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APRENDIZAJES Y EMOCIONES EN
ADOLESCENTES DE PRIMER GRADO DE
SECUNDARIA
José Manuel Arredondo Chávez [email protected]
Guadalupe Angulo Félix [email protected]
Ramón Berumen Martínez [email protected]
Escuela Normal de Sinaloa
RESUMEN
El presente trabajo de investigación se
obtuvo de las prácticas profesionales de
docencia en el ciclo escolar 2017-2108. Tuvo
como propósito encontrar la realidad escolar en
cuanto a las formas que la enseñanza y el
aprendizaje adquieren, en particular, las
influencias que el estado emocional tanto de
alumnos como docente para generar o no
mejores aprendizajes y sobre todo revisar si el
enfoque meramente cognitivista está dando
resultados o no y si se requiere transformar la
práctica docente en ambientes inclusivos de un
auténtico quehacer humanista que genere
ciudadanos felices para aprender a darle
sentido a su vida.
PALABRAS CLAVE: Práctica docente, emociones y aprendizajes.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Los retos en la formación de las nuevas generaciones en el siglo XXI están dados no
tanto en la acción cognitiva del ser, sino en las formas que éste adquiere para desarrollarse
personal y socialmente. Las posibilidades de tener conocimientos van de la mano del
desarrollo tecnológico de los bancos de información que simplemente están a un click de cada
persona. Sin embargo, ahora el problema de aprender reside en cómo y para qué aprender.
Diariamente se presentan diferentes conflictos dentro de las aulas de clases, algunos
alumnos no responden a los cuestionamientos o actividades que el docente pone en práctica,
como trabajar en equipos, binas, hacer exposiciones o dar su punto de vista, mostrando una
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actitud de rebeldía, enojo, apatía, debido a los diferentes roses o decepciones que arrastran
desde sus hogares a la escuela y con ello pierden el desinterés por aprender.
Dichas actitudes arrojan un desequilibrio emocional por parte de los jóvenes, así como
del docente, por ello estas necesidades reclaman al sistema educativo una nueva formación
donde las emociones sean un aspecto importante en las planeaciones docentes para
fortalecer los aprendizajes de los chicos. El compañerismo, la felicidad, alegría, amor,
empatía, honestidad, amabilidad son elementos para una educación centrada en el bienestar
emocional de ambos participantes en la educación que podría facilitar el proceso de
enseñanza.
Para saber sobre lo anterior, se plantearon las siguientes preguntas de investigación:
¿De qué manera impactan las emociones de los estudiantes en el proceso de enseñanza y
aprendizaje?, ¿Cómo influye la relación emocional entre el maestro y los alumnos en el
proceso de aprender?, ¿Cuál es el resultado de la aplicación de estrategias que contengan
el manejo de las emociones en el grupo? las cuales guiaron la indagatoria de los problemas
emocionales que tienen los jóvenes y sirvió para conocer las distintas emociones que se
generan en el grupo de clases.
MARCO TEÓRICO
¿Para qué educar?
El valor de educar atraviesa por la necesidad de los adultos de transmitir y multiplicar
la cultura para las nuevas generaciones. La polémica del para qué educar se sigue dando:
unos desde los aparatos productivos y de la urgencia de fuerza de trabajo eficientemente
productiva, dirán que es necesario formar para la vida del trabajo, es decir, que los jóvenes
aprendan oficios y profesiones y se incrusten en los aparatos productivos, (Dewey, 2004).
Otros, estarán en la idea de reproducir la ideología de la hegemonía a través del currículo
para seguir dominando (Bourdieu, Passeron, 2008), (Giroux, 1993), (Mclaren, 1995), (Freire,
1979).
La perspectiva del nuevo siglo XXI, nos habla de educar sobre todo en cuatro pilares
fundamentales: La educación formal ha puesto énfasis en el saber y el saber hacer y ha tenido
en la realidad, en el olvido el saber ser y el saber relacionarse, cuatro pilares que han sido
sugeridos por la UNESCO, (Organización de las Naciones Unidas para la Educación y la
Cultura). Arredondo. Et al. (2016, p.58) citando a (Delors, 1996).
En ese mismo sentido Morín, (2001) nos va a señalar siete saberes de la educación
del futuro, donde plantea que habrá que potencializar las habilidades de los chicos para
hacerlos verdaderamente críticos y responsables de la bioética del planeta.
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El ser humano es cosificado, es decir, es tratado como cosa, un producto más del
mercado, que puede formatearse, rentarse, venderse. De ahí la desvalorización de los
principios básicos del respeto, el desánimo de la lectura y la profundización de los saberes,
por parte de la mayoría de los jóvenes y no tan jóvenes. La búsqueda del tener más para
supuestamente vivir mejor, se diluye por sí misma. La cultura del consumismo nos consume,
nos dilata, nos oprime. El ser tratado como una cosa, presupone una manipulación de quienes
mueven los hilos del poder, para enriquecerse más. No importa cuánto sabes, sino cuanto
tienes o cuanto das a ganar. Por ello las emociones de las personas se hacen a un lado, lo
importante es el saber y saber hacer para rendir, ser competitivo, ser una máquina que no
piense, solo produzca.
En la escuela tradicional se deja de lado el ser, las emociones del alumno, olvidándose
del tacto pedagógico que es una de las estrategias que debe utilizar el maestro haciendo
presente su humanismo para que los aprendizajes que adquieran los chicos sean
significativos. No se toman un momento para preguntarle a sus alumnos o a sus compañeros
maestros ¿Qué te pasa? ¿Sabes que cuentas conmigo? ¿Sabes que aquí estoy para lo que
se te ofrezca? Enseñar con amor (Mannen, 1998), (Maturana, 2012), (Freire, 1993) es una
de las formas que debieran aprender todas las personas y en especial aquellas que nos
dedicamos a la docencia, es una de las labores más nobles que pueden existir.
Si el profesor se enfoca en conocer las emociones de los alumnos, en hacerles sentir
que no están solos, la educación sería totalmente diferente, puesto que ese tipo de
acercamiento por parte de los maestros e incluso por el personal académico de la institución,
harían la diferencia, las cosas empezarían a fluir a favor de tomar importancia real en cada
alumno y esto podría impactar en su desempeño académico. También pueden ayudar a evitar
suicidios o conductas disruptivas, como nos dice Arredondo, (et al); (2016; p.487:):
Las escuelas, como espacio de aprendizajes deberían aplicarse en conocer el
desarrollo de los adolescentes de manera integral, sin embargo, esto no está pasando,
éstas se encuentran sometidas a regímenes conductuales que no permiten saber que
piensan, creen y perciben los jóvenes con los que estamos interactuando, es decir,
vivimos en una cultura donde existe una suerte de “analfabetismo emocional”, donde
el aprendizaje es concebido como el proceso cognitivo puro.
La formación como docentes hoy se amplía a considerar no sólo los elementos de tipo
cognitivos (conocimientos útiles o necesarios) sino también los mecanismos por los cuales
esos conocimientos se convierten en significativos para la vida del ser humano que enseña y
que aprende, es decir el manejo de sus emociones, su tacto pedagógico. Como nos dice
Manen (1998, p.73): la inteligencia en la enseñanza no es la inteligencia intelectual pura, la
inteligencia en la enseñanza es sensibilidad solícita.
En esa tesitura la salud emocional en el proceso de enseñanza y aprendizaje, intenta
dar cuenta qué tanto influye esta salud emocional en los procesos de aprendizaje. El reto de
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la práctica docente en el siglo XXI no sólo es saber manejar los contenidos y el cómo
enseñarlos sino tratar- nos como personas en el proceso de enseñanza y aprendizaje, es
decir, maestros y alumnos que sienten, se emocionan, luchan o se rinden.
Desde los planes y programas de estudio 2011 se plantea que los estudiantes de
cualquier institución educativa deben de recibir una educación inclusiva donde el individuo
pueda desarrollar al máximo todas sus habilidades y actitudes para que sea un ciudadano
que se incorporé adecuadamente a la sociedad. Por ello los académicos debemos de
fomentar de manera urgente la educación emocional. Para Bisquerra (2000, p.243): La
educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende
potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo,
constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral.
Para Steiner y Perry (1997, p.13): la educación emocional debe de dirigirse al
desarrollo de tres capacidades básicas: para comprender las emociones, para expresarlas de
una manera productiva y para escuchar a los demás a sentir empatía respecto de sus
emociones. Por otra parte, Bisquerra (2008, p.8) lo concibe como: el desarrollo emocional es
una parte indisociable global de la persona, concibe a la persona como una totalidad que
abarca cuerpo, emociones, intelecto y espíritu.
Al respecto Dewey (1933 en Elias, Hunter y Kress, 2001, p.16) definió que: las escuelas
además de dedicarse a la formación deben ser espacios donde los estudiantes aprendan
acerca de la democracia, las habilidades necesarias para preservarlas, el estado mental
reflexivo para avanzar en ella y de la cima social emocional necesarios para ejercerlas. Es
decir, lugares donde desarrollar al humano integralmente.
Contexto socioeconómico
Los alumnos que asisten a la escuela secundaria en cuestión, cuentan con un nivel
socioeconómico bajo, es decir que los trabajos de sus padres son de oficina, empleados y
trabajadores manuales, es por ello reciben ingresos económicos menores a 5,000 pesos
mensuales, es decir, 263 dólares. La mayoría de los estudiantes son de las colonias populares
de la periferia de Culiacán, Sinaloa.
Procedimiento de investigación
El presente trabajo se realizó con el principal objetivo de conocer e identificar las
emociones que presentan los alumnos de la escuela secundaria ante las diferentes
actividades, juegos y dinámicas de trabajo que se pusieron en práctica, esto para saber que
actitudes y emociones les provocan, para poder lograr un acompañamiento con los chicos de
este grupo, y observar si ello repercutiría de manera favorable en los conocimientos. La
intervención se realizó exclusivamente en un grupo de primer grado.
Técnicas de investigación:
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Se aplicó la observación y registro de clases tipo etnográfica, es decir, se describe todo
lo que ocurre en el aula para después, escoger las partes que se consideran importantes para
el tema de investigación. Según Woods (1987, p.18): la etnografía presenta condiciones
peculiarmente favorables para contribuir a zanjar el hiato entre investigador y maestro, entre
la investigación educativa y la práctica docente, entre la teoría y la práctica. También se utilizó
el registro de información mediante el diario de clases, para hacer comparaciones y críticas
sobre los resultados de las diferentes estrategias y actividades implementadas en dicho
proceso, en ese sentido Porlán (1988, p.38), describe el procedimiento del diario:
El profesor es el mediador fundamental entre la teoría y la práctica educativa. Las
características de su trabajo profesional le confieren un papel regulador y transformador
de toda iniciativa externa que pretenda incidir en la dinámica de las aulas. Esta
mediación se realiza a través de un doble proceso. Por un lado, en el plano cognitivo,
el profesor interpreta y valora las informaciones exteriores que recibe, sean éstas
modelos educativos o instrucciones curriculares, desde sus propios esquemas de
conocimiento.
Después de deducir las categorías de análisis; emociones, percepciones y
aprendizaje, se identificaron los “informantes claves”, alumnos y docentes que proporcionaron
información a través de una entrevista cara a cara, dando solidez a la interpretación
finalmente contrastada con la literatura sobre emociones y aprendizajes.
RESULTADOS
Se aplicó un cuestionario a los alumnos de un primer grado. Los objetos de estudio
fueron seleccionados a partir de las características emocionales que fueron presentando en
las prácticas docentes en el ciclo escolar 2017-2018, algunos de ellos son los más
sobresalientes de las clases, extrovertidos, introvertidos, algunos con promedio no
aprobatorio tanto en ésta materia como en otras. Se tomó en cuenta estos rasgos para saber
de qué manera influyen las diferentes emociones y actitudes que presentan los chicos en su
aprendizaje escolar, así como en su desarrollo interpersonal. Se seleccionó, a los alumnos a
través de la observación de cada clase. Todos con características emocionales y actitudes
diferentes, introvertidos y extrovertidos para saber sobre lo que ellos sienten y cómo esas
actitudes favorecen en su aprendizaje. Posteriormente se realizó una entrevista a seis de los
estudiantes de cuarenta y dos que son del grupo M, ésta fue grabada con el consentimiento
de los entrevistados.
Retomando la información rescatada en la presente investigación se pudo conocer el
concepto que tienen los alumnos sobre la motivación en las clases, así como su percepción
sobre las emociones que se rescatan en las aulas tomando en cuenta el contenido que el
docente maneja y cómo lo asocia a la realidad para que sus alumnos se concienticen y
adquieran habilidades emocionales para la vida, ya que: en el aprendizaje lo más importante
6
son las experiencias, las relaciones e historias humanas detrás de cada nivel, programa,
permiso, autorización o requisito (Andere, 2011,60). Se realizaron una serie de entrevistas y
diarios de clases (Woods, 1986, p. 99), de donde se rescataron a los informantes claves, las
cuales son personas con quienes, en el curso de investigación, llega uno a establecer una
relación especialmente estrecha.
Existe un lazo entre la escuela y los aprendizajes que adquieren los adolescentes, la
importancia de las relaciones interpersonales que llegan a desarrollar tanto con sus
compañeros como con sus maestros, la motivación por una superación personal, no
olvidando que; a la escuela también se va a aprender valores y saber ponerlos en práctica.
Los alumnos han expresado que no aprenden o rinden de la misma manera cuando tienen
problemas en sus hogares o con sus amigos porqué se sienten mal emocionalmente y están
pensando en sus problemas sin saber de lo que trata la clase e incluso no les interesa estar
presentes.
Existen maestros que no tienen el tacto con sus alumnos Manen (1998, p.72): un buen
profesor encuentra la dificultad fácil de comprender. Un profesor inteligente comprende el
dolor de un niño cuando experimenta una dificultad. Tal vez esto sea una causa de la mala
enseñanza o de los malos profesores como lo han mencionado los alumnos, los maestros
tradicionalistas que solo se enfocan en los contenidos que ellos dominan y no en los saberes
que sus alumnos ya poseen y sirvan para anclar los conocimientos nuevos para que sean
aprendizajes significativos. Por ello no solamente es necesario saber o dominar el contenido,
sino tener tacto pedagógico para que los alumnos se acerquen y se abran hacia el inmenso
mundo de posibilidades que ambos, tienen por aprender, cuando ellos se convierten en uno
solo, ocurre la magia, cuando se da el acompañamiento auténtico, abre las puertas a
oportunidades de crecer como personas, como profesionistas y como seres enamorados y
entregados a lo que se hace.
En la institución educativa los jóvenes pueden llegar a sentir o experimentar diferentes
tipos de emociones, éstas puede ser positivas como (alegría, amor, felicidad) o negativas
como (miedo, coraje, y decepción), de acuerdo a las diferentes situaciones que se les
presenten como por ejemplo: en una de las ocasiones observé a un grupo de primero, se
encontraban en la clase de educación física realizando una actividad grupal la cual requería
condición y agilidad, Pedro es un niño con sobrepeso y no pudo realizar correctamente las
actividades, para ello cada que le tocó participar, la maestra la decía; hasta abajo gordo1 y en
una de las ocasiones lo agarró de los hombros y ejerció fuerza hasta lograr tumbarlo al suelo,
el resto de los compañeros se burlaron de él y su rostro se llenó de tristeza y vergüenza.
1 Frase que la maestra de educación física utilizó para agredir emocionalmente a uno de sus alumnos cuando realizaban una actividad en la explanada de la escuela. Lo cual observé y escuché en las prácticas de observación.
7
La manera en la cual el maestro aborda un tema o un proyecto es importante para
motivar la atención del grupo, dichas formas no siempre son positivas así que la
responsabilidad recae en el docente para promover esas actitudes: cuando la maestra me
dice que participe no me gusta porque hay ocasiones en las que no se las respuestas, y si
estoy mal mis compañeros se burlan de mí y no me gusta.2 En este tipo de circunstancias el
maestro les genera emociones negativas a sus alumnos ya que se sienten obligados e
inseguros porque no es una participación voluntaria, esto no les ayuda a desenvolverse
correctamente y no aprenden igual.
La percepción que los alumnos tienen del maestro genera diferentes emociones, ésta
pueden beneficiar o perjudicar el desempeño o interés que los jóvenes tienen por aprender,
por ejemplo, si es un maestro que todo el tiempo está repitiendo los mismos contenidos, que
solamente los pone a escribir o transcribir en la libreta, que no utiliza material de apoyo como
videos o no relaciona el contenido con lo que sucede en la actualidad, no generará interés de
aprender y provocaría emociones negativas. En la siguiente experiencia3 se relata un maestro
visto como tradicionalista:
En esta clase los alumnos antes de entrar expresaron que es la clase de “la flojera, de
dormir”, ya que es una materia donde ven el contenido de todas las que llevan en el
año. Estaban viendo el proyecto de la lírica tradicional, para lo cual el maestro les dijo
que anotaran las preguntas del libro y leyeran una copla que viene en el libro, con ello
respondieron las preguntas, después les paso lista de asistencia y los que terminaban
el trabajo pasaban a revisar, al final el maestro les pidió a varios alumnos que
compartieran sus respuestas y se terminó la clase.
En este grupo hay alumnos dispuestos a aprender, que tienen un potencial alto, pero,
¿de qué sirve si solamente el maestro los pone a transcribir? Un alumno sin energías, con
sueño no rinde y no aprende de la misma manera, por ello es necesario realizar planeaciones
con diferentes dinámicas donde muevan al grupo para sacarlos de la rutina, donde los
cuestionen para saber qué saben acerca del tema y para que lo relacionen con su vida, esos
conocimientos se vuelvan aprendizajes que trasciendan su vida, como señala Andere (2013,
p.160):
En el aprendizaje no importan los libros sino como se leen los libros; no importan los
recursos sino como se gastan; no importan las computadoras, sino como las usamos;
no importan los títulos sino la calidad de los maestros, la calidad del hogar, la calidad
de las escuelas, la calidad de las comunidades. Es la calidad lo que hace el ambiente
y no al revés, la cultura crea ambiente y no al revés.
2 Entrevista realizada el día 10 de enero de 2018 a Ramón, alumno de primer grado de secundaria. 3 Diario de clases, experiencia en la escuela secundaria durante el periodo de prácticas. El día 9 de abril del 2018
8
En la percepción de los alumnos, los maestros tienen la última palabra como menciona
María Fernanda4: el maestro solamente explica sin dejar que los alumnos opinen, creen que
uno tiene que absorber lo que dicen, convirtiendo una clase en monótona, aburrida, cansada,
algunas ocasiones estresantes donde no pueden expresar sus dudas provocando que no
aprendan y generando indisciplina.
A partir de esta toma de registro se puede inferir que el docente puede provocar
emociones de corte negativo o positivo en el proceso de formación de sus alumnos y más
cuando los incita a participar sin ellos haber tomado la iniciativa, emociones tales como
angustia, nervios o adrenalina. Según Miguel,5 estos maestros producen baja autoestima, ya
que nos tratan como si fuéramos inferiores. Por el contrario, si se crea un salón lleno de
armonía, amabilidad, compañerismo, empatía, entusiasmo por aprender, de felicidad,
motivación, confianza, cooperación y comunicación entre docente y alumnos el proceso de
enseñanza y aprendizaje se verá fortalecido.
En la anterior situación de temor se encontraban más de la mitad de los alumnos:
tenían miedo a equivocarse por temor a las burlas de sus propios compañeros o amigos, o
simplemente miedo a la actitud que mostraba su maestro. El miedo según Plascencia (2006,
p.51) es una emoción primaria íntimamente vinculada al riesgo y al peligro, de informarnos
de una posible amenaza tanto personal como de nuestro entorno emocional. Ésta es una de
las tantas emociones que los alumnos pueden llegar a sentir al momento de participar
involuntariamente, se trata de una emoción desagradable que se puede manifiesta mediante
sudoración de manos, voz quebrada o arrebatos de ira.
Ser maestro afortunadamente tiene otros rasgos que se inscriben en su lado luminoso
y se descubre cuando logramos trascender las pequeñas miserias de la cotidianidad y
recuperar lo esencial, lo que alguna vez nos atrajo como vocación: el amor a los niños
y a los jóvenes, el deseo de ayudarles, de abrir sus inteligencias, de acompañarlos en
su proceso para llegar a ser hombres y mujeres de bien. (Latapí 2003, p.38):
Para emocionarse se tienen que mover las fibras más sensibles de un ser, para los
estudiantes el obtener buenas notas significa alegría, euforia, y ganas de seguir mejorando
en su nivel académico sin dejar de lado las emociones que puedan sentir cuando se
relacionan con el resto de sus compañeros, así como con sus maestros. Para Rodríguez
(2003, p.36); enseñar significa que el estudiante aprenda, es decir, proporcionar las
condiciones para que exprese libremente sus necesidades en un clima afectivo, favorable, de
comprensión, aceptación y respeto.
Ricardo,6 señaló: los maestros no se dan cuenta de lo que les pasa porqué solamente
están dando las clases, es raro el nombre de los compañeros que se saben por qué
4 Alumna de la escuela secundaria de primer grado entrevistada el día 9 de enero del 2018. 5 Alumno de la escuela secundaria técnica entrevistado el día 9 de enero del 2018. 6 Alumno entrevistado el día 9 de enero del 2018.
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normalmente los menciona como número de la lista y Miguel7 mencionó: los maestros en
muchas de las ocasiones no se fijan si vas o no a la escuela, solo se ponen a dar la clase,
haciéndole sentir a los alumnos que solamente es su trabajo, no importa lo que les sucede,
para ellos sería satisfactorio sentir que los maestros saben quiénes son y qué es lo que les
pasa. Para Alcántara (1993, p.17): la autoestima es una actitud hacia uno mismo, la forma
habitual de pensar, sentir y comportarse consigo mismo. Esta autoestima no depende sólo
del sujeto, sino del reconocimiento social que perciba.
Un alumno que se encuentre con buena autoestima estará en mejor disposición para
aprender, las relaciones positivas con sus compañeros, el tener una buena relación de
amistad es más provechosa para ambos personajes, ya que es capaz de sentir confianza, el
apoyo de alguien más lo incita a participar y ser más sociable con el resto de sus compañeros
de grupo. Por otro lado, el alumno que pierde la confianza en sus capacidades y habilidades
influenciado por la negatividad de sus compañeros y maestros puede marcarle su propia
trayectoria de vida. Por ello es importante que en las escuelas de todos los niveles educativos,
en especial el nivel secundaria, se plantee la necesidad de una educación emocional la cual
ponga en práctica las habilidades de maestro-alumno tales como el afecto, la empatía, el
compañerismo, el acompañamiento, la confianza, la honestidad y que el maestro tenga la
habilidad de saber enfrentar y solucionar las diferentes dificultades personales y grupales
para regular adecuadamente las emociones tanto de ella como a ser un mediador entre sus
alumnos. Para Sala y Abarca (2002, p 48,): la figura del profesor se torna decisiva en este
desarrollo y aprendizaje dados las posibilidades que conceda la convivencia, y la importancia
que tiene la opinión de los padres y maestros en la formación del autoconcepto y la
autoestima.
La comprensión para Pagés, (1964, p, 11): Lejos de ser un espectáculo, es al mismo
tiempo acción sobre uno mismo, acción sobre los demás, respuestas a la acción del otro
sobre sí mismo, es una forma de acción, quizás la más intensa que exista. Establecer una
buena relación es ponerse en el lugar del otro, llevar a cabo el acompañamiento del principio
hasta el final, poder llegar a sentir lo que siente el otro, haciendo posible que el profesor sea
sensible a los sentimientos de los alumnos como lo dice Rogers (1999, p.30): cuanto más
trato de comprender y aceptar lo que hay de real en mi persona y en la del otro, más cambios
se producen, simplemente comprender al alumno desde su punto de vista y no de la del
maestro.
Para que se dé un aprendizaje significativo en los jóvenes es necesario que asocien
dichos conocimientos con lo que sucede a su alrededor, que exista la confianza de poder
expresar sus dudas, de participar de una forma libre sintiendo el respaldo de su grupo así
como del profesor porque esto hace ciudadanos más capaces de poder participar sin el temor
de ser agredidos mediante burlas o que les digan que está mal lo que está diciendo como lo
7 Alumno de la escuela secundaria técnica entrevistado el día 9 de enero del 2018.
10
señaló Rogers (1983, p.14): el único aprendizaje que es verdaderamente significativo es
aquel que posee una cualidad de compromiso personal. En él, el sujeto pone en juego tanto
sus aspectos afectivos como cognitivos. Es, en definitiva, el proceso de convertirse en
persona.
CONCLUSIONES
Tomando en cuenta el análisis de datos en la presente investigación acerca de La
salud emocional en el proceso de enseñanza y aprendizaje en los alumnos de primer grado
de secundaria, en el ciclo escolar 2017-2018, se encontró que los estudiantes necesitan ser
tomados en cuenta desde el punto de vista emocional por el docente, ya que no se propicia
la comunicación, la empatía, el compañerismo ni el acompañamiento, se trabaja
esencialmente el aspecto cognitivo, dejando de lado lo que sienten y como se emocionan los
estudiantes. Los profesores deben de ser capacitados para mover el ámbito socioemocional
tal y cómo ahora lo señala el nuevo modelo educativo (SEP, 2017).
En la parte que nos corresponde como profesores, si no ponemos en prácticas las
habilidades emocionales para que el proceso de enseñanza y aprendizaje sea más
significativo para ellos, estaremos desfasados no sólo del modelo educativo sino de los
tiempos globales que exigen un tratamiento diferenciado e inclusivo.
Existen alumnos que se sienten desvalorizados y desmotivados al encontrarse en
grupos con compañeros y maestros que no les brindan la confianza, haciéndolos sentir
inseguros para poder socializar y participar dentro del grupo de amigos, así como en clases,
provocando que su inseguridad entorpezca el poder desarrollar sus habilidades cognitivas,
así como emocionales.
A través de las diferentes situaciones que se presentaron a lo largo de las prácticas
del ciclo escolar se lograron conocer las distintas emociones que presentaban los alumnos,
así como al momento de poner en práctica las diferentes técnicas, logrando un acercamiento
más humano, empático y genuino. Por ello fue importante lograr conocer algunas de las
características especiales que presentaban estos jóvenes, para saber cuándo se encuentren
mal, emocionalmente hablando. Parece una tarea difícil de realizar por la cantidad de alumnos
por grupo, sin embargo, como se demostró en las prácticas docentes de cuarto grado y en
esta investigación, los resultados fueron altamente satisfactorios.
Las emociones que presentan los alumnos afectan directamente su desarrollo personal
y social, las habilidades emocionales deben de estar desarrolladas para saber cómo actuar
ante las diferentes situaciones que se presentan en la vida. Por ello el maestro como
facilitador debe crear un acompañamiento entre sus alumnos para que se dé el proceso de
enseñanza y aprendizaje de manera satisfactoria para ambos, para que los dos personajes
aprendan uno del otro de forma integral y profundamente humanista.
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REFERENCIAS
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