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Billy graham el secreto de la paz personal

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EL SECRETO DE

LA PAZ PERSONAL

BILLY GRAHAM

Betania es un sello de Editorial Caribe, Inc.

© 2003 Editorial Caribe, Inc. Una división de Thomas Nelson, Inc. Nashville, TN, EE.UU. www.caribebetania.com

Título en inglés: The Key to Personal Peace © 2003 por Billy Graham Publicado por W Publishing Group, una división de Thomas Nelson, Inc.

A menos que se señale lo contrario, todas las citasbíblicas

son tomadas de la Versión Reina-Valera 1960 © 1960 Sociedades Bíblicas Unidas en AméricaLatina. Usadas con permiso.

Traductor: Daniel Rojas ISBN: 0-88113-786-3 ISBN: 978-0-88113-786-6

Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial en cualquier forma, escrita o electrónica, sin la debida autorización de los editores.

Impreso en EE.UU. Printed in U.S.A.

9a Impresión, 9/2010

Estimado amigo:Nada en la historia moderna ha

sacudido nuestro mundo tandramáticamente como los terriblesacontecimientos del 11 de septiembrede 2001. Todavía sentimos el impactode aquellos anonadantes ataquesterroristas, y el futuro todavía estálleno de incertidumbre y temor.

Sin embargo, el anhelo de paz ennuestro mundo es solo una reflexión deun anhelo todavía más profundo: unanhelo de paz en el alma. Y así como labúsqueda de la paz mundial a menudoes frustrante y desesperanzada, nuestrabúsqueda de paz personal muchasveces parece condenada al fracaso.

Quizás esta haya sido su experiencia.¿Es posible tener paz en el corazón y

la mente? Sí, y en las páginas de estepequeño libro le invito a acompañarmey descubrir por usted mismo el secretode la paz personal.

En el medio siglo transcurrido desdeque escribí mi libro, Paz con Dios,muchas personas me han dicho cuántolos ayudó a dirigirse por el sendero dela paz verdadera. Mi oración es queeste libro, basado en Paz con Dios (conselecciones de algunos de mis otrosescritos), lo dirigirá a una pazverdadera: paz con Dios, paz con losdemás y paz en su corazón.

Billy Graham

CONTENIDO

Una carta de Billy Graham

1 La Gran Búsqueda2 Nuestro dilema3 El verdadero problema4 ¿Cómo es Dios?5 ¿Quién es Jesús?6 ¿Qué hizo Jesús pornosotros?7 Descubra cómo regresar

8 Bienvenido a casa9 Paz al fin10 El cielo, nuestraesperanza

1 LA GRAN BÚSQUEDA

Y me buscaréis y me hallaréis, porque mebuscaréis de

todo vuestro corazón. —JEREMÍAS 29.13

USTED COMENZÓ la GranBúsqueda el momento en que nació.Quizás pasaron muchos años hasta que

lo comprendió, antes de que fueraevidente que estaba constantemente enbusca de algo que jamás había tenido,algo que era más importante quecualquier cosa en la vida.

A veces ha tratado de olvidar labúsqueda. A veces ha intentado perderseen otras cosas para que solo le quedetiempo y pensamientos para el asuntoque tiene a mano. A veces quizás hastaha sentido que ya es libre de lanecesidad de seguir buscando ese algosin nombre. Pero siempre se ha vistoenvuelto de nuevo en la búsqueda.Siempre ha tenido que volver a ella.

NO ESTÁ SOLO

En los momentos más solitarios desu vida usted ha mirado a otros hombresy mujeres y se ha preguntado si ellostambién están buscando, si estánbuscando algo que no pueden describirpero saben que quieren y necesitan.Quizás al mirarlos pensó: Estaspersonas ya no están en la GranBúsqueda. Han encontrado el camino.

¡No es cierto! Usted no está solo.Todas las personas están viajando conusted, porque todas están en la mismabúsqueda. Todas las personas buscan larespuesta a la confusión, a laenfermedad moral, al vacío espiritualque oprime al mundo. Todos estamosclamando por orientación, porconsolación, por felicidad, por paz.

Nos dicen que vivimos en la «edad dela ansiedad». Pocas veces en la historialas personas se han enfrentado a tantotemor e incertidumbre. Todos los apoyosfamiliares parecen haber caídoderribados debajo de nosotros.Hablamos de paz pero nos confronta laguerra y el terrorismo a cada instante.Inventamos proyectos elaborados parala seguridad pero no la hemos hallado.Nos tomamos de cualquier cosa, y almomento desaparece.

Por generaciones, hemos estadocorriendo como niños asustados,primero por un callejón oscuro y luegopor otro. Y cada vez que esto ha pasadonos hemos dicho: Este camino es elcorrecto; esto nos llevará a donde

queremos ir. Pero siempre hemos estadoequivocados.

LA ILUSIÓN DE LA FELICIDAD

Todos reconocemos que el mundo hacambiado de manera radical en losúltimos cien años. Estamos al tanto desu ritmo acelerado, del espíritu derevolución que está arrasando con lasbarreras establecidas y las tradiciones,la rapidez con la que el idioma, lasmodas, las costumbres, las viviendas ynuestra manera de vivir y pensar sealteran.

Nuestro mundo materialista sigueapresurado en su eterna búsqueda de la

felicidad. Sin embargo, mientras másconocimiento adquirimos, menossabiduría parecemos tener. Mientras másseguridad económica tenemos, másaburridos e inseguros nos sentimos.Mientras más disfrutamos de losplaceres cotidianos, menos satisfechos ycontentos estamos con la vida. Somoscomo un mar inquieto que lanza sus olashacia un poco de paz aquí y un poco deplacer allá pero sin hallar un lugardonde quedarnos que sea permanente ysatisfactorio. Pero dentro de nosotrosuna pequeña voz nos sigue diciendo: Notiene por qué ser así; nos hicieron paracosas mejores. Tenemos la sensación deque en algún lugar debe haber una fuenteque contenga una felicidad que haga que

la vida valga la pena. A veces sentimosque la hemos obtenido, solo para darnoscuenta luego de que es evasiva y nosdeja desilusionados, atolondrados,infelices y todavía buscando.

Hay dos clases de felicidad. Una nosllega cuando las circunstancias sonplacenteras y estamos relativamentelibres de problemas. El inconvenientecon esta clase de felicidad es que esfugaz y superficial. Cuando lascircunstancias cambian, y esto esinevitable, esta clase de felicidad seevapora como la neblina de la mañanaen el calor del mediodía.

Pero hay otra clase de felicidad, laque todos hemos estado anhelando ybuscando. Esta segunda clase de

felicidad es paz y gozo internos yduraderos que sobreviven a cualquiercircunstancia. Es una felicidad queperdura, no importa lo que enfrentemos.Es curioso, pero puede que aumente enla adversidad.

A la felicidad que nuestro corazóndesea no la afecta ni el éxito ni elfracaso, mora muy adentro de nosotros ynos da paz y contentamiento interiores,no importa cuál sea el problema en lasuperficie. Es el tipo de felicidad que nonecesita ningún estímulo exterior.

Esta es la clase de felicidad quenecesitamos. Esta es la felicidad por laque nuestras almas claman y buscan sindescanso.

¿Hay esperanza de obtener esta clase

de felicidad? ¿Hay alguna salida denuestro dilema? ¿Podremos hallar la pazpersonal?

¡Sí! Pero solo si la buscamos dondela debemos buscar.

2 NUESTRO DILEMA

Mira, oh Jehová, estoy atribulado, misentrañas

hierven. Mi corazón se trastorna dentro de mí. —LAMENTACIONES 1.20

MI ESPOSA, RUTH, y yo en unaocasión visitamos una isla del Caribe.Uno de los hombres más ricos del

mundo nos invitó a su lujosa casa paraalmorzar. Tenía setenta y cinco años, y através de la comida pareció estar apunto de llorar.

«Soy el hombre más miserable delmundo—dijo—. Afuera está mi yate.Puedo ir donde quiera. Tengo un aviónprivado, varios helicópteros. Lo tengotodo. Tengo lo que se necesita para serfeliz. Y sin embargo, me siento muymal».

Hablé y oré con él, y traté de dirigirlohacia Cristo, el único que le da unsignificado duradero a la vida.

Entonces bajamos la colina hacia lapequeña cabaña en la que estábamos.Esa tarde el pastor de la iglesia localnos fue a visitar. Era inglés, y tenía la

misma edad que el hombre con quienhabíamos almorzado: setenta y cincoaños. Era viudo, y pasaba casi todo eltiempo libre cuidando de sus doshermanas inválidas. Me recordaba a ungrillo: siempre saltando, muy activo ylleno de entusiasmo y amor por Dios ylos demás.

«No tengo ni dos pesos a mi nombre—me dijo con una sonrisa—, pero soyel hombre más feliz de esta isla».

«¿Cuál de los dos hombres crees quees más rico?», le pregunté a Ruth cuandonos fuimos.

Ambos sabíamos la respuesta.

NUESTRO TORMENTO SECRETO

En el mundo de hoy se enfatizamucho el desarrollo del cuerpo y de lamente. Y aunque estas cosas sonimportantes, también tenemos un almaque necesita atención y cuidado. Nosomos solo cuerpo y mente; tambiéntenemos un espíritu que fue creado a laimagen de Dios.

Puedo tener el hechizo de una estrellade cine o las riquezas de un millonario yno tener felicidad, paz nicontentamiento. ¿Por qué? Simplementepor haber descuidado mi alma.

El alma en realidad demanda tantaatención como el cuerpo. Requierecomunión con Dios, quien la creó.Requiere adoración, quietud ymeditación. Si no alimentamos y

ejercitamos el alma diariamente, semalnutre y arruga, como les pasa a loscuerpos sin comida. Siempre estamosdisgustados, confundidos e inquietos.

Muchas personas se vuelcan alalcohol o a las drogas para tratar deahogar los gritos del alma. Algunosbuscan nuevas experiencias sexuales.Otros tratan de aliviar los anhelos delalma de otras maneras. Sin embargo,nada sino Dios puede satisfacercompletamente, porque para Dios secreó el alma, y sin Dios siempre estáinquieta y en tormento secreto.

Nadie está tan vacío como el que creeque está lleno. Nadie está tan enfermocomo el que tiene una enfermedadmortal y se cree completamente

saludable. Nadie es tan pobre como elque se cree rico pero en realidad está enla quiebra. Es cierto en lo material y escierto también en lo espiritual.

CAUSA Y EFECTO

En nuestros cuerpos, el dolor y laenfermedad van juntos: la enfermedad esla causa y el dolor es el efecto. El dolorno se puede aliviar, por supuesto, hastaque la causa subyacente se quite.

Con frecuencia vemos los efectosexternos de la enfermedad física. Porejemplo, cuando se le diagnosticacáncer a un amigo, sabemos porexperiencia que podremos comenzar a

ver algunos efectos externos de laenfermedad, como la caída del cabello,la debilidad física y la palidez de lapiel. Estas cosas van de la mano.

La infelicidad del alma, como eldolor en el cuerpo, solo es el efecto deuna causa subyacente más profunda.

A través de los años hemos recorridovarios caminos prometedores quecreíamos que nos llevarían a alcanzarpaz y felicidad permanentes, caminoscomo la libertad política, la educación,los niveles de vida más altos, la cienciay la tecnología, la fama y la fortuna, elplacer y el poder. Tristemente, ningunode estos cura nuestro problema másprofundo: nuestra enfermedad espiritual.

Si es cierto que para toda enfermedad

hay una cura, debemos apurarnos parahallarla. La arena de nuestro reloj caecon rapidez. Si hay un camino queconduce a la luz, si hay un camino devuelta a la salud espiritual, ¡no debemosperder ni una sola hora en buscarlo!

¿ADÓNDE VAMOS?

Así que «¿Dónde estamos?—pregunta usted—. ¿Adónde vamos?»Permítame decirle dónde estamos y quésomos. Somos personas vacías en unmundo de naciones vacías. Nuestrascabezas están llenas de conocimiento,nuestro nivel de vida es uno de los másaltos del mundo y nuestros cuerpos

viven más que en cualquier otro tiempode la historia, pero dentro del alma hayun vacío espiritual.

No sabemos de dónde hemos venido,por qué estamos aquí ni adónde vamos.¡Estamos perdidos! Y necesitamosdesesperadamente encontrar una manerade salir de este dilema.

Pero para hacer esto, debemosprimero identificar la raíz del problema.

3 EL VERDADERO PROBLEMA

Por cuanto todos pecaron, y están destituidosde la

gloria de Dios. —ROMANOS 3.23

HACE ALGUNOS AÑOS miesposa, Ruth, y yo visi-tamos el campode concentración nazi de Auschwitz,

situado en el sur de Polonia. Allíencarcelaron y asesinaron brutalmente aunos seis millones de personas, judíos yno judíos, de toda Europa.

Vimos los alambres de púas, losinstrumentos de tortura, las pocoventiladas celdas de castigo, lascámaras de gas y el crematorio. Cadapie cuadrado de ese lugar terrible era untestigo severo y vívido de lainhumanidad hacia otras personas.

Pusimos una corona y nosarrodillamos a orar junto a una pared enel centro del campo, donde los nazisfusilaron a veinte mil personas. Cuandome levanté y me di vuelta para decirlesalgunas palabras a las personas que sehabían reunido con nosotros, los ojos se

me llenaron de lágrimas y quedé casi sinhabla.

No pude sino preguntarme: ¿Cómopudo suceder algo tan terrible,planeado y ejecutado por una naciónque había producido algunas de lasmentes más brillantes del planeta?Entonces recordé las palabras de Jesúsen Mateo 15:19: «Porque del corazónsalen los malos pensamientos, loshomicidios, los adulterios, lasfornicaciones, los hurtos, los falsostestimonios, las blasfemias». Ycomprendí que el verdadero problemaestá en nosotros, en nuestros corazones yen nuestras mentes.

NUESTRA ENFERMEDAD

La Biblia nos enseña que nuestrasalmas tienen una enfermedad. Es peorque cualquier temido cáncer oenfermedad del corazón que podamosenfrentar. Es la plaga causante de todoslos problemas y dificultades del mundo.Es causante de todo el dolor, laconfusión y la desilusión de nuestrasvidas.

Esta enfermedad es el más terrible, elmás devastador problema en eluniverso. Ha lesionado a cada uno denosotros. Ha destruido la armoníainterna de nuestras vidas. Nos ha robadonuestra nobleza. Ha hecho que quedemosatrapados en una malvada y horrorosa

trampa.El nombre de esta enfermedad es una

palabra fea. No nos gusta usarla. Nisiquiera nos gusta oírla. Pero estaenfermedad espiritual es la raíz de todosnuestros problemas. Todas las tristezas,toda la amargura, toda la violencia, latragedia, la angustia y la vergüenza de lahistoria se resumen en esta palabra:pecado.

El pecado, el simple, anticuadopecado, es lo que todos estamossufriendo hoy. Y no nos ayudará tratar dedisfrazarlo con un rótulo elaborado ymás atractivo. No necesitamos unapalabra nueva. Lo que necesitamos esdescubrir lo que la palabra que describenuestra enfermedad mortal significa, y lo

que podemos hacer en cuanto a esto.

¿QUÉ ES ELPECADO?

Quizás queramos adoptar unconcepto superficial del pecado yreferirnos a este como una «debilidadhumana», pero Dios dice que nos traemuerte. Podemos llamarlo unainsignificancia, pero Dios lo llama unatragedia. Queremos disculparnos por elpecado, pero Dios tiene queconvencernos del pecado y quieresalvarnos de él. El pecado no es unjuguete divertido. ¡Es un terror que sedebe rechazar! Así que debemosaprender lo que el pecado es ante los

ojos de Dios.Los eruditos de la Biblia nos dan

cinco definiciones del pecado:Primero, el pecado es anarquía, la

transgresión de la ley de Dios. La Bibliadice: «Todo aquel que comete pecado,infringe también la ley; pues el pecadoes infracción de la ley» (1 Juan 3:4). Esporque hemos quebrantado la ley y losmandamientos de Dios que somosculpables de pecado.

Segundo, la Biblia describe elpecado como iniquidad. La iniquidad esdesviarse de lo que es correcto. Lainiquidad incluye nuestras motivacionesinternas, las mismas cosas que con tantafrecuencia tratamos de ocultar de otraspersonas y de Dios. Son los males que

brotan de nuestra naturaleza corrompida.La Biblia describe esta iniquidad

interna cuando dice: «Cada uno estentado, cuando de su propiaconcupiscencia es atraído y seducido.Entonces la concupiscencia, después queha concebido, da a luz el pecado; y elpecado, siendo consumado, da a luz lamuerte» (Santiago 1:14-15).

Tercero, la Biblia define el pecadocomo «no darle al blanco». Como unaflecha que no le da al blanco, el pecadoes no alcanzar la meta que se haestablecido. La meta de Dios es Cristo.El propósito de toda la vida es vivirconforme a la vida de Jesús. Cuandofallamos en seguir su ejemplo, no ledamos al blanco y nos quedamos cortos

ante la norma divina. La Biblia dice:«Todos pecaron, y están destituidos dela gloria de Dios» (Romanos 3:23).

Cuarto, el pecado es intrusión. Esponerse uno mismo en el lugar de Dios,o traspasar ilegalmente el territoriodivino. El pecado es centrar sus afectosen usted mismo en vez de extender losbrazos del corazón para abrazar a Dios.El orgullo y el egoísmo sonmanifestaciones del pecado, al igual quelo son el robo y el asesinato. Jesús dijo:«Si alguno quiere venir en pos de mí,niéguese a sí mismo, y tome su cruz, ysígame. Porque ¿qué aprovechará alhombre si ganare todo el mundo, yperdiere su alma?» (Marcos 8:34,36).

Quinto, el pecado es incredulidad.

La incredulidad es pecado porque es uninsulto a la verdad de Dios. La Bibliadice: «El que cree en el Hijo de Dios,tiene el testimonio en sí mismo; el queno cree a Dios, le ha hecho mentiroso,porque no ha creído en el testimonio queDios ha dado acerca de su Hijo» (1 Juan5:10).

La incredulidad cierra la puerta alcielo y la abre al infierno. Laincredulidad rechaza la Palabra de Diosy niega a Cristo como Salvador. Laincredulidad hace que las personasrechacen el evangelio y nieguen losmilagros de Cristo. Por lo tanto, laincredulidad es pecado.

LA PENALIDAD DEL PECADO

Nuestros pecados pueden ser muyobvios, o pueden ser muy sutiles yocultos. Quizás nos preocupan cosasque, aunque en sí no son malas, nos hanabrazado con sus tentáculos y estáneliminando nuestra hambre espiritual.Puede ser que estemos ocupados connuestras carreras o familias o concualquiera de cientos de otras cosas quepueden mitigar nuestro apetito por Diosy su justicia.

Sin importar qué clase de pecadostenemos en la vida, todo pecado se pagacon la muerte. Tristemente, ninguno denosotros puede evitarlo ni arrancarsedel corazón la corrupción del pecado. Y

porque el puro y santo Dios del cielo nopuede coexistir con el pecador, estamosen un estado de guerra con Él.

EN GUERRA CON DIOS

La guerra más grande que se estálibrando en el mundo hoy en día no esentre naciones y países. Es entre Dios ynosotros. Esta es la causa principal denuestra enfermedad espiritual.

Quizás ni nos demos cuenta de queestamos en guerra con Dios. Pero si noreconocemos a Jesucristo comoSalvador, y si no nos hemos rendido aJesús como Señor, Dios considera queestamos en guerra con Él. Y la tragedia

mayor sería que yo no le dijera que siusted no se arrepiente de sus pecados yrecibe a Jesús como Salvador, se va aperder.

¡Pero eso no es lo que Dios quiere!Dios no quiere estar en guerra connosotros. Es más, la Biblia dice: «De talmanera amó Dios al mundo, que ha dadoa su Hijo unigénito, para que todo aquelque en él cree, no se pierda, mas tengavida eterna» (Juan 3:16). Dios quieresalvarnos, y ha provisto la manera.

SE REQUIERE UN CESE DELFUEGO

El secreto de encontrar paz con Dioses dejar de pelear con Él. Dios ha

estado tratando de alcanzarnos duranteaños con el mensaje de que quieredarnos paz. Por medio de Cristo dijo:«Mi paz os doy» (Juan 14:27).

Pero Dios no nos puede dar su paz siestamos marchando bajo la bandera rojade la rebelión. ¡Tenemos que dejar deresistir a Dios! Debemos dejar denegarle la entrada a Dios a nuestrasvidas. ¡Tenemos que dejar de pelear!Debemos rendirnos al Único que puederescatarnos de nuestro problema: elDios que nos creó, el Dios que quieredarnos paz, el Dios que puede perdonarpecados, el Dios que nos ama.

4 ¿CÓMO ES DIOS?

¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?

—JOB 11.7

QUIÉN ES DIOS? ¿Cómo es Él?¿Es que podemos siquiera comenzar aentenderlo?

Si se está haciendo estas preguntas,

bienvenido. Todos nos hemos hechoestas preguntas en algún momento, envoz alta o en nuestro corazón, porque nopodemos mirar el mundo a nuestroalrededor y no preguntarnos sobre sucreación y su Creador. Así como unreloj tiene que tener un diseñador, esteuniverso tan preciso tiene un GranDiseñador. Lo llamamos Dios. Sunombre es bien conocido a toda la razahumana. ¿Pero cómo es Dios?

La respuesta es en realidad biensencilla: Dios es como Jesucristo. Es larazón por la que Dios vino al mundo enla forma de un hombre llamado Jesús. Élhizo que Dios fuera visible a nosotros, yse convirtió en nuestro Redentor.Cuando Jesús regresó al cielo, envió al

Espíritu Santo para morar en nosotroslos que creemos en Él.

DIOS SE REVELA A NOSOTROS

Dios se ha revelado a nosotros en ellibro llamado la Biblia. Leyendo laBiblia con mucho cuidado y regularidad,podemos descubrir cómo es Dios.

Así como un diamante tiene muchasfacetas, así también hay muchos distintosaspectos de Dios. Con nuestro espaciolimitado, solo podemos repasar cuatrode sus atributos más significativos.

Dios es Espíritu

Primero, la Biblia declara que Dioses espíritu. Una vez, hablando con unamujer junto al pozo de Sicar, Jesús hizoesta sencilla declaración: «Dios esEspíritu» (Juan 4:24).

¿Qué imagen trae a su mente lapalabra espíritu? ¿Piensa en un vestigiode vapor que flota a la deriva en el aire?¿Es espíritu solo una nada sin formapara usted? ¿Es eso lo que Jesús queríadecir en cuanto a Dios?

¡No! Espíritu significa «sin cuerpo».Es más, es lo opuesto al cuerpo. Sinembargo es tan real como las páginas deeste libro, o más todavía.

Este concepto infinito es difícil deentender con nuestras mentes finitas. Escomo tratar de explicar la envergadura y

majestad e imponente grandeza delocéano a una persona que nunca ha vistoun caudal de agua más grande que uncharco lodoso. ¿Cómo puede tal personacomprender las profundidadesinsondables, la vida misteriosa, el podercreciente, el movimiento incesante, lainclemencia terrible de un océanotormentoso o la belleza desbordante deun océano en calma? ¿Cómo puede unolograr que esa persona crea que talmaravilla existe?

Dios no se limita a cuerpo, forma odemarcaciones. Porque no tienelimitaciones, Él puede estar en todaspartes a la misma vez. Puede oírlo todo,verlo todo y saberlo todo.

Nosotros no podemos hacer nada de

eso, así que tratamos de limitar a Dios yhacerlo como nosotros. Negamos supoder de hacer cosas que nosotros nopodemos hacer. Pero porque lo digamosno quiere decir que es cierto. ¡Dios notiene límites! No hay límites a susabiduría, su poder, su misericordia o suamor. No podemos limitar al Dios quenos hizo a nosotros y a nuestro mundo,así como una gota del océano no puedelimitar al océano. Dios no tiene límites.

Dios es una Persona

Segundo, la Biblia revela a Dioscomo una Persona. A través de toda laBiblia se dice «Dios ama», «Dios dice»,«Dios hace». Todo lo que atribuimos a

una persona se atribuye a Dios. Unapersona es alguien que siente, piensa,desea y tiene todas las expresiones de lapersonalidad.

Nuestra mente finita no puedeconcebir a una persona que no sea decarne y hueso. Sabemos que nuestraspersonalidades no siempre estaránvestidas en los cuerpos que ahorahabitan, pero nos cuesta trabajoaceptarlo.

Dios no está limitado por un cuerpo,sin embargo es una persona. Él siente,piensa, ama, perdona, simpatiza con losproblemas y las tristezas queenfrentamos.

Dios es Santo y JustoTercero, la Biblia dice que Dios es un

Ser santo y justo. Desde el primer librode la Biblia hasta el último, Dios serevela como un Dios santo. Esabsolutamente perfecto y puro en cadadetalle. Es demasiado santo para tolerarel pecado, demasiado santo parasoportar los estilos de vidapecaminosos.

Nuevamente este es un conceptodifícil de entender para personasimperfectas. Nosotros, que tenemosfaltas e imperfecciones obvias, nopodemos concebir la pureza y santidadabsoluta de Dios. Pero debemosreconocerlas si vamos a entender lo quela Biblia dice acerca de Dios.

Dios es demasiado puro para pasarpor alto el mal. No puede tener tratoscon el pecado. Una vez tuvimoscomunión con Dios cuando la razahumana fue creada originalmente. Peroel pecado destruyó esa comunión, yahora todos estamos condenados ante Él,dignos solo de su juicio. Solo por mediode Jesucristo podemos restablecernuestra comunión con Dios. Sin Él,estaríamos perdidos para siempre.

Dios es amor

Cuarto, «Dios es amor» (1 Juan 4:8).Aunque la santidad de Dios demandaque todo pecado sea castigado, el amorde Dios provee el plan y la forma de la

redención para nosotros. Dios nos ama,¡a pesar de nuestro pecado! El amor deDios proveyó la cruz de Jesús, por lacual podemos recibir perdón. Fue elamor de Dios que envió a su Hijo amorir en nuestro lugar en la cruz.

Nunca cuestione el gran amor deDios, porque es una parte de Dios taninvariable como su santidad. No importacuán terrible sean sus pecados, Dios loama. Si no fuera por el amor de Dios,ninguno de nosotros tendría unaoportunidad para la vida futura. ¡PeroDios es amor! «Mas Dios muestra suamor para con nosotros, en que siendoaún pecadores, Cristo murió pornosotros» (Romanos 5:8).

LA CERTEZA DE DIOS

Cuando alguien me pregunta cómopuedo estar tan seguro de quién y qué esDios en realidad, me hace recordar lahistoria del niñito que estaba volando unpapalote. Era un día hermoso para volarpapalotes; el viento soplaba y grandescúmulos de nubes cruzaban el cielo. Elpapalote subió y subió hasta que quedóoculto tras las nubes.

—¿Qué haces?—preguntó un hombreal niño.

—Estoy volando un papalote—contestó.

—Un papalote, ¿eh?—dijo el hombre,mirando hacia arriba—. ¿Cómo puedes

estar seguro? No puedes verlo.—No—dijo el niño—, no puedo

verlo, pero a cada rato siento un tirón enla cuerda. ¡Por eso estoy seguro de queestá allí!

No acepte lo que otra persona le diceen cuanto a Dios. Búsquelo ustedmismo, y entonces sabrá por elmaravilloso y caluroso tirón en lascuerdas de su corazón que de seguro Élestá allí.

5 ¿QUIÉN ES JESÚS?

El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios,la fiel

imagen de lo que él es. —HEBREOS 1.3, Nueva Versión Internacional

UN DÍA ANDABA por un caminode tierra con uno de mis hijos, y poraccidente le di una patada a la parte

superior de un hormiguero.Naturalmente, las confundidas yaterradas hormigas salieron delhormiguero y comenzaron a trabajarfuriosamente para defenderlo.

—¡Caramba, papi!—dijo mi hijo—.Les has trastornado su mundo.

—Sí, hijo, temo que sí—le contesté—, pero no fue mi intención. Ojalápudiera decirles cuánto siento que lespisé la casa. Quisiera poder decirlesque me importa, que no fue mi intenciónhacerlo, y que me gustaría ayudarlas arestaurarla de alguna manera. Pero nohay manera de comunicarme con ellas.

Mi hijo pensó por un momento.—La única manera de hacerlo, papi,

sería que te convirtieses en una hormiga.

¡Y eso es precisamente lo que hizoDios! En una noche oscura en Judea,mientras las estrellas cantaban alunísono y los ángeles que loacompañaban cantaban sus alabanzas,¡Dios el Hijo voluntariamente desechósu manto celestial y se hizo hombre!

Pero no solo se convirtió en unhombre bueno o piadoso, no solo seconvirtió en un gran maestro moral ni enun profeta elocuente, sino que de verasse convirtió en Dios mismo en uncuerpo humano. Como un escritor dijo:«Era Dios con piel». Era a la vezcompletamente hombre y completamenteDios. Se puede decir que se hizo unahormiga en el mundo de las hormigas.

La diferencia es que Dios no le dio

una patada a nuestro hormiguero.Nosotros mismos destruimos nuestromundo a través del pecado. Él solo vinoa restaurarlo y a restaurarnos.

UN DIOS, TRES PERSONAS

La Biblia enseña que Dios es deverdad tres Personas. Esto es unmisterio divino que jamás entenderemoscompletamente.

La Biblia no enseña que hay tresdioses distintos, sino que hay un soloDios. Este solo Dios, sin embargo, sepresenta o expresa a nosotros como tresPersonas distintas. Él es Dios el Padre,Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo.

La Segunda Persona de esta Trinidades Dios el Hijo, Jesucristo. Él es coigualcon Dios el Padre. No es un hijo deDios, sino el Hijo de Dios. Es el eternoHijo de Dios: Dios manifestado en carnehumana, el Salvador viviente.

Esto es lo que la Biblia dice de Jesús:«Él es la imagen del Dios invisible, elprimogénito de toda creación. Porque enél fueron creadas todas las cosas, lasque hay en los cielos y las que hay en latierra, visibles e invisibles; sean tronos,sean dominios, sean principados, seanpotestades; todo fue creado por mediode él y para él. Y él es antes de todas lascosas, y todas las cosas en él subsisten»(Colosenses 1.15-17).

Y Jesús dice de sí mismo: «El que me

ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan14.9). Él y solo Él tenía el poder y lacapacidad de llevarnos de vuelta a Dios.Él tenía que ser el sustituto. Tenía quemorir en el lugar de personaspecaminosas. Y todo esto tenía quehacerlo voluntariamente.

CÓMO VIVIÓ JESÚS

Aunque Jesús era completamentehombre, en todos los días de su vidaterrenal jamás cometió un pecado. Es elúnico hombre que ha vivido sin cometerningún pecado. Sus enemigos lovigilaban de día y de noche, pero nuncahallaron pecado en Él.

Jesús vivió una vida humilde. Notrató de crearse una reputación. Norecibió ningún honor especial de laspersonas. Nació en un establo. Locriaron en el insignificante pueblo deNazaret. Fue un sencillo carpintero.

Y cuando comenzó su ministerioterrenal, juntó a su alrededor a un grupode humildes pescadores como susseguidores. Caminó entre nosotros comoun hombre. Fue uno más.

Jesús vivió entre nosotros para quepudiéramos ver a Dios con nuestrosojos, tocar a Dios con nuestras manos,hablarle a Dios con nuestros labios, oíra Dios con nuestros oídos y vivir conDios en nuestro mundo. Vino para quepudiéramos aprender a ser como Él, el

Hijo de Dios.Nosotros también podemos llegar a

ser hijos de Dios. Jesús nos ha mostradocómo vivir, amar, reír y ser aceptados enlos ojos de su Padre, nuestro Padre. Yeso no es lo único que hizo por nosotros.

6 ¿QUÉ HIZO JESÚS POR NOSOTROS?

El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar loque se

había perdido. —LUCAS 19.10

BARRABÁS! ¡DESPIERTA,BARRABÁS! ¡Tu gran día llegó!»

Cuando la puerta oxidada de su celda

se abrió con un chirrido ruidoso,Barrabás protegió sus ojos de la luz.Sabía por qué los soldados romanosestaban ahí. Hacía tiempo que habíatemido ese día, el día en que loejecutarían por sus crímenes.

Por lo menos está brillando el sol,pensó. Eso es mejor que morir bajo lalluvia.

Pero ¿qué ocurre? Algo está mal. Losguardias lo miraban con una sonrisaextraña.

—¿Qué es esto, otra broma de locos?—preguntó.

—Barrabás, eres un hombreafortunado.

—¿Por qué? ¿Porque por lo menosdejaré de estar en este hoyo inmundo?

—No—contestó un guardia—,¡porque tenemos órdenes de dejarte enlibertad! El gobernador Pilato te haindultado y ha ordenado que Jesús deNazaret muera en tu lugar.

Los guardias le quitaron las cadenasy, boquiabierto por la sorpresa,Barrabás salió a tropezones de laprisión hacia las atestadas calles deJerusalén.

Él era culpable, lo sabía. ¡Pero estabalibre! Absuelto de todas las cargas,según ellos. Un hombre llamado Jesús lohabía salvado de la muerte.

Barrabás, anonadado por lo que habíapasado, debe haber caído de rodillas enel suelo pedregoso. Lo único que pudohaber pensado es: ¿Por qué Jesús tiene

que morir en mi lugar?Jesús voluntariamente vino del cielo a

la tierra para salvar a las personaspecaminosas como usted y como yo.Vino a aplacar la ira de nuestro Diossanto, que estaba muy ofendido pornuestros pecados. Y solo había unamanera en que Jesús podía hacerlo.

Desde que Jesús nació de una virgen,la sombra de la cruz oscureció susendero. Desde la cuna hasta la cruztuvo un propósito, una misión: morir porusted y por mí.

ABANDONADOS Y PERDONADOS

La santidad de Dios demanda un

sacrificio por nuestros pecados. Esesacrificio requiere la muerte delpecador o de un sustituto.¡Cristo fuenuestro sustituto!

No fueron los crueles clavos los quesostuvieron a Cristo en la cruz. Lascuerdas irrompibles del amor de Diosfueron las que lo ataron. ¡Por usted! ¡Pormí! Llevó nuestros pecados en su cuerposobre la cruz.

Pero el sufrimiento físico deJesucristo no fue la peor parte de susufrimiento. El sufrimiento más profundode Jesucristo fue espiritual. Sintió elúltimo golpe del pecado y se hundió enla tristeza más profunda cuando clamó:«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me hasdesamparado?» La maravillosa verdad

es que Dios lo desamparó para poderperdonarnos.

Él llevó mis pecados en su cuerposobre la cruz. Lo colgaron allí dondedebía haber estado yo. Los dolores delinfierno que debían haber sido míos losecharon sobre Él. La sustitución serealizó. El sacrificio fue completo.

Ahora que la base de la redención seha establecido, tenemos la llave queabre la puerta a la paz con Dios.Nosotros, como pecadores, debemoscreer en el Hijo de Dios como nuestroSustituto, nuestro Salvador, nuestroRedentor. Debemos aceptar la increíblegracia de Dios: «Porque de tal maneraamó Dios al mundo [¡a nosotros!], queha dado a su Hijo unigénito, para que

todo aquel que en él cree, no se pierda,mas tenga vida eterna» (Juan 3.16).

¡NOTICIAS GLORIOSAS!

Pero Cristo no permaneció colgadoen una cruz sangrando por sus manos,costado y pies. El viernes por la tarde,después de su muerte, lo bajaron y conmucho cuidado lo colocaron en unatumba prestada. Una piedra enormesellaba la entrada de la tumba. Y variossoldados la protegían.

Temprano en la mañana del domingo,el primer Domingo de Resurrección, tresde las seguidoras de Jesús llamadasMaría, María Magdalena y Salomé se

dirigieron hacia la tumba para ungir elcuerpo muerto de Jesús con especias deentierro. Pero cuando llegaron sesorprendieron al encontrar que habíanremovido la piedra. ¡Y que la tumbaestaba vacía!

Un ángel con brillantes vestidurasblancas estaba sentado sobre la piedra.Y dijo a las mujeres: «No temáisvosotras; porque yo sé que buscáis aJesús, el que fue crucificado» (Mateo28.5).

Y entonces el ángel les dio la noticiamás gloriosa que oídos humanos habíanescuchado: «¡No está aquí, pues haresucitado!» (Mateo 28.6).

ELHECHO DE LA RESURRECCIÓN

Sobre ese gran hecho se apoya todoel plan de Dios de redención. Sin laresurrección no podríamos tenersalvación.

En realidad hay más evidencia detestigos de que Jesús resucitó de entrelos muertos que de que Julio César vivióo de que Alejandro Magno murió a laedad de treinta y tres años. Laresurrección de Jesús es un hecho. Esinnegable. Es históricamente precisa. Yesto es lo que su resurrección significapara nosotros:

Primero, la Resurrección demuestraque Cristo era innegablemente Dios. Élera lo que afirmaba ser: Dios encarnado.

Segundo, la Resurrección demuestraque Dios había aceptado el sacrificiode Cristo en la cruz, el cual eranecesario para nuestra salvación.«[Jesús] fue entregado por nuestrastransgresiones, y resucitado para nuestrajustificación» (Romanos 4.25).

Tercero, la Resurrección demuestraque Dios nos reconcilia, nos perdona ynos da paz para siempre. «Así que,como por la transgresión de uno vino lacondenación a todos los hombres, de lamisma manera por la justicia de unovino a todos los hombres la justificaciónde vida» (Romanos 5.18).

Cuarto, la Resurrección demuestraque nuestros cuerpos tambiénresucitarán, y al final serán nuevos.

«Mas ahora Cristo ha resucitado de losmuertos; primicias de los que durmierones hecho» (1 Corintios 15.20). Cristopromete: «Porque yo vivo, vosotrostambién viviréis» (Juan 14.19).

Quinto, la Resurrección marca laabolición de la muerte para siempre, ynos asegura que estaremos con Dios enel cielo durante toda la eternidad. Sequebrantó y desapareció el temor de lamuerte para todo el que cree. Ahorapodemos decir con el salmista: «Aunqueande en valle de sombra de muerte, notemeré mal alguno, porque tú estarásconmigo; tu vara y tu cayado meinfundirán aliento» (Salmo 23.4).

7 DESCUBRA CÓMO REGRESAR

Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

—MATEO 18.3

HACE AÑOS, MIENTRASpredicaba en Hollywood, un grupo degente de cine pidió hablar conmigoacerca de experiencias religiosas.

Después de mi mensaje tuvimos untiempo de conversación, y la primerapregunta que me hicieron fue: «¿Qué esla conversión?»

En muchos aspectos la conversión esun misterio, porque desde nuestro puntode vista es tanto nuestra obra como laobra de Dios. Nuestra responsabilidades volvernos a Cristo en fe yarrepentimiento, alejando nuestroscorazones del pecado y pidiéndole quevenga a nuestro corazón por fe.Decidimos cambiar el rumbo de nuestrasvidas, y reconocemos que no podemoshacer esto sin la ayuda de Dios.

Cuando nos apartamos del pecado yvamos hacia Dios, su parte en elmisterio de la conversión es regenerar o

renovar nuestros corazones y mentes.Entonces estamos realmenteconvertidos.

ENTRÉGUELE A CRISTO SUSPROBLEMAS

¿Qué le está molestando hoy? ¿Estásu corazón cargado por algún pecadoque amenaza con vencerlo? ¿Está llenode ansiedad y preocupación por algomalo que ha hecho y se pregunta quépasará?

Escuche, amigo, usted puedeencontrar el secreto de la paz personalal volverse a Cristo. Cambie el rumbode su vida y conviértase al Señor

Jesucristo. Como un hijo de Dios porgracia mediante la fe en Cristo, ustedpuede entregarle sus luchas sabiendoque Él lo ama y puede ayudarlo.

LA NATURALEZA DE LA CONVERSIÓN

Para entrar al cielo, Jesús dijo queuno debe convertirse. Yo no lo dije.¡Jesús lo dijo! Esto no es la opinión deun hombre. ¡Es la opinión de Dios!Jesús lo dijo de esta manera: «Si no osconvertís y os hacéis como niños, noentraréis en el reino de los cielos»(Mateo 18:3, La Biblia de lasAméricas).

La verdadera conversión requiere su

mente, sus emociones y su voluntad.Miles de personas se han convertido aCristo intelectualmente. Ellos creen loque la Biblia dice acerca de Jesús, peronunca se han convertido a Él de corazón.

La conversión significa «sercambiado». Las personas sinceramenteconvertidas aman a las personas que unavez odiaban, y odian el pecado que unavez amaban. Y habrán cambiado suscorazones respecto de Dios. Donde unavez quizás eran negligentes en cuanto aDios y vivían con temor, ansiedad yantagonismo constantes en relación conDios, ahora se hallan en un estado dereverencia, confianza, obediencia ydevoción.

Las personas convertidas también

tienen una gratitud constante a Dios, unadependencia de Dios y una nueva lealtadhacia Él. En otras palabras, laconversión significa un cambio total enla vida de una persona.

DE SAULO A PABLO

Un gran ejemplo bíblico de laconversión es Saulo de Tarso. Cuandojoven tomó el camino equivocado alparticipar en la muerte del siervo deDios, Esteban. Hechos 8:1 dice quecuando Esteban murió, Saulo consentíaen su muerte.

Ese hecho dio inicio a la primeracarrera de Saulo: la de perseguir

enconadamente a los cristianos. Hechos9 continúa diciendo que en JerusalénPablo respiraba amenazas y muertecontra los discípulos del Señor.

Pero un día, yendo por el camino aDamasco, donde Saulo pensaba arrestary matar a unos cuantos cristianos más,«repentinamente lo rodeó un resplandorde luz del cielo; y cayendo en tierra oyóuna voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿porqué me persigues?»

¡Era Jesús! Saulo se había encontradocara a cara con el Dios que había estadopersiguiendo. Y ese encuentro lo hizorecapacitar y lo puso en el camino de lapaz, de la paz con Dios.

Hechos 9:19-20 dice: «Y habiendotomado alimento, recobró fuerzas. Y

estuvo Saulo por algunos días con losdiscípulos que estaban en Damasco. Enseguida predicaba a Cristo en lassinagogas, diciendo que este era el Hijode Dios». ¡Se había convertido!

Dios, con el tiempo, cambió elnombre de Saulo por el de Pablo. ¡Suconversión fue tan completa que inclusosu nombre tuvo que ser diferente! YPablo llegó a ser uno de los portavocesmás grandes para Cristo que el mundoha conocido.

¿Y QUÉ DE USTED?

Quizás usted también está listo paracambiar de rumbo y comenzar a transitar

el camino a la paz personal. Si es así, esprobable que se esté preguntando cómocomienza la conversión. ¿Cómo puedeuno convertirse?

8 BIENVENIDO A CASA

El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

—JUAN 3:3

SI YOPUDIERA tener una charlade corazón a corazón con usted en sucasa, quizá me diría: «Estoy perplejo,confundido y desconcertado. He

quebrantado las leyes de Dios, he vividode modo contrario a sus mandamientos.Yo pensaba que podía estar bien sin laayuda de Dios. He tratado de tener mispropias reglas, y he fallado. ¡Cuántodaría por poder nacer de nuevo! ¡Cuántodaría por poder volver a comenzar!¡Qué diferente sería el camino queseguiría si pudiera!»

Si estas palabras resuenan como algofamiliar en su corazón, quiero darlenoticias gloriosas. ¡Jesús dijo que ustedpuede nacer de nuevo! Puede tener esenuevo comienzo que anhela. Puedellegar a ser una nueva persona, unapersona limpia y llena de paz, con suspecados lavados.

UNA SALIDA

No importa qué difícil haya sido supasado ni qué embrollado esté supresente. No importa lo oscuro que veasu futuro. Hay una salida. Hay una salidacierta, segura y eterna, ¡pero hay solo uncamino! Ese camino es Jesús, quiendijo: «Yo soy el camino, la verdad y lavida; nadie viene al Padre sino por mí»(Juan 14:6).

Puede seguir siendo miserable,maldispuesto, atemorizado, infeliz ydisgustado con usted mismo o puededecidir ahora mismo que quiere nacer denuevo. Puede permitir que se cancele sudoloroso pasado y que tenga un

comienzo nuevo, fresco y correcto.Puede decidir ahora convertirse en lapersona que Jesús aseguró que ustedpuede ser.

¿CÓMO PUEDE UNO NACER DE NUEVO?

Las siguientes preguntas que puedehacer son: «¿Cómo puedo tener eserenacimiento? ¿Cómo puedo nacer denuevo? ¿Cómo puedo tener un comienzofresco?

Aquí hay algunas pautas de la Bibliaque lo ayudarán a nacer de nuevoaceptando a Jesucristo como Señor ySalvador:

Primero, debe reconocer lo que hizo

Dios. Él lo amó tanto que entregó a suHijo para morir en la cruz por usted.Hablamos de eso en el capítulo 6 de estelibro.

Segundo, debe arrepentirse de suspecados. Jesús dijo que si no searrepiente, morirá (Lucas 13:3). No essuficiente sentirse afligido. Arrepentirsesignifica apartarse del pecado y cambiarde actitud y manera de vivir.

Tercero, por fe debe recibir aJesucristo como Salvador ycomprometerse con Él como Señor. Estosignifica que dejará de tratar de salvarsey aceptará a Cristo como su único Señory Salvador. Juan 1:12 dice: «Mas atodos los que lo recibieron, a los quecreen en su nombre, les dio potestad de

ser hechos hijos de Dios». Confíe en Élcompletamente, sin reservas. ¡Hágaloahora mismo!

¡SÚBASE A BORDO!

Supongamos que usted decide viajara Europa. Se pone en contacto con suagente de viajes, hace las reservacionescorrespondientes y compra el pasaje.Prepara su equipaje y toma un taxi alaeropuerto. Allí entrega su equipaje,recibe su tarjeta de embarque y caminahacia la puerta de entrada. Pero si sedetiene ahí, nunca llegará a Europa. ¿Porqué? Le falta algo: ¡tiene que abordar elavión!

Saber acerca de Cristo no basta.Estar convencido de que Él es elSalvador del mundo no es suficiente.Afirmar nuestra creencia en Él no essuficiente. Creer que Él ha salvado aotros no es suficiente. Realmente nocreemos en Cristo hasta que dedicamosnuestras vidas a Él y por fe lo recibimoscomo Salvador. ¡Tenemos que subirnos abordo con Jesús!

¿Por qué no lo hace hoy? La Bibliadice: «He aquí ahora el tiempoaceptable; he aquí ahora el día desalvación» (2 Corintios 6:2). Si estádispuesto a arrepentirse de sus pecadosy recibir a Jesucristo como su Señor ySalvador, puede hacerlo ahora mismo.

CÓMO COMENZAR

Quizás se pregunte: «Sinceramentequiero nacer de nuevo, ¿pero cómocomienzo?» Le sugiero que haga unalista de todos sus pecados. Confiéselosa Dios uno por uno y bórrelos,recordando que Jesucristo ha prometidoperdonar. ¡No esconda nada! Déselotodo a Cristo. La Biblia dice: «Siconfesamos nuestros pecados, Él es fiely justo para perdonarnos y limpiarnos detoda maldad» (1 Juan 1.9).

A continuación, pídale a Dios que lolimpie de los pecados de los cuales noestá consciente y que lo haga mássensible a los pecados ocultos en su

vida: motivos malos, actitudes malas,hábitos malos, relaciones malas,prioridades malas. Quizás tenga quehacer restitución de algo si ha robado, otenga que buscar a alguien y pedirleperdón por un mal que haya cometido.

De esta manera «muere a suspecados» y participa en la muerte deCristo en la cruz por usted. El apóstolPablo dijo: «Con Cristo estoyjuntamente crucificado, y ya no vivo yo,mas vive Cristo en mí» (Gálatas 2:20).

SU RESPUESTA

En este momento lo invito a inclinarel rostro o arrodillarse y decir esta

oración:

Oh Dios, confieso que he pecado contra ti.Lamento mis pecados. Estoy dispuesto aapartarme de ellos. Recibo y confío enJesucristo como mi Salvador. Lo confiesocomo mi Señor. De ahora en adelante quierovivir para Él y servirlo en la comunión de suIglesia. En el nombre de Jesús, amén.

Creo que Jesucristo es el Hijo de

Dios. Me comprometo con Él como elSeñor y Salvador de mi vida.

Amigo, si usted oró sinceramente,

entonces ¡bienvenido al amor y lacomunión de la familia de Dios!

9 PAZ AL FIN

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos deellos; y ya no

habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, nidolor;

porque las primeras cosas pasaron. —APOCALIPSIS 21.4

UNA DE LAS IMÁGENES más

poderosas y duraderas que mi esposa,Ruth, y yo guardamos en la memoria esla de los desfiles en Nueva York encelebración del fin de la SegundaGuerra Mundial. ¡La guerra al fin habíaterminado! Y no había palabras paradescribir el gozo de los que salvaron susvidas.

Millones de serpentinas multicoloresy montañas de confeti llovían sobre loshéroes que regresaban, que habíanpeleado valientemente contra el enemigoy habían ganado. Amigos, familiares yconciudadanos danzaban en las callespara expresar su felicidad y emoción.

Era un tiempo de emociones muyfuertes: el gozo desinhibido, laesperanza exuberante en cuanto al futuro

y el simple orgullo de los vencedores.Pero la emoción más profunda que hacíacorrer las lágrimas en las caras demadres, padres, abuelos, y aun en losmás robustos combatientes, desde lossoldados rasos hasta los generales, erael alivio.

¡La guerra había terminado!Habíamos alcanzado la victoria. Lossoldados habían regresado. Y al finhabía paz.

AHORA QUE HA REGRESADO DE LAGUERRA

Ahora que ha regresado a casadespués de su guerra espiritual con

Dios, también debe sentir un tremendoalivio. Con la ayuda de Dios, ha vencidoa su enemigo, el diablo. Jesús lo salvóde la muerte al actuar como su escudo enla batalla. Dios lo rescató, lo renovó ylo regeneró.¡Qué sentimientos tanincreíbles de alivio y esperanza yfelicidad debe estar experimentandoahora! Al fin tiene paz personal.

Aun así, como nuevo creyente, esprobable que tenga muchas preguntas.Quizá se pregunte: Bueno, ¿y ahoraqué? ¿Qué pasa cuando nosconvertimos en seguidores de Jesús? Yesa es una pregunta legítima. Lassiguientes son algunas cosas que seproducen automáticamente cuandorecibe ciudadanía en el Reino de Dios:

¡Dios lo perdona! ¡Piénselo! Todopecado que haya cometido, sinexcepciones, no importa cuán terrible oatroz sea, ya no es suyo. Jesús los pusotodos sobre sí y quedaron clavados en lacruz con Él. Dios los perdona y losolvida. Usted es puro ante sus ojos.Usted es salvo.

¡Usted es adoptado! ¡Se haconvertido en hijo de Dios! Dios loadoptó como su hijo amado. Usted esmiembro de la familia real del cielo. Esun hijo del Rey, y nada puede cambiaresto.

La Biblia lo confirma: «Pues todossois hijos de Dios por la fe en CristoJesús» (Gálatas 3.26). Esta es una razónpor la que es importante que usted forme

parte de una iglesia en la que se predicaa Cristo, porque ahí estará con otrosmiembros de la familia de Dios.

¡Dios lo justifica! En el momento enque nació de nuevo, también recibió unanueva naturaleza y Dios lo justificó antesus ojos. Justificado significa «como sinunca hubiera pecado». Es Diosdeclarando que personas impías sonperfectas a sus ojos. Dios ahora lo vepor medio de la sangre de su Hijoperfecto, Cristo, quien lo lavó de suspecados. Usted es puro y perfecto a losojos de Dios.

¡Cristo vive en usted! Cuando recibióa Cristo como Señor y Salvador, Él fuea vivir a su corazón por medio delEspíritu Santo. La Biblia dice: «A

quienes Dios quiso dar a conocer lasriquezas de la gloria de este misterioentre los gentiles; que es Cristo envosotros, la esperanza de gloria»(Colosenses 1.27).

DE VIEJO A NUEVO

Los soldados que regresarondespués de la Segunda Guerra Mundialdescubrieron que mucho había cambiadomientras ellos estaban fuera del país. Ytuvieron que atravesar por un período deajustes mientras se establecían en sunueva vida. De igual manera, puedeesperar que ocurran ciertos cambiosahora que ha nacido de nuevo. Y tendrá

un período de ajustes mientras se vaestableciendo en su nueva vidaespiritual con Dios.

Primero, porque Cristo ahora vive enusted, tendrá una actitud distinta haciael pecado. Aprenderá a odiar el pecadoasí como Dios lo odia. Llegará adetestarlo y aborrecerlo, porque Dios nopuede coexistir con el pecado:«Sabemos que el que tiene a Dios comoPadre [¡usted!], no sigue pecando» (1Juan 5.18, Dios Habla Hoy).

Segundo, querrá obedecer a Dios. LaBiblia dice: «Nosotros podemos saberque lo conocemos, si guardamos deveras sus mandamientos» (1 Juan 2.3).Le será sumamente importante hacer loque Dios dice que es correcto y evitar lo

que Dios dice que es incorrecto. LaBiblia será su compañera de todos losdías.

Tercero, se esforzará por separarsedel mundo en el que antes vivía. LaBiblia dice: «No améis al mundo, ni lascosas que están en el mundo. Si algunoama al mundo, el amor del Padre no estáen él» (1 Juan 2.15). Y es por esto queeso es tan importante: «Pero lo malo deeste mundo y de todo lo que ofrece, estápor acabarse. En cambio, el que hace loque Dios manda vive para siempre» (1Juan 2.17, Biblia en Lenguaje Sencillo).¡Para siempre!

Cuarto, tendrá un nuevo amor porlos demás. «Nosotros sabemos quehemos pasado de muerte a vida, en que

amamos a los hermanos. El que no ama asu hermano, permanece en muerte» (1Juan 3.14). Dios es amor. Como sushijos, también debemos «ser amor» a losque nos rodean. Va a querer orar por losdemás y ayudarlos, en vez de pasarlospor alto u odiarlos.

PAZ EN SU CORAZÓN

La vida cristiana es la mejor manerade vivir. No pase por alto la ventaja queun cristiano tiene tanto ahora como porel resto de la eternidad.

¡Ahora! Jesús dijo: «He venido paraque tengan vida, y para que la tengan enabundancia» (Juan 10.10). No tenemos

que esperar hasta morir para disfrutar delas bendiciones de ser hijos de Dios. Élpromete que si vivimos conforme a suspautas para la felicidad, ¡la vida serámejor ahora!

¡Eternamente! «Porque de tal maneraamó Dios al mundo, que ha dado a suHijo unigénito, para que todo aquel queen él cree [¡usted], no se pierda, mastenga vida eterna» (Juan 3.16).

¡Qué posibilidad! ¡Qué futuro! ¡Quéesperanza! ¡Qué vida! No cambiaría delugar con la persona más rica einfluyente en el mundo que no conoce aCristo.

Yo sé de dónde vengo, sé por quéestoy aquí, y sé adónde voy, y tengo pazpersonal en mi corazón. ¡Su paz inunda

mi alma! En Cristo tenemos paz aun enmedio de los problemas y el dolor. Latormenta puede rugir, pero nuestroscorazones descansan.

¡Al fin hemos hallado la paz personal!

10 EL CIELO,

NUESTRA ESPERANZA

Tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos,

eterna, en los cielos. —2 CORINTIOS 5.1

JAMÁS OLVIDARÉ LOS últimosmeses de la vida de mi madre poco

antes de que se fuera a estar con elSeñor. Durante ese tiempo se debilitabacada vez más físicamente, ¡pero su gozoy emoción en cuanto al cielo aumentabancada vez más!

Cuando alguien la iba a visitar, salíaasombrado de su esplendor y sentido deexpectación. Sí, cuando ella murió, hubolágrimas. Pero en medio de estas,aquellos que la amamos tuvimos unprofundo sentido de gozo y consuelo,porque sabíamos que estaba con elSeñor.

LA GLORIA POR DELANTE

La muerte tampoco es el final de la

historia para usted como cristiano. Sólosomos peregrinos y vamos por estemundo físico con sus dolores ysufrimientos. ¡Hay vida más allá de lamuerte! Esta es la bien definida promesade Dios en la Biblia.

Un joven con una enfermedadincurable se comenta que dijo: «No creoque temería morir si supiera qué meespera después de la muerte».

Evidentemente este joven no habíaoído del cielo que Dios tiene preparadopara los que lo aman. En los cristianosno debe haber temor. ¡Cristo nos hadado esperanza!

¿Tiene usted esperanza en su corazón?¿Sabe que si muere esta noche irá alcielo a reunirse con Cristo para

siempre? Puede saberlo si confía enCristo como su Salvador y Señor. Éldijo: «No se turbe vuestro corazón;creéis en Dios, creed también en mí. Enla casa de mi Padre muchas moradashay; [...] voy, pues, a preparar lugar paravosotros [...] vendré otra vez, y ostomaré a mí mismo, para que donde yoestoy, vosotros también estéis (Juan14.1-3).

Para los cristianos, la tumba no es elfinal, ni la muerte una calamidad.Tenemos una esperanza gloriosa: laesperanza del cielo.

¿CÓMO ES ELCIELO?

El cielo es bello. ¡Es indescriptiblee inconcebiblemente bello! El cielo nopuede ser otra cosa, porque es la casadel Padre, y Él es el Dios de la belleza.

Mire el mundo que nos rodea. ¡Dioslo hizo! Dondequiera que miramos nosrodea una belleza asombrosa. Y lamisma mano que hizo los árboles, loscampos, las flores, los mares, lascolinas y las nubes hizo para nosotros unhogar llamado cielo.

Es un lugar tan bello que cuando alapóstol Juan se le permitió una brevevisión de este, dijo que lo único con loque lo podía comparar era con labelleza de una joven en su día de boda.Dijo que el cielo era «como una noviahermosamente vestida para su

prometido» (Apocalipsis 21.2, NuevaVersión Internacional).

El cielo será alegre. Piense en unlugar en el que no habrá pecado, tristeza,peleas, malentendidos, sentimientosheridos, dolor, enfermedad, lamento,noche ni muerte.

La casa de Dios será un hogar felizporque no habrá nada en ella que impidala felicidad (Apocalipsis 21.4).

El cielo también será alegre porquees un lugar de música y canto. La Bibliadice que suena como estruendo demuchas aguas que gritan: «¡Aleluya,porque el Señor nuestro DiosTodopoderoso reina!» (Apocalipsis19.6).

Y el cielo será eterno. ¿Qué hará que

el cielo sea tan deleitable? Será quecontemplaremos al Rey en su belleza ylo veremos cara a cara. Estaremos en lamisma presencia del Dios viviente y sumagnífico Hijo por toda la eternidad.¡Por eso es que el cielo es glorioso!

Cristo estará ahí con nosotros. Él seráel mismo centro del cielo. A Él sevolverán todos los corazones, y todo ojodescansará en Él. Y descansaremosseguros en su presencia para siempre.

¿NO QUIERE IR ALLÍ?

¡El cielo es un lugar maravilloso! Esun lugar de paz y gozo inagotable. ¿Noquiere ir allí? Yo sí quiero, y le pido a

Dios que usted lo quiera también.Hasta ese día glorioso, vivamos para

Cristo. Confiemos en Él. Volvámonos aÉl en nuestros momentos de necesidad.Y con gozo caminemos tomados de lamano de nuestro Señor Jesucristo, apesar de nuestras circunstancias, hastaque lleguemos a estar con Él por toda laeternidad. ¡Ese es el verdadero camino ala paz personal!

[Jesús dijo:] La paz os dejo, mi paz os doy[...] No se

turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. —JUAN 14.27

Escríbame:

Me gustaría saber de usted,especialmente si recientemente dio suvida a Cristo o si este librito lo ayudóde alguna manera especial.

Billy Graham Asociación Evangelística Billy Graham P.O. Box 1270 Charlotte, NC 28201-1270, U.S.A. www.billygraham.org