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1 ArmindaAberastury (http://www.psicomundo.org/biografias/aberastury.htm) por Eduardo Salas (1910-1972) En la ciudad de Buenos Aires, el 24 de septiembre de 1910 nace a su azarosa vida Arminda Aberastury, "La Negra". Su madre, una mujer muy culta e interesada en la pedagogía, fue hija de Francisco Fernández, escritor y pedagogo. Su tío Máximo Aberastury, que tuvo mucha influencia en su formación, era médico y profesor de dermatología. Debido a ello, quiso estudiar medicina, pero los prejuicios de la época no la ayudaron en sus logros, aunque su futuro estuvo estrechamente ligado a las ciencias médicas. Se recibió de maestra y luego, ya en la Universidad de Buenos Aires, llega a profesora en Ciencias de la Educación, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras. Allí llegó a ser docente en la Cátedra de Psicología de la Niñez y de la Adolescencia. En 1937 se casa con el psiquiatra y luego socio fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina Dr. Enrique Pichón Rivière, amigo íntimo de su melancólico y trágico hermano Federico, con el que tiene tres hijos: Enrique, Joaquín y Marcelo. Entre 1942 y 1953, hace su análisis didáctico con el Dr. Ángel Garma, pionero del psicoanálisis en América latina, en especial en Buenos Aires. Se la designa miembro adherente de la APA en el año 1948, con la presentación de los trabajos "Psicoanálisis de un niño esquizofrénico" y "Fobia a los globos de una niña de 11 años". En 1950 presenta su "Estudio sobre el juego de construir casas, su interpretación y valor diagnóstico" y con "Algunos mecanismos en la neurosis" y pasa a la categoría de miembro titular de la APA. En 1953, con la presentación de: "La transferencia en el análisis de niños, en especial en los análisis tempranos", pasa a ser designada psicoanalista didacta. Ya en 1946, estudia la obra de Melanie Klein, manteniendo correspondencia científica con dicha autora, con quien llega a tener en 1951 controles personales en cuyos grupos se leyeron sus trabajos. Llegó a traducir el libro de M. Klein Psicoanálisis de niños en 1948. Su adhesión al pensamiento kleiniano no impidió una actitud integradora con la obra de Ana Freud. Fue profesora del Instituto de Psicoanálisis de la APA. Su directora, entre 1956 y 1958. Introduce en la formación de todo candidato a psicoanalista el aprendizaje del psicoanálisis de niños, por considerarlo indispensable para la comprensión del funcionamiento del psiquismo humano ya adulto. (Dos años después de su

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1ArmindaAberastury (http://www.psicomundo.org/biografias/aberastury.htm)por Eduardo Salas

(1910-1972) En la ciudad de Buenos Aires, el 24 de septiembre de 1910 nace a su azarosa vida Arminda Aberastury, "La Negra". Su madre, una mujer muy culta e interesada en la pedagogía, fue hija de Francisco Fernández, escritor y pedagogo. Su tío Máximo Aberastury, que tuvo mucha influencia en su formación, era médico y profesor de dermatología. Debido a ello, quiso estudiar medicina, pero los prejuicios de la época no la ayudaron en sus logros, aunque su futuro estuvo estrechamente ligado a las ciencias médicas.

Se recibió de maestra y luego, ya en la Universidad de Buenos Aires, llega a profesora en Ciencias de la Educación, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras. Allí llegó a ser docente en la Cátedra de Psicología de la Niñez y de la Adolescencia. En 1937 se casa con el psiquiatra y luego socio fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina Dr. Enrique Pichón Rivière, amigo íntimo de su melancólico y trágico hermano Federico, con el que tiene tres hijos: Enrique, Joaquín y Marcelo.

Entre 1942 y 1953, hace su análisis didáctico con el Dr. Ángel Garma, pionero del psicoanálisis en América latina, en especial en Buenos Aires. Se la designa miembro adherente de la APA en el año 1948, con la presentación de los trabajos "Psicoanálisis de un niño esquizofrénico" y "Fobia a los globos de una niña de 11 años". En 1950 presenta su "Estudio sobre el juego de construir casas, su interpretación y valor diagnóstico" y con "Algunos mecanismos en la neurosis" y pasa a la categoría de miembro titular de la APA. En 1953, con la presentación de: "La transferencia en el análisis de niños, en especial en los análisis tempranos", pasa a ser designada psicoanalista didacta. Ya en 1946, estudia la obra de Melanie Klein, manteniendo correspondencia científica con dicha autora, con quien llega a tener en 1951 controles personales en cuyos grupos se leyeron sus trabajos. Llegó a traducir el libro de M. Klein Psicoanálisis de niños en 1948. Su adhesión al pensamiento kleiniano no impidió una actitud integradora con la obra de Ana Freud. Fue profesora del Instituto de Psicoanálisis de la APA. Su directora, entre 1956 y 1958. Introduce en la formación de todo candidato a psicoanalista el aprendizaje del psicoanálisis de niños, por considerarlo indispensable para la comprensión del funcionamiento del psiquismo humano ya adulto. (Dos años después de su muerte en 1974 se aprueba la creación del departamento de niños y adolescente que lleva su nombre).

Con criterio independiente y creativo, desarrollo un concepto teórico original en psicoanálisis: la existencia de una fase del desarrollo evolutivo del niño, anterior a la etapa anal a la que denominó "fase genital previa", concepto que incluye desde el primer momento la identidad genital del niño y de la niña y al padre en la relación madre-hijo. Por su interés en lo social, aplicó la psicoterapia psicoanalítica de grupo a la atención de madres y padres, tanto en forma privada en su consultorio, donde creó la Escuela para padres, como en forma oficial en hospitales y universidades. En una compilación póstuma de sus escritos sobre la paternidad hecha por el autor de esta síntesis biográfica, en 1978, muestra su interés en la investigación teórica.(Ed. Kargieman 2a.edición en 1984 y traducción en portugués publicada por Ed. "Artes Médicas Porto Alegre en 1984.). El 24 de noviembre de 1972, marcada por la melancolía, decidió quitarse la vida. Algún destino genético, como a Alfonsina Storni pariente cercana a ella, como a su hermano Marcelo, como los intentos de su hermano Federico, debe de haber contribuido a este misterioso, enigmático y trágico desenlace. Entre 1946 y 1974, se publican en la revista de la APA .24 de sus escritos.

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2(http://www.topia.com.ar/articulos/arminda-aberastury)... creía fehacientemente que existía una técnica para analizar niños. Por eso sostenía que los analistas hombres tienen que saber coser y jugar a las muñecas y si se resisten es por sus conflictos con la homosexualidad. El análisis-de-niños quedará caracterizado por un conjunto de reglas “técnicas”, el analista-de-niños no sólo tiene que saber coser, también tiene que poder desplazarse por el cuarto de juego a la altura del niño, tener agilidad, y sobre todo saber que el análisis exige una frecuencia de cuatro o cinco sesiones semanales, porque eso es lo que le da ritmo y estabilidad. El “encuadre” tiene que ser muy estable para darle al niño la seguridad de que, por más que ataque al analista, no logrará destruirlo con su agresividad.¿Cómo llegó AA a ser quien fue? La relación entre los problemas de aprendizaje de una niñita y la “psicosis” familiar, fue un descubrimiento azaroso que tuvo lugar mientras la niña aguardaba a su mamá, que era paciente de Enrique Pichon Rivière. Alentada por esta experiencia comenzó a concurrir al servicio de Higiene Mental del Hospicio de las Mercedes, donde atendió a niños con problemas de aprendizaje, al mismo tiempo que se anotó en la nueva carrera de Ciencias de la Educación, -que rápidamente interrumpió- y empezó un análisis con Angel Garma. A partir de entonces participará activamente en el incipiente movimiento psicoanalítico, en su carácter de esposa de uno de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica Argentina y paciente de otro.En el año 43’ Arminda le escribió una carta a Melanie Klein en busca de consejos “técnicos”, y Melanie le contestó atentamente, una por una a sus preguntas -no sin agregar que estas cosas se aprenden con la experiencia-. A las madres hay que dejarlos fuera del consultorio, aunque a veces no hay más remedio que dejar que entren... los niños tienen que saber que el análisis es pago... aunque no es muy conveniente que sepan el monto exacto de los honorarios porque les parecerá exorbitante...los juguetes hay que ordenarlos si es necesario, no si se trata de un mero capricho del niño..Arminda Aberastury traducía al castellano a Melanie Klein, quien nunca reconoció que, simultáneamente, su traductora, rápidamente, se transformó en una prestigiosa analista de niños. Durante más de diez años se negó sistemática y amablemente, cada vez que Arminda le enviaba un trabajo suyo, a darlo a conocer en la Sociedad Británica, argumentando que aún no estaba a la altura de los standares exigidos en Inglaterra. Arminda obviamente mantuvo en secreto la verdadera índole de su “correspondencia” con Melanie Klein, pero de esta época (1943-53) datan algunos casos clínicos publicados por la Revista de la A.P.A, donde se ve perfectamente por qué M.K. no la reconocía como una buena analista kleiniana: Arminda no terminaba de entender “bien” la importancia del análisis de la transferencia negativa, y lo que es más grave, cada tanto citaba a Anna Freud, ¿acaso no sabía que en el círculo kleiniano Anna Freud era la innombrable? Diez años de correspondencia, en la que casi no hablaban de psicoanálisis sino de cuestiones “técnicas” concernientes a la edición de los libros y artículos de Melanie Klein en castellano.A diferencia de M.K, AA le otorgaba efectos traumáticos a múltiples acontecimientos en la vida del niño. Era como si tuviera una tabla de valores de traumas, si el destete fue brusco, o si le dijeron que la abuela se fue al cielo cuando tenía tres años o cuando tenía diez. No se le escapó ninguna de las posibles “causas” de una dificultad, de un síntoma, de un trastorno de conducta. ¿Qué buscaba AA mediante esta historia evolutiva tan exhaustiva? Es simple. En la hora de juego, se podían -y debían- encontrar los elementos que confirmaran lo dicho por los padres. Por ejemplo, un niño pone en una balanza dos pelotitas, y luego las saca. Esto quiere decir que su destete fue brusco y mediante el juego pone en tela de juicio –en la balanza- a la madre que lo destetó prematuramente -cosa que el analista ya sabía por la historia evolutiva- .La canasta de juegos también era una verdadera obsesión “técnica” . En Melanie Klein, los juguetes eran simplemente “pequeños juguetes”, un mero recurso auxiliar para facilitar la “asociación libre”. Para Arminda en cambio la canasta era “infaltable”, una especie de objeto fetichizado del analista-de-niños. A través del juego podía hacer diagnósticos infalibles, que le dieron un gran prestigio. Pero como todos los magos tenía sus trucos. Si el niño jugaba con determinados juguetes, ella podía deducir con exactitud cuál era la edad del niño o su patología. De este modo AA, “a ciegas”, en las supervisiones, “adivinaba” la edad, el sexo, y si había algún retraso madurativo.Una cuestión a la que AA le dio mucha importancia, es el lugar de los padres en el tratamiento del niño. La idea de una causalidad lineal entre patología del niño y patología de los padres es algo que nunca dejó de tener “in-mente”, causalidad que Melanie Klein desestimaba casi por completo, al menos “oficialmente”. En “Teoría y técnica del análisis de niños” dice: “Con el descubrimiento de la técnica de juego, se hizo posible comprender cómo funcionaba la mente del niño pequeño, interpretar sus conflictos y solucionarlos... pero, frecuentemente, el éxito de la terapia no se veía acompañado de un aumento de la confianza de los padres. Por el contrario, a menudo interrumpían el análisis del hijo por motivos fútiles y, súbitamente, sin dejarnos el tiempo suficiente para hacer elaborar al paciente la separación. Aun cuando los analistas de niños hayan señalado esta dificultad técnica repetidas veces, no hay trabajos que traten de comprenderla o solucionarla...Años de experiencia en análisis de niños, me llevaron a la confirmación de este hecho, pero me resistí a considerarlo como no solucionable... Como ya he señalado, durante muchos años seguí la norma clásica de tener entrevistas con los padres... (sic). La experiencia me fue haciendo ver que esta no era una buena solución a la neurosis familiar ya que los motivos de la conducta equivocada, eran inconscientes y no podían modificarse por normas

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3conscientes. Comprendí, por ejemplo, que cuando el padre o la madre reincidían en el colecho o en el castigo corporal, yo me transformaba en una figura muy perseguidora y la culpa que sentían, la canalizaban en agresión, dificultando así el tratamiento. Además, el aumento de la culpa los conducía a actuar peor con el hijo, buscando mi castigo o mi censura. El conflicto se agravaba al no ser interpretable, ya que ellos no estaban en tratamiento, y esto los llevaba a la interrupción del análisis del niño. Comencé poco a poco, a distanciar las entrevistas con los padres y a abandonar los consejos. Al comienzo de mi trabajo, si me pedían analizar un niño que dormía con los padres, aconsejaba darle una habitación separada. Esto resultó ser un error porque interfería, abruptamente, en la vida familiar y rompía artificialmente -o sea, desde afuera- una situación sin saber cómo se había llegado a ella, sin saber cuál era la participación del niño y, en qué medida le era imprescindible en función de su neurosis. La experiencia me enseñó que cuando el niño, aun en el caso de ser muy pequeño elaboraba el conflicto, exigía por sí mismo el cambio, con la ventaja de haberlo analizado previamente. Así, yo no intervenía con una prohibición, viciando desde el comienzo la situación transferencial. Si la interpretación es el instrumento básico del tratamiento psicoanalítico y, en especial, la interpretación de la transferencia, era evidente que la relación con los padres sin la interpretación, los dejaba librados a cualquier tipo de elaboración. Por otra parte, la evolución del psicoanálisis nos llevó cada vez más, a no valorizar en exceso los datos que los padres podían aportarnos sobre la vida diaria del niño. La práctica me fue enseñando que el consejo actuaba en presencia del terapeuta y que, separados de éste, el padre o la madre seguían actuando con el hijo de acuerdo con sus conflictos, pero con el agravante de que, si actuaban como antes, ahora sabían que esto estaba mal y que era causa de enfermedad para su hijo. El terapeuta se transformaba así en un superyo, y la culpa que sentían se convertía, generalmente, en agresión hacia el niño.... Si los padres quedan fuera de la acción terapéutica, fuera del consultorio, su vínculo transferencial con el analista se hace más manejable, al estar menos expuesto a las frustraciones inherentes a un contacto que, siendo en apariencia profundo, resulta sólo superficial y de apoyo, porque la transferencia no es interpretada. Si el analista asume la total responsabilidad terapéutica, además de aliviarlos adopta una actitud más real y adecuada. Si, por el contrario, les aconsejamos cambios que no pueden cumplir, se sienten culpables de cualquier retroceso, su ansiedad se hace intolerable e interrumpen el tratamiento... A esto se deben, en gran parte, las frecuentes interrupciones del análisis de niños. Con la técnica actual, en cambio, el terapeuta asume íntegramente su papel. La función del padre se limita a enviar al hijo al análisis y pagar el tratamiento”.He transcripto textualmente esta cita, resaltando algunos párrafos, porque muestra negro sobre blanco que Arminda Aberastury efectivamente pensaba que los padres cumplían un papel importante en la neurosis de los hijos, pero que con el tiempo había llegado a la conclusión de que mantenerlos alejados era la mejor estrategia.. Aunque ella no escribía especialmente bien ni muy ordenadamente, sin embargo estas páginas son una excepción, y merecen ser revisitadas.Frente a la consigna de mantener a los padres lo más lejos posible del análisis del hijo, hubo una reacción muy fuerte cuando llegó el lacanismo a la Argentina. ¿Cómo no se iba a trabajar con el discurso-de-los-padres en el cual el niño estaba inscripto, aun desde antes de su nacimiento? .Indudablemente el maltrato objetivo/subjetivo es algo que no podemos ignorar cuando nos consultan por un niño. Pero Arminda responde que hay que tener cuidado con intervenir en términos de realidad, porque, lo más probable, es que los padres se sientan acusados, e interrumpan el tratamiento. El tema aquí no sólo es “técnico”, también es conceptual.Lamentablemente Arminda Aberastury lo redujo a consignas “técnicas”, para “desculpabilizarlos”. En la entrevista inicial con los padres, hay que hacer todo lo posible por “desculpabilizarlos”. Aunque coloca al niño en un lugar muy difícil, la idea no deja de ser interesante: será el niño quien modifique la estructura familiar a través de su análisis. Y aunque sea muy chiquito, terminará abandonando la cama de los padres, o poniéndole límites al padre pegador, o a la madre asfixiante. Porque “no sabemos cuánto está implicado el chico”. la El dispositivo analítico de Aberastury le da al niño la oportunidad de abandonar el goce de su/s síntoma/s. Los padres pueden modificar sus conductas, pero el niño seguirá instalado en su goce. Por eso la idea de los padres “afuera”, es altamente sutil, en tanto no esté desentrañado el goce del niño, de nada sirve que estén incluídos en el tratamiento. Sutil, la idea de darle al niño la posibilidad de modificar aquello de lo que se queja, es decir de lo que goza. Sutil, y similar a la lectura que hace Lacan del caso Dora, al destacar inversión dialéctica operada por Freud –qué tienes que ver tú con esto de lo que te quejas-La dificultad está en que AA, mientras analizaba niños, seguía creyendo en la “culpa” de los padres. Y entonces inventó los famosos grupos de madres (y de padres, aunque con estos no tuvo mucho éxito). Allí interpretaba la ambivalencia y la envidia de las madres hacia sus propias madres y sus consecuencias sobre la crianza de sus propios hijos. La “culpa” de La madre, está presente en los grupos de madres, y manifiestamente ausente cuando trabaja con los niños.La idea de que el niño recree, resignifique, reivente, y modifique a sus padres vía análisis condujo a que el análisis de un niño a veces durara diez años. Necesariamente el analista “adopta” al niño, y este pasa a formar parte de su ser analista-de-niños. Esta construcción, en apariencia tan banal, “analista-de-niños”, dice nada más y nada

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4menos, que al analista de niños estos le hacen falta. En el caso de Melanie Klein, salvo en lo que concierne a sus propios hijos, no hay indicios de que los análisis hayan durado tanto tiempo.Sucedió a fines de los 50’, en el Hospital de Niños. Allí Arminda Aberastury se encontró con “casos que se pueden resolver en pocas entrevistas, la experiencia lo muestra”. ¿Qué experiencia? La experiencia del hospital. Cuando empieza a hacer supervisiones y grupos de madres en el servicio de pediatría de Florencio Escardó, observó que muchos niños superaban rápidamente los problemas que motivaron la consulta. Pero se trataba de niños pobres. En cambio, “el análisis es un derecho del niño y, los padres, si están en condiciones de pagarlo, tienen la obligación de hacerlo”. Pero en el hospital, ya sea con sesiones de una vez por semana, ya sea a través de los grupos de madres, ya sea a través de directivas, ya sea a través de los grupos terapéuticos de niños, muchos niños “sorprendentemente”, salían adelante. ¿Cómo seguir entonces sosteniendo que un análisis prolongado era la única solución? Todo indica que Arminda Aberastury no pudo enfrentar esta enorme contra-dicción, y siguió pensando que el análisis era necesario...cuando los padres podían pagarlo. Este fue uno de los grandes dramas del psicoanálisis-de-niños en la Argentina, las familias que podían, “debían” pagar el análisis de sus niños. Sin suficientes argumentos, ni conceptuales ni clínicos, que justificaran tratamientos tan largos, el análisis de niños bajo la influencia de Arminda Aberastury, como parte de los usos y costumbres, fue una forma de esclavitud más que una liberación.Lo que no nos exime hoy de estudiar críticamente su obra, recordándola y elaborándola para no repetirla, una obra en la que encontraremos que habita la letra y el espíritu de una auténtica pionera.

El síndrome de la adolescencia normal

Arminda Aberastury 

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(http://www.slideshare.net/Maxi027/arminda-aberastury-completo)

Melanie Klein, Anna Freud y ArmindaAberastury: “Diferentes abordajes para el análisis de niños”.

Autor: Mina Shterenberg

(http://spm.mx/home/melanie-klein-anna-freud-y-arminda-aberastury-diferentes-abordajes-para-el-analisis-de-ninos/)

El propósito de este trabajo es hacer una breve revisión histórica del análisis en niños hasta llegar a las que considero que son las analistas cuyas aportaciones me parecen de vital importancia para aquellas personas que deseen trabajar con niños en el consultorio. Estas analistas son Melanie Klein, Anna Freud y Arminda Aberastury.

La primera aportación en el análisis de niños la hace Sigmund Freud con el ya conocido “Caso Juanito”. Freud no trabajó directamente con Juanito, sino a través del padre de éste a quién Freud orientó. Debido al éxito terapéutico que tuvo este caso fue que había una esperanza de que el método analítico pudiera ser utilizado para niños también. Debido a las condiciones de este análisis, no podía servir como norma técnica para otros analistas.

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9Después de que Freud trató a Juanito, hubo varios analistas que se interesaron en el trabajo analítico con niños y trataron de seguir el método creado por Freud . Sin embargo, se toparon con algunas dificultades como que no era posible lograr la asociación libre en los niños, por lo que faltaba el instrumento fundamental en el análisis de adultos.

Posteriormente, HugHelmuth, quien puede considerarse como una de las primeras psicoanalistas de niños, implementó otra técnica. Ésta consistía en observar el juego de sus pacientes además de que ella jugaba con ellos dentro de su propio ambiente. El problema fue que no dejó una sistematización de su método utilizado.

Por otro lado, Sofía Morgensten se dedicó a estudiar los cuentos, sueños, juegos y dibujos infantiles de la forma en la que Freud nos enseñó a estudiar los sueños, es decir, buscar el contenido latente que se encuentra oculto bajo el contenido manifiesto. De esa forma, los dibujos en los niños suplieron a las asociaciones libres.

MadelaineRambert, implementó una técnica nueva que consistía en que el niño jugara con un teatro de títeres, en donde éstos representaban personajes de la vida diaria del niño (mamá, papá, maestra, doctor). De esta forma, el niño podía expresar conflictos y situaciones que difícilmente expresaría hablando. También por medio de los títeres el niño podía satisfacer fantasías sádicas y masoquistas que no podía expresar en la vida diaria. Las dificultades que se presentaron con esta técnica eran que por un lado no era apto para niños muy pequeños y que había ciertos niños que por su misma inhibición no utilizaban los títeres.

Otras dificultades que veían los analistas de niños era que el niño no tiene conciencia de enfermedad y que por lo tanto tampoco deseos de curarse, además de que el niño no va a análisis por libre decisión.

Ahora, hablaré acerca del papel de las analistas que menciono en el título del trabajo.

Por su parte, Anna Freud creía que las dificultades mencionadas anteriormente, se trabajaban haciendo una labor previa con el niño que lo haga capaz de afrontar el análisis. Esta fase introductoria al análisis tenía como fin hacer al niño analizable en donde ella se volvía una persona interesante y útil para el niño, decirles las ventajas de acudir con ella y crear un vínculo fuerte que soporte el análisis.

Un ejemplo de un paciente que trató Anna Freud donde se puede ver la implementación de la fase introductoria es el de un niño de 10 años que presentaba varios temores y que en ocasiones robaba. Al conocer a Anna Freud su actitud era de rechazo y desconfianza. Lo que ella hizo fue que se adaptó a sus caprichos y seguía todos los cambios de su humor. Si el niño venía a la sesión con ánimo alegre, ella se mostraba dispuesta a bromas; si venía serio o deprimido, se conducía de la misma forma. También, trató de volverse útil para él ya que le ayudaba a copiar sus cartas a máquinas y a anotar sus sueños diurnos.

En cuanto a Melanie Klein, ella comenzó a analizar niños a partir de que su analista (Ferenczi) debido a sus habilidades la motivó a analizar a sus hijos. Ella consideraba que el niño al jugar vence realidades dolorosas y domina miedos instintivos proyectándolos al exterior en los juguetes. Además de que el juguete le permite al niño vencer el miedo a los objetos, así como vencer el miedo a peligros internos. Ella otorga al juego de niños el mismo valor que a las asociaciones de los adultos y es la creadora de la técnica de juego en el análisis de niños. Entre los juguetes que tenía en su consultorio estaban muñecos y muñecas de madera, carros, carruajes, automóviles, trenes, animales, cubos, casas, papel, tijeras y lápices.

Un ejemplo de un paciente que ella trató fue Richard. Richard era un niño de 10 años que por vivir en otra ciudad únicamente se analizó por cuatro meses, pero seis veces por semana. Su motivo de consulta era que presentaba ansiedad debido a la guerra y no podía ir al colegio desde que tenía 8 años. Aunado a esto era hipocondríaco y tendía a caer en estados depresivos. De este caso llama la atención como el contenido manifiesto de las sesiones era la angustia que le generaba la guerra a Richard, sin embargo Melanie Klein le interpretaba lo que había de forma latente y profunda con respecto a sentimientos de amor/ envidia/ odio/ culpa hacia sus padres.

Por último, Arminda Aberastury en Argentina, toma como base a Melanie Klein pero propone de forma sistemática varios aspectos importantes en el análisis de niños. En sus trabajos propone que antes de que se vea al niño, se debe de tener una entrevista inicial con sus padres. Describe que el consultorio no necesita ser grande, pero debe de cumplir con ciertas características como que las paredes sean lavables, el piso esté cubierto, tener un baño conectado al consultorio (para poder jugar con agua), tener puertas que impidan que se escuche el ruido exterior, tener una mesa pequeña con sillas entre otras. El punto es que el aspecto del consultorio debe de invitar al niño a jugar sin que se le tenga que explicar.

En cuanto al material de juego propone que es importante tener: cubos, plastilina, lápices, papel, lápices de color, goma de borrar, pegamento, tijeras, trapitos, cochecitos, tacitas, platitos, cubiertos, muñecos, cerillos, acuarelas, pintura de dedo, ajedrez, damas, además de que el niño puede traer algún juguete de casa.

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10Además de lo anterior, cada niño tendrá su cajón individual con material que le pertenece. El cajón queda cerrado con llave y nadie tendrá acceso a él y el terapeuta lo abrirá antes de iniciar su sesión siguiente. El cajón es un símbolo del secreto profesional.

A diferencia de lo que se creía anteriormente que el niño no tiene conciencia de enfermedad y por lo tanto tampoco deseo de curarse, Aberastury da un giro por completo y propone que en la primera hora de juego que se tiene con el niño, a parece la fantasía inconsciente de enfermedad o conflicto por el cual viene a tratamiento y en la mayor parte de los casos su fantasía inconsciente de curación. Es decir, el niño sabe que está enfermo y comprende y acepta el tratamiento. Es por eso que le da importancia a que desde el primer momento se debe de asumir el papel de terapeuta, porque de esa forma ayuda al niño a ubicarse como paciente.

También menciona que se debe de tener entrevistas posteriores con los padres después de tener un diagnóstico del caso. Debido a que un padre por lo general no sabe lo que es un tratamiento psicoanalítico puede pensar que con pocas horas o en pocas semanas todo estará solucionado. Por lo que se les deberá explicar el proceso. Además de que el tratamiento es eficaz siempre y cuando el esfuerzo que se les exige a los padres no exceda de lo que se le puede pedir por un hijo.

Un ejemplo de un paciente de esta analista donde se ve reflejada la importancia de la primera hora de juego es el caso Gerardo. Él era un niño de 8 años que padecía de epilepsia y tenía entre cuatro y cinco convulsiones diarias. La primera vez que entró al consultorio no se interesó por los juguetes y se puso a dibujar una casa tratando de hacer bien todos los detalles. Dibujó sobre ella nubes grandes y obscuras. Las primeras nubes estaban en el borde superior de la hoja y las otras se iban acercando al techo de la casa. Al acabar de dibujar dijo “Llegó la tormenta, el techo se derrumba”. La analista se da cuenta de que las nubes cada vez más cerca de la casa simbolizaban el “aura” y la tormenta que derrumba la casa, la convulsión.

Después de lo que dijo Gerardo le pidió a la analista que le enseñara a hacer una casa “que no se derrumbe”. En este caso se puede ver que la fantasía inconsciente de enfermedad es que una fuerza ajena a él, incontrolable (la tormenta) de la que sentía el anuncio (aura) pero contra la cual no podía luchar, lo volteaba y le producía la convulsión. Por el otro lado, la fantasía de curación es que la analista le enseñara a controlar esa fuerza y a poder evitar la convulsión y el derrumbe.

¿Es psicoanálisis o no?

Avelino González, al escribir “Hacia una definición del proceso analítico: el papel que en él desempeña la angustia de separación” enumera lo que el considera que son los “ingredientes imprescindibles para todo proceso terapéutico que pretenda llamarse psicoanalítico”. Estos ingredientes son:

1) El proceso analítico tiene una finalidad terapéutica.

2) Exige el cumplimiento de condiciones que favorezcan el surgimiento, desarrollo y resolución de una serie de fenómenos regresivos llamados neurosis de transferencia.

3) La fuente de información por excelencia proviene de la asociación libre.*

4) La interpretación debe ser, en última instancia, el instrumento que promueva el desarrollo y logre la resolución de la neurosis de transferencia.

5) La neurosis de transferencia no es solamente la revivencia del pasado en el presente sino que está compuesta de los conflictos infantiles, la forma en que fueron resueltos y los efectos que todo ello tuvo en el desarrollo posterior de la personalidad.

6) La complejidad de la información que debe ser elaborada en el proceso analítico y las raíces tempranas de los patrones según los cuales se resolvieron los primeros conflictos, limitan el proceso a una relación bipersonal en la realidad.

7) El paciente debe estar en condiciones de sentir y aceptar al analista en su carácter de objeto real, aliado a sus objetos buenos pero distinto a ellos.

8 ) La curación ha de ser comprendida en términos metapsicológicos y debe consistir en un grado óptimo de adaptación para cada paciente dado.

* En el caso del análisis de niños sería del juego.

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Para concluir este trabajo, me gustaría mencionar lo que en 1970 Arminda Aberastury dijo: “Han pasado muchos años y pasarán muchos todavía antes de que el psicoanálisis de niños adquiera la importancia que le corresponde en la formación de todo analista, aun de aquel que no esté dispuesto a trabajar con niños”. Más de cuarenta años después de esto yo me pregunto dónde estamos ahorita? ¿Realmente ya tiene una mayor importancia? Es más, ¿quién más ha propuesto nuevas teorías o abordajes psicoanalíticos para trabajar con niños?

Me parece que el psicoanálisis del niño es sumamente importante ya que permite que éste tenga herramientas que le serán útiles de más grande frente a los desafíos de la vida. Por lo que me parece fundamental que los analistas interesados en el análisis de niños generen nuevas teorías y que éste pueda ir evolucionando.

Bibliografía

Aberastury, A. Teoría y técnica del psicoanálisis de niños. Paidós. Argentina: 1962.

Aberastury, A. El psicoanálisis de niños y sus aplicaciones. Paidós. Argentina.

Freud, A. Psicoanálisis del desarrollo del niño y del adolescente. Paidós. España:2004.

González, A. Obras de Avelino González Fernández: Pionero del psicoanálisis en México. México: 2011.

Klein, M. El psicoanálisis de niños. Paidós. España: 2008.

Klein, M. Relato del psicoanálisis de un niño. Paidós. España: 1995.

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