171
B B e e n n n n y y y  y y y  B B a a b b b e e  D D D o o o s s s  e e e n n n e e e m m m i i i g g g o o o s s s  i i i r r r r r r e e e c c c o o o n n n c c c i i i l l l i i i a a a  b  b  b l l l e e e s s s  d d d e e e s s s t t t i i i n n n a a a d d d o o o s s s  a a a  e e e n n n t t t e e e n n n d d d e e e r r r s s s e e e  Eoin Colfer

Benny Y Babe

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Novela Juvenil

Citation preview

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 1/171

BBBeeennnnnnyyy yyy BBBaaabbbeee DDDooosss eeennneeemmmiiigggooosss iiirrrrrreeecccooonnnccciiillliiiaaa b b bllleeesss dddeeessstttiiinnnaaadddooosss aaa eeennnttteeennndddeeerrrssseee 

Eoin Colfer

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 2/171

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 3/171

DESTINO INFANTIL & JUVENIL, 2003Dirección editorial: Patrizia [email protected]

Ilustración de cubierta: © Bryan Alien / The Stock MarketRealización editorial: Dolors EscorizaComposición fotomecánica: Anglofort, S. A.

Título original: Benny and Babe 

© Eoin Colfer

© Edición original publicada por The O'Brien Press Ltd., Dublín, 1999© de la traducción, Laura Manero, 2003© Editorial Planeta, S. A., 2003Avda. Diagonal, 662-664, 08034 BarcelonaPrimera edición: junio de 2003ISBN: 84-08-04814-7Depósito legal: M. 24.931-2003Impresión y encuadernación: Larmor EncuadernaciónImpreso en España - Printed in Spain

Esto es una copia de seguridad de mi libro original en papel, para mi usopersonal. Si ha llegado a tus manos, es en calidad de préstamo, de amigo aamigo, y deberás destruirlo una vez lo hayas leído, no pudiendo hacer, enningún caso, difusión ni uso comercial del mismo.

Edición digital Mayo, 2008: Scan Adrastea, Corrección: Ana María.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 4/171

 

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 5/171

ÍNDICE

PRÓLOGO ...................................................................................................................... 8

HURLING DE PALETOS .............................................................................................. 9

COSAS DE CRÍOS ....................................................................................................... 19

TREGUA ....................................................................................................................... 31

ARCHIENEMIGOS ..................................................................................................... 52

LA GUERRA DE LOS CEBOS ................................................................................... 72

EL REY DE LA DISCO ................................................................................................ 87GAFAS DE BUCEO Y ALETAS ............................................................................... 109

PEDIRLE PERAS AL OLMO ................................................................................... 120

BLACK CHAN ........................................................................................................... 143

SE ARMÓ LA GORDA ............................................................................................. 165

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 6/171

 

El hurling es un juego similar al hockey muy popular enIrlanda. Se juega con un bastón curvo en su parte inferior,llamado hurley, y una pequeña pelota llamada sliotqr. Cadaequipo cuenta con quince jugadores y el juego sedesarrolla en un campo de 137 m de largo por 82 m de

ancho, con unas porterías similares en tamaño a las delhockey. Se cuenta que cuando los celtas llegaron a Irlandaal final de la última glaciación, trajeron consigo este juego,cuya existencia está documentada desde hace más de dosmil años.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 7/171

Para Noreen y Billy

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 8/171

Eoin Colfer Benny y Babe

8

PRÓLOGO

Cada vez que Benny Shaw se acordaba del verano, el miedo le dejaba sinfuerza en las piernas y hacía que le latiera el corazón como si fuese a explotarlecontra las costillas. El simple chirrido del metal hacía que sintiera una oleada depunzadas que le atravesaban la rodilla. «¡Por los pelos, Benny, chico, por lospelos!»

El último verano habían pasado muchísimas cosas, y no todas malas.Estaban los cebos, la disco, Black Chan y, por supuesto, Babe. Benny sonrió alpensar en ella. Aún seguían en contacto. Más o menos. Alguna carta de vez encuando. Tal vez un encuentro accidental en la calle mayor, si ella había ido a laciudad a comprarse unos vaqueros o cualquier otra cosa que no se encontraraen esas tiendas pueblerinas del quinto pino. En realidad, no era mucho para dospersonas que estaban hechas para ser socios de por vida.

Un día de agosto había echado por tierra todo eso. Babe vio a Benny talcomo era en realidad y decidió que estaba muchísimo mejor sin él. Esa clase depensamientos eran bastante profundos para un chaval, pero Benny habíaabundado en ellos desde el accidente. Como que no tenía nada más que hacer.Como que no iba a irse a jugar al hurling ni nada por el estilo. Benny se pasó unimán por la rodilla hasta que entrechocó con la clavija de acero que tenía bajo la

piel. Pues no, como que no iba a irse a jugar al hurling. De hecho, todo había empezado jugando al hurling. Una afición que sus

padres aprobaban. Y una que se le daba bien. Sin embargo, los problemas sonasí. Se te acercan a hurtadillas. Tú estás disfrutando de unos cuantos golpes depelota inocentes y, de repente, te estás tragando la mitad del mar de Irlanda porla garganta, con un chucho de un solo ojo colgado de ti.

De todas formas, no era hurling de verdad. Era hurling de paletos. Y en elhurling de paletos las reglas son un poco diferentes.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 9/171

Eoin Colfer Benny y Babe

9

HURLING DE PALETOS

Duncade era el mejor lugar del mundo. Un pueblecito de pescadoresenclavado en los acantilados del sur de Wexford. La cala estaba dominada porla Torre de Dugan, un faro que recibió su nombre en honor al sacerdote galésque les había impuesto el cristianismo a los lugareños. El turismo no sefomentaba, y el privilegiado grupo de visitantes anuales había tenido queprometer guardar el secreto. No en todas partes se consideraba un pasatiempohonorable asomarse sobre un muro del muelle para escupirle a la marea. Nadiequería poner eso en peligro. Benny era uno de los pocos afortunados. Puestoque su abuelo era el farero, los cerrados aldeanos aceptaban a su familia comoinvitados legítimos.

Los chicos de Duncade habían organizado un par de equipos de hurling.

Nada de equipos completos de quince, solo ocho contra ocho. O, dicho deforma más precisa: ocho chicos contra seis chicos, una chica y un perro. ComoBenny se pasaba todas las horas de luz aporreando una pelota contra el hastial,los chavales fueron al faro a buscarlo.—Mola—dijo Benny, con una expresión de gran inocencia en la cara.A fin de cuentas, ¿podían ser tan buenos esos chavales de granja? Seguro

que se pasaban la mayor parte del tiempo corriendo con las vacas y las ovejas.—No te preocupes, mamá, no seré duro con ellos—rugió por el hueco de la

escalera de caracol del faro.Su madre murmuró algo en respuesta, demasiado absorta en la tarea

artística del día para desperdiciar ninguna palabra con su hijo mayor. JessicaShaw era una profesora de teatro con auténtica pasión por su especialidad. Loque la obsesionaba en ese momento era la poesía. Se pasaba horas en la sala delfaro pensando en palabras estrambóticas para el mar y las nubes.

«Venga ya, poesía, por el amor de Dios», Benny estaba que trinaba. Gato,pato y dato. ¿Qué sentido tenía? Si quieres mirar el mar, vete a la ventana y

echa un vistazo. Si quieres describirlo, cómprate una cámara. Todo ese rollo delas olas afligidas y las nubes enfurecidas era para la gente que no era buena

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 10/171

Eoin Colfer Benny y Babe

10

 jugando al hurling y que, por lo tanto, llevaba una vida vacía.Como, por ejemplo, su hermano pequeño, George, también conocido como

el Pelota. George era el niñito de su madre, claro está. Los dos se sentaban en lasrocas en íntima comunión con la naturaleza. Benny amenazó con hacer que su

 bota entrara en íntima comunión con el pandero de Georgie si le hacíanescuchar un solo poema más. El último numerito de su hermano eran las frasesrimadas. Cualquier cosa que dijera el pequeño idiota tenía que ser en verso, y senegaba a dar una respuesta hasta que encontraba una buena rima.—¡George, ven a merendar!—Espero impaciente / mi panecillo caliente.—Déjate ya de todo ese rollo poético, ¿quieres?—Tengo que rimar / siempre y sin parar.—Te lo advierto. ¿Ves este puño?—

Si siento dolor, / gritaré con horror.Bastaba para volver chiflado a cualquiera. Por lo menos, Benny podía estarseguro de que en el partido de hurling no habría ni rastro de ese pequeñotostón. Georgie consideraba que el deporte en general era el pasatiempo de lossalvajes.—El que al hurling tiene afán / no es más que un patán.Benny no estaba seguro de lo que era un patán, pero algún día lo

descubriría y, entonces, ¡prepárate, Pelota!Los chicos de Duncade estaban sentados en una tapia, mascando heno y

dando patadas a las boñigas de vaca, entre otros entretenimientos de catetos.Benny se alisó el remolino y se acercó sin ninguna prisa, haciendo botar conindiferencia la sliotar sobre el hurley. —¿Cómo lo llevamos, muchachos?—dijo, usando el habla local.—¡Shaw, chico, qué palo más guapo traes!—Y que lo digas, es un pedazo de madera magnífico —repuso Benny, con

una entonación chula de verdad.Un chico enorme, grande como un granero, se levantó. Benny tragó saliva.

Había pensado que el chico ya estaba de pie.—Dios Santo, Paudie, menudo estirón has dado.

Paudie solo tenía catorce años, uno más que el propio Benny, y ya era deltamaño de una torre circular.—Deben de ser todas las balas de heno que vas lanzando por ahí.—Supongo.Paudie sopesó un hurley largo como un poste de teléfonos. Unos clavos

irregulares sobresalían de las oxidadas bandas metálicas de la base, dondehabía una mancha oscura que sospechosamente parecía sangre.—Estoy en tu equipo, ¿no?—dijo Benny.—Supongo.

Benny volvió a tragar saliva y dio un suspiro de alivio.—Eso es bueno. Entonces, ¿estamos listos o qué?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 11/171

Eoin Colfer Benny y Babe

11

Trepó por una verja de hierro. Los puntales estaban medio caídos, comoperchas viejas, porque un millón de chicos antes que él habían sido demasiadovagos para abrir el pestillo. La superficie del campo dejaba mucho que desear.Parecía que en el centro había algo semejante a un fortín de hadas, y las ovejas

descarriadas buscaban alimento entre la hierba.—Hummm, oye, Paudie, ni siquiera se ve la otra portería. A ver si os

organizáis algún día, chicos.—¿Demasiado duro para ti, señoritingo de ciudad?La voz provenía de más abajo de su línea de visión. Benny bajó la mirada.

Lo que parecía ser un duende lo estaba mirando fijamente. La criatura volvió ahablar:—Ya os lo había dicho, chavales. No hay agallas.Benny habría farfullado una contestación si no hubiese tenido miedo de

que le echaran una maldición de hadas o algo por el estilo. Entonces, el duendese quitó el gorro de lana y se apartó la melena de delante de los ojos.—¡Dios mío!—exclamó Benny.—¿Qué?—dijo el duende.—Ah... nada —masculló el chico. ¿Qué era lo que iba a decir? ¿«Lo siento,

 jovencita, pero te había tomado por una criatura mitológica»? Puede que Bennyno fuese el genio del milenio, pero tampoco era ningún lelo.—Bueno, pues vamos a ponernos manos a la obra —dijo el duende,

mientras hacía girar un hurley como si fuera un bastón de kungfu. —Por mí, bien.—¿Seguro que no quieres irte corriendo a casa a buscar un casco y unas

rodilleras?—Tú sigue así... —Benny sabía a la perfección que su remolino estaba en

posición de firmes.—¿Y qué? Aquí no hay arbitro, chaval.Benny puso los ojos en blanco y miró al cielo para demostrar, o eso

esperaba, la inmensa cantidad de paciencia que se necesitaba para soportar laselucubraciones de aquella extraña chica.—¡Paudie! ¿Jugamos o qué?

Paudie, por diversión, le dio un puntapié a una boñiga de vaca y la envióvolando por encima de la valla divisoria. Benny hizo un gesto de dolor. En elcampo de al lado había gente acampada.—Supongo.Los equipos caminaron arrastrando los pies hasta colocarse en algo

semejante a una formación. Benny ocupó de forma automática la posición dedelantero. Seguramente le pondrían delante a algún monstruo enorme, pero élya estaba más que acostumbrado a eso gracias a haber jugado en Wexfordcontra el Colegio de los Hermanos Cristianos. Algunos de los juveniles de ese

equipo tenían por lo menos veinticuatro años.—¿A quién marco? —le gritó por el campo a Paudie, que estaba ocupado

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 12/171

Eoin Colfer Benny y Babe

12

echando a empujones del área a un carnero beligerante.—A mí—dijo una voz.Benny miró abajo. Era el duende.—¿A ti?—

¿Tienes algún problema, señoritingo de ciudad?—Ningún problema, cateta. Solo que no metas la cabeza delante de mi

hurley. La chica dio un suave silbido.—Yo no me pondría a amenazar. A él no le gusta.—¿A quién? ¿Al rey de los duendes?—No, a él. —La chica hizo un ademán con la cabeza hacia una boñiga de

vaca.Benny siguió su mirada. La boñiga de vaca le estaba gruñendo.—

Se llama Congrio y odia a los señoritingos de ciudad.El pequeño chucho era más o menos del tamaño de una cacerola y parecíaestar hecho de energía eléctrica marrón.—¿Y cómo identifica este bicho a los señoritingos de ciudad? Por el olor a

 jabón, ¿a que sí?Benny nunca sabía cuándo cerrar el pico. El perro pareció percibir el

antagonismo, porque dirigió el hocico hacia el chico y cerró un ojo. El otro lotenía cubierto por una neblina de color azul lechoso, sin iris ni pupila.

Los de Duncade se quedaron helados.—¡El mal de ojo!—Congrio te ha echado el mal de ojo.El duende sacudió la cabeza y se santiguó.—Sí, claro —resopló Benny—. Un perro demoníaco. Dejaos de historias,

¿queréis?Se dio cuenta de que a su alrededor se estaba abriendo un espacio. Nadie

quería estar demasiado cerca cuando Congrio hacía realidad su promesa devudú.

A Benny, siendo como era, no lo convenció.—Me importa un bledo toda esta porquería para ponerme nervioso. Yo he

 jugado en el estadio de Croke Park.Paudie se acercó con calma. Una ligera irritación le arrugaba la frente, por

regla general tan feliz.—Oye, Babe. Ponle la correa al chucho hasta que empiece el partido. —

Congrio no se molestó en echarle mal de ojo a Paudie. No era estúpido.A Benny le sorprendieron dos cosas, y su boca entró en acción antes de que

su cerebro tuviera ocasión de pegarle encima una advertencia oficial.—¿Hasta que empiece el partido? ¿Quieres decir que el perro va a jugar?Paudie se encogió de hombros. ¿Y qué?—¿Y «Babe»? ¿Qué clase de nombre es «Babe»?—Uno mejor que George y Bernard Shaw —soltó Babe, el duende, con

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 13/171

Eoin Colfer Benny y Babe

13

desdén.Por enésima vez, Benny echó chispas en silencio pensando en la obsesión

de su madre con la literatura. ¡Imaginaos ser la mitad del nombre de un autorteatral! Durante años había estado intentando que se le ocurriera una buena

contestación a esa pulla, pero todavía no lo había logrado.—Sí, bueno...—dijo, bajando la voz sin convicción.Babe se encasquetó el gorro de lana sobre su mata de pelo rizado. Había

vencido.Benny la fulminó con la mirada. Babe; ese nombre se parecía más a «boba»

que a otra cosa. «Has ganado esta batalla, Obi Wan, pero la guerra aún no haterminado.»

La bola entró en juego. Benny, suponiendo con inocencia que jugaban deforma estratégica, ocupó su posición. Los demás se abalanzaron hacia el centro

y se zambulleron en una masa de extremidades que se retorcían.Babe se moría por entrar en la refriega. Le chascó los dedos a Congrio.—Marca al señoritingo, chico—ordenó—. Ya sabes lo que tienes que hacer.

—Echó a correr y desapareció hasta el cuello entre los cuerpos de los demáspaletos.

Congrio soltó un pequeño ladrido y volvió su mirada torcida hacia Benny.—¿Qué te ha pasado en el ojo, Congrio? Te lo hiciste bebiendo agua de un

váter, ¿a que sí?Congrio se puso tenso, le enseñó unos incisivos feos y pequeños. Esa

mirada decía: «Tú sigue así, señoritingo de ciudad, ya veremos a qué sabe esapierna de Wexford».

La maraña de cuerpos del campo se parecía a una de esas peleas de losdibujos animados. Benny casi esperaba ver estrellas y la palabra «PLAF»aparecer en colores fluorescentes sobre la polvareda. Por increíble quepareciera, fue Babe la que se hizo con la pelota. Iba sacudiendo el hurley portodas partes. Paudie cayó a causa de un golpe bajo la barbilla y sus ojosadoptaron la expresión petrificada de una conmoción cerebral. Aunque, claro,Paudie tenía esa expresión en sus mejores momentos.

Benny entrecerró los ojos contra el sol. Ya era hora de que su talento divino

dejara huella. Se hizo un esquema mental de la jugada: se colaría, le haría unapequeña zancadilla ilegal a esa listilla de Babe —nada doloroso, solohumillación pura y dura— , después recogería la pelota y la lanzaría paraconseguir un punto fácil. O un gol, según lo lejos que llegase por encima de lapila de sudaderas que hacían de improvisados postes de portería. Algo sencillopara un hombre de su destreza.

La primera fase se desarrolló de acuerdo con el plan. Benny se agachó paracolarse entre el revoltijo de pueblerinos. Babe salió tambaleándose de laescaramuza justo cuando él llegaba. Sus miradas se encontraron. O, mejor

dicho, la mirada de él se encontró con el flequillo rizado de ella. Benny soltó sumejor gruñido lobuno y la chica hizo su jugada.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 14/171

Eoin Colfer Benny y Babe

14

Perfecta, tan predecible.Benny extendió un pie para hacerle la zancadilla... Solo que ya no había

ninguna chica, solo un pequeño bulto perruno que le mordía la punta de lazapatilla. Babe le había hecho una finta y ya estaba a medio camino hacia el otro

extremo del campo. Benny no sabía qué lo indignaba más, que lo hubieseembaucado una chica o coger la rabia por culpa de aquel chucho. Chillandoigual que un bebé cuando le salen los dientes, intentó apartar al perro a golpesde hurley, pero lo único que consiguió fue darse a sí mismo en las espinillas.Babe, mientras tanto, había marcado un gol sin resistencia alguna con un suavegolpe a la sliotar. 

Benny en seguida pilló el truco para tratar a Congrio: ese perro diminutosolo apretaba si se movía. Se vio obligado a quedarse quieto como una estatuasobre un solo pie hasta que Babe regresó de la portería. A esas alturas, toda la

tribu de paletos se había reunido a su alrededor para burlarse de él.—Ya podéis reíros, ya, granjeros —dijo Benny, en tono amistoso, por si el

perro era capaz de captar ese tipo de cosas—. En cuanto consigadesengancharme del pie a este saco de pulgas de aquí, será mejor que vigiléisesa portería.—¿Problemas, señoritingo de ciudad?—Todo lo que se veía de la cabeza de

Babe era pelo y una amplia sonrisa.—¿Yo? No. Todo va bien, muchísimas gracias, ¡solo que estoy a punto de

matar a este perro estúpido si no me lo quitas del pie!—Ten cuidado, Shaw. El perro huele el miedo, ¿sabes?—¡El miedo!—chilló Benny—. ¿Quién tiene miedo?Sintió un diente puntiagudo como un alfiler que se movía encima de su

dedo gordo y obligó a su pulso a aminorar la velocidad.Babe suspiró.—Supongo que más vale que salve al pobre señoritingo del perrito feroz.Volvió a chascar los dedos.—¡Congrio, suéltalo!Congrio escupió el pie de Benny como si oliera peor que un barril lleno de

pescado podrido, lo cual, en justicia...

Benny meneó los dedos del pie para hacer una comprobación. Todo seflexionaba con normalidad.—Tu perro ha tenido suerte de que hicieras eso. Estaba a punto de… Congrio gruñó. Benny cerró el pico.Paudie había salido del barrizal arrastrando los pies.—Uno a cero. Ha sido culpa tuya, Benny. Tú marcas a Babe. Vale, prepárate

para el saque.No servía de nada. Benny había perdido el valor. Ya era bastante malo no

estar del todo seguro sobre si debía tumbar a una chica, pero es que, además de

eso, tenía al perro gruñéndole cada vez que la sliotar caía cerca de ellos. Apenashabía tocado la pelota. Era vergonzoso. Humillante. Si hubiese sido un caballo

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 15/171

Eoin Colfer Benny y Babe

15

de carreras, lo habrían sacrificado para que no sufriera.Final del partido. Seis goles de ventaja para los paletos contrarios. Benny

tenía ganas de tirarse desde el final del muelle. Conociendo su suerte, la mareaestaría baja. Intentó escabullirse hacia casa sin que lo vieran, pero Babe no iba a

permitirlo.—Eh, señoritingo de ciudad, te vas a casa a llorar un rato, ¿no?Benny sonrió de oreja a oreja para demostrarle que no estaba nada molesto.La chica de Duncade se rió.—No te preocupes, señoritingo. La semana que viene puedes jugar con los

infantiles.Desde luego, todos los demás pueblerinos pensaron que aquello era

gracioso. A quién le importaba en qué equipo estabas, siempre que elseñoritingo de ciudad acabara por los suelos.—

Sí, sí, sí—

repuso Benny, angustiosamente consciente de que eso no eramás que un lamentable sustituto de contestación ingeniosa. Luchando contra elinstinto de salir como el rayo hacia el faro, saltó la valla con tranquilidad y semarchó paseando por la carretera marítima.

Benny Shaw solía considerarse un chico con ingenio. No como un personajede las obras de Shakespeare, sino más bien como uno de esos chicos queintercambian insultos. Aun así, esa hilera de granjeros sonrientes lo ponía de losnervios. Necesitaba ayuda profesional para enfrentarse a esa gente. Habíallegado la hora de hablar con el abuelo.

Paddy Shaw era uno de esos marineros auténticos, de los que no necesitanaparejos para decir por dónde queda el norte. En su carrera naval, que habíadurado medio siglo, el abuelo de Benny había navegado por todo el mundo,había capitaneado un barco de pesca de altura y se había metido en variosnegocios casi legales, a los cuales algunos cínicos podrían referirse como«contrabando». Pasaba los días de su jubilación ejerciendo de farero en el farode la Roca de Dugan.

Benny subió la escalera de caracol a trancas y barrancas, y salió a la

plataforma de hierro colado. Como de costumbre, la vista lo dejó sin habla. Lapenínsula de Dugan se extendía hacia el noroeste en dirección a las luces deWexford, y hacia el sur en dirección a Rosslare. Cada cinco segundos, lagigantesca luz del faro daba la vuelta y pintaba la noche de blanco.

El capitán se estaba liando un cigarrillo delgado como un lápiz con eltabaco acre que guardaba en una bolsa. Esa bolsa, según afirmaba el abuelo,estaba hecha con el cuero cabelludo de un australiano que había intentadoasaltarlo en Borneo. Meterse con Paddy Shaw era muy desaconsejable. Laleyenda del lugar contaba que una vez había pasado por la quilla a un furtivo

de nasas de langosta. Es verdad que había sido bajo un bote, pero solo porquesu abuelo resultó estar en el bote en aquella ocasión.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 16/171

Eoin Colfer Benny y Babe

16

—¿Qué tal, abuelo?—Buenas, chico. —Su abuelo encendió una cerilla y formó un farol a su

alrededor con las manos dobladas.—¿Cómo va la torre, capitán?

Paddy Shaw resopló.—Bah, a saber. Mejor pregúntale al ordenador. Lo único que hago yo es

comprobar que todas las lucecitas estén verdes.—¿Abuelo?—¿Hummm?—Abuelo, hoy la he armado buena.—¿Ah, sí?—Sí, con los palé... los chicos de aquí.Su abuelo rió entre dientes. Le sonó una flema, llena de gases y whisky.—

Vaya. Te han educado bien, ¿verdad?Benny meneó el dedo gordo dentro de la zapatilla.—Pues sí.—Seguro que no es la primera vez que te hacen morder el polvo. No te

viene mal perder un poco de ese engreimiento.Benny asintió con paciencia, por completo consciente de que los adultos se

sentían obligados a darle una pequeña charla antes de ayudarlo en serio concualquier cosa.—Había una chica, abuelo.—Ah, ahora entramos en materia. Problemas de mujeres, ¿a que sí?

Recuerdo que una vez, en Madagascar, estaba yo espiando a una bellezamorena mientras lavaba ropa en el río. El problema era que los ancianos de latribu no permitían...—No tiene nada que ver con eso, abuelo. Es solo que no ha parado de

hacerme faltas. Ella y su perro estúpido.El abuelo soltó una carcajada.—¿Has conocido a Babe y a Congrio?Benny asintió, compungido.—Babe Mará. Una amazona, como su madre. Se mudaron aquí desde el

cabo Hook el invierno pasado. No te pongas a las Mará en contra, Benny.—Demasiado tarde.El abuelo se encogió de hombros.—Pues tienes los días contados. Esas son como los sicilianos. Nunca

olvidan nada.—Pero ¿qué se supone que hay que hacer cuando una chica te hace una

falta? No voy a quitármela de encima como haría con un chico.El abuelo se puso serio de pronto.—¿Quieres ganarte a Babe Mará?

Benny asintió.—¿De verdad quieres ganártela?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 17/171

Eoin Colfer Benny y Babe

17

Benny siguió asintiendo.—Entonces tienes que jugar el juego a su manera. Sin prisioneros. Ella envía

al hospital a uno de los tuyos, tú envías a la morgue a uno de los suyos. Así sehacen las cosas en Duncade, y así es como se gana uno a Babe Mará.

Benny frunció el entrecejo.—¿Abuelo?—Sí, chico.—Eso lo has robado de esa película, Los intocables, ¿verdad? Sean Connery

le dice eso a Kevin Costner.El abuelo no se desdijo.—¿Que lo he robado? Seguro que fui yo quien dijo esa frase primero. Esos

tipos de Hollywood deben de habérmela robado a mí.—El abuelo dijo todo esocon una cara muy seria, así que Benny decidió creérselo.—

Bueno, eso. Sin prisioneros.—Eso es, chico. A no ser, claro, que esté pasando algo más aparte del

hurling. Benny se lamió la palma de la mano y se alisó el remolino ancestral y

apelmazado por la sal.—¿Qué pasa con las mujeres, abuelo? ¿Por qué son tan diferentes? Mira a

mamá, por ejemplo.—Tu madre, una mujer maravillosa.Benny descubrió que estaba de acuerdo.—Supongo que sí, aunque todo eso del teatro...Paddy Shaw se sentó sobre una caja de pescado y dio unas palmaditas en el

plástico, junto a él. Benny se sentó. Su abuelo se quitó el sombrero de telavaquera y su propio remolino cano se irguió en vertical como un rabo de cerdo.—Eres bueno con el hurley, Benny, pero no sabes nada de mujeres. Tu

madre es una dama llena de vida, inteligente y preciosa, que no se deja dominarpor ningún idiota hijo mío.—¡Abuelo!—Oh, bueno... No pasa nada porque llame idiota a tu padre. Igual que no

pasa nada si él te lo dice a ti.—Está bien, pero lo de la poesía... eso no es normal.—Tienes que entenderlo, Benny. Tu madre es de Wicklow... de Greystones,

para ser exactos.—¿Y qué?—Greystones está muy cerca de Dublín, la capital. ¿Es que tengo que

deletreártelo?Benny sacudió la cabeza. Todo el mundo conocía las rarezas de los

dublineses.—Es una cuestión de «ellos y nosotros» —prosiguió su abuelo—. Nosotros

no comprendemos lo que tu madre aporta a la familia, solo podemos sentirnosagradecidos de tenerlo.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 18/171

Eoin Colfer Benny y Babe

18

Benny parecía dudarlo.—Supongo que estarías más contento con una madre que te planchara los

pantalones cortos, te preparara comilonas para cenar y no tuviera vida propia.Para su sorpresa, Benny se dio cuenta de que no.—

No intentes comprender a la gente de la ciudad, hijo. Lo que sí debesintentar evitar es aceptarles un cheque, si te es posible.—Gracias. Buenas noches, capitán.Paddy Shaw le alborotó el pelo a su nieto.—Buenas noches, contramaestre.Benny dejó atrás la noche y bajó por la escalera de caracol hacia su

habitación. Sin prisioneros. No sabía si podría tumbar a una chica. Entonces seacordó de la risita maliciosa de Babe Mará y pensó que a lo mejor encontraría ladeterminación en alguna parte. Y, si ese perrucho volvía a molestarlo, acabaría

volando por encima de la valla igual que una de las boñigas de vaca apropulsión de Paudie.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 19/171

Eoin Colfer Benny y Babe

19

COSAS DE CRÍOS

Benny era ante todo un solitario. No es que él lo prefiriese así, pero parecíahaberle pillado el truco a alejarse de la gente antes de que llegaran a conocer ala persona sensible que se hallaba en el fondo del sabelotodo. Muy, muy en elfondo.

Aunque Benny no hacía esfuerzo alguno por hacer amigos, eso no leimpedía sentir lástima de sí mismo por no tener ninguno. Se pasaba gran partedel día recriminando en silencio a la gente que era responsable de susproblemas. Estaba su padre, por haberlos enviado a todos a Duncade mientrasque él tenía que quedarse en Wexford. Después estaba Georgie, por no ajustarsea la idea que tenía Benny de un hermano pequeño (que sería más o menos unrecogepelotas). Su madre estaba en la lista negra por escribir poesía con Georgiey no hacerle caso a él. Y, por último, estaba de mal humor con la gente deDuncade en general, porque eran una panda de granjeros que no lo valorabancomo el prodigio del hurling que era.

Cada mañana resoplaba durante unos buenos diez minutos antes de bajarcorriendo la escalera para sentarse enfurruñado a la mesa del desayuno. Lamañana siguiente al desastre del hurling estaba especialmente susceptible.—No es justo.

 Jessica Shaw reprimió el impulso de volcarle la jarra de leche a su hijomayor por la cabeza y pensó, como le había dicho siempre su madre: «Santapaciencia».—¿El qué no es justo, cielo?—Nada.—Bien, pues tómate el desayuno.Benny estaba tentado de dejar de lloriquear sin más y disfrutar de la fritura.

No todas las mañanas le servían una como ésa, y las lonchas de beicon estabanperfectas, lo bastante crujientes para romperse. Pero él no podía resistirse a la

ocasión de expresar sus penas.—Aquí no hay nada que hacer, mama.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 20/171

Eoin Colfer Benny y Babe

20

 Jessica Shaw enarcó una ceja.—¿«Mama», Bernard? No uses esa forma vulgar...—Perdona... mamá. Me aburro.—¿Te aburres?—

Sí, estoy muerto de aburrimiento.—Porque, si de verdad te aburres...—Que sí, como un... Muerto de aburrimiento.—Benny no era un entusiasta

de la literatura, así que nunca lograba terminar un símil.—Pues resulta que esta mañana estoy preparando una lectura de algunos

de mis últimos poemas. En conjunto se titulan La Naturaleza, que todo lo equipara. Benny palideció.—Ah... No sé, mama... Perdón, mamá. Es que tengo que irme y... Me

encantaría y todo eso, pero tengo un asuntillo, así que a lo mejor más tarde,

¿vale? Jessica sonrió. La mejor forma de lograr que Bernard olvidara un problemaera darle otro. Contempló desconcertada cómo su hijo mayor se embutía un

 buen bocado de fritura en la boca, aterrorizado por si le pedía que aclarase supobre excusa. En realidad, no había ninguna lectura poética. Aun así, podríahaberla si Bernard no se esfumaba después del desayuno.

El chico todavía estaba masticando cuando salió por la puerta. La depresiónde la soledad no era nada en comparación con el aburrimiento que te hacíahervir el cerebro mientras estabas sentadito en una lectura poética. Se acercaríahasta el muelle y se dedicaría a una afición secreta y vergonzosa.

Benny Shaw había cumplido los trece hacía dos semanas. Era un jovenadulto destinado a entrar en el instituto de los Hermanos Cristianos dentro demenos de dos meses. Y Benny Shaw tenía un oscuro secreto. En lasprofundidades de un bolsillo de sus raídos pantalones de combate guardaba...un muñequito de acción de las Fuerzas Especiales. En el supuesto de que esollegara a ser descubierto por alguna alma viviente, a buen seguro moriríaabochornado. Los muñecos de acción  eran para niños de entre cuatro y diezaños. Cualquier chico mayor que fuese visto en posesión de uno de esosmuñecos sería considerado una nenaza que jugaba con muñequitas. No era un

 bonito epitafio para que te lo tallaran en la lápida: «Aquí yace Bernard Shaw, aquien se recuerda ante todo por deshonrar a todos los hombres jugando conmuñecos de acción a la edad de trece años. También fue una estrella del hurling,

pero eso queda invalidado por el episodio de los muñequitos».Benny sabía que no estaba bien. Sabía que tendría que emigrar de nuevo a

Túnez si alguien lo descubría, pero no podía evitarlo. El comandante de acciónescuchaba incluso lo que le decía. Asentía comprensivamente con su cabecita yhacía girar las cuentas de sus ojos de manera benevolente. Además, alcomandante de acción podía estrellarlo contra cualquier superficie concebible y

nunca se rompía. Por lo menos no se había roto hasta la fecha. Ese día, sinembargo, era el de la gran prueba. Si el comandante lograba salir de esa,

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 21/171

Eoin Colfer Benny y Babe

21

conseguiría un ascenso.Benny rascó el pelo de pelota de tenis del muñeco.—Tenga serenidad, buen hombre. Pronto habrá terminado.Otra cosa curiosa era que Benny hablaba como en las películas americanas

cada vez que se dirigía al comandante de acción. A su madre le habríaencantado esa tendencia teatral.Pasó por delante de los veteranos, que estaban escupiendo trocitos de

tabaco por encima del muro del muelle. Su abuelo estaba apretujado en elmedio, con sus enormes manos abiertas y alzadas. Parecía que volvía a explicarcómo encontró el Santo Grial.

George estaba en la rampa, organizando a un grupo de pillines en fila.Benny se detuvo un momento para comprobar una teoría.—Uno, dos, tres —estaba diciendo Georgie—. Ahora os inclináis todos

 juntos.Benny resopló. Pues sí, todo lo que hacía su hermano lo fastidiaba.Siguió paseando por la avenida hacia la vieja casa solariega y entró en lo

que quedaba del patio del castillo de Duncade. Los lugareños habíanarramblado con la mayor parte de las piedras a lo largo de los siglos, de modoque solo quedaba el torreón principal. Su restauración ya estaba programada yllevaba años cerrado al público. Solo una sala de la planta baja, que lospescadores utilizaban para almacenar las nasas, permanecía abierta.

Benny subió los escalones exteriores y apartó una asquerosa caja depescado del tiro de una chimenea. Tomó aliento y se metió dentro. La chimeneaera lo bastante amplia para que una persona escalase hasta el segundo piso, sino le importaba la oscuridad ni la posibilidad de poner la mano encima deexcrementos frescos de gato. Los niños de Duncade llevaban años usando esaentrada secreta. Eran demasiado ingeniosos para permitir que un candado yunos cuantos barrotes los mantuvieran alejados de un auténtico torreónnormando.

Claro está que se corría un peligro mortal cada segundo que se pasaba en elcastillo de Duncade. El barro del suelo tapaba una gran cantidad de zonashundidas que te podían hacer caer quince metros en un instante. Las almenas

parecían dispuestas a derrumbarse sobre tu cabeza en cualquier momento, y lasventarías con arcos tenían justo la anchura suficiente para que un pequeñoadolescente sarcástico se cayera por ellas. Según contaba la leyenda del lugar,un compañero del abuelo de Benny, el viejo Jerry Bent, se había caído desde latorre el día que cumplió dieciocho años. Desde aquel día hasta el presente, todolo que podía pronunciar Jerry era la palabra «mariposas».

Benny, seguro de que estaba solo, se sacó el muñeco del bolsillo.—Es hora de ver de qué está hecho usted, comandante.El comandante no respondió porque estaba aterrorizado. (Que fuese un

muñeco también pudo tener algo que ver con ello.)Una escalera de caracol conducía al tejado del torreón. Le faltaban varios

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 22/171

Eoin Colfer Benny y Babe

22

escalones y los chicos mayores tenían como pasatiempo predilecto escupir acualquier pobre desventurado que estuviese ascendiendo detrás de ellos. Bennypasó los escalones huecos de un salto, imaginándose qué habrían hecho losceltas para intentar invadir un torreón como ese. Apretujados, cargados de

armas hasta los topes, sin poder ver a más de un metro por delante y esperandoque un caballero con armadura los partiera por la mitad con una maza encualquier momento.

Benny siguió el resplandor de luz que veía delante hasta que salió al tejado.Había que mantenerse sobre las almenas, porque el suelo estaba hundido y sedesplomaba desde el centro hacia el exterior. Cada año había menos materialpara sostener en alto ese piso. Su abuelo había predicho que la estructura enterase hundiría en esa década.

Benny espió por entre los huecos de las almenas. Estaba a bastante altura.

 Jerry Bent había tenido suerte de poder decir «mariposas» siquiera. La vista eraespectacular, pero Benny no desperdició un momento disfrutando de ella. Paraél solo existía una vista, y era la que se veía desde lo alto del faro.—Bien, comandante. Hora cero.El chico amarró el paracaídas a las manos en forma de pinza del

comandante de acción. Era un paracaídas casero. Un viejo paño de cocina yunos cuantos cordones gastados. Sin embargo, Benny había visto una vez unprograma sobre paracaidismo y estaba seguro de haber absorbido suficienteinformación para vencer los efectos de la fuerza de la gravedad. ¿Cuántadificultad podía entrañar?

Si el comandante de acción hubiese podido hablar, habría pedido piedad agritos. «Oh, por el amor de Dios, por favor, no me lances desde esta altura,demonio de irlandés desquiciado.» Por desgracia, era tan mudo como Benny ala hora de ofrecerse como voluntario en clase de oratoria y teatro.—¿Unas últimas palabras? ¿No? Bien. A volar, comandante de acción.

Nuestras esperanzas y nuestros sueños vuelan con usted.Y el pobre comandante de acción cayó por el borde.Benny asomó la cabeza por entre los bloques de piedra caliza para seguir la

trayectoria del muñeco. El paracaídas no estaba funcionando como había

previsto. De hecho, parecía haberse enredado alrededor del cuerpo de plásticodel comandante y reducir su resistencia al viento.—Hummm... —musitó Benny, rascándose la barbilla con reflexión

científica.El teatrillo improvisado de Benny se vio bruscamente interrumpido al ver

que dos figuras subían los escalones exteriores del torreón.—¡No!—gritó, sin aliento.El destino no podía ser tan cruel. Eran esa odiosa de Babe y su chucho.

Estaban parados justo debajo, en el punto de impacto estimado del paracaidista

reacio.—No—gimió—. No, no, por favor, no.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 23/171

Eoin Colfer Benny y Babe

23

Habría añadido unos cuantos avemarías a su plegaria, pero no tuvo tiempo.El misil humanoide se estrelló. Benny había leído una vez que un peniquelanzado desde lo alto de la torre Eiffel colisionaría con el poder destructor deuna bala. Se preguntó qué haría un muñeco de acción.

El muñeco golpeó a Congrio en un costado de la cabeza. Espantado yaturdido, el chucho dio un paso a un lado. Por desgracia, ese paso lo llevó alvacío, ya que en ese momento estaban en la mitad de los escalones. La caída sevio amortiguada por el contenido rancio de un barril de cebo, lleno a rebosar devísceras saladas y cabezas de pescado. Congrio atravesó la tapa de madera yquedó hundido hasta el cuello en trocitos de pescado.—¡Oh, no!—siseó Benny. Una risita frenética amenazaba con estallar en su

garganta. En realidad, si se paraba uno a pensarlo, había tenido gracia. Habríasido mucho más gracioso si se hubiese caído la chica. Por ver eso sí que pagaría

un buen dinero.Babe saltó de los escalones y rescató a Congrio alzándolo por el collar. Elperro empezó a limpiarse a lametazos, pero paró en cuanto sintió la punzada dela salmuera en la lengua. Su aullido herido partió en dos el apacible aire deDuncade, y el desventurado animal echó a correr como una bala en busca deagua dulce.

Babe iba a seguirlo pero se detuvo. Se agachó a recoger el muñeco y lanzóuna mirada acusadora hacia el cielo.

Benny echó la cabeza atrás, deseando que el corazón no le latiera con tantafuerza. Nunca se sabe qué clase de poderes pueden tener esos duendespueblerinos. Cuando al fin se permitió echar una miradita, no se veía a la chicapor ninguna parte. Estaba claro que se había marchado en busca de su mascotaafligida.

Benny sonrió con burla. No hay venganza como la venganza anónima. Bienvalía un viejo pedazo de plástico ver a ese saco de pulgas dándose un baño deporquería. Pobrecito comandante de acción. Desaparecido en el cumplimientodel deber.

Se fue corriendo hacia la entrada del tejado. Babe Mará iría a investigar elescenario del crimen en cuanto Congrio lograra rasparse la lengua contra

alguna roca. Benny no tenía ninguna intención de estar allí cuando la chicaregresara para transformar en sapo al culpable. Con alegres silbidos, bajó laescalera de caracol bailando. De todas formas ya se estaba haciendo demasiadomayor para jugar con muñecos.

Otro pasatiempo predilecto de Duncade era ir a pescar bichejos, que eranlas versiones pigmeas de los crueles cangrejos con pinzas que correteaban porlas aguas profundas del fondo del mar. Por tradición, la pesca de bichejos era

 jurisdicción de los menores de diez, pero de nuevo, en su soledad, Bennyexperimentaba un retroceso a las actividades de veranos pasados.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 24/171

Eoin Colfer Benny y Babe

24

Primero se arrancaba una lapa de las rocas con la navaja. Después se sacabaal desafortunado crustáceo de su casa y se espachurraba la carne pálida con losdedos. Benny solía tener pesadillas sobre ese ritual, imaginaba los agudoschillidos de angustia que emitía el crustáceo. Sin embargo, después de haber

sabido lo que es la violencia jugando contra los Hermanos Cristianos deEnniscorthy, aquello era una nadería.Había que ensartar la lapa en un anzuelo de tres peniques e introducirla,

cuando todavía se retorcía, en el agua del muelle. Precioso. Benny había usadoel mismo sedal desde que se lo regalara su abuelo, hacía casi una década: tripacapaz de soportar cuatro kilos y medio de tensión, con un peso de mármolveteado. Estaba convencido de que era la piedra lo que le daba suerte. Unaesfera casi perfecta con un agujero limpio que la atravesaba por el centro. Muypoco común. Su abuelo decía que la había sacado del estómago de un tiburón

tigre en el mar de la China meridional y le había explicado que el jugo gástricohabía deshecho la parte blanda de la piedra. Era una historia fenomenal, así queBenny había decidido creérsela.

Desde luego, como adolescente que era, Benny no podía simplemente irpaseando hasta la rampa y dejar caer el sedal a plena luz del día. De ningunamanera. Más le valdría ir chupando un muñequito y ponerse un babero. No.Igual que con los experimentos del muñeco de acción, tenía que tratarse de unaoperación encubierta.

Entrada ya la noche, al amparo de la oscuridad, Benny cargó con losaparejos y se dirigió hacia el muelle interior. La rampa estaba desierta, losmocosos llevaban tiempo metidos en la camita. La marea había empezado asubir, pero estaba todavía muy por debajo de la línea de cieno.

Benny se sentó en el borde de la larga rampa, con los pies colgando porencima del agua. Había llegado el momento de sacrificar un crustáceo. Sacó unalapa arrastrándola por la pared de su cubo de cebo vivo. La pobrecitasuccionaba con desesperación, pero no podía agarrarse al plástico. El chicointrodujo la hoja de su cuchilla y la sacó de su concha como si fuera gelatinadentro de un molde.

Se tumbó boca abajo y colgó la linterna de un clavo oxidado que había en el

lateral de la rampa. Un círculo de luz perforó la superficie del agua y bajóserpenteando en pequeñas ondas hasta el fondo del muelle. Benny fuedesenroscando el sedal hacia ese círculo.

La teoría de la pesca de bichejos explica que tienen más músculo quemateria gris. En cuanto han cerrado las pinzas sobre un bocado suculento ya norenuncian a él, ni siquiera cuando un ser doscientas veces más grande que elloslos saca de un tirón de su medio ambiente. No es el anzuelo lo que los atrapa, essu propia tozudez.

Benny meneó el cebo en la charca de luz. Se imaginó a los cangrejos

sintonizando con los espasmos agónicos de la lapa. En cualquier momentosaldrían correteando de las algas por el fondo arenoso.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 25/171

Eoin Colfer Benny y Babe

25

Una pinza emergió de detrás del caparazón de un centollo muerto y lanzóun suspicaz tijeretazo a la luz. Benny le dio un tironcito al cebo para desprenderasí microbios carnosos que se menearon por el agua. La pinza se tensó. Mensajerecibido. El bichejo se dejó ver. Era un bobalicón, más o menos del tamaño de la

mano de un bebé. Tenía la concha oscura, casi negra, con motas de color naranjaesparcidas por encima. Qué pequeñajos más asquerosos. Te arrancarían el dedosi tuvieran ocasión.

Las minúsculas órbitas de los ojos del cangrejo hicieron un zoom sobre laofrenda de pescado. Benny casi podía ver cómo se le desorbitaban solo conpensar en el inesperado festín. El bichejo salió correteando de lado de losmatorrales marinos y casi vuelca a causa de las prisas por cobrarse su presa.

Benny tiró del cebo y lo puso fuera del alcance del crustáceo solo porfastidiarlo. Ultrajado, el cangrejo guadañó el agua y dio tijeretazos a los

zarcillos flotantes de carne pálida. Benny se preguntó si aquello sería como unExpediente X para los peces y él sería el extraterrestre. A lo mejor losextraterrestres no eran más que eso. Tipos grandes con linternas. MientrasBenny se alejaba por los derroteros de la filosofía, el bichejo dio un salto en elagua reluciente como si estuviera sobre la superficie lunar. Formó un arcoascendente a cámara lenta y se agarró triunfante a su presa.

La cuerda se tensó contra los pliegues de los dedos de Benny. Esospequeñajos eran más fuertes de lo que parecía. Recogió el sedal despacio,enrollándolo alrededor de una falange amarillenta. Ese hueso, según juraba suabuelo, se lo había regalado un japonés como desagravio por haberle robadopetróleo del fueraborda.

El bichejo luchó mientras lo izaban, le daba tristes tirones a la reciénfallecida lapa. La carne no se movía de su sitio, inmovilizada por la puntainversa del anzuelo. Aun así, el bichejo perseveraba, dispersaba la luz de lalinterna con sus sacudidas. Benny sacó su presa del agua con suavidad y la dejósobre las piedras resbaladizas de la rampa.

El diminuto cangrejo se dio cuenta de que algo sucedía. Giró en unpequeño círculo, su mirada de periscopio buscó una posible amenaza y aterrizósobre el mamífero terrestre de doscientas pinzas de altura.—Así es, crustacito—dijo Benny—. Ahora juegas en mi campo.Sin embargo, no fueron más que palabras. Benny ni siquiera pensaba coger

al pequeño cangrejo, y mucho menos hacerle daño. Solo lo perseguiría un ratopor la rampa y luego lo conduciría de vuelta al agua. El bicho se haría adulto yaterrorizaría a sus nietos bichejos con sus batallitas del gran gigante de dospatas.

Se pusieron a trazar círculos como David y Goliat. El bichejo levantaba suspinzas muy por encima de sí, dando furiosos chasquidos. «Ah—pensó Benny—

 , un ninja.» Ese tipejo no estaba ni un poquito asustado. Seguramente era un

cangrejo psicópata y matón. Con toda probabilidad, los demás cangrejosestaban deseando que Benny les hiciera un favor y aplastara a ese tipo con su

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 26/171

Eoin Colfer Benny y Babe

26

pie de gigante. «Lo siento, chicos, este vuelve con vosotros.»Sin embargo, no llegó a tirarlo de vuelta al mar porque un chucho tuerto y

enloquecido saltó encima del animalito y lo aplastó como si fuera una cáscarade huevo.—

¡Dios Santo!—

aulló Benny, y se cayó de culo. Pero los sobresaltos aún nohabían terminado. Antes de que su cerebro se hubiese recuperado del traumade ver tripas de cangrejo y dientes rechinantes, sus ojos le transmitieron otraimagen espantosa a la que enfrentarse. ¡Era el comandante de acción! Pero esoscanallas lo habían torturado. Le habían chamuscado el pelo áspero, y le faltabaun brazo.—¡Coman...!—empezó a chillar Benny.Babe Mará entró en su campo de visión.—Así que sabes cómo se llama el muñeco, señoritingo.

Benny reconsideró la situación. Exclamar a gritos el nombre del muñeco loseñalaba sin duda como su propietario.—Eh, no. Yo solo decía... «cómo apesta». Es una forma de hablar de la

ciudad. A lo mejor los catetos no lo habréis oído nunca.—Anda ya, gran mentiroso. «Cómo apesta», venga.Benny se puso de lo más contento porque lo hubiese llamado «gran».—¿Cómo sabes que es mío? La telepatía de los duendes, ¿no?Babe lo miró con desdén.—No, Shaw. Huele.Benny sacudió la cabeza fingiendo asco.—El jabón vuelve a delatarme, ¿no?—¡No, lelo!—le gritó la chica de Duncade, e intentó darle un golpe con los

restos del comandante de acción—. Congrio te ha rastreado por el olor.Benny soltó una risotada.—¡Congrio! ¡Ese chucho! Si no podría rastrear ni una vaca en un establo.Benny iba a añadir unos cuantos objetos más que Congrio no sería capaz de

rastrear, pero sintió que el ojo azul lo estaba enfocando.—¿O sea que esta pequeña muñequita no es tuya?—De ninguna manera —mintió Benny—. Por mi honor de lobato. —Hizo

un vago gesto con la esperanza de que se aproximase a un saludo deexplorador.—¿Seguro?—preguntó Babe, con dulzura.—Sin duda—repuso él. Un molesto sentimiento le revolvía el estómago.—Bueno, vale. —Babe chascó la lengua y tiró al comandante de acción a la

rampa. Congrio soltó al cangrejo destrozado y saltó sobre el desafortunadomuñeco. Durante varios minutos, Benny tuvo que quedarse sentado acontemplar con indiferencia cómo el cánido frenético mutilaba a su amigo de lainfancia. Fue duro, pero la alternativa era ver su propia carne entre esas

mandíbulas, y eso habría sido mucho más duro. Cuando el resistente plásticohubo quedado rajado y pulverizado a conciencia, Babe volvió a chascar la

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 27/171

Eoin Colfer Benny y Babe

27

lengua.—Congrio—ordenó— , suéltalo.El perro tiró el comandante de acción como si fuese un ascua ardiente. Babe

recogió los restos del muñeco.—

¿Estás seguro de que no es tuyo?Benny tragó saliva.—Seguro.Babe echó un brazo hacia atrás.—¡Entonces no te importará que haga esto!La chica de Duncade lanzó al comandante hasta la mitad del agua del

muelle. El agua fluyó por sus innumerables perforaciones recién adquiridas y elmuñeco se hundió como una ancla.

Benny contempló los círculos del impacto, que se extendieron por el puerto

y chapotearon contra los cascos de las barcas pesqueras. ¿Qué podía hacer? SiBabe hubiese sido un chico, podrían haber luchado o algo así. Si hubiese sidouna chica como es debido, podría haberse metido con su vestido. Sin embargo,era una extraña criatura marimacho, más desaliñada todavía que el típicogranjero soltero.

¿Qué había dicho el abuelo? Sin prisioneros. Oponer resistencia o verseacosado para siempre. Que se aprovecharan de ti ya era bastante malo, ¡peroque lo hiciera una enana! De modo que Benny decidió oponer resistencia, perosus métodos, como de costumbre, fueron algo extremos.—¡Ay! ¿El pobre señoritingo se siente...?—empezó a decir Babe.Eso fue todo lo que logró articular, porque Benny le había agarrado el gorro

de borla y lo había lanzado al agua.—¡Toma!—se regodeó—. ¿Sabe nadar tu gorro de granjera? Parece que no.Babe se quedó sin habla. Se frotó la coronilla como si el gorro fuese a

reaparecer.—Yo... Tú... Era mi...—Lo siento. No hablo cateto, solo inglés.—El insulto final.La carita de Babe se retorció de ira.—¡Congrio! ¡Mata!

Ups. Los ojos del perro se abrieron como platos, llenos de júbilo. Sus garrassonaron sobre las losas al acelerar por la rampa. Benny se agachó, resuelto a queel chucho no volviera a ganarle. Congrio dio un salto. Benny se retorció haciaun lado. El saco de pulgas pasó de largo volando y sus dientes masticaron elaire en el lugar donde había estado su enemigo. Benny le dio un puntapié en loscuartos traseros, para que no se dijera. El desafortunado perro giró con la colapor encima de las orejas y fue a parar al agua del muelle interior. Cayó con unchapuzón que bien habría valido un nueve coma cinco en una competición.

Babe se abalanzó entonces sobre Benny, lo agarró por debajo de las rodillas

y lo lanzó por los aires. El chico se las había visto en peores. Algunos tiposhabían aterrizado sobre él con tanto impulso que había hundido la cara en el

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 28/171

Eoin Colfer Benny y Babe

28

 barro y había dejado un molde con su forma. Eso no era tan horrible. A puntoestaba de echarse a reír satisfecho y con sorna cuando le resbalaron los pies. Sehabían alejado hasta más allá de la línea de la marea y el limo de la roca estabatan resbaladizo como jabón mojado. Cayeron los dos peleando, rodando más y

más hasta que acabaron sacudiendo los pies en las aguas oscuras.—Vale —resolló Benny—. Ya vale, Mará. Tómatelo con calma. Un

movimiento en falso y acabaremos los dos en el agua.—Eso ya lo sé, Shaw—replicó Babe—. La que vive aquí soy yo.Se agarraron uno al otro de los hombros y doblaron las rodillas poco a

poco.—¿Qué problema tienes, Babe? Te has estado metiendo conmigo desde que

me pusiste los ojos encima.Babe se lo quedó mirando a la cara.—

¿Que qué problema tengo? Eres tú el que tiene un problema. Llegaspavoneándote por aquí. Que si paletos esto y granjeros lo otro. Eres tú el que se busca problemas.

—Claro, vosotros sois paletos y yo un señoritingo de ciudad. ¿Y qué?—¡Has atacado a mi perro!—¡Me hizo una falta en el partido!—¡Es un perro! ¡No conoce las reglas!—¡Entonces no tendría que jugar!Se sostenían en pie, pero les temblaban las piernas. Todavía se agarraban

uno a las mangas del otro. Eran casi como dos amigos probando unos patinesnuevos.

Babe suspiró.—Escucha. Verás, a veces Congrio puede exaltarse un poco.—¡A mí me lo dices!—¡Eh, que intento ser agradable!—Vale.—¿Y?—¿Y qué?Babe arrugó la frente.—¿Y no tienes nada agradable que decir?—Eh... Bueno, seguro que quien sea que le haya tirado ese muñeco a

Congrio solo estaba jugando y no tenía ni idea de que estuvierais allí.Babe sonrió. Benny se dio cuenta de que nadie había mencionado el

incidente del castillo. Acababa de confesar.—Está bien. Disculpas aceptadas.—Bien. ¿Podemos salir ya de aquí?Congrio subió la rampa dando resbalones. Estaba enfadado. Se le notaba en

el ojo. Babe lo miraba nerviosa.—¡Congrio, siéntate!Congrio no se sentó. Se sacudió con energía y salpicó una capa de agua

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 29/171

Eoin Colfer Benny y Babe

29

sobre los humanos.—¡Uuuh! ¡Está helada!—¡Congrio, siéntate! ¡Te lo advierto!El perro había ido más allá de toda advertencia. Estaba en misión de

venganza. La relación ama-mascota había quedado en suspenso.—¡Congrio! Sé buen chico.Por la forma en que le enseñaba los colmillos a Benny, Congrio no tenía

pinta de ser un buen chico.—¡No, chico! ¡No!El perro agachó la cabeza y cargó. Babe y Benny no pudieron hacer nada

para esquivar a su agresor perruno. Es terrible conocer tu destino y ser incapazde evitarlo. A cámara lenta, Congrio se lanzó al aire con su ojo azul reluciendo.

El perro se estampó contra ellos; un proyectil de huesos y dientes. Benny

miró a Babe a los ojos. Se estaba riendo. Él se rió también. Entonces fueronderribados y se les llenó la boca de agua salada e impregnada de gasóleo. Losdos dejaron de reír bastante de prisa.

Benny recorrió el camino de entrada al faro con agua en las zapatillas. Elabuelo se estaba fumando un último cigarrillo de liar en el banco.—Buenas noches, contramaestre.—Buenas noches, capitán.El abuelo vio la ropa de Benny.—¿Babe?Benny asintió, atribulado.—Pues sí.El abuelo rió entre dientes y escupió.—Una vez conocí a una mujer en Bríndisi, cuando trabajaba de espía

durante la guerra. Los italianos son muy exaltados, ¿lo sabías? Muytemperamentales. Sus hermanos me ataron, me torturaron para descubrir lafecha de la invasión de los aliados. «¿Esperáis que hable?», les dije. «No, señorShaw», contestaron. «Esperamos que muera.»

Benny hizo cálculos. El abuelo debió de ser el único espía en pañales.Además, estaba bastante seguro de que eso de la tortura lo había sacado de unapelícula de James Bond. Sin embargo, no tenía sentido interrumpirlo. Benny sequedó allí plantado, temblando, hasta que terminó la batallita.—El caso es que esa dama italiana, Maria, cada vez que me veía se tomaba

muchas molestias para humillarme de cualquier forma posible. —Miró a Bennya los ojos—. Resulta que esa era su forma de buscar atención. Se suponía quesiendo vengativa haría que yo empezara a mirar en una dirección en que misojos normalmente no se habrían molestado en mirar. ¿Me sigues?

Benny asintió con buena educación y se escabulló hacia el interior del faro.¿Qué clase de batallita era esa? No tenía final ni nada. Ni siquiera se la podía

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 30/171

Eoin Colfer Benny y Babe

30

llamar batallita. No eran más que un par de frases. El abuelo estaba cada vezpeor.

Benny ya iba por la mitad de la escalera cuando captó el sentido del cuentodel abuelo. ¿Buscar atención? No, no podía ser. ¿Babe Mará? Pero si lo odiaba...

No podía ni verlo. Y él también la odiaba a ella. A ella y al atontado de superro... Salvo por ese único segundo, justo antes de caerse al agua, cuando lehabía sonreído. Benny se sorprendió al sonreír sin querer. «¡Y qué más,hombre!» Ni siquiera había sido una sonrisa de verdad. Había sido la histeria.Babe Mará odiaba a todo el que viniera de un sitio donde había más personasque animales. Y Benny tenía que dejar de vagar por las escaleras pensando enella. Lo único que sacaría de eso sería una neumonía.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 31/171

Eoin Colfer Benny y Babe

31

TREGUA

Benny se hizo una solemne promesa a sí mismo. Se habían acabado lascosas de críos. Basta de jugar con muñecos y pescar bichejos, así no hacía másque buscarse problemas. Desde ese momento solo tendría actividades propiasde un adolescente duro. Ya era hora de crecer.

El domingo por la mañana, Benny fue a buscar al capitán después dedesayunar. Lo encontró abajo, en el muro del muelle, escupiéndole a la marea.Un pasatiempo con una larga tradición entre los de Duncade. También seconsideraba un deber cívico de todos los marineros adultos holgazanear por elmuelle burlándose de todas las embarcaciones que había amarradas al espigón.Según razonaban ellos, eso no era chismorrear, ya que sus comentarios podríansalvar vidas algún día.

Benny se colocó con sigilo entre su abuelo y Jerry Bent. Los dos estabanparticularmente poco impresionados por una embarcación de recreo de fibra devidrio de Dublín.—Vamos, míralo, anda —dijo su abuelo, y escupió en vaga dirección al

 barco—. Fuerza cinco... no, fuerza cuatro y está perdido. Jerry asentía con sabiduría.—Mariposas—repuso.—Lo que quiero decir es que no tiene lastre, y el orificio de esa bomba es

del tamaño de un alfiler.—Mariposas.—Mejor le iría intentando achicar un transatlántico como el Queen Elizabeth

2 con una bolsa de patatas fritas. —El abuelo se tomaba los barcos como algopersonal. Para él, una embarcación en mal estado en su puerto era un insulto atodos los marineros—. Dublineses, supongo.

 Jerry puso los ojos en blanco.—Mariposas—dijo, con un marcado acento de Dublín.—Sin duda, esos tipos no sabrían distinguir un barco de una fosa séptica.

Lo único de lo que saben hablarte es de golf, hasta el último de ellos es un gran

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 32/171

Eoin Colfer Benny y Babe

32

golfista. Pero ¿qué hacen aquí, te pregunto? ¿Hay algún club de golf por aquícerca, señor? Ya les daré yo clubes de golf.

Benny asintió con comprensión.—Clubes de golf.

Y aventuró un escupitajo hacia la embarcación ofensiva, pero solo logró babearse toda la parte de delante de la sudadera.—No vayas a avergonzarme, chico. Mira.El abuelo acumuló una gran bola de saliva en la parte de atrás de la

garganta y luego la lanzó en un arco suave por encima del muro. Era unaclásica formación de cometa. Un glóbulo como cuerpo principal,complementado por una cola aerodinámica. No había más remedio que quedarimpresionado.—Ahora tú, contramaestre.

Benny se mentalizó. Menuda presión. Tosió para extraer un gran pegotelíquido de la parte de atrás de la garganta y cerró los labios con fuerza sobre él.—Buen chico. Pero recuerda, el volumen no lo es todo. Se necesita

proyección. El truco está en el aire comprimido.Benny asintió y aumentó la presión de su boca. Las mejillas se le hincharon

como globos y lo echó a volar, sacando la barbilla hacia adelante por sí lasmoscas.—No está mal —admitió su abuelo, mientras seguía el progreso del

escupitajo hacia el bajío—. Tienes que trabajar en la distancia. En eso y en laactitud indiferente.

 Jerry se aclaró la garganta.El abuelo se frotó las manos.—Oh, ahora prepárate para una delicia. El maestro nos va a hacer una

demostración improvisada. Jerry comprobó el aire con un dedo y frunció los labios.— Jerry no suele escupir en público si no es en una competición —susurró

Paddy Shaw.Se oyó un suave golpecito y una masa en forma de bala salió disparada de

entre los labios de Jerry. Fue demasiado de prisa para que la vista humana

pudiera seguirla, pero una gaviota que había por allí chilló y se cayó de la cajade pescado en la que estaba posada.

 Jerry guiñó el ojo con orgullo.—Mariposas.El abuelo le dio un cariñoso puñetazo en el hombro. —Cállate ya y deja de

fanfarronear. «Esto ya es más adecuado—pensó Benny—. Cosas de hombres.»

La mayoría de jóvenes tienen un sitio al que van a hacer el gandul durantehoras enteras. Benny, claro está, tenía que tener el escondite más ingenioso de la

provincia. Hacía muchos años que había excavado un escondrijo en una de laszonas de zanjas con más maleza de Duncade. Y lo ampliaba cada año, de modo

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 33/171

Eoin Colfer Benny y Babe

33

que la estructura de arbustos ya era poco más que un caparazón.Sin embargo, Benny no se iría allí en ese momento. Los fuertes estaban

catalogados en el grupo mental marcado como «cosas de críos». Nunca másvolvería a arrastrarse sobre la barriga por un túnel abierto en una zanja. Nunca

más volvería a sentarse en su escondite semiesférico, a quitarse los insectos detodas las partes del cuerpo que no llevara tapadas por la ropa y, sin duda, novolvería a sacarse astillas de las rodillas después de un duro día de pelearse conla maleza. Esos días habían tocado a su fin. Ya era un hombre.

En vez de eso, escaló los muros de la fábrica de sal y se puso cómodo paradisfrutar de una sesión de autocompasión. Hubo un tiempo en que ese tejadohabría estado ocupado por una hilera de jóvenes, bebiendo Fanta y lanzando

 bolsas de patatas fritas llenas de agua a los transeúntes. Pero ese verano soloestaba Benny. A los demás los habían obligado a trabajar durante las

vacaciones. Paudie recogía patatas en la granja de su tío. Seanie y Sean Ahernestaban en la barca pesquera, y Furty Howlin seguía en el reformatorio.Menuda panda de desertores.

La fábrica de sal era un edificio alargado y de un solo piso en el que, enalgún momento del pasado colonial, los campesinos habían extraído sal delagua marina. Generaciones de lugareños de Duncade habían utilizado suenorme tejado como lugar natural de reunión. Estaba orientado al sur y mullidopor el musgo; era el perfecto mirador para la haraganería veraniega. Laescarpada subida le otorgaba la atracción añadida de ser inaccesible para losadultos y los críos. Era una regla tácita: nadie subía a la fábrica de sal hasta quetenía al menos doce años, o hasta que pudiera darle una paliza a alguien quetuviera al menos doce.

Benny estaba atrapado en el limbo. Entre generaciones. El próximo año, unnuevo aluvión de jóvenes reclamaría la fábrica de sal, pero de momento él era elúnico muchacho cuyo padre no lo había puesto a trabajar en verano.

Benny sacó un telescopio de la funda que llevaba en el cinturón y apuntóhacia el mar esperando ver unos cuantos barcos. El truco para utilizar eseinstrumento era moverlo con lentitud. Cualquier movimiento de más de cincogrados al segundo resultaría en una imagen borrosa. Su mirada aterrizó sobre la

embarcación de los Ahern: una palangana oxidada y asquerosa que no habíanpintado nunca, por lo que recordaba Benny. Una costra de escamas y tripascubría el noventa por ciento del casco. Cuando los Ahern estaban atracados, noera necesario ver su barco, se olía.

Seanie y Sean estaban recogiendo una ristra de nasas. Su padre, Big JimAhern, estaba en el arpón. Era un trabajo agotador. Big Jim enganchaba una

 boya con el garfio del arpón, luego los dos chicos tiraban para sacar veinte brazas de cuerda empapada hasta que aparecía por la borda una nasa cargada.La mayor parte de las veces un centollo sin valor se había apoderado del cebo y

estaba allí inmóvil, con una gran expresión de culpabilidad. Después de unoscuantos reniegos de aúpa, los Ahern ponían otro cebo salado, destrozaban el

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 34/171

Eoin Colfer Benny y Babe

34

centollo contra el casco y lanzaban la nasa de vuelta a las profundidades.Una vez se habían llevado a Benny a pescar con nasas. Pese a todos sus

comentarios despectivos de señoritingo de ciudad, había logrado atrapar una boya a la primera. Benny ya les estaba guiñando el ojo con chulería a los Ahern

cuando la tensión de la cuerda de la nasa cedió y arrancó de sus manos elgarfio. El pesado tope de acero lo envió haciendo espirales a las profundidades.Naturalmente, el garfio era una herencia de familia. Había pasado degeneración en generación de los Ahern. El primero en utilizarlo había sido JackAhern el Contrabandista, para sacar cofres de la orilla. Big Jim tuvo que pasarseuna semana bebiendo para superar la pérdida. No volvieron a llevarse a Bennyde pesca.

Algo correteaba entre las rocas que había junto a la charca de Babby. Bennyretrocedió con la lente hacia el movimiento. Era Congrio. El pequeñajo iba como

una bala. ¿Dónde estaba el duende enano? Benny rastreó el afloramientorocoso, pero no había ni rastro de Babe. Entonces el estómago le dio unasacudida como cuando hay desniveles en carretera: dos botas sobresalían de lasalgas.

Apartó el telescopio para comprobar solo con sus ojos lo que había visto.Seguían allí. Dos botas marrones que asomaban en vertical de entre un montónde algas arrastradas por la marea.—¡Oh, no!—exclamó.¿Qué pensaba hacer esa idiota? Benny se dejó caer de culo desde lo alto del

tejado de la fábrica de sal y se lanzó al campo de abajo. Aterrizó corriendo y deinmediato adoptó un ritmo de larga distancia. El corazón le estallaba contra lacaja torácica a causa del pánico apenas reprimido. Un pensamiento ridículo levino a la cabeza. Él era el responsable, porque se lo había deseado. No es que lehubiese deseado eso en concreto: «Espero que Babe Mará se ahogue en la charcade Babby», pero sí le había querido mal en general.

Benny subió por el prado que llevaba a las rocas. Las botas seguían allí,meneándose un poco. ¡Seguía con vida! ¡Gracias a Dios! Bajó resbalando por lapiedra caliza, evitando todo lo que fuese oscuro o verde. Lo último quenecesitaba era partirse también él la crisma en el intento de rescate. Imaginaos

las burlas que tendría que soportar en el cielo por eso.Congrio lo oyó llegar. Daba vueltas como una bailarina perruna y señalaba

con el morro húmedo al señoritingo que se acercaba. Benny no le hizo caso y selanzó a recorrer los últimos metros de roca plana. Congrio volvió a sentarsesobre los cuartos traseros, ofendido porque no le había hecho caso.Seguramente necesitaría horas de terapia canina para recuperar la autoestima.

Benny agarró las botas.—¡Aguanta!—chilló con valentía—. ¡Ya te tengo!Esa afirmación solo era precisa en caso de que les estuviera hablando a las

 botas, porque se quedó con ellas en las manos. Con las botas y con un calcetínde los Boyzone. Allí quedaron dos pies que se meneaban sobresaliendo de las

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 35/171

Eoin Colfer Benny y Babe

35

algas. Los pies parecían molestos.Benny se sentó, mirando las botas como si de ellas fuese a crecer una

persona. Empezaba a tener esa vieja sensación familiar de «acabo de meter lapata hasta el fondo». Babe Mará salió de una grieta que había entre las rocas.

Llevaba largas trenzas de algas liadas en la gorra de lana de repuesto, y Bennyhabría jurado que también vio una gamba.—¿A qué crees que estás jugando, Shaw?Benny sonrió sin convicción.—Eh... Admiro mucho a los Boyzone por la imagen positiva que dan de

Irlanda.La cara de Babe iba pasando por varios matices de rojo.—¿Qué? ¿Eres corto o algo así? ¿Es eso? ¿De qué me estás hablando?

¿Boyzone?—

Tu...—

Benny le sacudió delante de las narices la cara del cantante RoñanKeating tejida en lana.Babe agarró el calcetín y fue dando saltos a la pata coja mientras se lo

volvía a poner en el pie.—Me los han regalado.—Ah.—De todas formas, ¡no cambies de tema, señoritingo! ¿Qué hacías

intentando asesinarme?El ataque, como siempre le había aconsejado a Benny su entrenador, el

padre Barty Finn, es la mejor forma de inmovilizar al contrario.—¿Que qué hacía? ¡Eras tú la que tenías la cabeza metida en un agujero!

Creía que te ahogabas o algo así.Por un momento ilusorio, el rostro de Babe se suavizó.—¿Intentabas salvarme?Los labios de Benny se curvaron hacia la barbilla.—Para como me lo agradeces...—Menudo idiota —soltó Babe, sin duda ya se había recuperado del

momento de ternura—. Eres un gafe. Eso es lo que eres. Una zona catastróficacon patas. Quieres que te dé las gracias, ¿verdad? Pues gracias. Un millón de

gracias. Pero la próxima vez que me veas en peligro de muerte, vete endirección contraria, ¿vale?—Cuenta con ello.Benny sabía que tenía que marcharse indignado. Eso habría sido lo adulto.

Estaba claro que se odiaban, así que ¿para qué iba a quedarse?—Bueno, ¿y qué te proponías? Si es que no intentabas suicidarte...—No es asunto tuyo.—Es algún gran secreto de paletos, ¿a que sí? ¿Clonabas ovejas o algo por el

estilo?

Babe lo fulminó con la mirada.—Eres todo un encanto, ¿verdad? Seguro que por eso tienes tantos amigos.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 36/171

Eoin Colfer Benny y Babe

36

Ese comentario había sido mezquino. Benny decidió fingir que se habíaofendido.—Eso no es muy... —comenzó a decir, luego escondió el rostro entre las

manos, derrotado.

Babe, que en el fondo era humana, se arrepintió del comentario al instante.—Bueno, yo no quería... Es solo que... —La chica arrugó el entrecejo,

furiosa. No estaba preparada para disculparse justo en ese momento, perosentía que le debía algo a Benny—. ¿Quieres saber lo que hacía?—Sí, por favor—dijo Benny con docilidad.—Bueno, pues ven y dame la mano.Benny, calmado de pronto, atravesó al trote la roca plana y le lanzó a

Congrio una mirada desagradable al pasar. Había una gran mata de algas quecolgaba hasta la charca de Babby, llamada así porque, según la leyenda, en sus

aguas sulfurosas bañaban a los bebés débiles para fortalecerlos. Babe metió un brazo estirado por debajo de las algas y, con un gruñido, las dobló hacia atráscomo un edredón.—Mira—dijo.El chico inspeccionó la pequeña grieta que había debajo. Brillantes

anémonas se retrajeron ante la luz del sol y un bichejo se escabulló en busca derefugio.—¿Y?Babe suspiró.—¿Y? Es una trampa de cebos. Una trampa natural de cebos.La mirada de Benny seguía en blanco; era exasperante.Babe habló despacio, como se haría con un niño o con un señoritingo de

ciudad bobo.—Una trampa.—Sí.—Para cebos.Benny parpadeó.—¡ Ah, los cebos se quedan atrapados en las algas y la roca!—Exacto.—¿Y?Babe le lanzó una mirada de odio.—¿Intentas hacerte el gracioso?—No necesito intentarlo. —Una de las respuestas estándar de Benny—.

Mira, ya capto lo de los cebos y todo eso, pero aún se me escapa lo de meter lacabeza en el agua.

Babe se frotó los ojos como si le dolieran.—De acuerdo, Benny, vamos a empezar por el principio, ¿quieres,

 bobalicón de ciudad?

Benny asintió. ¡Lo había llamado por su nombre de pila!—Verás, todas las noches de verano, señoritingos de ciudad tarados como

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 37/171

Eoin Colfer Benny y Babe

37

tú vienen al pueblo esperando pescar unas cuantas caballas o unas bacaladillaspara cenar.—Hasta aquí te sigo.—Bien. Así que, de camino, paran en una tienda de aparejos de pesca y se

gastan dos libras con cincuenta en un cebo artificial alemán, nuevo y reluciente.Benny silbó.—Dos libras con cincuenta. ¿Tanto?—Después de enganchar el cebo al sedal, lo lanzan de cualquier forma a la

pleamar, y se les enreda en las algas o en las rocas.—Ya lo sé. Te encantaría oír los reniegos que sueltan.—Bueno, nuestro hombre ha perdido su cebo nuevo y acaba comprando

pescado a uno de los chicos del muelle solo para no volver a casa con las manosvacías.—

¿Y lo que quieres decir es...?—Lo que quiero decir es, obviamente, que yo busco esos cebos durante la

marea baja y se los vuelvo a vender a mitad de precio a los tipos que losperdieron.

Benny se mordió el labio.—¿Eso no es ilegal?—Pues no. Legítimo rescate. La ley del mar.Benny asintió con la cabeza. Su abuelo apelaba a la ley de rescate con

cualquier cosa que quedara sin vigilancia más de diez minutos. Una vez, Bennyhabía puesto una botella de zumo de manzana en una charca entre las rocaspara que se enfriara y, al regresar, vio al capitán tragándose las últimas gotas.Había sido una lección cara.—Nunca te he visto vender nada.Babe tiró de una bolsa de cuero que llevaba en el cinturón.—Aún no tengo bastantes. Ten, mira.Abrió la bolsa. Dentro, enganchada en cientos de nudos diminutos, había

una fortuna en cebos rescatados. Exquisitos alemanes, plomos romos hechos encasa, cucharillas con escamas y anguilas de goma.—¿No es bastante?—Se necesita una buena selección. El cliente quiere variedad. En El

Anzuelo solía ganar hasta veinte libras cada noche. Un puente de agosto mesaqué ciento veintiséis libras.

Benny la miró fijamente, prestando atención.—¡Santo cielo!Babe cerró la bolsa con un nudo.—Como le hables a alguien de estos cebos, te...—¿Me qué?La chica diminuta sacó una navaja de aspecto complicado del bolsillo y

abrió la hoja con un solo gesto.—Adivina.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 38/171

Eoin Colfer Benny y Babe

38

Benny recordó el consejo de su abuelo. Sin prisioneros.—Oh, qué miedo. Te quitaré esa navaja y te destriparé con ella. Y después

destriparé a tu perro.Babe sonrió burlona.—

Lo estoy deseando, Benny.Una vez intercambiadas las amenazas de rigor, ya podían reanudar laconversación normal.—Bueno, duende. ¿Has encontrado algo en el agujero?—Sí, señoritingo. La verdad es que sí. Una preciosa cucharilla. Pero no la

alcanzo.Benny se tumbó en las rocas y metió la cabeza en la grieta.—¿Dónde?—Allí.

Miró con los ojos entrecerrados hacia la selva de algas y agua. Las algasrojas y las encinas de mar cubrían la roca y despedían un millón de destellos deluz del sol.—¿Dónde? No veo nada.Babe le dio un codazo para quitarlo de en medio.—Allí. Mira, bobo cegato. Junto al nivel del agua.De pronto, Benny lo vio. No era más que otro destello en la charca, pero ese

tenía un ojo rojo. Tendió el brazo hacia abajo y escarbó a ciegas en busca delmetal.—Cuidado con el...—¡Ay!—... anzuelo—terminó de decir Babe, intentando tragarse una sonrisita.— Ja, qué graciosilla eres, duende.Los dedos de Benny se cerraron sobre el anzuelo y lo sacaron

vengativamente de la grieta.—¡Lo tengo!—dijo, con un suspiro triunfal.—Eso que tienes en la zarpa es una libra con setenta y cinco.—Venga ya—se maravilló Benny—. Así de fácil...—Pues sí. Esos ojos rojos son el no va más. Sólo uno dorado alcanza mejor

precio que un ojos rojos.Benny se metió el dedo lastimado en un lado de la bocaza.—Y todo ese dinero está por ahí tirado...—No está por ahí tirado. Hay que saber dónde buscar. Como si hubieses

encontrado nada tú solo con esa cabezota de señoritingo de ciudad.Benny se erizó.—Acabo de encontrar al viejo ojos rojos, ¿o no?—¡En tus sueños! Tú solo lo has cogido. Dámelo.—No sé. La ley del mar y todo eso.—¡Shaw!Benny hizo girar el anzuelo entre los dedos.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 39/171

Eoin Colfer Benny y Babe

39

—Nunca lo habrías alcanzado sin mí.Babe Mará le chascó los dedos a Congrio.—Alerta roja, chico.El perrito se agazapó como un corredor en los tacos de salida, con unos

hilillos de baba asquerosa que le caían por las patas.Benny no se dejó impresionar. Estaba bastante seguro de que podía con elperro.—Caray, eso es asqueroso. ¿Se lo has enseñado tú?Benny se estaba buscando una buena pelea. Una de esas con montones de

insultos a la familia. Babe, no obstante, jugó su baza. Una lagrimita minúscula le brotó del rabillo del ojo.

—Oh, venga —dijo Benny, indignado—. Quédatelo, si vas a ponerte alloriquear.

Babe gimoteó con la cara escondida entre las manos.—Vamos. De todas formas, no quiero este estúpido cebo.La chica, supuestamente consternada, tendió una mano temblorosa y le

arrebató el ojos rojos.—Imbécil—soltó, regodeándose.Benny arrugó la frente. ¿Es que esa chica no pensaba dejar de jugar con él?Hasta ahí había llegado. Era el final lógico de su encuentro. Visto cómo se

odiaban uno al otro, ¿qué más podían tener que decirse? Sin embargo, poralguna misteriosa razón, ninguno de los dos adolescentes se movió de las rocaslisas.—¿Y bien?—dijo Benny.—¿Y bien?—Entonces, supongo que te irás por la costa. ¿En busca de algún otro tesoro

escondido?Babe cerró un ojo.—Sí, capitán.Benny se rió y al instante se enfureció consigo mismo. Regla número uno

de las situaciones de confrontación: nunca responder al humor. Las mujeres norespetaban eso en un hombre, te hacía parecer una nenaza.—¿Te gustaría apuntarte?Benny se burló para sus adentros. ¿Apuntarse? No solo no le gustaría

apuntarse, ni siquiera le gustaba la palabra «apuntarse». Sonaba a algo parecidoa ir de compras. «Será mejor que tu perro psicópata y tú os internéis en algúnmanicomio de alta seguridad, si crees que voy a apuntarme a ir a ninguna partecon tipos como vosotros», pensó.

Sin embargo, en voz alta dijo:—Estaría bien. —Y, aunque seguramente moriría antes de admitirlo, eso

era lo que el humano que había detrás del listillo había querido decir desde el

principio.Babe respiró tranquila; estaba dejando de sentir tanta tensión. Por un

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 40/171

Eoin Colfer Benny y Babe

40

segundo, Benny atrapó un destello en sus ojos de color avellana. Después, lachica se recolocó el gorro con borla y volvió a ser ella.—Pero no te pongas a destruir ecosistemas con tus enormes pies torpes.—¿Yo? ¡Eres tú la que lleva botas de granjero!—

Resulta que son unas Timberland. El mejor calzado que hay para lasrocas.Benny observó las suelas. Tenía gran fe en el equipo adecuado y, de pronto,

sus zapatillas de deporte le parecieron terriblemente endebles.—¿Unas Timberland?—Pues sí. Estas chicas me han sacado de unos cuantos agujeros, ya te digo.—Hummm—masculló Benny, como si tuviera idea alguna sobre el tema—.

Buena suela.—Y también un buen refuerzo en el tobillo.—

¿Cuánto?—Ochenta libras.—¡Venga ya!—Lo que oyes. Las ganancias de una semana de venta de cebos del verano

pasado. Cada centavo ha merecido la pena.Benny dio un silbido. Si había tenido alguna duda acerca de la calidad de

las botas, había desaparecido al escuchar el precio. Cualquier cosa cara teníaque ser buena.—¿Las ganancias de una semana?—Pues sí.Benny sentía crecer su interés. Fuesen cuales fueran sus principios, la

riqueza material era su debilidad. La idea de llegar a ser capaz de comprar algopor valor de ochenta libras era más que tentadora.—O sea que si yo, no sé, me apuntara...Babe se mordió el labio inferior.—Este es el trato: me vendría bien un socio, cuatro ojos ven mejor que dos.

Eso puede verlo hasta un... hasta tú. Pero no sirve de nada contratar a un idiotaque no hace más que tropezar y no es capaz de encontrar un cebo ni en la bocade un pez. No estoy diciendo que seas un idiota que no hace más que tropezar,

ya me entiendes, pero tienes potencial.Benny entrecerró los ojos.—¿Eso ha sido un insulto?—Bueno —prosiguió Babe, sin hacer caso de la pregunta— , por regla

general encuentro alrededor de una docena de cebos vendibles al día. Siconsigues encontrar, digamos, seis, tú sólito, entonces somos socios. Si no, tevuelves con tus muñecos y tus bichejos, señoritingo de ciudad.

Benny meditó sobre ello. Dejando de lado las burlas de señoritingo, parecíauna proposición bastante decente.

Seguro que lograba encontrar seis cebos a lo largo de toda la costapesquera. Vamos, que si ella podía, ¿tan difícil iba a ser?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 41/171

Eoin Colfer Benny y Babe

41

—Muy bien, jovencita, trato hecho.—Perfecto. —Babe se escupió en la palma de la mano y la tendió—. ¿Un

apretón?Benny sintió que se le tensaba el labio. Estaba seguro de que todo eso de

escupirse en la mano había terminado con los piratas. Aun así, esa chica erapaleta hasta la médula. Seguramente tenía suerte de que no hubiese queridopracticar un ritual de socios de sangre.

De modo que le estrechó la mano, haciendo muecas cuando los chorros delíquido se le escurrieron entre los dedos. Congrio llegó trotando y selló elapretón de manos con un lametazo baboso.—Y recuerda esto, Benny Shaw —recitó Babe—. Todo lo que te enseñe a

partir de ahora es información confidencial. Si se lo cuentas a alguien, te...—Ya sé, ya sé —dijo Benny, entre suspiros, limpiándose la mano en las

rocas—

. Me rajarás el cuello con tu navaja. ¿Cuánto te costó, por cierto?

Todas las rocas tenían nombre, y nunca podías declarar que eras de unpueblo costero hasta que los conocieras todos y cada uno. Desde luego, eraposible navegar utilizando los números que el departamento de turismo habíahecho pintar en la costa, pero ningún pescador auténtico se rebajaría jamás ausar esas pautas. Cómo no, ¿qué historia podía haber en un montón denúmeros recién pintados?

De modo que todas las rocas tenían nombre, y cada nombre tenía una

historia. Cuando le preguntabas a tu abuelo el nombre de un afloramiento enconcreto, tenías que estar preparado para escuchar la saga que iba ligada a él.Estaba la ya mencionada charca de Babby con todo ese rollo de bañar a los

 bebés. Y el puente de Horario, el paso elevado natural, donde el padre HorarioMac Manus había intentado suicidarse cuando lo descubrieron comentando lasconfesiones... Uno de sus feligreses se había zambullido en los marestempestuosos para darle una buena paliza antes de que se ahogara. El pico deFrenchy sobresalía de camino al buque faro. Según contaba la leyenda local, unsoldado de la flota francesa desembarcó allí unos cuantos cofres de fusiles de

camino a la bahía de Bantry, en 1798.Benny consideró que, puesto que lo habían obligado a soportar esas

 batallitas, era su deber de sabelotodo fastidioso hacérselas tragar a Babe Mará.Con cada anécdota veía cómo le bajaba el ánimo a la chica, y eso a él loreconfortaba de manera infinita. Lo fantástico de matar a la gente deaburrimiento es que se creen que tienes nobles intenciones.

Bajaron por un acantilado escarpado hasta una meseta conocida como laCinta de Katie.—Espera a que te cuente esta —dijo Benny, con una expresión

entusiasmadísima—

. Aquí es donde dos grandes amigos se batieron en duelopor el afecto de una moza lugareña.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 42/171

Eoin Colfer Benny y Babe

42

Babe refunfuñó.—No me gusta esa palabra.—¿Cuál? ¿Lugareña? Solo intentaba evitar decir «pueblerina».—¡Lugareña no! Moza.—

¿Moza? ¿No te gusta «moza»? ¿Por qué no va a gustarte «moza»?Congrio gruñó. Babe también.—Deja ya la clase de historia, ¿quieres? Estoy intentando concentrarme.Benny se sintió herido.—Pero esas historias nos dicen mucho acerca de la zona.Babe se tumbó en las rocas y metió los dedos en el agua.—¿Nos dicen que aquí, a lo largo de la línea de la marea, tenemos una

pequeña cueva perfecta para atrapar cebos?—No—admitió Benny—. Eso no nos lo dicen.

Se postró y metió la mano en el agua.—Cuidado con los...—¡Ay!—... anzuelos—terminó de decir Babe con una risita.—Qué graciosa eres, de verdad —protestó Benny, retirando la mano. Un

alemán reluciente le colgaba del dedo índice. Babe tiró de la punta y se lodesenganchó del dedo. El chico chilló sin querer.—Venga ya, niño grande. ¿Por qué no te vas corriendo a casa a buscar a tu

mamá y que te lo cure con un beso?Benny arrugó la frente.—¿Y por qué no lanzo al mequetrefe de tu perro al Atlántico de una

patada?—Porque el Atlántico queda al otro lado del país.—Ya lo sabía —tartamudeó Benny—. Me importaba más el efecto que la

precisión. —Por dentro, se maldijo por no haber prestado nunca atención enclase de geografía. Otra burla que le estallaba en la cara—. Bueno, ¿y cuánto poreste?

Babe rascó un punto del borde que estaba oxidado.—Hummm. Lleva un buen tiempo ahí abajo. Está algo dañado. Digamos

que seis peniques.—¿Nada más?—Pues sí. Esa es la media. Bien, vamos a terminar este arrecife.Benny asintió y se recostó en las rocas.—Ah, y... Benny.—¿Hummm?—Cuidado con los anzuelos.Peinaron la costa durante tres horas, escarbaron en todas las charcas y

todas las grietas. Hicieron una criba entre las algas, se deslizaron por las

pendientes, se colaron por las ranuras. Benny estaba hecho trizas cuandollegaron a Black Chan.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 43/171

Eoin Colfer Benny y Babe

43

—Mira qué dedos llevo—se quejó—. ¡Y tengo los pantalones destrozados!Babe se rió.—¡Cómo vas a presentarte así en la recepción!—Tú cállate, granjera.—

Venga ya, nenaza.Benny se dio cuenta de que sus insultos cada vez tenían menosresentimiento. Se movían por un terreno seguro y familiar.—Este trabajo es duro, señoritingo. Y también es una mala hora. Hay que

salir cada día con la marea baja. Eso puede ser en cualquier momento desde lascuatro de la madrugada hasta las diez de la noche.—¿Existen las cuatro de la madrugada?—dijo Benny, con aire dubitativo.Babe dio unos golpecitos con una bota.—¿Quieres un par de estas o no?—

Supongo.Sería una aventura, eso era lo que intentaba repetirse Benny. Levantarse enmitad de la noche sería una aventura.

Black Chan bostezaba delante de ellos: era una gran sima en forma deherradura con cuevas sombrías que se adentraban en la pared de roca.Alcatraces y cormoranes se zambullían en las olas de allá abajo con unaprecisión calculada, y unas estriaciones blancas surcaban la roca como si fuesenrayos petrificados.—El Dorado—susurró Babe.—¿Qué?—Yo diría que allí abajo hay una mina de oro.—¿Por qué? Aquí no viene nadie a pescar, hay demasiada altura.Babe señaló la boca de Black Chan.—¿Ves aquello? ¿Esos pequeños remolinos?Benny se protegió los ojos del sol.—Sí.—Son corrientes. Lo arrastran todo justo al pie de los acantilados. Apuesto

a que ahí dentro hay cosas que han venido hasta de Rosslare y del cabo Hook.Benny se asomó con cautela, mirando la enorme altura de las paredes del

acantilado.—No iremos a bajar ahí, ¿verdad?—En tus sueños. Todos los cadáveres perdidos en la costa sureste están

enganchados en las rocas de ahí dentro. No pienso rebuscar entre esqueletospor unos cuantos cebos viejos y mohosos.—Tú eres la jefa —dijo Benny, intentando sonar un poco asqueado. En

realidad se sentía de lo más aliviado, porque Black Chan era el único sitio al queel abuelo le había prohibido aventurarse.—No. No llegaremos más que hasta aquí. Desde la charca de Babby hasta

Black Chan con marea baja.—¿Conoces la historia de este sitio?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 44/171

Eoin Colfer Benny y Babe

44

Babe rezongó.—Déjalo un rato, ¿quieres, señoritingo? Si quiero aburrirme como una

ostra, puedo leer un libro o algo así.Benny dio un respingo. Esa era exactamente su misma filosofía.—

No, escucha. Esta es buena. Y verídica.Babe resopló.—Seguro.—No, de verdad. Me lo contó mi abuelo. Él estuvo allí.Babe se dejó caer en el suelo, al borde del precipicio, y unos trozos de

arcilla cayeron al abismo.—Venga, vale. Sorpréndeme.Benny se sentó a su lado, lo cual fue desafortunado, porque Congrio ya

ocupaba ese lugar. El perro salió corriendo y aullando una promesa de

venganza.—Pues bueno —empezó a contar Benny—. ¿Ves esa gran cueva de ahí

abajo?La vista de Babe siguió la dirección en que apuntaba el dedo de Benny.—Sí.—Hace siglos era como una cueva de fiestas, cuando mi abuelo no era más

que un chaval. Cada vez que encallaba un gran barco, llevaban allí toda la bebida ilegal para darse una gran juerga. Hasta tenían peldaños excavados en laroca y todo. Así que una noche la mayor parte del pueblo estaba ahí abajo,todos borrachos como cubas. Mi abuelo dice que incluso él iba trompa, yentonces solo tenía ocho años. También hacía pocos años que fumaba.—¿Hay alguna coincidencia con la realidad en algún punto de esta historia?—Por la Biblia, que venga Dios y lo vea. Bueno, el caso es que allí estaban,

 bailando danzas irlandesas. Y, además, irlandesas de verdad, nada de moverlos brazos ni nada de eso. Y entonces llega un pollo negro a la cueva y se pone acacarear.

Babe metió los labios hacia dentro intentando reprimir un bostezo.—Bueno, como sabe todo el mundo, los pollos negros traen muy mala

suerte.—Sobre todo si te los comes. Benny, ¿cuánto va a...?—Espera, un momento. Ahora viene lo bueno. La madre de mi abuelo, mi

 bisabuela, agarró a su familia y se largó por la escalera. Era muy supersticiosa yle daban no sé qué los pollos negros. Pero los demás ignoraron la advertenciadel pollo y abrieron otro barril de vino.

Congrio intentó tirar a Benny por el acantilado de un topetazo.—Cinco minutos después, una ola monstruosa llegó e inundó la cueva. Se

ahogaron veintisiete personas. Los que escaparon a la ola fueron tragados por elremolino.

Babe se rascó la barbilla.—¿Qué le pasó al pollo?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 45/171

Eoin Colfer Benny y Babe

45

—¿Qué?—Ya sabes, el pollo negro. Supongo que, ya que había dado la alarma,

habría sido estúpido que se quedara por allí.—¡Era un pollo! ¿Son muy listos los pollos?—

Está claro que ese pollo tenía un don.—Ese no es el significado de la historia—espetó Benny.—Ah, ¿cuál es el significado?—El significado es que Black Chan es conocido por sus olas y sus corrientes

monstruosas y que estaríamos locos si bajáramos allí.—Bueno, podrías haber dicho solo eso en lugar de freírme el cerebro de

aburrimiento.—Muchísimas gracias.—De nada. Bueno, manos a la obra.

Babe extendió el botín del día sobre la hierba, a su lado. Había sido un díamuy bueno. Dos anguilas de goma, una cucharilla plateada, tres alemanes, dosplomos, un ojos rojos y cuatro cucharillas normales.—No está mal. Unas diez libras, diría yo. Ahora tú.Benny desenredó los anzuelos con cautela y extendió sus hallazgos en el

suelo.Algo menos impresionante. Dos juegos de plumas destrozadas, un plomo,

el alemán y un anzuelo largo de una cucharilla rota.—Hummm —dijo Babe—. Eso son unas dos libras con cincuenta. Yo ni

siquiera vendo plumas. Dan demasiados problemas, no hay margen de beneficios.

Benny suspiró. Se acabó. Jamás lo querría como socio. No se había dadocuenta de lo mucho que quería participar en esa empresa hasta que se le habíacerrado la puerta en las narices.—Habíamos dicho seis, ¿verdad?Benny asintió con pesadumbre.Babe agitó la cabeza, como un mecánico cuando examina un motor.—Bueno —dijo al fin—. Si te concedo el ojos rojos, eso hace seis. Más o

menos.—¡Genial!—chilló Benny en falsete, aliviado—. Vamos, qué genial—repitió

con una voz grave y masculina—. ¿O sea, que somos socios?—Socios—dijo Babe, abriendo la navaja—. Dame el pulgar.

Así pues, Benny por fin tenía una amiga. O quizá «soda» era mejor palabra.No quisiera Dios que nadie pronunciara las palabras «chica» y «amiga» en lamisma frase. El bochorno sería demasiado perjudicial para su imagen dehombre de mundo. Benny tenía poca fe en la ideología pueblerina, pero encuestiones de confraternización con el sexo opuesto tenía que admitir que su

sistema era infinitamente superior al de ciudad.En Wexford, todos los chavales empezaban a pasearse por el colegio del

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 46/171

Eoin Colfer Benny y Babe

46

Convento de la Presentación a esperar a las chicas. ¡Se perdían el entrenamientoy todo! ¿Adónde llevaba todo eso? Acabarían, sin darse cuenta, echándosedesodorante por dentro de la sudadera y yendo a clases de ballet. ¡Luegovendría el gel para el pelo y un estúpido pendientito! Después ir al cine a ver

películas sin que te gusten. Vamos que ¿de qué sirve todo eso?Tal como lo veía Benny, a las jóvenes solo les interesaban los tipos a los quepudieran convertir en chicas. Si de ellas dependiese, todos los hombresllevarían falda (si no fuera ilegal, salvo en Escocia).

Los granjeros, por otro lado, ni siquiera saludaban a las mujeres en público.Si ibas a un baile de paletos, los chicos estaban a un lado y las chicas al otro. Ylas mujeres ya podían dar las gracias si el tipo que las sacaba a bailar se habíamolestado siquiera en quitarse los guantes veterinarios, qué decir de lavarse. Enuna discoteca rural no había que preguntarle a nadie cómo se ganaba la vida, lo

llevaban escrito por toda la ropa. En algún momento del camino le señalabasuna chica guapa a tu madre, ella llamaba a la madre de la chica y la boda yaestaba arreglada. Luego tú te ibas a cuidar de la granja o a pescar y ella sequedaba en casa con los niños. No había que escribirle versos a nadie.

Era un buen sistema. Había demostrado su eficacia durante siglos. Quésuerte la suya de ser el hijo de La Mujer Que Iba A Cambiar Todo Eso. «Aquíyace Benny Shaw, hijo de Jessica, la mujer que destruyó la civilización. Bennytambién ganó tres medallas del Campeonato de hurling de Irlanda, desde luego,pero eso queda declarado nulo por lo de la madre revolucionaria.»

Por eso era tan perfecto asociarse con Babe. Jessica Shaw estaría encantadaal saber que su hombrecito salía con una lugareña. Pero él, Benny, sabría queBabe no era nada parecido a una chica, solo una especie de marimacho paleta.Vamos, ¿qué clase de chica iría por ahí con botas de escalada y una navaja?Benny reflexionó que, si las chicas fueran así, la guerra de los sexos sesolucionaría en cuestión de minutos.

Las punzadas del hambre arrastraron a Benny a casa. Entró a zancadas,chupándose el pulgar pinchado y dejando manchurrones de algas por las

 baldosas.—Mamá—gruñó de forma lastimera—. ¿Qué hay?

Benny consideraba de lo más injusto que su madre no estuviera en esemomento sirviéndole sándwiches y bebidas gaseosas. Un descuido terrible desus tareas. Estaría demasiado ocupada cultivándose, sin duda.—¡Mamá! ¡Me muero de hambre!Georgie apareció en el umbral de la puerta.—Quien chilla sin razón / es un faltón.—¡Tú cállate, lelo! —lo increpó Benny. Después se dio cuenta de que

«faltón» rimaba con «bofetón» y de que, si hubiese dicho: «¿Quieres un bofetón?», George se habría indignado. Con la respuesta del «cállate» solo

estaba confirmando lo que le decía el Pelota.—No quiero para nada / tener la boca cerrada.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 47/171

Eoin Colfer Benny y Babe

47

Esa era bastante buena. Nada, cerrada. Era tan buena que Benny se sintióobligado a repartir unos cuantos golpes. Se metió la mano en el bolsillo y sacóun puño cerrado.—Ven aquí, Georgie, mira lo que tengo para ti.

El pobre e inocente Georgie se acercó.—¿Qué, oh, dime qué / es lo que tienes, qué?—¡Esto!—exclamó Benny, y le plantó los nudillos justo en la parte dolorida

del brazo.—¡Aaay!—chilló el pobre niño de diez años.—¿Qué?—dijo Benny, riendo entre dientes con crueldad—. ¿No encuentras

nada que rime con «Aaay»? Jessica Shaw, como todas las madres, era capaz de distinguir un grito

auténtico de dolor desde más de quinientos metros y había aprendido a filtrar

las imitaciones a lo largo de años de falsas alarmas. Como por arte de magia,apareció junto a la mesa de la cocina.—¿Qué problema tenéis, chicos?George se frotó con furia los ojos para enrojecérselos.—Me ha destrozado el brazo / y duele más que un mazazo.—¿Bernard?—No lo he tocado.—¡Bernard!Con ese tono ya no podía andarse con juegos.Benny recordó de pronto la interpretación de su madre como Lady

Macbeth.—Vale, le he dado un golpecito suave. Ha sido culpa suya. Estaba...—¿Estaba qué, Bernard?—Bueno, estaba rimando...Benny se fue quedando callado. Qué excusa más pobre. No podía creer que

no se le hubiese ocurrido algo como que George estaba destruyendo la capa deozono.

Las arrugas de la frente de su madre se hicieron más profundas.—¿Rimando? ¿Has pegado a tu hermano porque estaba rimando?

Benny siguió cavando su hoyo.—Lo estaba haciendo adrede, mama.—¿Mama, Bernard? ¿Mama?—Perdona, mamá.—O sea que el malvado de George estaba rimando adrede, ¿eh? Sin duda

habrá que ejecutarlo. — Jessica olvidaba a menudo las reglas de los BuenosPadres acerca del sarcasmo, en especial la que decía que no había que utilizarlo.Benny estaba convencido de que por eso él había salido todo un listillo—.George, diablo malvado, has estado usando las fuerzas de la poesía contra san

Bernard.Benny suspiró. Era hora de cortar por lo sano.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 48/171

Eoin Colfer Benny y Babe

48

—De acuerdo. De acuerdo. Lo siento, ¿vale, Pel... George? Jessica sonrió, y su sonrisa fue una promesa dentuda de castigo.—Ah, no, Bernard, cariño mío. Hay que frenar esta tendencia a la violencia.—Ay, mamá. ¡Un golpe! Casi no ha sido ni un rasguño.—

Has invadido su espacio.Benny maldijo en silencio al grupo hippie de mujeres de su madre.—Preveo una larga tarde de tareas.Benny tragó saliva. Sería mejor que se le ocurriera algo, de prisa.—Para empezar, la franja de abajo del faro necesita una mano de pintura.Oh, horror. Pintar no.—Y luego está el...—He conocido a una chica—espetó Benny.

 Jessica se quedó de piedra y se olvidó de la lista.—

¿Cómo dices, Bernard? Creo que has dicho...«Te he impresionado», pensó Bernard.—Que he conocido a una chica, mamá.

 Jessica escrutó el rostro de su hijo en busca de señales que delataran sumentira.—¿Una chica?Para la mayoría de los padres, esa es una frase cargada de premonición. Al

instante prevén meses de largas noches, arranques de mal genio y el inevitablemalhumor tras la ruptura. Jessica Shaw, sin embargo, llevaba dos años rezandopor que llegara ese día. Al fin su hijo demostraba un poco de interés por algoque no fuera aporrear una pelota como un neandertal. Le agarró las manos aBenny y las estrechó con fuerza.—¿Y cómo se llama?—Babe—dijo Benny.

 Jessica le clavó la mirada.—¿Babe? ¿Como baby?—dijo, apretando los dientes.Benny se encogió de hombros. No la había bautizado él.—Sí, Babe.El malhumor de Jessica regresó como una riada súbita.—Las mujeres no somos objetos, Bernard. No nos han puesto en esta tierra

para diversión de cochinillos sexistas como tú, demasiado superficiales paraapreciar cualquier cosa que vaya más allá de vuestros propios interesesprimarios.

Benny asintió con vacilación. La cosa estaba tomando un rumboinesperado.—Comprendo...

 Jessica avanzó hacia él.—¿Comprendes, Benny? ¿Ah, sí? Porque yo no creo que comprendas nada.

Creo que estás bastante contento de ocupar tu lugar en el panteón de loshombres de la edad de piedra que pasan por cultos aquí, en los últimos confines

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 49/171

Eoin Colfer Benny y Babe

49

de Europa.Benny dio marcha atrás. Era una locura. Por todos los santos, ¿qué era un

panteón?—Mama...

A Jessica se le salieron los ojos de las órbitas.—¿MAMA?—¡Mamá, quería decir mamá!—Esa chica no es tu baby, Bernard. Tiene un nombre.—Ya lo sé—interpuso Benny con desesperación—. Es Babe. Se llama Babe.

 Jessica se detuvo. La cabeza le daba vueltas, llena de chispas de confusión.—¿Se llama Babe? ¿Ese es su nombre de verdad?—A mí no me digas nada —dijo Benny, en un suspiro—. Y yo que pensaba

que Bern... hummm... que otros nombres eran horribles.—

¡Babe! Qué nombre más curioso.Benny sintió que el sudor del miedo se le enfriaba en la espalda.—No sabes la mitad de la historia, mamá. Si esa chica no fuera una chica,

sería un chico.—Pero ¿es una chica?—Sí, mamá. Una chica. Te lo juro por Dios.

 Jessica suspiró.—Bueno, entonces vale. Tráela a merendar algún día.—Claro, mamá —dijo Benny en voz alta, mientras pensaba, tomando

prestada una de las frases de Babe: «En tus sueños».—De acuerdo. Bien. — Jessica regresó a la sala del faro, con una repentina

necesidad de tumbarse.Benny dibujó una sonrisita. Una vez más, su ataque de confusión

fulminante había dado resultado. Además, su madre se había olvidado porcompleto de las tareas. Libertad condicional anticipada por comportamientoinesperado.

Georgie intentó avanzar hacia la puerta.—Ni te muevas —dijo Benny, con toda tranquilidad. Los dos sabían quién

ganaría si acababan echando una carrera. Georgie, como era de esperar, no se

movió, pero si lo hubieseis mirado con mucha atención habríais visto que elcuerpecillo le temblaba un poquitín. Benny se paseó alrededor de la mesa depino, doblando los dedos con crueldad.—Has actuado mal, Georgie, chico. Te has vuelto contra los tuyos. Vas a

tener que recibir una paliza.—El acento paleto que le puso a la frase era pruebade lo mucho que Benny estaba disfrutando—. Puesto que me siento muygeneroso, te voy a dar a elegir. ¿Barriga o trasero?

Georgie se lo pensó, intentando animosamente encontrar algo que rimaracon trasero. Al final, solo se lo señaló.—Así sea —dijo Benny, arrastrando las palabras—. Bien, recuerda la regla:

si te oigo gritar / más dolor sentirás.—Se le daba bien la ironía, aunque no fuese

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 50/171

Eoin Colfer Benny y Babe

50

capaz de rimar muy bien.George se preparó, inclinado sobre la mesa en una pose como las del

capitán Kirk preparado para el impacto.Benny se lo pensó. ¿Punta o planta? La punta concentraba el dolor en un

solo lugar, mientras que la planta del pie distribuía el impacto. Para el pateado,sin duda la planta era preferible. Qué narices, se sentía magnánimo.Benny cogió impulso con la zapatilla y le dio a su hermano un porrazo

simbólico en el trasero. Sonó más de lo que dolió pero, aun así, las facciones deGeorgie se retorcieron haciendo un esfuerzo por tragarse el dolor imaginario.—Ocho sobre diez—dijo Benny, admirado—. Estoy casi impresionado.George se marchó cojeando, agarrándose con ambas manos la fuente de su

agonía. Al llegar a la puerta, le lanzó una mirada fulminante a su hermanomayor. Entonces abrió los ojos como platos y aplastó las manos contra una

pared imaginaria. Benny gruñó. Otra vez mimo, no.—¿Es que no puedes fingir que eres normal durante diez segundos?Los dedos de Georgie se curvaron alrededor de un objeto invisible. Era

largo y esbelto, un fusil o quizá...—¡Un hurley!—gritó Benny, intrigado muy a su pesar. El Pelota era bueno,

eso había que admitirlo; incluso había tenido en cuenta la resistencia al aire.George dio unos cuantos golpes, silbando un poco para añadir más efecto.—Oh, qué ganas de bostezar me están entrando—suspiró Benny.Entonces su hermano levantó las manos muy por encima de la cabeza y

estampó el hurley imaginario contra el suelo de baldosas. Casi se pudo oír cómose astillaba la madera.—¡No!—chilló Benny—. ¡Nooo!Pasaron varios segundos antes de que su cerebro le recordase que en

realidad no había pasado nada.George le guiñó un ojo con una maldad superior a sus años.—Cogeré tu precioso hurley y lo iré quebrando / en el momento en que

menos lo estés esperando.Benny registró su cerebro en busca de la amenaza adecuada, algo tan atroz

que le borrara a George el hurleycidio del cerebro para siempre, pero no le salían

más que gruñidos monosilábicos.—Te... Ah... Si... Dios...George cerró la puerta y dejó tras de sí una risa en falsete flotando en el

aire.Benny se reprochó en silencio. «Tendrías que haberle dado con la punta.

Nunca te hacen un comentario listillo después de una buena patada con lapunta del pie.» Era triste que un hermano pequeño amenazara con dañar lapropiedad de su hermano mayor. El versito enfermizo de George le resonaba enlos oídos. «En el momento en que menos lo estés esperando.» Bueno, ¿y cuándo

lo estaría esperando menos? Se detuvo. Si lograba adivinar eso, entonces ya nosería cuando menos lo estuviera esperando. Simplemente tendría que estar en

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 51/171

Eoin Colfer Benny y Babe

51

guardia las veinticuatro horas del día. Si el Pelota deseaba un aumento de lashostilidades, eso sería justo lo que obtendría.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 52/171

Eoin Colfer Benny y Babe

52

ARCHIENEMIGOS

Benny, como señoritingo de ciudad, tenía mucho que aprender de las cosasrurales. Aunque su familia solo llevaba una generación sin ser pescadores, elchico había logrado tirar por la borda siglos de memoria de su estirpe en trececortos años. Benny no consideraba adecuado reservar un espacio de su cerebropara nada que considerase inútil, como la gramática, el respeto por los demás olas órdenes de sus padres.

Su educación comenzó una mañana, a las seis en punto, cuando lodespertaron de un precioso sueño con una bofetada. Benny, como hombrecitoduro que era, solo se permitía ser sensible cuando tenía la completa certeza deque nadie lo veía, ni siquiera él mismo. «Cuando estás dormido —razonaba— ,no tienes control sobre nada, y todas esas emociones femeninas que tu madre teha metido en los genes a escondidas salen a hurtadillas para perseguirte ensueños.»

De modo que allí estaba esa mañana, mordiéndose la manga de su pijamadel osito Rupert y teniendo un sueño de lo menos masculino: había un pequeñoconejito sobre la hierba y le estaba entregando una medalla ecológica especial aBenny.—Por tus servicios a la humanidad, Bernard —le dijo el conejito, con una

adorable voz de dibujo animado.—Gracias, Conejito Feliz —respondió Benny con modestia al tiempo que

inclinaba la cabeza para la entrega.—Más te vale llevarte estas también —gruñó el conejo. «¿Gruñó? Los

conejos no gruñen.» Levantó la vista y se encontró con que la cabeza benévoladel conejito se transformaba en algo mucho más siniestro. ¡En algo con dientes!—¡Llévate todas estas! —rugió entonces el monstruoso Conejito Feliz,

haciendo rechinar las muelas con un sonido parecido al que hace una bolsacuando se aplasta.

Los colmillos irregulares se hincaron en la carne tierna de Benny y lellegaron hasta el hueso. Benny se despertó gritando.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 53/171

Eoin Colfer Benny y Babe

53

—¡Déjame!—aulló—. ¡Déjame en paz, Conejito Feliz!Sin embargo, el Conejito Feliz no lo soltaba, ni siquiera a este lado de la

tierra de los sueños. De hecho, los colmillos parecían más materiales que nunca.Benny abrió los ojos. El Conejito Feliz era, en realidad, Congrio. Junto a él

estaba Babe, con una sonrisa que parecía más ancha que su rostro.—¿Conejito Feliz? —inquirió la chica, con inocencia—. ¿Y quién es, si

puede saberse, el Conejito Feliz?Benny arrugó el entrecejo. Detestaba esos modales tan educados que

adoptaba la gente al ponerse sarcástica. Ya estaba a punto de saltar con unascuantas contestaciones cuando de pronto cayó en la cuenta de varios hechosinquietantes.

En primer lugar, había una chica en su habitación. Además de eso, élllevaba puesto un pijama del conejito Rupert. Por lo visto, había estado

parloteando sobre alguien llamado Conejito Feliz y... ¡Que había una chica en suhabitación! Eso era de una importancia monumental y sin duda valía la penarepetirlo. El hecho de que un saco de pulgas le estuviese mordisqueando lapierna como si nada, dadas las circunstancias, era casi trivial.

Benny se estiró la sábana hasta debajo de la barbilla, en un intento poresconder el pijama de dibujitos.—¿Qué estás haciendo aquí?—farfulló, indignado.La sonrisa de Babe se hizo aún más grande, si era posible.—Me he hartado de esperar a que el Conejito Feliz y tú os presentarais en el

muelle. Así que...—Pero esta es mi...—¿Tu qué?Benny se sonrojó. No se podía ir diciendo palabras como «habitación»

delante de una chica.—Mi... zona... residencial privada.Babe se rió a carcajadas. Unas enormes risotadas roncas que habrían

enorgullecido a un pirata.—¿Zona residencial privada? ¿Qué has hecho? ¿Te has tragado uno de esos

libros con palabras?—¿Un diccionario?—Uno de esos.Benny decidió cambiar de táctica.—Bueno, pero ¿cómo has entrado?—En helicóptero.—¿En helicóptero? ¿De dónde has sacado un helicóp...?—Tu abuelo me ha dejado entrar, idiota. Dios mío, por las mañanas no

estás muy espabilado, ¿verdad?Benny le lanzó a Congrio la sliotar que guardaba bajo la almohada, y

consiguió darse un golpe en el dedo gordo. El perro se fue al lado de su ama yañadió sus dientes a los de la sonrisita de ella.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 54/171

Eoin Colfer Benny y Babe

54

—¿El abuelo te ha dejado entrar?—Pues sí. Me ha dicho que subiera. Se ha disculpado porque seas un vago

tan inútil y ha dicho que estaba profundamente avergonzado de que un nietosuyo se perdiera la marea el primer día.—

¿Qué marea?Todavía había grupos de conejitos saltando por la cabeza de Benny.—La marea baja, señoritingo. Hoy la marea será la más baja de todo el mes.

Ya tendríamos que estar en las rocas.—No me lo habías dicho—dijo Benny, enfurruñado.Babe hizo que no con la cabeza.—No soy tu mama.—Mamá—corrigió Benny automáticamente.—Mama, mamá, lo que sea. Todas las noches dan el horario por la radio. Se

supone que hay que estar en el arco cuando baja la marea.—Bien —dijo Benny, intentando parecer convenientemente arrepentido

mientras se preguntaba cómo iba a sacar de su habitación a esa chicaintratable—. ¿Y?—¿Te vienes o tienes cosas por terminar con el Conejito Feliz?—Vale, ya voy. Solo tengo que...—¿Qué?—¡Vestirme! Tengo que vestirme, ¿vale? O sea, que si no te importa...Babe sonrió.—Ay, ¿el pobre niño es tímido? Vamos, Congrio, dejaremos que el pequeño

señoritingo se ponga la ropa.Benny soportó el silencio incómodo, aliviado al saber que sus ositos

permanecerían ocultos.Babe se volvió al llegar a la puerta.—Ah, Benny.—¿Qué?—soltó el adormilado chico de Wexford.—Me encanta el pijama—dijo ella, con una sonrisita, mientras acompañaba

a Congrio para que saliera por la puerta, delante de ella.Benny hundió la cabeza en la almohada. A lo mejor debería intentar

despertarse de nuevo.

—Esto es demasiado fácil —dijo Babe, entusiasmada—. Tengo muchamunición. No sé con qué fastidiarte primero.

Benny iba arrastrando los pies detrás de ella y tiraba tierra al trasero deCongrio al caminar. El perro esquivaba los misiles con facilidad.—Está lo del muñeco—continuó Babe—. Y lo de pescar bichejos...—Sí, sí, sí.—

Por no hablar del Conejito Feliz.—Dame un respiro, duende.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 55/171

Eoin Colfer Benny y Babe

55

—Y no nos olvidemos de ese pijama del osito Rupert.—Me lo regalaron, ¿vale?—repuso Benny, que echaba chispas.Sin embargo, la chica lo tenía atado de pies y manos. Babe Mará conocía

tantos secretos sobre él que podía escribir uno de esos libros de revelaciones: La

secreta vida femenina de Benny Shaw. Ese día habría una larga cola en la librería.El muelle estaba desierto, salvo por un pescador solitario que estabaechando cemento al fondo de sus nasas. Se detuvieron a intercambiar uncomentario, como era costumbre. Babe metió el dedo en el cubo del cemento.—Mala mezcla, Clipper —observó—. El agua salada lo disolverá dentro de

pocas semanas.Clipper cogió un poco de mezcla con el puño y la probó.—Pues mira, creo que tienes razón, jovencita —dijo, y añadió otra palada

de polvos al cubo.—

El consejo no es gratis, ¿sabes?, por él espero una langosta para cenar.Clipper se rió.—Te conformas con una gamba, ¿a que sí?—Qué remedio, supongo.Continuaron hasta pasar de largo por la fábrica de sal hacia el arco medio

derruido que separaba el paseo marítimo de Duncade y la costa. El arco erapoco más que unos escalones elevados que en su día habían constituido un pasohacia los pastos de las fincas.—Este es nuestro sitio —dijo Babe, y le dio una palmadita a un baluarte de

adoquines que sobresalía de la base del arco.—Para vender, ¿verdad? —replicó Benny con entusiasmo, agradecido de

estar hablando de algo que no fueran sus humillaciones privadas.—Pues sí. Es perfecto. Extendemos la mercancía aquí. Ponemos un pequeño

cartel y... a contar el dinero que nos llueva.Benny asintió. La mañana iba mejorando.—Deberíamos tenerlo todo listo para el fin de semana, siempre que

consigas levantarte de la cama por las mañanas.—Preocúpate de ti misma, Mará. A mí no me verás el pelo.—Eso ya lo veremos—dijo Babe, con aire dubitativo.

Pasaron por encima de la piedra plana y empezaron a registrar las rocas. Elsol ya atravesaba la niebla matutina y tostaba pequeñas láminas de alga quedesprendían vapor. Benny y Babe se pusieron a trabajar a lo largo de la línea dela marea, agachados por las rocas, a menudo escarbando a ciegas en grietasprofundas. Tamizaron las algas fibrosas en busca del brillo de un cebo. Seacuclillaron junto a las charcas, entre las rocas, y ahuyentaron a sus habitantestirando piedras dentro. Había millones de lugares donde podía esconderse unanzuelo, y el buscador descuidado siempre pagaba un precio.

Cuando llegaron al pico de Frenchy, los dedos de Benny goteaban sangre

por un montón de rasguños.—Mételos en el agua —le aconsejó Babe—. Mata los gérmenes y te

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 56/171

Eoin Colfer Benny y Babe

56

endurecerá esos deditos suaves de señoritingo.—Por no mencionar que escuece más que una bolsa llena de ortigas.Babe sacudió la cabeza.—No sé si eres capaz de trabajar de verdad, señoritingo. No hemos llegado

ni a la mitad y ya estás llorando.—No es verdad —contestó Benny, intentando que no se le notara el apuro

en la voz.Babe avanzaba con sumo cuidado por el estrecho saliente, su mirada rauda

recorría la pared de roca y la devoraba palmo a palmo, sin vacilación, con lafrente arrugada por la concentración bajo todo ese pelo rizado.—¡Caray, mira esto!Benny la siguió hasta donde estaba.—¿Qué?

Babe señaló abajo, a la destellante agua verde.—Allí, mira.Benny miró, entrecerrando los ojos para no deslumbrarse. Había dos

filamentos azules enganchados por debajo de la línea de la marea quedesaparecían en las profundidades.—¿Qué son?Babe se remangó.—Cuerdas —respondió, y se tumbó sobre las rocas. Su brazo atravesó la

superficie y al instante se volvió de un blanco fantasmal. La refracción loseparaba del resto de su cuerpo.—¡Bueno, venga!—dijo, haciendo un ademán hacia la otra cuerda.Benny se quitó la sudadera y la tiró sobre las rocas. A lo mejor no lo habría

hecho de haber sabido lo mucho que le gustaba a Congrio jugar con trapos. Elagua estaba helada, el sol todavía no había caldeado la fría agua de lluvia de lasuperficie. Benny se tragó un berrido y agarró la cuerda azul.

Le resbalaba entre los dedos, las algas y los mariscos se envolvían conavaricia alrededor de cualquier superficie desnuda. Benny y Babe tiraron de lascuerdas, la línea de flotación descendía con cada metro que sacaban. Al final lastiraron sobre las rocas: era una red tupida, lastrada por cuatro piedras

angulares. Había varios cebos enredados entre las cuerdas deshilachadas.—Me lo había imaginado—dijo Babe, indignada.—¿El qué?—Es una trampa de cebos. Alguien la ha puesto aquí abajo adrede para que

los cebos se enganchen.Benny movió el brazo de un lado a otro para hacer que le circulara la

sangre.—Pero ¿no habías dicho que las trampas estaban bien?—Las trampas naturales están bastante bien, pero esto es... robar. El que

haya colocado esto les está timando el dinero a esos pobres señoritingos idiotas.De todas formas, es ilegal.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 57/171

Eoin Colfer Benny y Babe

57

—¿Y qué hay del rescate? ¿La ley del mar y todo eso?Babe se enderezó la borla.—Lo del rescate está bien siempre que no seas tú el que ha hundido el

 barco. No, a nosotros no nos interesa tener nada que ver con un botín como

este.—Ah.Babe abrió la hoja más larga de su navaja.—Esta costa es blanco legítimo para todo el que quiera rastrearla, no solo

para un chaval demasiado vago para trabajar.Babe serró de prisa las cuerdas del ancla y envió la trampa de cebos a las

profundidades. Benny vio cómo la red se fundía con el azul del mar y luegodesaparecía por completo.—¿Estás segura de que puedes hacer eso, duende? Alguien se ha tomado

muchas molestias para colocarla ahí.Babe sonrió con temeridad.—Bueno, si no les gusta, que vengan a hablar con Congrio y conmigo.Benny asintió, no muy convencido. De repente, Babe no era más que una

chiquilla y Congrio un chucho escuálido. No creía que tuvieran muchasposibilidades contra un granjero atiborrado a filetes y dispuesto a saldarcuentas. Benny miró alrededor con nerviosismo, convencido de que un catetoenorme llegaría corriendo por el prado blandiendo una horca.—Bueno, vayámonos. La marea no espera a hombre alguno, ni a una chica,

ni a un perro.Sin embargo, Babe no estaba de humor para bromas. No con un pirata de

cebos en la costa.

El jueves era el gran día para los vendedores de cebos. Puesto que lacostumbre de comer pescado los viernes seguía siendo muy popular en laIrlanda católica, a Duncade llegaban cargamentos enteros de ansiososseñoritingos enviados por sus esposas para que les llevasen a casa algo quecomer... bueno, si podían. Llegaban a cientos, con la sed de sangre de los

cazadores metida en las venas, con las armas elegidas colgando de los puños otrenzadas en la cinta del gorro. Tenían cañas telescópicas, carretes concontrapeso, señuelos artificiales de fibra de vidrio y pintados a mano, luminosascucharillas de aguas profundas. Cualquier cosa con tal de conseguir ventajasobre los pobres peces. Se pavoneaban por el paseo marítimo vestidos con suequipo de pesca de diseño, intentando no hacer caso del grupo de lobos de marque estaban apoyados contra el muro del muelle tronchándose de risa. Ningúnmarinero que se precie pondría jamás sus manos sobre una caña. Esos eranaficionados. Salían a lanzar el sedal en cualquier charca de agua y esperaban

que algo se enganchara en el anzuelo por pura suerte. Muchos de los peces quesalían de entre las rocas estaban mal enganchados, con un anzuelo que les

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 58/171

Eoin Colfer Benny y Babe

58

atravesaba el costado o un ojo. Literalmente aturdidos por un proyectil aéreo.Babe y Benny estaban preparados para forrarse de dinero. Benny estaba a

punto de estallar; era su primer gran negocio. No veía más que botasTimberland y navajas Leatherman por todas partes. Incluso había hecho un

pequeño cartel. Después de mucho pensarlo, al final se le había ocurrido eleslogan de «Se venden cebos», y estaba bastante orgulloso de sí mismo.Habían pasado la tarde haciendo los preparativos. Después de una noche a

remojo en licor, a los alemanes y a las cucharillas había que sacarles brillo conun trapo suave. Cualquier mota de óxido se camuflaba con pintura plateada, ylos plomos caseros se rascaban con un cuchillo romo para sacarles el lustre.Todas las tácticas de venta legítimas; nada que no se hiciera también en unconcesionario de coches.

El grupo Mara-Shaw expuso su mercancía sobre un viejo tablón de corcho

pintado de negro para que el brillo de los cebos resaltara más. Muy profesional.Lo único que les faltaba todavía eran unos cuantos clientes. Desde luego, antesque los clientes, fueron los lugareños quienes le echaron un vistazo a la nuevaempresa.

 Jerry Bent y Clipper llegaron paseando, intentando no parecer interesados.—Vaya, Dios Santísimo, ¿qué tenemos aquí?—exclamó Clipper, como si no

los hubiese observado mientras montaban la tienda durante la última mediahora.

Babe apartó la mano de Jerry del tablón dándole un tortazo.—Sin tocar. Solo clientes.—Mariposas—masculló Jerry, ofendido.—Bueno, ¿y cómo sabes que no somos clientes?—comentó Clipper.Babe resopló.—Porque si vosotros, viejos lobos de mar, quisierais señuelos, los estaríais

 buscando a cuatro patas en las rocas.Clipper miró la mercancía de reojo, con las manos a la espalda.—Bonita colección. ¿No tenéis plumas?—Dan demasiados problemas —dijo Benny—. No hay margen de

 beneficios.—Bien dicho, señoritingo —observó Babe, con una gran sonrisa—. Vas

aprendiendo. Jerry señaló a una cucharilla dorada.—¿Mariposas?—preguntó.Babe dijo que no con un chasquido de la lengua.—Yo diría que más o menos una libra con cincuenta.—¡Una con cincuenta! —exclamó Clipper—. ¡Dios Santísimo, que no

vendéis lingotes de oro!—Mariposas—convino Jerry.

El abuelo de Benny fue el siguiente en llegar.—Buenas tardes, contramaestre. Buenas tardes, retaco.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 59/171

Eoin Colfer Benny y Babe

59

—¿Retaco?—espetó Benny.Babe lo fulminó con una mirada gélida y sacó la navaja de la funda.—Si alguna vez...No fue necesario que terminara la frase.

El abuelo hizo un ademán con la cabeza hacia el cartel.—Bonita propaganda. Buen emplazamiento. Podría funcionar. Sabe Dios,

los señoritingos son lo bastante estúpidos para volver a comprar su propiamercancía.—Eh—exclamó Benny, ofendido.—Tú no, contramaestre. Tú solo llevas una generación fuera del agua. La

estupidez todavía no te ha calado hondo.Eso solo logró aplacar un poco a Benny, sobre todo porque los demás

estaban disfrutando de unas risas a su costa.

Paddy Shaw se rascó la barba blanca de tres días que le cubría la barbilla.—Yo mismo estuve metido en el negocio de los cebos, ¿lo sabías?—¿Ah, sí, abuelo?—Benny presentía que se acercaba una batallita.—Oh, sí. Bueno, no de este tipo, de trocitos de metal y goma. Yo te hablo de

cebo vivo para oreas. —El abuelo se sacó una colilla de detrás de la oreja y sereclinó contra el arco—. A una orea nada le gusta más que una cría de tiburón.Pero viva, tiene que estar viva.

Benny se mostró incrédulo.—¿Ibas a pescar crías de tiburón?El abuelo asintió.—Pues sí. Allá en la Gran Barrera de Arrecifes. El Instituto Oceánico

 buscaba una pareja de oreas, así que las atrajimos con una bolsa llena de críasde tiburón y luego las dejamos sin sentido con pistolas eléctricas.

Babe se estremeció.—¡Te puedes electrocutar haciendo eso!El abuelo lo meditó.—No, si llevas botas de goma.—¡Botas de goma, cómo eres!—dijo Clipper, con una risilla.Incluso Benny estaba ya escuchando, a pesar de saber que había un

cincuenta por ciento de posibilidades de que solo fuera un cuento chino.—Por supuesto, esa pequeña bolsa de crías de tiburón atrajo a muchísimas

criaturas además de las oreas. Había peces martillo, grandes tiburones blancos ytiburones tigre. A esos chicos les trae sin cuidado el canibalismo. Nos loscargamos con un rifle y vendimos los cadáveres a los lugareños para quehicieran fotos con los turistas.

Benny tragó saliva. Su pequeño cartel empezaba a parecer un pocoaburrido. El abuelo se levantó la camisa. Su barriga velluda estaba atravesadapor una cicatriz curvada y salpicada de agujeritos desiguales, que habían sido

los puntos.—Un tiburón tigre me dio un bocado una vez que tuve demasiada prisa por

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 60/171

Eoin Colfer Benny y Babe

60

darme un baño. —Asintió de manera elocuente—. Así es como te coge, cuandoya crees que vuelve a ser seguro meterse en el agua.

Babe frunció el ceño.—¿No usó Steven Spielberg esa frase en Tiburón? 

Paddy Shaw escupió un pegote de jugo de tabaco sobre la grava.—¿Qué? ¿Otro yanqui plagiario? ¡Uno de estos días los voy a demandar!Con el abuelo nunca se sabía. La gente lo acusaba de ser áspero, pero Benny

sospechaba que en las profundas arrugas que rodeaban sus ojos acechaba unaperversa picardía.

Una hora después llegaron los primeros clientes. Dos dublineses bajaron deun vehículo de tracción en las cuatro ruedas y descargaron su equipo cerca delarco.—Mira eso, Anto—dijo uno—. Un poco de capitalismo palurdo.

«Palurdo» era la palabra de moda de la temporada para designar a la gentede campo. Benny soltó una risilla. Babe no.Anto le echó una miradita al tablón de los cebos.—¿Ves ese, Frank? Creo que es mío. Lo perdí la semana pasada.—¿Tienes el número de serie?—preguntó Babe, con dulzura.Frank se rió.—¿El número de serie? El número de serie, ¿eh? Oh, ahí te ha pillado, Anto.

Bien hecho, chica.Benny arrugó la frente.—No sabía que tuvieran nú...Se interrumpió de golpe, al ver a Babe dando unas palmaditas a la funda de

cuero en la que guardaba la navaja.Anto sacudió la cabeza.—No sé. Me parece que ya tengo suficientes señuelos para ir tirando.—Qué pena—dijo Babe.—¿Qué?—Como tienes esa caña tan cara...Anto agitó la caña como un Zorro náutico.—Es la Oceanmaster 2000. Caña de grafito, aros de aleación, empuñadura

moldeada y retráctil hasta un tercio de su tamaño original. Ultimo modelo,niños. Arrodillaos ante el rey.—Caray—suspiró Babe—. Por eso es una verdadera lástima lo del cebo.Anto movió un dedo en dirección a Babe.—Déjalo ahora mismo. No voy a caer en ninguno de tus trucos de palurdos.

No intentes timar a un timador.—Vale. Nos veremos dentro de un par de horas. Pondrán pescado a la

venta allí, junto a los noráis.—¿Los noráis?—Bueno, con esas plumas no vas a pescar nada. No atraen a los espadines.

Los peces no son estúpidos, ¿sabes?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 61/171

Eoin Colfer Benny y Babe

61

Benny pestañeó. El abuelo siempre decía que, sin duda, los peces eran lascriaturas más atontadas del planeta, a excepción, quizá, de los turistas.

Anto había mordido el anzuelo.—¿Me estás diciendo que los peces reconocen las plumas?

Babe bufó.—Está claro que se pasan todo el día vigilando a las gaviotas. ¿De qué te

crees que están cubiertas?Frank asintió.—Buen argumento.—Entonces, ¿qué me recomendarías?Babe se lo pensó.—Bueno, con la curvatura de ese grafito, querrás algo pesado para lanzar a

larga distancia, pero seguro que eso ya lo sabías.—

Evidentemente.—Si no, es como disparar un guisante con un cañón.Benny convino con sabiduría.—Un guisante con un cañón, chico.Anto arrugó el entrecejo, era muy consciente de que le estaban tomando el

pelo. Aun así, lo que decía el pequeño elfo tenía mucho sentido.—O sea que ¿cuanto más grande, mejor?—Sin duda, mister. Frank puso los ojos en blanco.—Menos mister, jovencita, que no somos americanos.—Entendido—dijo Babe.—Supongo que el cebo más grande será también el más caro.Benny se encogió de hombros.—Resulta que...—Bueno, está bien, oportunistas—gruñó Anto—. Dádmelo.Babe cogió el ojos rojos del tablón.—Será una libra con setenta y cinco, por favor.Anto contó el cambio.—Supongo que no puedo llevármelo a prueba.—Claro que sí —repuso Babe—. Solo que tendrás que pagar una prima de

seguro de una libra con setenta y cinco.Frank se sacó de la cartera una tarjeta de visita.—Llámame cuando hayas terminado el colegio. Nos vendría bien alguien

como tú.Babe examinó lo que ponía.—Abogados. Una panda de ladrones. Al menos mis clientes obtienen algo

por su dinero.—¡Bueno, Frank! —soltó Anto con una carcajada—. Es la primera vez que

te dicen la verdad a la cara.El intercambio tuvo lugar con cautela, ambas partes tendieron la mano con

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 62/171

Eoin Colfer Benny y Babe

62

cuidado. Al final canjearon el producto por dinero.—Volveré si no pesco nada con esto—advirtió Anto.Babe hizo que sí con la cabeza.—Si puedes esperar hasta mañana, te volveré a vender el cebo.

Riendo entre dientes, los dos hombres subieron los escalones y siguieron sucamino. Anto ya estaba enganchando el ojos rojos en su sedal.Benny estaba de lo más impresionado.—Estoy de lo más impresionado—dijo.Babe se echó las monedas a la riñonera.—Verás, señoritingo, esto es diversión además de negocio. El cliente tiene

que sentirse desafiado. Ese tipo se pasará el resto del verano intentandopillarme. Benny asintió con aire pensativo. Un trabajo en el que «sarcasmo eraun extra. Había nacido para ello.—

El siguiente déjamelo a mí—

dijo.—No sé —repuso Babe, dubitativa—. Todavía no he acabado con el

señoritingo que llevas dentro.—Oh, venga ya. En mi familia siempre somos sarcásticos.—Ah, entonces de acuerdo, pero solo porque eres un quejica patético.Benny observó el muelle. Se acercaba una niñita que se aferraba a una linda

caña de color rosa que podría usar Barbie si fuese una persona de verdad.Sonrió con picardía, sería como quitarle el caramelo a un niño. La niñita se parófrente al puesto, mordiéndose la punta de una trenza. Bueno, una personanormal tal vez habría tenido escrúpulos en quitarle el dinero a una simple niña,pero no Bernard Shaw. Benny le habría abierto la mano a una monja dormida, sieso significaba conseguir esa venta delante de su socia.

Se arrodilló al nivel de la niña.—¿Cómo te llamas, pequeña?—dijo con una voz vivaracha y cantarina.La niña se lo quedó mirando con la seriedad extrema de los menores de seis

años.—Victoria—contestó.Benny dio una palmada, una vomitiva muestra de deleite.—¡Victoria! Qué nombre más bonito. Bueno, Victoria, ¿en qué podemos

servirte hoy?—Me  guztaría comprar un pececito de  pláztico —dijo la niña, con un ligero

ceceo que se le escapaba por el hueco de los incisivos.—Y a nosotros nos gustaría venderte un pececito de plástico —dijo Benny,

cada palabra que pronunciaba rezumaba adulación. Si hubiese habido alguiencerca recuperándose de las náuseas de un mareo, el tono de Benny bien podríahaberle provocado una recaída.

Victoria contempló el tablón.—Hummm...—Seguramente estás decidiendo qué cebo quedaría más bonito en tu

preciosa caña.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 63/171

Eoin Colfer Benny y Babe

63

La niña sacudió la cabeza y señaló una cucharilla rosa y blanca.—¡Mío!—exclamó.Benny sonrió con indulgencia.—Ah, ¿quieres este?

Victoria siguió sacudiendo la cabeza, sus trenzas rubias daban vueltascomo auténticas hélices.—¡No! ¡Es mío! ¡Mi pececito!Benny sintió que el remolino se le erizaba en la coronilla.—No, Vicky.—Victoria.—Ah... No, Victoria. Ese pescadito no es tuyo. Solo se parece al que tú

perdiste. Hay millones de pescaditos como el tuyo, igual que hay millones depescados de verdad en el mar.

Benny le guiñó un ojo a Babe, encantado con esa lógica tan convincente. Pordesgracia, la mayoría de niños pequeños no tienen ni idea de lógica.—¡Mi pececito!—repitió la pequeña.—¿Te sabes el número de serie?—preguntó Benny, un poco irritado.Victoria no respondió. En lugar de eso, le dio media vuelta a la cucharilla

sobre el tablón.—Mira—dijo—. VB, Victoria Byrne. Mío.Benny miró. Era cierto que las iniciales VB estaban troqueladas en la

pintura de la cucharilla.—Bueno, verás, Victoria —expuso—. Tú lo perdiste y nosotros lo

encontramos en el fondo de un enorme agujero negro con tiburones y pulpos,así que, como casi nos comen, la cucharilla es nuestra.—Mío—repitió la niña con tozudez.—El que lo encuentra se lo queda.—¡Mío!—La ley del mar.—¡Mío!Esa palabra raspaba los oídos de Benny como lija sobre madera. Ya era hora

de ponerse firme. Pensándolo bien, en realidad le estaba haciendo un favor a la

niña, le estaba enseñando una lección de la vida.—Lo siento, Victoria —dijo, con frialdad—. Cincuenta peniques o no tienes

pececito de plástico.Victoria le disparó con sus grandes ojos azules a la máxima potencia.Benny sintió que su determinación flaqueaba, pero no cedería.—Cincuenta peniques—siseó, con los dientes apretados.A esas alturas, de haber público, ya lo habrían abucheado.A Victoria le empezó a temblar el labio.—Por favor, ceñor. 

Benny parpadeó para quitarse del ojo una gota de sudor.—Cincuenta peniques—tartamudeó.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 64/171

Eoin Colfer Benny y Babe

64

Entonces Victoria jugó su baza. Abrió la boca más allá de los límites de unamandíbula humana, infló los pulmones para conseguir volumen y chilló unasola palabra:—¡PAPÁ!

La palabra se hinchó y flotó por encima de la calma del muelle. Benny tuvola visión de un campesino embadurnado de estiércol que le arrancaba los brazos de los hombros.

Victoria volvió a coger aire.—¡Toma, toma! —dijo Benny, colocándole la cucharilla en la palma de su

manita—. ¡Quédate con esta tontería y vete!Victoria sonrió como un ángel.—Graciaz, ceñor. —Sí, sí, sí —masculló Benny, con indignación. Para acabar de redondear la

sesión de humillación, Victoria decidió darle un beso al vendedor. Por desgraciano le llegaba a la mejilla, así que se lo plantó en el codo desnudo.—¡Puaj! ¡Vete ya, pillina!—gritó el adolescente babeado.Victoria, canturreando de felicidad, se fue dando saltitos para enseñarle el

trofeo a su padre. Benny sentía que la mirada de Babe le taladraba dos agujerosen la nuca. Se volvió al tiempo que entonaba una débil defensa.—¿Qué remedio tenía? Ya has visto las letras.Sin decir palabra, Babe fue dando media vuelta a las demás cucharillas que

había en el tablón. Las letras VB estaban troqueladas en todas ellas.—Todas tienen esas letras—dijo Benny, con voz débil.—Son VB, lelo—espetó Babe—. ¡Es la marca!—Pensaba que...—Oh, todos sabemos lo que pensabas, ¿verdad, Congrio?Congrio se rascó la oreja con repugnancia.Benny protestó. Hasta los animales bobos lo despreciaban.—Pues has pensado mal. ¡Típico de un señoritingo!—¿Cómo iba a saberlo? ¡No es culpa mía que las paletas seáis unas

 bribonas!—¡No somos unas bribonas, solo es que tenemos cabeza!

Benny se tapó la cara con las manos. Al menos su abuelo no habíapresenciado el bochornoso episodio. Se arriesgó a echar una miradita hacia elmuelle por entre los dedos. Había cuatro personas en el banco de lospescadores: su abuelo y Jerry se morían de risa, y Clipper le estaba dando una

 bonita moneda reluciente a una niñita. La niñita tenía agarrada una caña depescar de color rosa.—Eso está bien—murmuró Babe.Benny no se lo podía creer.—¿Bien? —dijo con un resoplido—. ¡Dios Santo! ¿Es que eres de otra

dimensión, duende?—Tu abuelo nos está haciendo un verdadero favor, Benny.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 65/171

Eoin Colfer Benny y Babe

65

Benny no lograba decir nada. No tenía palabras.—Es algo del campo —le explicó Babe—. Verás, técnicamente somos unos

intrusos. Al jugárnosla así, les demuestran a todos que no les importa quemontemos el negocio.

Benny no quería renunciar a su pataleta.—Supongo que no podían decírnoslo y ya está.Babe le dio un puñetazo en el brazo.—¡Eh!—Eso por decir que las del campo somos unas bribonas. Bueno, siéntate,

cállate y maravíllate ante el trabajo de la maestra.Benny hizo lo que le ordenaban. Las palabras como «maravillarse» siempre

le recordaban a su madre y por eso le inspiraban una obediencia automática.

No cabía duda de que Babe era una maestra. Era capaz de sacarle sangre auna piedra, o dinero a un hombre de Enniscorthy, que era lo siguiente másdifícil. El truco estaba en la comunicación. Vender una risa y un chiste junto conel cebo. No ser nunca perverso ni desagradable, no era necesario que nadie sesintiera inferior. Y, cada vez que alguien afirmaba haber perdido uno de tuscebos la semana anterior, actuar como si fuera la primera vez que oías algo así.

Al atardecer ya se les había acabado todo menos los plomos caseros. Lagente, incluso los señoritingos de ciudad, era reacia a pagar por algo que no sepodía comprar en una tienda. Además, con aquella escasa luz ya no se veía un

cebo con plomo ni el fondo de la bañera, y mucho menos bajo diez brazas deagua salada y turbia. Aun así, Babe los fue desenganchando del tablón y fuealisando las muescas con un poco de papel de lija fino.—Los colocaremos —murmuró, en tono confidencial—. Siempre hay algún

idiota que se muere por gastarse el dinero.Benny no la escuchaba. En primer lugar porque no escuchar cuando

alguien le hablaba era una mala costumbre que tenía. Y en segundo lugarporque estaba contemplando una figura sombría que paseaba por el muelle.Conocía esos andares, holgazanes y seguros, que se detenían para darle una

patada a un guijarro, a una lata o a un perro que estuviera a su alcance. El jovenllegó caminando hasta el sonoro resplandor de la única farola de Duncade ehizo un gesto pensativo hacia el tenderete.—Shaw—dijo.—Furty—contestó Benny, estirando la boca para construir algo semejante a

una sonrisa—. Pensaba que estabas en el...—¿Reformatorio? —Furty se apoyó en un noray y empezó a hacer estallar

con el mechero las hormigas que había allí encima—. No. Ya cumplí mitemporada y ahora estoy... reformado.—Sonrió mucho—. Es evidente.—

Así que...—

dijo Benny—

. ¿Cómo lo llevas?Furty se subió encima del noray.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 66/171

Eoin Colfer Benny y Babe

66

—De miedo, Shaw. De miedo. He estado ocupado. Me he estado dedicandoa los cebos, de hecho.

Benny tragó saliva. Furty Howlin no.—El otro día fui a sacar mi trampa y ahí lo tienes... había desaparecido.

Benny intentó encogerse de hombros con inocencia. El espasmo resultantese pareció más a una convulsión por descarga eléctrica.—Bueno, primero les eché la culpa a mis propios nudos. A lo mejor tendría

que haberles dado otra vuelta a las cuerdas. Pero ahora que os veo a los dos lamar de bien, acurrucados y juntitos, empiezo a pensar que habéis tenido algoque ver en ello.

Benny se erizó.—¿Quién está acurrucado?Furty sonrió con frialdad.—

No te molestes en intentar cambiar de tema. Sé lo que habéis hecho y nopienso olvidarlo.En fin, Benny estaba bastante preparado para salir de aquel pequeño apuro

a base de mentiras. Era una solución de probada eficacia que había demostradodarle resultado muchas veces en el pasado. Una pequeña mentira no hace dañoa nadie, tal como él decía siempre, y una grande, de hecho, podía hacer mucho

 bien.—Un momento, Furty —empezó a decir—. No tengo ni la menor idea de

qué...Benny no llegó a tener oportunidad de terminar la refutación, porque su

pequeña socia beligerante decidió defenderlos a los dos.—Sí, la cortamos nosotros, Furty, o como sea que te llames. ¿Y qué?Furty parpadeó, no estaba acostumbrado a que lo desafiaran con tanto

descaro, sobre todo cuando lo hacía alguien que parecía ser una especie dehada.—¿Y qué? Ya te diré yo y qué... —Furty se detuvo un momento, inseguro

de cuál de sus amenazas estándar sería más eficaz contra una representante dela gente menuda—. Pues que ahora somos enemigos y voy a hacer todo loposible por recuperar lo que es mío.—¡Oh, qué miedo!—se mofó Babe.Benny gruñó. Cuando te enfrentabas a un defensa grandullón y neandertal,

lo esquivabas, no cargabas contra él.—Furty, ¿podemos hablar de esto un momento?—¡No!—gritó Babe.—¡Ni hablar, chico!—dijo también Furty.—¡No pienso hablar con un pirata con aires de grandeza!—sentenció Babe.—¿Qué?—farfulló Furty.—¡Ya me has oído! Ningún marinero de verdad se rebajaría jamás a poner

trampas para cebos.Las cejas de Furty se unieron en un ceño. No era ningún tonto. Sabía

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 67/171

Eoin Colfer Benny y Babe

67

exactamente dónde se encontraba. En el muelle, con el viejo abuelocuentabatallitas de Shaw observándolos. «No, Furty, chaval —se dijo— , este noes el momento.» De modo que, en lugar de abalanzarse sobre los dos intrusos,respiró hondo y con escalofríos, y se tranquilizó. Si había aprendido algo en el

Hogar para Jóvenes de Saint Julian, era a esperar el momento oportuno.—Pirata, ¿eh? Esa sí que es buena. Aunque yo diría que los piratas sois

vosotros dos. Venís aquí y me robáis lo que es mío.—Te da miedo la competencia, ¿es eso?Furty resopló.—Un señoritingo y una niñita. Yo a eso no lo llamo competencia.Más tarde, Benny no lograba recordar qué mosca le había picado, pero en

aquel momento sintió un impulso irresistible de defender a Babe, por muchoque Howlin no estuviera diciendo nada que él mismo no hubiese pensado unas

cien veces. Se puso en pie de un salto.—Babe no es solo una niñita, Howlin.Se acabó lo de llamarse por el nombre de pila. Aquello pasaba de castaño

oscuro.—¿Es verdad eso?—¡Sí! Es mucho más hombre de lo que tú serás jamás. —Benny se

estremeció. No había sonado tan heroico como él habría querido.Furty se rió.—Eso la convierte en tres veces más hombre que tú.Babe interrumpió la pequeña discusión multiplicativa.—Callaos ya los dos—espetó—. Y tú escucha, hay un montón de costa y un

montón de señoritingos idiotas para que todos podamos seguir con el negocio.No tienes por qué ponerte a buscar en nuestro tramo. Y, si quieres jaleo, tendrásque vértelas con algo más que conmigo. También tendrás a Congrio.

Congrio hizo el numerito del mal de ojo, tensó todos los tendones de supequeño cuerpo y apuntó su órbita azul en dirección al enemigo.—¿Él? —exclamó Furty, riendo—. ¿Ese pequeño mequetrefe? Te

demostraré lo que pienso de él. —Se agachó y escogió una piedra de filocortante.

Babe lo fulminó con la mirada.—¡No te atreverás!—Claro que sí —dijo Furty, al tiempo que lanzaba la piedra en dirección a

Congrio. Le dio al pequeño perro en los cuartos traseros y lo hizo caer por losescalones del arco. El animal se puso en pie con dificultad y salió disparado porlos peldaños. Babe le clavó a Furty una mirada que habría partido hasta unátomo y luego corrió tras su mascota afligida.—¿Qué te ha pasado, Furty?—preguntó Benny—. Antes éramos amigos.Durante un largo rato, la mirada de Furty estuvo desenfocada, se dirigía a

la lejanía por encima del hombro de Benny.—Solíamos ir a la fábrica de sal, ¿te acuerdas?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 68/171

Eoin Colfer Benny y Babe

68

Furty no respondió. Era como si su vista se dirigiera hacia el exterior, peroestuviese mirando a su interior.

Si Benny se hubiese callado justo ahí, podría haber impedido losacontecimientos de las siguientes semanas, pero tuvo que seguir y estropearlo

todo con su enorme bocaza estúpida.—De todas formas, ¿qué es lo que te han hecho en ese sitio para reformarte?Y ¡bam!, Furty regresó, sacudiendo la cabeza como si el comentario de

Benny lo hubiese golpeado igual que un bofetón. Su mirada se acercó y zumbócomo un zoom, enfocó al impertérrito chico de Wexford que tenía delante.—Te voy a contar lo que me han hecho, Shaw. Me han espabilado. He

aprendido que nadie es tu amigo. Así que, a partir de ahora, solo mepreocuparé de mí mismo.

Benny intentó salir con una contestación aguda, pero no se le ocurrió

ninguna.—Mira, Furty —dijo— , no sabíamos que esa trampa era tuya. Olvidémoslo

y empecemos de nuevo.Furty agitó la cabeza con resentimiento.—Lo siento, Shaw. No es posible. Otra cosa que he aprendido en el

reformatorio es a no perdonar nunca, ni olvidar. La gente se aprovecha.A Benny empezaba a fastidiarle un poco todo ese melodrama.—¿Qué has hecho durante el año? ¿Leer libros de gángsteres o algo así?

Haz algo o vete a casa.Eso habría quedado muy impresionante si en la voz de Benny no se hubiese

colado un pequeño gorgorito al decir la última palabra.—Oh, no te preocupes, Benny. Ya estoy planeando algo. —Furty se levantó

del noray y se sacudió la parte de atrás de los pantalones—. Buenas noches,Shaw—dijo en voz alta—. Me ha gustado volver a verte. —Le guiñó un ojo deforma exagerada—. Agradéceselo a tu abuelo.

Benny le devolvió el guiño con la más falsa de sus sonrisas. Sin embargo, suestómago no era tan chulito como su cara y le resonó bien fuerte a causa de losácidos segregados por los nervios.—Ya nos veremos por ahí, Furty, chico.

Furty se fue paseando por el muelle, las siguientes palabras flotaron deforma inquietante por encima de su hombro.—Cuenta con ello, Bernard, chaval. Cuenta con ello.Benny suspiró. No es que Furty fuese una mole ni nada por el estilo. Se las

había visto con tipos más grandes que él, que pretendían arrancarle la cabeza delos hombros. Es que todo el asunto del reformatorio tenía algo. Algo que ibamás allá de los acostumbrados follones de adolescentes. Tendrían que vigilarlode cerca, no cabía duda.

Babe cruzó los escalones pensando en cometer un asesinato o, como

mínimo, un descuartizamiento. Congrio estaba acunado entre sus brazos,sonriendo con una feliz sonrisa perruna.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 69/171

Eoin Colfer Benny y Babe

69

—¿Dónde está?—Se ha ido.—¿Crees que volveremos a verlo?Benny recogió las palabras del aire.—Cuenta con ello.

Sería bastante sencillo presentar a Furty como al malo y dejarlo ahí. Eso, sinembargo, no sería del todo justo, porque nadie nace siendo malvado. Hay algoque sucede y moldea a una persona de uno u otro modo. A veces es algogrande, que se envuelve alrededor del cerebro y le da forma a su antojo. Noobstante, por regla general suelen ser hechos cotidianos que van dandogolpecitos en la mente hasta que han esculpido una nueva personalidad. Esoshechos cotidianos se llaman padres.

Furty no había tenido suerte. Sufrió uno de esos grandes hechos que hacentemblar la tierra, pero también los de menor relevancia. Todo remitía a sumadre y a su padre. Cuando cualquier otra cosa va mal en la vida de un niño, esmás que probable que lo supere si tiene detrás el apoyo de sus padres. Bueno,pues Furty no tenía el apoyo de sus padres tras de sí, ni delante, ni en ningúnlugar de las inmediaciones, para el caso.

No se le podía echar la culpa a su madre, que había muerto cuando él notenía más que nueve años. Un viernes por la tarde, el pequeño Furty volvía acasa del día deportivo con dos medallas apretadas en las zarpas mugrientas y seencontró el patio de delante lleno de gente. Todo el mundo agitaba la cabeza y

algunas mujeres estaban sollozando en pañuelos de papel. Furty pensó quedebía de haber ocurrido algo triste en el culebrón «Coronation Street»... Eso eralo que normalmente hacía llorar a las mujeres.

Así que entró en su casa corriendo y agitando las medallas por encima de lacabeza. Y allí estaba su madre tumbada, con el sacerdote y el sargentomirándola. Furty supo de inmediato que su madre no estaba dormida, porqueno emitía su pequeño ronquido cantarín. Y normalmente el sacerdote y elsargento no iban a mirar cómo dormía alguien.

Un terrible accidente, según le dijeron después. La punta de una espina de

una rosa del jardín se le había metido en el pulgar y había recorrido las arteriashasta llegarle al cerebro. «Una posibilidad entre un millón», había dicho eldoctor.

Esa frase se convirtió en el latiguillo de su padre siempre que se producíauna desgracia. «Una posibilidad entre un millón», gruñía cuando se le pinchabauna rueda. «Una posibilidad entre un millón», le gritaba con furia al caballoperdedor por el que había apostado el último billete de cinco. Lo decía como siestuviera maldito. El pequeño Furty tenía la sensación de que, de algún modo,era culpa suya.

Así pues, Jonjo y Furty Howlin se quedaron solos en su humilde casita. Lascosas fueron bien durante una temporada, el padre hacía todo cuanto podía por

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 70/171

Eoin Colfer Benny y Babe

70

cuidar de su pequeño. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que Furty eramuy capaz de cuidar de sí mismo en la mayor parte de cosas. Sabía lavar yplanchar, y la fritada le salía mejor de lo que Jonjo había conseguido jamás. Nohabía nada malo en dejar solo a un chico así. Y, si el jovencito decidía no ir al

colegio cada dos días, ¿qué? De todas formas, ¿de qué le servían la gramática yla poesía a un pescador?De modo que, poco a poco, Furty se convirtió en su propio amo. Cocinaba,

limpiaba y tomaba algunas decisiones que a buen seguro no habría tomado dehaber tenido una mano firme que lo guiara. La mano de Jonjo era todo locontrario de firme; liberada de la aleccionadora influencia de su esposa, solíatemblarle junto con el resto del cuerpo a causa de los efectos secundarios de la

 bebida.Seguramente Furty estuvo mucho mejor al principio. Sabía lo suficiente

para mantenerse alimentado y limpio, y todos sus amigos eran bastanteinofensivos. El mayor aprieto en el que se metieron con Paudie, el joven Bennyy los demás chicos fue la moda pasajera de robar en los huertos.

No obstante, cuando Furty fue a parar al colegio regional de secundaria,empezó a frecuentar malas compañías. La primera vez que la policía lo llevó acasa por robar en una tienda, Jonjo le dio una soberana paliza. Después, sinembargo, ya no le importó. «Ahora ya eres un hombre, Furty —le decía—. Solodebes estar dispuesto a pagar el pato.»

La factura del pato llegó dos semanas después del décimo sextocumpleaños de Furty. Una fecha marcada con bolígrafo rojo en el calendario dela Garda, la policía irlandesa. Furty y sus colegas decidieron ir a investigar elinterior de un puesto ambulante de patatas fritas que estaba aparcado junto auna playa del lugar. Para desgracia de Furty, resultó que el propietario delpuesto estaba durmiendo en la cabina en ese momento. Al oír que alguien abríael tragaluz con una palanqueta, arrancó y dio gas hasta la comisaría de la Gardamás cercana. ¡Imaginad la alegría de los policías cuando encontraron a Furtytodavía atascado en el tragaluz! Todos los que estaban de servicio salieron aechar un vistazo antes de sacar de allí al joven delincuente.

El juez lo sentenció con regocijo a un año en Saint Julian, y fue entonces

cuando Furty descubrió que no tenía amigos. En los nueve meses que pasó alfinal allí, nadie fue a visitarlo. Ni su padre, ni ninguno de los que se hacíanllamar sus colegas, y desde luego ninguno de los antiguos amigos del pueblo, alos que había menospreciado durante los últimos años.

Los primeros seis meses, la amargura se enconó en su interior. Se sentaba yle echaba la culpa a cualquiera que se le ocurriese. A su madre por habermuerto, a su padre por haberlo abandonado prácticamente y a sus profesorespor tildarlo de problemático.

Después, con la rabia ya consumida, Furty empezó a considerar su propia

contribución en las cosas. No era estúpido, ni mucho menos, y tuvo que admitirque nadie lo había obligado a subirse al puesto ambulante de patatas fritas.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 71/171

Eoin Colfer Benny y Babe

71

Sintió que el peso de la responsabilidad caía sobre él.Furty empezó a imaginar una nueva vida para sí tras su liberación.

Buscaría un trabajo en las barcas pesqueras de Duncade. Empezaría apreocuparse por su padre y restablecería el contacto con sus viejos amigos. Se

había acabado el robar en tiendas y el dar vueltas en busca de diversión. Ydesde luego nada de allanamientos de morada. Una vez tomada esa decisión,Furty se quitó un peso de encima. Se convirtió en la persona que deseaba ser.Por una vez parecía que la rehabilitación sí estaba funcionando. Entonces lodejaron ir.

Con la mejor intención del mundo, Furty se dispuso a recomponer lospedazos de su vida. Sin embargo, las cosas no progresaron tal como él habíaimaginado durante aquellas solitarias noches de Saint Julian. Era como sillevase colgado del cuello un cartel que dijera: «Delincuente». No consiguió

trabajo ni cogiendo patatas, y menos aún en las barcas. Su padre ya habíaperdido por completo el control con la bebida y solo dejaba de beber paradormir. Estaba de malhumor e insultaba, no quería participar de la desgracia desu hijo. Furty estaba seguro de que su padre habría intentado apalearlo de noser porque en esos últimos meses había dado un estirón.

Como vivía en casa de su padre, Furty no podía cobrar el paro, así que solole quedaba una forma de conseguir algo de dinero: la venta de cebos. Le dolíarebajarse a eso, una ocupación que solía estar reservada a enanos y a chicas,pero eran tiempos duros y él se conocía la costa como la palma de la mano. Demanera que ya podéis imaginar el disgusto que se llevó al descubrir que lehabían cortado su trampa de cebos. Se puso hecho una furia. Aquello fue la gotaque colmó el vaso. Estaban intentando robarle la costa. Decidió que no, que yatenía bastante. Tendría que hacerlo con astucia, pero de una forma u otra les ibaa dar una lección a esos intrusos.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 72/171

Eoin Colfer Benny y Babe

72

LA GUERRA DE LOS CEBOS

A la mañana siguiente, Benny estaba esperando junto a la puerta del jardín. Había dos razones para ello. Una: quería evitar otro episodio como el delConejito Feliz. Y dos: estaba entusiasmado porque su padre iba a pasar con ellosel fin de semana. Cuando Pat Shaw llegaba a Duncade, se sentía tan culpablepor dejar a la familia sola entre semana que los mimaba a todos hasta lasaciedad. Benny, que era como era, explotaba eso al máximo.

Congrio dobló la esquina a la velocidad del rayo, las patas le resbalaronsobre la gravilla del sendero de entrada.—¡Quieto, chico!—exclamó Benny, esperando el acostumbrado gruñido de

desprecio. ¡Pero no! Congrio derrapó y se puso a danzar alrededor de lostobillos del muchacho.

Benny se rió, encantado.—¡Buen chico! —Se arrodilló, olvidando que eran enemigos mortales, y se

puso a hacerle cosquillas al perro en la barbilla.—Habéis hecho las paces, ¿eh? —Babe se les acercó paseando, con su

uniforme de siempre: vaqueros, camiseta holgada y gorro de lana.—Bueno, ya tenemos bastante de lo que preocuparnos con Furty. Necesito

todos los amigos que pueda conseguir.

Babe asintió con la cabeza.—Supongo que sí. De todas formas, ¿cuál es la historia de ese tipo?—No estoy seguro —contestó Benny—. He oído que le pegó una paliza al

propietario de un puesto ambulante de patatas fritas con un trozo de bacalaocongelado.—¿No lo dirás en serio?—Es lo que he oído.Babe dejó caer la cabeza hacia adelante de manera que un mechón de pelo

rizado le cubrió el rostro.—Gracias por defenderme ayer por la noche.—¿Qué?—tartamudeó Benny—. Bueno, ya sabes, somos socios y eso.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 73/171

Eoin Colfer Benny y Babe

73

—Aun así, prefiero ser una chica que dos veces más hombre que FurtyHowlin.

El rubor de Benny se hizo más intenso.—¿Eso es lo que dije?—

Me temo que sí.—Ya sabes lo que quería decir, que no eres solamente una chica...—¿En serio?—No es que ser una chica tenga nada de malo. Es solo que las chicas

normales no hacen las cosas que haces tú, solo les gusta estar guapas y esascosas...

Babe se echó el pelo hacia atrás y, por un momento, Benny le vio los ojos.Eran grandes y castaños.—Benny—dijo con firmeza.—

¿Sí?—Cállate.—Vale. Sí. Parece que esa es la mejor medida para...—¡BENNY!—¿Qué? Ah, que me calle. Eso.

Alguien había limpiado todas las rocas. Benny y Babe se pasaron dos horasregistrando todas las charcas que había dejado la marea y todos los campos dealgas, y solo encontraron unos cuantos míseros plomos. Al principio, Benny dio

por supuesto que no era más que otro mal día de los suyos, pero luego vio queBabe estaba farfullando misteriosamente para sí y se dio cuenta de que no era elúnico que llevaba las manos vacías. Se sentaron mirando hacia Black Chan consu escaso botín extendido sobre la hierba delante de ellos.—¡Tres plomos caseros! —dijo Babe, sacudiendo la cabeza con

incredulidad—. Incluso en pleno invierno se consigue más que esto. Por todoslos santos, ¿qué está pasando?

Benny entrecerró los ojos para mirar al sol de la macana. Sabía lo quehabría dicho su antiguo entrenador de hurling, el padre Barty.—No hemos sido los primeros en llegar a la pelota.—¿Qué?—Alguien se nos ha adelantado. ¿Alguna idea?Babe se dio una palmada en la frente.—Claro. Ese pirata de Howlin. Debe de haber llegado al romper el alba.Benny asintió, muy aliviado porque ese día no los había retrasado

quedándose dormido.—Pues sí, ha debido de ser él.Congrio gruñó, alimentándose de su frustración.—

Nosotros llegamos primero—

gritó Babe—

. Este tramo es nuestro. Éltiene toda la costa desde aquí hasta el cabo Hook para buscar, pero no, tiene

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 74/171

Eoin Colfer Benny y Babe

74

que escoger justo este sitio.—A lo mejor deberíamos trasladarnos—sugirió Benny, con docilidad.Babe sacudió la cabeza con ímpetu.—¡No! ¡Ni hablar! Me he pasado seis meses aprendiéndome estas rocas.

¡Pasaría todo el verano antes de que pudiéramos hacer dinero en otra zona! ¡Nopienso moverme de aquí!Benny alzó las manos en gesto de rendición.—Vale, vale. Era por decir algo.—Lo siento —repuso Babe, con un suspiro—. Es solo que habíamos

empezado tan bien... Veintiséis libras anoche, ya sabes.Benny casi se atraganta.—¿Cuánto?—Pues sí. No está mal, ¿no?

El chico hizo que no con la cabeza. De algún modo se había olvidado deldinero. Babe le pasó una bolsa llena de monedas.—Ahí tienes. Tu primer y último día de cobro decente. Con estos tres

plomos, hoy ya no tiene sentido que montemos el puesto.Benny sintió el peso del dinero en la palma de su mano.—Espera, duende. No corras tanto.—Claro que sí. ¿Qué otro remedio nos queda? —murmuró Babe con

desánimo—. Ese tipo debe conocerse todas las grietas de las rocas de por aquí.—¡Eh, un momento! No te rindas tan fácilmente, jovencita. Hay formas y

maneras.Babe tiró un pedazo de arcilla hacia Black Chan de una patada.—¿Como qué, por ejemplo?Como de costumbre, cuando intentaba pensar, Benny tuvo que poner las

cosas en el contexto del hurling. —Bueno, si piensas en esto como en la media parte, nos ganan por unos

cuantos puntos y nos vamos al vestuario. Así que ahora toca cambiar de táctica.Creo que la estrategia básica es segura, lo único que falla es la coordinación.—¿No hablarás mi idioma, supongo?—Furty llega a los anzuelos antes que nosotros, tan simple como eso.—O sea, que lo único que hay que hacer es...—... llegar aquí antes que él.Babe empezó a prestar atención.—Nuestro hombre seguramente llega aquí con la marea baja. O sea, que si

venimos una hora antes, aún podremos buscar por la mayor parte de las rocasantes de que ese pirata levante de la cama su trasero holgazán.—Exacto—dijo Benny con una gran sonrisa.Los socios se sonrieron, unidos por su plan, y olvidaron por un momento la

rencilla de paleta y señoritingo. Se olvidaron de que, debajo de todas esas poses

y esos comentarios listillos, no eran más que un chico y una chica.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 75/171

Eoin Colfer Benny y Babe

75

Furty estaba tumbado en la fábrica de sal fumándose uno de los cigarrillosque le había quitado del bolsillo a su viejo. A su lado había una fiambrera llenade cebos encima de una mata de hierba. Giró la arandela de sus viejos

 binoculares de latón y enfocó al borde de Black Chan. Dos figuras diminutas

estaban sentadas allí, con la cabeza gacha y desanimada. Un saco de pulgascorreteaba a su alrededor, reclamando atención. Furty se rió entre dientes.«¿Te ha gustado esa, Shaw? ¿Te han gustado los pocos plomos que os he

dejado?»Se recostó sobre el tejado y soltó una columna de humo hacia el cielo. Furty

decidió que era agradable poder ver el cielo todo el día. Y también toda lanoche, si le apetecía. Aunque admitía que sería más agradable tener con él aunos cuantos chavales allí arriba. Paudie y los chicos, incluso el señoritingo deShaw, haciendo el tonto y peleando como en los viejos tiempos. Los viejos

tiempos ya no existían. Todos lo habían abandonado. El mundo había seguidogirando mientras él estaba encerrado en aquel agujero infernal.Preocuparse de sí mismo, esa era la única regla que merecía la pena

recordar. Esa y, tal vez, que no te atraparan. Furty decidió que lo del puesto depatatas fritas había sido una estupidez. Había malgastado nueve meses de suvida por pura estupidez. No volvería a ser tan estúpido. No. Si Shaw y esa chicase metían con él, no habría ni una sola prueba para demostrar que él habíatenido nada que ver con cualquier desgracia que les sucediera.

Benny y George tenían la cara presionada contra la ventana del último piso.Desde esa posición estratégica disfrutaban de una clara vista de todo elpromontorio. Desde luego, la vista habría sido mucho mejor desde el balcón,pero Jessica Shaw no se fiaba de su descendencia a una altura de más de unmetro y sin vigilancia. Ella intentaba preparar una cena admirable, y el abueloestaba abajo, en el muelle, mirando con desdén la barca del club desubmarinismo. De modo que los dos chicos tendrían que conformarse con mirardesde detrás de una ventana.

Ya eran las seis y media... Su padre tenía que aparecer a toda velocidad por

la carretera de la costa en cualquier momento. Se empujaban para tener másespacio en la rendija de la ventana del faro.—¡Quieres echarte para allá, Pelota!—No moveré ni un meñique / por mucho que me pellizques.—¡Ah! —alardeó triunfante—. ¡Has forzado una rima! He oído a mamá

hablar de eso. Meñique, pellizques. ¿Qué tiene que ver el meñique en todo esto?Y ni siquiera rima bien «pellizques». ¿Y tú te llamas poeta? Qué patético.

George se disgustó. Jamás habría usado una rima como esa delante de sumadre, pero no creyó que Benny, ese bruto, fuera a darse cuenta nunca. Todo

sea dicho, Georgie se estaba empezando a hartar un poco de tanta rima, pero nopodía echarse atrás hasta que no se lo ordenasen sus padres. Calculó que Benny

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 76/171

Eoin Colfer Benny y Babe

76

estallaría al cabo de un par de días y que entonces le dirían que desistiese, paratener paz. Georgie se libró de mayor bochorno gracias a la aparición de uncoche familiar azul que avanzaba por la estrecha carretera. Benny hizo unarápida comprobación con su telescopio y desapareció como una bala.—

¡Mamá!—

gritó—

. ¡Mamá! ¡Papá está aquí!Con una mano sobre el pasamanos de latón, bajó zumbando la escalera decaracol, la fuerza centrífuga casi le arranca el brazo del hombro. Georgie losiguió con vacilación, pisando con cuidado, como si cada escalón fuese aconvertirse de repente en la caída de un acantilado.

Si Georgie era hijo de su madre, Benny era el muchachote de su padre. Dosfanáticos del deporte con una baja tolerancia por lo artístico... A Jessica Shawcasi le asustaba lo mucho que se parecían. Hasta el mismísimo remolino enforma de anzuelo que tenían en la coronilla. Ella había intentado, Dios lo sabía,

inyectarles un poco de cultura en ese pellejo curtido, pero cada intentoculminaba sin remedio en una vergüenza para sí misma. Las ocasiones másnotables habían sido cuando Bernard le había preguntado a un artista abstractode fama mundial si no sabía dibujar bien, y cuando Pat Shaw había echado unascabezaditas durante El lago de los cisnes y se había dado un porrazo en la cabezacon la barandilla del  palco. Jessica se estremecía solo con recordarlo. Paracuando salió a la puerta del faro, Pat y Benny ya estaban dando tumbos sobre lahierba, fingiendo que se peleaban.

Cada vez que Pat y Jessie se reunían de nuevo, era como en una de esaspelículas a cámara lenta. Se miraban uno al otro, luego sonreían y se abrazabandurante un buen rato. A Benny le entraban ganas de vomitar. Todo eso delacaramelamiento era para la gente joven, no para los padres.—¡Venga, venga! —dijo, intentando meterse entre sus padres—. Que hay

menores presentes, ¿sabéis?Se separaron a desgana. Jessie se colocó un rizo rojo tras la oreja. Pat estaba

sonrojado como un chico en una cita. Se volvió hacia sus hijos.—¿Y bien, chavales? ¿Habéis pasado una buena semana?Georgie fue el primero en hablar.—Me ha causado graves lesiones corporales / en el brazo y toda esta parte.

Pat gruñó. Otra vez quejas. Y poesía. Benny saltó en defensa propia.—Espera un momentito, Pel ... Georgie, chico. Ya me han castigado por eso.

De todas formas, se había puesto a rimar y me amenazó con romperme elhurley. 

Su padre ahogó un grito.—¿Qué?Georgie se encogió de hombros.—Solo era una amenaza. —Miró a Benny con malicia—. No lo he hecho...

aún.

Pat levantó las manos.—¡Basta ya, los dos! ¡Descansad un rato, por el amor de Dios! —Les dirigió

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 77/171

Eoin Colfer Benny y Babe

77

a sus hijos la más severa de sus miradas—. Bueno, así están las cosas. Benny, nopegues a tu hermano, en ninguna circunstancia. Y tú, George, aléjate del hurley

de Benny, y deja ya de rimar. Me estás volviendo loco.—Pero, papá—rezongó George— , intento ser creativo.—

Ya sé lo que intentas hacer—

dijo Pat, con una clara indirecta—

. Escucha,George, si sientes que se te ocurre un verso, escríbelo en tu cuaderno y yodedicaré un rato especial a escuchar todas tus creaciones. Todos lo haremos.—¿Algo así como un espectáculo?—Exacto.—¿Todos, papá?Pat miró a Benny a los ojos.—Lo escucharemos todos... y nos gustará, o puede que me piense otra vez

eso de la discoteca para jóvenes a la que me has suplicado que te deje ir.

Benny abrió la boca para protestar, pero la expresión de «venga, te desafío»que tenía el rostro de su padre le hizo cambiar de opinión. Jessica cogió a su marido del brazo.—Qué capacidad de negociación tan deslumbrante. Estoy impresionada.—A lo mejor ahora podremos disfrutar del fin de semana.

 Jessica le alborotó el pelo a su hijo mayor.—¿A que no sabes qué? Benny ha hecho una amiguita.Benny se erizó.—¡Que no!Pat se rió.—¡Venga, Benny!Benny luchó por mantener el ceño.—¡Es mi socia!—Es Babe—añadió Jessica.—¡Una baby! ¡Hombretón!

 Jessica le dio un codazo en las costillas.—Babe, cerdo. Se llama Babe.—Ah, bueno.

 Jessica sacudió la cabeza con desesperación. ¿Dónde, pero dónde se habían

metido todos esos a los que llamaban «nuevos hombres»? En Duncade no habíaninguno, eso seguro.

El Conejito Feliz estaba felicitando a Benny por su Contribución a la pazmundial cuando la vida real lo interrumpió. Todavía era de noche, todo estabaoscuro salvo por el paso del haz de luz cada cinco segundos. De manera que¿qué estaba haciendo despierto? En el resplandor momentáneo del haz del faro,Benny vio un punto azul que brillaba de forma espeluznante junto a la puerta.

El puntito iluminado bien podría haber sigo el ojo de vudú de Congrio si nohubiese estado flotando a metro y medio del suelo. La luz de la habitación se

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 78/171

Eoin Colfer Benny y Babe

78

encendió. Benny se tapó los ojos para protegerlos del resplandor repentino.Tenía miedo de abrirlos de nuevo por si lo que creía haber visto seguía ahí.

Alguien se aclaró la garganta. Era su padre. Ese sonido había interrumpidodemasiadas veces las travesuras de Benny como para que no lo reconociera. A

desgana, abrió los ojos. Refunfuñó. La visión seguía allí. Su padre estaba en lapuerta, en pijama. Sostenía a Congrio con una mano, y con la otra agarraba aBabe. Tenía una expresión de sumo fastidio en el rostro.

Pat Shaw enarcó una ceja.—¿Benny?—No había visto a esa persona en mi vida. Tampoco conozco al chucho.—¿Benny?—Oh, está bien—dijo, con un suspiro—. Es Babe, ya sabes, mi...—¿Amiga?—

Socia—

resopló Babe, indignada.—Comprendo. ¿Y forma parte de tu práctica empresarial colarte en las

casas de la gente en plena noche, jovencita?—El capitán dijo que no pasaba nada.El padre de Benny suspiró.—No dudo de que lo hiciera. Tienes suerte de que no os pegara un golpe en

la cabeza a los dos por ladrones.Se veía que la mente de Babe estaba trabajando, decidiendo si contestar o

no a esa advertencia. Benny hizo que no con la cabeza disimuladamente. Yatenían bastantes problemas.—Bien, Benny, vístete. Babe estará aquí afuera esperándote.—Vale, papá.—Guay, señor Shaw.—Me dan igual vuestros «vale» y vuestros «guay», que no os vuelva a

pillar en este faro antes de que haya salido el sol. —Pat Shaw apuntó a Congriocon una mirada horrible—. Porque, si eso pasa, me haré un sándwich coreano.

Babe no tenía ni idea de qué había querido decir con eso, pero sonaba demuy mal agüero.

Benny se puso los vaqueros y el jersey, y bajó corriendo la escalera decaracol. Babe lo esperaba junto a la puerta, con una mochila colgada delhombro.—¿Qué es un sándwich coreano, señoritingo?—No sé —contestó Benny, frotándose los ojos para ahuyentar el sueño—.

Uno de Corea, supongo.Miró al cielo; una franja de rojo tenue ascendía por el horizonte.—Pero ¿qué hora es?—

Eso de las cinco menos cuarto, supongo.—¿Las qué menos cuarto?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 79/171

Eoin Colfer Benny y Babe

79

—Fue idea tuya, Benny. Los primeros en llegar a la pelota, eso dijiste.El chico arrugó la frente.—Bueno, entonces vale, supongo. ¿Qué llevas ahí dentro?Babe lanzó la mochila sobre la tapia y abrió el cordón.—

Un poco de equipo extra que he improvisado.—

Sacó dos faros de bicicleta con unas cintas elásticas que colgaban de los cierres—. Se colocan en lacabeza, ¿ves?, como la linterna de un minero.

Benny estaba impresionado.—Bien pensado, duende. ¿Te lo ha explicado el rey de las hadas? —Tiró de

la cinta elástica, se la colocó alrededor del cráneo y encendió la luz—. Esperoque nadie crea que somos el faro.

Babe rió por lo bajo.—¿Quién sería el estúpido...?—Se detuvo.—

No lo digas.—A lo mejor algún señoritingo de ciudad.—¡Sabía que ibas a decir eso! ¿Cuándo vas a dejar en paz lo de los

señoritingos de ciudad?—Cuando tú pares con lo de duende.—Entonces, nunca.—Por mí bien... Ah, ¿y Benny?—¿Qué?—La goma de tu linterna la he sacado de unos calzoncillos viejos de mi

padre.Benny se arrancó la linterna de la cabeza.—No lo has hecho, ¿verdad?Babe se encogió de hombros.—A lo mejor sí.—Venga ya, Babe. No tiene gracia.—A mí me parece graciosísimo.—Pues cambiamos.—Ni hablar, señoritingo. No quiero tus pulgas.—¡Yo no tengo pulgas, duende!—Ah, pues deben de ser piojos.Benny presintió un dolor de cabeza. No estaba acostumbrado a esa

cantidad de bromas antes del desayuno.Incluso a oscuras, sintieron que la marea estaba bajando. El hedor de las

algas al descubierto, el gasoil y el pescado podrido se elevaba desde el muellecomo una niebla rancia. Sin la luz del sol, era fácil imaginar que el olor tendíasus zarcillos humeantes para retorcerse bajo tu nariz.

Clipper estaba arrastrando una batea hacia el pequeño muro, exhausto traspasar la noche en el territorio de los bacalaos de aguas profundas.—¿Ha habido suerte, Clipper?—le gritó Babe.El hombre tiró de un trozo de saco que tapaba una caja de cebo: unas

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 80/171

Eoin Colfer Benny y Babe

80

cuantas docenas de bacalaos llenos de arena que todavía movían las barbas.—¿Queréis ganaros una libra cada uno?—les preguntó a voz en grito.Benny sintió en el estómago una extraña sensación, como si se hubiese

acabado de comer un gusano vivo.

Babe se miró el reloj.—Claro que sí. Tenemos unos minutos.—Bien, bien. Toma, coge esa caja.Clipper se puso en equilibrio sobre la quilla de la batea varada y le pasó la

caja de plástico. Los peces se estaban asfixiando, coleteaban con debilidad,amontonados en la parte más baja.—¿Qué tenemos que hacer? —preguntó Benny, con un miedo horrible por

si ya conocía la respuesta.Babe sonrió de oreja a oreja y sacó de la funda el cuchillo de escamar.—

Limpiarlos todos—

dijo—

. No será ningún problema para ti, ¿verdad,señoritingo?—No —graznó Benny, en un susurro—. Ya lo he hecho antes, cientos de

veces.Eso, claro está, no era estrictamente cierto. En realidad era una mentira

como una casa, pero Bernard Shaw no podía admitir delante de una chica quese había pasado los últimos ocho veranos evitando tener que limpiar pescado.—Fantástico. Entonces eres un veterano. Entre los dos solo tardaremos

cinco minutos.Lanzaron hacia la rampa la caja, que temblequeaba, y la pusieron al borde

del agua. El sol de la mañana asomó por el horizonte y esparció motascarmesíes sobre las olitas del puerto. Benny no se fijó en esa belleza, estaba máspreocupado por tener que meter las manos en las tripas de un pescado.—Bueno, de todas formas—dijo con indiferencia— , ¿qué método prefieres?Babe escogió el bacalao más grande de la caja. Uno gordo, de unos cuatro

kilos y medio de peso y al menos medio metro de largo.—Bueno —dijo, mientras arrastraba al desventurado pescado por las

agallas hacia la piedra lisa—. Personalmente, me gusta cortar primero la cabezay luego seguir por el agujero del cuello hasta la cola.

Hizo una demostración y rebanó la cabeza del bacalao con tres fuertesgolpes de cuchillo. La espina dorsal sobresalió un segundo y luego se partió

 bajo la presión de la hoja irregular. Benny casi habría jurado que la cabezadegollada miraba al resto del cuerpo, preguntándose qué sucedía. Babe recorriócon su Leatherman el interior de la barriga blanca del pescado y la sacó haciafuera. La carne jugosa se abrió en dos lomos, y salieron los nervudos globos delos intestinos.

La chica cogió las tripas con una mano y las arrancó de las vértebras.—Así es como se hace más de prisa—dijo, y lanzó esa masa viscosa al agua

del muelle.Una bandada de gaviotas de ojos redondos y brillantes se reunió sobre el

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 81/171

Eoin Colfer Benny y Babe

81

festín. Desgarraron el venoso banquete con sus picos amarillos y crueles.Benny palideció.—Pues sí, así es como lo hago yo también.—Muy bien —masculló Babe, enfrascada en la tarea—. Vamos a darnos

prisa para llegar a las rocas antes de que se presente Furty.Benny escogió un pescado. Uno pequeñito que parecía muerto yrequetemuerto. Por supuesto, en cuanto lo colocó sobre las losas, el pobrecilloempezó a coletear y a mover las agallas intentando extraer oxígeno del aire.Benny se sacó el cuchillo de la funda casera. Como seguía escaso de fondos, eramás bien un cuchillo de cocina en lugar de uno de escamar auténtico.

Tragó saliva e hizo un corte en el cuello del bacalao. El pescado enloquecióunos momentos, quién no lo haría, y luego quedó inerte. Antes de dejarmarchar su espíritu, el último acto del pescado fue echar un chorro de

porquería marrón por todo el jersey de Benny.Babe se rió.—Apunta siempre la parte de atrás lejos de ti, señoritingo.—¿Qué?—refunfuñó Benny—. ¿Quieres decir que eso era...?—Pues sí.—¡Oh, no!Tras esa vejación, Benny ya no tuvo ninguna compasión por ese pescado en

concreto. Lo embargó una extraña sensación de orgullo. Sus manos quedaroncubiertas de sangre, porquería y tiras de carne. No estaba ni mucho menos tanmal. Escogió a su segunda víctima, esta vez uno bien grande.

Clipper fue abriendo cada uno de los pescados para examinar el trabajo dela pareja.—Muy bien, supongo—admitió—. ¿Cuánto era? ¿Cincuenta peniques cada

uno?Benny se echó a reír.—Muy buena, Clipper. Pásanos la pasta antes de que volvamos a meterles

las tripas dentro.Clipper abrió los cierres de su impermeable.—Escuchad, chavales, no llevo un penique encima. Os veré más tarde junto

al banco. ¿Vale?Babe asintió.—Perfecto, Clipper, chico. De todas formas no hay tiendas en alta mar.Clipper bostezó y, al hacerlo, se le resquebrajó la máscara de escamas que le

cubría la cara.—Está bien. Me voy a echar una siestecita. —Le guiñó un ojo a Benny—.

Ojalá tuviese un trabajo bonito, fácil y de chiquilla como tu abuelo. Y ya puedesdecirle que te lo he dicho yo. —Sin dejar de reír, se alejó arrastrando los pieshacia la bomba de agua dulce y se puso a enjuagar el equipo.

El cielo se estaba aclarando de forma considerable. El sol ya era unasemiesfera que se elevaba desde un mar en calma.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 82/171

Eoin Colfer Benny y Babe

82

—Bueno, duende —dijo Benny—. Vamos a acabar con esto. Ya estoymuerto de hambre.

Los socios cruzaron el arco normando y comenzaron a buscar en la charcade Babby. Congrio metía las patas en las charcas de las rocas intentando cazar

quisquillas plateadas. Hundía el morro entre los zarcillos de las anémonas quehabían quedado al descubierto y daba marcha atrás cuando éstas volvían a lavida con un temblor. Como era un chucho estúpido, se sorprendía de verascada vez que pasaba eso.

Se colocaron las linternas. Benny sentía ciertos reparos al pensar en losorígenes de la goma elástica, pero no podía negar que resultaba eficaz. La nocheno se había retirado todavía y la luz del alba no lograba penetrar en los lugaresprotegidos por los salientes de piedra caliza.

Su nueva estrategia los recompensó casi de inmediato: el foco de Benny

descubrió una esquirla de metal varada en una madeja de algas rojas.—¡Bingo!—exclamó; se acercó para cobrarse el cebo y por primera vez no

se enganchó siquiera los dedos. Era un alemán gigante. Y se había conservado bien en el agua, no tenía ni un puntito de óxido. Solo manchas verdes de lasalgas. Eso se le quitaría con unas friegas de licor.

Babe sonrió.—El primer tanto es nuestro. Tengo la sensación de que hoy va a ser un

 buen día.Babe estaba en lo cierto. Las rocas produjeron una cosecha extraordinaria

de cebos. Incluso bajo el sol naciente, las linternas descubrían rincones oscurosque jamás habían sido investigados por nadie. Descubrieron señuelosartificiales que llevaban años ocultos en la oscuridad. Algunos estaban oxidadosy no eran más que palitos, mientras que otros se podían salvar con un anzuelonuevo y un poco de cirugía estética.

Se detuvieron a hacer inventario en el puente de Horatio. Solo estaban amedio camino de Black Chan y la bolsa de Babe ya estaba repleta.—¡Furty Howlin!—dijo la chica con desdén—. ¿De dónde se saca nadie un

nombre como Furty? ¿De una tienda de artículos de broma?A Benny le vino a la cabeza un viejo dicho sobre ver no sé qué en el ojo

ajeno, pero se lo guardó para sí.—Furt es un término de fútbol americano —explicó—. Un  furt es cuando

algún palé... alguien no sabe chutar bien la pelota y solo consigue impulsarla aras de suelo con el dedo gordo del pie. Alcanza mucha distancia, pero no esnada preciso. Yo diría que nuestro hombre debió de ganarse el nombre como

 jugador paleto de fútbol en su infancia.—Entonces, ¿cómo se llama de verdad?Benny se encogió de hombros.—No sé. Seguramente Patsy, Mickser o algún otro nombre de catetos. No lo

entiendo. Los paletos sois millones, y todos tenéis los mismos cuatro nombres.No me extraña que todo el mundo tenga un apodo.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 83/171

Eoin Colfer Benny y Babe

83

Babe soltó una risita.—Ojalá tuviésemos madres creativas como la tuya, Bernard.Benny se rió.—Oh, ja ja, qué gracioso, duende.

En realidad, ese fue un momento trascendental. Por primera vez en su cortavida, Benny Shaw se había reído verdaderamente de sí mismo. Había ocurridocon naturalidad, le había sucedido sin más. Y tenía mucho que ver con su socia,porque era muy difícil tomarse como una ofensa nada que viniera de Babe. Esachica tenía algo. A lo mejor era el hecho de que, si se molestara por todos susinsultos, tendría que pasarse todo el día quejándose.—Bueno, ¿qué es lo que tienes?Babe extendió los cebos sobre las rocas.—Dos alemanes, uno gigante, gracias a ti. Cuatro cucharillas, dos de ellas

en perfecto estado. Cinco VB, ninguno que nos delate.—No te preocupes, ya he aprendido la lección.—Y un ojos rojos, como el que le vendimos a Anto el otro día.—No está mal—dijo Benny.—Y aún nos queda un buen trecho.El sol ya había salido del todo y hacía hervir la gasa de nubes matutinas

que había en el cielo. Un azul mediterráneo asomaba por agujeros cada vez másgrandes. Iba a hacer un día abrasador. Aun así, no apagaron las luces. Seagachaban hasta muy cerca del suelo y metían la cabeza por debajo de lascornisas de roca y por fisuras frías y húmedas.

Era un trabajo castigador, tenían la ropa húmeda, empapada, los hombrosdoloridos por el sol y el esfuerzo. Sin embargo, cada vez que vislumbraban el

 brillo del metal enganchado entre las algas o atrapado en los dedos pétreos dela caliza erosionada, el esfuerzo merecía la pena. Benny sentía unadeterminación especial. Se estaba valiendo por sí solo, y lo sabía.

En el pico de Frenchy le fue contestada una pregunta que había tenido laintención de formular. Mientras los buscadores estaban a gatas al borde delagua, Congrio seguía investigando las charcas de las rocas. De pronto se puso agruñir de manera amenazadora, con el pelo del lomo erizado como si fueran

cuchillas.—¿Qué le ocurre?—preguntó Benny.Babe se enderezó y miró a su mascota.—¡Sal de ahí!—ordenó de inmediato, mientras se ponía en pie y muy tensa.

Benny fue corriendo a la charca y se puso junto a ella. Congrio estaba mirando alas umbrías profundidades, su ojo perseguía a una sombra escurridiza.—El abuelo me habló de esta charca—comentó Benny.—Ahora no, señoritingo—protestó Babe.—No, no. Es interesante. Por lo visto, esta charca en particular está unida al

mar por un túnel submarino. El abuelo dice que por el canal llegan nadandotoda clase de cosas que no pueden volver a salir. En los años cincuenta se metió

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 84/171

Eoin Colfer Benny y Babe

84

aquí un tiburón. Le arrancó la pierna a un jovencito que iba a darse unchapuzón. Pero lo que suele entrar son...—Congrios—interrumpió Babe.—Sí, pero ¿cómo sabías...?

Era difícil decir si el perro fue a por el congrio o si el congrio atacó al perro.Fuera como fuese, una masa de carne y dientes que no dejaba de moversegolpeó la roca antes de que Benny supiera qué estaba sucediendo.

Babe lo agarró del brazo.—¡A las rocas! ¡Súbete a las rocas!Benny subió de un salto a la cornisa más cercana y esquivó por poco la cola

del congrio. Observaron con total fascinación cómo luchaban el cánido y el pez.Era una extraña batalla. El perro tenía maniobrabilidad, pero el congrio teníafuerza y dientes: más de un metro de ágil violencia negra con una hilera de

navajas en un extremo. El congrio se sacudía de una forma salvaje, haciendorechinar los dientes sin cesar. Era un espectáculo sobrecogedor. Benny era deltodo consciente de que, si esas fauces se cerraban sobre hueso, solo una vez, lalucha habría terminado. Se tomó un momento para mirar a Babe. También ellaera consciente del peligro en que se encontraba su mascota.

Congrio iba esquivando los coletazos del pez sin dejar de acosarlo. Babe legritó que retrocediera, pero el animal, que solía ser obediente, no quería ni oírhablar de eso. Congrio, durante el tiempo que duró esa confrontación, olvidótodo rastro de domesticación que le hubiese inculcado su ama.

De repente, el perro dio un salto. Vio una abertura y se lanzó hacia ella. Enun abrir y cerrar de ojos, sus fauces asían con fuerza la garganta del congrio.Los dientes del pez quedaron inutilizados, de modo que puso enjuego la únicaarma que quedaba a su disposición. Una onda lo recorrió cuan largo era y, depronto, dos espirales carnosas envolvieron el cuerpo del perro. Se habíaconvertido en una cuestión de resistencia. El perro mordía con más fuerza,quitándole a su adversario la sangre de la vida, mientras que el congrioapretaba con la desesperación del que va a morir.

La lucha se prolongó durante un largo minuto tras el cual las espirales serelajaron de repente y se deshicieron sobre las rocas. Congrio le hincó una

última vez los dientes en la garganta para asegurarse y luego cayó exhausto.Babe fue corriendo junto a su perro.—¡Animal estúpido! —gritó, examinando cada centímetro de su piel por si

veía marcas de mordeduras.Benny no saltó tan de prisa de la roca elevada.—¿Seguro que esa cosa está muerta?Babe miró al congrio.—Sin duda. Los congrios nunca abandonan mientras les queda una pizca

de vida. Recógelo y se lo venderemos a Clipper como cebo para langostas.

Benny le dio un golpecito al cuerpo con la punta del pie.—No sé. Es un cadáver horrible, tiene una pinta malévola. —Se inclinó

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 85/171

Eoin Colfer Benny y Babe

85

mientras miraba el ojo del congrio. Un disco plano y reluciente que parecíadevolverle la mirada. Ya estaba tendiendo una mano para recoger el pescadocuando el perro se levantó y se quedó medio agachado sobre la presa muerta.—Está bien—dijo Benny—. Te lo has ganado.

Babe se secó el sudor de la frente. Le había vuelto un poco de color a lacara.—Este perro me va a provocar un ataque de corazón—declaró.Benny asintió con la cabeza.—Bueno, al menos ahora no tengo que preguntarte por qué le pusiste

Congrio.—Antes se llamaba Idiota, pero se lo cambié a petición popular cuando

apareció trotando por el muelle con un congrio en el hocico.Benny miró al chucho, que hostigaba al congrio muerto.—

No sé. Me parece que Idiota le pega.Cuando regresaron por los prados ya tenían como mínimo veinte cebosvendibles. Más que suficiente para montar el puesto esa tarde. Benny estabacansado y tenso, y apestaba a escamas de pescado y a cosas peores, pero sesentía de maravilla. Los cortes y los rasguños con los que antes habría idolloriqueando a su madre le parecieron entonces insignias del duro trabajo.

Fueron paseando entre la hierba crecida, conversando tranquilamente poruna vez. Congrio se divertía persiguiendo a las ovejas extraviadas que seencontraba. Las ovejas, sin embargo, no se inquietaban mucho. Parecían notarque el perro jamás renunciaría al congrio que llevaba en la boca el tiemposuficiente para darles un bocado.

Tropezaron con Furty en los escalones. Eran las seis y cuarto, marea baja.La situación no podía pasarse por alto, eran tres personas y solo había sitio paraque pasara una. Sería algo así como un duelo. La sorpresa encendió por uninstante el rostro de Furty, pero en seguida recuperó su expresión glacial.—¿Habéis ido a la mina, chicas?Benny se echó la mano a la linterna que llevaba, olvidada, en la frente.—Oye, Furty—empezó a decir—. La marea está ahora en lo más bajo. Hay

un montón de rocas que no hemos rastreado.—¡Rastrear! —gruñó Furty—. Rastrear es para niños como vosotros. Hoy

voy a poner otra trampa. —Le dio unos golpecitos a una madeja de redes quellevaba al hombro—. Voy a colocarla en el pico de Frenchy, y que Dios asista alintruso desgraciado que le ponga un dedo encima.—Pirata—masculló Babe.Furty la fulminó con la mirada.—Ser una chica no te va a proteger siempre. A lo mejor no puedo pegarte a

ti, pero sí que podría dejar un filete envenenado a la puerta de tu casa algunamañana.

Babe palideció.—Eres... eres...

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 86/171

Eoin Colfer Benny y Babe

86

Antes de que pudiera formular una contestación, Furty pasó rozándola ysilbando esa canción que decía: «¿Cuánto vale ese perrito del escaparate?».

Benny se lo quedó mirando, horrorizado porque alguien a quien habíaconsiderado un amigo pudiera haber cambiado tanto.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 87/171

Eoin Colfer Benny y Babe

87

EL REY DE LA DISCO

La inquisición celebraba una sesión. Benny estaba sentado a la mesa de lacocina, flanqueado por los adultos de la familia.—Bueno—dijo su padre—. Vuelve a explicarme lo de esa discoteca.El chico bostezó con todas sus fuerzas.—Ya hemos pasado por esto un millón de veces.Su padre entrecerró los ojos.—Y volveremos a pasar por esto un millón de veces más, hasta que

quedemos satisfechos.—¡Ay, papá!—Bien. Olvídate de todo. No vayas.

 Jessica puso una mano sobre el brazo de su marido.—Pat, tranquilízate.Benny se conocía la estrategia. Lo había visto en la tele. Poli bueno, poli

malo. Sin embargo, con el abuelo allí, más bien era poli bueno, poli malo y polilistillo. Era un ritual por el que le hacían pasar cada vez que quería ir a algunaparte. Ni que fuese a meterse en líos o algo así.

Benny recompuso su expresión hasta que le quedó angelical.—¡Oh, venga! —dijo Pat—. Mira qué cara pone. Nunca me fío de Benny

cuando se hace el inocente.—¿Qué cara?—protestó Benny.—¡Hay algo que no me dices!—¿Como qué?—Bueno, esa es una pregunta estúpida, ¿no? ¿Cómo voy a saber algo que

no me dices?Georgie se estremeció. Tenía un interés personal en esa conversación y

Benny lo estaba estropeando todo.Su padre respiró hondo.—Muy bien. Desde el principio.Benny resistió el impulso de pedir un abogado.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 88/171

Eoin Colfer Benny y Babe

88

—¿De qué se trata exactamente?—De una discoteca para jóvenes.—¿Dónde?—¡Oh, papá! Ya te lo dicho to...—

¿Dónde?Benny suspiró con todas sus fuerzas.—En el salón de Saint Brigid, que está en Newford, por cierto, por si te lo

preguntas.Su padre sonrió con frialdad.—Oh, sí, Bernard. Este es un momento fantástico para ponerse sarcástico.

Buena elección.Benny arrugó la frente. Sospechaba que también su padre se estaba

poniendo sarcástico, pero no estaba seguro.

Su madre intentó seguir con el interrogatorio.—¿A qué hora, Bernard?—De las siete a las diez.—¿A las diez? Eso es muy tarde.Benny puso pegas.—¿Tarde? Ya tengo trece años, mama... mamá.—Físicamente, a lo mejor. No sé si mentalmente...—¿Estás diciendo que soy inmaduro?—Bueno...—No soy inmaduro. ¡Que no!Los progenitores Shaw intercambiaron una mirada de complicidad.—Verás, lo que decimos es esto, Bernard: escúchate a ti mismo, ni siquiera

eres capaz de hablar con tus padres sin que te dé un síncope.Benny respiró hondo, sacudiéndose.—No me está dando un síncope —dijo, con una calma excepcional—. Solo

creo que es injusto que me hagáis un juicio por algo que es parte natural de midesarrollo. No puedo ser un niño para siempre.

Era un buen argumento, bien presentado. Vio que había hecho mella en laarmadura. «Eso os ha tocado», pensó. Era una basura, desde luego, pero

efectivo, no obstante. Jessica se retorció un mechón pelirrojo.—Bueno, por supuesto que queremos que crezcas, Bernard. Es solo que no

podemos dejar de preocuparnos por ti. Es porque te queremos.Benny sonrió comprensivamente.—Ya lo sé, mamá, pero no tenéis de qué preocuparos. Vamos a ir muchos.

Iremos todos juntos en bici, y hay un par de sacerdotes al cargo.Su padre hizo un último intento desesperado.—¿Has comprobado los frenos?—Sí, papá.—¿Tienes herramientas por si pinchas?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 89/171

Eoin Colfer Benny y Babe

89

—Sí, papá.—¿Ropa interior limpia?El abuelo perdió el control y soltó unas risitas por su propia agudeza.—¡Paddy!—espetó Jessica, intentando contener una sonrisa.

Hasta su padre tuvo que sonreír. A lo mejor sí estaba siendo un pocoprotector.—Bueno, está bien. Lo consideraremos como una vuelta de prueba. Si

regresas un segundo más tarde de las once menos cuarto, se acabaron lasdiscotecas durante todo el verano.—Sí, papá—dijo Benny, con humildad.Su padre lo miró con los ojos entrecerrados.—¡No hagas eso!—¡No hago nada!—

¡Bueno, pero no lo hagas!Georgie estaba esperando junto al cobertizo del combustible.—Te lo dije—soltó.Benny le sonrió a su hermano pequeño. Menuda novedad.—Tengo que admitirlo, jovencito. Ha sido lo de «parte natural de mi

desarrollo» lo que los ha convencido.—¿Y?Benny se sacó cincuenta peniques del bolsillo y se los lanzó a Georgie.—Buena idea... Ha valido cada penique.George, siendo como era, no atrapó la moneda y tuvo que ir tras ella por el

sendero. Benny suspiró. Ah, bueno, al menos su hermano tenía cabeza.

El convoy llegó a las cinco y media. Eran los equivalentes ciclistas deCongrio: una manada de perros callejeros. Paudie iba montado en su antiguaHigh Nellie negra, despojada de todo lo que no era esencial. Sin guardabarros,sin luces y, por supuesto, sin frenos. Los frenos, por lo visto, eran para laschicas. Seanie y Sean Ahern llevaban unas Triumph Twenties idénticas... Hastalas manchas de óxido parecían similares. Con esas ruedas tan pequeñas, los

chicos iban a tener que darle mucho a los pedales para seguir la marcha. Babe,desde luego, llegó con la Rolls Royce de las bicicletas de montaña, una RoughRider de doce marchas que hasta tenía reposacodos y botella de agua.

Benny hizo un ademán con la cabeza en dirección a la bicicleta.—¿Con los cebos?—preguntó.—Pues sí—respondió Babe—. El penúltimo verano.Benny observó a su cohorte de paletos. Todos parecían lucir una especie de

uniforme de discoteca, Babe incluida.Vaqueros holgados, camiseta larga colgando por fuera y grandes botas de

montaña. Babe también llevaba el consabido gorro de lana calado hasta lafrente. Benny sintió que desentonaba horrores con su sudadera y sus pantalones

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 90/171

Eoin Colfer Benny y Babe

90

de algodón. Aun así, era demasiado tarde para cambiarse. Pasó una pierna porencima de su bici de carreras de cinco marchas.—Bueno, ¿nos vamos o voy a tener que esperaros todo el día, granjeros?Paudie se rió.—

Cállate, señoritingo, o tendré que decirle a Babe que te dé una paliza.Babe le dio una patada a la enorme pierna del granjero.—El señoritingo es mi socio. No puedo darle una paliza por menos de dos

libras con cincuenta.El parloteo se vio interrumpido por los padres de Benny, que llegaban por

el sendero del faro.—Eh, Benny—dijo su padre—. ¿Qué hay?A Benny, como a la mayoría de adolescentes, no le hacía gracia que su

independencia fuese puesta en tela de juicio delante de sus amigos.—

Nos vamos a la disco para jóvenes—

dijo entre dientes—

. ¿Te acuerdas?—Pensaba que no empezaba hasta las siete.—Y no empieza, papá, pero tardaremos media hora en llegar allí en bici.

Luego iremos a comer algo a Badger's Burgers.—Tengo medio kilo de grasa en la nevera —dijo Jessica—. ¿Por qué no te

comes eso?Benny luchó con su paciencia. Sabía que esa era la prueba final. Si lograba

pasarla sin estallar, iría de camino a su primera discoteca.—Mejor tomaré la hamburguesa vegetariana.Su padre sonrió, a su pesar. Las hamburguesas grasientas no ocupaban un

puesto muy alto en la lista de cosas que lo preocupaban.—Está bien, contramaestre. A las once menos cuarto, ¿recuerdas?

 Jessica le dio un beso en la mejilla a su hijo.—Ten cuidado, Bernard.—Que sí, mamá. Hasta luego.Los padres de Benny se alejaron a desgana por el sendero, mirando hacia

atrás, a su hijo mayor, como si se marchara a la guerra.Sean Ahern saltó a su bicicleta.—Ten cuidado, Bernard —dijo con voz melosa, y le dio un sonoro beso a

Benny en la mejilla.Benny sintió que aquello merecía una pelea y se abalanzó sobre el gemelo.

Solo dejaron de reñir al darse cuenta de que el resto del convoy se habíamarchado sin ellos. Benny le dio a Sean una última patada y se montó en la bicide un salto. Metió la quinta y apoyó todo su peso en los pedales.

Sintió que la emoción se le acumulaba en el estómago. Su primeradiscoteca. Benny no estaba seguro de qué esperaba, pero iba a ser algo distinto.Otro paso que lo alejaba de la infancia. Estaba impaciente.

El primer tramo era el peor. Tres kilómetros de carretera recta y llana sin

apenas una curva ni un bache que rompiera la monotonía. A lo lejos, elrectángulo gris de la iglesia parroquial se alzaba en el horizonte, pero, por

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 91/171

Eoin Colfer Benny y Babe

91

mucho que pedalease, no parecía acercarse nunca. Los lugareños llamaban a esetramo «la carretera que mató al mendigo». Según su abuelo, un pobrevagabundo había conseguido llegar allí desde el cabo Malin y cayó muerto alver esa franja de asfalto que parecía interminable. Con el sudor empapándole la

espalda de la sudadera, Benny bien podía creerlo.Benny y Babe ya estaban descansando junto a la bomba de agua de laiglesia cuando llegaron los demás. Al no tener frenos, Paudie detuvo sucacharro llevándolo hasta la cuneta y haciéndolo rodar en el borde. Era unmétodo, como poco, arriesgado, y prácticamente garantizaba que la ropa dePaudie quedaría destruida antes de que lograra llegar a la discoteca.

Desmontaron para descansar un rato y todos metieron la bocaza bajo la bomba de agua, por turnos. Aquella bomba era un mecanismo antiguo, con un brazo curvado y la boca de un león como caño. Una persona bombeaba, otra

 bebía. Controlar el chorro era una operación delicada. Demasiado despacio y elagua salía en un hilillo que no satisfacía, demasiado de prisa y ahogabas al quetuviera la cara vuelta hacia arriba para dar un trago fresco. De modo que,evidentemente, la idea era atraer al bebedor con un chorro regular y luegointentar empaparlo con un súbito diluvio.

Babe sacó un paquete de galletas de la bolsa y lo escondió en una zanja quehabía detrás de la bomba.—Para la vuelta.—Bien pensado, duende—dijo Benny, sacudiéndose el agua del pelo.—Pues sí. A las diez y media nos alegraremos de tenerlas.Benny se alisó el remolino.—Me pregunto dónde andará Furty.Babe se encogió de hombros.—Bueno, no irá a la disco para jóvenes, eso seguro. Supongo que estará en

las rocas, intentando robarnos a los clientes.—Déjalo. Con su genio no hará muchos amigos.—A lo mejor sabe ser amable cuando quiere.—Lo descubriremos mañana por la noche, de una u otra forma.

Newford era lo que Anto habría llamado el Paraíso Palurdo. Un pequeñopueblito de pescadores en la costa del sudeste que le llevaba un paso de ventajaa Duncade porque tenía dos calles. En invierno, Newford era coto deactividades rurales. Los tractores avanzaban con estruendo por la calle mayor ydejaban estiércol en las huellas de sus neumáticos monstruosos. Jóvenes acaballo se echaban carreras por los campos y los ancianos con traje se sentabanen el alféizar de la ventana de delante a fumar cigarrillos sin filtro.

Sin embargo, en cuanto sonaba el timbre que anunciaba las vacaciones del

verano, la mitad de Dublín bajaba a los dos campings de caravanas del pueblo ydurante ocho semanas, en Newford resonaba el barullo de niños que gritaban,

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 92/171

Eoin Colfer Benny y Babe

92

radios que atronaban y chicos y chicas que no se hacían caso unos a otros. Y essorprendente la cantidad de ruido que puede hacerse para no hacer caso aalguien.

La pandilla de Duncade llegó al centro del pueblo intentando parecer todo

lo indiferentes y sofisticados que podían. No se trata de una hazaña sencillacuando acabas de recorrer nueve kilómetros y medio en bicicleta, y una capa desudor salado te nubla la vista y añade varios kilos de peso a tu ropa. De maneraque, mientras Benny y compañía se imaginaban como extraños misteriosos yposiblemente mortíferos, lo que parecían en realidad era una panda decadáveres andantes que acababan de salir a rastras de un volcán.

Se detuvieron derrapando a la puerta de Badger's Burgers, un garito depatatas fritas del lugar, de calidad discutible. Siempre era sensato morder concuidado la hamburguesa por si todavía estaba congelada. Mo obstante, el

atractivo de Badger's era que tenía videojuegos al fondo, y que Badger te dejabaquedarte todo el día si le comprabas aunque solo fuera un sobrecito de salsa detomate.

Los chicos bajaron de las bicis y, si hubiese habido un poste, las habríanatado a él. Paudie fue el primero en entrar y sacar un fajo de billetes de cincodel bolsillo.—¿Qué tal vamos, Badger?Badger, un personaje desgarbado con una mata de pelo rizado y pelirrojo,

gruñó un saludo y luego siguió quitando un pelo de una salchicha que se estabafriendo.—Hamburguesas y patatas para todos, ¿verdad?Benny asintió, aunque su estómago le suplicaba que dijera que no. No

podía. Era casi como un rito de iniciación.—Eso es, Badger —dijo Paudie—. O sea, que serán cinco hamburguesas y

cinco de patatas.Badger gruñó un «sí».—Yo quisiera la mía bien hecha, por favor—saltó Babe.Badger levantó la vista bruscamente y, al hacerlo, dejó caer ceniza de su

cigarrillo sobre la parrilla.—Ah, una listilla, ¿no?—No—contestó Babe—. Solo una inspectora de sanidad.Badger gruñó.—Oh, es fantástica, ¿eh, Paudie? ¿Por qué no te la traes más a menudo?—La traería, pero sus piernecillas no pueden seguirme el paso.—¡Cállate!—¡Qué genio! Ahora no tienes a ningún perro que te proteja.Seanie sonrió con malicia.—Sí, a lo mejor la salva su novio.

Benny se rió con sorna hasta que se dio cuenta de que hablaban de él.—¡Seanie! Me estoy cansando de darte palizas.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 93/171

Eoin Colfer Benny y Babe

93

—¡Oh, no!—gritó Seanie—. Es sir Señoritingo que ha venido a rescatar a ladoncella.

Y las cosas seguramente habrían seguido así —tomándose el pelo con buenhumor y una pizca de verdad oculta— de no ser por la llegada de un tal Furty

Howlin.—¡Pero mirad quién ha venido!—sonó su voz, cargada de desprecio.Benny sintió que el estómago se le empezaba a revolver, como si un mono

estuviera tocando unos bongos ahí dentro.—Furty, chico—saludó Paudie— , ¿qué tal vamos?Furty sonrió con magnanimidad.—Bueno, no demasiado mal, Paudie.—¿Cómo te trata el mundo libre?—Mejor que el otro.

El momento de la risa nerviosa. Nadie se sentía cómodo con los chistes dela cárcel.Furty hizo un ademán con la cabeza hacia Babe y su socio.—Bueno, ¿y cuándo habéis empezado a codearos con furtivos?Paudie se puso tenso.—¿Qué?—Furtivos. Esos dos intrusos, que se presentan aquí y se ponen a rastrear

mi zona de cebos.—Las rocas son del que se las trabaja, Furty.—¿Tú qué eres? ¿Alguna clase de indio norteamericano o algo por el estilo?

Esa es mi zona y estos dos no son más que un par de sucios furtivos.Badger se enderezó tras el mostrador. Solo era un tipo flacucho, pero tenía

la mirada de ojos desorbitados de un maníaco.—¿Ves esto, Furty? —preguntó con amabilidad, sosteniendo en alto una

espátula humeante.Furty asintió.—Bueno, pues te marcaré como a un ternero de ojos castaños si no paras de

armar jaleo en mi establecimiento.Todos se sintieron unidos por la conmoción ante el hecho de que Badger se

refiriera a ese tugurio como «establecimiento». Aun así, con la hoja de laespátula humeando a través de la grasa, la amenaza resultó efectiva. Badgerreforzó la imagen espachurrando una hamburguesa con el utensilio. Un chorrode grasa y vapor salió escupido del trozo de carne.—Vale, Badger —dijo Furty—. No te sulfures. Esto puede esperar. Tengo

todo el verano. —Le lanzó a Benny otra mirada venenosa y salió delestablecimiento.—Eran cinco hamburguesas, ¿verdad? —dijo Badger, con el incidente ya

olvidado. Cuando tratas toda la temporada con los dublineses de las caravanas,

no tardas en volverte insensible.Paudie cogió la bolsa de papel que le tendían y se apresuró hacia una mesa

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 94/171

Eoin Colfer Benny y Babe

94

antes de que se le rompiera.—Espero que vosotros dos sepáis lo que hacéis metiéndoos con Furty.—Eso espero yo también—murmuró Benny.La frente normalmente despreocupada de Paudie se había arrugado.—

Ese tipo trae malas noticias. Malas noticias.Babe le dio un mordisco a su hamburguesa y la tiró a la papelera.—Olvidémonos de él. Esta es nuestra noche de marcha y vamos a

divertirnos.Benny asintió con la cabeza, sin mucha convicción.—Sí, más os vale —dijo Seanie—. Seguro que mañana Furty os mata de

todas formas.

El salón de Saint Brigid parecía sacado de una vieja película en blanco ynegro. En realidad, habría tenido un aspecto considerablemente mejor en unapelícula en blanco y negro, porque la pintura de color verde oliva queembadurnaba las paredes era horrorosa. Se trataba de uno de esos salonesmultiusos de los pueblos, utilizados para partidos de baloncesto, reuniones dela Legión de María, reuniones de granjeros haciendo propaganda política y,durante el verano, discoteca para jóvenes. Las únicas concesiones que se hacíanante el hecho de que se trataba de un baile de gente joven eran unos cuantosglobos medio desinflados que habían clavado encima de la puerta y dos focosdestellantes de color naranja, que Benny sospechaba que habían afanado de las

obras en carretera más cercanas.Pagaron sus dos libras y se dirigieron directos a la barra. Refrescos para

todos.Mientras sorbía por una cañita a rayas, Benny observó con atención su

primera discoteca. Aunque la música no sonaba todavía, había bastante gentepululando por el salón. Era fácil distinguir a los de Dublín. Todos los chicosllevaban pendiente y todas las chicas iban enseñando la tripa como jovencitasSpice Girls. Sin embargo, por muy guays que quisieran parecer, era demasiadotemprano para que nadie se aventurara a cruzar por el desierto centro del salón.

Las chicas estaban a un lado y los chicos al otro.Benny le dio un codazo a Babe.—Eh. ¿No tendrías que estar a aquel lado, duende?Babe le devolvió el codazo, un tanto forzadamente.—¿Por qué?—Ya sabes. Chicas, chicos, ese tipo de cosas.—¿Qué quieres decir, señoritingo?—Bueno, que eres... ya sabes... una chica.—¿A quién llamas...?—empezó a decir Babe, luego se interrumpió—. Ya sé

que soy una chica, idiota. Es solo que no soy una chica chica.Benny asintió.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 95/171

Eoin Colfer Benny y Babe

95

—Lo comprendo a la perfección.Babe frunció el entrecejo.—¿Y qué quieres decir con eso?—Bueno, lo que tú has dicho. Que eres una chica, pero no una chica chica.

Cintas y risitas y todo eso.—Eres un cavernícola, Bernard Shaw.—¿Has estado hablando con mi madre?—preguntó Benny, con recelo.—¿Así que crees que no puedo ser una chica?—Espera un momento, socia. Eso no es lo que he dicho.—¡Me importa un bledo que seamos socios! Puedo ser tan chica como

cualquier hombre de los que hay aquí. Eso no era lo que... Ya sabes lo quequería decir. ¡Dios Santo, Benny, me sacas de quicio!

Benny fue lo bastante listo para darse cuenta de que eso tenía poco que ver

con él.—Tranquilízate, Babe. Yo solo decía que...—¡Te lo voy a demostrar, señoritingo!—¡No tienes que demostrarme nada!—¡Eso ya lo veremos!Babe se fue indignada hacia el lavabo, la mochila le rebotaba a cada paso.

Benny suspiró. Allá iba un duende enfadado. Así pues, Babe iba a intentar seruna chica de verdad. ¡Babe! La regordeta y desgarbada de Babe Mará. Aquelloiba a ser vergonzoso.

Benny tenía que admitir que ese asunto de la disco no estaba resultandocomo había esperado. No estaba seguro de qué era lo que había esperado enconcreto, ¡pero seguro que eso no! Había estado especulando con vagas visionesde adolescentes sonrientes y modernos que meneaban el esqueleto al ritmo delos últimos éxitos y nubes de hielo seco notándoles por las rodillas. Y en mitadde todos ellos estaría Benny Shaw, que acababa de descubrir un talento naturalpara el baile. Las chicas pasarían flotando a cámara lenta, se detendrían solopara admirar las habilidades del chico de Wexford mientras giraba bajo las

luces estroboscópicas. Bonito sueño, lástima de realidad.En el mundo real, ningún chico se había movido de su asiento desde hacía

más de media hora. Estaban sentados persiguiendo las últimas gotas del fondode las botellas de refrescos, mirando con envidia a los dublineses que bailabansin ningún tipo de complejos. Porque, encima, eran guays de verdad, con todosesos giros y esos gestos de la mano como los que se ven en «Los cuarentaprincipales».

Todo cambió en cuestión de segundos en cuanto llegó el heavy metal. Antesde que los primeros compases de alguna canción de Iron Maiden hubiesen

dejado de reverberarle dentro del cráneo, Benny se vio arrastrado al centro delsalón. Como por arte de magia, todos los dublineses de la sala habían

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 96/171

Eoin Colfer Benny y Babe

96

desaparecido de la pista de baile. Un gran círculo de lugareños se puso aejecutar extrañas acciones con las manos. Era como si estuviesen afinandoguitarras. Guitarras que no tenían. Benny rezongó. «¡Oh, Dios, no! Guitarrasinvisibles no.»

En realidad era bastante impresionante. Al final de la primera estrofa, unoscincuenta adolescentes tañían las cuerdas invisibles en perfecto unísono. Erauna fantástica hazaña coreográfica. Daban fuertes patadas y golpeaban con lacabeza y cantaban los acordes de guitarra en lugar de la letra. Benny sintió unaemoción primaria en las entrañas. Primero empezó a movérsele la punta delpie, luego los hombros y, antes de que se supiera lo que sucedía, estaba dandocabezazos como cualquiera de ellos.

A la tercera canción, Benny había perdido por completo el control de símismo. Había decidido que estaba harto de la guitarra invisible y decidió tocar

la batería imaginaría. Al principio, los metálicos contemplaron su iniciativa concierto escepticismo; algo semejante a la reacción que recibió Colón al sugerirque el mundo era redondo. Sin embargo, luego los chicos vieron lasposibilidades. Se podía mantener un bonito ritmo regular en las estrofas y luegoestallar en espasmos durante los solos. Al final de Highway to Hell, la mitad de laorquesta estaba golpeando baterías imaginarias y Benny se había ganado unlugar de por vida en el círculo del heavy. 

Su danza tribal se vio interrumpida por una tanda de lentos. Volvía a ser elturno de los de Dublín, que se desparramaron por la pista bailando en serio conlas chicas. Benny no estaba seguro de si sentía envidia o asco. Un año atrás,habría dicho con pelos y señales lo que pensaba de las chicas, pero ya no estabatan seguro. Sin embargo, sí estaba seguro de una cosa: por nada del mundo ibaa atravesar la pista de baile para que cualquier jovencita lo despreciara. Bennyse pasó una lata de Coca-Cola por la frente. Por nada del mundo. Se iba aquedar ahí sentadito hasta la siguiente tanda de heavy metal. 

Paudie se dio una palmada en las rodillas.—Muy bien. Deseadme suerte.—¿Adónde vas?—Pues, no pensarás que voy a quedarme aquí sentado con vosotros,

cazurros, cuando todas esas chicas de Dublín se mueren por que las saque a bailar.

A Benny se le secó la garganta de golpe.—Supongo que no. —Esperaba con fervor que eso no fuera el comienzo de

una moda—. Buena suerte.Paudie sonrió.—¿Suerte? ¿Quién necesita suerte?«Yo», pensó Benny.Uno a uno, todos lo abandonaron y avanzaron por entre las parejas que

 bailaban hasta la fila de chicas del otro lado. Los adultos que hacían de carabinarondaban por la pista lanzando miradas cargadas de fuego eterno y azufre a

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 97/171

Eoin Colfer Benny y Babe

97

cualquiera que pareciera estárselo pasando demasiado bien. Benny se sentíapresionado para hacer ese recorrido. En ese momento, caminar sobre ascuas lehubiese parecido una opción preferible. No era justo. Estaba haciendo todo loposible por integrarse entre esos granjeros. Se había comido la hamburguesa

con pelos, había bebido un refresco con ellos y se había puesto a dar cabezazos.Pero encima le pedían que incurriera en un acto vergonzante delante de cientosde dublineses. No pensaba hacerlo. No pensaba... Al menos no de momento.

Benny fue observando a los demás tapándose los ojos con las manos. Erapatético lo que los chicos tenían que soportar solo por bailar con una chica.Paudie escogió bastante de prisa: una un poco punki, con un pendiente en lanariz. Los pobres gemelos Ahern, sin embargo, fueron rechazados por todas laschicas de la fila antes de arrastrarse abochornados hacia el lavabo.

«Ni hablar—pensó Benny—. Yo no. Prefiero quedarme solo aquí sentado a

unirme a la triste brigada del lavabo.» Iban a tener que quedarse ahí dentrohasta que terminaran las lentas.—¡Ejem!—Alguien se estaba aclarando la garganta en dirección a él. Benny

alzó la vista, casi esperando encontrarse a Furty cernido sobre él. Pero no. Erauna chica. ¡Oh, Dios mío! Era Babe, que le lanzaba una mirada desafiante—. ¿Y

 bien?Benny tragó saliva.—Bueno, yo... eh... ¿Cómo te va, duende?—¿Y ya está?—inquirió Babe—. ¿Eso es todo lo que tienes que decir?Benny quería hablar. Quería decir algo inteligente e ingenioso, pero su

cerebro todavía estaba procesando las imágenes que le habían transmitido susojos. Era Babe, la reconocía por la voz, pero no era la Babe que él conocía. Oquizá sí lo era y él no lo había sabido. «Oh, no seas bobo —se dijo— , yadiscutirás contigo mismo más tarde.»

Era obvio que Babe había llevado buena parte de una boutique escondidaen la mochila, porque se había hecho una puesta a punto como las que no seven ni en esos programas de entrevistas yanquis. Para empezar, se habíaquitado el gorro. Llevaba la rizada melena castaña apartada de la cara. Y la caraera... bueno, bonita. Benny no se entretuvo en la forma de los ojos, ni en sus

muchas pecas, ni en nada de eso. Eso se lo dejaba a Georgie. Pero sin duda eraguapa. Eso tenía que admitirlo. Había guardado la ropa holgada y la habíacambiado por un simple vestido de flores. Aunque seguía llevando lasTimberland, el único punto de unión con la antigua Babe.—Estás...—tartamudeó Benny.—¿Sí?—Pareces una chica. Igualita que una chica.Babe puso los ojos en blanco y, por un instante, Benny pensó que iba a

recibir un codazo en las costillas. Después, su socia se calmó y alzó la mano de

manera automática para arreglarse la borla del gorro.Benny le señaló a la cabeza.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 98/171

Eoin Colfer Benny y Babe

98

—En realidad no llevas...—Ya lo sé, señoritingo.—Vale, lo siento. —Benny no tenía ni idea de por qué se estaba

disculpando. Sentía que era lo más sensato.—

Me voy para allá—

dijo Babe—

. A sentarme con las demás chicas. Estaréallí, en caso de que alguien me busque. Con las chicas.—Entendido, duende—dijo Benny—. Mensaje recibido. Estarás allí. No soy

un zopenco.—A veces lo dudo—gruñó Babe, avanzando en zigzag hacia el otro lado de

la sala.Benny miró cómo se alejaba. Sintió que se estaba perdiendo algo. ¿Por qué

no podía la gente hablarse sin dobleces? Al menos con Furty sabías a quéatenerte. Las chicas, sin embargo, se pasaban todo el rato riéndose de ti y luego

te pedían que fueses su socio. Y, justo cuando creías que os llevabais bien, ellatenía que volverse esquizofrénica. Una vez, Benny había visto una película en laque una monja iba por ahí haciendo un montón de cosas santas durante el día yluego asesinaba a tipos por la noche.

Sintió un escalofrío. Era típico de él acabar con una psicópata como socia.«Aunque una psicópata guapa.» ¡Pero bueno!, ¿de dónde había salido esepensamiento? Él estaba pensando en psicópatas y, de repente, su cerebro lerecordaba que Babe era guapa.

Benny miró hacia el otro lado del salón solo para asegurarse de que noestaba alucinando con toda esa transformación. Babe lo estaba atravesando conuna mirada negra. ¿Qué sucedía? Si quería hablar con él, ¿por qué estaba al otrolado? Benny lo captó de pronto. Le golpeó en la cabeza igual que una vez habíahecho un lateral del equipo de Gorey. Aunque esa es otra historia. Babe quería

 bailar. ¡Lo que quería era bailar con él! Y quería que se lo pidiera. Benny casioyó el «ping» que hizo su remolino al ponerse de punta. ¿Qué iba a hacer? Notenía escapatoria.

Se levantó como si estuviera en las nubes. Sentía todo el cuerpo recubiertopor una capa de sudor. Imaginó un rastro de huellas húmedas que indicaban elcamino de regreso a su silla. «No pasa nada —se dijo—. No es nada serio. Tú

llega al otro lado sin llamar la atención y márcate un baile cortito. No tiene nadade malo.» Siempre que nadie llamara la atención sobre él, no pasaría nada.—¡Venga, Shaw, muchacho! —rugió Paudie, por encima del hombro de su

pareja punki. Amplificada por la acústica de la sala, la grandiosa voz delgranjero resonó como si saliera de un megáfono.—Gracias, compañero—dijo Benny, casi sin fuerza.Hasta la última persona de la sala lo estaba mirando. Sentía que las miradas

de todas las chicas que había sentadas parpadeaban sobre él. Carne fresca y ensu punto para la humillación. «Venga, chiquitín. Pídeme que baile contigo. Te

desafío.» Benny casi se sintió aliviado de tener ya un blanco.Sin embargo, Babe no le hacía caso. Él ya estaba a no más de tres metros,

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 99/171

Eoin Colfer Benny y Babe

99

yendo en línea recta hacia ella, y ella estaba mirando a un espacio lejano, comosi no tuviera ni idea de lo que sucedía. Benny respiró hondo. Ya era hora deacabar con eso. Y, de repente, se le adelantó un tipo meloso de estilo hip-hop.

Benny sintió un inesperado retortijón en el estómago al pensar que algún otro

fuera a bailar con el duende. Se echó atrás. Babe no tardaría en librarse de esechaval.—¿Cómo estás, preciosa? ¿Te apetece mover un poco el esqueleto?Babe sonrió con dulzura. Los que la conocían lo habrían tomado por una

señal de que era mejor salir huyendo. Y en seguida.—No, gracias.El jovencito no quería rendirse tan fácilmente. Tenía una reputación que

defender.—Oh, venga. No me importa que no seas más que una paleta.

Benny se estremeció. Seguro que con eso el duende se le echaba encima.Pero no. Babe actuaba como una dama.—No, gracias. Estoy bien aquí, gracias.Nuestro hombre seguía sin captar el mensaje.—Vamos, anda. Una feúcha como tú no puede catar muchas veces a un

Romeo como yo.Babe tiró como sin querer su lata de bebida y, cuando el galante Romeo se

inclinó para recogerla, lo agarró del pendiente.—Escucha, tarado —le susurró—. Si no te largas, te voy a pegar una paliza

delante de todos tus coleguitas y no volverás a bailar en esta ciudad.El pretendiente parpadeó sin estar muy seguro de si había oído de verdad

lo que creía haber oído. Una mirada a los ojos de Babe se lo confirmó. Se retiró atoda prisa, chocando con un Benny sonriente.—Yo no me molestaría, colega—le dijo—. Esa es toda una ortiga.Benny se mentalizó para la gran pregunta. Dio un paso hacia el espacio que

había quedado vacío delante de su socia.—¿Qué tal, duen... Babe?—Hola, Bernard. —¿Bernard? ¿Por qué se ponían tan formales las mujeres

cuando estaban molestas con él?—. ¿Puedo ayudarte en algo?

Benny no había estado nunca tan nervioso. Ni siquiera aquella vez en quese preparaba para el tiro decisivo de la final del condado. Ni siquiera la vez enque iba a toda pastilla por Túnez con Omar, montado en su ciclomotor. Nisiquiera la vez en que se había salpicado gasolina en la barriga, por accidente, yse había pasado todo el día convencido de que iba a explotar.—Me preguntaba...—¿Hummm?—Me preguntaba, si te gustaría, ya sabes...—No, Bernard, me temo que no lo sé.

¿Otra vez Bernard? ¿Había estado hablando con su madre?—¡Bailar!—soltó Benny—. ¿Te gustaría bailar?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 100/171

Eoin Colfer Benny y Babe

100

Babe sonrió.—Bueno, no suelo bailar con señoritingos, pero supongo que sí, visto que

me lo has pedido con tan buenos modales.Benny se quedó cortado. Creía que era él quien le hacía un favor a Babe. Y

de repente se encontró sintiéndose patéticamente agradecido. Babe lo agarró dela mano y tiró de él hacia la pista de baile. Una vez allí, se quedaron incómodos,uno delante del otro.—Bueno, ¿cómo va esto?—farfulló Benny.Babe se encogió de hombros.—No lo sé. ¿Nunca habías bailado con una chica?El muchacho repuso con desdén:—Claro que sí.—Con tu madre, ¿a que sí?—

Pues sí. Mira, es la primera vez que vengo a una disco. Ten un poco depiedad, ¿quieres?—Yo tampoco he bailado nunca con un chico —confesó Babe.—Menuda pareja formamos. Bueno, ¿qué hacen todos los demás?Observaron a las otras parejas que daban vueltas a su alrededor. Parecía

 bastante sencillo. Las manos en la cintura y un poco de balanceo. Había unascuantas parejas de viejos que se movían por los lados con un buen juego depies, giros y todo eso. Sin embargo, aquello parecía un tanto complicado. Mejorceñirse al método básico.

Murmurando una disculpa, Benny colocó las manos alrededor de la cinturade Babe. Intentó hacerlo sin llegar a tocarla. Ella, a su vez, le puso las manossobre los hombros. Hasta ahí, todo bien. Probaron con un simple balanceo.—No es muy difícil, ¿verdad?Benny asintió, con miedo a decir nada por si perdía el ritmo.—¡Pon cara de contento, ¿quieres?, por el amor de Dios!Benny estiró los labios en una mueca amarga. ¿Cómo iba a sonreír con

tantísima presión? Iban dando vueltas hacia un lado, todos los demás ibanhacia el otro, la sala parecía estar dando botes. La música salía de unosaltavoces enormes, distorsionada por el volumen. La sudadera de Benny estaba

como una esponja, se le pegaba allí donde le tocaba el cuerpo. Estaba seguro deque las manos de Babe debían de estar empapadas donde estuvieran encontacto con él. No estaba acostumbrado a tener a nadie tan cerca. La chicadebía de oír todos los sonidos que hacía su cuerpo. De repente, la barriga deBenny se puso a rugir sin parar. Unos burbujeos y unos silbidos extraños ledaban vueltas por los intestinos. Después no lograba dejar de tragar saliva. Lagarganta le hacía ruiditos ásperos con una ferocidad que jamás había conocido.Babe debía de pensar que era una especie de bicho raro.

Estuvieron bailando durante lo que les pareció horas pero seguramente

solo fueron minutos. Benny nunca se había alegrado tanto de oír Los pajaritos. Sedesenredaron con cautela.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 101/171

Eoin Colfer Benny y Babe

101

Ella tenía una extraña sonrisa en el rostro.—Bueno, vaya. No ha estado tan mal.«¡Mal! —pensó Benny—. ¡Mal! Ha sido terrible. ¡Una pesadilla! Si no

vuelvo a poner un pie en una pista de baile nunca, ya será demasiado pronto.»

No obstante, en voz alta dijo:—No, no ha estado tan mal.Volvieron a sus sillas y se encontraron con los gemelos Ahern, que ya

habían regresado del lavabo.—Todas esas chicas son unos adefesios. No bailaría con ninguna de ellas—

anunció Seanie.Sean asintió con vehemencia.—¡A mí me lo vas a decir! Son todas unas vaquillas.Babe soltó una risita.—

Supongo que hay una selección mucho mejor en el lavabo de chicos.Los gemelos quedaron abochornados. Entre los chicos existía el acuerdotácito de que nunca se cuestionaba la incapacidad de un compañero paraconseguir bailar. Y de repente Babe se convertía en una chica y empezaba aromper las normas.

Puesto que Benny volvía a estar sentado entre los chicos, el baile ya no leparecía tan horrible. Sentía el orgullo cansado de alguien que ha sobrevivido aun campamento de entrenamiento de reclutas. Los gemelos Ahern tampoco lehicieron ningún comentario. Él había alcanzado un estatus superior, al mismonivel que Paudie. Pertenecía al misterioso grupo de Los Que Han Bailado ConChicas.

Quedaba otra tanda de lentos. Para entonces, Benny ya se había preparadopara otro baile, pero los Ahern decidieron que Babe les debía una vuelta por lapista, como muy poco, por soportarla durante todo el año. En cuanto lasprimeras notas gorjeantes de  My Heart Will Go On flotaron por el salón, Sean ySeanie empezaron a pelearse por ser el primero. Ganó Seanie, que se llevó aBabe a rastras y dejó a su hermano retorciéndose en el suelo. Babe estabademasiado sorprendida para negarse. No es que se lo hubieran pedido,precisamente.

El baile fue más un ejercicio de relaciones públicas que un baile en el propiosentido de la palabra. Seanie quería demostrarles a todas las chicas que lorechazaban siempre que era capaz de conseguir una pareja para bailar. Esosignificaba que tenía que lucir a Babe cerca de todas las mujeres de la sala. Laarrastró agarrada como en un placaje de rugby mientras les gritaba de malamanera al resto de las bailarinas:—Me ves ahora, ¿no?»¡Esto es lo que te has perdido!»Podrías haberme tenido a mí si hubieses jugado bien tus cartas.

Babe lo toleró durante dos canciones, antes de remacharle la punta del piecon el talón y regresar corriendo con el grupo. Para entonces, Sean ya se había

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 102/171

Eoin Colfer Benny y Babe

102

recuperado y exigía su baile.—Ahora me toca a mí.—¿Cómo que te toca? No soy un videojuego. Que te zurzan.—Oh, venga. Has bailado con ese otro idiota.—

Ese otro idiota es tu gemelo idéntico.—¿Y qué?Babe suspiró.—Bueno, que si él es idiota... No importa. Oh, vamos. Acabemos ya con

esto.Seanie se compadeció de Benny.—Ya ves, esto es lo que pasa cuando se tiene una novia guapa.—No es mi... —empezó a decir Benny, y luego se detuvo—. Sí, supongo.

Supongo que sí.

Los chicos se iban a una barbacoa de palurdos que había en la playa.Montones de música para dar cabezazos garantizada. A Benny ya le pitaban losoídos a causa de la música de la discoteca. Casi se alegró de tener una excusapara irse a casa.—¿Te apuntas, señoritingo?—No, Paudie. Tengo que volver o esta será mi última disco del verano.—¿Babe?—Pues no. Si no estoy en casa a las once, mis padres mandarán una

patrulla de rescate por mar y aire.Paudie echó una pierna sobre su bicicleta monstruosa.—Pues vale. Ya nos veremos durante la semana.Le dio a los pedales y se fue por la calle del pueblo, con los Ahern

siguiéndolo como dos cachorros fieles.La carretera de Duncade estaba a oscuras. En cuanto se alejaron del

resplandor anaranjado de las farolas de las calles de Newford, la únicailuminación aparte de las luces de las bicis era el paso regular de la luz del faro.Un norte que les indicaba el camino a casa.

Avanzaron un rato en silencio, cogiendo ritmo. Era extraño cómo podíacambiarlo todo un bailecito. Benny se dio cuenta de que Babe no lo habíainsultado desde hacía siglos, y eso lo inquietaba mucho.

No había coches en la carretera. Hasta la hora de cerrar estaría desierta.Después, los que tuvieran que conducir cargarían sus vehículos converaneantes que no dejarían de cantar y los transportarían a sus habitaciones dehotel o a sus caravanas.—¿Y bien?—dijo Babe, al final.—¿Y bien?—

No ha sido una mala noche, ¿verdad?Benny sacudió la cabeza, intentando sacarse el heavy metal que seguía

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 103/171

Eoin Colfer Benny y Babe

103

atronándole ahí dentro.—No, no ha sido una mala noche.—Esos dos idiotas casi me rompen todos los dedos de los pies con sus

enormes pezuñas.

Benny se rió.—Ha sido gracioso, la verdad. Los chicos estaban desesperados.—¿Ah, era eso?Benny refunfuñó.—No, Babe, no es eso lo que quería decir. Es horrible. Ya no sé qué decirte

ahora que eres una chica.—¡Vete por ahí! —soltó Babe, con la voz rezumando sarcasmo—. A mí me

parecía que ibas muy bien.—Todo lo que digo resulta ser un insulto. Antes nunca te había importado,

pero ahora...—¿Ahora?—Bueno, ahora es como si insultase... ya sabes, a una chica de verdad.—Benny.—¿Qué?—¡Cállate!—Está bien.Un paseo en bici pasa de prisa cuando tienes la cabeza llena de música y

recuerdos. Benny no tenía ni idea de qué pequeños planes circulaban por lacabeza de mujer astuta del duende, pero estaba seguro de que él tenía algo quever en ellos. Al menos, eso esperaba. Ya se imaginaba las caras de los chicos deWexford cuando les informara de que había estado saliendo con una chica todoel verano. ¿Estarían celosos o asqueados? No estaba seguro. Benny sonrió en laoscuridad. No le importaba.

En un periquete, eso les pareció, ya estaban subiendo por el extremo másalejado de la colina de la iglesia y bajaron sin pedalear hasta la bomba de agua.Benny se bajó de la bici y accionó la vieja palanca. El primer chorro de agua fuecobrizo, después fluyó cristalina.—Tú primero—dijo, con galantería.

Babe se lo quedó mirando, perpleja.—Sigo siendo yo, señoritingo. Con vestido. No tienes por qué comportarte

como si fueras Lanzarote.—Está bien—dijo Benny, y metió la cabeza bajo el chorro.—Ah, bueno—suspiró Babe—. Ha sido bonito mientras ha durado.Una luz solitaria se arrastraba colina arriba. El petardeo del motor de una

moto les resonó en los oídos.—Una moto—comentó Babe—. ¿Qué hace parada ahí arriba?Benny se sacudió el agua del pelo.—¿Qué?—Hay alguien allí arriba en una moto. Parado.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 104/171

Eoin Colfer Benny y Babe

104

Benny escudriñó la penumbra. No le sirvió de nada, lo único que veía erauna luz.—¿Sabes quién tiene una moto?Babe gruñó.—

No me lo digas.—Me temo que sí. Furty Howlin.Como si con eso le hubieran dado la señal, un grito fantasmagórico perforó

la oscuridad.—¡Bennyyyyyyyyy!—¡Oh, no! ¡Se ha vuelto tarumba!—¡Baaaaaabe!Benny se montó de un salto en su bici.—¡Vamos!

Babe sacó el labio inferior.—No, no pienso huir.—Usa la cabeza, duende. Noche cerrada. Reformatorio. Sin Congrio. Sin

testigos.Babe lo consideró un momento.—Vale. Le plantaremos cara otro día.Pusieron la primera y pedalearon hacia el otro lado de la colina de la

iglesia. Era evidente y doloroso que no lograrían escapar de la moto, pero notenían más remedio que intentarlo. Por detrás de ellos, el motor de lamotocicleta cambió de tono cuando Furty le quitó el punto muerto. ¡Salía trasellos!

Benny se puso de pie sobre los pedales y los impulsó todo lo de prisa quepudo. El estruendo del motor se oía cada vez más cerca, a un paso aterrador, yla luz de la moto proyectaba las sombras de Benny y de Babe sobre la carretera.En cuestión de segundos, Furty los había alcanzado y estaba acelerando a sustalones. Para incordiarlos.—He pensado que podríamos jugar al ratón y al gato —gritó, por encima

del rugido del motor—. Vosotros dos podéis ser los ratones. Y aquí está el gato.Benny se arriesgó a mirar de reojo. Furty sostenía en alto un gato muerto en

su mano enguantada. El animal tenía el estómago aplastado y marcado conhuellas de neumático. Benny maldijo a los conductores de coches que no vencorrer a los gatos.—¡Oh, no!—masculló.De algún modo, Babe lo oyó.—¿Qué? ¿Qué pasa?—No mires—gruñó Benny—. Sigue pedaleando.Babe miró, claro que sí. ¿No miraríais vosotros también? Sin decir palabra,

agachó la cabeza y aceleró el ritmo.

Furty se echó a reír. Se puso junto a los ciclistas, agitando el gato porencima de su cabeza. Era terrorífico verlo por el rabillo del ojo y desear que no

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 105/171

Eoin Colfer Benny y Babe

105

lanzara su asqueroso misil sabiendo que lo haría. La luz de la moto le hacíaresaltar las facciones en crudo blanco y negro. Furty estaba exultante, el viento yla alegría le estiraban los labios hacia los lados en una mueca salvaje.

Benny fue el primero en recibir el golpe. El cadáver húmedo le atizó en el

hombro y lo hizo caer a la cuneta. Las espinas y las ramitas le arañaron la cara yla ropa, pero eso a Benny no le importaba, solo quería alejarse del gato. Su bicise estrelló contra el asfalto, con los radios girando en la luz de la moto. El chicose puso en pie de un salto, con la cara desfigurada por el asco. Se sacudió laropa, como si se le hubiesen quedado pegados trozos del gato.—¡Déjalo ya, Furty!—gritó, con el temblor del ultraje en la voz—. ¡Ya basta!

¿No me oyes?Furty trazó un círculo para recuperar el cuerpo del gato.—¿Ya basta? ¿Me tomas el pelo? Ni siquiera he empezado aún.

Aceleró la moto y se fue tras Babe. Benny enderezó la bici y los siguió.Furty no podía. No lo haría. A una chica no. Pero Furty podía y Furty lohizo. Babe estaba atrapada como un conejo en la luz del matón. Benny llegó

 justo a tiempo de ver cómo volcaba en la carretera, con el gato enroscado deforma grotesca alrededor del cuello. Desmontó en marcha y corrió a socorrer asu socia.—¿Estás bien?—¡Quítamelo de encima!Agarró con cuidado el cadáver pegajoso y lo lanzó por lo alto al otro lado

de la cuneta.—¡Bueno, se acabó tu estúpido juego!Furty bajó el caballete.—De eso nada, señoritingo. Esto solo os da unos segundos de ventaja. —Y

trepó por la cuneta para recuperar su arma.Benny tiró de los hombros de Babe.—¡Vamos! ¡De prisa!Babe seguía temblando.—¿Qué?—¡Tenemos que salir de aquí!

La chica se puso en pie con dificultad.—Ese...—No logró encontrar palabras para describir su indignación.—¡Eso ahora no importa! Tenemos que alejarnos de Furty.Sin embargo, Babe no pensaba marcharse sin represalias. Buscó por ahí con

desespero un palo, una roca, cualquier cosa. Su mirada aterrizó sobre la motoparada de Furty.—¡Eso!—exclamó, frotándose las manos.—¡Duende, no! ¡Solo lo empeorarás!—¡Empeorarlo! ¿Acaso podría ser peor?

Benny se detuvo. ¿Cómo podía discutirle eso?Babe apoyó el hombro contra el depósito de combustible y la hizo caer de

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 106/171

Eoin Colfer Benny y Babe

106

lado. El estrépito fue ampliado por el silencioso aire nocturno, y lo último queiluminó la luz antes de apagarse de golpe fue la cara de terror de Furtyasomando por detrás de un seto.—Métete esto en la pipa y fúmatela —gritó Babe Mará, ya no tan femenina.

Se volvió hacia Benny, el rubor de sus mejillas era evidente incluso en laoscuridad—. Bien. Vayámonos antes de que salga de detrás del seto.A Benny no hubo que decírselo dos veces. Salieron pedaleando con furia

por la carretera serpenteante. Solo los pálidos círculos de las luces de las bicisimpidieron que se metieran varias veces de cabeza en la cuneta llena de zarzas.Benny sintió una punzada en un costado. Había empezado como el pinchazo deuna aguja y luego se le había extendido por todo el abdomen como si fueraelectricidad. Tenía que seguir adelante. Recobrar energías.

El sonido de los reniegos de Furty atravesaba el viento y llegaba a sus

oídos. Benny sonrió con denuedo. A lo mejor tendría que pagar un precio muycaro por ese pequeño gesto. La moto volvió a lanzarse en su persecución. Bennyhabría jurado que sentía sus vibraciones por el asfalto. Al menos esta vez Furtyiba sin luz.—Benny—siseó Babe—. Apaga la luz. ¡De prisa!Benny obedeció y el mundo quedó envuelto en la oscuridad, incluso la luz

de la luna parecía demasiado débil para llegar a la tierra.—¡A la cuneta!Benny dudó un instante. Ya había estado en la cuneta y no había sido una

experiencia agradable. Lo sopesó frente a que le embutieran un gato muerto porla garganta. Tras reflexionarlo, la cuneta no le pareció tan horrible.

Bajaron hacia la misteriosa vegetación del borde de la carretera arrastrandolas bicis tras de sí. En el fondo del canal, un charco lodoso los hizo chapotearcon los zapatos y los pringó hasta las espinillas. Las hojas mojadas les daban enla cara y cientos de insectos y bichos arrastrados por el viento se les aferraban acualquier trocito de piel al descubierto.—Bonita idea, duende.—Cállate. Ya llega.Benny contuvo la respiración y usó su cuerpo para ocultar el cuadro

 brillante de su bici. «Abrillanta la bicicleta —le había dicho su padre— , así teverán de noche.» «Muchas gracias, papá.»

Furty pasó rugiendo junto a ellos, una sombra oscura y voluminosa. Bennypudo distinguir la forma del gato, que colgaba fláccida de su puño izquierdo.Volvieron a ver sus facciones cuando pasó el haz de luz del faro. Una máscarade frustración y odio.—¿Qué le ha pasado a ese tío? —volvió a preguntarse Benny—. Antes

éramos amigos.—¡Chisst! ¡Que vuelve!

El rugido del motor se hizo más fuerte. Era obvio que Furty se habíapercatado de su pequeña estratagema.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 107/171

Eoin Colfer Benny y Babe

107

—¡Bennyyyyyy! ¡Baaaaaabe! ¡Sé que estáis cerca! ¡Os encontraré!Benny contuvo el impulso de darle un manotazo a una araña que se dirigía

a un agujero de su nariz.—¡Salid y plantadme cara! ¿Sois unos gallinas o qué?

Benny sintió que Babe se ponía tensa. Estaba lo bastante loca como parasalir ahí afuera. Le puso una mano en el hombro.—No—susurró, sin apenas aire—. No, Babe.La chica se relajó y volvió a hundirse en el agua salobre.Furty aminoró la velocidad, iba muy despacio, los neumáticos crujían sobre

la grava.—Sé dónde estáis. Lo sé exactamente. Os daré diez segundos de ventaja,

¡luego voy a por vosotros!Era un farol. Tenía que serlo.

Y entonces Furty se plantó allí, justo delante de ellos. Su cuerpo parecíapetrificado a la luz del faro. Con la nariz levantada, como si pudiera olfatearlos.Benny y Babe se abrazaron para darse valor. La mirada de Furty se movía comoun periscopio, escrutando cada centímetro de matorral. Tenía que verlos. ¡Teníaque verlos! Estaban agachados a menos de un metro de la rueda delantera de lamoto.—Bueno, muy bien. Allá voy. Uno, dos… Empezó la cuenta atrás. Lenta y terrible. Benny se echó a temblar. A lo

mejor Furty sí sabía dónde estaban. A lo mejor los veía con tanta claridad comosi fuera de día. Se dijo que no, que la gente como Furty nunca da ventaja, que sisupiera dónde estaban ya estarían catando el gato muerto.—... ocho, nueve, ¡diez! ¡Allá voy!Pero no fue, porque todo había resultado ser un farol.—¡Al infierno con los dos! —renegó—. Tengo cosas mejores que hacer que

pasarme aquí toda la noche. Pero no os preocupéis, siempre queda el mañana.Después de eso, le dio al acelerador de la moto, puso la primera y salió

rugiendo hacia Duncade.No se dijeron nada durante varios segundos. Podía ser un truco.—Lo odio, y no te miento—dijo por fin Benny.—Yo también —repuso Babe, mientras salía de la cuneta. Sacudió con

repugnancia las Timberland empapadas—. Ha conseguido quitarle lo bueno ala noche, ¿no?—Pues sí.Fueron pedaleando sin decir nada, todavía convulsos por los

acontecimientos de la velada.—Vamos a tener que pensar en algo.—Ya lo sé, pero ¿el qué?Benny se mordió el labio.—No lo sé. Tendré que preguntarle al abuelo.—¿Y tu padre?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 108/171

Eoin Colfer Benny y Babe

108

—¿Mi padre? No. Solo iría a casa de Furty y echaría la puerta abajo.Tenemos que ocuparnos nosotros.—Conforme.Benny se preguntó qué estaban haciendo, decidiendo que se ocuparían de

Furty ellos solos. Su padre no había podido con él. La policía tampoco, y nisiquiera el reformatorio parecía haber hecho muy buen trabajo. Sin embargo, losvalientes de Benny y Babe iban a arremeter contra él. Una locura. Una completalocura, pero al mismo tiempo tenía muchísimo sentido. En cuanto los padres semetieran de por medio, las cosas se exagerarían de forma desmesurada. Paraempezar, no habría más discoteca. Y tampoco nada de ir a las rocas. Sin dudasurgiría una rencilla entre los Shaw y los Howlin. Al cabo de seis generacionesya no recordarían por qué se mataban unos a otros. Sin embargo, preguntarle alabuelo iría bien. Él no era un adulto. No del todo. Él estaba por encima de todo

eso.—¡Oh, no!—gruñó Babe, cada vez menos femenina.—¿Qué pasa?—preguntó Benny, alarmado.—Las galletas—respondió ella—. Nos las hemos dejado detrás de la bomba

de agua.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 109/171

Eoin Colfer Benny y Babe

109

GAFAS DE BUCEO Y ALETAS

El abuelo estaba fijando un rodamiento en la lente del faro cuando fueron averlo.—Capitán, ¿tienes un minuto?—Pues no —contestó Paddy Shaw, con un destornillador entre los

dientes—. Tengo trabajo.—Señaló a la consola—. Aprieta ese botón azul.El dedo de Benny se movió sobre el complicado despliegue de mandos.

Escogió uno.—¡No, por el amor de Dios, no! ¡Ese es el de autodestrucción!Benny apartó la mano de golpe.Babe sacudió la cabeza, asqueada.—Imbécil.—Venga, subid aquí los dos—dijo el abuelo, entre risas.Subieron los escalones de metal que llevaban al faro en sí. Era como estar

 junto a una bombilla gigante. El mundo exterior se deformaba y se difuminabaa través de las lentes que tenía instaladas. El escaso destello del sol irlandés casiparecía mediterráneo.—Caray—dijo Babe.—Y que lo digas, retaco —dijo el abuelo, mientras atornillaba un panel para

tapar un entramado de cables—. Bueno, ¿cómo fue el bailoteo de anoche?Contadme, venga, ¿sois mods o sois roqueros? —Guiñó un ojo para demostrarque estaba en contacto con la generación más joven.—Abuelo, tenemos un pequeño problema.—Furty Howlin, ¿a que sí?Benny parpadeó.—¿Cómo lo sabías?—Me lo ha dicho Jerry Bent—contestó el abuelo, muy serio.Babe resopló.—Pero si solo dice «mariposas».—Imbécil—soltó Benny, con una risilla.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 110/171

Eoin Colfer Benny y Babe

110

—Este pueblo es pequeño. Todo lo ve alguien. La otra mañana me percatéde la pequeña confrontación en el arco. ¿Qué problema tiene?—Dice que le robamos sus cebos.—El ladrón es él —interpuso Babe—. Está colocando trampas de cebos por

todas partes.—Trampas de cebos—repitió Paddy Shaw, con mala cara—. Eso son malas

noticias. Dan mal nombre a todo el pueblo.—Intenta echarnos del negocio.—Bueno, tal como él lo ve, vosotros lo estáis echando del negocio a él.—¿Qué?El abuelo se sentó junto a ellos en la estera de goma.—Dejadme que os explique una cosa de Furty Howlin. Desde que salió de

Saint Julian, les ha pedido trabajo a todos los capitanes en un radio de treinta

kilómetros. Nadie quiere saber nada de él. Con el agotamiento de las reservasde pesca ya es bastante complicado llegar a final de mes sin tener en cubierta aalguien de quien no te fías.—Es culpa suya—interrumpió Babe.El abuelo asintió con la cabeza.—A lo mejor sí. Pero para un chico de campo de dieciséis años, no ganar

nada es una gran lacra. La mayoría de los chicos de su edad llevan a casadoscientas libras a la semana. O sea, que para él los cebos son el último recurso.Y ahora ni siquiera lo tiene para él solo.—Bueno, ¿y qué se supone que debemos hacer? ¿Dejar los cebos porque

Furty está deprimido?El abuelo sonrió.—Dios, retaco, veo que eres una caradura. ¿Alguna vez has pensado en

dedicarte a la psiquiatría?—No. Estoy dedicando toda mi energía al salto de altura.—Empiezo a ver por qué quiere estrangularos Furty.Benny estaba empezando a sentirse algo frustrado con todas esas pullas.

¿Acaso no podía nadie que él conociera tener una conversación seria?—Abuelo, ¿vas a ayudarnos o no?

Paddy Shaw se rascó pensativamente la barba de tres días.—Verás, Benny. Dentro de todos nosotros hay un poder. Una fuerza. Usa la

fuerza, Luke... Quiero decir, Benny, usa la fuerza.Babe escondió la cara entre las manos.—Creía que los pescadores eran demasiado duros y curtidos para robar

frases de películas yanquis.—¿Qué frases?—protestó el abuelo.—Venga, abuelo. Esto va en serio. Anoche nos persiguió con un gato

muerto.

El abuelo se encogió de hombros.—Ya, ¿y corre muy de prisa un gato muerto?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 111/171

Eoin Colfer Benny y Babe

111

Benny contó hasta diez.—No nos persiguió con un gato muerto. Nos lo lanzó.—Ah.—Bueno, capitán —dijo Babe— , ¿hay alguna posibilidad de que nos des

algún consejo o sería mejor que fuésemos a hablar con Jerry Bent?—Ya entiendo por qué vas con esta jovencita, Benny. Es un verdadero

encanto.—Tendrías que verla jugar al hurling. —¿Ya habéis terminado?El abuelo se limpió la grasa de los dedos con un trapo.—Necesitáis encontrar algo que vosotros podáis hacer, pero que Furty no.

De esa forma no competiréis con él.—¿Como qué?—

No lo sé. Algo que tenga que ver con cebos. No os retiréis por completo.Adaptaos. Esa es la clave de la supervivencia. El pescador irlandés es el ejemploperfecto.

Sabían que se avecinaba una batallita, pero el abuelo los hizo esperarmientras se liaba un cigarrillo delgado como un lápiz.—Allá por los años cincuenta, en Duncade los peces salían del agua a

saltos. La caballa entraba en el puerto unas veinte veces al año. Todo lo quehabía que hacer era echar un cubo al agua con una cuerda y conseguías unascuantas docenas de caballas. Los peces, que son las criaturas más estúpidas dela creación, ni siquiera sabían salir nadando con la marea, de modo que, cuandoel muelle se vaciaba, morían a miles. Era como una manta plateada que cubríala arena. Los destellos se veían desde las islas Saltee.

El abuelo le dio una calada al cigarrillo, con la mirada perdida en elrecuerdo.—Sí, y entonces llegaron a nuestras aguas todas esas barcas pesqueras

europeas que acabaron con las reservas, y los vertidos de las fábricas, por nohablar de la caída de los precios. Una raza menor habría sido erradicada. Losirlandeses, por el contrario, no. De ninguna forma. ¿Qué es lo que hicieron?—Se adaptaron—entonaron Benny y Babe de forma automática.—Pues sí. Eso es lo que hicieron. Fuimos a por los crustáceos. Mejillones,

langostas, gambas, cangrejos y cigalas. El marisco crece de lo lindo con un pocode contaminación. Mutan y se convierten en gigantes. ¿Veis lo que quiero decir?

Miradas en blanco.El abuelo suspiró.—Lo que quiero decir es que no abandonaron la pesca por completo. Solo

cambiaron un poco su objetivo.Babe enarcó una ceja.—¿Y eso cómo nos ayuda exactamente?—¿Qué podéis hacer vosotros que Furty no pueda hacer?—Yo qué sé. Tiene que haber algo.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 112/171

Eoin Colfer Benny y Babe

112

—Bueno, pues pensadlo. Seguro que a un par de listillos repelentes comovosotros se les ocurre alguna cosa.

El abuelo bajó los peldaños hacia la plataforma.—Aquí hay algo que suele ayudarme a pensar.

Retiró una cubierta protectora y apretó un botón rojo. Poco a poco, laspoleas que movían la lente cobraron vida. Benny y Babe se quedaronparalizados mientras los paneles gigantes de cristal biselado se movían a sualrededor. El mundo se transformó. Las nubes se derramaron sobre lasmontañas como vetas de pintura colorida. La luz del sol se reflejó en los bordesdel cristal y estalló en un brillo irisado. Benny ya lo había visto cientos de veces,pero ¿cómo podía nadie cansarse de semejante vista? Para Babe era la primeravez.—Nadar—dijo Benny, cuando la cúpula se detuvo al fin.—

¿Hummm?—

profirió Babe, aún un poco atontada por la experiencia.—Bueno, por lo que yo recuerdo, Furty Howlin siempre ha detestado

meterse en el agua. No sabe nadar.Babe enfocó la mirada, una sonrisa astuta le cubría el rostro.—Hummm—dijo, pensativa.

Un pescador que no sabía nadar. Pensaréis que se trata de un punto delargumento del todo inverosímil. ¡Pues no! Un porcentaje sorprendentementealto de marineros creen que da mala suerte aprender a mantenerse a flote en

alta mar. No solo no saben nadar, sino que ni siquiera permiten que hayachalecos salvavidas en sus embarcaciones. Si sabes nadar, solo estás tentando ala suerte para que te envíe una tormenta y te obligue a hacerlo. No es una lógicamuy propia del señor Spock. Sin embargo, a pesar de las estadísticas y deltriunfo de la ciencia sobre la superstición en muchas áreas, un gran número depescadores nunca han sumergido el cuerpo en nada más grande que una

 bañera.Benny y su socia estaban sentados en el puente de Horatio, dejando colgar

las piernas en el vacío. Por insistencia de Babe, habían llevado consigo el equipo

de buceo. Las corrientes batían la marea y la espuma amarillenta volaba hacia elcielo con el viento.—Antes nunca había sido amarilla —comentó Babe—. Es por todas esas

fábricas de la costa que vierten toda clase de productos químicos al mar.—Eso es ilegal, ¿verdad?Babe le dirigió esa mirada de «los señoritingos de ciudad sois bobos».—Sí, claro. Es ilegal. Supongo que eso quiere decir que nadie lo hace, ¿no?Congrio dio un pequeño ladrido para mostrar que estaba de acuerdo e

intentó tirar a Benny por el borde.—

¡Eh, chucho! ¡Pensaba que ya éramos amigos!—Eso ha sido amistoso. ¿Recuerdas lo que le hizo al congrio?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 113/171

Eoin Colfer Benny y Babe

113

Benny asintió.—Cierto. Bueno, explícame otra vez ese plan.Babe se frotó las sienes. ¿Por qué no pillaban nada a la primera los

señoritingos?—

Tu abuelo dijo que encontráramos algo que Furty no pudiera hacer.¿Verdad?—Verdad.—Y tú dijiste que no sabe nadar.—Vale. Hasta aquí te sigo.—Y nosotros sí sabemos nadar.—Cierto.—O sea, que deberíamos usar esa habilidad en nuestro provecho.—¿Sí?

Babe señaló al caldero turquesa que tenían debajo.—O sea, que aquí estamos.Benny arrugó el entrecejo.—Creo que ahí te has saltado un paso, duende.Ya volvían a insultarse otra vez. Aunque no con el rencor de antes. No

desde la discoteca. Entre los dos se había establecido un vínculo gracias altrauma de haber sido tocados por el minino muerto. Eso y el baile. Benny se diocuenta de que Babe había dejado en casa el gorro de lana. Parecía que ya erauna chica permanentemente. ¿Eso era bueno o malo? Bueno. Bueno sin lugar adudas.

Babe suspiró.—Mira ahí abajo, señoritingo. ¿Qué ves?Benny miró entre sus Reebok. Seis metros más abajo, el canal se ensanchaba

en una charca ovalada. Unos salientes en forma de herradura descendían hacialas rutilantes profundidades. Destellos de una fosforescencia azur y esmeraldaatravesaban la superficie.—Eh... Agua.—Buf.—Bueno, ¿qué se supone que tengo que decir?—Mira debajo de tu trasero, señoritingo.Benny buscó bajo sus vaqueros. Sobre la roca había escrito un número siete

con pintura al agua blanca, y una estrella.—¿Y?—Esos números son marcas. El siete les dice a todos los dublineses que esta

roca de aquí es buena para pescar. La estrella significa que es una zona segura.No hay orificios ni olas extrañas. Este sitio está abarrotado todas las noches.—Eso a nosotros no nos sirve de mucho, visto que la charca nunca se vacía,

ni siquiera cuando baja la marea.

Babe se dio una palmada en la frente.—Bueno, sí, pero sabemos nadar, ¿verdad?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 114/171

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 115/171

Eoin Colfer Benny y Babe

115

Babe se puso de pie, dio media vuelta y saltó al agua hacia atrás. Unagujero con forma de Babe apareció en la espuma. Y, por supuesto, la espumaque había estado en ese agujero salpicó a Benny. Un grumo le aterrizó inclusoen el tubo de buceo y le bajó hasta la boca. El chico escupió y se rascó la lengua

con los dientes.Congrio se tiró desde un saliente elevado. Hizo el molinillo Heno deentusiasmo en pleno vuelo y luego se zambulló junto a su ama. Al zambullirse,naturalmente, salpicó a Benny por completo. Al menos le quitó de encima laespuma.

Benny tomó una honda bocanada de aire con sabor a goma por el tubo. Elperro lo había avergonzado. A nadie le importaría que Congrio llevara unabrigo de pieles encima y que por eso no sintiera el frío del agua. Solo se reiríanporque un perro se había metido antes que él.

Fue dejándose caer del saliente. El agua iba subiendo por su cuerpo comoun cuchillo gélido. Su respiración se hizo más corta. Benny estaba convencidode que del tubo de las gafas debían de salir nubes cristalizadas.

Babe había cruzado la charca y estaba sentada en un saliente bajo el puente.El suave oleaje la alzaba y la bajaba como si fuera el latido de un corazóngigante. Benny fue pataleando hacia ella, contento de librarse de los dedospegajosos de la espuma.—Ahí abajo —comentó Babe con los labios azules—. Los chicos lanzan el

sedal desde la señal, justo debajo del puente. Es un buen lugar si se consigueacertar. Aunque peligroso. Demasiado lejos y te enredas en las rocas. Si norecoges carrete lo bastante de prisa, el cebo se arrastra hacia las algas.

Benny escupió la boquilla del tubo.—Esperemos que así haya sido.Se colocaron bien las gafas de bucear y miraron bajo la superficie. El musgo

naranja reflejaba la luz del sol. Cualquiera habría dicho que el agua estabatempladita y rica, si es que no estaba allí dentro. No había mucha vida. Unoscuantos bichejos se escabullían por las zonas arenosas y algún que otro espadínnadaba a lo largo de la pared de roca.

Benny se separó de la roca con una patada y flotó boca abajo, remando con

las manos para mantener su posición.—¡Veo uno! —dijo, o quiso decir. Como tenía el tubo metido en la bocaza,

lo que dijo en realidad fue: «¡Eo uo!».Respiró hondo, lanzó las piernas hacia arriba y estiró todo el cuerpo como

una barra de acero. Su forma «acuodinámica» lo llevó directo hacia el fondo. Elfrío lo envolvió al instante. El frío y la presión. Sintió un leve dolor en los oídosy una faja invisible que le comprimía el pecho. Tuvo treinta segundos antes deque esa faja lograra sacarle todo el aire de los pulmones.

Bajo la superficie caldeada por el sol había un mundo diferente. Un mundo

que no se podía comprender viéndolo en la televisión. A lo mejor se podía notarel cambio de luz, pero jamás se podrían apreciar los pinchazos instantáneos de

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 116/171

Eoin Colfer Benny y Babe

116

un millón de puntitos de carne de gallina en la piel, ni cómo el cuerpo se veíaarrastrado de vez en cuando por corrientes irresistibles.

Benny pataleaba, las aletas multiplicaban la fuerza de sus piernas. Poco apoco expulsó por entre los labios el aire, que subió a la superficie como en una

cadena. El agua se resistía a su presencia, intentaba propulsarlo hacia arriba,pero él se impulsó con más fuerza y bajó como el rayo hacia el lecho marino.El destello que había visto era una cucharilla dorada, con su triple anzuelo

atrapado en una cornisa de rocas afiladas como cuchillas. El que lo hubieseperdido había protagonizado una lucha tremenda y casi había enderezado unode los anzuelos. Benny lo desenganchó con cuidado y luego dejó que el aire desus pulmones lo llevara hacia arriba. Babe flotaba por encima de él, sus pálidasextremidades ondeaban con pereza, y Congrio pedaleaba en círculosdesiguales. Benny contempló la tierra y el cielo plegándose allá arriba, como si

los viera reflejados en un espejo de feria. Por un momento creyó que podríaquedarse en ese reino subacuático para siempre. Jamás necesitaría oxígeno ynunca pasaría frío. Luego su cerebro le recordó que probablemente era la faltade oxígeno lo que hacía que pensara esas tonterías, para empezar.

Irrumpió en la superficie e inspiró una bocanada gigante de aire.—Mira—dijo, sin aliento—. Una cucharilla dorada.Sin embargo, Babe ya no estaba allí... Benny había emergido justo a tiempo

de ver las puntas de sus aletas meterse bajo la superficie. El chico nadó hacia los bajíos y dejó el cebo con cuidado por encima de la línea de la marea. Como decostumbre, Babe tenía razón, aquello era una mina de oro. Y Furty no podíaestar celoso. No le hacían la competencia. Él no podría llegar nunca a ese sitio, yseguramente tampoco querría.

Furty iba riéndose entre dientes por el episodio del gato muerto. Era loprimero que le provocaba una sonrisa sincera desde que había salido. Habíahecho callar a aquellos dos. Ni siquiera a Babe Mará se le había ocurrido uncomentario listillo para esa situación. Aunque lástima del gato. A Furty legustaban los gatos. Los admiraba por su independencia y su astucia. El típicogato sobrevivía gracias a su ingenio. Un gato no necesitaba que ningúnestúpido capitán de pesquero le diera trabajo, y desde luego no esperaba que

ningún padre vago e inútil se ocupara de él. Furty decidió que, si pudiese serun animal, le gustaría ser un gato. Se estremeció. ¿Qué clase de porquería eraesa? ¿Que le gustaría ser un gato? Esa era la clase de tonterías fantasiosas conlas que no paraba de dar la lata la madre de los Shaw. Él no era un gato y nuncalo sería, así que no tenía sentido fabricarse historias estúpidas en la cabeza.

Furty estaba de mejor humor por el hecho de que había conseguido un botín bastante decente en las rocas. Había llegado convencido de que los otrosdos las habrían dejado peladas, igual que hace una gaviota con una cabeza depescado. Sobre todo porque se había dormido y había perdido la primera

marea. Ya era media tarde cuando cruzaba el arco, convencido con desalientode que lo único con lo que regresaría serían unas cuantas plumas oxidadas y lo

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 117/171

Eoin Colfer Benny y Babe

117

que se hubiese enganchado en su trampa. Al contrario de lo que habíaanunciado con jactancia, seguía rebuscando por las rocas además de echar latrampa. No podía creer la suerte que estaba teniendo cuando recogió un alemángigante de entre las algas de la charca de Babby. Estaba allí tirado, apenas

escondido entre las algas varadas. Esos dos debían de estar más ciegos que untopo si no lo habían visto.Una idea le vino a la mente. A lo mejor sus tácticas de terror habían

funcionado de verdad. ¿Era posible que de veras los hubiese asustado? Furtyparpadeó. No podía ser cierto. Por lo que él había experimentado, sus pequeñosplanes siempre le habían dado como fruto represalias y nada más. Sin embargo,a lo mejor esta vez... A fin de cuentas no estaba enfrentándose a ningún tipoduro, tan solo a un par de intrusos bocazas. A lo mejor lo del gato los habíaconvencido. Furty se dio cuenta de que no se sentía mejor. Seguía enfadado.

Solo que no estaba seguro de con quién.No entró directamente en su casa, la rodeó y fue al cobertizo de detrás.Aquel cobertizo había sido un taller bastante impresionante. Todos los

chicos del pueblo le llevaban cosas rotas a su padre para que se las arreglara.Un motor de fueraborda, una brújula de latón o, en una ocasión, un rifle decaza. No importaba lo que fuese. Su padre lo miraba y decía: «Ni hablar, no hayforma de que pueda arreglarlo», y luego desaparecía en el cobertizo y se pasabaallí la mitad de la noche. Su madre se ponía pesada, pero a la vez estaba medioencantada.

Furty cogió una vieja lata de galletas. Los metales estaban oxidados y noservían de nada. El sitio se había convertido en un vertedero. Su padre llevabaaños sin hacer nada. Ya habían llegado al punto en que los antiguos amigos desu padre habían dejado de intentar convencerlo para que volviera a trabajar.

Furty tiró de una lona impermeabilizada y buscó a tientas su caja de cebos.Incluso antes de abrirla, supo que había sucedido algo. Debería pesar,arrastrarse por el suelo. Debían de haber más de doscientos cebos allí dentro.Furty no había vendido ninguno. Ni uno solo. Los estaba guardando para el finde semana del puente. No solo había estado rebuscando durante semanas porlas rocas de Duncade, sino que había ido en moto hasta Slade, y también a

Duncannon.El plan era forrarse y conseguir lo suficiente para la fianza de una

habitación amueblada en Dublín. Había conocido a un tipo en Saint Julian, undublines que sabía de alguien con habitaciones baratas. Un nuevo comienzo.Lejos de borrachos, de pescadores y de sabelotodos de pueblo. En Dublín seríasolamente el bueno de Furty Howlin. Furty Howlin con un futuro y sin pasado.

Sin embargo, la caja no pesaba. Pesaba tan poco que bien podría estar vacía.Furty sintió que la palidez le cubría el rostro. No podía ser. Sacó la caja. ¡Estabavacía! ¡Vacía! Cerró los ojos un buen rato y volvió a mirar. Seguía vacía. Su

pesadilla se había hecho realidad.Sabía lo que había sucedido. Su cerebro se lo decía y también se lo decía su

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 118/171

Eoin Colfer Benny y Babe

118

estómago revuelto. Lo mismo que había sucedido con todas las joyas de sumadre. Lo mismo que había sucedido con la colección de discos del propioFurty mientras había estado fuera. Lo mismo que había sucedido con todo lo devalor de la casa.

Furty lanzó la caja sobre el agrietado suelo de cemento. Pero con eso no bastaba. La rabia ya se había apoderado de él. Cogió una palanca oxidada y tirótodas las herramientas de los estantes. Hizo añicos la ventana y destrozó el

 banco de trabajo hasta que se hizo daño en los brazos. Con lágrimas cayéndolepor la nariz, Furty entró en la casa hecho una furia.

Su padre estaba desplomado en un sillón raído frente a una chimenea fría.—¿Dónde están mis cebos?—inquirió Furty.

 Jonjo Howlin levantó un párpado caído.—¿Qué hay, hijo? Un buen día, ¿eh?—

¡Eso qué importa! ¿Y mis cebos? ¿Qué has hecho con ellos?—¿Cebos? ¿Qué cebos son esos?—¡Los cebos del cobertizo! ¡Ya sabes de qué te estoy hablando!

 Jonjo Howlin se pasó la lengua por los dientes y se estremeció a causa de susabor.—No me obligues a levantarme ahora del sillón, hijo. Aún no eres

demasiado mayor para una paliza con el cinturón.Furty dio un bufido.—Sí que soy demasiado mayor. Demasiado mayor, al menos para ti. Y no

creo que nada lograra que te levantaras del sillón, a no ser un milagro.Su padre sacudió la cabeza.—No me tienes respeto. Ese ha sido siempre tu problema. No tienes respeto

por nada. — Jonjo Howlin sacó una botella de whisky de detrás del cojín y sesirvió un trago tembloroso.—Ese es del  bueno —exclamó Furty—. ¿De dónde has sacado el dinero

para comprarlo?—¿Hummm?—El whisky. ¿Cómo has podido permitírtelo?Su padre lo examinó con curiosidad. Para su cerebro aturullado, ese era el

principio de una nueva conversación. Furty estaba convencido de que amenudo Jonjo Howlin no reconocía a su propio hijo.—¿El whisky?—Sí. ¿De dónde has sacado el dinero?

 Jonjo se concentró.—¿El dinero? Ah, he vendido una caja de cebos viejos que había en el

cobertizo. Un turista estúpido me ha dado un billete de diez por ellos. El muyidiota.

Furty se estremeció. Su futuro se había esfumado. Vendido por una botella

de whisky. Una pequeña fracción de su valor. Tardaría meses en volver aacumular las existencias. Sobre todo con competencia. Furty sintió que le

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 119/171

Eoin Colfer Benny y Babe

119

abandonaban las ganas de luchar. Dejó caer los hombros, agachó la barbilla. Supropio padre.

 Jonjo Howlin le dio otro tiento al licor.—Anda, hijo. Haznos unas judías con tostadas, ¿quieres? Tengo un poco de

gazuza después de todo el día.Furty asintió con la cabeza, derrotado.—Vale, papá. Judías con tostadas.—Buen chico. No eres tan malo como me quieren hacer creer algunos.Furty se arrastró hacia la cocina. Sabía que tendría que zarandear a su

padre para despertarlo para la cena y seguramente llevarlo después a la cama.Entonces tendría toda la noche para llorar la pérdida de su colección de cebos.Tendría que empezar desde cero. No había vuelta de hoja. Se detuvo, su manose dirigía hacia la puerta de la nevera. No había vuelta de hoja, a no ser...

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 120/171

Eoin Colfer Benny y Babe

120

PEDIRLE PERAS AL OLMO

La idea del buceo resultó ser todo un éxito. Babe reclamaba los honores,puesto que la idea había sido suya. Benny también reclamaba los honores,puesto que había sido su abuelo quien los había animado a pensar en una ideay a él se le había ocurrido lo de nadar. Benny, claro está, era un antiguo maestroen exigir reconocimiento por cosas con las que solo estaba ligeramenterelacionado. ¡Una vez había reclamado los honores de un gol porque era élquien se había lanzado para conseguir el tiro libre!

Esa primera mañana lograron rescatar treinta y seis cebos vendibles de lacharca. Casi otros cincuenta estaban demasiado estropeados por el agua del marpara tener ningún valor. Algunos, sin duda, llevaban años sumergidos. Fue ungolpe tremendo para la empresa Shaw-Mara. Habían logrado incrementar sumedia de hallazgos sin pisar a nadie. Furty tenía las rocas; ellos tenían la charca.Todos estaban contentos. Bueno, al menos esa era la teoría.

Y el pequeño bote de Benny no cesaba de crecer. Despilfarraba un poco decalderilla en helados de chocolate y en la discoteca, pero Benny Shaw, engeneral, resultó ser más bien como el avaro señor Scrooge. De haber entendidoel chiste cuando Georgie le preguntó cuántos espíritus lo habían visitado lasúltimas Navidades, Benny le habría dado unos cuantos golpes.

 Jessica Shaw estaba empezando a preocuparse por su hombrecito. Laeuforia que había sentido al saber que Benny había conocido a una chica habíapasado en cuanto conoció a Babe. La zagala del lugar no solo no era tan...

 bueno, femenina como le habría gustado, sino que Bernard parecía estartransformando a Babe en un modelo en miniatura de sí mismo. Cuando noestaban en las rocas sacando cebos de las algas, estaban sacándose chispas eluno al otro jugando al hurling. No eran exactamente Romeo y Julieta. Eran más

 bien como Bonnie y Clyde.Así pues, decidió que dependía de ella inyectar algo de cultura en su

existencia primitiva. Jessica estaba convencida de que les encantaría en cuantole encontraran el gusto. Bueno, no estaba convencida del todo, pero Benny se lo

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 121/171

Eoin Colfer Benny y Babe

121

agradecería en su discurso de los Oscar.Los socios en cuestión estaban dándole unos golpes a la sliotar en los pastos

de las ovejas, para gran molestia de sus inquilinas, que estaban hartas de quelas acribillaran con la pelota de hurling. 

Babe tenía problemas con la recepción.—No tienes por qué cavar una trinchera, ¿sabes? —gritó Benny, ya que

Babe había vuelto a enterrar el extremo del hurley en el estiércol.—¡Cuidado, señoritingo!Benny hizo girar la bola sobre su hurley con indiferencia.—¡Mira, ese es el problema que tienes!—¿Cuál es el problema que tengo?—Es como lo de paletos y señoritingos. Vosotros, quiero decir los granjeros,

sois lo que yo llamo «bucaneros». Os abalanzáis, babeando, y le dais a la pelota,

o a las piernas de alguien, o a lo que resulte estar en medio. No tenéisgracilidad, no tenéis sutileza.Babe lo abucheó.—Te has leído un libro, ¿a que sí?—¡Que no!—exclamó Benny, a la defensiva.—¿Vas a enseñarme esa recepción con la que no dejas de darme la lata o me

vas a dar otra charla?A Benny no le gustó nada que lo acusaran de culto, así que decidió hacer

una demostración.—Mira.Colocó la sliotar sobre una mata de hierba y dio varios pasos atrás. Trotó

hacia la pelota con el hurley rozando casi el suelo, pero, en lugar de darle a lasliotar desde abajo y alzarla, golpeó la pelota por arriba y la atrapó al saltar. Nose podía negar que era una maniobra impresionante, fastidiada tan solo por unaraíz medio escondida que hizo caer a Benny cuando se paseaba pavoneándose.La raíz y la boñiga de vaca que le embadurnó el jersey cuando cayó.

Babe no hizo ningún intento por reprimir una risita.—¿Eso es parte de la jugada?Benny yacía inmóvil, preguntándose si debía fingir que se había hecho

daño para librarse de unas cuantas humillaciones. La voz de su madre decidiópor él:—¡Bernard! ¿Qué narices...?¿Bernard? ¿Qué estaba haciendo allí su madre? Eso no estaba permitido.

Ese era su sitio. A él jamás se le ocurriría invadir las reuniones de mujeres deella. En ese momento, las dos únicas mujeres con las que había llegado a teneruna conversación estaban esperando para ver la mancha de la salpicadura en su

 jersey bueno. A regañadientes, se separó del suelo tirando de la prendadestruida para separársela del cuerpo.

 Jessica y Babe estaban de pie frente a él, las dos en una postura idéntica,con los brazos en jarras. Daba miedo.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 122/171

Eoin Colfer Benny y Babe

122

—Presumiendo otra vez, Bernard, ¿verdad?—dijo Jessica.—Pero ¿cuándo vas a aprender, Bernard?—añadió Babe, con una expresión

de total desprecio en el rostro.—¡Esperad un momento!—

¿Sí, Bernard?Benny abrió la boca para decir algo ingenioso. Algo que hiciera callar a esepar y lo dejara a él como una autoridad. La mandíbula le colgaba abiertaesperando a que el cerebro le enviara algún comentario cáustico, pero no llegóninguno. ¿Cómo se podía superar medio kilo de bosta de vaca goteando del

 jersey?—Nada, mama...—¿Mama, Bernard? ¿MAMA?—Perdona, mamá.

 Jessica sacudió la cabeza.—Bueno, esto ha hecho que me decida. Mírate, estás cubierto de... eso. Eres

un cavernícola, Bernard. ¡Mi pequeño troglodita!—No podría estar más de acuerdo—convino Babe.

 Jessica le sonrió a la chica.—Me alegra ver que te has quitado ese gorro asqueroso, Babe. Tienes un

pelo muy bonito. En Francia, las mujeres pagan una fortuna por hacerse rizoscomo esos. —Su mirada escrutadora bajó por la ropa de la chica. Una viejasudadera holgada y unos vaqueros. Ambos recubiertos de escamas depescado—. Aunque todavía queda un poco de trabajo por hacer.

Benny arrugó la frente. Su madre quería llegar a algún lugar. A algún lugaral que él no quería ir.—Bueno. He tomado una pequeña decisión—anunció Jessica.Benny se preguntó si estaría conforme con la palabra «pequeña».—He decidido que vamos a montar una obra.Benny se tambaleó.—¿Qué?—Una obra, Bernard. Un espectáculo. Tú, Babe, George y yo.—¡Pero mamá! ¿Qué he hecho?

 Jessica sonrió con indulgencia.—No es un castigo, Bernard. Es para ayudar a ampliar vuestros horizontes.—Mis horizontes son fantásticos, muchísimas gracias. Son tan amplios

como... algo amplio.—Las aptitudes de Benny para los símiles volvían a dejarlotirado.—Oh, deja de ser tan egoísta, Bernard. Piensa en los demás, para variar. A

lo mejor Babe está harta de ir dándole golpes por ahí a una pelota apestosa.—¿Babe?—se mofó Benny—. ¡Sí, claro, pero si ella es peor que yo! A Babe

le encantan las cosas apestosas, y los perros y las navajas y todas las cosas de

chicos. Vamos, que Babe no es ninguna chica. —De nuevo, la lengua de Bennyoperaba con independencia de su cerebro. Si hubiese mirado a Babe a la cara, a

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 123/171

Eoin Colfer Benny y Babe

123

lo mejor se habría dado cuenta de que iba por mal camino.—¿Ah, sí, Bernard? ¿Por qué no dejamos que decida Babe?Babe ya estaba harta de Benny y de sus comentarios, y allí tenía a esa dama

elegante pidiéndole que participara en una obra, nada más y nada menos.

Bueno, por regla general, Babe habría caminado descalza varios kilómetros contal de evitar el teatro, la poesía o cualquier clase de declamación. Sin embargo,últimamente pensaba cada vez más en eso de ser una chica de verdad. Aunquehabría soportado que la torturaran antes que admitirlo, se había probadoincluso el pintalabios de su madre. Además de eso estaba el hecho de que lamadre de Benny era más o menos como alguien a quien a Babe le gustaríaparecerse... a lo mejor, más o menos.

De modo que dijo:—Sí, una obra. Nunca he hecho una obra. Vale.

 Jessica sonrió de verdad.—Buena chica. ¡Bueno, Bernard! A lo mejor no conoces a tus amigos tan

 bien como crees.Benny se había quedado sin habla. «A lo mejor no.»—Bueno, levanta la barbilla, Babe, y endereza los hombros. Si sigues así

tendrás una desviación en la columna antes de cumplir los cuarenta.La voz de Benny saltó en seguida:—No la escuches, Babe. Intenta convertirte en una...—¿En una qué, Bernard?Benny luchó por que se le ocurriera el peor insulto posible. Algo que hiciera

que Babe renunciara para siempre a todas esas tonterías teatrales.—Intenta convertirte en una... ¡enorme blusa de volantes!A juzgar por las ácidas miradas de las dos mujeres, había vuelto a decir lo

que no debía. Benny suspiró. Por lo visto, iban a montar un espectáculo. Jessica puso un brazo sobre el hombro de Babe y se la llevó hacia el faro. Se

pusieron a cuchichear y a reír. Benny oyó mencionar la palabra «neandertal» yse preguntó de quién estarían hablando. Las siguió alicaído, forzando sunúmero de mártir hasta el extremo. Dos mujeres y él, el único hombre.

Aunque Jessica solo tenía buenas intenciones, la decisión de sumergir a suhijo mayor en la cultura iba a desencadenar una serie de acontecimientos queterminarían con un intenso dolor. Culpar a Jessica no es justo, de veras. FueFurty el que se aprovechó de la situación.—He venido a rescatar a la princesa del rey Vampiro—masculló Benny.

 Jessica se frotó entre los ojos.—¿Qué has dicho, cielo?Benny alzó una pizca la voz.—

La princesa. Que la quiero rescatar. Jessica consultó el guión.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 124/171

Eoin Colfer Benny y Babe

124

—Eso no es lo que dice aquí.—Es lo mismo.—No. En realidad no, Bernard. «Que la quiero rescatar», eso no puedes

decirlo. Es incorrecto.—

No me importa.—Bernard, por favor. No te pongas en ridículo delante de Babe.Babe hizo lo indecible por parecer abochornada.—¡Mamá!—¿Sí, cielo?—¿Puedo hablar un momento contigo?—Claro que sí, Bernard.Benny se dirigió a grandes pasos a un lado del escenario, que en realidad

era la plataforma de la base del faro.—

Mamá, no es buena idea.—¿Eso por qué, Bernard?—Porque yo soy jugador de hurling, mamá. A un jugador de hurling no se le

puede hacer actuar. Está mal. Es como pedirle peras al olmo.—¿Has terminado, Bernard?—Supongo.—Bien. Ahora vuelve al centro del escenario y di la frase como es debido.—¡Mama!

 Jessica le dirigió una mirada que habría roto un panel de cristal.——Vale... mamá. Ya voy. ¡Que ya voy!Benny arrastró los pies hasta el escenario.—Bueno, cuando quieras.—Ah... ¿Cómo estamos? He venido aquí por esta.—¡BENNY!Benny tragó saliva. Su madre lo había llamado Benny. Eso solo había

sucedido otras dos veces, y en ambas ocasiones Benny había terminado dandolástima. Leyó su frase.

Se aclaró la garganta.—He venido a rescatar a la princesa del rey Vampiro.

Su madre asintió.—Mejor. ¿Georgie?George sacudió la cabeza.—No sé, madre. No me lo he acabado de creer. No dice la frase con

convicción.—Bernard. Dilo como si te lo creyeras. ¡Y mira al público!—¿Qué público?—El público que estará aquí el sábado por la mañana. Incluidos tu padre,

tu abuelo, Jerry, Clipper y todos tus amiguitos que podamos encontrar.—¡Ay, Jesusito!—exclamó Georgie.—¡Ay, Dios!—dijo su hermano mayor.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 125/171

Eoin Colfer Benny y Babe

125

Benny creía estar en el infierno. Y, si no, preferiría estar allí. Alguien habíahecho pedazos su vida y dos mujeres enloquecidas por el teatro se la estabanrecomponiendo. ¡Una obra! Una obra, pero ¡qué se habían creído! Benny nopodía creerlo. No solo tenía que leer fuera del colegio, sino que tenía que

aprenderse las frases de memoria. Era una desgracia. Ningún chico tenía porqué soportar algo así. Benny habría escrito una carta al Tribunal Europeo de losDerechos Humanos si eso no hubiese comportado escribir además de leer.

Y no solo había que aprenderse las frases, también había canciones. Ay,Georgie había adaptado con gran ingenio algunos clásicos para que se ajustaranal tema del vampiro. Entre ellos estaban Sangre, gloriosa sangre y No hay nada

como una vena, por no hablar de ¿Me puedes robar la sangre esta noche? Eraridículo. Y eso no era ni mucho menos lo peor. También estaban los disfraces, ¡yel maquillaje! ¿Maquillaje? ¿Y por qué no se colgaba del cuello un cartel que

dijera: «Excomulgadme del género masculino para siempre»? Benny ya preveíaotra lápida para él. En esta se leía: «Aquí yace Bernard Shaw. Permitió que sumadre lo embadurnara de maquillaje para una obra fuera del colegio. Tambiénganó el premio Guinness al Mejor Jugador del Campeonato de hurling tresveces, pero eso quedó ensombrecido por el espectro del brillo labial».

Benny sintió un escalofrío. ¿No había nadie a quien pudiera recurrir?Babe no le servía de nada, eso seguro. Estaba demasiado ocupada

encontrándose a sí misma. La pequeña marimacho estaba floreciendo bajo latutela de Jessica y cada día se convertía más en una chica. Para su sorpresa,Babe había descubierto que en realidad le gustaba la interpretación. Podía seruna especie de señoritinga sin sentirse avergonzada, porque no era ella la queera una señoritinga, sino su personaje. Babe sabía que ese era un argumento

 barato, así que intentó no pensar demasiado en él. Y el disfraz era tan...precioso. Todo encaje y gasa. No era lo que ella se pondría normalmente, perosin duda una princesa lo luciría en un baile de palacio.

Babe también descubrió que Georgie no era el anticristo que Benny le habíahecho creer. No era un mal hombrecito, de hecho. Le gustaba un poco lointelectual, pero, bueno, era malísimo en deportes, así que ¿qué otra opcióntenía?

Los ensayos para preparar la representación del sábado duraron toda lasemana. A sugerencia de Babe, Benny había accedido a regañadientes a reservarlos cebos para forrarse durante el puente de agosto. Eso les dejaba más tiempopara ensayar y, además, el domingo la charca estaría a reventar. En opinión deBenny, tener más tiempo para ensayar no era una ventaja. Cualquier cosa queseparase a un joven sano del deporte y lo llevara en dirección a una palabraescrita tenía que ser malo por naturaleza. Por desgracia, últimamente lasopiniones de Benny sobre cualquier tema cada vez eran compartidas por menospersonas.

Ensayo de vestuario la tarde del viernes. Todos vestidos, maquillados... yotra cosita más.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 126/171

Eoin Colfer Benny y Babe

126

—Hoy tenemos que hacer el beso—dijo Jessica con firmeza.—¡Mamá!—Bernard. Estrenamos mañana. Es vuestra última oportunidad de

practicar.—

Mamá. ¿No podemos cortar esa parte?—No. El príncipe tiene que besar a la princesa. Es la tradición.—Eso es otra cosa, mamá. ¿El príncipe Parsifal? ¿No puedo tener un

nombre más guay? Jessica enarcó una ceja.—¿Como cuál, por ejemplo?—No sé. El príncipe Comecerebros o algo así.—No, Bernard. Bueno, vamos a empezar. Babe, ¿estás lista, cariño?—En seguida—gritó Babe, mientras se daba otra capa de pintalabios.

Benny gruñó. Había perdido a su amiga para siempre.—Bien. Bueno, desde el final de No hay nada como una vena y luego el beso,

¿vale?Benny suplicó una última vez.—Mamá, ¿no ves que esto es embarazoso para Babe?

 Jessica tiró al suelo la carpeta de clip.—¡Oh, por el amor de Dios, Bernard! ¡Es un besito de nada en la mejilla! —

Agarró a Georgie de la cabeza y le dio un beso sonoro—. ¡Ya está, no ha sidotan horrible! —Su madre marchó hacia la plataforma y besó a Benny en lafrente—. ¿Tiene alguien vergüenza? No.

Para completar la demostración, Jessica le dio un abrazo y un beso a Babe.—¿Estás bien, cielo?Babe asintió, con una risita.—No te he traumatizado, ¿verdad?—No.

 Jessica se volvió hacia Benny, las manos en las caderas.—¿Qué mensaje estás transmitiendo, Bernard? ¿Qué se supone que va a

pensar Babe si ni siquiera quieres darle un beso en la mejilla?Benny tragó saliva. Babe lo estaba mirando mal.—Vale. Está bien. Terminemos con esto.—Buen chico. Será divertido, te lo prometo.—Ya, ya —murmuró Benny—. Casi tan divertido como un golpetazo en el

ojo con un palo puntiagudo.—¿Qué has dicho, Bernard?—Nada.—Bien. Bueno, final de la canción del rey Vampiro y escena del rescate.Georgie salió a grandes pasos a la plataforma, resplandeciente con su capa

y sus colmillos, y se lanzó a cantar la última estrofa de su gran número:—No hay mejor bebida que una vena, clavas los colmillos en una vena,

nada hay más atractivo que una vena, ni reacciona como una vena, mataría por

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 127/171

Eoin Colfer Benny y Babe

127

una vena, ¡bebería hasta hartarme de una vena! Georgie dio un pequeño pasitodoble antes del gran final.—¡Nada de lo que a un hombre suceda carece de cura si se le acerca una

larga y preciosa, burbujeante y roja veeeeeenaaaaaa! Y saludó.—

Magnífico, George. Ahora, Benny levanta la barbilla. Con gracia y bienalto.Benny se colocó bien la corona de papel de aluminio y salió de bastidores.—¡Esperad un momento, rey Vampiro! George se quedó petrificado. Justo a

punto de morder a la princesa en el cuello.—¡Prrínsipe Parrsifal! ¿Cómo habéis entrrado en el Castillo de la Oscurridad? George, para ser justos, conseguía un acento transilvano bastante decente.

Aunque a veces se pasaba de largo hasta Pakistán.—Los cazadores de topos me han excavado un túnel.—

¿Los cazadorres de topos? ¡Jamás se atrreverrían! —Oh, sí que se atrre... atreverían. ¡Les he prometido patatas!Llegados a este punto, debéis saber que toda la historia empezaba a sonar

un poco tonta.—¡Desacolmillad a la princesa Daphne!Georgie avanzó de una forma espeluznante y, por un segundo, Benny se

sintió nervioso de verdad.—Habéis cometido un  grrave error al venir,  prrínsipe Parrsifal. Este es el

Castillo de la Oscurridad. La lus del sol es lo único que puede destrruirrme. Benny se alegraba de no tener que hacer todo eso de las erres.—Aquí, en el Castillo de la Oscurridad, la lus del sol no entrra nunca por las

ventanas. ¡Estáis condenado, prrínsipe Parrsifal!—Ahí es donde os equivocáis, vampiro sinvergüenza.A eso le seguía una dramática persecución a cámara lenta por el castillo,

con muchas miradas perversas y muchos «casi te pillo». Al final, el príncipeParsifal extrae un espejo de debajo de su capa y lo saca por la ventana. El cristalrefleja un rayo de sol que se dirige derecho al rey Vampiro, el cual muere deuna forma horrible. Los más listillos de vosotros a lo mejor observáis que unsimple espejo de mano no podría eludir la sombra proyectada por un torreón

del siglo XII en la Europa oriental, a no ser que el mango tuviera como mínimosesenta metros de largo. A esos les digo: relajaos un poco.

Había llegado el momento de la verdad para Benny. Una vez vencido el reyVampiro, tenía que liberar a la princesa Daphne, que estaba maniatada. Bennyarrastró los pies hasta donde estaba Babe peleándose con unas cuerdasimaginarias y las cortó con su espada de cartón.—Oh, príncipe Parsifal. Me habéis salvado. Acudid aquí y cobraos vuestra

recompensa.—Babe le presentó la mejilla.«Vamos, Benny, chaval —se animó el chico a sí mismo—. Finge. Un beso

astuto, sin tocarla pero con mucho ruido.» Como hacía su madre cuando seacababa de maquillar. Nadie se daría cuenta. Se inclinó y besó el aire desde un

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 128/171

Eoin Colfer Benny y Babe

128

ángulo en que su madre no lo veía.—Otra vez, Bernard.—¿Qué?—Ha estado fatal. Si de ti dependiera, el príncipe Rana seguiría siendo una

rana. Venga, otra vez.La mejilla de Babe seguía en el mismo sitio. Benny le dio un besito todo lode prisa que pudo.—Otra vez, Bernard. Intenta que no parezca como si estuvieras besando a

un reptil.—Eso, Benny—siseó Babe por la comisura de los labios.Benny volvió a intentarlo. «No pienses que es la mejilla de Babe—se dijo—.

Haz como si le dieras a mamá el beso de buenas noches.»—Perfecto. Buen chico. No ha sido tan terrible, ¿a que no?—

No—

admitió Benny.—Ahora que ya lo has hecho una vez, debería serte mucho más fácil

mañana con todos tus amigos mirándote.Benny gimió por dentro con miedo de que, si dejaba que se le viera la

menor consternación, Babe creyera que estaba enfurruñado por el beso. Y loestaba, aunque no era ese el motivo primordial del enfurruñamiento. Todo esode los disfraces, de ser una nenaza, tralará, bailemos y brinquemos, vamos amontar una obra, lo tenía molesto de verdad. El beso en sí no había estado tanmal.

Fríamente, había sido tan fugaz que no había sentido nada. Bien podríahaber besado a Congrio. Sin embargo, sabía que había significado algo. Era otropaso que lo alejaba de ser el pequeño Benny. Una parte de él quería olvidarsede ir pasito a pasito y saltar de golpe. No obstante, era como si a otra parte de élle gustara el pequeño Benny y todas las cosas que podía hacer sin recibirrepresalias porque no era más que un niño.

Furty estaba montando una operación. Decidió que el secreto de un delitocon éxito eran los preparativos. Ahí era donde se había equivocado con la

furgoneta de las patatas fritas. No había hecho preparativos. Había sido untrabajo improvisado. Si hubiese tenido vigilada la furgoneta, habría sabido queel dueño dormía en la cabina. Un error estúpido que le había costado nuevemeses de su vida. No volvería a suceder.

En un principio había tenido intención de montar vigilancia desde el tejadode la fábrica de sal, pero había descubierto que no estaba lo bastante alto. Demodo que se había decidido por el torreón del castillo. Desde ese puntoaventajado gozaba de una vista panorámica de todas las rocas hasta BlackChan. Y hacia el noroeste podía seguir la carretera hasta más allá del torreón y

su propia casa. Perfecto.Una punzada de mala conciencia atravesaba la mollera de Furty de vez en

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 129/171

Eoin Colfer Benny y Babe

129

cuando, pero él no hacía caso. Era lo correcto. Justicia. Él solo les hacía a esosdos intrusos lo que ya le habían hecho a él. Les devolvía el favor.

A esos dos intrusos en cuestión era patéticamente fácil seguirles la pista.Todos los días hacían lo mismo. El puente de Horatio por la mañana, unos

golpes de pelota después de comer y luego teatro por la tarde. Jamás había imaginado que Shaw sería uno de esos a los que les gustadisfrazarse, pero por todo el pueblo se hablaba ya de su estúpidarepresentación del sábado siguiente.

Así pues, Furty se sentaba en el torreón, con sus viejos prismáticos de latónenfocando a Benny y a su socia. No tardó en conocer todos sus secretos. Sabía,por ejemplo, que Babe imitaba la forma de andar de Benny a sus espaldas. Sabíaque Benny practicaba a escondidas su papel en la obra. Y sabía que limpiaban yalmacenaban sus cebos en el cobertizo que había detrás del faro. Eso era un

misterio. ¿Cómo iba a llegar allí sin que lo vieran? Aquel sitio por la nocheestaba iluminado como un árbol de Navidad. Bueno, de día entonces. Cuandono hubiera nadie por allí. O tal vez cuando todos estuvieran por allí, peromirando a otra parte.

Furty se sonrió. Se lo estaban poniendo demasiado fácil.

Benny rezó por que lloviera. «Oh, Dios, por favor, envía un tifón hasta aquípara aislar la Torre de Dugan del resto del mundo.» O, si eso fallaba, no estaríanada mal que una buena niebla se enroscara alrededor de la base del faro. Pero

no sirvió de nada. Todos los que estaban involucrados en la producción eranmucho más benditos que él. Benny se imaginó a Dios mesándose las barbas

 blancas, sopesando las plegarias. Por un lado estaban Jessica, Georgie y Babe,que esperaban un día de sol para poder representar una obra ante los niños delpueblo. Luego estaba Benny Shaw, que rezaba por que cayese una tormenta.Benny, con una lista de acusaciones larga como un brazo, con un historial dequedarse dormido durante las oraciones y con motivos puramente egoístas. Nicomparación.

De manera que, antes incluso de abrir los ojos ese sábado del puente de

agosto, Benny supo que el sol iba a brillar tanto que partiría las rocas. Y, porsupuesto, así fue.

Benny tenía su propia teoría de la relatividad. Calculaba que el tiempo erainversamente proporcional a la necesidad. Aunque él no lo pensaba justo enesos términos. Benny jamás habría usado palabras como «inversamente» ni«proporcional», en caso de que alguien fuera a acusarlo de prestar atención enclase. Sus palabras exactas eran: «Cuanto más despacio quieres que pasecualquier cosa, más rápido pasa». Esa mañana era un ejemplo de primera.Quería que el tiempo que faltaba para la obra se alargara una eternidad, como

pasaba cuando esperaba a que le dieran la paga. Sin embargo, antes de que sediera cuenta de lo que ocurría, llegó Babe con su disfraz.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 130/171

Eoin Colfer Benny y Babe

130

—¿Cómo va eso, socio?—dijo, con una gran sonrisa.—¿Por qué estás tan contenta?—Dios Santísimo, Benny, eres un gallina enorme. Todo esto se habrá

acabado antes de comer.—

¿Acabado? Mi vida habrá acabado. Espera a que los chicos me vean conesta pinta. Con capa y medias. Para morirse.—Venga. Estás muy guapo.Benny examinó el comentario en busca de sarcasmo. Limpio. ¿Estaba

guapo? No podía ser. Benny Shaw, con su remolino y sus rodillas huesudas.Babe solo estaba siendo amable.—¿Ejem?Benny se dio cuenta de que la chica esperaba que le devolviera el cumplido.

Su mirada glacial le decía que sería mejor que se le ocurriera un comentario

rápido y por propia voluntad.—Tú también estás muy bien, duende.Babe sonrió de oreja a oreja.—¿Sí? ¿De verdad? Gracias, Benny.La chica se fue haciendo frufrú, como un gran paquete de tela vaporosa,

para pasar revista con la directora. Aquello se les estaba yendo de las manos.Primero el baile, luego el teatro y de pronto el intercambio de cumplidos.Cumplidos sinceros, además. Algo no iba bien... Si le decías a un hombre queestaba guapo, era evidente que lo decías con sarcasmo y que en realidad queríasdecir que parecía el interior de un estómago de caballo.

Benny miró por la ranura de la ventana. La gente ya se estaba reuniendo enel césped. El abuelo había sacado todas las sillas que tenía y las habíacomplementado con bancos, tablones y cajas de pescado. Clipper y Jerryestaban apalancados en la primera fila, contemplando fascinados el simple telónde fondo pegado con cinta adhesiva a la pared del faro. Benny vio que Paudie ylos Ahern llegaban en bici por el sendero. Sus padres debían de haberles dadola hora libre a propósito. También había extraños, domingueros que llegabanpaseando por la carretera. Benny, conociendo su suerte, estaba seguro de quelos seleccionadores de hurling del condado de Wexford se presentarían y lo

tacharían para siempre de su lista.—Maquillaje.Benny se volvió y vio a Jessica avanzar hacia él,  blandiendo una barra

gruesa y grasienta de maquillaje de teatro.—¿Mamá? ¿Tenemos que hacerlo?—Sí, Bernard. Tenemos que hacerlo. La pared de esa torre refleja

muchísimo resplandor. Sin un poco de base parecerás un fantasma.En ese preciso instante, Benny habría estado contento de cambiarle su sitio

a un fantasma. Cualquier cosa con tal de evitar la humillación que le esperaba.

 Jessica le pringó la cara con un montón de porquería.—No frunzas el entrecejo, Bernard. No cubro las arrugas.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 131/171

Eoin Colfer Benny y Babe

131

Benny intentó desarrugar la cara.—Ahora sonríe. Quiero hacerte la barba.—¿Barba? No, mamá. ¡Ten piedad!—El príncipe siempre lleva barba.

Muy a su pesar, a Benny le intrigaba la idea. Sería una pequeña visión delfuturo.—Pero algo chulo, ¿eh, mamá? Nada de una barba de leñador.

 Jessica sonrió.—Oh, ahora estamos interesados, ¿eh?Le puso un dedo bajo la barbilla y le dibujó una pequeña barba con el

cepillito del rímel. Benny corrió a examinarse en el espejo. «No está mal —pensó, admirado—. Soy un tipejo guapo. No me extraña que les mole a lasnenas.» Sintió un escalofrío. Su padre tenía razón, veía demasiada tele yanqui.—

Bueno, Benny. Repasa tu papel. Cinco minutos y subimos el telón.¿Telón? ¿Qué telón? Los actores siempre se comportaban como siestuvieran en un gran teatro. Telón, bastidores, escenario. Reconozcámoslo:estaban en una plataforma de piedra delante de un faro.—No hay telón, mamá.

 Jessica Shaw tomó el rostro de su hijo entre sus manos.—Bernard. Inténtalo. Si tú no te lo crees, nadie lo hará.Benny, que no era un bobo rematado, captó que aquel era un momento

significativo. La madre le transmitía información vital a su hijo. Aquello pedíauna reacción apropiada. Parpadeó una vez, desenfocó los ojos como si estuvieraprofundamente concentrado y luego asintió.—Vale, mamá. Lo intentaré.—Buen chico. Rómpete una pierna.¿Que se rompiera una pierna? ¡Actores! Una panda de bichos raros todos

ellos. ¿Qué otra persona te animaría a que te rompieras una pierna, o cualquierotra extremidad, para el caso?—No pienso romperme una pierna, mamá. No más de lo que hiciste tú en

 Macbeth.  Jessica dio un hondo suspiro.—¡Benny! Nunca debes decir esa palabra en un camerino. ¡Jamás!Benny sonrió con maldad.—¿Qué palabra? ¿Mac...? —¡Basta, Bernard! Trae muy mala suerte. Ahora, para compensar el karma

negativo, tienes que salir de la habitación, dar la vuelta tres veces y volver aentrar, ¿vale?—Claro, mamá. Ningún problema.

 Jessica le dio un besito en la mejilla.—Buen chico. Nos veremos en la recepción con queso y vino. Para ti será

queso y cola, por supuesto.—Mola.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 132/171

Eoin Colfer Benny y Babe

132

Benny vio cómo su madre salía disparada a embadurnar a la siguientevíctima. ¿Salir fuera y dar la vuelta tres veces? «¡En tus sueños! No somos unapanda de paganos, ¿sabes?» Soltó un bufido. Como si decir  Macbeth en uncamerino pudiese traer mala suerte.—

 Macbeth—

susurró—

. Macbeth, Macbeth, Macbeth.

Visto en retrospectiva, fue un poco insensato desafiar así al destino.Teniendo en cuenta lo que sucedió. No es que los espíritus del teatro fueranresponsables. Fue todo un error humano. De un humano en concreto. Adivinadde quién.

Las cosas empezaron bastante bien. Georgie salió a grandes pasos,interpretó su papel de «vampiro malvado en busca de princesa» y al público leencantó. Y menudo público. Parecía que hasta el último habitante del puebloestaba allí. Además de los turistas y el clero del lugar. Incluso había un granjeroque los miraba desde el campo de al lado, sentado en su tractor. Por lo quetodos recordaban, aquella era la primera obra que se representaba en Duncadedesde la trágica recreación que había hecho Murt Hanrahan del asalto deStrongbow sobre Waterford, allá por 1962. El público esperaba con fervor que lanueva obra no terminara en un derramamiento de sangre ni en vendettas

familiares.Georgie exageró a más no poder. Sacó del público todos los abucheos que

pudo. Y así, tras una estrofa de Sangre, gloriosa sangre, Babe es secuestrada y

llevada al Castillo de la Oscuridad. Entra nuestro héroe, resplandeciente con sucorona de papel de aluminio y su hermosa barba, para salvar a su amada. Asíhizo Benny Shaw su debut, saliendo alicaído al escenario, mirando condeterminación a sus zapatos de punta, con las mejillas bullendo de humillación.

Y Congrio escogió ese momento para hacer su aparición. El chucho callejerologró librarse de la correa no se sabe cómo y decidió continuar con el juegodiario de «a por el señoritingo». Golpeó a Benny como una bala de cañón, atoda velocidad y directo hacia el telón del fondo.

Los dos cayeron al suelo y arrastraron consigo el telón. El público, por

supuesto, pensó que eso tenía muchísima gracia y todos se echaron a reír.Mientras tanto, Benny y Congrio luchaban por liberarse y el telón se inflabacomo si fuese un extraño fantasma de dos cabezas. Al final, Babe salió corriendoy se llevó el telón y al perro sin dejar de pedir perdón.

Benny se arrastró para ponerse de pie, blandió la espada y continuó como sinada hubiese sucedido. A fin de cuentas, ya nada podía salir peor.

Por sorprendente que parezca, en realidad nada salió peor. El público rugíacon risas sinceras a cada oportunidad, y aplaudía y abucheaba en los momentosadecuados. Benny miró de reojo unas cuantas veces a la primera fila y se

asombró al ver lágrimas de risa cayendo por el rostro de su padre. Un brilloempezó a surgir poco a poco en su interior y se puso a recitar sus frases con un

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 133/171

Eoin Colfer Benny y Babe

133

poco más de entusiasmo. Desde luego, era Georgie el que se llevaba todos losaplausos con sus posturitas de villano, pero a Benny no le importaba. Se dabapor satisfecho solo con que no le tirasen nada.

Naturalmente, el beso fue el plato fuerte. Benny sintió que los labios se le

secaban segundos antes de la hazaña. ¡Ay, Dios mío! ¿Y si se quedaba pegado ala cara de Babe? ¿Y si tenían que arrancarlo como si fuese cinta adhesiva en la boca de un rehén? Se estremeció solo con pensarlo.

De acuerdo con la teoría Shaw de la relatividad, el momento llegó a unavelocidad asombrosa. Allí estaba Babe con la mejilla apuntando a la cabeza deBenny, y allí estaba él intentando aspirar un poco de aire por la tráqueacomprimida.—Venga—siseó Babe, manteniendo la sonrisa.—Venga—susurró el cadáver del vampiro.—

Bésala, idiota—

gritó algún bruto del público.Así que lo hizo. Dos pasos, besito, y todo había acabado. El público se pusoen pie, gritando y pataleando. No hay nada como una buena obra llena de

 buenos sentimientos, en la que el bien triunfa sobre el mal, con un poco deromanticismo añadido. La voz de Jerry resonó por encima de las demás.—¡Mariposas! —rugió con entusiasmo. Le asomaba una lágrima en el

rabillo del ojo. No se puede conseguir un elogio mucho mayor que ese.Hicieron tres reverencias y Benny no se dio cuenta de que le había estado

dando la mano a Babe todo el rato hasta que hubieron terminado.Sus miradas se encontraron a la tercera reverencia. El rostro de Babe

irradiaba felicidad y Benny se dio cuenta de que la había perdido para siempre.Babe Mará ya no era uno más de los chavales, era una chica al ciento por ciento.

Después, los chicos estuvieron bebiendo cola en copas de vino.—No está mal esta cola —comentó Seanie—. Buen aroma, pero un poco

afrutada para mi gusto.Sean asintió.—Es el complemento adecuado para el queso.—En lonchas, si no me equivoco. Del noventa y nueve. Un buen año.—Callaos, par de alelados—dijo Paudie.

Babe y Benny se unieron al grupo. Babe todavía llevaba el vestido, la gasade su sombrero cónico flotaba tras ella. Benny había intentado quitarse elmaquillaje sin espejo, o sea que parecía un veterano de la Tormenta del Desiertode camuflaje.

Paudie les dio la mano con formalidad.—Buen espectáculo, muchachos. ¿Cómo narices conseguisteis que Congrio

hiciera eso?—Con entrenamiento—repuso Babe—. Solo hay que hacerle saber quién es

el jefe.

Seanie le dio a Benny un puñetazo en el brazo.—¿Significa esto que vas a dejar del todo el hurling para concentrarte en

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 134/171

Eoin Colfer Benny y Babe

134

cosas de chicas?—Me concentraré en ti dentro de un minuto.—¡Ay, qué genio! ¡Los actores sois muy susceptibles!Benny y Seanie cayeron boxeando sobre la hierba.

Paudie se miró el reloj.—Hummm. Diez segundos. Un nuevo récord. Normalmente tardan casi

medio minuto en ponerse a pelear.Babe le dio una patada a Benny en la pierna.—Eh, señoritingo. Ya hay pescadores allí abajo. Podríamos vender unos

cuantos cebos de camino a la charca.Benny se separó de su sonriente antagonista.—Ah, o sea que quieres volver a vender cebos. Bueno, ya iba siendo hora.—Deja de protestar y ve a por la lata.

Benny se sacudió la hierba del jersey y se dirigió al cobertizo. La genteseguía pululando por ahí después del espectáculo. Muchos le daban unapalmada en el hombro para felicitarlo. Georgie le estaba explicando su técnica aun público embelesado. Benny le mostró los pulgares levantados y al instante sequedó horrorizado consigo mismo. Pero ¿qué estaba pasando? ¡Uncomportamiento cortés hacia su hermano! Lo siguiente sería darle un beso de

 buenas noches. Pegó una nota en el tablón de anuncios de su cerebro:«Hacérselas pasar canutas mañana al Pelota para que deje de ponerse gallito».Pero no ese mismo día. Dejaría que disfrutara de su momento de gloria. Se lomerecía.

Benny estaba tan ocupado felicitándose por su generosidad que no se diocuenta de que la puerta del cobertizo estaba entreabierta hasta que puso losdedos en el picaporte.

Furty estaba indignado. ¿Qué estaba pasando en el mundo cuando unpueblo entero de pescadores levantaba los remos para ir a ver no sé quéespectáculo de señoritingos? Vergonzoso. Sobre todo después de lo que habíapasado con el montaje de Murt Hanrahan en el 62. Todavía había familias

enemistadas por ello.Dirigió los prismáticos hacia la Torre de Dugan. Había bancos dispuestos

sobre el césped. Una pequeña recepción de jardín. Qué sensacional.Furty sabía que tendría que andarse con cuidado. Si lo descubrían,

significaría regresar a Saint Julian el resto del año. El viejo Paddy Shaw le teníapuestos los ojos encima como un cormorán. Era capaz de encontrar unratoncillo en un campo de maíz. Los demás temerían demasiado por sus vidascomo para hacer nada. Sin embargo, el abuelo Shaw se lo llevaría a rastras a lacomisaría de la Garda sin dudarlo un segundo.

Bajó trotando la escalera de caracol y salió por el viejo cañón de lachimenea. Nadie lo vio marcharse. No había nadie que pudiera verlo. Estaban

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 135/171

Eoin Colfer Benny y Babe

135

todos mirando embobados a sus nuevos mejores amigos. El sol estaba alto ycalentaba. Unas cuantas nubes ralas vagaban como ovejas en una charca azul,pero a media tarde el calor ya habría frito al público y habría acabado con todo.El pueblo estaría lleno de familias que habían ido a pasar el día. Familias con

dinero para gastar.Alguien estaba cantando. Una voz aguda y perfecta. Probablemente elseñoritingo más pequeño. ¿Qué clase de idiota era, con sus disfraces y suspoemas? Furty no se encontró a una alma en el camino hasta la Torre. Estabantodos al final del sendero, al pie del faro. Fue caminando por la gravilla,intentando dar pasos indiferentes, como si se supusiera que tenía que estar allí.Como si en realidad fuese a ver la obra.

El cobertizo estaba al final en la curva en forma de herradura del camino.Perfecto. Furty asomó la cabeza para asegurarse de que no se acercaba nadie.

Todo despejado. Con una facilidad ensayada, alzó el pestillo y se metió en lafresca sombra. Volvía a sentirlo todo otra vez: el sudor nervioso, las chispas enla tripa, las insistentes punzadas de culpabilidad que le cubrían el cerebro comosi fuesen una manta húmeda. Le deslucían su victoria.

En realidad, aquel era el primer delito que cometía Furty después de que lohubiesen dejado salir. Una gran parte de él se lamentaba de regresar a esa vida,de romper una promesa que se había hecho a sí mismo una noche solitaria en laresidencia. Sin embargo, no había otra forma de hacerlo. Así era la vida. Denada servía pasarse el día alicaído deseando ser otra persona. Había quesobrevivir, como se pudiese.

El cobertizo le trajo recuerdos. Olía a grasa y a trabajo, como solía oler elcobertizo de su padre. Las herramientas estaban lustrosas y afiladas, todascolgadas en orden de sus soportes o adheridas a una tira de imán. Furty sesorprendió al descubrir que se le hacía un nudo en la garganta. Parpadeó deprisa para arrinconar esa debilidad al fondo de su conciencia, donde debíaestar.

Estaba claro que le habían dejado un rincón de trabajo a Benny. Papel delija y pintura plateada extendidos sobre un periódico. Cebos mojados quecolgaban de un tablón de corcho, y otros oxidados que estaban enganchados al

 borde de una lata de espíritu de petróleo. Una hormiguita trabajadora. Habíauna fiambrera grande sobre el taburete. Bingo. Furty abrió la tapa para mirarqué contenía. Estaba llena hasta los topes de señuelos. Abrillantados y todo.Qué considerados.

Furty se metió la caja bajo el chándal. Sin embargo, no tocó los que estabanen reparación. Los dejaría allí.

Eso provocaría cierta confusión entre sus enemigos. Les haría preguntarsesi a lo mejor Benny no se habría dejado la caja de los cebos en alguna parte. A lomejor no se los habían robado. A lo mejor el señoritingo los había perdido.

Abrió la puerta, solo un resquicio. Nadie miraba en dirección a él. Estabandemasiado ocupados viendo a Babe Mará cantar su cancioncita. Parecía que era

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 136/171

Eoin Colfer Benny y Babe

136

una princesa o algo por el estilo, y el pequeñajo era un vampiro que intentabaconvencerla para sacarle unos litros de sangre. Era bueno ese Georgie, con esosdientes y esos andares. Casi te creías que era un chupasangre. Furty se horrorizóal reírse sin querer con las payasadas del escenario. Imaginad que, después de

todos sus preparativos, lo pescaran mirando el espectáculo. Se zarandeó.«Muévete, Furty, chico. Llévate esto directo a casa. Esconde las pruebas.»Se marchó con sigilo por el otro lado del cobertizo. El gentío seguía

embelesado por el destino de la princesa Babe. Y, para ser sinceros, a Furty no lehabría importado ver cómo terminaba todo aquello. Se preguntó cómo seríapoder sentarse sencillamente a disfrutar de algo, sin que los problemas de lavida te quitaran ni una chispa de juventud.

En cuestión de segundos, Furty ya estaba en la carretera principal y caminode su casa. Se sentía mal por haber robado los cebos, pero se sentía peor por

haber dejado los que no estaban en la caja. No porque valieran nada, sinoporque su presencia haría que los amigos de Shaw dudaran de él. Y a lo mejorharía que el propio Benny dudase de sí mismo.

—¡Te lo estoy diciendo!—gritó Benny—. ¡Puse la caja ahí! ¡Justo ahí!—¿Estás seguro?—preguntó Babe.—Claro que estoy seguro. Justo ahí, en el taburete de los cebos. Igual que

cada noche.—¿Había candado la puerta?—No hay candado. ¿Quién lo hace en Duncade? Solo la cierras para que no

entren sabandijas.—¿Sabandijas?—Ya sabes, ratas, tejones, los Ahern. Sabandijas.—Oh, ja ja. Me alegro de que estés de broma, señoritingo. Aquí estamos, en

el fin de semana más importante del verano y sin un solo puñado de cebosentre los dos.

Los socios estaban reunidos alrededor del taburete en el que no estaban loscebos. Benny sentía que las preguntas lo presionaban. Estaba seguro de que

había dejado la caja en su sitio. Seguro del todo. Había ido a ver los cebos aremojo por la mañana, y la caja estaba ahí.—¿No puedes haberlos dejado en otro sitio?Esa pregunta pasó de la raya.—¡No! ¡No puedo haber hecho eso! Tú sabes qué ha pasado tan bien como

yo.—¿El qué?—¡Howlin, por supuesto! Furty Howlin. Llevaba semanas diciendo que iba

a por nosotros.—

Ya lo sé, pero...—Pero ¿qué, Babe? No es la primera vez que se cuela en un sitio, ¿no?

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 137/171

Eoin Colfer Benny y Babe

137

—No, pero...A esas alturas, Benny ya estaba perdiendo los estribos.—¡Pero nada! ¡Dios Santísimo! Pero ¿qué? Venga, pero ¿qué?Babe tomó aliento.—

Si Furty, o alguien, ha robado la caja, ¿por qué no se ha llevado todosesos otros cebos?Benny arrugó el entrecejo.—No lo sé. A lo mejor tenía prisa.—No tardaría más que dos segundos.—Te acabo de decir que no lo sé. No lo sé.—Vale. Vale, Benny, cálmate. ¿Cuándo los has visto por última vez?—Esta mañana, antes de la obra.—¿Esta mañana?

Benny contó hasta diez.—Sí, esta mañana. ¿Es que hay eco en esta habitación o algo así?—Bueno, si ha sido esta mañana, Furty debe de haber entrado durante la

obra.Benny parpadeó. Eso le parecía poco probable incluso a él.—Podría. Podría haberlo hecho.—Aquí había un montón de personas, Benny.—Ya lo sé. ¿No estaba yo también?—O sea, que dices que Furty Howlin ha venido a plena luz del día, con

decenas de personas rondando por aquí. Y que después de hacer todo eso, no seha molestado en coger los demás cebos.—Pues sí. Eso es lo que digo.—Hummm.—¿Hummm qué?—Benny, ¿estás seguro...?—Sí, estoy muy seguro. Absolutamente seguro. Y, si fueses mi socia de

verdad, me creerías.Babe se mordió el labio.—Vale, te creo. Será mejor que se lo digamos a tu padre.

Benny sacudió la cabeza.—No. Es nuestro problema. Si metemos a los padres, se nos ha terminado el

verano. Tendremos que ocuparnos nosotros solos.—No sé, Benny. Esto es ilegal. ¿Cómo nos vamos a ocupar nosotros?—Ya pensaré algo.—¿Qué clase de algo?—Dame una oportunidad, ¿quieres? No lo sé. Todavía.Eso era una mentira como una casa. Benny sabía exactamente lo que tenía

pensado hacer. Tenía pensado volver a robar los cebos. De todas formas, no era

robar robar, porque, para empezar, los cebos eran suyos. Sin embargo, la nuevaBabe femenina pondría objeciones a su estrategia. Diría que era ilegal, o muy

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 138/171

Eoin Colfer Benny y Babe

138

peligroso. ¿Qué iba a hacer Furty? ¿Denunciar que le habían robado los cebosrobados? No era probable.—Bueno, mientras tú te lo piensas, vamos al puente de Horatio. A ver si

podemos rescatar algunos cebos para mañana por la noche.

Benny dijo que sí con la cabeza. No tenía sentido malgastar el día. La nochetampoco iba a ser una pérdida de tiempo.

No era la primera vez que Benny salía de extranjis. Por lo que le habíaenseñado la experiencia, podías salirte con la tuya durante una buenatemporada antes de que te cayera una maza sobre el cráneo. El castigo, por logeneral, era rápido y severo. La libertad y la paga solían quedar interrumpidasdurante períodos prolongados. Benny, no obstante, se dijo que por aquellomerecía la pena arriesgarse. Su padre podría criticarlo, pero comprendería a laperfección por qué su chico había tenido que salir de extranjis.

La noche en el campo no es como la noche en la ciudad. No hayreconfortantes luces naranja flotando por encima. Las cunetas son agujerosnegros que se abren a ambos lados y que pueden esconder cualquier cosa,desde una cosechadora hasta un asesino enloquecido por el alcohol y con unahacha en las manos.

Benny salió a hurtadillas de su habitación y se fue de extranjis por lacarretera de Duncade hacia la casita de los Howlin. Tuvo que luchar consigomismo a cada paso del camino. Le habría resultado sencillísimo convencerse

para dar media vuelta. Había un millón de razones perfectamente aceptablespara no continuar, y todas clamaban por conseguir espacio en su cerebro. Sentíacomo si llevara atada al cinturón una enorme cinta elástica, y cada paso quedaba incrementaba la tensión. «¡Da media vuelta, por el amor de Dios! Estáoscuro. No tienes pruebas, ni plan, ni ninguna posibilidad. A Furty podría darleun ataque, podría lanzarte desde la cima de un acantilado. Nadie lo sabría

 jamás. Ni siquiera has dejado una nota. Vuelve y olvídate de toda esta idearidícula. Verás mejor las cosas por la mañana.»

Sin embargo, la parte tozuda de Benny no quería rendirse. «Son mis cebos.

Me los ha robado. Voy a recuperarlos. Fin de la cuestión.»La casita estaba a apenas un kilómetro siguiendo la carretera, pero la teoría

Shaw de la relatividad estaba surtiendo todo su efecto. No importaba cuántoavanzase, el caminito hacia la casa de Furty no parecía acercarse. Benny tuvotiempo de sobra para pensar en todas las formas en que podían matarlo olisiarlo durante su aventura ilícita.

Podía verse corneado por un toro escapado. O atropellado por algúnconductor borracho embriagado por la luz de la luna. Podía caer en picado aalguna zanja del borde del camino. O podía soltarse un cable de un antiguo

poste eléctrico que se le enroscara alrededor del cuerpo.Después estaba lo supernatural. Por lo general, Benny se burlaba de todas

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 139/171

Eoin Colfer Benny y Babe

139

las cosas sobrenaturales, pero la oscuridad había hecho creer a hombres másfuertes que él. Por supuesto, el abuelo lo había deleitado con gráficos relatos delas leyendas locales más espeluznantes. La que le venía a la cabeza con mayorinsistencia en ese momento era la historia del cabo Bradshaw, un miliciano cuyo

cuerpo llevaba doscientos años muerto, pero cuyo espíritu seguía luchando enla rebelión irlandesa de 1798. Patrullaba los caminos susurrando: «¿Amigo oenemigo?», y te ensartaba como un pincho tanto si eras lo uno como si eras lootro. Benny tragó saliva con sequedad. De pronto, todas las ramas quesobresalían de un grupo de arbustos se convertían en bayonetas relucientes.

Benny solo se dio cuenta de que había pasado de largo el camino de losHowlin cuando llegó al cruce. Desanduvo sus pasos. Al fin había llegado alcaminito. La casita achaparrada se entreveía gracias a una luz tenue que brillabaen una ventana del piso de abajo. Seguían despiertos. ¿Qué clase de personas

seguían despiertas a las dos de la madrugada? Solo las que no se proponíannada bueno. «Más o menos como tú», le recordó su cínico interior.Benny avanzó con cautela por el sendero, siguiendo el caballón cubierto de

hierba del centro. A ambos lados se extendían largos charcos en cuya superficiequedaban atrapados los puntos de luz de las estrellas. El seto verde se curvabapor encima de él y oscurecía el cielo nocturno en algunos lugares. Parecía unaselva. Era evidente que nadie se había acercado a ese sitio con una podaderadesde hacía años. En esas películas antiguas que le encantaban a su madre, elcazador de marfil siempre tenía un machete para abrirse paso por ese tipo devegetación.

Benny se arrastró hacia la pared de la casa por la gravilla llena de malashierbas, agradecido por el pedacito de luz que salía por la ventana. Sintió que lacal de la pared estaba húmeda y cubierta de musgo bajo sus dedos. La arcilla

 blanda asomaba por algunos sitios medio derrumbados. El tradicional barril deagua estaba en el hastial, del todo oxidado tras pasar años rebosando.

«Menudo antro—pensó Benny—. ¿Cómo puede vivir nadie en un basureroasí?»

Se acercó a la ventana. Los nervios hacían que el menor ruido seamplificase. El «clic» de las piedrecitas parecía una avalancha alpina. La cortina

era en realidad una bolsa de la compra colocada sobre el viejo riel de la cortina.No tenía las medidas adecuadas y dejaba un montón de agujeros por los quemirar. Benny espió el interior de la casa de los Howlin. La ventana estabaabierta. Un humo rancio de cigarrillo salía a raudales hacia la noche; palomillasy segadores entraban en tropel.

El interior de la casa estaba en peores condiciones que sus tierras. El papelamarillento de las paredes colgaba en tiras delgadas. De los brazos de unossillones raídos saltaban matas de espuma, y los platos con porquería incrustadadesbordaban el fregadero y el escurridero.

La chimenea estaba repleta de colillas de tabaco y latas aplastadas, yparecía que no hubiese sentido calor en muchos años. A su lado había un viejo

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 140/171

Eoin Colfer Benny y Babe

140

desplomado en un sillón. Un pie se le meneaba como con espasmos y arañabadibujos en el polvo con el talón. En su cara se movían unos ojos angustiados,solo se le veía el blanco a través de unas ranuras en forma de media luna. Bennyvio entonces que el hombre no era ni mucho menos viejo. Solo estaba

avejentado. Tenía el mismo ceño que Furty, incluso dormido. Era su padre.El hombre se estaba quejando. Un gemido inquietante salía de sus labios yde su nariz. Fue aumentando el volumen, subiendo y bajando de tono. Al finalse despertó asustado por su propio ronquido y recobró la conciencia con unasacudida. El padre de Furty se incorporó como por un resorte, con los ojosabiertos de par en par por el miedo, y luego se hundió en el familiar abrazo desu sillón.

Sacó una botella de whisky de detrás de un cojín. Benny la reconoció por laque guardaban en la vitrina de las visitas en su casa. El hombre desenroscó el

tapón y bebió un largo trago directamente de la botella. Casi se podía seguir elrecorrido del alcohol hasta el estómago, pues cada parte de su cuerpo seestremecía a su turno.

Después se echó a llorar. Unos sollozos largos y encadenados, con unnombre de mujer escondido en ellos. Alcanzó una fotografía enmarcada de larepisa de la chimenea y se la apretó contra el pecho. La madre de Furty. Bennyhabía oído hablar del accidente. Como todo el mundo.

Benny miró entonces hacia la escalera. Furty estaba bajando. Primeroaparecieron sus zapatillas con los cordones desatados, luego un viejo chándal,después una cabeza adormilada y despeinada.—Vamos, papá—dijo—. Es hora de irse a la cama.

 Jonjo Howlin dio unos torpes golpecitos a la foto.—Tu madre—logró decir con dificultad.—Ya lo sé, papá. Ahora nos vamos arriba.Su padre se resistió.—No. Estoy aquí y aquí me quedo. Me acabo la copa.Furty agarró a su padre del codo.—Te la puedes tomar por la mañana. Ahora es hora de dormir. Estás

despertando a las vacas.—No me importa. Déjame en paz, chico. No eres demasiado mayor para

probar el cinturón.—¡Probar el cinturón!—se mofó Furty, mientras guiaba a su padre hacia la

escalera—. Se te han acabado los días del cinturón, papá. Jonjo le puso la foto a su hijo en la cara.—Tu madre—masculló con insistencia—. No lo olvides, chico.—No se me olvidará, papá—dijo Furty, con un suspiro—. No te preocupes.Desaparecieron escalera arriba. Los pies de Jonjo golpeaban los escalones

como los de un niño pequeño.

Benny los siguió con la mirada, avergonzado de sí mismo y de lo que habíadescubierto espiando. ¿Qué eran los cebos comparados con eso? Quizá por

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 141/171

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 142/171

Eoin Colfer Benny y Babe

142

—¿Abuelo?—El único e inigualable.Una cerilla se encendió cerca del cigarrillo del abuelo. Por un instante,

Benny vio la boca de Paddy Shaw. No sonreía.—

¿Y bien?—¿Y bien qué?—Bueno. Iré a buscar a tu padre.A Benny le dio un vuelco el estómago.—No, abuelo, espera. He ido a casa de Furty.—A casa de Furty... ya. ¿Has visto lo que tenías que ver?Benny asintió.—Y más. Un montón más.El abuelo dio un suspiro.—

¿O sea que has avistado a Jonjo?—Sí.—Bueno, ¿a lo mejor ahora comprendes un poco mejor a Furty?—Supongo.Paddy Shaw agarró a su nieto del brazo.—Navegas por aguas peligrosas, Benny. ¿Lo entiendes?—Benny asintió—.

Bueno, si me dices que el asunto está zanjado, entonces te creo. Pero si vas aseguir metiéndote con Furty, acabarás involucrando a todo el mundo.—Se acabó, abuelo. No me meteré más con Furty. Ya he tenido bastante.—Bien. Me alegra oír eso. Bueno, vete a la cama. Descansa bien porque el

lunes empiezas a pintar la franja inferior.Benny abrió la boca para protestar, luego lo pensó mejor. Un día de pintura

era un precio muy pequeño que pagar por el silencio del abuelo.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 143/171

Eoin Colfer Benny y Babe

143

BLACK CHAN

Lo estaban preparando todo para la regata. Unos tipos de tez morenahabían montado unos puestos en el muelle. Había un tenderete de baratijas,dardos y una piscina circular de aspecto curioso que resultó ser una carrera depatos. La idea era que apostabas qué pato de plástico sería el primero en cruzarla línea de meta. Una noción tan absurda que sin duda tenía que hacer ganaruna fortuna.

Familias de todo el condado bajaban hasta Duncade. Los bruscospescadores las toleraban solo por un día. Los niños competían en el posteengrasado, las carreras a nado y las de canoas. No hace falta decir que ningunode los niños del pueblo metió un solo dedo del pie en el agua del muelle,habiendo visto lo que sacaban de allí y volvían a echar allí todos los días. Losniños visitantes, sin embargo, parecían bastante contentos incluso al salir delagua cubiertos de los dibujos irisados del gasoil que flotaba en ella.

Benny no rebosaba precisamente de espíritu vacacional. A la luz del día searrepentía de la decisión de haber dejado los cebos. Los problemas de Furty noexcusaban sus acciones.—Estaban allí mismo, delante de mis narices —dijo, arrancando otro

pedazo de musgo del tejado de la fábrica de sal—. No tenía más que alargar la

mano.—Para empezar, estás loco por haber ido hasta allí —dijo Babe—. Furty

podría haberse puesto como una fiera. No son más que cebos, Benny. Yaencontraremos más.—Pero no se trata de eso. Eran mis... nuestros cebos. —Hizo un ademán en

dirección al gentío que pululaba por el paseo—. Mira a todos esos. Habríamoshecho una fortuna.

Babe agarró a Congrio del collar para impedir que se lanzara desde eltejado.—Solo es dinero.—Eres tú la que no hace más que hablar de comprarse esto y lo otro. ¿Y tu

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 144/171

Eoin Colfer Benny y Babe

144

 bicicleta? ¿Y esas botas?—Yo también estoy harta, ¿sabes? La mayor parte de los cebos los encontré

yo, acuérdate. Pero toda esta guerra de los cebos está empezando a asustarme.Benny dio un respingo. ¿Babe Mará asustada?—

¿Tú, asustada? En tus sueños.Babe se erizó.—No quiero decir asustada asustada. Quiero decir más bien preocupada.

Creo que tendríamos que hablar con tu abuelo.—¡No!—Está bien. Solo era un decir.—No pienso correr a casa llorando. Eso es lo que quiere Furty. Pobrecito

señoritingo, buá, buá. Ni hablar.—Entonces, ¿qué? ¿Volver a su casa?

A Benny le vino una imagen a la cabeza: un viejo sollozando en su sillón.—No, es demasiado espeluznante. Tenemos que hacer lo que dijo el abuelo.

Adaptarnos. —El padre Barty, el entrenador de Benny, siempre había dicho:«La mejor venganza es la del marcador». Benny no lo había comprendido hastaentonces—. No tenemos que hacerle nada a Furty —explicó—. Solo tenemosque vender más cebos que él.

Babe se rascó la barbilla.—Un plan brillante, Einstein. Salvo que en la bolsa solo tenemos doce viejos

señuelos asquerosos. Por no hablar del hecho de que hoy no podemos ir a bucear porque ya hay gente en las rocas.

—Tengo algo parecido a una idea.—¿Qué? No me lo digas. ¿Vamos a sacar los cebos de una bolsa mágica? No

sé, señoritingo. Pensaba que ya te había curado la estupidez.—Lo único que necesitamos son unos cincuenta cebos.—¿Cincuenta? Claro, ¿y por qué no cien? ¿Mil? Más o menos tenemos las

mismas posibilidades.Benny se detuvo.—No, si sabes dónde buscar.Babe casi grita de frustración.—¡Benny! Olvídalo, ¿quieres? El único lugar donde encontrarías cincuenta

cebos es en... ¡No!—Pues sí.—¡Benny! Tú mismo dijiste que es demasiado peligroso.—Ya, pero eso era cuando no sabía lo que me hacía. Ahora podríamos

lograrlo. Sin problemas.La idea ya empezaba a tentar a Babe.—No sé, Benny.—Imagínate la cara de Furty si montamos el puesto esta noche.

Una sonrisa empezaba a tirar de los labios de Babe. Ella, a fin de cuentas,era Babe Mará.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 145/171

Eoin Colfer Benny y Babe

145

—Eso sí que sería chulo, sí señor.—O sea que... ¿bajamos a Black Chan?Babe levantó las palmas de las manos.—Espera un momento, señoritingo. No prometo nada. Antes tengo que

verlo más de cerca.—Pues vamos.—¿Qué? ¿Ahora?Benny se encogió de hombros.—¿Por qué no? La marea estará baja dentro de una hora, más o menos.—¿Y el pollo negro?—Sí, ya, solo era otra de las viejas batallitas del abuelo. Seguramente, la ha

sacado de alguna película.Bajaron del tejado de la fábrica de sal y se fueron hacia los prados. Por su

expresión se notaba que tramaban algo prohibido. Les brillaban los ojos, y unapalidez cerúlea relucía bajo sus rostros bronceados por el sol. Incluso Congrioestaba exaltado y correteaba en pequeños círculos alrededor de sus pies. Yaolfateaba el botín.

Black Chan parecía mucho más profundo que el día anterior. Así sucedíasiempre. Las cosas parecían más sencillas, más suaves o más bajas hasta que teenfrentabas a ellas en persona. En ese momento, Black Chan parecía una bocagigante, con su hilera de dientes irregulares guardando la entrada. Las algas

verdes fluían entre las rocas molares y el destello de viejos motores oxidados leshacía guiños a través de las olas.—Caray—susurró Babe.Benny silbó.—Menuda bajada.—No estás asustado, ¿verdad?—Aterrorizado.—Yo también.Había llegado el momento. Todo lo que habría bastado en ese instante era

que uno de ellos mostrara una pizca de duda y podrían haberse retirado sinquedar mal. Pero no. El orgullo de los adolescentes no conoce barreras.

Saltaron la valla de alambre de espino y recorrieron el borde hacia lo queparecía la zona más accesible. Una señal típicamente rotunda se alzabainquietante en el límite del abismo. Decía: «MUERTOS HASTA AHORA: 36». El tresestaba pintado, pero el seis estaba pegado encima de la cifra anterior. Bajo losdatos estadísticos había una leyenda de seguridad pública que decía: «Si ven auna o más personas en el canal, por favor, llamen a San Pedro y díganle quealguien va de camino». Algún gracioso del pueblo había escrito la parte final

encima del texto original.Babe tragó saliva.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 146/171

Eoin Colfer Benny y Babe

146

—Han muerto treinta y seis. Eso son unos cuantos.—Solo lo han puesto para asustar a los turistas. De todas formas, la

mayoría murieron con lo del pollo negro.—Pues es un alivio—dijo Babe, con sequedad.

En fin, todos los adolescentes tienen un gen defectuoso. Provoca unpequeño cortocircuito en el cerebro que se conoce como Síndrome del No Sé. Larazón de esto es que, cuando les preguntan por qué narices hicieron algo enconcreto, siempre responden: «No sé». Por suerte, se trata de un estadopasajero, pero mientras están bajo su influjo esos adolescentes creen quepueden realizar cualquier hazaña, por absurda que sea, porque son invencibles.Fue una desgracia que tanto Benny como Babe estuvieran en el punto álgido desu ciclo del No Sé en el momento del descenso.—Bueno, ¿estás bien?—preguntó Benny.—

Tú primero.Benny respiró hondo.—Bueno, vale. Pues yo primero.Miró abajo, a sus endebles zapatillas. Al día siguiente se compraría unas

Timberland. Sin duda. El acantilado bostezaba allá abajo, lo retaba a poner unpie en él. Las losas de piedra caliza se alzaban como agrestes lápidas, conoscuras grietas en los bordes. Había partes fáciles... cuestas no muy empinadasy fisuras anchas. Sin embargo, la mayor parte era una pared lisa.—¡Peldaños excavados en la roca! —masculló Benny—. ¡Ja! Muchísimas

gracias, abuelo.Benny se volvió para darle la espalda al océano y empezó su descenso.

Todo parecía tener dimensiones desproporcionadas. El sol le quemaba más elcuello. El viento pareció pasar de una brisa fresca a ser una peligrosa borrasca.«¿Qué narices estoy haciendo?», pensó un breve instante. Pero el pensamientoen seguida desapareció, se desvaneció en la extraña emoción del momento.

Bajó un pie, luego el otro. Se había comprometido a no ir a ningún lugarque no fuera allá abajo.

En realidad Benny era afortunado. Tenía la agilidad de una cabra, aunqueél habría preferido compararse con algo más noble. Había dado sus primeros

pasos a los diez meses de edad, y ya corría antes de cumplir el año. En secreto,su padre había llegado a la conclusión que eso le había causado la ligeracurvatura de sus piernas, pues las piernecillas no habían podido soportar elpeso de su cuerpo regordete. Era como poner un elefante sobre zancos. Paracuando cumplió tres años, ya se lanzaba de cabeza desde lo alto del muro del

 jardín, con lo que casi le provoca a Jessica Shaw varios infartos. Cuando empezóa ir al colegio, uno de los pasatiempos preferidos de Benny era trepar a losárboles con las manos en los bolsillos. De manera que, para él, Black Chan noera más que el último eslabón de una cadena de desafíos a la gravedad.

Babe llevaba años trepando todos los días de su vida. Estaba hecha paraello. Bajita y nervuda, con un centro de gravedad bajo. Sus dedos delgados

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 147/171

Eoin Colfer Benny y Babe

147

podían meterse por las grietas más minúsculas y anclarla a una roca como unalapa. Claro que llevar un par de Timberlands, el mejor calzado para rocaconocido por el hombre, no hacía daño a nadie.

Bajaron lentamente, golpeando a conciencia cada lugar en el que ponían el

pie antes de fiarse. No charlaban ni comentaban nada. Todas las energíasdisponibles se dedicaban al descenso. Congrio no experimentaba el mismogrado de dificultad que los humanos. En realidad, no estaba experimentandoninguna clase de dificultad. Lo que para Babe y Benny solo era el más estrechode los salientes, para aquel chucho diminuto era toda una plataforma. Saltabacon facilidad de un nivel a otro, dando pequeños ladridos impacientes para quelos otros dos se dieran prisa.

El último tercio del descenso era el más duro. Ya por debajo de la línea dela marea era más difícil encontrar dónde asirse a las rocas gastadas. El verdín

extendía su pelusa por la pared del acantilado y se escondía en los huecos decualquier grieta, esperando para descolocar un pie incauto. A Bennyempezaban a entumecérsele los dedos y sentía punzadas de dolor en la espalda.Estaba estirando músculos que no suelen usarse en la actividad diaria. Hasta losdedos de los pies le dolían, doblados hacia atrás dentro del endeble material desus zapatillas. Al final, cuando le faltaban dos metros y medio para llegar abajo,no encontró ni un solo sitio donde apoyar el pie.—¡Estoy atrapado!—le gritó a Babe.—¡Pues salta!—¿Que salte?—¿Qué quieres hacer? ¿Subir otra vez?Tenía razón. No había más remedio. Benny se apretó contra la pared de

piedra lisa y se dejó resbalar por su superficie. Aterrizó sobre una pizarra sueltay dobló las rodillas en el impacto. En cuestión de segundos, Babe estaba de pie asu lado, sacudiéndose el polvo de los vaqueros.—No ha sido ni la mitad de difícil de lo que creía—comentó Benny.Babe se reclinó contra la pared del acantilado, el color le iba volviendo poco

a poco a la cara.—No. Un paseíto. Volvamos a hacerlo mañana.

Benny se estremeció. Por lo que a él respectaba, aquello era algo que sehacía una sola vez. Y, si el abuelo llegaba a descubrirlo, seguramente sería laúltima vez que ponía un pie sobre las rocas en todo el verano.—Bueno, solo espero que haya valido la pena.Black Chan parecía muy diferente desde ese ángulo. Era como estar en el

interior de un caldero de piedra. El acantilado se tambaleaba por encima deellos, de veras parecía estar a punto de derrumbarse.—¿Acabamos de bajar por ahí?—graznó Benny.—Pues sí.

La ensenada en sí era oscura, no le llegaba la luz del sol. Allí no sobrevivíala vida vegetal normal. O la arrancaba el agua salada o la oscuridad la mataba

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 148/171

Eoin Colfer Benny y Babe

148

de hambre. Unas grutas irregulares se internaban hacia una negrura total en lapared de piedra.—Ya te digo dónde no pienso meterme —dijo Babe, haciendo un gesto en

dirección a las grutas.—

A mí no tienes que decírmelo—

repuso Benny—

. Tampoco pienso ir allí.—Me alegra haberlo decidido. No me hubiese gustado abandonar tu

cadáver de señoritingo para que se pudriera en uno de esos agujeros negros.—Muchísimas gracias.—De nada.El hecho de que Benny y Babe volvieran tan de prisa a su charla habitual da

testimonio de los poderes de recuperación de los adolescentes. Ya se habíansobrepuesto al estrés del descenso. Después de un trance como ese, cualquieradulto habría sufrido pesadillas durante meses y seguramente habría

necesitado terapia. Sin embargo, para Benny y Babe fue mucho menosestresante que, por ejemplo, tener que besar a alguien en la mejilla delante detodos tus amigos.

Se apresuraron a cruzar la zona de sombra y llegar a la iluminada, ansiososde la tranquilidad que da ver y oler cosas familiares. Hasta los grupos desiemprevivas moradas eran un agradable elemento del inhóspito paisaje. Yaestaban como en casa. Aquel era su negocio.

Las losas planas fueron sustituidas por guijarros aplastados, y las piedras, asu vez, fueron reemplazadas por manojos de algas. Los dos socios fueronsaltando por las rocas protuberantes hasta que llegaron a los dientes de BlackChan.

Babe le dio unos golpecitos a una roca irregular del tamaño de un buzón.—Esto es los que nos va a hacer ganar dinero —explicó—. Son como un

tamiz gigante. Cualquier cosa que traen las corrientes se queda atrapada aquí.Los dientes recorrían toda la ensenada en un rudo semicírculo. Una

cordillera en miniatura. Fuera, el océano azotaba la base de los pilares, pero lamarea estaba demasiado baja para sobrepasar la barricada. Benny espió porentre dos de los dientes. Una espesa capa de suciedad y podredumbre se habíaacumulado con el pasar de los años. Fragmentos de metal y madera asomaban

por el cieno. El hedor era espantoso.Arrugó la nariz.—¡Oh! Es peor que un establo lleno de granjeros.—Demasiado para tus delicadas narices de señoritingo, ¿verdad?—No. A estas alturas, ya estoy acostumbrado. Entre todos vosotros

esparciendo estiércol todo el rato...Babe le dio un puñetazo.—Yo personalmente no esparzo estiércol.—Lo que sea. Eso, movámonos y salgamos de aquí.

Babe asintió.—Tú ve a estribor. Yo iré a babor.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 149/171

Eoin Colfer Benny y Babe

149

Benny frunció el entrecejo.—Estribor... No me lo digas. Eso es...—A la derecha, ignorante. Tú a la derecha.—Ya lo sabía.—

Claro, señoritingo. Por supuesto que sí, igual que sabías lo que era unVB.—¡Eso!, ¿por qué no lo sacas a relucir?La zona que quedaba justo en la parte interior de los dientes estaba

salpicada de charcas de rocas y agujeros donde torcerse el tobillo. Benny fue decamino al lado derecho del acantilado sobre las rocas que había secado el sol.Mientras avanzaba, tiró de una barra retorcida de metal que había bajo unaroca. Si vas a limpiar dientes, necesitas un palillo.

La uve que formaban las dos primeras columnas estaba llena de porquería.

Una gaviota estaba posada sobre ella, aferrada a las algas con sus garraspalmeadas. Era una gaviota grande. Grande y de aspecto malvado. Como esecuervo del demonio que sale siempre en las películas. Miró mal a Benny.

«¿Qué me pasa con los animales?», pensó él, zarandeando un poco la barrade hierro hacia la gaviota. Si el pájaro hubiese podido reírse con sorna, lo habríahecho. En lugar de eso, se conformó con un chillido poco convincente y nomeneó ni una ala. «Ya volveré después», decidió Benny, arrastrándose hacia lasiguiente roca.

Si existía algún trabajo más asqueroso, a Benny le habría gustado verlo.Aquello le resultaba bastante nauseabundo. Primero el hedor te atacaba lasnarices. Después, cuando rascabas y apartabas la corteza seca, se liberaba todoun revoltijo de aromas nuevos. Pescado putrefacto, bolsas de basura rajadas,gaviotas muertas y algas empapadas de gasoil por nombrar solo unas cuantascosas.

Benny hincó su palo en el centro de una pila y la removió. La masa pastosacayó sobre las rocas haciendo «plaf».

El chico contuvo la respiración y se arrodilló junto a la pila. A primera vistahabía localizado varios brillos metálicos. Se armó de valor y hundió las manosen la masa nauseabunda. Al tacto era peor que a la vista. Viscoso, resbaladizo,

con trozos duros y cosas que se retorcían. Luchando contra el impulso de salirdespavorido, Benny aferró uno de los trocitos brillantes y tiró de él. Era uncebo. ¡Era un alemán gigante! Y a la primera.—¡Tengo uno!—gritó, agitando su presa.Babe estaba retirando tiras de algo lodoso de una cucharilla.—Yo también. Este sitio está plagado.«Plagado—pensó Benny—. Los cebos no son la única plaga que hay aquí.»

Pero sabía que no podía quejarse. Al menos no en voz alta, porque todo aquellohabía sido idea suya.

Se quitó la sudadera y se la ató alrededor de la cara. Consideró que lasudadera no tendría un olor tan ofensivo como la porquería por la que estaban

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 150/171

Eoin Colfer Benny y Babe

150

rebuscando.

Furty volvía a estar de vigilancia. Por lo que a él se refería, el conflicto con

Shaw se había intensificado hasta convertirse en una guerra total y, puesto quelos preparativos habían valido muchísimo la pena en su última pequeñatravesura, los vigilaría durante un tiempo antes de decidir cómo se vengaríamejor.

Ese día, Furty estaba de especial mal humor. Detestaba la regata, con todasesas familias melosas pululando por ahí, chupando polos como si no tuvieranun solo problema en el mundo. Era todo mentira. No era más que unarepresentación para demostrarles a todos lo felices que eran. En cuantovolvieran a meterse en el coche, papá se pondría a gritarles a los niños para quese callaran.

Tampoco podía lanzar su trampa con toda esa gente en las rocas. Nisiquiera podía salir a las rocas en busca de señuelos legítimamenteenganchados. Cierto, había fanfarroneado diciendo que lo de rebuscar era paracríos. Sin embargo, solo habían sido palabras. En realidad necesitaba todos loscebos que pudiera conseguir si quería irse de Duncade ese verano.

Furty necesitaba más cebos todavía que Benny y Babe, porque tenía unintermediario. El propietario de la tienda de aparejos de pesca había convenidocon él un buen precio por cualquier cosa que le llevara. Furty podía haberseencargado él mismo de las ventas, pero ni siquiera le gustaba hablar con esos

señoritingos, y menos aún mendigarles dinero.Furty agitó los viejos prismáticos, intentando obligarlos a que enfocaran

mejor. Allí estaban los dos tortolitos, cruzando el prado. Dentro de nada iríancogidos de la mano. ¿Qué se proponían? Alguna estupidez, sin duda. A lomejor algo de lo que él podría sacar partido.

Ese día no irían a bucear al puente de Horatio, no con todos esos anzuelosperdidos volando por ahí. Aunque, tal como algunos de esos señoritingosapuntaban con las cañas, a lo mejor el agua era el lugar más seguro de todos.Bueno, pero ¿qué estaban haciendo? ¿Un servicio personal? ¿Venta ambulante?

Entonces, ¿por qué habían pasado de largo las rocas más ocupadas?Furty fulminó con la mirada a la lejana pareja. Aquello no le gustaba. El no

saber. A lo mejor esos dos habían sido lo bastante listos para hacerle algúntruco. Sobre todo si habían ido a pedirle consejo a aquel viejo cascarrabias dePaddy Shaw. Ese tipo tenía más trucos guardados en la manga que una salarepleta de magos. Había una posibilidad entre un millón de que lo derrotarande alguna forma, pero, con la suerte que tenía su familia, eso era más o menostodo lo que necesitarían.

«¡Saltan la valla! ¡Increíble!» Seguro que no eran tan tontos como para...

¡No! Sí, sí que eran tan tontos. Estaban bajando a Black Chan. Furty sonrió conmalicia. Eran más bobos de lo que parecía. En realidad, eran tan bobos como

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 151/171

Eoin Colfer Benny y Babe

151

parecía. Volvió a sonreír, disfrutando de su propio chiste. Debería recordarlopara explicarlo en el funeral de esos dos.

Furty se dejó caer del tejado cubierto de musgo. Aquello, sin duda, merecíaser visto más de cerca.

El asco hizo retroceder a Benny. Las órbitas huecas de una calavera lomiraban desde detrás de dos columnas.

Un cangrejo ermitaño se paseaba por una de las cavidades de los ojos.—¡Dios Santísimo! —exclamó, sintiendo que el desayuno amenazaba con

reunirse con el mundo exterior.—Una foca—dijo Babe.—¿Qué?—Es una foca. Mira, aletas.Benny miró. Solo la calavera estaba completamente limpia. Los restos de

una aleta colgaban fláccidos de unas cuantas tiras de piel.—Esto es encantador. Adoro este trabajo.—Ha sido idea tuya, señoritingo. No me gustaría verte en un matadero.—Ni a mí. —Benny intentó llevar el tema de su debilidad por otros

derroteros—. La marea sigue estando bastante baja.Babe asintió, pensativa.—Ya lo sé. Llevamos aquí abajo una buena hora y media, y la línea de la

marea no se ha movido.

Benny se encogió de hombros.—Bueno, ya sabes lo que dicen: el que espera desespera.—Se exaspera.—Desespera.—Se exaspera.—Por el amor de Dios, duende, discutes por todo. Desespera.Babe solucionó la discusión retorciéndole el brazo.Benny se frotó el hombro.—Será mejor que sigamos antes de que el agua empiece a subir. No quiero

estar aquí cuando llegue el pollo.—Ni yo. Le daremos otra media hora. Después será mejor que nos

larguemos.Benny asintió. No tenía sentido ponerse en peligro. Ya tenían cebos

suficientes para montar la tienda esa noche. Miró con recelo el cráneo de foca; elcráneo le devolvió la mirada. Seguramente podía meter la barra en la órbita delojo y lanzar la calavera fuera de allí. Aunque a lo mejor no. Benny caminó concuidado de vuelta hacia la primera columna. Quizá ya no estuviese allí esagaviota endemoniada.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 152/171

Eoin Colfer Benny y Babe

152

Furty miraba Black Chan desde arriba. Se apartó los prismáticos de la carapara confirmar lo que le decían las lentes. Pues sí. Seguían allí, recogiendo cebosentre los dientes, por lo que parecía. Dio un resoplido de incredulidad. Ya depaso ¿por qué no se tiraban desde lo alto del castillo? Shaw lo sorprendía, de

verdad. Actuaba como un turista estúpido. ¿No habían visto el cartel? Lo decíacon bastante claridad, de eso no había duda.El problema con Black Chan no era bajar hasta allí. Los acantilados eran

 bastante practicables. El mismo Furty había estado allí abajo en variasocasiones. El problema era el efecto que tenían las columnas de roca en lamarea. Los huecos entre los dientes estaban atascados con toda clase deporquería y actuaban como un dique natural. El agua quedaba retenida tras elmuro y daba la impresión de que la marea estaba baja. Entonces, de repente, encuestión de minutos, el agua pasaba por encima y abría muchos de los huecos

obstruidos. En cuanto pasaba una ola, quedaba atrapada, no podía retroceder.Black Chan se llenaba como un cuenco bajo el grifo. La corriente contenida setransformaba en una maliciosa resaca que azotaba las piernas de todo lo queestuviera en pie. En ese caso, los intrusos y su perro.

Había otro problema. La escalada. El descenso era fácil, pero la mareacastigadora había gastado hacía mucho todos los asideros de los últimos tresmetros, más o menos. Si querías salir de Black Chan, más te valía haber dejadouna cuerda atada al último asidero. Si no, la única forma de escapar era pormar. Y, por lo que veía Furty, esos dos no habían llevado ningún bote. Yapodías gritar todo lo que quisieras, nadie te oiría desde el fondo de Black Chan.A fin de cuentas, ¿quién sería tan estúpido como para no hacer caso del cartel ysaltar la valla?

Se metió los prismáticos en el bolsillo del abrigo. Si una persona tuviera un bote y fuese a la boca de Black Chan, esa persona estaría en una posiciónaventajada para regatear. Furty echó a correr por el terraplén. En realidad él notenía bote, pero conocía a un hombre que sí. Un hombre que no estaría por allíen un buen rato.

Había un ojos rojos atascado justo entre dos de los irregulares dientes.Benny llevaba los últimos diez minutos haciendo trizas la porquería paraalcanzarlo y no pensaba desistir de ninguna forma.—También podrías rendirte—le gruñó al trozo de metal—. Benny Shaw no

deja nada atrás.—¿Qué?—dijo Babe.—Nada. Solo amenazaba a un cebo.—Ah.Babe volvió al trabajo, para ella esa respuesta era del todo aceptable.

Benny estaba poseso. Aquel sería el mayor botín conseguido en una solasalida. Él ya tenía treinta y dos cebos, por no hablar de un viejo reloj, dos

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 153/171

Eoin Colfer Benny y Babe

153

monedas alisadas (de oro, con suerte) y una vieja lata de galletas ideal paraalmacenar el botín del día. Benny ya veía las botas Timberland y una navajaLeatherman en su futuro inmediato. Sería como una patada en los dientes paraHowlin. Y aún no habían terminado.

Había una gran roca cubierta de algas que lo separaba de su ojos rojos.Benny metió la barra debajo y puso su peso sobre ella. No se movía.—¡Ni hablar, roca!—¿Qué?—Solo amenazaba a la roca.—Ah, vale.Benny caminó sobre la barra y saltó sobre un extremo. La barra chirrió y se

combó. La piedra rechinó, protestó y ¡saltó! Dio un respingo, salió rodando yenvió el cebo tintineando a una charca de rocas.—

¡Sí!—

gritó Benny con alegría, al tiempo que alcanzaba el ojos rojos. Lamano se le quedó petrificada a medio camino. Entraba agua por el hueco dondehabía estado anclada la roca. Mucha agua.

Benny arrugó la frente.—¡Babe!La cabeza de su socia apareció detrás de la base de un monolito de piedra

caliza.—¿Y ahora qué, señoritingo? ¿Otra foca que te da miedo?—No —respondió Benny—. Creo que será mejor que nos vayamos. Ahora

mismo.

El pueblo estaba plagado de visitantes. ¡Apostar por patitos de goma, por elamor de Dios! Furty avanzaba furtivamente por el muelle, intentando calmar sucuerpo después de la carrera. El corazón le latía con tanta fuerza que se lo sentíahasta en las orejas, y estaba seguro de que tenía la cara roja como un tomate.

La batea de Clipper estaba justo donde debía estar, amarrada al lado de supesquero. Clipper estaba pescando el bacalao esas últimas semanas, de modoque estaría arropado en la cama hasta la marea nocturna. Perfecto. Furty habría

devuelto el pequeño bote antes de que lo hubiese echado en falta siquiera. Y si,por desgracia, lo pillaban, podía decir que era una emergencia y que solointentaba ayudar. El chico sonrió. Eso de la vigilancia estaba mereciendo muchola pena. Dentro de nada tendría su piso en Dublín.

Había unos mocosos en los escalones, pescando bichejos. Furty resistió latentación de tirar a un par al agua como por accidente. No era momento dellamar la atención sobre sí mismo. Los botes estaban amarrados al muro de tresen tres. Pasó por encima del  Mary Jane, el  Mary Eileen y el  Mary Rose antes desaltar a la batea. La embarcación de fibra de vidrio se balanceó sin rumbo bajo

sus pies. Furty aflojó las piernas y se balanceó también. Los marineros de aguadulce se ponían tensos automáticamente y absorbían el choque. Los marineros

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 154/171

Eoin Colfer Benny y Babe

154

de verdad no intentaban resistirse a la mar. Furty se dio cuenta de que era laprimera vez que se subía a un bote desde que había salido. Ni siquiera se habíadado cuenta de que lo echaba de menos.

Le quitó la funda de plástico al fueraborda. Solo cinco caballos de potencia.

No es que tuviera un motor a reacción, pero tendría que valer. Furty lo preparóy enroscó la cuerda alrededor del motor de arranque. Se encendió a la primera.Había que reconocer que Clipper mantenía sus motores en buen estado. Elchico tiró el cabo de proa y recogió las defensas. Después puso el motor a todamarcha, trazó un arco cerrado con la embarcación y subió por la costa.

Clipper y Jerry estaban apostando algo de suelto en las carreras de patitos.Clipper le había jurado a su mujer que se mantendría alejado del tenderete,después del escarmiento que se había llevado el año anterior. Directo a casa, adormir, lo había prometido. Sin embargo, ¿cómo podía resistirse a esospequeñines, con sus bonitos picos rojos, haciendo lo que podían por ganar lacarrera?

«Solo una apuesta —se dijo—. Solo una. Una libra a ese valiente con elnúmero nueve y yeso en el ala.» El propietario cogió la moneda y puso enmarcha el pequeño compresor que había bajo el puesto.

Resultó que el número nueve llevaba yeso en el ala porque tenía unagujero. Se hundió a medio camino de la segunda vuelta. Clipper protestó conamargura, pero fue en vano. Pensó que probaría suerte con otra apuesta para

recuperar la inversión.Una hora después, Clipper seguía intentando recuperar la inversión. Había

perdido veinte libras y parecía que gafaba todos los patos que escogía. Ya losveía de otra forma. Su lindeza tenía algo de perverso. Sus sonrisas alegres sehabían transformado en muecas aduladoras. Eran patitos endemoniados.

 Jerry Bent se le asomaba por encima del hombro para mirar. Él no segastaría un penique. Jerry no. Pero se contentaba con distraer a una persona consu consejo de una sola palabra.

Clipper sentía que la fiebre del juego se apoderaba de él.— Jerry, quieres callarte con tus «mariposas». Estoy intentando

concentrarme.—Mariposas—soltó Jerry con desdén, muy ultrajado.—Bueno, perdóneme, don Susceptible. Estoy intentando recuperar el

dinero de la compra. Jerry sabía cuándo molestaba. Se fue paseando hacia el banco para lanzar

unos cuantos escupitajos de calentamiento antes del concurso del día. Unavictoria más y tendría un trofeo perpetuo. El muro ya estaba repleto deaspirantes lanzando largas serpentinas a las aguas poco profundas. Y había un

par de buenos competidores, además. Una jovencita de Fethard-on-sea los hacíaaterrizar siempre más allá de la marca de los diez metros.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 155/171

Eoin Colfer Benny y Babe

155

La mirada de Jerry se dirigió al muelle exterior. Allí estaban los Ahern, elhedor salía a vaharadas de su embarcación. Y allá estaba el barco de Clipper, el

 Mary Rose. Inmaculado, como siempre. Los ojos de Jerry dejaron de moverse.Había alguien en la batea de Clipper. Era ese canalla de Furty Howlin. ¿Qué se

proponía esa calamidad andante? ¡Estaba zarpando! ¡Era un completo horror!¡Ese ladrón se llevaba el bote de Clipper a plena luz del día! Jerry corrió hacia el puesto de las carreras de patos. Clipper estaba en el

trance de alentar a su patito.—Vamos, bonito. ¡Vamos, campeón!

 Jerry lo agarró del codo.—Mariposas—dijo con apremio.—Ahora no, Jerry —espetó Clipper, retirando el brazo—. Lo estoy

consiguiendo.

 Jerry volvió a zarandearlo.—Mariposas. ¡Mariposas!—¡Que te vayas!

 Jerry suspiró. Era como mirar un episodio de «Scooby Doo». Agarró aClipper con sus brazos de oso y lo arrastró hacia el muelle.—¡MARIPOSAS! —gritó, moviendo la cabeza de su prisionero hacia el muelle

exterior. Tuvieron el tiempo justo de ver la batea saliendo a mar abierto.—¡Qué demonios! —renegó Clipper—. Ese ladrón... Vamos, no pienso

quedarme aquí sentado con ese dando vueltas en mi batea.—¿Mariposas?—preguntó Jerry.—Vamos tras él, por supuesto. En esa cosita no irá más de prisa que el

 barco grande.Corrieron hacia el muro del muelle y solo se detuvieron para quitar las

amarras de los antiguos noráis de cobre. En cuestión de segundos, Clipperhabía encendido los motores diesel del  Mary Rose. Con veinticinco caballos depotencia bajo la cubierta, solo tardarían unos minutos en atrapar a Furty. Yentonces se armaría la gorda.

Benny estaba buscando asideros en la pared de roca. No había ninguno. Elmar había desgastado la superficie de piedra hasta dejar una capa brillante. Fuerecorriendo el acantilado, pasando las manos sobre la lisa caliza. Nada. Todoplano o con suaves ondas.—¿Encuentras algo?—le gritó a Babe.—Pues no. Nada en lo que se pueda meter más que un meñique.Tenían problemas. Problemas gordos. El agua iba subiendo a un ritmo

despiadado. Entraba a borbotones por entre las rocas y se llevaba consigopedazos de cieno. Con cada pedazo aumentaba el volumen del flujo.

Era difícil creer que estuvieran en verdadero peligro, que algo malopudiera ocurrirles a ellos. Eso solo pasaba en las noticias. A niños de los que

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 156/171

Eoin Colfer Benny y Babe

156

nunca habían oído hablar. Niños que desobedecían las advertencias públicas.Benny se dio cuenta de que, si se ahogaban, la televisión los trataría como a unpar de idiotas que habían muerto por su propia estupidez.—¿Y las grutas?

Babe frunció el ceño.—No. Solo nos quedaríamos atrapados. Tenemos que llegar tan alto como

podamos e intentar esperar.—A lo mejor viene a buscarnos alguien.—A mí no. Mi madre está acostumbrada a que me pase horas recogiendo

cebos.Era cierto, Benny se dio cuenta de ello. Todos supondrían de forma natural

que estarían rebuscando en las rocas. No en esa roca en concreto, no obstante.Saltó otra obstrucción. Un chorro de agua roció a los dos adolescentes y los

hizo caer en las olas poco profundas. Era como que te disparase un cañón deagua. Resoplando y medio ahogados, se pusieron en pie como pudieron. Bennyse dio cuenta, espantado, de que toda la zona estaba cubierta de agua. Se lesacababa el tiempo.—¡De prisa!—gritó por encima del estruendo de la inundación—. ¡Sobre el

diente más alto!Vadearon el agua revuelta. La resaca les tiraba de las piernas con dedos

líquidos, intentando hacerlos caer en las olas. Babe agarró a Congrio bajo el brazo.

—Ahí. ¡Mira!Había una columna que era plana por arriba y que tenía una superficie lo

 bastante amplia por el lado que quedaba protegido. Tenía al menos tres metrosde alto. A lo mejor sería lo bastante alta para mantener los pies fuera del agua.

Benny agarró a Congrio del collar.—Bien, tú primero. Te pasaré los cebos.—Congrio primero.—Sí, claro. Congrio primero.—Olvídate de los cebos, Benny. Esto va en serio.—Ni hablar, Babe. No he bajado hasta aquí para nada.—¡Benny!—No hay tiempo para discutir. ¡Sube!Babe cogió aliento para protestar, pero se lo pensó mejor. Benny tenía esa

expresión en el rostro. La misma que se le ponía a su perro cuando masticabaun congrio. Babe se limpió la espuma de la cara y alcanzó el primer asidero.Benny la impulsó desde abajo y, al cabo de unos segundos, la chica ya estabasentada a horcajadas sobre el pilar.—Vale—gritó—. Pásame al perro.Benny puso una mano bajo los cuartos traseros de Congrio y lo alzó en el

aire. El chucho intentó correr verticalmente y sus patas dieron contra la rocalisa. Babe agarró un mechón de pelaje erizado y arrastró a Congrio a la roca

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 157/171

Eoin Colfer Benny y Babe

157

seca.—Ahora estos—dijo Benny, alzando la lata con los cebos.—Los tengo—gruñó Babe, sosteniendo la lata bajo el brazo.Benny metió el pie en un hueco y se lanzó hacia arriba. La roca era fácil de

escalar, estaba llena de grietas y cornisas. No tardó en llegar a la cima, con elagua helada calándole la parte del trasero de los pantalones.—Me traes a unos sitios muy románticos—masculló Babe.—Solo lo mejor para mi socia.Estaba claro que aquel era un caso de risa para ocultar las lágrimas. Nada le

habría gustado más a ninguno de los dos que una gran llorera en los brazos desus madres. Pero eso no podían admitirlo. Incluso enfrentados a un peligromortal, era importante mantener la sangre fría. Sobre todo delante de unmiembro del sexo opuesto.

Se sentaron acurrucados, las gotitas de las olas al romper les caían encimacomo una niebla. El agua subía sin cesar, burbujeando y siseando alrededor dela base de la columna. En las corrientes giraban tiras de algas que luego eranarrastradas por la resaca maligna.—Yo diría que aquí estamos bien —dijo Benny, por hablar. Le

castañeteaban los dientes—. No creo que la marea llegue tan arriba.Babe revisó la columna con ojos entrecerrados.—No sé. No se ve ninguna línea de la marea. Será por poco.—A lo mejor pasa algún barco y nos ve.—Lo dudo. En estas aguas no se pescaría ni un resfriado. Con todos esos

remolinos... Y aquí tampoco hay nasas de langosta. Nadie va más allá de laCinta de Katie. No hay fondo de arena.

Benny rezongó.—Bueno, es fantástico, ¿verdad?Más bien parecía funesto. Atrapados en una columna de piedra con la

marea subiendo por todos los costados. Lo único que podían hacer era rezar porque las aguas retrocedieran antes de llevárselos por delante. Lo mejor quepodían esperar era quedarse allí atrapados un par de horas hasta que el océanose retirase.

Es gracioso las vueltas que da la cabeza en ocasiones así. Benny solo podíapensar en que su madre lo mataría por no ir a cenar.

El mar abierto estaba algo picado, pero Furty encaró la batea directa haciaél y luego se dirigió un rato hacia la costa. En cuanto hubo rodeado la Cinta deKatie, todo el refugio que habían proporcionado las rocas se esfumó. Habíacaballos blancos en las crestas de las olas, lo cual era una mala señal. Nada quepreocupara a un barco pesquero, pero sí era suficiente para volcar una batea en

malas manos.Furty colocó su mole sobre la borda de babor y enderezó la pequeña

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 158/171

Eoin Colfer Benny y Babe

158

embarcación. La boca de Black Chan empezaba a verse. Los dientes actuaban devaporizadores y hacían flotar una niebla baja alrededor de la gran boca. El chicoescudriñó la neblina. La mayor parte de las columnas estaban sumergidas y ensu base giraban remolinos. Las obstrucciones entre los dientes hacían que

saltaran respiraderos de manera irregular. No se veía a los dos socios porningún lado.Furty se sacudió el agua del pelo y puso el motor al máximo. Tendría que

acercarse más.

—¡Escucha!—exclamó Babe—. ¿Eso es un motor?Ya estaban de pie sobre el pilar, las olas coronaban la cima de su

emplazamiento. Un respiradero escupía agua con cada embate de las olas.Congrio luchaba con desesperación en los brazos de Babe. La chica le cerró lasfauces con una mano.—Chisst. ¡Calla, chico!Benny aguzó el oído e imaginó el ritmo regular de un motor oculto entre el

 barullo de la naturaleza.—No lo sé. A lo mejor.Una ola les pasó por los tobillos e hizo que Benny perdiera pie. Cayó sobre

la roca y el pecho se le rasguñó con las lapas que la poblaban.—¡Benny! —chilló Babe, las lágrimas reprimidas le fluyeron entonces por

las mejillas.

Benny abrió la boca para tranquilizarla, pero una bocanada de agua saladaaprovechó la oportunidad de colársele por la garganta.

Babe sujetó a Congrio con las rodillas y estiró el brazo para ayudar a susocio.—¡Suelta la lata, Benny!Incapaz de decir nada, Benny sacudió la cabeza. Ni hablar.—¡Suéltala!Benny sacó tosiendo un montón de porquería.—No, nunca.

Babe agarró a su socio del pelo y lo arrastró a la cima de la roca.—¡Señoritingo estúpido! ¿Pretendes matarte?Benny sacó tosiendo otra buena parte de sus contenidos estomacales. ¿De

qué estaba hablando esa chica? Tenía que salvar los cebos, ¿no? Se fue poniendode pie con cuidado y se abrazó a Babe. Ya habían pasado la barrera de lavergüenza. El resbalón de Benny les había hecho comprender que estaban en ungrave apuro.

Furty los vio. Estaban atrapados en la roca alta, con el mar hecho una furiaa su alrededor. Ya eran cadáver, sin duda. Todos los pensamientos acerca de los

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 159/171

Eoin Colfer Benny y Babe

159

cebos y la venganza se evaporaron de la cabeza de Furty. Aquello era grave. Yano eran sus enemigos, solo eran dos chicos empapados y en peligro de muerte.

Furty estudió las corrientes del agua. Sintió cómo la marea tiraba de laquilla y supo que esos pequeños remolinos harían girar la batea como una

araña en un desagüe. Tenía que acercarse de la forma adecuada e, incluso así,solo tendría unos segundos para hacer subir a bordo a esos dos tarados. Furty balanceó la batea a modo de prueba. Tendría más lastre con otros dos cuerpos.Pero también más peso. A lo mejor demasiado para el pequeño motor de cincocaballos.

No había tiempo para convencerse de que era una locura. Tenía queacercarse ya, antes de que Benny y Babe fuesen arrastrados de la roca ylanzados contra la pared del acantilado. Furty se colocó en el centro del bote yse estiró para controlar la caña del timón. La embarcación ya estaba algo mejor

equilibrada. Tendría que entrar marcha atrás, controlando la potencia paramantenerse lejos del arrecife. Si su cálculo no era exacto, acabarían siendo tresen esa roca.

Babe se apartó de la cara la melena empapada y se la escurrió en la nuca.—Es Furty—gritó, señalando a la batea que se aproximaba.Benny miró por entre las olas.—¿Furty? ¿Qué narices quiere?—¿A quién le importa? Ya nos pelearemos por eso después.

Benny estrechó la lata contra su pecho. Cuando más tarde le preguntaron,no logró explicar qué le tenía el cerebro poseído en esos momentos traumáticos.Una especie de egoísmo tozudo. Si lograba salvar los cebos, todo lo demássaldría bien.—Solo viene por nuestros cebos. Lo conozco.—¡Olvídate de esos estúpidos cebos!—gritó Babe, con la voz quebrada por

algo más que un ligero matiz de histerismo. El agua ya les lamía las rodillas,cada ola amenazaba con lanzarlos a los remolinos. La chica intentaba condesesperación agarrarse a su perro, que no dejaba de retorcerse, y Benny estaba

gastando energías con esos cebos estúpidos.—¿A quién le importan los cebos? Yo solo quiero salir viva de aquí.Benny no dijo nada. Miraba al bote con suspicacia y se aferraba más a la

lata.—¡Furty!—chilló Babe—. ¡Aquí!La figura sombría les hizo señas con una mano.—Ya viene—suspiró Babe; el alivio le inundaba el rostro—. Gracias a Dios.—Ya veremos—dijo Benny entre dientes.Furty se fue acercando lentamente marcha atrás, con pequeños golpes de

potencia del motor.—¡Venga!—les gritó a los dos chicos, que estaban temblando.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 160/171

Eoin Colfer Benny y Babe

160

Benny sacudió la cabeza.—No, es alguna clase de truco para quedarse con los cebos.—¡Salta!—¡No!

Babe no se lo podía creer.—¡Benny, por favor!Furty les tendió la mano que tenía libre.—¡Mará! Vamos, de prisa.Babe le lanzó otra mirada suplicante a su socio.—¿Benny?El chico mantuvo su expresión glacial.—¡Vamos! No tengo todo el día.Babe saltó. No llegaba a un metro, pero el ángulo era extraño. El fueraborda

 bloqueaba la popa y la quilla se bamboleaba con el oleaje. Lo logró. Casi.Consiguió agarrar la borda con los dedos. Furty la asió por el pescuezo y lasubió hasta la sentina. La chica se enderezó escupiendo gasoil.—Benny—dijo, tosiendo—. ¡Salta!Entonces Babe se dio cuenta de que ya no tenía a Congrio bajo el brazo. Lo

había perdido entre la confusión.—¡Oh, Dios mío! ¡Congrio!Benny divisó al perrito, que pataleaba con ánimo entre las corrientes. No

tenía ni la más remota posibilidad. La marea lo arrastraba sin esfuerzo hacia lasrocas.—¡Que viene una grande!— bramó Furty por encima del hombro.Intentó dar gas para eludir el peligro, pero lo hizo un instante demasiado

tarde. La ola lanzó a la embarcación contra uno de los pilares de piedra caliza.No fue un golpe muy fuerte. No lo suficiente para hundirlos, pero sí lo bastantepara doblar las hélices como si fueran pétalos de rosa. Soltando montones dereniegos, Furty agarró un remo e intentó impulsarlos y alejarlos de las rocas.—¿Dónde está Congrio?—gritó Babe.Benny escudriñó la superficie negra. Ni rastro. Sin embargo, oía algo, unos

aullidos agudos que atravesaban el rugido de las olas.—¡Allí, mira!Benny siguió la mirada de Babe. Congrio estaba atrapado entre las rocas,

atascado en los restos de una antigua embarcación. Se retorcía sin energía, eraevidente que estaba herido.—¡Benny!A Benny le pareció que estaba atrapado en un torbellino. Estaban

sucediendo demasiadas cosas a la vez. Cuando intentaba concentrarse en algo,aquello se desvanecía para ser reemplazado por otra crisis. De pronto Congrioestaba atrapado, las olas sucesivas le sumergían la cabeza. Babe y Furty se

estaban desplazando a lo largo de los dientes, se alejaban de él. Y él estabaatrapado y sin ayuda a la vista. Con una fortuna en cebos bajo el brazo, además,

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 161/171

Eoin Colfer Benny y Babe

161

y con pocas esperanzas de venderlos.—¡Benny!El grito de Babe lo sacó de su aturdimiento. Esperó a que hubiera una

calma entre las olas y entonces se tumbó sobre la roca.—

¡Congrio! Ven, chico.El perro estiró la cabeza, los tendones parecían cables bajo su pelaje. Unaola les rompió encima y a Benny le sacó el aire de los pulmones. Lo dejómaltrecho y sin aliento. Se dejó caer un poco más, sujetándose a la roca solo conlas piernas.—Vamos, chico. Vamos.Tocaba las orejas de Congrio con las puntas de los dedos. Solo unos

centímetros más y alcanzaría el collar. Otra ola. Fue como un martillo quemetiera cuñas líquidas entre Benny y la roca. Para el perro fue peor. Su único

ojo se estaba apagando, sus patas colgaban inertes e inútiles. Benny se lanzóuna última vez. Sus dedos rebuscaron y se cerraron sobre el collar del perro.Tiró con fuerza. No había tiempo para preocuparse de qué heridas podía tenerCongrio. Ese tirón liberó al perro, pero también arrancó la lata de los cebos dedebajo del pecho de Benny.—¡No!—gimió. Después de todo eso, no.Furty puso todo su peso tras el remo para propulsarlos a lo largo de los

dientes de Black Chan. Como por milagro consiguieron acercarse de lado.—Benny— bramó—. De prisa.Babe estaba en la proa con los brazos extendidos hacia el chico y el perro.

Benny acunaba en sus brazos al chucho tembloroso, que sangraba por un largotajo que tenía en el costado.—¡Cógelo!—rugió en el viento.Babe asintió, al tiempo que doblaba los dedos. Benny lo balanceó dos veces

y lo soltó. Congrio salió volando por los aires, se le resbaló a Babe de las manosy aterrizó con un golpe sordo en la cubierta. Furty le puso con cuidado una botaen el lomo para sujetarlo.

Babe casi sonrió.—Ahora tú, Benny. Ahora tú.

Benny sacudió la cabeza. Aún veía los cebos. Estaban cerquísima. Solo unpoco más arriba de donde había estado Congrio. Solo tenía que inclinarse. Soloun segundo. No tardaría más.—La lata—gritó, señalándola—. Solo un segundo.—¡No, Shaw!—protestó Furty—. No puedo sujetar más el bote.Babe hundió el rostro entre las manos, incapaz de mirar.Benny se postró y alargó un brazo hasta casi sacárselo del hombro. Y habría

alcanzado los cebos. Con facilidad. Sus dedos ya estaban tocando el metalcuando llegó la ola. No fue una ola grande. No en cuanto a altura. Fue más

como un tren de carga. Rápida y baja. La ola partió el remo de Furty y envió lasdos mitades girando hacia Black Chan. Se llevó el cuerpo de Benny por delante

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 162/171

Eoin Colfer Benny y Babe

162

y lo lanzó al oleaje. El chico sintió el agua fluir bajo su ropa, hinchándola comosi fuese un disfraz de payaso. Fue rodando hacia el bajío, arrastrando el pechopor las piedras. Entonces, como gran final, la ola lo arrastró de vuelta al puntode partida y lo dejó atrapado en la embarcación naufragada.

La maquinaria escogió ese preciso instante, tras décadas de inmovilidad,para rendirse a la fuerza del mar. Gruñó y chirrió con unos sonidos quehurgaron en la parte de las pesadillas del cerebro de Benny. Entonces, se

 balanceó, perdió el equilibrio y se precipitó despacio desde donde estabaanclada. De camino a su tumba acuática, un lado plano de la embarcación entróen contacto con la pierna de Benny. Se oyó un crujido, como el de una nuez bajoun mazo. «Ups —pensó Benny—. Eso no ha sido solo una fractura. Han sidovarias.»

 Jerry estaba inclinado sobre la barandilla de proa, oteando las ensenadascon ojos entrecerrados. Casi había abandonado toda esperanza de pescar alcanalla cuando llegaron a Black Chan. Furty no estaría allí. Había que ser uncompleto idiota para meterse en los remolinos con una batea. Esa idea hizo que

 Jerry volviera a mirar, porque, al fin y al cabo, en su opinión Furty era uncompleto idiota.

Lo que vio hizo que a Jerry se le removiera el estómago más que concualquier mareo. Regresó hacia la cabina aferrándose con fuerza a la barandilla.—¡Mariposas!—espetó sin aliento.

Clipper arrugó el entrecejo.—Voy todo lo de prisa que puedo.

 Jerry agarró el timón y los hizo virar hacia tierra. Directos a la boca de BlackChan.—¿A qué estás jugando, Jerry? ¡No pienso meterme allí! Seguro que solo un

idiota...—Se detuvo, evidentemente había llegado a la misma conclusión que suamigo. Clipper miró a través del parabrisas del Mary Rose y vislumbró la batea.—Tiene problemas —dijo escuetamente, recuperando el control del

timón—. Quédate junto al arpón.

 Jerry saludó al estilo de la marina y desenganchó el arpón de la borda.Clipper redujo a primera y dirigió el barco hacia las olas, de lado. Lo

calculó a la perfección, el ligero impulso hacia adelante y el embate de las olaslos llevaron junto a la batea en unos instantes. Jerry se inclinó sobre la borda yenganchó la popa de la pequeña embarcación. Furty agarró el  Mary Rose conambas manos e hizo chocar las quillas.—Coge a la chica—gritó.

 Jerry asintió, abarcó a Babe con sus manos inmensas y la subió a bordo. Lachica sostenía en brazos a su mascota, que respiraba con la rapidez y

superficialidad de los heridos graves. Con Babe a salvo y fuera de la batea,Furty echó las piernas por encima de la borda del pesquero y se tiró exhausto a

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 163/171

Eoin Colfer Benny y Babe

163

la cubierta. Clipper lo señaló con un dedo rígido.—Hablaremos de esto más tarde—prometió.Furty se puso de rodillas.—¡Shaw!—gritó sin aliento—. Él sigue ahí. Está herido.

Clipper palideció.—Oh, Dios mío. ¿Dónde está?—¡Allí! Entre las rocas altas. ¡Está allí!Clipper miró a las olas que rompían. El cogote de Benny apenas si se veía

entre el oleaje. Se movía débilmente con la corriente.—¡Jerry!—exclamó Clipper, con un temblor de terror en la voz—. Súbete a

la barandilla de proa. Sácalo a rastras de ahí al pasar. Solo vamos a pasar unavez.

 Jerry asintió y se encaramó a la cabina para llegar a la barandilla.—

Ten cuidado ahí arriba. No quiero a dos hombres en el agua.—

Fulminó aFurty con la mirada—. ¿Sabes usar la radio?Furty asintió, limpiándose el agua de la frente.—Llama a los guardacostas. Diles que necesitamos transportar por vía

aérea a un herido al hospital de Wexford. De inmediato.Furty se metió en la cabina y empezó a hablarle con apremio al auricular.—Y en cuanto a ti, vieja compañera —le dijo entonces Clipper a la barca— ,

hoy no es día para uno de tus berrinches. No es el momento.

Benny estaba conmocionado. Tenía la rodilla destrozada y se estabaahogando, pero se sentía de maravilla. Un poco atontado, quizá, pero por lodemás bastante bien. Su cuerpo había decidido sabiamente que no tenía sentidosufrir el dolor que solía ir asociado a las heridas y le había inundado el cerebrode endorfinas. De manera que, para Benny, todo iba requetebién. El agua ya nisiquiera estaba fría.

Sus pensamientos estaban algo borrosos... Seguían ahí, pero comodesenfocados. Excepto uno: los cebos. Tenía que salvar los cebos. Y allí estaban.

 Justo allí, en el agua. Todo cuanto tenía que hacer era liberarse de esa roca y los

alcanzaría. Intentó ponerse de pie en la cornisa, pero por alguna razón nopodía. Ah, entonces lo recordó. Esa vieja embarcación le había destrozado lapierna. Qué pena. Se acabó el hurling, pero al menos tendría los cebos.

Llegó a ver con el rabillo del ojo unos dedos que se movían. ¿Eran lossuyos? Pues no. Los suyos no eran tan rechonchos. Volvió la cabeza despacio yvio a Jerry estirándose para llegar a él.—Mariposas —masculló Jerry, la barandilla de proa se había combado bajo

su peso.Benny sonrió, le salía agua entre los dientes.—

Solo un segundo, Jerry. Voy a por los cebos.Una ola rompió y le lanzó la cabeza hacia atrás. Más agua salada se abrió

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 164/171

Eoin Colfer Benny y Babe

164

camino hasta sus pulmones. Cuando se le aclaró la visión, Jerry seguía allí, conla cara congestionada por el esfuerzo.—Mariposas—suplicó, exhortando a Benny para que se cogiera a su mano.—Casi los tengo. Un segundo.

 Jerry habló entonces lenta y claramente:—Benny—dijo—. Benny, por favor.Benny parpadeó. «¿Benny, por favor?» Eso no era «mariposas». ¿Quién lo

había dicho? Miró boquiabierto al amigo de su abuelo. Al hombretón le caíanlágrimas por las mejillas.—Benny—volvió a decir, tendiéndole la mano—. Por favor.Benny se encogió de hombros. ¿Cómo se podía negar a un ofrecimiento

como ése de una persona que no había dicho dos palabras diferentes encuarenta años? Se soltó de la roca y, con el último ápice de fuerzas de su pierna

 buena, se impulsó hacia los brazos que Jerry le tendía.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 165/171

Eoin Colfer Benny y Babe

165

SE ARMÓ LA GORDA

Benny se arrepentía de algunas cosas de aquel día de agosto. En primerlugar, estaba indignado por haber pasado inconsciente el trayecto enhelicóptero. Imaginaos que os amarran al exterior de un helicóptero desalvamento marino y vosotros os pasáis todo el rato roncando.

Después estaba el hurling. Con la clavija de acero que le sostenía laarticulación de la rodilla no podría ponerse el equipo durante una buenatemporada. Un par de chavales se habían dejado caer por el hospital con unalata de grasa de motor para su pierna. Él se había pasado todo el rato riendo,pero después había lanzado la lata bien lejos y la había enviado rodando por las

 baldosas de la sala.Se arrepentía de que todo fuese culpa suya. Que lo mimaran a uno perdía la

gracia cuando todo se lo había buscado él sólito. Al final se armaría la gorda. Yél se las cargaría. Oh, todos le sonreían y le decían que no se preocupara pornada más que por su recuperación. Sin embargo, él lo veía en sus miradas. Ladecepción. La traición. Sobre todo en su abuelo. Solo le había impuesto unaregla a cambio de su hospitalidad, y Benny había logrado romperla en pedazos,más o menos como su rodilla.

Sin embargo, su mayor pesar era Babe. Había destruido para siempre la fe

que la chica tenía en él. Su tozudez casi los había matado a los dos. ¿Y por qué?Por un puñado de cebos.

¿Cómo debía de haberse sentido Babe al verlo preferir aquella lata a supropia vida? ¿Qué decía eso de él? Nada bueno.

Babe no había ido a verlo al hospital. Ni una sola vez en cuatro meses. Niuna vez en las dieciséis semanas agónicas que había pasado postrado en esacama solitaria. Al principio, Benny se había dicho que solo estaba enfadada conél. «Mañana. Mañana vendrá.» El día siguiente llegaba, pero Babe no. Al final,Benny tuvo que enfrentarse a los hechos. Babe había visto cómo era en realidad

y había decidido que en su vida no había sitio para alguien como él. No se lepodía echar la culpa. Ni por un segundo.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 166/171

Eoin Colfer Benny y Babe

166

Así pues, Benny apretaba los dientes y seguía adelante con surehabilitación. El fisioterapeuta era un gigante de Kerry al que no le gustabanlos comentarios desdeñosos de Benny sobre el equipo de hurling de su condado,y que parecía obtener una malévola satisfacción enderezando la rodilla del

chico de Wexford. Fuera cual fuese el castigo final de su padre, no sería peorque esas tardes aprendiendo a caminar por los pasillos del hospital.Benny lo intentaba todo para evitar tener que leer. Veía culebrones

australianos o se iba a dar largos paseos por el hospital en su silla de ruedas,hasta que le prohibieron los ascensores. Incluso jugó a «adivinar laenfermedad» con otros pacientes de su planta. Sin embargo, al final tenía elcerebro tan entumecido por el aburrimiento que escogió uno de los libros de

 bolsillo que le había llevado Georgie. A su pesar, Benny descubrió que legustaban las payasadas de Júpiter Jones y los tres investigadores. Y, cuando

Georgie llegó esa tarde, Benny masculló que no le fastidiaría demasiado tenerque leer otro libro de la colección.Al cabo de dos meses le quitaron la prótesis de la pierna y le dejaron solo

una clavija que le sobresalía del costado de la rodilla. Benny odiaba esa clavija.Era lo que se interponía entre él y un campo de hurling. Se dijo que por esoestaba siempre de tan mal humor, pero eso solo era parte de la verdad. Laauténtica razón era Babe.

Al final lo dejaron marcharse a casa. Benny sospechaba que era más un casode expulsión que de alta médica. Había oído rumores de que el personalmontaba una fiesta la tarde de su marcha. Normalmente eso le habría alegradouna enormidad, pero en esos últimos tiempos molestar a la gente ya no lesatisfacía tanto como antes.

Su vida volvió a la normalidad, con unas cuantas excepciones mayúsculas.Una: no podía correr ni hacer nada que fuese remotamente atlético. Dos: todasu clase había estado aprendiendo francés y él no tenía ni idea de qué decían. Ytres: por primera vez en su vida, descubrió que pensaba sin parar en unapersona que no era él mismo.

Benny estaba tumbado en el sofá viendo un vídeo de la Final de Irlanda del96. Al menos en casa tenía acceso al mando a distancia, lo cual significaba que

nunca tendría que recurrir otra vez a la lectura. Se aprovechaba de la herida dela rodilla para obtener un poco de compasión, aunque últimamente ya casinunca sentía punzadas.—Mamá—llamó, con debilidad.

 Jessica dejó lo que fuese que estaba haciendo para atender a su hijo mayor.—¿Sí, Bernard? ¿Qué sucede esta vez? —Su tono era de mal genio. A lo

mejor estaba presionando demasiado a su madre—. ¿Quizá puedo ahuecarte losalmohadones? ¿O a lo mejor podría tejerte un reposacabezas de ganchillo? Ya losé, te tiraré encima un cubo de agua fría y a lo mejor así se te pasa ese estado de

enfurruñamiento en el que has caído.—Lo siento, mamá—farfulló Benny—. No sé qué me pasa.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 167/171

Eoin Colfer Benny y Babe

167

 Jessica se sentó a su lado en el sofá y le apartó los mechones de los ojos.—Tienes que seguir adelante con la vida, Bernard. Aprender de tus errores.Benny le dio un golpe a la clavija de la pierna. Hizo «tin», igual que un

diapasón.—

Ya es algo tarde para eso, mamá.—No seas tonto. Los médicos han dicho que dentro de seis meses estarás

como nuevo.—¡Seis meses!—dijo Benny—. Me perderé toda la temporada.—Podría haber sido peor—le recordó Jessica, con gravedad.Benny se estremeció. Su madre llevaba razón. Sí que podría haber sido

mucho peor. De no ser porque Jerry había expandido su vocabulario... Bueno,¿quién sabe?

Sonó el timbre de la puerta.—

Será tu abuelo. Antes ha dado un telefonazo.Benny estaba indeciso respecto a ver al abuelo. Claro que quería verlo, perotodavía se sentía algo culpable por haber hecho naufragar la batea de Clipper.

El abuelo entró sonriente, con la gorra de capitán echada hacia atrás sobrela frente.—¿Cómo está Long John Silver? —preguntó, haciendo un ademán hacia la

rodilla.—No demasiado mal.—Tu padre me ha dicho que el pronóstico es mejor de lo que pensábamos.—Pues sí. Volveré a salir al campo dentro de seis meses.El abuelo se llevó un cigarrillo de liar a la comisura de los labios.—Has salido airoso, entonces.—¿Airoso?—Bueno, mira lo que le pasó a la madre de Furty, y ella solo estaba

arreglando el jardín.—Supongo que sí. ¿Cómo le va, por cierto?El abuelo sonrió.—De maravilla. Clipper lo ha contratado, visto el trabajo de valor tan

incalculable que realizó al timón de la batea. Le pagará una hélice nueva con su

sueldo, por cierto.—Después de todo lo que me metí con él...—Con la gente nunca se sabe. El mismo al que la gente no le daría ni la

hora...—¿Y Jerry? ¿Cómo está?El abuelo abrió la ventana del salón y echó una bocanada de humo por la

rendija.—¿Jerry? —Se echó a reír—. Tienes mucho de lo que responder, Benny

chico. Ese tipo no ha dicho una palabra que no sea «Benny» desde el accidente.

Benny esto y Benny lo otro. Me está volviendo loco. No te lo tomes a mal, perocreo que prefería «mariposas».

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 168/171

Eoin Colfer Benny y Babe

168

Benny respiró hondo.—¿Abuelo?—¿Sí, contramaestre?—¿Me dejarás que vaya el verano que viene?

Paddy Shaw se lo pensó un momento.—Supongo que sí. Si puedes soportar las malas lenguas. Con esto los chicos

tendrán para darse un festín. Ya te llaman el Pollo Negro.—¿Crees que Babe volverá a hablarme algún día?El abuelo lanzó la colilla del cigarrillo al jardín.—Bueno, eso es algo en lo que puedo ayudarte.—¿Qué?—Está fuera, en el coche.La nuez de Benny se expandió y le ocupó toda la garganta.—

¿Qué? ¿En tu coche? ¿Ahora mismo?El abuelo asintió, haciendo salir por la ventana con la mano el humo quequedaba.—Voy a buscarla. No salgas corriendo, eh. ¡Ja ja!Antes de que Benny pudiese protestar, el abuelo ya había desaparecido. El

chico se recolocó en el sofá y escondió de prisa una bolsa de nubes rosa bajo uncojín.

Babe entró en la habitación de un trompicón. Daba la impresión de que lahabían ayudado un poco... Tal vez cierto farero le había dado un ligeroempujón. Ambos se quedaron mirando con decisión a la moqueta durante unrato, hasta que Benny por fin rompió el silencio.—¿Cómo te va?Un comienzo de prueba. Indiferente aunque amistoso.—Bien—masculló Babe.Era difícil juzgar su estado anímico por esa frase. Tal vez tenía demasiada

vergüenza para decir nada, aunque era más probable que estuviese demasiadoenfadada para decir nada.—Estás diferente.Era cierto. Estaba diferente. Babe había crecido unos cuantos centímetros.

Un nuevo corte de pelo, más corto pero bonito, y un uniforme del Convento dela Presentación.—¿Ahora vas a un colegio de Wexford?—Pues sí.—Eso es... eh... genial. —Benny no podía entusiasmarse demasiado por el

colegio—. Yo también. Quiero decir que voy al colegio en Wexford. No alConvento.—No estoy de humor para tus chistes, Benny.Eso sí que era un indicador del estado de ánimo. Estaba harta. Hasta arriba.—Lo siento.Ya se habían abierto las compuertas.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 169/171

Eoin Colfer Benny y Babe

169

—Siempre lo sientes, señoritingo. Estoy cansada de oírte decir que losientes. Yo no tenía ninguna gana de venir aquí, ¿sabes? El capitán me hasecuestrado al salir de clase.—Ah.—

¿Ah? ¿Y ya está? ¿Es eso todo lo que puedes decir? ¿No tienes nada másque decirme?Benny se quedó perplejo. Estaba pensando en pedir perdón, pero estaba

claro que Babe no quería oír eso. No estaba acostumbrado a encontrarse en unasituación así. Si hubiese sido otra persona la que se estuviera metiendo con él,Benny habría soltado unos cuantos golpes o habría apagado el cerebro del todo.Sin embargo, todo cuanto podía hacer era quedarse allí sentado a escuchar esosreproches que le lanzaban. Ni siquiera podía salir corriendo.—No lo sé, Babe. No recuerdo casi nada de lo que sucedió.

Babe no pensaba aceptar eso por excusa.—Bueno, pues yo sí. Recuerdo cada segundo, y deja que te diga otra cosa...Benny miró de reojo para ver por qué el duende había interrumpido su

invectiva. Estaba mirándole la rodilla, y la clavija que le salía de ella.—Te duele, ¿verdad?Benny se encogió de hombros con heroicidad.—A veces. Por la noche, ya sabes.—Te lo ganaste.—Salí bien parado.—Sin duda. Podíamos habernos matado todos.Babe se acercó despacio y tocó la clavija.—¿Te dolería ahora si te la retuerzo?—A lo mejor—tartamudeó Benny.—¿Y no crees que te mereces un poco que te la retuerza por hacerme ver

cómo mi mejor amigo intentaba matarse por una lata de cebos?—¿Tu mejor amigo?—Antes lo eras. Ahora ya no lo sé.Benny se sorprendió al sentir que se le aceleraba el corazón. Y no tenía nada

que ver con la amenaza de Babe.—Babe.—Tú cállate. No quiero oírlo, sea lo que sea.—Babe, escucha.Babe asió la clavija con más fuerza.—Cállate. Te lo advierto.—Babe, ese día, en Black Chan. Fue lo peor, lo más atontado que he hecho

nunca. Toda esa idea, lo de la guerra de los cebos, todo fue culpa mía, porestúpido.—Dime algo que no sepa.

Benny se detuvo. Tenía que contestarle algo de veras especial. Algo quediría Georgie. A las chicas les gustaban esas cosas. Y, viendo a Babe en ese

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 170/171

Eoin Colfer Benny y Babe

170

instante, estaba claro que era una chica. Al ciento por ciento. Sin embargo, loque se le ocurriese tenía que ser verdad. Sabía, por experiencia con su madre,que las mujeres descubrían una mentirijilla a un kilómetro de distancia.—¿Sabes lo peor de ese día?—

Que perdiste los cebos, ¿no?—No —respondió Benny, rezando por conseguir pasar a la siguiente frase

sin deshacerse en una risa histérica—. Lo peor no fue que me destrozara lapierna, ni que casi nos ahogamos, ni que el motor de Clipper quedara hechochatarra. —Babe lo escuchaba, esperaba la frase graciosilla—. Fuedecepcionarte, Babe. Decepcionar a mi mejor amiga.

Benny miró a la moqueta. Ya lo había dicho, era todo lo que podía hacer.Un poco exagerado en el temblor de la voz, quizá, pero ya era demasiado tardepara cambiarlo.

Se arriesgó a mirar a su antigua socia. Babe hacía todo lo que podía pormantener una expresión implacable, pero su máscara se desmoronaba.—Sí que me decepcionaste, señoritingo.—Lo sé, y lo...—No lo digas.—Pero es que lo siento. De verdad.Babe suspiró.—Bueno, Benny. ¿Qué vamos a hacer? No tiene sentido tener un socio que

va por ahí disculpándose todo el tiempo. Es patético.Benny sonrió.—Ya lo sé.—Y vas a ser inútil en las rocas con esa pata coja.—En julio ya estaré en forma. No hay problema.—Hummm. Supongo que sí podría darte otra oportunidad.—¿De verdad?—El Pollo Negro cloquea de nuevo.—Voy a tener que oírme eso todo el verano, ¿no?Babe sonrió con malicia.—Eso no es todo. También está el pequeño asunto de retorcerte esta clavija

de aquí.Benny tragó saliva.—Me tomas el pelo, ¿verdad?—¿Ah, sí?—Oye, Babe. La violencia no es necesaria.—Es de lo más necesaria. Tengo que asegurarme de que lo sientes de

verdad.—Que sí, te lo juro.Babe dobló los dedos sobre la clavija.—Solo hay una forma de descubrirlo.Apretó los dientes y retorció. Benny chilló como un bebé afligido.

7/17/2019 Benny Y Babe

http://slidepdf.com/reader/full/benny-y-babe 171/171

Eoin Colfer Benny y Babe

—¡Imbécil! —se regodeó Babe, que, claro, no había retorcido la clavija deverdad.

Benny respiró hondo varias veces. Se dio cuenta con desaliento de queaquello no era más que el principio. Babe le haría pagar el último verano

durante una larga temporada.

 Jessica miró a Paddy con suspicacia.—¿Estabas fumando en mi casa?El abuelo sonrió inocentemente.—¿Yo? Dios, no. Ni en sueños.

 Jessica le miró a los ojos.—¿Paddy?—Está bien, solo un pitillito, pero estaba junto a la ventana. Te lo juro.—Ya conoces las reglas. En esta casa hay pulmones jóvenes.—De acuerdo—repuso el abuelo con humildad—. Lo siento, Jessie, chica.El interrogatorio se vio interrumpido por un grito penetrante que procedía

del salón.—¡ Ay, Señor!—gritó Jessica sin aliento, corriendo a la puerta—. ¿Qué está

pasando ahí?El abuelo sonrió.