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AGUDEZA AUDITIVA Es la capacidad que tiene el hombre de escuchar a través de las ondas sonoras que llegan al oído y son transmitidas por cada una de sus partes para convertirlos en impulsos nerviosos que nos dan como resultado la percepción de sonidos, música y lenguaje hablado. ¿Que saber? El oído es uno de los sentidos más importantes para el aprendizaje y representa una de las funciones primordiales para la vida, Pues cuando una persona no escucha bien, tiene problemas para modular su voz y para hablar. Los problemas de agudeza auditiva se presentan en dos de cada lo niños y sus orígenes son diversos. ¿Cómo se transmite el sonido? * El pabellón auricular o la oreja sirve para capturar y concentrar las ondas sonoras, las cuales viajan por el conducto auditivo externo, hasta la membrana del tímpano la cual empieza a vibrar. Esta vibración es transmitida a la cadena de huesecillos (oído medio) martillo, yunque y estribo los cuales la pasan al caracol y al oído interno, donde se convierten en impulsos nerviosos que van por el nervio auditivo. * Cualquier problema en uno de estos componentes va a causar disminución en la agudeza auditiva. * También ahí se encuentran los canales semicirculares, que son los responsables del equilibrio. La audición normal va de 0 a 25 decibeles (dB) a través de todas las frecuencias, mientras que la conversación normal se encuentra entre 20 y 60 dB, o sea, entre 1000 y 6000 Hertz. El 30% de los mayores de 60 años sufren de una baja significativa de la audición, esta proporción aumenta hasta 60% entre aquellos mayores de 85 años. Habitualmente los familiares o el paciente mismo se quejan de que el paciente no oye bien o no entiende lo que se le dice. Un examen de audiometría evalúa su capacidad para escuchar sonidos. Los sonidos varían de acuerdo con el volumen o fuerza

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Agudeza auditiva

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AGUDEZA AUDITIVA

 Es la capacidad que tiene el hombre de escuchar a través de las ondas sonoras que llegan al oído y son transmitidas por cada una de sus partes para convertirlos en impulsos nerviosos que nos dan como resultado la percepción de sonidos, música y lenguaje hablado.

¿Que saber?

El oído es uno de los sentidos más importantes para el aprendizaje y representa una de las funciones primordiales para la vida, Pues cuando una persona no escucha bien, tiene problemas para modular su voz y para hablar. Los problemas de agudeza auditiva se presentan en dos de cada lo niños y sus orígenes son diversos.

¿Cómo se transmite el sonido?

* El pabellón auricular o la oreja sirve para capturar y concentrar las ondas sonoras, las cuales viajan por el conducto auditivo externo, hasta la membrana del tímpano la cual empieza a vibrar. Esta vibración es transmitida a la cadena de huesecillos (oído medio) martillo, yunque y estribo los cuales la pasan al caracol y al oído interno, donde se convierten en impulsos nerviosos que van por el nervio auditivo.

* Cualquier problema en uno de estos componentes va a causar disminución en la agudeza auditiva.

* También ahí se encuentran los canales semicirculares, que son los responsables del equilibrio.

La audición normal va de 0 a 25 decibeles (dB) a través de todas las frecuencias, mientras que la conversación normal se encuentra entre 20 y 60 dB, o sea, entre 1000 y 6000 Hertz.

El 30% de los mayores de 60 años sufren de una baja significativa de la audición, esta proporción aumenta hasta 60% entre aquellos mayores de 85 años. Habitualmente los familiares o el paciente mismo se quejan de que el paciente no oye bien o no entiende lo que se le dice.

Un examen de audiometría evalúa su capacidad para escuchar sonidos. Los sonidos varían de acuerdo con el volumen o fuerza (intensidad) y con la velocidad de vibración de las ondas sonoras (tono).

La audición se produce cuando las ondas sonoras estimulan los nervios del oído interno. El sonido luego viaja a lo largo de las rutas nerviosas hasta el cerebro.

Las ondas sonoras pueden viajar hasta el oído interno a través del conducto auditivo externo, el tímpano y los huesos del oído medio (conducción del aire). También pueden pasar a través de los huesos que se encuentran alrededor y detrás del oído (conducción ósea).

La INTENSIDAD del sonido se mide en decibeles (dB):

Un susurro es aproximadamente 20 dB.

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La música fuerte (algunos conciertos) es alrededor de 80 a 120 dB. El motor de un jet es más o menos de 140 a 180 dB.

Los sonidos con más de 85 dB pueden ocasionar hipoacusia después de unas pocas horas. Los sonidos más fuertes pueden ocasionar dolor inmediato y la hipoacusia se puede presentar en muy poco tiempo.

El TONO del sonido se mide en ciclos por segundo (cps) o Hertz:

Los tonos graves de un bajo fluctúan entre 50 a 60 Hz. Los tonos agudos de máxima elevación son de aproximadamente 10,000 Hz o

más.

El rango normal de audición de los humanos es de aproximadamente 20 a 20,000 Hz. Algunos animales pueden escuchar hasta 50,000 Hz. El lenguaje humano está generalmente entre 500 y 3,000 Hz.

El primer paso es ver si hay la necesidad de un audiograma. El procedimiento casi siempre implica el bloqueo de un oído y evaluar la capacidad para escuchar susurros, palabras habladas o el sonido de tictac de un reloj.

Se puede utilizar un diapasón, el cual se golpea levemente y se mantiene en el aire a cada lado de la cabeza para evaluar la capacidad de audición por conducción aérea. Luego, se vuelve a golpear y se coloca contra el hueso mastoideo, detrás de cada oído, para evaluar la conducción ósea.

La audiometría proporciona una medición más precisa de la audición. Para este examen, se usan audífonos que van conectados al audiómetro. Los tonos puros de intensidad controlada son transmitidos generalmente a un oído a la vez. Se solicita levantar la mano, presionar un botón o indicar de otro modo cuando se escuche un sonido.

Se grafica la intensidad (volumen) mínima requerida para escuchar cada tono. Se coloca un dispositivo, llamado oscilador óseo, contra el hueso por detrás de cada oído (hueso mastoideo) para evaluar la conducción ósea.

Este examen no ocasiona ningún tipo de molestia y su duración varía. La evaluación inicial puede tomar de 5 a 10 minutos, mientras que una audiometría detallada puede tomar casi una hora.

Con este examen, se puede detectar la hipoacusia a una edad temprana y también se puede utilizar cuando usted tiene problemas para oir por cualquier causa.

Entre las causas comunes de la hipoacusia se encuentran:

Trauma acústico Infecciones crónicas del oído Enfermedades del oído interno Traumatismo craneal Trastornos hereditarios

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Medicamentos que pueden dañar el oído interno, incluidos ciertos antibióticos diuréticos y grandes dosis de salicilatos

Hipoacusia ocupacional Ruptura del tímpano

Resultados normales

La capacidad para escuchar un susurro, el habla normal y el tictac de un reloj es normal.

La capacidad para escuchar un diapasón a través del aire y el hueso es normal.

En la audiometría detallada, la audición es normal si uno puede escuchar tonos desde 250Hz a 8000 Hz a 25dB o menos.

Existen muchos tipos y grados de hipoacusia. En algunos tipos, sólo se pierde la capacidad para escuchar tonos altos o bajos o se pierde únicamente la conducción aérea o la conducción ósea. La incapacidad para escuchar tonos puros que están por debajo de 25 dB indica cierto grado de hipoacusia.

La magnitud y el tipo de pérdida auditiva pueden dar indicios de la causa y las posibilidades de recuperar la audición.

Las siguientes enfermedades pueden afectar los resultados de los exámenes:

Neuroma acústico Trauma acústico Hioacusia relacionada con la edad Síndrome de Alport Laberintitis Enfermedad de Meniere Hipoacusia ocupacional Otoesclerosis Perforación o ruptura del tímpano

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BASES PARA EL MANEJO DEL PROBLEMA

INTERVENCIONES ESPECÍFICAS

En el caso que se detecte una disminución de la agudeza auditiva que no sea corregida al dar tratamiento a una otitis externa, o bien, al retirar un tapón de cerumen, el paciente debe ser referido a un otorrinolaringólogo, ya que la gran mayoría de los pacientes se benefician con la utilización de aparatos de audición.

Sin embargo, vale la pena recordar que los pacientes adultos mayores toleran mal los procedimientos quirúrgicos, ya que es muy frecuente la presencia de mareos y vértigo persistentes después de ésta.

INTERVENCIONES GENÉRICAS

En todos los casos de disminución de la agudeza auditiva es útil seguir los siguientes puntos para mejorar las posibilidades de comunicación adecuada:

• Asegúrese mantener la atención de la persona con déficit auditivo.

• Hable cara a cara.

• Repita con las mismas palabras.

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• Hable a un volumen normal o ligeramente alto.

• Hable más lentamente.

• Párese de 50 cms a 1 metro de distancia.

• Reduzca el ruido del medio ambiente.

• Haga pausas al final de cada oración.

• Evite parecer frustrado.

• Escriba palabras claves si la persona sabe y puede leer.

• Haga que la persona repita lo que se le ha dicho para asegurar la comprensión.

TRASTORNOS DEL EQUILIBRIO

La amplia sinonimia utilizada cuando el paciente hace referencia a los diversos grados y tipos de pérdida de equilibrio, obliga a ser especialmente cuidadoso a la hora de localizar el origen del trastorno con vistas a aplicar el tratamiento adecuado. Vértigo, mareo, desequilibrio, inestabilidad, angustias, malestar, etc,

son expresiones utilizadas indistintamente por los pacientes, según referencias culturales, geográficas o familiares, sin que expresen cuadros clínicos definidos por lo que el médico se ve obligado a especificar lo que realmente siente su paciente con vistas a realizar un diagnóstico correcto y secundanriamente, un tratamiento efectivo. Con vistas a clarificar las posibles situaciones, en 1972, Dachman y Hart propusieron las siguientes posibilidades donde es encuadrable todo tipo de desequilibrio:

1. Vértigo:

Existe una falsa ilusión de que uno se mueve (subjetivo) o se mueve el medio alrededor del paciente (objetivo), acompañado de grados variables de nauseas, vómitos, sudoración, palidez y diarrea. Nunca existe pérdida de conciencia ni caída. En un 85% los síntomas proceden del laberinto, pero un 15% tienen su asiento en el tronco cerebral.

2. Presíncope:

Aparece una sensación de desmayoinminente que puede acompañarse de zumbidos en la cabeza, aflojamiento de piernas, disminución o pérdida de visión, palidez, sudoración y nausea. Se diferencia del síncope en que en éste llega a perderse la conciencia. Si bien el cuadro puede manifestarse de forma aguda, también es frecuente que aparezca en episodios prolongados. La severidad de los síntomas depende de la reducción del flujo sanguíneo al cerebro del paciente.

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3. Desequilibrio:

Aparece cuando ocurre una interrupción en la integración entre los estímulos sensoriales y las respuestas motoras, y se define como la sensación de pérdida de estabilidad sin percepción de movimiento ni de pérdida de conciencia inminente. Generalmente, se está bien mientras se permanecesentado o acostado mientras que reaparecen los síntomas con la deambulación. En personas ancianas puede representar una situación casi fisiológica, pero en sujetos jóvenes suele tener una causa neurológica.

4. Mareo:

Implica una vaga sensación, diferente de las anteriores, en la que el paciente no muestra seguridad en la percepción de la gravedad y el movimiento, a veces, tras haber padecido un auténtico ataque de vértigo. Frecuentemente, la sensación de estar mareado puede ser inducida por estados de ansiedad mediante un proceso de hiperventilación que el paciente no reconoce. Se puede acompañar de taquicardias, cefaleas, parestesias peribucales y de extremidades, etc.

La clasificación expuesta no tiene un valor localizador. De una forma simplista se considera que vértigos y mareos tienen origen en el órgano periférico, mientras que el presíncope y el desequilibrio se asientan en el sistema nervioso central. A este respecto es preciso recordar que se considera órgano periférico a los receptores sensoriales del oído interno, al nervio cócleo-vestibular y a los núcleos cocleares y vestibulares situados en el tronco cerebral, por lo que las enfermedades que lo afectan pueden ser tanto otológicas como neurológicas. Por otra parte, la vascularización de oído interno, vías y centros nerviosos cócleo vestibulares, bulbo, protuberancia, tálamo posterior y lóbulos temporales y occipitales es común, a expensas del territorio arterial vertebrobasilar.