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COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO DE LA PROBLEMÁTICA DE LA ADOPCIÓN NACIONAL Y OTROS TEMAS AFINES PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª MARÍA TERESA DEL CARMEN CAMACHO VÁZQUEZ celebrada el lunes, 9 de marzo de 2009 ORDEN DEL DÍA: Páginas Comparecencias para informar en relación con la materia objeto de estudio de la Comisión:.................. 2 — De la Directora General de las Familias y la Infancia, D.ª Amparo Marzal Martínez. (Número de expediente 713/000228). ............................................................................................................................ 2 — Del Defensor del Menor de Andalucía, D. José Chamizo de la Rubia. (Número de expediente 713/000229). ................................................................................................................................................ 14 — Del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, D. Arturo Canalda González. (Número de expediente 713/000230). ............................................................................................................................ 22 Año 2009 IX Legislatura Comisiones. Núm. 118

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COMISIÓN ESPECIAL DE ESTUDIO DE LAPROBLEMÁTICA DE LA ADOPCIÓN NACIONAL

Y OTROS TEMAS AFINESPRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª MARÍA TERESA DEL CARMEN

CAMACHO VÁZQUEZ

celebrada el lunes, 9 de marzo de 2009

ORDEN DEL DÍA:

Páginas

Comparecencias para informar en relación con la materia objeto de estudio de la Comisión:.................. 2

— De la Directora General de las Familias y la Infancia, D.ª Amparo Marzal Martínez. (Número deexpediente 713/000228). ............................................................................................................................ 2

— Del Defensor del Menor de Andalucía, D. José Chamizo de la Rubia. (Número de expediente713/000229). ................................................................................................................................................ 14

— Del Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid, D. Arturo Canalda González. (Número deexpediente 713/000230). ............................................................................................................................ 22

Año 2009 IX LegislaturaComisiones. Núm. 118

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Se abre la sesión a las dieciséis horas.

La señora PRESIDENTA: Buenas tardes, senadores ysenadoras.

Bienvenidos a esta primera sesión de la Comisión Espe-cial de estudio de la problemática de la adopción nacional.Esta tarde vamos a tener tres comparecencias, y si lesparece bien, pasamos a la primera de ellas.

COMPARECENCIAS PARA INFORMAR EN RELA-CIÓN CON LA MATERIA OBJETO DE ESTUDIO DELA COMISIÓN DE:

— DE LA DIRECTORA GENERAL DE LAS FAMILIASY LA INFANCIA, D.ª AMPARO MARZAL MARTÍ-NEZ (Número de expediente 713/000228).

La señora PRESIDENTA: Comparece en primer lugarla señora directora general de las Familias y la Infancia.Una vez hecha su exposición, daremos comienzo a unturno de portavoces. Tiene la palabra la señora Marzal.

La señora DIRECTORA GENERAL DE LAS FAMI-LIAS Y LA INFANCIA (Marzal Martínez): Muchas gra-cias, señora presidenta.

Señoras y señores senadores, es un honor para mí com-parecer en esta Cámara como directora general de lasFamilias y la Infancia del Ministerio de Educación, Políti-ca Social y Deporte, para aportar algunas reflexiones ypara intentar responder a las cuestiones que en cuanto alacogimiento y la adopción nacional como medida de pro-tección a la infancia centran su interés.

Señorías, permítanme que, en primer lugar, celebre lainiciativa de creación de esta comisión especial, ya que,sin duda, ha de permitir fijar la atención sobre las medidasde protección a la infancia en nuestro país y ofrecer pro-puestas de actuación en pro del superior interés de losmenores. Llevamos más de dos décadas de políticas acti-vas para la infancia; precisamente este año 2009 la Con-vención de los Derechos del Niño de Naciones Unidascumplirá veinte años. Dicha convención fue ratificada porel Parlamento español en el año 1990 y, de alguna mane-ra, significaba el momento —aunque en España ya habíasido anterior— de una nueva representación social de losniños, niñas y adolescentes como sujetos y titulares dederechos con un papel más activo y protagonista en lasociedad y, al mismo tiempo, surgía una conciencia cre-ciente entre los adultos acerca de su identidad, de sus pro-blemas y de sus necesidades. Los niños se convierten enciudadanos de pleno derecho, ganan autonomía y criterioen la sociedad de la que forman parte.

En torno a la Convención de Derechos del Niño, perotambién con fechas anteriores, como el año 1987 en Espa-ña y en torno a la Ley 1/1996 de Protección Jurídica delMenor, se había desarrollado en nuestro país un sistemamoderno de protección a la infancia, que es el Sistema deAtención y Protección a la Infancia en Dificultad Social,

integrado en el Sistema Público de Servicios Sociales yconstituido por el conjunto de servicios y prestacionestanto de la Administración General del Estado como de lascomunidades autónomas y de las corporaciones locales.Los principios que rigen la actuación de los poderes públi-cos en materia de protección de menores según la Ley1/1996 son: la supremacía del interés superior del menor;el mantenimiento del mismo en el medio familiar, a no serque no sea conveniente para su interés; su integraciónfamiliar y social y la prevención de todas aquellas situa-ciones que puedan perjudicar su desarrollo personal. Eneste marco, los menores que se encuentran en la imposibi-lidad temporal o permanente de vivir con su propia fami-lia debido a diferentes circunstancias o cuyo superior inte-rés exija que no permanezcan en ese medio tendránderecho a la protección y asistencia especial del Estado,que habrá de poner a su disposición el recurso más idóneomientras permanezcan las circunstancias que motivan laseparación de su medio familiar, por ejemplo, el acogimien-to en otra familia, el ingreso en instituciones adecuadas deprotección de menores o la adopción; así lo recoge la Con-vención de Derechos del Niño y así lo recogen tambiénnuestras leyes.

Ahora, señorías, quisiera ofrecerles algunos datos.Debo remitirme a la estadística básica de medidas de pro-tección a la infancia que edita el Ministerio de Educación,Política Social y Deporte (MEPSYD) con la colaboraciónde las comunidades autónomas y que es además un refe-rente estadístico para analizar la evolución de las medidascontempladas en la ley. Los datos de esta estadística bási-ca son datos globales de todo el Estado español si bien enalgún caso pueden faltar algunas referencias que, sinembargo, no empañan el resultado final. Yo manejaré losdatos correspondientes al año 2006 actualizados con losúltimos recabados en 2007, que iré comparando con los de1998 como dato de referencia. El total de tutelas asumidaspor las comunidades autónomas en 1998 fue de 21.896 yen el 2006, 29.554. Esto supone un aumento importante delas tutelas lo que puede, en efecto, significar un aumentode las situaciones de desamparo o también una mejordetección y funcionamiento de los servicios sociales. Encuanto al número de acogimientos residenciales, fueron en1998, 15.542, según nuestros datos, y en 2007, 14.126; esdecir, que el número de acogimientos residenciales semantiene en cifras estables y acusa cierto descenso. Encuanto al número de medidas de acogimiento familiar, enel año 1998 fueron 15.280 y en 2007, 19.894. Por lotanto, se observa una tendencia a aumentar el número deacogimientos familiares.

Como valoración diré que, evidentemente, el acogi-miento residencial muestra un ligero descenso, que el aco-gimiento familiar aumenta, y que hay una serie de circuns-tancias que merece la pena destacar: En primer lugar, queen el acogimiento residencial hay que tener en cuenta queel sistema de protección se está enfrentando actualmente ala realidad de los menores extranjeros no acompañados.En segundo lugar, en cuanto al acogimiento familiar megustaría señalar que en un 80 por ciento estamos hablando

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de familia extensa y en un 20 por ciento aproximadamen-te estamos hablando de familia ajena. Por otro lado, he demanifestar, en cuanto a las cifras de adopción nacional,que se mantienen muy estables: en el año 1998 se produ-jeron 875 autos de adopción y en el año 2006, 916, conmuy ligeras oscilaciones a lo largo de estos años.

Señorías, intentaré a continuación seguir mi exposiciónde acuerdo con las cuestiones que ustedes me plantearonpreviamente. En cuanto a si considero acertado el actualmodelo de gestión de protección al menor, he de decir queel sistema de atención y protección a la infancia en dificul-tad social responde en nuestro país a un modelo complejode participación de todas las administraciones formadopor normas básicas estatales y por normas emanadas deentidades que gozan de autonomía para la gestión de susrespectivos intereses, que es un modelo complejo y diver-so desde el punto de vista legislativo y también desde laaplicación de los servicios y programas, y que parte, entodo caso, del respeto a los derechos de la infancia reco-nocidos en nuestras normas y tratados internacionales.

Desde sus inicios, el desarrollo y mejora de los nuevosdispositivos creados en el sistema de protección a la infan-cia han sido y continúan siendo una preocupación cons-tante compartida por las comunidades autónomas y por laAdministración General del Estado. Esta preocupación ointerés se ubica en el ámbito de cooperación entre elMEPSYD y las comunidades autónomas, y se desarrolla através de varios mecanismos de coordinación y delibera-ción: la Conferencia Sectorial de Asuntos Sociales, laComisión Interautonómica de directoras y directores deInfancia y las comisiones técnicas de comunidades autóno-mas. Por otra parte, funciona también adscrito alMEPSYD un importante órgano de participación o de pro-puestas que es el Observatorio de la Infancia, en el que seencuentran representadas comunidades autónomas, diver-sas ONG de infancia —que, como saben, tienen ennuestro país un importante papel en los programas deprotección a la infancia—, la Federación Española deMunicipios y Provincias y distintos ministerios. En el senodel observatorio funciona un grupo específico de trabajo,denominado de adopción y acogimiento, en el que se com-parten experiencias, se aúnan criterios y esfuerzos y serealizan propuestas de actuación a desarrollar en losámbitos de responsabilidad de sus miembros.

En este marco, quiero señalar los que considero puntosfuertes del actual sistema de protección. En primer lugar,la propia estructura del sistema se orienta a trabajar prime-ramente en la prevención; en segundo lugar, es un sistemaintegrado en la Red Pública de Servicios Sociales queincide en los demás ámbitos relacionados con la vida delos pequeños y sus familias; en tercer lugar, permite lacolaboración de las administraciones públicas y la inicia-tiva social, lo que no cabe duda que enriquece el conjuntode prestaciones del propio sistema; en cuarto lugar, laadministración pública tiene atribuida la capacidad detomar decisiones en función del interés superior delmenor; en quinto lugar, los equipos técnicos son multipro-fesionales, lo que permite abordar los asuntos de modo

integral y, en último lugar, existe también un control juris-diccional de las resoluciones administrativas para vigilarsu total adecuación a la legalidad y es también importantedestacar el papel del Ministerio Fiscal como garante de losderechos del menor.

Como puntos débiles señalaría: la diferente realidad ylos diferentes criterios con los que, en algunos casos, lascomunidades autónomas han desarrollado la norma enfunción básicamente de sus propias prioridades y de susrecursos disponibles, siempre partiendo de una normacomún acordada por todos en nuestras Cortes Generales;la dificultad que existe, no cabe duda, entre comunidadesautónomas para establecer indicadores comunes que per-mitan evaluar las distintas medidas de protección y reali-zar seguimientos adecuados para lograr mejores resulta-dos; la armonización que se logra en los foros queanteriormente he mencionado, pero que evidentementesiempre es susceptible de continuar avanzando; las múlti-ples y variadas situaciones que en materia de protección ala infancia se producen pueden llevar a procedimientosvariados y generar a veces actuaciones que pueden serdiferentes y, por último, el carácter integral de las actua-ciones, evidentemente, hace también necesario avanzar yprofundizar en la coordinación de todos los agentes impli-cados en cualquier ámbito que redunde en definitiva en unmayor bienestar de la infancia.

Con respecto a si nuestro ordenamiento jurídico resuel-ve adecuadamente el conflicto del interés de los padresbiológicos y el interés superior del menor, hay que decirque evidentemente nuestra legislación aboga abiertamentepor el interés superior del niño, ya que es el sujeto querequiere mayor protección. Ahora bien, en este concepto,interés superior del menor, confluyen a su vez, en estecaso concreto, otros intereses, en concreto tres, diría yo,acerca de cuya primacía se ha debatido ampliamente: enprimer lugar, el derecho de la propia familia biológica aque el menor esté con ellos; en segundo lugar, el derechodel menor a su propia familia biológica y en último lugar,el derecho del menor como individuo a su propio desarro-llo. Recientemente, en la Ley de Adopción Internacional,aprobada a finales del año 2007, se introdujeron unos lími-tes para ayudar a resolver este conflicto de intereses; lími-tes que hasta entonces no existían. Dos años es el plazofijado para que la familia pueda solicitar la anulación de ladeclaración de desamparo y la vuelta del menor con ella sipor cambio de las circunstancias que la motivaron entien-de que se encuentra en condiciones de asumir nuevamen-te la patria potestad. Una vez pasado ese plazo, decae elderecho de la familia a exigir que el menor vuelva al senofamiliar. No obstante, esto no impide que la entidad públi-ca pueda decidir la vuelta del menor con su familia encualquier momento si se entiende que es lo más adecuadoen interés del menor, pero siempre como decisión de laautoridad pública, no como derecho de la familia una veztranscurrido ese plazo. Esta opción parte del total respetoa los padres biológicos y a su derecho a reparar la situa-ción que provocó el alejamiento de su hijo, pero atendien-do siempre a lo que es mejor para los niños; el menor no

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puede estar esperando indefinidamente a que se defina sufuturo, condicionándolo a la posibilidad de que en algúnmomento su familia biológica llegue a recuperarse. Debeprimar el interés del menor, su derecho a la propia vida ydesarrollo personal dentro de un margen razonable detiempo de compatibilidad con el derecho de sus padres arecuperarlo que se ha establecido por ley, como digo, endos años desde la declaración de desamparo.

Para que se pudiera ampliar el número de adopcionesnacionales hay algunas sugerencias que se pueden hacer, yno me cabe duda de que en esta comisión se pondrán demanifiesto. La introducción de plazos límites que acabo demencionar para que las familias biológicas puedan solici-tar a la entidad pública o recurrir ante el juez las decisio-nes que afectan a sus hijos puede permitir el aumento delas adopciones nacionales, este es nuestro deseo y así esvalorado por las familias y por los expertos. Dado queentró en vigor a principios de 2008, será a partir de prin-cipios de 2010 cuando se cumplan los dos años y comien-ce a decaer este derecho concreto de las familias; es posi-ble que entonces veamos un aumento de la adopciónnacional. En este mismo sentido, quizá puede ser oportunodotar en la tramitación judicial a las adopciones del carác-ter de urgentes, en línea precisamente con la modificaciónintroducida en la Ley de Enjuiciamiento Civil por la cita-da Ley de Adopción Internacional, que da carácter prefe-rente a los procedimientos en los que se sustancia la opo-sición a las resoluciones administrativas en materia demenores. Asimismo, existen otras fórmulas, que me cons-tan que ustedes han debatido, y que quizá puedan ayudara favorecer la adopción nacional, fórmulas, que no cabeduda, que merecen ser estudiadas o consideradas pararesolver la situación de provisionalidad de algunos meno-res, ya que así daría estabilidad quizá a su relación con unafamilia sin necesidad de romper definitivamente los víncu-los con su familia biológica, si no es eso lo aconsejable olo necesario. Tal es el caso, por ejemplo, de la adopciónsimple o de la adopción abierta, que como ustedes saben,es una adopción plena, pero que permite mantener ciertarelación con la familia de origen.

En cuanto a si el actual sistema de institucionalizaciónresponde al interés superior del menor, hay que decir quela Ley 1/1996 configura como más favorable para eldesarrollo del menor el que permanezca en una familia ysolo si esto no fuera posible o conveniente en algún casoespecífico para él optar por el centro de menores. Se indi-ca que siempre con carácter provisional, durante el menortiempo posible y además bajo la supervisión de la admi-nistración autonómica y del Ministerio Fiscal. No obstan-te, me gustaría hacer algunas apreciaciones respecto a lainstitucionalización de los menores, apreciaciones queevidentemente respetan, como no puede ser de otra mane-ra, lo que acabo de mencionar de la Ley 1/1996 y de lapropia Convención, y que pretenden simplemente ofreceralguna muestra de lo que encontramos en nuestro día adía cotidiano.

Por un lado, no es fácil encontrar familias acogedoraspara todos los niños, a pesar de que existen, por ejemplo,

organizaciones de infancia que se dedican a ellos, que sonapoyadas por las administraciones y que contribuyen ade-más a sensibilizar a la población en este sentido. Por ejem-plo, se celebra el día del acogimiento familiar, existencampañas para favorecer la captación y la formación deposibles familias acogedoras, también existen programasque llevan a cabo organizaciones de infancia en colabora-ción siempre con las comunidades autónomas para favore-cer la desinstitucionalización de los menores que tienenmás problemas para salir hacia una familia y que elMEPSYD financia a través del IRPF, y merece la penamencionar organizaciones como Cruz Roja, la FundaciónMeniños, Márgenes y Vínculos, la Asociación de Volunta-rios de Acogimiento Familiar, la Asociación Estatal deAcogimiento Familiar, etcétera, que trabajan, por ejemplo,con grupos de hermanos a los que generalmente resultadifícil encontrar una medida ideal, debiendo optar en oca-siones por la separación como actuación más conveniente.

Por otra parte, no todos los niños en centros salen fácil-mente en adopción o a nuevas familias, por muy distintascircunstancias que no son siempre achacables a ellos mis-mos. El acogimiento en centros puede ser a veces el recur-so más adecuado, por ejemplo, para adolescentes queestán intentando emanciparse de los vínculos familiares,para niños que tienen problemas emocionales muy graveso que tienen una fuerte vinculación con su familia naturalque les impide responder adecuadamente a otros padres ypara grupos de hermanos, como acabo mencionar. Tam-bién tengo que decir en su favor que los expertos señalanque estos menores en centros mejoran —aunque modera-damente—, sus resultados educativos, de salud, conduc-tuales, etcétera. Es decir, que la estancia en el centro per-mite al menos cumplir objetivos.

¿Qué modificaciones se podrían introducir para mejo-rar dicho sistema de institucionalización? En primerlugar, quizá habría que hacer una llamada a la necesidadde avanzar en medidas de apoyo profesional o inclusopersonal para los profesionales que trabajan en estemedio, que ya se hacen, pero que nunca son suficientessobre todo en determinadas circunstancias y problemáti-cas que pueden acompañar a algunos menores que estánsujetos a un importante estrés y desgaste emocional, loque hace también que los equipos de trabajo a veces pue-dan ser poco estables. Los expertos también hablan de laimportancia para los niños y niñas de tener un único téc-nico de referencia a lo largo de todo el itinerario protec-tor, independientemente de la medida, lo que puede ayu-dar a superar la fragmentación entre las diferentesmedidas. También puede ser importante avanzar en dotarde la agilidad necesaria, y regularlo si fuera preciso, elacogimiento de urgencia de los más pequeños con objetode que no hayan de pasar por un centro. Además es nece-sario mejorar las unidades de salud mental infanto-juve-nil que están preparadas al efecto y que tienen disponibi-lidad para trabajar con estos menores en el ámbito que seconsidere más adecuado. En todo caso, partimos siempredel respeto a la condición del menor como sujeto de dere-chos, a la participación de los menores en las decisiones

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que les afecten, que es también una recomendación quesiempre se sugiere, etcétera.

Ustedes me preguntan si considero el acogimientocomo una de las medidas más importantes del actual siste-ma de protección. No cabe duda de que el acogimientofamiliar está considerado como la opción preferente paramitigar o solucionar las situaciones de desprotección demuchos menores. Los datos —ya los hemos menciona-do— nos indican que esta medida ha sido además integra-da por las comunidades autónomas y supera en líneasgenerales al acogimiento residencial. También ya se hadicho que en su implantación colabora el movimiento aso-ciativo. La captación de familias es un elemento clave paraque el acogimiento familiar pueda ampliarse. En ese sen-tido, la formación de estas familias, bien sean ajenas oextensas, y continuar con el apoyo desde las administra-ciones que ya se presta, favorecen un mayor éxito en laatención al menor. La preparación de las familias para latarea que van a llevar a cabo es un trabajo que nunca puededarse por terminado. Los expertos, por ejemplo, insistentambién en la necesidad de oír a los acogidos y a los aco-gedores para poder afinar en las medidas a adoptar par-tiendo de su propia experiencia. Asimismo, puede serimportante profundizar en el conocimiento y desarrollodel acogimiento profesionalizado para poderlo potenciar.También, por ejemplo, puede estudiarse la posibilidad deatribuir la competencia administrativa de las entidadespúblicas de protección de menores para la constitucióndel acogimiento familiar, tal y como se hace con el aco-gimiento residencial. También se puede estimar la posibi-lidad, como ya se ha reconocido por tribunales en algunaocasión, de la legitimación activa de los acogedores en losprocesos judiciales, etcétera.

En cuanto a qué opinión me merece el tiempo de dura-ción real de los acogimientos, es un respuesta sencilla decontestar, ya que la valoración de los tiempos en el aco-gimiento es una cuestión clave. Es evidente su influenciaen la vida de un niño que está en proceso de desarrollo ypara quien el tiempo corre de manera muy diferente a la deun adulto. La estabilidad y las medidas que afectan almenor en una etapa en la que mejor y de forma más con-solidada se adquieren valores y hábitos de comportamien-to para el aprendizaje básico de la vida son fundamentales.Por esta razón nadie se cansa de pedir agilidad a los pro-cesos administrativos y judiciales, y por ello se introduje-ron plazos, como ya he mencionado, en la Ley de Adop-ción Internacional del año 2007.

Finalmente, con respecto a si considero necesaria unarevisión de la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídicadel Menor y si considero adecuada y suficiente la norma-tiva actual, debo decirles que la Ley1/1996 fue en su díauna ley muy importante y continua siendo un marco dereferencia clave para la protección de la infancia. No cabeduda de que la evolución de la sociedad española en estostrece años, los cambios que hemos vivido y la experienciasurgida de su propia aplicación pueden aconsejar su revi-sión y actualización. En este sentido quiero decirles quetanto el Ministerio de Justicia como el de Educación, Polí-

tica Social y Deporte están trabajando en ello para deter-minar posibles cambios que pudieran ser aconsejables.También, con motivo de la elaboración de la Ley de Adop-ción Internacional de 2007 se avanzaron algunos trabajostécnicos por parte de las comunidades autónomas y delMinisterio de Educación en este mismo sentido. Y es evi-dente que las aportaciones que puedan salir de esta mismacomisión especial del Senado han de ser claves para ello.

Señorías, ha sido un honor comparecer ante ustedes ydeseo que las conclusiones que de los trabajos de estacomisión se obtengan permitan avanzar en la protecciónde la infancia y contribuir a un mayor bienestar de losmenores.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Mar-zal, por su primera intervención, bastante interesante.

Pasamos al turno de portavoces de menor a mayor.Quiero recordarles lo acordado en Mesa y Portavoces encuanto a que estas intervenciones no excedan el tiempo desiete minutos por cada grupo.

Para empezar tiene la palabra el portavoz del GrupoParlamentario Mixto, señor Torres.

El señor TORRES I TORRES: Muchas gracias, señorapresidenta.

En nombre del Grupo Parlamentario Mixto y del míopropio le doy la bienvenida a esta comisión, señora Ampa-ro Marzal.

En los últimos años ha tenido lugar una cierta invisibi-lidad estadística de la infancia, por supuesto en referenciaa la falta de información disponible para que la opiniónpública conozca las necesidades y problemas de la pobla-ción infantil del territorio español. Una población tanimportante y un problema tan complejo requieren un aná-lisis serio y un gran esfuerzo para lograr una atención decalidad. Los niños y niñas que hoy están en acogimientoresidencial en España son un ejemplo claro de esta invisi-bilidad que afecta también a la conciencia colectiva.Hemos de evitar que estos niños y niñas formen parte delos grandes olvidados de nuestra sociedad tecnológica-mente avanzada, aunque hoy, usted, señora Marzal, nos hadado aquí unas cifras al respecto sobre acogimientos resi-denciales. Quizás este sea uno de los motivos por los queel número de solicitudes de adopción de niños extranjeroscontinúa aumentando frente al número de solicitudes paraniños españoles.

No existe una verdadera conciencia colectiva de lasituación de la adopción nacional actual. Para muchas per-sonas resulta un trámite complejo y con un gran handicapque se ve reflejado en los largos tiempos de espera. Se pre-cisarían otros modelos de gestión integral donde los soli-citantes de adopción internacional se dieran de alta de ofi-cio en los registros de adopción nacional. A mí modo dever, se debería modificar el Consejo Consultivo de Adop-ción Internacional y denominarlo Consejo Consultivo deAdopción para que en él se vieran realidades en adopción

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nacional e internacional. En definitiva, existe ausencia deinformación y transparencia en la gestión del desamparo yen los acogimientos en sus distintas variantes.

En temas de adopción, la realidad va siempre más rápi-da que los cambios legislativos y cabe destacar que cadavez existe una mayor sensibilidad de familias que ven enla adopción una opción, factor que muestra un grancambio social. El desamparo, la tutela, la guarda, el aco-gimiento familiar, el acogimiento residencial y la adop-ción se establecen como medidas de protección a la infan-cia, donde los niños han de ser atendidos por unosservicios que construyan un entorno familiar; además, esteentorno tiene que ser educativo y protector para ellos, unapremisa tan evidente que resulta demasiado obvia comen-tarla, y que, sin embargo, es necesario recordarla.

La adopción nacional en España es el resultado de unproceso complejo en el que intervienen diversos actores:Administración, familia, fiscales y jueces y cuyo funcio-namiento, que es la protección de la infancia desfavoreci-da, ha de mejorar. Por otro lado, sabemos que el ejerciciode competencia en materia de protección de menores enEspaña es ejercido plenamente por los entes autonómicosa partir de la reforma del Código Civil operada por la Ley21/1987, de 21 de noviembre. En su momento, el interésdel menor llevó a incrementar la intervención de los orga-nismos públicos en todas las actividades relacionadas conlos menores: de protección, de defensa, de custodia y decolocación de menores. Este protagonismo que se dio a lasentidades públicas se encontraba, por un lado, en la nece-sidad de unificación en las actividades de protección demenores, y por otro, en el descontrol de las actividades decaptación de niños susceptibles de ser acogidos o adopta-dos, por lo tanto, había generado situaciones ilícitas dondeprevalecían más los intereses económicos que los mera-mente altruistas.

Actualmente, el panorama nacional y social ha cambia-do, es por ello que volvemos a un punto donde se hacenecesaria una revisión de la situación actual por parte dela Administración Central. Hoy en día cada comunidadautónoma presenta un tiempo de espera diferente y unatramitación distinta en temas de adopción a pesar de quetodas han de seguir las mismas directrices; no obstante, sehace necesario un sistema de análisis que ponga en evi-dencia cómo transcurre la situación en cada comunidadpara tomar medidas resolutivas al respecto. A esto hay queañadir que la gestión del acogimiento de los menores enmuchos casos las comunidades autónomas la encomien-dan o contratan a entidades privadas, públicas o religiosas,organizaciones que realizan un importante trabajo. Engeneral existe una desconfianza en el sistema hacia la ges-tión de los menores desfavorecidos realizada por lascomunidades autónomas, desde que éstas asumen la tute-la del menor desamparado ya tienen que trabajar paralograr que se reintegre en su familia atendiendo a la cir-cunstancia en que se produjo el desamparo. Por un lado,quizá sería conveniente simplificar el régimen jurídico delos acogimientos y por otro lado, la formación de las fami-lias debería ser una pieza clave, ya que la obtención de

idoneidad técnica ha de ir unida a que las familias valorensus posibilidades como familias y como educadores.

Desde las administraciones públicas siempre se valora,en primer lugar, los derechos del niño o de la niña, el dere-cho que tiene a tener una familia que lo cuide de formaadecuada; a ser posible, que sea su familia biológica y sino puede ser por distintos motivos, que sea otra familia.Supuestamente, el objetivo es siempre velar por el derechodel menor. No obstante, tras una pequeña reflexión plan-teo si se tiene en cuenta el bienestar de un menor de tres ocuatro años, su adecuación y sus derechos, cuando des-pués de vivir toda su vida bajo la tutela de sus padresadoptivos, es devuelto a sus padres o familiares biológi-cos, quienes por circunstancias reclaman a sus hijos, loque supone, sin duda alguna, una situación traumáticapara él. Me pregunto: ¿Hasta qué punto esta situaciónpuede resultar positiva? Y, ¿para quién? Hemos de plantearque el acogimiento familiar se trata de un remedio de la noinstitucionalización del menor, sin embargo, la finalidaddel acogimiento preadoptivo es establecer vínculos defiliación entre el niño y la familia acogedora. Cada caso esdiferente y, como ya he comentado con anterioridad, larealidad de cada niño o niña va siempre más rápida que lamodificación normativa. En muchas ocasiones, desgracia-damente cada día sale una nueva historia que hay queadaptar al marco legal, en lugar de adaptar el marco legala las necesidades de cada historia.

Desde su punto de vista, señora Marzal, ¿no cree que enel caso comentado donde se antepone el derecho a recla-mar al hijo biológico ante el derecho de adopción existeuna discrepancia entre el fondo y la forma que prioriza elinterés biológico sobre el interés del menor? Y, si consi-dera que es así, ¿qué medidas plantea para solucionareste problema de incoherencia y resoluciones judicialescontradictorias?

Nada más, y muchas gracias, señora presidenta.

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Torres. A continuación, por el Grupo Parlamentario de Con-

vergència i Unió, tiene la palabra la senadora Aleixandre.

La señor ALEIXANDRE I CERAROLS: Gracias, seño-ra presidenta.

Bienvenida a esta comisión, señora Marzal. Entende-mos el esfuerzo que hacen todas las instituciones parafavorecer el interés superior del niño, pero si se ha creadoesta comisión es porque hay algo que no funciona bien deltodo. Es por ello, que debemos ir mucho más lejos que laLey que se hizo en 1996.

Estoy de acuerdo con el señor Torres en algunas de susintervenciones, ya que a veces el interés superior delmenor choca frontalmente con los derechos de la familiabiológica a que esté entre ellos, incluso es más, con elderecho del menor a su familia biológica. Creemos que elderecho del menor como individuo y su propio desarrollo,deben de estar por encima, y precisamente lo que hace laley es que da un plazo para que la familia biológica puedareclamarlo, pero la pregunta es: ¿Cuántas veces puede

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reclamarlo? Porque este es uno de los problemas: lo recla-man, hay problemas, vuelve a la institución o a la familiade adopción. ¿Durante cuánto tiempo pueden reclamarlo?Porque me parece absurdo que una familia biológicapueda reclamarlo más de una vez, a no ser que sea encasos muy excepcionales. Estamos de acuerdo con respec-to a la introducción de límites y plazos, y más adelante lepediremos que nos diga qué límite se pondría a estos pla-zos y en qué nos basaríamos.

También ha hablado usted sobre la adopción abierta yplena y me gustaría conocer cuál es la diferencia que exis-te entre ellas, ya que las familias acogedoras o las familiasque quieren adoptar a un niño no conocen estos matices.Es evidente que es mejor una familia que un centro educa-dor; no lo dudamos, y también es evidente que es difícilencontrar familias acogedoras, quizás sería mucho másfácil tener familias adoptantes que acogedoras, pero la leypromociona las familias acogedoras y no las adoptantes,que, en nuestra opinión, son las que deberían promocio-narse, por decirlo de alguna manera.

Respecto a los niños menores de tres años o bebés desemanas o de meses, me gustaría saber cuánto tiempo setarda en hacer una adopción. Estamos de acuerdo con elúnico técnico de referencia —yo le llamaría tutor de refe-rencia—, quizás sea el nexo de unión entre los diferentesmovimientos que puede hacer el niño, y creo que estaComisión lo tendrá que tener muy en cuenta.

También ha hablado usted de la salud mental infanto-juvenil, el problema es que en nuestro país no existenespecialistas en psiquiatría infantil y juvenil, solo existe lapsiquiatría de carácter general. Ya que no existe comoespecialidad médica, esperemos que se cambie la tronca-lidad médica —algunos de nosotros ya lo estamos pidien-do—, pero creo que es importante que alguien como uste-des estén reclamando este tipo de especialistas.

Otra de las cuestiones que se han mencionado es la refe-rente al acogimiento profesionalizado, y mi pregunta es lasiguiente —quizá por mi ignorancia en el tema lo desco-nozco—: ¿qué significa el acogimiento profesionalizado?Estamos totalmente de acuerdo con que el tiempo es clave,al igual que la agilidad y los procesos administrativos yjudiciales, precisamente aquí es donde debemos hacer hin-capié y donde debemos hacer cambios, ya que estamospara ello. El Senado es parte de la dos Cámaras que com-ponen el Parlamento y esta es nuestra misión.

Nada más, y muchas gracias por su asistencia y por suinformación.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Aleixandre. Por el Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrés,

tiene la palabra la senadora Burgués.

La señora BURGUÉS BARGUÉS: Gracias, señora pre-sidenta.

Bienvenida señora directora general de las Familias y laInfancia, doña Amparo Marzal. Le agradecemos su pre-sencia hoy aquí para tratar un tema muy especial y, creoque además en esto coincidimos, muy querido por todosnosotros.

El tema de la adopción y acogimiento del menor, comonos ha explicado, debería enmarcarse dentro de la Con-vención de los Derechos del Niño, reconociéndolos comociudadanos de pleno derecho; es decir, que no son ciuda-danos del futuro sino que son ciudadanos de hoy con susdeberes y derechos; primero con sus derechos y luego seles pueden exigir los deberes si tienen el reconocimientode estos derechos. Basándonos en este punto de ciudada-nos de pleno derecho, creo que esto nos da pie a que elmenor pueda participar también en la elección de lasmedidas que puedan ser más adecuadas para él. Entiendoque la participación de los niños es uno de los derechos enlos que tenemos que incidir, porque si bien existen otrosderechos que quizá por tradición, por costumbre, etcétera,están más reconocidos, en cambio el derecho a la partici-pación de un menor, parece que precisamente porque esmenor no se le atiende, no se le escucha y no puede dar-nos su opinión. De la misma manera, la limitación deltiempo para que las familias biológicas puedan recurriruna medida me parece fundamental. Actualmente la leycontempla dos años y quizá este período de dos años en unniño pequeño o en una niña pequeña es mucho tiempoporque su personalidad se está formando. Quizás seamejor que lo que había hasta ahora, y quizá las dificulta-des jurídicas y también la voluntad de defender unos dere-chos necesiten tiempo pero, en todo caso, pediría quefuera el mínimo tiempo posible, precisamente porque eltiempo va corriendo para el niño en progresión geométri-ca a lo que es el tiempo real.

Otro punto importante que quiero señalar es el de lasfamilias de acogida, tanto las familias de acogida para lapreadopción como las familias de acogida para evitar queese niño sea institucionalizado, pues aunque las institucio-nes sean modernizadas al máximo posible con profesiona-les fantásticos, siempre es mucho mejor el desarrollo deun niño en una familia que si no puede ser la biológica, seala de acogida, pero que el modelo sea el modelo familiar.Quizás no existe en España una tradición de familias deacogida, y es cierto que muchas veces cuando ha habidofamilias que han pedido una adopción y esta no ha podidollegar, rechazan este supuesto. Me imagino que les puededar miedo pensar que un menor al que le han dado su afec-to y con el que han tenido una relación muy directa puedaal cabo de un tiempo tener que volver, bien a la institución,bien a la familia biológica.

Considero interesante que se pudieran formar familiasde acogida. Creo que la formación es fundamental, enprimer lugar, porque este modelo, que en otros paíseseuropeos hace años que existe, evita que el niño sea insti-tucionalizado y le proporciona un acogimiento que para éles mucho más positivo que cualquier institución, por muybueno que sea su funcionamiento o por muchos mediosque le prestemos, y, en segundo lugar, la formación tam-bién, si es posible, a la familia biológica. Si el medio fami-liar propio del niño o de la niña biológico no es favorable,entonces se irá a una familia de acogida, pero es necesariopotenciar la formación tanto para la familia biológica, quepueda volver a acoger al niño, como para la familia de

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acogida, sea o no después familia de adopción. Ojaláentendamos en España que la familia de acogida es unamedida que beneficia al niño y, precisamente porque bus-camos el interés superior del niño, no de la familia de aco-gida, entienda que quizá tenga que marcharse, pero esta esla elección y la voluntad para el desarrollo del niño hastaque tenga su mayoría de edad. Estos son los puntos quequería señalar.

Le agradezco su presencia e intervención que seguroque nos va a ayudar a encontrar soluciones o planteamien-tos que ayuden al objetivo de esta comisión que es el desolucionar los problemas que se encuentran tanto en lasadopciones como en otros sistemas de atención a losniños.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Burgués. Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra

el senador Bedera.

El señor BEDERA BRAVO: Muchas gracias, señorapresidenta.

Bienvenida, señora Marzal, a esta comisión que abreusted precisamente. Le quiero decir, en primer lugar, ennombre del Grupo Socialista, que nos parece muy comple-to el cuestionario que nos ha enviado pues va a ser muyimportante para tomar decisiones a partir de las respuestasque nos ha facilitado y que nos ha ampliado en su inter-vención con algunos datos de los que carecíamos. Le digoexpresamente que tanto nosotros como el resto de los gru-pos teníamos mucho interés en que usted fuera la primeraen comparecer en esta comisión por la relevancia de lo querealmente hace el ministerio. Usted habla de la participa-ción del ministerio en un modelo complejo en el que estánincluidas e inmersas todas las administraciones, precisa-mente por eso, porque usted tiene la responsabilidad decooperar con el conjunto de las comunidades autónomas,nos interesaba mucho saber, antes de nada, su opinión.

Le voy a hacer una serie de preguntas, en nombre de migrupo, teniendo como frontispicio de todo el objetivogeneral, que a nosotros evidentemente nos parece la clave,y que es el interés superior del menor. Esto, nos parece tanimportante que todos los grupos hemos encargado a laletrada, aquí presente, que elabore un informe jurídicosobre lo que se tiene que considerar interés superior delmenor, porque a fin de cuentas ésta es la cuestión clave.Todos estamos de acuerdo en decirlo, pero a la hora de laverdad parece que lo entendemos de forma distinta.

He aislado una serie de cuestiones y problemas a losque me gustaría que usted nos contestará o nos ampliarasu respuesta. No obstante, en el cuestionario que ha relle-nado ya nos ofrece bastantes soluciones. El primero de lostemas es el de la necesaria coordinación o cooperacióndado que toda esta materia de la protección del menor estáen manos de las comunidades autónomas. Usted haexpuesto, efectivamente, las virtudes del sistema, perotambién ha sido valiente analizando una serie de puntosdébiles del mismo. La primera pregunta que yo le querría

hacer es en referencia a la mejora de la coordinación queusted propone o al establecimiento de indicadores comu-nes para evaluar las medidas de protección: ¿Dónde creeusted que deberían hacerse? ¿Es objeto de análisis en lacomisión sectorial? ¿Desde el Observatorio de la Infanciase puede hacer o ustedes solamente analizan y despuéstrasladan a la sectorial correspondiente? Creo que estamostodos de acuerdo, que es una de las cuestiones que se vana mencionar en esta Comisión, en la necesidad de coordi-nar mejor las actuaciones entre todas las comunidadesautónomas, pero la otra cara de la misma moneda seríahacerlo respetando necesaria y absolutamente la autono-mía que tienen estas comunidades para desarrollar y ges-tionar estos temas en los que tienen por ley atribucionescompletas.

La segunda cuestión, ya ha sido puesta encima de lamesa por los anteriores intervinientes, y es el tema del bio-logismo. Es verdad que desde la aprobación, en diciembrede 2007, de la Ley de Adopción Internacional se introdu-jeron algunos matices y reformas, se fijaron plazos paraque las familias biológicas recurrieran las decisiones, apartir de los cuales, los famosos dos años, no se podríanrecurrir salvo que el propio Ministerio Fiscal lo entendie-ra o actuara en favor de las familias, pero no ex lege sinoevidentemente porque lo entendiera así. Sin duda, ésta esuna de las cuestiones más importantes, porque a nuestroentender quizá una parte del tratamiento jurisdiccional quetiene la materia de la adopción y del acogimiento tiene quever con una defensa a ultranza, en algunos casos, del inte-rés de la familia biológica por encima del interés delmenor, o dicho de otra forma, cuando se entra en colisiónde intereses, y los intereses del menor colisionan con losintereses de la familia biológica, en muchas ocasiones a loque se atiende es a quien tiene más voz que es la familiabiológica y no el menor; y desgraciadamente este es unode los casos que tenemos y que creemos que es la puntadel iceberg, como por ejemplo: el de la niña Piedad, el delniño de El Royo, el de los niños de Dos Hermanas y,recientemente el de la niña de la Pedriza en Valladolid.Esta es la punta del iceberg que esconde por detrás unplanteamiento excesivamente biologista de la resoluciónde estos problemas. Usted ya ha dado algunos apuntes quetienen que ver con la reforma, por ejemplo, de la Ley deEnjuiciamiento Civil, en el mismo sentido o profundizan-do algo más de lo que se hizo en la propia Ley de Adop-ción Internacional que fue un paso fundamental.

El tercer bloque de cuestiones hace referencia al temade la burocratización en sus dos aspectos: el puramentejudicial, lo que usted llama agilización judicial, y el de lospropios procesos administrativos. Estamos de acuerdo yapoyaremos esa decisión de declarar urgentes, prioritariaso preferentes todas las cuestiones de tramitación judicialen el caso de las adopciones; creemos que es una vía, y porlo tanto, nos parece muy adecuada, pero también en losprocesos administrativos el tema de cómo se llevan, ladiversidad de actuaciones por parte de los distintos orga-nismos sociales y de las comunidades autónomas planteatambién problemas. ¿Cómo cree usted que afecta, desde

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su punto de vista y desde su importante experiencia, eldiferente modelo de gestión que tienen unas comunidadesautónomas u otras? Es decir, el modelo de gestión públi-co o privado de la protección de los menores. Da lomismo quien gobierne en una comunidad autónoma o enotra —y lo digo aquí abiertamente— le estoy preguntandode forma directa y concreta si desde su punto de vistainfluye en algo el que, por ejemplo, los centros sean públi-cos o privados. Me gustaría que nos contestara qué opi-nión tiene al respecto.

Una cuarta cuestión es el tema de la institucionaliza-ción, y concretamente me interesaría que nos contestara aalgo que tiene que ver con lo que usted afirma de la esca-sez o de la falta de familias acogedoras. Usted deja caer eltema de la profesionalización, y mi grupo le preguntafrontalmente si cree usted que eso sería bueno; es verdadque lo hemos visto en algunos países europeos y, para quenos entendamos todos, mi grupo entiende por tratamientoprofesionalizado, en el caso del acogimiento, la suma dedos cosas: formación de familias acogedoras y compensa-ción económica a las familias que acojan menores. ¿Cuáles su opinión al respecto?

En cuanto a los acogimientos, que usted llama de urgen-cia, para menores de tres años —y aquí le voy a plantearun tema más amplio todavía que, como usted conoce, exis-te en otros países como, por ejemplo, en Gran Bretaña—,¿cree usted que la posible eliminación del acogimientoresidencial como medida generalizada favorecería o no lanecesidad del acogimiento familiar? Por lo tanto, el dere-cho de un niño a tener una familia. Usted avanza, en lo quenos ha presentado, que quizá en algunos casos de adoles-centes, etcétera, el acogimiento cumple un plus, tiene unvalor añadido, pero una medida quizá drástica como ésta,cómo la valoraría usted desde su experiencia.

El tema del acogimiento es otro de los grandes bloquesa discutir. Usted dice que, efectivamente, es una opciónpreferente. Aquí el fondo de la cuestión, es el tiempo deacogimiento. Un menor puede tener un acogimiento sim-ple durante tres, cinco o seis meses, pero cuando transcu-rren tres o cuatro años, cuando el niño tiene cinco años,para el menor es toda su vida; creo que este es uno de losproblemas. En el libro que ustedes acaban de editar «Elacogimiento familiar en España. Una evaluación de resul-tados», exponen que la media del tiempo en familia ajenaes de tres años y medio y en familia extensa es de mástiempo. Claro esta que en la familia extensa, como son losabuelos, los tíos, etcétera, normalmente la interrupción deeste acogimiento se produce en muchos casos porque elniño llega a la mayoría de edad, lo cual me parece obvio yconveniente. Pero no ocurre lo mismo en el caso del aco-gimiento en familia ajena por esos vínculos, anteriormen-te ya mencionados, que se van generando. Una de las pre-guntas es: ¿Cómo valora usted los datos que vienen en ellibro al que me he referido respecto de la interrupción delos acogimientos? Un porcentaje altísimo, el 71 por cien-to, de la interrupción de los casos de acogimiento en fami-lia ajena acaban en acogimiento residencial, lo cual es uncontrasentido. Es decir, estamos asistiendo —vuelvo a

repetir estos casos a los que me refería antes— a supuestosde acogimiento en los que los niños llevan tres y cuatroaños —la media son tres años y medio—. Hay una inte-rrupción, y lo que podía parecer es que se ha vuelto a res-taurar una normalidad en la familia biológica y el niñovuelve con la familia biológica, pero vemos que casi en lastres cuartas partes el destino final del niño es nuevamentela institución, el acogimiento residencial. Sé que es la pre-gunta del millón, pero, ¿usted sabe qué falla aquí? Estasinterrupciones son dictadas normalmente por los respon-sables correspondientes de las comunidades autónomas,que dicen en un determinado momento: hasta aquí, y hayque devolver al niño. Si usted nos pudiera aclarar de quéva esto, nos haría un gran favor.

Ni qué decir tiene la valoración positiva del Grupo Par-lamentario Socialista sobre una propuesta que hace ustedy que nos parece realmente fantástica, y es la legitimidadactiva de los padres acogedores o de los acogedores en losprocesos judiciales. Se producen unos desgarros emocio-nales terribles cuando después de tres o cuatro años deestar los niños con una familia de acogida son retirados yno tienen ni el derecho a que les digan dónde están esosniños, no ya a intervenir judicialmente en los procesos,que es lo que usted propone aquí, a una legitimación acti-va, ni siquiera el derecho mínimo a la información de quéha pasado con ese niño, que cuatro de sus cinco años devida lleva residiendo con otros hermanos en una casa. Esoes terrible y lo que espanta a muchas familias para entraren este proceso. Esos casos que saltan de forma puntual alos medios de comunicación tienen un efecto perverso enlo que pretendemos, que es que haya cada vez más padresde acogida y no menos. Por eso nos parece una medidamuy buena, que ya desde aquí vamos a recomendar.

Por último, y termino señora presidenta, quisiera plan-tear dos preguntas muy concretas. ¿Tiene usted datos de laconversión de los acogimientos permanentes en acogimien-tos preadoptivos? ¿Hay algún dato? Esto parece una de lasquiebras del sistema. El niño está en acogimiento perma-nente y el tema es si el niño es adoptable o no es adopta-ble. ¿Tenemos datos de cuántos se pueden convertir enacogimientos preadoptivos? La segunda pregunta es muyconcreta. Se habla de fórmulas imaginativas de adopcióny usted propone la adopción simple o menos plena y laadopción abierta. ¿Usted cambiaría la legislación paraintroducir la fórmula de adopción abierta? Por otra parte,es una fórmula que ha funcionado en España de otramanera, no como tal adopción, pero históricamente elfamoso prohijamiento no era más que esto pero sin ruptu-ra de vínculos de filiación. Tendría más cosas que decir,pero ya se las comentaré.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senador Bereda.Por último, por el Grupo Parlamentario Popular tiene la

palabra la senadora Nicolás.

La señora NICOLÁS MARTÍNEZ: Muchas gracias,señora presidenta.

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Buenas tardes, señora Marzal. Es un honor para mídarle la bienvenida al Senado en nombre de mi grupo par-lamentario, y más siendo las dos de Murcia y habiendotrabajado en distintas instituciones conjuntamente. Mealegro mucho de que una murciana tan trabajadora comousted este aquí esta tarde.

Hablar de adopción en España es hablar de niños que notienen una familia, necesaria, como ya se ha dicho, paraser atendidos, educados y formados en la vida. En la Leydel menor de 1996 se regula la actuación de los serviciossociales ante las situaciones de desamparo y se habla tam-bién de la suspensión de la patria potestad y del acogimien-to familiar. Pero la mayoría de las familias, señorías, quie-ren adoptar, como ya se ha dicho aquí, no quieren acogerun niño y después de unos años, algunas veces muchosaños, tener que devolverlo, porque los lazos afectivos quese han creado son muy grandes y el dolor que produce eseproceso de separación es desde luego desgarrador, comotambién aquí ha quedado manifestado por otros grupos.Tal y como está actualmente planteado el acogimiento, esun acto solidario, no de paternidad filial, y debe garantizarel retorno del menor con su familia biológica. Aunque des-pués me referiré a las personas que quieren adoptar unniño en España quiero dejar muy claro que para mi grupolo principal, lo primero, lo más importante es el bienestarde esos niños, por encima de los deseos de las familias deeste país que, como le he dicho, quieren adoptar, quierenhijos más que ser familias acogedoras.

Usted, señora Marzal, había recibido un cuestionariopor parte de esta comisión, a cuyas respuestas hemostenido acceso, que han sido las de su intervención, unosminutos antes de que esta comenzara. Usted hablaba en elaño 2006 de más de veintinueve mil niños en centros tute-lados o acogidos por familiares en centros o en acogimien-to familiar en España, con lo cual podemos suponer que afecha de hoy son muchos más de veintinueve mil: pode-mos estar hablando de más de treinta mil niños ahoramismo tutelados por la Administración. Nuestro grupo lepregunta: ¿Cuántos de esos niños entiende o sabe que sonsusceptibles de adopción? ¿Cómo influye en un menor elhecho de que un acogimiento pueda durar varios años y, alfinal, no se produzca la adopción? Ya sabemos lo que signi-fica para esa familia de acogida: un desgarro y un sentimien-to muy doloroso de separación. Pero, según los datos delos que disponemos, solamente el 10 por ciento de losniños en tutela por la Administración son susceptibles deadopción, y nos preguntamos entonces qué está pasandocon el resto. Según las asociaciones de padres adoptantes,entre ocho mil y diez mil niños y adolescentes entran enacogimiento transitorio residencial o familiar cada añoen este país. Según la Ley del menor, las medidas deacogimiento transitorio pueden plantearse, como ya se hadicho también, a largo plazo, es decir, el menor puede per-manecer años en centros, sobre todo a partir de determina-da edad en la que es más difícil la acogida o la adopción,en caso de que fuera susceptible de adopción. Por tanto, leagradecería que me dijese, si lo sabe, qué ocurre con eseotro 90 por ciento de niños que no son susceptibles de

adopción, que algunas veces están en acogimiento porfamilia extensa, por otras familias. ¿Se ha estudiado porparte de su departamento, del Observatorio de la Infanciao de alguna otra manera qué es lo que pasa con esos niñoscuando cumplen los 18 años, cuando son mayores deedad? Suponemos que también sabrá decirnos cuántos deesos menores no salen de los centros hasta los 18 años, esdecir, cuántos entran en los centros con una edad que leshace imposible acceder a una familia de acogida o seradoptados. Quizás usted sepa también decirnos —seríamuy interesante para los trabajos de esta comisión, por loque si no dispone del dato ahora, le pediría que nos loshiciera llegar próximamente— cuántos de esos niños quesalen de los centros a los 18 años tienen sus estudios obli-gatorios terminados, cuántos se incorporan al mercadolaboral y cuántos acaban los estudios universitarios.

En septiembre del 2006 —usted también lo ha recorda-do aquí— la secretaria de Estado Amparo Valcarce habla-ba del plan Nacional de Infancia y Adolescencia. Decíaque se iba a potenciar la figura del acogimiento familiar,en especial el acogimiento de urgencia. Sabemos quecomunidades autónomas como Murcia han sido pionerasen este tipo de acogimiento de urgencia, las familias lla-madas canguros, pero ¿puede decirnos en cuántas comu-nidades autónomas a fecha de hoy está regulado este aco-gimiento de urgencia?

En la primera pregunta del cuestionario habla del actualmodelo de gestión de protección a la infancia en España.Quisiera saber su opinión, después de lo que aquí ha que-dado patente a lo largo de las intervenciones de los grupos,sobre la posibilidad de que existiera un organismo centralde coordinación y control de la adopción, que sirva paracoordinar no solo al ministerio con las comunidades autó-nomas sino también a los diferentes ministerios que estánimplicados en este tema, como puede ser Sanidad, por eltema de la salud mental, como puede ser Justicia, por laagilización de los trámites, etcétera. Como usted ha dichomuy valientemente, hay que agilizar los trámites judicia-les. Me gustaría saber su opinión respecto a ese posibleorganismo de coordinación a nivel central, porque creoque el Observatorio de la Infancia o la conferencia secto-rial no tienen esas funciones.

El proceso de adopción nacional actual es muy largo.Además, si nos metemos en las web de cada una de lascomunidades autónomas presentan unos trámites diferen-tes. La formación a las familias es diferente según lascomunidades autónomas. También quisiéramos destacarque cuando las familias tienen un niño en acogida, en pre-adopción, un niño susceptible de ser adoptado, y creen quehan pasado lo más difícil, es ahí donde empieza realmen-te el trámite más largo, más difícil, todo el trámite en eljuzgado correspondiente. Además, cada juzgado funcionade una manera diferente y, a su vez, según hemos podidocomprobar, también cada juez. Por ejemplo, hay juecesque tramitan directamente la inscripción del menor en ellibro de familia para que coincida el auto de adopción conla inscripción de ese menor en el libro de familia, y otrosque no. Quisiéramos saber si su departamento ha tenido

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algún contacto o ha habido alguna reunión con represen-tantes del Ministerio de Justicia para unificar este tipo demedidas. También nosotros pensamos que es fundamentalla formación y la información para esos padres solicitan-tes de adopción o esas familias acogedoras.

En cuanto a la segunda pregunta sobre la mayor coordi-nación de todos —usted hablaba con mucha valentía deesa necesidad de que todos estemos coordinados—, qui-siera plantearle la siguiente pregunta: ¿Qué le parecería oqué opinión le merece la posibilidad de establecer conve-nios entre las comunidades autónomas? Lo que a nosotrosnos hacen llegar muchas asociaciones de padres adoptan-tes es que la gente tiene en este país mucho miedo a soli-citar la adopción nacional, y por eso recurren más a lainternacional, porque en las comunidades autónomas,sobre todo en las pequeñas, o en las provincias pequeñashay mucho riesgo de que un niño adoptado pueda encon-trarse en un centro comercial con la familia extensa de esemenor. Como las familias españolas quieren tener hijos yno quieren mantener esos vínculos con la familia extensa,nos dicen que se van a adoptar a otros países. Sabemosque oficialmente no hay nada, pero quisiéramos saber siextraoficialmente hay alguna medida por parte de suministerio para coordinar esto entre las comunidades autó-nomas. Puede ser muy traumático tener un niño en acogi-da durante varios años y al final romper ese vínculo sinsaber cuál va a ser su futuro. Por ello las familias no quie-ren tanto acoger pero sí, desde luego, están dispuestas aadoptar.

Sobre las preguntas cuatro y cinco quisiera que me acla-rara una cuestión. ¿Cree usted que la lentitud en la trami-tación de los expedientes de adopción en los juzgadosderiva de la situación de exceso de trabajo o del colapsode expedientes, que se pasan meses y meses sin trami-tar? Como ya le preguntaba antes, ¿ha habido algúnacercamiento entre su ministerio y el Ministerio de Justi-cia, sobre todo teniendo en cuenta que el recientementedimitido señor Bermejo era diputado del Partido Socialis-ta, número uno por Murcia, para que esos trámites judicia-les se acorten, dotando de más personal o de más mediosa esos juzgados que tienen que ver en el tema de estosexpedientes de adopción? Si fuésemos capaces de conse-guir que ese plazo fuera el más breve posible, los menoresinstitucionalizados tendrían más oportunidades de inte-grarse lo antes posible en una familia y estaríamos evitan-do, señora Marzal, en buena medida, las situaciones querefleja el informe del Defensor del Pueblo, que ante lacomisión mixta celebrada el pasado día 17 de febrerorecogía testimonios verdaderamente estremecedores. Porrecordarle algunos, hablaba de la infelicidad de los niños,de la medicación inadecuada, de rutina profesional, de faltade profesionales en psiquiatría infantil, como también ustedvalientemente ha puesto de manifiesto aquí esta tarde.

Hay algunos datos sobre los que me gustaría conocer suopinión. Ha habido un recorte muy importante en los presu-puestos de este año en política social, en las partidas desti-nadas a familia y menor; sin embargo, entre el 65 y 70 porciento de los niños que son institucionalizados provienen de

familias en riesgo social y de malos tratos. Me gustaría queme aclarara cómo es posible esta incongruencia.

Para terminar, señora presidenta, quiero dejar constan-cia de que me parece escasísimo el tiempo que tenemostodos los grupos para hablar de un tema tan importante.Me gustaría saber, señora Marzal, si facilitando la adop-ción nacional disminuiría el número de menores que lle-gan a los centros de protección, porque vemos que estenúmero también se va incrementando año tras año. Quisie-ra agradecerle su comparecencia y ese informe exhaustivoque nos ha traído, así como poder tener la oportunidad dehacer alguna otra observación en el segundo turno.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Nicolás.Me parece bastante interesante su observación, pero no

es una cosa de la presidenta sino un acuerdo de Mesa yportavoces, porque a las cinco y media tenemos convoca-do a otro compareciente.

Tiene la palabra la señora Marzal para responder.

La señora DIRECTORA GENERAL DE LAS FAMI-LIAS Y LA INFANCIA (Marzal Martínez): Muchas gra-cias, señora presidenta.

Voy a intentar responder a las muchas preguntas que mehan hecho todos ustedes y les agradezco sus amablesintervenciones.

En cuanto a lo que ha planteado el senador Torres, delGrupo Mixto, hay que decir que existen boletines estadís-ticos de protección a la infancia desde hace más de doceaños ya, donde están recogidos muchos de los datos quehe podido facilitar esta tarde, y muchos datos importantesque no hay ningún interés en ocultar, siempre teniendo encuenta que son cuestiones tremendamente delicadas, por-que afectan a los menores y, por tanto, es importantísimoque se utilicen con toda delicadeza, pero están ahí, existeesa información y está publicada con la colaboración delas comunidades autónomas y el propio ministerio, que seencarga de recuperarlos.

Ha surgido muy a menudo la referencia al biologismo,a reclamar el hijo biológico, al plazo de los dos años, a siprimaba el interés superior del menor o no primaba el inte-rés superior del menor. De nuevo, voy a tener que referir-me a que esto es otro tema con muchísimos matices. Meaventuro a decir que por eso crearon esta comisión, porquees un tema tremendamente rico, delicado y con matices.Cuando hablamos del respeto a los padres biológicos,nadie quiere dejar de respetar ese derecho que los padresbiológicos tienen a recuperarse, y precisamente estableceresos dos años de plazo en la Ley de Adopción Internacio-nal supuso un intento de compatibilizar esos dos derechos,el de la familia a poderse recuperar, evidentemente tam-bién el interés del niño a su propia familia, pero tambiénel interés a su propio desarrollo armónico, equilibrado y,sobre todo, a cierta estabilidad en su vida.

Me preguntaba la senadora Aleixandre si la ley promocio-na el acogimiento y no la adopción. La ley no promocionani una cosa ni otra. La ley lo que promociona es el interés

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superior del menor. La Ley 1/1996 lo que hace es recogeruno por uno todos los derechos que la propia Convenciónsobre los Derechos del Niño del año 1989 le otorga. La leypromociona el interés superior del menor. No promocionaespecíficamente el acogimiento, como no promocionaespecíficamente la adopción, cualquiera de esas medidas.La adopción significa evidentemente una ruptura con supropia familia, por lo tanto es una medida que en princi-pio va detrás del acogimiento, puesto que el acogimientoes darle esa opción durante un tiempo, como estamosviendo, como parece que todos consideramos que puedeser importante delimitar, pero primero está el acogimientocomo fase previa para dar esa opción a la familia para quepueda recuperarse. Si no, viene la adopción.

En cuanto a las distintas fórmulas sobre la adopciónabierta o la adopción plena, las he mencionado porque séque han estado presentes en esta Cámara. Creo que se hapresentado alguna moción que ha sido además aprobadapor unanimidad. Además, están en el debate público, y loque no cabe duda es que merece la pena que se conside-ren, que se estudien, que se valoren y que se adopte lamedida que se considere más importante o más necesaria.Vuelvo a referirme a la necesidad de matizar y tratar conextrema delicadeza todas estas cuestiones que afectan a lomás intimo de la familia y, antes que a ella, incluso a losniños.

Se ha mencionado también el derecho a la participa-ción. Me he referido en mi intervención a la importanciade que los menores sean oídos y las familias también,tanto los acogedores como los acogidos. El derecho a laparticipación en efecto se recoge en la propia Convenciónsobre los Derechos del Niño. Es un derecho quizás de losmenos visibles, pero en cuya defensa la AdministraciónGeneral del Estado y las comunidades autónomas estánimplicadas y comprometidas. En el Plan EstratégicoNacional de Infancia y Adolescencia, que la senadoraNicolás ha mencionado, una de las líneas de actuación serefiere precisamente a ese derecho a participar, y aquí tam-bién se recoge.

¿Dos años no es mucho tiempo para un bebé? Eviden-temente, sí, porque estamos hablando de tiempos que enrelación a los bebés no son lo mismo que para los adultos.Cuanto más pequeño es el niño, más influye ese tiempo.De ahí viene también la consideración del acogimiento deurgencia y la necesidad incluso de poner un límite a eseacogimiento de urgencia, de regularlo de una manerageneral. Puede ser interesante, puesto que, como ha dichola senadora Nicolás, hay algunas comunidades que loestán impulsando porque consideran, como es de sentidocomún, que los más pequeños, si es posible, es mejor queno pasen por un centro. En todos estos matices, en estascuestiones de agilidad, de respeto a todas las partes impli-cadas, hay que poner siempre el foco sobre el menor y lostiempos. Hablamos de dos años. Recuerdo que cuando sediscutió este tema en la Ley de Adopción Internacional fuebastante debatido, porque ¿qué es mejor, un año, un año ymedio, dos años, dos años y medio, tres años? Es decir,todos son aspectos con matices y es francamente estupen-

do que tengamos oportunidad de estudiar, de debatir yde escuchar distintas opiniones que pueden contribuir aavanzar en este camino, en una serie de foros que yaestán creados.

He hablado de la necesaria cooperación. La coopera-ción es algo que evidentemente no tiene límite, y en unmodelo de Estado como el que tenemos la cooperación esun elemento fundamental, y se hace y funciona tanto enlos foros de responsabilidad política directa, como puedenser la conferencia sectorial, la Comisión Interautonómicade Directores Generales de Infancia, como en las comisio-nes técnicas. Los técnicos trabajan coordinadamente contodas las comunidades autónomas y la propia Administra-ción General del Estado para avanzar en este camino.Algunas de las reflexiones que están aquí, surgen de esaexperiencia directa de las comunidades autónomas. ElObservatorio de la Infancia permite incorporar a todas lascomunidades autónomas que son directamente competen-tes, así como a las organizaciones de infancia, que tienenun papel importante y una amplia experiencia, y a losministerios, además de los foros estables de coordinacióninterna de la propia Administración General del Estado.Es decir, cuando digo que es importante avanzar en estecamino, no quiero decir que sea una novedad: se hace, ymucho. Precisamente la responsabilidad que nosotrostenemos desde la Dirección General es esa: intentar favo-recer la coordinación, la cooperación y la colaboración.Ese es nuestro trabajo y existen los foros que actualmenteestán funcionando. En ese sentido, se trata de profundizar,de continuar poniendo el foco sobre estas cuestiones, devolver a traer a la luz cuestiones que han sido debatidaspero a las que a lo mejor no hemos encontrado la soluciónadecuada, pero es importante avanzar en ello, y conseguirdar pasos sucesivos, como ya se han dado.

En cuanto a si influye el modelo de gestión público oprivado en la protección de los menores, pues no tiene porqué influir. Mi opinión es que en este país son perfecta-mente compatibles en muchas otras materias, no solo en elcampo de la protección a menores, y funciona adecuada-mente. Además existen los mecanismos de control, comoes la propia vigilancia de la entidad pública que se leotorga por ley, así como la vigilancia que la fiscalía demenores tiene sobre esos temas. Es decir que no tiene porqué ser indicador el uno o el otro de mejor o peor funcio-namiento. Supongo que conocemos o podemos conocercasos estupendos en un sentido o en otro.

La profesionalización es otro de los temas que quizásmerece la pena poner sobre la mesa, como la adopciónsimple, la adopción abierta, etcétera, puesto que a lo mejornos puede dar una salida. La cuestión no es decir que estáresuelto el tema y que la solución va por ahí. No me con-sidero tan atrevida como para poder decir eso. Ojalá tuvie-ra la piedra filosofal para poder decir que esta es la solu-ción a todos los problemas de la infancia. Mi autoestimaes alta, pero no tanto. (Risas.). Pero no cabe duda que eltema de la profesionalización también puede contribuir.

El senador Mario Bedera ha dicho una cosa que me haresultado interesante, y es que el 71 por ciento de las inte-

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rrupciones del acogimiento en familia ajena acaba en aco-gimiento residencial. ¿Que falla aquí? Ojalá fuese capazde detectarlo. Sí hay que decir que en esos mismos estu-dios que el Observatorio de la Infancia y el propio minis-terio han encargado, y que ahora voy a mencionar en rela-ción a otra pregunta que se me ha hecho, aparece que enun porcentaje similar, en torno a un 72 por ciento, la vuel-ta del niño de una medida de acogimiento familiar al cen-tro es por la propia familia acogedora, por circunstanciasque se señalan como muy diversas: por la falta de adap-tación del niño; por muerte; por empeoramiento de lasituación familiar de uno de los miembros de esa propiafamilia acogedora; por falta de entendimiento con los her-manos con los que convive, etcétera. Vuelvo a repetir queesta es una cuestión con tantísimos matices, con tantísi-mas posibilidades que es tremendamente difícil tomar unadecisión única y decir que esta es la solución. Cuando hemencionado que hacen falta indicadores comunes, lo decíaen el sentido de que son muchas las posibilidades, lasvariables. Porque estamos hablando de casos tan tremen-damente diferentes, divergentes, que es muy difícil daruna respuesta única, homologable para todos, porque lascircunstancias son muy difíciles. A veces los acogimientospermanentes no se convierten en preadoptivos porque a lomejor se prefiere esa fórmula para el niño, ya que el niñoa veces desea mantener la relación con su familia biológi-ca y a veces no.

Respecto a las preguntas que me ha planteado la sena-dora Nicolás, quizás yo no tenga la información suficien-te como para poderlas responder. Evidentemente, sí que hahabido interés por parte del ministerio en intentar dar res-puesta a muchas de esas preguntas, y las respuestas nos lasintentan dar los expertos y los técnicos. Se han hecho através del Observatorio de la Infancia una serie de estudiosdesde el año 2002, pero que se publican en el 2003, sobrela situación del acogimiento familiar en España con elequipo de investigación de la Universidad de Oviedo; másadelante se hizo sobre el derecho del adoptado a conocersus orígenes en España, porque era una sensibilidad queexistía en ese sentido; otra vez con la Universidad deOviedo se hizo una evaluación de resultados sobre el aco-gimiento familiar en España, que es a la que hacía men-ción el senador Mario Bereda, que se publicó en el año2008; actualmente está a punto de ser publicado un infor-me sobre la necesidad de los niños y niñas de larga estan-cia en acogimiento residencial; viabilidad de posiblessoluciones basadas en el acogimiento familiar, que estátambién realizando la Universidad de Oviedo porque allíhay una serie de expertos trabajando muy bien en estecampo, que lo ha encargado, en el marco del Observatoriode la Infancia, a través de la ONG Aldeas Infantiles SOSetcétera. Por tanto, algunas de las respuestas aparecen ahí.¿Qué pasa con el resto? ¿Cuántos niños son adoptables?Por ejemplo, el equipo de la Universidad de Oviedo diceque hay de todo: grupos de hermanos, cuya adopción esdifícil, como ya he mencionado; niños que tienen proble-mas de comportamiento; familias o niños que quieren

mantener la relación con la familia biológica o que la tie-nen y no quieren, ni el niño ni la familia, ni es aconsejablepara él, romper definitivamente los lazos —ahí entraría-mos en el debate de la adopción abierta, simple que man-tiene vínculos con la familia biológica—. Tenemos muydiversas situaciones, como niños que son mayores y queno están en edad de adaptarse a una familia, sino que loque esperan es su independencia una vez que hayan con-seguido la mayoría de edad etcétera, etcétera. Es evidente-mente un objetivo muy importante del Plan estratégico deinfancia potenciar el acogimiento familiar en general y,por supuesto, el acogimiento de urgencia, y así se estádesarrollando en muchas comunidades autónomas. Notodas disponen de él, pero una inmensa mayoría de ellasdisponen de esos sistemas, llámense familias canguros ocomo quieran llamarlas, porque es de sentido común, ytodas las comunidades comparten, como es lógico, lanecesidad de que esos pequeñines tengan cuanto antes unafamilia.

Los foros, como he dicho, esos organismos para coordi-nar existen y funcionan además. Ha dicho usted algo,señora Nicolás, con lo que me va a permitir discrepar, y esla posibilidad de establecer convenios con comunidadesautónomas para que el niño sea adoptado en otra comuni-dad diferente. No había oído ese argumento, pero quizáseso puede ser el sentir de alguna familia, no digo que no,que a lo mejor no les agrade el ver a la familia ajena o a lapropia familia. Lo comprendo, pero a lo mejor eso choca,entre paréntesis, dentro de los matices de todo lo que esta-mos diciendo, con el derecho que tiene también el niño deestar en su propio medio, en su propia familia, a ser mur-ciano toda la vida o a ser andaluz toda la vida. Quierodecir que todo esto —termino, porque es la hora— es tre-mendamente matizable. Estamos hablando de derechosdel sector más vulnerable de nuestra sociedad, del mundo,que es la infancia, y de las familias, de sus propias fami-lias, que también es un objetivo a atender.

He estado muy contenta de participar aquí con ustedes.Seguiremos desde el Ministerio de Educación, PolíticaSocial y Deporte puntualmente toda su información yestudiaremos con todo detenimiento y toda la atención laspropuestas, que van a contribuir a un mejor beneficio delinterés del niño en nuestro país, que es en definitiva lo quetodos pretendemos.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias señora Marzal. Quiero en nombre de todos agradecerle su asistencia y

decirle que ha inaugurado esta comisión especial de laadopción. Quisiera también darle las gracias por el granesfuerzo de síntesis que ha hecho, ya que tenía un cuartode hora para responder a las preguntas de todos los inter-vinientes y era bastante difícil.

Despedimos a la señora Marzal y empezamos con lasiguiente comparecencia dentro de un momento. Gracias.

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— DEL DEFENSOR DEL MENOR DE ANDALUCÍA,D. JOSÉ CHAMIZO DE LA RUBIA (Número deexpediente 713/000229).

La señora PRESIDENTA: Señores y señoras senadores,vamos a empezar la segunda comparecencia.

Damos la bienvenida al defensor del pueblo de Andalu-cía, el señor Chamizo de la Rubia, para informar en rela-ción con la materia objeto de estudio de esta comisión.

Tiene la palabra el señor Chamizo.

El señor DEFENSOR DEL MENOR DE ANDALUCÍA(Chamizo de la Rubia): Muy buenas tardes y gracias pordarme la oportunidad de estar aquí.

No puedo detenerme exclusivamente en el tema deadopción sin hacer un pequeño recorrido por todas lascuestiones que se plantean en el ámbito de los menores.Les aseguro que iré lo más deprisa posible y si alguienquiere saber más he entregado a la Mesa un materialdonde está la ponencia y un estudio mucho más largo,siguiendo un cuestionario que habíamos recibido.

En primer lugar, daré algunos datos cuantitativos de micomunidad autónoma. Está aquí mi colega de la Comuni-dad de Madrid, pero en Andalucía hay 1.621.817 personasmenores de 18 años, lo que supone el 19,8 por ciento deltotal de la población de Andalucía y un 4 por ciento de laespañola. Hemos asistido en el último ejercicio a un incre-mento del 1,3 por ciento de la población respecto del año2007. Por lo que respecta a los acogimientos familiares,para ir deprisa, en el año 2008 se constituyeron 4.372 yfueron 139 las adopciones nacionales. El número de aco-gimientos residenciales fueron 2.984, 160 menos que elaño anterior. En Andalucía se ha optado por el acogimien-to familiar frente a la presencia de los menores y las meno-res en un centro de acogida. El defensor del menor de laComunidad Autónoma de Andalucía, que además es eldefensor del pueblo, es decir, soy del pueblo y, específica-mente, del menor por una ley que así lo acredita y por unacuerdo de los grupos, habitualmente presenta informessobre el tema monográfico, informes especiales en elámbito de menores. Hemos estudiado en profundidad todoel sistema de protección, el acogimiento familiar, la pre-sencia de menores inmigrantes en Andalucía —lo tienenustedes en la página web— y, por último, hemos presenta-do un estudio sobre menores con problemas de conducta ode comportamiento —tampoco las escuelas aquí se ponende acuerdo—. Este tipo de trabajo habitualmente tiene unarepercusión en los actos que luego realiza la Administra-ción, de hecho la promulgación del decreto autonómico282/2002, que regulaba el acogimiento familiar y la adop-ción en Andalucía, y otro decreto de 2003 que hablaba delacogimiento residencial están inspirados en las cuestionesque habíamos planteado. Es decir, ahí la Administraciónes receptiva a lo que le vamos planteando.

Voy a centrar mi comparecencia en tres cuestiones quetienen que ver con el acogimiento. La primera son losmenores en situación de riesgo social. Son aquellos meno-res, niños y niñas, que muchas veces por vivir en un medio

sociocultural empobrecido tienen muchas más dificultadespara hacer una vida normalizada e inmediatamente o notan inmediatamente a veces se aplica el desamparo paraque los niños estén fuera del contexto familiar. Para estosniños y niñas ¿qué plantea el defensor del pueblo andaluz?Que hay que trabajar más en todo lo que son menores ensituación de riesgo. Que ya está bien de tanta aplicacióndel desamparo, donde los mismos padres muchas veces nosaben ni siquiera lo que tienen que hacer. Son una serie demedidas, normas, leyes que no siempre conocen e irrum-pe la Administración, a veces con una híper protección y aveces con la actitud contraria, es decir, con niños que lle-van tiempo que debían de haberse declarado en desampa-ro y esta declaración de desamparo no se ha realizado.Nosotros insistimos hasta la saciedad en que como no setrabaje más con menores y familias en situación de riesgosocial seguiremos con los problemas que tenemos. Estedebe ser el programa estrella de cualquier ccomunidadautónoma y del Estado, es decir, del Gobierno central.Hay que trabajar de otra manera en el ámbito de los meno-res junto con su familia. Esto es lo que planteamos una ymil veces y, con lo pesado que es este defensor, les asegu-ro que acabarán haciéndome caso. Es verdad que aquí hayun problema de orden orgánico, estructural. ¿Cuál es elproblema? El problema es quién tiene que trabajar con lasfamilias en situación de riesgo. ¿El ayuntamiento o laautonomía? Nosotros entendemos que debe ser el ayun-tamiento, pero obviamente para que un ayuntamientopueda trabajar con una familia en situación de riesgo tieneque tener las personas y los medios adecuados, deben serfinanciados los servicios sociales comunitarios que son losque están más cercanos a ellos.

Me he referido a la declaración de desamparo en fami-lias, donde el binomio desamparo-pobreza es una realidad,pero estamos asistiendo a cambios importantes, comoustedes saben. Hay familias de tipo medio, medio-alto,donde si no se aplica el desamparo es porque muchasveces no existe información, porque los niños están comopara declararlos en desamparo. Quiero que sepan ustedesque a veces no es solo la situación económica sino la aten-ción que los padres prestan a los hijos. En los trastornos deconducta que hemos analizado curiosamente casi todos losmenores son de familias medias o de familias altas. Esdecir, se está dando un cambio importante en el perfil, yno nos extrañemos que con el tiempo haya que decretardesamparo en sectores que desconocemos.

Para que estos programas vayan adelante hay que hacerun trabajo en red, a lo cual las administraciones no estánacostumbradas. La red quiere decir la intervención en estecaso de distintas consejerías o distintas áreas, dependien-do de lo que hablemos. Por lo menos Salud, Educación yBienestar Social tienen que estar mucho más coordinadasde lo que están hasta el momento. ¿Por qué? Porque si nohay esta coordinación es muy difícil detectar lo que es unasituación de riesgo. Yo he trabajado antes de ser defensoren programas de menores, sobre todo de maltrato, abusossexuales y demás, y el éxito de los programas que llevába-mos en el Campo de Gibraltar estaba en que estaban coor-

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dinados los maestros, los médicos pediatras, los médicosde urgencias y los servicios sociales. Si no hay esta coor-dinación, es muy difícil. Luego habrá que tener un equipoque valore realmente lo que es una situación de riesgosocial. Ya les digo que tengo que ir muy deprisa.

El sistema de protección de menores en general. En elsistema de protección hay avances incuestionables en losúltimos años, y esto no se puede discutir. Tal vez estánfallando ámbitos concretos de prevención en general. Estofalta y es importante que se intensifiquen estos programas.Pero hay otra cuestión que les corresponde, además de alos defensores, a ustedes especialmente. Me refiero a esafigura, si quieren ustedes jurídica, que es el interés supe-rior del menor. En esto estamos todos de acuerdo, perohabrá que ver y establecer cómo llevamos esto a la prácti-ca, porque aquí es ya un lugar común. Llevan a niños a latelevisión y dicen que es por su interés, el interés superiordel menor, y no el de la cadena, que está haciendo másnegocio. Este es un tema que les corresponde abordar austedes, porque tanto en la legislación nacional, como enla internacional habría que clarificarlo ya que está muyindeterminado y muy mal utilizado. Hace falta llegar aacuerdos importantes entre las fuerzas políticas y los inter-locutores sociales. El interés superior del menor no debeolvidar las aspiraciones, deseos y expectativas de los pro-pios menores, que muchos saben lo que quieren. Es ver-dad que escuchar a los menores no supone hacer automá-ticamente lo que ellos digan, pero obviamente no puedeser que no escuchemos lo que tienen que decirnos.

Voy a entrar en materia. En todas las tramitaciones deexpedientes administrativos de declaración de desamparohay un desequilibrio entre la Administración y la familia.La Administración es todopoderosa y la familia, comodecía al principio, muchas veces no acaba de enterarse, nisiquiera se les facilita un abogado dentro de lo que es elámbito de la justicia gratuita, y de ahí viene alguno de losmales que tenemos. Podíamos seguir hablando de todoesto, pero sé que a ustedes fundamentalmente les interesael ámbito de la adopción. En el turno posterior, si ustedesquieren, podemos seguir hablando. Pero antes de entrar enla adopción, hay un tema importante, que es el controljudicial de las medidas de protección. Es otro tema queestá por ahí flotando. Está claro que el control jurisdiccio-nal de estas resoluciones, lo afirma la Convención deNaciones Unidas sobre los Derechos del Menor, corres-ponde a los jueces, que deben tener equipos mucho máspreparados y estar más especializados en el tema que esta-mos hablando. Es decir, no todo el mundo sabe de meno-res, no todo el mundo puede juzgar determinadas situacio-nes, con todos mis respetos, porque estamos en ámbitosmuy frágiles, muy delicados y con unos personajes a vecesmuy vulnerables. No obstante, insisto en que esa funciónde control judicial tiene que permanecer, porque última-mente estoy oyendo algunas cosas que se distancian de unprincipio que la misma Convención sobre los Derechosdel Niño aborda.

Por último, voy a comentar el tema de las adopciones,en donde encontramos algunas disfunciones que además

nos vienen vía queja de padres adoptantes. Primera. Sabenustedes que dentro de la tramitación del expediente deadopción hay que conseguir el preceptivo certificado deidoneidad. Muchas veces se retrasa y en otras ocasioneshay resoluciones administrativas, a nuestro modo de ver,no suficientemente motivadas, donde se deniega el dere-cho a adoptar. Es verdad que en algún caso puede ser cier-to, pero lo que está claro es que tiene que haber una pro-porcionalidad y una argumentación importante paradecirle a una persona que no puede adoptar. A veces,encontramos que los certificados de idoneidad tardanmuchísimo. La Administración habitualmente nos diceque está colapsada. Hemos insistido en los planes de cho-que. Los planes de choque es verdad que se realizan, seejecutan, pero al poco tiempo vuelve a generarse un colap-so para la consecución del certificado de idoneidad. Hoypodemos constatar, creo que en la totalidad de las comu-nidades autónomas de España, que hay un importante des-censo del número de adopciones nacionales. Simultánea-mente, las adopciones internacionales han experimentadoun significativo incremento. Si nos adentramos un poco enanalizar las causas de esta nueva realidad, podríamos lle-gar a las siguientes conclusiones.

En primer lugar, es verdad que en España ha habido undescenso de la natalidad que ha contribuido a disminuir elnúmero de desamparos y también de adopciones. Otra delas causas del decrecimiento de la figura de la adopciónnacional la encontramos en el hecho de que los futurosadoptantes quieren niños pequeños, a ser posible bebés,sin ningún tipo de discapacidad o alteración. Los niños yniñas adoptables no siempre son los que a priori podríanconsiderarse los más demandados. Un porcentaje impor-tante de menores susceptibles de ser adoptados presentanun perfil que los incluye dentro del grupo de niños espe-ciales, y aunque legalmente podrían ser objeto de estamedida se alejan de la demanda de los futuros adoptantes.Dentro de este grupo denominado especiales estarían tam-bién niños y niñas con edades superiores a los 5 o 6 años,grupos de hermanos, menores con algún tipo de discapa-cidad o de otra raza o etnia o con graves enfermedades.

Sin duda, y a pesar de las deficiencias que vengo resal-tando en mi intervención, el descenso del número de adop-ciones puede ser también interpretado como un desarrollode políticas sociales de protección de menores. Es decir,que también es posible que el acogimiento en familiaextensa haga que no haya tantos niños para adoptar. Eldesfase entre los menores que pueden ser adoptados y lasfamilias o personas que desean adoptar viene originandouna saturación de las listas de espera de solicitudes deadopción nacional con largos tiempo de espera. Ante estatesitura, como saben ustedes, viene, como ya he dicho, laadopción internacional, que a veces conlleva unas dificul-tades añadidas, como ustedes ya conocen por los diarios,dependiendo de los países de que estemos hablando. Ciu-dadanos y ciudadanas perciben que el proceso a través delcual un niño o niña llega a ser adoptado resulta lento ycomplicado, caracterizado por la asistencia de múltiplestrámites poco ágiles y que generan desesperación a los

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futuros padres. Por el contrario, existe una creencia gene-ralizada acerca de la facilidad que existe en algunos paísespara adoptar menores. A veces aquí es donde comienza elengaño porque ciertamente en muchos de los países enque inicialmente es fácil adoptar a un menor luego resultaque aparece una ley, una norma, y se detiene el proceso,como está pasando en este momento en Vietnam. Quierodejar claro que solo y exclusivamente cuando esté sufi-cientemente motivado y acreditado, en el caso español, laimposibilidad definitiva de que un niño o una niña regresecon su familia de origen, únicamente cuando esto estérealmente claro, es cuando se puede acudir a la figura dela adopción. De esta manera evitaríamos muchísimos pro-blemas ya que a veces asistimos a escenarios extraños por-que hay un litigio entre padres acogedores y padres natu-rales de los menores porque no se ha entendido bien lo quees un acogimiento o lo que es una adopción, temas en losque hoy en este país espero que ya esté más o menos claro.Debemos superar la creencia generalizada de que la adop-ción es una solución para las parejas que no pueden tenerhijos. No existe un derecho a adoptar. La adopción no estáconcebida como instrumento de satisfacción de los deseoso aspiraciones de los adoptantes —no nos liemos—, sinoque está configurada como una institución de protecciónde personas menores necesitadas de su integración defini-tiva en un entorno que permita su desarrollo integral. Enotras palabras se trata de buscar la familia más idónea parael niño o niña y no buscar un menor para unos padres quedesean tener un hijo o una hija. Solo así situaremos a laadopción en sus justos términos.

Concluyo. He intentado sintetizar muy deprisa elmundo en que habitualmente nos movemos los defensoresdel menor. Estoy convencido de que pese a los avancesqueda un largo camino por recorrer. Por eso quiero felici-tar a esta Cámara por la creación de una comisión especialde estudio que de verdad hoy es necesaria y también esuna demanda social que tenemos que estar atentos parasaber responder, en la medida que nos corresponde, comoautoridades públicas.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Chamizo. Comenzamos el turno de portavoces e igual que antes,

de menor a mayor. Para ello tiene la palabra el senadorTorres, del Grupo Parlamentario Mixto.

El señor TORRES I TORRES: Muchas gracias, señorapresidenta.

En nombre del Grupo Parlamentario Mixto y en el míopropio le doy la bienvenida a esta comisión especial delSenado de estudio de la adopción nacional y otros temasafines. Muchas gracias y bienvenido, señor Chamizo.

Antes me he referido a la invisibilidad estadística de lainfancia. Con esto quería señalar la poca información queexiste sobre casos de familias que tienen 10 u 11 hijos yque no los pueden atender y que hoy están en un centro deacogida o en un centro tutelar de menores y dentro de untiempo ya no lo están. Vuelven a sus padres biológicos ovan a casa de los abuelos, tíos, tías, amigos, etcétera.

Hay cierto oscurantismo al respecto; por supuesto,existen boletines y datos, pero algunas veces estánincompletos o desfasados.

Las administraciones públicas siempre valoran en pri-mer lugar los derechos del niño o la niña y su derecho avivir con una familia que le cuide de forma adecuada; a serposible, que sea su familia biológica, pero si por distintosmotivos eso no puede ser, que sea otra.

Supuestamente, el objetivo es siempre velar por el dere-cho del menor, del niño o de la niña. No obstante, señorChamizo, ¿se tiene en cuenta el bienestar de un menor, sueducación y sus derechos cuando, después de vivir toda suvida bajo la tutela de sus padres adoptivos, es devuelto asus padres o familiares biológicos, que, por distintas cir-cunstancias, reclaman a sus hijos, a pesar de que sin dudaalguna eso implica una situación traumática para elmenor? En este sentido, ¿hasta qué punto le parece a ustedque esta situación puede resultar positiva? ¿Y para quién?¿No cree usted que se tendrían que modificar algunasleyes al respecto?

Desde su punto de vista, cuando se antepone el derechoa reclamar al hijo biológico al derecho de adopción, ¿nocree que se produce una discrepancia entre el fondo y laforma, que prioriza el interés biológico sobre el interés delmenor? Y si considera que es así, ¿qué medidas plantearíapara solucionar este problema de incoherencia y de reso-luciones judiciales contradictorias?

Muchas gracias, señora presidenta, y muchas gracias,señor Chamizo.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senador Torres.Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Con-

vergència i Unió, tiene la palabra la señora Aleixandre.

La señora ALEIXANDRE I CERAROLS: Gracias,señora presidenta.

Quiero dar la bienvenida al señor Chamizo, defensor delmenor de Andalucía.

Tenía algunas preguntas para usted pero, de entrada, mesolidarizo con el portavoz que acaba de intervenir, porqueprecisamente uno de los problemas que llega hasta noso-tros con mayor asiduidad es que se están primando losderechos de los padres biológicos sobre los del niño. Elpadre biológico tiene derechos, pero también tiene debe-res, y en este país a veces olvidamos los deberes, las obli-gaciones y la responsabilidad. Y cuando unos padres bio-lógicos reclaman sus derechos pero no han cumplido enabsoluto con sus deberes, cuando esa responsabilidad hasido totalmente nula durante años, creo que ya no tienenmás derechos y sí la obligación y el deber de procurar quesu hijo esté mejor, y quizá no con ellos.

Precisamente hemos debatido sobre esto en la compare-cencia anterior, es decir, sobre que a veces chocan frontal-mente los derechos de la familia biológica con los de lafamilia adoptiva. En este sentido, yo siempre hago unabroma —que no es tal—, y es que, estadísticamente, entreel 15 y el 30 por ciento de los que se creen padres de unhijo no lo son genéticamente. (Risas.) Por tanto, si real-

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mente le damos tanta importancia al padre biológico, lle-gará un momento en que nos tengamos que replantear lasituación de los que no lo son.

Volviendo al tema, usted ha hablado del trabajo con lasfamilias de los menores en situación de riesgo social, y megustaría que nos explicase cómo cree que habría que tra-bajar. ¿Quién tiene que hacerlo? ¿Los ayuntamientos?¿Las comunidades autónomas? Porque hay que tener encuenta que la aplicación que pueda hacerse es distinta enun pueblo que en una gran ciudad. Desde mi punto devista, en un pueblo el ayuntamiento tiene una ascendenciamayor sobre los familiares porque normalmente estos for-man parte de una comunidad integrada, mientras que enuna gran ciudad eso es imposible porque el anonimato estotal. Por lo tanto, creo que hay que distinguir muy biencuándo debe intervenir el ayuntamiento o la comunidadautónoma, porque son realidades totalmente distintas.

Por lo que se refiere al desamparo por pobreza, estoy deacuerdo con usted en que es una realidad, pero no es laúnica; de hecho, cada vez hay más familias de clasesmedia y alta en las que los hijos están en situación dedesamparo y eso se debe, como antes decía, a que no seresponsabiliza a la familia de lo que está pasando con sushijos, no se le piden cuentas, no se la obliga a que cumplacon sus obligaciones y no se le demanda que haga lo quedebe con sus hijos.

Estoy de acuerdo asimismo en la necesidad de coordi-nación de las distintas consejerías porque, si no es así, evi-dentemente, no podremos hacer nada, sobre todo, cuandose producen problemas de maltrato o de abusos sexuales.La única forma de solucionar el problema es que Salud yEducación tengan buenas relaciones, junto con los servi-cios sociales.

Ha dicho usted que el interés del menor está mal deter-minado y mal utilizado, y creo que es cierto. Por eso, megustaría que nos ofreciera sus sugerencias.

También ha hecho hincapié en algo en lo que estamosde acuerdo, y por lo que quizá habría que cambiar en laley: el problema que se deriva de las tramitaciones lentas.Todos tenemos la sensación de que la tramitación de losexpedientes es lenta, y usted se ha referido sobre todo alcaso del trámite de idoneidad. Sería conveniente tener estasituación en cuenta.

Ha hablado de que se ha producido un descenso de lasadopciones nacionales, y me gustaría saber su opinión alrespecto. ¿Quizá como ha dicho, la gente tiene la sensa-ción de que es mucho más fácil la adopción internacional?Esa es la impresión que todos tenemos.

Hay un gran desfase entre adoptantes y adoptados, yquizá sea por el mismo motivo, porque existe la sensaciónde que es más fácil buscarlos fuera que aquí.

Por último, por lo que se refiere a la reclamación delhijo biológico, ¿hasta cuándo y cuántas veces cree ustedque puede ser reclamado? Estamos de acuerdo en que sehaga una vez, siempre que se cumplan determinadas con-diciones, pero creo que no sería bueno que se hiciese rei-teradamente. ¿Cuál es su opinión? ¿Cuáles han sido susexperiencias como defensor del menor en Andalucía?

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Aleixandre.Por el Grupo Parlamentario Entesa Catalana de Progrés,

tiene la palabra la senadora Burgués.

La señora BURGUÉS BARGUÉS: Gracias, señora pre-sidenta.

También yo quiero dar la bienvenida al señor defensordel menor de Andalucía a esta comisión especial. Migrupo parlamentario le agradece su presencia, su exposi-ción y que nos explique su experiencia, porque el objetivode esta comisión es precisamente el conocer, y las perso-nas que han estado trabajando con menores son los quemás y mejores aportaciones pueden hacer a la hora deencontrar soluciones a los problemas reales de la adopcióny en relación con la protección de los menores.

Solo voy a hacer dos preguntas muy concretas, porqueno quiero alargarme demasiado. Es cierto que es necesariotrabajar con los menores en situación de riesgo, pero difie-ro cuando esa situación de riesgo se refiere únicamente aproblemas económicos. Desde mi punto de vista, la Admi-nistración ha de responder con toda contundencia cuandoel problema es meramente económico; es un derecho delniño, y la Administración debe poner en marcha las solu-ciones si la familia le puede dar la atención, la educacióny el afecto que necesita. Es decir, el aspecto económico noes motivo suficiente para que el niño deba ser separado desu familia y, por lo tanto, la Administración tiene la obli-gación de responder en ese sentido.

Usted ha hablado de la importancia de determinar lafigura jurídica del interés superior del menor, y ese es pre-cisamente uno de los puntos importantes que esta comi-sión quiere establecer. A nosotros también nos gustaríasaber cómo se lleva eso a la práctica, porque en ocasioneslos derechos del niño no han sido atendidos con esa figu-ra jurídica.

Finalmente, me gustaría saber qué valoración hace delas familias de acogida como medida de atención a losmenores. Usted ha comentado que la figura de la adopciónes la última que se contempla ante la imposibilidad defini-tiva de que un niño o niña regrese con su familia de ori-gen. En este sentido, me gustaría saber si lo entiende comoun paso intermedio o bien como un objetivo final, pero nodeseable, para la adopción. Me gustaría que nos comenta-ra su experiencia en relación con las familias de acogida ysi cree que en España debería trabajarse más esa figura, sidebería darse más formación a las familias para que pue-dan atender mejor a los niños que están en esta situación.Hay que tener en cuenta que no se trata de un derecho delas familias a adoptar sino del niño a ser adoptado; ade-más, las familias de acogida deben entender que los niñostienen el derecho de recibir esa atención dentro de unaunidad familiar que le pueda proporcionar la debida edu-cación integral, la afectividad y posibilidades de desarro-llo completo.

Gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Burgués.Le tocaría el turno de intervención al portavoz del

Grupo Parlamentario Socialista, el señor Bedera, pero ha

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tenido que salir un momento. Me ha pedido que pregunteal resto de los miembros de la comisión y en particular ala portavoz del Grupo Parlamentario Popular si tienenalgún inconveniente en que intervenga posteriormente.

La señora PERIS JARQUE: Mi grupo parlamentario notiene el menor inconveniente, si el resto de los miembrosde la comisión están de acuerdo.

La señora PRESIDENTA: Gracias.En ese caso, le cedo la palabra a la senadora Peris.

La señora PERIS JARQUE: Muchas gracias, señorapresidenta.

Mi grupo parlamentario quiere asimismo dar la bienve-nida y las gracias al señor Chamizo. Son todos ustedesmuy amables al venir al Senado a contarnos su experien-cia en relación con estos asuntos.

Evidentemente, todos los miembros de esta comisióncoincidimos en que tenemos un largo camino por delantea la hora de agilizar los trámites y dotar de las garantíasnecesarias a los menores en los casos de adopción nacio-nal, acogimiento y tutela.

Como miembros de esta comisión, nuestro objetivo ynuestra responsabilidad se debe centrar en la elaboraciónde una normativa capaz de dar respuesta a los menoresdesamparados, abandonados o maltratados que llegan alos centros de acogida, para garantizarles su derecho a unafamilia que les dé afecto, cariño, educación y protección.Debemos ser capaces de conseguir que en el plazo másbreve posible los menores institucionalizados estén en unentorno adecuado y con una familia que les proteja por-que, de esa forma, estaremos evitando en buena medidasituaciones como las que usted podría perfectamente des-cribir, aunque no lo haya hecho.

Mi grupo parlamentario también le agradece que hayatraído una memoria que contesta de manera más profundaal cuestionario que le hicimos llegar. Tomaremos buenanota cuando nos sea suministrada la información. Y abu-sando de su confianza, incluso le adelanto que es posibleque podamos volver a solicitar su comparecencia. No creoque haya ningún inconveniente.

La señora PRESIDENTA: Ninguno.

La señora PERIS JARQUE: Muchas gracias.Al hilo de lo que usted ha estado comentando, mi grupo

parlamentario también comparte que se dote de mayorcapacidad de actuación a los ayuntamientos. Habría quecoordinar a los ayuntamientos, las comunidades autóno-mas y el Estado. Evidentemente, le damos la razón en suplanteamiento de trabajar en una política totalmente trans-versal de sanidad, salud, educación y bienestar social. Elministerio podría crear un órgano —no el Observatorio dela Infancia— que se dedicase a estas cuestiones y cubrie-se estas áreas con el fin de que, como usted bien ha dicho,todas trabajasen de forma coordinada, lo que entendemosque sería el sistema de protección más eficaz.

Estamos de acuerdo en que falta prevención, pero esafalta de prevención que usted ha destacado quizá es engran parte consecuencia de lo que estamos comentandosobre esa falta de coordinación, ¿no le parece? Y es que noes lo mismo que un menor tenga un problema de conduc-ta que un menor al que se declare en desamparo por unasituación familiar conflictiva muy específica.

También estamos totalmente de acuerdo en que hay quedefinir de manera clara y determinante el interés superiordel menor. Ese va a ser el criterio orientador de esta comi-sión, así como todas las cuestiones que atañan en algúnaspecto a la infancia. Y, efectivamente, es necesario escu-char a los menores y tener en cuenta sus necesidades; porello, si no nos parece bien la normativa establecida en elCódigo civil, deberemos cambiarla. Todos los jueces defamilia tienen claro cuándo tienen que escuchar a unmenor: podrán escucharlo a partir de los 7 años y siempreque tenga más de 12. En este sentido, si lo que usted pro-pone es una modificación del Código civil en esta materia,me gustaría que profundizase en su propuesta.

¿Existe un desequilibrio entre la familia y la Adminis-tración? Siempre, pero como en el caso de cualquier per-sona que se enfrente a la Administración.

Por otro lado, la familia biológica, la acogedora, laadoptante, todas ellas son importantes y las debemos valo-rar en su justa medida. Y estoy de acuerdo con usted conrespecto a que es fundamental que se dote de asistenciajurídica gratuita a las familias en su relación con la Admi-nistración cuando se enfrentan a un órgano judicial, a unjuzgado de familia o un juzgado de primera instancia; sinembargo, no siempre es así. Tengo entendido que enAndalucía ya lo están haciendo, y creo que es una medidaimprescindible.

Por lo que se refiere a la adopción nacional, todos loscompañeros estamos de acuerdo en que no es que sea unproceso lento sino lentísimo, y una de las causas principa-les, junto a las que usted ha enumerado —disminución dela natalidad, que se solicitan menores de determinadasedades, etcétera—, es que es una tarea tremendamentecomplicada, para luego no saber si se va a conseguir nicómo.

Por tanto, consideramos imprescindible que esta comi-sión llegue a una serie de conclusiones, entre ellas, que sedeba divulgar información relativa al acogimiento, la tute-la, la adopción, etcétera, y también proporcionar forma-ción a las familias. La divulgación es importantísima pero,además, como ya hemos comentado, me gustaría sabercómo propondría usted que se fomentase y ampliase lainformación y la formación; de qué manera y a través dequé órgano —parece que usted está de acuerdo con el quehe propuesto—, para coordinar esta política a nivel nacio-nal y que fuese de una vez por todas transversal, pero tam-bién desde arriba hacia abajo: Estado, comunidades autó-nomas y ayuntamientos. Porque no solo se trata debienestar social, educación y sanidad.

Por otro lado, ¿qué medios personales y materiales echausted de menos? Porque su intervención se ha basado fun-damentalmente en el aspecto práctico del problema, peroyo no me refiero solo al bienestar social y a la inclusión de

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los ayuntamientos, sobre lo que también habría muchoque hablar en cuanto a los medios materiales y personales.En concreto, si nos centramos en el caso de la adopción,me gustaría saber si hay suficientes juzgados de familiaespecializados, fiscales, y peritos, especialistas que anali-cen la idoneidad de una pareja que reclame a un menor, ysi van a proteger ese interés superior. Me gustaría que con-cretase este tipo de cuestiones.

Si todavía dispongo de un minuto o dos, desearía plan-tearle algunas cuestiones para conocer su opinión.

Por lo que respecta a la situación de riesgo, ¿valorausted que sea declarada por resolución administrativa?Creo que ha mostrado su preferencia por que la declarenlos servicios sociales municipales.

¿Limitaría usted el concepto de desamparo? Me estoyrefiriendo a problemas de salud mental o trastornos deconducta, porque parece que la ley ha establecido un cajónde sastre a la hora de hablar de la causa del posible incum-plimiento o del inadecuado ejercicio, cuando se va a reali-zar la declaración. Según el artículo 173.3 del Código civil,en el caso de que los padres se opongan al acogimiento, estesolo podrá ser acordado por el juez. De esta manera, laentidad pública solo lo puede establecer de forma provi-sional; sin embargo, no ocurre lo mismo con respecto alacogimiento residencial. ¿Propondría usted invertir lospapeles? Es decir, darle al acogimiento administrativo uncarácter definitivo, pero dejando a salvo el derecho de lospadres biológicos a oponerse, con todas las garantías: conun plazo amplio, por vía judicial, etcétera.

Por otro lado, tanto el anterior compareciente comousted se han referido a los menores extranjeros y, en estesentido, me gustaría que se pronunciase sobre si introdu-ciría en el Código civil, mediante ley orgánica, una guar-da de urgencia o provisional hasta la adopción de la medi-da de tutela, porque todos sabemos que en estos casosnadie tiene capacidad para decidir sobre ellos en un primermomento.

Por último, ¿considera imprescindible la definicióny los requisitos de la idoneidad del adoptante o adoptantesen territorio nacional? Todos sabemos que el artículo10 de la Ley de Adopción Internacional estableció unadefinición con la intención de que fuese bastante concreta—aunque, desde nuestro punto de vista, es bastante discu-tible y mejorable—, pero solo para su ámbito. ¿Cómo laintroduciría usted en la ley nacional?

Si viene otro día, le prometo que le tendré preparadasmás preguntas. (El señor defensor del menor de Andalu-cía, Chamizo de la Rubia: No, por favor.—Risas.)

Gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Peris.Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra

el senador Bedera.

El señor BEDERA BRAVO: Muchas gracias, señorapresidenta.

Les ruego que me disculpen por la llamada, absolutamen-te inoportuna, que me ha hecho salir de la comisión.

Voy a ser breve, porque ya utilicé antes más tiempo deldebido y, si me lo permite el señor Chamizo, a quien agra-dezco su presencia, me voy a centrar en cuestiones concre-tas. En algunas ocasiones no será necesario que me dé unarespuesta precisa sino su opinión sobre algunos temas quea todos nos han preocupado y nos preocupan, como se hapuesto ya de manifiesto en la anterior comparecencia.

Creo que en el caso de la adopción y del acogimientohay grandes bloques que perturban el modo de verlos por-que en ocasiones se adoptan soluciones heterogéneas, y larazón de esa heterogeneidad puede residir en que la normano está muy clara; aunque en otras ocasiones reside enotras cuestiones. Me estoy refiriendo concretamente albiologismo, que es uno de los problemas que está encimade la mesa.

Creo que hay jueces que, con la legislación en la mano,y cumpliendo con su obligación, dictan un tipo de resolu-ciones, y otros que dictan otro tipo de resoluciones, enocasiones guiados por el biologismo, lo que acaba recon-duciendo a algo de lo que usted ha empezado a hablar, yen lo que estamos todos absolutamente de acuerdo, comoes que debe primar el interés superior del menor, solo quecuando llega la hora de la verdad cada uno lo interpreta deforma distinta. En este sentido, me gustaría comentarleque esta comisión ha pedido a la Cámara que elabore uninforme jurídico sobre lo que se entiende por esa cuestión.

Desde el punto de vista del Grupo ParlamentarioSocialista, el interés superior del menor tiene que estarpor encima del interés de la familia biológica cuandoambos intereses entran en colisión; sin embargo, a la horade la verdad, no siempre es así. Me gustaría conocer suopinión sobre esta cuestión y qué posibles soluciones sepueden establecer, tanto por vía jurisdiccional como porotro tipo de vías. Por ejemplo, ¿cree usted que dando a losjueces instrumentos más concretos y más claros para quelleven a cabo su función habría una opinión que derivaraen un menor biologismo? Creo que este es uno de los pro-blemas que hay ahora mismo encima de la mesa. ¿Podríaser esa una solución o no lo cree así?

Otra cuestión, sobre la que no me voy a extender muchoporque creo que ya se ha citado, es la coordinación, dadoque estas competencias están transferidas a las comunida-des autónomas. Desde su punto de vista, y teniendo encuenta su experiencia diaria, ¿cómo se debería llevar acabo? ¿De qué forma? Lógicamente, hay que tener encuenta que al menos el Grupo Parlamentario Socialistaparticipa de esa idea de la España plural y autonómica.

También quiero preguntarle sobre la necesidad de quehaya más acogimientos. En los documentos que nos haentregado hace una apuesta clara por el acogimiento, ydice algo curioso, que me gustaría que nos aclarara, en elsentido de que la medida del acogimiento familiar está amedio camino entre el acogimiento residencial y la adop-ción. Es decir, desde su punto de vista, ¿sería un caminode tres pasos, en el que se podría pasar del acogimientosimple al acogimiento familiar permanente? (El señordefensor del menor de Andalucía, Chamizo de la Rubia:Pero no al preadoptivo.)

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Pero no al preadoptivo, de acuerdo. Eso ya quedarespondido.

Siguiendo con el acogimiento, ¿sería usted partidario deun acogimiento profesionalizado, formando a las familiasy, consecuentemente, después compensándolas, para asídisponer de más familias de acogida? ¿Cree usted que lasque eufemísticamente se llaman adopciones frustradas, yque en el fondo son nuevos abandonos de niños que yafueron abandonados una vez y que son abandonados unasegunda vez, se podrían corregir con mayor formación?¿O con qué otro tipo de medidas?

Por otro lado, ¿cree usted que algunas de las medidasque se establecieron en la Ley de Adopción Internacionalse podrían trasladar a la regulación de la adopción nacio-nal? Por ejemplo, la idoneidad y todo aquello que guardarelación con los plazos de los padres biológicos para recu-rrir, aparte de los famosos dos años que se corrigieron enla transitoria.

Y me parece que lo ha mencionado mi compañera delGrupo Parlamentario Popular: ¿Considera usted importan-te que el acogimiento familiar se convirtiera en unamedida administrativa, como lo es el residencial? ¿Arre-glaría algo la situación? ¿Facilitaría el tratamiento delacogimiento familiar, como en el caso del acogimientoresidencial, la competencia administrativa de las entidadespúblicas de protección de menores, aunque existiera laposibilidad de los padres y tutores de recurrir ante el juezesa decisión administrativa?

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senador Bedera.Para responder a las preguntas que le han formulado,

tiene la palabra el señor Chamizo.

El señor DEFENSOR DEL MENOR DE ANDALUCÍA(Chamizo de la Rubia): Muchas gracias.

Por las preguntas que han formulado, parece que estéhaciendo un ejercicio de oposiciones. (Risas.) Habrá cues-tiones que no contestaré, y no será porque no quiera sinoporque es posible que se me escapen, ya que han formula-do muchas preguntas, pero no piensen que las estoy rehu-yendo —yo no huyo nunca de nada—.

Por lo que se refiere al hijo biológico y su relación conlos padres, yo defiendo mucho el papel y la responsabili-dad de los padres para con sus hijos. ¿Qué es lo que ocu-rre? Que hay muchísimos casos en los que determinadasfamilias no reciben la ayuda suficiente para encauzarlas ensituación de pobreza o de ignorancia. Y no es que seanmalos o buenos. No estoy hablando de personas quesufran una patología mental o una toxicomanía, aunqueeso es algo que también hay que plantear porque las per-sonas con toxicomanías se rehabilitan, y los problemassurgen cuando la persona está rehabilitada y demanda lacustodia del hijo que ahora tiene otra familia —y cuandose lo dijeron ni se había enterado—. ¿Qué quiero decir conesto? Que yo defiendo tres cuestiones. Primero, la prefe-rencia que han de tener los padres —a fin de cuentas, sonlos padres—; y aunque habrá casos en los que probable-

mente sea mejor que el hijo no esté con ellos, y para esoexisten una serie de figuras, defiendo que los hijos son desus padres. Y tengo que mantener ese principio para queluego no haya ninguna complicación a nivel judicial.Segundo, aunque defienda esto, también defiendo que aveces el interés superior del menor no es compatible conla permanencia con sus padres. Y tercero, que debemostrabajar con las familias en situación de riesgo social, ycuando hablo de riesgo social lo hago en sentido amplio,porque eso puede ser desde la pobreza económica hasta elque los padres estén demasiado ocupados, por ejemplo,con viajes o porque la bolsa suba o baje —no sé si meentienden—. Es decir, que no hablo solamente del riesgosocial vinculado a la pobreza. Debemos ir previendo loque nos deparará el futuro que vaya en esa dirección.

Si la Administración no trabaja seriamente en las situa-ciones de riesgo social la única solución será el desampa-ro, que se debe dictaminar por el bien del menor, de acuer-do; pero debemos acostumbrarnos a trabajar más con launidad familiar. Las administraciones huyen de lo queestoy diciendo porque eso implica trabajar de otra mane-ra. Pero lo que estoy pidiendo es que no se haga lo desiempre sino que se empiece un nuevo sistema de trabajo,que es algo que nunca resulta fácil.

Como se ha dicho, los padres biológicos no están siem-pre por encima de los derechos del niño —si hay maltra-to, abuso sexual...—, pero me da la impresión de que lasolución que se propone en general es el desamparo; y enmuchos casos estará muy bien hecho, pero habrá otroscasos en que no será así. A mí me llegan muchas familiasque viven de mala manera, pero que no son malos padres,no son malos y si recibiesen el apoyo de los serviciossociales en sentido amplio, y no hablo solo de la trabaja-dora o del trabajador social sino del educador social, delpsicólogo social, etcétera, las cosas serían muy diferentes.

La portavoz de la Entesa me preguntaba cuándo se pro-duce la situación de riesgo social. No es fácil de determi-nar; el riesgo social puede ser el que una madre sea ingre-sada en el hospital y no haya familia extensa ni red socialque pueda atender a los menores. Hoy es muy frecuente,sobre todo en la ciudad, que haya quien no tenga conquién dejar a los niños; y hemos asistido en más de unaocasión al caso de que una niña con diez u once años tengaque atender a sus dos hermanos pequeñines. Con tantaglobalización y tanto liberalismo económico, hemos des-truido las redes sociales y están fallando muchas cosas, ya veces ni los vecinos participan.

Otro riesgo importante es el de los padres toxicómanosque no quieren rehabilitarse o el de padre alcohólico ymadre con algún problema psicológico motivado por lamisma situación. En otras ocasiones puede existir una nor-malidad aparente; por ejemplo, ahora hay un modelo quese repite mucho —en Madrid se está trabajando sobre esacuestión—, y es que hay padres que están encantados deconocerse porque el niño está con el ordenador. El niño noexiste y no da problemas, hasta que da el gran problema.En fin, las situaciones de riesgo son amplias y requeriríanun análisis mucho más detallado porque, desde luego, sonmuy variadas y, además, tienen muchas variables internas.

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¿Qué ocurre? El problema es la falta de coordinación;por ejemplo, que el profesor no se dé cuenta de que unniño se duerme o que tiene hambre, y no lo comunique.Además, hay que comunicarlo bien, no inmediatamente ala Policía Local, como ocurre en ocasiones, sino a la tra-bajadora social del propio centro, si la hubiere. Es decir,que hay que llegar a la casa de ese niño para saber qué eslo que está pasando. De esa misma forma deben actuar elpediatra o el médico de urgencias, porque si no existe esamínima coordinación no podremos saber cuáles son lassituaciones de riesgo hasta el final, cuando haya que haceruna declaración de desamparo.

Por lo que se refiere al interés superior del menor, hacenustedes bien en pedir un dictamen jurídico porque la ver-dad es que yo entiendo, como principio general, que estodo aquello que vaya a favor del menor, en todos losámbitos. Sin embargo vivimos en un mundo con un pen-samiento que no diré frágil, pero sí muy dual. Aquí lasmodas van y vienen y pasamos desde la tremenda solida-ridad porque en China hay muchas niñas que hay queadoptar hasta la devolución de esa niña a la Administra-ción cuando es adolescente porque molesta. ¿Cuál es elinterés superior del menor? Lo que los adultos entenda-mos realmente por tal. Los adultos sabemos qué es lomejor para el menor, lo que pasa es que a veces lo confun-dimos con lo que es mejor para nosotros; pero ese ejerci-cio de egoísmo, en estos tiempos, tampoco es tan infre-cuente. Por eso, creo que jurídicamente se puede irconcretando, pero lo que no podemos es perder el sentidocomún.

En todo lo que se refiere a las familias de acogida lesdiré, y perdónenme que hable de mí, que en Andalucíafui de las personas que más impulsaron la figura del aco-gimiento; de hecho, la fundación más antigua que existeactualmente es una que yo creé. Desde mi punto de vista,siempre es mejor el acogimiento que la institucionaliza-ción. Pero tampoco debemos ser ingenuos: después de unadeclaración de desamparo conviene que alguien la revise yanalice cómo está ese niño o esa niña al menos durante 10o 15 días, bien con la familia acogedora, bien en un cen-tro. Hay que tener en cuenta que supone un gran choquepasar de estar con tu familia, aunque sea de cierta manera,a ir a vivir con una que no conoces. Además —en esoestoy de acuerdo— esa familia tiene que estar muy bienformada para asumir la llegada de un niño o niña que tieneuna dificultad añadida, y es que muchos de ellos piensanque se merecen lo que les está pasando; es más, entiendenque ellos son culpables de la situación. Y lo más difícil quehay es «desculpabilizar» a un menor que es arrancado desu familia y entiende que ha sido por su culpa.

Creo que el acogimiento tiene que pasar por las tresfases, y que el acogimiento simple es importante, bien enfamilia extensa, bien en familia acogedora.

Me han preguntado también por la profesionalizaciónde esas familias, y he de decir que las hay que reciben unaremuneración; a veces es la propia familia extensa, y aveces son familias preparadas y entrenadas para ello. Nocreo que haya ningún problema, siempre que se trate de

alguien que cumpla con su papel, y para eso están las revi-siones continuas. A veces el problema es que la familiaextensa no dispone de medios para atender a dos o tresniños y es necesario que alguien la ayude. Y por lo quese refiere a las familias más especializadas, ciertamente,hay que tener en cuenta que están haciendo un trabajocasi de 24 horas de atención a esos menores. Y en cuan-do al acogimiento permanente, también es bueno, cuan-do se constata que el menor ha encajado perfectamente yestá avanzando.

Lo más difícil es el salto al preadoptivo. ¿Por qué? Por-que a veces las administraciones han abusado de esta figu-ra. Creo que hay que actuar con mucha calma, y si existenpadres biológicos habrá que pedir que participen —comose ha dicho— en todo el proceso judicial. Yo tengo ciertaprevención al acogimiento preadoptivo porque desencade-na una serie de problemas que muchas veces no sé si com-pensan. Es verdad que en el acogimiento permanente no setienen los mismos derechos que los hijos de la familia,pero el preadoptivo hay que utilizarlo con mucha cautelay estudiar muy bien cuál es la situación de los padres bio-lógicos, porque nos podemos enredar en unos conflictosjudiciales muy complejos, que no sé si al final puedenrepercutir negativamente en el menor.

¿A quién le correspondería encargarse de las situacio-nes de riesgo? Pienso que a los ayuntamientos. Creo queel trabajo con las familias de riesgo lo deben hacer losayuntamientos, con los medios normales y con la coordi-nación que se decida. Lo que no tengo muy claro es quelos ayuntamientos ejecuten el desamparo, sobre todo enpoblaciones medias o pequeñas, porque, desde luego, elalcalde después se tendría que marchar. En este sentido,tenemos que actuar con cautela en cuanto a competencias,es decir, sí al estudio, al análisis y a la intervención ensituaciones de riesgo, pero no a la aplicación por el ayun-tamiento del desamparo, especialmente en poblacionesmedianas o pequeñas, porque se puede iniciar una guerraque, al final, no repercute positivamente en el menor.

Por lo que se refiere a la lentitud en la adopción, no hacefalta insistir. Desde luego, es necesario contar con un buenestudio de idoneidad porque a veces nos hemos encontra-do con personas que tenían el certificado de idoneidad ynos hemos preguntado quién se lo había dado. Y es que esmuy curioso: cuando la gente quiere algo se somete a loque sea, se somete al sistema, y creo que a veces hay queactuar con cautela. Y la mayoría de los casos va bien, perono siempre con los certificados de idoneidad se obtiene elresultado que se quiere, y se producen errores.

Han hablado de la necesidad de fomentar y divulgar lasfiguras del acogimiento y la adopción. Creo que sobretodo es importante aclarar y divulgar —a través de bue-nos spots, de trípticos...— la diferencia que existe entreacogimiento y adopción, para que nadie se confunda. Esnecesario explicar bien qué misión tiene cada figura,poniendo siempre por encima el interés-bien del menor.¿Qué órgano debe hacerlo? Me parece que el ministeriosería el más adecuado.

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Y es cierto que falta personal en los servicios de pro-tección de menores. ¿Por qué? Porque a protección demenores se le han incorporado últimamente una serie deproblemas nuevos que han venido de alguna manera aromper todo lo que había. Por ejemplo, los casos de tras-tornos de conducta y de comportamiento pertenecen a pro-tección de menores, los menores extranjeros, menores conotra serie de dificultades, etcétera. Hace falta, sí, más per-sonal. Pero, sobre todo, hay que tener en cuenta algunascosas que a veces no se entienden; por ejemplo, cuando unfuncionario o una funcionaria llega a protección de meno-res, como no sea una persona con algún tipo de incentivoen la próxima movilidad de la función pública se irá, y esoes importante. ¿Por qué se irá? Porque es un trabajo muyduro, que produce un desgaste personal muy fuerte; yespero que me perdonen si aquí hay alguien de Economíay Hacienda, pero ahí se está mejor, a pesar de la que estácayendo, porque el desgaste emocional no es el mismo.Esta situación se repite en muchas autonomías, y ademáslos funcionarios y las funcionarias están en su pleno dere-cho a hacerlo; pero ese cambio de personal implica la pér-dida de muchas referencias en relación con una familiaque tiene, por ejemplo, un hijo con medidas de protección.Y es un problema que no está resuelto.

Por otro lado, por supuesto, hay juzgados, fiscales, peroinsisto mucho en que los jueces estén preparados o dis-pongan de equipos muy potentes —que los hay— que lespuedan ayudar en su decisión final.

En cuanto a los límites del desamparo, la Administra-ción hace bien en aplicarlo, pero el límite está en que lafamilia, si no está de acuerdo, pueda recurrir, reciba laayuda necesaria y alguien le explique en su lenguaje quétrámites tiene que cumplir, aparte de la obligación de laAdministración de comunicarlo al juzgado correspondien-te, porque aunque sea una decisión administrativa hay quecomunicarla. Después ya veremos qué pasa.

Por lo que respecta a la guarda de urgencia, en Andalu-cía ya se suele aplicar; además, es un sistema rápido por-que cuando los menores son extranjeros existe esa obliga-ción. Otra cosa es que la documentación esté en reglaantes de los seis meses, pero la guarda se aplica habitual-mente con más rapidez de la que se hacía.

En cuanto al biologismo, unos jueces contradicen aotros. Eso sucede todos los días y es un problema, comoha ocurrido con Iván y Sara; y al final, la Junta de Anda-lucía tiene que indemnizar a la madre con un millón deeuros o no sé cuánto. En ese caso, un juez pensaba unacosa y, otro, la contraria; y, en definitiva, ha prevalecido ladecisión de la Audiencia.

Cuando un padre o una madre han sido alcohólicosdurante 10 o 15 años y después se rehabilitan, evidente-mente exigen sus derechos. Desde luego, es complicado—menos mal que no somos jueces, porque es difícil dedeterminar—. Con la madre de Iván y Sara hablé en másde una ocasión y era una señora que se había rehabilitadopor tener a sus hijos. ¿Vale la pena recordar lo anterior?No lo sé, pero es que aquí nos situamos en un territoriomuy frágil, porque es muy diferente hablar de memoria a

tener delante a esa persona, que no fue buena madredurante un tiempo, pero que hizo un esfuerzo por salir desu alcoholismo. Comprendo que este sea un tema a discu-tir, pero las cosas cambian y cambian de verdad.

Como ya se ha mencionado, la coordinación es fun-damental.

Estoy a favor de que haya más acogimiento simple. Y,como he dicho, ya existe el acogimiento profesional. Setrata de familias especializadas en la acogida y que tienenque hacer un esfuerzo para no sufrir un desgarro sentimen-tal excesivo porque, aunque se les pague por cuidar de unniño, es evidentemente que son personas sensibles que seencariñan con el menor; y cuando se les retira no lo pasanprecisamente bien. En cualquier caso, disponen de profe-sionales para su asesoramiento.

¿Habría que incluir la idoneidad en la adopción nacio-nal? En unos casos, sí, y en otros, no. ¿En qué casos no esasí? Cuando se trate de una familia que ya lleve un proce-so largo, de años, con un acogimiento permanente y hayasido supervisada, porque otra de las carencias de la Admi-nistración es el seguimiento. Los servicios sociales a vecesestán muy desbordados, de manera que en ocasiones se daa un niño en acogimiento o en adopción y se hace muypoco seguimiento. Y el seguimiento de los menores conmedidas especiales es muy importante, al menos duranteun tiempo; el tiempo que marquen los profesionales.

En los casos en los que no existe ese período de aco-gimiento sí creo que sería importante la idoneidad, porquehay demasiados en los que tenemos dudas. Ahora bien—y termino—, a veces ponemos la idoneidad por lasnubes; es decir, queremos superpadres y supermadres, ycreo que la idoneidad está muchas veces en lo simple, enhombres y mujeres que quieran a los niños y a las niñas yque sepan educarlos sensatamente. Pero en ocasionespedimos una idoneidad que va más allá de lo que estoydiciendo. En este sentido, yo siempre decía que las mejo-res madres que había en uno de los centros de menores quefundé eran las limpiadoras, porque se dejaban de pampli-nas, cogían a los niños y les daban dos achuchones y sietebesos y los niños cambiaban. Sé que no se trata solo eso,pero vayamos con cuidado con los criterios de idoneidad,no vaya a ser que parezca que se va a ir con los niños deviaje espacial.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Chamizo.Le agradecemos su comparecencia de esta tarde.

— DEL DEFENSOR DEL MENOR EN LA COMUNI-DAD DE MADRID, D. ARTURO CANALDAGONZÁLEZ (Número de expediente 713/000230).

La señora PRESIDENTA: Damos inicio a la tercera yúltima comparecencia de esta tarde.

Doy la bienvenida a don Arturo Canalda González,defensor del menor de la Comunidad de Madrid, parahablar del objeto de estudio de esta comisión.

Sin más, le cedo la palabra.

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El señor DEFENSOR DEL MENOR EN LA COMU-NIDAD DE MADRID (Canalda González): Muchas gra-cias, señora presidenta.

En primer lugar, como es de rigor, quiero agradecer sin-ceramente la invitación de esta Cámara y la oportunidadque se me ofrece para transmitir la visión que desde elDefensor del Menor tenemos acerca de la adopción nacio-nal y, en general, del funcionamiento del sistema de pro-tección a la infancia en España y, en particular, en micomunidad autónoma.

Voy a iniciar mi exposición haciendo una breve referen-cia a la evolución normativa sufrida por la institución de laadopción, para centrarme después en los principales pro-blemas advertidos desde una institución como la del Defen-sor del Menor, en cada una de las distintas fases por las quepasa un menor que va a ser adoptado: la situación de riesgo,el desamparo y asunción de tutela, el acogimiento familiaro residencial y, finalmente, la adopción.

En nuestro ordenamiento jurídico la adopción ha sidoobjeto de varias reformas, pero, como sus señorías saben,la norma que verdaderamente le da un contenido nuevo esla Ley 21/1987, de 11 de noviembre, por la que se modi-fican determinados artículos del Código civil y de la Leyde Enjuiciamiento Civil en materia de adopción.

Esta norma basa la adopción en dos principios funda-mentales. En primer lugar, su configuración como un ins-trumento de integración familiar, por el que se constituyeuna filiación idéntica a la filiación por naturaleza y se pro-duce la completa ruptura de los vínculos jurídicos deladoptado con su familia biológica. Y en segundo lugar, elbeneficio del adoptado por encima de cualquier otro inte-rés legítimo concurrente, convierte a las entidades públi-cas en piezas clave del sistema, atribuyéndoles competen-cia en la fase previa de selección de adoptantes yadoptado, lo que impide el tráfico de niños y favorece, enteoría, la adecuada selección de los adoptantes.

Según la nueva normativa, la protección de menoresdeja de ser una responsabilidad de la Justicia para pasar aserlo de la Administración. Este cambio de orientación sematerializa a través de los mecanismos de tutela automá-tica de los menores en situación de desamparo y de laguarda y acogimiento extrajudiciales. Sin embargo, laaplicación y desarrollo de la llamada Ley de adopción y eltiempo transcurrido desde su promulgación pusieron demanifiesto las lagunas de las que adolecía, así como lainsuficiencia de su regulación frente a nuevas demandas ynecesidades de la sociedad. Ello determinó, nueve añosmás tarde, la necesidad de una nueva norma que se mate-rializó a través de la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero,de Protección Jurídica del Menor.

La Ley Orgánica 1/1996 da una nueva regulación a laadopción, introduciendo el requisito de la idoneidad de losadoptantes que habrá de ser apreciada por la entidad públi-ca, si es esta la que formula la propuesta de adopción, opor el juez directamente en otro caso. Además, por prime-ra vez, se aborda la regulación de la adopción internacio-nal, dado que en el año de aprobación de la norma la adop-ción de niños extranjeros ya constituía un fenómeno

creciente en la sociedad española. Sin embargo, la expe-riencia de este comisionado, derivada de su contacto asi-duo con los órganos de protección, con los servicios socia-les y, especialmente, con los ciudadanos, en cuantoorganismo receptor de quejas, puso de relieve ciertascarencias y dificultades en el funcionamiento del sistemade protección diseñado por las normas citadas, que hacíannecesario modificar la normativa vigente en aquelmomento.

Las principales dificultades se derivan, de un lado, de lacomplejidad y lentitud de los procesos. Hay que tener encuenta que, en el caso de una adopción posterior a un aco-gimiento, puede haberse tardado en adoptar más de cuatroaños consumidos fundamentalmente en la impugnacióndel desamparo y su apelación, tramitación del acogimien-to y de su apelación, tramitación de la adopción, del juicioverbal de oposición a la adopción y su apelación, y trami-tación de la apelación al auto constitutivo de la adopción.Ello sin contar con que se haya hecho uso de una solicitudde medidas de protección previstas en el propio artículo158 del Código Civil. Como ven, es un proceso tremenda-mente largo. De otro lado, la inexistencia de plazos pararecurrir las resoluciones de protección provocó en su díauna situación de incertidumbre y provisionalidad en elmenor declarado en desamparo altamente perturbadorapara su desarrollo, especialmente si se tiene en cuenta queel niño ha ido creando lazos con una familia distinta de labiológica mientras se resuelven estos procesos.

La reinserción del menor en su propia familia no puedeser un objetivo absoluto —y aquí estoy de acuerdo con loque han dicho sus señorías en sus aportaciones en las dosanteriores comparecencias—, a costa de cualquier cosa.La pasividad de los padres dejando transcurrir el plazo sinreclamar nuevamente la custodia de sus hijos, por ejem-plo, manifiesta claramente el desinterés o la imposibilidadde hacerse cargo del niño; su aparición extemporáneasupone en muchos casos una alteración del proceso derecuperación del propio menor. Por tanto, hay que rompercon ese criterio excesivamente biologicista que ha venidoinspirando la actuación de las administraciones y de losjueces en los últimos años. Si la inexistencia de plazos seune a la lentitud de la Justicia, las repercusiones para losmenores pueden adquirir un contenido dramático. Dehecho —como reconocía la Fiscalía General del Estado enla Memoria del año 2005—, en ocasiones se ha tenido quedecretar la imposibilidad de ejecutar decisiones judiciales,sin duda justas pero producidas a destiempo, cuando ya lascircunstancias han variado profundamente y el interésactual del menor va por otros derroteros.

El Defensor del Menor, atendiendo a esta capacidad quetiene de proponer modificaciones normativas con el fin dehacer más eficaz la defensa de los menores, realizó unaserie de propuestas a la Dirección General de Familias eInfancia en el año 2007 en la línea de implantar un proce-dimiento rápido, flexible y eficaz para la constitución eimpugnación de las medidas de protección, estableciendoplazos de caducidad y propiciando una clara preferenciade estos procedimientos frente a asuntos de otra índole,dándoles un trámite prioritario y urgente en los juzgados.

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Fue grato comprobar por parte de este comisionado que laLey de Adopción Internacional aprobada el 28 de diciem-bre de 2007 modificaba el artículo 172 del Código Civilestableciendo el plazo de dos años para que los padressoliciten la revocación de la declaración de desamparo; elmismo plazo para oponerse a las decisiones que se adop-tan respecto a la protección del menor. Pasado dichoplazo, decaerá su derecho de solicitud u oposición a lasdecisiones o medidas que se adopten para la protección delmenor. Así mismo, la nueva ley establece plazos concretospara la impugnación de las resoluciones de desamparomodificando el artículo 780 de la Ley de EnjuiciamientoCivil que, a partir de ese momento, establece el plazo detres meses para formular la oposición a la resoluciónadministrativa por la que se declara el desamparo y dosmeses la oposición a las restantes resoluciones administra-tivas que se dicten en materia de protección de menores.Con todo, esta última modificación normativa no recogetodas nuestras propuestas, a mi juicio necesarias, pararesolver los problemas derivados de la alambicada situa-ción procesal en la que pueden encontrarse los implicadosen los procesos de protección.

Quizá merecería destacar que entre las propuestas queen su día se realizaron no se han incluido las siguientesque les voy a enumerar: no se incluyó la constitución delacogimiento familiar únicamente mediante resoluciónadministrativa, aunque no conste el consentimiento de lospadres —y era una propuesta que nosotros hicimos—;tampoco se incluyó la posibilidad de suprimir la necesidaddel asentimiento de los padres en el proceso de adopcióncuando ya se hayan desestimado sus pretensiones conanterioridad, a fin de no volver a discutir lo ya resuelto;tampoco se incluyó nuestra propuesta de incluir la obliga-ción de comparecencia personal para los padres biológicosy tampoco se incluyó nuestra propuesta de favorecer laintervención de acogedores y familia extensa. Entre laspropuestas formuladas en su día a la Dirección General delas Familias y la Infancia se planteaban también otrascuestiones a tener en cuenta en una futura modificación dela Ley Orgánica de Protección Jurídica del Menor comouna mayor precisión en la definición de los conceptos deriesgo y desamparo; la delimitación de la capacidad deobrar de los menores en función de su edad, que es muyimportante también y que hoy en día creo que cobra espe-cial relevancia. Y no me resisto a hacer una breve menciónaquí de este punto, aunque quizá no sea el objetivo de estacomisión. Cuando hablamos de la delimitación de la capa-cidad de hablar de los menores, es importante destacar queme he manifestado bastante reacio y bastante preocupadoen relación con el planteamiento que se ha hecho por elgrupo que está trabajando en la ley del aborto, a la hora depermitir que las niñas entre 16 y 18 años puedan tomar unadecisión de tal relevancia, sobre todo sin el consentimientode sus padres, pues como comisionado de la defensa de losderechos del menor, eso me preocupa especialmente.Hecho este inciso, otra de las cuestiones que tambiénnosotros hemos planteado es la previsión de medidas aaplicar a los menores de 14 años que cometen un delito o

falta que, como saben sus señorías, la Ley de Responsabi-lidad Penal del Menor remite a la aplicación de medidaspuramente previstas en la legislación civil.

Definido someramente el marco normativo en el que sedesarrolla la adopción y las dificultades derivadas delmismo, lo que corresponde a la institución del Defensordel Menor es dar cuenta de otros problemas y preocupa-ciones que nos han transmitido los ciudadanos en relacióncon la materia de adopción o con la materia que se trata enesta Comisión. Según los datos facilitados por el InstitutoMadrileño del Menor y la Familia, en los últimos años laadopción nacional se sigue manteniendo en una cifra entorno a los 60 o 70 casos anuales en la Comunidad deMadrid. Actualmente, los menores proceden en granmedida de madres inmigrantes, por eso ahora el perfil dela adopción nacional es también multirracial, lo cual es unhecho bastante relevante. Como se afirmaba en la sesiónde constitución de esta Comisión especial, es cierto queexisten muchos niños de mayor edad que no pueden con-vivir habitualmente con sus familias, pero en la inmensamayoría de los casos no se planteará para ellos —al menosinicialmente— una medida de sustitución familiar decarácter definitivo e irrevocable como es la adopción; entales casos la medida de protección adecuada será un aco-gimiento familiar o residencial con el régimen de visitasque proceda en su caso, situación que puede acabar o nodesembocando en una propuesta de adopción según laevolución que se produzca en la familia de origen. Nopuede olvidarse que el espíritu que informa la adopción esservir los intereses del niño y no satisfacer la demanda delos adultos, cosa que se ha repetido en las dos compare-cencias anteriores. En este sentido, la separación delmenor de su entorno tiende a considerarse a veces la solu-ción más rápida y eficaz, pero no siempre es así ya queesta medida conlleva para la familia y para el propio niñoun gran impacto y unos efectos no deseados que debentenerse siempre presentes también.

Por tanto, la primera medida ha de ser la de trabajar paraprevenir o, en su caso, eliminar los factores de riesgo queprovocan la desatención y el abandono de los niños y pro-curar mantener al menor en su propio medio. La preven-ción cobra un papel realmente importante y, para ello, esteDefensor del Menor ha reclamado reiteradamente la nece-sidad de dotar de mejores y más específicos recursos losprogramas sociales de intervención con las familias —lodecía el Defensor del Pueblo Andaluz hace un momento—pues es una necesidad importantísima. Es evidente queofrecer a las familias la ayuda necesaria en el momento enque se empiezan a manifestar los problemas es siempreuna de las medidas más eficaces.

A finales del año pasado participé en un grupo deexpertos convocado por la Consejería de Familia y Asun-tos Sociales de la Comunidad de Madrid al objeto de ana-lizar el procedimiento para la entrega de niños recién naci-dos para su adopción. En este contexto se puso de relieveque cada año —como decíamos— entre 65 y 70 mujeresrenuncian a sus hijos en el momento del parto en un hos-pital y lo entregan a la Comunidad de Madrid para su

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adopción. Estos niños, al producirse el alta hospitalaria,salen en acogimiento preadoptivo con una familia selec-cionada de entre aquellas que presentaron su ofrecimientopara la adopción nacional. Junto a estas entregas, en loshospitales se atienden también dos, tres o cuatro casos alaño, como máximo, de abandono de niños recién nacidosen nuestras calles, habitualmente por el miedo de la madrea ser identificada y a sufrir algún tipo de perjuicio; ade-más, la mayoría de las veces se da el caso de que son niñosde madres inmigrantes y sin papeles. Precisamente paraevitar estos abandonos y propiciar la entrega de los meno-res con mayores garantías de seguridad, el grupo puso demanifiesto la necesidad de elaborar un protocolo de aten-ción inmediata al menor y a la madre que se encuentra en estasituación con garantía de confidencialidad para la propiamadre, que es un hecho muy importante.

Es evidente que todavía es muy pronto para avanzar elresultado de este nuevo protocolo, pero estamos segurosde que contribuirá a evitar situaciones de riesgo, ademáses un protocolo en el que no solamente ha participado lapropia Comunidad de Madrid, sino que ha participado laFiscalía de la Comunidad de Madrid y la institución delDefensor del Menor. Como parte del mismo necesaria-mente deberían incluirse campañas de sensibilización queden a conocer a la población en general, y en particular acolectivos específicos de mayor riesgo como, por ejemplo,extranjeras y adolescentes, las posibilidades de apoyo quela propia Administración u otras entidades pueden ofrecerpara evitar el abandono en el momento del parto o poste-riormente. En estos casos de abandonos o renuncias, laadopción no entraña dificultades por cuanto será improba-ble que la madre impugne una declaración de desamparoque ella misma ha consentido; por lo tanto, este no es elcaso.

Además del impulso a la prevención del riesgo y espe-cialmente a los programas de apoyo a las familias, antesya he señalado la necesidad de avanzar hacia una defini-ción legal del concepto de riesgo —nuevamente volvemosa oír hablar del concepto de riesgo—, una definición quetiene que ser abierta y homogénea para todo el territorionacional diferenciándolo del desamparo, que ofrezcamayores garantías a los profesionales al llevar a cabo suintervención con medidas de apoyo distintas a las señala-das para el caso del desamparo y revestidas de carácter deobligatoriedad. Cuando a pesar de estas premisas el traba-jo preventivo no tiene éxito, es cuando será necesariodeclarar el desamparo del menor y la asunción de tutelaautomática por parte de la entidad pública. Declarado eldesamparo, el acogimiento familiar se plantea entoncescomo la alternativa idónea para garantizar un núcleo fami-liar armónico, seguro, estable y activamente afectivo conlos menores desamparados. No solo es el medio propiciopara atender a sus necesidades vitales básicas, sino tam-bién para proporcionarles las condiciones adecuadas parasu proceso socializador y para su correcta evolución comoseres humanos. Resulta, por lo tanto, una medida que debeacordarse de modo preferente al internamiento en centrospues contribuye a la normalización de la vida del menor.

En este sentido, es imprescindible adoptar medidas diri-gidas a potenciar el acogimiento en nuestra comunidad; ami juicio estas medidas deben ser de dos tipos: unas decarácter positivo encaminadas a su impulso, a hacer crecerel número de familias dispuestas a afrontar la responsabi-lidad del cuidado del menor en desamparo a pesar de lasdificultades, y otras orientadas a evitar determinadas prác-ticas administrativas que dificultan estos acogimientos.Entre las primeras —las positivas— me gustaría destacarla importancia de su difusión a través de campañas infor-mativas y de sensibilización social. Además, es determi-nante y fundamental el apoyo a las familias acogedoraspara que pueda prestarse la mejor atención al menor des-protegido. Debe tenerse en cuenta que la mayoría de losmenores acogidos llegan a las familias después de habervivido situaciones muy conflictivas, por lo que requierenun gran esfuerzo personal y económico dirigido a paliarlas carencias de todo orden que presentan, ya sean afecti-vas, educativas, psicológicas, etcétera. En este punto, esimprescindible impulsar las ayudas económicas a lasfamilias acogedoras, así como estudiar la posibilidad deotorgarles un trato fiscal ventajoso. En la misma línea,también sería muy positivo generalizar la consideracióndel acogimiento como criterio preferente en la escolariza-ción, también la concesión de becas de comedor y la gra-tuidad de libros de texto para estos casos concretos. Seríainteresante impulsar también la introducción de la media-ción familiar en el ámbito del acogimiento; si bien estaposibilidad no se mencionaba en las leyes de mediaciónautonómicas como las aprobadas en Cataluña, Galicia,Valencia, Canarias, Castilla-La Mancha, sí se recoge sinembargo en la reciente Ley madrileña de mediación fami-liar, de 21 de febrero del 2007, que en su articulo 8 la haceextensiva a la familia acogedora, a los acogidos y a lafamilia biológica respecto a cualquier conflicto o aspec-to del acogimiento o convivencia. Esta Institución consi-dera que la mediación constituye una forma idónea deprevención y de resolución de conflictos y como tal, sinduda, será una herramienta también muy útil para prote-ger a los menores en los desacuerdos surgidos en mate-ria de acogimiento.

Señorías, hay menores para los que es difícil plantearseun acogimiento familiar y se ven abocados a la institucio-nalización; entre ellos cabe citar el nuevo perfil de meno-res en desamparo que en los últimos años ha cambiado demenores abandonados por motivos fundamentalmenteeconómicos hacia un número cada vez mayor de menoresconflictivos a quienes no es posible marcar límites en elámbito familiar, menores con graves trastornos de conduc-ta o con problemas de adaptación serios. Esta evolución harequerido un cambio paralelo en las instituciones a travésdel desarrollo de recursos específicos, habilitándose pla-zas en centros especializados para estos chicos. Al respec-to de estos centros, entendemos que ha constituido una ini-ciativa muy satisfactoria en orden a reducir el nivel deconflictos y agresiones que se experimentaban hace unosaños en los centros de protección y, a la vez, ha facilitadouna mejor atención a las necesidades específicas de estos

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niños. Del mismo modo, es difícil que se plantee otra solu-ción que la institucionalización para los menores extranje-ros no acompañados tutelados por la entidad pública,niños que llegan solos a nuestro país y que carecen defamilia o de amigos que constituyan una red social deapoyo.

En estos casos señalados y en otros que presentan espe-ciales dificultades, bien por problemas de salud o por tra-tarse de un grupo de hermanos numeroso en el que resul-ta complicado encontrar familias dispuestas a acoger, seríaconveniente —a juicio de este defensor— impulsar alter-nativas de protección como el acogimiento profesionaliza-do. Es decir, acogedores con formación específica paraatender situaciones complicadas, que reciban una retribu-ción por su tarea y una permanente y adecuada supervi-sión por parte de las administraciones —esto hay queresaltarlo, una permanente y adecuada supervisión de lasadministraciones— para que no se convierta en una tareameramente económica. El segundo grupo de medidas des-tinadas a potenciar el acogimiento a las que antes he hechoreferencia son las dirigidas a evitar determinadas prácticasadministrativas que pueden llegar a dificultar en algunoscasos estos acogimientos. Desde la institución que repre-sento, hemos detectado algunas dificultades en los proce-sos de protección que deben ser corregidas, como el usode fórmulas tipo en las resoluciones y la falta de motiva-ción en algunos expedientes como indispensable requisitode cualquier decisión administrativa, pero además seríanecesario evitar los retrasos en la contestación a los ciuda-danos que pueden hacer que la petición pierda ya todo susentido. Por ejemplo, si un padre solicita en junio la sali-da del centro de un menor tutelado para pasar las vacacio-nes estivales en su compañía, ¿qué sentido tiene que la res-puesta le llegue en el mes de septiembre cuando ya hacomenzado el curso escolar? Esto está ocurriendo. El granperjudicado del retraso de la Administración es, sin duda,el niño que se ve obligado a pasar el verano en este casoconcreto en el centro en el que vive.

En ocasiones los ciudadanos han puesto de manifiestoque encuentran dificultades para contactar con los técni-cos responsables del expediente en que están implicados.Entendiendo también la saturación de los servicios admi-nistrativos, debe exigirse a las administraciones un espe-cial cuidado en los procedimientos de protección demenores que, por su singular naturaleza, no solo afectanderechos de los más pequeños, sino sensibilidades einquietudes que deben ser atendidas sin duda. La necesi-dad de apoyo de la Administración a los acogedores estambién una cuestión que han planteado los ciudadanosante el Defensor del Menor. Habitualmente un acogimien-to familiar y, sobre todo, en situaciones especiales comopor ejemplo cuando los acogidos son un grupo de herma-nos, requiere un enorme esfuerzo por parte de la Adminis-tración. Si la entidad pública no presta este apoyo, es com-prensible que la situación familiar se complique y puedadesbordar a los acogedores que acaban solicitando el cesedel acogimiento aun cuando esta decisión no sea la mejorpara los niños ni esté orientada por su beneficio e interés.

Los menores se verán entonces abocados al ingreso en uncentro en tanto se encuentra otra solución. Debe favore-cerse también que el seguimiento de los acogimientos seaexhaustivo y riguroso —lo ha avanzado también el señorChamizo—, que tenga en cuenta la información recabadapor todos los profesionales que intervienen con la familia,como psicólogos, logopedas, educadores y, sin duda, laaudiencia de los propios menores afectados. Así mismo,debe prestarse una especial atención a la preparación delos interesados cuando se produce un cambio de situaciónfamiliar del niño como el cese del acogimiento y la cons-titución de uno nuevo o, en su caso, el retorno a la familiabiológica.

Cuando se decide un cambio en las circunstancias fami-liares de un niño que supone la separación de quienes hanejercido a veces como su única familia y durante un largoperiodo de tiempo, es imprescindible que la ruptura no seauna ruptura drástica y radical —como viene ocurriendo—sino que se planifiquen contactos posteriores que, aunquese vayan dilatando progresivamente, permitan dar unacontinuidad emocional a las relaciones de vínculo estable-cidas por el niño y la familia y que, por tanto, le posibili-ten afrontar mejor la separación. Cuidar todos los aspectosmencionados es imprescindible para no poner en peligroel logro de los objetivos del sistema de protección y, enparticular, el éxito de los programas de acogimiento que,como digo, es la alternativa más idónea a la institucionali-zación cuando el menor, por sus características, no es pre-visible que pueda ser adoptado. Entendemos que para elloes imprescindible evitar el exceso de trabajo y revisar ladotación de personal destinado a estos procesos.

En lo que se refiere al acogimiento residencial —quecomo he dicho se constituye como la única salida real paradeterminados colectivos—, además de reconocer elesfuerzo de la Administración pública en la especializa-ción de recursos, quisiera destacar la importancia de inten-sificar el trabajo desde los centros con la familia delmenor; hay que fijar objetivos sujetos a plazo para lograrcuanto antes la reintegración del menor o, en su defecto,buscar alternativas al internamiento, que en los casos másdifíciles podría ser el acogimiento profesionalizado comoya he dicho.

En cuanto a la adopción, me gustaría destacar la dificul-tad que a veces se deriva de la idoneidad de los solicitan-tes. La reciente Ley de Adopción Internacional aporta nue-vos criterios en la determinación de la idoneidad, sinembargo, a mi juicio, la definición del concepto sigue sinser suficiente para certificar la actitud de un solicitante deadopción o, por el contrario, identificar factores de riesgoen los posibles candidatos. En la tarea de seleccionar a losadoptantes, las comunidades autónomas han ido estable-ciendo en sus regulaciones diversos criterios de selecciónde los solicitantes, sin embargo no se ha conseguido laprecisión que sería aconsejable y que permitiría a los téc-nicos y a los interesados saber a qué atenerse. La seguri-dad jurídica exige que los mismos se plasmen en una regu-lación y sean conocidos por quienes se plantean la vía dela adopción, más teniendo en cuenta que la idoneidad es

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concluyente en el proceso y que la resolución que ladeniega puede ser objeto de recurso. Se ha perdido unabuena oportunidad ofrecida con esta nueva ley para deta-llar los criterios de idoneidad y darles un tratamiento uni-ficado, erradicando cualquier diferencia de trato de lossolicitantes de adopción en función del territorio del queprocedan, lo cual es una realidad hoy en día en nuestropaís. Determinar correctamente la idoneidad de los adop-tantes es crucial para asegurar la adaptación del menoradoptado y evitar futuros fracasos; sería también conve-niente impulsar los centros de apoyo multiprofesional alas familias adoptantes y la implicación de las entidadespúblicas en la difusión pública de este recurso.

Señorías, a lo largo de mi intervención he tenido laoportunidad de mencionar las principales medidas que a lavista de nuestra experiencia considero imprescindiblespara mejorar el sistema de protección y ofrecer a losmenores alternativas a la institucionalización. Para resu-mir y clarificar se propone, en primer lugar, simplificarlos procedimientos; en segundo lugar, impulsar los pro-gramas sociales de intervención con las familias; en ter-cer lugar, potenciar el acogimiento familiar incorporan-do el acogimiento profesionalizado para determinadoscasos; en cuarto lugar, impulsar desde los centros el traba-jo con las familias, con objetivos concretos sujetos aplazo; en quinto lugar, mejorar la definición del conceptode idoneidad para la adopción y, en sexto lugar, impulsarel apoyo multiprofesional a los adoptantes. También les heremitido el cuestionario que, en su día, me hicieron llegarcon las contestaciones a las distintas preguntas que, sinduda, también va a aportar algo más a mi intervención.

Para terminar, solo me queda agradecer nuevamente aesta Comisión la invitación a mi institución para compar-tir con ustedes una serie de reflexiones que espero les seande utilidad. Nada más, quedo a su disposición para contes-tar a las preguntas que tengan a bien plantearme. Muchasgracias.

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señorCanalda.

Pasamos al turno de portavoces. Tiene la palabra el por-tavoz del Grupo Mixto, señor Torres.

El señor TORRES I TORRES: Muchas gracias, pre-sidenta.

Muchas gracias, señor Canalda, por su intervención enesta Comisión especial del Senado de estudio de la adop-ción nacional y temas afines. En nombre del Grupo Parla-mentario Mixto y en el mío propio, le doy la bienvenida.

Después de las dos intervenciones anteriores y de todoslos temas tratados y planteados por los intervinientes y porlos portavoces de los distintos grupos parlamentarios deesta comisión, tengo muchas cosas que decir, por supues-to, sobre este tema, pero una de las preguntas que me vie-nen a la mente ahora es por qué la mayoría de familiasespañolas o parejas de hecho, etcétera, prefieren adoptar aun niño o niña extranjero, principalmente de China, Santo

Domingo, Rusia, Ucrania, etcétera ¿No cree usted que seprecisarían otros modelos de gestión integral donde lossolicitantes de adopción internacional se dieran de alta deoficio en los registros de adopción nacional? Desde mipunto de vista, se debería modificar el Consejo Consulti-vo de Adopción Internacional y pasar a llamarlo ConsejoConsultivo de Adopción sin más; de esta manera, se veríanreflejadas las realidades de la adopción tanto nacionalcomo internacional especificando, por supuesto, la proce-dencia de cada una.

Usted, señor Canalda —y en eso le doy la razón—, nosdice que se prima en exceso el interés de los padres bioló-gicos, como el caso del niño de El Royo o el de Piedad; sedan casos en los que incluso se llegan a frustrar intentos deacogimiento de fines de semana como consecuencia de lasamenazas proferidas por la familia biológica a los acoge-dores. Planteo si se tiene en cuenta el bienestar de unmenor de tres o cuatro años, su educación, sus derechos,cuando después de vivir toda su corta vida bajo la tutela deesos padres adoptivos es devuelto a sus padres o familia-res biológicos, quienes, por circunstancias, reclaman a sushijos, lo que supone, sin duda alguna, una situación trau-mática para el menor. ¿Hasta qué punto puede resultarpositiva esta situación? La adopción nacional en Españaes el resultado de un proceso complejo en el que intervie-nen diversos actores: Administración, familia biológica,familia acogedora, fiscales, jueces y cuyo funcionamien-to, que es la protección de la infancia desfavorecida, hade mejorar.

Señorías, el fin de esta comisión es el de mejorar nues-tro sistema de adopción nacional y esta comisión, con laintervención de los comparecientes, tiene la vía ahora paraofrecer y dar soluciones a la problemática de la adopciónnacional.

Muchas gracias, señora presidenta.

La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, senadorTorres.

Por el Grupo de Convergència i Unió, tiene la palabra lasenadora Aleixandre.

La señora ALEIXANDRE I CERAROLS: Gracias,señora presidenta.

Voy a ser muy breve puesto que estoy prácticamente deacuerdo con lo que ha comentado hasta ahora el senadorTorres y, además, estoy de acuerdo con la mayoría de laintervención de don Arturo Canalda.

En primer lugar, señor Canalda, quiero darle la bienve-nida a esta comisión en nombre de mi grupo parlamenta-rio y en el mío propio. Nos ha explicado la evolución de laley y después unas reflexiones sobre qué haría usted o queharía en estos momentos una persona que esté en su lugar,en este caso en la Comunidad de Madrid. Estamos deacuerdo con la mayoría de sus propuestas pero voy ahacerle una petición y después algunas preguntas. La peti-ción es si puede trasladar a este Grupo el protocolo deadopción de recién nacidos que dice que ha hecho laComunidad de Madrid y nosotros, si lo desean, lo pasare-

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mos a todos los miembros de la comisión. Puesto queusted ha dicho que era innovador, sería interesante cono-cerlo, ya que, precisamente, es de este protocolo de lo quemás se quejan en este país las familias que quieren adop-tar niños, no solamente acogerlos, pues dicen que es másfácil adoptar en cualquier otro país del mundo que en elnuestro.

Es evidente que la institucionalización —voy a saltarmeel tema de la acogida, del que se ha hablado muchísimo ycon el que estamos de acuerdo, quizá yo tenga pocosconocimientos sobre el tema, pero ustedes están clarifi-cando muchísimo los problemas que pueden tener las aco-gidas— va ligada al acogimiento profesional. Todos uste-des hablan de acogimiento profesionalizado, pero yotengo un cierto temor y es que creemos dos instituciones,otra institución menor, más pequeña, pero que sea unacosa parecida y que se llame acogimiento profesionaliza-do. Este es mi temor, ¿usted cómo lo defendería, ya que hahablado de la defensa del acogimiento profesionalizado?

En cuanto a la idoneidad, usted habla de que es un con-cepto poco claro y que tiene poca precisión. Es cierto—como comentamos con el anterior compareciente— quea veces incluso a algunos de los representantes en estacomisión, a los padres, no nos han dado ningún permisode idoneidad, no lo hemos pasado y a lo mejor, si nos lopidieran, tampoco lo pasaríamos todos. Es cierto quequizá habría que revisar este concepto y, más que la ido-neidad de las propias personas que quieren ser adoptanteso familias de acogimiento, la voluntad de estas familias detener algo que a veces es difícil de definir que sería el senyo sentido común; entonces, quizá sería más importanteeste que el otro.

El tema del centro de apoyo multiprofesional para eladoptante me ha parecido interesantísimo, ¿me puede darun par de datos sobre qué idea tenía usted sobre estos cen-tros de apoyo multiprofesional para el adoptante? Y pocomás tengo que decirle, salvo que estamos encantados dehaberle tenido aquí. No dude que tendremos en cuenta susaportaciones. Usted ha hecho unas aportaciones concretasy ha comentado que no han sido recogidas por la ley ante-rior. Nos ha pasado el cuestionario que le entregamos conanterioridad y, por lo tanto, tendremos en cuenta sus res-puestas y sobre ellas no voy a hablar.

Muchísimas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Aleixandre.Por el Grupo de Entesa Catalana, tiene la palabra la

senadora Burgués.

La señora BURGUÉS BARGUÉS: Gracias, presidenta.Buenas tardes o buenas noches, porque aquí casi no lo

sabemos, a don Arturo Canalda, defensor del menor deMadrid. Hemos entrado en las dos comparecencias ante-riores ya en el tema; hay puntos importantes que se noshan ido clarificando y, al mismo tiempo, también se ha idoincrementando el interés por el asunto. Quería, aparte deagradecerle su exposición y de que esté hoy aquí connosotros, hacerle un par de preguntas por si puede ampliar

un poco la explicación. Entiendo que es fundamental —ylo han dicho los tres comparecientes de esta tarde— larapidez en encontrar las soluciones y resolver la lentitudde la justicia. Es un tema que creo que se ha tocado, tantopor los senadores y senadoras que han intervenido en lasdiferentes comparecencias como por los propios compare-cientes y, por tanto, lo apunto para ver qué solución podríadarse. Hay un tema novedoso en la reforma de la Ley delMenor de 2007 y encuentro una medida muy positiva, quees fijar el plazo para recurrir el desamparo y luego la posi-ble adopción, pero mi duda es si después de estos dos añoses ya definitivo o hay posibilidad de que vuelva el proce-so a situaciones anteriores.

Coincido con usted en que la prevención es fundamen-tal para eliminar los riesgos y, por lo tanto, trabajo en equi-pos, trabajo con la comunidad y trabajo con las familias;para mí esto fundamental y coincido en ello con usted.Fortalecer la medida de acogida significa también, comoha dicho, dar a conocer a las familias las campañas queestá haciendo la Comunidad de Madrid además de eseapoyo posterior tanto técnico como económico —no estanto el económico como el técnico el que muchas vecesse necesita.

Finalmente, hay un tema que quizá hoy, por la hora quees y la importancia que tiene, solo podemos apuntar, quees el ingreso en los centros precisamente de aquellos gru-pos de menores —cada vez con mayor incremento entodas las comunidades—, de adolescentes con problemasde conducta. Es un tema muy importante al que debemosprestar una especial atención, pero dejándolo hoy sola-mente aquí, me gustaría que nos diera información sobreestos centros especializados que tienen en la Comunidadde Madrid y que atienden a jóvenes con estos problemasde conducta.

Gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Burgués.Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra

el senador Bedera.

El señor BEDERA BRAVO: Muchas gracias, presidenta.Bienvenido, señor Canalda. La última vez que nos

vimos fue en unas jornadas, ¿se acuerda?, en el Congresoa finales del año 2007 y ya nos puso usted de manifiestola mucha experiencia que tiene en este campo y, por lotanto, creo que su comparecencia va a ser enormementeútil para nuestro trabajo y está muy bien que sea además,como las dos anteriores, en este primer día porque despuésde estas tres comparecencias creo que tenemos muy des-lindados dónde están los problemas ahora mismo de laadopción y del acogimiento y de la institucionalizaciónporque han coincidido los tres comparecientes; otra cosaes cómo corregirlos, ahí esta el asunto. Quiero manifestarel agradecimiento de mi grupo cuando se hacen propues-tas concretas —igual que en los dos casos anteriores—,porque está bien saber que las cosas están mal, pero decircómo se solucionan es optar y es tomar decisiones y, aveces, ahí vienen las dificultades.

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Le iba a preguntar por el acogimiento profesionalizado,pero lo ha dejado tan claro que lo doy por resuelto en estemomento. Era uno de los temas que más me preocupabanporque, efectivamente, se podía ver como una medida detipo un poco mercantilista, pero compruebo que todosustedes —que son expertos en la materia— lo tienen bas-tante claro, con lo cual me alegro.

Sí me gustaría preguntarle por los tiempos del acogimien-to y, más concretamente, si no cree usted que debería lle-garse a algún tipo de fijación de los tiempos en cada unade las modalidades del acogimiento, porque el acogimien-to simple finalmente acaba teniendo —como se desprendedel último libro que ha publicado el ministerio— unamedia de duración de tres años y medio y eso, evidente-mente, hace absolutamente imposible, inviable, la funciónpara la que está establecido. No puede durar ese tiempoporque se desvirtúa la función. ¿Cómo se podría corregiresto?, porque una vez hecho el acogimiento esto casi vasine die. Evidentemente, a una familia de acogida se ledice que va a serlo durante algún tiempo e incluso, comose decía en alguna comparecencia anterior y usted mismo,se les prepara y se les debe de preparar para saber que sonacogimientos temporales y que, por lo tanto, van a volvera su familia. Cuando un niño está tres años y medio conunos padres, a una edad de 4 o 5 años, es evidente que pormucho que se le explique a esa familia que está en acogi-miento temporal, después de tres años y medio, no somosmáquinas y los sentimientos funcionan y este es un graví-simo problema que está encima de la mesa. Por eso le pre-gunto si no cree usted que debería fijarse —no lo sé, se lopregunto— un plazo. También me gustaría que explicaraun poco más, un elemento que se ha introducido —lo haintroducido usted— que hasta ahora no se había puestoencima de la mesa y parece que puede tener bastante reco-rrido y es la cuestión de la mediación. ¿En qué casospodríamos estar hablando de mediación? Podemos estarhablando, por ejemplo, de mediación entre padres biológi-cos y familias de acogida o de mediación antes del pasodel desamparo y, por lo tanto, en esas medidas de preven-ción en las que también usted ha insistido. En fin, ayuda-ría bastante a mi grupo que nos lo explicara un poco más,ya que ha sido usted quien lo ha puesto encima de la mesa.

También le querría preguntar si tiene algunos datos o si lellegan a usted como de defensor del menor informes sobrela necesidad de los seguimientos, tanto de los acogimientoscomo de las adopciones, porque, creo recordar que en losdos o tres últimos informes del fiscal general del Estado seinsistía en la necesidad de que, por ejemplo, en los acogi-mientos residenciales el fiscal tiene la obligación de hacerun informe cada seis meses, cosa que en las distintascomunidades autónomas no se hace. Le preguntaba suopinión porque también falta ese seguimiento; hablo deeste del fiscal, lógicamente, en este tema concreto, perodespués también a las familias de acogida porque esteseguimiento se despacha normalmente con una llamada delos servicios sociales una vez al año, si es que ocurre, enla que se pregunta: ¿qué tal va todo?, ¿bien?, ¿el niño

está bien?, vale. Son diez segundos y no sé si ese es elseguimiento más adecuado.

Le agradezco mucho —y a mi grupo le satisface enor-memente— el reconocimiento expreso que ha hecho delexcesivo biologismo que usted está viendo y, por lo tanto,el apoyo a las dos reformas, tanto del artículo 172 delCódigo Civil como del 780 de la Ley de EnjuiciamientoCivil y algunas propuestas más porque para usted —si heentendido bien y si no le rogaría que me lo aclarara— seha quedado corto y deberíamos haber dado algún pasomás en ese sentido. Créame que mi grupo va a tener muyen cuenta las cuestiones que usted nos pueda afinar unpoco más en este asunto.

Hay un tema también vidrioso que voy a intentar plan-teárselo, a ver si soy capaz de decirlo con palabras, queluego quedan en el Diario de Sesiones, que no puedanmolestar a nadie. Es el tema del contacto con los técnicos.En no pocos casos, a los que estamos metidos en estasmaterias por una o por otra razón, nos llegan por parte delos acogedores, por un lado, la dificultad de acceder a lostécnicos de los servicios sociales y, por otro, la importan-cia que tienen las decisiones de esos técnicos que dan yquitan, que frustran y bendicen situaciones a las quemuchas familias están dando, desde nuestro punto devista, una importancia excesiva, aunque es cierta, porquepara ellos a veces es el sí o el no; no estoy diciendo que sefrivolicen estas situaciones, pero nos gustaría que nos dije-ra qué se podría hacer, qué tipos de filtros, qué posibilida-des, no sé si la mediación también tendría que funcionaren esto y digo en este caso entre la Administración y lasfamilias implicadas, porque a veces se está esperando unpapel de la consejería correspondiente como la espada deDamocles que va a desgraciar o no a una familia y esotambién, en un sistema de derecho como el nuestro debe-ría haber en estas cuestiones algunas garantías más de queesto no fuera así.

Por último, hay algo que ha dicho el señor Torres y conlo que yo no solamente estoy de acuerdo, sino a lo que mesumo. Los padres, al final, lo que quieren es tener un niñoy creo que si se dieran las garantías suficientes, si hubieralos condicionamientos adecuados y los mecanismos preci-sos, creo que a los padres que vamos a adoptar nos daríalo mismo que el niño fuera de Ucrania, de Móstoles o deDos Hermanas. Por lo tanto, no sé si quizá estamos sepa-rando demasiado la adopción internacional de la adopciónnacional y haciendo —y permítame la expresión, señorapresidenta— de la adopción nacional la hermana pobre yde la adopción internacional algo que ya es otra cosa dis-tinta; ya se sabe que los que abandonan niños son de otrossitios, en España eso no ocurre, somos un país avanzado,la octava potencia y, por lo tanto, establecemos como doscarriles, como dos marchas o velocidades, la internacionaly la nacional. A lo mejor podría ser conveniente hacer unplanteamiento integral —como el que decía el senadorTorres— y que al ir a adoptar y en función de las peculia-ridades del lugar, de la zona, de las edades, de la familia,etcétera, la Administración enfocara a una familia por laadopción nacional o por la internacional. Yo sé que los

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presupuestos de partida están ahora mismo absoluta-mente desnivelados, pero no sé qué piensa usted sobreesta situación.

Nada más y muchísimas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senador Bedera.Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra la

senadora Elorriaga.

La señora ELORRIAGA PISARIK: Muchas gracias,presidenta.

Señor defensor del menor de la Comunidad de Madrid,muchísimas gracias por haber aceptado esta invitaciónque le ha cursado la Cámara Alta para transmitir suvisión acerca de la adopción nacional y, en general, delfuncionamiento del sistema de protección a la infanciaque existe en la Comunidad de Madrid, la única comuni-dad, por otro lado, que tiene la figura del defensor delmenor, tan necesario viendo lo que aquí se ha planteadoesta tarde.

Es verdad que esta es ya la tercera comparecencia, queen todas ha habido una clave, un hilo conductor, quehemos podido ver que hay que defender el interés superiordel menor a pesar de que sea difícil su definición, pero queen esa línea debemos trabajar. Su exposición, señor defen-sor, ha sido muy clara, muy útil, le felicito por ella, es unaintervención en la que ha separado muy claramente lo quees el marco normativo de los problemas que le han trans-mitido los ciudadanos que, al final, es lo que creo que nosdebe importar para seguir avanzando porque esa experien-cia es la que nos da el conocimiento y tengo que plantear-le que desde el Grupo Parlamentario Popular estamos deacuerdo en los planteamientos que usted ha hecho aquíesta tarde. Después de haberle escuchado como hemoshecho, con toda atención, sí me gustaría plantearle una seriede preguntas. Por un lado, decirle que me consta queMadrid hace un uso extenso de la modalidad de acogimien-to permanente y quería preguntarle qué opinión le mere-cen las fórmulas de acogimiento de la Comunidad deMadrid. Es importante saber distinguir, conocer los dife-rentes sistemas y opciones que existen y, por tanto, insistoen que me gustaría saber su opinión respecto a las fórmulasque se están utilizando en la Comunidad de Madrid.

En cuanto a los centros, que es otro tema que tambiénhemos tocado esta tarde, comparto con usted, por supues-to, la idea de que el acogimiento residencial debe ser, sinduda, la última medida a utilizar, pero a mí y a mi gruponos gustaría saber qué opinión le merece la organización yel funcionamiento de los centros de protección de laComunidad de Madrid, incluidos esos recursos específi-cos a los que usted ha hecho mención y por los que ya hasido preguntado. Hablando de los centros, también megustaría saber, en cuanto a los diferentes sistemas de ges-tión de los mismos, entre público o privado, cuál es suvaloración respecto a esta circunstancia y a la forma—insisto— de gestión para este tipo de centros.

Siguiendo con temas que han sido planteados por usted,me gustaría también que nos contestara de una manera lomás clara posible qué se puede hacer, en cuanto a los

desamparos por pobreza, en esta situación de desamparospor pobreza. Otro tema que nos preocupa es el tema delabandono de los niños, qué podríamos hacer entre todospara evitar que nuestros niños y niñas sean abandonados.Creo que es muy necesario que acabemos con estas situa-ciones de riesgo.

Para ir terminando, quiero decirle que un problema quenos preocupa muchísimo es lo que denominamos adopcio-nes frustradas, a las que aquí se ha hecho mención dicien-do que es un eufemismo la forma de denominarlas, pero larealidad es que existen. Me gustaría saber qué podríamoshacer para evitar el fracaso en la adopción, porque meconsta que la Comunidad de Madrid está trabajando enprogramas de apoyo post adoptivo a las familias y creoque esta podía ser una de las fórmulas, pero insisto en quees importante. Por otro lado, no sé si usted tendrá los datossobre adopciones frustradas, si están creciendo, si estánestabilizadas, qué relación hay con las de otros países deEuropa, etcétera. Para terminar, plantearle que compartoabsolutamente que la mediación familiar que contempla laLey de Mediación Familiar de la Comunidad de Madrid,es una herramienta muy útil. ¿Les consta a ustedes queestá funcionando la mediación familiar en la Comunidadde Madrid y que se están obteniendo resultados?

Termino agradeciéndole de nuevo su presencia hoyaquí, su comparecencia tan exacta y, por supuesto, la con-testación al formulario.

Muchísimas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, senadora Elorriaga.Tiene la palabra para contestar a todas las preguntas el

señor Canalda.

El señor DEFENSOR DEL MENOR EN LA COMUNI-DAD DE MADRID (Canalda González): Muchas gracias,presidenta, y muchas gracias a los distintos portavoces.

Voy a intentar responder a la batería de preguntas a laque me han sometido SS.SS. Hay una que ha sido leitmo-tiv de todos los comparecientes y es, en definitiva, por quéadopción internacional o nacional, esa diferenciación, sino convendría hacer un sistema único. Aquí, creo que loque básicamente diferencia una de la otra es que mientrasque en la adopción nacional los criterios los fijamos noso-tros, en la adopción internacional los países de origen delos niños tienen gran capacidad para fijar muchos de loscriterios que se plantean y que deben cumplir esas familiasy creo que eso es quizá el aspecto diferenciador másimportante. Luego, lógicamente también estamos hablan-do de que hay mucha más disponibilidad de niños, teóri-camente, de países extranjeros que niños españoles y, ade-más, se da la gran paradoja de que tenemos niñosinstitucionalizados y vamos a otros países a acoger niñosque están también institucionalizados en otros países.Creo que lo que hay que hacer no es quizá un único siste-ma, sino facilitar de alguna manera los procesos de adop-ción, poner en funcionamiento más equipos multidiscipli-nares, en definitiva, que los procesos —como decía yo enmi intervención— no se alarguen hasta cuatro o cinco

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años y que incluso no se puedan producir inseguridadescomo se producen muchas veces hasta desde el punto devista jurídico con determinados procedimientos porque enel país de origen de repente cambien los criterios y sepodría dar la paradoja también de que uno, que ya tiene lassanas expectativas de tener un niño con el que inclusotiene sus vínculos creados, necesite un nuevo informe deidoneidad porque ya han pasado los plazos de vigencia deese informe de idoneidad cuando no tiene ni siquiera laresponsabilidad de que eso haya ocurrido así. Por lo tanto,creo que lo que hay que facilitar en todo caso son los trá-mites y si la Administración debe aportar más medios parasolucionar esos problemas lo debe hacer, por supuesto.

El protocolo de adopción se lo voy a hacer llegar, evi-dentemente, en cuanto llegue a mi despacho mañana porla mañana lo remitiré a la comisión. Con el acogimientoprofesionalizado —por el que también se me ha pregunta-do— se plantea una cuestión: cuándo hay que hablar deacogimiento profesionalizado y cuándo hay que hablar deacogimiento como lo entendemos normalmente, el están-dar. Creo que el profesionalizado puede estar más justifi-cado en determinados casos —lo decía en mi interven-ción— y es que hay muchos niños que, por su origen, porla problemática que tienen, porque son muchos hermanos,a lo mejor no es tan fácil que una familia normal los acoja;es verdad que gente solidaria la hay en todas partes, perohay chicos que tienen más dificultades que otros y quizáese sería uno de los ámbitos donde el acogimiento profe-sionalizado pudiera tener más sentido. Insisto en que soyun fiel defensor de esta figura, sobre todo con los criteriosde control que deben ejercer las administraciones para evi-tar que se convierta exclusivamente en un aspecto pura-mente mercantilista y que al final haya personas exclusi-vamente profesionalizadas en coger a este tipo de niños;no tiene ningún sentido, ha de hacerse un seguimiento, sicabe mucho más riguroso que de otro tipo de acogimien-tos, por parte de la Administración.

Idoneidad. Cuando hablaba usted de revisar los con-ceptos y, sobre todo, aplicar algo que es el sentido común,lo comparto plenamente con usted; es verdad que a lomejor, tal cual está definida la idoneidad, es un conceptomuy amplio que está generando diferentes planteamientosen función de dónde vaya uno a adoptar el niño, en quécomunidad autónoma lo vaya a adoptar y, por lo tanto—como decía en mi intervención—, quizá haya que fijarunos criterios mínimos de idoneidad y luego, evidente-mente, el sentido común.

El centro de apoyo multiprofesional es una iniciativaque nosotros hemos propuesto y que es muy interesante ytambién me lo ha planteado el portavoz del Grupo Parla-mentario Socialista. ¿Por qué es necesario un centro deapoyo multiprofesional de apoyo a las familias adoptan-tes? Si ya lo tenemos difícil los padres naturales —nadienos da un manual para saber cómo educar a nuestros hijosni afrontar la problemática, porque muchas veces los niñosvienen con problemas y otras veces se generan proble-mas—, el problema es que además los padres adoptantestienen que afrontar realidades que desconocen. ¿Por qué

son realidades que desconocen? Porque muchas veces lasituación de esos niños que están adoptando es una situa-ción terrible, una situación que inicialmente, en sus prime-ros años de vida, aparentemente no tiene ningún tipo demanifestación, pero que a medida que van creciendo sepuede empezar a vislumbrar lo que han sufrido en esosprimeros años. No es raro el caso de un padre que adoptaa un niño en un país del Este, supuestamente con una saludmás o menos razonable y que el niño empiece a manifes-tar problemas de conducta derivados de lo que ha pasadoen su país de origen y cómo ha estado institucionalizadoen ese país. Esas son situaciones que a priori son muy difí-ciles de evaluar. Es verdad que muchas veces los padres nosaben afrontar la problemática de sus hijos y por eso esimportante que la Administración, con equipos multidisci-plinares, pueda ayudarles a resolver esos problemas, esdecir, que el proceso de adopción no finalice con la sen-tencia del juez. El proceso de adopción ha de seguirse dealguna manera a lo largo del tiempo por si los padres tie-nen dificultades y que los propios padres puedan acudir aestos servicios profesionalizados o multidisciplinares quedeberían ponerse en marcha en las comunidades autóno-mas para asesorarse. Creo que es una iniciativa que puedetener todo el sentido.

En cuanto a las propuestas de la portavoz de EntesaCatalana de Progrés, relativas a la rapidez en encontrarsoluciones y resolver la lentitud de la justicia, estoytotalmente de acuerdo con usted. El problema de la jus-ticia es el que es, hacen falta muchos medios y en estosprocedimientos tampoco es ajeno la falta de medios. Creoque lo importante es dotar de más medios a la justicia paraque las decisiones se puedan adoptar en tiempo y formarazonable. Aquí quería incidir en una cosa de la que no seha hablado, pero que también es importante, los equiposque asisten a SS.SS. para tomar decisiones, los equipospsicosociales que asisten al juez, porque siempre decimosque es el juez quien toma las decisiones pero normalmen-te el juez toma la decisión amparado en unos informes quele preparan los profesionales, los peritos, que son los quedicen: la situación de este menor es así, la situación de lafamilia de esta manera, etcétera. ¿Qué hemos hecho noso-tros? Nosotros, como institución, venimos reiterando lanecesidad de armonizar los planteamientos de esos equi-pos psicosociales. Estamos trabajando con el Colegio Ofi-cial de Psicólogos de Madrid para que situaciones igualesse traten de igual manera por parte de todos los equipos,para que alguien, en función del pie con el que se hayalevantado en determinado día porque haya discutido consu mujer, como bien decía usted y con todo el criterio, nole pueda llegar a amargar la vida a una familia porquetoma una decisión de determinada manera y el juez cogeel informe del perito y piensa que si el perito dice esto,será porque es así. Hay que trabajar con esos equipos psi-cosociales para conseguir que situaciones iguales se tratende forma homogénea en todo el territorio, establecer unosprotocolos, unos documentos de trabajo que permitantomar decisiones correctamente. Porque es cierto quemuchas veces las decisiones —yo no digo que sean arbi-

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trarias ni mucho menos, ¡Dios me libre!— dependen delestado de ánimo de las personas. Todos somos personas ypodemos en algún momento dejarnos influenciar pornuestro propio estado de ánimo; por eso, cuantas menosposibilidades haya de tomar decisiones de este tipo,mucho mejor.

También me planteaba la portavoz de Entesa Catalanade Progrés el tema del ingreso en los centros especializa-das de adolescentes con problemas de conducta. Este es untema muy complicado y, de hecho, el informe del defen-sor del pueblo hace unas semanas ponía de manifiesto unaproblemática que se está dando en prácticamente todas lascomunidades autónomas. Sin embargo, yo aquí tambiénquiero apoyar a los profesionales que están día a día traba-jando en centros con estos niños que tienen trastornos deconducta. Hacen un trabajo realmente bueno y creo que elinforme del defensor del pueblo es un informe magnífico,un informe que aporta muchas luces en cuanto a los pro-blemas que existen en los centros, que aporta solucionespero, en ningún caso, debe ser un informe que cuestione eltrabajo de la gran mayoría de los profesionales que día adía trabajan con estos niños; eso es muy importante por-que se genera un gran desánimo. Creo que respecto a estoscentros —y ya también enlazo con una pregunta que mehacía el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista—,de los que hay varios en la Comunidad de Madrid, lo quehay que tener en cuenta es precisamente la tipología deniños que tienen; muchas veces sus propias familias —yyo tengo casos concretos— me piden que ayude e interce-da ante la Administración para que puedan hacerse cargode estos niños con trastornos de conducta. Lo que resultaa veces complicado pensar es que si estos niños, que estáninstitucionalizados en un centro, no son capaces de afron-tar su vida familiar, puedan hacerlo en una familia de aco-gimiento. Yo, sinceramente, tengo grandes dudas. Pareceque en estos casos lo que hay que hacer es trabajar conequipos educativos multidisciplinares en intentar normali-zar la vida de estos niños, con el máximo cariño posible y,sobre todo, con los mayores medios posibles para solucio-nar un problema que es tan grave para ellos como para suspropias familias. Me imagino lo que tiene que ser tenerque pedir a alguien que se haga cargo de tu hijo o vivir entu dormitorio con una puerta blindada, como era el caso deesta familia que les he contado. Este es un tema muy deli-cado, y por eso digo que hay que ser cuidadoso, hay queponer siempre un poquito de perspectiva y analizar deforma individualizada los casos y creo que ahí, probable-mente, lo mejor para estos niños sea un trabajo de equiposmultidisciplinares para intentar normalizar esta situación.

Yendo ya a las preguntas concretas del portavoz delGrupo Parlamentario Socialista, ya he hablado del aco-gimiento, los tiempos de acogimiento, la fijación de tiem-pos en sus diferentes modalidades. Aquí vuelvo a lo deantes, quizá a la relatividad sobre si es mejor estar en aco-gimiento más tiempo. Yo al final lo que pienso es quedonde un niño está mejor es con una familia que le dé cari-ño, comprensión, que le dé apoyo y, a lo mejor, no hay queser tan riguroso en el tema de los tiempos, lo que hay que

ser es muy riguroso en el seguimiento de esos acogimien-tos y ver si la situación de ese niño es la mejor posible,sobre todo comparativamente hablando, si es mejor lasituación de ese niño en una familia de acogida que en uncentro institucionalizado o vuelta otra vez a su familia bio-lógica que, probablemente, sea el propio origen de susproblemas porque hay una cosa que no debemos olvidar,quizá el ámbito de victimización más grande de los niños,de los menores, es su propia familia, lo cual es un temamuy complicado.

En cuanto a la mediación, ahí hay un matiz. La Ley deMediación Familiar de la Comunidad de Madrid hacereferencia a una ley que se aplicará; no son múltiplescombinaciones, sino simplemente se aplica en el entor-no familiar y se entiende como entorno familiar tambiénel acogimiento, de tal manera que solamente se circuns-cribe al ámbito del acogimiento, a resolver los conflictosque se pueden dar entre los acogedores y los niños acogi-dos. Es una idea interesante. Una ley de mediación deestas características evita acudir a otro tipo de instancias eincluso puede llegar a evitar, por qué no, la institucionali-zación de un niño. Si la Ley de mediación permite afron-tar problemas de convivencia de alguna manera y resolver-los, probablemente evitemos llegar a otro tipo deinstancias y esa es la gran virtualidad y el gran peso espe-cífico que tiene la ley. Se me pregunta sobre si tenemosdatos sobre los seguimientos, tanto de acogimientos comode adopciones y la obligatoriedad del fiscal. No tengodatos; como institución no tengo datos, tengo denunciasde situaciones concretas, pero no tengo ningún dato globalde cómo se hace el seguimiento por parte de la comunidadautónoma; tengo casos específicos, que también le adelan-to que son muy pocos, en los cuales se están planteandoproblemas o deficiencias en cuanto al seguimiento quehace la Administración y casi siempre derivados de untema del que también se ha hablado —y enlazo con el bio-logicismo— y es que nos estamos encontrando con quemuchas veces la Administración toma la decisión de retor-nar a un niño a su familia biológica y no digo que no hagaun seguimiento de ese retorno, sino que lo que se hace esuna ruptura brutal con la situación preexistente. Es decir,nosotros hemos reiterado en multitud de ocasiones laimportancia de que si al final esa decisión es la mejor parael menor —que en algunos casos yo tengo serias dudas deque sea la mejor para el menor— lo que no se puede espermitir, bajo ningún concepto, que se produzca una rup-tura brutal entre la situación preexistente y el retorno, ¿porqué?, porque nos encontramos con situaciones terribles:tres niños, tres hermanos que han estado con una familiade acogida durante cinco años y de repente aparece lamadre —que, es verdad, era drogadicta y se está rehabili-tando y quizá el proceso de rehabilitación lo basa en quequiere recuperar a sus hijos, pero, mire usted, es que alfinal tenemos una serie de vínculos afectivos que se hancreado—, una madre que durante años ha tenido comple-tamente abandonados a sus hijos y no tiene ningún senti-do que se produzca esta situación, por lo menos así. Si alfinal usted entiende —y así lo ha entendido también un

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juez— que esto hay que hacerlo de esta manera, no rompalos vínculos, mantenga esa relación poco a poco y ademáseso le sirve para comprobar si, efectivamente, la nuevasituación de esa madre es exactamente como usted creeque es, porque los porcentajes de recaídas en este tipo desituaciones son importantes y luego vete a saber cómoafecta eso a los niños.

El tema vidrioso del contacto con los técnicos, lo com-parto con usted. Creo que los técnicos hacen un magnífi-co trabajo pero, al final, como siempre, son personas y sonpersonas que tienen su salario, que tienen sus problemas yson personas como todos pero con una capacidad de deci-sión muy importante en relación con lo que va a afectaresa decisión a una familia, a otro grupo de personas y creoque tiene razón. Poner filtros es difícil, creo que lo que hayque hacer, sobre todo, es tener un buen control y unabuena formación. Es decir, hablamos de profesionales deestas características que tengan una constante formaciónsobre cómo afrontar las diferentes situaciones, una cons-tante formación en relación con las nuevas realidades quese están dando en nuestra sociedad y una constante forma-ción técnico-jurídica que les permita tomar decisionesadecuadamente. No digo que no lo estén haciendo, digoque lo importante es la formación continuada y, sobretodo, el seguimiento por parte de la Administración.

Me hablaba usted de la adopción nacional e internacio-nal y me remito a lo que ya he dicho. Las preguntas delGrupo Parlamentario Popular, se referían al acogimientopermanente, a la opinión de las familias, etcétera. Lasfiguras de acogimiento en la Comunidad de Madrid nodifieren sustancialmente de las figuras que hay en otrascomunidades, lógicamente, porque así lo establece la nor-mativa. Pero, en cualquier caso, en cuanto a las quejas querecibimos, también he de decirle que no son numerosas;casi siempre las quejas se refieren al momento en que seproduce la ruptura de ese acogimiento, precisamente poresos vínculos que se han creado entre la familia acogedo-ra y los propios chicos; eso es lo que más nos preocupa.Otro tema que también nos preocupa muchísimo —y nohace referencia al acogimiento familiar sino al acogimien-to residencial— es qué ocurre con los menores que dejande serlo y han estado en un centro de acogida. Este es untema que nos preocupa muchísimo, que cuando el niñocumple los 18 años y está en un acogimiento residencial serompa definitivamente esa vinculación entre la Adminis-tración, entre quien le ha acogido, quien le está protegien-do y el menor que entra a formar parte de un mundo deadultos y, además, casi siempre entra en inferioridad decondiciones. Tenemos que garantizar que durante un año,por lo menos, se haga un seguimiento de ese niño e inclu-so establecer —y eso se está haciendo en algunos casos—convenios con empresas, con asociaciones de empresarios,de manera que esos niños no se queden sin nada al seradultos; incluso pisos de acogida, pisos intermedios que,tutelados o supervisados por parte de la Administración,les permita afrontar ese cambio radical de alguien que hatenido una protección de quien no son sus padres, sino laAdministración, pero que deja de tener esa protección,

cuando la mayoría de nosotros cuando cumplimos 18 añosseguimos —permítanme la expresión— a la sopa boba encasa de nuestros padres. Eso es algo que no pasa en estoscasos; en estos casos se rompe radicalmente el vínculo ylos niños entran en una sociedad tremendamente agresiva.Creo que eso también hay que tenerlo en cuenta.

En cuanto a cómo funcionan los centros de protección,la realidad que nosotros hemos visto en la institución deldefensor del menor es que los centros de protección de laComunidad de Madrid —yo creo que como en la mayoríade las comunidades autónomas— funcionan razonable-mente bien; tienen sus déficits y hay casos puntuales. Laventaja de la institución del defensor del menor —siemprelo digo— es que resolver los casos generales a veces estáen eso, en esas propuestas de reforma legislativa que hace-mos; pero casi siempre la ventaja más significativa de unainstitución como esta es que día a día resolvemos el pro-blema de niños con cara y ojos, con nombres y apellidos.Esos son los problemas que resolvemos; es decir, la quejaespecífica de un niño en una situación concreta y he dedecirle que cuando nosotros hemos atendido quejas con-cretas de niños en situaciones concretas, la recepción queha hecho la Administración de nuestras recomendacionese incluso de nuestros casi apercibimientos, siempre hasido muy positiva. Por lo tanto, creo que la situación esrazonablemente buena, creo que se ha hecho un magnificoesfuerzo.

En cuanto a la diferenciación entre el modelo público oprivado y cuál es mi planteamiento sobre si eso afecta o noal tratamiento de los niños, aquí comparto plenamente laopinión de la directora, de Amparo Marzal. Amparo hadicho clarísimamente que ella no tiene ninguna sensaciónde que la gestión pública o privada influya, sino, como entodo, si los sistemas de control, tanto de la fiscalía comode la Administración, son lo suficientemente ágiles y losuficientemente buenos, probablemente funcionen igualde bien unos que otros y se detectarán los problemas enunos o en otros. No hay ningún problema en que la gestiónsea pública o privada.

En cuanto al desamparo por pobreza, es verdad —y lodecía en mi intervención— que cada vez son menos, perono es menos cierto —y aquí también quiero incidir en algoque decía el señor Chamizo— que son situaciones muycomplicadas, son situaciones en las que la Administracióndebe tomar cartas en el asunto y aquí voy a algo que esmás profundo, es decir, España es uno de los países quedestina un menor porcentaje del PIB en ayuda a las fami-lias. Eso probablemente también tenga su importancia.Cuando hablamos de ayudas generalizadas por nacimien-to, por ponerles un ejemplo —y no es criticar las ayudasgeneralizadas del Gobierno del Estado o de las comunida-des autónomas, que todas lo están haciendo— lo que cri-tico es que normalmente estas ayudas generalizadas sonsocialmente injustas porque suponen una importantísimadotación económica que, a lo mejor, destinada a estasfamilias que más lo necesitan tendría un beneficio socialmucho mayor, porque, yo que tengo seis hijos, imagínen-se ustedes si me hubieran dado 2.000 euros por cada hijo,

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pues me hubiera venido muy bien. Pero a lo mejor yotengo una situación muy desahogada económicamente,comparativamente hablando con otras familias y ese dine-ro estaría mejor que se diera a familias que no tienen laposibilidad de pagar una guardería, etcétera. Creo que estoes lo que hay que afrontar, hay que afrontar que las admi-nistraciones no están para dar ayudas generalizadas, lasadministraciones están para ayudar al que de verdad lonecesita y eso es lo que es socialmente justo, eso es lo querealmente nos diferencia de otro tipo de sociedades. Ese esun planteamiento que es verdad que, probablemente, nosea compartido por muchos, pero es que es lo que yo creo;creo que hay que ayudar al que más lo necesita.

En cuanto al abandono de niños, el protocolo de laComunidad de Madrid realmente es un documento nomuy extenso, pero establece una serie de pautas a seguircuando se produce el abandono. No son muchos niños, escierto que en Madrid son seis o siete niños los que se aban-donan en las calles al año pero, ¿qué se pretende? Intentarevitar incluso eso. El protocolo es también el último recur-so, es decir, es muy triste que una madre tenga que tomarla decisión de abandonar a su hijo y a lo mejor esa madre,con ayudas específicas, reconsideraría probablemente esadecisión. Creo que eso también lo tenemos que tener encuenta, porque estamos poniendo pequeños parches, queseguramente son muy útiles, pero a lo mejor donde hayque incidir nuevamente es en ese tipo de ayudas a las fami-lias que más lo necesitan y, a lo mejor, una madre se plan-tea que con una ayuda no tiene que entregar al hijo y quela decisión que se toma en un momento terrible comopuede ser ese no es una decisión lo suficientemente funda-mentada como para tenerla en cuenta, no lo sé. Creo quehay que incidir mucho más en las ayudas, pero el protoco-lo es un gran avance, es un gran avance porque lo quegarantiza es que esas madres que abandonan a un niñoestán incursas en un tipo penal clarísimo, el abandono demenores, eso no debemos olvidarlo. Al final, que esehecho avalado por la propia fiscalía del TSJ de la Comu-nidad de Madrid, no sea un hecho penal, simplemente sehabilite la posibilidad de que eso se produzca. Es decir, lamadre se va a identificar, pero esa identificación va a estarencriptada y no va a tener ningún tipo de repercusión

desde el punto de vista de su legalidad o ilegalidad en supermanencia en nuestro país, por ponerles un ejemplo.Creo que eso es interesante.

En cuanto a las adopciones frustradas, volvemos a lo delos equipos multidisciplinares. Creo que también los equi-pos multidisciplinares tienen aquí un gran papel porque,probablemente —como decía al principio—, si ya es difí-cil para una familia normal afrontar el día a día, a lo mejorpara una familia adoptiva todavía más por esa especialidiosincrasia del niño que reciben. Creo que, a lo mejor,estos equipos también pueden ayudar a que estas adopcio-nes frustradas no se den. Yo, sin embargo, no tengo la sen-sación de que el incremento de adopciones frustradas seaun leitmotiv en la Administración; creo que es verdad quese producen casos, pero están más o menos estancados, nohay un incremento de adopciones frustradas. Eso se tieneque trabajar también con esos equipos multidisciplinares ycon un apoyo, evidentemente, post adoptivo. Es decir, laAdministración tiene que apoyar necesariamente a lasfamilias después de adoptar. En referencia a la mediacióncreo que he contestado también.

Si me he dejado alguna pregunta en el tintero, les pidodisculpas y, si quieren más datos, encantado de la vida se losharé llegar. Incluso si quieren hacer algún tipo de preguntapor escrito a la institución se la contestaré encantado.

Nada más. Les agradezco nuevamente la oportunidadque me dan de compartir con ustedes estas reflexiones yles felicito por su trabajo, porque es un trabajo muy impor-tante, sobre todo por los destinatarios que son los máspequeños y eso siempre da gran satisfacción.

Muchas gracias.

La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Canalda. Con este último compareciente, al que agradecemos su

importante aportación de esta tarde, terminamos el ordendel día tan extenso que hemos tenido y antes de levantar lasesión, quiero recordarles a la Mesa y portavoces que nosvamos a reunir ahora, por lo que les ruego que no sevayan.

Se levanta la sesión.

Eran las veinte horas y diez minutos.

— 34 —SENADO-COMISIÓN 9 DE MARZO DE 2009 NÚM. 118

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