre los modos que asumi la cobertura meditica del loc1outagrario 5en la que la 2acultad de 3iencias 4ociales advirti discursos racistas yclasistas5 y la particular constitucin del sistema de medios argentino8A"a concentracin del sistema de medios tiene como consecuencia que, aunquepueda ser importante el nmero de publicaciones gr-fcas, las dominantes abarcanla maor parte del mercado. "a centralidad porte#a de los principales mediosaudiovisuales tiende a imponer a todo el pas lo que sucede en Muenos ires.Qambin e'iste un estilo, una impronta cultural que considera la homogeneidad unvalor, por lo que la monotona de la agenda su univocidad suelen ser lo comn. En

    una situacin de crisis, las consecuencias polticas e institucionales pueden sergravsimas. "os medios hegemnicos no han revisado su propia historia reciente,sus comportamientos en la dictadura con respecto a la represin la guerra de las1alvinas. El conte'to democr-tico posdictatorial e'ige cambios en los medios,cambios que no han tenido lugar. Desde a que no es el Estado el que podr-conducir esos cambios, sino la recuperacin posdictatorial de la sociedad civil. Qodoindica que /alta mucho para ello.

    5(espus de las crticas formuladas por 3iencias 4ociales a la cobertura delcon9icto, 6cmo analiza la reaccin de la mayora de los medios, ms centrada enla funcin de un observatorio 5y en cuestionar a la facultad5 que en eaminar sihubo o no epresiones y prcticas discriminatorias8Aue el conse!o directivo de la /acultad, rgano democr-tico de gobierno en unauniversidad pluralista con libertad de c-tedra, el que consider que era necesarioponer un lmite a los desbordes e'cesos que se haban producido. "os medioshegemnicos e'hibieron con naturalidad e'presiones actitudes incompatibles conla convivencia social, cua continuidad o e'pansin slo podran llevar al desastre.+omo los medios hegemnicos lucran con la inminencia de la cat-stro/e, se trata deuna poltica medi-tica destinada a provocar p-nico e inquietud en la poblacin.ctan como ?rson Welles cuando hi(o aquel radioteatro /amoso sobre la invasinde los marcianos. hora ha deliberacin o negligencia, porque se conocen lose/ectos de los grandes medios de comunicacin. Qodos los das nos invaden losmarcianos. Entonces la reaccin /ue congruente con ello. )o es que sectores de lasociedad se preocupen por la pa( social o la convivencia, o el gobierno por gobernarde un modo viable, sino que ha en ciernes una diablica iniciativa para suprimir la

    libertad de e'presin. +omo tantas otras veces, en lugar de abrir un debate conargumentos, se prefere la alarma, el esc-ndalo la demoni(acin. E'presionescomo la de la $garita medi-tica& lindan con la barbarie la estolide(. 7or suerte,incluso en los mismos multimedios, hubo actitudes me!ores, m-s sensatas, que nose plegaron autom-ticamente al discurso que se procur generali(ar.

    56&ara qu puede servir un observatorio de medios construido desde el :stado863mo evitar que sea un canal para el poder de gobierno circunstancial8A"a participacin de las universidades pblicas tiene como fnalidad establecercierta garanta de ecuanimidad, porque se basa en convocar a institucionesautnomas, con gobiernos propios, elegidos por los claustros, ob!eto de discusinen las propias universidades. "os intentos gubernamentales de controlar a lasuniversidades han requerido intervenir sobre ellas de maneras violentas. Esto no

    implica desconocer que la realidad poltica nacional inue en las universidades,como parte de la sociedad que son. De todos modos, la clave para evitar que unorganismo seme!ante pudiera ser ob!eto de un uso espurio reside en la sociedad

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    civil, en el e!ercicio de las libertades civiles la vigencia de los derechos humanos."o que ocurra con un observatorio construido desde el Estado depende de lasituacin del con!unto. Es importante que actividades de esta naturale(a tengancorrelatos independientes del gobierno del Estado, sin per!uicio de que conuandiversas iniciativas pblicas, sociales privadas.

    563mo conciliar la necesidad de una crtica al rol de los medios de comunicacincon la libertad de epresin8A"a crtica al rol de los medios /orma parte de la libertad de e'presin. =+mopodra ser de otra manera> )o puede haber libertad de e'presin e'enta de crticaa los medios. "os medios elaboran un producto pblico, destinado a acceder a lasconciencias de toda la poblacin. 5n observatorio observa lo mismo que todos losespectadores. "a nica di/erencia es que lo observa con otra mirada, otra actitud,antes que nada sustrada a la /ascinacin que los medios inevitablemente producen.+omo 5lises, el observatorio se propone atarse al palo maor de la nave para nocaer ba!o el inu!o seductor de las sirenas. Eso es lo que molesta tanto, que sedi/unda un discurso crtico, que la hegemona inapelable de los medios se ponga entela de !uicio, que se haga desde a/uera de ellos lo que la maora de ellos no hace,que es e'aminarse a s mismos. 5na libertad de e'presin anclada en la libertad de

    las empresas concentradas dista mucho de garanti(ar el e!ercicio pleno de esederecho b-sico. %esulta llamativo que se sientan vigilados porque alguien los va amirar de otro modo que el que ellos prescriben. Es eso lo que recha(an, quealguien, legitimado por instituciones destinadas a proteger derechos instale unadiscusin sobre las /ormas los signifcados concernientes a los medios. Deberasorprender que se llame vigilancia a la observacin de lo que est- a la vista. 1erecuerda al relato del re desnudo. 7iden que guarde silencio el ni#o que revela sudesnude(, por otra parte a la vista de todos, estupe/actos ante la intimidacin queimpona el disimulo de lo obvio. Es evidente que los medios hegemnicos e!ercenacciones cuestionables sobre el pblico, pero siempre es m-s /-cil participar delconsenso presunto, de la sensacin de que nos hablan a todos de que todoshablamos por ellos. 2a que vencer ese crculo vicioso, permitir permitirse lacrtica.

    5%a intervencin de la facultad fue interpretada, desde diversos sectores, como unapoyo poltico al o$cialismo/ 6&uede intervenir la universidad en la realidad sin quesu intervencin sea reducida a 5o descali$cada por5 un tomar partido en ladicotoma con que se plante el con9icto8A6e interpreta como apoo al ofcialismo cualquier actitud que no coincida con eltemperamento mu e'tendido en la cultura poltica de estos a#os de e!ercer unaoposicin paranoica contra el gobierno. +onte'tualicemos. 2a dos palabras que enel lengua!e argentino de la posdictadura quedaron canceladas: $errores& $e'cesos&. Despus de tanto es/uer(o por re/utar el uso que hi(o la dictadura deesas palabras para encubrir sus atrocidades, pareciera que esas palabras a no sepueden usar. 6i decimos de cualquiera que ha cometido errores o e'cesos en lo que

    sea, nos suena como si estuviramos repitiendo el argumento de la dictadura. Estosimplifcando, pero es algo que ocurre hasta cierto punto. +omo no se pueden usaresas palabras, hemos quedado reducidos al blanco al negro. 6i alguien seequivoca o se e'cede es porque encubre atrocidades. 6i no encubre atrocidades,entonces pertenece al bien puro. $*irchner&, cada uno de sus errores e'cesos, eslo mismo que 2itler, pero sin campos de concentracin, como di!o en su momento+arri, habra que recordar a cada minuto, por lo inconmensurable que es el da#ocausado con esas palabras, no slo en el momento en que /ueron dichas, sino porqu el con!unto de su descripcin del gobierno es fel a esas palabras. 6e haproducido una atms/era por la cual la /oto de un relo! en la mu#eca de la7residenta es lo mismo que una monta#a de dientes de oro amontonados enuschXit(. En esta homologa icnica reside el poder de los medios,sistem-ticamente utili(ado por sectores de la oposicin. De esta manera, nos

    vemos en difcultades para decir que la declaracin de +ristina sobre 6-bat /ue unerror, que la intervencin de DREla en 7la(a de 1ao /ue un e'ceso, sin que setenga la sensacin de que estamos disculpando algo que en realidad corresponde

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    por un lado a un anuncio de represin de la Gestapo , por otro lado, a una accinde las tropas de asalto de las 6. +on esto solo no podramos garanti(ar que algunade estas cosas no sucedan en el /uturo o en otras circunstancias. 7ero no est-nsucediendo ni ha ningn indicio de que estn sucediendo. En cambio, se lasdescribe como si /ueran inequvocas. El error de +ristina acerca de 6-bat /uecriticado en /orma precisa severa por varios de los principales columnistas de

    &gina;

    &ublicado el domingo

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    Al'unas re3e4iones so5re arte, cr*tica $ pol*tica+-ucas 6ra'asso

    &+uando +lement Greenberg caracteri(aba su actividad de crtico de arte como unode los traba!os culturales m-s $desafantes&, afrmaba, sin mucha modestia, que

    ello obedeca a que mu pocos, antes de que l, lo haban reali(ado losufcientemente bien. 7ero, inesperadamente, la autosufciencia se ensombrecaa#adiendo escpticamente, $no esto seguro de que el desa/o valga la pena&, paraterminar afrmando: es $la m-s ingrata /orma de escritura elevada que o cono(co&8Notas autobiogr$cas, 4HPJ9. muchas cosas, relacionadas con sus e'periencias en el desarrollo del arteamericano de ese entonces, aluda Greenberg con la palabra ingratitud, pero esindudable que ella mucho tiene que ver con el hecho de que, a pesar de ser quienm-s hi(o para convertir la crtica de arte en una $/orma de escritura elevada& enuna disciplina seria, nunca de! de percibir que las sospechas que siempreacompa#aron a la crtica no pudieron ser con!uradas. "o cierto es que, mientrastanto, la mala /ama de la crtica de arte ha de!ado de alo!arse en la mera sospechapara pasar a la acusacin /rontal. 6e ha podido afrmar, no hace mucho tiempo, que

    ella representa, en el conte'to general del arte contempor-neo, una situacin$caricaturesca& que ha devenido en un $galimatas absurdo& donde la carencia detodo criterio coherente es la regla 8Lean@1arie 6chaeYer, %>rt de l>ge ?oderne@l>es"ttique et la philosophie de l>art du ABCCCe siDcle E nous jours, 7aris, 4HH09. 7erola situacin de la crtica no de!a de ser parad!ica. Desde el momento en que lograacceder a la academia para convertirse en disciplina universitaria, se le reprochaque como tal no es verdaderamente crtica despierta la nostalgia de lo que algunave( /ue: crtica militante/ 7ero sta supone una en/-tica toma de posicin quenecesariamente deber- ser parcial unilateral. 6i, por el contrario, reivindica laree'in terica, lo que supone categoras de universalidad necesidad, se laacusa de permanecer a!ena a la e'periencia esttica concreta a la realidadinmediata de las obras. la inversa, en tanto militante, se la acusa de meroperiodismo, donde la arbitrariedad /alta de rigor constituen la regla.

    &&Nndudablemente la obra de Qheodor dorno es uno de los lugares centrales de lafloso/a contempor-nea donde se presentan problemas que, histricamente,pertenecen a la crtica de arte que, adem-s, constituen una ree'in sobre susmismas condiciones de posibilidad. En su ensao sobre las FhalverGandtschaften ,Walter Men!amin sinteti( la tarea de la crtica, afrmando que es la historia de lasobras la que prepara su crtica. Esta afrmacin consuma de alguna manera unaverdadera inversin, anunciada en el primer romanticismo en los albores delidealismo alem-n. ll, en medio de las relaciones entre la crtica con su ob!eto, seestablece, sin vacilacin, una idea de obra de arte como verdadero sujeto de lae'periencia esttica. 6olo si la obra es su!eto la crtica puede ser, como quera

    Men!amin, el escenario que monta la obra para su propio despliegue en el tiempo.7or este comple!o camino se adentr dorno en sus recorridos por los laberintos delarte moderno. "a crtica se presentar- siempre, en sus ree'iones, como unae'igencia de la obra misma. =+mo es posible satis/acer esta e'igencia, cmopuede cumplir la crtica de arte con lo que demandan las obras> 7reguntasindudablemente problem-ticas desde el momento en que la actividad crticaaparece, desde sus mismos inicios, sumergida en una inmensa sombra de sospechaque el mismo dorno no de! de alimentar cuando la califca de $pedantera con/ormismo&. Nnterrogar esa ingrata /orma que todava subsiste ba!o el nombrecrtica de arte en su orgenes histricos mediante la gua de las ree'iones dedorno, qui(-s pueda ser un modo de apro'imarse a los problemas centrales delarte contempor-neo.

    &&&En su conocido ensao de 4HKH %a crtica de la cultura y la sociedad constata

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    dorno que la crtica es un producto histrico surgido del proceso de emancipacinde la sociedad burguesa. +omo es sabido, el siglo ilustrado ha sido llamado tambin$el siglo de la crtica&.+rtica e ilustracin se presuponen mutuamente. +omprenderla Nlustracin como proceso posibilita comprender la gnesis del concepto crtica ,en su seno, delimitar el lugar propio de la crtica de arte.+rtica que en sus orgenes signifca !u(gar, separar, decidir, su/re una serie de

    trans/ormaciones sem-nticas a lo largo del siglo que, desde el -mbito de lainterpretacin histrico flolgica a independi(ada de la /e, se e'pande hasta llegaral cuestionamiento de las autoridades eclesi-sticas estatales, para terminarconstitundose en el inapelable tribunal de la ra(n pura. El punto de partida paracomprender la Nlustracin como proceso crtico radica, segn *osellecB, en laoposicin entre interioridad espacio privado por un lado, con el espacio pblicodominado por la legalidad del estado absolutista por el otro 8%einhart *osellecB,3rtica y crisis del mundo burgus, trad. %. de la ega, 1adrid, 4HOP9.6e trata, dicho brevemente, del proceso de emancipacin de la burguesa de laautoridad la religin en el seno mismo del estado absolutista. "a ilustracin, comoproceso progresivo de di/usin de las luces, ambiciona la iluminacin de lo pblico,es decir, la reali(acin de sus m-s ntimas pretensiones polticas que,necesariamente, deben permanecer ocultas $en la sombra de lo secreto&. El centro

    de irradiacin luminosa surge de los -mbitos privados de la especfca moralidadque rige la privacidad burguesa en su proceso de consolidacin. El hombre privadose considera a s mismo libre, en tanto slo reconoce un nico tribunal, el tribunalde la ra(n la moralidad, pero lo es e'clusivamente en su interior m-s recndito,puesto que, como tambin es sbdito, se halla sometido a la soberana poltica, esdecir al estado absolutista. 6olo es verdaderamente hombre en su interior en laes/era privada en la cual todos los espacios que dispone para el e!ercicio de sulibertad, para poder subsistir como tal, han de aparecer ante la mirada del Estadocomo polticamente neutros. "a misma e'istencia de esos espacios depende de queresulten indiferentes a los o!os del Estado, el cual, sin embargo, no puede de!ar devislumbrar en ellos , m-s aun, en la idea de $hombre& que los sostiene, unpermanente $/oco de inquietudes&. "a es/era privada, en su proceso de e'pansin,ha debido encontrar en ella misma los principios que la sustentan, principiosbasados en la racionalidad de la capacidad de !uicio radicalmente opuestos a lalegalidad soberana del estado. En otras palabras, ha debido darse su propia le,construir su autonoma.Esos principios no son otra cosa que el poder espiritual del juicio moral/ Ellos !u(ganel valor moral de las acciones pr-cticas de los ciudadanos rigen de modot-cito secreto en la society, en los ca/s, en los salones, en el mundo de los doctos losnegociantes< impera en lugares $apolticos&, bolsas de comercio, clubs, bibliotecas sociedades literarias, en todo lo que no est- subordinado a la autoridad eclesi-stico@estatal, permaneciendo a!enos e indi/erentes al car-cter ofcial de cortes, plpitos cancilleras."a le moral que rige el comportamiento privado encuentra su arma herramientaen el e!ercicio permanente de una ra(n crtica que pudo determinar el -mbito de lo

    poltico Ade la poltica como /enmeno cortesano sostenida por la decisin regia entanto principio del absolutismoA como espacio dominado por la decadencia eirracionalidad. "a conciencia ilustrada se entiende a s misma como depreciacin delo poltico, pues como conciencia privada slo e'iste en oposicin a lo pblico. Estaoposicin es la condicin de la misma idea de Nlustracin. 7ara ella lo poltico seconvierte en -mbito de corrupcin e inmoralidad, la decisin soberana, en puraarbitrariedad. 7or eso, segn *osellecB, la oposicin entre moral poltica es elpresupuesto histrico de la /ormacin del Estado moderno."a ra(n crtica que somete toda ob!etividad a las peripecias un raciocinio sin fn eslo que, segn el an-lisis hegeliano del cual deriva en ltima instancia todo el traba!oel *osellecB, defne la Nlustracin como $empresa negativa& 82enomenologa del:spritu9. "a conciencia, afrma 2egel en su impresionante articulacin entreactividad del Heist e'periencia histrica, encuentra su subsistencia en el poder

    del estado 8ella depende de la pa del estado absolutista9. "o mismo enuncia*osellecB cuando muestra que es el Estado absolutista, en tanto pone fn a la guerracivil, el que se ergue en garante absoluto de la $tranquilidad interior& , por lo

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    tanto, en condicin de posibilidad garante de la ley de la conciencia moral/ 7oreso, sostiene 2egel, la conciencia encuentra all, en el Estado, su propiasubsistencia, pero no puede encontrarse con su $individualidad!: Encuentra su $ser"en s, pero no su ser"para"s&. esto de debe a que el $obrar singular&, la especfcaactividad que confgura su identidad, est- sometido a obediencia. qu, el en"shege@liano debe entenderse no slo como lo que algo es en s mismo sino como lo

    poten@cialmente determinado< es posibilidad todava no desplegada, interioridad noe'teriori(ada, /uer(a no mani/estada, $obrar& que no alcan( an su universalidadob!etiva. Este en"s es el ncleo en que conuen todos los recorridos /uturos de laconciencia ilustrada, todos los sedimentos de su pasado todas las limitaciones desu presente."a escisin entre moral poltica es la escisin entre lo que 2egel llama Henuss desIeichtums 4taatsmacht/ 2egel, crtico de la Nlustracin, percibi crticamente loscontenidos de aquella universalidad a la que aspira la conciencia ilustrada. "acapacidad de !uicio 8la le de la conciencia moral9 que procura a todos cada uno laconciencia de s mismo que aspira al $bienestar universal en s& descansa en larique(a 8das Ieichtum9. "a rique(a es la verdadera universalidad de la $nuevasociedad& el hecho de que no satis/aga a todos es pura contingencia, es un $en@s& que se mantiene consolida slo en su aspiracin a llegar a $comunicarse a

    todas las singularidades& acceder al $goce universal&. "a rique(a es la instanciadecisiva que ilumina la oposicin entre la sustancia la esencia/ "a sustancia es lasoberana del estado, la esencia es el $obrar& 8das Jun9 que $anima mantiene al smismo anima mantiene a todos&, es decir, la actividad especfca que tienecomo fnalidad el goce potencial de la rique(a. "a Nlustracin aparecer- con eldespliegue de ese especfco $obrar& que no puede satis/acerse inmediatamente,que debe postergar sus necesidades en pro de una universalidad todava noacontecida pero reali(able. Este ob!etivo siempre di/erido encuentra un sustituto enla /ormacin cultural 8Kildung9 "a cultura es su verdadera realidad en tanto es loque le permite permanecer en su ser en"s, a!ena a la universalidad que debera serel $resultado en constante devenir del traba!o de la accin de todos del mismomodo que se disuelve de nuevo en el goce de todos&. Es precisamente la bsquedade rique(a a travs del lengua!e de la cultura que, en/rentada al poder del Estado8identifcado por 2egel con el $dspota el sacerdocio&9, se trans/orma enClustracin. Ella es $pura inteleccin! 8reinen :insicht9, raciocinio que somete todoba!o su poder e'ige comunicabilidad universal, gritando a todos cada unolleguen a ser racionales. "o que omite es la con/rontacin directa con la autoridadmediante $una e'pansin tranquila o di/usin& de las luces. +omo una especie deinfeccin las luces se di/unden paulatinamente penetran hasta el tutano del$dolo carente de conciencia& 8el Estado absolutista9 con la idea el propsito dearribar al punto, en algn momento venidero, en que, para/raseando a Diderot,$5na bella ma#ana, da un empu!n el camarada , U(asV, el dolo se cae al piso&.En sntesis, el lmite de la Nlustracin consiste, segn 2egel, en que sabe enjuiciar losustancial pero ha perdido la capacidad de captarlo/ este es el punto que interesaretener especialmente. "a pura inteleccin, el raciocinio, en!uicia todo, lo somete al

    discurrir de sus ra(onamientos, pero no tiene la /uer(a para aprehenderlo. "a ra(ncrtica ilustrada, nos dice 2egel, permanece /uera de su ob!eto. Ella, como afrma*osellecB, desarrolla $estrategias indirectas de la toma de poder& en tanto ra(nestrictamente poltica. 7ero estas estrategias mediaciones son remitidas a lose/ectos acumulativos de la di/usin de las luces que encierran una promesa deuniversalidad entendida como iluminacin total. la ra(n crtica le corresponde,como ra(n poltica desplegada, confgurar el nuevo -mbito de lo universal,instaurar un nuevo poder vinculante que responda e'clusivamente al tribunal de lara(n. +ontiene la promesa de producir su ser"para s venidero mediante lo que aes en"s. 7ero el arte no puede esperar, testimonio de la promesa, anticipa en supropia materialidad sensible lo que la poltica ha confado a la di/usin de las luces.+omo dice la carta novena de 6chiller, $habr- que abrir /uentes de cultura que semantengan /rescos puros en medio de toda la corrupcin poltica&. Es

    precisamente en este punto, en el centro mismo del la racionalidad polticailustrada, donde surgen problemas decisivos para el arte contempor-neo.

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    En primer lugar ste es el -mbito donde histricamente surge la crtica de artecomo tal. "a crtica artstica 8que inclue artes pl-sticas, teatro literatura9constitue un instrumento /undamental en el desarrollo de la Nlustracin. Ella es unaderivacin de la ra(n ilustrada en el proceso a travs del cual las institucionesprivadas emprenden la progresiva ocupacin de la es/era pblica. +uando amediados del siglo ZNNN el pblico burgus comien(a a desbordar los lmites de los

    espacios privados, apolticos e indi/erentes a la mirada estatal 8los salones, losca/s, las bibliotecas, etc.9, la crtica artstica cultural de los peridicos tiene una/uncin decisiva en el camino de emancipacin. El arte la literatura, que de!an deser monopolio de la autoridad estatal o eclesi-stica comien(an a /ormar parte deun mercado, encuentran all la posibilidad de convertirse en ob!eto de ree'ionesbasadas en aquellos presupuestos racionales donde el nuevo pblico encuentra/ormas, im-genes representaciones de sus propios sentimientos e inquietudes. la crtica de arte se le encomienda la tarea de !u(gar, guiar e'poner la capacidadree'iva contenida en los ob!etos de arte. "a capacidad de !uicio, gracias a lacrtica, ha de poder confgurarse en gusto. el gusto, como lo muestra claramenteDiderot, $padre de la crtica de arte&, depende de la virtud. $"as dos 8pintura poesa9 deben ser bene moratae 5de buenas costumbresA, es preciso que tengansentido de la moralidad&. lgo de lo que carece el desestimado Moucher sabe mu

    bien el honesto Greu(e. nte las &astorales de Moucher, donde est-n$maravillosamente& representadas pare!as de campesinos con una rique(a deropa!es en poses sensuales propias de una verdadera fDte galant, e'clama: $UucoloresV Uu variedadV =u rique(a de ob!etosV Ese hombre lo tiene todo, menosla verdadV&. Elegancia, delicade(a, galantera, sensualidad, coquetera, todo eso,por m-s seductor que resulte es a!eno a $las ideas !ustas, al verdadero gusto, a laseveridad del arte&."a crtica de arte es un modo de organi(ar el !uicio pro/ano del pblico maor deedad, de confgurar el verdadero gusto en el cual todos pueden reclamarcompetencia. +uando el arte pasa a ser a!eno e independiente a la autoridadeclesi-stica estatal se convierte en ob!eto sobre el cual todos los integrantes delnuevo pblico pueden e!ercer el derecho a !u(gar, el crtico de arte encuentra aqusu lugar propio. "a crtica de arte aparece como el e!ercicio que depende de losmismos principios presupuestos que dieron /orma al -mbito en lo cual surge. Estosignifca que el crtico de arte Acomo dice 2abermasA es al mismo tiempopedagogo orientador del pblico , al mismo tiempo, su mandatario 8L3rgen 2abermas,Listoria y crtica de la opinin p#blica, trad. . Dom[nech, Marcelo@na,4HT49.5nanueva e'tra#a pro/esin ha nacido, e'tra#a porque no go(a de la libertad esenciala toda pro/esin, no es una pro/esin en sentido estricto, es parte constitutiva deldiscurso ilustrado mediante el cual la sub!etividad de los individuos privadosempie(a a e'pandirse a tomar car-cter pblico para esa misma sub!etividad."a crtica de arte se comporta de modo que sus ob!etos adquieren sentido en tantoponen en movimiento el e!ercicio del !uicio de gusto el reconocimiento de lasvirtudes comunes al nuevo pblico. hora bien, cuando la actividad artsticaemancipada de los imperativos delncien Igime comien(a a /ormar parte de un

    incipiente mercado de arte la crtica se comporta como si ella estuviese tambinemancipada de los imperativos de la produccin el consumo, como si todavago(ara de la libertad potencial que enmascaraba la privacidad burguesa, como si setratara una es/era desprendida de la reproduccin de la vida social. "a crtica dearte, podra afrmarse para/raseando a 2egel, como hi!a legtima dilecta de laNlustracin, sabe indudablemente enjuiciar su objeto, pero carece de la capacidadde captarlo. Ella se coloca !unto al lado de su ob!eto, como la ra(n crtica ante elEstado, pero permanece abismada en las aporas de la sub!etividad, en la purainteleccin, en el rMsionerende (en1en.

    &7dorno detecta en el origen mismo de la crtica un $elemento usurpatorio&, del cualMal(ac, afrma, todava era consciente, pero que luego ha sido disimulado

    reprimido hasta caer en el olvido. El crtico era en su gnesis un mero $in/ormador&que orientaba al pblico en el mercado de los productos culturales, un simple$agente del tr-fco espiritual&, hasta que lleg paulatinamente a adquirir el car-cter

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    de e'perto en cosas de arte luego el de !ue( 8 %a crtica de la cultura y lasociedad9. Desde entonces la crtica se arroga el derecho de actuar Adeca Male enlos comien(os de la NlustracinA como $un abogado acusador o un abogadode/ensor&.+omo !ue( en cosas de arte, el crtico termina por erigirse en un verdaderorepresentante de la ra(n. Guiado por ella, cumple la /uncin de iniciar guiar al

    pblico acerca del valor signifcado de las obras de arte. l desempe#ar la /uncinde !ue(, el destino de lo !u(gado comien(a a depender cada ve( m-s estrechamentede su aprobacin o su censura se vuelve necesario, para la legitimacin de sutraba!o, algo m-s que una mera orientacin pedaggica sustentada en laautorrepresentacin, es necesario un criterio de autoridad, que e'igen lo quedorno llama $apariencia de !ustifcacin tcnica& del !uicio esttico.El crtico, en la caracteri(acin que surge del bosque!o de dorno, se erige encensor o propagandista< pero como sus !uicios slo son un producto secundario del'ito en el mercado, pueden ellos ser reempla(ados sin impedimentos por la$pedantera el con/ormismo&. 7ero estas breves defnitivas descalifcaciones noagotan el problema de la crtica, en ella dorno detecta algo no sufcientementepensado. )o se trata de de/ender la inocencia del crtico ni descalifcarlodefnitivamente, sino de percibir detr-s de su impunidad una ci/ra de la historia. "a

    crtica devino lo que es no por /alta de responsabilidad intelectual, o no solo porella, sino porque la crtica responde, sostiene dorno, a la misma dialctica de laemancipacin de la sociedad burguesa no puede sustraerse a ella sin riesgo dedesaparecer. En la medida en que la /uncin de la crtica se legitima mediante suefcacia inmediata: $se mide por su 'ito en el mercado&, lo que signifca que nopuede acceder a la comple!idad de los ob!etos culturales que, por defnicin, no seagotan nunca en su pura inmediate(. ue ella es, desde un primer momento, unproducto del mercado, no signifca que responde ciegamente a espurios intereseseconmicos, signifca que permanece prisionera del $estigma de la /alsaemancipacin&.ctualmente, afrma dorno, la crtica puede e'istir en tanto perteneciente a $esemercado de la con/usin que es el arte&.Es posible mostrar cmo el $elemento usurpatorio& que est- en los orgenes de lacrtica de arte se agudi(a an mucho m-s con el surgimiento de la pintura moderna. partir de ese momento, segn rnold Gehlen 8situado en las antpodas flosfcas polticas de dorno, con quien mantuvo una conocida polmica9, $el signifcadoque a no era claramente legible a partir de la pintura misma, se instala !unto a ellaa ttulo de comentario 8...9 incluso como charlatanera sobre arte& 8rnold Gehlen,Cmgenes de poca/ 4ociologa y :sttica de la pintura moderna, trad. L. . vars .Larque, Marcelona, 4HHK9.7ara la crtica, cuo cometido era e'plicar signifcados que a no est-n ligados a laobra, cualquier sistema de re/erencias e'traesttico resulta v-lido, porque AdiceGehlenA en defnitiva la obra permanecer- inalcan(able. "a crtica aparece, de unmodo no del todo di/erente de las ideas de dorno, encapsulada en los saturnalesde una sub!etividad perdida en sus propios laberintos. 7or eso se ha podido escribir

    sin violencia que la crtica de arte deviene $disparate&. 6in embargo este disparate,reconoce Gehlen, /orma parte de la esencia de la cosa misma, $es componentesustancial del arte&.7ara dorno, la usurpacin que la crtica perpetr en sus orgenes no puede de!ar demani/estarse como $con/ormismo estupide(&, ni de!ar de lan(arse a la bsquedapermanente de la apariencia de !ustifcacin tcnica de sus propios !uicios,despertando la sombra de sospecha que desde entonces la acompa#a."a crtica fnge una independencia que no tiene se vuelve cmplice de la culturade la cual es resultado. 6in embargo dorno sugiere, como Gehlen, que su tarea noes prescindible. Nntentar suprimir la /alsa independencia de la crtica sera como$querer e'pulsar al diablo con la auda de Melceb&, sera barbarie. Ella ocupa,parad!icamente, un lugar e!emplar. Es, como deca Greenberg, la /orma deescritura elevada m-s ingrata porque all los estigmas de la /alsa emancipacin se

    manifestan m-s claramente que en cualquier otra /orma< porque pone ante la vista,en su /racaso e!emplar, el lugar $en que el espritu roe su propia cadena&. En

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    sntesis: %a crtica ha usurpado funciones que no puede cumplir pero que tampocopuede abandonar/7ara ambos, Gehlen dorno, la crtica de arte permanece a/uera de aquello a loque debera otorgar la palabra: la obra de arte.=+mo es posible entonces una crtica de arte que pueda romper con esta condena>Esta pregunta se trans/orma en otra< en trminos de dorno< =+mo es posible una

    crtica que de!e de instalarse !unto al lado de su ob!eto arrog-ndose el derecho deinsuarle lu( reserv-ndose para ella la lu( de la que previamente ha despo!ado asu ob!eto> ?, dicho de otra manera, =+mo es posible una crtica que seaconocimiento>

    7De las muchas ob!eciones crticas suscitadas por los argumentos de 7eter M3rger ensu Jeora de la Banguardia 8ranB/urt, 4HIK9 Acuos ecos todava circulan en lateora la crtica del arte contempor-neoA pareciera que por lo menos un punto/undamental no ha sido desmentido. El mismo autor constata, en el conte'to de la(ocumenta de 0assel de 4HHI, la vigencia del concepto de vanguardia sustentado,tal como afrmaba en su obra, por el cuestionamiento de la autonoma del arte en lasociedad burguesa la necesidad de eliminar la distancia entre el arte el $mundo

    de la vida& 8%ebensGelt9. Este enunciado Aconvertido desde hace tiempo en uneslogan repetido incesantementeA implica la decisin de otorgarle al arte el poderde trans/ormar la vida subvirtiendo las e'periencias cosifcadas para poder acceder,gracias a la e'periencia esttica vanguardista, a $otra& dimensin de la e'istencia.1-s all- del hecho de que el libro de M3rger entienda las neovanguardiasposteriores a la 6egunda Guerra como una repeticin de gestos vanguardistas quecarecen del e/ecto de los originales. 1-s all- de que sea, como observara Muchlohtal ve( de un modo e'cesivo, totalmente ignorante de las pr-cticas artsticasneovanguar@distas, lo cierto es que ha establecido las condiciones de posibilidadpara la construccin de un concepto de vanguardia que no se redu(ca a una meraacumulacin de datos o a la tediosa constatacin de inuencias recprocas. 7ero noes esto lo que aqu m-s interesa< lo relevante es que, pese a su pobre estimacin dela neovanguar@dia, permite vislumbrar una nueva articulacin conceptual entrevanguardia neo@vanguardia. s como se ha podido construir una lgica de lavanguardia, tambin las e'periencias neovanguardistas que se inauguran en losa#os sesenta del siglo ZZ pueden comprenderse como movimientos dotados de unalgica propia. 6i esto es posible, entonces no pueden a ser considerados como unacontinuacin despotenciada de las vanguardias o una ruptura defnitiva con ellas."a neovanguardia se entiende de este modo en una relacin distinta con la lgicade la vanguardia< como una derivacin de aquella, pero A esto es lo decisivoA consigno simtricamente inverso/ Neovanguardia como inversin simtrica devanguardia sera entonces el movimiento que, en el espacio histrico de laposguerra, toma conciencia, despus del /racaso vanguardista, de una nuevasituacin en la que el arte no puede romper sus lmites institucionales para diluirseen la $vida& trans/ormarla. Es entonces cuando acontece la inversin< ella nos es

    otra cosa que la e'pansin de esos lmites para permitir la incorporacin de losob!etos, im-genes /ormas de la $vida& en el -mbito del arte. De este modo esposible determinar la neovanguardia como aquellos movimientos estticos queconfguran una lgica de incorporacin irrestricta de la vida en el arte. ?, dicho deotra manera, tal como dorno lo percibi claramente, el arte se vuelve conscientede la imposibilidad de romper con la idea de autonoma. "as neovanguardiasrestituen la autonoma esttica como dimensin constitutiva del arte para, desdeall, ampliar sus lmites hasta lo insospechado.En el seno de esta lgica se delimita una idea de arte entendida m-s comoabsorcin del mundo, como $integracin del mundo en la obra&, que como aquelloque Lacques %anci[re llama la $restauracin del la(o social&. "o cierto es que, apesar de cierta vaguedad terminolgica, %anci[re reconoce que el artecontempor-neo, iniciado con las neovanguardias posteriores a la 6egunda Guerra,

    obedece a $la introduccin sistem-tica de ob!etos e im-genes del mundo pro/anoen el templo del arte& 8:l viraje tico de la esttica y la poltica, 6antiago de +hile,0;;P9. Esa ampliacin de la autonoma esttica es la que actualmente sigue

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    avan(ando sobre espacios inditos aparece incorporando todo lo que aparece a supaso. El hecho de que el arte pareciera tener el derecho a decirlo todo que todopuede llegar a ser arte, incluso lo abecto, lo inhumano o los post@humano, hi(o queel cuerpo de!e de ser el ltimo re/ugio de la consistencia del su!eto, como lomuestra la irrupcin de la gentica en el arte la e'istencia de un arte transgnico.En su proceso de incorporacin irrestricto de elementos del mundo de la vida

    surgen im-genes de lo prohibido, de lo que no puede integrarse al sistemasociosimblico, lo tenebroso lo oblicuo. 6e ha observado que esta irrupcinresponde a la necesidad desesperada que tiene el capital culturalde coloni(ar eincluir en su circuito incluso los estratos patolgicos m-s e'tremos de lasub!etividad humana 86lavo! \i(B, :l espinoso sujeto, trad. L. 7ati@gorB, Muenosires, 0;;49.+omo observaba dorno, despus de las e'periencias vanguardistas $la autonomadel arte ha quedado como una realidad irrevocable&. 7ero se trataba de una curiosaautonoma, una autonoma que se revolva contra s misma, consciente de suimpotencia, una rebelin sin /uturo contra los mismos presupuestos que defnan sue'istencia. +uando llega a ser evidente, escribe dorno en 4HOO 8 Cmpromptus9 queel arte como parte integrante de la realidad social es totalmente incapa( de e!erceralgn e/ecto sobre esa realidad, nos encontramos ante aquello que probablemente

    caracteri(a lo que se llama la $neovanguardia&. 7ero ha algo m-s decisivo: en laJeora :sttica 84HOH9 constataba que esa autonoma $comien(a a mostrar sntomasde ceguera&. ho da la ceguera no es slo un sntoma. En el arte contempor-neo, en tantointroduccin de todo lo disponible en el -mbito del templo esttico soberano, esposible reconocer, a modo de construcciones hipotticas, dos fguras, ambasigualmente ciegas ante sus propios presupuestos consecuencias polticas.7or un lado la lgica de la incorporacin irrestricta, montada en una red deinstituciones, coleccionistas, medios de comunicacin, etc., se despliega indi/erentea la evaluacin crtica al an-lisis terico sencillamente porque a no sonnecesarios para la efcacia de su /uncionamiento. Este campo e'pandido del arte sevuelve indi/erente a la ree'in puede conducir a una $inconmensurabilidadestan@cadora& como afrmaba recientemente 2al oster, a la indi/erencia o, en todocaso, a una especie de nuevo ale!andrinismo. "a idea de que todo puede llegar a serarte, que a todo es posible, divulgada /undamentalmente por los traba!os derthur Danto, supone la inauguracin de una poca $artstica& de celebracin depluralismo, democracia libertad donde no ha ninguna instancia normativa quedecida lo que debe ser arte 8(espus del $n del arte, trad. E. )eerman, Marcelona,4HHH9. En todo caso, lo que queda para la crtica sera resolver di/usos problemasflosfcos, que el autor considera decisivos, del siguiente tipo: =cmo di/erenciardos obras visualmente indiscernibles> =+mo di/erenciar, por e!emplo, :l jinetepolaco de %embrandt de una obra absolutamente idntica producida por unaimaginaria per/ecta m-quina de pintar> 8%a trans$guration du banal, trad. +. 2.6chaeYer, 7aris, 4HTH9. 6urge entonces la popular tesis de que con las Krillo Koes,casi indiscernibles de sus re/erentes, todas las posibilidades del arte han sido

    reali(adas que, $de cierta manera&, la historia del arte lleg a su fn. ]nicamentela idea de un campo e'pandido del arte potencialmente tan e'tenso como latotalidad de los entes de este mundo podra llevar a una afrmacin, a fnes de losa#os H;, como la que transcribo te'tualmente: $Uu maravilloso sera creer que elmundo plural del arte del presente histrico sea un precursor de los hechos polticosque vendr-nV&. "os hechos polticos que no tardaron en venir han devuelto a estafgura del arte todo aquello que crea anticipar, pero e'actamente como cruelinversin de lo previsto por Danto. 6lo quien no se ha vendado los o!os sino que selos ha vaciado, podra actualmente creer en que lo que otrora /ue la promesapoltica del arte se reali(ar-, adem-s, democr-ticamente.7or otro lado aparece otra fgura, deducida por %anci[re de la utili(acin de losublime por "otard de ciertas ideas en la tradicin de dorno de gamben. Estafgura, que se sustenta en el /racaso de la promesa poltica del arte, confgura un

    paisa!e conocido por la crtica, el pensamiento la produccin artsticacontempor-nea. El arte es concebido como $testimonio de la cat-stro/e infnita&,inmemorial e interminable. Qodas las promesas de emancipacin se han convertido

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    en su opuesto absoluto: en mentira, crimen infnito e'terminio organi(ado. estosltimos slo pueden ser estticamente presentados como lo irrepresentable, loprohibido lo imposible< como un estado de e'cepcin permanente que apela a lasalvacin mesi-nica proveniente desde a/uera o desde el /ondo mismo de lacat-stro/e. 6e inaugura de ese modo lo que %anci[re llama una $dramaturgiaindita del mal&. El arte slo puede e'istir como dramaturgia del abismo originario,

    como presentacin de lo traum-tico sin fn en lo cual solo cabe el traba!o del duelointerminable 8%a divisin de lo sensible, trad. . ern-nde( "era, 6alamanca, 0;;09.Esta fgura del arte presenta el mal como trauma irreparable tiene como resultadola disolucin del arte en lo absoluto de la cat-stro/e. 7ero, ob!eta %an@ci[re,cat-stro/e es precisamente signo de indistincin, la ceguera del arte nada distingueen la noche del mal termina por presuponer una comunidad homogneaindi/erenciada, es decir, no poltica. El arte, que crea haber encarnado en s mismouna radicalidad poltica sin concesiones, ignora las derivaciones polticamente m-scatastrfcas del mal por l asumido, puesto que el trauma irreparable no es otracosa que ese $trmino de indistincin& llamado terror, ante el terror generali(ado,afrma %anci[re, se ergue la indistincin de la $!usticia infnita&."a autonoma del arte, el espacio donde alguna ve( la conciencia burguesa installa $promesa de /elicidad&, que aun conservaba en el arte moderno, como mostr

    dorno, la di/usa conciencia de una $promesa quebrada&, se ha convertido en uncampo e'pandido de di/usin esttica donde pareciera que cabe slo celebrar laproli/eracin indi/erente, o en un campo para la presentacin del mal absoluto a laespera de redencin.

    &7$)inguna autntica obra de arte 8...9 se ha agotado nunca Aha agotado nunca su seren@s@en s misma&, escribi dorno en 3rtica cultural y sociedad. agrega, lasobras siempre se han negado a quedarse en $la culposa cone'in con la vida que sereproduce ciega duramente&. Ellas han insistido siempre en la $autonoma en laindependencia&, que no es otra cosa que $el divorcio con el reino de los fnes&.nte estas afrmaciones cabe ho /ormularse algunas preguntas: =puede el artemantener su ser en"s en medio de una cultura que, como mostr incansablementeel mismo dorno, ha agotado sus posibilidades desde el momento en que ennombre de la emancipacin de todo dominio se trans/orm en instrumento de lam-s despiadada dominacin> =7uede el arte negarse a la $culposa cone'in& con laciega reproduccin de la vida, cuando premeditadamente la ha incluido comomaterial de su propia confguracin> ?, dicho de otro modo, =puede la crtica dearte, ba!o estas condiciones, otorgarles la palabra a ob!etos cua misma e'istencia$artstica& ha sido puesta en cuestin> 7robablemente estos interrogantes noobtengan una respuesta< no obstante, ellos conuen en una ltima pregunta en laque comparece la misma posibilidad de e'istencia del arte. se trata de unapregunta, que a pesar de todo, permanece en pie, de unapregunta absoluta.En 4H0; un $persona!e prodigioso& por su saber, $padre /undador& de la moderna2istoria del arte como cuenta Didi@2uberman 8(evant l>image9, ErXin 7ano/sB

    escribe el ensao :l concepto de 0unstGollen. El traba!o del !oven erudito de2amburgo est- todava atravesado por una radicalidad flosfca que no dudaba eninvocar la violencia de la interpretacin heideggeriana como patrimonio de sudisciplina, en un tiempo anterior a las trans/ormaciones impuestas por el e'ilio undiscurso universitario adaptado a las necesidades pedaggicas de un pro/esor7rinceton. El ensao comien(a as: $7ara la ciencia del arte es al mismo tiempo unabendicin una maldicin que sus ob!etos reclamen necesariamente la pretensinde ser aprehendidos por nosotros de otra manera que solo histricamente&. 5ntraba!o solamente histrico, a sea que se interese por la /orma o por el contenido,no e'plica !am-s el /enmeno $obra de arte& sino que opera a partir de tal o cual tal/enmeno, pero !am-s accede a una $/uente de conocimiento de orden superior&.Dada una $representacin pl-stica&, e'plica 7ano/sB, se puede establecer una lneaiconogr-fca, estudiarla a partir de la historia de la tipologa, desde el conte'to

    epocal o desde el punto de vista de la personalidad artstica. 7ero todo esto noe'plica !am-s el /enmeno obra de arte. "o que se obtiene es solamente, un $gran

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    comple!o general de realidades a estudiar& en el cual toda determinacin se referea otra determinacin se constata que cada cosa remite a otra cosa. 6e trataentonces de acceder, /uera de la circularidad en la que todo /enmeno se e'plicainfnitamente por otro /enmeno a $un punto de rqumedes&, de $f!ar la situacin la signi$cacin absoluta de esas mani/estaciones&.? sea que eso que se puede llamar arte es lo que no agota su en"s en el $gran

    comple!o& de realidades histricas, psicolgicas, iconogr-fcas, biogr-fcas, etc., loque debe obtener una signifcacin absoluta porque se suelta de todo aquello queindudablemente estuvo presente en el momento de su nacimiento, pero lotransfgura absolvindolo. "a absolucin, lo absoluto, no alude a ningunatrascendencia esotrica, sino al hecho de ser aquello que es, pero donde todo est-de una manera di/erente de lo que se de!a determinar $slo histricamente&. esoes una bendicin porque indica que no se trata de cualquier ob!eto histrico. 6etrata de una especfca historicidad que e'ige un conocimiento /uera de larelatividad del crculo vicioso de la causalidad. En trminos de 7ano/sB, el arte caenecesariamente en el -mbito de $la teora del conocimiento&. 7ero es tambin unamaldicin porque introduce en la investigacin un $sentimiento de incertidumbre de dispersin di/cilmente soportable& provocado por el hecho de que la ree'interica lleva a resultados que, o no son compatibles con la $seriedad de la actitud

    cientfca& Aes decir con los criterios historiogr-fcos de la disciplina Listoria delarteA, o que atacan el $valor que da a la obra de arte individual el hecho de sernica&, es decir, el riesgo a subsumir la particularidad esttica en la universalidaddel concepto. +mo lograr un espritu flosfco crtico que sin soslaar la arduatarea que e'ige la documentacin pueda, en la terminologa de 7ano/sB,$aprehender los /enmenos artsticos trascendiendo el estado de lo /enomenal&,acceder a la signifcacin absoluta."a pregunta con la que un ob!eto de arte interpela a quien lo ha recorrido es: =ques esto> =qu quiere decir> 7regunta que, volviendo sobre s misma, se trans/ormaen: =es esto verdad> Esta ltima es, dice dorno en la Jeora esttica, la preguntapor lo absoluto, por lo incondicionado.Esto que se o/rece como arte, =sigue siendo an arte> "a pregunta quiere reteneraquello que en su llegar a ser ha absuelto las condiciones de posibilidad quealumbraron su e'istencia, que se ha soltado del /undamento que lo sostuvo algunave( como cosa producida e'perimentable de tal o cual modo, es decir, de todoaquello que se reproduce ciega duramente. "a pregunta presupone la e'istenciade algo que es, indudablemente, resultado mediado por todas esas condiciones,pero se suelta de ellas, se derrumba en una pura inmediate( e inaugura, an enmedio del sin sentido generali(ado, una sugerencia de sentido en todo di/erente, un-mbito donde todo es de otra manera. "a pregunta absoluta es el lugar propio de laautonoma del arte en el momento histrico en que, como reconoce 2al oster, ano ha ninguna tradicin autnoma que subvertir 8(iseo y delito, trad. . Mrotons1u#o(, 1adrid 0;;K9.6i solo en el cora(n de la pregunta absoluta /ermenta la posibilidad misma delarte, las palabras de 7ano/sB, ledas en el conte'to del arte contempor-neo,

    cobran una nueva dram-tica resonancia e iluminan la apora que atraviesa a lacrtica de arte.$7ara la 8crtica de arte9 es al mismo tiempo una bendicin una maldicin que susob!etos reclamen necesariamente la pretensin de ser aprehendidos por nosotrosde otra manera que solo histricamente.&

    Estas re3e4iones retoman $ continan al'unos pro5lemas presentados en1889 en el ensa$o Es posible la crtica de arte?

  • 7/24/2019 Confines (Seleccion)

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    El %er5o e4propiado por el capital pri%ado+-e:n ;o 7ara poderde!arnos sin alimentos los media tuvieron previamente que de!arnos sin palabras.7ara decirlo brevemente: el golpe de Estado medi-tico de los grandes due#os de latierra habra sido imposible sin el poder de los grandes due#os de los media.Qodos discuten si /ue o no /ue un golpe. "o importante, creo, es que el /antasma deun golpe de Estado, real o /antaseado, es lo que el poder de los medios necesitadespertar para que nuevamente los habitantes se rindan a las /uer(as del mercado.uelven a suscitar otra ve( el /antasma del terror represivo desde aquellos queestaban en el estrado gualeguachino: la 6ociedad %ural, +arbap, +oninagro, lanueva peque#a burguesa de la ederacin graria , como si /altara algo paracerrar esta pastoral poltica que a haba ubicado a la derecha a una mu!er dei(quierda, lo inesperado: un cura paisano desde este e'tra#o plpito implorando auna nueva fgura sagrada, a la irgen Gaucha, re(ando todos !untos un 7adre)uestro Amientras le e'traen a la Qierra 1adre todos sus nutrientes hasta de!arlae'haustaA. Eso s: ningn $negro& traba!ador en negro los acompa#aba.Este golpe de $los due#os de la tierra& Ae'presin acu#ada por David i#asA nohabra sido posible sin el apoo cmplice monoplico de los media. El monopoliodel poder medi-tico /ue primero aliado de la dictadura genocida, !unto con el podereconmico el religioso. liado que sirvi, sigue sirviendo, para desactivar elespacio corporal sub!etivo de la ciudadana: impedir que pueda tomar conciencia

    cuerpo sobre la verdad de lo que nos pasa. 6on el instrumento de la $dictaduradel saber nico& en el del dominio econmico poltico de la globali(acinfnanciera. 6on los que han ido modelando la conciencia el imaginario, las pocasvalencias libres que el pavor del genocidio haba de!ado disponibles en los su!etosaterrados de la ciudadana."os que valoramos a la palabra como e!ercicio privilegiado de una actividad deintercambio social por e'celencia, que se defne como $el habla&, la $lengua& o $elpensamiento&, base de la humani(acin que defne nuestro ser o no ser hombres,hemos sido despo!ados de su uso social hemos sido e'cluidos del espacio pblico.)os han limitado, ante el avance tcnico de las comunicaciones, a e!ercerla slo enlos -mbitos restringidos abiertos hace siglos por la gala'ia Gutenberg: a los libros a las revistas especiali(adas que slo son legibles para un pblico minoritario. Enpocas palabras: hemos sido e'propiados e'pulsados del espacio social pblico,

    nos han despo!ado del derecho humano de la e'presin escrita o hablada. Es comosi todos debieran leer un nico libro: el que ellos escriben. "a verdad circula slo porlo que ellos permiten que se e'prese sus empleados Aperiodistas se llamanA

  • 7/24/2019 Confines (Seleccion)

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    repiten o dicen lo que el patrn les manda: en los media ha triun/ado la dictaduradel propietariado.El papel de los $intelectuales&. =Es posible que la universidad argentina, donde seelabora el saber $ob!etivo& $cientfco& del conocimiento Ael saber de losargentinos sobre nosotros mismosA, no tenga ni un canal de Q para di/undir, encada caso, un $saber& verdadero sobre cada circunstancia poltica, econmica,

    tcnica social que es su /uncin pedaggica innegable> =Debemos seguiraceptando que la /uncin pedaggica para las grandes maoras haa sidodelegada en los grupos fnancieros que la organi(an en provecho propio desde losmedia> 6i recha(amos la privati(acin de la ense#an(a por sectaria Aque /ueavan(ando sobre todo luego de los golpes militares econmicosA, =podemosaceptar que el espacio pblico de la comunicacin social siga e'propiado por elcapital privado>)o se trata entonces slo de salir a decir que la tierra /orma parte de un todo m-samplio que es la nacin misma. 2abra que decir tambin que el $espacio& de losmedia es propiedad de la nacin, de esa misma tierra etrea por donde lacomunicacin circula, que tambin su soberana nos /ue e'propiada por lossucesivos golpes militares econmicos. El golpe econmico del campo se apoaen la supervivencia, sobre la estela del golpe militar del IO: la amena(a del hambre

    se inscribe en la misma lnea moral g