Artes Domésticas en Puerto de Veracruz. Una fantasía atlántica y Carnavalizada

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Lo que pretendo exponer en este artículo, a travésde enumeraciones, inventarios y algunos comentariosanalíticos, son las singularidades de las estanterías,altares y objetos (con sus usos y tratos implícitos) queson colocados como parte de la decoración, delambiente de algunas salas y espacios domésticos deesta ciudad. Una suerte de muestrarios permanentesde imágenes, figuritas y de «cosas», contemplablesen las salas, habitaciones o en los espacios de atenciónal público de tiendas, durante todo el año. Esasagrupaciones de objetos decorativos, profanos ysagrados – i es que podemos seguir manteniendoestas vagas categorizaciones antropológicas,después de atender a los usos dados a dichas«cosas» en las viviendas de Veracruz –, buscan enbuena medida provocar un efecto inmediato en elvisitante (y es desde esta perspectiva, desde dondese puede hablar de un gusto veracruzano kitsch en elespacio doméstico), pero no persiguen un fin clarocomo los nacimientos/pesebres que decoran esasmismas salas durante las fiestas de Navidad y Reyes.Las estanterías y altares veracruzanos serán consideradoscomo composiciones domésticas que fluctúanen el campo de las «artes» donde se percibenlos ecos del carnaval, al tiempo que comparten unamisma cantera estética con las creaciones y reiteracionesde escenas y disfraces del carnaval, así comocon las figuras y estereotipos de posesión espiritualdel panteón de espíritus veracruzano.

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  • Socit suisse des Amricanistes / Schweizerische Amerikanisten-GesellschaftBulletin 64-65, 2000-2001, pp. 147-154

    El punto de partida de estas reflexiones, cargadasde una intencin etnogrfica, son las conclusionesde mi tesis doctoral sobre la ciudad de Veracruz 1, enparticular aquellas que intentan bosquejar la singula-ridad de la esttica e imaginario de esta cultura urbana,las que constatan la dificultad de acotar mundos eneste fin de siglo y la vigencia de corrientes transoce-nicas ms all de tiempos y espacios, aunque stascontribuyan a sacudir nuestra lgica metropolitana ycentrada.

    Tratar de mostrar algunas manifestaciones y expre-siones de esta cultura urbana, caracterizada por unaesttica kitsch y de almanaque, que tienen comoescenario la casa y el cuerpo del sujeto veracruzano,y que pueden agruparse bajo la denominacin de artes(sugeridor de pluralidad, pero tambin de un tonomenor) domsticas.

    Lo que pretendo exponer en este artculo, a travsde enumeraciones, inventarios y algunos comentariosanalticos, son las singularidades de las estanteras,altares y objetos (con sus usos y tratos implcitos) queson colocados como parte de la decoracin, delambiente de algunas salas y espacios domsticos deesta ciudad. Una suerte de muestrarios permanentesde imgenes, figuritas y de cosas, contemplablesen las salas, habitaciones o en los espacios de aten-cin al pblico de tiendas, durante todo el ao. Esasagrupaciones de objetos decorativos, profanos ysagrados i es que podemos seguir manteniendoestas vagas categorizaciones antropolgicas,despus de atender a los usos dados a dichascosas en las viviendas de Veracruz , buscan enbuena medida provocar un efecto inmediato en elvisitante (y es desde esta perspectiva, desde dondese puede hablar de un gusto veracruzano kitsch en elespacio domstico), pero no persiguen un fin clarocomo los nacimientos/pesebres que decoran esasmismas salas durante las fiestas de Navidad y Reyes.

    Las estanteras y altares veracruzanos sern consi-derados como composiciones domsticas que fluc-tan en el campo de las artes donde se percibenlos ecos del carnaval, al tiempo que comparten unamisma cantera esttica con las creaciones y reitera-ciones de escenas y disfraces del carnaval, as comocon las figuras y estereotipos de posesin espiritualdel panten de espritus veracruzano todas ellasuna suerte de artes efmeras 2. Tanto lo que deno-mino esttica de almanaque 3 y el decorativismointerior concepto empleado por Fernando PESSOA(1991: 387) , se convierten en Veracruz en asuntoscarnavalizados, y la carnavalizacin, en este caso,

    constituye un procedimiento potico y artsticolocal de amplio alcance y ubicuidad.

    Me guan dos pretensiones sencilla y fundamental-mente etnogrficas: incidir en la necesidad de borrar las fronteras clasi-

    ficatorias en el trabajo de campo y en nuestrosposteriores textos acadmicos, dada la precariedado inutilidad de algunas categoras de nuestra disci-plina cuando se aplican a contextos contaminadoscomo el veracruzano;

    remarcar la estrecha vinculacin formal que esasartes domsticas mantienen, dentro de la singularesttica popular veracruzana, con otra clase de artes s efmeras y con su implcita teora de lasociedad. La misma que por su tendencia marcada-mente novoeuropea, y por la fuerza motriz que elcarnaval ha generado en ella, bien puede denomi-narse como condensadora de una fantasa atlnticay carnavalizada.

    Artes domsticas en el Puerto de Veracruz: una fantasa atlntica y carnavalizada

    Juan Antonio FLORES MARTOS

    1 Portales de mcara. Una etnografa del Puerto de Vera-cruz, Tesis de doctorado en Antropologa Social, 1999,Facultad de Ciencias Polticas y Sociologa, UniversidadComplutense, Madrid.

    2 Estas cuestiones abordadas aqu, afectan tambin alcuerpo, a los espritus y al carnaval, una clase de artes ef-meras emparentadas formalmente con estas artes doms-ticas en Veracruz. En mi acepcin de artes efmeras,englobo tanto a los disfraces, escenas alegricas y paseosdel carnaval, como los cambios de vestimenta de los tra-vestis y su amplio ropero, y los trances msticos y figuras quecomponen el panten de espritus veracruzano. Otras artesefmeras que no se abordarn en esta ocasin, pero que tie-nen su lugar en esta cultura urbana, son las mentiras ocuentos de caf ocupando un especial lugar en este cor-pus las historias de locos y personajes, o las historias de tra-vestis, unas historias carnavalizadas compuestas de modocoral y guiadas en buena medida por la improvisacin, queconstituyen artes verbales de singular importancia, en con-sonancia con los modos de composicin estticos, poticosy artsticos del conjunto de artes efmeras veracruzanas.

    3 Carlos MONSIVIS (1996: 65-66) ha descrito la influenciay funcin del almanaque en la sociedad mexicana duranteuna buena parte del siglo XX, su papel ornamental, casi elnico adorno y arte posible en los hogares y estableci-mientos humildes, y apoyado en su ubicuidad, ha trazadola configuracin de un gusto visual popular y kitsch entreamplias capas de la poblacin.

  • De Veracruz hay que destacar su carcter depuerto, de puerta de entrada de mercancas a Mxico,y espacio para el trnsito de fisonomas, imgenes eideas de procedencia diversa y, en ocasiones extica.Puede ser caracterizada como una ciudad-puerto, msque una ciudad con puerto, ya que el puerto se haencontrado histricamente en la gnesis, centro ydinamismo de la misma, y por sus dcadas de cons-tituir un puerto franco y un universo dentro del pano-rama mexicano.

    La ciudad-puerto de Veracruz puede abordarsecomo un escenario interesante de composicin/cani-balizacin de la globalizacin, si bien desde una pers-pectiva perifrica o discrepante. Nos encontramosante una cultura urbana local con fuertes influenciasy regularidades provenientes de su tradicin hispanay occidental. Por otra parte, mantiene una posicinprivilegiada y excntrica dentro del panorama deciudades mexicanas, entre las cuales no existeninguna semejante en morfologa cultural o especi-ficidad social (algo de lo que poseen una claraconciencia los veracruzanos, y quienes les visitan).Estando situada geogrficamente en el Golfo deMxico, su constitucin y ritmos internos se ven atra-vesados por contactos e influencias de otras culturasy sociedades caribeas, con las que exhibe analogasconsiderables, y con las que histricamente mantuvofuertes vnculos comerciales martimos hasta elsiglo XVIII fue uno de los puertos y vrtices claves delllamado Caribe Afroandaluz (GARCA DE LEN 1992) .Como otras ciudades de ese Caribe sociocultural Nueva Orleans, Port-of-Spain, Miami , presentauna fuerte densidad sociocultural una alta concen-tracin de diferencias, jerarquas y paradojas tnicasy sociales , y un carnaval importante.

    Debido a su carcter franco y actividad comercial,el Puerto de Veracruz ha sido durante la colonia y lapoca republicana, asiento de colonias de extranjeros:espaoles, alemanes, italianos, franceses, norteame-ricanos, sirio-libaneses, y en menor medida chinosy japoneses, que han tenido un papel activo en laeconoma y poder local, y una presencia numricaimportante, al menos hasta el siglo XX. Conectadocon este hecho, se identifica una fuerte provocacinesttica que lo extranjero ha mantenido y mantienehoy en da en la ciudad. Estamos en una urbe, dondesus habitantes, jarochos o porteos, se reclaman enocasiones herederos de la tercera raz, de lanegritud africana aunque fisiolgicamente se tratede unos negros algo invisibles en la actualidad ,y donde la presencia indgena es mnima o marginal,reducida al rea de paso de los mercados, y a lascolonias perifricas de casas de autoconstruccin,todava sin regularizar y reconocer por las autoridadesmunicipales.

    Objetos Artes domsticas

    Si el interior de la casa es el umbral de lo pblicoy de lo ntimo, el espacio que mejor condensa esterasgo en la casa veracruzana, es la sala entrea-bierta, porosa , una combinacin de sala de estar yhall, el espacio ms entreabierto 4 a las miradas,visitas y conversaciones del exterior, de esta unidad

    domstica. Los vecinos veracruzanos son en ciertomodo sus cosas, viven proyectados en ellas, y hanacoplado su existencia en relacin a ellas; objetosornamentales que suponen un contrapunto entre elmundo exterior (local, nacional, global) y el interiorde la casa y, de los sujetos que las habitan. Las casasque observ se hallaban forradas, y en algunoscasos abarrotadas, de mercancas de naturaleza hete-rclita y procedencia varia, evidencindose en lostratos otorgados a algunos objetos, su conversinen una clase de fetiches de su propia existencia,la veracruzana.

    Desde los objetos acumulados en estanteras yaltares domsticos veracruzanos, creemos que esposible acceder al universo veracruzano construidocon mercancas, a partir del planteamiento tericoesbozado por DOUGLAS e ISHERWOOD (1990) sobre elmundo de los bienes y objetos las mercancassirven para pensar y pueden ser tratadas como unmedio no verbal creativo de sus poseedores, uninforme fsico y visible de la jerarqua de valores quesuscriben sus usuarios.

    La primera impresin que tuve al contemplar la salade doa Mode, fue la de una gran sobrecarga de figu-rillas, de estatuillas, y de muecas, colocadas sobreestanteras, tras las vitrinas de cristal o encima demuebles, frigorfico, etc.; son stas las que adornany dotan de individualidad a esta casa, y especial-mente a su sala (saln-comedor), no por la originalidadde dichas figuras ornamentales, sino por su combi-nacin y disposicin idiosincrsica.

    La sensacin era de saturacin de ese espacio semi-privado, y ms accesible desde el exterior que cons-tituye la sala, provocada por las figuritas y adornoscolocados dentro y sobre los muebles de esteespacio. Pero una saturacin ordenada en realidadse trata de un orden abigarrado , donde las figuritasde escena cortesana de piano y saln versallesco(gente antigua para doa Mode), se hallan junto alos viejos campesinos europeos, y prximas a las figu-ras infantiles y angelitos, bailarinas clsicas, figurillasjaponesas y chinas, hindes, gitanas, payasos, sire-nitas, muecas con trajes regionales mexicanos, etc.,todas ellas sin perder su individualidad, pero sopor-tando la contaminacin esttica del conjunto, sin unajerarquizacin o plan aparente de colocacin, y refle-jando un goce esttico casi barroco en la acumulacinde brillos de lozas, porcelanas, mates de cermicasinfantiles, coloridos diversos.

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    4 Las reflexiones de Jess IBAEZ (1980: 13) sobre elcuarto de estar, parecen estar escritas para describir la salaveracruzana: El cuarto de estar es una pieza topolgica ycronolgicamente entreabierta. Topolgicamente: hay en l elativamente ms vanos (varias puertas, amplios venta-nales: que permiten, respectivamente, la apertura efectivay la afectiva). Cronolgicamente: pues es una pieza-ventana(para asomarse al exterior: percibirlo o simularlo) y unapieza-puerta (una esclusa: un interior/exterior de las piezasms privadas respecto a las cuales es un exterior amorti-guado: estar en el cuarto de estar es un medio-salir para losfamiliares y un medio-entrar para los forasteros).

  • Todo este conjunto heterclito se halla envolviendoa otras figuras de una naturaleza ms claramente reli-giosa: una estatuilla de un Nio Jess (vestido eseao de Nio Pescador), una imagen de la InmaculadaConcepcin; o veladamente mgicas: un conjunto deelefantes con la trompa levantada y dando la espaldaa la puerta de la casa, unas soperas, una pantera deojos rojizos de cara a la puerta. Estos objetos,situados en una misma zona de la sala (prximos ala puerta), y que aparecen conformando una clase deimprovisado altar, entre religioso y profano, dan laimpresin de extender sus sentidos al resto deobjetos yuxtapuestos que sin solucin de continuidadlos unifican en el ambiente de la sala; pero a la vez,en tanto que observador cotidiano, llegu a conside-rarlos contaminados de esa mixtura y acumulacin devolmenes y colores dispares, que presidan el restode figuras e imgenes decorativas en aparienciaprofanas. Y recalco lo de en apariencia, porquealgunas de las figuras e imgenes de ExtremoOriente (de China, Japn), y tambin de la India (ladiosa Kali, que doa Mode llamaba diosa del amor)que encontr como decoracin de este pequeosaln, resultaron estar cargadas de poderes mgicosy a las que realizar pedimentos (peticiones, roga-tivas) escritos en un papel, que enrollado se intro-duce en el hueco de una mano o base de lasjaponesitas como si de un santo catlico setratase, si la japonesita no cumple con lo solicitado,se la castiga o maltrata simblicamente, quitndoseleuna mano, para que sienta vergenza y se apresurea satisfacer a la devota 5.

    Regresemos por un instante a la figura devocionaldel Nio Jess Pescador, de unos 20 centmetrosde altura, protegido bajo una campana de cristal, yque doa Mode vesta a su gusto y antojo como si setratase de una mueca ms, a la que se le guardan,confeccionan o compran trajecitos nuevos. Unaimagen central del culto y cosmogona catlica, elNio Jess es vestido y tratado como un mueco eneste escenario domstico 6.

    Pero adems en los hogares de este territoriourbano, destacan una suerte de viajes, exticos entimos a la vez. En Veracruz existe un guin culturalabierto y la posibilidad de experimentar la encar-nacin espiritual de figuras y motivos exticos,los mismos que tienen una presencia en las estan-teras y altares domsticos, aquellos que formanparte de la decoracin de las salas (salas de estar)veracruzanas. La hija mayor de doa Mode, Luisa,una persona con facultad espiritual, daba curacincomo materia (mdium) en un templo espiritualistade la ciudad, incorporando como uno de sus espritusprotectores a un chinito. La experiencia de hablarcon otra voz desde el interior de un sujeto, en unidioma tan extico como es el chino, en el tipo demmesis espiritual que estamos refiriendo, no slo esun asunto de la dramatizacin de una glosolalia, o unacuestin interior o de ventriloquia, sino que aparejauna suerte de transformacin fisiolgica externa yobservable para el informante. As describa doaModesta Morgado, la conversin de su hija en unchinito en espiritual:

    Es un chinito, porque ella se transforma, su cara se letransforma, hasta sus ojos se le transforman. Si, y ellahabla en chino ! Y ahorita qu le va a hablar a ust eseidioma ?, ella ya cuando se transforma en chino, que suespritu de esa persona se apodera, es cuando ella sabey habla en chino !, porque cura y da recetas y todo, yhace los saludos de ellos. Si, si, si, como se inclinan,como hacen, todo, eso lo hace ella !

    Lo extranjero en forma de imgenes y objetosdecorativos se halla presente en las salas, cocinasy recmaras de los espacios domsticos de la ciudad,en esa especie de cuerpo arquitectnico modeladoen su interior por los usos cotidianos, la decoraciny frmulas de trato de sus moradores y visitantes. Uninventario o catlogo plstico de motivos exticos yextranjeros bien sean cuadros, carteles, figuritas,postales puede ser elaborado centrndose en losobjetos e imgenes escogidas para adornar o venerar,para revestir las paredes, estanteras, muebles yaltares domsticos.

    Dentro de la esttica domstica y del gusto orna-mental de las clases populares del Puerto, se consi-dera que el orden de la sala, expresado por susmuebles y objetos decorativos, constituye unacondensacin y un reflejo de la limpieza y el orden delresto de la casa. Doa Mode al hablarme de la genteque haba rentado el cuarto en el que estuve duranteunos meses, contaba que lleg una familia que querarentar un cuarto. Al entrar a la sala de su casa, acordcon los potenciales inquilinos las condiciones econ-micas, y les invit a que pasaran a ver el cuarto, a versi les gustaba, y la seora le contest que no hacafalta Porque as como veo como tiene usted de orde-nada y bien dispuesta la sala, as ha de tener usted elcuarto. Entonces no poda comprender como esaacumulacin y saturacin de objetos poda calificarse

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    5 Es japonesa, mire la carita, sus ojos rasgados, esa tienesu manita, esa tiene su tradicin. Esa muequita, se me fueel nombre ahorita, mire tiene su manita. Por ejemplo, yo hagoun pedimento, y le quito la manita, y en su hueco, ah meteust el papel del pedimento. Yo le pido a ella que me conceda,pues lo que yo necesite ms, pero le quito su manita, porquea ella, el milagro que hace es porque le da pena [vergenza]estar sin mano Y una vez que a m me lo concede le vuelvoa poner su manita. Ahorita no recuerdo a esta cmo se llama,pues es como una imagen. (Doa Mode)

    6 As describa la tradicin del catolicismo popular vera-cruzano de vestir al Nio, doa Mode: Est de NioPescador, si porque ya ve que tiene sus pescaditos ahSu trajecito, las lentejuelas en el traje, y ese nio cada ao,el da veinticuatro, se desviste, en el nacimiento que sepone, hay un portalito, y ah se acuesta al nio a las docede la noche, desnudito. Despus se levanta hasta el da dosde la Candelaria, pero yo como no tengo mucho espacio, yolo levanto el da seis de Reyes. Ya ese da, ya lo visto, yatiene varios trajecitos, tiene del Nio de Atocha, tiene delNio Rey, tiene de Sagrado Corazn, tiene varios trajecitos,entonces cada ao le voy cambiando sus trajecitos, segnel que a m me guste ms. Ahorita est vestido as todo elao Esa es pues una tradicin que no queremos que sepierda.

  • de ordenada, hasta que al analizar esos materialesmeses despus pude ir adentrndome en la lgica yesttica que operaba para sus moradores 7.

    La estantera de don Antonio Guimaraes, unhombre de la Ciencia (espiritual), en palabras delahijado espiritual que me lo present, se hallabasituada en la enorme sala, casi una nave, de su casacolonial, situada en la planta superior del negocio queregentaba, un video-club/ultramarinos y despacho debocadillos y bebidas. La estantera se hallaba frentea unos sillones con mesa de fumador, en una especiede sala de espera mdica en que esperaban suturno los clientes que acudan a una consulta espiri-tual. Dividida en tres cuerpos verticales y cinco baldashorizontales, cada tabla de la estantera de maderaestaba abarrotada de figuritas e imgenes, de lozasobre todo, y de otros materiales. Abundaban sobretodo las de tradicin oriental (islmica, budista), perolas que marcaban la pauta en esta exhibicin, eran lasimgenes y objetos alusivos a China y Japn. El visi-tante que se sentaba all a la espera de una curacinespiritual, entretena su mirada con toda una panopliade la variedad, del exotismo resaltado por motivoschino-japoneses, ajenos a la tradicin cultural vera-cruzana. Estas figuras chino-japonesas, generalmentede loza o porcelana brillosas, representaban de formaindividualizada a hombres y mujeres, y a parejas, noa conjuntos. No se evidenciaba una actitud reveren-cial hacia el mueble y sus figurillas e imgenes porparte de las gentes que estaban en la casa. En unaproximado inventario de los motivos all expuestos,podan encontrarse: un viejo chino con sombrerito tpico, tocando un lad

    en una canoa en forma de media luna; mujer china con sombrilla; viejos chinos, jvenes chinos, nios chinos; varios budas; un beduino armado en camello, en escena de

    desierto; estatuilla de emigrante europeo, con traje y sombre-

    rito, llevando una maleta pequea (imagen anlogaa la del emigrante espaol pintada en azulejera, enel cntrico supermercado espaol Garca, a pocasmanzanas de all);

    pareja de campesinos europeos del siglo XIX, ellacon su cofia blanca, y l con chaleco (similar a unaque doa Mode tena en su estantera);

    varias charolas o bandejas, una de ellas con figu-ritas pequeas humanas y animales, presidida por unplato grande de fondo marfil, con una mujer china ojaponesa, pintada con ricas vestimentas.

    En la planta inferior, se hallaba el altar del negociode don Antonio (el Video Cecilia La Gitanita), enuna repisa en alto, frente a la puerta de entrada ala tienda y junto al mostrador principal. No existaningn elemento que indicara a primera vista queestamos ante un altar, o un conjunto sagrado/mgico, ni siquiera unas veladoras encendidas.Es slo tras conocer algunas de las figuras o estere-otipos de posesin que don Antonio incorpora 8, coin-cidentes con algunos de esos muecos, y laprotectora de Cecilia, su esposa, cuando se revelacomo un espacio de visibilidad y condensacin espi-rituales. El conjunto lo componen figuras, muecas

    y estatuillas de diferente tamao, con ausencia totalde cuadros o estampas: Guerrero azteca, en postura flexionada y una pierna

    de rodillas, de color marfil, llevando una macanaazteca (macauitl) y un escudo;

    Plumas de pavo real; Gitana bailando con traje de lunares; Negrita con pauelo atado a la cabeza, y con traje

    de lunares; Jeque oriental con turbante; Negrita de loza; Bruja con sombrero e iconografa tpica de bruja

    europea, traje granate y sin escoba; Figurillas de esttica hind, situadas en primer

    trmino, rodeando al resto de figuras como unaespecie de muralla:* un buda de loza pintado y un buda grande piedra

    granate transparente;* tres o cuatro enanitos o geniecillos hindes de

    loza pintada.

    Sorprende la influencia y atractivo esttico que losmotivos del Lejano Oriente tienen para estos habi-tantes, en calidad de objetos ornamentales o de im-genes sagradas o mgicas que son veneradas (yasea en altares discretos, o entremezcladas con otrosobjetos en las estanteras domsticas), en ocasioneshasta el punto de coleccionarlas de modo ms omenos explcito. Son frecuentes las improvisadascolecciones y aglutinamiento de imgenes chinas,japonesas, hindes y filipinas en las estanterasdomsticas de las salas de estar. As en el Puerto deVeracruz es identificable un gusto entre la clase mediabaja y segmentos populares por tener figurillas orien-tales, y utilizo este trmino genrico para expresarla indiferenciacin, confusin y contaminacin quelas categoras china, japonesa o hind tienenpara estas gentes. Pero estas figuras orientalestambin se reiteran en los disfraces y escenas aleg-ricas de carnaval, y ocupan un significado lugar(numrico y de poder) en los espritus que los vera-cruzanos encarnan durante sus trances.

    Las postales con imgenes de pases y escenasalejadas, adems de ayudar o componer la biografasentimental y los recuerdos del individuo, son utili-zadas en Veracruz como un material u objeto mscon el que componer (y condensar) el mundo exteriory lejano desde la sala veracruzana. As estas postalesson signos de los tratos que las familias del Puertomantienen con personas y lugares del extranjero,

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    7 La primera impresin que recibe el observador al entraren esas salas veracruzanas, es la de hallarse ante un esce-nario kitsch o de pretenciosidad vulgar, generada por la super-posicin de objetos, sin aparente relacin semntica entre s,o de muebles y objetos fuera de lugar; se trata de un juicioesttico que supone una no comprensin de la lgica y gustodel morador diosincrsico, pero orientado culturalmente.Este aglutinamiento de objetos e imgenes heterclitas ydistantes lo abordamos sin las connotaciones morales eyorativas y de valor esttico que suele llevar asociadas elconcepto de kitsch.

    8 Un jeque oriental, Merln el Mago, un indio azteca, treceaccesorias (tribus o grupos de espritus).

  • a veces adornando con sus imgenes un mueble otras vitrinas de cristal. Doa Mari de Crdoba,esgrima las postales remitidas desde Brasil, Canad,Estados Unidos o Espaa como la prueba de susnumerosas amistades extranjeras y de su compe-tencia en el trato con ellas. Doa Mode en su salatena postales enviadas por su hijo Armando desdeJapn, o de su hijo Juan Jos desde Cabo Caaveralo Disneylandia.

    Son las palabras de Too Argudn, las que reflejanmejor los matices y la complejidad de la singular rela-cin veracruzana entre individuos-cosas-mundoque estamos abordando:

    Aqu en Veracruz todo el mundo ha estado personal-mente fuera del pas, o tiene alguien muy cercano queha estado. Y cuando digo fuera del pas no te estoyhablando de Estados Unidos necesariamente, claroque por supuesto hay muchos que van para all, perohay gente que ha estado en Finlandia, gente que haestado en los Emiratos rabes Unidos, gente que haestado trabajando como embarcados o nadams por elgusto de viajar, es decir, todo el mundo. Es ms, encualquier casa, t te puedes encontrar el recuerdo deHong-Kong, te puedes encontrar la tarjeta de Espaa,una carta de Australia. Es muy chistoso estar en unaciudad donde siendo tan local, porque finalmente creoque es una ciudad muy encerrada en s misma, pero almismo tiempo te encuentras estas cosas, de que haycomo contactos rarsimos, rarsimos ! Un budagordo y panzn, no puede faltar en una casa de ac

    Los tratos dados a imgenes devocionales como amuecos, y a muecas de esttica extica como asantos catlicos, reflejan cmo las fronteras entresagrado y profano aplicadas a los objetos queforman parte de la decoracin de las salas de Veracruzaparecen difuminadas, apuntando quizs a unas cate-goras carentes de operatividad en este contextocultural. As el observador avisado puede toparse confragmentos de altares imaginarios o camuflados entrelos ornamentos de una estantera o un mueble,compuestos por figuras o muecos con atribucionesmgicas (o que funcionan como referencia a un esp-ritu protector o maestro, que puede presentar sudueo), prximas a otras de igual o distinta naturaleza.As junto a los guerreros y prncipes aztecas, brujas ygitanas, otros se me mostraban a medio camino entrefiguras de poder o con un sentido ornamental (budas,unicornios blancos, cisnes), y otras que plantean laduda de su colocacin casual o claramente orna-mental (un mueco de Pedro Picapiedra en un altar ala Santsima Muerte por un espritu Caverncola;una cabeza de un mueco-beb de goma en el altarde doa Guille por un Nio Santo), estaran apun-tando a algunos de los personajes de la comisin ogrupo de espritus protectores que componen la plura-lidad espiritual de estos sujetos sociales.

    Los tratos domsticos otorgados a algunos objetosy figuras nos estaran sealando unas prcticas deforja de nuevas imgenes de culto nuevos dioses ?. La sala entera, el lugar donde se mantienen loscontactos y tratos con las personas e intromisionesdel mundo social externo, puede estar convirtindoseen una suerte de altar heterclito, y en cierta maneraindiferenciado y difcilmente perceptible.

    Enumeracin vs. Revoltura

    Nos encontramos con una cultura urbana portuariadonde algunas clases de objetos, no solamentemgicos o religiosos, son dispuestos, mediante lacombinacin y acumulacin con otros objetos, enespacios de exhibicin pblica y privada estanteras,altares, escaparates o aparadores , y all cargados conalguna clase de poder, que prefiero llamar estticoms que simblico. Un poder, del que encontramosrastros en el trato diferenciado otorgado a algunascosas, y que nos est hablando de la singular repre-sentacin (y en buena medida de creacin artstica)selectiva y condensacin de lo global, fragmentaria ya escala, en la composicin de un inventario orien-tado de objetos; algunos ms exticos y lejanos,otros aludiendo a un tiempo antiguo, otros ancladosclaramente en la corriente local, regional o nacional derepresentacin identitaria mexicana, y otros de fabri-cacin masiva y accesibilidad indiferenciada (algunasde estas lozas o figuritas pueden ser encontradas encualquier tienda de Todo a cien de Espaa).

    Es interesante el que nos detengamos en los ejem-plos de pluralidad espiritual que ofrecen algunos vera-cruzanos, en los varios seres que presentan ensus propias palabras. Las combinaciones de espritus,maestros o protectores que puede presentar unagente ritual de la ciencia espiritual, varan desde unoslo, en el caso de Beto vidente espiritual que slopresenta a Juan Dieguito, el indio al que se leapareci la Virgen de Guadalupe ; hasta tres o cuatro lo ms comn , o a autnticos listados extensos deuna heterogeneidad sorprendente como es el casode doa Guille. Esta mdium al referirse a los espritusque presentaba (incorporaba), afirmaba que todayo estoy saturada de santid, en referencia al plantelde figuras bblicas y del catolicismo que incorpora.Tanto ella, como los espiritistas que la rodean, tienenconciencia de la multitud de seres que aglutina. Asla comisin espiritual de doa Guille est compuestapor: La Samaritana, su gua; Mara de la Soledad;Lorencito, indito de la Sierra de Puebla; Gonzalito,brujo del oriente; una tribu de lacandones; el Padre DaLuz; un fraile misionero; monseor Lorenzo (obispo deXalapa); Santa Teresa; Maribel la Gitanilla; Santa Tere-sita de Jess (de Lisieux); Isaac Kukusn, mdicojapons; Nios Santos (el Nio de Tiapa, el NioDoctor, el Nio de Azuceras, el Santo Nio de Atocha;el Nio Jess 9); Juan Gabriel, cantante mexicanotodava vivo; un Bho y un Halcn Dorado; Las TresBeneficiencias: F, Esperanza y Caridad; Ventana delCielo (entidad espiritual abstracta).

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    9 Recurdense los distintos trajecitos de que doaMode dispona para vestir al Nio (Jess), y como coin-ciden en buena medida con algunos de los estereotipos deposesin o disfraces espirituales que esta materia espiritistaincorpora bajo la categora de Nios Santos, a la manerade estampitas devocionales encarnadas. Un desarrollo eimplicaciones del concepto disfraz espiritual, puede encon-trarse en mi tesis doctoral, Portales de mcara

  • El transcribir esta enumeracin que doa Guillehaca, e insertar este inventario de seres espirituales o panten de espritus individual en este texto,me hace recordar por su heterogeneidad, abigarra-miento y acumulacin de figuras y reiteracin demotivos exticos y de tradiciones estticas ajenas,a los inventarios de figuritas, lozas e imgenesdescritos arriba, que tratan de enumerar y perfilar eltipo de decoracin domstica que en las salas de lascasas veracruzanas presentan las estanteras y altares o ms exactamente, su contaminacin de imgenesy poderes atribuidos en lo que podramos tambindenominar como altares profanos o estanterasmgicas.

    As pues esos seres espirituales, de diferenteextraccin geogrfica, temporal o imaginaria, compo-nen la comisin espiritual o panten de espritusdel sujeto del Puerto de Veracruz. En buena medidase trata de un panten de espritus, de dioses menores y protectores que tienen algn tipo depresencia plstica en los altares y estanteras de lassalas y recmaras veracruzanas: en forma de figuritasde loza, porcelanas, muecos, carteles, santos ofiguras devocionales, etc.

    En la esttica y morfologa de las composicionesveracruzanas, destaca siempre la yuxtaposicin yenumeracin de las diferencias y elementos delconjunto, como la alternativa nativa a la mezcla, a larevoltura. sta se halla asociada a los campos de logrosero, y lo feo, cargada de connotacionesmorales negativas y pensada como causante deperturbaciones y males para el sujeto y la sociedad.Uno de los rasgos ms comunes de los paquetes,pomos o trabajos de hechicera, es la suciedad yextraeza de los ingredientes o elementos de su inte-rior, y que se hallan en perturbadora amalgama.

    A partir del anlisis de las figuras extranjeras(ya sean de colonias de residentes o de aquellas quetransitan por la ciudad), se puede concluir que paralos veracruzanos, la revoltura es algo poco atractivoy deseable desde el punto de vista corporal y est-tico, ya que apareja una disolucin que es percibidacomo ruptura de las formas y perfiles discretos, comosuciedad, y una fuerza y orientacin de difcilcontrol en el plano espiritual y mstico. As algunosde mis informantes menosprecian a los gitanosy gitanas que mantienen matrimonios con gentesveracruzanas (convirtindose en mescalizadoso en revoltura), se burlan de los posibles matri-monios con chinos y japoneses como forma deempeorar la raza, o se clasifica la revoltura identi-ficable en la torta cubana 10 (o bocadillo con excesode ingredientes varios y contrastantes) o en unpaquete de santera 11 como algo grosero y suciorespectivamente. Y todo ello quizs por la autocon-ciencia de revoltura que tienen los veracruzanos des mismos y de su ciudad, por pensar que ellosmismos son revoltura, y que en sus prcticas ygusto configurado culturalmente, se sienten atrados,cautivados por ella. De ah tambin el importanteesfuerzo desplegado verbal, objetual y estticamentepor presentar a la enumeracin como una frmulade contencin y ordenacin de esa revoltura que lesconstituye y rodea culturalmente.

    Collage modernista, artes modernas

    El panten espiritual veracruzano, tanto el quecompone y se presenta en un individuo, como el queflota y se encarna en la ciudad, sera desde un puntode vista formal una suerte de collage, y esto no slodesde una apreciacin etic. sta imagen est presenteen la conciencia de algunos agentes de la ciencia espi-ritual, como as lo expresaba de forma explcita lamdium Potranca, que al intentar traducir y explicarmelas caractersticas singulares de esta combinacin deseres de su comisin individual de espritus protec-tores y seres formada por La India Yaqui, SantaTeresita de Jess, un Caverncola, el Astronauta (delaccidentado Challenger), la Nia Perdida , alude altrmino de puzzle:

    Si, hay doctores japoneses, hay indios campesinos,como este Lorensito, por la noche lo v y me asustEs desirte, como puzzles. O sea claro que se te puedepresentar un lisensiado, un doctor, pero no te hasendao. Se te presentan animales.

    Nos hallamos ante un procedimiento cultural depegado de fragmentos desiguales, desplegado conlos diferentes espritus que se presentan en un indi-viduo, en un templo, en una ciudad entera. Una suertede puzzle, o ms exactamente collage o centn espi-ritual individual, colectivo encarnado y compuestocon formas y motivos biselados, en los que rever-beran imgenes de tradiciones estticas, espacios ytiempos lejanos.

    Las diferentes expresiones culturales y estticas enVeracruz carnaval, panten de espritus, decoracin

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    10 Una torta cubana es una torta cubana, que trae detodo, todo revuelto ah ! Lleva muchos ingredientes, llevaaguacate, lechuga, frijoles embarrados en el pan como sifuera mantequilla, con los frijoles refritos, frijol negro, mila-nesa, pierna, jamn, jitomate, cebolla, queso, mahonesa,mantequilla, chile, salsa bien picosa. Con una torta de esasya queda uno satisfecho. Una torta cubana lleva absoluta-mente de todo. (Jose Luis Gmez Saudo)

    11 La gente que trabaja la santera es bien cabrona, nocontrolan bien, mesclan todo, hacen revoltura, revuelven lasopa y hacen el mal. Ahora, mis respetos para quienestrabajan la santera por derecho. El santero que trabaja por laizquierda revuelve todo. Te voy a platicar un paquete que curen Cancn, el primer paquete de santera que cur yo. Metrajeron a la chamaca de Cuba, era muy joven, y una chamacabonita, bonito cuerpo, pero le estaban pudriendo la papaya,le estaban pudriendo la cuca [vagina]. Le haban metido faldade res dentro de su cuerpo. Los hijos de su chingada madrela queran mandar con Lusfer. La chamaca tena de su cinturapara abajo, hasta las piernas, todo el pellejo de la res, conunos pelos as de largos [seala con la mano una longitud deunos ocho centmetros]. La haban llevado a que la curaranpor santera y no haban podido. Yo la cur, en tres curacionesa la chamaca. Y la chamaca qued bien, estaba de muy bonitocuerpo la chamaca, que cualquier cabrn se la hubieraculeado. En la santera hay revoltura, hay vud, hay brasil, hayde todo. Yo estuve un tiempo queriendo entrar a la santera,pero no quise seguir. El santero siempre juega susio, esagente nunca juegan limpio, no trabajan limpio. El santero esmuy cochino, trabaja muy cochino, muy susio, muy susio.(Don Antonio Guimaraes)

  • domstica de salas, estanteras y altares pueden serabordadas como si de obras artsticas se tratasen, yaque parecen seguir los dictados de Pessoa a la horade perfilar como deba ser el verdadero arte moderno desnacionalizado, acumulativo dentro de s demotivos de culturas de todo el mundo , y como unreflejo de las aspiraciones de una sociedad empe-ada en la forja de un sujeto moderno:

    Por eso el verdadero arte moderno tiene que ser mxi-mamente desnacionalizado, acumular dentro de stodas las partes del mundo. Que nuestro arte sea unoen el que la dolencia y el misticismo asitico, el primi-tivismo africano, el cosmopolitismo de las Amricas, elexotismo ultra de Oceana y el maquinismo decadentede Europa se fundan, se crucen, se interseccionen.(PESSOA 1966: 113-114; cit. en CRESPO 1984: 308)

    De esta manera, las artes domsticas (y tambinlas efmeras, apenas apuntadas aqu y que sernobjeto de tratamiento en otro momento) de la culturaveracruzana abordadas, cumplen los requisitos queel poeta lisboeta estableca para el arte moderno enel primer tercio del siglo XX, pudindose calificarlascomo de una clase de artes modernas.

    En suma, los veracruzanos disponen de una mismacantera esttica de imgenes, figuras y motivos dealteridad de la que se proveen y nutren para drama-tizar sus fantasas, ya sea en la salita de su casa, enun paseo de carnaval, o en los cuerpos e imaginacinde los participantes en una curacin o consulta espi-ritual. As, entre los espritus protectores, muecosdel altar y figuritas de la estantera de don AntonioGuimaraes, y su comisin espiritual, estaramos perci-biendo los ecos del carnaval, y al mismo tiempo sufuerza gensica y creadora de realidades espiritualesy plsticas, como reserva de imgenes de alteridad.

    En estanteras y muebles de las salas veracruzanaspopulares y de clase media-baja, se aprecia unaacumulacin, a veces abigarrada y otras en un ordendiscreto, de objetos-mercancas producidos en serie(resultado de una produccin capitalista masiva deelementos decorativos domsticos), remedos deporcelanas o de productos de artesana. All el verda-dero trabajo artstico est en la intencin decorativade sus moradores que por contaminacin o contraste,los acumulan y yuxtaponen como una expresin de sugusto, ante la contemplacin de ellos mismos y de lagente ajena o de visita en su casa. En suma, el arteo creacin popular no residira en este caso en elobjeto, sino en su conjugacin, a modo de mapamundiparcial de un mundo postcolonial, en el que todava esconstatable una hegemona en el gusto inequvoca-mente europea ms exactamente, novoeuropea, como lo demuestran la presencia de figuritas versa-llescas y del Antiguo Rgimen europeo, y de los terri-torios y estticas que cautivaron a Occidente yexotismos generados por l (desde el siglo XVIII hastael inicio del proceso de descolonizacin, fundamen-talmente), especialmente los orientales. Nos hallamosante un gusto cosmopolita desde lo local y losmicroespacios de una casa, reflejo del consumo demercancas, objetos y fetiches del hipermercado espi-ritual, donde la ms variopinta diversidad coexistecomo en un collage.

    En Veracruz lo moderno es ese eclecticismoicnico y gusto kitsch 12 o gusto de estantera y desala, dispuesto en la ornamentacin objetual doms-tica, que corre de forma simultnea y paralela a lasmanifestaciones carnavalescas (disfraces y carrosalegricos) y carnavalizadas (de travestis, y estereo-tipos de posesin espiritual) del mismo perfil simb-lico de estas figurillas e imgenes. Pero en Veracruz,y en esto radica la diferencia con el gusto kitsch deotras clases lgicas y socioeconmicas del resto delmundo, es identificable una va cultural de ensoa-cin, fantasa e imaginacin cultural para conver-tirse mediante la encarnacin/simulacin en algunode esos otros invocados y exhibidos en las estante-ras, salas y altares de las casas veracruzanas. En estesentido, los objetos y figurillas exticas y orientalesde estas salas pasaran a ser realidades en el inte-rior de sus sujetos, a componerlos esttica y espiri-tualmente. El anhelo pessoano de sufrir por querer seruna figurilla en un paisaje chino o en un abanico, unreina en un mazo de naipes (PESSOA 1991: 219, 287),una aspiracin plenamente moderna en una metrpolieuropea colonial y exotista como Lisboa en el primertercio del siglo XX , ahora se convierte en una vaaccesible en la cultura local del Puerto, y una posibi-lidad real de incorporar, en sentido literal, unaimagen u objeto ornamental (en una suerte de deco-rativismo interior o del alma al que se refera Pessoa,tambin literal). Y esto es as en una ciudad tambinportuaria y de orientacin atlntica, un punto clave enla cartografa colonial del pasado, y un hito perifricoen la geografa postcolonial del presente. Este eclec-ticismo popular, otra forma de referirse al kitsch iden-tificado en esta sociedad, puede ser abordado comouna forma de canibalizar la diferencia representadaen estos objetos e imgenes extranjeras y exticas,al tiempo que muestra una frmula de conocimientoe interlocucin con esas sociedades distantes, perosin olvidar que seala sin ambages a la experiencia dela encarnacin/posesin espiritual para muchos desus sujetos, un guin cultural que sigue abierto en laactualidad en el Puerto de Veracruz.

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    12 La esencia del kitsch consiste en la sustitucin de lacategora tica por la categora esttica: lo importante es elefecto (BROCH 1979: 9), en concreto la efectividad estticade la combinacin kitsch. El kitsch en el imaginario vera-cruzano apunta a una forma potica popular, agradabley bonita, de combinar elementos ms o menos selec-cionados de su pasado y tradicin, con otros del presenteglobalizado y mercantilizado.

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