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Jacques Rancière Sobre la importancia de la Teoría Crítica para los movimientos sociales actuales

37197112 Ranciere Jacques Sobre La Importancia de La Teoria Critica Para Los Mm Ss Actuales 2010

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Sobre La teoría crítica y el aporte a las ciencias sociales

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  • Jacques Rancire

    Sobre la importancia de laTeora Crtica para los movimientossociales actuales

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    Cul es la importancia de la teora critica para los movimientos sociales actuales? Siqueremos abordar la cuestin seriamente, tenemos que tener en cuenta un hecho bsico.Este hecho bsico dice que lo que hace cuarenta aos era mantenido como teora crticase ha convertido en un poderoso arsenal intelectual en contra de los movimientos sociales.La evolucin por la que hemos pasado durante las ltimas dcadas no puede ser caracterizada,como dicta la opinin general, como un mero proceso de desvanecimiento de los poderes,las luchas y las creencias que conducen al equilibrio de los antiguos antagonismos y acierto tipo de estadio medio de las cosas acompaado de un escepticismo generalizado.Lo que ha tenido lugar no es el fin de la gran narrativa de la Modernidad. Es el recicladoy readaptacin de los componentes de esa narrativa en un intento activo de configurar unorden de dominacin capaz de desterrar cualquier resistencia y excluir cualquier alternativaimponindose a s mismo como manifiesto e ineludible.

    A ese intento se le debe dar su nombre propio: se trata de una contrarrevolucin intelectual.Ahora bien, el asunto es que esta contrarrevolucin intelectual construy su hegemonaincorporando descripciones, narrativas, argumentos y creencias tomados prestados de latradicin crtica y de las mltiples variedades del discurso Marxista, desde la Crtica dela Ideologa Alemana hasta la crtica de la industria cultural, la sociedad del consumo ola sociedad del espectculo. Los conceptos y procedimientos que definieron la tradicincrtica no se han desvanecido en absoluto, todava operan, aunque sea en el discurso deaquellos que se mofan de ellos. Pero lo hacen de un modo que implica una completainversin de sus supuestos fines y orientaciones. Esta inversin comprende cuatro puntosprincipales que examinar por orden. Por supuesto, esos cuatro puntos estn unidos entres, pero su orden determina una progresin dinmica, la dinmica de la contrarrevolucinintelectual, cuyas articulaciones merecen un examen detallado. Esos cuatro argumentostienen que ver primero con la necesidad econmica, segundo con la desmaterializacinde las relaciones sociales, tercero con la crtica de la cultura de bienes, cuatro con elmecanismo de la ideologa.

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  • Jacques RancireSobre la importancia de la Teora Crticapara los movimientos sociales actuales

    El primer punto: la necesidad econmica, o de un modo ms exacto, la ecuacin entrenecesidad econmica y necesidad histrica. En cierto momento, esta ecuacin se despeja s misma gracias al denominado determinismo Marxista al cual se opuso el discursomainstream con el argumento de la libertad de la gente para intercambiar libremente susproductos en el mercado libre o de crear contratos libres para el uso de su fuerza de trabajo.Ahora con el entramado de los mercados en la economa global, esta libertad escontemplada claramente por sus propios vencedores como la libertad para someterse a lanecesidad del mercado global. Lo que ayer era la necesidad de la evolucin hacia elsocialismo se convierte hoy en da en la necesidad de la evolucin hacia el triunfo de estemercado global. No es sorprendente que este desplazamiento haya sido defendido pormuchos de los otrora Marxistas, socilogos socialistas o progresistas y economistas quetransformaron su fe en la realizacin histrica de la revolucin por una fe en la realizacinhistrica de la Reforma. Lo que la Reforma significa, desde los tiempos de Ronald Reagany Margaret Thatcher, es la reconstruccin no slo de las relaciones de trabajo sino tambinde toda clase de relaciones sociales de acuerdo con la lgica del mercado libre global.Todas las formas de destruccin del Estado del bienestar, la seguridad social, las leyesde trabajo, etc. han sido justificadas por la necesidad de adaptar las economas locales yla legislacin local a la coaccin de esta revolucin histrica ineludible. De esa forma,todas las formas de resistencia a esos supuestos han sido consideradas como actitudesreaccionarias de segmentos de la poblacin que an se aferran al pasado, asustados porla evolucin histrica que destruira sus estatus y privilegios, y por consiguiente obstruyenel camino del progreso. En el siglo XIX, Marx denunciaba a aquellos artesanos, pequeo-burgueses e idelogos que luchaban contra el desarrollo de las formas capitalistas que losamenazaban con la desaparicin, preparando as el futuro socialista. Del mismo modo,cualquier lucha para resistir a esta lgica de Reforma ha sido cada vez ms denunciadacomo la anticuada resistencia de los egostas trabajadores para defender sus privilegios.En Francia, cuando estallaron las grandes huelgas en 1995 contra el gobierno conservadorque dispuso reformar el sistema de pensiones, la inteligencia de izquierdas defendi lareforma y acus a esos huelguistas anticuados de sacrificar egostamente el futuro a costade una miope defensa de sus privilegios. Desde entonces todo movimiento social ha sidoacusado de egosmo y atraso por esa inteligencia progresista.

    2. Este reciclado de la lgica de necesidad histrica ha adoptado un giro ms filosficocon el reciclaje de una de las principales tesis del Manifiesto Comunista: la tesis de ladisolucin de todas las estructuras slidas y las formas tradicionales de relacin. Todolo que es slido se desvanece en el aire, la archiconocida frase del manifiesto Comunista

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    se ha convertido en el eslogan de numerosas versiones de manifiestos Post-modernos quehan florecido a principios de los ochenta para describir como todo, desde las condicionesde trabajo hasta los golpes militares, se hace cada vez ms inmaterial, lquido o etreo.La forma ms depurada de esta narrativa puede encontrarse en el trabajo del filsofoalemn Peter Sloterdijk, quin se ha convertido a s mismo tanto en el pensador como enel historiador de la volatilizacin de nuestro mundo. Lo que define a la modernidad,de acuerdo con l, es el desvanecimiento conjunto de pobreza y realidad. En su libroEspumas1 describe el proceso de la modernidad como un proceso de antigravitacin.La Antigravitacin se refiere en un principio a las invenciones tcnicas que permitena los hombres conquistar el espacio y volar en el aire. Pero, de un modo ms general, noscuenta que la vida ha perdido mucha de su gravedad lo que significa tanto su carga depobreza, dolor o dureza como su carga de realidad ontolgica. De este modo el esquemaMarxista se recicla de un modo inverso: puesto que el joven Marx proyect sobre un cieloideal la realidad invertida de la miseria terrenal. Segn Sloterdijk nuestros contemporneoshacen lo contrario: proyectan sobre una triste e ilusoriamente slida realidad la imageninvertida del proceso de antigravitacin. A su modo de ver, nuestra opulenta sociedadest definitivamente liberada de lo que el llama las definiciones de la realidad formuladaspor la ontologa de la pobreza, aun as todava nos aferramos a esas frmulas y expresamosla ausencia de miseria y la ausencia de gravedad en el lenguaje de la miseria y de lagravedad. Esto significa que la reivindicacin social de hoy en da tan slo puede significaro bien el intento hipcrita de enmascarar la realidad de la abundancia o bien el deseo dems abundancia.

    3. En este punto la descripcin del proceso de desmaterializacin se encuentra con untercer aspecto del reciclado de la crtica cultural y social: la descripcin del mundocontemporneo como el reino de una pequea burguesa global de individualidadesnarcisistas. Esta descripcin recicla el discurso crtico de los sesenta, denunciando lasmitologas de la mercanca, las falacias de la sociedad de consumo y el imperio delespectculo. Aunque, hace cuarenta aos, se supona que esta crtica enmascaraba losmecanismos de dominacin y proporcionaba a los pilotos capitalistas nuevas armas decombate. Lentamente se ha convertido en exactamente lo contraro: una forma deconocimiento nihilista del reino de la mercanca y del espectculo, del equivalente de, eltodo por el todo y el todo por su imagen. Esa sabidura nihilista muestra a la humanidadentera como una poblacin de idiotas fascinados por el espectculo de los realities yconsumidores entusiastas sobrecargando sus cestas con los excedentes de su consumofrentico. Retrata a la ley de la dominacin como una fuerza que penetra cualquier voluntad

  • de hacer algo al respecto. ltimamente la lgica de la denuncia se ha invertidocompletamente. Antes sealaba cmo la mquina capitalista engaaba a aquellos que sesometan a su poder. Ahora nos dice que el imperio de la mquina capitalista es slo elproducto del deseo frentico de esos individuos de consumir todava ms productos,espectculos y formas de disfrute personal. La culpabilidad del sistema se ha convertidoen la culpabilidad de los individuos que estn sujetos a l. Se dice por tanto que elcapitalismo no es nada ms que el reino de un individualismo de masas o de un individualismodemocrtico. La crtica Marxista de los Derechos del Hombre mostrando al hombreegosta burgus como la realidad del ciudadano demcrata se recicla para reflejar que elindividuo narcisista es la realidad de la democracia. Ahora se ha dado un paso ms enla inversin de la crtica. Muchos socilogos, filsofos polticos y moralistas empezarona explicarnos que la democracia y los derechos del Hombre, como Marx haba demostrado,eran simplemente los derechos del individuo egosta burgus, los derechos de losconsumidores para desarrollar cualquier tipo de consumo, destruyendo por tanto todas lasinstituciones tradicionales y formas de autoridad, que imponan un lmite al poder delmercado, tales como la familia, la escuela o la religin. Esto es, dijeron, lo que de hechosignifica la democracia: el poder del consumidor individual al que no le importa otra cosaque no sea la satisfaccin de sus necesidades y deseos, la igualdad entre el vendedor ycomprador de cualquier mercanca. Por consiguiente llegaron a la conclusin de que loque el individuo democrtico quera era el triunfo del mercado en todas las esferas de lavida y por tanto de todas las formas tradicionales de autoridad y transmisin que constituyenun orden simblico. As la crtica del mercado de la sociedad de consumo y del espectculotermina denunciando al llamado individuo democrtico al que culpan de todos los malesdel mundo contemporneo.

    4. La conclusin que se puede extraer de esos anlisis es que esos poderes de estado ypoderes econmicos hacen mejor en tomar sus decisiones sin consultar a esos individuosirresponsables. Pero eso no es todo. De acuerdo con esa lgica, los consumidoresdemocrticos ms peligrosos son primero aquellos que tienen menos dinero para consumir,segundo aquellos que se rebelan en contra del imperio de la explotacin y el consumo.El primer punto fue planteado cuando estallaron disturbios violentos en el 2005 en lossuburbios pobres de Pars, poblados principalmente por familias provenientes del Maghreby del frica Negra. Los portavoces de la inteligencia de izquierdas francesa explicaronque el deseo de los jvenes rebeldes era nicamente eliminar todo lo que se interponaentre ellos y los objetos de su deseo, que eran simplemente las imgenes de los bienesideales de la sociedad de consumo que vean en la Televisin. As los habitantes de los

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    suburbios ms pobres terminaron por reflejar el narcisismo y hedonismo de la sociedadde consumo. Paralelamente, los movimientos estudiantiles anticapitalistas de los 60 y msespecficamente los movimientos franceses del 68 fueron acusados, retrospectivamente,de haber allanado el camino del mercado hacia el triunfo. A travs de su crtica de laautoridad y de las instituciones autoritarias, as reza su argumento, permitieron que nuestrassociedades se convirtieran en agrupaciones libres de molculas sueltas, dando vueltas enel vaco, privadas de cualquier afiliacin, completamente expuestos al imperio del mercado.La demostracin llevaba consigo el recurso de otro elemento de la tradicin Marxista: lateora de la ideologa, mostrando como los individuos tomados dentro de la mquina socialsolo ven su imagen invertida y por lo tanto hacen lo contrario de lo que creen estarhaciendo. As es como un libro muy influyente escrito por dos socilogos francesesexplicaba que el movimiento anti-autoritario del 68 haba dado al Capitalismo, en unapoca de crisis, nuevas ideas y armas que le permitiran su recuperacin. El libro se llamEl Nuevo Espritu del Capitalismo2. Su argumento es que el movimiento de Mayo del 68desarroll lo que ellos denominan una crtica artista del Capitalismo, que reclamabauna autenticidad, autonoma y creatividad a costa de las demandas de crtica social queluchaban contra la miseria, la inequidad social y el egosmo burgus. Sus reclamas deautonoma y creatividad allanaron el camino a nuevas formas de administracin, basadasen la iniciativa individual, la creatividad colectiva y la flexibilidad global. Esta supuestatoma de poder vino como evidencia suplementaria al hecho de que aquellos que se rebelancontra un sistema son cmplices tcitos de este sistema, engaados por el mecanismo deinversin ideolgica. Finalmente los cuatro temas que he examinado contribuyen a produciruna evidencia doble: la evidencia de que las formas de dominacin que obtienen hoy enda nuestras sociedades son indestructibles y la evidencia de que aquellos que se rebelancontra aquellas formas de dominacin son los mejores cmplices del sistema.

    He intentado esbozar brevemente el mecanismo de esta inversin del Marxismo que loincorpora a la lgica de la dominacin. Ahora bien, esta incorporacin no es slo unaconsecuencia del fallo del sistema Sovitico y del debilitamiento de los movimientossociales en el mundo Occidental. Ha sido posible gracias a que la tradicin Marxista ens misma ha tomado prestados algunos modelos de descripcin y de argumentacin de lalgica de dominacin contra la cual estaba combatiendo. Por tanto pienso que lo mejorque la crtica social puede hacer por los movimientos sociales y todos los movimientosactuales de emancipacin es llevar a cabo una crtica radical de la tradicin crtica, la cualse ha convertido en una poderosa mquina ideolgica opuesta a cualquier forma de protestasocial y emancipacin poltica. Significa reexaminar las presuposiciones de esa tradicin

  • y el modo en el que stas se encontraban intrincadas en la interpretacin de los movimientosemancipadores. Volvamos por ejemplo a la tesis de El Nuevo Espritu del Capitalismoque opona la crtica social, que expresa las exigencias de los trabajadores, a la crticaartista, que expresa las aspiraciones de los jvenes pequeo-burgueses. La tesis presuponeque la emancipacin de los trabajadores es una lucha por la mejora de las condiciones detrabajo y vida de los trabajadores, dejando las inquietudes estticas para los estetaspequeo burgueses. Por crtica que pueda parecer a primera vista, la tesis simplementeactualiza la vieja norma platnica de que los artesanos deben de permanecer en su sitioy dedicarse a sus negocios y a nada ms. Si la emancipacin significa algo, es acaso elrechazo a esa distribucin de roles, lugares e identidades, que otorgan realidad empricaa los trabajadores e inquietudes estticas o intelectuales a los otros. Desde un punto devista histrico, la emancipacin social fue simultneamente una emancipacin intelectualy esttica, a un paso de los modos de sentir, ver y hablar que caracterizaron la identidadde la clase obrera en el orden de la dominacin social. Era la afirmacin de una capacidadpara tomar parte en todas las formas de experiencia y de tener algo que decir en todos losaspectos de la vida de la comunidad.

    Deberamos reexaminar del mismo modo el obsesivo tema del individuo democrtico vistocomo un pobre cretino inundado por la avalancha de productos e imgenes y seducido porsus falsas promesas. Esa imagen que est en el ncleo del denominado pensamiento crticoproviene de hecho de la ansiedad Burguesa del siglo XIX provocada por la multiplicidadde textos e imgenes y la multiplicidad de formas de experiencia, formas de conocimientoy representaciones de placeres posibles que se ofrecan a la vista del pobre, disponiblespara todo el mundo. El desconsuelo por las seducciones de la sociedad del consumidorfue en el siglo XIX, primeramente y de un modo ms importante, una representacin dela sociedad democrtica como una sociedad donde hay demasiados individuos capaces deapropiarse de las palabras, imgenes y formas de experiencia para s mismos. Unaemancipacin que supone el desmantelamiento de la antigua distribucin jerrquica delugares, identidades y competencias alimentada por la multiplicacin de las posibilidadesy capacidades de la experiencia. La denuncia a la sociedad del consumidor expresabael miedo de las lites ante esa multiplicacin. Por supuesto a ese miedo se le dio el tonode una preocupacin paternal por aquellos pobres cuyos frgiles cerebros eran incapacesde llegar a controlar tal multiplicidad. As fue como una capacidad amenazadora setransform en una incapacidad daina. El asunto es que esta transformacin fue validadapor los intelectuales y militantes que dispusieron utilizar la ciencia social para criticar lasmendaces imgenes que, pensaban, evitaban que los hombres y las mujeres de las clases

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    bajas fueran conscientes de su situacin real. Esa presuncin de incapacidad est incrustadaen el corazn de la tradicin crtica, la idea de que la dominacin se auto-impone ante laignorancia e ilusiones de sus sujetos. En cierto momento la presuncin iba acompaadade la promesa de que la ciencia los liberara. Hoy en da la ciencia est satisfecha conexplicar por qu tal liberacin es imposible. Pero siempre es la misma lgica la que sirveal mismo juego doble: por una parte acusa a los ignorantones que son incapaces de verla realidad de la dominacin oculta tras la seduccin de las apariencias, por la otra acusaa los cmplices que prefieren la seduccin de las apariencias a mirar directamente a larealidad.

    Si algn tipo de pensamiento crtico es necesario hoy en da, es, en mi opinin, elpensamiento que se sale del circuito de ignorancia y culpabilidad. Necesitamos rompercon la idea de que el pensamiento crtico es un proceso de revelacin de los mecanismossociales que ofrecen a los movimientos sociales la explicacin de la estructura social ydel movimiento histrico. El pensamiento crtico debera de tener como punto de comienzouna forma especfica de realidad: la realidad de las formas de lucha que se oponen a laley de la dominacin. Primeramente y de un modo principal debera de consistir en lainvestigacin acerca del poder de configurar mundos alternativos inherentes a esas formas.La crtica en general no es la actividad que juzga si las ideas, obras de arte o movimientossociales son buenos o no. Por contra, es la actividad la que perfila el tipo de mundo queesas ideas, obras o movimientos proponen, o el tipo de trabajo dentro del cual tomanconsistencia. Podemos pensar aqu en la idea Kantiana de la crtica. La Crtica es unainvestigacin de las condiciones de posibilidad. Es un discurso que se refiere a las formasde posible conocimiento o juicio de sus condiciones de posibilidad. Ahora bien, la condicinde posibilidad de cualquier poltica emancipadora es la presuncin de la igualdad de lainteligencia. Ms exactamente, es la presuncin de una capacidad que es la capacidad decualquiera o la capacidad de aquellos que no tienen una capacidad especfica. Una prcticaemancipadora es la puesta en marcha de una capacidad basada en la presuncin de quetodo el mundo puede desarrollar la misma capacidad. Est claro que hay muchos discursosradicales hoy en da que estn basados exactamente en la presuncin opuesta. stosdescriben un mundo de idiotas dedicados fanticamente al culto de la mercanca y elespectculo. Partiendo de esas premisas proclaman la necesidad de un cambiorevolucionariamente radical. No veo la lgica de esa deduccin. Si crees que todo elmundo que te rodea esta compuesto de idiotas satisfechos de su condicin, por qu quierescambiarlo? Ms an, con quines quieres emprender la tarea de cambiarlo? Tales discursosradicales son de hecho discursos a-crticos, discursos idiotizantes creados nicamente

  • para demostrar la superioridad de aquellos que los pronuncian. Si algo como un pensamientocrtico existe hoy en da, lo que concibo bajo ese nombre es la actividad que evala lamultiplicidad de los movimientos sociales y la multiplicidad de los discursos radicalesbajo el criterio de la condicin de posibilidad de cualquier poltica emancipadora que seala presuncin de igualdad...........................................................................................................................................

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    1 SLOTERDIJK, Peter. Esferas III. Espumas. Ed. Siruela, Barcelona, 2005

    2 BOLTANSKI, Luc y CHIAPELLO, ve. El nuevo espritu del capitalismo. Ed. Akal. Madrid, 2002.

    Traduccin y notas: David Garca Casado

    Notas