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  • PLAUTO

    COMEDIAS

    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS

    EDITORIAL GREDOS

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  • PLAUTO

    COMEDIAS I

    ANFITRIN LA COMEDIA DE LOS ASNOS LA COMEDIA DE LA OLLA -

    LAS DOS BQUIDES LOS CAUTIVOS* CSINA

    INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    MERCEDES GONZLEZ-HABA

    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 170

    EDITORIAL GREDOS

    * [Aunque el libro est conformado por todas las obras sealadas, en las versiones digitales aparecern de obra en obra. Nota del escaneador]

  • Tito Macio Plauto L o s c a u t i v o s

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    Asesores para la seccin latina: JAVIER ISO y JOS LUIS MORALEJO. Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por JOS ANTONIO ENRQUEZ GONZLEZ. EDITORIAL GREDOS, S. A. Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. Depsito Legal: M. 24512-1992. ISBN 84-249-1497-X. Obra completa. ISBN 84-249-1496-1. Tomo I. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. - 6499.

  • Tito Macio Plauto L o s c a u t i v o s

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    LOS CAUTIVOS (Captivi)

    INTRODUCCIN Dios mo, qu gente tan noble, me hacen saltrseme las lgrimas! Estas palabras de Hegin

    en el v. 418 s. de los Captivi nos dan la clave de esta comedia, una excepcin entre las obras de Plauto, una pieza para llorar y no para rer. Aqu no sale ni el rufin perjuro ni la pcara de la golfa ni el militar fanfarrn (v. 59 s.). Aparte de las escenas donde interviene el gorrn Ergsilo, no hay realmente en los Captivi nada para rer. Hay guerra entre la Elide y Etolia, y Hegin, que ha sufrido ya la prdida de uno de sus hijos, secuestrado por su esclavo Estalagmo a la edad de cuatro aos, se ve privado ahora del segundo, que ha sido hecho prisionero. Entonces decide dedicarse al comercio de cautivos, por ver si da con uno que le sirva para canjearlo por su hijo. Uno de rica familia, Filcrates, es quiz uno de ellos y junto con l compra, sin saberlo, al hijo que perdi de chico, que ahora lleva el nombre de Tndaro y sirve de esclavo a Filcrates. Entre los dos traman un plan para conseguir la libertad: cambian los nombres y los vestidos, Filcrates, el amo, es ahora el esclavo; Tndaro, el esclavo, el amo. Filcrates, el falso esclavo, podr as ms fcilmente regresar a la patria y lo hace con la promesa de buscar all a Filoplemo, el hijo de Hegin prisionero. Hasta aqu todo marcha a las mil maravillas. Pero otro de los prisioneros eleos, Aristofonte, descubre, sin quererlo, el engao, y Tndaro sufre el duro castigo de ser enviado a las canteras. Filcrates cumple su palabra y vuelve, trayendo a Filoplemo y tambin a Estalagmo, el esclavo que huy haca tiempo de casa de Hegin llevndose consigo al otro de sus hijos. Tndaro es reconocido y Hegin es feliz de haberlos recuperado a los dos.

    Segn el conocido veredicto de G. E. Lessing, son los Captivi la pieza ms bella que jams haya sido puesta en escena, juicio que refuta con un largo catlogo de elementos negativos A. Ernout en la introduccin a la obra de su edicin y traduccin de las obras completas de Plauto: inconsecuencias, arbitrariedades, lentitud excesiva en el desarrollo de la accin, etc. As y todo son los Captivi una obra maestra en cuanto a sus personajes y a su realizacin literaria, y la nobleza de la figura de Tndaro, la perla de toda la pieza, no puede por menos de emocionar. Todas sus palabras, todo lo que a l se refiere debe ser escuchado con especial atencin: Tndaro es el esclavo de Filcrates, pero es tambin slo el pblico lo sabe, que ha sido informado de ello en el prlogo el hijo de Hegin y este doble carcter de su persona le presta a todo una doble dimensin; en el logro de la expresin literaria de ello reside el atractivo, el encanto y el mrito principal de la obra.

    Desconocido es el original griego, as como la fecha de su estreno. A causa del juego de palabras entre boyo y boia (v. 888), un tipo especial de virote, se ha pensado en una alusin al acontecimiento histrico del ao 193, en que los boyos, pueblo galo, fueron vencidos en la batalla de Mdena y sta es tambin la fecha propuesta por Lindsay en la introduccin a su famoso comentario a los Captivi (pg. 106).

    Las ms conocidas imitaciones de los Captivi se encuentran en los Suppositi de Ariosto y en El prncipe constante de Caldern de la Barca.

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    ARGUMENTO Un hijo de Hegin ha sido hecho prisionero en el curso de un combate; a otro que tena lo vendi

    en edad de cuatro aos un esclavo que se fug de la casa. Hegin se dedica a la trata de prisioneros eleos, con el nico deseo de redimir a su hijo de la cautividad y compra entre otros al hijo que perdi de pequeo, quien trocando con su amo, tambin cautivo, el nombre y el vestido, consigue que dejen a ste en libertad, cosa que a l en cambio le vale el castigo. Pero su amo vuelve trayendo al hijo de Hegin que haba sido hecho prisionero y tambin al esclavo que se fug, por cuyas declaraciones reconoce Hegin a su otro hijo.

    PERSONAJES ERGSILO, parsito. ESCLAVO SAYN. HEGIN, viejo, padre de Tndaro y Filoplemo. FILCRATES, joven, prisionero de guerra. TNDARO, joven, hijo de Hegin y esclavo de Filcrates, prisionero de guerra. ARISTOFONTE, joven. ESCLAVO. FILOPLEMO, joven, hijo de Hegin. ESTALAGMO, esclavo. La accin transcurre en Etolia.

    PRLOGO Estos dos cautivos que veis aqu en pie, como sos de ah del final, estn de pie, por eso estn

    ellos tambin los dos de pie y no sentados1; vosotros me sois testigos de que digo la verdad. Hegin, el viejo que vive aqu en esta casa, es el padre de ste. (Seala a Tndaro.) Si me prestis atencin [5] os digo ahora mismo por qu motivo est aqu de esclavo de su propio padre: el viejo este tuvo dos hijos; a uno de ellos lo secuestr un esclavo cuando tena cuatro aos, se escap y lo vendi en la lide al padre de este [10] otro. (Seala a Filcrates.) Comprendido? Muy bien! Caray!, se de ah del final dice que no; acrcate, si no hay sitio donde te sientes, lo hay para que te vayas a paseo, si es que quieres obligar al actor a andar mendigando; yo, desde luego, no me voy a reventar por causa tuya, para que te enteres bien de todo. A vosotros (Dirigindose a los de [15] las primeras filas) que podis inscribiros en el censo por vuestra fortuna2, os doy ahora mismo el resto de la historia, que a m no me gustar andar debiendo nada a nadie. El esclavo fugitivo, como dije antes, vendi al hijo de su amo que se haba llevado con l al escaparse, al padre de ste (Filcrates), quien despus que lo compr, se lo entreg a [20] su hijo, porque eran los dos ms o menos de la misma edad; Tndaro es, pues, ahora esclavo en casa de su padre, pero el padre no lo sabe; desde luego es que los dioses nos tratan como si furamos pelotas. Ahora ya tenis la cuenta [25] de cmo perdi el padre a uno de sus hijos. As como son las cosas, es hecho prisionero el otro en el curso de

    1 Para la interpretacin de estos versos se sigue, a falta de otra mejor, la propuesta de Lindsay en su comentario. 2 Ope censi, los ricos en oposicin a los capite censi, los proletarios.

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    una guerra entre los etolios y los eleos; un mdico llamado Menarco lo compr all en la lide. Hegin se dedic entonces al comercio de prisioneros eleos, con el fin de ver si poda encontrar alguno para cambiarlo con su hijo, con el que haba sido hecho prisionero en la guerra el otro [30] que tiene en su casa no sabe que es su hijo. Al enterarse de que haba sido hecho prisionero un jinete eleo de alto rango y de una familia muy distinguida, no ha ahorrado en el precio con tal de evitar males a su hijo, y para poder hacerle volver ms fcilmente a casa, ha comprado a estos [35] dos del botn a los cuestores. Ellos han tramado entre s un plan, para que el esclavo pueda dejar ir a su amo a la patria, y han trocado entre s los vestidos y los nombres: aqul (sealando a Tndaro) se llama ahora Filcrates, ste (sealando a Filcrates) Tndaro; los dos se hacen pasar [40] hoy cada uno por el otro. ste (Tndaro) sabr llevar hoy a buen trmino el engao, consiguiendo as la libertad para su amo; al mismo tiempo salvar a su hermano y le har volver libre a la patria a casa de su padre, sin saberlo: [45] muchas veces pasa eso, sin darse cuenta se hace ms bien que no a sabiendas. Pero tambin sin pretenderlo con el truco este suyo, han imaginado y compuesto un engao, han tramado un plan, por el que Tndaro se queda aqu de [50] esclavo con su padre; as que ahora sin saberlo est sirviendo a su propio padre. Hay que ver, si bien se piensa, es que no somos nadie. ste es el tema de nuestra representacin y la comedia que vais a ver. Pero todava quiero haceros algunas advertencias. Desde luego merecer la pena prestar atencin a la obra, porque no es una pieza rutinaria [55] ni as como las dems; tampoco contiene versos con cosas feas, que no puedan repetirse; aqu no sale ni el rufin perjuro, ni la pcara de la golfa, ni el militar fanfarrn: tampoco tenis que tener miedo porque dije que los etolos estn en guerra con los eleos: las batallas tendrn lugar all [60] fuera de la escena. Y es que desde luego sera fuera de razn el intentar de pronto representar una tragedia con una compaa de teatro cmico. Por eso, si es que alguien est esperando ver aqu una batalla, que busque pelea: si [65] da con un adversario ms fuerte que l, yo har que sea testigo de un combate que no le salga bien, de modo que se le quiten las ganas de ver toda clase de peleas para todos los das de su vida. Os dejo. A pasarlo bien, vosotros, los ms ecunimes jueces en tiempo de paz y los mejores guerreros en la guerra.

    ACTO I

    ESCENA PRIMERA

    ERGSILO ER. La gente joven me llama Fulana, porque suelo [70] asistir a los convites invocado,

    quiero decir sin que me llamen. Yo s que los colegas dicen que es un nombre inapropiado, pero yo afirmo que est pero que muy bien puesto: los amantes, al echar los dados, nombran, llaman a su amiga: est entonces invocada la fulana, o no? La cosa est ms clara que el agua; pues, qu caray!, todava est ms [75] clara con nosotros, los gorrones, a los que nadie jams ni llama ni invoca3: tal que ratones comemos siempre la comida ajena; en las vacaciones, cuando la gente se va al campo, tambin tienen que tomrselas nuestros dientes.

    [80] Cuando hace calor, los caracoles se esconden y viven de su propio jugo a falta del roco; igualitamente los gorrones, que se retiran los pobres a sus escondrijos y van tirando de la vida con los propios recursos mientras que estn de temporada [85] en el campo las gentes de las que chupan. En tiempo de vacaciones los gorrones somos perros de caza, galgos delgaduchos, en poca normal, molosos4, bien comidos, odiosos y engorrosos. Y an entonces, uf!, como no sea que sepas aguantar guantazos y ver rotas las ollas en [90] tu cabeza, te puedes largar al otro lado de la Puerta

    3 Juego de palabras en latn. 4 Los perros molosos (cf. VIRGILIO, Gerg. III 405, velocis Spartae catulos acremque Molossum) se utilizaban para guardar los ganados y las casas (cf. HORACIO, pod. 6, 5; Sat. II 6, 114)

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    Trigmina5, a transportar sacos; cosa que yo tengo un cierto peligro de que me ocurra; porque despus que mi rey ha cado en poder de los enemigos es que hay ahora guerra entre los etolos y los eleos, aqu estamos en Etolia y [95] Filoplemo ha sido hecho prisionero all en la lide, Filo-plemo, el hijo de Hegin, el viejo que vive aqu en esta casa, que para m es la casa de las lamentaciones, cada vez que la veo, me echo a llorar; Hegin se dedica ahora, por mor de su hijo, a un negocio poco honorable y que no le va [100] nada a su manera de ser: compra cautivos, para ver si encuentra a alguno que pueda canjear con su hijo una cosa que yo estoy deseandito que consiga, porque si no lo recupera, no hay a donde yo me pueda recuperar. De la gente joven no se puede esperar nada, no piensan ms que en s mismos. Pero el joven este, Filoplemo digo, est [105] hecho a la antigua: nunca le hice ponerse de buen humor sin que dejara de darme una recompensa. Y su padre es de la misma condicin, voy a buscarle. Pero se abre la puerta de donde yo tantas veces sal tambalendome a fuerza de hartura.

    ESCENA SEGUNDA

    HEGIN, ESCLAVO SAYN, ERGSILO HE. (Al esclavo.) A ver, t, atindeme: a estos dos [110] prisioneros que compr ayer del

    botn a los cuestores, les pones unas cadenas individuales y les quitas esas otras ms pesadas con las que estn atados juntos; djalos que anden por aqu fuera o dentro de la casa, como ellos quieran, pero [115] que se les guarde con toda diligencia: un cautivo en libertad es como un pjaro salvaje: si se le ofrece una vez la ocasin de escaparse, ya basta, nunca jams le podrs echar despus mano.

    ESCL. Para chasco si no es que preferimos todos ser libres a ser esclavos. [120] HE. Pues en tu caso no parece as. ESCL. Si no tengo qu darte, quieres acaso que me d a la fuga? HE. Si te das, vers cmo tengo yo tambin enseguida algo que darte. ESCL. Imitar entonces a los pjaros salvajes, como t dices. HE. Exacto, porque en ese caso, te meter en una jaula; pero basta ya de conversacin. [125]

    Ocpate de lo que te he encargado y vete. Yo voy a casa de mi hermano a dar una vuelta a los otros cautivos, a ver si han hecho esta noche alguna de las suyas, luego vuelvo enseguida a casa.

    ER.(Aparte.) Me sabe mal ver a Hegin, el pobre, dedicado a carcelero, por la desgracia de su hijo. [130] Pero si consigue hacerle volver de alguna manera, por m, puede hacer hasta de verdugo.

    HE. Quin habla? ER. Yo, que me consumo con tu pena, pierdo carnes, me estoy haciendo un viejo, me muero a

    pedazos, pobre de m: no soy ms que hueso y pellejo, [135] todo por ese maldito enflaquecimiento; y es que lo que como en casa no me aprovecha, en cambio, lo que tomo fuera, aunque sea poco, eso es lo que me luce.

    HE. Hola, Ergsilo. ER. Ven con Dios, Hegin. HE. No llores. [140] ER. No voy a llorarle, no voy a llorar a un muchacho como l? HE. Siempre tuve la impresin de que t queras bien a mi hijo y saba que l a ti tambin. ER. Los hombres no sabemos apreciar los bienes hasta que los perdemos. [145] Yo, despus

    de que tu hijo cay prisionero, lo echo ahora de menos, despus de haber comprendido lo que vala. HE. Si t, siendo un extrao, llevas tan mal su desgracia, qu tendra yo que hacer que soy

    su padre, despus de ser l adems hijo nico? 5 La porta Trigemina estaba situada entre el monte Aventino y el Tber, lugar de reunin de los cargadores; el lugar equivalente en Grecia era el Pireo en Atenas; en un texto del epistolgrafo griego Alcifrn, que utiliza mucho en sus escritos la comedia tica, especialmente la nueva, se habla de un parsito que en parecidas circunstancias se va al Pireo a buscar trabajo: III, 7. Como en otras ocasiones, se refiere aqu Plauto a un lugar en Roma, a pesar de transcurrir la accin en Etolia.

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    ER. Extrao? Yo un extrao para l? Hegin, Hegin, no digas, no se te pase siquiera por las mientes una cosa as. [150] Para ti es nico, para m, todava ms nico que nico.

    HE. Me parece muy noble el que consideres la desgracia de un amigo como la tuya propia. Pero no pierdas las esperanzas.

    ER. Ay, a ste (sealando el estmago) es a quien le duele... de ver licenciado al ejrcito de la pitanza!

    [155] HE.Y no has encontrado a nadie que pudiera ponerse al frente del ejrcito ese licenciado que dices?

    ER. Qu te crees? Todos huyen este campo de operaciones, despus que ha sido hecho prisionero tu Filoplemo, a quien le haba cado en suerte.

    HE. Caray!, no es extrao que lo huyan, porque son muchos y de muchas clases los soldados que necesitas. [160] Necesitas en primer lugar a los de Molinolandia, en su ramificacin de los de Villapn y los de Bollullos; necesitas a los tordetanos y los papafigos y luego toda la infantera de marina.

    [165] ER. Cuntas veces pasan desapercibidos los mayores talentos! Como yo, que soy un general sin empleo.

    HE. No pierdas las esperanzas, que yo confo recuperarlo en un da de stos. Tengo aqu un prisionero joven de Elide, de una familia muy rica y muy distinguida, y espero [170] que lo podr canjear por mi hijo.

    ER. Dios lo haga! Pero, ests invitado a cenar fuera? HE. Que yo sepa, no. Pero, por qu lo preguntas? [175] ER. Porque hoy es el da de mi cumpleaos y quiero que me invites a cenar. HE. Estupendo! Pero slo si te contentas con poco. ER. Si es que no es demasiado poco, porque eso lo disfruto yo a diario en mi casa; venga,

    vamos a hacer el trato; si no hay nadie que nos ofrezca un mejor partido, que nos parezca mejor a m y a mis amigos, [180] como si se tratara de un latifundio, me entrego con las condiciones susodichas.

    HE. No es un latifundio lo que me vendes, sino un pozo sin fondo. Pero si ests dispuesto a venir, no te tardes.

    ER. Bien, si quieres, por m, yo tengo tiempo ya. HE. Hale, ve y czate una liebre; por lo pronto, [185] aqu lo que tienes no es ms que un

    erizo, que mis comidas llevan una ruta muy pedregosa. ER. A ese tenor, Hegin, no acabars nada conmigo, no te hagas ilusiones; sea como sea, yo

    vendr, con unos dientes bien calzados. HE. Te digo de verdad que yo llevo un rgimen muy spero. ER. Es que comes abrojos? HE. Mi cena es cosa de la tierra. ER. El cerdo es un animal terrestre. [190] HE. Muy vegetariana. ER. Eso djalo, para cuando tengas algn enfermo en casa. Algo ms? HE. Que vengas a tiempo. ER. No necesito avisos. (Se va.) HE. Voy adentro, que tengo que echar unas cuentecillas, a ver cunto es el dinero que tengo

    en el banquero; a casa de mi hermano, que haba dicho que quera ir, ir luego. (Entra en casa.)

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    ACTO II

    ESCENA PRIMERA

    ESCLAVO SAYN, TNDARO, FILCRATES [195] ESCL. Si es que sufrs esta desgracia por la voluntad de los dioses, debis soportarla

    con paciencia; si as lo hacis, os ser la carga ms ligera. En vuestra patria erais, segn yo creo, libres; ahora, una vez que habis cado en la esclavitud, debis someteros a ella y a la autoridad de vuestro amo y hacerla as ms llevadera; lo que el amo hace, [200] aunque est mal hecho, no hay ms que darlo por bueno.

    FILC., T. Ay, ay, ay! ESCL. Dejaos de quejas, as no hacis ms que aadir males sobre males; el no apurarse en la

    desgracia, es ya un alivio. T. Pero es que nos da vergenza vernos encadenados. [205] ESCL. Pero es que el amo se arrepentira despus, si os quitara las cadenas y os dejara

    sueltos, habindoos comprado por buen dinero. [206] T. Qu tiene que temer de nosotros? Bien sabemos cul es nuestro deber, si nos deja

    sueltos. ESCL. Estis maquinando la fuga; me huelo lo que trais entre manos. FILC. Qu nos vamos a escapar? A dnde? ESCL. A la patria! FILC. Quita, eso sera indigno de nosotros, hacer como esclavos fugitivos! ESCL. Pues yo, la verdad, si hay ocasin, no os lo desaconsejo. T. Concedednos un favor por lo menos. [210-211] ESCL. El qu? T. Que nos dejis hablar a solas, sin que nos puedan escuchar esos de ah ni vosotros. [213-214] ESCL. Concedido. Alejaos de ah (a los otros esclavos); nosotros nos apartamos

    aqu. Pero no te alargues mucho. [215] T. No son otras mis intenciones. Ven para ac. (A Filcrates.) ESCL. Apartaos de ellos! T. Os quedamos los dos muy obligados por acceder a nuestros deseos. [220] FILC. Aprtate de aqu, por favor, que no sea nadie testigo de lo que hablamos ni

    transcienda nuestro plan, que si no se procede con astucia, los engaos no son engaos, sino el mayor de los males, en el caso de que se descubran. [225] Si t vas a hacer como que eres mi amo y yo simulo que soy tu esclavo, hay que tener vista, precaucin, para llevar a cabo la empresa con aplomo y sin que trascienda, sabiendo lo que se hace y estando en todo, que se trata de un asunto de mucha envergadura, no hay que andar durmindose.

    T. Yo estoy dispuesto a cumplir todos tus deseos. FILC. As lo espero. T. Como ves, yo, por tu vida, que me es tan cara, [230] expongo la ma, que tambin me lo

    es. FILC. Lo s. T. Pero acurdate de saberlo, cuando hayas alcanzado el objeto de tus deseos. Porque por lo

    general los hombres son as, que se portan bien mientras estn intentando conseguir algo; una vez que lo tienen en su poder, se [235] vuelven, de buenos que eran, en malos y prfidos redomados.

    FILC. Ahora te voy a decir lo que espero de ti. Los consejos que te voy a dar, se los podra dar a mi propio padre; bien sabe Dios que, si me atreviera, te dara a ti el nombre de padre, que lo eres para m en segundo lugar despus de l.

    T. Hm. [240] FILC. Y por eso te aviso una y otra vez, que tengas presente que no soy ahora tu amo,

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    sino tu esclavo; ahora te ruego una sola cosa: puesto que los dioses inmortales nos han mostrado ser su voluntad, que yo, que he sido y soy tu amo, sea tu consiervo, lo que antes poda ordenarte por derecho, [245] ahora te lo ruego como splica: por la incertidumbre de nuestra suerte y por la bondad que mi padre ha tenido siempre contigo y por nuestro comn destino de esclavos que el enemigo nos ha deparado, no me honres ahora de otra manera que cuando eras mi esclavo y ten presente no olvidar quin has sido hasta este momento y quin eres de ahora en adelante.

    T. Yo s muy bien que ahora yo soy t y t eres yo. [250] FILC. Bien, si puedes tener esto bien presente en tu memoria, no hay miedo de que

    no salgamos adelante con nuestro engao.

    ESCENA SEGUNDA

    HEGIN, FILCRATES, TNDARO HE. (Hablando a los de la casa.) Ahora mismo vuelvo, que les quiero preguntar a stos una

    cosa. (A los esclavos en escena.) Dnde estn los cautivos que os haba dicho que sacarais aqu fuera delante de la casa?

    FILC. Por Dios, a la vista est que has tomado las precauciones necesarias para que no tuvieras que andar buscndonos. S que no son buenos los parapetos de cadenas y guardianes que nos rodean!

    [255] HE. Cuando hay que andar con vigilancia para no ser engaado, no se vigila nunca bastante, aun cuando se vigila. Tambin cuando se piensa haber vigilado, sucede con frecuencia que el cazador es cazado. O es que no tengo un motivo justo de custodiaros con tanto empeo, despus de haberos comprado por una suma tan elevada de dinero contante y sonante?

    FILC. Verdaderamente, ni es justo que nosotros te tomemos a mal el que nos vigiles, [260] ni t a nosotros el que nos escapramos, si se ofreciera la ocasin.

    HE. Lo mismo que se os custodia a vosotros aqu, se custodia en vuestra tierra a mi hijo. FILC.Es que lo han cogido prisionero? HE. S. FILC. O sea, que no hemos sido nosotros los nicos cobardes. HE. Ven para ac, que te quiero hacer algunas preguntas a solas. Pero no vayas a decirme

    mentiras. [265] FILC. No las dir, en lo que yo sepa; si hay algo que no s, te har saber que no lo s. T. Ya est el viejo en la barbera y el otro con la navaja en la mano; ni siquiera le ha puesto

    un peinador, para no mancharle el vestido. Vamos a ver si le pela al cero o utilizando el peine; si es que sabe lo que hace, espero que lo escamoche a fondo.

    [270] HE. Vamos a ver, dime si preferiras ser esclavo o libre. FILC.Yo prefiero lo que se parece ms al bien y menos al mal; aunque a decir verdad, la

    esclavitud no me fue nunca demasiado pesada, siempre me ha ido como si fuera el hijo del amo. T. (Aparte.) Bravo! No comprara yo a Tales de [275] Mileto ni por un talento, que en comparacin de la sabidura de ste, es el otro cosa de

    broma. Qu bien sabe imitar la forma de hablar de los esclavos! HE. De qu familia es Filcrates? FILC. Pues de la ms poderosa y la ms distinguida de todas, de los Poliplusios. HE. Y a ste, en qu estima se le tiene all? FILC. ste goza all de la ms alta estima posible y de parte de la gente ms importante. [280] HE. Entonces, si es que disfruta de tan alta consideracin entre los eleos como dices,

    qu tal sus riquezas?, son jugosas? FILC. Tanto, que el viejo puede extraer de ellas sebo, si las derrite. HE. Entonces el padre, vive? FILC. Vivo le dejamos cuando salimos de all; si ahora vive o no vive, eso slo lo puede

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    saber el Orco. T. (Aparte.) Estamos salvados, ya hasta se mete en filosofas, no slo inventa mentiras. [285] HE. Cmo se llama? FILC. Tesaurocrisonicocrsides. HE. Seguro que es por sus riquezas por lo que se le ha puesto un nombre as. FILC. O ms bien, qu caray!, por su avaricia y por su cara dura, porque antes se llamaba

    por su verdadero nombre Teodoromedo. HE. Cmo? Entonces, es un hombre agarrado el padre de ste? [290] FILC. Caray!, agarrado y ms que agarrado. Para que te des mejor cuenta: cuando

    ofrece un sacrificio a su genio tutelar, slo utiliza para lo que hace falta, as para la ofrenda, cacharros de Samos6, no se los vaya a quitar el otro. De modo que t figrate lo que se fiar de los dems. HE. Ven ahora conmigo, que le quiero hacer unas preguntas a ste otro. Filcrates, tu esclavo se ha portado como una persona de bien, [295] porque ahora s de qu familia eres, l me lo ha revelado; si t quieres confirmarme lo que l me ha dicho, obrars en inters propio; de todos modos, sbete que yo lo s ya todo por l.

    T. l no ha hecho ms que cumplir con su deber al confesarte la verdad, aunque yo en s hubiera querido ocultarte mi nobleza y el rango de mi familia y mis riquezas, Hegin; ahora, [300] despus que he perdido la patria y la libertad, soy de opinin, que es natural que tenga l ms temor de ti que no de m. La fuerza del enemigo nos ha igualado a los dos; todava me acuerdo de cuando no se atreva a ofenderme ni de palabra; ahora puede hacerlo hasta de obra. Ves? la fortuna humana hace y deshace como le viene en gana; [305] a m, que era libre, me ha hecho esclavo, de lo ms alto a lo ms bajo; yo, que estaba hecho a mandar, ahora tengo que obedecer las rdenes de otro. Y desde luego, si tuviera un dueo tal como yo lo fui para mis esclavos, no temera tener que recibir rdenes injustas o duras. Una cosa te querra decir, Hegin, si me lo permites.

    [310] HE. Puedes hablar con toda tranquilidad. T. Tan libre he sido yo hasta ahora como tu hijo, tanto a m como a l han sido las huestes

    enemigas quienes nos han arrebatado la libertad, tanto es l esclavo en nuestra patria como lo soy yo aqu en tu casa. Yo estoy seguro que existe un dios, que oye y ve todo lo que hacemos: tal como me trates t aqu a m, [315] as proceder l all con tu hijo y sabr recompensar la bondad de unos y la maldad de otros. Lo mismo que t echas de menos a tu hijo, me echa de menos mi padre a m.

    HE. Lo s. Pero, me confirmas las informaciones de ste? T. Yo confieso tambin que mi padre posee grandes riquezas y que soy de una familia del

    ms alto rango. [320] Pero yo te suplico, Hegin, que no te inciten mis riquezas a hacer uso de una excesiva avaricia, no sea que a mi padre le parezca mejor, a pesar de ser yo su nico hijo, que haga de esclavo aqu en tu casa, bien comido y bien vestido a cuenta tuya, que no verme obligado a vivir como un mendigo all, donde supondra ello una deshonra tan grande.

    [325] HE. Yo, gracias a Dios y a nuestros antepasados, tengo riquezas suficientes y no soy en absoluto de la opinin de que el lucro sea siempre y en toda ocasin de provecho para los hombres; yo s muy bien que el afn de lucro ha echado a muchos al barro; hay tambin ocasiones en las que es preferible perder que no ganar. Yo aborrezco el oro, que en buen nmero de casos fue para muchos el motivo de obrar como no deban. Ahora, prstame atencin, para que sepas lo mismo que yo, qu es lo que me mueve. Un hijo mo ha sido hecho prisionero y sirve como [330] esclavo en vuestra patria, en la Elide: si me lo devuelves, no me tienes que dar ni un cntimo ms y os dejar ir libres a ti y a tu esclavo: sta es la nica forma en que puedes salir de aqu.

    T. Tu peticin no puede ser ms justa y ms razonable, Hegin, eres una persona excelente. Pero, es tu hijo esclavo privado o pblico?

    [335] HE. Privado, lo ha comprado el mdico Menarco. FILC. Anda, si se es cliente de mi amo! Esto te va a salir como llovido del cielo. HE. Encrgate de que sea redimido mi hijo. T. Lo har. Pero yo te ruego, Hegin...

    6 La cermica de Samos era barata y muy frgil, cf. Bacchides 200 ss.

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    HE. Har lo que quieras, con tal que no me pidas algo que vaya en contra de mis intereses. T. Escchame y lo sabrs. Yo no exijo que se me deje marchar, mientras que no haya vuelto

    tu hijo. [340] Slo te ruego, que me permitas enviar a mi esclavo a mi padre, despus de que lo hayas tasado, para que pueda rescatar all a tu hijo.

    HE. Yo enviar a otro, cuando haya una tregua, para que vaya a ver a tu padre y le comunique lo que t le encargues con arreglo a tus deseos.

    T. Mandarle una persona desconocida no tiene sentido; perderas el tiempo. [345] Mndale a ste, l lo llevar todo a buen fin, si va all. T no puedes mandarle a nadie ms fiel, ni ms digno de confianza, ni a un esclavo ms a su gusto, ni hay hoy por hoy otra persona a quien l encomendara a su hijo con ms tranquilidad. No temas, es a [350] costa ma que yo pondr a prueba su fidelidad, confiado en su condicin, que l sabe que yo le quiero bien.

    HE. Lo enviar bajo tu fianza, despus de haberlo tasado, si quieres. T. S que quiero; quiero que acabemos este asunto lo ms rpidamente posible. HE. Tienes algo en contra de que, si no vuelve, me des por l veinte minas? T. De ninguna manera, todo lo contrario. [355] HE. (A los esclavos.) Soltad a ste! (Filcrates.) Y al otro tambin. T. Que los dioses te cumplan todos tus deseos, por hacerme tan gran honor y librarme de las

    cadenas. De verdad que no me pesa tener el cuello libre del collar. HE. Por los beneficios que se hacen a los buenos, no se reciben ms que bienes a cambio.

    [360] Ahora, si es que vas a mandarlo a la patria, dile, infrmale, ordnale lo que quieres que comunique a tu padre. Quieres que le diga que se acerque aqu?

    T. S, hazle venir.

    ESCENA TERCERA

    HEGIN, FILCRATES, TNDARO HE. Ojal sea todo para bien mo, de mi hijo y vuestro! (A Filcrates.) Tu amo actual desea

    que te pongas con toda fidelidad a las rdenes del anterior, para lo que l quiera mandar. Yo te he entregado a l despus de tasarte [365] en veinte minas y l dice que te quiere mandar a su padre, para que rescates a mi hijo y se haga un intercambio de nuestros hijos entre los dos.

    FILC. Estoy del todo a tu disposicin y a la suya; [370] podis utilizarme como si fuera una rueda: lo mismo puedo dar una vuelta hacia ac que hacia all, segn lo que me mandis.

    HE. Al ser de esa condicin no haces sino obrar en inters propio, llevando la esclavitud como se debe. Ven conmigo. (A Tndaro.) Aqu le tienes.

    T. Mucho te agradezco el que me des la ocasin y la posibilidad de mandar a mi esclavo como mensajero a mis [375] padres, para que le comunique a mi padre detalladamente cmo me va y cules son mis deseos. Hegin y yo, Tndaro, nos hemos puesto de acuerdo en tasarte y mandarte luego a la elide a mi padre y en que, si no vuelves, que le entregue [380] veinte minas por tu persona.

    FRAC. Me parece que habis hecho bien. Porque tu padre est a la espera, o de m, o de algn mensajero que le llegue de aqu.

    T. As pues, pon atencin a lo que quiero que le comuniques a mi padre en la elide. FILC. Filcrates, yo estoy dispuesto a hacer lo mismo [385] que he hecho hasta ahora,

    empearme con todo mi corazn y toda mi alma y todas mis fuerzas por conseguir aquello que sirva a tus intereses.

    T. No haces sino lo que debes. Ahora prstame atencin: lo primero de todo saluda a mi madre y a mi padre y a mis parientes [390] y tambin a todos los que me quieren bien que veas; diles que yo quedo aqu bien y que estoy al servicio de una persona excelente, que me trata y me ha tratado siempre con toda clase de consideraciones.

    FILC. Eso no me lo tienes que decir, que me lo tengo yo bien sabido.

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    T. Porque desde luego, aparte de que tengo un guardin, tengo la impresin de que soy libre. Dile a mi padre [395] el acuerdo a que hemos llegado acerca del hijo de Hegin.

    FILC. Al buen entendedor con pocas palabras basta. T. O sea, que lo rescate y lo mande aqu a cambio de nosotros dos. FILC. Lo tendr presente. HE. Pero lo ms pronto posible, que es una cosa del mayor inters para ambas partes. FILC. T no deseas ms ver a tu hijo que l al suyo. 400 HE. A m me es querido el mo, a cada uno el suyo. FILC. Quieres algo ms para tu padre? T. Dile que yo quedo bien y que y esto puedes decrselo con toda tranquilidad, Tndaro

    no ha habido entre nosotros disensin alguna, que ni t te has hecho culpable de nada, ni yo te he sido hostil, y que an en medio de tan grandes desgracias, has sido siempre obsequioso con [405] tu amo, y que no me ha faltado nunca ni tu cooperacin ni tu fidelidad en medio de los peligros y las privaciones. Cuando mi padre sepa todo esto, Tndaro, cules son tus sentimientos para con su hijo y para con l mismo, estoy seguro que no ser tan avaro que no te haga gracia de la libertad; yo tambin interceder, si es que consigo volver de [410] aqu, para que lo haga ms fcilmente. Porque por mediacin tuya y por tu bondad y tu hombra de bien y tu cordura has hecho que pudiera yo volver a mis padres, al haber declarado a Hegin la familia a la que pertenezco y mis riquezas, habiendo as librado a tu amo de las cadenas con tu sagacidad.

    FILC. As lo he hecho como dices, y te agradezco que lo tengas presente. [415] No tienes t poca parte en que yo me haya portado as contigo; porque si yo ahora, Filcrates, hiciera recuento de todos tus beneficios para conmigo, se nos echara la noche encima, que al igual que si fueras mi esclavo, no fuiste t de otra manera obsequioso conmigo siempre.

    HE. Dios mo, que gente tan noble! Me hacen saltrseme las lgrimas. Se quieren realmente de corazn. [420] Con qu elogios ha alabado el esclavo al amo!

    FILC. Por Dios, los elogios que ha hecho de m no son ni la centsima parte de los que l mismo se merece.

    HE. (A Filcrates.) Ea pues, ya que has mostrado hasta aqu tan buena conducta, ahora es la ocasin de potenciar tus buenas obras cumpliendo con fidelidad lo que te ha sido encomendado.

    [425] FILC. Mis deseos porque as sea igualan a mis esfuerzos por conseguirlo, y para que as lo sepas, Hegin, pongo por testigo al soberano Jpiter de que no ser infiel a Filcrates.

    HE. Eres una buena persona. FILC. Y de que no me portar nunca con l de otra forma que conmigo mismo. T. Ojal hagas verdaderas esas palabras con tus hechos! [430] Y como no he dicho an todo

    lo que quera de ti, prstame ahora atencin y, por favor, no te molestes conmigo por lo que te voy a decir: yo te lo ruego, reflexiona que t eres enviado a la patria bajo mi garanta, despus de haber sido tasado, y que yo respondo aqu de ti con mi vida: no vayas a olvidarte de m en cuanto que desaparezcas de mi vista, [435] y despus de haberme dejado como esclavo para responder de ti con mi esclavitud y t te veas como un hombre libre, no vaya a ser que abandones a quien queda en prenda en lugar tuyo y no te ocupes de hacer volver aqu al hijo de Hegin a cambio de m. Ten presente que te vas de aqu bajo la fianza de veinte minas. S fiel con quien es fiel contigo, no dejes tambalearse tu fidelidad en ruta, [440] que yo estoy seguro que mi padre har todo lo que corresponde. Haz eterna nuestra amistad y gnate la de Regin, que ya te ha dado pruebas de ella. Yo te ruego por tu diestra, que estrecho ahora con la ma, que no me muestres menos fidelidad que te muestro yo a ti. Tenlo en cuenta: t eres ahora para m, mi amo, mi patrono, mi padre. [445] En tus manos pongo todo lo que espero y lo que poseo.

    FILC. Basta ya de instrucciones. Te quedas contento si te traigo cumplidos todos tus encargos?

    T. S. FILC. Yo volver bien acompaado, segn tus deseos (a Tndaro) y los tuyos (a Hegin).

    Algo ms? T. Que vuelvas lo ms pronto posible.

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    FILC. Ni que decir tiene. HE. Ven conmigo al banquero, que te d dinero para [450] el viaje y al mismo tiempo le

    pedir el documento al pretor. T. Qu documento? HE. Un pasaporte, para que lo presente a nuestras tropas, para que le dejen marchar de aqu a

    su patria. T ntrate. T. Buen viaje. FILC. Que te vaya bien. HE. Vaya que no he hecho un buen negocio al comprar a estos prisioneros del botn a los

    cuestores; si Dios quiere, he librado de la esclavitud a mi hijo. [455] Y estuve dudando mucho tiempo si los compraba o no. A ver, vosotros, mucho cuidado con l ah dentro, que no d un paso aqu afuera sin alguien a su lado; yo vuelvo enseguida. Voy ahora a casa de mi hermano, a dar una vuelta a los otros cautivos y al mismo tiempo me informar, si hay all alguien [460] que conozca al joven este. (A Filcrates.) Ven que te despida, esto corre ms prisa. (Se van.)

    ACTO III

    ESCENA PRIMERA

    ERGSILO ER. Desgraciado de aquel que tiene que buscarse por s mismo de comer y no lo encuentra

    sino a fuerza de fatigas, pero todava ms desgraciado aquel que lo busca con fatigas y no lo encuentra; y el ms desgraciado de todos es aquel que, cuando tiene hambre, no tiene qu comer. Desde luego yo, qu caray!, si pudiera, le sacara con gusto los ojos al da de hoy. Qu manera de poner a todos [465] y cada uno de los mortales en contra ma! Yo no he visto nada ni ms ayunado ni ms hambriento ni de ms poco xito en todas sus empresas; as mi estmago y mi gaznate estn en huelga de hambre; a este paso puede irse el oficio de gorrn a hacer puetas, [470] tal es la forma en que la juventud de hoy excluye a los bufones y a los desposedos: no quieren saber ya nada de estos pobres espartanos, que se sientan a comer en sus taburetillos, estos aguantapalos, que saben decir gracias, pero andan a la cuarta pregunta en materia de vveres y de pesetas; slo invitan a aquellos que, despus que han comido, tienen posibilidades para corresponder por su parte a la invitacin; y luego! ellos mismos hacen la compra, cosa que era antes oficio de los gorrones, ellos mismos se van derechitos del mercado a los [475] locales de bureo con la cabeza igual de alta que cuando en la asamblea pblica condenan a los acusados culpables; una mierda les importan los bufones, no piensan ms que en s mismos. Pues es que cuando me fui ahora hace un rato de aqu, voy y me acerco a unos jvenes en el foro; hola, digo, a dnde os parece que vayamos? digo, y [480] ellos, callados; quin dice 'venga, a mi casa' o quin se ofrece?, digo; como si fueran mudos, todos en silencio, ni siquiera se me ren; dnde cenamos, digo; y ellos 'que nones'. Digo uno de mis mejores chistes, que me vala antes cenas para un mes: nadie se re, yo me di cuenta enseguida [485] que se haban puesto de acuerdo para portarse as: ni siquiera hubo uno que quisiera imitar a un perro con malas pulgas: al menos, ya que no se rean, que hubieran enseado los dientes. Me marcho, al ver que se burlan de m en esa forma, me acerco a otro grupo, y luego a otro: todos igual! Se han puesto todos de acuerdo, lo mismo que los [490] vendedores de aceite en el Velabro7. O sea, que me he venido, porque all no hacen ms que tomarme el pelo. Igualito que yo andaban por la plaza otros gorrones sin sacar prenda. Ahora estoy decidido a defender mis derechos segn las leyes romanas: citar ante los tribunales a quienes se han propuesto privarnos de

    7 En el Velabro, situado entre el vicus Tuscus y el forum Boarium haba un famoso mercado de vveres (cf. HORACIO, Sat. II 3, 227 ss.).

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    alimentos y del derecho a la [495] vida, y har que les impongan un castigo, que me den diez cenas a discrecin ma en tiempo de caresta. Ahora me voy al puerto, all es la nica esperanza comestible que me queda; si se me escabulle tambin sa, me volver aqu a casa del viejo, a la cena esa espinosa que deca. (Se va en direccin al puerto.)

    ESCENA SEGUNDA

    HEGIN, ARISTOFONTE HE. Qu cosa hay ms satisfactoria que llevar a cabo un buen negocio con provecho tambin

    para el bien comn, [500] como he hecho yo ayer al comprar a estos dos prisioneros?; todos los que me ven se me acercan [502-503] y me felicitan pobre de m, me han dejado agotado de tanto pararse conmigo y detenerme; trabajillo me ha costado el salir a flote de un tal montn de felicitaciones, pobre de m. Pero al fin, consegu llegar al pretor; lo que es que luego [505] all, tampoco un momento de descanso: pido el documento de salvoconducto, me lo dan enseguida, se lo entrego a Tndaro, se marcha en direccin a su patria. Entonces cojo enseguida el camino de casa, despus que termino all; de paso, me voy primero a casa de mi hermano, donde tengo otros cautivos. Pregunto si hay alguno que conozca a Filcrates de lide; al fin grita ste (sealando a Aristofonte) [510] que es amigo suyo; le digo que lo tengo en casa; l al instante me pide y me suplica que se le consienta verlo; doy enseguida orden de que lo suelten. Hale, ven conmigo, que [514-515] se te cumplan tus deseos de ver a tu compaero. (Entran en casa.)

    ESCENA TERCERA

    TNDARO T. (Saliendo de casa de Hegin.) Ahora s que preferira mil veces estar mejor muerto que

    vivo, ahora me dejan y me abandonan toda esperanza, todo recurso, cualquier clase de remedio. ste es el da en el que no hay salvacin alguna que esperar para mi vida; ni hay salida alguna para evitar mi perdicin, ni esperanza que pueda sacudirme el miedo, ni tapujo alguno para mis engaos y mi ficcin, ni [520] hay perdn posible para mis perfidias, ni escapatoria para mis fechoras, ni hay en parte alguna refugio para mi audacia, ni asilo para mis engaos. [525] Descubierto est lo que estaba encubierto, a la vista de todos quedan mis juegos malabares, todo ha salido a la luz, fuera de discusin est que me espera una mala muerte y que voy al encuentro de mi perdicin pagando as por mi amo, y por m mismo. Aristofonte me ha perdido al entrar ahora ah en la casa; l me conoce, l es amigo y pariente de Filcrates. Ni la diosa de la Salvacin en persona puede salvarme aunque quisiera, [530] ni hay medio alguno para ello, aparte de si se me ocurre alguna patraa, pero cul? Maldicin! Qu voy a tramar?, qu voy a inventar? Se me ocurren las tonteras y las locuras ms grandes: no s por dnde tirar.

    ESCENA CUARTA

    HEGIN, TNDARO, ARISTOFONTE HE. A dnde puede haberse ido ste, que no est en casa? T. Ahora s que puedo darme por muerto; los enemigos se te acercan, Tndaro. [535] Qu

    decir, qu contar, qu voy a negar, qu voy a confesar? Estoy lleno de incertidumbre. Mi situacin es desesperada. Ojal te hubieran perdido los dioses antes de haber perdido la patria, t, Aristofonte, que vienes a echarnos abajo todo nuestro edificio! La cosa est perdida, a no ser que se

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    me ocurra alguna engaifa descomunal. [540] HE. Ven, ah le tienes, acrcate y hblale. AR. Por qu se dira que rehyes mi mirada, Tndaro? Me haces el mismo caso que si fuera

    un desconocido y no me hubieras visto en toda tu vida. Verdad es que yo soy ahora tan esclavo como t, aunque en mi patria era libre y t desde tu niez fuiste esclavo en la Elide.

    [545] HE. Caray!, no me asombro en absoluto, si te esquiva a ti o a tu mirada o si no quiere cuentas contigo, le ests llamando Tndaro en lugar de Filcrates.

    T. Hegin, este hombre era sabido en Elide que es un loco furioso, no prestes odos a lo que cuenta, porque en su patria ha perseguido a lanzadas a su madre y a su padre y a veces le ataca la enfermedad esa a la que se [550] escupe8, o sea que es mejor que te alejes de l.

    HE. Largo de aqu! AR. Qu dices, bribn? Ests contando que yo estoy loco y que he perseguido a lanzadas a

    mi padre y que tengo la enfermedad esa que me tienen que escupir encima? HE. No te apures, hay muchas personas que sufren esa enfermedad a los que les ayud y les

    fue de provecho el [555] que les escupieran. AR. Pero, cmo? Entonces, es que le das crdito a ste? HE. De qu le voy a dar crdito? AR. De que yo estoy loco. T. No ves con qu cara tan aviesa mira? Lo mejor es apartarse, Hegin; es lo que te acabo de

    decir, le est viniendo el ataque, ten cuidado. [560] HE. Yo pens enseguida que estaba loco, al or que te llamaba Tndaro. T. Pero si a veces se le olvida hasta su propio nombre y no sabe ni quin es. HE. Pero deca que t eras amigo suyo. T. No me digas, a ese tenor Alcmen y Orestes y Licurgo son amigos mos lo mismito que

    se9, AR. Pero bribn, te empeas en seguir insultndome? No te conozco yo acaso? [565] HE. Por Dios, bien claro est que no le conoces, porque le llamas Tndaro en vez de

    Filcrates: desconoces al que ves y nombras al que no ves. AR. No, sino al revs, es que ste dice que es quien no es y afirma que no es quien en realidad

    es. T. O sea que resulta que t quedas por encima de Filcrates en veracidad. [570] AR. Demonio, por lo que veo, resulta que t dejas por falsa la verdad con tus mentiras.

    Pero, venga, por favor, mrame a la cara. T. S, y qu. AR. Dime ahora: sigues afirmando que no eres Tndaro? T. S que lo afirmo. AR. Dices que eres Filcrates? T. S que lo soy, digo. AR. (A Hegin.) Y t le crees? HE. Ms al menos que a ti, o a m. Porque se que t dices, ha salido hoy de aqu en direccin

    a la elide, a casa del padre de ste. AR. Qu padre, si ste es un esclavo! [575] T. T tambin eres un esclavo y has sido libre y yo confo que lo ser, si consigo la

    libertad para el hijo de ste. AR. Qu dices, miserable, afirmas que t has nacido libre? T. Yo no digo que soy libre, sino Filcrates. AR. Cmo? Ay Hegin, cmo se burla de ti, [580] el malvado!, porque ste es un esclavo y

    bien esclavo, ni tuvo jams otro esclavo que l mismo. T. Porque t eres un menesteroso en tu patria y no tienes all donde caerte muerto, quieres

    8 Se trata del comitialis morbus o epilepsia; cf. PLINIO, Nat. XXVIII 35, despuimus comitiales morbos. 9 Tindaro nombra a tres personajes mticos famosos por su locura: Alcmen y Orestes dieron muerte a la propia madre; Licurgo, rey de los edones, pueblo de Tracia, fue castigado por Dioniso con la locura.

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    que todos sean como t? No haces nada nuevo: es propio de los desgraciados ser hostiles y envidiosos para con los bienes de los dems.

    AR. Hegin, mira por favor que no persistas en creer sin ms a ste; y, por lo que veo, [585] te ha hecho ya una buena jugada, eso de que dice que va a redimir a tu hijo, no me gusta en absoluto.

    Bien s que t no quieres que sea as, pero yo lo conseguir a pesar de eso, si Dios quiere. Yo le devolver a su hijo y l a m a mi padre en la elide. Para eso he mandado a Tndaro a mi padre.

    AR. T mismo eres Tndaro y no hay en toda la elide [590] otro esclavo con ese nombre. T. Te empeas en seguir echndome en cara que soy un esclavo, una cosa de la que slo

    tiene la culpa la violencia del enemigo? AR. Verdaderamente no puedo ya contenerme. T. Eh, Hegin, no oyes lo que dice? Por qu no sales corriendo? Este nos va a perseguir a

    pedradas, como no des orden de que lo sujeten. AR. Estoy desesperado. T. Le arden los ojos, ya le viene el ataque, Hegin, no ves cmo se le pone todo el cuerpo

    lleno de manchas [595] lvidas? La bilis negra le atormenta. AR. Demonio, si este viejo tuviera dos dedos de frente te atormentara a ti la pez negra en

    manos del verdugo y echara llamas en tu cabeza. T. Est delirando, tiene un demonio dentro del cuerpo, Hegin. HE. Doy orden de que lo sujeten? T. Mejor sera. AR. Me desespero de no tener una piedra para hacerle [600] saltar los sesos a ese bribn, que

    me vuelve loco con lo que est diciendo. T. No ests oyendo que busca una piedra? AR. Regin, quiero hablar contigo a solas. HE. Hblame desde ah lejos, si quieres decirme algo; yo te oigo. T. Claro, que si te acercas un poco ms, te arrancar [605] la nariz de un muerdo. AR. No creas, Hegin, que yo estoy loco ni que lo he estado jams, ni que tengo la

    enfermedad que dice se. Pero si tienes miedo de m, da orden de que me aten: consiento en ello, con tal de que se le ate tambin a ste.

    T. No, Hegin, que le aten a l, l es quien lo quiere. [610] AR. Calla ya; ya vers t, Filcrates de pega, cmo vas a quedar descubierto por lo que

    eres, Tndaro y nada ms que Tndaro. Qu me quieres ahora con esos guios? T. Que yo te hago guios? AR. Qu no hara ste, si no estuvieras t presente, Hegin! HE. Qu te parece? Le abordo, a pesar de su locura? T. Tonteras! Se burlar de ti, empezar a contarte [615] cosas sin pies ni cabeza: no le falta ms que el disfraz para parecer yax cuando loco10 en

    persona. HE. Me da igual, as y todo, voy a hablarle. T. (Aparte.) Ahora s que estoy del todo perdido, ahora est el hacha a punto de caer sobre mi

    cabeza, no s qu hacer. HE. Aqu me tienes, Aristofonte, si es que tienes algo que decirme. [620] AR. T vas a or de m, Hegin, cosas que son verdaderas, aunque t las tienes ahora

    por falsas. Pero lo primero, quiero subsanar ese error de que estoy loco o de que tengo alguna clase de enfermedad, aparte de que sirvo como esclavo. Pero as el rey de los dioses y los hombres me devuelva a mi patria, como ese Filcrates no es ms Filcrates que yo o que t.

    HE. T, entonces, dime, quin es? AR. El que te dije yo antes desde un primer momento; [625] si resultara no ser as, no tengo

    nada en contra de quedarme aqu para siempre a tu servicio con prdida de mis padres y de mi

    10 yax Telamonio perdi la razn al ser vencido por Ulises en su disputa por las armas de Aquiles.

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    libertad. HE. (A Tndaro.) Y t, qu dices? T. Que yo soy tu esclavo y t mi seor. HE. No es eso lo que te pregunto. Eres t libre? T. S que lo era. AR. Pues no lo era, est chunguendose. T. Y cmo lo sabes t? Es que fuiste t la comadrona de mi madre, [630] que te atreves a

    afirmar eso con tanta seguridad? AR. Yo te he visto de nio, cuando yo era nio. T. Y yo te veo ahora mayor, cuando yo soy mayor: ah tienes la vuelta. Haras mejor en no

    meterte en mis asuntos. Me meto yo acaso en los tuyos? HE. (A Aristofonte.) Se llama el padre de ste Tesaurocrisonicocrisides? AR. No, ni he odo yo jams ese nombre hasta hoy. [635] El padre de Filcrates se llama

    Teodoromedes. T.(Aparte.) Muerto soy! T, maldito corazn, a ver si nos calmamos; a la horca contigo; t

    ah pegando brincos, y yo casi no me puedo tener de miedo. HE. Es que no est ya ms claro que el agua que ste era esclavo en la lide y que no es

    Filcrates? AR. Desde luego, tan claro como imposible que fueras a comprobar que no es as. Pero,

    dnde est ahora [640] Filcrates? HE. Donde yo no querra de forma alguna y l de todas. O sea, que he sido embaucado y

    hecho trizas, desgraciado de m, por las maquinaciones de este malvado, que me ha tomado el pelo como le ha dado la gana con sus engaos. Pero, mira si ests en lo cierto.

    AR. Yo te digo lo que tengo bien sabido y bien reflexionado. HE. Seguro? AR. Tan seguro, digo, que no encontrars otra seguridad ms segura que sta; [645]

    Filcrates y yo hemos sido siempre amigos desde nios. HE. A ver, descrbeme entonces a tu amigo Filcrates. AR. Delgado de cara, nariz aguilea, piel blanca, ojos negros, el pelo tirando a rojo, crespo y

    rizado. HE. Exacto. T. (Aparte.) S, exacto, maldicin!, que me he levantado hoy con el pie izquierdo. [650] Ay

    de las desgraciadas vergas, que van a encontrar hoy la muerte sobre mis espaldas! HE. Veo que me han engaado. T. (Aparte.) Por qu os tardis, grillos, en correr hacia m y estrechar mis piernas, para que

    os custodie? HE. Malditos cautivos!, nada, que soy el cazador cazado. El que se march haca como que

    era esclavo, ste como que era libre: [655] he dejado escapar la almendra y me he quedado con la cscara. Imbcil de m, me la han pegado de todas todas! Pero lo que es ste no se va a rer de m. Clafo, Cordalin, Corax, salid, traed las sogas!

    CLAFO. Qu, asunto de lea?

    ESCENA QUINTA

    HEGIN, TNDARO, ARISTOFONTE HE. Ponedle las esposas a este bribn. [660] T. Qu significa esto? Qu delito he cometido? HE. Que qu delito has cometido, t, grandsimo sembrador y escardador y cosechero de

    maldades? T. Por qu no ha dicho primero rastrillador? Porque los labradores rastrillan siempre antes

    de escardar.

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    HE. Anda, anda, con qu atrevimiento me hace cara! T. Un esclavo sin culpa y sin tacha puede permitirse [665] ser atrevido, sobre todo con su

    amo. HE. Venga, atadle las manos bien atadas. T. Tuyo soy, si quieres, di que me las corten. Pero, qu es lo que pasa?, por qu ests

    airado conmigo? HE. Porque con tus malditos engaos y tus mentiras [670] me has destrozado a m y a mi

    fortuna y me has hecho trizas mis bienes, en lo que estaba en tu mano. Has acabado con todos mis proyectos y mis planes al robarme a Filcrates con tus engaos. Yo cre que l era esclavo y t [675] libre, tal como me lo dijisteis, cambiando los nombres entre vosotros.

    T. Confieso que tienes razn y que l se ha escapado fraudulentamente por obra ma y por mi astucia; por favor, [680] yo te ruego, es ste el motivo por el que ests airado conmigo?

    HE. Y que me las vas a pagar bien pagadas! T. Con tal que no perezca por haberme portado mal, me trae sin cuidado. Si yo sufro aqu la

    muerte y l no vuelve como dijo, ser para m despus de muerto una accin digna de memoria el haber hecho volver a mi amo [685] del cautiverio y del poder de los enemigos a su patria y a su padre y el haber preferido exponer mi vida al peligro, que no que l pereciera.

    HE. Venga, disfruta de tu gloria en el otro mundo! [690] T. Quien muere heroicamente, no perece. HE. Cuando yo te atormente con los peores suplicios y te d muerte por tus tejemanejes, da

    igual que digan que has muerto o que has perecido: con tal que mueras, no impido a nadie que diga que vives.

    [695] T. Por Dios, si haces eso, no lo hars sin castigo, si es que vuelve aqu mi compaero, como es mi esperanza.

    AR. Dios mo, ahora me doy cuenta, ahora s qu es lo que ocurre aqu! Mi amigo Filcrates est en libertad con su padre en la patria. [700] Un motivo de satisfaccin para m, que no hay otra persona a quien ms se lo deseara; pero me duele el haberle hecho un perjuicio a ste, que est ahora entre cadenas por culpa ma y de mis palabras.

    HE. No te haba yo prohibido decirme mentiras? T. S. HE. Por qu te has atrevido entonces a mentirme? [705] T. Porque la verdad hubiera perjudicado a quien yo quera ayudar; en cambio la

    mentira le ha sido de provecho. HE. Pero te perjudicar a ti. T. Muy bien; porque he salvado a mi joven amo y eso me es un motivo de alegra, que el

    padre me haba encomendado a m su custodia, o es que piensas t que es eso una mala accin? HE. Una accin malsima. [710] T. Pero yo tengo una opinin distinta y te digo que es una buena accin. Reflexiona: si

    un esclavo tuyo hiciera lo mismo con tu hijo, qu agradecimiento no le tendras?, no le daras la libertad?,no te sera el predilecto entre todos los esclavos? [715] Contstame.

    HE. Seguramente. T. Entonces, por qu ests airado conmigo? HE. Porque le fuiste ms fiel a l que a m. T. Y qu, queras que en un plazo de 24 horas fueras a poder convencer a un hombre recin

    hecho prisionero y recin comprado, [720] de que mirara ms por ti que no por una persona con la que llevaba toda su vida desde su niez?

    HE. Pues pdele a l que te lo agradezca. Llevadle que se le pongan unos buenos y pesados grillos; de all irs luego a las canteras; si mientras los otros extraen ocho bloques de piedra [725] no haces t la mitad ms de trabajo cada da, se te pondr el nombre de Milazotes.

    AR. Por Dios, yo te suplico, Hegin, no pierdas a este hombre. HE. Se pondrn los medios: de noche se le custodiar bien sujeto, de da sacar las piedras

    bajo tierra; [730] yo le atormentar largo tiempo, no creas que le voy a despachar en un solo da.

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    18

    AR. Seguro? HE. La muerte no lo es ms. Llevadle enseguida a Hiplito el herrero, decidle que le ponga

    unos grillos bien gruesos, [735] despus haced que sea conducido fuera de la ciudad a mi liberto Crdalo a las canteras y le decs que quiero que se le trate de tal modo que no le vaya peor que al que le va peor que a ninguno.

    T. A qu voy yo a querer salvarme en contra de tu voluntad? [740] El riesgo de mi vida es al mismo tiempo un riesgo para ti. Despus de la muerte, una vez muerto no tengo ningn mal que temer. An en el caso de que siga sirviendo hasta una edad muy avanzada, con todo, es corto el espacio de tiempo en que tenga que soportar los males con que me amenazas. Adis, que te vaya bien, aunque en s mereceras que te hablara de otra manera. [745] T, Aristofonte, ojal que te alcance la suerte que corresponde a tu conducta para conmigo, que t eres el que tienes la culpa de lo que me sucede.

    HE. Llevosle. T. Ahora slo te pido una cosa, que si vuelve Filcrates, me permitas verle. HE. Muertos sois, si no os le llevis inmediatamente de mi vista. [750] T. Por Dios, esto se llama hacer violencia, de un lado me empujan, de otro me

    arrastran! (Se lo llevan.) HE. Ea! Ya va derecho camino de la encerrona, tal como se merece. Les voy a dar una buena

    leccin a los otros cautivos, para que a nadie le entren ganas de hacer algo parecido. Si no hubiera sido porque ste me lo ha descubierto, [755] todava me estaran tomando el pelo con sus patraas. Ahora, bien seguro es que no volver en adelante a creer nada a nadie, basta con haber sido engaado una vez. Desgraciado de m, yo que esperaba poder librar a mi hijo de la esclavitud; vana es ya esa esperanza; perd a uno de mis hijos, [760] cuando era un nio de cuatro aos, que me rob un esclavo, sin que me fuera posible encontrar ni al esclavo ni a mi hijo; el otro ha cado de mayor en poder del enemigo. Cmo he podido merecer una tal desgracia?

    Como si hubiera tenido hijos ms que para quedar privado de ellos. (A Aristofonte.) Ven conmigo, que te lleve a donde estabas. [765] Desde luego que en adelante no voy a tener compasin de nadie, que tampoco la tiene nadie conmigo.

    AR. Haba tenido el augurio de que estaba ya libre de cadenas, ahora hay que volver a reinaugurarlas de nuevo.

    ACTO IV

    ESCENA PRIMERA

    ERGSILO ER. Soberano Jpiter, gracias por tu proteccin y por tu favor; de ti recibo suculencias sobre

    toda ponderacin, honras, ganancias, diversiones, bromas, fiestas, [770] das de asueto, caravanas de provisiones, una despensa bien abastada, borracheras, hartones, felicidad. Y desde luego que no me voy a andar suplicando ms a nadie; porque ahora puedo yo segn me venga en gana o prestar servicios a mis amigos o vengarme de mis enemigos, tan grande es la dulce dulzura de que me ha colmado este dulce da; [775] menuda es la herencia que me ha cado en suerte, libre de cargos y obligaciones! Ahora derecho a casa de Hegin, a quien le soy portador de una felicidad tan grande como l mismo se espera de los dioses, y an mayor. Ahora, ya est, as como hacen los esclavos en las comedias, me arremangar la capa y echar a correr, para que sea yo el primero en darle la noticia, una noticia, [780] que si no me equivoco, me va a valer la pitanza para todos los das de mi vida.

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    ESCENA SEGUNDA

    HEGIN, ERGSILO HE. Cuanto ms vueltas le doy al asunto este, ms disgusto me entra. Mira que habrseme

    burlado de esa manera y no haberme yo dado cuenta de ello! [785] Cuando se sepa, voy a ser objeto de risa en toda la ciudad; en cuanto que me presente en el foro dirn todos: ste es el viejo ese tan listo al que se la han pegado. Pero no es Ergsilo ese que veo ah a lo lejos? Lleva la capa al hombro, por qu ser?

    [790] ER. Djate de dilaciones, Ergsilo, y pon manos a la obra. Mucho cuidado con ponerse nadie en medio de mi camino, como no sea alguno que piense haber vivido bastante: el suelo va a besar, quien se me ponga al paso.

    HE. (Aparte.) Este hombre se dispone a echar un combate de boxeo. ER. Y que es que no hay ms! [795] Por eso, que todos sigan su camino y no se pare nadie

    aqu en esta plaza a charlar de sus cosas, porque mi puo es una honda y mi codo una catapulta, el hombro un ariete, al suelo voy a tumbar al que toque mi rodilla, los propios dientes va a tener que recoger de la tierra todo el que se tope conmigo.

    HE. Qu amenazas son sas? No salgo de mi asombro. [800] ER. Y har que se acuerden de por vida de este da y de mi persona. HE. Pero, qu es lo que quiere ste con esa serie de amenazas? ER. Lo aviso con antelacin, para que nadie caiga en la trampa por culpa propia: quedaos

    quietos en casa, evitad mis furias. [805] HE. Milagro si no es el estmago, de donde saca una desfachatez tal: desgraciado de

    aquel, a cuya mesa se ha cogido ste tales aires. ER. Luego los dichosos molineros, que tienen cerdos y los engordan a fuerza de salvado y

    apestan de tal forma, que no hay quien pase por delante de un molino; 810 como le llegue a echar la vista a un cerdo de sos en la calle, les voy a sacudir a sus dueos a fuerza de puos todo el salvado que tienen encima de su casposa cabeza.

    HE. Son reales rdenes las que da. Qu tono tan imperioso! Seguro que es que est bien harto, del estmago le viene tanto optimismo.

    ER. Y luego los pescadores, que ofrecen al pblico pescado pocho, transportado en jamelgos de torturante trote; [815] con su peste hacen largarse al foro a todos los paseantes de los atrios de la baslica: a la cara les voy a tirar yo sus banastas de pescado, para que se enteren del suplicio que hacen pasar a las narices ajenas. Despus los carniceros, que dejan a las pobres ovejas hurfanas de sus cras y ponen a la venta los corderos como si fueran creciditos y a punto de matar, y dan la carne de cordero al doble de su precio, [820] que dan el nombre de manso cebado a los carneros viejos; como llegue yo a echar la vista encima a un carnero de sos, te aseguro que voy a hacer del carnero y de su dueo los ms desgraciados de los mortales.

    HE. Bravo! ste da rdenes como un alguacil, milagro que no le han nombrado los etolios polica del mercado.

    [825] ER. Yo no soy ahora un gorrn, sino el rey ms real de todos los reyes, menudas provisiones de vveres se encuentran en el puerto para mi estmago. Pero caigo en falta con no darle enseguida un alegrn al viejo Hegin, hoy por hoy el ms dichoso de todos los mortales.

    HE. Qu alegra ser esa con la que se alegra tanto de alegrarme? [830] ER. Eh! Dnde estis? No hay nadie? No sale nadie a abrir la puerta? HE. ste se recoge aqu a cenar en mi casa. ER. Abrid las puertas de par en par, antes que acabe con ellas y las hagas pedazos a fuerza de

    golpes! HE. Estoy deseando hablarle. Ergsilo!

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    ER. Quin llama a Ergsilo? HE. Vuelve tus ojos hacia m! ER. Me mandas hacer lo que la fortuna no hace ni har contigo. [835] Pero, quin habla? HE. Mira para ac, soy Hegin. ER. Oh t, el mejor entre los mejores, qu a punto me sales al paso! HE. T has encontrado en el puerto a quien sea para cenar con l, por eso vienes con esos

    aires. ER. Choca la pala! HE. La pala? ER. S, venga esa mano, digo, pero ahora mismo. HE. Ten. ER. Algrate. HE. Por qu me voy a alegrar? ER. Porque te lo mando yo, venga, algrate. [840] HE. Bien sabe Dios que son mayores mis penas que mis alegras. ER. No te sofoques, que vers cmo te saco yo del cuerpo todas tus penas. Te digo que

    puedes alegrarte con toda tranquilidad. HE. Me alegro, a pesar de no saber por qu me alegro. ER. Gracias. Da rdenes de... HE. De qu voy a dar rdenes? ER. De que se encienda una buena lumbre. HE. Una buena lumbre? ER. S, una buena lumbre, una lumbre grande. [845] HE. Qu, t, pozo sin fondo, te piensas que voy a prender fuego a mi casa por mor de

    ti? ER. No te sofoques. Das orden o no das orden de que se pongan al fuego las ollas, que se

    lave la vajilla, que se ponga a calentar en las ardientes vasijas el tocino de jamn y los dems manjares? Y di que vaya otro a comprar pescado.

    HE. ste suea despierto. ER. Y otro que compre carne de cerdo y de cordero y pollos. [850] HE. Anda, que sabes vivir bien, si hubiera de qu. ER. Jamn y lamprea, bacalao, escombro, raya y atn, y queso fresco. HE. Te va a ser ms fcil nombrar todos esos platos que comerlos aqu en mi casa, Ergsilo. ER. Pero es que te crees que yo digo todo esto por inters mo? HE. Ergsilo, ni vas a quedarte sin comer algo hoy aqu, ni va a ser mucho ms que algo lo

    que comas, no te llames a engao. [855] O sea, que es mejor que traigas el estmago preparado para una comida corriente.

    ER. Pero hombre, si es que vers cmo hago que seas t mismo el que ests dispuesto a hacer esos gastos, aunque yo te lo prohba.

    HE. Yo? ER. S, t. HE. O sea, que entonces t eres mi amo. ER. Mejor dicho, uno que te quiere bien. Quieres que te haga feliz? HE. Por supuesto, mejor que no desgraciado. ER. Venga, choca la pala. HE. Aqu. ER. Los dioses todos te favorecen. HE. No lo noto por ninguna parte. ER. No ests en una notara, por eso no lo notas11. [860] Pero di que te preparen enseguida las

    vasijas purificadas para el servicio divino y que te traigan un cordero sin tacha y gordo.

    11 Juego de palabras en latn, difcil de reproducir al pie de la letra.

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    HE. Para qu? ER. Para que ofrezcas un sacrificio. HE. A cul dios? ER. A m, caray!, porque yo soy ahora para ti el soberano Jpiter, yo te soy tambin la Salud,

    la Fortuna, la Luz, la Alegra, el Gozo; [865] o sea, que procura hacerte propicio a este dios, dejndole bien harto.

    HE. Me parece que tienes hambre. ER. A m es al que lo parece, todava ms que a ti. HE. Como quieras, yo me amoldo a todo. ER. Eso me lo creo yo muy bien, que de chico estabas hecho a ello. HE. Mal rayo te parta! ER. A ti, te juro t, quiero decir, tendras que darme las gracias por una noticia, una

    felicsima noticia que te traigo ahora del puerto; [870] ahora s que tengo motivo para aceptar tu invitacin.

    HE. Quita, necio, llegas demasiado tarde. ER. Pues si hubiera venido antes, entonces s que lo diras con razn; ahora, escucha la buena

    noticia que te traigo: acabo de ver en el puerto a tu hijo Filoplemo, vivo, sano y salvo en barco oficial y junto con l al muchacho ese de lide y a tu esclavo Estalagmo, [875] el que se fug, el que te rob a tu hijo de cuatro aos.

    HE. Vete al cuerno, te ests burlando de m. ER. As me sea propicia la Santa Hartura, Hegin, y se digne honrarme con su nombre, como

    es verdad que lo he visto. HE. A mi hijo? ER. Al hijo tuyo y genio tutelar mo. [880] HE. Y al cautivo ese de la lide? ER. S, por Apolo. HE.Y a mi esclavo Estalagmo, el que me rob a mi hijo? ER. S, por Kora. HE. Y hace ya mucho... ER. S, por Preneste. HE. ... que ha llegado? ER. S, por Signia. HE. De verdad? ER. S, por Frosinone. HE. Mira bien lo que dices. ER. S, por Alatrio. HE. Pero, por qu juras por esas ciudades extranjeras? [885] ER. Pues porque tienen unos nombres igual de speros, como decas t de tus comidas. HE. Ay de... ER. ... ti! por no creerme lo que te digo con toda verdad. Pero Estalagmo, qu nacionalidad

    tena cuando se fue de aqu? HE. Siciliana. ER. Pues ahora no es siciliano, sino del pas de los boyos, porque duerme con un virote de

    esos que llaman bola; yo creo que se la han dado por esposa, a ver si tiene hijos. HE. Dime bajo palabra de honor, si es verdad lo que [890] me has dicho. ER. Palabra de honor. HE. Dios mo, es como si volviera a nacer, si es verdad lo que me cuentas! ER. Pero bueno, vas a seguir dudando, despus de haberte hecho un juramento solemne?

    Despus de todo, Hegin, si no das crdito a mi juramento, acrcate al puerto a verlo t mismo. HE. Eso es lo que voy a hacer. T ocpate en casa de lo que haga falta: coge, pide, [895] saca

    de la despensa lo que quieras. Quedas nombrado mi despensero. ER. T, de verdad, si no me paso bien de la raya en mis suministros, piname con un bastn.

  • Tito Macio Plauto L o s c a u t i v o s

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    HE. Yo te prometo el sustento para todos los das de tu vida, si es verdad lo que me cuentas. ER. Y quin se encarga de los gastos? HE. Yo y mi hijo. ER. Me lo prometes? HE. Prometido est. ER. Y yo por mi parte te prometo, que tienes aqu a tu hijo. [900] HE. Hale, ocpate de todo lo mejor que puedas. ER. Hala, buen viaje de ida y vuelta.

    ESCENA TERCERA

    ERGASILO ER. Hegin se ha marchado y ha dejado a mi cargo la direccin general de asuntos

    alimenticios. Dioses inmortales, ni un canal de cerdo voy a dejar sin cortarle el pescuezo; qu gran ruina amenaza a los jamones, qu epidemia va a caer sobre el tocino, cmo se van a consumir las [905] tetillas, qu gran desgracia para los chicharrones, qu gran fatiga para los carniceros, para los tratantes de ganado porcino. Pues si me pusiera a enumerar otros artculos pertenecientes a la manutencin del estmago, sera cuento de nunca acabar. Ahora voy, para en funciones de mi cargo, administrar justicia al tocino y prestar auxilio a los jamones, que cuelgan sin haber sido sentenciados. (Entra en casa de Hegin.)

    ESCENA CUARTA

    ESCLAVO [910] ESCL. Jpiter y los dioses todos te confundan a ti y a tu estmago, Ergsilo, y a todos

    los gorrones y a cualquiera que de aqu en adelante los invite a cenar. Qu desastre, qu calamidad, qu tormenta la que ha cado sobre nuestra casa! Pareca un lobo hambriento, hasta tuve miedo de que me atacara tambin a m. *** Uf!, estaba todo [912] amedrentado. Qu manera de rechinarle los dientes! Vino y puso patas arriba toda la alacena, cogi una espada, cort las mollejas a tres cerdos en canal, rompi todas las ollas y todos los pucheros aparte de los que hacan un celemn. Estaba preguntando al cocinero, si no sera mejor poner al fuego los toneles. Ha descerrajado todas las puertas de las bodegas y abierto el aparador. Por favor, muchachos, vigiladle. Yo voy a buscar al amo, [920] le dir que se prepare otra despensa, si es que quiere poder hacer uso de ella; porque tal como ste la est preparando, o no existe ya o dejar pronto de existir.

    ACTO V

    ESCENA PRIMERA

    HEGIN, FILOPLEMO, FILCRATES HE. Bien debo dar las gracias ms efusivas a Jpiter y a los dioses todos por haberte devuelto

    a tu padre y por haberme librado de las penas tan grandes que he tenido [925] que soportar al verme privado de ti, y por ver a Estalagmo en nuestro poder y por no habernos salido fallida la fidelidad de Filcrates.

  • Tito Macio Plauto L o s c a u t i v o s

    23

    FILOP. - Bastante es ya lo que he sufrido, bastante lo que he pasado a fuerza de inquietudes y de lgrimas, bastante he escuchado ya todas las penas que me has contado en el puerto. [930] Ahora, a lo que estamos.

    FILC. Qu dices t ahora, despus que te he guardado mi palabra y te he devuelto libre a tu hijo?

    HE. T, Filcrates, te has portado en una forma tal, que no me ser posible agradecerte nunca los servicios que nos has prestado, a m y a mi hijo.

    FILOP. - S que te es posible, padre y te lo ser, y los [935] dioses hagan que recompenses como se merece a nuestro bienhechor su beneficio tal como se lo merece; t puedes realmente, padre mo, recompensarle su inmenso beneficio.

    HE. Basta de palabras; sea lo que sea lo que me pidas, no sern mis labios los que te lo nieguen.

    FILC. Yo te pido, Hegin, que me devuelvas al esclavo que dej aqu como rehn por mi persona; l fue siempre ms bueno conmigo que para s mismo: devulvemelo, [940] que pueda darle la recompensa que merecen sus buenas obras.

    HE. Por el bien que me has hecho, se te conceder en agradecimiento lo que me pides, y no slo esto, sino tambin cualquier otra cosa. Adems querra que no me tomes a mal el que la ira me haya inducido a darle malos tratos.

    FILC. Qu es lo que has hecho? [945] HE. Meterle cargado de cadenas en las canteras, al enterarme que haba sido engaado. FILC. Ay desgraciado de m, haber cado por mi culpa tales padecimientos sobre una

    persona tan buena! HE. Por eso no quiero que me des ni un cntimo por l: llvatelo sin pagar nada, para que sea

    libre. FILC. Gracias, Hegin, eres muy generoso. Pero por favor, hazle venir. [950] HE. De acuerdo. (A los esclavos.) Dnde andis? Id inmediatamente y traed a

    Tndaro. Vosotros, entrad. Entretanto intentar sacarle a esta estatua de zurriagazos qu ha sido de mi hijo el ms pequeo. Vosotros tomad entretanto un bao.

    FILOP. - Ven conmigo dentro, Filcrates. FILC. Voy.

    ESCENA SEGUNDA

    HEGIN, ESTALAGMO HE. Venga, acrcate, buena pieza, encanto de esclavo. [955] EST. A ver, qu voy a hacer yo si una persona como t se pone a decir mentiras? Un

    guaperas, un to con gracia s que lo he sido, pero lo que es una persona de bien, ni lo fui nunca, ni lo ser jams: no te hagas ilusiones de que vaya a ser nunca un hombre de provecho.

    HE. Yo creo que ms o menos te das cuenta de la situacin en que ests: si dices la verdad, ser tu suerte, en vez de mala... un poquillo mejor. [960] Habla con sinceridad y con verdad, aunque no lo hayas hecho hasta ahora en todos los das de tu vida.

    EST. Te crees que me vas a hacer salir los colores a la cara por decir t lo mismo que yo confieso de m?

    HE. Vers cmo te los hago salir, pero no slo a la cara, sino por todo el cuerpo. EST. Vaya, segn eso, me ests amenazando con palos, como si no supiera lo que son; djate

    ahora de pamplinas y hazme una oferta, si quieres conseguir de m lo que pides. [965] HE. No te faltan salidas. Pero ya hemos hablado bastante. EST. Como quieras. HE. ste, de jovencillo, era muy pronto a hacer favores; pero ahora ya, no hay nada que

    hacer. Vamos a lo que estamos; atindeme bien y contesta con exactitud a lo que te pregunte. Si me

  • Tito Macio Plauto L o s c a u t i v o s

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    dices la verdad, mejorars algo tu situacin. EST. Pamplinas! Te crees que no s yo lo que me merezco? [970] HE. Pero en tu mano est escapar a algo, si no a todo. EST. El algo s que lo evitar, bien lo s; pero sern muchos los castigos que caigan sobre m,

    y con razn, porque me escap y te rob tu hijo y lo vend. HE. A quin? EST. A Teodoromedes Poliplusio en Elide, por seis minas. [975] HE. Dios mo, se es el padre de Filcrates! Filcrates! (Llamndolo.) EST. Bueno, yo lo conozco mejor que t y lo he visto muchas veces. HE. Soberano Jpiter, piedad para m y para mi hijo. Filcrates, por tu vida te ruego, sal aqu,

    que quiero hablarte.

    ESCENA TERCERA

    FILCRATES, HEGIN, ESTALAGMO FILC. Aqu me tienes, Hegin, dime qu es lo que quieres. HE. ste dice que vendi mi hijo a tu padre por seis minas en Elide. FILC. Cunto tiempo hace de eso? [980] EST. Ahora va a hacer veinte aos. FILC. Est mintiendo. EST. O yo o t, uno de los dos, porque tu padre te lo entreg a ti cuando eras un nio de

    cuatro aos. FILC. CMO se llamaba? A ver, si es verdad lo que dices, dmelo. EST. Le llamaban Pegnio y vosotros le pusisteis despus Tndaro. FILC. Y cmo no te conozco yo a ti? [985] EST. Porque es una cosa corriente el olvidarse y no conocer a aquellos de quienes no

    hay nada que esperar. FILC. Y dime, fue se que dices que vendiste a mi padre el que se me dio a m luego como

    esclavo particular? EST. S, el hijo de ste. (Hegin.) HE. Vive? EST. Yo cog mi dinero y no me preocup de ms. HE. Y qu dices t? (A Filcrates.) [990] FILC. Yo creo que Tndaro es tu hijo, segn lo que dice ste; l ha sido criado desde

    nio junto conmigo hasta la juventud y as como Dios manda. HE. Si es que es verdad eso, soy al mismo tiempo un desgraciado y un hombre feliz: soy un

    desgraciado por haberme portado con l como no deba, si es que es mi hijo. Ay, que he hecho por una parte ms, por otra menos [995] de lo que deba! Me angustia el mal trato que le di. Si pudiera deshacer lo hecho! Pero ah viene, en un atuendo no conforme con sus merecimientos.

    ESCENA CUARTA

    TNDARO, HEGIN, FILCRATES, ESTALAGMO T. Muchas veces he visto yo pintados los suplicios de los infiernos; [1000] pero no hay otro

    infierno que se pueda igualar con las canteras donde he estado; aquello es un lugar en donde no queda sino echar fuera del cuerpo la fatiga por medio del trabajo. Pues cuando llegu all, as como a los nios de los ricos se les dan grajos, patos o codornices para que jueguen con ellos, igual se me dio a m este pico (sealando el instrumento que tiene en la mano), para que me distrajera. [1005]

  • Tito Macio Plauto L o s c a u t i v o s

    25

    Pero veo a mi amo a la puerta; y tambin a mi otro amo, que ha vuelto de lide. HE. Salud, hijo mo de mi alma. T. Hm? Qu es eso de hijo mo? Ah! Ya s por qu hablas as como si fueras mi padre

    y yo tu hijo, porque al igual que los padres, me das la posibilidad de ver la luz. FILC. Hola, Tndaro! T. Hola, t, por cuya causa estoy pasando estas fatigas. [1010] FILC. Pero ahora te traigo la libertad y las riquezas; porque ste, Hegin, es tu

    padre y ste es el esclavo que te rapt cuando tenas cuatro aos y te vendi a mi padre por seis minas; mi padre te entreg luego a m para que fueras mi esclavo particular, cuando yo era nio; l mismo nos lo ha revelado, porque nosotros lo hemos trado aqu de lide.

    [1015] T. Y el hijo de Hegin? FILC. Ah en casa tienes a tu hermano. [T. De verdad has trado contigo al hijo de Hegin que haba cado prisionero? FILC. Dentro en casa est, te digo. T. De verdad que te has portado como una persona de bien. FILC. Ahora, aqu tienes a tu padre, y ste es el ladrn que te rapt de pequeo. T. Y ahora que soy mayor, le voy a entregar a l a su edad al verdugo en pago de su robo. [1020] FILC. Merecido se lo tiene. T. Te aseguro que le voy a dar el pago que merece. Pero t, dime, por favor, eres realmente

    mi padre? HE. S, hijo mo. T. Ahora cuando lo pienso, se me viene a la memoria.] Ahora por fin se me viene a la

    memoria haber odo, as como en una nebulosa, que mi padre se llamaba Hegin. HE. S, Hegin soy. [1025] FILC. Por favor, aligera a tu hijo de sus cadenas y haz caer su peso sobre el esclavo

    este. HE. Esto es lo primero que voy a hacer. Vamos dentro, que se haga venir un herrero, para que

    te quite esas cadenas y se las pongamos a se. EST. Como no poseo bienes ningunos, me vendr bien este regalo.

    EL CORO DE ACTORES Distinguido pblico, esta comedia es una obra muy moral: [1030] no hay en ella ni indecencias,

    ni amoros, ni suplantaciones de nios, ni dineros burlados, ni un joven enamorado que libera a una golfa a espaldas de su padre. No es frecuente que los poetas escriban comedias de esta clase, en las que los buenos tengan ocasin de hacerse an mejores. Ahora vosotros, si os parece bien y si os hemos gustado y no os hemos aburrido, hacedlo patente con un aplauso, si es que queris que la virtud tenga su recompensa.

  • PLAUTO

    COMEDIAS I

    ANFITRIN LA COMEDIA DE LOS ASNOS LA COMEDIA DE LA OLLA

    LAS DOS BQUIDES LOS CAUTIVOS CSINA*

    INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    MERCEDES GONZLEZ-HABA

    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 170

    EDITORIAL GREDOS

    * [Aunque el libro est conformado por todas las obras sealadas, en las versiones digitales aparecern de obra en obra. Nota del escaneador]

  • Tito Macio Plauto C s i n a

    1

    Asesores para la seccin latina: JAVIER ISO y JOS LUIS MORALEJO. Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de este volumen ha sido revisada por JOS ANTONIO ENRQUEZ GONZLEZ. EDITORIAL GREDOS, S. A. Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. Depsito Legal: M. 24512-1992. ISBN 84-249-1497-X. Obra completa. ISBN 84-249-1496-1. Tomo I. Impreso en Espaa. Printed in Spain. Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1992. - 6499.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

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    CSINA (Casina)

    INTRODUCCIN Y tras los Captivi, el polo opuesto, la Casina: realmente una exuberante explosin de humor

    incontenido, desenfadado, de la que son responsables, aparte de la esclava Pardalisca, dos viejos y sus respectivas esposas, dos esclavos y la pareja invisible de Csina y Eutinico. En casa del viejo Lisdamo hay una esclavita llamada Csina, que atrae la atencin no slo del joven amo Eutinico, sino desgraciadamente tambin de su padre Lisdamo. El padre propone que se la case con el capataz de su finca Olimpin, el hijo quiere casarla con su escudero Calino; los dos en la esperanza de poder tener de esta manera a la joven a la propia disposicin. Pero el padre no es tonto, y, cuando se da cuenta de la maniobra, utiliza el consabido motivo de la comedia de dar el pasaporte al hijo envindole a un viaje. La madre Artemona, tampoco lo es, y procura defender los intereses del hijo en su ausencia. Como no acaban de ponerse de acuerdo sobre el futuro marido de Csina, echan suertes saliendo favorecido Olimpin, o sea, el padre. El partido contrario no se da por vencido: gustosa accede Artemona a ocuparse de los preparativos de la boda y bien preparada que la prepara, que con la ayuda de su esclava Pardalisca y su vecina Mirrina, disfraza a Calino de novia. El resto se puede leer, aunque el texto est muy mutilado, directamente. Olimpin y el viejo son abucheados y perdonados, y Csina, que segn comunica al pblico Calino en los versos finales, resulta ser libre de nacimiento e hija de los vecinos, es dada en matrimonio al joven Eutinico.

    Del original griego se nos da noticia en el prlogo: la comedia de Dfilo titulada Klermenoi, en latn Sortientes, por la suerte echada entre los dos pretendientes Olimpin y Calino. Se ha hablado tambin de contaminacin, por el segundo motivo en el que aparece la figura del Maccus virgo de la fbula atelana; como por lo general, nada ms que conjeturas imposibles de comprobar, al menos por lo pronto.

    Aparte de la abundancia de partes lricas, hablan quiz otros argumentos en favor de una datacin tarda de la Casina: la alusin en el v. 980 a la supresin de las Bacanales (Senatus consultum del 186: nam ecastor nunc Bacchae nullae ludunt). Imitaciones o reminiscencias de la Casina se encuentran entre otros autores modernos, por ejemplo, en Maquiavelo, Aretino o Moliere.

    Los eruditos franceses se han mostrado piadosos con Lisdamo; Ernout, en su advertencia preliminar a la Casina, cita y corrige la opinin de Lejay de que se trate de un enfermo y afirma por su parte: Lysidame est moins un caractre qu'un fantoche. En todo caso hay que conceder que se le ha logrado al poeta un retrato del eterno hijo de Adn capaz de infundir nuevos nimos blicos a cualquier grupo feminista de vanguardia.

    PERSONAJES

    OLIMPIN, esclavo, capataz de Lisdamo. CALINO, esclavo, escudero del hijo de Lisdamo. CLESTRATA, matrona, mujer de Lisdamo. PARDALISCA, esclava de Clestrata. MRRINA, matrona, mujer de Alcsimo. LISDAMO, viejo. ALCSIMO, viejo. CITRIN, cocinero. La accin transcurre en Atenas.

  • Tito Macio Plauto C s i n a

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    ARGUMENTO

    Dos esclavos quieren casarse con una esclava de la misma casa; uno acta por delegacin del

    padre, el otro del hijo. Se echan suertes y sale el viejo ganando, pero es luego vctima de un engao. En lugar de la joven se le da un bribn de esclavo, que los deja maltrechos a los dos, al amo y al capataz. Csina resulta ser ciudadana libre, y el joven se casa con ella.

    PRLOGO Un saludo, distinguidos espectadores, que tenis en tal alta estimacin a la Fidelidad al igual

    que la Fidelidad a vosotros. Si es cierto lo que acabo de decir, un aplauso!, que ya desde un primer momento sepa que me hacis objeto de una favorable acogida.

    [5] En mi opinin, los que beben vino viejo y a los que les gusta ver comedias antiguas son gente con vista; dado que os gustan las obras y el lenguaje de tiempos pasados, es natural que deis vuestra preferencia a las comedias de otras pocas; y es que en realidad, las de hoy en da son todava [10] peores que la moneda nueva. Nosotros, al percatamos por lo que se oye decir, de que existe un gran inters por las comedias de Plauto, hemos puesto en escena una vieja comedia suya, a la que habis dado vuestro aplauso los de ms edad de entre vosotros; los ms jvenes desde luego [15] que no la conocen; pero ahora mismo vamos a dar los pasos para que la conozcis. Esta comedia que damos hoy, cuando se estren tuvo un xito extraordinario, y eso an siendo aqulla la poca de la mejor flor de nuestros poetas, que ahora ya han pasado al lugar en que todos un da hemos de acabar. Con todo, a pesar de no estar ya entre [20] nosotros, nos hacen el mismo servicio que si lo estuvieran. Yo os ruego a todos encarecidamente que tengis la bondad de prestarnos vuestra atencin: dejad de lado las preocupaciones y las deudas, nadie debe tener miedo a su [25] acreedor: estamos de fiesta, incluso los banqueros reina la calma, en el foro hay una tranquilidad que ni para los alciones1 ellos saben calcular bien, durante las fiestas no reclaman nada a nadie, despus de las fiestas no devuelven nada a nadie. Ahora, prestadme atencin, si es que [30] estn vuestros odos desocupados, os voy a decir el ttulo de la comedia: en griego se llama Klermenoi; en latn, Sortientes; Dfilo la escribi en griego, despus la puso en latn Plauto, el poeta del nombre ladrador2.

    [35] Aqu (seala la casa de Lisdamo) vive un viejo, que est casado y tiene un hijo, que vive con su padre en esta casa. Un esclavo suyo, que yace ahora en una enfermedad, mejor dicho, caray, yace en la cama, para no mentir; pues [40] este esclavo, pero de esto hace ya diecisis aos, vio, cmo, nada ms amanecer, era expuesta una nia; va entonces enseguida a la mujer que la expona y le ruega que se la d; lo consigue y se la lleva derecho a casa y se la entrega a su [45] ama, rogndole que se haga cargo de ella y que la cre. El ama accede y la cra con tanta solicitud como si fuera su propia hija, ni ms ni menos. Cuando la chica llega a la edad de agradar a los hombres, el viejo este que vive aqu, se enamora perdidamente de ella y lo mismo le pasa a su [50] hijo. Ahora preparan ambos, padre e hijo, cada uno sus legiones en contra del otro solapadamente: el padre ha dado al capataz de su finca el encargo de que la pida en matrimonio, con la esperanza de que si el otro se casa con ella, tendr l a su disposicin dnde pasar las noches fuera de casa a espaldas de su mujer; por su parte, el hijo ha [55] encargado a su escudero que la pida en matrimonio: sabe que si lo consigue, tendr en su propio establo al objeto de sus amores. La mujer del viejo se ha dado cuenta de que su marido anda enamorado y por eso se ha puesto de parte del hijo. Pero al percatarse

    1 Los das llamados de los alciones se caracterizaban por una calma absoluta en el mar; cf. PLINIO, Nat. 11 125: Ante brumam autem VII diebus totidemque post eam sternitur mare alcyonum feturae, unde nomen ii dies traxere, y X 90. 2 Por lo general se entiende la expresin latranti nomine como referida al nombre de Plauto (cf. PAUL. FEST., pg. 231, Plauti appellantur canes, quorum aures languidae sunt ac flaccidae et latius videntur patere); Ussing rechaza en su comentario esta opinin y lo refiere al nombre de Csin