Bajo El Signo de Las Masas- Altamirano

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  • 7/27/2019 Bajo El Signo de Las Masas- Altamirano

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    BAJO EL SIGNO DE LAS MASAS- LA ERA SOCIAL- Carlos Altamirano-

    El experimento militar surgido del golpe del 4 de junio de 1943, que puso fin al gobiernode Castillo y a la coalicin de conservadores y radicales antipersonalistas querepresentaba, le abri el camino al coronel Juan D. Pern, el mejor cerebro poltico delGOU, la logia secreta de oficiales que por un tiempo funcion como el mayor centro depoder e influencia dentro del gobierno de los coroneles. Anticomunistas y antiliberal, elGOU (grupo obra de unificacin) no solo a batallara porque la Argentina mantuviera la

    neutralidad frente a la guerra, sino que se esforzara por impulsar una definicinnacionalista y autoritaria el orden que haba nacido con una proclama de sentidonebulosa sin considerar la accin de Pern no podra establecerse el hilo que lleva del 4de junio de 1943 a la movilizacin obrera del 17 de octubre de 1945 y, al triunfoelectoral de la coalicin peronista en febrero de 1946.Los estados unidos, que de este 1492 presionaban contra la posicin neutralista de laArgentina, redoblaron el jaque o diplomtico y econmicos frente al rgimen militar yera improbable que dejaran estabilizar un gobierno que desafiaba su poltica hemisfricaaferrndose al neutralismo. Cuando en la primavera del ao 45 L rgimen militarsurgido del golpe del 4 de junio pareca encaminarse al derrumbe, bajo la presin de loseeuu y el asedio de la oposicin interna, fueron las fuerzas que habas puesto o en

    movimiento el Coronel las que posibilitaron una va de escape. Pern no era un polticodoctrinario: empirista por vocacin, jams permiti que la eleccin de sus actos sedejara atrapar por disyuntivas de rigor ideolgico. Parafraseando uno de sus primeros yclebres proverbios mejor que decir es hacer-, podramos afirmar que una de susformas de hacer fue decir: tomar la palabra para conferir significado poltico a sus actose incluirlos en el marco de una visin prescriptiva de la sociedad y del estado. Los temasde estos mensajes no apreciaron de una vez, como un conjunto fijo y formalizado, sinoque fueron anexndose y reajustndose en el discurso sin reposo de un polticoembarcado en la lucha por el poder. Slo aliaron a algo decodificacin ms tarde, insertaen la doctrina oficial del estado justicialista.

    De la revolucin nacional a la revolucin peronista.Todos reclamaban el fin del estado liberal, la instauracin de un nuevo orden, defendanla neutralidad Argentina frente a la guerra mundial en curso y simpatizaban con losregmenes fascistas cuando no eran, simplemente, fascistas para todo era necesariomovimiento que salvar a la nacin y ese acto Salvador y slo poda provenir delejrcito. Cuando se produjo el golpe del 4 de junio de 1943 la historia pareciconcederles lo que pedan: la revolucin nacional. El rgimen militar no tard enencontrar en ellos a su personal intelectual y los funcionarios civiles que se reportaronde las filas del nacionalismo le dieran su tono ideolgico a la primera fase deexperimento autoritario. La figura del Coronel Pern, quien no tardara en ser

    identificado como el hombre de la revolucin, se recort o sobre este fondo de deseos yexpectacin. Hasta la revolucin, dira Pern una y otra vez, haban reinado la injusticiasocial y el desorden en las relaciones laborales, como consecuencia de una estadoabstencionistas, el estado liberal, de la politiquera y de la actividad disociado hora delos perturbadores que buscaban explotar el descontento de los trabajadores. Pero, apartir de ese momento y con la creacin de la secretaria de trabajo y previsin, seiniciaba la era de la poltica social Argentina. Haba una gran deuda que saldar con lasmasas sufridas para restaurar el equilibrio entre las clases, condicin del orden y de launidad del cuerpo social esta misin reparadora ir asumida por el. S continuaba lapasividad frente a la disparidad social, sea el estado no intervena para tutelar lasrelaciones entre el capital y el trabajo, el malestar de las masas se tornara explosivo yla lucha de clases terminara por destruir a la nacin. Era necesario, que el estadoactuara como regulador de las relaciones sociales, sino se tomaba la iniciativa en esteterreno, los sindicatos seguiran en manos de los comunistas y de los dirigentes degremiales que buscaban promover el conflicto y no las relaciones de colaboracin. Enconexin con la preocupacin por el ordenamiento de los grupos, brotaba otro tema que

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    no desaparecera nunca de la prdica de Pern, el de la organizacin como principioobligados de la hora. La organizacin es, sin duda, el imperativo ms importante deestos tiempos. No hay nada sino organizacin. Librada a s misma, a su espontaneidad,la sociedad es desordenada y ese desorden es amenazador: amenaza la integridad delcuerpo social y la unidad nacional. Sin organizacin, la sociedad se precipita en ladisolucin y la anarqua. Algunas de las disertaciones celestes de Pern pertenecen a1944, como la que pronunci en la universidad de la plata el 10 de junio el significadode la defensa nacional desde el punto de vista militar- y que gira en torno a dos

    asuntos: el concepto de nacin en armas y el desarrollo industrial argentino. Con elconcepto de nacin en armas o guerra total, tomado, como dice Pern expresamente,del militar prusiano colmar von der Goltz, desarrollara la idea de que las caractersticasde la guerra moderna imponan la necesidad de una preparacin coordinada que todaslas actividades del pas y la movilizacin de la opinin popular, unificada tras losobjetivos de la lucha. Dadas esas caractersticas de la guerra, la defensa no era, por lotanto, un problema que incumbiera solo a las fuerzas armadas. En el marco de estaconcepcin aparecera el tema de la industria. El desarrollo unilateralmenteagropecuario que tuvo durante mucho tiempo la economa argentina, el escaso intersdel capital extranjero en colocar sus inversiones en actividades manufactureras y laimprevisin del Estado haban cooperado en el retraso del crecimiento industrial del

    pas. Las divisas que la Argentina debi invertir para adquirir equipamiento militar, porejemplo, hubiera podido ahorrarse de haber contado con las fbricas locales que loprodujeran. La defensa nacional exige una poderosa industria propia y no cualquiera,sino una pesada.Aunque los temas estas charlas inscriban el pensamiento de Pern en el campo de lasideologas industriales (y de hecho lo insertaban en el debate en torno a estrategias dedesarrollo industrial abierto en 1940 con el llamado Plan Pinedo), la industrializacin noera su centro ordenador. Las consideraciones sobre la industria aparecen asociadas conel problema de la defensa y la autonoma del Estado Nacional, o bien remiten a lapreocupacin poltica que siempre vuelve, la de equilibrar la economa de tal forma, que

    sin perjudicar a los que trabajan con su capital se beneficie a los que contribuyen con suesfuerzo y con su msculo. Para Pern lo econmico no deba autonomizarse de lo socialy ambos de la autoridad del Estado, rgano de la voluntad poltica y depositaria de launidad. Las masas, son, antes que nada, los trabajadores, la masa trabajadora, undato inerte a la sociedad moderna que el Estado debe integrar. Libradas a s mismas,sino a la organizacin, son un hecho amenazador: las masas inorgnicas son siemprelas ms peligrosas para el Estado y para s mismas. El convencimiento de que se habaingresado en la era de las masas y de que resultaba necesario dar una respuesta a esarealidad si se quera gobernar, Pern deca haberlo extrado de su lectura de laexperiencia europea. Un discurso pronunciado el 25 de agosto de 1944 en la Bolsa deComercio en el que Pern desarroll, ante un receloso auditorio de empresarios,

    preocupados por la prdica del inquieto coronel, el argumento de que para gobernar alas masas era mejor organizarlas y que los pudientes deban ceder algo sino queranperder todo por obra de la agitacin social que sobrevendra con la posguerra.La peronista, no fue sin embargo, la Revolucin Nacional anunciada por losnacionalistas. En lugar de la revolucin que queramos nacional, sobrevino la revolucinsocial.La unilateralidad del organismo oficial, remataba la argumentacin, pretende justificarseen la necesidad de combatir y extirpar el comunismo, granjeando al gobierno lospresuntos mritos de una poltica social muy avanzada. La segunda parte delmanifiesto, que pareca una respuesta demorada al discurso de Pern en la Bolsa deComercio, expona una neta defensa de los principios del liberalismo econmico y elcuestionamiento al intervencionismo estatal. EL contraataque de Pern no tard enllegar, elev la apuesta y defini la disputa en trminos ms tajantes que hastaentonces. Segn su concepcin realista del Estado moderno, dijo, el estado actual seclasificaban de acuerdo con una dicotoma: dictadura del proletariado, en la extremaizquierda, y la dictadura del capital, en la extrema derecha. La nuestra hasta ahora

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    haba sido la dictadura del capital, coment, devolviendo as el documento empresarioal campo de las reacciones de clase. Su proyecto era el de instalar una nueva forma,creando, la verdadera democracia en el medio, donde ni el capital, ni el proletariadoacten sobre las decisiones del gobierno.El Estatuto del Pern, afirmaba la solicitada de la CRA, como est estructurado,elimina la jerarqua del patrn para dejar a merced de los peones o de cualquier agitadorprofesional, fcilmente amparado en el ambiente rural argentino, conspirando contra latranquilidad de la vida de las familias y la de los hombres honestos que trabajan en el

    campo. La guerra de solicitadas, con la llamo Pern, culmin con una concentracinobrera frente a la Secretara de Trabajo y Previsin, esbozando al alineamiento que unosmeses despus, el 17 de octubre, sellaran la sociedad entre los trabajadores y el nuevocaudillo popular. El movimiento popular sindical no naci con Pern. Antes de 1943contaba ya con una larga historia y desde la segunda mitad de los aos treinta losgremios mas fuertes estaban bajo la direccin de los socialistas y de los comunistas. Laampliacin de la movilizacin lleg solo con Pern: las alternativas y los instrumentosque emple para lo que describa como un problema (masas inorgnicas y abandonadasa su suerte por un Estado liberal en el cuadro de una sociedad capitalista en el curso dela industrializacin) y para lo que denunciaba como una amenaza, el comunismo,contribuyeron no slo a aislar a socialistas y comunistas, sino tambin a la activacin

    general de los trabajadores y a su pasaje al estado de fuerza registrada en el juego defuerza poltica. Esa insercin de los trabajadores en la ecuacin poltica de volvi cadavez ms indisociable de la adhesin al lder que desde el poder del Estado les ofrecaexpresin y representacin. Pern exaltaban la orientacin social como vocacinesencial del movimiento del 4 de junio. El contenido fundamental de la revolucin, dir,ha sido de carcter social, por la simple razn de que el mundo evoluciona hasta losocial y el gobierno de los pueblos va siendo cada da menos poltico para ser cada damas social. El movimiento de junio buscaba la democracia y la libertad verdadera. El 17de octubre, la revolucin de los descamisados reubic esta inflexin igualitaria yafianz en el movimiento, que ya comenzaba a llamarse peronismo, la sensibilidad

    populista que sera uno de sus rasgos distintivos. Un nacionalismo de masas popular.Una contribucin especial a esta nota ideolgica provino del nacionalismo de FORJA, quefiliara el movimiento encabezado por el coronel Pern en la tradicin de losmovimientos populares argentinos. Era evidente que el mito y la mstica, vacantesdesde la muerte de Yrigoyen, haban encontrado su nueva encarnacin y su caudillo. Yapodan reiniciar su marcha las muchedumbres nacionales. Como ayer, las nuevasmontoneras y sus jefes se enfrentaban a la oligarqua y a los ilustrados.

    Del antifascismo al antiperonismo.Si Pern proclamaba que la justicia social era el alma del movimiento nacional del 4 de

    junio cul era, en cambio, a los ojos de sus opositores, el sentido de la empresa que lo

    tena como figura dominante? El establecimiento de una dictadura fascista. La disolucinde los partidos polticos, la implementacin de la enseanza religiosa obligatoria, elneutralismo ante la guerra, la restriccin de las libertades pblicas, el antiliberalismo yel anticomunismo, toso, en fin, se colocaba bajo esa definicin. E n tanto el sindicalismorevolucionario exaltaba la funcin exclusiva del sindicato y repudiaba la poltica, elsindicalismo estatal y el corporativismo tienen al sindicato para atar a los obreros a unacorporacin estrecha, porque la poltica es reservada exclusivamente para los usuariosdel poder. A la imagen del obrero identificado slo como productor, Ghioldi contrapusola sntesis del obrero-ciudadano. Ghioldi dijo, sera un error creer, que la crisis de laargentinas e llama 4 de junio. El 4 de junio es una manifestacin de la aguda crisis quedurante mas de una dcada trabaj el suelo de la poltica y el subsuelo de lascostumbres y de las ideas. Ahora bien, para superar esa crisis era necesario no solodesterrar el analfabetismo literal, sino llevar adelante tambin una tarea dealfabetizacin poltica, histrica, econmica y moral.Alpargatas y libros en la historia argentina en 1946. En ellas expuso la tesis de que elmovimiento que se haba encargado bajo el rgimen militar conjugaba el fascismo con el

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    renacimiento de la montonera y el rusismo. nuestra dictadura es una mezcla de formasy modelos extranjeros y reedicin de vicios y modos de ser criollos. La tesis, queresuma un punto de vista extendido en el campo de la oposicin liberal y de izquierda,cristalizar como una de las interpretaciones ms corrientes del peronismo hasta 1953.La lucha contra el nuevo movimiento se inscriba as en la causa de la civilizacin contrala barbarie. Los trminos de la anttesis eran la contraparte del antagonismo: para estos,era el combate de la Nacin histrica y su pueblo por la recuperacin nacional y la

    justicia socia contra la oligarqua, el pas cosmopolita y la intelligentsia antinacional. La

    cultura poltica comunista no aadi nada a esta representacin de la antinomia. Parasus voceros y sus publicaciones los coroneles del GOU no slo eran un grupo nazi-fascista que haba impuesto una dictadura de este tipo en el pas, sino que buscabaestablecer una cabecera de puente en Amrica para abrir el continente a la dominacindel Eje. A partir de 1945, en enemigo ya no sera sealado con las expresiones hastaentonces de rigor- camarilla del GOU o tro Ferrel-Peluffo- Pern- sino con un trminoque los comunistas, un ao y medio despus, no sabran cmo borrar de los documentosdel partido, el de nazi-peronismo. Aun despus del 17 de octubre los peronistasrepresentaban, de acuerdo con el principal dirigente comunista, una nfima minoraque poda ocupar posiciones decisivas en el gobierno a causa de la insuficiencia unidadde las fuerzas democrticas y progresistas. El rgimen que Pern se propona

    establecer era el mismo que deseaban las fuerzas reaccionarias de la oligarqua criollaaliada a los monopolios extranjerosEn las elecciones del 24 de febrero de 1946, el frente poltico que tena como alianza,resumiendo en Pern, entre el Estado, una fraccin del Ejercito y los trabajadores, con elrespaldo de las clases medias y el grueso de las clases propietarias. La iglesia catlicahaba dado su apoyo a la primera, y el progresismo laico, donde el liberalismo mezclabasus aguas con la izquierda, fue parte de la segundo. Lo nico que tuvieron en comn lasfuerzas rivales fue la reivindicacin de Hiplito Yrigoyen, pero cuyo legado compitierondurante la campaa electoral.

    La doctrina se instituye.Los tres primeros aos del gobierno peronista fueron de bienes y energa reformadora:crecimiento de la industria y crecimiento de los salarios, altos precios para lasexportaciones agrcolas argentinas y expansin del consumo, florecimiento de lalegislacin social y sindicalizacin masiva. Una serie de nacionalizaciones, la formacinde nuevas empresas pblicas y la creacin del IAPI (instituto argentino para lapromocin del intercambio), el rgano oficial destinado a monopolizar lacomercializacin de la produccin agrcola, consolidaron al Estado como agente rectordel proceso econmico. El mundo asista a una acelerada evolucin hacia nuevasfrmulas sociales y polticas y era necesario que la Argentina se preparara para esoscambios si se quera que el movimiento trajera la ruptura y la cada de nuestros propios

    organismos. Al inaugurar las sesiones del congreso Pern haba hablado ya de moderarla revolucin en la evolucin: El resultado ser tanto mejor cuanto ms firmes en ladoctrina sepamos atemperarla a la evolucin graduada que la aplicacin de la mstica dela revolucin requiere para su eficacia. La idea de gobernar el cambio se conectaba conotra, ya apuntada, la de administrar polticamente lo social y lo econmico,acompandoselo: ambos deban marchar al mismo paso, evitando que laautomatizacin de uno conspirara contra el funcionamiento del otro. A esta regulacinpoltica, que reforzaba el poder del Estado, en primer trmino el del Ejecutivo, sobre laeconoma y sobre la sociedad, Pern la llamara a veces economa social. La serie deactos fundadores que distinguieron el ao 1947 se clausur a comienzos de diciembre,con el congreso constituyente del Partido Peronista. De acuerdo con el primer artculo, elmovimiento de la revolucin nacional alcanzaba su organizacin definitiva en el PartidoPeronista. La culminacin del ciclo de reformas sociales y polticas que le dieron su signoa los primeros aos del gobierno peronista fue la constitucin de 1949. La voluntad demodificar la constitucin de 1853 haba sido anunciada por el peronismo en su primercongreso, con la recomendacin de que la nueva carta constitucional autorizara la

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    reeleccin del presidente y el vicepresidente. En la cmara de diputados, donde eloficialismo haba incrementado su mayora despus de las elecciones de renovacinparlamentaria, el bloque peronista aprob una ley de convocatoria a una convencinconstituyente, tomndose las mayores libertades para interpretar las reglas fijadas porla propia constitucin para proceder a su reforma. El problema de la sucesinpresidencial era, una de las razones de la reforma proyectada.Al inscribirse sus postulados en la carta magna, la revolucin peronista fijara su carcterirreversible. En la eleccin para convencionales el peronismo triunf ampliamente y

    obtuvo una holgada mayora de delegados a la convencin reformadora, que comenz asesionar el 24 de enero de 1949. La minora qued en manos del Partido radical, y encuanto crey que haba llegado la oportunidad para un gesto de resonancia se retir dela convencin. Dos das despus, sta sancion la nueva constitucin, la constitucinde Pern. La constitucin sancionada no se limitaba a autorizar la reeleccinpresidencia, pero tampoco era la reforma fascista de constitucin que haba auguradolos partidos de la oposicin: era la constitucin de la comunidad organizada, el orden dela Nueva Argentina. La institucin de la doctrina peronista, as como el pacto entre loviejo y lo nuevo que alojaba la constitucin reformada, aparecan ya en el prembulo,donde se insert, en el marco del texto de 1853, el lema del partido gobernante unanacin socialmente justa, econmicamente libre y polticamente soberana. La nueva

    constitucin estara regida por otra concepcin, de acuerdo con la cual toda interaccinhumana es objeto de la poltica, es decir materia propia de la funcin reguladora delestado, pudiendo por tanto convertirse de materia de negocios privados, de objeto de

    justicia conmutativa, en materia de direccin pblica, en el objeto de la justicia social,pues los hombres estn subordinados al Estado para, de esta manera, resultarcoordinados para un mismo fin: el bien comn. En lo relativo a la funcin del Estado enla economa, la prescripcin mas concluyente de la Constitucin de 1949 fue la delartculo 40. Le atribua al poder pblico la facultad de intervenir en la economa ymonopolizar determinada actividad si lo exiga la custodia del inters general,nacionalizaba todas las fuentes naturales de energa y estableca la propiedad estatal de

    los servicios pblicos, fijando las condiciones en las que el Estado recuperara los queestuvieran en manos de particulares. La conversin de la doctrina peronista en ladoctrina nacional toda haba dado su primer paso con la reforma constitucional. Loslegisladores radicales, los nicos de la oposicin, debieron prestar juramento de lealtada la carta que en el lenguaje oficial ya comenzaba a nombrarse como constitucinperonista o justicialista. En ese lenguaje se expresara la confederacin general deltrabajo. Haciendo suyos tanto el ideario como su cristalizacin constitucional, la CGTdeclar en el congreso de 1950 su indeclinable decisin de constituirse en celosa y fielejecutora de los altos postulados que alientan a la Doctrina Peronista y en leal custodiode la Constitucin de Pern, por cuanto concretan en su espritu y en su letra, lasaspiraciones eternas de la clase obrera y constituyen las reglas insuperables para

    orientar a los trabajadores argentinos en el cumplimiento de su irrevocabledeterminacin de forjar una Patria socialmente justa, econmicamente libre ypolticamente soberana. Aunque Pern explcitamente nunca reivindico el principio delpartido nico, tampoco disimul nunca su hostilidad hacia la pluralidad de partidos:apareca casi indisociable de la desorganizacin que evocaba al relatar el momento de siingreso en la vida pblica. En cuanto al peronismo, era ms que un partido: es unmovimiento, y como tal, no representamos intereses sectarios ni partidarios;representamos slo los intereses nacionales. Esa es nuestra orientacin.

    Intransigencia y Renovacin.La victoria del candidato continuista era, para los socialistas, el signo de que la crisisnacional continuaba sin resolverse. Para los radicales intransigentes era la pruebapalpable de las consecuencias producidas por la tctica de sus rivales en el partido, losunionistas, mariscales de una derrota que tena su explicacin ltima en el abandonode la tradicin popular del yrigoyenismo iniciada bajo la direccin de Alvear. Juzgabanque el triunfo de Pern representaba el triunfo de la constelacin de 4 de junio de 1943

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    y daba legalidad a un proyecto que no haba dejado de ser el de la reforma fascista de lasociedad argentina. Los partidos antiperonistas no atravesaron los aos que van desde1946 a 1955 como unidades monolticas. La aparicin y el desarrollo del peronismo noslo les rest votos, fuerzas y aun dirigentes de segundo rango, sino que provocbrechas y disidencias en su interior. En el seno del radicalismo, la cuestin de las formasde practicar la lucha contra el gobierno termin por darle nuevo alimento a viejasdisputas entre facciones y caudillos. A partir de 1953 dividi las filas del movimiento deintransigencia y renovacin, la tendencia que gobernaba el partido desde 1948, en dos

    lneas: la de los partidarios del jefe poltico cordobs Amadeo Sabattini, que se habaaproximado a las posiciones de la minora unionista y apoyaba la tctica de laabstencin, o sea, la de abandonar las bancas en las legislaturas y en los consejosdeliberantes y no participar de las elecciones, denunciando la falta de libertadespblicas y el socavamiento del rgimen republicano; y la lnea autodenominadacombatiente, que era contraria al abandono de ningn foro y propona la disputa entodos los frentes, reclamando que la lucha por la libertad poltica no confundieron a losradicales con el antiperonismo conservador. Los conservadores, que reingresaron en laarena como defensores del liberalismo econmico, habrn de conocer divisionesanlogas a las del radicalismo. Fue en las filas del Partido Demcrata Nacional dondePern hall mejor predisposicin toda vez que busc interlocutores para explotar alguna

    frmula de coexistencia poltica. En 1954, ante las elecciones convocadas para cubrir elcargo de vicepresidente de la Nacin, vacante por la muerte de Hortencio Quijano, elPartido Demcrata se dividi entre abstencionistas y concurrencistas, abriendo en elagrupamiento una crisis de la que no saldra antes del derrocamiento del gobiernoperonista. La consigna de la unin democrtica fue reempezada por la del frente deliberacin nacional. todos los argentinos nativos y habitantes de este pas que estn deacuerdo con un programa de justicia social y de prosperidad nacional, sean ellosmiembros de los partidos que votaron por la Unin democrtica, sean adherentes de lospartidos que apoyen la candidatura del residente electo, deben unirse en un poderosofrente de liberacin nacional y social del pueblo argentino. Vaticinando que el nuevo

    gobierno estara sometido a la doble presin que engendrara el antagonismo queatravesaba el campo del oficialismo y de la oposicin, los comunistas se comprometan aapoyar las medidas positivas del gobierno, criticaran las negativas, e impulsaran unalineamiento de fuerzas que reordenaba lo que se haba distribuido mal en los comiciosde 1946. Este giro tctico iba acompaado de la creencia, comn desde entonces a lospartidos de izquierda , de que entre las base obrera y popular de peronismo y su ncleodirigente haba una contradiccin que tarde o temprano terminara por expresarse.Cinco aos despus, fue nuevamente la caracterizacin del peronismo y la tcticacorrespondiente lo que trajo otra crisis, de desarrollo mas brumoso, y que concluytambin con expulsiones. El principal exonerado fue Real, la segunda figura del partidocomunista. Para entonces ya haba pasado el breve perodo tctico de apoyar lo positivo

    y criticar lo negativo y los comunistas haban retomado el tema del fascismo: Pern, apartir de la constitucin de 1949, haba implantado un rgimen de tipo corporativofascista. A lo largo de los nueve aos que van desde 1946 a 1955, que trastornaron tanprofundamente los datos de la vida pblica argentina, el radicalismo, que por primeravez se hizo suya una plataforma que tomara el nombre de Programa de Avellaneda. Ellegendario documento fundador del Movimiento de Intransigencia y Renovacin, lallamada Declaracin de Avellaneda, se aprob en abril de 1945, en una asamblea deradicales intransigentes. Haba sido redactado por Frondizi. De todo los documentos queformaran el credo intransigente, ese texto es el ms despojado de la retrica defiliacin Yrigoyenista. El 18 de diciembre de 1946 los tres integrantes intransigente de la

    Junta Ejecutiva, dieron a conocer un manifiesto poltico. Aunque inseparable de esemomento de la lucha entre intransigente y unionistas, la declaracin contena, al mismotiempo, elementos que habran de revelarse menos circunstanciales para la historiaposterior de la UCR. Pero el manifiesto de 1946 no era solo un documento doctrinario;anticipaba tambin otras cosas. Entre stas, la cuestin de la actitud poltica respectodel gobierno peronista, cuestin que aos despus dividira las filas de los propios

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    intransigentes. El texto explicaba la nueva situacin poltica por la larga crisis que sufrael pas, indisociable de la crisis de un radicalismo que haba perdido su rumborevolucionario. Por este extravo de la tradicin una parte de los votos radicales habansido atrados por Pern. El deber del radicalismo era recuperar su autntica tradicin ymostrar que la nica fuerza capaz de encauzar a la Nacin y de dar cumplimiento a la

    justicia social. Las divergencias en torno a la tctica opositora, entrelazadas con ladisputa por la hegemona entre sus dos bastiones principales dividieron en 1953 las filasdel movimiento de Intrasigencia y Renovacin. A la hora de designar una nueva

    conduccin para el partido, la mayora intransigente se agrupo alrededor de Frondizi.Elegido presidente de del Comit Nacional a comienzos de 1954, Frondizi public esemismo ao Petrleo y poltica, la obra que reforzara su fama de poltico intelectual y delder antiimperialista. El imperialismo era definido, de acuerdo con esa clave, comoetapa del capitalismo, y de acuerdo con ella se describan tambin las fases del sistemacapitalista. En el marco de este esquema, donde la Argentina se insertaba como pasdependiente, dominado por una estructura agraria atrasada, el autor expona las lneasde un programa de transformacin econmica y social que tena sus ejes en la reformaagraria y la industrializacin, su instrumento principal en el Estado y sus actorespolticos en tres factores de poder, como los llamaba: un partido nacional y popular,las fuerzas obreras y las fuerzas armadas. Estaos tres factores constituyen hoy, en

    Amrica latina, la raz de toda posibilidad de realizacin y transformacin socialHaba sido Pern, n verdad, quin puso la cuestin del petrleo en el debate desde queanunciara el 1 de mayo de 1954, en el mensaje tradicional al congreso, que se estabantramitando convenios con firmas forneas para la extraccin del combustible. As, almismo tiempo que el gobierno peronista se aplicaba a desandar cada vez msaceleradamente el camino del nacionalismo econmico y buscaba atraer las inversionesextranjeras, bajo la direccin de Frondizi el pensamiento de la Unin Cvica radicalpareca curvarse resueltamente hacia el nacionalismo de izquierda.