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El concepto de revolución en el pensamiento político de Hannah Arendt Claudia Galindo Lara* Resumen En este trabajo se analiza la reconstrucción de Hannah Arendt sobre los movimien- tos revolucionarios. Éstos son vistos como encarnación de los mejores atributos de la política. Implican el poder de actuar en concierto, reasignan el papel de la plura- lidad y el poder de la acción conjunta. Son el reconocimiento de la política como dimensión expresiva, ruptura y nuevo inicio. La revolución es, pues, el momento privilegiado de la política pero, a la vez, es el que deja traslucir su condición frágil, emergente y plena de contingencia ajena a todo atisbo de instrumentalidad. Las re- voluciones son recuperadas a partir de su veta histórica. Arendt retoma dos mode- los: el "exitoso", ejemplificado en la revolución americana, que conserva su carácter político y el "fallido," representado por la revolución francesa, la cual sucumbe a la compasión, por su apego a la solución de necesidades y su olvido de lo político. Abstract This work analyses Hannah Arendt’s reconstruction regarding revolutionary move- ments. These are seen as the incarnation of the best attributes of politics. They imply the power to act together and they reassign the role of plurality. They are the recog- nition of politics as an expressive dimension, interruption of the history course and a new beginning. The revolution is the privileged moment of politics, but at the same time, it is the demonstration of its fragile, emergent and contingent condition. Revolutions are recovered through history. Arendt has two models of revolution. The first one is the "successful" model (the American Revolution) and the other one is the "failed" model (the French Revolution). The American Revolution is success- ful because it preserved its political character, whereas the French Revolution su- ccumbed to the "passion of compassion" due to the oblivion of politics and its attachment to find solutions to their needs. Palabras clave: Revolución, Revolución Francesa, Revolución Americana, política, actuar en concierto, nuevo inicio, cuestión social, compasión. * Universidad Autónoma de Aguascalientes, Centro de Ciencias Sociales y Humanidades, Coordinación de Ciencias Políticas y Administración Pública, Av. Universidad # 940, Ciudad Universitaria, Aguascalientes, Ags. P 20100.

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  • El concepto de revolucin en elpensamiento poltico de Hannah Arendt

    Claudia Galindo Lara*

    ResumenEn este trabajo se analiza la reconstruccin de Hannah Arendt sobre los movimien-tos revolucionarios. stos son vistos como encarnacin de los mejores atributos dela poltica. Implican el poder de actuar en concierto, reasignan el papel de la plura-lidad y el poder de la accin conjunta. Son el reconocimiento de la poltica comodimensin expresiva, ruptura y nuevo inicio. La revolucin es, pues, el momentoprivilegiado de la poltica pero, a la vez, es el que deja traslucir su condicin frgil,emergente y plena de contingencia ajena a todo atisbo de instrumentalidad. Las re-voluciones son recuperadas a partir de su veta histrica. Arendt retoma dos mode-los: el "exitoso", ejemplificado en la revolucin americana, que conserva su carcterpoltico y el "fallido," representado por la revolucin francesa, la cual sucumbe a lacompasin, por su apego a la solucin de necesidades y su olvido de lo poltico.

    AbstractThis work analyses Hannah Arendts reconstruction regarding revolutionary move-ments. These are seen as the incarnation of the best attributes of politics. They implythe power to act together and they reassign the role of plurality. They are the recog-nition of politics as an expressive dimension, interruption of the history course anda new beginning. The revolution is the privileged moment of politics, but at thesame time, it is the demonstration of its fragile, emergent and contingent condition.Revolutions are recovered through history. Arendt has two models of revolution.The first one is the "successful" model (the American Revolution) and the other oneis the "failed" model (the French Revolution). The American Revolution is success-ful because it preserved its political character, whereas the French Revolution su-ccumbed to the "passion of compassion" due to the oblivion of politics and itsattachment to find solutions to their needs.

    Palabras clave: Revolucin, Revolucin Francesa, Revolucin Americana, poltica,actuar en concierto, nuevo inicio, cuestin social, compasin.

    * Universidad Autnoma de Aguascalientes, Centro de Ciencias Sociales y Humanidades, Coordinacin de CienciasPolticas y Administracin Pblica, Av. Universidad # 940, Ciudad Universitaria, Aguascalientes, Ags. P 20100.

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    Los revolucionarios son los que saben cundo est el poder abandonado en la calle y cundo pueden recogerlo

    1

    Introduccin

    En este trabajo me interesa hacer una aproximacin al concepto de revolu-cin en Hannah Arendt (1906-1975), el cual aparece inserto en una dimen-sin ms amplia concerniente a la concepcin de la poltica en la autora.

    La poltica en Arendt se comprende a partir de la idea de "actuar enconcierto," lo cual la llevar a comprender el poder despojado de todo atisbode instrumentalidad y en su plena dimensin expresiva. Llamar poder a esteactuar en concierto conducir a reasignar el papel de la pluralidad y a recono-cer a la poltica como acontecimiento que tiene lugar entre hombres diversos.La poltica entonces, tendr su mejor desempeo en el momento de emer-gencia privilegiado en las revoluciones.

    Analizar la reconstruccin arendtiana de los movimientos revolu-cionarios, ya que stos son vistos como el evento que encarna todas las car-actersticas intrnsecas a la accin: inicio, construccin de algo nuevo yencuentro con los dems. Las revoluciones son aqu recuperadas a partir desu veta histrica, con toda su dimensin de grandeza y fragilidad.

    Como todos sabemos, el drama no puede existir sin contrastes. La recons-truccin de Arendt tendr lugar en una escenografa dual: la revolucin exitosay la fallida; como modelos paradigmticos, utilizar a la revolucin norteam-ericana y a la francesa. En su interpretacin histrica, el triunfo de los fede-ralistas en los Estados Unidos llev a una autntica participacin ciudadanasustentada en el predominio de la libertad individual, mientras que enFrancia, la inspiracin de Rousseau y la presin de la cuestin social, llevarona promover beneficios en favor de la multitud y el sacrificio de la libertadindividual por el "inters comn."

    2

    1Hannah Arendt, Crisis de la Repblica, Madrid, Taurus, 1973, p. 208.

    2La distincin bsica entre Arendt y Rousseau estriba en el hecho de que para ste ltimo el "bien comn" se entiende como"inters comn.". Ella establece que en Rousseau hay "una curiosa ecuacin entre voluntad e inters" que lo llevar a suconstruccin terica. Arendt separa la idea de voluntad de la de inters. Ver: Hannah Arendt, Sobre la Revolucin, Madrid,Alianza Editorial, 1988, p. 79. Para una exposicin general sobre el inters comn en Rousseau, ver Brian Barry "Elinters pblico," en Anthony Quinton, Filosofa Poltica, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1974 (Breviarios, 239),pp. 183-194. La autora se aleja de Rousseau en favor de una postura ms prxima a Montesquieu en donde el "biencomn" se sustenta en la idea de una repblica inspirada por la "virtud." Sobre este punto, vase a Margaret Canovan,Hannah Arendt. A reinterpretation of her political tought, Cambridge University Press, 1992, p. 207.

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    Esta lnea parece conducir a una tensin ineludible cuya lectura tiendea ser simplificada: la revolucin "exitosa" con ntida finalidad poltica, crista-lizada en el movimiento norteamericano y la revolucin "fallida," empaadapor "lo social" y "la compasin," ejemplificada en la revolucin francesa.

    Ensayar una exposicin que evite circunscribir a Arendt dentro de unamirada europea proclive a los Estados Unidos.

    3Considero que el contraste

    entre las dos revoluciones responde a un anlisis an ms complejo, localiza-do dentro de la intencin de la autora de someter a la poltica a una verdaderareformulacin.

    La narracin de ambas insurrecciones llevar a Arendt a encontrar que enel trayecto hacia la construccin de las comunidades polticas, stas seenfrentan a situaciones conducentes a anteponer el "inters comn," en sacri-ficio de la actuacin en concierto. Los intereses homogeneizados predominanen lugar de favorecer individuos que dedican su energa a la constanterecreacin de su comunidad, es decir al "bien comn."

    El resultado de la investigacin no llevar, pese a esto, a una lecturamaniquea de las revoluciones. Escptica acerca de los resultados obtenidospor los movimientos revolucionarios, Arendt interroga cules fueron los ele-mentos que llevaron a fenmenos como el terror, la violencia, el totalitarismoy, en general, al "desvo" de los fines de la instauracin del espacio pblico,as como a "vaciar" de sentido a la poltica.

    Dentro de esta visin, plantea que la poca moderna se presentcomo una oportunidad renovada para lograr una bsqueda de construccinde espacios para la libertad. Sin embargo, ciertos factores obstaculizaron laposibilidad de un autntico desarrollo de la vida poltica. El anlisis resultantellevar a identificar los elementos que condujeron a la abrumadora prdidadel sentido poltico, prdida que constituye la amenaza permanente de todaslas formas de gobierno.

    El nimo para "contar la historia" de los grandes momentos revolu-cionarios ser propiciado por el objetivo netamente arendtiano de "com-prender lo que pas" y observar las vas existentes para recuperar el "tesoroperdido" de las revoluciones. Para tal fin, la autora analizar la perpetua

    3Como algunos autores parecen interpretarla. Vase a Ernst Vollrath, "Hannah Arendt and the method of politi-cal thinking" y Robert Sternberger, "The sunken city: Hannah Arendts Idea of politics", en Social Research, 57,1, spring, 1990.

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    amenaza a que se encuentra sometido el espacio pblico y las dificultadespara fundar instituciones duraderas en las cuales se conserven el carcter dela aparicin pblica, la accin y la palabra.

    La historia de las dos grandes revoluciones que tuvieron lugar a finalesdel siglo XVIII en Norteamrica y en Francia permite seguir el desarrollo deambas y recuperar el posible legado que dejaron para la construccin denuevas comunidades polticas. Seala Arendt:

    La historia de las revoluciones (... ) se puede narrar bajo la forma de una parbola,como el cuento en que un tesoro de la edad dorada, bajo las circunstancias msdiversas aparece abrupta e inesperadamente y desaparece otra vez, en distintas condi-ciones misteriosas, como si se tratara de un espejismo. (...) Los unicornios y las hadasson, al parecer, ms reales que el tesoro perdido de las revoluciones.4

    En su intento por rescatar "el tesoro perdido" (el carcter poltico de losmovimientos) Arendt encuentra que en las dos revoluciones de ambos ladosdel Atlntico: "ese tesoro tena un nombre, hace tiempo olvidado y perdido,se dira incluso antes, de que el tesoro mismo desapareciera" es decir, la "feli-cidad pblica," la "gloria" o la "libertad pblica."

    5De all su inters por

    seguir la ruta de las historias en cada uno de estos movimientos.Ms adelante, el historiador francs Franois Furet (1927-1997), sin

    duda influido por Arendt, dir que el estudio de las revoluciones es la nicaforma de recuperar "la fuerza de las mitologas polticas que han dominadoel siglo XX."6 El autor galo recomienda situarse en el momento de sunacimiento o al menos de su juventud para percibir el esplendor inicial.Constituyen en s mismas un lapso breve en donde se mezclan "la esperan-za y la catstrofe." Este es el momento que Arendt pretende resaltar comoejemplo de la manifestacin de la supremaca de la poltica.

    El reinicio de la historia: las revoluciones

    La revolucin para Arendt es el evento en el que se capta la magnitud de lacapacidad humana para "hacer de nuevo," que tiene ms la connotacin de

    4H. Arendt, Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexin poltica, Barcelona, Pennsula, 1996, pp. 10, 11.

    5Ibid., p.11.

    6Franois Furet, El pasado de una ilusin, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1990, p. 15.

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  • emprender algo que en el sentido estrictamente cronolgico: es el poder dela conviccin comn, cuya clave es el comienzo de "una nueva poltica."

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    Dir Arendt: "las revoluciones son los nicos acontecimientos polticosque nos ponen directa e inevitablemente en contacto con el problema delorigen."

    8Los procesos revolucionarios son sucesos que revisten la posibilidad

    de un nuevo y abrupto comienzo de la historia, en ellos se pueden apreciarlas caractersticas de inicio, singularidad y acontecimiento. Son por esto, "untesoro sin edad que en las circunstancias ms diversas aparece bruscamentede improviso y desaparece en condiciones misteriosas."

    9 Instantes de apertu-

    ra en donde los actores disfrutan de la accin concertada, aparecen y semuestran a los dems. Es el momento en el cual emerge la libertad: este"tesoro sin edad," donde "todo est dicho y nada est dicho."

    10

    Acontecimiento, ruptura e inicio sern notas que pasarn a formar partede una definicin del espritu revolucionario. La descripcin del ambiente deese momento estar permeada de fragilidad y se caracterizar por "la alegra deestar juntos y actuar." En esta capacidad para actuar concertadamente se cen-trar el rescate de Arendt de la poltica comprendida como "momentos" parala accin. El momento se pinta con el nimo gozoso compartido por losagentes, quienes, concientes de saber que estn viviendo instantes privilegiados,estn ciertos de que en ese momento algo nuevo se est gestando y ellos sonprotagonistas de una ruptura. Tienen la claridad de que en ese evento se dar laoportunidad nica para que la historia pueda abrir sus puertas a la accin.

    La revolucin ser entendida como el nacimiento de una realidad total-mente nueva. Es por tanto la recreacin de la poltica dentro de su propiamanifestacin. En trminos histricos, antes de la etapa de las revolucionesno se poda hablar de un radical inicio, puesto que ni en las insurrecciones y,menos an, durante las guerras civiles se poda palpar este carcter de posibil-idad para una nueva fuerza nativa. Las transformaciones polticas anteriores ala era de las revoluciones no eran pensadas ni vividas como la bsqueda de unnuevo origen. Constituan reformas limitadas al relevo cupular de un poderque ya no responda a las expectativas de los sbditos. Es decir: "la transfor-

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    7Andr Enegrn, La pense politique de Hannah Arendt, Paris, Presses Universitaires de France, 1984, p. 189.

    8H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p. 86.

    9A. Enegrn, op. cit., p. 186.

    10Ibid., 186.

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    macin cuasi natural de una forma de gobierno en otra, dentro del cicloordenado y recurrente."

    11Se trataba solamente de sustituciones dentro de la

    lite gobernante, en donde quedaba excluda cualquier posibilidad para laaccin concertada y de generacin de poder "desde abajo."

    Al definir a la revolucin como "ruptura inaugural,"12

    se est hablandode cambio de gobierno, participacin ciudadana y finalidad estrictamentepoltica, que para Arendt es entendida como bsqueda de la libertad.

    El "dilema" de las revoluciones estriba en la confluencia de dos elemen-tos en apariencia contradictorios: por un lado, "el acto de fundar un nuevocuerpo poltico, de proyectar la nueva forma de gobierno conlleva una pro-funda preocupacin por la durabilidad y estabilidad de la nueva estructura"y por el otro, es menester conservar "el elevado espritu que siempre haacompaado al nacimiento de algo nuevo sobre la tierra."13 La inevitableconvivencia dual entre la necesidad de estabilidad con el fulgor de lanovedad, presente en el inicio de las revoluciones, dificulta que el curso delas revoluciones se mantenga. Estos elementos aparentemente opuestos yan contradictorios, tienen que coexistir para no liquidar el espritu que dioorigen a la revolucin, ni la permanencia de un cuerpo poltico.

    Es en el tiempo de las revoluciones cuando se puede apreciar la con-struccin de espacio pblico entre los individuos que se encuentran unoscon otros como iguales: se reunen y deliberan interesados por lo que escomn a todos, para dar inicio al momento de la interaccin y la prcticapoltica. Estas caractersticas tienen una doble faz: son "la gloria de la accinconcertada" y remiten inevitablemente al carcter espontneo y efmero delas revoluciones y a la "evanescencia"

    14del espacio pblico que tiene que ser

    sometido a una perpetua "recreacin" por parte de los actores.El acontecimiento, aun cuando responde a la accin autntica y colec-

    tiva, carece de cualquier atisbo de permanencia. Con esto, Arendt despojara la historia de todo elemento de necesidad. sta ser por el contrario, anali-zada a partir de momentos, instantes o "fragmentos de gloria" en los cualesse puede apreciar la verdadera magnitud del encuentro con los dems parala creacin del espacio concerniente a todos.

    11Ibid.

    12Ibid., p. 173.

    13Arendt, Sobre la revolucin, op. cit., p. 230.

    14Para ampliar y contrastar con la tesis que sostiene Paolo Flores DArcais en Hannah Arendt. Existencia y liber- tad, Madrid, Tecnos, 1996.

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    El olvido de la necesidad histrica

    De esta manera, encontramos que en Arendt la poltica se arma a partir dehechos y eventos especficos y responde a la emergencia de novedad, esfrgil, breve y contingente. Constituye la "brecha" que no tiene precedenteni meta certera. Hay en esto, un afn de presente, por esto es que la polti-ca se realiza en el curso de su propia accin.

    15No responde (a diferencia de

    Tocqueville y Marx)16

    a fuerzas irresistibles, es plena de espontaneidad.17

    La idea de inicio es ciertamente una de las ms potentes lneas deArendt. Concebir los sucesos como acontecimiento e inicio, la llevar a unaconfrontacin directa con la idea de "necesidad histrica."

    18An cuando

    hace evidente la falta de permanencia intrnseca a los actos humanos, dotade una nueva fuerza a la posibilidad de restaurar a la poltica a partir de susmanifestaciones mismas, con lo cual, elementos como la aparicin y laactuacin concertada adquieren un sentido renovado. La poltica tiene lugaren la dimensin experiencial, se est construyendo en los momentos emer-gentes, es all donde tiene lugar su manifestacin suprema.

    Empero, el elemento de contingencia, intrnseco a la accin, es ineludi-ble dentro del curso de las revoluciones. En el rastreo de la historia, Arendtadvierte como factor relevante el hecho de que todas las insurrecciones mo-dernas hayan dado inicio como restauraciones de un orden establecido. Esdurante su transcurrir que sus protagonistas, llegaron, casi sin proponrselo,

    19

    al inicio de una nueva etapa histrica y a buscar extenderla para la posteridad,"imbudos en la contingencia y fragilidad de sus actos."

    La mayor parte de las veces, los revolucionarios sin tener esa intencin,comenzaron a construir ese espacio para las apariciones de los que vendrandespus, dejndoles como herencia la idea de la existencia de un lugar donde"la libertad pudiera desplegar sus encantos y llegara a ser una realidad visible

    15 Como seala Agapito Maestre en el prlogo a Existencia y libertad, op. cit. p. 9.

    16Ibid., p. 175.

    17En este punto quedan resonancias de la primera Arendt. El "nuevo comienzo" implica la irrupcin en los pro-cesos, es decir la carga de "improbabilidades inifinitas" est dada por la accin de los hombres. Mientras que enla idea de proceso histrico no es la accin conjunta de los hombres lo que predomina "sino el desarrollo y con-fluencia de fuerzas extra humanas en las que el hombre que acta es excludo de la historia." Ver H. Arendt Ques la poltica?, Barcelona, Paids, 1997 (Pensamiento Contemporneo 49), p. 65.

    18Richard J. Bernstein, Perfiles filosficos. Ensayos a la manera pragmtica, Mxico, Siglo Veintiuno Editores, 1991, p. 293.

    19Dice Arendt: "Los hombres, en la medida en que pueden actuar, son capaces de llevar a cabo lo improbable e imprevisibley de llevarlo a cabo continuamente, lo sepan o no", en H. Arendt, Qu es la poltica?. op. cit., p. 66 (el subrayado es mo).

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    y tangible."20 Por tanto, la bsqueda de un nuevo origen fue la intencin ini-cial de los revolucionarios. En el caso francs, el factor que impuls hacia laplaza pblica a los individuos fue el intento por restablecer un orden de cosasque haba sido violentado por el absolutismo. Encarnado, como dir Furet, en"el misterio" de la revolucin francesa, que llev "al desplome de la monarquams grande y el nacimiento extraordinario de un rgimen nuevo."

    21

    Tal como sealara tambin otro de los grandes especialistas en revolu-cin francesa, George Lefebvre (1874-1959), cuando los hombres delpueblo recibieron la convocatoria de los Estados Generales, "no saban apunto fijo lo que eran ni que poda resultar de la convocatoria, pero por lomismo tenan ms esperanzas."

    22Los revolucionarios estaban inmersos en la

    seduccin del movimiento, pero nunca tuvieron como intencin expresa elarribo a un orden totalmente distinto.

    En el caso de Norteamrica, lo que llev a los hombres a aparecer enpblico fue la oposicin al orden colonial y la necesidad de desprenderse deun rgimen "arbitrario y opresivo". An cuando ambos movimientos fueronanimados por las mismas ideas y pasiones, tampoco supieron que habran dellegar a la conformacin de un cuerpo poltico totalmente nuevo, ni a con-stituir la "civilizacin democrtica moderna."

    23A pesar de que, efectiva-

    mente, el motor inicial de la accin fue poltico (impulsado por la rebeldaen contra de un estado de cosas que oclua las rutas hacia la libertad) los finesno eran claramente percibidos por ninguno de los involucrados.

    La explicacin que delinea el carcter contingente se da a partir de laausencia de clculo y anticipacin de consecuencias. Los revolucionarios seencontraban totalmente ajenos a la posibilidad de control sobre los efectosde sus propias acciones; ellos ignoraban hasta dnde podran conducir losactos emprendidos. Al enrolarse en las filas, desconocan cul sera el papela representar en el nuevo escenario donde se disponan a aparecer. En elcurso de los acontecimientos las revoluciones fueron adquiriendo un senti-do diferente. Por ello Benjamin Franklin

    24confiesa nunca haber escuchado

    20 Ibid., p. 34.

    21F. Furet, op cit, p. 27.

    22George Lefebvre, La revolucin francesa y el imperio, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1984, p. 51.

    23F. Furet, op. cit., p. 23.

    24H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p. 46. Para el desarrollo de este planteamiento ver tambin: MarthaRivero, El totalitarismo: una nota sobre la prdida de sentido comn. El pensamiento de Hannah Arendt.

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    a nadie en Norteamrica decir que su participacin tuviera la finalidad delograr la separacin de las colonias respecto de Inglaterra. En el curso delmovimiento los individuos se encontraron con algo totalmente desconoci-do e inesperado. La falta de certeza y clculo sobre los actos quedaba expre-sada incluso como una vuelta al pasado, ms apegados los corazones, dirArendt, a la idea de restauracin que al abismo infinito de la revolucin. Locual se pona de manifiesto, tal como Tocqueville habra de expresar conrespecto a la revolucin francesa, en el hecho de que: "se hubiera podidopensar que el propsito de la revolucin en marcha no era la destruccin delAntiguo Rgimen sino su restauracin."

    25

    Fue el trayecto de la accin misma lo que llev a resultados que hoypodramos calificar como inditos y que, en palabras de Arendt, llev a quelos actores pudieran "salvar al mundo de la repeticin y los condujo hacia lacreacin de una nueva trama poltica."Dicha trama habra de cambiar demanera radical la orientacin de las pasiones y los sentimientos "cuyo des-tino se alej del curso que quizs habra seguido en otras circunstancias.Comenz para ellos un viaje incierto y diverso en el tiempo."26 Sumergidosen esta vorgine y ante esta falta de claridad sobre lo que habra de depararel final del camino, Arendt lo desarrollar a partir del carcter de imprevi-sibilidad presente en todo movimiento. La aparicin y la discusin de temasaparecern siempre revestidas de estas caractersticas de contingencia, emer-gencia y novedad.

    Verdad es que la revolucin constituye una ruptura en el orden comn delos das

    27y nos recuerda la capacidad humana para reinventar un futuro. Voltil,

    frgil, efmera y carente de cualquier anticipacin de consecuencias es, sinembargo, la encarnacin de la voluntad para la poltica.

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, Mxico, 1990, (Tesis deMaestra ), p.39.

    25L ancin Rgime, citado por H. Arendt en Sobre la revolucin..., op. cit., p. 46.

    26Remo Bodei, Geometra de las pasiones. Miedo, esperanza, felicidad: filosofa y uso poltico, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1995, p. 350.

    27F. Furet, op. cit., p. 43.

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  • perspectivas tericas40

    Contraluz de la revolucin francesa: violencia,terror y necesidad

    La revolucin francesa no es solamente la instauracin de la repblica, esuna promesa indefinida de igualdad, dir Furet.

    28 Constituye una forma

    privilegiada de cambio, una esperanza tan vasta que tiene una elasticidadindefinida. Por esto, se puede saber que el Antiguo Rgimen termin, mien-tras que el de la revolucin no podemos afirmar que haya concluido.

    29

    Este tema tambin atrap a Arendt y sucumbi como muchos otros ala dinmica de la revolucin francesa y a su fascinacin. Es en esta insurrec-cin donde encontrar plasmados todos los claroscuros inherentes a lacapacidad humana para desplegar la poltica. Intentar articular estemovimiento a su idea de la accin y circunscribirlo dentro de su crtica a lamodernidad, esto otorgar un giro en el anlisis que la llevar a una posturaabsolutamente singular. La explicacin de la insurreccin de 1789 en Arendtaparece plena de heroismo y catstrofe. En ella se localizan el logro de laaccin concertada y la prdida del sentido de la poltica.

    Influenciada por los "aires de cambio" procedentes de Amrica la re-volu-cin surge inspirada por las trece colonias, en donde "la pasin por la nuevarepblica aviv el deseo de un cambio."

    30Ambas revueltas compartieron en sus

    orgenes el afn de bsqueda de libertad pblica. Era innegable el carcterpoltico de los acontecimientos. Sin embargo, el ansia de liberacin del miedoy del poder desptico predominaron en Francia frente a la posibilidad de cons-truir el "hogar comn," es decir la fundacin republicana.

    Inclusive cuando el movimiento revolucionario europeo fue impulsadopor la bsqueda de un nuevo orden, desde el inicio, lo que predomin fueel curso trgico de los acontecimientos. El afn republicano sucumbi aunantes de ver la luz, no logr llevar a un nuevo inicio que permitiera consti-tuir cuerpos polticos a la altura de las circunstancias.

    La explicacin sobre el destino de la insurreccin gira a partir de laestructura poltica existente: en Francia los vnculos que unan a los habi-tantes no estaban dados a partir de promesas mutuas, sino de privilegios

    28F. Furet, Penser la Revolution Franaise, Paris, Presses Universitaires de France, 1992, p. 18.

    29 Ibid., p. 18.

    30G. Lefebvre, op. cit., p. 16.

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    hacia los estamentos.31

    Por tanto, el conflicto entre el rey y el parlamento"arroj a toda la nacin francesa a un estado de naturaleza."

    32

    Aqu Arendt, con el fin de dar mayor fuerza argumentativa a suplanteamiento, ensaya una nueva versin de las principales categoras queacompaan al anlisis poltico. Para describir y narrar las revoluciones noencuentra palabras que nombren los sucesos, recurrir por tanto a lacreacin de un nuevo lenguaje en poltica que de cuenta de los hechos.Utilizar viejas categoras con un nuevo sentido y construir palabras quenombren lo inaudito.

    Dir respecto al estallido francs que los elementos predominantes eranentonces, la potencia y la violencia,

    33que en ningn caso fructificaran en

    poder concertado. Era una "fuerza natural y prepoltica," que no hizo distin-cin entre violencia y poder.

    34

    Arendt llega a este argumento porque en su anlisis no es posible conce-bir otro poder que no sea el generado a partir de la voluntad comn, cuyanica necesidad es mantener la accin de la cual surgi. Esto, como veremos,la llevar a encontrar en las condiciones histricas prevalecientes en el AntiguoRgimen, las races en donde se gest el "desbordamiento" de la revolucin.

    En el estallido es donde se "deja ver" el verdadero y nico poder: el delos iguales, que actan en concierto. Con esta apelacin a una suerte de"empowerment" Arendt pone de manifiesto que se acta "juntos y desdeabajo", porque nicamente se puede entender al poder como actuacin enconcierto y dentro de la ms absoluta isonoma. Seala Arendt:

    35"el poder

    no es nunca propiedad de un individuo; pertenece al grupo, y evidencia lafragilidad del mismo con esta frase: existe slo mientras ste no se desinte-gra " Sin embargo, y para esto recurre a Roma, "su fortaleza reside en quees potestas in populo, es decir, que sin el pueblo o el grupo no hay poder."

    36

    31H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p. 186.

    32Ibid., p. 187.

    33 Ver la distincin que hace Arendt de categoras como "poder", "violencia", "fuerza", "autoridad", en H. Arendt,Sobre la violencia, Mxico, Cuadernos de Joaqun Mortz, 1976, pp. 41-52.

    34Para la autora, con su carcter instrumental, la fuerza y la violencia, llevan a que la primera sea "energa desata-da por movimientos fsicos y sociales" y la segunda "multiplique la fuerza natural." Son por tanto, ajenas almbito poltico y su presencia en Francia habra de dificultar la consolidacin de actos fundacionales.

    35H. Arendt, Sobre la violencia..., op. cit., p. 41

    36Ibid.

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  • perspectivas tericas42

    El poder "aparece" y se "muestra" marcado nuevamente por este halo deemergencia, en donde se convierte en actuacin en concierto que es mani-festacin de la espontaneidad y el acontecimiento.

    La aparicin de la violencia y la fuerza estarn ligados a la explicacinsobre los factores que en Francia erosionaron la posibilidad poltica y sutrasfondo se ubica en el diseo de una novedosa aproximacin conceptualincorporada al anlisis: fue la presencia de la llamada "cuestin social" la quehabra de decidir el destino revolucionario.

    Por su relevancia y repercusiones dentro del anlisis, aqu ser perti-nente realizar un rodeo por el tema del "ascenso de lo social"

    37como cate-

    gora general para, posteriormente, retomar la exposicin histrica sobre larevolucin francesa.

    El ascenso de "lo social" y sus repercusiones polticas

    Arendt utilizar en diferentes formas trminos tales como "la sociedad," "losocial" y "la cuestin social," que tendrn diversas connotaciones, siempredisruptivas para la dicotoma pblico-privado y fundamental para la exposi-cin sobre la prdida de sentido de la poltica.

    La autora encuentra el argumento idneo sobre las razones del declivede la poltica en la distincin entre "lo social" y lo "poltico." Retomar ladiscusin sobre la transformacin del zoon politikon en animal social, y la lle-var hasta la era de las revoluciones y la poca moderna, donde localiza elencuentro y la prdida del "momento republicano," es decir la presencia deun autntico espacio pblico.

    38

    La distincin conceptual parte de la diferencia dada en trminos de laasociacin artificial ejemplificada en la polis (la vida poltica) y la "unin na-tural" representada por la oikia (vida familiar). Los griegos (expondr Arendt

    37La cuestin social habr de aparecer dentro del planteamiento como esta estructura hbrida que eventualmentellevar a la desaparicin de las fronteras entre lo pblico y lo privado.

    38Para Jean Bethke Elshtain (Public man, private woman. Women in Social and Political Thought, New Jersey,Princeton University Press, 1981, p. 77) la asociacin de Arendt entre la prdida de lo poltico y el ascenso de losocial parte de una lectura equivocada de Aquino quien no separ "lo social" de "lo poltico" (como interpretaArendt), sino que incorpor a la poltica, aspectos de la existencia social, de la vida compartida con otros.Tambin seala que Arendt distorsiona el sentido de "lo social" al definirlo como un "mundo sin suficiente dig-nidad para constituir una autntica y autnoma forma de vida."

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  • a partir de un rastreo histrico) conocan de la "natural necesidad del hom-bre de asociarse con sus semejantes," sin embargo, no incluan este elementocomo parte de las caractersticas especficas de los seres humanos.

    39

    La confusin generada entre el mbito estrictamente poltico con elsocial, es posteriror en trminos histricos y condujo segn estableceArendt, a que se concibiera al mbito poltico como sinnimo de lo social,esto ocurri al definirse al hombre como animal socialis y a la sociedad"como la forma de organizarse para alcanzar un fin concreto."

    40

    Aun cuando la finalidad pudiera o no ser poltica, Arendt consideraque all se localiza de manera temprana el papel asumido por el trmino"social," que es incorporado ya como "significado de condicin humanafundamental." Para los griegos esta capacidad de unin con sus congneresno era exclusiva de los seres humanos y por lo tanto no habra de ser con-templada dentro de los elementos especficos a los individuos.

    La asociacin con miembros de la misma especie era considerada comouno de los atributos "naturales" y por tanto, correspondiente a la parte msbiolgica de las personas. El hogar y la familia constituan el centro de laasociacin natural y lo especficamente humano era la capacidad para laorganizacin poltica.

    El campo familiar y poltico no permanecer ntidamente diferenciado,sino que aparecer una esfera ms: la social. "Esa esfera curiosamente hbri-da donde los intereses privados adquieren significado pblico."

    41La con-

    fusin de mbitos para Arendt aparecer circunscrita dentro de la necesidadde delinear la distincin entre las actividades intrnsecas a la conservacin dela vida y las concernientes al mundo en comn. "La sociedad" ser portanto, entendida como "el conjunto de familias econmicamente organi-zadas en el facsmil de una familia superhumana."

    42Al ascenso de lo social

    Arendt atribuye la prdida del sentido poltico, dir: "...histricamente alascenso de lo social corresponde casi exactamente a la invasin del espaciopblico por la sociedad".

    43

    43perspectivas tericas

    39H. Arendt, La Condicin Humana..., op cit., p. 41.

    40Ibid., p.38.

    41Ibid., p. 47.

    42Ibid., p. 42. Por esta razn Arendt encuentra que las comunidades polticas menos desarrolladas (como los despo-tismos orientales) aparecen siempre organizadas como "una familia superhumana" y se distinguen por el autori-tarismo imperante.

    43 Ibid., p. 42.

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  • perspectivas tericas44

    En el discurso sobre el Antiguo Rgimen y la Revolucin, encuentraque la destruccin del viejo orden feudal y el ascenso del Estado centraltuvieron como contracara la inclusin de la sociedad en el espacio poltico.En este punto, resulta esclarecedora la explicacin propuesta por AndrewArato y Jean Cohen

    44 al afirmar que en Arendt el desarrollo de lo social en

    Francia fue dado a expensas de la liquidacin de la sociedad poltica, endonde la centralizacin actu como eje rector: aparece una doble vertientede la cuestin social: una "ramificacin" cercana al joven Marx en dondepredomina la exposicin sobre el Estado econmico central y otra ms pr-xima a Tocqueville, en la cual prevalecen las consecuencias de de la destruc-cin de poderes locales y estamentales y el declive del feudalismo. La noblezafue reducida a cero y con esto el absolutismo destruy su propia base aldespolitizar a una sociedad cortesana que ya de por s se haba olvidado de lapoltica, imbuda en las manipulaciones secretas y la intriga.

    Hay pues varios elementos implcitos en Arendt para el ascenso de losocial, recuperados por Cohen y Arato: la temprana economa polticanacional, la despolitizada sociedad de las cortes y la emergencia de lassociedades de saln y la moderna revolucin democrtica."

    45Por tanto, la

    trada absolutismo-despolitizacin- economizacin46 ser la linea marcadapor Arendt para favorecer la idea del ascenso de lo social que aparece desple-gada hacia el Estado. La aparicin del Estado moderno, administrativo-burocrtico y econmico es, por ende, consustancial a la incorporacin delo social en los asuntos pblicos.

    La burocracia se constituye en expresin de la sociedad en el gobiernoen sustitucin de la autntica vida en comunidad. La administracinresuelve asuntos referentes al bienestar y otorga soluciones de corte admi-nistrativo a problemas que deberan ser relativos a la vida domstica. Laemergencia de lo social (rise of the social) representa por tanto, el desplaza-miento de la poltica por la "asistencia."

    El propio fracaso de la monarqua absoluta para generar una base deapoyo al eliminar a los poderes estamentales, llev a elevar al Estado abso-

    44Vase, Andrew Arato y Jean Cohen, Civil society and political theory, Cambridge, MIT Press, 1992, en especial el captulo 4 "The Normative critique, Hannah Arendt", p.p. 182-191.

    45Ibid., p. 182.

    46Ibid., p.p. 182, 183.

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  • 45perspectivas tericas

    lutista como una gigantesca administracin domstica, que no nicamentefue elemento que intervino en el levantamiento revolucionario, sino que lotraspas, por as decirlo, con el efecto de postergar indefinidamente la cons-truccin republicana. Los temas de estricta competencia poltica fueronreemplazados por los de corte administrativo. Es decir, se gener la sustitu-cin del gobierno por la administracin y "el arbitrio personal por normasburocrticas."

    47Esta construccin le permitir a Arendt, en efecto, construir

    la hiptesis de que la expresin poltica del ascenso de lo social la constituyela Nacin- Estado.

    48

    Por tanto, desde su surgimiento, la institucin estatal tuvo como tareacentral la resolucin de necesidades en detrimento de los temas de relevan-cia poltica. Esto conducir a la autora a integrar dentro de la explicacinsobre la transicin del feudalismo al capitalismo la idea de la aparicin de lasociedad vinculada a la cuestin social.

    El problema de lo social como sinnimo de administracin aparecerligado a la llamada "cuestin social." Esta faz, es la relativa a los aspectosconcernientes a la necesidad. La tcnica ser la encargada de la resolucin delas necesidades encarnadas en la "cuestin social."

    En este punto, para fines expositivos, es relevante discernir la cuestinsocial respecto de lo social tal como fue expuesto anteriormente. Lo socialcomo "cuestin social" se remite sin vacilaciones al problema de la pobreza,cuya profundidad es expresada en Arendt bajo los siguientes trminos: "esalgo ms que privacin, es un estado de carencia y miseria aguda constantes,cuya ignominia reside en su fuerza deshumanizadora, es abyecta porquecoloca a los hombres bajo el imperio absoluto de sus cuerpos."

    49

    Lo que ocurre cuando la "cuestin social" se presenta en pblico esla ocupacin forzada por la esfera de la necesidad del espacio concerniente a lalibertad, se pierde el significado original y se impregna el espacio pblico de"simbolismo biolgico."

    50Sale a la luz la parte ms oscura y recndita del ser

    humano que, por su carcter opresivo, debe permanecer oculta a los dems.

    4 5Ibid., p. 92.

    46Ibid., p.182.

    47Ibid., p.54.

    48Ibid., p.182.

    49Ibid., p.54.

    50 H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p.62.

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  • perspectivas tericas46

    Al vincular Arendt su caracterizacin general con la narracin de losacontecimientos en Francia, llegar a la conclusin de que en trminoshistricos, lo que ocurra en la sociedad cortesana, estatalmente centraliza-da, caracterizada por su avanzado nivel de descomposicin social, era quehasta ese momento la "vida infeliz" de los malhereux, haba permanecido"fuera" del espacio poltico.

    La miseria confrontada con la "vida corrompida" de los ricos con-formaba, sin embargo, una combinacin "explosiva" que habra de apareceren algn momento y la revolucin fue el mejor escenario posible para "abrirlas barreras del reino poltico a los pobres", lo cual llev a que el espaciopblico "fuera abrumado por zozobras e inquietudes que en realidadpertenecan a la esfera familiar."

    51La revolucin conforma el cadalso donde

    irrumpen de manera violenta aspectos ajenos a la estricta competenciapoltica, en una combinacin que habra de resultar irrefrenable: la"descomposicin" moral de las clases altas mezclada con la extrema pobrezadel pueblo. Esto habra de sealar la desaparicin de la vida poltica en suopuesto extremo: la violencia y el terror.

    52

    Por otra parte, en un contexto donde las noticias de ultramar fluan, lainfluencia recibida del exterior permiti a los franceses recibir noticia de quelos inmigrantes ingleses se haban despojado de la miseria y encontrado elacceso a una igualdad envidiable. Aunado al afn moderno de liberacin dela pobreza, motiv la aparicin pblica de los miserables: "en donde se supode una sociedad sin pobreza entonces se dio la rebelin de los pobres."

    53

    Burocratizacin y miseria aparecan encarnadas en viejas formas autori-tarias del Ancien Rgime, lo que la revolucin hizo fue agudizar su presen-cia y hacer que stos definieran el rumbo del movimiento. La revolucin nologr desintegrar el aparato burocrtico administrativo que permaneciinclume posterior a la insurreccin.

    Dir Arendt: "los hombres de la revolucin francesa convencidos comoestaban de que todo poder debe residir en el pueblo, abrieron la esfera poltica

    51H. Arendt, La Condicin Humana..., op. cit., p. 38.

    52Aqu, ms relevante que los trminos cuantitativos del saldo del terror o la posibilidad de "una especie de pasinpor el asesinato" generada en esta poca, es el hecho de que "el terror habl" es decir, sustituy a la palabra queenmudeci para dar lugar al lenguaje de la violencia y puso fin a las pasiones polticas (amor por la libertad, porla participacin, etctera). Vase Claude Lfort, Democracy and Political Theory, Minneapolis, University ofMinnesota, Press, 1986, pp. 69, 70.

    53H. Arendt, La Condicin Humana..., op. cit., p.23.

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  • 47perspectivas tericas

    a esta fuerza natural y prepoltica de la multitud y fueron barridos por ellacomo anteriormente lo haban sido el rey y los antiguos poderes."

    54

    Con un pueblo "arrojado al estado de naturaleza," la revolucin se con-virti en un movimiento desbordado, torrente difcil de encauzar. El hechode que los dirigentes afirmaran que "todo el poder reside en el pueblo"

    55

    colocaba al poder como una fuerza natural fuera de la esfera de estricta com-petencia poltica. La fuerza que eman fue la liberada por la insurreccin.Era la potencia multiplicada de la multitud que, preada de violencia, "nopoda resistir ningn poder institucionalizado."

    56

    Con la revolucin francesa apareci el lenguaje de las necesidades vitales:hambre y violencia. Se evidenci un estado de cosas que habra de modificar elcurso de los acontecimientos. Les enrags definieron la temtica revolucionaria:la bsqueda de florecimiento de la libertad pas a un lugar secundario, era pre-ciso aplicar "soluciones tcnicas" para sofocar las carencias.

    Aun cuando en Norteamrica la cuestin social exista, sta no lleg a"desbordarse" hacia la esfera poltica, tal como sucedi en Francia. El contex-to y el curso de los acontecimientos fueron opuestos. En Europa, el pueblo (lepeuple) se introdujo en la esfera poltica y la "hizo estallar." Al aparecer los mi-serables en pblico, se impusieron los mecanismos emergentes en perjuicio delas instituciones que abriran espacios para la libertad. Al ser llevados ciertostemas al escenario comn, se impuso el efecto de violencia y coercin inhe-rente a la esfera prepoltica. Eran necesidades domsticas y "al parecer slo laviolencia podra ser lo bastante fuerte para satisfacerlas."57 Con esto, elemen-tos pertenecientes de manera exclusiva a la oikia, se mostraron y "enturbiaron"el espacio pblico, otorgando la marca del terror a los asuntos pblicos.

    La explicacin otorgada por Arendt al hecho de que en Norteamricala esfera social no invadiera el espacio pblico y se pudiera llegar a unaforma avanzada de relacin poltica, gira en torno al espritu puritano de loscolonos, quienes se haban dedicado a la bsqueda del bienestar.

    58Por esto

    54 H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p.188.

    55 Ibid., p.185.

    56Ibid., p.187.

    57Ibid., p. 92.

    58Aqu conviene revisar la influencia de Tocqueville en Arendt. Ver Alexis de Tocqueville, La democracia enAmrica, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1984, captulo 10 "El gusto por el bienestar material enAmrica", p 489. El captulo da inicio con la siguiente afirmacin de Tocqueville: "El cuidado de satisfacer lasms mnimas necesidades del cuerpo y de proveer a las pequeas comodidades de la vida, preocupa all univer-

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  • perspectivas tericas48

    lograron arribar a una armona pblica, donde las personas encontraban enla accin un logro personal y como es bien sabido, la eudaimonia o felicidad,en trminos de la recuperacin de Aristteles por Arendt, "es un estado alcual se llega a partir del dominio de la necesidad," e involucra la ausencia noslo de carencias materiales, sino de enfermedad, porque se acuerdo con ella,al ser presas de cualquiera de las dos, las personas se vuelcan sobre s mismasy se ven impedidas para ir al encuentro con la libertad.

    59

    Al resolver asuntos vitales, y haber mantenido bajo control aqullo queera relativo al reino de las sombras, los colonos pudieron alimentar un desa-rrollado sentido ciudadano, permeado por el entusiasmo en la participacinde los temas comunes.

    60

    En Francia, la presencia ineludible de los sans culottes, marc el carctersocial de la revolucin. Los temas se tornaron administrativos y tcnicos(asuntos relativos al vestido y al alimento). Se pospuso indefinidamente larevolucin poltica. El aspecto prioritario fue la expresin como miserables yno como ciudadanos. Esto transform al movimiento revolucionario en "unautpica rebelin contra las urgentes necesidades de la vida."

    61El curso segui-

    do fue un titnico esfuerzo administrativo que irremediablemente llev al usode mtodos violentos para someter el caos generado por la necesidad. Conello, se mostr lo ms sombro de la condicin humana, e hizo sucumbir laespontaneidad y la gloria en el marasmo del intento para dar solucin a lasacuciantes demandas del pueblo, para finalmente, llevar al movimiento ahundirse "en el oneroso reino de la administracin y la asistencia."

    62

    Durante el proceso revolucionario en Francia y en aqullas revolucionesque surgieron a imagen y semejanza de ste, la situacin se reprodujo. Elintento por fundar la libertad, tuvo que ser pospuesto al infinito, para sertransformado en "la liberacin del proceso vital de la sociedad,"63 lo cualcondujo, argumenta Arendt, a que el objetivo de la revolucin fuera tan

    salmente a los espritus." El individuo norteamericano sera una fortaleza en su deseo de autonoma para lograrun "honesto materialismo" que constituye poder tutelar para asegurar sus goces.

    59H. Arendt, La Condicin Humana..., op. cit., p. 44.

    60Este aspecto es desarrollado de manera novedosa e interesante por Remo Bodei (op. cit.), cuando afirma que enNorteamrica el individuo ocup el lugar del Estado, "cada uno es el sol de s mismo." An cuando esta liber-tad fue guiada por "el principio del placer." Mientras que las condiciones europeas condujeron a que los indi-viduos requirieran un Estado centralizado y fuerte para dar solucin a las enormes carencias.

    61Ibid., p.240.

    62H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p.138.

    63Ibid., p. 65.

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    Dulce BelchezDulce Belchez 5 de noviembre de 2014 17:26

  • 49perspectivas tericas

    oscuro como "el desesperado intento por lograr el dominio de la escasez."Este factor, fue decisivo en Francia: en el intento por resolver problemassociales, los revolucionarios dieron inicio a un proceso que habra de con-ducir al colapso de la revolucin.

    Arendt conceder que en un primer momento dentro de las revoluciones,puedan hacer su aparicin la necesidad y la violencia. Esta ser una etapa deliberacin, que tendr que pasar a un segundo peldao de construccin,donde la libertad ser vista en trminos polticos. Fuera de estas etapas,la necesidad nicamente se constituye como elemento de disturbio para lapoltica. Ciertamente, la necesidad, empuja a los individuos hacia lo pblico,posteriormente, desde la poltica no se puede ofrecer solucin alguna y suaguda presencia inhibe la construccin, adems de desvirtuar el procesopoltico.

    El efecto poltico de la cuestin social

    En trminos histricos, Arendt considera que en Francia la tarea emprendi-da en la liberacin de la miseria tuvo como resultado que se mantuvierainclume la estructura del Antiguo Rgimen. En escencia, la figura delEstado-Nacin como eje central del aparato burocrtico fue su heredera.

    64

    La "apertura" del espacio pblico a la miseria fue la liquidacin del pro-pio espacio. Ante tal evento, fue preciso recurrir a arreglos que desviaron elproceso de fundacin y condujeron hacia el "ocaso" de la poltica. Esta lneaargumentativa llevar a Arendt a debatir con Rousseau. La situacin extremaa la que se enfrentaron los revolucionarios, ante la inmensa tarea de dar solu-cin a las carencias, llev a la solucin emergente de unificar a la poblacin.Por lo tanto, la voluntad del monarca entendida hasta ese momento como"la soberana" se desliz hacia el pueblo sin modificaciones de fondo. Seconvirti en una "abstraccin denominada Voluntad General,"

    65que indica-

    ba "soberana popular." Segn Arendt, la idea de "soberana nacional," queirnicamente denomina "la majestad del dominio pblico," (como eraentendida durante la monarqua) no era compatible con el nacimiento de

    64Al respecto, no se deja escapar la similitud con Furet y Tocqueville. Vase F. Furet, op. cit., p. 23.

    65Ibid., p. 169.

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  • perspectivas tericas50

    una repblica. Era "como si el Estado Nacional hubiera derrotado a la revo-lucin en Europa antes incluso que sta hubiese hecho su aparicin."

    66

    La creacin de un nuevo orden que verdaderamente transformara elestado de cosas fue pospuesto como parte de los objetivos de la revolucin,aun cuando los revolucionarios dejaban claro que su referencia no era unpoder centralizado y se aluda a una tmida posibilidad participativa, encar-nada en la representacin. La revolucin con el ideal de la "soberana popu-lar" abra apenas el espectro poltico, que resultaba a todas luces insuficiente.Se transformaba la sujecin al poder en manos de un rey, por "representantesde la voluntad general," situacin que era poco clara y constitua un freno ala verdadera participacin en los asuntos comunes.

    Fue necesario por tanto, centralizar y recurrir al "hombre fuerte,"encargado de unificar criterios en sustitucin de verdaderas institucionesrepublicanas. Este orden de cosas fue opuesto totalmente al proceso seguidoen Norteamerica, en donde al segmentar el poder, eran asumidos de verdadlos fragmentos comunales y acuerdos pactados. Su distribucin en pequeasunidades locales daba cauce hacia la posibilidad de una autntica mani-festacin plural. En este punto jugara un papel central la ausencia enNorteamrica de un "Estado nacional" y de "una tradicin verdaderamentenacional."

    67

    En Francia, la persistencia de un rgimen centralista, feudal y buro-crtico, aunado a las carencias que demandaban pronta solucin, dificultabade sobremanera el rompimiento con una tradicin autoritaria y la concepcinde nuevas formas para que la comunidad asumiera el poder. El "cuello debote-lla" de la revolucin estuvo representado por el traslado de la finalidadrepublicana hacia la abstraccin "pueblo." Esto llev a que los jacobinos nece-sitaran concebir a la voluntad como elemento unido e indiferenciable. Por esto,los rganos emanados del fulgor revolucionario, como los clubes o lassociedades populares resultaron incompatibles con el proceso y perecieronen manos de los propios revolucionarios, quienes los liquidaron en nombrede la compacta Voluntad General.

    66Ibid., p.p. 24,25.

    67Hannah Arendt and Karl Jaspers Correspondence 1926-1969, citado en Carol Brightman (ed.) Entre amigas.Correspondencia entre Hannah Arendt y Mary Mc Carthy 1949-1975, Barcelona, Lumen, 1998 (Palabra en elTiempo, 252), p. 8.

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  • 51perspectivas tericas

    As se entiende la estrategia seguida por Robespierre, al desestructurarlas sociedades populares surgidas como rganos de autogobierno y deencuentro ciudadano. l recurri al argumento de la necesaria unidad yapel a la voluntad general. En este sentido, las formas organizativasemanadas de la espontaneidad intrnseca a la accin, tuvieron que ser sacri-ficadas ante el torrente que se avecinaba.

    De tal modo, seala Arendt: "sustituir la repblica por el pueblo sig-nificaba que la unidad perdurable del futuro cuerpo poltico iba a ser garan-tizada no por las instituciones seculares que dicho pueblo tuviera en comn,sino por la misma voluntad del pueblo."68 Ello converta a todos en uno, olo que es peor, en un "monstruo de cien cabezas," ya que la "voluntad"poda ser veleidosa y mutable como el individuo, situacin que llevada a suextremo, justificaba "la antigua y ominosa conviccin propia del EstadoNacional,"69 de que en nombre del inters nacional se apelara al " ltimorecurso" de la razn de Estado.

    La razn de que persistiera la concentracin del poder, resida ademsen el importante factor de que no "alcanzaba" a la poblacin. En sentidoestricto, la estructura poltica haba permanecido intacta. La difusin delpoder no desbordaba el crculo del Estado, por tanto, no empapaba a los ciu-dadanos, quienes delegaban el poder en "polticos profesionales." Opuestoal caso norteamericano en donde el poder surga desde abajo y se extendadesde los ciudadanos, en una eficaz coordinacin entre asociaciones dondelos individuos se involucraban en la tematizacin pblica. Las formas repre-sentativas alejaban a los individuos de lo pblico que depositaban en sus re-presentantes decisiones trascendentes para la comunidad.

    Dentro del Estado-Nacin la aspiracin era llegar a un acuerdonacional sustentado en esta idea unificadora que habra de restar elementospara que el pluralismo pudiera construir su propia eficacia, cuyo efecto adi-cional sera la restriccin para los trminos y probabilidades de "armar"instituciones autnomas de carcter civil. Esto constrii las posibilidadespara la riqueza de opiniones y la deliberacin conjunta.

    68Ibid., p. 77.

    69Ibid., p. 78.

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  • perspectivas tericas52

    Otra cara de la volont gnerale, constitua el hecho de que la voluntadcolectiva y el inters general se habran de concebir en su desarrollo comoelemento consustancial a la idea de unicidad y homogeneidad, que en lamoderna sociedad democrtica norteamericana se mostrara tambin comoobstculo definitivo para la palabra. En Francia, este elemento condujo auna nueva concentracin del poder y a un rgimen sustentado en el terror yla violencia.

    70

    El curso que tomaron los acontecimientos llev a la "paradoja rousso-niana" de la mayora dominante o al "espectculo de un despotismo iguali-tario."71 Donde el resultado a futuro sera la multiplicacin de las constitu-ciones y los regmenes."

    72Esto aparece como signo inequvoco de la titnica

    tarea, a la que se enfrentan en todos los casos los revolucionarios, de crearinstituciones duraderas y estables.

    El lado oscuro del corazn: La compasin en el mbito de los asuntos pblicos

    ...y ocurre que el corazn humano es un lugar de tinieblas que el ojo humano nopuede penetrar con certidumbre; las cualidades del corazn requieren oscuridad yproteccin contra la luz pblica para crecer y ser lo que pretenden ser, motivos nti-mos que no estn hechos para la ostentacin pblica.73

    Arendt sostendr que el compromiso con el bienestar general llev a losrevolucionarios a identificar a la voluntad con la voluntad del pueblo. Conla derrota de los girondinos se hizo manifiesto que la constitucin de unarepblica sera pospuesta de manera indefinida para dar lugar al dominiode la compasin por los pobres y los sufrientes.

    La ambiguedad de la voluntad colectiva llev a que ante la cercana delpadecimiento, los revolucionarios sellaran sus acciones por una actitud compa-siva hacia los dbiles, en un despliegue de sentimientos relativos a lo ntimo.La presencia de la pasin en el espacio de las apariciones se "sali de cauce"y dej clara la ausencia de lmites. Esto es lo que otorga su carcter "incon-

    70Ibid., p. 196.

    71F. Furet, op. cit., p. 22.

    72Ibid., p.22.

    73H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p. 96.

  • 53perspectivas tericas

    tenible e interminable" a la revolucin francesa que la distingue de lanorteamericana.

    74

    La revolucin escenific el carcter indomable de las pasiones privadasmostradas en pblico. La miseria fue expuesta a la luz pblica y gener con-fusin de mbitos: "la pobreza, no solamente encarna una difcil situacin,sino que genera fustracin individual y ambicin social para resolverla, estogenera algo an ms complejo, que es la aparicin de la compasin en laescena poltica."

    75La necesidad de controlar el caos llev a ceirse al espe-

    jismo de la voluntad nica, ya que "en su demanda de pan, la miseria puedeasumir de hecho el disfraz de la unidad."

    76Engendr estados de nimo, emo-

    ciones y actitudes que confundieron la presencia de sentimientos privadoscon virtudes pblicas. Se impuso the passion of compassion

    77es decir el mbito

    de la intimidad trastocado en atributo ciudadano. Al ser mostrados los "asuntos del corazn" en pblico, se aceptaba la

    imposibilidad de constituir cuerpos polticos a la altura de los tiempos. Alaparecer los "resquicios" humanos (aspectos concernientes a las pasiones quepor su naturaleza eran inabarcables) erosionaron las condiciones para que lapoltica tuviera lugar. Se extravi la ruta poltica dentro del carcter infinitode las emociones.

    Esta intromisin tuvo tambin el efecto de liquidar la distanciaentre las personas, dado que los "asuntos del corazn" fueron movilizadoshacia el espacio comn. Por ser un sentimiento privado e individual, dirArendt, la compasin se asemeja al amor, en el sentido que anula la distan-cia, por esto, al aparecer en pblico se distorsiona y tendr el efecto de desas-tre: "La compasin desde el punto de vista poltico, es irrelevante debido aque anula el espacio mundano interhumano donde estn localizados losasuntos polticos, la totalidad de la actividad humana."78 Los sufrientesquedan en un conglomerado informe: el pueblo, las masas.79

    74F. Furet, op. cit., pp. 22, 23.

    75 Ibid., p. 74.

    76 Ibid., p. 95.

    77John F. Sitton, "Argument of council democracy", en Social Research, 57, 1, primavera de 1990,p. 320.

    78H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p. 86.

    79Ibid., p. 86.

  • perspectivas tericas54

    Virtudes privadas, vicios pblicos: la piedad y el amor por los sufrientes

    Al mostrar Robespierre el corazn en pblico y elevar los actos procedentes dela pasin como virtud poltica, los revolucionarios iniciaron una dinmicade actuacin sustentada en la sospecha (engaos, calumnias y traiciones) resul-tado de la dilucin de mbitos. La necesidad de mantener en resguardo a lossentimientos se hace manifiesta: "el corazn mantiene vivas sus fuentes graciasa la lucha constante que progresa en la oscuridad,"80 puesto que"el coraznconoce muchas luchas interiores y sabe muy bien que lo que era recto mientraspermaneca escondido puede parecer deshonesto, una vez que se descubre."

    81

    Es menester por tanto que el espacio ntimo deba ser preservado de la luzpblica. Cuando se confunde con virtud ciudadana se torna sospecha y descon-fianza que genera terror. Se destruye el espacio de las apariencias que debe serconstantemente validado. Esto llevar a un desarrollo del tema de la autentici-dad, que implicar el factor ineludible de que la autenticidad de las emocionesdeba ser probada de manera permanente. Sometida a una perpetua validacin,nos enfrenta a la perenne dificultad de comunicar lo incomunicable.82

    Los hombres de la revolucin confundieron la compasin con la virtudy llegaron, como en el caso de Robespierre, "a sospechar hasta de s mismo,"lo cual condujo a llevar a la accin a degenerar en meras apariencias a partirde "actos hipcritas." Por esto es que el corazn debe permanecer dentro desu propia "lgica" de las tinieblas, puesto que la solucin de los asuntos delmundo exige claridad y el corazn no la tiene porque "es precisamente la luzdel mundo la que perturba la vida del corazn."83 Fuera de la vida del mbitoprivado el corazn no tiene porqu ser mostrado.

    Al trasladar Robespierre los conflictos concernientes al alma para elmbito de la poltica, an cuando fuera llevado por su sincero patriotismo ypor un afn "siempre alerta" de lograr la virtud, al ser desplegados en pbli-co, dejaban de ser principios para la accin o motivaciones para lainspiracin, puesto que degeneraban en meras apariencias.

    84

    80Ibid., p. 97.

    81Ibid., p. 97.

    82Al respecto ver el desarrollo que hace Hannah Arendt en La Condicin Humana ( op. cit.) sobre la imposibili-dad de "abarcar lo inabarcable" en referencia a transmitir sensaciones como el dolor.

    83Ibid, p. 98.

    84Ibid, p. 98.

  • Por su direccin particular, la compasin impide el intercambio porqueslo es enviada hacia quien la padece. Arendt puntializa que la compasin,por lo general, no se propone transformar las condiciones del mundo a finde aliviar el sufrimiento humano, pero si lo hace, evitar el largo y fatigosoproceso de persuasin, negociacin y compromiso, que es caractersitica dela poltica, y en su lugar prestara su voz al que sufre y por tanto anular ladeliberacin. Se hablar en nombre de un cuerpo abstracto: "los que sufren"( le peuple, les malhereux) y la pluralidad quedar anulada.

    El mismo vocablo peuple, dice Arendt, "naci de la compasin y erasinnimo de desgracia e infelicidad, siempre acompaado por el adjetivomalhereux."

    85Lo anterior, tambin seal el cariz de los sucesos:

    La revolucin francesa se apart casi desde su origen del rumbo de la fundacin, acausa de la proximidad del padecimiento; estuvo determinada por las exigencias dela liberacin de la necesidad, no de la tirana y fue impulsada por la inmensidad sinlmites de la miseria del pueblo y de la piedad que inspiraba esta miseria.86

    En Norteamrica, la situacin migrante de los colonos los hizo susten-tar su vnculo en el poder de la promesa. Por tanto, la palabra "pueblo" tenael referente de mayora, "de la variedad infinita de una multitud cuya majes-tad resida en su misma pluralidad," es por esto, que para los PadresFundadores, el espacio concerniente a lo pblico se vea como una posibilidadpara el intercambio de opiniones, situacin que descart el rumbo violento delos eventos y abri el camino de manera fluda a procesos de construccin delpacto ciudadano.

    En la visin de Arendt los hombres de la revolucin francesa, moviliza-dos originariamente contra la tirana y la opresin (y no contra laexplotacin y la pobreza) enfrentados al espectculo otorgado por el dolor yla miseria se colocaron del lado de los oprimidos y "se sintieron parte delpueblo." Hasta ese momento, "no necesitaron espolear su solidaridad", puestoque "hablaban y actuaban como representantes de una causa comn."87 Sinembargo, posteriormente, esta invasin de la necesidad ocasion el doble efectode liquidacin de las distancias y amenaza de terror permanente. La compasin

    85Ibid., p. 76

    86H. Arendt, Sobre la revolucin..., op. cit., p. 93.

    87Ibid., p.75.

    55perspectivas tericas

  • actu como movilizador sentimental y llev a idealizar a las vctimas, a unasuerte de "enamoramiento" por los que sufren.

    Estos elementos tuvieron en la mirada de Arendt, no slo el efecto decancelacin de la participacin en los asuntos comunes, sino el resultado queen trminos polticos, el proceso de construccin del acuerdo, estuviera mar-cado por la caracterstica distintiva de no ser "ni del pueblo y, menos an,por el pueblo, sino, en el mejor de los casos, para el pueblo."88 Es decir, nose dio un verdadero proceso de consolidacin institucional, basada en una"fundacin de relaciones con las personas en su singularidad"89 sino por elcontrario, un "sustitutismo" de partido cuyo signo fue "la usurpacin delpoder soberano por quienes se llamaban a s mismos sus representantes."90

    Afirma Arendt: "la compasin fue descubierta y comprendida como unaemocin o un sentimiento y el sentimiento que corresponde a la pasin de lacompasin es ciertamente la piedad."

    91 Dentro de este estado de cosas, jug un

    papel relevante la influencia que, para los revolucionarios franceses, tuvieronlas ideas de Rousseau quien en su "rebelin contra la alta sociedad" de lossalones apel a los asuntos del corazn y tematiz el papel de la intimidad con-tra "la falta de corazn de la razn."92 S a l se le debe haber introducido lacompasin en la teora poltica al tematizar los aspectos relativos a las emo-ciones, a Robespierre se le puede atribuir el haberla llevado a las calles.93

    De tal forma, mientras la piedad empuj a los revolucionarios hacia losoprimidos (como forma pervertida de la compasin) la alternativa que semostr fue la solidaridad, "que funda desapasionadamente una comunidad deintereses con los explotados", y en este aspecto "la solidaridad pudo abarcar auna multitud porque participaba de la razn. Aun cuando poda ser promovi-da por el padecimiento, se circunscriba a ideas. En este punto, la solidaridaddentro de la revolucin francesa conllev el olvido de las grandes obras comola virt, o la grandeza o el honor en nombre de la "solidaridad," es decir, una"especie de amor por los hombres."94 Robespierre sucumbi ante los encantosde la solidaridad y la confundi nombrndola virtud, seala Arendt.

    88Idem.

    89Ibid., p.90.

    90Ibid., p.76.

    91Ibid., p.89.

    92 Idem.

    93Idem.

    94 Idem.

    perspectivas tericas56

  • El problema con la solidaridad, es que aun cuando, al igual que lapiedad, tiene la capacidad para establecer distancias (cosa que no ocurre conla compasin), tiene el efecto de llegar a ser disfrutada en s misma y con-ducir a la glorificacin de su causa. La solidaridad es un sentimiento que salea la luz pblica y abarca a la multitud, eventos ambos que llevan a distor-sionar el sentido poltico puesto que se pierde toda capacidad de relacincon personas singulares y llega un momento en que se torna un sentimien-to que llega a ser disfrutado en s mismo, lo cual, puede llevar a la paradji-ca situacin de requerir de la existencia de los desgraciados para su propiomantenimiento.

    En este aspecto, la glorificacin hecha por Robespierre de los pobres, lollev a un "elogio del padecimiento"95 y al confundir la virtud con el padec-imiento, se abri un cauce para dar nfasis a una inimaginable capacidad parala crueldad en los revolucionarios. As, el terror y la violencia imperantes en elmovimiento francs tuvieron como palanca la confusin de mbitos y "losrecursos del corazn." De esta forma, la "solidaridad" apareca permeada por"la capacidad para entregarse al padecimiento de los dems."96

    En este punto, el vnculo entre el Terror y la aparicin de sentimientosen el espacio pblico es ineludible y lleva a que la explicacin para la ruta quesiguieron los acontecimientos est marcada por una suerte de "victimismo."En Arendt, para que la compasin sea desplegada, es cierto que necesita lapresencia de vctimas, lo cual nuevamente nos remite al problema de la aut-enticidad de las emociones y la imposibilidad de "nombrar lo innombrable."

    El "victimismo" dentro del curso que siguieron los sucesos, tuvo su tra-duccin en la estigmatizacin de todo aquello que se consideraba como un"acto de egosmo," es decir, no ser capaz de sufrir con los dems. Mientrasque en oposicin, los actos de violencia podan ser admisibles, en tanto quesu motor fuera el "compadecer" a los ms dbiles. Se abra con esto el espec-tro para actos signados por el uso del terror mientras se estrechaba la posi-bilidad de que los sentimientos permanecieran en la intimidad. Los vncu-los fueron establecidos a partir de lo ms pdico de la condicin humana ensustitucin de relaciones ciudadanas.

    95Ibid., p.90.

    96Ibid., p. 82

    57perspectivas tericas

  • perspectivas tericas58

    En este sentido, "la magia de la compasin" consista en que abra elcorazn del que padece a los sufrimientos de los dems, por lo que establecay confirmaba el vnculo "natural" entre los hombres. Donde terminaba lapasin (capacidad para el padecimiento) y la compasin (capacidad de pade-cer con los dems) comenzaba el vicio."97 Al respecto, no se tiene que ir muylejos para recordar todos los eventos sellados por el terror que tuvieron lugardentro de las grandes revoluciones de este siglo (China, Rusia) y las "conde-nas" a quienes mostraban no ser capaces de compadecer al prjimo.

    Desde el punto de vista poltico, dir Arendt respecto a Francia, "puededecirse que el mal de la virtud robesperiana consisti en no haberse puestoninguna limitacin."98 Bajo la proclama de la virtud, lo que en realidadsucedi con Robespierre fue que estaba en germen la aparicin del Terror.

    Histricamente, lo que qued claro, fue que los girondinos, al ser inca-paces de dar nacimiento a una constitucin y establecer un gobierno republi-cano, "dieron rienda suelta a la compasin como fuerza motriz de la revolucin,"por lo que este cambio tuvo como efecto que Robespierre promulgara las leyes,seala Arendt, en nombre del "pueblo francs" y no de la "repblica francesa,"evento que en la mirada de los jacobinos daba ms dinamismo a la constitu-cin del nuevo cuerpo poltico pero que, para Arendt, tuvo el efecto opuesto:la exclusin de todo proceso de confrontacin de opiniones y de su eventu-al concierto.99 O tal como sera expresado en trminos de Furet: "Franciamultiplica las constituciones y los regmenes y ofrece al mundo el primerespectculo de un despotismo igualitario."100

    Al entender a la voluntad, como una e indivisible, se sustitua a larepblica por el pueblo, lo cual significaba dejar de lado a las institucionesseculares en favor de la voluntad abstracta del pueblo. Esto llev a que paraRobespierre la aspiracin fuera la unanimidad y no el acuerdo de la may-ora.101 El cuerpo poltico deba operar como un slo individuo y, por tanto,el enemigo a vencer sera entonces el inters particular de cada uno. La nicafuerza capaz de proporcionar cohesin a las diferentes clases de la sociedaddentro del molde de la nacin.

    97Idem.

    98Ibid., p. 91.

    99Ibid., p. 77.

    100F. Furet, El pasado de una ilusin..., op. cit., p. 23.

    101 Ibid.

  • 59perspectivas tericas

    El trasfondo de la compasin en Rousseau y su "adaptacin" por parte deRobespierre estribara en que tanto uno como el otro, fueron producto de supoca, lo cual queda contextualizado en forma magnfica por Arendt, cuandoseala: "estamos tan acostumbrados a atribuir la rebelin contra la razn alromanticismo del siglo XX y a concebir al siglo XVIII desde la perspectiva de larazn ilustrada que tendemos a pasar por alto los alegatos en favor de la pasin,del corazn, del alma, y especialmente el alma escindida (l me dechire)."102

    La situacin enfrentada por los revolucionarios franceses, se sustent enque consideraban a la razn como un estorbo para dar rienda libre a lapasin. Ellos "saban del eterno juego entre la razn y las pasiones," lo cualse hace manifiesto en la bella explicacin de Arendt sobre el conflicto quepadecieron, provocado por la existencia dual del alma, en la cual "no hay undilogo, sino un padecimiento intenso."103 Fue esta inmensa capacidad parapadecer lo que animaba a Rousseau para "incitarla a la lucha contra el egos-mo de la sociedad, por una parte, y contra la soledad imperturbable de lamente ocupada", en un dilogo consigo misma, por la otra."104

    Pasiones privadas versus pasiones pblicas

    En la vorgine de las pasiones y la seduccin de los momentos de emergen-cia, permanece inalterable la dicotoma de Arendt entre el mbito privado yel pblico. Su idea de la poltica quedar ubicada dentro de este trasfondodefinido por las partes ntimas y las que deben ser objeto de publicidad. Lorecndito y lo que pertenece a la luz pblica no es nicamente un juego deluz y sombras, es la correcta distancia entre las personas. En el mbito nti-mo se diluye la distancia, mientras que en pblico se requiere una mesura enla proximidad. Esto implica que no existe el amor en poltica. Los ciu-dadanos comparten un mundo en comn que requiere, para su preser-vacin, de una "amistad ciudadana", es decir, teir a la poltica con laspasiones pblicas de la aparicin, con el gusto por la participacin, con la

    102 Ibid., p. 81.

    103Vase Remo Bodei, "El desorden de las pasiones" y "Esperanza y miedo", en Geometra de las pasiones, op cit., pp. 59-82.

    104Ibid., p. 82.

    Dulce Belchez

  • perspectivas tericas60

    virtud cvica, pero no con el amor. La poltica constituye parte relevante enla vida de las personas, los momentos en los que se muestra son plenos pero,para su mantenimiento, requiere de suma cautela, es decir, evitar el frragode las pasiones interiores.

    Recibido el 27 de mayo del 2005Aceptado el 14 de junio del 2005

  • 61perspectivas tericas

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