Biopolitica y Educación.pdf

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    1/10

    Pedagoga y Saberes No. 38

    Universidad Pedaggica Nacional

    Facultad de Educacin. 2013, pp. 115-124

    * Profesor Asociado Universidad Pedaggica Nacional, miembro del grupo deinvestigacin Historia de las Prcticas Pedaggicas en Colombia. Doctor eneducacin de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Brasil. EditorRevista Pedagoga y Saberes.

    Correo electrnico: [email protected]; [email protected]

    ** Investigadora del Grupo de Historia de la Prctica Pedaggica (GHPP) de Colombia,del Grupo de estudos e pesquisas em Currculo e Ps-modernidade GEPCPs-

    UFRGS y del Grupo de Estudo e pesquisa em Incluso GEPI-UNISINOS de Brasil.

    Doctora en Educacin (Universidade Federal do Rio Grande do Sul), Consultora

    Instituto para la Investigacin Educativa y el Desarrollo Pedaggico, IDEP.

    Correo electrnico: [email protected]; [email protected]

    Carlos Ernesto Noguera Ramrez*Dora Lilia Marn Daz**

    Biopoltica yEducacin:

    hacia unanueva crtica dela educacinEntrevista a SilviaGrinberg

    Biopoltica e educao: para uma

    nova crtica da educao

    Bio-politics and education:

    towards a new critique of

    education

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    2/10

    Silvia Grinberg es una investigadora argentina delConsejo Nacional de Investigaciones Cienticas y

    Tcnicas CONICET, Licenciada en Ciencias de la

    Educacin de la Facultad de Filosoa y Letras de

    la Universidad de Buenos Aires UBA, Magister en

    Ciencias Sociales de Facultad Latinoamericana de

    Ciencias Sociales FLACSO, Buenos Aires y Doctora

    en Educacin de la Universidad de Buenos AiresUBA. Es profesora titular de Sociologa de la Educa-cin y Directora del Centro de Estudios PedagogasContemporneas de la Escuela de Humanidades de laUniversidad Nacional San Martn. Tambin es profe-sora Titular de la ctedra de Problemtica Educativay Coordinadora del rea Socio-pedaggica, UnidadAcadmica Caleta Olivia de la Universidad Nacional

    de la Patagonia Austral. Desde Bogot y entre BuenosAires y Londres, establecimos una conversacin via

    internet alrededor de la temtica central de esta revis-ta. Algunos de los temas abordados los presentamos

    aqu en el formato de entrevista.Pedagoga y Saberes -PS: Estimada Silvia, en las

    investigaciones que has realizado en los ltimos aoshas utilizado la nocin biopoltica para pesar temas yproblemas educativos contemporneos, nos gustaraque nos contaras Cules consideras las principalesventajas que el uso de la nocin biopoltica ofrece para

    pensar las prcticas educativas?

    Silvia GrinbergSG: Para comenzar, me parece quehay algo en la mirada foucaultiana que en el devenirde los debates en el campo de la educacin nos per-miti salirnos de disyuntivas que nos dejaban en un

    callejn sin salida. Por ejemplo, el par dominacin/emancipacin. No me voy a explayar, especialmente,en los polos de este binomio, pero si recorremos laproduccin en el campo de la educacin desde el sigloXIX, por poner una fecha, la educacin y desde ya losdebates en torno de ella, quedaron atrapados entreesos polos. Entiendo que al trabajar con las categorasfoucaultianas hemos podido escapar de ese callejn,o ms bien, como dira Deleuze, las antinomias seresuelven de una sola manera: disolvindolas. Elloporque Foucault ms que oponer poder y libertadpone a uno como condicin de posibilidad del otro.

    Esto es especialmente importante para el debate entorno de la relacin biopoltica y educacin, asuntosobre el que creo resta mucho camino por recorrer.

    En primer lugar, si el poder no se opone a la liber-tad, entonces qu hacemos en nuestras escuelas oen cualquiera de nuestras prcticas educativas? Yano se trata ni de dominar ni de liberar a nadie. Anms cmo podra devenir libre alguien si esa libertades resultado de que alguien se la otorgue? De hechosi ejercemos el poder (y aqu otro gran aporte de la

    mirada foucaultiana) es porque somos sujetos libresque peleamos por nuestra libertad. Y entonces, ejer-cemos ese poder como condicin misma de nuestralibertad. Esto implica que nuestros alumnos no sonsujetos pasivos sobre quienes acta la maquinariadel poder; ms bien y esto ha tenido grandes

    implicaciones biopolticas, si actuamos sobre los

    jvenes es porque son libres. En los ltimos aos,pareciera que los jvenes devinieron, especialmente,indisciplinados, violentos, desinteresados, carentesde valores, etc., etc., ahora, basta con revisar la bi-bliograa del siglo XIX y la producida, justamente,

    usando la nocin de biopoltica para ver que si todaesa maquinaria actu es porque los jvenes eran mu-chas cosas, menos sujetos obedientes. Es esto lo quepermite explicar la obligatoriedad de la educacin.En el siglo XXI hablamos del derecho a la educacin,pero nos olvidamos que la educacin antes que underecho fue una obligacin, al punto que, por ejemplo,la primera ley argentina de educacin (comn, estoamerita toda otra relexin biopoltica), habilitaba a

    la polica a entrar a las casas y sacar a los nios parallevarlos a las escuelas. Hay un texto muy interesantede un salvadoreo que se ocupa de esto en tiemposcoloniales. La infancia aborigen se escapaba porque

    los obligaban a ir a las escuelas. En Argentina si selee en detalle el texto que escribi Sarmiento, estandoexiliado en Chile, queda claro que si bien defenda laeducacin en general, el destinatario por excelenciade la instruccin popular era la poblacin bastardae impura, como llamaba a los mestizos combinandovagancia e ignorancia.

    Hoy estamos muy lejos y muy cerca de estas reali-dades, pero es claro que de ningn modo los jvenesfueron, ni son, pasivos, u obedientes. Aoramos algoque nunca fue. Claro est que podemos preguntarnospor cmo opera esa nostalgia incluso de maneraperformativa, en nuestros presentes convulsionados.

    PS: Sobre este primer punto, hay un asunto inte-

    resante, pues esa mirada que sealas como particular

    de Foucault sobre la relacin no contradictoria entre

    poder y libertad, de alguna manera est en la base del

    pensamiento pedaggico kantiano, ya que para Kant el

    fin de la educacin es la libertad y la autonoma, pero

    tal fin slo puede alcanzarse sobre la base de la disci-plina y la obediencia. En otras palabras, para Kant, la

    libertad y la autonoma son un efecto de la disciplina

    y la obediencia, del ejercicio del poder del adulto que

    podramos llamar, justamente, educacin. Nos pare-

    ce que este asunto es hoy de vital importancia para

    pensar los problemas de la educacin y la pedagoga,

    pues en el mundo de la modernidad lquida como

    lo llam Bauman o en la era de la posmodernidad,

    como diran otros autores, la educacin parece haber

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    3/10

    perdido su sentido o su funcin, pues las relaciones

    de autoridad entre adultos y nios y jvenes se estn

    deslegitimando como efecto de la transferencia de los

    asuntos del mundo poltico (de los adultos, de los pares

    e iguales entre s) al mundo de las relaciones entre

    adultos y nuevos como los llama Hanna Arendt. Por

    tal motivo, la educacin estara perdiendo su sentido

    moderno, Cmo las herramientas foucaultianas nosayudan en la comprensin de este asunto?

    SG: Creo, como deca Arendt (1996), que la mo-dernidad confundi autoridad con autoritarismo yesto es central para la actual liquidez en que vivimos,aquella que en la educacin se expresa con mucha cla-ridad e incluso dira, crudeza. Esa confusin nos lleva considerar que cualquier acto de transmisin, es unacto autoritario. Sobre la base de ese supuesto, en losltimos aos los docentes estn siendo llamados adevenir sujetos que orientan aprendizajes, ensean aaprender, a resolver problemas o se vuelvan gestores

    del aula, diseadores de ambientes de aprendizaje yas.... En la lgica de la pedagoga de las competencias,cualquier enseanza basada en conceptos pierdevalor en aras de un procedimentalismo, ya no tan sui

    generis. Los conceptos, la memoria, la problematiza-cin del mundo que slo puede ocurrir gracias a esosconceptos est siendo totalmente desacreditada, enaras de una enseanza que deviene en coachingy portanto no puede ser ms que lquida.

    Luego de aos de des-autorizacin de ese lugar

    de transmisin que Arendt seala tenan los ancianosen Roma, y que en el presente deberamos ocupar

    los adultos quienes ya estamos en el mundo, nosenfrentamos a esa crisis de autoridad. Me parece que

    para analizar la crisis de esa autoridad, sera centralpreguntarnos por esos procesos de desautorizacinque, en la cotidianeidad de la vida escolar, se tradu-cen, en ms de una ocasin, en comedia de enredos.Por ejemplo, una directora de una escuela secundariame contaba que un docente muy preocupado se lehaba acercado para decirle que no poda ensearporque sus alumnos no participaban!

    Los planteamientos de la sociedad de la informa-cin han instalado y tambin generando una total

    confusin entre informacin, conceptualizacin yproblematizacin del mundo. Ahora, vivir en unmundo absolutamente sobrepasado por la informa-cin requiere ms que nunca de conceptos que nospermitan pensar, problematizar y comprender nues-tra vida en medio de esas cataratas de informacin,que como bien deca Benjamin, una vez que se ponea circular, ya es vieja. En el culto a la novedad no haynada que pueda permanecer.

    Junto con Foucault cabe la pregunta por nuestraactual episteme que seala que ya no hay verdad nisaberes a transmitir sino puro luir de informacin.

    Y aqu me quiero referir a la segunda cuestin queplanteas. Si bien, hay algunas referencias a Kant ya Durkheim en Vigilar y Castigar(Foucault, 2001),no consta que en la nocin de disciplina Foucault

    haya recuperado el texto Pedagoga (Kant, 2003)del autor de la ilustracin, ni la educacin moralde Durkheim (2002). Sin embargo, cuando uno leeesos textos y en especial el apartado destinado a ladisciplina del texto de Kant, uno no puede ms quepensar enVigilar y Castigar. Amordazar a los bebes,enderezar su cuerpo, quitarles la animalidad sonlas primeras acciones que Kant, y posteriormente,Durkheim, le otorga a la educacin de los que lleganal mundo. Para estos autores la disciplina, como loplantean, es condicin de posibilidad de la razn.Esto por lo menos es un contrasentido o, nuevamentecomo seala Arendt en la vida del espritu (Arendt,2002), una enorme falacia.

    Por otro lado, creo que los estudios sobre disci-plinamiento han realizado un aporte enorme paracomprender cmo funcionaron estos procesos en lavida escolar. Nosotros lo hemos vivido en nuestrasescuelas, mucho ms quienes transitamos por laeducacin formal en tiempos de dictadura militar;por ejemplo, el control de los cuerpos era constantey minucioso en todos los sentidos.

    Ahora, desde ines de los ochenta sobre la base

    de esa crtica hemos visto en las reformas educativasimponerse sistemas de sancin que se traducen enprocesos de autosancin como si eso implicara ausen-cia de sancin o su democratizacin. Muy por el con-trario, ese sistema de autoevaluacin de la conductaconstituye un sistema de revisin de s y de gestindel ego que incluso puede ser ms severo. Esto en lacotidianeidad escolar se ha vuelto un problema clave.La crtica de la disciplina nos dej sin un lugar donde

    pararnos o, en otro sentido, traslad la responsabili-dad de la sancin al self, al propio individuo.

    Nuevamente, junto con Foucault, cabe preguntar-se qu particularidades asume la conduccin de laconducta cuando somos llamados a autoconducirnos.Como sealan ustedes Gobernar es educar (Marny Noguera, 2011) y el gobierno puede presentarsede muy diversos modos. Retomando lo que decaanteriormente, nuestros estudiantes no son sujetospasivos que reciben las cosas que les damos; nece-sariamente van a responder a nuestros actos, vana rebelarse, a contestar. Y nosotros tendremos quepararnos en las aulas y transmitir. La posibilidad de

    reinvencin y contestacin est directamente ligada

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    4/10

    con la transmisin, como dira Arendt, de lo contrario,estaramos condenados a empezar siempre de cero.Nosotros, en tanto adultos que somos, tendremosque buscar modos de decir no, que vayan ms allde la lgica del disciplinamiento, pero que a la vez,escapen de la liquidez que involucra la autosancin.

    Entonces, retomando la pregunta inicial, en segun-

    do lugar, y directamente relacionado con lo anterior, sitodo el aparataje que Foucault denomina biopolticase puso en marcha fue por esa condicin de libertadque tenemos los sujetos por el solo hecho de habernacido, dira Arendt. Si la biopoltica supone darforma a la vida de la poblacin, ello ocurre porque lavida puede asumir mltiples formas. Hoy parece, porsuerte, cada vez ms algo aejo, pero si ese dar formaactu (y acta) sobre los cuerpos, sobre la sexualiza-cin es porque esa sexualidad poda ser muy diversay de hecho lo era. De alguna manera Foucault, en elprimer tomo de Historia de la Sexualidad, nos dice

    preocpate cuando se ponen a hablar mucho de algo!porque ms que reprimir y negar, se trata de prc-ticas que procuran darnos una determinada forma.En ese sentido, Foucault nos ofrece un sinnmero deaspectos, acciones, detalles, que operaron y operanen esa direccin en la vida cotidiana. Un sinnmerode acciones que nos autorizan/ron a actuar de undeterminado modo. Digo autorizaron porque y este

    otro punto de ese par dominacin/emancipacin quedurante aos nos llev a creer que la vida social y, nihablar la escolar supona un conjunto de acciones

    ligadas con la represin de acciones, pensamientos,

    actitudes etc. Pero ms que de eso se trata de pre-guntarnos por lo que se autoriza. No importa tantolo prohibido sino lo permitido, porque es ah dondeese dar forma a la vida acta. Con la sexualidad, perotambin con todas las formas de higienismo, de euge-nesia etc., este ha sido y es un punto clave.

    As hoy nos podemos preguntar por los efectosdel llamado a devenir diversos y volvernos diferen-tes. Hoy parece que lejos de la idea de normalidadacta ese s t mismo, s diferente; el t puedesdel relato de la autoayuda. Una especie de mquinaque nos hace correr para ser diferentes y marcar la

    diferencia como medida del xito. Hay un trabajomuy interesante de Butler (2007) donde, justamen-te, analiza cmo la cuestin de la diversidad sexualsirve tambin para discriminar culturas y sujetos queaparecen como amenazantes para nuestros espritusy sociedades libres y democrticas.

    Ahora, la puesta en marcha de ese torrente deacciones polticas sobre la vida, o ms bien, la inte-rrogacin sobre ese torrente poltico que se suponetienen por tarea cuidarnos, velar por nosotros etc.,

    nos lleva a otra cuestin: de quin tenamos queprotegernos? Es aqu donde la obra de Foucault, perotambin de otros pensadores que podramos iden-tiicar como una segunda generacin de autores de

    trabajos biopolticos, se abre camino en la preguntasobre el Estado en tanto protector de la vida y cmoesa proteccin termina, indisolublemente, ligada con

    los genocidios del siglo XX. De alguna manera hayalgo aqu que podra traducirse en: desconiemos dequienes dicen que nos vienen a proteger y mucho msa liberar! Para la educacin esto es clave porque nosubica en un lugar muy interesante que, creo, puedeser una llave para escapar de las antinomias. Si nosomos llamados a liberar a nadie entonces, paraqu educamos? Creo que esto para nuestro presentelquido es fundamental. Como docentes, si no tene-mos que liberar a nadie, nos queda una tarea central:ensear, sabiendo que nuestros estudiantes en ejerci-cio pleno de su libertad, o si se quiere, de su voluntadde poder, harn con el material que les enseemosn cosas, pero para que hagan algo es central nuestratarea de transmisin. De hecho, todas esas prcticasque rese Foucault, pero que tambin, sin duda,supo resear la bibliograa educativa, se realizaron

    en nombre de nuestra libertad y de un futuro mejor.Dejemos de liberar y mejor enseemos, esa es una ta-rea que en tiempos delaprender a aprender, creo quese constituye en un acto fundamental de resistencia.Entonces podramos decir que la obra de Foucault yen particular la nocin de biopoltica nos permitenponer en perspectiva nuestras grandes verdades.

    Seguidamente, tambin creo que podramos po-

    ner la pregunta al revs. Esto es: hay algo as comoun aporte que hacen los estudios en educacin a lacuestin de la biopoltica? Creo que s. Ello porqueme parece que sera inimaginable esa accin polticasobre la vida sino fuera en el marco de una sociedadpedagogizada por llamarla de algn modo. As, esosmanuales de urbanidad que circularon desde lossiglos XVIII y XIX constituyen un ejemplo claro de loque estoy hablando. Eran folletines que procuraban,justamente, educar a la poblacin en eso que eradevenir urbano un ciudadano, eje clave de la biopo-ltica. De hecho, es inimaginable un accionar sobre la

    vida, ese dar forma a la vida sino es a travs de esaeducacin que atraviesa y es clave de la escolaridad.Pero tambin la escolaridad se vuelve clave porque lassociedades modernas son, especialmente, sociedadesde educacin. De manera que podemos hablar debiopoltica y educacin, pero sin duda, la educacines biopoltica y la biopoltica es educacin. Esto tam-bin permite explicar y comprender la fructfera pro-duccin que en el campo educativo se realiza sobreestas temticas. Si uno puede encontrar socilogos,

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    5/10

    ilsofos, politlogos, historiadores etc., trabajando

    con estas categoras es llamativo que todas esas mi-radas convivan en nuestro campo. Y ello no es, comomuchas veces se ha dicho de la educacin, porque esuna disciplina sin objeto, sino porque la educacines clave en nuestras modernas y/o posmodernassociedades. En este plano es central entender que

    las polticas sobre la vida son en s mismas prcticaspedaggicas.

    PS: Esta ltima idea es bastante instigadora, po-

    dras ampliar y ejemplificar esa relacin que estableces

    entre polticas sobre la vida y prcticas pedaggicas?

    SG: La sociedad ilustrada es en s una sociedad

    pedagogizada. La formacin es inseparable de la

    razn, sea que la pensemos como la educacin delos que llegan al mundo, sea que la pensamos comoauto-educacin. La sinonimia, que prcticamente per-manece hasta nuestros das, entre razn y progresoencuentra en la educacin su posibilidad de ser.

    La enorme maquinaria pedaggica que desde elsiglo XIX se pone en marcha, es en su propia constitu-cin biopoltica. Regulacin de la vida de la poblacinque est llegando al mundo, incluso, casi de manerapreventiva. En Rousseau est esa idea de que hay queproteger a la infancia para que la sociedad no la co-rrompa y pueda transformarse en un hombre de bien.

    La ilustracin pero tambin la teora del capital

    humano hubieran sido imposibles, sin esa mquinapedaggica. El hacer vivir que suponen las polticassobre la vida son en s acciones que procuran actuarsobre la vida de la poblacin, orientando, guiando,

    esto es educando esas vidas. Ello como lo describeFoucault en La voluntad de saber, involucra la

    educacin del cuerpo, la deinicin de modos de la

    sexualidad que implican el accionar pedaggico sobreesa sexualidad. Como la historia de la educacin lo hamostrado, el sistema educativo se organiz sobre labase de la orientacin de la infancia en institucionesque deban administrar masas de nios y de quienesse esperaba producir unos determinados modosde vida. Desde la formacin del ser nacional, hastaensearnos a comer a reproducirnos, a lavarnos lasmanos, a sentarnos, a pararnos, a convivir en masasetc. Todas estas son parte central de la maquinariabiopoltica. El control de la natalidad se traduce eneducacin sexual. Desde el siglo XVII un juego comola casita de muecas estuvo profundamente ligadocon ensear a las nenas cmo ser amas de casas,mujeres etc.

    Si esta enorme maquinaria se pudo poner en mar-cha es porque biopoltica y educacin son prcticasque se atraviesan mutuamente. El hombre de bien, elhombre de maana se gesta y se forma en la escuela.

    Por eso tambin todos los problemas que se iden-tiican en la vida social encuentran los caminos de su

    solucin en las prcticas pedaggicas. Si hay violencia,desempleo o prdida de valores, la respuesta esten la educacin. Frente al diagnstico de anomia, laescolarizacin masiva; frente al desempleo, la es-colarizacin. En la lgica del workare, para acceder

    a los subsidios por desempleo, como ocurre desdehace unas dcadas, es necesario realizar un cursode capacitacin. Ello salvo, como ocurre en nuestraslatitudes, cuando se trata de los sectores ms pobresde quienes ya no se espera se empleen, entonces, re-ciben algn tipo de subsidio y/o asignacin familiarsin ms. Esto resulta de especial inters para la inte-rrogacin de las formas que presentan las actualespolticas sobre la vida.

    PS: Desde hace algunas dcadas investigadores

    anglosajones como Nikoals Rose, Mitchell Dean, pero

    particularmente Michael Peters, Stepehn Ball y otros

    han venido trabajando en anlisis sobre la educacinen las sociedades contemporneas desde otra categora

    acuada por Foucault y relacionada con la biopoltica.

    Nos referimos a la nocin de gubernamentalidad Qu

    relaciones estableces entre los llamados estudios de

    gubernamentalidad promovidos por los anglosajones

    y los estudios que se vienen adelantando en la perspec-

    tiva de la biopoltica?

    SG: Creo que est cuestin puede ser abordadadesde una mirada ms bien conceptual. Ahora aqume importa realizar un camino, quiz ms errtico,que nos deje entre ambas y que si bien permita en-

    trever las diferencias conceptuales y entender queambas nociones, como programa de estudio, involu-cran la preocupacin por aportar algn elemento ala comprensin de quines estamos siendo. Foucaulten ese sentido se movi entre ambos trminos y esverdad que una vez que se adentra en la nocin degubernamentalidad, deja entre parntesis las pre-guntas sobre las polticas sobre la vida. l mismo, enel Nacimiento de la Biopoltica, cuando todo indicaraque el eje del curso estara en esta nocin, se abocaal estudio de la gubernamentalidad, cuestin quetambin deine el inicio de sus ltimos trabajos, esos

    que los llevan a la Grecia clsica. Recordemos que en

    sus clases de 1978, Foucault nos da una pista sobrela cuestin.

    Los estudios de gubernamentalidad nos ofre-cieron un marco para acercarnos a la comprensinde nuestro presente, a los cambios operados, o quedesde ines del siglo XX estn operndose, en nuestros

    modos de estar en el mundo, donde la posibilidad,por ejemplo, de salir de esa dicotoma de poder/libertad se volvi una llave central. Como mostr

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    6/10

    Rose esas transformaciones operaban sobre la basede tecnologas autonomizantes y responsabilizantesdonde la libertad no slo no se opona a las formasdel gobierno sino que la ampliacin de ese campode accin sera central para, digamos, la eicacia de

    la accin de gobierno.

    Ahora bien, creo que la respuesta respecto de esos

    vasos comunicantes entre la pregunta biopoltica ylos estudios de gubernamentalidad se encuentra enlos textos mismos, o en los enunciados que confor-man la epistemede nuestros tiempos gerenciales. Elsiguiente prrafo est extrado de un texto que se lla-ma El bienestar mental de la nacin.Los pases debenaprender a sacar provecho de los recursos cognitivos de

    sus ciudadanos si quieren prosperar, tanto econmica

    como socialmente. Las primeras intervenciones sern

    la clave,que seala

    como una nacin desarrolla y utiliza su capitalmental no slo tiene un efecto signiicativo de su

    competitividad econmica y la prosperidad, tam-bin es importante para la salud mental y el bienes-tar y la cohesin social y la inclusin. Debido a queestn tan estrechamente vinculados, la salud mentaly el bienestar deben, por lo tanto, tenerse en cuentaal elaborar las polticas y diseo de intervenciones.(Beddington, et al., 2008, p. XX).

    Ya el solo ttulo nos indica cmo gubernamen-talidad y biopoltica se encuentran en el presente.Encuentro, enlace, ensamblaje de saberes que tam-bin tienen una coincidencia temporal. Si tal comoFoucault lo seala la racionalidad neoliberal tiene

    sus condiciones de posibilidad en el siglo XIX, ellacomienza a desarrollarse en el periodo de entregue-rras del siglo XX, algo similar a lo que ocurre con lasneurociencias. Si en el siglo XXI hablar de capital men-tal devino casi que en una cuestin sentido comn,es porque, justamente, esos saberes de la cognicinse encontraron con la teora del capital humano. Yno es algo raro que nuestras sociedades hayan sidoreceptivas a ambas ideas. Es propio de la racionalidadde nuestro moderno capitalismo unir conocimientoy desarrollo. En Amrica Latina las hiptesis de

    retraso y pobreza encontraron desde el siglo XIX la

    explicacin en este tipo de planteamientos. Podra-mos hacer una genealoga hasta encontrarnos en elsiglo XXI con las nociones de empleabilidad y educa-bilidad as como las hiptesis de retraso, raza vaga odesarrollos cognitivos deicientes, que, con todas sus

    diferencias, encuentran un comn denominador: lapoblacin marginal, excluida etc. Esa poblacin quehoy podemos encontrar viviendo en espacios urbanosde nuestras ciudades y que tienen caractersticas muysimilares en nuestra regin: las villas, las comunas ylas favelas.

    Ahora bien, si retomamos los trabajos de los estu-dios de gubernamentalidad, uno de los ejes centralesde nuestra era se dirime en la gestin responsablede nuestros self. Esa gestin involucra, entre otrostantos aspectos, revisar nuestras competencias ocomo dice el texto, nuestra competitividad y para ellose requiere actuar preventivamente sobre nuestro

    capital mental.Los estudios de gubernamentalidad nos ayuda-

    ron a comprender los procesos de descentraliza-cin basados en la participacin de la comunidaden la toma de decisiones, etc., etc., ms que comodinmicas involucradas en la democratizacin dela vida social, como lgicas que forman parte de lastransformaciones en el gobierno de la poblacin, odira Foucault, en la racionalidad de ese gobierno.As esa democratizacin se realiz sobre la base delempoderamiento y responsabilizacin de la comu-nidad y/o de los individuos. De tal forma que lashiptesis de la desubjetivacin, por ejemplo, no sonms que modos de nombrar esos procesos dondelo que hemos y estamos atravesando son ms bientransformaciones en las tecnologas de conduccinde la conducta. Ms que desubjetivacin hay exceso

    de sujeto. Es en ese sentido que pueden entendersetodos los programas y planes que se dirigen a losindividuos y a sus comunidades para que sean ac-tivos miembros en la gestin de su seguridad, porejemplo. All donde muchas veces se ve ausencia delEstado, los estudios de gubernamentalidad pudierondescribir ms que la ausencia otras presencias y for-mas nuevas de gobierno (de conduccin). De lo que

    se trata es de las formas que desde ines del siglo XXest asumiendo la gestin de lo social, en tiemposen que se ha decretado la retirada del Estado y sureemplazo por la comunidad (Rose, 2007) de formatal que el gobierno se produce en la lgica del dejarhacerpero tambin del hacer hacerque no es msque otra manera que hablar del empoderamiento delindividuo y la comunidad local.

    Ahora cmo queda la vida de la poblacin en estecontexto?, cmo quedamos cada uno de nosotros?Si la biopoltica, como sealaba Foucault, suponaese hacer vivir y dejar morir, podemos preguntarnos

    cmo se traduce ese hacer vivir cuando las comuni-dades se vuelven eje de la accin. Creo que muchasde esas maneras o ms bien las consecuencias mscrueles, por decirlo de algn modo, de ese dejarhacer que tambin es un dejar vivir lo encontramosen Amrica Latina en los barrios que desde ines del

    siglo XX crecen de manera exponencial: las villas, lachavolas, las poblaciones, las favelas, las comunas.Cabe abrir o revisitar el texto en el que por primeravez Foucault habl de biopoltica El nacimiento de lamedicina social (Foucault, 2010) para comprender

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    7/10

    algo de lo que ocurre en esos espacios urbanos y enlas formas de vida diaria de miles y miles de sujetos.

    Vivimos tiempos gerenciales todo pasa por esa granmquina de la gestin. Cul es el quido la clave deestos enunciados?, qu traen de nuevo? todo y nada.A diferencia de la planiicacin que se planteaba de ma-nera centralizada y se deinan unos cursos de accin

    a seguir, el managementparte del supuesto de que laplaniicacin puede fallar, de forma tal que en la misma

    lgica que se pensaba la ciberntica (Kubernites) en laGrecia clsica, la tarea del que gestiona es devenir unlder capaz de timonear, de ajustar la planiicacin

    de modo de llevar el barco a destino. Es por ello queel jefe ya no da rdenes sino que deviene un lderque orienta acciones. Es as como por ejemplo, lasnarrativas del riesgo, segn OMalley, se articulan con

    la nocin de ciudadana responsable.

    Las prcticas pedaggicas fueron llamadas

    a gestionar de manera responsable, y por tanto,

    comprometida con los resultados los aprendizajes,los proyectos escolares y los recursos; incluso losalumnos son llamados a autoevaluar las propias ca-pacidades y/o anticipar su riesgo pedaggico. Ocurri

    una especie de dislocamiento de la crtica y saltamosde la disciplina y las lecturas de Vigilar y Castigarqueprocuraban escapar del examen hacia la constanteautoevalaucin y revisin de nosotros mismos.

    En los ltimos aos se empez hablar de gestindel conocimiento que muy resumidamente respondea la necesidad de combinar el conocimiento explcito,el tcito y la inteligencia competitiva, para aumentar

    la velocidad en producir cambios en las estructurasde conocimiento, as como la cantidad de respues-tas efectivas que se hacen en tiempo y calidad a lasdemandas del contexto. La gestin del conocimiento

    reiere a la incapacidad de las prcticas gerenciales

    tradicionales para administrar eicientemente el

    conocimiento tcito y su transformacin a explcito,de otro modo se corre el riesgo de perder el principalfactor diferenciador que promueve la sinergia en lainnovacin o en el cambio.

    Nuevamente nos encontramos con la racionalidaddel gobierno de la poblacin en esas lgicas del empo-deramiento que Foucault rastrea en el corazn de losprincipios del neoliberalismo y, especialmente, en unade sus formas ms precisa: la teora del capital huma-no. Entre estos enunciados, y claro est el conjuntode saberes de la neurologa, la psicologa cognitivaas como de la ciberntica, no hay necesariedad. Sinembargo, dados estos ensambles contemporneos,en el siglo XXI nos encontramos asumiendo la tareade gestionar nuestro ADN. A esto se reiere Rose

    cuando seala cierta reorganizacin de los poderesdel Estado con la devolucin al individuo de muchas

    de las responsabilidades que, hasta el siglo XX, eranencargo formal de las instituciones estatales y queahora devinieron en cuestiones de regulacin decuerpos cuasi-autnomos.

    Estas cuestiones a veces parecen asuntos abstrac-tos o incluso de ciencia iccin. Pero ya no es tan as.

    Hace unos meses gracias a Angelina Jolie, se volvi

    noticia de primera plana cmo las evaluaciones,absoluta y totalmente pre-sintomticas del ADN lediagnosticaron un riesgo de cncer de mamas y lallevaron a hacerse una mastectoma. Ahora este tipode decisiones no constituyen de ningn modo cues-tiones de estrellas hollywoodenses, de hecho estosestudios pueden hacerse en los hospitales pblicos.Lo ms llamativo del debate en esos das era que la

    discusin giraba en torno de la valenta de AngelinaJolie, pero dejaban como algo de lo ms normal orutinario este tipo, no slo de operaciones, sino dedecisiones basadas en la gestin pre-sintomtica

    del riesgo.Un ejemplo que en educacin es ms que escan-

    daloso lo constituye el creador de la nocin ADD(Attention Deficit Disorder) quien en estos das salia decir que en realidad este sndrome de deiciencia

    atencional no fue ms que un invento de los laborato-rios. De forma que en los ltimos aos miles y milesnios fueron medicados diariamente sobre la basede un diagnstico que slo hoy nos enteremos fue uninvento. Es por lo menos un cinismo de proporciones.

    No nos llama la atencin que haya sido un inven-to sino el hecho que sea tan natural medicarnos y

    operarnos sobre la base de estos saberes en dondeclaramente la biopoltica, como seala Rose, es sobrela vida en s misma.

    PS: A propsito de estos temas relacionados con la

    autogestin de la vida y la comunidad o del individuo,

    pareciera que algunas de las consignas y objetivos de

    lucha de los grupos de izquierda de los aos 70 han

    llegado a constituirse en realidades por efecto de la

    aplicacin de las polticas neoliberales. Por ejemplo,

    las luchas de los maestros por la autonoma escolar

    se han concretado en la poltica de los Proyectos Edu-

    cativos Institucionales de orden neoliberal; la premisa

    de actividad, participacin, libertad, igualdad, estn a

    la orden del da en las instituciones escolares o como

    asunto de los modelos pedaggicos constructivistas

    o como efecto de la expansin del discurso y de los

    mecanismos de garanta de los derechos humanos en

    las escuelas, liderados tambin o adems, por el Esta-

    do. Se podra decir que la izquierda ha perdido sus

    banderas? Cmo se localizaran las herramientas de

    la biopoltica y la gubernamentalidad frente a los dis-

    cursos y prctica de las izquierdas latinoamericanas?

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    8/10

    SG: Creo que aqu el enfoque foucaultiano es cen-tral. Las formas del ejercicio del poder y, por tanto, la

    resistencia son histricas. Las luchas son estratgicas

    pero las banderas no lo son.

    El llamado a la participacin o a la autogestin,constituyen ejemplos clave. Todo el discurso de lagestin se asent y asienta en clara sintona con la

    autoyuda. Ya no hay mandatos, ni deber ser, estamosen la era del t puedes; ambos planteamientos muycaros a aquello que hablbamos antes sobre la crisisde autoridad. Se trata, de revisar en equipo los cursosde accin a seguir y/o de revisar el propio self, dereconducir nuestro accionar etc. Si eso lo traduci-mos en los barrios, escuelas, o sujetos que viven lasreas ms pauperizadas de nuestras sociedades, nosencontramos con sujetos que no encuentran trabajoporque no son resilientes; entonces, son llamados atrabajar sobre s para elevar esas capacidades. Estclaro que si hay algo en los barrios ms pobres es

    resiliencia. En otros casos nos encontramos con pro-gramas que bajo el supuesto de que la escuela conocea su comunidad debe desarrollar los proyectos queatiendan a esas necesidades. Esto para las escuelas setraduce en un navegar en el desierto de la necesidadLlamar a la autogestin hoy no constituye novedad,

    ni resistencia alguna. Si se trata que las comunidadesse auto-organicen para, como ocurre en muchos deesas barriadas, limpiar las calles porque el serviciomunicipal all no llega, entonces, est claro, la auto-gestin no es ms que una tecnologa de gobierno.

    Si entendemos por banderas el llamado a la parti-cipacin como algo en s crtico, podramos decir queentonces la izquierda perdi sus enunciados. Ahora, silas banderas reieren a la lucha contra la opresin, la

    produccin y reproduccin de la desigualdad que, eneste mundo globalizado, cada vez se hace ms grandey profunda, entonces, las banderas estn cada vez msaltas o deberan estarlo. Como dira Benjamin sino,ni los muertos estarn tranquilos.

    Nuevamente con Foucault podramos decir que laspalabras en s no signiican nada, sino que la pregunta

    es cmo se articulan, se ensamblan; qu efectos pro-ducen. Aqu, la idea que este autor tiene de la crtica,ese cmo evitamos ser gobernados de cierto modo,

    se vuelve central. Por tanto, creo que no se trata deesencializar los enunciados, o, ms bien dira seramuy bueno para la mirada crtica desencializarlos.

    PS: En estas ltimas reflexiones que nos propones

    podemos percibir que hoy muchas de las prcticas

    individuales y colectivas de las sociedades que deno-

    minamos occidentales pueden ser ledas como expre-

    siones de cierta forma de racionalidad neoliberal que

    encuentra en el individuo y su autogestin uno de sus

    principales modos de despliegue. En ese sentido, y para

    intentar concluir nuestra conversacin Cules seran

    las particularidades de los estudios que se realizan en

    nuestros pases usando esta nocin y que seran aportes

    importantes en la reflexiones del campo educativo?

    SG: Una de las cuestiones centrales en este puntocreo que la educacin, los debates de nuestro campo

    son, dira, muy sensibles a todos estos planteamientosy a los diagnsticos tempranos. Son las escuelas lasque reciben cursos de capacitacin sobre sndromescomo el ADD y sobre cmo gestionar el conlicto aten-diendo a cmo funcionan nuestros cerebros.

    Probablemente porque trabajamos, aunque noslo, con los ms jvenes, desde tiempos clsicos, enla misma nocin de Paideia, la educacin fue deposi-taria de todas las esperanzas que nos engrandecerany haran mejores a las sociedades y a los individuos.Desde esas hiptesis hasta los relatos decimonnicosest claro, con todas sus rupturas y diferencias, que

    la educacin funciona como una esponja en relacincon todo este tipo de planteamientos. Si a travs dela educacin explicamos el xito o apostamos por ltambin, podemos explicar los fracasos. En AmricaLatina de esto sabemos mucho ms que en otros lares.

    Ya en el siglo XIX encontramos que nuestros supues-tos retrasos eran fruto de la abyecta combinacin delos pueblos originarios con la colonia espaola. En laspalabras de nuestros padres de la patria una razadoblemente impura que hay que sacar de la vaganciay civilizar. Creo que todava estas cuestiones reclamande trabajos de investigacin en varios aspectos pero,entre otros, en la coniguracin de nuestras ciudades

    sobre la base de una genealoga de nuestro presente.

    Hay en estas ideas una cuestin ligada con laimposicin de la sociedad urbana que deine una

    correlacin entre los estados culturales y la geogra-a. De hecho, Kant, en sugeografa fsica, encuentrapara Amrica Latina un trauma geopoltico no slo

    por constituir una raza distinta sino por las parti-cularidades geogricas de la regin. En Sarmiento,

    esto est sumamente presente. Para este autor, lallanura es cuna de la holgazanera y la ociosidad queapostada alrededor de las ciudades amenaza la vidapblica. En su texto De la educacin popular realiza

    una descripcin del huangal(trmino que retoma dela comunidad mapuche) que resuena, fuertemente,con las descripciones que hoy se hacen de nuestrasvillas miseria:

    El huangualnuestro es la toldera de la tribu sal-vaje ijada en torno de las ciudades espaolas A

    la menor conmocin de la repblica, a la menoroscilacin del gobierno, estas inmundas y estrechasguaridas del hombre degradado por la miseria, la

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    9/10

    estupidez y la falta de intereses y de goces, estarnsiempre prontas a vomitar hordas de vndalos comoaquellos campamentos teutones que amenazabanla Europa y la saquearon en los siglos que suce-dieron a la cada del imperio romano. (Sarmiento,1849, p. 23).

    Est claro que la nica forma de sacar de la vagan-

    cia a esa poblacin es la educacin. Si pareciera queestas cuestiones quedaron atrs bastara con volvera las polticas desarrollistas y en el siglo XXI, a lasnociones de educabilidad y empleabilidad y, entonces,nos encontraramos con sus trazos presentes.

    Pero tambin y probablemente con ms vigor,cabe preguntarse por la biopoltica en esa clave urba-na de la que hablaba Foucault, sobre todo porque unade los aspectos centrales de nuestras vidas citadinasest signada por el crecimiento exponencial de esosespacios urbanos, situacin que se caracterizan por lacombinacin de pobreza y degradacin ambiental, tal

    como recin hablbamos. En estos espacios urbanossobre las escuelas que viven exactamente en las mis-mas condiciones ambientales que el barrio, recae

    de manera, podramos decir, paradjica pero, creo,sera ms preciso decir, cnica, el mandato de elevarla empleabilidad y desde ya devenir el espacio de in-clusin social. Sobre esta cuestin de la inclusin loscolegas brasileros estn haciendo un trabajo central.

    Y si retomamos la correlacin entre desarrollosocioeconmico y ciencia nos encontrarnos con losmodos como esas lgicas de gestin del selfse en-samblan con los saberes neuropsi. As por ejemplo,

    nos topamos con una batera de trabajos que sea-lan en primer lugar que en la era de la informacinel aprendizaje es algo crtico ya que el capital del

    individuo es el saber acumulado, estructurado y til

    para luego proponer que, en ese marco resurge unproblema planteado de siempre? (est claro debe-ramos preguntarnos cundo fue ese siempre, perosigamos) que reiere al aprendizaje autorregulado y

    sus implicaciones para la educacin.Aqu hay variospuntos a considerar ya que en muy pocas palabrasdeinen una episteme, un conjunto de tecnologas as

    como el esbozo de un ethos.

    Sealemos algunos aspectos. Empiezo por el inalde la frase y esa permeabilidad de la que hablbamosde la educacin a receptar este tipo de plantea-mientos; desde la pedagogas por objetivos hastalas lgicas constructivistas que deinen y deinieron

    currculos, los desarrollos de la neuroeducacin seestn acercando a proponer el estudio ya no slo delos estudiantes sino los cerebros de los docentes. Entorno de esto hay un importante trabajo de investi-gacin para hacer.

    Ahora me importa resaltar de este texto la refe-rencia al aprendizaje autorregulado y su resonanciacon los planteamientos de las pedagogas de lascompetencias. Desde ines del siglo XX estamos escu-chando que los docentes deben dejar de ensear parapropiciar que el alumno aprenda a aprender. No mequiero detener ac en los enunciados que componen

    este relato, hay varios textos que ya abordaron estacuestin. Pero s quiero resaltar, aunque a esta alturapuede parecer obvio, cmo estos saberes se articulanunos con otros encontrando en las lgicas gerencialessu punto de anclaje.

    Otro elemento para destacar es que la centralidad

    de la autorregulacin est dada en la nocin de capitaly el conocimiento til. La cuestin de lo til es propia

    de la racionalidad de nuestro moderno capitalismoahora transformado y traducido en capital humano.Hay otra cuestin en ese texto, escasamente abordadaen general, y menos an en nuestro campo, pero que

    tiene fortsimas implicaciones, entre la teora del ca-pital humano y la idea de sociedad del conocimientoy/o de la informacin. Esta nocin fue propuesta porHayek y desarrollada por uno de sus discpulos yamudado a los Estados Unidos: Machlup. Es un libro al

    que no le hemos prestado la suiciente atencin, pero

    que tuvo central inluencia en los trabajos e hiptesis

    de la teora del capital humano. Se trata de su obraclave The Production and Distribution of Knowledge inthe United States(1962), donde justamente desarrollay populariza la nocin de sociedad de la informacin.

    En Amrica Latina hemos visto a la teora del

    capital humano digamos que por lo menos dosveces. La primera vez, funcion como hiptesis

    de los desarrollismos de mediados del siglo XX: sirevisamos un poco nos encontramos, entre otrosmuchos aspectos, tambin con los primeros intentosde descentralizacin de los sistemas educativos poresos aos. La segunda vez, la estamos viviendo hoy,

    pero ahora asentada en nociones como sociedad dela informacin, pedagoga de las competencias yempowerment;en torno de en ellas nuestros cerebrosque devinieron capital.

    Ahora, retomando lo que planteamos al principio,no se trata de desechar, sin ms, saberes o realizar

    lneas divisorias entre dominacin y emancipacin.No hay saberes buenos por un lado y malos por elotro. No se trata de desechar, afrontar o pelear con-tra este conjunto de enunciados, por dems estril,sino de preguntarse cmo funcionan y cmo podranfuncionar de otro modo. En otras palabras, podemosestudiar los procesos neuronales y biolgicos delaprendizaje sin tener que acudir a la sociedad de lainformacin y al capital mental.

  • 7/21/2019 Biopolitica y Educacin.pdf

    10/10

    En suma, la importancia y utilidad de las nocio-nes biopoltica y gubernamentalidad para nuestrasinvestigaciones es ofrecernos caminos para poneren perspectiva aquello que debemos someter a in-terrogacin. No se trata de ir contra un conjunto desaberes sino de no darlos por sentado y preguntarnospor sus efectos.

    Referencias bibliogrficas

    Arendt, H. (1996). Entre el paso y el futuro. Barcelona:Ediciones Pennsula.

    Arendt. H. (2002). La vida del espritu.Barcelona: PaidsIbrica.

    Beddington, J., Cooper, C.; Field, J;, Goswan, U.; Huppert, F.;Jenkis, R.; Jones, H.; Kirkwood, T.; Sahakian, B.; Thomas, S.et al. (2008). The mental wealth of nations. Nature 455(23),pp. 1057-1060.

    Butler, J. (2007). El gnero en disputa. El feminismo y lasubversin de la identidad.Barcelona: Paids.

    Durkheim, E. (2002). La educacin moral.Madrid: Edicio-nes Morata.

    Foucault, M. (2010). Nacimiento de la medicina social. En

    M. Foucault. Obras esenciales(pp. 653-671). Barcelona:Paids.

    Foucault, M. (2001 ). Vigilar y castigar. Mxico: Siglo XXI

    Editores.

    Kant, I. (2003). Pedagoga.Madrid: Akal.

    Marn, D. y Noguera, C. (2011). Educar es gobernar. En

    A. Corts y D. Marn (comp.). Gubernamentalidad y

    Educacin. Discusiones contemporneas(pp. 127-151).Bogot: IDEP.

    Rose, N. (2007). La muerte de lo social? Reconiguracin

    del territorio de gobierno. Revista Argentina de Socio-loga 5(8), 111-150.

    Sarmiento, F. (1849). De la educacin popular.Santiago:Julio Berln.