Art-rrr La Salud Como Factor Social 1981

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    Julio , n 0 , 1981 Copyright 1981 Pape les de l PsiclogoISSN 0214 - 7823

    LA SALUD COMO FACTOR SOCIALCarlos Cam arero

    Ponencia elaborada por Carlos Camarero

    No podemos seguir por mucho ms tiempo, a estas alturas de siglo, asumiendo al modelo sanitario tradicional donde seconcibe la salud slo como ausencia de enfermedad, aislando al individuo de sus coordenadas sociales, de su familia, de sueconoma, de su trabajo, de su vivienda, de su medio ambiental, en suma. No solo se divide al individuo en partes, sino quese le divide dentro de su patrn social y no se tienen en cuenta sus condiciones de vida y su problemtica de conjunto. Unasanidad donde el dato ms importante es el nmero de mdicos y de camas de hospital por habitante no nos interesa. Nosimporta m s sa ber qu tipo y qu condiciones de vivienda tienen e sos hab itantes, o cuales son sus relaciones interpersonales,o cmo se desarrollan sus trabajos, sus modelos culturales, su tiempo libre, dnde se cran sus hijos, en qu condiciones secontrola la natalidad, qu condiciones educativas y perspectivas de trabajo tienen los jvenes, cual es el tipo de informacinque se les suministra en la televisin, qu caractersticas tienen los alimentos que tomas (si lo toman), cmo se reeducan yrehabilitan los fracasos escolares, los accidentes laborales y de carretera, cuales son las tensiones a las que estn som etidos,cmo viven los viejos, etc...

    Una sanidad que como objetivo primordial tiene la construccin de enormes centros donde se despersonaliza y donde nuncasabes cmo vas a salir, no es una sanidad responsable con la problemtica real de la poblacin.

    La salud, a s, se convierte en un problema em inentemente poltico de la sociedad en su conjunto y no en su problema m dicodesde una sola ptica institucionalizada, en contraposicin con una organizacin donde debe utilizarse todos los mediossociales pa ra alcanzar un buen nivel de salud pa ra toda la pob lacin.

    Existen enfermos mentales?

    Con todo ello no q ueremos decir que el componente orgnico de la enfermedad no deba ser resuelto con la metodologa al usomdico, pero esa es slo una parte de la sanidad y un tema que aqu no vamos a tratar.

    El 50% de la pob lacin (dato adm itido ya de una forma gene ralizada) que acude al md ico no se cura. Se ha hecho un estudioen lo hospitales, en los ambulatorios, etc..., de cuales son las posibilidades de curacin de ese 50% y cuales son suscoordenadas vitales y componentes no orgnicos que le hacen acudir al mdico tan slo por que la errnea educacin sanitarialo encamina hacia l exclusivamente y porque todo est inundado por la perspectiva mdica y no existe la posibilidad de serencaminados hacia otros profesionales que resuelvan su problema y, sobre todo, porque no existe la estructura social y polticaadecuada para que sus p roblemas fueran resueltos con un cambio en su a mbiente y en su modo d e vida?.

    En definitiva, la estructura sanitaria espaola est sostenida por un sistema econmico tal que mantiene una accin reparadoraen funcin del sistema productivo, manteniendo a la poblacin en unas condiciones de vida y de trabajo que producenenfermedad. Ese mismo sistema desecha a las personas cuando no son rentables y las abandona o las da una asistenciamnima; a veces ni siquiera de supervivencia. Esta estructura sanitaria merece, cuando menos, ser replanteada; porque detrsde toda situacin de "enfermedad mental" (entre comillas) se encuentran factores ideolgicos dominante que deben sertenidos en cuenta, y no ser resueltas con soluciones tcnicas exclusivamente, sino que debern ser resueltas a la luz desoluciones sociales.

    En la medida e n que consideremos la sa lud como un estado q ue permita seguir dentro del proceso de trabajo, que permita eldesarrollo de todas las dimensiones d e la p ersona, y la haga disfrutar de la vida, en equilibrio social con la comunidad sin serrechazado por ella, estaremos construyendo un mo delo a decuado de salud. Aqu, el psiclogo introduce un e lemento cualitativoen la asistencia que no es tratado por el sistema sanitario, hacindonos eco de la idea Walloniana de que el individuo no esuna yuxtaposicin de factores biolgicos y sociales; sino que la explicacin est en la accin recproca incesante del ser vivo yde su medio.

    Por todo ello, personalmente pensamos que la "enfermedad mental", tal y como se ha venido estudiando hasta la fecha nodebe ser tenida en cuenta por el plantea miento ps icolgico-social que proponem os. Si es cierto lo anterior, convenga mos e nque la llamada "enfermedad mental" estara en funcin de las conductas anmalas que se instauraran en el individuo alrelacionarse con su medio el cual es un buen caldo de cultivo (como hemos podido ver al principio) para que aquellas seproduzcan. Insisto que con esta afirmacin no tratamos de olvidar el componente orgnico de algunas enfermedades, perotambin afirmamos que no tenemos los estudios necesarios que nos explique cmo puede el medio producir esa anomalaorgnica de que hablamos.

    En cualquier caso, e l tipo y el nmero de "enfermos mentales" (siem pre entre comillas) estar en funcin de los modelosasistenciales ap licados y en funcin de la escala de valores imperante en la sociedad que los profesionales han de catalogar.Porque cuando hablamos de "enfermeda d me ntal" estamos dando por supuesto que ex isten comportamientos normales ypatolgicos y que estos e stn en funcin de categoras definidas e inmutables. Y e sto es lo que nosotros ponem os en cuestin(Bays, 1979); ya que, pe nsamos, determinados me dios sociales producen unos tipos de categoras y otros, otras. Po r lo queincidiendo favorablemente en el entorno podem os ver disminuido el nm ero de e sas categoras y por tanto el nmero de"enfermos mentales".

    Cualquier reforma q ue se a precie debe ra contar, previamente a s u formulacin, con un estudio serio de recursos y necesidadesexistentes y una estimacin de su evolucin en funcin de una planificacin de servicios que se p revea conforme a la situacineconmica y social. Pero esto, hoy por hoy, no existe en nuestro pas.

    Veamos someramente con qu nmeros contamos: los Subnormales o Deficientes Mentales oscilan entre el 1 y el 3 por ciento dela poblacin (segn la OMS); en unas estadsticas recientes (SEREM, 1979) se habla del 1,10%. En la primera la poblacinafectada de deficiencia mental estara comprendida entre 350.000 y 1.050.000; en el segundo caso de 400.178 afectados. Deellos (sea cual sea la cifra eleg ida) estn atendidos -no sabe mos e n qu condiciones- 44.000 (Tribuna Mdica, 1976).

    Entre los "enfermos me ntales" al uso tenem os los siguientes datos: esquizofrnicos (segn estadsticas estudiadas por Eyseck,1975 en distintos pases) oscila entre 0,6 y 2,9% de la poblacin, lo cual supone para nuestro pas la cifra de entre 210.000 y1.105.000. Las personas comprendidas en la sintomatologa conocida como "manaco-depresiva", comprende entre el 0,4 y el2,5% (para Espaa entre 140.000 y 875.000 personas).

    De entre esas cifras podemos hacer una media aproximada y nos da la cantidad de 582.500 personas afectadas por esossntomas. Luego vendra el an lisis del tipo de diagnstico y enfoque teraputico que se e stablezca para tratarlos.

    Pero no vamos a entrar en ello.

    Por otro lado, veremos el alcoholismo, en donde tenemos una poblacin afectada e ntre 1.500.000 y 2.300.000 segn unosautores (Freixa, Fb regas y Soler, 1972 en el XVIII Co ngreso Inte rnacional sobre Alcoholismo y Toxicomana s) y 800.000 queutiliza como punto de partida la Comisin Interministerial para la Reforma Sanitaria (1975), y como dato adicional diremos queen 1970, el Programa para Prevencin del Alcoholismo y Toxicomanas del PANAP, estaba dotado de 5.000.000 de pesetas yese m ismo ao s e gastaron 2.300 millones en publicidad de bebidas a lcohlicas (Datos recogidos de Bays, 1979).

    Hoy sabemos que en Espaa mueren alrededor de 10.000 personas al ao po r efectos del a lcohol (Dez Aledo, 1980).

    No menos importantes son los datos que podemos barajar en cuanto a drogadicciones aparte de la del alcohol: los opiceos,

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    barbitricos, estimulantes, alucingenos, tranquilizantes, el tabaco, etc..., son de consumo diario masivo por nuestra poblacin.

    En la mayora de los casos se pueden comprar libremente en los establecimientos correspondientes. En 1977 la SeguridadSocial gast 2.000 millones de pesetas en suministrar psicofrmacos a 4 millones de personas. En las far-macias se puedenconseguir sin receta. Yo mismo he sido testigo de ver como el dependiente es quien aconseja un determinado medicamento"para los nervios" ante la demanda de un cliente. Y cualquiera pue de hacer la prueba de su compra indiscriminada. En 1978 segasta ron los espao les 32.500.000 pe setas e n antidepresivos, y pudieron elegir entre 88 marcas. Es decir, los psicofrmacossuponen el 70% del total de ventas de medicamentos en nue stro pas (Ciencia y Pensamiento, 1980).

    Por cuanto se refiere al fracaso escolar, que nosotros consideramos como un principio de pos ibilidad de ausencia de sa ludmental dada la estructura escolar existente, donde sin ningn tipo de anlisis de variables psicosociales se exigendeterminados rendimientos iguales a todos los nios, sin a daptar los programas a l desa rrollo psicolgico y sin tener en cuentalas coordenad as sociales . El fracaso e scolar lo podem os cuantificar en un 40% de la pob lacin infantil, en algunos ncleosurbanos es ta cifra se ele va al 65% del cual un alto porcentaje eng rosa las estad sticas de prede lincuentes, delincuentes einadaptados, sob re todo si e l fracaso escolar va acompaado de condiciones de vida y sociales m alas. De es te porcentajepodemo s apuntar que fracasan m s lo nios de las clases sociales con menos recur-sos econmicos.

    La rentabilidad psicosocial que se puede o btener es enorme con una poltica preventiva en e ste campo, mediante que se puedeobtener es enorme con una poltica preventiva en este campo, mediante la informacin preparacin en aspectos delaprendizaje, cognitivos, psicomotores, efectivos, etc..., dndole importancia a las diferencias existentes en los medios urbano yrural, as como a las sociales y psicolgicas. Prueba del poco inters por la prevencin de la salud mental en la escuela lotenemos en el debatido Estatuto de Centros, donde no se han admitido los plantea-mientos de creacin de equiposinterprofesionales psicopedaggicos.

    Suicidios.- La consideracin que podemos hacer en cuanto a los datos existentes de que una persona con necesidad de ayuda(del tipo que sea) p ara mantenerse psicolgicamente equilibrado, la obtiene e n un 80% en el me dio rural y en una gran ciudadcomo Madrid no llega al 10% (EL PAIS, 19-X-80).La cifra m edia de suicidios consumados e n Madrid es del 60 al mes. Siconsideramos q ue seg n la O MS el 10% del total de intentos de suicidio lo consiguen consumar, tenemos una cifra de 600intentos me nsuales en e l medio urbano. Lo que nos dara una cifra, slo pa ra Madrid de 7.200 intentos y 720 consumados. Porotro lado debemos constatar que en una tabla obtenida por el doctor Saiz Ruiz sobre una muestra de 78 suicidios frustrados(EL PAIS, 19- X-80), el 60% estn comprendidos entre las edades de 16 a 30 aos. Cul es el tipo de conflicto que generaese ndi-ce tal alto de suicidios en es as ed ades? Cul sera la relacin que ex istira entre este da to y otros cotejados e n fun-cin de: antecedentes p siquitricos, fracaso e scolar, dese mple o, historia familiar, etc...).

    Accidentes de trabajo.- Nuestro pas arroja el mayor ndice de accidentes de trabajo en Europa. Cules son los programas dehigiene y Seguridad en e l trabajo que se e stablecen? y, por supuesto, Cules so n las condiciones sociales y psicolgicas e n lasque realiza la relacin laboral? Del o rden de 7 pe rsonas diariamente sufren un accidente laboral m ortal. Las incapacidadeslaborales las podemos cifrar en cerca del milln de personas que cobran pensin por invalidez permanente, en los distintosregmenes de Seguridad Social.

    Televisin.- No olvidemos que dentro de la consideracin del nivel de salud m ental de nue stra pob lacin tambin tenemos quetener en cuenta como dato a tener en cuenta que ms de 20 millones de espaoles son espectadores de televisin dondeabundan los telefilmes de violencia indiscriminada, objetos propagandsticos de consumo inalcanzables para una gran ma yora,valores culturales imp ortados de otras culturas que no precisamente brillan por su nivel de sa lud mental, publicidad de bebidas,etc...

    Minusvlidos fsicos y s ensoriales.- Dentro de las estimaciones que p odemos hacer en funcin de la situacin especial que pue denvivir las p ersonas afectadas, y slo teniendo en cuenta que deberan prevenirse e n ellas situaciones ms claras de modificacindel me dio para preservar su integridad me ntal, apuntamos los datos de que existen en Espa-a 852.239 minusvlidos fsicos ysensoriales, lo que supone un porcentaje el 2,30% de la poblacin total (SEREM, 1979).

    Esta cifra se distribuye:

    Minusvlido del aparato locomotor : 442.385

    Minusvlido no motricos : 238.801

    Paralticos cerebrales : 48.235

    Ciegos : 59.536

    Sordos : 63.255

    Ancianos.- Existe una poblacin de ms de 65 aos en nuestro pas que sobrepasa los 4 millones que necesitan un especialcuidado en la forma en q ue se establecen las situaciones sociales que pued en producir desequilibrios mentales, yespecialmente sensibles a los desajustes de tipo emocional y psicolgico.

    A estos datos nos hemo s referido tan slo con el nimo de acercarnos muy de pasada a la ma gnitud del problema d e la saludmental en Espaa y sobre todo en el nimo de dar una visin no profesional al tema y de implicar variables importantes queno se tienen en cuenta a la hora de valorar las conductas y comportamientos; as como las causas de l "enfermar".

    Son muchas esas variables sociales y econmicas que se conjugan como para caer en la trampa de pensar en lo p atolgico concategoras establecidas y psicologismos miopes. As como para caer en una trampa mucho mayor: la de medicalizar (enmuchos casos , psiquiatrizar, en el se ntido tradicional del trmino) y dar carcter cientfico a lo "a normal" frente a lo "no rmal"conforme a una escala de valores, determinada por intereses a jenos al propio sujeto que, ade ms, tiene que ser "curado" porpersonas que estn sometidas al mismo tipo de dicotoma, pero que se encuen-tran en la esfera de los dominantes oprepotentes y que han sido adiestrados para formular etiquetas y salvoconduc-tos de normalidad o anormalidad, en cuyaexpresin calificadora qued a bien patente de qu lado est la situacin de poder.

    En cualquier caso la propuesta alternativa es la de configurar una poltica de servicios sociales, donde al lado de lo que pareceinevitable, se formulen planteamientos interdisciplinarios que contemplen al individuo dentro de su complejidad social ypsicolgica, arrancndole al sistema parte de los beneficios que le reportan las relaciones de produccin (que determinan unalto porcentaje de situaciones enfermizas), para aumentar su bienestar y salud mental en equi-librio con su entorno social.

    Educacin y Prevencin en la salud mental creando una infraestructura en funcin de las necesidades reales de las personas,en el mbito de su vida comunitaria

    El planteamiento que propugnamos deber estar basado en un anlisis de todas aquellas situaciones y contingencias que sedan en el medio y que son las productoras del comportamiento de los individuos, introduciendo los programas de actuacininterdisciplinaria necesa ria en el entorno social; con el fin de conse guir, con esa a ccin, la des apa ricin o, cuando m enos , ladisminucin de aquellas situaciones que producen conductas no integradas. Esto no se consigue sino con una actividadeducativa, divulgadora y preventiva. Nunca con una accin curativa. Por ello decimos que no nos sirve el sistema sanitariotradicional. Por otra parte, no estamos hablando de la Sanidad, sino de la creacin de una infraestructura al margen de ella,pero contando con la m isma pa ra superarla.

    Y, por supuesto, no creemos que la solucin sea que los mdicos obtengan una fuerte preparacin en psicologa y sociologa(como afirma el documento de la Re forma Sanitaria), sino que la solucin estara en la integracin de los nuevos profesionales(que han surgido como necesidad social ante una determinada problemtica) dentro de los campos de actividad que les sonpropios, ya que lo contrario nos hara pensar en un intento de golpe de fuerza de ciertos sectores de una profesin instauradaque pretende acaparar poder y funciones, con el fin de mantener su hegem ona dentro de un campo que ya no le es exclusivo.

    Debemos decir en este punto que la labor preventiva es un problema poltico-social que contemple a todos los ciudadanos yque uno de sus aspectos ser el planteamiento tcnico que p uedan hacer los profesionales de la Salud Mental que tendrn sulabor a todos los niveles asistenciales, preventivos y teraputico en conjunto.

    Con el cambio de las situaciones ambientales contribuimos a la elevacin del bienestar y a la eliminacin de las causasproductoras de desa justes psicolgicos y sociales que producen el enfe rmar.

    En un intento de aproximarnos a una posible alternativa, diramos q ue:

    a - En cualquier reforma que se precie debe ir por delante el aprovechamiento de los recursos humanos y profesionales, ascomo los materiales, reconvirtindolos en funcin de los objetivos propuestos y con nimo de hacer extensibles los servicios atoda la p oblacin. Todo ello m edia nte el an lisis correcto de la s posibilida des cientficas y tcnicas, conjugn dose con lashumanas y econmicas, hacindose una a ctuacin equilibrada sin pretensiones mesinicas.

    b - La asistencia que se pretende deber ser pblica en funcin de los sectores de poblacin ms necesitados, en conexinestrecha e ntre e l concepto de salud m ental y las condiciones de vida realmente existentes a todos los niveles: sociales,

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    educativos, culturales, sanitarios, etc...; ya que no podemos eludir saber que los profesionales de la Salud Mental tenemospocos recursos para sa tisfacer esas situaciones y q ue nuestras acciones preventivas y existenciales se solapan y complementancon las de otras instituciones, organismos y g rupos representantes de la sociedad.

    c - La accin preventiva que debe informar a todo trabajador de la Salud Mental, tiene que hacerse socialmente rentable yproductiva, que est a l alcance de todos y que tenga u n buen nivel de calidad, producto de la investiga cin y formacinpermanentes de sus profesionales y de un deseo de po ner sus conocimientos al servicio de los individuos y los grupos.

    Hacia un anlisis de las caractersticas de la poblacin afectada en relacin con el profesional. Pugna entre el modelo mdico yel psiclogo?

    Ya hemos dicho que podemos entender la "enfermedad mental" como un fenmeno social (salvando las distancias con loscomponentes eminentemente orgnicos del enfermar) en cuanto que existe una forma negativa de respuesta del medioambiente hacia aquella.

    Adems, podemos hacer notar la paradoja que supone que los profesionales de este campo, en muchos casos lo que hacencon su trabajo es institucionalizar dichas respuestas negativas sociales, recreando un sistema de valores, terminologa,organizacin y actuacin profesional que sistematiza las relaciones de las personas afectadas por alguna conducta nointegrada, con esa sociedad que previamente ha establecido dicha relacin, y que, ya tiene decidido mantener un tipo derelacin con ellas diferenciado y distante. Se parte de una definicin que lleva implicada la escala de valores que establece loque es normal o adecuado.

    En otro lugar hemos afirmado que la sociedad (su clase dominante) define cuales son los rasgos, atributos y normas que sedesea n, dndose la situacin de que si los individuos fracasan en dar las respuestas adecuadas a e se esque ma, se les tratarde otra manera y se les asimilar a categoras de marginados, desviados, locos, subnormales, etc..., etiquetndolos yagrupndolos de acuerdo con unos estereotipos que en un momento determinado funcionan sin necesidad de valoracin, deuna forma a utomtica.

    Si esto es cierto, la a ctividad de los trabajadores de la Salud Mental que tengan conciencia de e llo, deber estar encaminada aluchar por cambiar dichos esquemas con riesgo de ser introducidos por la misma clase dominante en otra categora demarginacin.

    En cualquiera de los casos, en toda actividad asistencial donde se plantee el esquema de una supuesta rehabilitacin,estaremos frente a procedimientos de socializacin, med iante los cuales el s ujeto se ve inducido a adoptar roles sociales q ueestn de acuerdo con las expectativas que la sociedad tiene de su comportamiento, produciendo en l determinadosaprendizajes de depende ncia que pueden da r como resultado lo que Szasz ha llamado "la tica del desvalimiento y la ayuda",que no e s otra cosa que la tendencia social a reforzar las conductas que expresan pe ticin de ayuda, fom entndose a la vez lasumisin y la depe ndencia con el fin de pe rpetuar la marginacin y hegemona de l grupo "normal", entre comillas.

    En este caso, determinados a utores (Ribes, 1979) propugnan la idea de que el terapeuta, el profesional de la Salud Mental (ennuestro caso, el psiclogo) debe "desprofesionalizarse"; es decir que su actuacin estara encaminada a proporcionar a losmiembros de la comunidad los sistemas y tcnicas necesarias para que resuelvan sus problemas de una manera autnoma yautocontrolada.

    Puntos de propuesta. Alternativa. Conclusiones

    De varios tipos;

    1- Concepcin.

    2- Organizativos.

    3- Utilizacin de recursos.

    1-Los relativos a la concepcin que debe tener la Sanidad en relacin con la Salud Mental:

    - Eliminar el sentido caritativo y benfico de las asistencias. Elaborando los programas necesario en funcin del estudio denecesidades.

    - Incidir en el concepto de rehabilitacin y reinsercin social de toda pe rsona af ectada. No cronificar. Poten ciar atencindomiciliaria.

    - Desmedicalizar hasta donde sea pos ible la asistencia.

    - El contenido profesional de los tcnicos debe r estar en funcin de las necesidades reales de los ciudadanos afectados.

    - Conceptualizar la asistencia bajo el prisma de la comunidad terapetica.

    - Bsqueda de soluciones sociales y poltica, no slo tcnicas.

    2-Organizativos

    - Unificacin en un solo Organismo de todos los servicios.

    - Creacin de un Servicio Nacional de Salud.

    - Democratizacin de esos servicios con control ciudadano de los rganos de gestin.

    - Potenciar la actividad preventiva y asistencial coordinada y al tiempo en los niveles primarios y secundarios por medio de losCentros de Salud y Ambulatorios.

    - Adecuacin de los servicios a las necesidades y perspectivas del medio habitual donde se producen las situaciones deenfermedad, concibiendo modelos organizativos territoriales y sociales que coordinen todos los servicios comprendidos en ellas.

    - Planificacin controlada de los servicios.

    3-Utilizacin de recursos

    - Utilizacin al cien por cien de los recursos existentes sin duplicar gastos innecesarios creando redes paralelas de servicios.

    - Utilizacin de la red d e servicios generales por toda la poblacin y para todas las situaciones de la enfermedad.

    - Extensin de los servicios a todos los ciudadanos sin excepcin.

    - Rentabilizar socialmente los presupuestos que se asignen para la sa lud.

    - Contratacin del personal espe cializado ne cesario sin escamotear presupuestos.

    - Creacin y formacin de los equipos interprofesionales necesarios.

    - Creacin de los programas necesarios de investigacin y formacin de profesionales.

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