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¿CÓMO DEMONIOS PASÓ ESTO?Lysandro estaba rojo como una fresa madura, hasta el albo cabello lucía como si tuviese destellos rosáceos. -En verdad Lysandro, voy a perforar tu libreta, le voy a poner una cadena y te la colgaré al cuello. Es la enésima vez que te ayudo a encontrarla- dije con un tono de voz fastidiado y meneando la negra y estropeada libreta frente a él. El hermoso rostro del chico pasó de avergonzado a completamente serio. -No mal entiendas Lys, no me molesta buscar tu bendita libreta, es sólo que no entiendo qué hacías para encontrarla antes de que yo llegara a este instituto, y no quiero ni preguntar qué harás si es que llego a cambiar de escuela. El cuerpo de Lysandro se tensó de forma casi imperceptible, si no lo conociera tan bien, no hubiese notado nada. -Entonces piensas dejarm…dejarnos…es decir, dejar la escuela- comentó en voz baja y tono frío el albino. -No, este lugar me encanta, siempre hay algo nuevo por hacer, aunque el buscar tu libreta se está convirtiendo en algo así como rutinario- terminé, entregando el cuadernillo al chico con look victoriano. -Te estoy muy agradecido, bella dama- dijo Lysandro y acto seguido tomó mi mano, depositó un furtivo beso en ella y se retiró. Solté un largo suspiro y me dirigí al gimnasio. Boris, que ahora era nuestro profesor de educación física, había tenido la genial idea de que las chicas sostuviéramos un encuentro de volibol. Lo cual considero

Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

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Lysandro pierde algo tan importante, que Sucrette teme ser torturada por ello.Una obra de teatro y una cita serán las protagonistas de la noche

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Page 1: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

“¿CÓMO DEMONIOS PASÓ ESTO?”

Lysandro estaba rojo como una fresa madura, hasta el albo cabello lucía como si tuviese destellos rosáceos.

-En verdad Lysandro, voy a perforar tu libreta, le voy a poner una cadena y te la colgaré al cuello. Es la

enésima vez que te ayudo a encontrarla- dije con un tono de voz fastidiado y meneando la negra y estropeada

libreta frente a él.

El hermoso rostro del chico pasó de avergonzado a completamente serio.

-No mal entiendas Lys, no me molesta buscar tu bendita libreta, es sólo que no entiendo qué hacías para

encontrarla antes de que yo llegara a este instituto, y no quiero ni preguntar qué harás si es que llego a

cambiar de escuela.

El cuerpo de Lysandro se tensó de forma casi imperceptible, si no lo conociera tan bien, no hubiese notado

nada.

-Entonces piensas dejarm…dejarnos…es decir, dejar la escuela- comentó en voz baja y tono frío el albino.

-No, este lugar me encanta, siempre hay algo nuevo por hacer, aunque el buscar tu libreta se está

convirtiendo en algo así como rutinario- terminé, entregando el cuadernillo al chico con look victoriano.

-Te estoy muy agradecido, bella dama- dijo Lysandro y acto seguido tomó mi mano, depositó un furtivo beso

en ella y se retiró.

Solté un largo suspiro y me dirigí al gimnasio. Boris, que ahora era nuestro profesor de educación física, había

tenido la genial idea de que las chicas sostuviéramos un encuentro de volibol. Lo cual considero

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extremadamente peligroso…para mí. Jamás atino a golpear el balón, y por el contrario, el balón siempre

encuentra el camino y ángulo exacto para golpear alguna parte de mi cuerpo, siendo la cabeza su preferida.

Casi corría pues estaba llegando tarde y aun no me ponía el maldito pants, cuando de pronto escuché una

voz que me llamaba. Al instante volteé para ver quién era y grande fue mi sorpresa cuando lo descubrí.

-¡Honey Sucrette!- volvió a llamar el apuesto hermano de Lysandro.

Oh no, no podía ser cierto. Dos panoramas se abrieron ante mis ojos: Gastar todo el día en hacer que Leigh y

Rosalya se contentaran; o utilizarlo en encontrar a Lysandro, lo que muchas veces era más difícil que localizar

su libreta.

A punto estuve de fingir que no lo había visto, pero mi maldita conciencia me gritaba que no lo hiciera,

también quería ignorarla, pero al final ganó mi buena voluntad…o mi estupidez…da igual.

-Hey Leigh, que gusto, qué brisas matutinas te trajeron por estos rumbos- le dije con una sincera sonrisa.

-Hola Sucrette, ¿cómo has estado? La verdad es que necesito la ayuda de alguien, y recordé que la última

vez fuiste muy buena y dulce al ayudarme con lo de Rosalya- dijo el chico con apenada voz.

Oh Dios, ¿por qué éste no era desmemoriado como su hermano?

-Sí, yo también lo recuerdo…y… ¿en qué te puedo ayudar esta vez?

-Bueno, verás, mañana en la noche Rosa y yo celebraremos nuestro aniversario; después de que la obra

haya terminado, por supuesto.

-Que bien, entonces la llevarás al teatro primero.

Leigh me miraba un tanto desconcertado.

-No Sucrette, me refiero a la obra que ustedes van a representar mañana para la clase de Literatura.

-¿Es mañana?- pregunté de forma torpe y sorprendida.

-Pues por lo que me ha comentado Rosalya, así es- dijo el chico de románticos cabellos oscuros, con una

sonrisa.

-Me pregunto en qué mundo vivo- comenté más bien para mí.

-Jajajajajajajajaja, eso es algo que sólo tú podrías responder- contestó Leigh viéndose muy divertido. La

verdad es que nunca lo había escuchado reír de aquella forma.

-Eres muy simpática- me dijo - Ahora entiendo por qué Lysandro habla siempre de ti.

¿Eh? ¿Lysandro habla de mí con su hermano?

-Bien, te estaba diciendo que mañana es nuestro aniversario. El problema es que todavía no termino los trajes

para la obra, les faltan algunos detalles y no tengo tiempo para impedir que Rosalya ponga la tienda y mi casa

de cabeza, buscando su regalo. Ella puede llegar a ser un poco persistente.

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Eso yo lo sabía bastante bien.

-Entonces pensé que para contenerla un poco, dejaría una parte del regalo en la tienda y otra en un lugar

diferente.

-Y entonces dime, Leigh, cómo entro yo en todo esto- dije en tono de pregunta, aunque presentía lo que se

me venía encima.

-Te pido por favor que seas la guardiana del regalo de Rosalya. Rosa buscará por todas partes, pero nunca

sospechará que tú lo tengas.- dijo Leigh con tono suplicante.

Sólo hasta ese momento reparé en el pequeño paquete que llevaba en una mano; era una caja de cartón de

tamaño pequeño.

-¿Eso es el regalo de Rosalya?- pregunté con duda y miedo, porque no quería saber qué la pasaría a Leigh

cuando mi amiga viera la rústica cajita.

-Oh no, esta vulgar caja es sólo para disimular y no llamar la atención de Rosa. El regalo real, está dentro de

ella.

-Ok, déjame ver si entendí bien. ¿Quieres que yo cuide la caja, donde se encuentra el regalo de aniversario

para Rosalya?

-Exacto.

-Y lo debo resguardar hasta que me lo pidas mañana, cuando termine la obra.

-Emmm, eso no es tan exacto. Realmente me gustaría y te agradecería infinitamente, si pudieras llevar la caja

a mi tienda de ropa. Porque planeo entregar ahí el regalo a Rosalya para que después lo luzca en el lugar a

donde la llevaré a cenar y bailar.

¡Vaya sorpresa!

-¿Tú bailas?- dije muy sorprendida.

-Sí, pero sólo vals y música tranquila y romántica.

Bien, algo negativo tenía que tener. Bueno, el cuidar una cajita no me metería en ningún problema, verdad.

-Muy bien, entonces termina la obra, salgo corriendo a tu tienda; tengo dos pequeñas dudas…cómo entro a la

tienda y dónde dejo la caja.

-Rosalya y yo tendremos que recoger los trajes, así que te daremos un buen margen de tiempo. La caja la

dejas en el mostrador, junto a las velas que estarán encendidas y le daré las llaves de la tienda a alguno de

los chicos para que te las haga llegar…obviamente no será a mi hermano. Éstas me las puedes dejar junto a

la caja registradora.- terminó Leigh con voz de disculpa hacia el defectito de su hermano.

-De acuerdo- dije estirando la mano para que Leigh me entregara el paquetito.

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-Oh, casi lo olvido, antes de dejar la caja sobre el mostrador, ¿podrías sacar lo que está dentro y deshacerte

de ese horrible pedazo de cartón?- terminó Leigh y depositó la caja en mis manos.

-Claro, por qué no. Bueno te dejo, que llego tarde al partido de volibol- le grité mientras corría al gimnasio.

“¡Muchas gracias, Honey Sucrette!” Alcancé a escuchar el sincero agradecimiento de Leigh. No me gustaba

que me llamaran por mis dos nombres, pero él los hacía sonar maravillosamente.

Entré corriendo al lugar donde ya se encontraban todas las chicas, al parecer Boris había puesto una rutina

de calentamiento. Boris se acercó a mí.

-Linda señorita, te suplico que cambies tus ropas inmediatamente, el partido está por comenzar.

-Sí, sí, ya voy.

Corrí a los vestidores de chicas y me cambié lo más rápido posible, no sin antes revisar que todos los

armarios estuvieran vacíos…después de todo…si yo lo había hecho…

Cuando estuve lista guardé la caja en la bolsa de mi chamarra, por ningún motivo dejaría ese paquete fuera

de mi vista o lejos de mí.

Al salir de los vestidores lo último que vi fue un balón dirigiéndose a toda velocidad y directamente a mi cara.

Fuera.

Escuchaba voces muy lejanas, como murmullos.

-Pero no fue culpa mía, ella se atravesó cuando hice mi mejor saque- escuché la fingida voz aniñada de

Amber.

-Por favor Amber, todas vimos cuando dirigiste el balón directo a Honey- esa era Kim.

-No suelten a Rosalya- la voz de Alexy sonaba entre divertida y preocupada.

-Yo sólo digo que si quitan el pantalón y la playera, es posible que se recupere más rápido, entre más fresca

mejor, ¿o no?- asombrosamente Armin sonaba divertido

“TRASH”

-¡Auch!- ese también fue Armin.

-¿Por qué nunca encontramos a la enfermera cuando la necesitamos?- Nathaniel se escuchaba realmente

preocupado.

-Mira quién lo dice- susurraron varias voces al mismo tiempo.

-¿S-se e-encon-contrará b-bien?- comentó muy bajito Violeta.

-No te preocupes Violeta, al parecer sólo tiene un pequeño chichón en la cabeza…Rosa… ¿puedes quedarte

en paz? El que golpees a Amber no resolverá nada- la voz de Lysandro tenía un tono mucho más frío que de

costumbre.

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-Y tampoco le quiten la mano de la boca. Mmmmm, pues sí, al parecer sólo es un chichón y en la cabeza,

porque en otro lado, no veo nada de nada- no podía ser otro que el estúpido de…

-¡CASTIEL!- gritaron todos.

-¡Maldita sea Rosalya. Me has mordido!- dijo Kentin con voz dolorida.

-¡Eres una estúpida Amber, esto lo vas a pagar! Suéltenme par de mmgdhh- al parecer alguien había vuelto a

tapar la boca de mi amiga.

-Oh esto es demasiado, me voy, Li y Charlotte deben estar esperando en el gimnasio- dijo Amber y escuché

un portazo.

-Esta chica es única, desde que llegó me ha proporcionado el mejor material de mi vida- oh sí, esa era…

¡PEGGY!- volvieron a gritar todos.

-Que poco espíritu periodístico tienen- farfulló el intento de reportera.

Escuché cómo se abría la puerta.

-Buscamos a la enfermera y no se encuentra por ningún lado- dijo Iris

-Y la directora salió a una junta en otro instituto y se llevó al señor Farrés con ella- comentó Melody.

-A-ja, sí, una junta…junta de omblig…

-¡CASTIEL!- Otro grito generalizado.

-Castiel, haces el favor de ponerte frente a la puerta para que Rosa no salga corriendo en busca de Amber-

ok, eso me pareció más una orden que una petición, de parte de Lys.

-Sí, sí, ya está.

Al momento percibí el delicado olor del carísimo perfume de mi amiga. Sus manos me tocaron una mejilla.

Muy bien, hora de abrir los ojos.

El primer intento no funcionó, tal vez el segundo…

-Hey, parece que ya va a despertar- dijo Nathaniel con voz aliviada.

Por fin pude abrir los ojos, mi visión era borrosa y al parecer triple.

-Jajajajaja, te sienta bien hacer bizcos- se burló Castiel.

Todos lo fulminaron con la mirada.

-Ok, no dije nada- comentó levantando las manos en son de paz. Se encontraba recargado en la puerta de la

enfermería.

Todos se acercaron a mí, que al parecer estaba acostada en una de las pequeñas camitas que había en el

lugar. La cabeza me dolía y la nariz también. Por fin pude enfocar correctamente; todos tenían cara de

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preocupación…todos menos Karla, que estaba en un rincón con cara de pocos amigos…y al parecer Castiel

no le quitaba la vista de encima.

-¿Karla?- dije sin entender qué demonios hacía ella aquí.

-Sí, sí, hurra que bien, ya despertaste, estás viva, yo me retiro- dijo sin mucho ánimo.

-Yo igual, dijo Castiel, tengo mejores cosas en que entretenerme- Y salió inmediatamente después que Karla.

-Hasta yo entendí que eso fue realmente extraño- dijo Armin rompiendo el silencio.

Todos me preguntaban si estaba bien, que cómo me sentía, si necesitaba algo. Cuando se dieron cuenta que

realmente no me había pasado gran cosa, empezaron a marcharse. Sólo Rosalya y Alexy se quedaron. Traté

de sentarme pero todo me daba vueltas.

-Cuidado Honey, el golpe fue muy fuerte y aparte del balonazo te pegaste al caer al suelo. Esta vez esa

maldita rubia llegó demasiado lejos.- dijo Rosalya tratando de hacer que me recostara nuevamente.

-Estoy de acuerdo, Amber se pasó y necesita una buena lección, sin embargo ahorita lo importante es que te

encuentras bien. Porque estás bien, verdad Su- dijo Alexy con un poco de duda en su voz.

-Eso creo,- dije haciendo un nuevo intento por sentarme, lo logré y esta vez no había mareos -pero creí que

estaba alucinando cuando vi que Karla se encontraba aquí.

-Sí, nos pareció sospechoso cuando llegó preguntando si estabas bien, primero pensamos que venía a

apoyar a Amber, pero sólo se quedó parada en un rincón, sin decir nada- comentó el chico peli azul.

Después se dedicaron a contar lo que había sucedido. Al parecer, Amber no disimuló nada las intenciones de

querer golpearme con el balón, pero las chicas nunca imaginaron que tendría buena puntería. Cuando vieron

que caí noqueada por el golpe, todas corrieron a auxiliarme. Iris y Melody fueron inmediatamente a buscar a

la enfermera y la directora. Alexy que pasaba por ahí en ese momento corrió a buscar a los chicos. Lysandro

y Castiel fueron los primeros en llegar, seguidos por los demás. Como vieron que Iris y Melody no aparecían

decidieron llevarme ellos mismos a la enfermería. Castiel había ido a conseguir hielo.

En palabras de Alexy, “Lys te tomó suavemente en sus brazos y te trajo hasta aquí, te depositó con sumo

cuidado en la cama y rozó tu mejilla con una de sus manos”. En palabras de Rosalya, “El imbécil de Kentin

me estaba deteniendo, porque quería matar a esa arpía”. Y Nathaniel arrastró a Amber para que se hiciera

responsable de sus acciones. Violeta, Kim, Armin y Alexy se turnaban para sostener el hielo, envuelto en un

pedazo de tela, sobre mi cabeza.

Rosalya se despidió y salió volando para terminar unos detalles en el auditorio del instituto. Ahí se llevaría a

cabo la dichosa representación.

Los recuerdos inundaron mi mente. El señor Farrés estaba sustituyendo a la profesora de Literatura, y como

no tenía idea de qué temas estábamos estudiando, decidió que sería genial que representásemos una

obra…inédita. Escrita por los alumnos. Kim, Melody y Charlotte se ofrecieron para hacer el guión, y lo

terminaron muy rápido. Amber, en sus sueños de grandeza, convenció al señor Farrés y a la directora de que

sería una estupenda idea que nos juntaran a todos los grupos, que la representación fuera en el auditorio en

Page 7: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

lugar de un aula y que hubiera luces, escenario, vestuario y toda la parafernalia que se utiliza para esas

cosas. Y por supuesto que se invitaran a otras escuelas para que fueran testigos de su enorme talento. La

suerte estaba de lado de Amber, ella había obtenido, muy sospechosamente, el papel principal. El

protagónico masculino había quedado en manos de Kentin, para enojo de la rubita. Violeta y Castiel quedaron

empatados, así como Iris y Lysandro. Alexy y Rosalya quedaron a cargo del escenario y vestuario. Armin y yo

manejaríamos las luces y el sonido. Li y Karla eran maquillista y peinadora. Nathaniel el director de escena y

Peggy la encargada, obviamente, de las fotos, promoción y todo eso. Otros alumnos estaban a cargo de

papeles secundarios y cosas varias.

Alexy me sacó de mis pensamientos.

-Toma Su, te quitamos los tenis, calcetas y chamarra, para que te mantuvieras fresca- dijo con una sonrisa mi

amigo de cabellos azules.

Chamarra…chamarra… ¡Por Dios, el paquete! Revisé las bolsas de mi chamarra y no había nada.

Me puse apresuradamente calcetas y tenis, para salir poco menos que volando hacia el gimnasio…con Alexy

pisándome los talones.

Llegamos y buscamos por todos lados.

-Me podrías decir al menos qué es lo que buscamos- preguntó divertido Alexy.

Le expliqué todo.

-Rosalya te matará si no encuentras ese paquete- sentenció Alexy.

-Lo sé- dije con voz llorosa.

-Ahora entiendo por qué tu chamarra pesaba más de lo normal- comentó pensativo el chico.

-¿Eh, tú tenías mi chamarra?

-Sí, fui yo quien te la quitó y puso bajo tu cabeza, cuando Lysandro te levantó la tomé de nuevo y la dejé en

una silla de la enfermería.

-¿Y todavía pesaba de más?

-Así es, Violeta me pasó su chamarra cuando fue su turno de sostener el hielo, y fue cuando me llamó la

atención la diferencia de pesos, la tuya la puse en la silla y regresé la suya a Vi.

Regresamos corriendo a la enfermería, al parecer nadie había entrado desde que salimos, buscamos por

todas partes y nada. Yo estaba empezando a entrar en pánico. Alexy decidió que le contásemos a su

hermano para así ser tres los que buscaran.

-Rosalya te va a matar- dijo Armin.

-Dime algo que no sepa- contesté.

-Bueno, te va a torturar de forma salvaje y lo va a disfrutar un montón- respondió el chico de azules orbes.

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Cuando les estaba describiendo el tamaño exacto del paquete, alcancé a ver que Castiel nos observaba a la

distancia y sonreía de forma altamente sospechosa.

-Ese hijo de….- me dirigía entre furiosa y aliviada hacia donde se encontraba el pelirrojo, cuando escuché

unas voces salir de una ventana. Me acerque sigilosamente.

-Y dices que era una caja de cartón…-dijo la odiosa voz de Amber.

-Sí, te lo juro Amber, en cuanto vi que salía algo del bolsillo de la chamarra de Sucrette, imaginé que te iba a

gustar mucho tenerlo, pero Alexy me ganó y le quitó la chamarra para ponerla bajo su cabeza. Luego cuando

fui a la enfermería, por fin pude tomarla, pero Castiel se dio cuenta y no dejaba de vigilarme, al salir, me

siguió y me dijo que fuera buena chica y que le entregara lo que había tomado. Aunque más que una petición

fue una amenaza- la voz de Karla se escuchaba furiosa.

Así que después de todo Castiel sí tenía el paquete en su poder.

-Y dime, cómo era la caja, linda, lujosa- preguntaba Amber.

-Oh no, nada de eso, era una simple caja de cartón, pero imaginé que habría algo dentro, y lo confirmé por su

peso.

-Ay Karla, me has hecho perder el tiempo, seguramente era algo feo y barato- al parecer Amber estaba dando

por terminada la plática.

Corrí hacia donde se encontraba Castiel.

-¡Devuélvelo!- dije en cuanto lo tuve frente a mí.

-Hola, qué tal, también me da gusto verte- dijo malhumorado

-Escucha amigo, no tengo tiempo para tus estúpidos estados de humor, devuelve el paquete ya.

-¿Es una orden? Por si no lo recuerdas…odio recibir órdenes- dijo Castiel masticando las palabras.

-Por favor Castiel, dame el paquete- dije enojada.

El chico se acercaba peligrosamente a mí, así que no me quedó más que retroceder, hasta que choqué

contra un muro. Castiel me acorraló apoyando sus manos contra el muro, a cada lado de mi cabeza, pegó su

cuerpo al mío y bajó la cabeza hasta posicionarla al mismo nivel que la mía.

-Y yo qué gano si te devuelvo lo que te hace correr tan graciosa y tontamente de un lado a otro- susurró muy

cerca de mis labios.

-Ganarás el que no arrastre tu cuerpo por toda la escuela- dijo una voz bastante alterada.

Al mismo tiempo un brazo se interponía entre Castiel yo, y antes de que el chico peli pintado pudiera

reaccionar, Kentin lo tenía inmovilizado aplicándole una extraña llave.

-Devuelve a Honey lo que robaste- dijo Kentin bastante enojado.

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-No lo tengo- contestó Castiel.

-No te creo- respondió Kentin.

-¡Eh, ustedes dos, detienen esto en el acto!- intervino la voz de Nathaniel.

Genial, más involucrados. Armin y Alexy ya se encontraban también en el lugar. Ellos fueron los que alertaron

a Kentin.

-No voy a soltar a esta rata inmunda hasta que regrese a Su lo que le ha robado…y se disculpe por tratar de

besarla sin su consentimiento- contestó Kentin

Nath se veía furioso.

-Que no he robado nada, maldita sea- apenas pudo decir el chico pelirrojo, ya que respiraba con dificultad.

-Castiel…ya sabía que terminarías mal, pero tenía la esperanza de que fuera hasta que salieras del instituto-

dijo Nathaniel con voz ronca.

-¡Con mil demonios, que no es lo que piensan!- argumentó Castiel.

-Me explican en este momento qué es lo que está pasando- la voz de Nath no dejaba cabida a una negativa.

-Primero podrían decirle a este soldadito de plástico que me suelte o se va a arrepentir el resto de su patética

vida- pudo decir Castiel, visiblemente furioso por la situación en la que estaba.

-No así estás bien. Quiero la explicación, ya.- respondió Nath.

Y nuevamente expliqué todo. Kentin ya había soltado a Castiel.

-Sería divertido ver cómo corres tratando de escapar de las garras de Rosalya- rió Castiel.

-Deja de ser tan imbécil y regresa el paquete- dijo Nath.

-Oh si no…qué, delegadito de mier…

-Chicos, no hagan de esto algo personal, Su está metida en un lío- terció Alexy

-Esto lo arreglamos después- dijo Nath, dando por terminado el asunto.

-Cuando quieras- respondió Castiel.

Estos chicos me hartaban.

-Ok, sí, sí, pero ahora, Castiel, me puedes hacer el grandísimo favor de devolver el méndigo paquete- dije un

poco desesperada.

-El asunto es que en verdad no lo tengo, lo siento- dijo el chico mortalmente serio.

-¿Cómo que no lo tienes? Dijo Karla que se lo quitaste, ¡debes tenerlo!- estaba a punto de llorar.

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-Escucha Su, cuando vi que Karla había tomado algo de tu chamarra, no sabía si era iniciativa de ella u orden

de Amber. Cualquier opción tendría el mismo final, llegaría a manos de Amber. Sospeché que tenían asuntos

entre ustedes y que el paquete estaba de por medio. Así que decidí pedírselo a Karla para divertirme un rato,

sabía que andarías como loquita buscándolo y así yo aprovecharía para…ok, lo que sea…Pero no contaba

con que todos salieran tan rápido, además tenía la caja en las manos cuando llegó la directora y me dijo que

fuera con ella, asuntos de mis padres, me dijo. Así que le pedí a alguien que guardara la caja y me fui con la

abuela. Lo siento, no tenía idea- ese fue un gran discurso por parte de Castiel.

Nath se sostenía la cabeza con una mano. Los demás chicos miraban con enfado al pelirrojo.

-De acuerdo- dijo Kentin- A quién le diste el paquete.

Vi cómo Castiel se sonrojaba y sentí que me hundía.

-Se lo dio a Lysandro- dije asombrosamente calmada y juro que vi aparecer una gotita al lado de la cabeza de

cada quien.

-Serás imbécil- dijo Nath mirando fijamente a Castiel

-Castiel, Lysandro no pierde el nombre nada más porque no puede poner sus manos en él, y tú vas y le das

algo “para que te lo guarde”, eso es no tener sentido común- intervino Armin.

Di la vuelta y me alejé de ahí, había una pequeñísima oportunidad de que Lysandro todavía tuviera consigo la

cajita. Lo busqué por todas partes y lo fui a encontrar junto a la sala de profesores.

-Sucrette, qué sucede, te sientes mal, ¿ha sido Amber de nuevo? Dime qué te pasa- Lysandro se escuchaba

realmente alterado…para ser él.

Me quedé en silencio porque sentía que si habría la boca comenzaría a llorar.

-Escucha, ven conmigo, tengo que entregar unas llaves…aunque no recuerdo quién me las ha dado.

Me mostró el llavero, que yo conocía perfectamente bien.

-Creo que son las llaves del señor Farrés- dije con la voz apagada.

-Tienes razón, vamos a entregarlas y después me dices lo que ha sucedido.

El señor Farrés se encontraba en una de las aulas. Llaves entregadas, salimos al jardín. Con lágrimas en los

ojos le expliqué a Lysandro lo que había y estaba pasando. Para el momento que en que llegué a la parte en

que Castiel me acorraló, Lysandro ya tenía las manos blancas, de tanto que estaba apretando los puños. Los

demás chicos llegaron poco después.

-Así que, te buscaba para ver si tienes el paquete contigo- terminé con esta frase mi relato.

Lysandro comenzó a buscarse en los bolsillos hasta que de uno, que se encontraba en el interior de su

chaqueta, sacó la pequeña caja.

-¿Podría ser éste?- preguntó

Page 11: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

Sin poder contenerme me lancé a sus brazos, me colgué de su cuello y le di un beso en la mejilla. Sentí una

tensión que iba en aumento detrás de mí, pero no me importó.

-De haber sabido…-escuché la voz de Armin

“TRASH” “SOP”

-¡Hey! ¡Auch!- ese también fue Armin.

Solté a un muy sonrojado Lysandro y tomé el paquetito en mis manos…pero algo no estaba bien…sopesé la

cajita.

-Su, qué pasa, estás pálida- dijo Lys.

Abrí la caja rápidamente y vacié su contenido al suelo…eran bolígrafos de colores.

-Caray, pues que poco romántico resultó ser Leigh, tanto por unos bolis- dijo Kentin

Todos suspiramos.

-Oye, Lysandro, ¿que no es esa la caja de bolis que te pedí que entregaras en la dirección…hace dos

semanas?- comentó Nath.

-Y dices ser el listo- susurró Castiel.

-Mmm, supongo que si- respondió Lys bastante avergonzado.

Para ese momento las clases ya habían terminado y no podríamos buscar más tarde, ya que era el ensayo

general de la obra. Me disculpé con los chicos, sobre todo con Armin, porque no iba a asistir al dichoso

ensayo, me sentía muy mal y no iba a poder soportar estar un minuto junto a Amber.

Me fui a casa y lloré y sufrí, me enojé y volví a llorar, así estuve hasta que el sueño me venció. Desperté

cuando sonó mi celular, eran las nueve de la noche.

-Dile a Lys que si no sale en este momento, me iré y que regrese como pueda- Castiel sonaba realmente

furioso.

-¿Castiel? Soy Honey- dije confundida y pensando que se había equivocado al marcar.

-Sé quién eres, ahora dile a ese idiota que llevo media hora parado frente a tu casa, y que si no mueve su

trasero hacia aquí, me iré sin que me importe que se pierda para siempre.

-Lysandro no está conmigo- atiné a decir.

-¡Demonios, Su! Cómo se te ocurre dejar que se fuera solo. Ahora pasaré la noche buscándolo.

-Castiel, Lysandro no ha venido a mi casa- dije, bajando las escaleras a toda prisa para ir a reunirme con el

pelirrojo. Suerte que mis padres habían tenido un viaje de negocios.

-¡Diablos!- dijo en voz baja Castiel cuando vio que llegaba a su lado.

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-Qué fue lo que pasó- pregunté ya un poco alterada.

Castiel se cruzó de brazos y me explicó que Lysandro no pudo concentrarse durante el ensayo, ya que sentía

que el problema en el que estaba metida era su culpa, así que en cuanto terminó el ensayo, le dijo a Castiel

que vendría a mí casa para hablar conmigo, Que pasara por él a las ocho y media.

-¡Y lo dejaste venir solo!- reproché a Castiel.

-Él dijo que ya sabía dónde vivías.

-Ha venido una vez.

-Cuándo y para qué.

-Cuando lo de Debrah y eso no te incumbe- contesté- Voy a buscarlo. Ahora tenemos perdidos el paquete,

Lysandro y muy seguramente su libreta también.

-Voy contigo.

-Oh no, tú lo buscas por tu lado y yo por el mío, así cubriremos más terreno. Si lo encuentras me mandas

mensaje, si lo encuentro te llamo para que vengas por él.

La idea no le hizo gracia al chico de rojos cabellos, pero me tenía muy sin cuidado. Busqué por las cercanías

sin resultados. Así que decidí entrar al parque que había frente a mi casa.

Después de un rato caminando, lo encontré…estaba sentado junto al lago, recargado en un gran árbol,

contemplando la luna y su reflejo en el agua. Se veía…Wow…

Me senté junto a él.

-Escucha Sucrette, yo…sólo…

Le puse un dedo en los labios, que eran suaves y cálidos y muy antojables.

-Lysandro, sé lo que quieres decir, gracias, pero no es tu culpa, yo me metí en este lío y no hay más.

-Siempre extravío todo, hasta a mí mismo, como hoy, no pude llegar a tu casa, siempre estoy con la cabeza

en al nubes, soy un verdadero desastre.

-Sí, tienes poca retención y vives en tu mundo, pero eso es parte de tu encanto.

-¿Encanto?- preguntó Lys enarcando una ceja.

*Suspiro - Lysandro, eres un chico muy atractivo, quizás demasiado, te envuelve un aura misteriosa y

romántica, eres caballeroso, mantienes la cabeza fría aun en los peores momentos, te gusta la justicia,

escribes hermoso, cantas genial, eres una persona excelente y un buen amigo. Todo eso, aunado a tus

pequeños defectos, te hace ser quien eres. Hace que seas tan especial- terminé, mirándolo a los ojos y con

una sonrisa.

-Amigos… Sucrette, yo…

Page 13: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

-Así que están aquí- casi brincamos del susto al escuchar la enfurecida voz de Castiel.

-L-lo acabo de encontrar- dije algo apenada.

Castiel tomó del brazo a Lysandro y prácticamente lo fue arrastrando hasta mi casa, donde me dejaron y se

fue con él, de nuevo casi arrastrando.

Al otro día, los chicos me esperaban para ayudarme a buscar por todo el instituto en lo que comenzaban las

clases. No pude prestar a tención a nada en todo el día, durante el receso seguimos buscando. Con cada

minuto que pasaba, me sentía más desalentada. Rosalya y Leigh llegaron casi al final de las clases con todos

los trajes que se usarían en la obra teatral. Leigh me saludó de lejos y musitó un silencioso “Gracias”. Me

quería morir.

Un rato después de finalizadas las clases me reuní con mis amigos en el patio del instituto. Habíamos

buscado por todas partes sin nada nuevo. Para ese momento estaba planteando el confesar a Rosalya lo que

había pasado, aunque no tenía cara para enfrentar a Leigh.

-Si aprecias tu vida, no lo hagas- estaba diciendo Armin, cuando Alexy se nos unió.

-Escuchen…Estaba acomodando los trajes junto con Rosa, cuando sin querer ésta tiró un jarrón que se

usaría en el escenario. Rosa no le dio importancia, pero cuando uno de los chicos se acercó a reclamarle,

Rosalya sólo le dijo que cuánto costaba y le dio el dinero para que fuera a comprar otro. Y una idea llegó a mi

mente. Por qué no vamos a la tienda de Leigh, que Su le pregunte disimuladamente qué es lo que había

dentro del paquete y nos cooperamos para comprarlo de nuevo. Su puede decir que el envoltorio se estropeo

o algo así, Y todos felices.- terminó de decir Alexy con una enorme sonrisa.

Me encontraba en la tienda de ropa, Alexy iba de un lado para otro, revisando todo. Esperaba a que Leigh se

desocupara.

-Sucrette, qué sorpresa tan agradable, vienes a renovar tu guardarropa o hay algún problema con el

vestuario.

-En realidad estoy acompañando a Alexy, parece que tiene que comprar…un regalo…para…alguien…y está

viendo si algo le convence.

-Oh muy bien, espero que le guste algo de la tienda.

-Emmmm, Leigh, y hablando de regalos, sería mucha molestia pedirte que me contaras que es lo que

contiene la misteriosa cajita.

-Por supuesto que no. Es un par de brazaletes de oro y platino, incrustados con diamantes que forman unos

corazones entrelazados.

El alma se me cayó a los pies. Escuché perfectamente el momento en que Alexy dejaba de respirar.

-Y hacen juego con unos aretes y una gargantilla…

Tuve que detener mi alma con el dedo gordo de mi pie, para que no cayera aún más.

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-Rosalya se verá hermosa- terminó Leigh con un profundo suspiro; al mismo tiempo que terminaba con mis

esperanzas.

Alexy y yo salimos en silencio, él con una bolsa con una playera nueva y yo arrastrando mi alma por los

suelos.

-Ni siquiera vendiendo mi cuerpo a pervertidos durante un año, conseguiré el dinero para pagar eso- dije con

lágrimas en los ojos.

Nos encontrábamos caminando de nuevo hacia el instituto.

-Quizás en eso pueda ayudar- dijo Armin con una sonrisa.

Lysandro lo fulminó con la mirada, mientras que, al mismo tiempo, Nathaniel le daba una patada en la

espinilla, Castiel un sape en la cabeza y Kentin un puñetazo en el brazo.

-¡Ay, auch, hey, eso dolió!- se quejó el peli negro.

-Sólo cállate Armin- pidió Alexy.

-¿Y si culpamos a Amber? Después de todo ella fue la culpable de que se armara todo este embrollo- dijo

Kentin.

- En ese caso la culpa sería de Leigh, sólo a él se le ocurre poner algo tan valioso al cuidado de una torpe que

siempre anda metida en problemas- comentó Castiel.

-Si es así, propongo que culpemos a Castiel, por su pura y simple estupidez- terció Nath.

Los celulares de todos empezaron a sonar en ese momento, eran mensajes de Rosalya, ya casi era la hora

para que la obra diera inicio y nos quería en el instituto en pocos segundos o muchas cabezas rodarían. Con

la mía era más que suficiente, así que corrimos tan rápido como nos fue posible.

En cuanto Rosalya me vio, corrió, me tomó del brazo y me llevó casi volando a los vestidores de las chicas.

-Vi, tiene pánico escénico- dijo con voz dramática.

-¿Qué? Pero sólo tiene dos participaciones y unas cuantas líneas.

-Lo sé, lo sabes, pero al parecer, ella no.

-Y qué hacemos entonces.

-Tomarás su lugar.

-Oh no, no, no, no, no, no. De ninguna forma saldré al escenario, jamás participé en un ensayo.

-Por otro lado, te sabes a la perfección los diálogos de Violeta, has estudiado diario con ella por varias

semanas esas líneas. Así que no hay pero que valga.

-Armin no podrá manejar solito las luces y el audio- dije tratando de escucharme realista.

Page 15: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

Ya estábamos frente a Violeta, que estaba pálida, sudorosa, con los ojos abiertos y cristalinos, temblando

como flan y viéndose completamente indefensa. Diablos.

-Vi, eh Vi- dijo Rosalya dando un par de golpecitos en las mejillas de la pequeña niña.

-O-oh, oh Honey- lloriqueó Violeta- he o-olvi-da-dado todo, t-tengo la me-mente en b-blanco y n-no pu-puedo

m-mover-m-me- tartamudeo mi amiga.

-De acuerdo Vi, no hay cuidado, cuando Honey se enteró lo que te pasaba, inmediatamente se ha ofrecido

para tomar tu lugar- dijo Rosalya con tal convencimiento que hasta me lo andaba creyendo.

-Gracias, Su- dijo Violeta viéndose aliviada.

-Eh, sí Vi, sólo que hay un problema, Armin no podrá manejar las luces y el audio él solo- insistí en eso, ya

que era mi única salida.

Rosalya me dio un pisotón.

-Oh, p-por eso no t-te preocupes, te he v-visto mientras m-me a-ayudabas a repasar mis líneas, y…y ayer

ayudé a Armin y todo salió bien- susurró Violeta.

-Bien, entonces todo arreglado. Ven conmigo Honey Sucrette, de ninguna forma permitiré que Karla y Li se

encarguen de tu arreglo- dijo Rosalya al tiempo que me arrastraba hacia una silla.

Minutos después me contemplaba frente a un gran espejo sin dar crédito a que la del reflejo, fuera yo. Como

la obra se desarrollaba en el siglo XVII llevaba un peinado alto, mucho rubor y algún lunar por aquí y por allá.

Y litros de perfume.

Mis ojos se ensancharon al ver el monstruoso vestido que Rosalya tenía la intención de que me pusiera.

-Oh no, Rosa, no habrá poder humano, divino o alienígena que haga que yo entre en esa cosa- dije tratando

de ver dónde se encontraba la salida más próxima.

-Tú tranquila, ya sé que Vi es mucho más pequeña que tú, pero he hecho unos ajustes. El vestido le quedaba

larguísimo así que por la altura no hay problema, sólo no usarás tacones. Con tus tenis estarás bien, aunque

no me agrada mucho la idea, por supuesto. A Violeta le quedó muy ajustado, pero como

tú…emmm…bueno…no eres…de… de tanta “pechonalidad”, no creo que haya problema. Creo que se te verá

mejor. Estos vestidos eran hechos para resaltar los atributos frontales femeninos- dijo mi escultural amiga con

un guiño.

-Leigh y yo pensamos que hacer varias capas de ropa nos daría problemas, así que todo está unido, desde el

corsé hasta el fondo, los olanes y el vestido. De esta forma no se perderá tanto tiempo en poner y quitar-

terminó mi amiga.

El vestido era tan pesado y ajustado que sólo me quedé en ropa interior, cuando las demás chicas tenían

puesta una camiseta y shorts. Con pánico observé que mi sujetador sobresalía del vestido.

-Te he dicho que no uses esas cosas tan feas, lo siento Honey, tendrás que quitarlo también- sentenció

Rosalya.

Page 16: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

Roja llegando casi a morado, hice lo que Rosa pedía. El vestido no me dejaba respirar bien, parecía que mis

pechos se iban a desparramar en cualquier momento y estaba bastante incómoda. En eso llegaron los chicos,

que se quedaron en silencio al verme.

-Sí, ya sé que me veo completamente ridícula, no digan nada- supliqué.

-Pues sólo puedo decir que no hubieras puesto tanto relleno, es mejor verse más natural- dijo Castiel con tono

burlón.

-Te informo que los vestidos no tienen relleno alguno, aunque no estoy segura de los trajes de ustedes- dijo

Rosalya con voz desafiante y saliendo porque la estaba llamando la directora.

Los trajes de los chicos consistían en pantalones que más bien parecían mallas, botas largas, chaquetas más

largas aún y sombreros con largas y ridículas plumas.

-Parecen mosqueteros- les dije con una sonrisa.

-Oh sí, todos para una y una para todos- dijo Armin moviéndose rápido para que los golpes no llegaran a él.

-Estuvimos buscando de nuevo- comentó Kentin.

-Sí y el señor Farrés nos encontró en la sala de delegados, le tuvimos que explicar todo para que no nos

castigara, y prometió estar a la escucha, por si sabía algo del mentado paquete- explicó Nathaniel.

-Gracias chicos- dije tratando de evitar que las lágrimas cayeran y arruinaran el trabajo de Rosalya- pero esto

ya no tiene remedio, enfrentaré a Leigh y a Rosa en cuanto termine la obra.

-Nosotros te apoyaremos, les explicaremos todo- dijo Alexy. Los demás estaban de acuerdo.

-No, el problema es mío, yo me comprometí a cuidar algo y fallé. Es mi culpa que la noche especial de Rosa y

Leigh se vaya por el caño, así que no puedo permitir que se involucren más en esto- respondí con firmeza en

la voz.

La tercera llamada estaba dada, todos corrimos a nuestros lugares. Como yo aparecía muy poco en la obra,

estaba detrás de las enormes cortinas aterciopeladas que se cerraban y abrían cuando era necesario. Rosa

se tomó un tiempo para llegar hasta mí.

-Te tengo una sorpresa, no pierdas de vista a Amber.- dijo y se fue.

Pocos minutos después, Amber se veía realmente incómoda en el vestido, comenzaba a sudar y parecía que

algo le dolía por las muecas que estaba haciendo y trataba de disimular.

Llegó la escena del baile, y era en esta donde hacía mi primera aparición.

Entré en el escenario y comencé a actuar mi papel. Era hora de mis líneas con Castiel. Kentin bailaba con

una angustiada Amber y Lys con Iris.

-“Mi angelical señora, he de confesaros que cuando me propusieron el conquistaros para que vuestra

hermana tuviese el permiso de casarse con mi hermano, me rehusé enormemente. Sin embargo, mi corazón

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y alma están a vuestros pies, aun antes de que la hermosa y milagrosa revelación de vuestra identidad fuera

de mi conocimiento”-

-“Oh gallardo caballero, vuestras palabras conmueven mi corazón de tal forma que siento, creo y ansío que

seáis vos el único portador de las llaves del amor inmenso y ardiente que ha despertado en esta vuestra

servidora”-

Más cursi no puede ser.

De pronto Lysandro se quedó parado en pleno baile, tomó o más bien jaló a Kentin del brazo, lo puso como

pareja de Iris, y él salió corriendo del escenario.

-“Al parecer el otro de mis hermanos, no ha corrido con la misma suerte que yo“- dijo Castiel con voz entre

preocupada y divertida.

-“Es costumbre de estos lares, que los prometidos bailen un momento con los demás miembros femeninos de

su nueva familia”- dijo Amber, mientras jalaba a Kentin.

-“Al parecer mi apuesto caballero ha salido a revisar los carruajes y las monturas, ya ven cómo están los

robos en estos tiempos”- recitó una desconcertada Iris, provocando algunas risas.

Terminó mi participación, por el momento, y regresé tras las cortinas. Amber parecía gusano con sal, se

retorcía y ya ni siquiera intentaba disimular su comportamiento. Desde mi lugar de observación no alcanzaba

a ver las butacas. De pronto Nath llegó con cara de preocupado.

-Su, ¿de casualidad sabes a dónde fue Lysandro y por qué el señor Farrés abandonó su lugar?

-No, para nada- dije perpleja.

-Maldita sea, es mucho pedir que algo salga bien en este instituto- se fue murmurando Nathaniel.

Llegó la última escena, y ahí era donde yo aparecía de nuevo. Amber y Kentin ya se encontraban recitando

sus líneas, la pobre de Amber se veía horrible, estaba despeinada, con el vestido alborotado y a punto de

llorar. Era el turno de Iris y Lysandro. Grande fue la sorpresa cuando Alexy apareció disfrazado de El Zorro y

con espada en mano tomó a Iris por la cintura. Charlotte aventó los papeles que tenía en su mano, Melody

tenía cara de no saber si reír o llorar y Kim ponía los ojos en blanco.

-“Mi hermosa damisela, al parecer mi hermano ha sentido la llamada espiritual… y…y…ha decidido

ir…ser…monje tibetano y dedicarse a…a…beber leche de Yac. Pero ha sido para suerte y bendición vuestra,

digo mía…ya que vuestra belleza me ha hechizado y he decidido dejar mi vida aventurera y volverme un

hombre de bien…que trabajará ocho horas y llegará a casa para…para…dedicarse a contemplar vuestra

silueta mientras preparas los sagrados alimentos”- dicho esto, Alexy cargó a Iris y la sacó del escenario

mientras Kentin se partía de risa.

El señor Farrés llegó junto a Nath que estaba tratando de consolar a Melody y evitar reír al mismo tiempo. Le

dijo algo al oído. Observé como el rostro de Nath se iluminaba y hacía discretas señas para que Castiel se

acercara. Era hora de comenzar a recitar nuestro diálogo.

Castiel llegó y se hincó ante mí quitándose el ridículo sombrero.

Page 18: Cómo Demonios Pasó Esto Lys x Su

-“Mi exquisita dama, os juro que soy adoptado. Y me complace de manera harta, deciros que aquello que os

incomodaba está a punto de llegar a su fin”- dijo Castiel tratando de decirme algo entre líneas, que no lograba

entender.

-¿Qué?- atiné a decir

-“Vuestra belleza es grande, más sois corta de entendederas, lo que quiero deciros es que el paquete que

tanto esperabais ha sido localizado y se encuentra listo para que dispongáis de el”- terminó Castiel entre

divertido y exasperado.

Sentía que la alegría me inundaba. Olvidé por completo que estábamos en una representación…y con

público.

-¡¿En verdad tienes el paquete listo?!- grité emocionada, causando múltiples carcajadas y comentarios

subidos de tono.

Castiel se sonrojó pero me hizo un guiño.

-“El paquete siempre está listo y dispuesto para el momento en que lo solicitéis”- dijo el pelirrojo con tono

pícaro.

En eso Amber soltó un grito e intentaba quitarse el vestido.

-¡Aaaaahhhh, ya no aguanto, ya no aguanto!- gritaba la rubia.

-“Al parecer mi reciente esposa ha sido invadida por los demonios de la pasión y lujuria…tendré que ir a la

iglesia a que le practiquen un exorcismo”- dijo Kentin con voz solemne y se llevó a Amber de ahí.

En cuanto Amber estuvo fuera del escenario se desgarró el vestido y comenzó a rascarse como loca. Todos

estaban preocupados por lo que le estaba pasando. El telón había bajado y del otro lado del escenario pedían

que apareciéramos. Nos apresuramos a salir, el telón se elevó e hicimos reverencias, todos menos Amber.

Todos los alumnos participantes, tanto actores como los que tuvieron otros cargos fueron llamados al

escenario. Volvimos a agradecer y fue cuando Rosalya me mostró disimuladamente una pequeña cajita de

polvos pica-pica. Auch, pobre Amber.

El telón cayó y todos aplaudían y reían a más no poder.

Alexy se acercó y me entregó el paquete y las llaves de la tienda de Leigh. Lysandro me tomó de la mano, me

llevó fuera del auditorio y hacia la salida del instituto.

Comenzamos a correr para llegar antes que Leigh y Rosalya a la tienda, pero las ropas que traíamos puestas

no nos ayudaban en nada.

-¿No crees que sería mejor tomar un atajo?- dijo Lysandro.

-¿Recuerdas lo que pasó en la carrera?- contesté.

-De acuerdo, te sigo- respondió.

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Llegamos a la tienda, yo estaba casi sin aliento. Entramos inmediatamente y ahora sí, quedé sin aliento por

completo.

Leigh había puesto unos porta velas hermosos, de cristal cortado, que con la luz de las velas enviaban

destellos luminosos por todo el lugar. Cerca del mostrador había una percha con un bellísimo vestido en un

tono lavanda con detalles plateados. En el mostrador se encontraba un ramo con una docena de rosas

blancas y rojas, adornado encantadoramente. Tomé el paquete que tantos problemas me había causado y lo

abrí. Dentro se encontraba un elegante estuche que ostentaba el logo de una conocidísima joyería. Lo

coloqué en donde Leigh me había pedido y las llaves junto a la registradora.

Me quedé parada contemplando la romántica atmósfera. Voltee para decir algo a Lysandro pero las palabras

no lograron salir. Se veía hermoso, simplemente perfecto. A pesar del estúpido sombrero emplumado,

Lysandro se veía imponente. Su presencia llenaba el lugar, tenía un porte distinguido y enigmático. Estaba

completamente consiente de que lo estaba mirando como una boba y con la boca abierta, pero no me

importó. Quizás jamás tuviera la oportunidad de volver a estar así con él.

Lysandro se percató de que lo miraba y preguntó si pasaba algo. Había algo raro en su mirada. Me tomó de la

mano y comenzó a acercarse a mí. En eso se escucharon las risas de Rosalya. Lysandro me tomó del brazo

y nos metimos en un enorme vestidor que constaba de una sala llena de espejos, varios sillones, un sofá,

mesitas con unas pequeñas lamparitas y cuatro cambiadores comunes, de esos que tienen cortinas y un

espejo largo para que veas que ninguna ropa te queda bien.

-Wow, nunca me ha tocado cambiar en este vestidor- dije con tono de reproche.

-Leigh sólo lo utiliza para unas clientas VIP, señoras que no tienen nada qué hacer más que ir de un lado a

otro comprando cosas que no necesitan. Y para Rosa, por supuesto.

-Sí, definitivamente Rosa nunca se cambiaría en un vestidor común.

Quedamos en silencio al escuchar que la puerta de la tienda se abría. Rosalya se quejaba porque su novio

había insistido en pasar a la tienda para dejar los trajes, o lo que había quedado de ellos. La exclamación de

una asombrada y fascinada Rosalya no se hizo esperar. Supe el momento exacto en el que descubrió el

vestido y después cuando abrió el estuche y contempló su contenido. Después escuchamos la forma en que

Rosalya premiaba a Leigh por ser tan buen novio. Para fortuna o mala suerte lo ajustado del vestido

comenzaba a hacer estragos. Los oídos me zumbaban y casi no podía respirar. Lysandro tenía una expresión

muy preocupada, parecía que me iba a decir algo cuando vi que se tensó, me tomó por la cintura, me llevó a

uno de los pequeños cambiadores y de alguna forma nos metió a los tres ahí, él, yo y el estúpido vestido.

Para nuestra buena suerte las cortinas llegaban hasta el piso.

Comencé a sudar y a jalar aire, que se negaba a llegar de forma adecuada a mis pulmones.

-Sucrette, qué te pasa- susurró el chico de cabellos de nieve en mí oído.

-E-el v-ves…ti…d-do, no me…deja…re-res…pirar- apenas pude contestar.

Sentí que sus manos buscaban los interminables botones y cintas de aquel vestido, trataba de soltarlas pero

en aquel reducido espacio era prácticamente imposible, aunque logró aflojarlo un poco. Rosalya entró en el

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vestidor y escuchamos cuando empezó a cambiarse de ropa, mi amiga se tomaba su tiempo. Por fin salió de

ahí, y por fin pudimos salir del cambiador, pero claro, tratándose de mí, ¿por qué el destino facilitaría las

cosas? Descubrimos que la chaqueta de Lys y mi vestido, de alguna intrincada forma, estaban enganchados,

atorados, enredados sin remedio. Lys realizó varias maniobras para deshacerse de la chaqueta y lo logró, por

lo que su chaqueta era ahora parte de mi vestuario y hacía que pesara mucho más.

-Necesito quitarme el vestido- dije con voz entrecortada.

El alto chico de ojos bicolor comenzó a quitar, aflojar, desamarrar y romper cintas y botones. Y eso que Rosa

había dicho que sería fácil de quitar y poner. Se detuvo de improviso. Sentí una de sus manos rozar

suavemente mi espalda…desnuda.

-Olvidé que Rosa me hizo quitar el sujetador- dije dando vuelta, poniendo una mano en mi boca y sosteniendo

con la otra el frente del vestido que amenazaba con caer y dejar mis encantos al aire.

Lysandro se separó de mí y comenzó a quitarse la camisa, apenas había alcanzado a ver algo de su

musculoso pecho…cuando un apagón hizo acto de presencia. No podía ver nada y me quedé quieta por

miedo a que nos fueran a escuchar o a romper algo. Sentí a Lysandro acercarse, tomó mis manos y puso su

camisa en ellas, luego se alejó. Me apresuré a quitar el vestido y me puse la camisa, que me quedaba

enorme y me cubría por completo.

-A qué hora es la reservación, bebé- escuchamos preguntar a Rosa con voz melosa.

-Es abierta, no tenía muy claro a qué hora podríamos llegar- contesto Leigh.

-Perfecto- dijo Rosa y luego se escucharon ruidos que jamás hubiera querido escuchar.

Seguía parada en el mismo lugar, tapándome los oídos y tratando de recordar todas las teorías de física. Las

manos de Lysandro cubrieron las mías y las obligaron a bajar. Me guió hasta uno de los sofás. Hizo que me

sentara y él se sentó a mi lado, me abrazó por la cintura y me atrajo hacia sí. Su mejilla rozaba la mía…y

comenzó a cantar con una hermosa voz, profunda, grave, y con mucho sentimiento.

“Nada, nada en este mundo existe que haya doblegado mi alma;

nada que la haya cautivado y arrancado de su eterno amor.

Eterno amor a la soledad, al silencio en medio del ruido,

a la oscuridad que hay en la luz, al misterio que lo envuelve todo,

al dolor de no conocer el amor de piel.

Nada había, más sin embargo, llegaste libre y salvaje,

Indómita y feliz. Y ahora mi alma sufre vibrante,

porque ya conoce, lo que faltaba por conocer.

La belleza etérea más no efímera, la llevas en todo tu ser,

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mientras mi corazón implora y grita, que no seas tan cruel con él.

mientras mi corazón implora y grita, que no seas tan cruel con él.

Ningún dolor es comparado, al que sintió mi ser al verte llorar,

desde ese día muere un poco pues vive desolado

al saber que tu amor no es digno de alcanzar.

Una lágrima cristalina resbalando por tu mejilla estaba,

cual gota de rocío que se posa en tersos pétalos por las mañanas.

Solitario apasionado, amante desconocido seré,

el dolor será mi compañero, pues nunca mis sentimientos te haré saber.

La belleza etérea más no efímera, la llevas en todo tu ser,

mientras mi corazón implora y grita, que no seas tan cruel con él.

mientras mi corazón implora y grita, que no seas tan cruel con él.”

Cuando me di cuenta, estaba completamente recargada en Lys, y lágrimas resbalaban por mis mejillas. En

eso llegó la luz. Escuchamos a Leigh y Rosalya salir…y cerrar con llave.

Lysandro se levantó en cuanto no se escuchó ningún ruido y fue a comprobar la puerta.

-Creo que estamos encerrados- dijo enarcando una ceja y con una sonrisa de disculpa. En sus manos tenía

una de los porta velas. Apagó la luz y la magia se hizo…un millar de hermosos destellos inundaron el

vestidor.

-Creo que esto te gustó- dijo con voz apagada.

Dejó el porta velas en una mesita y se quedó parado de espaldas a mí. Su fuerte espalda con el bellísimo

tatuaje en ella me tenía como hipnotizada.

-Por qué estabas llorando- preguntó.

-Tu canción- dije- es muy hermosa, me llegó…

-¿En verdad te gustó?

-Sí, mucho- respondí y suspiré, sintiendo un dolor como el de la canción.

-Qué pasa, Sucrette.

Lysandro no se había movido, seguía de espaldas a mí.

-Yo…bueno…es que yo…es decir…

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Me levanté del sofá y me acerqué a Lys, recorrí con la yema de los dedos su tatuaje, Sentí al chico

estremecer.

-Es sólo…que yo…siento envidia…de la chica a quien escribiste la canción…la chica…que ha robado…tu

corazón- terminé con tristeza en la voz…y en mi alma.

Lysandro se dio la vuelta y quedó frente a mí, con expresión sorprendida.

-Sucrette…yo…pensé…Castiel…cuando Debrah…

-Cuando Debrah…me dolió el que se quisiera aprovechar de un amigo y que lo hiciera sufrir. Un amigo,

porque eso es lo que Castiel es para mí- dije con emoción en la voz.

Lysandro me abrazó tan fuerte que parecía que se quería fundir conmigo. Bajó y buscó mi boca, que lo

esperaba ansiosa. Sus labios se movían, buscaban, exploraban, saboreaban. Nuestras lenguas se deleitaban

con su sabor. Lysandro me levantó y yo lo abracé con mis piernas, me besaba la cara, el cuello, de nuevo la

boca. Yo acariciaba su espalda, su pecho. Lo tomaba del cabello y lo atraía más hacia mí, para hacer los

besos más profundos y lentos. Se sentó en un sillón conmigo sobre él y fue ahí que me di cuenta de la

enorme erección que tenía. Definitivamente aquello tenía que doler. Lysandro me quitaba la camisa y yo

ayudé a que se despojara de su ropa. Lo contemplé desnudo…era como ver una perfecta estatua griega o

romana. Lo besé por todas partes, el pecho, los brazos, el cuello, la espalda, su tatuaje. Con mucho cuidado

me llevé su enorme miembro a la boca, primero lo besé, para luego pasar mi lengua una y otra vez. Lysandro

se estremecía y no paraba de decir mi nombre, cuando por fin metí por completo su virilidad en mi boca, él

suspiró, gimió, se arqueó y de esta forma hizo que su miembro entrara más profundo. Sentí como se

estremecía de placer. Con sumo cuidado me quitó e hizo que me recostara en el sofá. Para sorpresa mía,

tenía una de las plumas del sombrero en la mano. Con ella me acarició una y otra vez, haciendo que mi

cuerpo se sensibilizara al máximo. Pasaba la pluma por mis pezones, las piernas, el vientre, por todo mi

cuerpo. Luego comenzó a besarme, probarme con su lengua, recorrerme con sus manos. Sentí todo su peso

sobre mí, nuestros cuerpos embonaban divina y deliciosamente. Lys se dirigió hacia mi parte íntima y la besó

y acarició por un largo momento. Luego introdujo su lengua en ella, haciendo que casi me desmaye de puro

gozo.

-Escucha, Sucrette, yo, nunca, bueno…jamás he estado con nadie, pido disculpas si mi desempeño no

es…bueno- dijo Lys un poco avergonzado.

-Lys- dije tomando su rostro entre mis manos- eres el primero, el primero que me besa, el primero que me

acaricia, el primero que estará dentro de mí. Así que vamos a disfrutar, a experimentar, a perdernos el uno

en el otro, por primera vez…juntos.

Lysandro me besó con una ternura infinita, nuestros cuerpos se buscaban, estaban piel con piel, deseosos y

gustosos. Sentí a Lysandro queriendo entrar, me acomodé para que fuera lo más fácil, placentero y no

doloroso posible. Logró encontrar el camino correcto, apreté los labios para no gritar, escuché un jadeante “Lo

siento”. El dolor pasó rápido, nuestros cuerpos comenzaron a moverse, perfectamente acoplados en un

vaivén sincronizado. La boca y lengua de Lys no me daban respiro, ni lo quería, sólo pedía más y más de

todo lo que él pudiera y quisiera darme. Lo sentí crecer, endurecer y palpitar aún más. Susurraba y jadeaba

mis nombres, nunca me había llamado “Honey”, y la verdad es que se escuchaba maravilloso en sus labios.

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Lys se movió más rápido, y explotó. Era una delicia ver su cara, su cuerpo, sentirlo dentro de mí y llevarlo al

éxtasis. Estaba agotado pero sabía que yo todavía no había llegado. Salió de mí pero inmediatamente su

mano tomó el lugar que había dejado. Se concentró en esa pequeña partecita que tanto placer produce, la

acariciaba sin descanso, su boca se comía mis pezones y entonces lo sentí…convulsiones de placer llegaban

en oleadas a mí, sentí que era todo y nada. Alcancé el cielo una y otra vez, y luego descendí lentamente.

Estuvimos besándonos y prodigando caricias uno al otro durante un largo rato. Hasta que Lys recordó que

había una puerta de emergencia en la parte posterior de la tienda. Nos vestimos con ropa de la tienda que

Lysandro prometió pagar, dejamos los trajes junto a los otros, limpiamos el desorden que habíamos hecho y

salimos con rumbo a mi casa.

En el camino me explicó que cuando estábamos en la obra, y al escuchar que decía algo sobre las llaves de

mi amor, recordó que se había encontrado al señor Farrés antes de que éste entrara en la sala de profesores,

que el maestro le había pedido que guardara unos papeles en uno de los cajones y le dio las llaves para que

cerrara al salir. A Lysandro se le había ocurrido dejar el paquete debajo de los papeles, para que nadie lo

encontrara y él no lo perdiera. En la obra estuvo intentando llamar la atención del profesor, hasta que lo logró,

le explicó todo y fueron a buscar la cajita. No sin antes pedirle a Alexy que tomara su lugar si se tardaba.

-Sucrette, ¿podemos ir al parque, al lugar donde me encontraste ayer?

-Por supuesto- y ahí nos dirigimos.

Cuando estuvimos en el lugar Lysandro me dijo que había querido decir algo, pero la llegada del pelirrojo lo

había impedido.

Tomó mi cara entre sus manos y me miró fijamente, con cariño, ternura, confianza, protectoramente.

-Honey, no quiero ser tu amigo, no quiero que seamos amigos…porque cuando existe amor, la amistad duele-

dijo, y luego me besó.

Me colgué de su cuello y le dije: “Yo también te amo” y nos volvimos a besar.

………………

A lo lejos una sombra se aleja…un chico de cabellos rojos camina con paso firme, una lágrima resbala por su

mejilla. “Que razón tienes, Lysandro” pensaba, “Cuando existe amor…la amistad duele”

Llegamos a mi casa y llamé a un sitio de taxis, cuando llegó le di la dirección de Lys y se fueron. A los pocos

minutos mi celular recibía una llamada.

-¿Lys?

-Sólo para decirte que estoy en casa, y que ya te extraño.

-Yo también te extraño.

FIN