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lezama, alicia y el azar concurrente de diciembre 3 incluye poemas de... rubén martínez villena 10 intercambio en viena 11 pág. 12 NÚMERO • ENERO 2011 • • ISSN: 1999-8090 • $1.00 • 33 pág. 2-3 pág. 6-7 © archivo EDITORIAL ESTIMADOS LECTORES: Comienza un nuevo año y una nueva etapa: los cuba- nos hemos estado discutiendo en los últi- mos meses del pasado año –como solo en Cuba se hace– los lineamientos económi- cos que aprobará el Congreso del partido y que permitirán la erradicación de vicios y lastres surgidos de nuestra pasión por la justicia, a la que nunca, sin embargo, renunciaremos. LA CALLE... trae a dos músi- cos intrépidos, de estéticas diferentes y pa- labra aguda, el jazzista Roberto Fonseca y el trovador Eduardo Sosa. Rinde home- naje, con sentido agradecimiento, a Pedro Luis Lazo, gloria de todos los cubanos. Y porque nada nos resulta ajeno y no cree- mos en esa absurda división entre lo cul- to y lo popular, homenajeamos también a uno de los más importantes escritores cubanos del siglo xx, José Lezama Lima. Alba Rico esta vez se ausenta (pero no nos abandona), porque no hay mejor escuela para un pensador revolucionario que la propia vida, y en Túnez, donde vive, se ha producido un movimiento popular que ha derrocado al hombre de Washington. Esperamos que disfrute las propuestas de este número. Gracias. CM crónicas josé lezama lima deporte eduardo sosa música cuba, jazz y temperamento gente «hago canciones para matarme los fantasmas» cuando un amigo no se va roberto fonseca © laz 4-5 pedro luis lazo pág. © 10k © cortesía del entrevistado coordenadas habaneras

33 - La mariposa cubana · 1 José Lezama Lima. «Sucesiva o Las Coordenadas Habaneras» en Tratados en La Habana, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2009, p. 204. Abel Prieto ha

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lezama, alicia y el azar concurrente de diciembre

3incluye poemas de...rubén martínez villena

10intercambio en viena

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pág.

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NÚMERO

• ENERO 2011 •

• ISSN: 1999-8090 • $1.00 •

33pág.

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l estimados lectores: Comienza un nuevo año y una nueva etapa: los cuba-nos hemos estado discutiendo en los últi-mos meses del pasado año –como solo en Cuba se hace– los lineamientos económi-cos que aprobará el Congreso del partido y que permitirán la erradicación de vicios y lastres surgidos de nuestra pasión por la justicia, a la que nunca, sin embargo, renunciaremos. LA CALLE... trae a dos músi-cos intrépidos, de estéticas diferentes y pa-labra aguda, el jazzista Roberto Fonseca y el trovador Eduardo Sosa. Rinde home-naje, con sentido agradecimiento, a Pedro Luis Lazo, gloria de todos los cubanos. Y porque nada nos resulta ajeno y no cree-mos en esa absurda división entre lo cul-to y lo popular, homenajeamos también a uno de los más importantes escritores cubanos del siglo xx, José Lezama Lima. Alba Rico esta vez se ausenta (pero no nos abandona), porque no hay mejor escuela para un pensador revolucionario que la propia vida, y en Túnez, donde vive, se ha producido un movimiento popular que ha derrocado al hombre de Washington. Esperamos que disfrute las propuestas de este número. Gracias. CM crón

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CArIDAD ATENCIO

Para los que califiquen de muy solemne o en exceso nutri-do el estilo de Lezama, o hayan pasado por la experiencia de intentar aprenderlo con un maestro que en todo lo ignora-ba, no por falta de estudio, sino por carencia de comunión espi-ritual, parece concebida su Su-cesiva o Las Coordenadas Haba-neras, la cual fue publicada ini-cialmente en una columna fija del Diario de la Marina entre septiembre 28 de 1949 hasta fi-nes del Carnaval de 1950, y lue-go incorporada a su libro Trata-dos en La Habana, recientemente publicado por la Editorial Le-tras Cubanas. Pasan ante nues-tros ojos verdades tangibles e intangibles de nuestro ser, de la cubanidad, la democracia de nuestros parques, que a veces lo son y a veces son paseos, pre-textos para ver y compartir con otros, hecho que se mantiene, como aquel donde viene a no-sotros inevitablemente un cru-ce misterioso a hora indebida por el bosque de La Habana, o lo que es lo mismo, la fronda del Parque Almendares: «Entre nosotros la creación de bos-ques dentro de la ciudad, ha caído muy pronto en las exalta-ciones pornográficas o en los crímenes indescifrables. Falta de madurez y de juego amable la nuestra en los movimientos del corazón»;1 o la grotesca ima-gen de las guaguas que parece acompañarnos hasta el infini-to: «Hay temas que pertenecen a la progresiva sombra, a lo fu-gitivo incesante. Nominar tan sólo esos transportes, más som-bríos que los que iban de la Es-tigia a la Moira motiva nues-tros conjuros y evocaciones para alejar esos increíbles dis-fraces que asume el Maligno […] Llegamos, somos los pri-meros en esquinarnos, espera-mos tiesos o dando pequeñas volteretas. Así seguimos hasta que se desprende el primer bostezo.»2 Escribe de cual-quier tópico que parezca tener actualidad: las estaciones, la llegada del frío, acontecimien-to para todo cubano, la pelota, referida en apretados párrafos como crónica de ciencia fic-ción de un pasado para el fu-turo, los carnavales y esa esen-cia que en ellos permanece y luego huye, las fechas históri-cas y nuestros próceres o el ro-tundo saldo que nos entrega la ciudad, La Habana, pese a su deterioro palpable, al que alu-de cuando habla del engendro del espíritu hispánico en nues-tras tierras y afirma: «La Ha-bana puede demostrar que es fiel a ese estilo y al estilo que perfila una raza. Sus fidelida-des están en pie. Zarandeada, estirada, desmembrada por piernas y brazos, muestra to-davía un ritmo.»3 Desfilan la visita a la librería de viejos, lle-na de sutiles autorreferencias, o a las exposiciones de los ilus-tres pintores cubanos, o excur-siones a nuestros parques don-

de la vista de unos cisnes y fla-mencos lo llevan a teorizar sobre el Modernismo, y una curiosa viñeta contra el ruido ambiente, sobre la bulla cita-dina que nos sienta al escritor en nuestras salas y sitios de plática cuando musita: «Así muestra el ruido la desolación de lo incompleto, de lo que se quedó a medio camino, ren-queante y maldito.»4 Se unen aquí también hechos menu-dos que le sirven de pretexto para teorizar y ficcionar so-bre un personaje histórico y/o artístico, e incluso para cons-truir verdaderos tejidos que a veces semejan cuentos. Su sin-gular manera de captar nues-tras criollas modulaciones permanentes puede ser fun-damentada con dos frases su-yas en esta Sucesiva: «…lo cu-bano es una síntesis súbita y no un allegamiento de aca-rreos y materiales superpues-tos…»5 y «Para que el hombre llegue a expresar un esplen-dor tiene que nutrirse de misterio.»6 Él nos lo explica todo con una claridad sintác-tica que apabulla en ciertos

cida. Pensad que tenéis que entregar vuestra claridad y vuestra oscuridad, vuestras preguntas y sus respuestas.»8

Pero en realidad lo que cau-só en mí profundo pasmo fue, sin duda, la viñeta dedicada a esos seres que existen en casi todas nuestras familias, ese hermano, padre, madre o hijo que se ha ido en busca de venta-jas económicas, procurando modos de supervivencia al gru-po de sangre que permanece. El nivel de penetración y vitali-dad en el tratamiento del tema es sencillamente asombroso en sus apenas dos párrafos que cierran por ahora este reveren-te acercamiento, por lo que no requieren comentario, sino só-lo sucesiva, sucesiva intelec-ción.

«Cierra el cerco familiar to-cando botasillas por montes y ciudades. Ramas dispersadas por Canadá y Venezuela, Méxi-co y el Norte, se contraen bus-cando el tronco enraizado en La Habana. El hijo que tuvo que salir para buscar prodiga-lidad y cornucopia; que un día tuvo que partir, mitad aventu-

rero y mitad profesional, para buscar otro signo que reempla-zase el suyo, tuerto ya y cha-muscado; ahora regresa con una sonrisa donde la incisión deja paso a un orgullo melan-cólico acostumbrado a que esa es su familia de revisión y bri-llo, la que quedó hecha escultu-ra al oír el llamado del camino, y que todos los finales de año acaricia como para seguir en el destierro con el recuerdo de un ademán o la manera de acer-carse una voz. Todo viaje, nos dice André Gide, es un pregus-to de la muerte. Ya él busca, quizá medio muerto, la felici-dad, convertido, al aislarse de la familia, en una categoría kantiana o en un exponente al-gebraico.

Regresa y pasea entre bas-tones y maletas etiquetadas, un poco de ceniza y vanidad. Todos los años, en objetos so-noros, en paños diabólicos tie-ne que mostrar la línea ascen-dente de su abundancia. Se le espera como un pájaro que vuelve sobre un árbol. Su triunfo deleznable será mos-trarse como un pájaro repleto, siempre en aumento, en un ár-bol raquítico, siempre recorta-do. Tendrá que mostrar siem-pre lo hipertrófico, pues salió para romper una medida. Y sa-be, en su secreto, que ya aque-lla no es su familia, que lo será la que él fundó por otros pai-sajes. Ese temblor del que em-pieza lo corroe por dentro y lo enfría por fuera. Asoma su ca-beza sorprendida por la puer-ta del cuatrimotor, desciende por la pasarela como un rey en el destierro de los Balcanes, cree oír unas músicas, presen-tan armas unos soldados de plomo y redoblante, atruenan el magnesio para recoger sus salutaciones, y comprende en-tonces por dentro que es el más vanidoso de los aventure-ros y el más infeliz de los seres.»9 CM

1 José Lezama Lima. «Sucesiva o Las Coordenadas Habaneras» en Tratados en La Habana, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2009, p. 204. Abel Prieto ha afirmado sobre «Sucesiva» que Lezama con un peculiar impulso político a tra-vés de la reafirmación de una tra-dición de valores nacionales, de-sarrollado a través de los tópicos de la ciudad, la tradición, la reli-gión y la poesía, trata de dotar de un programa a la conciencia na-cional cubana, oponiéndose a to-das las fuerzas desintegradoras de nuestra nacionalidad. Ver His-toria de la literatura cubana, tomo II, Instituto de Literatura y Lin-güística y Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, 2003, La Habana, p. 699.

2 José Lezama Lima. Ob.Cit, p. 2053 José Lezama Lima. Ob. Cit. p. 226.4 José Lezama Lima. Ob. Cit, p. 274.5 José Lezama Lima. Ob. Cit. p. 272.6 José Lezama Lima. Ob. Cit p.248.7 José Lezama Lima. Ob. Cit p. 249.8 José Lezama Lima. Ob. Cit p. 206.9 José Lezama Lima. Ob. Cit,

pp. 246-247.

Sucesiva intelección

momentos de las Coordenadas. Nos dice que volvemos a lo mismo, porque lo mismo es infinitamente diverso.7 Tal afirmación me recuerda algo que escuché afirmar en el re-ciente Coloquio Internacional que tuvo lugar en La Habana por el centenario del naci-miento del escritor, y es que la afinación más depurada de estas crónicas está emparen-tada en espíritu y partes de intención con las Escenas Nor-teamericanas de Martí. Vuelve el azar, sublime y ponzoñoso, a trazar inevitables, pues leo la estampa sobre la primera asistencia del joven temeroso, inmaduro, pero retado por el suceso, y no puedo sustraer-me de imaginar a mi hija, que precisamente ahora se inicia, para la que extraigo esta en-señanza a modo de sentencia: «Pensad, estudiantes […] que tenéis que recibir una sabidu-ría y al mismo tiempo, cum-pliendo los designios de cada generación, añadir una alegre sorpresa, una alegre creación, una nueva definición para una oscuridad antes no cono-

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ErNESTO SIErrA

Es El azar concurrente, es diciem-bre, diciembre que convoca muchos nombres, grandes nombres de Cu-ba: Alicia Alonso, objeto, sujeto, mo-tivo fuerte del trabajo de este gran pintor que ahora me honra genero-samente con su visión, pero también el nacimiento de la primera secula-ridad de Lezama Lima, tan ligado a Alicia, por lo tanto también ligado a Lara, porque Lezama cuando habla de Alicia, es decir, cuando escribe, nos la incorpora a su obra. Están los fragmentos de Alicia bailando en sus novelas. Pienso en Paradiso y en Oppiano. ¿Novela, poema, poe-ma, novela? Y este pintor nos de-vuelve, nos trae, nos eleva a este mundo de la poesía, de la historia, del trazo, de la cubanía que tras-ciende las fronteras y que, como di-ría Martí, que siempre nos preside, llegamos al mundo entero en el tiempo y el espacio pero arraigados en el tronco de la patria.

Así trataba de resumir el poeta César López la magia del en-cuentro.

Diciembre, cinco de la tar-de, en su casa, roca azulada que reta la presencia majestuosa y corrosiva del mar a la altura del Malecón habanero. Hasta allí habíamos llegado el pintor y poeta Jesús Lara Sotelo y yo, embozados en nuestros abrigos que ya la estación invernal obli-ga a usar. César nos abrió la puerta con su habitual cortesía y pasamos al recibidor, un sa-lón pintado de blanco en el cual los cuadros y adornos se alter-nan con elegancia y sobriedad.

A los pocos minutos llegaba mi amigo Pablo Tarrero, fotó-grafo catalán, gracias a quien conservamos ahora unas inme-jorables instantáneas del en-cuentro. En una señal de buen augurio, después de un breve in-tercambio de palabras, nuestro anfitrión nos invitó a pasar a la cocina donde preparó café para todos. Y como en los buenos ho-gares cubanos, allí nos queda-mos charlando toda la tarde.

Con César llevábamos tra-bajando hacía ya algún tiempo y se imponía un encuentro per-sonal más reposado. En los úl-timos meses coincidíamos en la comisión del centenario de Le-zama y en los múltiples homena-jes que emanaban de esas reunio-nes y de las iniciativas de insti-tuciones y amigos. En no pocas oportunidades me ayudó a pre-cisar algunos detalles de la multimedia Orígenes, que publi-camos en Ediciones Cubarte. En la entrega de la moneda conmemorativa por el centena-rio de Lezama a Alicia, en el Museo Nacional de la Danza, me contó sobre el poema escri-to en los años 70, inspirado en la bailarina, y publicado una

década después. Los temas se iban acumulando.

Por mi parte, venía siguien-do de cerca el trabajo del pintor y poeta Jesús Lara Sotelo, quien motivado por la obra de Leza-ma y Alicia Alonso preparaba su homenaje muy personal a estas cimas de nuestra cultura. De la inspiración arrasadora de Lara habían nacido seis re-tratos en lienzo del autor de Pa-radiso, y cerca de una treintena de obras inspiradas en la Prima Ballerina Assoluta, entre lienzos, jarrones y platos de cerámica.

Los lezama habían corrido diversas suertes. El primero –que pude ver, fotografiar y comentar– salió volando por una ventana arrancada a causa del huracán Paula. El segundo fue hecho trizas por la incon-formidad del pintor. Los dos siguientes forman parte de Le-zama y la danza, exposición pictórica organizada por el Museo Nacional de la Danza. El quinto fue obsequiado por Cubarte al ministro de Cultu-ra, Abel Prieto, como parte del homenaje por su 60 cumplea-ños. El sexto, en su singulari-dad, espera el momento ade-cuado para dejarse ver. Las obras inspiradas en Alicia die-ron como resultado Suprema-cía del éxtasis, la prodigiosa muestra que aún puede apre-ciarse en la sala de exposicio-nes del Memorial José Martí.

Lara, sumido en los inson-dables laberintos de la crea-ción, me sorprendió una noche con la lectura, en mi casa, de Alicia y las Odas prusianas, poe-mario dedicado por completo a Alicia. «Necesito conocer a Cé-sar López», me dijo. Lo había impresionado la lectura de Ali-cia Alonso ante el espejo mágico, el poema escrito por César en los 70, y quería hacer un pedido personal al poeta.

De manera que fui el cice-rone mudo del encuentro fra-ternal en la casa roca azul del Malecón. César respondió nuestra primera pregunta con una hora de monólogo estre-

mecedor en el cual su voz lija-da por el tiempo dio color a la obra de Lezama, de Alicia Alonso, a los «años del silen-cio», al mundo mágico de la poesía. Lara habló como nun-ca lo había escuchado hacerlo y vi a César conmovido como tampoco lo había visto antes. Lara le obsequió a César As-censión al Himalaya interior, li-bro-catálogo que resume su quehacer artístico, y Mitología del extremo, libro de aforismos

de Lara publicado a mediados del 2010. César nos autografió sendos ejemplares de Silencio en voz de muerte, no sin antes hacernos caer en cuenta que era día 7, fecha de la muerte de Antonio Maceo y del naci-miento de su amigo Frank País, motivo central del libro que nos obsequió.

Nos fuimos tan cargados de emociones que apenas sen-timos el frío de diciembre. A la mañana siguiente, César

Lezama, Alicia y el azar concurrente de diciembre

me dictó por teléfono unas es-trofas. Era su sui generis co-mentario de contracubierta al poemario de Lara dedicado a Alicia:

• inicio y permanencia •

(Para un cumpleaños)

Aquella vez se repitió en el tiempo / y desde entonces

Alicia Alonso su magisterio asienta en esta isla

que le pertenece; aquí fronteras / salta,

ensancha, proclama, irradia, logrando siempre / armónica belleza. CM

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Eduardo Sosa «Hago canciones para matarme los fantasmas»ANTONIO LÓPEZ SÁNCHEZ

EntrE las muchas pérdidas que trajeron consigo los años del Período Espe-cial, sobre todo en la década de los 90, la cultura, y dentro de ella la música, tam-bién sufrieron sus naufragios. Para la tro-va en específico, acarreó que una genera-ción entera de cantores se fragmentara, se atomizara hacia diversos rumbos.

Para los que en los 90 se acercaban a su madurez creativa, o apenas la esboza-ban, hubo varios destinos. Muchos par-tieron en diáspora (aunque algunos re-gresen hoy como hijos pródigos, a veces hasta con honores que no fueron otorga-dos a muchos de los que se quedaron acá al pie de la guitarra) y cosecharon unos cuantos buenos discos o hasta algún olvi-do. Otros fueron empujados, cual suerte de bacheo cultural nacional y a marcha forzada, hacia proyectos y objetivos que los rebasaban con creces respecto a sus capacidades y estaturas artísticas y en su momento pagaron la novatada. Varios se movieron de sus terruños a las capita-les; otros se atrincheraron en minúsculos, aunque muy legítimos espacios a lo largo de la isla. Y casi todos siguen haciendo canciones, siguen resistiendo.

En ese complejo entramado se ubica Eduardo Sosa. Pasados sus 30, como dice en una canción, sigue aún sin completar el sueño y pleno en los empeños por hacer. Luego de acampar en el ámbito urbano capitalino desde los acordes de ese fan-tástico proyecto que fuera el dúo Postro-va, junto con Ernesto Rodríguez, inició su carrera en solitario. Con Postrova que-daron grabados dos discos, aunque uno de ellos permanece todavía inédito al perderse los contratos con la disquera EMI luego del derribo de las Torres Ge-melas (¡vaya con la globalización!). En solitario, además de algún que otro regis-tro en directo, ya tiene su primer fonogra-ma y va armando el segundo.

Conversar con Sosa siempre es un ha-llazgo grato. Franco, campechano pero a la vez serio y profundo, lleva sus verdades a flor de piel y sin artilugios. Haciendo ga-la de esa sencilla honestidad de la gente del campo, se aleja de cualquier pose y al-tura y hasta bromea a costa de sí mismo si se siente que roza aunque sea levemente lo altisonante o lo que pudiera tener gusto a manido. Amistad mediante, aunque no di-luimos ni el uno ni el otro la responsabili-dad profesional que implican, las entre-vistas son una suerte más de nuestras mu-chas «troversaciones». Y aunque a sabien-das de que en estos casos se tornan públi-cos los criterios, la grabadora es simple-mente un objeto más que nunca obstaculiza

las ideas ni hace torcer o enmascarar sin-ceridades.

Así pues, acá van varias de las verda-des de Eduardo Sosa. Como pasa con todo criterio inteligente, no andarán estas opi-niones exentas de polémicas y de filos. Val-ga el diálogo y el pensarnos, aunque cueste

¿En qué estado de salud ves a la trova en estos momentos?

Hay mucha gente que en un princi-pio fueron trovadores o se hicieron lla-mar trovadores. Y como dijo Gerardo Alfonso en una entrevista, las rodillas no les aguantan y se quieren sumar a todo un fenómeno mercantil que exis-te. ¿Qué impera en medio de la música? ¿La gozadera? Bueno, me busco una fórmula, con el intento de tener un po-co de textos, que aun en ese mundo go-zador son relativamente buenos, y les enganchan un estribillo y forman la bulla.

Mira, lo terrible no es ni siquiera eso. Lo terrible es que vas a ver a dos o tres de esos, no te voy a decir nombres; pasas por dos o tres lugares y el público no los está escuchando. Se han vuelto si-tios donde el público va a encontrarse consigo mismo, a farandulear. Gente allá arriba, desgañitándose como decía mi abuela, cantando una sarta de coros y tumbaos y coros y tumbaos y más co-ros y más tumbaos, y los que están abajo ni siquiera te están atendiendo. Están en su mundo.

Dejemos claro que no tenemos nada en contra de la gozadera.

el precio de alguna cortadura, si es en aras de hacernos mayores y mejores. Y sobre todo si va en función de alimen-tar y acrecentar nuestra cultura, qui-zás la barca mayor que tenemos para remediar cualquiera de los naufragios posibles.

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Por supuesto, a mí me encanta la go-zadera. Lo que no hay es que llamarles trovadores a esas personas. No es nece-sario.

Exacto, no hablamos de orquestas ni de música bailable. Hablamos de artistas den-tro de la trova o al menos cercanos a ese mo-do de hacer.

Estamos hablando de gente que por su trabajo anterior o por su proyección o por como los llama la prensa o por co-mo se llamaban ellos mismos, eran cali-ficados o se incluían como cantautores, como trovadores. A mí lo de cantautor no me gusta mucho. Con todo el respeto que se merecen, Juan Gabriel es un can-tautor, Julio Iglesias es un cantautor. Pe-ro no son trovadores, no es lo mismo.

Pues no me molesta para nada, se trata de una cuestión muy personal, que haya quien decidió asumir un tipo de música en aras de halar público. Lo tris-te es que ese público que halan no va a escucharlos. Ni siquiera en la mayoría de los casos va a gozar, mira tú. Van a hacer vida social, a encontrarse en esos sitios y ni siquiera se enteran de que cambiaron la canción. Porque no están atendiendo o porque el tumbaíto suena igual. Entonces, preocupa bastante el

que haya gente de talento, gente de valía, con canciones preciosas y que ahora no se dan cuenta de que les están tirando a mierda el trabajo. Empezando por ellos mismos que abandonan una ruta ya tra-zada, por halar gente, y que esa misma gente no te hace caso.

¿Cómo valoras a tu generación de trova-dores?

Lo primero es que nunca he sido en-marcado dentro de los grupos y catego-rías que existieron. Por una cuestión cronológica pertenezco a los trovadores de los 90, pero nunca pertenecí a ningu-no de los grupos o denominaciones que se dieron.

Llego al mundo de la trova en un mo-mento en que, aunque hubo proyectos cercanos como Gema y Pável, como los Cachivache, estaba Enserie, estaba Su-peravit, pues en medio de eso Postrova nunca sonó igual a nadie. Por suerte, y en esta idea van todos esos que te nombré, había varios y todos diferentes. Después como trovador en solitario, no te diré que soy el genio ni el súper original, pero sí sueno diferente a lo que hace la mayoría. Lo que yo hago es música cubana, por-que me nace. Hay algunos destellitos del tema roquero, roquero a lo Beatles quie-ro decir, hay música brasilera, hay blues, pero la trova, la música cubana, es lo que me corre por las venas.

Mi generación soñó con hacer cierto tipo de canción, inteligente, comprome-tida. En medio de ese sueño se derrum-baron muchas cosas o se quedaron des-fasados, o no evolucionaron con lo que sucedía y llegaron a convertirse en gen-te demasiado agria. Gente que compuso solo para ellos mismos. Yo hago cancio-nes para mí, pero tengo el deseo de co-municarme, me satisface que las perso-nas puedan entenderme. Así más o me-nos puede caracterizarse ese grupo.

Hubo otros que perdieron las espe-ranzas y se fueron. Es la generación del desencanto del Período Especial. No de ese que acabó con las exportaciones y los mercados, sino el que acabó con los espíritus, con las bonanzas, con las bo-nanzas del corazón, quiero decir. Ahí comenzó un proceso muy duro de com-poner hacia dentro, para la nostalgia, para lamentarse, para una serie de co-sas. Si yo hago una canción alegre voy a andar alegre; si la hago resentida, voy a ser un resentido. Al menos yo no puedo separar una cosa de la otra. Y está el otro caso que empezó a hacer temas pa-ra complacer a un público al que le va creciendo cada día más la estupidez. La calidad del público ha bajado mucho.

En medio de esas tendencias, ¿dónde que-da el trovador como creador; dónde está su esencia como artista?

De la esencia del trovador queda la sinceridad con la ética artística. Te lo voy a decir desde mi propia experiencia. Yo hago canciones para matarme los fantasmas. Y para que me ayuden a ma-tarlos. No hago nada haciendo cancio-nes que sólo las entienda yo.

¿Y la difusión, cómo ves la difusión del trabajo trovadoresco de tu generación?

Mira, hay quien tiene suficiente ta-bla para entregar sus discos, llevarlos a los medios, con o sin soborno. Y a partir de ahí está el nivel cultural de las perso-nas encargadas de difundir una obra. Si el que dirige el programa ha sido forma-do oyendo un determinado tipo de mú-sica y no ha evolucionado, va a llevar lo que tenga que ver con su formación; lo que él cree que es lo correcto, o lo mejor, o lo bueno, porque es lo que conoce. Hay unos cuantos de los que dirigen los medios que son de los que van a los con-ciertos a hacer vida social, a luchar una muchachita de los alrededores de la ciu-dad o a ver al socio vendedor del termo de cerveza en Tumba Siete. Y no escu-chan. Hay una muy mala preparación cultural en muchas de las personas que dirigen los medios. Y me imagino que debe haber una política que obligue a cumplir determinados preceptos, que te imponga complacer a la mayoría.

Eso tiene que resolverse, no sé cuál es el camino. Sucede que se le echa la culpa al bloqueo, a lo mismo de siem-pre, y las difusiones siguen pésimas. Pe-ro qué pasa: vas a Cienfuegos y sigue ahí la obra de un compositor como Ariel Barreiros. Vas a Granma y sigue allí la obra de Ormán Cala. Vas a Santiago y allí está escondida la obra de Felipón, o la obra de ese excelente trovador que es José Aquiles. Nadie conoce nada de eso, nadie lo presenta, nadie lo difunde, y la lista puede ser mayor, incluso fuera de la trova.

Ahora mismo, por poner sólo un ejemplo, puedes hablar de agrupaciones populares bailables, gente que de ver-dad está haciendo música bailable cuba-na, decente. Y no te hablo solo de gente que trabaja con los patrones tradiciona-les. Trabajan con patrones contemporá-neos, con una dignidad del carajo y tú no las ves ni las escuchas nunca, nadie las conoce. No están en ningún progra-ma.

En otro orden, dime qué han hecho los trovadores para merecer la difusión, para que los tengan en cuenta.

Tiene que ver con lo que hablamos de que mucha gente empezó a meterse para adentro. Como a esconderse. Tam-bién pasa que para ir a ver a un trova-dor, pues siempre están en un rinconci-to. Igual, salvo los monstruos, la trova

no es para estadios. Eso es para Silvio y Pablo. Incluso los espacios que te dan las instituciones siempre están medio escondiditos. La gente hace spots por su cuenta, porque nadie te los hace si no pagas para ponerlos en la parrilla de la televisión y anunciar un concierto, y no se pone.

Seguimos de rincón en rincón, y ojo, vamos, que benditos sean los rincones si se pueden hacer cosas en ellos. Hay dos o tres espacios donde se está haciendo trova de verdad y el público, el que no es habitual, el que no conoce, pasa, se para a escuchar y se queda. Lo estoy viviendo en carne propia en mi peña de la Casa del ALBA, en Línea, en el Vedado. A las ocho de la noche hay 60 personas y de pronto al final hay el doble. Y muchas no son personas que habitualmente van a escuchar trova, eso uno lo sabe. Sin embargo, sienten la sonoridad, hay un ambiente familiar, sabroso, y se quedan y lo disfrutan. Eso de que la trova no tie-ne público es una mentira.

Y hay otro aspecto que está en lo de la comercialización de los espacios. El público que me sigue a mí, y a muchos otros trovadores, no puede ir a vernos a donde les cobran cinco dólares por la entrada. Y si se quieren tomar una cer-veza y van con su pareja, no tienen para pagarlo. Con un sueldo de 500 pesos, y te lo puse alto, no te puedes tomar una cerveza de a dólar, o de 18 pesos. Esos son temas muy complicados que habrá que resolver.

¿Qué logro, qué triunfo nadie le puede quitar a tu generación?

De los que se fueron, el éxito es que algunos hicieron realidad aquello de que nadie es profeta en su tierra. De los que nos quedamos, aunque suene un poco muelero y todo, pero te lo digo con honestidad, el mérito es haber echado pie en tierra aquí, caballo. Y sea hecho hacia adentro, hacia fuera o hacia los costados, haber mantenido un trabajo. Los 90 han sido los años más difíciles que hemos pasado. Los que nos queda-mos, incluso con las mayores divergen-cias en cuanto a situación política, so-cial, artística, echamos pie en tierra aquí. El mérito está en haber hecho can-ciones, cientos de canciones, te gusten o no, y promocionar aunque sea desde el poquito que pudieran su obra. A pesar de todos los líos, a pesar de todos los problemas que tenemos, todavía tene-mos el valor de subirnos a un escenario a defender esas canciones.

Por el contrario, ¿qué no han logrado?Unirnos más, ser más amigos entre

nosotros mismos. El Período Especial golpeó en los bolsillos y en el pecho. Y por desgracia, algunos no han salido de ahí, no han logrado evolucionar y ver que el tiempo camina y que hay que evolucionar con él.

Por otro lado, no logramos por noso-tros mismos conquistar los medios, en términos generales. Y no hemos logra-do, por nosotros mismos, tener casa y carro.

Y sin casa y sin carro, ¿quién es Eduardo Sosa en medio de todo eso?

El mismo guajiro que nació en Ma-yarí, allá en Tumba Siete, y contra viento y marea defiende su identidad. Un tipo que por momentos ha tenido problemas por tratar de ser tan transparente como el arroyito que pasaba por detrás de mi casa.

En medio de mi generación, soy un empedernido amante de la música cu-bana, trato de defenderla incluso con las raíces esenciales. En dos palabras, sigo siendo el mismo guajiro de siempre. CM

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Cuando un amigo

no se vaH. rOMO SIGLEr

LA CALLE DEL MEDIO se suma a la polémi-

ca desatada, a propó-sito del retiro de Lazo,

acerca de quién es el lan-zador más relevante de la

pelota revolucionaria, y así refleja, por primera vez en

nuestra prensa plana, la ac-tuación histórica de 32 estre-llas del montículo de todos los

tiempos, incluidos los seis ser-pentineros en activo con mayor número de triunfos. Asimismo, in-corporamos en esta tabla cinco pa-rámetros estadísticos –nunca an-tes compilados en las Guías de

Béisbol– con el propósito de avi-var los debates. Esperamos

disfruten cada guarismo, en la misma medida en

que ellos los ayuden a enviarnos sus opinio-nes sobre el pitcher in-signia de las últimas cinco décadas.

A todos se nos antojó pensar (y sé que en oca-sión tan significativa co-mo esta no exagero ape-lando a un «todos» tan ca-tegórico) que otra vez las noticias sobre su adiós se-rían infundadas. No era posible entender por qué –si este hombre se veía y, principalmente, demostra-ba en cada salida al dia-mante que estaba entero– a algunos les rondara la pe-regrina idea de querer enviarlo permanente-mente a las duchas.

Dichos rumores co-menzaron a propalarse, con cierta periodicidad, desde Atenas. Suerte para la totalidad de la afición –nuevamente acudo a la unanimidad– que el hijo de Río Feo no prestó oídos a tamaña locura, y en el ya famoso Petcko Park se ele-vó hasta el Olimpo de los inmortales del béisbol an-

tillano. Sin embargo, esta vez fue el propio Gigante de Ébano quien laceró el cora-zón de los aficionados al

–sonriente como siempre– ex-presar ante las cámaras, el 27

de agosto del 2010 en un abarrotado Parque Cen-

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tral que gozaba de lo lindo con las narraciones contenidas en el excelente texto El Rascacielos de Cuba, del fraterno colega Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga: «… es cierto que me retiro al inicio de la próxima serie. Estoy invitando a mi pue-blo a la despedida en el San Luis». Apenas cuatro meses después, exactamente el do-mingo 26 de diciembre del 2010, se concretó el anuncio del ser-pentinero más sobresaliente a nivel planetario, que alguna vez haya utilizado el dorsal 99.

La magia de la televisión permitió que millones de es-pectadores disfrutáramos de la sentida ceremonia que los vuel-tabajeros le regalaron a su ído-lo. Aunque, a decir verdad, na-da superó la empatía reinante entre la estrella desfilando so-bre el carruaje caribeño y los asistentes que repletaron la le-gendaria edificación, inaugura-da el 19 de enero de 1969. Fue tal la conexión del hijo de Nel-son y Emilia con sus coprovin-cianos, que el calor sentimental quebró los termómetros. Sin dudas excelente premio, conce-bido como agasajo desde la más amplia diversidad popular.

Para reverenciar las haza-ñas de Lazo no podemos cir-cunscribirnos a formatos pre-concebidos. Él –desde el montí-culo desafiando a los bateado-res con su recta de humo, en el banco intentando desconcen-trar al rival, o sencillamente en su gala de homenaje abando-nando la posición en el home para acompañar al pequeño re-pentista que sobre un poni le dedicaba emotivas décimas– es una figura que no permite en-casillamientos.

Los números, como expre-sión cuantitativa medible aplica-da a cualquier esfera, poseen además la peculiaridad intrín-seca de la comparación; máxi-me aquellos vinculados a la acti-vidad deportiva que encierra, como atributo distintivo, la rela-ción competitiva entre fraternos adversarios. En otras palabras, las actuaciones debidamente do-cumentadas de los atletas segui-rán confrontándose en todos los períodos y latitudes. En ese sen-tido huelga expresar que los re-

gistros personales revisten un valor extraordinario, pero no son el único elemento a conside-rar a partir, entre otras, de las diferencias epocales y las singu-laridades del contexto en que se obtuvieron.

Con su despedida se inten-sificaron –como no ocurría desde la salida de Jorge Luis Valdés, el Zurdo de Oro de la pe-lota cubana– los debates sobre quién es el mejor lanzador del último medio siglo. Evidente-mente esa sola alusión implica altísimo reconocimiento, so-bre todo en una tierra pletóri-ca de luminarias de impresio-nante quehacer. Ahora bien, como los análisis beisboleros –con la polémica consustan-cial en las más insospechadas peñas del archipiélago– no aceptan planteamientos a me-dias, también agarraré la sar-tén por el mango.

En mi criterio (pese a la ad-miración incalificable que pro-feso por Tati Valdés, porque además de su fabuloso desen-volvimiento procede de Jovella-nos, mi terruño y sitio preñado de peloteros de alcurnia) Lazo es, sino el pitcher número uno para una parte de los entendi-dos, al menos –por múltiples razones–, el más versátil desde 1959. Ahora bien, permítanme, por lo sensible del asunto, solo un comentario antes de reali-zar con gusto la disección de los componentes que lo cata-pultan al premierato.

Los especialistas, la prensa y la afición en general, no debe-mos tener reparos para exaltar al que lo merece, independien-temente de que no constituya nuestro elegido afectivo. Po-seer la capacidad de echar a un lado la pasión por un jugador, en beneficio de reconocer en toda su magnitud la trayectoria de otro, no solamente es expre-sión acabada de objetividad a la hora de juzgar, sino que enno-blece. No en balde el más uni-versal de los cubanos apuntaba, en su sentencia llena de belleza, «honrar, honra».

En relación con estos asun-tos me parece genial lo expues-to por el ya citado Martínez de Osaba, el más conspicuo cro-nista sobre los exponentes ci-

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meros de la pelota en «la prin-cesa» de Cuba, cuando dice: «A raíz de mis libros, me pregun-tan cuál es mejor entre Casano-va y Linares. Ineluctablemente he respondido: Linares es el más grande, Casanova el más completo, pero el mío es Alfon-so Urquiola.»

Algo similar me sucede –co-mo estos temas tienen infinita-mente más sustrato que Silve-rio escogiendo entre Flora y Donatella– cuando me interro-gan sobre mi favorito entre los jerarcas del firmamento ofensi-vo. Pues casi siempre suele in-vocarse de inmediato a Pache-co, Omar, Kindelán, Cheíto, Fernando, Wilfredo, Javier, Ula-cia, Lourdes, Medina, Muñoz o Marquetti, entre muchos otros. Respondo invariablemente que a ninguno los dejaría jamás fuera, pero mi elección –para sustentarla estoy dispuesto a batirme a capa y espada en la mismísima Plaza de Marte, apelando, si fuera necesario, a numeraciones binarias– es Víc-tor Mesa Martínez. Nunca he dicho, sin embargo, que los dí-gitos del inigualable jardinero central (sobra señalar que en las tardes sabatinas defiendo los colores del trabuco integra-do por mis amigos vistiendo el uniforme marcado con el 32) sobrepasen a los de Linares.

Los Van Van (valga esta analogía para hacer énfasis en mis disquisiciones) son la or-questa insignia de la música cubana no porque siempre ha-yan alcanzado la cima de los top ten de las interpretaciones anuales, sino debido a que no

SJ: SERIES JUGADAS. JL: JUEGOS LANZADOS. JI: JUEGOS INICIADOS. JC: JUEGOS COMPLETOS. JG: JUEGOS GANADOS. JP: JUEGOS PERDIDOS. JS: JUEGOS SALVADOS. PRO: PROMEDIO DE GANADOS. L: LECHADAS. AVE: AVERAGE PARA EL QUE LE BATEAN LOS OPONENTES. PCL: PROMEDIO DE CARRERAS LIMPIAS. INN: ENTRADAS TRABAJADAS. H: HITS. H x J: HITS POR CADA 9 INnINGS. SO: PONCHES PROPINADOS. SO x J: PONCHES POR CADA 9 INnINGS. BB: BASES POR BOLAS. BB x J: BOLETOS POR CADA 9 InNINGS. SO x BB: NÚMERO DE PONCHES POR BOLETOS OTORGADOS. WHIP: SUMATORIA DE HITS Y BOLETOS ENTRE LAS ENTRADAS TRABAJADAS.

Leyenda ESTADíSTICAS: Arnelio álvarez de la Uz y Archivo del Autor

se puede escribir la historia de la cancionística popular baila-ble en nuestro archipiélago –y obviamente a nivel latinoame-ricano y universal dentro de los géneros que interpretan–, sin colocar en la vanguardia a la nave fundada por el maes-tro Juan Formell el 4 de di-ciembre de 1969. Exaltando al tren que convirtió en suceso internacional el songo, coloca-mos igualmente en su destaca-dísima dimensión, entre dece-nas de agrupaciones, a NG la Banda, Manolito Simonet y su Trabuco, Pupy y los Que Son Son, La Charanga Habanera, Paulo FG, La Aliamén, Los Muñequitos de Matanzas y, muy especialmente, a la ini-gualable Aragón, así como al irrepetible Beny El Rey Moré.

Moviéndonos nuevamente al plano atlético, el performance de Lazo, así como no acepta dis-cusión 25 sobre 19, es por dere-cho propio la cúspide de lo al-canzado por los lanzadores cu-banos en la Revolución.

Unido a su condición de máximo triunfador en Series Nacionales, con 257 sonrisas, es segundo en juegos inicia-dos, entradas, ponches propi-nados, veces al bate de los opo-nentes, bateadores enfrenta-dos y adversarios golpeados por sus envíos; cuarto en desa-fíos lanzados; sexto (empatado con siete compañeros) en se-ries jugadas; séptimo en pro-medio de ganados y perdidos y en bases por bolas, así como duodécimo en lechadas. En las transferencias intencionales –acápite que refleja la estrate-

gia del alto mando para qui-tarse de encima a un rival po-deroso con el madero–, el pi-nareño no aparece entre los 50 primeros. Aspecto que catalo-go, sin agotar el exhaustivo es-tudio que conlleva cualquier indicador, como muestra de confianza de los timoneles en el hombre cuya anatomía, desde la colina de los suspiros, se eleva-ba más allá de los 6 pies y 4 pul-gadas, las cuales sostenían sus 240 libras de peso corporal.

No dudaría en entregarle, como símbolo, el diploma de lanzador más descollante de es-tas cinco décadas por todos sus atributos, los cuales resumo en: espíritu ganador a toda prueba; velocidad aterradora; capacidad para ponchar; control en sus en-víos; efectividad impresionante para simultanear como abridor, relevista y cerrador; liderazgo dentro del campo y la cueva; as-cendencia sobre el público –mo-vilizaba lo mismo a expertos que a los adolescentes– y, esen-cialmente, coraje para partici-par airosamente en circunstan-cias cruciales aquí y en la arena internacional.

Por último, creo que Lazo es la síntesis mejor lograda en el pitcheo de los atributos de vanguardia de los principales peloteros cubanos. Sus cifras contienen la consistencia su-prema de los números de Omar. El coraje y efectividad de Pedro Luis en los instantes cruciales, es solo comparable a la maestría de Lourdes. La rec-ta de Lazo –cómodamente so-brepasando las 95 millas– uni-da a la elegancia en el wind-up,

hacía recordar, entre muchos de esos astros de la lomita, a Braudilio Vinent Serrano, José Antonio Huelga Ordaz, Roge-lio García Alonso, Julio Rome-ro Socarrás y Lázaro Valle Mar-tell. Asimismo su espectacula-ridad, dentro y fuera del terre-no, entendida como capacidad para repletar estadios, provo-car discusiones y meterse en un bolsillo al público de toda la is-la, solo se equipara a esos fenó-menos de la actuación deporti-va que constituyen Rey Vicente Anglada y Víctor Mesa. De he-cho, desde el retiro intempesti-vo de la Explosión Naranja, no había existido un jugador tan carismático como él.

De igual manera se convir-tió en cinchete extrafronteras –recetando tragos amargos y sacando outs– de Puerto Rico a Beijing, de Canadá a Italia, de Atenas a Japón o de Estados Unidos a Corea, entre decenas de plazas especializadas. Tan-to, que ha sido el único lanza-dor en participar en cuatro olimpiadas, incluida la actua-ción en la final de tres de ellas, con excelente dividendo de dos coronas e igual cantidad de me-dallas plateadas. Si todo esto le pareciera poco a algún demen-te, en el momento de batirse con los profesionales clásicos (presentados por los medios no como extraordinarios pelote-ros, sino como súperhombres, en el mejor espíritu de Nietzs-che) no reparó en sus 33 años y obsequió por doquier «Guaya-bitas del Pinar», mareando a los oponentes que encaró. Usurpo la celebérrima frase de

Nombre SJ JL JI JC JG JP JS PRO L AVE PCL INN H H x J SO SO x J BB BB x J SO x BB WHIPPEDRO LUIS LAZO IGLESIAS 20 525 439 184 257 136 20 654 33 245 3.22 3 260.1 2 999 8.28 2 426 6.70 946 2.61 2.56 1.21JORGE LUIS VALDÉS BERRIER 20 519 414 229 234 166 22 585 46 251 3.13 3 134.0 2 980 8.56 1 982 5.69 1 024 2.94 1.94 1.28CARLOS ALBERTO YANES ARTILES * 27 710 502 184 233 241 41 492 30 285 4.56 3 827.0 4 278 10.06 2 149 5.05 1 304 3.06 1.65 1.46BRAUDILIO VINENT SERRANO 20 477 400 265 221 167 14 570 63 221 2.42 3 259.2 2 645 7.30 2 134 5.89 989 2.73 2.16 1.11LÁZARO DE LA TORRE ARMENTEROS 20 516 337 161 208 139 32 599 26 252 3.30 2 818.1 2 682 8.57 1 713 5.47 930 2.97 1.84 1.28ROGELIO GARCÍA ALONSO 16 398 326 201 202 100 18 669 56 208 2.39 2 609.0 1 961 6.76 2 499 8.62 1 077 3.71 2.32 1.16ORMARI ROMERO TURCÁS 19 467 365 122 194 124 18 610 21 273 3.47 2 613.2 2 738 9.43 1 280 4.41 610 2.10 2.10 1.28OMAR AJETE IGLESIAS 16 449 306 137 179 96 29 651 31 255 3.29 2 320.0 2 252 8.74 1 777 6.89 681 2.64 2.61 1.26CIRO SILVINO LICEA GONZÁLEZ * 17 404 356 132 175 125 41 583 41 273 3.53 2 609.0 2 702 9.32 1 659 5.72 600 2.07 2.76 1.27JOSÉ LUIS ALEMÁN MELIÁN 17 406 333 179 174 125 16 582 34 248 3.13 2 472.0 2 322 8.45 1 447 5.27 692 2.52 2.09 1.22JOSÉ IBAR MEDINA 18 366 303 129 173 100 10 634 31 251 3.45 2 371.0 2 243 8.51 1 709 6.49 723 2.74 2.36 1.25FAUSTINO CORRALES DENIS 23 445 381 124 172 135 8 560 27 230 3.29 2 544.1 2 146 7.59 2 360 8.35 1198 4.24 1.97 1.31NORGE LUIS VERA PERALTA * 16 307 270 111 168 65 4 721 36 247 2.68 1 972.2 1 823 8.32 1 212 5.53 450 2.05 2.69 1.15OMAR CARRERO MORENO 17 338 252 146 149 105 22 587 49 226 2.27 2 058.0 1 732 7.57 1 225 5.36 460 2.01 2.66 1.07JULIO ROMERO SOCARRÁS 15 326 270 162 148 100 13 597 36 214 2.31 2 174.2 1 702 7.05 1 678 6.95 727 3.01 2.31 1.12ADIEL PALMA LÓPEZ 21 415 341 115 139 165 14 457 21 272 3.94 2 405.2 2 510 9.39 1 816 6.80 1 009 3.77 1.80 1.46LÁZARO VALLE MARTELL 15 334 209 84 138 73 29 654 16 239 3.39 1 740.0 1 553 8.03 1 351 6.99 613 3.17 2.20 1.24JOSÉ M. DARCOURT FERNÁNDEZ 14 296 248 132 129 107 7 547 28 238 2.83 1 884.2 1 668 7.97 1 344 6.42 753 3.60 1.78 1.28OSCAR ROMERO ALBERT 17 400 256 91 125 114 10 523 25 224 2.38 1 948.1 1 604 7.41 1 008 4.66 746 3.45 1.35 1.21SANTIAGO MEDEROS IGLESIAS 15 253 220 106 123 67 6 647 41 197 1.97 1 628.2 1 149 6.35 1 420 7.85 633 3.50 2.24 1.09JESÚS GUERRA HERNÁNDEZ 13 259 222 117 114 84 4 576 33 226 2.36 1 668.1 1 399 7.55 819 4.42 451 2.43 1.82 1.11JONDER MARTÍNEZ MARTÍNEZ * 14 328 274 44 110 93 11 542 14 283 3.72 1 889.1 2 084 9.93 1 160 5.53 545 2.60 2.13 1.39YULIESKI GONZÁLEZ LEDESMA * 13 285 247 39 110 87 5 558 8 270 3.71 1 612.2 1 649 9.21 1 168 6.52 600 3.35 1.95 1.39REINALDO COSTA ACOSTA 12 259 165 81 110 67 8 621 21 247 3.14 1 364.2 1 252 8.26 814 5.37 466 3.07 1.75 1.26NORBERTO GONZÁLEZ MIRANDA * 13 300 212 43 109 101 22 519 6 283 4.24 1 512.1 1 676 9.98 1 176 7.00 599 3.57 1.96 1.50WALFRIDO RUIZ DÍAZ 12 234 175 76 102 50 7 671 34 208 1.88 1 314.0 998 6.84 799 5.47 372 2.55 2.15 1.04JUAN CARLOS OLIVA LÓPEZ 11 289 123 65 101 57 24 639 21 235 2.46 1 330.0 1 143 7.73 749 5.07 393 2.66 1.91 1.15JUAN PÉREZ PÉREZ 11 228 167 81 89 58 8 605 25 192 1.86 1 301.1 881 6.09 974 6.74 523 3.62 1.86 1.08GASPAR PÉREZ GUERRA 10 222 106 58 76 63 9 547 9 220 2.62 1 072.2 860 7.22 576 4.83 562 4.72 1.02 1.33JOSÉ ANTONIO HUELGA 7 160 91 56 73 32 14 695 17 180 1.50 871.1 555 5.73 722 7.46 277 2.86 2.61 0.95AQUINO ABREU ÁGUILA 14 232 146 46 63 65 10 492 15 209 2.26 1 116.0 849 6.85 718 5.79 412 3.32 1.74 1.13MANUEL ALARCÓN REINA 7 87 70 43 41 24 1 631 12 197 1.82 583.2 420 6.48 529 8.16 188 2.90 2.81 1.04

Enrique IV acerca de la Ciudad Luz, para plantear: «Hermano, tus ponches frente a Carlos Guillén y Alfonso Soriano bien valen una misa.»

En fin, que Pedro Luis Lazo Iglesias –cuyo desempeño his-tórico está a la altura de las To-rres Bin Kalifa, en Abu Dabi, y Petronas, en Malasia– nos ga-nó el alma por su cubanía, pa-triotismo y fidelidad. En nin-guna coyuntura olvidaremos que en 15 años de pasearse por las más diversas geografías ex-halando el aroma del mejor pu-ro del universo, no dejó de abo-fetear, con su actuación com-prometida, a las decenas de mercaderes que lo acosaron.

No te vamos a reprochar que te marcharas cuando te-nías vitamina para tres cam-pañas, las que te llevarían a so-brepasar al seguro las 280 vic-torias y los 2 500 ponches. Pre-fiero pensar que es una ilusión que no aparezcas en el line up televisivo percibiendo emo-ción especial en las voces de Héctor y Modesto; o que el éter impida escuchar la singu-laridad creativa de Roberto Pacheco bautizándote en De-portivamente como El Rasca-cielos de Cuba. En realidad no dejarás de estar con tu pueblo, porque jamás abandonaste a los que te vieron nacer e hicie-ron posible, con la Revolución, tus triunfos. Nadie dude, fuera del Malecón, que la bandera que recibiste de tantos guerre-ros será portada en lo adelan-te, dentro de un campo de béis-bol, por cientos de jóvenes ins-pirados en tu ejemplo. CM

* estos Jugadores en activo no tienen incorporado su desempeño en la presente Serie Nacional.

ACTUACIÓN HISTÓRICA EN SERIES NACIONALES

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Los sentimientos en ocasiones se nos escapan al aire libre con es-cafandra, según el viento que so-ple, por si no llega una Yusilendy como antidepresivo mayor. Afor-tunados, si no le da a la novia por ponerse sofisticada en el fes-tejo, y la necesidad no nos con-vierte en esclavos del consumo. Cuando Feijóo habla, hacemos silencio. Silencio que esta vez in-terrumpimos para presentar al colega Ras Joel, que nos recuer-da con su dibujo que la guerra nos es un juego de fútbol donde todo se soluciona con tarjetas

de colores. los ubreros

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EN EL MEDIODE LA CALLE

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El cosmos no pesa

sobrE una hormiga

andar con la cEniza de los sueños

en los hombros Es un mElancólico

lujo sEcrEto

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A.A.G.

José Zacarías tallet, que fue su compañero y llegó a cono-cerlo muy bien, dijo que Rubén Martínez Villena «era hombre de la estirpe moral e intelectual de Martí, de quien fuera fervien-te devoto». Conocido desde muy joven por sus dotes líricas, la la-bor creadora de Villena se ex-pande hacia otros ámbitos de la literatura, el pensamiento y la actividad revolucionaria. Su cor-ta vida de intelectual rebelde (Al-quízar, 20 de diciembre de 1899-La Habana, 16 de enero de 1934) traza un intenso «surco de fue-go» que atraviesa e ilumina el primer tercio del siglo xx en nuestro país. Su presencia pro-tagónica en la Protesta de los Trece en 1923, y su decisiva parti-cipación desde su cama de en-fermo en la dirección de la huel-ga general que derrocó al tirano

Gerardo Machado en agosto de 1933, pueden ser vistos como los vértices, inicial y final, de una trayectoria marcada por la pa-sión y el más cabal sentido de sacrificio. Su participación cí-vica inicial en el Grupo Mino-rista derivó hacia una activa militancia antimperialista en las filas del Partido Comunista dentro del que llegó a ser uno de sus más importantes líderes y desde donde vinculó muy es-trechamente su bregar político con el del movimiento obrero de su época. Lo más logrado de su poesía, recogido en su único libro La pupila insomne, nos traen lo más puro y febril de su sensibilidad y confirman aquella expresión de Raúl Roa: «Vivía en el verso y fue, no obs-tante su obra escasísima, el poeta más destacado y la voz más auténticamente personal del grupo».

Rubén Martínez Villena

INCLUYE POEMAS DE...· la pupila insomne ·

Tengo el impulso torvo y el anhelo sagradode atisbar en la vida mis ensueños de muerto.¡Oh la pupila insomne y el párpado cerrado!(¡Ya dormiré mañana con el párpado abierto!)

(1923)

· el anhelo inútil ·

¡Oh mi ensueño, mi ensueño! Vanamente me exaltas:¡Oh el inútil empeño por subir donde subes!¡Estas alas tan cortas y esas nubes tan altas!¡Y estas alas queriendo conquistar esas nubes!

(1923)

· insuficiencia de la escala y el iris ·

La luz es música en la garganta de la alondra;mas tu voz ha de hacerse de la misma tiniebla;el sabio ruiseñor descompone la sombray la traduce al iris sonoro de su endecha.

El espectro visible tiene siete colores,la escala natural tiene siete sonidos:puedes trenzarlos todos en diversas canciones,que tu mayor dolor quedará sin ser dicho.

Dominando la escala, dominador del iris,callarás en tinieblas la canción imposible.Ha de ser negra y muda. Que a tu verso le falta

para expresar la clave de tu angustia secreta,una nota, inaudible, de otra octava más alta,un color, de la oscura región ultravioleta.

(1923)

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· soneto ·

Te vi de pie, desnuda y orgullosa,y bebiendo en tus labios el aliento,quise turbar con infantil intentotu inexorable majestad de diosa.

Me prosternó a tus plantas el desvíoy entre tus muslos de marmórea piedra,entretejí con besos una hiedraque fue subiendo al capitel sombrío.

Suspiró tu mutismo brevementecuando la sed del vértigo ascendenteprecipitó el final de tu delirio;

y del placer al huracán temiendo,se doblegó tu cuerpo como un lirioy sucumbió tu majestad gimiendo.

(1921)

· hexaedro rosa · (fragmento)

V

Puedes venir desnuda a mi fiesta de amor. Yo te vestiré de caricias.Música, la de mis palabras; perfume, el de mis versos; corona, mis lágrimas sobre tu cabellera.¿Qué mejor cinturón para tu talle, qué cinturón más tierno, más fuerte y más justo que el que te darán mis brazos?... Para tu seno, ¿qué mejor ce-ñidor que mis manos amorosas?... ¿Qué mejor pulsera para tus muñecas que las que formen mis dedos al tomarlas para llevar tus manos a mi boca?Una sola mordedura, cálida y suave, a un lado de tu pecho, será un broche único para sujetar a tu cuerpo la clámide ceñida y maravillosa de mis besos…Puedes venir desnuda a mi fiesta de amor. Yo te vestiré de caricias… CM

Otro enero revolucionario, el número 52. LA CALLE... se complace en publicar esta breve crónica sobre los días finales de la dictadura de Batista.

EDUArDO GONZÁLEZ SArrÍA

quise escamotear el título de aquel documental porque cuando vimos el acrónimo, todos los guantanameros su-pimos que se trataba de algo relaciona-do con la patria chica de esas calles que se cruzan a noventa grados y orienta-das de norte a sur y de este a oeste. No más que una abreviatura histórica y fa-miliar. También yo ahora voy con «una guantanamera». Por aquellos tiempos tenía yo nueve años. Mi percepción del quehacer revolucionario se reducía a que cuando regresaba de la calle, debía tocar el timbre tres veces para que me abrieran la puerta por si había extra-ños de visita o escondidos en la casa. Otra forma de anunciarse significaba alarma, y el visitante echaba «un tobi-llo alevoso» a través de alguna de las ventanas y casas vecinas cómplices. En ocasiones vi unas pocas armas de fue-go, bonos del 26, un rebelde herido de nombre Marciano Boicet que fue aten-dido durante su convalecencia, lotes de medicinas para enviar a las unidades rebeldes y cosas así. En unas pocas ve-ces serví de recadero con la sospecha de que era una tarea conspirativa. Mi

madre disponía de una fórmula infali-ble para obtener mi discreción sobre cualquier asunto relacionado o no con la lucha: «Si alguien se entera, pueden matar a tu papá», y santo remedio. Cuando jugábamos en el parque, nues-tra reacción al ver llegar a un represen-tante de los cuerpos armados era ins-tintiva, con miedo, y un incipiente des-precio: nos íbamos. También los adul-tos lo hacían a menos que fueran de las «clases vivas». En las noches se escu-chaban disparos aislados, explosiones de petardos, tiroteos y de vez en cuan-do, un buen bombazo. Con el anoche-cer, las calles quedaban desiertas. Un pueblo fantasma. Pero esa era la cásca-ra. En los hogares entraba linda y orientadora la Radio Rebelde opacada por algún otro sonido en paralelo que la camuflara. El que tuviera un tocadis-cos puesto a esa hora con cierto volu-men, estaba oyendo RR o el diablo vende billetes. Y orientaban tareas por esa vía. Recuerdo cuando se indicó desde la Sierra el boicot a la petrolera SHELL. Escuché decir que una foto de los me-dios había mostrado a los aviones de la dictadura recibiendo combustible de esa firma, la cual empleaba un slogan de promoción mencionando el aditivo para incrementar la respuesta del mo-tor: «Compre SHELL con Ica».

El bombardeo por esos aviones de cuanta casa humilde había en los mon-

tes, eran casi diarios. Y de las lomas vi-no uno nuevo: «Cubano, no compres SHELL con sangre».

Mi padre, chofer de un vehículo de Cubana de Aviación, empezó a reabas-tecer en la bomba de la ESSO o de la TEXACO como otros miles de choferes a todo lo largo del país. Las ventas de la SHELL cayeron a plomo y sus pérdidas fueron cuantiosas. Le dieron en la san-tabárbara. Véase si aquella radio era poderosa. Y con un rating que el resto de las emisoras podían envidiar.

Una modalidad de lucha que también llegó a mi pueblo fue la aparición de ban-deras del 26. Clareaba el día y allá arriba, en lo alto de una antena cercana al Insti-tuto de Segunda Enseñanza, amaneció «muy macha», la insignia en su combate silencioso. Los peatones intercambiaban miradas de picardía y con un movimien-to de cabeza señalaban la tela impune. Claro que cero risas o índices mostrán-dola… y el pueblo hervía. Al poco rato lle-garon los uniformados del régimen a ba-jar la enseña y se cerraba el capítulo. Dos días después, otra banderita en la maña-na estaba enredada en la cerca de la esta-ción de trenes; la siguiente colgaba en la fachada donde vivía cierto connotado ba-tistiano. Así las cosas, todo apuntaba a una epidemia del asunto. Los policías y casquitos casi se acostumbraron al traba-jo de quitarlas. La intención era esa. Has-ta que el hábito los adormiló y una enési-

ma tela vino a cobrarse la deuda acopia-da, con la explosión de un artefacto dina-mitero que los revolucionarios habían dejado exprofeso. Y entonces se desató la epidemia. Ya no solo participaban en esta actividad los luchadores reales, sino cuanto revoltoso quería mofarse de los sostenedores del dictador y, finalmente, los jodedores de toda corbata. Las rojine-gras proliferaban con virulencia rabiosa. Para retirar algunas, se hacía un desplie-gue de fuerzas que daba gusto. Emplean-do fuego de fusiles y ametralladoras des-de carros de combate, reeditaban lo de Normandía y dejaban sordo a medio Guantánamo para destruir la sujeción de la bandera. Entonces, las que al principio fueran puestas en lugares altos para difi-cultar la operación de desmontaje, empe-zaron a exhibirse al alcance de la mano y en lugares que ni viene a cuento nom-brar. Pero la disposición de los «quita-banderas» empezó a escasear porque junto a ellas se veían cajitas de sospecho-sa estampa, a veces de cigarros o de zapa-tos y adornadas con cinta adhesiva y unos alambres más sospechosos todavía. Na, cría fama y acuéstate a dormir: los recep-táculos estaban vacíos. Y los jóvenes (quiénes si no) le pusieron el toque de morbo que no podía faltar: una bandera se hizo famosa apenas pudo constatarse junto a ella, además de la consabida caji-ta, una inscripción: «TÓCAME, QUE TENGO PREMIO». CM

Guantánamo, 1958

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En este delicado escenario, León Pa-netta, director de la CIA, se comunicó con altos ejecutivos de la inteligencia ru-sa y propuso el intercambio de sus agen-tes por los ex coroneles Alexander Zapo-rozhsky, condenado a 18 años de prisión por espionaje, y Serguei Skripal, de los servicios de inteligencia, que purgaba una pena de 13 años de prisión desde el 2006. También se incluyeron a los reclu-sos Gennadi Vasilenko, ex funcionario de los servicios secretos, y al analista en armas nucleares Igor Sutyagin, según in-formaron diversas agencias de prensa.

El trato fue aceptado y las partes aclararon que el incidente no deteriora-ría las relaciones y acuerdos alcanzados y en menos de 15 días de ser detenidos,

la justicia norteamericana per-mitió la expulsión de los agen-tes que no fueron instruidos por cargos de espionaje y los rusos amnistiaron a los ex colaboradores de la inteli-gencia estadounidense.

La fina ironía de Anna Chapman

El 9 de julio, en el aero-puerto de Viena, coinci-dieron a la misma hora dos aviones provenientes de Rusia y Estados Uni-dos con los agentes que se intercambiarían. Las naves se acercaron y fue-ra del alcance de la pren-sa y de los curiosos se realizó el trasvase de pasajeros. Los agentes rusos, a su llegada a Moscú, fueron conde-corados en el Kremlin en una discreta cere-monia por el presiden-te Dimitri Medvedev y recibidos por el pri-mer ministro Vladi-mir Putin, quien tuvo palabras de elogio para los recién libe-rados por las misio-nes que cumplieron y les auguró que re-tomarían con pleni-tud y éxito sus nue-vas vidas.

Entre los conde-corados se encontra-ba Anna Chapman, una joven pelirroja de 27 años casada con un inglés (del cual tomó su apelli-do), y ejecutiva exi-tosa de una empre-sa de computación y de un banco en Estados Unidos, quien por su sin-gular belleza fue blanco predilecto de campañas de

la prensa norteameri-cana que la calificaba de «nueva Mata Hari», la cual se ofrecía a importantes hombres de negocios con el objetivo de obtener información y ascender en su ca-rrera, sin tener mayores cualidades inte-lectuales para el trabajo clandestino.

La inculpada no tomó demasiado en serio las injurias y accedió a aparecer en ropas interiores, posando con una pisto-la al estilo de James Bond en la portada de la revista Maxim, una versión rusa de Play Boy, lo que muchos consideraron una fina ironía no exenta de glamour posmoderno, con el que culminaba esta original historia de espionaje. CM

JOrGE WEJEBE COBO

león Panetta es el octavo director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de la era pos soviética, tiene 72 años, es un político y académico que en el verano del 2010 recurrió a viejos especialistas de la época de la Guerra Fría en intercam-bios de espías, para una operación de contraespionaje que incluía la detención de 10 agentes de la inteligencia rusa en Estados Unidos predestinados a ser can-jeados por cuatro colaboradores de los servicios secretos estadounidenses pre-sos en cárceles de Rusia.

La detención de los agentes se efec-tuó el 28 de junio del 2010 en la ciudad de Arlington, Virginia, pocas horas des-pués de concluir la visita del presidente ruso Dimitri Medvedev a Estados Uni-dos, calificada como un éxito por ambas par-tes, aunque el es-pinoso asunto no fue abordado por su homólogo Ba-rack Obama en las conversacio-nes privadas que sostuvieron, según la Casa Blanca.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) divulgó que los detenidos eran vigilados desde ha-cía más de 10 años mediante la intercep-ción de mensajes co-dificados por Inter-net, seguimiento a sus movimientos, re-gistros secretos en sus domicilios, aplicación de micrófonos ocultos y hasta habían detecta-do sus contactos clan-destinos para entregar información.

Además, los investi-gadores declararon que la misión de los espías era sembrarse en niveles importantes de la políti-ca, los negocios y se inte-resaron por información sobre la guerra en Afga-nistán y el terrorismo y otros temas relacionados con la seguridad nacional de Estados Unidos, aun-que calificaron de poco im-portante el resultado al-canzado por la insuficiente profesionalidad.

La versión oficial no ex-plicó la razón de tan dilatada y costosa investigación –pro-bablemente una de la más largas de la historia del FBI– sobre una supuesta «banda de aficionados y vividores» como fueron calificados en medios de prensa en Estados Unidos y otros países.

Diplomacia de la CIA El director de la CIA fue encargado

de iniciar las negociaciones con altos fun-cionarios de la inteligencia rusa con el cuidado de no lesionar las relaciones en-tre los dos países, los cuales acababan de firmar el tratado de limitación de armas nucleares START-3 y que requería de su ratificación por la parte rusa.

Además, para los estadounidenses era vital lograr que Rusia no entregara

armamento pesado a Irán y especialmen-te los modernos sistemas antiaéreos S-300 que convertirían en un infierno el cielo iraní para los aviones estadounidenses e israelíes ante un eventual ataque por sor-presa. Posteriormente, el 22 de septiembre del 2010, el mandatario ruso prohibió la venta de armas al país persa por el desa-rrollo de sus planes nucleares, según afir-mó una declaración oficial.

También para Estados Unidos y sus aliados empantanados en la guerra de Afganistán es importante lograr la colabo-ración rusa en Kirguizistán, país cercano al escenario bélico y el único en el mundo donde ambas potencias poseen bases mi-litares, por lo que un acuerdo futuro en ese sentido sería fundamental para esta-blecer y ampliar una retaguardia y vías de abastecimientos a las tropas norteameri-canas y de la OTAN que combaten a los re-beldes afganos.

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Intercambio en Viena © maxim

«Anna Chapman, Agente 90 - 60 - 90 en imágenes exclusivas, solo para sus ojos».

Así anuncia la revista para hombres Maxim a la «modelo» de portada.

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MELBYS NICOLA

El jazz desde sus inicios, desde que emergiera a mediados del siglo xix en Estados Unidos como fruto del maridaje entre el blues, la mú-sica africana y la clásica, ha sido siempre un quehacer de inspira-ción y talento, dotado de muy di-versas influencias estilísticas o cul-turales.

Cuba también tiene su huella en esta urdimbre de ritmos que componen la humanidad musical, huella que se ahonda y ensancha por su mucho aporte, por su altísi-ma calidad. El jazz igualmente be-bió de estas simientes y con Cuba se tornó más afro a la vez que más la-tino, también más universal.

Hoy son numerosos los intér-pretes que ensalzan nuestro patri-monio en estos derroteros. Hoy son también muchos los que han apren-dido y viven para interpretar. Hoy Roberto Fonseca es uno de los más significativos pianistas y jazzistas cubanos.

Siendo aún muy joven tuvo sus primeros encuentros con la músi-ca. Las raíces, las circunstancias, la voz siempre nostálgica de su ma-dre, lo acercaron a este mundo de artes que lo llevarían a comenzar estudios de piano aunque inicial-mente se volcara más hacia la per-cusión.

Luego de aquellas primeras composiciones emergidas de su adolescencia, mucho aconteció, y los giros de la vida lo llevarían a trabajar con artistas cubanos y ex-tranjeros como Omara Portuondo, Ibrahim Ferrer, Herbbie Hancock, Michael Brecker y Wayne Shorter, en especial vinculado al proyecto Buena Vista Social Club.

Además de productor y colabo-rador de reconocidas y muy valio-sas propuestas musicales, como por ejemplo el último disco que en vida protagonizara Ibrahim Ferrer, el quehacer musical y la experiencia que todas estas interacciones le otorgarían a Fonseca, le han per-mitido desarrollar una prolífica carrera musical que ya cuenta con cinco discos individuales: «Tiene Que Ver» (1999); «No Limit» (2000); «Elengo» (2001); «Zamazu» (2007) y «Akokán» (2009).

La música es su principio y esencia, su sentimiento hecho arte, vida. El jazz es un viaje para bus-carse a sí mismo, para conversar con el mundo, para expresar siem-pre, arropado por sus raíces afro-cubanas, por los diarios aprendi-zajes, por las experiencias. Su in-terpretación es varonil, pasional, intensísima y verlo actuar es un placer que cada día contagia a más adeptos, colmando hasta los lími-tes sus espacios de presentación, si-

guiéndolo como un artista de culto, deleitándose con la entrega que pa-ra disfrute de todos protagoniza junto a los músicos Javier Zalba , Omar González y Ramsés Rodrí-guez.

A pesar de ser tan joven, tu carrera es ardua e internacionalmente re-conocida, ¿cuáles son los elementos que a tu modo de ver te han hecho un músico con mayúsculas?

A la par de la valiosísima instrucción que recibí en las es-cuelas de arte, a los conoci-mientos de música clásica, bo-leros, el jazz y otros géneros, la más determinante inspiración, lo que definitivamente marcó mi amor por la música es mi fa-milia, que me impulsa y nutre para seguir adelante siempre. A ellos, a toda mi familia, les es-toy muy agradecido por su pre-sencia, por su apoyo cuando las cosas han sido más difíciles, por ayudarme a continuar y so-bre todo por creer en mí como músico y ser humano, lo cual trato de trasmitir en todo lo que hago.

También están las experien-cias que he acumulado. Todas estas interacciones influyeron de manera determinante en mi formación, pues trabajar con fi-guras de la talla de Herbbie Hancock o Ibrahim Ferrer por solo mencionar algunos, signi-ficó un aprendizaje constante, era como estar, en el caso del Buena Vista, por ejemplo, en una real escuela de música tra-dicional cubana, con profeso-res excepcionales como Omara Portuondo, Rubén González, Cachaíto López, Guajiro Mira-bal... Compartir vida y obra con ellos, además de una enseñan-za, significaba una manera más intensa de volver a las raíces, de saber de dónde yo venía y, por supuesto, definió mi proyec-ción posterior.

Temperamento es el nombre de la agrupación que lideras, ¿qué sig-nifica para ti?

Temperamento es mi sono-ridad, donde expreso todo lo que siento, lo que quiero decir a través de ese increíble placer que es la música. Todo me ins-pira, la vida en sí, la gente, y mi objetivo principal es que el mundo conozca mi música, pues no me gustaría crear solo para especialistas o entendidos del tema, sino hacerla universal y no por un determinado inte-rés comercial como primera in-tención. Quiero que todos es-cuchen, hagan suya mi obra y la puedan disfrutar.

Tu anterior disco, «Zamazu», fue notablemente reconocido y elo-giado por su calidad, ahora traes una nueva propuesta, ¿cuál sería su mayor distintivo?

Con «Akokán», que en len-gua yoruba significa corazón, intentamos hacer un disco dife-rente a los anteriores, un poco más íntimo, más personal por mi parte, por eso es más noto-ria la presencia del piano y por tanto significa un mayor acer-camiento a quién es Roberto Fonseca. Considero que, según como uno toca, uno piensa; en-tonces ahí se puede ver exacta-mente cómo pienso sobre la vi-da, mis sentimientos, mi pro-yección.

Fue un disco que nos tomó muy por sorpresa, lo grabamos solamente en cuatro días, todos juntos y tratando de tocar lo más espontáneamente posible, como si fuese un concierto (que no lo es porque no tiene el calor del público). Quisimos hacerlo así, incluso sin salvar los errores que también pueden ocurrir du-rante una presentación en vivo, pues sobre todo nos preocupa-ba el ambiente, la frescura de la idea y la naturalidad.

Hablando de conciertos, tanto tú como el resto de los integrantes de Temperamento desprenden una gran energía y satisfacción durante sus presentaciones, incluso juego. ¿Gozan la música por vocación o porque puede ser atractivo?

Me gusta sentir cada nota, cada compás, y así lo trasmito, con la misma intensidad con que lo siento, para nada tiene un carácter intencional aunque para muchos pueda resultar atractivo. Además mis compa-ñeros, mis amigos, también participan en este goce que es mayor gracias a la comunica-ción que existe entre nosotros y que nos ayuda a retroalimen-tarnos.

Pero con Ramsés, el baterista, la complicidad musical es mayor, ¿sí o no?

Sí, creo que sí. La comuni-cación que existe entre noso-tros nació un día sin prepa-rarlo. Proviene de momentos que compartimos como intér-pretes cuando aún éramos es-tudiantes y luego con el Bue-na Vista. Posteriormente él entró en Temperamento y ya se hizo natural y parte de nuestra presentación esa rela-ción musical. Incluso hay mo-mentos en que si eso no suce-de, no nos sentimos bien, co-mo que algo falló, porque ya es parte de la misma composi-ción. No lo hacemos para crear un show, como a lo me-jor piensa la gente; incluso si lo piensan resulta un tanto imposible porque no lo tene-mos «cuadrado» o algo así, es todo diversión y otra vez na-turalidad, como también su-cede con los demás músicos que integran el grupo.

Del mismo modo, nuestra manera de situar los instru-mentos es muy diferente a lo tradicional: generalmente las personas ubican la batería en el centro. Para mí es totalmente diferente, trato de poner a Ram-sés frente a mí para poder te-ner contacto visual, esa comu-nicación, y también hacer a to-

dos cómplices de lo que está su-cediendo.

Anualmente son muchas las presentaciones que realiza el gru-po tanto en Cuba como en el exte-rior, ¿cuánto te acercas o te alejas de tus raíces en este ir y venir?

Soy de aquellos que se van y regresan. Realmente hemos tenido mucho reconocimiento fuera, pero donde vivo y viviré siempre es en Cuba y me gusta que el público cubano sepa lo que estamos haciendo. Hay mucha gente que cuando sale de la isla modifica su música porque se desprende y se vuel-ve más hacia lo que supuesta-mente demanda el mercado, in-tentando hacer un poco más de la «típica» música cubana, cuando esto es en verdad un gran cliché.

Nosotros no hemos hecho concesiones con el público cu-bano, queremos que nos vea realmente como somos sin marcar una diferencia por to-car aquí o en el extranjero, y es-toy muy contento porque he-mos logrado cosas increíbles. Por ejemplo, en el cine Chaplin, durante la presentación del do-cumental sobre Temperamen-to, aún con un calor enorme, era increíble ver en un concier-to y una presentación de un ma-terial sobre jazz, al público bai-lando o siguiendo la música del documental, y al final disfru-tando y agradeciendo con una ovación, es muy emocionante.

Por ello debo agradecerle mucho a Jorge Fuentes, el reali-zador, por hacer parte de la his-toria del grupo Temperamen-to, y segundo por ese concierto que, a pesar del calor y las inco-modidades, el público disfrutó mucho.

Igualmente el concierto el pasado diciembre en Bellas Artes fue muy importante, porque significa el cierre de un período y de modo particu-lar aconteció en un momento muy difícil de mi vida en el que la familia, los amigos y to-das las personas asistentes, to-dos los seguidores, fueron también un punto de apoyo para continuar. Creo que fue una presentación fantástica. Incluso pasó algo increíble: es-tábamos tocando y alrededor de la tarima estaba toda la gen-te, lo cual nunca había visto en un concierto de jazz. De hecho cuando se dice «jazz» las per-sonas como que se asustan, y ver en un concierto a la gente parada bailando tan cerca nos hace sentir muy bien.

Roberto Fonseca: Cuba, jazz y temperamento

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Los jazzistas nos hemos en-cargado de hacer de nuestra música un espacio de élite, no de mayoría, que llegue de for-ma masiva, y por tanto eso nos ha limitado para conquistar y potenciar un espacio, especial-mente discográfico, tanto en el exterior como especialmente en la isla.

Por ejemplo, puede que la trova no sea eso que entende-mos como popular pero indu-dablemente tiene un gran canal de comunicación; sus letras, que generalmente llegan más rápido que la misma música, y todo el conjunto, le permite conquistar un espacio masivo, además de estar validada por una tradición musical de nues-tro país. Con el jazz, aunque es parte de nuestra historia y hay excelentes intérpretes en la isla, por su concepto, a mi modo de ver, ha tendido más la exclusi-vidad y la competencia a cual-quier precio, lo cual lo ha aleja-do un tanto de los grandes pú-blicos con todas las limitantes de comunicación y de repro-ducción que esto significa. Por ello no tenemos un mayor es-pacio en la discografía o en los medios de difusión, y por eso también los prejuicios de quie-nes desconocen esta manera de expresar.

Sin embargo, especialmente en Cuba, en los últimos tiempos ha ha-bido una mayor tendencia hacia el jazz en detrimento de la música clásica.

Desgraciadamente el jazz tiene mucho más mercado que la música clásica y eso realmen-te es una pena porque, para mí, la música clásica es lo mejor, la fuente de todo. Siempre lo he dicho y lo reitero: agradezco a las escuelas cubanas de música por existir y por sus enseñan-zas, en especial en cuanto a mú-sica clásica se refiere. De esta manera del arte parte todo. Que después se mezcle con los ritmos folclóricos de otros paí-ses ya es otro asunto.

¿Y podría decirse que es un fe-nómeno meramente nacional este de tender a la experimentación so-bre el clasicismo o lo tradicional?

Es un fenómeno actualmen-te internacional porque la tec-nología y la cantidad de infor-mación que circula propicia las mezclas. Recuerdo que cuando era estudiante todo se guarda-ba en cassettes y no había acce-so a tanta información o a la música de otros países. Hoy es-tán las computadoras y en for-mato digital es más fácil poner información en cada vez mayor cantidad de gigas que estar re-copilando cassettes, por eso ya uno tiene más o menos la no-ción de cómo está sonando el mundo, lo cual aumenta la po-sibilidad y vocación por las fu-siones.

Entonces, cómo percibes el mo-vimiento musical cubano contem-poráneo teniendo en cuenta este contexto. ¿Hay un buen jazz cuba-no?

Creo que otro de los aspec-tos que ha influido es la capaci-

dad que brinda el jazz a los in-térpretes para demostrar sobre todo habilidades. Considero que hoy en la isla hay una ten-dencia a querer ostentar mu-chas cosas con lo cual no estoy de acuerdo, porque la música está hecha para disfrutar, no para presumir que eres bueno, o técnico, o que haces mil notas en un segundo. Al contrario, la música es para disfrutar.

Quienes estudiamos en las escuelas de arte hemos pasado por muchas pruebas de niveles hasta llegar a la graduación y esos son los momentos para de-mostrar si uno es bueno o no. Ya después que se termina es hora de disfrutar la música y que el público determine la ca-lidad, aunque vale aclarar que se puede dar el caso de que es-tés haciendo algo o muy ade-lantado o muy fuera de época que las personas no te entien-dan y solo de aquí a un tiempo te valoren y te reconozcan co-mo tantas veces ha pasado y de lo cual hay ejemplos clásicos. El público determina muchísi-mo, pero no totalmente. Uno debe creer en lo que hace y también escuchar consejos, eso es lo importante, como lo es el nutrirse de las experiencias.

No obstante, pienso que sí hay un buen jazz cubano por-que hay buenos músicos. Sin embargo, se debe ser más cui-dadoso, prestar más atención al camino de nuestro jazz porque cada vez somos más los que piensan, tanto en la isla como en el exterior, que los mucha-

chos jóvenes están tocando de manera muy agresiva, muy fuerte, que muchas veces pare-ce una competencia, una olim-piada de notas y que de algún modo se ha perdido la transpa-rencia.

No hablo de que deban ha-cerse cosas rígidas o simplonas o limitadas o lo que ya experi-mentaron papá y mamá sin buscar una proyección perso-nal, pero debe sentirse que hay algo de espiritualidad, que real-mente quieren decir algo desde lo más profundo, no que sea so-lamente «vengo de la escuela y voy a tocar no sé cuántas no-tas». Eso me preocupa.

La música cubana evidente-mente ha marcado un sello en to-dos los sentidos a nivel mundial y particularmente en el jazz. ¿Crees que todavía tenemos un sello para trasmitir?

Sí, por supuesto, ese es el punto, que tenemos aún algo muy grande para trasmitir y explotar: la música tradicional cubana. Es lo mejor que tene-mos los cubanos porque son nuestras raíces, nuestro patri-monio y es verdadero. Usando bien esta referencia, siempre vamos a salir adelante, siempre será bueno para la música sin que se trate de hacer el Manise-ro otra vez específicamente. Pe-ro, para triunfar, creo que se debe tener, lograr, el espíritu de Cuba y ponerlo en la música, no tratar de colarse en el mer-cado solo con Mamá Inés o la Guantanamera. Por supuesto, se pueden tocar esas cosas pero

aportándoles algo propio y siempre con mucho respeto. Por nuestra parte, como Tem-peramento, intentamos trasla-dar un pedazo de Cuba a cada lugar que vamos.

¿La música cubana, especial-mente la tradicional, se valora más en el extranjero que en la propia isla?

Es un hecho, la música tra-dicional fuera de Cuba es lo que se conoce. Se conoce inclu-so mucho más lo que es Arse-nio Rodríguez, Omara o el Bue-na Vista. Las personas entendi-das de música saben de Beny Moré, y muchos en el extranje-ro dominan más de nuestra música que nosotros mismos. Como se dice «nadie es profeta en su propia tierra».

También esta situación está muy relacionada con la época, ahora está el reguetón, del cual no estoy en contra, pero hay que darle espacios a la música tradicional cubana y también valorarla un poco más.

¿Crees que sean entonces valio-sos y verdaderamente distintivos certámenes como el JoJazz o el Jazz Plaza?

Creo que estos concursos son buenos para ver a los mu-chachos que salen de las escue-las, pero no destaco las compe-tencias. Soy partidario de que en el jazz no debe haber compe-tencia porque (como creo que dijo Chaplin) donde hay jurado no hay justicia, y es una realidad que a mi modo de ver se vuelve más voluble al poner a competir a dos personas en el jazz, que es tan personal y subjetivo.

Nadie tiene el derecho de decir que aquel es mejor que el otro; quizás podrá tener más notas, más virtuosismo, pero la valoración es sobre to-do subjetiva. ¿Cómo puede de-cirse que el jazz que está ha-ciendo una persona no sirve si a lo mejor su manera de hacer tiene una esencia que algunos no entienden?

¿Y no será entonces una mane-ra para que los propios artistas se prueben más, no como competen-cia, sino como entrenamiento?

El entrenamiento y la prue-ba los da el público, que es quien tiene la última palabra y determina la aceptación de la discografía o las presentacio-nes en vivo. Ni tan siquiera la discografía, sino el público co-mo tal, porque hay muchos grupos que son underground, que no tienen discografía pero arrasan dondequiera que van y la gente se conecta mucho con ellos.

Estos espacios son buenos para que los jóvenes puedan in-teractuar con el público, para conocerlos, para ver a la gente de las escuelas que de otro mo-do no pueden tocar porque es-tán estudiando todavía, y ade-más les permite expresarse pe-ro a la misma vez no creo que deba ser expresamente así.

No estoy en contra del JoJa-zz ni nada por el estilo, de he-cho lo respeto mucho, pero el espíritu de competencia es el que no me parece bien. Alguien

puede enseñar los elementos básicos de la armonía, solfeo y estilo de jazz, pero a la hora de enseñar a improvisar y a decir, no creo que se pueda estable-cer un patrón, porque se esta-ría perdiendo gran parte de quién eres.

La visita de músicos de re-nombre también puede aportar otras aristas a la nueva genera-ción. ¿Qué piensas de la comuni-cación que se está estableciendo en el plano musical con Estado Unidos?

No pienso que sea algo ex-clusivo de esta época, pues es-ta retroalimentación siempre la hubo, lo que estuvo por mu-cho tiempo congelada. Es ex-celente que se establezcan es-tos nexos, tanto que ellos ven-gan como que nosotros vaya-mos para allá.

Cuando vino Winton Mar-salis fue una clase para todo el mundo, incluso él hizo énfasis en lo que era «tocar bajito», lo cual está muy relacionado con el valor y respeto a la música y a los músicos. De hecho su po-sición y actitud eran una mues-tra más de ello, y de lo que to-dos los músicos cubanos debe-mos aprender, y me incluyo porque también soy cubano. Se trata de no tener siempre que verse, a pesar de ser el director, como la primera figura o el lí-der. Cuando él llegó, interpretó, y era el último que estaba to-cando, aun siendo el director de la orquesta.

Esas son enseñanzas, inclu-so indirectas, que nos van a ayudar mucho, especialmente a los jóvenes que están tocando ahora y hace falta que lo vean como una lección y realmente lo asuman. Que aprendan que la música no es un deporte, si-no un lenguaje universal para disfrutar y trasmitir.

Tenemos algo muy impor-tante en nuestras manos que si no sabemos cuidarlo se estro-peará. Y no debe olvidarse que con nuestro quehacer determi-namos dónde queda el nombre de nuestro país. Cuba es una potencia musical increíble y to-do el mundo respeta la música cubana. Recientemente estuvi-mos en Brasil y nos invitaron a tocar en varios espacios para también ayudar a remover el cliché de que la música cubana solo es salsa y bailable.

¿Es muy grande el estereotipo en el mundo respecto a Cuba?

Hay un cliché enorme. Hay que decirlo, dondequiera que vamos, nosotros los cubanos somos muy famosos primero por ustedes las mujeres. Nos dicen que ustedes las mujeres son preciosas y no es menos cierto, es verdad; y también lo hay en el plano musical con el que hemos topado y es presu-poner que todo lo que viene de Cuba es salsa. La música baila-ble es otro de nuestros valores, mas no por ello debe olvidarse que tenemos potencial para disfrutar y hacer la música de otra manera, de corazón y con temperamento. CM

La música bailable es otro de nuestros valores, mas no por ello debe olvidarse que tenemos po-tencial para disfru-tar y hacer la músi-ca de otra manera, de corazón y con temperamento.

A Lo CubAno...

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LA CALLEDEL MEDIOENErO 2011

Numerosos lectores, sa-tisfechos por el perfil publicado acerca del an-

tesalista Héctor Rodríguez, solici-tan similar información sobre ju-gadores que brillaron antes del inicio de las Series Nacionales, extraordinario acontecimiento

deportivo cultural, cuya edición 50 (no confundir con 50 Aniversario, pues el juego inaugural se produjo el 14 de ene-ro de 1962), continuamos festejando.

En esta oportunidad nos interrogan, haciéndonos desempolvar memoria y archivos, en relación con Gilberto El Ji-barito Torres, manager en los primeros eventos de casa luego de 1959 y timonel de nuestra escuadra nacional durante los Centroamericanos de Kingston, Ja-maica, en 1962 y San Juan 66, cita históri-ca donde, pese a las múltiples presiones del gobierno norteamericano, traslada-mos a nuestra comitiva hasta la sede a bordo del histórico buque «Cerro Pela-do». Igualmente, comandó la novena asistente a los Panamericanos de Sao Paulo, en 1963.

Comienzo diciendo que este hombre de elevada estatura para la época, medía 6 pies y 2 pulgadas, nació el 23 de agosto de 1915 en Regla. Cuentan que como te-nía las piernas extremadamente largas y flacas le apodaron El Jibarito, en alu-sión a un pájaro acuático de idénticas características en sus extremidades. Otros afirman que era tan inquieto des-de la infancia, principalmente difícil de alcanzar en los juegos callejeros, que le endilgaron el mote en cuestión.

Sea de una forma u otra, lo cierto es que poseía condiciones innatas para el béisbol que le permitieron representar a su terruño en la Liga Amateur y, muy po-co tiempo después, con apenas 19 años, incorporarse a la Liga Profesional vis-tiendo la franela de los Leones del Haba-na, equipo con el que ganó el cariño de la afición, aunque jugó un breve período con los alacranes almendaristas.

En su primera campaña con los feli-nos presentó credenciales desde la lomi-ta, con cuatro éxitos y dos fracasos, sin embargo –uno de los tantos casos con-denados a sufrir padecimientos extrade-portivos asociados a las difíciles condi-ciones sociales del período– contrajo, antes de su segunda temporada, la fie-bre amarilla, de la que logró reponerse no sin antes ver cómo se debilitaba su brazo. Desde ese instante, El Jibarito no renunciaría a su pasión por la pelota, se convirtió en un lanzador sumamente habilidoso que hizo descansar sus victo-rias en el empleo de la curva y una efec-tiva bola de nudillos.

Su constancia le permitió tener una vida deportiva longeva, prolongada en nuestros predios a lo largo de 18 años, y concluyó su faena con 52 victorias y pro-medio con el madero de 268.

Era tal su versatilidad –si bien los de-tractores planteaban que el elogio era exagerado, para muchos su condición de all araund lo convertían en la versión

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los lectores oPinanescríbanos a: Calle 21 no. 406, Vedado, La Habana, Cuba. cp 10400.

email: [email protected]

Santiago, a una marca, hasta llegar al ex-tremo de personificarla? ¿Cuánto tienen estas marcas de nuestras raíces, de nues-tra historia nacional? ¿Por qué existen personas que valoran sus relaciones te-niendo en cuenta como principal rasgo la cantidad de marcas que estas tienen o pueden adquirir? En esta parte voy a ser explícito, no generalizo, me refiero a los grupos que como plantea Enrique Ubie-ta en el artículo «Sé estúpido», publicado en la edición No.24 de abril del 2010, don-de plantea: «[…] Son jóvenes graduados en universidades cubanas, pero están cansados de tanto sacrificio: quieren que dejemos de soñar […]»; solo falta incluir a quienes ya no son tan jóvenes y no edu-can a sus hijos en el sacrificio ni para el sacrificio y sí los enseñan a soñar pero ¿a costa de qué? Constantemente en los cen-tros educacionales se expone como ten-dencia la lucha contra los objetos y sím-bolos extranjerizantes, sin mencionar el cuidado por la uniformidad del estudian-tado. (…) Yo creo que es hora de que revi-semos qué nos está fallando, ya está de-mostrado que los logos contribuyen a la individualización, sobrevaloración y sub-valoración en el peor de los casos del ser social. ¿Qué medidas debemos tomar pa-ra evitar una crisis de identidad en cuan-to a valores, costumbres, modos de actua-ción, entre otros aspectos? ¿Dónde radica la esencia y la principal causa de este fe-nómeno en la actualidad cubana? Yo creo, desde mi modesta posición, que es-tas causas son las que hay que atacar.

Agradecido por su atención y más aún por publicar temas tan interesantes como este. Especiales felicitaciones para Santiago Alba, Jorge Wejebe y Enrique Ubieta por sus exquisitos materiales. Los exhorto a que continúen como van, la única forma de preservar lo que con tanto sacrificio hemos logrado es mos-trando la verdad desde un punto de vis-ta imparcial, crítico y reflexivo. El lector agradece que confíen en su intelecto.

Lic. JUAN CArLOS CÉSPEDES LAUrENCIOSantiago de Cuba

Primeramente, un salu-do para este colectivo que hace posible la di-

versificación de criterios en su andar por «la calle del medio». Quisiera compartir con ustedes y los amigos lectores lo relacio-nado en el artículo «La Favorita: ¿de qué estamos hablando?», una puesta en escena que por varios

meses extendidos ha llevado a la fami-lia cubana matices con los que muchas personas llegan a alimentarse. Por otra parte, soy fiel televidente de este tipo de género, pero ha sido oportuno afir-mar «que al fin» La Favorita llegó a su capítulo final, ya que considero que el principal guionista Joao Emmanuel Carneiro trató de impresionar al prin-cipio con una trama que poco a poco fue llevando a una redundancia sin lle-gar a que sucediera algo novedoso. Sin embargo (…) el televidente ante todo ne-

cesita identificarse con sus principales personajes, ya que es esta la auténtica carnada que mantiene al espectador frente a la pantalla chica en cada una de las emisiones proyectadas. Es de signifi-car que el exceso de suspenso en cada una de las escenas, así como la vaga defi-nición de roles, enrarecen este tipo de formato, ya que la lucha entre el bien y el mal, el arduo camino hacia la felici-dad, el amor entre otros, han quedado en un puente colgante, porque si somos capaces de fijarnos bien, de eso ha trata-do La Favorita. Por otro lado, no niego que la calidad de este tipo de realización y su categórico mensaje social alude a la imaginación de un escritor, la capacidad para prodigar sucesos, así como puntos de vista y entretenimiento, reconocer además las actuaciones especiales de las actrices Patricia Pillar (Flora) y Claudia Raia (Donatela) en sus recorridos por cada episodio y lo cuidadosas que fue-ron a la hora de introducirse en estos emblemáticos personajes. Desde cierta forma creo que La Favorita no nos ha dejado mucha moraleja, ni tampoco ha violentado ninguna convicción formal o conceptual, aunque detrás de esos he-chos la mayoría de los cubanos se han divertido y emocionado, pues ha mante-nido en jaque pero sin dar el mate a un público adicto a la teledramaturgia bra-sileña, ya que espero que las pinceladas ocultas en esta telenovela lleguen a tapi-zar con buenos colores la próxima pues-ta en escena. Atentamente,

YADIrA rAMOS FrANCISCO Estudiante, Comunicación Social, S. Spíritus

La carta que motiva esta larga –y a veces excesiva, por ello imposible de publi-

car íntegramente– respuesta apare-ce en el No. 31. Lo que se refiere en ella al Circo es de apenas dos párra-fos, porque en realidad, y sobre todo, lo que el lector intenta abordar es el tema de los valores en la sociedad cubana, e incluye también el elogio. La reflexión de Borges es válida, aunque pueda rebatirse, y la expli-cación de Cordero es rebatible, aun-que sea válida. Así de complejos son los temas culturales. Respetamos el prestigio nacional e internacional alcanzado por el Circo cubano y por sus artistas, así como su vocación de servicio social.

LA rEDACCIÓN

Lic. Roswel Borges Castellanos: Nunca ha existido fraude en nues-tra institución, nunca hemos ven-dido nuestro producto a ninguna otra empresa o sociedad. Por ello nuestros valores siempre han esta-do intactos por más de 200 años que de existencia tiene esta antoló-gica manifestación escénica. Es al-

go sencillamente incuestionable por na-die, mucho menos al circo cubano que con tanto amor y pasión siempre ha de-fendido a través de sus artistas y estre-llas, su sello de identidad y cubanía.

No ha sido suerte para los residen-tes en la central ciudad de Santa Clara

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blanca de El Inmortal Martín Dihigo– que en la campaña 1940-41 resultó el me-jor pitcher con 10 y 3; mientras que en la de 1943-44 estuvo a punto de erigirse Champion Bate, con «astronómico» ave-rage para el momento de 333.

Al igual que sus compatriotas Ro-berto Ortiz y Fermín Guerra, integró la nómina de los Senadores de Washing-ton, durante la Segunda Guerra Mun-dial, dentro de las Ligas Mayores. Allí, en 1944, tuvo un buen desempeño ofen-sivo con 267 y custodió esencialmente la esquina caliente. También lo hizo en menor medida en el campo corto, con los de la ciudad del Potomac.

De 1948 a 1951 militó con los Havana Cubans, de la Liga Internacional de la Florida. Un año más tarde, con el Miami Sun Sox; igualmente en el mismo circui-to, demostró que todavía contaba con gasolina al obtener 22 éxitos con 8 de-rrotas, incluida la hazaña de 13 lechadas y fabuloso promedio de carreras lim-pias de 0.86. En 1954 se retiró con el West Palm Beach. Fue uno de los profesiona-les que contribuyó con su experiencia al diseño del nuevo sistema deportivo con-cebido tras el triunfo de la Revolución. Falleció en 1983, a la edad de 68 años.

H. rOMO SIGLEr

Ante todo quisiera felici-tar al colectivo que con-tribuye a la producción

de tan magnífica revista, LA CALLE DEL MEDIO. Comunicarles que su producto tiene un gran poder de convocatoria y es altamente fruc-tífero en cuanto a las profundas reflexiones en las que quedamos inmersos sus más fieles consumi-dores.

Quisiera emitir mi modesto criterio con respecto al artículo escrito por Santiago Alba Rico,

«¿Marcas o nombres?», impreso en la edición No.27 que responde al mes de julio del 2010. Este trata una interesante y actual problemática: «[…] La madre que revisa el pantalón de su hijo de 8 años se preocupa al ver la piedrecita […] Pero debería preocuparse mucho más al ver la marca –Levis, Pepe, Lee– que mar-ca su cuerpo como si fuera la vaca de un ganadero rico […].» Cuba, país que for-ma parte de este globalizado mundo donde los medios de difusión masiva no tienen barrera, no queda excluida de es-te fenómeno, causado generalmente por la influencia «exterior» mediante siste-mas meticulosamente estudiados, cien-tíficamente logrados (…) Principio que responde a las economías consumistas y de mercado, nada que ver con la nues-tra, pero: ¿por qué hoy nuestros hijos, alumnos o compañeros sienten cierta afinidad, cierto fanatismo, por tatuajes, gorras, gafas, pantalones, en fin, otras prendas de vestir así como artefactos electrodomésticos y medios de diver-sión, que no vale enumerar, al punto de llegar a identificarse con estos por el he-cho de responder, como bien escribe

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ver al Circo Nacional de Cuba en los últimos años. Más bien es un mérito ganado. CONCIERTO HAVANA (abril de 2007), INTERCIRCO-CIRCUBA (2009 y 2010) han sido testigos de la presencia de miles de espectadores en la Sala Polivalente Amistad y en un re-pleto Teatro «Camilo Cienfuegos» en nuestra más reciente presentación allí. Su público fiel ha sido motivo de gran-des inspiraciones para nuestros artis-tas. Ejemplo vivo de ello lo guarda en su corazón José Opitz o el payaso Pe-pitín, quien hubo de visitar junto a cerca de 20 artistas el Hospital Pediá-trico Infantil de Villa Clara e inclusi-ve, de adentrarse en el impactante mundo del dolor, con la colaboración del proyecto «Para una sonrisa». Ale-grías que también pudieron vivir aquellos niños enfermos, y que no por estar aislados, producto de sus letales padecimientos, dejaron de sentir la presencia del payaso en sus camitas. Allí también Havana Club destinó re-galos que Pepitín entregó. ¿Por qué no se menciona esto en su preocupación, carente de elementos que puedan cuestionarnos como lo ha hecho en dos ocasiones?

No considero tampoco haya sido para nada genial la selección de los ac-tos presentados en Santa Clara. Fueron fruto de los premios obtenidos en la novena edición del Festival CIRCUBA 2010 por sus protagonistas, y que pos-teriormente admiraron cerca de 140 mil espectadores a lo largo de 7 provin-cias y 14 ciudades en 2010. No conside-ramos para nada que los espacios nues-tros, destinados con total privilegio a nuestro principal público: los niños y la familia cubana, hayan sido invadi-dos como usted manifiesta, «por músi-ca y propagandas que incitan –de mo-do notablemente insistente– al consu-mo de bebidas alcohólicas (Havana Club, la preferida por los cubanos)…» (...) Havana Club se dedicó en la segun-da edición de INTERCIRCO a costear todos los gastos de más de 40 artistas por el país con una alta cifra en la mo-neda libremente convertible –difícil poder encontrarla para semejante an-helo largamente esperado por más de 18 años–, para poder llevar risas y ale-grías para todos. Havana Club (...) acep-tó no anunciar su principal lema: EL RON DE CUBA, en la publicidad ubica-da en el escenario circular de la pista. O sea que entre ellos y el Circo Nacio-nal de Cuba ha primado siempre un sentido de respeto al producto donde se anuncian: el circo. El resto de las propagandas de audio a las que usted hace referencia no incitan a que los ni-ños tomen Havana Club. (...) Resulta irónica su pregunta acerca de si el blo-queo se adjudicó las patentes de las canciones infantiles… y le respondo es-timado amigo: No, para nada, en nues-tros archivos contamos con más de 200 canciones y videos infantiles, solo que la propuesta que usted pudo apreciar en la Sala Amistad NO es infantil, sino una gala de artistas premiados en la más reciente edición del festival cuba-no de circo. Para nuestros espectáculos siempre contamos con temas musicales alegóricos a la función que seguida-mente se disfrutará. Ahora le hablo so-bre el reguetón y en este caso, el payaso Pepitín. ¿Conocía usted que este repriz donde aparece este tipo de música –in-objetablemente preferida por todos los públicos, no exento el infantil– que es-telarizó Pepitín resultó premiado por un jurado especializado internacional

en el Festival? ¿Qué proponía usted pa-ra ese acto, acaso ubicar un tema infan-til de Teresita Fernández o Liuba María Hevia o quizás de los animados de El-pidio Valdés, completamente incohe-rente con la propuesta estética del nú-mero del payaso en cuestión?, ¿o acaso llegaría también usted a discrepar so-bre si el jurado se equivocó o no? Si los miles de espectadores disfrutaron a esa niña desarmando sus caderitas, no fue casual ni obra de la improvisación. Ha sido un largo y perenne estudio de su protagonista, quien por derecho pro-pio es uno de los payasos más famosos de nuestro país en la década actual.

(...) Por ello le aseguramos, Lic. Roswel,

que todo lo que usted presenció, sí es consecuente con el placer que una vez comenzada la función disfrutamos to-dos. En otro aspecto sobre su interro-gante sobre dónde reside el éxito de compañías como el Circo del Sol, le aseguro rápidamente que radica en que cuentan con un importante y grandioso presupuesto para todo tipo de espectáculos, derivado de la unión de fuertes sumas millonarias que aportan cada año transnacionales in-tegradas por personas de mucho dine-ro y la consecuente entrega del gobier-no canadiense. Pero no crea usted que a pesar de ello el Circo del Sol es ejem-plo a imitar por nosotros.

(...) No le criticamos, más bien le admi-

ramos por defender un estilo y sello inconfundible para el universo (...) Tampoco es raro que en la mayoría de los grandes circos existan artistas cu-banos contratados. Es el resultado y el producto de una tradición que a pesar de ser añeja como el Havana Club –que usted tanto cuestiona, sin cono-cer los verdaderos intereses de nues-tra parte–, triunfan como las verdade-ras estrellas de cualquier espectáculo internacional. No es tampoco excep-ción que el Circo del Sol cuente con esos artistas cubanos. Sucede en cam-bio para detrimento de los televiden-tes cubanos, que únicamente la refe-rencia de circo radique en los espectá-culos que exhibe la televisión cubana y ahí está el detalle. (...) El Circo Na-cional de Cuba tiene bien delineado sus intereses, códigos y objetivos en cada diseño de propuesta que realiza. Siempre ha respetado a su principal público y ha llegado a este con total amor, por lo que no consideramos sean disímiles sus interrogantes para nuestra magna empresa.

Finalmente, Lic. Roswel, no le criti-co su falta de objetividad en sus plan-teamientos, ya que según hemos leído en sus opiniones, la única base audio-visual y real que usted ha presenciado son el Circo del Sol y el Circo Nacio-nal de Cuba, diametralmente opues-tos entre sí. Deberá usted visitarnos en nuestra sede principal, la Carpa Trompoloco en la capital cubana, acer-carse y documentarse un poco más so-bre el arte circense a nivel mundial, y solo así podrá saber cuán costoso y complicado es –excepto para el Circo del Sol– producir, presentar y comer-cializar el circo. No obstante a ello, le aseguro que para la próxima tempo-rada 2011 volverá a ver usted la inser-ción, respetuosa como siempre, de nuestros amigos, colaboradores y pa-trocinadores, dentro de los cuales no faltará Havana Club, quien por dere-cho y amor propio resulta estar como importante coproductor de nuestros

sueños, ya que dedica un importante presupuesto cada año –ya asegurado– para poder llevar el mágico y apasio-nante mundo del circo a TODAS LAS PROVINCIAS del país, hazaña no vis-ta desde 1991 y que verá la luz del 7 de septiembre al 21 de noviembre de 2011. ¿Qué le parece a usted? (...) Pero hay más, estamos solicitando de ma-nera oficial a más de una treintena de circos en el extranjero nos cedan los derechos de trasmisión de sus espec-táculos para la televisión cubana.

Luego de todo esto, Lic. Roswel, le incito a que usted nos escriba sus cri-terios reales y consecuentes, y nos co-mente si nuestros objetivos y metas trazadas, aun en los más adversos y difíciles momentos que vive el mundo todo, son lógicos y coherentes en el có-digo que trasmitimos. Atentamente,

JOSÉ MANUEL COrDErO Especialista de Marketing y Comunicación

Circo Nacional de Cuba

Hola:Atendiendo a la invitación he-cha por José Manuel Cordero

–director de Comunicación, Marketing y Relaciones Públicas del Circo Nacio-nal de Cuba– de responder a su réplica (enviada a diversos sitios según él) en torno a mis opiniones publicadas en LA CALLE DEL MEDIO, acudo a ustedes una vez más cumpliendo así lo consignado. Antes que todo aclarar que mis inten-ciones no fueron ni serán nunca poner en entredicho los esfuerzos que actual-mente despliega el personal del Circo Nacional de Cuba en su accionar coti-diano y mucho menos su esfuerzo de permitir que los ciudadanos de nuestra isla querida disfruten de sus necesa-rios espectáculos. Ha planteado que opiniones como la mía pueden «ser in-terpretadas de múltiples formas» y por consiguiente «puede conllevar a que deje de hacerse el Festival CIRCUBA». Pues bien, permítanme decir primera-mente que no me considero un oráculo cuyas palabras sean capaces de provo-car tal mediación radical en nuestra so-ciedad; es cierto que todo pensamiento puede interpretarse de disímiles mane-ras, pero tengo la esperanza de que mis criterios no animen a ningún decisor nacional a matar de golpe y porrazo «los logros y conquistas del Circo Na-cional de Cuba en estos últimos 5 años». Por supuesto que anhelamos todos que puedan llevarse a cabo tantas puestas circenses como sea posible para bene-plácito de una sociedad que sabe retri-buir con reconocimientos merecidos tales esfuerzos humanos, citados acer-tadamente por usted. En su momento le comuniqué, y reitero, que mi inten-ción con el comentario relacionado con la proyección visual del Circo Nacional no ha sido en ningún momento sobre la base de dañar en modo alguno a us-tedes directamente, espero entiendan que las intenciones iban un tanto más allá, referidas a aspectos más globales que movilizaran el pensamiento desde las políticas nacionales porque pienso que ante lo que sucede hoy día a nues-tro alrededor no puedo asumir postu-ras conservadoras; puse el ejemplo de ustedes pero podía haber sido cual-quier otro ejemplo. Por supuesto, en-tiendo que los patrocina determinada entidad y como tal tienen que retribuir visualmente, pero ¿entiende lo que quiero decir en cuanto a ello o a la mú-sica? Lo relacionado con el reguetón y los niños (me refería aquí al espectácu-lo ofrecido en el cine Camilo Cienfue-

gos), el uso o no de la música infantil... Entiendo que con ustedes no sucedió otra cosa que la extensión de un fenó-meno nacional y es a eso a lo que me refiero precisamente. A buen entende-dor… En lo demás, si he dado muestras de «falta de objetividad» ha sido por causas ajenas a mi voluntad, pues el es-caso conocimiento que poseo al res-pecto se debe a la información que for-malmente se difunde en nuestro país, enriquecida un tanto en lo personal por la posibilidad que he tenido de co-nocer elementos desde otras fuentes circenses y el privilegio de haber desa-rrollado una niñez influida por el dis-frute de estar –durante un tiempo con-siderable y suficiente para conocer cuán complicado y costoso es el arte circense– detrás de bambalinas en una época en que disfrutábamos de la car-pa Carrusel y aprendíamos del dúo «Los Ases» (Pepe y el Nene); el Guajiro Frómeta y Odalys en el trapecio, Ossi-ris, Frank y Leonel en la barra; Maritri-ni en el aro de contorsionismo, el paya-so Pirulí… En fin, aprovecho ahora pa-ra enviarles saludos a todos ellos y a us-tedes, y claro que los elogio por la cuo-ta de sacrificio que asumen. Solo recordar con análisis crítico que re-plantearnos nuestras acciones en su momento puede ser sabio. Se despide por hoy

Lic. rOSWEL BOrGES CASTELLANOS

Saludos a la redacción de LA CALLE DEL MEDIO. Mi comentario es sobre

un tema que tal vez no es habi-tual en esta publicación pero que inquieta a buena parte de los jó-venes cubanos que hoy aspiran a

la universidad. He visto en LCM un va-lioso espacio de opinión pública y con-fío en la premisa que hoy tiene la pren-sa cubana de respetar todos los crite-rios. Pretendo estudiar en el Instituto Superior de Arte y no logro compren-der por qué exigen una prueba de ma-temáticas para estudiar una carrera vinculada al teatro. Es injusto que a pe-sar de haber superado los rigurosos y selectivos exámenes de aptitud que es-ta institución exige, me quede sin estu-diar la carrera por no aprobar una asig-natura ajena a este tipo de especialida-des. ¿Cuáles son los nexos entre la ma-temática y el dramaturgo que escribe una obra de teatro o el actor o el teatró-logo? Me pregunto si al tomar una de-cisión como esta, han pensado en la cantidad de plásticos, escenógrafos, ac-tores, teatrólogos, productores que ven frustradas sus aspiraciones de supera-ción. No imagino a Virgilio Piñera, Es-torino, Raquel Revuelta o Adolfo Llau-radó analizando la trigonometría.

Hay que ser consecuentes con las determinaciones que se toman. Está bien que todos conozcamos la historia de nuestra nación y la lengua materna, pero no está bien que un futuro filólo-go tenga que especializarse en ecuacio-nes logarítmicas. Hay que reflexionar siempre que se trate de cambios tan ab-solutos que afectan y limitan el futuro de tanta gente. Considero que las prue-bas de ingreso deberían corresponder-se con el perfil de la carrera que se de-sea estudiar. A veces en el afán de transformar nuestra sociedad nos ex-cedemos y los excesos a la larga son la-mentables. Me gustaría que mi criterio fuera publicado y que otras personas den su punto de vista sobre este parti-cular. Atentamente,

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Mezclar la calabaza cocinada, la leche, el azúcar, los huevos y la canela en una bati-dora ¶ Verterlos en un molde acaramela-do ¶ Cocinar en baño de María, durante una hora. Enfriar y desmoldar ¶ Adornar-lo con ralladura de calabaza cruda, miel de abejas y otras frutas glaseadas, es decir, pasadas por un almíbar ligero.nota: El molde se carameliza con seis cuchara-

das de azúcar refino. Existen otras versiones de flan de calabaza, en las que se utiliza la maice-na como elemento espesante. Se recomienda utilizar la calabaza panuda.

MATINÉE CON ArNALDO Y SU TALISMÁN Todos los viernes de 4:00 a 9:00 p.m. en el Café Cantante «Mi Habana» (Paseo y 39, Vedado)

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LA CALLEDEL MEDIOENErO 2011

33ENERO

2011

NÚMERO directorenrique ubieta gómez

diseño10kzardoyas

correcciónana r. gort wong

fotografías10kalejandro montesinos

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colaboradoresa.a.g.caridad atencioeduardo gonzález sarríaantonio lópez sánchezalejandro montesinos larrosamelbys nicola

ailer pérezh. romo siglerernesto sierracarmen souto anidomadelaine vázquez vázquezjorge wejebe cobo

direccióncalle 21 no. 406, vedado, la habana, cuba. cp 10400.

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impresiónimprenta federico engels

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CDs 45 D’ LUJO intérpretes: Varios intérpretescompilación: JOrGE rODrÍGUEZ y JOAQUÍN QUINTErOEGrEM, 2010

ProPuestasmusicales

A cargo de AILEr PÉrEZ, y CArMEN SOUTO

CONVErSANDO CON LA LUNAautor: ALEXANDEr DÍAZ intérprete: ALEXANDEr DÍAZCD Conversando con la lunaMusidora Productions, 2010

HABANA DE NOCHEautores: WILLIAM «EL MAGNÍFICO» & DAYANA CHÁVEZintérpretes: ADrIANO DJ, «EL MAGNÍFICO» & DAYANADemo Producciones Habaneando, 2010

LA FArÁNDULAautor: FrANCIS DEL rÍOintérprete: FrANCIS DEL rÍOCD SolBis Music, 2009

SPrING KNOCKS ON THE DOOr OF MENautores: rOBErTO DÍAZ Y VIrGINIA PErAZAintérprete: ANIMA MUNDICD The WayMUSEA records, 2010

MI FILOSOFÍAautor: MArVIN FrEDDY FENTYintérpretes: MANOLITO SIMONET Y SU TrABUCO ft. PAULO FGCD Trabuco una vez másBis Music, 2010

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TODO EL MUNDO CUENTAintérprete: BUENA FECD 3,14Dir.: TUPAC

VIDEO ClIP

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EspaciO

COMEr EN CASA MADELAINE VÁZQUEZ GÁLVEZ y ALEJANDrO MONTESINOS LArrOSA

las plantas aromáticas o condi-mentarias confieren atributos sutiles y reveladores a las preparaciones culina-rias. Actualmente alcanzan profusión y jerarquía en muchos recetarios en los ámbitos local e internacional, y tam-bién se recomiendan por sus propieda-des medicinales.

• albahaca (Ocimum basilicum, labia-das). Tuvo dudosa reputación: para los antiguos griegos y romanos era símbolo de hostilidad y demencia. Otras tradiciones populares la han asociado con el amor. En la India se ha venerado como hierba sagrada, y se consideraba protectora en la vi-da y en la muerte. Los médicos ára-bes la defendieron como gran cu-randera, igual que los chinos. Es un tranquilizante natural y puede ayu-dar a la digestión. En la cocina es muy deliciosa para acompañar la salsa de tomate, en pastas y como aderezo de ensaladas. La cocina afrocubana también la utiliza en al-gunas recetas. Se usan las hojas y las flores más altas.

• canela (Cinnamomun zeylanicum, lauráceas). Se conoce poco la capa-cidad de la canela para prevenir in-fecciones y la indigestión, porque se asocia, principalmente, con la es-pecia ideal para polvorear un pan horneado o mezclarla con la pasta para galletas, o como saborizante de dulces. Desde hace siglos, los herbolarios chinos la utilizaban pa-ra la fiebre, las diarreas y los pro-blemas menstruales. Algo similar hacían los curanderos indios. Los egipcios demandaron tanto la ca-nela, igual que otras especias, que llegó a influir notablemente en el comercio de la antigüedad. Por su parte, los hebreos bíblicos, los grie-gos y los romanos la incorporaron a la cotidianidad como especia, per-fume y contra la indigestión. Se co-mercializa en forma de cañas o ra-mas de 2,5 cm de diámetro, aproxi-madamente, o molida.

• hinojo (Foeniculum vulgare, umbe-líferas). Hipócrates recomendaba esta planta para tratar cólicos in-fantiles, y Carlomagno ordenó que se cultivara en los jardines de todo su imperio. Los ingleses la colga-ban sobre sus puertas para prote-gerse contra la hechicería. Al con-tinente americano llegó para ser ampliamente utilizada como auxi-liar digestivo, inductora de la leche de las madres que amamantan y para resfriados. La ciencia respal-da algunos de sus usos tradiciona-les en la terapia de problemas di-gestivos. En la cocina se emplean sus semillas, tallos y bulbos; sus hojas, en infusiones y en la elabo-ración de almíbar para dulces, confieren un sabor anisado muy agradable. También se usa para

aromatizar jugos cítricos y deco-rar ensaladas de frutas.

• mentas (Mentha piperita, Mentha ar-vensis y otras, labiadas). Hades, dios de los muertos en la mitología grie-ga, se enamoró de la hermosa ninfa Mente, y su esposa, la diosa Perséfo-ne, se enceló y transformó a Mente en menta. Hades no pudo devolverle la vida, pero le dio a la planta un aro-ma fragante. En realidad se trata de un grupo de plantas aromáticas con olor y sabor a menta, utilizadas co-mo aromatizante en infusiones y pa-ra la decoración de ensaladas y cóc-teles, como el mojito y el Cuba Bella.

Son anestésicas, descongestionantes y antiespasmódicas.

• tomillo (Thymus vulgaris, labiadas). En la Edad Media se asoció con el valor, y las mujeres tejían ramitas de esta planta para ponerlas sobre el pecho de los caballeros que se iban a las cruzadas. Se introduce en la coci-na por su acción conservadora de la carne. Su uso culinario es muy va-riado y aparece en muchas recetas para sazonar caldos y salsas, y para acompañar viandas y asados. Les confiere un sabor muy delicado a los platos, que los buenos gastrónomos saben apreciar. CM

· i n g r e d i e n t e s ·p a r a d o s t a z a salbahaca

maníaceite

jugo de limón azúcar moreno

ajocebollino (picadito)

salpimienta negra

molidaagua para aflojar

al gusto

¼ taza¼ taza½ taza1 cucharada1 cucharadita1 diente

¼ taza1 cucharadita

¹/8 cucharadita

SALSA PESTO AL MANÍ

LAS PLANTAS ArOMÁTICAS EN LA COCINA (II)

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calabazaleche

azúcar morenohuevo

canela molida

1 ½ tazas¾ taza5 cucharadas6 unidades ½ cucharadita

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· i n g r e d i e n t e s ·p a r a s e i s c o m e n s a l e s

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FLAN DE CALABAZA A LA CANELA

· e l a b o r a c i ó n ·Disponer de las hojas de albahaca frescas ¶ Tos-tar el maní ¶ Echar todos los ingredientes en una batidora ¶ Batirla y servirla en una salsera.nota: Esta salsa acompaña pescados, pastas, verduras,

galletas y viandas. A la manera tradicional, se elabo-ra sobre un mortero grande, machacando inicial-mente los ingredientes sólidos.

· e l a b o r a c i ó n ·