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Apologeticum Diciembre 2014 Objeciones Comunes ¿Dios no existe porque el infierno no puede existir? Clásicos Sobre la verdadera naturaleza del protestantismo, explicado por un ex-protestante Apologética Básica ¿Es la oración a los santos una forma de nigromancia? Consejos sobre cómo hacer apologética Teología Dogmática La Predestinación Cómo entenderla a la luz de la fe católica Debates ¿Dios castiga? Debate entre laicos en las redes sociales. Historia ¿Es cierto que Martín Lutero murió siendo católico? ApologeticaCatolica.org

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revista dedicada a la Apologética católica con notas de interés.

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  • ApologeticumDiciembre 2014

    Objeciones ComunesDios no existe porque el infierno no puede existir?

    ClsicosSobre la verdadera naturaleza del protestantismo, explicado por un ex-protestante

    Apologtica BsicaEs la oracin a los santos una forma de nigromancia?

    Consejos sobre cmo hacer apologtica

    Teologa DogmticaLa PredestinacinCmo entenderla a la luz de la fe catlica

    Debates Dios castiga?Debate entre laicos en las redes sociales.

    Historia Es cierto que Martn Lutero muri siendo catlico?

    ApologeticaCatolica.org

  • EDITORIAL

    Contenido

    4 11 13 15

    D. Armstrong

    Invocacin de los santos, diferente de la magia y nigromancia.

    Bruno Moreno

    Dios no existe porque el infierno no puede existir?

    Jos Arriz

    Consejos para laicos sobre cmo hacer apologtica

    Luis F. Prez

    Sobre la verdadera

    naturaleza del protestantismo

    Nuestra revista

    Este es el primer nmero de la revista

    Apologeticum, publicacin

    cuatrimestral editada por

    ApologeticaCatolica.org para nuestros

    suscriptores. Pretende recopilar de

    manera regular algunos artculos

    apologticos de inters publicados

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  • Revista Apologeticum

    18 24 27

    Jos Arriz

    Debate en las redes sociales

    Jos Arriz

    Es cierto que Martn Lutero muri siendo

    catlico?

    Charles Journet

    Cmo entender la

    predestinacin

    El aborto es un

    crimen abominable

    Es necesario reiterar la

    oposicin ms firme a cualquier

    atentado directo a la vida,

    especialmente inocente e

    indefensa, y el nonato en el seno

    materno es el inocente por

    antonomasia. Recordemos las

    palabras del Concilio Vaticano

    II: 'La vida desde su concepcin

    ha de ser salvaguardada con el

    mximo cuidado; el aborto y el

    infanticidio son crmenes

    abominables

  • Seccin: Clsicos apologticos

    Invocacin de los santos, esencialmentediferente de la magia y nigromanciaDave Armstrong, del libro Biblical Evidence for the Communion of Saints

    El socilogo luterano Peter Bergerobserv una vez que el protestantismohaba cortado el cordn umbilical entreel cielo y la tierra. Qu gran verdad dijo!.Por supuesto, la cuestin essi debera haber un cordn en el primerlugar. Los catlicos sostienen quedebera haberlo, y mi tarea en este libro esproporcionar evidencias bblicas de esto.

    Un amigo protestante hizo una pregunta(con una analoga entrminos empresariales) que siempre

    aparece en cualquier discusin sobre la visin catlica de la comuninde los santos: Por qu alguien se contentara con la bsqueda de laintercesin de un gerente, cuando uno puede ir directamente al presidente dela compaa?

    Lo hacen por una sencillarazn: porque se nos ensea enla Biblia que las oraciones dealgunas personas tienen mseficacia que las de otras.Incluso en la visinprotestante, hay esta nocin depedir a un hombre santo [o alpastor, etc] orar por nosotros.De esta manera, alguien

    podra, por ejemplo, pedirle aBilly Graham que ore por ellos,porque piensan que de algunamanera su oracin puede serms eficaz. Esta intuicin sebasa realmente en el testimoniobblico explcito:

    Est enfermo alguno entrevosotros? Llame a los presbterosde la Iglesia, que oren sobre l y leunjan con leo en el nombre delSeor. Y la oracin de la fesalvar al enfermo, y el Seor harque se levante, y si hubieracometido pecados, le sernperdonados. Confesaos, pues,mutuamente vuestros pecados yorad los unos por los otros, paraque seis curados. La oracinferviente del justo tiene muchopoder. Elas era un hombre deigual condicin que nosotros; orinsistentemente para que nolloviese, y no llovi sobre la tierradurante tres aos y seis meses.Despus or de nuevo y el cielo diolluvia y la tierra produjo sufruto. (Santiago 5,14-18)

    Ntese aqu que la mismaBiblia recomienda pedir aalguien ms orar: losancianos de la Iglesia, que, aligual que el resto de sus lderes(1 Timoteo 3,1-13, Tito 1,7), sesupone que son personas

    ejemplares dignas de doblehonor(1 Timoteo 5,17). Ellostienen ms poder, debido a suordenacin. De hecho, este esun texto que aparece enrelacin con el sacramento dela uncin (tambin conocidocomo extrema uncin o ltimossacramentos: cuando unapersona est en peligro demuerte). As que se lespide que oren por el mayorpoder que tienen en trminosde que ocurra un posiblemilagro, o que la graciasobrenatural seaimpartida atravs de ellos. Ellos puedenhacer ms que lo que podemoshacer nosotros mismos, por lotanto, les pedimos su oracin.

    Para concretar este punto, elapstol Santiago cita el ejemplodel profeta Elas. Gracias a suoracin, no llovi durante tresaos y medio. Santiago diceque este era el caso porque(este es el principio que deseatransmitir): La oracin del justo

    tiene mucho poder. Vemos lamisma dinmica en el siguientepasaje: Respondi el rey alhombre de Dios: Aplaca, porfavor el rostro de Yahveh tu Dios,para que mi mano pueda volver am. Aplac el hombre de Dios elrostro de Yahveh, volvi la manoal rey y quedo como antes.(1Reyes 13,6)

    Seccin: Clsicos apologticos

    Invocacin de los santos, esencialmentediferente de la magia y nigromanciaDave Armstrong, del libro Biblical Evidence for the Communion of Saints

    El socilogo luterano Peter Bergerobserv una vez que el protestantismohaba cortado el cordn umbilical entreel cielo y la tierra. Qu gran verdad dijo!.Por supuesto, la cuestin essi debera haber un cordn en el primerlugar. Los catlicos sostienen quedebera haberlo, y mi tarea en este libro esproporcionar evidencias bblicas de esto.

    Un amigo protestante hizo una pregunta(con una analoga entrminos empresariales) que siempre

    aparece en cualquier discusin sobre la visin catlica de la comuninde los santos: Por qu alguien se contentara con la bsqueda de laintercesin de un gerente, cuando uno puede ir directamente al presidente dela compaa?

    Lo hacen por una sencillarazn: porque se nos ensea enla Biblia que las oraciones dealgunas personas tienen mseficacia que las de otras.Incluso en la visinprotestante, hay esta nocin depedir a un hombre santo [o alpastor, etc] orar por nosotros.De esta manera, alguien

    podra, por ejemplo, pedirle aBilly Graham que ore por ellos,porque piensan que de algunamanera su oracin puede serms eficaz. Esta intuicin sebasa realmente en el testimoniobblico explcito:

    Est enfermo alguno entrevosotros? Llame a los presbterosde la Iglesia, que oren sobre l y leunjan con leo en el nombre delSeor. Y la oracin de la fesalvar al enfermo, y el Seor harque se levante, y si hubieracometido pecados, le sernperdonados. Confesaos, pues,mutuamente vuestros pecados yorad los unos por los otros, paraque seis curados. La oracinferviente del justo tiene muchopoder. Elas era un hombre deigual condicin que nosotros; orinsistentemente para que nolloviese, y no llovi sobre la tierradurante tres aos y seis meses.Despus or de nuevo y el cielo diolluvia y la tierra produjo sufruto. (Santiago 5,14-18)

    Ntese aqu que la mismaBiblia recomienda pedir aalguien ms orar: losancianos de la Iglesia, que, aligual que el resto de sus lderes(1 Timoteo 3,1-13, Tito 1,7), sesupone que son personas

    ejemplares dignas de doblehonor(1 Timoteo 5,17). Ellostienen ms poder, debido a suordenacin. De hecho, este esun texto que aparece enrelacin con el sacramento dela uncin (tambin conocidocomo extrema uncin o ltimossacramentos: cuando unapersona est en peligro demuerte). As que se lespide que oren por el mayorpoder que tienen en trminosde que ocurra un posiblemilagro, o que la graciasobrenatural seaimpartida atravs de ellos. Ellos puedenhacer ms que lo que podemoshacer nosotros mismos, por lotanto, les pedimos su oracin.

    Para concretar este punto, elapstol Santiago cita el ejemplodel profeta Elas. Gracias a suoracin, no llovi durante tresaos y medio. Santiago diceque este era el caso porque(este es el principio que deseatransmitir): La oracin del justo

    tiene mucho poder. Vemos lamisma dinmica en el siguientepasaje: Respondi el rey alhombre de Dios: Aplaca, porfavor el rostro de Yahveh tu Dios,para que mi mano pueda volver am. Aplac el hombre de Dios elrostro de Yahveh, volvi la manoal rey y quedo como antes.(1Reyes 13,6)

    Seccin: Clsicos apologticos

    Invocacin de los santos, esencialmentediferente de la magia y nigromanciaDave Armstrong, del libro Biblical Evidence for the Communion of Saints

    El socilogo luterano Peter Bergerobserv una vez que el protestantismohaba cortado el cordn umbilical entreel cielo y la tierra. Qu gran verdad dijo!.Por supuesto, la cuestin essi debera haber un cordn en el primerlugar. Los catlicos sostienen quedebera haberlo, y mi tarea en este libro esproporcionar evidencias bblicas de esto.

    Un amigo protestante hizo una pregunta(con una analoga entrminos empresariales) que siempre

    aparece en cualquier discusin sobre la visin catlica de la comuninde los santos: Por qu alguien se contentara con la bsqueda de laintercesin de un gerente, cuando uno puede ir directamente al presidente dela compaa?

    Lo hacen por una sencillarazn: porque se nos ensea enla Biblia que las oraciones dealgunas personas tienen mseficacia que las de otras.Incluso en la visinprotestante, hay esta nocin depedir a un hombre santo [o alpastor, etc] orar por nosotros.De esta manera, alguien

    podra, por ejemplo, pedirle aBilly Graham que ore por ellos,porque piensan que de algunamanera su oracin puede serms eficaz. Esta intuicin sebasa realmente en el testimoniobblico explcito:

    Est enfermo alguno entrevosotros? Llame a los presbterosde la Iglesia, que oren sobre l y leunjan con leo en el nombre delSeor. Y la oracin de la fesalvar al enfermo, y el Seor harque se levante, y si hubieracometido pecados, le sernperdonados. Confesaos, pues,mutuamente vuestros pecados yorad los unos por los otros, paraque seis curados. La oracinferviente del justo tiene muchopoder. Elas era un hombre deigual condicin que nosotros; orinsistentemente para que nolloviese, y no llovi sobre la tierradurante tres aos y seis meses.Despus or de nuevo y el cielo diolluvia y la tierra produjo sufruto. (Santiago 5,14-18)

    Ntese aqu que la mismaBiblia recomienda pedir aalguien ms orar: losancianos de la Iglesia, que, aligual que el resto de sus lderes(1 Timoteo 3,1-13, Tito 1,7), sesupone que son personas

    ejemplares dignas de doblehonor(1 Timoteo 5,17). Ellostienen ms poder, debido a suordenacin. De hecho, este esun texto que aparece enrelacin con el sacramento dela uncin (tambin conocidocomo extrema uncin o ltimossacramentos: cuando unapersona est en peligro demuerte). As que se lespide que oren por el mayorpoder que tienen en trminosde que ocurra un posiblemilagro, o que la graciasobrenatural seaimpartida atravs de ellos. Ellos puedenhacer ms que lo que podemoshacer nosotros mismos, por lotanto, les pedimos su oracin.

    Para concretar este punto, elapstol Santiago cita el ejemplodel profeta Elas. Gracias a suoracin, no llovi durante tresaos y medio. Santiago diceque este era el caso porque(este es el principio que deseatransmitir): La oracin del justo

    tiene mucho poder. Vemos lamisma dinmica en el siguientepasaje: Respondi el rey alhombre de Dios: Aplaca, porfavor el rostro de Yahveh tu Dios,para que mi mano pueda volver am. Aplac el hombre de Dios elrostro de Yahveh, volvi la manoal rey y quedo como antes.(1Reyes 13,6)

  • Revista Apologeticum

    Esta es la razn bblica para pedir a los otros conms estatura espiritual en el reino de Dios, o mssantos (o, incluso y mejor todava, ambos!) querueguen por nosotros. Uno inmediatamente piensaen otros intercesores poderosos, como Abraham yMoiss. En ocasiones Dios no destruy ciudadesenteras como resultado de sus plegarias. Porsupuesto que Dios no puede cambiar, y saba loque iba a hacer todo el tiempo, pero el punto es quel hace partcipe a sus criaturas en el proceso, deuna manera menor y secundaria. Han participado,al igual que San Pablo dice que debemos trabajarpor nuestra propia salvacin (Filipenses 2,12).

    El apstol Juan escribe: En esto est la confianza quetenemos en l: en que si le pedimos algo segn su

    voluntad, nos escucha(1 Juan 5,14-15) . Textossimilares abundan en las Escrituras. No sernecesario documentarlo en adelante porque elprincipio est bien establecido en la Biblia.

    Siguiendo esta lnea de pensamiento, entonces, si laSantsima Virgen Mara es inmaculada, en efecto(permanezco todava dentro del paradigmacatlico, por el bien del argumento), entonces sesigue inexorablemente (de acuerdo a la Escritura)que sus oraciones tendran mayor poder y eficacia,y no slo a causa de su ausencia de pecado, sinopor su condicin de Madre de Dios y Madreespiritual, para la que Dios le design.

    Oramos por los dems, porque tenemos queamarnos unos a otros, y la oracin es un aspectoevidente de amor, porque si amamos a alguien, ysabemos que la oracin puede ayudarle, lohacemos buscando su bien. Eso es lo que laintercesin es. Dios nos concede ese granprivilegio, y lo hacemos porque amamos a losdems y deseamos manifestar el amor de Cristo.Jess nos dice que oremos. Eso lo resuelve.

    Los catlicos estn de acuerdo con losprotestantes que la oracin es sumamenteimportante, y es voluntad de Dios. El desacuerdoes sobre si los que han muerto y se han ido paraestar con Jess en la otra vida pueden seguir

    intercediendo (como intercesores a Dios ennuestro nombre). La mayora de los protestantescreen que no debemos pedir su intercesin, por logeneral indican que debemos ir directamente aDios, pero algunos reconocen que no puede tomarese principio demasiado lejos, de lo contrario todaslas oraciones por los dems tendran que serdesechadas.

    La posicin protestante ms comn es aceptar lasoraciones de aquellos que todava estn en latierra, pero no de los (santos salvados) que se hanapartado de la tierra como resultado de la muertefsica.

  • Seccin: Clsicos apologticos

    Es realmente algo bastante simple.O estas personas estn vivas o nolo estn. Est claro que estn vivas(ms de lo que nosotros loestamos). Jess alude a este hechocuando habla de el Dios deAbraham, Isaac y Jacob, afirmandoque l no es Dios de muertos, sinode vivos (Mateo 22,32). Todos loscristianos que no son nihilistas ocreyentes en el sueo del alma(como, por ejemplo, losadventistas del sptimo da, oherejes trinitarios, como losTestigos de Jehov) creen que lasalmas estn conscientes despusde la muerte.

    Sin duda, muchos protestantesresponden est bien, ellos estnvivos, pero eso no prueba que puedanorar por nosotros o escuchar nuestrasoraciones. En ese momento, loscatlicos apelan a unacombinacin de pruebas bblicasdirectas e indirectos muy slidas.

    Los santos en el cielo sonclaramente conscientes de losacontecimientos terrenales (Lucas15,7s; Apocalipsis 6,9-11). Si tienenesa conciencia, no es un salto muygrande deducir que puedenescuchar nuestras peticiones deoracin. Pero hay algunaevidencia bblica de que puedenhacerlo? Creo que sin duda la hay.

    En Jeremas 15,1, leemos: Y medijo Yahveh: Aunque se me ponganMoiss y Samuel por delante, noestar mi alma por este pueblo. Aquparece que Dios recibe lasoraciones de los santos que hanmuerto como una cuestin derutina. Moiss y Samuel fueronconocidos como intercesores, yJeremas vivi siglos despus queambos (cf. 2 Mac 15,13-14, querevela Jeremas orando por losjudos despus de su muerte).

    Esta es nuestra enteramenteracional razn para pedir a lossantos su intercesin a Dios pornosotros: y todo est en la Biblia:

    No estamos confiando en el poder de algunos mdiums (muchosde los cuales se ha demostrado son falsos, para empezar, como

    Houdini, el increble Randi, ymuchos otros), o en lo oculto o lospoderes demonacos, sino en elpoder de Dios. Los santos nos ven,nos oyen, y oran por nosotros,porque ellos estn con Dios, fueradel tiempo, y les otorga las notablescapacidades que aquellos que estnen este estado. No sabemos todoslos mecanismos de cmo funciona,pero s sabemos que la Escrituradice que es como ser semejante aDios en el ms all:

    Queridos, ahora somos hijos de Dios yan no se ha manifestado lo queseremos. Sabemos que, cuando semanifieste, seremos semejantes a l,porque le veremos tal cual es (1 Juan3,2).

    Si por rezar a un santo, seentiende pedir al santo paraacceder a una solicitud por supropio poder, entonces eso no es loque los catlicos creemos. Lo queestamos haciendo (lnea inferior) espedirle a un santo que intercedaante Dios por nosotros. Diosresponde con su poder. El principioes simple, y bblico.

    1. Las oraciones de las personas santastienen un gran poder.

    2. Aquellas personas santas que han muertoson perfeccionadas en santidad y siguensiendo parte del Cuerpo de Cristo.

    3. La Santsima Virgen Mara, en particular,es excepcionalmente santa (Inmaculadadesde su concepcin), y como Madre de Diossus oraciones tienen ms poder y el efectoque el de cualquier otra criatura: todos porla gracia de Dios.

    4. Sabemos que ellos son conscientes de loque sucede en la tierra.

    5. Sabemos que ejercen mucha caridad yruegan por nosotros.

  • Revista Apologeticum

    La oracin en s misma no esadoracin. Yo no estoy adorando aDios por simplemente pedirle quesane a mi esposa. Tampoco estoyadorando un santo si le pido queinterceda ante Dios para que sanea mi esposa. Es simplemente elamor y la preocupacin que tieneel Cuerpo de Cristo por cada unode sus miembros. La muerte nopone fin a esto, porque Diostrasciende el poder de la muerte yla separacin fsica.

    La nigromancia, la adivinacin, lahechicera, la brujera y lasdiversas prcticas ocultistas fueron

    condenadas firmemente en la leydel Antiguo Testamento, sinembargo, los judos que oraron porlos muertos. Ellos no vieronninguna contradiccin, porque nohaba ninguna. 2 Macabeos 12,39-45 presenta oraciones por losmuertos en los trminos msincuestionables.

    Por supuesto, los protestantescontestarn que se trata de librosapcrifos de la Biblia que ellosrechazan, lo cual otra discusin,pero independientemente si setrata de la Escritura o no (la Iglesiaprimitiva pensaba as), el pasajesigue mostrando que esta era laprctica de los Judios, y que novean ningn conflicto entre eso ylas prcticas prohibidas. Elcristianismo surgi del judasmo.Muchas cosas en el judasmotardo, como la escatologa, laangelologa y las nociones de laresurreccin del cuerpo semantuvieron y fuerondesarrolladas por la Iglesia

    primitiva. Rezar por los difuntosfue slo uno de muchos ejemplosde eso.

    Es casi como si el Protestantismoadoptara los tontos estereotiposculturales de lo que el cielosupuestamente es, como si fuera elValhalla nrdico, ms que unlugar (o estado) intensamenteespiritual en donde las almasanhelan y arden en su deseo deque los seres humanos sean salvosy no condenados. Los santos quehan muerto conocen la magnituddel asunto. Estn en un lugardonde puedan dedicarse a laoracin por nosotros (porque estnperfeccionados en el amor), ysaben muy bien lo mucho que hayen juego. Ellos ya no tienen quejugar todos los juegos que jugamoscon el fin de ignorar la dimensinespiritual y olvidar el mundovenidero. Razn por la cualpodemos, y ciertamente debemos,pedir su intercesin: la de la SantaVirgen Mara principalmente.

    En cuanto a pedirle a un ngel para que ore pornosotros o nos ayude, la Biblia indica que loshombres son, por lo menos en algn sentido de unorden superior al de los ngeles (1 Corintios 6,3, 1Pedro 1,12). Un ngel de la guarda es un siervo delhombre y no al revs. Por lo tanto, no tiene por qusentir que estamos haciendo algo inadecuado altratar con l.

    Sal intent contactar a los muertos por el caminoequivocado: a travs de un mdium. Pero el hechoes que de alguna manera el fallecido profetaSamuel tena conocimiento de lo que aconteca, dehecho se apareci a Sal y se comunic con l. Estomuestra que su alma estaba en un estado deconsciencia y tena la capacidad de escuchar y decomunicarse con una persona en la tierra.

    Si, por el contrario, Dios deseara que no hubieracomunicacin alguna entre el cielo y la tierra,entonces este y otros similares incidentes, (como laTransfiguracin, etc) no hubieran ocurrido, ya quehabran estado en contra de la voluntad de Dios, ypor lo tanto, no hubiesen sido permitidos por El.Este incidente, por lo tanto, sirve como prueba deque los santos muertos pueden oir las peticiones de

    aquellos que estn en la tierra, y que Dios permitela comunicacin bidireccional. Los protestantesgeneralmente niegan ambas cosas.

    En Lucas 16 se describen dos hombres muertos quehablan el uno al otro. Esto es distinto de un hombreen la tierra hablando con una persona muerta, peroan as es relevante para esta discusin en lamedida en que el hombre rico estaba rezandoo pidiendo a Abraham. Eso no debe ocurrir, deacuerdo a la forma de pensar protestante, ya que laoracin se supone que debe ir directamente a Dios.Eso se aplicara a los hombres muertos, as como losde la tierra.

    Por qu estara haciendo esto en lugar de ir a Diosdirectamente? l est haciendo una peticinespecfica de Abraham, no slo le pide que ore por la Dios (ms que los catlicos piden a la SantsimaVirgen Mara para atender sus peticiones).Abraham se neg dos veces a sus peticiones, lo quedemuestra que los muertos pueden desempear unpapel, junto con Dios, incluso en rechazar (o porimplicacin, tambin el cumplimiento de laspeticiones de oracin).

  • Seccin: Clsicos apologticos

    Tenga en cuenta tambin que en Lucas 16:27-31 elhombre rico pide que Lzaro fuera enviado con sushermanos, para advertirles de su terrible destinopropio. Abraham se niega, pero no descarta laposibilidad de un hombre muerto pueda regresar ala tierra. Por lo tanto, una vez ms, la supuestapared entre el cielo y la tierra se hace muchomenos impenetrable de lo que sera segn lamentalidad protestante.

    Estas son las presuposiciones detrs de la creenciacatlica en la comunin e intercesin de los santos.Muchos crticos protestantes de nuestro punto devista parecen estar buscando la correspondenciaexacta de cada una de las aristas de estosargumentos (lo cual corresponde frecuentemente ala forma de pensar protestante, ya que a menudoexigen de forma irrazonable pruebas bblicasexplcitas), mientras que yo estoy probando lasdiferentes partes de un todo con cada ejemplo:hacer un argumento acumulativo de las prcticascatlicas.

    Creo que vemos lo suficiente sobre la comunin delos santos en las Escrituras para establecer elprincipio. No se requiere tener una gran cantidad dematerial en la Biblia acerca de algo a fin de quepueda ser credo y seguido. Por ejemplo, elnacimiento virginal se basa en muy pocos pasajes

    (slo el dos o tres, calculo), pero est firmementecreda por todos los cristianos. El pecado original,que slo se menciona muy pocas veces en laEscritura, es aceptada por casi todos los cristianos(con algunas raras excepciones).

    Por otra parte, las doctrinas acerca de los ngeles yla vida despus de la vida se encontraban en unatemprana etapa de desarrollo en el momento enque se compil el Nuevo Testamento. Muchas deellas estaban muy desarrolladas en el perodo inter-testamentario, y por eso vemos mucho ms de estasdoctrinas en los deuterocannicos que se derivansobre todo de ese periodo de tiempo.

    Esta es la razn, por la cual, los saduceosrechazaban la resurreccin de los muertos y losconceptos de la angeologa y la escatologa juda.Eso es porque aceptaban slo las leyes escritas de laTor (cinco primeros libros del AntiguoTestamento), y en stos apenas se debaten estascuestiones. Eran algo as como el Solo la Escriturade la gente de su tiempo. Los fariseos, en cambio,aceptaron todas estas doctrinas, por lo que Jessoperaba dentro de esa tradicin, y por eso es quePablo se llama a s mismo un fariseo tres veces,incluso despus de su conversin. Ellos aceptaronla Tor oral, as como por escrito, y estas tradicionesposteriores.

    Por estas razones, no hay mucho en el NuevoTestamento acerca de estas prcticas. Esto noplantea ningn problema, porque las doctrinas,incluso ms importantes y centrales, como laSantsima Trinidad o de las dos naturalezas deCristo se han desarrollado mucho ms all varioscientos de aos despus de la Biblia. En otraspalabras, si incluso doctrinas como la Trinidad, lacristologa, y el pecado original fueron sometidas aun intenso desarrollo en el perodo post-bblico,entonces no es ms difcil creer que las doctrinascatlicas de la comunin de los santos, y laintercesin e invocacin de los santos tambin lohacen.

    Si un santo es verdaderamente considerado comoun sustituto de Dios, y un fin en s mismo, entonceses idolatra. Si se pensara, por ejemplo, que Marapodra acceder a las solicitudes y de s misma, sin lagracia de Dios, como si fuera autosuficiente (enefecto, como Dios), sera claramente Mariolatra yuna clase de idolatra, ya que sera un reemplazo delmismo Dios. Desde el punto de vista catlico, lossantos reflejan la gloria de Dios. Son losintermediarios, los barcos. Mara seala a su Hijo,que es Dios, a los discpulos del Seor. Ella no seeleva a s misma.

    Los protestantes frecuentemente piden a loscatlicos que proporcionen incluso un solo ejemplode la invocacin de una persona muerta decualquier manera, de forma o figura similar a laoracin en la Biblia (especialmente en el NuevoTestamento). Felizmente obligados a dar unarespuesta, presentamos la siguiente documentacin:

    Haba en Joppe una discpula llamada Tabit, quequiere decir Dorcs. Era rica en buenas obras y enlimosnas que haca. Por aquellos das enferm ymuri. La lavaron y la pusieron en la estanciasuperior. Lida est cerca de Joppe, y los discpulos,al enterarse que Pedro estaba all, enviaron doshombres con este ruego: No tardes en venir anosotros. Pedro parti inmediatamente con ellos.As que lleg le hicieron subir a la estancia superiory se le presentaron todas las viudas llorando ymostrando las tnicas y los mantos que Dorcshaca mientras estuvo con ellas. Pedro hizo salir atodos, se puso de rodillas y or; despus se volvi alcadver y dijo: Tabit, levntate. Ella abri susojos y al ver a Pedro se incorpor. Pedro le dio lamano y la levant. Llam a los santos y a las viudasy se la present viva. (Hechos 9,36-41)

  • Revista Apologeticum

    Tabit fue una discpula que muri en Jope. SanPedro or a ella cuando le dijo: Tabita, levntate.Ella estaba muerta y l se diriga a ella. Casocerrado. No hay muro impenetrable entre el cielo yla tierra. Esto no slo es rezar (es decir, hablar) a losmuertos, sino tambin por los muertos, ya que elpasaje dice que Pedro or antes de dirigirse aTabita en primera persona.

    Nuestro Seor Jess hace lo mismo con respecto aLzaro. Ora por Lzaro (un muerto: Juan 11,41-42)y luego se dirige directamente a un hombre muerto(en efecto, orando a l): Lzaro, salfuera!(Juan 11,43). El profeta Elas tambin or yconsigui que un muerto resucitara (1 Reyes 17,17-24). As que tenemos tres casos: uno de nuestroSeor Jesucristo. l proporcion un ejemplo aimitar, y Pedro lo sigui con claridad, ya que Jesshaba dicho que sus seguidores resucitaranmuertos (Mateo 10,8).

    Dado que tanto Jess y Pedro (y Elas en el antiguopacto) oraba a la persona muerta al dirigirse aellos cuando todava estaban muertos, pordeduccin directa o implicacin (la prueba bblicaexplcita), todos los cristianos podanpotencialmente orar (o en todo caso, comunicarsecon) una persona muerta. Pedro y Jess ciertamentellamaron a los muertos (de una manera muy real,en el sentido propiamente dicho): y ellosresucitaron.

    Por lo tanto, se deduce que el uso de mdiums oparticipar en otras prcticas ocultistas abominablesno son la suma total de todas las comunicacionesposibles con los muertos. Debido a que la prcticaest mal, no se sigue que toda la comunicacin (dedistinta naturaleza) con los muertos tambin loest.

  • Seccin: Clsicos apologticos

    La oracin es la comunicacinentre dos seres. Si uno dice que nose puede: 1) hablar con unapersona muerta, o 2) que lapersona muerta no podra ornostodos modos, incluso si lohiciramos, entonces este pasaje(Hechos 9,36-41)refuta ambas objeciones de una solavez (y ambas son las premisas dela invocacin de los santos). Pedrohabl con una persona muerta(Tabit) y ella le escuch porqueobedeci su orden y volvi a lavida. Jess hace lo mismo conLzaro. El hecho de que Jess dijoa sus discpulos que podranresucitar a los muertos abre laposibilidad de quemuchos casossimilares.

    Por ltimo, los protestantesargumentan que no ven nadaexplcito o directo en el NuevoTestamento respecto a pedir lossantos que oren por nosotros. Peroesto tambin es verdad respecto dela oracin al Espritu Santo. El

    Espritu Santo es Dios, e intercedepor nosotros (Romanos 8,26-27),por lo que uno (obviamente)puede orar a Dios.

    Si la prueba bblica directa esnecesaria para la invocacin de lossantos para pedirles que oren pornosotros, entonces, por analoga,se requiere para la oracin alEspritu Santo tambin. Pero secarece de ella tambin. Por lo tanto(llevando este razonamientoprotestante, a su conclusinlgica), la oracin al Espritu Santotambin debera estar prohibida.Ergo: no se puede prohibir laintercesin de los santos, sinprohibir tambin la oracin alEspritu Santo.

    Como esto prueba demasiado yes lo que se llama reduccin alabsurdo en la lgica clsica, elprotestante debe entoncesabandonar su demanda excesivade pruebas expresas bblicasnecesarias para la idea de pedir a

    los santos que oren por nosotros.De hecho, ambos casos sonperfectamente aceptables, y ambosse basan en una gran cantidad deinformacin bblica indirecta odeductiva.

    Diferentes razonamientos sonconvincentes a las personas. Se meocurre pensar que todos losargumentos presentados en estevolumen, en conjunto,proporcionan una evidencia muyslida de que la comunin de lossantos no slo no est en contra laEscritura, sino que espositivamente sostenida por lasEscrituras en todos sus detalles,desde la evidencia acumulativa.Por supuesto, no van a convencera todos, debido a la naturalezadeductiva de algunas de laspruebas, pero es, sin embargo, unbuen argumento, cuando todos losdiferentes aspectos de la misma seconsideran en conjunto.

    Nota: Este artculo ha sido traducido y publicado con permiso del autor por Jos Miguel Arriz paraApologeticaCatolica.org del captulo 4 de su libro Biblical Evidence for the Communion of Saints. Puedereproducirlo libremente siempre que sea de manera ntegra, citando la fuente e incluyendo esta nota. Puedeubicar y adquirir los libros del autor en su sitio web:Biblical Evidence for Catholicismhttp://socrates58.blogspot.com/

    En ApologeticaCatolica.org encontrars recursos en donde aprenders aconocer, amar y compartir tu fe catlica. Te esperamos!

  • Seccin: Objeciones comunes

    Dios no existe porque elinfierno no puede existir?Responde Bruno Moreno Ramos

    n uno los artculos publicadosen mi blog Espada de Doble Filoen Infocatolica.com, un lector ha

    enviado un comentario interesante alque he querido responder en estenuevo artculo.

    El comentario en cuestin dice as:

    No, Dios no obliga a nadie amarlopero si no lo amas te manda alinfierno. Y encima se supone que Dios teama aunque t no lo ames, pero si no lecorrespondes te manda al infierno. Al finalDios trae al mundo a las personas (porquetodos venimos al mundo por voluntad deDios o no?), para que vivan unas pocasdcadas en este valle de lgrimas, y paradespus hacerles pasar a algunos toda laeternidad en el llanto y rechinar de dientes.Y te dicen que Dios te ama.

    Y eso es as aunque algunos no lo querisadmitir porque no os entra en la cabezalas contradicciones en las que os haneducado desde pequeitos. Dios te ama,aunque t no le ames, pero te puedecondenar al peor de los castigos parasiempre, porque t no le has amado,aunque l te ama. De locos.

    Se trata, ciertamente, de una objecininteresante. Las objeciones de tipomoral contra la existencia de Dios,aunque intrnsecamentecontradictorias, siempre soninteresantes.

    En este caso, sin embargo, ms queobjecin se trata de un malentendido.No es que nuestro amigo Gringo noest de acuerdo con lo que creen loscristianos sobre este tema, sino que,como sucede tantas veces, lo quepiensan los ateos o agnsticos que es el

    cristianismo no es, de hecho, elcristianismo, sino algo muy diferente.Lo que Gringo ha descrito, sin duda debuena fe, es en realidad una caricaturade la fe cristiana, que apenas tiene quever con el original.

    Lo que no ha tenido en cuenta nuestroadversario dialctico es que la esenciadel infierno es, precisamente, laseparacin de Dios. En efecto, elinfierno es horrible, porque es horriblela separacin de Dios, que es el Bien, laVerdad, la Belleza y la Unidad. Esdecir, todo aquello que puede hacerfeliz al ser humano.

    Una vez que uno recuerda esto, la cuestin cambiatotalmente. Si t decides consciente y voluntariamentesepararte de Dios, no parece muy extrao que laconsecuencia, sea separarte de Dios, que esexactamente lo mismo que el infierno. En ese sentido,decir que Dios te manda al infierno es fundamentalmentelo mismo que decir que t decides ir al infierno y Diosrespeta tu libertad. Por fuerza, nuestra forma de hablar deDios siempre es analgica y, segn usemos una frase uotra, estaremos resaltando el hecho de que Dios esAlguien y no una fuerza impersonal, que lo que recibimoses lo que merecemos, que Dios es justo adems demisericordioso o el hecho de que Dios lo que quiere esnuestra salvacin, pero en esencia ambas frases dicen lomismo.

    Por lo tanto, el infierno no presenta en este sentido ningnproblema moral que no presente el hecho cotidiano yconocido por todos de que Dios te deja odiar a tu vecino siquieres, a pesar de la infelicidad que eso te va a causar a tiy va a causar a tu vecino. O incluso respeta tu libertad deintentar asesinarlo, a pesar de las horribles consecuenciasde ese acto.

    Por qu te permite Dios hacer algo que sabe que te va ahacer dao? Paradjicamente, porque te quiere y eserespeto de tu libertad es la nica posibilidad de que algnda llegues a amarle a l, que es donde est tu felicidad. Elamor pleno no es forzado, sino libre. Un amor sin libertadsera, por ejemplo, como el afecto instintivo de un perro,que es algo muy agradable, pero incomparablementemenos importante que el amor humano.

    E

    La esencia del infierno es, precisamente, la separacin de Dios

    Seccin: Objeciones comunes

    Dios no existe porque elinfierno no puede existir?Responde Bruno Moreno Ramos

    n uno los artculos publicadosen mi blog Espada de Doble Filoen Infocatolica.com, un lector ha

    enviado un comentario interesante alque he querido responder en estenuevo artculo.

    El comentario en cuestin dice as:

    No, Dios no obliga a nadie amarlopero si no lo amas te manda alinfierno. Y encima se supone que Dios teama aunque t no lo ames, pero si no lecorrespondes te manda al infierno. Al finalDios trae al mundo a las personas (porquetodos venimos al mundo por voluntad deDios o no?), para que vivan unas pocasdcadas en este valle de lgrimas, y paradespus hacerles pasar a algunos toda laeternidad en el llanto y rechinar de dientes.Y te dicen que Dios te ama.

    Y eso es as aunque algunos no lo querisadmitir porque no os entra en la cabezalas contradicciones en las que os haneducado desde pequeitos. Dios te ama,aunque t no le ames, pero te puedecondenar al peor de los castigos parasiempre, porque t no le has amado,aunque l te ama. De locos.

    Se trata, ciertamente, de una objecininteresante. Las objeciones de tipomoral contra la existencia de Dios,aunque intrnsecamentecontradictorias, siempre soninteresantes.

    En este caso, sin embargo, ms queobjecin se trata de un malentendido.No es que nuestro amigo Gringo noest de acuerdo con lo que creen loscristianos sobre este tema, sino que,como sucede tantas veces, lo quepiensan los ateos o agnsticos que es el

    cristianismo no es, de hecho, elcristianismo, sino algo muy diferente.Lo que Gringo ha descrito, sin duda debuena fe, es en realidad una caricaturade la fe cristiana, que apenas tiene quever con el original.

    Lo que no ha tenido en cuenta nuestroadversario dialctico es que la esenciadel infierno es, precisamente, laseparacin de Dios. En efecto, elinfierno es horrible, porque es horriblela separacin de Dios, que es el Bien, laVerdad, la Belleza y la Unidad. Esdecir, todo aquello que puede hacerfeliz al ser humano.

    Una vez que uno recuerda esto, la cuestin cambiatotalmente. Si t decides consciente y voluntariamentesepararte de Dios, no parece muy extrao que laconsecuencia, sea separarte de Dios, que esexactamente lo mismo que el infierno. En ese sentido,decir que Dios te manda al infierno es fundamentalmentelo mismo que decir que t decides ir al infierno y Diosrespeta tu libertad. Por fuerza, nuestra forma de hablar deDios siempre es analgica y, segn usemos una frase uotra, estaremos resaltando el hecho de que Dios esAlguien y no una fuerza impersonal, que lo que recibimoses lo que merecemos, que Dios es justo adems demisericordioso o el hecho de que Dios lo que quiere esnuestra salvacin, pero en esencia ambas frases dicen lomismo.

    Por lo tanto, el infierno no presenta en este sentido ningnproblema moral que no presente el hecho cotidiano yconocido por todos de que Dios te deja odiar a tu vecino siquieres, a pesar de la infelicidad que eso te va a causar a tiy va a causar a tu vecino. O incluso respeta tu libertad deintentar asesinarlo, a pesar de las horribles consecuenciasde ese acto.

    Por qu te permite Dios hacer algo que sabe que te va ahacer dao? Paradjicamente, porque te quiere y eserespeto de tu libertad es la nica posibilidad de que algnda llegues a amarle a l, que es donde est tu felicidad. Elamor pleno no es forzado, sino libre. Un amor sin libertadsera, por ejemplo, como el afecto instintivo de un perro,que es algo muy agradable, pero incomparablementemenos importante que el amor humano.

    E

    La esencia del infierno es, precisamente, la separacin de Dios

    Seccin: Objeciones comunes

    Dios no existe porque elinfierno no puede existir?Responde Bruno Moreno Ramos

    n uno los artculos publicadosen mi blog Espada de Doble Filoen Infocatolica.com, un lector ha

    enviado un comentario interesante alque he querido responder en estenuevo artculo.

    El comentario en cuestin dice as:

    No, Dios no obliga a nadie amarlopero si no lo amas te manda alinfierno. Y encima se supone que Dios teama aunque t no lo ames, pero si no lecorrespondes te manda al infierno. Al finalDios trae al mundo a las personas (porquetodos venimos al mundo por voluntad deDios o no?), para que vivan unas pocasdcadas en este valle de lgrimas, y paradespus hacerles pasar a algunos toda laeternidad en el llanto y rechinar de dientes.Y te dicen que Dios te ama.

    Y eso es as aunque algunos no lo querisadmitir porque no os entra en la cabezalas contradicciones en las que os haneducado desde pequeitos. Dios te ama,aunque t no le ames, pero te puedecondenar al peor de los castigos parasiempre, porque t no le has amado,aunque l te ama. De locos.

    Se trata, ciertamente, de una objecininteresante. Las objeciones de tipomoral contra la existencia de Dios,aunque intrnsecamentecontradictorias, siempre soninteresantes.

    En este caso, sin embargo, ms queobjecin se trata de un malentendido.No es que nuestro amigo Gringo noest de acuerdo con lo que creen loscristianos sobre este tema, sino que,como sucede tantas veces, lo quepiensan los ateos o agnsticos que es el

    cristianismo no es, de hecho, elcristianismo, sino algo muy diferente.Lo que Gringo ha descrito, sin duda debuena fe, es en realidad una caricaturade la fe cristiana, que apenas tiene quever con el original.

    Lo que no ha tenido en cuenta nuestroadversario dialctico es que la esenciadel infierno es, precisamente, laseparacin de Dios. En efecto, elinfierno es horrible, porque es horriblela separacin de Dios, que es el Bien, laVerdad, la Belleza y la Unidad. Esdecir, todo aquello que puede hacerfeliz al ser humano.

    Una vez que uno recuerda esto, la cuestin cambiatotalmente. Si t decides consciente y voluntariamentesepararte de Dios, no parece muy extrao que laconsecuencia, sea separarte de Dios, que esexactamente lo mismo que el infierno. En ese sentido,decir que Dios te manda al infierno es fundamentalmentelo mismo que decir que t decides ir al infierno y Diosrespeta tu libertad. Por fuerza, nuestra forma de hablar deDios siempre es analgica y, segn usemos una frase uotra, estaremos resaltando el hecho de que Dios esAlguien y no una fuerza impersonal, que lo que recibimoses lo que merecemos, que Dios es justo adems demisericordioso o el hecho de que Dios lo que quiere esnuestra salvacin, pero en esencia ambas frases dicen lomismo.

    Por lo tanto, el infierno no presenta en este sentido ningnproblema moral que no presente el hecho cotidiano yconocido por todos de que Dios te deja odiar a tu vecino siquieres, a pesar de la infelicidad que eso te va a causar a tiy va a causar a tu vecino. O incluso respeta tu libertad deintentar asesinarlo, a pesar de las horribles consecuenciasde ese acto.

    Por qu te permite Dios hacer algo que sabe que te va ahacer dao? Paradjicamente, porque te quiere y eserespeto de tu libertad es la nica posibilidad de que algnda llegues a amarle a l, que es donde est tu felicidad. Elamor pleno no es forzado, sino libre. Un amor sin libertadsera, por ejemplo, como el afecto instintivo de un perro,que es algo muy agradable, pero incomparablementemenos importante que el amor humano.

    E

    La esencia del infierno es, precisamente, la separacin de Dios

  • Revista Apologeticum

    Exactamente lo mismo sucede conel infierno: Dios respeta tuposibilidad de que decidassepararte de l, que es lo mismoque ir al infierno, porque esalibertad es condicin necesaria paraque puedas amarle y ser feliz. Esuna paradoja terrible, pero evidenteen cuanto se piensa un poco sobreella: la existencia del cielo (de uncielo de verdad) tiene comocondicin necesaria la existenciadel infierno, al margen del hechoconcreto de quines estn o no enl, que es algo que slo Dios sabe.La libertad en esta vida de decidirsepor el bien conlleva la posibilidadde decidirse contra l. Esto, lejos deser algo extrao y esotrico es loms normal y cotidiano del mundo.Lo vemos y lo aceptamos cada dacuando apreciamos y agradecemosel bien que nos hacen otraspersonas porque sabemos que hanhecho ese bien libremente, pero noagradecemos al suelo que nossostenga o a nuestro abrigo que noscaliente porque ese bien que nosproporcionan no es libre.

    Otra de las cosas que a menudo serechazan de la idea misma delinfierno es su irrevocabilidad. Laeternidad es de esas cosas quetienden a romper nuestrosesquemas y que nos resistimos aaceptar y la idea de que el infiernosea para siempre nos desconcierta yangustia (como es normal).

    La realidad, sin embargo, es que lairrevocabilidad de las decisionestambin es algo queexperimentamos a diario. Tenemoslibertad, dada por Dios, para hacerel mal, grande o pequeo. Y, horrorde los horrores, una vez hecho, esemal queda hecho para siempre. Si,por ejemplo, mentimos al vecino,robamos al ciego que vende

    cupones en la esquina o somosinfieles a nuestra esposa, esasacciones son irreversibles. Da iguallo que hagamos despus, quecambiemos o no de idea, que lorecordemos o lo olvidemos oincluso que intentemos enmendarloo cambiemos de conducta. Es unfactum y lo hecho, queda hechopara siempre. Nada cambiar elhecho de que, el 27 de junio de2013, en el momento de la decisin,elegimos el mal cuando podramoshaber elegido el bien, con todas lasconsecuencias. Por eso, si dentro deveinte aos nuestro vecino nosreprocha lo que hicimos, podremosdecir muchas cosas, pero lo que nopodremos hacer es negar que,efectivamente, le mentimos.

    As pues, la irrevocabilidad delinfierno puede (y debe) asustarnos,y puede (y debe) darnos una ideade lo seria que es la vida, pero loque no tiene ningn sentido espretender que esa irrevocabilidades una seal de que no existe,cuando nuestra vida est hecha deinfinidad de otras pequeasirrevocabilidades.

    En fin, creo que es evidente que lasdos grandes objecionesmencionadas contra la existenciadel infierno no tienen verdaderasustancia moral. Son, ms bien,expresin de una curiosa rebeldacontra la realidad cotidiana quetenemos ante nuestros ojos a cadamomento. No parece muy lgicodecir que Dios no puede existir porrazones que implicaran igualmenteque es imposible que uno se llevemal con su vecino. Si hay algo quees de locos", como deca el lector,es negar que sea posible lo quesucede todos los das ante sus ojos.

    Este tipo de objeciones proviene, enrealidad, de un clima generalizadoen nuestra poca que yo llamoadolescencia social. Nuestrasociedad es, en conjunto, unasociedad de adolescentes que nohan sabido madurarcompletamente. Y el rasgo mscaracterstico de los adolescentesreside en exigir derechos sinaceptar deberes, en pretender unatotal autonoma pero a la vezesperar que sus padres les saquenlas castaas del fuego cuando seequivocan. Nada hay peor que elcompromiso definitivo. El lema delos adolescentes, y el de nuestrasociedad, es libertad sinresponsabilidad (que, para estetema, podramos traducir comocielo sin infierno").

    Por supuesto, no estoy diciendo queGringo en particular se hayaquedado en la adolescencia, pero sque pertenece, como pertenecemostodos, a una sociedad que se haquedado en la adolescencia. Y esoinfluye mucho en nuestropensamiento.

    No es extrao que esa inmadurezsocial choque en muchas cosas conla fe cristiana, porque la misma noes ni puede ser una fe deadolescentes perpetuos. Elcristianismo lleva en su mismocentro inmensas paradojas queresuelven las pobrescontradicciones de la adolescenciamoral y existencial: Hay quehacerse como nios para podercrecer espiritualmente, la vida seencuentra entregndola, laomnipotencia de Dios se revelaamorosamente en su respeto pornuestra libertad y nuestraverdadera libertad se encuentra enla obediencia a la Voluntad de Dios.

  • Seccin: Apologtica en general

    Consejos para laicos sobre cmo hacer apologtica

    esde hace algn tiempo

    tena la intencin de

    escribir sobre el tema,

    aunque desde ya digo que esto son

    slo consejos basados en mi

    opinin personal.

    Caridad

    Al contrario, dad culto al Seor,

    Cristo, en vuestros corazones, siempre

    dispuestos a dar respuesta a todo el

    que os pida razn de vuestra

    esperanza. Pero hacedlo con dulzura y

    respeto. (1 Pedro 3,15)

    El punto ms importante y en el

    que ms solemos fallar los que nos

    dedicamos a la apologtica (yo

    incluido).

    Muchos se engaan y se auto-

    justifican diciendo que a veces

    para defender la fe hace falta

    palabras fuertes. Otros evocan

    cmo en otros tiempos algunos

    padres de la Iglesia trataron

    duramente a los herejes de antao

    y pretenden ellos hacer lo mismo

    hoy en da. Me consta (porque he

    cometido el mismo error) que eso

    slo genera resentimiento en

    aquellos con los que se debate y

    hace que nuestro adversario

    dialctico se cierre a cualquier

    posibilidad que hubiese existido

    de razonar. Queremos aplastarlos

    o moverlos a la conversin?

    Humillarlos o hacerlos pensar?

    Buscamos ganar almas o

    alimentar nuestro ego? Servir a

    Dios o pecar?

    Hoy en da es un hecho que la

    jerarqua catlica sufre una gran

    desidia por la apologtica, y para

    suplir la deficiencia muchos laicos

    hemos tenido que tomar sobre

    nuestros hombros la tarea de la

    defensa de la fe (est escrito que

    si hii tacuerint lapides clamabunt),

    pero el riesgo de que no contemos

    con una preparacin adecuada nos

    expone a terminar disfrazados

    como cruzados con seudnimos

    como martillo de herejes o

    defensor de la fe, pensando que

    la apologtica es una especie de

    deporte donde lo importante es

    vencer el enemigo.

    Nos olvidamos as que el enemigo

    es ms bien nuestro hermano, y

    que en vez de ser derribado

    necesita ser ayudado. Aunque su

    comportamiento llegue a ser en

    ocasiones sumamente irritante y

    difcil de tolerar, debemos tratar de

    entender que es una vctima de un

    crculo vicioso que lo ha capturado

    y lo ha convertido en replicador de

    personas que piensan como l. Si

    nos ponemos en sus zapatos (la

    empata es muy importante para el

    apologeta) entenderemos que gran

    parte de ellos estn genuinamente

    convencidos de que la Iglesia

    Catlica es todo lo malo que les

    han contado y que sirven a Dios

    sacando personas de ella. Sabes

    cuantos llegaron a ser catlicos

    fieles y devotos

    que antes

    fueron furibundos protestantes,

    pero se convirtieron cuando

    alguien se tom en serio la tarea de

    explicarles pacientemente las

    verdades de la fe catlica?

    Evidentemente muchas veces nos

    encontraremos con hermanos

    separados que probablemente

    estarn tan prejuiciados que la

    probabilidad de cualquier dilogo

    fructfero ser casi nula. Si esa es la

    situacin pienso que lo mejor es no

    invertir ms tiempo en l, con la

    excepcin de que sea un dilogo

    pblico en donde otros necesiten

    ser reforzados en la fe. En esos

    casos hay que asegurarse de dejar

    suficientemente clara la doctrina

    catlica -pero siempre con respeto-

    , para que aunque nuestro

    adversario no de su brazo a torcer,

    la verdad catlica brille ante el

    resto de los observadores.

    Es por eso que ensea la Iglesia

    que debemos hacer todos los

    intentos por eliminar palabras, juicios

    y actos que no sean conformes, segn

    justicia y verdad, a la condicin de los

    hermanos separados, y que, por tanto,

    puedan hacer ms difciles nuestras

    mutuas relaciones (Concilio

    Vaticano II, Unitatis Redintegratio,

    4). Pero tambin nos exige que

    debemos exponer claramente la

    doctrina, pues nada es tan ajeno al

    ecumenismo como un falso irenismo,

    que daa a la pureza de la doctrina

    catlica y oscurece su genuino y

    definido sentido (Concilio Vaticano

    II, Unitatis Redintegratio, 11)

    D

  • Revista Apologeticum

    Ortodoxia

    Para poder hacer bien

    apologtica hay que estar

    doctrinalmente bien formado, y

    para eso no hay otro camino

    que estudiar y nutrirse de

    fuentes ortodoxas de doctrina.

    Somos laicos y no contamos

    con la formacin teolgica de

    un sacerdote por lo que

    debemos asegurarnos de estar

    muy bien documentados en

    cada tema. Yo acostumbro

    estudiar que ensea al respecto

    el Catecismo oficial de la

    Iglesia Catlica, y luego acudo

    a varios manuales de teologa

    dogmtica con aprobacin

    eclesistica (porque hacen un

    buen resumen de cada

    doctrina). Tambin suelo

    recurrir a los distintos libros

    especializados (adems de eso

    nunca est dems consultar a

    aquellos que saben ms que

    nosotros. Un sacerdote o algn

    obispo de probada ortodoxia).

    No hay que olvidar que

    queremos transmitir la doctrina

    catlica, no otra, por tanto

    asegrate de estar

    transmitindola ntegramente.

    En el debate de si Dios castiga,

    vimos como incluso conocidos

    apologetas catlicos erraron

    terriblemente. Errores que

    pudiesen haber evitado si se

    hubiesen documentado en las

    fuentes mencionadas, o

    inclusive en la enseanza del

    Magisterio. No dejes que te

    suceda a t lo mismo.

    Humildad

    Muchas veces somos como

    aquel nefito, o recin

    bautizado que hinchado de

    soberbia caemos en el mismo

    error que caus la

    condenacin del diablo cuando

    cay del cielo (1 Timoteo 3,5)

    y cuando nos equivocamos no

    queremos dar el brazo a torcer.

    Si ganamos prestigio reconocer

    un error se har cada vez ms

    difcil porque nuestro orgullo

    envanecido se resistir, pero

    siempre tenemos que tener

    presente que primero est la

    verdad, y que flaco servicio

    hacemos a Dios, al prjimo y a

    nosotros mismos si nos

    obstinamos en el error. Ten

    presente que todos tenemos

    puntos ciegos, por lo tanto est

    siempre dispuesto a reflexionar

    sinceramente cuando puedes

    estar equivocado, y tener la

    valenta de reconocerlo y

    rectificar.

    Santidad

    Importantsimo para

    cualquiera que se dedique a la

    apologtica es no descuidar su

    salud espiritual. El Seor nos

    pide ser santos y nos concede

    la gracia para ello. Muchas

    veces fallamos en los puntos

    anteriores precisamente porque

    fallamos aqu. Si no estamos

    llenos del amor de Dios

    tenderemos a ser agresivos e

    intolerantes con los dems

    incluyendo los hermanos

    separados. La apologtica no es

    por tanto slo un trabajo que

    hay que hacer, sino que hay

    que acompaarla con la

    oracin (Ora et labora).

    Por lo tanto, procura vivir en

    gracia de Dios, recibir

    asiduamente los sacramentos y

    mantenerte continuamente en

    oracin para que puedas

    transmitir ese amor a nuestros

    hermanos separados y al

    mismo tiempo reafirmar en la

    fe a nuestros hermanos

    catlicos.

    En ApologeticaCatolica.org encontrars recursos en

    donde aprenders a conocer, amar y compartir tu fe

    catlica. Te esperamos!

  • Seccin: Clsicos apologticos

    Sobre la verdadera naturaleza del protestantismo El principio Solo Cristo visto por un ex evanglico

    n un tiempo como el que

    nos toca vivir, en el cual los

    vientos del ecumenismo y la

    apologtica parecen soplar de

    nuevo con fuerza, no es fcil

    plantarse firme e intentar decir

    cuatro o cinco verdades acerca de

    nuestros "hermanos separados".

    Yo, que durante casi 9 aos de mi

    vida fui evanglico, s lo que es

    estar en los dos lados de la acera. Y

    se da un hecho innegable a la vez

    que peculiar. Mientras en la acera

    protestante evanglica- podemos

    encontrar a una mayora de

    "hermanos" que rechazan la

    posibilidad de que seamos

    cristianos los catlicos verdaderos,

    que creemos por tanto en todos los

    dogmas de la Iglesia; en la acera

    catlica no abundan aquellos que

    ponen en duda la naturaleza

    cristiana del protestantismo

    evanglico.

    Sin entrar a valorar, pues no

    merece la pena, la opinin

    anticatlica de esa mayora de

    protestantes evanglicos-, creo

    necesario dar una serie de pistas

    claves por las que los catlicos en

    general, y los que tienen un

    contacto ms habitual con

    protestantes en particular,

    deberan de ser menos optimistas

    en cuanto a la existencia de un

    elemento cristiano genuino en la

    doctrina y eclesiologa de todo el

    protestantismo.

    Desde los tiempos de la Reforma,

    el protestantismo ha enarbolado

    una serie de lemas que podramos

    considerar como dogmas de fe de

    la fe cristiana protestante.

    Analicemos la teora de uno de

    ellos, y veamos en lo que se

    convierte en la prctica: Solus

    Christus.

    Solo Cristo

    En principio nada habra que

    oponer a esa doctrina esencial de

    la fe cristiana por la cual sabemos

    que la persona y figura de Cristo

    es, por s sola, el centro de nuestra

    creencia y de nuestra vida. Sin

    duda, sin Cristo no hay

    cristianismo. Ahora bien, resulta

    que en la Biblia, aparece con

    claridad meridiana una realidad:

    una vez que Cristo se ha

    encarnado y ha fundado su Iglesia,

    no se puede separar la realidad de

    Cristo de la realidad de su Iglesia.

    La Palabra de Dios es clara. La

    Iglesia es el CUERPO DE CRISTO

    (Col 1, 18). Pero an dice ms. La

    Iglesia es SU PLENITUD (Ef 1, 23).

    Perseguir a la Iglesia es perseguir a

    Cristo (Hch 9, 1-6) Y por si la cosa

    no quedara suficientemente clara y

    ntida, vemos que la relacin entre

    Cristo y la Iglesia es el misterio al

    que San Pablo compara con el

    misterio de la unin entre el

    hombre y la mujer (Ef 5, 31-32).

    Por tanto, decimos verdad si

    enseamos que no se puede creer

    en "Solo Cristo" si no se acepta la

    realidad de que con Cristo va su

    Iglesia, indisolublemente unida a

    l por la eternidad. Por eso el

    Credo Niceno-

    Constantinopolitano afirma en uno

    de sus puntos: "Creemos en la

    Iglesia santa, catlica y apostlica".

    Es decir, desde muy antiguo queda

    demostrado que la fe o creencia en

    la Iglesia era parte de la fe

    cristiana. Y si Cristo mismo dijo

    del matrimonio aquello que "lo

    que Dios

    ha unido,

    no lo

    separe el

    hombre",

    cuanto ms habremos de creer que

    la unin de Cristo con su Iglesia

    est sellada eternamente por la

    voluntad divina.

    Habiendo quedado esto claro, cabe

    hacerse una pregunta: Atentar

    contra la unidad de la Iglesia no es

    exactamente lo mismo que atentar

    contra Cristo? Es cristiano el

    dividir el Cuerpo de Cristo en mil

    pedazos? O por el contrario la

    divisin de la Iglesia es el arma

    ms poderosa que Satans ha

    manejado durante los 20 siglos de

    existencia del cristianismo?

    Cuando era protestante, el asunto

    de la unidad de la Iglesia lo vea

    como algo secundario y, sobre

    todo, perfectamente sacrificable al

    "dios" de la pureza doctrinal. Es

    decir, la verdadera doctrina

    expresada "slo en la Biblia" era un

    tesoro de mucho ms valor que la

    unidad visible de la Iglesia de

    Cristo. Pero no slo eso. Como la

    inmensa mayora de los

    protestantes, yo tena un concepto

    sobre la Iglesia que no slo no

    aparece por ningn lado en la

    Escritura, sino que, por el

    contrario, se cae al suelo con el

    mensaje bblico. Es lo que yo llamo

    el concepto docetista de la

    Iglesia, por el cual se rechaza la

    idea de que pueda existir una

    Iglesia visible, organizada y

    jerarquizada y se acepta la

    existencia de una Iglesia invisible,

    pseudo-etrea, sin una unidad

    orgnica real ni de ningn otro

    tipo.

    E

  • Revista Apologeticum

    Sin embargo, cuando analizamos

    lo que la Biblia nos dice acerca de

    la Iglesia, vemos lo siguiente:

    Cristo dej muy claro que la

    unidad de los cristianos deba ser

    semejante a la unidad de l con el

    Padre y que, del logro de esa

    unidad dependa que el mundo

    creyese.

    La Iglesia tena una jerarqua muy

    bien definida: los apstoles, entre

    ellos Pedro el primero, luego los

    obispos y los ancianos

    (presbteros).

    La Iglesia adoptaba un sistema de

    solucionar los problemas

    doctrinales que podemos llamar

    conciliar [reunin de Obispos], tal

    y como vemos en Hechos 15, con

    la particularidad de que fue Pedro

    el que zanj las discusiones que se

    estaban llevando a cabo en aquel

    primer concilio. Adems, las

    disposiciones de Hechos 15 eran

    para el estricto cumplimiento de

    toda la Iglesia.

    Los apstoles eran tajantes contra

    aquellos que causaban divisin.

    Empezando por Pablo, que tuvo

    que enfrentarse por primera vez

    con el tema de las

    "denominaciones" en Corinto (1

    Cor 1, 10-13). Y adems le dio a

    Tito una orden bien clara sobre lo

    que haba que hacer con todos que

    causaban divisiones. Haba que

    amonestarlos primero y echarlos

    fuera de la Iglesia despus, porque

    se haban pervertido (Tit 3, 10-11).

    En Judas 19 se pone al mismo nivel

    a los que causan divisiones que a

    los sensuales, y de ambos se dice

    que no tienen el Espritu. Y,

    digmoslo alto y claro, el apstol

    Juan muestra en 1 Jn 2, 18-19 que

    los que salen de la Iglesia son

    anticristos, aunque algunos

    quieren interpretar ese texto de

    una forma ms suave.

    Ahora bien, alguno se preguntar,

    Y qu tiene todo esto que ver con

    el protestantismo y el solo

    Cristo? TODO. Es ms, el

    protestante que entiende esta

    realidad, si es honesto consigo

    mismo, necesariamente tendra

    que dejar de ser protestante, a

    menos que decida pecar

    gravemente delante de Dios.

    Es evidente que un sistema

    religioso que dice aceptar a Cristo

    pero que en su misma esencia

    lleva el virus mortal de la divisin

    del Cuerpo de Cristo slo puede

    ser definido como anticristiano.

    No hay justificacin alguna al

    hecho de que el protestantismo

    haya sido absolutamente incapaz

    de mantener una unidad eclesial

    interna mnimamente decorosa.

    Cuando los protestantes se ufanan

    en sealar los supuestos errores

    doctrinales del catolicismo, no se

    dan cuenta de que la mera

    existencia de multitud de

    denominaciones protestantes

    independientes unas de otras es,

    en su propio ojo, una VIGA de

    proporciones apocalpticas.

    El protestantismo es la negacin de

    Cristo desde el momento en que en

    la prctica se niega la existencia de

    una sola Iglesia como la Iglesia de

    Jesucristo, con una sola fe, un solo

    credo y un solo bautismo. Y si se

    niega la existencia de la Iglesia,

    que es el Cuerpo mstico de Cristo,

    se est negando al propio Cristo.

    Y punto.

    Si el protestantismo hubiera sido

    capaz de organizarse a s mismo

    en una sola denominacin, podra

    haberse contemplado la

    posibilidad de la supuesta

    Reforma desde un prisma muy

    diferente. Pero la Reforma nunca

    ha sido lo que pretendi ser, sino

    que se convirti de inmediato en el

    ms grande intento de

    aniquilacin de la Iglesia catlica

    con la excusa de una necesidad de

    cambio. Se aprovecharon de que la

    Iglesia se encontraba en medio de

    sus propias situaciones internas

    para intentar aniquilarla del todo,

    pero, gracias a Dios, fue entonces

    cuando la Iglesia vio ms

    claramente las orejas del lobo y

    despert con nuevos bros, aunque

    le costara recuperar el tono de la

    vitalidad que haba perdido entre

    alguna corrupcin interna y tanto

    desbarajuste doctrinal externo.

    En definitiva, aunque cabra

    analizar muchos otros aspectos del

    desastre que supuso el

    protestantismo para el

    cristianismo, me conformar con

    sealar al menos unas pocas

    incoherencias de la dinmica

    dialctica agresiva que usan con

    denuedo los hijos prdigos de la

    Reforma en contra la Iglesia

    Catlica:

    Los protestantes achacan a la

    Iglesia Catlica el que no se basa

    solamente en la Biblia. Lo cierto es

    que ellos, que dicen basarse slo

    en la Biblia, no se ponen de

    acuerdo sobre aspectos tan

    importantes como la Eucarista, los

    sacramentos, la organizacin

    eclesial, las doctrinas de la gracia y

    la salvacin, etc., etc., etc.

    El Protestantismo o religin

    reformada, como orgullosamente la

    llaman sus fundadores, es el

    compendio de todas las herejas que

    hubo antes de l, que ha habido

    despus y que pueden an nacer

    pira ruina de las almas

    Catecismo Mayor - San Pio X

  • Seccin: Clsicos apologticos

    Los protestantes atacan a la Iglesia

    Catlica por dar importancia

    esencial a la Tradicin, pero luego

    son esclavos de sus propias

    tradiciones interpretativas de la

    Palabra de Dios. Y encima, aceptan

    buena parte del lenguaje y el

    contenido doctrinal que les ha

    llegado a travs de la Tradicin

    catlica (trinidad, domingo como

    da del Seor, pecado original,

    etc.), lo cual no deja de ser una

    irona histrica.

    Los protestantes usan la Biblia

    como un arma arrojadiza contra

    determinadas doctrinas y prcticas

    catlicas, pero rechazan o miran al

    otro lado ante lo que esa misma

    Biblia dice acerca de los que tienen

    el espritu de divisin y

    sectarismo, tan presente en

    muchos de ellos.

    Los protestantes atacan a la Iglesia

    Catlica acusndola de tener un

    sistema de gobierno dictatorial,

    pero resulta que buena parte de

    ellos ejercen una tirana a nivel

    interno de sus denominaciones.

    En fin, por no alargarme,

    terminar con una reflexin final.

    Creo que tanto aquellos que han

    nacido en una familia protestante

    como los que han llegado a serlo

    luego de salir de la Iglesia Catlica,

    deben volver con urgencia al seno

    de la nica Iglesia de Cristo. Es

    incompatible el ser de Cristo con el

    ser parte de un sistema religioso en

    el que se est dividiendo

    continuamente el Cuerpo de

    Cristo, en el que se niega por

    principio la eficacia regeneradora

    que el Espritu Santo tiene en su

    gua de la Iglesia. Muchos

    cristianos protestantes no han sido

    nunca enfrentados con esta

    realidad que hoy estoy

    comentando. Muchos otros s han

    sido confrontados por los hechos

    pero prefieren continuar con sus

    vidas separados de la Iglesia y por

    tanto, a pesar de que se enfaden al

    leer esto, separados de Cristo

    Jess.

    Es nuestra misin evangelizarlos

    y/o resistir sus intentos por llevar a

    ms catlicos al sin-razn de su fe

    imperfecta. Sin duda alguna, son

    muchos catlicos necesitan de un

    encuentro personal con el Seor.

    Pero no puede ser que el resultado

    de dicho encuentro signifique salir

    de la Casa de Dios, de su Iglesia,

    Nuestra Iglesia.

    Luis Fernando Prez Bustamante

    Director de Infocatlica

    Blog Cor ad cor loquitur

    Desde ApologeticaCatolica.org te deseamos

    una muy feliz navidad y un prspero ao

    nuevo 2015. Vistanos!

    http://infocatolica.com/blog/coradcor.phphttp://infocatolica.com/blog/coradcor.php

  • Seccin: Controversias doctrinales

    Dios castiga? Debate entre catlicos

    comienzos de Abril del presente ao surgi una

    disputa teolgica entre distintos apologistas

    respecto al tema del castigo divino. Todo comenz

    cuando varios lectores de ApologeticaCatolica.org nos

    escribieron preocupados porque conocidos comunicadores

    catlicos como Frank Morera y Alejandro Bermdez (de

    EWTN y ACIPrensa) estaban enseando pblicamente que

    Dios no castiga nunca. Luego de que mi persona (Jos Miguel

    Arriz) publicase una respuesta comenz una serie de

    rplicas y contra-rplicas que finalmente culmin en la

    publicacin de diversos libros recopilando los argumentos

    de cada una de las partes y de los cuales present a

    continuacin los enlaces para su descarga gratuita.

    Si bien las personas ms activas en el debate fueron

    Alejandro Bermdez (de EWTN y ACI), Adrin Ferreira

    (de UnCatolico.com) y mi persona, Jos Miguel Arriz (de

    ApologeticaCatolica.org), tambin se sumaron a l

    conocidas personalidades de la Iglesia Catlica haciendo

    diversas contribuciones, entre ellas Monseor Jos Ignacio

    Munilla, obispo de San Sebastin, Espaa, el sacerdote y

    doctor en teologa Jos Mara Iraburu. Oportunas fueron

    tambin las intervenciones de Monseor Miguel Antonio

    Barriola, doctor en teologa y miembro por dos quinquenios

    de la Pontificia Comisin Bblica nombrado por dos Papas

    (Juan Pablo II y Benedicto XVI), Fray Nelson Medina,

    telogo y predicador internacional, Nestor Martnez,

    Licenciado y docente en Filosofa y cofundador de la hoja

    web Fe y Razn. Tambin haban escrito anteriormente

    sobre el tema Joan Antoni Mateo Garca quien tambin es

    sacerdote y doctor en teologa, Daniel Iglesias Grzes,

    cofundador de la hoja web Fe y Razn y el conocido

    sacerdote y exorcista Jos Antonio Fortea, entre otros.

    Todos los mencionados coinciden en que efectivamente es

    un error teolgico y doctrinal negar que Dios castigue,

    pero que el tema del castigo divino debe ser entendido

    correctamente, tanto en lo referente al castigo temporal

    como al castigo eterno.

    A

    http://www.apologeticacatolica.org/Descargas/Dios_Castiga.pdfhttp://www.apologeticacatolica.org/Descargas/Dios_Castiga2.pdfhttp://www.apologeticacatolica.org/Descargas/DiosNoCastiga.pdf

  • Revista Apologeticum

    Opiniones y contribuciones

    Monseor Miguel

    Antonio Barriola

    Doctor en teologa

    De acuerdo completamente con Jos Miguel Arriz, apreciando la claridad y

    lucidez de sus rplicas, la habilidad para desenmascarar sofismas y la caridad, que

    est desempeando, para que no se engaen los lectores por una postura, que

    parece simptica y misericordiosa, pero que peca de buenista y unilateral.

    Por lo dems, me extraa sobremanera esta terquedad en Alejandro Bermdez, ya

    que he ledo bastantes aportes de su parte, as como sus presentaciones en EWTN,

    donde se ha mostrado mucho ms coherente.

    Por otra parte, discusiones entre hermanos catlicos, cuando se trata de asuntos

    serios y graves, no han de escandalizar, si recordamos las disputas entre dos

    santazos como Jernimo y Agustn yla de Pedro y Pablo (Gal 2, 14 21)

    Presbtero Jos

    Mara Iraburu

    Doctor en teologa

    Jos Miguel, como bien has demostrado alegando textos de la Escritura, de

    Padres, del Magisterio apostlico, Dios castiga etc. Ciertamente que hay

    expresiones como sta (y muchas), que requieren una explicacin para no ser mal

    entendidas. Pero el remedio no es decir lo contrario, contra-decirlo: Dios no

    castiga.

    Recuerda los avisos tan graves (muy tradicionales) que da Po XII en la Humani

    generis (1950, nn. 9-12) sealando que es de suma imprudencia el abandonar o

    rechazar o privar de su valor tantas y tan importantes nociones y expresiones que hombres

    de ingenio y santidad no comunes, bajo la vigilancia del sagrado Magisterio y con la luz y

    gua del Espritu Santo, han concebido, expresado y perfeccionado con un trabajo de

    siglos para expresar las verdades de la fe, cada vez con mayor exactitud, y (suma

    imprudencia es) sustituirlas con nociones hipotticas o expresiones fluctuantes y vagas de

    la nueva filosofa, que, como las hierbas del campo, hoy existen, y maana caeran secas;

    an ms: ello convertira el mismo dogma en una caa agitada por el viento (n. 11).

    Monseor Jos

    Ignacio Munilla

    Obispo de San

    Sebastian

    En primer lugar hay que distinguir entre el castigo eterno y el castigo temporal. Por el

    castigo eterno entendemos el castigo definitivo a los malvados recogido

    explcitamente en Mateo 26 en la Sagrada Escritura y no es en absoluto

    incompatible con que Dios es amor. Decir que Dios es amor y por tanto no puede

    existir el castigo eterno es contraponer los conceptos de manera infantil. En Dios la

    justicia y la misericordia no son dos cosas, sino que se funden y son una sola.

    Respecto al castigo temporal: Se puede decir que Dios no manda castigos

    temporales? No, No se puede decir tal cosa. En la Sagrada Escritura hay pasajes

    muy claros donde se habla de castigos de Dios, como cuando se habla de las plagas

    de Egipto, o a David que despus de haber pecado Dios le pidi que eligiese entre

    varios castigos. No cabe decir que Dios no castiga nunca, sera incorrecto.

    Nuestro Papa emrito Benedicto XVI en el Snodo de los obispos en el ao 2008

    dijo una frase que llam la atencin a mucha gente: Dijo que: Dios ha tenido que

    recurrir con frecuencia al castigo

    Escuche la explicacin completa en el siguiente enlace:

    Monseor Munilla da su opinin respecto al debate - podcast en audio

    http://www.apologeticacatolica.org/Descargas/MunillaDiosCastiga.mp3

  • Seccin: Controversias doctrinales

    Opiniones y contribuciones

    Presbtero Jos

    Antonio Fortea

    Exorcista y

    Demonlogo

    En la Palabra de Dios est muy claro:

    T corriges a los hombres, castigando sus culpas (Salmos 39,12)

    Hay que predicar una gran penitencia. Hay que volver a escuchar a Dios en su

    Palabra. Se necesitan profetas santos que recorran esta Ciudad de los Hombres

    recordndoles que se acerca un tiempo de grandes castigos, porque as nos lo

    indican los signos. Lo dems es como esos familiares que le dicen al enfermo

    desahuciado: tranquilo, tranquilo, ests bien, te vas a poner bueno.

    Los Faus, los Masi, los Kng han pagolizado a muchos en la Iglesia, los han

    desorientado, les han dicho que el mal ya no es mal, que la penitencia no tiene

    sentido, que no existe el castigo divino, como tampoco creen en la diferencia de

    grados de felicidad en el ms all. Han sido las zorras que han devastado la via.

    ste sera el momento de que en la Gran Nnive se proclamase una gran

    penitencia. Pero no se har. Las ovejas estn ciegas. No slo no se escuchar a los

    profetas, sino que al revs, no est lejos el ao en que las ovejas se vuelvan lobos.

    Artculo completo: Olvidmonos de los discursos correctos

    Fray Nelson

    Medina

    Telogo y

    Sacerdote

    En el contexto de la polmica sobre si Dios castiga o no, ha habido desarrollos bien

    fundamentados y que considero muy completos. Recomiendo los escritos de Jos

    Miguel Arraiz y de Adrin Ferreira, as como un slido post del muy ilustrado

    Nstor Martnez.

    Todos ellos manifiestan la enseanza comn de la Iglesia: Dios, sin dejar su amor,

    ciertamente castiga, por razones siempre conectadas con su providencia, su

    pedagoga y el orden debido de la justicia, que es parte de la santidad misma de

    Dios.

    En una orilla distinta se ha situado el bien conocido Alejandro Bermdez, que no

    suele dar informacin sobre sus opositores, con lo cual quien lo lee se queda sin

    contexto incluso para situar los propios argumentos de quien es Director de

    Aciprensa. Para no repetir el mismo error, comento que este laico catlico ha

    publicado tambin una obra en que rene argumentos sobre por qu, a su

    entender, Dios no castiga.

    Artculo completo: En torno a una polmica teolgica

    http://infocatolica.com/?t=opinion&cod=16911http://fraynelson.com/blog/2014/06/14/en-torno-a-una-polemica-teologica/

  • Revista Apologeticum

    Opiniones y contribuciones

    Presbtero Joan

    Antoni Mateo

    Doctor en teologa

    Los castigos del Seor siempre brotan de su misericordia y de su justicia y son

    para salvacin de los que en l confan. De este modo, muchas intervenciones de

    Dios se realizan para salvarnos del castigo de los hombres. David,

    acertadamente, puesto a elegir a la hora de ser castigado, prefiri caer en manos

    de Dios y no en manos de los hombres.

    De todas formas, salvo una revelacin especial que no poseemos, hay que ser muy

    cautos a la hora de determinar los designios del Seor como si fueran un castigo

    en unas circunstancias concretas. Sin una revelacin especial de Dios, como las que

    haca a los profetas y muchos santos, ciertos juicios no dejaran de ser una

    temeridad.

    Artculo: Castigo de Dios, por P. Joan Antoni Mateo en Infocatlica

    Nestor Martnez

    Profesor de

    teologa y filosofa

    Se acaba de publicar un libro de Alejandro Bermdez con el ttulo Dios no

    castiga, que es el resultado de su polmica con nuestro compaero de

    Infocatlica Jos Miguel Arraiz.

    Alejandro Bermdez es un apologista catlico de destacada actuacin en el canal

    EWTN y es tambin director de la agencia informativa catlica Aciprensa.

    Por eso mismo es muy de lamentar que difunda doctrinas que son contrarias a la fe

    catlica como intentaremos hacer ver en este artculo.

    Artculo: Dios s castiga, por Nestor Martnez en Infocatlica

    Artculo: La razn teolgica y el castigo divino, por Nestor Martnez en Infocatlica

    Daniel Iglesias

    Grzes

    Laico catlico

    Hoy en da muchos fieles cristianos sostienen que Dios no castiga, pues l es amor.

    Analicemos brevemente esta tesis sorprendente.

    El verdadero castigo no tiene nada que ver con el sadismo o la crueldad, sino que

    est relacionado con la justicia. El diccionario define castigo como pena

    impuesta al que ha cometido un delito o falta". El hecho de que Dios castiga, es

    decir que impone penas a los culpables de pecados, es una de las verdades mejor

    atestiguadas en la Sagrada Escritura.

    Artculo: Dios castiga, por Daniel Iglesias en Infocatlica

    http://infocatolica.com/blog/conversando.php/castigo_de_dioshttp://infocatolica.com/blog/praeclara.php/1406100844-dios-si-castigahttp://infocatolica.com/blog/praeclara.php/1406250544-titlehttp://infocatolica.com/blog/razones.php/1104271149-dios-castiga

  • Seccin: Controversias doctrinales

    Qu han dicho los Papas y Concilios?

    Benedicto XVI

    Si contemplamos la historia, nos vemos obligados a constatar a menudo la frialdad y la rebelin de cristianos incoherentes. Como consecuencia de esto, Dios, aun sin faltar jams a su promesa de salvacin, ha tenido que recurrir con frecuencia al castigo

    (Benedicto XVI, Inauguracin de la XII Asamblea General Ordinaria del Snodo de los Obispos, 5 de octubre de 2008)

    Juan Pablo I

    Un gran obispo francs, Dupanloup, sola decir a los rectores de seminarios: Con los futuros sacerdotes sed un padre, sed una madre. Esto agrada. En cambio ante otras verdades, sentimos dificultad. Dios debe castigarme si me obstino; me sigue, me suplica que me convierta, y yo le digo: no!; y as casi le obligo yo mismo a castigarme. Esto no gusta, pero es verdad de fe.

    (Juan Pablo I, Audiencia 13 de Septiembre de 1978)

    Juan Pablo II

    El amor paterno de Dios no excluye el castigo, aunque

    ste se ha de entender dentro de una justicia

    misericordiosa que restablece el orden violado en funcin

    del bien mismo del hombre (cf. Hb 12, 4-11).

    (San Juan Pablo II, Audiencia Mircoles, 29 de Setiembre 1999)

    El himno de Tobit invita a la conversin a los pecadores que han sido castigados por sus delitos y les abre la perspectiva maravillosa de una conversin "recproca" de Dios y del hombre: "Si os converts a l de todo corazn y con toda el alma, siendo sinceros con l, l se convertir a vosotros y no os ocultar su rostro"

    (San Juan Pablo II, Audiencia Mircoles 25 de julio de 2001 - Dios castiga y salva)

    Al mal moral del pecado corresponde el castigo, que garantiza el orden moral en el mismo sentido trascendente, en el que este orden es establecido por la voluntad del Creador y Supremo Legislador. De ah deriva tambin una de las verdades fundamentales de la fe religiosa, basada asimismo en la Revelacin: o sea que Dios es un juez justo, que premia el bien y castiga el mal [...] Si es verdad que el sufrimiento tiene un sentido como castigo cuando est unido a la culpa, no es verdad, por el contrario, que todo sufrimiento sea consecuencia de la culpa y tenga carcter de castigo

    (San Juan Pablo II Encclica Salvifici Doloris)

    Pero Dios, siempre misericordioso incluso cuando castiga, puso una seal a Can para que nadie que le encontrase le atacara (Gn 4, 15). Le da, por tanto, una seal de reconocimiento, que tiene como objetivo no condenarlo a la execracin de los dems hombres, sino protegerlo y defenderlo frente a quienes querrn matarlo para vengar as la muerte de Abel. () Sin embargo, Dios no quiso castigar al homicida con el homicidio, ya que quiere el arrepentimiento del pecador y no su muerte

    (San Juan Pablo II Encclica Evangelium Vitae)

    http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2008/documents/hf_ben-xvi_hom_20081005_apertura-sinodo_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/homilies/2008/documents/hf_ben-xvi_hom_20081005_apertura-sinodo_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_i/audiences/documents/hf_jp-i_aud_13091978_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1999/documents/hf_jp-ii_aud_29091999_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1999/documents/hf_jp-ii_aud_29091999_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/2001/documents/hf_jp-ii_aud_20010725_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/2001/documents/hf_jp-ii_aud_20010725_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/apost_letters/documents/hf_jp-ii_apl_11021984_salvifici-doloris_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae_sp.html

  • Revista Apologeticum

    Qu han dicho los Papas y Concilios?

    Pablo VI

    Segn nos ensea la Divina Revelacin, las penas son consecuencia de los pecados, infligidas por la santidad y justicia divinas, y han de ser purgadas bien en este mundo, con los dolores, miserias y tristezas de esta vida y especialmente con la muerte, o bien por medio del fuego, los tormentos y las penas catharterias en la vida futura. Por ello, los fieles siempre estuvieron persuadidos de que el mal camino tena muchas dificultades y que era spero, espinoso y nocivo para los que andaban por l.

    (Pablo VI, Constitucin Apostlica Indulgentiarum Doctrina)

    Concilio Ecumnico de Trento

    CAN. XIII. Si alguno dijere que en manera alguna se satisface a Dios por los pecados en cuanto a la pena temporal por los merecimientos de Cristo con los castigos que Dios nos inflige y nosotros sufrimos pacientemente o con los que el sacerdote nos impone, pero tampoco con los espontneamente tomados, como ayunos, oraciones, limosnas y tambin otras obras de piedad, y que por lo tanto la mejor penitencia es solamente la nueva vida, sea anatema [cf. 904 ss]

    Concilio de Trento, Sesin XIV, Cnones sobre el sacramento de la penitencia (cf. DS 1713)

    Po XII

    A veces puede Dios permitir que, en esta tierra y durante algn tiempo, triunfen el atesmo y la impiedad, lamentables oscurecimientos del sentido de la justicia, infracciones del derecho, torturas de los hombres inocentes, pacficos, indefensos y sin apoyo as es como en un momento dado Dios deja caer sobre los individuos y sobre los pueblos pruebas cuyo instrumento es la malicia de los hombres, por un designio de su justicia enderezado a castigar los pecados, a purificar las personas y los pueblos con las expiaciones de la vida presente, para hacerlos volver a S por tal camino; pero es creer al mismo tiempo que esta justicia contina siempre, aun en la tierra, siendo una justicia de Padre, inspirada y dominada por el amor

    (Po XII, Radiomensaje para la festividad de los santos apstoles Pedro y Pablo, 29 de Junio de 1941)

    El mismo Jess, al responder a los judos, que le acusaban de haber violado el sbado con la maravillosa curacin del paraltico, afirma que el Padre le haba dado la potestad judicial, porque el Padre no juzga a nadie, sino que todo el poder de juzgar se lo dio al Hijo. En lo cual se comprende tambin su derecho de premiar y castigar a los hombres, aun durante su vida mortal, porque esto no puede separarse de una forma de juicio. Adems, debe atribuirse a Jesucristo la potestad llamada ejecutiva, puesto que es necesario que todos obedezcan a su mandato, potestad que a los rebeldes inflige castigos, a los que nadie puede sustraerse

    (Po XI, Encclica Quas Primas)

    http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_constitutions/documents/hf_p-vi_apc_01011967_indulgentiarum-doctrina_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_constitutions/documents/hf_p-vi_apc_01011967_indulgentiarum-doctrina_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/pius_xi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_11121925_quas-primas_sp.html

  • Seccin: Historia

    Es cierto que Martn Lutero muri siendo catlico? Un mito que se escucha en

    algunos ambientes catlicos: Se

    arrepinti Lutero al final de su

    vida de haberse apartado de la

    Iglesia Catlica? Expres algn

    deseo de volver a su seno? La

    verdad no he encontrado ninguna

    bibliografa seria (ni catlica ni

    protestante) que narre tal cosa,

    por el contrario, todo indica que

    lamentablemente muri -segn

    sus propias palabras- reafirmando

    su odio hacia el Papa y a la Iglesia

    Catlica. Dios haya tenido piedad

    de su alma.

    Reproduzco para los lectores un

    extracto de la obra del renombrado

    historiador Ricardo Garca

    Villoslada, Martn Lutero, Tomo II,

    En Lucha contra Roma, donde se

    narra lo ocurrido durante los

    ltimos das de su vida

    La vspera de la muerte de

    Martn Lutero

    Poseemos varios relatos de las

    ltimas horas de Martn

    Lutero, redactados

    inmediatamente despus de su

    muerte por testigos

    presenciales, de suerte que nos

    es muy fcil reconstruir la

    escena final. Tal vez

    exageraron tendenciosamente

    el espritu de piedad y la

    continua oracin, como si

    pintaran la muerte de uno de

    aquellos santos a quienes tan

    poca devocin tena el

    Reformador; pero

    sustancialmente parecen

    objetivos y exactos.

    Desde el da 29 de enero hasta

    el 17 de febrero inclusive

    leemos en el relato de J. Jonas y

    M. Coeliusestuvo en Eisleben

    conferenciando (con los

    condes), y entre tanto predic

    cuatro veces; una vez recibi

    pblicamente la absolucin de

    un sacerdote estando en el altar

    y dos veces comulg. En la

    segunda de estas comuniones,

    o sea, el domingo 14, fiesta de

    San Valentn, orden y

    consagr dos sacerdotes segn

    el uso de los apstoles Todos

    esos veintin das, al

    anochecer, se levantaba de la

    mesa de la gran sala (en la

    planta baja) para subir a su

    cmara a eso de las ocho o

    antes. Y todas las noches

    pasaba un rato junto a la

    ventana, haciendo oracin a

    Dios con tanta seriedad y

    diligencia, que nosotros, Dr.

    Joas, M. Coelius, Ambrosio,

    su sirviente, y Juan Aurifaber

    Weimariense, que estbamos

    en silencio, le oamos algunas

    palabras y nos admirbamos.

    Luego se volva de la ventana

    alegremente como aliviado de

    un gran peso, y conversaba con

    nosotros la mitad de un cuarto

    de hora; y seguidamente se iba

    a la cama (Bericht vom

    christlichen Abschied, D. Martini

    Lutheri: WA 54,488;

    STRIEDER, Authentische 25-

    26.).

    Todo el tiempo que estuvimos

    en Eisleben en estos negocios

    de los condes y seores fue

    normalmente a comer y cenar,

    y en la mesa comi y bebi

    bastante bien, y alab la

    comida y la bebida, que tanto

    le gustaba siendo de su tierra.

    Tambin durmi y descans

    bastante todas las noches. Su

    criado Ambrosio, yo el Dr.

    Jonas, sus dos hijos menores,

    Martn y Pablo, juntamente con

    uno o dos sirvientes, nos

    quedbamos con l en su

    aposento, y, al ir a la cama,

    todas las n