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Vinieron a mi noticia los daos de Francia y el estrago que
haban hecho estos luteranos (). Diome gran fatiga y, como si yo
pudiera algo o fuera algo, lloraba con el Seor y le suplicaba
remediase tanto mal. Parecame que mil vidas pusiera yo para remedio
de un alma de las muchas que all se perdan.
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Y, como me vi mujer y ruin e imposibilitada de aprovechar en lo
que yo quisiera en el servicio del Seor, () determin a hacer eso
poquito que era en m, que es seguir los consejos evanglicos con
toda la perfeccin que yo pudiese y procurar que estas poquitas que
estn aqu hiciesen lo mismo, () y que todas, ocupadas en oracin por
los que son defendedores de la Iglesia y predicadores y letrados
que la defienden, ayudsemos en lo que pudisemos a este Seor mo ()
que parece le querran tornar ahora a la cruz estos traidores y que
no tuviese adonde reclinar la cabeza. (Cap. 1, 2) confiada en la
gran bondad de Dios, que nunca falta de ayudar a quien por l se
determina a dejarlo todo
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Oh hermanas mas en Cristo! Ayudadme a suplicar esto al Seor,
que para eso os junt aqu; no, hermanas mas, por negocios del mundo;
Estse ardiendo el mundo, quieren tornar a sentenciar a Cristo, como
dicen, () quieren poner su Iglesia por el suelo, y hemos de gastar
tiempo en cosas que, por ventura, si Dios se las diese, tendramos
un alma menos en el cielo? No, hermanas mas, no es tiempo de tratar
con Dios negocios de poca importancia (Cap. 1, 5) que yo me ro y
aun me congojo de las cosas que aqu nos vienen a encargar
supliquemos a Dios, de pedir a Su Majestad rentas y dineros (). ste
es vuestro llamamiento, stos han de ser vuestros negocios, stos han
de ser vuestros deseos, aqu vuestras lgrimas, stas vuestras
peticiones;
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No pensis, hermanas mas, que por no andar a contentar a los del
mundo os ha de faltar de comer (). Jams por artificios humanos
pretendis sustentaros, que moriris de hambre, y con razn. Contento
l, aunque no quieran, os darn de comer los menos vuestros devotos,
como lo habis visto por experiencia. Si haciendo vosotras esto
muriereis de hambre, bienaventuradas las monjas de San Jos! Pues
dejis la renta, dejad el cuidado de la comida; si no, todo va
perdido. (Cap. 2, 1) Los ojos en vuestro esposo; l os ha de
sustentar.
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Tornando a lo principal para lo que el Seor nos junt en esta
casa y por lo que yo mucho deseo seamos algo para que contentemos a
Su Majestad, digo que, viendo tan grandes males que fuerzas humanas
no bastan a atajar este fuego de estos herejes (), y desde all
acaece algunas veces dar en los contrarios y, ser tales los que
estn en la ciudad, como es gente escogida, que pueden ms ellos a
solas que con muchos soldados, si estos eran cobardes (), y muchas
veces se gana de esta manera victoria; hame parecido es menester
como cuando los enemigos en tiempo de guerra han corrido toda la
tierra, y, vindose el Seor de ella apretado, se recoge a una ciudad
que hace muy bien fortalecer,
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porque, como no haya traidor, si no es por hambre, no los
pueden ganar. Ac esta hambre no la puede haber que baste a que se
rindan; a morir s, mas no a quedar vencidos. (Cap. 3, 1)
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Mas para qu he dicho esto? Para que entendis, hermanas mas, que
lo que hemos de pedir a Dios es que en este castillo que ya hay de
buenos cristianos no se nos vaya ya ninguno con los contrarios, y a
los capitanes de este castillo o ciudad, los haga muy aventajados
en el camino del Seor, que son los predicadores y telogos ().
procuremos ser tales que valgan nuestras oraciones para ayudar a
estos siervos de Dios que con tanto trabajo se han fortalecido con
letras y buena vida y trabajado para ayudar ahora al Seor. (Cap. 3,
2) Y pues para lo uno ni lo otro no valemos nada para ayudar a
nuestro Rey,
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() Pensis, hijas mas, que es menester poco para tratar con el
mundo y vivir en el mundo y tratar negocios del mundo y hacerse,
como he dicho, a la conversacin del mundo, y ser en lo interior
extraos del mundo y enemigos del mundo y estar como quien est en
destierro y, en fin, no ser hombres sino ngeles? (Cap. 3, 3) () As
que no pensis es menester poco favor de Dios para esta gran batalla
adonde se meten, sino grandsimo. (Cap. 3, 4) () Y si en esto
podemos algo con Dios, estando encerradas peleamos por El, y dar yo
por muy bien empleados los trabajos que he pasado por hacer este
rincn. (Cap. 3, 5)
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Ya, hijas, habis visto la gran empresa que pretendemos ganar.
Qu tales habremos de ser para que en los ojos de Dios y del mundo
no nos tengan por muy atrevidas?
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Est claro que hemos menester trabajar mucho, y ayuda mucho
tener altos pensamientos para que nos esforcemos a que lo sean las
obras. () (Cap. 4, 1)
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() Antes que diga de lo interior, que es la oracin, dir algunas
cosas que son necesarias tener las que pretenden llevar camino de
oracin. (Cap. 4, 3) Dice en la primera Regla nuestra que oremos sin
cesar (). (Cap. 4, 2) En esto de oracin es lo que me habis pedido
diga alguna cosa.
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No pensis, amigas y hermanas mas, que sern muchas las cosas que
os encargar (). Solas tres me extender en declarar (): la una es
amor unas con otras; otra, desasimiento de todo lo criado; la otra,
verdadera humildad, que -aunque la digo a la postre- es la
principal y las abraza todas. (Cap. 4, 4)
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Cuanto a la primera, que es amaros mucho unas a otras, va muy
mucho; porque no hay cosa enojosa que no se pase con facilidad en
los que se aman y recia ha de ser cuando d enojo. Y si este
mandamiento se guardase en el mundo como se ha de guardar, creo
aprovechara mucho para guardar los dems; mas, ms o menos, nunca
acabamos de guardarle con perfeccin (). (Cap. 4, 5)
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Oh, qu bueno y verdadero amor ser el de la hermana que puede
aprovechar a todas, dejado su provecho por los de las otras, ir muy
adelante en todas las virtudes y guardar con gran perfeccin su
Regla! () (Cap. 7, 8) Es tambin muy buena muestra de amor en
procurar quitarlas de trabajo y tomarle ella para s en los oficios
de casa, y tambin de holgarse y alabar mucho al Seor del
acrecentamiento que viere en sus virtudes.
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() Plegue a Su Majestad lo lleve siempre adelante. (Cap. 7,
9)
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Aqu digo est el todo, porque abrazndonos con solo el Criador y
no se nos dando nada por todo lo criado, Ahora vengamos al
desasimiento que hemos de tener, porque en esto est el todo, si va
con perfeccin. Su Majestad infunde de manera las virtudes, que
trabajando nosotros poco a poco lo que es en nosotros, no tendremos
mucho ms que pelear, que el Seor toma la mano contra los demonios y
contra todo el mundo en nuestra defensa. Pensis, hermanas, que es
poco bien procurar este bien de darnos todas al Todo sin hacernos
partes? () (Cap. 8, 1)
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Oh hermanas mas!, no os aseguris ni os echis a dormir, que ser
como el que se acuesta muy sosegado habiendo muy bien cerrado sus
puertas por miedo de ladrones, y se los deja en casa. que si no se
anda con gran cuidado y cada una -como en negocio ms importante que
todos- no se mira mucho en andar contradiciendo su voluntad, hay
muchas cosas para quitar esta santa libertad de espritu, que pueda
volar a su Hacedor sin ir cargada de tierra y de plomo. () (Cap.
10, 1) Y ya sabis que no hay peor ladrn, pues quedamos nosotras
mismas; Desasindonos del mundo y deudos y encerradas aqu con las
condiciones que estn dichas, ya parece lo tenemos todo hecho y que
no hay que pelear con nada.
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Aqu puede entrar la verdadera humildad, porque esta virtud y
estotra (desasimiento) parceme andan siempre juntas. Son dos
hermanas que no hay para qu las apartar. No son stos los deudos de
que yo aviso se aparten, sino que los abracen, y las amen y nunca
se vean sin ellas.
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Oh soberanas virtudes, seoras de todo lo criado, emperadoras
del mundo, libradoras de todos los lazos y enredos que pone el
demonio, tan amadas de nuestro enseador Cristo, que nunca un punto
se vio sin ellas! Quien las tuviere, bien puede salir y pelear con
todo el infierno junto y contra todo el mundo y sus ocasiones. No
haya miedo de nadie, que suyo es el reino de los cielos. No tiene a
quin temer, porque no se le da nada de perderlo todo ni lo tiene
por prdida; slo teme descontentar a su Dios; y suplicarle la
sustente en ellas porque no las pierda por su culpa. (Cap. 10,
3)
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Verdad es que estas virtudes tienen tal propiedad, que se
esconden de quien las posee, de manera que nunca las ve ni acaba de
creer que tiene ninguna, aunque se lo digan; mas tinelas en tanto,
que siempre anda procurando tenerlas y valas perfeccionando en s
ms; aunque bien se sealan los que las tienen; luego se da a
entender a los que los tratan, sin querer ellos. () Pues, hijas
mas, aqu es el trabajar por salir de tierra de Egipto, que en
hallndolas hallaris el man; todas las cosas os sabrn bien; por mal
sabor que al gusto de los del mundo tengan, se os harn dulces.
(Cap. 10, 4)
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Cada una mire en s lo que tiene de humildad y ver lo que est
aprovechada. Parceme que al verdadero humilde aun de primer
movimiento no osar el demonio tentarle en cosa de mayoras ()
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Sale el alma tan gananciosa, que no osa tornar otro da por no
ir quebrada la cabeza. (Cap. 12, 6)
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Muchas veces os lo digo, hermanas, y ahora lo quiero dejar
escrito aqu, porque no se os olvide, que en esta casa, y aun toda
persona que quisiere ser perfecta, huya mil leguas de "razn tuve",
"hicironme sinrazn", "no tuvo razn quien esto hizo conmigo"... De
malas razones nos libre Dios. Parece que haba razn para que nuestro
buen Jess sufriese tantas injurias y se las hiciesen y tantas
sinrazones?
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Y no os parezca mucho todo esto, que voy entablando el juego,
como dicen. Pedsteisme os dijese el principio de oracin (). Pues
creed que quien no sabe concertar las piezas en el juego de
ajedrez, que sabr mal jugar, y si no sabe dar jaque, no sabr dar
mate. (). (Cap. 16, 1) La dama es la que ms guerra le puede hacer
en este juego, y todas las otras piezas ayudan. No hay dama que as
le haga rendir como la humildad. (Cap. 16, 2)
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Esta (la humildad) le trajo del cielo en las entraas de la
Virgen, y con ella le traeremos nosotras de un cabello a nuestras
almas. Y creed que quien ms tuviere, ms le tendr, y quien menos,
menos. Porque no puedo yo entender cmo haya ni pueda haber humildad
sin amor, ni amor sin humildad, ni es posible estar estas dos
virtudes sin gran desasimiento de todo lo criado. (Cap. 16, 2)
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Diris, mis hijas, que para qu os hablo en virtudes, que hartos
libros tenis que os las ensean, que no queris sino contemplacin ().
(Cap. 16,3) () si queris que os diga el camino para llegar a la
contemplacin, sufrid que sea un poco larga en cosas aunque no os
parezcan luego tan importantes, aunque a mi parecer no lo dejan de
ser. Y si no las queris or ni obrar, quedaos con vuestra oracin
mental toda vuestra vida, que yo os aseguro a vosotras y a todas
las personas que pretendieren este bien () que no lleguis a
verdadera contemplacin. (Cap. 16, 5)
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() Y pues no venimos aqu a otra cosa, manos a labor, como
dicen: no entendamos cosa en que se sirve ms el Seor, que no
presumamos salir con ella con su favor. Esta presuncin querra yo en
esta casa, que hace siempre crecer la humildad: tener una santa
osada, que Dios ayuda a los fuertes y no es aceptador de personas.
(Cap. 16, 11)
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Dios sea bendito por siempre y l sea con vuestras caridades.
Amn