25
ANÁLISIS HISTÓRICO DE PROCESOS POLÍTICOS 1 CHARLES TILLY La buena sociología toma a la historia seriamente. Sin embargo, la buena sociología política toma en serio algo más que la historia política. Si la sociología política es escapar de la estrecha prisión del presente, debe tratar directamente las maneras a través de las cuales el tiempo y el espacio afectan el carácter de los procesos políticos. Volviendo a revisar las visiones de la explicación histórica antes de dirigirse hacia procesos políticos específicos, este artículo impulsa una renovada investigación de los mecanismos causales robustos y los procesos en historia. He aquí el plan: Primero, considerar cuándo la explicación (en tanto opuesta a la descripción, la interpretación y la crítica) debería concernir a los investigadores históricos de los procesos políticos. Segundo, revisar las explicaciones conceptuales que rivalizan o compiten, hasta llegar a las razones para concentrarse en explicaciones basadas en mecanismos. Tercero, inventariar, comparar y refinar las estrategias para el análisis histórico. Cuarto, examinar el programa explicativo práctico implícito en los análisis basados en mecanismos históricamente fundados. Finalmente - en la parte central del ‘paper’ – ilustrar aquel programa buscando: a) mecanismos y procesos robustos, b) explicación de los rasgos desconcertantes en episodios históricos, c) explicación de los rasgos desconcertantes en todas las clases de episodios históricos, y muy sucintamente, d) detección de analogías dentro dentro de un conjunto de episodios ostensiblemente disímiles. La empresa se centra en la generación de explicaciones visiblemente viables para procesos políticamente complejos. No todos los sociólogos miran la explicación como un fin factible o laudable para sus investigaciones. Después de todo, la Sociología podría probablemente sobrevivir como una disciplina valorada sin ofrecer poderosas explicaciones de los fenómenos que estudian 1 Charles Tilly, “Historical analysis of political processes”, in Jonathan H. Turner, ed., Handbook of Sociological Theory (New York: Plenum), Columbia University, 12 November 2000. Traducción y notas: María Leonor Milia 1

Análisis Histórico de Procesos Políticos. Traducción

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Traducción del afamado texto de Charles Tilly

Citation preview

  • ANLISIS HISTRICO DE PROCESOS POLTICOS1

    CHARLES TILLY

    La buena sociologa toma a la historia seriamente. Sin embargo, la buena sociologa poltica toma en serio algo ms que la historia poltica. Si la sociologa poltica es escapar de la estrecha prisin del presente, debe tratar directamente las maneras a travs de las cuales el tiempo y el espacio afectan el carcter de los procesos polticos. Volviendo a revisar las visiones de la explicacin histrica antes de dirigirse hacia procesos polticos especficos, este artculo impulsa una renovada investigacin de los mecanismos causales robustos y los procesos en historia.

    He aqu el plan:

    Primero, considerar cundo la explicacin (en tanto opuesta a la descripcin, la interpretacin y la crtica) debera concernir a los investigadores histricos de los procesos polticos.

    Segundo, revisar las explicaciones conceptuales que rivalizan o compiten, hasta llegar a las razones para concentrarse en explicaciones basadas en mecanismos.

    Tercero, inventariar, comparar y refinar las estrategias para el anlisis histrico.

    Cuarto, examinar el programa explicativo prctico implcito en los anlisis basados en mecanismos histricamente fundados.

    Finalmente - en la parte central del paper ilustrar aquel programa buscando: a) mecanismos y procesos robustos, b) explicacin de los rasgos desconcertantes en episodios histricos, c) explicacin de los rasgos desconcertantes en todas las clases de episodios histricos, y muy sucintamente, d) deteccin de analogas dentro dentro de un conjunto de episodios ostensiblemente dismiles.

    La empresa se centra en la generacin de explicaciones visiblemente viables para procesos polticamente complejos.

    No todos los socilogos miran la explicacin como un fin factible o laudable para sus investigaciones. Despus de todo, la Sociologa podra probablemente sobrevivir como una disciplina valorada sin ofrecer poderosas explicaciones de los fenmenos que estudian

    1 Charles Tilly, Historical analysis of political processes, in Jonathan H. Turner, ed., Handbook of Sociological Theory (New York: Plenum), Columbia University, 12 November 2000.

    Traduccin y notas: Mara Leonor Milia

    1

  • quienes la practican. La Sociologa, me dijo una vez David Riesman, es ms o menos lo que la gente piensa que es, eso es. Los socilogos pueden describir provechosamente las condiciones sociales corrientes, desenmascarar las pretensiones oficiales, relacionar los debates morales y polticos, registrar lneas de cambio, documentar diferencias sociales, evaluar consecuencias de las intervenciones sociales, o proporcionar informacin a los responsables de tomar decisiones y a los activistas de los movimientos sociales. Todas estas tiles empresas sociolgicas pueden avanzar sin que haya nada ms que crudas concepciones de relaciones causa-efecto. De hecho, la mayora de lo que los socilogos profesionales actualmente hacen en nuestros das, pertenece a una o ms de estas bsquedas.

    El anlisis histrico de los procesos polticos persigue ms a menudo las relaciones de causa-efecto. An as, sin embargo, no necesita centrarse en causas y efectos. Podemos verlo claramente volviendo a mirar el lugar de la explicacin en las ms importantes formas contemporneas de anlisis histrico de la sociologa: la crtica social, la identificacin de patrones, el anlisis del campo de extensin y el anlisis de procesos2

    La crtica socio-histrica reconstruye el pasado de manera de dar forma a las elecciones humanas en el presente y el futuro. No necesitamos una explicacin compulsiva del capitalismo para reflexionar inteligentemente sobre sus costos y beneficios para el bienestar humano. La identificacin de patrones histricos busca estructuras recurrentes y secuencias a travs de tiempo y espacio: las configuraciones y trayectorias standard para la industrializacin, la revolucin, la secularizacin, o quizs para el desarrollo societal como un todo. Esa venerable empresa sociolgica usualmente hace algunos gestos hacia la explicacin, pero a menudo se posiciona prcticamente para identificar paralelos entre casos. El campo de extensin histrica se aplica a situaciones histricas, tcnicas, modelos o generalizaciones que los socilogos han desarrollado en estudios de la vida social contempornea. Como en el caso de la identificacin de patrones, la aplicacin de modelos demogrficos o de trabajo con redes a los marcos del pasado, puede implicar la explicacin de lo que sucedi en dichos marcos, pero a menudo finaliza nada ms que con la identificacin de similitudes y diferencias.

    Finalmente, el anlisis de procesos histricos examina cmo las interacciones sociales tropiezan unas con otras, en espacio y tiempo. En lugar de considerar estos ltimos como variables adicionales, presume que las conexiones espacio-tiempo definen los procesos sociales y que estos operan diferentemente como una funcin de su ubicacin en espacio y tiempo. Como en los modos previos de investigacin, el anlisis procesual puede razonablemente preguntar por cuestiones ampliamente descriptivas por ejemplo, cuando en un perodo y regin dados, epidemias, novedades, dinero, artefactos y noticias, por las razones que fueren, han seguido esencialmente las mismas lneas de comunicacin. El anlisis de procesos conduce l mismo hacia la explicacin histrica ms efectivamente que lo que lo hacen el criticismo social histrico, la identificacin de patrones y el anlisis del campo de extensin, porque explcitamente dirige la atencin hacia las interdependencias temporales y espaciales. Pero es an posible practicar el anlisis procesual sin poner mucho esfuerzo en la explicacin. Entonces, ninguno de los modos standard de anlisis histrico de la sociologa, requiere absolutamente focalizar en la explicacin.

    Las explicaciones comienzan a importar cuando los socilogos se hacen intelectualmente ambiciosos. Tres circunstancias constituyen el carcter y la cualidad cruciales de la explicacin:

    Los socilogos intentan identificar similaridades y diferencias en el funcionamiento de procesos sociales ostensiblemente distintos tales como la guerra, la democratizacin, el nacionalismo, el conflicto tnico y los movimientos sociales.

    2 Las denominaciones respectivas en ingls son las siguientes: social criticism; pattern identification; scope extensin; process analysis.

    2

  • Los socilogos procuran confrontar o integrar sus informes de los procesos sociales, con los prevalecientes en disciplinas adyacentes tales como antropologa, neurociencia, economa, biologa evolutiva, lingstica, psicologa, geografa, historia o ciencia poltica.

    Los tericos en una o ms de estas disciplinas adyacentes se proponen subsumir los hallazgos sociolgicos por debajo de sus propios esquemas explicativos.

    En todas estas circunstancias, las malas explicaciones les causan un serio problema a los socilogos. Como sucede en el sector ms activo de la sociologa poltica, estas tres circunstancias prevalecen.

    Esto es notablemente cierto en el anlisis histrico. All los socilogos enfrentan el desafo de explicar similitudes e intersecciones de formas de poltica aparentemente dispares, confrontan explicaciones que compiten3 en disciplinas adyacentes, y muchos encuentran un economista, historiador, cientista poltico, psiclogo o bilogo evolucionista que afirman haber identificado las explicaciones fundamentales de los procesos polticos. Los socilogos que quieren hacer progresos en los anlisis histricos de la guerra, la revolucin, la formacin del estado, la democratizacin, el nacionalismo, los movimientos sociales y la disputa poltica, tienen poca opcin que no sea tomar seriamente los problemas explicativos. Ambas, explicaciones adecuadas y perspectivas de explicacin adecuadas, confrontan unas con otras en el anlisis histrico de los procesos polticos.

    A la larga, la vivacidad intelectual y la viabilidad de la disciplina dependen de su capacidad para generar explicaciones superiores. Esta discusin, por lo tanto, se dirige a los investigadores de la teora sociolgica que realmente quieran reconocer, idear o verificar explicaciones de procesos polticos histricamente situados. Tienen ante s una eleccin entre estrategias explicativas. En la sociologa como conjunto, cuatro concepciones de explicacin rivalizan vigorosamente por la atencin:

    1. Los informes de ley abarcativa,4 consideran que la explicacin consiste en subordinar generalizaciones empricas robustas, a generalizaciones de mayor y mayor nivel, las ms generales de todas establecidas como leyes. En tales informes, los modelos son invariables operan igual en todas las condiciones. Los investigadores buscan las condiciones necesarias y suficientes de los resultados especficos, a menudo concebidos como variables dependientes. Los estudios de la covariacin entre presuntas causas y presuntos efectos, por tanto, sirven como pruebas de validez para las explicaciones propuestas. De este modo, algunos estudiosos de la democratizacin tienen la esperanza de formular las condiciones generales bajo las cuales alguna poltica no-democrtica, sea la que fuere, se hace democrtica.

    2. Los informes de tendencia consideran que la explicacin consiste en reconstruir una situacin dada del actor en el umbral de la accin, situacin especificada variadamente como motivacin, sentido, necesidad, organizacin o impulso. Los mtodos explicativos a elegir van, entonces, desde la interpretacin comprensiva al reduccionismo, psicolgico o de otro tipo. De este modo, algunos estudiosos de movimientos sociales comparan las experiencias de diferentes agrupamientos sociales con la desindustrializacin, en un esfuerzo para explicar por qu algunos resisten, otros sufren en silencio y an otros se desintegran.

    3. Aunque los autores de informes de ley abarcativa y de tendencia, algunas veces usan el lenguaje de sistemas, hablando estrictamente, las explicaciones del sistema consisten en especificar el lugar de cada acontecimiento, estructura o proceso dentro de un conjunto ms amplio de elementos interdependientes, que se mantiene a s mismo, mostrando cmo el acontecimiento, la estructura o el proceso en cuestin, sirve y/o resulta de las interacciones dentro del ms amplio conjunto de elementos. De este modo, algunos

    3 El trmino competing podra interpretarse tambin como competente o adecuado.

    4 Ley abarcativa: covering law

    3

  • estudiosos de las revueltas campesinas explican su presencia o ausencia por el grado de integracin de los campesinos en la sociedad como un todo.

    4. Los informes basados en mecanismos seleccionan los rasgos salientes de episodios o diferencias significativas entre episodios, y los explican identificando mecanismos robustos de alcance relativamente general dentro de aquellos episodios. Comparadas con la ley abarcativa, las aproximaciones de tendencia y las de sistema, las explicaciones basadas en mecanismos apuntan a fines modestos: explicacin selectiva de rasgos salientes por medio de analogas causales parciales. As, algunos estudiosos del nacionalismo intentan relacionar su intensidad con la extensin y el carcter de la competicin entre los lderes tnicos. En ese tipo de informes, la competicin por la representacin poltica de un grupo, se transforma en un mecanismo central (pero no exclusivo o suficiente) en la generacin del nacionalismo.

    Las explicaciones sistmicas han perdido terreno en sociologa desde los das de Pitirim Sorokin y Talcott Parsons, pero an figuran prominentemente en algunos tipos de anlisis organizacional y de demografa. Cuando los socilogos actuales discuten acerca de la explicacin, sin embargo, generalmente enfrentan la ley abarcativa contra los informes de tendencia, a menudo usando la primera la vestidura de Ciencia y los segundos, la de Interpretacin. La explicacin por medio de mecanismos causales robustos ha recibido mucha menos atencin autoconsciente de los metodlogos sociolgicos que han cubierto ley, tendencia y explicaciones sistmicas. Sin embargo, un significativo e iluminador cuerpo de pensamiento recomienda el acercamiento mecanicista (ver por ejemplo, Bunge 1997, 1998, Hedstrm y Swedberg 1998, Elster 1989, Little 1991, 1998, Stinchcombe 1991). Conforme a lo antes dicho, este paper se dedica a mecanismos y procesos.

    Anlisis histrico de procesos polticos?Incluyamos como polticos a todos los procesos sociales en los cuales los gobiernos

    figuran significativamente. (Los gobiernos son organizaciones que controlan los principales medios de coercin concentrados dentro de territorios sustancialmente limitados y que ejercen prioridad en algunos aspectos sobre todas las otras organizaciones que operan dentro de los mismos territorios). A partir de ese criterio, la guerra, la revolucin y la democratizacin claramente califican como procesos polticos, pero la comunicacin, la explotacin y la produccin solamente califican como tales procesos, cuando y en el caso de que los gobiernos lleguen a formar parte de ellos. Por supuesto, los gobiernos a menudo se transforman en partcipes de la comunicacin, explotacin y produccin.

    Podemos adoptar tanto una definicin dbil como una fuerte del anlisis histrico. La versin dbil simplemente trata con hechos y procesos que han tenido lugar antes del presente. Todo estudio del pasado, en la versin dbil, constituye anlisis histrico. La versin fuerte demanda ms. Ella identifica vas que se refieren a: a) cundo y dnde influye un hecho o proceso que ocurre, b) cmo ocurre, c) por qu ocurre, y d) con qu consecuencias ocurre. La versin fuerte de los estudios histricos de la democratizacin, por ejemplo, examina cmo y por qu sta adopta formas variadas y ha disparado impactos sobre la calidad de la vida en diferentes perodos y regiones. Aunque gran cantidad de trabajos en sociologa histrica incluyendo notablemente muchos del campo de extensin dependen de la definicin dbil, aqu yo doy importancia a la definicin fuerte. El anlisis histrico de los procesos polticos, para los propsitos presentes, significa descripcin y explicacin sistemticas de los procesos sociales que involucran gobiernos, procesos cuyo carcter vara significativamente en funcin de su localizacin en espacio y tiempo.

    La definicin fuerte excluye dos extremos: casualidad o hechos nicos y procesos que operan idnticamente en todas partes, en todo tiempo que ocurran. Pero excluye pocos si es que hay algunos - procesos polticos significativos. Todos los procesos polticos complejos, mayores, operan diferentemente en diferentes tiempos y lugares. Esto es as fundamentalmente por tres razones: porque todos los procesos polticos incorporan instituciones, modos de ver y prcticas que han acumulado histricamente en sus situaciones corrientes; porque las previas repeticiones de un proceso dado afectan a sus

    4

  • repeticiones subsecuentes; y porque procesos que adquieren los mismos nombres, a menudo resultan de diferentes causas.

    Por qu? Procesos polticos tales como movimientos sociales y guerras civiles incorporan instituciones, modos de ver y prcticas que han acumulado histricamente en sus situaciones corrientes; a pesar de algunas semejanzas familiares entre las guerras civiles inglesas del siglo XVII y las recientes guerras civiles en Congo/Zare, ambas situaciones se desarrollaron diferentemente debido a sus escenarios histricos. Las repeticiones previas de un proceso digamos revolucin o movilizacin religiosa afectan repeticiones subsecuentes, proveyendo modelos para los participantes, alterando sus posibles estimaciones acerca de probables salidas a varias interacciones posibles, transformando relaciones entre posibles participantes y terceras partes. Finalmente, episodios complejos que adquieren los mismos nombres (por ejemplo genocidio o nacionalismo) a menudo resultan de diferentes causas, como en las diversas secuencias que produjeron la independencia poltica y el reconocimiento internacional para Argelia, Croacia y Uzbekistn. Los analistas histricos deben por tanto examinar cmo las repeticiones precedentes de un proceso afectan sus subsecuentes repeticiones, cmo los procesos polticos incorporan instituciones y prcticas localmente acumuladas, as como la manera en que episodios causalmente heterogneos adquieren los mismos nombres pblicos.

    Precisamente en este punto aparecen elecciones interesantes:

    A. Dado que los procesos polticos incorporan instituciones, modos de ver y prcticas que acumulan histricamente en sus situaciones corrientes, los analistas podran seguir plausiblemente la direccin de los historiadores, quienes permanecen escpticos acerca de los anlisis generales de aquellos procesos. En lugar de crear esquemas generales para todas las guerras civiles o todos los movimientos sociales, terre terre5, los historiadores prefieren integrar sus guerras civiles y movimientos sociales dentro de contextos histricos bien documentados.

    B. Dado que las repeticiones previas de un proceso dado afectan sus subsecuentes repeticiones, sin embargo, los analistas podran plausiblemente seguir la direccin de los socilogos histricos creando subcampos para abarcar distintos procesos: una sociologa de la revolucin, otra sociologa de la democratizacin, una tercera sociologa de la guerra, y as. Esta eleccin reposa sobre la presuncin de que cada una de estas formas tiene una continuidad organizacional distintiva y una estructura causal, an si una reiteracin afectara a la siguiente.

    C. Finalmente, dado que los procesos polticos causalmente heterogneos a menudo adquieren los mismos nombres, los analistas pueden plausiblemente concentrarse en una doble estrategia: lograr una explicacin correcta reagrupando procesos dentro de similares categoras causales, pero tratar la aplicacin de un cierto nombre (por ejemplo, esto es una revolucin, aquello es un genocidio) a un proceso poltico como un fenmeno que merece explicacin como un fin en s mismo.

    Mi propia estrategia intelectual preferida combina C y A, pero subordina A a C. Busca mecanismos y procesos polticos muy generales mecanismos y procesos que trascienden categoras tales como revolucin, democratizacin y guerra pero busca explicar cmo ellas se articulan con instituciones localmente acumuladas, modos de ver o acuerdos, y prcticas. La estrategia B entra entonces en juego, no como una forma de explicacin, sino como una heurstica que ayuda a clarificar lo que debemos explicar.

    Tomemos conciencia del ambicioso programa de investigacin que sigue. Debemos combinar trabajo terico y emprico, as como identificamos mecanismos y procesos significativos que se vuelven a producir a travs de una variedad de tiempos, lugares y circunstancias. Por un lado, debemos especificar interacciones entre aquellos mecanismos y procesos, y los contextos dentro de los cuales ellos operan hacia qu tienden y cmo, por

    5 Terre terre: (en francs en el original). Literalmente: tierra en tierra.

    5

  • ejemplo, los resultados de los procesos de movilizacin varan como una funcin de las condiciones iniciales? Debemos reconstruir conexiones causales entre una repeticin de un mecanismo o proceso y el siguiente. Debemos, finalmente, examinar cmo mecanismos y procesos relativamente generales, incorporan o responden a instituciones localmente acumuladas, acuerdos y prcticas. Brevemente, debemos intentar un trabajo histrico serio sin perdernos en el particularismo histrico.

    Para el trabajo que tenemos a mano, adoptemos un aparato conceptual simple: episodios (conjuntos conectados de hechos que incluyen fenmenos que requieren explicacin), mecanismos causales (hechos que alteran relaciones entre algunos conjuntos especficos de elementos), procesos (cadenas causales, secuencias y combinaciones), explicacin (identificacin de mecanismos y procesos que producen fenmenos polticos cruciales). Despus de explicar cada uno de estos conceptos, podemos volver a su uso para informar acerca de hechos polticos concretos.

    Primero delineamos uno o ms episodios: conveniente o convencionalmente deslindados, conjuntos de hechos conectados que incluyen fenmenos que requieren explicacin. Para una explicacin efectiva, los episodios no necesitan ser similares, sino que los mtodos usados para identificarlos deben ser visibles y uniformes. En algunos campos del anlisis poltico, los investigadores ya han desarrollado maneras standard de identificar episodios comparables: huelgas, asambleas litigiosas, guerras, acontecimientos, situaciones revolucionarias y parecidos (Azar & Ben-Dak 1973, Brockett 1992, Cidefi-Revilla 1990, Diani & Eyerman 1992, Favre, Fillieule & Mayer 1997, Gerner et al. 1994, Gurr & Harff 1994, Shapiro & Markdef 1998, Small & Singer 1982, Sugimoto 1981, Tilly & Rule 1965, White 1993). En estos mtodos, los investigadores o bien aceptan definiciones convencionales de los hechos en cuestin (por ejemplo listados oficiales de huelgas) o construyen definiciones a priori, aplicndolas uniformemente a la evidencia disponible (como es comn en el estudio de hechos de protesta: Franzosi 1998, Mueller 1997, Oliver & Meyers 1999, Olzak 1989, Rucht & Koopmans 1999, Rucht, Koopmans & Neidhardt 1998). En principio, tambin sera posible usar criterios de conectividad internos para delinear hechos comparables (ver por ejemplo Bearman, Faris & Moody 1999). Pero tal aproximacin no ha sido an muy intentada en los estudios histricos de los procesos polticos.

    Despus de la delineacin de episodios, procedemos a localizar mecanismos causales dentro de aquellos. Los mecanismos son acontecimientos que alteran las relaciones entre algunos conjuntos especficos de elementos como por ejemplo, la creacin por un broker 6 de una conexin entre dos grupos previamente desconectados, altera los comportamientos de ambos grupos. Podemos distinguir convenientemente entre mecanismos cognitivos, relacionales y medioambientales. Los mecanismos cognitivos operan a travs de alteraciones de la percepcin individual y colectiva; palabras tales como reconocer, comprender, reinterpretar y clasificar, caracterizan tales mecanismos. Los mecanismos relacionales alteran conexiones entre la gente, los grupos y redes interpersonales; palabras como aliado, ataque, subordinado y apaciguamiento transmiten un sentido de mecanismos relacionales. Los mecanismos medioambientales ejercen influencias externas sobre las condiciones que afectan a los procesos polticos; palabras como desaparecer, enriquecer, expandir y desintegrar, aplicadas no a los actores sino a sus escenarios, sugieren el tipo de conexiones de causa-efecto en cuestin. Para propsitos explicativos, entonces, buscamos especialmente mecanismos cognitivos, relacionales y medioambientales que operan en forma similar a travs de una amplia variedad de escenarios.

    6 Broker: En este contexto, la palabra se refiere a un un actor o elemento que desempea un rol clave en la conexin o en la elaboracin de una conexin entre diversos componentes o/y elementos, instituciones o/y actores. La nocin proviene de la sociologa de las instituciones. No est usada, pues, en el sentido ms corriente, el del operador de bolsa. En la traduccin se mantiene el vocablo ingls porque no posee traduccin en espaol, al menos con el sentido con que est utilizado aqu.

    6

  • Los mecanismos se concatenan en procesos ms amplios. Los procesos son cadenas causales, secuencias y combinaciones. Merecen ser reconocidos como robustos cuando ocurren en formas similares a travs de una variedad de escenarios y circunstancias. La polarizacin provee claramente un ejemplo de un proceso poltico robusto que se reitera ampliamente. Combina mecanismos de formacin de categoras, formacin de coaliciones, espirales de oportunidad/amenaza y brokerage7: creacin de un denominado lmite con relaciones organizadas a travs y a ambos lados del mismo; desarrollo de una accin coordinada entre dos o ms actores a cada lado del lmite; secuencias de seales-reaccin que incrementan la distancia entre los dos lados; establecimiento de interlocutores (brokers) representando a cada lado.

    En esta aproximacin basada en mecanismos, la explicacin sigue dos senderos complementarios. Primero, busca mecanismos y procesos particulares a travs de diferentes escenarios, investigando cmo operan. As, un inters general en los procesos de polarizacin conduce a una precisa investigacin de la formacin de categoras, formacin de coaliciones, espirales de oportunidad/amenaza y brokerage en diferentes condiciones y locales. Cundo surgen, cmo operan, qu es lo que producen sus efectos? Cualquier investigacin semejante es adecuada para establecer que algunas de sus premisas son errneas aquella formacin de categoras no es uniforme a lo largo de los escenarios, aquellas espirales de oportunidad/amenaza se reducen a ms elementales mecanismos, y as.

    Segundo, la explicacin implica identificar rasgos problemticos de episodios o clases de episodios, descubriendo entonces qu mecanismos y procesos producen aquellos rasgos problemticos. El estudio de episodios es adecuado para involucrar una comparacin precisa, pero no en el estilo de los clsicos Mtodos de Acuerdo, Diferencia, Residuos y Variacin Concomitante de John Stuart Mill. En cambio, las comparaciones ms valiosas mostrarn, ciertamente, si los mecanismos y procesos en cuestin tienen la cualidad de robustos, operando similarmente en condiciones dispares.

    Puesto ms esquemticamente, el programa analtico que sigue tiene varias diferentes versiones:

    la ms simple, describe y explica un mecanismo simple o un proceso robusto, demostrando su operacin en una variedad de episodios;

    identifica rasgos problemticos de un episodio dado, luego usa la comparacin sistemtica con otros episodios para localizar los mecanismos y procesos robustos que producen aquellos rasgos;

    hace lo mismo para una clase completa de episodios similares;

    identifica analogas parciales entre episodios ostensiblemente dismiles y clases de episodios, localizando los mismos mecanismos y procesos dentro de ellos.

    Las cuatro versiones integran la teora con la investigacin emprica. Ninguna puede comenzar sin tener, a la vez, algn sentido emprico de los fenmenos bajo investigacin y al menos una teora incompleta de su operacin. El resto de este paper ilustra aquellos cuatro procederes. Enfatiza los mecanismos relacionales (ms que los cognitivos o del entorno) sobre la base de que ellos han recibido insuficiente atencin de los analistas histricos de los procesos polticos. Ms estrechamente, se concentra sobre mecanismos relacionales y procesos que crean, transforman y activan las identidades polticas: respuestas pblicas, colectivas, a las cuestiones Quines somos?, Quin eres? y Quines son ellos? Para la mayor parte, los analistas han tratado las identidades polticas fenomenolgicamente, considerndolas aspectos de la conciencia individual o colectiva. Una mirada ms cercana, sin embargo, revela las bases relacionales de las identidades polticas.

    Mecanismos y procesos robustos7 Brokerage: sera el espacio construido por un broker. No tiene traduccin al espaol.

    7

  • Una cantidad de procesos de identidad depende, entre otras cosas, de los mecanismos gemelos de certificacin y de-certificacin -- validacin (o de-validacin) de los actores, sus desempeos y sus reclamos por las autoridades externas. sta es la versin poltica de un fenmeno muy general. Evaluando por qu la dbil, la perifrica Suecia entr en la encarnizada guerra europea en 1630, Erik Ringmar reflexiona sobre aquel fenmeno general:

    Me voy a extender sobre el carcter social de las identidades: la gente sola no puede decidir quin o qu son ellos, pero alguna decisin as, siempre es tomada junto con otros. Necesitamos reconocimiento para las personas que creemos ser, y slo reconocindolo podemos llegar finalmente a establecer una identidad. Consecuentemente, la bsqueda del reconocimiento llegar a ocupar mucho del tiempo de las personas o grupos que estn con incertidumbre observando quines son. Todos queremos ser tomados seriamente y tratados con respeto; todos queremos ser reconocidos como la clase de personas que reclamamos ser. El reconocimiento todava raramente es automtico y antes de que lo ganemos, somos a menudo requeridos para probar que ciertamente nuestras interpretaciones de nosotros mismos se ajustan a lo que somos. En orden a proporcionar semejante prueba, a menudo somos forzados a actuar debemos luchar a fin de convencer sobre la aplicabilidad de nuestras propias descripciones, a la gente que est observando, (Ringmar 1996:13-14).

    El lenguaje de Ringmar conlleva la infortunada implicacin de que aquella certificacin es principalmente un medio de satisfacer una necesidad psicolgica. Sus anlisis de la intervencin de Suecia en la Guerra de los Treinta Aos, sin embargo, demuestran ampliamente que, mucho ms que autosatisfaccin nacional, fue un compromiso: el reconocimiento internacional de Suecia como un Gran Poder a causa de su proeza en el hacer de la guerra, alter sus relaciones con todos los otros poderes europeos, dio a su diplomacia la credibilidad de que previamente careca y afect las polticas de sus vecinos europeos.

    Los tratados de Westfalia (1648) que finalizaron la Guerra de los Treinta Aos, ciertamente establecieron un nuevo conjunto de poderes, ahora identificados como estados soberanos, constituyendo a la vez los mayores actores certificados en la escena europea y, colectivamente, los certificadores de las llegadas y partidas de la misma. Al mismo tiempo, ellos de-certificaron al Sacro Imperio Romano (el cual an inclua nominalmente una cantidad de los estados recientemente soberanos) como exclusivo interlocutor internacional para sus miembros. Por dos centurias a partir de entonces, los sucesores de los grandes poderes continuaron el proceso de certificacin, y eventualmente lo extendieron a todos los estados del mundo.

    Comenzando con la Revolucin Francesa y las conquistas de Napolen, el proceso de certificacin torn hacia un giro nacional. Crecientemente, los europeos construyeron la poltica nacional e internacional alrededor de la ecuacin de la nacin con estado. Esa ecuacin aparece en dos versiones que compiten entre s: 1) nosotros tenemos un estado, y a partir de esto, tenemos el derecho de crear nuestra propia nacin; 2) nosotros somos una nacin, y a partir de esto, tenemos el derecho a nuestro propio estado. La primera se califica como nacionalismo conducido por el estado, la segunda, como nacionalismo en busca del estado8. El nacionalismo conducido por el estado incit a los dirigentes a imponer lenguas nacionales, historias oficiales, ceremonias, sistemas legales y a veces otras formas culturales, lo cual signific la subordinacin o supresin de otras lenguas, ceremonias, sistemas legales y formas culturales. El nacionalismo en busca del estado impuls a los aspirantes a lderes de las unidades polticas autnomas, a resistir al nacionalismo conducido por el estado, en nombre de lenguas distintivas, historias, formas culturales y la previa ocupacin de un territorio. En ambos casos, los poderes externos jugaron papeles fundamentales: certificando gobernantes comunes como autnticos gobernantes de sus naciones, certificando a los que reclamaban la independencia como vlidos representantes de autnticas naciones.

    8 En ingls: state-led nationalism y state-seeking nationalism respectivamente.

    8

  • El proceso de certificacin/de-certificacin actualmente se da en toda la poltica, sea a escala internacional, nacional o local. Toda poltica implcitamente establece una nmina de aquellos actores polticos que poseen derechos de existir, actuar, hacer demandas y/o absorber rutinariamente los recursos controlados gubernamentalmente; sita en un mapa a sus miembros y a los que los desafan. Haciendo as, cada poltica implcitamente (y a veces explcitamente) difunde tambin criterios aceptables para la organizacin poltica, la cualidad de miembros de ella, la identidad, la actividad y la realizacin de demandas. Algunas organizaciones se especializan en la vigilancia y certificacin de las versiones aceptables o inaceptables de organizacin, la cualidad de miembros, la identidad, la actividad y la realizacin de demandas. Para tomar un ejemplo extremo pero significativo, en 1945 los poderes que tomaron decisiones al finalizar la segunda Guerra Mundial, rediseando extensivamente como lo hicieron- al mapa europeo, cedieron a las Naciones Unidas el trabajo del reconocimiento de los estados vlidos. Durante la amplia ola de descolonizacin que pronto sigui, los funcionarios de las Naciones Unidas gastaron mucho de su esfuerzo protegiendo desempeos y reclamos planteados de esta forma:

    Somos una nacin distinta, y por lo tanto nos merecemos un estado que sea nuestro.

    Somos un pueblo injustamente oprimido, y por tanto nos merecemos un estado que sea nuestro.

    Fuimos una vez un estado independiente y merecemos ser independientes nuevamente.

    Nuestros amos coloniales estn listos para concedernos la independencia.

    Nuestras demandas para liderar un nuevo estado son ms vlidas que las de nuestros rivales.

    Cada demanda ocasion desempeos de los aspirantes a lderes nacionales -- desempeos que exhiban la evidencia de derechos legales, liderazgo, capacidad administrativa, apoyo popular, control militar interno, viabilidad econmica y respaldo, al menos, de algunos grandes poderes. Esos desempeos tuvieron que ser polivalentes, estableciendo credibilidad simultneamente frente a muy diferentes audiencias, algunas de las cuales estaban en desacuerdo con las otras. El conjunto mnimo incluy no solamente a los funcionarios de las Naciones Unidas, sino tambin a los lderes de los poderes coloniales anteriores, a los distritos electorales en el pas, a los demandantes que rivalizaban para representar la nacin en cuestin, y a los dirigentes de estados adyacentes, quienes a menudo hicieron al mismo tiempo sus propios reclamos territoriales. Entrenados por los representantes de los grandes poderes, los funcionarios de las Naciones Unidas rechazaron en esta lnea muchas ms demandas que las que aceptaron, pero an as, entre 1945 y 1990 certificaron ms de un centenar de nuevos estados, con sus reglas y formas de gobierno propuestas.

    En este caso extremo, los mayores poderes del mundo crearon una burocracia internacional que estandardiz radicalmente la realizacin de demandas en su arena. Pero procesos similares operan menos burocrticamente y en una escala menor a lo largo de todo el mundo de la poltica litigiosa. Todo rgimen clasifica formas de organizacin, identidades pblicamente defendidas y formas de interaccin colectiva a lo largo de una serie continua que va desde lo prescripto a lo tolerado y a lo prohibido. Ciertamente, una buena parte de la lucha poltica, concierne a qu formas de organizacin, qu identidades y qu formas de interaccin colectiva seran prescriptas, toleradas o prohibidas por el rgimen en el poder.

    Pensemos acerca de Asia del Sur. Lo que la gente llama vagamente nacionalismo hind en la India, se centra en la demanda por la prioridad, en estas miradas, para el Hinduismo segn lo definido por el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), una organizacin coordinadora que se origin en Nagpur in 1925. Puesto que el RSS demanda que los sikhs y los budistas sean realmente hindes, su programa enfatiza la certificacin estatal del par categrico Hind/Muslim (Tambiah 1996: 244-245). Resta examinar si un gobierno RSS en

    9

  • el poder realmente escribira su programa completo dentro de la ley. Mientras tanto, en Pakistn, Bangladesh y Sri Lanka, representantes de otras categoras religiosas luchan por la prioridad legal.

    Los regmenes, incluyendo los del Asia del Sur, difieren trascendentalmente en qu clases de organizacin, identidad e interaccin colectiva prescriben, toleran y prohiben. Pero todos crean procedimientos para una proteccin pblica de la aceptabilidad en estas consideraciones; esos procedimientos cristalizan como leyes, registros, vigilancia, prctica poltica, subsidios, organizaciones del espacio pblico y polticas represivas. En Asia del Sur y en cualquier otra parte, la certificacin de un grupo como un interlocutor vlido para una importante categora religiosa, da un serio peso a una organizacin o a una red de lderes.

    Certificacin y de-certificacin, entonces, aparecen para operar en modos similares, sobre una enorme variedad de situaciones. Ellas cualifican como mecanismos robustos. Adems, en la compaa de otros mecanismos tales como el brokerage, la formacin de categoras y el cambio de objeto se eslabonan dentro de procesos de formacin de identidad y cambio claramente robustos, de amplio rango. Los tericos del nacionalismo, el genocidio, la movilizacin tnica, la formacin del estado, los movimientos sociales, la revolucin, los golpes de estado9 y una variedad de otros procesos polticos histricamente fundados, tienen mucho que aprender de una ajustada atencin a la certificacin y de-certificacin.

    Rasgos problemticos10 de episodios particularesUna segunda versin del programa analtico basado en mecanismos, identifica rasgos

    problemticos de un episodio dado, y usa entonces la comparacin sistemtica con otros episodios para localizar mecanismos y procesos robustos que producen aquellos rasgos. En lugar de recurrir al particularismo histrico o buscar las leyes abarcativas para subsumir el episodio entero, focaliza en las causas de los rasgos problemticos. La desintegracin de la Unin Sovitica plantea justamente dilemas tales como:

    1. Cmo una economa poltica que pareca tan slida, centralizada, autoritaria y plena de recursos pudo desintegrarse visiblemente en cinco o seis aos?

    2. Por qu en gran medida la accin creadora de demandas conflictivas tom la forma de la autoafirmacin tnica y nacional?

    3. Cmo entonces tantos poseedores de poder del viejo rgimen reaparecieron en posiciones de poder despus de la gran transfomacin?

    Respuestas parciales yacen en la interseccin de cuatro mecanismos robustos11: espirales de oportunidad, cambio de identidad, competencia12 y brokerage. Las espirales de oportunidad implican sustitucin y expansin de probables consecuencias de las acciones disponibles productoras de reclamos. Los cambios de identidad (a menudo emparejados con la certificacin o la de-certificacin), realinean las prevalecientes respuestas pblicas y colectivas a las cuestiones: Quin es usted?, Quines somos nosotros? y Quines son ellos?. La competencia consiste en la disputa entre varios actores dentro de una arena donde se combate por un premio, la asignacin de un lugar. El brokerage, finalmente, consiste en establecer conexiones variadas o realineadas entre situaciones sociales. Estos mecanismos familiares se intersectaron con pesadas consecuencias en la Unin Sovitica y sus estados sucesores despus de mediados de los 80. Mi corto bosquejo acerca de la historia sovitica, se concentrar en colocar los cuatro mecanismos cruciales en el contexto histrico, sin relevar comparaciones con otras instancias de desintegracin imperial sobre las cuales implcitamente se apoya mi anlisis (Barkey & von Hagen 1997). Tampoco har las

    9 Coup dtat: golpe de estado (en francs en el original).

    10 Puzzling features: rasgos problemticos, en el sentido de que su comprensin plantea incgnitas a resolver.

    11 En ingls: opportunity spirals, identity shift, competition, brokerage.

    12 En el sentido de rivalidad u oposicin.

    10

  • cruciales distinciones regionales por ejemplo, el Bltico versus el Cucaso que un anlisis ms detallado requerira.

    La Unin Sovitica se form en las ruinas de la guerra y la revolucin. Su predecesor imperial sufri pesadas prdidas por la derrota que le infligieran Alemania y Austria en la primera Guerra Mundial, perdiendo el control de la Polonia rusa y de las provincias blticas en el proceso. Las huelgas de trabajadores y los motines de los soldados en 1917 se acoplaron con la resistencia de la Duma (asamblea nacional) llevando al zar a abdicar y al gobierno provisional conservador-liberal a tomar el poder. Pronto se fueron formando en el nivel local y regional, contra-gobiernos insurreccionales de obreros y soldados, mientras lderes bolcheviques tales como Lenin y Trotsky retornaban del exilio. La lucha se arremolin alrededor de mltiples facciones y disputas, pero en noviembre de 1917 los bolcheviques haban ganado suficiente base como para tomar el poder del gobierno provisional.

    Entre 1917 y 1921 los bolcheviques tuvieron sus manos llenas simplemente conservando unido lo que quedaba del Imperio Ruso. A travs de la guerra civil y de las disposiciones de paz, Rusia perdi Estonia, Lituania, Letonia, Finlandia y Polonia. El nuevo estado solamente recuper el control del Cucaso, Georgia, Azerbaijn, Armenia, Ucrania y Moldavia, a travs de la conquista militar mediante un Ejrcito Rojo precipitadamente reunido, que enrol cinco millones de hombres en su momento culminante. Con gran esfuerzo, Lenin, Trotsky y sus colaboradores retornaron al pas al control civil, colocando un partido Comunista hermticamente disciplinado (reclutado l mismo en parte entre militares antiguos o presentes) dentro de una burocracia amplia y centralizada. Con la toma del poder por Stalin (y la expulsin de Trotsky) en 1927, la Unin Sovitica se movi hacia una fase de forzada planificacin industrial, colectivizacin de la agricultura, expansin burocrtica y creciente despliegue autoritario del partido Comunista como un instrumento del poder central.

    Hablando en general, el rgimen de Stalin impuso el dominio directamente centralizado en Rusia, pero confi en una caracterstica versin de dominio indirecto en cualquier otra parte de la Unin. En las unidades polticas nominalmente autnomas de la Unin Sovitica fuera de Rusia, el Kremlin tpicamente asign una identidad tnica prioritaria (por ejemplo uzbeka, armenia) y design jefes del partido pertenecientes a aquellas etnicidades que haban probado su lealtad al partido central. Esos lderes regionales disfrutaron de gran autonoma y prioridad dentro de sus regiones tanto tiempo como sus representados entregaron sumisin, bienes y servicios al centro. En la vida pblica, la lengua nacional titular y su cultura disfrutaron de una situacin igual a la de la lengua y cultura rusas, a expensas de las muchas otras formas culturales que ordinariamente coexisten en cualquier regin.

    Los aos 1930 y 1940 trajeron cambios trascendentales al campo de accin nacional de la Unin Sovitica. Sus lderes comenzaron una de las ms masivas movilizaciones militares de la Historia. Aliados temporariamente con la Alemania Nazi, los Soviets ocuparon la mitad de Polonia, redujeron Finlandia a poco ms que un estado satlite y absorbieron Letonia, Lituania y Estonia directamente dentro de la Unin. Cuando la devastadora guerra finaliz, los arreglos de paz confirieron a una golpeada Unin Sovitica, la hegemona sobre los anteriores aliados del Eje, Rumania, Bulgaria y Hungra, por no mencionar las conquistas de aquel, Checoslovaquia y Polonia. Aunque el dominio ruso permaneci algo ms indirecto en sus satlites centro-europeos que dentro de los lmites internacionalmente reconocidos de la Unin Sovitica, el sistema de control del partido Comunista, la presencia de Rusia y la pesada circulacin entre Mosc y las capitales perifricas, prevalecieron a travs de lo que en 1955 lleg a ser el Pacto de Varsovia.

    Ms an que antes de la segunda Guerra Mundial, la economa y la poltica soviticas de postguerra dependieron de la combinacin de tres elementos: 1) mantenimiento de una formidable fuerza militar, 2) coordinacin y divisin del trabajo en gran escala en la produccin y distribucin de los bienes de subsistencia, 3) estrecha vigilancia y control de

    11

  • todas las expresiones polticas. Los tres elementos, a su vez, produjeron paradjicos resultados:

    subordinacin de la produccin para el consumo al desarrollo industrial pesado;

    movimiento de las autoridades militares y del partido hacia un modus vivendi despus de las fras relaciones que los haban caracterizado antes de la guerra;

    enorme potencia en los campos de las matemticas, fsica e ingeniera en los cuales descans crecientemente el desarrollo militar en la competencia con los Estados Unidos, un potencial cuyos subproductos fueron los flujos hacia campos adyacentes, de intelectuales entrenados matemticamente y la creacin de sitios protegidos para un disenso poltico reservado;

    bolsones de privilegio para funcionarios del partido, oficiales militares de mayor rango, lderes regionales y profesionales clave privilegios todos ms visibles por su contraste con las dificultades fsicas y las incesantes escaseces de la vida sovitica experimentadas por la mayora de la poblacin;

    inmensas redes subterrneas de asistencia mutua, informacin, evasin y suministros, casi todas tcnicamente ilegales, pero la mayora realmente indispensables para la supervivencia de todos los das de los ciudadanos y empresas soviticos (ver Feige 1998, Ledeneva 1998, Solnick 1998)

    Todos estos procesos se hicieron ms visibles y funestos -- en la desintegracin de la Unin Sovitica.

    Cmo sucedi? A la vez, en 1979, la ayuda sovitica al golpe militar de Afganistn inclinado hacia la izquierda, pareca justamente uno ms de los contratiempos de la Guerra Fra, pero prob ser crucial. As como los Estados Unidos apoyaron con abastecimientos a una variedad de rebeldes afganos, las tropas soviticas sufrieron una frustrante y humillante paralizacin. Antes de que Mikhail Gorbachev cortara las prdidas soviticas ratificando una precaria paz en 1988, la Unin Sovitica estaba manteniendo entre 100 y 120 mil hombres de sus propias tropas en Afganistn, mientras subvencionaba poco fiables fuerzas afganas sin avanzar contra los enemigos de su rgimen ttere.

    Dentro de la Unin Sovitica, la pesadilla afgana, una recesin econmica general y el ascenso de la publicidad internacional para los disidentes soviticos, fortalecieron la causa de los que seran los reformadores en la jerarqua del partido. En 1985, el liberalizador Gorbachev lleg a la conduccin del partido con un programa de apertura de la vida pblica -- liberando prisioneros polticos, acelerando las visas de salida para los judos, contrayendo el ejrcito, reduciendo la implicacin militar externa y dando fin a la violenta represin de las demandas por la autonoma poltica, tnica y religiosa.

    Antes de 1987 estaba promoviendo la perestroika, un cambio en la economa desde la produccin militar a la civil, en pos de mejores y ms abundantes bienes de consumo y en direccin de una productividad mucho ms elevada. Paralelamente, Gorbachev anunciaba que la Unin Sovitica no proveera ms ayuda militar a los regmenes satlites centro-europeos, que quedaron bajo el ataque de sus propios ciudadanos.

    La reduccin de los controles centrales sobre la produccin y la distribucin promovieron:

    la proliferacin de pequeas empresas

    unas amplias tentativas para establecer acuerdos empresarios de riesgo compartido13 con capitalistas extranjeros

    13 Joint ventures

    12

  • una operativa ms abierta de los mercados negros, mercados grises y redes de ayuda mutua que haban enlazado durante mucho tiempo a individuos, familias y firmas comerciales

    un masivo retardo del monto y ritmo de los pagos y de la entrega de bienes a las organizaciones centrales

    la sustitucin de medios privados y sistemas de cambio por los medios pblicos

    una amplia derivacin de instalaciones y facilidades de propiedad gubernamental, hacia redes de distribucin privadas generadoras de ganancias o mantenedoras de monopolios, para el beneficio de administradores exitosos, empresarios rpidos de pensamiento y miembros de organizaciones que ya disfrutaban de acceso preferencial a bienes deseables, instalaciones o monedas extranjeras.

    Todo esto sucedi mientras el gobierno estaba intentando, por el contrario, generalizar y liberar los mercados nacionales. Como consecuencia, la capacidad del estado central de dar recompensas a sus seguidores, declin visiblemente de un mes para el otro. En respuesta, funcionarios y administradores se comprometieron con lo que Steven Solnick llama una corrida hacia la banca: toda vez que pudieron derivar activos fungibles hacia su propio provecho, lo hicieron crecientemente. Acometieron "el robo del estado" (Solnick 1998).

    En el frente poltico se dio un paralelo e interdependiente colapso de la autoridad central. Como los resultados del programa econmico de Gorbachev le enajenaron no slo a los productores que previamente se haban beneficiado del nfasis sobre la empresa militar, sino tambin a los consumidores que no haban tenido pronto acceso a una de las nuevas redes de distribucin y a los funcionarios cuyos previos poderes estaban ahora atacados, su programa poltico abri un espacio para crticos y rivales tales como Boris Yeltsin. Desde una base en Mosc, Yeltsin se levant para controlar la Federacin Rusa. El propio esfuerzo de Gorbachev de controlar a travs de la conciliacin, la cautela y la ambigedad, las amenazadas pero an intactas instituciones militares y de inteligencia, estimul las defecciones de refomadores sin lograr un apoyo conservador slido. Simultneamente, adems, intent adquirir poderes de emergencia que lo liberaran para activar la transformacin econmica. Eso lo llev igualmente al conflicto con los reformadores rivales, los libertarios polticos y los defensores del viejo rgimen. Aunque las demandas de garantas para las libertades religiosas y polticas se presentaron casi inmediatamente en 1986 y 1987, la acometida de las nacionalidades para asegurar sus posiciones en relacin con el nuevo sistema poltico que estaba emergiendo, destruy el viejo rgimen.

    Los comunistas de Rusia haban negociado, despus de todo, con las regiones no-rusas cooptando a los lderes regionales que fueron leales a su causa, integrndolos en el partido Comunista, reclutando sus sucesores entre los ms promisorios miembros de las nacionalidades designadas pero entrenndolos en Rusia, enviando muchos rusos para proveer de personal a las nuevas industrias, profesiones y administraciones, promoviendo la lengua y cultura rusas como medio de administracin y de comunicacin interregional, garantizando a los detentadores regionales del poder una autonoma sustancial y un apoyo militar dentro de sus propios territorios durante tanto tiempo como ellos aseguraran al Estado el abastecimiento de los ingresos en dinero, las mercancas y los conscriptos, golpeando inmediatamente contra cualquier individuo o grupo que reclamara por libertades externas a este sistema. Semejante sistema poda operar efectivamente tanto tiempo como los lderes regionales recibieran poderoso apoyo desde el centro y sus rivales locales no tuvieran medios o esperanza de convocar el respaldo popular.

    13

  • La fuerza del sistema tambin prob ser su ruina. Gorbachev y sus colaboradores simultneamente promovieron la apertura de la discusin poltica, redujeron la implicacin militar en el control poltico, toleraron alternativas a la estructura conectiva del partido Comunista, hicieron gestos hacia elecciones verdaderamente disputadas y desconocieron su decreciente capacidad para premiar a seguidores fieles. Como sucedi, tanto los detentadores regionales del poder como sus rivales, repentinamente adquirieron fuertes incentivos para distanciarse con respecto al centro, para obtener el apoyo popular, para establecer sus credenciales como autnticos representantes de la gente local, para impulsar la prioridad de sus propias nacionalidades dentro de las subdivisiones territoriales de la URRS que ellos entraron a ocupar, y para presionar por nuevas fomas de autonoma. En las repblicas blticas y en aquellas situadas a lo largo de las fronteras occidentales o meridionales de la URRS, adems, la posibilidad de relaciones especiales con estados emparentados y autoridades de afuera de la Unin Sovitica -- Suecia, Finlandia, Turqua, Irn, la Comunidad Europea y la OTAN ofreci palancas polticas y oportunidades econmicas que la Unin misma era cada vez menos capaz de proveer.

    En las subdivisiones polticas que contenian ms de una bien organizada poblacin nacional, las amenazas crecieron rpidamente hacia aquellos que perdieron la competicin para lograr su certificacin como autnticos ciudadanos regionales. Los que se movieran primero podran ganar ms. La escalada comenz con cada concesin del gobierno central dando nuevos incentivos y creando precedentes para demandas adicionales de otras nacionalidades, amenazando crecientemente a toda poblacin relacionada que participara de una identidad distinta, pero que hubiera fallado en movilizarse efectivamente. Tan pronto como en 1986, las demandas por autonoma y proteccin se presentaron no slo entre los estonios, letonios, lituanos y ucranianos, sino tambin entre los kazakos, trtaros de Crimea, armenios, moldavos, uzbekos y los mismos rusos. Dentro de tan heterogneas regiones como Nagorno-Karabakh, un enclave primariamente armenio dentro de Azerbaijan, los militantes de etnicidades vecinas batallaron por la prioridad y no tuvieron escrpulo de matar. En adicin a Azerbaijn, en Moldavia, Georgia y Tadjikistn, creci la desazn con los conflictos intergrupos. Entre enero de 1988 y agosto de 1989, los choques tnicos demandaron 292 vidas, dejando 5520 personas perjudicadas y 360,000 sin vivienda (Nahaylo & Swoboda 1990: 336). La situacin record la disgregacin del Imperio en 1918.

    Los horizontes temporales se alteraron rpidamente. En escala grande y pequea, la gente no pudo ya contar con la rentabilidad de sus inversiones a largo plazo en el sistema existente; el dinero se reorient hacia ganancias de corto plazo y estrategias de salida. En 1990, la propuesta de Gorbachev de un nuevo tratado de unin, con mayor esfera de accin para las quince repblicas, pero con la preservacin de una prioridad militar, diplomtica y econmica del gobierno federal, simplemente aceler los esfuerzos de cada potencial actor nacional para asegurar su propia posicin dentro de (o para este asunto, justamente afuera) el nuevo sistema. Cuando Gorbachev busc la validacin de sus planes en un referndum de marzo de 1991, los lderes de seis repblicas (Letonia, Lituania, Estonia, Moldavia, Armenia y Georgia, todas los cuales haban comenzado el proceso de declararse independientes) boicotearon los procedimientos, como lo confirmaron los resultados para el resto: la divisin entre Rusia y las porciones no-rusas de la vacilante federacin. Desde afuera, los capitalistas especulativos, los economistas del desarrollo, las instituciones financieras internacionales y los grandes poderes como los Estados Unidos, Turqua, Irn y la Unin Europea, todos compitieron en la accin para controlar sus fragmentos y/o para contener el perverso derramamiento de la agitacin sovitica.

    Frente a la desagregacion tnica, el derrumbe econmico y el socavamiento de los poderes del viejo rgimen, muchos observadores y participantes de la escena sovitica temieron la postura del establishment de los militares, la inteligencia y el Partido, para revertir el fluir de los hechos. La Historia realiz sus miedos. El momento crtico lleg en agosto de 1991, cuando una junta respaldada justamente por aquellos elementos, secuestr a Gorbachev en su retiro de vacaciones en Crimea en la vspera de que firmara otro tratado de unin para las nueve repblicas que estaban an colaborando con el estado central.

    14

  • Salidos especialmente de las administraciones del ejrcito, la inteligencia y la polica, los conspiradores declararon la toma del poder por un oscuro Comit de Emergencia; su control sobre el estado, tal como fue, dur solamente tres das.

    El Presidente Boris Yeltsin de la federacin Rusa tambin haba estado jugando la carta nacionalista contra la autoridad central en nombre de Rusia. Durante el golpe abortivo, Yeltsin desafi a los tanques del ejrcito y habl a las multitudes en Mosc, convocando a una huelga general contra el Comit de Emergencia. Varias unidades militares defeccionaron hacia el lado de Yeltsin, levantando una lnea defensiva alrededor de los centros de direccin de la repblica Rusa en Mosc. La defeccin y defensa hicieron pedazos el propsito de la junta. El intento de golpe se destruy sin combate armado. Los captores de Gorbachev lo pusieron en libertad.

    A su regreso, Gorbachev enfrent una ola de demandas para acelerar las reformas, los renovados esfuerzos de las nacionalidades organizadas para salir de la Unin, las rivalidades intensificadas de Yeltsin y sus contrapartes en otras repblicas y el completo colapso de la autoridad del Kremlin. Renunciando como cabeza del Partido, Gorbachev suspendi las actividades de aqul a lo largo de la URSS. Durante los siguientes cuatro meses, Yeltsin intent suceder a Gorbachev, no como secretario del Partido sino como jefe de la confederacin, manteniendo una parte de la autoridad econmica, militar y diplomtica. An ese esfuerzo termin con la disolucin de la Unin Sovitica en una Comunidad mal definida y plena de disputas, de la cual los estados blticos se ausentaron completamente, mientras otros comenzaron la acometida hacia la salida.

    Una vez que el rgimen sovitico colaps, los nacionalistas rusos (incluyendo el oportunista nacionalista Yeltsin) enfrentaron un feroz dilema: por un lado, reclamaban el derecho de los rusos a regir la federacin Rusa, que en ese momento inclua millones de personas de las minoras no-rusas. Este reclamo sostuvo el principio de que las nacionalidades titulares deberan prevalecer. Por el otro, criticaban vigorosamente el tratamiento hacia los rusos fuera de la federacin Rusa (por ejemplo, el gran nmero de rusos autoidentificados en Estonia, Lituania, Ucrania y Kazakhstn) como minoras de segunda clase que enfrentaban una eleccin entre la asimilacin a la nationalidad titular, las formas disminuidas de ciudadana y la emigracin (Barrington 1995). No fue sorprendente que los vecinos recientemente independientes, a menudo acusaran de imperialismo a las autoridades de la federacin Rusa.

    El catlogo de hechos de protesta (hecho por Mark Beissinger) a lo largo del espacio de la Unin Sovitica desde 1987 a 1992, identifica un cambio crucial en la participacin popular. Las demostraciones de protesta se incrementaron rpidamente en nmero desde 1987 a 1989, luego alcanzaron su cumbre en 1990, slo para oscilar salvajemente despus de eso, pero en una direccin generalmente descendente. Los hechos violentos masivos, en contraste, alcanzaron un pico menor a mediados de 1989, pero comenzaron una poderosa y creciente oleada en 1991, permaneciendo frecuentes a lo largo de 1992; antes de 1992, la predominante sucesin de acontecimientos de protesta se haba transformado en el trazado de las fronteras entre las repblicas (Beissinger 1998: 294-305). El cambio correspondi al accionar de un interruptor, desde las demandas de reforma y representacin nacional masivas pero relativamente pacficas, hacia conflictos ms amargamente peleados sobre derechos nacionales. El nacionalismo en busca del Estado (en la parte de las repblicas que procuraban su salida de la Unin) y el nacionalismo conducido por el Estado (en la parte de las repblicas lderes que buscaban establecer la hegemona dentro de sus propios territorios) interactuaron poderosamente.

    Mientras esto sucede, Beissinger explicitamente interpreta sus acontecimientos como un ciclo de contencin, con la violencia caractersticamente en incremento en las ltimas etapas del ciclo. Ciertamente, todos nuestros cuatro mecanismos espirales de oportunidad, cambio de identidad, competicin y brokerage operaron con violencia en la desintegracin sovitica. En el caso sovitico, varias espirales se sucedieron unas a otras: las primeras ofertas de ayuda externa para generar provecho y buscar rentabilidad, hechas a empresas

    15

  • bajo controles centrales declinantes; luego, las abiertas afirmaciones de los derechos a la autonoma nacional en las partes en que existan lderes regionales y sus rivales locales; finalmente, la captura de recursos estatales fungibles por cualquiera que pudiera aprovecharse de ellos. Considerando las imgenes anteriores del sistema comunista como un bloque inquebrantable, el cambio de identidad ocurri con rapidez alarmante, con los beneficiarios de larga data del control comunista retrocediendo con respecto a la identificacin con el partido y su legado, en favor de una serie de improvisadas alternativas entre las cuales los rtulos tnicos (incluidos los rusos) asumieron un alcance siempre creciente. La competicin oper en dos frentes: en las tentativas de ganar la ayuda econmica y poltica externa; en los intentos conexos para capturar organizaciones y activos que previamente haban estado firmemente bajo control estatal.

    Elbrokerage puede ser menos obvio, pero marc una gran diferencia en dos aspectos. Primero, ayuda a explicar la notable continuidad de los gobernantes a travs de la agitacin aparentemente revolucionaria. Aunque los gangsters y los tycoons14 aparecieron de entre las sombras de la sociedad sovitica, para la mayora, quienes manejan las cosas en la que fue la Unin Sovitica, son el mismo tipo de gente -- y en muchos casos, las mismas personas -- que manejaron las cosas durante la dcada del 80. Esto es as porque como conectores en un vasto sistema centralizado, tenan un acceso privilegiado a la infomacin, a los recursos y a otros centros de poder; era extremadamente difcil para cualquier otro emparejar las ventajas que les haban proporcionado sus posiciones institucionales. La segunda mirada es la inversa de la primera: una vez que los lderes regionales, los empresarios, los grupos de trabajo y los ciudadanos comunes comenzaron a resistirse a ceder bienes y servicios a las autoridades centrales, stas perdieron poder como brokers; ya no podrian redistribuir recursos para sostener sus propias posiciones, sus aliados y las actividades a las cuales estaban ms dedicados. De este modo, las espirales de oportunidad, los cambios de identidad, la competicin y el brokerage interactuaron poderosamente.

    Tomemos nota de la crucial importancia de la historia en la real operatoria de estos mecanismos. Dos ejemplos solamente: primero, dada la vasta y poderosa organizacin militar de la URSS, se podra haber esperado que el ejrcito sovitico jugara un fundamental rol independiente en la transicin desde el socialismo. A pesar del involucramiento de los militares, de la inteligencia y de los funcionarios de la polica en el golpe de 1991, los establecimientos militares figurason slo secundariamente en los acontecimientos que hemos revisado. La creacin histrica de un masivo partido gobernante nacido de una fusin del activismo revolucionario con la movilizacin militar, dej al ejrcito de la Unin Sovitica impresionantemente subordinado a los detentadores del poder civil. (De hecho, los militares probablemente manejan un poder poltico ms autnomo en la Rusia post-socialista y en otros fragmentos de la Unin, que lo que lo hicieron durante los 80.) El brokerage oper dentro de los lmites puestos por relaciones organizacionales previamente establecidas.

    En los pases previamente independientes que la URSS haba incorporado completamente notablemente los estados blticos la masiva difusin de la comunicacin en la lengua rusa y la sustancial migracin de tcnicos y administradores tnicamente rusos, no destruyeron las identidades polticas no-rusas reconocidas. En regiones multi-culturales, multi-lingsticas, el establecimiento de nacionalidades titulares cre identidades polticas reconocidas dominantes all donde ninguna haba prevalecido previamente. Por consiguiente, las identidades polticas que el rgimen haba nutrido (ms que los viejos odios y solidaridades) se convirtieron en las bases de la movilizacin, la oposicion y la reconstitucin poltica cuando la Unin Sovitica se desintegr. Las espirales de oportunidad, los cambios de identidad y la competicin, operaron en la URSS como lo hacen en todas partes, pero en tanto se incorporaron a distintivas acumulaciones histricas y se articularon con ellas,

    14 Gangsters: nombre dado en los Estados Unidos a los miembros de bandas de rufianes armados. Tycoon (taikn): ttulo que llevaban los poderosos seores feudales del Japn, que desde 1186 hasta 1868 gobernaron efectivamente el pas, dominando a los emperadores o Mikados. (Diccionario Enciclopdico Larousse, Buenos Aires, Editorial Larousse, 1959)

    16

  • condujeron a resultados bastante diferentes, por ejemplo, de la disolucin de los imperios zarista, otomano o britnico. En este sentido, el tiempo y el espacio dieron lugar a una gran diferencia en la operatoria de procesos polticos muy generales.

    Rasgos problemticos15 en clases de episodiosNuestra tercera estrategia es identificar rasgos problemticos para toda una clase de

    episodios similares, luego usar la comparacin sistemtica con otras clases de episodios para localizar mecanismos y procesos robustos que produzcan aquellos rasgos problemticos. Los movimientos sociales ofrecen una excelente ilustracin. Aunque sucedan otras cosas en los movimientos sociales, ellos se centran en la proyeccin de identidades colectivas. Para claridad y concisin, mi discusin se concentrar en los mecanismos de identidad y los procesos dentro de los movimientos sociales, dejando de lado sus conexiones con el cambio social, las bases organizacionales, las respuestas a la amenaza y la oportunidad, las formas de accin y las interacciones estratgicas (ver Tarrow 1998, para extensas discusiones de estas cuestiones). Entrelazar tambin comparaciones con otras clases de episodios en lugar de tratar aquellas comparaciones separadamente.

    Aunque algunos analistas usan el trmino movimiento social indefinidamente para alguna suerte de reclamo popular colectivo, tanto el trmino como el fenmeno cristalizaron durante el siglo XIX. El movimiento social consiste en una interaccin sostenida entre detentadores del poder y activistas que hablan a favor de una poblacin agraviada, a travs de pblicas y colectivas manifestaciones de determinacin y capacidad acompaadas con un explcito apoyo a programas de accin. Al menos como concretados en asociaciones, asambleas pblicas, demostraciones, marchas, peticiones, slogans, escritos y declaraciones a los medios de comunicacin, los movimientos sociales no sucedieron en ningn lugar del mundo antes de fines del siglo XVIII. Ya alrededor de 1850, su actividad haba llegado a ser un modo bien establecido de la accin poltica en Europa Occidental y Amrica del Norte. Hacia fines del siglo XX, el movimiento social haba llegado a ser una forma standard de la poltica a travs del mundo democrtico.

    Lamentablemente, nadie ha escrito an una historia comprehensiva de esta significativa innovacin poltica. De estudios ms fragmentarios, sin embargo, emergen algunos rasgos de la historia de los movimientos sociales: significativa coincidencia con la expansin de elecciones populares y poder parlamentario; confianza en la libertad de asociacin y expresin; temprana relevancia de organizaciones laborales y religiosas, seguidas de la proliferacin de otros intereses especiales; superposicin con el crecimiento de la poltica de intereses grupales; desplazamiento de las formas de reclamo relativamente directas y frecuentemente violentas, por muestras de fuerza predominantemente no-violentas; interdependencia con la formacin de fuerzas policiales especializadas en el control de los espacios pblicos; significativa transferencia internacional de prcticas y personal; desarrollo histrico interno en los idiomas, las prcticas y las estructuras organizacionales predominantes. As como las campaas electorales y las huelgas, los movimientos sociales tienen una bien definida historia poltica.

    Tambin presentan un rasgo problemtico que ha generado cantidad de debates pero sin resolucin: por qu los participantes de los movimientos sociales derrochan tanto de su tiempo disponible y de su esfuerzo organizativo en pblicas exhibiciones de solidaridad, cuando podran estar comprometindose en interacciones que en corto plazo son ms adecuadas para avanzar en los programas que defienden? Los opositores a los movimientos sociales particulares siempre han formulado la pregunta de un modo hostil, preguntndose en voz alta por qu la gente joven gasta su esfuerzo en marchas destructoras y vociferantes cuando sus mayores estn tranquilamente haciendo lo mejor que pueden para resolver los problemas acerca de los cuales los jovencitos se estn quejando. Los activistas mismos estn a menudo divididos acerca de la eleccin entre los esfuerzos concretos para mejorar y las conflictivas manifestaciones pblicas de solidaridad. An los participantes generalmente

    15 En ingls: Puzzling features.

    17

  • entusiastas, se preguntan a s mismos ahora y entonces, si el mtin, la demostracin y el canto de los slogans tienen algn impacto sobre los males que ellos buscan combatir.

    Muchos observadores han pensado que la solidaridad y la identidad compartida dan satisfaccin intrnseca, pero esa explicacin ignora a la vez a) las muchas ocasiones en las cuales las manifestaciones de identidad ofrecen poco ms que sufrimiento a los participantes y b) el esfuerzo que los lderes invierten en coordinar actuaciones pblicas correctas en defensa de las reclamadas identidades. Algunos estudiosos profesionales de los movimientos sociales han respondido al dilema rechazando los relatos instrumentales, al menos para los nuevos movimientos de ambientalismo, feminismo, paz y preferencia sexual. Los movimientos sociales, dicen, se organizan no alrededor de las prcticas polticas, sino alrededor de la produccin de nuevas identidades.

    Esa crtica casi capta las cosas correctamente. Sin embargo, todava localiza equivocadamente las identidades en cuestin. Las identidades polticas siempre erigen lmites entre actores polticos, definen relaciones a travs de los lmites y tambin organizan relaciones a cada lado de los lmites. Los mecanismos cruciales incluidos en aquella experiencia sovitica ya han trado a nuestra atencin: espirales de oportunidad, cambio de identidad, competicin y brokerage. Pero tambin incluyen la formacin de categoras y el cambio de objeto.

    La formacin de categoras crea identidades. Una categora social consiste en un conjunto de situaciones que comparten un lmite, distinguiendo todas ellas de, y relacionando a todas ellas con, al menos, un conjunto de situaciones visiblemente excluidas por el limite. La formacin de categoras se produce por medio de tres diferentes sub-mecanismos, a travs de la invencin, el prstamo y el encuentro con el otro. La invencin implica el trazado autoritario de un lmite y de una prescripcin de relaciones a travs de tal lmite, como cuando los lderes servios de Bosnia decretan quin es un servio y quin no lo es en Bosnia, y as regulan cmo los servios interactan con los no-servios. El pedido de prstamo encierra la importacin de un paquete de lmites-con-relaciones, ya existente en otra parte y su instalacin en el escenario local, como cuando los revolucionarios rurales franceses se dividieron a lo largo de las lneas patriotas/aristcratas que ya haban fracturado Paris y otras grandes ciudades francesas.

    El choque o encuentro incluye el contacto inicial entre redes que previamente estaban separadas (pero internamente bien conectadas) en cuyo curso los miembros de una red comienzan a competir por los recursos con los miembros de la otra, generando recprocramente las definiciones del lmite y las relaciones a travs de l. En los movimientos sociales se dan la invencin, el prstamo y el choque, pero esos movimientos se especializan en combinaciones de la invencin y el prstamo: creacin de la Coalicin de Xs, Ciudadanos Unidos de Y, Frente contra Z, cada uno de los cuales se acompaa con un cierto sistema de autoridades.

    El cambio de objeto afecta significativamente a los repertorios en discusin; significa la alteracin en las relaciones entre los demandantes y los objetos de demandas. A menudo sucede en el corto plazo, durante la interaccin estratgica de la contencin; los grupos que pelean unidos contra la policia; la intervencin de un funcionario en un conflicto del mercado, que desva hacia l los ataques de los concurrentes habituales; un asediado cobrador de impuestos que llama al alcalde. Por supuesto, esos cambios comunmente alteran a los actores y a las identidades apareadas que despliegan, pero tambin afectan a las formas de reclamo colectivo disponibles, apropiadas y adecuadas para ser eficaces. El cambio de objeto tambin sucede en el largo plazo y fuera de la interaccin conflictiva. Los movimientos sociales incluyen el cambio de objeto, ya que los activistas se mueven entre las demandas a las autoridades locales, las demandas a las autoridades nacionales, la competicin con los rivales y la provisin de servicios a sus representados.

    18

  • Como vimos en la anterior discusin de certificacin y de-certificacin, es a travs de una amplia variedad de reconocimientos polticos, que un actor poltico vlido provee ventajas colectivas precisas para la realizacin de los programas particulares alrededor de los cuales la gente se rene. Porque es importante la certificacin, los elementos significativos de las polticas en discusin que un estricto clculo de medios y fines volvera misteriosos, adquieren realmente sentido. Realizar una demanda exitosa del valor colectivo, la unidad, los nmeros y el compromiso colectivos, brinda el reconocimiento como un actor poltico creble, con capacidad para marcar diferencias en la prxima lucha poltica.

    Seguramente el compromiso individual y los vnculos interpersonales ataen crucialmente a la vida colectiva de todo movimiento social. Ms an, alguna gente experimenta una satisfaccin intensa y establece largos lazos vitales con el activismo de los movimientos sociales. Las implicancias de estos movimientos a menudo alteran las propias relaciones de la gente hacia los otros, tanto como su sentido de quines son. Pero la identidad tiene un costado pblico, colectivo, que no depende mucho de la transfomacin persona-por-persona.

    En el costado pblico de la actividad de los movimientos sociales, cules son los riesgos? El reconocimiento como actor poltico vlido, transforma en aliados a aquellos que representan la identidad colectiva, acarrea la amenaza implcita de accin independiente o disruptiva y solidifica las lneas de comunicacin, a la vez dentro de los lmites y a travs de ellos. De hecho, aquellos beneficios son suficientemente sustanciales como para que como Robert Michels not hace tiempo los lderes de los actores polticos reconocidos, a menudo avancen hacia la promocin de sus propios intereses por medio de las organizaciones y conexiones que controlan.

    Un movimiento social es una clase de campaa poltica, paralela en muchos respectos a una campaa electoral. Este tipo de campaa, sin embargo, demanda la correccin de una injusticia, a menudo una injusticia sufrida por una poblacin bien especificada. Construye esa poblacin como una categora, a menudo como una candidata categrica a la membreca poltica. La poblacin en cuestin puede abarcar desde un simple individuo, hasta todos los humanos, o an todas las criaturas vivientes. Teniendo en cuenta que una campaa electoral paga principalmente con los votos que finalmente resulten de ella, un movimiento social paga en la transmisin efectiva del mensaje, los soportes de cuyo programa son WUNC: 1) Digno, 2) Unificado, 3) Numeroso, y 4) Comprometido16. Los cuatro elementos se compensan uno a otro en algn grado, por ejemplo, un alto valor en dignidad compensa nmeros escasos. Sin embargo, un valor visiblemente bajo en uno de ellos (una pblica demostracin de desmerecimiento, de divisin, de disminucin numrica y/o de abierta defeccin) desacredita a todo el movimiento.

    La realizacin de la campaa de un movimiento social incluye un manojo familiar de acciones: creacin de asociaciones y coaliciones, marchas, demostraciones, peticiones, asambleas pblicas, vocero de slogans, uso de divisas, redaccin de panfletos y ms. Vista como accin sujeta a medios y fines, semejante campaa tiene una peculiar difusividad; comparadas con hacer huelgas, votaciones, destrozar el telar de un tejedor no huelguista o echar a un bandido fuera de la ciudad, sus acciones permanecen esencialmente simblicas, acumulativas e indirectas, casi sin chance de que algn simple acontecimiento pueda lograr su declarado objetivo de dar fin a una injusticia o persuadir a las autoridades de promulgar una ley necesaria. La movilizacin del movimiento social gana su fuerza de una implcita amenaza de actuar en las arenas adyacentes: ser privado del apoyo de las autoridades pblicas, proveer de sostn a los enemigos del rgimen, aliarse con partidos fracturados, moverse hacia la accin directa o an la rebelin. Los organizadores expertos de los movimientos sociales, disean tcitamente esas amenazas para negociar los objetos de sus demandas.

    16 WUNC: sigla formada por las iniciales de las palabras: Worthy, Unified, Numerous, Committed.

    19

  • Los movimientos sociales se dan como las conversaciones: no como actuaciones solitarias, sino como interacciones entre partes. El ms elemental conjunto de partes consiste en un actor demandante, un objeto de la demanda del actor y una audiencia interesada en el destino de al menos uno de ellos. Cualquier cosa que sea lo que hagan, los movimientos dramatizan las diferencias categricas entre los demandantes y los objetos de sus demandas. Pero los aliados, los competidores, los enemigos, las autoridades y las mltiples audiencias tambin toman parte frecuentemente en las interacciones de los movimientos. En esto reside la complejidad de la organizacin de los movimientos sociales, por no mencionar las respuestas de las autoridades y los objetos de demanda; las terceras partes siempre complican la interaccin.

    Examinado desde el punto de vista de los demandantes, el xito de los movimientos sociales depende en parte de dos variedades de mistificacin. Primero, en tanto vayan creciendo, la dignidad, la unidad, los nmeros y el compromiso casi necesariamente se contradicen unos a otros; para ganar en nmero, por ejemplo, generalmente se requiere alguna forma de avenencia con la dignidad, la unidad y/o las promesas. El trabajo actual de los organizadores consiste recurrentemente en reunir fragmentos en coaliciones provisionales, suprimiendo tcticas riesgosas, negociando cul de las mltiples agendas que los participantes traen consigo encontrar voz pblica en su accin colectiva, y sobre todo escondiendo la lucha de trastienda de la vista del pblico. Casi siempre exageran su dignidad como coalicin, su unidad, sus nmeros y sus promesas.

    Segundo, los activistas del movimiento procuran presentarse a s mismos y (si son diferentes) a los objetos de su solicitud, como un grupo solidario, preferiblemente como un grupo con una larga historia y con existencia coherente fuera del mundo de los reclamos pblicos. En esa mirada, se asemejan a los nacionalistas en busca del estado, con sus construcciones de largas, coherentes y distintivas historias culturales para sus naciones. As las feministas se identifican con las viejas luchas por los derechos de las mujeres en las calles y en la existencia de todos los das, los lderes de los derechos civiles minimizan las diferencias de clase y religin dentro de su categora racial y los ambientalistas presentan a la mayora de la especie humana como su comunidad eterna.

    Las dos variedades de mistificacin se dirigen a varias audiencias diferentes. Alientan a los activistas y sus partidarios a hacer estimaciones altas de la probabilidad de que los miembros adherentes asuman riesgos y afronten costos por la causa, hasta que sus propias contribuciones puedan dar fruto. Advierten a las autoridades, a los objetos de demandas, a los opositores, rivales y curiosos a tomar seriamente el movimiento como una fuerza que puede afectar sus destinos.

    Los movimientos difieren significativamente en cuanto a la relativa atencin que dan a estas variadas audiencias, desde las pruebas de osada autorreferidas organizadas por pequeos racimos de terroristas, a la firma de peticiones por partcipes transitorios que desean que alguna autoridad conozca su opinin. Estas orientaciones frecuentemente varan en el curso de un movimiento social dado, por ejemplo en transiciones desde x) la construccin interna, hacia y) la accin ostentosa, a z) la lucha con competidores y enemigos.

    Mistificacin no significa absoluta falsedad. Los activistas y miembros de los movimientos sociales varan considerablemente en la medida en que incorporan realmente merecimiento, unidad, nmeros y compromiso, en el grado en que dan el salto desde un simple grupo solidario con vida colectiva, al mundo pblico de la poltica. Adems, segn la amplitud en que las dos variedades de mistificacin contengan elementos de verdad, los movimientos sociales generalmente se movilizan ms efectivamente. Una comunidad tnica segregada amenazada por un ataque externo, se moviliza en promedio ms rpidamente que lo que lo hace la categora completa de todos los que sufren por diversos ataques a las libertades civiles.

    20

  • El proceso por medio del cual los activistas de los movimientos sociales logran reconocimiento como interlocutores vlidos para las poblaciones injustamente excluidas, no se asemeja a las averiguaciones de los novelistas, cientistas sociales o periodistas investigativos que buscan hechos. Se parece al procedimiento de un tribunal, en el cual los que hacen tales reclamos, si bien evidentes para ellos mismos, deben establecerlos ante los ojos de otros -- autoridades, competidores, enemigos y audiencias relevantes en tanto son voces que requieren atencin y deben comnmente establecerse frente a una oposicin vigorosa. Deben probar que llenan los requisitos. Casi todas esas pruebas implican la supresin de alguna evidencia y la exageracin de otra concerniente a la vala, la unidad, los nmeros, el compromiso de los demandantes, y su arraigo en una poblacin durable, coherente, solidaria, excluida. Nuevamente, las semejanzas con el nacionalisno en busca del estado golpean inmediatamente la mirada del entendimiento.

    Los analistas de la accin colectiva, especialmente aquellos que abrigan simpata por las acciones que estn estudiando, a menudo insisten sobre estos elementos mistificados como intrnsecos a los movimientos sociales: la presencia de solidaridad, la construccin de identidades compartidas, el sentido de injusticia, la creacin de organizaciones de apoyo, y ms; sin tales rasgos, dicen estos analistas, no tenemos nada ms que poltica ordinaria. A veces los mitos se realizan a s mismos, construyendo lineamientos de conexin durable entre los participantes nucleares. Pero la mayora de los movimientos sociales permanecen ms contingentes y voltiles que lo que sus mistificaciones permiten; estos otros elementos no definen al movimiento social como un fenmeno poltico caracterstico.

    Qu los define? Los movimientos sociales implican demandas colectivas a las autoridades. Un movimiento social consiste en un desafo sostenido a los detentadores del poder en nombre de una poblacin que vive bajo su jurisdiccin, expresado por medio de repetidas exhibiciones pblicas de los nmeros, compromiso, unidad y merecimienitos de esa poblacin. Nosotros, los oprimidos, demandamos que ustedes, perpetradores de la perversidad o autoridades responsables, acten para aliviar la condicin acerca de la cual estamos justamente indignados. Aunque algunas de nuestras acciones puedan expresar apoyo a propsitos, programas o personas que ya estn haciendo avanzar nuestras miras, la mayor parte de nuestras manifestaciones dramatizan no slo nuestro propio WUNC, sino tambin la existencia de condiciones a las que nos oponemos.

    Tal como se desarrollaron en Gran Bretaa y otros pases de Europa occidental a comienzos del siglo XIX, las manifestaciones caractersticas de los movimientos sociales incluyeron la creacin de asociaciones con propsitos especiales, camarillas17 de funcionarios, asambleas pblicas, demostraciones, marchas, peticiones, panfletos, declaraciones en los medios de comunicacin, portacin o uso de signos identificatorios y deliberada adopcin de lemas distintivos; si bien su peso relativo ha variado considerablemente de movimiento a movimiento, estos elementos han coexistido desde comienzos del siglo XIX.

    Ntese la importancia de la invencin. Para todas sus contradicciones, la mayor parte de la historia humana ha procedido sin movimientos sociales, sin prolongados desafos a los detentadores del poder por medio de repetidas exhibiciones pblicas de nmeros, compromiso, unidad y mritos de aquellas poblaciones que viven bajo su jurisdiccin, y en nombre de ellas. Han abundado las rebeliones, las revoluciones, las acciones de venganza, la justicia ruda y muchas otras formas de accin popular colectiva, pero no el asociarse, reunirse, marchar, peticionar, hacer propaganda, utilizar lemas y exhibir los smbolos que identifican los movimientos sociales.

    Con algunos precedentes en el siglo XVIII, este complejo de interacciones emerge como una manera de llevar a cabo los asuntos polticos en Europa occidental y Amrica del Norte durante el siglo XIX; sin embargo si finalmente ordenamos las prioridades, los

    17 La expresin lobbying carece de un equivalente exacto en castellano. Se refiere a las acciones ms o menos informales o al margen de lo estrictamente institucional, destinadas a presionar y obtener decisiones favorables a los intereses de un determinado grupo.

    21

  • britnicos tienen parte del crdito por la invencin. En Gran Bretaa, los reales inventores eran emprendedores polticos tales como John Wilkes, Lord George Gordon, William Cobbett y Francis Place. Ellos, sus colaboradores y sus seguidores negociaron el espacio para nuevas formas de accin poltica lo hicieron con las autoridades locales y nacionales, con los rivales, con los enemigos, con los objetos de sus demandas.

    Los movimientos sociales, entonces, se centran en la construccin de identidades categricas. Las identidades en general son experiencias compartidas de relaciones socialmente distintivas y de representaciones de aquellas relaciones