3 Klor de Alva

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    i.$"i;;). . .. ... 3J. JORGE KWR DE ALVALAPOSCOLONIZACI6N DE LAEXPERIENCIA(LATINO) AMERICANA

    Una reconsideraci6n de los terminos "colonialismo';''poscolonialismo''y''mestizaje''l

    Elpasado perfecto para eltiempo presenteEn Iaprim era versi6n de este ensayo sostuve que eIcolonialismo y eI pos-colonialismo son espejismos latinoamericanos porque aunque parecennombrar los procesos que tuvieron lugar en el hemisferio, ningun ter-mino seaplica al conjunto de politicas y practicas que definieron.la ex-periencia hist6rica de los habitantes no indlgenas de la America Latina 0de la Anglo America.' Aqul quiero desarrollar mis argumentos mas am-pliamente para poder responder a las criticas que provoc6mi tesis, pararelacionarla mas estrechamente con algunos ternas que sehan presentadoahora en los estudios culturales y en la historia mundial, y para subrayarlasmaneras en que la experiencia (latino) americana ha sido "colonizada"despues de los hechos, .....

    Aunque el estudio del colonialismo ha gozado de una vida lar-ga y prolif ica en occidente, una serie de transforrnaciones politicas,

    1. Estoy en deuda con losparticipantes del centro de estudios hist6ricos ShelbyCullomDavis , de la Univers idad de Princeton, cuyos numerosos y valiosos comentarios yagudas observaciones han servido para desarrollar este ensayo. Tambien deseo agra-deeer al Centro Getty para lahistoria del arte y las humanidades, donde seescribi6esteensayo. Se10dedico a Sergio Klor deAlva,un hiperhibrido aun mas extremo quesupadre.

    2. J. Jorge KIor deA lva (1992a: 3-23).

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    y demograficas de fines del siglo XX=incluyendo la descolo-nizaci6n, el postestructuralismo, la "resurgencia" etnica y laoinmigraci6nen gran escala de los no europeos a las antiguas metropolis- han estadoacornpanadas, en los Estados Unidos y en Europa, entre otros lugares, dela actualizaci6n de un interes academico en la naturaleza de las practicascoloniales, el asi llamado estudio critico del discurso colonial. ' y 1 0 quese ha venido a conocer como "poscolonialidad'" Numerosos academicosprogresistas, muchos de ellos en busca de agendas redentoras que llenenelvado dejado por elcolapso de los programas marxistas, han estado muyocupados intentando descubrir la integridad cultural y lapresencia sub-versiva de los oprimidos tanto en las narrativas occidentales dela empresa"colonial" como en las respuestas indlgenas, 0, los que trabajan en temasmas cercanos a nuestros tiempos, en elregistro de enfrentamientos entre"gente de color" y las comunidades dominantes "blancas" Mientras tanto,aun cuando algunos movirnientos nacionalistas continnan creciendo, ennuestro territorio y fuera de el, alimponer conceptos de identidad etno-racial definidos rigidamente, muchos intelectuales'torganicos" 0"natives"que han sido arrastrados por la marea postestructuralistalposmodernaestan luchando por promover la unidad y elorgullo etnicos mientras, pa-rad6jicamente, intentan delinear patrones no esencializados de identidadcolectiva en los panoramas etnicos de sus respectivas comunidades.

    Estas iniciativas conflictivas forman parte de los debates contempo-ranees entre los fundamentalistas etnicos (dela derecha y de laizquierda)ylos antiesencialistas, que debaten elsignificado del nacionalismo (yde lanacion), la moralidad del separatismo (y la limpieza etnica) y la utilidadpolitica de los movimientos de resurgimiento etnico.! Esprecisamente enelcontexto de este territorio altamente contestatario de las politicas de laidentidad donde deseo plantear un caso a favor de la importancia de re-considerar los significados y lashistorias del colonialismo -la categoria delaexperiencia que seasume comunmente como la que ha puesto en mo-vimiento la hibridizaci6n global desde el periodo moderno temprano-,

    3. VeaseSeed(l991: 113-152}.4. Vease Coombes (1992:39-52).Veasetamblen Coronil (1992:89-108).5. Por ejernplo,Schlesinger (I992) YSkerry (I993}.

    3/ LA P OS C OL ON IZ AC IO N D E L A E XP ER IE NC IA ( LA TI NO ) A M .E RI CA NA IIIelposcolonialismo y el mestizaje,6la supuesta hibridez genetics/culturalmisma.El termino "colonialisrno" se ha aplicado de distintas rnaneras enmomentos particulares a una variedad de experiencias, de rnanera quehoy significa algo diferente dependiendo de que el usuario serefiera, porejemplo, a la Latinoamerica del siglo XVI,al Caribe del siglo XVIII , a laIndia del siglo XIX0alAfrica del sigloXX.Pero, aunque las circuristanciashist6ricas de estas regiones y de otras como Indonesia y las Filipinas hansido muy diferentes, dos motivaciones principales.por 1 0 menos en elsigloXX,parecen haber llevado al uso cormin de un termino unico paradesignar a tantos conjuntos de experiencias disimiles. La primera de elIasesprincipalmente intelectual: la necesidad de comprender la explotacionde un grupo corporativo por otro, tal como se dio en cada una de esasregiones, como una forma de comportamiento determinado pTmcipal-mente por fuerzas ex6genas. En este caso, cuestiono la fusi6n, difundidapero errada, de la expansi6n imperialista con la dependencia colonial.

    La otra motivaci6n para eluso de la etiqueta esprincipalmente poli-tica. Eltitulo "colonialismo" especialmente durante el siglo pasado, llevarnucha carga politica y moral. Para much os implica asimetnas socialesinjustas, abusos inhumanos e imperatives morales que exigen actos deresistencia,demandas de justicia y luchas por la liberaci6n. Como cons-tructos morales, el coloniaIismo, el colonizado, el colonizador y (ahora)1 0 poscolonial pueden aplicarse a una infinita variedad de referentes parapader caracterizarlos como injustos 0 rectos, como merecedores de laredenci6n 0 del oprobio. No sorprende que much os subalternos y susadlateres hayan adoptado las etiquetas de "colonial" y "poscolonial", auncuando esos terminos puedan ser tan imprecisos para los antecedes his-t6ricos de estos y para las circunstancias politicas (lY para los intereses?)actuales.Resumiendo, lo/el colonial/ismo, como muchas etiquetas colec-tivas, t iene una historia en la que estan inscritas las maneras en las quedebe su existencia a su ubicaci6n ya las redes de poder/conocirnientosobre las que Foucault', entre otros, nos alertara.

    6. En castellano en el original.r. Foucault (I979. 1980).

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    Mest izaje /hibridez es una noci6n aun mas compl icada. Ent re ot ros,Ann Stoler e Irene Si lverbla tt ! describen el mestizaje como una fronterainterna que esta en perpetuo estado de creaci6n y de descomposici6n.Ese flujo constante es el resultado 16gico de las interacciones sexuales-entre los colonizadores y los colonizados y en el interior de cada grupotambieri- que continuamente crean personas cuyasident idades socialesson progresivamente mas iunbiguas y sus inestab les leal tades poli ticasdesafian todo intento deimponerles Iirnites culturales , Tambien es el.re-sultado tarito de la necesidad de parte de los que estan en el poder defijar y ordenar todos los sectores socia les, especia lmente aquellos menossusceptibles de adoptar las practices autodisciplinarias de los gobernan-tes, como de la necesidad de los subaltern os ya sea de transformar lasfronteras lirnitrofes en ambiguas para poder escapar de elias 0 hacerlasfirmes para poder promover la oposici6n a traves de un presunto sen-tido de comunidad. En cualquier caso, las construcciones culturales delmestizaje han sido y SOnun objeto critico que redama la atenci6n delcolonialismo.Por 10tanto, diferentes formas de colonialismo se inclinana crearle di ferentes sent idos al mestizaje. El mest izaje como hibridez ge-netica y cultural no 5610ha side objeto de una variedad de procesos y deestados en momentos distintos yen lugares ubicados en todo el mundo,sino inclusive en America Lat ina el termino y sus cognados nunca hantenido un sentido univoco. Sus signi ficados siempre han estado cargadospoliticamente y siempre han conservado un lugar culturalmente ambi-guo en los proyectos de construccion de naciones en todo el hemisferioamericano. No podria ser de otra man era.

    En la mayoria de lugares, los habitantes originales, que se habianagrupado en unidades culturales separadas (es deci r, e tnicidades), prac-ticamente desaparecieron despues del contacto COnlos europeos, fuerondiezmados fis icarnente por enfermedades y abusos y, posteriormente, ge-netica y socialmente a traves del mestizaje, y, finalmente, culturalmentepor las practices religiosas y poli ticas propias de los europeos y de su pro-genie mestiza. Aun enlasregiones en que sobrevivieron los pueblos nativoscomo grupos corporativos en el interior de sus propias comunidades ya 'muytransformadas, especialmente en las areas centrales de Mesoamerica

    8. Stoler (1992)y-sliverbla tt (1992),

    3 1 L A POSCOLONIZACION DE u\ E X PE R IE N CI A ( LA T IN O ) A M ER I CA N A 113y de los Andes, al cabo de dos 0 tres generaciones ya se habia reducido sunumero de manera importante, y estaban politica y socialmente margi-nados de los nuevos centros de poder. Asi, los que escaparon de la 6rbitade las comunidades nativas pero eran los mas pr6ximos, social y econ6-micamente a esos pueblos desposeidos, se distanciarian de ellos en cuantoles fuera posible. Junto con los criollos 9 (inicialmente aquellos de origeneuropeo nacidos en America), estas figuras transicionalesl"fronterizas", alasque hoy l lamamos/'mestizos '; s iguiendo el uso de los espafioles arne-ricanos que deseaban dist inguirse de los debaja ralea , denigraron todo 10que se consideraba "indio", identificandolo COn10que fuera consideradobajo, desviado.amenazador 0 carente de poder. A traves de gran parte delos centres de la America hispanica, la memoria glorificada de los estadoslocales previos al contacto, especialmente en las imaginaciones criollas delos siglos XVIII y XIX, l levo a numerosos miembros del sector dirigente,quienes menospreciaron a los descendientes de los nat ivos originarios,mezc1ados 0 no, a identificarse como los legitimos herederos de los an-tiguos imperios indigenas." Y , en nuestro siglo, los alegatos a favor de laautent ica precedencia etnica (ymoral) sobre los conquistadores europe oshecha por los que se identificaron como indigenas" t ransformaron lossirnbolos y las practicas culturales amerindias en bloques de construcci6ncritica para la elaboraci6n de las muchas narra tivas de formacion nacio-nal que definfan las modernas ident idades de los estados nacion.

    Cada historiador, cada pensador social del periodo, ha revelado surelaci6n con la cuesti6n cent ral de la identidad nacional a traves de c6mose ha relacionado no 5610 con los "indios': sino especialmente con loshibridos. Antes del siglo xx, con muy pocas excepciones, sus textos, queeran muchas veces moralrnente ambiguos, intentaban localizar las tra-yector ias hist6ricas de los indigenas american os (antes del contacto) 0las de los neoeuropeos (los criollos y los peninsulares americanizadosnacidos en Espana). Hasta nuestro siglo, presentaron a los africanos, mu-la tos y mestizos como unas meras presencias furtivas, subversivas, que seubicaban en los margenes y los intersticios tanto de la sociedad blanca

    ~.

    9 . Encas te llano en e lo rigina l,10. Vease Padgen (1992: 44-49) y Klor deAlva (1992b).11. En castellano en el original,

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    "civilizada" como en el mundo "barbara" de los indios. Aun asi, son losy sus s quienes

    fuerzas polit icas en este siglo, y son los que en nuestros dias han puesto enprimer plano la cuest i6n fundamental de la naturaleza del colonia li smoy del poscolonia li smo como categorias/practicas contestatarias y comomecanismos entices para la constitucion de nuevas ident idades colec-tivas. Y es intentando una poda ret6rica y conceptual del espeso mato-rral.de asunciones acerca de c6mo estas categorias aparecieron como elpresente ensayo busca contribuir a la clarif icaci6n de esta cuest i6n tanimportante. Pero, para iniciar la tarea, se impone una palabra sobre el/laposcolonialismo/poscolonialidad.

    En lugar de la imposible tarea de evaluar rigurosamente aqui elsignificado de las aplicaciones populares actuales de la etiqueta "posco-lonial" en los latin as de los Estados Unidos y en los latinoamericanosmestizos/mulatos, mi analisis de este fen6meno empieza par sostenerque el"post" de los que sedan poscoloniales latinoamericanos esta 0bienequivocado 0 no necesi ta un antecedente de experiencia colonia l comoreferente. Desde una perspect iva modemista, e l termino esta equivocadoporque la condici6n poscolonial, estrictamente hablando, aun t iene queocurrir entre los que se convirtieron en suje tos colonia les del imperio y,despues, del Estado naci6n: los pueblos indlgenas que pagaban tributoal mantenerse como comunidades "indias" corporat ivas. Asimismo, esosindigenes, descendientes de pueblos que no fueron colonizados en el pa-sado y que permanecen en los margenes econ6micos mas alejados del Es -

    ~ . tado nad6n (como, por ejemplo, miembros del "cuarto mundo"), no sontampoco poscolonialistas en ningun sentido importante. Finalmente, y 1 0mas importan te , las cas tas+ de ascendencia racial mixta , muchos de cuyosmiembros se identificaban con (y eran parte de) la ge nte d e ra z 6 n ,1 3 laselites que triunfaron en las guerras de independencia -apesar de que fue-ron principalmente.subalternos-, nunca fueron sujetos coloniales, comotratare de mostrar mas abajo. En efecto, uno de los muchos puntas que'quiero sugerir es que una condici6n subalterna , mas que una poscolonia l,describe mejor la subjetividad de los siglos XIX Y xx : de los indigenas

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    12. - En castellano en el original.13. En castellano en el original.

    mente que no , unpopularizado en la decada de 1980 par. una comunidad de academicossudasiaticos, se utiliza aqui -tal como entre ellos- ,,,,,,,,,,

    ,C '"CC(C - -ecC 'CeC' c . ; .#- 'Co.,:-~.~, - ; .. . ;.( ' . . :4 - .~~

    [ ] como un nombre que designa al at ributo general de subordinaci6n en[ J una sociedad aunque esto se exprese en terminos de clase, casta, edad,genera y funci6n a de cualquier otra forma [...]. Mientras tanto, sereconoceque la subordinaci6n no puede ser comprendida excepto como uno delosrerminos constitutivos de una relaci6n binaria en la cual la otra parte esladominante, ya que los "grupos subalternos siempre estan sujetos ala activi-d ad de los grupos depoder, aun cuando serebelan y se levantan","Desde una perspectiva posmoderna!postestructuralista, concuerdo

    con Fernando Coronil," entre otros, en que la poscolonialidad no nece-sita provenir de una condicion de colonizaci6n presente. Por cierto, talcomo 10 ha sefia lado Gianni Vatt imo en su The E nd o fM o d e rn it y, 16 "post"significa aqui algo mas que simplemente una cosa que sigue ala otra. Elrechazo de la visi6n modernista de la historia como proceso l ineal (teleo-l6gico), el socavar las supuestas bases fundamentales de las narrativas his-t6ricas lineales y el rechazo de las ident idades esencial izadas a favor de lasunidades corporativas llevaron a una mul tip lic idad de narrativas muchasveces conflictivas y con f recuencia paralelas, en el interior de las cualesla poscolonial idad puede significar no tanto subje tiv idad "despues" de laexperiencia colonial sino, mas bien, una subjetividad de oposicionalidada los discursos y las practicas imperializantes/colonizantes (lease subor-dinanteslsubjetivizantes). Es decir, podemos retirar la poscolonialidad deuna dependencia de una condic i6n antecedente colonial is ta si vincula-.mas el termino a la apuesta postestructural is ta que marca su aparici6n.Esa, creo yo, es la manera en que se debe entender la poscolonialidadcuando se la aplica a los hfbridos latinos de los Estados Unidos 0 a loslatinoamericanos.

    14. Guha (1988:35).15. Coronil (1992).16. Vattimo (1991).

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    Lo que propongo, entonces, es que la poscolonia lidad puede conce-bi rse mejor como una forma de conciencia contesta taria/oposic ional queemerge ya sea de condiciones irnperiales y coloniales preexistentes 0 decondiciones subaltern as actuales que fomentan la aparic i6n de procesosdirigidosa la revisi6n de norrnas y practices de formas de dominaci6nantecedentes 0 ann vigentes . En pocas palabras, la poscolonia lidad estacontenida dentro del colonialismo como un suplemento derridiano quecompleta el s igni ficado' de esta condici6n antecedente de unas relacio-nes dependientes, asimetricas, y fuera de el, por su cuestionamiento delas mismas normas que establecen el adentro/afuera, el opresor (colo-nizador)!oprin'if(1o (colonizado), binarismos que se asume caracterizanla condici6n colonial. As], la poscolonialidad como una categoria deexistencia social es, en un sentido muy real, un artefacto de las form asde analisis postestructuralista que ponen el enfasis en las identidadescomo efectos del poder antes que como entidades-fijas 0 "comunidadesimaginadas" unidas por supuestos conjuntos de rasgos, sentimientos ypracticas comunes." Esta aproximaci6n a la naturaleza de la identidadcomo no esencialista, contingente y negociada, aprovecha el "esencialis-mo estrategico" que defiende Gayatri Spivak," mientras que el esencialis-mo se postula unicamente como una maniobra pragmatics en el arnpliocampo dela politica de la identidad. Mi argumento, entonces, es que alasumir estrategicarnente una "esencia" poscolonial, como muchos ya 1 0han hecho, los subaltern os mestizos latinoamericanos, norteamericanos,afroamericanos y otros de similar ubicaci6n han creado identidades co-munes que han sido uti lizadas (con resultados no siempre posit ivos) paradefender colectivamente sus necesidades compartidas, Pero estas identi-dades "estrategicas", aunque puedan ser muy utiles entre algunos de los

    - :ubalternos occidentales, no deben confundirse con las que los sujetosposcoloniales no occidentales deben desarrollar si es que van a superar10S diferentes legados de sus t ragicos pasados coloniales ." Con estas dis-tinciones en mente, regreso a mi tesis cent ral .

    17. -Anderson(l991).18. Spivak(1988:1315).19. Por ejemplo, vease Nandy (1983).

    3/LA POSCOLONIZACION DE LA EXPERIENCIA (LATINO) AM~CANA 117Latesis cent ral : primera parteComo es bien conocido, las poblaciones originales de las Americas em-pezaron a sufri r un colapso demografico devastador al ent rar en contac-to con los europeos. Con minimas excepciones, esta merma poblacional,acompanada de la perdida de autonornia de las ciudades Estado y de lascomunidades locales, tuvo elefecto, para finales del siglo XVI,de arrinco-nar en la periferia de las nacientes polis nacionales a quienes continuabanidentificandose (0 quienes eran ident if icados) como descendientes de losnativos del periodo de contacto inicial. Como consecuencia de la con-dici6n de subordinaci6n que generaba esta situaci6n de impotencia, lamayor parte de los mestizos en cuestion, cuyo numero aumentaba rapi-damente como result ado de las relaciones sexuales entre europeos, indiosy african os, que cada vez se difundian mas, se retiraron cuando les fueposible de las comunidades indigenes de sus rnadres (el caso mas cornun)y migraron hacia las ciudades 0 pueblos, 0 al campo, que estaban bajo eldominio espafiol. AUi reemplazaron 0 aumentaron la ya diezmada fuerzade trabajo indigena. La identificaci6n del estatus superior de los obje-tos y las practices culturales espafiolas y la proximidad de los mestizosen cuestion a los hablantes de espanol (muchos de eIlos eran mestizos)que tenfan la piel mas clara y que estaban ubicados en rangos socialessuperiores, hizo que estos lideraran a un gran nurnero en el intento demodelar sus identidades potencialmente ambiguas, principalmente (yquiza exclusivamente en ciertas ocasiones) siguiendo los modelos localesde comportamiento cultural propio de europeos 0de crioIlos. Estos mes-. tizos, que estaban sustancialmente occidenta lizados y que constituian lossectores subal ternos y de eli te, junto con los euroamericanos -la mayo riade los cuales , para el s iglo XVIII , tenian una mezcla genet ica aunque cul-turalmente eran crio llos-yalgunos europeos (llamados cornunmente pe-ninsulares), conformaron el grueso de las fuerzas que vencieron a Espanadurante las guerras de independencia, antiim perialistas, del siglo XIX.

    Los paises recientemente independizados, bajo ell iderazgo criol lo/mestizo, hicieron 1 0 posible por construir sus identidades nacionales at raves de t res conjuntos de maniobras. Primero, promovieron pract icesy perspect ivas regionales euroamericanas (muchas veces adornadas concreencias , a limentos, comidas y tecnologias indigenas), prornulgaron eluso del caste llano (aun a riesgo de perder los servic ios notariales locales

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    118 J. JORGE KWR DEALVAquecristianismo y a la Iglesia mientras no interfiriera con las agendas libe-rales/republ icanas, Segundo, intentaron debil itar identidades "indias"locales (y as! incrementar la base econornica criolla) al erradicar a lascomunidades corporativas indigenas de sus tierras, con la esp eranza deque, como urisubproducto, desaparecerian los sentimientos anticriollosjunto con los pueblos indigenes. Tercero, abogaron por una nueva etni-cidad cormin, tejida a partir de una supuesta experiencia de rnestizaje/criollismo y/o explotaci6n imperial (dependiendo de la regi6n, la fecha yel grade de inclusi6n que se buscaba), Este impulso se dio entre todos lossectores sociales y culturales, excluyendo a las comunidades corporativasnativas y a los grupos de esclavos, donde aiin exist ian.

    Esta identificaci6n tan cefiida de las culturas nacionales postinde-pendencia con sus modelos europeos y las distintas circunstancias globa-les del periodo que sigui6 inmediatamente despues de su independencia,evidencian que en las Americas, a diferencia de muchas sociedades asiati-cas y, despues, africanas, no sesenti a la necesidad de pasar por una expe-riencia de descolonizaci6n, aunque los efectos negativos de la devastaci6npolitica y econ6mica dej6 a la mayor parte de los nuevos paises en un es-tado de violenta al teraci6n. Las condic iones que acabo de mencionar mellevan a afirmar que es un error presentar a los sectores n o i nd i gen es de lapreindependencia como colonizados; no tiene consistencia la explicaci6nde las guerras de la independencia como luchas anticoloniales, y es unaequivocaci6n caracterizar a las Americas, despues de las guerras civilesde separaci6n, como conjuntos de estados poscoloniales , En sintesis, lasAmericas, como parte de imper ios que, despues de una serie de guerrascivi les, se separaron pol itica y economicamente, pero no cultural 0 so-cialmente de sus metr6polis, no pueden caracterizarse como otra Asiao Africa: Mexico no es otra versi6n de la India, Brasil no es otro tipo deIndonesia, y loslatinos en los Estados Unidos -a pesar de tener la t ragi -ca oposici6n de una dominaci6n que intenta excluirlos y mantenerlosalejados del poder- no son como los argelinos en Francia, ni como lospaquistanies en Gran Bretafia 0 como los palest inos en Israel .

    A la luz de nuestro conocimiento actual-de los procesos imperia-les en las Americas y ante la insistencia en la etnic idad y la raza por en-cima de la economia (pero sin excluirla), y tarnbien de la clase comocomponentescriticos de la cohesi6n social y como determinantes de la

    . < . . 0

    31 L A POSCOWNIZACION DE LAEXPERIENClA (LATINO) AMERICANA fff119de nuestra toma

    de conciencia reciente de la naturaleza negociada/construida de la identi-dad, el "colonial ismo" -con su enfasis taxon6mico en las relaciones bina-rias y su enfoque anali tico en la explotacion de los "natives" por quienesno se afincaron en ellugar- no es un concepto particularmente titil paraconfigurar los complejos procesos polit icos y culturales que engendraronlas sociedades americanas poscontacto y postindependencia, De todo 10anterior se desprende que donde no se garantiza eluso de "coloniali smo' ;asi como tampoco la "descolonizaci6n" 0 el "poscolonialismo" -comoopuestos de la "poscolonialidad" -, se puede considerar que la unica ma-nera de vincularlo es metaforica, Pero, debido a la forma en que se haafianzado el uso de "colonial ismo" para defini r la experiencia americanaposcontacto, el termino y sus supuestos referentes deberian ser proble-matizados y cuestionados, Eso es 1 0 que pretendo hacer ahora.

    ffff,,t,C' "IC,t(tt-tt.tItttCttt(C

    Hibridezlmestizaj e como fracaso y feticheEl colonialismo, especialmente entre los pueblos subalternos contempo-ranees en las ant iguas metr6polis, es una etiqueta estrategica: la identi fi-caci6n con las experiencias a el conectadas pueden servir para movi lizar alos que estan en el interior de el y a di ferenciarlos de los que son exterioresa el, Como tal, en elambi to metaf6rico, cualquierdiscurso sobre elcolo-nia li smo hoy puede ser in terpretado como una manifestacion de la histo-ria colonialista y no se le puede divorciar de la historia del colonialismo."A otro nivel, el politico, el colonialismo se refiere no s610 a una clase derelaciones de dominaci6n in temacionales y dependientes, s ino, como enelcaso del Puerto Rico con ternporan eo, a una rnanera de hablar acerca delas relaciones intra/interestatales en la que las diferencias etnicas siguenun orden asimetrico, Lashistorias de los colonial ismos del mundo sehanarticulado hasta hace poco como encuentros violentos entre culturasopuestas. Casi todos los colonialismos han inc1uido la presencia de hi-bridos, de colaboradores, de mediadores y -en todos los frentes- muchasautoridades pol iticas, sociales, cul turales y morales, Por ello, cualquierintento de deconstruir el colonialismo como Una relaci6n bin aria debe

    20. Adorno (1993:135-145).,

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    120 J. JOR GE KW R DE ALVAhacer 10mismo por la etnicidad. Aqui, creo, es donde entra el mestizaje.Como constructo ideologico es tanto una estrategia en las guerras cultu-rales del.pasadoy del presente como 10 son las etiquetas etnicas -como"indio"- que los pueblos se han impuesto a si mismos 0 que les han sidoimpuestas. Y como el colonialismo, estan sujetas ala deconstrucci6n.La categoria indio" (0 indigena, 0 nativo) ha sido siempre proble-matica, Los pueblos americanos precontacto seidentifican principalmen-te por sus nombresetnicos ("nacionales") . La etiqueta "indio" y otrassimilares han borrado u ocultado el pluralismo cultural que existio de-tras de los sustantivos colectivos que se les impuso a los numerosos gru-pos del periodo del contacto ; las di ferencias etnicas que habia ent re el loseran consideradas irrelevantes en las agendas de los extranjeros que seafincaron en America. 'Iambien se les impuso para simpl if icar los proce-dimientos administrativos imperiales y/ o para debilitar los sentimientosde lealtad hacia las comunidades corporat ivas no europeas. En el caso delos nahuas (los as! llamados aztecas y sus vecinos hablantes del nahuatl),no fue sino hasta el siglo XI X que el terrnino indio" fue utilizado por ellospara referirse a los descendientes de los amer ican os de la epoca del pre-contacto en conjunto." Hoy en dia el uso de "indio" y de sus cognados,como 10hago yo ad 0 10hace cualquier otro en su trabajo, es parte de losdiscursos coloniales y colonizadores actuales. Pero, e l hecho de que unacatastrofe dernografica se le pueda at ribui r a algunos habi tantes origina-les del Nuevo Mundo, pero no a los mestizos que tambien pueden alegarser nativos, le da un t imbre esencializado a 10"indigena" cuando se aplicaa las Americas. Es esta cualidad de parecer esencial lo que ha hecho que eltermino se afiance tanto en nuestro hablar y en nuestras construccioneshist6r icas, a pesar de serun error y algo tan ambiguo. En ningun otrositio del mundo se da que la polarizaci6n de "indlgena" hacia un ladoparece ser tan natural como una descripci6n etnica. De hecho, muchoslugares _enel mundo, tales como Bali 0 el Caribe despues del siglo XVI, notienen una manera de articular una categorfa que podria tener la fuerzaque tiene "indlgena" S610 este hecho diferencia el as! llamado discursocolonial de Lat inoamerica de esas otras formas, incluyendo, de rnanera

    2 1 . En castellanoen el original.22. Lockhart (1992: i15-116).

    3 I LA P O SC O LO NI ZA C IO N D E L A E XP ER IE NC IA ( LA TI NO ) A M I; RI CA NA 121algo peculiar, esa forma de relevancia para la Norteamerica britanica,en la que los "indios" s610 podian desaparecer fls icamente , y no podiantransformarseen nuevos hibridos.

    A diferencia de los angloamericanos, entonces, cuyos ancestros, apesar de que se reprodujeron con natives american os y con africanos,evitaron el mestizaje como categoria social, 23 los sectores no indigenas deesas areas de America Latina que fueron densamente pobladas por pue-blos del precontacto l legaron a defini rse a S I misrnos culturalmente, parafinales del siglo XX , aunque no siempre, como mestizos. Aunque el mes-tizaje tuvo rnuchos detractores, especialmente a 10largo del siglo XIX, talcomo se ensena ahora en "las escuelas , 10 proclaman frecuentemente lospoliticos y se expresa genera1rnente en los medios populares de comuni-caci6n. Se dice queel efecto mas importante del colonialismo enAmericaLatina es la mezcla genetics y cultural que vino a constituir la "etnicidad"supuestamente distinta para casi cada una de las naciones americanasque tuvieron una gran poblaci6n en la epoca del contacto. La mayorla depol it icos y acadernicos lat inoamericanos entona repet idamente, en ter-minos similares , el coraz6n de estanarrativa mestiza de identidad etno-nacional, aunque haya sido considerada como exclusiva para ~ada nuevoEstado soberano. Por ejemplo, en los cornentarios sobre la naturaleza delaidentidad cultural iberoamericana que hizo Filoteo Samaniego Salazar,representante del Ministerio de Relaciones Exteriores del Ecuador en unaconferencia sobre el tema, concluyo su descripci6n de la devastaci6n quesufrieron los nativos de lasAmericas como sigue:

    [...] de la confrontaei6n [...] tambien hubo resultados feliees y positivos:elprimero de todos, la convivencia de los dominadores y los dominadostermin6 en el actual mestizaje racial [...] eon su impresionante rnezcla deAmerica, Europa y Africa.Primero, durante los tres primeros siglos del proceso colonial iberico, mastarde, COmoconsecuencia de lasrnigraciones subsiguientes de lossiglosXIXY X X [ ... ]la vida colonial se constituy6 como un "teatro historico" delmes-tizaje, un instigador de las "culturas hfbridas 0 d e la s sociedades mestizas".Y las Leyes de Indias terminaron siendo mestizas [...] igual que las artesbarrocas cristianas desarrolladas durante el periodo colonial, las que Con-taban principalrnente con la mana de obra nativa para producir templos

    23. KIordeAlva(I992b).

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    Entre los destinos que se unificaron yse diversificaron estan los de laraza, lareligion, lasartes, la arquitectura cristiana, lasciudades [...J y, en conclusion,los de las lenguas hermanas que llegaron al Nuevo mundo y se generaliza-ron en toda Iberoamerica [...J y facilitaron y embellecieron las formas decomprension con el estiIo de Cervantes yCamoes [...J .lberoamerica es [...J . una unidad historlco cultural y, a la vez, una diversidadde actitudes y comportamientos, que precisamente almismo tiempo que Iedan sus contradicciones, sus conflictos y sus dramas, leotorgan suforma deser unica en elmundo, imposible de reproducir en otros continentes."En este corto pasaje tenemos un catalogo de todos los elementos cri-

    ticos de la narraci6n oficial sobre elmestiza je en America Latina del sigloXX : 1 ) es elresultado feliz de la uni6n devarias"razas"; 2) como resultadode todo esto, surgi6 la esencia de la realidad americana; y 3) es la expre-si6n de una sintesis unica que (a traves de una evidente contradicci6n)culmina con la cristiandad, la lengua castellana y el abrazo de occidente.Este parad6jico punto final alude ala aplicaci6n, cormin pero problemati-ca ,del concepto de mestizaje tanto como un eufemismo de la abrumado-ra presencia de influencias occidentales as! como una excusa para elidir ldesestimar todo 1 0 que es indigena. Este Ultimo fen6meno 1 0 representaJorge Salvador Lara, quien, como presidente de laAcademia Nacional delaHistoria del Ecuador, observ6 durante esa misma reuni6n que:

    El encuentro entre indigenas y espaiioles origino [...J episodios de dolor,sangre, crueldad [... J explotaci6n y rnuerte: pero uno no puede negar quetambien hubo casos de cornprension, colaboraci6n e incluso amor , Yde esteencuentro [...J emergi6 una nueva realidad etnocultural, la de Iberoameri-ca, a lacual pertenecemos [...J: una nueva realidad que nos lleva al progresoy la evolucion deleihumanidad, constituida de una personalidad propia dela gran corriente, ya universal, de la cultura llamada cristiana yoccidental,con rakes greco-romanas y judias que parece ser,ajuzgar por su crecimien-toy suincontrolable expansi6n, desarrollo y progreso, la que avanza por elverdadero camino de la Historia.P

    24.' SamaniegoSalazar0.,9t:5-7).25. SalvadorLara (1991: 1-2).

    3/ LA P OS CO L ON IZ A CI ON D E L A E X P ER IE N CI A ( LA TI NO ) A M ER IC AN A,,,23

    de una de laslogla del mestizaje: pone al occidente en contra de todo el resto" -dejan-do a la America mestiza firmemente colocada en el primer campo.

    En estos ejemplos muchas veces repet idos, casi no vale la pen a sefia-lar que se piensa que la culminaci6n de la colonizaci6n de las Americas eslacasi desaparici6n de los indigenas y de su mundo n o e n u na c om po si ci 6ni nd ig en o- es pa fi ol a, s in o e n e l v o rt ic e c ul tu ra l d e o c ci de nt e. Pero, algunas cir-cunstancias importantes han dado lugar ala existencia de puntos de vistaopuestos. Por ejemplo, a diferencia de la India independiente despues dela perdida de Pakistan en 1947, los Estados Unidos despues de la batallade Get tysburg en 1863, canada despues de la formaci6n de la Confede-raci6n en 1967 y Brasil despues que declarara su independencia en 1822,las provincias espafiolas de ultra mar en las Americas no pudieron crearun sent imiento de nacionali smo en el periodo de la postindependenciaque pudiera anular los sent imientos de etnicidad y de micropatriotismosque constituian esos sentimientos. Las antiguas posesiones imperiales sefracturaron en nuevos estados debido a la fragmentaci6n cultural y po-Utica tanto a escala interregional como local. Cada uno de esos estadosfue incapaz de fusionar el sentido de nacionalidad con el de estadidad,Una vez mas, la hibridez y el p luralismo, acicateados por un prejuicioque antepone intereses individuales, discriminaci6n y formas racistas deexc1usi6n, se convirtieron en una barrera infranqueable para la unidad.

    No sorprende, pues, que el discurso popular (mas que el de la elite)de muchos latinoamericanos y el de los Iatinos de los Estados Unidos quecondenan las narrativas "occidentalizantes?" han incluido un discursoigualmente reductor y est rategico sobre el mestiza je. Algunos ejemplosseran suficientes.

    En la decada de 1960, e lmovimiento mexicoamericano de resurgen- .cia etnica se inic i6, a la vez que empezaba a tejerse una identidad colectiva"chicana" para facilitar una respuesta colectiva a las condiciones de depre-si6n econ6mica y marginaci6n social de las comunidades mexicoameri-canas , Esta identidad se empez6 a formar, entre otras cosas, a partir de larnanipulaci6n de simbolcs principalmente "aztecas'l" Algunos chicanos

    ,,(,,,,(CC(,CCt(. .f- -et;t,. , .t,. . .~&v-~~;~-- .~:...

    '~26. Aqui sepierde unjuegode paIabras en ingles: "the West againstthe rest':27. yease Coronil, "Beyond Ocddentallsm"28. KlordeAlva (I989, 1992).

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    124 J . JORGE KLoR DEALVAparticularrnente creativos buscaron las rakes comunes que unirian acomunidades di st intas: ident ificaron Aztlan, el lugar de origen mi ticode los aztecas en el suroeste de los Estados Unidos, y consecuenternente-en la imaginaci6n de muchos en los barrios y en las escuelas- trans-formaron simbolicamente a todos los chicanos (a pesar de sus evidentesherencias mestizas) en los mexicanos mas autenticos: los descendientesdirec tos de los aztecas origina rios. Este nuevo mi to etnico que vincula -ba a todos los mexicoamericanos como descendientes colonizados de lospueblos precontacto que hablaban nahuatl, searticulo como un discur-so descolonizador en 1969 pronunc iado en una confe rencia reali zada enDenver. Los participantes aplaudieron a los autores del P l an e s pi r it u al. de Aztlan cuando estos ultimos afirmaron, en la energica ret6rica de esemomento, que:

    Nosotros, los habitantes chicanos y civil izadores de la t ierra nor tena deAztlan de donde vinieron nuestros ances tros , reclamamos la t ierra de sunacimiento y declaramos que [...]:Aztlan le pertenece a los que plantaron las semillas, regaron los campos ycosecharon los productos y no a los extranjeros europeos. No reconocemoslas fronteras caprichosas colocadas en los continentes de bronce, La her-mandad nos une y elamor por nuestros hermanos nos convierte en un pue-blo cuyo tiempo ha llegado y que luchan contra el"gabacho extranjero queexplota nuestras riquezas y destruye nuestra cultura. Con nuestro coraz6nen las manos y nuestras manos en latierra, declaramos laindependencia denuestra naci6n mestiza. Somos la gente debronce que tiene una cultura debronce. Antes del mundo, antes de Norte America, antes que todos nuestroshermanos habitaran elcontinente debronce, somes una naci6n, somos unauni6n de pueblos libres, sornos AztIdn.29En Heart o f A zt la n ( El c or az 6n deAztlan) ,30 publicado despues de que

    la fase exuberante del movimiento chicano hubiera perdido su clima deapoyo sociopoli tico y su cariz contestatario, el noveli st a Rudolfo Anaya ,de Nuevo Mexico, qui so cap turer meta f6ricamente la fuerza redentorade esta poderosa ficci6n politica de desarraigo y de sustituci6n cuando

    29. AnayayLomeli{l989: 1).30. Anaya(1976).

    '"'. : .. _.. ,.'-3 /LA pOSCOLONlZACION DE LAEXPERIENCIA (LATINO) AMERICANA. 125escribi6: "Los chicanos son e l fruto de los pueblos que caminaban desdeellugar mltico de Aztlan, el primer pueblo de esta tierra que caminabahacia el sur en busca de una senal" Esa senal, un coraz6n sagrado, deblasignifi car la t ransformaci6n de la (muy real ) geografia pol iti ca de Azt lanen un espac io subje tivo que todos los chicanos llevaban en la sangre don-de qui er aque fueran. En efecto, a fines de la decada de 1970, Estados Uni-dos, en la imaginacion de los nacionalistas culturales-en sentido opuestoa los nacionalistas polit icos- estaba lis to para unareapropiaci6n chicanoIndfgena."

    Pero, en toda America Latina, tal como 10 sefialan las agresivas expre-s iones occidentalizantes citadas mas arr iba, esta pos ici6n indianizante se-ri a rechazada inmediatamente por mil lones de indomestizos que habianI legado a extremes - tales como abandonar sus lenguas nativas , atuendos,costumbres, religiones y a veces hasta parientes- para desviar la s conse -cuencias negativas de ser identif icados como indios . Incluso en los Esta-dos Unidos, para poder enfrentar los rec lamos angloamericanos de ser launica base fundadora de los Estados Unidos, muchos mexicoamericanos,en 1992 -que estaban menos animados a reclamar el ladoindlgena desus ances tros-, enfocaron las conmemoraciones del quinto centenario dela llegada de Co16n de manera que exaltaban su herencia "hispanica" yenfat izaban las con tribuc iones de los la tinos a l desarrol lo de la naci6n.Aun as f , los lat inos que hicieron esto corrieron elr iesgo deser severamen-te cri ti cados. Antonia Hernandez, la presidenta y conseje ra genera l delPondoMexicoamerlcano para la Defensa Legal y la Educaci6n, acus6 alos hispanizadores de hipocresia, alegando que estaba mal que-los lat inosfueran "tan orgullosos de sus rakes espaf iolas s in haber sabido realmente10 que los espaf ioles le hicieron a nuestra otra mitad~32 Carlos Muiioz Jr. ,un profesor chicano, le hizo eco a este sentimiento en un editorial quea tacaba e laniversario colombino y e l uso de la palabra "his panico" Comouna etiqueta que identificaba a los latinos. De acuerdo con Munoz: "Nopodemos [ ] negar [... ] que la cultura espanola y lengua son parte-denosotros, [ ] colectivamente debernos .recordar de d6nde viene la g ; . u ; .31. KlordeAlva (1989, 1992c).32. Hernandez (1990).

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    rales indigenas"!'Aqui, entonces, podemos observar una segunda maniobra, aunque

    contestataria , de la ideologia del mestizaje: t iene por objeto socavar lainfluencia negativa de occidente al enfrentar a este con el resto indigena,esta vez ubicando laAmerica mest iza firmemente en el campo indlgena,

    La naturaleza camale6nica del mestizaje -el occidente en la presenciade los europeos, indigenas en pueblos nativos y barrios conternporaneosen los Estados Unidos parecidos a los de los indios- es su caracterlsticacrucial." Es el resultado de los ambiguos espacios etnicos que aparecie-ron al inicio de la catastrofe demografica indigena, la int roducci6n de losesclavos africanos y la amplia inmigraci6n europea. AI cabo de tres si-glos, estos espacios sel lenaron de una sorprendente variedad de hibridos,llamados entonces "cas tas~3S quienes, dado que aquellos a quienes se lesconsideraba "indios" tenian un estatus muy bajo y pocos recursos, ma-nipularon sus identidades equivocas COmo una tactica en la lucha por lasupervivencia en un mundo dominado por europeizadores y sus simpat i-zantes . Como sesabe bien," para el momento en que llegaron las guerrasde independencia , con pocas excepciones, fueron los mestizos, los mula-tos (generalrnente esclavos), los euroamericanos y los europeos quienespelearon. Por 10tanto, como note mas arriba, estos enfrentamientos fue-ron en buena cuenta guerras civiles en las que se enf rentaban parientescriol los/hfbridos, amigos, conocidos, compet idores y, por supuesto, losenemigos peninsulares. No se trataba de luchas anticoloniales por la li-beraci6n en las que se enfrentaban indigenas colonizados fragmentados,aunque igualmente subordinados, contra los colaboracionistas indigenasprivi leg iados y sus superiores extran jeros, como fue generalmente el casoen la India, en Africa y en muchas partes del sur de Asia, por ejemplo.Estas luchas no terminaron en una secuela poscolonial que necesitabade criticos poscoloniales ansiosos por librar a las masas de influencias

    33. Munoz Jr.(1989) .34. Vease J. Jorge IGor de Alva. "In Search of the American Chameleon: Mestizaje asMyth. Metaphor. and Mimesis" , en pi~a.35. En castellano en el original.36. D.A.Brading(1991).

    3/LA POSCOLONlZAClON DE u.EXPERIENCIA (LATINO) AMERICAN~

    munidades indigenas. Todo 10 contrario. Las guerras de independenciano 5610afianzaron a los sectores criol los europeizados en los si tios de po-der, s ino que fueron elpreludio de unas guerras civi les aun mas devasta-doras, que para finales del siglo XI X practicamente habian destruido todomenes las comunidades mas aisladas y resistentes de los indigenas so-brevivientes. lC6mo, entonces, se empez6 a hablar de las Americas comocolonizadas? Y lque se ha querido decir con una caracterizaci6n tal?

    ,., , . .,~{,iB.!{Dil l.-,---,-t-,-,-,-,.,-,-,.'CC-,t- IC. -.~

    La tesis central: segunda parteColonialismo, colonizaci6n, colonizar, colonia, son terminos cuyo signi-ficado ha var iado con el paso de los aiios, y, por supuesto, en cualquierade esos momentos estas categorias han estado referidas sirnultaneamentea un determinado numero de practices, eventos y cosas. Es, pues, pro-blernatico hablar ace rca del colonialismo como si siempre significara 0hubiera significado 10mismo. Pero, este termino y sus cognados no hansoportado el mismo peso semantico ni han estado "suspendidos en losmismos tejidos de significaci6n" en cada etapa de sucarrera, EI distin-gui r ent re diferentes tipos de ocupaci6n, de ados de dominaci6n pol it icay de circunstancias de dependencia econ6mica requiere tanto el usc>determinos mas precisos de los que se ha estado utilizando corrninmentecomo delinear c laramente las genealogies semanticas, Esta es la tarea quetenemos por delante. .

    Por ejemplo, como saben los historiadores de la Espana modematemprana y de lasAmericas, la ocupacion europea y la soberania poli ticaen elhemisferio occidental estabanguiadas, principalmente, por 'propcsi-tos imperiales (que, por supuesto, inclufan algunos intereses economicostan to de la corona como de sus subditos) . Aunque los colonizadores eranfrecuentemente despiadados y generalrnente destructivos (algunas vecessin saberlo, como en el caso de la introducci6n de germenes y virus leta-les), las iniciativas tenian, especialmente en el ambito oficial, una ideolo-gi a universalista, COmose decia en ese tiempo, 0 europeizante. Aunque nose aplicaban a los esclavos (0 s610 en parte, como en el caso de la cristia-nizaci6n), en algun nivel formal las leyes de Indias buscaron promover lalibertad y la igualdad, siempre y cuando fueran compatibles con la mi-si6n imperial de "civilizer'; "cristianizar" y explotar economicamente.No

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    existi6 una ret6rica del colonia li smo que afectara negativamente esos es-fuerzos 0 los que siguieron a la independencia a principios del siglo XIX.

    Como contraste , los historiadores no europeos del hemisferio asia-t ico pertenecientes a los siglos XIXy XX reconocen que la ocupaci6n eu-ropea de toda esa vasta area fue escasa, excepto en Sudafrica, y cuando laocupaci6n se realiz6 con un numero signif icativo de gente, estaba foca-lizada en lugares donde habian pocos nat ivos originarios que repel ieranla intrusion, como en Australia y en Nueva Zelanda. En su mayoria, elgobierno europeo se moviapor intereses econ6micos y la ideologia dela libertad y de la igualdad se preocupaba poco, especialmente bajo losmonarcas protestantes, por la europeizacion, la cristianizaci6n 0,exceptoretoricamente, por la civilizacion. 5610 un esfuerzo oficial marginal seaplic6 a estas ultimas preocupaciones, mientras que se le puso muchoempeiio a laexplotaci6n sistematica de los natives y los recursos de ul-tramar . Para fines del siglo XIX, como describo mas abajo, el lenguaiedel colonialismo y del imper ialismo se volvio un lenguaje corriente. Y.16gicamente, las luchas anticoloniales protagonizadas por los colonizados-quienes, sin considerar particularidades etnicas, encont raron su sentidode ubicaci6n solamente en las areas donde habi taban- estaban repletas dela ret6rica del colonialismo y la liberaci6n, la misma ret6rica que dorni-narla los discursos poscoloniales,

    Esta Ultima ret6rica sobre el colonialismo identifica los procesoscoloniales principalmente con la servidumbre econ6mica, la subyuga-ci6n social y la denigraci6n cultural en lugar de hacerlo con nociones dereubicaci6n y de desarrollo y expansi6n de nuevas formas etnicas, queaun bajo una competencia extremadamente asimetrica considero que seaplica mejor a los sobrevivientes de las epidemias devastadoras que pa-gaban t ributo y cont inuaron viviendo como "indios" en las comunidadesindigenas corporativas. Tambien se aplica , quiza, a los descendientes li -bertos de los esc1avos africanos y a la mano de obra somet ida asiat ica-enel Caribe, en Brasil y en otras tierras bajas tropicales, tanto en la costa de"!Pacifico como en la del Atlanticc-- que no pudieron "pasar" a los sectoreshfbridos que tenian la posibi lidad de buscar sus propios obje tivos econo-micos 0que llegaron a controlar las riendas del gobierno, del comercio yde la moda social. Otros subalternos, aunque no bajo e 1 control extran-jero y nominalmente libres de residir y ocupar su tiempo como y dondequisieran, no dejaron de sufrir las mismas penas 0 peores asociadas con

    .: -31 LA P OS CO LO NI ZA CI ON D E L A E XP ER IE NC IA ( LA TI NO ) A ME RI CA NA 1 2 9la explotaci6n. el abuso y la degradaci6n. Muy por el contrario. Es bien ..sabido que las Americas, desde los contactos iriiciales alpresente, han sidoellocus de la opresion, la tortura, la violaci6n y el asesinato de hombres y -mujeres de todos los tonos y colores de pie l y de todas las castas sociales .En pocas palabras, creo que el "colonial ismo" se aplica s610 en algunossectores, pero esto no significa que todos los otros grupos se libraran deredo contacto con las formas imperiales y locales de opresi6n.

    Otros puntas que quisiera tratar incluyen los siguientes: primero,las polis americanas, como provincias imperiales de ul tramar, estuvie-ron subordinadasa sus respectivos monarcas y consejos europeos, y casitodos los sectores ext ractivos y el comercio t ransatlantico, por ejemplo,dependian de los intereses financieros y cornerciales europeos, Y,aunquel a sAmencas le proporcionaron alViejo Mundo importantes alimentos ygrandes cantidades de metales preciosos que transformaron significativa-mente las economies y demografias de Europa y sus colonias, los indlge-nas primero, y la s castas despues, fueron los receptores voluntaries 0 node unas influencias europeas mas penetrantes y mas general izadas, quefueron la s nuevas tecnologfas, la s lenguas, las religiones, ideologias, enfer-medades y los genes, y que tuvieron e 1 efecto de alterar irreversiblernentesuscul turas, sus cuerpos y su s vidas personales. .

    Segundo, mas que un resultado de las pol iticas imperiales 0 de lasmaquinaciones colonialistas, la mayoria delas transformaciones sociopo-liticas y econ6rnicas en el interior de la s comunidades indigenes fueronposibles gracias ados productos de exportacion no ideo16gicos europeos:la s enfermedades y los genes. Hoy en dfa sabemos que la rapida despobla-c i6n tuvo como efecto la desaparici6n de gran parte de la oposic i6n tantopoli tica como militar , el debil itamiento de la competencia economics y.cul tural (y los vinculos ent re comunidades indigenas), la promoci6n dealianzas interetnicas destructivas y la creacion de nuevos campos socialessusceptibles a una occidentalizaci6n inmediata 0 a un profundo aisla- 37 C' d dmiento, mcuenta aiios espues e la llegada de los europeos, las islas

    del Caribe babian perdido casi todos sus habitantes origin ales; lamayoriade los acadernicos esta de acuerdo en que para elprincipio del siglo XVII,lapoblaci6n lndlgena del Mexico central, por ejemplo, habfa bajado hasta

    37. Stern (1982) y Lockhart (1992).

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    130 J. JORGEKwR DEALVAtanto, para 1640,los no

    indigenas pueden ya haber sumado casi medio'mi1l6n.39 Aunque para lasegunda mitad del siglo XVl l las poblaciones nativas empezaron a au-mentar, elcreciente numero de criollos y de castas era tal que para finesdel siglo XVIIIlos que no seidentificaban como indios enMexico puedenhaber representado casi el40% de lapoblaci6n. Aunque eran todavia unaminorfa, estos llegaron a controlar los oficios en toda America Latina yen todas las ciudades grandes en las que seconcentraba elpoder politicoy econ6mico, y eran dueiios de la mayor parte de los establecimientos'comerciales, plantaciones, haciendas y estancias. Los indigenas que noeran nobles, que estaban sujetos al pago de impuestos y que residian enpueblos indigenas, a los que considero los sujetos colonizados, con po-cas excepciones, servian principalmente como trabajadores sin mayorentrenamiento y como proveedores de alimentos para las minas y paralos criollos y las castas en las ciudades. Este escenario, con unos cuantosajustes, se repetla frecuentemente a traves de toda America, donde anteshabfa regiones densamente pobladas."

    Tercero. Laprimera parte de mi argumentaci6n descansa en lasupo-sici6n de que lamezcla de gente que seiniciara en elsigloXVIse convirti6,para finales del siglo XVII , en un lugar cormin, tanto social como cultural.La ideologia del mestizaje, 0 como quiera que se Ie conozca, creada enUltima instancia justamente antes de las guerras de independencia, fuepromovida por algunos en elsiglo XIXcomo una forma de nacionalis-mo, mientras la America hispana se fisuraba en pafses separados que lalIev6 a un creciente micropatr iot ismo. En el caso de Mexico, la idea demestizaje seria reforzada mas tarde por las revueltas populistas antiespa-fiolas (yantifrancesas) que culminaron con la revoluci6n de 1910,que fueorientada hacia el indigenismo. Para principios de 1900, los rnexicanosde ambos lados de la frontera y la mayoria de latinoamericanos de lospaises andinos y rnesoamericanos estaban muy ocupados reinscribiendosus historias colectivas como jornadas epicas que seiialaban el curso dela unificaci6n nacional a partir de un origen de pueblos guerreros. Los

    38. Borah y Cook (1963:4, 88).39. Aguirre Beltran (1972).40. Vl!aseSanchez Albornoz (1974).

    3/LA pOSCOLONlZACION DE LA EXPERIENCIA (lATINO) AM~CANA 13trl.gicosinicios, cuando los pueblosnativos, etnica y politicamente dis-tintos, fueron homogenizados por la etiqueta "indios" y transform adossinmisericordia en siervos espafioles, se convirtieron en fines triunfalesmientraslas"razas" encontradas sefusionaban en una mezcla cultural ygeneticaque expresaba un mestizaje desconocido hasta entonces que fue,p a r a algunos, "c6smico". En pocas palabras, el mestizaje, como 10 fue eluaztIanismo"para los chicanos, es elpoderoso mito de la construcci6nnacional que ha contnbuido a vincular a los hfbridos de pieles claras yoscurasa los euroamericanos, muchas veces en oposicion a los Otr05 indi-genasyextranjeros que seencontraban en su interior. Y sele ha utilizadoefectivamente para promover la amnesia nacional 0para salvaguardar laconciencia nacional en 10 que respecta al terr ible pasado y a las condi-cionesde colonizaci6n en las que viven ann hoy la mayoria de pueblosindigenas en America Latina. .

    Cuarto. Sostengo que elcolonialismo apenas tuvo lugar en laAme-ricadel Norte britanica, Como se observa frecuentemente, las trece co-lonias europeas simplemente se transplantaron a 10 que la mayoria,haciendole eco a Locke, consideraba tierras vacias. Los nativos que en-contraron enAmerica, los que sobrevivieron a las epidemias, fueron ase-sinados si se defendian agresivamente 0 fueron flsicamente retirados siinterferfan paclficamente con los objetivos de los cristianos. Como era deesperarse,unos cuantos europeos -los que rechazaron ponerse el pesadomanto de laidentidad provinciana, estrecha de miras,0que.no deseabanmantenerse dentro de los limites (ylas norrnas) culturales establecidos-interactuaron Intimamente con los locales, haciendo negocios y repro~duciendose con elIos. Pero hablando del grueso de la poblaci6n, pocosnativos quedaron en el rol de mestizos 0 de colonizados explotados; enlugar de eso,la gran mayorfa, un conjunto de brazos innecesarios paralos granjeros y para los euroarnericanos que se dedicaban a los oficiosmanuales independientes, vio c6mo sus comunidades se reducfan a lacategoriade enclaves empobrecidos e ignorados.

    De manera similar a los espanoles, los europeos transplantados alos territorios ingleses de ultrarnar en Norteamerica lograron crear otraversion de las sociedades que habfan dejado arras. Como muchos otrosdominios bajo la soberanfa politica del rey, los american os tempranosfueron subditos del monarca, y, consecuentemente, su politica depen-dfa, selegitimaba, del reconocimiento pacifico de la autoridad imperial.

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    132 J. JO RG E K wR D EA LV ACuando quisieron el iminar esa dependencia, Ied ijeron un adi6s violentoa sus parientes , amigos y a ot ros angloparlantes; eso fue 1 0 mas ale jado de1 0 ingles que fue la escena de la separaci6n. Con pocas excepciones, ni losnativos de America ni los esclavos africanos sacaron mucho provecho dela guerra civil . Asi como en America Latina, este enfrentamiento, que serealize principalmente por la autcnornia economica aunque necesaria-mente 10 hizo bajo el disfraz de la liberaci6n politica, no fue una lucha. anticolonial por la independencia , s ino, mas bien, una lucha separatis taentre dos partes del mismo imperio. Los que pelearon y ganaron descen-dian de los que habian venido y conquistado, y su modelo cultural e ideo-logico, en su mayor parte, permanecfa siendo la madre patria imperial. Apesar de alegatos en contra que venian de algunos nacional is tas i roquesesrecientes, no se dio un espacio aqui para la inclusi6n de las naciones in-digenas que fueron independientes y luego conquistadas, para afianzar sucultura precontacto como modele 0 para librar una guerra en cont radelimperio para reclamar su soberania. As! como los criollos de la Americaespanola, los euroamericanos de la America britanica pelearon una gue-rra civi l y ganaron. Los descendientes de los habitantes originales y de losafricanos esclav izados y de su progenie permanecieron igualmente colo-nizados, esclavizados y marginados, y, en cualquier caso, permanecieron-en la periferia de las luchas por el poder que libraban en el interior delimperio europeos y neoeuropeos.

    Como este Ultimo punto evidencia, mi argumento descansa en algomas que el surgimiento en las ciudades y en el campo de una poblaci6nhfbrida mestizo/rnulata altamente occidentalizada cuya identidad co-lectiva aun en ciernes serfa reinscrita eventualmente por los ideologosen las imaginaciones nacional is tas conternporaneas como esenc ialmenteamericanas. Tambien sebasa en 1 0 que una vez signific6 elcolonialismo,en 1 0 que ha venido a significar, y en si estos ultimos significados son.relevantes para las Amer icas de la preindependencia. Ahora voy a tratarestas cuestiones.Conocimiento historico y pol isemia del coloniaIismoL a America Latina colonial, la epoca fundante para la mayor parte delos historiadores nacional is tas y ellaboratorio de mucha de la especula-cion acerca de la naturaleza del contacto y del cambio cultural, ha sido

    3 / LA P OS CO L ON lZ AC IO N D E L A E XP ER IE NC IA ( LA TI NO ) A M ER IC AN A 133estudiada desde hace mucho tiempo desde perspectivas te6ricas y me-todol6gicas variadas." Antes de la decada de 1960, la historia colonialla tinoamericana estaba mayormente dedicada al estudio complacientede guerras y conquistas; de la implantaci6n de instituciones, creencias ypracticas europeas; y de las personalidades que secre ia habian hecho estoposible . En cad a caso , la narra tivase cent raba en la ineluctable marcha deoccidente a t raves de terreno americano. Esto era la historia "colonial" ta lcomo sehabia entendido el termino desde que los rornanos enviaran sol-dados veteranos a tierras distantes, esto es,como laubicaci6n de la propiagente fuera de la "madre patria" Aunque quienes viajaron y escrib ieronsobre America raramente usaron la palabra, este fue su primer signifi-cado entre los espafioles antes de fines del siglo XVIII. El jurista Juan deSol6rzano no quiso decir nada m a s que eso cuando en 1629 la utiliz6 ensu Disputatio de Indiarum lure al referirse a las leyes y la organizaci6npolitica de la America espanola." $610 fue a fines del siglo XVIII que losespafioles empezaron a hablar de las Indias como "colonias". Y eso, deacuerdo con John Elliott , 43 fue como resultado del prestamo linguisticodel termino ingles utilizado durante el reino de Carlos III de la dinastiade los Borbones.

    Como se esperaba, en 1 0 que concierne a los textos escritos sobre laconquista misma, los principales protagonistas y los unicos vencedoresfueron los espanoles transplantados. En 1 0 que respecta a los logros de lassociedades coloniales, se evidencia un enfas is nacionalista en los criollosdes de los primeros tiempos de la segunda mitad del siglo XVI. Para elsiglo siguiente, a diferencia del caso de la Norteamerica britanica, en laque los colonos se preocuparon muchisimo por los asuntos britanicos, lacultura cr iolla reclam6 una enorme proporci6n de atenci6n de parte delos crioUos/mestizos. Asi, despues de la independencia, los nacionalismos

    41. Para revisar 10que seha escrito sobre elterna, vease Lockhart (1972: 5-45, 1985:465-478), Keene (1985: 657-682), Russell-Wood (1984: 683-723), VanYoung (1983:5-61,1985:725-743), Linda A. Newson (1985:41-74), Bronner (1986: 7-72), Stoner (1987:101-134), Woodward (1987: 461-496), Kicza(1988: 453-488), Kuznesof (I988), Seed(1991). Para la etnohistoria mesoamerican a,vease Wauchope (1972-1975)y Bricker(1986).

    42. Solorzano y Pereira (1703).43. Comunicaci6n personal, 6 deoctubre, 1991.

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    basados en estasa darle forma a las distin tas historias estatales." Finalmente, para princi-pios del siglo XX , los mexican os, por ejemplo, enredados en una guerrarevolucionaria de clase y de casta, fueron los pion eros en presentar unahistoria radicalmente revisionista que les permi ti6 volver a leer su pasa-do como la evoluci6n continua de una sociedad mestiza, de "la raza debronce" que los llevaba hasta un Estado mestizo. Por 10 tanto, iniciaronla tarea de borrar el sentido de colonia como transplante de europeoscambiando el significado a uno de control extranjero -un control que sesupero solamente cuando los mestizos (palabra que frecuentemente sesusti tuye por indios) se levantaron para quitarle el cont rol a los crioIlos ,considerados siempre "extranjeros", y a los espanoles."

    Este cambio de significado no es sutil. AI referirse mas al controlque al trans plante 0 la ocupacion, los conceptos que connota "colonizer"abrieron un nuevo conjunto de lecturas fundamentalmente nuevo, refe-ridas a la presencia espanola en las Americas. Pero no todas aprovecharonla oportunidad, El periodo colonial temprano, en 10 que respecta a losencuentros interetn icos, era y continua siendo visto por muchos acade-micos latinoamericanos "tradicionalistas" como la lucha entre las fuerzastriunfantes de la civilizaci6n y la oposicion obstruccionista de los bar-baros, En un vue1co ir6nico, estos autores proclaman la fusi6n etnorra-cial y cultural mientras af irman -con las detalladas descr ipciones de lasmuchas formas en que las instituciones, costumbres y creencias europeasreemplazaron alas de los nativos- que eldesplazamiento fue la regIa. Estavisi6n nacionalista tiene su base en 10 que algunos de sus proponentes,como Samaniego Salazar y Salvador Lara, ident if ican como una perspec-tiva "mestiza": una que se identifica con la violencia que sufrieron "susindios" mientras que enfatizan las formas en las que las comunidadesrecientemente t ransplantadas dejaron atras sus rakes europeas y crearonuna varian tecolonial que seintegr6 fel izmente en elvocabulario, comiday genes nat ives." Para estos academicos, en mi opinion, el colonialismo

    44. V~se Brading (1991).4.5. Por e~!o.j Bonfil Batalla (1992).

    46. Como hice antes, para algunos de mis analisis en este trabajo vueJvo a refer irme alos docurnentos, conversaciones y notas recogidas en el Symposium of the Americas

    3 / LA POSCOLONIZACIQN DE LA EXPERIENCIA (LATINO) AMERICANA 135

    lugares, con los procesos de subordinacion econ6mica como un asuntonecesario pero secundario, y la real idad colonial sereconstruye mas comouna forma de ser europeo en America -con las variantes culturales inspi-radas en temas y practices indigenas americanas- que como un periododesarticulador de un profundo hibridismo de dos vias." La ausencia delas comunidades indigenas en cualquier rol que no fuera el de antiheroe ,vfctima 0 parodia surgi6 por el presupuesto, basado pr incipalmente enregistros oficiales, de que muy poco del mundo indigena era susceptiblede ser mantenido ante la cris tiandad, la tecnologfa europea y la superio-ridad politica y administrativa espanola.

    En contraste con esta perspectiva de la sustituci6n, hay una vision,comun desde elsiglo XIX, qqe torno los pronunciamientos ofic ia les comoevidencia de que el colonialismo era el despliegue del control politico(mas que el etnorracial) europeo en territorios no europeos, Se basabaen la idea -muy en boga hoy en dia- de que el colonialismo se tratabadel mantenimiento de distinciones a partir de la creaci6n de di ferencias,de la propagaci6n de exclusiones y delejercicio de controles culturales.Su marco conceptual, apoyandose especialmente en la supuestarnenteexitosa implementaci6n del (imposible) orden colonial para mantener alos as! llamados "indios" y espafioles en "repiiblicas" separadas, aliment6la creencia de que los contactos entre espafioles e indios en los sectores

    sobre la naturaleza de la identidad cultural, organizado por la Smithsonian institu-tion, Washington D.C., del 4 al 7 de septiembre de 1991.Alli estuvieron presentesm a s de cincuenta historiadores, antrop61ogos, criticos literarios e intelectuales dedi-cados alperiodismo y alservicio diplomatico depracticamente toda America.

    47. Valelapena mencionar aqui que las fuentes inglesas sobre laAmerica Latina colonialde casi todo eJsiglo~ sehan centrado, generalmente, enla epoca de conquista y de1aexploraci6n temprana, dandole una atenci6n minima a los siglos que siguieron.ElresuItado neto ha sido que, hasta hace muy poco y s610en ciertos textos, las es-cuelas en los Estados Unidos han tendido a saltarse 0 glosar elperiodo colonial delsudoeste. Esto es, todo 10del periodo inicial espanol de exploraciones en AmericaLatina y eJCaribe y lallegada delos ingleses a las costas atlanticas ha sido eliminado.Esta practica ha llevado a una frecuente omisi6n de todo un siglo de la ocupaci6nespanola en el (futuro) suroeste estadounidense, contribuyendo a mantener la ideaque lahistor ia delos Estados Unidos esun fen6meno que va estrictamente deeste aoeste, en el que los mexicanos desempenan un rol muy reducido, apareciendo siem-pre como (permanentes) extranjeros.

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    136 J . J O RG E Kiox D E A LV Anatives eran raros, y que se limi taban a algunos encomenderos , a un puna-do de monjes y a los intermediaries ocasionales ." En consecuencia , estosescritores sostenian que las comunidades indigenas en elsiglo XVIhabianpermanecido aisladas, en general, - de los cent ros sociales y culturales dela vida hispanoamericana y que, por 10 tanto, gran parte de su culturahabia sobrevivido intacta . Esta perspectiva asumi6, erroneamente, que en10principal las c iudades permanecieron siendo espafiolas y que el campoera exclusivamente indlgena, A inicios de la decada de 1930,105 antropo-logos que estudiaban las comunidades indigenas rernotas apoyaron estaconclusi6n, especialmente cuando iban interpretando una gran variedadde practices culturales y creencias que no les eran familiares como si setratara de herencias precontacto, 10que algunos aun consideran como elresultado social de unas formas culturales cerradas, corporativas, orien-tadas hacia adentro y relativamente estaticas,"

    En Mexico, el impulso marxista indianista que sigui6 ala revoluci6nde 1910 promovi6 una perspectiva mas radical, basada en una versi6n deeste modele de 1a cont inuidad. Particu1armente , dada su inclinaci6n an-tiespafiola , los que promovieron esta posic i6n argurnentaron que las co-munidades nativas cerradas habian logrado mantenerse estrategicamentesegregadas como una defense en contra de la continua explotaci6n de losespanoles." Pero antes de que la versi6n de la nueva izquierda de la nue-va historia social de fines de la decada de 1960 vol teara esta perspectiva,Charles Gibson," alcentrarse en ellado indigena a traves de documentosespanoles, mostr6 c6mo los espanoles, para tener exito al establecer suentorno colonial en la Nueva Espana, tuvieron que adaptarlo a las es-tructuras e instituciones nativas que los habian antecedido, En efecto,Gibson sac6 a luz como las perspectivas tr iunfalistas del pasado -con-quistadorlconquistado- eran incorrectas en la medida en que los exitosde las insti tuciones espanolas (por ejemplo, la encomienda,la parroquiarural y el pueblo indigena a la espanola) dependieron de su adaptaci6n

    4&. -i'>orejemplo. Haring (1947) y Ricard (I966 [1933)).49. Por ejernplo, Wolf (1959) yVogt (1964), y del mismo autor, "On the Application ofthe Phylogenetic Model to the Mayas': en prensa.50. Vease Garcia Mora (1987-1988).51. Gibson (1952, 1964)YLockhart (1985: 466-467).

    3/ LA P O SC O LO NI ZA CI ON D E L A E X P ER IE NQ A ( LA TI NO ) A M ER IC A NA 13 7

    a las costumbres nahuas mas que viceversa. James Lockhart, s iguiendola tradici6n gibsoniana, pero apoyandose en documentos nahuas parareconstruir el lado nahua del periodo colonial, tal como otros habianhecho mucho tiempo atras en Mexico," sostiene convincentemente queI11u~hasinstituciones, practicas y creencias del precontacto continuaronno aisladas, sino en una lenta adaptaci6n a las circunstancias cambiantes,precipitadas principalmente por el colapso demografico y las estrechassirnilaridades entre los modos de organizaci6n nahua y espafioles." Asi,por 10 menos en el caso del Mexico central del siglo XVI, para el queexiste una ampl ia docurnentacion nahuat l, las his torias indigenas de hoyhan dado una vuel ta completa al cuest ionar la relevancia anali tica de ca-tegorias como "conquista" y "colonizaci6n", ta l como se uti lizaban estosterminos en la literatura pertinente, es decir, como titulos de las formasdirectas e indirectas de dominaci6n de un pueblo sobre otro. Despues detodo, las vidas de la rnayorfa de los nativos durante este periodo tempra-no cambiaron poco como consecuencia de la presencia espanola. No fuesino hasta despues de que sus mundos empezaron a colapsar mientras lasepidemias asolaban sus comunidades que el coloniali smo tuvo lugar, ene l sentido de dominaci6n y control ejercido por "extranjeros'P'

    En efecto, sin sugerir, como 10h izo Sir John Seeley para Gran Bre-tafia, que el imperio americano de Espana tuvo lugar "en un ataque dedistraccion'i" yo sugerir fa, como 10hace Lockhart y a la luz dela expe-riencia del area mejor documentada del Nuevo Mundo, que Espana cre6un imperio en las Amer icas por azar. Fue, creo, un resultado cambiantede las oportunidades politicas y demograficas proporcionadas por lasepidemias rampantes que hicieron posible no s610 la inesperada caidade la capita l azteca, Tenochti tlan, sino la reorganizaci6n de las ciudades

    52. KIordeAlva (l992d) .53. Lockhart (1991, 1992).Entre los paralelos culturales mas importantes estan los cen-

    tros urbanos densamente poblados con arquitectura monumental, organizacionessociales y religiosas altamente estratificadas, agricultura sedentaria, cobro de tribu-tos, uso decalendarios, presencia deescritura y literacidad, con una literaturay unatra~Gi6n historica muy desarrolladas y un sistema de registro seculary pragrnaticoampliamente utiJizado.

    54. Vease Lockhart (1992), Cline (1986), Haskett (1991)y KIor deAlva (1982,1991),55. Seeley(1971) .

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    manoles preciosos y de grandes cantidades de trabajadores natives, las Ameri-cas de principios del siglo XVI habrian side irrelevantes para Ia mayoriade europeos, excepto para los misioneros verdaderamente celosos , Masavanzado el siglo, empero, e l establecimiento -la "colonizaci6n"- en lasAmericas de los espanoles se inici6 en serio. Para entonces, l as comuni-dades nahua sehabian convert ido en reservas productivas "colonizadas"(dominadas'yexplotadas) de trabajadores que se rvian principalmente alas crecientes masas de espaii oles/mestizos de las ciudades, pueblos y cen-tros mineros, y transformaron radicalmente las propiedades campestres.Esto ref lejaria entonces la colonizaci6n al est ilo bri tanico y,en gran parte,a l est ilo frances de fines del siglo XIX y principios del siglo XX en Africa.Esto es, 10que tenlamos en los tres casos eran pequefios enclaves en losque la penetraci6n capit alista tuvo un imp ac to di recto en la gente, y en lasareas mas amplias los enclaves estaban conectados indirectamente con losmercados internacionales (por ejemplo, como productores de alimentospara los mineros). Hubo un numero aun mas grande de gente que se vioafectada 5610 hasta cierto punto por la producci6n y pago del tributoque se mantuvo durante todo e l pe riodo de control metropoli tano. Pero,aun asi , las principales formas de explotaci6n continuaron s iendo loc;ues ,centradas principalmente en las familias , en los l inajes y en la comunidadcorporativa. Empero, en elcaso de laAmerica hispana, en oposici6n al delAfrica subsahariana, las practices y las creencias occidentales codificadasen la c ristiandad tambien pene traron profundamente a este nivellocaltomando formas de transformaci6n verdaderamente dramaticas.

    Antes de regresar a las lecturas de experiencias coloniales de f ines dela decada de 1960, que hicieron posible el nuevo enfoque en el colonia-lismo como forma de control y explotaci6n, unas palabras sobre c6mosurgi6 este puede ser util, La modernidad, los cinco siglos de expan-si6n y control europeo globa l, empez6 a escla recerse cuando e l procesode descolonizaci6n mundial estuvo bajo presi6n a fines de Ia SegundaGuerra Mundial. Para mediados de la dec a da de 1960, las respuestas alos desordenes globales antihegem6nicos, los efectos de los esquemas dedesarrollo fa llidos, la difusi6n de mejores tecnicas de salud y la dispo-r iibl ldad ' de trans por te barato hicieron surgir movimientos poblaciona-les sin precedentes desde la peri feria al centro -especialmente desde las

    3 / LA POSCOWNIZACION DE LAEXPERIENCIA (LATINO) AMERlCANAI1p. ,:~,:,..... , " " "39

    facto.56 Los movimientos nacionalistas, alimentados por la resurgencia deidentidades Yaspiraciones etnicas incipientes 0 supr imidas , las fuertes cri-ticas del coloniali smo durante los afios de la posguerra y Ia necesidad deexplicar l a continua pobreza y la implacable subordinaci6n hicieron quese centra ran las di scusiones en los efec tos de la dominaci6n econ6micadel colonialismo. En este contexto madur6 el estudio de laAmerica Latinacolonial, durante el que yo prefiero l larnar per iodo"moderno tardio".

    Aunque se continu6 escribiendo mucha de la historia colonial "tra-dic ionali st a", tanto en America La tina como en los Estados Unidos, pa rafines de la decada de 1960 la inte l l igents ia anticolonial habla logradoubi c ar a la experiencia colonial como la unica categona apropiada parael memento hist6rico en cuesti6n. Asi, el ala de la nueva izquierda quepartic ipaba en la redacci6n de la nueva hi storia social y los economistaspolit icos marxis tas y neomarxis tas -con su enfas is en los estudios cuanti-t ativos de la historia economica y social a parti r de vec tores de abajo haciaa rriba mas que de arriba hacia aba jo y su compromiso con las narra tivasdel modo de producci6n como situ de cua lquier discurso sobre e l colo-nialismo- empez6 a equiparar este proceso con el aumento de la depen-dencia y el subdesarrollo que era elresultado de las polit icas imperialistasde control econ6mico (monopolio)? y/o de la integraci6n per ifer ializadadelascolonias a un naciente s is tema mundial econ6mico moderno," Estoabri6 el camino a l estudio del colonial ismo como algo mas que e l controlde un grupo sobre otro que vivian en territorios separados, como unarelaci6n de dependencia y como un proceso econ6mico en el cualla cul-tura no esn i fundamental ni determinante sino mas bien epifenomenica.Esto es, l legaron a elidir (0 quitarle el enfasis a) las diferenciasculturalesy sociales que se daban entre conjuntos completos de personas -rnest i-zos, indigenes, colonos y transeuntes- al privi legiar la experiencia colo-nial (especialmente la polit ica) sobre todas las demas, y haciendo de el loun proceso de unidad dominante a pesar de las distinciones culturales y

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    56. Reimers (1985).57. Gunder-Frank (1969 [1967]), Stein y Stein (1970), Furtado (1971) y Galeano (1973[1971]).58. Wallers tein (1974).

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    sociales. Esto, por supuesto, estaba en paralelo (y muchas veces copiaba)1 0 que los intelectuales anticoloniales en las regiones colonizadas habianhecho cuando se las arreglaban para hablar por la gente que, a pesar deser diferente, estaba bajo la situaci6n comun del colonialismo. En e~talectura, los " indigenes", los "mestizos" y todos los demas subalternos soloeran grupos aglut inados bajo las et iquetas construidas hi st6ricamentepara las poblac iones suje tas, y, como tales, no consti tuian un problemacentral en la comprension del colonialisrno.

    Los antropologos, por supuesto, estaban menos comprometidos conesta Ultima visi6n y buscaban articular la relevancia de estos ~rupo~ tandistintos." No obstante, con estas tendencias intelectuales anticolonialesvinieron una se rie de modelos de las cienc ias socia les que eont rapesa-ron el enfasis otorgado al signif icado de las polit icas etnorraciales y a laspreocupaciones nacionalistas en el inter ior de las relaci?~es ~etr6p~lis-colonia. Cuando se Ie quit6 al colonia lismo su composicion inte retnica/inte rracia l y se le t ransform6 principa lmente en una re lac ion de depen-dencia que ll evaba al subdesa rrollo de un lade (la "peri feria") como unaconsecuencia del sobredesarrol lo del otro (el "centro") , para muchos aca-demicos los model os coloniales intern os se convirt ieron, de facto, en laexplicacion mas efect iva de la pobreza dentro y fuera de las metropolis."Stanley y Barbara Stein, por ejemplo, estaban prestos a identifi car l a re-lacion entre Portugal y Europa occidental en la decada de 1500 como de"dependencia colonial'l'"Por Ultimo, como indique antes, desde fines de la decada de 1970 seha dado un cambio profundo en el caracter del estudio y de la concep-tua lizaci6n de l coloniali smo en un buen numero de comunidades acade-micas de Europa, Estados Unidos y America Lat ina. La transformacionha tenido lugar principa lmente a partir de una perspec tive estruc~u~a l,con enfasis en la economia y en la politica, hasta llegar a una posicionpostestruc tural en la que se pone el acento en los ana lisis de tal lados de losfen6menos locales mientras se resalta las formaciones culturales, discur-~ivasy de poderen l~v ida cotidiana . Este tambien es un cambio que exige

    59. Carrasco (1961: 483-497) y Harris (1974 [1964]).60. G onzalez Casanova (1965) .61. Stein y Stein11970: 21).

    3/LA P OS CO I. ON IZ AC IO N D E L A E X PE RI EN CI A ( LA TI NO ) A ME RI CA NA 141socavar las pre tensiones trascendentes de las teorlas y narrat ivas total i -zadoras, descubriendo y rechazando las presuposiciones esenciali st as ycriticando las dicotomfas reduccionistas y las caracterizaciones binaries."En Ia introducc i6n me referl , en parte, a 1 0 que estos cambios han s ignifi-cado en mi argumentaci6n. Ahora me voy a explayar sobre ellos,Desde e l imperia lismo de l siglo XVIal colonialismo del s iglo XIX y el regresoLos asuntos que originalmente me llevaron a reconsiderar la uti lidad derecurrir ala categor ia de 1 0 "colonial" y a los conceptos de "colonialismo"y "poscolonial ismo': me hicieron ponderar s i los conceptos , teorias y me-todos utilizados para estudiar el colonialismo en la segunda mitad delsiglo XXse inspiraron 0 resultaron de la investigaci6n de las experienciascoloniales en los siglos XIX y XX. Si es asi, lse cornete un error cuan-do los academicos aplican las herramientas y las categor ies de analisisdesarrolladas en el siglo XXpara comprender el colonialismo bri tanico,especialmente en la India y en Africa, y para entender las experiencias delos siglos XVI al XVIII en America Latina? Aunque ya he hecho referenciaa aspectos relevantes de la hi storia de los te rrninos en cuestion, quieroahora se rmas preci so para clarificar mi lec tura de los cambios en las cate-gorias de anal isis que tuvieron Iugar mientras nos moviamos tanto entrelas Americas y el Viejo Mundo como entre los siglos XVI al XVIII y losultimos doscientos afios,

    Empezare por la f ilologia. La palabra latina colonia (de colonus: la-brador, granjero, cultivador y posteriormente colono en un nuevo pais-que no se cult ivaba anteriorrnenter" significo originalmente "granja',"tierras en propiedad" 0 "asentamiento" (es te Ultimo significado es auncomun en el caste llano de hoy)-. Este sent ido se expandi6 con e l Imperioromano hasta induir "un asentamiento publico de ciudadanos roman os(especialmente soldados ve teranos) en un pais host il 0 recienternenteconquis tado, donde ellos, reteniendo su ciudadania romana, recibian tie-rras y actuaban como si fue ran una guarnic ion" Esta definicion se acerca

    62. Sa id (1978) .63. Este corto resumen sebasaprincipalmente en el Oxford English DictioMl)" ]971.

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    a la que tenia en mente Solorzano cuando escribi6 su Politica indiana enun

    sentido s imilar pero mas gener ico, y aun antes que Solorzano la uti lizaraen su aplicaci6n moderna como el plantar asentamientos en tierras re-cientemente descubier tas, los escri tores i talianos y lat inos de principiosde l siglo XVI, como por ejemplo Pedro Martir," uti lizaron la palabra asi ,Luego, a fina les de l siglo XIX (1883), Yre flejando los ap rietos por los quepasaba entonces el Imperio britanico, especialmente en el sur de Asia yen Sudafrica, "colonia" se empezo a defini r en Ing laterra como "una co-munidad que no es simplemen te derivativa sino que se mantiene poli ti-camente conectada en una relaci6n de dependencia con la comunidadmadre".65 Tomo esta definicion -un exce lente e jemplo de la natu ralezaegocent ric s de los cambiantes signi ficados de estos terminos- y las ques iguen del Oxford English Dictionary porque sus genea logias de los te r-minos en cuest i6n evidencian la histor ia de las relaciones coloniales/ im-periales de Gran Bretafia con Irlanda, la India y Sudafrica -los mismosespacios que yo alego que proporcionaron los ejemplos conceptuales quesirvieron de base a los errores de comprensi6n y de identificacion de la-as i Hamada' situaci6n colonial americana-. Como prec isamente las mis-mas di st inciones que hace ent re "colonia li smo" e "imperia lismo" se de -ben principalmente a las condiciones de enfrentamiento que encontr6laBretafia imperial, en la ya colonizada Sudafrica y que son-cri ticas para eldesarrol lo de mi argumento, l as voy a desar rolla r aquf.

    Es signifi cat ivo para mi tesi s que la palabra "colonia l" no aparezcaen una fuente escrita en ingles sino hasta fines de 1700, y que "colonia-l ismo" deba esperar hasta mediados del s iglo siguiente. Ciertamente, "co-lonialismo" tal como se 10u sa para referirse a un sistema colonial 0 a unprincipio , no esta atestiguada, en 10 que respecta al OED,66 hasta 1886,cuando e l jurista Albert Venn Dicey, que defendla el control Ingles a l quese oponta e l gobierno irlandes, di jo con petulanc ia que "e l colonia lismoingles funciona muy bien".67 Este uso tan contemporaneo se repiti6 con

    64. Martir deAnglerla (1965).65. Seeley(1971:38).. 6 6. Siglas d e Ox f or d Eng li s h D i c ti o n ar y .67. Dicey (IS86:273).

    3 / LA POSCOLONIZACION DE LAEXPERIENCIA (LATINO) AMERICANA. .,43

    mo Y el un 0 del Standard 20 de mayo notaba que"hay tres influenc ias en competencia en Sudafrica {... J el colonialismo, elrepublicanismo Y :1.imperi~lism~"'"Este ,wtim? terrnino, uti.lizado como"el principio 0 espintu del imperio , esta atestiguado por pnmera vez en1881, cuando W. R. Greg acus6 cri ticamente que se estaba real izando unaman iobra poli ti ca "ba jo e l pretexto de l imperial ismo" -es decir, no bajoe lpre textO de la expansion del poder de la corona en e l interior del reino,sino teniendo en mente el deseo de expandi r el control de Gran Bretafiasobre territorios extranjeros-. En ese tiempo, "imperialismo" -un ter-mino que exig ia la situac ion sudafricana para describir los intentos bri -t anicos de apodera rse de un terri torio y a colonizado- recien habia sidoacunado. Asi , la Western Gazette, en su edici6n dellS de enero de 189S,observ6 que 'C

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    siglo.xx sobre el temacontinu6 con la fusi6n de los dos pro~esos, aunquela s ituad6n en Sudafrica, que enfrent61as pract icas holandesa y bri tanica,como atestigua el OED,marco- la diferencia entre las dos pract icas e ideo-logias que estaban relacionadas.Considero que la distinc ion, en 10que concieme a la di ferenc ia entrelaAmerica espanola antes de la independencia y las ituacion de Sudafri caafines delsiglo XIX, t iene que ver con elproceso de asentamiento colonial(en el sentido antiguoly laexpansi6n imperial de Espana en el NuevoMundo que se transformo, con el desmantelamiento de los gobie rnos delas c iu da d es E sta d os , debido al c o la p so d e rn o g ra f ic o , en la colonizac ion(con e 1 nuevo sentido de cont rol y de dominacion reali zado por extran-je res) de la s comunidades indigenas radicalmente transformadas y ahorasin poder alguno. La s pract ices de poder y de ideologiadel imperialismo-que apuntaban a la transformacion del Nuevo Mundo en una Nueva, 1'" d teti "71Espana catolica- deb en contrastarse aqul con a retrra a pa c ca re-presentada por las pol iti c as y las tecnicas de un "simple" colonial ismocuyos objetivos mundanos eran, esencia lmente. ext raer l a mano de obray los recursos de las comunidades indlgenas , Cuando llegaron las guerrasdeindependencia, mucho despues de que surgiera un mundo mestizomuy diversificado -compuesto decriollos 0g en te d e razOn,72 quienes paraesta epoca eran mayormente hfbridos acomodados, y de las castas , ensu mayoria subal ternos afroindoeuropeos-, un conjunto de mesti zos quefuncionaban como mediadores entre los poderosos y los debiles se unie-ron con aquellos otros que tenian suficiente poder para ser identifi cadoscomo criollos, y juntos se a l ia ron con p en in su la re s r ec ie n l le g ad os c uy osintereses fundamentales estaban en las Americas. Se enfrentaron a suscontrapartes, principalmente a otros criollos, mestizos y peninsulares,cuyos inte reses estaban en la continuacion del poder imperial. Muchosindigenas y africanos esdavizados quedaron atrapados en las refriegas-estos ultimos conformaban una fuerza significativa en las luchas en elCaribe y las areas adyacentes-, pero, en su mayor parte, los asi ll amadosindios, geneticamente puros 0mestizos que continuaban viviendo en suscomunidades corporativas, cont inuaron en e lestado de colonizac ion quelos caracterizaba antes de las guerras,

    _ 7 J . Peter R.Brown, Comunicad6-n personal, 18de octubre, 1991.72. En cas te ll~o en 'e l origina l,

    3/LA P OS CO lO N1 ZA CI 0N D E L A E XP ER IE NC IA ( LA TI NO ) A ME ,R lC AN A 145Evidentemente, las connotaciones especif icamente rnodernas y cri-

    , ti cas que se le dan en el siglo XXal colonia lismo y al imperiali srno, y auna ot ras palabras relacionadas, vienen de las experienc ias de los poderescoloniales europeos no espanoles , Gran Bretafia en par ticular, como con-seruencia principalmente de sus experiencias en el Viejo Mundo, en IaIndia yen Africa. Como ya se ha se fialado, los s ignificados cambiantes de"colonial ismo" refl ejan la naturaleza en continua transformac ion de los.procesos a los que alude - ,S in exagerar las dis tinciones, quiza dernasiadoclaras y ahora ya pasadas de moda entre los "viejos" y los "nuevos im-perios': tan popula res entre muchos histori adores hasta hace poco, va lela pena sefialar que, antes del Tratado de Paris de 1763 -una fecha queobviamente no es a rbitra ria-, e l colonia lismo como proceso, princ ipioy categoria era algo muy distinto de 10 que vino a ser entre la decadade 1760 y la de 1870, wando el poderlo naval britanico hizo posible elimperio global. Tamb ien vale la pena recordar, dicho sea de paso, quedurante este periodo surge la hegemonia mundial britanica, alimentadapor el capit al indust rial , y la as! Hamada epoca poscolonial.de AmericaLa tina tiene lugar. Este coloniali smo, enfocado princ ipalmente en Asia,diferi a de I!!anera signifi cat ive, como podia esperarse , de 10 que se dioen llamar el "nuevo imperialismo" fundado entre la decada de 1870 yel lnicio de la Primera Guerra Mundial {1914-1918), wando Africa fueampliamente colonizada y Gran Bretafia empezo a enfrentar nuevos retosal buscar sus propias colonias. Y , por supuesto, este Ultimo fen6meno fuediferente al colonialismo del per iodo entre las dos guerras (1914-1939) ,cuando elgobierno colonial estaba en auge con aproximadament