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REVISTA CULTURAL BIGCValdeobispo Nº 8 Junio 1982

TÉLLEZ, Mª Lª, ROSCO, J, RIO-MIRANDA, J. La Basílica hispano-visigoda de Alcuéscar. (Cáceres) II

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REVISTA CULTURAL BIGCValdeobispo Nº 8 Junio 1982

Fig. 1 y Fig. 2. Primeros planos sacados en 1980 Rio-Miranda ©

Doble línea de imposta ábside norte

Capitel con decoración de pomas ábside norte

Ábside central

Vista en planta del ábside sur

Vista del ábside sur. Al fondo muro derruido. En el muro norte de la Basílica existe un

abocinamiento que hace pensar en un vano preexistente. Es posible que lo hubiera también en el

muro sur dada la simetría.

Puerta de entrada al ábside sur

La columna de la izquierda esta fracturada. Este edificio de no haber sido aprovechado como

tinado de vacas, hoy la hubiéramos conocida derruido

A ambos lados, los ángulos, estructura adintelada.

Posiblemente para resolver problemas de la cubierta.

La entrada a la basílica se debía hacer en principio por una sola puerta (ábside central).

Posteriormente se debieron practicar las entradas directas a cada ábside como lo hace pensar este

arco de herradura (que no acaba). En tiempos modernos se tapió con ladrillo.

Piedra base donde se alojan las cancelas, que dejan un pasillo de entrada de 0,36 cms.

Fragmento de cancel con decoración de hojas y racimos.

El edificio estuvo decorado con distintas impostas con ornamentación de guirnalda con roleos con

botones en el interior. Ábside norte.

Otro fragmento de imposta con decoración a modo de guirnaldas.

Fragmento de imposta con decoración de arcos. Muro exterior

Basa ábside central Capitel ábside central

Testero rodeado de zarzales. 1980

Testero Rio-Miranda ©

Luisa Mª Téllez Jiménez y Juan Rosco Madruga

Licenciados en Arte por la Universidad de Extremadura.

Jaime Rio-Miranda Alcón

Diplomado en Arqueología Hispánica Universidad de Barcelona.

COPIA DEL TEXTO PUBLICADO EN EL BIGCValdeobispo. Nº 8 junio 1982

El pueblo visigodo en número de 200.000 penetra en la península ibérica. Su historia viene

a ser un paréntesis entre dos grandes desastres: la batalla de Vouillè en el año 507, donde el

ejército visigodo queda deshecho y abandona el reino de Tolosa y la gran derrota acontece en el

año 711, ante la propia sorpresa de los musulmanes, las tropas visigodas son barridas y el

territorio peninsular conquistado en el corto espacio de tres años.

Los visigodos entraron en la Península siendo lo que tradicionalmente habían sido: arrianos,

desde que su apóstol Ulfilas les catequizó. Sin embargo no tardarían en surgir sectas que

separaran al pueblo visigodo de lo que en opinión de muchos era su única seña de identidad, la

confesionalidad arriana; ·Es difícil no llegar a la conclusión de que los godos, que Vivian en un

mundo predominantemente ortodoxo, se aferraran tan tenazmente a su arrianismo debido en gran

parte precisamente a que la herejía representaba un signo fundamental que los distinguía como

pueblo de los romanos nativos”(P.D.King).

Para los visigodos el arrianismo había llegado a ser uno de los factores constitutivos de su

personalidad (Orlandis). No tardarían estas desavenencias en alcanzar a la propia familia real

como lo demuestra el trágico enfrentamiento entre Leovigildo y su hijo Hermenegildo. Si

analizamos en profundidad este conflicto vemos que en el subyace el enfrentamiento entre el

sustrato hispano-romano y el pueblo visigodo. Hasta el punto que personajes cuyo catolicismo

no pueda ponerse en tela de juicio, como es el caso de San Isidoro obispo de Sevilla, critican el

enfrentamiento del hijo al padre crítica que esconde una defensa del poder visigodo, pues no

olvidemos que San Isidoro es un noble godo.

Que el enfrentamiento va más allá delo religioso lo vemos en que Hermenegildo, trs su

bautismo, toma el nombre de Juan, de clara tradición hispano-romana.

LEOVIGILDO: UN INNOVADOR

El rey había visto en su propia familia la raíz de un mal que podría extenderse a todo su

reino. Fue por esto por lo que en los Últimos años de su reinado vio la necesidad de llegar a una

Única aunque no pudo llegar a fraguar “su idea”.

No obstante Leovigildo puede ser considerado como el verdadero artífice de la unidad

romano-visigoda. Aun cuando no suprimió los regímenes legales separados se ocupó con interés

de otros aspectos o factores de desunión. Uno de ellos es el religioso anteriormente dicho y el

otro es la supresión de prohibición que pensaba sobre los matrimonios mixtos, viendo que la

separación entre godos y romanos no era ni justa ni conveniente. Asimismo su política religiosa

perseguía la unidad.

La revuelta católica de su hijo Hermenegildo le hizo Comprender .los graves peligros que

encerraba la coexistencia de dos religiones en un solo estado, por lo que buscó la unificación

religiosa por la vía de un arrianismo modificado. Su táctica fue hacer concesiones de forma que

la transición resultara menos difícil para los católicos amenazando al mismo tiempo a los

obstinados, en especial a los godos que se hubiesen aferrado a la ortodoxia, con un cierto grado

de persecución.

En un concilio arriano celebrado en Toledo en el año 580 no se insistió ya acerca de

volver a bautizar a los convertidos del catolicismo, sino que sólo era necesaria la

imposición de las manos, que significaba la promesa, de aceptar la comunión. Esto unido

a los incentivos económicos, atrajo a gran número de conversos.

Dos años más tarde, Leovigildo, en su afán conciliador, negó el dogma central del

arrianismo al admitir la igualdad del Padre y del Hijo, manteniendo sólo la inferioridad

del Espíritu San to.

La medida fue tan popular que Gregorio de Tours llegó a decir sin duda exagerando,

que en España quedaban ya pocos católicos. El intento renovador de Leovigildo se ocupó

también de la institución monárquica; ya que la tradición germánica de carácter electivo

opuso la idea romana de la sucesión. Con su hijo Recaredo se llevaría a efecto la total

unificación gracias a la conversión masiva del rey y de todo su pueblo. A partir de

entonces vamos a presenciar un maridaje perfecto entre el estamento político y el

religioso.

La cabeza visible del poder político, el rey, tendrá competencia en asuntos

eclesiásticos, su figura será protegida de cualquier tipo de usurpaciones con una pena

espiritual, la excomunión. Sus prerrogativas dentro del orden espiritual le llevan a presidir

los concilillos y a declararlos inaugurados con la lectura del "tomo “regio", además de

confirmar los decretos y acuerdos que en ellos tienen lugar. Esta fusión entre lo político

y lo religioso, si bien favorecería y protegería la figura del· rey, podía en ocasiones

volverse contra él, sobre todo con la máxima dé los Padres Conciliares:" Serás rey si obras

bien, sino no serás”.

EL MONASTER.IO VISIGODO

Si atendemos tan sólo a lo estrictamente comprobable hemos de pasar al estudio de

lo que es en sí el hallazgo: una basílica monástica. La afirmación que hacemos de que se

trata de una basílica monástica no es gratuita sino que se basa en la distribución espacial

de la misma; en concreto, en un hiperdesarrollo del crucero sobre cualquier otro elemento

del espacio ec1esialEs necesario antes de pasar a detallar los componentes de esta iglesia

que hagamos un inciso tratando en el mismo de explicarlo que el monasterio visigodo no

hay que confundirlo desde luego, con lo que más tarde sería el monasterio medieval un

centro irradiador de cultura.

Por el momento y lejos del cometido anteriormente expuesto va a ser la consecuencia

de la progresiva ruralización del Bajo Imperio y lejos de tener una finalidad religiosa va

a tenerla económica. Muchos fundarán monasterios familiares para beneficiarse de la

exención de impuestos Y todo asomo de vida cultural va a estar en las ciudades, ya en esta

~poca poco pobladas

El monasterio va a ser un legado de las comunidades cristianos del norte de África y

ya desde su origen en nuestro suelo va a estar corrompido. Sorprende lo pronto que los

concilios comienzan a ocuparse en sus cánones sobre el mal funcionamiento de los

mismos: se prohíbe a las vírgenes tomar el velo antes de los cuarenta años, se prohíbe que

monjes y monjas permanezcan juntos a no ser en la colecta, que en el recinto de las monjas

entre alguien más que no sea el propósito (monje viejo) que se adscriban a los monasterios

niños menores de 10 años, que el abad y la abadesa se vean excepto ante la presencia de

tres monjes, etc.

No obstante la corrupción monástica lejos de atenuarse con las normativas conciliares

fue en aumento, llegándose a prohibir a los monasterios a familiares y los mixtos, a la vez

que duramente se condenaba el expolio que en algunos monasterios se llevaba a cabo con

los peregrinos. En el canon del concilio XI de Toledo se habla claramente del grado de

depravación del clero superior. Esto viene a demostrar que la corrupción era una tónica de

todo el clero de la época y no solo lo del monástico, como pretendían los metropolitanos.

En ocasiones el monasterio visigodo, a parte de su funcionalidad específica, podía

cumplir otros cometidos no inherentes a su carácter monástico. El más interesante era el

de albergar "penitentes forzosos”, ya que como dice (King), los delitos políticos penados

con el exilio no se cumplían fuera de las fronteras si-no dentro de un monasterio, la

disciplina penitencial podía ser tan severa que el suicidio se convertía en la única salida

para muchos de estos personajes. Esta última funcionalidad, el del confinamiento, no

perdería vigencia a lo largo de la Historia siendo un recurso de la nobleza para tapar las

faltas de sus hijas o como retiro forzoso de oponentes políticos; tal fue el caso de Juana

la Beltraneja.

SITUACION Y ENTORNO DE SANTA LUCIA

Se encuentra en el paraje denominado "El Trampal", a unos 3 Kms de Alcuéscar

pueblo que se encuentra en el mismo corazón de la región extremeña, casi en el límite de

las dos provincias, y a algo más de 2 Kms. de la carretera nacional 630, antigua “Via de

la Plata”. Las coordenadas la sitúan a los 39º 9' 15"de latitud Norte y los 6º l3' 3l" de

longitud Oeste en la hoja 752 correspondiente a Mirandilla, escala 1:50.000 del Instituto

Geográfico y Catastral.

El accidente geográfico más importante es el pico del Centinela en cuya ladera Este

se encuentra situada la basílica. Al Este de la basílica a poca distancia de la misma se

encuentra la charca de Santiago. Al Oeste el llamado venero del Trampal, de importante

caudal, actual abastecedor de aguas de la población de Alcuéscar. Al Noroeste, a unos

500 metros, hay una elevación del terreno de forma rectangular, en el centro de la cual se

encuentran los cimientos de una edificación que según noticias corroboradas por la misma

hoja 752 del Instituto Geográfico y Catastral, se trata de la antigua ermita de Santiago,

que al parecerse elevaba sobre un yacimiento romano preexistente en el mismo-

lugar como lo atestiguan las numerosas estelas funerarias y votivas aparecidas por todo

el paraje y de las cuales tenemos inventariadas, y que en próximos trabajos daremos a

conocer.

Incluso en la propia fábrica de la basílica que nos ocupa, a la que pensamos sirvió de

cantera. La basílica que hoy estudiamos se encuentra actualmente formando parte de un

cercado de unas dos hectáreas de naranjos y olivos, cumpliendo a la vez la función de

tinado de vacas, a cuya funcionalidad creemos se deba el haberse mantenido en pie.

Hay que reseñar a la vez la gran cantidad de vestigios de época visigoda que han

aparecido en los parajes de "Rodriga" y la "Quebrada", pertenecientes al término de

Montánchez donde también se han encontrado numerosos relieves así como un cancel

decorado, estudiado por E. Cerrillo. Conocidos son también los yacimientos de Santiago

de Bencaliz, en el término de Aldea del Cano, y los del Santo y las Torrecillas, en el

mismo término de Alcuéscar.

Todo ello viene a confirmar la gran importancia de la zona, que irradia hacia el norte

desde el foco emeritense en ya cimientos como Plasenzuela, Santa Cruz de la Sierra,

Ibahernando, etc. No obstante centrándonos debemos indicar que la obra que nos ocupa

no hay que ponerla en conexión con la cercana población de Alcuéscar, ya que esta

posiblemente fuera' fundada por los moros de Huescar y por lo tanto posterior, sino con

toda esa serie de vestigios que hay diseminados por sus alrededores. Muchos de estos

están catalogados y estudiados por el insigne profesor Hernández Pacheco y otros de

reciente descubrimiento: “Los Villares”, en el camino de Montánchez, “Las Herrerias”l,

en la misma Ruta de la Plata, "El Santo", etc.

No obstante, insistimos es SU entorno inmediato lo más importan te de reseñar en

relación con Santa Lucia. Entorno éste que reúne en poco más de 400 metros a la redonda

al menos tres ermitas la de Santa Lucia la recientemente destruida de Santiago y otra

cuyos restos no han llegado hasta nosotros, ·pero si nos llegó el topónimo de”Cerro de la

Ermita" y algunos muros que a ras de suelo atestiguan la anterior existencia de algún

edificio allí ubicado. A la falda del "Cerro de la Ermita" se encuentra un cementerio de

época romana, recientemente puesto al descubierto por un desbroce llevado a cabo en la

finca y que en este trabajo damos a conocer como una primicia debida a la incansable

labor investigadora de nuestro Grupo.

Ahondando nuevamente con la antedicha ermita de Santiago, cuya destrucci6n nos

ha privado de analizar su estructura, hemos do decir que debió situarse sobre un

yacimiento romano coetáneo o preexistente, a juzgar por las monedas que tenemos

catalogadas por miembros de nuestro Grupo y quo se hallaron en superficie al iniciarse

la saca' de piedras que fueron llevadas para la remodelación de la actual iglesia de

Alcuéscar, correspondiendo estas monedas todas ollas al Bajo Imperio. Nuestra teoría es

que la ermita de Santiago o bien el yacimiento romano donde se ubica, sirvió también de

cantera para la construcción de Santa Lucía, como lo atestiguan las numerosas lápidas

funerarias y votivas utilizadas en su fábrica como anteriormente ya indicásemos.

Desde luego no pensamos que esta densidad inusual de ermitas obedezca a cuestiones

de azar, sino que a nuestro modo de ver hay que ponerla en conexión con la existencia en

las inmediaciones de un venero llamado "Del Trampal" de aguas ligeramente ferruginosas

y que, según el profesor Hernández Pacheco, eran utilizadas como aguas medicinales

previo calentamiento de las mismas en rústicos establecimientos.

Estos establecimientos o establecimiento desapareció con las obras de canalización

de las aguas del venero, que antes se dedicaban exclusivamente al cultivo de huertas por

estas lindes ya desde entonces se utilizan para el abastecimiento de a guas al pueblo. Su

aparición viene a dejar una laguna en la interpretación de la ermita que nos ocupa

posiblemente, igual que en San Juan de Baños, también aquí se tratase de una

construcción de la época.

Todo esto entra dentro de una concesión más amplia de lo que el culto a las fuentes

viene a significar para los pueblos ibéricos y germánicos.

De hecho no puede pasar desapercibida la estrecha relación entre fuentes medicinales

y santuarios visigodos, al menos con los que ofrecen una situación extraurbana. En

relación con esto hay que observar como en numerosos cánones de concilios son

prohibidos los cultos a las fuentes, sin duda muy arraigados en el sustrato. Sin embargo

estas prohibiciones corresponden a concilios tardíos, ya que~ en principio, la iglesia

católica, en su fase de captación, es permisiva: "… las fiestas deben permitirse aunque

vayan acompañadas de orgias…" (San Gregorio).

Tradicionalmente la ubicaci6n de los monasterios, tanto poca visigoda como

posteriormente, se ha llevado a cabo en lugares con unas características mus específicas:

microclimas signos, abundancia de agua, situación cercana a importantes vías de

comunicación pero sin embargo ajenos a las mismas, etc. Todas estas condiciones las

reúne Santa Lucia y por si mismas probaran el carácter monástico de la misma. No

obstante, y para mayor afirmación, traeremos a colación argumentos dimanantes de la

propia estructura del edificio, así como el topónimo de “Sierra del Monesterio” con que

se designaba el Pico del Centinela (a cuyas faldas se ubica la ermita) en tiempos pasados,

o lo testifica un libro de deslindes del siglo XVIII que se conserva en el Ayuntamiento de

Alcuéscar.

No puede pasar desapercibida en este apartado la cercanía de la ciudad de Mérida,

que se encuentra a unos 35 kms, posiblemente sede metropolitana de más significación

de toda esta ~poca.

ESTRUCTURA Y SIGNIFICACION

De lo que en otros tiempos fuera todo un, complejo monástico se conserva

actualmente en pie tan sólo el recinto eclesial. Una· futura investigación y excavación en

los alrededores tal vez sacará a la luz nuevas aportaciones al estudio de esta obra. Santa

Lucía de Alcuéscar es una iglesia de reducidas dimensiones que, encontrándose

abandonada para el culto, cumple actualmente las funciones de establo.

Se halla adosada a una fábrica g6tica del siglo XIV de la que se conserva un recinto

rectangular muy simple sobre el que cabalgan tres arcos fajones, dos apuntados y el

tercero, casi adosado al pie de la basílica en estudio, se acerca al medio punto y este sobre-

elevado pareciendo pertenecer a una ampliación del siglo XVI. Toda la techumbre de

dicha fábrica ha desaparecido y el ábside de la misma parece ser la propia basílica

visigoda.

En los laterales de la fábrica gótica existen restos al lado derecho en direcci6n al

ábside y en el lado izquierdo se halla, adosada a la construcción una casa utiliza da como

vivienda, que presenta en la zona de los pies un arco de medio punto embutido en el muro,

lo que hace pensar que en el lado opuesto habría una correspondencia y conferiría a toda

la obra una estructura basilical.

Sobre la descripción de la obra propiamente dicha, "iglesia visigoda", se advierte que

toda ella está realizada con sillares de granito dispuestos a hueso, reaprovechados de los

yacimientos romanos de las cercanías, como indicamos anteriormente. El muro presenta

un notable grosor, que llega a alcanzar un metro en la zona que conecta con la obra

posterior y de unos 70 centímetros en el resto.

La forma más exacta para definir la planta sería la de una intersección de tres cruces

griegas, de las que los dos laterales carecían de pie. Esto daría lugar, en planta, a un triple

ábside, particularidad ésta bien extraña, pues conocíamos ya los triples ábsides en las

villas romanas, pero nunca independientes como aquí aparecen (caso único junto a los

que subyacen en San Juan de Baños). Interiormente, los ábsides se debían encontrar

separados del coro por tres canceles, hoy desaparecidos, pero no así las "huellas” o guías

que los sustentaban en las paredes. Las ubicaciones de estos canceles asi como la del que

separa el coro del espacio dedicado a los fieles, está en total concordancia con las fuentes.

El desarrollo del crucero o coro es enorme, y salvo los tres ábsides compone la

totalidad casi de la basílica, lo que nos hace interpretar a la luz de las fuentes que dicha

basílica debió sin dudas a ser monástica. Por último, y esta vez separada por un enorme

cancel bipartito también desaparecido, pero cuyas guías se conservan, no sólo - en el muro

sino también en el suelo, estancia esta reducida a la mínima expresión, apenas unos cuatro

metros cuadrados. Esta parte da acceso a la construcción gótica y no da mues tras de ser

interrumpida su fábrica, por lo que deducimos' que pese a no conservarse la puerta la

basílica llegaría tan sólo hasta aquí.

El arco de herradura preside, como es característico en todo el visigodo en la totalidad

de la edificación, tanto en las bóvedas como en los diez arcos que las generan; de ellos 6

descansan sobre columnas y conforman el crucero o coro, dichos arcos presentan en su

totalidad un despiece radial, apareciendo la totalidad de la bóveda realizada en perfecta

sillería. Los restantes arcos, es decir los que abren bóvedas en dirección este oeste van

engarzados en el muro.

Salvo la intersección del crucero o coro con la prolongación de cada uno de los

ábsides, todo el abovedado se mantiene en pie y es de herradura muy suave, que en el

tramo antes citado de posible utilización para los fieles llega al medio punto. En las

intersecciones ya citadas la cubierta ha desaparecido, quizás por la utilización de

materiales perecederos (madera o ladrillo). No se observan arranques de bóvedas.

Las columnas que flanqueen el coro son doce, exentas, aunque casi tangentes al

muro; formadas por tambores de granito en número variable para cada columna, algunos

de ellos en granito rosado. El canon de estas columnas es más estilizado, del que estamos

acostumbrados a ver en estos tipos de edificios; además carecen de éntasis. Los capiteles

presentan decoraciones singulares, así como las basas de las columnas algunas

consistentes en pomas impropias del arte visigodo, si bien ya las hemos hallado en

paralelos en algunas piezas localizadas en Montánchez.

Existen tres puertas de acceso al interior de la basílica situadas en el muro oeste y

enfrentadas a cada uno de los ábsides y que en el caso de los laterales están adintelada y

sobre cabalgadas por un arco de descarga de herradura ciego, cuyo radio parece estar algo

más sobrepasado y cuya factura ya no es de sillería por lo que parece de una adaptación

posterior.

Existen a la vez tres vanos, uno en cada ábside, de medio punto, bocinados, con marcas de

una posibles “guias” para celosías, no habiendo indicios, suficientes para asegurar la _existencia

de algún otro vano , si bien en el lateral Norte se observa un abocinamiento en el muro que parece

atestiguarlo; el lateral Sur está en ruinas.

Hay huellas, y en ocasiones vestigios, que permiten afirmarlo que a la altura de los capiteles

y recorriendo todos los muros de la basílica, a excepción de los dos extremos del crucero en los

que no se puede apreciar bien debido al mal estado de conservación del muro, iría pues, una doble

línea de imposta en mármol de la que tan sólo se conservan unos pequeños fragmentos, todos

inferiores a los 30 centímetros, dos de ellos están en el ábside Norte y otro en el Sur; los primeros

con decoración de roleos con bolas y el otro con decoración de arquillos de medio punto

peraltados. La talla es a bisel.

La cubierta del edificio revierte cierta problemática, no obstante creemos fuera a una sola

vertiente, inclinada posiblemente hacia los ábsides, aunque no descartamos la posibilidad de que

esto no fuera así, inclinándonos posiblemente por alguna más, motivada esta posibilidad por la

acumulación de piedras y pequeña cantería formando un peralte justamente en la confluencia de

la nave central.

Como posible descarga del peso sobre las bóvedas_ hay unos ecos que van adintelados y que

recorriendo la parte alta del edificio en dirección Oeste-Este se prolongan hacia los

interabsidiales aunque en ellos no tienen salidas.

VALORACIÓN

Habida cuenta de que es la única obra visigoda en pie al Sur del río Duero; teniendo

en cuenta que junto con la que subyace bajo San Juan de Baños, situada en la zona de

mayor resistencia a la conquista romana, dentro del país de los Vacceos actualmente

dentro de la provincia de Palencia, es como decimos la única en presentar esta

originalidad en la planta que desarrolla, según Schlunk “la más. Hispánica de todas”

sumando a esto La proximidad a la “Vía de la Plata” y al foco emeritense es fácilmente

deducible su enorme interés; pero a nuestro modo de ver, su máximo interés radica en

que la disposición primitiva de la misma, la ubicación de los cancelas, y un sinnúmero de

observaciones más han dejado con este hallazgo, a ser meras elucubraciones teóricas en

torno a las fuentes para ser una realidad comprobable, no ya arqueológicamente sino a

primera vista.

Como decíamos al principio de este trabajo, una labor de limpieza y excavación harán

nueva luz sobre el desconocido arte visigodo y en particular sobre la iglesia visigoda de

Santa Lucía de Alcuéscar. Por lo que y a partir de este momento deberá de ser considerada

como “piedra de toque” sobre cualquier estudio que sobre el arte visigodo se haga.

Hemos de considerar este hallazgo como revolucionario' en tanto que va a poner en

tela de juicio postulados que sobre dicho arte visigodo se habían elaborado; va a dar

explicación a la hasta ahora "rara" estructura de San Juan de Baños y se podrán sacar

conclusiones sobre algunos pormenores de la 1iturgia de la época así como de la

disposición y número de coros que en ésta basílica parece determinar la sobreelevación

del ábside central.

Esta obra, que por su pureza de líneas, estructura, sobriedad decorativa, etc, evoca

primitivismo nos atreveríamos a situarla a finales del siglo VI, quizás cronológicamente

en la época de apogeo constructivo de Masona; nos ha llegado "fosilizada”, es decir, sin

aparentes retoques posteriores por lo que es de suma importancia que sea tratada como

joya única gozando ya desde el verano pasado bajo la protección y amparo de Patrimonio

del Estado, y no cabe duda que de la riqueza Patrimonial de nuestra provincia.

CONCLUSIONES

El templo visigodo lleva implícito un lenguaje, siendo este más constatable en sus

elementos decorativos; así pues vemos como los motivos ornamentales de la imposta

sufren un proceso de abstracción creciente a medida que nos acercamos al ábside. Este

hecho, comprobado en otras iglesias visigodas no puede ser apreciado en Santa Lucia por

la escasez de vestigios. No obstante es en este sólo apartado donde Santa Lucía se nos

ofrece podríamos decir que mutilada o muda. Vamos pues a analizar los códigos

lingüísticos con los que esta iglesia nos “habla".

Lo primero que salta é la vista es la omnipresencia del tres: tres ~ábsides, tres compartimentos dentro de la basílica (fieles-clero-altar), tres puertas de acceso, tres cruceros, tres vanos…. Si consultamos el “Liber Numerorum” vemos como el tres representa en el código de la época la Trinidad unido a que de una simple observación nos es fácil deducir que la planta es una triple cruz fundida en una por el brazo transversal, nos permite elucubrar acerca de su posible significado.

No existen sino dos ejemplos de los triples ábsides independientes: uno el desaparecido San Juan de Baños y otro el que nos ocupa; el resto de las iglesias conocidas o bien no tienen tres, o si los tienen, están juntos. Rápidamente surge la pregunta: ¿qué significado, tiene esto? No nos atrevemos a sentar cátedra al respecto, pero si a dar tres posibles interpretaciones:

1) Podría tratarse de una iglesia con triple advocación, tan corriente en la época. No

nos inclinamos por esta hipótesis por lo poco repetido del modelo.

2) En esta segunda hipótesis vendría a ver en el edificio una advocación a la trinidad

indivisa, tan en consecuencia con la lucha antiarriana sostenida en aquellos tiempos y que

es una constante desde Osio (hay templos que se edificaron en el área de Guadix

(Granada) con 6sta advocación.

3) La ú1tima de las hipótesis que reseñamos, a nuestro juicio no por ser la más

aventurada, la menos cierta, es la de que pudiera tratarse de una iglesia arriana, cuyo

modelo podría haberse perdido o subyacer bajo alguna de nuestras iglesias -conocidas

como es 01 caso de San Juan de Baños.

Es en esta concepción cada uno de los ábsides independientes vendría a significar las

distintas personas do la Trinidad, incluso sería perceptible una graduación jerárquica ya

que el ábside central es mayor. Lógicamente ésta última interpretación no tiene por menos

que ser aventurada ya que las fuentes no nos hablan de diferencias entre iglesias arrianas

y católicas sino que más bien nos hablan de reutilización de iglesias arrianas por católicos

sin mencionar para nada obras de acondicionamiento (Concilio III de Toledo, canon IX).

Además el arrianismo es la única seña de identidad del pueblo visigodo y pesamos que

esto tendría también su réplica en el orden constructivo.

Dentro del complejo de Santa Lucía de Alcuéscar, que no hace sino que

sorprendernos, la segunda cosa en llamar nuestra atención es el enorme desarrollo del

coro, interpretado en otro apartado de éste artículo como una necesidad de que se tratase

de una iglesia monástica.

Pero junto a la palabra “coro” surgen nuevas interrogantes: ¿cuentos coros?, ¿uno?,

¿dos?, y si son dos ¿dónde estaban situados uno y otro? Las fuentes vuelven a ser remisas

a la hora de detallar éstos pormenores. En una meditación sobre la obra de Santa Lucía,

vemos que en el caso de que hubiera dos euros la distribuci6n de estos no podría darse

uno tras el otro por la estrechez de la obra, y sólo cabría la interpretación de situarlos

colaterales, uno al lado de otro.

En defensa de esta interpretación del espacio coral vemos practicados en el muro

occidental, frente a los ábsides laterales, sendas puertas de acceso esto, dentro de una obra

tan pequeña fácilmente accesible por la puerta principal, bien pudiera ser interpretado

como accesos a coros distintos.

Hasta ahora hemos hablado de los tres ábsides independientes, pero no hemos

abordado la función litúrgica que cada uno de ellos podría desempeñar. Si interpretamos,

a la luz de las fuentes, que al altar es un recinto independiente, separado del resto de la

iglesia por canceles, podemos deducir que en Santa Lucía no había solo altar sino tres.

No interpretamos estos espacios absidiales laterales como sacristías (secretarium y

prreparatrium) o pastoforias.

Por último, en dirección a la salida, a los pies de la iglesia nos encontramos con un

reducidísimo espacio, qua debemos interpretar a la luz como destinado a los fieles. Esto

es difícil de admitir, según se deduce de las propias dimensiones del compartimento, algo

más de cuatro metros cuadrados, más bien nos inclinamos a creer que aunque

ocasionalmente sirviera a este cometido, cumpliría una función más específica.

Rastreando en las fuentes, podemos ver 'que la ceremonia de exortización de

endemoniados se llevaba a cabo colocando al poseso "ad partem occidentis, ita ut contra

altare faiem teneat". También el rey antes de partir a la guerra, era despedido con una

ceremonia especial o n la puerta de la iglesia.

Pero, ¿qué conocimientos técnicos tenían los constructores de Santa Lucía? A esta

pregunta podemos contestar si hacemos~ un detenido estudio sobre lo que es la Basílica

y la época en que ha sido realizada.

La ruralización del Bajo Imperio continúa en esta época, los grandes artistas capaces

de crear los espacios interiores han desaparecido; pero el hombre, incansable buscador de

soluciones, busca de nuevo la creación del espacio interior. Esta búsqueda tiene su razón

de ser en el que el templo cristiano a diferencia del griego o romano no va a ser la morada

del dios sino además el lugar que albergará la colectividad a veces restringida a una

comunidad de clérigos como es este caso.

En Santa Lucía se ha pretendido buscar el espacio mediante la utilización de

bóvedas, constantes en todo el edificio, es sabido que el problema principal de la

arquitectura es el de los empujes; aquí los más potentes serían los del crucero y se

resuelven buscando su verticalidad por medio de doce columnas. La otra estructura

abovedada, la de los tres ábsides y el pie, es de tan poco peso que no necesita contrafuerte,

sino que más bien sirven como tales a la auténtica nave, la transversal.

Poniendo un poco de imaginación en el empeño de explicar cómo pudo llevarse a

cabo la obra de Santa Lucía, creemos que, esta se levantó sin dificultad hasta la altura

de los capiteles, que coincida con las impostas, y que una vez llegada la construcción a de

este punto se cubrió la totalidad de la iglesia con un entarimado de madera, evitando de

esta forma el engorroso apuntalamiento que impediría una cómoda maniobrabilidad por

el interior de la iglesia; que nos hubiera ofrecido la imagen de un ejército de palos

formando estrechas troneras; dificultades que quedan vencidas con el sistema que

proponemos. Surge una pregunta; ¿cómo se tapa ese paréntesis de madera por debajo y

pon encima del cual hemos construido? La solución vendría dada por las impostas, frisos

de mármol decorados con temas alusivos a la liturgia.

Abundar en la importancia que tiene éste hallazgo nos parece gratuito; el lector

barajará los datos y sacará sus propias conclusiones. Un sin número de teorías sobre

estructura y compartimentación del espacio eclesial han dejado con éste hallazgo de ser

meras elucubraciones teóricas para ser una realidad comprobable. Un estudio más

detallado de este edificio y de su entorno que si las apariencias no nos engañan nos ha

llegado completamente fosilizado podrán sacar a la luz preciosos datos sobre ésta oscura

época.

Por supuesto la basílica visigoda de santa Lucia de Alcuéscar desde el mismo

momento en que comunicamos a los entes oficiales de su descubrimiento, debido a

miembros incansables de nuestro Grupo Cultural de Valdeobispo, en dar a conocer

nuestras propias raíces culturales y en pos de la divulgación y catalogación de todo

nuestro Patrimonio cultural.

Luis Mª Téllez Jiménez- Juan Rosco Madruga Licenciados en Arte Universidad de Extremadura

Jaime Rio-Miranda Alcón Diplomado en Arqueología Hispánica. Univ. De Barcelona.