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ANTOLOGÍA DE LA POESÍA CÓSMICA DE MATANZAS, CUBA por Raúl Tápanes López Iván Suárez Merlín Selección arquetípica Fredo Arias de la Canal Frente de Afirmación Hispanista, A.C. México 2003

Antol cósmica de Matanzas

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ANTOLOGÍA DE LA POESÍA CÓSMICA DE

MATANZAS, CUBA

por Raúl Tápanes López Iván Suárez Merlín

Selección arquetípica

Fredo Arias de la Canal

Frente de Afirmación Hispanista, A.C. México 2003

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© Raúl Tápanes López Apartado postal 334 40100, Matanzas, Cuba © Iván Suárez Merlín Calle 336 # 10506 e/ 105 y 107 Naranjal Norte 40100, Matanzas, Cuba © Frente de Afirmación Hispanista, A.C. Castillo del Morro 114 11930, México D.F. Email: [email protected] Portada: Juglares en la isla mágica, cofre del Caribe de Janet Quevedo (Matanzas, Cuba, 1974) (Acrílico y óleo sobre tela, 40 x 50", 1998)

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Antología de la Poesía Cósmica de

Matanzas, Cuba

por

Raúl Tápanes López Iván Suárez Merlín

Frente de Afirmación Hispanista, A.C.

México 2003

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Agradecimientos

A todos los poetas que nos han hecho llegar sus textos en muestra de confianza y amor a la poesía.

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PRÓLOGO

En su prólogo a la antología Poetas en Matanzas (Instituto de Historia, La Habana, 1965), escribe el historiador Israel Moliner:

Matanzas, que en pasado siglo fue conocida como Atenas de Cuba porque desarrolló en sí –junto con el resplandor económico que la sostuvo- una vida intelectual relevante (Heredia, Plácido, Milanés, las tertulias de Del Monte), no fue menos deudora de ese crédito en los años que precedieron a la República (Byrne –íntimo a veces, poeta de la guerra para la historia-; Federico Urbach -musicalidad, buen gusto-) ni aún en la primera mitad de este siglo en que apuntaron voces, ya en la prosa vigorosa de fibra filoSófica (Medardo Vitier, Fernando Llés), ya en la poesía, que alzó cultivadores de tal trascendencia que marcaron hitos en la historia de la literatura cubana (Agustín Acosta –postmodernista tendiente a la sencillez, a la suave ironía filosófica, de poesía social-; José Zacarías Tallet –que infunde ternura y luz a su prosaísmo y es la imagen más genuina de lo cotidiano, creador de un estilo personalísimo-; Manuel Navarro Luna –íntimo en sus albores y recovecos y profundamente social ya hacia la madurez-; Regino Pedroso –humano, cósmico, telúrico, social-).

En Matanzas las antologías poéticas son una tradición a pesar de las adversas circunstancias que muchas veces las rodean. Ya en 1847 figuras tan brillantes como Heredia, Leopoldo Turla, Teurbe Tolón y Gómez de Avellaneda entre otros, se reúnen en el Album de Yucayo; nueve años después (1856) Luisa de Molina dedica el Aguinaldo a la guajirita del Canímar con la cooperación de Heredia, Federico Milanés, Antonio Guiteras, Domingo del Monte, Francisco Iturrondo y otros poetas de la época. En 1887 Nicolás Heredia ordena el Almanaque del Album, en el que se recogen trabajos de Francisco Jiménez, Ramón Mesa, Miguel Garmendía, Bonifacio Byrne, Fernando Romero Fajardo, Eugenio Sánchez de

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Fuentes, Manuel Carballo, José Luis Prado, Mateo Fiol y algunos otros.

En la primera mitad del siglo XX un grupo de poetas –entre los cuales se encuentran algunos de los aquí antologados- conforman la Peña Literaria, bajo cuyos auspicios se edita en 1958 la primera antología de la poesía matancera contemporánea que reúne a una veintena de autores, desde Agustín Acosta hasta Carilda Oliver Labra. En 1965, ya en pleno período revolucionario, ve la luz bajo el nombre de Poetas en Matanzas, lo que pudiéramos considerar el segundo número de la serie de antologías que con ese título ha sido editada. En 1978 y con prólogo de Carilda Oliver Labra se publica Poetas en Matanzas III. En 1986 aparece Poetas en Matanzas IV, que recoge 37 poetas nacidos en la provincia o residentes en ella. Trece largos años después Ediciones Matanzas publica –en 1999- la más reciente antología: Poetas en Matanzas V con textos de 40 poetas en 158 páginas.

En el 2001 el Frente de Afirmación Hispanista publica en México una pequeña Antología de la Décima Cósmica de Matanzas y Zonas Aledañas, recopilación hecha por el poeta matancero Francisco Henríquez, residente en Estados Unidos, en que aparecen, entre otros, 15 poetas de la Atenas de Cuba.

El presente trabajo -que agrupa una cantidad de poetas nunca antes reunida en publicación alguna-, ha sido hecho a la luz de las leyes del protoidioma poético descubiertas por Fredo Arias de la Canal, así como de sus estudios arquetípicos basados en el método del psicoanálisis. Los estudios de Fredo Arias sobre la poesía cubana han tenido su más notable y reciente fruto en los tres tomos –editados entre 2000 y 2002- de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana, que agrupa a casi setecientos autores de todas las épocas, esfuerzo sin precedentes en la historia literaria o editorial cubana.

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Un aspecto, aparentemente secundario, de esta ingente labor reclama atención por cuanto adquiere en nuestra coyuntura una importancia primordial: al hacer de la poesía un campo de estudio, Fredo Arias presta un doble servicio -como ya dijera el español Manuel de la Puebla-: el de difundir la poesía y el de congregar a los poetas. Numerosos poetas matanceros han visto sus textos publicados por el Frente de Afirmación Hispanista en pequeñas antologías personales que esta asociación cultural hace circular gratuitamente entre personas e instituciones culturales del mundo hispánico.

La mayoría de los autores aquí presentados –sobre todo los agrupados en la III Parte- es prácticamente inédita. Los menos tienen en su aval alguna edición que cumpla los parámetros internacionalmente establecidos para dejar de ser considerado un autor inédito. Muy pocos tienen ya un nombre reconocido y un sitio establecido en los medios de difusión nacionales. Excepto alguna que otra plaquette o alguna modesta edición tipo folleto, muchas veces artesanal y de escasa tirada, la mayor parte de estos poetas nunca han sido cabalmente editados. Esa característica puede tener muchas causas. Las conocidas dificultades editoriales por las que atraviesa el país, no calificar dentro de los presupuestos estéticos que determinan la difusión cultural en la isla y hasta la autoexclusión de los mecanismos de difusión.

Toda clasificación lleva en sí el riesgo que implica establecer

un orden, un modelo, a partir de determinada perspectiva, por muy fundamentada que esta sea, ya que nunca será definitiva o única, sino efímera y susceptible a mejoras. Para su mejor apreciación hemos divido el trabajo en tres partes:

- Parte I dedicada a las figuras ya consagradas –aunque algunas

quizás no lo son o no lo fueron tanto-, pero que sentaron cátedra y pautas a seguir y permanecen o permanecieron haciendo poesía hasta bien entrado el cambio social iniciado en 1959; maestros de las

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siguientes generaciones, algunos desarrollaron la obra por la que hoy se les conoce lejos de su lugar natal (Villar Buceta, Virgilio, Adolfo Suárez o Cintio Vitier), conservando unos (Adolfo Suárez, Vitier) más que otros (Virgilio Piñera) la influencia de lo que algunos han dado en llamar la matanceridad. Otros (Luis Marimón) que no nacieron en los alrededores del Yumurí, hicieron de Matanzas su tierra adoptiva y dejaron aquí su mejor legado. Algunos (Carilda Oliver, Francisco Henríquez, Juan Luis Hernández Milián) se mantienen aún muy activos en el ámbito de la literatura.

- Parte II: poetas más jóvenes que aún (a juicio de los

antologadores) no han alcanzado las cotas de sus predecesores. Clasificación quizás discutible pero a través de la cual –y eludiendo hasta cierto punto el rígido orden cronológico- hemos querido dar la palabra, fundamentalmente, a los más jóvenes (que aparecen en la Parte III). Es esta una generación que marca el final de una etapa histórica determinada y que a su vez sirve de puente a los nuevos poetas actuales. En ella se destaca la presencia de autores que proceden de otros lugares de la isla (Alfredo Zaldívar, Carlos Chacón) pero que hacen poesía en Matanzas.

- La Parte III dedicada a los poetas más jóvenes, nacidos en o

después de 1959 se inicia con Eliezer Lazo, tempranamente fallecido y que junto a Luis Marimón, constituya quizás uno de los paradigmas poéticos de la actual generación. Entre ellos unos pocos que han logrado cierto nivel de reconocimiento (Antonio José Ponte, Javier Marimón, José Manuel Espino y otros), para conseguir lo cual en algunos casos además de su calidad poética, han debido emigrar de sus lugares natales hacia la capital (Ponte, Javier Marimón) o el extranjero (Daniuska González).

Es importante dejar dicho aquí que se ha tenido especial

cuidado en recoger los poetas matanceros –por nacimiento, porque han escrito su poesía aquí o porque su obra lleva la esencia de su origen- más representativos con independencia de cualquier otra

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consideración. Así están juntos poetas de posiciones políticas y sociales tan disímiles como Agustín Acosta, Néstor Ulloa o Manuel Navarro Luna, y una apreciable cantidad de los que hoy se encuentran fuera de la isla.

El estado de la poesía matancera actual es objeto de encontradas opiniones y críticas a veces complacientes y a veces ácidas. Los poetas mayores, unos más o menos abiertamente que otros en dependencia de sus características personales, consideran que hay superficialidad, falta de estudio y hasta de oficio en ciertos jóvenes. Los jóvenes a su vez, reprochan a los otros el usurparles la mejor parte en el terreno de la divulgación y el reconocimiento necesario como estímulo de trabajo. ¿El eterno conflicto generacional? ¿Una devaluación real en la poesía que hoy se escribe? Como fuere es hoy un secreto a voces en toda la isla, que la poesía ha perdido la importancia social y el papel protagónico que durante mucho tiempo tuviera en la cultura cubana, papel del que se ha apropiado en el aspecto literario la narrativa.

Agustín Acosta, José Zacarías Tallet y Regino Pedroso fueron, además de otros nombres que harían demasiado larga la cita, figuras cimeras de la poesía matancera que trascendieron más allá de la ciudad y de la isla en la primera mitad del siglo XX. Luego vendrían otros como Carilda Oliver Labra o Cintio Vitier, igualmente trascendentes que se encontraban en plena madurez al producirse el triunfo revolucionario de 1959. Una década después el llamado “quinquenio gris” –que en realidad ocupó más espacio de tiempo que el de un lustro- ejerció su negativa influencia en la poesía cubana. Carilda Oliver Labra, entre otras vetadas figuras literarias, permanece en silencio durante más de diez años. Antes ya había callado Agustín Acosta.

Los poetas actuales se abocan a todos los caminos y se diseminan en una serie de estilos más amplia que la de sus predecesores. Hay varias características muy marcadas y destacables

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en la poesía cubana y matancera actual. Hasta los creadores menos jóvenes que cultivaron el coloquialismo y la llamada poesía de exaltación y deslumbramiento de décadas anteriores –a decir de Arturo Arango-, se adhieren a una de las dos tendencias prevalecientes: la renovación de las formas clásicas –incluso el resurgimiento de la rima-, y la ruptura formal a través de la intensificación metafórica, el tratamiento de temas como la homosexualidad y hasta cierto regreso al hermetismo lezamiano. Es apreciable la vocación –puesta de manifiesto en los exergos, las citas textuales, las referencias a los clásicos, etc.- de los poetas actuales de insertarse en el mundo y la cultura universal.

Matanzas, que llegara a abrogarse para sí el sobrenombre de la

Atenas de Cuba, está a mitad de camino entre La Habana –donde reside casi el 20% de la población de la isla- y Varadero, el polo turístico convertido en punto vital de la economía cubana. La ciudad de los puentes, la que bordea la bahía, la del nombre cruel, está también a mitad de camino entre la niebla del San Juan y el sol tropical, entre la leyenda y la realidad. Una ciudad que se precia de su tradición cultural, venida a menos desde que la aristocracia azucarera de siglos pasados perdiera sus prerrogativas; una ciudad donde la gente de la calle conoce a los poetas y los aprecia; una ciudad de poesía y para la poesía, donde cada transeúnte es un amante de algo –de sus calles o sus ríos, de sus mujeres o sus hombres- y cada amante es un poeta. Raúl Tápanes López Matanzas, Cuba, noviembre de 2002

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PARTE I

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AGUSTIN ACOSTA (Jagüey Grande, 1886-1979) Luna del campo Tú siempre has sido mía, LUNA del campo; siempre jugaste a que eras SOL de mi jornada oscura, lo mismo cuando a pie soñaba por los bosques, que cuando sobre un potro volaba en las llanuras. Tú siempre has sido mía. Los bailes campesinos que decoraba el NÁCAR de tu presencia única, ampliaban el monótono rasguear de las guitarras, y tú me sonreías sobre los campos, LUNA. Ya voy hacia las vastas haciendas de mi espíritu, donde reinar no puede la densa sombra oscura, porque a la noche opongo tu CLARA LUZ de entonces, LUNA.

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AMERICA BOBIA (Limonar, 1893-1984) Gloria a ti (Fragmento) Al verla digo: es entre todas como el milagro de la alborada. Tal vez un ángel trajo una ESTRELLA en la sedosa PUNTA de un ala, y, tembloroso, dejó el LUCERO sobre la cuna que la aguardaba. Finje el cabello sobre la frente una aureola como en las santas; o una corona de RAYOS DE ORO que el SOL circunda con vivas LLAMAS. Allá en las eras de Efrhata, BRILLAN ÁUREAS espigas cual LLAMARADAS; tú, al SOL batiendo los rizos rubios no las envidias, al superarlas. FUENTE serena que se desliza sobre la tierra como tu alma, arranca ESTRELLAS al infinito y las refleja sobre sus AGUAS. (… )

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JOSÉ ZACARÍAS TALLET (1893-1990) Posibilidades Tú ignoras que yo te quiero y tal vez nunca lo hayas de sospechar, aunque eres para mí las ESTRELLAS, el claro de LUNA, el alba, el ocaso y todo lo demás que amaban los románticos del buen tiempo viejo y que ya no se usa. Es cuestión de categorías y tú estás varios peldaños, más arriba. Y yo no podré subir y tú no querrás bajar (o no te dejarán bajar). Por eso no puedes tener la más leve sospecha de que cuando te MIRAN, mis OJOS, ávídos, te besan, y como nunca, nunca lo sabrás, sólo soy para ti uno de tantos amigos a quienes se dice: "Buenas noches, Fulano, ¿cómo sigue de su catarro?" o poco más.

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MANUEL NAVARRO LUNA (1894-1966) Doña Martina (Fragmentos) I La LUZ mía, pura y tierna, más de cien años BRILLÓ. Como era una madre, yo llegué a pensar que era eterna. La sombra que nos gobierna desde su sombra infinita, un LUMINAR necesita para la MUERTE ALUMBRAR... ¡y ya tiene el LUMINAR de mi dulce viejecita! Llegué a pensar: si ella ha sido cien años de LUZ quizás pueda vivir mucho más de lo que hasta aquí ha vivido. Porque quien así ha podido tan larga vida vivir. ¡oh MUERTE debe seguir con su LÁMPARA ENCENDIDA, ILUMINANDO la vida sin cansarse ni MORIR...! (… ) III En la mísera barriada su escuela fue como un templo

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de gracia y LUZ: un ejemplo de ternura ILUMINADA. Era como una MIRADA hacia otro MUNDO mejor: un CELESTE RESPLANDOR que aun apagado ilumina. ¡Como que es Doña Martina que sigue enseñando amor!

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REGINO PEDROSO (1896-1983) Un poeta ha partido hacia las fuentes amarillas Era el más joven, y ya ha partido. Mensajero del iris en la región de atmósfera de BARRO en donde desfallecen sin el vuelo las alas. Las praderas de sombras, el país de loa blancos bambúes, las FUENTES AMARILLAS, para sus OJOS nítidos ya no tienen misterios. Hoy junto al kiosko sólo la soledad mis pasos acompaña. Ya ni su risa, ni su canto, infantil, ni su palabra trémula enflorecida de musicales ecos. Ante el cercano invierno sólo el otoño pálido volando en mi camino conchas AMARILLENTAS. No era el trigal del VIENTO, ni los terrestres RÍOS, ni la misma ciudad ni las creencias lo que en el ancho océano armonioso trenzaba nuestras almas hermanas. Era la LUZ, la atmósfera impalpable, la CLARA tierra ASTRAL de un universo inexistente. Apenas si en el breve segundo de la vida pudieron estrecharse nuestras manos; pero él se ha ido, AMARILLO entre rosas, en su brumosa barca de las insondables, y hoy se abre ante mis OJOS un MAR de sombra en tan inmensa soledad que a su sola presencia mi corazón NAUFRAGA. Se alejó con voz de AGUA DE ESTRELLAS, de LUZ, de música y presencia irreales, y la raíz de su voz, de su espíritu, nacido en los celajes

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que alimentan los SUEÑOS. Hoy toco su presencia en la noche infinita de latidos que entre mis dedos dejan amargura de ausencia. La HELADA que comienza mi sendero a emblanquecer ya no es aquella que viera retornar las primaveras Todo ha empezado a enmudecer para el blanco silencio: las flautas, las danzas, las manos, las canciones; recogidas en sus ecos, las caracolas líricas. ¡Qué solo MIRO en torno AMARILLEAR los últimos rosales! Y uno ha partido, sobre MAR espumosa de misterios, uno ha partido. Ha partido ya aquel con quien en el invierno yo hubiera querido dialogar calladamente sin pronunciar palabras.

De Obra poética

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MARIA VILLAR BUCETA (Pedro Betancourt, 1899-1977) … Y habló la Esfinge… (Fragmentos) … Y habló la Esfinge: -Oh tú, que desafías el silencio de mis labios de PIEDRA, que jamás profanó mortal alguno! Sabe que la Verdad en mí se encierra, y oirás revelaciones espantosas, como en un nuevo Apocalipsis… Tiembla, oh mortal, ante la ira de los dioses, por quien mi BOCA sus designios sella! Mas como la curiosidad humana es insaciable y, como el tiempo, eterna, ordenó el Hombre, imperativo: -Habla! Y pues mis hombros desnudos sustentan el formidable peso de la Vida, vengo hacia ti consciente de mis fuerzas! Y por segunda vez habló la Esfinge al Hombre, como si él comprendiera: -Era mi alma LUMINOSA y pura como una ESTRELLA en germen; pero densas sombras ante mi LUZ se interponían. (Así triunfan, a veces, las tinieblas). Y he aquí que un día un hombre, cuya frente RESPLANDECÍA con una LUZ nueva, llegó hasta mi alma, venciendo a las sombras…

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Llegó hasta mi alma y díjole: -Despierta!, con un acento antes jamás oído; y aproximóse a mí cual si quisiera fundir su LUMBRE con la LUMBRE mía! Huyeron, humilladas, las tinieblas… Y desde entonces fuimos, sin saberlo, RAYOS dispersos de una misma ESTRELLA! Calló la Esfinge y, conmovido, el Hombre tembló ante el alma INMÓVIL DE LA PIEDRA. (… )

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VIRGILIO PIÑERA (Cárdenas, 1912-1979) Elegía así Invito a la palabra que pasea entre PERROS su desierto ladrido. Todo es triste. Si con LUSTROSAS hojas corona frente y SENOS una fría sonrisa florecerá en la LUNA. Todo es triste. Después los PERROS tristes comerán de las hojas y ladrarán palabras de LUSTROSO sonido. Todo es triste. Un perro invita a los jacintos en el RÍO. Todo es triste. Con LUNADAS palabras, con aperradas FLECHAS, con DENTADAS hojuelas HIEREN a las mudas doncellas los jacintos. Todo es triste. Crece la negra hierba con un rumor tranquilo pero LUSTROSOS FILOS acarician el ritmo. Todo es triste. Detrás de las palabras las SERPIENTES se ríen; así la sorda tierra no permite sonidos. Ladra un AVE celeste por el VIENTO para alejar la MUERTE; con FLORES de la noche la descubre, con palabras de perro la seduce, con una copa de tierra la sepulta. Todo es triste. Invito a la terrosa palabra que PERFORA la vida y los ESPEJOS y el eco de su imagen dividido. Todo es triste. Crujiendo CRÓTALOS cremosos crecían:

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un juego de palabras con ladridos. Todo es triste. Un velablo con veloz VIENTO vuela en variaciones viriles. Todo es triste. Media copa de tierra enmudeció la música. Todo es triste. Después la tierra se BEBIÓ ella misma. Todo es triste. Y cuando llegue el tiempo de la MUERTE ponedme ante el ESPEJO para VERME. Todo es triste.

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HUGO ANIA MERCIER (Matanzas, 1916-1979) Equis AGUAS venidas sin saber de dónde como límpido abrazo de ventura para medir la última estatura de esta impaciencia que mi SANGRE esconde. AGUAS venidas en la hora plena en que el MUNDO distante se perfila dentro de la recóndita PUPILA que agranda su dolor sobre la arena. ¡Oh, blanca religión que, íntimamente, vas descendiendo en LUZ sobre mi frente, igual que un ala por la brisa HERIDA… Como si toda la órbita CELESTE se me abriera de pronto para este meridional trasiego de mi vida.

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NÉSTOR ULLOA RODRÍGUEZ (Matanzas, 1920-1971) Cantos de amor a Matanzas (Fragmentos) (… ) Siempre serás la discreta novia del ESPEJO AMARGO, y siempres tendrás un largo dolor para ser poeta. Tu calma, triste y secreta, se prolonga en el estero, y en un homenaje entero de tierra, te vuelves pan, donde los PÁJAROS van a despertar el LUCERO. En lo alto de la ermita -atalaya espiritual- tu CIELO es como un CRISTAL cuando el SOL se desorbirta… Más abajo, la bonita estampa de algún bohío, entre el suave lomerío que se desliza en el abra: destino de la palabra por donde se MUERE EL RÍO. (… ) ¡Quién no sabe tu costumbre del himno siempre a las diez?

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¡Quíen no te ha visto una vez vestida de incertidumbre? Mirarte desde la cumbre es llenarse de albedríos, y hasta los ASTROS tardíos se extasían en tu pie imaginando una V mayúscula con tus RÍOS.

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DIGDORA ALONSO (Matanzas, 1921) Micros (Fragmentos) La música de las esferas el sonido de la SANGRE en su TORRENTE y el de la sombra ¿A dónde irán las notas de los saxófonos MATANDO como truenos? ¿Qué tempestades de aire desato con mi brazo al moverlo? ¿Qué seres arrastraré en el torbellino? Hay un MUNDO de colores y formas en la pared más blanca oculto. Como los edificios en las lejanías. Tan dentro de mis manos que no puedo asirlos tan cerca y, sin embargo, tan semejantes a las GALAXIAS. En el túnel que se forma entre mis pies y la tierra ¿Qué ECLIPSES producirán mis pisadas? ¿Qué nube yo adonde llego enormemente invisible, lentamente avanzando?

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No te hace daño el gigante mío te piso y no te alcanzo mi peso te llega como a mí la mole de la LUNA.

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CARILDA OLIVER LABRA (Matanzas, 1922) Cuento Yo era débil, rubia, poetisa, bien casada. Tenía deudas y una salud de panetela blanca. Hicimos una casa pobremente, muchas ventanas: para enseñar nuestros besos a las nubes, para que el SOL entrara. La casa era tan bella que tú nunca dormías. Ya no eras abogado ni poliomielítico ni nada. Nunca dije: ¿cuándo vas a poner esa demanda? Porque yo tampoco cocinaba. Fueron días como no quedan otros en las ramas. Yo me empeñaba en sembrar algo en el patio: tus GATOS LO ORINABAN, pero era tan feliz que no podía decir malas palabras. Ay, una tarde... (Septiembre tomó parte en la desgracia), ay, una tarde (Dios estaría sacando crucigramas); ay, una tarde pusiste tantas PIEDRAS en mi saya

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que desde entonces ando inventándome la cara. El CUCHILLO tenía la forma de tu alma; yo quería ser otra, hablar de las ESTRELLAS... (sobraron noche y cama). Yo me empeñaba en sembrar algo en tu PECHO: tus GATOS LO ORINABAN, y era tan infeliz que no podía decir buenas palabras. Tarde en otoño. MIRÉ las sábanas AMARGAS, el jarro de la LECHE, las cortinas y el crepúsculo me convirtió en su mancha. (Yo era un CLAVEL PODRIDO de repente, un CANARIO botado). Con empujones que lo gris me daba, entre temblores, volví a la falda de mi madre. Pasaron tantas cosas mientras yo me BEBÍA la soledad a cucharadas. Un viernes –un viernes en que tu olvido me enterraba– llegué a la esquina de la casa. Estaba allí como una TUMBA diferente, se veía otra LUZ por las ventanas. Tuve miedo de odiar... (Ya era hasta mala).

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Pasaron tantas cosas; el tiempo fue cosiendo mi MIRADA. Ahora no pueden asustarme con los truenos porque la LUZ me alza. Ahora no pueden confundirme con un libro. Soy la palabra recobrada. ¡Ríanse, AGUJAS que en mi carne se desmandan; ríanse, ARAÑAS que me tejen la mortaja; ríanse, que a mí, también, carajo, me da gracia!

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AMELIA DEL CASTILLO (Matanzas, 1923)

Alianza

No, no anochezcas su paso, no DESGARRES su aguda transparencia. deja que la palabra atraviese montañas. Deja que viaje intrépida sobre el lomo del tiempo horadando el silencio milenario de las PIEDRAS y de los sordos de alma. Deja que vuele, tan ligera y blanca, que se deshaga en polvos ESTELARES. Que se vista de música y de auroras estremeciendo las conciencias huérfanas de palabras. Deja que truene en furia, que se desate en cólera estrenada, que golpee y se encone y se DESGARRE en FLECHAZOS de LUZ, hasta de LUZ cegar a los que MUEREN a sorbos de CEGUERA de palabras.

De Cauce del tiempo

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NORMAN RODRÍGUEZ (Matanzas, 1926-1992)

Una docena de décimas cósmicas a Martí

(Fragmentos)

Fue distinto, fue sincero; redondo como un anillo. Como la palma, sencillo; sencillo como un LUCERO. Vivió forjando un lindero entre el JAZMÍN y la bala. Vivió... murió... (su hora mala hace SANGRE en la memoria). Vivió para hacer la Historia bajo la sombra de un ala.

Vive en el Norte y le anida un ÁGUILA el corazón; escribe versos y son versos su prosa y su vida. Urge, sustenta; no olvida su oficio de LLAMA y grano, de aljaba de SOL... hermano clarísimo de esta tierra, se pone a formar la guerra con un CLAVEL en la mano.

De mártir viene martirio; y de martirio, martí. Ya es una FLOR carmesí aquel portento de LIRIO. Ya es un empeño de CIRIO, de LUNA que el aire cuida; ya es una PALOMA HERIDA

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su pluma y, quebrada en besos, la MUERTE ensaya en sus huesos un camuflaje de vida.

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FRANCISCO HENRÍQUEZ (Unión de Reyes, 1928) Hora del oscurecer (Fragmento) Los postigos de las puertas de miradas ojivales, MIRAN CON OJOS GLACIALES las horas que pasan, MUERTAS. Por las ventanas abiertas, muchachas de rica cuna, se asoman a ver la LUNA que, como un PÁJARO blanco, se posa sobre un barranco de la placidez montuna. El CAN DEL VIENTO se asombra ladrando al SOL de la cuadra, y a ratos sale y le ladra a la voz que no lo nombra. Los reflejos de la sombra llevan un FULGOR al hombro, y a veces, para el asombro de los que adoran la cruz, se suele vestir con LUZ de eternidad, el escombro. A lo lejos duerme el RÍO su SUEÑO de PIEDRA ruda, y sobre su piel desnuda se acuesta el ESTRELLERÍO. El MUNDO y su vocerío no HIEREN el escenario,

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sino cuando el vecindario se ensucia de LUCES fatuas, y toman color de ESTATUAS las torres del campanario.

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ISIDORO NÚÑEZ (Matanzas, 1933) (s/t) Yo vi a Matanzas confusa entre Yucayo y Atenas cuando el SOL doraba apenas su alba túnica de musa. Vi volando la LECHUZA de Minerva en el estero vi a Venus hecha LUCERO nacer de las sombras CIEGAS y entre dos columnas griegas el MAR violeta de Homero. Cerrar los OJOS dormir hasta que venga la MUERTE bien estirado tenderte sin ganas ya de vivir. Cerrar los OJOS dormir para soñarte despierto al CIELO el balcón abierto y en su noche sumergida soñar la ciudad dormida seguir vivo estando MUERTO. Se teje el valle a sí mismo. El AURA descansa en cruz y cuando viene la LUZ se cierra sobre el abismo. Como en un raro espejismo están las nubes paradas.

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Allá bajo en las cañadas cruza diminuto un tren y otras TIÑOSAS se ven en remolino agrupadas. A pierna suelta dormido ¿a dónde voy? ¿dónde estoy? y sobre todo ¿quién soy? ¿quién quiero ser y no he sido o aquél que siempre he temido? La propia MUERTE desdeño al rendirme como un leño resollando en el ronquido tan dentro de mí metido cuando soñando me SUEÑO.

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DOMINGO ALFONSO (Jovellanos, 1935) La caravana de los ídolos Vi la caravana de los ídolos ALUMBRADOS tenuemente por la LUZ del atardecer en medio de la ARCILLA, CABALLOS y caballeros, ignorantes de su destino, en un sendero que no conducía al MAR. La bruma colgaba sobre el páramo como una tela difusa e INMÓVIL; pero en un ángulo del paisaje, a lo lejos, más allá de PLANETAS y de LUNAS carentes de vida vi una moneda oscura, caricatura del SOL. ¿Porqué los ídolos desfilaban ante mí? Pedazo de un dios que no soy. ¿Cuál era el objetivo de esos gestos creando un idioma de jeroglíficos dibujados en el aire para no permanecer? Tal vez junto conmigo otros OJOS contemplaban la escena; espectadores desconocidos se agrupaban a mi lado, invisibles para mí, callados, en medio de la neblina y en silencio descifraban el mensaje de aquel desfile que nunca pude comprender.

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ROMUALDO SUAREZ (Matanzas, 1935-1979) Sonetos por la muerte del verde I Hay que cantar sobre la tierra ajena, sobre la tierra sin el verde mío. Hay que decir por qué se queda el frío, por qué no me responde la AZUCENA. Hay que cantar la angustia de la arena sin el manchón piadoso del rocío; decir la MUERTE y no sentir vacío porque la MUERTE todo nos lo llena. Hay que cantar la ausencia de lo leve. Decir por qué hay un siempre en lo más breve. Saber que nos traspasa lo pequeño. Hay que cantar sobre la tierra HERIDA; y comprender que el verde se suicida porque no puede soportar un SUEÑO. II Enterraron el verde. Se lo juro. Eneterraron el verde y está el día tan mal vestido que hasta se podría con su tristeza levantar un MURO. Enterraron el verde, y está obscuro el CIELO, el campo, el VIENTO, la alegría… Enterraron el verde, y todavía

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el corazón no quiere estar seguro. Enterraron el verde, y es mentira que haya verde en la yerba que suspira, que haya verde en el MAR y sus enojos. Es mentira aquél verde y aquél puerto, es falso este color, porque ella HA MUERTO, y enterraron el verde con sus OJOS… !

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JOSÉ BELTRÁN (Cárdenas, 1936) Arden todas sus frondas Este campo es un PÁJARO con las alas plegadas. Su aroma tiene FUEGO y ARDEN todas las frondas. No se sabe si el valle es un niño desnudo porque ya el arcoiris absorbe su fragancia. La lluvia es un ENJAMBRE de palmeras, un punto entre la tierra y los COMETAS.

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ADOLFO SUÁREZ (La Habana, 1936) Luz de la brisa

Para Fina García Marruz El fresco RESPLANDOR de las mañanas, en las tardes FULGENTE CLARIDAD, hoy aparece en torno al BRILLO DE CRISTALES y de FRUTAS. No hay LÁMPARA o CANDELA, noticia, indicio de otro FULGOR más alto en el estío, de algún perfume de hierbas y cortezas que tu sentido irrite con delicia como estos ESPLENDORES. El tiempo es LUZ. Los RÍOS ESPEJEAN bajo el VIENTO QUE ARDE entre los puentes. En la pulpa del día crepitan los sonidos. El espacio se cuaja de sabores y se detiene el MAR sobre las nubes. DESTELLO, ardor, CENTELLEO de árboles y PÁJAROS, puertos HERIDOS: no haya voz que te exalte como el VIENTO, LUZ de la brisa.

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JUAN LUIS HERNÁNDEZ MILIÁN (Matanzas, 1938)

(s/t)

El NÁUFRAGO renueva aquí sus votos donde la MAR tantea al tenue CIELO y no es la lejanía su desvelo sino ir contemplando los ignotos ESPEJISMOS que son de BARRO infiel, dibujo, SUEÑO, azar perecedero y de nuevo se aferra el buen madero, SORBIENDO LUNAs y esperanzas, HIEL…

Al terrestre zodíaco renuente entre el CIELO y el AGUA es inocente del PLANETA que sufre en carne viva. Cualquier culpa así NÁUFRAGO soporta y en un pálpito urgente de su aorta cada día se salva a la deriva.

De Perfección del imposible

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LUIS LORENTE (Cárdenas, 1948) La mujer del cuadro ¿Es húngara o francesa la familiar mujer del cuadro de la sala? Con abriles y almendras en los OJOS parece ella advertir que es prisionera de cierta soledad donde perdió el color MIRANDO parroquiales, balcones y verjas sobre verjas. Detrás de alguna ESTRELLA fue halagada. Alguien muy principal le cortó FLORES y la llevó a dormir entre ventanas por donde entraban tenues las magnolias, y la LUNA de lejos, apenas era LUNA. No ha subido Santiago. Ni siquiera sospecha a qué huele La Habana. Anda en un fondo rojo de lamentos cada vez más lejana, la mejorable, la familiar mujer del cuadro de la sala.

De Café nocturno

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ARAMÍS QUINTERO (Matanzas, 1948) (s/t) Amo esos versos viejos y húmedos como un hongo que aún sigue en su madero. Una noche como a tientas los buscas sin saberlo y ellos ARDEN, QUEMAN su viejo aceite y alzan de nuevo la armazón del que has sido, el que eres, tu maderamen justo y único bajo las tablas nuevas y el METAL. Con su olor conocido que sube, con su rumor, los paladeas como tu plato de la infancia. No eres otro sino ese niño, no eres sino el adolescente que una vez comió esas setas pardas mientras la noche afuera volteaba como un ASTRO ENCENDIDO.

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LUIS MARIMÓN (La Habana, 1951-1995)

Mutaciones de un silogismo

Te hallé: más DESOLLADURA que esperanza cuando en la insólita infancia veías la LUNA como un trapo sucio. Vi a tu corazón nacerle crepúsculo con un crujido, que aún huele a SANGRE y a hojarasca. He aquí yo descubro en ti ese linaje múltiple que hace el tiempo más justo. Tu humedad SIDERAL sube a mi cuerpo, como esas CIEGAS AGUAS que nunca vieron el SOL; enmudecidas,¡que ya están muriendo en el ahogo vacío de las cuevas! La revelación, atroz paz del vacío por eso mis resecos huesos al lado de las últimas BRASAS perciben las manos de los espíritus que viven en mi conciencia. Los carbones cubiertos de CENIZA, buscan mi oscuridad en el rincón más apartado. Yo estoy pariendo mis SUEÑOS con la augusta serenidad de los que nacen póstumos. Cierro los OJOS, vuélvome hacia dentro y allí soy el profundo MANANTIAL sin saber qué hacer con tanta AGUA. Un fervor minucioso recorre los concéntricos cráneos que en su almagre de SANGRE los hombres venidos de la PIEDRA dejaron. Chocan, se entremezclan, abovedan mis pasos sobre la tierra prometida donde se convulsionan los gritos y la garrapatas que todo tiempo arrastra y los montículos formados por las heces

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de los MURCIÉLAGOS. Todo me hace pensar que existe todavía la espuma del MAR tal como era ya que nada, al final, sigue perdurando lo mismo. Todo en mi fue de magia. Mis crímenes, un SUEÑO. Por eso, cuando me hablas, veo praderas cálidas en las que el universo, total, se simplifica en esas remotas arboledas que giran sin definir sus rasgos, que tornan sin saber que se fueron a BEBER de la niebla antigua que nace en las orillas de los RÍOS. Voces cumulativas de silencio, palabras que no bastan para expresar ni siquiera una serie de sonidos cósmicos. El corazón del MAR huele a salitre. El mago, en mayo, no era o quizás sí era y era también el tiempo cuando cubría con su AMARILLO vellón las amapolas y en el frenesí de los aires veía surgir entre la niebla los CABALLOS salvajes que una vez se llevaron toda la pureza del alma humana. En las soportables mutaciones de esos días, la hondura se hizo más perfecta y ya era el INCENDIO que detrás de la montaña el METEORO, como un cordero en su caída, ramonea. Apresando UNICORNIOS y sirenas más allá de sus CÓRNEAS, neutro como la sombra cruel que desde abajo llega, un oscuro ídolo que encontró en la arena le dijo: eres disolución mutación y CASTRACIÓN, el profeta por todos esperado, como las ruinas de algo y el MUNDO

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como una coincidencia, el hombre crudo, otra vez por el demonio cocinado.

De Shalom Shabbath

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PARTE II

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MANUEL CRESPO VÁZQUEZ (Los Arabos, 1946) Farol Qué valiente, qué solo en cada esquina, en medio de las sombras cómo BRILLA. Aunque el frío ponga en sus OJOS niebla y le silbe al oído, no se acuesta. Y si LLUEVE, COMO UN SOL, siempre en vela contra el AGUA y la noche, CENTELLEA.

De Locos zapatos

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IVONNE SOTOLONGO (Colón, 1948) Caballo de fuego

y pasó el tiempo y pasó un águila sobre el mar…

José Martí Chandra que estás encima allá lejos por qué medita solo en Montes que no son de Olivos si va con las velas desplegadas de pie a estribor y en su buque pasa como soldado de plomo por qué los VIENTOS no son propicios y los caracoles están dispersos entre la arena. Algún que otro caminante debió jugar con tesoros ocultos es posible que mientras cae una ESTRELLA, pida un deseo para cargarte del misterio. Así pasará el tiempo y pasará una GAVIOTA rápida que aunque no sea mensajera me sorprenderá con su graznido. Pudiera enviarte mis coordenadas pero temo lo que escribirán los poetas de mí caracola bailarina medusa que cansada de mirar CABALLOS DE FUEGO traza nombres y danza alrededor de tu imagen rupestre ahora frente a una HOGUERA que me consumió hace siglos.

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LUIS ESPINO (Matanzas, 1949) Lucía Por la LUZ necesaria a toda sombra te he buscado y te busco todavía en la casa olvidada, tan vacía, donde el eco en el cuarto te renombra. En tu patio la FLOR sin AGUACERO está mustia de SED por dondequiera y no cuelga la larga tendedera desde el SOL de la tarde hasta el alero. Hoy se va ya tu SUEÑO enamorado penitente en la almohada y en las quejas de ese gato que busca por las tejas. El color de la sala no ha cambiado: es la LUZ que se quiebra entre los CIRIOS extrañando tu suave olor a LIRIOS.

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ISOLINA BELLAS GALBÁN (Matanzas, 1952) La estrella necesaria (Fragmentos) ¿Recuerdas? Me regalabas polvos de la noche que yo volví un UNICORNIO alado. El trotaba mansamente bajo las ESTRELLAS y con su hocico llegó a besar el rostro oculto de la LUNA. Era un tibio animal despreocupado, que a la salida del SOL, sobrevivía aún más blanco. Siempre en camino hacia la LUZ, en majestuoso vuelo y sus cascos transparentes se posaban sobre todas las cosas imposibles. El UNICORNIO DE OJOS DE CRISTAL dormía en cualquier rincón del CIELO; de acuerdo a los SUEÑOS la larga crin flameaba al VIENTO cual bandera o inerte le cubría su propio cuerpo. (… ) Si en una LUNA de éstas yo logro hacer un huso del propio corazón a otro UNICORNIO blanco, muy despacio, le voy a hilar la vida. El UNICORNIO eterno, sin demonios, que anuncie un nuevo canto de campanas lejos de todo polvo falso, de todo mal conjuro. Sólo para que tú seas verdad yo existo, para que con tu CUERNO DE VITRAL señales siempre a los que amen la ESTRELLA necesaria.

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Despliega tus enormes alas sobre la faz del MUNDO y sale junto al arquero de la guarda, UNICORNIO amado a la conquista del más invencible FUEGO.

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ILUMINADA GONZÁLEZ (Colón, 1952) I Una mujer dormida es presa fácil sólo basta tenderse a su lado PENETRARLA CON UNA LUZ cualquiera y respirar profundo para no TRAGARSE LA MUERTE de su rostro. Una mujer dormida nunca se cree estafada la noche es sólo un puente para saltar sin miedo de lo que pueda haber del otro lado de sus OJOS. IV A veces quisiera ir desnuda por las calles ofrecerme de contrabando y escoger al animal más hermoso al animal de OJOS HERIDOS y amurallados que saltará sobre mí como un PÁJARO agonizante en busca del inmortal vuelo. ¡Oh prostitutas de alas negras mi SEXO irrumpiendo en el mercado con su néctar en cruz! ¡Oh inmaculadas y castísimas señoras la desnudez purifica como el VINO abre todas las puertas para que te descubras para que te conquistes desde adentro! La desnudez puede ser una llave. Yo desnuda RELAMPAGUEANTE como un ÁNGEL mientras la noche se tiende dulcemente a mis pies.

De Monólogo de la insomne

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MARÍA ELENA CRUZ VARELA (Colón, 1953) El muro Al Este. Al Noroeste. Desmesurado. Abrupto. Inabarcable. Hoja de doble FILO del suelo al CIELO del MURO. Y una mujer delante. Debatiéndose. Las ROCAS se disputan la herencia de sus sedas. El ripio de sus trajes. Y ese dolor reptando en las costillas. La ESPADA y su inocencia dibujan una zanja de HIEL sobre la carne. La mujer. Y la ESPADA. Y el MURO. Y el barranco. Y las sedas. Y el BARRO. A sus pies está el cántaro. Deshecho por los viajes a la FUENTE. LA FUENTE ESTÁ SECA por toda la LOCURA DE SUS LUNAs. Al Norte. Al Sur. El MURO. El MURO y su silencio imperturbable. Su seguro silencio alimento de hiedras. La mujer y sus ropas trizadas por el viaje. A sus OJOS EL MURO. A su espalda la ESPADA. A sus pies el barranco. Imposible avanzar. Retroceder. Imposible arrojarse de costado. Una MIRADA al CIELO. AZUL. Desentendido. La mujer debatiéndose. La mujer y su ESPADA. La mujer y el MURO. La mujer. Su barranco y sus zapatos ROTOS. Y su cara crispada. Decidiendo el vacío. Un salto. Un punto. El MURO. La mudez. Y la nada.

De El ángel agotado

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ROLANDO ESTÉVEZ (Matanzas, 1953) Mujeres de la uva (Fragmento) Débiles LUNAS en el cuarto anuncian el arribo del VINO, los más viejos alcoholes embriagaron el tiempo en que se escapa por la ventana un AVE. Un AVE es el precioso espíritu del marco por todos los senderos del día repetido; un AVE es repetir al infinito la ventana. Mujeres de la uva llegan con su silencio al cuarto, para majar el fruto con las plantas desnudas. Siempre que el VINO es débil hay algo de la SANGRE. Hay algo de la vida en la abierta CENIZA de los ramos que dio la enredadera guardiana de esta casa. Los que llegan y fundan, los que llegan y pasan han de MORIR igual al borde de una red, con su montón de ramas en el PECHO y las manos vacías. Nadie se llevará en el bolso los aromas, los mínimos colores de la FLOR que en otoño va a convertirse en uva o PÁJARO.

(… )

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URBANO MARTÍNEZ CARMENATE (Cárdenas, 1953)

(s/t) Desde estas orillas el MAR es mucho más que espuma o crónica respiración. Es un secreto que anda los huesos del hombre. Las olas tienen su linaje, a veces un rumor; otras, un fresco aire de tinajas. Toda humedad es cariño, certeza de lo íntimo. Esas AGUAS han mojado otras tierras y otros huesos. Mucha gente tocada por la misma sal, los mismos caracoles. Todos han sentido sobre la piel el salitre acechando, la amenaza de un cuerpo que es todos los cuerpos; ese poder limpio y extraño que arrastra el limo de muchas rutas y encuentra aquí sus NÁUFRAGOS felices. El tiempo de la ciudad no existe, lo que vale es el tiempo del MAR. Nunca hubo un primer día ni existirá el último. Lo sabe el hombre, preso por la eternidad del AGUA. Esas AGUAS son un compromiso, certera complicidad de siglos, reto a la memoria que guardó los PECES fundadores. Esas corrientes arrastran semillas y ostras DEVORADAS POR ALCATRACES; tocaron ANZUELOS, ARPONES grabados en la piel de los

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primeros pescadores. El hombre ya es distinto cuando ve su cuerpo tocado por los PECES y el FANGO. Nadie tiene tierra propia ni CIELO único, pero el MAR es de todos. Nadie enseñó a las algas su camino rosado ni se sabe cómo fue exactamente el graznido de las primeras GAVIOTAS. Sólo cuentan los hechos de SANGRE. Pero la SANGRE DEL MAR es de un AZUL tramposo y la arena es un fino recado que MUERDE LAS PIEDRAS con su angustia. El hombre es una PIEDRA respirando frente al MAR de esta ciudad donde convergen todas las sales, los NAUFRAGIOS y las historias de caracoles.

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MARÍA ESTHER ORTIZ (Matanzas, 1953)

De los boleros (fragmento)

I

Para una mujer que se desviste tienes el hechizo de un naranjo en FLOR…

Hay en las ropas de uso la constancia de la figura ida. Inertes piñas, desvaído, perfume de la axila y el cabello. Hay en los trajes que la cubren, SUEÑOS, praderas y JAZMINES. Ante la LUZ, se descubre así un redondo hueco, allá un círculo de frente y de tibieza. Todo este campo va, bajo la LUZ, a desvestirse. Una mujer se quita los vestidos pálidos, los cabellos recuperan su tensa construcción sobre los hombros. Una mujer deja caer los malvas. Leve, las GAVIOTAS aletean contra el AZUL. Una mujer desnuda camina por la vida con una suave fragancia y un destino, tan inermes.

(… )

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RAÚL TÁPANES LÓPEZ (Matanzas, 1953)

XXVI (los sobrevivientes) la carencia primordial de la esencia es el HAMBRE perpetua del que siempre tuvo HAMBRE: nadie nos tiende la LUZ sino el tiempo: sólo la MUERTE de cada día nos fue concedida nos salvará el nervio? la PUPILA antes que se apague? los bolsillos repletos de GUIJARROS, el alma de gavetas? quién dirá mi nombre? en qué PECHO latirá otro igual al mío que fue? los que hablan por los que callan piensan quizás sea partir un beso eternizado o es el SEXO la ebriedad, desganadamente el preludio amoroso (tan viejos somos como el polvo reciclado) quizás fetiches tontos la ceiba, la NIEVE, los límites perfectos de la política y la cartografía. Pero y el amor? no el perfume sino el recuerdo de su aroma, la piel que ya no se palpa los que sobrevivimos allí donde la PIEDRA sentimos el amor como un NAUFRAGIO y nos ahoga la sílaba tendida entre el susurrante busto a las LUCES y umbredades de un cuerpo íntimo y cuál es la casa, en fin, si no su palabra suave y su voz la tibieza añorada desde el costado y el frío de un suspiro la ACUOSA HERIDA de Cristo por donde navega el verso descalzo?

De Reiteraciones o peregrino al borde de la tierra

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TERESITA BURGOS BENAVIDES (Matanzas, 1954) Casa de silencios ¿Soy realmente yo quien traspone el umbral de la PIEDRA intuitiva y recelosa, la neblina que traspasa el bronce de las puertas? ¿Soy esa sustancia hundida en el soplo de una hoja borrada junto a la FUENTE por seres ensordecidos y cegados? ¿Seré acaso el AGUA y no me reconozco? ¿Quién es el hombre que DESLUMBRA LA CLARIDAD tras la voz de una campana y devela el estigma que pudre los pasillos, los aires que transitan? Quizá ni siquiera existamos, casa de silencios, padecemos de transparencias y vastas oscuridades. A veces la LUZ cree acompañarnos cuando se filtra en la mañana de los pinos pero la LUZ tampoco sabe de nosotros ni de sí misma. Nadie podrá hallarte en la PIEDRA aparente nadie me sabrá parte abisal de tus cimientos. La ciudad nos olvidará un día de ruindades y de lluvia.

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¿Quienes son los que te confunden con su SED de hallazgos, por qué pactas con la LUNA y los confundes? Las casas siempre mienten a los que imponen sus huellas sin ser amados. El silencio sólo entiende de encuentros en lejanías insalvables. ¿Realmente alienta cierta LLAMA en tu sien transida de noches, existirá una noche diferente que rija el polvo? Casa de silencios, no sé si eres tú quien me ronda sin ser vista cuando la LUNA vieja aparece, pero creo escucharte susurrar en tu MUNDO que me amas.

De Días muertos de una isla

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HUGO HODELÍN SANTANA (Matanzas, 1955) Mundos He visto mi rostro entre las celdas oceánicas y las desventuras de los mares. He visto mi cuerpo caer sobre los campos asesinos y los que han visto pocos, la LUZ detrás de las premeditadas traiciones. He visto el párpado HERIDO y la mujer oscura acechar mi cuerpo como una ESTRELLA que cae a la MIRADA de los amantes, entre las SANGRES, he oído el polvo de la canción guerrera. He visto la mano amiga y la mano desnuda juntar sus manos y como un puño la lágrima triste de la niña sobre las hojas. He visto el PECHO de todas las victorias y todas las derrotas hacer y como un regalo infantil entre los violines de las metrópolis noscturnas los SENOS de Jezabel en suplicio. Mi PECHO y la huella del TIGRE de la huella del TIGRE mi PECHO como esa NAVAJA que juega en los OJOS de las vírgenes. He visto las MIRADAS de las ciudades vagar ante las melancolías que como

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los libros no permanecen. He visto caer el podio y el universo y entre la tierra los bailes y la sonrisa, como el ciervo HERIDO he visto la LUNA ciega entre las angustias transparentes de los cañaverales. Al amor y el desamor he visto y la LUZ en la medianoche. Y como SANGRE y PALOMA y hombre he visto la nave errar entre los sudores de mi PECHO. Cada NAUFRAGIO salva. El NAUFRAGIO es el salmo de los que perduran. La oscuridad y la LUZ. La eternidad hecha de FUEGO y arena no es más que un niño oculto entre los GIRASOLES y los MARES y el silencio y todo aquello que se aleja entre sus manos de niño blando. Por esos lamentos y renunciaciones. He visto.

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ALFREDO ZALDÍVAR (Holguín, 1956) Soy un tauro perdido Pero no eran los PERROS el peligro, pero no era el peligro ni era el miedo, tan sólo la inclemencia, una swástica sobre la sagrada escritura de mi casa. Y el oráculo vino para ratificarlo; no eran PERROS ni bestias ni figuras. Los PERROS lamerían mis LLAGAS cuidarían los pastos cuidarían. No eran PERROS ni bestias ni hombres eran los que abrirían mi PECHO para saciarse y no se saciarían. Molestan las posturas de mis huesos: acojo a mis hermanos, buscamos pedazos de CRISTALES a la orilla del MAR para ALUMBRAR la casa; pongo las hojas de la siempreviva en su PARED DE LUNA. Soy un TAURO perdido. No encontrarán mis CUERNOS, no estuvieron jamás sobre mi frente nunca se han extraviado. Los que vieron mi ESTRELLA, los que hallaron alguna LUZ entenderán cualquier pequeña alevosía, tendrán el sacrificio de la res,

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mas nunca en sus costillas el dolor de los TARROS ESCINDIENDO SUS PECHOS. Soy un TAURO perdido. No escarbaré la tierra, no cerraré los OJOS para atacar al hombre, no confundo la SANGRE con el banderín rojo del torero, sé deslindar la guerra de los juegos, no amaré la embestida. Cuento los días en que me DEVORAN y no son más que los que me DESLUMBRAN. Pretendo una muchacha en el sitio más alto del zodiaco. Soy un TAURO perdido. Otro error del horóscopo. El TORO arisco de mi tiempo avanza; suena el RÍO, trae algo. Yo estoy dentro del AGUA, arriesgo el cuello. Sólo dentro del AGUA el tiempo pasa. Sólo dentro del AGUA el tiempo es tiempo.

De Soy un tauro perdido y otros poemas

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CARLOS CHACÓN ZALDÍVAR (Mayarí, 1958) Sólo por violar tu costumbre Anoche violé tu costumbre máscara de mil tentáculos y me confundiste con esa sonrisa de inocente lluvia promesa de costero SOL sábana para mi riesgo y no dudé sobre tu ESPEJO volcarme, otro quise ser allá donde Cirse confundió a Odiseo, quise ser Yo y calmar la SED que apuntala al porvenir, provocar quise tu rugido y me engañaste con tu mojado silencio puta máscara de mil tentáculos, y hasta el barquero pasó sin mirar y dejó la indiferencia en tu MIRADA y se apagó la LUNA EN MIS OJOS ¡qué FILOSA TU CUCHILLA escudriñando mi carne! Cuánto rencor contra mi espera sólo por violar tu costumbre al otro lado del ocaso.

De Los signos del viajero

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CARLOS MANUEL DEUS (Matanzas, 1959) Período de observación

Para Javier, mi hijo

Entra con la tarde todo su ser dos OJOS FIJOS. Es transparente la ventana que se abre en lo alto, a ella se fía. ¿MIRA su fin o su principio, su ahora o su mañana? No sé dónde enciende el silencio, MIRA PARA MIRARSE, más MIRADA que RÍO, y abre sus alas sobre las sombras para que alguien diga: no ve, o mejor que nunca sabremos qué MIRABA.

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FERNANDO GARCIA GARCIA (Sabanilla, 1959) Canto consecutivo al paisaje (Fragmento) Se agolpa densa y crispada la lluvia tras la colina; el horizonte avecina una noche anticipada. Llega la nube cargada de RESPLANDECIENTES trazos y se derrumba en los brazos crecidos del ARROYUELO: la tarde se ha ROTO, el CIELO se está cayendo a pedazos. Como en un bronce EMPEDRADO el crepúsculo se enreja, por un AZUL que se aleja y un púrpura derramado. Vuela un PÁJARO DORADO entre su PECHO y el mío, mientras allá en el masío, un horizonte escarlata en una ilusión de PLATA ROMPE LA LUNA EN EL RÍO.

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PARTE III

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ELIEZER LAZO (Matanzas, 1959-1996) Murió mi voz Murió mi voz hace diez años, justo no sé si fue en diciembre o en febrero, si era LUNA llena o SOL entero o si llovía para darme el gusto. Murió mi voz y ya nunca me asusto ni con la MUERTE cuando no me muero ni de la vida cuando MUERTE quiero ni de esta MUERTA vida en que disgusto… Una noche de invierno, una tristeza, una noche sin LUZ o una tibieza, una melancolía derramada. Si me voy a MORIR y quizás muera, MORIRÉ como MUERE quien espera la MUERTE tanto tiempo acumulada. Géminis Como el ciego que llora contra un SOL implacable me obstino en VER LA LUZ por mis OJOS vacíos quemados para siempre. De qué me sirve el RAYO que escribe por mi mano, de qué el FUEGO si he perdido los OJOS;

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de qué me sirve el MUNDO; de qué me sirve el cuerpo que me obliga si todo se reduce a palpar los placeres en la sombra, a MORDER EN LOS PECHOS y en los labios las formas de la MUERTE. Me parieron dos vientres distintos; fui arrojado al MUNDO por dos madres y en dos fui concebido, y fue doble el misterio pero uno solo el fruto de aquel monstruoso parto. Hay dos lenguas adentro de mi BOCA, hay dos cabezas dentro de mi cráneo, dos hombres en mi cuerpo sin cesar se DEVORAN, dos esqueletos luchan por ser una columna. No tengo otra palabra que mi BOCA para hablar de mí mismo, mi lengua tartamuda que nombra la mitad de mis VISIONES bajo la lucidez de mi propia tortura. Como el CIEGO que llora contra un SOL implacable.

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JACQUELINE FONT (Matanzas, 1962) Tina Modotti se abre los vestidos La estación de la lluvia te descolgó blanquísima del CIELO. Apenas entrevista bajo tus vestidos efímeros no podías ocultar las CICATRICES del dolor -PEZ profundo e incesante que tu cuerpo abatía- y tus manos ENCENDÍAN LÁMPARAs al borde del camino sobre un ruido como PIEDRA rodando indetenible. Yo no habría adivinado con qué desnudeces solías adormecer los árboles qué fruta íntegra ofrendabas a los dioses que no te superaron pero los daguerrotipos te mostraban como ningún OJO SOÑÓ podando hierbas en tu corazón a la vez que un RÍO BRILLOSO de tu BOCA corría hacia la vida. Si no hubieras abierto la ventana si sobrecogida no hubiese tu cabeza dormido contra el apoyo cuando la noche entraba en ti colmándote. Estarías aún atardeciendo tranquilamente dulce: una colina adonde fueran a anidar los PÁJAROS. Demasiado te fundiste con la pureza para poder librarte demasiado incensaria para los pozos del amor.

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Estás condenada a ENCENDER LAS LÁMPARAS DEL MUNDO mientras te abres los vestidos y veo la NIEVE oculta de tu PECHO el sitio mismo donde los VIENTOS baten.

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ROBIN MARTINEZ MESA (Matanzas, 1963) Una mujer se desnuda Si viniera alguien, no separando las hojas de los libros ni cambiando el FUEGO de los sacrificios; alguien con azafrán en las manos dando un grito que se escuche en el manglar mientras los PERROS retornan gimiendo tristes tristes MIRANDO el mayor LUCERO que se cruza. Las ESTRELLAS no tienen precipitaciones para impulsar las prendas que quedarían en las manos, el vestido estrenado como la noche negra, y se intenta soplar al aire, separar las sábanas del lecho en ese RÍO que arrastra todo, los huesos de otro

en el caminar libre por la habitación. Rectos desde mis dedos, están sus SENOS y siento como copla desde el norte la brisa que dibuja sombras en la pared como los llanos ásperos de cinturas malgastadas en una gruta donde el hombre más valiente intentó hacer de su cuerpo la piadosa ausencia, los silbos desde las PEÑAS y la MIRADA desgranada que la ven desnuda en grave peso HIRIENDO la balanza entre la rama seca y el junco delgado al final del reloj que me anuncia ser bastón suyo, camino labrado por donde se andara de regreso a la BOCA, el día que estaba lejos, como más eco, más mortal haciendo signos en la espalda, buscando la blusa recamada de botones argentados que han dudado en el caer, y la FLOR en sus labios MIRANDO desde el jarrón el trópico que son sus OJOS.

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VII No quiero que venga la noche. Si con trazos ocultos yo la desafío tiembla acaso al revés. Cito a la madrugada, al tedio, al desgano, al silencio impasible del piano de Mozart. No quiero que venga la noche, esa rara enemiga del CUCHILLO en el flanco tibio. La primera noche –yo la imaginaba- despierto al estar despierto como nunca. SOÑÉ con el IRIS MIRANDO lo eterno. Yo la imaginaba y no hubiera MIRADA más triste, lo eterno de ser Dios con el amor confundido, irónico desencanto de buscar la LUNA más cerca de siempre, todo en un tal vez. No quiero que venga la noche, todas no las entregas cuando te vas, cuando la LUZ amenaza y las deja ser negra o escondida, no quiero que venga a DECAPITARME.

De Yo adoro

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RAMÓN ROJAS ORTEGA (Matanzas, 1963) Discurso del caminante Un libro extraño, lleno de citas pretenciosas y páginas ausentes. Mujeres de CRISTAL que profesan cultos al silencio del camino, como hombres que no entran a los bares, los tienen en sus casas. La maleta abandonada en un banco y el tren ROTO en la estación. Demasiada suerte para mí, este año no habrá navidades, tampoco abren las iglesias y el limosnero reposa de su carga. Mi vacío es soportable. Santa Claus se fue por un pueblo olvidado de calles infinitas donde los PERROS se retuercen en la imagen cansada de sus dueños. ¡Pobres piernas del cartero MORDIDAS POR DIENTES que dejaron sus huesos a otros PERROS! Sobra polvo en la MIRADA de la gente que camina contrario. ¿Dónde encontrar un poco de AGUA? Mis manos MUTILADAS por la sombra que esculpí ya no la evocan. Duelen menos. Termino el epitafio, me arreglo la corbata y con el PICO al hombro levanto la MIRADA.

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HERIBERTO HERNÁNDEZ MEDINA (Camajuaní, 1964) (s/t) La ciudad de los puentes se suicida, se adormece en el canto de sus MUERTOS. En la casa de los músicos una muchacha, el rostro oscurecido por el miedo, ha puesto un caracol debajo del sonido; pero todos SUEÑAN, cierran los OJOS y SUEÑAN que no se ha de lanzar, que no ha de DESPEÑARSE si la música llena todos los laberintos. En las escaleras han puesto montones de papeles para evitar que suba, para evitar que salga a los balcones, el PECHO abierto y la ciudad como un testigo que exige un mínimo discurso, un PEDAZO DE CORAZÓN para lanzar del puente. Han comenzado a repartir a partes iguales el té AMARGO y los pedazos de limón CORTADOS con el FILOSO ademán de la tristeza, han comenzado, a CORTAR en dos la ausencia, pero la muchacha no quiere recordar que un día estuvo acompañada, que un día la soledad fue sólo un mal dibujo. En el reloj antiguo, todos se apresuran a dejar una marca, una desgarradura en la madera que el tiempo hará SANGRAR; entonces todo gesto reprochable será remunerado toda SANGRE vertida, será como vestir una amargura antigua;

entonces no habrá de preocuparnos el levísimo vuelo de la muchacha violentando los aires.

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El músico, es un animal dócil e inquieto que ha perdido los OJOS, la ciudad es su máscara; ha visto llenarse las AGUAS DE LUCES y DE SUEÑOS, pero las muchachas han decidido CORTARSE los cabellos, han decidido ponerse un antifaz para olvidar la música.

IV Salve la inundación, en el febril estero del recuerdo tu sombra la línea inicia. Lenta el horizonte niegas; se escucha en la SEDIENTA armonía de rama o espiga el TURBIO arquero. Sin SAETAS de AGUA, AGUA y fiebre vulnero; es nube, sin mirarte, de su temor exenta, nombro la exacta nube, la sombra que alimenta y en AGUA y en SAETAS DE AGUA lo exonero. No traza la distancia desde el FUEGO a la nada sólo la línea de AGUAS que nombras, la distante profecía del árbol: el bosque agonizante. Es el ESPEJO EN PLATA, la rana vulnerada por el espacio inmenso. Su sombra hacia levante niega la nube y SUEÑA EL MAR, su semejante.

De Arbol, sueño, eternidad

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ANTONIO JOSÉ PONTE MIRABAL (Matanzas, 1964) Con la misma certeza

Mis dedos entre las pocas FRUTAS palpando la tetilla en que terminan reconociendo al animal bajo la mesa que soporta mi mano sobre el cráneo que no adivina cuánto deseo sus entrañas.

Si a mí me hubieran hecho de aquel signo que sólo es bueno para los de mi SANGRE no estaría entre FRUTAS, entre moscas entre vasos de té reverenciando. Tú me dices "Una ciudad sucede a otra un PEZ se moja en una y otra AGUA". Yo que no tengo asco de las vísceras yo que no juego sucio, abro su cuerpo. Leo en su hígado hojas de té al fondo de los vasos. Esas hojas dibujan un CABALLO destinado a pisar su propio ESTIÉRCOL, a oler en las PAREDES sus bufidos.

Viene el CABALLO y dice "Un PÁJARO canta en el MURO del oriente. El SOL llega y me monta. Un PÁJARO canta en el MURO del poniente. Vuelve la frialdad. Un PÁJARO canta en el MURO del oriente. El SOL me monta. Oigo cantar desde el MURO contrario".

Tú no conoces este ceño enemigo. A ti la LUZ de agosto no hace más que MIRARTE.

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Yo que nací en agosto no me siento tan dueño. "Hay que apartar las hojas", me dices "Esperar. Enlaces y traiciones bautizos y las mismas esperas las esperas de siempre".

Hemos hecho un oficio de BEBER AGUA parda de DORARNOS de pasar entre cuerpos de dar con la cuchara en los costados. Los PÁJAROS que anunciarían tu ida vuelan ahora frente al MAR hacen sus círculos su fiesta aún sobre nosotros como otros PÁJAROS que VÍ DORÁNDOSE en la tarde. Otros PÁJAROS un domingo con la misma certeza de que nos dicen algo.

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JOSE MANUEL ESPINO ORTEGA (Colón, 1966)

Malaventuranza

Malaventurados los adoradores de la palabra los que escriben desesperadamente en los MUROS los que creen en la oscura profecía dispuestos a ser una ESTATUA DE SAL dispuestos a la gloria y al ZARPAZO hombres nadie debiera atreverse contra la LUZ la eternidad es una fábula rampa de seducir nuestras lenguas quien posea la palabra poseerá el desasosiego no podrá MORIR sin historia no podrá MORIR a eternidad es una fábula animal castigado con la lluvia de ESTRELLAS aunque nadie espere su testimonio tendrá que dejar su rastro vergonzoso en las escrituras días de TIGRES en que nos crecerán las UÑAS irremediablemente dispuestos a revelarlo todo a inspiración que no tuvimos las manos que no alcanzaron las HOGUERAS de guardar papeles con historias verdes. Oh triste destino el de los adoradores dispuestos a revelarlo todo malaventurados malaventurados así sea.

La Dama de Rombo

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Las cartas han dicho que la volveré a encontrar

en la vida, pero sin reconocerla. Amando el amor.

Paul Eluard Las cartas mienten y uno siempre reconoce lo que no debió abandonarle, fuga terrible de concertar encuentro, que pudieran ser, que ya se dieron. Ella está frente al vitral, muy próxima al niño del TIRAPIEDRAS (La noche sueña con la FUENTE a la que lanzan sus monedas los amantes). Yo no estoy, yo me oculto para creer CIEGAMENTE en la belleza. Quién nos conduce en esta oscura tirada de barajas si ella también me recuerda, pero no sabe de dónde, y el TIGRE es el tiempo arañando la ciudad que sólo existió por nosotros. Difícil descubrirnos en la desnudez ajena, aún cuando hacemos extraños dibujos en las paredes, y tú piensas que el niño debiera romper su TIRAPIEDRAS y ella piensa que la muchacha debiera huir del entrampamiento de los vitrales. El TIGRE nuevamente es el tiempo, que no va a perdonarnos. Llueve sobre los que se inventaron un nombre, sobre los que dejan caer sus ropas dulcemente. Llueve sobre el trueno y la manzana. Nadie escribe la historia, quizás porque es peligroso nombrar la intemperie, las hojas girando alrededor de la muchacha, el TIRAPIEDRAS, el vitral avecinándose al suelo. Aquel niño lloroso. Y en el aire queda perdida la caricia, y los rostros se vuelven a CONTRALUZ, como una MARIPOSA MUERTA en el júbilo del vuelo. Mañana juraré que las cartas mienten.

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TONY ASPEITIA BLANCO (Jovellanos, 1967) Sabiamente la noche Sabiamente acorralada, la noche no es ya una sombra. CCIEGA LÁMPARA que avizora las ESTRELLAS, aquí en mi puño no tiene otro nombre que utopía cuando ENCIENDE UNA MORDIDA y me tiembla su estatura por la hendija de los dedos. Visto desde arriba soy insignificante entre la niebla que intenta parir otra CONSTELACIÓN en estas calles. Aún respiro la arquitectura de los nidos, la borracha espiga que se rinde en la vidriera y obedezco al zodíaco justo cuando empiezo a descubrirme en esta noche acorralada, sabiamente, sin sombra que se va entre las piernas, al peso de JAURÍAS cotidianas, del hechizo que hace la soledad, inmensa y vacía palabra. Debo ser algún sabueso OBSERVADO por los dioses, virus melancólico que se filtra por la nariz de la LUNA a respirar el universo de esta maldita noche. LUMBRE para las PUPILAS y pies tronados de patear mi compañía. El techo de la vida es ILUMINADO por migajas de una HOGUERA inquisitiva y no me molesta, a fin de cuentas, ya está sabiamente acorralada, y no es una sombra

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DAMARIS CALDERÓN (La Habana, 1967) Sobre la cruz creída (fragmentos) ROTA tu boca intenta sonreír por ese ESPEJO urgido que es mi abrazo. Estoy pujando tu cabeza, otras fibras. Estoy llorando otra vez tu cercano vetusto corazón hurgándome la SANGRE. Que sonría (me dices). Que te MUERDA LOS OJOS que solloce a otro juego infantil para tu almohada. En un poema quise decir: la yerba crecerá hasta el final de tu sonrisa, la yerba va a crecer pese a nosotros, la yerba está inflamando mi cabeza. Quise decir: me estoy creando para creencia tuya, consanguínea sustancia que he absorbido sobre el jugo apretado de tu carne. Mi mano está rasgando sobre palabras MUERTAS que sugieres. La gente está creyendo en derredor. Se han tragado comunes sus pastillas de júbilo. Que tengo miedo (dicen) que te rompas SANGRE de mi cabeza,

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hermandad de mis miembros, SANGRE de mi cabeza, lamedura, proporción antiquísima. Que te rompes, te rompas. La yerba está QUEMANDO, está INCENDIANDO el tiempo que se salva. (… )

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DANIUSKA GONZÁLEZ GONZÁLEZ (Matanzas, 1967)

Ausencia y elegía

Desde donde MIRAS, la lluvia cierra a la inmensidad los CRISTALES el tiempo decidió jugar con la espera y la humedad recuerda que aún La Habana no ha abandonado tus OJOS.

La brevedad de las alas que reducen el VIENTO el abanico del MAR bajo los pies de la infancia, serán sólo imágenes de lo ajeno, porque tú aguardas entre pasajeros que cabecean la extrañeza.

Somos animales de un único PLANETA, con la nostalgia traspasando las arterias y este aire que acompasadamente duerme a los aviones, desafío a Dios en su propio CIELO.

Y mientras, tú, muchacha del infinito, de la LUZ, abres tus OJOS y preguntas detrás del CRISTAL por qué el MUNDO se convierte en un solo rostro para tantas CONSTELACIONES.

De Palabra de la muerte

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Noticia

Hay un bosque de PÁJAROS, FLORES y HAMBRE; tiene un niño por espíritu del aire y del SUEÑO. Inconformes, las hadas simplifican tiempos que no llegan, mientras el monstruo de la tierra ENCIENDE el techo de su árbol. Un niño inválido espera la llegada del día con su muslo derecho colgándole a un costado. Aquí hay HAMBRE y penumbras. Están archivados los gestos y los ratones. Nada cambia el círculo del bosque: niños, hadas, monstruos y de nuevo niños. Se disculpa el rumbo de la vida (y sobre todo al destino). Hay un bosque de PÁJAROS, FLORES y HAMBRE.

De El concilio de las fábulas

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LAURA RUIZ (Matanzas, 1967)

Sé como llenar ese vacío

En silencio este hombre se va desvaneciendo por dentro. Escúchenlo. Viaja de incógnito. ¿Es que va a gritar sus desmanteladas verdades? Lleva sabor a sombras. Entre estas escaleras por las que avanzan presentimientos oscuros le haré sacurdirse el MURO que lo ahoga. Pero sigue en silencio este hombre, deténganlo que ya le alcanzo. No lo dejen MIRAR abajo. CLAVADO con el FILO del MUNDO no es un hombre, es un cuerpo que perdió los centinelas de sus SUEÑOS y espera hasta que se le derrumbe la SANGRE, la noche, la vida. Y sé como llenar ese vacío.

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MABEL DIEZ OCHOA (Santiago de Cuba, 1968)

Atardecer en Nicodemus

(A Ernesto)

...Y mientras Licaón preparaba el baño para Júpiter, Nicodemus soñaba una mujer.

I

Es también una era de CUARZO que aprisiona mi ermitaño corazón en su inmensa rampa. Es quizás esta isla infinita el tiempo que gasto en nombrarte amantísimo juglar los hondos lunares del NAUFRAGIO.

II

Así pasas del RÍO a los Sargazos pero no te concilio en el SUEÑO no armo pedestales que aquieten tu dureza porque estoy volviendo al equilibrio al marco del ESPEJO.

Solo entonces te adivino como un aprisionante báculo que resuelve mi heredad con la terca paciencia del levante.

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NILDO JULIO HORTA (Agramonte, 1969) Las manos se levantan lentamente Con el ademán irrepetible de superar espacios una barca parece alejar sus ansias, donde entreabren las PIEDRAS las entrañas del furibundo en GOTAS BRILLANTES hablan sobre el regreso. Se observa un cisne desnudo que sumerge su cabeza en el desierto y logra ver el fondo del océano, se torna gris, pálido, negro finalmente para efectuar el golpe definitivo erigido en PANTERA, asomando el estómago donde guarda un par de gotas sin BRILLO. Cae derribado por la justicia de una celada y sus enemigos no se detienen a MIRAR cómo reúne sus huesos, hace giros para soltar una PALOMA que sufre la paz de la hojarasca. Pierde sus alas como lo hizo Romeo al igualar la suerte, que no son alas ni GARRAS, VIENTOS, desiertos o mares. Las manos se cruzan bajo la LUZ empollando las PIEDRAS abiertas con el latido final que le sirve de nido, mientras los árboles vestidos de máscaras arrullan una barca quieta sobre la distancia.

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DAMARIS SANABRIA PADRON (Jagüey Grande, 1968) Hammurabi Toma nuestras manos con UÑAS carcomidas verdes de tanto monte RAJADAS de tantas ESPINAS, sucias de tanta lejanía a veces limpias a pesar de la SEQUIA DE LOS LABIOS. No eleves nuestro cuerpo húndenos en la tierra roja de la que bebemos cinturas, besos, SEXO, pero también ARRANCA LOS OJOS con lágrimas los oídos sin escuchas los horizontes perdidos, olvidados rompiéndose con las olas que ayunan nuestra paciencia aquella que nació en la ESTRELLA que acompaña desde entonces nuestro alféizar. Regresa Hammurabi codifícanos la vida cuéganos los pies para dejar libres los sesos malolientes, desperdicios de infidelidad y frustraciones. Deja Babilonia, corre a nosotros animales de vida desordenada y colgante tanto que escupiste tu PIEDRA sagrada y con esas mismas PIEDRAS nos estamos MATANDO

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WILFREDO CASANOVA ORTIZ (Los Arabos, 1969) La sombra del peldaño atroz (Fragmentos)

Ciego ante las mudanzas de los cuerpos iluminado por el ardor de su propia

llama invencible Luis Cernuda

Los mesurados El UNIVERSO sigue sin entender la sustancia de los mapas la demarcación exacta e inapelable de quienes fueron diferentes rojos de mesura y airosa reminiscencia en el signo no pocos quedan la vida les PENETRÓ un día hizo de ellos ESTATUAS tan serias que sostenían la razón adentro El MÁRMOL de vencer los estragos también les fue cuerpo ego alegría clarividente en la estampa no en el camino caminar sobre los pies les fue una hazaña mezquina y ronca encubriendo el fantasma los pasos malditos en la LUZ mejor VOLAR –pensaron- y se abrieron los riesgos del MUNDO las alas como payasada continental del equilibrio definitiva y lista

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para nacer lejos (… ) La cúspide El UNIVERSO tuvo un punto culminante era como llegar al ESPEJO más allá del LIMÓN DIURNO de lo alto otra imagen otro corazón que bien podía SOÑAR la eternidad el nuevo ser preámbulo del éxito raciocinio pleno de la lengua y titular en los más diversos y ambiguos movimientos sin familia desesperanza junto con la fuerza casi invencible de una actriz capaz de ranudar el uso aún moderno del SEMEN y su belleza aquí extraordinaria La ambición fue la reja que poco pudo hacer ante el cúmulo la sorpresa y el máximo ancestro que depara e impone algún SANGRIENTO imbécil Muchos llegaron ilesos o MUERTOS portando el atributo del semidiós capturado llegaron haciendo gala de sus rojas cenas para enarbolar la autodefinición CRISTALIZAR la carne erguirse tan distantes del patíbulo

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GAUDENCIO RODRÍGUEZ SANTANA (Perico, 1969) Charlot

-Por el centenario del cine- para Mariela Medina Dihigo

para Elba Torres hoy regreso a llorar como si fuera un niño y amo otra vez la risa de mi infancia Charlot vuelve a sembrar las ROSAS en mis manos y no hay CANDILEJAS que ALUMBREN el silencio pero el tiempo ARAÑA LOS OJOS nos lame la tristeza en medio de la risa hoy he vuelto a llorar Charlot no puede irse no puede quedar la ESTRELLA de la carpa para reconocerlo no puede quedar un silbido danzando con el pan y esta soledad oculta en la tormenta torpes mujeres que le amaron no puede estar allí no puede volverse por las nubes de polvo a MORDER en sus camas las pieles del fracaso Charlot regresa a besarme la frente es este PAJARILLO que atrapo entre las manos esta muchacha CIEGA que empapa la sombra con su sombra y una VIOLETA HÚMEDA una dulce VIOLETA hacha una danza de amor con los panes. Discurso del cuchillo (Fragmento)

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(… ) ¿Con quién va a conversar si tiene un símbolo de SANGRE? ¿Con quién va a tener el CUCHILLO callada compasión si están abiertas las puertas a la MUERTE para su frío corazón de acero? Y está la carne, la carne AFILADA para el muñón perdido del CUCHILLO. Y está el aceite bautismal, la sal que aliña la gula; la frialdad áspera de la carne expuesta entre otros manjares paisajes futuros al vientre del CUCHILLO. ¡Ah, esta distinta manera de ver el SEXO en el CUCHILLO que hunde sus manos para limpiar los huesos de la nobleza del animal asesinado, para deshacer las vísceras en un montón de escombros del animal HERIDO y las LUCES en el recuerdo más grave del quirófano preparado para dar de comer a los hombres! ¡Qué FILO ominoso deja en el reverso una sombra afilada y el carnicero, el matarife, el rey que CORTA como un padre para dar de comer la MUERTE de las bestias, necesaria siempre para vivir en paz! De esas fauces enormes de la noche queda un golpe en la sien del animal, un doblarse cansado para siempre. Poner rodilla en tierra

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junto al escorzo que supone la frialdad del CUCHILLO que va carne adentro como el SEXO hunde su gloria en el profundo desamparo del abismo. Y el CUCHILLO que anda por las sombras hasta que un DESTELLO DE LUZ nos ciegue con la carne arrebatada al animal moribundo que recibe las caricias del oficiante soldado de la MUERTE en el CUCHILLO limpio y AFILADO, en la sorpresa que acuna en sus costillas toda la SANGRE acumulada para MORIR junto a los hombres.

De El gran padre

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IVÁN SUÁREZ MERLÍN (I.S.Merlin) (Matanzas, 1969) La meditación de Judas La soga es larga como la noche abismal desterrada con los cuerpos, a lo lejos alguien pronuncia un nombre con asco y una devastada multitud escupe al rostro callado que se acerca a la cruz, al centro de la profecía, como un CUERVO sacerdotal COMIENDO DE MI frágil hombro. La moneda fue tirada hace siglos al oscuro rostro del olvido que se sueña, para que el acto se reflejara en el instante marcado en el ESPEJO del destino, en la sombra del mediodía por donde SUEÑAN LOS MUERTOS sin sepultura, en esta esfera seductora donde giran mis OJOS cansados por el crimen, por la antigua garganta de la duda, bajo el frío azar del que, a ciegas, busca su camino en el corazón. Tu suerte pudo ser otra y mi voz hoy sería un canto tibio, un manso RÍO DE LUNAS bailando en las tardes de octubre; pero ya había sido escrito en la locura lo que acontecería en la otra cara del

tiempo, en el otro SUEÑO DE LA MUERTE, en la mirada inmemorial de un dios enterrado por sus lágrimas, en sí mismo. (Si Dios creó las cosas, quién lo creó a él). Ahora eres un símbolo, una la blasfemia, un crimen recorriendo su nacimiento, la adoración y la inquietud solitarias tras las frentes,

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lo que te salva y te justifica en tu olvidada aurora en el libro que te contempla desde las columnas del UNIVERSO, el ruego de una mano perdida en el gesto; la tradición y la miseria de llegar demasiado pronto, demasiado tarde, de venir navegando con la LUZ y borrarte en el NAUFRAGIO de las sombras. Nada significa tu pasado, el nombre de una mujer oculto en tus días febriles, o el hijo que fue acaso un adjetivado SUEÑO silencioso, una agonía en el largo camino a ninguna parte como quien escucha su entierro desde las blancas nubes de un tren. Sentí el olor de lo divino, la dulzura de unos OJOS que lo han vivido todo CLAVADOS en mi pecho, como una tierra de prodigios llorando los pasos del encuentro; sabías que el hombre es siempre el hombre preso en su instinto y algo hay que está vedado en su destino, algo que sólo se da a conocer ya cumplida la jornada, ya examinado su último alarido, su último intento. La SANGRE danza en el destino que se revela de golpe, sin piedad para el que se hunde en el polvo de su nombre y no puede elegir ya, su verdad final ante sí mismo. Por mucho que nos esforcemos siempre somos culpables, y la historia será inmerecida.

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ARAMÍS LAURENCIO AGUIAR (Varadero, 1970) Luz y sombras Su cuerpo de LUZ me entrega y mis sombras lo envuelven en un abrazo. Su alma sin manchas hasta mí vuela, Yin y Yang unidos en bíblico orgasmo. Mujer pura de SOL y vida amante de mis brumas a pesar del abismo mi oscuro amor le envío sobre el grito del LOBO. Licantrópica pasión que en su penumbra nos envolvió. Siempre que hacemos el amor nacen PALOMAS y SIERPES. La bestia de mi deseo la atrae. El frágil CRISTAL de su entrega me hace rehén de su transparente FUEGO. Mujer que SANGRA cuando un ángel merece MORIR, mujer que al Señor de las Moscas rechaza y se hunde sin temor en espesa NIEBLA sin perder su nombre, sin perder su esencia. Levanta su SOL sobre mi nublado CIELO, ahora mi LUNA reina sobre todos sus miedos y no llega a MORIR el negro de mi noche. En sus OJOS aún vive el BRILLO del diurno ESPEJO. Todo es fusión de ruidos y silencios. Diosa de la Primavera por el Dueño del Invierno adorada, canto de AGUA, dolor en la FLOR PLANETAS distantes que el amor unió.

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ELER GERARDO PINO (Amarillas, 1970) IV (Estadio en el bosque) árbol inquieto LACERANDO hasta el último DESTELLO cuerpo desnudo huye hacia el fondo de la lluvia las PIEDRAS crecen como gigantes antiguos mi rostro ya no es mi rostro es sólo una imagen que escapa isla desconocida extraña y lejana isla soy un pirata triste nunca tuve navíos ni muchachas para VIOLAR no INCENDIÉ ciudades no exhibí símbolos ni estandartes y sin embargo sigo en esta isla confuso ruido cae y viene hacia mí neblina espacio inmenso risas aplausos quería una madriguera más pequeña donde sólo cupieran mis manos y el VIENTO falsas son estas parábolas de animal perdido y es la sonrisa trunca casi ROTA la que no olvidarán mi voz ARDE en la garganta de un LOBO y me siento seguro en su ALIENTO salvaje pero algo me agita otro olor flota en las hojas el eco de la noche ruge y yo caigo agonizando en el vórtice de la existencia no aún no se desprende del CIELO el enigma de los PLANETAS la LUZ empapa nuevamente mis PUPILAs el SUEÑO eterno del vagabundo es creer que sigue vivo

De Peregrino de los días

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II (Cántico de la despedida) las muchachas que vivieron a la vuelta de mis piernas me olvidarán ahora han de tejer su SEXO en la madrugada de otro hombre beberán coplas con extranjeros para luego surcar espacios de ciudades irreales los amigos que no eran amigos querrán ROMPER mi risa porque los favores son simples infortunios que se olvidan nadie recordará al solitario ni a su voz hecha jirones en el recinto de las paredes pongo mis DARDOS de brujo sobre estas tapias e invoco signos que no diré hasta el anuncio de los primeros FULGORES he de partir es cierto pero los PÁJAROS también emigran y creen en el regreso la mitad de mí cruzará las FUENTES los parques el ruido y la angustia de esta ciudad cada cual edificó la ausencia en lugares diferentes desde entonces andamos a tientas buscándonos yo desconocía el origen como todos me arriesgué sobre la cuerda sin saber hasta dónde me llevaría el humo de los pasos hará que se borren los orificios del retorno y después sólo quedará el rastro de mis manos perdidas en el tiempo

De Peregrino de los días

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RAIDEL HERNÁNDEZ (Colón, 1971) 4 (Libro II) Como la LUZ que emana del GUIJARRO precioso, redes urdiría para ella. En una jaula de ORO fino la guardara, ESTRELLA o PÁJARO, tu boca.

De Elogio del tiempo

12 (Libro II) Esas perlas se habían extraviado. De repente estaban como BRASAS diminutas en tus manos. CIEGA en la alegría, dijiste: “¡Adornadme, adornadme!” Querías que las pusiera en tu carne sin temor de ofrecerle un nido al FUEGO. Me atreví a tocar ese ligero temblor de LUCES y no sé cómo pude arrojar sobre tu PECHO esos INCENDIOS apresados en un círculo BRILLANTE.

De Elogio del tiempo

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JAVIER MEDEROS ZUAZNÁBAR (Colón, 1971) (s/t)

Para Arletys Mi pueblo es un barco sin ESTATUAS, se mueve en torno al único mueble que tengo para engendrar fantasmas. Poseo un espacio para dormir debajo de la noche con la puerta entreabierta por si quisieras cruzar el umbral. Aquí nadie llega, sólo se van espantados de la risa que hincha los OJOS de las calles, no se descubren a sí mismos para poder lanzar la primera PIEDRA sobre mi cabeza; tejado, a veces escudo de este MUNDO tan pequeño que rueda. Le dibujé la superficie de los puentes para saltar de una vez al refugio inconfundible de las LLAMAS; saltar, saltar hasta que un árbol quiera parir otro hombre más antiguo que me tienda la mano dispuesto a MORIR después de besarte. Muchacha: En mi pueblo las estaciones se detienen en un ECLIPSE DE SUEÑOS demasiado grandes para esconderlo en mis apuntes. La puerta está abierta y no ha entrado nadie, ni tú que te pareces tanto a mi soledad cuando cruza los brazos empecinada en BEBER TODO EL LICOR de las bodegas. Respira la tierra colgada a los AGUACEROS –sí, también llueve- cuando olvido sentarme a la mesa junto a mi madre, mis hermanas y el otro que desempolva un pedazo de VIDRIO. Mi pueblo levanta la vista entre ruidos de paisajes, no hay óleo más perfecto que mis pasos alejándose, para encontrar tus OJOS puestos en la historia que inventé para tenerte en la otra orilla. Es preciso separar un poco más las casas; nadie, nadie, ni tú se decide a cruzar mi puerta.

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ELBA TORRES (Matanzas, 1971) Dibujo de Irene (Fragmentos) Pintó cárceles a mi cuerpo. Un aluvión de humillaciones. Tiniebla absoluta que descendía en el OJO DE LA SANGRE. Una puerta giratoria de mi propio yo que cruje. Irene vuelve salvada. Quiero darte el alcohol y enfatizarlo todo, entre tus PECHOS y yo, habrá una salida. Morada la sombra, el único viaje hacia la MUERTE. Irene EXANGÜE SU BOCA, el ocre del otoño. Los gritos del malva y sus frivolidades. Pintó una cena, la violencia. Tras las rejas se ocultan los matices del fracaso. Este invierno es un orgasmo que se finge. Me duele ahora parir tanta agonía como la FUENTE, que lo irónico destroza. Corre la pintura y el ESPEJO refleja el paraíso donde me haces daño. (… )

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LUIS L. PITA GARCIA (Jovellanos, 1972) Poema en que el pez habla de la muerte y otros designios (fragmentos)

Ah, el puñal del agua que trastocó las bocas de los peces. ah, el puñal del agua que siempre esperó para matarme.

J.M.

A Israel Domínguez IV Yo fui de una patria sobre las AGUAS país desnudo desde el fondo mismo de mis OJOS, país que soy y me lleva a la quietud de otros cuerpos; oleaje que se extingue a la LUZ de estos bosques, bosques que me aterran y han vestido de sombra mi patria sobre las AGUAS. He venido a deshacerme de quienes regresan a mi PECHO, pero el PÁJARO que soy ofrece sus oscuras PUPILAs a la MUERTE, huye hacia su AZUL eterno y olvidado: Alguien escapa entre sus GARRAS. (… ) VII La NIEBLA ofrece sus crímenes, el último emjambre de caprichos y fábulas,

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al canto que me CIEGA donde ya no puedo descubrir a Dios. Nada me es desconocido en la noche, distingo los que junto a mí me convocan a la tristeza, los sobrevivientes en un MUNDO que nadie habita, aquellos los condenados a acariciar la feroz paciencia del FUEGO. VIII Soy el PEZ entre la profecía y el desprecio. El PEZ temeroso del árbol, rara criatura de las AGUAS, rostro que todo lo desconoce. PEZ de amarga belleza, cuerpo, el más terrible sobre las formas culminantes del tiempo. Soy el sagrado animal que avanza a CIEGAS, tan miserable en sus venganzas de bestia; aferrado al sonido del silencio, a la noche tranquila e interminable de su canto. Soy el PEZ y he venido en busca de las palabras en el ESPEJO: de sus labios sigo esperando la MUERTE.

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YURIÉN EMILIO RIBOT (Colón, 1972) Oda a miss Baker Tú debiste MORIR como los PÁJAROS frente a una estatua milenaria en un templo del Tibet con la espalda desnuda y los OJOS en la costa de Long Island. Todavía estuvieras aquí con esa risa HERIDA de las muchachas que no tuvieron nada y Arthur Miller fuera un anciano feliz como los otros. Se van las esperanzas de volverte a encontrar en una plaza improvisada de Korea para dar ilusiones a unos muchachos que se amaban bajo las LUCES con la certeza de que estaban aún lejos de casa. Eras como la MUERTE y tus brazos apuntaron a los LOBOS que roían las cámaras y las redes METÁLICAS. Tú cerraste la puerta y nadie supo nunca si fueron las pistolas de John Lennon o ese miedo feroz por no encontrar la vida.

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MARILIN ROQUE GONZALEZ (Mae) (Jagüey Grande, 1972) La voz de la lanza Abuela arrulla unos indios huesos, los besa de noche cuando escapa del silencio y hace HOGUERAs para sus SUEÑOS de guerrero. Se acerca la próxima LUNA, el próximo alumbramiento del hombre con toda la grandeza de su historia. Y abuela lo sabe. Ha de ver partir su SANGRE al bosque de la ciudad para invocar a los dioses. Abuela los nombra, los conoce, de cuando dejó la tribu desafiándolos y terminó bebiendo junto al gran dios. Ahora ya no tiene fuerzas y ha de ser otro quien dance con la piel al FUEGO entre COLMILLOS de selva y unas barbas antiquísimas. Abuela arrulla unos indios huesos con nostalgia de la MUERTE. Abonará la tierra y en la próxima LUNA su espíritu será la voz de la LANZA.

De Imagen y semejanza

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Página suelta Estas son las palabras que pediste. Una hoja con frases a medias. Una bahía rota en el SUEÑO de sus PECES. Y no culpemos al tiempo de tanto andar descalzo. Nadie ha podido desnudar el insomnio y BEBERSE A SORBOS LA HIEL de cada nueve almohadas ni aún mi demencia más absoluta. Yo puedo dibujarte sin lienzos. Abierta sobre el AZUL del aire que nunca será nuestro. Pero decidí el pincel

y tu SANGRE para dejarte eterna en cada sitio. Estas son, no hay otras. Aposté el pulso y me temblaron las manos. Viejo oficio el de poeta. Te adiviné el gesto alzado, la duda tendida por los parques. Y volví a apostar. Y fui el PEZ ASFIXIADO con la arena. Estas son las palabras que pediste. Las otras, las que yo quería darte se AHOGARON junto al PEZ.

De Yo, Safo

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ISRAEL DOMINGUEZ (Placetas, 1973) CABALLOS (Fragmentos)

A Javier Marimón a Maritza Espinosa

(… ) III Aparecen de golpe ante los OJOS de quien ya mira en calma la LUZ comienza a moverse como un PÁJARO al que han arrebatado su nido el PÁJARO apenas mueve sus alas y no es PÁJARO sino TIGRE persiguiendo siluetas deliciosas salta el TIGRE y no es sino muchacha detenida en la belleza de sus carnes y la muchacha será muchacha por segundos y la pareja pareja por segundos y la ciudad por segundos… hasta que súbito como si alguien ENCENDIERA LAS LUCES de un cinematógrafo el que miraba en calma comienza a ver CLARIDAD empañada. IV

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Una sombra a la espera en cada instante. Sobre su verde se levanta la PIRA donde ARDEN los cimientos. Del AZUL se hace la máscara con que la bestia burla los guardianes del ENSUEÑO. En cada instante una sombra a la espera de que la LUZ abandone su costumbre de iLUMINAR los suaves corredores. V Entonces el hombre no descansa. Ha confundido la LUZ con la CLARIDAD, el reposo con el simple hecho de cerrar los OJOS, la paz con el silencioso paso de la bestia que acecha su descuido.

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ABEL GONZÁLEZ FAGUNDO (Agramonte, 1973) Memorias de una tierra que habitara mi sangre Yo seré el padre y el hijo y otra vez el padre y otra vez el humo de MÁRMOL que HIERE las cerraduras con sus FILOS de CIELO estropeado. Yo seré la estrofa de un RAYO que cae sobre los mares y MUERE en los espacios que ha dejado un pianista entre las noches y los árboles. Yo seré un poco de trigo que vuela por los codos de las ventanas y sale de los huecos arrojando SANGRE por los tobillos como los fantasmas de la muchedumbre. Yo seré el padre y el hijo de los MUROS que DIVIDEN EL CUERPO con sus PIEDRAS CONGELADAS. Yo seré el padre y el hijo de las tierras húmedas que arrastran los RÍOS y seré el ÁGUILA.

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De El sitio de las memorias

Guiones en la escena

He reventado una máscara y tu risa ha surgido como una boca nueva.

J.P. Duprey El dramaturgo se propone un clímax denso, quiere corderos, conejillos, madres que paren bestias, hijos que fornican entre sí. MATA al adolescente con su historieta del amor, para el anciano CIEGO el pie de caucho, la multitud, la noche concurrida. Para los PÁJAROS la bala, el navegante que se hunde silencioso como una PIEDRA ajena entre las olas. El es su bailarín en fuga. El dramaturgo, nuestro hacedor, desconoce la importancia de una lágrima leve. Ya sé ladrar como los hombres tristes. SOÑAR, como los PERROS viejos, quita tus patas de mi rostro, cabálgame, sin que al OJO lo CIEGUE tu herradura.

De Extinción

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DERBYS HIRAM DOMINGUEZ (Sabanilla, 1974) (s/t) (Fragmentos) (… ) Yo MORÍ el día que nací. Yo nací el día que MORÍ. El nació en una isla. Yo amo el viejo MUNDO por eso de que Dios podría quedarse CIEGO.. A veces Yo y El usamos la misma ropa comemos lo mismo o amamos a la misma mujer y como el amor y el vino y el pan igualan las cosas en el ESPEJO nos damos las manos en mí su corazón conversa viaja mi cuerpo hacia sus huesos y nos creemos la misma persona. Bajo un árbol nos hablamos: ¿Qué será del CABALLO que pude ser? ¿Qué será del guerrero que quise ser? ¿Qué será del rey que SUEÑO ser? ¿Serán la MUERTE en otra vida o habrán nacido en otra MUERTE? Ulises, el hombre, y el PEZ; la sombra y la LUZ; el arado y el PERRO; el ORO y la hierba; cabalgan en mis huesos. Son en mi SANGRE.

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Yo soy la unidad. Tu eres la mitad de mi rostro y lo que se ve. (… )

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NAÍRYS FERNÁNDEZ HERNÁNDEZ (Matanzas, 1974)

En qué sitio irá a partirse

En qué sitio irá a PARTIRSE en dos pedazos cuando la noche exhale sus minutos y esas ESTRELLAS dejen de estar mirándome como un objeto volátil.

Sobre qué ROCA irá a sujetar su aliento si el silencio nos murmura Imposible -dijo el NÁUFRAGO- y abandonó la isla para siempre sin certeza sus pies fueron a abrazar la cabeza del norte.

La MIRADA del deshabitado archiva en su interior varios cadáveres se exhuman.

Sobre qué isla transitará desnuda. Insepulta sin dejar que le DEVOREN el rostro debajo del rostro AMARGO constante y dispuesta a las celebridades. Entre las manos la utopía una noche que se rompe en casi todo el MUNDO que da comienzo a lo que no se sabe y ya anda MORDIÉNDONOS de prisa. Cada segundo del péndulo es una nueva arruga. Sabe que no fue ambigua pero el vecino pudo serlo. Los amigos en cualquier esquina han podido cantarle su leyenda. Se quita el SEXO frente al humano enmascarado en 1990 entre los JAZMINES.

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Sobre qué siglo si su ancianidad nos va dejando ciegos cabizbajo ya viene a preparar su tumba. Como los amantes de Verona de amor se MUEREN el desafuero deja al cuerpo sin defensas el que atreviese la LUZ hará un acto de Merlín le otorgarán el título de duende. Tan sola con un pedazo de papel y un lápiz intentará pirograbar su estancia encima de los hombros las nubes en el lugar del PECHO. Aquí nadie tiemble lleno de inseguridades que hincan. Donde los locos donde el invierno a solaas se fuma será buena hasta que canten los gallos y otro amanecer le descubra en los zapatos el polvo.

De El silencio nos murmura

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JAVIER MARIMÓN (Matanzas, 1975) Los despidos usuales

Mientras el salto no sea la diversión para mis hombros: el justo peso de una mano batiente debajo de mis axilas, gente pasará hasta el final de la calle llevándome amarrado a su memoria secular, los canales de mis sentidos despiden el humo AZUL, pasan los barcos debajo de los canales, hoy penden hombres allí, mis brazos y la flotilla total dice adioses, sonríe. Cruje la métrica de las aceras bajo los pies filtrados de los GATOS el nervio agita su SANGRE PODRIDA sobre el nivel izquierdo de los GATOS. Pasa un niño golpeando con un lápiz, todos sus golpes van sobre mi cabeza, yo aprieto los OJOS y siento que la calle nos lanza un tieso aplauso. El niño ahora canta, su voz choca contra la indescifrable naturaleza de las cosas. Las ventanas acaban en la esquina y él con ellas: paso perdido en la confusión de otras almas. Ahora el hierro comienza a demorarse, pueden dormir en paz los GATOS, sopla allá atrás el VIENTO en las tendederas, yo hago bolas de saliva y las dejo explotar: me aterra esta manera de estar entre los vivos; en este MURO que soy alguien mayor que yo ha trazado extraños signos, sensaciones jamás recuperables, voraces voluntades del grafito y la lluvia: como trenes nocturnos escapándose de una ciudad HELADA. CENIZAS todavía calientes abren VIDRIOS en los techos:

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álgebra infalible de los que hoy intuyen la lejanía del ido, ESTRELLAS conocidas les responden.

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LEYMEN PEREZ GARCIA (Matanzas, 1976) (s/t) A mi padre Mi padre duerme junto a mis hermanos Ajeno al MUNDO de los pequeños dioses, ajeno a la manzana que se pudre en el primer callejón de un paraíso que él no conoce, ajeno al regreso de un hombre que no pidió regresar, ajeno a una casa sin palabras infantiles, sin SUEÑOS, sin insectos, sin CABALLOS. Mi padre duerme. Detrás del CRISTAL todos se entretienen jugando a ser esclavos, hombres que salen a navegar sobre la mano de Dios. Mi padre cree en Dios, en el hijo que no pudo ser hijo. Yo también fui un niño, ESTRELLA perfecta abrazando fábulas. Duerme mi padre. ¿Acaso sabe si he crecido golpeándome los OJOS con las gotas de un aguacero inmaduro, con las almas que se desnudan en las esquinas, escuchando monótonas noticias

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de los incrédulos que regresaron de la guerra? Ojalá pudiéramos barajar juntos la descomunal CENIZA, abandonar la ansiedad en la avenida, CUCHILLOS mediocres del tiempo. Duerme mi padre junto a mis hermanos inventándole pretextos a la edad del silencio que nos une. JULIETA BERMÚDEZ BURGOS (Matanzas, 1977) Por si vuelves Extraño fugaz que cruzas por mi MUNDO, escucha el gemido de la tierra perderse en busca de la LUZ como un grito de MUERTE que se queda vibrando en el espacio. Me llaman MUNDOS desconocidos presiente su existencia a través de los CRISTALES DEL CIELO como una clave secreta violando las dimensiones que nos separan. Grito al UNIVERSO que me salve de los grises ESPEJOS, mi voz, tan sólo una LLOVIZNA QUE ROZA LOS ASTROS nos une en lo más profundo del COSMOS. No temo a lo diferente, no importan las formas de nuestros cuerpos ni sus sombras. Y he aquí mi señal, errante viajero,

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si alguna vez me encuentras tocaré una música en mi flauta y esperaré eternamente por si vuelves. (s/t) Donde nace el puente sobre el RÍO, me ofreciste anoche una de tus hojas quizás, la única sobreviviente del otoño. Una muchacha de cabellos rubios adivina la suerte incierta del oráculo no sabe que la rama más alta, la asomada al RÍO, espera desnuda por aquellas ALAS que guarda inocente ese loco de aire místico. Vuelve el olor lejano de las AGUAS… Ah, viajera de las nevadas, besa pronto el árbol tal vez germine en tu alma su silencio. Cruzan diáfanos los trenes buscan al que cuenta las ESTRELLAS y se pierde en la inmensidad. Un jinete cabalga sobre las páginas va dejando su huella tras los versos, cómo se esfuma en la infinita quietud de los siglos. Ella falta pero el VIENTO sopla CÁNULAS PLATEADAS, música de humo. Las guedejas del histrión también preguntan

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mas la hojarasca le advierte: - Los PECES DEVORAN la madera, tú, aguarda oír el gemido tembloroso de su alma. Escuchen el último llamado de los barcos en la lejanía… ¿Qué no podrán hacer sus manos, las manos del arpa SEDIENTAS de misterio cuando tocan al SOL de la vida y la oración del fraile de Asís. Yace un árbol desnudo a mis pies no importa que mueran mis amantes por la SED de los puertos tú me has ofrecido una de tus hojas y es quizás la única que me salve del otoño.

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YUNIER GARCÍA BLANCHET (Colón, 1979) Tríptico para guerrera con cola de sirena I Toda imagen quedó PETRIFICADA al instante del regreso. Como RELÁMPAGO cayeron sobre mí FLECHAS y los arcos tensados en un disparo de LUZ. Eran sus crines la noche donde me enredo en un vértigo de LUNAS apagadas. Galopa en silencio una mujer y su leyenda. La tierra acoge sus pisadas benévolamente para que el VIENTO no lleve las huellas al vacío. Mi PECHO alfombra el polvo del sendero. Delega en mí el enigma de su oculta desnudez. Alguien cabalga tempestades a la orilla de mis OJOS, lágrimas que imploro en los meandros crueles de su llanto. Ella pudiera estar en cualquier rincón del MUNDO si no retengo su paso en el vitral de la memoria. Podrá venir con odio de amada bestezuela a dolerme donde el casco HIERE, sólo esperaré que vuelvan las FLECHAS y los arcos tensados como puentes a recordarme. II Ante tu amor de bestia me sonrojo, mi párpado agradece los OJOS que le entierras, los OJOS con que SUEÑO cada noche. En mi boca anudo las mordazas de tu canto y vienen las melodías a dejarme una música triste.

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En mí enraíza tu carne y me DEVORA y ofrendes hermosa el corazón silvestre. Migajas de tu aliento dispersas en el SEXO. En las estepas de mi cuerpo una mujer retoña un hijo mío. III Toda ALUCINACIÓN fue prevista. Tanta tarde moldeada de espuma. A mi letargo llegan las AGUAS copiosas del silencio, abro compuertas, bahías de mi piel despliego hasta quedar transparente de este lado del MAR. No dirán más que eres la cursi sirena trasegando pieles a la orilla de los hombres, no venderán tu cola para NAUFRAGIOS baratos donde los barcos se hunden verticales al olvido. Yo te ofrezco cobija en las deidades de mi SANGRE y jurarás hasta la última escama, hasta la última GOTA DE LUZ, que algún día volverán tus FLECHAS sin arcos ni horizontes a no olvidarme.

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Los poetas

Acosta, Agustín (Jagüey Grande, 1886-1979). Por su poemario La zafra (1926) –obra iniciadora de la poesía social en Cuba- fue considerado el Poeta Nacional antes de 1959. Obras publicadas: Ala (1915), Hermanita (1923), Ultimos instantes (1941), Las islas desoladas (1943), Jesús (1957) y Camino de hierro (1963). Su poema Los camellos distantes aparece en el Tomo I de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2000). Emigró a Estados Unidos poco antes de su muerte.

Aguiar, Aramís Laurencio (Varadero, 1970). Poeta. Poemas suyos han aparecido en publicaciones locales.

Alfonso, Domingo (Jovellanos, 1935) ha publicado los poemarios Sueño en el papel (1968), Libro del buen humor (1979) y Esta aventura de vivir (1987). Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas. Aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Alonso, Digdora (Matanzas, 1921). Algunos de sus poemarios editados: Casi invisible al atardecer (Matanzas, 1986), Bajo el hongo (1986), Como ángel cierto (Ediciones Unión, La Habana, 1987), En las márgenes del diario y Bajo el cielo de adentro. Poemas suyos han sido incluidos en antologías y traducidos a otros idiomas. Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Su poema Ojos y lámparas forma parte del Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001).

Ania Mercier, Hugo (Matanzas, 1916-1979 ). Abogado y poeta. Fundador entre otros de la Peña Literaria en la década del 50. De obra poética muy dispersa, ejerció sin embargo un notable magisterio e influencia sobre su generación.

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Aspeitía Blanco, Tony (Jovellanos, 1967). Poeta y narrador; en el 2000 obtuvo el premio de cuento convocado por la Asociación Hermanos Saíz. Se desempeña como director y locutor de programas radiales. Bellas Galbán, Isolina (Matanzas, 1952). Escritora radial y poeta. Ha publicado Las voces de lo que amo (Ediciones Matanzas). Fue antologada en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y en el Tomo II de Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Beltrán Rodríguez, José (Cárdenas, 1936). Poeta. Integró el taller literario municipal de Cárdenas. Textos suyos aparecen en publicaciones y antologías de la provincia. Bermúdez Burgos, Julieta (1977) es miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Ha publicado los cuadernos Los reyes ilusionados (Ediciones Vigía, Matanzas) y Jugando al oráculo con W. Whitman. Sus poemas han aparecido en antologías y publicaciones en Cuba y otros países. Su poema Por si vuelves está recogido en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002). Bobia, América (Limonar, 1896-1984). Aunque su infancia transcurrió en España, vivió parte de su vida en Matanzas. Notable por la excelencia de su estilo. Es autora de los poemarios Ofertorio (1928), El trémolo se aleja (1935) y Arquero del zodíaco (1945). Burgos Benavides, Teresita (Matanzas, 1954). Ha publicado Revelaciones (Ediciones Matanzas), Junto al ceremonial nostálgico de los hornos (Ediciones Vigía, Matanzas) y Cuando la luna se sienta en el limonero (Ediciones Vigía, Matanzas). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba y aparece en la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y el

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Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002). Actualmente dirige un taller juvenil de creación literaria. Calderón, Damaris (La Habana, 1967) Poeta. Desarrolló parte de su obra en Matanzas, donde en 1988 apareció su libro de poemas Con el terror del equilibrista. Casanova Ortiz, Wilfredo (Los Arabos, 1969). Es poeta. Ha obtenido premios en concursos regionales.

Castillo, Amelia del (Matanzas, 1923). Es autora de los poemarios Las aristas desnudas, Géminis deshabitado, Aguas y espejos, y otros. Textos suyos aparecen en la Antología Cósmica de Ocho Poetas Cubanas (Frente de Afirmación Hispanista, México, 1998) y el Tomo II de Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Reside fuera de la isla.

Chacón Zaldívar, Carlos (Mayarí, 1958). Tiene publicados Viejo buscador del agua, Cuentos de Nochebuena (Las Tunas), y El caballo y las voces (Ediciones Matanzas, 2002). En 2001 fue editado por el Frente de Afirmación Hispanista la Antología Cósmico-Lírica de Carlos Chacón Zaldívar (México, 2001). Aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001) y en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Reside en Limonar,Matanzas. Crespo Vázquez, Manuel (Los Arabos, 1946). Como poeta cultiva también la poesía infantil. Ha publicado el poemario Entre la luz y el tiempo y los cuadernos de poesía infantil Cantarín, Tejer un lazo y Locos zapatos (1998). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Aparece en la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y en el Tomo II de la Antología de la Poesía

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Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Cruz Varela, María Elena (Colón, 1953). Poeta. En 1992 publicó El ángel agotado (Madrid, España). Su poema El muro aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Deus, Carlos Manuel (Matanzas, 1959) Poeta. Ejerció como profesor. Poemas suyos aparecen en publicaciones locales y en la antología Poetas en Matanzas IV. Domínguez, Israel (Placetas, 1973) Poemas suyos aparecen en publicaciones locales y nacionales. Ha publicado los poemarios Como si la muerte fuera un sueño (Ediciones Vigía, Matanzas) y Hojas de cal. Reside en Matanzas. Espino, Luis (Matanzas, 1949). Crítico y poeta. Aparece con frecuencia en antologías y publicaciones nacionales y extranjeras. Espino Ortega, José M. (1966). Miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Rantés vive en la otra puerta es uno de sus cuadernos de poemas publicados (Letras Cubanas, La Habana, 1996). Otros títulos publicados: Barco de sueños (Ediciones Matanzas, Matanzas) y Magia Blanca (Ediciones Unión, La Habana). Su poema Malaventuranza está antologado en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002).

Font, Jacqueline (Matanzas, 1962). Poeta. Poemas suyos aparecen en publicaciones y antologías locales.

García Blanchet, Yunier (Colón, 1979). Es poeta y miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Ha obtenido lauros en concursos regionales.

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García García, Fernando (Sabanilla, 1959). Dentro del género poético cultiva fundamentalmente la décima. Obra publicada: Urgencia por el alma (Ediciones Matanzas, 1996). Textos suyos han sido recogidos en Antología de la Décima Cósmica de Matanzas y Zonas Aledañas (Frente de Afirmación Hispanista, México 2001). Gerardo Pino, Eler (Amarillas,1970). Poetisa y narradora. Es graduada de maestra primaria (1989). Actualmente se desempeña como diseñadora. Peregrino de los días (Letras Cubanas, La Habana, 1997) es su primer libro publicado. González Fagundo, Abel (1973). Poeta y miembro de grupos literarios en la localidad de Jagüey Grande, Matanzas. En 1991 se publicó su plaquete El sitio de las memorias (Ediciones Matanzas, Matanzas, 1991) y más adelante Golpes de Dios (Ediciones Vigía, Matanzas, 1999). Dirige la revista artístico-literaria Vista Alegre. Derbys Hiram Domínguez (1974) es miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Fue antologado en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998).

Diez Ochoa, Mabel (Santiago de Cuba, 1968) es poeta y miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Es autora de numerosas obras inéditas.

Estévez, Rolando (Matanzas, 1953). Diseñador, pintor y poeta. Ha publicado los libros Cencerros en la noche, Suite para voz y corazón en traje negro, Si perdemos al árbol (Ediciones Vigía, Matanzas) y El dios tardío (Ediciones Unión, La Habana, 1994). Aparece en la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba.

Fernández Hernández, Naírys (Matanzas, 1974) es poeta y ha publicado textos en Cuba y el extranjero. Otras obras suyas: Tan sola (plaquet, 1997) y El silencio nos murmura (Ediciones

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Aldabón, Matanzas, 1999). Su poema En qué sitio irá a partirse aparece en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002).

González, Iluminada (Colón, 1952). Poeta. Sus poemas aparecen en publicaciones nacionales y extranjeras. González González, Daniuska (Matanzas, 1967) es autora de numerosos poemarios y de antologías de poesía cubana. Su poema Ausencia y elegía fue editado en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002). Reside en Venezuela. Hernández, Raidel (Colón, 1971) En 2001 obtuvo el Premio de la Academia Castellano-Leonesa de la Poesía por su libro Elogio del tiempo. Hernández Medina, Heriberto (Camajuaní, 1964) ha publicado varios poemarios, entre ellos Poemas (Ediciones Matanzas, 1992), Discurso en la montaña de los muertos (Ediciones Unión, La Habana, 1994) y La patria del espejo (Ediciones Unión, La Habana, 1994). Reside en Matanzas. Hernández Milián, Juan Luis (Matanzas, 1938). Poeta y traductor. Ha publicado numerosos poemarios, entre ellos De buenas a primeras (1986) y Perfección del imposible (1998). Ha traducido y publicado a Pasternak, Esenin y Ajmátova entre otros autores rusos. Henríquez, Francisco (Unión de Reyes, 1928). Poeta que cultiva la décima. Ha publicado varios poemarios, entre ellos Voces íntimas (Miami, 1997). Es autor de la Antología de la Décima Cósmica de Matanzas y Zonas Aledañas (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Su poema Tus ojos aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación

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Hispanista, México, 2001). Reside en Miami, Estados Unidos, donde edita la revista literaria Carta lírica. Hodelín Santana, Hugo (Matanzas, 1955). Poeta. Es autor de varios poemarios inéditos. Textos suyos han aparecido en la revista artesanal de poesía Arique que se edita en Matanzas. Horta, Nildo Julio (Agramonte, 1969). Poeta. Ha obtenido premios a nivel provincial.

Lazo, Eliezer (Matanzas, 1959-1996). Escultor, pintor, mago, trovador, pero sobre todo poeta, falleció tempranamente. Noticias del ausente, cuaderno que recoge la mayor parte de sus poemas conocidos, fue editado póstumamente por EdicionesVigía.

Lorente, Luis (Cárdenas, 1940). Sus textos aparecen con frecuencia en publicaciones de Cuba y otros países. Ha publicado Las puertas y los pasos (1975), Café nocturno y Ella cantaba en La Habana. Su poema La mujer del cuadro fue editado en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001).

Mae (Marilín Roque González), (Jagüey Grande, 1972), es poeta y narradora. Ha publicado Cuerpo sobre cuerpo (Letras Cubanas, La Habana), Imagen y semejanza (Ediciones Matanzas, 2001) y Yo, Safo (Ediciones Aldabón, Matanzas). Su poema Sin títulos fue publicado en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002).

Marimón, Javier (Matanzas, 1975). Poemas suyos aparecen frecuentemente en publicaciones nacionales y extranjeras. En el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002) se recoge su poema Los despidos usuales.

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Marimón, Luis (La Habana, 1951-1995). Poeta. Vivió la mayor parte de su vida en Matanzas, donde su figura es hoy una leyenda en el ambiente literario. En vida sólo publicó dos libros: La decisión de Ulises y El bibliotecario del infierno, pero dejó ineditos al morir otros nueve cuadernos. Aparece en las antologías Poetas en Matanzas IV (Ediciones Matanzas, 1986) y el Tomo III de Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002). Murió en Las Vegas, Estados Unidos, a donde había emigrado poco antes de su muerte.

Martínez Carmenate, Urbano (Cárdenas, 1953) Escritor e historiador. Ha publicado numerosas obras en Cuba y en el extranjero, entre ellas Domingo del Monte y su tiempo, y Los puentes abiertos: literatura matancera del Siglo XIX. Como poeta es autor de numerosos textos inéditos. Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba.

Martínez Mesa, Robin (Matanzas, 1963) es poeta y narrador, miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Tiene varios poemarios inéditos, entre ellos Símbolos del candelabro y Los brazos del espantapájaros.

Mederos Zuaznábar, Javier (Colón, 1971) es miembro de la Asociación Hermanos Saíz y del Club de los Poetas Muertos. Fue antologado en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998). Merlin, I.S. (Iván Suárez Merlín), (Matanzas, 1969). Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Su Antología de la Poesía Cósmica de Iván Suárez Merlín fue publicada por el Frente de Afirmación Hispanista en México. Aparece en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002). Es autor de varios cuadernos inéditos: Los vicios del silencio, La herencia de las ruinas y Memorias del infierno. Navarro Luna, Manuel (Jovellanos, 1894-1966). Nacido en Matanzas, vivió la mayor parte de su vida en Manzanillo, en el

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extremo oriental de la isla. Su obra, de reconocido valor, aparece recogida en numerosas publicaciones de la época y en los libros Corazón adentro (1922) y Actas de la ciénaga (1930), entre otros. Núñez, Isidoro (Matanzas, 1933). Poeta. Ha publicado Con humos de poeta (Ediciones Unión, La Habana). Aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001).

Oliver Labra, Carilda (Matanzas, 1922). Premio Nacional de Literatura en 1997; su obra ha sido traducida a varios idiomas y publicada en Cuba y en el extranjero. Le fue otorgado el Premio Vasconcelos en 2002 por el Frente de Afirmación Hispanista.

Ortiz, María Esther (Matanzas, 1953). Abogada y poeta. Ha publicado varios cuadernos. Poemas suyos aparecen en publicaciones cubanas y extranjeras. Actualmente se encuentra en Estados Unidos.

Pedroso, Regino (Unión de Reyes, 1896-1983). Uno de los más grandes cultivadores de la poesía social en la Isla, en la cual su poema Salutación fraterna al taller mecánico marca un hito. Pérez, Leymen G. (Matanzas, 1976). Poeta. Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Piñera, Virgilio (Cárdenas, 1912-1979). La mayor parte de su obra la desarrolló en Buenos Aires, donde radicó de 1946 a 1958 y en La Habana, donde se asentó a su regreso a la patria. Integrante del grupo Orígenes, se destacó fundamentalmente por su narrativa y dramaturgia, aunque su poesía no deja de ser menos notable y renovadora. Pita García, Luis L. (Jovellanos, 1972). Ha publicado los poemarios Alicia después de los caballos será el mundo(Ediciones

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Vigía, Matanzas) y Oficios para el olvido (Ediciones Vigía, Matanzas, 2000). Ponte Mirabal, Antonio José (Matanzas, 1964) es poeta de reconocido prestigio y publica frecuentemente en revistas y distintas publicaciones en Cuba y otros países. Entre otros poemarios editados se encuentran: Trece poemas y Poesía. En el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002) está antologado su poema Con la misma certeza. Quintero, Aramís (Matanzas, 1948) es actor, narrador y poeta. Ha obtenido numerosos reconocimientos. Ha publicado entre otros los libros: Elementos de apreciación literaria, Maíz regado y Días de aire. Su poemario La sed estricta mereció el Premio Nacional de la Crítica en 1997. Textos suyos se encuentran en diferentes publicaciones de Cuba y el extranjero. Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Actualmente se encuentra en Chile. Ribot, Yurién Emilio (Colón, 1972). Es miembro de la Asociación Hermanos Saíz y ha publicado la plaquet Y sin embargo amáos. Rodríguez, Gaudencio (Perico, 1999). Poeta. Ha publicado Bitácoras paginadas (Ediciones Vigía, Matanzas, 1997). Textos suyos han sido antologados y aparecen en diferentes publicaciones, entre ellas la antología Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998).

Rodríguez, Norman (Matanzas, 1926-1992). Poeta. Es autor de Una docena de décimas cósmicas a Martí, publicadas por el Frente de Afirmación Hispanista. Aparece en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Murió en Estados Unidos.

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Rojas Ortega, Ramón (Matanzas, 1963). Poeta. Licenciado en Historia del Arte. Trabaja como editor en Ediciones Matanzas. Ruiz, Laura (Matanzas, 1967). Ha publicado, entre otros, los cuadernos La sombra de los otros (Ediciones Unión, 1994) y Yo también he sido extranjera (Ediciones Vigía, 1996). Sanabria Padrón, Damaris (Jagüey Grande, 1968) Es poeta. Textos suyos han sido presentados por publicaciones locales, entre ellas la revista literaria Vista Alegre, de Jagüey Grande. Sotolongo, Ivonne (Colón, 1948). Instructora de música y poeta. Ha publicado Para que sigan cayendo luciérnagas (Ediciones Matanzas, 1991). Textos suyos fueron recogidos en Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998). Suárez, Adolfo (La Habana, 1936). Se encuentra en el Tomo II de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2001). Aparece también en otras antologías como Poetas en Matanzas V (Ediciones Matanzas, 1998) y Antología de la Generación del 50. Ha publicado varios poemarios, entre ellos: Letras fieras (1970), Sucesos de la tarde (Letras Cubanas, La Habana, 1980) y Ella siente llegar el mediodía. Reside en Matanzas. Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Suárez, Romualdo (Matanzas, 1935-1979) Poeta. Publicó los siguientes poemarios: Poemas para ti (1954), Aula y corazón (1955), Estudiante poeta (1957) y Piropos (1958). Aparece en antologías cubanas y extranjeras. Tápanes López, Raúl (Matanzas, 1953). Edita de manera artesanal sus propios textos y la revista de poesía Arique. En 1999 el Frente de Afirmación Hispanista publicó en México su poemario De la desesperanza y otros poemas.

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Torres, Elba (Matanzas, 1971) es poeta y ha obtenido diferentes lauros. Poemas suyos aparecen en la antología La generación de los invisibles, editada en España. Ulloa Rodríguez, Néstor (Matanzas, 1920-1971). Poeta. Es autor de los cuadernos La luz de la sangre (1954) y Canto al hombre de América (1962). Villar Buceta, María (Pedro Betancourt, 1999) En 1927 se publicó su poemario Unanimismo, una de las obras más significativas de la poesía cubana. Matancera de nacimiento se trasladó en 1921 a La Habana, donde permaneció hasta su muerte. Allí desarrolló toda su labor cultural y política. Zacarías Tallet, José (Matanzas,1893-1990). Poseedor de un peculiar estilo cultivó la poesía negra y otras temáticas. La semilla estéril (1951) es uno de sus más conocidos cuadernos de poemas. Zaldívar, Alfredo (Holguín, 1956). Poemas suyos han sido editados en publicaciones nacionales y extranjeras. Su poema Soy un tauro perdido está recogido en el Tomo III de la Antología de la Poesía Cósmica Cubana (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2002). Es miembro de la Unión de Escritores de Cuba. Reside en Matanzas.

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Esta edición de 500 ejemplares de ANTOLOGÍA DE LA POESÍA CÓSMICA

DE MATANZAS, CUBA por Raúl Tápanes López e

Iván Suárez Merlín se terminó de imprimir

en junio de 2003. Diseño, captura y revisión de textos Juan Angel Gutiérrez Graciela Plata Saldívar La supervisión de la producción estuvo a cargo de Antonio Martínez Hernández Para la formación de los textos se utilizó la tipografía Times New Roman de 11 puntos en el programa Word Perfect 9 Los interiores se imrpimieron en tinta negra sobre papel bond, la portada en selección de color sobre papel couché

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