5
Autor: Javier López El blog de Carlos Biurrun / http://blogdecarlosbiurrun.es/ Agosto de 2010 La ascensión de Javier López al Watzmann (Austria)

Ascensión al Watzmann /Austria

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Javier López cuenta su ascensión a la cumbre del Watzmann de forma bellísima y mostrando las fotografías de algunos momentos.

Citation preview

Page 1: Ascensión al Watzmann /Austria

Autor: Javier López

El blog de Carlos Biurrun /

http://blogdecarlosbiurrun.es/

Agosto de 2010

La ascensión de Javier López al Watzmann (Austria)

Page 2: Ascensión al Watzmann /Austria

Amigo Carlos: Ya sabes que lo bueno de los

viajes es luego poder contárselos a los amigos.

Dicen las crónicas perversas que cuando Luis

Miguel Dominguín se ligó a Ava Gadner (o viceversa),

una vez terminado el feliz encuentro, se levantó presto

de la cama y la actriz le preguntó que adónde iba,

a lo que el diestro respondió : ¡¡¡ Pues a contarlo !!!

Algo así voy a hacer yo, contarte lo feliz que me

ha hecho poder coronar de nuevo la cima de mis

sueños, el Watzmann, un monte serio que se alza imponente en el parque nacional de

Berchtesgaden en el extremo este de Baviera, cerca Salzburg. Ya te dije que cada diez años

lo intento. Es una ascensión dura, pero el truco para vencerlo consiste en entrenar con

perseverancia.

Ya que el montecito realmente está lejos, a 2.000 Km.

de casa, lo mejor es ir sin prisa, como disimulando las

intenciones y así se puede parar en Francia para bajar el

Tarn en piragua o recorrer los bellos pueblos de Alsacia

degustando con placer los generosos blancos de la zona.

Mi preferido es

el Gewürztraminer,

para mi gusto aún

más afrutado y

aromático que el

Riesling. También es buena parada la cercana Selva

Negra, al otro lado del Rhin, zona de media montaña,

verde y sin contaminar, con pequeñas granjas esparcidas

entre los bosques de pinabetes y de praderías

inmensas.

El Feldberg es de fácil acceso y proporciona grandes vistas de

la zona. Luego, para entrenar, la mejor zona es el Tirol, todo el

valle que recorre el Inn y sus valles subsidiarios, las montañas

comienzan ya desde Bludenz, con lagos y cascadas como la

famosa Stuibenfall en el valle de Otztal, donde no hace mucho

apareció el cuerpo momificado de un cazador prehistórico,

perfectamente conservado

en los glaciares de la zona ,

y para hacer boca e ir

ambientándose, lo mejor es

visitar el Grosglockner,

la montaña más alta de

Austria, a la que puede uno

acercarse gracias a una elevada carretera de peaje, que

termina encima de un gran glaciar. Y ya sin más excusas,

con mi amigo Boni de escudero, me decidí a enfrentarme

al reto.

Page 3: Ascensión al Watzmann /Austria

Pero ya sabes, Carlos, que la naturaleza es

el árbitro de todos estos desafíos. Después

de tan largo viaje, cuando llegamos a

Berchtesgaden , llovía sin parar y el famoso

montecito ni se veía, oculto por espesos

nubarrones. El servicio alemán

meteorológico hablaba de nubes y claros,

pero yo creo que los claros eran en otro

sitio, porque a nosotros sólo nos tocaban

las nubes. Así pasaban los días…y yo…

desesperando, ya conoces la canción. Por

fin las predicciones fueron más optimistas,

y al sexto día de impaciente espera ,

aunque había llovido por la noche, pasadas

las 6 de la mañana y en medio de la niebla, comenzamos la ansiada ascensión.

Se parte de Wimbachbrüke (630 mts.) por lo que hasta la cima hay que negociar más de 2000

sufridos metros. El comienzo siempre es importante, y como en toda actividad, uno va

evaluando sus sensaciones y barajando sus posibilidades, pero nosotros éramos cada vez más

optimistas, porque la niebla, a medida que íbamos subiendo, se iba quedando abajo y un cielo

casi azul nos servía de palio.

Al comienzo el camino es bastante empinado, “píndio”, que se dice en Cantabria, pero es una

amplia senda en el bosque, muy grata para caminar. Ascendíamos junto a marciales abetos, que

en formación de revista nos presentaban armas con su verde uniforme. Sacando el cuello por

encima del bosque, ya a 1930 mts., se encuentra la Watzmannhaus, enorme refugio, hasta el

que tardamos casi tres horas de subida sin respiro, aunque

abajo nos hablaban de 4.

En el refugio repusimos fuerzas y nos hidratamos, mientras

contemplábamos la enorme pared que nos esperaba indolente.

El guarda del refugio nos dijo que la ventana de buen tiempo

duraría hasta el mediodía, por lo que nos aconsejaba no pasar

a la cima principal con niebla,

que él pensaba que llegaría en

un impreciso “in the afternoon”.

En la ascensión fuimos regando

de sudor los agrestes canchales

mientras en sus afilados cantos

se iban puliendo las ilusiones

que trasportábamos en nuestras

ligeras mochilas. La niebla

comenzaba a subir del lado del

Konigsee, pero hacía un elegante bucle al llegar a la cima y no la

llegaba a cubrir. Una brisa, no muy cálida precisamente, la

m mantenía a raya en el lado izquierdo, pero nos helaba el sudor.

Unos hitos de piedra y unas señales de pintura van marcando la

ruta que con Boni, montañero habitual, íbamos siguiendo sin dificultad.

Dos horas después de dejar el refugio, llegamos

Page 4: Ascensión al Watzmann /Austria

a la primera cima, el llamado Hocheck de 2651 mts.,

que visto desde abajo parece la cumbre…pero no.

Las vistas sobre el Parque Nacional y el Hochkalter

son magníficas pero la anunciada niebla, poco a poco,

comienza a adueñarse de los picos y ahora que ya

tenemos pelado el caramelo, nos dolería dejar de

comerlo. Así que sin demora nos asomamos al pasillo

que conduce a la Mittelspitze y nos metemos en la

arista. Ya le he prevenido a Boni y me sigue sin dudarlo.

El paso que conduce desde el Hocheck a la cima principal

es algo aérea, pero está equipada con cables para hacerla

más segura. En cierta medida se agradece algo la niebla

ya que así no vemos el abismo de 1700 mts. que se

e desprende hasta las oscuras aguas del lago Konigsee, un

bello fiordo, para mí, el lago más bonito de los Alpes.

Sujetándonos bien, vamos

progresando por la arista, con

una gran emoción que se nota

en el acelerón de nuestras

pulsaciones. Yo, hace rato que

no quiero mirar el pulsímetro.

Ya tengo bastante preocupación

con asegurar las pisadas y Boni

circula en un silencio poco

habitual en él. Algunos

montañeros usan arnés y mosquetón para ir más seguros, aunque

te retrasan mucho. Parece un poco excesivo, ya que los agarres

son firmes y los cables están muy bien cuidados. Algunas clavijas

están colocadas pensando en alemanes de 1,90 y a mí no me da la

pierna, casi tengo que saltar. Debería presentar una queja formal a la Federación Alemana.

Y por fin a las 12h y 40’, casi una hora de arista, llegamos a la

an ansiada cima. Sólo el cielo arriba. La recordaba con gran

t . detalle. Había soñado con ella demasiadas veces.

Una modesta cruz corona los 2713 mts. de la cima principal.

Y junto a ella descansan el afán de superación, las ilusiones,

ese manantial al que muchos soñadores acuden a abrevar.

E En la cima 15 ó 20 minutos para secarse el sudor, reponer

r fuerzas y recordar a la familia y a todos los amigos a los

q que me hubiera gustado hacer partícipes del festín.

Siempre es delicioso conseguir una meta. En esa recóndita

satisfacción radica la gloria. Las endorfinas circulan por las

venas a escape libre. No hay nada como ponerse un reto y

superarlo. Además crea adicción.

Hubiera estado dos horas en la cima, pero uno no puede

darse todos los gustos. A pesar de la alegría, no hemos

olvidado que la ventana de buen tiempo se está cerrando.

Page 5: Ascensión al Watzmann /Austria

Y la niebla se encarga de recordárnoslo.

Así que emprendemos la bajada.

La bajada es siempre lo más difícil. Lo normal es

que uno gaste sus fuerzas en la subida, impulsado

por los deseos de alcanzar la cima y luego cuando

quiere bajar, se da cuenta de que no tiene nada de

donde sacar. Las mayores tragedias de la montaña

siempre se producen bajando.

Nosotros no hemos agotado el melón. Todavía nos

quedan un par de rajas para la bajada. Se nota

que estamos bien entrenados. Yo, normalmente,

cuando ya voy fundido, empiezo a refugiarme en mis

“mantras”, bellos recuerdos que me aíslan de la dura

realidad y hacen más llevadero el sufrimiento. Suelo evocar

el tacto de las sábanas recién planchadas al meterte a la cama , o el olor de la copa de coñac

cuando fuera está lloviendo fuerte y tú estás leyendo un buen libro a la luz de una lámpara en

tu sillón preferido, el calor del agua en la ducha o el olor del café o de la hierba recién

cortada. Pero hoy no me ha hecho falta. Hoy iba sobrado. Cuestión de ritmo. Ya no subo a

ritmo explosivo, sino al paso cansino de alta montaña. Y te advierto que se llega lejos.

Carlos, la veteranía es un grado.

Ahora, al bajar, la niebla ya se funde con la roca

aunque nos deja atisbar las marcas de color rojo y

blanco, que algún alma caritativa ha colocado,

señalando la imprecisa senda. Pero de todas

formas al descenso, mientras voy bajando al valle,

a la vez que entre los jirones blancos va

apareciendo el paisaje verde, yo voy presintiendo

el futuro, siendo consciente de mis limitaciones.

Ya tengo cumplidos 66 años y comprendo que ésta

e es posiblemente la última vez que trepo a esta

emblemática montaña. También sé, la vida me lo

ha enseñado en repetidas ocasiones, que la

felicidad radica en la aceptación, en la capacidad

de adaptación que tengamos.

No sirve de nada pelear contra los molinos.

Por eso, sin que nadie me viera, tuve que enjugarme una gota de rocío cuando recibí un

mensaje de mi hija, que decía:

Aita, enhorabuena por la subida. Diez años pasan muy pronto. Empieza a entrenar.