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LATIRANÍADE LACOMUNICACIÓN ---------------------------------- TEMASDE DEBATE

30381778 Tirania de La Comunicacion Ignacio Ramonet

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comunicacion

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  • LA TIRANA DE

    LA COMUNICACIN

    ---- - -- - - - ----------- - -- - ---------

    TEMAS DE

    DEBATE

  • IGNACIO RAMONET

    LA TIRANA DE

    LA COMUNICACIN

    TEMAS DE

    DEBATE

  • Ignacio Ramonet, 1998

    De la traduccin, Antonio Albiana, 1998

    De la edicin castellana, Editorial Debate, S.A .,

    O'Donnell, 19, 28009 Madrid

    LS.B .N . :84-8306-106-6

    Depsito Legal: M .11 .555-1998

    Compuesto en VERSAL A.G., S .L.

    Impreso en l Jnigraf, Arroyomolinos, Mstoles (Madrid)

    Impreso enEspaa (Printed in Spain)

    5

    SUMARIO

    Comunicacin contra informacin 7

    Prensa, poderes y democracia 29

    Ser periodista hoy 45

    Coleccin dirigida por

    JOS MANUEL SNCHEZ RON

    La televisin necrfila 69

    Versin castellana de

    ANTONIO ALBIANA

    Ideologa del telediario 83

    Mitos y desvaros de los media 121

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita

    de los titulares del copyright,bajo las sanciones establecidas

    en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta obra

    La batalla Norte-Sur en la informacin 141

    por cualquier medio o procedimiento, comprendidas la reprografa

    y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares de

    ella, mediante alquiler o prstamo pblico .

    Conflictos blicos y manipulacin de las mentes 169

    La era de la sospecha 189

    Primera edicin: mayo 1998

    Segunda edicin: septiembre 1998

    Nuevos imperios mediticos 205

  • Comunicacin contra informacin

  • La irrupcin del multimedia, cuyo impacto se ha

    equiparado al de la invencin de la imprenta por Guten-

    berg, sita al sistema informacional en el umbral de una

    profunda revolucin, que coincide con su progresiva

    prdida de fiabilidad .

    La articulacin del televisor, el ordenador y el

    telfono, ha creado una nueva mquina de comuni-

    car, interactiva y basada en las posibilidades del tra-

    tamiento digital de la informacin . Reuniendo los

    mltiples avances que han experimentado los media'

    hasta ahora dispersos (a los que se agregan el fax, la

    telemtica y la montica), el multimedia e Internet

    significan una ruptura y podran transformar todo el

    campo de la comunicacin, no slo en los aspectos

    tecnolgicos, sino tambin en la esfera econmica,

    tal como espera el presidente norteamericano

    William Clinton, que lanz el ambicioso proyecto de

    las autopistas de la informacin para reafirmar el

    ' El anglicismo media, incorporado ya a diversas lenguas como

    denominacin abreviada de medios de comunicacin de masas,

    (mass-media), se usar a lo largo de todo el libro ante la ausencia de

    una expresin adecuada en espaol que incluya, en una sola palabra,

    prensa, radio, televisin, cine . . . (N . del T)

    9

  • La tirana de la comunicacin

    papel de Estados Unidos como lder de las industrias

    del futuro .

    Se estn produciendo en este momento gigantes-

    cas fusiones entre los mastodontes de la telefona, el

    cable, la informtica, la televisin, la publicidad, el

    vdeo y el cine . Se suceden absorciones y fusiones que

    movilizan decenas de miles de millones de dlares . . .

    Algunos suean con un mercado perfecto de la infor-

    macin y la comunicacin, totalmente integrado gra-

    cias a las redes electrnicas y los satlites, funcionan-

    do sin fronteras, en tiempo real y sin interrupcin . Lo

    imaginan construido segn el modelo del mercado de

    capitales y de los flujos financieros, que se mueven

    de forma permanente . . .

    Como ejemplo del futuro comunicacional se cita

    con frecuencia el xito (real) de Internet, una red

    mundial de microordenadores que dialogan entre

    ellos gracias a la generalizacin de los mdems .

    Nacido en Estados Unidos en 1969, y adoptado muy

    rpidamente por la comunidad cientfica y universi-

    taria internacional, Internet constituye efectivamente

    un modelo de convivialidad telemtica, amenazado

    cada vez ms por los apetitos econmicos que se

    ciernen sobre los cerca de 100 millones de usuarios

    conectados, maravillados habitantes de un ciberes-

    pacio inmaterial .

    La prensa escrita no se encuentra a salvo de este

    huracn de ambiciones desencadenado por el desafo

    del multimedia y la nueva utopa tecnolgica .

    Muchos de los grandes peridicos pertenecen ya a

    megagrupos de comunicacin. Las escasas cabeceras

    de prensa an independientes que sobreviven en

    10

    Comunicacin contra informacin

    Europa, fragilizadas por la cada de los ingresos

    publicitarios, siguen siendo objetivo de la codicia de

    estos nuevos amos del mundo .

    Este moderno tinglado comunicacional y la vuel-

    ta de los monopolios, preocupan lgicamente a los

    ciudadanos, que recuerdan las llamadas de alerta lan-

    zados por George Orwell y Aldous Huxley contra el

    falso progreso de un mundo administrado por una

    polica del pensamiento . Y temen la posibilidad de

    un condicionamiento sutil de las mentes a escala pla-

    netaria .

    En el gran esquema industrial concebido por los

    patronos de las empresas de entretenimiento, puede

    constatarse ya que la informacin se considera antes

    que nada como una mercanca, y que este carcter pre-

    domina ampliamente respecto a la misin fundamen-

    tal de los media : aclarar y enriquecer el debate demo-

    crtico .

    A este respecto dos ejemplos recientes han mos-

    trado cmo la sobreinformacin no significa siempre

    buena informacin : el asunto Diana y el affaire Clin-

    ton-Lewinsky.

    La muerte en accidente de automvil a fines de

    agosto de 1997 en Pars de lady Diana y de su novio

    Dodi Al Fayed, dio lugar a la tempestad informativa

    ms fenomenal en la reciente historia de los media .

    Prensa escrita (diaria y peridica), radios y televisio-

    nes otorgaron a este acontecimiento ms espacio que

    el dedicado a ningn otro asunto que afectara a un

    individuo en toda la historia de los medios de comuni-

    cacin de masas .

    Millares de portadas de revistas, cientos de horas

    11

  • La tirana de la comunicacin

    de reportajes televisados (sobre las circunstancias del

    accidente, las especulaciones sobre su carcter acci-

    dental o criminal, las relaciones con la familia real

    inglesa, con su ex marido, con sus hijos, sus activida-

    des en favor de los desfavorecidos, su vida sentimen-

    tal, etctera .) fueron consagrados a la muerte de

    Lady Di .

    De Nigeria a Sri Lanka, de Japn a Nueva Zelan-

    da, su entierro fue difundido en directo por cientos de

    cadenas de televisin del mundo entero . En Venezuela

    y Brasil, miles de personas pasaron toda la noche en

    vela (a causa del desfase horario) para seguir en direc-

    to y en tiempo real sobre la pequea pantalla las esce-

    nas de las honras fnebres de Diana .

    Esta tempestad meditica ha sido comparada con

    la que el mundo experiment con motivo de trage-

    dias que afectaron a diversas personalidades : se trata

    de un error. Ni el asesinato de John Kennedy, ni el

    atentado contra Juan Pablo II tuvieron una repercu-

    sin meditica comparable (por no hablar ms que de

    dos mega-acontecimientos) tratndose adems de

    jefes del Estado y de la Iglesia, responsables polti-

    cos o espirituales, a la cabeza de pases o de comuni-

    dades integradas por cientos de millones de personas

    que, por su funcin -presidente de Estados Unidos

    y papa de la Iglesia catlica-, son personajes habi-

    tuales de los medios de comunicacin y ocupantes

    casi de forma natural de los telediarios del mundo .

    Diana no era nada de todo esto . Antes de su trgi-

    ca muerte, era sobre todo la herona de la prensa del

    corazn, que haba construido de ella-como lo sabe

    hacer la literatura popular- un personaje (en el senti-

    12

    Comunicacin contra informacin

    do ficticio del trmino) : el de laprincesa triste,

    melanclica, que lo tuvo todo para ser feliz (belleza,

    riqueza) pero a la que faltaba el amor de su esposo,

    seducido por una mala mujer ; y que transfera su capa-

    cidad de amor hacia sus hijos y hacia todos los desgra-

    ciados del mundo .

    Lo que se produjo en el momento del accidente

    mortal de` Diana fue una especie decortocircuito

    meditico . El personaje de folletn, de telenovela,

    accede de repente al estatus de personalidad digna de

    la prensa seria y de referencia. Diana abandona el

    marco limitado y folclrico de la prensa del cora-

    zn, de lo popular, para entrar de lleno en las sec-

    ciones principales y en las columnas ms nobles de los

    espacios de la prensa poltica. Por vez primera, Diana

    es la informacin principal de un telediario. Y el

    cortocircuito se produce, en el mismo momento, en

    todos los media y a escala planetaria .

    Se lleg a hablar a este respecto de sicodrama

    planetario, de choque meditico total, degloba-

    lizacin emocional. Loque resulta evidente es que en

    aquella ocasin se vivi, indiscutiblemente, un acon-

    tecimiento meditico inaugural . Algo sucedapor vez

    primera . Sabamos que estbamos entrando en la era

    de la informacin global, en particular tras el desarro-

    llo -al final de los aos 80- de la cadena planetaria

    Cable News Network (CNN), pero esta expresin,

    ms que constatar un nuevo estado de cosas, anuncia-

    ba en cierto modo una etapa que estaba al llegar. El

    asunto Diana fue el primer episodio de esta nueva era

    de la informacin .

    El segundo se produjo en enero de 1998, con

    13

  • La tirana de la comunicacin

    motivo de las pretendidas relaciones entre el presi-

    dente de Estados Unidos con una ex becaria de la

    Casa Blanca, Monica Lewinsky, que se convirtieron

    de repente en un tema meditico planetario, desenca-

    denando una crisis de locura comunicacional incon-

    trolada.

    Todo empez cuando un tal Matt Drudge envi a

    su servidor Internet el contenido de las conversaciones

    telefnicas grabadas por la amiga-denunciadora de

    Lewinsky, Linda Tripp . La revista Newsweek haba

    dudado en difundir dichas conversaciones, tomndose

    tiempo para verificar la informacin . Pero Matt Drud-

    ge no alberg ninguna duda. Y la irrupcin de la histo-

    ria en la esfera de Internet volvi completamente loca

    a la prensa escrita que, queriendo hacerse de nuevo

    con este asunto-choque se decidi a publicar cualquier

    cosa, lanzndose desesperadamente a la caza del scoop,

    con un solo objetivo: no dejarse ganar la mano por

    Internet .

    Algn da se escribir que el asunto Clinton-

    Lewinsky ha significado para Internet lo que el asesi-

    nato de John Kennedy fue para la televisin : el acon-

    tecimiento fundador de un nuevo media de informa-

    cin (y no ya nicamente de distraccin) .

    En esta ocasin la prensa escrita ha querido recu-

    perar su dinamismo de los tiempos del Watergate, tra-

    tando de escapar de los simples scoops para aportar el

    verdadero tempo de la informacin. Las cadenas

    -networks-, desbordadas por Internet y por la pren-

    sa de papel, se vieron obligadas a hacer sonar sus alar-

    mas de llamada a las estrellas de los telediarios de la

    noche, desde el momento en que estall el escndalo .

    14

    Comunicacin contra informacin

    Dan Rather, Peter Jennings y Tom Brokaw tuvieron

    que regresar de Cuba, donde cubran la visita del papa

    y su encuentro con Fidel Castro .

    Por una vez, los periodistas de la pequea pantalla

    tenan varios cuerpos de retraso respecto a sus colegas

    de la prensa escrita, especialmente el Washington Post

    y el Newsweek,que estaban preparando el informe

    sobre las aventuras sentimentales de Clinton desde

    haca varios meses .

    De hecho, la prensa escrita buscaba su revancha

    desde los tiempos de la guerra del Golfo, que signific

    el triunfo, el apogeo y el cenit de una informacin

    televisada basada en la potencia de la imagen. Y la

    obtuvo mediante la incursin en nuevos territorios

    informativos: la vida privada de las personalidades

    pblicas y los escndalos ligados a la corrupcin y a

    los negocios: lo que podra denominarse periodismo

    de revelacin (y no periodismo de investigacin). Por

    qu? Porque en la revelacin de affairesde este tipo lo

    decisivo es la produccin de documentos, y estos son

    casi siempre textos escritos, papeles comprometedo-

    res, cuyo valor-imagen es, por as decirlo, nulo, y de

    los que la televisin puede sacar muy poco partido. En

    un terreno como ste, la prensa escrita retorna la ini-

    ciativa. Por ello desde hace una dcada en la mayor

    parte de los pases se ha visto multiplicar los informes

    y las revelaciones, sobre todo en materia de corrup-

    cin. En casi todos los casos es la prensa escrita la que

    los ha sacado, y prcticamente nunca la televisin .

    En el asunto Clinton-Lewinsky, a falta de imge-

    nes (los protagonistas se atrincheraban en sus territo-

    rios), las cadenas y la CNN se resignaron a organizar

    15

  • La tirana de la comunicacin

    plats en los que aparecan los periodistas de la prensa

    escrita. Michael Isikoff, autor del artculo de News-

    week y el nico periodista norteamericano del momen-

    to en haber odo una de las famosas grabaciones de las

    confidencias telefnicas de Monica Lewinsky, llevaba a

    cabo en esos das una especie de vaivn entre la CBS,

    la NBC y la ABC. nicamente la cadena de televisin

    pblica PBS ofreci una primera imagen realmente

    interesante : la entrevista-choque entre Clinton y Jim

    Lehrer, su presentador estrella .

    Todas las dems cadenas interrumpieron inmedia-

    tamente sus programas para difundir extractos de la

    entrevista en la que el presidente norteamericano neg

    categricamente haber mantenido relaciones culposas

    con la joven becaria de la Casa Blanca. A pesar de

    todo, la prensa del da siguiente titul : Sexo, menti-

    ras y cintas magnetofnicas .

    Efectivamente, la televisin ha dado la impresin

    de estar fuera de juego en todo este asunto . Las reve-

    laciones se iban conociendo a travs de fugas y de

    informadores annimos, no se dejaban filmar . A

    pesar de todo, la televisin no dej de tratar de entrar

    en el acontecimiento, desdeando al mismo tiempo

    el resto de la actualidad internacional . Por ejemplo,

    durante la rueda de prensa que sigui al encuentro

    entre Clinton y Yasir Arafat, no retuvo ni difundi

    ms que las preguntas planteadas al presidente norte-

    americano respecto a . . . sus relaciones con Monica

    Lewinsky! La imagen de Arafat asistiendo, impasi-

    ble, a la travesa de Clinton sobre el fuego de sus

    entrevistadores, constituye una de las pruebas ms

    delirantes de la actual deriva de los media .

    16

    Comunicacin contra informacin

    Desbordadas por los rumores y carentes de imge-

    nes, las redes de televisin se han visto obligadas a

    afrontar un dilema sencillo : cmo hablar de la sexuali-

    dad presidencial sin hacer telebasura (TV trash) . El

    sexo presidencial: los periodistas de la televisin

    slo hablaban para referirse a ste . .. En la ABC, Bar-

    bara Walters, la gran sacerdotisa de las entrevistas

    del corazn, se refera sin pestaear alsemen pre-

    sidencial que Monica Lewinsky habra conservado

    sobre uno de sus vestidos, explicando, con aire grave,

    que los futuros anlisis de ADN podran traicionar a

    Clinton .

    La televisin norteamericana no aport ningn

    elemento nuevo a la investigacin . Las cmaras corran

    siempre detrs de los reporteros de la prensa . Acaba-

    ron por encontrar su salvacin en los archivos de la

    CNN : el famoso achuchn de Clinton a Monica

    Lewinsky durante una fiesta en los jardines de la Casa

    Blanca, difundido repetidamente y diseccionado por

    los expertos del body language(lenguaje del cuer-

    po) : La mirada amorosa de Monica, La palmadi-

    ta cmplice en su hombro . Estas imgenes venan a

    confirmar a posteriorique las cadenas de televisin

    no haban podido mostrar ni una sola imagen signifi-

    cativa desde el inicio del asunto .

    A partir de ese momento la rivalidad prensa escri-

    ta-televisin lleg al paroxismo. Y los desvaros

    mediticos fueron multiplicndose . Los peridicos

    empezaron a publicar todo lo que se les ocurra . El

    Dallas Morning Newslleg al extremo de anunciar

    que posea la pruebade que Clinton haba sido sor-

    prendido con Monica Lewinsky en una situacin

    17

  • La tirana de la comunicacin

    embarazosa, y la CNN no dud en repicar inmedia-

    tamente esta falsa informacin para la pequea panta-

    lla. En fin, en la Fox, experta en telebasura, los

    comentaristas se preguntaban con un aire glotn:

    Ser Clinton un adepto al telefono sexual?

    La desproporcin entre el supuesto acontecimien-

    to y el estrpito de los media, lleg a tal extremo que

    llev a hacer sospechar que Clinton haba montado

    todas las piezas de la crisis contra Bagdad para desviar

    sobre Irak y Saddam Hussein la potencia malfica de

    los media . A pesar de todo, despus de cinco das de

    delirios ,e histerias mediticas, Clinton obtena el 57

    por 100 de opiniones favorables entre los norteameri-

    canos. Los mismos norteamericanos que se mostraban

    sin embargo persuadidos de que haba mantenido rela-

    ciones sexuales con Monica Lewinsky.

    Vemos as que, en la era de la informacin virtual,

    nicamente una guerra real puede salvar del acoso

    informacional. Una era en la que dos parmetros ejer-

    cen una influencia determinante sobre la informacin :

    el mimetismo meditico y la hiper-emocin .

    El mimetismo es la fiebre que se apodera sbita-

    mente de los media (con todos los soportes confundi-

    dos en l) y que les impulsa, con la ms absoluta

    urgencia, a precipitarse para cubrir un acontecimiento

    (de cualquier naturaleza) bajo el pretexto de que otros

    -en particular los medios de referencia- conceden a

    dicho acontecimiento una gran importancia .

    Esta imitacin delirante provoca un efecto de bola

    de nieve, funciona como una especie de intoxicacin.

    Cuanto ms hablan los media de un tema, ms se per-

    suaden colectivamente de que ese tema es indispensa-

    1 8

    Comunicacin contra informacin

    ble, central, capital, y que hay que cubrirlo mejor

    todava, consagrndole ms tiempo, ms medios, ms

    periodistas . Los mediase autoestimulan de esta forma,

    se sobreexcitan unos a otros, multiplican la emulacin

    y se dejan arrastrar en una especie de espiral vertigi-

    nosa, enervante, desde la sobreinformacin hasta la

    nusea .

    La hipen-emocin ha existido siempre en los

    media, pero se reduca al mbito especializado de cier-

    tos medios, a una cierta prensa popular que jugaba

    fcilmente con lo sensacional, lo espectacular, el cho-

    que emocional . Por definicin, los medios detteferen-

    cia apostaban por el rigor y la frialdad conceptual, ale-

    jndose lo ms posible del pathospara atenerse

    estrictamente a los hechos, a los datos, a las pruebas .

    Todo esto se ha ido modificando poco a poco, bajo la

    influencia del media de informacin dominante que es

    la televisin. El telediario, en su fascinacin por el

    espectculo del acontecimiento ha desconceptuali-

    zado la informacin y la ha ido sumergiendo progresi-

    vamente en la cinaga de lo pattico. Insidiosamente

    ha establecido una especie de nueva ecuacin infor-

    macional que podra formularse as : si la emocin que

    usted siente viendo el telediario es verdadera, la infor-

    macin es verdadera .

    Este chantaje por la emocin se ha unido a la

    otra idea extendida por la informacin televisada : bas-

    ta ver para comprender. Y todo esto ha venido a acre-

    ditar la idea de que la informacin, no importa de qu

    informacin se trate (la situacin en el Oriente Prxi-

    mo, la crisis del sureste asitico, los problemas finan-

    cieros y monetarios ligados a la introduccin del euro,

    19

  • La tirana de la comunicacin

    conmociones sociales, informes ecolgicos, cte .),

    siempre es simplificable, reductible, convertible en

    espectculo de masas, divisible en un cierto nmero

    de segmentos-emociones . Sobre la base de la idea,

    muy de moda, de que existira una inteligencia emo-

    cional, esta concepcin de la informacin rechaza

    cada vez ms el anlisis (factor de aburrimiento) y

    favorece la produccin de sensaciones .

    Todo esto convergi y tom forma de repente a

    escala planetaria en el asunto Diana . En aquel

    momento se perdieron todas las referencias, se trans-

    gredieron todas las fronteras, todas las secciones y

    estilos periodsticos se pusieron patas arriba . Diana

    se converta en un fenmeno meditico total ; un

    acontecimiento a la vez poltico, diplomtico, socio-

    lgico, cultural, humano . . . que afectaba a todas las

    capas sociales en todos los pases del mundo . Esto es

    lo radicalmente nuevo . Y cada medio (escrito, habla-

    do o televisado) a partir de su propia posicin, se sin-

    ti en la obligacin de tratar este asunto en beneficio

    de su pblico .

    La consecuencia principal de este mimetismo

    meditico y de este tratamiento mediante la hiper-

    emocin es que (sin que incurramos en una paranoia

    primaria), todo est preparado para la aparicin de

    un mesas meditico . Como vino a anunciar indis-

    cutiblemente el asunto Diana. El dispositivo est lis-

    to, no solamente desde el punto de vista tecnolgico,

    sino sobre todo psicolgico . Los periodistas, los

    media (y, en cierta medida, los ciudadanos) se

    encuentran a la espera de una personalidad portadora

    de un discurso de alcance planetario, basado en la

    20

    Comunicacin contra informacin

    emocin y la compasin . Una mezcla de Diana y de

    la Madre Teresa, de Juan Pablo II y Gandhi, de Clin-

    ton y Ronaldo, que hablara del sufrimiento de los

    excluidos (4.000 millones de personas) tal como

    Paulo Coelho de la ascesis del espritu . Alguien que

    transformara la poltica en tele-evangelismo, que

    soara con cambiar el mundo sin pasar jams a

    actuar en esa direccin, que planteara la apuesta

    anglica de una evolucin sin revolucin .

    Por otra parte, la prensa escrita est en crisis . En

    Espaa, en Francia y en otros pases est experimen-

    tando un considerable descenso de difusin y una gra-

    ve prdida de identidad . Por qu razones y cmo se

    ha llegado a esta situacin? Independientemente de la

    influencia, real, del contexto econmico y de la rece-

    sin, las causas profundas de esta crisis hay que bus-

    carlas en la mutacin que han experimentado en los

    ltimos aos algunos conceptos bsicos del perio-

    dismo .

    En primer lugar, la misma idea de la informacin .

    Hasta hace poco informar era, de alguna manera, pro-

    porcionar no slo la descripcin precisa -y verifica-

    da- de un hecho, un acontecimiento, sino tambin

    aportar un conjunto de parmetros contextuales que

    permitieran al lector comprender su significado pro-

    fundo . Era responder a cuestiones bsicas: quin ha

    hecho qu?, con qu medios?, dnde?, por qu?,

    cules son las consecuencias?

    Todo esto ha cambiado completamente bajo la

    influencia de la televisin, que hoy ocupa en la jerar-

    qua de los medios de comunicacin un lugar domi-

    nante y est expandiendo su modelo . El telediario,

    21

  • La tirana de la comunicacin

    gracias especialmente a su ideologa del directo y del

    tiempo real, ha ido imponiendo, poco a poco, un con-

    cepto radicalmente distinto de la informacin . Infor-

    mar es ahora ensear la historia sobre la marcha o,

    en otras palabras, hacer asistir (si es posible en direc-

    to) al acontecimiento. Se trata de una revolucin

    copernicana, de la cual an no se han terminado de

    calibrar las consecuencias y supone que la imagen del

    acontecimiento (o su descripcin) es suficiente para

    darle todo su significado .

    Llevado este planteamiento hasta sus ltimas con-

    secuencias, en este cara, a cara telespectador-historia

    sobra hasta el propio periodista . El objetivo prioritario

    para el telespectador es su satisfaccin, no tanto com-

    prender la importancia de un acontecimiento como

    verlo con sus propios ojos . Cuando esto ocurre, se ha

    logrado plenamente el deseo .

    Y as se establece, poco a poco, la engaosa ilu-

    sin de que ver es comprender y que cualquier aconte-

    cimiento, por abstracto que sea, debe tener forzosa-

    mente una parte visible, mostrable, televisable . Esta es

    la causa de que asistamos a una, cada vez ms fre-

    cuente, emblematizacin reductora de acontecimien-

    tos complejos . Por ejemplo, todo el entramado de los

    acuerdos Israel-OLP se reduce al apretn de manos

    entre Rabin y Arafat . . .

    Por otra parte, una concepcin como sta de la

    informacin conduce a una penosa fascinacin por las

    imgenes tomadas en directo, de acontecimientos

    reales, incluso aunque se trate de hechos violentos y

    sangrientos .

    Hay otro concepto que tambin ha cambiado : el

    22

    Comunicacin contra informacin

    de la actualidad Qu es hoy la actualidad? Qu acon-

    tecimientos hay que destacar en el maremgnum de

    hechos que ocurren en todo el mundo? En funcin de

    qu criterios hay que hacer la eleccin? Tambin aqu

    es determinante la influencia de la televisin, puesto

    que es ella, con el impacto de sus imgenes, la que

    impone la eleccin y obliga nolens volensa la prensa a

    seguirla. La televisin construye la actualidad, provo-

    ca el shock emocional y condena prcticamente al

    silencio y a la indiferencia a los hechos que carecen de

    imgenes. Poco a poco se va extendiendo la idea de

    que la importancia de los acontecimientos es propor-

    cional a su riqueza de imgenes . O, por decirlo de otra

    forma, que un acontecimiento que se puede ensear (si

    es posible, en directo, y en tiempo real) es ms fuerte,

    ms interesante, ms importante, que el que permane-

    ce invisible y cuya importancia por tanto es abstracta.

    En el nuevo orden de los media las palabras, o los tex-

    tos, no valen lo que las imgenes .

    Tambin ha cambiado el tiempo de la informa-

    cin. La optimizacin de los mediaes ahora la instan-

    taneidad (el tiempo real), el directo, que slo pueden

    ofrecer la televisin y la radio. Esto hace envejecer a

    la prensa diaria, forzosamente retrasada respecto a los

    acontecimientos y demasiado cerca, a la vez, de los

    hechos para poder sacar, con suficiente distancia,

    todas las enseanzas de lo que acaba de producirse. La

    prensa escrita acepta la imposicin de tener que diri-

    girse no a ciudadanos sino a telespectadores .

    Todava hay un cuarto concepto ms que se ha

    modificado: el de la veracidad de la informacin. Hoy

    un hecho es verdadero no porque corresponda a crite-

    23

  • La tirana de la comunicacin

    ros objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes,

    sino simplemente porque otros medios repiten las mis-

    mas afirmaciones y las confirman . . . Si la televisin

    (a partir de una noticia o una imagen de agencia) emi-

    te una informacin y si la prensa escrita y la radio la

    retoman, ya se ha dado lo suficiente para acreditarla

    como verdadera. De esta forma, como podemos recor-

    dar, se construyeron las mentiras de las fosas de

    Timisoara, y todas las de la guerra del Golfo. Los

    mediano saben distinguir, estructuralmente, lo verda-

    dero de lo falso.

    En este embrollo meditico, nada ms vano que

    intentar analizar a la prensa escrita aislada de los res-

    tantes medios de comunicacin. Los media (y los

    periodistas) se repiten, se imitan, se copian, se contes-

    tan y se mezclan, hasta el punto de no constituir ms

    que un nico sistema de informacin, en.cuyo seno es

    cada vez ms arduo distinguir las especificaciones de

    tal o cual medio tomados por separado .

    En fin, informacin y comunicacin tienden a

    confundirse . Los periodistas siguen creyendo que son

    los nicos que producen informacin, cuando toda la

    sociedad se ha puesto frenticamente a hacer lo mis-

    mo. Prcticamente no existe institucin (administrati-

    va, militar, econmica, cultural, social, etc.), que no se

    haya dotado de un servicio de comunicacin que emi-

    te -sobre ella misma y sus actividades- un discurso

    pletrico y elogioso. A este respecto, en las democra-

    cias catdicas, todo el sistema social se ha vuelto astu-

    to e inteligente, capaz de manipular sabiamente los

    medios y de resistirse a su curiosidad.

    A todas estas transformaciones hay que aadir un

    24

    Comunicacin contra informacin

    malentendido fundamental . .. Muchos ciudadanos

    estiman que, confortablemente instalados en el sof de

    su saln, mirando en la pequea pantalla una sensacio-

    nal cascada de acontecimientos a base de imgenes

    fuertes, violentas y espectaculares, pueden informarse

    con seriedad. Error maysculo. Por tres razones : la pri-

    mera, porque el periodismo televisivo, estructurado

    como una ficcin, no est hecho para informar sino

    para distraer; en segundo lugar porque la sucesin

    rpida de noticias breves y fragmentadas (una veinte-

    na por cada telediario) produce un doble efecto negati-

    vo de sobreinformacin y desinformacin; y final-

    mente, porque querer informarse sin esfuerzo es una

    ilusin ms acorde con el mito publicitario que con la

    movilizacin cvica. Informarse cuesta y es a ese pre-

    cio al que el ciudadano adquiere el derecho a partici-

    par inteligentemente en la vida democrtica .

    Numerosas cabeceras de la prensa escrita continan

    adoptando, a pesar de todo, por mimetismo televisual,

    por endogamia catdica, las caractersticas propias

    del medio audiovisual: la maqueta de la primera pgi-

    na concebida como una pantalla, la reduccin del

    tamao de los artculos, la personalizacin excesiva de

    los periodistas, la prioridad otorgada al sensacionalis-

    mo, la prctica sistemtica del olvido, de la amnesia,

    en relacin con las informaciones que hayan perdido

    actualidad, etc. Compiten con el audiovisual en mate-

    ria de marketing y desprecian la lucha de las ideas.

    Fascinados por la forma olvidan el fondo. Han simpli-

    ficado su discurso en el momento en que el mundo,

    convulsionado por el final de la guerra fra, se ha vuel-

    to considerablemente ms complejo .

    25

  • La tirana de la comunicacin

    Un desfase tal entre este simplismo de la prensa y la

    nueva complicacin de los nuevos escenarios de la pol-

    tica internacional desconcierta a muchos ciudadanos,

    que no encuentran en las pginas de su publicacin un

    anlisis diferente, ms amplio, ms exigente, que el que

    les propone el telediario. Esta simplificacin resulta tan-

    to ms paradjica cuando el nivel educativo contina

    elevndose y aumenta el nmero de estudiantes superio-

    res. Al aceptar no ser ms que un eco de las imgenes

    televisadas, muchos peridicos mueren, pierden su pro-

    pia especificidad y como consecuencia sus lectores .

    Informarse sigue siendo una actividad productiva,

    imposible de realizar sin esfuerzo y que exige una ver-

    dadera movilizacin intelectual . . . Una actividad tan

    noble en democracia como para que el ciudadano

    decida dedicarle una parte de su tiempo y su atencin .

    As lo entendemos en Le Monde diplomatique . Si

    nuestros textos son, en general, ms largos que los de

    otros peridicos y revistas es porque resulta indispen-

    sable mencionar los puntos fundamentales de un pro-

    blema, sus antecedentes histricos, su trama social y

    cultural y su importancia econmica, para poder apre-

    ciar mejor toda su complejidad .

    Cada vez son ms los lectores que se interesan por

    esa concepcin exigente de la informacin y que son

    sensibles a una manera sobria, austera y rigurosa de

    observar el mundo . Las notas a pie de pgina, que

    enriquecen los artculos y les permiten eventualmente

    completar y prolongar la lectura, no les perturban en

    absoluto. Al contrario, muchos ven en esto un rasgo de

    honestidad intelectual y un medio para enriquecer su

    documentacin sobre los temas .

    26

    Comunicacion contra informacin

    De esta forma puede construirse una reflexin exi-

    gente sobre este mundo en mutacin, donde las

    referencias sobre el presente se difuminan al tiempo

    que se oscurecen las perspectivas del futuro. Un mun-

    do ms difcil de comprender que exige del periodista

    humildad, duda metdica y trabajo. Y que pide al lec-

    tor, como es lgico, ms esfuerzo, ms atencin .

    A este precio, y nicamente a este precio, la pren-

    sa escrita podr abandonar las zonas confortables del

    simplismo dominante y salir al encuentro de todos los

    lectores que desean entender para poder actuar mejor

    como ciudadanos en nuestras democracias aletar-

    gadas .

    Sern necesarios largos aos,escribe Vclav

    Havel, antes de que los valores que se apoyan en la

    verdad y la autenticidad morales se impongan y se

    lleven por delante al cinismo poltico ; pero, al final,

    siempre acaban venciendo . Esta debe ser tambin la

    paciente apuesta del verdadero periodismo.

    27

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