Bernal Diaz Cronica mito historia

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    1/11

    American Association of Teachers of Spanish and Portugueseis collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extendaccess to Hispania.

    http://www.jstor.org

    Bernal Daz del Castillo: crnica, historia, mitoAuthor(s): Manuel DurnSource: Hispania, Vol. 75, No. 4, The Quincentennial of the Columbian Era (Oct., 1992), pp. 795-

    804Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/343847Accessed: 20-01-2016 18:44 UTC

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    2/11

    Manuel

    Durin,

    Yale

    University

    Bernal

    Diaz del Castillo:

    cronica,

    historia,

    mito

    o

    es dificil

    pensar

    n autores

    ue

    rinden

    mucho

    mais nuestro

    andilisis

    i los

    sacamosdel

    pequefio

    rinc6n

    en

    que

    los han

    encerrado as

    antologias,

    as historias e

    la

    literatura,

    as crono-

    logias,y

    nuestras

    istasde lecturas

    para

    studian-

    tes

    graduados.

    Bemal

    Diaz es uno de ellos.

    Claro

    stai

    ue

    en el momento

    nicialde nues-

    tro contactocon

    Bemal Diaz es

    indispensable

    reconocer

    ue gran

    parte

    de

    sus

    textos-y

    cierta-

    mente

    todo lo

    que

    se refiere a su

    lengua,

    su

    vocabulario,us nocionesdegeograffa,de histo-

    ria,

    de relacionesentre

    grupos

    humanos,

    n bre-

    ve,

    su

    cosmovisi6n,-queda

    firmemente

    ancla-

    da en

    lo

    que

    un soldadode

    las huestesde

    Cort6s

    le debe a

    su

    6poca,

    es

    decir,

    el

    alba del Renaci-

    mientovista desde un

    rinc6n

    de la

    Espafia

    meri-

    dional.

    Vista

    por

    un hombre

    cuya

    educaci6n

    escolar ue

    muy

    somera

    pero

    cuya

    comprensi6n

    del

    mundo

    y

    de los seres

    humanos e

    engrandeci6

    en formadificil

    de medir

    por

    sus

    viajes y

    sobre

    todo

    por

    su

    experiencia

    omo

    participante

    e una

    granaventura ist6rica,aconquistade Mexico.

    Y

    sin

    embargocomparar

    na sola

    paigina

    e

    Bemal Diaz con una

    pigina

    escrita

    por

    Col6n,

    o

    por

    Cort6s,

    porel

    Inca

    Garcilaso,

    por

    Huamain

    Poma

    de

    Ayala,

    para

    citar

    6inicamente

    lgunos

    nombres senciales

    en

    el

    capftulo

    de las cr6nicas

    que

    abre todo un

    amplio

    sector de la literatura

    colonial

    hispainica,

    os

    obliga

    a considerara

    nuestroautorcomo

    un

    escritor

    inico,

    xcepcio-

    nal.

    Hay

    en

    sus

    pairrafos

    na

    precisi6n y

    una

    intensidad

    ue

    no encontramos n

    los otrosauto-

    res. Los acontecimientos stain

    istos con todo

    lujo

    de

    detalles,

    magnificados

    on una

    especie

    de

    lupaque

    solamente

    a mentede Bemal Diaz nos

    puede proporcionar,

    nimados

    por

    la

    presencia

    del

    espectador-actor

    ue

    es Bemal

    Diaz,

    en for-

    ma

    que

    nos

    obliga

    a

    seguirle

    en sus

    peripeciasy

    a

    sufrir

    y

    gozar

    con sus

    desventuras triunfos.

    Nada

    parecido

    ncontramos

    n los otroscronis-

    tas.

    Bemal

    Diaz es

    inico,

    incomparable

    los

    otros

    escritores

    de su

    tiempo,y

    con

    61

    a cr6nica

    se convierte

    en

    experiencia

    humana,

    por

    tanto

    en literatura.

    ero,

    ademais,

    este

    punto

    es de

    suma

    importancia,

    etris

    de todos

    los

    detalles,

    como un

    principioque

    los ordena

    y

    los

    obliga

    a

    aparecer

    nte

    nosotros, ncontraremos,

    mplicita

    casi

    siempre,explicita

    algunas

    veces,

    toda una

    idea de

    la

    historia,

    odaunafilosoffade

    la

    histo-

    ria.

    Para

    que

    esta

    visi6n hist6rica

    de Bemal Diaz

    pueda aparecerclaramenteante nosotroshay

    que

    sacar su texto del

    capitulo

    acerca de la

    literaturaolonialen el

    que

    ha sido

    relegado

    por

    tanto

    iempoy

    confrontarlo on otros

    cronistas,

    otros

    historiadores,

    e

    6pocas

    muy

    diversas,

    an-

    teriores

    y posteriores

    61,

    cuyas

    ideas

    acercade

    la

    historia

    on

    paralelas

    bien

    opuestas

    a

    las de

    nuestroautor.

    Casi

    no vale la

    pena

    en este momentoevocar

    la

    t6cnica

    o actitud

    critica

    de

    lo

    que

    ha venido

    llamandose

    nter-textualidad,

    ropugnada,

    ntre

    otros,por

    JuliaKristeva.Pero

    parece-o, por

    o

    menos,

    a

    mi

    me

    parece-que podremos

    ntender

    mejor

    la idea de la historia

    propugnadapor

    Bemal Diaz

    si la colocamos al lado de otras

    concepciones

    de la

    historia,

    anto

    de su

    6poca

    como

    de

    otras,

    anteriores

    posteriores,

    la

    suya.

    Colocar-y contraponer-a

    Bernal

    Diaz

    frentea

    L6pez

    de

    G6mara,

    sto es lo

    que

    se ha

    venido

    haciendo,

    on

    ampliajustificaci6n,

    esde

    el

    primer

    momento,

    y

    ello

    gracias

    a

    que

    fue

    Bemal Diaz el

    primero

    en buscar deliberada-

    mente esta

    oposici6n. L6pez

    de G6mara

    epre-

    sentaba la historia

    vista desde la

    atalaya

    aristocritica,

    a

    historia

    de los

    h6roes,

    de los

    principes,

    de los

    monarcas,

    a

    historia

    creada

    por

    la

    nobleza.

    Bemal

    Diaz,

    al

    contrario,

    epre-

    senta

    la

    visi6n

    populista

    de la

    historia:

    on los

    humildes

    soldados,

    como

    61,

    os

    que fraguan

    a

    victoria;

    in

    quitarle

    un

    ipice

    de

    gloria

    a

    Cort6s,

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    3/11

    796

    HISPANIA

    5 OCTOBER

    1992

    Bemal Diaz

    tratade

    equilibrar

    a

    visi6n

    total

    y

    explicar

    c6mo

    y por

    qu6

    son los humildes

    olda-

    dos los

    artifices

    de la victoria.

    L6pez

    de

    G6mara

    habia sostenidounavisi6n totalmenteopuesta:

    todo se debe al

    h6roe

    excepcional,

    a

    Hernmin

    Cort6s.

    G6mara

    scoge siempre

    a

    versi6n

    de los

    hechos

    que

    mais avorable

    esulta

    para

    su

    h6roe.

    Su

    visi6n

    nos remite

    asi a la de otro

    historiador,

    Plutarco,

    paraquien

    gualmente

    as vidas de

    sus

    h6roeseran

    dibujadas

    base de todos

    os detalles

    idealizadores

    ue

    le era

    posible

    descubrir.

    gual

    que

    L6pez

    de

    G6mara,

    Plutarco

    rabajaba

    on

    materialesde

    segunda

    mano

    y

    los modificaba n

    lo

    que

    pudieran

    ener de desfavorable

    para

    su

    personaje.Plutarcorarasveces condenaa sus

    h6roes,

    y

    cuando le es

    preciso

    admitir

    alguna

    imperfecci6n

    moralen ellos

    procura

    efenderlos

    afirmando

    que

    los

    grandes

    vicios,

    como las

    grandes

    virtudes,

    olamente

    nacen en las almas

    grandes.

    La influencia

    de Plutarcodurante l Renaci-

    miento

    ue

    inmensa,

    n

    Espaiia

    no menos

    que

    en

    otros

    paises

    europeos, y

    la

    primera

    versi6n

    al

    castellano,

    hecha

    por

    el cronista Alonso de

    Palencia

    y

    tituladaVidas

    de

    Plutarco,

    aparece

    en Sevilla en 1491. A su vez, y porcontraste,

    Plutarconos remite a otro

    famoso historiador

    clhisico:

    enofonte,

    que representa

    un

    punto

    de

    vista

    personal

    autobiogrifico,

    una

    narraci6n

    e

    hechos

    hist6ricos

    vividos

    por

    el

    autor,

    on

    an6c-

    dotas

    y

    lujo

    de

    detalles,

    que

    no

    deja

    de

    sugerimos

    importantes aralelos

    on la obrade Bemal

    Diaz,

    incluso

    por

    la vivacidadde muchasde sus

    des-

    cripciones.

    (Vale

    la

    pena

    sefialar,

    in

    embargo,

    que aunque

    a Andbasisde Jenofonte

    ue tradu-

    cida

    al castellano

    porDiego

    Graciain

    publicada

    en Salamanca n 1552,y por antoduranteavida

    de Bemal

    Diaz,

    las

    probabilidades

    e

    que

    esta

    versi6n

    le fuera

    conocida son

    muy

    remotas.

    Bemal

    Diaz efa

    muy

    poco,

    y

    a suremota

    esiden-

    cia

    de Guatemala

    apenas llegaban

    novedades;

    casi

    seria

    imposible

    hallaren el Renacimiento

    espafiol,

    con la

    excepci6n

    de Santa

    Teresa,

    un

    autormenos

    pedantey

    mais ibre de

    influencias

    literarias

    ue

    Bemal

    Diaz.)

    Asi,

    pues, podemos

    sefialar

    dos

    posiciones

    divergentes

    cercade la narraci6n

    ist6rica n el

    mundo antiguo(Jenofonte,populista,frente a

    Plutarco,

    personalista

    aristocritico);

    dos en el

    Renacimiento

    spaiiol

    (Bernal

    Diaz,

    populista,

    frentea

    L6pez

    de

    G6mara,

    ristocritico),

    si nos

    proyectamos

    hacia adelante vemos la misma

    oposici6n

    de

    enfoques

    en el

    siglo

    XIX:

    por

    una

    parte

    a idea de la historiaen Thomas

    Carlyle,

    expuesta

    en

    sus famosas conferenciasde

    1840,

    On

    Heroes,

    Hero

    Worship

    and The Heroic in

    History,

    y por

    otra,

    en sentido

    opuesto,

    a

    visi6n

    de la historia

    que expresa

    Le6n

    Tolstoy

    en

    su

    grannovela,Laguerray lapaz,especialmenten

    la

    61tima

    parte,y

    tambi6n,

    en un sentido

    muy

    vecino al de

    Tolstoy,

    el

    concepto

    de la historia

    que

    nos ofrece Unamuno

    n Paz en la

    guerra

    y

    tambi6n

    n sus

    ensayos

    En tornoal casticismo.

    Para

    Carlyle

    un abismo

    separa

    a los

    h6roes

    del restode la humanidad. os h6roes

    ecibende

    lo alto el

    encargo

    de hacerse

    guias, pregoneros,

    ap6stoles,y

    s6lo

    ellos

    pueden

    Ilevar

    a humani-

    dadhacia

    a meta uminosa

    6nicamente

    or

    ellos

    entrevista.

    El

    h6roe

    es

    a

    veces

    profeta,

    otras

    poeta,reformadoreligiosoo caudillo; as cir-

    cunstanciashist6ricasdeterminan

    a formaex-

    temade su

    actividad,

    ero

    a esencia

    sigue

    siendo

    la

    misma;

    el

    h6roe

    es

    siempre

    el hombre

    de

    inteligencia

    mais

    lara,

    de

    coraz6n

    mis

    valiente,

    el mais

    usto y

    sincero,

    mientras

    que

    las multi-

    tudes,

    que

    no son

    capaces

    de ideas

    originales,

    siempreaguardan que Ilegue

    un

    h6roe

    que

    las

    haga

    conscientesde su

    destino.

    No

    esti

    de mais

    observar

    que Carlyle

    sentia

    aversi6n

    por

    las

    ideologias

    democriticas

    y

    las instituciones

    par-

    lamentarias.

    Las ideas

    de

    Carlyle expresan

    una visi6n

    providencialista

    romintica de la historia

    uni-

    versal.

    En

    la

    segunda

    mitad

    del

    siglo

    XIX se

    impone

    una actitud

    mais

    sobria,

    mais descon-

    fiada de lo

    que

    no

    sean hechos concretos

    y

    comprobables.

    Entreotros ntelectuales

    de esta

    6poca

    se destaca

    Le6n

    Tolstoy

    como el

    mais

    claramente

    nti-Carlyle,

    l

    partidario

    m'is

    persis-

    tentede lo

    que

    hemos lamado a visi6n

    populista

    de la

    historia,

    y

    ello

    ya

    desde los

    afios

    de sus

    EsbozosdeSebastopol1855-56),encuyaspigi-

    nas se declara

    admirador el soldado

    ruso,

    del

    luchador

    an6nimo

    que,

    seg6in

    Tolstoy,

    es

    quien

    forja

    a

    historia,

    mucho

    mais

    decisivamente

    que

    los

    supuestosgrandes

    h6roes militares

    con su

    teatralidad su

    grandilocuenciaTolstoyya

    es-

    taba

    pensando

    en

    Napole6ny

    rebajando

    u

    im-

    pacto

    en la

    historia).

    Mais

    arde,

    n

    La

    Guerra

    y

    la

    Paz,

    su teoria de la historiaencuentra

    pleno

    desarrollo:os verdaderos

    h6roes

    on los indivi-

    duos

    que

    sabenhacersesensibles

    a las vibracio-

    nes del

    tiempohist6rico;pueden

    sermilitares

    de

    alto

    rango,

    como

    Kutuzov,

    capaz

    de adivinar

    intuitivamente

    l

    humor

    y

    la actituddel

    pueblo,

    de los

    ej6rcitos

    n

    pugna,

    o

    bien,

    comoel humilde

    campesino

    Platon

    Karatayev, ue

    inconsciente-

    mente adivina

    qu6

    es lo

    que

    esti ocurriendo

    cuil es la

    respuesta

    adecuada,

    pertenecer

    a la

    clase social mis modesta

    y aparentemente

    in

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    4/11

    BERNAL

    DiAZ

    DEL

    CASTILLO:

    R6NICA,

    HISTORIA,

    MITO

    797

    influencia

    en la historia.

    La idea de

    la

    intra-historia

    ropugnada

    or

    Unamuno

    nos

    lleva

    igualmente

    desviarnuestra

    atenci6nde los grandes ideres,de los heroesa

    caballo,

    en favor de lo

    que

    ocurre en la vida

    cotidiana,

    gualque

    las olas del

    mar,

    en la

    super-

    ficie,

    dramiticas

    en su

    despliegue

    de rumor

    y

    espuma,

    resultan

    largoplazo

    menos

    importan-

    tes

    y

    decisivas

    que

    lo

    que

    ocurre

    n el fondo del

    mar,

    en forma

    oculta

    pero permanente.

    Bemal

    Diaz escribe

    en una

    6poca

    muchomais

    imbufdade

    principios erirquicosy

    aristocriti-

    cos

    que

    la

    nuestra,

    incluso

    que

    el

    siglo

    XIX en

    que

    escribe

    Tolstoyy

    toma orma l

    pensamiento

    de Unamuno,en un Renacimiento n el cual la

    admiraci6n

    or

    os

    h6roes,

    a

    usanzade

    las

    figuras

    clhisicas

    intadaspor

    Plutarco,

    parecia

    no

    tener

    limites.

    Montaigne, orejemplo,

    alaba on entu-

    siasmo

    a

    versi6n

    que

    de

    la

    obra

    de

    Plutarco

    leva

    a

    cabo el

    humanista

    acques

    Amyot.

    La ret6rica

    clhisica

    y

    los

    nobles

    ejemplos propuestos

    por

    Plutarco

    on el

    punto

    de

    partida-y

    el

    de

    Ilega-

    da-

    de

    L6pez

    de

    G6mara,

    que

    construye

    su

    narraci6n

    omo

    un

    largo

    discursode

    encomio.A

    la armaz6n

    et6rica

    esultaba elativamente

    licil

    irafiadiendoncidentesconcretos,recogidosde

    segunda

    mano,

    entre los cuales

    siempre

    cabia

    escoger

    os mais avorablesal

    h6roe.

    El

    conjunto

    resultaba

    iterariamente

    legantey

    eficaz,

    hasta

    el

    punto

    que

    cuando

    Bernal

    Diaz

    lee

    el

    texto de

    G6mara

    parece

    desanimarse

    y

    estaia

    punto

    de

    renunciar

    a su

    empresa,ya

    que

    le resulta

    muy

    dificil

    competir

    on unrival

    que

    escribeen forma

    tan

    perfecta.

    Despojarse

    de los

    anteojos

    de la cultura

    lisi-

    ca

    para

    observar

    o

    que

    verdaderamentestaba

    sucediendoen el Nuevo Mundoresultabauna

    tarea

    poco

    menos

    que imposible.

    Crist6balCo-

    16n,

    uya

    cultura

    lisica

    no erademasiado xten-

    sa,

    consigue,

    sin

    embargo,

    vislumbrar seres

    fabulosos

    en los nuevosmares

    que

    sus carabelas

    van

    penetrando.

    Asi escribe

    Col6n

    en su diario

    relativo

    al

    primerviaje:

    El

    dia

    pasado

    [el

    9 de

    enero],

    cuando

    el Almirante ba al

    rio

    del

    Oro,

    dijo que

    vido

    tres

    sirenas

    que

    salieronbien alto

    de

    la mar

    [que

    sobresalieron laramente ncima

    del

    mar],

    pero

    no

    eran tan hermosascomo las

    pintan,que en algunamanera enianformade

    hombre

    n la cara.

    Dijo

    tambi6n

    que

    otrasveces

    vido

    algunas

    en

    Guinea,

    en la costa de

    Manegueta.

    Col6n, 117).

    Las

    sirenas

    de Col6n

    eranprobablemente

    anatieso vacas

    marinas.

    Varias

    generaciones

    mis

    tarde,

    y

    en latitudes

    mucho mis

    al

    norte,

    el

    navegante

    ngl6s

    Henry

    Hudson

    repetirfa

    l mismo error.Como sefiala

    el historiadorAlan

    Villiers,

    Henry

    Hudsondu-

    ly

    recorded he incident n his

    log

    while

    explor-

    ing

    off

    Novaya

    Zemlya

    n the

    BarentsSea: 'One

    of our companie looking over boord saw a

    mermaid...from he

    navill

    upward,

    her backe

    and

    breasts

    were like a

    woman's...they

    aw her

    tayle,

    which

    was like

    the

    tayle

    of

    a

    porposse,

    and

    speckled

    ike

    a macrell

    Villiers, 114).

    La

    leyenda,

    el

    mito,

    la

    tradici6nmedieval o

    biblica-Col6n

    cree vislumbrarel

    jardin

    del

    Eden

    en

    las

    fuentesdel Orinoco-

    se

    interponen

    constantemente ntre os

    ojos

    de

    los

    explorado-

    res

    y

    conquistadores

    la realidad

    mericana

    ue

    se

    despliega

    ante ellos.

    Bernal

    Diaz no

    escapa

    totalmentea estaactitud, obre odo en el voca-

    bulario,

    y

    a veces

    llamarai

    mezquitas

    los

    templos

    aztecas,

    a falta de una

    palabra

    mis

    precisay

    aut6ntica,

    ue

    sin dudano conoce o

    no

    recuerda en

    aquel

    momento.

    En

    estos

    pocos

    momentos el

    lenguaje

    de Bemal

    Difaz,

    como

    antes

    el

    de

    Col6n,

    reacciona rente

    a lo

    descono-

    cido dandoun saltohacia

    atris,

    refugiaindose

    n

    un

    vocablo

    ya

    establecido

    por

    la historia

    para

    designar

    unarealidadmais

    ntigua, por

    o tanto

    reconocible

    para

    el

    autor

    y para

    sus

    lectores,

    aunquealhacerloasi traicione aidentidaddelo

    que

    ve.

    Pero estos momentos

    son

    muy

    escasos

    en

    el

    texto de

    Bernal.

    Tambi6n

    scasean

    sobremanera

    las

    alusiones iterarias n su

    obra:sabemos

    que

    era

    hombrede

    pocas

    lecturas.Cuando

    aparecen

    recuerdos

    iterarios s

    generalmente

    orque

    da

    cuenta

    de

    conversaciones,

    comentarioso

    poe-

    mas

    que

    ha ofdo a otros soldados.

    Asi,

    por

    ejemplo,

    despu6s

    de

    la

    Noche

    Triste,

    cuando

    Cort6s

    desde Tacuba

    contempla

    la

    lejana

    Tenochtitlin,dondehabiaentrado omotriunfa-

    dor

    para

    haberde retirarse on

    gravesp6rdidas.

    El

    porvenir

    de

    su

    empresaparece

    dificil

    y

    quizai

    imposible.

    Cort6s

    e siente

    preocupado,

    ncluso

    deprimido.

    Un soldado

    aficionado

    a

    la

    poesia

    compone

    unmal

    romance

    que

    Bemal

    reproduce:

    En

    Tacuba

    estai

    Cort6s,

    con

    su

    escuadr6n

    esforzado,

    Triste estaba

    y muy pensoso,

    triste

    y

    con

    gran

    cuidado,

    La

    una mano

    en la

    mejilla,y

    la otra

    en

    el

    costado....

    Acu6rdome-apunta

    Bernal--que

    entonces e

    dixo unsoldado,quesedeziael bachillerAlonso

    P6rez,

    que

    despu6s

    de

    ganada

    a Nueva

    Espafia

    fue fiscal e vezino en

    Mexico:

    Sefior

    apitin,

    no

    est6

    vuestramerced an

    triste,

    que

    en

    las

    guerras

    estas

    cosas suelen

    acaescer,

    y

    no se

    dird

    por

    vuestramerced:

    Mira Nero de

    Tarpeya

    A

    Roma

    c6mo

    se ardia... '

    Bernal,359).

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    5/11

    798

    HISPANIA 5 OCTOBER

    1992

    Es tambi6n

    ustamente

    amoso

    el

    pasaje

    del

    capftulo

    LXXXVII

    en

    que

    describe a

    llegada

    al

    valle de

    Mexico,

    con

    la

    ciudad

    a

    lo

    lejos,

    en

    mediode la laguna:

    Y,

    desque

    vimos tantas cibdades

    y

    villas

    pobladas

    en el

    agua,

    y

    en tierra irme otras

    grandes

    poblaziones,y

    aquella

    calqada

    tan

    derecha

    y

    por

    nivel como iva

    a

    M6xico,

    nos

    quedamos

    admirados,

    deziamos

    que

    parecia

    alas

    cosas de

    encantamiento

    que

    cuentanen el libro

    de

    Amadis,

    por

    las

    grandes

    orres

    y cuiesy

    edificios

    que

    tenian

    dentrodel

    agua,

    y

    todos de

    calicanto,

    y

    akin

    lgunos

    de nuestros soldados

    dezian

    que,

    si

    aquelloque

    vian,

    si

    era entresuefios

    (Bernal,

    175).

    El

    ritmo

    del

    relato,

    an

    ripido por

    o

    general,

    an

    Ileno de peripecias,marchasy contramarchas,

    subidas

    a

    volcanes,

    animadas

    conversaciones

    diplomiticas

    on

    emisarios

    caciques,

    eremansa

    aqui

    en

    unos momentos de asombro

    y

    medita-

    ci6n

    ante as increibles

    maravillas

    ue

    se divisan

    en el Valle de

    Mexico,

    que

    en

    aquella

    6poca

    era

    todavia la

    regi6n

    mais

    ransparente

    el

    aire,

    y

    los soldados

    suspenden

    u marcha

    para

    contem-

    plar

    un

    espectaiculo

    an extraordinario

    ue

    nada

    mis

    puede

    compararse

    las

    cosas

    de encanta-

    miento

    que

    cuentan

    en

    el

    libro

    de Amadis.

    StephenGilmancomentaacertadamenteste

    pasaje,

    efialando

    ue

    Bernal,

    ante

    un

    espectaicu-

    lo tan

    nuevo,

    andificilde describir lectores

    que

    nuncavieron

    algo

    parecido,

    e vale

    de una

    espe-

    cie de

    taquigrafia

    iteraria

    l aludiral

    Amadis,

    que cualquier

    ector medianamente ulto cono-

    cia,

    y

    asi comunicar

    mis

    flicilmente

    odo lo

    que

    el

    lenguaje

    era

    incapaz

    de

    expresar

    plenamente,

    y

    sefiala:

    On this

    point

    we

    must

    be

    both

    precise

    and

    repetitive.

    Not

    only

    does the reference

    express

    (particularly

    o latter-

    day readers) he breathlesswonder of firstencounter;not

    only

    does

    it reflect a sense

    of

    self as

    knight-errant;

    ut

    also

    it

    is a

    way

    of

    solving

    the

    problem

    of communication.That

    is

    to

    say,

    it is

    a

    way

    of

    helping

    the reader

    o see what was

    seen.

    What,

    hen,

    was

    it

    that

    hey

    saw?

    The actual

    hings

    seen

    are listed

    by

    Bemal Diaz in the sentences

    surrounding

    he

    Amadis nvocation:

    ciudades

    y

    villas

    pobladas

    n el

    agua,

    aquella

    alzada

    an

    derecha

    por

    nivel

    c6mo

    ibaa

    Mexico,

    grandes

    orres

    y

    cu6s

    y

    edificios

    que

    tenfan

    dentro

    en el

    agua,

    y

    todos de calicanto.

    All

    these

    things

    must

    be

    gathered

    nto a

    scene,

    held for

    a

    momentbefore

    the

    reader

    in terms of some sort of familiarcomposition(111).

    Irving

    Leonard,

    en su Books

    of

    the

    Brave,

    comenta:

    These allusions o this romance

    of

    chivalry

    were

    plainly

    no

    literary

    affectationonthe

    part

    of

    Bernal

    Diaz,

    whose entire

    narrative

    s characterized

    y

    its

    fortright

    and

    unvarnished

    style.

    Rather,

    hey

    are

    the

    spontaneous

    nd almost nvolun-

    tary

    exclamationsof one who

    is

    suddenly

    reminded

    f what

    he andhis comradeshad

    so

    often talkedabout.Either

    before

    embarking

    or

    the New World

    or

    after heir

    arrival,

    he

    and

    many

    of

    his

    companions-in-arms

    had

    undoubtedly

    read

    more thanone of the chivalricnovels then available(43).

    Asi,

    pues,

    las

    novelas

    de

    caballerfas

    ervian

    de

    puente

    ntre

    Bernal

    y

    sus ectoresen los

    momen-

    tos en

    que

    sus

    posibilidades

    de

    expresi6n legan

    a su

    limite

    y

    tiene

    que

    recurrir

    otro

    medio

    para

    que

    o

    que

    havisto

    penetre

    n

    la

    concienciade sus

    lectores.

    Gilman

    da un

    paso

    mais,

    identificaun

    pasaje

    del

    Amadis

    que

    recuerda

    muy

    de cerca a

    descripci6n

    hecha

    por

    Bernal

    del

    valle de

    M6xi-

    co

    que

    se

    ofrece a

    la

    vista de los

    conquistadores:

    Y al

    tercer

    dia...partieron

    e

    alli,

    y

    fueron

    su

    camino

    y

    al

    quinto

    dia hallironse cerca

    de un

    castillo

    muy

    fuerte

    que

    estaba sobre una

    agua

    salada

    y

    el

    castillo

    habia nombre

    Bradoid,

    y

    era

    el

    mis

    hermoso

    que

    habia en

    toda

    aquella

    tierra

    y

    era

    asentado

    n una

    alta

    pefia

    y

    de

    la una

    parte

    orria

    aquel aguay

    de

    la

    otrahabia

    un

    gran

    remedal,

    y

    de

    la

    parte

    del

    agua

    no

    se

    podia

    entrarsino

    por

    barca

    y

    de

    contra

    el

    tremedal

    habia una

    calzada

    tan

    ancha

    que podia

    ir

    una

    carreta otra

    venir,

    mas a la entrada

    del tremedal

    habiauna

    puente

    estrecha

    y

    era

    echadiza

    y

    cuando

    a

    alzaban

    quedaba

    el

    agua

    muy

    honda,

    y

    a

    la entradade la

    puente

    estabandos

    olmos

    altos

    y

    el

    gigantey

    Galaor

    vieron

    debajo

    de ellos

    dos

    doncellas

    y

    un

    escudero...

    (Garci-Ord6fiez

    e

    Montalvo,

    355).

    Las coincidencias

    entre ambos textos

    son

    notables: el

    lago,

    la

    calzada,

    el

    edificio

    que

    parece

    salirdel

    agua.

    Bernal

    bien

    pudo

    recordar

    este

    pasaje

    uando

    escribia

    u

    descripci6n,

    obre

    todo si

    tenemos

    en cuenta u

    excepcional

    memo-

    ria.

    Mais

    mportante

    odaviaes la

    impresi6n

    de

    realidad

    rreal,

    e

    aventuras xtraordinariasn

    un mundo

    leno

    de

    magia,

    misterio

    y

    exotismo,

    que

    se

    desprende

    del Amadis

    y

    de tantas

    otras

    novelas de

    caballerfas, ue

    es

    tambien a

    impre-

    si6n

    que

    Bernal

    quiere

    comunicamos

    en

    este

    pasaje

    sobreel

    Valle

    de Mexico.

    Y

    Bernalagrega:

    Y

    no es de maravillar

    ue

    yo

    lo

    escriva

    aqui

    desta

    manera,

    porqueay

    mu-

    cho

    que ponderar

    n

    ello,

    que

    no

    s6

    c6mo

    lo

    cuente,

    ver cosas nunca

    oidas

    ni

    vistas,

    ni

    aun

    sofiadas,

    omo viamos

    175).

    Pero

    si

    sabe con-

    tarlo.Su

    tecnicanarrativaconsiste,

    obre

    odo,

    en

    la

    acumulaci6n

    e detalles

    precisos

    que

    se

    apo-

    yan

    entre

    i

    para

    aumentaraveracidaddelrelato.

    Bernmal

    o

    puede

    o

    no

    quiereescoger,

    tiene

    que

    comunicamrnos

    odo o

    quevi6,

    lo

    que

    recuerda,

    o

    que

    piensa

    mientras

    escribe

    lo

    que

    recuerda.

    Como

    el Gran

    Memori6n

    que

    recordaba

    y

    transcribia

    as comedias de

    Lope,

    o Funes el

    Memorioso,

    el

    personaje

    del cuento de

    Borges,

    Bernal

    reconquista

    l

    pasado

    hastaen sus meno-

    res detalles.Como ha visto Ram6n

    Iglesia,

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    6/11

    BERNAL

    DiAZ

    DEL

    CASTILLO:

    R6NICA,

    HISTORIA,

    MITO799

    el

    estilo de Bernal es

    dificilmente

    superable

    en

    fuerza

    descriptivay

    en la

    gracia

    de la

    narraci6n.

    Tiene el

    sentido

    del detalle

    preciso,

    para

    lo cual le

    ayuda

    una

    memoria

    sorprendente.

    Si

    a

    Alonso de

    Grado,

    un

    capitain

    e

    quien

    Cort6s stabaquejoso, o ponendos dias en uncepo,Bernal

    nos

    dardi

    a

    noticia,

    afiadiendo: Acu6rdome

    que

    olia la

    maderade

    aquel cepo

    como

    a

    sabor de

    axos o

    cebollas.

    Preocupadopor

    el

    logro

    de la

    veracidad

    mixima,

    no

    juzga

    indignos

    de su relato os detalles

    mis

    menudos.

    Nunca

    se

    olvida de contar as

    gradasque

    tienen os

    templos.

    E

    uego

    nos baxamos as

    gradas

    abaxo,

    y

    como

    eran

    ciento

    catorze,

    e

    algunos

    de nuestros

    soldados estavan

    malos de buvas o

    humores,

    es

    dolieron os muslos del abaxar.

    Tampoco

    scapan

    a su

    atenci6n

    os

    montonesde

    calaveras:

    Acu6rdome ue tenfanen unaplaqa,donde estavanunos

    adoratorios,

    puestos

    tantos rimerosde

    calaberasde muer-

    tos,

    que

    se

    podifan

    ontar,

    eguin

    l

    concierto

    como

    estavan

    puestas,que

    al

    parescerque

    serfan

    mis

    de cien

    mil;

    y

    en

    otra

    parte

    e

    la

    plaqa

    stavan

    otros antos

    emeros

    de

    gancarrones,

    huesos de

    muerto,

    que

    no

    se

    podifan

    ontar.

    ...)

    Su

    pluma

    conserva la exactitud

    y

    el

    brio

    cuando se tratade

    relatos

    amplios,y

    lo

    mismo

    describe

    as

    peripecias

    de

    un

    combate

    que

    el barullodel

    gran

    mercado mexicano o el

    genero

    de

    vida

    de

    Moctezuma

    Iglesia,

    67-68).

    El

    estilo,

    como

    sabemos,

    es

    expresi6n

    de una

    personalidad.

    emal,

    al

    mismo

    tiempo

    humilde

    y orgulloso,es tenazy obstinado n su esfuerzo

    de

    reconstruir

    l

    pasado

    y dejar

    su

    perfil

    bien

    dibujado

    como

    parte

    de un

    gran

    fresco de

    la

    conquista

    de

    Mexico. Cabe

    adivinaruna

    actitud

    obsesiva

    frentea su

    relato:no se Ileva

    a cabo un

    esfuerzo tan

    considerable,

    a

    la edad

    avanzada

    que

    era a de

    Bemal al

    emprender

    u

    tarea,

    i no

    existeun

    objetivo

    claro

    y

    de

    indudable

    mportan-

    cia. Lo

    que

    se

    proponia

    Bemal

    al

    escribir su

    cr6nica

    podria

    resultar na clave

    valiosa

    para

    el

    andlisis

    de la misma. Por

    desgracia

    a

    motiva-

    ci6n, o las motivaciones,de un autorque se

    prepara

    escribirun

    ibro

    permanecen

    asi siem-

    pre

    en una

    penumbra

    dificil de

    penetrar.

    Casi

    siempre

    hallaremos

    que

    un solo

    motivo es insu-

    ficiente

    para

    explicar

    una

    voluntadde

    estilo

    y

    una

    creaci6n

    arga

    y

    sostenida

    como la obra

    de

    Bemal

    Diaz.

    El

    motivo

    principal

    declarado

    or

    el

    autor,

    a

    fuerza

    que

    o ha movido a

    escribir u

    relato,

    es el

    aftin de

    restablecer una

    realidad

    hist6rica

    distorsionada

    orL6pez

    de

    G6mara,

    uyo

    texto,

    alocuparse asiexclusivamente eCort6s, eba-

    ja

    o

    suprime

    casi del todo el

    m6rito

    de los

    soldados

    que siguieron

    a

    Cort6s,

    y que

    entre

    todos

    hicieron

    posible

    la

    conquista

    de

    M6xico.

    Asi

    lo declaraen

    el

    Pr6logo:

    ...en

    la

    cual historia

    es decir,

    la

    suya]

    hallarin

    cosas

    muy

    notables

    y

    dignas

    de

    saber:

    y

    tambi6nvan declarados

    os

    borrones

    escritosviciososenun

    ibro

    de

    Francisco

    L6pez

    de

    G6mara,

    ue

    no solamente

    a errado n

    lo

    que

    escribi6

    de

    la

    Nueva

    Espafia,

    ino

    que

    tambienhizo errara

    dos

    famosos

    historiadores

    ue siguieron

    u

    historia,

    que

    se dicen

    Doctor

    Illescas

    y

    el

    Obispo

    Paulo

    obio;

    y

    a esta

    causa,

    digo y

    afirmo

    que oqueeneste ibro econtiene smuyverdadero,uecomo

    testigo

    de vistame

    hall6

    en todas as batallas reencuentros

    e

    guerra;

    no soncuentos

    iejos,

    ni

    Historias e

    Romanos

    emas

    de setecientos

    fios,

    porque

    manera e

    decir,

    ayerpas6

    o

    que

    verin

    en

    mi

    historia,

    c6mo,

    y

    cuindo...

    (Bemal,

    3).

    Desde este

    pr6logo

    podemos

    ver

    que

    Bemal

    defiende su

    posici6n

    y

    ataca

    e

    impugna

    a de

    L6pez

    de

    G6mara

    sus

    seguidores,

    ero

    se

    halla,

    en cierto

    modo,

    a

    la

    defensiva:sus

    adversarios

    son

    personajes

    lustres,

    un escritor

    elegante

    y

    culto,

    que

    ademais

    ue

    capellin

    y

    confidente

    de

    HerminCortes,como L6pezde G6mara,y un

    doctor-Illescas-y

    un

    obispo,

    tambien

    culto

    humanista-Paulo

    Jovio-amigo

    ntimo

    del

    Papa

    Clemente

    VII,

    autor

    de numerosas bras

    hist6ri-

    cas escritas

    en

    latin

    muy apreciadas

    n el

    siglo

    XVI.

    Frentea

    ellos se alza un

    soldado

    gnorante

    y

    casi

    desconocidoen

    Espafia.

    La

    luchaes des-

    igual.

    Existe,

    ademais,

    a

    posibilidad

    de

    que

    se

    pueda

    acusara Bemal

    de faltade

    objetividad

    or

    dejarse

    Ilevar en

    su

    narraci6n

    mpulsado

    por

    motivos

    egoistas.

    En

    efecto:

    empieza

    su

    narra-

    ci6n despuesde un viaje a Espafiaen que ha

    solicitadocon

    escaso

    6xito

    una

    encomiendame-

    jor que

    la

    que

    habia

    recibido;

    ras a

    generaci6n

    de

    los

    conquistadores

    legaba

    al

    poder

    a de los

    bur6cratas,

    dministradores,

    idores,

    ueces,

    es-

    cribanos.La tinica

    defensa

    que

    tenia

    Bemal

    era

    recordarles

    odo o

    que

    se

    habia

    ogrado

    anterior-

    mente,

    y

    las

    dificultades

    que

    la

    conquista

    habia

    entraiiado.

    Para

    ello era

    preciso

    una

    reconstruc-

    ci6n

    totaldel

    pasado,

    con

    todos los

    pormenores

    necesarios

    para que

    el lector

    pudiera

    volver a

    vivir os acontecimientos e laconquista omo si

    en ellos

    estuviera

    omando

    parte.

    Surge

    todavia

    otra

    dificultad: a

    recreaci6n

    total

    exige

    una

    inmersi6n

    prolongada

    en las

    peripecias

    de

    la

    conquista:

    ero

    Bemal tiene

    que

    luchar n dos

    frentes,

    presentando

    os

    dramiticos

    acontecimientos

    de la

    conquista

    y

    haciendo

    de

    vez en

    cuando ncisos

    para

    orregir

    os

    errores

    e

    L6pez

    de

    G6mara.

    Ello

    ocurrea

    partir

    del

    capf-

    tulo

    XVIII,

    que

    es

    cuando

    Bemal

    tomaconcien-

    cia de la

    interpretaci6n

    ue L6pez

    de

    G6mara

    ha

    hecho, y reaccionacontra a misma: Estando

    escribiendo sta

    relaci6n,

    acasoviunahistoria

    de

    buen

    estilo,

    la cual se nombrade un

    Francisco

    L6pez

    de

    G6mara,

    ue

    hablade las

    conquistas

    e

    Mexico

    y

    Nueva

    Espafia,

    y

    cuando ef

    su

    gran

    ret6rica,

    y

    como

    mi

    obraes tan

    grosera,

    dej6

    de

    escribirenella...

    Bemal,

    33-34).

    Esposibleque

    Bemal

    haya

    escritoestas

    frasesen tono ir6nico.

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    7/11

    800

    HISPANIA

    5

    OCTOBER

    1992

    Lo

    indudable

    s

    que

    a

    partir

    de este momento a

    sombrade

    L6pez

    de

    G6mara

    urgiri

    una

    y

    otra

    vez en

    las

    piginas

    de

    Bemal,

    y

    una

    y

    otravez

    Bemal corregirdos erroresy descuidosde su

    rival. Tarea

    necesaria

    pero

    artisticamente

    oco

    satisfactoria.

    La

    relaci6nBemal-G6mara

    e

    pa-

    rece

    muchoa la relaci6nCervantes-Avellaneda.

    En

    amboscasos

    surge

    de

    pronto

    un rival

    que

    da

    al

    tema

    elegido,

    al tema

    que

    el autorhabia

    ya

    comenzado

    a

    tratar,

    y

    que

    en

    alguna

    manera

    consideraba omo

    suyo,

    una

    soluci6n

    otalmente

    indeseada, rritante,

    istinta

    de

    la

    buscada

    por

    el

    autor.

    Tambi6nCervantes

    descubreel

    texto

    de

    Avellanedacuando

    ya

    ha

    empezado

    a escribir a

    segundapartede sunovela,tambi6ndejamues-

    tras

    de

    indignaci6n

    n

    el

    pr6logo

    de esa

    segunda

    parte

    (los

    pr6logos,

    como

    es

    bien

    sabido,

    se

    escribenal

    final,

    cuando a obraestai

    a

    termina-

    da),

    y

    tambi6n

    Avellaneda

    nfluye-indirecta-

    mente,

    negativamente-en

    algunos

    aconteci-

    mientos de

    la

    segunda parte

    del

    Quijote.

    Sin

    embargo

    a

    soluci6n

    cervantina s mucho mais

    elegante, y

    evita

    las alusiones continuas a

    Avellaneda.Cervantes s consciente

    de su

    supe-

    rioridadcomo

    creador

    y

    de

    la necesidad de

    imponerunidad internay orden

    a su

    novela.

    Bemal

    se

    deja

    levara menudode su

    indignaci6n

    y

    tambi6n

    de su deseo de

    corregir

    os

    errores

    de

    su

    rival,

    de

    ahi

    que

    no

    pueda

    evitardesviar

    con

    frecuencia

    os

    ojos

    hacia

    el

    texto

    de

    L6pez

    de

    G6mara,

    al

    hacerlocorreel

    riesgo

    de

    hacernos

    salir

    del encantamiento n

    que

    nos

    ha

    sumido a

    fluidezde

    su

    prosa,

    a vivacidaddel

    ritmode

    sus

    frases,

    a

    multiplicidad

    e

    detalles

    lustrativos

    enriquecedores,

    a

    creaci6n

    de ambientes l mis-

    mo

    tiempo

    ex6ticos,

    ns61litos,

    eroque

    se

    impo-

    nen

    al

    lector

    con la fuerza de lo aut6nticoe

    indudablemente

    eal.

    Quizai

    a

    mejor

    explicaci6n

    de esta

    aparente

    debilidad n

    la

    organizaci6n

    el

    texto de Bernal

    la encontraremos

    i

    aceptamos

    a

    premisa

    de

    que

    el resorte

    principal,

    l motordel relatode

    Bernal,

    es,

    desde

    luego,

    su fabulosa

    memoria,

    pero

    se

    trata

    de una

    memoriano totalmente

    ntregada

    si

    misma,

    sino

    mais

    bien

    dirigida, spoleadapor

    necesidades

    psicol6gicas y proyectospersona-

    les del autor. La

    memoria de

    Bemal es,

    en

    principio, otal,

    absoluta.Unicamentede

    vez

    en

    cuando e

    queja

    de

    que

    no esti del todo

    seguro

    de

    una fecha

    determinada,

    n

    general

    relativaa un

    hecho

    de

    poca mportancia.

    abemos,

    por

    obser-

    vaci6n

    comin,

    porexperiencia

    muygeneral, es

    este tambi6n

    un

    hecho

    que

    los

    psic6logos

    han

    observado

    epetidas

    eces,

    que

    a

    memoriade los

    viejos-y

    Bemrnal

    ra

    ya

    un ancianocuandoco-

    mienza

    a

    escribir su libro-es una

    memoria

    desigual:

    a medida

    que

    falla en

    algunoscampos,

    sobre todo el de la memoria

    nmediata,

    a

    corto

    plazo, la memoriade lo que ha sucedidohace

    unas

    horas,

    de

    lo

    que

    acaeci6

    ayer,

    de

    lo

    que

    se

    ha

    dicho

    hace unos

    minutos,

    aumenta

    l

    vigor

    y

    la

    riqueza

    de la memoria

    ue

    reconstruye

    n

    pasado

    lejano,

    os

    afios

    de la

    infancia,

    a

    adolescencia,

    a

    primera

    uventud.

    Es esto

    precisamente

    o

    que

    ocurre n

    el

    caso

    de Bemal

    Diaz: esti

    reconstru-

    yendo

    hechos acontecidos hace muchos a-

    fios,

    y

    su memoria le

    proporciona

    materiales

    riquisimos

    para

    su relato.Pero esta reconstruc-

    ci6n

    tiene un

    objetivo

    preciso,

    o

    bien,

    muy pro-

    bablemente,variosobjetivos.Se tratade hacer

    valer

    sus

    m6ritos

    omo soldadoactivo

    y

    valero-

    so,

    testigoy

    participe

    de altas

    hazaihas

    e

    guerra

    y

    conquista,

    con

    vistas a

    la

    obtenci6n de una

    mejor

    encomienda

    que asegure

    el

    porvenir

    de

    sus

    hijos y

    nietos:el libro

    de

    BernalDiaz

    puede

    ser

    eido,

    entre

    ineas,

    como

    un

    documento

    egal,

    un

    alegato.

    (En

    un estudio

    reciente,

    Myth

    and

    Archive,

    Roberto

    Gonzailez

    Echevarria

    efiala a

    importancia

    e los textos

    legales

    en el

    imperio

    espafiol

    para

    el

    desarrollo

    de la

    literatura

    ispa-

    noamericana.GonzilezEchevarria, -39]).

    Ello

    explica

    a

    necesidad

    derebatira

    posici6n

    contraria,

    n

    la

    que

    tambi6n,

    por

    cierto,

    no

    seria

    dificilhallar

    huellas

    de

    motivaciones

    egales,que

    es la de

    L6pez

    de

    G6mara.La

    tensi6n

    entre

    a

    Corona

    por

    una

    parte,y

    los

    agentes

    del

    Imperio,

    como

    Col6n-y

    sobre todo

    sus

    herederos-y

    Cort6s,

    dio

    origen

    a

    innumerables

    problemas,

    muchos de los cuales eran a la vez

    problemas

    politicos

    (la

    lucha

    por

    el

    poder) y legales

    (el

    reconocimientode

    los

    derechosde descubrido-

    res

    y conquistadores).

    A

    veces

    se

    esgrimian

    armas

    que

    se

    habian

    pedido

    prestadas

    a

    los

    te6logos:

    si los indios no eran

    birbaros,

    si

    no

    tenian a

    culpa

    de

    no haber onocidoel cristianis-

    mo,

    no

    se

    les

    podia

    esclavizar,

    o cual imitaba l

    poder

    de los

    conquistadores

    sus

    descendientes,

    y

    protegia

    os interesesde la Corona.Otras eces

    la

    Corona

    nspiraba,

    directamente

    indirecta-

    mente,

    a los

    que

    escribian a

    historiadel

    descu-

    brimiento

    la

    conquista:

    i no

    se mencionaba

    a

    Ilegada

    de

    Col6n

    a tierra

    irme,

    podia

    excluirse

    a

    los herederos

    de Col6n

    de tan extensas

    y

    ricas

    tierras.

    En

    todo caso las consideraciones

    egales

    obligaban

    a

    subrayar

    una

    posici6n y

    rebatir a

    opuesta.

    A

    Bemrnal

    iaz e interesaba obremane-

    ra

    subrayar ue

    Cort6s,

    a

    pesar

    de

    sus

    grandes

    m6ritos,

    que

    jamis

    tratade

    disminuir,

    o

    llev6

    a

    cabo la

    conquista

    por

    si

    solo,

    y

    que

    Bemrnal

    los

    otros soldados

    participaron lenamente

    en las

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    8/11

    BERNALDiAZDELCASTILLO:

    CRONICA,

    HISTORIA,

    MITO

    801

    grandes

    hazaihas

    de

    la

    conquista,

    la hicieron

    posible

    gracias

    a su esfuerzo

    y

    valor.

    Es

    preciso, por

    lo

    tanto,

    Ilevar a

    cabo una

    doble tarea.Por unapartehay que reconstruir

    totalmente l

    pasado,para

    que

    a

    historia

    erda-

    dera de lo

    que

    ocurri6

    se

    imponga

    a

    nuestra

    atenci6n

    y

    a

    trav6sde ella

    podamos

    apreciar

    os

    m6ritos

    de todos

    os

    participantes-y por

    o

    tanto

    los

    m6ritos

    del

    participante ue

    ahora econstru-

    ye

    el

    pasado-, y

    por

    otra

    parte

    no

    se debe

    pasar

    por

    alto

    ninguna

    casi6n

    de

    rebatiro

    que

    afirma

    la

    parte

    ontraria,

    s

    decir,

    L6pez

    de

    G6mara

    los

    que

    respaldan

    u

    posici6n

    rentea la

    conquis-

    ta de Mexico.La

    unidadartistica

    e un texto

    que

    persiguesus objetivospor dos caminos diver-

    gentes

    es

    casi

    imposible.

    Bernal,

    ademais,

    no

    habia leido

    probablemente

    ningtln

    tratadode

    ret6rica,

    quizai

    o

    entenderia

    l

    problemaque

    se nos

    plantea

    on

    respecto

    a su texto si

    tratira-

    mos

    de

    explicairselo.

    La

    preocupaci6n

    el lector

    moderno

    por

    ha-

    lilar

    nidadartistica n el

    librode

    BernalDiaz no

    surgirfa

    i no

    fuera

    porque

    vemos en

    61

    algo

    mais

    que

    un

    simple

    relato,

    una cr6nica

    como tantas

    otras.

    El

    libro

    puede

    leerse como

    una

    aut6ntica

    novela de caballerias, algunasde sus piginas

    son verdaderas

    piginas

    de

    antologia,

    apaces

    de

    emocionarnos,

    de

    sumergimos

    en un

    universo

    nuevo,

    lleno

    de

    sorpresas,

    de

    belleza

    ex6tica,

    turbadora,

    nolvidable.Tal cosa

    ocurrecuando

    Moctezuma e

    pide

    a

    Cort6s

    que

    suba

    con

    61

    a lo

    alto del

    gran

    emplo para

    contemplar

    esde alli

    la ciudad

    que

    se extiende

    hastael

    horizonte:

    Y

    luego

    [Moctezuma]

    e

    tom6

    [a

    Cort6s]

    por

    la

    mano

    y

    le

    dijo que

    mirasesu

    gran

    ciudad

    y

    todas as

    mais

    iudades

    que

    habian

    dentro

    en

    el

    agua,

    e

    otros muchos

    pueblos

    alrededor

    de la mismalagunaen tierra,y que si no habia visto muy

    bien su

    granplaza,

    que

    desde alli la

    podria

    ver

    muy mejor,

    e ansi

    lo

    estuvimos

    mirando,

    porque

    desde

    aquel grande

    y

    maldito

    templo

    estaba tan alto

    que

    todo lo

    sefioreaba

    muy

    bien;

    y

    de alli vimos las

    trescalzadas

    que

    entran n

    M6jico,

    ques

    la de

    Istapalapa,que

    fue

    por

    la

    que

    entramos

    cuatro

    dias

    hacia,

    y

    la de

    Tacuba,

    que

    fue

    por

    donde

    salimos

    huyendo

    la noche de

    nuestro

    gran

    desbarate,

    cuando

    Cuedlavaca,

    nuevo

    sefior,

    nos

    ech6

    de

    la

    ciudad,

    como

    adelante

    diremos,

    y

    la de

    Tepeaquilla.

    Y

    viamos

    el

    agua

    dulce

    que

    venfade

    Chapultepec,

    e

    que

    se

    provefa

    a

    ciudad,

    y

    en

    aquellas

    res

    calzadas,

    as

    puentes

    que

    tenifan

    echasde

    trecho a

    trecho,

    por

    donde

    entraba

    y

    salifael

    agua

    de

    la

    laguna

    de una

    parte

    a

    otra;

    e

    viamos

    en

    aquellagran aguna

    tanta

    multitudde

    canoas,

    unas

    que

    venian con

    bastimentos

    e otras

    que

    volvian

    con

    cargas

    y

    mercaderias;

    viamos

    que

    cada casa

    de aquella gran ciudad, y de todas

    las

    mis

    ciudades

    questaban

    pobladas

    en el

    agua,

    de

    casa a casa

    no

    se

    pasaba

    ino

    por

    unas

    puentes

    evadizas

    que

    tenianhechas

    de

    madera,

    en

    canoas;

    y

    viamos en

    aquellas

    ciudades

    cres

    e

    adoratoriosa manera de

    torres e

    fortalezas,

    e todas

    blanqueando,

    que

    era

    cosa de

    admiraci6n,

    y

    las

    casas de

    azoteas,

    y

    en las calzadasotras orrecillas

    adoratorios

    ue

    erancomo fortalezas.Y

    despu6s

    de bien mirado

    y

    conside-

    rado

    todo lo

    que

    habiamos

    visto,

    tornamos a ver la

    gran

    plaza

    y

    la

    multitud

    de

    gente

    que

    en ella

    habia, unos

    com-

    prando

    y

    otros

    vendiendo,

    que

    solamenteel rumor

    y

    zum-

    bido de las voces y palabrasqueallihabiasonaba

    mas

    que

    de una

    legua...

    (Bernal,

    197).

    Comenta

    Stephen

    Gilman:

    The final

    view,

    strangely

    comparable

    o that

    of

    Valencia

    seen

    by

    Jimenaandher

    daughters

    rom

    he

    Alc6azar,

    s

    given

    when

    Cort6sand his men follow Montezuma

    up

    the

    great

    temple-pyramid.

    een fromabove

    rather han rom

    afar,

    he

    resonance

    of

    Urganda

    la desconocida

    and the castle

    of

    Bradoid s

    nonetheless

    still

    audible.For Bernal

    Diaz

    goes

    on

    translating

    an architecture lien in

    shape

    and

    function

    into

    the turretsand

    crenelationsof

    medieval

    fancy.

    Yet,

    unlike the castle-inns

    of don

    Quijote,

    here s here

    neither

    humorousmisrepresentation or wilful failure to

    portray

    Aztec

    reality.

    Instead,

    would

    maintain,

    he view

    from the

    temple

    is one of

    the most

    moving

    and

    authentically

    om-

    municative

    passages

    ever written n

    Spanish

    133).

    Bernalve

    la

    ciudadde

    Mexico como

    castillo,

    y

    se

    ve

    a si

    mismo-y

    ve

    a

    Cort6s--como

    digno

    sucesorde los

    caballeros

    andantes.

    Observemos

    tambi6n

    as

    alusiones

    que

    hace Gilmanal

    poema

    de Mio

    Cid,

    al

    Amadis,

    y

    al

    Quijote:

    l

    texto

    de

    Bernal

    Diaz

    aparece

    asi

    rodeado

    por

    grandes

    sombras

    iterarias,

    voca

    varias

    obras

    maestras

    de la literatura spaiola. Una cr6nicamenos

    efectiva

    artisticamente,

    on menor

    poder

    de co-

    municaci6n,

    no

    suscitariaen

    sus

    lectores

    las

    mismas

    asociaciones.

    Y

    es

    que

    en el

    fondo el

    librode

    Bernal

    Diaz

    resulta

    nclasificable.

    Lo

    mismo

    que

    el

    Facundo

    de

    Sarmiento,

    tambi6n

    n

    parte

    autobiogrifico,

    tambi6n

    novelesco

    y

    a la vez

    hist6rico,

    o

    mismo

    que

    tantos

    otros ibros de

    las

    literaturas

    hispaini-

    cas,

    la

    Historia

    verdaderano

    puede

    ser

    encerra-

    daen

    la

    casillade un

    g6nero

    iterario

    eterminado,

    y su autor, an hibil con la plumacomo con la

    espada,

    ha

    sabido recrearun

    mundo

    y

    unas

    experiencias

    que

    se

    comunicancon

    intensidad

    inusitada,

    o

    cual lo

    coloca

    automiticamente n

    las filas

    de los

    literatos.

    Incluso creo

    que

    el

    sentido

    total de la

    obra se

    aclara si

    la

    leemos

    como

    novela.

    Es

    cierto

    que

    novela

    equivale

    a

    ficci6n,

    y

    en

    cambio

    Bernal

    quiere

    darnos

    una

    historia erda-

    dera.

    (Es

    tambi6n

    ierto

    que

    en

    el

    Siglo

    de Oro

    hay

    novelas,

    como

    el

    Quijote,

    que

    sin

    dejar

    de

    serloseanuncian omo historiaserdaderas,

    precisan

    ncluso

    el nombredel

    historiador,

    n

    este caso

    el famoso

    Cide

    Hamete

    Benengeli).

    La

    clasificaci6n de los

    textos

    literariospor

    g6ne-

    ros-y

    nadiedudade

    que

    el libro

    de

    Bernal

    s un

    texto

    literario, ncluido

    en

    todas las listas

    de

    estudios

    graduados

    de

    literatura

    hispinica-

    puede

    habersido

    util en el

    pasado,pero

    es cada

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    9/11

    802

    HISPANIA 5 OCTOBER

    1992

    vez mis

    dificil, incierta,

    precaria.

    De muchos

    textos

    modernos

    esulta

    mposible

    precisar

    i

    son

    poesia

    lirica,

    ficci6n,

    o

    ensayo:

    con frecuencia

    son todoello al mismotiempo.

    La idea

    de

    que

    sea

    posible

    escribiruna

    histo-

    ria

    total,

    unahistoria

    que diga

    a

    verdad,

    oda a

    verdad,

    y

    nada

    mais

    que

    la

    verdad,

    baisica

    para

    Bernal

    Diaz,

    es,

    sin

    embargo,

    una

    utopia.

    Sabe-

    mos

    que

    el

    Renacimiento

    s

    f6rtil

    en

    utopias.

    En

    el

    campo

    de la

    historiograffa,

    in

    embargo,

    poco

    desarrollado

    urante

    a

    6poca

    renacentista,

    a-

    bremos

    de

    esperar

    hasta

    el

    siglo

    XIX,

    que

    es

    cuando

    a

    historiograffa

    lcanza u

    gran

    desarro-

    11o,

    paraque, ya

    en la

    segunda

    mitad del

    siglo,

    algunos historiadorespositivistas,como Leo-

    pold

    von

    Ranke,

    se atrevan

    a

    formular

    una idea

    de acercamiento otal al

    pasado.

    Lo

    que

    hace

    Bernal

    Diaz,

    a

    pesar

    de

    ser

    sumamente

    alioso,

    es trazar na

    visi6n

    personal

    de

    ciertos

    aconteci-

    mientos

    hist6ricos

    desde un

    punto

    de vista

    limi-

    tado

    y

    sin teneracceso a todos os documentos

    a

    todas as

    nterpretaciones.

    Pensemos,

    or

    jem-

    plo,

    en las

    interpretaciones

    reacciones

    por

    parte

    de los

    aztecas,

    en

    c6mo

    vivieron

    y

    sufrieron

    u

    derrota,

    tal como se

    expresan

    en los

    textos,

    poemasydocumentos eunidosporMiguelLe6n

    Portilla

    en

    La

    visi6n

    de los

    vencidos.)

    Si la obra de Bernal no es estrictamente

    a

    historia

    otal,

    la historiatotalmente

    verdadera,

    que

    se

    propuso

    escribir,

    qu6

    es? Una

    compara-

    ci6n

    con una

    autobiografia

    ovelada-y

    al mis-

    mo

    tiempo

    cronica erdadera el

    espiritu

    de su

    tiempo,

    visto

    desde a alta

    burguesia,

    omo es el

    librode Marcel

    Proust,

    A la recherche

    du

    temps

    perdu,

    mostraria

    nmediatamente

    mportantes

    diferencias.

    Bernal

    escribe

    no una

    autobiografia

    sino los

    capitulos

    centrales

    de su

    vida

    en

    la

    que

    6sta se halla

    sumergida,

    ubsumida,

    n

    una

    em-

    presa

    colectiva,

    a

    diferencia de lo

    que

    hace

    Proust,

    mais

    personal

    independiente

    n

    su

    acti-

    vidad,

    mais ntrovertido

    psicologizante,dejan-

    do

    aparteque

    Proustcambia

    nombres,

    ombina

    dos o tres

    personajes

    reales

    en

    un

    personaje

    ficticio,

    etc.

    Sin

    embargo

    acercarel texto

    de

    Bernal

    al

    g6nero

    novela,

    unque

    llo

    implique

    apartarse

    e la

    intenci6n

    riginal

    del

    autor,

    puede

    ofrecer

    ciertas

    ventajas

    al

    critico,

    sobre todo

    si

    utilizamos a teoria

    acerca de la novela

    total

    desarrollada

    or

    Mario

    Vargas

    Llosa,

    cuya

    acti-

    vidad como critico

    esti

    resultando asi

    tan im-

    portante

    omo su laborde novelista.

    Las

    deasde

    Vargas

    Llosaacercade la novela

    fueron

    expuestaspor primera

    ez en una confe-

    rencia

    que

    dio en 1966 en Montevideo

    publica-

    da en

    1974

    en Buenos Aires con el titulo de La

    novela).

    En

    esta conferencia

    Vargas

    Llosa sos-

    tiene

    que

    la novela es unatentativa e

    recuperar

    lo

    que

    se

    ha

    perdido

    o

    que

    permanece

    culto en

    nosotros; l novelista ecompromete, compro-

    mete

    todassus

    fuerzas,

    n

    una

    aventura

    e

    resca-

    te

    para

    salvarciertas

    experiencias

    que

    han

    que-

    dado

    en

    su

    memoria omo obsesiones

    angustio-

    sas,

    como demonios

    nternos

    ue

    lo

    atormen-

    tan

    y

    de los

    que

    tiene

    que

    liberarse.

    Los novelistas

    medievales,

    como Joanot

    Martorell,

    el autor de Tirant lo

    Blanc,

    indica

    Vargas

    Llosa,

    eranmaestros

    n

    el

    arte

    de

    presen-

    tar a realidaddesde

    multiples

    niveles:

    objetivo,

    subjetivo,

    mitico,

    nstintivo,

    o cual les

    permitia

    capturar recrear oda la realidad.El novelista

    moderno debe

    intentarlo

    tambi6n.

    La novela

    debe intentar rearun

    pequefio

    universo nde-

    pendiente,que

    se mantiene

    aisladode toda

    in-

    fluencia

    externa,

    ncluso la

    del

    autor.

    Estas ideas

    serin

    desarrolladas n

    Garcia

    Mdrquez:

    Historiade un

    deicidio,

    de

    1971,

    y

    en

    La

    orgia

    perpetua:

    Flaubert

    y

    Madame

    Bovary

    (1975).

    La

    novela

    otal, afirma,

    puede

    compe-

    tir

    con

    la

    realidad

    eal,

    y

    confrontar

    sa reali-

    dad on

    unavitalidad,

    n

    espacio,unacomplejidad

    queson cualitativamentequivalentes

    la

    reali-

    dad.Escribir

    ovelas,

    apunta

    Vargas

    Llosa,

    es un

    acto de

    rebeli6n

    contra a

    realidad,

    ontra

    Dios,

    contra

    la

    creaci6n,

    que

    es la realidad.Es un

    intento

    de

    corregir,

    ambiar,

    abolir,

    a verdade-

    ra

    realidad,

    eemplazaindolaor

    la

    realidad

    ic-

    tiva

    que

    la novela crea.

    El

    novelistaes un disi-

    dente:

    crea una vida

    ilusoria,

    crea mundosver-

    bales

    porque

    no

    acepta

    a vida

    y

    el mundo

    como

    son

    (o

    como cree

    que

    son).

    En

    la base de

    su

    vocaci6n,

    sefiala

    en

    su estudio sobre Garcia

    Marquez,

    se

    encuentra

    un

    sentimientode

    in-

    satisfacci6n rentea la vida: cada novela es un

    deicidio

    secreto,

    un asesinato

    simb61lico

    e

    la

    realidad

    Vargas

    Llosa,

    85).

    Una confrontaci6n e esta teoriade la novela

    con el texto

    de

    Bernal

    Diaz

    permite

    sefialar

    interesantes reveladoras

    emejanzas,

    al

    mis-

    mo

    tiempo

    insoslayables

    diferencias.

    Bernal

    quiere

    crear

    on su

    pluma

    un

    universo

    otal,

    y

    lo

    hace

    con

    una

    intensidad,

    una

    urgencia,que

    nos

    permite ospechar ue

    tratade exorcizar demo-

    nios internos : na vez

    empezada

    u

    obra

    habri

    de

    seguir

    hastael

    inalsin

    pausa,

    omo se

    desbor-

    da un

    lago que

    una

    presa

    mantenia

    en

    su

    sitio

    cuando e abreunabrecha n la

    presa.

    Esavisi6n

    total de

    Bemrnal

    s una rebeli6n

    rente

    a la ver-

    si6n

    oficial

    que

    de la

    conquista

    se ha venido

    elaborando n

    Espafiaporparte

    de

    historiadores

    que

    conocian los hechos de

    segunda

    mano

    y

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    10/11

    BERNAL

    DiAZ

    DEL

    CASTILLO:

    RONICA,

    HISTORIA,

    MITO803

    que

    habian reado

    una

    supuesta

    ealidad:a

    con-

    quistaorganizada

    n

    torno

    a un

    caudillo,

    Cort6s,

    convertidoen

    semidi6s,

    en deidad

    cuya

    inteli-

    genciay cuyo poderhaciancasi innecesario l

    esfuerzode sus

    seguidores.

    Frente

    a esta

    historia

    oficial,

    la de

    Bernal

    Diaz

    representa

    n

    acto de

    rebeldia,

    y

    casi un

    deicidio,

    en el

    sentidode

    que

    despoja

    a Cort6s

    de sus

    cualidades

    mfticas.

    El

    librode

    Bernal

    Diaz noes

    una

    novela,

    pero,

    sin

    embargo,

    comunica el

    calor,

    la

    intensidad

    emocional

    de una buena

    novela.

    Obedecea una

    necesidad

    nterna

    del

    autor,

    a de crearo

    recrear

    un

    universo

    que pueda

    rivalizar

    on 6xito con

    lo

    que

    otroscreen

    fue la realidad.

    ncluye

    elemen-

    tos literarios-alusiones al romancero y al

    Amadis--que

    tiendena

    mitificar los

    personajes

    que aparecen

    n el texto.

    ,

    finalmente,

    si

    vemos en el

    texto de

    Bernal

    Diaz

    no una

    simple

    narraci6n

    e hechos

    pasados,

    ino unaobra

    iteraria,

    na

    obrade

    arte,

    lo

    que

    antes

    pudiera

    arecer

    n

    rasgonegativo,

    a

    frecuente

    nterrupci6n

    el

    relato

    mediantealu-

    siones a lo

    que

    Bernal

    estai

    pensando

    mientras

    escribe,

    sus

    reaccionesante

    otras

    versiones,etc.,

    se convierte en

    rasgo positivo

    y

    sumamente

    moderno.

    Con frecuencia

    Bernal

    nterrumpe

    u

    relato

    para

    eflexionar

    cercadel actode

    escribir

    este relato: Y no

    es de maravillar

    que yo

    lo

    escriva

    aqui

    desta

    manera,

    porqueay

    mucho

    que

    ponderar

    n ello

    que

    no

    s6

    c6mo

    lo

    cuente,

    ver

    cosas nunca

    ofdas

    ni

    vistas,

    ni

    ain

    sofiadas,

    omo

    viamos

    Bernal,

    175).

    En

    muchasobras

    itera-

    rias

    modernas-y algunas

    clisicas-la

    superfi-

    cie del

    relatose

    rompepara

    dar

    paso

    a

    alusiones

    al creadorde la

    misma,

    al

    acto de

    creaci6n,

    a la

    relaci6n

    entre iteratura vida normal.Asi suce-

    de en la

    segunda

    parte

    del

    Quijote,

    en

    que

    Don

    Quijote

    se

    convierte en

    posible

    lector

    de sus

    aventuras n

    la

    primera arte.

    Cervantes

    ntra

    y

    saledel texto

    a

    lo

    largo

    de la

    novela.

    Unamuno n

    Niebla

    hace

    que

    el

    personaje

    central,

    Augusto

    P6rez,

    salga

    de la novela

    para

    dialogar

    pol6micamente

    con el

    autor de la

    misma.

    Pirandello n

    Sei

    personaggi

    in

    cerca

    d'autore

    aplica

    esta

    t6cnica al teatro.

    Hoy

    hablamos

    de

    novela

    auto-referencial

    de

    metaficci6n. '

    Gide,

    en

    Lesfaux-monnayeurs,

    ezcla

    y

    combi-

    na la

    narraci6n e una

    novela con la creaci6nde

    esta narraci6n

    por

    su autor.

    Gonzalo Torrente

    Ballester n

    Fragmentos

    de

    apocalipsis

    niciasu

    novela con el diario

    de un novelista

    que

    estyi

    tratando

    de escribir una novela como

    la

    que

    estamos

    eyendo

    en el librode Torrente

    allester.

    Lope

    escribeun

    soneto,

    el Sonetode

    Repente,

    que

    parece

    escribirse

    a si mismo.

    Finalmente

    cabe

    imaginar

    a

    Bemal

    Diaz,

    viejo,

    irritado,

    emocionado, n6rgicoodavia, entadopluma n

    mano e iniciando

    su

    reconstrucci6n

    el

    pasado

    (en

    un vasto lienzo

    en el cual se

    incluird

    a

    si

    mismo)

    con

    la misma

    expresi6n

    atenta

    y

    severa

    que

    serai

    mis

    tarde a de

    Velazquez,

    pincel

    en

    mano,

    incluy6ndose

    a si

    mismo

    en el acto

    de

    creaci6n

    al

    pintar

    as

    Meninas.

    M

    NOTA

    Parauna visi6n

    de

    conjunto

    y

    con maisdetalles

    sobre

    este

    aspecto

    de la literatura

    hispainica,

    vease mi

    ensayo

    Fiction ndMetafiction nContemporarypanishLetters.

    E

    OBRAS CITADAS

    Carlyle,

    Thomas.

    On

    Heroes,

    Hero

    Worship

    nd the

    Heroic

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    Diaz del

    Castillo,

    Bernal.

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    verdaderade

    la

    conquis-

    ta

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  • 7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia

    11/11

    804

    HISPANIA 5 OCTOBER

    1992

    .La

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    laubert

    MadameBovary.

    Barcelona:

    Seix

    Barral,

    1975.

    Villiers,

    Alan.

    Men,

    Ships

    and the

    Sea.

    Washington,

    D.C.:

    National

    Geographic

    Society,

    1973.