Barra Almagia Enrique - Psicologia de La Sexualidad

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    Psicologia De La SexualidadPsicologia De La Sexualidad

    Enrique Barra Almagia

    PREFACIO

    Al presentar este libro sobre psicologa de la sexualidad el autor espera contar condos factores importantes a su favor. Por una parte, la gran atraccin que parecen sentir las

    personas hacia libros que tratan sobre aspectos psicolgicos, tal vez siguiendo el antiguoconsejo de "concete a ti mismo". Y, por otra parte, la atraccin mayor an que deberanexperimentar hacia un libro que se refiere a un tema tan personalmente significativo como lasexualidad. Confiamos en que tales supuestos sean vlidos en este caso particular y quemuchas personas extraigan provecho de este intento de integracin entre factores

    psicolgicos y conducta sexual.A diferencia de otro texto de psicologa social que presentamos hace algn tiempo, la

    elaboracin del presente libro no ha estado slo motivada por el deseo de disponer en nuestro

    medio y en nuestro idioma de un texto que fuera equivalente a los que existen en otroslugares cientficamente ms avanzados. En este caso, hemos intentado adems elaborar un

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    Psicologia De La Sexualidad Enrique Barra Almagia

    libro original y nuevo, no slo en cuanto a su ttulo sino que especialmente en suscontenidos, en su enfoque y en la forma de integrar distintos aspectos psicolgicosinvolucrados en la sexualidad.

    Una motivacin adicional importante para elaborar este libro ha sido la constatacinde que los temas referentes a la sexualidad no reciben habitualmente un tratamiento

    conceptual riguroso y fundamentado. A diferencia de lo que ha ocurrido en el estudio demuchas otras reas de la conducta humana, ha existido un gran atraso en el desarrollo deesquemas de anlisis adecuados y proposiciones tericas especficas que den cuenta de lacomplejidad, subjetividad y multideterminacin del comportamiento sexual humano.

    Motivado por tal percepcin, este libro intenta hacer una contribucin significativa alanlisis psicolgico adecuado del comportamiento sexual. humano, la que estimamosoriginal y novedosa tanto por algunos de los temas que se examinan como por la forma deabordarlos. Siendo ste un libro dirigido a distintos tipos de lectores, una consideracin muyimportante ha sido el intentar conciliar la rigurosidad cientfica con un lenguaje lo ms claroy simple posible, de manera de facilitar la comprensin y procesamiento de los temas.Esperamos haber logrado esta meta, algo que slo puede juzgar con propiedad el lector.

    La elaboracin de este libro ha tenido dos objetivos centrales. En primer lugar,proporcionar informacin especfica y actualizada sobre diversos aspectos psicolgicos de lasexualidad, tanto para profesionales relacionados con el tema en los campos de la educacin,la salud, las ciencias sociales, etc., como para cualquier persona interesada en ampliar susconocimientos al respecto. Y, en segundo lugar, servir de material de consulta tanto para ladocencia como para actividades de investigacin y de intervencin relacionadas con elcomportamiento sexual humano.

    Esperamos contribuir a acercar el tratamiento cientfico de estos temas al lector y adarle la oportunidad de reflexionar sobre s mismo y sobre los otros, sobre la diversidadhumana y sobre nuestra naturaleza como seres biolgicos, psicolgicos y sociales. Comoexpresaremos muchas veces en las pginas siguientes, el conocimiento de los factores

    psicolgicos de la conducta sexual, y de las muchas diferencias individuales y de gneroexistentes en la sexualidad, debera capacitarnos para enfrentar mejor el desafo de vivirnuestra sexualidad de manera ms satisfactoria y de construir relaciones ms armnicas entrelos sexos.

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    CAPTULO 1

    INTRODUCCIN

    La sexualidad y sus distintas manifestaciones constituyen una parte esencial ennuestras vidas, tanto que nuestra existencia misma es producto de una interaccin sexual.Desde el mismo momento en que nacemos, o aun antes, somos objeto de una serie decategorizaciones sociales de acuerdo a nuestra pertenencia a uno u otro sexo, la que seguirsiendo nuestro primer sello de identidad social durante toda la vida. De ah que el desarrollode la identidad sexual, el aprendizaje de los roles y normas de gnero y la formacin derelaciones ntimas que sirvan de contexto a las expresiones sexuales, constituyen tareascentrales en el desarrollo individual.

    Las diferentes sociedades y culturas le otorgan gran importancia a los diversosaspectos relacionados con la sexualidad, aun cuando muchas veces las actitudes y normassociales al respecto pueden aparecer como contradictorias y conflictivas. As, por ejemplo, lacultura puede prescribir distintos estndares sexuales para diferentes grupos sociales, comohombres y mujeres, adultos y ancianos, casados y solteros, etc. Las sociedades desarrollan un

    conjunto de normas para regular la expresin de la sexualidad y canalizar las energassexuales en modos socialmente aprobados, pero al mismo tiempo existen diversas formas decomercio sexual y de explotacin econmica de las motivaciones e intereses sexuales de losindividuos. Adems se espera que las personas desarrollen armnicamente su sexualidad ylogren una vida de pareja y familiar satisfactorias, sin embargo no se hacen suficientesesfuerzos sistemticos e institucionalizados para favorecer una adecuada educacin afectivay sexual.

    La gran importancia que tiene la sexualidad en el desarrollo individual se manifiestade diversas formas, como que las personas recuerden de manera muy especial sus primerasexperiencias sexuales, que se involucren en fantasas sexuales de muy diverso tipo, quehagan chistes acerca de asuntos sexuales, que presten especial atencin a estos temas en los

    medios de comunicacin, que intenten aumentar su atractivo sexual y tambin que algunasveces experimenten intensas emociones negativas frente a dificultades o conflictos de ndolesexual.

    Sin embargo, y a pesar que cada vez se valoriza ms el heeho que las personas seanabiertas y honestas respecto a sus sentimientos e inquietudes, an es muy escasa laautorrevelacin sexual, es decir, es difcil que las personas hablen abiertamente de sustemores, fracasos, deseos y fantasas en el terreno sexual. Esto no significa que no hayamucho de que hablar sobre nuestra sexualidad, ni tampoco que no sea beneficioso hacerlo,sino que sera un reflejo de las dificultades que puede tener tanto el reconocimiento como ladiscusin de algunos aspectos de nuestra vida frente a los cuales nos sentimos inseguros ohacia los cuales tenemos sentimientos ambivalentes.

    Lo anterior puede deberse en parte a que, por factores tanto individuales comointerpersonales y culturales, muchas veces sentimos que nuestras experiencias sexuales han

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    estado por debajo de lo que esperbamos o lo que desebamos que fuesen. Al igual comomuchas veces descubrimos que la posesin de un bien material deseado no nos ha hecho msatractivos o felices, como nos prometan los publicistas, tambin podemos descubrir que unencuentro sexual con alguien no nos hace necesariamente amar ms a esa persona o sentirnosms maduros o felices.

    Al reflexionar sobre estos aspectos, es muy posible que concluyamos que lasexualidad ha sido mucho ms compleja de lo que pensbamos o de lo que nuestra culturanos ense a esperar, y adems que lo ms importante no ha sido lo que hemos hecho sino elcmo nos hemos sentido respecto a ello. Es justamente esto ltimo, el cmo nos sentimosfrente a nuestra sexualidad, lo que parece ser ms difcil tanto de reconocer conscientementecomo de revelar a otros, haciendo que desde un punto de vista psicolgico la sexualidad seatal vez uno de los aspectos de nuestra vida donde podemos experimentar un mayorsentimiento de soledad.

    Hay que agregar, adems, el hecho que la mayora de las personas aprenden sobre lasexualidad mediante su propia experiencia y prcticamente por ensayo y error, sin tenermucha oportunidad de contrastar sus propias experiencias y reacciones emocionales

    asociadas con aquellas de sus pares o sus grupos de referencia. Y por esto es comn que eneste mbito muchas personas sientan que deben guardar celosamente ciertos secretos quenadie ms ni siquiera imagina, y crean que sus experiencias son muy especiales y diferentesa la mayora, siendo que, al ser revelados, gran parte de esos secretos resultan ser actividadesy/o fantasas comunes compartidas por muchos otros individuos.

    Constituyendo la sexualidad una parte esencial tanto de la subjetividad como de lainteraccin social humana, la psicologa tendr mucho que decir acerca de sus diversasexpresiones, factores determinantes, aspectos diferenciales, etc. Y esto se aplicaespecialmente a la psicologa social, por el hecho que el comportamiento sexual se relacionade manera significativa con muchos elementos de naturaleza psicosocial. Entre ellos se

    pueden mencionar aspectos tales como actitudes, creencias, atribuciones, socializacin, rolesy normas sociales, estereotipos, procesos de aprendizaje social, habilidades sociales,comunicacin interpersonal, atraccin y amor, poder y control, etc.

    A pesar que la sexualidad debiera ser siempre considerada desde una perspectivabiopsicosocial amplia, su naturaleza subjetiva e interpersonal hace que su real comprensin,explicacin e interpretacin adecuadas le correspondan de manera fundamental a la

    psicologa. Slo una slida formacin psicolgica en los procesos bsicos involucrados en laconducta humana (del aprendizaje, del desarrollo, de la personalidad, de la comunicacin, delas relaciones interpersonales, etc.) permitir abarcar adecuadamente la complejainterrelacin de los diversos aspectos cognitivos, motivacionales, emocionales,interpersonales y sociales en la conducta sexual humana.

    Lo anterior no implica negar el indudable aporte que otras disciplinas pueden hacer aciertos aspectos especficos relacionados con la conducta sexual. Especialidades mdicascomo la endocrinologa, la ginecologa, la urologa y la geriatra podrn contribuir a preveniry solucionar algunos factores orgnicos relacionados con la vida sexual de las personas.Antroplogos, socilogos y otros cientficos sociales pueden ilustrarnos acerca de losfactores sociales y culturales que parecen jugar un rol muy importante en las actitudes yconductas sexuales de los individuos, as como acerca de los cambios culturales operados enlos patrones referentes a la sexualidad (por ejemplo, de los adolescentes, de las mujeres, delas personas de edad, etc.). Lo que afirmamos es simplemente que, al igual que en cualquierotro mbito de la conducta humana, es la psicologa la ciencia que posee las herramientasconceptuales y metodolgicas requeridas para una adecuada comprensin y explicacin

    cientfica de las expresiones sexuales humanas.

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    Debido a que existe confusin al respecto, es pertinente aclarar que no hay unaprofesin o una especialidad que se pueda llamar sexologa ni especialistas llamadossexlogos, independientemente del hecho que algunas personas de distintas profesiones

    puedan autoasignarse tales ttulos aparentemente de especializacin profesional. Y as comono existe una carrera universitaria de sexologa y por lo tanto tampoco una profesin de

    sexlogo, tambin se puede cuestionar el que exista un campo de investigacin o unadisciplina cientfica que deba recibir el nombre de sexologa. Esta idea es expresada muyclaramente por Gagnon (1980), cuando afirma: "El estudio del sexo se realiza mejor no pormedio de la creacin de una disciplina especial llamada sexologa y de cientficos especialesa quienes se da el nombre de sexlogos, sino ms bien utilizando los mismos mtodos yteoras que se emplean para estudiar otros aspectos de la conducta humana. As pues, cual-quier teora de conducta sexual debe formar parte de una teora ms amplia de conductahumana" (p. 3).

    El situar el anlisis de la sexualidad dentro de una perspectiva primariamentepsicolgica y psicosocial, aunque abierta al aporte de muchas otras disciplinas, implicadestacar tanto su naturaleza interpersonal como tambin sus dimensiones subjetivas. En rela-

    cin a lo ltimo, y aunque el conocimiento preciso es an escaso, las actitudes y conductassexuales de un individuo forman parte de lo que llamamos su personalidad y reflejan las muyvariadas facetas de su individualidad, la cual es un producto de la interaccin entreinfluencias de muy diverso tipo, tanto biolgicas como psicolgicas y socioculturales.

    Dentro de los factores psicolgicos, y adems de las conductas y actitudes sexualesde los individuos, necesitamos cada vez ms prestar particular atencin a otros aspectos que

    parecen desempear un rol central en nuestra conducta sexual. Entre ellos estaran losaspectos cognitivos (tales como los esquemas de gnero y autoesquemas sexuales queveremos ms adelante), las complejas interacciones entre stos y otros factoresmotivacionales y emocionales, y en especial un aspecto esencial en la conducta humana y lainteraccin social. Nos referimos especficamente a los significados que los seres humanosasignamos a las diversas situaciones y conductas, tanto nuestras como de los otros, y queadquieren una relevancia especial en un mbito tan personal como el de la sexualidad.

    As, en el mbito de la conducta sexual adolescente, donde existen muchos datosestadsticos acerca de aspectos tales como la edad de iniciacin sexual o la incidencia derelaciones sexuales, Brooks-Gunn y Furstenberg (1989) plantean que al mismo tiempo existeun gran desconocimiento de "lo que significa la sexualidad para los adolescentes, cmo serelaciona con los otros aspectos de su vida adolescente y qu estrategias usan losadolescentes para manejarla o incorporarla en sus vidas" (p. 249). Aunque en el caso de losadolescentes ese conocimiento tiene adems una especial relevancia social, por su utilidad enla prevencin de problemas significativos como el embarazo y algunas enfermedades de

    transmisin sexual, lo mismo se puede afirmar respecto de la sexualidad de las personas engeneral y no slo de los adolescentes. Podemos saber bastante sobre incidencias yfrecuencias de ciertas conductas sexuales, pero sabemos muy poco de las funciones psi-colgicas y los significados individuales que las personas atribuyen a su propia sexualidad.

    En un sentido general, podemos decir que los significados que asignamos a las cosasdeterminan tanto nuestras reacciones frente a ellas. como la posibilidad de establecer unaadecuada comunicacin con otros. Es muy sabido en el campo de la comunicacininterpersonal que uno de los factores claves para que sta sea efectiva lo constituye el hechoque ambos participantes posean un campo compartido de significados comunes, y cuandoese terreno comn no existe la comunicacin puede dificultarse bastante, como ocurre amenudo entre personas pertenecientes a distintas culturas. En muchas reas de la

    comunicacin interpersonal es posible que los participantes puedan verificar si los

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    significados que le asignan a algo son similares o no, lo que es muy aconsejable paraoptimizarla.

    Sin embargo, debido a factores personales y sociales, como algunos que semencionaron anteriormente, esta verificacin de significados es menos probable en lacomunicacin sexual, especialmente en personas con actitudes negativas o ambivalentes

    frente al tema, o entre personas que se encuentran en etapas iniciales de una relacin. Puedeconsiderarse esto como una gran paradoja, ya que justamente por su naturaleza, en lasinteracciones sexuales es particularmente necesaria dicha verificacin de significados parauna adecuada comunicacin entre los participantes.

    En las interacciones sexuales habituales los participantes no slo son personasdistintas, sino que por pertenecer a diversos sexos seran personas completamente diferentesen variados aspectos, tal como muestra la investigacin psicolgica moderna (Doyle yPaludi, 1991; Jacklin, 1989; Moir y Jessel, 1994). La percepcin que tienen las personas deesas diferencias sexuales en general y en la sexualidad en particular, y la necesidad quesienten de ms elementos para enfrentarlas en mejor forma, pueden explicar el xito editorialque han logrado libros de divulgacin que justamente analizan esas diferencias, como los de

    Braconnier (1997), Gray (1994, 1995), y en nuestro medio los de Politzer y Weinstein (1999)y de Evans y De la Parra (2000). Libros como sos pueden satisfacer en algn grado lanecesidad de conocerse ms a s mismo y tambin al otro sexo, y por lo tanto cumplen unafuncin social importante al remediar en parte una carencia educacional o formativa.

    Si en general las personas les dan distintos significados a las cosas y reaccionantambin de manera diversa frente a ellas, cuando esas personas son de distinto sexo lasdiferencias de significados y reacciones debern ser mayores an, y podemos esperar quesean todava mayores cuando se trata de aspectos afectivos y sexuales, donde tal vez seexpresa de manera ms clara que en otros mbitos la interaccin compleja entre lasdiferencias biolgicas, psicolgicas y socioculturales entre hombres y mujeres: De ah que laformacin y mantencin de una comunicacin afectiva y sexual positiva con personas que

    por ser del otro sexo son tan distintas, puede considerarse uno de los grandes desafos queenfrenta una persona, y para el cual habitualmente no recibe una preparacin adecuada. Alrespecto, es bastante conocido el hecho que la mayor parte de los adolescentes no reciben loque podra considerarse una verdadera educacin sexual y que la mayor parte de suinformacin (no educacin) sexual proviene de la relacin con sus pares. Esta falta de

    preparacin, junto con otros numerosos factores adicionales, puede determinar dificultadespara lograr una vida afectiva y sexual satisfactorias o una adecuada compatibilidad sexual depareja, con todos los efectos negativos que pueden derivar de ah tanto para la pareja mismacomo para el ambiente familiar si existen hijos.

    A la inversa, si las personas logran desarrollar actitudes positivas y patrones

    adecuados de interaccin y comunicacin sexual, y a travs de ello alcanzar un nivelaceptable de satisfaccin en su vida afectiva y sexual, eso indudablemente tendr efectospositivos muy significativos tanto en el bienestar psicolgico del individuo como en suambiente familiar. Desde el punto de vista individual, la satisfaccin del individuo con susexualidad tiene una relacin importante con su nivel de autoestima y con la forma derelacionarse con el mundo y las otras personas. Esto no necesariamente implica lo inverso, esdecir, que un bajo nivel de satisfaccin sexual tenga que tener inevitablemente efectosnegativos significativos en la percepcin de s mismo o de la realidad, debido a que puedenexistir mecanismos de compensacin eficaces y muchas veces socialmente valiosos comouna intensa dedicacin al trabajo, el arte, el deporte, etc. Sin embargo, en ciertos individuosy en determinados contextos, la insatisfaccin afectiva y sexual y los problemas de

    autoestima asociados pueden determinar algunos patrones motivacionales o estilos de

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    comportamiento menos positivos socialmente, como el autoritarismo, la hostilidad, la am-bicin desmedida de poder o de bienes, la competitividad agresiva, etc.

    Al hablar de satisfaccin afectiva y sexual, y no slo sexual, se quiere enfatizar quedesde una perspectiva psicolgica integral la satisfaccin sexual no debe entenderse slocomo un desahogo, o como la reduccin del impulso mediante la obtencin del orgasmo,

    sino que, al igual que en otros mbitos, el concepto de satisfaccin alude a la evaluacinsubjetiva que hacemos de una determinada experiencia. Se puede afirmar que el nivel desatisfaccin sexual de un individuo no necesariamente depende de su frecuencia derelaciones sexuales con orgasmo, sino que en gran medida de que tales relaciones tengan lacalidad deseada y que esa frecuencia no sea inferior a la que l o ella deseara.

    Slo teniendo en cuenta esta relativa independencia entre frecuencia y satisfaccin enel mbito sexual se comprende mejor algunos datos que a primera vista podran parecersorprendentes. Un primer ejemplo es que en algunos estudios que se mencionarn msadelante las mujeres informaban estar ms satisfechas con su vida sexual que los hombres, a

    pesar que en esos mismos estudios los hombres informaban mayor frecuencia de relacionessexuales que las mujeres. Una explicacin es que probablemente las mujeres esperan (o tal

    vez desean) tener menor frecuencia de relaciones que los hombres, por lo cual es factible queuna determinada frecuencia satisficiera ms las expectativas femeninas que las masculinas.Esto corresponde a lo que plantea la teora del intercambio social de Thibaut y Kelly (citadosen Barra, 1998), en el sentido que una experiencia ser percibida como satisfactoria si est

    por sobre lo esperado, en cambio si los resultados obtenidos estn por debajo de lo que seesperaba o deseaba, la experiencia ser juzgada como insatisfactoria.

    Y un segundo ejemplo es que en su anlisis de la sexualidad de las personas msautorrealizadas, Maslow (1 966b) expresa que en ellas "el orgasmo es simultneamente msimportante y menos importante que en la persona promedio. A menudo es una experiencia

    profunda y casi mstica, y an as la ausencia de sexualidad es ms fcilmente tolerada porestas personas" (p. 149). Aqu podemos apreciar una aplicacin de la conocida regla "mejorcalidad que cantidad", ya que se podra pensar que es justamente el hecho que en tales

    personas las experiencias sexuales produzcan una muy alta satisfaccin (calidad) lo que haceque ellas no necesiten de esas experiencias con tanta frecuencia (cantidad). Tambin puede

    pensarse en una explicacin complementaria, en el sentido que posiblemente en una personams autorrealizada existirn ms fuentes alternativas de satisfaccin personal que en la

    persona promedio, y por lo tanto habr menos necesidad de experiencias sexuales frecuentes.Como se ha expresado anteriormente, la sexualidad entendida en un sentido amplio

    va a constituir un aspecto central de nuestra identidad personal y de nuestro bienestarpsicolgico. Sin embargo, y como ocurre en cualquier otro aspecto psicolgico, van a existirmuchas diferencias individuales respecto al grado en que las personas integran su sexualidad

    con los otros aspectos de su personalidad y de su vida, y tambin respecto al grado en que susexualidad se expresa en sus pensaientos, fantasas, intereses, apariencia, lenguaje,conducta, etc. Estas diferencias individuales se dan tanto entre ambos sexos como dentro decada sexo, por lo cual al decir que existen diferencias de gnero en algn aspecto (cosa queharemos continuamente a lo largo de este libro) debemos entender que se est haciendo unacomparacin entre un hombre y una mujer promedio y no entre todos los hombres y todas lasmujeres.

    Estas diferencias sexuales o de gnero en la sexualidad de alguna manera constituirnel teln de fondo que estar presente en todas nuestras revisiones y anlisis acerca de lostemas de este libro. Las razones de ello pueden ser muchas, pero nos interesa al menosdestacar dos. Por una parte, cada vez hay ms evidencias de la existencia de estas diferencias

    en los ms variados aspectos (aun en el tema de la homosexualidad como veremos msadelante), lo cual no debe extraarnos si consideramos que la variable sexo sera la fuente

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    ms importante de diferencias individuales en toda la conducta social. Y, por otra parte,como volveremos a enfatizar al analizar especficamente el tema, mientras ms conozcan las

    personas de ambos sexos acerca de estas diferencias, ms capacitadas estarn para estableceruna mejor relacin y comunicacin entre s, y disminuir de esa manera una gran brecha quees esperable que exista entre personas tan distintas.

    Este libro est dedicado a presentar y analizar especficamente diversos aspectospsicolgicos de la sexualidad, y por lo tanto no abarcar otros temas habitualmente incluidosen los textos tradicionales sobre sexualidad, los cuales son muy importantes pero nocorresponden estrictamente a procesos psicolgicos (entre otros, la anatoma y fisiologasexual, el ciclo de respuesta sexual, los aspectos legales, los mtodos anticonceptivos, lasenfermedades de transmisin sexual, etc.). Nuestro inters en general no estar tanto en quhacen o no hacen las personas (salvo para ilustrar relaciones o diferencias individuales o degnero significativas), sino en intentar explicar el porqu de lo que hacen o no hacen.

    En el captulo 2 presentaremos una sntesis de algunas perspectivas tericas que sehan interesado especialmente en el tema sexual (algunas de las cuales se exponendetalladamente en el captulo 8) y revisaremos varios modelos psicolgicos que constituyen

    valiosas herramientas para la explicacin y eventual prediccin del comportamiento sexual.Estos modelos, en general poco conocidos en nuestro medio, constituyen aportes muysignificativos tanto para la investigacin acerca de actitudes y conductas sexuales, comotambin para programas de prevencin de algunos problemas relacionados con la conductasexual.

    El captulo 3 estar dedicado a sintetizar el importante y complejo tema de la relacinentre conducta sexual y personalidad, enfocando el tema tanto desde un punto de vista mstradicional (rasgos y dimensiones de personalidad) como presentando una visin psicosocialms moderna (automonitoreo y sociosexualidad), la cual nos permitir destacar la naturalezainterpersonal de las motivaciones y conductas sexuales en el contexto de las relaciones de

    pareja.Los captulos 4 y 5 examinan el tema de cmo reaccionan las personas al ser

    expuestas a estmulos erticos y qu efectos podran tener stos en su conducta tanto sexualcomo no sexual. La informacin que se discute en estos dos captulos est destinada a arrojaralguna luz sobre temas tan polmicos como las supuestas diferencias de gnero enexcitabilidad sexual y los efectos de la pornografa sobre la conducta.

    El captulo 6 sintetiza el conocimiento que se tiene acerca de las fantasas sexuales enque se involucran muchas personas, tanto durante la actividad sexual como en general.Adems de revisar las distintas variables de las fantasas (incidencia, contenidos, etc.), eneste tema tambin alcanzan gran relevancia las diferencias de gnero, por el hecho que enesta forma de expresin sexual ellas pueden manifestarse ms libremente que en la conducta

    sexual interpersonal.En el captulo 7 se examinan especficamente las diferencias en la conducta sexual dehombres y mujeres, incluyendo tanto estudios clsicos como datos recientes, y se analizanlas relaciones entre tales diferencias y otros factores de diverso tipo (educacin, edad, etc.).A pesar que la mayora de los datos en este captulo se refieren a la comparacin deconductas especficas, el objetivo principal es mostrar cmo hombres y mujeres parecenenfrentar y vivir de manera muy diferente su sexualidad a lo largo de su vida.

    El captulo 8 contiene un anlisis ms detallado de algunas explicaciones generalesque se pueden ofrecer respecto a las diferencias de gnero en la conducta sexual, yconstituye por lo tanto algo nuclear en este libro. En lugar de revisar las perspectivas tericasclsicas de la psicologa, algo que se puede encontrar en muchos otros libros, presentamos y

    discutimos tres perspectivas modernas, muy diferentes entre s, pero igualmente interesantesy poco conocidas en nuestro medio.

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    Finalmente, los captulos 9 y 10 estn destinados a clarificar el polmico tema de laorientacin sexual y la homosexualidad, mediante un anlisis crtico de las principalesteoras y evidencias cientficas disponibles. En el primero de ellos se clarifican variosconceptos relacionados, se revisa el-tema de la orientacin sexual y se examinan los

    principales aportes modernos para la mejor comprensin y estudio de la homosexualidad. Y

    en el ltimo se presentan de manera detallada y se discuten dos modelos tericos recientesque intentan explicar cmo y cules aspectos del desarrollo individual pueden determinarque las personas lleguen a ser heterosexuales u homosexuales.

    No es algo casual el hecho que en lo que sigue de este libro empecemos hablando demodelos tericos de la conducta sexual en el captulo 2 y terminemos hablando de modelostericos de la orientacin sexual en el captulo 10. Por el contrario, refleja nuestro inters ensubrayar el rol fundamental que, al igual que en cualquiera otra ciencia, deben cumplir losesquemas tericos adecuados en el desarrollo de una psicologa de la sexualidad. Talesmodelos debieran ser considerados entonces como elemen'tos fundamentales tanto para lamejor comprensin y explicacin de sus fenmenos de inters, como para orientar lageneracin, organizacin y aplicacin de sus conocimientos.

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    CAPITULO 2

    MODELOS TEORICOS DELCOMPORTAMIENTO SEXUAL

    Ademas de no existir suficiente conocimiento acerca de muchos aspectos delcomportamiento sexual, no ha sido una tarea fcil elaborar esquemas explicativos que con-tribuyan a la comprensin cientfica de los factores determinantes de la sexualidad humana.Lo anterior tendra que ver tanto con la complejidad de la conducta humana en general comocon las particularidades y desafos especiales que plantea el estudio cientfico de la conductasexual. Sin embargo, existen algunas teoras y modelos tiles para una mejor comprensin y

    eventual prediccin del comportamiento sexual humano, los cuales se revisarn sint-ticamente en este captulo. En primer lugar se bosquejarn muy sucintamente las principalesperspectivas tericas generales acerca de la sexualidad desarrolladas por diversos cientficossociales y a continuacin se presentarn algunos modelos psicolgicos ms especficos de laconducta sexual.

    PERSPECTIVAS TEORICAS GENERALES

    Siendo la sexualidad un fenmeno multivariado, determinado por factores de tipobiolgico, psicolgico, social y cultural, diversas perspectivas tericas desarrolladas en las

    ciencias sociales tienen algo que decir acerca de este tema, desde sus particulares puntos devista. En este caso hablamos de perspectivas tericas o de enfoques (y no de teoras omodelos tericos), debido a que, al igual como sucede con muchas orientaciones tericas enlas ciencias sociales, ellas no constituyen verdaderas teoras cientficas en un sentido estricto.Ms que permitir una derivacin lgica directa de hiptesis especficas susceptibles deverificacin adecuada, dichas perspectivas ms bien son aproximaciones o marcos dereferencia generales para el anlisis e interpretacin de los fenmenos de inters, en este casolas actitudes y conductas sexuales humanas.

    Dentro de estas perspectivas o enfoques se encuentran algunas de tipo psicolgico,otras de tipo ms sociolgico o sociocultural, y un controvertido enfoque basado en

    principios biolgicos evolutivos. Como se expres anteriormente, no es nuestro objetivo

    realizar una exposicin detallada de cada perspectiva, sino que slo haremos una referenciamuy general de algunos conceptos y procesos que pueden contribuir a la comprensin de laconducta sexual, y dejamos para un captulo posterior el anlisis ms a fondo de algunas deestas perspectivas.

    PERSPECTIVAS PSICOLGICAS

    Virtualmente todos los enfoques existentes en la psicologa seran relevantes para lacomprensin de la conducta sexual humana, en la cual van a intervenir aspectos cognitivos,emocionales, actitudinales, normativos, etc. Sin embargo, algunos de esos enfoques se haninteresado ms en el tema y proporcionan elementos que pueden contribuir a la

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    conceptualizacin y comprensin de muchos aspectos de la sexualidad. Tales enfoques sonel psicoanaltico, el del aprendizaje y algunos desarrollos de tipo cognitivo.

    Enfoque psicoanaltico

    Las ideas y proposiciones de Freud son tal vez las ms divulgadas de todas lasperspectivas psicolgicas, por lo cual aqu slo enfatizaremos algunas de sus contribucionesms significativas al estudio de la sexualidad. En primer lugar, y teniendo un rol pionero, talvez el mayor aporte de Freud fue sacar a luz el tema sexual y plantear que poda ser un temade discusin pblica y un aspecto importante en el desarrollo de la personalidad. En segundolugar, l introdujo los conceptos de libido, zonas ergenas y describi las etapas deldesarrollo psicosexual, con lo cual la niez dejaba de considerarse como una etapa asexuada.

    Y en tercer lugar, Freud mostr las intensas connotaciones emocionales que puede tener lasexualidad, as como su carcter muchas veces ambivalente y conflictivo, aspectos queseguiran teniendo mucha vigencia a pesar de los grandes cambios operados en las actitudessociales hacia el sexo desde la poca de Freud.

    Como contraparte de esos grandes aportes, algunas crticas seran basar susobservaciones slo en pacientes que buscaban terapia, su excesivo nfasis en determinantes

    biolgicos e instintivos del comportamiento y particularmente su visin de la psicologa y lasexualidad femeninas, la cual ha recibido intensas objeciones feministas. Algunos de los

    planteamientos freudianos al respecto ms criticados han sido postular un sentimiento deinferioridad en el desarrollo de la personalidad de la mujer debido a la envidia del pene, elver la sexualidad femenina como inherentemente pasiva y masoquista y el asociar lamadurez sexual femenina con la capacidad de tener orgasmo vaginal, distinguindolo delorgasmo clitrico. Todos estos aspectos han hecho considerar a muchas feministas que elenfoque psicoanaltico es un enfoque centrado en los hombres y que planteamientos comolos mencionados pueden tener efectos negativos en muchas mujeres (Hyde, 1994).

    En el captulo referente a la explicacin de las diferencias de gnero en sexualidadexaminaremos un interesante enfoque analtico de una autora contempornea (NancyChodorow) que intenta justamente integrar aspectos psicoanalticos y feministas para darcuenta de muchas diferencias psicolgicas entre los sexos.

    Enfoque del aprendizaje

    As como la sexualidad tiene alguna determinacin biolgica, tal como plantea tantola perspectiva freudiana como el enfoque sociobiolgico que mencionaremos ms adelante,es indudable que la mayor parte de la conducta sexual humana es aprendida. El rolfundamental que desempean los diversos procesos de aprendizaje en la conducta sexual esenfatizado no slo por las teoras clsicas del aprendizaje y la teora ms moderna delaprendizaje social, sino que tambin por la perspectiva de las guas sexuales quemencionamos ms adelante dentro de las perspectivas ms sociolgicas. John Gagnon, el

    principal exponente de esta ltima perspectiva, plantea que "las personas se vuelven sexualesen la misma forma en que se vuelven cualquier otra cosa. Sin demasiada reflexin, obtienen

    instrucciones de su ambiente social. Adquieren y renen significados, destrezas y valores de

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    las personas que las rodean... La conducta sexual se aprende en las mismas formas ymediante idnticos procesos" (1980, pp. 2-3).

    Algunos procesos bsicos de asociacin de estmulos del coridicionamiento clsicoayudaran a explicar por qu ciertos estmulos (por ejemplo, un perfume, una fantasa, o aunun objeto) pueden llegan a tener significados erticos y producir excitacin sexual en los

    individuos. Respecto al condicionamiento instrumental que enfatiza la gran influencia quetienen las consecuencias sobre la conducta, la excitacin sexual y orgasmo tienen el carcterde refuerzo primario o intrnseco, por lo cual pueden fortalecer cualquier patrn conductual(sexual o no sexual) que los anteceda. Es decir, la conducta sexual por asociarse con unestado de excitacin puede ser un refuerzo positivo para otras conductas, y a su vez la mismaconducta sexual puede estar siendo controlada o influida por refuerzos (sexuales o no) ycastigos. Muchos de los principios del aprendizaje tambin han servido de base para eldesarrollo de mtodos destinados a modificar conductas sexuales problemticas, tanto en elcaso de algunas disfunciones sexuales como de algunas conductas desviadas.

    Y adems de los mecanismos ms bsicos sealados, los procesos del llamadoaprendizaje social (Bandura, 1982a) tambin pueden contribuir a explicar el desarrollo de

    ciertos patrones relacionados con la sexualidad o la conducta sexual. Es evidente el rol quejuegan procesos como la imitacin o la identificacin en el desarrollo de la identidad y rolesde gnero, as como la influencia que pueden tener en el aprendizaje sexual de los individuosalgunos patrones de conducta sexual que ellos observan repetidamente, por ejemplo, en elcine u otros medios de comunicacin.

    Enfoques cognitivos

    Los enfoques cognitivos, los cuales han adquirido primaca en todas las reas de lapsicologa durante los ltimos aos y crecientemente han ido siendo aplicados tambin parala comprensin de la sexualidad, plantean que nuestras percepciones y pensamientosdeterminan en gran medida nuestros sentimientos y conductas. As, la forma en que

    percibimos, rotulamos y evaluamos un evento sexual determina nuestras reaccionesemocionales hacia tal evento y posiblemente tambin hacia otros aspectos relacionados. Laimportancia de esta conexin entre aspectos cognitivos y emocionales se puede apreciarclaramente, entre otros temas, en los mecanismos psicolgicos involucrados en algunoscasos de disfuncin sexual y en las reacciones de las personas ante estmulos erticos, temaeste ltimo que analizaremos en un captulo posterior.

    Un ejemplo ilustrativo del enfoque cognitivo es la teora del esquema de gnero deSandra Bem (1981), que intenta explicar el desarrollo de los roles de gnero y su influencia

    en el pensamiento y la conducta da las personas. Un esquema es un marco de referenciacognitivo que tenemos acerca de un determinado tema, que gua y organiza nuestraspercepciones, nos ayuda a recordar, pero algunas veces puede tambin distorsionar talespercepciones y recuerdos especialmente si son inconsistentes con el esquema. La teoraplantea que todos tenemos un esquema de gnero (un conjunto de caractersticas fsicas,conductuales y de personalidad que asociamos con los hombres y las mujeres) que nos

    predispone a procesar la informacin, pensar en las cosas y dicotomizarlas sobre la base dela categora gnero. Entre otras cosas, esto ayudara a explicar el desarrollo y la gran

    persistencia que tienen los estereotipos, ya sean de hombres y mujeres, de heterosexuales yhomosexuales, u otras categoras, ya que el esquema tendera a filtrar o distorsionar aquellainformacin que sea inconsistente con l.

    Y otro desarrollo ms reciente de este tipo es el concepto de autoesquemas sexuales(Andersen & Cyranowski, 1994; Andersen y otros, 1999). Dichos esquemas se definen como

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    "generalizaciones cognitivas acerca de los aspectos sexuales del yo. Derivan de laexperiencia pasada, se manifiestan en la experiencia actual, influyen en el procesamiento deinformacin social sexualmente relevante, y guan la conducta sexual" (1994, p. 1.079). Elconcepto de autoesquema sexual incluye dos aspectos positivos y uno negativo. Los aspectos

    positivos seran la disposicin a experimentar emociones apasionadas o romnticas, y una

    apertura conductual a las experiencias romnticas y sexuales, mientras que el aspectonegativo seran las actitudes conservadoras y de incomodidad que pueden ser un obstculopara la expresin de afectos y conductas erotico-romanticas.

    PERSPECTIVAS SOCIOLGICAS

    Desde un punto de vista sociolgico o sociocultural la sexualidad es moldeada oconstruida por la sociedad y la cultura. Esto implica que cada sociedad regula de ciertasformas la conducta sexual de sus integrantes, que en la determinacin de las normas queregulan la sexualidad desempean un rol fundamental las instituciones sociales bsicas y que

    la rotulacin de una conducta social particular depende de la cultura en que tiene lugar.De acuerdo al anlisis sociolgico de DeLamater (citado en Hyde, 1994), las

    influencias sociales sobre la sexualidad humana pueden ser analizadas en cuatro niveles dedecreciente generalidad:

    a) a nivel macro o de la sociedad como un todo (societal), las instituciones sociales(religin, familia, economa, medicina, sistema legal, etc.) determinan ciertos valores oideologa sexual (ascetismo, procreacional, hedonismo, etc.) y ciertos aspectos socialesestructurales (relaciones de poder, dependencia econmica, estabilidad de los roles, etc.),los que conjuntamente se manifiestan en ciertos controles sociales(recompensas/castigos, estigmas, estereotipos de rol, etc.).

    b) a nivelsubcultural, la pertenencia a determinados estratos sociales (de raza, clase social,religin, gnero) puede tener influencia en los estndares, normas y patrones sexuales delos individuos.

    c) a nivel interpersonal, la interaccin con padres, pares y parejas influye en los valores yconducta sexual mediante el proceso de socializacin y las oportunidades que

    proporcionen para las expresiones sexuales.

    d) y a nivel individual, tambin los factores sociales pueden influir en el nivel de deseosexual, en la orientacin o preferencia sexual y en los esquemas o guas sexualesalmacenados en la memoria.

    Dentro de las perspectivas sociolgicas de la sexualidad se encuentran el enfoquesociolgico de Reiss y el enfoque de las guas sexuales de Gagnon y Simon.

    Enfoque sociolgico

    De acuerdo a la perspectiva de Reiss (citado en Hyde, 1994), una teora sociolgicade la sexualidad, debido a que se focaliza en las influencias societales, debe poder dar cuentatanto de las variaciones transculturales como de los universales transculturales de lasexualidad. Uno de esos universales es que en todas las sociedades y culturas la sexualidad

    es algo muy importante, lo cual de acuerdo a este autor no se podra explicar completamentepor la vinculacin entre sexo y reproduccin. Para Reiss, la explicacin estara dada por dos

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    aspectos principales: la sexualidad se asocia con gran placer fsico y las interaccionessexuales se asocian con gran autorrevelacin, esta ltima no slo corporal sino que tambinde pensamientos y sentimientos. As, para los seres humanos de cualquier cultura seranrefuerzos intrnsecos tanto los placeres fsicos del sexo como la satisfaccin emocional de lasautorrevelaciones asociadas con el sexo, y de ah su importancia.

    Este enfoque plantea que la sexualidad est vinculada estrechamente con lasestructuras de cualquier sociedad en tres reas principales: el sistema de parentesco, laestructura de poder y la ideologa de la cultura.

    En relacin con el primer aspecto, todas las sociedades buscan mantener orden socialmediante sistemas estables de parentesco, el cual define qu tipos de relaciones son o noaceptables y proporciona las bases para formular reglas al respecto. La vinculacinsexualidad-reproduccin-parentesco explica la existencia de los celos sexuales, los cualesson socialmente una manifestacin del valor o importancia que los grupos y los individuosasignan a una relacin particular tal como el matrimonio. Es por eso que los celos acerca delas relaciones extramaritales existen en todas las sociedades y aun en aquellas sociedadesdonde se aprueba la poligamia (un hombre con varias mujeres) existen ciertas reglas para

    minimizar los celos entre las esposas.La sexualidad siempre est ligada tambin a las estructuras depoderde una sociedad,

    entendindolo como la capacidad para influir sobre los dems y lograr los propios objetivosaunque otros se opongan. Los grupos ms poderosos generalmente intentan controlar lasexualidad de los ms dbiles, y ya que los hombres tienen ms poder que las mujeres en lamayora de las sociedades, la sexualidad est altamente asociada con los roles de gnero ylos ellos ejercen control sobre la sexualidad femenina. Las comparaciones transculturalesrevelan que mientras ms similares son las mujeres a los hombres en cuanto al poder, existemayor libertad sexual para ellas, en cambio en aquellas sociedades donde tienen muy poco

    poder, su sexualidad est altamente restringida.Y adems la sexualidad est estrechamente asociada a la ideologa de una cultura,

    entendindola como un conjunto de concepciones y supuestos fundamentales acerca de lanaturaleza humana. La ideologa de la cultura define cules prcticas sexuales son normalesy anormales y en general lo que es bueno o malo en el rea sexual. As, algunas culturasdefinen la homosexualidad como anormal, mientras que otras culturas la ven slo como unaexpresin de diversidad sexual. Igualmente, algunas culturas tienen una actitud permisivahacia las relaciones premaritales en ambos sexos, otras son permisivas con los hombres perono con las mujeres y otras no son permisivas con ningn sexo.

    Enfoque de las guas sexuales

    A diferencia del enfoque anterior, esta perspectiva tendra un foco ms individual einterpersonal que societal. Sin embargo, se la clasifica dentro de las perspectivas mssociolgicas por la gran importancia que concede a los aspectos culturales. La idea centraldel enfoque de las guas sexuales de Gagnon y Simon (Gagnon, 1980) es que la conductasexual (al igual que cualquier conducta social) es guiada o pautada de modo similar a comouna obra de teatro o una pelcula responden a un guin preestablecido. Es decir, nuestraconducta sexual es el resultado de un elaborado aprendizaje previo que nos ha enseado elquin, qu, cundo, dnde y porqu de lo que hacemos sexualmente. Como ejemplo,respecto al quin la gua podra habernos enseado que debera ser una persona atractiva delotro sexo, de una edad similar a la propia, de la misma raza y estrato social, etc.

    Estas guas tambin comprenden la secuencia de conductas sexuales en unainteraccin heterosexual (ej. Besos manipulacin de los senos manipulacin de los

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    genitales estimulacin oral de los genitales penetracin orgasmo) y nos indican lossignificados que deberamos asignar a determinados eventos sexuales. Sin embargo, ya queestas guas reflejan la influencia del aprendizaje social y cultural, pueden variar ampliamentede una cultura a otra o aun entre distintos grupos dentro de una misma cultura ms amplia.Una de las aplicaciones ms relevantes de este enfoque se encuentra en la explicacin de

    muchas diferencias en la conducta sexual de hombres y mujeres, por lo cual ser expuestocon mayor detalle en el captulo destinado a explicar tales diferencias.

    PERSPECTIVA SOCIOBIOLGICA

    La sociobiologa es un enfoque surgido en los aos 70 y que consiste en la aplicacinde los principios biolgicos evolutivos para comprender la conducta social de los animales,incluyendo a los seres humanos. Su primer exponente fue el bilogo Edward Wilson y luegoha sido aplicada al tema de la sexualidad humana por psiclogos tales como Symons (citadoen Hyde, 1994) y Buss (1988; Buss & Schmitt, 1993). Un aspecto central de esta perspectiva

    es que de acuerdo a los principios de la evolucin y de la seleccin natural, la principal metade los individuos sera producir descendientes saludables que permitan traspasar los propiosgenes a las siguientes generaciones. Este imperativo biolgico tiene diferentes implicaciones

    para hombres y mujeres, debido a sus estrategias reproductivas derivadas de su diversacapacidad repro; ductiva e inversin parental.

    Todos estos conceptos y otros aspectos de este enfoque sern examinados en detalleen el captulo destinado a explicar las diferencias de gnero en sexualidad, tema en que la

    perspectiva sociobiolgica tiene mucho que decir. Aqu slo agregaremos que se trata de unaperspectiva interesante y controvertida que ha generado crticas, entre ellas que ignora laimportancia de la cultura y el aprendizaje, que involucra una posicin determinista y que leasigna un peso excesivo al aspecto reproductivo de la conducta sexual.

    MODELOS ESPECIFICOS

    Algunos de estos modelos son aplicables a un amplio rango de conductas sociales,mientras que otros lo seran a la conducta sexual o a mbitos especficos de la sexualidad,como el comportamiento sexual adolescente o la conducta anticonceptiva (Barra, 1999). Sinembargo, todos aportan herramientas conceptuales tiles para una mejor explicacin y

    prediccin de la conducta sexual y, en algunos casos, tambin para contar con un marcoterico que sirva de base en reas tan importantes como la prevencin del embarazo

    adolescente y de las enfermedades de transmisin sexual.En primer lugar se expondrn tres modelos o esquemas explicativos ms especficosal comportamiento sexual y a continuacin otros tres modelos psicosociales de aplicacinms general que pueden ser utilizados para lograr una mejor comprensin de las actitudes yconductas sexuales humanas. Es conveniente reiterar que debido al alcance de este libro eneste captulo examinaremos slo teoras y modelos de la conducta sexual en general, aunqueexisten otros interesantes modelos tericos aplicables a ciertos temas ms especficos, comoson la conducta contraceptiva adolescente (Adler, 1993; Chewning & Van Koningsveld,1998; Tigges v otros, 1998), el abuso sexual infantil (Kendall-Tackett y otros, 1993) y laagresin sexual (Ellis, 1991; Malamuth y otros, 1995; Nagayama & Hirschman, 1991).

    MODELO COGNITIVO DE WALEN Y ROTH

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    Presentamos en primer lugar el modelo ms especfico de todos, va que se focalizaespecialmente en el ciclo de respuesta sexual y por lo tanto tendra mucha aplicacin en elanlisis de algunas disfunciones sexuales. El modelo presentado en 1987 por Walen v Roth(citados en Hyde, 1994) tiene como idea central lo que mencionamos en pginas anteriores al

    referirnos al enfoque cognitivo, en el sentido que la manera en que percibimos y evaluamoslo que ocurre determina en gran medida cmo nos sentimos en una situacin dada.El primer paso en este modelo cognitivo es la percepcin del estmulo como sexual

    (ya sea visual, tctil o de cualquier otro tipo), lo cual depender tanto de la cultura en quenos hayamos desarrollado como de nuestros aprendizajes previos. El segundo paso es la eva-luacin del estmulo, la cual si es positiva conducir al siguiente paso, pero si es negativa elciclo podr detenerse. El tercer paso, si la evaluacin ha sido positiva, es la excitacinfisiolgica expresada en diversos indicadores (ereccin, lubricacin vaginal, etc.). Pero yaque lo importante no es lo que ocurra sino cmo lo percibimos, el cuarto paso es la

    percepcin de la excitacin. Este paso sera muy relevante porque muchas veces las personasno son conscientes de su excitacin fsica, ya sea porque no estn entrenadas para focalizar

    su atencin en sus propias reacciones, como sucede al parecer en muchas mujeres, o porqueestn demasiado concentradas en provocar la excitacin de la pareja, como sucedera enmuchos hombres.

    Como no slo importa la percepcin de un evento sino que adems su evaluacin, elquinto paso es la evaluacin de la excitacin. Igual que en el caso del estmulo, si laevaluacin es negativa el ciclo de respuesta se detendr. En cambio si es positiva ellofuncionar como una retroalimentacin para el tercer paso, de manera que se incrementar elnivel de excitacin. En otras palabras, el sentirse bien al estar excitado(a) hace que la

    persona se sienta ms excitada an. El sexto paso es la conducta sexual, la que, al igual queel estmulo y la excitacin, llevar a dos pasos adicionales, consistentes en la percepcin dela conducta y la evaluacin de la conducta. Si dicha evaluacin es positiva ello se traduciren dos tipos de retroalimentacin: es probable que la conducta sexual contine y que laexcitacin aumente.

    MODELO SECUENCIAL DE BYRNE

    Basndose en un paradigma clsico de estmulo-mediacin-respuesta, el modelosecuencial de Byrne (citado en Becerra, 1985) caracteriza la conducta sexual mediante laidentificacin de las respuestas que se desea predecir, los estmulos externos queincrementan la probabilidad de aquellas respuestas y los procesos internos que inician y

    median dichas respuestas. Tenemos entonces una secuencia de tres fases: a) estimulacinexterna, b) procesos internos y c) conducta externa.En un extremo estn lo estmulos externos que anteceden a la conducta sexual, sean

    de tipo incondicionado o innato (ej. caricia) o de carcter condicionado o aprendido (ej.literatura ertica). En el otro extremo estn las conductas externas, las cuales pueden con-sistir en respuestas instrumentales (ej. concertar una cita, adquirir anticonceptivos, etc.) o enmetas (ej. coito, masturbacin), y que a su vez producirn ciertos resultados. Y entre ambosextremos estn losprocesos internos que inician y median las conductas externas: respuestas

    fisiolgicas y activacin sexual, fantasas imaginativas, respuestas afectivas transitorias(emociones), respuestas evaluativas relativamente estables (actitudes), informacin sexual yexpectativas. Cada uno de estos procesos internos es influenciado tanto por los eventos

    externos como por los otros procesos internos, contribuyendo cada uno de ellos parcialmentea la determinacin de la conducta final. Y a su vez los resultados de la conducta externa van

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    a retroalimentar y actuar tanto sobre los estmulos externos como sobre los procesosinternos.

    El modelo de Byrne puede distinguirse de otros en dos principales aspectos. Primero,es uno de los pocos esquemas explicativos amplios de la conducta sexual en general, aunqueal mismo tiempo contribuira a la comprensin de aspectos ms especficos, como por

    ejemplo la conducta anticonceptiva. Y en segundo lugar, es uno de los pocos modelosexplicativos que resalta el importante rol desempeado por las variables de tipo emocionalen la conducta sexual humana. Esto es importante porque las personas difieren en el grado enque los aspectos relacionados con el sexo evocan actitudes y sentimientos positivos onegativos en ellas, y estas diferencias pueden situarse en un continuo emocional cuyoextremo negativo se denomina erotofobia y el extremo positivo erotofilia (Becker & Byrne,1985).

    MODELO COGNITIVO DE ABRAMSON

    Paul Abramson propuso en 1979 una teora de la conducta sexual humana que ldenomin el sistema sexual (citado en Wrighstman & Deaux, 1981). En este modelo se

    postula que las estructuras cognitivas del individuo son las principales determinantes de laexpresin sexual. Estas estructuras se forman sobre la base de diversos factores de entrada yellas a su vez procesan las diferentes claves de estmulos sexuales para determinar laeventual expresin sexual. Por tanto, en este esquema se pueden distinguir cuatro fases: a)factores de entrada, b) estructura cognitiva mediadora, c) claves o estmulos sexuales, y d)salida o expresin sexual (externa e interna).

    Abramson plantea que existen cuatro principalesfactores de entrada que influencianla estructura cognitiva: estndares parentales internalizados, normas sociales, maduracin yexperiencia sexual previa. As, por ejemplo, los padres pueden instruir acerca de cul es laconducta sexual apropiada, mientras que otras normas y valores son aprendidos por medio deotros agentes socializantes tales como la iglesia o los pares. El proceso de maduracin en smismo, especialmente al comienzo de la pubertad, puede influenciar las creen cias acerca dela sexualidad. Y, finalmente, las experiencias sexuales previas (ya sean fantasas,masturbacin o relaciones sexuales) tam bin juegan un rol importante en las creencias. .

    De la interaccin de esas experiencias el individuo desarrolla una estructuracognitiva mediadora, conformada por un conjunto de principios o ideas generales acerca dela conducta sexual, como por ejemplo si el sexo es algo muy importante o no, qu es sexual-mente atractivo, o cundo, dnde y con quin son aceptables determinadas expresionessexuales. Estos principios actan como esquemas cognitivos que determinan las actitudes,

    juicios y respuestas a diversas experiencias sexuales y ejercen un rol mediador entre lasexpresiones sexuales internas y externas del individuo.La estructura cognitiva mediadora propuesta por Abramson tiene relacin con al

    menos otros dos conceptos muy importantes en el anlisis de la conducta sexual. Por unaparte corresponde en gran medida al concepto de "sistema de valores sexuales"desarrolladopor Masters y Johnson en el contexto de la terapia sexual, el cual "deriva de experienciassensoriales individuales investidas de un significado ertico, que ocurren en ciertascircunstancias, y de la influencia de valores sociales que los hacen convertibles y aceptablescomo estmulo sexual" (1972, p. 22). Y por otra parte est muv relacionado con el conceptoms reciente de autoesquema sexual (Andersen & Cyranowski, 1994; Andersen y otros,1999) que mencionamos anteriormente en este captulo, al referirnos a algunos aportes de la

    perspectiva psicolgica cognitiva a la comprensin de la sexualidad.

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    Pero la experiencia pasada y el aprendizaje no son los nicos factores que determinanlas expresiones sexuales, sino que adems una variedad de estmulos sexuales, tanto internoscomo externos, pueden influenciar la expresin sexual y estas seales tambin son

    procesadas por la estructura cognitiva mediadora. Se plantean cuatro claves principales:eventos endocrinolgicos, estmulos condicionados e incondicionados, eventos fisiolgicos y

    parmetros situacionales. As, en relacin con las claves de tipo interno est la influencia delas hormonas sexuales y de los procesos del sistema nervioso. A nivel externo existe unavariedad de estmulos asociados con la sexualidad, tales como pelculas erticas, novelasromnticas y personas en particular. Adems de los estmulos especficos, ciertas situacioneso ambientes pueden estimular la expresin sexual, por ejemplo, un ambiente que fomente la

    permisividad sexual o en el cual se ingiere alcohol u otras drogas. Los efectos que tenganestos diversos estmulos sobre las expresiones sexuales sern funcin de su interpretacin ysignificado al ser procesados por los esquemas o estructuras cognitivas del individuo, el cual

    puede ponderar la aceptabilidad de ciertas formas de conducta sexual y eventualmente tomaruna decisin al respecto.

    Aunque el modelo de Abramson puede parecer algo complejo, se basa en dos

    supuestos muy simples. Primero, asume que las personas aprendemos de la experienciapasada y que los principios del aprendizaje pueden ser aplicados directamente a la conductasexual como a cualquiera otra forma de conducta. Segundo, asume que nuestras cognicionesacerca de la sexualidad desempean un rol mediador central en nuestras respuestas oexpresiones sexuales especficas, las cuales no estn determinadas de manera biolgica oinstintiva sino que son resultado del pensamiento racional.

    TEORA DE LA ACCIN RAZONADA DE FISHBEIN Y AJZEN

    Presentamos aqu slo una sntesis somera de este modelo, el cual hemos expuesto enmayor detalle en otro lugar (Barra, 1998). El modelo se focaliza en la relacin existente entrecreencias, actitudes, intenciones y conductas, planteando que el antecedente inmediato deuna conducta no es la actitud hacia un objeto determinado, sino la intencin hacia larealizacin de esa conducta. Por lo tanto, y dentro de ciertos lmites, se puede predecir laconducta de una persona en una determinada situacin si se conocen sus intenciones hacia larealizacin de dicha conducta en esa situacin (Fishbein, 1989, 1990).

    Los determinantes de la intencin de realizar una conducta son:1) la actitud del individuo hacia la realizacin de la conducta, y2) las normas sociales percibidas referentes a la realizacin de la conducta.

    La actitud hacia la conducta refleja la evaluacin que hace el individuo de cunfavorable ser adoptar o no tal conducta y est determinada por:a) las creencias referentes a las consecuencias de llevar a cabo la accion, y

    b) la evaluacin personal de cada una de estas consecuencias percibidas.

    Es decir, antes de emitir una conducta el individuo evala la probabilidad y ladeseabilidad de que ocurran ciertas consecuencias potenciales, y la estimacin acumulativade todas esas consecuencias determinar su actitud hacia la conducta.

    El segundo componente, que recibe el nombre de norma subjetiva, refleja lasexpectativas sociales que percibe el individuo para adoptar o no una cierta conducta y estdeterminado por:

    a) las creencias normativas o expectativas percibidas en personas o grupos significativospara el individuo, y

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    b) la motivacin del individuo para cumplir con estas expectativas de los otros significativos(padres, pareja, amigos, etc.).

    En sntesis, el modelo plantea que las actitudes respecto a una conducta y las normassubjetivas correspondientes determinan la intencin de una persona de realizar o no una

    conducta, y tal intencin es funcin de la interaccin entre dos determinantes bsicos, uno detipo personal (actitud hacia la conducta) y otro que refleja la influencia social (normasubjetiva). En trminos generales, las personas intentarn realizar una conducta cuando ten-gan una actitud positiva hacia ella y cuando crean que otras personas importantes para ellas

    piensan que la deberan realizar.La teora de la accin razonada ha mostrado su utilidad y capacidad predictiva en una ampliavariedad de mbitos conductuales. En el caso de la conducta sexual, aunque ha sido aplicadams especficamente a las intenciones y conductas de usar medidas de pamo:im durante lasrelaciones sexuales (Albarracin y otros, 1998; Boyd & Wandersman, 1991; Chan &Fishbein, 1993; Doll & Orth, 1993; White y otros, 1994), esta teora tambin podra ayudar aexplicar y predecir conductas sexuales especficas, como por ejemplo involucrarse en

    relaciones sexuales premaritales o extramaritales.As, la actitud del individuo a involucrarse en una relacin sexual est determinada

    por la probabilidad percibida de que ocurran ciertas consecuencias, tanto positivas (ej. placersexual) como negativas (ej. embarazo, culpa) y la evaluacin personal de esas consecuencias.Y por otra parte influyen las expectativas percibidas en otros significativos (ej. padres,amigos) acerca de su involucramiento en tal relacin sexual, junto con su motivacin paraconformarse a tales expectativas, lo cual seala la presin normativa o norma subjetiva. Y lainteraccin entre estos componentes determina la intencin del individuo de involucrarse ono en tal relacin sexual, lo cual sera el antecedente ms inmediato para que se produzca ono la conducta real.

    TEORA DE LA CONDUCTA PLANIFICADA DE AJZEN

    La teora de la conducta planificada (Ajzen, 1991; Ajzen & Madden, 1986)constituye una variante del modelo de la accin razonada. Considerando que pueden existirlimitaciones reales o percibidas para realizar una cierta conducta, lo que hace bsicamenteesta teora es agregar un tercer elemento a la determinacin de la intencin conductual. Esteelemento, llamado controlconductual percibido, refleja las creencias personales acerca delgrado de dificultad que tiene el realizar la conducta y se refiere tanto a factores externos (ej.disponibilidad de tiempo o dinero, apoyo social, etc.) como internos (ej. informacin,

    habilidades, competencias, etc.). Por lo tanto, este tercer elemento se refiere a la creencia deque algunas conductas son en general ms controlables que otras, y ms especficamente a lacreencia en la posibilidad individual de control sobre una conducta determinada. El conceptode control conductual percibido incluye dos variables: la estimacin que hace el individuodel grado de control que tendra sobre la ejecucin de la conducta y la evaluacin que hacede su habilidad real para ejecutarla.

    La importancia de este elemento de control percibido para predecir la conductatambin ha sido planteada por otros autores, y especficamente por Bandura (1 982b) en suteora de la autoeficacia, la cual plantea la existencia de dos tipos de expectativas: las expec-tativas de eficacia y las expectativas de resultado. Las primeras reflejan las creencias delindividuo acerca de si ser capaz de ejecutar una conducta, mientras que las segundas

    reflejan las creencias de que la conducta tendr ciertos resultados. De acuerdo a Bandura(1982b), las creencias de las personas en sus habilidades influyen en las elecciones que ellas

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    hacen, cunto esfuerzo invierten en sus actividades, cunto ellas perseveran frente a lasdificultades, y hasta en su vulnerabilidad al estrs y la depresin. Por lo tanto, el concepto deautoeficacia es similar a la nocin del control conductual percibido, ya que ambos reflejan elgrado en el cual las personas creen que ya sea factores propios o del ambiente podrandeterminar que sus intenciones conductuales lleguen a transformarse en conductas.

    TEORA DE LA CONDUCTA INTERPERSONAL DE TRIANDIS

    El modelo de Triandis (citado en Godin y otros, 1996) conserva los lementosprincipales de la teora de la accin razonada, pero agrega algunos elementos adicionales. Enprimer lugar, adems de la intencin, habra dos factores adicionales que determinan la con-ducta: la fuerza de los hbitos establecidos respecto a la conducta, y la presencia decondiciones que facilitan o dificultan esa conducta particular. Es decir, la realizacin de laconducta est regida por la intencin, los hbitos y las condiciones facilitantes.

    Y a su vez la intencin est determinada por cuatro factores:

    a) cogniciones, incluyendo el anlisis individual de las consecuencias personales de realizarla conducta,

    b) afectos, tales como los sentimientos de placer o desagrado, disfrute o aburrimiento, etc.,asociados con la ejecucin de la conducta,

    c) determinantes sociales, tales como las normas culturales respecto a lo apropiado o no dela conducta, y

    d) creencias normativas personales, referidas a estndares individuales o sentido deobligacin personal respecto a la conducta.

    El componente cognitivo de la teora de la conducta interpersonal (TCI) seconceptualiza de manera similar al componente actitudinal de la teora de la accin razonada(TAR), como el resultado del anlisis personal y subjetivo acerca de las ventajas ydesventajas de realizar una conducta. O sea, mientras en la TAR la probabilidad percibida deque realizar una conducta resultar en ciertas consecuencias y la evaluacin del valor de esasconsecuencias determina una actitud hacia la conducta, en la TCI determina una cognicin.Los individuos asocian ciertas consecuencias con las conductas que estn considerandorealizar (creencias) y asignan un valor a esas consecuencias (evaluacin). As, un individuo

    podra creer que usar condn reduce el riesgo de contraer una enfermedad, evita unembarazo no deseado, indica falta de confianza en su pareja, etc. Y luego el individuo evalacada una de las consecuencias percibidas, asignndoles un valor alto o bajo, positivo onegativo. Por ejemplo, podra ser que para el individuo prevenir una enfermedad no sea

    altamente valorado, mientras que s lo es evitar un embarazo, pero lo que valora ms an seamostrar confianza en la pareja. El componente cognitivo de la actitud de la persona estaradeterminado por la suma de los productos de cada una de las consecuencias percibidas por suvalor asignado.

    El segundo factor determinante de la intencin es el componente afectivo, el cualrepresenta las respuestas emocionales que experimenta el individuo al pensar en realizar unadeterminada conducta, sentimientos que derivan de las experiencias previas de la personacon esa conducta e involucran por tanto procesos de la memoria a largo plazo. As, es

    posible que el individuo experimente sentimientos placenteros o displacenteros acerca de laidea de usar condn durante una relacin sexual, dependiendo de los recuerdos y sensacionesasociados a la ejecucin de esa conducta. Si sucede que son ms accesibles los sentimientos

    positivos acerca de una cierta conducta, existirn intentos por maximizar ese estado afectivo

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    y se reforzar la intencin de repetir la conducta, y lo contrario ocurrir si son ms salienteslos recuerdos y sentirpientos negativos.

    El tercer elemento que determina la intencin respecto a una conducta son losfactores sociales, cuya especificacin depende del tipo de ella. Los dos factores msutilizados en la investigacin son las creencias normativas y la creencia en la existencia de

    roles sociales especficos, siendo ambos tipos el resultado del anlisis personal y subjetivo dela opinin de ciertos individuos o grupos especficos de individuos acerca de la conductapotencial. Las creencias normativas se refieren a la percepcin que tiene el individuo acercadel significado de una determinada conducta para un grupo de referencia, y corresponderan

    por tanto al elemento de norma subjetiva de la TAR. La creencia en la existencia de rolessociales especficos se refiere a la percepcin de los individuos de la conducta.aceptable paralas personas de acuerdo a las posiciones o estatus sociales que ocupan. As, algunas personas

    podran considerar no aceptable que una mujer casada exija a su esposo usar condn, o noapropiadas las relaciones sexuales en adolescentes. Es importante tener en cuenta que lasnormas y roles pueden variar dependiendo del tipo de sociedad, de los subgrupos culturales,de las situaciones, etc., por lo cual la conducta sexual no estara regida por las mismas

    normas en todos los casos, y la evaluacin de estas normas debe ser especfica a cada grupo.El ltimo factor que determina las intenciones conductuales es la creencia normativa

    personalo norma moral, la cual consiste en una evaluacin del individuo de la significacinde la conducta para s mismo. Es decir, se refiere a cun obligado se siente el individuocuando se enfrenta a la decisin de realizar o no la conducta particular. Las normas moralesdifieren de las normas sociales en el sentido que en las primeras la eleccin final delindividuo (la intencin de realizar o no la accin) no depende de la opinin de otros sino deciertas creencias o principios personales. As, los individuos pueden tener ciertos principiosacerca de la obligacin moral de no tener relaciones sexuales antes o fuera del matrimonio,de no exponerse a la posibilidad de un embarazo no deseado, etc., aun cuando estos

    principios violen normas del grupo de pares o normas asociadas con sus posiciones sociales.Este elemento de las creencias normativas personales, no incluido en las otras

    formulaciones tericas revisadas, resulta especialmente interesante porque indica que lasintenciones y conductas de los individuos no derivan slo de clculos de resultados v de

    presiones normativas de otros, sino que pueden estar motivadas por razones moralespersonales. Y adems porque se plantea que las normas o principios morales personales noslo pueden ser independientes de criterios normativos sociales, sino que incluso puedenentrar en contradiccin con ellos, lo cual nos lleva a relacionar estas ideas con los postuladosde Kohlberg acerca del desarrollo moral, especialmente en lo referido al nivel moral pos-tconvencional o de principios (Barra, 1987).

    Los tres ltimos modelos descritos -de la accin razonada, de la accin planificada y

    de la conducta interpersonal- comparten el supuesto bsico que diversos factoresespecialmente externos influyen en la conducta mediante su efecto en ciertas variablesespecificadas por cada modelo. Es decir, se plantea que las personas no adoptan undeterminado patrn de conducta debido a sus rasgos de personalidad, educacin o posicinsocial, sino porque el individuo cree que la conducta producir resultados positivos, porque

    percibe la presin de factores sociales o normativos para adoptar esa conducta, o porqueposee ciertos principios personales que regulan su conducta. Como tambin ocurre en otroscampos donde existen varias explicaciones alternativas para un fenmeno, puede ser que lacombinacin de los constructos bsicos de cada uno de estos modelos permitan una mejorexplicacin y prediccin de la conducta que interesa (Godin y otros, 1996), especialmente enel caso de un tema complejo como la conducta sexual.

    Esta necesidad de integracin queda de manifiesto en los desarrollos de algunos deestos modelos. As por ejemplo, la Teora de la Accin Razonada se ha extendido para

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    incorporar el componente de autoeficacia como un tercer determinante de la intencinconductual, la cual adems compartira con otros factores tanto individuales comoambientales la determinacin de la conducta (Fishbein, 1997). Por su parte la Teora de laConducta Planificada tambin est siendo objeto de algunas extensiones para incorporarvariables adicionales tales como hbitos, normas morales, autoidentidad y reacciones

    afectivas (Conner & Armitage, 1998). Y una clara demostracin de que la integracin puedeser ms abarcativa an es un trabajo de Kasprzyk y otros (1998) referido a la prediccin deconductas preventivas en grupos de alto riesgo de HIV, donde se utiliz un modelo que noslo integra elementos de estas tres ltimas teoras revisadas, sino que adems elementos dela Teora Social Cognitiva de Bandura y del Modelo de Creencias de Salud

    Podemos concluir entonces que, aunque debido a la complejidad y relativa novedaddel tema todava es necesario generar mucho ms conocimiento especfico y desarrollarmodelos explicativos integrales de la sexualidad humana, existen actualmente aportessignificativos y tiles que pueden mejorar tanto la comprensin de este tema tan relevantecomo proporcionar una base adecuada para diversas aplicaciones tendientes a la prevencinde algunas consecuencias negativas asociadas con la conducta sexual de los individuos.

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    CAPITULO 3

    PERSONALIDAD Y SEXUALIDAD

    Siendo la conducta sexual, como cualquiera otra conducta humana compleja, unreflejo o una manifestacin de la naturaleza biopsicosocial del individuo y no un patrninstintivo determinado genticamente, podemos esperar encontrar grandes variaciones en losdistintos aspectos de la sexualidad entre diferentes personas. Si los individuos varan enmuchas conductas sociales que se ejecutan pblicamente y por lo tanto reciben una fuerteinfluencia de las normas y presiones sociales, esta variabilidad debera ser mayor enconductas como la sexual que tienen en general un carcter ms privado y personal. Por lotanto, parece como algo evidente que la conducta sexual de las personas debiera estaraltamente relacionada con sus caractersticas personales y consecuentemente mostrar muchavariabilidad, a menos que pensemos que tal conducta sexual est determinada principalmentecon factores instintivos comunes a la especie.

    Sin embargo, y aunque pueda resultar sorprendente, es relativamente escaso elconocimiento preciso que se tiene acerca de la relacin entre conducta sexual y determinadascaractersticas de personalidad. Tratando de buscar una explicacin a este hecho, podemos

    decir que a las evidentes dificultades que plantea siempre el obtener informacin confiablesobre la conducta sexual de las personas, en este caso se agrega la gran complejidad ydificultad que tiene el identificar y medir caractersticas de personalidad de una maneravlida y confiable. Adems, y a un nivel ms general, cada vez parece ser ms difcil poderrelacionar caractersticas de personalidad con cualquier conducta social, tanto por la com-

    plejidad mencionada como por la fuerte influencia que tienen los factores situacionales sobrecualquier conducta.

    En este captulo revisaremos parte de ese escaso conocimiento, examinando tanto larelacin entre la conducta sexual y algunas dimensiones y rasgos de personalidadtradicionales, como algunas evidencias ms recientes acerca de la relacin entredeterminados aspectos de la conducta sexual y ciertas orientaciones psicosociales o

    predisposiciones individuales en la conducta interpersonal y social. Aunque la relacin entrecaractersticas personales y sexualidad es un tema especialmente complejo que requiere ande mucha investigacin adicional, nos parece til conocer algunas de las evidenciasdisponibles actualmente. El importante tema de las diferencias en la conducta sexual deambos sexos ser examinado de una manera detallada en un captulo posterior.

    Antes de examinar las evidencias acerca de la relacin entre conducta sexual ydeterminados rasgos y dimensiones bsicas de personalidad, parece necesario mencionar las

    principales funciones psicolgicas que puede cumplir la conducta sexual y cules son lasmotivaciones que subyacen tal conducta. A pesar de la gran importancia que tendra estetema, tanto por su relacin obvia con las caractersticas de personalidad como por ilustrarnosacerca de los significados que las personas le asignan a sus expresiones sexuales, ha sido un

    aspecto muy descuidado en la investigacin.

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    FUNCIONES Y MOTIVACIONES DE LA CONDUCTA SEXUAL

    A pesar del amplio consenso acerca de la importancia que tienen las motivaciones entoda actividad humana, y de que la conducta de un individuo puede ser mejor comprendida

    conociendo qu metas tiene o qu necesidades intenta satisfacer, la gran mayora de losautores parecen no considerar que la conducta sexual, como toda conducta, puede servir amuy diversas funciones psicolgicas. Desde una perspectiva funcional, se puede pensar quelas personas se involucran en actividades sexuales para satisfacer diferentes necesidades

    psicolgicas, que la naturaleza de las experiencias sexuales difiere en funcin de lasmotivaciones subyacentes y que los factores que controlan o promueven la conducta sexualsern distintos entre individuos que tienen diferentes motivaciones para su conducta sexual.

    Sin embargo, hasta ahora se han hecho muy pocos esfuerzos destinados a identificarde manera precisa las funciones y necesidades psicolgicas que puede cumplir la conductasexual en las personas y a comprender las implicaciones que pueden derivar del tener sexo

    para satisfacer diferentes motivos. Adems, el conocer las razones por las cuales las personas

    tienen sexo, o las funciones que puede tener el sexo, sera un aspecto bsico para cualquierintento bien fundamentado de prevencin o modificacin de patrones de conducta sexual

    problemtica.Entre las escasas evidencias disponibles al respecto, Nelson inform en 1979 de un

    estudio con universitarios de ambos sexos a quienes se aplic un cuestionario destinado amedir diversas funciones que puede tener la conducta sexual para los individuos (citado enMalamuth, 1988, p. 232). Los sujetos tenan que sealar cul de las siete siguientesfunciones era la ms importante para ellos:

    Amor y afecto: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por lanecesidad de recibir y compartir afecto e intimidad con otra persona.

    Hedonismo: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por lanecesidad de estimulacin placentera.

    Reconocimiento: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por lanecesidad de ser considerada competente o experta.

    Dominio: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por lanecesidad de controlar o imponer la propia voluntad.

    Sumisin: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por el deseode ceder el control o poder y de ser protegida.

    Conformidad: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por eldeseo de cumplir con las expectativas de los otros para obtener aprobacin social.

    Novedad: grado en el cual la conducta sexual de una persona est motivada por lanecesidad de excitacin y de alivio del tedio.

    Los resultados indicaron que a nivel de la muestra total las funciones consideradasms importantes fueron amor y afecto (24%) y conformidad (18%), mientras que la funcinmenos elegida fue dominio (9%). Y como sera de esperar, haba interejantes diferenciasentre hombres y mujeres. En el caso de los hombres las cuatro funciones ms elegidas fueronconformidad (21 %), novedad (18%), hedonismo (17%) y amor y afecto (16%), y la menoselegida fue sumisin (6%). En cambio en las mujeres se destacaba claramente amor y afecto

    (31 %), seguida por sumisin (18%) y conformidad (15%), y la menos elegida era dominio(8%).

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    Es importante hacer algunos comentarios acerca de estos resultados, aunque se trateslo de un estudio, y adems con slo un tipo de personas como son los estudiantesuniversitarios. En primer lugar, el hecho que amor y afecto est entre las funciones msimportantes parece algo totalmente predecible a partir tanto de la influencia socioculturalcomo de las importantes dimensiones emocionales de la conducta sexual, as como tambin

    sera esperable que esta funcin sea ms relevante an para las mujeres. Algo tal vez no tanpredecible a simple vista es el hecho que conformidad est entre las funciones msimportantes para ambos sexos, aunque, como ya vimos en un captulo anterior, este factorsocial o normativo ha sido destacado en varios modelos explicativos de la conducta sexual(como los de Abramson, Ajzen y Fishbein, y Triandis). Esto constituye un elemento muyimportante de tener en cuenta en cualquier intento de influir sobre este tipo de conducta,como por ejemplo programas de prevencin del embarazo adolescente o de enfermedades detransmisin sexual.

    Y un aspecto que puede llamar la atencin es el hecho que la funcin de sumisin seapor una parte la segunda ms elegida por las mujeres y por otra parte sea la funcin donde seaprecia una mayor diferencia entre ambos sexos (relacin de 3:1 entre mujeres y hombres).

    Adelantndonos un poco a temas que revisaremos posteriormente, podemos decir que estosdatos son consistentes tanto con lo que van a plantear algunas perspectivas tericas acerca delas diferencias de gnero en sexualidad, como con algunas evidencias acerca de unaincidencia significativa de fantasas sexuales de sumisin en muchas mujeres.

    Un anlisis ms sistemtico de las motivaciones que subyacen la conducta sexual seencuentra en un trabajo ms reciente de Cooper y otros (1998) con adolescentes y adultos

    jvenes, donde las autoras recurren a dos distinciones existentes en muchas teorasmotivacionales. La primera de estas distinciones es buscar experiencias positivas o

    placenteras versus evitar o escapar de experiencias negativas o aversivas. Aplicada a laconducta social, esta distincin implica que las personas pueden tener sexo para buscarresultados placenteros, tal como gratificacin fsica, o para evitar resultados negativos, talcomo el rechazo de una pareja.

    La segunda distincin es buscar metas individuales versus metassociales. Las metasindividuales estn motivadas primariamente por necesidades de identidad, autonoma ocompetencia, tales como tener sexo para afirmar el propio sentido de identidad o de atractivoo para contrarrestar ciertos estados emocionales. En cambio las metas sociales estnmotivadas por necesidades comunales o de vinculacin, tales como tener sexo para reafirmarla intimidad en una relacin o por el deseo de obtener o mantener la aprobacin de una

    pareja o de un grupo socialmente significativo (ejemplo, tener sexo para impresionar a lospares).

    La interaccin de estas dos dimensiones resulta en 4 categoras de motivos para la

    conducta sexual:1) Motivaciones positivas individuales: tener sexo para lograr resultados positivos, tales

    como placer fsico o emocional (motivos de reforzamiento).

    2) Motivaciones aversivas individuales: tener sexo para escapar, evitar o minimizaremociones negativas o amenazas a la autoestima (motivos de afrontamiento).

    3) Motivaciones positivas sociales: tener sexo para reforzar la intimidad y vinculacinsocial con otro (motivos de intimidad).

    4) Motivaciones aversivas sociales: tener sexo para escapar, evitar o minimizar ladesaprobacin social, o para obtener la aprobacin de otro (motivos de aprobacin).

    En diversas muestras de adolescentes y adultos jvenes, y tal como se esperaba, lasautoras encontraron que los motivos de reforzamiento y de intimidad eran las razones ms

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    comunes para tener sexo, existiendo importantes diferencias de gnero en ambos tipos demotivos. As, las mujeres aparecan mucho ms motivadas que los hombres por necesidadesde intimidad, mientras que los hombres estaban mucho ms motivados que las mujeres pormotivos de reforzamiento, afrontamiento, afirmacin y aprobacin de los pares.

    Otros resultados interesantes surgen de la comparacin entre adolescentes de

    distintas edades. As.por ejemplo, en comparacin con los ms jvenes, los adolescentesmayores aparecan ms motivados por motivos de intimidad y de reforzamiento, y menosmotivados por motivos de aprobacin de la pareja. Y respecto a los motivos de aprobacinde los pares, tambin se observ una declinacin con la edad, pero slo en los hombres, yaque en las mujeres este tipo de motivo era igualmente bajo en todas las edades. Respecto aesto ltimo, las autoras expresan que al parecer "tener sexo para impresionar a los amigos esen gran medida un fenmeno adolescente masculino" (1998, p. 1.543).

    Intentando buscar los orgenes de las diferencias individuales en estas motivacionessexuales, las autoras proponen la posible influencia de los estilos de apego y losautoesquemas sexuales mencionados en el captulo anterior. Respecto al apego, se puede es-

    perar que los individuos que tienen un estilo de apego seguro -quienes se sienten cmodos

    con la cercana interpersonal y la buscan- estn motivados primariamente por motivos deintimidad. Se esperara que los individuos ansiosos/ambivalentes -quienes tambin deseancercana pero simultneamente temen el abandono- estn ms fuertemente motivados pormotivos de aprobacin de la pareja. Y que los individuos