Burke, Peter - 1990 - La Revolución Historiográfica Francesa. La Escuela de Los Annales Mb

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    Historia

    Peter Burke

    L A R E V O L U C I O N

    H I S T O R I O G R A F O

    F R A N C E S AL a E s c u e l a d e l o s e s : 1 9 2 9 - 1 9 8 9

    I uci en Fe bv reF e r n a n d B r a u d e l

    Marc Bloch

    Jacques Le GoffR o b e r t M a n d r o u

    E m m a n u e l L e R o y L a d u r i e

    Andr Burgu i re

    G o u b e r t J a R e y e |

    Pierre Vilar

    A l p h o n s e D u p r o n tI Ii e r r e C h a u n u G e o r g e s D u b y

    R o g e r C h a r t i e r

    M i c h l e P e r r o t F r a n g s F u r e t

    Mona Oz ou f Ar le t t e Farg e Ma rc Fe r ro

    M a u r i c e A g u l h o n M k h e , V o v e l , e| 111 i s t i a n e K la p i s ch

    E r n e s t L a b r o u s s e

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    Peter Burke

    LA REVOLUCIONHISTORIOGRAFIA FRANCESA

    Serle: CLA.DE.MA

    HISTORIA

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    Editorial Gedisa ofrecelos siguientes ttulos sobre

    HISTORIA

    pertenecientes a sus diferentescolecciones y series

    (Grupo "Ciencias Sociales")

    PETER BURKE

    PETER BURKE

    ROGER CHARTIER

    FERNAND BRAUDEL

    FERNAND BRAUDEL

    FERNAND BRAUDEL

    ROGER CHARTIER

    M . DEL CA RM EN CA RL

    Y COLS.

    M . DEL CAR ME N CA RL

    Y COLS.

    M . DEL CAR MEN CAR L

    BERNARD LEBLON

    JACQUES L E G O F F

    JACQUES LE GOFF

    JACQUES CHOCHEYRAS

    Venecia y Amsterdam

    El arte de la conversacin

    Espacio pblico, crtica ydesacralizacin en el siglo XVIII

    La identidad de Francia, I.Espacio geogrfico e historia

    La identidad de Francia, II.

    Los hombres y las cosas *

    La identidad de Francia, III.

    Los hombres y las cosas**

    El mundo como representacin.

    Estudios sobre historia cultural

    La sociedad hispano medieval.

    La ciudad

    La sociedad hispano medieval.Sus estructuras

    La sociedad hispano medieval.Grupos perifricos: las mujeres ylos pobres

    Los gitanos en Espaa

    La bolsa y la vida

    Los intelectuales en la Edad Media

    Ensayo histrico sobreSantiago en Compostela

    JEAN PIERRE VERNANT La muerte en los ojos

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    LA REVOLUCIONHISTORIOGRAFIA

    FRANCESA

    La escuela de losAnnales 1929-1984

    por

    Peter Burke

    gedisaC D edi tor ia l

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    Ttulo del original en ingls:The French Historical Revolution. The Anuales School 1929-1989 Peter Burke, 1990

    Traduccin: Alberto Luis Bixio

    Diseo de cubierta: Marc Valls

    Tercera edicin, octubre de 1999, Barcelona

    Derechos reservados para todas las ediciones en castellano

    by Editorial Gedisa, S.A.Muntaner 460, entio., I a

    Tel. 93-201 60 00

    08006 Barcelona. Espaacorreo-e: [email protected]://www.gedisa.com

    ISBN: 84-7432-506-4Depsito legal: B. 41.499/1999

    Impreso en LiberduplexConstituci, 19. 08014 Barcelona

    Impreso en Espa aPrinted in Spain

    Quedaprohibida la reproduccin t otal o parcia l por cualq uier medio de im-presin, en forma idntica, extractada o modificada, en castellano o cual-quier otro idioma.

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    mailto:[email protected]://www.gedisa.com/http://www.gedisa.com/mailto:[email protected]
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    Indice

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    RECONOCIMIENTOS 9INTRODUCCIN 11

    1. El anti guo rg ime n hist oriogrf ico y sus crticos 152. Los fu nd ad or es : Lucien Feb vre y Ma rc Bloch 20

    1. Los primeros aos 202.Estrasburgo 233. La fundacin deAnnales 284. La institucionalizacin deAnnales 32

    3. El perodo de Braude l 381. El Mediterrneo 38

    2. El Braudel maduro 473. El nacimiento de la historia cuantitativa 57

    4. La ter ce ra gene racin 681. Desde el stano al desvn 702. El "tercer nivel" de la historia serial 763. Reacciones: la antropologa, la poltica, la narracin 80

    5.Annales en un a pers pect iva global 941. La recepcin deAnnales 942. Un equil ibrio soiprendente 104

    GLOSARIO: EL LENGUAJE DEANNALES 1 1 0

    N O T A S 1 1 4

    BIBLIOGRAFA 127

    INDICE TEMTICO 1 3 9

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    Reconocimientos

    Huelga decir que este estudio se debe en buena parte a conversacio-nes mantenidas con miembros del grupo deAnnales, especialmente con

    Fernand Braudel, Emmanuel Le Roy Ladurie, Jacques Le Goff, MichelVovelle, Krzysztof Pomian, Roger Chartier y Jacques Revel, conversa-ciones mantenidas en Pars y tambin en lugares ms exticos, desde elTaj Mahal a Emmanuel College.

    Quiero darles las gracias a mi mujer Mara Luca, a mi editor JohnThompson y a Roger Chartier por los comentarios que hicieron sobre elprimer borrador de este estudio. Tambin me siento deudor de JuanMaiguashca, que encendi mi entusiasmo porAnnales, hace unos treinta

    aos; debo mucho asimismo a los dilogos con Alan Baker, NormanBirnbaum, John Bossy, Stuart Gark, Robert Darnton, Clifford Davies,Natalie Davis, Javier Gil Pujol, Car io Ginzburg , Ranaji t Guha, EricHobsbawm, Gbor Klaniczay, Geoffrey Parker, Gwyn Prins, CarlosMartnez Shaw, Ivo Schoffer, Henk Wesseling y otros que procuraron,como yo mismo, combinar su entusiasmo porAnnales con cierta dosis deobjetividad.

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    Introduccin

    Una parte extraordinaria de los escritos histricos ms innovadores,ms memorables y ms significativos del siglo XX fue producida en

    Francia. La nouvelle histoire, como se la ha llamado a veces, es por lomenos tan famosa como el francs y tan controvertida comola nouvellecuisine) Buena parte de esta nueva historia es la obra de un determinadogrupo de estudiosos vinculados con la revista fundadaen 1929 y conocidacomoAnnales.2 Los que no pertenecen al grupo generalmente lo llamanla "escuela deAnnales" y destacan lo que sus miembros tienen en comn,en tanto que los que pertenecen al grupo a menudo niegan la existenciade semejante escuela y hacen hincapi en los enfoques individuales de los

    miembros.3En el centro del grupo estn Lucien Febvre, Marc Bloch, Femand

    Braudel, Georges Duby, Jacques Le Goff y Emmanuel Le Roy Ladurie.Cerca del borde se encuentran Emest Labrousse, Pierre Vilar, MauriceAgulhon y Michel Vovelle, cuatro distinguidos historiadores cuyo com-

    promiso con un enfoque marxista de la historia particularmente fuerteen el caso de Vilar los coloca fuera del crculo interior. En el borde oms all del borde, estn Roland Mousnier y Michel Foucault, que se

    citan brevemente en este estudio a causa de sus intereses histricos y losintereses relacionados con el grupo deAnnales.

    La publicacin, que tiene ahora ms de sesenta aos, se fund parapromover un nuevo gnero de historia y la revista contina alentando lasinnovaciones. Las ideas rectoras de Annales podran resumirse breve-mente del modo siguiente. En primer lugar, la sustitucin de la tradicionalnarracin de los acontecimientos por una historia analtica orientada porun problema. En segundo lugar, se propicia la historia de toda la gama de

    las actividades humanas en lugar de una historia primordialmente pol-tica. En tercer lugar a fin de alcanzar los primeros dos objetivos lacolaboracin con otras disciplinas, con la geografa, la sociologa, la

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    psicologa, la economa, la lingstica, la antropologa social, etc . Comolo expres Febvre con su caracterstico empleo del modo imperativo,"Historiadores, sed gegrafos. Sed juristas tambin, y socilogos, ypsiclogos".4 Febvre siempre pona atencin en "derribar los tabiques"(abatir les cloisons) y se empeaba en combatir la estrecha espccializa-cin," l'esprit de spcialit".5 De manera anloga, Braudel compuso su

    Mediterrneo de la manera en que lo hizo para "demostrar que la historiapuede hacer algo ms que estudiar jardines cercados".6

    Este libro se propone describir, analizar y evaluar la obra de laescuela deAnnales. Desde afuera con frecuencia se percibe esta escuelacomo un grupo monoltico, con una prctica histrica uniforme, cuanti-tativa en cuanto al mtodo, determinista en sus supuestos y hostil, o porlo menos indiferente, a la poltica y a los acontecimientos polticos. Estavisin estereotipada de la escuela deAnnales ignora divergencias exis-

    tentes entre miembros individuales del grupo e ignora tambin ciertasrealizaciones que se concretaron con el tiempo. Podra ser mejor hablar,no de una "escuela", sino del movimiento deAnnales.1

    Este movimiento puede dividirse en tres fases. En la primera fase,que va de la dcada de 1920 al ao 1945, se trataba de un grupo pequeo,radical y subversivo que libraba una accin de guerrilla contra la historiatradicional, la historia poltica y la historia de los acontecimientos.Despus de la Segunda Guerra Mundial aquellos rebeldes se hicieron

    cargo de la posicin histrica oficial . Esta segunda fase del movimiento,en la que caba hablar ciertamente de una "escuela" con sus conceptosdistintivos (en particularestructura y coyuntura) ysus mtodos distinti-vos (especialmente "la serie histrica" de los cambios producidos a largoplazo), estuvo dominada por Fernand Braudel.

    La tercera fase de la historia de este movimiento comenz alrededordel ao 1968. Esta fase est marcada por el desmenuzamiento(miettement). En esa poca la influencia del movimiento especial-

    mente en Francia era tan grande que el grupo haba perdido no poco desu anterior carcter distintivo. Se trataba de una "escuela" unificada sloa los ojos de sus admiradores extranjeros y de sus crticos del propio pas,quienes continuaban reprochndole que subestimara la importancia de lapoltica y de la historia de los acontecimientos. En los ltimos veinte aos,algunos miembros del grupo pasaron de la historia socioeconmica a lahistoria sociocultural, en tanto que otros estn volviendo a descubrir lahistoria poltica y hasta la historia narrativa.

    De manera que la historiae Annales puede interpretarse atendien-do a la sucesin de tres generaciones. Esa historia tambin ilustra elcomn proceso cclico en virtud del cual los rebeldes de hoy se convierten

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    en conservadores del orden maana, para volver a rebelarse otra vez. Asy todo, han persistido algunas preocupaciones primordiales. Por cieno,la revista y los individuos relacionados con ella ofrecen el ms sostenidoejemplo de fructfera interaccin entre la historia y las ciencias socialesde nuestro siglo. Por ese motivo los escog como tema.

    Este breve examen del movimiento da Annales intenta cruzar varias

    fronteras culturales. Intenta explicar el mundo francs al mundo anglo-hablante, intenta explicar la dcada de 1920 a una generacin posteriory explicar la prctica de historiadores como socilogos, antroplogos,gegrafos y otros. Mi versin est presentada en la forma de una historiay procura combinar una organizacin cronolgica con una organizacintemtica.

    El problema que se presenta en semejante combinacin es lo que seha dado en llamar "la contemporaneidad de lo no contemporneo".

    Braudel, por ejemplo, aunque tena un espritu excepcionalmente abiertoa las nuevas ideas hasta el final de su larga vida, no cambi fundamental-mente su modo de abordarla historia o de escribir historia desde la dcadade 1930, cuando estaba planeando suMediterrneo, hasta la dcada de1980, cuando trabajaba en su libro sobre la identidad de Francia. Por esoha sido necesario que me tomara algunas libertades con el orden crono-lgico.

    Este libro es algo menos y al propio tiempo algo ms que un estudio

    de la historia intelectual. No aspira a ser el estudio definitivamenteerudito del movimiento deAnnales, estudio que, segn espero, alguienescribir en el siglo XXI. Ese estudio deber valerse de fuentes que yo nohe podido ver (como por ejemplo, los borradores manuscritos de MarcBlocho las cartas inditas de Febvre o de Braudel).8El autorde semejanteestudio deber tener un conocimiento especializado no slo de la historiade los escri tos histricos, sino tambin de la historiade la Francia de! sigloXX.

    Lo que yo he tratado de escribir es en cierto modo diferente. Se tratade un ensayo ms personal. A veces me he considerado a m mismo como"un compaero de ruta" deAnnales, en otras palabras, un extrao que seha sentido inspirado 0o mismo que muchos otros historiadores extranje-ros) por ese movimiento. He seguido su suerte bastante estrechamente enlos ltimos treinta aos. En todo caso, Cambridge est suficientementedistante de Pars para hacer posible la redaccin de una historia crtica dela obra deAnnales.

    Aunque Febvre y Braudel posean ambos extraordinarias dotespolticas acadmicas, poco se dir en estas pginas sobre este aspecto delmovimiento: sobre la rivalidad entre la Sorbona y la escuela de Altos

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    Estudios, por ejemplo, o sobre la lucha por el poder en cuanto anombramientos y planes de estudios.9 Aunque con cierto pesar, heresistido la tentacin de escribir un estudio etnogrfico de los moradores

    de 54 Boulevard Raspail, de sus antepasados, de sus matrimonios, de susfacciones, de sus redes de patronos y clientes, de sus estilos de vida, desus mentalidades, etc.

    En cambio, me he concentrado en los principales libros escritos pormiembros del grupo y he intentado evaluar su importancia dentro de lahistoria de los escritos histricos. Parece paradjico tratar un movimientoque se mantuvo unido mediante una revista atendiendo a libros antes quea artculos.10Sin embargo, se trata de un puado de obras que tuvieron elmayor impacto (en los profesionales y en el pblico general) en el largoplazo.

    Con demasiada frecuencia se ha considerado el movimiento comosi pudiera reducrselo a tres o cuatro personas. Ciertamente las obras deLucien Febvre, de Marc Bloch, de Fernand Braudel y de otros sonespectaculares. Sin embargo, como en el caso de muchos movimientosintelectuales, ste representa una empresa colectiva a la cual numerososindividuos hicieron significativas contribuciones. Esto es evidente en elcaso de la tercera generacin, pero tambin es cierto en la poca deBraudel y en la de los fundadores. El trabajo de equipo era un sueo deLucien Febvre que databa ya de 1936.11Despus de la guerra, ese sueose hizo realidad. Los proyectos de colaboracin sobre historia francesacomprendieron la historia de la estructura social, la historia de laproductividad agrcola, la historia del libro del siglo XVIII, la historia dela educacin, la historia de la vivienda y un estudio de los reclutas delsiglo XIX basado en datos de computacin.

    Este libro termina tratando las respuestas dadas a Annales, ya

    entusiastas ya crticas, que muestran cmo se acogi el movimiento endiferentes partes del mundo y en diferentes disciplinas; e intenta situardicho movimiento dentro de la historia de los escritos histricos. Miobjetivo (a pesar de la relativa brevedad de este libro) es permitir que ellector vea el movimiento como un todo coherente.

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    El antiguo rgimen historiogrficoy sus crticos

    Lucien Febvre y Marc Bloch fueron los directores de lo que podrallamarse la revolucin historiogrfica francesa. A fin de interpretar lasacciones de estos revolucionarios nos es necesario sin embargo conoceralgo del antiguo rgimen que ellos deseaban derribar. Para comprendery describir ese rgimen, no podemos l imitamos a considerar la situacinde Francia alrededor de 1900, cuando Febvre y Bloch eran estudiantes.Es menester que examinemos la historia de los escritos histricos en ellargo plazo.

    Desde la poca de Herodoto y de Tucdides, la historia se escribien el Occidente en una variedad de gneros: la crnica monstica, lamemoria poltica, el tratado sobre antigedades, etc. Sin embargo, laforma dominante fue durante mucho tiempo la narracin de sucesospolticos y mili tares, presentados como la historia de las grandes accionesde grandes hombres: los capitanes y los reyes. Durante la Ilustracin estaforma predominante fue seriamente puesta en tela de juicio.1

    En esa poca, a mediados del siglo XVIII, numerosos escritores yestudiosos de Escocia, Francia, Italia, Alemania y otros pases comenza-ron a ocuparse de lo que llamaban la "historia de la sociedad", una historiaque no se limitara a tratar la guerra y la poltica sino que deba incluir lasleyes y el comercio, la moral y las "costumbres" que constituyeron el focode atencin del famoso Essai sur les moeurs de Voltaire.

    Esos estudiosos desechaban lo que John Millar de Glasgow llamalguna vez "esa superficie comn de los sucesos cuyos detalles ocupanal historiador vulgar" para concentrarse en la historia de estructuras, tales

    como el sistema feudal o la Constitucin britnica. A algunos de esosestudiosos les interesaba la reconstruccin de actitudes y valores delpasado, especialmente la historia del sistema de valores conocido como"caballeresco", a otros les interesaba la historia del arte, de la literaturay de la msica. A fines de aquel siglo, este grupo internacional de eruditos

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    haba producido un conjunto sumamente importante de obras. Algunoshistoriadores, especialmente Edward Gibbon en suDecadencia y cadadel Imperio Romano, integraron esta nueva historia sociocultural en unanarracin de acontecimientos polticos.

    Con todo eso, una de las consecuencias de la llamada "revolucincopemicana" producida en la historia y relacionada con Leopold von

    Ranke fue la de marginar o de volver a marginar la historia social ycultural. El inters de Ranke no se limitaba a la historia poltica. Escribisobre la Reforma y la Contrarreforma y admita la historia de la sociedad,del arte, de la literatura o de la ciencia. Sin embargo el movimiento deRanke, con el nuevo paradigma histrico que l formul, socav la"nueva historia" del siglo XVIII. La importancia que asignaba Ranke alas fuentes contenidas en los archivos hizo que los historiadores quetrabajaban en historia social y cultural parecieran merosdilettanti.

    Los discpulos de Ranke tenan un espritu ms estrecho que el desu maestro y en un momento en que los historiadores aspiraban a serprofesionales, la historia no poltica qued excluida de la nueva disciplinaacadmica.2Las nuevas publicaciones profesionales fundadas a fines delsiglo XIX, tales como laHistorische Zeitschrift (fundada en 1856), la

    Revue Historique (1876) y la English Historical Review, (1886), seconcentraban en la historia de los acontecimientos polticos (el prefacioal primer volumen de laEnglish Historical Reviewdeclaraba la intencin

    de la revista de concentrarse en "los Estados y la poltica"). Los idealesde los nuevos historiadores profesionales se articulaban en una serie detratados sobre el mtodo histrico, como por ejemplo, laIntroduction auxtudes historiques (1897), obra compuesta por los historiadores france-ses Langlois y Seignebos.

    Desde luego, podan orse voces de disenso en el siglo XIX.Michelet y Burckhardt, que escribieron sus historias del Renacimientoms o menos en el mismo momento, en 1855 y 1860 respectivamente,tenan concepciones de la historia mucho ms amplias que los discpulos

    de Ranke. Burckhardt abordaba la historia como el campo de interaccinde tres fuerzas el Estado, la religin y la cultura, en tanto queMichelet peda lo que hoy caracterizaramos como la "historia de abajo";para decirio con sus propias palabras, "la historia de aquellos quesufrieron, trabajaron, decayeron y murieron sin ser capaces de describirsus sufrimientos".3

    Asimismo, la obra maestra del historiador francs de la antigedadFustel de Coulanges, La ciudad antigua (1864), se concentraba en la

    historia de la religin, de la familia y de la moral antes que en losacontecimientos polticos. Marx tambin ofreci un paradigma histricoalternativo respecto del de Ranke. De conformidad con la visin de la

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    historia de Marx, las causas fundamentales de cambio estaban en lastensiones existentes en el seno de estructuras sociales y econmicas.

    Los historiadores econmicos fueron quiz los mejor organizadosde aquellos que se apartaban de la historia poltica. Gustav Schmoller , porejemplo, profesor de Estrasburgo (o, mejor dicho, Strassburg, porque enaquella poca era todava pane de Alemania) desde 1872 fue el directorde una importante escuela histrica. En 1893 se fund una revista dehistoria social y econmica, la Vierteljahrsschnft fr Sozial undWirtschaftsgeschichte. En Gran Bretaa, los estudios clsicos de historiaeconmica, como el de William Cunningham Growth of English Tradey de J. E. Thorold RogersSix Centuries ofWork and Wages, se remontana 1882 y 1884 respectivamente.4En Francia, Henri Hauser, Henri Se yPaul Mantoux comenzaban a escribir sobre historia econmica a fines delsiglo XIX.5

    Al terminar ese siglo XIX, el predominio o, como dice Schmoller,el "imperialismo" de la historia poltica fue frecuentemente cuestionado.J.R. Green, por ejemplo, iniciaba su Breve historia del pueblo ingls(1874) con la audaz pretensin de haber "dedicado ms espacio a Chaucerque a Cressy, a Caxton que a las mezquinas contiendas de York yLancaster, a la Ley de los pobres de Isabel que a la victoria de staobtenida en Cdiz, al Renacimiento Metodista que a la huida del jovenpretendiente".6

    Los fundadores de la nueva disciplina que era la sociologa expre-saban anlogas concepciones. Auguste Comte, por ejemplo, se burlabade lo que llamaba los "menudos detalles infantiles estudiados por lairracional curiosidad de ciegos compiladores de intiles ancdotas" yabogaba por lo que llamaba, segn una famosa frase, la "historia sinnombres".7Herbert Spencer se quejaba de que "las biografas de monar-cas (y nuestros hijos no aprenden otra cosa) no arrojaran ninguna luzsobre la ciencia de la sociedad".8 De manera anloga, Emile Durkheim

    desechaba los hechos particulares (vnements particuliers) por conside-rarlos slo "manifestaciones superficiales", lo aparente antes que laverdadera historia de una nacin dada.9

    Alrededor de 1900, las crticas de la historia poltica eran particu-larmente vivas y las sugestiones hechas para que se la reemplazararesultaron particularmente frtiles.10En Alemania, esos eran los aos dela llamada "controversia de Lamprecht". Karl Lamprecht, profesor deLeipzig, opona la historia poltica, que era tan solo historia de individuos,

    a la historia cultural o econmica, que era la historia del pueblo.Posteriormente defini la historia como "una ciencia primariamentesociopsicolgica."11

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    En los Estados Unidos, el famoso estudio de Frederick JacksonTumer sobre "la significacin de la frontera en la historia norteamerica-na" (1893) rompa francamente con la historia de los acontecimientos

    polticos, en tanto que a principios del nuevo siglo James HarvcyRobinson iniciaba un movimiento con el lema de la "Nueva Historia".Segn Robinson, "la historia comprende todo rasgo y vestigio de cuantoel hombre ha hecho o pensado desde que apareci por primera vez en laTierra". En cuanto al mtodo, "La nueva historia habr de valerse detodos los descubrimientos que sobre la humanidad hacen los antroplogos,los economistas, los psiclogos y los socilogos".12

    Tambin en Francia, alrededor del ao 1900, la naturaleza de la

    historia fue objeto de un vivo debate. No debera exagerarse la estrechezdel espritu de los historiadores oficiales. El fundador de la RevueHistorique, Gabriel Monod, combinaba su entusiasmo por la historia"cientfica" alemana con su admiracin por Michelet (a quien conocapersonalmente y cuya biografa escribi); l mismo era muy admiradopor sus alumnos Hauser y Febvre.

    Por otra parte, Emest Lavisse, uno de los ms importantes historia-dores que trabajaban en Francia en esa poca, era el editor general de unahistoria de Francia que apareci en diez volmenes entre 1900 y 1912. ALavisse le interesaba primariamente la historia poltica, desde Federicoel Grande a Luis XIV. Sin embargo, la concepcin de la historia reveladapor esos diez volmenes era una concepcin muy amplia. La introduc-cin fue redactada por un gegrafo y el volumen sobre el Renacimientofue compuesto por un historiador de la cultura, en tanto que la partedebida a Lavisse sobre la poca de Luis XIV dedicaba un espaciosustancial a las artes y en particular a las medidas culturales. 13En otraspalabras, es inexacto pensar que los historiadores profesionales ofic iales

    de ese perodo estaban interesados exclusivamente en la narracin deacontecimientos polticos.

    Sin embargo, los que cultivaban las ciencias sociales percibanprecisamente de esa manera a los historiadores. Ya hemos mencionadoel hecho de que Durkheim desdeara los hechos particulares. Su discpu-lo, el economista Frangois Simiand, fue an ms lejos en esa direccincon su famoso artculo en el que atacaba lo que llam "los dolos de latribu de los historiadores". Segn Simiand haba tres dolos que era

    menester derribar. Estaba el "dolo poltico", "esa preocupacin perpetuapor la historia poltica, por los hechos pol ticos, por las guerras, etc. queda a esos sucesos una exagerada importancia". Estaba tambin el "doloindividual", en otras palabras, el nfasis excesivo puesto en los llamadosgrandes hombres, de suerte que hasta los estudios de instituciones se

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    prrncntaban en la forma de "Pontchartrain y el Parlamento de Par s", etc.hir ltimo, estaba el "dolo cronolgico", a saber, "la costumbre de|K*rdcrse uno en estudios sobre los orgenes".14

    Estos tres temas eran atrayentes para los del grupo deAnnales, yluc^o volveremos a considerarlos. El ataque a los dolos de la tribu de loshistoriadores se refera particularmente a uno de los jefes tribales, elprotegido de Lavisse, Charles Seignebos, profesor de la Sorbona ycoautor de la bien conocida introduccin al estudio de la historia. 15Talve/, por esa razn Seignebos se convirti en el smbolo de todo aquel lo aque se oponan los reformistas. En realidad, Seignebos no era un histo-riador exclusivamente poltico, pues escribi tambin sobre la civiliza-cin. Le interesaba la relacin entre la historia y las ciencias socialesaunque no conceba esa relacin de la misma manera que Simiand oFebvre, quienes publicaron duras crticas de la obra de Seignebos. Lacrtica de Simiand apareci en una nueva publicacin, la Revue deSynthse Historique, fundada en 1900 por un gran intelectual empren-dedor, Henri Berr, para alentar a los historiadores a colaborar con otrasdisciplinas, particularmente la psicologa y la sociologa, con la esperan-za de producir lo que Berr Llamaba una psicologa "histrica" o "colec-tiva".16 En otras palabras, lo que los norteamericanos llaman

    "psicohistoria" se remonta mucho ms all de la dcada de 1950 y delfamoso estudio de Erikson sobre El joven Latero}1

    El ideal de Berr de una psicologa histrica que deba lograrsemediante la cooperacin interdisciplinaria ejerci gran atraccin en dos

    jvenes que escriban para la revista de Berr. Estos se llamaban LucienFebvre y Marc Bloch.

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    Los fundadores: Lucien Febvrey Marc Bloch

    En su primera generacin, el movimiento de Annales tuvo dos

    directores, no uno: Lucien Febvre, un especialista en el siglo XVI, y elmedievalista Marc Bloch. Sus maneras de abordar la historia eransingularmente semejantes, aunque ambos hombres tenan temperamen-tos muy diferentes. Febvre, ocho aos mayor que Bloch, era hombreexpansivo, vehemente y combativo, con tendencia a increpar a suscolegas si stos no hacan lo que l deseaba; en cambio Bloch era sereno,irnico y lacnico, con un amor casi ingls por la reserva y lossobrentendidos.1A pesar de estas diferencias o quizs a causa de ellas,estos dos hombres trabajaron juntos y armoniosamente durante los veinteaos del perodo transcurrido entre las dos guerras. 2

    1. Los pr imeros aos

    Lucien Febvre ingres en la Ecole Nrmale Suprieure en 1897. Enesa poca, la Ecole estaba completamente separada de la Universidad dePars. Era un colegio pequeo pero intelectualmente vigoroso que al-guien hubo de llamar "el equivalente francs de Jowett's Balliol".3 Noadmita ms de cuarenta alumnos por ao y estaba organizada segn laslneas de una tradicional escuela pblica britnica (todos los alumnoseran pupilos y se observaba una estricta disciplina).4 La enseanza seimparta por seminarios, no por lecciones, y esos seminarios estabandirigidos por estudiosos distinguidos de diferentes disciplinas. Aparen-temente Febvre era "alrgico" al filsofo Henri Bergson, pero aprendimucho de cuatro de los colegas de Bergson.5

    El primero de stos fue Paul Vidal de la Blache, un gegrafointeresado en colaborar con historiadores y socilogos; haba fundadouna nueva revista, Annales de Gographie (1891), para fomentar este

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    enfoque.6 El segundo de esos profesores de la Ecole era el filsofo yantroplogo Lucien Lvy-Bmhl; buena pane de su obra estaba dedicadaa lo que Levy-Bruhl llamaba "pensamiento prclgico" o "mentalidadprimitiva", un tema que aflorara en la obra de Febvre en la dcada de1930. El tercer profesor era el histor iador de arte Emile Mle, uno de los

    primeros en concentrarse, no en la historia de las formas, sino en lahistoria de las imgenes, en la "iconografa", como se la llama general-mente hoy. Su famoso estudio del arte religioso del siglo XIII se publicen 1898, ao en que Febvre entraba en la Ecole. Por ltimo estaba ellingista Antoine Meillet, un discpulo de Durkheim particularmenteinteresado en los aspectos sociales del lenguaje. La admiracin queFebvre senta por Meillet y su inters por la historia social del lenguajese manifiestan en una serie de reseas de libros lingsticos que Febvreredactentre 1906y 1926 para laRevue de Synthse Historique1 de HenriBerr.

    Febvre tambin deba mucho a historiadores anteriores. Durantetoda su vida fue admirador de la obra de Michelet. Reconoca a Burckhardtcomo a uno de sus "maestros" junto con el historiador del arte LouisCourajod. Tambin confesaba una influencia algo ms sorprendente ensu obra, la de la Historie socialiste de la rvolution franqaise (1901-1903), compuesta por el poltico izquierdista Jean Jaurs, "tan rico enintuiciones econmicas y sociales".8

    La influencia de Jaurs puede apreciarse en la tesis doctoral deFebvre. Febvre decidi estudiar su propia regin, el Franco Condado, laregin que se extiende alrededor de Besangon, a fines del siglo XVI,cuando estaba gobernado por Felipe II de Espaa. El ttulo de la tesis,"Felipe II y el Franco Condado", enmascara el hecho de que el estudiomismo era una importante contribucin a la historia social, cultural ypoltica. Trataba no slo la rebelin de los Pases Bajos y el surgimientodel absolutismo, sino tambin la "enconada lucha de dos clases rivales",

    la nobleza en decadencia y endeudada y la ascendente clase burguesa delos mercaderes y abogados que compraban las tierras de los nobles. Esteesquema parece marxista, pero Febvre difiere fundamentalmente deMarx al describ r la lucha entre los dos grupos concebida "no como meroconflicto econmico sino tambin como conflicto de ideas y sentimien-tos".9Su interpretacin de ese conflicto y de la historia en general no eramuy diferente de la de Jaurs, quien pretenda ser al propio tiempo"materialista con Marx y mstico con Michelet", al conciliar fuerzassociales con pasiones individuales.10

    Otro rasgo impresionante del estudio de Febvre es el relacionadocon su introduccin geogrfica, en la que se describen los contomosdistintivos de la regin. La introduccin geogrfica que casi era de

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    rigueur en las monografas provinciales de la escuelaAnnales durante ladcada de 1960 puede haberse modelado de conformidad con el famosoMediterrneo de Braudel, pero no tuvo su origen en l.

    Febvre estaba lo bastante interesado en la geografa histrica parapublicar (por instigacin de Henri Berr, el editor de laRevue de SynthseHistorique) un estudio general tpico con el ttuloLa terre et l'volution

    humaine. Este estudio haba sido planeado antes de la Primera GuerraMundial, pero qued interrumpido cuando su autor tuvo que cambiar susfunciones de profesor universitario por las de capitn de una compaa deartilleros. Despus de la guerra, Febvre continu trabajando en su estudiocon la ayuda de un colaborador. La obra se public en 1922.

    Este extenso ensayo, que molest a algunos gegrafos profesiona-les porque era obra de un extrao a esa actividad, desarrollaba las ideasdel antiguo maestro de Febvre, Vidal de la Blache. Importante para

    Febvre, aunque de diferente manera, fue el gegrafo alemn Ratzel.Febvre era una especie de ostra intelectual que produca sus ideas msfcilmente cuando se senta irritado por las conclusiones de un colega.Ratzel era otro pionero de la geografa humana (Anthropogeographie,como l la llamaba), slo que, a diferencia de Vidal de la Blache, hacahincapi en la influencia que tena el ambiente fsico sobre el destinohumano.11

    En este debate desarrollado entre el determinismo geogrfico y lalibertad humana, Febvre prestaba caluroso apoyo a Vidal y atacaba a

    Ratzel al hacer notar la variedad de posibles respuestas al desafo de unambiente dado. Para l, no haba necesidades, slo haba posibilidades(Des ncessits, nulle part. Des possibilits, partout).12 Un ro paracitar uno de los ejemplos favoritos de Febvre podra ser consideradoporua sociedad como una barrera y por otra como un camino. En ltimainstancia, no era el ambiente fsico lo que determinaba esta decisincolectiva, sino que eran los hombres, su modo de vida y sus actitudes.Entre stas, Febvre inclua las actitudes religiosas. En una discusin

    sobre ros y caminos, Febvre no se olvid de tratar los caminos de lasperegrinaciones.13

    La carrera de Bloch no fue muy diferente de la trayectoria deFebvre. Tambin l asisti a la Ecole Nrmale, donde su padre Gustaveenseaba historia antigua. Tambin l recibi las enseanzas de Meillety de Lvy-Bruhl. Sin embargo, como lo muestran sus ltimas obras,recibi sobre todo la influencia del socilogo Emile Durlcheim, que

    comenzaba a ensear en la Ecole ms o menos en el momento en quellegaba a ella Bloch. Durkheim, que era l mismo ex alumno de la Ecole,haba aprendido de los estudios realizados con Fustel de Coulanges a

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    tomar seriamente la historia.14 En sus ltimos aos, Bloch reconoca laprofundadeuda que tena con la revista deDu\eim,AnneSociologique,leda con entusiasmo por numerosos historiadores de su generacin, talescomo el clasicista Louis Gemet y el sinlogo Marcel Granet.15

    A pesar del inters que senta por la poltica contempornea, Blochdecidi especializarse en la Edad Media. Lo mismo que a Febvre, le

    interesaba la geografa histrica y su especialidad fue la Ile-de-France,sobre la que public un estudio en 1913. Este estudio muestra que,tambin como Febvre, Bloch conceba una historia orientada por un

    problema. En un estudio regional lleg hasta a poner en tela de juicio elconcepto mismo de regin, aduciendo que ese concepto dependa delproblema con el que tuviera relacin. Y escribi: "Por qu debemosesperar que el jurista interesado en el feudalismo, el economista queestudia la evolucin de la propiedad de las tierras en los tiempos

    modernos y el fillogo que trabaja con dialectos populares se detengantodos precisamente ante una idntica frontera?"16

    La atraccin que senta Bloch por la geografa era menor que la deFebvre, en tanto que su inters por la sociologa era mayor. Sin embargo,ambos hombres pensaban de una manera interdisciplinaria. Bloch, porejemplo, pona el acento en la necesidad que tiene el historiador local decombinar el saber de un arquelogo, de un palegrafo, de un historiadordel derecho, etc.17 Evidentemente los dos hombres tenan que llegar a

    conocerse. Y la oportunidad lleg cuando fueron nombrados para ocuparcargos en la Universidad de Estrasburgo.

    2. Estrasburgo

    El medio

    El perodo de Estrasburgo en el que se encontraban diariamente

    Febvre y Bloch dur slo trece aos, desde 1920 a 1933, pero fueenormemente importante para el movimiento deAnnales. La importanciade ese perodo fue tanto mayor cuanto que los dos hombres estabanrodeados por un grupo interdisciplinario extremadamente activo.

    Tambin vale la pena considerar el medio en que se reuni esegrupo. En los aos que siguieron a la Primera Guerra Mundial, Estrasburgocontaba con una nueva universidad, puesto que la ciudad acababa de serrecuperada de Alemania. Ese medio favoreca las innovaciones intelec-

    tuales y facilitaba el intercambio de ideas a travs de fronteras discipli-narias.18

    Cuando Febvre y Bloch se conocieron en 1920, poco despus de

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    haber sido nombrado uno profesor y el otro maitre de conferences, suconocimiento se convirti rpidamente en amistad.19Sus despachos eranadyacentes y ellos dejaban las puertas abiertas.20En ocasiones compar-tan sus interminables discusiones con colegas, tales como el psiclogosocial Charles Blondel, cuyas ideas fueron importantes para Febvre, y el

    socilogo Maurice Halbwachs, cuyo estudio sobre la estructura social dela memoria, publicado en 1925, produjo profunda impresin en Bloch.21

    Otros miembros de la facultad de Estrasburgo compartan o llega-ron a compartir los intereses de Febvre y Bloch. Henri Bremond, el autorde la monumental Histoire littraire du sentiment religieux en Francedepuis la fin des guerres de religin (1916-24), ejerca la docencia enEstrasburgo en 1923. El inters que senta Bremond por la psicologahistrica inspir a Febvre para escribir su obra sobre la reforma 22

    Georges Lefebvre, el historiador de la Revolucin Francesa, cuyo interspor la historia de las mentalidades era afn al de los fundadores deAnnales, ense en Estrasburgo desde 1928 hasta 1937. No parecefantstico sugerir que la idea de Lefebvre del "gran temor de 1789"contenida en su famoso estudio debe algo al anterior estudio sobre losrumores compuesto por Marc Bloch 23Gabriel Le Bras, un pionero de lasociologa histrica de la religin, tambin enseaba en Estrasburgo, lomismo que el historiador de la antigedad Andr Piganiol, cuyo estudio

    sobre los juegos romanos publicado en 1923 revela el inters por laantropologa, como el estudio de Bloch publicado un ao despus, Losreyes taumaturgos.24

    Esta obra puede considerarse como una de las grandes obrashistricas de nuestro siglo.25 Se refiere a la creencia, corriente enInglaterra y en Francia desde la Edad Media al siglo XVIII, de que losreyes tenan la facultad de curar escrfulas, una enfermedad ganglionarconocida como "el mal del rey", a causa del poder del toque real,relacionado con el rito de tocar al enfermo para curarlo.

    El tema puede an parecer algn tanto marginal y ciertamente lo eraen la dcada de 1920. Bloch hace una irnica referencia a un colega inglsque hizo un comentario sobre "ese curioso desvo de usted".26 Pero encambio para Bloch el toque real no era ningn desvo sino que era unacarretera real, ciertamenteune voie royale en todo sentido. Tratbase delestudio de un caso que esclareca importantes problemas. El autorpretenda con cierta justif icacin que su libro consti tua una contribucina la historia poltica de Europa en el verdadero y amplio sentido de lapalabra "poltico" (au sens lar ge, au vrai sens du mot), porque el libro serefera a ideas de la realeza. "El milagro regio era sobre todo la expresinde una particular concepcin del poder poltico supremo."27

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    Los reyes taumaturgos

    Este libro era notable por lo menos a causa de otros tres aspectos.En primer lugar, porque no se limitaba a considerar un periodo histricoconvencional , como la Edad Media. Siguiendo el consejo que posterior -

    mente habra de formular en trminos generales enEl oficio del historia-dor, Bloch eligi esc perodo para enfocar el problema, lo cual signi ficabaque escribira lo que Braudel habr a de llamar una generacin despus "lahistoria de duracin larga". Esta perspectiva de largo plazo hizo llegar aBloch a ciertas conclusiones interesantes, como por ejemplo la de que elrito del toque no slo sobrevivi en el siglo XVII, la poca de Descartesy de Luis XIV, sino que floreci en ese perodo como nunca antes, por lomenos en el sentido de que Luis XIV toc a un nmero de pacientesmucho mayor que el de sus predecesores. No se trataba pues de una meraprctica "fsil".28

    En segundo lugar, el libro era una contribucin a lo que Blochllamaba "psicologa religiosa". El estudio se concentraba principalmenteen la historia de milagros y conclua con una discusin explcita sobre elproblema de explicar cmo la gente poda creer en semejantes " ilusionescolectivas". 29 Bloch observaba que algunos pacientes regresaban paraque se los tocara una segunda vez, lo cual indicaba que saban que eltratamiento no haba dado resul tado; pero as y todo esa circunstancia no

    minaba la fe de los creyentes. "Era la expectacin del milagro lo quecreaba la fe en l"(Ce qui cra lafoi au miracle, cefut l'ide qu'il devait

    y avoir un miracle).30 Segn la famosa frase del filsofo Karl Popper ,formulada unos aos despus, la creencia no era "falsificable". 31

    Esta discusin de la psicologa de la creencia no era el tipo de temaque uno esperaba encontrar durante la dcada de 1920 en un estudiohistrico. Ese era asunto de psiclogos, socilogos o antroplogos. Enverdad, Bloch consult sobre este libro a un psiclogo, su colega de

    Estrasburgo Charles Blondel y tambin a Febvre.32

    Asimismo Blochconoca la obra de James Frazer y lo que decaLa rama dorada sobre larealeza sagrada, as como tena conciencia de lo que deca Lucien Lvy-Bnihl sobre la "mentalidad primitiva".33 Si bien Bloch no hizo un usofrecuente de esa expresin, su libro iniciaba una contr ibucin a lo que hoyllamamos la historia de las "mentalidades". El libro podra definirsetambin como un ensayo de sociologa histrica o de antropologahistrica, pues abordaba sistemas de creencias y la sociologa del cono-cimiento.

    La expresin que Bloch emple ms de una vez para describir sulibro fue "representaciones colect ivas"(reprsentations collectives), unafrase estrechamente vinculada con el socilogo Emile Durkheim, lo

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    mismo que la expresin "hechos sociales" (faits sociaux), que tambinpunir encontrarse en pginas de Bloch.34En realidad, todo este enfoquedehla no jx>co al de Durkheim y su escuela.35 En cierto sentido por lomenos |H>drfa objetarse que la obra era demasiado durkheimiana.

    Aunque Bloch pone cuidado en registrar las dudas sobre el toque

    real expresadas durante el largo perodo que abarca el libro, logra sinembargo dar una viva impresin de consenso, quiz porque no ofrece unadiscusin sistemtica de la clase de personas que crean o no crean en elloque o de los grupos que tenan inters en que otras personas creyeranen el loque real. Bloch no trata el fenmeno desde el punto de vista de laIdeologa. Por supuesto, en los das de Bloch el concepto de "ideologa"sola emplearse de una manera cruda y reduccionista. Hoy esto ya no esas, de suerte que resulta difcil imaginar a un historiador relacionado conAnnales, a un Georges Duby por ejemplo, tratando el toque real sin

    recurrir hoy a ese concepto.Un tercer rasgo que hace importante el estudio de Bloch es su inters

    |x>r lo que el autor llamaba "historia comparada". Algunas de lascomparaciones se hacen con sociedades muy alejadas de Europa, comolas de la Polinesia, aunque slo se las compara al pasar y con considerable

    precaucin ("ne transportons pas les Antipodes tout entiers Pars ou l/mdres" ).36En el libro es central la comparacin de Francia e Inglaterra,los nicos pases de Europa donde se practicaba el toque real. Hay que

    agregar que esa comparacin deja despacio para los contrastes.En suma, en 1924 Bloch ya estaba practicando lo que iba a propiciar

    cuatro afios despus en un artculo titulado "Hacia una historia compara-da de las sociedades europeas". El artculo abogaba por lo que el autorllamaba "un empleo mejorado y ms general" del mtodo comparativo,el cual distingue el estudio de las similitudes entre sociedades y, por otraparte, el estudio de sus diferencias y adems el estudio de sociedadesvecinas en el tiempo y el espacio del estudio de sociedades alejadas unas

    de otras; pero Bloch recomendaba a los historiadores la prctica de todosestos enfoques.37

    Febvre: sobre el Renacimiento y la Reforma

    Despus de completar su antiguo proyecto de geografa histrica,Febvre, como Bloch, desplaz su inters hacia el estudio de actitudescolectivas o la "psicologa histrica", como a veces la llamaba Qo mismoque su amigo Henri Berr).38 Durante el resto de su vida Febvre se

    concentr en la seria investigacin de la historia del Renacimiento y dela Reforma, especialmente en Francia.

    Comenz esta parte de la trayectoria con cuatro conferencias sobre

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    protorrcnacimiento francs, con una biografa de Lutero y con unpolmico artculo sobre los orgenes de la reforma francesa, que Febvredescribi como "una cuestin mal planteada" (une question malpose).Todas estas contribuciones se orientaban a la historia social y a lapsicologa colectiva.

    Las conferencias sobre el Renacimiento, por ejemplo, rechazabanlas tradicionales explicaciones de este movimiento dadas por historiado-res de la literatura y del arte (incluso de su antiguo maestro Emile Mle),explicaciones que hacan hincapi en una evolucin interna. En cambioFebvre daba una explicacin social a esta "revolucin", pona el acentoen lo que podra llamarse la "demanda" de nuevas ideas y tambin, comoen la tesis sobre el Franco Condado, sobre el surgimiento de la burgue-sa.39

    Anlogamente, el artculo de Febvre sobre la reforma criticaba a loshistoriadores eclesisticos porque stos trataban ese movimiento comoalgo esencialmente relacionado con "abusos" institucionales y con lacorreccin de stos, en lugar de considerarlo como "una profundarevolucin del sentimiento religioso" (une rvolution profonde du senti-ment religieux). La causa de esta revolucin, segn Febvre, era una vezms el surgimiento de la burguesa, que "necesitaba... una religin clara,razonable, humana y mansamente fraternal".40 Invocar a la burguesaparece hoy un poco trivial, pero contina siendo inspirado el intento de

    eslabonar la historia religiosa y la historia social.Tal vez al lector le sorprenda el hecho de que Febvre escribiera una

    biografa his trica en ese momento de su trayectoria. Pero el prefacio queel autor puso al estudio de Lutero afirmaba que no se tratara de unabiografa sino que era un intento de resolver un problema, en este caso "elproblema de la relacin entre el individuo y el grupo, entre la iniciativapersonal y la necesidad social"(la ncessit sociale). Observaba Febvreque en 1517 existan potenciales discpulos de Lutero, los miembros de

    la burguesa una vez ms, un grupo que estaba adquiriendo "un nuevosentido de su importancia social" y que se senta incmodo a causa de lamediacin clerical entre Dios y el hombre. De cualquier manera, Febvrese negaba a reducir las ideas de Lutero a una expresin de los interesesde la burguesa. Por el contrario, sostuvo que esas ideas creativas nosiempre eran adecuadas a su marco social y que tuvieron que seradaptadas a las necesidades y a la mentalidad de la burguesa por losdiscpulos de Lutero, especialmente por Melanchthon.41

    Es evidente que ciertos temas centrales se repiten una y otra vez enla obra de Febvre y que tambin exista una tensin creativa entre sufascinacin por los individuos y su inters por los grupos, as como existauna tensin entre su vivo inters por la historia social de la religin y su

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    deseo igualmente intenso de no reducir actitudes y valores espirituales ameras expresiones de los cambios producidos en la economa o en lasociedad.

    3. La fundacin de Annales

    Poco despus de terminar la Primera Guerra Mundial, Febvreproyect fundar una revista internacional dedicada a la historia econmi-ca y que deba dirigir el gran historiador belga Henri Pirenne. El proyectotropez con dificultades y se lo dej a un lado. En 1928, Bloch tom lainiciativa de reanimar los planes para fundar una revista (una revistafrancesa esta vez), y en esta ocasin el proyecto tuvo xito.42Se pidi denuevo a Pirenne que dirigiera la revista, pero el hombre declin el

    ofrecimiento, de manera que Febvre y Bloch fueron los directoresasociados.Annales d'histoire conomique etsociale, como se llam primero

    segn el modelo de Annales de gographie de Vidal de la Blache, fueplaneada desde el principio para ser algo ms que otra publicacinhistrica. Aspiraba a ser la gua intelectual en los campos de la historiaeconmica y de la historia soc ia l43La revista fue un verdadero vocero delas aspiraciones de los editores que abogaban por un nuevo enfoqueinterdisciplinario de la historia.

    El primer nmero se public el 15 de enero de 1929. Ese nmerollevaba un mensaje de los directores en el que se explicaba que la

    publicacin se haba proyectado haca ya mucho tiempo pero que habaencontrado ciertas barreras entre los historiadores y los que cultivabanotras disciplinas; se haca notar la necesidad del intercambio intelec-tual.44El comit de redaccin inclua no slo a historiadores de historiaantigua y moderna sino tambin a un gegrafo (Albert Demangeon), a unsocilogo (Maurice Halbwachs), a un economista (Charles Rist) y a un

    especialista de ciencia poltica (Andr Siegfried, un ex alumno de Vidalde la Blache )45

    En los primeros nmeros, los historiadores econmicos eran losms prominentes; Pirenne, por ejemplo, que escribi un artculo sobre lainstruccin de los mercaderes medievales; el historiador sueco EliHeckscher, autor de un famoso estudio sobre mercantilismo, y el norte-americano Earl Hamilton, ms conocido por su obra sobre el tesoronorteamericano y la revolucin de los precios producida en Espaa. En

    aquel momento, la publicacin pareca ms o menos el equivalente o elrival francs de laEconomic History Review britnica. Sin embargo, en1930 se anunciaba la intencin de la revista de establecerse en el "terreno

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    casi virgen de la historia social"(sur le terrainsi mal dfrich de l'histoiresociale).46 La publicacin tambin se interesaba por el mtodo de lasciencias sociales, lo mismo que laRevue de Synthse Historique.

    El nfasis puesto en la historia econmica sugiere que en losprimeros aos Bloch fue el codirector dominante. Pero sin ver toda lacorrespondencia de los dos hombres, buena parte de la cual no se ha

    publicado, sera aventurado conjeturar si Febvre fue ms importante queBloch en la historia de Annales despus de 1929 o siquiera tratar deestablecer cmo se dividieron el trabajo de la revista. Lo que se puededecir con cierta confianza es que si ambos hombres no hubieran estadode acuerdo en lo fundamental y si no hubieran trabajado juntos, elmovimiento no habra tenido el xito que tuvo. De todas maneras, esnecesario considerar separadamente las contribuciones histricas de losdos asociados despus de 1929.

    Bloch: sobre historia rural y sobre feudalismo

    La carrera de Bloch qued bruscamente interrumpida por la guerra.En las ltimas dcadas de su labor acadmica Bloch produjo algunosartculos seminales y dos importantes libros. Los artculos comprendanun estudio de los molinos de viento y de los obstculos culturales ysociales que se oponan a su difusin; tambin contenan reflexionessobre el cambio tecnolgico considerado "como un problema de psico-loga colectiva".47Como a menudo se considera a Bloch un historiadoreconmico, puede resultar conveniente llamar la atencin sobre suinters por la psicologa, como se comprueba evidentemente enLos reyestaumaturgos, pero visible tambin en el artculo sobre el cambio tecno-lgico, una conferencia que se ofreci a un grupo de psiclogos profesio-nales y que peda la colaboracin de las dos disciplinas. 48

    El principal esfuerzo de Bloch estuvo dedicado a dos libros impor-tantes. El primero fue su estudio de la historia rural francesa. El libro tuvo

    su origen en la serie de conferencias dadas en Oslo por invitacin delInstituto para el Estudio Comparado de las Civilizaciones.49Sin embar-go, en cierto sentido se trataba de una ampliacin en el tiempo y en elespacio de la tesis sobre la poblacin rural de la Ile-de-France durante laEdad Media, tesis que se haba proyectado antes de la Primera GuerraMundial y que haba sido abandonada cuando Bloch tuvo que alistarse enel ejrcito. El libro, publicado en 1931, tiene poco ms de doscientaspginas y es un breve ensayo sobre un amplio tema que revela las dotes

    que el autor tena para la sntesis y para llegar a los puntos esenciales deun problema.El ensayo fue y contina siendo importante por una serie de razones.

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    Lo mismo queLos reyes taumaturgos, se ocupaba de fenmenos desarro-llados en el largo plazo, en la duracin larga, desde el siglo XIII al sigloXVIII; mostraba esclarecedoras comparaciones y contrastes entre Fran-cia e Inglaterra. La concepcin de Bloch de la "historia rural" (histoireagraire), definida como "el estudio combinado de tcnicas rurales y de

    costumbres rurales"era inusitadamente amplia para su poca, cuando loshistoriadores tendan a escribir sobre temas ms reducidos, como lahistoria de la agricultura o de la servidumbre o de la propiedad rural.Igualmente inusitado es el empleo sistemtico que hace Bloch de fuentesno literarias, como por ejemplo mapas de fincas y heredades; tambinmuy amplia era su concepcin de la "cultura rural" (civilisation agraire),expresin que eligi para hacer hincapi en el hecho de que la existenciade diferentes sistemas agrarios no poda explicarse atendiendo solamenteal ambiente fsico.50La historia rural de Francia es quiz muy clebrepor su llamado "mtodo regresivo". Bloch sealaba la necesidad de "leerla historia hacia atrs" (lire l'histoire rebours) por la razn de quesabemos ms sobre los perodos cercanos y porque es bien prudenteproceder desde lo conocido a lo desconocido.51Bloch emplea efectiva-mente este mtodo, pero no pretende haberlo inventado. Con el nombrede "mtodo retrogresivo" ya haba sido empleado por F.W. Maitland

    un estudioso al que Bloch profesaba considerable admiracin en suclsico estudioRegistro del gran catastro y ms all (1897); el "ms al l"

    del ttulo se refiere al perodo anterior al Registro del gran catastroverificado en 1086.52

    Unos pocos aos antes del de Maitland, otro estudio sobre laInglaterra medieval que interesaba mucho ms a Bloch, el estudio deFrederick Seebohm,La comunidad aldeana inglesa (1883), comenzabacon un captulo sobre "El sistema ingls de campo abierto examinado ensus restos modernos", especialmente en Hitchin, donde viva Seebohm,antes de volver a la Edad Media. En realidad, el historiador de la

    antigedad Fustel de Coulanges, el maestro del padre de Bloch, habaabordado de manera anloga La ciudad antigua (1864) al estudiar lahistoria de la gens griega y romana. El autor admite que todos lostestimonios sobre este grupo social "datan de una poca en que aqul yano era ms que una sombra de s mismo", pero sostiene que ese testimoniotardo as y todo nos permite "tener un atisbo" del sistema en su estadoprimero.53En otras palabras, Bloch no invent un nuevo mtodo; lo quehizo fue emplearlo de manera ms sistemtica y consciente que suspredecesores.

    El segundo libro,La sociedadfeudal (1939-40) es la obra por la quehoy ms se conoce a Bloch. Se trata de una ambiciosa sntesis que abarcaunos cuatro siglos de historia europea, desde el ao 900 al 1300, con una

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    amplia variedad de temas, muchos de los cuales haban sido tratados enotros lugares, como por ejemplo servidumbre y libertad, realeza sagrada,importancia del dinero, etc. En este sentido, el libro resume la obra de todala vida de Bloch. A diferencia de anteriores estudios sobre el sistemafeudal, la obra no se limita a considerar la relacin entre la posesin de

    las tierras, la jerarqua social, la guerra y el Estado. Trata la sociedadfeudal como un todo, lo que hoy podramos llamar "la cultura delfeudalismo".

    Tambin trata una vez ms la psicologa histrica, lo que el autorllamaba "modos de sentimiento y de pensamiento"(fagons de sentir et de

    penser). Esta es la parte ms original de la obra, una exposicin que serefiere, entre otros temas, al sentido medieval del tiempo o, mejor dicho,a la indiferencia medieval al tiempo o en todo caso a la falta de inters poruna medicin precisa. Bloch tambin dedica un captulo a la "memoria

    colectiva", un tema que lo haba fascinado durante mucho tiempo comohaba fascinado a su amigo, el socilogo durkheimiano Maurice Halb-wachs (vase pg. 28).

    La sociedad feudal es ciertamente la obra ms durkheimiana deBloch. El autor contina empleando expresiones como consciencecollective, mmoire collective, reprsentations collectives.54 Hay algu-nas observaciones incidentales que se hacen eco de su maestro, como porejemplo, "en toda literatura, una sociedad contempla su propia ima-

    gen."55

    El libro se refiere esencialmente a uno de los temas centrales dela obra de Durkheim, la cohesin social. Esta particular forma decohesin o de "lazos de dependencia" (liens de dpendance) se explicaesencialmente de una manera funcionalista como una adaptacin a las"necesidades" de un particular medio social o, ms precisamente, comouna respuesta a las tres oleadas de invasiones: la de los vikingos, la de losmusulmanes y la de los magiares.

    La preocupacin de Durkheim por las comparaciones, por las

    tipologas y por la evolucin social dej su marca en una seccin del finaldel libro titulada "el feudalismo como forma tpica de organizacinsocial" (la fodalit comme type social), en la que Bloch sostiene que elfeudalismo no fue un fenmeno nico sino que fue una fase reiterada deevolucin social. Con su habitual precaucin Bloch sealaba la necesidadde que se hicieran ms anlisis sistemticos, pero luego menciona alJapn como un ejemplo de sociedad que espontneamente produjo unsistema en esencia semejante al del Occidente medieval. Sealabasignificativas diferencias entre las dos sociedades, especialmente elderecho del vasallo europeo de desafia r a su seor. Con todo, este interspor las tendencias repetidas y por las comparaciones con remotas socie-dades hace que la obra de Bloch resulte mucho ms sociolgica que la de

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    otros historiadores franceses de su generacin. Ciertamente era demasia-do sociolgica para el gusto de Lucien Febvre, quien regaaba a Blochporque ste no trataba los casos individuales ms detalladamente.

    4. La institucionalizacin de Annales

    En la dcada de 1930 se dispers el grupo de Estrasburgo. Febvreabandon la ciudad en 1933 para hacerse cargo de una ctedra en el

    prestigioso Collge de France, en tanto que Bloch abandon Estrasburgoen 1936 para suceder a Hauser en la ctedra de historia econmica de laSorbona. Considerando la importancia que tena Pars en la vida intelec-tual francesa, estos desplazamientos hacia el centro eran signos del xito

    del movimiento deAnnales.Otro signo fue el nombramiento de Febvre como presidente de lacomisin organizadora de la Encyclopdie Frangaise, una ambiciosaempresa interdisciplinaria que comenz su publicacin en 1935. Uno delos volmenes ms notables de esta enciclopedia fue el editado por elantiguo maestro de Febvre, Antoine Meillet, que versaba sobre lo que

    podra llamarse "aparato conceptual" o "equipo mental",outillage men-tal, en el original francs. Podra afirmarse que ese volumen ech lasbases de la historia de las mentalidades. Sin embargo, habra que agregar

    que ms o menos en la misma poca, el ex colega que Febvre tena enEstrasburgo, Georges Lefebvre, publicaba un artculo que iba a hacer-se clebre sobre las turbas revolucionarias y sus mentalidades colec-tivas. Irritado por el hecho de que el psiclogo conservador GustaveLebon diera por descontada la irracionalidad de las muchedumbres,Lefebvre trataba de establecer la lgica de las acciones de las masas.

    Annales lleg a ser gradualmente el centro de una escuela histo-riogrfica. En las dcadas de 1930 y 1940, Febvre escribi la mayor parte

    de sus ataques contra los empiristas y especialistas de mente estrecha ysus programas para propiciar el "nuevo tipo de historia" relacionado con

    Annales; peda colaboracin en la investigacin, propiciaba una historiaorientada segn los problemas (/'histoire-problme), la historia de lassensibilidades, etc.56

    Febvre siempre se inclin a dividir el mundo en aquellos queestaban con l y aquellos que estaban contra l y a di vidi r la historiografaen "la de ellos" y la "nuestra" .57Pero seguramente tena razn cuando en

    1939 reconoca la existencia de un grupo de simpatizantes, "un ncleo fielde jvenes", que seguan lo que llamaban "el espritu de Annales"(l'esprit des Annales).5* Probablemente pensaba en primer lugar enFernand Braudel, a quien haba conocido personalmente en 1937, pero

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    tambin haba otros jvenes. En esa poca Fierre Goubcrt estudiaba conMarc Bloch y, aunque posteriormente se especializ en el siglo XVII,

    permaneci fiel a la historia rural del estilo de Bloch. Algunos de losdiscpulos que Bloch y Febvre tuvieron en Estrasburgo transmitan ahoralos mensajes de ambos hombres en colegios y universidades. En Lyon,

    Maurice Agulhon estudiaba historia con un discpulo de Bloch y GeorgesDuby con otro. Duby consideraba a Bloch, a quien nunca conoci, comosu "maestro" .59

    Estos procesos quedaron detenidos durante un tiempo a causa de laSegunda Guerra Mundial. La reaccin de Bloch, aunque ya tena cin-cuenta y tres aos en 1939, fue alistarse en el ejrcito. Despus de laderrota de Francia, Bloch regres brevemente a la vida acadmica peroluego se uni al movimiento de resistencia en el que desempe una parte

    muy activa hasta que lo apresaron los alemanes. Fue fusilado en 1944. Apesar de sus "actividades de extramuros", Bloch encontr tiempo paraescribir dos breves libros durante los aos de la guerra. El primero,Extraa derrota, era la relacin de un testigo ocular del colapso francsde 1940 y era tambin un intento de comprenderlo desde el punto de vistade un historiador.

    Quizls an ms notable era la capacidad de Bloch que le permiticomponer sus tranquilas reflexiones sobre los fines y mtodos de la

    historia en un momento en que estaba cada vez ms aislado y ansioso porlas futuras perspectivas de su familia, de sus amigos y de su pas. Esteensayo sobre el "oficio de historiador" (mtier d'historien), que quedinconcluso a la muerte del autor, es una introduccin lcida, moderada ysensata a ese tema y contina siendo la mejor contribucin quetenemos antes que un manifiesto en favor de la nueva historia queseguramente habra escrito Febvre en su lugar.60 El nico rasgo icono-clasta era una seccin en la que se atacaba lo que Bloch llamaba, segnel estilo de Simiand, "el dolo de los orgenes", y en la que Bloch sostena

    que todo fenmeno histrico ha de explicarse atendiendo a su propiotiempo y no a una poca anterior61

    El Rabelais de Febvre

    Mientras tanto, Febvre continuaba publicando la revista primero ennombre de los dos directores y luego slo en el suyo 62Demasiado viejo

    para luchar, se pas la mayor parte de la guerra en su casita de campo

    escribiendo una serie de libros y artculos sobre el Renacimiento y laReforma en Francia. Varios de esos estudios se refieren a individuos,como Margarita de Navarra y Frangois Rabelais, slo que no sonbiografas en el sentido estricto del trmino. Fiel a sus propios preceptos.

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    Febvre organiz esos estudios alrededor del problema. Por ejemplo,cmo se explicaba que Margarita, una princesa instruida y piadosa,escribiera una coleccin de cuentos, el Heptamern, algunos de loscuales eran en extremo procaces? Era Rabelais un incrdulo o no lo era?

    El problema de la incredulidad en el siglo XVI: la religin de

    Rabelaispara dar su ttulo completo es uno de los trabajos de historiams fructferos publicados en este siglo. Junto conLos reyes taumaturgosde Bloch y el artculo de Lefebvre sobre las multitudes, este trabajoinspir la historia de las mentalidades colectivas a la que tantos historia-dores franceses se entregaron a partir de la dcada de 1960. Como muchosestudios de Febvre, ste comenzaba con su reaccin contra los puntos devista de otro historiador. Febvre estaba tan irritado que se puso a estudiara Rabelais cuando encontr la sugerencia, contenida en la edicin de

    Pantagruel de Abel Lefranc, de que Rabelais era un incrdulo queescriba con miras a socavarel cristianismo. Febvre estaba convencido noslo de que esta interpretacin era equivocada en cuanto al propioRabelais, sino tambin anacrnica, pues atribua al autor dePantagruelpensamientos que no eran concebibles en el siglo XVI; de manera que sepropuso refutar dicha interpretacin.

    El problema de la incredulidad tiene una estructura bastanteinusitada, la de una especie de pirmide invertida. Comienza de unamanera extremadamente precisa y filolgica. Segn Lefranc, muchos de

    los contemporneos haban denunciado el atesmo de Rabelais, de suerteque Febvre se puso a examinar a esos contemporneos, que en su mayorparte eran poetas menores neolatinos de la dcada de 1530, a fin demostrar que el trmino "ateo" no tena entonces su precisa significacinmoderna. Era una palabra de difamacin, "usada en cualquier sentido queuno quisiera darle".

    Pasando de esta discusin de una sola palabra, Febvre consider loschistes aparentemente blasfemos que Rabelais haca en Pantagruel y

    Garganta, bromas que Lefranc en su argumentacin haba consideradomuestras del "racionalismo" del autor. Febvre sealaba que aquelloschistes pertenecan a una tradicin medieval de la parodia de lo sagradoa la que se haban entregado frecuentemente clrigos medievales; esasbromas no eran prueba de racionalismo. Segn Febvre, Rabelais era uncristiano de corte erasmiano: un crtico de muchas de las formas exterio-res de la Iglesia medieval tarda, pero hombre que crea en la religininterior.

    Cabra esperar que en este punto el libro tocara a su fin puesto quequedaban verificadas las credenciales religiosas de Rabelais y los argu-mentos de Lefranc estaban refutados. Pero lo que realmente hizo Febvrefue ampliar an ms su investigacin. Dejando atrs a Rabelais, Febvre

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    continu considerando lo que llamaba la imposibilidad del atesmo en elsiglo XVI. Marc Bloch haba intentado explicar por qu la gente conti-nuaba creyendo en el milagro del toque real aun cuando las curacionesfracasaban. De manera semejante, Febvre trataba ahora de explicar porqu la gente no dudaba de la existencia de Dios. Sostena que eloutillage

    mental de esc perodo, su "aparato conceptual", no permita la incredu-lidad. Febvre abordaba el problema con su caracterstica manera, esdecir; valindose de una especie de va negativa, y haca notar laimportancia de lo que faltaba en el vocabulario del siglo XVI, las"palabras que faltaban" (mots qui manquent), trminos claves como"absoluto" y "relativo", "abstrac to" y "concreto", "causalidad", "regula-ridad" y muchas otras. Sin ellas, y aqu Febvre se hace la preguntaretrica, "cmo poda darse a un pensamiento un vigor verdaderamentefilosfico, solidez y claridad?"

    El inters de toda la vida que manifest Febvre por la lingstica esten la base de esta discusin en extremo original. Sin embargo, no se dabapor sat isfecho con el anlisis lingstico. El libro terminaba con conside-raciones sobre algunos problemas de psicologa histrica. Esta parte dellibro es la ms conocida, la ms controvertida y la ms inspirada. Febvreobservaba, por ejemplo, que las concepciones del siglo XVI del tiempoy del espacio eran sumamente imprecisas medidas con nuestros criterios."En qu ao naci Rabelais? El mismo no lo saba"; y no haba nada raro

    en esto. El "tiempo medido" o tiempo del reloj era menos importante queel "tiempo experimentado", que se describa atendiendo a la salida delsol, al vuelo de las becadas o a la duracin de un avemaria. Febvre iba anms lejos y sugera que en ese perodo la vista era un sentido "infra-desarrollado" y que faltaba el sentido de la belleza de la naturaleza. "Enel siglo XVI no haba ningn Hotel Bellevue ni ningn Hotel Beau Site.Estos no habran de aparecer hasta la poca del romanticismo".

    Segn Febvre, era an ms significativa en ese perodo la falta de

    una cosmovisin. "Nadie tena el sentido de lo que era imposible."Supongo que Febvre pensaba que en general no haba criterios aceptadosde lo que era imposible, pues el adjetivo "imposible" no era una de esas"palabras que faltaban". Como resultado de esta falta de criterios, lo quenosotros llamamos "ciencia" era literalmente inconcebible en el sigloXVI. "Guardmonos de proyectar esta concepcin moderna de la cienciaa la instruccin de nuestros antepasados." El aparato conceptual delperodo era demasiado "primitivo". De manera que un anlisis preciso ytcnico de la significacin del trmino "ateo" usado por un puado depoetas condujo au na audaz caracterizacin de la cosmovisin de toda unapoca.

    Al cabo de casi cincuenta aos, el libro de Febvre nos parece ahora

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    un tanto pasado de moda. Historiadores posteriores han sealado pruebasde que se equivoc al sugerir que Rabelais abrigaba considerable simpa-ta por algunas ideas de Lutero. Otros han cuestionado la suposicin deFebvre de que en el siglo XVI era inconcebible el atesmo, fundndose enlos interrogatorios de la Inquisicin practicados en Espaa y en Italia y

    sealando a algunos individuos que parecan por lo menos haber negadola Providencia o haber profesado alguna forma de materialismo.63 Lateora del subdesarrollo de la vista recogida veinte aos despus por elterico canadiense Marshall McLuhan no es muy plausible. Que hayahabido o no en la Francia del siglo XVI un Hotel Bellevue, lo cierto es queexista un Belvedere en la Florencia renacentista, en tanto que Albert yotros sostenan que el ojo tena preeminencia sobre el odo.

    La ms seria de todas es la crtica de que Febvre supona conbastante ligereza una homogeneidad de pensamiento y de sentimiento enlos veinte millones de franceses de aquel perodo, por lo que confiada-mente escriba sobre "los hombres del siglo XVI" como si no hubieradiferencias significativas entre lo que pensaban hombres y mujeres , ricosy pobres, etc.64

    Sin embargo, el libro de Febvre contina siendo una obra ejemplarpor las cuestiones que plantea y los mtodos que sigue ms que por lasrespuestas que da. Trtase de un sobresaliente ejemplo de historiaorientada segn los problemas. Como Los reyes taumaturgos de Bloch,

    ejerci considerable influencia en los escritos histricos de Francia y deotros lugares. Irnicamente, no parece haber tenido gran efecto enFernand Braudel, a quien estaba dedicado el libro. Sin embargo, lahistoria de las mentalidades tal como se cultiv a partir de la dcada de1960 y como lo hicieron, por ejemplo, Georges Duby, Roben Mandrou,Jacques Le Goff y muchos otros, debe no poco al ejemplo de Febvre y alde Bloch.

    Febvre en el poder

    Despus de la guerra, Febvre tuvo por fin su oportunidad. Se loinvit a ayudar a reorganizar una de las principales instituciones delsistema francs de educacin superior, la Ecole Pratique des HautesEludes, fundada en 1884. Se lo eligi miembro del instituto. Tambinlleg a ser el delegado francs de la UNESCO, encargado de la organi-zacin de un multivolumen, "Historia Cientfica y Cultural de la Huma-nidad". A causa de todas estas actividades, a Febvre le quedaba pocotiempo para escribir extensamente, de manera que los proyectos de susltimos aos no llegaron a concretarse (como el volumen sobre "Pensa-miento y creencia occidentales" desde 1400 a 1800) o fueron terminados

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    por otros. La historia del libro impreso y sus efectos en la culturaoccidental durante el Renacimiento y la Reforma fue en gran medida laobra del colaborador de Febvre, Hcnri-Jcan Martin, aunque se publiccon los dos nombres.65El ensayo sobre psicologa histrica,Introduccina la Francia moderna, fue redactado por el discpulo de Febvre sobre la

    base de sus notas, Robcrt Mandrou y publicado con el nombre de esteltimo.66

    Sin embargo, la mxima realizacin de Febvre durante los aos deposguerra fue establecer la organizacin dentro de la cual poda desarro-llarse "su" clase de historia, la Sexta Seccin, fundada en 1947, de laEcole Pratiquc des Hautcs Eludes. Febvre fue el presidente de la SextaSeccin, dedicada a las ciencias sociales, y director del Centro deInvestigaciones Histricas, que era una seccin dentro de la seccin.Coloc a sus discpulos y amigos en posiciones claves de la organizacin.Braudel, a quien Febvre trataba como a un hijo, lo ayud a administrar elCentro de Investigaciones Histricas, as comoAnnales. Charles Moraz,un historiador que estudiaba el siglo XIX, se le uni en el pequeo comitde redaccin de la revista. Roben Mandrou, otro de los "hijos" de Febvre,fue su secretario de organizacin en 1955, poco antes de la muerte deFebvre.

    Annales haba comenzado siendo la publicacin de una sectahertica. "Es necesario ser hertico", declaraba Febvre en su conferencia

    inaugural Oportet haereses esse.67 Sin embargo, despus de la guerra larevista se transform en el rgano oficial de una iglesia ortodoxa. 68 Conla direccin de Febvre los revolucionarios intelectuales lograron hacersecargo de la posicin histrica oficial en Francia. El heredero de este podersera Fernand Braudel.

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    El perodo de Braudel

    1. El Mediterrneo

    En 1929, cuando se fundAnnales, Fernand Braudel tena veintisie-te aos. Haba estudiado historia en la Sorbona, estaba enseando en unaescuela de Argelia y continuaba trabajando en su tesis. Esa tesis habacomenzado de una manera bastante convencional aunque ambiciosacomo obra de historia diplomtica. Braudel la haba planeado al principiocomo un estudio sobre Felipe II y el Mediterrneo; en otras palabras,como un anlisis de la poltica exterior del rey.

    Durante su largo perodo de gestacin, la tesis se hizo mucho msamplia en su alcance. Era y es corriente en los historiadores acadmicosfranceses ensear en escuelas mientras escriben su tesis. Lucien Febvre,

    por ejemplo, imparti brevemente su enseanza en Besan^on. Braudelpas diez aos (1923-32) enseando en Argelia, y esa experiencia parecehaberle ampliado su horizonte.

    En todo caso, su primer artculo importante publicado en eseperodo se refera a los espaoles del norte de Africa durante el siglo XVI.

    Ese estudio, que en realidad tiene las dimensiones de un librillo, deberescatarse de un inmerecido olvido. La obrita era al mismo tiempo unacrtica a sus predecesores en el campo histrico (por dar stos excesivonfasis a las batallas y a los grandes hombres), una discusin de la "vidacotidiana" de las guarniciones espaolas y una demostracin de laestrecha relacin que haba entre la historia africana y la historia europea.Cuando estall la guerra en Europa quedaron detenidas las campaasafricanas y viceversa.1

    Buena parte de la investigacin bsica para la tesis se realiz aprincipios de la dcada de 1930 en Simancas, donde se conservaban losdocumentos oficiales espaoles y en los archivos de las principalesciudades del Mediterrneo cristiano: Gnova, Florencia, Palermo, Vene-

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    cia, Marsella y Dubrovnik, donde Braudel ahorr tiempo filmando los

    documentos (cuando se lo permitan) con una cmara norteamericana.2

    Esta investigacin qued interrumpida cuando se lo llam para

    ensearen la Universidad de San Pablo (1935-7), perodo que Braudel

    haba de describir posteriormente como el ms feliz de su vida. Fue al

    regresar de Brasil cuando Braudel conoci a Lucien Febvre, quien lo

    adopt como a un hijo intelectual (un enfantde lamaison) y lo persuadi,

    si todava necesitaba persuadirse de ello, de que "Felipe II y el Medite-

    rrneo" debera ser realmente "El Mediterrneo y Felipe II".3

    La gestacin deEl Mediterrneo

    Irnicamente fue la Segunda Guerra Mundial lo que dio a Braudel

    la oportunidad de escribir su tesis. Braudel pas la mayor parte de los aosde la guerra en un campamento de prisioneros situado cerca de Lbeck.

    Su prodigiosa memoria compens en cierta medida la falta de acceso a

    biblio tecas; Braudel redact El Mediterrneo en escritura manuscri ta

    corrida y en libretas que envi por correo a Febvre y que recobr despus

    de la guerra.4 Slo un historiador que haya examinado los manuscritos

    puede decir qu relacin tienen stos con la tesis que Braudel defendi en

    1945 y public en 1949 (tesis dedicada a Febvre "con el afecto de un

    hijo"). Pero lo que aqu me interesa es el texto impreso.El Mediterrneo esun libro extenso aun si se atiene uno a las normas

    de la tradicional tesis doctoral francesa. En su edicin original ya contena

    unas 600 mil palabras, lo cual representaba seis veces la longitud de un

    libro corriente. La obra est dividida en tres partes, cada una de las cuales

    como lo indica el prefacio ejemplifica un enfoque diferente del

    pasado. En primer lugar, se trata de la historia "casi atemporal" de la

    relacin entre el "hombre" y el "ambiente", luego se presenta gradual-

    mente la cambiante historia de estructuras econmicas, sociales y polti-cas y, por ltimo, la historia del rpido movimiento de los acontecimien-

    tos. Puede resultar til tratar estas tres partes en el orden inverso.

    La tercera parte, que es la ms tradicional, probablemente corres-

    ponde a la idea or iginal de Braudel de una tesis sobre la pol tica exter ior

    de Felipe II. Braudel ofrece a sus lectores una obra especializada de

    historia militar y poltica. Traza breves pero incisivos esbozos de los

    principales personajes que aparecen en el escenario histrico , desde el

    duque de Alba, hombre de "estrechas miras polticas", "ce faux grandhomme", hasta su amo Felipe II, mesurado , "sol itar io y amigo del

    secreto", cauteloso, muy trabajador, un hombre que "vea su misin co-

    mo una suces in sin trmino de pequeos deta lles", pero al que le faltaba

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    una visin del todo. La batalla de Lepanto, el sitio y auxilio de Malta y las

    negociaciones de paz de fines de la dcada de 1570 estn descritas muy

    circunstanciadamente.

    Sin embargo, esta narracin de acontecimientos dista mucho de la

    tradicional historia de "tambores y trompetas". De vez en cuando el autor

    se sale de esta senda para hacer resaltar la falta de significacin de loshechos y la limitacin de la libertad en las acciones de los individuos. En

    1565, por ejemplo, Garca de Toledo, el comandante naval espaol del

    Mediterrneo, fue remiso en auxiliar a Malta, sitiada por los turcos. "Los

    historiadores han censurado a don Garca por su demora", escribe

    Braudel, "pero acaso examinaron siempre a fondo las condiciones en

    que el hombre haba tenido que operar?"5Braudel tambin insiste en que

    la bien conocida y a menudo condenada lentitud de Felipe II para

    reaccionar a los acontecimientos no se explica enteramente por sutemperamento, sino que ha de considerarse en relacin con el agotamien-

    to financiero de Espaa y con los problemas de comunicacin en un

    imperio tan vasto.6

    De manera anloga, Braudel no explica por mritos personales el

    xito de do njundon Juan de Austria en Lepanto. Don Juan era tan

    slo "el instrumento del destino" en el sentido de que su historia dependi

    de factores de los que l ni siquiera se daba cuenta.7En todo caso, segn

    Braudel, Lepanto fue slo una victoria naval que "no destruy las racesde Turqua que entraban profundamente en el interior continental".8

    Lepanto fue slo un suceso. Tambin la toma de Tnez por don Juan se

    describe como "otra victoria que no condujo a ninguna parte".

    A Braudel le interesa situar a los individuos y los acontecimientos

    en un contexto, en su medio, pero los hace inteligibles a costa de revelar

    su fundamental falta de importancia. La historia de los acontecimientos,

    dice Braudel, si bien es "la ms rica en cuanto a inters", es tambin la ms

    superficial. "Recuerdo una noche que pas cerca de Baha, envuelto enlos fuegos artificiales de fosforecentes lucirnagas; sus plidas luces

    resplandecan, se apagaban, volvan a brillar sin procurar a la noche una

    verdadera iluminacin. Lo mismo ocurre con los sucesos; ms all de su

    brillo, prevalece la oscuridad".9 Con otra potica imagen, Braudel

    describa los sucesos como "perturbaciones de superficie, crestas de

    espuma que las oleadas de la historia llevan sobre sus poderosos lomos".

    "Debemos aprender a desconfiar de ellos".10Para comprender el pasado

    es necesario bucear debajo de las ondas.Las aguas ms calmas que corren a mayor profundidad consti tuyen

    el tema de la segunda parte deEl Mediterrneo; esa parte lleva el ttulo

    de "Destinos colectivos y movimientos de conjunto" (Destins collectifs

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    et mouvements d'ensemble) y se refiere a la historia de las estructuras:

    sistemas econmicos, Estados, sociedades, civilizaciones y las cambian-

    tes formas de la guerra. Esta historia se desarrolla a un ritmo ms lentoquc

    el de la historia de los acontecimientos. Abarca generaciones y hasta

    siglos, de suerte que los contemporneos ni siquiera se dan cuenta de ella.

    De cualquier manera, son arrastrados por la corriente. En uno de sus msclebres anlisis, Braudel estudia el imperio de Felipe II que considera

    "como una colosal empresa de transportes terrestres y martimos",

    imperio que se "agot por sus propias dimensiones", lo cual no poda

    dejar de ocurrir en una poca en que "cruzar el Mediterrneo de norte a

    sur duraba una o dos semanas" en tanto que cruzarlo del este al oeste

    duraba "dos tres meses".11 Uno recuerda aqu el juicio de Gibbon sobre

    el imperio romano aplastado por su propio peso y recuerda tambin sus

    observaciones sobre la geografa y las comunicaciones contenidas en elprimer captulo de laDecadencia y cada del imperio romano.

    Con todo, el siglo XVI parece haber sido un perodo favorable a la

    formacin de grandes Estados, como los imperios espaol y turco que

    dominaban el Mediterrneo. Segn Braudel, "el curso de la historia es

    alternadamente favorable y desfavorable para la formacin de vastas

    hegemonas polticas", y el perodo de crecimiento econmico de los

    siglos XV y XVI creaba una situacin considerablemente favorable a los

    Estados muy grandes.

    12

    Lo mismo que sus estructuras polticas, las estructuras sociales de

    los dos grandes imperios opuestos en tantos aspectos fueron hacin-

    dose cada vez ms semejantes. Las principales tendencias sociales de

    Anatolia y los Balcanes durante los siglos XVI y XVII corren parejas con

    las tendencias de Espaa y de Italia (pas este ltimo gobernado en buena

    parte por los espaoles en esa poca). En ambas regiones, segn Braudel,

    la tendencia fundamental era la polarizacin econmica y social. La

    nobleza prosperaba y se trasladaba a las ciudades en tanto que los pobres

    se hacan cada vez ms pobres y eran empujados a dedicarse a la piratera

    y al bandolerismo. En cuanto a la clase media, tenda a desaparecer frente

    a la nobleza, proceso que Braudel describe como "la traicin" o la

    "bancarrota" de la burguesa (trahison.faillite de la bourgeoisie)}3

    Braudel extiende esta comparacin del Mediterrneo crist iano y del

    Mediterrneo musulmn pasando de la sociedad a la"civilizacin", como

    l la llama, en un captulo que se concentra en las fronteras culturales y

    en la gradual di fusin de ideas, de bienes o de costumbres a travs de esas

    fronteras. Evitando toda idea de fcil difusin, Braudel tambin conside-

    ra las resistencias a las innovaciones y se refiere especialmente al

    "rechazo" espaol del protestantismo, al rechazo del cristianismo por

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  • 7/25/2019 Burke, Peter - 1990 - La Revolucin Historiogrfica Francesa. La Escuela de Los Annales Mb

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    parte de los moros de Granada y a la resistencia de los judos a todas las

    dems civilizaciones.14

    Pero todava no hemos llegado al fondo del asunto. Por debajo de

    las tendencias sociales, se desarrolla todava otra historia, "una historia

    cuyo transcurso es casi imperceptible..., una historia en la que todo

    cambio es lento, una historia de constante repeticin, de ciclos permanen-temente recurrentes".15 El verdadero objeto de estudio es esta historia

    "del hombre en su relacin con el ambiente", una es