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Ana María Giraldo Giraldo Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos Problemas del externismo de doble aspecto y una alternativa expresivista Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Filosofía Bogotá, D.C., julio de 2012

Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

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Page 1: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Ana María Giraldo Giraldo

Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Problemas del externismo de doble aspecto y una alternativa expresivista

Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía

Bogotá, D.C., julio de 2012

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Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Problemas del externismo de doble aspecto y una alternativa expresivista

Trabajo de Grado presentado por Ana María GiraldoGiraldo, como requisito parcial para optar al título de Magisteren Filosofía.

Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Filosofía

Bogotá, D.C., julio de 2012

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Agradecimientos

A Dios que me dio la vida, fuerza y voluntad para emprender y culminar esta etapa de mi vida.

A mi papá, que hace que hasta las cosas que parecen más imposibles sean posibles.

A mi mamá, que con su solo recuerdo sigue siendo uno de los motores más importantes de mi vida.

A mis hermanos, Juan Camilo y José Julián, que me apoyan incondicionalmente en mis empresas para ellos muchas veces incomprensibles.

A los que me esperan siempre en Armenia, que me recuerdan que todo lo que hago tiene una razón de ser.

A los grandes amigos que encontré en este espacio, con sus conversaciones y compañía hicieron de ésta una experiencia maravillosa.

A mis excelentes profesores, especialmente a Miguel Ángel Pérez, que me dieron una formación inigualable y a quien les debo las ideas aquí consignadas.

A Carlos Eduardo Jiménez, que con su paciencia y todo el cariño nunca dejó que yo perdiera de vista el norte. Sin él, la fuerza me hubiera abandonado en cualquier momento del camino.

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Índice Carta del director del trabajo .................................................................. 3

Agradecimientos................................................................................................. 4

Índice ........................................................................................................................... 5

Introducción ........................................................................................................... 7

Primera parte El debate sobre el contenido mental

Capítulo primero El problema del contenido mental ................................................... 13

1. El contenido mental y la intencionalidad ............................................... 13 1.1. La intención ............................................................................. 13 1.2. La intención y la intencionalidad ........................................... 15 1.3. Características de la intencionalidad ...................................... 21

2. Exigencias para una teoría del contenido .............. ............................ 26

2.1. Exigencias semánticas .............................................................. 26 2.2. Exigencias sobre la naturaleza causal o normativa

del contenido……………………………………………….. ......... 27

2.3. Exigencias sobre la autoridad de primera persona ................... 28 Capítulo segundo

Concepciones internistas y externistas del contenido mental ................................................................................................................... 28

1. La concepción internista del contenido mental ..................................... 28 1.1. El funcionalismo y la concepción internista

del contenido mental ................................................................. 29

1.2. El funcionalismo de máquina ................................................... 32 1.3. El funcionalismo y las exigencias para una

teoría del contenido .................................................................. 34

2. El externismo y el contenido mental ..................................................... 37 2.1. El externismo ............................................................................ 37 2.2. El externismo y las exigencias para

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una teoría del contenido ............................................................ 38

2.3. El debate internismo/externismo ............................................ 39

Segunda parte Externismo, expresivismo y el contenido de la

mente autista

Capítulo tercero El externismo de doble aspecto ....................................................... 42

1. Algunas teorías externistas del contenido mental ................................ 42 1.1. Externismo causal .................................................................... 43 1.2. Externismo social ...................................................................... 48 1.3. Convergencias del externismo causal y el social ...................... 50

2. El externismo de doble aspecto ................................................................. 52

2.1. El externismo triangular de Davidson ...................................... 52 2.2. El externismo triangular y las exigencias

para una teoría del contenido .................................................... 55

3. El autismo: desafío para una teoría del doble aspecto .............................. 58

3.1. El autismo de alto desempeño ................................................... 59 3.2. El autismo de alto desempeño como objeción

al externismo de doble aspecto ................................................. 63

Capítulo cuarto Los problemas del externismo de doble aspecto y el expresivismo de Wittgenstein .............................................................. 66

1. La perspectiva de segunda persona: una alternativa a la objeción del autismo .................................................................................................... 66

1.1. Perspectivas de primera persona (simulación) y tercera persona (teoría) .......................................................... 67

1.2. La perspectiva de segunda persona .......................................... 69 1.3. El autismo en perspectiva de segunda persona ....................... 70

2. Wittgenstein, el expresivismo y el autismo ............................................ 72

2.1. El autismo y las formas de vida ................................................ 72 2.2. El externismo expresivista de Wittgenstein ............................. 76 2.3. El externismo expresivista y las exigencias

para una teoría del contenido ................................................... 79

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Conclusión ......................................................................................................... 84

Bibliografía ........................................................................................................ 87

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Introducción

Este trabajo de grado tiene como objetivo principal explorar qué le da

identidad al contenido de lo mental. De éste se desprenden cada uno de los

objetivos específicos de cada capítulo:mostrar los problemas a los que tiene

que enfrentarse toda teoría que quiera dar cuenta del contenido de lo mental

(capítulo 1), mostrar el externismo como la mejor posición para responder a

las exigencias de una teoría del contenido (capítulo 2), exponer el caso del

autista de alto rendimiento como contraejemplo de la teoría de doble aspecto

de Davidson (capítulo 3) y presentar el expresivismo de Wittgenstein como la

versión más incluyente de una respuesta externista al problema del contenido

de lo mental (capítulo 4). Nuestra tesis es que solo una posición externista no

teórica como elexpresivismo de Wittgenstein puede cumplir las exigencias

que enfrenta una teoría del contenido.

Dado que la referencia a Brentano,quien caracterizó el contenido de lo mental

por su inexistencia intencional, fue la que más influyó en las teorías del

contenido, decidimos empezar este recorrido explorando el concepto de

‘intencionalidad’. Basados en esto, exploramos las exigencias de una teoría

del contenido de lo mental desde las características de las actitudes

proposicionales, pues éstas son los estados intencionales por excelencia. Así,

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encontramos que una teoría del contenido que pretenda ser completa debe

dar cuenta de tres exigencias, a saber: sobre aspectos semánticos, por el

carácter subjetivo de los estados intencionales; sobre la naturaleza causal o

normativa del contenidoy sobrela autoridad de primera persona.

Una vez establecidas dichas exigencias, pasamos a examinar las diferentes

clases de teorías en las que pueden clasificarse aquellas que intentan

cumplirlas. Por un lado, tenemos las teorías internistas y, por el otro, las

externistas. Se diferencian las primeras de las segundas porque consideran

que la individuación del contenido de lo mental se da gracias a factores

internos, mientras las segundas consideran lo contrario. En esta parte de la

exploración encontramos que las teorías de corte externista tienen mayor

alcance explicativo en sus respuestas a las exigencias de una teoría del

contenido de lo mental.

Por tal razón, nuestro recorrido continúa con una exploración de los

diferentes tipos de externismo, entre ellos el causal, el social y el de doble

aspecto. Aunque esta división en la bibliografía especializada parece trazarse

con claridad, encontramos que tanto en las teorías externistas causales como

en las sociales hay aspectos que no permiten asegurar una división tan

radical. Por esta razón, nos inclinamos a decir que todas las teorías

externistas que exponemos en este trabajo merecen ser llamadas teorías de

doble aspecto. Entre ellas, el externismo de Davidson tiene los argumentos

más fuertes para dar cuenta de las exigencias de una teoría del contenido.

Hasta este punto, parecía que la mejor candidata era el externismo triangular

de Davidson. Empero, aparece el autismo de alto desempeño como una

psicopatología que pone a tambalear los argumentos de la teoría

davidsoniana. Esos argumentos, que se basan en la tesis de la

interdependencia entre lenguaje y pensamiento, quedan en entredicho por la

presencia de un grupo de personas que, al parecer, hablan pero no piensan.

Por lo tanto, si sostenemos una posición como la de Davidson tendríamos que

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negar la posibilidad de que un autista tuviera mente. Sin embargo, la

experiencia de interacción con población autista parece indicar algo

diferente.

Para entender por qué este caso es tan relevante para esta investigación,

veamos el siguiente pasaje de La risa de Bergson.

Toda rigidez del carácter, del espíritu y aún del cuerpo, le resultará sospechosa a la sociedad, porque sería la posible señal de una actividad que se adormece, y también de una actividad que se aísla, que tiende a apartarse del centro común alrededor del cual gravita la sociedad, siendo, en fin, señal de excentricidad (Bergson, 1940, p. 23).

El caso del autismo se caracteriza por su rigidez emocional, que se refleja

tanto en la expresión facial y en la entonación vocal como en la postura

corporal.Esto querría decir que esta psicopatología no es de carácter

cognitivo sino expresivo.En este orden de ideas, si el problema del autismo

no es originariamente cognitivo sino expresivo, entonces es posible cumplir

con las exigencias de una teoría del contenido sin necesidad de excluir

personas con una patología como el autismo.

Nuestro siguiente paso fue examinar la caracterización del autismo que se

contrapone fuertemente al externismo triangular de Davidson. Esta revisión

arrojó resultados ya conocidos, a saber: el presupuesto de la

interdependencia del lenguaje y pensamiento se torna insostenible.

Finalmente, encontramos que abandonando las posiciones cognitivistas que

explican el autismo para abordar esta psicopatología desde una nueva

perspectiva, desde una perspectiva de segunda persona, se enriquecen las

discusiones acerca del contenido de lo mental. Si dejamos de ligar el lenguaje

al pensamiento y viceversa en una relación de interdependencia, podremos

reconocer que el contenido de lo mental es mucho más que contenidos

representacionales como las actitudes proposicionales. En la expresión se

refleja la mente humana y a través de ella podemos vislumbrar alguna

respuesta a las exigencias de una teoría del contenido mental. De esta

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manera, llegamos al final del recorrido: el externismo expresivista de

Wittgenstein.

Los autistas davidsonianos son muy diferentes a los wittgensteinianos. Los

primeros no representan más que un dolor de cabeza para Donald Davidson,

ya que solo su presencia pone a temblar el presupuesto más importante de su

teoría de la interpretación: la interdependencia entre lenguaje y pensamiento.

Por su parte, a los autistaswittgensteinianos se les puede adscribir actividad

mental y, en ese sentido, pertenencia al género humano, pues comparten en

algún grado una forma de vida común con nosotros. Mientras por un lado

vemos problemas del externismo de doble aspecto; por otro, una alternativa

expresivista.

Este trabajo de grado es uno de los resultados del proyecto de investigación

Expresión, interacción y naturaleza de la emoción. Investigación registrada

en la Vicerrectoría Académica de la Pontificia Universidad Javeriana con el

número de registro 004061. Duración 2010-2012. Así mismo, el cuarto

capítulo lo realizamos con base a toda la información recogida del proyecto

de investigación Autismo: recursos no verbales y desarrollo de funciones

cognitivas. Investigación registrada en la Vicerrectoría Académica de la

Pontificia Universidad Javeriana con el número de registro 003852 y

financiada por la beca Jóvenes investigadores e innovadores año 2010de

Colciencias. Duración 2011-2012. Ambos proyectos de investigación

pertenecen al grupo de investigación De Interpretatione. Filosofía y ciencia

de la interpretación.

Entre los logros de este trabajo se encuentran, por un lado, la ponencia

Autobiografía e histrionismo. Una imagen del autoconocimiento en la obra

tardía de Wittgenstein. Presentada en el II Seminario Wittgenstein, en Chile

(Noviembre, 2011). Por otro, la ponencia Una imagen en presente, pasado y

futuro del autoconocimiento en la obra tardía de Wittgenstein. Presentada

en el II Congreso de la Sociedad Brasilera de Filosofía Analítica, en Brasil

(Junio, 2012).

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Primera Parte

El debate sobre el contenido mental

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Capítulo primero El problema del contenido mental

El tema de este primer capítulo es el contenido mental y sus características.

En él nuestro objetivo es mostrar los problemas que tiene que enfrentar toda

teoría que quiera dar cuenta del contenido mental. Para cumplir este

objetivo, en el primer apartado haremos un recorrido por el origen del

concepto de intencionalidad y por sus características y, enel segundo,

mostraremos que de aquellas características se derivan tres tipos de

exigencias para una teoría del contenido mental: semánticas, normativas y

epistemológicas.

Lo que defendemos aquí son, entonces, dostesis. Primera, que la

intencionalidad no es el rasgo característico de los fenómenos mentales en

general, solo de algunos. Segunda, que toda teoría que pretenda dar cuenta

del contenido mental debe responder a exigencias aspectos de la misma, a

saber: las semánticas, las normativas y las epistemológicas.

1. El contenido de lo mental y la intencionalidad

En este primer apartado nos ocupamos de presentar el problema de la

intencionalidad, tal como se la entiende hoy en día. Para ello, asumimos tres

estrategias. En primer lugar, recuperamos la fuente de la discusión acerca de

este término en Brentano. En segundo lugar, señalamos cuáles son las tres

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21

tesis con las que secompromete este autor (Jacob, 2003). En tercer lugar,

extraemos algunas de las características más reconocidas por Brentano y

discusiones posteriores.

1.1. La intención

Para empezar este breve estudio sobre la intencionalidad, recogeremos las

distintas acepciones que se le reconocen a la palabra ‘intención’ en su uso

filosófico. En la actualidad, a la palabra ‘intención’ se le reconocen varios

significados, al menos dos. Uno práctico, su uso más común; y uno lógico,

que fue introducido en el vocabulario filosófico contemporáneo por Brentano.

La intención, en el primer sentido, ha sido definida como el propósito de

hacer algo o propósito de conducta (Cabanellas, 1981), como determinación

de la voluntad en orden a un fin (DRAE) y como ánimo, designio, idea,

pensamiento o propósito de hacer cierta cosa (Moliner, 1981). Más aún,

Jacob la define como

La representación que el sujeto tiene del fin o el propósito de su acción, ya que esta representación es la causa de la acción. Los actos no son necesariamente coherentes con las intenciones (se puede matar sin la intención de hacerlo), y tanto la intención como la acción son susceptibles de una valoración moral. Estas diferencias implican cuestiones difíciles acerca de la evaluación moral del sujeto de la acción, sobre todo porque también puede ser juzgada por sus consecuencias1(Jacob, 1990, p. 1345).

Así, en este sentido, cuando una persona dice: “tengo la intención de sacar a

mi perro”, la palabra ‘intención’ puede ser reemplazada por la palabra

‘propósito’, sin que con esto afecte el sentido de la frase. Como puede verse en

la anterior definición, la palabra tiene un sentido práctico, pues su uso está

siempre relacionado con la acción humana. La intención, entendida de esta

1Représentation que le sujet a de la fin ou du but de son action, en tant que cette représentation est le motif de l’action. Les actes accomplis ne sont pas nécessairementconformes aux intentions (ont peut donner la mort sans l’intention de la donner), et tant l’intention que l’action sont susceptibles d’une évaluation morale. Ce divergences entraînent des problèmes délicats quant à l’évaluation morale du sujet de l’action, d’autant que celle-ci peut également être jugée en fonction de ses conséquences.

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forma, puede ser contable, es decir, se puede hablar de ella en términos

numéricos, a saber: una intención, dos intenciones, etc. En adelante me

ocuparé exclusivamente del sentido lógico del término ‘intención’.

En el sentido lógico, “el vocablo ‘intención’ intentio expresa la acción y efecto

de tender –tendere– hacia algo –aliquidtendere” (Ferrater, 1965, p. 980). Así

descrito, se hace visible cómo el uso filosófico no es unívoco. La intentio no es

solo tendere, es también aliquidtendere. Esto es, el término ‘intención’ no

sólo se refiere al acto de tender, sino que también se refiere a aquello a lo que

se tiende, al objeto de tender2. Desde aquí puede anunciarse ya la

ambigüedad del término, pues, como puede verse, unas veces se refiere a una

característica del sujeto y otras, a una del objeto.

1.2. La intención y la intencionalidad

El término ‘intencionalidad’ que usamos hoy en las discusiones de la filosofía

de la mente fue introducido por Brentano en el vocabulario filosófico (Jacob,

1990). Sin embargo, Brentano usa el término como un adjetivo, pues

propiamente no utiliza el término ‘intención’ sino que con él enuncia una de

las características propias de los fenómenos psíquicos, su ‘inexistencia

intencional’ (intentionaleInexistenz) (Brentano, 1874b, p. 81). En su

Psicología desde un punto de vista empírico dice:

Todo fenómeno psíquico está caracterizado por lo que los escolásticos de la Edad Media han llamado la inexistencia intencional (o mental) de un objeto, y que nosotros llamaríamos, si bien con expresiones no enteramente inequívocas, la referencia a un contenido, la dirección hacia

2El término intentio fue usado por los escolásticos con distintos significados. Por poner algunos ejemplos, la intentio, para Alfarabi, era la traducción de término griego νόηµα, usada por Aristóteles en su obra De Interpretatione. En esta obra, la intentio era el pensamiento que podía ser analizado lógicamente con respecto al objeto extramental del que era pensamiento y con respecto a las palabras que lo expresaban. Para Avicena, era la cosa real conocida entendida en su capacidad de ser conocida. Por lo tanto, no es la cosa real como tal sino su capacidad de ser representada mentalmente. Para Santo Tomás, el término intentiocognota una tendencia existente entre dos cosas: una entidad psicolingüística y la cosa expresada por dicha entidad (Giraldus, 1839).

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23

un objeto (por el cual no hay que entender aquí una realidad), o la objetividad inmanente. (p. 81)

Como se aprecia en este pasaje, Brentano no usa el sustantivo ‘intención’ sino

el adjetivo ‘intencional’ (Intentionale). Esto enriquece la caracterización

global de la intencionalidad, en la medida en que plantea un problema más a

la discusión y nos remite directamente al programa de Brentano. Veamos el

texto original.

Jedes psychischePhänomenistdurch das charakterisirtwas die Scholastiker des Mittelalters die intentionale (auchwohlmentale) InexistenzeinesGegenstandesgenannthaben, undwaswir, obwohlmitnichtganzunzweideutigenAusdrücken, die BeziehungaufeinenInhalt, die RichtungaufeinObject (worunterhiernichteineRealitätzuverstehenist), oder die immanenteGegenständlichkeitnennenwürden. (Brentano, 1874a, p. 115)

En esta cita vemos que el término intentionale es el adjetivo derivado del

sustantivo intentio, recogido, como él explícitamente lo dice, de los

escolásticos de la Edad Media. El sentido de recoger el vocablo

adjetivadamente puede esclarecerse si recordamos que la empresa de

Brentano es tratar de encontrar la característica que define lo mental. En esta

medida, puesto que está buscando una característica, Brentano retoma la

palabra ‘intención’ pero como adjetivo, esto es, con el término ‘intencional’

(Intentionale). La intencionalidad, en este autor, se presenta, de manera

novedosa, como lo que caracteriza al objeto de los fenómenos psíquicos. Los

objetos de los fenómenos psíquicos existen en la mente y ella misma se dirige

a ellos. De allí la importancia de abordar el problema de la intencionalidad

desde el contenido mental.

Esta inexistencia intencional es exclusivamente propia de los fenómenos psíquicos. Ningún fenómeno físico ofrece nada semejante. Con lo cual podemos definir los fenómenos psíquicos diciendo que son aquellos fenómenos que contienen en sí, intencionalmente, un objeto. (Brentano, 1874b, p. 82)

La ‘inexistencia intencional’, dice Brentano, es lo que diferencia los

fenómenos psíquicos de los físicos, pues los primeros, a diferencia de los

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24

segundos, contienen intencionalmente un objeto dentro de ellos mismos. Es

decir, Brentano tiene una concepción de los fenómenos psíquicos según la

cual los objetos a los que estos se refieren están contenidos en ellos. Entre

ellos, los fenómenos psicológicos y los objetos, se establece una relación

intencional, ésta consiste en un comportamiento subjetivo hacia algo que

puede no ser real, pero que se hace presente como objeto (Paredes, 2007).

Por otra parte, Husserl, alumno de Brentano, concibe la intencionalidad no

solamente desde su aspecto psicológico sino también como un problema

lingüístico. Para Husserl la intencionalidad es también un rasgo definitorio

de la vida mental. Sin embargo, ésta no es la preocupación que conduce su

investigación. Husserl, es sus Investigaciones lógicas,comienza estudiando el

lenguaje y en su análisis encuentra la intencionalidad. Su objetivo es,

entonces, construir la reflexión sobre el significado a partir de la

intencionalidad (Husserl, 1900). Para este filósofo, la intención es el vínculo

que se establece entre signo y las vivencias o actos psíquicos del hablante, en

la medida en que las expresiones lingüísticas son portadoras de

intencionalidad y forman una unidad fenoménica con los actos psíquicos que

otorgan la significación (Paredes, 2007). Si desde Brentano se anuncia la

relevancia de una explicación del contenido mental para dar cuenta de la

intencionalidad, desde pensadores como Husserl puede verse ya cómo van

tomando protagonismo los aspectos semánticos de la misma.

Brentano ejerció una gran influencia en el pensamiento de la mayoría de

autores que estudian el fenómeno de la intencionalidad, como pudo verse en

el caso de Husserl (Acero, 1995; Lycan, 1999; Searle, 1998; Perry, 1998;

Haugeland, 1998). Esto se evidencia en que todos los intentos de dar cuenta

de él comienzan con una alusión a dicho filósofo y reconocen que él se

compromete principalmente con tres ideas, éstas son: primera, que el

fenómeno de la intencionalidad, tal como se exhibe en los estados mentales,

consiste en la dirección que dichos estados poseen hacia otras cosas

diferentes de ellos mismos. Segunda, que la intencionalidad es el rasgo

Page 17: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

25

definitorio de lo mental. Tercera, que los objetos de los estados mentales

poseen una característica llamada ‘inexistencia intencional’ (Jacob, 2003).

En la discusión actual, la triple tesis de Brentano ya no es aceptada. Solo las

ideas de la ‘inexistencia intencional’ y de la direccionalidad parecen

permanecer vigentes. Con esto, no solo se pone en cuestión si lo intencional

es definitorio de lo mental, sino también si es privativo con respecto de lo

mismo. Veamos.

Muchos autores, por un lado, se resisten a reducir la vida mental a estados

intencionales. La mente está compuesta por cuatro tipos de fenómenos, a

saber: los estados intencionales, los estados fenomenológicos, los estados

mixtos y las disposiciones puras (Moya, 2004; Kim, 1998). Los estados

intencionales se caracterizan, en primera medida, por tener una relación

semántica con la realidad, esto quiere decir que, se distinguen por tener un

contenido ante el cual un sujeto adopta una determinada actitud. Dicho

contenido es representacional y, por lo tanto, su estructura es proposicional

(Moya, 2004). Estos estados constan, así, de un sujeto que tiene una actitud

hacia una proposición (Kim, 1998). Por ejemplo, Juan cree que ‘María es

alta’. En este caso, la creencia es el estado intencional de Juan y ‘María es

alta’ su contenido. Este contenido incluye, por así decirlo, la descripción de

un hecho que es objeto de la actitud.

“Un fenómeno es lo que se le presenta a la mente cuando ejercitamos

nuestros sentidos”3 (Guttenplan, 1998, p. 471), por esta razón, los estados

fenomenológicos se caracterizan por ser cualidades sentidas y aparecen de un

modo peculiar en el sujeto. El ejemplo más recurrente de un estado

fenomenológico es el dolor. Así, cuando se dice que ‘Juan tiene dolor’, se

quiere decir que el dolor es sentido por Juan de un modo que no puede

describirlo con precisión, sin embargo, no puede dudar si lo siente y nadie

puede expresarse con mayor autoridad que él con respecto a su dolor.

3A phenomenon is that which is present to the mind when we exercise our senses.

Page 18: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

26

Los estados mixtos, como emociones y sentimientos, son la combinación de

una actitud hacia un contenido y cierta cualidad sentida. Además de tener un

componente cualitativo especial, estos pueden involucrar actitudes

proposicionales (Kim, 1998). En este caso, Juan ama a María. El amor de

Juan no consiste solo en una serie de sensaciones sin más, sino que dicho

estado está dirigido a un contenido específico: María. Podría decirse, así, que

las emociones y sentimientos son estados fenomenológicos con contenido.

Por último, las disposiciones puras son las capacidades y rasgos de carácter

de un sujeto, como los hábitos, propensiones, habilidades intelectuales y

talentos artísticos. Éstas tienen una duración mayor, pueden incluso durar

toda una vida y en la mayoría de casos son descubiertas por terceros. Debido

a que Juan es envidioso, tiene la tendencia a desear que los demás fracasen y

puede llegar a sentirse mal por el éxito de otras personas. La envidia es una

disposición pura en el caso de Juan (Moya, 2004). Un maestro de música

puede reconocer el talento para cantar de Luisa, incluso antes que ella

misma. Este talento puede ser perfeccionado y puede tener, según las

circunstancias de Luisa, diferentes duraciones.

Por este argumento no puede afirmarse que lo intencional es definitorio de lo

mental. Por eso cabría preguntarse si no sería, por lo menos, privativo de lo

mental. La posición más fuerte frente a esta segunda idea es la del filósofo

francés Merlau-Ponty y su tesis de que hay intencionalidad corpórea. Para

este autor, la intencionalidad es el ser de la conciencia o función genérica de

revelar al mundo como algo que está ahí. El proceso intencional parte, así, del

hecho de que los objetos se presentan por medio del cuerpo. Si se concibe el

cuerpo como un sistema que nos revela el mundo como algo que está ahí,

entonces el cuerpo es intencional y la motricidad es la manifestación de dicha

intencionalidad, en este caso, corporal (Paredes, 2007). Vemos así que lo

mental excede lo intencional y éste, a su vez, no es privativo de lo mental; por

lo tanto, la segunda tesis de Brentano se hace insostenible.

Page 19: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

27

Tras el análisis de la posición de Brentano, pasemos a desarrollar las

características de los estados mentales propiamente intencionales. Los

estados intencionales son únicamente aquellos que están en una relación

semántica con el mundo. Tienen un contenido proposicional hacia el cual un

sujeto adopta cierta actitud. Dicho contenido se introduce con la cláusula

‘que’4 y está precedido por un verbo psicológico. De este modo, a estos

estados se les llaman actitudes proposicionales para nombrar la apariencia y

propiedades que se les puede dar en el lenguaje. Debido a que la actitud

proposicional es la expresión lingüística del estado intencional, el fenómeno

mental se puede estudiar desde su estructura lingüística. En este orden de

ideas, el recorrido que haremos por los problemas de la intencionalidad será

a partir de los problemas que suscitan las actitudes proposicionales.

Si aceptamos como herramienta heurística la caracterización de las actitudes

proposicionales para caracterizar los estados intencionales, entonces es

posible que los estados mentales intencionales sean pensados a partir de las

llamadas ‘actitudes proposicionales’5. Así pues, las actitudes proposicionales,

cuyo ejemplo más destacado es la creencia, “son estados mentales de un nivel

cognitivo superior al de las sensaciones y percepciones” (p. 145), pues en

dichos estados mentales se hace más patente la relación entre la capacidad

humana para el pensamiento conceptual y el lenguaje que es usado.6

Las actitudes proposicionales pueden reconocerse por las siguientes

características: primera, son estados mentales con contenido

representacional, es decir, una actitud proposicional representa el mundo

4Los estados intencionales caracterizados de esta manera fueron llamados por Russell (1918) actitudes proposicionales.

5La tesis de la interdependencia del lenguaje y el pensamiento tiene dos posiciones, a saber: una metafísica y una interpretativa. La primera sostiene que el lenguaje es una condición necesaria para tener pensamiento y así, los seres que no tienen capacidad lingüística no tienen capacidad cognitiva. La segunda sostiene que el lenguaje es una condición necesaria no para tener pensamiento sino para adscribirlo (Davidson, 1975).

6 En las líneas que siguen hablaré de actitudes proposicionales y de intencionalidad indistintamente.

Page 20: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

28

siendo de una manera y el contenido de la actitud es lo que determina la

manera como el mundo es representado (Stalnaker, 1999). Segunda,

expresan una relación entre un agente y un objeto peculiar, pues son

actitudes hacia proposiciones (Stalnaker, 1999; Acero, 1995). Tercera, los

contenidos de esas proposiciones son entidades peculiares, las proposiciones,

ya que pueden ser inexistentes. Cuarta, la forma sintáctica de aquella relación

es “la de una oración principal con un verbo de actitud proposicional, seguida

de una oración subordinada, introducida por ‘que’ o ‘si’, a la que podemos

llamar ‘oración-contenido’” (García, 2011, p. 278). Quinta, “crean contextos

opacos, en los que parece fallar el principio leibniziano de substitutividad de

los idénticos” (p. 278), esto es, la referencia de algunos objetos del contenido

no es directa, sino oblicua y, por tanto, no pueden ser sustituidos por otros

sin cambiar el valor de verdad de la actitud proposicional.

Si bien esto es aceptado, hay muchas discrepancias acerca de si el contenido

representacional “tiene una naturaleza cuasi-lingüística o si más bien

comporta elementos de representación analógica de tipo ‘imaginístico’”

(Lowe, 2000,p.157) o ambas. Si la relación entre el sujeto y el contenido es

causal o normativa (Haugeland, 1998). Si pueden reducirse los contextos

intensionales a contextos extensionales (Pérez, 2009a). Si dichas actitudes

están en nuestra cabeza o si “el fenómeno de la intencionalidad sugiere que

las actitudes son esencialmente relacionales. Ellas involucran relaciones con

las proposiciones a las que se dirigen y con los objetos a los que éstas últimas

se refieren” (Perry, 1998, p. 388)7. Por esta razón, expondremos primero las

características principales de los estados intencionales, teniendo en cuenta lo

ya expuesto de las actitudes proposicionales, para pasar a examinar los temas

de los que tiene que dar cuenta una teoría que pretenda caracterizar el

contenido mental.

7The phenomenon of intentionality suggests that the attitudes are essentially relational in nature; they involve relations to the propositions at which they are directed and at the objects they are about.

Page 21: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

29

1.3. Características de la intencionalidad

Como veíamos anteriormente, el recorrido que haremos por los problemas de

la intencionalidad será a partir de los problemas que suscitan las actitudes

proposicionales. Los estados intencionales tienen tres características

esenciales. De ellas se derivan los tres problemas de los que tiene que dar

cuenta una teoría del contenido mental. Éstasson: un carácterperspectivista,

eficacia causal en la conducta y asimetría epistemológica entre la primera y la

tercera persona. Las cinco características de las actitudes proposicionales

hacen parte de lo que en este apartado se llama el carácter perspectivista de

los estados intencionales, pues todas se refieren a propiedades semánticas.

Veamos cada una de ellas y los problemas que implican.

En primer lugar, en los estados intencionales se manifiesta una perspectiva

subjetiva sobre la realidad. Son estados mentales con contenido

representacional, es decir, representan el mundo siendo de una manera y su

contenido determina la manera como el mundo es representado. “Poseer

estados intencionales es poseer una subjetividad, un modo peculiar de

concebir las cosas, una interioridad” (Moya, 2004, p. 19). Esto se entiende

bien con un ejemplo: imaginémonos que entra una serpiente en una casa

donde se encuentran Juan, María y Pedro. Juan es el padre de Pedro, quien

tiene dos años de edad, y es amigo de María. María, por su parte, es bióloga.

Juan cree que la presencia de la serpiente representa un peligro para los

presentes. María cree que la presencia de la serpiente es interesante pues no

es habitual encontrarlas en aquél lugar. Mientras, Pedro cree que la presencia

de la serpiente es un juego divertido. Vemos, entonces, cómo con respecto a

un mismo suceso pueden tenerse diferentes actitudes con diferentes

contenidos.

“La intencionalidad de la mente posee un carácter perspectivistaineliminable,

y este carácter ha de tener un reflejo en el lenguaje con el que describimos el

contenido intencional” (p. 21). Este contraste entre cómo son las cosas y

cómo es percibida por agentes se refleja lingüísticamente en dos

Page 22: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

30

características de las actitudes proposicionales, ambas fallos de

extensionalidad, a saber: en la introducción de expresiones con posición

oblicua y en la ilegitimidad de la generalización existencial de expresiones

referenciales. Veamos cada una de ellas.

Por un lado, el contenido de las actitudes proposicionalescontiene términos

referenciales que no pueden sustituirse libremente por expresiones co-

referenciales. Las expresiones ‘Luisa Lane cree que Superman es un héroe’ y

‘Luisa Lane cree que Clark Kent es un héroe’ no son equivalentes. ‘Superman’

no puede sustituirse libremente por ‘Clark Kent’, aunque estos términos sean

co-referenciales. Esto sí es posible en contextos extensionales, por ejemplo,

los términos ‘H2O’ y ‘agua’ en la proposición ‘en una molécula aislada de

agua, el agua contiene dos 13w2m,átomos de hidrógeno y un átomo

de oxígeno’. Por esa razón, la consideración de las actitudes proposicionales

ayuda a ver el problema de la intensionalidad, entendida ésta como la

propiedad de algunos enunciados que fallan en algunas pruebas de

extensionalidad (Searle, 1998). El fenómeno de introducción de expresiones

con posición oblicua es conocido como el fenómeno de la co-referencia

(Perry, 1998).

El otro fallo de extensionalidad consiste en que, cuando se describen o

atribuyen actitudes proposicionales, es ilegítimo generalizar existencialmente

las expresiones referenciales de su contenido, pues, si un sujeto cree que un

individuo u objeto determinado tiene cierta propiedad, no es necesario que

haya alguien o algo que la tenga (Moya, 2004). Manuela puede creer que los

unicornios son hermosos sin que ello implique que aquello en lo que cree, los

unicornios, exista. En las expresiones de las actitudes proposicionales hay

nulo compromiso del sujeto con la existencia de los objetos del contenido de

sus actitudes. Por este hecho, precisamente, algunos, incluso, han llegado a

afirmar que lo más distintivo de la intencionalidad es su indiferencia ante la

realidad (Lycan, 1999). El fenómeno de la ilegitimidad de la generalización

Page 23: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

31

existencial de expresiones referenciales se conoce como el fenómeno de la

no-referencia (Perry, 1998).

En segundo lugar, tenemos la eficacia causal de la actitud proposicional sobre

la conducta de un sujeto8. Dicho más técnicamente, del mismo modo en que

la experiencia perceptual es un suceso mental consciente, la experiencia de

actuar también lo es. Los estados intencionales de un sujeto se relacionan de

un modo peculiar con las acciones, a diferencia de las otras experiencias de la

vida mental de un sujeto (Searle, 1998; Davidson, 1963). Juan cree que el

agua calma la sed. Juan desea un vaso de agua. Juan toma un vaso de agua.

De acuerdo con esta secuencia es natural afirmar que la causa de la acción de

Juan, tomar un vaso de agua, son su deseo y su creencia.

Es difícil sostener que la eficacia causal sobre la conducta de un sujeto sea el

rasgo propiamente característico de los estados intencionales, pues también

los estados fenomenológicos son causalmente efectivos en nuestro

comportamiento. Juan siente dolor de cabeza. Juan se toma un analgésico.

Como en el caso anterior, es natural afirmar que la causa de una acción,

tomarse un analgésico, puede ser un estado fenomenológico, tener dolor de

cabeza. Sin embargo, los estados fenomenológicos no tienen contenido

semántico y, por lo tanto, no pueden justificar racionalmente la conducta de

un sujeto. Los estados intencionales, como las creencias y los deseos, no solo

causan lo que un sujeto hace, sino que también lo justifican racionalmente

(Davidson, 1963): en este sentido, la relación entre estados intencionales y

comportamiento es normativa. De esta forma, el elemento normativo de

justificación racional distingue la causalidad del contenido de las relaciones

causales de eventos físicos (Moya, 2004). Así pues, “los contenidos mentales

ocupan un lugar central en la explicación de la conducta. Sin embargo, 8Cuando hablamos de relaciones causales aquí, lo hacemos en su sentido más amplio. “Causal relations involving mental events are among the familiar facts of every day experience. My fingers are busily dancing about on the computer keyboard because I want to write about mental causation. The word ‘because’ connecting my want and the movements of my finger is naturally taken to express a causal connection: My want causes my fingers to move” (Kim, 1998, p. 173).

Page 24: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

32

interesan también por otra propiedad que poseen: la de la normatividad de

lo mental” (Acero, 1995, p. 177).

En tercer y último lugar, los estados intencionales introducen una asimetría

epistemológica entre la primera y la tercera persona y, en esa misma línea, el

problema de la autoridad de primera persona. La asimetría existe entre el

modo en que cada uno conoce sus propios estados mentales y el modo en que

conoce los de los demás. El conocimiento de los estados propios es directo, el

de los demás, inferencial. La explicación más común, aunque no la única, de

esto es que el sujeto tiene acceso privilegiado a sus estados internos y por

esto, esta asimetría deriva en el problema de la autoridad de la primera

persona. Un sujeto tiene más autoridad con respecto al valor de verdad de sus

actitudes proposicionales que con respecto al valor de verdad de las actitudes

proposicionales de un tercero9. Además tiene más autoridad que la que

podría tener un tercero con respecto al valor de verdad de las actitudes del

sujeto. Siendo así que María tiene más autoridad para decir que es verdad

que ella cree en la inmortalidad del alma que para decir que es falso que Juan

no cree en la inmortalidad del alma. Así mismo, tiene más autoridad para

decir que ella desea el bienestar de su padre que la que tiene Juan para decir

que es falso que María desea el bienestar de su padre.

Los estados intencionales tienen, entonces, al menos, tres características:

manifiestan una perspectiva subjetiva, son eficaces causalmente e introducen

una asimetría epistemológica entre la primera y la tercera persona. Ahora

veamos cuáles son losexigencias, derivadas de estas características, que debe

tratar una teoría que pretenda dar cuenta del contenido mental.

9No obstante, cabe señalar que la autoridad de primera persona es mucho más fuerte cuando los estados a considerar son fenomenológicos o mixtos y disminuye gradualmente en los estados intencionales y, más aún, en los rasgos de carácter. Sobreesta idea se fundamenta la terapiapsicológica.

Page 25: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

33

2. Exigencias para una teoría del contenido

El problema del contenido, según Stalnaker, puede desglosarse en dos tipos

preguntas. Uno de los tipos indaga por el objeto y el otro por la dirección o

relación entre el sujeto y sus estados. Esto es, la intencionalidad sigue

teniendo los dos rasgos que no fueron descartados en la triple tesis de

Brentano, expuesta en la primera parte de este capítulo.

Para dar cuenta filosóficamente de las actitudes proposicionales debe responderse dos tipos de preguntas que están relacionadas: primero, qué clase de cosa es el contenido de una actitud (¿qué es el objeto denotado por las cláusula ‘que’?). Segundo, ¿cómo pueden los estados mentales de los agentes estar relacionados con los sujetos? El problema de explicar cómo los estados mentales pueden tener contenido representacional es el problema de la intencionalidad10 (Stalnaker, 1999, p. 678).

Las respuestas a estos dos tipos de preguntas, aunque se trate de actitudes

proposicionales, no sólo deben tener en cuenta los aspectos semánticos de

dichas actitudes sino también de la naturaleza causal o nomrativa del

contenido y de la autoridad de primera persona. En este orden de ideas, voy a

dedicar esta sección a mostrar que la respuesta a estas preguntas debe darse

dando cuenta de cada uno de los rasgos de la intencionalidad.

2.1. Exigencias semánticas

Como ya dijimos, los estados intencionales son representaciones del mundo.

En esto consiste su aspecto semántico. Una actitud proposicional presenta al

mundo de una manera, y su contenido es lo que determina la manera como el

mundo es representado. De ahí que “las proposiciones deben ser objetos que

10A philosophical account of propositional attitudes must answer two interrelated kind of questions: first, what kind of thing is the content of an attitude (what is the object denoted by the that clause?). Second, how can the states of mind of agents relate them to such subjects? The problem of explaining how mental states can have representational content is the problem of intentionality.

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34

tengan las condiciones de verdad que deben satisfacerse para que el estado

representacional con ese contenido represente correctamente el mundo” (p.

678)11.

Debido a este carácter representacional de las actitudes proposicionales, que

se refleja en la introducción de un vocabulario intensional, hay dos

fenómenos semánticos de los que toda teoría del contenido mental debe dar

cuenta, a saber: el fenómeno de la no-referencia y el fenómeno de la co-

referencia del contenido proposicional. Es decir, debe explicar cómo es

posible que un sujeto tenga actitudes hacia un contenido que versa sobre algo

que no existe y cómo el valor de verdad de una actitud proposicional cambia

dependiendo del conocimiento que el sujeto tenga de las co-referencias del

objeto hacia cuál se dirige la actitud.

2.2. Exigencias sobre la naturaleza causal o normativa del contenido

En segundo lugar, una de las preguntas que ilustra el problema del contenido

mental, tal como lo caracterizó Stalnaker, exige dar cuenta de la relación que

existe entre las acciones del sujeto y sus actitudes proposicionales.

Clásicamente, éstas han sido concebidas como motivadoras, como recursos

explicativos o incluso como justificaciones racionales de la acción humana.

Por eso, Haugeland (1998) divide las teorías del contenido de lo mental en

dos grupos diferentes, de acuerdo a la respuesta que dan a esta versión de la

pregunta. Las primeros sostendrían que la relación es causal; las segundos,

que es normativa. Un caso extraño en este panorama sería Davidson, que

reconoce a los estados intencionales propiedades tanto causales como

normativas.

Por lo tanto, lo segundo que tiene que hacer una teoría del contenido mental

es dilucidar la naturaleza causal, normativa o ambas de la relación entre las

acciones del sujeto y sus actitudes proposicionales.

11So propositions must be objects that have truth conditions that must be satisfied for a representational state with that content to correctly represent the world.

Page 27: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

35

2.3.Exigencias sobre la autoridad de primera persona

En tercer lugar, la relación entre el sujeto y sus actitudes proposicionales

debe verse desde su dimensión epistemológica. Según parece, a propósito de

nuestros estados mentales existe una autoridad de primera persona. Esto

quiere decir que el conocimiento que un sujeto tiene de sus propios estados

mentales es especialmente fiable y que está menos sometido a error que el

conocimiento de los estados mentales de los demás (Moya, 2004). En este

orden de ideas, una teoría que pretenda dar cuenta del fenómeno del

contenido mental debe explicar, por último, cómo es posible la autoridad

epistemológica de primera persona frente a sus estados mentales.

***

En este capítulo vimos cómo nace el problema del contenido mental y las

exigencias que debe cumplir una teoría del mismo. Una vez aclarados los

puntos que deben ser tratados por una teoría que pretenda enfrentarse al

problema del contenido mental, pasaremos a exponer, en el siguiente

capítulo, el funcionalismo como una respuesta internista al problema y

mostraremos su insuficiencia. También, consideraremos, si bien de modo

general, la posición externista.

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Capítulo segundo Concepciones internistas yexternistas del contenido mental

El tema de este segundo capítulo es el debate entre el internismo y el

externismo. En él nuestro objetivo es mostrar el externismo como la mejor

posición para responder a las exigencias de una teoría del contenido. Para

cumplirlo, en el primer apartado, expondremos el funcionalismo para ilustrar

la insuficiencia de la respuesta internista a los problemas que plantea el

carácter intencional de algunos estados mentales y, en el segundo apartado,

explicaremos en qué consiste una posición externista y cómo ésta tiene mayor

poder explicativo que una posición internista. En este capítulo defendemos,

así, la tesis de que una teoría externista tiene mayor alcance explicativo, con

respecto al contenido mental, que una teoría internista.

1. La concepción internista del contenido mental

En esta sección expondremos el funcionalismo como una respuesta internista

al problema del contenido mental. Nuestro objetivo es presentar la posición

internista con respecto a las tres exigencias principales de uan teoría del

contenido mental. Esto para mostrar, en la siguiente sección, dos cosas, a

saber: por un lado, por qué “ninguna de las dos posiciones [ni la internista ni

la externista] consigue dar cuenta satisfactoriamente de las tres dimensiones

del contenido” (Moya, 2004, p. 153). Por otro lado, que la perspectiva

externista tiene más ventajas que la internista para explicar el contenido

Page 29: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

37

mental, pues desde esa posición no solo se pueden explicar los elementos que

explica el internismo, sino también aquellos que éste último no puede. Siendo

así que considero que el externismo tiene mayor fuerza explicativa que el

internismo con respecto a dar cuenta del contenido mental12.

1.1. El funcionalismo y la concepción internista del contenido

mental

El debate entre el internismo y el externismo aparece cuando se indaga por la

naturaleza del contenido intencional, si éste es estrecho o amplio,

independiente o dependiente del entorno, respectivamente. En consecuencia,

las respuestas que dan, el internismo y el externismo, con respecto a las

exigencias deuna teoría del contenido mental, dependen de cómo dan cuenta

de la identidad del mismo.

Hay dos tipos de dependencia del contenido con respecto al entorno externo,

a saber: la dependencia causal y la dependencia constitutiva. El contenido de

un estado mental depende causalmente de factores internos o externos si el

primero es causado, en un sentido amplio, por estos últimos; mientras que

depende constitutivamente, si la constitución misma de dicho estado mental

depende de tales factores. En este orden de ideas, “el internismo considera el

contenido como constitutivamente independiente del entorno natural o

social, aunque no necesariamente como causalmente independiente de dicho

entorno” (p. 153). Por ejemplo, la experiencia puede considerarse como

causalmente relevante para el repertorio conceptual de un agente, pero, a la

vez, puede considerarse que el lenguaje del pensamiento es independiente de

todo lenguaje natural y, por lo tanto, que el agente no aprende sus conceptos

más básicos de la experiencia.

12No vamos a defender la tesis de que el externismo no puede dar cuenta de las tres características. Si no que las diferentes corrientes del externismo que expondremos en el siguiente capítulo no dan cuenta de ellas. Sin embargo, mostraremos que ha habido al menos un intento, el de Finkelstein, para dar cuenta de aquello en lo que es más débil el externismo con respecto a una teoría de la intencionalidad desde una posición externista.

Page 30: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

38

Así, para un internista es compatible la diversidad del origen causal con el

mismo conjunto de contenidos mentales. De este modo, los contenidos

mentales que un sujeto tiene, en un momento determinado, pueden ser

causados tanto por un ambiente normal como por un Genio Maligno, pero su

constitución será la misma. El internismo es, por lo tanto, la “tesis según la

cual dicho contenido viene determinado exclusivamente por factores internos

al individuo, bien internos a su mente, bien, […] internos al cuerpo del

individuo”. (p. 153).

El funcionalismo nace como una nueva concepción de la relación mente-

cuerpo que se contrapone al conductismo y a la teoría de identidad de

propiedades. “El funcionalismo, en relación con el problema ontológico de la

naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo, es la tesis según la cual las

propiedades mentales son propiedades funcionales” (Moya, p. 99). Esto

quiere decir que, según el funcionalismo, un estado mental es de un tipo

determinando según su papel causal con respecto a determinadas entradas

sensoriales, determinadas salidas conductuales y otros estados mentales

(Kim, 1998, p. 132).En este orden de ideas, un funcionalista puede postular,

como Fodor, que el poder de las representaciones lingüísticas viene, no de

una causa externa a ellas, sino de la organización misma del lenguaje. El

significado de una proposición depende del significado de las palabras que la

componen y su estructura.

Si el internismo es una posición con respecto a la identidad del contenido

mental, cuya tesis es que dicho contenido es independiente constitutivamente

del entorno externo; y el funcionalismo plantea que la identidad del

contenido depende únicamente de las relaciones causales entre entradas

sensoriales, salidas conductuales y otros estados mentales; entonces,

podemos afirmar que la tesis del funcionalismo puede inscribirse dentro de

una posición internista. Pasemos a ver cómo el funcionalismo, más

específicamente el funcionalismo de máquina, da cuenta de las tres

dimensiones de los estados intencionales.

Page 31: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

39

1.2. El funcionalismo de máquina

Como ya veíamos, la tesis central del funcionalismo es que las propiedades

mentales son propiedades funcionales. Las propiedades funcionales son

aquellas que posee un objeto de manera exclusiva como aptitud para cumplir

un papel causal en un contexto determinado (Moya, 2004, p. 100). Las

propiedades funcionales no pueden identificarse con las propiedades físicas;

sin embargo, entre estos dos tipos de propiedades se dan dos tipos de

relaciones, a saber: la relación de superveniencia y la relación de realización.

La relación de superveniencia es una especie de dependencia de las

propiedades funcionales con respecto a las propiedades físicas. Un cambio en

las propiedades funcionales implica, necesariamente, un cambio en las

propiedades físicas; empero, un cambio en las propiedades físicas no implica,

necesariamente, un cambio en las propiedades funcionales. De esta forma,

diferentes objetos pueden ser clasificados en el mismo conjunto en virtud de

su función y no de sus propiedades físicas. Los estados intencionales son

clasificados de acuerdo a sus propiedades funcionales y de acuerdo a un

discurso físico de primer orden como el del conductismo.

Por otro lado, la relación de realización consiste en que “las propiedades

funcionales tienen realizaciones físicas; las propiedades físicas realizan las

propiedades funcionales” (Moya, 2004, p. 100). Por ejemplo, el reloj de

arena, el reloj digital y el reloj de pulso son realizaciones físicas de las mismas

propiedades funcionales. Esto quiere decir que si las propiedades físicas son

una base de superveniencia, pero una propiedad funcional puede tener

distintas bases de superveniencia;entonces las propiedades funcionales

tienen múltiples realizaciones o múltiples bases de superveniencia.

Existen, empero, diferentes tipos de funcionalismo, dentro de ellos se

encuentra el funcionalismo de máquina, fundado por Hilary Putnam. Este

autor relaciona la hipótesis funcionalista con la idea de máquina de Turing.

Page 32: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

40

Del mismo modo que, en el punto de vista funcionalista, lo que hace un determinado estado mental un tipo de estado mental es su papel causal en lo que respecta a los estímulos sensoriales, las salidas de comportamiento, y otros estados mentales, así lo que hace un estado físico la realización de un determinado estado de máquina es su relación causal con las entradas, salidas y otros realizadores físicos de los estados internos de la máquina. Es por esto que es natural que los funcionalistas miren a las máquinas de Turing para un modelo de la mente13 (Kim, 1998, p. 132).

Una máquina de Turing es un “sistema descrito por una tabla de máquina

que contiene una lista de estados y una serie de instrucciones (un programa)

que especifican, para cada estado en que se halla el sistema y para cada

entrada que recibe, una salida que emite el sistema y un estado en el que pasa

a hallarse. El sistema posee los medios necesarios para identificar las

entradas, emitir las salidas y cambiar de estado” (Moya, 2004, p. 108).

Por lo tanto, poseer un estado mental es poseer una organización funcional

adecuada que pueda describirse en términos de una determinada tabla de

máquina. Un deseo o una creencia, como estado intencional, se describe en

términos de la entrada que recibe el cerebro, la salida que emite y el estado al

que cambia. Pues, “la tabla de máquina de una máquina de Turing es una

especificación completa y exhaustiva de la operación de la máquina14” (Kim,

1998, p. 126). En otras palabras, la mente humana es una realización física de

una máquina de Turing y los estados intencionales, estados de tablas de

máquina.

Esta posición fue aceptada por Fodor (2000), aunque no en su totalidad.

Fodor no se refiere a los estados mentales como estados de tablas de

13Just as, on the functionalist view, what makes a given mental state the kind of mental state it is its causal role with respect to sensory inputs, behavior outputs, and other mental states, so what makes a physical state the realize of a given machine state is its causal relations to inputs, outputs, and other physical relaizers of the machine’s internal states. This is why it is natural for functionalists to look to Turing machines for a model of the mind.

14the machine table of a Turing machine is a complete and exhaustive specification of the machine’s operation.

Page 33: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

41

máquina, sino como estados computacionales. Debido a que los estados

computacionales, a diferencia de los estados de tablas de máquina, no

constituyen una lista finita y una máquina de Turing puede hallarse en varios

estados computacionales al mismo tiempo, esto le permite explicar algunos

aspectos de la vida mental que no eran explicados por el funcionalismo de

máquina, a saber: primero, que un estado intencional puede ser también el

resultado de la interacción entre estados mentales simultáneos. Segundo, que

la distinción que el funcionalismo de máquina establece entre distintos tipos

de estados intencionales es demasiado fina, de modo que tiende a clasificar

como de distintos tipos estados intencionales que parecen ser del mismo tipo.

Tercero, que los tipos de estados intencionales en que un organismo,

especialmente un organismo humano, puede hallarse son potencialmente

infinitos (Moya, 2004, p. 109).

1.3.El funcionalismo y las exigencias de una teoría del contenido

mental

Hasta aquí hemos expuesto por qué la tesis funcionalista puede inscribirse

dentro de una posición internista y las tesis principales del funcionalismo de

máquina. Ahora, pasaremos a describir esta posición con respecto a las

exigencias de la teoría del contenido mental y por consiguiente, a las

preguntas que debe responder si pretende dar cuenta de la naturaleza de los

estados intencionales.

Para los funcionalistas tener una creencia es tener una organización funcional

adecuada y compartir una misma creencia es compartir dicha organización.

En la medida en que ellos entienden los estados mentales como estados

internos reales con propiedades causales, “es una parte crucial en la

concepción funcionalista de la mente exponer que sus causas y efectos típicos

puede, y regularmente lo hacen, incluir otros estados mentales”15 (Kim, 1998,

15it is a crucial part of functionalist conception of a mental state that its typical causes and effects can, and often do, include other mental states.

Page 34: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

42

p. 123). Y aunque rechazan una tesis conductista, aceptan que la mente tiene

una relación causal con la conducta. Causar cierta conducta o ciertas

disposiciones para la misma es parte de la función o papel causal de los

estados mentales. Así, esta posición explica muy bien la propiedad causal del

contenido mental con respecto a las acciones del sujeto.

Empero, “el internista, al conceder al contenido un papel causal-explicativo,

ha de prescindir de sus propiedades semánticas, como su capacidad de

representar estados de cosas y de ser verdadero o falso” (Moya, 2004, p.

156). Por lo tanto, no explica los fenómenos de la co-referencia y de la no-

referencia como fenómenos semánticos, expuesto en la sección anterior,

pues, para ello tendría que explicar cómo dichas propiedades semánticas, que

involucran relaciones entre el contenido y la realidad, pueden surgir de

relaciones puramente intrínsecas al individuo. Si bien el internismo puede

explicar el fenómeno de co-referencia, por ejemplo, no puede hacerlo desde

su carácter intencional sino puramente formal. Así, un internista puede

explicar el fenómeno de la co-referencia de los términos ‘Superman’ y ‘Clark

Kent’ arguyendo que aunque ambos tengan el mismo referente, los signos son

distintos. Sin embargo, no puede dar cuenta del contexto opaco o la

introducción de expresiones con posición oblicua, todas ellas propiedades

semánticas de los estados intencionales. Como bien señala Fodor, para el

internismo la explicación psicológica debe prescindir de las relaciones

semánticas entre las representaciones mentales y sus referentes, solo debe

trabajar con las propiedades formales de dichas representaciones (Moya,

2004).

Finalmente, la identidad de los estados mentales está dada, como bien se ha

dicho, en función de la organización funcional del organismo mientras se

encuentra en dicho estado. Por lo tanto, para tener conocimiento de un

estado mental, hay que referirse a las relaciones causales que hay entre

determinadas entradas, salidas y otros estados mentales; en ningún caso, a

factores externos. De este modo, conocer un estado intencional es conocer el

Page 35: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

43

estado de tabla de máquina o el estado computacional. Empero, debido a que

el funcionalismo nace como un intento de responder a la pregunta por la

relación mente-cuerpo, no se pronuncia al respecto si este conocimiento de

los estados intencionales es inferencial en tercera persona y directo en

primera, o inferencial o directo en ambos casos. Este problema queda

totalmente de lado en las teorías funcionalistas.

Como podemos ver, el funcionalismo, como representante, en este caso, de

una posición internista, puede explicar, sin problemas, la eficacia causal de

los estados mentales sobre la conducta de un sujeto y no toma en cuenta para

su explicación la asimetría entre la primera y la tercera persona, con respecto

al conocimiento de los estados mentales. No obstante, las propiedades

semánticas constituyen una importante dificultad para el funcionalismo, pues

los estados intencionales son explicados desde sus propiedades sintácticas.

Por lo tanto, primero, si, siguiendo a Stalnaker, el problema de explicar cómo

los estados mentales pueden tener contenido representacional es el problema

de la intencionalidad y si el funcionalismo es una posición internista que

intenta dar cuenta de la identidad del contenido mental, entonces el

funcionalismo intenta dar cuenta de la intencionalidad. Segundo, si el

funcionalismo pretende dar cuenta de la intencionalidad, entonces debe dar

cuenta de cada una de las exigencias de una teoría del contenido, a saber: sus

aspectos semánticos, la naturaleza normativa o causal del contenido y la

autoridad de primera persona. Tercero, el funcionalismo solo da cuenta

satisfactoriamente de una de las tres exigencias de una teoría del contenido.

En conclusión, el funcionalismo y, en general, el internismo es una posición

que no da cuenta satisfactoriamente de la intencionalidad.

En este orden de ideas, en la siguiente sección, examinaremos el externismo

como otro tipo de teoría del contenido mental y sus ventajas frente a una

posición internista.

Page 36: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

44

2. El externismo y el contenido de lo mental

En esta segunda sección expondremos, en líneas generales, la posición

externista frente al contenido mental, las posibles respuestas de ésta a las

exigencias de una teoría que pretenda dar cuenta del contenido mental y los

motivos por los cuales es preferible una teoría externista a una internista, en

cuanto a su alcance explicativo.

2.1.El externismo

El externismo es la “tesis según la cual los contenidos de las actitudes

intencionales de un sujeto no son constitutivamente independientes del

entorno externo de este sujeto” (Moya, 2004, p. 161). Esto es, el contenido de

los estados psicológicos de un agente depende de aspectos que están más allá

de las superficies corporales del sujeto.

El externismo es introducido por Hilary Putnam con su texto “El significado

de ‘significado’”. En él se expone una crítica a la posición internista por medio

del experimento mental de la Tierra gemela. En éste, “dos humanos podrían

ser molécula a molécula iguales y aún así diferir en sus creencias y deseos,

dependiendo de varios factores en su entorno espacial e histórico”16 (Lycan,

1999, p. 414).

Después de esto, aparecieron diferentes teorías acerca del contenido mental

de corte externista. Éstas pueden dividirse en dos grandes grupos: las teorías

causales y las teorías sociales. SaulKripke ha sido considerado uno de los

mayores representantes de las teorías causales;Tyler Burge, de las sociales.

Hay otros, como Donald Davidson, que son considerados una alternativa

mixta entre estos dos tipos de teorías. En la próxima sección, explicaremos

más a fondo las diferentes posiciones externistas. Por ahora, presentaremosla

16

Two human beings could be molecule-for-molecule alike and still differ in their beliefs and desires,

depending on various factors in their spatial and historical environments.

Page 37: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

45

posición externista en general con respecto a las tres exigencias de una teoría

del contenido mencionadas en el capítulo anterior.

2.2. El externismo y las exigencias para una teoría del contenido

En primer lugar, el externismo concibe el contenido como esencialmente

relacional, es decir, dependiente constitutivamente del entorno externo del

individuo. En esta medida, el pensamiento tiene la capacidad de apuntar

intencionalmente al mundo y representarlo. En ese orden de ideas, el

significado de una palabra también es constitutivamente dependiente de

factores externos al sistema sígnico. El significado de los términos que

aparecen en los enunciados con los que se expresan las actitudes

proposicionales se explica por las propiedades semánticas de dichos

términos. Así, se ve que diferentes teorías externistas hayan intentado dar

respuesta al problema de la co-referencia y la no-referencia, mencionado

anteriormente.

En segundo lugar, en consonancia con el punto anterior, las posiciones

externistas plantean que la relación que hay entre la actitud proposicional de

un sujeto y sus acciones es normativa. Los criterios de corrección de las

acciones son públicos y, por lo tanto, el comportamiento humano solo puede

ser explicado dentro de un contexto específico. Tal como mostraremos más

adelante podemos hablar de los estados mentales como razones de la acción,

pero en ningún caso podrá decirse que hay una relación causal entre unos y

otra.

Por último, al parecer, el externismo pareciera que entra en conflicto con la

autoridad epistemológica de primera persona respecto a los estados

intencionales, debido a que si la normatividad y el significado del contenido

depende del entorno externo, no tendría sentido que hubiera un acceso

privilegiado a los propios estados. Pareciera, por el contrario, que otras

personas pudieran conocer los estados intencionales de un agente mejor que

Page 38: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

46

él mismo. Empero, este problema ha sido ampliamente estudiado y, a mi

modo de ver, satisfactoriamente resuelto por Finkelstein (2001)17.

2.3. El debate internismo/externismo

Las teorías del contenido mental de corte externista tienen una ventaja

explicativa con respecto a las de corte internista; pues, por un lado, las teorías

de corte internista, como mostrábamos en este capítulo, solo pueden dar

respuesta, satisfactoriamente, a dos de las tres exigencias de una teoría del

contenido mental, a saber: la naturaleza causal o normativa del contenido,

pues para los defensores del internismo causar cierta conducta o ciertas

disposiciones es parte de la función o papel causal de los estados mentales; y

la autoridad de primera persona, debido a que el funcionalismo nace como un

intento de responder a la pregunta por la relación mente-cuerpoeste

problema queda totalmente de lado en las teorías funcionalistas. Empero, son

insuficientes para dar una explicación del carácter subjetivo de los estados

mentales, ya que no explica los fenómenos de la co-referencia y de la no-

referencia como fenómenos semánticos,para ello tendría que explicar cómo

dichas propiedades de relación entre el contenido y la realidad pueden surgir

de relaciones puramente intrínsecas al individuo.

Por otro lado, parece que las teorías de corte externista solo pueden dar

respuesta, también, a dos de las tres exigencias: el carácter subjetivo y la

eficacia causal de los estados mentales. Siendo así que serían insuficientes

para dar respuesta a la asimetría epistemológica de primera y tercera

persona. No obstante, han habido intentos, a nuestro modo de ver exitosos,

de respuesta a esta exigencia desde una teoría de corte externista como el

expresivismo. Así, puede argüirse que una teoría de corte externista podría

dar cuenta de las tres exigencias para una teoría del contenido mental.

17Esta posición será enunciada posteriormente en el cuarto capítulo de este trabajo.

Page 39: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

47

***

Hasta aquí llega la primera parte de este trabajo. Una vez hemos mostrado

las razones por las cuales una posición externista está más capacitada para

responder a las exigencias de una teoría del contenido que una internista,

podemos pasar a examinar los tipos de teorías que se pueden encontrar

dentro de una posición externistay entre ellas cuál tiene un mayor alcance

explicativo.

Page 40: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Segunda parte

Externismo, expresivismo y el contenido de la mente autista

Page 41: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Capítulo tercero El externismo de doble aspecto

El tema de este capítulo es el externismo como la mejor posición para

responder a las exigencias de una teoría del contenido y los límites que el

externismo tiene para dar cuenta de manera completa del contenido mental.

En este capítulo tenemos tres propósitos. Primero, exponer las tres

variedades en las que pueden clasificarse las tesis de corte externista y

mostrar cómo dicha clasificación espocorigurosa. Segundo, exponer la teoría

externista con más alcance explicativo con respecto al contenido mental: la

teoría externista de doble aspecto de Donald Davidson. Tercero, exponer el

caso del autismo de alto desempeño como objeción de la teoría de doble

aspecto de Davidson.

1. Algunas teorías externistas del contenido mental

Esta primera sección tiene tres partes, a saber: primera, expondremos una

teoría externista de corte causal, apoyados en las ideas de Kripke y Putnam.

De acuerdo con dichas ideas, el contenido mental depende de la naturaleza de

los objetos externos a la mente. Segundo, expondremos una teoría externista

de corte social, apoyados en las ideas de Burge. Él defiende que el contenido

mental depende del acuerdo intersubjetivo de hablantes competentes.

Tercero, presentaremos pruebas textuales de que la división entre teorías

externistas causales y sociales no es adecuada, pues, al parecer, las teorías

externistas antes mencionadas poseen rasgos tanto causales como sociales.

Page 42: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

50

Es decir, todas podrían llamarse teorías externistas de doble aspecto.

Veamos, entonces, en qué consiste cada una de estas teorías.

1.1. Externismo causal

En su artículo "Identidad y necesidad", Kripke se hace una pregunta análoga

a la planteada por Kant en la Crítica de la razón pura, ésta es: ¿Cómo son

posibles los enunciados contingentes de identidad? Todo enunciado de

identidad debe ser necesario si pretende ser verdadero. Sin embargo,

encontramos enunciados de identidad contigente en las ciencias naturales

como, por ejemplo, agua es igual a H2O. Para explicar cómo es posible esto,

Kripke distingue entre un designador rígido y un designador no rígido. Un

designador rígido es aquel que designa al mismo objeto en todos los mundos

posibles y un desginador no rígido es aquel que "en nuestro lenguaje, tal

como nosotros lo usamos, al describir una situación contrafáctica, pudiera

haber habido un objeto diferente que satisficiera las condiciones descriptivas

que nosotros damos para la referencia" (Kripke, 1978, p.108). Cabe aclarar

que el hecho de que haya un designador rígido no implica que el objeto

designado tenga que existir necesariamente en un mundo posible. Es decir, la

necesidad epistémica no implica la necesidad metafísica.

La identidad necesaria solo puede darse entre designadores rígidos. 'Agua' y

'H2O' son designadores rígidos. Por lo tanto, su relación de identidad no es

contigente. Pero ¿por qué parece que así lo fuera? Esta confusión se da,

afirma Kripke, porque se tiene como supuesto que la descripción de un

nombre fija su referencia y esto, a su modo de ver, es incorrecto; por el

contrario, "la referencia de los nombres rara vez o casi nunca se fija mediante

una descripción" (p. 123). Así, lo que es contigente son las descripciones y no

podemos identificar un nombre con su descripción.

La referencia de un nombre está determinada por las propiedades modales

del objeto al que refiere, es decir, por su modalidad de re, aquellas

propiedades que un objeto tiene necesariamente en cuanto tal,

Page 43: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

51

independientemente de cómo se describa. La representación que un sujeto se

haga del mundo, por ejemplo, de una mesa, dependerá exclusivamene de la

modalidad de re de la mesa y no de la manera cómo la describen las

personas.

En este orden de ideas, esta teoría externista se inscribe en el grupo de las

teorías causales, pues el contenido mental depende de la modalidad de re del

objeto al que se dirige. Siguiendo con el ejemplo, la identidad de la mesa

representada como contenido mental es constitutivamente dependiente de

las propiedades que tiene la mesa como mesa, independientemente de las

descripciones que puedan hacerse de ella.

En su artículo "El significado de 'significado'"Putnam retoma varios de los

puntos de Kripke. Su objetivo en este escrito es evaluar si, con respecto al

significado de una palabra, la intensión determina la extensión. Su

conclusión es tajante: “los significados no están en la cabeza” (Putnam, 1975,

p. 17). Putnam parte de que, desde épocas antiguas el significado de

'significado' ha sido ambiguo. Por un lado, se entendía como el conjunto de

cosas de las cuales un término es verdadero y, por otro, el concepto asociado

al término. Esta ambigüedad ha intentado ser solucionada definiendo el

significado como compuesto tanto por lo primero como por lo segundo, a los

que se les llamó extensión o referencia e intensión o sentido,

respectivamente.

"Mientras que la noción de 'extensión' está formulada de manera

completamente precisa, relativa a la noción lógica y fundamental de verdad

[...], la noción de 'intensión' no tiene más precisión que la vaga [...] noción de

'concepto'"(p.10). De esta manera, la teoría del significado descansa en dos

supuestos incuestionables, estos son: primero, que conocer el significado de

un término es solo una cuestión de estar en un cierto estado psicológico y,

segundo, que la intensión de un término determina su extensión. Putnam

defiende que esta concepción del significado descansa en una teoría falsa.

Page 44: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

52

Siguiendo esta línea argumentativa, si entender una palabra de manera

diferente equivale a estar en un estado psicológico diferente y si los estados

psicológicos tienen un carácter público por el hecho de que varias personas

pueden encontrarse en el mismo estado, entonces los estados psicológicos

determinan la intensión de un término y, dado que la intensión determina la

extensión, también determina su extensión. Es decir, el significado es

determinado por los estados psicológicos.

No obstante, con los experimentos mentales de 1750 y de la Tierra gemela,

Putnam demuestra que los significados no están en la cabeza. Veamos.El

primer experimento mental consta en pensar en el significado de la palabra

'agua' en 1750 y el significado que tiene en la actualidad.

En aquella época la química no se había desarrollado ni en la Tierra ni en la Tierra Gemela. El típico hablante terrestre del inglés no sabía que el agua estaba constituida por hidrógeno y oxígeno, y el típico hablante del inglés en la Tierra Gemela no sabía que el ‘agua’ estaba constituida por XYZ. Sea Oscar 1 un típico hablante terrestre del inglés y Oscar 2 su doble en la Tierra Gemela. Puede suponerse que no hay creencia alguna sobre el ‘agua’ que Oscar 1 tenga y Oscar 2 no tenga. […] y, más aún, que la extensión del término ‘agua’ era precisamente H2O en la Tierra tanto en 1750 como en 1950 y la extensión del término ‘agua’ era precisamente XYZ en la Tierra Gemela, tanto en 1750 como en 1950. Oscar 1 y Oscar 2 entendían el término ‘agua’ de diferente manera en 1750 aunque estaban

en el mismo estado psicológico, y aunque, dado el estado de la ciencia en su tiempo, sus comunidades científicas habrían tardado unos 50 años en descubrir que entendían el término ‘agua’ de manera distinta (Putnam, 1975, p. 19).

Dos personas de estas dos diferentes épocas pueden encontrarse en el mismo

estado psicológico; sin embargo, su comprensión del término es diferente,

pues en 1750 todavía no había sido descubierta la composición química del

agua.

Ambos, Oscar 1 y Oscar 2, están en el mismo estado psicológico, a saber:

creen que ‘agua’ significa o bien H2O o bien XYZ. Sin embargo, entienden la

palabra de manera diferente, uno la entiende como H2O y el otro, como

XYZ.Este ejercicio mental, así, echa por tierra una de las premisas del

Page 45: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

53

anterior razonamiento, aquella que dice que entender una palabra de manera

diferente equivale a estar en un estado psicológico diferente.Por lo tanto, un

estado psicológico individual no puede fijar la extensión de un término; por el

contrario, lo que fija la extensión es el estado sociolingüístico del cuerpo

lingüístico colectivo al cual pertenece el hablante.

Con el segundo experimento mental, el de la Tierra gemela, Putnam muestra

que es posible que dos individuos tengan el mismo estado psicológico pero la

extensión de los términos que usan es diferente. Pensemos ahora en dos

individuos, molécula a molécula idénticos, uno vive en la Tierra otro en una

Tierra gemela, molécula a molécula idéntica a la anterior. Ambos usan el

término 'agua', sin embargo, en la Tierra agua es sinónimo de H2O, mientras

que en la Tierra gemela agua es sinónimo de XYZ. Ambos individuos, al usar

el término 'agua', se encuentran en el mismo estado psicológico, sin embargo,

no solo su comprensión del término es diferente, sino que también la

extensión de 'agua' en ambos mundos es diferente. Esto ocurre pues,

retomando a Kripke, las palabras de clase natural como 'agua' son

designadores rígidos y esto implica que se comporten como indexicales, es

decir, que tienen una extensión que varía de contexto a contexto o de

ejemplar a ejemplar. "Por eso, la teoría de que (1) las palabras tienen

'intensiones' que son algo así como conceptos que los hablantes asocian a las

palabras, y de que (2) la intensión determina la extensión, no puede ser

verdadera para las palabras de clase natural como 'agua' por la misma razón

que la teoría no puede ser verdadera de palabras obviamente indexicales

como 'yo'" (Putnam, 1975, p. 33).

Si se usa el término 'agua' rígidamente, lo que es llamado 'agua' en la Tierra

gemela no lo es, pues, en este caso, el término 'agua' se usa de tal manera que

solo se refiere a aquellas cosas que compartan la naturaleza que normalmente

poseen las cosas que satisfacen su descripción. Es decir, solo podría llamarse

'agua' al líquido de la Tierra gemela si concordase en propiedades físicas

importantes con el líquido de la Tierra.

Page 46: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

54

Nótese que no hay ningún problema respecto a la extensión del término ‘agua’. La palabra tiene, simplemente, dos significados diferentes: en el sentido en que se usa en la Tierra Gemela […] lo que llamamos ‘agua’, simplemente no es agua; mientras que, en el sentido en que se usa en la Tierra […] lo que los hablantes de la Tierra Gemela llaman ‘agua’, simplemente no es agua (p. 18).

Por lo tanto, la posición que Putnam ha desarrollado implica que los

miembros de la extensión de una palabra de clase natural o designador rígido

tienen en común una estructura oculta. De esta manera, concluye que "el uso

de las palabras de clase natural refleja un importante hecho con respecto a

nuestra relación con el mundo: sabemos que existen clases de cosas con

estructura oculta común, pero aún no tenemos los conocimientos que

permitan describir todas esas estructuras ocultas" (p. 48). Empero, no hay

que olvidar que la extensión de un término se determina también por lo que

Putnam llama una división de la tarea lingüística. De ella nos ocuparemos

más adelante.

Retomando, según Putnam diremos que alguien adquirió una palabra, por

ejemplo 'lobo', si es capaz de usarla de forma tal que: primero, su uso llena

una serie de requisitos y, por lo tanto, no es reprochado por los demás; y,

segundo, su manera de situarse en el mundo y en su comunidad lingüística es

tal que, en su idiolecto, la extensión socialmente determinada de la palabra

'lobo' es el conjunto de lobos. Empero, de esto no se sigue que la extensión de

'lobo' en la Tierra gemela sea el conjunto de lobos solo porque los hábitos

lingüísticos de los habitantes de ese planeta sean los mismos. La naturaleza

de los 'lobos' en la Tierra gemela es lo más importante. Entonces, la identidad

de la representación de lobo como contenido mental es constitutivamente

dependiente fundamentalmente de la naturaleza común oculta de los lobos.

Por esta razón, Putnam es considerado uno de los grandes representantes de

las teorías externistas causales.

Como pudimos ver con Putnam, pareciera que el contenido mental se

determinara, por un lado, socialmente, y por otro, causalmente o, como él

Page 47: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

55

dice, indexicalmente. Sin embargo, con su ejercicio de la Tierra gemela

muestra claramente que lo más fundamental de dicha constitución del estado

mental es la naturaleza común oculta de los juegos designados. Por esto,

Putnam se inscribe en las teorías causales de corte externista. Veamos, ahora,

una teoría representante de las teorías sociales.

1.2. Externismo social

Quizás el mayor exponente de una teoría externista social es Burge en su

artículo "El individualismo y lo mental". En él, el autor presenta una crítica al

individualismo, posición que defiende que los fenómenos mentales

intencionales de una persona se definen solo en términos de lo que le sucede

internamente a esa persona y de cómo responde a su entorno físico, sin hacer

referencia al contexto social en el que está ubicada. El individualista que

Burge tiene en mente al escribir este artículo es Descartes. A su posición,

Burge responde que "la clave para entender nuestra atribución de contenidos

mentales cuando nos enfrentamos a casos de dominio incompleto o de

malentendido, radica en gran medida en las funciones sociales asociadas de

mantenimiento y aplicación del estándar" (Burge, 1979, p. 380).

Para emprender su ataque,Burge divide los estados mentales en dos grupos,

que pueden identificarse con los mencionados en el primer capítulo, a saber:

con los estados fenomenológicos y las actitudes proposicionales, pues estos

términos no aparecen mencionados en este artículo. Los primeros no tienen

una relación semántica con el mundo; los segundos, sí. Estos últimos se

caracterizan por dos rasgos: primero, porque los términos que contienen

frecuentemente no son reemplazables por expresiones extensionalmente

equivalentes de manera tal que se conserve el valor de verdad de la oración

que los contiene. Segundo, porque "las figuraciones claramente oblicuas en el

discurso mentalista tienen algo que ver con la caracterización de la

perspectiva epistémica de una persona" (p. 317). Por lo tanto, las expresiones

que figuran oblicuamente en las proposiciones son un medio fundamental

para identificar los estados mentales intencionales de una persona.

Page 48: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

56

Burge, al igual que Putnam, propone un experimento mental para probar su

punto. Una persona adquiere la palabra 'artritis' gracias a su contexto social,

a través de conversaciones y lecturas. Dicha persona tiene un dolor en el

muslo y cree que es ‘artritis’. Esta persona decide visitar al médico. Hasta

ahora nada de su contexto social ha contradicho su uso normal de la palabra

y, por lo tanto, para él es normal decir que su dolor en el muslo se debe a esta

enfermedad. Esto ocurre hasta que visita a su médico, el cual posee un

significado diferente. "La diferencia en cuanto a sus contenidos mentales es

atribuible a diferencias en su entorno social" (p. 321). Esto muestra, también,

que la mayoría de nuestro vocabulario se adquiere de otros que entienden

mejor los términos que nosotros.

Con Burge, concluimos que

la práctica comunitaria es un factor (además de mi entendimiento, patrones de inferencia, y tal vez conducta, actividad física, y otros rasgos) que interviene para fijar los contenidos de mis actitudes, inclusive en los casos en los que entiendo cabalmente el contenido (Burge, 1979, p. 334).

Es claro, entonces, por qué Burge se encuentra entre los teóricos externistas

sociales. Sin embargo, esto no quiere decir que no tenga en cuenta rasgos

causales. Veamos, pues, por qué cada una de estas teorías puede inscribirse

mejor como teorías de doble aspecto y, así, cómo la distinción entre social y

causal no es adecuada.

1.3. Convergencias del externismo causal y el social

A través de sus propios textos, podemos ver que los grandes exponentes de

ambas subclases de las teorías de corte externista tienen en cuenta no solo los

aspectos propios de la subclase en la que son inscritos sino también aspectos

de la otra. Es decir, la división entre el externismo causal y el externismo

social no puede ser tajante. Como lo muestran sus escritos, parece que un

aspecto no puede darse sin el otro. A nuestro modo de ver, todas merecen

llamarse teorías de doble aspecto. Veamos las razones en cada uno de estos

autores.

Page 49: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

57

Para Kripke, la modalidad de re de un objeto fija la extensión del término con

el que nos referimos a él. Sin embargo, es claro, incluso para Kripke, que

aunque la referencia sea directa, el designador rígido se construye desde una

comunidad lingüística, como la científica en el caso del término 'agua'. Si bien

la relación entre términos singulares y el mundo no está mediada por ningún

concepto descriptivo, la rigidez de un término se determina por una

comunidad lingüística. Esto se evidencia si recordamos la definición que el

propio Kripke da de un designador no rígido, esto es, aquel que "en nuestro

lenguaje, tal como nosotros lo usamos, al describir una situación

contrafáctica, pudiera haber habido un objeto diferente que satisficiera las

condiciones descriptivas que nosotros damos para la referencia" (Kripke,

1978, p.108). La identidad del contenido mental es dependiente

constitutivamente de la modalidad de re; sin embargo, la rigidez de los

designadores que contenga dependen de las condiciones descriptivas que una

comunidad da para su referencia.

Para Putnam, la extensión de un término se determina, no por su intensión,

sino por aspectos tanto sociales como indexicales. Siendo el aspecto indexical

más importante que el social. Empero, los aspectos indexicales, por ejemplo,

las propiedades físicas que son relevantes, son determinados gracias a una

división de la tarea lingüística. Esta división permite que haya unos expertos

que determinen el estado sociolingüístico del cuerpo lingüístico colectivo que

fija la extensión del término. La estructura común oculta de los objetos en

cuestión se revela a través de las descripciones del cuerpo lingüístico experto.

Así, la capacidad de reconocer que tienen estos hablantes ‘expertos’ la posee el cuerpo lingüístico colectivo a través de ellos, aunque no la posea cada miembro individual de este cuerpo, y de esta forma el hecho más estudiado sobre el agua pasa a formar parte del significado social de la palabra, significado desconocido por casi todos los hablantes que adquieren la palabra (Putnam, 1975, p. 25).

Por último, para Burge, los estados mentales intencionales del individuo no

pueden entenderse si se fija únicamente en los actos, disposiciones, y

Page 50: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

58

acontecimientos internos del individuo. El contenido mental está

determinado por el contexto social. La evidencia de esto está en que "la

disposición del sujeto de someter su afirmación y creencia al arbitraje de una

autoridad sugiere que está dispuesto a que sus palabras se tomen de manera

normal" (p. 356). Como ya habíamos expuesto, la normalidad del significado

está determinada por un grupo de expertos que tienen un mejor

conocimiento del término. Pero el significado de éste es fijado, también, de

acuerdo a unas características comunes que comparten los objetos que caen

bajo dicho término. Por lo tanto, el dolor en un muslo no es artritis pero la

inflamación de una rodilla sí puede serlo. La identidad de la representación

de la artritis depende constitutivamente tanto de las descripciones que

otorgan un selecto grupo de expertos como de las características comunes

que comparten los hechos de los que es representación el contenido mental.

Como hemos mostrado, todas las posiciones externistas aquí presentadas

tienen en cuenta tanto los aspectos causales como los aspectos sociales de la

condición dependiente de los estados mentales del entorno externo. Esto

conlleva a que tanto la referencia como la sociedad son necesarios para la

identidad del contenido mental. Si bien esto es cierto, Davidson hizo explícita

esta doble dependencia. Por esto, es considerado el mayor exponente de la

teoría externista de doble aspecto. Pasemos, entonces, a la exposición de ésta.

2. El externismo de doble aspecto

En esta segunda sección presentaremos, primero, la posición de Davidson

como una teoría externista de doble aspecto y, por lo tanto, más completa que

una teoría externista meramente causal o que una meramente social.

Segundo, las respuestas a las exigencias de una teoría del contenido mental

que pueden ofrecerse desde el externismo triangular de Davidson.

Page 51: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

59

2.1. El externismo triangular de Davidson

Los argumentos a favor de una posición externista frente a la individuación

del contenido mental están presentes a lo largo de la obra de Davidson. En

esta sección, presentaremos su pensamiento a partir de alguno de sus

artículos más conocidos.

Davidson parte del hecho de que las creencias acerca de los contenidos de

nuestras propias mentes no pueden estar equivocadas de un modo general.

En algunos casos, en la tradición filosófica, autores como Descartes ha

tomado la autoridad de primera persona como fundamento del conocimiento

de otras mentes y del mundo exterior. Davidson considera esta posición

errónea y, por consiguiente, presenta su externismo triangular como una

propuesta alternativa a esta imagen del conocimiento. Dicho externismo

plantea que hay tres tipos de conocimiento, estos son: el subjetivo, el objetivo

y el intersubjetivo. Además, a diferencia de descartes, plantea que ninguno de

estos conocimientos puede darse si no se dan los otros dos y que la base de

estos tipos de conocimiento es el intersubjetivo. Veamos.

Para Davidson es claro que hay una asimetría epistemológica entre la primera

y la tercera persona, es decir, que el conocimiento de nuestras mentes es

dependiente del conocimiento del mundo exterior y, por lo tanto, "el

conocimiento de los contenidos de nuestras propias mentes no puede

constituir la base para el resto de nuestro conocimiento" (Davidson, 1990, p.

267).

El carácter holista de lo mental es el primer argumento que presenta para

defender su posición. Éste consiste en que "la identificación de una creencia

del tipo que sea, verdadera o falsa, descansa en un trasfondo de creencias

verdaderas" (p. 267). Esto se da porque para atribuir una actitud

proposicionales necesario atribuir un patrón de racionalidad. Dichas

actitudes o pensamientos aparecen dentro de un sistema o red de creencias

coherente relacionadas entre sí. No hay creencias sin tener muchas creencias

Page 52: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

60

relacionadas, ni creencias sin deseos, ni deseos sin creencias, ni intenciones

sin las dos cosas El holismo consiste, así, en que tenemos muchos contenidos

de diferentes tipos estructurados sistemáticamente (Davidson, 1982).

El segundo argumento es la relación entre el concepto de creencia y el

concepto de verdad. Las situaciones que causan una creencia determinan las

condiciones en las que ésta es verdadera, pues "en los casos básicos, la

aplicación determina el contenido del concepto" (Davidson, 1990, p.270).

Davidson explica esto recurriendo a la sorpresa. Alguien no podría

sorprenderse si no tuviera creencias. Asimismo, tener una creencia supone la

posibilidad de sorprenderse. La sorpresa “[…] requiere que esa persona se

percate del contraste entre lo que creía y lo que pasó a creer después. Sin

embargo, ese percatarse es una creencia sobre una creencia: si se sorprende,

entonces entre otras cosas, pasa a creer que la primera creencia que tenía [...]

era falsa” (Davidson, 1982, p. 153). En este sentido, tener el concepto de

creencia es tener el concepto de verdad objetiva. Sin embargo, la verdad

objetiva no consiste en aquello que pensaba Putnam, a saber: en la naturaleza

oculta común de los objetos de dichas creencias. Para Davidson, la causa

usual del uso de una palabra es lo que determina su referencia. La verdad

objetiva depende de la causa usual del contenido representacional: lo que se

dice de él. De esta manera, entra en juego la intersubjetividad en la

individuación del contenido mental.

Davidson está parcialmente de acuerdo tanto con Putnam, como con Burge,

pues afirma que los contenidos de las oraciones que aprendemos están

determinados por aquello en el mundo que los provoca causalmente y que

provoca que los consideremos verdaderos, aunque reconoce que los factores

sociales tienen un papel en el externismo de lo mental. Para Davidson, la

sociedad está dentro del nexo causal que incluye la interacción entre las

personas y el resto de la naturaleza. Los seres humanos son quienes agrupan

y crean las clases con las cuales son clasificadas las cosas. Las categorías se

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61

van forjando en la intersubjetividad y los humanos vamos clasificando bajo

esas categorías en la medida en que vemos que concordamos con los demás.

Por lo tanto, según Davidson, "lo que individualiza a un estado es al mismo

tiempo lo que lo hace accesible a los demás, pues el estado se individualiza

mediante la interacción causal entre tres elementos: el sujeto pensante,

aquellos otros con quien se comunica y el mundo objetivo que ellos saben que

comparten" (Davidson, 1990, p. 279). La adscripción de un estado psicológico

se da, así, mediante un proceso de interpretación triangular que descansa

sobre una base social.

Para Davidson, la interpretación radical consiste en tomar evidencia

conductual del hablante de un lenguaje extraño para dar cuenta del

significado de las oraciones de la comunidad a la que el hablante pertenece.

Para ello debe establecer las condiciones de verdad bajo las cuales dichas

oraciones son verdaderas y adoptar el principio de caridad. De acuerdo con

éste último, el hablante debe ser interpretado como un agente que tiene un

sistema de creencias coherente y que actúa de acuerdo con sus creencias y

deseos, es decir, como un agente racional. Las creencias solo pueden ser

atribuidas al hablante si hay al menos dos agentes racionales y el mundo

externo, esto es, si hay un sujeto pensante, un sujeto con el cual el sujeto

pensante se comunica y el mundo objetivo que dichos agentes saben que

comparten.

Para ser un intérprete psicológico, es decir, adscribir una creencia es

necesario tener el concepto de creencia. Para esto, a su vez, es necesario tener

el concepto de verdad objetiva y, por último, éste no se obtiene si no hay una

relación entre el mundo y dos agentes. Debido a que las actitudes

proposicionales como las creencias son actitudes que tienen como objeto una

entidad lingüística, entonces nada en el proceso de triangulación sería posible

si los agentes no son hablantes competentes. Así, para ser un intérprete

psicológico hay que ser un hablante competente y para ser un hablante

competente hay que ser in intérprete psicológico. Hay una interdependencia

Page 54: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

62

clara entre lenguaje y pensamiento (Davidson, 1973). Una vez presentada esta

teoría externista de doble aspecto, pasemos a la respuesta que puede darse a

las exigencias de una teoría de la intencionalidad desde esta posición.

2.2. El externismo triangular y las exigencias para una teoría del

contenido

Como expusimos en el primer capítulo, las tres exigencias que debe cumplir

una teoría que pretenda dar cuenta del contenido mental son: el carácter

subjetivo de los estados mentales, la eficacia causal de los mismos y la

asimetría epistemológica entre la primera y la tercera persona.

Con respecto a la primera exigencia, la subjetividad implica un contraste

entre cómo son las cosas y cómo nos las representamos. Este contraste entre

cómo son las cosas y cómo son percibidas por agentes se refleja

lingüísticamente en dos características de las actitudes proposicionales,

ambas fallos de extensionalidad, a saber: en la introducción de expresiones

con posición oblicua y en la ilegitimidad de la generalización existencial de

expresiones referenciales.

En su artículo “Animales racionales” Davidson explica cómo los estados

mentales fallan en las pruebas de extensionalidad. Los fallos dependen, en

este caso, de las creencias verdaderas que hagan parte del sistema de

creencias coherente del agente. Solo puede reconocerse una creencia falsa en

un conjunto de creencias verdaderas que estén organizadas

sistemáticamente. Así, un agente considerará algunas creencias como

verdaderas si siendo verdaderas su sistema de creencias continúa siendo

coherente. Por ejemplo, para un amigo de Jorge las proposiciones ‘yo creo

que Jorge es calvo’ y ‘yo creo que el gerente del banco de Bogotá es calvo’

tienen el mismo valor de verdad pues en su sistema de creencias coherente se

encuentra la creencia de que ‘Jorge es el gerente del Banco de Bogotá’. Sin

embargo, para un cliente del Banco de Bogotá es posible que ‘yo creo que

Jorge es calvo’ y ‘yo creo que el gerente del Banco de Bogotá es calvo’ tengan

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63

valores de verdad diferentes, la primera proposición sería falsa y la segunda,

verdadera. Esto debido a que, ‘el gerente del Banco de Bogotá es calvo’

pertenece a su sistema de creencia coherente, mientras que ‘Jorge es el

gerente del Banco de Bogotá’, no.

Con respecto a la segunda exigencia, Davidson defiende que la relación entre

los estados mentales y las acciones del sujeto no son causales, en el sentido de

causalidad científica, es decir, dicha causalidad no es nomológica, no está

sujeta a leyes. Un comportamiento se entiende como una acción humana solo

si puede explicarse como algo que se hace por una razón. En este sentido,

tanto creencias, como deseos e intenciones son razones para actuar. Por lo

tanto, Davidson se ve en la necesidad de distinguir entre razones y causas.

En su artículo "Sucesos mentales" (1970), Davidson expone su tesis

ontológica más conocida: el monismo anómalo. Éste consiste en que los

sucesos mentales y los sucesos físicos solo se distinguen en virtud del

vocabulario que usamos para referirnos a ellos. Para defenderlo, propone

como argumento central la irreductibilidad nomológica de lo mental. Este

argumento consiste en que mientras los sucesos físicos pertenecen a una red

nomológica estricta, sujetos por ejemplo a la causalidad, los sucesos

mentales, no. Por lo tanto, siguiendo las ideas de este artículo, para Davidson

no puede haber una relación causal estricta entre un suceso mental y uno

físico o, siquiera, entre dos sucesos mentales, aunque estos últimos puedan

servir de razones para la acción, pues a la causalidad nomológica de lo físico

se le contrapone la causalidad singular de lo mental.

En su artículo "Acciones, razones y causas" (1963), Davidson plantea que la

explicación de una acción mediante razones constituye una forma de

explicación causal, pues las razones pueden ser entendidas como causas

efectivas de la acción. Esta causalidad no está regida por leyes y, por lo tanto,

no es causalidad nomológica; este otro tipo de causalidad es llamada

causalidad singular. En ese sentido, se podría decir que las razones son

causas. Así, las acciones intencionales son susceptibles de ser analizadas

Page 56: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

64

como una especie de conclusión, la cual se deriva de ciertas premisas

correspondientes a las razones y los deseos de un agente. En este orden de

ideas, los sucesos mentales, entendidos como razones, tienen dos funciones:

justificar porqué un agente actúa como actúa y causar una determinada

acción. En conclusión, los sucesos mentales tienen eficacia causal, pero esta

causalidad no debe entenderse como la causalidad nomológica que rige los

sucesos físicos.

Por último, con respecto a la tercera exigencia, podemos encontrar una

respuesta en su artículo "Tres variedades de conocimiento" (1991). Para

Davidson existen tres variedades de conocimiento distintas, a saber: el

conocimiento del mundo exterior, el conocimiento de otras mentes y el

conocimiento de la propia mente. A estos conocimientos los llamó objetivo,

intersubjetivo y subjetivo, respectivamente. La asimetría entre primera y

tercera persona se presenta, pues, entre el conocimiento subjetivo y el

objetivo. Gracias a un elemento como la sorpresa, nos podemos dar cuenta

que no puede haber conocimiento subjetivo, es decir de mis propias

creencias, si no hay un conocimiento objetivo, de los hechos efectivos, y un

conocimiento intersubjetivo, de las creencias de los demás. Debido a que,

como ya lo mencionábamos antes, la individuación de un estado mental se da

en la interacción de tres elementos: el sujeto pensante, aquellos con quien se

comunica y el mundo objetivo que ambas partes saben que comparten.

En cuanto a la autoridad de primera persona, pese a que defiende una

posición claramente externista, Davidson defiende que "nadie más puede

saber de la misma manera en que nosotros sabemos lo que creemos,

tememos, queremos, valoramos y pretendemos" (Davidson, 1990, p. 265).

Dicha autoridad tiene como base el argumento del holismo de lo mental y el

de la relación entre creencia y verdad, pues, de acuerdo con estos, no

podemos estar equivocados con respecto a la mayoría de creencias que

tenemos sobre el mundo, en la medida en que la identificación de una

creencia falsa reposa sobre el trasfondo de un gran número de creencias

Page 57: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

65

verdadera. Teniendo en cuenta esto y dado que el conocimiento de nuestras

propias mentes depende del conocimiento del mundo exterior y de otras

mentes, entonces la mayoría de creencias sobre nuestras propias mentes

deben ser verdaderas.

Después de este recorrido vemos, primero, que el externismo tiene mayor

alcance explicativo que el internismo. Segundo, que aunque hay diversos

tipos de externismo, en realidad podemos encontrar en las teorías aquí

estudiadas aspectos tanto causales como sociales y, por lo tanto, dichas

teorías externistas serían de doble aspecto. Tercero, que desde una teoría

externista de doble aspecto como la de Davidson se pueden responder las

exigencias de una teoría de la intencionalidad. No obstante, mostraremos en

la próxima sección, que esta teoría descansa sobre un presupuesto que no es

posible seguir defendiendo: la interdependencia entre lenguaje y

pensamiento.

3. El autismo: desafío para una teoría de doble aspecto

Esta sección tiene dos partes. En la primera parte, expondremos la definición

de autismo como trastorno mental y los tratamientos y terapias comunes con

los que es tratado dicho trastorno. En la segunda parte, mostraremos,

siguiendo a varios autores, que algunos individuos con esta patología,

especialmente los que tienen autismo de alto desempeño, sirven de objeción a

la teoría externista de doble aspecto, propuesta por Davidson.

3.1.El autismo de alto rendimiento

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-

IV existen tres criterios para diagnosticar autismo a una persona. Estos son:

la existencia de una disfunción cualitativa de interacción social recíproca, una

disfunción cualitativa de la comunicación verbal y no verbal y de la actividad

Page 58: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

66

imaginativa, y, por último, un repertorio de intereses y actividades

claramente limitado (Happé, 1994; Frith, 1989).

Dentro de los problemas para socializar solo se encuentran los siguientes: las

dificultades para compartir y dirigir la atención, y las dificultades para imitar

y reconocer afecto. Por otra parte, dentro de los problemas comunicativos se

encuentran la mayor parte de las dificultades que estas personas poseen, tales

como: primero, el retraso o ausencia de habla sin ningún gesto

compensatorio, ya que en todo el espectro de esta psicopatología, solo

aquellos que están cerca del rango de los denominados autistas de alto

desempeño rinden y desarrollan un lenguaje estándar. Por la misma razón

surgen otros problemas como la falta de respuesta al habla de los demás y los

problemas para iniciar o mantener una conversación normalmente. Cuarto,

también se presenta el uso estereotipado y repetitivo del lenguaje, debido a

que si un autista llega a desarrollar un lenguaje normal su comprensión

semántica se limitaría al significado literal de las palabras. A estos problemas

se le suman las anomalías en la prosodia, así a partir de la entonación de un

autista es difícil distinguir entre una pregunta, una exclamación y una

afirmación, y, también, la inversión pronominal: para referirse a ellos mismo

utilizan el pronombre 'tú' y para referirse a otros, el pronombre 'yo'. Sin

embargo, hay que tener en cuenta que el autismo es un trastorno que cubre

un espectro muy amplio y, por lo tanto, estas dificultades pueden presentarse

en diferentes grados o simplemente no presentarse (Happé, 1994; Frith,

1989). Cada una de ellas puede ser suficiente para el autismo y ninguna de

ellas necesaria.

Dentro del amplio espectro del autismo, podemos encontrar individuos en los

que las anteriores dificultades se dan en un grado menor. A estos individuos

se les suele llamar autistas de alto desempeño. Entre estos se encuentran

aquellos que han sido diagnosticados con el síndrome de Asperger. Los que

padecen este síndrome hablan sin retraso, pero el contenido de sus

proferencias es extraño, pedante y estereotipado. Su comunicación no verbal,

Page 59: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

67

como la expresión facial, es escasa, su voz es monótona y sus gestos

inapropiados. En sus interacciones sociales falta la reciprocidad y la empatía.

Se resisten al cambio, pues sus intereses son muy limitados y tienen muy

buena memoria de repetición (Happé, 1994; Frith, 1989). En este orden de

ideas, esta psicopatología se refleja tanto en la expresión facial como en la

entonación vocal y la postura corporal.

Por lo general, esta psicopatología ha sido diagnosticada con el 'test de

creencia falsa', veamos en qué consiste.Este test, desarrollado por Premack y

Woodruff (1978), fue usado por autores como Baron-Cohen (1985) para

mostrar la posibilidad de que los niños autistas carecieran de una teoría de la

mente o padecieran de lo que ha sido llamadomindblindness. El test se aplica

de la siguiente manera: primero, se le presentan al niño dos muñecas, una se

llama Sally, que tiene una cesta; la otra, Ana, tiene una caja. Segundo, el niño

ve que Sally deja una canica en su cesta y se va. Tercero, el niño ve cómo Ana

cambia la canica de Sally de la cesta a su propia caja y se va. Quinto, el niño

ve que Sally vuelve. Sexto, al niño se le hace la pregunta ‘¿dónde buscará Sally

su canica?’. El resultado obtenido por este autor fue que el 80 % de los niños

autistas de la muestra no eran capaces de apreciar la creencia falsa de Sally,

pues no respondían que Sally buscaría en la cesta, donde ella había dejado la

canica, sino que respondían que Sally la buscaría en la caja donde realmente

estaba. Estos resultados contrastan con el 86 % de los niños con síndrome de

Down, de una edad mental bastante inferior, que resolvieron la tarea

teniendo en cuenta la creencia falsa de Sally (Happé, 1994; Frith, 1989). Con

estos resultados se concluye quesi una persona no pasa este test, es decir, si

no contesta correctamente la pregunta formulada, no tiene la capacidad de

adscribir una creencia falsa.

Page 60: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

68

Imagentomada de (Happé, 1994, p. 71)

Si el test de creencia falsa muestra si un individuo puede o no adscribir una

creencia falsa, entonces dicho test puede determinar si un individuo posee o

Page 61: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

69

no el concepto de 'creencia falsa' y, por lo tanto, el concepto de 'creencia'. Si

poseer el concepto de 'creencia' implica poder adscribir una creencia y la

habilidad de atribuir creencias es tener una teoría de la mente, entonces, un

test que pueda determinar si un individuo puede adscribir una creencia falsa,

puede, también, determinar si un individuo posee una teoría de la mente. Así,

a partir de estos resultados, Happé (1994) desarrolló un cuadro con las

capacidades y déficits que posee un niño autista de alto desempeño.

Capacidades Déficits

Ordenar dibujos conductuales Ordenar dibujos mentalistas

Comprender 'ver' Comprender 'saber'

Gesto protoimperativo de señalar Señalar usando protodeclarativos

Reconocer sabotaje Reconocer engaño

Reconocer fotos falsas Reconocer creencias falsas

Reconocer alegría y tristezas Reconocer la sorpresa

Ocultar un objeto Ocultar información

Expresión literal Expresión metafórica

Juego estructurado elicitado Juego de ficción espontáneo

Gestos instrumentales Gestos expresivos

Hablar de los deseos y emociones Hablar de las creencias y las ideas

Usar las personas como instrumentos Usar las personas como receptores de información

Mostrar sociabilidad activa Mostrar sociabilidad interactiva

Con respecto a este cuadro, puede observarse que todas las capacidades que

puede desarrollar un autista no dependen del desarrollo de la capacidad de

interpretar psicológicamente a otros agentes.Mientras que, los déficits

requieren claramente de una teoría de la mentePara que un niño pueda

comprender lo que ve, hablar de algunos deseos o entender una expresión

Page 62: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

70

literal no necesita adscribir creencias a sus interlocutores; por el contrario,

para reconocer que alguien se sorprende, para reconocer que otra persona

puede recibir y procesar que el emita o simplemente tratar de ocultar

información, es necesario que pueda reconocer en su interlocutor a un

intérprete psicológico es decir, que él mismo sea un intérprete psicológico.

Por esta razón, esta información será de gran utilidad para comprender la

crítica al externismo de doble aspecto de Davidson que expondremos en la

siguiente sección.

3.2.El autismo de alto desempeño como objeción del externismo

de doble aspecto

La caracterización del autismo que presenta la psicología puede ser llevada al

plano filosófico para obtener una mejor explicación de nuestra vida mental.

Por lo tanto, vamos a dejar a un lado, por ahora, las formas de diagnóstico del

autismo para concentrarnos en las consecuencias que el estudio de dicha

psicopatología tiene en la filosofía de la mente. Más adelante volveremos al

terreno de la psicología.

Glüer y Pagin (2003) y Andrews (2002) parten de la caracterización del

autismo como carencia de una teoría de la mente para desarrollar una crítica

a la teoría de doble aspecto de Davidson. Tener una teoría de la mente es

tener la habilidad o capacidad de predecir y explicar el comportamiento de un

agente por medio de la atribución apropiada de creencias. Para poder atribuir

apropiadamente una creencia es necesario poseer el concepto de creencia.

Como bien lo ha expuesto Davidson, entender qué es tener una creencia falsa

es una parte esencial de entender qué es tener una creencia en absoluto. Por

lo tanto, el test de creencia falsa muestra si un individuo tiene, o no, la

habilidad o capacidad de predecir y explicar el comportamiento de un agente

por medio de la atribución apropiada de creencias. Esto es, si posee, o no, una

teoría de la mente.

Page 63: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

71

La deficiencia de predecir y explicar el comportamiento de un agente por

medio de una atribución apropiada de creencias está directamente

relacionada con la incapacidad de tener pensamientos de orden superior

(Glüer y Pagin, 2003), es decir, pensamientos acerca de otros pensamientos.

Empero, a pesar de esta incapacidad, el test de creencia falsa muestra que los

niños que presentan esta prueba requieren la habilidad de comunicar sus

creencias acerca de las creencias de otros y, por lo tanto, requieren la

habilidad de comunicarse en un nivel lingüístico elevado. Estos mismos niños

hablan de sus creencias acerca de las creencias de Sally, aunque realmente no

tengan creencias de tal orden. No tienen creencias acerca de las creencias

falsas de la niña que ha sido engañada, solo proyectan su propia creencia a

dicho personaje. Así pueden hablar como si tuvieran creencias de segundo

orden, pero solo tienen una creencia de primer orden proyectada a otro

sujeto.

Los autistas de alto desempeño pueden producir y entender proferencias

hechas a partir de oraciones nuevas. Pueden, además, entender que una

proposición es verdadera o falsa. Pueden expresar sus creencias acerca de

ellos mismos, del mundo y de otros. Es difícil ver, entonces, cómo podría

negárseles el título de ‘usuarios del lenguaje’. El niño autista de alto

desempeño es, de este modo, un usuario de un lenguaje que no interpreta las

proferencias de otros agentes por medio de la atribución de estados mentales.

Como se expuso en la sección anterior, Davidson defiende dos tesis, a saber:

primero, que todos los hablantes deben ser intérpretes de otros hablantes.

Segundo, que solo puede tener creencias un hablante competente. Parece,

pues, que los autistas de alto rendimiento son un objeción que muestran que

la primera tesis es falsa.

Para Davidson, la interpretación radical consiste en tomar evidencia

conductual del hablante de un lenguaje extraño para dar cuenta el significado

de las oraciones de la comunidad a la que el hablante pertenece. Para ello,

debe establecer las condiciones de verdad bajo las cuales dichas oraciones

Page 64: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

72

son verdaderas y adoptar el principio de caridad. De acuerdo con éste último,

el hablante debe ser interpretado como un agente que tiene un sistema de

creencias coherente y que actúa de acuerdo con sus creencias y deseos. Las

creencias solo pueden ser atribuidas al hablante si hay al menos dos agentes

racionales y el mundo externo. Así, gracias a la triangulación, el pensamiento

surge solo cuando un hablante es capaz de atribuir una creencia a otro al

observar cierto estado de cosas. Ser un hablante competente y tener una

teoría de la mente son dos caras de la misma moneda.

Volviendo al plano psicológico, gracias al test de creencia falsa, algunos

psiquiatras pudieron comprobar empíricamente que existen personas, los

autistas de alto desempeño, que son hablantes competentes pero, en ningún

caso, intérpretes. En consecuencia, dice Andrews (2002), Davidson tiene dos

opciones: o negar que los niños autistas son usuarios del lenguaje o puede

revisar a profundidad todos los aspectos de su teoría que descansan en el

presupuesto de que todos los hablantes son intérpretes psicológicos.

***

Una vez que hemos mostrado cómo el autismo de alto desempeño representa

una fuerte objeción a la teoría de corte externista de doble aspecto de

Davidson, debemos buscar una mejor candidata para dar cuenta del

contenido mental, una teoría, en este orden de ideas, con más alcance

explicativo. Sin embargo, para ello es necesario revisar si la descripción que

se da del autismo como una carencia de teoría de la mente nos permite

avanzar hacia una teoría sobre el contenido que cumpla con las exigencias

antes establecidas. O si, por el contrario, dicha explicación es insuficiente y es

necesario encontrar una descripción alternativa adecuada de esta

psicopatología.

Page 65: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Capítulo cuarto Los problemas del externismo de doble aspecto y el expresivimo de Wittgenstein

El tema de este cuarto capítulo es la propuesta expresivista de

Wittgensteincomo candidata para dar cuenta de las exigencias de unateoría

del contenido mental desde una perspectiva externista. En este capítulo

nuestro objetivo es presentar el expresivismo de Wittgenstein como la

versión más incluyente de una respuesta externista al problema del contenido

mental. Para alcanzar dicho objetivo, en el primer apartado, presentaremos la

crítica del psiquiatra Peter Hobson a las concepciones conceptualistas del

autismo para darle paso a una concepción expresivista, afín a la filosofía de

Wittgenstein. Segundo, expondremos el expresivismo de Wittgenstein y las

consecuencias que éste tiene para la concepción tradicional del contenido

mental. Tercero, presentaremos las respuestas a las exigencias de una teoría

del contenido desde esta posición.

1. La perspectiva de segunda persona: una alternativa a la

objeción del autismo

En esta primera sección, presentaremos, en primer lugar, las llamadas teorías

de la mente, concepción sobre la cual se apoyan las concepciones acerca del

autismo expuestas en la primera sección y una crítica a las mismas. En

Page 66: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

74

segundo lugar, una propuesta alternativa para explicar la interpretación

humana, que propone un cambio de perspectiva: de primera y tercera a

segunda persona. Por último, en tercer lugar, mostraremos qué

consecuencias tiene este cambio de perspectiva para la comprensión de una

psicopatología como el autismo y la necesidad de una nueva teoría del

contenido mental con más alcance explicativo.

1.1. Perspectivas de primera persona (simulación) y tercera

persona (teoría)

Como veíamos en el capítulo anterior, el presupuesto fundamental, que

quiere minar el autismo como contraejemplo, de las teorías externistas de

doble aspecto es la interrelación entre pensamiento y lenguaje. Pues, según

estas teorías, para tener pensamientos, más específicamente creencias, es

necesario poder ser intérpretes. Ser intérpretes significa poder predecir y

explicar lo que otro agente haría al atribuirle los deseos y creencias

apropiados, y para ello, es indispensable que ambos intérpretes sean

hablantes competentes. Así, todo aquel que tenga una creencia debe ser un

hablante competente y todo hablante competente debe ser intérprete de otros

hablantes. Esto es, no se puede ser un hablante competente sin tener una

teoría de la mente ni tener una teoría de la mente sin ser un hablante

competente. A menos que se sea un autista de alto rendimiento y se cumpla el

primer caso, ser un hablante compentente sin tener la habilidad o capacidad

de predecir y explicar el comportamiento de un agente por medio de la

atribución apropiada de creencias.

Así las cosas, la concepción de la psicopatología del autismo como carencia de

una teoría de la mente, por un lado, nos muestra que la teoría externista del

doble aspecto no tiene el alcance explicativo suficiente pero, por otro, no nos

da una mejor alternativa. Para encontrar una debemos, pues, primero, ver

qué alternativas se nos ofrecen dentro de las llamadas teorías de la mente y

por qué deben ser rechazadas. Luego, es necesario buscar una alternativa que

Page 67: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

75

explique, incluso, el comportamiento comunicativo de una persona autista de

alto desempeño.

Según los defensores de la teoría de la mente como fundamento de la

interpretación psicológica, o bien tener una teoría de la mente es tener

propiamente una teoría o bien es el ejercicio de la capacidad de ponerse en el

lugar del otro. A la primera posición se le ha llamado ‘teoría de la teoría’ y a la

segunda, ‘teoría de la simulación’. Para los primeros, un sujeto capaz de

atribuir creencias a otros debe entender lo que son las creencias, pues

necesita un mecanismo representacional en el que la atribución mental

presupone conocer los conceptos mentalistas explícitamente formulados.

Este mecanismo representacional consiste en poder comprender la diferencia

entre cómo son las cosas y cómo se las representa un agente.

Para los segundos, la atribución de estados mentales consiste en el ejercicio

de empatizar con el otro, a través de simular sus estados mentales. Esto

quiere decir, que la atribución de estados se da por la activación de nuestro

sistema mental no por circunstancias propias, sino por consideración de las

circunstancias ajenas. Al hacer esto, la interpretación psicológica ya no se da

desde una perspectiva de tercera persona sino de primera. La posibilidad de

conocer los estados mentales de otros depende de la posibilidad de conocer

los propios estados mentales (Gomila, 2002).

Hay dos razones por las cuales estas teorías deben ser, por lo menos,

revisadas. La primera razón es que tanto la ‘teoría de la teoría’ como la ‘teoría

de la simulación’ tienen una visión que podría llamarse estrecha de la

atribución de estados mentales, ya que éstas solo explicarían la atribución de

estados como las actitudes proposicionales, en especial, como las creencias y

los deseos. Así dejan de lado otros modos y niveles de interacción social

psicológicamente mediada, como las emociones. Por esta razón, en estas

teorías el test de creencia falsa es el criterio que determina cuándo un

individuo posee una teoría de la mente, es decir, cuándo se encuentra en la

capacidad de atribuir estados mentales a otros agentes. Una de las diferencias

Page 68: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

76

radicales entre ‘teoría de la teoría’ y ‘teoría de la simulación’ es que la

atribución, en el primer caso, se explica desde una perspectiva de tercera

persona y en el segundo, desde una perspectiva de primera persona. Como ya

vimos, la perspectiva de tercera persona requiere la aparición del lenguaje

pues su mecanismo representacional depende del poder representacional

propio del lenguaje. Esto se ha rebatido con ejemplos de niños menores de

cuatro años con capacidades de interacción intencional previas a las

capacidades de atribución de creencias (Gomila, 2008).

La segunda razón es que si se necesita inferir la mente de otras personas

basados en las propias experiencias o en las experiencias que se tiene del

comportamiento de los otros, entonces ni la ‘teoría de la teoría’ ni la ‘teoría de

la simulación’ tienen en cuenta la dimensión normativa de las atribuciones

mentales.Esta idea ha sido ampliamente discutida y rebatida a partir del

llamado ‘argumento contra el lenguaje privado’ de las Investigaciones

filosóficas de Ludwig Wittgenstein (1953), que explicaremos más adelante

(Hobson, 2009).

Por lo tanto, es necesario encontrar una posición alternativa que amplíe la

interpretación psicológica a modos de interacción psicológica con contenido

no necesariamente representacional, teniendo en cuenta el carácter

normativo de las atribuciones de estados mentales. Esto es, no desde una

perspectiva de tercera o primera persona, sino desde una nueva perspectiva:

la perspectiva de segunda persona.

1.2. La perspectiva de segunda persona

La perspectiva de segunda persona tiene tres características que la

diferencian radicalmente de las otras dos perspectivas, la de tercera y la de

primera persona. En primer lugar, la atribución de los estados mentales no se

dan en una sola vía, es decir, no ocurre simplemente que un intérprete

atribuya estados mentales a un hablante. Desde esta perspectiva, la

atribución mental se explica como una actividad recíproca durante la cual los

Page 69: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

77

intérpretes son conscientes de la mutua atribución y, por lo tanto, este

conocimiento mutuo condiciona y determina el contenido de las atribuciones

(Gomila, 2002).

En segundo lugar, puede dar cuenta de la atribución no solo de actitudes

proposicionales sino también de modos de interacción psicológica que no

tiene contenido representacional. Desde una perspectiva de segunda persona

podemos decir que el proceso de atribución de emociones consiste en

reconocer las emociones del otro por medio de la expresión de las mismas,

generando así en el intérprete respuestas emocionales apropiadas, no

necesariamente las mismas, gracias a la ilusión de participación (Gomila,

2002).

En tercer lugar, teniendo en cuenta que las tres perspectivas se desarrollan en

los seres humanos, la perspectiva de segunda persona es la primera que

aparece en el desarrollo ontogenético. Por esta razón, la explicación de la

atribución de estados mentales no depende de que el intérprete haya

adquirido lenguaje previamente, pues los niños en sus primero años de vida

son capaces de interacciones de atribución intencional mucho antes de ser

capaces de atribuir creencias (Gomila, 2008).

En conclusión, la perspectiva de segunda persona nos ofrece tres cosas, a

saber: primero, la capacidad de involucrarnos con otros intérpretes en una

estructura triádica de interacción intersubjetiva con el mundo. Segundo, un

mecanismo para explicar la constitución intersubjetiva de la subjetividad.

Tercero, una descripción de la perspectiva primera, más natural y espontánea

con la que interactuamos con otras personas (Pérez, 2008). Veamos,

entonces, qué le aporta esta nueva perspectiva a la comprensión de la

psicopatología del autismo.

1.3.El autismo en perspectiva de segunda persona

El psiquiatra Peter Hobson, en su libro El autismo y el desarrollo de la

mente, intentar explica esta psicopatología, a nuestro modo de ver, desde una

Page 70: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

78

perspectiva de segunda persona, aunque, en ningún momento, el autor use

dicho concepto. Para cumplir con este objetivo, se pregunta primero si un

niño autista tiene una teoría de la mente. Como ya se explicó en la primera

parte, el criterio principal con el cual se determina si una persona posee o no

una teoría de la mente es la posesión del concepto de creencia, y para

determinarlo se usaba el test de creencia falsa. Para dar el giro de

perspectiva, Hobson centra su investigación en analizar qué significa

comprender una creencia. Veamos.

Para comprender una creencia, una persona debe comprender el carácter

representacional de la misma. Esto es, comprender que lo que es el caso, la

realidad, es diferente de cómo no lo representamos, las apariencias. Es decir,

que existe algo que podemos llamar un ‘mundo compartido’ y un ‘mundo

subjetivo’. “Dado que las posibilidades de acuerdo entre las personas

presuponen la existencia de reacciones y actitudes comunes con respecto al

mundo, el conocimiento y la experiencia sólo serán posibles en aquellas

criaturas que posean dichos intereses; es decir, en personas que tienen

sentimientos, sentimientos mutuos y no solo sentimientos acerca de las

cosas” (Hobson, 1993, p. 185). Los sentimientos también hacen parte del

‘mundo subjetivo’ y, así mismo, el ‘mundo compartido’ se compone también

de sentimientos compartidos.

Por lo tanto, para que una persona pueda comprender una creencia debe

tener la capacidad de pertenecer a una forma común de vida, al poder

reaccionar con sus sentimientos a los sentimientos de los demás.La

interpretación psicológica se da desde una perspectiva de segunda persona, a

través de las emociones.En conclusión, una experiencia empobrecida de

relación interpersonal tiene implicaciones en la capacidad de comprender

conceptos relacionados con la actividad mental. Así, el autismo se define

como “una constelación de déficits que surgen de un trastorno fundamental

en la experiencia de relación personal, intersubjetiva y coordinada que tiene

el niño” (p. 213).

Page 71: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

79

En esta sección vimos, entonces, cómo una comprensión del autismo como

una carencia de teoría de la mente no nos permite avanzar hacia una teoría

de la intencionalidad con mayor poder explicativo que la teoría externista de

doble aspecto. En consecuencia, fue necesario primero replantear la

caracterización de esta psicopatología. Una vez hecho esto, pasemos ahora a

exponer, con ayuda de Hobson, cómo cada una de las características de la

condición de los niños autistas puede explicarse con base en una teoría

expresivista de la intencionalidad, la de Wittgenstein.

2. Wittgenstein, el expresivismo y el autismo

En esta segunda sección, partiremos de la definición de la condición autista a

la que llegamos de la mano de Hobson para concluir en la respuesta a las tres

características de la intencionalidad, expuestas en el primer capítulo, desde

una perspectiva externista expresivista de la mano de Wittgenstein. Para ello

expondremos, primero, la relación que puede establecerse entre la

explicación de las características del autismo con algunas ideas del

pensamiento wittgesnteiniano. Segundo, las principales ideas de

Wittgenstein acerca de la naturaleza de lo mental. Tercero, cómo estas ideas

pueden constituir una respuesta a las exigencias de una teoría del contenido

mejor que cualquier otra de las opciones que en este trabajo se han expuesto.

2. 1. El autismo y las formas de vida

Hobson (2009), afirma que el autismo puede reconocerse gracias a seis

deficiencias en la siguientes habilidades: los niños autistas tienen dificultades

para percibir la expresión de una emoción como expresando una vida mental

subjetiva, para relacionar o reconocer a otras personas como personas con

estados subjetivos propios, para identificar actitudes en otra gente y

coordinar las experiencias que tienen de sí mismos con las de otros, para

entender las mentes y lo que significa tener creencias, para ejercitar la

imaginación y, finalmente, para llegar a un acuerdo interpersonal en los

Page 72: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

80

juicios y adquirir lenguajes y pensamientos coherentes con el contexto

sensitivo, que se caracteriza por su flexibilidad.

Al igual que el DSM-IV y Happe (1994) y Frith (1989), Hobson reconoce en la

psicopatología del autismo disfunciones tanto en la interacción social

recíproca como en la comunicación lingüística. Sin embargo, como

mostraremos más adelante, hay dos diferencias fundamentales entre esta

concepción del autismo y las dos anteriores, a saber: primera, para Hobson,

las disfunciones en la interacción social recíproca no se basan en la

incapacidad de atribuir pensamientos a un interlocutor por medio de la

simulación o una teoría, sino en la incapacidad de expresar, percibir e imitar

emociones. Segunda, para este mismo autor, las disfunciones en la

comunicación lingüística se derivan de las disfunciones en la interacción

social recíproca.

Ahora bien, la condición de posibilidad de desarrollo de todas estas

habilidades es la pertenencia a una forma de vida común, Sin embargo, no

podría afirmarse de los autistas que no compartan una forma de vida con los

otros, pues sus limitaciones no son absolutas sino parciales, es decir, éstas se

pueden dar en diferentes grados. Por lo tanto, en cuanto a una forma de vida

común con otros, los autistas la comparten parcialmente.

Con respecto a la dificultad de percibir expresiones de emociones, los niños

con autismo pueden percibir, por ejemplo, rostros en detalle y hacer una

descripción muy acertada de ellos, pero tienen una gran dificultad para

percibir los sentimientos o emociones que se expresan en los rostros. Aunque

esto no ocurre solo con el rostro, pues tienen dificultades en reconocer

expresividad en cualquier tipo de movimiento corporal. Así mismo, tienen

dificultades para relacionar o reconocer a otras personas como personas con

estados subjetivos propios. Esto se ve reflejado en un comportamiento

característico de los niños autistas: ellos nunca miran a las personas a los

ojos, que para una persona estándar representa una de las partes más

expresivas del cuerpo. Se comportan con los demás como si fueran objetos

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81

inanimados tales como mesas o sillas. Por esta razón, los niños con autismo

tienen dificultades especialmente en compartir y coordinar sus estados

afectivos con los de otros.

Los niños autistas también presentan problemas para identificar las actitudes

de otras personas y, de esa manera, pareciera que también tuvieran

dificultades al coordinar sus propias actitudes con las de los demás. Más aún,

esta deficiencia no solo se presenta en el acoplamiento en las transacciones

interpersonales afectivas que se dan uno a uno, sino que también se

encuentra en el reconocimiento de actitudes de otras personas con respecto a

objetos y sucesos en el mundo. Esto es, una deficiencia en el reconocimiento

de actitudes indica la carencia de atención conjunta. Hobson considera dicha

atención conjunta una análoga a la simpatía espontánea o acuerdo

espontáneo, considerados por Wittgenstein como actitudes primitivas,

esenciales e indispensables para llegar a tener un mundo compartido, pues

"el acuerdo espontáneo, la simpatía espontánea, es lo que, de cualquier

modo, resulta esencial para nosotros" (RPP, Vol. 2, §699). Empero, esta

carencia no es garantía de no pertenencia a una forma de vida común. Así lo

muestra Wittgenstein con el siguiente ejemplo:

'Estos hombres no tendrían nada de humano' ¿Por qué? Sería imposible que pudiéramos entendernos con ellos. Ni siquiera como podríamos hacerlo con un perro. No podríamos encontrarnos en ellos.

Y, sin embargo, seguramente podría haber seres así, que por lo demás fueran humanos (Z, §390).

Es difícil encontrar muchos rasgos de la vida mental que un ser humano

promedio pueda compartir con un niño autista. Ciertamente, no podría

decirse que comparte con ellos esa simpatía espontánea esencial para hablar

de un mundo compartido. Sin embargo, reconoce en ellos a seres humanos,

puede decir de ellos casi lo mismo que puede decir de cualquier ser humano

promedio, pues así se lo permite la gramática de las palabras.

Page 74: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

82

Entender otras mentes es otra de las deficiencias características del autismo.

Hobson se apoya de nuevo en Wittgenstein, en este punto, para explicar en

qué consiste este 'entender otras mentes'. Para este psiquiatra, entender una

mente significa poder 'verla' como expresión en las actitudes corporales del

sujeto. Ya bien lo decía Wittgenstein en las Investigaciones, el cuerpo

humano es la mejor figura o imagen del alma (PI, 178e). No obstante, es

manifiesto que los autistas presentan grandes dificultades para ver la

corporalidad como lugar de la expresión. Esto implica que, al tener

dificultades para reconocer a las personas como portadoras de estados

subjetivos propios, los que padecen esta psicopatología tienen grandes

dificultades para entender lo que significa tener una creencia. Esta dificultad

está directamente relacionada, además, con la deficiencia en el ejercicio de la

imaginación, pues los autistas no tienen la capacidad de interactuar

socialmente cuando se requiere un cambio de roles ni de entender conceptos

como 'ver como', indispensables para poder atribuir subjetividad. El concepto

de creencia está directamente relacionado con el concepto de verdad y, por

ende, con el concepto de creencia falsa. Dichos conceptos, como la gramática

de toda palabra, tienen como trasfondo una forma de vida compartida. Sin

embargo, Hobson insiste en ello, esto no nos permite concluir sin más que los

autistas no comparten una forma de vida común con nosotros, aunque no la

compartan en su totalidad.

Finalmente, Hobson sostiene que todas estas capacidades, de las que los

autistas carecen en algún grado, tienen como consecuencia la dificultad que

tienen estas personas de acordar o coincidir en los juicios con otras personas.

Para Hobson, la incapacidad de interacción afectiva y de atribución de

subjetividad impiden que pueda haber un acuerdo, ya que éste solo puede

darse cuando se reconocen por lo menos dos posiciones, la propia y la de otro

distinto de sí. Dichos acuerdos no pueden darse sino en una forma de vida

compartida. Por lo tanto, lo dado son las formas de vida, es decir, la

condición de posibilidad de toda atribución psicológica es la pertenencia a

una forma de vida común (PI, 226e). Así, solo podremos atribuir subjetividad

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83

a una persona que padezca la psicopatología del autismo si logramos mostrar

que comparte una forma de vida común con nosotros en algún grado. Hobson

sostiene, como ya lo hemos anunciado, que este es el caso.

"Sin embargo, nadie podría saberlo. Uno podría creerlo. Creerlo con toda el alma, pero no saberlo". En este caso, la diferencia no reside en la certeza de la persona que está convencida.

Debe hallarse en otra parte, en la lógica de la pregunta (RPP, Vol. 2, §701).

Como hemos venido mostrando, el hecho que un autista comparta o no con

nosotros en algún grado una forma de vida común no es un hecho empírico.

No hacen falta pruebas neurológicas de que esto es así. Que podamos, o no,

asegurar que un autista comparte con nosotros una forma de vida común

depende de la gramática de las palabras.

Apoyado en Wittgenstein, este psiquiatra afirma, a continuación, que estos

acuerdos en los juicios son la base de todo conocimiento y lenguaje humano.

De allí, que los autistas también tengan problemas cognitivos y

comunicativos. Esto es, el autismo no se caracteriza por ser una deficiencia

cognitiva como lo creían los que sostienen la teoría de la teoría o la teoría de

la simulación. El autismo se caracteriza por ser una deficiencia perceptiva de

expresividad, aunque tiene consecuencias cognitivas y comunicativas. Esta

nueva concepción del autismo nos guía hacia una concepción diferente de la

de la vida mental. Tal como lo sugiere Hobson, dicha concepción fue expuesta

por Wittgenstein en su obra tardía. Veamos de qué se trata.

2. 2. El externismo expresivista de Wittgenstein

Una teoría acerca del contenido mental es externista si sostiene la tesis de

que el contenido mental de un sujetoes constitutivamente dependiente del

entorno externo de dicho sujeto. La posición que presentaremos a

continuación puede inscribirse en esta clase de teorías. Empero, lo primero

que debemos decir, antes de exponer su pensamiento, es que para

Wittgenstein en filosofía no es posible hacer teorías (PO,§ 84). Lo que

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84

encontramos en sus escritos son una serie de descripciones acerca de cómo

entendemos nuestros estados mentales desde la manera en que hablamos de

ellos.

Podemos partir estas consideraciones desde la forma cómo Wittgenstein

concibe que percibimos los contenidos mentales de los demás. El cuerpo

humano es la mejor figura de su alma, por eso la conocemos a través de la

expresión de aquel (PI).

"La emoción se ve". -¿En oposición a qué? -No se ven las contorsiones del rostro y se hacen conjeturas (como el doctor que da un diagnóstico) para hablar de alegría, aflicción o aburrimiento. Suele describirse un rostro directamente como triste, radiante, aburrido, aun cuando se sea incapaz de ofrecer otra descripción de las facciones del rostro. -La aflicción, se podría decir, está personificada en el rostro.

Esto pertence al concepto de la emoción (Z, §225).

Las emociones son públicas, visibles a los ojos de todos, por lo que no es

necesario un proceso deductivo para ir de lo que se ve a lo que no se ve, desde

una contorción de rostro hasta la emoción interna que la produce.

Wittgenstein nos muestra que parece ser que nuestra capacidad de

aprehender las emociones de otras personas por medio de sus contorciones

faciales es algo primitivo. La razón de esto es que para los seres humanos

ciertas contorciones faciales no son simplemente contorciones. En ellas

vemos estados mentales: fenomenológicos, intencionales, etc.

Contempla el rostro de alguien y mira en él la conciencia y observa un determinado matiz de conciencia. Adviertes en ese rostro alegría, indiferencia, interés, enternecimiento, apatía, etcétera. La luz en el rostro del otro.

¿Miras dentro de ti mismo, para reconocer la furia en su rostro?

Allí está claramente como en tu propio pecho (Z, §220).

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85

Aunque muchos podrán argüir que, en realidad, lo que sucede es que una

persona infiere un estado mental a partir de un movimiento corporal, es

decir, que se genera una creencia a partir de éste último. A propósito de esto,

Wittgenstein se pregunta "¿Creo que existe un alma en otro cuando miro con

asombro y fascinación sus ojos?" (RPP, Vol.1, §268).Wittgenstein rechaza

esta explicación por dos motivos. Primero, porque la percepción afectiva no

puede ser una cuestión de creencias, en la medida en que dicha percepción no

está abierta a la duda y esto es una característica esencial en toda creencia.

Segundo, porque ante un movimiento corporal tal como una contorsión facial

lo primero que surge es una actitud frente a él y no una creencia sobre él. Más

primitiva que la creencia es la actitud.

Pareciera entonces que todos los conceptos mentales están relacionados no

solo con las expresiones de los mismos sino también con las actitudes de

respuesta que suscitan, en la medida en que "mi relación con la apariencia

forma aquí parte de mi concepto" (RPP, Vol. 2, §617). Por ejemplo, uno no

puede adquirir el concepto de sonrisa, a menos que uno pueda ser afectado

por una persona sonriendo. Siendo así que no podemos entender en su

totalidad el concepto de sonrisa si no podemos reconocer una sonrisa, pues el

reconocimiento de la contorción facial como sonrisa sería parte del concepto.

Por lo tanto, las relaciones interpersonales proveen las bases para los

conceptos mentales en los niños más pequeños. Para que todo lo dicho

anteriormente pueda darse debe haber entonces una regularidad entre los

sentimientos en cuanto sentidos, los sentimientos en cuanto expresados y los

sentimientos en cuanto percibidos (Pérez, 2009). En esto se descubre, así, los

prerrequisitos para compartir una forma de vida con otros.

Finalmente, "uno podría decir también: "está haciendo esta cara" o "su rostro

se modificó de esta manera", imitándole, y nuevamente, uno no puede

describir de otro modo esa alteración" (RPP, Vol. 1, §920). La interpretación

psicológica desde una perspectiva de segunda persona, quedepende en última

instancia del reconocimiento de las actitudes tanto en los otros como en las

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86

reacciones propias, requiere un elemento adicional, esto es: la capacidad de

imitar la expresividad del otro. Según Hobson, Wittgenstein hace énfasis en

esta capacidad por tres razones, a saber: primero, porque esta habilidad de

transponer lo que uno percibe en la expresión de otro a la propia expresión es

básica o primitiva. Segundo, porque la comprensión del concepto de

expresión no depende solo de expresar y reconocer expresiones, también de

poder reproducirlas. Tercero, porque la imitación nos da una pista de qué es

lo que se reconoce como expresivo en el rostro del otro. En resumidas

cuentas, los estados de segundas y terceras personas pueden llegar a ser parte

de la experiencia en primera persona (Pérez, 2008).

Podemos concluir así que, para Wittgenstein, la interpretación psicológica se

da en tres niveles diferentes: en la expresión, en el reconocimiento de la

expresión y en la imitación. Esto es, la interpretación psicológica puede darse

desde cualquier perspectiva, bien sea primera, segunda o tercera persona,

pero, sin duda, la segunda persona es la perspectiva más básica y primitiva y

por lo tanto, está a la base de las demás. Una vez esbozadas las ideas que

tiene Wittgenstein acerca de la naturaleza de lo mental, pasemos a examinar

qué podría decirse, con base en ellas, acerca de las exigencias de una teoría

del contenido desarrolladas en el primer capítulo.

2.3. El externismo expresivista y las exigencias para una teoría del

contenido

La primera característica de la que debe dar cuenta una teoría del contenido

mental, como ya se había expuesto, es el carácter subjetivo de lo mental. Es

preciso volver a aclarar que no estamos defendiendo la idea de que en

Wittgenstein exista algo así como una teoría de la intencionalidad, sino que a

partir de sus ideas podemos hacernos una mejor imagen de lo que es la

mente.

Wittgenstein reconoce abiertamente el carácter subjetivo de los estados

intencionales. Así lo expresa en el Zettel, donde afirma que "describir una

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87

intención significa describir lo que ocurrió desde determinado punto de vista,

y con un propósito específico. Pinto un retrato particular del acontecimiento"

(Z, §23). En este apartado, Wittgenstein está hablando de aquellos estados

mentales que tienen contenido representacional.

La clave para una explicación del fenómeno de la no-referencia y de la co-

referencia desde las ideas de Wittgenstein la podemos encontrar en los §§

452 – 7 de las Investigaciones Filosóficas. En este pequeño apartado

Wittgenstein se pregunta ¿cómo puede apuntar o señalar una flecha? Al

mismo tiempo que muestra que podemos hacernos una pregunta análoga con

respecto a los signos (PI).Sería un error pensar que “si la intencionalidad de

los signos no se deriva de procesos internos, entonces puede derivarse de

‘actos’ de significación (actos de voluntad)18” (Hacker, 2000, p. 8). La vida de

un signo descansa en las reglas que gobiernan su uso en la práctica. Así, “las

prácticas lingüísticas, constituyen al hablante como tal en un contexto

ontogenético y regulan el comportamiento lingüístico de los hablantes en un

contexto normalizado” (Cabanchik, 2010, p. 55).En este orden de ideas, si

con una frase podemos referirnos a algo que no existe o que tiene múltiples

referencias no es gracias a un proceso interno que realicemos sino a la

gramática de las palabras que usamos.

La segunda exigencia de una teoría del contenido mental es la eficacia causal

de los estados mentales con respecto a las acciones del sujeto. La pregunta

que surge aquí es si la relación entre dichos estados y las acciones son

efectivamente causales o si, por el contrario, son normativas. Este problema

está directamente relacionado con dos grandes temas que Wittgenstein

analiza en las Investigaciones filosóficas: el seguimiento de reglas y el

lenguaje privado. Para este autor, la respuesta es que dicha relación es

normativa. Su posición puede resumirse en la siguiente frase: creer seguir

una regla, no es seguir una regla. Esto quiere decir, por un lado, que una 18

If the intentionality of signs is not derived from inner processes, then maybe it is derived from

‘acts’ of meaning (acts of will).

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88

persona puede seguir una regla solo si hay una manera ya predeterminada de

seguirla, es decir, una costumbre. Esta afirmación tiene como principal

consecuencia que la manera como aprehendemos una regla no puede ser una

interpretación, es decir, no puede haber una regla que nos diga cómo seguir

una regla. La normatividad de las acciones debe aprenderse en el hacer

mismo y, por lo tanto, tiene que haber un trasfondo práctico. Este trasfondo

es lo que Wittgenstein llama el modo de actuar humano común.

Por otro lado, esta normatividad de las prácticas implica que el lenguaje, que

a su vez es una práctica normativa, no pueda ser privado. Para Wittgenstein,

así como nombrar requiere criterios públicos de aplicación de una palabra,

también necesita criterios públicos de corrección. Para emplear una palabra

referida a estados psicológicos debemos saber cuál es su uso correcto en un

contexto público. Si, por ejemplo, fuese posible que un niño genio pudiera

marcar su sensación de dolor con una palabra que se invente estrictamente

para esa sensación, ese niño no podría dar una correcta aplicación a su

término inventado, a menos que otros le indiquen si su uso es adecuado con

relación al comportamiento humano normal. Lo importante no es que un

concepto psicológico tenga que estar ligado de manera intrínseca a criterios

públicos de aplicación, sino que esos conceptos estén en el contexto de un uso

gramatical común. El lenguaje es, así, un sistema normativo que responde a

criterios de corrección que son necesariamente públicos, por lo tanto es

imposible un lenguaje privado.

En nuestro modo de actuar humano común, nuestra mente se ve: sus estados

son públicos. Si nuestro modo de interpretación se da desde una perspectiva

de segunda persona, es decir, en la expresión, reconocimiento e imitación de

dichos estados, entonces, la relación que hay entre una acción y otro estado

es normativa. Así, se muestra la posibilidad de que una persona le reclame a

otra por reaccionar desmedidamente ante cierta situación.

Page 81: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

89

La tercera y última exigencia de una teoría del contenido es la asimetría

epistemológica de primera y tercera persona, y, más aún, la autoridad de

primera persona. Con respecto a lo primero, Wittgenstein dice lo siguiente:

Los verbos psicológicos caracterizados por el hecho de que la tercera persona del presente tiene que verificarse mediante observación, en tanto que la primera no.

Frases de la tercera persona del presente: información. En primera persona del presente: expresión. (No del todo cierto.)

La primera persona del presente afín a una expresión (Z, §472).

Esto quiere decir, a primera vista, que las autoadscripciones son expresivas.

'Tengo dolor' no es una descripción de un estado interno del sujeto sino una

forma aprendida más sofisticada de expresión de dolor, tal como lo es un

grito. Si bien esto es cierto, también lo es que las autoadscripciones de

estados mentales no son meramente expresivas como lo son los gestos o los

gritos. De serlo, no podría haber contradicciones entre distintas

declaraciones de estados mentales y esto es una cuestión de hecho, las

personas se acusan de mentir acerca de sus jaquecas. Por lo tanto, “si bien

Wittgenstein sí dice que las declaraciones del estado mental de un hablante

son expresiones, no niega que sean evaluaciones respecto a su verdad”

(Finkelstein, 2001, p. 219). Pero no hay que perder de vista que no son

informes, si por ‘informe’ se entiende intento de informar a alguien de un

hecho que el hablante ha aprendido o averiguado (Finkelstein, 2001).

En este orden de ideas, las frases de verbos psicológicos de la primera

persona en presente son afines a expresiones. Empero, esto no ocurre, nos

dice Wittgenstein en las Investigaciones, con las autoascripciones en pasado.

Estas no son expresivas, su carácter es enteramente descriptivo. Estas

autoadscripciones se asemejan a cuando “puedo describir una fotografía para

describir aquello de lo que es una fotografía” (PI, X, p.190). En pasado,

hablamos en primera persona como hablamos en tercera persona en

presente. Conocemos nuestros estados mentales por medio de la observación,

ya no de nuestros comportamientos y proferencias sino de nuestra memoria.

Page 82: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

90

En la narración autobiográfica nos vemos a nosotros mismos como a otro y

por lo tanto, podemos describirnos. Así, el autoconocimiento no solo es

histriónico sino autobiográfico. De este conocimiento podemos estar seguros,

por eso podemos aceptar la autoridad de primera persona, pues en presente o

en pasado

Es imposible escribir sobre uno mismo con más verdad que la que uno es. Se escribe sobre uno mismo tan alto como se está. No está uno sobre zancos o en una escalera, sino sólo sobre los pies(cultura y valor, 1938, p. 33).

Así pues, esta doble forma de auto conocimiento es una muestra clara de la

asimetría epistemológica que hay entre la tercera y la primera persona.

***

Hasta aquí llega nuestro recorrido. Hemos optado, entonces, por elegir el

expresivismo de Wittgenstein como el conjunto de pensamientos con base en

los cuales se puede dar cuenta del contenido mental de una manera más

amplia. Esta escogencia se debe a que las ideas de Wittgenstein tienen en

cuenta la gran riqueza y variedad de la vida mental, mientras otros tipos de

pensamiento, aquí discutidos, reducen toda esa riqueza a un subgrupo

determinado: las actitudes proposicionales. Una teoría que pretenda dar

cuenta del contenido mental debe tener en cuenta, sobre todo, dicha riqueza,

incluso si eso implica la imposibilidad de seguir siendo una teoría.

Page 83: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

Conclusión

Nuestro objetivo principal era explorar qué le da identidad al contenido de lo

mental. Una primera teoría del contenido que rastreamos en la tradición

filosófica fue la de Brentano, cuyo eje central es la intencionalidad. Esta

respuesta, con muchos matices, fue sostenida a lo largo de la historia por

diversos autores. Por esta razón, intentamos cumplir nuestro objetivo

estableciendo las exigencias que debería cumplir una teoría que pretenda dar

cuenta del contenido mental basados en las características de los estados

intencionales.

En este recorrido pudimos sacar algunas conclusiones parciales que nos

fueron llevando poco a poco a la demostración de nuestra tesis, de que solo

una posición externista no teórica como el expresivismo de Wittgenstein

puede cumplir las exigencias que enfrenta una teoría del contenido. . Como

conclusiones parciales encontramos que, primero, una teoría del contenido

de lo mental no sólo debe dar cuenta de las exigencias semánticas de dicho

tipo de teoría sino también de la naturaleza causal o normativa del contenido

y de la autoridad de primera persona. Estas son las tres exigencias que

encontramos a partir de las coincidencias entre diferentes concepciones de lo

que debería ser una teoría del contenido.

Segundo, que una teoría de corte externista podría dar cuenta mejor que una

de corte internista de las tres exigencias para una teoría del contenido de lo

mental. Esto gracias a que una teoría de corte externista puede dar cuenta de

Page 84: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

las tres exigencias, mientras que una de corte internista solo puede cumplir

dos de las tres exigencias. Las teorías de corte externista son mejores en

virtud de su alcance explicativo.

Tercero, que el autismo de alto desempeño representa un contraejemplo

fuerte a la teoría de corte externista de doble aspecto de Davidson. La

existencia de una persona que habla pero, al parecer, no piensa es un gran

problema para una teoría que defiende la interdependencia entre lenguaje y

pensamiento.

Cuarto y último, que la propuesta expresivista de Wittgenstein es la mejor

candidata para dar cuenta del contenido de lo mental desde una perspectiva

externista. Una vez visto que para dar cuenta del contenido mental había que

cambiar de perspectiva a una de segunda persona, no parece haber nada

mejor que el expresivismo de Wittgenstein para dar cuenta de la riqueza y

variedad de la vida mental.

Así las cosas, hay tres exigencias de las que tiene que dar cuenta una teoría

del contenido mental; el externismo es mejor candidato que el internismo,

pues da cuenta de dichas exigencias; sin embargouna psicopatología mina el

presupuesto fundamental de la teoría externista de más alcance: la de doble

aspecto. Por lo tanto, una teoría que pueda dar cuenta de una mejor manera

del contenido mental debe ser de corte externista pero no sostener el

supuesto antes mencionado. En la búsqueda por la mejor teoría del contenido

mental, descubrimos que no puede ser una teoría. Encontramos una serie de

pensamientos que pueden describir la riqueza de la vida mental y dar cuenta

de las exigencias establecidas: el expresivismo de Wittgenstein. En

conclusión, la propuesta expresivista de Wittgenstein es la mejor candidata

para dar cuenta del contenido de lo mental desde una perspectiva externista.

Desde una perspectiva como la de Wittgenstein, ampliar nuestra

comprensióndel campo de lo mental, de la lingüisticidad a la expresividad,

permite prescindir del contenido representacional como rasgo fundamental,

Page 85: Autistas davidsonianos, autistas wittgensteinianos

esencial y necesario de lo mental. Esta nueva perspectiva no solo provee una

concepción de la vida mental sino que muestra la insuficiencia de toda teoría

de lo mental pues el reino de lo mental es tan rico y variado que no puede ser

explicado a partir de una característica que solo le atañe a un subgrupo de

dicho reino, por ejemplo, a los estados mentales con contenido

representacional

Así mismo, gracias a esta nueva concepción de lo mental, se desarrolla una

nueva concepción de la psicopatología del autismo, ya no entendido como

una deficiencia cognitiva sino como una deficiencia en el plano de la

expresividad, tanto en su expresión como en su reconocimiento e imitación.

Esto es, desde una perspectiva de segunda persona. Solo yendo a la raíz del

problema, éste puede solucionarse. Solo desde una perspectiva de segunda

persona, estamos más cerca de un tratamiento efectivo para el autismo. Este

trabajo de grado tiene, entonces, un alcance explicativo solo en lo

concerniente a la indagación filosófica por el contenido mental; los alcances

que estas ideas puedan tener en el campo ético o psicológico no están

contemplados en él.

Si lo que buscamos es una visión más amplia de lo que es el contenido mental

debemos pensar en autistas wittgensteinianos en lugar de autistas

davidsonianos, es decir, en vez de ver esta psicopatología como un problema

que choca con los presupuestos de nuestra teoría del contenido debemos ver

en la misma la posibilidad de encontrar una salida no teórica como el

expresivismo.

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