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548 MASDÉU, JOAN FRANCESC DE HISTORIA CRITICA DE ESPAftA 16 632/16

MASDÉU, JOAN FRANCESC DE HISTORIA CRITICA DE

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548 MASDÉU, JOAN FRANCESC DE

HISTORIA CRITICA DE ESPAftA 16

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HISTORIA CRITICA

DE ES PANA,

y DE LA CULTURA ESPANOLA.

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HISTORIA CRITICA Í9.E ES PANA,

y DE LA CULTURA ESPAÍÍOLA.

O B R A COMPUESTA EN LAS DOS LENGUAS

ITALIANA Y CASTELLANA

POR D. JUAN FRANCISCO DE MASDEIT,

NATURAL DE BARCELONA.

TOMO XVL SUPLEMENTOS

A LOS QUINCE TOMOS ANTECEDENTES

CON LAS LICENCIAS NHCESARlAS,

E N M A D R I D : E N I A IMPRENTA U S SAÍJCHAÍ^ A S O DE M. DCC. XCVI . •

St hallard en su Librería en la Aduana vieja.

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'-^ PREFACION.

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-.1. MabiUon , Bouquet, Achery, Mont- Veee did feucon , Muratori, Zaccaria , los Bolandis- J,';|,°4'"^'" tas , los. Maurinos , los Historiadores Ingle-scs, todos los que han emprcndido obras lar-gas y diíiciles, cuya perfeccion dcpende no de la fantasia , ni del ingenio del Autor, si­ne de initnitos hechos positives, y de inu-i merables noticias históricas , que solo pue-den adquirirse con mucho trabajo, y niuy largo tiempo ; todos se han ocupado'con noble sinccridad en componcr ó Apendices ó Suplementos para corregir y períïcionac sus libros con el mayor csmero, llasta don-de puedc alcanzar la flaqucza humana. En mi es mucho mas neccsario estc método por las circunstancias de mi situacion , que no me pcrmitcn ver con mis ojos , y las mas veces ni aun con lés agcnos , los ar-çhivos y documcntos originales , de que ne-cesito para la historia. Varios sugetos, que por cxceso de buena Intencion me han di-; rigidp y dirigcn repetidas quejas, porque le9 parece sobrado larga mi obra , y demasía-d4 mi lentitud , y temen de la brevedad de, mis dias ; me reprobaràn sin duda en ^u cprazon , viendo, que cn.lugar de pa-6ar adelante con la solicitud y priesa que " • de- -

1 I descaran ,jme_detcngo\jírpIjxarnçnfe y des-

pacio en examinar los ticmpos andados. Es muy lodblc el dsseo que me manifiestan, atendiendo à la bucna voluntad·jde-donde leS h'acc:pcró no por'csto dcxaran^.de .cg-noder-, que lina obra'original yí àl,mismà ticmpò de tanta extcnsion , que abarcà ,to-í das'nuestras historias , las naturales , las ci-vilcs , las militares , l s cclcsiasticas , y las lirerarias , no es obra de pocos libròs)4 ni de pocòs aüos ; y que' cl tiempo, .por-ímu·» eho qué sca , mientras se ernplee en' -apu^ rar los hcchos , c ilustrar las >hazaiías de una Naeion ran dilatada y gloriosa como tssH nuestra , jamas'podri llaniarsè .còn-razon-ni largo , ni perdido: Es miicho lo:'que Ue-» bcmos a nuestros csclarccidos mayorcs; •niu·* cho lo que mcrece de nosotros-la''-Naçioí> y la -pàtria. -Por .mas que trabajéii·ios, y tíos dc^x'ülelnos , ' sicmprc -'habrenios hccho 'rritijj poco'; .sicmprc ïnilthio •mcrfosidc lo que dc> be un hijo a ran"*ttoble Madre. Mi -vida se­rà corta ; no G«mplire lo; que he' proyecta-» do; no vcrc conduida-nii lïistbrià en mis'pí>» cèfs diàs. Pero'ims v*ïe'escribir' una partc'dcS día'-con'el mayor íüidado y esmero •,: qxití acabaria toda coh supcrtícialidad y descuido^ Vendran oíros^diísptics de -mi rrias ptofurt-» dos y riias'Hüstí-adOs, que trabaíjaran con'nié* jor foiftuiiajy'mas gloriat,'y cortsegilirín éfft sui ticínpos lo quc-yò-no püÜe 6n lois-'míOs. - -

II.

I

: IL Entretant»,' ya'*qúe lie Ilègado con- Su objeto. la obra a la mitad de mi carrera , debò j'^^'^'"''5""" aprovecharme de la vida, que Dios me cdn-cfede', para dar a lo menos a lo que ten-go hccho alguna mayor pcrfeccion , valien-' domc de las noticias que por mi misiiio he ido adquiriendo , y de las que he recibid» de algunos amigos, y otras personas sabias^ Publicaré los nombres (donde no hubicre^ motivo para callarlos) así de los que me han comunicado sus luccs con noble gene-Fosidad y desinterès por el solo "fin de ayu-darme y favoreccrme , ;y hacer- óstc obse-» quio d la Naeion , y a toda la república literària } como tambien de los que han es-crito con difcrente estilo , llcvados del hon-rado fin de impugnarme , donde les ha pa-rccido , que mi obra lo nccesitaba. Como unos y otros por diversos caminos me ha-ccn igual favor , y contribuyen igualmcn-te a mi mayor instruccion , y al mayor lu-cimiento de la historia j procedcré con unos * y otros del mismo modo , romando con agradecimicnto lo que juzgàrc bueno, y re-chazando con ingenuidad lo que no me pa-rcciere conforme a las leyes de la vcrdad y razon. Seguiré en los suplcmcntos cl mis­mo orden chronològico de toda la obra, porquc asi los lectores podran fecilmentc re­ferir cada articulo al lugar determinado que le corresponde , y en caso de nueva cdi-

cion

cion podrà'quàlquieta , sln mucho trabàjo, entresacar por sí mismo lo que convlniere para el necesario au mento y correccion de cada' uno de mis libros en particular. Una qücstlon , que úlcim-amente se ha suscitado sobre la milagrosa aparlcion del Apòstol San­tiago en la batalla de Clavijo , scra la úni­ca que saldra de su propio nicho y asien-, to } porque por la importància *y nobleza de su argumento, y por la vencracion de-bida al andnimo. pcrsonage, que me ha co-inunicado sus reflexiones , merece sin duda mi primer cuidado y^sçliciíud.

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SÜPLEMENTO I. Q U E S T I O N S O B R E EL D I P L O Í A .

D E D O N R A M I R O P R I M E R O ,

E N QUE SE H A B L A

DE LA MILAGROSA . A P A R I Ç I O N •

DE SANTIAGO

EN LA BATALLA DE ÇLAVIJO.

C A P I T U L O L .

Razon y motivo de la qüestion.

I. ^^iiatro veces en la historia he trata- Asercíone» do de asuntos relativos al Diplojnia de D. Ra-. ""' s accrc» miro primcro. En el ntímero 53 del tomo Xlí. '''=' l 'P'"-dixc así : „ Como el rcy D. Aurelio tuvo paz Àsércion i. „ con los maliomeranos , se comenzo dcsde „ el siglo trcce à infamarle sin razon alguna^ „ ya atribuyendole casamicntos forzados de „ christianas con moros , y ya ascgurandq „ mas paladinamente , que amancillò la glo-„ ria de su nombre con un asicnto que hi-. „ zo con los arabes, indecoroso y muy feo, „ (uslento de que se habla en cl Diplòm^, „ de D. Ramiro:) obligandose a. daries, cada . ,.•,». „ aíio cicrto número de doncellas nobles co-'. „ mo por parias. jPara que. afear la histoüfa. „ de nucstra nacion tan.christiana, y.de nues-.

Ton. .\'VI. ' A »tros

S SüPLEMENTO I. ' „ tros reyés piadbsísimoS', con una invencion

„ moderna, que no solo no tienc verdad, pe-f^ro' ni auni verisinpilitud , en tiempos que Ab-„ (felrahman rey de Córdoba dcbia estar muy „ humiUado' por'los muchos dominíos que ha-„ bia perdido en Galícia, Portugal, y León, y „ por la no interrumplda contlnuacion de des-„ gracias en todas sus enipresas militares ba-„ KO' los r«ynados de- Pclayo , Alonso- primc-

* „ rd , y Fruélar" Ascrcioait. II. Volví-a< hablar del mismo. asunto en

el número 65 def mismo tomo con las pala-bras siguientes: „ Lo que dicen nuestras. his-,, torias moderiias, que Mauregato para con-„ seguir el' trono hizo recurso a los maho-„ mctanos, declardndoscles tributario , y con-„ certando con ellos , como ya lo dixeron del „ rey Aureliò , de daries cada aüo cincucnta „ doncellas nobles, y otras tantas del pucblo, „ es fabula muy mal forjada, y destituïda de ,>todo fundamento. Et celebra Diploma del „ Voto de la batalla de Clavijo , que atribu-tf ye en general este vergonzoso asicnto a los „ primeros rcyes de Asturias ; aunquc rcpro-„ ducido con buena fe por el P. M. Florez, „ tiene muchos y muy patentes indicios de sec „ apòcrifo , como puede vcrse en las discrta-i, ciones eclesiàsticas del P- M- Joseph Pérez; i, y por otra parte es tan injustamente deni-„ grativo de la fama de nuestros piadosísimos „ reyes , que mereciera quemarse públicamen-„te como'libelo infamatorio.

Ascfcioniii. • II'I. En el número 3 del 'mismo tomo XII. hablé tercera vez en estos termines : „ De las nguerras de Ramiro con los moros no nos M dicen las üistorias de aquella edad, sinó que

. „ dos

ii.

VOTO D E S A N T I A G O . 3. „ dos veces peleò con ellos, y entraihbas ve-,, ces fué vencedor: ni yo pucdo decir o;ra „ cosa en cstc asunto, no habiendodicho-mas ,, los escritores , que pudieron saberlo. Ro'< „ drigo Ximcncz , que escribíò quatrocientos „ aiíos despues de la muerte de- este rey, es „ el primero que nos diò relacion de la fa? „ mosa batalla de Clavijo, que ha corridodést „ de entonces de boca en boca; -y de autoc „ en autor basta los últimos anos del siglopa-„ sado , en que la desacredito el P. M. Pérez» „ del orden de san Benito, con razones muy i,xlaras y poderosas. 'La substància de lo que i, cuentan es como se sijgue: Abdelrahman rey „ de Córdoba pidid à D. Raniiro cl acostum* „ brado tributo de las cien doncellas, alcgan-„ do el derecho , que le habian dado algunos „ de nuestros reyes de Asturias ,príncij>es Jh-•,tXos, negli^etites; desidiosos-t-y cobardes, cu^ í.^íi vida fué indigna- de la imitacion de los •„ FieleStymyo anual tributo nefando-^ni aun en „ nuestras bocas debiera poner'se Q tal es la des-„ verçüenza con quo calumniar nuestros pia-,, dosisimos soberanos el tiïmerario autor del „tan celcbràdo Diploma;; qíie llaman delVor „ to de 5'!?M/M^o!)vtOyendp-'Dl Ramiroitan e^ „ candàlosa- pròposicion {; Uamó à'j|a .Corte de „ Lcon d sus príncipes , arzòbispos , obispos, „ abades , y • demas persònas 'llustres >del irey» „ no, y cònel' conseiodé- tan -rcspetable con-,, greso 'màndp toniaf las< armas'ii . tòdosi las ',«qüe<^pór édüd y-vfgoír·cran-capaces'de-cllas, '„ y marcho déSdie htego-contra moros , em-„ pczando la exicursiones' militares porila'Rií»-„ ja hastà 'Naxera y Albclda', que dista'poco „ de- Lòg^on^.. 'Aquí- estaban Uosodirisçianos,

A 2 , quan<

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4 -SüP tEMENTO-I . i, quando se . vicron amenazados de rcpentc; „ por un exercito mimcrosísimo de àrabcs, y, recogidos ïio solo de ,toda Espana però aun jj-de Marruecos , y otras proyincias africanas.. „ La batalla fué infelicísima para los espano-„ Ics, que &e frctiraron fugitivos a llorar sií ), desgracia en Un collado que llaman Clavi-„ jo.. £1. rey en mcdio de su tristeza y cuida-i, dos se quedo, adortnecido , y vio' entre suc; ), nos al apòstol Santiago, que le noti^cd su f, apostoliado de Espana encargadole por Jesii-„ Christo, le. mandd volver a campaiía al otrq •„ dia , lé apretd la mano con la suya , Ip „ certlíïcd de. la victorià ,. y le dixo que cl ,, mismo vestido de blarïco sobre caballo blanr „ co , y con bandera blanca en la mano, se „ dcxaria ver de todos- delante del exercito. „ Atdnito quedd el príncipe cpn la vision : la „ comunico .alramaneçer à \os obispos y gran,-.,, des. de la coï te; y. luego fodp cl' ei^ército^ >, que oyd con aplaus'ó increible tan alegre nor „ ticia, recibid los Sacramentos y se. puso en „ armas. Invúcaron los espanoks a Santiago,

J„ costumbrè que desde cntbnces nos. ha que.->j, dado'; y-'i^on.ia ii$.isteOçia!visibile del apps--,vtol hicieronl taiiigrande>n:i^ranza de iníicics, •,, que·.fijeíon ($eset\t d'sètènta mil los qup ,„ quedaron tendidos ,en el.campo, sin los que -,, fueron. matando. de. camino hasta^ dcntro dè -i,(l0s.muro$í de .Calahorra. En, e.s.ta clpdad^.p9r ;:»>lagràdecuhie.nto:;y^;^neinori$l idç'ijtan ,not;ab|f; .»i.àjcesoH'jla·_aacú>OiE^fl9la hi^o, vpto..geóe--ífical. y perpetuordcfiofi^ei·'anualmerire a )fi • ,,.iglesia de Santiago Ías> primícia) , de la; cq-<,,.s^cha y vendimia «üy. dar al santó.,apòstol .M>sú porcioa de.it>otln d pUlai^e,:e9.,tada.s..li(s

- Í U . : , ' ; I ex-

V O T O D E S A N T I A G O . 5 „ cxpcdiciònes que se hicicscn contra mahor „ mctanos. Esta es la rclacion , scgun se kc „ en cl Diploma del \oto i de dondc la han „ tornado todos los modernos. jPcrp quicn no „ sospcchara de la Icgitiinídad y antigiicdad „ de dicho Diploma , vicndo refcrido en él un „ aconrecimicnto mcmorabilísinio, que con ser ,; tan digno de comunicarse a la posteridad, „ no se halla jamas insinuado en ninguno de „ niiestros cscritorcs por qiiatro siglos ehtcros? „ j Quicn no tendra por invcncion del siglo „ trece una rclacion tan ruidosa , de que no „ se halla memòria ninguna antcs de dicho si->» glo ? c Quicn , Icyendo cl. Diploma, no dcs-„ cubre sus incohcrcncias , sus Inverisimilitur „ des , sus falscdades , sus anacronismos ? El „ hablar D. Ramiro de sus padres y abuelos j , con las infames exprcsioncs que se le por „ nen en-la boca;, el atribuir a nuestros rc-„ yes tan piadosos y catdlicos un asicnto tan „ indigno de su religion y piedad : cl supo-„ ner d dicho príncipe en la cortc de León, „ antcs que Lcon fucse corte , y aun antcs „ que volvicse a salir de las tinicblas y ruir

, nas en que la scpultaron los arabcs: cl darr „ le por muger a Urraca, no çonpcida por nin.-„ gun escritor , sabicndose de cierto que enr „ tonccs cstaba casado con Paterna : el insi-.„ nua» como profcticamente la costumbrè que „$c..habia de introducir con el ticmpo , dç „ .invocar a Santiago ,en .las batallas : el nonv V, bíar arzobisffls , , quandp tpdavía este tí-;,, tulo cclesiastico no era recibido en Espa-.„ üa : el dar al Obispo Dulcidio un arzobis-•I, pado Car.tabriense, d Catalabrense , que ja-.,, mas se ha cpno.çi.dp: el anticipar, unps.cicn . . . . . M anps

6 ^ SüPlEMENTO T. „ aiíos la existència de Salomon obispo de As-„ torga : la fecha del reynado de Ramiro en „ ochocientos treinta y quatro, ocho anos an-„ tes de ser rey : la firma de las pcrsonas „ realos'repetida , y fuera de lugar ; la de las „ Potestades de la tierra, que no suenan en „ otros diplomas; la del Sa/on del rey en lu->, g[ar del cscribano : estàs, y otras inverisimi-„ litiidcs que pudieran notarsé en el -Diplo-„ ma , son indicios cvidentes de que la obra es „ apòcrifa, y la batalla fabulosa."

Asercioniv. IV. En el número 21,6 del tomo XIII. hablé quarta vez del cèlebre Diploma en la forma siguiente : „ Entre los muchos y gran-„ des beneficiós que ha recibido del apòstol „ Santiago la nacion Espaüola , despues del ma-„ yor de todos, que fué el de la luz del evan-„ gelio, se tiene por muy memorable el de la „ aparicion sobre un caballo blanco en la cé-„ lebre batalla de Clavijo, de que hablé en el „ libro antecedente. Es cierto que la batalla „ de Clavijo , aunquc ha nicrecido lugar en „ nuestro brcviario , y particular comèmora-„ cion en el dia veinte y tres de Mayo , està „ toJa fundada en un Diploma de Don Ra-„ miro, que como dixe en su lugar , no solo „ es claramentc apdcrifo , però aun lleno de „ expresiones insolentes , que deshonran la „ memòria de nuestros piadosísimos* reyes. ,, Però no por ésto debcmos dudar de lapo-„ derosa beneficència con que protege Santia!-„ go nuestras arniàs v ni'reprobar tín sus intiar „gcncs el trage guerrero y militar , con el „ qual no queremos denotar otra cosa , sinó „ aquel valor sobrenatural y divino, con que M ha dado impulso-muchas veces <a - nuestras

„ cxér-

VoTa DE S A N T I A G O . 7 exércitos, facilitàndolcs algunas victorias que pareeian humanamcnte imposibles. Es sobra-da temcridad la de Gibbon y otros extran-geros:, que ponen en ridículo el invencible poder de tan grande sanco , de cuya pro-teccion y amparo, a pesar de los impios é incrédulos , se gloriara en todo ticmpo la na­cion Espanola. Entre los santos romances, que dicto d los monges la siipersticion 6 a'va-ricia en- las ociosos tinieblas del claiistro (así

, se escribe hoy dia en Itàlia con aplauso de muchos) merecepartiailarmente ser conocido el del apòstol Santiago por su singular ex­travagància. De pacifico pescador del lago de Genezaretli lo han con-vertido los espa-

, noies en valiente guerrero , que combaté a la .,frente de la caballerta en batallas contra tno-,, ros. Los mas gra<ves historiadores lian cele-, brado sus hazanas: el santuàrio milugroso de , Compostela es la prueba de su valor: la es-,pada de un orden militar, esforzada con los „ terrores de la Inquisicion , ha cortado la ca-, beza d la crítica profana. Es cierto que pas-, ma en ticrras christianas un hablar tan im-,, pio y dcsvcrgonzado : pcro no es menos de , estraüar la incoherència con que los criticos , extrangcros ridiculizan nuestras tradiciones, al , mismo tiempo que deíienden las de sus pue-, blos con el mayor calor y energia. El arzo-, bispo de Paris Pedró de Marca ( para dar aquí , un solo exemplo de los muchos que_ po-„ dria traer) no juzgando creible la aparicion , de Santiago contra moros, rerïere como co» , sa muy cierta, que en una batalla que die-, ron los franceses à los normandos cerca , del ano de novccicntos y ochenta, cl màrtir

„ San

8 SüPLEMENTO I. „ San Severo, montacío en trage de capitan „ sobre un caballo blanco, se les aparecid de-„ lante del exercito , inatando y arrojando a „ los enemigos; en virrud de ciiya victorià „ milagrosa el duqiie de Gascuna D. Giiillcr-„ mo òianchez fundd cl monasterio de San Sc-;, vero en la ciudad del mismo nombre segun „ el voto con cjiic se lubia obligado. La se-„ mejSnza de circiinsrancias en la batalla de „ Clavijo , y la rcflexípn general de que to-;, das nuesti'as fabulas se nan invcntado des-„ pues del siglo onceno, en que sucedid la fu-

> „ nesta inundacion de franceses en Espaüa; „ me dan motivo para sospechar, que así cl M Voto de Clavijo atribuido ií Ramno primc-„ ro , como el de Simancas que lleva cl nom-•„ bre de Fernan Gonzalcz, son obras de ma-„ no francesa,"

Motivo iie V. Los artículos de mi historia , que aca­la ijíícbiioji. bo de copiar , han dado motivo ÍÍ algunos li­

terates para representarme , que mi opinion acerca del Diploma del rcy D. Ramiro pue-de ocasionar dctrimento à los intereses de la apostòlica iglcsia de Santiago por razon de no sé que pleyto cjuc se trata en la corte. Las funcstas conseqüencias. de que pudiera te-mcrse , son motivo para mi del mayor dolor: pcro tengo al mismo tiempo la satisfaccion de que np pueden atribuirse a mi voluntad , "no habie'ndo yo tenido hasta ahora la menor no­ticia de semejante litigio. Traté del asunto en la historia con mi ingenuidad acostumbrada, sin rcspetos personalcs , ni nacionales , y po-niendo (como debò) todo mi cuidado en la sola inquisicion de la verdad. Con las mismas intencioncs procederé ahora , cxponiendo por

una

V O T O D E S A N T I A G O . 9 una parte. los documcntos y razoncs en favor de la saiità" apostòlica iglesia , y por otra mis ligoras y flacas reflexiones, para que cl píí-blico pueda pesar con justa balünza unos ar-gumentos y ótros , y lucgo juzgar sobre la causa con la imparcialidad que se debc. Si la sentencia fuere contra mi , la abrazaré con singular complacencia , no solo por mi siste­ma general, què çs el de buscar y rccibir la Verdad de qualquiera mano que me vcnga, si­nó tambicn por lo mucho que me intereso en las verdadcras glorias de la ciudad é igle­sia de Santiago. Me alegraré de haber acer-^aclo, si accrtc eh lo que dixe contra el Di­ploma de D. Ramiro : però mas gozo ten­dre en dcscubrir mi yerrò, si hubiere errado, porque serà para mi de mucha complacencia \· honor el ofrecer a tan respetablc iglcsia el lumilde tiúbuto de una sincera retratacion, y

contribuir con cUa a su mayor esplendor y realce.

C A P I T U L O I L

í

DlsertiicioK remttida d Roiitít por el iliistrísiui» cabilíio Ae Santiago en defensa del Diplavia

de D. Kamiro primera.

I. V^on motivo, del tomo XII. de la Es-pana arabe , escrita pòr Don Juan Frairiclsco Masdéu , y publicada en Icrigua castellana en la gazeta de Madrid 4 de Marzo del prescri-te aiío de 1794 12.° 18, se han formado es­tàs reflexiones con cl fin que dicho seiíor Mas­déu , usando de su notòria prudència y capa-

TOM. -W/. 3 **-

lO SÚPLEMENTO I. cidad, tenga d bien corregir los defectos que en ella se advkrrcn.

II . Por amplias que scan las facultades de iin critico historiador, no se cree jjueda sin ofensa del trono, y de la iglesía caliíícar el cèlebre Diploma de Ramiro primero de tan injtistaínente denígrai'i'vo de la fama de luies-tros píadostshms réj/è's, qiíe mereciera qitemar' se públicainénte coma libelo infamatorio ( i ) . Nuestros monarcas confirmaron este Diploma. D. Alonso once y D. Pedró lo insertaron a la letra en los que rçspectivamente expidieron. Lòs ministros de là audiència y tribunal su-premo de los.dos Henriques scgundo y tcrce-ro arreglaren por cl sus sentencias j y lo co-piaron entero en sus executorias: i pues que cspaiíol tendra valor ni derccho para conde-.nar a las llamas como libelo infamatorio un Diploma què Iiicieron suyo nuestros rcycs tan intcresados eh las glorias de sus predeccsorcs;

Ï que merecid. el respeto de los primeres tri-unales zelosos de la fama de nuestros sobe-

ranos? Quéremos pasar en silencio , que los antiguos brcviarios, de que usaron muchas de nucstras iglesias, rcfieren el suceso de Clavijo en la misma forma que el Diploma de Ramiro primero. El rezo de la aparicion del apòstol y parrono de las Espaüas, cuya aprobacion soli-citaron Fernando sexto , el infante cardenal

^ arzobispo de Toledo , y diferentes prelados ' y cabildos del reyno : este rezo que sufrío 'cl mas riguroso examen en un siglo en que cran conocidos los escritos del M. Pérez, y

que (l> Masiltu > tomo XII. ediciòn to ;

««i'inol. ca cl ic / IX, liaurcgt-D. LXV. Hg. tu

I Ú

V O T O DE S A N T I A G O . I I que corrigiç^por sí mismo y aprobd Bencdlc-to catorce, uUo de los mayores críticos y mas s.abios ponríilccs que ocuparon la silla de S. Pe­dró ( i^ : este rezo no solo anuncio qiianto puc: de lastimar los delicados oidos de los deten-sores de nuestros antiguos reyes, sinó que ha-ce honoríílca méncioh del Diploma de Rami-Tò jjrimcro. Çonfiçsase con este gran papa, que iaï.aprobaçióti dé^la .igíesja no iinpide el que se propóngàn las dinçultàçics qúe se ófrecòi^-réspecto de los íicchps hlstoricos no reyeladòs, sujetandolas al juicip de la silla apostòlica pa­ra que las dé su Justo valpr quatido empren-da la ,corrçccion del "breviario;'però exigien-do eLmismo :Sumo pQntífícc qúe.esto se hà-' ga con la debida mpdcstia y graves'fundamcn-tos , (2) quercmos que se nos diga, si es coií-forme a la modcracion y decència cl califi-car de tizon de nuestros reycs un Diploma que se cita con elogio çn un,oficio eclesiíís-t i cp ,y esto.çp ,hab.laí^9^ precisamente.con la santa Sede , sinó ,con todo el" univcrso ; nò en unos escritos dictados por la cayiíacion, am-bicion , c interès, sinó en la historia crítica de la Espaúa arabe cqmpuesta en las dos Icn-guas , italiana y castellana. . . . .

III. El zclo por la glòria de nuestros s.o-bcranos , no puede hacernos' olvidar el respe­to y deferència que debemos. a la iglesia , ni los fundamentos mas incontrastablcs nos au-torizan para insultar ú tan santa.y.piadosa ma-jdre: dècimes fundamentos inqolitrastabíe^ .^oi> qíte se trata de un Diplonía exhibi^do mucHas

B a . . ve-

* (t) Ànn l ; fa . Beator, C^mtatzUi lib. %, p, t. caf. (1) Dt, Strvr. Oli Blj^if. et l.J. 11. »'. .

12 SÚPLÉMENTO I. veces en forma probante a los príméros tri-bunales de la nacion; y nuestras leycs dicta-das por la éqiiidàd y. justícia , lejos dc.dcs-preciar, d desechar por qualquierà motivo es­tà tspecíc dé rfociiíTicntos, les conscrvan en' todo vigor y fiitírza , mientras que con argu-iiientos evidcntes no se acrcdite su talsedad y íScçion. Este es clarbirrio que halluron nues-trds legisladores' para conservar a las comui^' clades y particúldres sü's propiedades y déré< chos, para ascgura'r y adarar la verdad de la historia, y mantencr el òrden y paz en sa vas­ta monarquia. Estos son los sentimientos de los mas jiuciosos diplomaricos, y juzgamos oi-ra con gusto cl Séiiór Masdéu el dictamen del M; Pcrez , escritor riada sospcchoso respecto del Diploma de Ramiro priniero. „ Hic igitur „ murus aejieus csto ;' hacc lex , quam recta, „ et invicta ratio praescrivit, tcneat et vígeat; ,V nisi' hicc méridiana clarius iisque argumen-j , tis\ qucís OCCUÍTÍ nullo modo pòssit, de ali-

',, ctijus privilegií falsitatc constiterit, id res-„ puerc et improbare ncfas csto : qui secus fa-,, xit , is sacer et inrestabilis, ut publicae tran-„ quilifatis , et quicris hòstis •, intcsrinique et „ pcrnicjqsissimi bçlli fax, et^inccrtor esro" ( i ) ; Ànrbs de ex'rwTiinar si el sabio bencdictino, con los que'le íian seguido , iricurrid en esre ana­tema , es justo poner en claro sus verdadcros sentimientos: aimque poco favorable al Diplo-ma.dc Ramiro prímero, no se atrcvid a ne­gar, m la baralla db Cla\ajo, ni la insigne vic-tòriií'éonségilida contra los moros-con el'tiri-xiíio del apòstol Santiago, ni cl 'oto hccho

( I ; Dlitrt, ultt. |>>(, 2«>. ciUcioa <k Silimaan aS« de ust. por

V O T O D E S A N T I A G O . 13

por toda la nacion , tenicndo por mas proba­ble que esto hubiese sucedido en ticmpo de Ordono , y no de su padre-Ramiro primero, si bien no se resolvití a privar del todo lí es-te del honor del triunfo ( i ) . A pesar de la confesion del M. Pérez , ha querido el senor Masdéu repetir una parte de sus argumentos para impugnar ; no solo cl Diploma , sinó tambien la batalla de Clavijo , dcclarandola fabulosa , en medio de ser el objeto de una iiesta que con aprobacion de la santa S e d c celebra el Clero de Espana » el mas exemplar ée todo el mundo.

IV. Despues de acordamos lo poco que de Ramiro nos dlcen las historias de aqiie-Ila edad (2} ; despues de asegurarnos que Ro­drigo Ximenez {\xé el primero que nos did la relacion de la batalla de Clavijo quatroden-tos aüos despues de la muerte de aquel mo­narca (3} ; despues de referir la sustancia del Diploma (4) iquien (continda el sciior Mas­déu) no sospecharà de la legitimidad, y atiti' güedad de dicho Diploma, 'viendo referido en él un acontecimiento memorabilísimo , que con ser tan digno de comimicarse a la posieridad, 720 se halla jamas insinuado en ningiuio de luies-fros escrítores por quatro siglos enteros ? ; Qiiien no tendra por invencion del siglo tvece una re' iacion tan ruidosa , de que no se halla memò­ria ninguna antes de dicho siglo? (5) Este pro-tendido silencio de. que se han- vàluio contra • '. / • 'f E s »

(fj Diiert. celes. fig. í í 7 . nu-luer. I '/• et it .

(2) Vasdcit dicbo coiuo y cdi-ciun en cl Kcy XU. Ramicu J. nu-uicr. CXI. fJt, i j l .

(I) Td, en el mismo hif;ar. f ) Itl. en U uisHia luj;. y, sj-

guictitc. (s. HI mism» » cl lugir cica<

i la |;ii|i. 14U.

./••

14 SuPtEMENTO I . . Espaiía los émulos de sus glorias, y de que ranto se ha abusado contra la misma religion, no parecio' a los continuadores de Solando ar-gumcato concluyente , ni capaz de destruir­ia antigua tradicion de los espaiiolcs sobre la; batalla de Clavijo ( i ) : para no padccer en-gaiío en esta espècie de argumentos „ es ne-„ ccsario (como advierte .el P. Mabillon) n a „ solamente haber leido todos los autores, de „ cuyo silencio se dediiçe cste argumento, sí-„ no' tambien debe haber seguridad de que no „ SC perdieron algunos de los que vivieron en-„ tonces, porque podria suceder que un au-„ to r , cuyos escritòs no llegaron a nosorros, „ hubiesc hcclio mcncion de una cosa omitíi „ da por .los demas," (2) jPues si en las na-ciones mas ailtas y amantes de las letras pe-recierbn inlinitos escritòs de autores muy re-comeudables , no es mas natural que esto su-cediese en Bspuna en unos tiemj^os en que casi todo el ciu'dado se Uevaban las ai'mas, y ninguno las letras? (3)

V. Por este motivo nos vcmos privados del cpítonie tcmporum, que nos asegura Isi-doro Pacense haber escriro en su cronicon (4) ; <le las obras de Got-Villa , irlandès de na-cion , que residid en la corte de Ramiro pri-niero, y fué su coronista, que aíirnian D. An­tònia Pernandoz Alvarez, candnigo de la san­ta iglcsia de jLeon habcrlos visto, y hallarsc en ellos la rclacion de la batalla de Clavijo ganada por Ramiro primcro, por la que qui-

l

(l> Cuperitiï .lic i ï . Jitiii. í. II, nuti-. l'v- > i'iii' ni.'.

(:J l·Mitíiiet Mol·lutr. l'art. IX.

to fO P. Fciioti ; Tidtrt Crliic;

tom. ^. .11SC. 1;. nuui. « i . com. it, nuai· 70 ,

dciUc la i-n. itu. r. Ji J.

B

VoTO DE S A N T I A G O . 15 to el feudo de las doncellas ( i ) ; y la misma suerte tuvo cl cronicon latino de Cardefía, obra del siglo decimo , d de fines del ante-ccdente , que en las hojas que arranco una mano violenta se hallaba la rclacion del su-ceso de Clavijo que leemos en el niismo cro­nicon en lengua vulgar , siendo esta una co­pia fiel del latino, como lo acredita cl cote-jo que hizo cl M. Berganza (a).. jY porque alegar el silencio de los antiguos que escriben que Ramiro primero peled dos- veces, con los moros , y que ambas salid- vencedor r pudien-do ocasionar la omision de las. circunstancias de estàs victorias las dos. razoncs. que anuncia el Pacense en su citado cronicon nuni. 65 ; la una porque eran sabidas en. toda Espaüa, y la otra porque va las tenia escritas en el rc-ferido epítome (3^:: aunque no hagan memò­ria ni del sitio de las batallas,. ni de las cir­cunstancias de las victorias ,. suplen esta falta de expresion una tradicion inmemorial, y mo-numentos ciertos y seguros : esas historias , cu-yo silencio tanto se pondera contra la batalla de Clavijo , no son mas , scgun cscribe un critico bien conocido- en la república literà­ria (4) , que unos miseros y descarnados cro-nicones , en los. que no< se atendid a dar no­ticia de aqucUos sucesos llustres en que se funda la vanidcd y solida glòria de las nacio-nes , sinó un diminutísimo resumen de los di-ferentes reynados. Es un acontecímiento me-morabilísimo cl dcscubrimiento del cuerpo del

Apos­

t i ) Hiif, it N- StJïor* de r4m-pB Safraiia , c i p . 2. y i .

(O Eci'g. Antl^. dl Elí. tSU, 1.

(;) Florez , tom. >• num, Cf, l-ag. 30! .

(j) I>, Fcijoo , locis cit. n. 71,

l 6 SUPXEMENTO I. Apòstol Santiago en ticmpo del rey Casto; el viagc de este monarca con su corte a Com-postela para venerarlc como patrono y sefioc de toda £spana ; y la proreccíon del san­tó Apòstol en los mayores pcligros ( i ) . Pues imos succsos tan dignos de coniunicarse a la postcridad , y ^iic teiidran un lugar distingui-do en la historia crítica de la nacion, no se hallan ni siquiera insinuados en alguno de los cscritores coetúneos , cuyo silencio se alega contra la victorià de Clavijo. Tambien qucr daron sepultades en un ctcrno olvxdo los £s-paiíoles que se distinguieron en las campanas, y los concilies que conservaren cl depdsito de la fe , y arreglaren la disciplina,: en las historias de aquella, edad no hay memòria al­guna de la here^ía de Elipando y Fèlix, que puso en movimiento a todo cl occidente, y excito el zclo de los pontííiccs y concilios. éPues como cl silencio de escritores que ca­llaren sucesos tan memorables , aun quanda fuese tan general como se publica, puede per­judicar a la batalla de Clavijo? Si este silen­cio no permite sospccliar ni de la Icgitimidad del Diploma del rey Casto , çn que asegura cl dcscubrimiento del cucrpo del Apòstol San­tiago , ni de los de sus prcdecesores, en que depenen de la protcccion del santó Apòstol, ni de las actas de los concilios, ^como puedc Iniíindir sospcchas d rezelus sobre la antigüe-dad y legitiniidad del Diploma de Ramiro pri-nicro?

VI. Si a pesar del silencio de los historia­dores hay documentos y mcmorias que asegu-

ran ( i j Florci , com. ly.'tti Apf

VOTO D E S A K T I A G O . 17 ran U certeza de estos sucesos, las tienc a su favor , sinó superiores , por lo menos iguales la batalla de Clavijo. La paga anual del Voto que hicieron por ella el rey y la nacion, es un monumento y memòria capaz de grabac con caractéres indelebles en todos los cspa-iioles este acontecimiénto ,. particularmente ea aquelles siglos inmediatòs, en que teniendo siempre sobre sí a los arabes,. fieros é implar cables enemigos, nccesitaban Implorar inccsatir temente la proteccion de su apòstol y llber-tador. Pues por un documento que se halla original en el real monasterio;de san Martin de Santiago, y que se ha^compulsado de or-.den^sMperípr.., ,çoi;ista,que en la era de 9^2» d ano de 914 , el santó obispo de Yria Sisc-Jiandp .encomendd al referido monasterio , y su abad Guto, la igïesià de san. Sebastian, st-ta en;4a. altura del; monte Ilicino, d monte Sa» cro, cediendo para los religiosos que la sirviç^ sen las dos terceras partes de Vbtos de diferen -tes feligresías de aquel contorno 0 ) - ^^^ ^^^ nacion que fué confirmada por el mismo do-nante , y su sucesor D. Diego Gelmincz , es anterior à Ramiro segundo, y cómprehcnde varies lugares que no estaban. indúidos en la^ millas concedidas hasta entonces al santq apo»* to l , y entre estos los comisos d.ençomienclas de monte Sacro, hoy pico Sacro , y Amaea o :Mahia ,,concedides a. Santiago,en la era de 9^3 P^'^ Qrdolio segundo; y hàbícndose sus,-citado sobre esta donacipn un-litigio'entre la santa iglesia de Santiago y el reterido I onas -terio , ambos cuerpos conviíúeron en que los

TOM. XVI. C , vo-

{>) Tcfct, » • , 4. Etcciía» 13. '

l8 SüPlEMENTO I. votos ccdidòs cran parte de los que 'ofrecíeroii al apòstol Ramiró priineroy el reyr-O",por la.mï-lagrosa victorià de Clavijo. El'túrtibo del rcaí monasterio dé san Juíian de Saniòs, obra del siglo docc. nos ofrcce la memòria de los vo­tos en el siglo anterior, còh la exjpresion de los pueblòs que los pagàfon , y dç'-la çanti-dad y càlidad dé frütòs en quése hacia està còntribiíciòh; los frütòs''quc expresS esté''do­cumento no pueden confundirsc con él cànon fromcntario, ni con los derechos reàks' 'q'iié por privilegio de los soberanós han pertcne-cido siempre al referido ínòiiàsteriò; tàmbien se ha còmpülsddo esía escritiirà de ordlMí Su­perior , sin qiie'los' iiiteresados·dQdd^si:ii''dé lú. autenticidad del túmbo, d de 'qUe estos vo­tos fucsen parte del general ofrecidò pòrRa-miro priniero. ' ;•

Vil.' "Eh el siglo' docélà^història- córiipòs-tclànà, de cuyp silencio se ha abüsado-por "ignorància, segun escribc el M. Florez( i ) , nos ofrcce la cesion que de los votos que les perrenccían en el obispado de Mondoíicdo, ó Vallibricnsc ,'hicicron ei-prelado é iglcSia dé Santiago a Di! Munió (s)'} la éscritiira que 'con i>. Diçgò'Gelmirez , y cabildo" conipos-'télahò otorgd Juari Cidid , su muger é hijo, sobre Jos votòs de Asturias (ci); la carta del arzobispo de Bragà al ,de Compostela , que acredita la. pçrcepcipn'de votóS''én • aquella diòcesi y iéh' l i de Opòrtó, ro'solo eníellsi^ ^ló 'doce', sino'én Tos- anrerib'res (4) } la bir-ia de Inocenciò scgundo -al 'àrzbbisjjo dé Bra-

^ l ) Florcz, tru. .••. Not'c. prc-via . num. if.

(i> Jd. lik, 1. caf. it. i fig,'

ga. i'.' it}'^- l·"V·1· !>•?•. 4;».

VOTO DB S A N T I A G O . 19 ga, en que la maiida rcsútuir ciertas. villas que habia rccibido de D. Diego Gelmirez con calidad de devolverlas en la hora que se las dcmandase, y el que .no impida la paga de los votos debidos al apòstol , segun la anti-gua costumbre (i).,Entre los documentes qiic en este mismo siglo nos ofrcccn Iqs vicarios de Jesu-Çhristo, nos cotitentarémos con acorr dar que Alçxandrg tcrççro, en una bula' re-conocida de o.rden .superior , .hace mencion .de los votos dcbidos a Santiago, no solo en el distrito de entre Pisuerga y mar occiden­tal , sinó en los de Toledo, y allcnde de las sierras ò pucrtos ; que Çelestino tercero de;-clara no tenerlugar la préscripcion en los vo­tos ofrecídos en Espaiia a Dios, y al santó aposto! por el rcy Ramiro. En este mismo siglo el arzobispo de Compostela D. Pedró,con consentimiento de su ielesia, admitid por ca^ udpigo; al macstre de u milícia de,'Santiago, y a todos sus sucesores, altstúndolps con to -dos sus hermanos por vasallçs y soldados del Santo apòstol, y concediéndoles la mitad de los votos que percibia en Zamora, Salaman­ca , Ciudad-Rodi-igo. y sus còntornos j y to,-dos los que ïcs pertenecian en el obispado d^ Àvila , y e n otros lligares mas allà de las sier­ras d puertos. Él emperador D. Alonso sep-timo con su hijo Sancho, Raymundo arzo­bispo de Toledo cori su cíero y pueblo, ofre-ciçron etija.era 1188,, aüo, 1150 , dar.anual-mcnte à, Santiago una fànega de.trigo.én to,-do.el termino dç aquella^,çiudad y arzobis-pado, por cl amor de Dios , y del bienaven-

Q.2 ' t'u-(I) U. cap. ai . r C* say-

20 S ü P t E M E N T O T. , tiirado apòstol, y por las almas de sus pa-

<lres, qui ab andquitus hoc voverunt ( i ) . D . i^lonso hueve en un privilegio en que se ti­tula rey de León , de Galícia, Asturias y £s-trcmadura , expedido en la era 1226 , aüo 1188 , did í la Santa Iglesia de Santiago su villa de Mclgar, oonürmd las donnciones de su padre , y aliadid estàs memorables pala-bràs : „ Adaijcio etiam'et confirmo vobk per '„ univcrsüm regmim meum reditus illus qui ',, vota B. Jacobí dicuntur et si Dominus reg-„ num nostrum per íines maurorum nobís di-„ latare concesserit eundem censum ibi cons-„ tituo vestrae Ecclesiae persolvendum queni „ de singulis boum paribus -antecessores nostri „ ab antiquo statuerunt."

VIII. No se puede dudar de la legitimí-dad de estos documentes, que han sido reco-nocidos judicialmente, y sufrido im rtguroso «xíimen; ellos acréditan un Voto general y com-prehensivo., no solo -de los paises sitos entre el Pisuerga y Océano, síno de quanto poseian iniestros reyes en Espaíía y Portugal , y de quanto conquistasen a los moros; un Voto, que los sobcranos, dero y pueblo confesaban «n el ^iglo doce haber sido hecho antiguamen-te por sus mayores ; an Voto que nizo un Rey Ramiro, y a cuya paga compelian los soberanos y pontífices. {• És este Voto, o' el cànon fromentario, d el censo fiscal con que en nuestros diàs seJia querido obscúrecer' es­tos dócuméntos? Aunque nuestros soberanos explicaron su gratitud con el santó apòstol de las £spaiías , sus donacioncs no excedie-

jron

VOTO DÈ S A N T I A G O . à't ron de las miUas del contorno del cuerpo de Santiago coiitenidas en sus privilcgiós , y es del todo iiicreible'quc el reconociniicnto )' de-vucion les hiciesen ceder al apòstol aquellos derechos en qite consistia unicamente la sub­sistència de su dignidad y del estado : ^ son estos votos donacioncs que hicieron los parti-culares de las diòcesis d provincias? jMas don-de esta el documento d memòria que acredi-te que los subditos de algun obispado, y ve-cinos de algun pueblo se obligaron por sí, y sus sucesores a pagar en cada un ano, y para siempre cierta cantidad de granos, ú otra es­pècie otorgando el instrumento por el que pu-dicsen ser compelidos a cumplir lo promcíi-do? Y siendo increïble que los prclados d iglesia de Compostela exígicsen una contri-micion que no les era debida, y que los re­yes , o5ispos, provincias y reynos se dexasen cngartar y scducir sobre este particular, es jiis-tose nosdigaèn virtud de que titulo se paga-ron unos votos comprehensivos de toda la mo­narquia , y reconocidos por el rey y la na-cion muchos siglos antes que se íingiese, se-gun escribe el seííor Masdéu, el Diploma de Ramifo primero: que >se registren to<.iàs las crdnicas, -monumentos, escrituras y dipiomas, y que se nos dé otro documento distinto del de este monarca , por el que se pudiesen per-cibir los votos dcscie antes del -siglo dccimo. Si quantos le pagaren desde entonces resuci-tasen, y juntasen sus voces con los que hoy contribuyén ', estamos scgurós que d el solo oir VOTOS DE SANTIAGO , depondrian ser es­tos los ofrecidos por Ramiro primero y la N.a-cion« despues de la victorià de Clavijo: y aser

gu-

m li

Ai

42 • SvVLBfiC^lí 1?O-, I.. -gurandonos Ramiro segundo, y otros monar-cas, que Ramiro primero mostro su agrade-cimieutp al. aposto! i^i}> y np habiendose ço-iiocidp jamas otra^onzçipn d oferta hccha por este pnncipe,-,,que:lt)s-,vptos „tSi^ cèlebre Di­ploma es,sobre quien rcçayd la.coníirmacion de los que Ic sucedierpii en la corona. La co-j pia de este Diploma que viò A.mbrosio de Alor rales en él,cpíegio..ma.yor d^.Alçala , en uu IÍT bro cscrifò tpdo ,de'ictra gdtiça.,^2.),, y otra que àun existe , y se. ha presentado. en juicío, auturizadas ambas por Pedró Marcio, que fuc en el siglo doce candnigo cardenal de la santa igle-sia de Santiago., prueban invençiblcmcnte que ni k: vi(Çtpria, de: ClavJjo , ni c(. Diploma de Rami.rp prjimero pqedçn tenersc por invencion, del sigío trpcç. A principios de este siglo D; Rodrigo Ximencz , sinó tenia formada la par^ te històrica pertcnccicnte. al reynado tle Ra­miro primerp „..por, lo. incnps,,Cabria juntadp las memprias nçcesarias; pues .supongànios quç despues_de hab.eç.epnsultado las .çhroiiieas, di-plomas, insçripcioncs ,y demas documcntos por los que se suclen cransmitir los.succso^ a I9 postcridad , y no Iiallandp en eÜos el menor >testigio, ò mempriajde.,..la, batalla, de ÇlavJjoi iiegò. a s.us manps ,cl p,iplpma, que .sçgun çsr cribe cl seiíor Masdéu , aca.baba de íingirse y publicarse; i esto solo no hubiera bastadp par ra que Ic despreciasc D. Rpdrígo,, Uevando cpnsigo indiçios tan cvidentes de, iicçion. quç no-ise ppdian.rocuitar a ^ps mas i.diotas? ijjnit ^lovedad tan. ruidosa çomo. la q^e se qucria inr

tror

i

(r) Florci • tuni.' i^. in A;'i». •fJe- HJ·-I' \ii ' -i' •

( ) Morilcs ; lil). ». «!•. 7.

V 6 T O D E S'ATÍTÍAGO. '23 trodücir'ho habia de mpV'èr·" siquicra' duda o ïospechà' eri uno dè'- lói-^hottíbces' •màs' ^abids de la ' nàcioní elegidO .poti^íàn- Férhainído 'píira cscribir la historià,'en'especial-vivíóndd'en un siglo ea qu'e-i segün'se'pretende , acababa de fingirse el Diploma, y feynaba È1 mas profiïn-do y gerierbt silencio d é ' ü tradiciòn ymcfriíí-mehtòs.,. ylo'gFafltto'màyores lUces , rtèmo^ ria's mas seguras-, y'^m'ayor tPpia de'dbbumTéiï-tos que los àgen'tes, léttàdos ."y cscritoreS de los dos últimPs'siglos? ';• ;

'IX'.'·'jMtfí' ^«/V» {;pregunta el seiíòr Mas­déu) léyendó èl'Ifipló'tfiíi^lío deicUbré' 'stts'iticó-hérencias ,''sui'Vnvei^stmtJitúties. l'Jiis 'faisetià^ 'des-, ms' anlícfvi7WHos'?"Ló'\èy€Íbn' sïn- hacév esté importanté déscubrimiento nucstrós reyes y tribunalés; lo léyéron. un Morales, un Ga-ribay , üri MÍriana i-y lbs:'fespaíïoles -mas açrli-•ditados'iporsus ItiçcS y jüiciosdJ'trítica-; Ió lé> ^eron un Bchédictp^catdrciíi'yiquàntosr tUyicrbn parte en el ex5mcn deí reízp'de Clavijo;'lò leV yéron: : : : ; 'pefò ' jà què lín'carisàrnos en es­ta enumcraciòh , que nace póc* d niri^una fuer-«a-£1 los criticos dé niitósïro'SÍdlo?-''Pasemós S cx&minar·loS·-iridfcitts'i coh,qlife''cl/senòr MA§-deu'prcte'ndè désaci^Ctlitar tíl'DiplohiSí': el pri-•mero es elhablàr^'Di Ramiro de-sus'padres y vbuelos 'eon*las^j'iif(ítnes • éx^fisiones- iiué- se te fotien eh là boca,' y •^itribitir dnuéstròs- reyes 4íih' piàdosos y'pafólieús un asièhto^tdn·'wdi^-tío-d'eijM Tf^íon//w>i5ttí/i'La8^'exprfesldrttís*del Diplotnà iTd'cómpneh'chdèïn-,.ni a los'Efrimferosí, Tii a todòsios reyes de '/istlirius, ni'^ los pa­rires <í abuèlòs de Ramiro•:' Sihablando este de algunos predecefores -floxos i y • riegligentcs usd•• de'làsi vociis' Va'-fraéütcfúrtut ''frUiciptïih

se-

i si

34 SVPLBMEKTO I. jernine nos. ptfoducti * siguid la costutnbre de losi roiiianos:, qugn'sin serio en realidad , se

/Jlamab Mi hijos ,. níetos> ,y bizniepos de los <^\xç les habian.precedido ehila dignidad imperial, como Neron en la Inscripçion de Herrera de Pisuerga; que es la 173 de la.coleccion del

.seiíor Masocu, se llama hijo de Çlaudio, nic

.i;q de C^ligula ,·.bi,jyiieto de Tibçrío,, y'tercer

.nietQ ide Augusto: ni fuéien esto singular Ra-.miro primero, pues Alonso el Magno, y Or-doiío su hijo, ílaman en sus díplomas bisabue»

. lo , y;tercer abuelp al;rcy !Casto>,'aunque no Jgnoraban que estc. monarca; /M /a vivitío vi' .da çastísitna , y, sin muger·f Si.todos.ios ante.r -cesorcs de .Kan íro, hubieran qbrado siempre segun los sentimientos deia religiony piedad» las expresiones de que usa el Diploma , ,y el infame asiento.qyc.-refíere serian argumento cvidente. óç ,su;4.ÇSÍpn-; perp; eljinismo .seiíor ^^asdeu «que. ha/ton)íido^,a,sui cargo'l^ ,noble y diíicil empresa de-limpiar nuestra historià .de los borrones é infamias que la afcan , no Jia podido çanoni;;ar;.todas 1^ acciones de los iprodcçesòrest de Ra'mirp. La ambicion de.reyr jiar.i enfermedíid (por ^sar.de las expresiones jdel senoF A'Xa duí) de.tpdas.ks! naciones y de todos los, siglos , que-en particular se apode^ xó de la gente goda, y:ifuév\causa de la desr graçiada muerte de muchos de. sus Monarcas, .esta^pasipn , que por/çpnfesion del .niismo^ iprodu<:c los. etectos. mas,, lastimpsps, .. estaba enteramçnté apagada «9'todos .los antecesor res de Ramiro? {No fiíé la ambicion la que hizo hsa^ax dos veces del trono al legitimo rey >Vlonsü el Casto, obligandole., ya a. refugiarr i e entre sus paríçntes.'de Alaya.^4'ya:a.ençerT

í',

rar-

VoTO DE S A N T I A G O . à j rarse èn un monasterio?!éNo fiíé la ambicion la que cego ú otro soberano hasta cl extremo de que olvidado del amor de hermano, y del decoro de su dignidad, quitó con sus propias manos la vida a su hermano mismo Vimara-no? (No fué la ambicion el primer encmigo que tuvieron que vèncer Ramiro , y muchos de sus succesores para asegurar el trono? ^Si esta pasioh sembro.la division en la monar­quia , si abriò sus pucrtas a los arabes, si les hizo tViunfar èn Guadalete,si inundo las ciu-dades y pueblos de sangre, si derribo los tcm-pios , profano los altares, asold las campinas, y convirtió esta tierra tan deliciosa y feliz en erial, horrible y cspantoso, que hay que ad­mirar produxese en algunos de los antcccso-res de Ramiro los lastimosos efectos que re-fierc cste Monarca ? Vivir en medio de la paz

Ír ocio en uhos tiempos en que la picdad y a rcligion , holiadas y ultrajadas en casi to-

da la- monarquia, imploraban el auxilio de aquellos dichosos espaüoles que cstaban librcs del furor mahometano, no nos ofrece una idea de príncipes zelosos, activos y guerrcros; aque­lla paz por tantos atíos con encmigos pode­rosos , Y <]uc habian jurado la ruina de la rc-cíennacida monarquia , pudo ser>muy bicn efecto del tributo de las doncellas; no igno­ro que cste es en nuestros dias la matèria de los lamentos , y dedamaciones , pcro qutza no hay hccho algunp cuya memòria^ se nava conservadò con mas cuidado por las famüias mas distin^uidas de los reynos de León y Cas­tilla , ni faltan documentos que acrediten su ccrteza, por mas indecoroso é ínvcrosimil que parczca en nucstro siglo. Las fíestas., aL paso

TOM, xri. D que

a6 . .SvpL·E'ííxaro L que.'sòn.uri testimonio de gratitud por Ics be-jic/icios^ rècibidos , son tanibien , por dccirlo así, unos libros que presentan y conservan la vcrdad de los sucesos; pues si preguntamos a los vcciíios dcla'vilía de Carrión^que signi-^ íïcan las funciones que celebran todos los aüos en la Pasqua de Espíritu Santo , nos rcspon-den que conservan la memòria tra.sladada d'e unos a. otirosdc tienipo. inmemorial-, de que estàs - íiinciones.. se dirígenía darigracias a la rcyna de los cielos , titulada > de ;ïayVictoria, porque a su invocacion lograron lasdoncellas del mismo pueblo vcrse libres del ncfando tributo. Si pasamos a León', y queremos.sa­ber de su santa, iglcsia y ayuntaníiento, qué signilican las procesionès y funciones anualcs que celebraa'en el dia de la Asunción de la A' irgen , nos aseguran que las dohccUas que asisten procesionalmente de todas las parro-quias , representan las que los moros Uevaban en tributo , y que aquellos. instnimentos- de extraiia construccioa que acompaíïan estàs fiïn-cloncs, son trofeos de la milagrosa victorià de Clavijo, y que esto mismo dixcron todos sus antcccsorcs.. ^Y- que otra cosa nos dicen las medallas en que admiramos • al santó apòstol y patrono. de. las Espanàs con-las insignías de soldado, de peregrino', yde.libertador dé las doncellas espanolas, puesto a caballo con un guipn o bandera en la mano izquicrda, y con cspada dcsnudaíen la dcrechai, un sin nilme-ro de conchas- que guarnecen el cinturon del apostoL, el freno y. prcral de su caballo, y íinalmente seis doncelius, cuyo trage las dis-tingue en nobles' y plebeyas , que estan en adcman de dar gracias a sui invencible liber-

ta-

iíl!

VoTO DE S A N T I A G O . 27 tador?'Esta es la efígie de Santiago qiic se ha-Ua debaxo del arranque de una de las navcs de su saura iglesia de Composiela, y habicn-do sido rcconocido de orden superior , y exa­minada Con la niayor prolixidad , dcclararon los perítos nombrados por las partes , haber sido colocada en el lugar que ocupa al tiem-po de la reedifícacion' dèl templo , y aun la juzgaron de mayor antigücdad que este : y siendo cíertísimo que la reedifícacion del tem­plo se principio en el siglo once , y conclu-yó à principios del siglo doce , como lo de-muestran la inscripcion go'tica que aun se con­serva , y la historia compostelana ( i ) , es pre­ciso confesar que la efígie es por lo menos anterior mas de un siglo a esa època, en que el scüor Masdéu ha querido fixar la iiccion del Diploma , y por corisiguicnte que la efí­gie de Santiago ya referida, ni se delineo por lo que este expresa , ni por lo que escribie-ron D. Lucas de Tuy , y los historiadores pos-tcriorcs al siglo trece. Este prccioso monumon-to acredita , no solo el tributo de las donce­llas , sinó la victorià de Clavijo , de modo que los diplomas , las fiestas instituidas^ cclebra-das por el clero y pueblo , las medallas, y la tradicion, todo ha contribuido d transmitir a la postcridad antes del siglo trece, y conservar la memòria de la victorià de Clavijo.

X. Però el scüor Masdéu no solo se mucs-tra zeloso del honor de nuestros antigiios re-ycs , sinó que compadecido de la sueric de Ra-miro primcro: ; Como ^(dics) mpotier d dicho prhtcipe en Li corte tie León , antes que León

D 2 fue-( ) Hitttrix Cempufeí*M*t cduiuti «le Flortz* tom. so. lib. I. cap. 7f.

a8 . SUPLEMENTO I. fiiese corte, y attn antes que 'volviese d saUr de las tinieblas y rttinas en que la sepultaran los arabes? Mas un sabio escritor ( i ) que vid y cxíimínd -con ojos criticos la ciudad y cor­te de León , nos aseguraque estuvo muy po-co ticmpo en poder de los arabes, yque'fué una de las conquistas que mas esclarccen la gloriosa memòria del csíbrzado príncipe Don Alonso cl catdlico , y que aunquc este des-truyd casi todos los pueblos que gand a los moros, por no tener suncientes fuerzas para con-servarlos , le parecid mas acertado recener las ciudades de León y Astorga, así por su gran tbrtilicacion, como por su cercanía a las mon-: ^aiías de Asturlus, la qual hacía mas fàcil su defensa en caso de ser acometidas por los ene-migos; y aunquc confiesa no poderse Iiaccr una puntual descripcion dclcstado de León dcspues de su conqiu'sta en orden a sus edificios y nií-mero de vecinos, conviene en que „ debc cor-„ rcgirse lo que aseguran algunos historiado-„ res, creyendo que estuvo despoblada desde „ D. Alonso el catdlico, hasta Don Ordoiío „ príjnero j se sabc por instrumentos aiiten-„ ficos íjut^en cl ticmpo que mcdid entre es-? „ ros dos príncipcs existieron algunos monas-„ tcrios fuera de los muros, los quales csta-„ ban consagrados a San Miguel, y íi los San-„ ros Adrian y Natàlia: entre estos edificd y „ restauro' Ramiro primero la iglcsia de san „ Marcolino en el arrabal de la ciudad junto „ la puerra que se decia Cauriense : y si fuc-„ ra de las muraUas e.xtstian tantas, iglesias con „ riesgo de ser destruidas en las irrupciones

II de ( i ) Siic* a HiitnU dl IMU > • • • • I, cif< | i

V O T O D E S A N T I A G O . 29 ,jdè los arabes, cierto es que lo interior de „ la ciudad no estaba'tan desierto como se ha ,»pensado. Atribuyese la poblacion d restau-„ racion de León a Ordoüo primero en algu-„ nas memorias antiguas, como en la partc ,-, del cronicon que se lec en la primera hoja „ del codice gdtico de san Isidro de Lcon , que ,i contiene las leyes establécidas por los godos: ,, però este y otros semejantes testimonios de-„ ben entendcrse de au mento considerable de „ vecinos , edificios y fonifícaciones con que „ cl exprcsado príncipe procurd engrandeccr „ la ciudild, aprovechandosc de las guerras ci-„ viles que se çncendieron entre los moros, y „ le daban lugar de asegurar mas los estados „ de su rcyno. El mismo escritor rcfiere ( i ) ,, como instrumento autentico é irrcfragable „ el tcstainento de Ordoüo seguudo , donde' „ este rey , que comenzd a residir cstable-„ mentc en León como en su pròpia corte, „ dice que por su orden se habia edificado la „ iglcsia de santa Maria en el mismo sitio en „ que estuvieron los palacios de sus padres y „ abuelos ; y significandose "fen la voz abuelos, „ scgun estilo que los reyes usaban en las es-„ crituras, los antccesores y progenitores aun-„ que scan remotos d antiguos, se evidencia „ que mucho antes del mismo Ordoiío acos-„ tumbraron los réyes de Asturias vivir en „ León , aunque no con residència tan per-„ manente como desde que se hizo corte y „ cabcza del reyno." Vea el senor Masdéu co­mo Lcon habia salido de las tinieblas y rui-nas en que la sepultaron los arabes, como ha­

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s . SüPLEMENTO I. )ia -en ella palacíos en que pudiese vivlr Ra-.

miro primero,: y dar desde esra ciudad leyes a los pueblos , y hacer que fuesen Uamauos los vasaÜQS de todas las condiciones y dases para pcicar con los moros, y borrar para siem-p.i;c eloprobrio c ignomínia.de la nacion,sc-. gim.lo anuncia su Diploma. .

XI. La crítica, que ha creido ser obliga-, cion suya mezclarsc en quanto pertenece a Ra-miro primero, ha qucrido exSminar sus matri-monios. gConio, dice,:dar a Ramiropor mu-. ger d Urraca, no conociUà por initigun escritor,. sabitindose tie cierto qne entonces ísfaba casada con Paterna? ;Mas no conficsa el sefior Mas-, deu que la muger de Ordoiío segundo se lla-, mo' Nufia, y que esta es la misma que en el Monge de Silos, y en varios diploinas se ha-, lla indicada con el nombre de Elvira? iVues. quien impide que la muger de Ramiro prime­ro se Uamasc Urraca , que con este nombre íirmase el Diploma , y que en Sebastiano , d sea Alonso cl Magno, y otros moniimentos, se halle indicada con el nombre de Paterna?. jHabia alguna ley que prohibicse que estos dos nombres se hallasen unidos en ima misma soberana? j D . Luis de Salazar, el hombre mas versado en. estc genero de antigüedades, no creyò que la muger de Ramiro primero tuvo los nombres de Urraca y Paterna? (Comú se asegura que Urraca no es conocida de escri­tor alguno , si así la nombran D. Lucas de T u y , y D. Rodrigo Ximcnez , aiíadicndo que con sus dones enriqueciò las Iglesias de san Sal­vador y de Santiago ?. V-como esta particu-, larid.ul no se halla en cl Diploma de Ranhiro primero, es nccesariu cuntcsar que estos ilus-

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V o V o DE··lS'ANTl'Aèo. gl tres historiadores tuvieronlmemorias fieles y. se­garàs , por las que supieròn no solo que Ur­raca fuc muger de este soberano , sinó tambien su piedad.'y deyociom con las'Iglesias'. .••<•--.i-• XIL. No creo'debamos-detenernos en <la espècie de baticihio que- el seüor Masdéu ob-jeta al Diploma, pues asegurando. que la in-vocacion. de Dios y del apòstol ,. ò scgun la antigua-versíoni este Uamar^ fuc primeraniente èii'Hspanai; es clarò que mas biéh hablà de losi siglos pasados; 'que de los que habian de suceder en- la sèrie de los tiempos:. qualesf quicra.' que conociese la genial piedad y gra­titud de los cspaBolcs , podia insinuar sin luz superior ò profètica, se habia de introducir.la costumbre • de invocar .d Santiago: en' las bata-llas, à vista de haber dcdarado en Clavijo es-tarle encomendada la defensa de Espuna, y dado pruebas' de su visible proteccion. Mas digno'de una 'història-crítica pace.ce cl inidicio dó nombrar el-^Diploma'arzobiispósr,. quahdo tòdavía este titulo eclesiastico n e era' recibi-do en Espana , y el dar al obispo Dulcidio im arzobispado. cantabricnse , ò catalabricnscj que jamasse •ha.·conocido-: mas qualcsquicra que haya'sido la foirtunadc la.vor.;arzobisppi no se'puede-negar que en cl concilia terce-ro de Mérida cclcbrado en el siglò scptimo, cl mctropolitano Proficio fué Uamado arzo-bispo por susufraganeo-Selva O ) , que Qui-ricio obispo. de'Barcelona-dití a san Ildefon-so en elmísmo siglo el titulo de arz.obispo.(2), el qual era bastante-común. en Espaüa-j^se-

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(I) Florcï , tom. i j . f S - **?• Kum. 4U.

(i) Apuil ciiniiem , tom.

^S SurXEMENTO I. gun escribe san Isidoro, y aunquc cste santó doctor lo limita al parecer a los mctropolita-nos y primados, que cran legados del sumo pontffice Benedícto segundo , que asccndíó ai pontlficado en el citado siglo, en carta .escrita antes de su cohsagracion, llama a todòs los metropolitanos de £spana santísimos arzobis-pos: con este mismo dictado honraron d £li-pando Etherio obispo de .Osma , y el santó pfesbítero Béaito ( i ) tambien hacc mencion del mismo titulo, distinguiendo con cl a aígunos prelados en sus diplomas los anteccsorcs de Kamiro , de modo que cste monarca pudo nombrar arzobispos por estar este titulo rccí-bidó ya en Espaiia,:' sinó es: conocido el.ar-zobispado canrabriensc, d catalabriense, cree-mos que tampoco lo son los obispados erio-nense, albaUense, irtmU'iise, y otros muchos de que hacen mencion las actas de los con-cilios-, sin ;que noslpuedà hacer sospechar de la legitimidad de estos ,- y .de los regios diplo* mas, cl que sean.descoíiocidas estàs sillas. La antigUedad nos ofrcce un gran nííinero de do-ciuncntos que acrcditan que los prelados to-maban el titulo de la,provincià d reyno en qiie prcsidian : en los diplomas , y demas mo-numentos publicades por los sabios y laborio­sos escritores Ycpes, Moret ,,y Fíorez, se ha-llan las subscripcioncs , provintie castclle epis-copiïs, episcopus in costella 'vetttla, episcopus aragoncnsis , episcopus ripaciirtiemis , episco­pus alavensis, con otros semejantes titulos que tomaren antiguamente los obispos .de tcrrito^ ríos , rcgiones , provincià» y reynos, y no de

las ( 0 Ttao j . p.ij. 51».

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VOTO DE S A N T I A G O . ^ 53 las ciudades donde estaba su silla episcopal: pues si hubo, como.es Innegable ..provincià de Cantàbria , si esta no'habiaidesaparecido de. nuesti-o continente.noentcndcmos porque Dul-cídio no se pudicsc titular arzobispo canta-bricnse, ni porque se pucda reprobar cste tí-. tulo, teniendo los. de Castilla-, Aragón , Ri-i vagorza, Alava, y otros infínitos que no se tomaron de ciudad alguna llamada Castilla, Aragón , Alava , ni Rrvagorza. •

XIII. Però el Diploma (prosigue cl senor Masdéu) anticipa tinos cien anos Ta existència de Salomon obispo ,ide- Astorga. Supongamo& que este Salomon es el mismo que fué elegida en lugar deTortis por Ramiro scgundo; mas los que han escudriüado los archivos, y exü-•ninado los monumentos de la antigüedad, con-vienen no puede dcsecharse un privilegio poc liallarse en él la subscripcioa de un rey , de un prelado , d de otros que no existian al tiein*. po de su expedicion, porque en tiempos an-tiguos conlirmaban los privilegios, y subscri-bian no solo los presentes , sinó los ausentes, y los que dcspues de ellós venian; este pun-; to de diplomàtica se halla dcfendidtí por tan-; tos sabios , y comprobado con tantos lexcm-plares , que el P. Papebrochio , uno de sus impugnadores.se retrato soiemnemente ( i ) ; de modo que la subscripcion de Salomon, d de otros prelados posteriores algunos siglos i Ra-. miro primero, no perjudica a la certeza y au-tenticidad de su Diploma , èy hay documen-. to que demucstre que Salomon , sucesor de Tortis, fué el primero de este nombre que

TOM. XVI. E ocu-

(() TOMO <. Jt t»i ActM (U (li. SéKiii ití luct «Ic Jaui». . .

34 ."SUPLEMENTÒ I. ' òcupd I^-sUladej Astorga? i De que un Salo-" Díonifnesevsii, obispo^ en -tiempo de Ramiro se-gundó i-se :9^gucbno pudiese serio otxo delmis-' mo hombcc! vn sigio'fantcs, ni' firmar el: Di-' ploma'de Kamiro prííiiero? No ignoramos-que' de un documento que se halla en cl tomo scx-to de la- espaiía' sagrada , se pretendc deducir que No\':idio tiié éii tiempo^e Itaihlro ipríme- tol.ob»po :.dci'Asíorga':.''Tespctemos por.>ahora: esta cscritiira; aun en los pocos aiios de rey- nadó que el senor Masdéu conccdea Ramiro primero,. £ quien dudaque pudieron gpbernar-iucesiyampnte la;diòcesi de Asror^' "Íkalonioh> y)INovidio?''La<escritura <ya"citaaa habla dC' un'concilio que< se congrego eh'tiempo de lui Ramiro rcy, compucsto de obispos , reli­giosos , o' bien-nacidos , en cl que se decreta reintegrar ài la «illa de Astorga. y.a'Su obis-' pò Novidio de' ciercas Iglesias rsitas en Bragan-í aav dé/Jas qiie Jiabia sido privàdo ,en la irçupu eion-'de'los arabes ; y que habiendo sucedi-do a Ramiro su hijo Ordofio , confirmo el-decreto de sw padre d favor de Diego obis-' po'de Astorga . y erigio' elobispadb de'Siman-cas que'.durdsolò en cl ticmpodeísu reyna--do. iil Al, Fiorez ci ej d que estos reyes son-Ramiro primcro , y su hijo Ordono que co-Jocd obispo en Simancas , aplicandole lo que hubia perrenecido a León y Astorga ,; y que «to durd'solo-por sus dias., en quehubodos' obispos Uanvados Ilderedo, y Theodiselo. „Mas ,-, todo csro es , dice su continuador ( i ) , in-' „ vcrosimil y casi repiignante , atendidas las „ circunstancias del tiempo ,_ habiendo pre---.-. .. ..' . . ,iirc-

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VoTOTDK S A N T I A G O . ^ ^5 ,Vvcriido~dc antbmahò qüe estaescrinira tie* „ ne contra sí tantosy tan fuertes reparos, que ,-, no merece I creersesu''contesto , y tnas opo-» ,-, niendose a l ? dd·Leon'-v donde ise: trato y f, escribid'primero" escJC' asunto.*í.'iNòncreemo» que un documento de esta clase pueda' dispu·' tar d Salomon la silia dè Astorga en tiempo de Ramiro primero. . j • XIV. GonfesamoS'que l a ^ A a tül rejma» do de Ramiro primero- en S^\ocho aüos an-i tes de ser rey ,'es' tina </?• las razones <^ke 'mas te han esforzado para jcombatir el Diploma'; mas aun quando en estcse hallase ese error cronoldgico , no era bastante para acreditar por sí solo la liccion:-Piara' còmprobar'cstd verdad podiamos'traer en aj)0}'0''ú un Mabi-» llon ( I ) , d los autorc^ del nücvo itratado da diplomàtica (2) , y otros sabios de primer or dcn ; pcro nos contentarémos con copiar lo que escribid el M. Bcrganza (3) contra un cc-í lebre historiador que descchd una cscritura por parecerle tenia' equivocada la fccha. ,j-Lopri-,-> mero , dicc , dado que hubiesc yerro en la „ data , no por eso los jucces y jurisconsultos t, ticncn por supuestas las escrituras , porqiie sa·' M ben que hay ima ley que dicç, qui; cl errot „ del notario no vicia el instrumento : error „ notarií non •viciat instrumentum. ^Que hom-,. bre advcrtido no habrú conocido en sí mls-„ mo que esta sujeto d padccer engano y cqui·' „vocac5on? jY quien , por mas discrc'to que „ sea , escribiendo cartas habra dexado de cr-,i rar algunas fechas, poniendo un dia, un mcs^

Ea „urt (1) De Xc-Dirlo». lib. | . « r - ''> Tpm» 4.

(;) TBinii I. ft, !»•.•

36 .oSuPtBMÍENTO I. ^ „ un anó por otro?" En efccto, seméjantcs errores se hallan.en los codigos ccodosiano, constantiniano , valentiniana, y justiniano, se i ullan enibs diplüoias rcales y.'bulas pontifí-ciasi, siendòldigna de; observarse:, que las con-sbtorJales expedkias en el ano de 1207: por Inocencio.-tcrcero, tienen errada la indiccion; piics si estàs iigcras faltas cronoidgicas que se advíerteri en los\m&mos. origlnales lio hace sos' pechosos los citàdos mònumentos V parece de-, bilidr d argüir del error deJa datade un D1-. ploma, suüccion, especialmente <|uando es. copia. Y conviniendo nuestros mas celebres es-, cntores , que; la. > cronologia de los primeros reyesdc'Asturias estallcna de tiniebLú y obs-curidad , y no ofrccicndonos el senor Masdéu, «1 ifixar el principio del reynado dé D. Alonso. cl Casto mas que conjcturas, \\o entendemos co-vno de estos principios se pueda deducir un ar­gumento que évidentementc. acredite la false-dad de la fecha del Diploma de Ramiro pri-mcro. No tcneihos dificultad en crecr que los escritores coetaneos nos dexarian las luccs ne-ccsarias para disipar las tinieblas que roynan en esta partc de la cronologia : mas como no tcnemos los originales , y lüé tan grandc cl descuido dé los què lòs trasladaron, que ape-nas los çonocerian.sus autores en las viciadas y defcctuosas copias que nos quedan, es pre­ciso camincmos entre sombras y tinieblas: por guarismos de di/icil comprchcnsion sciíalaban los. afios, ly quicn ignora los infínitos erro­res que por esta causa inrroduxeron los co-pianres en la historia; eclesiàstica y profana? I Quicn no sabc que la partc cronolo'gica es la que .ha suírldo mas de la impericia de los

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V o t o DE S A N T I A G O . 37 coplantes, por la mala intcligencU de las Ic-tras numerales? £1 mismo senor Masdéu ha acrcditado esta vcrdad; pues a pesar del con-sentímiento de aqucllos primeros escdtorcs, ha dilatado el principio de la rcstaiu-acion de £s-pana por D. Pelayo dcsdc el ano de .jS bas­ta cl de 55 » y reducido a dos solos *&tíos los 19 del reynado de aqucl monarca : i pues por> que no nos serà pcrmitido d nosotros ascgii-rar estar defcctuosas las refcridas copias en lo "que núra al principio del reynado de Rami­ro primero , y prolongar los aiíos del glorio-so imperio de este justo monarca? jPorquc no nos serà licito corrcgirlas por cl Diploma, quan» do eÚas.mismas dcmuestran el descuido ó im-]>ericia de los copiantcs? Si Ramiro no tuvo mas ^ue una muger , con la que se caso al principio de su reynado; si este no durd mas que sietc anos, un mes, y dias, OrdoBo su nijo legitimo a los sicte afios no cumplidos fué elcgido para ocupar el trono , y en tan ticr- na edad mandó por si mismo los exércitos; Alonso tcrccro empezó a reynar en cl aüo de 866 , y el cronicon de AÍbelda dice cx-prcsamcnte tenia entonccs dtez y ocho anos cstc soberano; rcbaxados estos diez y ocho anos de los veinte y quatro que vivio su padrc Or-dotío , es preciso que este estuviesc ya casado, y diesc el ser a su hijo a los scis anos de edadr tmas quicn podrà períuadirsc que la nacion en unos ticihpos tan difícilcs iïase el peso de la monarquia a un niüo de sicte aBos no cum­plidos , y que este en el primero de su rey­nado juntó sus hucstes. se dirigió y fortifico à Albclda, y triunfò de los moros en Latur-so? £ Quicn no ve que el matiimoniqL d los

^9 , S UPiEMENTO" J.— scis anos', y el-nacimieriro de: su hijoson'ço» sas enteraníjnre iiiverosiniiles, y mas dJgnas de una mal zurcída iiovela , que de unos es-eritos que son las íusntcs de nuesrra historia? g Qiiien no ve esta entcramente errada la cro-íiologíai jY en cste siipiicsto no serà. justo cohcedeT a Ramíro aqucL espacio de ticmpo necesario para educar u su hijo Ordono, y pa^ Fa que cste le sucdicse en una edad en quç' pudiesc llevar cl peso del gobierno, y ser uit^ nionarca grande pon ^us nazanas , y aun por* susvirtudes? j N o convienen los sabios^así n i ' cíonalcs como cxtrangeros, que los cronico-nes , historias , diarios y anales , aun siendo cscritos por autores contemporancos , debea corregirsc y eninendarse por los diplomas? A' yista de los errores va dcmostrados, «que hom< bre prudente (>oJra desechar como falsa la da-* ta del Diploma de Ramiro primero? Ni es e»-te cl imico monumento que nos autoriza pa-i. Fa dar mas anos al glorioso rcynado de esre monarca : no quercmos citar la escritura de la santa iglesia de Lcon , que acredita que en la era de 877 rcynaba Rainiro en Oviedo: tam--bíen quercmos pasar en silencio la escritura de Valpucsta , por la que consta que en la era de 875 era íiamiro rey de León : no pre-tendcmos valernos d.;l instrumento de Cela-^ nova con feclia de 24 de- Enero de 842 , en' cl qual se lee reynar el justo Ramíro; mas no podemos oinitir la escritura en la que un dia-cono llamado Francta 6 Franctio , hace cier-ta_ donacion i la iglcsía de santa Étilalia y san, "Vicente martires del lugar de Tríunico (1 rion-go en el principado de Asrurias) en el rey-· iiado de Ramiro, quien con cl titulo de prin-:

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V O T O D E S A K T I A G O . 3J>V eipe la- confirniu , su fccha es de las knlenuas de Junio de la era de 872. üíta escritura se ha-i l la, uo en el archi'vo de algun fticblo apenas-tònocido, donde la astúcia de algunos fuUo ma-«osamente introducirla , sinó en el archivo de la santa iglesia.de Oviedo, y habicndo sido vista y e^íàhiinada dç orden superior , los- pe-í wtos- nombrados inteíigentes en Ictras antíguas^ y en las rayaspuestas'sobre-las cifras, convi-j nícron en ía fecha ya referida: cste instrumen­to basta por sí solo para acreditar que Rami-' so primero reynaba en la època que scnalasu; cèlebre'Diploma , y que por .ella deben.còr-i rvcgirse y eniendarsc los- errores croholdeicos: que se adviertcn en los antiguos cronicones.' Pcro pasemos ya d la ^rma de las personas reàles repetida y futra de su lugar: es cierta que. Ramiro, como quicn rcpresentaba; por s» lodaila casa real,, y reunia en: su persona la nipreiha autoridad, confirma en nonibre de su' mugér , hijo y hcrmano, el privilegio de los \x)ros , cxpresion ncccsaria entonces , ò a lomenos oportuna para dar Ic toda la fuerza y autoridad ; tambien es cierto i|ue el notaria escribiria los nombres Ac todas las pcrsonas realcs , y que estàs darian su consentïmiento' (pues no SC colige del Diploma esruviescn.pre­sentes al^tiempo de su expedicion), d con el signo de la ci-uz,ò con èl contactò de'la ma-no't son inumerablcS'los excniplarès dç dóna-, ciones confirmadas por el donanre y su mu-" ger, en que esta subscribe tan solamcnte de niodo qu^, ó es preciso negar la fe à los di­plomas , il ascgurar. qiic esta costiunbre no es en rigor repeticion de firmas. No ncgamos que en lus privUegios iixnubaa priraerumente los

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4 0 SVPZ.EMENTO I. reyesy personas reales,pero se hallan documen-tos autentícos en que preceden los obispos y con-des, a los rcycs, reynas, é infantes; esto nada de que aunque las personas realcs fuesen las prí-meras que íirmaban, como tenian todo el es-pacio d blanco por suyo, lo hacian dondc mas bien les acomodaba, ocupando el blanco que estàs dexaban los obispos y condes que suos'. crlbían despues : de donde nació hallarse in-vertido el orden en las copias que se sacaron de los originalcs ( i ) . Aun despues que tuvo principio la cancíUería. y uso de los privilegios rodados, hay exemplares de prcceder a la fa-' milia real los reyes moros de Múrcia, Niebla, Tarifa Sec , y los arzobispos de Toledo, San­tiago y Sevilla: en los ticmpos anteriores co-ino no habia ley alguna que íixase la antela-cion, ya precedian los obispos a los principes, reynas é mfintes, ya se posponian; lo mismo sucedia respecto de los niagnates y condes, lo que se podia comprobar con inumerables do­cumentes , por lo que la ilrma que el seüor Masdéu crec fuera de su lugar, nada prueba contra el Diploma de Clavijo.

XV. Si SC hubicran registrado todos nucs-tros archivos , y cxàminado los diplomas y es-crituras que se hallan en ellos, podriamos sa­ber si las potestades de la tierra solo suenan en cl Diploma de Ramiro primero. *Es inne­gable que de ellas se hace mencion en los an-tiguos documentos, y que si no subscribcn en los privilegios, seria, ò porque no son siem-prc unos mismos pcrsonages los quo^firman, ò porqiic no era nccesaria, ni siempre oportuna

su ( I ) Nucir* tric. difloai. tuia, t , f.ig, j .

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VdT o Dx Svwwra A* o. ^ 41 lu siibscripcion ; però .como ~cl Diploma de •Ramiro,primero es:.imico,y/singuUr-;entre.los que expidieron; niiestros; $obèranos.py7el Voto hecho despues íd& la prodigiosa víctcnria ,de Cla-yijo es comprehensivo de toda-la. liacion, nó .es de admirar se exigiese el consentimiento de las potestadcs de la ticrra» que siendo senores territoriales .podian contribuir di retardar su ,cumplimiento;-£l .sayon» cuya firma preteni-de:él seiíor Masdéu se -lialla en lugar. .del esr jcribano ,• solo autoriza el i Diploma como tes-,tigo, seguti lo acreditan las copias impresas, y ,'aun la misma .que' trae el M.-Ferez, y sobre itodoel'Càrtiilariofde.la santa! iglesia de Sanr 'jtiago , .en el que , desp.ues dè. la-del sayon se Jiifia la firma diel 'notario en la forma siguienr te: (T- \tS, que quiere decir G. notuit.

XVI. Estàs inverisimilitudcs que el seHor .Masdéu noto en .el Diploma de Ramiro prir -mero, si ho .nos engaüamosmucho,-estan muy distantes de ser razones muy daras y podoro-sas para desacreditarie en el juicio de los hom-bres sabios, imparcialcs, y juiciosos; esperamos las que el mismo seüor Masdéu asegura puer •dcn.notarse. en-el «itado Diploma . y si fue­sen razones 'daras y èvidentes, serémos noso--tros los primeros que; tengamos por falsos el Diploma de Ramiro primero , y la victorià de Clavijo : però mientras esto se verifica, per-mitanos el senor Masdéu que lejos de dar asen-so a ciertos escritores de, los-.dos últimos si-glos, y de dexarnos arrastrar del espiritu que reyna en nuesffos dias contra todos los mtla-gros y aparicioncs, sigamos la tradicion inme-morlal, apoyada de monumentos íncontrasta--bles:, y vcAerétXiQS :.al santó apòstol y patro-. TOM. XVI. " F no

ifa .oSwz'BiíiB·sro h' no de las 'Espanas como libcrtadòr de las don« 'cdlias espanbla»;-y{como tríunfàdor invencible «n' ClaviJQ.'jQoé!''£por:argumenros mas es« pecío^S' (i]ife'sólidos ; ^hemos de ser ingraros «asta cl 'extremo de dcsconocer al defensor de nuestra monarquia? l e hemos de liegar los dictados'de soldado y Caballero? (Hemos de icallar que' nucstros -soberanos debieron a su JnvictQ brazbsus-mayores^òtíquistas? èHemos de pòner·en'duda·élforigen de-nuestra £ílicí-dad , y que el niisriío Santiago, despues 'del profundo olvido en que estaba toda la nacion, declaro a su monarca estarle encomendàda la defensa de -l4'£spana?'^Ha de-poder -mas' en nosotros cl csp'íritu de'.'una osada crítica ;:^uè los senrimicntos que lios inspiran los vicaria de Jesu-Christo, el clcro y reyes de Espana? '{Que razones claras y poderosas podemos te-ticr que autoricen la mtolerable osadía de pen-'sar que los soberanos pontíüces > despues^de tin maduro y prolixo cxSmen , aprueban bata--llas fabulosas, y que nuestros reyes confirman un Diploma injustamcnte denigrativo de la fa­ma de sus prcdecesores? jComo hemos de per-suadirnos que el clero-y pueblo espaiíol, jun-tos en los templos santos para celebrar la apa--ricion de su santó apòstol en Clavijo, renue-van y rcpiten los oprobríos é ignommias de sus reyes y de su nacion? jComo entre tantos sa­bies prclados y eclesiasticos dispuestos à de-fender a rodo trance el honor de los reyes y de la monarquia,- no ha habido uno siquiera que sobre cste particular haya dii%ido sus repre-senraciones y ruc^os a la santa Sedc? ;Y que diran , no ya los impios y libertinos , sinó los hombres de poca fe , quando vean que el ob-

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VOTO WB SxNTtAeo. 45. fétoMt^ns<fÍ€sta<i<nu ràticapròbacioii dellà unta siUa celebra lel.çlcro.iespanolt^ se í dèclara fabulososipoi*. ràzones'claras' y poderpsas^i^ Ik historia-crítica de la nacion? ^No és estovub^ ministrar armas a una nacion vectha enemiga de-Diosyde los hombres::::? Perp ;aquenn renovar estos errores ,; quando estamos bien seguros que el sc.iíor Masdéu nO'ha renuncia-do a los sentimientos' de honradez-v iprobidad y religion? Estos mismos nos haii animado a dirigirle los documentes y reflexiones ^ue te< nemos^expuestas, y que son> unaí pequèna par- tedc k>s'muchps que se han oompulsàdo xon' motivo'del r'uidoso litigíO'''qüe 1' ''ha'--suscica- do en liuestros dias contra'él'Vòtó'deSantia­go: estamos seguros que el se&òr Masdéu los; exàminari con-el desmtefes que. píde el asuiW tD,y que en el<juicio què'iormc-seriakn'düi don edos la- piedad',-lalreligion-^ ylla^'fllial obediència que deben tpdòs^; parcicúlarmentij los eclesiasticos, a la iglesia y a l trono.

C A P I T U L O i l l l . -;/:

Reflexiones mias sobre los documentos y razones del ilusirhimo cabildo de Santiago.

• L J^a disertacion queMàcabó de copiar^ Mottmpo*-honra al autor que la»na><soriò(>t> así por la que escribe. facilidad de su estilo, como tambien por su ''/jl*'*" 5"* doctrina y erudicion, y por lo scledtò- y cner- * "*"' gia dè sus argumentòs : però no por csto pue-do aprobar todo'lo.que en ellos se aflrmaacer-ca de mi opinion y persona. Es menester dts< tineuir en el osunto^çinco qücstio{ws; iV- la; tmguir cinco qücstiopes; iV- la;

F2 ^ del

r a<iljin£iihei. tributa:de ias:Jdpncellar: s.^'Jacd^

di^i&intíagol:' 4/^a?delJ\?^otO'de la nadoaén íàVorode la iglesia de Compostelà: 5.* la de )a antigüedad y Icgitimidad del Diploma. Exàt minaré cstas. cinco qüestiones en dnco. artícu-» los cohsecutiyos; y. resppnderé dcspueis separa-, damente. a tres acusaciones.'personales que'sc. me. han. .hcchó, sin. haberlas yo : merécido' por ningun tjtulo.; la de haber sumhmtrado ar-mas à una nàcion vecina, enemiga de Diosy de ÍQs.thoml·res í-ísude /lal·er faltado al respeto y. •veneKàdohqiieïM m&ecenJíoi diplomasM nues'. trMÍjre^.es.Alyda úejhaber desapticiadala^súpre-. mà·autoridad:)^]la satita. Sede apostòlica. Son acusaciones talcs, y deartículos tan impor^. tantes y^ delif adots,.j]ue elldcfenderme noiso? I^I^icira,: suiDjoblígacioli;muy,e$tcedba.; pyesi OPiípuedo^ (|cxar^de:lidcçrloísih; jcc;nuní;íarr;al> 6war y.hooestídad)t..y aiin^al sagrado jcàrad-tcr de.çbristidiio/yicatQlico,' fle que sièmpre. me he gIoriado,'y mc'gloriaié en todo tiem-po à costa dà iixii luiQpiaJ dia^ é.dfc inilxnilia· res de vidas si las tuviese..

A R t r è u t O I; \:A\~ r •-VR

•ir Ex'émen -Je lít]qiigsH<m primera .sóbrt.eiíinfíihit - , ' . , ! . , i-i.pÍkiUtSk'jde.[laSidoncelhs.ui. ',<.. i:<.r:oi\

H-Aíj'lW.l O.'f io . c i i . ' - ,

Mi opinion IJ , K^ens

^L '..;,L.; ,(.'j i t j . i

wíi/rrt /..Lo primcroque se meecha -. .^...-..,» *.. j.u:pi imcro que se me"echa no es ccme-£,) cara es.ï la lilvrtad ó tigereza xon que he, hl'en «Túr' desacrcditado eli Piplooiai .de D. Ramiro; y füsJada. SC me propoaCiComo principio;de acertad^

1. " .' i crí-

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V O T O KE S A N T I A G O . if5 erlticaid. dictamen del P. M. Pcrèz,- que pa^ rà «echazar un privilegio como apdcrilo , exi-ge argiímentos de rigurosa evidencia ( i ) . • Respuesta. Acerca de la crítica, con>que dc-ben adoptarse ó rechazarse los çrivilegios y diplomas, nos pueden dar Icy , sin el P. Pé­rez , otros insignes cscritorcs miicho mas ela-sicos. No habio de Escaligcro ni Harduino, autores que en doctrina diplomàtica pudieran llamarsc rigoristas: hablo de diplomatarios mu' cho mas blandos, Martene , Ruynart, Mabi-llon , Chiflet, Hcuman, Muratori, los PP. Bo-landistas, los tiíKpngcs de San Mauro. Ningu-no de estos sabiós ha juzgadò que para renu-sar la autoridad de dn diploma ò leyenda, ú otra cosa semejante, sea necesaria una e'viden·^ tia, ó demostracíon (como dice el P. M. Perez)i mas clara que la luz. del mediodia, y à que no.pueda ebjetarse reparo ni dificultad alguna. £ n la practica se han contentado de indicios críticos , de conjeturas prudentcs , de razones capaces de hacer fuerza; y con ellas , scgun su niayor ò menor eficàcia, han rcchazado sin dificultad varios documentos antiguos, ora como sospechosos y dudosos , ora como mixtos c in-tcrpolados, y ora como falsos y apdcrifos en-teraraente. Però demos por un momento,que sin demostracion d evidencia no pueda repro-l^arse-el Diploma de D..Ramiro. Yo hallo en niis 4>ruebas toda la evidencia necesaria para el efecto; no porque juzgue demostrativa nin-, guna de ellas en.particular, sinó porque veo cu todas juntas tan grande peso de razon ,'que

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(0 M: rcflero it ruai. ;• de n i i Irevc i u : conlctve en • !

4 6 SVPLEMENTO I. . con ellas debe quedar convenddo riecesarla* fhente qualquiera hombré sabio. £1 mismo Fi Pérez, que exíge la evidencia contra los di- plomas, juzgd sin duda haberla hallado con­tra el de D. Ramiro, pues lo dic' por apd-crifb. Però baxemos a ]}rincipios y leves mas Jnmediatas. Las razones intrinsccas, y la auto-» ridad extrínseca son dos fundamentos suficientí' simos, no solo encrambos juntos, però aun cada uno de ellos de por sí, para que un historiador pueda mover dudas accrca de la Icgitímidad de un diploma sin merccer la racha de teme-í ridad ni ligereza. Ascntado este prihcipio, que no me j arece sujèto a controvèrsia, vuclvan-se los ojos a mi opinion , y se hallara apo-yada, no en uno solo de los dos fundamento» arriba dichos , sinó en entirambos. Por lo que toca a la autoridad cjttrinseca, oigase el tes* timonio de los Bolandistas en su comentaria: histdríco sobre la vida de Santiago el Mayor. £ n los marginales del paragraíb onceno escri-bieron así: Se ifíce que el santó apòstol apa-' reció en la batalla de Clavijo. Diidan de es-ta batalla al^unos espanoles, d quienes sin em^ bargo todavia no asentimos por ahora , aun'-que el Diploma en que se habla de ella no pa-rece genuino. Luego prosiguen dicicndo: Rn prueba de la •victorià de 2). Ramiro primera va circulando un cierto Diploma de este rey, que publico por entero el eruditísimo Per^z en­tre sut disertaciones eclesiasticas. Però ast el> P. Perer. , como Sandoval, han descubierto en él tantos 'indicios característicos de false-' dad , qite se ve claramente., ó que lo forjo algun liombre ignorante , ó que alguno d lo menos quiso suplir con él d la falta de al­

gun

V O T O D E S A N T I A G O . J|7 gun' eitro diploma que kabrd perecidò (i).' Pé­rez , Sandoval, y los Bolandistas , aunque fue-ran solos estos en mi favor , bastarian para dar d mi opinion una moy suíiciente autori­dad extrínseca. De ta intrínseca nos dan una prueba muy grande los mismos críticos auto­res de .las actas de los Santos » afírmando que los argumentos de Sandoval y Pérez son in-dicios característicos de lafalsedad del Diplo· ma, y tal es , y de tanta fuerza, que se ve claramente haber sido forjada la escritura por algun Iwmbre ignorante. Però aun sin la de-cision de tan insignes escritores , la fuerza y vigor de mis argumentos se ira cxperimen-tando por partes en la seguida de este capi­tulo. (Como se podrà puesdecir que he proce* «lido en el asunto con temeridad o ligereza?

III. Censura II. Pcro se me culpa prin- El tributo «ipalmente de ligereza por haber imputado al <'«''>* « °p-Diploma la nota de infàmia , y haberlo caliji- |']^** '* ' ^ tado de tizon de nuestros reyes , sin que nin- bulo». gun otra escritor antes de mi se haya atrevi-do a decir tanto (2)

Respuesta. Quitando la exprcsion de tizon de reyes, que no es mia; es cierto que el Di­ploma en mi historia se representa como una

es-

|l> lolindlita!, Acta Sinct, Ju-1)1 com. C. <te la cdicivn de Ve-•ccia de 174» I il dia >«. de Jillio.

• J>c JMuto Xtctit Afrtj·rf en el etm-'mtntMriu/ tiijt»ti€»t i>arc. i. f. i r. 'F't- 37. He a<iu( las l'aUbtai sri- . tinalcs : S-mctuí Jdtokur iicitur ap-

^•pmruitie in ftiX*i* Ct.tvtptnji . Jt .fiM *t!qui HiípüHi dübit^nt , ^itiínt ttiiidjàm aiítn'timur , ttii Dtflii»* dt bvf frmtiÍ9 nem vidtétur ^tm%i~ liiiv JiÀ taTudem viettrUm ^CUtiiitnitia) ctmírtidnitm tir'

nmftrtv ttUm ^tlUm Ktmni frimi ptfl.Mí , qiid trmji'tltiimmi Piririat tiiiitttíiir.itmt icitiiifJli-tit iitum il·littKt. At tum i>« , (•Dl SMltwVft , in i> ru clít-Tttttri»icM fnllitAtií pttM dftetf ruiif , ut dt i<nf li/t» hamiíil ttir-Jlctum , mt itlltm .(IMIUII· dift*-mmi , q»'i /•'»« •""cidit, fi-fa luhnitutum /«ú/r , tniniai tp-rtriat* ,

(2) Disertacion en loi «umem X 1 frl ditcrtacita tKVt.

48 SuptEMENTO I. escritura infame. Dixc que el cuento del trl buto de las doncellas es una fdbula muy mal

forjada,y destituïda de todo Jundamettto: que es un asiento indigno y fabuloso , que afea la historia de nuestra nacion tan christiana, y dt nuestros reyes piadostsimos : que el cèlebre Di­ploma que atrimye en general este niergonzoso asiento d los primeres reyes de Asturias es tati injustamente denigrati'vo de la fama dé niïest tros piadostsimos soberanos, que mereciera que-r tnarse piiblicamente como libelo infamatorio : que es mucha la desvergiienza con que calumnia 4 nuestros piadosísimós monarcas el temerària autor del celebrado diploma, llamandtí d algmios de ellos „ principes Jioxos, negligentes, desiaiosos y co\ „ bardes, cuya vidafuc indigna de la imitar f, cion de losfieles y y cuyo anual tributo nefand» „ niaun en nuestras bocas debiera ponerse": que no es creible que D. Ramiro habtase de sus pa-drcs y abuelos con las infames expresiones que se le ponen en la boca, y atribuyese d nuestros reyes tan piadosos y. católicos un asiento tan inr digno de su religion y piedad: que la batallà de Clwvijo esta toda Jttndada en un Diploma de D. Ramiro que, como dixe en su lugar, no solo es claramente apòcrifa , però aun^Ueno de expresiones insolentes que deshonran la memò­ria de nuestros piadostsimos reyes. Todo esto dixc ( I ) ; y lo dixe con toda la rc/lexion de que es capaz mi entcndimiento , por el zelo dé la glòria de nuestros amados príncipcs, y por el ingcnuo dcsco de sostener la verdad. ^No es acaso infàmia , y muy grande infàmia, la del impío tributo de las doncellas, que se atri-

b u ­fi) Vcuc cl «r- '• 'c cite tuj-Icaiciic·,

I

V^ro DE S A N T I A G O . 4^ buyc ú nuestros monarcas, y d toda nuestra nucion? fNo es lo mismo que culparia des-vergdhzadamente, no solo de haber cometi-do toda ella un pecado publico y,feísimo, pe­rò aun de haberlo mandado y decretado-poc capitulacion de paces con instrumento publi­co y solemne ? i Un asiento tan indigno, he-cho y fírmado no solo por el rey, però aun, segun la costiimbre de aquellos tiempos , por todos los obispos y grandes, no es lo mismo que haber renunciado formalmente toda nues­tra iglcsia y nacion a la purísima moral del evangelio , y aun a la doctrina y religion de -Jcsu-Christo? Si puedo yo con prudentcs ra-zoncs (como las tengo) borrar esta infàmia del trono y de toda Espaiia , ; porque no he de de-fcnder nuestra inocencia, y restableccr nuestra glòria? Los demas escritores que no han echa-do en cara esta maldad al autor del Diplo­ma , debcn haber Juzgado , ò que el hccho del tributo es cierto, ò que-siendo falso,no lo invento dicho autor. £ n mi no sucede así. He descubierto y probado que el heçho no solo no es verdadero , pcro ni aun verosimil, y que el autor del Diploma, segun todas las noticias que nos quedan, es el primero que ha hablado de semcjante cosa ( i ) . Tengo de-recho pues para tenerlo por inventor de la in­fame relacion, hasta que.de ella no se des-cubra algun documento mas antiguo y segu-ro. Si yo hubiese dado al Diploma el titulo de infame , suponiendolo obra de D. Ramiro, d de algun -otro rey; yo seria sin duda muy culpable, y aun reo de lesa magestad: però

TOM. XVI. G . in-(>) Vcansc cu ctcc tuflciucaco los niímcívi >. r t. ití caf. i.

«-

^O SUPLEMENTO If-mtitulandolo así , despucs de habcr dicho y probado que no es obra de rey , ni de per-sona digna de fe , sinó de un cmbusttro y falsarío, y probablemcntc de algiui maligno francès ( i ) ; he dicho de él lo que era lici-to decir, y era justo que se dixcsc. El pre-tender que se borre de mi historia una no­ticia , porque o' iio la haii tenido , d no la han comunicado al publico los historiadores ante-cedentcs, es lo mismo que querer echar por tierra tdda mi obra; pues mi dcsignio y traba/o principal es el de apurar iníinitas verdadics que hasta ahora no se han apurado.

_ ^ IV. Censura III. Semeopone que las eX' ser tal. ami presioncs del Diploma no comprehencien ni d los f^l'^y^'^'^'^'prhneros, ni d todos los reyes de Asturias,ni gunosAc ^ los padresó abuelos de Ramiro (2).

Respitesta. Este reparo importa muy poco para el asunto , però sin embargo no debò dcsprcciarlo. Dixc lo primero , que cl Diplo­ma atribuye el vergonzoso asiento • d los pri­mer os reyes de AsUirias; y ciertamente así es segun .las' palabras del mismo. <£« tiempos an-ti^uos (dice en él D. Ramiro, d se íe hace dccir) por los aíios (ó cerca de los aíws^ de la destruccion de Espaiia, obrada por los sar-racenos baxo el reynado de D. Rodrigo, hiibo algimos de miestros anteccsores , príncipcs fio-xos-, negligen'tes, dcsidiosos y cobardes', ctiya vida (à-f. (3) Un hecho que se dicc 'aconte-' cido cerca de los aíios de la destruccion de Es~

No <Jcxa de

nuestros re ycs, y n o í iiiucNR.

»* • aí-'A ^"^ ' l .num. <. ,!c d/cüo

(:> IJ· ·ertjcion, niiin. »; ^ <i) ra'al.ra$ oriçliulcs ijtl D i -

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• I •. ' . ••' • pa-ttuaitmm tííinmhp À /^/tctriff·to^ f.iM rrj^e Keairícs dominaiíte » ^uí-

i'ítatrl noitri* ivíteeiiío'tj'^ fí'tf'i **#.í ^li^tnrei, ílcJdtt., ^ttjinerttt eU-tt-tÍAnvr·urn frinciptl t QMíuin utiq<ti Vít* t &Ct . >

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V O T O D E S A N T I A G O . 51 pana, y d las inmediaciones del reynado de D- Rodrigo , líltimo rey de los godos; es in-dubitable que quiso atribuirse d los primeros reyes de Astiirias , sucesores inmcdiatos de D. Rodrigo. Aunque no hubiese hablado el autor del Diploma con tanta especifícacion; la sola expresion con que se. rcfiere d los tiem­pos antiguos , bastaria, para que así lo cnten-diesemos ; pues antes de la mitad del siglo no-no , en que él escribid , d se supone que es-cribicse, no podia llamar tiempos antiguos si­nó d los.que distasen de su edad por mas de un siglo d lo mcnos. Esta illtima reilcxion me submmistra un nuevo argumento para tèncr el'Diploma por apdcrifo , porque 1Q^.reyes Aurclio y Mauregato, d quicncs nuestras his-torias atribuyen el infame asiento, no dista-ron de D. Ramiro segun mis cuentas sinó unos scsenia aiíos, y segun las comunes unos sctcn-ta , que parecen sobrado pocos para hablar de ellos como de príncipes de tiempos antiguos. Se me culpa en segundo lugar , porque ha-blando de los reyes de que trata el Diploma, los Uamé padres ó abuelos de D. Ramiro. Aun­que en csto hubiese errado, importaria poco: però creo sin. embargo que no erré, porque entcndiendo por padres y abuelos, segun el sentido còmun, el abolorio ^ ó la ascendència de un linàge , mi proposicion es innegable, siendo cierto, que todos los reyes de Astu-rias hasta D. Ramiro , y aun mas adelante, desçendian de Alonso primero , yerno de D. Pelayo. He-'aquí la prueba genealògica: Don Alonso fuc'4>adre<de Fruela primero; fué tio: de Aurelio ; sUegro tie ^lon ; padre natural de Mauregato; tio de Bcrmudo primero; abuc-> G a lo

52 . '•SürrEM''ENTo T; lo de AJonso «scgundo ; y tio del padre dç D . Raniiro. Los' cxemplos que se alcgan con­tra mi , así cl del emperador Neron , que se in-tltiilaba nicto' de los que no le fueron abue-los i como cl de los reycs Alonso y Ordoiío, que llamaban bisabuclo y tercer abuelo al in­signe rey Casto, que no tuvo hijos ; son prue-bas de que dixe bien quando llamé abuelos de D. Kamiro a los que no eran en rigor sinó asccndicntcs suyos. Però vamos al tercer articu­lo , en que se suponc que yo 'para desacre­ditar el Diploma haya atribuido a toííos los reyes de Asturias lo que el Difiloma díxo de solos alguttos. £ n esto ha habido equivoca-clon ,^ues en mi. obra no se liallara jamas sobre este asunto la palabra todos ; antes bien se vera, que no he hablado sinó de algtmos con la mísma limitacion con que se habla en ei Diploma. Si: no a todos , sinó solo a algú-nos de mtestros reyes se atribuyo' cl vcrgon-' zoso asiento. i Pcro acaso , porque no se dl-' xo esta infàmia sinó de algunos, no habrc de defenderlos con el mismo empeüo con que defendiera d todos} Si de tmo solo de mtes­tros reyes. se hubiese dicho semejantc jnaldad,' yo me:armaria, y me dcbcria armar.por. es­te solo como por todos juntos. > i! . .

V. Censura IV. jMas porque el .autor d& la historia critica tiene tanto cmpeiío en bor-, rar esta mancha del trono, quando no lo tie­ne en borrar otras muchas? £s larga esta cen­sura ; però es bien que se lóiga -jxïr entpro.

íiiné^rlbu-'^'' *'''^°^ '"^ antecesores de Ranriro hubiesen ,o, ' ~ obrado segun los sehtimientos dè reiigion ypie-.

dad, las expresiones, de 'que uSa el Diploma^ y el infame asiento qtie rejiere, serian argument

to

Olrns (fe. fèctos ó vi­cies de mies-tros nves , no son infti-vo para arri biiirlcs cl íi íiiine tribu to.

V o T O' DE SÀNTr'AGO. 53 • to evidetite' de su'Jiccion : perd èl mistno' se'nor Masdéu, que ha tornado d su cargo la nobley difícil empresa de limpiar nuestra historia de los borrones é- infamias • que la afean •, no ha podido canonixar todas las acciones de los pre--decesores de Raníiro. La ambicion de reynar, en-

fermedad (^por usar de las, expresiones del senar Masdéu") de todas las naciones y de todos los siglos, que en particular- se apodero de la'gen-te goda t-y fue caitsa de la'desgraciada muerte-de muchos de sus monarcas i ^ esta pasion , que' por confesion del mismo produce los efectos mas lastimosos, ^estaba enteramente apagada en to­dos los antecesores de Jtamiro? iNo-fué la am-i bicion la \que hizo baxar dos veces del trono 'al' legitimo rey Alonso el Casto, obligandole ya d rtfugiarsé entre sus parientes de.Alava, y d encerrarse en un monasterio? ÍNO fui la am­bicion la que cego d otro soberano hasta el ex­tremo 'de que olvidado del amor Ue /lermano, y < del decoro de su dignidad, quitó con sus propias manos la "vida d su hermano mismo Vimarano ? cNò fué la ambicion el primer enemiga que tti-'vieron que mencer Ramiro, y nuíchos de sus su' cèsores para asegurar; el trono ? j 5/ esta pasion sembro la division en la monarquia, si abrió-sus puertas d los drabes, si les hizo triímfar • en Guaddlete, si inundo las ciudades y puel·los de sangre], si derribó los templos , profano los aliares, asoló las campinas ,y. cowvirtió estat ter­ra tan deliciosa y felis. en erial, liorrible y es-pantoso; que hay que admirar produxese en al­gunos de-los antecesores de Ramiro los.lastimo­sos efectos que refiere este monarca^ ( i )

Res-(1) Diwttwioa , Biua. p. CÍMÍ*»

54 SUPIEMEN.T.O-L Resptiesta. La acusacion que se me'hace

esta propuesta con mucha hermosura y elo* qüencia , pcro no convencé el entendimiento. Se díce en substància, que yo lio disculpo a varios de nuestros reyes de su pecado de am-bicion , y que por consiguiente no debò dis-culparlos del de la oírenda.de las donccUas. Dos cosas en cl asuntò son muy dignas de repa« ro'.xlo primeroï^que los dós pecados. de que sc.hablano.meçecen clcotejo^qué se,hace:'de ellos : lo segundo-,\que..del uno.al^otro no. puede sacarse la conseqüència que se pretén-de.. La ambicion' que se nota en 'algunos re- yes fué vicio'.privadoy: personal:. es.,dcfecto. tan comuh entre,-los hombres,- que pocoS'se\ libcan de. él enteramente :'es pecado .que a\ jüicio.dcl mijndo (no hablo-del de Dios) not engendra vergüenza ni deslionra.. Al contra­rio la prostitucion tributaria de la virginidad cs la maldad *ma$ infame y vergonzosa que. pucda cometersc : es .luia iniqúidad entre chris-tianos tan poco comun , y.tan gcneralmente aborrccida , que quizú en las tiistorias no se hallara otro excmplo: Iiubicra sido en nues­tros reyes, no un deliro privado ni personal,, sinó un cscandalo nacional y publico , y au* tenticado solemncmcnte con la aprobacion y. firma de entrambos cleros , cclcsiastico y se­cular. • j Quicn no ve que entre una culpa y otra no liay proporcion ni cotejo? ^Quienno cont'csara que si bastan pocos grados de pro-babilidad liisto'rica para llamar ambicioso a un príncipe , no deban tenerse «.por suficientes. nij aun muchos grados para deshonrar.tçonJa ma-. yor infàmia no solo cl trono de nuestros reyes, pcro aun a toda la nacion entera? «Pues que

se-

%

VOTO D E S A N T I A G O . . 55 seria si hubiesc para-lo primero razones in-dubiíables •y· muy fuertes , y no las-hiíbiesc' para lo segundo sinó dudosas y muy flacas? Así cs efectivamente. La ambièion de algu­nos tey^% consta con evidencia històrica por la seguida de todas sus accionesy conscqüen-cias, y por el testimonio patènte de los cscri-torcs.'mas antiguos; y'mas veciíios al hecho.*> Los fundamentos al contrario, e'n que se àpo-ya la noticia del infame tributo , no son sinó dos; el de un Diploma^, de fcúyà Icgitimidad se disputa; y el de los historiadores del siglo

. trece i que-empezaron à cscribir mos-quimefí-tos anos dcspues de los reyès de qlie se' rra-ta. éHay aquí cotejo^ni proporcion? íHay mo­tivo para que uri" historiador qWo-abrazo'-la-primera noticia pòr-ser muy creïble, y aun muy ciorta', liaya de abrazdr tambien la se-' gunda aunque dudosa y nada creible? j Hayi razon para obligarme à convenir en lo segun­do porque convihe en lo priméro? ;à decir una cosa, que auti en opinioh de otros cs-critores graves cstd' fiíndada en falso funda-', mento ;>porque'dixe otra, que en òpínioh de-" todos es verdàdera y certísima? ;a denigrar injustamente la fama de varios reyes çon un escandalo' el mas-mfaine 'y horrible ,' poi^úfe' nó budesdi culpair- a' otfo*d^· uh'-vició'níaS^'co''' njun ynntentís --ViergOitzdSo? 'GrcÒ tjue qïiàl·i' quiera' eísp»k$l í^^pndel-àitdó éífas''réHÍxioh«ís,' vera-en cllas elvérdadéfp zèlò <5|IK;'mdriifieiS-, to por la glòria-de nuestros mbharcas, ,y. clc todai nucstra hacibn. / • - ri •.:> < • '• ; •

'VI-J» X íAjMrà··F.··IiSi'íihz tíué"tuvíerbn< 'ifl-·'. 1.3 r - ''c guinos de nuestros reyes con los mahomcta- ='s"'"* "• nos, es otro argumento que se'pfópónè' èh moros "tam-

prue-

§6. SUPLEMENTO I. pocnesmo píue^a dcl detestable tributo.; Esta ociosa paz tivo para car- (esçriben,iniscensor;es):en tiempo que la guerra garies tan era ncccsaría para defender la ptedad y religion,-ande infa- „^ „p^ qfrece tma idea de .príncipes zelosos, ac-

"" • tinios , y gtierreros : la fax. por tantos ^os con atcmtgos poderosos ,y que habian Jurado la rui-na. de la reci'emaçida monarquia,pudo ser miiy bien efecto del tributo de las doncellas. ( i ) . . Respuesta. £1 literato que cotnpuso la di-scrtacion en defei\$a de la. apostòlica Iglesia de Santiago, hace mucho agravio en esta cen­sura a los mismos seüorcs, cuya causa dcfíen-de; pues no parecera à ninguno muy glorio­sa emprcsl la de buscar razones de mera po-sibilidad para dar bulto à una opinion tan de-nigratlva de la fama de nuqstros soberanos. Xx> çicrto es que la verdadera historia de niiestra, nacion no n.os da fundamento, ni para des-ppjar del titulo de z,eiosos , activos, y guerre-ros a todos los príncipes que tuvieron paz con* los moros; ni para sospe.char que la tuvieron' por efecto del tributo de, las doncellas. Los're-: ycs que preccdieron a P . Ramiro fueron on-.-ce , y entre estos los que no movieroh-las.ar-mas contra los mahometanos no fueron sinó cinco , Fafila , Aurelio, Silon, Mauregato, y fiermudo. .Veamos lo que nos dice! de.:ellos la historia respecto. al , asunto.:, de . la paz . Fafíla reyno' solo. un. aSo, y pcho. mc^escumplidos, sin ser, jamas molestado ;dé lo; moros^por ei e$carmiento que les habia dado su padre D. Pelayo. Aurelio., çuyo, reynadp fué de qua-tro anos' y dos meses, sujeto. 4 los e$clavos

- y libertos, que se habian;. amotinado por to-

: . - , - - ! . . . 1 ' • . . ' . I •• > •- • d o

(i) O'iKtueioa-, »mm. cittt». .. ,j

V Ò T Q '

.'tSuèflABà Irahmsíri m ^diCÜfdòU %tabí^fi-fonceilmiiyliuifíílladbtòV'bHï'làrgï'iQn cioh de dcsgradis: l·lübcTaè cskífr' eh' velà'ítíííí-tra·los·tVahceses , porquc « los prihcipios db sureynado íué la fembsa expedicion de Cai|--lo'Ma^nò 'contra' nuesitrós-cWistlartps de ïíà; -('artcail Ien Ibs nadó •peto

nuestros -;''clhíons cal Silbn i-dict'/c;! ino%è^^ae'Albelçíi,;qtó

Ibs cittfeò aii'()s'jí qüShS''·Tncsfes de sii'y^^-" estuvó'enfpax 'con lòs" mòròs'por i'esr

^ de 'su madre j qiic'tetidria.íílguna amis-tad-'ò relacion çoii- c lrèy de Co'rdoba, jo; ipó\' ibtras ràzòiles 'tiuè' íïiy Jtíbçfnosfi'W ^ú^arja de Ws inqUietüdcs 'qiíènòcàsiòrfà'feí'éütí^^Miíti-íègatb', ciiyí'vida-^'n "èl·%<ífio^ür'ò Solos ^íí» 'aiios, fué nombrado con di^cordias''civiíes.^ hubò dle vivir de continuo con témdrcv'y i'c-«èlòi "por' 'él partidò contrario, que ^uferia j)rò-rtiowi^'S'D. 1 AloHior BctMíà(fté^nó''i:^ààiif-^ caiiïehte' eh Astüfias 7 mientras inc!'dbin_''rer vucltos' los moros én gücrràs' civií» ;'"y rc-'nunciò la "corona à-los dos aflos'rio ain;jj>U-dos de su rcynado. En cste resumen histori'-•co sé've"clair'imcniie'Vq'ue los'in<iti_^o^ P "" " los cihco reyéi iio'n^oviefoit'gufcrraa'lós'arií-bes , fueron'Wiy üifcréhtcs delqüé sé'alè^íf. Primer motivo fué cl de rcspetos' pcrsòhaies; como los que tuvo Silon por su 'niadre, sé-gun

guo tud de losi'theinigos ,'à quieniés • t c , o por falta dé fuerzas, ó por òtros priíi-cipios de razonablc prudència , juzgó no dc-bcr in-itar quahdo no la nïolcstaban : y cstò SC verifico «n \osl reyés Fafila ,-Atirelio, y Bcr-^'TOM. XVI. H mu-

_58 , S U P L E M E N T , © I. ^mudo. Terçeir. mçúvy ; j^asj^scordiasr^jvilcs y 'dqmóiUcàsVèií çúya pcasipu Ii bierd sído im-j>iTi^enc^ iç^^istnícrsf pçff ptçpÀ?. iy<íÍMn."d en p^|^/^cçíones;Jnmar^:^ç^&:$^çedlPlpu|1M Jp: n^<bax(i là{ ,feynàdòs (ié i^urcuo'y iaurega-tò/Qiiarto 'motlvQlos^tejnorès de ,ptraguerra, que; debian tener al prít cipe, en continuo cui-

.adojjr ^dc^ycloi ^coinò. le /suicçdió 4 D.iAu-M° >^>^^!·^^#^tí^ÍJíS.*rancescs, Quin-fffjmV'yP ,%Jfftc4í?if|>afV·rÇynS^Pi. que en SiIoa,^ue,de.;Çmc9 anos, en.Aureuo de qua-trò, 'en.Maurégatp,,de.^rcs^iéa JBecmudo de .dos,~y enilRaííjai ^ç;~úno;vpíies aunque, ,es ,cier' tó/guç qvaic^uiççir:^ 4 ^ f l'ps íprwero*.;.diaí *?^!íPJ!^í#?·tÍPR:8^i?5enfl^e4e. ^mm las arr i n ^ ^^í^ ^m1^go,4ÍO[es jAuyxomuh., ni .inU' "cha. pim^dieí/^^iu'Jucerló.i, j vemos que aun yarips.'de nucstrós pr/nçipes^uerrcrqs ae, aque­lla j n i ^ à /cdad no emprendieron/sus'^ gragiide ^uerras'-cbntrà ino^os^, sinó. dàpues ide--^gu-nòs',anc» dç reflejidoiny reppso:comoJopi:ac-ticaroh ipór'-e 'emplo i3 . Fruelà primei-o , -que no acómétid .sinó desípues de ser acometídoi y D. Alonso segundo, que con .todo su zclo rcligioso, y .milita^ no salip a pelear con IQS moros, llasta. ,el'. tj fcejr . ijóp' e su ,;gpbiernp , rj entoiices sàííp. |>orque, .ÍQ;ipt>ligaron ;sus ene-inlgps. Xa història segiïn esto .nos presenta mo-tivos müy-verdaderos,muy suücientes,. y muy honestos de jque no-solp .ppdemps., perp aun débénios,'^tn|}u!r, i^, paz de los.xiíKp ireyes cón los-mahometanos. Luegq Jio teiiemps dfi-rcchp^pira introducirptro motivo, de-queiio han )-hablado jamas las .historlas por xinco sl-glos enteros; y mucho menos derecho Tene-mótf tratandose de un motivo tan 4 e ^ n r o -

. • - - í o . i f i i

-> VaT o ' tt r 5 X ít» r.A'çb. 59' so y exécrablc ..Tgiïeno'-merccc ser" rccibido' de un espaníol, smo en-'virtud de documcn-tos innegables. -• '> u. v.v.r- .. ,.' .

VIL •Çetisttt^a.VLEl·^tuUiir\ic '1* disetta-\ cion prosigue con.ípstas labíàs-r''2Voyir/#<i>»^pueJ'5 "po-documentos que acreditanla. certeza'Hel frffoí-'y="«,"" "• to, por mas maecoraso e-itfverostmil que pa^ maUad en rezca en nuestro' siglo. Las fiistas \ jxl paso: las pintura» que son un^testitnonití'de'gràtittui·pof lòs\be''7 fi«»s de

unos libfos' que·'presentait y .sónS'eriUàft t^'ver' dad de los sucesos. Pitef, si ^eguntàmos à los. tecinos de la viUade Carrton qtïé sighifican las fimciones que fítlebrati^tòi(ósloV'afiòs; en'là' Pasqua de- Espiritu^'SMto^i:.ntis fispotiden <qinè\ conservan la 'tnemprià^hasladadà'- de'' iinos a-otros-^.de tiempoinlHemoríàl^dé què'estàs'Jim-ciones se dirigen Sdargracias d ^areyna de'los cielos titulada de\-laVíctotia i porqüe d suinvo--cacion hgraroH las donceltdS Hel·'mhino pUéVló'-•verse libresdel- nefando 'tribiftò^ Si'^as'amo's d' León., y-queremos\sabet^djf·.m símta> tglesià-jr': ayímtamiento l- qiié signifíc'dn''\lat· procésiónes y funciones aniufles que celebrati en èl'dià de'la Asunción de la Vtrgen, nos-aseguran que las doncellas'queàsistèrtpftíúesióridlvlíente'de todds lasK parroquias, representatï la's'·'qUe tos- 'ikàros V/rya--ban en tributo, r que aqttellos instrumentos dè èx-tràna cohstruceton que 'aeompaU'dh ès'fas funcio­nes , son trofeos de la mitagrosa'·victoria dè Clavijo, .y que [esto ifiisihla-^ dixéroh todos sus anttcesoreSi i Yqu» òtra -Í9sa^ ríos' dicèri las me-dallas en que admiràtnpr^itl'S'akto· apòstol y'pa' trona de-las Espanas- voHlas insignias de sol--dado , de peregrino , y de libertador de las don-ctllas espaüolas f£uesto d caballo con un gtiioh

H 2 Ó

6o .rSui!l;EMÈIíl!O..I. , / n bandera en la mano J&qttierda t y cón esta­da desnuiia tn la.dtrecha t- ún sin~número de conchas que ^uarneccn el cinturon.del apòstol, y.H\ffem. y .pjeiailAeVM 7t'dl·allo.,.y yinalmen--MsV.s.Hs doncella\y'^.'.ci^·o;itrí{gtwlas: distingue' en nobles, y piebeyas i que estan en ademan de dar gracias a m^in'oejiciblje Hbertadorí Esta 4S la «figU di Santiago qitf^se^Juilla debaxodeí ar-raitijtiiit^}le,tt^aMtias^oS>.n<Kuesde. stt santa (gle-.

<ski'ji^4^mp9^K'la*\y^h^ isidò. reconòcida. àe,.<^dèv mperlw^tyK examinada xwlla ïnayor. ji^piixidad., declararòt*' los, peritos... noinbrados. por las portes t'haber sido' .colòcada eh el·lugar que fiçupaial</^fefppo\df.Jdiref^!ficacion.del.tem' ph-t }yà^¥P^M jmg.atfm,<dei.^iaxoe. antigSedad. íw^Ví/í»•>. siefidoüçeriviniQiqmla teedijficàcion del/tínijflp se·princfpmm·'.tL·siglp once.yy.can^ cluyó a.prim.tpios-.dei.-si^iol.doce'tÇómo lo de-mtiestrají la inscripçion- gófita\que. attn se. con-ser^aç, ji',-laMJHftprM\^<mpost^lanai es prMtso ^/Ífi^f.àr*',·atít líi.^k fAfnpor lo\tneftos^ ante­rior, mas-, dè.'.m siglPi^dvJa./pomjen.que çhse-. nçr, MdsdetiJia.iqutridojixar l<ij\ccion del.Di-piptaa ,ypor'cofisiguiente^'qne la^efigie del san-tç ja reJer.i4a>^ni,,sei..4ertneó.,por h. que este ex-pfesa i ni pof lo.qm^.escr'M de. ÍiiXi.^MJ^^t^iad^«s\ps>fXeriores: al. siglo tre~ *"^.'Qjr •^v^v>··«;inVt^^:^.o\^ nj it. :Mii ; ^ Í K U M . ' . ... • '. . Kespuesta, 7r^in4íeJos .en substància se ale-'

gan en prucba de la nefanda prostitucion : el de las fíçsta^. 4ç.,Çarrion; el.de.las.procesio-nes, deOtiCoi ;)y/el.<^ Jas) iii^génes de San-f. tIàgpta\j£9baÍlo,\I«çis\dos,primerps ik>>sQo inUy. al- ciisò f: porque. tratandose.lde funciones » iio -

di-D:scrHci·· } ca cl iHgtr ciui!*.

V O T O D « S A N T I A G O . 6 I • dirigidas al cuito de Santiago, sinó el de núcs-tra Senora, y no celebradas en el insigne dia de la aparicion del Apòstol, sinó en dias miiy diversos; se ve daramcnte que por si mismos no ticncn relacion con el hecho de que aquí se trata. En tiempo que los moros con sus freqüentes cxcursiones se entraban por nucs-tros pueblos, y con violència militar nos ro* baban las doncellas , ò para forzarlas a su al> vedrio, tí- para tributaria» ^scgun acostumbra-ban) al trono de la luxúria en los infames scr> rallos' de sus miraniamolines y vireyes ; los Ico-ncses y carrioneses recibirian de nuestra Seiíora algun singular favor en defensa de sus infelices virgenes cxpüestas d tan detestable deshonra; y'cn agradecimiento y memòria del beneficio i institüirian las-íiestas que todavia se celebran. i Que el ipúblico .despucs de aüos y siglos ha-< ya confundido ó confunda estos ú otros efcc' tos del piadoso amparo de la madrc de Dios con los de la protcccion del milagroso. apk»-: tol Santiago , no es cosa nueva nicxtrana;ni puede darnos motivo para apoyar en ima tra-dicion tan dudosa y de tan mcierto principio, un hccho notabilisimo c infamatorio, de que no tenemos ningun documento positivo. j Pe­rò que diré de las imagenes de Santiago a ca-ballo en forma de guerrcro ^ guarnecido de conchas , y rodeado de doncellas? Dicc (como dixe en mi tomo XIII.) que con cl trage mi­litar del Santo queremos denotar el valor sobre-• natural y divino con que ha dado impulso miichas veces.anuestros exércitos, facilitandoles algu-> ítas victoHas que pareciajt humanamenteimpo" sibles. Diré que las conchas son un símboIo< muy natural y senciUo de> su patronato y pro*-

' ' tec-

6-2 SUI'IÍMENTO 'I. ' rcccion , pues como los peces bstan- seguros quando la concha los tlenc cncerrados en su : seno, así nosotros Ió estatnós con tan íirihe escudo y defensa. Diré , que las doncellas al rededor< del santó apòstol nos: renuevan ladul-ce memòria de su poderosa intercesiou; qiiis. las libertó muchas veces del furor de la luxu* ria , cortando los progresos de las armas ma» homctanas. Las imúgcnes de Santiago con es­ta alusion pueden siiponerse no solo del siglo docc , però aun mucho mas antiguas v-sin que . por esto se hayà de dar por.legítimo cl -Olplo* ma de D. Ramiro; pues de la protecdon de . Santiago en las guerras tencmos documentos mucho mas seguros. Si acaso hubiera opinion ò tradicion de quedichas imagenes aludan al •_ in£imc tributo de las doncellas; esta:lòpinion d-tradicion (mientras no sepruebe con'otros > argumentos mas ciertos sumayor antigüedad) debe tencrsc por posterior a la invencion del Diploma; pues sin fiíndamento muy grave no debembs hacer mal uso de la piedad de los pin- • tores y dcmas íieles para deshonrar taninjus-tamente a nuestros soberanos , y a toda nucs-tra nacion.

Nuevas rs- VIU. Aüadase, que la noticia de la detes-zonet contra tablc prostitucíon tributaria no solo es inve-loi defensB- rosimil c íncreiblc, porque directamcnte se opo-. re» del inu- _ ' i x ^ f *.• . _ • j j • mciribuio. "c a las muximas dc rcügion y piedad tan ca-

ractcristtcas de nuestra nacion; y porque, fue-ra del Diploma , no tenemos de ella desdc el siglo octavo hasta el decimo tercero ningun. fundamento positivo; sinó tambien.{x>r ladi» vcrsidad'é incoherència, con que sevhabla de-ella én las historias niodernas, ^uc son las.uni-cas en que se fiínda. IncoJierenaa i . ' Algunos

V O T O D E S A N T I A G O . 63 historiadores ^ -sigulendo al autor del Diplo­ma , atrlbuycn el infame asiento à Jos prime-ros r.ejf.es ; y otros retardan-rsu època por mas de medio siglo. Incoherència 2. Algunos cul-pan determinadamentea solo D. Aureiio, otros a solo Maurcgato. otros a cntrambos, y orros a todos losreyes antiguos en general, sin nom-brar d jiinguno. Inconerencia 3.' £ s cierto por las historias antiguas, que ihmediatamente an-tes de D^ Ramiro reynò por jnas de. incdio siglo D. Alonscel Casto,, incapacísimo de con­venir en tan grande obsçenidad « y que «n to-do este tiempo .huboi guerra casi continua cn-trei christiahos y moros 1 sin Jiaberse.^amas pa-

Eado, tributo^ ni.Iiablaido de él úna sola pa-ibra. (Gomo podrà pues atribuirse a D. Ka-

miro .el liàber ^uitado tuna infàmia en que no cayò.Jamas su inmediato antccesor en <el lar-go. reynado de cincuenta:anos£umplidos? gCo-mo es :cceible <que Abdelrahinan para mover guerra a D. Ramiro tomase el pretexto del tri­buto , habiendola ihecho y continuado -por mu-chos anos con el .rcy D. Alonso -sin alegar se-mcjante motivo? .gGomo {jodian los rcjcs dc Córdoba precender un atributo que por medio siglo À lo menos es certísimo que Jio lo ha-bian cobrado ni una sola vez.; y de tiempos mas antiguos no xonsta>que jamas lo hubie' sen prctendido? :•-.'.

IX. >Quedan -^es <evidcnciadas las verda- Recapitula. des siguientcs.. Verdad^ primera/, que mi opi- cion del prl-nion no es temerària^ antes bien muy fun- mtrafiículo. dada; pues .tiene por autoridad extriíiscca la de cscritores muyacreditados^^espanolesy ex-trangeros; y poc intrínseca la de muy üier-tes razones^ .que 1 juicio dc,lós.tBolan(iistas

son

6^ -"• SuriLE-M^ENTO L- ' son jndicios caracferisticos de la falsedad de'l Diploi}ut,y prtieban claratnente liaber sido-fof' jado por algun lumbre ignorante. Vcrdad sc"i gunda : que la noticia del tributo de las don-ccllas de que se habla en él merecc borrar-se de nucstras historias , como calumniosa y fabulosa : como calumniosa, porque es de tan­ta infàmia para el trono de nuestros reyes ,• j para toda nucstra iglesia y nacion, que sm gri· vísimos fandamentos no puede ni debc adopt-tarse : como fabulosa, porque fuera del Di­ploma de- que se disputa, no se halla ningu-•an memòria de ella:en: nihgun escrito., ni publico ini -privado, por'cinco; siglos<cnteroK -Verdad tercera: que la infaine maldad/aun* ^ue atribuïda no a todos nuestros reyes,' sinó a solo d algunos , merece sin embargo toda •nuestra reprobacion i porque es' infamiac na t:ional; y porque aun quando no lo fuesc > el mismo respcto debemos d pocos reyes que i niuchos; y tanto derecho tiene a su defens^ la inoccncia' de un príncipe como la de to­dos. Verdad quarta: que el no poder discul­par u algunos de nuestros'. nionarcas del vicio de la nmbicion', no es rmotivo para culparlei -del infame tributo : lo prímero, porque piK ^ ieron comctcr aqucl pecado sin caer en cs "te otro : lo segiindo, porque son nccesarios miicho mas graves fundamentos para deshon;-rarlos coii un deliitò'in£infb , que' para atri­buiries una. culpa comun y. nada vergonzosdc 1D tcrccro, porque de esta culpa teticmos mü-clios rcstimonios y muy autorizados; y de aque­lla infàmia no tenemos ninguno por medio -millar de anos , fuera del Diploma qüestiof nadó. Verdad.quinta :.que la.-pax <que: tuvier

roa

V.ÒTo DE S A N T I A G O . 65 ron algunos de nuestros reyes con los maho-mctanos no puede àtribliirsc ni eh concicncia, ni en crítica, à efecto del infame tributo: lo .primcro\,'.nporque'.los efecttis voluntaríòs de una causa mfame son,tat\.dcnigrativos como la misma causa : lo segundo , porque ningu-na historia por cinco siglos ha atribuido dl-cha paz a semejante motivo : lo tercero, por­que todaslas historias ha^alcgado expresamen-te otros motivQS muy diversos, y por su. natu-raleza suficientísimos y muy razonables. .Ver­dad sexta: que los retratos.de Santiago a ca-buUo , seguido de seis doncdlas , no prueban la realidad,.del,tributo :.do!'priniero , porque son indifcrcntcs para sjgnUiçarde otros. modos -la bcnelicènciaidel)Santó :Jo.segundo, porque no ,se les debe dar una signiíicacion infuma-toria, pudicndo. daries otras muy honestas: lo tercero,, porque mucho mcnos debemos cchar-.nos a tan niitL.partido.i.rvo. teniendo para KUO ptro fundamerito > sinó c]L de lUna escritura tan dudo^a y qüestionada. Vecdad §eptimai: que las relaciones que nos quedan del infame tri­buto no solo son modernas y de ningiuia au-toridad,.però tan poco unifqrmesiciure sí, y tan directamente.contrarias d.las historias nias antiguas ; que aun quando nq tuviesemos tOr dos los demas motivos alegados, por sola su inverisimilitud é incoherència dcbieramos des-terrarlas.de la historia de nucstra nacion.

7o.w. s'Vi. ÀR-

66 SüPlEMENTO I.

A R T I C U L O - II.

Examen de la qüestion segunda sobre. la batalla de Clwvijo.

Batalla de X. ^ensiifa I. El P. M. Pctcz , aimque <:iavíjo<;ii)u poco'favorable al Diploma de Ramiro prime-io>a. Dicion fo^ tto se atrevtó d negar- ni la b'atallade Cla-(S^u\i oïTis'^^J^* "' l^*"S'£*'^ '^^ctoria conseguida contra bataiias pvM, '<>* ïtioros con elauxíUo delapostol Santiago..., uriorcs. teniendo sin embargo por mas probable, que es-

to hubiese sucedido^ èn tiempo de Ordono, y no I de-'Stt-padre Ramiro ^i)> •••:• •' • •

Respnestà. Yo'no creo estar obligado a se­guir las huellas del P: M. Pérez: però lo cier-ro es que en-el caso presentclas he scguido; y no se como pueda echarseme en cara lo con­trario: Nicga el -P.> Peresa la' batalla por lo qi)e toca al lugar^en què se'pone; y al tiempo y rey a que se atribuye : lo mismo he negado yo. Jiizga el P* Pérez que dcbc baber suce-dido alguna accion semcjante, però en orro ticm|x> y lugar : asi mismo lo ihe Juzgado yo. Dice el P. Pérez, que-la'batalla vérdadera, de donde puede haberse origirfàdo la fabulosa, es la que ganò D, Ordoiío primero, hijo del pri­mer Ramiro en cl montc Laturso cerca de Cla-vijo (2) : y yo , siguiendo el mismo dictamen, he dicho con palabras cxprcsas , que siendo la

jf.dmlosa batalla de Ramiro tan scmejante ú la de Ordoiio por las circimstancias del lugar y de

su (r) Disercacion , nitni. }. (I) fcrcx , Dltitm.t tttiiitri-

miim, nun. l i . ip. f,g, ,f^.

VoTo DE SANTIAGO. 67 su bnen íxito , puede sospecharse que la hayan inventada y forjado sobre este modelo ( i ) . ; Pue­de decirse ^ue no he seguido la opinion del sabio Bchedictíno? Ahòra sin embargo debò apartarme de ella por lo que toca al ultimo articulo , porque habiendolo pondcrado con mas reflexion, veo que las acciones de Ra­miro segundo , y Abdelraliman tercero son las • que tenia confusamente delante de los ojos el autor' del Diploma quando las atribuyò por la identidad de los nombres a Ramiro prime­ra , y Abdelrahman segundo. He aquí el cotc-jo. I. La muger de Ramiro segundo se sabc de cicrto que se llamaba Urraca. El autor del Diploma diò este mismo nombre a. la de Ra­miro primero, que no se llamó así. II. Ra­miro segundo convoco a los grandes del rey-no para comunicaries la intencion que tenia de mover guerra a los infíeles. Lo mismo di-ce cl Diploma hablando de Ramiro primero. III. La msigne victorià que consiguid Rami­ro secundo cerca de Osma contra un exer­cito tormidable de Abdelrahman hubo de su-ccdcr, segun la sèrie de los dcmas succsos his-to'ricos, en la era de DCCCC. LXXII. Esta mis-ma fecha, quitando d los ndmeros romanos una sola c , es la de la fabulosa victorià de Ramiro primero contra Abdelrahman. IV. Ra­miro segundo en otra batalla aun mas cèle­bre , en que destrozó un nuevo exercito nu-mcrosísimo de mahometanos. cerca de Siman-cas, mató hasta setenta ú ochentamil. moros, parte en la primera accion, y parte en cl al-cance hasta ciudad de Alhondiga. Los que ma-

I2 to ( ' ) Hiiltrit Crtrict it Blf^li» . Coai^Xlf. n u a . I I » .

68 SUTLEMENTO I. tò Ramiro primcro segun el Diploma fueron tambicn setentamil , y los mato del mismo modo , parte en la primera accion , y parte en cl alcance basta Calahorra. V. Aüaden las lústorias *modcrnas , que en dicha batalla de Simancas , ganada por Ramiro segundo, pe-Icaron en la vanguardia sobre caballos blan-cos san MíUan y Santiago , el primero en de­fensa de los Castellanos , y el segundo por losi leoncses y gallegos. Lo mismo dice el autor del Diploma por lo que toca a Santiago, tras-ladandolo à los tiempos de Ramiro primcro. VI. Se cuenta que dcspues de la batalla de Simancas los Castellanos hicieron un Voto ú san Millan,y lo tírmaron.enla era de J.xxii del siglo décimo. £1 autor del Diploma atribuye ú Ramiro primero un Voto scmejantc, y co-locnndolo (como lo debia haccr por neccsi-dad) en el siglo antcccdente, lo pone en la misniísima era de txxii. £s muy palpable en todo estc cotcjo la uniformidad de acciones, nombres, lugares, y tiempos. Dado pues que de alguna historia cicrra se haya sacado la i'a-bula; el origen que acabo de proponer me parece mucho mas probable y verosimU que cl insinuado por el P. M. Pérez.

HI'.ücrcFo .XI. Censura II. Se me hàce cargo.quecl tj. i|iiaiio!.i- silencio que se observa en todos nucstros cs-L * cnríviíf- ' ritores por quatro siglos enteres, no es mo-centc cuiílra tivo suiicientc para negar la batalla de Clavi-iiMia bata- jo: lo primcro., porqiie este argumento es el

tit que se han talido contra Exparia los éviulos de sttsglorias,y el de que Umtu se ha abtisado iontra la misma religion: lo segundo, porque iw pareciú d los continuadores de Jíolnndo argumen­to conchiyente, ai cafjs, de destruir U anti-

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VOT'O i>E SAN-TTAGO. 69 gua'itradicionde los •espamles sobre la batalla de Clavijo: lo tercero,'porque para semejan-tes.argumeçtos,icòmo advicrte cl P. Mabillon,. es necesario v «o solamente, haber leido todòs Jos • autores cUyo silencio sè alega fSino'tambíen'debe haber segurid'ad de que no se perdieron algunos de los que •vi·vieroti eutònces, forque podria su-teder ^ue un autor, cuyosí, escritos no lleparott d mosotros^ ,hubiese^ hecho'mencion <de una COM wiitidà por los demas (i").\''•'•''''>• ^ v·5 t-..

'Respuesta. £1 argumento 'dersilenciò''de los escritores es argumento negarivo, que segun la diversidad de circunstancias ora convencé, y .ora no; qra>tiene rn'as fuerza, y or i mcnos;. ©ra es prudentc sü aiso , •)« ora" no lò-ci». En^ el caso presentei cs-convincentísimo-por'mu-chas razones. Primera, porque se trara de un silencio muy largo , qual es el de quatro si­glos enteros.. Scgunda-, porque se habla de tiem­pos en que los' espanolcs escribian -, ydc que tenemos. otras mcmorias. Tercera, porque del rej' D. Ramiro, à quien sí atribuye la batalla, nos han quedado otras noticias mucno menosim-portantcs. Quarta, porque el hccho de que se disputa fuc tan memorable y c.Ktrano-, que nin-guno de'los liistoriadòrcs que nos quedan de--bia habcrlo càllado. Quinta,, porqvie del mis-; mo hechono tenemos ningun otrd argumen­to ni indicio, sinó el que se saca de uïí Di­ploma dudoso. Sexta, porque tiene cl hecho contrastitodas las razones prudentcsy cositi-vas con que se ha probado su invcrosimihrud, y k'insubsistencià del Diploriíd. \]n argum«*nt'o negativo, ,que tiene en su iaycr todas "estàs cir-

«uns-

10 Duciui»* ci<»*» ••••'^·

70 . SuP iEMENTO I. cunstancias, es uno de los mas convíncentes c ue puedan alcgarse en cl tribunal de. la crí­tica. £1 echarmc en cara el abuso, que han he-cho de semejantes argumentos algunos.enenii-< gos de Espana y' de'la rcligion , es uh agravio. manifiesro qiie se me hace con la niayor in-justicía. Mis múxímas de rcligion son notorias. a todo el, mundo: y de mi zelo por la na' cion he.dado tantos testinionios y tan grandes en todos mis escrites litalianos y. castellanes, què quiza no' habrí •cspanol· que en esta glò­ria me venza. Si hubiere alguna vanidad en decir esto sin motivo, no la hay en decirlo

£ara mi justa defensa. Es cicrto que algunos an liecho nial uso de. los argumentos nega­

tives,-però tambien es cicrto.que'otros lo han hecho muy bucno: el censor quisicra poner-mc en la clase de los primeros; però la fucr-za de la razon me coloca en la de los scgun-dos. jPodní oponerseme déspucs de esto la au-turidad de Mabillón ., y de los JBolandistas ? Dice MabilJon que para fundar un argumen­to ncgativo es neccsario habcr Icido todos los autores cuyo silencio se aiega. £s por demas cl decirme esto, sicndo mi historia un testi­monio evidente de que he leido las obras de-tudos los autores que hablaron de nUcstra na-cion. Aüade el mismo escritor, que aun esto no basta , porquc podria sucedcr què algun au­tor , ciiyos cscritos no Ucgaron a nucstra edad, hiibicse contado el hecho. que otros. omitieron. Si esta regla de, crítica se.tomase.'Con toda gene-ralidad y materialidad, no quedaria en pic nin-> gun argumento ncgativo, porque sicmpre podria rcspondcrse , que la noticia de que se disputa puJu estar en alguna obra de las que han pe^

i

re-

VoTO DE S A N T I A ' G O . 71 récidò. MabiUon..no pudo entender tan .j»a-terialmente sus mismas palabras, pues él mis-mo en. muchas ocasiones alegòJ el! silencio de .los autores. Es .preciso puesvquèxlemós al cà­non arriba dicho un 'sehtido·priidente y me-nos materiaíl, cotno se lo han dado genéral-mente todos los escritorcs de crítica. Hay hc-chosde que los autores, cuyovsüencio sc'alè-'ga; na era-necesarioque.JiablaseVii.'atendidb cl argumento de su obra rv-hechos-dc^^ue lïí»-cesahamentc habian de h^ffiur, atendida lii-tna-teria y contexto de sus escritos. Hay hechos de poca - importància, que no es maravilla se hayan callado ; y hechos àmportantísimos •que -: la-hbtoria no .calla ni.disimula/Hay hèçhòs que seniegah^por el solo silencio-dè' lo^'his­toriadores; y hechos que tiencn contra sí otros Indicios y argumentos-dignos de un Iionibrc critico. Para la primera clase de hecHos podrà tener^alguna'luerza él cànon insinuado; però no para la segunda clase, en- que- està com-prehcndido nuestro caso prcsehte. íY lós 13o-landistas? Mucho mejor hubiera sido cl no ha-bcrlos nombrado contra mi, pues en lugar de sermc contraries, defícnden mi misma opinion. Diccn que' no qiiiereh examinar la veidïd o' falsedad de lia, batalla'de Clavijo; però ascgu-ran que el Diploma en que se habla de ella tietze Uidicios característicos de falsedad, y es obra forjada por algun hoinbre ignorante (1). {Porque cLÜensor-, c|ue hace lahtó ciisò deuria duda'dé los Belandistas en faybï- de la bata­lla de Clavi)0 , no se rmde i la Aïmeza y ase-

- - ve-

f i ) BoUnili»t3í , Df S. Jíttlt JW. I. II . p»ï.^7.

7 2 ' SUPLEMENTO I. '_ vccacioii con.quc niegan lalegkimidad det Di­ploma? Però io cicrto es.queno niegan en-

•teramcntelaj batalla.. Tampoco yoia nicgo del -tqido. He'.dicbojy .prpbado.-pocò. antcs., como .lor.dixoyitaihbiqi' el P. M; Pcrézi, qu^ antigua-nientc hubo una batalla inuy gloriosa para nues-

.trà nacion, però no en Clavijo dctcrminada-inpntci.ijtúbaxo icl .reynado de Ramiro pri-(inerosQqcsda'Cbhriesto^jni-argumentò negativo .çn tQçUj^'füer^ayy nrigon.: ' v>!.: .:;•.-,.; ..>

La autor!-.., XIÀ ' C(Vf5Hr ./ÍJ. Seüuculca'contra nií,que Jad Uel l*a-,puede habcr. pei'ecído: algüna obra antkua en ' rii'èbidc'la·! "* se dicse noticia de. Ta batalla de'Clavijo, r,aui il no es -.como, sabemos; (habér f perecido el epitotne teiú-»l caio. jf.òrujn delIsidbròíPacchs'c'.íy'la&obras·deGot-

.Viíla ,: irlandésr, corònista Jc'D...Ramiro pri-mçro. Se. aiiade,.qiie la batalla de <Clavijo pue-de ser' una de las dos que insinuaren nuestros ,histc>riador( . hablando de diclio rcy D. Ranii-,i'f> ;> y ,qvie. .diclio»-JiistOL'icosspudicron .ta.lL·r los .cii;çi;i\spincÍ4 ;dB ia yictorii*yor las ídos..raza-ues que eputicia <*/j Pacínse •• en . el' nítmeró 65 de sti crohicon ; la una porqtte eran sabUas eu toJa Espaiia , y la otra ponjiie ya las tenia es-çi\itas en,el epUonie(^iy ,, ,; ; t·í/?ai'j.V'j.i;El exeniplo del. Paccnse, que cs-.çriUip ,y; nnirip. .í nii/ad; del siglb octavo , no es cl mas proporcionado para los sucesos del si^lo nonoi en. que rcynd D. Ramiro. Però oigamos sin embargo sus palabras. Despucs de ,huber, insipuadpjias thuchas batallas que hubo ciurc chrjstianoSiy. moros.'en ticinpo de los gò-bcrnadpxç$:'in4.bojmçtanos:j^bdclmdlcc y .fiolgi,

.p^osigue hablando en estos tcrniinos : Como

VóTO .DE S A N T I A G O . 73 ,estas iragicas acciones json muy nptorias à tO' daEspaiiai-hedetemtinadonoreferirlas en esta historia^ porqtu ya·las\.conté yo^mismo ICOR to-da çlaridad y extension :en •mi· epHoinede los tiempos-Q"). Reparese que' el motivo de ser notorios los- sucesos no lo alega' el Pacense pa­ra cscusarse de. contarlos,' sinó para escusarse de tepetirkis en'.:su segünda historià rdcspuès <ie.habÍBrlos. coritadò..en la'.priihera.i.Qua^do .SC trata de un- hecho:ruidoso.:y-caracteristico, sucedido en vida de uh historiador; este serà escusable , sinó lo repite dos iveces en sus li* bros ;/pèro •• no-lo: serat.(K>r 'XÍetto.!si JIO xalla: en-teramenté', ipdrqiib iiX]í.;JantOLi estcibei para' íos vivos ,' Cv quiencs to:isiipbne sdr nótocio el he-cho, quanto para los veníderos, oue nò lo pue-den saber si:noi se.les idice^ Apliquemos-esta doctrina ú nuestro propo'sito. .La batalla de Clavijo e^'Urí'hechoide lòà mas ruidosoisy me-moi;ables de. nuéstra. nacion-.-.«s iin.'atonteci--mient6>tan insigne.i qiie ningun historiador podia escusarse de referirlo : es un succso tan grande y singular , que aun cl escritor de dos ditcrc^ites historias dcbià Lvolverlo a.'contar en lasegunda.p d lo meuosinsinuarlo (comolo •hizo. cl Patiense con menós; motivo) rcfíricn-dosc d. lo que tenu dicho en la primera. Na­da de esto mereciò la batalla de Clavijo. Nues­tros cscritorcs. {)or auatro siglos enteros ni la han contado.nt la-nan insinuado.» ni ise han referido.d otfas' obras dotKlei se hubiere. con-- TOM:.XVJ. , . .j-'.K. , ta-

es-( I ) DiscÉIK'mi·'.

(i> Ittdoro Piççase « crtmícmt • iim. «1. fag.' tt'6.ii7 i'St'i qi^*

ttU . Ur* HIA piStinn't 'rtctjistrí nm

qiéU '^m in MUS tFitémt çitéiittT mvffA evfhf'mnt ^itri . péttatt* tt fi^iiAtiiir m*mtm mimt4JfU trtf crtftM*

7 4 • SUPLEMENTO I. tado. Pcro puede> haber perecido algun iibro '.donde seMiubicse escritóia .noticia. £ste cstin •mero .'posibie;'7 em.nucstro;.caso^e^ auh:<algo inchos',;.ptre>'t esta :en ^el'número de-los posí-blcs improbables é-inverosimilès i que llegan casí ai tocar lla raya del imposiblc.'Se tratadc -un 'hechoi.tai> memorable , que si fiïese -verda-derp'i!:nihgun:iústòria.dor ^comothèidicho an-•tes^ ppdia/habérserèscusado dc^xontàrlo :Mue-go :un' hombre critico :}<: sibio'; noi viendolo en nínguna de las històrias ahtieuas que nos que-dàh, debc tenerlo por .una fabulà; y pór con-siguiiente 'lio' le > iui :de( p^recen'posible .que' <es-tuviese; noàdO' en'aljguiía -Jii^orp de<las>que ha'n' perecida. La autqrídad pues!<del Pacetise no puede alegarse contra mi opinion;:De la de Got-Villa hablarc luegO'en- la respuesta a la •censura*siguicnte. • ' . <> . ;

Tampoco - XIIL"' GtfUtíra'IV. "Én pruèbxde U batat-loscmiasUe Ua de Clavijo'se: cithn'dos'docunientds^^josi-dèrcVonlc'OT t'vos. • Documento priniero': De las obras de Je Card«na. Got'Villa ^ trlaiídes íünaaott\que resUió én la

corte de Ramiro frimero , /• Jité sti corbnista, ^rma·D.'AhtoniO' Femandex Altjarex, cattó-MÍJ-O de la-'santa'iglesia'de LeoH<(en los capí^ tulos'segundo y quinto de su historià He ntteè-íra. senara de -Campo Sagràdò) haberlàs 'visto, y hàUarse eh 'ellas la relacion de la batalla de ClaK/ijo jranada- for Ramiro primera , por la ^ue quiió el feudo de las dóncellasJ Documen­to se ffihdo ii En-élicrottico» latino de'-Carde' fia", obra del siglo décimoó de fines del antece-dente, en las hojas que arranco una mano 'vio­lenta', se hallaba la relacion .del sticeso de Cla-*vijo que' leemos en el mismo cronicon en lengaa lulgar; siendo estè una copiafiel deíJatino, co­

nto

Vo.f oon B'. S » N T tAJG'o. 7j : ma lo •acredita''el cotejp\qtie: Mzk) íl M. •JBÍT-·,

Respuesta;. Si los'udpsidocttmentos..insinua'-'k dos son los- unicos que..<puedéni'alégarse/«n\£if'-vor de. la bataíla'-de Clavijo v'muy . naía-isen ' tencia podrà esperarse en .esta causa', puesaiho;. de eUos no ha existido jamàs , y «I otro jamas SC ha visto. £1 seüor GotrViUa i d GotuiUa-(-historiadon>quèya°.puse>ientre >los 'apdcrifos^ en el número '1141'deonúvtómo XIIi.}':es-üno-de los foinòsòs^ hijòs delAòelebre -Julbn Pérez, cuyos romances.hterarios'é^tan \ya tan desa-, crcdttados en 'nuebtro siglo'Vjque es deshonra muy grandepàra^uRlhcdio historicò'd haber-, lo de- apóyarv«no'canVtvano<ipTrdiculo' funda-: nicnto. No ^')de>jnayor\ autòridad la crònica > de Cardena^tm-cla castellana'', nilaliítina^pües. la primera no tiçne los requisitoís ni de seran-tigua , siendo obra del siglo- catorce, ni de ser exacta, cstandq Uena- dé-.errores- històricos y cronológicos ;< y.por riò que toca. a>ia<scgunr-da , SC cita un textòirquo nadie hà vista v y> una hoja rasgada que' nadie Ka Icidò, y don­de no sabcmos lo que se decia. En-suma ; los dos .documcntos.qiicsdcitan en prueba de la batallar; nò> sitrennsino^parai mayor desconüan-za vpucs.£liunó< dò ellos es;apócrifo,-, .y 'eLbtro. imaginario;> a.irn'j i-w , «EbuliCi/l . •.r.·n . : yr •.: 1 XI'V'· > Cíwiiirrfl^jfiElrautòr rfcíla'disertaciòn- Otroisuce.

compostélkna'>mepone delai>te de losojos otros*»»» vJ?J<-hechos històricos; .qne v aunquo 1. oniitidós en ias 1"*'I°'"L';',°*

• . , . , . > . ? . , , • en la histo. mcmoriasi'antiguas-.,8etienen sin.embargo por ría.noprue-vcrdgdòros :yi'CÍerio(';;còmò»iíoni'f/:'iifMm0ri'-'rban ser »cr-miento del.·ciulniDO'^del·iapastofí Santiapo' en.tïem-^^'^l? *' **' po

( 0 DiscrucUn c>»ií» • " " " " * ' • ' ' ••"••»•

7<5 'SuPtEMENXO' I. ' fo del réy Casto s elrviage de este..monarca' con su corte d Compostela para 'veneraria conto pa­trona'.y senor tte-toda JBspana; la protecció» del sànto.apostol'en·.'lòs·.mayorespeli^ros; la glòria de-mui.bos'gaeTrero^apànoiesj que se distin-' gtàeron-en lascampanas, los-conciliosque conser-varori eldepósitode lafe\y arreglaran la dis' ciplinaf y por fin la- lieregía de Elipandoy Fè­lix i de que'no hay memòria- alguna en las his-toriaside^aqttella edad'vcon^hiher sido tal,'que pusoeh mó'vfmientof/dtódb eioccidente,y excito el zelo de los pontífices jt concilios. Si no duda-mos de estos nechos'(dic6-elautor.rcferido) a pesar del silencio dci las;historiadorcs antiguos; icomo puede• ellmismoisilenciotinjundir- sospe-ckas'ó res^los'' sobre.:lajmtígü'edad y-legitimi-dad'del Diploma de-BJamiro .primerot Çi)

Respuesta. Los exemplos que se me obie-tan son tantos y tan diversos, que es preciso hablar de ellos con.distincion y-separadamen-te , para no con&ndir las cosas ciertas ò íun-dadas con las falsas d dudosas:

Excmpk) 1. El dèscttbrimiento del cuerpo de Santiago en tiempo del rty Çasto,y el viage de este monarca a Compostela. Hable de esta pia­dosa tradicion.en!el'ndinero :236'de; mi'to­mo XIII;; y> dise'^que ízún despreciando: otras razones menos fundadas , tenemos en favor de ella' el testimonio del muhiò D.AlonsD el Casto en su diplomade>4i.'de.Sepcicmbre déraüo de <S24,:y cldeJooautqK&deiaJiiscoria cóniposte-lana escritaieniós primèros ^hos delsiclò doce: rcstimoniús sin<dudafde' mucha àutoridad ;'pues

' cl-.diploma-es uií' instruméhtO'.públtco\ solem-". ' ' ne»

(i> (KsLTUfi·E , nna, t'ntio.

V O T O D E S A N T I A G O . y^-ne>, y coetaneo , y no presenta indicios que pucdan hacernos sospechar de su legitimidad; y los'historiadores compostelanos^merccen to-da fe aun segun las leyes de \crítica la mas severa, porque escribieron con autoridad pú­blica y por ordcn de su obi&po, hablaron de un hccho muy memorable y de su misma igicsia , tuvieron presentes las mcmorias del àrchivo de la catedral , reíirieron un succso que por sí mismo es muy verosimil y creï­ble , siendo muy conforme d la noticia cicr-ta, que tenemos ^ r otros muchos documen­tes ,»de la celebridad del santuario de Com­postela desde la mitad del siglo nono. éCo-mo pucdc cotejarse con un hccho tan autori-zado el de la batalla de Clavijo tan destituï­da de todo fiíndamento? La invencion de San< tiugo tiene en su favor un diploma bien rc-cibido , que no presenta ningun indicio de falta de legitimidad: y la batalla se funda ci\ im diploma disputado, que segun la exprc-sion de los fiulandistas tiene nuíchos imiicios Cxiracterísticos de falsedad ty se *ve claramefite haber sido Jorjado por algun hcmbre ignoran-te. La primera noticia nos vienc de autores piíblicos, que escribian.cón autoridad pilblir ca , y con instrumentes piíblicos en la mano:: y la segunda tiene por autores .ú históricos modernos, que no sabcmos sobre que docu­mentes se fundaren, y ne merecen mas fe sinó la que se debe. d qualqüiera etro. històrico par­ticular. La noticia primera .ticue.todò el as-: pecto de verosimilitud.:y credibilidad , y . e s muy cohercnte y conforme-ú los demas acon-tccimientos -lilstòricos : y la otra (segiin que­da probado) es inuy içvcrosimil, y no ,tiene

ca

78 •.'SUPI.'EMÉ'NTD J. cn la seguida de la historia ningun apoyo com-petcnte.

Exeinplo II. La proteechn- del apòstol San­tiago en los inayores peligros. .^Con que vcr-dad. puede decidirseique nucstras historias> no hablaron de tan insigne y conocida proteccion r Alonso el tercero, que subiò al trono solos vcin-' re y quatro aiios despues de ia muertedcl Casta, (ué el mai'tillo de los iírabes, y rcconocid sin-duda en sus insignes; victorias eLpoderoso atn- -paro de nuestro santó apòstol,.pues renovo y. cnriquecid con magnifícencia real el santua-. rio de Compostela, y antes de su última cam-paüa, cn que hizo tanta matanza de mahomc-tanos , dicen cxpresamente las historias, que-ftié44,visirarlo con piadosa peregrinacions A la: proteccion del mísmo santó se atribuyo la in-' signe> victorià del aüo de 969 , en que los ga-llcgos derrotaron un exercito de normanJos, y dieron fucgo a todas sus. naves , sin que se salvase luia sola: a la misma el castigo de la iüsentcria, que vengo' la divina justicia en las tropas de Almanzor'.el agravio que habian he-cho al santuarlo compostelano en el aiío de 997: ú- la misma eli.valor con que elTeysD.. Fernando conquisto la invencible plaza de Coimr bra en el mes de JuliodcLano' dei io5Íi,dcs-pues de haber hecho oració» humildey'de­vota-ú nuestro> celestial patrono por tres dias seguidos, y ofrecido preciosos dones ante su' ragrado sepulcro :• y d 1 ' misma por íin o^as muchas<hazaüas 'de 'nuestrosi pn'ncipes y gcne'-i ralcs, qiie'següh. su maiyor d menor antigne»; dad se hallan respectlvàmente notadas en. las obras'de nucstros cscritoros mas o menos an-i tiguos; ;A que vicnc.pue&.cl cotçjar aquí la>

pro-

VoTo DE S A N T I A G O . 79 proteccion de nuestro santó apòstol, de'que tenemos tiuitos.documentos y tan insignes, cón la noticia de la batalla de Clavijo,quc no se hallaaiombrada ni insinuada en ninguna obra de Espaüa, ni de fucra de ella , por quatro sigles cnteros?

£xemplo l l i . La glòria de imichos guerreres tspanoles: No pongo duda en que no solo no sabemos las glorias-, pcro ni aun los nombres jde muchos soldados<quc'han militado con'va­lor , porque seria larguísima historia, y suma-mente pesada la que nombrase uno por uno a todos losiquese haD: distinguidoi«n el at' te militar. Pcro'ilo ccierto -es que-los historia* dores no han calladolos hechos de un Viria-to 4 de un Swintila, dc'un Fernan Gonzalcz, de un Rodrigo Diaz, y de otros hcrocs se-mejantcs , que por sus nobles proczas merc-cian tnayof celcbridad. Lo mismo digo .de las batallasi Atinque succdc-ai^eçcs que de algú-nas de cllas<no sé haceparticulair mencion por haber sido poco notables; es cierto que de las mas ruidosas y celebres, coino se suponé la de Clavi jo , no se omite jamas la notlda en ninguna historia. Si'bs historias de quatro si-elos enteros no hubiescn nombrado> jamas .a K<odr>go 'Diaz, y o l e ^ndria sin düda por sugeto fabuloso, por mas que millares de mo-dernos. me repitiesen sus nazaüas; porque C6 absolil amishte Increïble, que' ninguno .en qiia-trociehtos aiiós'hubiese hiblado de un hom-bre tan memorable y famoso. <Fues porque no he de tener por fabulosa una batalla mie con ser en su genero tan digna de memòria a lo menos como un Viriato y un Campeador, np se'hàUanombradà'por iLmgun-escritor' en qua­

tro

8o SuPiEMENTO !.• tro siglos; Me parece que el argumentoy excm* plo que se propone contra, mi:critica, es el que mas la favòrece.i

Exctnplo TV.. Los conciliòs. qtte conservaran el depíisito de la fe, y arreglaran la discipli­na. Èl disertador compostelano podia liaber ahorrado cstc cargo a nuestra nacion, pues por lo' que toca a la glòria de habcr conser-vado mctnorias.y.colecciones de concülos, lu vencido .sin' duda di casi todas las demas de la. christiandad. No niego sin'embargo , que de varios que se celebraron han perccido las actas, conto consta poria seguida.Ue. mi^misma hisr toria:.pcro aunque-no.tèngamos sus actas, te-? nethos documentos'de su celebraciòn, y por (Cito dccimos que los hubo. Si yo hubiese adopr tado conciliòs antiguos por solas notlcias nio- ^ demas, y despues negase la bata\b ,de. Clavi< jo. por ser modernos los téstimonios, |que tCr nemos'tle ella, podria echarseme en cara mi incoherència. Per» )mi proceder no ha sido tan inconstante. En la ilustracion XX. de la Es-pana arabe he puesto a muchos conciliòs en cl càtúlogo dei.los. apdcrifos por .las misnxas rjzones què. mcrhan movido a ten<ir;por-faT buiosa la batalla , y por apocrifo el Diploma en que se habla de elía.iNegac los tres conciliòs en que se tratd (segun aicen) de la deposicion de ^elva y Hermemiro; el ovcténse delsiglo.no-no d dccimo., dirjgido d leyantar la-igUsja.de Oviedo al grado de metropolitana.* el-com-r postelano del' ano·de 9oo,,que suponen se ce­lebro para dar d Ccsario el arzobispado de Tarragon;»; y asimismo los de Leyre , Pam­plona ..ysan; Juan de .la,. Peüa, del siglo once-•no;> porque.todo»)«Uii^ estat).,fuii4!idos..cn.dO'

1 ' CU-

V o t o DE S A N T I A G O . 81-cumentos d apdcrifos, d modernos. Luegó por este lado nadie podrà reprchcnderme de la conducta que he tcnido en cl asunto presente.

Excmplo V. La heregta de Fèlix y Elipan-'do , de que no hay memòria alguna en las his' tcrias de aquella edad. jCon que verdad se dice esto? Hablaron de dicha hercgía , y ha-blaron repetidas veces , y muy largamente, Jonas obispo de Orleans , Agobardo ilugdu-nensc , Adon viennense , el nistdrico Sigul-fo , y el poeta Saxon, escritorcs del siglo in-; mediato. Aun mas: hablaron de la misma en sus obras Laidrado obispo de Lcon , Paulino de Aquilcya , el abad Alcuino, y los papàs Hadriano y León tercero, todos coctaneos de los dos hereges. Sin esto, es notorio que cs-cribieron contra ella en el mismo tiempo los insignes espaüoles Heterio y Beato, y algunos otros-: es notorio que se tratd de ella enton-: ces mismo en los conciliòs de Roma, Narbo-na ,.Ratisbona , Francfort, y Aquisgran , con asistencia de obispos italianos , alemanes, fran­ceses , y espanoles : es. notorio que nos que-dan las obras de los dos mismos hereges que hablaron de su pròpia hercgía. i Y despues de todo esto podrà alegarse cl silencio de un hc-cho tan rc^tido çn tanta$ obras coetaneas?^ èPodrd cotejarse .un acontecimiento de que ha-, blàron tantos. tcstigos oculares, con el de la batalla de Clavijo, de que' no habld ningua hombre en quatròcientos anos? Sebastian de Salamanca, y el;primer Albeidense, que soil entre.hüéstroshistdricos profanos los mas ve* cinos. d los.jiempos idp :1a. hejregí?» es cierta qUe no hablaron de ella L pero no les tocaba hablar en obras, qucnotuen^otxo Qbj.eso SÍ-

ToM. XVI. L no

82 . -SuPrEMÈNTO I. no cl de la. historia, y cronologia de nuestros> rc) es. Es mtnester distinguir entre noticias y noticias, y buscar cada una de cllas en su lu-. gar compcrente. Las lieregías, los concilios,y otias cosas semejanrcs no son asunr-os propios; de la lïisroria profana ; però lo son las guer-ras )' batallas , y mucho mas las ruidosas j dccisivas. Si el aiiror.de la disertacion com-posrclaqa hiibiese hecho esta reilexion , habria conocido dcsde luego, que mi argumento ne-gativo sacado del silencio de las historias (aun sin considerar los. dcmas apoyos que ticnc^ es: convincentc por su naturaleza, porquc se tra-' ta de asiinto el mas natural y propio de di-chas obras ; y que al contrario, sus argumen-. tos negativos, lundados sobre el mismo silen­cio , no pucdcn convèncer a nadie, porque cl dar nòtidas de las hercgías y còncilios noper^ tenece propiamcnte a nuestros cronistas c- his--toriadores.

Kueffrashis- : XVi Censura VI. Afiade sin embargo, el tori-istlcNian emdíto discrtador, que las historias, cu/o si-. !ï!Ílíc'ífi!a^ '*'""<' ^^"^° se.jwndera contra la batalla de ClU' talla, si liiH 'vijo, 110 son luas, sentin escribe el P. Feijoo, birse suec- critico bien conocido en la república literària,-

íjue unos miseros y descarnados croniconçs; em que no se-atendió à-4ar noticià de-aquelles sU-è eeshs- iljishes'-en qúe- se funda lavànidad: jy-ió-^ tída'glòria' de las'naciònes:,sitw unitíminutísü «10 resumen de los diferent es, reynados'(ji)ï'^ ! '•Resptiesta, Tericmos'croriieasfii y tcnemos itistoria^ ,. do's còsas *míiy 'difercntes, peroitale» sin* embargo por'su naturaleza, q»« así'las unas Coino'las "ef rid& debiah habcrnos dadò 'noticia'

r. ••:.• \ . . ' ' • " • • - 4 | - ' • • ' • ' • ' • ' • • • ' - d e

~<|l) , ' 'DiHrtKian cTudí' i 'niób r». ''ii-'l , •'<••'• '"J • I'.

tlido.

V O T O BE SATTTMAèo. 83 deia batalla de Clavijo , si fuera vcrdàd que hubiese sucedido. Nuestros croniconcs" son mí-seros y descarnados ; però con todo su laco-nisfno, que sin.duda es mucho, no dcxan de darnos noticia de los mas insignes acontecimien· tos, y aun de varios que no fucron insignes ni muy notables. Es cierto que si hubiese su­cedido la batalla de que se qüestiona, no nos hubieran dado de ella nuestros cronistas una relacion larga y civcunstanciada ; pcro nos hu­bieran dicho sin duda scgun su estilo muy co-mun , que en la tal era ó ano fui la batalla de Cla·vijo , y la aparicion de Santiago, ò con mas brevcdad todlavia. En la tal era la de Cla'vijo. j Pues que dirémos de -los histdricos; que cori ser menos concisos, y tener tambicn la costumbre de referir a la posteridad las vic^ torias de nuestros rcyes, nada dixcron abso-lutamente de una accion tan memorable y rui-dosa ? è Como es creïble, que ni la nombrasc úquiera im Sebastian de Salamanca, ni el anó-nimo Albcldenscj ni el monge Vigila , ni Sam-piro de Astorga, ni el religioso de Silos, ni Pelayo de Oviedo? Un silencio de quatro si-glos ; un silencio de todos los escritores, ccle-siasticos y profanos, extrangeros y cspaüoles; un silencio de todas las cronicas é historias de todo el mundo , sin excluir a ninguna; un si­lencio de todos los historiadores, que por su profesion y costumbre debian haber hablado, y no hablaron: serà siempre argumento muy poderoso para dar cl titulo de fabula a un su> ceso digno de la memòria de los.hombres; y argumento de convicciòn y evidencia para co-locarlo a lo menos en la dasc de los incier-

tos y dudosos. L 2 XVI.

84 -^ S v » r B MENTO I. Reeapitu XVI: De todo lo, guc hc dicho hastà àho-

lacion de! M- tz dl* cl prescntc articulo , se deduce segun lícMíosegim las icycs de la crítica la mas razoiiabic, que **"• mi argumento ncgativo tornado del silencio

de tudos los cscritores dcsde cl siglo nono has-ta cl trcce, es convincentísimo contra la ba­talla de Clavijo. Se trata de un silencio lar-guísimo , que duro sin interrupcíon por qua-tro slglos enteros: de un silencio imiversal,

aue comprehende d' todos lòs cscritores de tO' as las clases, y de tpdas las naciones del mun«

do : de un silencio , que convenció d los mis-mos críticos que contra mi se citan ; al P. M. Pcrcz , y d los £olandistas ofi mi mismo ca<« 50 identko: y .al P.;Mabillon en otros seme^ jantcs. Se trata de.cscritores que por la natu-raleza de sus obras debian indispensablemen-te haber hablado; de cscritores que no pàsa-ron jamas baxo silencio ningun otro aconte-cimiento de igual celcbridad ; de cscritores que nos subministran documentos positivos con^ trarios al suceso de que se disputa. Se trata de im heclio mcmorabilísimo, que no dcbia ni podia callarse en ninguna historia, ni eclesiàs­tica , ni profana: de un hccbo en cuya rela-çion , segim la uniformidad de acciones, nom­bres , lugares y tiempos', se veni claramente confundidas las guerras del siglo nono con* las del decimo , y los rcycs y miramamolines ^e aqucl tienipo con otros del mismo nom­bre : de un heclio que en boca de los mis-riios que lo dcfienden, no tiene sinó tres apo--yos sobrado. insiibsistcntes ; cl de wn Diploma (iisputado, que segun la exyresion de losiBo-londistas thne mtichos mJia'os característicos de falseUoíi; cl de una crònica rasgada, cuyo

tex-

i

VOT O; .» B :S A N.T I * B O. 8 if testa no existe i ni sabemos si .jaii as ti:^ «ittsr tido ; y el de las obras de un tal GotuiUa» que no ha tenido jamas otra existència , sinó. la que le dio' en su,fantasia el fabiuloso ju-, lülanFerez.

A R T I C U L O l í l .

Examen de Ja qüestion terce/a sobre M aj^a-K .., • ricioh de. Santiiigo» ''/•.'•. y'.\

• ••• . • • - ^ . , .^ - . - V . - . r u , - . V : . X

- XV11. JQíi crudíto extensor de là dlscrtíK Carg* que cion compostelana , .vicndo que yo he tenido »* *"= ''•'=':" por apocrifòel Dií,lom» de*I> W « p , i J T ^ ^ S^idon í . "iríiero.,. .y' pór fabulosa la .batalla de '.Clanjoi Santiago. ba Juzgado .còino conseqüe'ncia oaeccsàrüÈi qiiiç en mi concepto debè ser también una-fabuA la la insigne aparicion de nucstro santP,7ipOS' , to\ y patíono sobre ^un;..caballo> blatico'v.mcdc4 fe.Qsa'.de nuestras ,armas:;.'£n esta falsa^upési^ cion, se muestra muy.admirado dè.'.queilya niiegue dicha-aparicion-i'«i 'medití de sèr eVab- • "^ ^ jeto de unafíesta que con aprobacion de la san­ta Sede celebra el.clero de EspaSa..,,el mas •.. ^ . exemplar de' iodo el múndo : y iuego ea, otrò ' . . i lugar:.,prosigue.; líablando. en, estos .términos: PernUtanoi. èl senar- Masdéu , que lejosde. dar aseiiso d cíertos escritores de los dos últimos si-^los , y de dexdrnos arrastrar del. espíritu.qtu reyna • en miestros dhs: contra itodos^ losi milaA gros y aparkiones i sigainos la trddicioH'inme·: mortal, apbyadade·inànumetitos·.incontràstables', y^·veneneifOiS, ai santó apostol'.yjpatrotio.deílàt Mspànas , como Ubertador de las doncellas es-panolas, y coim triímfaUor hfvencible , en Çlf-

'Vi-

r.l i . j no .1

15 ' Sút 1.EM'EMTO I . •yi/ó? i^ttéf·ipor af^timèntosmas especiosos que sóliíios liemos de ser itigratos hasta el extrem» dé^ desconocer dl'defensor de'miestra monarquia} lí'e hemos de-negàf'-los^ dictades• de sóldado y Caballero ? ^ Hcmns de callar que nuestros -so^ beranos debieron d sit in·victo brazo siis mayo-res conqtiitai ? -^ FTemos-de^oiièr- ^eii-dttda el ori­gen de miestra Jelicidad, y que el mhmo San-Hagp i^sdeApues'-del·'^prqfuhdo oMdó^'en-què- es* taba toda la tíogioni detlaró d^su monarca es-tarle encomendgda la defensa de Espana'í iComo hemos de persuadirnos que >el^clero y pue-

ir.D biú.'espanbl.,juntos'en los temples ^Santos para "7 " télebrarJa aparicion de^su santó apòstol en Cla-

"'"'';" w/q torenue'vany·.f·epitenlioiioprobrios é/igno-i nrífnai Vcf J \sns·-^ reyes J^ de su I ,tiacioti ? / . . . j . j IT gm^ dirdn-i >uo yailos'impíos y:'libertÍNos\'sinò los hbmbres de poca fe, quando meatíque el ob' jeto/\aMna fíesta, que con aprobacion de la san-tdiSMa^x^lebra él clero·espanol·j se.declara^fa^ b'ulssfi'por' razònesi clarasr^ypoderosas en- la 'his­toria, crítica de EspaÍ7a? (s)'••'• ••'' XVÍII.-.^ Para-hablar·'coii· acicpto y cxficti-tud es menester distingiiir en la prcscnre acii-

cpoca sacion doS'Cargos muy. diversos que se confiïn-den> cn>allai'Coma «i'fberin und sòlo:'El pri ' mcró ey-gencral , iy rclativò'ai la-poderosa'pro-teccion xoh que, inuchàs- veces èl apòstol San­tiago ha\ dado favor y victorià.5 niiestras ar-» masryvelsegundo es particular, y relativo a. la.individual aparícion del santó , ciiya me­mòria* "sc celebra 'en eldia 23 de Mayp. Todas. lasN'Uéclaihaciòn'cs.quc SC hacen relativamcnta arpHmcr'^iirtículb'son' por dcmas; pucs'^ co-*

Dcscargos. No iiicjjo la >paric!oti, si no su y lugar

{ • } ' Di·crCKÍuacic·ilj'» l · i niímcr·i }. K. mo

VctouirB SANTIACÍO. 87; tàb he dichó poco rantes,,. jani'tó he'dispytado> ni düdado de la. general ppteccion ^e-Sahtia-: go en las guerras de nuestros chrlstianos còn- tra los infieles cantes bien, hablando en mi hls' toria ora. de una guerra , ora :do. otra i, he hecho. cxprcsanientc' memocia.de,,ella cn^sus-Ecspcctlvas. cpocas ylugares^ Tampoco." me- hie-. fjen dichas dcclamaciones por lo que. toca al; articulo particular de la aparicion deLsantocn tragc de gucrrero a caballo ; pues.iciii eLm'i-. mero 236 de mi tomo XIII. (como.loihe.·cvirl dcnciado. al prineipiol de estc ijïiisnuJJ suplcrhen-co) he aprobado'Li.'<pia:dosa tradlcion'í he de^. ícndido el uso de pintar a. nuestro santó pa; trono en-trage de csforzado caballero.;..me. hei , quejado de d ibbon. 'y de; otroacscrltoresiiScr: [. mòjantes, .que.han.ienido lauGaadja, de dat'. e\> titulò'''dc:)rom'ande jt- piàdoso oV^ctò .dç ;nncsn tra.devoeion ; he ccbadò en cara.al. arzobispot !pe Marca su'mucha.incoherència y falta (!& crítica'én'Jic^n'la.- dpàiúclon.clè nuestro*, san-; ÉD.,.y''«lefendcr íÜTnisraò tiempq la.de;SUiSan;S&i vero conj el mismo. trage yijitib&iín&£ancias. ' Pfis 10 comoípucdo yò crecr que sucddiese la apari-i cion de üamiago hcgando.la. batalla de Cla-j vijò , que. cs^d ticropay/lygar de^dichoíacon-í tccihiiehtar.lNdcgoiv'^api'ucbQ la^pacicúon·p del mismo mioda^ quc> ncgue1.y3hjir.obe21^ < batallà;» iMxc quteticni.ClalvijoAi-'yi ba^a>jciii'cynado.sde: f^miròlprúhcro ^iio hubo.hi pudo habcr,lma[ accion tanruidosa, però'que pudo. habcrla y l^.huba en tiempa^ÜeiUamiro. segündpKy.dtk xe-cn> consc£]üeqcia.'<{1|CjLcato,, queilosivcscritiób t^s ..módcrno»(j acerfiòiido!enda.:substància:.deL Iiéc1ip:v>se'han cqiú.vocadQ:etl las circunUan-.; èias,. porquc ,lun confundido. lunas. guérr'as. coa

otras,.

- • .• : : v .• 1

.'«•i^»

88' • SüPlEMÈNT-O'!. ' otras, y linos tiempos con otros. Asimismò di»;

Eo- ahdra ,' que la aparicion de Santiago a 'cavi alio no sucedid ni pudo suceder en Clavijo,

y baxo cl rcynado de Ramiro ^rimero; pera < ue .pudo suceder y sucedid en a l^n otra ttempo y bcas'ion; y en conseqüenaa de es-°: to dmo tambien, que nuestra-piadosa tradicioa: popular, açertando en la substància del hecíio.i se ha equivocado en las circunstancias por ha-. bér: confundido, unas con otras las guerras y. las edades.« -; A: - ,

1.1 rcrch- -iiXIXi -íPues'qual-es^el l^gar y tiempo en derayciert» qué SC ha:'de colocat'la faiúosà aparicion de S^a'°o" í ""cstro santó apòstol, cuya memòria celebra cSïo°esia to'l'* nucstra nacion con iicsta particular? Con-. ds\ 3110 de sidcradas todas nuestras historias , la aparicion> lu^S. quc!sè nos presentà con mas;.certeza y funda-:

m ^ t o , es la que sucédio' ^ el ano de nitlcnt-: tuetita y ocho. Ha aquí d'suceso en compcn-) dio , como queda reierido en cl número 279 de mi tdmo XII.: £1 piadosísimo. rey D..Fer-; nahdo'primerò ,<antes de cmpirender la'difícil conquista de Çoitnbra, marcbd en persona à Compostcla, hizo oracíon humilde y devota: por tres dias seguidos' al poderoso protector de-las ormas cspanolas^ty le^jofrecid preciosos do-' Aes parà- mórecèr la:jyiptb!ria:que déscaba. He-: ch'ó estoi'sè'Volvidta-'Utiir con. su'.exército, y-se'.'acampa bàxd.'líKÍ miu-o^/de la dudad ,.cón' la dcterminabion idc no i-etirarse dé çUahastïH que el santó apòstol no se la pusiese; en las mançs. À-lo$ scis mesSesi-de sitio'; en sabado,'. dià!'C5:>de >Julip ,• úh'jdetíot» peregrino* estan-:, do' de: '.noehè - en. braeioii'(íscgun ^costumbraba^: en el portal dé lajigIesia'der'Com|iostela,.via en un globp deiuces a Santiago., que en.tra-» , ...o ' * ge

VOTO DE S A N T I A G O . 89 ge de guerrero montd allí niismo sobre un ca-ballo Iiicidísínio, y mostrandole unas llavcs que tenia en la mano, Ic dixo estàs palabras: Con estàs el rey D. Fernando entrarà manana à hora de tercia en la ciiidad de Coimbra. Asoni-brado cl peregrino, luego al dia siguiente, que era domingo , conto' la vision à todo el puc-blo; y cl gobernador y denias seiíores , para ver si decia verdad aquel hombre , inmedia-tamente dcspacharon un correo , que volvió Ueno de pasmo y contcnto con la noticia pun­tual de que en el mismo dia y hora de domin­go 26 de Julio, habia entrado cl rey D. Fer­nando en la ciudad, acompaüado de su mu-ger Dona Sancha, de los obispos de Santiago, Alòndonedo , Lugo y Viseo, de los abades de Guimarracns y Ceianova , y de los dcmas se-norcs cclesiústicos y seglares que habian segui-do el exercito. Este hecho, segun buena crí­tica , no piiede ponersc en duda, porque tie-nc todos los iiidicios de verosimiUtud, va acom-panado de feclias puntualcs y exàctísimas , y consta cxpresamente por las historias mas an-tiguas ,cmpczando por la del monge SilcnsCjes-critor de aquel mismo.siglo. He aquí una apa­ricion vcrdadera y cierta del apòstol Santiago en forma de guerrero a caballo : he aquí el motivo el mas natural y probable de las ima-gcnes de nucstro santó Caballero , sin cxcliiir a la del mismo templo de Compostcla, cu­ya recdiiicacioii.es posterior ú la vision del peregrino: he aquí cl origen el mas verosimil de todo lo que se ha dicno y crcido acerca de la batalla de Clavijo. Los franceses, que dcs-de la mitad del siglo oftce (como he dicho y probado. otras veces) comenzaron a. trastornar

TOM. XVI, M nues-

La Gesta de \i ap es loabl

90 S ü P t E M E N T O I. nucstras ideas religiosas , a pervertir nucstra purísima disciplina y litúrgia , y a mancliar y ridiculizar nuestras ingenuas historias ; invcn» tarian cl Diploma para deslionrar à nuestros reycs y a nuestra nacion con la infàmia del tributo de las doncellas; y confundieron en él los tiempos y hazanas, no solo de dos Ra-miros , però aun de tres; Ramiro primcro de Asturias, a quien atribuyen cl suceso para dar-le mayor antigüedad ; Ramiro segundo de' Lcon, cuya muger Dona Urraca, suponen.^ue aprobo' el Diploma con su firma; y Ramiro primero el de Araeon, que reynaba )untamcn-tc con D. Fernan(Ç> en tlempo de laverdade-ra vision del peregrino. • i • <'

XX. Por lo que toca di la fiesta que cele-iricion bramos de la aparicion del santó apòstol con la .'àun- "ïcncion expresa de la batalla de Clavi jo en

qiie nos equí-las Iccciones del breviario, hablaré mas aba-

vonueinos en xo cn lligar mas propio. Diré solamente por sumoiivo. aliora, que el objeto y cl moti'vo de una Hes-

ta (hablando con propiedad y rigor} son dos eosas muy diversas, y muy dignas de distin-guirse. £1 objeto de la nuestra es cl santó pa-tròno, a quicn damos cuito; y el motivo de ella es el beneficio que nos hizo cón su apa­ricion. Del objeto en nuestra causa no liay que disputar , porque en él no hay error, ni pe-ligro de que erremos. El motivo, qualquiera que sea , no es necesario' que «ea cierto: bas­ta que sca piadoso : pues 4nuchas fiestas^se ha- cen en la iglesia de-Diospór; motivosidc que pucdc disputarsc. Así en Órbitelo (capital de los prcsidios del rey de'Napoles en laTosca-na} se celebra la de la cabcza de san Blas, que segun la tradicion de etras iglcsias de Itàlia,;

V O T O DE S A N T I A G O . 91 no es la de aquel santó: en Bolonia la del cuerpo de san Isidoro de Sevilla , que nin-gun espaüol querra concedcr por legitimo a los boloüeses : en muchas provincias de la chrlstiandad la de la translacion de la santa casa de Loreto. sobre cuyo punto de histo­ria han disputado muchos; y aun los Bolan-distas , antcs de aprobarlo , estuvieron muy perplexos, sin que el mismo papa, d quien consultaron , se atreviese d reprobar sus du-das. Es cierto pues que aun quando Santia­go no hubicse jamas aparecido en tragc de gucrrero , ni dadonos jamas en las gucrras ningun amparo ni socorro ; santa y loable-mente podrianios celebraria fiesta de la apa­ricion , porque su objeto no solo es bucno, sinó tambien verdadcro y cierto; y su mo­tivo , aunt|ue fuesc falso, es indubitablemen-te muy ptadoso. Aüadasc , que nuestra fies­ta , aun por la substància de su motivo, esta bien fundada , porque no solo es cierta ea general la proteccton del santó apòstol en muchas de nucstras guerras, poro aun en par­ticular su aparicion d cabaUo , fuesc en un ticmpo ú cn ocro, y con e&tas it otros cir-cunstancius.

M t AK-

92 SüPLEMENTO L

A R T I C U L O IV.

Examen de la qnestion tjuarta sobre el Voto tiaciomil en fa·vor- de la iglesia

de Santiago.

Carros que ' XXI. V/'omo injustamentc SC ha declamado SC "'«-''Jj'" contra mi en el asunto de la aparicion , así VotòdcLin- tambien son injustos los'cargqsqlic se me ha-ti.igo. cen accrca de la famosa contribucioin anual

prometida por nuestra nacion al santó apòs­tol. La paga anual del Voto que hicieron por la "Victoria de'Cla·vijo el reyyla nacion (cll-cc el autor de la disertacion compostclana) es un monmnento y memòria, capaz. de grabar con caractéres indelebles en todos los espaíioles tste acontecimieiíto , particidarmente en àque-llos siglos inmediatos , en que teniendo siempre sobre sí d los drabes fieros c implacables ene-tnigos, necesitaban implorar incestintemente la proteccion de 'su santó apòstol y libertador. En priieba de la realidad de dicha paga, alega cl crudíro disertador siete documentos. He aquí cl resumen de todos cUos. •'

Documento I. Consta por cscritura original, confirmada en el siglo doce por D. Diego Gel-mirez , primer arzobispo de Santiago, que Si-senando obispo de Yria en el ano de 914 cn-comendo' a los monges de san Martin de Com-postela la iglesia de san Sebastian de Pico-Sa-gro, y con el fin de que la sirviesen les cedio' una parte de los "votos de diferentcs feligrcsías de aqucl contorno. Habicndose últimamentc sii.scitado litigto sobre esta antigua cesion en­

tre

trc là- ^inta" iglcsla" de' Satttiagó' y 'cl--' refèí!dí>· monasterio, convinieròn las dos piartéis en què los "jotos de que'se hàbla^cn ella'són de' lóà que.ofreció la nacion •'pór la-Victoria .de Cla-v i } o . , . . , •••' A . . Documento IL • El 'tumbo del" rcàl 'mónastèrio de san JuUan de Sanibs;' obra del- siglo doce, nombra y especifica los '*votas i que se paga-ban en cl siglo anterior-: y los intercsados jamas hasta^ ahora'han-dudado'"ni'dé'^la^àutfcnticidad del tumbd·vpi''tle quedichòi vòfóéTUtfsçK·p'iír-te del que se" òfr^ieldWn-'tiempo -de Ramiro priniero. '. - •· ' '• ' " '

DoiTuriiíftto' JlT. iLos iutorcs de la història compostelana qye esòiribieron tambien en el siglo àuodecimo , hablan de. los' «i o/os que pa-gaban las ciúdades y viilas de' A'stiíríhs , y las diòcesis de Mondoíícdo y de Bràga 3 y por lo que toca a esta illtima haeen memòria de una bula dirigida d su arzobispo por el papa Iho-cencio segundo , para que nó se impida la.pa-ga de los votos debicios al santó' apòstol segun la antigua costuiiibre. ' . Documento IV. Alexandro tercero , que fiié papa despucs de la mitad del siglo doce , en una bula reconocida de ordcn superior, hace mencion de lós' T;O/OÍ ' que se'pàgabah d San­tiago, no solo tín' los rcynos ;de . Gàlicià y León , perd aun cti el de Toledo. '• ' • Documento V. En el mismo siglo'T). Pedró aYzobispo dfe Cómpcsrela tedid a la orden de $antiago'-la' .mitad' dc''los''""votos- à\i& pcrcibià èn •Zàriíòrà·v·SalàmancarV'Cií'idad-Rbclrigo •, y aUi»' ííníAvild'y otròs lligares mas-distàntós.'' • Documento VI. El réy D. Aloiisd scptimo, y cl arzobispo dc Toledo'D. Raymundo , en

cl

I

94 SUPXE.M-ENTO I. / el aiío.dc .50 del mhmoistglo tioce oÉrecicron. dar anualmehte a nii^tro santó apos.tol una fanega de trigo jior las altnas de siis pacires, que atttjigffameitteifon yoto.fe. liabiatt obrtgaiÍ9 d pagaria. • ,\JJl()CfmeMto VíII. J^.AloniQ\el nono eniua privilegio deíj ano de 88 del mismo s'tglo ha-bld en estos términos cxpresos: Confirmo eu

faroor de,la iglesinvde Compostela por todos los estadçSi^^.ttii.rejnolasxtntfiSvqiiellaman Vo-iosíü^-^SantiagQf y.jpars·.^iLcaso que Dios me cMfièdiere^ia ^d'j^f^ojon^(t^tni.sidominios por tuT' ra de moros, mando desde afiora, que se pa-gue en ellos sobre cada yiigada el mismo cen-so que establccieron,desde. tiempo antiguo nues^ tros antécesores. A . ' , ( , , ; ;

/Puéstp? estos sictçdocumentos, hace el dl-scrtador,tres reflexiones. La'primera: que en clips no se habla de donacioncs d censos par-ticulares , sinó, de un tributo general que pa-gaba por >Y),to toda la nacion desde tiempos antiguqs,. La segunda : que,el origen.y íiuida-niento de èste Voto nacional no pucde ser otro sinó el Diploma de D. Ramiro primero, porque en todas iiuestras historias , cro'nicas y cscnturas no se halla memòria ni rastro de otro diferente principio. La- tercera: que n» pucde negarse estc titulo sin hacer agravi* muy patente d la apostòlica iglesia de Santiar go , porque es increïble que .los.prelados de dicha iglesia hayan exigidoppr, tan ïargo tiem-pa una contribucipn que,no lesriçrgidejbida, 7

3ue los |:eyes , obispos y prpvincias se hayan exado enganar y seducir sobre ,estei^parti-

cular. Esta es la substància de todo lo que SC dicc en la disertacion compostelana en dc-

fen-

VoTOtDE-SXNTl'AGro. 95 fensa del VotoJ de Santiago fii):t ; •• '

'XXII.: ^Mc'ivco p'recisado'!a''examinar 'un' t-o» «l«:» puntò dè que prescindí en elldiscüTsofdie-in>t | '=" l'J' *i historia .porque no quise entrar en- astintò tan' p'í ueU dtiï dcUcado , no exigiendolo directamente'el sis-Veto son tema y constituciòn de miiobra. Empezando-vcrJaüeros. pues por los siete idocumcntos ique-isc^ aléean,' pefo/'op"":-supongo en pnmerlugar, que tseràa legitimos.i pretcnàc y dignos de toda fe; ipòrquc para" juígar d©' su legitimidad con todo el rigor .critiïoy' fo­rense , seria nccesario quej-yo viese los origi-lialcs, tí que se me die,sen copias niuy extic-tasy legaUzadas, coa% indidacíoh expresa de' todas 'sus calidades lextrlnsecàs! y^mlitcriules;^ Concedo çn^scgiindo'lugan, que sc'hablà'-en' ellos de una contribucion general; y que esta se atribuyc en losl'mismos d alguna espècie dé voto que habriati' hecho y dirn- que habriuni convenido todaslàs .provincias •, d sus{rcspcc~ tivos superiores'tí-^representantcs íjkjrqueV'si-no en todos i d lo • menos en algunos^^e di-chos dociimentos , no parecc que cabé otra in-terprctacion; Hechas esias dos suposiciones, que-son fovorablcs d - la! apostòlica iglesiai de San­tiago,:digo:sin embargo de c'sto : qüecoh ellos» no puede formarçe* argumento en'prueba-de­ia batalla de Clavijo r rquc, tampoco! pueden alegarse. en defensa del iDiploma' de D. Ra--miro primero: que cl Voto de que-en elloS' se habla puedé-ser;verrfadçroy'-falsoi: que con' todai la falsédad de la '|>atalla ç. del l>ïpUunal. 'y -del-Voto,' la j^lc^ih Uc 'Santiago.ticne dercch'tí d la> contribucion nacional.

• • •• ', :•. • '. x x u r . (.) DUcrtJcIoB componelaSi» . m * . ! * t. y » . . 1 i a , i .

ç6.. .'5~0PtEMENT:0 I. • ' No pueJen XXIII. P^ íinerajncnte: los docúmcntos-que

alígïrpe en se.'ici|*ni«QÍ»:.toàoisUicL siglodoceiy pòr/con-hinVÀt síguisüte)-entre., la. épocà der.ellos. y la deJai CUvijo: bataluíjae. (ïilavijo'bay !un espacio larguistma ,. de uoos tresçientòs aiiíos : tnòtivò muy pode-

rosQ para. ique-la crítica no deba ni pucda.ire-: ;- içiUirlóscumojjInstruracntos'dc autoridady dig-:

.' nosr(d^<^ i)bF«taadose dei ün. siiceso.ijnemonir: 'ÚiiísúnÀV'iquc.rjno: (iebU^nl podia jcailarise!Ien; las t historiàs , coihò' queda probadò', y cüya silencio^ por conseqüència legítima. y nccesa-cia .es grguinento'muy::cíicaz.de la falsedàd d.eliJiecho< Aiíadase ,: qlierdichos dócunicutos i)flt: nombtian^ nl.insinuan .iàji.bàtalla;- /^Como pucdcn dlegarse'>en:!pnicbà'de. lo que no di-' cen? Noise pu'ede oponer ,. que aunquc no la .nombrcn I la suponcn i dideben suponerla pOF mQtivo;de la-xonexion que hay entre 1» bataüaiy.iiel VQto.í parquje .dicha conexíbn no tii^i^a;iiiindfinento;,''ni es Dcccsacia. No;tienè üitidamento , porquetodò su.apoyo es un Di--ploma *que por razones muy fuertes, así ex-tririsçcas' como intrinsccas , se prueba ser apd-ciiifo ; y, por lo niismorque.'se disputa'de cl: ciUte ihombrcssabios y críticost^^a lo xnenos: es.'ciertampnte dudoso.Tampoco: és hccesaria diçlia: conéxíonr primero ,/,porque iiíi :Voro del siglo nono de que empiczan ahablarlos documentos del si^lo duodecímo puede ser ^also i y por consiguiente púede^-ser incapaz' de -la cònèxionqué se prctende :.Jo!:segímdo,' porque, aun dado que el Votg^sca. verdàdcr ro , pucde habcrse necKo por otros miLmo-: tivos y principios muy diferentes del de la ba­talla de Clavijo , y así no tener ninguna co-ncxton ni rclacioa cou ella.-- , , , .

xxxrv.

i

V a f o D£ S A N T I A G O . 97' XXIV. Por las mismas razones no pue- Mienpni«Ki

den .alcgarse dichos documentos en favor de deiDiptom» la ieginmidad del Diploma de Don Rami- <ieD.Rami-ro'; puesellos no. nombran el Diploma, ni'*^""***' muchas cosas de las que se*contienen en él; ni hay conexlon alguna necesarià entre él y cUos, pudiendo ser falso el Diploma, y ver-daderos los documentos. Es verdad que en entrambaso'escrituras se habla-de un Voto ha-cional: però domo' h» documentos arriba di­chos-no' expresan ningun voto dcMirminado, ni dicen una sola palabra de - su «poca. ni de su origen ni motivo ; no sabcmos si habla-ron del mismoVoto, ò'de otro'diferente-; y así tampoco se ^sabe, ni se puèdc saber si tie-nen d no conexion con el Diploma de D. Ramiro.

XXV. iPero à lo menos sobre la verdad nicnprucSa d realidad del Voto , parece que no puede i) '» verdad

. . 1 !• * j 1 * • • ^ . j del V u l ü . moversc-duda ,' atcndiendo al' testimonio de las escrituras^^que'expresamentc 'lo nombran? Ni aun esto puede asegurarse: lo primcto,'por­que las esçriturú ..sienido obra del siglo do^ ce , no son testimonios-'competentcs para un facçho mcmorabilisimo' del siglo nono: lo sc-gundo^'.porque las escrituras- insinuan-un \''o-t o , sin decirnoisiqual çs';'y así ^como queda dicho) puede ser otro muy diverso, y de tiem-pos y curcunstancias muy diferentes : lo terce-t o , porque pueden hablar de un Voto , que sin 'ser> antiguo, se tuyiese- entonces por tal en vütud de papeles àpdcrifos que se hubiesen-in-ventadó.:cn aquel mismo tiémpo. • •> >

XXV I. Esta última sospecha es tan funda- i.„ fr,„íe-da, que. entre l'ios muchos hechos histdricos ses inventi-de. que.noitcnem^SL'Mioticiaxièrta y expresa, ro» ei Voto -.. TOM. XVI. N po-

r. Diploma.P 5]"' " < ^ p.uedeti prescntarsc con iguàl.pro-c<:rca arlos I tWOi

tle los babilidad. He demostrado en muchos lugares àc dc;:niilhistoí-ia,;y loi.demostiaré .cOn.mas cvw ' ' dcnçia; en, líil seguida: de, Ja >misina;, ..que los

corruptores do I nuü stra i^acioneb lorecíesiísti-co , en lo! polítlco , en lo històrïco , y en to-das, las demas. cosas divinas y humanas , fueron los inumerablcs franceses que.desde.la.mitad del st^o iQUCcno. 'Sé.'!apoderaron'^e;.nue$tras cóiites , I Iglesias ...y. tribunalcs; Despuesdeües-. t,A Ijrrúpci·n' galicana., coinenzaron/a> sonarien Éspana los gombres .de loto^JOla·vijo·^.tribur to de iioncellas , y otras cosas semejantes, que con ser tan notaolcs y > sonoras, y: tan jpara ino callacse en las.hlstorlas de.nuestra nacions no se.nombraron'antes ni una < sola Tez cnxún-. gun cscrito de Espana., ni de fuera de «lla. éQue. mayor fundamento para sospectíar que l'ueron ellos los inveutoces del falsoi Diploma, tan dénigrati^'o de nuestro. trono ^ y ide -nuestra honestidaidy .religionirJMuchojnas .seiiinda ia sospechaj considerando. poc una parte que las dos. unicas' copias antiguas. del: D.tplonia son «ntrambas del siglo.docé ,• yÜFjnadas entramr bas por el jnismo !Pedca<Mandoi,tx:andnigo cardenal de -aqueL.tiempo.-·yi atendicndo-..por ütra parte al.dominip'.qiceirtenian :entoncesIos franceses sobreiGaliciaxleterminadamente^'asi en lo espiritual coino en lo temporal. .Desde los illtimos aaos del siglo oncenoiograron que el.rey X>. Alansoiünúregase-losestacu» de.Ga-UcíaiaLicbnde^Raymündo <ie Borgpna: pusiè' ron en manos dcJbs <de-su Aacion.-variàs:dig-Ivdadc.s y rentas eclesiasticasi'de là santa igle-sia de -Compostela: óbtuvieron que cl conti- nuador. de la Jiistorix ^compostclaïu' fuesç un

'/, .• . .'. . 1 ' : Ica -

VofO'DE SANTIA-GO. 99" canónigo francès llamado.Giraldo.';Que me--jor ocasion que esta parà inventar cl Diplo­ma de D. Ramiro, y la escrítura d(í'>donacion del obispo SisenandÒ!dik)s-monges de san Mar-' tin? èO."^ mcjor oportunidad para colocar es­tàs piczas en el archivo, y sacarlas de cl co- mo antiguas, siendo rcalmcnte niievas? (Que mcjor medio podian hallar aquellos senores fran­ceses para aumcntar sus rentas, ò las de. su< iglcsia , y- desacreditar' al mismo tiempo com la mayor -infàmia toda nucstra nacion? Para-ellos era muy fàcil entonccs cl lograr que si; dicse curso al Diploma, y se exccuiasc la ge­neral contribucíon* de los cspanolès'en fayor-de Santiago ,>poTque se habian' hccho dlienos de la corre de Eiípana y de la'de Roma. Dos mugercs do las que habia tcnido nuestro rey D. Alonso erun tVancesas-: la secunda, que se Uamò Dona Constància , era liiju del duque dc'Borgona'-'Condcidjc <jalTcia :-6stc cònde era sucgro'del réynantúj-ytabuelo deilos hercdc-ros dei trono;:'el palacio de D. Alonso esta-Ixt Ucno de franceses: era francès cl arzObis-po de Toledo, y dela'misma nacion muchos obispov'del rcj'no·J'riiícstros príncipcs de Na­varra V'Aràcort>yCataluiia,estaban todos cm-parcntados cdn princesas de Francia: Urbanó segundo, y Calixto scgundo , que fueron" pa­pàs por aquellos ticmpos , eran fi'anceses: los demas pontítices romanos de aquella edad'^dbp* tairon casi todos las maximas de estos: lovnun-cios pontifícios que iban a Espana se- nombra-: biïn en Francia o por el parttdo francès. ^ Que mas podian descar los inventores-del falso Di­ploma? Si alguna ciudad ò provincià hubiese querido haeer resistència, tenian en su ayuda

N a ' a

XOO SvFlEMENTO I. el brazo del rey, y ^uandb este no hübiese bastado, tenian tambien el del papa, como sie ve efectivamente por: la bula aJé Inocéneio segundo , dirigida :al arzobispo - de JBraga. pa- ra que no se opusiései a la cohtribudpn na­cional. èQue mas indicios qucremos para atri­buir a la nacion francesa la invcncion del in­fame Diploma, y fixar su època ò principio con muy poca diferencia por los aiíos de mil/ cien-to? £s verdad que en ini tomo XII. lo .retar-dé hasta el de mil y doscientos, porque bas­ta despues de esta fecha no habkron jumas nuçstras historias de scmejante asunro : però luegò en el tomo siguiente, habiendolo pen-sado y reflexíonadormas^ atribut todà la fa-bula a la funesta: ínundadon'de'los franceses del siglo onceno, y ahora por las razones que acabo de proponer me confirmo en la misma opinion.. '.• j , ) : , - . . ; 1

A fttit de XXVII. i Mas como puede< decirse-y ;de-todo l« di- fenderse todo esto sin.hacer agravio muy gran-cho, la igle- jg ^ JQJ insignes y respetables.preladoi».'de la go lienetie apostoiica igksia de Santiago.,!que hanexigi-rccho indi's- (io hasta ahora por tantos jiglos una contribu-putïble í la cion que no les era debida?. La/contfqüencla cont.iliucion q^g paTccc necesaria no lo es de ningun.jnor iwciona. j ^ _ -jj. ^jg^ ^^^ ^ apocrifo el Diploma de

D. Ramiro primero: digo que es fabulosa la batalla de ClavJjo: digo que el yòro nacio­nal d.'iamas se hizo.,.ò no «e hizo.entqnccs, tii con las. circunstancias que se cuentàn: di­go por conseqüència necesaria, que el iiindi-«icnto y principio i que el vulgo atribuye la piadosa contribiicion es del lodo insubsisten-te. Pcro digo despues de todo esro, que la contribucion .es piadosa y xàzonable; y que Ja :. . . igle-

iflesia. de Santiago coaitodo-r^or de.lj ustiçiai tiene dcrecho ansúj cobranza.. £s piadosa y |-a:;i zohable, la cootribuciop ,-.pQrque,.su.t.verdadcr' ro y solido motivo es., el(favor i}§ no?,hs»-)cl%T} do el santó apòstol en nuestras guerras de re-ligion ; y teniendo jiqsoirosfdsí .^te favor y protcccion no una prueba sola, sinó muchas y muy cvidentes, es muy justa y «anta nues» tra perpetua, gratitud .a\itan\.ppdcro$o bienhc-chor. En segundò íugar la iglesialdc Santiago tiene dcrecho a ella: primero -jCn virtud de varios diplottias legítimos de fíuestrpsTeycs: . segundo, en virtud^ de un consentimicntp ge­neral dertoda la nacion: tcrccro,.en jtrirtud de varias jsentencias-ju^idi(;as: fiindbdasi.eifj.di-cho consentímientoíquartp,en virui^jde.yna posesion pacifica,. no inter/umpidai jamas,.ppr setecientos a&os. Estos son los títulos en -que fundaré las razones del ilustrísimo cabildo de Compostela» en..casp.,qHe deba de%)derl.as, sia apoyarlas en otros títulos insübsisterítes ú du-] dosos V como son- «el Votp derQlpvijq',' 57 cl Diploma de D. Ramiro primero.' Muchas 'cau-sas se pierden en los rribunalcs contra toda justícia,.porquç elabogado, np quçricndo ce-dcr ninguna razon.-.aladyprsario^,, las lleva, tp-das por.AinrfnisrQOjfasçrOjylaSr^defiendc x^n igual calor, buenas y maja^; stii-dtfVrenciii niii': guna ; de lo qual se origina, que la parte con­traria d çmuestra facilmente la msubsistcncia de algunps.ítítiilo^fi'y gaiiandosç.,,çon l^.eyjdicn-, eia de, 8US razones. el, cçiçe dúxüeiY^qjy ï^^.ivtf·^ luntad de.los jueccs , Ipgra ent çicija! favora­ble sin merecerla. Conccdasc a jlos ..que |io quicren pagar la contribucion, que el DÍplo^ ma de. D. Ramiro es apocrifo., p a lo me-

noi

r nos '• indierk) t^ péro''prüdbesef>i^cs^cs ;.• kjiic sín' hacer' cas(>'''de esite-tíUiloy rúne Id >igl«iKÍa ttc: Sdiiriàgo'orròs'-'mtichiQs^ué-'ti€»n^ cierros^ >indis-.

v -I .ma liJ.ARl-T··I·C·ü'L·O.·V.ï ' •

Exdmen^'·'iii 'Id ^question qtimtà acerca de la -fjc(i!u;d o'i^gtttfy^iiad'·-(íel Dl/loitfa:^'^'-".'- : • <.);y.'nu.'i j h iirfïí^i r.í i r '^j ' o . : r. ; :::1 . ..-< •JÍ.» Luid-.' níi^o·i'·-'-iio :.•.!!:/ .', inij-yy/. ••.: i • X X V I I L Oe-'sigué'dc lo dicho hàsta aho-

. rà^ què-el' Diploma de D.^Rainiro debe te-L.Mitra laiçiSi ne fsiï'. pot"'aptícrifo', aiinque- nó fítcsen verda•• Diploma, deraí' -iiMli a^ irazones' piarticiHarcs^^cpfopu-j

*''<iio*fh·a|«li;lfcgitíiriidad'cn->inl·t-oitlO XII. Pc-riV^tdmft'·iet íalifor' dé'la 'discrtacion compos-fclatii'isscribió dct'efminadamcntc contra-ellas, 6S' preciso volvérlàsà examinar en csrc lugar yy^ita "adopt;ii'las V ó rech^arla^'·segun-inere-'

Fximen de inis rjzünes

Ultra la Itfi;!

n 1- 'XXIX" 'títiizòtt Jí Mi ptFÍrrifcra razon és , que """ Di' Rodrigo' Ximehèz i' historiador • del siglo , Xi! trecc, no tiené bastante autoridad para que de-

Razo La poc

RodrV o Xi- f ^ c c , rio tiené bastante autoridad para' que i iiiític/i en cl mos luj ar en. nüéstras historias à-un hecho me-isunio. m'òrabiHsrrrio'del'sïgló^ftohcí.''>^"'·'· ••'• ; • • '

'V!Rí3(f<**RÍH;co«/>·<i^M7©ice-contra-ífetò él di-sèrtíidbr'·tjòiilpóstelahb·',' que"Rbclrigó" Xime-n'e^; sièhdo u h o d e los nombi'es mas isabios de la nacidn , y elegido por san Ferrtàndo pa­ra' 'èsçribir' la''historia-i-tió: sèi hubièrà fitfdo'tah

' acàbaba entori-» eóhsiguieiite - antes dé

s a uri hecho tan me-nlorabicy ruidoso còmo eldc'qiíe se habla- en é l , consultaria'sin duda otta» hibmorias mas

an-

VcTO tíDlE S A M T I ; A G O . l Og, antiguas, y.de'ieuas;íÇiliv|a4?ara.dçeir.lo (qu^i dixo-j^O^p fyjiil íf:l nou ÍÍITSOÍOÍÍ UV\> .IUÍIVC

algiinao^crza •.en'.£asQ que-dsPilüt^it^ffohwn! bicse inyentado enl itlempoj e ; {P.fíRo.drigft^iy, mcncz,. d poco antes , como realmentçjp.rsii-) puse en .mijtomo .Xlt.''ianl«S ]die:^v>t^ÍH4r/.la materna, con lel debidQ>£UÍ4i<^I 'SítQ:(9hs>ri)^yal no:je«tan)os.íen·:e«te.i£as£t. .QiigndoxP^. V^úrÀéoz se:p.uso<a ip^crihlc ,·.*ftjl·aUójíottjjt»n-;I^lpiB?íl qye tt niani todos i poí, gcnuiuou'.yrai|e jfiíjgunt la apròbacion o.firmà oéiO.'iBfdfQ.MAjlcvip·jnian nifestaba a. lo- ineoa6>iiKn.(Mgl«\ida «Jú^XIn^ia; se halld con ..unàjcsfiífitiijcsi 4«LcteneItMÍt iíjjk lü^'t cha, en là;!;qual<el ^fot>bpò>D/inúíg«i^«^i mirez; hablaba^rdc, votoi die &iQtiigQ.>,->y; citar, ba.en cl^suntor, comoid^erdadecà'y .legítin}?»; otrà escfitur^ de..dòS':;si^ost.inBSv'acra6£!$«'jii^T> llò coa.laiJbistorial eonipnèteUna iSíH^ ctüfpx'fíi vaxiot-sucesoi^del stglo:ric^ce.>V r«l«lÍYC| itM: coatribuciohiiide'jilos. jmebTo» cnhfavo^ :de«>'l iglUsia:ide GompOsteLaj; :se;i)aUoi.·Qqn:dúçi:et<>$. de<<rcycs /-y^bulas- dé^papàsique laptoj^aban-p mandàbaajoicba coiMxibusiòoLi'ifste·.íuillQÍíiirialr. mentei.coi|->el úexiénikioijpriútttcq ^eL·iibÀHiA*' lucion.^ querpagatUaudb trd>utoisl«hici!txavs%n.-. to i^atmnoisínid^ui^diqi ccstitfaneúu ifóo «Sn critor.,: |x>i'bi&asvsiibia :y, .advcrtido^ que rifï>/:$<N hallandofe: toodvtcdosléstosldaqiipcn^oit d.cïü>nr té.'de losuaiobf^yixsaàbiiendxrj^il un -fògid eA ^c{la.xkDÜkMàrítit:xaipuluibiia{.h6aha> tn4^v,ijt cnitos ipiDgxeadsccanw sdtspuèSi'JukU^kíkiíVtnn do< siccesivatnentBÍ;iiiò-jesde >.eilxrai^t:<fJli: .tífn viesei e l . ibedio < por 'Xtietto^ y lo i AÚtrítgase < A •.i •.;·"!·^:-;.iiu(!· i-iií lü.urj t.l :>[> ci}\r< l'oi-1*

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nos'> índerto íoj«TO'·prü<íbese<^d«sipiuo5 r íque sín haccr' caíÀ'ét este^-tftutóy u«ne la'igkKÍa tic San mgd 'orr<:>s intichíais que'^òírt' -cúrtos ' indis-piHÍabKfe'ï y cOitvincehtes.·'^ OVÍ; .r: ol.iio: • --'jt vb .iírnji.u ?r.-i'·'.:..i' «ri ÍÍ ;--: ' . :; o;/:);; I^ : v yyní\ ^'A Rl-T··r·C·ü·L'O •'V. ! ' • • ; ' . -i- ;• -• . '•: j i i . !•>'.:• . M . i . . . . .

Exiimet^·'iie ia^qiustion quintà acerca de la -firliiuLd <^'lègtmúdad''-del Diplótifa^í'i'-'\i- •• ' <.i^i.'.íiis.t j}) zUA-ií ui ' f ^ . r oi.-. I'. ! f:d . . ; , •JÍ> L U I ' Ú , ' r:'í^^o'i:·'·*^iÍTj : .'.11:-

Examen de •'-XXVÍIL' 'e'-'siguè'dc: là dicho hàsta aho-' mis Mitones rà»; quò-el' Diploma de D.·^Rainiro debe te-t..iitniiaK·i;i nç^siï' pot'aptícrifo', aiinque' nó Aicsen-verda--Diploma, deraí'-íilSimas 'razones' particiiiarc$^^e'pr'opii->

^'>Vo^Wa^l·li;gUúilidad;en')rnl·roititt Xli . Pc-nV-tdWb'·iel' íaiifor' dè'la <discrtacion " compos-fclàha'tscribid det'efininadaincntc contra ellas, è^'pfiecisòvolvierlàs a examinar en cstc lugar l>afa "adophli'lais ',' o rcchazarlaS'·segun·^·jiíere-* cfé lvnf . ' • ' • ' -"^'^• ' ' ' ' ' - ' • ' • • ' •^ ''• ' " J -•'•.••'> •. . " . ' 1 . " 1 - .

Razon I. •'XXIX."'''·l <iadW 7: Mi piFÍnibra razòn és , que Lapocajíi Hi'Ròdriíjò'· Ximehèz ;'• históna'dòr ' del siclo

Roiirijo Xi- f c c c t no tienc bastantc autoridad para que de-meiii:/; en el riios lu^ar eanliéstras historiasa-un hecho me-

mòrabilísfmo'del'sigli^ftohd.''*^''' ''•;'• • •' ''iify?íítób. f(*/r^wT Dice-crtntfa-tttò el di-

sSrtadbr'-tiórtpóisrelanb·',' que'Rodrigo' Xime-tíet', sièhdo aho de los liòmbi^es mas sabios de la nacidn , y efe^ido por san Ferhando pa­ra' 'csçribií' la''historia-j-tfoisèlhubièràfiado'tab fàtílitterité'tíè'Yíft·'·Diplqmà qïíé' acàbaba eiitorij CCS 'dé' fingírsie-j-'y;'^r eòitsiguiéhtc antcs de dariügàr'eh suS'éscritòs a urï h&chò tan me-lilorablc y ruidoso còmo el de' qiíe se habla en c l , consultaria'sin duda otta» nibrnorias mas

asunCo.

V O T O ; B E SAI4TI;AQO. Ï OJ,

antiguas, y.de'veíh$;;$çJiar|ajparA^dei4r.lo iqusi

JR^spji4ítainBitti^çinfM.j t«ndrk'!:&))^i yoiii algiioiaofiíerza enucàso que<iiÜ£Qi(d^»^4«btmn·. bieseJnventado enlitlempo; .tíei{í).tiRo,drigftiSiyv mencz,. ò poco antes , como realmenteilp.rsu-) puse en ,mijtomQ.Xlt.Manf«3s ]iie:^Ç>l^m4r/Ja mai;er;a. con lel debidalcuUa^t B:r»:tiib9r4^y0l no:je«tamos.ien^este.j£asfit. .Qiian(ÍQxP< R4»irjig0z se;p.usoii le^crihtc..sfijliaUójjtoàjjun-JPtíplomal que ti niani todos i poií, gcnuiúfij·jyrfwc jSíigiini la apròbacion dJSrmà deiPJJ^fdrQ.Maj^cyibniar. nífestaba d. lo- menflS;tú(n.i«igl«ivda «ïU9M>n$ia; se hallo' con ..unajcscf ituxa tlcLcteaeL4^U» idin iCfoit cha . en lUiquaLccl ^^\>iipòJD^'^ífíiíi£9)iG/tlà^ mirez; habl-abairde. votoi ds Sixnúi^Q.f,y, çitirt ba>,en cl^asuntor, comoieverdadecà'iy .legkima·; otrà escritura de. dóS' si iDSí.jtiBSv.4fi'a&£!$ j)i -.. Uò. coa. la I liistorJal cooifiioàteUna iqiiç crüt%JA vatiov'sucesqsïdel siglD:ridqce..V ivlütlvol^ i·iMt coatrlbuciohii^'jlos.puebToy cnhfavo|r •fií:^,l9 iglüsia:ide Gompbstela{; '.se;>halk>!.cqn:dci;)Get9$. de··rcycs ,'>y.;bular dé^.papàsique ia'pcobabatx-.ò mandàbaa.sdicba conoribueiòaUi^ste '.haUotiÜi^h mentei.con,-·eloexérdïiohpsbiticf^ debJli^^j?U' na«ion« .querpagsittai.èÍ2 tnbutoisI^thiesUQvsan.-. to-i^atronoisínixl^ult^-iqi tisitifanSHL· i l ^ ««n critor.,' IJol biDas-jS iQ !y.L.advertido.> qúfiíi&lfi e hallando^uooilvtodo8léstosidQC|un;ien^<iKl-d.<4anf*j té.'de losiaqobi,Lyi£sciàbi(ei^(n.eil ua ittgld OA qüc(h.xicnttic!(VÍtka:aipLJÍubiia[.l)6(iha> tmlaviiat cnitos jpnagMadsccamo iàtspuè5i'ji»y^)iaf*^nn doi succesivatnent»4<jiò'jesx^ ektrai|)iC''qii4e-.tXh viesei el> bedioi pqr<xiertò:^ y : ioi ttittigaseoa •-i •:'• loüi.iiui!' i-dl i t ' . i . ' i j i.i ".ilj di)\ r< col ' la

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Razon iT.

la' inctnoiria'- de^h. posteridatf. -'Sd'ia: sí de* dxr-tranar. que nosorros con las luces que tene-'-> ifiosr jilucto''biac cium^^caiyífiAos·y4n^c\'íni%-mO'ieiMrnc^^Iaünque iiicitome ^n-Rodrlg^p!-Xlmé^cíc^'ï'ài'^ i^uà^uiera<Ide'J nósòtros:Inseria i culpable.' '•'-••-•'''•-"» (•:•. JL' ..•..:;.<- r , . , - ; . , . . , .

> XXXi::-Razóit 11. R^exioné cif scgundo

tes cu León tcs' que'^V^vteseciíisaltr. de'las'-ciuíeGUs y'rui-quandoesta-nas^ien^què'la'^cptiltaron losiirabcsii^' ' iMJestruidí. ; uRgpaíi^n cintrk^a.rStteteciàe soltaV «sta di-

ikiiltflid^l^discmdclr 'coitifsostelanoícon' el tes-tt^^t6\(itfíiP.CIU8çòri·-quie icoihoi;diligcnte. es-critdr de ld[>historíà de León .omeréce fe' cixéï patrkular. DiceLeste'' cnidíro historiador , que es^'verdad'·quc'^Ordonoi'priíhcro,' succsor de !^aitiin> v'Hft mereddp.en las-'inèinorlas anri-· gúas- el·lítalot de> -póbladpr jt.restaurador d e Lèon'i y-vel'dad tambien.-qike'Ordonoisègun-' do fué^'elipritnéroique -piiso'la corte cn ella: pero què -sjn embargo; de-> todo' esto ,• la 'ciu» dkt'üntbs'de Ordono.ipríinero nò.-éstuvo'|afnasi déspoMada! yi^ntesjdeiOnlano isegundo .va'i ria^^ecds^vivièron-i'OU èüar Uis. rçyes[j aunque^ nO' <:óh -aiesidenda própiàuy:perinanente.''ca! prueba'dç) estas'iasercianes<uee'elíPi(llisco> en pHiÀer lugar v^que D . tAloiíso) cL<conquistador Ae> Lèiçin na fibestniyòlttiaixiífdadjiconiò Id^hl·i ttí'^^oW onéíSii' pórqúapoBiSU: fbrtiticaaoniyjstJ tüUckm! kí-' oredóic^mas (acertado:ocDiuqrvarla:t dice -IciJ segundo, i^e-j efectivamcnte! «a/tiem»' ^:dc.iD:.%.anüro primeDoperinaiieciah; fuera-dè los muros de la ciudad los monasterlos de san Miguel, y cldC:, Jos,saiUosi.AdriiMl.y! Nii}-

U-

VoTO DE S A N T I A G O . ""105 talia; y que si fitera de las murallas existiaft monasterios é iglesias con riesgo de ser destrtii-das en las irrupciones de los drabes, cierto es que lo interior de la ciudad no estaba tan de-sierto como se ha pensada : dice en tercer lu­gar , que Ordoüo segundo nos hace saber en su tcstamento, que por sti orden se habia edi­ficada la iglesia de santa Maria en el ntisma si-tio en que estwvieron los palacios de sus padres y abuelos, que es decir de sus antecesores y progenitores ; con lo qual se evideticia que mu-cha antes del mismo Órdono acostumbraban los reyes de Asturias vivir en León. Puestos estos principios històricos del P. M. Risco , con-cluye cl disertador con las palabras siguicntes: Vea el senar Masdéu como León habia salida de las tinieblas y ruinas en que la sepultaran los drabes, y coma habia en ella palacios en que pudiese wivir Ramiro primera ,y dar des-de esta ciudad leyes d los pueblos , y hacer que ftiesen llamados los vasalíos de todas las con-diciones y clases para pelear con los moros i y borrar para siempre et oprobrio é ignominia de la nacion , segun lo anuncia su Diploma Ci").

Respuesta. Doy por ciertas y probauas las principalcs aserciones del doctísimo P. Risco, sin detenerme a examinar los documentos en que se fundo: péro no por csto puedo aprobar las con-scqücncias que saca de ellas cl disertador com* postclano. Vamos por parres, y con distincion.

Asercion J. del P. Risco. t>. Alonso prime-TO < ue conquisto a León, no la destruyò, ni dembo sus murallas. No la destruyò; però no la restauro : no derribò sus murallas; però no

rojif. jrri. . O r e ­

ts) Uiicrtacion citaila » nuv. t*.

ic6 SüPlCMtNTÒ I. l'ccdiíicd sus casat, ni las poblo. Halld la clu< iJad destruïda, y así la dexò , sin cuidarsc de poncr en ella moradorcs, y contentandosc de. conservar sus antlguas lurtiilcaciones romanas para hacer frente con ellas d c u-Uquiera otra irrupcion de moros. Ordono primero, quç su-biò. al trono despues de P . Ramiro, cste es a quien llaman nuestras historlas restaurador y pobjador de León por confesjon del mis-mo P. Rlsco. No dcbe pues decirse ni supo-nersc, que la ciudad estuvlcse antes poblada, i no ser que se nos presente algun documento positivo cfc esta supuesta poblacion.

Asercion II. del P. Risco. En tiempo de Ramiro primero babia monasterios. é. igleslas fuera de los muros de León : mucho mas los habria dentro de la ciudad , donde podian es­tar mas seguros y defendidos de las Irrupcior nes mahomctanas. Esta conjetura es muy 11-gera , porque tenia cspana muchos monaste­rios no solo en lugares muy expuestos d las armas de los cnemigos, però aun en sus mis-ihos dominios: y aun quando se probase que despues de la destruccion de I,con quedo den­tro de sus muros alguna comunidad religiosa, esto solo no nos daria prueba de la. poblacion quese prctende, porque podian vivir en ella los monges sin que hubicse pueblo,- como vlvian en otros muchos lugares dcspoblados y de-siertos. Pcro cl caso es que ni aun esto pue-de decirse ; porque quien Icj-erc la historia dè los monasterios de León escrita por el mismQ Risco, no hallard en ella uno solo en toda la seric do.los «etcnta ú ochcnta anos que pa? saron cícsdc cl reynado de D. Alonso hasta cl de D. Ordoiio restaurador de la ciudad. £1 mo»

nas-

VoTO DE S A N T I A G O . 107 nastcrio de san Claiidiu, que era el mas anti-guo de todos, quedo cnteramcnte abandona-do hasta la època de Ramiro segundo, que murio' en el ano de 950.1 odos los demas mo­nasterios d se fundaron , d se restablecieron en la misma edad , d en tiempos todavia mas modcrnos: cl de Santiago d principios del si-glo decimo: los de san Juan fiautista, san Pe* layo, y' san Andrés d mitad del mismo siglo: los de san Juan, san Miguel, santa Christi-na , san Vicente, san Julian , san Pedró , san FeÚx, santa Maria, y san Roman en el sielo onceno, y todos los demas aun mas tardcQi). éPara que ponernos d adivinar y argumentar con vanas conjeturas, si todos los documcn-tos histdricos nos obligan d confesar que an­tes del reynado de D. Ordono primero res­taurador de Lcon no hubo dentro de los mu­ros de la ciudad ni poblacion ni monastcrio? Tcngase pues por cosa cierta y averiguada, que dicha ciudad en tiempo de D. Ramiro an-tecesor de D. OrdoRo aun no liabia salido (co­mo dixe en mi historia) de las tinieblas y rtú' nas en que la sepultaran los arabes. • Asercion UI. del P, Risco. Ordono segun­do , el que trasladd la corte d Lcon, ecTifícd la iglesia de santa Maria en el mismo sitio en que estwvieron los palacios de sus padres y abue-los : luego estos tenian palacio en León, y alguna vez por eonsiguicnte vivirian en ella: luego D. Ramiro primero pudo allí mismo convocar las cortès (como se dice en el Di­ploma) con el Un de tratar del tributo de las

O 2 don-

(1) Kiico • isUiU it Ltuí . ) f i t . it. 1 tiguientes.^

ïo8 SUPIEMENTO I. doncellas , y de la guerra que querla mover a los mahometanos para quitar una costum-bre ran infame. La primera conseqüència pue-de tolerarsc, mas no la segunda, porque an-tes de suponer individualmente que D. Rami-ro tuviese palacio en Lcon, es menester exa­minar con justa crítica qiiales son los padres y abtielos de quienes pudo hablar D. Ordoiío scgundo. Para haccr estc examen , considere-se la ciiidad en tres diferentes épocas d esta-dos : primera, època de un siglo y mas de me* dio desde cl reynado de Leovigildo conquis­tador de Lcon nusta el de Alonso el catòlico que volviò a conquistaria : segunda, època de un siglo cabal desde cl reynado de Alonso el Catòlico que la conquisto destruïda, hasta el de Ordoiío primero que la reediticò: tercera, època de.unos sescnta anos desde cl reynado de; Ordoiío primero que la restauro y repo­blo , hasta el de Ordoiío scgundo que piiso en ella la corte. Este tíltimo rey D. Ordoiío, quando nombro en su testamento los palacios de sus padres y abiídos , pudo hablar de la tercera cpoca , en que cfectivamcnte reyna-ron su abiíelo y su padre: pudo hablar tam-bien de la primera, en que realmente sus an-tecesoresy progenitores tenian palacio en León: mas no pudo nablar de la scgimda cpoca, en que la ciúdad cstaba destruïda, y por consi-guiente sin palacios; y csto mucho mas se evi­dencia con la niisma círcunstancia que él nos declara cxpresamcnte de habcr cdiíícado la iglesia de santa Maria donde cstaba antigua-mente cl palacio real , que es prucba que el

£alacIo )'a no cstaba, por habcr sido compre-cndido con los dcmas cdillcios en la dcstruc-

cion

VOTO DE S A N T I A G O . 109 cion general de la ciudad. Luego I>. Ordono scgundo, quando hablò de las casas rea cs de sus padres y abuelos, no pudo induir en es­tos a D. Ramiro primero, que vívid en la se­gunda època, quando Lcon no tenia palacios, ni podia tenerlos. Luego D. Ramiro primero no pudo tener las cortès en Lcon como di-ce el Diploma. Luego esta .cxprcsion; que se Ice eri él. es argumento prudente y eiicaz con-, ra su Icgitimidad.

XXXI. Hazon UI. Qulero sin embargo Razon m. confirmar, todavia mas el mismo argumenta Lafiltads con una reflexion, histdrica, hccha por el P. ^^^^ qÚc én' Risco en la misma obra que contra mi se.,ale- t«ncesscto·

fa. Dice estc docto escritor en su historia de lía poner en .con, que los re^'es anterior es à D. Ordono io»íi'piomas.

secundo viantuvieron su corte y trono en Oviedo , lo que ad'vertian en algunes privile-. gios , al mismo tiempo que expresaban.. su, re­sidència en León. Vuelve a dech* mas abaxot que en tiempo de Alonso tercero (antecesor de Ordoiío scgundo) todavia no estaba nueS" ira ciudad engrandecida con la preeminència de corte, por lo que se advertia que cl trono real tenia su asiento en Oviedo, en los privilegios que notaban la residència de D . Alonso en Leoft al tiempo de la data. Tercera vez rcpite, que en los diplomas del rey D. Garcia, que puso su trono en Lcon ,' se dice que el rey y los con-firmantes estaban en esta ciudad, usando de las mismas palabras^que- D. Alonso el tercero pui so en algunos instrumentos, però con ta diferenr eia de que este declaraba que su solio residia en Oviedo. ( í ) . Se ve que cl P. M. Risco dcs-

pues t i ) RiJco , khfrU dt Liia, >a 1»« r*»- »J- ·*·t· '* ' •

IIO S ü P L E M E I Ï T O I . pues de haber exSminado con la mayor dill-

fencia todas las escrituras de los archivos de .eoii, ha sacado en limpio por su pròpia ex*

pcriencia esta verdad general,' que los reycs anteriores d D. Garcia y d su hcrmano D. Or-doíío segundo , sienipre que nombraron d in-sinuaron en sus díplomas su actual residència èn dichà ciudad','notaron exprcsamente, que cl'tròrïo 'eiítaba en Oviedo. Luego la falta de' esta expresion en 4;! Diploma de D. Ramiro;

' seguiila fundada reflcxiòn del mismo P. Risco, aumenta las sospechas contra su legitimidad.

Razon IV. 'XXXH. Rtizott IV. Otrode misargumen-Lafirmade tos-Contra el 'Díplomi es la firma de Doiía Ur-

Urracacomo ràca. como mugcr dc Ramíro primero, sabien-muger de . , * " .. ' • ^ ^ u . Ramirò no ^ ^ ^^ cüerto que este principc estaba casado siendolo. cntonces con Paterna, y no con Urraca, no co-

nocida por ningun cscritor. • Reflexhn contraria.. Diçe contra csto el di-sertador çòmpostclano:' que Urraca es conoci-da por los escritoríj como' muger de Rami­rò primero, pues còmo d tal la nombraron Rodrigo Ximcnez , y Lucas de Tuy , aun sin refcrirsc al Diploma, y tratando de un asun-to de que en él no se habla : (\uc la mugcr de Ramiro pudo tener al mismo tiempo los dos nombres de Urraca y Paterna, como yo mis­mo digo en mi historia, que la muger de Or-doiío segundo tuvo los de Nuüa y Elvira: que efectivamente la muger de Ramiro tuvo los dos nombres arriba dibhos; pues así lo juzgó D. Luis de Salazar, el hombre mas wersado en

'este genero de antigüedades ( i ) . Respuesta. Muy llacas razones son las que

i se

m

m

V Q T O DB S A N T I A G O . i i i se al^an Contra mi argumento. Rodrigo Xi-inenez«y Lucas de Tuy escribieron quatrocien-, tQS ar)0!i despues del necho, y bçbieron en laí fuente;.vici^dü del fíUso Diploma^^.dpsinotl-vos inasqUe suficientes para ,excluii;lòs del nd-inero de los escritores que pueden darnos ra-7on del vcrdadero iiomore de la muger de. p . Ramiro.' Que .hablasen.de iptrp. asunto, no impo.rta..para iiuçstrOí:.propdsi|o., por^ue harj biendórieílosadoptado U Italsa .noticia.'.del Di-, ploma, ique dió el nombre de Urraca a dichà seiiora, no es de extraüar :que la llamen así,; auu hablando.de:'^untos diferentes. La autor ridad dè: D.JLuis de. S9l9^ar QS muy giiande;, para otras-!n^ilfcdsaS'!,rpcro ninguna.para çt caío presente.,;pbcque «s autor modernísimoi' y no cita otro documento .antigup, en su.fa-, vor, «ino el mismotdc'que·ise disputa.. La po-«.ibilidad de tener una misma persona dps noin~, bres diversos:, no: prob;ird jamas,.quei la.'.mp'i gcr de' D. Ramiro los tuviese; y muçhar^net nos lo:probara;la paridad ,de otra reyna que los.hïya tcnido,' Hablandoi4e Òrdpiío, segun­do en el nilmero 151 dcr'fni tomo XÍ l , di-xe que su^ pjrlmera .mu er Dona Nunà es la Kpisma .que se hijiUa indicada en;,el' iiipnge.,de Silos con el nombre .de .Élvira, E^ta,iï\tprp>· po&icipa es F;iiinegi(blei,. <porque. irei lme'ntc cí pbispo;;5.ampir.p, , e$.c.i;itor - del mistiio, ^iglo ei) que. yivio. Don Ordptíp, la llamò,i^u&a >,,y cl monge.SiÍcnse«tquÇ),cscribiò qfi jsigíp' mai tarde ,• la, d.eijLpmi 'Q tjEiyiri) ,ClD? íyaigajíse j;»-' zpn.e.s.'tan clara^ y ,coi>YÍncentç .,tCb^pvesta.pa­ra probai( <jue. nuestrps'escritores i àt tes de ^ -c·.· V " ' í n -

( :} Simi>tri>, «rinicin, n.i!, pig, \i\. Silçifse| (rim'ctii, •<•{<• f^g· jux.

ÍI2 SuPLEMENTO I. invención del Diploma, dieron efectivament te d Dona Paterna el nombre de Urraca; y éntonces mi'argumento no tendra íiierza. Pe·' TO hàsta què esto' no se demuestre, seta siem-pre- índiciÒ muy critico y rtiuy prudente con­tra la legitimidad del Diploma la firma falsa de Dona Urraca como muger de D. Ramiro. Aüadase para mayor prueba de esto mismo, qüé el igndrante inventor del Diploma (como

3uedia ya dem'ostràdo) cónftindio làs>hazaiías e los dos Ramiros priméro y segundo; y así

no es muchòquea la muger del primero die-se el nombre de Urraca i- que es el que tuvo efectivàmeiíte la niííger dél secundo :'equivo-cacion en él mucho Mas facil'y natural poc las circunstàhcias' de que el hijo primogénito de la verdadera Doiíà Urraca se llamo Ordo-ü o , como el primogénito de Ramiro primé­ro ; y ,'èi hermano de dicha Doiía l rraca se lianid óarcia ;• (:omo el hermano del primer R ^ i h i r ó . - '• •; : '':•'' •'• ;•• ' ^•'

Razon v. XXXIII. 'JtazòM V. Entre los indicios que La ascrcion rccapítulé en mi tomo XII. contra la antigüedad

profítica de del Diploma, nòiübré tambien el de insinuarse Ja invoca- ^ ^. ^^ profettcnj)'tóttt^'fa ^costHtnln·e qtie se ha-th^o en l»s ^"^''•^tfffodiicn·J con i el'-tiempo ^e m'vocar a

• Rej^éxiónçòntriírta. El disertador còmpos-tdano tuvo.por muy'vana esta mi reflexion; jjorquç asegiíratuio el Dipfatna (dice) que la invoc'achn af' Dibs y'tiel apòstol \f»é primera-inénfe eni'E^paa'a, ei'cïaro que mas bten habla '(le\los"si^ias'pa'sados,'qtiè Je los'que habiàn d» íücederenla'siriedelostiemposÇi').

Res' ' (t) DiMRacií» ciu4i, nu». 11, - '

i

Vo.TO HE S A N T I A G O . 113 Respttesta. Perdoneme el disertador, que no

entendió bien el seniido del Diploma. Ha-j blandose cnieste d.el;lugar en que se. dlò la: segunda batalla con la ayuda visible de nues-no santó patrono, a quien invoco el exerci­to dicicndo : Aytuianos Dios y Santiago ; se unade inmcdiatamente: Qn<f quidem iwvocatio ihi tunc primuth •fuitjfactàjin Hispània. Estàs palabras no signitic^n (como quisiera.:el eru-dito disertador) que el uso de invocar a San-, tiago en las batallas se habia introducido pri-meramente en Espana. Para. dar. este sentido al texto seria' menester quitar el tunc, y eL ibi, el éntonces., y cl allí. Puestas .estàs dosvo-ccs como estan, es, indubitable que el autor del Diploma quiso Iiacernos saber, que allí (ué , y éntonces , donde, y quando se introdu-xo la costiimbre de Espaüa de invocar a San^ riago. Entendido el texto de este modo, cor mo debe entenderse; es ,claro que si el Di­ploma se hubiesc escrito éntonces mismo, su autor hubicra hablado profeticamente de una costumbre no de siglos pasados , sinó de si-glos vcnidcros: y por consiguicntc , como no hay motivo algimo para dar ú didio cscritor cl venerable titulo de< profeta ; es necesario confesar , que la escritura se compuso en tiem? pos mas modcrnos. Mi reflexion pues en lur gar de ser vana, propone un indicio muy fucr-te contra la antigüedad del Diploma. . •

XXXIV. Razon VI. No es menos .convinr Rizon vt. centè la reflexion que hice sobre \o% arxobisr tïmencion pos nombrados en dicha escritura, quando to- j"'' "/cbist davia este titulo edesiastico ho era recibido pos ijuatido e n Espaí ia . cnl·>pa_nan»

Reflexion contraria. Acerca de este titulo se '''* ''* "'· Tòit, .XVI. P ale-

rt^ SUPLEMENTO I. aíegan contra mi varios cxemplos. Primero, cl del concilio tercerO'de Mérida del siglosep. tímo r en qae el metròpòlitano Proírcuo fué Ilamado arzobispo por su suufríjganeo Selva. Segúndo, el de Quirico obispo de Barcelo­na ,. que dió el tínilo de arzobispo a san Ilde» fonso.- Tcrcero , el de san Isidoro^ de Sevilla, que habló en íusobras' de la dignidajd archie-piscopal. Quarto, el del·:papa Benedicto se­gúndo , ique llama a todos los 'metropolitanos de Espana santísimos arzobispos. Quinta, cl de Elipando , que- merecid el>dictado de ar-iobispa en boca de jHctcrio y Bcato. Sexto, el de algunos diplomasanti'guos,.en que nues-tros reyes han dàdo' dictio' titulo a varios pre-làdos ( I ) .

: Kespttesta. Si el discrtador compostelano hu-bicra Icido mi historia, como debia haberlo he-cho antes de impugnarmè , hàbria ahorrado todo este articulo i-pues í todos los exemplot que'-cita; he respondido en su pròpio lugar, notandolos ò por apdcrifòs , d por mal enrcn-didos. He aquí el número 92 de mi tomo XI: Tres clases de personas compottian en Espam la gerarqtúa episcopal, el ponttficc romano, los metropolitanos de las pro'vimias., y los sufra-ganeos de las catedrales. No habia patriarca nacional, ni arzobispo alguna con este nombre, ni obispo que se intitulase primado ; pues en­tre taiitas •memorias que conservamos de la Es-patia goda no se kalla'rastro de sesiíejantes ti­tules , sinó en las etímologías de san'lsidoroiit Sevilla , que hablaba entonces generalmente di toda la iglesia cliristiana , y no en particular

de (>) DijcrcacIcH ccapostclinj'.nani. citailv'."

V0.T0 DE S A N T I A G O . 115 de la nuestra. Una copia que se cita de un concilio de Mérida , y otra de una carta de Quirico a san lldefouso para probar que ya en­tonces los metropolitanos se llamaban arzobis' pos,soh.heclmras de c^piantes modernos ^ que no forman prueba en el asunto. La carta de Benedic­to segtindo, que supone ar:zobispos en Espana, tio es argumento de que los hubiese, como no lo_ es de que hubiese metropolitanos desde el ji-gio quarto la .qui escribio Siricio al obispo de Tarragona dandole este títulç i por que uno y otro ponttfíce Itablaron segtm los estilos de la iglesia de Itàlia, que toda'Vta no estaban re' cibidos en.la nuestra.,Todo lodemas.que aiiitr

11 de el insigne defenfs»r>de la^primacia,deTpleao para autorizar la^antigüedad, de Içs arzobispos esta tornado de autores modernos , ó de pape-les apócrifos. Un documento antiguo y legi­timo de donde pueda interirse, que .en.£sp;a-na hubo arzobispos antes de \x. i^mosa irrup-cion de los .corruptores franceses po se ha de&-cubierto basta ahora.. £1 hallarse pues dicho titulo en el Diploma del voto de Clavijo es prueba muy fuerte y poderosa de que el pa-pel es posterior no solo ú los tiempos de Ra -miro primero ,.. que >. reynp iaptes .de la mi-tad del s iglo.nono, però aun.a los de la cor-rupcion trancesa, que comcnzd. como he di­cho otras veces , dcspues de> la,mitad del on-ccno ccno. , , , . .. . . . . , , , . XXXy' . I R^zoffVH' .5iendp de nuícha/uer- ."' zala rji?;on agitecedenj^ecomo, sc,açaba4e vejr, J-^"

aüon vM. mcr.v!')»

za la rajçon aiíict«:ucii>t·vv,...^, —,_^--—_- . . j ^ „„ 3-/0-dcbe.serlp-tambien la que lucgo anadi acwC- bi.,,,,„ ,..1-aàclarzobispado cantabriense, o çatalabnen- ,cra.ncrtc S que noí?ndo conocido por ninguna otra cUsconocdo. memòria distinta del Diploma . anade nue-

Pa ^

H6 •• Sur'LÈMENTO I. va sospecha miiy fundada contra la Icgitimi-dadde esta cscrxtura.

}ie/Jexíon contraria. Rcspondc a ésto el dlser-tadoí compostíilano, que nó dèbe ncgarse la anrrgua existència dé un íirzobispa^o caiíta-briense , ni por sernos desconocido ,' ni por su particiilar' denominacion tomada del nombre de una província entera. No dcbe negarse por sernos desconocido, porque tampocp conoce-mos.orros obispildos de que se nabla èn al-gunas actàs' de cohciliós, cpmo són el erio-neiise , el albaidehse i y el irniense. Tampoco dcbe negarse por su denominacion o' titulo g provincial, porque tencmos exemplos de otros | obispadòs' se'mcjantcs, como son el castellnno, | c\, aragonès, el ripacurciense,y cl alaveme(i).

JL·sjfiiestd. Sobre los obispadòs que nombra el disertador, pudiera haccrse muy largo ra-zonamiento, porque los mas de ellos no han exístidd' jania^ '•, y por <consiguiente en lugar de' afïadír alguna probabilidad d lo que se pretende, nos aumentan la sospecha y descon-üanza. Però dexando este exSmen, que fue-ra muy largo , y de que no hay neccsidad al­guna ; es cierto que un hombre critico, que ha--lle: nomb^ado en un'Diploma uri'obispado en-tcramente desconocido ,: y no tenga nínguna otra prueba de su existència , no debe ni pue-de dàrle lugar en la historia eclesiàstica, sinó dcspucs de haber exSminado el documento, y halladólp'por tcidas' las demàs' pàrtes, y en- to-

• doslòs démas asumòsque fot a die unà segií-fldad y íirmeza incontrastable. Nucstro Di­ploma al contrario cogea por mil lados, co-

(<) Olscrta ioa ciudi , •»*<. t t . jno

V o T O D'E S ANT1 A G O. ï 17 mo se ha probado hasta ahora , y se proba-ra en adelante.'Lucgo , en vcz de darnos mo­tivo para admitir el obispado cantabiiensc, de que no se halla! noticia en hinguna.otra me-nwria, nos lo da para sospechar de su false-dad aun en cste .punto particular. Mucho mas scguros estamos de que la noticia es falsa con la certcza que tenemos de no haber habido en Espana• ningun orzoí'ú/o>antes dela·'mir tad del siglò onceno; pprqué'Siendo'csto ver-dad ; no puede admitirsc en eLsiglo nonò.unà iglesia cantabriense con el titulo de àrsobispa-ào, como se le da en el Diploma. . XXXVI. Jiazon VJU. Mi octava razonRa/mvin. :contra: la legitimidad de la escritüra es. la fir- ''''|";' ";' ma'de Salomon obispo de Astórgai, qúc nó vi- "ü\:"„òliua •vid .en tiempo de Ramiro priniefoi-sino unos cr.tonwí>. cicn anos mas tardo.

R'eflexion contraria. Muchas cosas oponc en este lugar cl docto disertador composrclano. Dicc , que scgun cl parecer de los mcjores críticos y diplomararios no puede rechazarse un documento por hallarsc- en él alguna firma de persona que entonces no vivia, porque dicha lirma puede ser posterior. Dice , que pudo ha­ber en la iglesia de Astorga dos obispos Ua--mados Salomon, el unp en tiempo de Rami­ro primero , y el otrobaxo el reynado de Ramiro segundò. Dice , que la escritüra de donde saco el P. M. Florez que en tiempo del primer Ramiro el obispo de Astorga se llanfiaba^Novidio ,• no'ha nierecidb la apro-bacion del P.' NLRisco'. Dice , que aun da-do que Novidio' tuvicse ei obispado de As­torga en tiempo de dicho rcy , pudo succdcr-le baxo el niismo reynado otro obispo Uama-

do

Il8 . SurXEMEKiTO I. du SaIomoOv> aunque. de él ho tengamos otra aoticia sinó la que nos.da ei PJploinà.^i).

Ríspucsta. Las razoncs què yo alegué con­tra > la Icgitimidad de la.escritura, deben po-ocrsc en dos clases divcrsas. Xasimas de. cllas conveàcen.dire'ctamentc y por sí solas: pcro al-gunas otras hay cotno lo es la presente, que aunque por si solas no son .convlncentes, en seguida.de las otras, confirmaa eíicacisimamente -h)./inisrao..:qué ella^ prpbaroQ. Si yo por so.-:io el.motivo: de la nrmaide. Salomon dixese que el-Diploma es ^pdcrifo no convencel·la el asunto; porquc la posibilidad de algun otro Salomon difcrente del que se.conoce, y la posibilidad. de. que: la < firma iscai posterior: a- .la

' tccha del ^iplonia, son dos cosas queaun-

3ue no rcales, sinó meràmente posibles, nos cxarian sin embargo con algun genero de du-

da. Però despucs de todas las demas reflexio­nes que se. han hecho ,.las dudas quedan dcs-vanecidas.,' y la prueba àdquiere vigor, y. su-be casi aLgrado deodemonstracioh. Se obser-ve loprimero, que cl autor del Diploma, se-gun queda evidenciado, ha confundido las ha-zanas dc.Ramiro scgundo <:on las de Ramiro •primei;o, y hatrasladado aios tlcmpos del pri­mer. •Raniiro.viu·iós personages.y hechos. del jeynàdo del íse^undo: luegb, hallandose nom-brado en el Diploma un Saloinon obispo de Astorga., y. sabicndo por. historia cierta que en..x.ietmpo de Ramiroi scgundo viviaiunçobis--po 0C'.Ast(>rga *llaniadoiSaloinòh.;)Si;g.un'leyes de crítica ly prudència .deboipotléra.este pei!-sonage entre los demas que fuétón trasladados

de ( • ) Nua, ^ } . ié ' l i • ! < • • ili(«ttaet·i. ' ' . . . .1

V o t o DE S A N T I A G O . 119 de la edad de Ramiro segundo à la del pri-raero-'Scrobsèrve en segimdo lugar, que en matèria de historia eclesiàstica y gerarquia el inventor del'Diploma'queda ya desacreditado por otros títulos ihuy daros., como son el de íuber nombrado un obispado quejamas exis-tiò V el de haber puesto en Espana arzobis-pos qüando no los .habia: luégo nombrando; nos a un Salomon obispo de Astorga delsi-elo nono; de quien jamas.Hàbla mnguna me­mòria ni escritura antigua; puedoy _dcbo sos-pcchar que esta noticia ;sea del mismo cali­bre què las otrasi. Se-observe \ò tèrcero','que queda ya ptobado coni<bti'os milchos irguiïién-tos eficacísimoíV que cLDiploma* es obra com-puesta en los; aüos-de mil y ciento con poca diferencia: lúcgo el obispo Salomon que fir­ma en éi debe ser necesariamente persona ima­ginaria; porqúfe ni puedc ser el Salomon' del tiempo de. Ramiror segundo v' que; vivió' Uri^ si­gla Y medio arites del mil y ciento \ ni el que se supone^coctaneode Ramiro primcro, por-que no consta que haya habidq tal hombre, y quando lo hubiesc habido , habria firmado la escrituraf/^ofii/^/oít/ «jírf/o.antes de su-for-macioni Ni puede darse.a estè mi ultimo ar­gumento el titulo de circulo vicioso, como po­dria alguno sospechar; porque esto solo pue­de dccirsc de los que suponea comp'jM·obado lo mismo:quèitodavía'han dc.probarrmas-no de los que.antes lo prueban; )J despucsilo su-ponen: comoi >«rdadero;. Los-fundamcntos en que yo me apoyo parà tcner.por falsa la fir­ma de Salomon, estan todos: probados : lucgo segun las leyes de la crítica pucdo llamar fal­sa y apdcriía dicha firma , y por- consiguicn-

te

I:20 . S ü P l E M E N T O I . re piiedo. aiegarla siiv nihgun circulo viciosò cumo ú nueva: cònfirtnacioii de-la insubsisten-: éia <dcl Diploma^' ? ; JV . >;; 'j i,;--;!!-:;

Razou IX. . XXXVII., ilnzò»iXX'.·Làfechà del'reyna-í L·iiinnadcl tjo dc'D. Ramiro en 834, ocho anos'antcs de rcyU.Raini- ggr Tev". cs otro índicío de los que propuse cón-scrrcy. tta Ja legitimidadde la cscritura.

ííReJiexion contrària. Soti iarguísiniasi las re-' íl xtoncs:i]UC' hacè eldiscrtador compostelano ei»i defensa dcla!fcclia cronològica del rey D. Raniiro, pcroLse.reducen todas a los tres ar-úculos siguientes ( i ) . ,j·yAr,tUulo\h del disertador. Aunquando en la f^^hsi del Diploma hubiese> error crpnoldgico, no ifíria bastante parà i acreditar'por sí solo la fíccion , porque semcjàntes errores, que co-niúnmente se- nallan en Va& copiàs de las es-criuiras, y a veces aun en los originales, debcn atribuirsc a equivocacion ,; y son' bastante fre-| qüentcs<:en'muchos docunicntos. ciertos é in-: dispiitables , como son: varlas bulas ponttfícias y diplomas rcalcs, y aun los cddigos teodo-siano , constantiniano , valentiniana , y jus-riniano.

\ Respncsta. EI mismp disertador res{H>nde poriSt.misino a su i dificultad ^ pues dicicndo expresamontc que (lin: error- cronolo'gico no es bastante' POR SI SOLO para acreditar la iïccion de un Diploma, coníiesa tacitamente que se­rà miiy bastante quando se halla >acompana-do con-jorfos errores ,' principalniente si son incscusables; Piies así puntualmente sucede en cl caso presentc. Es error inexcusable cl man-char el trono y la fama de nuestros piadosí-

, •• . s i -

Vo'l ·OiDE S A N T I A & O . 121 simos ireyes |[ tah.acreedores de nuestra, vc4 neracion y. lat i tud. Es .error ihexcusableiidl desacreditar injustísiïnamente lai JxligioayJhiH nestidad de/toda-la nacion: espanola. tEs-enoe inexcusable- èl confundic lòs hechos ^dos tiebÉi pos, y los reynados para dar bulto i una' no-vela, de que no hablaroH' jamas las lústorias. Es. error .inexcusable el casar a D. Ramiro pri-mero xon;<.una-t ihuger que :tardó 'Cien> anos.cn nacer', ysc casd''Con:D;.Riimiro-.segundo..Es error inexcusable el pòhera cortès iy çonsejos en León, quando la ciudad estaba/destruïda y despoblada. 'Es error inexcusable cl reptem sentar , como ;costumbre iya.-ihu'oducidà , la que dcspües' se introduxo (en tiempós SUCCCT sivos. Es error inexcusable i el. suponer en Es-paiía arzobispos y arzubispados antes que los hubicse. Son errores' inexcusables otros varios que he dcscubierto,' y que.descubriré en adc-lante. Luego cli^rror cronològiço que:/>or sí solo no bastaria'para'desacrcdirar'Cl Diplonias yendo acompanado con otros^tantos errore« tan claros y palpables , es ntas que suticicnte para cl cfecto. No puedc ncgarsc que una tc-cha falsa puede> naccr ;.de equivocacion inn-cente. Por cste"motivo nós>cnsena.la crítica-, que quando la'hallamos en aigua Diploma-, cxrunincmos las calidadçs del documento: si cste por todos los demas aspcctos es autori· zado , atribuyase el error avequivocacion: pe­rò si'por otros tStblosi-cogea. manifiestamente, tomcsela faísedad deliadecha poi* nuevo ar­gumento de insubsistencia'."Estbes lo que in­tima y manda la crítica diplomàtica, y csto lo que yo he cxccurado.

^ír.tículo %I.\dcl disertador. Lx cronologia de ïu.vf. XVI. los

123 . Í . S Ü P L E M ' E Í I T O · J.« .'

los prímeros reyes de AMuriaii, y dçtcrmina-damehte la de D.iRamirò^ esrijilcharde ti* flièblas é inv«ras!militiidcs. Ei mistmtséKorJdao deui'hà:iacr.éàitadvi està 'verdaé.í>fités ÜLpasan del/cbnsehtimréutò dellos.iprinurck' es'critores hà dilatada el principio de.Ua restattracion de Esf paüa por D. Pelaj/o desde el ano de diez, y oc/io hastaiei de.cincuenta.y cinco, y^reducidod dot solosixtKos los'<die3.T}·jmen)t·.JeL·reynado de aatuï nihnarca.; Dcsdendísc' ca i particular a p.- • Kai nàxo'iij ú susuinmediatos .succesores. Ordoiio primerò- y .Alonso tercero; y se vera quan po? co podémos fiarnos de la cronologia de nues-tras historías;: D. Ramií» .reynò sicte .afios., un mesi.y dias-; :siendo<ya ireyv^l^ •'iscio sli hijo Di Ordoüo<:;estc príncipo.poii constguientc su* bio al trono , y mandò por si .mismo lus exér-ciros.quando aiin no habla cumplido sicte ano$: lo mas. prodigioso.es que se hubo de.-casar aun aiiTes\xle:.'.empuyDaP;el· cetro ; ílos cinco d seii aJíos ] disí ú:dad'; -pòtque Jiabienflo rcynado solt» diez y seis anosL'younos quàtrb -meses, su hi­jo IX Alonso , quando fué proclamado, tenia ya diez y ocho,, segun dice cxpresamente d monee de Albelda. i Quicn no Ve que /el maa-do Jél ekéFcita-iíJos tsietc .anos.» y e l raatd-inonío'^Llos scis f'json xüsasièntèrametite,initr rosimiies-, yi mas aignas de una mal zurcidi rtovela , qtu de. unos escritos que son lasjiien· tes de nuestTMJiistariah > . uc: :.u ;.. , i .

i{<'5^mv/à..>.Alii;sisoenn)tdcli;reynado ;de D. PeJayoj, y doçsiisfininediatos' jt'ntdcasoiíes.yisuc-cesores, SC lia.'^'ntado'en'Ja.jdiicrtacion com-postelana con poca tsinceridad, y con i muy fal-so aspecto. No lo he -propucsto ni dcfendido d pesar.^del.jCQnsentimiento. de. los, prímeros es-

A -'.> . . " I , . .i cri-

\ ' o . f O r n E - S'ABfT1 JsdO. i2J

critores :i'.antes biçn, (je)la;.autoHciad -de' estoV me he .validoy.cxpresaaie^e:tpa£a, echar.por. rieert eh .sisteirui .comiiii;{Icuyoi'^adores^ i ^ xmj los (éscritoresioantigUds!*^ .^iasrrol·<IsinQ.ilo«^ muyjsi:;^iados' y-.postinrians piqttcJíixíjiczaniïn' ú 'cscribir rio'. ma& iprontòfuh- siglioiy^ iriediojius tardeviy los nja$;idc. cUos>íiiòos:iqiiatrodcntos aüds rdcspues>de-'Iaj«dadUde;J . JVla^iLSinnes-to .oibdiseciBdar -jòon^tosbehnolttf Ual lnd>einíÍH xàdo.:eijpDnt«idoit8le cpamnA Jtówedài de oni iistcmà acerca de lau^rohoki^üi-idi Ids firime-ros reyes: déiAst^r{as:r^üe»[«o ill^dncon' ella i los ticmpd&.jdeoD^j^ain)rQ priüierp ,>LnLia lus de su aoteccK>rc0K)Alians9i diGastii: ^bdi por cazDol 4e (este('niÍL·prai£ederiiL^<«;;ífati tikm tas erradasdeiScbasfiim·dt-.Salàmanca·., d-iptieh han seguida todos loi'demas Jastoriadores de Es^ pana , dcbe supànerse Jiue prosiguen' eqtú'vocai das porltodos lot> riy.ef,^.dclijigla.ioctavo.i'pera not\masi''adeLwt'einporqiie.!.àe.Josi.<titl sigla^jnona en qtier. 'roi'tiió:rpudol\tater'.-m3iicias dHàsiíihdiivit diiales,(!i').··(tiHeroi.qiie-idi^é.de la. cronologia de ÍD. KatT[iiro i cuyo hijol. D^i-Ordonó (.dice cl: disoctadot iCompostelàDo).iliubo>deusçri pa-dre ú los seis aiíos dei;ted(tdi', iyi gcnciiàl: del «sérdto- 4 los sietteíd-Diré *que\eí, eruditò.dt-•sertador funda esras^'Conseqüenciaslsobcedos supüeitòsi falsos.- Primer .supuesto falsa, que D. AloiKoitcrcero', scgun el:.'testimonio del Albeldeose, tenia..<ífiSk. çclto aiios^ de edad quando. enipezói dl reynar. {£1. Albeldense i no dir xo esto..: 4iy.Q\ que^aúanído éli:sú:ibia.su cro-ttica fiabia entrada D. Alonso en el ano diez.

V) Vein^e Ini tvaps ^XIU y fúmé ca siw la^am resfccti-tos. XV. iz U itiiurié cTÍticià' ie Et" _ »

124 SuPLEMÈNTOi I. y ocito de stt nfynado·Qi'), que es cosa müy difercnte « y dc:la-qual no pucden sacars'e las conseqüenciàs que ,s&>han sacadó;- Segundo 'su-puèst0ifako,ique p . Ordoiio inacití quàndo su padre-%^vRain.iro 'efa'iya"rey j y(.estaba> casa* do con Paterna. Sebastian de i Salamanca, y los demas historiadores'- antiguos no dixerou esta ^idixeron i, que -Ramiro se •'Casd: con Pa-Mína-ténl los |irinierbs<"dias de sii-'reynadò-, y quetd' dicho'lx Ramiro'^cedidien<,'cl trono su-rhiio.'D. Ordònai:io'qualnò nos'obliga de nihgun modo a tenerlo pm-'-hijo de Paterna, ha-bicndo > podido; nacer ^como-realmcntc suec-diò') :dd</ótro> matrimoriiò 'anterior ^'quando todavra.'sut·padre na·'e|-aiirey/^3)..Heraquí di-< sipada's .todas>'làsVextravàgan'ciàs-:xroholo'gicas què penso haber hallado en ni'icstras historias cl diserpdor compostelano. Hc/aquí vindica­da nuestraantigua-historia del oprobrio con que • quiso desacreditaria^el; misma discrtador, intituíandola •tmamal·zurciíiàmifvéla. He' aqui restablccida èn-su'p'riniitivo<'hòhor la crono­logia del reyhado de D. Ramiix>, y dcsacrcdi-tada ^or conseqüència ncccsaria la fecha cro-hól(%ica del/Diploma; -u- < .' -' uirticulo JÍL-'iel 'diVertàiltr.' Eri pnieba' de •qúe eníeítttiç -de ochocientot setenta y dos lit •Ja era-fspanoia f que es elt'de la fecha del Di­ploma de D. Ramiro, habia ya' -siibido al tro-no este príncijpe i [tenemos una escritiira de <ienacion'.cònnrmàda-por..cí- rey p.>Ramiro eon iecfaa de ias càttMdasdt Juttío de la era

! i . •dl f i) ^itfjitmt fnSiàl OrtnU ii-

f'»it:fcn AÍhíHt»i9 , B. #1 . fa». 4 )4 . 'i' »>!• **»• <»<»•

VotO'DE S A N T I A G O . 125 de ochocientos setenta y dos: Obsen^ese , que àkha escritttra se haila , «0 en el archiio de algun ptieblo apenas conocido , donde la astú­cia de algutio pudo manosaniente introducirlaf sitio en el. archi'vor de la santa^ iglesia de Ovie^ do i y.liabicndo sido vista y< examinada de or-de» superior , los peritos nombrados, inteligen-tes en letras antiguas, y en las rayas puestas sobre las cifras , conrvinieron en la J'echa ya referida. • ' liespuesta.^Yo respeto y venero a losdoc-tísimos peritos que exàminarou < la escritura; pcro sin embargo hay mucho que objetar en cl asunto sin que puedan olcndersc. Digo pues lo prímero., que tratandose de números en cifra , y mucho.mas de. cifra. con. rayasii co-nio se supone la de la escritura de .Oviedo; pudicron muy facilmcnte cquivocarse los pe­ritos ò en unidades , d en dccenas. Digo. lo .scgundo, que la escritura.pucde ser copiar y .aun. copia de' copia., y de ticmpos muy pos-•terJores ;.cn cuyo caso no mcreceria mucha fe. Digo lo tcrcero , que aunquc se hallc en cl archivo de Oviedo,. puedc ser a^KÍcrifa, co-mo lo son orras iniiniras de otros muchos ar-chivos iguaimcnte rcspctablcs. Digo en quar> to lugar, que aun dado que la escritura sea antigua y legítima, y lUvc xealmente la fe^ cha que dicen los peritos; pueden estar cqui-vocados los niímeros por ycrro del antiguo -copiante , y aun del mismo autor .del origi­nal, como' me lo objetò y probò poco an-tes con. muchos exemplos el misnto diserta-• dor compostelano. Digo por illtimo, que si es la cosa como se dicc, debe tcncrse por cícrto que efcctivamcntc esta errada la fecha

de

I2(S S ü P r E U i N T O l i " ' de,-la escritura i porque constando portodos los deinas documentos antiguos.y autorizadoü que en la era de ochocientos setenta y dosiWia christiano de ochocientos. treinta y qmtro., D. Ranitro. tòdày;ía'. no :erà-jrcy ; uua ^ h a qiic eti ese mistno. aiip ;lo supanc ' ya rcy ,' dcbc estar necesariamente equivocada. ^Pero qua-ics son dichos documentes antíguos y autori-zados?.El primer documento es eL testimonio uniforme de Sebastian>de Salamanca.,, y del monge Albeldense , qae-;paneà'el .tin del rey-nado dc Don Alonso isegundo eh el aiío de ochocientos qtiarenta y <i[of ;. testimonio digni-simo de f é , porquc es de escrltores que vi-vieron en ticmpo delos mismos .rcyesde|que tratamos : luego D . Ràmira,. süccctor de í>. AlaàiO; no podia ser .rey en el aüo'de ocho-ciefitos treinta y quatro , que es el de la te-cha de la escritura de Oviedo. £1 scgundo do­cumento es el de; los mismus escritores , que atestiguan que D. Ramiro reynd siete, a/ios, yaiurid-ien el de Jichocieatos y £inaienta : luc-gu lio podia haber subido al trono en el de ochocientos treinta y quatro , porquc hubiera reynado mucho mas de siete anos. £1 tercer documento es el epitafío. del mismo·D. Ra­miro. que se puso sobre.su scpulcro.en laiglc-sia .de .santa Maria de Oviedo ; pues eii él se nota expresamente, que muriò el príncipe en el dia primero de Febrero del atio de ochocientos y cincuenta,y por consiguiente habicndo reynado •solos siete aíioSy no podia ser rey diexy.siisàiios antesren eJ'de ocltocientos treintit^y'quatro ( i ) .

' • - ' • • . • ' • • • • • • i - ,. . , £ s

fj) Veanie los tomos ïy, XII, W, 4è ta hittttim tritic* d*

E'PMIM ?n lus lufarei vztfccti·

VOTO DE S A K T I A G O . 127 £s notòria pues que ò todos estos documen-

. tos deben estar errados , ò debe estarlo la fcr dia.de la. escritura de Oviedo. No pucde sòs-pecharsc prudentcmente del ycrro de los pri* merosiporque no es uno solo que habla, sir no muchos: porque los que hablan son au­tores ciertamentc .antíguos., y coctancos al he-cho de que; se tràta; porque no dicen cosus dircrcntes., sinó todos una misma «osaj.porT que cada uno de ellos toca otros mucbos pun-tos cronológicos que van cohcrentcs con el de que se aisputa; porque Jio .puede quitar-se de sus.obras el.presente articulo cronold-gico , sin echar por tieria .todo lò restante -de su historia y cronologia. Lueg u ia crítica no pcrraite que se sospeche de error en dichos document os;- Luego Ja crítica exigé que se tcnga por errada Ja fccha de ia escritura de Oviedo., que;Jiojva-.concorde. «on-..eUos. Lue­go no puede alegacsc .dicha jesccitura. eh de­fensa dç la .cronologia del Diploma de D. Ka-miro. Luego el error cronologico de cste Di­ploma- es indicio muy prudente de AU poca autoridod. - ' .!- , .; .

XXiXJVlIL JlflZowiX. En i>r.ticbadeJa.du- Rï on «•. dosalegitimidàddeL Diploma anadí-.à los in- h^ rrpj:»»-dicios ya insinuados el de .las firmas repetidas orXn dclas y fuera de su.lugac. . . fitm.».

lieflexion ro/tfr<]r/j...Respondc ,el dicertadoj •comjMistcL·úioii. qiie fX-Kamiro..^ tcomo, qiiien •reprèsentaba poríst toda Ja •casa real yy reu­nia en su persona la suprema atitoridad, po­dia ürmar «n inombrc de su muger,, h i io ,y hermano, y">despues mandacles que íïrmasen cada uno de por sí: que el nòtario antes'que se firmase la escritura, pudo nombrar en ella

to-

T28 S u P l E M E N T O I. • todas las personas reales por motivo de esur ausentes , pues no se colige.dd Diploma estiir 'viesen presentes al tiempo de sa expeèucioiti: que hay excmplos de otras muchas escrituras en que se repitcn las íirmas de los contracn-tes ò donantes: que la subscrlpcion de las per­sonas rcalcs dcspucs de la de los: obispos no es cosa nueva, ni de «xtranarse; porque, atin-que Jas personas reales fuesen las primeras que prmaban ; conto tenian todo el espacia ó Blan­co por suyo, lo hadan donde mas bien les aco-modal/a , ocupando el l·lanco que estàs dexa-bdn los •'obispos ycondes que subsvribian des-•pues ( I ) . • • llespuesta. No son todas muy al caso las reflexiones del erudíto disertador. Su primcru proposicion accrca de la suprema autoridad reunida toda en cl rey neccsita de alguna bian-da interpretacion, porque I segun cLcòdigo de niicstras antiguas leycs, la reyna, los grandcs, y los obispos tenian entonces alguna parte en In suprema autoridad. La segunda proposicion aceïca de la auscncia de las personas reales ticne mucho aspccto de falscclad; porque no-tandose- eh la fecha del Diploma iel/.mismo dia , y cl mismo lligar de Calàiiorra cn> que se cumpliò la victorià'; el rey , que estuvo presentç d toda IA batalla, no es natural que eh aqucl mismo momento se hubicse ausen-tado , y no presenciasc un hechade tan gra»-de importància como era el del -Voto <fe ta-da una nacion: y esta misma reflexion con­vencé que estarian tambien presentes la rey­na y el hi jo , y los mas de los grandcs y obis-

;••• : 1 . ; •• . ; . ;• - . i . , Ü . J . p o $

t í ) I>i>c'r:ati i ) 'rt 'cuinyó«cla·» , mmi. « 1 . ' - - • • ; ' . "

V a t o DE S A N T I A G O . 129 pes de toda Espaüa, porque no sé hubiera cuncertado una determinacion tan general y niidosa sin el conscjo y acuerdo de dichas per­sonas , que entonces. tenian parte, en el go-bierno. Estando pueç' presentes las personas reales, no habia motivo^ ni para qiie el no-tario las nombrase como ausentcs, ni para que ellas. firmasen de su propio puiío despues de haber. iïrmado por mano agena, ni p u'a que. cl rey fu inase antcs de los' obispos. con-$u mun ger, h'ijo , y h'ermano ,,y luego esios tre».(nis-irios sugetos , muger , hi jo , y hermano, ,VQ1-) viesen d. firmar despues de los obispos. Es cicrto que en algunos otros diplomas se ha-llan trastrocadas fas ïirmas por libre eleccioii de los mismos subscriptores, que tèniendo to-r do el blanco por suyo , pusieron la fu-ma donde se les antojò. Però aquí se trata de una escritura de asunto muy singular é im-portantísimo, que merecia el mayor cuidado posible en todas sus circunstancias y forma-lidades : se trata de una escritura en que las íirmas de las personas reales estan colocadas con desordcn muy extraordinario , pues * o solo estan rcpctldas y fuera de su nicho, si­nó desunidas entre s i , y unas en un lugar y otras en otro : se trata de una escritura tan desacreditada y dudosa por otros mil títulos; que el defccto en las (ïrmas, aunquc dlsimu-lable en otros diplomas , en cste detcrmina-damente dcbe aumenrar las dudas y prudcntes tcmores de su falta de legitimidad.

XXXIX. Ríjzon XI. Sirve tambien para i azon xx. mayor descontàanza la firma de las potestat l-·ifirnunie.ï-des de la tierra, que no suenan en otros di- jï a "i", [fo" plomas. testades úc

Ton. xví. R Ke-

1* tierr». y ReJUxiott tcntrorta. Observa cl enidítò ao-h falta Je fQf, j ^ IJ, disertacion compostelana, que íomo •frat nrmas ; »^. . j^ i» • _ • • acostumbra- ' Dtplotna de Ramtro prtmero es untco y sin-diu. guiar entre los qyie txpdieron-nuestros sotera-

nos, y el veto Itcchodcspues de la prodigiosa 'Victoria de Glavifo es comprehensi'vo de toda la pacion; tio es de admirar se exigiese el cotu sentimiento de las potestades de la tierra, que siendo- senóres- territoriales, podian contribuir 6 retardar su cumplimienÍo\v).

ResjfUestii.· Sea. vcrdad todo lo que dice el doctísimo advcrsarlo. Pcro si habia en Espà-jía senorcs territoriales con el titulo de poteS' tades de la tierra, que para mi es descono* cido,' ^porquc entantas y tantas escrituras an» tiglias , en que se dispone de territorios, ora por donàcion , ora por venta, ora por cola-cion feudal, y ora de otras mil maneras, no se nonibra jamas uno solo de dichos scnores ò potestades? Si cl Diploma era ran unicoy singular, y tan digno de todas las formalida-des, 'i pofque no firmaron sinó quatro potes­tades , sin dar lugar a todos los dcmas seüo-rc? territoriales que tenia Espana? jporquc no firmaron, entre tantos palaciegos como habia en nucstra corte, sinp solo cl mayordomo,cl arrhigei'ò , y cl Sayon? ^porque'no firmaron los condcs y grandes , como acostumbraban en otros diplomas y decretos, sin ser tan uni-cos y sin^ulares? jporque no firmaron, ni en-tonccs ni dcspues sinó cinco obispos , siendo ncccsaria la • aprobacion de todos los demas? jporquc no firmaron sinó cinco testigos, sien­do tan grande el número de los que se ha-

llan (I) Diwctaciaa citada, nun. i ) .

VOTO D E S A N T I A G O . 131 llàn fümados en otros muchos pa{}eles de me­nor importància ? Es preciso contesar que las firmas del -J>xploma'de D. Jtiamiro engendraa mucha sospecha ;. así por su falta como por su sobra. Le sobran firmas , que en otras escri­turas. jamas se pusieron ; y le faltan las firmas que son comunes en las demas escrituras. . XL. Razon Xll. El ultimo indi^io que R'toB xir aleffué contra la legitithidad del Diploma es li í- fi""» »» _ D p l i ' l sayon en Ui-firma del sayon del rey, que ocupa el lugar de gaVde lada la del notario. . cscriba&o.

Rejlexion contraria. Replica el dlsertador compostelano, que cl- sayon ,del rey firmo ca calidad de testigo, pues luego dcspues de él se halla la subscripcion del' notario en la for­ma siguicnte : Qí }f€^'t que quiere decir G; nottiit ( I ) . ' '

Respuesta. La primera abreviatura que el disertador tomo por inicial de algun nombre propio que coraenzase. por G , piicde expli- . - •; carse con igual fundamcnto en otras mil ma­neras. Si yo dixese por excmplo, que es una V con un rasgo encima, y Icyesc 'vidit , d vicarius, d 'vicecomes ; daria una interpreta-cion igualmente fundada , y aun quiza mas pròpia de los estilos d usos del siglu nono, y caeria por tierra toda la jdificultad que se me objcta; pues entonces la V y el notiiit se re-fcririan al sayon , y serlia verdad lo que yo dixc, que este fïrmd como escribano. Todo el argumento pues de mi .adversario se funda en una exposicion arbitraria de una abreviir tura que puede tener otros mil sentidos , y que por consiguiente nada prueba contra mi

R 2 en (>) DucrtMiun covpasutaaa en et niuii..cit(iii.

J « 2 S U P L E M ' E N T O I . en el asunto. Fcro demòs que la ^ abl'evia· tiira sea unai'G , y-se deba tomar sin dispu­ta algunai porn inicial del nombre del nota-rio. 'Mi argimiento xlcspues de todo esta que­da con el-mismo vigor que antes; porque en esta supdsicion el'sayon del rey lirmò como simple tcstigo , que es otra impropicdad muy

vr -' ' " erande-i y·inuevo.indicio dé sospecha contra ';; ' la legitinii(;lad y el i Diploma. Qüien està infor-

mado dcnuestrasiljistorias y cosumibrcs an-tiçuas, sabé que el sayon del rey. en el siglo nono era p'ersond miiy noble y distinguida, y en los^deçrctós yvdcmas xscrituras realcs ür-ïnaba entr;e:ilos grandcs. y 4:ondeside palacio, •ya veces còn preferència ú'todos elios. Luégo su firma , situada', al fia jdèl Diploma de l"on Ramiro, d la pusicsc en caliclad de notario, d bien como simple testigq, sicmpre es indi-cid'siniestro de faltà de legitimidad.

nàzonxiii. -i·XLI. '. Jla·zon\XllL· Hasta aquí he defen­ia menJon <üdo las razones. que propuse contra el céle-

tie Aihckla bre I>i]4oma en" sus propios lugares rcspccti-antcs tic su jvji .i níímcro i ro. de mr tomoXlI .e l

nombre de .Alodiia, que cmpczo a sonar en las guerras de Ordono primera; me puso de-lante'de los oios otro largumento no menos eHc;iz-y podcroso , como es el de nombrarsc en la cscritura la ciiidad d fortaleza de Al-bfhia quando todavía no tenia este nombre, ni estaba fundada. >Llama por tcstigo a Scbas-tian dC' Salamanca, que conocid a dicho rey D; Ordoiío , y. cscribid luego dcspues de su muerte ; y eii el asimto particular del cèlebre renegado Muza , fundador de if^lbelda , pre-vieue cxprcsamcnto.quc estaba muy cntcrado de la verdad del hccho: Seu me ilUiU siU'bo,

qtiod

V O T O D E S A N T I A G O . 133 quod terttm factttm esse cognosco. Dice puc's, que Muza , dcspues de sus principales guer­ras contra el rey de Cdrdoba , se entrd en la Rioja , y fortifico en ella para rcvolversc contra los christianos, y que informado de csto el rey D. Ordoüo, salió con su exercito con­tra él, dirigiendo la marcha hachi tina ciudad tjue ei mtsmo Mtiza habia fundada entonces con mara'villosa arquitectura , y d la que el mis' mo fundador habia pitesto el nombre de Albel' da.\i) La rebelion de Muza contra cl rey de Cdrdoba , segun consta por la seguida de la historia , y por mis ilustraciones cronoldgicas publicada» en el tomo XV , empezd por los anos de ochocientos cincuenta y quatro; y sus guerras contra christianos, que emprendid mas larde , y quando ya habia adquirido mucha poder , deben ponerse neccsariamente despucs del afio de ochocientos • cincuenta y siete. Luego tn este atio con poca diferencia , y sin duaa ninguna despues del de ochocientos cincuenta y quatro , se ha de fixar neccsariamente la fun-dacion de Albelda. Luego D. Ramiro prime-ro , que murití en el de ochocientos y cincuen­ta , no pudo dirigirse con su exercito a dicha ciudad , ni pudo nombrarla en su Diploma sinó protieticamente ; y mucho menos la pu­do visitar y nonibrar con la fecha que lleva la cscritura del ano de ochocientos treinta y quatro , que es decir unos "veinte , ó nieinte y tres aiios antes de su fundacion.

XLU. Raxon XÍV. Leyendo nucvamen- Razon siv. • te

(rl ^ivtrmt qurmi'S^víJim'iOr^ mfn imfs/biV. Son palabras del tit* (iinmt rtx txtrcíT·^tn mtvir aA ti- nittn de SclJts:iaii Salm4iiiicen>s^

tftrt itíitruxtTM 1 et Jllk^tlJ^ nu-

134 SüPtEMENTO I. El hablar de c cl Díplotna , he descubíerto otro indicio liempo» mo- |ç ^ fakedad en el modo con que habla D. si Caexa ao- Kamiro de sus antecesores , como ya lo insi» liguoi. nué mas arriba, tratando del infame tributo

de las doncellas. En tiempos antigtios, dice, cerca de los anos de la destruccion de Espana, obrada por los sarracenos taxo el reynado de £>. Rodrigo , hubo algtmos de ntiestros ante-eesores príncipes Jloxos , negligentes , desidio-sos , y cobardes, cuya •vida es indigna de la imitacion de los Itombres ; los quales príncipes, con oprobrio que ni aun se deberia contar, pa­ra Ithrarse de las hostilidades de los mahomC' tanos, hicieron con ellos el asiento nefando de pagaries anualmente cien doncellas de la mas txcelente hermostvra , cincuenta nobles , y cin» cuenta plebeyas. jDc que reycs habla el mal-vado impostor en este sacrílego articulo? Si habla de D. Pelayo, D. Faíila, D. Alonso, y D. Fruela, que son en la cronologia comun los inmediatos succesorcs de D. Rodrigo , y los mas cercanos a la època de la destruccion de Espaüa; es un embustcro y tcmerario en Uamarlos príncipes floxos y cobardes , y en suponcrlos amigos y tributarios de los moros, de quienes fueron enemigos en todo tiempo. Si habla de Aurelio , Silon , Mauregato y Ber-znudo , que se siguieron a los arrtba dichos, y rcynaron dcsde cl ano de setecietitos seten-ta y siete hasta el de setecimtos noventa y uno; SC dcscubre su falsedad y calumnia por dos títulos: priíncro , porque bablando de reycs que no distaron de la techa del Diploma si­nó quarcnta ó cincuenta anos, los representa como príncipes de tiempos antiguos: segundo, porque habicndo ellos empezado a rcynar oclten-

ta

i

J

VOTO D B S A N T I A G O . 135 U 6 sttenta aüos despues de la destruccion de Espana, los supone cercanos a dicha des­truccion , y al reynado de D. Rodrigo. Se ve claramente que cl indigno franccs inventor del Diploma hablaba como a ciegas, y sin saber lo que decia.

XLIII. Razon XV. Otros argumentes é Orafríz»-indicios podria tal vcz anadir a los < ue hasta nesdelP.M. ahora he insinuado contra la Icgitimidad del ^"*^* Diploma de D. Ramiro, si tuviesc en las ma-nos su original d sus copias autenticas, y pu-diese examinar el papel ó pergamino, las le-tras, los nilmeros , las cifras, las rayas y abre-viaturas. El P. M, Pérez que trattí de este mis-mo asunto, insinuo algunas otras reflexiones dignas de su talento. Dixo: que el estilo de la cscritura es muy difcrente de todas las de-inas del siglo nono.yes sobrado cuito y flo-rido para los tiempos en oue se supone he-cha : que en ella se dan a Ramiro primero los mismos parientcs Urraca mugcr, Ordono hijo, y Garcia hcrmano, que-se dan dcspucs de cicn anos a Ramiro segimdo en cl diplo­ma de Simancas : que el monge cistcrciense Lobera asegiira que en la fecha de la cscri­tura , quando se extimind formalmcntc en la íuria de Valladolid por motivo de un plcy-to, faltaba una centúria de anos: que no'son vcrosimilcs todos los privilcgios que concede í Santiago cl Diploma de Ramiro primero, por­que cxceden en ntimero à los que se le conce-den en cl diploma de Simancas, que sin duda de-be ser posterior en caso de ser verdadero ( i ) ;

A I <X V •

ft) Pere» . iluTtAiinti tttlt-t'miicti : titulo Jiflcmi ttlthn·

rimum, nua.t . 1.14. If. ; • •• * « • :yt . ift.

í 13(5 S V F L E M E N T O I . Recapitula- XLIV. Resultan de lo dicho hasta ahora

to.

cíòn' eí ar- los síguíciítes vcrdadcs'innegables. tículo «juia- .. Verdad I. Rodrigo Ximenez, que vivio ea

él siglo trece, en distancia de quatrocientos aiios de la cdad de D. Ramiro, e^ el primer escritor que vio el Diploma del Voto , y el primero que habld de lo contenído en él.

Veniad II. La ciudad de León , en que po-ne cl Diploma ú D. Ramiro con toda su cor-, te , estàb'a entonccs destruïda y despoblada, y. no solo no tenia palacios reales, però ni casas.-ai Iglesias, ni monasterios. - Verdad HI. Los diplomas que se hicieron en Lcon despues de su restauracion y antes de ser corte, expresaban como por, formulario que la corte estaba en Oviedo: tòrmula de qiie no hay rastro en el de D. Ramiro.

Verdad IV. DoüaUrraca, que firma en el Diploma como mugcr de D. Ramiro primero, vivid un siglo mas tarde, y estuvo casada coa D. Ramiro segundo.

Verdad V De la costumbre de invocar a Santiago en las batallas, de que habla el au­tor del Diploma en cl siglo nono, -no pudo hablar en aqucL ticmix) sinó con espiritu pro-fctico; y aun en esta suposicion no podia rer presentaria como lo hizo con aspecto de cosa hecfia y pasada.

Verdad VI. En el siglo nono no habia en •Espaiía arzobispos ni arzobispados , como lo supone y dice el inventor del Diploma.

Verdad VII. El arzobispado cantabriense, que él mismo nombra, no existia entonccs, ni cxistió en ningun otro tiempo.

Verdad VIIJ. Salomon, obispo de Astorga, que lirnia en el Diploma de Ramiro prime­

ro

Vq jr c^ 0 1 rS,A *íJí A q o. i.^jç ro es persona imaginaria; d vivió un' siglo nias tardc baxo cl rcynado de Ramiro segundo. ,-

Verdad IX._ JÉn eí, aíio de ochocientos treni-, ta }> quatr,o, queii<;s ,de, la techa del Diploma de D.:Ramiro,, ireynaba todayía D. AlonsQ segundo, cuyo'sucçesor D. Ramiro, segun cro-i nología indisputablc, tardo todavía oçlio anos antes de subir al trono.

Verdad X. Las fírmas de íais perdona; /-ca? les cn;dichO;X>iplopia noisolp/cstanvi;çpctidas y fuera de su. nichp ,. pcro,;aun,desunid|^s eu^ tre sí en manera cxtravagantc y dcsacostum-brada.

Verdad, XI.' Las potestades de la tierra que íirmaron en él soti. personas eot^eramentç, dcs-conocidas en- toda .la diplomàtica de ,-£spa i.> •, -

Verdad ^11. Sobran en dicho Diploma al-gunas íirmas que en otras cscrituras jamas se pusieron, y falran las que son comunes en las demas escrituras. . . • .< ,

Verdad XIII. La firma última,,del sayon del rey en calidad; d de escribano ; d de siin.-ple testigo, es scguramentc impròpia, y contra el estilo diplomatico del siglo nono.

Verdad XIV. La ciudad d fortaleza de Al-belda , nombrada en cl Diploma çpa fcchu d d anode ochocientos trcintajqtiatro, no tuyocste nombre, ni existid en el mundo hasta,dcspuQS del aiío de ochocientos ciiicuetita y quatro.

Verdad XV. Los reyes rcprescnrados en cl como de tieinpos antigitos-, y, como cerc,anos à la destr,itcçion de EspaÍM, viviçron unos ochett-ta d seteitta aüos -despues de dich^ destfiic-cion, y solos quarcnta d cinciiettta. antes de la feclia de la escritura.

Verdad XVI. El estilo que se nota en ella . TOM. XVI. S és

Ï38 SuPL-feMENtOf L es iTHiy divérso del dé rodas las dcmàs escri-turas del siglo nono , y es mas florido y cuito de lo que permitian aquellos tiempos. •'••Verdad XVII. Los ti-es parféiates que se dan a Ràmiro primiero eh su 'Dijíloma, Urraca iriugér, Ordonó hijo , y Garcia' hermano, son los mismos que se dan ú Ramiso segundo dcs-pucs de un siglo en el diploma que llaman de Simahcàs. >

Vírdati'iXVin.' hos ddnes y privilegios'que concede à Santiago' la escfitiirà de Raniiro pri-mero, exccden ert ndihero a los' que le con­cede la de Ramiro segundo, que en caso de ser verdadera , es sin duda muy posterior. ' XLV. • Ptiestas éstas dicz y ocho- verdades,

en que ya no cabé qüestion; aun'^n conside­rar todas'las demas ruzones convinccntíslmas

[ipócrií'o.óa que alegué en los artículos antccedentcs, ha­lo menos in- blando del tributo de las donccllas, y del Vo-un-niaiio. ^ j ^ Santíago, me parece que queda no so­

lo probado', • sinó évidéntchieiite demostrado, que el cclebre Diploma-de Ramiro primcro merecc' ser desterrado de nucstras historias, como papel insubsistente y de ninguna autori-dad. EI mayor favor que se Ic puede haccr con algun fundamento es' el de pensar que su maligrto inventor hallase eri el archivo de San­tiago algun verdàdero diploma de Ramiro pri-miro , ò mas bien de Ramiro segundo, en que se hablase de algun \'oto hecho'por la na-cion en íavor de nuestro insigne patroho; y con el fin díe deshonrarno? con la nòvela del infame tributo de las doncellas ,-lo corrom-picse y alterase con suma ignorància y teme-ridad , Uenandoio de todas las incohercncias y dcsatinos con que ahora lo Icenios. En cs-

i|iicnci.'i ntr-t.csarÍ3 cl I^i-ploiiu

Urpolailo.

IC

VQTO DE S A N T I A G O . 139 te caso cl Diploma no msreccria en rigor cl titulo de apócrifo qus yo le d», sinó. solo. el de /n/ />o/(7</o. i'croicon.toda està censura.mas, blanda „ quedarà siemprc inútil y de ninguii\ provecho« pues no sabemos ni podemos adi-vinar lo que dccia en su origen; y solo nos servirà de .disgusto y amargitra , y de motivo, de justtsima .queja contra .éi,màlvado interpon lador, que.para.denigrar a nuc tra nftcio;! con.-fabulosas iniquidades.nos privo dç uri docu-. mento legitimo., eni-.que-tal vez ahora vcria-mos con clacidad 'y cierteza. el)prjncipio <.tun.in-cierto y dudòso idet^Lebre.iV'otP de.Santiagu. < • , ' . \ . ^ t x •tj·r.··i. i , " . v i ; ' ' '" / . . ' ! •.\\\, L •• !

A R T I C U L O VL V [

Sobre mi mcliHacion d frflnceseí.

r XLVI. ;.{£!} i^U:,aiçúsíiçjqn, tengo [bastante , dicho para. mi. desçargo , pn los tonios,(,,i 11, V , VII ,,yj[ií, X , ?Li, XII, xin , y ?cv..,dc; mi historia .crítica.. ,. .

<, A.R:t.I<f:U.L"Q'/yiJ.,;-.::'^';'í I{

Exiimeudela apiuacion segunJa acgrçfldelr.esp«to , debidoà lf)S diplqtnas ,dí los re^es., .

• •. ; . . I . T k T j t i i j \-, , , i . i l;; i ' ·) . · · j i i 1-'.! ',.'•!

XLyiL iXoífientento tpdjayj^^didi^eijaf J '. dor.compostelanp.jcQnla acusacioh. antecedem '"'" i"'-" *' te , me hacc çargp tambiçn de la taltade res- j |, ji-i^ peto çon ^\K. hÇ'despreviiado y maltratailoiçl :4nsigne Diploma de D. Ramiro. Nuestros mo-ttarcas (dice) lo ^fonfirmaron,: jpi.„^qnfO m-

Si dc'

I p'-'co res-

I^'i • SüPLEMENTO I. decimo. { y D.- Pedro'lQ imertaron. a la letra én Ids^qiiè- 'respectivamenté''íxóidieron : 'los • mi-nkffof dé^'ta •audientía·y'-'tribüiiat- s'upft·mó· de Ibs^'dói-^Hènriíjths seguiído'y teircero·arríglaròn por cl síis senterictas, y lo copiaran entero en stts executorias. ^ Pues que espdiiol tendra, va­lor ni • derecho para conUenar à lasdiamàs',>co· mo\ libeio ^infamatorio ; '• un 'Diploma-• que'lücie^ ròn suyo>'nïiestros rèyes tan- interesiçidos· em las glorias de sus predecesores.\ -y que • mereció el respeto de los primer os- tribunales i • zelosos de lajam'a de nuestros-soberanoSxV,... Aunqueotros líàtt-•òbjetado • d • dicho • .Diploma > hs • débiles- r-e-parbs que recapitula el seiior Abaté,- ninguno twvo la libertad J-Jigere''&ày^i/np'utarle la no­ta de injamia por el respeto y yeneracion que se vterecen las con/irmiícióhes^'·dè "casi tódos los sefiores reyes, y las sentencias de los mas sabios tribunales de Èspaiia ( i \ -íXEVin.: ' 'Ha' ir isi iWfete ís H'-i cargo ••''AL·Vii'I.:'' JLa ïrislibMiiteíicía de^la aciísacípn

iii-iiiisisicnte eS tah'ciàfà' y 'evidenté ' , què debe' cónocerla y caliiiiinio j g s j ^ luü'go poF necesidad qUalqUiéfa-liombré ^' do mediana razon. Yo he desacreditado y de*

sacrciiiru , no, un Diploma real sinó un pa-pcl infame- 'qu^ níèstrcií en Jm'igos /-con el per-vcrso lin de nuestra deshonra , han intituia-do •fàlsaihénfé'Díplòhia i ycòh" sàcrílègà'>osi-día lo han. àrribuido a nuesrro-rey-D. Rami-xo. £1 dcscubrir (como yo lo hago) luia mal-dad tan detestable , y el desppjçrla (como lo

' ' hitfc) id^ sàj^adó' títlílb'fl^èsil ccfen qu^TÍBaï pro-' fdhaméhté disfrazïidà 5''éüln«irti»V "noies faltir

ai respeto debido al sobcran<à: es hace'r un Servicio aí. trono, un obsequio a l a nacion, y {•) 'OitcnÀhiikÀa.

i •>.y nctiiVtai^rm. ^'^ ( , - ' • - ,

un '•Ull

VOTO DE S A N T I A G O . 141 un beneficio a toda la república literària. Mas bJen podrà Tpa'réecr falta 'de> respeto .y vcnera-cion cl obstinarse en atribuir a un rcy cl dis-putado papèU dcspucs de habcrse descubier-, to tan claramentc su malignidad y ponzoüa. Es verdad que lo han crcido legitimo por mu-cho tiempo no solo nucstras audicncias y tri-bimales, però aiui nuestros mism«s reyes, los Alonsos', los Pedrós, los-Henriqííes. j.Mas''es-to que cstorba para llamarlo apbcrifo y satí-rico , y digno de las llamas? Yo no culpo, ni puedo culpar razonablcmcnte ú los jueces y reyes que lo tuvieron enconces. por. legitimo, y se gobernaroh por cl en sus' sentencias y decretes. Lo tuvieron en el concepto'en que entonces lo tenia rodo cl mundo; y puesto cstc principio , debian obrar como obraron, y sus sentencias y dcterminaciones fucron to-das justísimas. Fcnsaron sin <culpa, y obraron con prudència y razon , però. cnganados inor centemente por la iuiquidad de ' un falsariò'i i Porque no he de descubrlr el error y la lal-scda^ ? £ Porque no he de quitar la màscara a un embusteroy traidor, que tuvo engafia-! dos por tanro tiempo a nuestros reyes y tri­bunales? i Porque no .he de salvar del euga-» no a nuestro actual monarca , y a todos sus rcales nictos y succesores ? Si yo no hiciese estc Servicio al trono, pudiendolo hacer; en­tonces faltaria j y no ahora, al respeto que de­bò à> mi soberàno. < -

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•y\:\ \

AR-

142 SVFLEMENTO I.

A R T I C U L O VIII.

Examen de la aaisacion tercera sobre la •vene­ració», debUa à la suprema autorUaJ

pontificia.

Cargo que XLIX. " r c t c n d c mí r4vers3río que no so-»t me i>a>:<: lo desprecíé la autorldad rea l , pero tambien ie poco res jg pontifícia. El rezo ( d i c e ) de la aparicion poiosiasan- j^j apostol v vatrono de las Espanas , cura ta Síi le por ,r , •' ,f .^ T-. J •* » I • •iic niego un oprobacion sohcttaron Fernando sexto, el m-i kíclio refetí-Jante cardenal arzobispo de Toledo , y diferen-^ docnelbre- fgg prelados y cabildos del' reyno : este reza^ viario. ^^^g sufrió el mas riguroso examen en un siglo

en que eran conocidos los escritos del M. Pérez., y que corrigió por sí mismo; y aprobó Bene-dicto decimoquarto , uno de lot mayores crític cos y mas sabios pontífices que ocuparan la si-» lla de san Pedró : este rezo no solo anuncia qtianto puede lastimar (con la amarga memòria del impío tributo de las doncellas) los delica­des oidos de los defensores de nuestros antiguos reyes, sinó que liace lionorifica mencion del Diplo­ma de Ramiro primero El zelo por la glòria de nuestros soberanos no puede hacersc olvidar el respeto y deferència que debemos à la iglesia: ni los fundamentos mas incontrastables nos autori-zan para insultar d tan santa y piadosa madre.. ...iHa de poder mas en nosottos-el espíritwde una osada crítica, que los sentimientos que nos

• inspiran los 'vicarios de Jesu-Cliristo, y el cle-ro y reyes de Espaiia ? j Que razones clar as y poderosas podemos tcuer que autoricen la into­lerable osadía de pensar que los soberanos pon-

tí-

VoTO DE S A N T I A G O . 143 ttfices , despues de un maduro y prolixo exd-ihen, aprueban batallas fabulosas ? — j QI/Í di­ran , no ya los impíos y libertinos, sinó los fiom-bres de poca fe quando. vean que el objeto de una fiesta , que con aprobacion de la santa si-lla celebra el clero espanol, se declara Jabulo-so en la historia crítica de la nacion ? — Esta-mos segurosque elseüor Masdéu examinarà nues-tras rejlexiones con el desinterès que pide el asimto'...., y seran oidas por él la piedady re-ligion t y la filial obediència que deben todos, particularmente los eclesidsticos , à la iglesia y al trono ( i ) .

L. Muy largo sermon es el que me hace el discrtador compostclano, como si.yo tue-ra un impío «que neccsiciíra de abjurar algu­na hcregía , y convertirme a la fe de jèsu-Christo. Dcxemos todo lo que son palabras é invcctivas , y vamos al mcrito de la causa. Dando j-o por apòcrifo el Diploma de D. Ra­miro , niego un hccho hisrdrico que se rcfíc-rc como verdadero en nuestro brcviarjo apro-bado por la santa Sedc. He aquí todo mi de-lito: esta es toda la impiedad é insolència de que se me acusa. Rcspondo lo primero.^ que la santa Sede quando aprucba un oficio upruc-ba su bondad moral, mas no su verdad his-to'rica : respondo lo scs:undo , que la misma santa Sede ha dado testimonio de ser csto así, mandando varias veces la correccion històrica de los breviarios , no solo de los nacionalcs, mas aun del de toda la iglesia christianai: rcs» pondo lo tercero, que aun despues de las cor-recciones hechas con toda madurez y rigor,

que-(1} Dncniclrn conipostclani , en los niíaeros i . ) , n.

Sc jatisf' .1 la . .c . cicn tnn i; tro rcspu

iice

mi

.144 SUPXEMENTO I. . qiicdan sin embargo en cl breviarío otros er-rorcs hiscdricos dignos de corregirse: respoii-do en illtimo lugar, que si la corte y el clc-ro intentaran en Espaíia la prudente correc-cion de nucstro oficio, en que se habla del infame tributo de las doncellas, y del caUim-; nioso Diploma de D. Ramiro, harian un Ser­vicio importantísimo a nuestra nacion, y al augusto trono de nuesrros reycs.

I. U santa LI. La Santa Sedc en primer, lugar, ^ ucb'iiosar. "'*"'^<' permite d decreta el oficio de al-r.wi'ios "jilf S"" santó,. declara la picdad y bondad mo-tuncos tlel ral del cuito que se da d Dios y a su sicr-ÍMCYÍÍIÍ». VO ; mas • nada deiine absolutamente acer-

ca de la vcrdad ó falscdad històrica de lo que se reficre en su oficio, así porque. el exar men de semejantes cosas humanas no es ob-;eto propio de la autoridad pontifícia , como tambien porque Dios no ha concedido infa-•bilidad à su vicario para asuntos tan indifcr •rentes de que. no depende la seguridad de -nuestra. fe, ni la bondud de nuestras costum-bres; pues tençamos ó no tengamos por ver-dadera qualquicra liistoria del breyiario , co­mo lu que se reíiere por exemplo en cl nues-tro acerca del tributo de las doncellas, ba­talla de Clavijo , y voto. de la nacion; igual-•mente scrcmos catòlicos en el dogma, y bue-.nos y sanros en las acciones. Oigàse como ha­bla en el asunto el insigne pontífice romano £encdicto dccimoquarto: Jilgtinos autores di-cen con^ sobraJa generalhiad , que el breníia-rJo esta todo lleno de fàbulas, y. qtie por con-siguieiite en lo que toca a hec/tos históricos, de-be despreciarse enteramente su autoridad. Otros al contrario tieneit pur impicdad / por espècie

de

M.

V O T O D E S A N T I A G O . 145 de heregía el oponerse d los hechos (pie se re­

beren en éL JEntre estos dos extremos parece lo mas segtiro, que las historias referidasy apro-badas en el breviarío romano , consignen por esto mismo no poca autoridad, però no tanta, que qtiien twviere gra've fundamento para lo contrario , no pueda proponer con modèstia sus dificultades , 7 sujetarlas al juicio de la santa Sede. Así lo han he$ho los Bolandistas, y otros muchos..,. Ypor esto Janningo continuador di Bolando, al mismo tiempo que confiesa la au* toridad que reciben los heclws históricos con la aprobacion de la sagrada congregacion de Ri-tos, que permite ponertos en las lecciones del oficio, asegura sin embargo ^ que de muchas co­sas que se lecn en el PUEDE DISPUTARSE IM-PUNEMENTE ( i ) . El P. Papebroquio en una obra dirigida a Carlos segundo rcy de Espa­íia , y cuya reimpresion se dedico despues al xnismo pontííice Benedicto decimoquarto, que respetaba mucho d tan insigne escritor , na-bld en los términos siguientes: En las apro-baciones dadas à los qpcios 6 por el sumo pon-tifice, 0 por su sagrada congregacion, es me­nester distinguir entre el derecho y el hecho.

TOM. XVI, T De

f i ) He aquí las pilabras de Ecnedicio cacurce i coma se Icen en tu obrj cumpcn«l<atla yot A<.c vcild. De íttvcTutn Dti kt%tij!c4k' tient , liU. 4* ^uicc t . iSf . !!• f-'g-4>(t : tiíatmsétii snrmtm arriputrunt AUtrtndi • brtvUrimm fatuUt títe rtfertmm « tjui.·jttf ducfrirsttm •« fs^tii histtruií etit ipt'm*ndíim, rf-l/ïV contíà , inpiu'w tt ^m»Í "«*• rericum ent dicunt » iit . i;ii.-t« in hreviirit rtfer.tnrur ( trft.ij^ati. tit' ter tijic tuf utitri p»itt vtdtiurt fjcfA hijttricM , i/i brtvi^tio rtrn.i· •» rtUt* tt tkfpTtPMA , ne» mé-

d-cém úhtimre MuctaritAUm ; « • • tiutim vttirum enr » né m*diirr et euw jC'-·t· fundsmtntt d·fjiiht-tMts dt ih rxcireiitmr . tt Ardu mp'ïttnUsAt jmdtLia lubji. íttnrmr. Itm ijni SiUtndiémi frffnà tunt (nin· ^m F(mrtt\ . . . . ^^m*ft Smnnin^Mt e»ntinuMt<rt BatUniixnuí dt f-ttiti historial , quAt aliqumnd· in «/jf-cii Iterit'iihttt e i,tírcr»m Jfétum renr»jÇ«fi«·ïí Jpírohéfit ttmrrmmt, fdtetttr , ex tjmíTMèdi spprtijtitm* hitt·'iii amcrorirarem sreedtrg. p»s' it tjmen dt flutihmi impuni dit-

•tmmti, fiM( im ktf'»Í4ir$· («gm«r«r.

J4<5 SUPXEMENTO I. Debe tenerse por cierto é infalible que qitien rtxa semejantes oficiós, no cometé uingun error­de derecho, qiie es decir que los reza Ikitamente y sip .peligro de culpa, antes bien està obligada a rezarlos si son de precepto : mas na por esto tie-ne obligacion alguna ite creer por ciertas c in-falibles las casas que íw, ellos se reperen.... En astinto de qüestiones dogmaticas, cunfieso que uo podemos contradecir d la autoridad del mi^ sal 6 breviarío; mas sí podemòs. hacerlo sin temor de censura alguna en matèria de hechos partit ulares El cardenal Bona llamó IN-svFRiBLES d las lecciones del breviario en que se habla de la lepra de Coustantino,. de la cai^ da de Marcelina papa , y de otras cos as seme­jantes. Natal AU'xandro afirmo, que no deben tenerse por ciertas 6 iudubitablès todas las ca­sas que se leen en el oficio di'uino : y, ya , si-guienda este mismo dictamen,, lo he confirma­da con tantas pruebas de kecho , que si algu­na en adelante descubriere can buena razon otras errares del mismo, espero que na lo hayan de lle'var d mal los respetables presidentes de la congrrgacion de sagrados Rjtos..:. El arzo-bispo de Bene-vcntih, que despiïes fuc papa con el jwmbre de Benedicto decimotercero, tratan-do sobre el testimonio del bre'viario romano, escribió sin ningun -rebozo, que su autoridad es mncha en los asuiitos que tocan directamen-te al culta eclesiàstica, raus no tanta en heciíos histúricos reldti'V.os d Lis. 'vidas de los sàntas, pues hay d 'veces docupientos mas antignos que se aponen d lo que en e/las se refiere; y la mis-ina iglesia , que las adopta y coloca en el ofi­cio , esta tan lejos de tcnerlas por ciertas c in-

JiüibUs, que marias wects las ha corregida y mu-

VoTo DE S A N T I A G O . 147 mudado.:.. Aun el cardenal Baronio es cier-tísimo que no siempre se Jió del breviario ro­mano , y nego sin dificultad varios hechos his-tóricos de los que en cl se cuentan camo ver-daderos (ji). Esto dice en general el P. Papc-broquio nablando del brcviario romano con nucstro rcy D: Carlos segundo: però acerca de nucstros rezos en particular dice todavia mas. He visto (són sus palabras) muchos ofi­ciós mtevos de Espaüa , y he reparada con do­lor el mucho farrago que hay en ellos de in·ven-ciones fabulosas de Flavio Dextro, ó por me-jor decir de Higuera, Tamayo , y Argaiz ; can euyo medio por la sobrada condescendència de los superiores se ha conseguido autorizar al-gtinas novedades camo si fueran antiguas, y acrecentar con ellas el número de los santos de la nacian. Se qtiejan de esto mismo el cardenal de Aguirre , y otras sabios espaüales, con quie-nes convengo sin temor alguna , por mas que levanten el grito los obstinados defensores de semejantes falsedades (2). Este mismo es el juicio que fbrmaron otros muchos varones doc-ttsimos de todas las nacioncs acerca de la fe que merccen los brcviarios d provincialcs . d nactonalcs , d generales , aun dcspucs de la aprobacion de la santa Sede apostòlica. Mas para no cansar à mis lectores con tan larga

T 2 se-( 0 Itnlandiftat. «rM lAntttrum

apsta^erisií lihrií rfindlrjrtt* Titu­lo I Rttpgiïno Diviítií fMFthaehi mi rxhibttumtm trrtru·n ^ arcic. | . í. l a . i · i j . í i 4 . art. 4- VH- *»!• aft. 9. i · i j . » i i .

'Jl I*a|it:braquia cu la obra ci -taia , art. 17. pag. \9o< Kc at\uí SH1 palibrat nrtttiiialcs : M-IUM HiípAnUt ÍFivUri.t m»vi A^nfue^ et dtlei , fíurimiit*» f'ffitris éf-f'^txittt €M f^t*temtii Dextrhíit . ÍIM

fttitt Hi^MTAl . T'matj , tt ^F-^dici C9mmt<itii ', idqut ptr itimiim sitftrhntm fàcilít\t*m té rtcifitn-dti ntvitaret , jfeihi» Anfiamtm-tit pslUí thtir.it . Mfjm rtRinn» pmtrítium tsiicttrum itnàtqn njmt ««• Jfendum, Ijem mer'trt ^aíririír f.ir-íUn.itit dt Aguirre , et rtn^eitrif ret llíspjti slii , ijmtritm ctnitr-tífin milii non l*itto erHittret.diimf (jitiJquil trrotii Itmei hdtuti ffof·k^' nàrtrn ftrtimtett etmtrtt'tiitMiumr» *

J48 SUPLEMENTO I. seguida de testiinonios, referiré solatnentc los de algunos de nuestra nacion que merecicron lugar distinguido en la tamosa obra de los £0-landistas. El insigne escritor D. Niculas Anto-nío en sus papeles manuscritos, vfstos y exà-minados en Madrid por el doctísimo P. Cu-pero, hablando del rczo de san Epitacio, se explica en estos términos: No hay para qug oponertne la antorUad de la sagrada Congre-gacion de Ritos , que à petichn de la iglesia de Placencia, y de miestro respetabiltsimo in-gidsiJor general D. Diego de Arce Reynoso, aprobó las leccíones del rt-so de dicho santó, en que se le llama obispo de Ambracia, c/udad an-tiquísima de Espana : pues semejantes aproba-ciones , con que piadosamente condesciende la sa­grada congregacion d los ruegos é htstancias de los Jieles; en lugar de servirnos de descar-go, son prueba y argumento de la incauta y excesiva piedad de los suplicantes, que sin ri-gurostsimo examen alegando como antigiias al-gunas tradiciones moaernas , consiguen el res-crito de dicho tribunal en "virtud de la misma piídad y moderacion con que suele este respe-tnr las tradiciones de lasparticulares iglesias{i). El doctísimo inquisidor general Rocaberti, ar-zobispo de \'alcncia, en la obra en que tra^ ta de propdsiro sobre la aiitoridad del pontí-lice romano , no nie^o (dice) la muc/ia auto-ridad que ticnen los breviarios y màrtirologios: però no por esto debemos tener por evangelios las historias que en ellos se reperen , ni asen-tir d sus relaciones mas de lo que merecen se-

tï} VcJSe cl innio «Ic I«>1 Bo* laiMil·ia^ iiicitkUtlo ^ct.t t.tntrff*

gun \t c4!cion <lc AiiKriM it i ; } !* t'l- i>i*>

VOTO DE S A N T I A G O . 149 gun buena razon.... La i^lesia en la aproba-cion de los hechos liistóricas , y de otras cosas que pertenecen al cuito de los san tos , sigue lo que halla comunmente recibido, y lo que basta por jtiicio de niarones graves y doctos para for­mar opinion probable , sin que nos obligue d tener por ciertas é injalibies las Iiistorias que ella misma nos propone — : / ast aunque ha-llemos en el breviario la relacion de algun he-cho, atitorizado con la antigüedad de su larga aceptacion, podemos sin embargo combatirla con otros gravtsimos documentos contraries, y -va-ternos de ellos para aclarar la 'verdad ( i ) . Un andnimo espanol que tratò expresamente de estos asuntos con motivo de una.ruidosa con-, tienda que se suscito en Espaüa en el siglo pasado acerca de la família y genealogia de san­tó Domingo de Guzman , escribiò en los tér­minos siguientcs scgun la tradicion latina que publicaron los Bolandistas de su disertacion castellana: En vano exdgeran nuestros adnier^ sarios la autoridad del breviario romano ; el escandalo y daüo de los pusilos por culpa de los doctos que lo impugnan ; las pre'venciones prudentísimas del concilio de Trento para su exacta reforma; la suma diligència con que lo hizo corregir san Pio quinto; los nue<vos es-fueríos con que procuraron lo mismo los sumos pontífices Urbano y Clemente; la doctrina , la erudicion , y la crítica de Baronio, Belarmi-no , y otros marones doctísimos que trabajaron in su correccion s la autoridad de la santa si-lla apostòlica que lo ha aprobado, y mandado su uso a todas las iglesias del mundo; la repeticion

de | i ) Vcatc cl um» ckate it l · i Batandistas , ra| . ss7.

I^O SUPLEMEKTO I. de tres sentencias uniformes, que bastan eri qual' qtàcra tribunal para que se ten^a una decisionpor inapelable.... 'ïoíio estopodrà probar que se de-be nuícka <veneracion ai • breviario Í mas no que sea infalible en la relicion de los liecftos lústóricos. Estamos obligados à recibir y creer todo lo que en él se dice acerca de artículos de dogma, doC" trina de costwnbres., . santidad de siervos de Dios , piedad y 'verdad de preces, y forma de. cuito y de ríto : però en puntos de historia pa-, demos proponer nuestras dificultades, y du(/ar y negar librcmente segun l'a fuerza de las ra-zones que se nos ofrecen. Los exdminadores y correctores fueron doctisimos, y muy 'versados en la crítica: però no liabrdn tenido ,presen' tes todos los docuinentos de que despues nos he-mos hecito cargo ; no se les fiabnín o/recido todas las reflexiones que despues se iian fiec/wt no habrdn 'Juzgado necesario el detenerse lar-gamente y de espacio en el examen de algunas menudencias que son muy dignas del cuidado do un historiador , como el averíguar por exem-plo , si un santó nació en Madrid o en Alça-la ; si su padre se llamú Sancho ó Pelayo ; si su apellido fué ei de Gonzalez ó Fernandezi siJ'uc noble'ó plebeyo. Mfectivamente el P. Jay-me Ecliard, del ordén de santó Domingo, afir­ma que en las causas de aprobacion de rezos, y aun de canonizacion de santos , no suele po-ner la iglesia mtic/io cuidado en a'veriguar la verdad de algunas relaciones histúricas que no se oponen a la fama de los pueblos, ni d la •virtud y santidad de los siervos de Dios. Pe­rò sin estoyo tengo otro argumento todavia mas fuerti, / es la pràctica general de muc/ios ca-tóticos doctisimos y piisimos de todas las naeiç-

nes.

V o t o DE S A N T I A G O . 151 nes , clases, y ordenes que no han tenido ni tienen dificultad en impugnar con sus escritoSi eomodudososó falsos , maciíos heclios kistóri-i. eos referidos en'el breviario romana : y la san­ta Sede apostòlica, que los conoce y los oye , y iie sus obras impresas, en Itigar de condenar-los ó repreltenderlos , los tiene en grande con-^ eepto , los alabfl , y los premia , y los estimu­la y anima, i Podrà decirse que la saiita igle'< sia romana^ no conoce su pròpia autoridad, y la de sus "decretes ó aprobaciones ; ó bien que conociendola , no tiene virtud ni zelo para sos* t)inerla, y para corregir 4 los que la insultanl i Pòiird decirse que es error, ó temeridad -, ó delito y'io'-que- la santa- silla- apostòlica no so­lo; permi te , però aun alaba y premia en los es-tritores? ^ No ser d mas bien temeridad, y ver-

.dadero escandalo,para los ^norantes y pusilos, rí representar como >heretical ó pecaminosa una practica tan reeibida entre, los catolicos i y ^tan aplaudida parla misma iglèsiadéRoiita? Però para que se "jea que la practica de que liablo efectivamente es muy comun , basta inmbrar aquí algunos pocos^de los mi{chuimos escritores celeberrimos que han impugnada en materias hi'stSricas el breviario romana. Son famosos eti este genero los cardenales Baronio , Perronio, Bona , Laurea , y Aguirre ; el arzobispo de Paris Pedró de Marca; los sabios monges be-vitos de la congregaciol·l! de san Mcuiro; el do-mimcff Natal' Alexahdro''i el premonstratense Gasimird'· Oudin i el fraaciico Antònia-Pàgi; el agustinò Christianò Ltipo ; los jesuitas Sir-motido y • Petwvio ; el oratoriano Juan Marina; hs crítiros J')H-Cangei Schelstrate , Cabasticio, y • Btitnci mv ; Jos ^dòs • lurmanos Vulesios Jinal-• \ men-

1^2 SuPtEMENTO I. mente, y el insigne Papebroqttio. Consideran-do el proceder de tan doctos y piadosos varo-nes , no creo ptteda aprobar nuestra sabia na-cion lo que dice mi adversària de los espàno-les , pintdnJolos , con mala inteligencia , como hombres tan simpL's, que mas bien que dexar de creer en qualqui.'ra asunto, quieren tener la santa vanidad de p.irecer necios por Jesu-C/tris-to.... Debò repetiria, por ser mucha nierdad, y vmy digna de reparo: que la santa Sede ro­mana en lugar de condenar ó repreliender d los escritores que han descubierto las falsedades liiS' tóricas del breviario, las. Ita premiado y exal­tada ^ les Ita. dado inJFulas y eapelos, los ha hon' rado atin con la. misma tiara. Ast Natal Ale-xandro, que sostwva por regla general que pue-de dudarse y disputarse de los liechos referidos en el oficio diiino, mereció que Benedicto de-. cimotercero t por el mucho concepta que. fenia de tan grande critico, •volmiese d dar curso d SH historia eclesiàstica despues de haberse pro-, hibido en Roma por moti'vo de las celebres proposiciones del clero galicano. El doctísimo Schelstrate, que siguin los mismos pasos , Jtié premiddo por la niria. romana con un caiioni-cato lateranense, y con los iionores de biblio-tecario de la vaticana , y mas alto hubiera stt-. bidó si la mncrte le iiubiese respetado mas tiem-po. Henschenio y Papebroquio , despues de hd-ber preferida tantas veces sus propius opiniones d la autoridad del breviario , se • vieron lum-ràdos en la capital del mundà par Alexandro septimo con tan extraordinària distincion, qtie no solo llegaran d ser duenos de todos los ar-chivos y bibliotecas de Roma, però aun d pa-, derse llevar a sus. casas sin Umitjacion de tiem-•. ... pa

VOTO. DE S A N T I A G O . 153 po los mismos originales de la vaticana. El can-dcnal Orsini por fin , que escribió con tanta fuerza contra el.l·reviario romana,en su erw-dita disértacion sobre las reliquias de san Bar-tolomé, subió d-la suprema dignidad de sumo pont't/ict de la iglesia (1). AIc parcce que se­ria mutil el traer mas razoncs y testimonies ca prueba de la libertad en que nosdcxala santa.Stíde apostòlica para creer o' negar qual-quiera hecho liistdrico. de los que se Icen en el rezo divíno, aun despues de aprobada su aceptacion , y aun mandado su uso.

. L l i . Però mas todavia puedo decir. La 11 i.a sant,! misma iglesia nos ha dado rcpctidos testimo- Seik·hacor· nios de los errores que tiene y puedc tener '•eg'iin vanas cl breviario , mandando y exccutandò varias "r,. ," 1"' ("J veces su correccion y reforma. Es notorio que ricos dd n-el origen de lo que llamamos en cl oficio ui- zodiwhio. vino lecciones del segundo nocturna , son las leyendas ò vidas de santos , que cada igle­sia se formaba antiguumente de su pròpia au­toridad ; y es notorio tambicn , que entre di-chas leyendas corrian muchas tan fabulosas y dispararadas , que desdc los líltimos aüos del siglo octavo hubieron de mandar los PP. del concilio TruUano que se entregasen a las lla­mas. Es cicrto que en tiempos mas vccinos a los nuestros se puso mas cuidado y diligèn­cia en adoptar leyentlas y vidas , príncipal-mente por lo» que toca à las que se recil)ie-ron en Roma , y en la mayor partc de la iglesia catòlica; però aun con todo csto cran tantas y tan conocidas en el siglo decimosex-

TOM. XVI. V to

f i ) A»'ninut, ffítt.l I fimlli.t· Beiires:.. en cl tomo cicatlo d: It>s rii €Í titritm Jnít^ímm ttt Mna hvlnuíxitíi ilcfde la i*a{;. y^o*

154 S U P L E M E N T O I . ^u las falsedades histdricas, no solo de los brc-viarios particulares, p^ro aun del romano y

f cneral, que muchos privadamente y en pií-lico se (^uejaban del abuso y suspiraban por

Sil rcnicdio ; de suerte que nuestro zelosísl-mo rey D. Carlos primero, entre los empe-radores quinto, juzgando necesaria la corrcc-cion del" rczo divino, pidid formalmcnte que se hiciesc. Paulo quarto, que cntonces era pon-tjfice, conociò que era muy razonablc y pru-dentc la rcprescntacion de nuestro monarca, y cmprcndid loablcmente su execucion. Pio quarto, que Ic succdid en la silla de san Pe­dró , vicndo la diíiçultad que habia en con­tinuar y perficionar un extimcn de tanta crí­tica y estudio, lo encargd a los PP. del con­cilio de Trcnto; y estos por no derenerse en obra tan larga, volvicron a poncrla con el ma-j'or rcspcto en las nianos del mismo papa. Su inmcdiato succcsor san Piò quinto executo el proyecto, y prcsenttí cl nuevo brcviario a to-da la christiandad con bula de 9 de Julio de 1568, mandando que en adelante no se afia-dicse, ni quitase , ni mudase cosa alguna en él. Però aun con roda esta diligència no que­do li!)rc de crrores y dctectos"; y vicndo cl pspa Clemente octavo que varias iglesias par­ticulares , como la de Roan, la de Rems, y orras clamaban en sus sínodos por la necesa­ria correcion , la mandd hacer çn Roma con cl m3}·or csmero por los cardenàlcs Baronio y Belarmino, y otros varones docfísimos, y pu­blico cl brcviario nucvamente corregido con bula de 10 de Mayo del ano de 1602. ;Quien creycra que despucs de todo csto hubicscn qiicdado todavia en el rczo muchos crrores

liis-

VoTO DE S A N T I A G O . 155 histdricos muy dignos de lima y enmienda? Pues así fué realmente. £1 pontífíce Urbano octavo llamd al insigne Gavanto , y a otros doctores y letrados igualmente críticos y pru-dentes; y despues de habcr reformado con el consejo y direccion de tan sabios varones no solo las leccíones y vidas de los santos , en que se hallaron muchas relaciones d falsas, d de poca autorídad ; però aiui las homilías , los himnos , los versículos, y aun los mismos sal-mos, en que habia yerros y alteraciones muy notables; expidid la bula què comienza Di-•vinam Psalmodiam, participando en ella ú to­do el mundo chrlstiano con techa de 25 de Enero de 1631 , lo que se habia hecho. y tra-bajado en Roma para reducir el breviario a mayor limpieza y perfcccion. £1 zelo con que la iglesia romana corrigid y volvid a corregir tantas veces el oficio divino : los rezos cnte-ros que se borraron en é l , como cl de santa Catarina : las antifonas que se quiraron, como las de la invencion de la santa Cruz: las lec-ciones y vidas que se prohibieron con el ti­tulo de apdcritàs d dudosas , como las de san Jorge , santa Margarita, santa Potronila , y otras : la misma indccision é inconstancia con que ora se rcprobaba., y ora se volvia xapro-bar una misma cosa, como nos sucedid ;í los espanolcs en el important/sima asimto de la predicacion de Santiago, que en la corrccdon de Clemente octavo se borrd como falsa d dudosa, y en la de Urbano octa ' o se volvid a ponbr como verdadera y fundada : estàs cor-rccciones é índecisioncs de la santa iglesia ro­mana son una confesion que nos hace ella mis­ma de los crrores que ha habido y pucde ha-

V i ber

cl!i!:.is cor. leccionci.

156 S u i ' L E M E N T O I. bjr eh cl brcviario , y un testimonio eviJen-te de que no se ticne, ni ijuicrc ser tcnido por infalible en semejantos asuntos ( i ) .

in Oiiaian - LIII. Dc hccho, aun despues de tantas y ei .•' inidijs tan ponderadas corrccciones, es indubitable que ,·,;^''^'"^^,,,'^ quedan todavia en cl rezo no pocas histonas, d;>:H , íiin sino.muchas de que poJemos dudar y dispu-ilï p-'i ii« lar sin la menor í'alta de respeto. Asi lo con-

' iicsan fiaronio , Bclarmino', y Gavanto , aun despues de haber asistido ellos mismos ií las correciones romanas; pircs conocieron por la experiència, que cl apurar todas las vcrdades d falsedades de las Icccioncs , principalmentc del segundo nocturno, en qu« estan conipre-hcndidas las vidas de4ps 'sàntos , es obra no solamentc difícil, pcro humanamcnte imposi-ble , y que quanto mas scindagaríl en adelan-te con los esfuerzos y sagacidad de h-crítica, se irún sicmpre descubriendo niievos objetos .dignos-dC'nuovo examen y reflexa. Però la tincjor.prueba y mas tuerte dc esta verdad es la practica de todos los hombres doctos y pia-dosos que desde entonccs hasta el dia presen-te han disputado )' disputan demuclias rela­ciones histo'ricas del brcviario aprobadas por la santa Sede , y han demostrado varias ve­ces su falsedad- Así para truer algunos exem-plos . la genealogia de santa Catarina de Sie-na , íí quien en virtud del brcviario romano tenian todos por desccndiente de la casa Borg-hcsi, fué impugnada en^Roma còn tan Fuer­tes argumentes ,• que el misino papa. Urbano octavo, diez aüos despues de ÜU bula ^de cor-

rec-

(1) Vfanic las oliras de Xciif ijMe he eitajo aatci. '4Utu catusct , ]r ilc los Bulaititista»

V O T O DE S A N T I A G O . 157 rcccion y reforma , declaro con decreto par­ticular haberse ir.ícrtudo en el rezo temerà-riiunente. El doctísimo üciíektrare se opuso con tan ^íave peso de razon a la historia rccibi-da como cierta en el brcviario romano acer-ca de san Dionisio Arcopagita , cnviado (di-cen) a Francia por san Clemente, y promo-vitlo al arzobispado de Paris; que las mismas Iglesias francesas , tan empefiadas hasta cnton-ces en su defensa , la rechazaroii como apòcri­fa. El cardenal Vicente Maria Orsini, que subio despues a la silla de :.an Pedró (como dixé antes) con cl nombre de Beneilicto decimo" tcrccro , escribiò de propòsito ima disertacion para probar contra el brcviario y constante tradicion de la iglesia romana , que las rcli^ quias del apòstol san Bartolomé notueron trans-fcridas dc Benevcnta a llorüa. £1 insigne P. Echard , del orden dc santó Domingo , con­tra la autoridad de nucstro rezo , y del de toda- la iglesia christiana , no tuvo dilicultad en afirmar en cl tomo segundo de su biblio­teca , como cosa cierta )' averiguada, que saii Francisco de Borja no descendia dc la llustre familia de los grandes de Espaiia , sinó de otra mucho mas l'axa , y de muy pocos habcres. D. Pcdro Joseph de Mesa , y otros muchos crjticos del siglo pasado , pretendieron con mucho empeiio , que la nobilísima casa de Guzman , a pesar dc toda la autoridad del brcviario cspafiol y del romano , no tienc la relacion que prerendc tcner con el bienavcn-tiirado fundador del esclarecido orden de san­tó Domingo, los PP. Bolandistas, en el exa­men que iiicieron de las Icccioncs aprobadas fot la santa Sede para la liesia de nucstra

se-

158 SüPLEMENTO I. seiíora del Carmen , dcfcndicron con. muchos argumentos no ser cosa cierta ni verdadera, <]ue cl orden carmclirano descicnda del pro-leta Elías, y i]uc sus religiosos, incitulados de niiestra scnora del monte Carmelo, recíbiesen cste nombre desdc el tiempo de los Apòsto-toles. La misma diíiculrad tiivieron por miicho tiempo acerca de lu tan famosa translacioa de la santa casa de Loreto; y la Scde apostòlica, consultada por cUos sobre el asunto. les de-jíó la libcrtad que debia para que juzgasen en Ja matèria scgiui las leyes de la crítica. £1 car* denal Bona, como insinué poco antes, decla-maba terriblementc contra la historia de la le­pra de Consrantino Magno , y no podia su-írir que en las Iccciones del rezo divino se hubiese dado lugar a ima relacion tan poco fundada. Nuestro docto dominico P. Jacinto Segura, en su libro intitulado Nòrte critico, cscribid de propo'sito una disertacion contra lo que se refiere en el breviario romano acer­ca del bautismo del mismo emperador. Na­tal Alexandro, cl P. Daude , Christiano Lu-p o , Tillcmont, Pagi, Peverelli, Noris, Aguir­re , Bencdicro catorce , Sandini, Acevedo, y otros inumerables escritorcs ticnen no solo por falso , pcro aun por calumnia y cscandalo, y por invcncioa de Jieregcs toJo lo que se cuen-ta en el brc\'iario acerca de la idolatria del papa san Marcclino , y su piíblica penitencia en cl concilio Sinuesano. Eusebio Niercmberg, à quien lian seguido otros, defiende contra la aiiroridad del mismo, que la epístola cand-iiica de Santiago no fiie obra de san Jayme cl Menor, sinó del apòstol de Espana. I) . Luis de Salazar y Castro pretende con mucho ca­

lor

i

VoT'o DE S A N T I A G O . 159 lor en sus escritos, que cl padre de santó Do­mingo no se llamd Felix, como se dice en las leccioncs del santó, sinó Fernando. Ha sido y es opinion de muchos cspalioles, que san Blas obispo sebasteno no pcrtenece d Sebas-te de Armènia , como se Ice en el breviario romano , sinó a Cifuentes del reyno de To­ledo. El doctísimo Daniel Papebroquio, adc-mas de las muchas cosas que ha impugnado de las que se Icen en las leccioncs de los se-gundos nocturnos , noto en el oficio divino «tras muchas faltas de crítica que mereccn en-mienda; como la de honrar con nombres de san-tos padres varías leyendas y homilías, que sgp ciertamcnte apdcrifas; la de poner con cl ti­tulo de san Atanasio el símbolo Qiiicumqm·, que aunque no consta de su autor, convic-nen los mas de los críticos en que no es de dicho santó; la de atribuir a los santos Am-brosio y Agustino cl Te Detim laticiamus, que por documcntos antiguos del monasterio casi-nensc , y de la biblioteca vaticana , se ha dcs-cubicrto ser obra de un monge llamado Si-scbuto. Yo mismo en la seguida de mi obra he descubierto casualmcnte Varios crrores his-ròricos del breviario romano, como lo es por excmplo cl de atribuir a san Grcgorio Mag­no la convcrsion de nucstros godos, dicicndo y confesando el mismo pontílice en sus car-tas, que no tiivo ningima parfe en ella , ni siquicra la sabia quando sucedio. Todo esro he dicho en general, y otras muchas cosas se-mejantes pudiera decir relativamcntc al bre­viario romano, que es el mas aurorizado de todos, como recibido de toda la Igicsia chiis-tiana: pues si hubiese de insinuar en particu-

I.ir

í6o Sui ' I . EM EN TO I. lar todos los artículos que se han corr.cgiJo.y merecicran corregirsc en los rczos de miesnas .Iglesias de Espaiía, debiera formar un catalo­go mucho mas largo y fastidioso. En el mi­ro 64 de mi tomo doce hablé de la ílesra y oficio con que se han cclcbrado en Cataluna por anos y siglos las fabulosas hazanas y con-quistas de Cario Magno en Gcrona, como si la hubicsc milagrosamcnte libcrtado de moros, y renovado en ella cl cuito de la religion christiana. El cardenal Aguirre, y los padres Florcz y Risco han cvidenciado muclias fal-scdadcs que quedan todavia en nuesrros bre-yiarios, como la de la vida apo'crifa de san Inigo , que se lee en los de Burgos y Zara-goza ; y la de la làpida de san Vicente Abad, de que se hace memòria en algú nos leccio-narios de Valladolid y León. El P. Henschc-nio rccliazò como fabulosas las leccioncs de san Orencio obispo vencrado en Htiesca, por-que las juzgó formades en la misma ollcina de dondc salicron las obras de Fiavio Dex-tro, y Julian Pérez. Los Bolandistas han Im-pugnado en divorsas ocasiones otras varias re­laciones hisrdricas de nucstros breviarios ; y no solo do los nuestros , però de los de otras much.is provincias de la christiandad : y cl cmpcno con que particularmente procuraron desacreditar las lecciones que se rezan en to-da la marca pontifícia en la fiesta del santó màrtir Emidio, milagrosísimo protector de sus dcvotos contra los tcmblures de la tierra , me ha daJo motivo para publicar ilhimamcnte una obra italiana con el titulo de De/hisa crítica de las actas atit'giias dd santó màrtir Emidio. Dcspucs de tanias y tan ciaras pruebas de lo

que

:

V O T O D E S A N T I A G O . 161

que se Iia cscrito , y se escribe de continuo j por nccesidad contra las relaciones ò dudosas o falsas que han corrido y corren en los bre­viarios de todas las nacioncs con aprobacion de la santa Scde, apoyada en exàmcnes rigu-rosísimos, y en el severo juicio de trlbunalcs y hombrcs los mas doctos y sabios de la chris­tiandad; èquicn se atrevcra ú censurarme, y cul-parmc de falta de respcto, por haber impug-nado una rclacion de nucstro breviario. que tiene contra sí los mas poderosos argumcn-tos, y es dircctamente contraria al honor de nuestra nacion, y al decoro de nucstros re-ycs? (1). ••

LIV. Però dice mi advcrsario que si yo IV.Kiiestr· tenia razones que proponer • contra la autori- f'i^VV*^?' dad del rezo , no debia haberlo hecho en una oC^^^f ó ' historia en que hablo con todo el UniVerSO, Riiiriroiiie-

sinó en papei particular dirigido a la santa Se- rcce fer cor-de , a cuvo juicio debeh suietarse scmejantcs l*^(''\^· Vf;-materias (2). ^Y quien jamas hasta ahora lo iiotielasjn-ha hecho así ? Bona , Lupo , Schelstrate, Or- ta Scdc. sini, Echard , Natal Alexandre , Pagi, Pevc-rclli , Guyet, Tillemont, Noris , Henschcnio, Janningo, Papebroquio , Lambertini, Sandini. Nierem^crg , Acevedo, Aguirre, Segura, Me­sa , Salazar, Florez , todos los demas que haa impugnado algun punto histdrico del brevia­rio , todos lo lian hecho en sus obras impre-sas , y hablando no con el papa en sccreto, sinó piiblicamente con todo el universo. Pe­rò el juicio en cstas qüestiones debe sujctar-

ToM. XVI. X se Cl) Consiitcentï lai obrat qiie

kc cit ldn de Ins BuUndUcas . f de Bcncdicio ratnrcci y Ijs de Gi* • u c * , N«cii Alcxindr* , Tillc-

•loiit f o i r i f . (>) DiscrMcio* ctapoitelaiit .

li 162 . SÚPLEMENTÒ I. se al papa, y al mismo debe pedirse su de-íinicion d sentencia. Debe sujerarse al papa: y a su santidadlo sujetò con el mayor rcn-dimiento,^ con todala indiferència posible, dispuesto a creer' y decir aseverantemente lo

3ue decretaré la santa iglesia romana despues e exàminado el sistema pi-csente de la causa.

Debe pedirse al papa su deíinicion , mas no • debò pedirla y o , que no tengo caràcter ni reprcscntacibn alguna para podcrlo haccr: la nacion es quien debe solicitarlo por boca del rey o' del clero, o' de entrambas potestades jiintas. Para que esto se cumpla como se de-biera, yo no puedo haccr offa cosa sinó propo-ner las dificultades y razones que hasta aho-ra he propuesto', y dirigir con ellas a mi ama­da nacion la siguicnte silplica.

A R T I C U L O IX.

Súplica à la nacion espanola para que se corri ja el rexo de la aparicion de Santiago.

I-V. ^ VJroRrosrsiMA NACION. EI asuntoimi-Recapiíiila- porrantísimo con que vcngo a tus pics mc-uoii iic lo.io'rccc tus oidos. Nuestra iglc^ia en cl dia vein-d i r r a ' u > \ y 5^« ^^ Mayo celebra una fiesta intitu-aliora '•''"^ "^,"' apancwn de Santiago apòstol; y en

las lecciones é himnos del rezo , con que hon­ra pihdosamente d nuestro saiitopatrono,'ex­plica cl motivo de dicha fiesta cori ía 'm'ismas cxpresiones y palabras con que se rcfiere' en un Dipluma atribuido a D. Ramiro primero. El cuito que damos al santó apòstol es sau-ttslmo; la milagrosa proteccion con que noS

ha

V O T O DE S A N T I A G O . I 6 J ha defendido en las guerras, y librado mu-chas veces de la tirania de los moros es in-dubitablc : el .celebrar en dia fixo, y con par­ticular solemnidad la memòria de tan insig­ne y repetido' beneficio , es gratitud muy jus­ta y dcbida. Però la fiesta se instituyd quan-do estaban nuestras iglesias y provincias en ma-nos de prelados y gobernadorcs franceses : y. esta nacion rival y enemiga, abusando, del mi»-, mo poder que tu le diste , puso lazos d tu piedad., y pervirtió la loable instituciòn de tan santa festividad con falsedades indccoro-sas. £1 Diploma ^e D. Ramiro; la jornada de Clavijo; la aparicion de Santiago en la bata­lla ; el voto de la nacion al santó patrono por. la victorià cpnseguida; el antiguo tributo de. cien doncellas christianas al infame serrallo de los moros: estàs son las circunstancias fabu-losas con que los franceses profanaron la fies-. •. ta; y estàs las que merecen tu maduro exa­men , para que se borren d modifiquen , sc-gini tu conocida prudència, en el titulo y re­zo de la solemne testividad con que damos tri-. biito de sincera gratitud d nuestro beneficen-tísimo protector. . ^

LVI. Por lo que tocà al Diploma de.D. acerca del Ramiro, que es el primero de los cincò ar- nipi''>"a de tículps propucstos , sujeto con el mayor ren- • »""f"· dimiento d tu elevada consideracion y ace'rta-. do juicio, las diez y ocho reflexiones con que. impugnc, su Jegitimidad.

I. "Hasta el siglo trece, por el'espacio.de quatrocientos anos , ningun cscritor del mun-do uombrd el Diploma, ni habld de lo con-tenido en él.

II. La ciudad de León, en que pone el X 2 Di -

I<Í4 S U P L E M E N T O I . Diploma d nuestro rey D. Ramiro con toda su corte , estaba entonces destruïda y despobla­da : no solo no tenia palacios, però ni casas, ni Iglesias, ni monasterios.

III. Las céduias y demas escrituras reales que se hicieron en León, d que hablan de de-cretos hechos en dicha ciudad antes que fue-se residència de los reyes, suelen exprcsar que la corte estaba en Oviedo : formulario de que no hay rastro en el papel de que se disputa. •

IV. £1 autor de dicho papel, cscrioiendo inmediatamente despues de la batalla de Cla-vijo , refíerc con espiritu profctíco la costum-bre ^ue desde entonces se introduxo de invo­car u Santiago en las demas batallas, y habla de estàs ihvocaciones, que cran por venir como de cosas hechas y pasadas.

V. En el siglo nono no habia en Espana arzobispos ni arzobispados, como se supoiie y dice en cl Diploma.

VI. El arzobispado cantabriense- que se-nombra en él no existia entonces, ni exístid eu ningun otro tiempó. - VII. Salomon obispo de Astorga que fir­

ma allí mismo es pcrsonage tí entcramcnrc iiiíàginario, o que vivid un siglo mas tarde.

VIII. La reyna Doüa Urraca , que firma como muger de D. Ramiro primero , tardo todavia un siglo, y estuvo casada con D. Ra­miro segimdo.

IX. £1 misino rey D. Ramiro en el ano de ochocientos treinta y quatro, que es la fe-cha del Diploma, aun no era rey, y segim cronologia indisputable tardo todavia ocho aiios antes de serio.

X. Las íirmas de las personas reales no sio-lo

!

V o t o DE S A N T I A G O . Í(SÇ lo estan repetidas y fuera de su nícho, però aun desunídas entre sí en forma desacostum-b r a d a . • • • , . • . . ; . . . . • • . ' ' i

XI. Las potestadei de la úertà que firmaív en el Diploma son personas enteramente dcs-conocidas en toda la diplomàtica espanola.

XII. Sobran en él algunas íirmas que en otras escrituras jamas se pusieron, y faltan las que son conumes en las demas escrituras.

XIII. La firma illtima del sayon dd rey en calidad d de escribano, d de simple tcsti-go , es scguramcnte impròpia de todos mo-dos, y contra el estilo diplomatico del siglo nono. - ! •. ^ .

XIV. La ciudad d fortalcza deíAlbelda'que" SC nombra como cxístente con feéha dcrfanO' de ochocientos treinta y quatro, no tiivo cste' nombre, ni exístid en cl miuido hasta cl de ochocientos cincuenta y cinco.

XV.- Los reyes reproscnrados Como de tiem-pos attti^uos, y como cercanos d la íteÈthtc-cion de 'Espana , vivieron unos ochenta ó se-tenta aíios despues de dicha dcsti-uccion, y so­los quarenta ó cineUenta antes de la feclia de la escritura. • "

XVI. El estilo que se nota en ella es muv' diverso del de todas las demas escrituras del si­glo nono, y es mas ílorido y cuito de lo que pcrmitian aqucllos tiempos. • XVII. Los tres^arientes què se dan a Rami­

ro primero en su Diploina, Urraca miígcr, Or-doRo hijo, y García hermano/son los niismos que se dan a Ramiro segundo despues de un siglo en cl diploma que llaman de Simancas.

XVIII. Los dones y privilegios que con-cede a Santiago la escritura de Ramiro pri-

nie:-

accrca de baralla Clivijo.

1166 SUPXEMENTO I. mero , eiicèden en. niimero a los que le atri-buyei'la.de RaiTiico segundo, que en caso de no ser apòcrifa, debicra, como posterior, de-cinfliasoqifekt;Qtrajo'fà ioMnenos-lomismo.

> ^ Si estàs reflexiones son fundadas, seria tauj jiistQiy coaveniente,, d nacion gloriosísima, que se .desterrasc de tus iglesias y archivos cl tal-sojDiplomja ,de, í? . Rami ro , piies continuando en g.ozajfjdecUi·'pJiote'ccion y amparo.aun des-, p.ues tdts habersei dcscubicrto con; tanta :cvi-dencia Sil falsedad, dcslionraria dcmasiadümen-te -tu acreditada crítica y sabiduria.

LVII.-. La historia de la jornada de Cla-vl jò, en caso que se rcpruebe el Diploma , que. efrjgu luiicb.apoyo y fundamento , cae por sí misJma. por't iérra en virtud del silencio de to-dos los escritorcs desdc el siglo nono hasta el t rcce , que es argumento negativo, però con-vincentistmo. Obscrvcse que se trata de un si­lencio muy largo y muy constante, que duro' sin.interrupcion por, quatrocsiglos en te ros :de un silencio universal que comprehende a to-dos los escritores de toJas las clases, y de to-das las nacioncs del. m u n d o : de un silencio que convenció' :í los mismos critico^ que con-, tra mí;se:.;citan„>.al P.Mabillon:* al M. Pérez, y a los Bulandistas. Observese que se trata de escritores que por la naturaleza de sus obras dcblan indispensablemcnte haber hablado: de escritores quç^..no,pa$aron. jamas.bako .$ilcncio ni.ngun otro: qcontcçimiento de igual celebridad: de escritores que nos sumiriistran documcntos. -positives contrarios al suceso de que se dispu­ta. Obscrvcse que se trata de. un hecho me-mori^bilísimo que no debia ni podia callarse en ninguna, historia , ni cclesiaütica , ni profà-,

na:

VOTO DE S A N T I A G O . '<i6^ na: de un hechò en cuya relacion', sègun la ^uniformidad de acciones, nombres, lugares, •y tiempos, se ven claramente confundidas las

Í;ticrras del siglo noqp'con las del decimo,.y os reyés y •miramamolínes de aqucl tienipo

con otros del mismo nombre: de un hecho que en boca de los mismos que lo deíïendcn no ticne, fucra del Diploma apo'crifo,. sinó

•otros dos apOyos igualmcritcflacos'é'ihsubsis-tèntes;-el de una crònica rasgada!,. cuyo tcx^ 'to no exíste, ni sabemos si jamas ha'existi-do ; y el de las obras de ü^'tal Gotuilla, que no ha tenido jamas otra existència, sinq la que Ic diò érí su fantasia el fabuloso JulianPeivz. La memòria-de uri suceso tan mdl fuhdàdtv, y por cohsigu'iente tan • increiblé -,' no pareice digna de cónservarse en tus historias y archi­vos, y mucho mcnos en los'breviarios y misalcs de tu cxemplarísima iglesia. . . . \

LVIII. Mas riguroso eíx'uncn merece-el acerc» ile u asunto db la fitísta que ccicbramos con el- ti­tulo de aparicion de Santiago, porqueres mei-nester examinar no una sola cosa , sinó mu-chas, y dar a cada una scparadaniente el pe­so y concepto que se meretiere. Exíimincsc en

•çrihier lligar ; si Santiago reaímente nos diò nryor y amparó en las gucrras contra los nio-'ros-: se hallara què esta-verdad es muy cierta, 'y comprobada con hechos indubitablés: resul-'ta ,'que el objeto de una llesta instituïda para agradecef a nuèstro; glorioso protector este IJC-neficio én general'', es objeto no solàmcíiicpia-dòso, pfcro aüii'verdadero. Exíimiho«e lo sc-giido , si el- 'santó appstol· se ha manifestado algima Vez en ti-age de guerrero a caballo con e^ fin' de protegcr^ nucstras^ armas-; y darnos

vic-

.•ipjrivion lla

•i68 SurtEMENTO I. victorià de los infíeles: se hallara que semc-

. jance aparicion en general es cicrta, y que en r particular se yeriíicd ^n la nocJie de los (iias rveinte-y.cinco y. •veivte.j/ seis de Julio del atio de mil cincuenta y.ocho : resulta , que el obje-to ilc una íiesta con el titulo general de apa­ricion de Santiago, y aun mas uidividualmen-tc con el de aparicion de Santiago, <í caballo

, en defensa de nuestras armas contra moros,,es -objeto piadoso y verdadero, como cl que di-xe antes^ Exàmmese en tercer lugar, si dicíia aparicion sucedi<%baxo el reynado de D. Ra-miro priíncro en tiemi^p de la batalla de Cla-.vijo.::se.hallara que siendo falsa la batalla, y .apócrifo el.Diploma que la refíere, la apari­cion con idichas circunstancias debe tenerse por fabulosa: resulta , que el objeto de una íies­ta con el titulo particular de aparicion de San­tiago d caballo en la jornada de Clavijo, es objeto piadoso, mas no verdadero. Piadosísima iiacion, dignate de pesar en las balanzas de tu juicio mis sincéras reflexiones ; y junta por tu honor (ya que puedes hacerlo) la verdad con la picdad.

aoerca ilel LIX. Dcl mismo modo se pucdç discur-voio de I» rir acerca de la contribuçion anual-en favor nícioncnia jg j ^ jgigsia de Compostela. Distinganse tres vordeiiigie- ^^^^ . ^ontribucion a Santiago : contribuçion s ia t ic bJLli- . , , . ^5 , • . , • .

liai;». en virtud de un voto nacional: contribuçion en virtud de un voto determinado, hecho ep conseqüència de la victorià de Çlavljo. , .

I. Contribuçion anual ú Santiago. Esta con­tribuçion no solo es piadosa y razonable , si-Jio justa tambien y obligatòria. £ n primer lu­gar es piadosa y. razonable; porque su verda­dero Y solido inutivo .^ .e l favor que nos ha

da-

VoTo DE S A N T I A G O . 1^9 dado el santó apòstol en nuestras guerras con­tra los infïclcs; y teniendo nosotros de cstc" favor y proteccion no una prueba sola , sinó muchas y muy evidentes, es muy razonable.' y santa nuestra perpetua gratitud a tan pode-roso bienhechor. La contribuçion en scgundo lugar es justa y obligatòria: en virtud de va­ries diplomas Icgítimos de nuestrps reyes pos-

• tcriores a D. Ramiro : en virtud de un con-sentimiento general de toda la nacion: en vir­tud de varias sentencias jurídicas fundadas en dicho consentimiento: en virtud de una po-scsion pacífica, no intcrruinpida jamas por se-tccientos. aiios.

II. Contribuçion por voto nacional. Una es­pècie de confribiicion à que los piieblos ge-ncralmentc se obligaren , o' se juzgaron obli-gados, tienc alguna espècie de probabilidad: porque nos qucdan documentos del siglo doce, que (en caso de ser Icgítimos , pues rio los he cxaminado , ni podido examinar) hablan de una contribuçion general, y la atribuyen a al­guna espècie de voto en que habian convcni-do todas las provincias, d sus rcspcctivos su­periores d represcntan'tes. Es verdad que dicho voto , de que no se expresa cpoca ni origen; ni motivo , pudo ser tenido entonccs por aur tiguo en virtud de papcles apdcrifos que in-ventarian los' franceses en aquel mismo ticm-p o : pcro cntretanto aunque insubsistente has-tà eiitonccs , còmienzd desde aquel punto a sub-sistii- en virtud de habcrlo la nacion aceptado, y con su misma accptacion ratilicàdo.

III. Contribuçion votada por la victorià de Clavijo. Este voto determinado debe ser fal-so por neccsidad, porque sus unicos funda-. toíi. XVI. • Y iTien-

I/O SuriEMENTO I. mcntos son un Diploma apdcrifò, y una ric-tòria fabulosa. Los documentos arriba dichos del siglo doce, aun suponicndo que sean le-gíiinios, y habich de un voto antiguo y vcr-dadero , no indican d csre determinadamcnte; porqiie siendo cierto que los motivos de cste son insubsistentcs, es ^rzoso creer que si se hi-i o aquel otrp, se hizo por morivos y prin-cipids muy'diférentcs de los que se alegan pa­ra cste.

Estos tres artículos, piddosa nacion cspa-íiola, dübcn pondcrarsc con la mayor refle-xíon para determinar el verdadero objeto y motivo del Voto que llaman de Santiago. La contribiícion al santó apòstol es honra de tu piedad : però el motivo que se alcga para ella es deshonra de tu crítica.

aceres del in- LX. La historia dcl nefando tributo de las lame triliuto d^hccUas , que es el ultimo de los cinco ar-íbs*'' °"' * tíciilos propuestos, es la que mercce mas se­

rio exàmcíi en tu juicio,.y mas sevcridad en tu sentencià ; porque milita contra ella no so­lo el motivo de su falscdad (como en los de-mas artículos de que he tratado hasta ahora) pcro aun el de tu çropia infàmia. Es historia fabulosa , y, caíiininiosa : es fabulosa , porque fuera del' t)iploma apo'crifo, no se halla me­mòria de ella por cinco siglos enteros en nin-'gun escrito dcl mundo, ni pdblico ni priva-do ; y,porque las relaciones que corren de di-cho tributo iio'Sòló' son Üiodcrnas, pcro pocó ïmiforhVcs critfié sí, y cíircCt.nmcnte;cpntrari.is ;í lashistorias masaíítiguas: es calumniosa, porque un asiento tan indigno, hccho y lirmado no solo por nuestros reyes , però aím segun la cos-tiimbre de' aqueÜos .tícmpos, por todos nuesi-

"•'' íros

VOTO DE S A N T I A G O . 171 tros obispos y grandes, te supone«y declara rea no solo de haber cometido un pecado hor-rcndo y feisimo, pcro aun de haberlo. man» dado y dccretado con instrumento publico-y solemne., renünciando por consiguicntc con la mas escandalosa formalidad a las maximas y Ic-yes dcl honor, a la purísima moral del evan-gelio, y aun à la doctrina y religion de Jesu-Christo. Las ràzones que se alegan para ha-ccr creible cste tu delito , y minorar su infà­mia , son pretextos dirigidos con solapada ma-lignidad al- aumento de tu deshonra. Obser­va que los retratos de Santiago a caballo, sc-guido de seis doíicellas, nò prucban la rcar Cdad del tributo: porque son indiferentes ( co mo lo probé en su lugar)* para signiAcàr de

, otros modós la benelicencia de nuestro santó: porque no se les debe dar una signifícacion infamatoria , pudiendo daries con hmdamen-to.y. vcrdad.otro^scritido mas honesto: por­que mucho menos debemos ccharnos a tan mal partida i no teniendo para ello ningun documento ,positivo y cierto. Observa, que la paz que tuvieron algunos de nuestros reyes con los mahomctanos, no puede atribuirse ni en conciencta', ni en crítica , d afecto del tri­buto de las doncellas.: porque la. paz en esta suposicion seria taii infame y denigrativa co­mo cl mismò' tributo : porque-nin^una histo­ria por cinco'. siglos ha atribuido dicha paz a semejante motiva : porque todas Ids historias han .alcgado. eipresamèntic otros motivos muy diversos, y por su riaturaleza sufícientísimos y muy .razonables. Observa que el no poder disculpar a todos nuestros monarcas de algun otro. vicio j>articulat, como lo es el de la ambi* i.. ' Ya ' * cion.

'Conclusion

1^2 • Í U P L E M E N T O I. cion , no,es motivo para culparies del infame tributo: porque pudicron caer en una n-.aldad sin caer en otra : porque son nccesarios mas graves fundamcntos para deshonraries con un deliro ítifaine, que para atribuiries el' pccado de la ambicion, que es mas comun entre los hombres , y no lle 'a infàmia : porque de cs-•tedltimo pccado de .algunos de nucstros re-•yes tcnçmos muchus tesrimonios y muy au-•tórizados, y de'la'culpa infamísima que se les quisiera atribuir no rcnemos testimonio algu-no pbr medio millar de aiíos. Observa que la infame maldad, aunque arribuida no d todos nuestròs reyes ; sinó. solo d alj^unos , merèice sin embargo toda'nuestra'rcprobacion: porque el mismo respeto 'debenios a pocos reyes que a muchos : porque'tanto derechoticne a su^ defensa la inocencia de un príncipe como la de todos : porque atribuyasc la Jnfamia à mu­chos reyes o a pocos i siemprecs infàmia del trono y. de la nacion.' ' ^ -rr: < ..

LXl. Por tu honor, d NACION Gtonrósr-siMA; por la glòria de tus reyesi; por. la fa­ma de tu pied:id y religion ; por el decoro de tu criticà y sabrduría : reflexiona que cl falso Diploma do D. -Ramiro icontinuàndo en go^ zarde tiiproteccipn y amparo'aiin despueside haberse desciibicrto con evidencia su falsedad, deshonraria demasiadamcnte tu literatura: re­flexiona sèr mengua' y desdpro tuyo que la relacion de un^victom'^ no solamente. falsa; però auni inverosimil'Ié increïble,' se jcónfun-da' C0n tus glorias verdadcras/ly se conser-Te como tal baxo tu sombra'en los archivos de tus ciudadcs, y en los breviarios y misales <ie-tu_purísima.'iglcsia: reflexiona gue-puedes • ' " - jun-

VÓTo DE S A N T I A G O . 173 jiintar la verdad con la religion, cclcbrando la fiesta de tu insigne guerrero y protector, sin fundaria en historias insubsistentes o' du-dosas: reflexiona que la contribucion nacional en favor del santó apòstol es honra de tu pic-dad , pcro el motivo que se alcga para ella es deshonra de tu critica: reflexiona que la ig­nominiosa fúbula del tributo de las doncellas, que^se considera como principio fundamental de la Victoria y de la fíesta, se ha invcntado por tus enemigos para infàmia tuya , y de tus reyes.

S Ü P L E M E N T O I I .

Traduccion de una carta italiana en defensa del tomo preliminar, impugnado fiiriosamente por

los autores del aiario enciciopeaico ' de Vincencia.

- I . O E R O R E S DIARTSTAS ENCTCIOPEDISTAS. Elnutorde Habeis publicado en vuestros diarios una hor- '» censura rible censura del primer tomo de mi histo- ^o"'"";'".'" ria de Espaiia , asegurando ú vuestros lectores JJ ^' '""* que la ha compuesto y mandado publicar un (tccto espanol. 1 engo por cierto que algun be-Uaco os ha engaüado para divcrtirse , y di-

ff, vertir al publico ; pues considerando toda la sàtira , que así merece llamarse , no se descu-bre en su autor calidad alguna ni de espanol, ni de hombre docto (a).

i J I . fft) Habtc r bablo en escos tcr-

ninss fzTX cncubrir cl hanrado iNiiiihrc di.1 vcrrfjdi io autor de la MMUsa > Hc <ictf UC3 4« I«i4s es­

ta mi carta t tia lenMo la prudèn­cia nu 5i>Ia de cilUr en cl asiin-lu . pcro atin de lntnrariiic alguna vcz coB f asiicuUi clugi».

1/4 SüPtEMENTO 11. no es cüpa- II . Los espaiíoles, segun vuestro modo de iiol como se pgnsar , son vahos, soberbios , hinchados : de suponc, jy tierra, y de sus cosas, no saben decir sinó

maravillas: los ríos de cspana son todos de oro derretido; los arbolcs son de niadera incor» ruptible , mas exquisitos que los del Líbano; las manzanas y dcmas frutas' son de la simien-» te divina del jardin de ks Hesperides ; los gar nados son todos hcrculeos. descendientes de las realcs vacas de Gerion ; las ciudades por &u fiindacion son anteriores al diluvio, restau-radas modernamente por Tubal, d Saturnò; los hombrcs son de nobleza preadamitica , j casi eterna; el mlsmo sol dé Éspana (para no detenernos en otras fri^eras) es mil veces mas hermoso y relucicnte qtic cl de los-otros pai-ses del mundo. ^Pues como quereis que un cspanol, teniendo Uena la cabeza de estàs lo-curas nacionalcs , que bebid.dcsde niiío con la Icchc , se haya dcspojado en un momento de su pròpia naturaleza , y reducido d reprobar furiosístmamcnre no solo estos desatirïós, {>e-ro aun los clogios modestos y mesurados que yo hice de Espana y de los espanoles? Si hu-bicscis dicho que cl os Iiabía comunicado una invectiva contra mi sobrada moderacion , la hubicran atribuido mas facilmente vuestros lec­tores a la hinchazon de algun hijo de Tubal. Però que un espaüol, hombre segun vuestra^i; filosofia mas hucco que una pelota de vien-to , díea que a mi tomo preliminar debe dar-se el titulo de panegírico exòrbitante, que ase-giire haber mcrecido eh Espaüa mis escritos la reprobacion tini'versal de toda la nacion; que jure que mi historia ha llenado de rubory ver-güeiiza la cara de toJo lionrado espanol s. que

lla-

CONTRA E I DIARTO DE VINCENCIA. 175 dame à mis proposiciones hipèrboles, jactan-fíos, sandeces, lociiras , escandalós, blàsj'emias; que me reprehenda un cspanol por haber elo­giada d mi nacion con demasía, y me de' por es-te solo motivo los tíuilos de iusolente y temé-faria: todo esto, mis seiíores cnciclopedistas, es sobrado inverosimil para que piicda crecr-se en Itàlia. La conversion de un espaüol que se hubiese dcspojado tan maravillosamente de su vanidad natural, Uamaria la atencion de todos los italianos, y formaria una època so­brado notable en las historias y diarios de vuestra nacion. Sin esto, en lo que afírmais hay otra inverosimilitud segun vuestros mismos principios. La sobcrbia espaííola hiiblera obli-gado al autor de la censura a manifcstarnos su nombre , apellido, y pàtria , y todos sus títulos, empleos , y dignidadcs. Sabeis muy bicn lo que dicen y ascguran tantos cscrito-res italianos, que un libro andnimo de autor espaüol no se vid jamas en el mundo; y que en los libros impresos en Espana, quando un lector ticne la paciència de hacerse cargo de todo el trontispicio, tiene ya leida ú lo me • nos la qiiffta parte de la obra, ; tan etcrno Suele ser el catalogo de los apellidos y títulos del escriror, y de los,de sus aprobadores! ÍAna-dase a esto que el csconder su nombre, prin-cipalmente en una censura , es scnal de temor d rulndad; es una tàcita confesion de vcrgücn-za y de rcmprdimiefito; es un obrar muy im-*

1)ropio de unalma-soberbia, como suponci^ à a de todo espanol, que, d no conoce temor,

d si lo tiene en lo interior de su.pecho.cx-teriormentc no terne , ni- se avergüenza; Un g,ittrrero de las CastUlas (eom«,diceni·cn· Ita-'•• >•• lia

176 SuPlEMENTO II. Ua por mofa} descubrid su cara delantc del' encmigo , y se tendria por indigno de la vida si hubicsc de acechar como asesino sin mani» festar su corage. Creedme, seiiores enciclope-distas, que un bellaco esja vez os engaiio': os dirigid una carta con firma de espaiiol, por-que tendra experiència de vuestro bucn cora-zon, Y pensd poderós engaüar con toda sa-tisfaccion y scguridad. Però los mas de vucs-tros lectores, quenson seguramcnte, no digo mas advertidos, però sí mas maliciosos que vosotros; conocen miiy bicn que la censura que habeis publlcado es muy contraria a las ideas que tienpn cllos gencralniente del caràc­ter de soberbia de los espaiiolcs.

»ii liombre UJ. Mas cxtrano todavia les pareccra el tí-<!|-i.t'> como jyjjj jg docto con que Iionrais a mi censor, su-

pòniendolo hijo de Tubal. Espanol y docto, se-gun el juicio popular de muclios italianos, son dos ideas tan encuntradas y cncmi^as, que sí al biien Horacio se Ic hubicsen ofrccido, con cllas hubicra formado cl monstruoso animal con que qiiiso amcdrentar 5 los l-jctores desde el princi­pio del arte poètica , sin detenerse en la trava-zon fantàstica de la cola de un pez'1|^n el mc-dio cucrpo de una muger. En confianza os pue-do decir, que he practieado algunas diligen-çias para dcscubrir el autor de la censura; y por fín he avcriguado que es oriundo de Mar-liuecos , y doctor de su çultísima pàtria afriv cana, y que habiendo corrido muchas tierras en calidad de vagabundo, heredd en Espaiíà los vestidos de un pobre peregrino , y coii* cllos prosiguid sus andanzas en trage de es­paiiol. Su arribo a Itàlia debc ser de muy po' £o tieinpo, scguu se manlücsta poco intbrma· 1.. "ílíí

risMii VIII ccntinos.

CO^frUM Et piARIO,DIÏ,yiNÇEVCrA. f^J dp de la literatura ^e cstas tierras, y de lòs mas,.insignes diarips dç..esra .nadon. £s co-»^muy notòria que-varlips esçritos pcrid(Ucós fralianos han habj^dp de xaltòrao pi:elihiinàJr; y.entre cííos el quç;.lleva;el titulo dè diaríà lie Itàlia lo ha elogiadío mas de lo que yo me-rczco, alabando muy particúlarmente mitem-pianza literària, {>orque he exàltado a mi na-cion sin,.apocar.n^iuítxaja^a^las'otras: elogio parii ,mí demuçhcT' aj^eçió^, pprqiie, s l ó. de la piumà^dél seilor .apatc^Tiraljosçhi, que. çn matèria de pasion por lòs cspaüòícs nòl^a co-metido eq, su vida, un solapecado yehíal. De&; pues de todo, estp, ascgura, el 4^frazado espa; iiol que mi obra ep.It^Ua'és tah'dc scp ipçfjd^ d despreciada., que htngtm Jií^io ijterariò ha peitsaao/tasta ahqra en àar noticià 4e ella al piibiico. Bien cohoceis què semejaiite teme^ ridad.p de iiablar de lo que lio se sabc , o de ensartar et^bustes-.para cngaiíar a las cen­tes. , , çs , virtud, muy ,pròpia de'un cscritpr africano. Han cxtranadp aígunos que "siéhdó vosotros por viicstra profesion no solo dia-ristas, però aun cnciçlopedlstas , tengais tan poca noticia de los diarips de yuestra na-cion ,, corap.-el.mismo doctor, de Marruecos. Un ;dia tcn :Çasa. de un caballeirp se. Vid' mu-cho sobre <este,puntp, y se d^xeron [mücha^ agudezas epigramatarias accrca de vuiestro ti­tulo de enciclp^distas, ^ue-Sjiendo tan pro-pip y caracteri^ticò de quiçn la sabé tpdo 1 ig; noreis; tantas cqsa^,^u^ hçcesarias,' y. aun lai de vucstrp.misuip oficio. Però y p , qiíc estoj^ muy pérsuaditio dè vuestra doctrina enciclo­pèdica , os dçfendí coiiio pude, hàciendó re-tlexionar a los drcunstantes , que por lo mis-

, Jb.ir. XVI. ' Z mo

II 178 SVPLEMÉNTO II . mo porquè conocisteis quan indigna era de vuestra pluma la cenisura del que Uàmais es-panoI,.pór esto mismoquisisteis atribuiria a linihfchz extrangért!)/-'^aS'bièn que a vuestra Sociedad enciclopèdica', qüc^se.hubierà deshon-ràdò múclio con ella.

Se responde JV. Estas réflexíones que os he co'munica· íioue's' 'Tl ^° bastarian por sí solas para desacreditar' el tc^so" " papelon del keiior doctor de Marrutícos: però

cònio no'sÒii eh substància' sihò dos ,'iitihqiie pòr cierto importàntúiinàs las acus'jciónès que mehace, una de sobra de amor nacional^ y otra de falta de üTosofíia; puedò insiríiiaros sin mucho trabajo para nií-, y sin larga molèstia parà. yosotj·os j àlpiïnas''-Ji e las ''mueh s réspues-ras^con'qucp^ddcisdéschganar.'aldiisfrazadò cs-paiíol, parà que sè'vayà d censurar las obras de sus pàisanos de Berbería. '

I. Miselo. V. £1 sefipr doctor de Marruecos con su £ios íic lis- fono jje oraculo africano dice en primer lu-éxjgeraaoí, SíT,» *1"^ ™ todos los.objetos que yo ex-jmi-

'Tio\laEspan'a'és.siémprè-^ïúperior'd'tod^ el resto 'del'gl'dbo terraqiiéò, j iqv£ en Espana , ba-xo mi pluma, totio es optimo, ni solo es òp­tima àhora , pcro ha sido optitjio en fodo tiet/f-po. Jàtnas' he adpptado èn 'mi''mcnte el ih-lè^a del optiitiismb·; arirés liieh' iestdy'tan-léjós dé'éí,; •qú'é'cr/éo^ei'iiífïnitòs' íé innumerables' los Çrados' pò'r donde pucde subirse de lo bueno

|:iiir$e-·otra Wiejói:•'j''itíàt;•'•pérfèiid.' ES' verdad qüe.he dich'ò'.qlke- èn'·iéaas;' en.làúas. cii li-riòs', jèn ÍTticl/ èn àceyté ,'·erf'licorcs',cs su­perior Espana a todos los demas reynos de £u-rópa. Però: en estò- no he dicho sinó la vcr-

^ • - dad: cu-i

CONTRA E t UIARIO DE VlNCEN'CIA. I 7 9 dad: no he dicho sinó lo que dicen todos los escritpres, y lò que çòii§es^,.t<)dojIos.hom-

! bi-cs dlgl; mundo.i Si; |c düj e , at "sci ç,!;- jifricà-np que'ías jcosechasi dç,,mi'íjerra 'çÉían·' me;o-res^qüe las dc,Íi,suya j ·n9/scïu"^d[C|dcsahogstf contra mi que çuento las cosàs.c9mp son, si­nó contra las,,causàs naturales»que no favpr^-cen tanto-a^suitierra^^cpmo^a la mia. Por, lo denu^ yò'jaójie K*í>|M'? çK S^9^?^9^M. F°* ?Í9' la/vez: jàniàs,:he'di^^.qii^ toaai,laS:'còsas, en EspaSà sòn,'inejòres qüé'én puas partes; y mii-chp menps queí )ta/an siM-mejorès en toJo tieinpo. He ,dichd'afitea,b^éin vquc /nuch'as ve-

,cesjnos faíu:^ ama^fjeï fà^\%j,Sm fe*.*^" ; es ea Yíra9i9riS¥<r'eft s r ç fcçsiv^os; quç.t^^-mps tierras lncul,t; , y (desiertas , donde ^ noj se coge sínçi .apàjtoi^'que.I^^çpKChas de .trigo en aiíos énxútóVsón ^çaüs. Hèdictipq^ue ipi iiaçion en ei,^stgl9 decunpse timç ^ Mt^utlof^a de'gehte y 'de di'nerò ,''vtó'arrél·dtaíias^^a."s(is oMias ^refipsflSymamfac^^^ ,, destertosiviu-e/ms terrems, por falta at labradores , entrar nmchds nà·fies éxtratigerasa ocupar el lligar que habiati de'xado iiacio' las nacionaUs , y ca-si^arrul^àr/f del hc^o. el!^or^iejite comercio de mtchòs amsZISX ',ccnsoi; .,<JtBerbería dcbc ic-ner la vistt n[»uy,,çprta,:y .se.hallana por.des-gràcia sui anteojos quando leyo nu libro, pues no vio' éti el estàs. clausulas,.y otras m'uchàs iemeiantes, que,son testimphiós múy darps de mi, sincendad ,]r veraçidad., .I i splp estp no vid j , piero ' taíiippçq' s^i».' sííjyertir, 4"® Í[9, i* ini'boca\,.hÍl(le Jljràicà dè òtro <^pàüpl, nò di-go co^^ buena de ^paü«..Nò dlgo de ella si­nó lo mailo', y dçxo que digan otrós lo buc-nò|: .dèxjO.,^e lo.digan los grïegos/los ro-

• " • " " ~ Z * •"• " •' i m a -

l8o • Srp'LEMENTO II . ' manos , los franceses , los inçlpes, los holan­deses , los aléihancs , los. itàliahos.- i flomero,,

•Hèrddpte, Estraliò'n, ,Diódòiio Sfcylo, Pòli-" bïò', Tif6, Liviòff '• Jólió" |Cesa^ i Floro-, Clau -diaiio. Jüsíihò ,'Sòlind ,'Pacato ; son aiitóres qne deban exclúii'sc de la Jiístoria' como cic-gos ,por Espana? çDcberan excluirse Barcla-

' yrí , Casaúbón,' Bòisiricslc", Cliívcrio , Ucslan-dcs V'l)ütbesnèV Fòscarihi;''Bdügiiftv^^^^

"Bos y Hirïriílly • lianHer;^ Hnet;'Ihiclçsí 0^-'leàns ; Muratori,, R(H>ertson , Méhila , Marí-neo ,''.$ahdi i Salhiàno^Qüàdriò,; Ràjji'h, Vos-'sib ,' 'Sfchotto,-Vaj'ràC|;i'"L·a Grcnnc·,;los aiito-'res dit dicciohariò ^'èilcidopcaioo'i·'lcís dc" la •fiístoria onivèníií i ïoi Jè^^'miom' geiiérSI

chos /conip' puédé vcrlo ( úalqíiie a con stis ,djos)'lòs qíie'han dichó en liii tomo prelinii-

' hàr.'tbUb lo'L·u'éií(ó'1crae'lic 'dichode mi nacíon •y i»t/ii:'"'v:^;'/·J;·;';^;'*-|\ ';•• ;• • • '• "•

n. He ilndo."' 7^'' T^pto' cl' íitioníïno 'ceHspr hacc' iina re­al ciimj de íIcxTon in^ènlo&fsiràa ,lnuy Hlgn^ de'su clinia «li pàtria los afrJcano. Cünífiésa! i/íí'i'/ cfítnà de una gran *-'"• 1"= parte-^ de Ésjpàtia / | temphuioy fertji; però pb-

' Ví^/ílos' í'ííiie ''é(kr^pòndtà'iiqÍKl país, o dr la

"' ifliJ'Jtiacibtt' de los mares'què íb 'rodcan • y de a<],uj infieíeïçbn siitilísirtia· ldgicd,'qüe no

uiïrcce.

CONTRA EL'I>1ARIO DE VlNCENCIA. ï 8 l que por íin el- ser bucno ó malo todo es con-nngehte; y lo que tiénc iin país pudicra tc-herlo òèrb ^ si' ^Díòs'16 húbiese criadodebtro modo; ILos itíiliaftós- por-'exeniplp, que alaban 'tanto su ti'errà, y se jactàn de que su clima felicísimo es infiniras veces mejor que el de la Siberià, son todos necios, y muy falrosdc crítica y'filosofia; porque si Itàlia tuvicsc los puraiélos ï ínorites y mares de la Sibèria, y la 'Sibèria los de la Itàlia, la'Itàlia seria una Si­bèria', y la Sibèria una Itàlia. Senores enciclo-pcdistas vincentlnos, vuestro docto espanol tic-ne cabczade calabaza,y habeis acertado por cièrto en no adoptar'como vucstrias las livian-dides dé tan ighoraiite ültraniontatio.-

' VII. Pròsigüe dicibndò, que segun mi Itío- in. No lie do de pensar los espcmoles han ensenado todas •«"'"'."«'o * las ciencias y todas las artes a todas las de- J! ?M*!-?, V

J , . . . . . panolaelma-ma^ naaones de suerte'que para tnstrmrse pnetm so-hubieron-dè ir d'Espana antiguamente 'los fé- bre las dc-nickis i-éhrtaginesès f'romahós, y despues'de «""*• ellos conseaiti'vatnehte todòs los -demas puebios del mundo. i Quaiido jamas soüé tan enormes dcsatinos? Fs cierto que cayeron y caen en scmcjante finqueza otros miíchos historiadorirs aun de los'mas celebres y famosos, como lo es sin duda en Itàlia el seüor abaté Tirabó»-chi, cuya historia comienza puntiiulmente pòr un elogio exòrbitante, «n que «e pretende .que los italianos han sido los padres y maestros de todos los deihas puèblos de Europa. Però yo

•no,he tenido-, ni tengò valor para imitar tan 'extraiío procedcr, porqué aunque; c'n los his­toriadores, italianos serà loàble y heroyco, en mi,, que soy espaüol, seria 'locura' y mons-'ú-uosidad."Hé'didiò antes'4>icn- todo al con-t:.i tra-

l 82 Svr i .EMENTO 11.^ trario: que.la primera^obra de agricultura, en­tre quantas se çoi^ervan y conpcen en mi na-cion,.es la de Mago.ti.-cartagines: que,los gran-«les tnacstros deIQSJespaiioíes en,el v te nàu­tica fueròn los fenicios :,que de los insignes negociantcsde,Tiro apreudieron el arte de co­merciar : que recibiefon de los arabes la agu-fj de marear, el uso de la pólvora, y las ar-mas defucgo; que a, los inismos iueron dcu-dores en el siglo octavo. del rcstablccimiento de las artes, y restaiiracion del comercio: que la real família francesa de fiorbon es la que ha vueko a dar alma en el siglo decimooc-tavo a la antigua indústria espanola. £s,ver-dad que. he dichq .tainbi«;n otras cpsas de mm-cha glòria para Espaiía: comò quo Julio Hi-gino, y Moderato Columcla , çntrambos de rai naçion, fueron dos grandes lumbreras de la. agricultura romana: ,que de Espaiía ,,.por testimonio de Plinio, yimeron a la capital d<?l inundo las prinieras telas de.íi.no.i^que de allí se proveian los romanos- no solo de panos, pe­rò aun de vcstidos hechos: que de Mallorca tomaron, segun Estrabon, cl uso de las tuni-cas pretextacas ' que Uaraaban del lato-clavo: que oian con gusto a los cantores de Córdo­ba , y buscaban coü cmpeno a las mugcrcs de Cadiz por su grande habilidad en el canto: que con fucrzas iguales , y sin traicion, jamas ycncieron en guerra a los espaüoles, antes bien muchas recés fueron vencidos ; que,mi na­çion. en viages marítimos se aventajd a los gricgos y romanos : qüe ha comunicadó a los dcmas. pueblos de Europa las cifras arabigas, el uso de la pólvora, v las armas de fuego: que tin l^guisimo trecho de los niares delta-

CONTRA EL DIARIO'CE ViNCENCIA. 183 lia se estuvo sin un puerto bueno para acogi-da de los navegatités hasta la edad del insigne emperador espaiíol.que hizo construir en el Meditcrraneo.el de Civitavechia , y en el Adria-rico el dé Àncona : que de Espana' ha - salido en los tiempos baxos el primer cddigo'de co­mercio ; que es el que adopto despues roda Europa ; y el primer libro del arte de nave­gar, que es el que compúsó Pedró iMeUina-quc-las primeras escuélas y'académias de nau-rica son las que se abricron en Portugal: que a los grandes déscubrimientos marítinios die-ron pnncipiolos portugueses unostréinta anos antes del nacimiento del famoso Golón: .que lus insignes navegacioncs deiòs cspaiíòles por el ócéano fueron muy àntcriorcs sx las de los inglcses , dínamarqueses., holandeses « france­ses , c italianos: que Holanda., Inglaterra y Francia lian àprendidó de los espalioTes el mo-dérno comercio indiano y americanò': que de los mismos ha-recibido toda Europa innumera­bles drogàs, legümbres y plantas , de que an­tes no hàbia noticia. Es cierro que he dicho todo csto, y aun mas: però no dixe sinó la puta verdad , y lo que confiesan todos loscs-critores sabios, antignos, y modernos. El pre--tender qucyo no diga esras glorías de mi nà-cion , es pretension muy injusta : y el prcten-' der que se tengan por falsas siendo tan vcr-daderas , es un proyecto de execucioninipo-; siblé ;'-de'qüe lii es'capiz el senor doctor-de Marruccos-v porqué i\b leytí las-'historias'; ni ofro hombre doetò'y'èrUÜitò.'ptírque hubién-dolas leido, cohoce la verdad de lo que yo dixe. El disfrazado espanol tan «nvidioso de las glorias de mi nacion, podrà desahogar su

co'-

l8^ . -SuFLEèlEN-TO IL' còlera contra las historias ,que yo citOi ladran-do , y procurando' morderlas: però no podrà devorarlas, ni borrar Ío que se Ice en ellas pai'a su confusion y vergüenza., . ,

IV. Htfiia- VIIÍj : 1,0 quci. he dícho en mi discurso pre-blaJoUclin- llmlnaracerca del in^enio y literatura, es otro gcnio espa- articulo òuc conoiovió la bilis del censor afri-dtfbe segun cano. P lcc , que el titgenio at los espamles es TordíJ, eomo el de. los deinas.hombres i que las artes,

las cimçias, yja doctrina son tnerçadurias de todo clhmy,pais: que todos los ingenios son igua­les , é igualmente capaces , con tal que hallen aruda y proteccion : que quien qtuera asegurar-s'e.deesta verdad, cofeje la Espana de Car los, tercera cott^la de, Çarjos segwtdo.: que basta-, rja otro poca de gobierno alemàn , para que vol-, •viesen las turbulencias del siglo pasado. ;Mas a, que vicne aquí estàs gencratidades,.importu-nos? Yo :no niego que la facultad incelcctual «íS una misina en. todos los hombres ,, y ,que. puede exercitar$e en todos los. cltmasy.paises. No niego que el gobierno, y otras infínitas cir-ciinstancias accidentales pueden haccr d culta, ó inculta una nacion. No niego que la Espa-üa ora ha sido mas culta, y ora mcnos, ,se-i^un.las varias alteracioncs d què ha estado su-, |cta. No solo no niego nada de esto ;, ante)> bien lo he dicho y probado filosdíicamentc en todo cl capitulo segundo de mi libro. Però to­do esto no convencé ni prucba la pretendida igvialdad de. los ingenios... £ n cUmas difercntes tís: diferente el ayrc,. diferente el agua ,. dife-rtfntes los frutos de latierra , diferentes todos los alimcntos del hombrc: la divcrsidad de ay-l e , de aguSj de frutos , de alimentos'; diver-siíïca niicstra .comf>lexíon y organizacion: en

cíier-

CONTRA EL DIARIO DE ViNCENCIA. 185 cucrpos diversamente organizados y dispucs-tos el alma obra con diversidad, con mayor d menor lentitud, con mas d menos agudeza y vivacidad , con mayor d menor fuerza de mgenio. Lucgo es indubitable que segun la di­ferencia de los climas son diferentes los inge­nios de las nacioncs. «Que mal hice pues en indagar filosofícamente y.sin pasion alguna las calídades caracteristicas ,.d.,bucnas d ma.las, del ingenio espaiíol? Si de este examen resulta al­guna vcntaja en favor de los ingenios de mi nacion respecto de los de Bcrberia, y aun res­pecto de lus de Itàlia, alabenios a Dios que nos lia hecho este beneficio, y sufra con paciència su mala suerte cl scnor doctor de Marruecos. Por lo que toca al gobierno aleman, yo no le diré otra cosa , sinó lo que dixe en otra ocasion ú un cèlebre escritor Italiano:

(An nescis, longas regibus esse mamis? é Forsc non sai, chei re le mani han laughe ? Sabé que es largo cl brazo de los reycs.

IX. Se ofendití tambien mi censor de que V. iTc pïíl yo me detuviese en indagar el caràcter políti- tjJneU.ríc· tico y moral de mi nacion. El caràcter de las '",/"'i ""'; naciones (dice) « un resultado del gobierno, de J, |^ Tomo la legislacion ,y de la religion : los espaUoles, con es ca sí. buen gobierno. seran bitenos ciudadanos en lo mo­ral yvolttico i con mal gobierno seran malos , y de pfsimo caràcter. Esta doctrina de mi censor es subrado afriçaïu-. Quanto es cicrto .que el o? bicrno con mayoi: d, menor trabajo puede m-troducir en qualquicra pucblo las coscumbres que quicre; orro tanto es indubitable que cada nacion, segun la diversidad del clima, de los uli-

ToM. XVI. Au men-

Exhort icíon í !u> Jiarls-

• tas .

# 1

l86 • SüPlEMENTO II . mentos-, y de la or^anizacion del ciierpo, tienc diverso caràcter politico y mural, y una iiiclina-cion tnayor d menor a una virtud d vicio detcr-minado. i Quantós gobiernos ha mudado £spa-na dcsde la edad de Augusto hasta la nuestra! Y sin embareo en dicz y ocho siglos siempre los «spaiíoles-nan sido spberbios, siempre honrados y lealcs; siemprie inclinades a la supersticion mas bién ique a la impiedad,siempre muy zelo-sos de sus mugeres. Estàs calidades, y otras mii-chas tan particiilares y propias del alma del cs-paiíol, son las que he exàminado en el discurso preliminar, procurando indagar su origen y principio. cQue delito es este? El sciíor doctor dcMarruecos mcrece alguna compasion , por-qiic no tcniendo ideas mosdficas, pensd que cl caràcter de todos los hombres hubicse de ser conio cl suyo , y el de sus compaüeros de Ber-bcría.

X. Senores enciclopcdistas vincentinos , no quiero molèstaros con mas larga carta. Conclui-rc con haceros saber, que cl autor de las memo-ri.is euciclGpCiücas de Bulonia *(que did noticia de mi obra al ptíblico mucho antes que voso-tros, por mas que vucstro cspaíiol lo ignore, d fiíija ignorarlo) impugno' mi tomo preliminar con una censura algo indiscreta, aunque nò tan-to como la de vucstro amigo. Yo le respondí con dos cartas, en que no lo trataba por cierto con sabrada compasion ni mansedumbre: però él sin embargo j por el tíeseo de manifestar su cn-tercza y nonradez, publico mis dos caitas en dos semanas consccutivas, para que vieran los sabios (como es justo) las razones de entrambas paites , y decidieran con entera luz y perfecta noticia. V'osotros, que habeis publicado contra

mi

CONTRA' E t DIARIO DE ViNCENCIA. 1 8 / nií una censura, no vuestra , slno agena ; sin diticultad alguna , y sin ningun riesgo ni mc-noscabo de vuestra mfalibilidad literari» podeis imitar al honrado diarisra de fiolonia, comú-, nicando al pdbico esta mi rcspuesta, que no es. contra vosotros, sinó contra el falso espaSol que se ha.divertldo con enganaros. A este cnr. tretanto podeis hacerle saber para su consuelo^ que si deseare continuar cun otras satir^.,.rénr. dra mucho tiempo parahacerlo.; puc$'mi hisr. toria serà muy larga, y dard mucho-quc pensar, y dccir a todos los doctores de Marruecos, y de otras tierras igualmente incultàs d envidiòr. sas. Vosotros al contrario^ seiíores enciclbpedís.. tas, espero < ue de l'a.continuacion de mi'>-'òbra. que se esta nnprimienido en Florència', dareis sin pasion alguna en sus ticmpos respectives el juicio que mcreciere.

S U P L E M E N T O I I I .

Articulo de carta del seiior .D. Xavier Lozano para ilustracion y aitmetito del tomo

preliminar.

Imola 28. de Agosto de 1784.

I. „ w o n ocasion de lo que celebraban los r!.->gio« Uc „ cmulos de nuestra nacion la sàtira quií dicron %•»'". „ a luz los cfcmeridistas de Vlncencia, saqué de „ los pocos libros que yo tcngo, los si^uieníes „ apuntes para contundir ú los antagonista» del „ nuevo historiador de Espana.

II. „ El gedgrafo italiano Forest! en el to- Teçtimorlos „ me 4..partc 2. iolios 10^ 11, y 13 de su obra, « J=="'''"'S<:·

Aa; „ di-

l88 SuPtEMENTO III . „ dice así: Por la abundància de cosechas y ri-,,'qtiezas no cede Espaiia à nUtgiina òtra region. „ Estiman comunmente los espaüòles laa so' „ las artes liberalesy nobles, quales son las cien' „ cias , y entre estàs en particular las especula-„ iivas, en ctiyo estudio aprovechan coneminen-,,cia, como se ve por los inuchos fwmbres doctos f, que ha produeixo 'aquella nacion en todo ti(m-„ípú.,.<.:i'Mra antiguamente Espaíia tan j'ertií „ dé oro t-que la tuvieron despues los erudites ,i por la famosa Tarsis del rey Salomon.

„ £1 iraliano que ha cscrito baxo el nom-„ bré de viajador módernó, dice en las paginas „i34:|^~·i35 : La Espana no està sujeta à ex-„cesi<x)os- calor es -como el A/rica'; ni d yientos „ impetuoses como Francià ; ni àfrios rigidísi-„mos como Alemania. Go%a de un clima muy „ benigno ,y perfectamente Jano en todas snspro^ „ 'vincias Sus dehesas son las mejores de Europa, „ sus animales los mas robustos , sus aliment os „ los mas substanciosos y sabrosos; las mieses, las „ 'vides, y las demas plantas son admirables „ Sus habitadores son de ingenio agudtsimo;y los „ que se aplican d las ciencias, principalmente d „ las espccuLitivas, llegan en este estudio d la „ mayor excelencia.

„ Rogati, ó De Rogatis, que es otro itnlia-„ no muy conocido , en la parte a. libro 5. pag. „ 505 de su obra, habla de la ciudad y rcyno „ de N alencia en estos términos: Ei clima ue i,.Valencià.es tcmpladtsimo, de suerte que entre n tantas proniincias ,unas. sujetas d colores ar-„ dient és .y otras al rigor de los/ríos, ella sola „parcce que ptiedè gloriarse de su contínua pri-„ ma-jcra. Como .algunes la •viesrn mas semejan-„ te a jardin, que d poblacitn ó ciudad^ la Iwn-

EïIoGTos DE EsrAífA. 189 „ raron'con clenvidiable renombrede hiieriosde la „ Hesperia. Efecti'vamente es tan hermosa la dis' „posicion de sus arboledas; tan olorosas y varias i, sus aflores; tanta la abundància de sus linionest „ naranjas ,y cidros; tan deliciosos sus paseosf „ que no puede idearse un verde edijicio i^^ral „ mas apacible y gustoso. No es de extrMJKjue „ los poetas antiguos iiayan colocadopor dlücer' „ ca los Campos eliseos; no es maravilla que los „ extrangeros ,quando llegan d Valencià, nopien-„ sen mas en vol'ver d sus tierras, hechixados·de „ la lurmosura de la ciudad,y de la amabilidad „ de sus ciudadanos. Juan Fantasi Florentin en „ la pag. 67 de su libro intitulado verdadero mo-„ do de componer la triaca, previene que se haga „ uso de la miel de Espaüa-,/or ser la mejor „ que se conoce.

„ La Martiniere en su geografia tomo 2. pag. „ 305 , coniiesa que el aceyte de Espana es el „ mas duicc , las lànas las màs-^nas, y los ca-„ ballos los mas hermosos de Europa.

„ En el diccionario de Busquing se Ice lo „ siguicntc : Los montes de Espana "son ricos de „ oro y plata, cuyos metales los espaiioles quie-„ ren sacar alicra de la Amèrica, reservanao los ,, que' tienen en su pàtria para el tiempo wenide- • „ ro. Tienen tambien plomo , estano , bermellon., „ azoguc, alumbre, antimonio, cristal, diaman-„ tes,y ametistes — En el aíio de mil setecientos „ sesenta y dos se calculo que Valencià, Múrcia, „ Aragón y Granada cosecitaban cada atio un mi-„ llon; ocliocientas y veititemil libras de seda, de t, las que en Espana quedaban solamente quiniett-„ tasmil.

III. „ A etíos cxtrangeros aiíadiré algunos po- Te- iímoníos „ cos espaiioles, cuyas obras tengo entre manos. ''* «spanoi···

ipcr ,SVV LEMES TO- I I I . „ EI P. Molina en la disputa 359 dice, que

„ íos genoveses y Jlorentinos suelen comprar j , anualmente deÉspana setenta « ochentamilarr ,, robaSiüíJana, en que èmplean como tiocientosr; tt.mil dokloftes.r .1 , " , , «1 cabana sola del rey ([dice el P, Calata?

a su tratado de vent as y compras pag. 6 ) •inca millones de ovejas al cargo de treinr

i, tamil pastores. . ^ _ . . . . . ' „ ÍEí·//ii..(cscribe.Mui:iUo·en las paginas 231 t« y 234.de su.Ubiro.priniero) coge veintemil ar-r '„ tobas de v/no , y ochentamil de aceyte ; y sit „ dieímo de trigo deLaüo de mil qiiinientos se-, nJentay sittejué de quarentay. sejsmil ochocienj f, tflsy cincmnta fanegas...'. Jíerés\síembra ca-i t^doiKfiiio sèt.entí^ifiLí/affeg/jSjde,trigo ,.y coge se-r „ tcntamilpipas de vino de d treinta arrobas,y, „ embarcU] las quarentamil d Indias.

.S .UPLEMENTiÒ IV.

Reflexiones accrca de la literatura espanola, de que se kablú en el tomo preliminar.

Moiíctila l i - . _ J,

de los extrangeros, aunque no sean ni muy ele-vadas, ni de mucho estudio; y desprecian las de su prupia nacioji., aunque scan clhis ú veces. Jos originales de que se aproveclia cl cxtrango . ro para las siiyas. Ven que en Espafia se iinprir. lue pocò, )' en Itàlia y. Francía muchisimo, y lo atrit)u.yen.al exceso de^e^tasnacloncsTcspcc;,

to

LITERATURA ESPAÏJOIA. 19c to de la nucstra en nilmero de varones sabios y doctos. No es esta la razon. £1' verdaderó motivo es muy diferente. Veo por inis ojós lo que pasa én Itàlia. Se cohchiye un pleyto del valor de pocos reales : se levanta de la ca­ma un Caballero que se quejaba de una rcu-ma : cae de las nubcs un granizo-que hacc da-noa las viüas de una aldea: un rayò toca un campanario.y echa por tierra la veletà r coge un pescador un caracol que le parece algo ir­regular por su forma, o por su tamano: se entra frayle, d dice misa el hijo de un olle-ro : se casa'la hija-de un'albaüil: schace una íicsta a san Antonio.' Inmédiatamenre' se ponen tpdos aescribir., hasta losnínosdc catorce aiíos. Éscribe el abogado sobre cl orden y forma de lòs proccsos forenses; cl medico sobre la ne-ccsidad de las^-sangrias en las enfermcdadcs reumàticas ;'el 'anatdmico' sobre la òrganiza-cion de los sòlidos,y àlteracion-d<: los flui-dos; el físico sobre la varicdad estupenda de conchas y caracoles ; el historiador sobre los rayos que cayeron en tiempo de los romanos; el agricultor sobre cl arte de aumcntarlas vi­üas , y, conscr\'ar cl vino; el ecdnomo sobre cl modo de encarccer las coscchas en aüo de granizos y dcsgracias';. el poeta'sobre Xas ni-íierias de Cupido, y amorosas cadenas de hinie-neo; el predicador sobre la ciència de escri­bir scrmones y pancgíricos'; cl dcÀ'oto' «obre las.'viríudes y graciasr^del sanfó'de la fiestaí cl tedlogo sobre la-<Cïcdibilidad d incrcdibili-dad de los milagros; él erudíto sobre todo lo que le • vienc à la boia, verdaderd d íal-so , aconrecido'd'por acontecer. Todos cscri-beri con suma facilidad /'copiando los masde

• cl los.

JÇi SUPLEMENTO I V . cllos , Y volviendü a copiar iníinitàs veces, ilo. què ya lÍQfínitas veces, se ha dicho en los iibrusycíe lOtros.. iníinitos >autoreS'; y todo lo que escribieroh lo. ímpríinen y publican con la tnayor satisfaccion, como cosa niieva y ex-cclente , tnenos los que por gràcia del cier Jo no.tlenen' dincro para pugar la impresion. Los, espaüolcs al contrario, ven novcdadcs las mas ruldosas.,'guerraslas mas sangrientas, fcr nomenos los mas admirables , etectos de la naturaleza los mas extranos, caidas de rey-nos , alteraciones de imperiós , descubrimien-tos de tierras:,desconocidas'i y se estan ml-randolo todo , y exàmitiandolo.iprofundamen· t e , sin tomar la pluma en sus manos:.y sí algimo la toma y escribe, sepulta en su atril los papcies por míedo de que se vean; y sus lierederos despues de su miierte , gobernan-dose por los mismos .principios., Iqs cncierran enhigar mas escondido ^ y autl'para mavor se? guridad acaban ú veces con ellos, entregandolos a las llamas. £ste diverso caràcter de las dos na-ciones, la una sobrado desenvuelta y sarisfc-çha de sí misnia , la ptra sobrado tímida y

cste, diferente gcnÍQ nacional, y no o', menor nilmero de sabios , es el

vcrdadcro motivo porque vemos salir de Ità­lia tantas producciones,literarias, y de £spa-üa tan. pocas. Fero ya que hablo de esto,no quieio .dexar de haccrnuna rellexion'que puc-; de ser .provecbosa. P ecan los italianos, y pe-; can lo>. ^panolcs ; los^primeros por^exceso, y los scgundos. por deí'ecto. Però dcbo con-lesar , que habiendose de cscoger entre los dos extremos.cs mucho mas provechoso cl-de,los iralianos ,, porque donUe. sp cscribc mas j hay

mas

reflexiva: çi. mayor

LITERATURA ESPA!)OI.A. 193 mas lectura, mas comunicacion de ideas, mas hcrbores de noticias.mas extensionde doctrina, y entre las iníinitas obras malas y supcríictales, y dígnas de qucmarse, es mas fàcil que salgan algunas buenas, y de mucha utilidad para cl pil-blico: mientras al contrario, donde cl hombre sabio se esta en su rincon sin comunicar sus pen-samientos; la doctrina se queda escondida como si no la hubiese; las cíencias y artes por falta de fomento no pueden aumentarse ni perlicionar-se; los ignorantes no pueden aprcnder, porque nada oyen; los doctos no pueden hacer los pro-gresos que hicieran con el reflexo de las luces agenas; la nacion queda privada de iníinitas vea-tajas que resultarian necesarlamente de la comur nicacion de noticias y observaciones. EscribienT do mas, es cierto que saldran muchos maslibros pcores, però saldran algunos excelcntcs, mas de los que salen ahora; y quien tenga tino literario sabrà distinguir entre lo bueno y lo malo, y po dra mas facilmehte aprovçcharse,y :formar de sí mismo un índividuo útil para la Sociedad. Però volvamos al asunto. La modèstia característica de nuesrros literatos les ha hccho parcccr a mu­chos de ellos que no merecc nuestra nacion los elogios que he necho, y promctido hacer de la li* teràtiira espaííola; y viendo cl titulo y proyecto de mi historia, que abraza todos los ramos de I3 cultura en artes y ciencias, han temido que no solo yo quedaré desayrado, però aun toda la nacion, no pudiendo representarse tan culta como yo la represento. .

II. Entre las varias cartas que me han diri-gido algunos sabios comunicandome estos sus te-mores, conservo una de Galícia, donde despues eamicnto «la de muchas expresioncs llcnas de cortesia y Lson- nuestra lUq*

TOM. A-r/. Bb ja, '«""• ^

Carta de un •iicd,:sta es» panolenapo·

194 SuPrEMENTO IV. ja, se mè dice lo siguiente: „Por mucho que V. „ se esfuerce en ensalzar nuestraliteratura,siem-,. pre recelé el buen éxito de iguales empresas, ,.cspccialmcntc.'por lo tocante a los dltimos si-„ glos. sQue opondrcmos al gran Neuton , de „ que tantu se precia la Inglaterra, y a otros mu-„ chos ffsicos y matemúticos que produxola mis» „ ma nac^on, como la Francia, Itàlia, y Alema-„ nia ? Verdaderamente nada sabemos en estàs fa->, cultades que no nos lo hayan enscüado los ex-„ trangcros; y lo mismo se puedc decir en la me* „ dicina , anatomia, chimica y botànica. £Uos „ mismos han reformado el moral, la teologia, „yclderechocandnico. Habiendoseceüidolos j, cspaüolcs a los decretales de Gregorio. nono,' ,, miraban poco menos que como^herégia quan-ï >, to se apartaba del camino trillado. ConnesOj „ quantas apulogias vi en cste particular, me „ nan dcxado poco satisfecho, pues ni tampoco „ diòEspana a luz unahistoriaxclesiasticií quan* „ do tantasinos'han venido deiltaliàyFrancia.'^ He copiado este articulo de carta, para que se vea el aprecio que hago de qualquicra aviso y anioncstacion que me vicnc depcrsonas sabias y bicn intcncionadas, y porquc rcspondicndo con sinccridad al letrado gallego lo que me pare-ciere convenicnte .quedaran tal vez sadsfechos todos los que han formado la misma queja.

Derensade }}^· Por los efcctos se ha da ver si puede cum» la literatura plirse d no lo que tengo promctido acerca deia espaiiola. historia literària de nuestra nacion. He. tratado

hasta ahora de qiiarro épocas, Espana antigunt ' • Espana romana', Espímagoda, íispand drabe.

Vcamos por cncima si los cspanoles de estàs qua* tro cdades,en cotcjo de los demas pueblosde Eu­ropa, debcn cubrirsela cara por vcrgüenza.ó

pue-

LlTERATÇRA ESPAfïOLA. i p ^ pueden Icvantarla sin rubor. Despues de haber dado una ojeada a estos tiempos mas apartados,> haré alguna reílexión sobre los masvccinos..

>IV. Catorce d qulnce siglos antcs de la ve-' Època de fo nida del Redentor, quando Itàlia, Francia, In- t>>c >os y S" glaterra y Alemania estaban todavia muy lejosí &° ' de recibir en su seno los primeros rayos de la antigua cultura; nuestros andaluccs, instruidos. còn el trato de los fenicios, ya cscribian-histO" rias, tenian leyes, cantaban poemas, hacian ob--servaciones íisicas sobre el periodo annuo de las ihareas, sobre el fluxo y renuxo de la mar<, y so» bre las çrecientes y menguahtes. de. un; pozo de Gadiz, que por sus fénomeiids iextràordinarios' causaba admiracion a;los sabios. Gon el curso de; algunos siglos se fiíeròn extendiendo las luces por otras provindas de Espaüa; de suerte que nuestra nacion podia ya Uamarse absolutamente culta, y se halld en cstado de poder civilizar é instruir a los demaspueblos de Europa, que es­taban mucho mas faltos de instruccion y cultu­ra. Con las navegaciones de nuestros mercaderes por los. marcsi de septentrion, y con los viages de los catalanes hasta Sicilià, los ingleses c ir­landeses salieron del abismo de su antigua ru-deza, los: franceses rccibieron lasprimeras.se-ihillas de su'filosofia ccltica, los italianos conci-bieron las primeras' ideas de civilidad y legisla-, don. Yo no digo una proposidon que no esté probada en los seis libros de la Espana antigua. • V.- • £ n tiempo 4e los. romanos.casi todas las Època de ro-

nadones de Europa dieroii alguna prucba mani- m no*-ficsta de su niievà erudidon y doctrina; però la' nuestra por antigüedad y por mérito se aventa-jd sin duda a todas las demas, y algunas veces a la misma Roma. .Contandp solamente los hom-.:/- Bb2 '.-;:bros.

iç6 SUPIEMENTO IV. bres mas conocidos en doctrina, tuvimos cnton-çes vcinte y quatro poetas famosos, veinte^ sie-tc oradores celebres, nucve historiadores imi^-nes, quatro íilosofòs de mucha famu ,iseis niécü-cos, tres astronomos, quatro geografos , icinco jiirísconsultos, seis eruditos de primera esfera, dos d tres tedlogos gentiles, y díez cbristianos. Lasprimcras escuelas piiblicas que se abrieron en las provincias íiieron las de Huesca: los pri-mcros poetas cxtrangcros que cantaron en Ro­ma fueron los de Córdoba: el primcro que did a los romanos un cuerpo sistematico de Icyes íiié nuestro emperador Adríano: el primero que fun* do en la capital delmundo universidad de es­tudiós fué cl mismo príncipe espaiíòl: el primer maestro insigne de eloqüència que tuvo Itàlia fué el córdobes Marco Porció Latron: el primer profesor que merecid cstipendio del publico por su notòria habilidad fué Quintiliano de Cala­horra: los primeros astronomos del Lacio fueron Hi^ino V Sèneca, y Lucano: el primer gedgrafo latmo fiíé Pomponio Mcla: cl primcro que con-: sagrd el verso latino a la religion fiíé el presbí-tero Juvenío: el primero queproyectdla ver-sien latina del testamcnto vicjo (fué Dcsiderio, prcsbítcro de Barcelona: el primcro que procu-> TÓ y dispuso la version éxScta de.los libi'os.del tesramenro nuevo Aié nuestro pontííice san Da-maso: los obispos, que por su doctrina tuvieron. li preferència-y los<primeros asientos.en los dos primeros eoncilios generales, fueroii los de Es-])ana: el presidcnte del primer concilio ecumé-nico de la it ícsia catdhca fué Osio, obispo de Córdoba. iQuc nacion podrà decir otro tanto en punto de literatura? èQue pucblo se halla en las hisforias romaoas que pucda cotejarse con el. nuestro? YI.

LITERATURA ESTASOLA. 197 - V I . ' Cayd el imperio romano.y i:ón él en jpoc» de

todas las provincias de Europa fueron desaparc-^oJos. ciendalds ciencbs, menos en Espanà..£n ltalia> Ilégd a ser tan profunda la ignorància, así.de los! godos y longobardos, como de todosios nació-noies, que la historia de la literatura italiana de aqucllos tiempos, aun baxo la pluma del senor abaté Tiraboschi ,:causa.compasion/;^^jftspanto.> Las demas naciones iban casi ú, la .par cón la ita" liana en la falta de cultura; pues en All'maniase hacia mas caso de las armas que de las létras; en Inglaterra fué poquísima la aplicacion a los es­tudiós, y en Francia no solo dominaba mas la supcrsticion que lai sabiduría, però setllegd muy; apriesaa tal excesode barbàrie . que, se .tenia< por cosa rara elsaUer léer. La imicaí nación en que residia la cultura era la nuestra. El ilustre genio de la antigua literatura romana, arrojadu de su trono, SC escondid mas :alla de,, los Piri-. neos en nuestra península; .y luchandó, de con-; tínuo ya con los guerreros del Norte, ya coni sus niismos hijós que lo pérscguian,' lógró'fih'al-mente alguna paz y quietud entre los nietos de los Sénecas y Quintilianos. Estos conversaron la latinidad, quando ya la misma Roma no se. acordaba de ella : cultívaron las lenjguú de la> Grècia' y del pueblo'hebreo, quandò yà en occirà dente eran desconocidas: versiíicaron y canta--ron mas que todas las demas naciones: maneja-ron la eloi]üencia sin niüerlas, la historia sih fa-bulas.j la Hsica sin .prodigiós, la astronomia sin. sortilegios, la teologia sin Isuperfluidadcs^là as-: cetica sin süpersticiones, la erudicioh sin de-; masía. Estaban mudas las ciencias en las dcr/ias provincias: y nosotros'teniamos colegiosy se-. minarios, en que se educaba la.iuventua:. te-. I .. " nia-

198 ^ SuPtEMENTO I.V. niatno; bibliotecas en casas y cotnunidades pa»

,ra alivio y provecho de los>estudiosos: teniamos: escuelas'én quese ensenaban lais cienciàsy bc-Uas lètras; acadèmias en que se componian mú-. sícas, y- cantàban poesías; licéos en que dicto la filosofia los primeros cddigos de leyes que sirvieron de norma 4 todas las demas naciones euco:

* Època de frabcs.

I uvo nuestra nacion en uempos. tan obscúros'cincpcgrecistas, seis compositores de miísicairdièzy ocho p0etas,diez oradores, díez y scis histdrÍGòs, cinco matematicos, catorce jurisperitos'.quatro interpretes sagrados. nue-ve escritores de litúrgia, nuevc de ascètica, veín-teyitres.tèdlogosicatorcé erudit(»,«y Hàsta do-: ce reyes ,'.que, pòr s'u doctrina y. estudio mere-cen el'nombre de sabids. lieaAse las historias; de todas las naciones de Europa relativamente a los tres siglos de la Espaüa goda. No se ha Uara ninguna jque. pueda dar un catalogo:^ co*. mo>loda>lau'nuestra; de sètenta y jiueve lite-t tatos. . ; , j . \ -'/ i . ' ' . ' . . , ! ',- , • , i . - T - VII'. Però fiíé todavià mucho mas rica y

fecunda nuestra literatura en los quatro siglos ^ue he comprehendido baxo el titulo de Espa-' na arabe; ticmpos infelicísimos:, en .que genuan' casi todos los demas pueblos baxo las tinieblas-dé>la barbàrie. Los espanòles entonces (como* queda -demostrado en el tomo decimotercero} eran los mejores gramaticos que. hubicse : los que hablaban el latin con mas pureza y mejor estilo:- los que resistieron mas tiempo a la ge-i neral'corrupciòn dellénguage: los ünicós (íue--radelosinglcses) qiie conservaronlascicncias.-Entre nosotros se formd el Italiano Gualtero anteS' de abrir escuclas en su pàtria; y entre nosotrosJ.el cèlebre Gcrber to francès, aqulen -i;i:i ' did

LITERATURA E$rA55orA. 199 dld la universal ignorància europea el renom^ bre de endiablado y hechicero. Nucstros dos cultísimos eclcsiasticos Theodulfo y Claudio fueron llamados de.propdsíto por Cario Magno para desbastar las dos naciones italiana y fran­cesa. Se aplicàron los espanolcs al estudio de las lenguas, a la oratòria , poesia , física , me­dicina, y matemúticas. quando.eran estàs no­bles òcupaciones, fuera de nuestra peninsula, enteramenté desconocidas. Ninguna nsfcion: tur vo tantos tedlogos ni tan doctos como la nues­tra : ninguna produxo tantos doctores en el derecho.'fcandnico, y civil: ninguna. escribid historias tan vcrídicas y sincéras;:QÍnguna>iisd deinotàs- musicalcs. antes'..que nosotros para cl canto eclesiasticò y profanOi Los.'arabes , que entraron en Espana sin letras , con el trato de los. espaiíoles se hicieron cultos y Ictrados: en él primer siglo no dieron ninguna prueba de cultura, en éí.segundo .pocas-, en .eiitercerq grandes,, y.en eLquartQ,.mayores :·<j'ecian en Steratura al paso que se iban naturalízando en nuestro clima. Quando ellos cantàban y ver-siílcaban con tanta dulzura; quando escribian f:on mas elegància que los demas mahometaT nos; quando habian cobrado tanta aficion a la agricultura y a. las artesà quando hacian tan­tos progresos en la chímica y medicina; quan­do eran tan famosos aritméticos y algebristas; quando .se habian aventajado.tanto en las ma­temúticas; quando inventaban losinstrutnentqs astrondmicos , "tan .celebrados. en el. ntiindoj quando.ensenaban y.disputaban en .Cantas e$-ciielas; y acadèmias pdblicas ;' quando tenian abierras en la Betica setenta bibliotecas, y.una entre ellas. con.mas de medio mlllon deubro^.: . ; . • e n » •

200 SuPlEMENTO I V . cntonces ya no eran arabcs ni africanos; eran csjpanolcs por pàtria, por naciïniento, y por ongen.' He aquí el retrato verdadcro de nues-tra literatura en la època de los >arabes hasta el ano de mil y cienro.

Època deia VIU. Desde cl siglo duodccimo cmpczd a restauracion tomar niicvo aspccto la literatura de Europa; y Je las Ictras. g^^ las varias alteracipncs , que se veranen la

sb^uida deia historià, fué subiendo Icntísima» mente hasta la mitad del siglo decimosexto. Esta època para los espaiíoles no es menos glo­riosa que las pasadas. Nucstros arabcs y nues-tros condes de Provcnza fucron Iqs^cstaura-dofesde todas'las artes^y ciencias. La poesia

Í)rovenzal, madre deia francesa, de la sici" iana,y de la toscana. salid del senode mies-

tra península: la filosofia aristotèlica que rey-nd en aquellos siglos era la de nuestros co« hicntadores niahometanos: la medicina, la quí- mica, la astronomia,, la- aritmètica, todas las demas ciencias que se conpcian cntonces, ca*. si todas pasaron de Espaüa d lo restante de Europa : la teologia de santó Thomas, y de las dcmas cscuelas se formo sobre nuestros libros dogmatícos y íilosdfícos: en el siglo de oro, en la edad de Fernando cl catòlico, y de Car-los quinto , la naçion que hizo-mas progresos en la política, en la verdadera íïlosoíia, y en tòdas las ciencias sagradas y profanas fuc la es-paiíola. D. Xavier Lampillas lo ha demostra-do: y'ia continuacion de mi. historia podrà tal Vez aüadir alguna mayor evidencia al:maravi< iloso compliexoidé sus demostraciones.

F.pocailesu IX. jQuc tiempos nos quedan dcspues de *'j '"!r"' ''i csfos? Lo's de la decadència cfel buen gusto des-restaurrcíoii! de la mítad del siglo decimosexto, y los de su

'•••' Úl'

LITERATURA ESPAROÍA. 201 dltimò restablccimiento desde là mitad del de-cimoseptimo. Si nosotros caimos dcspues del reynado de Carlos quinto, cayeron igualmente todos los denias europeos poco antes, d poco despues. No se nos culpa, ni se nos pucde cul­par de otra cosa, sinó de habernos le\'antado mas tarde, y de nohaber todavia acabado de le-vantarnos, quàndo ya los demas ,'como cansa-dos de subir, empiezan a- resbalar.y caer. Està es la edad que se nos echa en cara; la edad de los galilcos , cartesios., gassendos , neutones, leibnizios , malcbranches, perronios, sirnion-dos, pctavios, baronios, bolandos,, harbebs/bo-hcrabios, malpigios. Noi.quicró'cscusar aquí nuestra pereza, comb lo hicc con bàsrante ra-zon en cl tomo preliminar. Però sí diré, y lo demostraré en su lugar : que en varios estu­diós, principalmcnteen.los legales y sagrados* no ccdcmos ni aun en esta època alas dcmas naciones: que en latinidad y gramàtica podé·' mos })onernos al lado de qualquicra otro pue-blo: que en fisicas y matcmúticas no hcmos sido tan esteriles como muchos pieiisan y prcgonan; que hcmos escrito y publicada obras menos que orros, però sin ser tan infcriorcs en doctrina, como lo deducen algunos.de cste principio: que los grandcs cscritorcs de las dcmas naciuncs, cu-j'a eminència parcce nos hacc sonibra, Jian bebi-cio los mas de ellos en las fucntcs de nuestros li­bros. .Si D.Xavier.Lampillas^cuyo exemplar aU gunos me han opuesto) no pasd.adeiantç con su historia literària dcspues de los tiempos felices dé nuesrro siglo de oro, habrií tenido otros mori-yos políticos, pcro no cl de la fa|ra de luccs y materialcs. Yo .espero que nuestra tíltima.époc^ literària, representada enmLhistorià,'ccrrara la

TOM. XVI. Ce bo-

í o 2 SUPLEMENTO I V . boca de los extrangeros, para que nopuedan ín-sultarnos. Por ahora no quiero anadir ú lo dicho siiio una sola reilexíon. La historla.de nuestra cultura, tomandola desde Ja edad de los fenícios hasta.el dia presente, comprehende una sèrie de treinta y .dos siglos. £n los dos últimos hemos tido algo tlacos:. en los demas fuimos siempre superiores a.todas las demas naciones èPodran jactarsccon equidad los pueblos de Europa de la brevc superioridad de unos doscientos anos, sin acordarse de la nuestra, que ha durado por el largo espacio de tresmil? £llos tienen el magis-tenp-de Europa despucs de haberlo tenido noso-trps: nosotros lo tuyiraos antes que ellos. Ellos le tienen de poco tiempo a esta parte: nosotros lo hemos tenido por muchos siglos. Ellos nos enseüan lo que aprcndieron de nosotros: noso­tros les hemos ensciíado lo que no, aprendimos de ellos; Mi lenguage podrú pareccr dictado por el amor nacional: però no es amor ciego , ni lenguage de vanidad, el que esta fundado so> bre razon, y sobre hechos històricos.

S U P L E M E N T O V.

Correccioms del tomo preliminar.

Corrrccio· L ^ o n las Hoticías que he ído adquiríendo ncs histúri- he repatado. algunos defectos de mi tomo preli-' ^ · minar que merecen corr^ccion. En matèria de

historia cometí dos errores: el primero en el nd-mero ivi . pag. 129 , donde dixe, que desde el siglo decimo, por orden del rey de Aragón, con\-pusieronlos espanoles un cuerpo de leyes maríti-mas en doscientos noventay quatro capíttilos con

el

CoRRECCrONES. 203 el titulo de consitlado de mar: y el segundo en el nilmcro LXXV. pag. 199, en que llamé al insig­ne Torquato Tassó hijo de Bernardo. £1 cddigo de nuestras leyes marítimas no se compuso en el siglo decimo, sinó mas tarde, como se ve­ra en la.seguida de la historia; y en caso que se hubiese compuesto en cl siglo decimo, no podria atribuirse a los reyes de Aragón , cu-ya sèrie con este titulo tbrmal no comenzd nasta el aüo de treinta ylcinco del siglo once-no. Los escritores italiànos de quienes enton" ces me fié me hicieroa caer<.«h este error, COM mo tambien en el otro de los dos TassosL Ber­nardo y Torquato, entrambos poetas, el uno traductor del romance intitulado Amadis de Gaulüf y el otro autor de la íamos» Jerusalen libertada , èran de là misma famiÜa, y lleva-ban el mismo apcUldo, pcro el uno no fuépadre del otro. Debiera aquí tratar de otros muchos artículos històricos si hubiese de satisfacer a las instancias de varios ccuditos que .se me han qucjado ingenuamente porqiic no hablé en mi tomo preliminar de innnitas cosas de. que po­dia haber hablado. La invencion de los naypes por cxemplo, de cuya glòria disputan maiio-metanos y christianos, italianos y cspaiíolcs: cl carbon fosil de Cataluna, de que se diò muy larga noticia en una memòria leida en cl mes de Julio de mil sctccientos ochenta y seis cn> la real acadèmia de Barcelona : la memorable medida del arco del mcridiano, tomada en mil setecientos treinta y seis por nuesrros celebres astronomos D. Jorge Juan, y D. Antonio de Ulloa : estos y otros muchos artículos de his-. toria, que son gloriosos d para toda Espana, d para alguna de sus provincias, es cicrto que po-

Cc 2 dion

Corrcrc lo ­nes jjcogi ili-cus.

504 S u P i E M E X T O V. dian hdberse tocado en el discurso preliminar: però no era necesario haccrio ; ni el haberlo dexado de hacer puedc llamarse dcfecro, atcn-diendo al íin de dicho discurso, que no es el de dar una historia cumplida de la nacion, si' no! iin brcve prospectóidé su caràcter, indús­tria , .y literatura.

II. En geografia debò corregir otros dos puntos, la situacion de la Cantàbria, y la de ías'islas Cassitcrides;.'£n el.número XLIX- pag. 109, di por supüesto lò que aíirman muchos de nucstros; escrítores, que la presente V'izca-ya es la que tuvo eh tiempos antiguos el nom­bre de Cantàbria: però dcspues en cl tomo septimo , habiehdo cxüminado las relaciones y testimonies de los iautores griegos y romanos; comprcliendí que aunquc dlgunas veces esten-dieron dicho nombre por largo trecho de las costas marítimas desde Santilïana hasta los Pi-rincos; propianiente no dieron la dcnomina-cion de Cantàbria siiioa las rierras septcntrio-nalcsde Castilla entre lAsturias y Vizcaya , y entre océano y Burgos. De lias Cassitcridcs- ha-blé dos veces en el discurso preliminar, en lòs ntímeros tv i . y LVIII. pag. 126 y 147; y en ciirrambos lugarcs seguí la opinion comun de nucstros escntorcs, que las ponen en las islas-de Bayona: pcro despojandose de toda pasion, es cíerto que debcn situarse en las Sorlingaü, como lo sosruvc en la historia de la Expana antigua, y volveré luego a probarlo en estos siipicmentos, rcspondiendo a mls respetables impu^nadores I). Joscph Cornide, y D. Aíi-giiel Pcrez Quintero.

SU-

2 0 5

i

S U P L E M E N T O VI .

Origen espanol de los celtas, defentüdo en el tomo secundo.

I. i J abicndo leido el seííor D. Miguel Ig- Rcfíev'on nació Pcrcz Quintero; catedratico de Huelba, «**' "^"f *'"••• cl secundo tomo de mi historia, en que es- [^^'Sf'"'!]

s I l ' J 1 . •* É.i ro conrr.T mi tan comprehendidos los tres pnmeros libros sNti-ma tt«l de la Espaiia antigua, imprimid en Sevilla ceiticitmoes-una disertacion sobre las Cassitcridcs , en cu- P""»!-ya primera pagina, hablando sobre el celticis-m o , dice así a los lectores : Somos dcudorcs al.senar abaté (Masdéu) de muchas iUistrado­nes, con que d costa de incansable esttiuioy tra-bajo ha enriqiiecido d la nacion : però en inedio de todo esto, la grandez,a de su obra no le ha permitido detenerse d cotejar en algunos puntos los testimóiiios de los antiguos •• con lo que lian cscrito los autores modernos, conformandose una ú otra 'vez, con los sisthnas estc.blecidos gene­ralment e. Tal es el Jixar el solar y mas an­tigua habitacion de los celticos en la promincia Lusitana. Sobre esto tengo preparada una di­sertacion , en que procuro convèncer con la au-toridad de toaos los antiguos, y<aun de Plinio raismo , que aquellos no tan solo no 'vinieron d la Bctica de Lusitanta, sinó ifue al contrario de la Beturia pasaron d la otra ^banda del Gua­diana , y por consiguieiire son originarios de la Beturia todos los celtas espaUoles. Así cscribia el scfíor Pérez Quintero en el afio de mil se-tccientos y noventa , sin liabcrse hasta ahora publicado, ò licgado a lo menos a mi noti­

cia.

Mi sistema no es cuniun y (;eneriil co­nto se supo-ne.

206 S U P L E M E N T © VI. ciu , la disertacion que dicc tener. preparada sobre el origen beturiano de los celtas. Micn-tras. cl pdblico la esta esperando con el de-seo que corresponde a la importància del ar­gumento , y a la mucha erudtcíon de quíen prometé tratarlo, Insinuaré algunas reflexio­nes que se me han ofrecido sobre el articulo que acabo dé copiar.

II. Entre los sistemas comunes , d estable-cUos generalmente, pone el seüor Pérez al que

} 'o propuse acerca del solar de los celtas en a Espaüa occidental. Deseo vivamente que en

su prometida disertacion me comunique sobre este punto las luces que me faltan; pues en todos los escritores modcrnos que he leido, franceses , inglcses , italianos , alcmanes y es-paiíolcs, vco que el sistema comun y gene­ral no es el que yo propuse, sinó el del ori­gen de los celtas en el seno de la Francia. Por csto en cl primer articulo de mi Espafia celti-berica hablc así: Hasta ahora la Fïrancia se. ha jactaiio .tranquilamente de ser el centro. y> principal residència del celticismo, y de haber prodticido todos Jos inumerables celtas que sa-lieron de su seno d ocupar la Europa. Los li-teratos de otras naciones , principalmente de Itàlia y Espafia, no han toinado el empeno de disputar d la Francia este Itonor. i Quicnes son los escritores que han negado hasta ahora el nacimicnto exrrangero de los celtas? équfene& los que lo han bu«cado dentro de Espaüa ? Yo no conozco sinó al csclarecido P. Risco.que por su mucha erudicion y doctrina se moviò a sembrar algunas dudas sobre el origen fran­cès de esta nacion , però sin pasar mas ade-lantc, ni íixar claramcnte su situacion cu lu-

gar

!

ORIGEN DE XOS CELTAS. 20y gar detcrminado. Seria muy conveniente ma­nifestar al publico, los autores que han soste-nido d insinuado el sistema que'el seüor Pé­rez llama comun y general, acerca del ori­gen espanol de los famosos celtas, para que esta opinion , que he propuesto con algun te­mor y rezclo, reciba mayor autoridad, y me-rezca el respcto de todas las naciones extran-geras.

III. Puede tambien haberse equivocado el Nohepues-crudlto sciíor Pérez, donde ascgura que yo co- "' " f'"' loqué a los primeros celtas en la L·isitania, "^a'^usU^'· pues no los puse en esta provincià flctermi- nii , sino en nada, sino con mas generalidad en la Espa- lal p inaoc-Ha occidental, que segun cl lenguagc de los =' <·'"' '· antiguos se extendia dcsde las columnas de Her­cules hasta el océano cantabrico , y comprc-hendia por consiguientc no solo la Lusitania, pcro tambien mucha. parte de la fie'tica entre Tarifa y los Algarbes , y muy largo' trecho de la Galicia desde cl Duero hasta cl cabo de Finis­terre. He aquí mis sentimicntos cxpresos, sc-fun se hallan rcpctidos inílnitas veces en la

ispaüa celtibérica: E/oro citado por Estrabon atestigua , que los mas antiguos griegos Uaban generalmente el nombre de celtas d todos los occidentales , del modo que daban el de scitas ú los septentrionales, y el de etiopes d las na­ciones de mediodia Efectivamente los últi' mos pueblos septentrionales eran los scitas con-

Jinantes al septentrion con el océïvio; y Ics tíl-timos pueblos ineriídonales eran los etiopes con-

Jinantes con el mar grande meridional: y como esta fué razon sujiciente pata que los griegos llamasen scitico a totio el septentrion en ge­neral , y etiopico d todo el mediodia: ast po-

de-

2o8 SuPtEMENTO VI-denios pensar de un modo semejante, que los espanoles que confinaban con el océano sittia-dos d las fXtremhiades del occidente, eran an-tlguamente los celtas 'verdaderos, y por. eso los griegos dieron la denominacion general de cel~ ticos d todos los occidentales Debò juzgar que era exacta la situacion occidental en que los antigtios colocaron d los celtas desde los tiem-pos antecedenfes d la edad de E/oro ( y aun 'de Erodoto), en cuyos tiempos no tenemos no­ticia de que se conociesen toda·via los celtas de la Galia Queriendo Erodoto establccer la si­tuacion geogràfica de los celtas dice , qjie „ esr „tan situados d la otra parte de las columnas „ de Hèrcules, y confinan con los cinesios, últi^ „ mos europeos occidentales" : y en otro lugar repite, que „ los celtas despues de los cinesios „ son los últimos tnoradores de la Europa al „ occidente"..'.. Polibio , que ti'vió dos siglos antes de Christo , liace mencion de los celtas con-finantes de los turdetanos, establecidos por con­signi ente d la otra parte de Us-colmimas PUnio, tratando de la Espafia ulterior , descri-be d los celtas, y d la pro'vincia celtica entre Andalucia y Portugal Estrabon , el mas acreditada de tos geógrafos antignos , distingue en Espaiia dos pro'vincias celticas ; una de cel-tiberos , que son los de Aragón ; y otra que lla­ma regioii celtica ó celtas , que conjinaba con la Turdetania en la misma situacion que la dan Erodoto y PUnio — Claudio Tvlomeo , cèlebre geógrafo del. siglo segundo christidrío ,. çonació tambien ú los dichos pueblos celtas en los cott-

fines de la Lusitania y 'Bética.. .j^tíemor 'visto que los celtas espairoles son anterior es d los fran­ceses ; y lietuos obserrvado qite esta .nacion £n. el

cnn-

OR'IG'EN D E LOS CEtTAs. 209 continente de Espaiia ocupo primera los paises occidentales. r extejidiendose' despues por las de^ mas proiiincias vi de lò qual ise deduce, que in-tentando indagar su origen;'lo debeinos buscar con mas razon en el occidenfe que en otras re-giones.... Yo derivo el origen de los celtas de ta Espaiia mas occidental, y el de los iberos delresiduo delpais·liastalos mantesPirineos..;; Yor he fixada en-las orillas occidentales de Es-pana la residència mas.antigua de los' celtas primitivos. Me parece que estàs propòsiciones son bicn ciaras, y que en ellas se fïxa por aii-tigua residència de los celtas, no determina-damente la Lusitania , i ni sola estaiproyinçia; siho generalmente la Espaiia occidental,, yjiids particularmcnte la mas vecínaialestrcchotGa· ditano: pues se afirma en ellas, que los cel-: tas habitaban d la otra parte de las columnas, que es decir, pasado el cstrcchoi: que eraa veciitos de los cinesios ^ <\ue es decir de los Al-garbes : que confinaban coú los turdetanos:, que es decir con los anduluccs de Sevilla y Cadiz: que habitaban entre Andaluc'iay Portugal, que es decir en uno y otro reyno: que cstaban si­tuados en los conjines de la Lusitania y Beti-ca, que es decir en una y otra parte del Gua­diana. Sin csto, exàminese en el libro terce- ro de la Espaiia romana la descripcion geo­gràfica que hice de nuestra antigua península, y SC vera que he puesto a los celtas no solo en la Lusitania, sinó tambien en la Bctica,y muy en particular sobre la costa del océano dei-de Ayamonte llista vtltad del estrcchó, que es una gran parte de Andalucía (a}.

TOM. .vri. Dd IV. . (4) Vi»u U EtpMÍ4 eelrtytrU^ irt . nC. 119, y U EtféHSfmú' tu las psgtnis roS, l«y. i:w. Yu.« nj t . j . [Qg. f 1, ' -

ilO SrPI.EMENTO V I . No loí hice ^^'· Consta por lo dicho _, que yo no nie-

pasar de u go , ní puedo Hcgar la situacion de los celtas liisiíaniaSla ca la A'/«rM ,.ò icntre Guadiana y Betis, por B.·iica, sino mas: quci Ja propooga el senorPercz Quinte-» rcves. ^^^ como cosa nueva, y contraria a-mi plan:

y tambicn es falso per consiguientc, lo que afirma cl mismo crudito escritor , que los cel­tas en mi ópinion baxaron de la Lusitania a la.Bética: Todò. lo contrario es lo que dixc: y> si algiina vez mehe explicado mal,o' con poca exactitud y daridad, como lo coníïcso ingcnuamcnte, puedc.disimularse este defec-to en un. sistema nuevo , que no es mucho se .proponga Ja primera, vez con alguna indé-cision y obsciíridad. He: aquí en compendio lo que dixc y .probé sobre el asunto en la £s-paüa ccltibcrica. „ Dos familias, la de Tubal, „ y la de Tharsis, vinieron por los Pirincos , ,a poblar todanuestra península. Deia pri-„ mera .clesciende la nacion celtica ,< y de la „ segunda la ibera. Los tharsiano-iberos se ex-„ tendieron por las orillas del £bro , se in-„ ternaron en las castilias, ocuparon todo el „ centro de Espana, se hicieron dueiíos de to-„ das las costos scptcntrionales del océano des-« de Fuenterabía hasra mas' alia .dc'la Coru-„ fia , y de todas los ribcras orientales y me-„ ridionales del mcditcrraneo desdc Ampurias „ hasta las columnas de Hercules , d fines del „ estrccho Gadirano. Los tiibalicp-ccltas fue-i, ton caminando hasta dichas columnas, y de „ allí se propagaron por Todas las tier'ras oc-„ cidentaics de Andalucfa , Portugal y Galicia, „ dcsde Tarifa hasta el cabo de Finisterre. Es-„ ta fué I;i primitiva residència de los dos pue-„ blos por unos siete siglos desdc cl vigcsimo

«sc-

ORTGEV DE lOS CELTAS. 2 l l „ segundo hasta el dccimoquinto antcs de la „ era chrisriana. En este tiempo llegaron por „ mar los fenicios al cstrecho , desembarcaren „ en: las vecindades de Cadiz; seidomicilia-;, ron en la Isla , y se extehdieronsuccesiva-„ mente por los reynos de Andalucía y Gra-„ nada, hicieron amistad y alianza con los thar-„ siano-iberos', y' fueron civilizando aquellas j, gentcs , que hasta cntonces habian vivido en j, la primitiva ignorància. Un pais^ya cuito» „ como el tharsiano-fenicio ;• noi podia facil-„ mente sufrir la rudeza y barbàrie de-los cel-„ tas. Atacados estos por los dos puéblos con-,-, federades , ò antes de toda- confcderactou „ pòr los'isoíos fenicios , bbandenàroh sus do-i, minios de'Andalucía^ y se'retiraron' en tier-„ ras de Portugal, donde estaba el resto de su „ nacion:'Desde aquí, d por ambicion d por „ necesidad de extenderse-, d'por inquietudes ,-, 'dotnésticas ava!nzaron> por •Galícia-,'y fueron „ ócupand<y poba a ipoco tO(lo.el'Septenrrion „Jia$ta losPirineos, ora haciehdò-alianza'con „ los iberos, ora arrojandoios de sus alojamicn-„ tos, segun la diversidad de las circunstan-„ cias. Formando ellos un pucblo numeroso y „gucrrero,y mezdandose con los iberos sep-„ rentrionales; que eran 'de costumbres scmc-„ jantes a las suyas , pudieron hacerse dueiíos „ de todo aquel vasto país, y baxar de allí por „ Navarra, Aragón yCataluna , al dominio de ,-, todoel anchp terrcnoque se denomind des*» ,-, pues Ccltiberiav Esto suoedid eh'cl siglo de^ r. cimoquarto; antcs de-la era chrístiana.Dcs·' „ pues de mil anos, y no antes, empezaron „ a saltr nuestros celtas del recinto de los Pi-„ rincos. Pasàron primei;o los de Cataluna .í

Dd 3 „ la

2X2 . SUPLEMENTO V I . „ la Francia narboncnse, y liiego los de Na-„ varra d la Galiu aqiiitanica. Ue estàs dos pro. j , vincias ccltícas de Francia la primera y mas „f antigua tué la^ mas' cèlebre; pues de esta se „ hallan mas noricias que de la scgiinda. Del „ cclticismo de los aqiiitanos no tengo otro „ tesrimonio , sinó cl de Estrabon , en ciiyo „ libro .quarto, se. lee -, que en .usos , costtmi-„ briis, y lengualer^a-mas semejanres d nues-: „ tros vascones cejtioòsvijue d losdemas;fran-„ cesesi Del de lo» harbonensés téngo prucbas ,. mas claras, y- no- solo de Estrabon i sinó „ tambien de ÓctavianQ Augusto , y Polibio, ,,'queison.mas untiaitos, Polibio reduxd Jos celr ,»tasde·L·- Gali·kua.'.-Jas<.vé{]indade& de'Narbo-. „iaa r e l «mpèrador pçtkviano dabd cI>retiom-: „ bre d& celtas.d' los de.cSta ciudad y provin-„ eia : y Estrabon aíirma.y rcplte'.'que la an-i^tiguà residencial de^losi^celtas de Francia fué „ la.Mprov4n'ciÜ!ifQirbopensc.r;Biefíere. estc·nlisr'. i,.mo.escritdr.,^<]ue poF;là. edebridad;.<jie.los „ celtasidil^. Níirbdnatse"CQmunicd' cl .'nombre „ de celrïcosdtodoslos demas franceses: y de „ aquí se origino que habiendo halladq Julio „ César este iàmo$ç>'>rcnoinbrc lextendido .ge-. „ ncralmerite >por roda' la 'Francia, Jos roma-. „ nos llamàron^ccltica en general, a toda la lia-. „cion., y en.ipnrticular d la provincià lugdu-„ nerïse por ser la mayor entre todas" (a}. Así haUlé de los ccitas, y de sutQrigeniy viages. Cx>nsra pues que lo.,quc. dice,y proponc cl se-, üar Pere2 Qm'ntero i acerca d e i a antigua re-, sidéocia de. este ipucblo en la.Beturia, y su

sa.-(a) -Vcanïc **il la tifAnd tet-

tiinin U><|·li(iii!ii i f ) . i i4 · i i « . t*7,' k>»t 1.»». 14;,

I

ORIGEN DE tos CELTAS. 213 salida ó retirada hacia Portugal, eii lugar de oponcrse d lo que )'o dixe, es un articulo cla-ro y expreso de mi historia celtica. Veo con satisfaccion que se conforma este ej'udito CST critor con mi modo de pensar ; y dcseo que publique su disertacion , para que con ella reciba mi sistema alguna nucva luz , y ma­yor autoridad.

S U P L E M E N T O VIL

Respuesta al seúor D. Joseph Marcos BeriiarJo Qitirós acerca de una antigua costnmbre

de los gallegos.

I. El senor D. Joseph Marcos Bernardo Costuml. e Quiros, con fecha del Barco de Valdeorres, dia """tí"» > '': vemtc de Julio de mil setecicntos noventa y t., „• „,•• ,., dos, se sirvio escribirme lo siguientc: . scúor (jul--' I „ Muy seiíor y dueüo mio. Regularmcn- '"»• i,'te la pasion con que se miran los escritos, „ transciende al autor que los proJuce. Y ha-„ biendo yo leido con cl mayor dclcj-te su j/.historia crítica, no pude menos de colocar ;,id.V. en el mas alto punto de mi afecto y ,-, veneracion , lo que hard disimulables algu-„ nos reparos que se me ocurrieron , y que ;; voy d proponer con todo candor. Despues „ que V. nos dexa d Hannibal ocupado en sus „ militares empresas por la Itàlia; pasando d i, descubrir las costumbresde los pnmeros es-„ panolcs,' mczcla los gallegos dn la prdctica „ de encerrarse los maridos eh la cama dcs-„ pucs^quc parian sus miigeres. Esta misma „ cspccLe-Ja. vertid- D. Salvador Maücr contra

Yo no la atribuí í los gallegos , sí uo

se trionaics»

214 SUPIEMENTO VII. „el teatro critico de Feijoo: pcro cl M. Sar-„ miento en la ilustracion apologètica escrita „ en defensa del teatro, hizo demostrable que „ semejante costumbre la tuvieron solamehte „ los cantabros, vindicando a Galícia con gra--„ ves fundamcnros, que puedcn verse desdc „ el folio 474 del segundo tomo." Siguense dcs-pucs en la carta otros dos reparos, que se vc-riín en lugar mas propio.

II. Tengo por mucho favor el que me ha hecho el senor Quiròs, proponicndome inge-

í to«los nuamente sus eruditas reflexiones accrca de un los cspano- punto històrico de que hablé en la Espana an-Icf septen- tigua; y siguicndo sus loables pasos, manifes-

"" taré con la misma ingcnuidad lo que dixe en cl asunto, y lo que nos dexo* escrito Estrabon, cuyas huellas he seguido. El articulo decimo-nono de la Espana cartaginesa, que es el que se me cita , no trata de los gallegos en parti­cular , sinó de casi todos los espaüoles occir» dentalcs y septentrionales en general. Su titu­lo es este: Costumbres y usos de las próvÍH' cias de Espaíia , d donde no se ext^ndió el do-minio cartagines , ni de otra alguna nacion eX' trangera. Su principio, despucs de una brc-ve mtroJuccion , es el que pongo aquí, ni mas, ni mcnos : Portugal, y la Espana sep­tentrional , prouiucias por su situacion y dis­tancia las mus agenas de la comunicacion con los pueblos extrangeros, mantwvieron mas que otros paises su primera simplicidad y groseria. Entro despucs a tratar de muchos usos y cos­tumbres dic dichas provincias, siempre eh ge­neral , y sin distincion alguna entre unas y otras; y llegando al asunto de los matrimor nios, prosigo con la misma generaÜdad en la

ïòr-

COSTUMBRE ANTIGUA DE GAirCIA. 2 1 5 forma sigúiente: En los matrimonios los tna-ridos dotaban d las mtigeres.... Las hembras sucedian èn la herència, y à ellas pertenecia el tstablècimiento de stis hermanos—Las muge-res -acostumbradas à la fatiga se criaban ro-bustas y sin melindre, de suerte que no liacian preparati-vos ni aun para el parto: en qual-quiera par te donde eran sorpreliendidas de do-lores, en aquel mismo parage- daban d luz el

fruto ; y si estaban. cercanas d algun rio ú fuente , lavaban inmediatantente en sus aguas al nino , y volvian con gran desenvoltura al tra-baJQ. Despues del parto el marido se acosta-ba, y la- muger lo servia en el lecho.,y lo re-galaba con particular atencion y cuidado, en muestra sin duda de reconocimiento 7 gratitud por la prole recibida — La dcscripcion que lie hecho de dichas costumbres antiguas (así con-cluyo) , compreliende d los portugueses , galle­gos- , asturianos , cantabros , y "jjscones Çi}. Se ve claramcnte que yo no hablc , ni quise ha-blar de ninguno en particular, sinó en gene­ral de todos jiintos.

III. íTero porquc no dlstinguí entre unos Segui en «. tnicblos v otros, pudicndo haber diferencia en \° " --""-sus costumbres? No hice distmcíon , perquè 1,1 ^„„ j^ las costumbres de todos cllos eran unas mis- misma i;ene-mas, segun lo atcstigua el niisn-.o Estrabon, "líiiatl. de qulcn saqué la mayor parte de las noticias. Los hisitanos , gallegos, cantabros y vasconesf anteslde ser doniados por los ronianosv'tenian (dice cl gcdgrafo griogo) los mismos usos, y 'vi'vian todos de un mismo modo (2). Es cier-

1 0 Velfc la Bt1r'»m t/trtAfímtimt nwm. 1^. <l« ilc 1 fiy. i 41. l.as-

to

2 l 6 SüTLEMENTO VII. to que este escritor, hablando ora de una cos-tunibre , ora do otra , segiin le cae de la plu-ni;i, atribuyc alguiias a una provincià, y orras a orra , y en parrictrlar a la Cantàbria la de los maridos qiio se acostaban por el parro de siis mugcres : pcro csto se debe atribuir d al ordcn que lleva, o' ú la mayor ò menor cons­tància de los pueblos en conservar. sus estilos antiguos. Escribicndo Üstrabon no con orden historico ni cronològico , sinó gcogralico, ora numbra a los lusitanos, ora a los gallegos, ora a los ciíntabros; y con cl mismo ordcn rcfie-re scparadamcnte ya unos usos, ya otros, sc-gun los.halld mas arraigados, ò inenos olvi-dados en unas provincias què en otras, pues, es cierto que no toJas se desprcndcrian de ellos en un mismo ticmp>o, y con la misma facili-dad. Este es el motivo que pudo tcner en di-ciias relaciones parricularcs; pues de otro mo» do seria muy groscra y vergonzosa su contra-dicion, aíirmando tan clurumcntc que nues-tros pueblos septentrionales antes de la èpo­ca de los romaiios rcnian toJos las misnias cos-tumbres. En ticmpo de Esrrabon , d de los autores que el leyd , los cuiïtabros conserva-rian toiavia cl antiguo uso hispaníco de ha-cerse servir de sus mugeres recicn paridas; y los gallegos lo liubrian )'a dcxado; y por csto lo diria en particular de los primeros, y no «ic los ;segundos, sin que por esto dcba pcn» sarsc que en tiempos mas antiguos no hicie-scn todos lo mismo. Efectivamcnte ni es in-verosiinil que los gallegos practicasen las mis-mas extravagancias de los cantabros , sicndo pueblos de un origen comim, y sin trato con exiran^eros ; ni luy para que corrcrsc de que

las

i

COSTCMBRÉ ANTÍGUA DE GALÍCIA. 2 1 7 las usasen , tratandose de tiempos en que las costumbres de los demas pueblos y nacioncs no cran menos cxtraiías é irregulares. Es muy loable el zclo del seúor Quirds por sus anti­guos gallegos : però yo debò escribir con sin-ceridad.y atrbuirles no solamente lobueno, co-mo lo he hecho muchas veces, però aun lo que pudiere parecer menos glorioso y agradable.

S U P L E M E N T O VIII.

Respttesta d los dos erudit os disertadores D. Jo-seph Cornide , y D. Miguel Pérez, Qiiintero,

acerca de las Cassiterides.

I. Jlintre los muchos asuntos importan- <):ijcro iis tísimos de que he tratado en la historia de la '^^'f *"?'«• Espana antigtia , el de la situacion de las Cas- ""•'"'°· siterides d islas del Estaüo es el que ha me-recido, mas que ningun otro , las reflexiones y críticas de nuestros litcratos , entre quiencs se han distinguido }K)r su mucha doctrma los seüores D. Joseph Cornide , honorario de la real acadèmia de la historia, y D. Miguel Pé­rez Quinrero, profesor de latinidad y retòri­ca en la villa de Huelba , autores enrrambos de dos cruditas diserracioncs , que salieron ú la luz pública en el mismo aüo de mil serc-cicntos y noventa, la una en Madrid , y la otra' en Sevilla. Han juzgadó algunos que la opinion que yo sigo, tomando a las Cassite­rides por las Sorlingas. no solo no esta fun­dada en las relaciones histdricas y geognílicas de los escritores antiguos , però es tambien de mucha mcngua para nucstra naçion , de cu-

Toii. XVI, Ec •xas

2 l 8 S u r t C M E X T O V I U . yas minas de esrano tenemos docunientos muy lirmcs é indiibitabics. Dcbo justilicarme, y ave-riguar al misino tiempo la verdad d falsedad de la opinion que sostiive. Probarc que la exis-teuciade las anriguas Cassitcrídcs es innega­ble : que mi opinion no es solo de extrangc-ros , sinó tambicn de cspaüoles : que ella no es de mcngua . sinó de mucha glòria para nues-tra nacion : que de nucstras minas en rcali-dad se sacaba anriguamèríté mucho esrano, pe­rò diverso del de las Cassitcridcs. Examinaré' dcspucs de esto las relaciones de los escriro-rcs antigiios, y los reparos de los modernos; y propondré consecutivamenre mis reflexio­nes , sacando las conseqüencias que me pare-cieren mas naturales.

ta cxísten- JI. Ya dixe en la ilustracion sexta de-mi eia ii<:,'»« tomo terccro , que el primer cscritor que se es innegable. ^^^^'^^^ ^ negar la existència de las Cassiteri-

' des , como Jnvcncíon fabulosa de los griegos, íiié cl P. Hardyino en sus doctísimos comcn-tarios sobre la historia natural de Plinio; y Ic ha seguido ultimamentc el P. M. Florez, no por dcseo de imitar su incredulidad y extra­vagància , sinó para corrar de un golpe cl nu-do de todas las dificultades que" se ofrecen acerca de la situacion de dichas islas. Las ra-zones que insinuan estos sabios son cinco: que los escritorcs mas antiguos no las conocieron: que Hcrodoto coníiesa ingenuamente esta su ignorància : que Plinio las tiivo por fabulosas: que cl nombre que tienen es' gricgo, y por consiguiente engendra sospecha: que por mas que se busquen entre Espaüa é Inglatcrra no se hallan. l£x&minemos estos cinco artículos.

I. Se alega la ignorància de los escritorcs

an-

i

C A S S T T E R I D E S . arp atttiguos en general. Es menester distinguir dos ditcrentes objctos de esta ignorància; la exis­tència de las Cassiterldes ,"y la situacion de las mísmas : se ignoraba lo segundo , però no lo primero. Herodoto , Plinio, Diodoro Sícu-lo, Estrabon , Pomponio Mela , Solino , To-lomco ,• Dionisio Alexandrino, y Rufo Avie-no; todos estos escritores hablaron cxprcsa-mcnte de las Cassiterides , como se vera mas abaxo: lucgo no ignoraban que las hubiese. Es verdad que las describieron con variedad, y aim algimos confesaron que no se sabia don-de estaban. Mas esto no prucba que no su-piescn su existència : prueba que no todos sa-bian su situacion. De esta segunda falta de noticia no puede admirarse sinó quien ignorc absolutamente las historias antiguas , y no es-tc informado del mistcrioso silencio con que excrcian los gaditanos el comercio del estano, vnliendose de todas las cautelas para ocultar cl rumbo de sus nawgacioncs, y el origen y manantial de sus riquezas; de suerte que si-guicndo una vcz una nave romana las agiías de un baxel fenicio para dcscubrir cl pamde-ro de su viage, el astuto piloto gaditano , se-gun relicre Estrabon , did artificiosamente en un baxío , y logrd con su propio naufragio cl de quien lo "seguia; por cuya accion glo­riosa no solo fuc muy aplaudido en Cadiz, però aun indemnizado a costas del erario pil-biico. Pucsto un sistema tan mistcrioso de na-vegacion y trafico, era efecto ncccsario la obs-curidad en que vivian los demas pucblos de Europa acerca de la topografia de las Cassi­terides ; y efecto igualmcnte neces;irio la in-certidumbre con que hablaron de ellas los au-

Ee i to-

220 SuPiEMENTO VIII. tores. ^Podrà negarse la existència de muchas ticrras desconocídas, porquc todavia no se han descubierto? «Podrà dudarse de lu i exístcncia del paraiso terrestre, porque n'opodcmos ase-giirar donde estaba ? ^ Podrà disputarse de una verdad afirniada y atestiguada por todos los antiguos, solo porque nos digan ellos mismos ingenuamente que no han averiguado todas sus circunsrancias ? £1 primer argumento del F. Harduino no parcce muy digno de su lògica.

II. Se alegtt la covfesion que hixo Heroiio-to de SH pròpia ignorància. Este argumento no aiíade peso ai pas^ido, no haciendose en él otra cosa sinó aplicar a un escritor particu­lar lo que allí se dixo de todos en general. Oigamos sin embargo lo que dice Herodoto. NaUa piiedo afirmar con seguridad acerca d« las extremidaàes occident ales Ue Europa; nipue' do creer que los búrbaros (que es decir los ex-trangeros respecto de la Grècia) àcn el nom­bre de Eridano d un cierto ric que desemboca en el mar septentrional, de donde aicen que nos traen el electró. Tavipoco sé quales son las is-las Cassiterides , de donde nos 'viene el esta-no ; y el mimo nombre de Eridano , que es

griego ,}' no bar baró , me fiace sospecliar que sea cosa in'ventada por los poetas. Toaas las aili-

gencias que he hecho lian siao inutiles, y nin-gun testigo de vista me ha podido informar de la conjiguracion del mar en aquella parte de Europa : però lo cierto es que de las extremi-dades de Europa nos traen electróy estam Qi"). Este texto del historiador griego es èl mismo que yo cité en las ilustracioncs de la Espaiía

fe-( 0 Hcisdsto , hiifritnm , liti. j . r i j , 3;4,

l ' I ^ ^

fenícia para probar la ignorància-^nautH»;^iy;^ gcograllca de su famosa naçlon. £fe.ctivajncntei Iqs soberbipshabitadpres.de la'fin^'gua j^i'ecio.-fuerade.sus veçindad^s.; iia(|a;sabiiu)'>del,nijLi[nTf do: en clsiglp Qçtavç^aptes.Úela·.era^ilirU^pqa-(parecc cosa increïble; perp lo cpniiesa'elimi^! mo Herodoto) aun.^i\o hab}an;llegado a s^ber donde estaba situada el Àfrica: dos >iglos ;uas! tardç cmpezaron a conpeeropof la, pjL-im ra vez la situacion; d«;.I.t;alia , .Françia .ny ,EíipariÍ na por la -parte del mcditerrai^eq.ridçspiKeSjdé^i otros dos siglos pcrmanecianitodavia.'en una' total ignorància de todos los paiscs occidén-, talcs y scptentrional^s de Europa., £1 pria-, cipe de sus histpriadorcs con todo ,cl .estu­dio que hizo para salir dc.tqn ,vergpn2,osas;ti-' nicblas , se quedo sumergrdo en eliasi: veia; el estano y electró que llegaba. de continuo a su tierra; sabia que. estqs ge'neros venian de oc-cidente y; septentrion,; pia. .npmbrar ,un rio y unas islas; perp .çpmo. no .tenia ptras ideas; gco-graíïcas , no podia formar .conccpto.,de la si­tuacion de las ticrras; y queriendo decir al-go de cllas , debia necesariamente d hablar d ciegas y sin acierto , ò confesar su ignorància. Però en mcdio de todo csto se coiige de su misma rclacion , que el estafío y electró venian» i pues así lo rcíierc el mismo : se coiige que-jve- -nian de las extrcmidades scptentrlonales ú oc-cidentales de Europa ; pues lo coníiesa expre-samentc, y afiade ser, cosa cierta: se cojige que se sacaban determinadamente de.unas is­las y de un rio iippe.s oi unicorcpnrp'que cl pone contra esta voz comun , no la fàlsi-: fica. Su reparo es, que el rio se llamaba Eri­dano , y que no es natural esta denominaciun

g'rie-

stí^ Sup·'iíE-MKSrí·'o' Víir. grii*a éli'''pílistís· extrdngcros, y "tan-lejanos de u Grècia:- Esta difieultad' nó ticne otro apo­rto ni ftihdam&ntò, sino-d de la falta de no-tteiasen-clailtoi-iqúé la prtopone; ptics'el río de que- se; trata' no -CTA' éï' Éridanó', sinó eí • R-hondaurïe^'el qiral-mèzclado con el Vístu-lü-bana las tierras septentrionales del mar Bal-tico, que eran rcahnente tccundas de electró, A<-lo son ahpra todavia. Luegolas'palabras del nilfpViadpE grjego ho falsilicah la existència del río del'Elebtro, por mas-què swspeche ser fa-buloso. Mucho menos {x>dran talsi/icar la de las islas del Estaiío, en cuyo asunto no pro-pone tcmorcsini sospechas. •I III. .Sí" alèga que Plinio ttinio d dichas is­

las'gor fabtüosas. Èite suipuesto es enteramcn-' ré'falsd. £1 historiador natural hablddel co­mercio del estaiío en tres difercntes ocasiones, }- siempre con muy diverso motivo; una vez en el capitulo Vííiritc y dos'd'el libro :quarto,' describiendu geografícamentelas costas c islas' de- nucstromar oecSno'; orra en el capitulo cincuenta y seis del libró septiriío, en que tra­ta de asuntos muy dístintos de los gcogníficos; otra linalmentc en el capitulo diez y seis del libro treinra y quatro , donde- explica las ca-lidndes y difercncias de los minerales. He aquí sns «palabras. Primer rexto: Etifrentè de la Cel-ttberiít (de Galícia) hay muc/i'as islas , lleima-das por los ^rii·^os Cassiterides por SH mticha abundància de plomo (blanco). Segundo ; el' primera que'de las Cassiterides nos traxo el eS' taiio ftié Midiícritú. Tercei' texto: el plomo es de dos espècies, el uno ne^ró, y el otro blan-co : el mas preciosa es el l·lanco , llamada por los griegos cassiteron , del qual fabulosamente

SC

CASSITERIDES. ta 23 se cuenta que lo. traen de unas islas del nun-AtlaJ'tico ,.en. barquillas de mimbres aforradas 'de cuero.Qi") éQue .es,lo,,que jiicga .pjhiio en estàs lílumas pakhrasï Niega qnc los ncgòcian-tes de estano lo traigan en inlelices barquillas de cuero y mimbres; y niega tambien (sceun parece) que lo traigan dciun^/isl^s.dí;! 'mar atlantico; aunque. parà - la .v'crificacidiii-dc '«à doble proposicion' bastaria .quci cày<se' la né'-

•gativa sobre ima'sbla de:sus dósipartc'S Úl historiador natural. tiene.traion.:en^cntrambaS íosas : en la primera „,.porquc Jot fenkios ^ gadiianos., que son clos nl·goaaaeçs dèiftuéhs^ blai . no navegabaaien,popr^sstbareléS^dericUei ro , smo eh. buchos JbuquesVudc mudtíra - ettU scgunda , porque" el atlante de ilds antigitos es el Jpojite Caf, y el mar atlantico seeuiitodoí los «critorcs de aquellas. edades Jsé ,extertdii desde losiAlgarbes hacia.imediodia pòr las ftiüK ras^extèriores de Andalúcía y Africà; f ésciet-: to que de las islas de este mar, que puedcii ser d las Azorcs, d las* de la Madem * d lai Canarias. o las del Hierro , d las de cabo VéH ilc, no se sacaba estaiío para éï comercio Kü nio. sceun esto>; diteser fóbula.qúe se-t'ra-xcsc diclio meral de las islas del h,ar atlaíS^ co; però no niega que se traxese de las Cis-iterides . n. da por íabulosas a estàs isías, que

son muy diversas de aquellas , y de muy T lerente s.tuacu>n; Quilquit^rà Ve'piir^Ssrtd que no podia, darlas.por ' f í b u l ó i s v h a S o anres reteridp.como yerdades hisrdriS n ^ rgrente de Galicia- (en mar muy divcrsò Tl atlantico) hay^ mmhas islas llamldas CaL·eri.

. h. .7. rt|k. trt.1 nru,,.., „ V i , ) . ; ; \ (I) , Minin

lil'· 4. caf. > : num. j5. taj /aj i , '

424 SuP-tEMENTO V i l . •4e.s ,. y. que. Midacrito fué eipritrurò que de \fUaSinos. trako'el »/^»o.''Hardifino sin reflo-ff'ion sé 'lde^cdíiacrebatar dc'síi' faíitdsía ; y el P. M. Florézpor sobrado réspetO'Corriò'>tras .él con los ojòs: cerrados. ' ;i;.'iy; rSe.alega que el nombre de Cassitcrides tsi^riegoi\p'·sosp£choso. Heaquí·otro argumcn-f|o inudKl·iOúsiflacakldeilo quç parccc. i^os fc-JÚçÍ9$ y),ga^tanoi), zeiosos<de su comercio, no desçubdancdò las2GassitcrIdes(>ni auh. eLnom-:breI•,qu.e<icnian;cEl;1mundo'las Uamaba 7^5 is-•^s.,deM:Éstano-iisporque no sabia de ellas otra i;< ajuj$ÍDO í}aai:tkj;alü vehi».cste|mctal..^Qiie n)HSh(K:)qi(^Jas; gciego; ionncuya:.lcngua' cl-és-t^nq so Ujtmai ca!Efihfr<;ni;las)dcnòminasen' con­forme 4; í» .-íltíngiiagc las lislas del: Cassitero», fitiiÇassitfndesl'tÓbservesc que Hcrodoto i;j|ha-j^llg.ndp.·juAtamcnte dc.los:prodüctos que sé sa^ 4a^i?i;idç| riór£ridano ,. yl de! las 'Cassitcrides -, pu'S9 4ifícujta%i cji lla. etimologia' griega de aqiicí rÍQ, mas no.en là de cstus. islas.^ pòrque sa-l^icndò que cstc seguncló no era nombre pro-pip;, cç^ioçip. que ^e hubieran rcido todos- de spnei^^jtç.srgiiluQntOf ' .-. - f... . . . niV-j' Sf,.alfj^a que eiti íos mares .de Espar/a

ç-diiglate^rra no. se liallaii .reàlaiente dichiïs is'· /íZí. Mas abaxo se verí con evidencia la fal-scdad de tan ligcra asercion. Però aun quan-dolueseiV|ardadera., (.que.sc conduiria con cs-fo? No'^e.hallan [t<iles,islas.:i;lucgo.no las hay? {lucgq, jamas -}a ha habidò? ^Ninguna de las dos consçqücncias se, sigue de la >prcmisa ; pòr­que es cierto que puede una isla no hallarse, 7 con todo esto existir; y puedc no existir ahora. y sin embargo de esto haber cxistido en otro ticmpo. No neuísitan-'mis lectores de que Ics Ua-

CASSlTEniDES. 22< me a la memòria l;is infinitas revoluciones del orbe , y las muchísimas islas y tierras que por terremotos, o tempestadcs, ó inundacioncs, ora se han ensanchado y ora cstrechado , ora le-vantado, y ora ba.\ado, ora aparecido y ora su-nit-rgido. I-os argumentes de que se han dcxa-do llevar los que niegan la existència de las Casr siteridcs, convencen por su misma irun^bsisten-cia todo lo contrario de lo que prcteiideur>

íir. Es innegable pues que hubò·wtigua- Ini«?t;cü mentc unas islas a donde iban los fenicios y ^'^^ V"= i'"' gaditanes lí proveerse de cstaiio para cl co- ,' |.';"u5a„'de mcrcio. Esto supuesto, yo las puse en las Sor- íàitadeamor lingas por las razbncs que dcspues diré; pues nacio:ui. antes de e.vCiminar pi mérito ihtrínscco de mi opinion , debò justificarme de la tacha que nic dan algunos de poco amor nacional por haber dado a los ingleses lo que pretenden ser de los cspaiíoles. Oigase como hablan los seüores Cor-nide y Quintero. Mitéveme d la presente discr-tacion (dicc el primero de estos dos erudiros) cl •ver cl cuipeiío con que los escritores extraugc-ros han sostenido la opinion generalmente re-cibida entre los ingleses de que estàs islas no son otras que las Sorlingas r.·ecinas d su cos­ta , y la indiferència con que nmc/ios de nues»-tros espanoles han mirada esta pretension sin tomarse el trabajo de combinar lo que dicen los autores antigues con la disposicion de nuestra costà y calidades del terreno de Galicia, </• ctt' yoí mares me hepropuesto restituirlas (^I')..MM claras son las qucjas del sciíor Pérez Quinte­ro. El amor (dicc) d la 'verdad,y el zelo de lasglorias de la pàtria, me han impelido dfw' , TOM. XVI, Ff mat

(1) Cornid: , Ui ttiiuviiti , fag. ;• r <• '4

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226 SuPLEMENTO VIII. mar la presente disertacion críticotopqgró/ica sobre restituir las Cassiterides à los mares de Galícia , 'vicndo el empeíjo con que el incompa­rable erudit0 D. Juan Franciscà Masdéu ha prctendido sostener la opinicn de Cambdeno, y de oiros sabios extrajrgeros que las reaucen d las Sorlingas.... No séyo si liabrédisipado las dudanque aqtiel sabia propttso contra los dos at-lantésrdkVias letras excelentísimo seíior ccnde de Campéntiínes , y re'verendísimo Manuel Risco: però d lo menos podran mis reflexiones atajar los progresos que va tomando entre los extran-geros la opinion contraria i sostenida (como di-cc mas abaxo.el mismo senor Quintem) por la faccion inglesa ( i ) . Np puedo aprobar la falsa idea que manincstau tcncr mis dos sa­bios censores del amor nacional en el presen­te asunto; pues si lo hubiescn considcrado con mas rcflexion , no se hubieran parado èn me-ras aparicncias, y mas ventaja y cloria nacional hubiera dcscubierto en mi opinion que en la que ellos dcfïendcn.

M; opinion IV. Observesc lo primero, que no son solos accrca de la? inirlescs , ni solos extranecros apasionados los Cassil crides ° , ^^ . . i ' ' . ' l ' í - i »

no e, d= so- tju<í poncn las Cassiteridcs en las Sorhngas, o lo<cxir,in«e cn algun otro parage distante de Espaüa. Los ros y ap;i!,;o. sefiorcs Bochart y Mellot, los academicos de nados. Paris, y otros muchos franceses eruditos no

pudieron proceder en esto por amor nacional, ni. tcncr cmpeno en atribuir dichas islas i los inglcscs mas bicn que a los espaiíoles. Tam-poco pudieron dexarse llevar del iciego amor de la pàtria otros extrançcros de varias nació-nes que han seguido a Ortelio, colocandolas

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( l ) rcrez Qiiintcro ,'JàjtrtMtsn t P K. | . xs. ; s . no

C A S S I T E R I D E S . 127 no solo en el mar britanico, pcro aun en la misina Inglaterra. jPues que dirémos de otros muchos, auii espaiíoles, que las han sltuado no en nuestros mares, sinó cn los de Àfrica,, quien poniéndolas en la Madera, quien cn la» Canarias , y quien aun mas abaxo? iQue di-re'inos del erudito autor de los anales primi-ti-jos de Espana , cuya. opinion es la inisma que yo sigo? Confiesa nuestro docto Velaz-í quez, sin dexarse llevar de la pasion: Que no se duda que las Cassiterides, llamadas Estrim-nides por Rufo Festo Avieno , son las que se llaman Sorlingas, distantes coma oclio leguas al occidente del tabo de Cornwval en los pares de Inglaterra : Que en. ellas concurren todas las. senas que dió A'vieno jde las Extrimnides: Que ningun escritor antigtio dice expresamehte que estwviesen inntediatas d la costa de Espana,y. fuesen islas adyacentes ú cste pais : Que las Sorlingas no solo estanJuibitadas en el dia, ca* mo lo ad'vierte de las Cassiterides Estraboni sinó que así en ellas, cotno hdcia el cabo de Cor-, mrjal, duran hasta hoy las minas de plomo y estaüo : Que ni lo uno ni lo otro se veri/ica hoy en las islas de nuestra costa septentrional.. As't hablaba Velazquez ; y casi d.el' rai^nio, moda he hablado y o , prellriendo el pro'de Ja verdad al oropel de las glorias nacionales; , r.; - 11

V. jPero que gloiia es la que se pretén- Ni es de de conseguir con quitar el nombre de Cassi- mengiM pa-teridcs. a l a s Sorlingas, y.darlo d niiestras isn "^ . ""'^^^^ las de Bayona?,Dese el nombre aJUsunas >ó '\l''' '",'Jj,',' a las otras , siempre scra yerdad que las dd glòria. Bayona son de nuestro mar , y Ids Sorlingas no lo son :. siempre se verificarà que estàs se-gundas, que no son nucstras, produceu es-

Ffa fa-

228 SüPtEMENTO VIII. taiío ; y las piimcras, que lo son , iio Ió pro-diicen. i Aspiruinos al domiíiio anti^^uo de ias Cassireridcs para tener la glòria de habcr sido jQüsotròs antiguamcnte los unícos duefios del esrano, y los unícos que lo dabamos a rodo el mundo? £sra glòria la tenemos en qiialquic-ra sistema; però en cl que yo defiendo la te-ncnios mas cumplida que en qualquiera otro. Pongase el sisrema de lospadies Hardtiino y Florez., que rieneh por fabulosas d las Cassi-tcrides: en esta suposicíon toda la glòria es nuesira ; pues tuera del estaiío de dichas islas, no se conocia otro en el mundo sinó el de nucsira península. Deíiendase el sisrema co-jnun de nuestros autores, que ponen las mi­nas de'dicho meral en los mares de Galícia: la glòria tambien nos queda ; pues el meral era rodo de nuestros mares, y de nucstra na-cion. Regalense las Cassiterides al mar brità-nico : nucstra glòria es niucho mayor : pri-mero , porque 5e exrendia nuestro nombre mas aliú'de nuestros mares, hasta el de Jnglaterra: scgundo , porque qiianto mas apartadas esta-ban de nosotros las minas del estaiío ; òrro ran-to se aumenraba nuesrra glòria , siendo noso­tros en' rodo el< mundo los unícos poseedores' de cstc mctal: tercero , porque cstando las Cas-tcrivics tan distàntcs de nuestras costas , era mucho mas glurioso nuestro comercio y na-vegacíon de lo que hubíera sido tcnicndolas . muy cerca*: quarta , porque cstando cl objc-to del-comercio en tanta propòrcion para los bríranòs, y ran fucra de mano para nosorros, erecen los honores de nuesrra indústria al co-tcjo de la inaccion y pereza de los antiguos inglcscs. {Forquc alega pues el scnor Pérez

Quin-

CAssiTERtnns. 229 Quintero el zelo de las ^iorlas de la pàtria ? j porque se queja el scfior Cornide de la in­diferència con que muc/ios de nuestros espaiioles han mirado esta pretensiun (ingk•s.^}? b'i hu-biesen considerado el asunto j aciíicanicnte, hu-bíeran dudo las gracias al si-nor Candem , y ú todos los que lo siguen, por la glòria que nus acarrea su sistema. • VI. Però Espana (dicen) no nccesitaba de De Espaiía tn'íAis inglesas para tcner la cloria del estaüo. «^acab^ts-

• w • '-' • ' , ' -v^ !• 1 j - Miui clisii;i-11 quien jamas lo ncgor Yo dixe en el dis- toUcl«lo!as curso preliminar, que d raeaida del oro }> pla-Cii3>\t<:r\úcs. ta abundava tambien nuestro terreno de todas otras suertes de metales ivferiores , como hier-ro , plomo , estam , ò^c. Dixe en la Espana primitiva, que se puede Juzgar que los espa-üoks aun antes de conocer d los fenicios, se ser-'vian del cobre y estano. Dixe en el libro ter­cero de la EspaSa romana, que el plosno y eS' tano eran metales muy comunes en toda nues-tra península : que liufo A'vieno alabo parti-cuLirmente el estaiío de Andalucta , però no de-xó de insinuar el de las motitimas de Portu­gal y Galicia , que lo daban en mayor canti-dad: que Plinio , liablando del plomo blanco, llamado por los griegos Cassiteron, asegura que lo protiucian las tierras de Galicia y Lusita-nia. Diré todavia mas para mayor sati^faccion de mis dos advcrsarios : que no solo Plinio y Avieno hablaron del cstaiio de nuestro conti-nentc , però tambien Aristòteles y Estrabon, y Solino, y Dioiioro Sítulo, y Pomponio Me­ià : que ei clarísimo Sarmiento en sus viages de Galicia descubrid algunas seüas de anti-giias minas de cstaiio; y en carta dirigida al P. Rabago notilicó las que se habian nallado

cer-

2^0 SuPtEMENTO VIU. cerca de la villa de Pontevedra en Gayolas, Cerdon y Muradas : que en las modcrnas mi­nas de Montercy se Jian encontrado algitnas betas que si no son de estaiío lo parecen , y es fàcil que tengan algunas pàrtecillas de di-cho meral. jPero de todo esto que sacanios? Nada para nuestro asunto. No se busca la si-tuacion de todas las antiguas minas de esta», n o : se busca solamcnte la de las Cassiterides. Que Galícia lo produxese, no prueba que eii su mar hubiesen de estar dichas islas; lo pri-mero porque puede haber islas de cstaüo cer­ca de un contincnte que no lo produzga: lo scgundo porque en caso que valicse el argu­mento de la vccindad , tendrian igual dere-clio los inglcses , é igual tambien los anda-luces, porque como hay minas de cstano en Galícia , las hay tambien en Inglaterra y An-dalucía.

S; cxàniinsn VIÍ. El medío mcjor y mas seguro para ave-las cxprcsio- ríguar la situacion de las antiguas Cassiterides es

• tííuosjcerca " exameu y combmacion de los testimonios an­tic (liclias iï- tiguos , en que se habla de ellas. Los pondre 'as. aquí por su ordcn, no solo en castellano, pe­

rò aun en latin , para que no se me pueda repetir lo que dixo cl seiíor D. Miguel Pérez Quintero hablando de los versos de Avieno: íjue el seiior abaté Mastiett twjo por con'venSen' te omitirlos , y en su lugar poue wia traduc-cion contpenMosa en que se suprhnen mtichas menudencias , las quales sin embargo son muy conducentes para entender con menos impedi-mento la mente del autor. Por el tcxto , que despues copiaré, se vera que nada omití de lo que pcrtenece al asunto : però dexando por ahora a Rufu Avieno, que no es de estc lu-

m

C A S S T T E R I D E S . 231 gar, oigamos antes à los mas antiguos.

VIII. El príncipe de los poetas griegos, Homero. que por antigüedad es cl -primcro , numbrò cjsualmente en la iliada una bala de estano; y Plinlo hizo mencion de estc pasage con las pa-labras siguicntcs:

Plumbum àlbum habuitauctoritatem et tlia-cis temporibus teste Homero, cassiteron ab eu dictum (1 ) .

Traduccion castellana : „ £1 plomo blanco „ cstuvo en aprecio aun en los tiempos tro-„ yanos, segun se colige de Homero , que lo „ llamd cassiteron."

Es muy probable que díí'cassitcron o estaiío, conocido en Grècia en tiempo de la guerra de Troya , fuesc el de las Cassiterides, porque ya entonces nuestros fenicios gaditanos nave-gaban por el océano , y habian adquirido mu-cha fama por' su comercio : però aun en esta suposicion cl texto del poeta no nos da nin­gú na luz para nuestro asunto, porque nada di-ce que tenga relacion a geografia.

IX. Despues de Homero, Hcrodoto es cl llerodoto. mas antiguo de los que hablaron de las Cas­siterides. He aquí su tcxto segun la traduccion latina , rccibida y citada por cl seiior D. Jo-seph Cornide:

T<lec Cassiterides novi insulas, unde ad^ios venit stannum. *'

En castellano: „ Tampoco sé quales son „ las islas Cassiterides de donde nos viene el „ estaiío."

De estàs pocas palabras , que son las uni-cas que suelen citarse, es cierto que nada se

pue-(1) ? l inm , hiitftu ttmlit'Alií , Inm. f. lik. }4 . Cif. l(, pie- '53-

232 SUPLEMENTO VIIT. piiede colegir acerca de la situacion de las Cassitcrides. Pcro alguna mayor luz pucde co-miinicarnos todo cl texto entero que viielvo aqtu d poncr , conio lo puse poco antcs:

„ Nada pucdo afirmar con seguridad accr-„ ca de las extramidadcs occidentales de Euror „ pa ; ni piiedo crecr que los barbaros den el ,, nomb/e de Eridano a un cierto rio que desr „ cmboca en cl mar septentrional, de donde „ dicen que nos traen cl electró. 7'anipoco sé „ quales son las islas Cassiterides, de donde nos „ vienc cl estano; y el misnio nombre de Eri-„ dano , que es griego y no barbaro , me ha-„ ce sospcchar quei^ea cosa inventada jx)r los „ poetas. .Todas las diligencias que he hecho „ iian sido inutiles , y ningun tcstigo de vista „ me ha podído informar de la configuracion „ del mar en aquella partc de Europa : però „ lo cierto es que de las cxtrcmidades de Eu-„ ropa nos traen electró y estano" ( i ) . Se ve que Herodoto, en medio de la contusion de sys ideas , no liablo' de las costas occidentales mas baxas , sinó de las mas altas y mas \'eci-nas al norte ; pues ora nombra occidentc , y ora septentrion, y especifica en particular las rierras que producian y produccn el electró, que son ciertaniente septentrionales. Estos in-diçs'os mas bien nos Uevan a las costas de In-gliterra que a las de Galícia ; y en caso de no querer salir de nuestros marcs y de nuestras islas , parcce que segun las exprcsiones del cs-critor gricgo debicramos inclinarnos a las de san Ciprian , que miran a septentrion mas bien que a las de Bayona , que son cnteramente

o c ­cí) Kciadoco , hiittrUrum , lik, s-t't- >;4.

' C A S S I T E R I D E S . " 233 occidentales. Però mantengamonos todavia en una perfecta indecislon, ya que Herodoto no hablò hi-pudo hablar-coh cbrídad por no es-^

11 tar informado de lo que dècia.o' /.y-i.., ' ^ X. Gasi un siglodespues de Herodoto escri» AnVc tcirs

biò Aristdteles, cuyas son estàs palabras. Stannum ferunt celticitm multo citius quam

plumbum íiqüefieri (^. Traduccion : .í'fiwili que el estaiío cclti-'

„ co se derrite d Asnitoniucho mus presto que „ el plomo."

J£s bastante probable (dicc cl senor Cor-nide) que el estano à quien Aristóteles en sti l'tbro de las casas admirables da el nombre de celtico, fuese de nuestra costa ; pues annque Bo-chart q'iiiere aplicar esta palabra d la Britan-»ia, no sé que en tietnpo de Aristóteles se co-nociescn aquellas islas (Cassiterides) , ni se las diese el nombre de celticas. Si esta region cel-tica , en donde segun Aristóteles se producia este estaím fàcil de fundir , puede equivocarse con alguna , ser d con la de las G àlias , en las quales Plinio asegura que aunque con trabajo, se sacaba plomo en todas partes : Niçro plum-bo adfistulas laminasque utimur, lal·'oriosus in Hispània eruto; totasque per Gallias....Con-'vienen la mayor parte de los críticos en la vef-dad de las dos expediciones nd'vales despacha-^ das por los cartagineses en el tiempo de su ma­yor prosperidad para reconocer las costas ex-teriores del 'viejo continente, baxo las ordenes de sus dos Almiranies Hannon é Himilcon'./t ... Nuestro erudita Velazques,, cu VA CRONO-íoGiA siGo , fixa la expedicion de Himilcon

TOM. XVI. Gg por U\ ^tiïU'ttclct, tperum. tom. t. Üt niTMMiiiumitíemítAriífnihiit i»,ítn.

^34 SUPIEMENTO VIII. por los afios de qtiatrocientos. antes de Chrísto, ctty'A època con cor ta diferencia coincide con el tiempof en,.0e.\.escTÍbió Herodotoít y -.d la qual se pnedett referitJas itoticiasmar. drctmstan-ciadasi'del nuestrds Cassititrides ( i ) . No sé co-mo atar ,unas con otras las noticias que nos comunica el senor' D. JoscphCornide en cs-te su discurso. Dice lo.vorimei'o ,• que la tier-ra,iceltica', decuyo eiumliabld Artstorcles, siipiiede equivocarse tàbtttígtma regien , serà cot: la de las Galias; y el motivo que alega para esto es el testimonio de Plinio relativa-mcnte al mucho plomo de Francia. i Que tienc que ver el objeto de que habla Plinio , con el de que habla Aristdteles? £1 historiador na­tural hablo' del cstaüo y ,del plomo separada-mente en dos distintos capítulos , el dicz y seis y el diez y sictc del libro treinta y qua-tro. Qiiando trato' del estaüo, dixo <juc ha-bia .minas de él en Lusitania y Galicia; pe­rò no dixo ni insinuo que las hubiese en las Galias : al contrario, quando habld del plo -nio, entonccs dixo exprcsamente que lo habia en Francia, como se ve con la mayor eviden­cia en el mismo texto cirado.. Luego en las Galias, segiin Plinio no habia estaiio ,''sino plo­mo,; y al revés- en .la region celtica insinua-da. por Aristdteles , no habia plomo, sinó es­taiio. jComo podrà pues confundirsc la Cel­tica de Arístoteles con la Francia de Plinio? Aüadasc i que varios escritores antiguos nos hun dadovtestimonio de las minas de plomo de los franceses; però de sus minas de èsta-no ni uno solo entre todos. é Con que funda-• ^ m e n ­

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CASSITRRTDES. ' mento puies.. podran: colocarse en-Francia las' tierras-Kciindas de'-estano ,-insinuadas por eh fíldsotb"gríego ? 'DJce m .segundodij^ar^el se- l noi; Comideli-qtte il·lo- sal^e^'i^iié> ét» tSentf^idei Aristóteíe& > se iconociesem las islas Cassiteridesi' y despues aiíadc,ique'porlos aüos'de quatro-) cientos antes de Jesu-Christo, quando escri-'-bia Herodoto , y quanda firé ia> expcdicion de' Himilcoii ,• ho soloieran-iconocidas, 'sino q'ud'-i esa Jpoca>is0 piiedett referirylasnotieias'tttas'j cjrcunstançiadiïsuie dielias islas. Si eran ya ran ; conocidas en tiemi>o ^e Mimilcon-y Hertído-tò , en elano antichristiano de quatrocienios, (Cumo todavia no se-conocian en • rJempei de Arísróreles , qüc' es' posterior à dichai ifechi f y cscribid dcspuesdc Herodoto? Miicrudito c<?n-sor ernpetiàdo en'rcbaxar la època de las Cas-siterides por temor de que'el texto de Aris­tdteles pueda' favorecer a los inglcses-, como; lo juzgd'BocharC',"nO'Tçpard en losanacronís-' mos que acabo de insinuar : y viendò poh otra' parte que el-fild.sofo igríego idid el renombrc-de celtico al estaiio, por micdo de que no se lo apropie Inglaterra, quiso mas bien regalar-lo a los franceses, que no trenen ningun dc-rccho a scmejante producro. No hay .para què cmbarazarse en tantas'qücsrioncs. Segim el sis-: rema de mi historia ,• la buna de los antigues celras fué nuestra península. Aun rechazando cste sistema como nuevo , es innegable scgun los testimonios de los escritores antiguos, que habia celtas en Espaüa , y en Iparticular < en nuestras costas occidentales v scptentriónalcs, y que por el mar de Ids ceítas cspaüolcs pa-» saba el esraiío de lasCassiterides. He- aquí des-cubierto el motivo porque Aristótel es pudo:

Gg2 lla- •

í^6 SUPIEMENTO VIII. llamarlo c'eltico. i Però que se saca de todo es­ta por lo que toca.a la situacion de las islas? Nadà.absolutaineiite; pues.o <estuviésen.en In-glaterra d en Galícia, con igual verdad po-dian-llamar cel ficà a su estailo los. que no sa-bian de él otra cosa, sinó que venia de aquc-llos marcs : y aun sin relacion de las islas Cas-sitéf id«» , podian entenden. jpor. estam celtico al de nuestras tierras de L-usitaniay (jalicia,,que eran realmente celticas, y lo. producian. Sesi-gue de todo esto que en vano citan algunes a Aristòteles para la presente qücstion, pues sus palabras no nos dan ningiina luz acerca dd articulo dé que se disputa.

Diodoio Si - . XI. Pasemos d Díodoro Sícnlo, que habld cuio. ç0Xi alguna mayor cspeciíicacion, Tratandode

propo'sito este escritor de lo mucho que se ennquecicron en Espana los fcnicios y carta* ginescs .con el producto de las minas , nom-bra;varios metales en que comerciaban, yidcs-pues de haber dicbo: en particular que en v<i-rios lugares de nuestra península hay esraào, prosigiie así:

Supra Liisitanorum provinciam mitltitm stannei est metaili, in hisuUs "vuielicet occiíL·ii-talibus , occeano iberico aiijacentibiis (aut pro-xímis) , qiias Utirco CassiterUes mmcupatit.

Traduccion castellana : „ Mas arriba de „ Liisitania (así tradiice el mismo seüor Cor-„ nidc) Iiay mucho estano en unas islas occi-„ dentales adyacentes , o' vecinas al océano ,i iberico, y llamadas por estc. motivo Cassi-„ terides." Despues de estàs palabras aiíade in-mediatamente , que hay tambicn mucho cs-tafio en Inglacerra, y que este en su tiempo se transportaba por mar hasta las costas de

Fran-

I i

C A S S I T E R I D E S . 537 Francia, y por tierra hasta Marsella y Nar-bona ( I ) .

Tres seiías nos da Diodoro Sículo para in­dagar la situacion de las Cassiterides : Qiie son islas occUentales : que estan mas arriba de Lu-sitania : que estan vecinas ó adyaceiites al occa-vo iberico. La primera seíia es equívoca, y del todo inútil, pues respecto de las costas cxtc-riores de Europa, de jque hablaba Diodoro, son infínitas las islas occidentales , y tanto lo son las Sorlingas respecto de Francia , como las de Bayona respecto de Espaiia, Ei histo­riador gríego hablaria con esta gcneralidad, porque no sabria determinadamcnte su situa­cion , y constandole que comerciaban en cllas antiguamcnte nuestros espanolcs de occidenrc, las ílamaria por este motivo occidentales. La segunda seiía favorecc mas a los inglcscs que a los gallegos , porque liablando , como habla, de los iberos de Portugal y Galícia, si hubiç-se qucrido indicar algima isla de cstas provin-cias, lo hubiera dicho claramentc, y sin obs-euridad ni rodeo. Dixo confusamcnte y en general, que las Cassiterides estaban mas ar­riba de Lusitania, porque no tenia idcas m.is daras, y solo sabia en confuso , qiie cl runi-bo que tomaban antiguamcnte nuestros mer­caderes de Cadiz , era por los mares de Por-tucal. Tambicn es muy creible que el escritor gríego hubiesc oido ò leido, que se criaba cs-taiío en nuestro continetKe mas arriba de Lu­sitania , y que se criaba tambicn en las islas Cassiterides, como realmente se criaba en cn-trambas partcsi y que por falta de instruccion

o' m Dit^er* Sicu\o,HHitrtc* lihtiiiid, lib, f, mim, jt. pig. }<o.

Kstrahon rcxio I.

aí;8 SuPZEMENTO VIII. o advcrrencia fonnase de csros dos puntòs his' tdrlcos uno solo, y confundiendo las minas iie mas arriba de Portugal con las de las Cas-siterides, dixcse que estàs islas estaban situa-» das mas arriba de Lusitania. £n el texto que lucgo copiaré del prínclpe de los gedgrafos se vera cl íundamento solido de esta mi conje-tura. La tercera seiía es todavia mas clara. La Espaiía occidental y septentrional , todo. era Iberia para Diodoro Sículo ; y cl occano de aquellas costas, todo- para él era viar iberico. £s claro que si hubicse qucrido hablar de las islas de Bayona tan inmediatas a Galicia, las hubiera llamado dcsde luego islas del mar ibe­ra , y no conio las llama y describe, adjacen-tes o "vecinas d dicho mar. Este modo de ex-|>licarsc manifiesta claramcnto que él no las ;uzgaba situadas en el océano cspanol, sinó en otros mares inmediatos d vecinos a los nucs-tros, que debian de ser en su concepto los de la gran Brctaüa, y por esto paso' inme-diatamcnte de este discurso al del estaiío de Inglatcrra. Pcro ma}'or luz nos daran todavia los autores que se sigucn.

XIÍ. EI príncipe de los gedgrafos griegos habld varias veces de las Cassiterides. He aquí sus textos segun la traduccion latina deXilan' dro )' Casaubon, que es la misma que siguen mis dos censores ( i ) .

Texto I. Addit Possidonius, stanmim.... tijsci aptid barbaros, qui supra L·iisitaniam de-gimt, et in Cassiteridibus insulis; «-.v Britattnicis quoqut Massiliam ad/erri.

Tra­ç o Eitraknn , rtrum fittrtrli··

•Ic Auiitcnlim dC 1707. Vcjnsc I »

•nisniot tcKins en I.if pj^i im j ^ , « i . 16. 17. <ic la iiiMMhm AA »c-Nor CorniJe.

C A S S I T E R I D E S . aco Traduccion castellana : „ Dice Posidonio

„ que el estaiio se cria en el país de los bar-„ baros que estan mas arriba de Lusirania, y „ en las islas Cassiterides; y que tambien de „ Inglaterra se transporta d Marsella."

Los dos griegos , Posidonio y Estrabon, nombran aquí con roda distincion tres diver­sos manantialcs de estaüo, el de las minas de Galicia mas arriba de Lusitania , el de las is­las Cassiterides , y el de la gran Bretaiía , que son las tres mismas exprcsioncs de que uso Diodoro Sículo una tras otra. Se descubre aquí el fundamento con que dixe poco anfes, que el texto de Diodoro, en que estan juntas y confundidas en uno las dos primeras idcas, debe estar cquivocado por inadvcrtencia d su-ya, d de sus copistas, pues tambien de es­tos pucde ser cl error. Luego por rclacion uniforme de todos los tres gnegos , estam de Galicia , estam de las Cassiterides, 7 estaiío de Inglaterra , son tres cosas diversas , y son los tres unicos cstanos que conocicron los grie­gos. Cotejemos ahora la geografia antigua con la presente. El estaiío que llamaban de Galí­cia , ò de sobre Lusirania, en Galicia lo ha-llamos : y cl que llamaban de Inglatcrra , d de Britannia, en Inglaterra lo vcmos. ^Don-dc pondremos pues el que atribuvan a las is­las Cassiterides? Es claro que debe poncrsc ne-ccsariamente donde hallamos isl.is con esfano. Naveguemos por todo cl ancho océano des-de Espaúa hasta Inglaterra : no io hallaremos en las islas de Bayona. ni en ninguna otra de nuestros mares , pcro sí en las Soríingas • hie-uo cstas son sin disputa las Cassiterides de que hablarpn los escritores griegos. Coníiesan mis

dus

240 SuPtEMEKTO VIII. dos criidítos ccnsores , porquc nò pueden ne-gurlo, que rcalmente en nuestro mar de d^ licia no se ha dcscubierto hasta ahora ningu-na mina de estanc: però no por esto se rc-tiran de su pretension. Para sosrenerla a pe­sar de la evidencia contraria, roman dos ca­mines diversos, que son muy diferentes el uno del otro, y casi encontrados . pcro entrambos scgun mi pobre juicio igualmente torcidos. D . Joseph Cornide se excusa así: La folta a'c cultura en que hoy se hallan las islas de nues-tra costa , impiJe el que se conozca lo que con-tienen siis entranas, però no la matèria de que constan , bien descubierta en las peiias de que estan criz-adas , compuestas de una espècie de arena mezclada de arcilla , d quien los natu-ralistas conocen con el nombre de saxum pri-mi^enium, lapillis , sabulis , argillaque cqgna-tum ; de cuyas parttculas descompuestas, y mez,' cladas con las producciones vegetables y Jiemo de las atès maritirnas, se haformado el'man-tillo ó tierra -vegetal, que cubre mas ó menos algunas de ellas, segtin lo escabrosa de las co-linas y montaíjas que coustruyen su armazon, y que las hacia aptas en otro tiempo para el culti'vo , hasta que por las piraterias de los mo­ros se "vieron obligados sus habitadores d des-ampararlas. Estàs noticias ,adquiridas de los que las "jisitaron, y conformes con la disposicion y materias de que consta la 'vecina costa que he reco-vocido, me cowvencen de que en sus calidades na-turales son muy conformes con las mismas Sorlin-gas, y con todas las tierras criadoras del metal, de que se hallan en aquellas (Sorlingas) algunas muestras,y de que no se hallarian menores en las (de Ba)·ona) de quetoy trataitdo, si por algun sii-

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i

CASSITERTDSS. 141 geto instruido en la metahirgia se hiciesen en ellas algunas investigaciones cientifkas, de cu-ya empresa podrian resultar no pequeüas •veii' tajas d nuestra indústria ( i ) . ^A que viene? (Pcrdoneseme la ingcnuidad) ^A que viene toda la erudicion de los mantillos, y lapilos, y arenas, y picdras primigcnias, y íiemos de paxaros , y ticrras vcgetales, y otras cosas se-mcjantcs a estàs, que por fin no son estano, y SC liallan en infinitas tierras en que jamas se crio' dicho mctal, ni jamas se criarà? To-do el largo discurso de mi respetado censor se reduce ú decir, que aunque hasta ahora los. que han visitado las islas del mar de Galicia jamas han encontrado en ellas ni una sola ve­ta de estaao, pudicra suceder por ventura que algun sugcto mas practico, renovando las di-ligcncías con mas tcson , Uegase por iin ú des-cubrirlo. i Y nos habrcmos de contentar de es-ta mera posibilidad? gY habremos de llamar islas de estafio a las de Bayona , que no lo tie­nen , solo porque no es imposible que lo ten-gan , mas bien que a las Sorlingas , que no solo pueden tencrlo , però realmcnte lo tie­nen ? Dexo el juicio a qualquiera que no xcn-ga pasion en el asunto. El sefior Pérez Quin-tero conociò que la mera posibilidad de que acabo de hablar no era muy al caso; porquc si alguno renovase las diligencias que pretcn-de el scnor Cornide , y se internase por ba-xo de todos los mantillos j íicmos de las is­las de Bayona , p'udiera suceder que nos de-senganasemos mas de lo que estamos , y que

loM. XVI. Hh ca

t>) Caraidc , Ui CtiiittrUii, r^t- '<«• •)(• ' ! ' •

242 SUEIEMENTO VIII. en lugaf de posibilidad de csranu dcscubriese* mus·algiina\esp.ecio de iniposibilidad. Con es­tos •temaros^y. sQspcchas, penso en otra escu-S;i,tnas ingcniosa.' L^mayor diftcultad ^ciice) es no hallar en Ivs mares de Galtc'ui iiiez. islas, íí quiciies cott'V.·ti^dn Lis seüas qtu de las Cas-sitíTt'iies dexjroii escritds los antigiios ( N o es poc.i esra confcsion). lero esta (^prosigue) no e,s .raz.cn poderosa , que nos obli^ite a remm-ci.ir una glòria jniiy particular de Espaíia , se-iiora algun tiempo de un emporio en-oidiado de viucluis naciones. Su memòria sola debe lison-gearnos :._;' si no exísten las islas, se debe atri-buir d las. mtichas revoluciones que ha padccido el jílobodc la tierra , en una de las quales ha-brdn sido nhsori'idas por el mar.... Rs cier-to que Rspafia nada pierde dando d los ing le­ses el nombre de las Cassiterides , las quales ha miicho tiempo que no posee en realidad: però aitnque esto es así, iiosotros sin embargo acbe-rnos mantener aun la fama de aquello que "üer-daderamente nos ha pertenecido alguna -üez. c Quien ignora las graiides re'vohiciones que ha padecido el globo terraqueo^ íQuien duaa que en todos los siglos ha experíinentado el inundo novedades mas graiides que la' de tragarse el mar d die-z. ÍSIJS? iA·quien no. constan las pro-'vincias , montaiias y ciudades que han sentida esta desgracia ann en uuestros dias ? j Qiàen no sabé que

Omnia miuantur, naturac Icge crcata, Ncc SC cognoscunt tcrrae, vertentibus ànnis?

Tacs digase que pudo suceder ctro tanto en las Cassiterides , las qtuiles por secretos juicios de

la

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CASSITERIDES. 243 la sabia providencia del Todopoderoso habran sido absor'vidas por el mar, ó habrdn padecido alguna de las vutchas minas que se escriben de otras...'. Creo que ha de ser singularwn SH opi-nion el P. Florez. ; que quiso mas bien .negar con Harduino la antigua existència de las Cas­siterides , que confesar ingenuamente que içnor. ramos como han desaparecido estàs islas /amo-sas Una de las • circunstancias. que ha no-tado en su favor ^ la faccion inglesa'-, es que las Sorlingas son abundantes de estaiio. Pera de aquí solo puede inferirse, que d las Sorlingas pudo convenir el apellido de Cassiterides en el concepto universal con que solian distinguir los griegos a los parages que prodtician estaíio-iy si los patronos de la contraria opinion se con-tentan con esta mera confesion , yo se la re-pitó con sinceridad y de todas veras, mientras que les nie^o redondamente haberles perteneci­do aquel titulo como particular distintivo en­tre todas las islas estannarias.... En el sen·i tido comun (de islas de cstano) se pueden lla-mar Cassiterides las Sorlingas , como observí poco antes; y acaso estàs son aquellas Cassite-rídes de donde , segun dice Diodoro Stcnlo ci­tada en Masdéu , transportaban el estaiio dl opuesto continente de Fronda , porque e/'ecti-vamente estab'an enfrente , lo que no se veri­fica en las nuestras. La diferencia entre estàs y aquellas consiste en usar las islas de Espa-ija el nombre Cassiterides como propio ', y las Britdnicas comó apeUitivo (1). Saqucmos la quinta csencià'dc todo cste razonudo. Confie*

Hh2 sa

(l> rcrci Qui»«rc» , iiiertuiím , pij . j . 7. ï . r». j i . )!•'

244 SVPIEMENTO VIIT. sa mi censor que las Sorlingas producian y pro. ducen cstano , y por este motivo pudieron liamarsc Cassiteridcs, y que íal contrario en nuestros mares no hay actualmente niíiguna isla Cassitcride ni de estaiío: però dicc que a pesar de todo csto, no hemos de renunciar à nucstras glorias nacionales, poique aiuique ahora cerca de nucsrras costas no iiaya islas Cassiteridcs, pudo Jiaberlas en otro tiompo, y el mar se las puede haber sorbido. Venimos a parar en otra mora posibilidad, que es pcor ral vcz que la del seiíor Cornidc , pues para descngafiarnos seria menester visitar el fondo del niar, y practicar diligcncias niucho mas di>ficiles. ; Quien aprobara esta espècie de crí­tica ? Las Sorlingas son islas de estano , son isl·is Cassiteridcs : però esta verdad de hcclio se ha de dcspreciar, porque el mar de Espa­i a puede haberse tragado otras islas, que pu-dieron producir estaüo, y pudieron llamarse Cassitendes. Es tan cxtrano este modo de pen­sar , que me avergüenzo aun de confufarlo. Però el seiíor Pérez Quintcro propone toda-via otra mera posibilidad , que liicre dirccta-me;ite el tcxto de Estraboii. Dicc que donde Xilandro traduxo , statwum nasci aptd bàr­bares , qui supra Lusitaniam íiegwit, et in Cas-siteridibus iusulis , f.f Britannicis quoqiie Mtis-siliam adferri, en lugar de ex Britanmcis quo-qiie, pudicra leersc et ex Britamücis, porque SC conformaria mas con la conjiuicioiv íai del original griego ; y que en este caso el adjerl-vo britannicis concertaria no solo con iusulis, pcro rambien con cassiterijibus; y de aquí re­sultaria que /as islas Cassiterieles/ Britamticas, nombradas por Estrabon, no K-riaii dos ob;c-

tos

C A S S I T E R I P E S . 245 tos diferentes, sinó uno mlsmo ( i ) . Esta re-ílcxíon gramatical no puede haJiar apoyo ni en la gramàtica, ni en la bi:.toria. No en la nramatica : \o primero porque así cl griego kai, como el latino et, se toma muclias ve­ces por qtioquc ; y en cl tcxto de que se tra-ta esta sin duda muy bien tornado en csrc scn-tido , como lü tomo' Xilandro , que sabia muy bien las dos Icnguas : lo seguntio porque aun tomando cl et por mera coniuncion , cl ad-jctivo britannicis se podrú j ' dcbcra referir al iusulis , pcro no al cassiteridibus sin nuíclia impropiedad y violència ; porque si EstraLon hubicse qucrido decir que de las Cassiterides se llevaba el estaiío a Marsella, luego dcspucs de nombradas las Cassiterides, hublcra dicho* inmcdiatamente , que de estàs se lU'vaba el es­taüo , sin apellidarlas con otro nombre difc-rentc , que solo podia servir para confimdir y obscurecer cl scntido. Però no es sola la gra­màtica que se queja del senor Pérez Quinte-ru : se qucja tambien la historia. Todos los an-tiguos han hccho distincion entre Britannia y Caisitcrides , y entre cl estano de £ritannia que iba ií Francia , y cl de las Cassiterides que iba d Espaúa ; y esta diferencia històrica de los antiguos la vcmos veriMcada aun por nucstra pròpia experiència ; pues hallamos es­taüo en Inglaterra , y estaüo en las Sorlingas, y vcmos que hay dilercncia real entre una co­sa y otra. ^ Para que pues mctcr confusion en puntos tan claros? jPara que identificar cosas tan diversas? Seria malo que yo hiciesc csto; pcro niucho pcor es que lo haga mi adversa-

• xlo:

Testo IT, lic liitrabua

246 SUPLEMENTO VIII. río : j pues qiiien no se niaravillara que tra-bajando , como trabaja , para acercar las Cas-sitcridcs a Espana, las 'aJ'a à confundir c iden-tiíicar con la misma Inglaterra, de donde pro­cura apartarlas? Queda pues cvidenciado que los tres escritores griegos, Posidonio , Diodo-ro , y Estrabon , distinguicron todos ellos tres difcrentes minas de estaiio , las de sobre Lii-sitania , las de Bretana, y las de las Cassite^ rides, y que criandose rcalmente cl estaiio aun en nuestros dias en Galícia, en Itiglaterra, y en las Sorlhtjas, estàs tres regiones dcben ser neccsariamente las de que ellos hablaron.

XIÍI. Estrabon prosigue dicicndo: Qui navigaiit 'versus scptentriotiem , eoritm

*curstis d sacro promotitorio ad Artabros diri-gitur , ad dexteram mamim iiabentitnn Lusita~ tiiam ; deinceps reliqims (cursus) 'versus orien­tem ad angitlnin obttisnm iisqtie ad extrema Pi~ rimi , qnae in occeamtm desintmt. His ocoidtiae Britanniae partes oppositae siint 'versus septen-trionem , iteinque Artabris 'verstis septentrio-i:em opponuntur insulae Cassiterides , in pela-go , et Britaniiico propemodwn sitae climate.

Traduccion castellana : „ Los que roman el „ rumbo para scptenrrion desde el promontorio „ Sacro (hoy cabo de san Vicente) se dirigen „ hacia los Artabros , dexando a mano dere-„ cha la Lusitania ; despues, formando como „ im angulo obtuso, navegan hacia oriente has-„ ta las extremidades del monte Pirineo, que „ rcmatan en el océano. Enfrentc de estàs ex-» tremidades hacia el nortc caen las costas oc-„ cidcntales de la Britannia ( d Inglaterra); y „ enfronto ae los Artabros hacia el septentrion „ caen las islas Cassiterides, que estan situa-

»das

C A S S I T E R i r E S . 2^y „ das en alta mar, y casi en el mismo clima ,-, britanico."

Este rexro de Estrabon , aunque fucse el unico de to.ia la antigüed-iJ, bastaria para cor-tar todos los ploytos , y docidir en lavor de las Sorlingas. I-"ixemos los tres puiítos cioitos, iiisinuados por el goografo : extremiJadcs del Pirineo , costas de Artabros , }• p/ajas occiden-tales de Inglaterra. l'or exrrtmidados dol Pi­rineo se han de entcnder sin duda las tiorras marit i mas de san Sebastian y Fnentera'·jta, que son las mas contiguas a dicíio monre. Los an-riguos artabro"; , como dixe en la historia de laEspana romana , se cxtendian desde el cabo de Finisterre hasta el de Ortegal; y por con-siguienre , para tomar un punto medio entre los dos extremos , piieden tomarse las costas de la Corima , en cuya altura ciectivamonte dcbc haccr la nave el angulo obtuso de que habla el cscritor griego. Alguna mayor dificul-tad puode habor en "determinar las pla) as oc-cidentdles de Inglaterra, porqizc como enfron­to do nucstras costas de san bobastian no caen de ningun modo las playas occidentales , sinó las meriaionales de la gran JJrotafia , parece que Estrabon por falta de reflexa se dobe haber cquivocado: però ya que esto es así, tome-mos para mayor scguridad dos puntos difc­rentes ; cl uno occidental ,'qi\c dcbe ser sin disputa cl de las costas occidentales de Cornti-l'atles , que son las mas vecinas a Espana; y el orro meridional que se ha de suponer el de las costas de Dorcliester, por ser las que estan por linoa recta enfrente de san Sebastian. Pucs-tos estos principios , en que no cabc disputa, obsetvesc la diferencia septentrional que se no­

ta

448 SUPLEMENTO VIIL ta en el mapa entre san Sebastian y Dorches-ter , o entre san Sebastian y Cornwvalles. San Sebastian esta a los quarenta y tres graciós de latitud; y Dorchester y Cornuvalles, en-trambos igualmente estan a los cincttenta gra' dos : de quarenta y tres a cincuenta van siete: lucgo la diferencia septentrional, así de Dor­chester como de Cornuvalles, respecto de san Sebastian , es de sietc grados. Tomense las mis-nius medidas septentrionales desde la Coruna liacia el norte , y estàs nos llevaran puntual-mentc a la altura de las Sorlingas. He aquí la prueba evidente: la Coruüa esta d los quaren­ta y tres grados de latitud, y las Sorlingas a los cincuenta: luego la diferencia septentrio­nal de estàs islas respecto de la Coruüa es de siete grados : lucgo la correspondència que so nota lidcia septentrion entre la Coruna y las Sorlingas, es la mismísima qu.- se halla entre san Sebastian y Dorcliester, ò entre san Sebastian y Cornuvalles. Otra demostracion de lo mis-nio en diferentes térmir»os : la Coruna y san Sebastian estan en una misma latitud , a los quarenta y tres grados; y las Sorlingas , Cor­nuvalles y Dorchester estan todas tambien en una misma latitud a grados cincuenta ; de suer-te que tirando las lincas rectas, una desde la Coruna a san Sebastian , y otra desde las Sor­lingas por Cornuvalles hasta Dorchester , se forman dos pjralclas, como puede verse en la tabla adjunta. Lucgo considcrando la pro-porcion septentrional d hdcia septentrion, que es la de que habla exprcsamcnte cl escriror j^riego; la misma proporcion geogràfica que se halla entre san Sebastian y Dorchester , ò Cornuvalles, la mlbiiia se eacuentra en la Co-

ru-

T. xri. j'. i'v.o.

TAf iLA EN Q U E SJi D K M U E S T l l A ia sitiiucxoii <lc las CassilcTiiics.

C A S S I ' T E R I D E S . 249 runa y las Sorlingas. í Puedc veriíicarsc con mas exactitud y clariciad lo que dixo Estrabon, que como enfrente de las extremidades del Pirineo, ó püerto de san Scbastían, caen hdcia el norte las costas occidetitales ó meridionales de Ittgla-terra, que son las de Cornuvallcs o Dorcíies-ter ; asimismo enfrente de los artabros, d Co-

. runa, caen hacià el norte las tslas Cassiterides, ó Sorliftgas ? ^ Pucde haber mas patente demos-tracion de que el geoerafo griego por Cassi­terides hubo de entender las Sorlingas nccesa-riamente? Si hubicsen hecho mis censores es­tàs reflexiones geograficas , no hubieran sos-ccnido contra todas las luces de la mas clara evidencia, que Estrabon por Cassiterides hu­bo de entender las islas de Bayona. Veasc en la tabla adjunta la situacion de estàs islas , y se vera que estan , no mas arriba, sinó mas abaxo de la Coruüa , d los quarenta y un gra-dos de latitud, j Pucde decirsc de ningun mo-do , y en ningun sentido, que Bayona cae hú-ifia el.norte respecto de la Coruna? jPuede sostenerse con alguna sombra de vcrdad que luiestras islas de Galícia, sitiiadas al mcdiodia respecto de las costas de la Coruüa, y de Fi­nisterre son las mlsmas que situo Estrabon con cl nombre de Cassiterides al septentrion de las mismas costas? ;Podrà ncgarse que son las is­las Sorlingas, y no otras, las que describe cl gcògralb griego , puestas (como dicc) hacia el norte respecto^ de la Coruiia con Itr misma pro-porcion con que estan hacia el norte las costas de Cormivalles ú Dorchesfcr respecto de las de san Sebastian} Afiadanse a estàs seiías eviden-tísimas las otras dos que insinua el mismo es-criror, que las Cassiterides estan, sitttadas en

TOM. XVÍ. li al-

i50 SuPLEMENTO VIII. alta mar, y casi en el mismo clima britanico. Quicn no seà ciego, y ponga los ojos en cl mapa, .vera que las islas del clima britanico, d de- casi el mismo clima, pueden ser las 5or-lingas que estan en el mar britanico, é in-mediatas a Inglaterra; però no las de Bayonu,

3UC son de nucstro mar, y estan casi tocan-o con nuestras costas. Vera tambien quien ten-,

ga vista , que para quicn navega ^confo dice Estraben) desde el cabo de san Vicente hasta san Scbastian por nuestras aguas de Portugal, Galicia , Asturias, y Vizcaya , quedan en al­ta mar las Sorlingas, pcro no de ningun mudo las islas de Bayona, por entre las qualcs pasa, d miiy cerca de cllas. A pesar de toda esta evi­dencia , prctcndcn sin embargo mis dos erudites ccnsores , que Estrabon hubo de cntender por Cassiteridcs las islas occidcntalcs de nuesfro mar de Galicia. Vcamos como deiiendcn una causa tan desauciada. El seüor D. Joscpli Cor-nide , dcspues de habcr citado cl texto en la-tin , lo traduce así : Aüade Estrabon, que en-frente de esta costa (del occano septentrional) y hdcia el ucrte caian las partes occidentales ae la Bretana ; y al mismo rnmbo y enjrcntc de las artabros las islas Cassiterides, siiuadas en alta mar , y miiy próxïmas al clima britani­co ( I ) . Dos cosas se me olVecicron al leer es­ta tradiiccion : la primera , que el scnor Cor-nidc con la cxpresion general de que uso nom-brando el mismo rtimbo , pcro sin repetir el respecto al septentrion como lo repitiò exprc-samenre el gedgrafb griego , parecc que tiro de algun modo a deslumbrar a sus lectores,

(!) Cuiniílc , ra|>, if . pa-

' C A S S I T E R I D E S . 251 para que no cntendiesen tan claramcnte la si-ruacion septentrional de las Cassiterides: la se-gunda:, que despueside.haber traduddo el tex­to . no lo ilustrd con. ninguna rcflexjon neo-grdlica , porque vid sin duda la difícultad, y le parecid que huir el cuerpo seria lo mas pru-dente. En efecto, en otras dos ocasiones se rcmitid al mismo texto, pcro siemprc con ex-presiones generales d eqiu'vocas sm baxar a cxümcn particular. En la pagina 1*48 dixo: 5/ Estrabon y Diodoro hablan del estaiio de In­glaterra transportada d la Francia ; tambien los mismos lo dan en los artabros en los lusi-tanos, y en las islas de sus costas. j Y donde es que di.vo Estrabon esto illtimo? Dirà que donde nombrd d las Cassiterides piiestas en-

frente de los artabros. Pcro el sitnarlas enfren-te de mtestros artabros no es lo mismo que ponerlas en nuestras costas , como lo Iie dc-mostrado con evidencia. Lucgo cl afírmar que Estrabon hablú de islas de nuestras costas es suponcr lo que se ha de probar, que es una espècie de lògica muy torcida. Vuelve a ha-blar del asunto cl scnor Cornide en la pag. 114 con cstas palabras : Estrabon no dice que las Cassiterides estwviesen sitas en .el clima brita­nico , sinó próximas d cl; y estaba tan lejos de liaber creido que pertenecian al departanwn-to de la Britania , que al conduir la noticia que nos da de ellas , dice : „ Dexemos ya de „ liablar de la Espaiia , y de las islas coloca-„ das delante de ella , y pasenws d las Galias „ transalpinas." Perdonemc mi crudito censor, si he de notar en estc su discurso no solo fal­ta de lògica, pcro aun de bucna fe. £1 lugar en que habla Estrabon del clima britànica de

Ji -2 las

252 S U P L E M E N T © VIII. las Cassiteriíies , es la pagina lao.dd libro se-£un(io, dondc no trata de Espaiia en particu^ lar, sinó de la figura de todo. nuestro globo, y de las navegacioncs que se hncian al rededor uc e l : y el lugar en que pone las palabras ci-tadas es la pagina 175 M libro tercera, don­dc trata de propo'sito de nuestra Espaiia , y de tudo lu que tiene rclacion con ella. Son muy dilercntcs los lugarcs , y muy diversos los asitntos'; y de juntarlos en uno , aunqiic se haga sin malicia , pucdc resultar grave de-triïnento par i la averiguacion de la verdad en la prescnrc cansa. Però por biiena sucrre la cau-Au es tan clara, que aun dado por legitimo cl talso siipuesto del seiíor Cornide, sii argumen­to no probaria nada; {X)rqiic Estrabon no di-xo que dexaba de Iwblíir tie Espaúa y de sus islíis, sinó que dexaba de liabUir de Espafia, }' de las isLis colocadas deUmte de ella, que es expresion muy diversa, y pucsra con estudio por cl gcògratò para comprehcnder no solo a las islas nuestras ò de nuestras costas, sinó tam-biea a las que sin ser nuestras , estan eniVen-te , ò dclante de nuestro conrinente. Si cl ra-ciociniü de mi censor fucse concluyente para situar .-í l;u> Cassiteridcs en nuestro mar , lo seria asimismo , ni mas ni menos , para colo-car en cl ií Inglatcrra , y llamarla isla espa-tiola; porque como dixo Estrabon que enjren-te de la Cornüa luícia el iwrte caeit las Cassi-terides ,• asimismo dixo con la misniísima ex­presion , que enfrente de san Sebastian hdcia el wrte caen las costas occidentales de In^la-terra. Es sobrado cvídente la siniazon de D. Joseph Cornide. ^''camos si tiene algun mayor tuiídamento la defensa de Pérez Quintcro, co­

mo

I

C A S S I T E R I D E S . 2^3' tao se lee en la pagina 45 de su disertaclon. Estrabon (diec el seiíor Pcrez) en el libro se-gumiopagina 121 dixo ast: „ Enfrente delTi-„ rineo luícia el septentHon mirim las partes àc-„ cidentales de Bretaíia , del misino inodo que „ las Cassiterides caen al ocaso de- los artabros, „ però dilatadas hdcia su septentrion: His (ex-„ tremis Pyrinei) occiduae Britanrdae partes „ oppositac sunt versus septentrionem : itemque „ artabris versus septentrionem opponuntur (sci-„ iicet occiduae) insulae Cassiterides." Este es el testimonio de Estrabon. Yo lo he traducia'a (prosigue el seiíor Pcrez) con fidelidad ú la le-tra , guardando el sentido riguroso gramatical. Injlerese de cl, que las Ctissiterides con los ar-> tabros teniauelmismo respeto que el'extremà occidental de Bretaiia con el e.vtremo del Pi-rineo : testi'aionio ó argumento 'verdaderamente contra prodiicentem, pues con'vence mas que nin-guno lo muy di'versas que fueron las situacio-nes de nuestras Cassiterides de Ids que tienen las islas de Silli ó Sorlingas. Es admirable la dc^envoltura con que mi docto censor hace de-cir a Estrabon todo lo contrario de lo que di­xo ; y mas admirable todavia la satistaccion con que se glòria de \» fidelidad literal ,y del sentido riguroso gramatical con que traduxo cl tcxto. jDonde dixo jamas ei escritor gricgo, que las Cassiterides caen al ocaso de los arta­bros ? Me parece que las palabras latinas insu-lae opponuntur artabris versus septentrionem, no indican relacion al ocaso, sinó al septen­trion , d al norte ; y que uno que quisiesc traducirlas con fidelidad ,y d la letra , y segun el sentido riguroso gramatical, diria que las is­las caen enfrente de los artabros hdcia el nor­

te, >

254 Sur.LEMENTO VIII . té, y no como dixo' mi censor ,_caen al oca-so de los ar.tabros , però diLitadas inicia sii scp-tentrion. Es innçgable que en esta traduccion, con ser de Fgn pocas.palabras, hay dos iníide-. lidadçs graniaciçales : ^a de nombrar eiocaso, que no esta. en el texto; y la del verbo dila-tddas, que es cxpresion que tampoco se lialia en cl original, y fornia lui sentido totalmen-te diverso. Reparo el mismo seaor Pérez Quin-tero en la .primera de estàs dos infidelidades. y por esto anadld en el texto latino entre pa­rèntesis la palabra occiduae. Però con semejantes aiíadiduras podremos hacer decir aun a los san-tos evangelios todo lo contrario de lo que nos cnscnan. fiien veo que Estrabon hablando de la Inglaterra, expresó sus costas occidentalés; y por çsto juzgò mi censor que nombrando cl mismo cscritor a las Cassiterides, Iiablaria ígualmente de las costas occidentalés de dic/ias islas; pues dice .que el cscritor griego nos qui-so dar ií entçnder, que las Cassiterides con los artabros teuian, el mismo. respeto que las cos­tas occidentalés de Brctafia con el extremo .jL·l Piriíieo. En horiíbuena. ;Pero de aquí que se siguc? Se sigue que el sefior Pérez Quiiucro ha propucsto un arguniento </i/i es verdadera-nienie contra producentem. He aquí ima demos-tracion en loima silogistica, mas clara que cl sol : Per te segun Estrabon las Cassiterides con los artabros tenian el mismo respecto que las costas occidentalés de Bretana con ei extremo del Virineo,: atqui las cpstàs.occidentalés de Brtitana respecto, del extremo del Pirineo, «o estan mas abaxo y hdcià el mediodia , sinó mas arriba y luícia septentrion , como puede ver-se en cl mapa, y en la tabla adjunta: luego Es-

tra-

CASStT£.R.IDES. £55 trabon'pòr Cassiterides no > pudo éntender.'l.a$ islas deiBayona^ que. > respecto de lós^artabros estanttfas abaxoay hacia .mediodia,. però si Isa Sorlingas, que respecto de los mismos artabros estan mas arriba , y hdcia septentrion': Ni hay que apclar aquí al occidente , porque el escrit tor griego no hablo'de.,relacioh p respecto, .oc­cidental . s i no ' soJamente ^yicxpresamehte de relacion septentrional-; y quando reliricridpse a Inglaterra nombrò sus costas occidentalés', expresò con términos bien claros, no la rela­cion occidental, sinó la relacion" septentrional que tienén dichas. costas occidentalés con las extremidades del Pirineo.-. Pcro sih embargo de todo esto, aüadase enhonrabuena cl adje-tivo occidentalés a las costas de las Cassiteri­des , como pretendio aiíadirlo el seiíor Pcrcz Quintero , para> que seamas exticto. el cote-jo de dichas costas. con, las-occidentaíes deia Brctafia. jQue es lo que Icení mi adversario en Estrabon aun con esta aiiadidura arbitra­ria? Leera que las costas occidentalés de las Cassiterides tenian con los artabros el mismo respecto que las costas occidentalés de Bretaíin ccn et extremo del Pirineo: atqui las cosras oc­cidentalés de Brctafia no estan al mcdiodij, sinó al septentrion del extremo del Pirineo: luego las costas occidentalés de las Cassiteri­des deben estar al septentrion de loü artabros, y no al mediodia de los mismos: atqui (va-ya otra menor de las que llaman subsiímpras) las costas occidentalés de las islas de Ikiyona estan mas abaxo , y a mediodia respecto de los artabros ; y àl contrario las costas occidentaíes de las Soriingas caen, respecto de.los mismos artabros, mas arriba, y a septentrion : luego el

:cu-

2S6 . SoPLEMÉNtO Vl ir . gedgrafo gríego, auncon toda la anadidura ar­bitraria dieltsenop'PerczQiiintcro hubo de en-tehder ppr Cassiteridcs Isis Sorlingas ; y no las islas de Bayona. Pàsa adclante mi censor con otras reflexiones. Opone (dice) Camdeno las pu' labras de Estrabon: Et vritannico propemodum sitae climate. --i Però He aquí que se infiere ? Una conseqüència diversa y contraria à la del autor inglés: luego ho son identicas Cassiterides y Sor­lingas , pues Estrabon certifica que las Cassi­terides tocaban d distinta clima, amtqne inme-diato al de Brefaüa. Però concedamos de val-de al senar Camdeno, que el geógr^fo escribie-se que las Cassiterides caianen eímismísimo cli­ma de Bretana , y ique efectivamente cayeran. Pregunto: iesta seria razon forzosapara iden­tificar Sorlingas y Cassiterides ? i Ignora el doc-to autor inglés i que muchos pueblos, islas, ma­res , montes y promontorios caen dentro de un mismo clima, y sin embargo es desmesurada la distancia que media entre unos y otro? Gnido, Rodas , Cadiz,, y toda su costa , ajirma Estra­bon que caen dentro de un propio clima. Digatite el seíior Camdeno , si tiene pensamiento de sa-lir identificando algun dia d Cadiz , Rodas y Gnido: No era tan bobo cl autor ingics como quisiera rcpresentarlo el seíior Pcrcz Quinte-ro. Mi censor triunfa , y juzga haberlo ridi-culizado, porqtie no conoce su pròpia flaque-za , y no repara que se puso las batus al re­vés , y monrado a caballo trocó los frcnos. Ja-mas pcnsaron , ni Camdeiio, ni Estrabon , que las Cassiterides y las Sorlingas estwuiesen casi en el mismo clima, porquc bien sabian que dos cosas que estan casi en un clima comun, de-.ben estar necesariamente en un clima algo di-

ver-

r C A S S I T E R I D E S . 2^7 verso , y por consiguientc no jíiieden ser una mismascòsa , sinó dos cosas diierentes..Habla-ban entonces de las Cassiterides y de la gran Bretaüa, que realmentc auiiquc diversas, con-vienen tanto en la altura de la situacion , que el cL'ma de entrambas es casi el mismo. El ar- , gumcnto de Camdeno y el mio es en, estos térr minos: Las Cassiterides segun Estrabon estan casi en el mismo clima en que està la Inglater-r ra; esto se verifica de las Sorlingas, y no dç las islas de Bayona : luego las Cassiterides no son las.islas de Bayona, sinó las Sorlingas. Pruc-bo la menor: el clima d altura septentrional de las costas meridionales de Inglaterra es de cincuenta d cincuenta y un grams i xl dç, .\i\% Sorlingas es de cincuentayy el,dç.las islas dç Bayona es de quarenta y uno a quareiitay dos: luego las Sorlingas estan casi vn el mismo cli­ma de Inglaterra; y Bayona no esta casi en el mismo , sinó .en otro muy diverso , y mucho mas meridional: luego con las Cassiterides puer den identiticarse las Sorlingas , pcro no las islas de Bayona. El exemplo de Rodas y Ca-diz prueba lo que dixc antes sobre las botas al revés. Rodas y Cadiz no se han de core­jar con Sorlingas y Cassiterides , que son una misma cosa; sinó con Sorlingas c Inglaterra, que aunque diversas entre s í , estan en el mis­mo clima de cincuenta grados; del mismo mo-do que Rodas y Cadiz, aunque entre sí di­versas , estan en el mismo.iíclima de treinta y seis grados. Es sobrado evidcntc que si Estra­bon jKjr Cassiterides hubiese querido indicar las islas de Bayona , hubieia nombrado el cli­ma de Galicla , a que pertenccen , y no cl de la cran Breuna , que esta situada en clima di-. . i ·Jí .-Yv/. Kk ver-

* a$8 SUPIEMENTO VIII. vetsjsimo y muy distante. Ei hacerle decir que £a}'ona esta en el clima, d casi en el cUma de Inglaterra ^ es propiamente hacerle- soüar y de­sarmar.- •' •.. ••• •.

Texto iir. XÍV. Demostrada ya la'vcrdad de mi sis-de Eitrabon, tenia con las palabras del segundo texto de Es-

trabon , pasemos al tcrcero. CassiteriJes insulae decent stint numero, 'vi·

cinàe invícem, alf artabrorum portti versus sep-tentfioíiein in alto sitaé marí: una eorum deser­ta est, reli^ude incoltintur.

Traduccion castellana : „ Las islas Cassite-„ ridcs son diez, ccrcanas las unas à las otras, „ situadas respecto del pucrto de los arrabros en j , ialta niar hacia scptentrion: una de ellas es dc< „ sierta, y las dcmas habitadas.'^ .

Dos cosas dcscribc aquí el escritor griego, la situacion de' las Cassiterides, y cl nií mero de ellas. Acerca de la situacion repitc las mis-nias senas de antes , septentrion, y eilta mar, circunsirancias que conviencn a las Sorlingast pcro iio ú las islas de Bayona; pues respecto del puerto de los artabros Cqi'c es el pimto de rela-cion expresado por el gedgrafo) las primeras es­tan realmcntc en alta mar, y caen à septentrio»; y las scgundas al contrario, estan cercanas al continente, y caen a mediodia. D. Joseph Cor-nide sín maniíiesta contradiccion no puede dar otro sentido a las palabras del texto, pues él misino en la pagina 20 de sii discrtacion lo traduce así: Las^assiteTides son diez, weci-nas entre sí, y situadas en alta mar al norte del puerto de tos artabros. Menòs exàcto ha si-do en su version Don Miguel Jgnacio Pérez Quintero, aunque profcsor de latinidad y re­tòrica. He aquí como escrlbc en ia pag. 30. de

su

C A S S I T E R I D E S . 259 su libro: El geógrafo dice que las Cassiterides arrancaban desde el puerto de los., artabrps, ab artabrorum.portu. lY dondc.csta en Estrabon el arrancaban ? Mi gramàtica no llega a des-cubrir en el texto dicha expresion , ni otra al­guna que se le asemeje. Es anadidura muy pequefia y de una sola palabra ; però ,bastanr te para djesacreditar Ja latinidad y • üdclidud gramatical de qiiien traduce; bastante para ar­rimar las islas a Espaüa mas de lo que insi-nila el original; bastante para pervertir el seiv tido del texto, y haccr decir a su autor lo contrario de lo quedixo. Çonviene Estrabpn (prosigue Quintero) en que las islas se lialld-ban en el seno ó puerto de los artabros. j T donde es que convienc en estoP-^donde díce tal cosa? (donde la insimla? He aquí otro ar­ticulo de latinidad , en que la traduccion no convienc con el original. Cowviene tambien Estrabon (prosigue mi censor) en que las is­las se prolongaban hacia el septentrion, perono estaban rigurosamente en cl: versus septentrio-nem. \ Pobre gramàtica! Apucsto que ni cl tamoso Zancaslargas seria capaz de descubrir en el texto del gedgrafo la prolongaçion sep­tentrional fuera del septentrion. Es cierto que si quiere entendcrse por septentrion el punto centrico del norte, no hallarémos allí ni Sor-lingas , ni islas de Bayona, ni otra tierra al­guna del mundo. Però hablando, como habla todo gcdgratb, y aun como habla todo hom-bre , y aun toda muger, es innegable que respecto del puerto de los artabros , las üor-lingas no solo se prolongan hacia el septen­trion , sinó que estan rigurosamente en cl nor­t e , d en altura , respecto de los. artabros, sep-

Kk2 ten-

s6o Su r iEMENTO Vlir . tentrional; y al contrario , las islas de Bayo-na ni estan ni'se prolongan al septentrlon, si­nó al niedíodía, ò cri'clima respecto de los artabros meridional, l.lamd por tcsrigos no so­lo a todos los gra'.'iaticos y retdricos, y a todos los gcògrafos y astronomos , sinó ú todos los que tienen ojós y pueden ver el mapa. Con-•viene Estrabon (prosigiie todavia el sciíor Pé­rez .Quintc'ro)í'/f que dfchas islas no estahan iah itimediatiís à la tierra, y tan en oriien por la costa , que entre ellas no ptidiesen stilcar las na'ves de todos portes: in alto sitae mart. Veu­ran acà núestros hiarineros, y decidan. ; Res­pecto de las costas de Galícia, ó'bien rospcc-rò de ima nave que sube por las agiías de Por­tugal y Galicia hasta la Coruiía , y pasa por entre las islas de Bayona, como lo supone mi censor , podran llamarse estàs islas sititadas en alta mar'? Qualquiera ve què mi adversa-ïio en su traduccion d glosa no habla ni co­mo marincro, ni comò geografo, ni como gra-jnatico. Y sin embargo de todo csto, dcspucs de tanta impropicdad é inlidelidad , no so­lo geogràfica y nàutica , pcro aun gramatical, concluye muy Ueno de satisfaccion con cste memorable epifonemà :, \Y a vista de una de-fnostracion tan perfectfl , que contrae precisa-mente las Cassiterides al mar occidental entre los cabos Finisterre y Touriiian, habrd quien in-tente desde ahora identificar dichas islas y las Sorlingasl Perd aún nó acaban aquí los co-mentarios de mi censor sobre cl toxto delged-grafo. Pasando de la situacion de las Cassite­rides al número de las mismas, trata de este segundo asimto con toda la amplitud reto'ri-ca. £it el número de diez islas (dicc en las pa-

gi-

C A S S I T E R I D E S . 461 ginas 29 y 30) concuerdan Estrabon y Eusta-tio: los tieihas escritores no usaron de tanta exactitud. Però estos dos test'igos bastan para anular y ridiculizar el derecho que el partida contrario quiere suponer tienen las Sorlingas d la herència de las Cassiterides. No solo no son hermanas , però ni parientas remotas. Las Cas-siterides eran unicamente diez. islas: las Sor* lingas son mas de ciento: \buena diferencial Res-ponden los patronos de la contraria opinion, qut las noventa y tantas restantes son menos prin-cipales. Però hay no'venta y tantas mas sobre las diez que se dicen principales; y las Cassi' ferides no pasaban de diez , nueve de ellas pO' bladas, y la una sin habitadores. j Admite com-posicion tanta discrepància ? Si una de las Cas­siterides estab'a desierta , claro es que fíriapor menos principal, y sin embargo la conto Es­trabon entre las otras. Y quien fué econúmico de una, j iiabia de ser prodigo de mas de no-"jenta} iVió una , y se le ocultaron las demas'i iVo era Estrabon tan poco aprcvecltado. Luego •verémos , en el tratado particular que hiz.o de las islas de Espaiia , su esmero y diligència en referir hasta las islas mas pequeíias— Efecr ti·vamente·, Estrabon (prosigue cl seííor Pcrcz en las paginas ^6 y 37) nombra las dos Pitiu' sas , / las dos Gimnesias , y otras quatro islas, que previeue estan del estttecho adentro en el mediterraneo : cerca del estrecho mismo lidcia fuera pune dos islas pequeíntas..., y despues à Caai&<,.... y l·Lgo menciona la isja consagra­da d Hercules enfrente de Onoba..,.., y ulti-mamente individuaUza la situacion de las Cas­siterides ..... y cierra el libro tercera Quien twvo Clienta con tantas islas, j liabria omitido

las

XÓZ SUPIEMENTO VIII. las mas de noventa, de que , adetnas de las diez. principales , constan conforme d lo que di-cen Camdeno y Masdéu, las Sorlingas , si M-tas fueran las Cassiterides ? Me rejiero con cuir dado d la autoridad de estos escritores acerca del número de diez., que ajirman son las prin­cipales islas Sorlingas; pues yo leo en Mr. Kob-be, tomo i,pag. 7, §. a, pag. j-p j del =3 Me-tfiode pour apprendre fàcilment la geographie es que por todas son ci'ento quarenta y cinco, en­tre las quales hay doce principales abundantes de estam, y muchas otras de poca conseqüèn­cia ; lo qual es otra prueba de la diversi-dad que yo deficndo , pues las Cassiterides no pasaban de diez..... Eustatio (vuclve d repetir mi censor en la pag. 46) dice, que las Cas-siteridé! son diez. islas , y dies.y no mas fueron las de Estrabon. Unoy otro hablan de unas mis-mas islas , / ambos se declaran contra las Sor' lingas , pues en pluma de César fueron mucftí-simas sin nombre comun , y Mr. Robbe dice que son ciento quarenta y cinco, y que las prin­cipales de ellas son doce. Miicha arenga es es­ta , pcro no son muchas las verdades que se dicen en ella. Las Cassiterides (dice el seüor Pérez) eran tmicamente diez,....: no pasaban •de diez, .• no pasaban de diez. islas : diez, y no mas fueron las de Estrabon. He aquí una falsedad repetida ^uatro veces. El geo'grafo gricgo dixo que las Cassiterides eran diez; mas 110 dixo que fuesen diez unicameute, ni que fuesen diez y no mas. Acostumbraba atendcr este cscritor.'como lohacen otros muchos , al nilmero de las principales y mayores : y así dixo, por exeniplo (sm salir de nuestros ma­res) , que las islas del estrccho adentro sou

qua-

C A S S I T E R r D E S . 16% quafro, y las de atuera son dos y sin habér di-cho por esto, ni podido dcci* que son dos y quatro unicameute , y quatro y dos, y no mas. VcTo supongamos quehaya dicho que las is­las Cassiterides no eran sinó diez : suponga­mos tambien que las Sorlingas no solo pa-san de diez , però aun de ciento, y aun de ciento y ctncuenta. <Que se seguirà de aquí? Se seguirà que Estrabon no habld de todas las Sorlingas, però solo de algunas de ellas. Efectivamentc no hablò ni pudo hablar de todas, sinó de solas las del estaiïo , ó del cas-siteron , que son las unicas que podian Ua-marse Cassiterides : y estàs podian ser diez, co-mo él dice ; las nueve habitadas, porqiie se-rian mas capaces, ò mas proporcionadas; y la otra no , porque no lo* seria tanto. j Dondc esta aquí la contradiccion ? ;donde la discre-r puncia? ^donde la imposibilidad de composi* cíon? ^Pero elseiíor Robbc dice. j que las Sor­lingas en que se cria el estaiïo son doce, y Es­trabon dice que son diez. Es decir , que en ticmpo del geògrafo griego se sacaria el cs-tano de solas diez islas; y el gcQgrafo francès, dcspues de una hirga sèrie de siglos , habra dcscubierto que pucde sacarse aun de doce. No veo tampoco en esto ningiina discrepàn­cia ni contradiccion. La veo sí muv grande cii argumentar con el texto de Estraoon con­tra las Sorlingas, y no valersc del mismo ar­gumento contra las islas de Bayona; pues tam­bien estàs son mas de diez, y si ponemos en cuenta las que dice cl sefior Pérez haberse sor-bido el mar, seran quizú mas de ciento. Si las islas occidentales de Galícia,. aunque sean mas de diez, pueden ser Cassiterides, aun con

la

2^4 SUPLEMENTO VIII. la circunstancia de no prodiicir cassiteron d[ estano ; ; porque no lo podran ser las Sorlin-gas que lo produccn , y por sus- efectos mc-recen estc nombre? Yo no entíendo la lògi­ca de mi crudito adversario. No es de mc)or calibre cl argumento que hace sobre el esme-ro Y diligència de Estrabon en referir liasta las islitas mas pequcnas de Espaüa. ^Qualcs son las que relicre ? Dos Pitiusas, dos Gim-nesias , quarro de adcntro del estrecho, otras qiiarro de afuera , y las dicz Cassiteridcs , que es dccir doce isLis en todo; pues las Cassiteri­dcs no deben comprehcnderse ni en mi siste­ma , porque no son de nuestros mares, ni en el de mi censor, porque el mar se las sorbiò. jY habra referido con csto cl gcografo grie-go todas nuestras islik aun las mas pequcüas? jCorra el seúor Pérez Quintero todas las cos-tàs de Vizcaya, Castilla , Asturias, Galicia, Por-tiigal , Andalucía , Granada , Múrcia , Valeri-cia. y Cataluiia. Antes de la mitad de su via-gc, antes del rercio , y aun antes de la quar­ta pytc , dcscubrira tantas islitas é islotes, que Ic parccera muy poco, y aun nada , lo qiie dixo Estrabon. ;A que vienen pues tantas am-plificacioncs rctòricas acerca de la prodigali-dad de cste cscritor en referir todas las demas islitas de nuestros marcs, y su economia y ava-ricia en el asunto de las Cassiteridcs? no ha-biendo sido realmente ni sobrado prodigo en lo primero , ni sobrado econdmico en lo se-gundo , pues de nuestras islitas podia habcr nonibrado muchísimas mas , y de las Sorlin-gas no quiso nombrar sinó las del cassiteron d estano , que cran bs que tenian cl nombre co-mxui'de Lassircridua. verificandosc con esto lo ' que

C A S S I T E R I D E S . 265 que cscribid Julio Ccsar, que las dcnias cran muchísimas , )' sin nombre comun. Quedan sueltas con csto las ingeniosas dificultades del scnor Pérez acerca del niímero de las anriguas Cassiteridcs y modernas Sorlingas. D. Joseph Cornide no hizo tanto caso de esta divcrsidad de nilmcros , porque Ic parecid que con halLir dicz Islas en su mar occidental de Galicia, que-daba ya probado que aun por esta circunstan­cia podian Uamarse Cassiteridcs. No iws fal­taran dies. islíis (dice en la pagina 145) en so­lo las que hoy existen en la ria Aroza y sus inmediaciones , que attnqiie pequenas algutias de ellas, pueden muy bien apostarselas d las mayo-res de las Sorlingas. Aroxa, Cortegada, Dion-ta, Sagra, Ven·z.ií, Rua, Gro've , Sal'vora, Qticbra y Tambo , bien valen Santa-Maria, Annot, Agnès , Sanson , Scylli, Brefar , Tres-cúu , Santa-Helena . San-Martin , y Arthur, como las denomina Camdeno. ;Mas que lene-mos con esto, mi seüor Cornide ? Tenemos dicz islas: però islas que estan vecinas a nucs-tra costa, no en alta mar respecto de ella; is­las que pertenecen ú nuestro clima, no al cli­ma britdnico; islas situadas al mediodia , no al s^ptentrion de los artabros; islas que no pro-ducen cassiteron ó estaíio, que es el motivo del nombre de Cassiteridcs. £1 número de diez, si no hubiesemos de reparar en todas las de­mas circunstancias insinuadas por Estrabon, da­ria un igual derecho d infínitas islas de todo el mundo. Dcxemonos de sueüos y vanidadcs, 7 cohfesemos la verdad.

XV. El gcografo griego prosigue así: Tc to IV. Una Cassiteridum deserta est; reliquae ab J ii i'alx "-

hominibus incoluntur, atras vestes gerentibus. TOM. XVI. LI /«•

206 ScPtEMENTO VIII. ttitiicas indutis ad talòs usque dimissas, cinctas cSrctim pectits, ctim baculis ambtdantibiis, bar-bas, hircortim in mor em, almtibiis : •vi'vwit ü ex pecore •vagantes fere incertis sedibus : me-talla habent stanni et plutnbi, quòrum et pellium loco fictilia, sales et aerea opera à mercatori-bus rccipiunt.

Tradiiccion : „ Una de las Cassiterides es-„ tú desíerta, y las demas estan habiradas por ,, unos hombres qiic van vcstidos de ncgro con „ runicas ceiíidas por el pecho, y largas hasra „ los pies : caminan con baston en la mano; „ se dcxan crecer la barba como los chivos; se „ manticnen de sus propios ganados ; \in et-„ rantes casi sin residència fixa; rienen plomo „ y estaiio; y dan a los mercaderes estos nie-,. talcs, y las pieles de siis reses , en cambio de „ sal, y de vasijas de barro y cobre."

De esta relacion parece que nada piicdc sacarsè directamentc ni en favor de las Sorlin-gas , ni contra ellas , pues las costiimbrcs que reliere Esrrabon , tanto pudieron estar en uso en un clima como en otro. Sin embargo, el scnor Pérez Quinterc se vale aun de esras sc-nas para argumentar ingeniosamente contra mi sistema. He aquí sus palabras , segun se lecn en las paginas 40 , 41 , 4-2 v 43 de sii diserta-cion : Cornelio Tdcito menciona una isla Mona del mar bri/anico , cuyos habitadores eran de unas costumbres fieras, por -vestirse de wi modo

J'unesto y horrible , y Ih'-vtindo tendido y des-jfreiiado el cdl·ello con teas encendidns-: teriiàh Siicerdotcs druidas ; sacrf'/icabàn d- los cautivos,

y con asaduras iiumanas ronstdtabitn los agiie-ros A la isla Mona irian franceses como ú Bretafui,pii«s sus naturates teniàn sacerdotes drid-

•• tias.

C A S S I T E R I D E S . 267 das como sucedia en las Galias; y d nuestras Cassiterides solo navcgaban fenicios y romanos: alií se usaba moneda para el comercio ; y aquí solo se reconocia la permuta Los cassiteri-dicos usaban de unas tunicas largas hasta los pies , la qual se ceiiian por junto al pecho, ca-minaban con bdculos d manera de pastores, r se dexaban crecer la barba , di·vidiendola en dos partes, al modo que la traen los macltos cabrios: y los monicos , 6islenos de Mona, usaron de 'ves-tidos funestos y enteles , cabello desgretiado , y teas ardiendo. Era ademas la isla Mona recep-tdcuto y asilo de gente malvada , que la de-

feudian cou ualor : y al contrario nuestros is-leiíos , gente pacífica , pastores de ganado lanar, alojadüs en cabaiias, las quales mudaban de uno ú otro sitio conforme les convenia , visitados de naciones poderosas , que d titulo de comer­ciantes sacaban las riquezas que producian aque-llas islas con sus metales y cueros.... Si se han de comparar las costumbres de los britanos ha­bitadores de la isla llamada Bretaüa, liallaré-mos aun mas diferencia Ast en las islas coma en el continente de los artabros , afirma Estra-bon mismo que no usaban de moneda , y que pa­ra el comercio permutaban unas cosas por otras. Pues por este orden se debe juzgar de la con-formidad de costumbres de los habitadores de la liretafia. A excepcion de los •vecinos del Can-cio, llamado hoy I\.ent, cuyos estilos eran se-mejantes d los. de Francia, afirma Julio Cé­sar , que los demas se visten de pieies, usan de vioueda acuíiada, se tinen con, un barmz, de vi-drio az.ul molido , y se rasuran todo el cuerpo, dexandose solo el •vigote. Bastan est,as seiias pw, ra cowvencernos .de la diyersidad tangrandi

LI 2 que

2fíS S U P L E Í Í E N T O V Í I I . íjii' híibo entre tmas y otras ^eutes.'R.Qduzcamos u brcvc argumento lo'gico toda esta pio2a Je oraroria , que en su original es todavia mucho mas larga de lo que aquí se reprcsenfa. Las cosrumbres de las Cassiterides se asemejaban mas a las de £spana que a las de Inglaterra V Mona : hiego no csraban cerca de las costas britanicas , sinó cerca de las nuestras. Mal ar-gumcnto por muchos títulos. Malo en primer lugar, porque las costumbres de las islas Ba-leares eran muy diversas de las de Valencià y Caraliina, y de todo cl resto de Espaüa; y sin embargo son de nuestros mares , y el mismo Estrabon las atribuyc ú xiucstra nacion. Malo en siígundo lugar , porque los narbonenses y aquitanos segun el mismo autor tenian cosrum­bres mas semejantes a las nuestras que a las de los dcmas franceses; sin embargo eran ga-los y no cspaiíoles. Malo en tercer lugar, por­que segun los escritores antíguos las cosrum­bres de nuesrra nacion Ueguron a ser recibi-das aun en Irlanda, que esra mas alhí de las í«orlingas : mucho mas facilmcnie pudieron lle­gar a esras islas , que no nos estan tan lejos eomo Irlanda. Malo en quarto lugar , porque comcrcíando en las Cassiterides ò Sorlingas no los vccinos inglescs, sinó los disrantes cspaiío­les , dcbian introducirse en aquellas islas las costumbres de los distantes que las visitaban de continuo, mas bien que las de los vecinos que no las iVcqiieniaban. Malo en quinto lu­gar , porque la mísma diferencia que se nota entre loS isleiíos de las Cassiterides, y sus vc-cinos inglcses, prueba que la diferencia les hu-bo de venir de allendc, y no de Inglaterra. Malo en sexto lugar, porque consta por la his-

to-

C A S S I ' T E R T D E S . • ^6^ toria , qiic nuestros espaiíoles riavegaban aím mas allií de la altura de las Sorlingas , y así no es mucho qiic freqüentascn estàs islas, y-comunicasen a sus islenos la quietud y man-scdimibre que no tenian los de Mona. Però no perdamos mas ticmpo éncosas sobrado claras, }• vamos adelanre con el texto de Estrabon.

XVI. Primis temporibits (dicc el gcogra- Tcxto V, fo) soU phocnices à Gaclibiis eo negotiatum i-ce- Jel miijio. rmit celafifes alios istam na'vigatiouem. Cttm att-tem romatii qtiemdam na'vis·'magistrum seqtte-renttir , ttt et ipsi emporia ista addiscerent, is iii'vhUa ducttts , dedita opera na·vem suam in 'vadum compitlit, in eamdemque perniciem iis, qui seqitebatittir, conjectis, ipse è nattfragio ser-'Víitiis , ex aeràrio publico pretium amissarum recepit. Tamen roinani, re sïjepiíis tentata,' na-l'igationeni addicerunt.

En castellano: „ En tiempos antiguos los „ fenicios solos iban a negociar dcsde Cadiz „ a las Cassiterides, ocultando a los demàti Su „ navcgücion. Una vez algunos romanos qui-„ sieron seguir el rimibo de una nave para dcs-„ cubrir cl emporio del comercio ; però cl pi-„ loto de esta , dexandosc llevar de la cnvidia, „ la hizo de propdsito encallar, para que in-„ currlesen en la «misma desgracia los que le „ segúían , y salvando luego su persona , rcci-„ bio del erario pi'iblico la recompensa de lo „ que habia pcrdido. Sin embargo de csto los „ romanos, volvlcndo muchas veces ;í tentar la „ sucrte, aprendicron por fin la navegacion.

Sobre estc texto no han' hccho mis adver-sarios ninguna reflcxlon, porque realmente no podian haccrla sinó contra sí mismos; pues es cloro y cvidcnte que si nuestros fenicios es-

pa-

^<? S u V i E MENTO V l i r . paiíolet proçuraron y consiguieron ocultar a rpdas lu!» naciones , no por aiios solamcntc , si-no por muchos siglos , la sltuacion de las Cas-sircridos, a que navcgaban de cont inuo; no podian cstas estar a la vista de nucstras cos-rus, sinp en lugar niucho mas dis tante, a don-dti no .pudiusen llegar lus ojos ni de lus habi-tantes del continente, ni dç los pescadores y denias marineres que andaban con sus barqui-llas por aqueílps contornos. Si las islas de j^a-yona }iubi<sen sido las del. estano, y hubieseu (^stado.h^bitadas.segun nos dice Estrabon; ;co-nio es posible que sus liabitantes, tan vecinos ú Galícia, no tuviesen nínguna comunicacion con los espaüolcs? icovaa es posible que es­tos ni conociesen unas íslas tan çercanas , y nada supiesen de sus productos y comercio? ; como es posible que . en ochocientos aüos (quantos pasaron desde la cdad de Homero llasta la de Piiblio Craso) con tanta curiosidad que^tcnian los tlrios, los cartagineses, los grie-g o s , los roinanos, y todos los pucbips cuiros del mundo , de, saber cl cmporio del cstaiio, y el paradoro de la navcgacion de nuestros ga-di tanos , no Ilegasen jamas a ver dcsdc nucs­tras costus Jiiiigun baxel de los que tomabati ticrra en las tan ccrcanas isjas de JBayona , ni dioseii jamas con hombre a lguno , ni espaiíol, ni cxtrangero , que liubiese visto en alguna ocaslon una cosa tan fàcil de verse , y tan di­fícil de ocultarsc? E l habcr podido esconder iniçstrps t'enicios de Espaüa d todòs los ojos del mundo por la scrie larguísima de ocho, de d iez , y aun quízú de doce y mas siglos Ja situacion de las ticrras a que navegaban, es niuclia pruçba de que no estabaii cerca de nues-

tto

C A S S I T E R T Í > E S . Í / I tto continente, sinó lejos, y es argumento muy fticrte así contra las islas de Baybna, como en favor de las Sorlingas.

XVIJ. Pasa todavia adelante el gedgrafo Tcxto VI. griego, y dice así: <^f^ n.ismo

rtiblius Crasstis, cttm eo iiavi^asset , "oi- í^""^""-deretqiie vietalla non al te et]odi, hominesqtie eos facis stutiiosos , otio abiuithinte mciri qitoijue na-•vigàiiíio stuJere ; iii "JolenUbtis conwjonstra·vil·, quamquam amjflitis mare tia'viganJum esset eò, quoíi inde ad Britauniam j^ertitiet.

Traduccion : „ Publio Craso, habiehdo na-„ vcgado a las Cassiteridcs, y visto' que sus me-„ talcs no estaban muy protúndos , cómo ol>-„ servase que sus liabitadorcs eran hombres pà-„ cílicos, y por estar desocupades se exercira-„ ban tambien en la marina , les ensciíd la ria-„ vegacit)n que querian conoccr , atrnque fiiese „ mas largo elrVechodè mar que e l q u c habii „ desde allí ú Ihglatorr'a."

Estàs illtimas palabras son muy dccisivas; porque si habia mas llir^o treclio de mar entre las Cassiteridcs y Espaüa , que entre las mismas c Inglaterra, es; çlaro qué debian esrar nV.is ve-cinas ií là graii Bretona que a Galícia; y es cíer-to po'r 'cbnsc'qüència necesaria , que por Cassi­teridcs pucden cntendersc las Sorlingas , mas no las islas de Bayònà. Mis dòs cerisores sin em­bargo'qiiieren lucllar contra !a evidencia, y se csfuerza'n'cn'form'úr'riiièla'dòs y ríhiebhis p;ira obscuròccrla-. •'D'. Jòst^Üi-Còfnid'e nò sé •inter­na múcho eh el asurif'.) pòi-que v t difícil la sa-lida , y va dando vueltàs pòr 'camines indirec-f<« paia que siís léc'tores picrijan'de ^'isia el pimto mas irnpe^railtè')'' àéciúxp."Ptil·lio JJ-cinio-Craso-(ditv'en'lÍ!'j!iaglha'8y])í/í·iVí't· la GJI-

li-

2/2 SuprEMENTO VIU. •ficia se dirigiu a rccoiwcer vtiestras islas en con-AeqUincia de las noticias que liabia adquirida en­tre/os 'veucidos ;)' esta es la expedicion de que habld Estrabon, 7 que seguramente nppasó de dichas islas hacia el norte , ni menos doblo el cabo de Finisterre , pues d haberlo practicada, fto hubieran causada tanta extraJieza por sti ta-snaiio d los habitadores del puerto grande de los artabros las uwves con que César arribo d sus costas como ums treinta y cinco ams despues de Craso Hablando Estrabon (vuelvc a de-cir en las paginas r L6 y 117) del viage de Pu-blio Craso d nuestras Cassiterides , afirma qiit este general les enseíió (a los cassiteros) nave-gaciones mas distantes que las que de sus islas habia d Jnglaterra , lo que supone liallú entre ellos 'vestigiqs de haberla freqüentada ; de lo qual tenemos un texto expreso de Tacito que nos IQ asegura, quando al hablar de los silttros, ha-bitadores no sola de estàs islas, sinó del imne-diato pais de Cornwvalles, dice que eran de oriuit-dez. iberos; pera no expresnndo de quales ibe-ros hubiesen sido estàs colonias, parece lo m.is verosimil fuesen de los mas prçximos d Jngla­terra , que tales eran los que hahitaban nuestras Cassiterides. Hablando ingcnuamente, yo no hallo aquí sinó cnredos y supucstos falsos, que parece se dirigen a confundir al lector, para que no rcpare en las scnas ^ue nos da el ged-graíb grlcgo accrca de la distancia, de'las islas de que se trata. Dice prlmero el seiíor Çor-nidc, que Publio Craso desde la Galicia se di' rigió d reconocer nuestras islas. Dos engaüos en pocas palabras: cl uno llamar nuestras ú las Cassiterides , dando con esto a entendcr (an-tes de probarlo) c^c eran islas de nucstro con-

ti-

i

C A S S I T E R I D E S . 273 tincntc, y dcterminadamcnte de la provincià, de nuestro prctor que las visito: el otro en-gano es el nombrar a Galicia en lugar à^ Lti-sitania, pues Publio Craso no vencid a Íos ga-llegos, sinó a los lusitanos mas baxos, ò por­tugueses; y desde las tierras de sii conquista, que no eran las de Galicia, sinó las de Portu­gal , cmprcndió su viage de mar para las Cas­siterides. Dice en scgundo lugar, que el pretor no pasó de dichas islas hdcia el ntrte, ni me­nos doblo el cabo de Finisterre. jComo se prus-. ba esto? Se prueba (dice) por la extraneza que causaran por su tamaíio las naves de César d los habitadores de la Cortina como unos treinta y cinco anos despues de Craso. Prueba funda­da en supuestos falsos. Es supuesto falso, ó a lo menos arbitrario", qtie Craso no pudiesc ir a las Sorlingas con una navc inferior a las de la armada de César. Es supuesto falso, que para ir desde Portugal a las Sorlingas hubiesc de tocar neccsariamente tan de cerca las cos­tas de la Coruüa , que pudiescn hacersc car-go los gallegos de las calidadcs de su navio. £s supuesto falso, que cl tamaíio de los buques de César causo extraneza a los gallegos; pues la verdad es (como dixc en la hbtoria} que la multitud de tant as 'velas junt as , jamas vis-tas en aquellas orillas, esparció el terror en los-"jecinos del pueblo d donde aporto la armada: no el tamafio , sinó la multitud, es la que cau­so en aquellos pucblos no extraneza , sino ter-Bor. Dice eh tercer lugar, que.7of siluros de que hablaTdcito son .habitadores no solo de es-> tas islas (Cassiterides) , sino del inmediato pais de Cormivalles. j Quales son estàs islas Cassi-t.erides.L·Si son las de Bayona ,.no pucde lla". . To^ XVI. Mm mar-

274 SüPiEMENTO VIII. inarlas inmediatas al país de Corniivalles, de donde estan distantes como Espana de Ingla-terra. Si son las Sorllngas, que estan realnien-tc inmediatas, tiene perdido el pleyto. Me pa-rcce que hay aquí d niucha obscuridad, d muy clara contradiccion. Dice en quarto lugar, que los iberos, de quíenes descenuian los siluros y los cornuvallcses, oarece lo mas 'verosimil fue-sen de los mas proximos à Inglaterra, que ta­les eran los que habitaban titiestras Cassiterides. Mucho enredo es este. ^Como puede decir que los. siluros descendian de los iberos de las Cas­siterides , despues de haber dicho poco antcs que los habitadores de estàs islas son los niis-mos siluros ? j Como puede llamar próxímas ú Inglaterra sus Cassiterides de Ba)'·ona, liabien-do de por nicdio uníl dis'tancia de nucve gra-dos ? ; Como puede sostcner que los isleüos de Bayona son los iberos mas próx/mos à Ingla­terra , habiendo en Galicia oíros muchos pue-blos iberos mas septcntrionalcs, que estan sin duda mas proximos a la gran Brcrana? ;Como verificarà que entre las islas de Bayona y las costas de Galicia, donde el supone haberse em-barcado Publio Licinio Craso , hay mas trecho de mar que entre dichas islas e Inglaterra? Accrca de esta illtima dificultad , en que no quiso entrar el senor Cornide por prudència, habla larguísimamentc D. Miguel Ignacío Pé­rez Quintero en las paginas 17, 32 y siguien-tcs de su erudita discrtacion. Para mayor cla-ridad iré inrerrumpiendo su prolixo discurso con las reflexiones que me parccieren' mas adap-tadas a cada uno de sus artículos.'

Articulo I. Publio Licinio Craso, itltimó do­mador de los Jusitanos ,pasó à las Cassiterides,

CASSITERIDES. 2^^ •y dió informe circunstanciado à Roma de aque­lla navegacion, ensenando la de la Bctica d los naturales de las islas.

Ref?e.Kjon. Que Craso cnseüase a los cassi-teros la navegacion de la Bética, se supone sin prueba ni fundamento. Habiendo él ido alia dcsde las tierras lusitanas de su conquis­ta , como parece por la seguida de la historia, les ensenaria' sin duda la misma navegacion cyi^, él habia hecho, que no era la de Bética, suio la de Portugal. Baxo el gobierno de Roma yx no subsistia , ni debia subsistir el comercio pri-vativo de los antiguos gaditanos: y así no h.i-bia ya motivo para ensenar a los cassiteros la navegacion hasra Cadiz, pudiendo cllos trans­portar el cstaiio con menos viagc a otras cos­tas cspaiíolas menos distantes, y aim mas dí-rectamente a tierras de Franoia, que eran m.is vecinas para cllos,y tambien para Roma,adon-de habia de ir a parar.

Articulo II. La navegacion de los cassiteros estaba antes reducida al corto espacio que me-diaba entre unas y otras islas, y entre estàs y el continente prúximo.

Rcflexion. Tcngase presente que cl conti­nente nombrado por Estrabon , a qulcn se rc-fiere aquí el scüor Pérez Quintero , es la gran Bretaüa, que hablando con propiedad , no es continente, sinó isla. Però sea lo que se fuere, observesc la confesion involuntària de mi cen­sor , que hablando del continente de Inglater­ra , adondc insinua el gedgrafo griego que na-vegaban los islenos antcs de la època de Cra­so , lo llama próxímo a las Cassiterides. Si es­tàs islas estab,!n i.in vecinas a Inglaterra como aquí se supone cott Esrrabon, no pucdcn ser

Mm 2 las

276 SüPlEMENTO VIU. las de Bayona, que estan'en distancia de mas de doscientas leguas.

Articulo III. À la njerdad, el solo hechotie jtasar d las Cassitnides Ptil·lio Licinio Craso en un tiempo en que se hallaba domando d los lu-sitanos, conience que aquellas nofueron las Sor-liii^as, tintes bien que unas islas pertenecientes à su pro'vincia, porque entonces se llamaba Lu-

^tania todo lo que hay desde el Tajo al mar sep^ tentríonal: no slendo creïble que aquel xe fe des-amparase su comision en unas circunstaitcias tan crtticas con el objeto de Itacer un viage meutu-rero, cuyas resultas , aunque fueran muy líson-jeras ,jamas podrian reparar las desmejoras que ticarrcaria d la república una sublevacion de aquellas nuevas couquistas, como debia rez.elar-se en la dilatada ausencia de Publio Craso a las Cassiterides, siendo estàs, como se pretende, unas mismas con las Sorlingas.

Rcflcxíon. Se iiacen en esfe articulo tres suposiciones aereas: que la Lusitania estuvicse todavia o' en cl fuego de una guerra viva , ó en únimo de renovaria quando Publio Craso se auscnto' de ella para ir ÍÍ las Cassiterides: que el pretor no pudiese cmprendcr una na-vcgacion larga sin exponerse a un imprudente peligro de perdcr sus conquistas : que si to­mo la detcrminacion de visitar las Cassiteri­des , estàs islas debian períenecer a su provín­cia. Quando el pretor se puso en viage podia haber acabado la conquista , d tenerla en muy buen esrado ; podia haberse ganado los cora-zones de los lusitauos, y no tencr motivo pru-dcnte para rczelarse de nuevas inquietudcs; podia dexar la provincià en manos de oficia­les de cònlianza que velasen sobre ella como

el

. C A S S I T E R I D E S . ' Í77 cl mismo: Però supongamos que todó csto sca farso,}"'que la Lusitania estuviese entonces eh el< mayor'fermcnto-tle..su tonmocion: jqac se seguirà de aquí'Pi Se seguirà! que. Publio Cra-> so , ausèntandose en tiempòs tan.críticos, fiíé un general.imprudente; mas .no: se seguirà que no se auseiitase.^ siendo cicrto que se ausentd, (Y que diré de la circunstancia de estar >las Sorlmgas .'fuéra fde; sii' provincià ?. tíò' ptiníero, hablando con rigor ;'tambieh las-islas «de 'Bayo­na cstaban!entonces fucra de su provincià.y aun fuera de toda província romana, no cstando toda­via conqulstadas. Lo segundo, el prctender que los generales de los exércitos'de.Romano piidíc ien ampliar sus conquistas lAiera de sulprovín' eia eslcydc nucvò cuííovy muy cohtrarià al cspiritu de aquellos hombres aniuiciósos, y de corazon insaci.ible. Pcnsaban ellos tener dere-cho d todo cl mundo: no desprécíaban nin-

{;un objeto de glòria , si podian hacérimas dé o que se les habia encargado sih faltar a su

comision , no dexaban de nacerlo. Publio Cra­so habia conquistado la Lusírania ; juzgd que sin pcrder. lo ganado podia navegar u las Cas­siterides , dcscubrir las minas del cstano, re­novar su antiguo comercio , y hacct baxar de prccio el metal en beneficio de toda la república romana. ^ Porque no habia de ha-cer este servicio a la pàtria? Porque,no ad-quirirse esta scgunda glòria? {'Porque volver.a Roma con una sola corona pudiendo volver con dos? ' . , ..I

Articulo IV. Habian sufrido hasth entonces los cassitcros un comercio pasi'vo , yapor los fenicios de Cadiz. y de las costas de la Bética, ya por. los ccrtagineses, ya iiltimameitte por los

a^S S u P t E M E N T O VIIL ^riígos. Deseaban ellos.... hacer para tique' tia misma negociacion que tanto tiempo habian disfrtitacio los forasteros. Les dixo bien Craso, que era inas largaila navegaciòn desde las is-^ las à Cadizi, que desde. las mismas d Bretana, pues es constante que desde Galícia d Inglater^ ra no hay tanto mar coino de la misma Galícia d.lCadiz. •-'. . . •:. • . . . • .

"Réflexion. : Hemos . Ile^ado finalmentc al verdadero p'untol de la dihcultíid ^'y en vano procura evadiria' mi adversarió con númbrar d Galícia y- à CadiZit y trocar así las mcdidas insinuadas f>or el gédgrafo gríego. Fixemos cl mcdio, ylos.extremos/de que nabld cstc es-critor. Bl nicdio son.Jàs Cassiterides, en imi ópinion las Sorlingas, en la de los contraries las islas de Buyona. El uno de los dos extre­mes es la gran Bretana ó Inglaterra, pues cx-prcsamen'tc.'la nombra .digecgrafo en su re-lacion.-El'Otm extrcni© es la'provincià rccien conquistàdu desde dondc cmprendio' cl pretor su navcgacion , y pór 'consiguicnte son las cos-tas de Portugal entre Tajo y Duero , y no cl pucrto de CaJiz , cjue cstaba de allí muy dis-rantc , y mucho mcnos el .rcyno .de Galicià, que roduvia no cstaba conquistado. Esto su-puesto, miresc cl mapa , y tomense con los ojos las medidas en uno y orro sistema, en cl m i o , y en cl de mis adversarlos. Estos po­nen las. Cassiterides enfreiite de Bayona : des­de este piinto hasta las costas de Portugal, aun las mas distantcs, no hay mas trecho de mar, sinó mucho menos que desde cl mismo piin-to hasta Inglaterra: lue^o en el sistema de niïs advcrsarios no se verilica lo que dice Estra-boii. ï ü pongo lüu Cassiterides en las Sorlin-

gas:'

' C A S S I T E R I - D E S : , 379 gas: desde cstc punto hasta las costas de For-. tugal, aun las mas cercanas, hay mucho mas trecho de mar que desde el misnio punto has-, ra Inglaterra: luego.cn mi sistema se verifi-' can las medidas del geo'grafo. Me parece el argumento muy evidente y,palpable. Però yo quiero convèncer a mi censor àun con sus mis­mas suposicioncs falsas. Tomcnsc las medidas desde Cadlz a Bayona , pues esta es la: costa de Galícia de que cl pudo hablar .isicndores-ta misma la del mar de süs Cassiterides. Cadíz esta en los treintay seis grados de latitud, Ba-. yona en los quarenta y uno , y las primeras costas de Inglaterra en los ' cincuenta: de trcin-ta y sçis a quarenta y uno van cinca, y dcqUa-renta y uno à cincuenta van nuerve: si nueve es mas que cinco , debe ser ma}'or la dis­tancia de Bayona a Inglaterra, scpairadas entre sí nueve grados , que la de Bayona a Cadiz, apartadas una de otra solos cinco<: luego quaa-. do aseguro' cl seiíor Pérez Quihtcro seriosa constante que desde las islas Cassiterides. de Ga­lícia hasta Inglaterra no hay tanto viar como de las mismas d Cadíz., djò por cicrta y se­gura tma proposicion que es cvidcntcmenrc fal-í-a. El sistema de mis advcrsarios ni aun con suposicioncs arbitrarias.pucdesosrcnersc: jquan-. to menos con vcrdaderas y -fundadas!

Articulo V. Esta pre-vencion (de la mayor distancia.)../w/T/rt sídoi muy necia , hallandose Craso en las Sorlíngas, pues la ecrtísima distan-r eia de siete Icguas y media^què. disde estàs islas hay d Brétana, no admite'comparacions con el largutsimo 'viage que querianhacer. .

Rcílexioii. O yo cstoy ciego, ò mi censor, ^no ve lo que dicc, y. habla todo al revés de

lo

aSo SüPtEMENTO V n i . lo que dcbiera. Estando Craso en las Sorlin-gas, la prevencion que él hace a los islenos acerca del viage para Espaiía , pincho mas^lar-£0- que el que ellos hacian para Inglaterra, es prevencion prudentíslma, y tantò mas pruden-te , quanto el viage era mas largo y difícil, y mcnos comparable con la brevedad y facilidaa del otro. Al contrario , si ponemos a Graso en las islas de-Bayona «entonces sí que la prevén-. cion<es muy nòcia'; porqüe ^como podia de-' cir a los isleiíos de Bayona que el viage para Portugal, y aun para Cadiz , era mas largo y difícil que el que ellos acostumbraban hacer para tinglaterra? éy como a unos hombres que solian 'navegar por alta mar hasta la gran Brc-tana, podia daries cuidado el ir costcando des-de Bayona al Tajo, y aun hasta Cadiz. £1 se* üor Pérez Quintero tiene la habilidad de des­truir su propio sistema con sus mismas prue-bas y. reflexiones. . • Articulo I VI.. Ni los. islems de las Sorlingas tenian necesUad de dicha advertència , constdn-doles de experiència vropia la proxtmidad del continente , csto es, ^e Inglaterra.

Reflcxion. El preior romano no hizo ad­vertir a los islenos la proxtmidad de Inglater-ray que.les constaba yja por experiència: les hizo advertir la distancià de Espaüa, de cu-ya navegacion no tenian experiència ninguna. i Para que contundir las Ideas y presentar un objctò por otro? • .. > • Articulo VII. Tampoco necesitabah de dicha ad' 'vertencia^ alargandosexon sus navecillas de ciU' ro hdcia el mar grande hasta llegar d una isL·i que distaba de las lerdaderas Cassiterides el ca-mino que sepuede andiír en dos dias sin nociu, co-^

CASSITERIDES. ^8X mo dice Avieno: <vastum saepe percurrunt sa­turn : ast /tinc duobus in Sacram , sic insulaiH dixere prisci, sali bus cursus rati est.

Rellexíon. No es verdad lo que aquí se atribuyc í Rulb Avicno , pues él no di.xo que los cassiteros navcgascn a la isla Sacra , que hoy Uamamos Irlanda. Però dcxcmos por aho-ra csrc asunto, y prosigamos en examinar si li advertència de Craso fiíé sabia ó necia. Yo digo que segun las reflexiones mismas de mi censor no pucdc llamarse necia en mi siste­ma , pcro SI en cl suyo. Si los que. navegaban aun mas alia de Inglaterra hasta las costas de Irlanda , eran los isleiíos de Bayona , niucha necedad era por cierto el representaries como largo y diíicil cl viage de Bayona a Portugal, que es notabilísimamcnte mas corto que el que ellos hacian ; però al contrario , si los que ibau » Irlanda eran los isleiíos de las Sorlingas, muy sabia advertència fuc el haccrics saber que él viage para Espaüa era todavia mas largo , co­mo rcalmcntc lo es. Luego la refle.víon del se-nor Pcrez Quintero ceba por tierra la opinion de mis advcrs.'ü·ios , y confírma la mia.

Articulo VIU. Seria necedad, digo, que Cra­so les liiciese la expresada advertència , siendo las Sorlingas las islas en que cl se hallaba (Vucl-ve mi censor a repetir lo mismo , sin adver­tir ei daíío que se liace). Lo contrario sucede, cousiderando la situacion de las Cassiterides en el mar de Galicia , las quales siendo escala de los comerciantes fenicios de Espaüa que trafi-caban d Inglaterra , como convencé el seriar abaté Masdéu , podian los isleiíos estar infor-mados del rumbo de aquella navegacion, ya par luíberselo oido d los mismos fenicios, y ya tamr

TOM. XVÍ. NIÍ bien

282 S u P t E MENTO VIII. bum porqiie acaso los acompanarinn algtinos en stis viages , pues allí no temian que pudiese ser revelado el secreta , conto qtte en una y otni parte eran solos quienes despóttcamente comiir-rún d traficar. £n este sentUo fué oportuna la pre-vencion que les hizo Craso, íie que habia mas mar desde las Cassiterides à Cadiz., que des-de las mismas à Bretaiia.

Reflcxion. ToJo al revés , mi seiior D. Mi­guel Pcrcz Qciintcro , segun las razones que ijuedan va evidenciadas. Queda ya evidencia-do que la distancia de que habld Estrabon no es la de las Cassiterides hasta Cadiz , siiio solo hasta Portugal. Queda cvidenciado que la distancia de las islas de Bayona hasta Portu­gal , y aun hasta Cadiz (ya que así lo quic-r e ) , no es mayor , sinó menor que la que hay desde las mism.is íslas hasta Inglatcrra. Queda cvidenciado que si los islcnos de Bayona sa-bian ir con sus naves hasta Inglatcrra , muclio mas facilmente hubieran sabido navegar a las vecinísimas cosfas de Espafia. Queda cvidencia­do que si Publiò Craso les hubiese pintado esta corra y fàcil navegacion como mas larga y di-íicil que la de Inglatcrra y la de Irlanda , Ifs hubiera dicho un solemnísimo disparatc , de que ellos mismos se hubieran reido. Queda cvidenciado mas arriba, que si el comercio del cstano se hubiese hccho en nuestras islas taii vccinas d Bayona, hubiera sido imposible el conservar secrcto cl comercio, como se conser­vo por tan larga sèrie de siglos. j Como no viò jamas mi erudito censor nmguna de estàs cvi-dcncias tan claras y visibles? • Articulo IX. F.n efecto , me pèrstiado quepo-•demos- comprobar la legitimidad del sentida qm

lie-

C A S S I T E R I D E S . 285 hemos propuesto , meditando las paLibras y cner-(rí.i del testimonio de Estrabon. Oigamus este punto de mcditacion. Habia mencionado antes el geògrafa en el pròpia pasagey pagina la na-'vegacion y comercio que bacian los fenicios en Lis Cassiterides, ocultando d todos el riimbo de ellas, los esfueríos de los romanos para apren-dcrlo, y Jinalmente el descubrimiento que hicie-ron de las islas, y la navegacion que cntabla-ron , recibiendo de los nattirales estam, plomo, y pieles d cuenta de cantaràs de barro, sales, y campanillas de cobre, ó sean calderos. A es­te tiempo pasó d las Cassiterides Publio Lici-nio Craso, (irr.

Reflcxion. El preúmbulo histdrico de U mcditacion 'a muy crrado, pues se ponc por ultimo articulo de las permutas ouc en Estra­bon cstií por primero: se atribuyc a los romanos cl entable de esta espècie de negociacion, que cstaba ya entablada mucho antcs: se adrma que en el tiempo de esta institucion pasó Publia Oaso (\ las Cassiterides , habiendo pasado a ellas quando ya la institucion era rància, y mas que vicja. Però de.xemos estos pelillos, y va-mos adclante con la mcditacion.

Articulo X. A este tiempo pasó d las Cas­siterides Publio Licinio Craso, noventa y qua-tro atios antes de Jesu-Cliristo , ante quien com-parecieron los isleüos, representandole su deseo de hacer TAMBIES por sí mismos aquella nego­ciacion. Este TAAíBiEN ó oyoQUE convencé, que ellos querian llevar de su cuenta los producidos de las islas, ò^c.

Hcllexion. £1 tambien ó quoquc de Estra­bon se representa aquí dislocado, y con muy poca íidelidad històrica y gramatical. Rcllerc

Nn 2 cl

284 SUPLEMENTO VIIÍ. el gedgrafo que Piiblio Craso obsen'o , homi-nes eos Cassiteriíütm pacis, sttuiiosos, otio abim-dante, mari QUOQUE navigando sUtdere. Estàs palabras latinas no significan que ellos repre­sentaran Sil deseo de hacer TAMBIEN por sí mis-mos aquella }:e£ociacion : significan clarísi na-mcnrc, que ellos enm hombres pacíficos, y pw tstar desocitpados se exercitaban TAMBIEN en la marina, liste quoque de Esfiabon es muy di-fercntc del quoque del seííor Pérez , y la dife-.rencia es muy grandc^ y muy substancial. Pe­rò tciigasc tumbicn este por pelillo como los pj-sados, y prosiganios mcditando.'

Articulo. XI. Este TAMBJEN O oyoQUE con-•vence que ellos querian lle-jar de su atenta los producidos de las islas, ADONVE MISMO lo ha-l·lan lle'vado antes los Jinicios, y entonces los romanes ; esto es , d la caxa del comercio , k qual, ad'viertc Estrabon, que estaba en Cadiz: a Gadibus eo uegotiatum ivere.

Rcllexion. El ADONDE MISMO no solo 110 se convencé como prctende mi censor, pcro ni aiin ligeramentc se priieba ni con el quo­que , ni con cl à Gadibus. No con el quoque, porquc, como ya di.xc, esta fuera de su lugar, y aimque es pelillo, 6s pelo que esta por de-mas, y debc arrancarse. No ton ei à Gadibus, porque tambien esta dislocado; pues Estrabon hace memòria de Cadiz , no quando habla de Ptiblio Craso, y de su particular navegacion, que es la que cl enscüò a los isleüos , sinó quando habla de la que hacian los fcnicios/r/-mis temporibus, que quiere decir en los tiem-

pos primeros y mas antiguos. Las ÍMfkicliffades de mi censor son sobrado freqüentes.

Articulo JÍII. Aunque los romanos (Así con-ti-

C A S S I T E R I D E S . 285 tiníía la meditacion) hacian ya mucho antes es­te comercio, como primera, ò~c.

Reílexion. Paremonos aquí, pues es cier-to que la noticia que nos da el sciíor Quin-tero mercce que nos detengamos a reflexio­naria y admiraria. Si los romanos , antes de Publio Craso , por mas que lo intentaren, ja-nias pudieron llegar à las Cassiteridcs , ni sa­ber donde cstaban; si el primer romano que las ficscubriò y visito' t'ué el preior que aca­bo de nombrar, j como puede ser que mucho antes hiciesenya los romanos este cojnercio} Dc-xemos este punto de meditacion al seííor Pcrcz Quintero, y nosotros meditemos los que él pro-sigue proponiendo.

Articulo XIII. Como primera (de los roma­nos) executdban (úicho comercio) los Jenicios, no se habian determinada los cas si fer os d repre­sentaries (a los romanos) s'u animo de querer tiegociar por su cuenta los prodtictos que pro-ducian las islas , porque ningttno de los emplea­des en el trd/ico tenia Jactiltades para declarar-lo libre sin la autoridad de la república.

Refiexion. Este articulo de historia es to-do de fantasia. ;De donde se sabé que los cas-sitcros, antes de la època de Craso . hubicsen tcnido ocasion o' medio para representar d los romanos el dcsco de negociar por su cuenta? jDe donde se sabé que habiendo tcnido me­dio para represcntarlo no lo hiciesen ? j De don-•de se sabé, que si antes de dicho prctor Jiu-bicsen ido à las Cassiteridcs otros romanos, ninguno de ellos hubíera tenido facultades pa­ra declarar libre cl comercio, y ensciiar la na­vegacion a los isleüos? Todo esto esta funda-éo en el.ayre. Me parcce muy oportuno el

des-

286 SüPLEMENTO VITI. dcscubrir aquí a mi adversario un punto de hisrorla , por cuya falra de noticia ha caido inoccnremente en varias cquivocaciones. Es de saber pues que muchos al·los antes de la èpo­ca de Publio Craso cstaba intcrrumpida , y cn-teramente abandonada la navcgacion de los gaditanes a las Cassiícrides, por efecto siii du-ua del descuido de los romanos, que (como dixe en la seguida de la historia) en lugar de mejorar nucstra marina , la arruinaroa. Esta interrupcion , que hubo de empczar segura-mente dcsde que Roma echd de Cadiz d los cartagineses , es im hecho cierto y evidente; porque si los gaditanes baxo el dominic ro-mano hubiesen continuado sus viages maríti-mos a las Cassiterides, Roma no hubiera ig-norado el rumbo de aquella navcgacion , ni hubiera sido tan ^lorioso como lo fué su de-seado descubrimiento , conscguido por la in-rrepidez de Publio Craso , con las escasas no-ticias que quedaban dcspucs de un siglo de in­terrupcion. Pucsta esta noticia, conoccra des-de luego el seüor Quintero los inoccntcs er-rorcs en que cayd. Conocera : qite antes de la època de Publio Craso jamas hicicron los romanos el comercio del csrafio : que quando cllos lo resrauraron, Cadiz ya no era caxa de dicho negocio , ni lo fué mas en adelante: que no habicndo entonces tal caxa , ni pri-Aariva alguna , cl trafico renacio' por sí mis-mo en cstado de libertad , sin que necesitase para esto de particularcs privilegies o faculta­des de Roma: que Publio Craso, viendo d los cassitcros inclinades d la marina, y dispues-tes d aprcnder de buena cana la navegacien que cl habia hecho, se valiò desdc lucgo do

tan

C A S S I T E R I D E S . 287 tan buena opertunidad para que se abriese in-mcdiatamente el comercio, interrumpido de tanto tiempo: que para enscnarlcs el rumbo • tomaria naturalmentc eii su vuelta d algunes de elles , y se los lle^-aria censigo hasta Portu­gal , de donde habia salido , y , dpnde tenia su exercito, y el mayer objete de sus cuida-dos : que el extremo de distancia de que ha-blo' el pretor a los cassiteros ; dcbio' ser por consiguientc algun puerto de Portugal, y no el de" Cadiz , que ya no tenia entonces rela-cion alguna con el asunto : que per conse­qüència forzosa de estos principies las Cassi­terides de Publio Craso deben ser las islas Sor-lingas, y no las de Bayona , pues de aqucllus se verifica , y no de estàs, cl estar (como dixe d les cassiteros el misme pretor) vtas distan-tes de Portugal que de liiglatcrra. Ale parece que con estàs reflexiones debiera quedar cen-vencido mi adversario; però sin embargo no quiero dexar de meditar todos los denias pun­tes que me proponc de meditacion.

Articulo XI\ ' . Fasú Craso ú las Cassiteri­des , / desde Iticgo los islei'ws acxiden a cl coit là instància ; el qual, habieiido toraado iii/cr-ines sobre el geiiio )> costnmbres de aquelles tia-turales, autique primero procuro disiiadirlos pou-derdndoles lo dilatada de la nai'egacioii , con-descendió sin embargo vwvido dè^ las repeiidas súpUcas, habilitdudolos de oficio propio, para que liiciisen cl comercio en los términos mismos que lo execiitaban los romanos.

Reflexion. Esta es una arbitraria continua-cion de la historia fantàstica de arriba. Estra-bon no dice palabra de comercio executado por romanos antes de la cdad de Publio Crar

so:

288 SUPLEMENTO VIII. SO: no dícc palabra de los términos tí forma con qiic ellos lo cxecutaban: no dice pulabra de tantos rucgos y sdplicas, é instancias co-mo atribuye mi censor d los cassitcros: no di­ce palabra de tantas pondcracioncs , condes­cendència» , y habilitaciones como supone cl mismo en el prctor. Yo me pcrsuado facll-nicnte que los cassitcros descarian la restaura-cion del antiguo comercio para no carcccr por mas largo ticmpo de los generós con qiic per-mutaban sus metales y pleles : pcro tengo por cierto que lo desearia mucho mas el pre-tor , así por el provecho de sii pàtria , coma por su pròpia glòria. Para pcrmitir a los islc-nos que hiciesen por sí mismos la negociacion, no esperaria por cierto que se lo rogascn mu­cho ; pues conocia muy bien que segun el siste­ma y genio de los romanos, que dcxaban iiacer todo el comercio a los extrangeros, y se csta-ban en Roma muy sosegados a recibir los ge­nerós que les venian de fuera , no tanto nccc-sitaban los cassitcros de é l , como cl nccesita-ba de ellos.

Articulo XV. Toiio lo qual argttye (así aca­ba por fin mi erudito censor) que Piil·lio Cr'w so exercia en las Cassiternies uua jurisJiccton y autorhiad plenísima , qual correspoudia a un Xífe de pro'vinc'ui, y que las islas tocaban d la inspeccion y jobiemo del que lo era de la JLusi' taiiia y Galícia, de las quales estaba encarna­da efecti-vamente el referida Publio Craso. Dl' gano! aliora el senar Camdeno , quando estwvie' ran las Sorlhigas dependientes de losgallegos}

Reflexion. Las conseqüencias son ran erro-neas como la historia en que estan fundadas. No sab'emos si las Cassiterides con la visita del

pre-

• C A S S I T E R I D E S . 289 pretor se sujctaron ó no a IA repílblica roma­na , y mucho menos sabemos que se sujetasen al gobierno de Publio Craso. Sabemos sí de derro que ningun escritor antiguo ha noni-brado jamas a las Cassiterides en cl catalogo de las colonias, ò municipios , o establecimien-tos ilependicntes de las proviíicias de Espaiía. jCon que fundamento pues afirma el sciior Quintero que Publio Craso tenia juristiiccion y autoridad plenísima sobre aquellas islas? ^Con quales documentes asegura que tocaban a la jurisdiccion y gobierno de nueStra provincià de Lusitania y GaÜcia? jCon que razon ccha en cara al ingles Camdeno, que las Sorlingas jamas estuvieron dependientes de los gallegos ? £n suma , los textos de lEstrabon son tan cla-ros y maniíiestos en favor de la situacton de las Cassiterides en las Sorlingas , que sin paten­tes falsedades no es posible oponerse ú tan lu-minosa evidencia.

XVIII. Es ya tiempo que pasemos de Es- Pompotii* trabon a Pomponio Aleia,. quien siendo espa- *"='*· iíül, no liubiera dexado de dar a nuestra na-cion las islas Cassiterides , si hubiese podido iiacerlo con alguna verdad. A Durio Flumine (dice) ad promontarium quod celticum 'vocanius, totam orain celtici.colunt.... Hactenus ad ac­cidentem "versa littora pertinent. Deinde ad septentriones tota latere terra con-jertitur à cel-tico promontoria ad scytliicum usque. Perpetua ejus ora , uisi ubi madici recessus ac parva pro­montoria sunt, ad cantabras poene recta est. In ea primum artabri sunt, etiatn num celti-cae gentis , deinde ast'ures ....In celticis aliquot sunt insulae, quas qitia plumbo abundant, uno ovines nomine Cassiteridas appelLmt, sitas in bri-

TOM. XVI. 0 « tan-

2ÇO SUPIEMEÍÍTO VIII. tawtico mart, orismkis aJversas- littoribiis ( i) .

Traduccion castellana: „ Los cclticos ha-„ bitaii en roda la costa que se cxticnde dcs-„ de cl río Duero hasta el cabo (de Fiíiisrer-„ re) que llamainos celtico.... Hasta aquí se „ ha trarado de las playas que miran a occi-„ dcnte. Tucrce dcspucs toda la tierra hacía „ septcntríon dcsde dicho promontorío celtico „ liasra cl scirico , dirigiendosc la costa casi „ por linca recta hasta los cuntabros, fucra de „ algunos pequeíïus scnos y promontorios que „ la desvian üli^un tanro. Los primeros habi-„ tadores de dicha costa son los artabros, que „ aun ahora se tiencn por·celticos, y luego se „ siguen los asturíanos £n los cclticos hay ., algunas íslas, llainadas generalmentc con el „ nombre de Cassiterides por el plomo de que „ abundan , y situadas en cl mar britanico en-„ frentc de las playas orismicas."

Las illtimas palabras de este tcxto son mns elaras todavia que las de Estrabon , y por es-to mis dos censores tuvieron la prudència de no hacerse cargo de cllas, ni ponerlas en cas-tcllano. Pomponio Mcla es autor cspaiíol, y sjji embargo con/iesa ingpcnuamente que las Cas­siterides no son del mar de Espana, sinó di"! niiir de Itiglaterra. jQuc respuesta hay .iquí? No hay ninguna por cierto, síno rendirse a la evidencia, y confesar con toda ingenuidad que las Cassiterides antiguas no cran las íslas de liaj'ona, que estan m mtestro mar ,y mas aba-xo dl' los artabros, sinó las Sorlingas, a qiu'e-iies convicnen todas las sciías ínsíniíadas por nucstro geo'grafo andaluz*, de estar en el mar

»>; bri-""""""'• ^"'•-^ " ^ - - - — r . . . r M . W . . . . . , . !^

C A S S I T E R I D E S . 291 britiínko , y enfrente de las playas estrimnias de los artabros, o celticos septentrionalcs ; pues los orismicos de Mela entiendo ser los oestrim-iiios de Avieno , mas bien que los ocrhíos dei cabo Lezard de Inglaterra , aunque tambien de estos se verifica que las Sorlingas les estan enfrente. El seüor D. Joseph Cornide , en lu-gar de hacer reflexion sobre cstas senas clarí-simas de Pomponio MeLt, quisiera dar d cn-tender a sus lectores , que yo lo cité en mi segundo tomo en favor de las íslas de Bayo-n í , y despues me contradixe en cl tercero, tíchandome al partido de los inglcses. El mo­derna é iliistrado autor (dice en su pagina 88) de la historia erttica de Espaiía, no obstaiite haber confesado en la Celtiberia con Pomponio Mela , que en los celtas de Galícia habia al-^^tinas islas llamadas Cassiterides , dexandnse ar-rebatar en la ilustracion sexta d la Espaüa fi­nida de la opinion de Camdeno , Bocliart y Me-llot , se declara por las Sorlingas. No sciíor: no hablé la primera vez con los térniinos ge­nerales que se me atribuyen . ni la scgunda vez me contradixe de lo que habia dicho la primera. En la primera ocasion (tom. 2, lib. 3 , num. Í; , pag. 111) hablando , no de cassiteri­des , suio de celtas, y de los muchos pucblos que teniamos de este nombre, escribí así: Pom­ponio Mela , espavol , autor del siglo primera christiano , ase'vera (dos cosas son las que asc-vcra): que en la costa septentrional de Espa-iia, lukia el cabo de Finisterre , Itabitaban las artabros de origen celtico (hasta aquí la prime­ra) : y que en los celtas hay algunas islas lla­madas- Cassiterides al septentrion de Espaiia (he aquí la segunda). Observese lo primcro,

Oo 2 que

apa S u p i . E M E N T O VITT. que yo no habic del occidente de Espuna, don-de caen las islas de Bayona, sinó del septen-t r i o n , a que no pcrtenccen tales islas : liiego no pudc aprobar cntonces la opinion vulgar, tomo lo piensa el senor Cornide. Obscrvcse lo segundo , que quando cxpresé la costa sep­tentrional de Hspana , no hablé de las Cassi teridcs, que realmente no son islas de nues tra costa; sinó de los artabros, que efectiva mente habiraban en ella : luego no pudc con­sentir entonccs à la opinion c o m u n , que las snponc islas de nuestras costas. Obscrvese lo terccro, que quando hablé de las Cassiterides no tlixe que estiiviesen en los celtas de Galí­cia , como me lo liacc decir mi crudito cen­sor , sinó en los celtas , y nada mas , con la mismísima expresion con que lo dixo Mela; y aiui afiadí que estaban situadas al septen-trion de Espaúa, expresion que no pucde con­venir de ningun modo a las islas de liayona, però sí a las Sorlingas de Jiiglaterra : lucgo entonces no abracé la opinion que se me atri-buye , ni dcspucs me dcxé arrebatar de Cam-deno a luia opinion diversa de la de enton­ces. Però liquidemos todos los puntos en que pudiere habcr diíicultad. ; Q u e celticos son los en que estan situadas las Cassiterides scgun Me­la , Plinio , y otros muchos cscritores, si no son los celticos de Galícia? Es menester ha-ccrse cargo tlel scntido y forma con que dic-ron los antiguos d dichas islas la situacion cel-tica , y tambien de la razon {>orque hablaron en estos tcrminos mas/ bien que en otros , que }>or ventura hubicran sido mas propios. Este examen puede dar \uz para la inteligencia de muchos textos de autores griegos y romanos.^

Di-

C A S S ^ T Y É R T D E S . 2p'« Digo pues que la proposicion con qtic^siVrfert aíirmar que las islas del estario estaban en los celticos , ò en los artabros, ó en Ips 'estrimnlo^-no puede entenderse matéríalmente como' sue-nan las palahras, porquc es cierto que sicndo' islas, no podian estar en el reciíito de dichos pucblos , situados dentro de ticrra. Es indu-bitable pues que por celticos , ò artabros , d estrimuios entendicron, p el mdr que tbmaba cl nombre de ellos , o' mas gcneralmbnte eV mar queies esta enfrente, aunque tuviese otro nombre. Puestas las Cassiterides en las Sorlin­gas , con verdad pudieron decir que estaban situadas en los celticos , ó en los artabros', 6 en los cstrimnios ; porquc realmente e i mar bri- ' ranico de las Sorlingas esta enfrente de dichos' pucblos ; y tambien porque la denominacion de cllos , comunicada al mar de sus costas pudieron los cscritores antiguos, d pròpia d mipropiuincnte extendcrla hasia las vecindades de Inglaterra. Però veamos que motivo pu­dieron rcner para hablar de las Sorlingas Ccomo orJinanamente lo hicieron) en la dcscripcion gengr;.hca de_ Estana , mas bien que-en la de la gran Bretana, a cuyo mar propiamcnte per-tenecen. El .mot ivo salta a los oios, y no ca­bé en el la menor duda. Por dicz y mas &i-glos solo un pueblo de Espana, entre to Jos los del m u n d o , navego sicmpre a las Cassi­terides : solo el sabia la situacion de díchas iSlas: solo el llevaba el estano a rodas las tier-ras que lo usaban. El mundo no sabia otra co-sa ,_ sino que lo vendian los gaditanos de Es­pana , y que lo sacaban de unas islas ; y era por consiguiente opinion general . que las is­las de donde lo extraian eran del mar de Es-

pa-

Pliíiio.

I

1Ç4 SüPLEMENTO V l i r . pana.. En^Espana las ponian los ignorantes» en Espana los mercaderes , en Espaiía los gco'-grafos, y todos los demas sabios. j Como qui-tar del mundo una preociipacion tan general,

de tantos siglos? Vlnieron los Estrabones, ios Melas, y los Plinios , y aunque conocian cl error, sigiileron el idioma comun ; habla-ron de las Cassiterides en la descripcion de Espana como siempre se Iiabia hecho , y para no faltar a la verdad geogràfica, extendicron la denominacion de las costas y aguas hispu-nicas, en cuya frcnte d altura estan situadas. He aquí el motivo vcrdadcro porque en liigar de tratar de ellas en la descripcion de Ingla-t'erra , como hiibicran podido hacerlo , trata-rbn en la de Espaüa , y dieron al mar bri-túnico, en que estan situadas, o' los nombres generales de ibebiro ó septentrional, ó los par-ricularcs de artabro, o celtico, d estrimnio, que significan todos una misma cosa.

XIX. Dcspucs de Pomponio Mcla debe dar-se lugar a Plinio , cuyas palabras accrca de U situat^on de las Cassiterides son estàs solas:

Ex ^J'verso celtiberia complitres siint insH' liie, Cassiteriíies tUctaegraecis afertilitate phim-bi (albi) ( I ) .

Traduccion castellana : „ Enfrente de la „ Celtiberia hay muchas islas , Uamadas por los ,, gricgos Cassiterides por su mucha abundan-„ eia de cstaiío."

La Celtiberia de que habla Plinio en este lugar dche ser necesariamcntc un pucblo de las cosras scptentrionales de Espaüa, pues tra-ta de las islas de nuestro océano, baxando. de

sep-(O rÜRÍJ, liiftoris «4/nrj/iJ, liU. 4, csy. it. nuuj, lit yis* * ; • •

C A S S I T E R I D E S . 195 scptentríon hacia mcdiodia, como sé ve por­cí mismo orden con que nombra primero a las Cassiterides, lucgo las islas de los Dioses d de Baj'ona, )• por fin a las de CaJíz, Píncía-no en lugar de Celtiberia , pretcndid C{ue se hubiese de leer Celtineria, y Harduino íué del mismo pareccr, porque de hecho Tolomco did cl nombre de\Nerio al mismo promontorio de Finisterre, que Plinio y otrds llamaron Çelti-· co; y el historiador natural dixp què los ha-bitadorcs de dichó cabo eran celticòs de la Ne-i ria. Però sea lo que se fuerc, es cierto que Pli-. nio habld de los m.ismos celticòs scptentriona­les de que hablaroh Estrabòn, Po'rtppnio Me-" la , y los demas antígiròs; y 'por''Cónsiiy[iiiente,^ habiendo colocado a las Cassiterides'enfi-cnte de dichos celticòs, las creyd "situadas en cl rtiis-mo mar septentrional y britaníco de que ha-blaron exprcsamente los demas. El seiiíor Cor- • inde confiesa ser v'érdad que là '• celtiberia mm-bracia -por Plinio-, erà Ió mismo qtie la redimí mie Mela ciïce hàbitaban los celticòs; però co­mo sosticne sin embargo de csto que las Cas-siieriíies son las islas de Bayona , Uamadas an-tiguamcnte de- los Dioses; y ve por otra par-fc que el historiador natural exprcsamente las disringue , iiombrando primero :í las primcras, • y dcspucs a las scgimdas, en lugar de recono-ccr su propio error, y coufcsar que hizo mal en confiíndirlas, sospecha que Plinio habld con poca cxScrítud , y se equivoco' en distlnguir-las ( I ) , J ASÍ nos de.xamos llevar muchas veces

preociipacion que nos ciega! Ca}·o Julio Sohno , compcndiador de

Pli-

de una XX. Sulluo.

2Ç)6. S UP t E MENTO VIU. EÍinio.no dixo iii mas ni menos de lo que ha-lld. escrito en cste. He aquí sus palabras:

, Éx ad'verso ccltiberiae phircs suiit instdae, Ciuiiterides· dktae à graccis à fertilitate pluin-bi (íAhi).

En çastcUano : ,, Enfrcnte, de la Celtibc-„ria .hay muchas islas,, à que los gricgos die-,t^rqn^eÍ.j;io;ubt;c |de Cassiterides por el inucha „ estano q^iCiPÇoduçen.'' ,• .

Llegando -^ çstc-. texto ,cl, sciíor Cqrnidc,. puso lano'tia siguicntç , como.se lee en lapd-! gina 2Ò-,de_su. dlsertacion : JS« los textos de Plitito y Solino ,conser,'vo la •vpz. celtiberia , sin valírHfe de/la-forrfcafín-ce/tiiiiíria que sobre,es­ta njq^, liii^fl-iPinfiam ; pues /Mbiettdo.celtíis c.iberos'en estaçostq ,^íC^He dificttltad se piie-t de hallar en que Plimo .y Solino liubiesen adop­tada un nombre, que por iguales razones se dió gefferjalmente q los habit.antes de las màrgents del JEbro? Hasta» aquí ya p}uy bien, ni ten-go nada que deçir.» Por; ,o/r<ï parte (anade) icnfrente. de que Celtiberia podian estar-wias, isjíis de Iitg lat erra? Dexemos aparte que las Sor ling as , quan do mas cercanas se las juzgm d las çostas boreales de Efpaíia, no se les pue-de baxar de odien ta leguas, que es lo que dis­ta de ellas el cabo de Órtegal, / que desde es-te en toda la costa de Espaiia hasta el Piri-neo no hay pueblo celtibero, ni region que lle-"oe este nombre, pues la conocida con él dista quando menos de treinta d .quarenta leguas de la costa de Cantàbria. Me parccc, para dccir-lo ingenuamento , que mi censor mueve diíi-cultadcs contra sí mismo. Si dixo antes que auiiquc cl nombre de Celtiberia nO convenia propianiente a nucstras costas de Galícia, sin

cm-

CASSrTEniDES. 2^7 embargo Plinio y Solino pudieron ^adopt'atlo, .: • porque habia celt as é .iberos en dic/ias costas i .; ; jcomo pucde decir ahorq que al scptentriori de ias niismas costas no podian estar las Casr sirerides , porque distaba de cUas hasta quarenr ta leguas la provincià llamada propiamente CeU tiberia , que se extendia por Castilla y Aragón? Si pretende que al scptentrion dcGalicia<y Cantàbria no pueden idearse las. Cassitecidej^ porque dista de alií la Celtiberia treinta d qua­renta leguas; ;como piiede idearlas cnfrentc de Bayona, cnyas costas occidcntalcs estan mas distantcs de la Celtiberia que las septentriona-Ics arriba dichas? Si los ccltibcros, d ibe'rq^ celticos, en cuya altura colocacon todos los escritorcs antiguos d las Cassiterides, habita? ban (segun lo confiesa él mismo varias veces) desde el cabo de Finisterre hasta cl de Orte^ gal i porque los va buscando ahora ^mas arri­ba desde Ortegal hasta el Pirineol·.'So salga,-mos, sefior D. Joseph Cornide.'de lositérihi; ros de la qüestion. Estrabon , Meià , Plinio, Solino , y los demas antiguos , no colocaron a las Cassiterides enlrente de la Cantàbria , si­nó-enfrcnte y al septentrion de las-extcemi-dades de la Galícia , en^quc habibiban.lu;)ps püeblos llamados <zr </ ro;, celticos -,. nefios, ibdr ro-celticos , y celtiberos : y las Sorlingas ,'aunr que distantes ochenta leguas ,y mas tambieu, SI vm. quiere, pues nada jmportaiia esta.ma-yor distancia para nuestra ,qUcstíon. cstao r aJI,-jnentc y con, tpda verdad enfrtnte y al septen­trion de dichas cxtremidadcs de Galícia: nubl-tadas por dichos pueblos.. No nos detengamos pues en cosas tan claras, y prosigamos oyendo a los demas escritpres antiguos. .

TOM. XVI, Pp XXL

DIonisio

no.

598 SüPlEMENTO VIII. XXL":'DionrsioAlexandrino ca %\\ periege-

í/íj.d dcscripcion de .la ticrra,.donde nombrd hs i%\as HesperUes., prctcndcn- algunos moder-nos que habfasc/dc las Cassiterhtes. Fondre aquí su tcxto segim là traduccion latina gramaricul, còmo SC lec en la cxcclcnte coleccion inglc^a de los gcdgrafos griegos, y luego anadire l.iS dos ycrsiones antiguas que nos quedun de ella,la de Prlsciano , y la de Rufo Avieno.

Texto de Diortisio. „ Ncmpe habitant boum nutriccm circum Eri-

• ' theiam, • ,; Atlantis circa undant, pietarcni in Deos colen

tes aethiopes, i, Macirobiorum tílii inciílpati, qui olim advc-

ncrunt y, Gerionis post mortem superbi. At sub jpro-''•' • inontono i -ii- Sacro í'qúod.pcrhibcntcaput cssc Europac, >, Insüllsq'ue Hespcridibtis , ubi sranni origo „ Divitcs habitant illustriumlibcri iberorum (1).

• - ' • En casti·llatio. ' •„: Al redodordeErithcia (6 Gadiz) alímcn-

i, taddra de buèjes, cerca de-las aguas del irion-s; tè Aftantc,'h;fbit'an los criopesvpiadososado-„ radores de' lós'dioscs , hijos inoçcntes de los V, macrobiosf', hombres que vinicron 'aca en -.iticnipos'antigMos., despucs de laniuerte de vyQerion. Jíaxo cl,.promonroriojSacrov quo di-•j/ccnser la-punta>de-Europa , y en las islas -,", Héspcrideà ^ dondc' naco d esrano , babifan „ los ricos descendientes de los ilustivs iberes."

Ver^ l) Oisiiúio t Ptii'r^tiü, ieM tl vena-ift, f»g. iiif. io<, 107,

C A S S I T E R I D E S . 299.

1 raauccton castellana. < -os etiopes, de ^corazon -sincero;v de.'.vL-. irga ; habitan la Eritheia Có las islas de

Version de Prtsciafio. „ Aethiopes habitant Eritheiam pectore justi „ Atlantem juxta longaevi, finibus otím ,jVehit Hiperboreis quae gens ^ t fàta.pc-

rempti .: .. ,, Gerionis, domuit quemvirtus Herculis Ingens. „ Sed sumniam contra,. sacram -cognomlne din

• c u n t •• ' • '• ••• í - r - ' ' > ; , ,. • ...• .

j , Quani caput:.Europac, siint stanní pondere plenae • •> '•> >•• •. '> .,

„ Hesperides, populus tenuit quas fortis iberi ( i ) .

Traduccion cast'eirana. „ Los I

da lari^ ^ _ , CadizJ cerca del monte Atlante, gente que

„ vino de las líltimas tierras Hiperboreas des-„ pues de la inuerte de Gerion , a quien do« ,; mó el gran valor de 'Hercules. Enfrente de ,,'la illtinia tierra y punta de Europa estan las „ Hesperides abundantcs de estaíío, las que po* „ seyò cl pueblo fuerte del Ebro."

Version de Avieno. i, Pro|rter Atlantaei tcrgum salis , aethiopum

gens - , „ Hesperides habitat. Dorsum tumet hic Eri­

theia. „ Hic Sacri, sic terga vocat, gens àrdua montis^ „ Nam protenta jugum tellus trahit; hoc caput

amplae ' > „ Proditur Europae: genitríx haec ora mctalli,'

P p 2 „ A l ­

ci) PcUcilns , ftrt>^»n> ics^c il vcrf* I7·. fa|. tf.

,, Àlbentís sranni vcnas vòmit: acer ibcnis „ Haec frcta veloci percunit sacpe fasello ( i ) .

::'•'.<> .tí!:,MJTra^uccioní :.•'>' -'.c„·.CércA< del' àoiso i\eí mar atlantíco habi-„ tan los criopes eii las Hesperidcs. Aquí so-„ brcsale laíislà ;Eritcia (ó de Cadiz). Aqiiíes-fftan los vaUcotes^habitadores del.monte Sacro, „ pues así lo llaman cllos niismos', ponjue la i íticrrar-f éxrendicndosev-íprnia allí uo prom0iv. „ torio: cste es el cabo d la punta de la an-„ chh j Europa : esta playa , > engendradora de „ Jiictalcs , arro/a de sus vcnas cstafio bhinco: „ cl fucrro cq^anóhcon sii\ligéra. navccilla siil-„'. ca'vtreqücjiteinente.'.estos. mares." •'. '. / Qiiàlquicrà puddc obicrvar. por sí • m/síno laS' discrepaiicias norabilísimas de las tres dife-rentes Icccioiies'.: £n la primera los ctiopes lia-bitan :al reJeiior de.Cadix;. en la segii nua. Í/W-tro-de.CaJiz.;.'cnj-la itejicera,»/ dentro, uh.al reiieJor ;• sinó en slas jHesjjerides.rEn, 1J .primera los; espaüolcs ticnen mordda cu los Hesperides; en la segimda no la tienett, pera la ttivierm; en la tercera jü la tienen , ni, la ttrjieron, /v-ro nanjegan pjor aquellos mares.'Én la prime­ra iy;scgunda el cstano es producto' de lBs,H\'Sr,

ferides; y en la tercera no lo es de^ estàs islas, sbtà dè'mtestms cost as de Ahdaliicla y A'gAr-bes. ^-Qujl serà de estàs tres leccionés la que dicc verdad? Me parece muy ílicil .de còjfo-cer.vque.'las dos primcras. son miiy dispurarar clas. El poner a los etiopes en Cadiz. es una lubhscrxJüsidaJ hiscoVicai de.stituida de toiiüliQn; damcnto: ei llamurios hijos He los m.icrobif)s,

y

CASSITERIDES. S}OI y hombres de vida larga , es una pcfA'ersion jnaniíiesta de las historias antiguas, que die-ron estos rcnombres con Homero, no a los ctiopes, sinó a los espanoles de Andaliicía y Lusitania. El aplicar a los de Etiòpia h fa-bula de Gerion y de los Hiperborcos, que to-dos los poetas aplicaron a los gaditanes, es un error muy groseío en mitologia. El dar el « nombre de "Hesperides a las islas del cstano, qualcsquiera que fuescn , es im idioma gco-grafico enteramcnte nuevo , de que no se ba­lla idea en ningun escritor antiguo. Qualquie-ra que obser\'e en las dos primeras leccionés tantos disparares juntos, ique ha de pensar de sus autores? Ha de juzgar necesarianien-(e que el griego Dionisio, como otros de su nacion , habló de nuestros niares y pueblos con muy poca noticia: que el gramatico Pris-ciano, sabiendo menos que é l , siguid to Jos sus errores , y les did bulto , aun mas del que tenian : que Rufo Avieno , viendo una rclacion tan equivocadíf, la corrigid del me-jor modo que pudo. De esr<js principios se sigue que el texto de DioJiisio Alexandrino es enteramente inútil c importluio para ave-riguar la situacion de las Cassiterides : lo pri-mero , porque las islas de que cl habla no son las de nuestro asunto,sino orras muy di-versas , que se LV;maban Hesperides , y esta-ban ciiiVcnte de Àfrica , donde toJ.avia estan: lo sfgundo , porque cl suponer estafio en las Hesrcndcs es un error tan gioscro , como to-cfos los demas en que cayo el ml'ino autor; y es error de que lo corrigio nuestro c-pa-fiül Avieno , ciitenJiendo que puJo Iiablar i.iel cscaiiu de Audoiucíu : lo tercero, porque si

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202 S u P i E M E X T O VIII. Dionisio confundíd las Cassiterities con las Hesperides, erro sin duda muy norablemen-t c , j ' no favorecid con estc su error ni a los partidarios de las Sorlingas , ni à los de las islas de.Bayona. Mis àos eruditos ad\·ersarIos no hicicron ninguna de estàs reflexiones, y se cmpenaron cntrambos en llamar a Dionisio en su favor. Veamos como ^alen de esta diü-cil empresa.

Articulo I. de Pcrez Quintcro. Camdetto (di-ce cl seiior Pérez en la pagina 24 de su di-scrtacion) refíere que los autigtios griegos llj-vtaron Hísperides d las Cassiterides, y para úutorizar este nombre copia unos l'ersos de Dio-nish Alexandrina traJticido por Prisciano.

Reflexion. Yo sigo la opinion de Camdc-no por lo qu^ toca a situar las Cassiterides en las Sorlingas ; pcro la pruebo a mi modo y con mis razoncs , sin seguir todos los pasos de aquel docto Inglés. La idcntidad que el ideo entre Hesperides y Cassiterides, es para mi lui desaciorto geo^nílico que no ticne de­fensa.

Articulo II. No conviene d L·is Sorlingas (di-ce en las p-íginas 2y y 28) la denominacion de las islas Hesperides, porqiie estàs estwvie' ron en el mar de Etiòpia segiin Plinioy Es-trabon , y s'on aqnellas famós as islas del 'vello' cino de oro, y creo ser las mismas que Plti' tarco llama Forttinatas en Iti -vida de Sertorio.

Reflexion. La razon es cxcelente; però si lo es contra las Sorlingas, lo es igualmentó contra las islas de Bayona, pues tampoco es­tàs estan en el mar de Etiòpia, ni son las que Plurarco llamo Fortunatas, ni las en que es-taba el famuso vcliodno de oro. Mas d pesar

dC

C A S S I T E R I D E S . 503 de todo esro, luego vercmos el milagro lògi-co de que la razon ha de valer contia las Sor­lingas , y no contra 'Bayona.

Articulo III. Es njerdad (prosigue) qne en el poema de Dionisio Afro , que es el Atexan-drino , hallamos mencionadis ttnas islas a qitie-nes él denomina Hesperides ; y efecti-xamente por las sefias que allí pone son distint as de las Hesperides de Plinio y de Es trabon. Yo no tengo dificultad en reconocerlas por identicas con las Cassiterides.

Reflexion. He aquí obrado el milagro que dixe antes.con solo suponer distintas las Hes­perides de Dionisio de las de Estrabon y Pli­nio. j Però como pueden ser distintas, si las llama con el mismo nombre, y la antigücdad no conocio sinó unas? Dos autores que nom-brcn a Iberia por exemplo , pueden nablar de iberias diversas, porquc fiieron dos muy ilis-tintas , la de oriente , y la i\ ucsrra : però dos que hablen de LiWtania, de la misma dcben habiar entrambos , porque no se halla notada sinó una an la antigua geografia. ;Qual es cl gedgrafo griego d romano que ha}a disrin^ui-do dos diversas hesperides? Nin^ ' iio por cier-to» Luego es error de geografia el distinguir-las. Es verdad que la sena particular que nos ha dado de cllas Dionisio, ascguran Jo que pro-ducen estaiío, no la did ningun otro escritor de quantos las han nombrado. Però esta par-ticularidad en juicio de ini hombre critico se­rà argumento para asegurar que Dionisio se equivoco, no para plantar desde luego en el mundo unas nuevas islas hesperides que nadie ba conocido.

.Articulo IV. No tengo.dificultad (dice) eit re'

^©4 SuPLEMENTO V l i r . reconocerlas por identkas con las Cassiterides, atemUendo a que Dionisio las cotitrapone al Sa­cra promoiitorio, ó cabo de san Vicente, 'vero-simtlmeitte en el norte.

Rcflcxíon. En este 'verosimUutente esta mi difíciíirad, pues no es nada verosimil que allí se habie de norte , y esto por varias razoncs: la primera, porqiie allí se trata de Cadiz, de costas de Algaroes , de pueblos ctiopes, de monte Atlantc, y de mar africano, objetos muy distantes del septentrion : la scgunda, porqiic el mismo autor luego-que acaba de hablar de dichas cosas, advlerte expresamen-t c , que los objetos que sigucn son los que pertenecen al norte, como para salvar d sus lectores del error en que cayò mi adversario: la tercera, porque la cxpresion Sub promon-torio sacro , que es la que se lee en el texto de Dionisio, no indica lugar mas altoy sep­tentrional , sinó todo al contrario, mas baxo y meridional, como lo es [Antualmcnte el que ocupan las verdaderas Hcsperldcs del mar de Etiòpia.

Articulo V. En efecto (prosigue el seiíor Pérez), en el piinto contrapuesto al cabo de san Vicente se halLi el de Finisterre, desde cuya raiz. comenzaban d elevarse las islas CassitC' rides.

Reflcxíon. Es un idioma muy nuevo el de mi erudito censor, y no solo es nuevo, sinó tambien muy equivoco, porque son infinites los cabos euro|>eos y africanos que pucdcn ingualmente llamarsc en tan extraiio scntido contrapiiestos al de san Vicente. Sin csto, en caso de semcjantc contraposicion , Sub proinon-torio sacro de Dionisio nos obligaria a buscar­

ia

C A S S Ï T E U I D E S . 305 la en lo baxo, y no en lo alto : y si pudicse-mos buscaria hacia arriba , tanto dcrecho ten-drianius para contraponer a ias costas de san Vicente las de í-'inistcrre , como las de Irlanda qiie miran a las Sorlingas, pues todas estan en liileia , y casi en el mismo grado de longitud.

Articulo VI. Mi explicacion (coiitinila cl cen­sor) se conforma aàmirablemente con el estilo de Dionisio. De otro modo este poeta, que acos-ttimbra nombrar algwias islas en todos los ma' res, las habria omitido en el de occidente.

Reílexion. Pésimo argumento por tres ti­tules: primcro, Dionisio en toda su obra nom-bra muy pocas islas, y omite muchísimas; y por consiguiente no seria de cxtraóar que hu-bicse omitido las de Bayona ; antes bicn se­ria cosa muy digna de admiracion que las hu-bicse nombrado, no diciendo palabra de tan-tas otras nuícho maj'ores y mas digiias : se­cundo, es falso que si no hubicse indicado las jslas de Bayona , no hubiera nombrado nin-guna isla de occidente; pues de occidciitc son las de Cadiz, y de occidente tambien las Hes-perides atricanas, que son las que yo entlen-do nombradas en ei texto : tcrccro, si el ar- gumento de que no pudo dexar de insinuar alguna isla occidental es motix-o que l'avorez-ca a las islas de Bayona, mucho mas favorc-cera ;í las Hespen'des de Aírica : pues siendo iinas y otras occidcntalcs, estàs, que són ma-yores , y mas memorables * y conocidas pun-tualmentc con el mismo npmbirc de Hespe-ridcs, de que usa Dionisio , tienen sjn diida mas derechü a que iuzguemos ser ellas las de que habló este cscritor. No sé como no vio mi Censor las incouseqüencias de su lògica. .

TOM. X VI. Qq Ar-

3o6 SUPIEMEÏÍTO VIII. Articulo Vlí. DionisJo en los dos 'versos sí-

gtiieittes preniïene qtie en el occano del norte ha-bia otras islas (Inglaterra é Jrlanda) : segtm esto stis Hesperides corresponien en ri^or y^con propiedad al mar de Galícia en el sitia mismo en íjne otros nombran las Cassiterides.

Reflexíon. No enticndo la fiierza de esta conseqüència. De la prevencion de Dionlsio se iniicre, como lo advertí yo mismo poco un­tes , que las Hcsperides iio son islas septentrio-nalcs, sinó occidentales. Però siendo tan occi-dentaíes las Hesperides de Àfrica como las fia-yonas; siendo las de Bayona mas septentriona-les que las de Àfrica ; siendo seprentrionalcs respecto del cabo de san Vicente, de que lia-bla el autor, solo las primeras, y no las se-gundas; siendo no las bayonas, sinó las afrt-canas las que toda la antigüedad llamo' Hes­perides ; i con que dialèctica podrà inferirsc de la prevencion de Dionisio, <:jue él por islas oc­cidentales Hesperides no entendiò las Hesperi­des , sinó las Bayonas ? £1 modo de discurrir de mi censor es para mi muy nuevo y extraüo.

Articulo Vll l . Pre'vengo (dice por fin mi adversario) que el poeta atribttye (a las islas de Bayona) la denominacion de Hesperides, no en calidad de nombre propio, sinó antonomastica-mente y por excelencia, como que ellas eran unas verdaderas Hesperides entre todas las islas que producian estam.

Reflexion. \ Verdaderas Hesperides entre to­das las islas que producian estaüol jQue ex-traiia idea! j que nueva imagen es esta.' Yo no sé que relacion liay entre el esta no y las Hes­perides ; y por consiguiente no sabiendo atar ni combinar dos cabos que me parecen muy

ere-

C A S S T T E R T D E S . {{07

eterogcncos, no puedo llegar d penetrar la cner-, gía de la expresion. Sé que Hesperides es pa- ' labra griega , que significa occiaentales ; y que entre todas las islas de occidenté se dio anto-nomasticamente y por excelencia este nombre gcnérico, que despucs con el uso pasò ú ser nombre propio a unas islas africanas que es­tan puntualmente situadas (como dicen Plinio y otros muchos) delante del promontorio Hes' pera de los etiopes. i Que lugar tienen aquí las islas de Bayona , que ni son etiopicas, ni africanas, ni situadas delante del prc-nontorio Hespcro , ni distinguidas por ningun escritor con el nombre de Hesperides? La lògica , la historia , la geografia , toda& estan en guerra con D. Miguel Pérez Quintero. Veamos si es­tan en paz con el seiíor Cornide, que llamd tambien d Dionisio en su favor en las paginas 26 y siguientes de su disertacion.

Articulo I. de Cornide. Dionisio Alexandrí-^ . dice qíie debaxo del promontorio lUunado

no Sacro, y por otro nombre Cabeza de Europa, se hallan las Hesperides llenas de estaüo , / lia-bitadas por el pueblo de los fuertes iberos.

Reflexion. Confíesa mi censor que las Hes­perides de Dionisio estaban situadas debaxo del promontorio Sacro , que es decir claramcnte a su lado meridional. Por • conseqüència neccsa- · ria no pueden ser las islas de Bayona, que es­tan d su lado septentrional, totalmonte opues-to al primeío. Así es evidente. Però d pesar de tanta evidencia luego veremos la milagro-sa transmigracion de las Hesperides de Dioni-«io, que pasaran de mcdiodia d septentrion ,y de Alrica d Galícia.

Articulo II. Si se quisiere ojpotier que el nom-Qq 2 bre

^

308 SUPIEMENTO VIIÍ. ,bre de HesperUies con qiis las conoció Dwnisio 'repugua à is las de la costa de Galícia, fites ge-neralmente se ha dado dicho nombre à las de cabo Verde, sitttadas en la costa de Àfrica; es menester abser·var que Dionisio las nombra ast baxo el concepto de islas occideutales , porqtie siis paisanos los griegos daban el nombre de Hesperides d todas las tierras y regiones que caian hdcia esta .playa, porqtte hdcia ella se les frçsentaba una estrella llamada Hespcro , d qiiien 'viilgarmente conacemos con el nombre de njenns.

Reflexion. Ya llego el punto de la milagro-sa transmigracion. jYT qualcs son los monvos de tan cxtrano' tenomeno? Los inotlvos son dos: que Dionisio pudo Uamarlas Hesperides baxo cl coiiccpro de occideutales : y que los gricgos daban el mismo nombre ú todas las regiones en que veian el planeta Hespero. Pe­rò estàs razones no deciden en favor de Ba-yona. No decide el concepto de occident al es, porqiie occidentales son tambien las islas del cabo Verde, y otras muchas del mar africano. No decide lo del planeta Hespero, porqiie los griegos daban la denominacion de este plane­ta a todas las regiones occidentales, y con es-to volvcmos d la misma generalidad de arri­ba. No decide el uso de los griegos , porqiie estos llamaban Hesperides en general d todas las tierras de oecidente; però al mismo tiempo de-nominaban Hesperides en particular d solas las islas africanas opuestas al proinontorio Hespero, en ctiya determinada altura veian cl planera del mismo nombre; y por consiguienre rioni-sio Alcxandrino si siguiò el uso, como Jicc el censor, de sus paisanos los griegos, Jiablaii Jo,

110

C A S S I T E U I D E S . 309 no de las islas occidentales en general, sinó de las Hesperides en particular, pues particular-mcnte las especifica , distinguiendolas de otras del mismo oecidente , hubo de entender por Hesperides, segun el estilo de sus paisanos, 110 las islas de Galicia, sinó las de Àfrica. La cosa es sobrado clara segim los mismos principios de mi censor.

Articulo III. A esto se anade la circunstan-eia de que Dionisio afirma que estàs islas eS' taban habitadas por los hijos de los iber os, cir-cunstancia que cowviene mas bien d las islas de la costa de Espaüa que d las de Inglater-ra, en ciiyo pais solo Tdcito nos asegtira Itabia algtiuos pueblos de este nombre, los qttales ana­de , se tenian por descendientes de los de nues' tra penínstila.

Reflexion. Este argimiento tendra por ven­tura algima fuerza contra el scnor Camdeno, que llamd Hesperides a las Sorlingas; mas no contra mi , que enticndo con este nombre gricgo lo que entendid antiguamente todo cl niundo. Que habitasen los iberos en las Hes­perides , puede ser verdad, y pucde ser men­tirà ; pcro de qualquicr modo no inxporra pa­ra el caso prcscnte , pues nuesrro asunto no son las Hesperides , sinó las Cassiterides.

Art ículo IV. El mismo Dionisio expresamen-te distingue las ya dicitas Hesperides, situadas en niiestra costa (no en nuestra costa, sinó en la de Àfrica) de otras d quienes da el nom' bre de Britanias, colocdndolas d mayor distan­cia , y en/'rente de las bocas del Jihin, ast co­mo aqueïlas las situa debaxo del promontorio Siicro. . Reflexion. Esio va muy bien para mi , pues

es

3IO SUPIEMENTO y i l l . es cíerto qiie mls islas Hesperidcs, que son las africanas , son muy diversas de todas las del mar britanico.

Articulo V. Dionisio da tamblen al promou-torio Sacro el nombre de Cabeza de Europa, cx-presion idèntica con otra de Plinio , lo qtie me híice creer que iino y otro confunUieron al pro-montorio Sacro con el Artabro.

Rcflcxíon. j Para que culpar a dos cscritorcs antiguos de un error geografico en que no caycron? ^Para que juzgar que hablaron del promonrorio Artabro, quando nombraron ex-presainente el Sacro sin decir cosa alguna que en buena geografia no le convenga ? í Que rc-lacíon tiene el promontorio Artabro de Ga­lícia con Cadiz , con Gerion , con Hercules, con el monte Atlante, con los macrobtos, con los ctíopes , con los hesperidcs ? Todas estàs cosas con que mezcla Dionisio el promonto­rio Sacro , prueban evidentemente que de es-te hubo de hablar sin confundirlo con el otro.

Articulo VI. De otra suerte no pudtera de­cir Dionisio racionalmente que las Hesperides caian debaxo del promontorio Sacro , esto es, d su parte meridional, situacion adonde hasta aflora d ninguno se le ha ofrecido colocarlas.

Reflcxïon. Antcs bien a ninguno se ofrc-cid j'amas lo contrario; pues rodos los escri-tores antiguos , sin excluir ni uno solo , si-tuaron las Hesperides en el mar africano, mas abaxo del promontorio Sacro ; así que Dioni­sio en csto habld muy racionalmente, y Ic ha-ce muy grave injuria quien lo supone irracio­nal por el solo lin de llevar adclanrc una opi-nion tan falsa y extravagante como lo es la de confiíndlr las Hesperidcs con las islas de Bayona.

Ar-

C A S S I T E R I D E S . 311 Articulo VII. D. Antonio Rodríguez, de No-

boa, Caballero gallega , que d mejiado del si' glo diez. y sicte escribió por encargo del seüor Andrade, arzobispo de Santiago , una Instaria de Galícia, que existe manuscrit a en mi poder, copiada del original que conserva D. Antonio Miguel Montenegro su pariente, dice en el ca­pitulo septimo , que Dionisio Alexandrina llamó Hesperides d las Cassiterides de JEus-taqnio.

Reflexíon. Yo respcto mucho al Caballero gallego > y a todos los que antes y dcspues de él han dicho lo mismo; però no debò se­guir los errores por mas que los vea autori-zados.

Articulo VIII. El que los griegos (así pro-sigue cl sefíor Cornide en la pagina 113) //;<-biesen situada en los mares de Inglaterra las Hesperides , no es preciso refutaria ; pues con solo leer cl texto de Dionisio se conoce que tan distantes las coloca coma lo esta el cabo de san Vicente ó promontorio Sacro del de Cornu-•valles ó Lezard.

Reflexíon. Mi sabio censor esta vez defien-de mi sistema, y echa por tierra el suyo. j Tan presto se olviaò de lo que dixo poco antes, que el promontorio Sacro del texto de Dio­nisio no es el cabo de san Vicente, sinó el de Finisterre? ^Tan presto se le pasò de la memòria que Dionisio sin duda se equivoco, nombrando un promontorio por otro? Bien veo que la equivocacion del escritor griego es circunstancia necesaria para dar las Hesperides a los gallegos; y al contrario para alejarlas de Inglaterra es mcjor que no se haya cquivoca-do. Però es cosa fuerte haccr hablar a Dio-

ni-

^12 SirPLEMENTO VIII. iiisio en un mismo texto con dos diversos Icn-guages, para conseguir con su autorídad que Cornide tenga razon y Camdeno no la tcnga.

Articulo JX. Dionisío (repite mi censor en la pagina 149) l/ivna islas de estafío à las qm cstaban debaxo del promontorio Sacro.

Pvcílcxíon. Si estaban debaxo, es cicrto que no podian estar arriba, conio estaban y esran las islas de Bayona. Es tan claro y evidente que Dioiiisio no hablo' de csras islas, y tan na­tural cl conl'esarlo , que mi mismo adversario, sin advertirlo , lo confiesa varias veces.

Tül'jmeo. XXÍÍ. Despues dtí Dionisio Alexandríno ci­ta el sefíor Cornide a Toiomeo , que colocd las Cassireridcs al norte del promontorio Arta-bro en qtiarenta y cinco grados de latitud, y qnatro de longitud (1).

La piúmera sciía dada por Tolomco , que es la de la situacion septentrional de las Cas­sireridcs respecto del promontorio Artabro, es favorable sin duda a las Sorlingas, que estan cfectivamcnte al septentrion ; y es del todo contraria a las islas de Bayona , que no caen al norre , sinó al mcdiodià respecto de dicJio cabo. Por lo que toca a las medidas dcbria-mos desde liiego desprcciarlas , porqiie se sa­bé en general, que partc por defecto del au­tor , y parre por descuido de los copistas, por ciiyas niunos ha pasado la obra de Toiomeo, las mas de sus medidas geogralicas estan equi-vocadas. Però sin embargo, para niayor satis-faccion de mis censores las cotejarc cbn las de las Sorlingas, y de las islas de Bayona.

Sor-

(1} Toitfuiso cicado i'ar Corniíl; . 'jg. / i .

0^0

Latit.

Long.

C A S S I T E R I D E S . "Sorlinças.... ço. > _._ . , , t Cassiterides.. 45.5 '· '

.Bayona 41. > " ^ 'Sorlinças i r . > _.^ . . , ICassitc-rides...4. J ' ' '''="='=''"" ^'"'°'·'' 7; ^Cassiterides... 4. > ^.^^^^^^^^ ^^ .Bayona 9 . ; .

Se ve claramente , que así en mi sistema, como en el de mis contrarios, las cuentas de Toiomeo van siemprc miiy erradas. Es preci­so pues despreciar la autoridad de este escri-tor por lo que toca a medidas , y Iiacer caso solamente de la otra seiía arriba dicha, con­tra la qual no cabc sospccha , por ser la mis-ma que-nos dan otros cicritores antiguos. Puesf to este principio, que sin duda es prudente, y conforme a las reglas de la crítica, se si-gue neccsariamente que las Cassiterides de To­iomeo pucden ser las Sorlingas, pcro no las islas de Bayona. Mis dos censores pretcnden todo lo contrario, y esfuerzan su partido cou los argumentos siguientes.

ArgiMTiento de Cornide, pag. 32 y 33. Con solo cotejar la graduacion de Toiomeo con la de uuestra costa se reconocera el error con que pro-cede, que por lo coniun suele ser de dos grados en latitud; los que si se rebaxasen, redncienda estàs islas al punta que les corresponderia segun las idtimas obser·vaciones , debrian habtr exis-tido como unas sesenta leguas al occidente del puerto de la Cor una, en cuyos mares no se recO' noce el menor 'vestigio de que en tiempo alguna pudiese haber habido tierra ; però ann quanda esta liubiese sucedido, no por eso caerian próxi-mas d la costa de Inglaterra, ni aun d su clima. • TOM. A'VI. Rr Res-

514 SuPtEMENTO VIIÍ. Respuesta. jQiie resulta de estc argumcnro?

Resulta que las medidas de TolomeD (aun sc-gun las rebaxas y cuentas de mi adversario, que estan sacadas muy en su favor) no con-viencii absolutamente ni a Jas Sorlingas, ni a Jas' ísías de Bayona, sinó a itn punto de altu­ra muy difercnte de cntrambas, en que no se descubre isla ni tierra algiuia. Es necesario pues scpararsc de Jas medidas de Tolomeo, y colo-car las Cassitcrides en otro higar. Puesta esta nccesidad, en que conviene mi mismo censor, resuelvase con imparcialidad, qiiíen de noso-tros proccde mejor y con mas crítica. Ei geo-grafo nos da dos seíías: la de las medidas de graduacion ,• en que-la falsedad es evidenté: y la del-respeto septentífonal, en que en lugar de habcr mdicio de falsedad , Ió hay de va-dad muy fundada, por convenir en ella ofros escritores clasicos. El seiíor Cornide desprccia cntrambas senas sin distincion , y coloca las Cassitcrides al mediodia del promontorio Ar-tabro : yo situandolas al septentrion , despre-cio la primera seiía, que vcmos todos ser fal­sa; y abrazo la segunda, en que no se descu­bre falsedad. Tengo dos ventajas que no tiene mi adversario; la de proceder con crítica y me­sura , y la de tener en mi favor una de las sc-iías de Tolomeo.

Argumento de Quintero, pag. 48 y 49, Sea fi ultimo conveucimiento contra el sabia iiigles una íiemostracion matemàtica, con qtte se aca­ba de arruïnar su aplaudida sistema. Este se reduce d un cotejo de la graduacion que el cos-mografo Tolomeo dió d las Cassitcrides, con la que escriben los Mohedanos tienen las Sor/iit' gas. Estos erudit os escritores liacen un extrac­

to

CASSITERIDES. 31^ to de la memòria escrita por Mr. Mellot eii fe del mapa de Mr. Danet, scgwi •eLqnal.caen las Sorlingas d los diez, graciós de longitud,)/ cincuenta de latitud. Diferentemente Tolomeo po-ne el medio de las Cassitcrides d los quatro gra­des de longitud,)' quarenta y cinco de latitud. Son pues diversas las graduaciones. La difereu' eia consiste en seis grados de longitud y cinco de latitud, que regulanda/veinte íéguas por ca­da un grada, resulta liaber estado apartadas L·is Cassiterides del sitio de las Sorlingas cien leguas por latitud ,y .ciento treinta y. cinco por longitud. Yaun.napuetio asegiirar quesca e.vdc' to el calculo de Tolomeo; pera jsin embargo, bas^ ta él sola para que uo se imaginen ïdenticas las sittiaciones de las Cassiterides y de las Sorlingas.

Respuesta. | Terrible demostracion! Però el caso es que no puedo temblar de ella , por-i]iic puede hacerse con lós mismos términos y con la misnia energia contra las islas de Ba-\ona. Vanios a probarlo. Las Cassiterides de Tolomeo estan en grados quarenta y cinco de latitud , y Bayona en quarenta y uno : resulr ta una diferencia de quatro grados, que a ra-zon de vcinte leguas por cada imo forman oclienta leguas. La longitud .que corresponde i Bayona es de grados nucje ; y la que atri-buye Tolomeo ií las Cassiterides de solos qua­tro : resulta una diferencia de cinco grados, que con la misma px^ojKirción dé arriba for­man una distancia de cien leguas. Xiuegò entre las Cassiterides y Bayona hay ua .laircuísímo trecho intermedío que coge ,por latitud oclien-

• ta leguas, y por longitud. Itasta cienta. Lue-go es locura miaginar identicas estàs dos si-tuaciones. gComo no, previd cl. seiíor Peftz

Rr 2 Quin-

gï6 SUTLEMENTO VIII. Qiiintero , que sii formidable matemàtica se podia rcyolvcr contra élr Descngafiemonos iino y otro , y coiifesemos íngeniiamcnte qiic de las medidas de ïolomeo no podemos aprove-cJíarnos para avcríguar lo que se busca: però conüescn despucs de esto mis censores , que de lo demas que dice cl mismo cosmografo no puedcn aprovecharse cUos y yo sí ; pues mis Cassitcrides estan , como prcviene Tolo-mco , al septentrion de la Coruna, y las de cllos al revés.

Riifo Avie- XXIIÍ. Hemos llcgado por fin al líltimo no. Icxtul. aufor antiguoj que es de quien hablan mas

largamente los dos eruditos disertadores. £1 razonado de Rufo Fcsto Avieno, como es muy largo y obscuro, merece rcflexíonarse por par­ies , y con el mayor ciu*dado. Empicza así:

„ Terrae patentis orbis efiusae jacent, „ Orbiquc rursus unda circunfunditur. „ Sed qua prof'iinduni semet insinuat saliini „ Occcano ab usque, ut gurgcs hic nostri niarls „ Longc explicetur , est atlanticus sinus: „ Hic Gadir urbs est, dicta tartessus prius; „ Hic sunt columnae pertinacis Herculis „ Àvila atquc Calpe. Lacva dicti cespitis „ Libiae propinqua est. Alia duro perstrepunf „ Septentrione &c. ( i )

Traduccion castellana. n Las tierras del mundo descubierto yacen

„ dilatada's, y el agua con el mismo giro ro-,, dea todo cl mundo. En donde el proiundo „ mar desde cl principio del occano se intro-

• . . „du-

C A s s i T E n r n E s . 317 „ duce afiícra, para que las fauccs de nuestro „ mcditerranco anchamente se dilaten , allí cs-„ ta el scno atlantico ; allí esta la ciudad de „ Cadiz , antcs denominada Taricso ; allí las „ columnas del obstinado Hercules , Avil·i y „ Calpe. La cercana region ;í la izquicrda de „ dichas tierras es la de la Libia. Las otras „ (de la derccba) sufren el estruendo del fiero „ septentrion."

El líltimo verso de los que he copiado se lee comunniente así: Libiae j)ropinquae stalia duro perstrejmut septentrione: clàusula en que hay error cvidcnte por motivo de la palabra stalia, que nada significa. Los ingleses edito­res de Avieno corrigicron spatia , previnicn-do que hacian esta correccion por mera con-Jetiira; y efectivanientc no tiene mucha pro-

' babilidad , porque resultaria de ella que los esjhwios 6 tierras de la liecina Libia ó Àfrica estan sujctas al rtgido septentrion , que es un error inuy notable en geografia. El seiíor Cor-nide , conocicndo (segun parccc) esta dificul-tad rraduxo así: Las habitaciones que caen d la izijuierda de estàs tierras, fronteras de la l'ccina Libia , sufren los rigores del rígida sep­tentrion. Però con esta su version no consi-gue otra cosa, sinó encubrir baxo un obscu­ro velo la falsedad del texto, para que esta no se descubra ran facilmente; pues las tier­ras que estan a la izquierda de las que nom-bra Rufo Avieno son las de la misma Libia, y no sus fronteras: y si hubiese hablado de cstas, pasando, como él pasa con su discur-so, del medirerraneo al océano, no las hubie-ra puesto a la izquierda, sinó a mano derecha. Me parcce mas natural la correcion que yo

hi-

Í ; I8 S C P L E M E N T O VIII. Jiicc , en que se quedan todas las Ictras conio se estan, y se ve qiio el error ha sido todo de los copistas, los qiialcs por ignorància las di-vidieron mal, escribiendo PROPINQUAE STALTA en lugar de PROPIIÍQUA EST. ALIA. El scnti-do de este modo queda muy claro y muy ver-dadero; pues saliendo Riifo Avieno del me-direrraneo, y entrandose por el estrecho de Gibralrar en el océano , dice que el primer mar que se le presenta - es cl atlantico con lus columnas de Hercules y Cadiz, a cuya ma­no izquierda caen las regiones africanas , y a la derccha las septentrionales : y luego despues de haber dicho esto , pasa con la mayor na-turalidad d tratar de las costas é islas del nor-t e , como se ve por la seguida de sus versos, que son los siguienres.

Textf> 11. XXIV. „ Alia duro perstrepunt <le Avieno. ^ Scptcntríone. Se loco celtae tcncnt,

„ Et prominentis hic jugi surgit caput; „ Ocstrymnium istud dixit Aevum anriqiiius; „ Molcsque ceisa saxci fastigü „ Tota in tepentem mxxime vergit Notum." ( i )

Ell castellatto. „ Las otras regiones sufren el estruendo del

„ fiero septentrion. En este lugar habitan los „ celtas, y aquí se Icvanta la cabeza del alto „ promontorio llamado antiguamente Estrim-„ nio, de cuya lapidea cumbre toda la elevada „ falda se inclina por la nlayor parte hacia el „ rcmplado mediodia."

El segundo verso se halla escrito en tres

<i) Avieno .'cUa.lu iciic cl vers» tl. ma-i·is. j .

C A S S I T E R I D E S . « , -maneras diferentes: Sed loco certo t^„^„f. V?, loco ccrtae teuent: Scd loco ceZ "Z { í dos pnmeras versiones debcn sin duJ^ í\ 7

\ zarse, porque faltando en ell-. ió '^*-'·''^-re, la kü/sula no tiene s^Sdo ^ E n T í^""' ra , que es la única que pucde «cibir > •'''" go que dcbe leerse L e i C a r de W ' ^"^* de un modo ú otro lo o Í • i' ^"^'° a.tor se dexa .nj£; f í d f f n t ? . " S e ? S , n ^ ^

r^íSídoXiírïïfV^^Í"-teras de la Libia ÓAfL '^V?^'"""' ' ^~"-veut entendid que dichas 'rí.?í,n ' ' '"'^' *'-

s/on enteramente sunerflm «ÍM^ ' ^''"^P''*^-carse a qualquiera tíirra X l Z J o ' t ' P " " to no importa. Tampoco es n S S f o T " ' SC en averiguar la sitiacion d d S r ^ i ^ " ' ' ' ' " que misdüs censorcs convienen fn/ ^ ' P°''-;ni opinion. c n t e n d i e n d ^ p o r / r ^ ' l - l ^ V ' " trmwio el cabo de Finisterre dnnf •^^· realmente el septentrion de o ï '''"^'^^^^ ponia aJ^ablar^Ruíl A V Í ; ^ ^ : . ^ ; : , ^ J \ 7 " ; - ''^

"^^^^^^^/^^ S -nene errores "luy ^notabfí , í e TSe vo ? ' ' cierto me avcrgonzara En uTr.^ ^ ^^ P"*" 13 de su diser^acion dice \ f. £ f . ' " f •'=•' ^ •versos de A-viem a que sere/L·, Pr'""-^ te Masdéu son estos Z n í l^i T""' ''''" trcpunt septenrrione &c / / . . I ' - " !"? '"•'"-nos -versos Mpoeta pònn"'^ 7'Ztf'' ""''-tienda mejor l/efícacia de L^ '" ^''*"'' ''«-Vvoctiro cintradicl os L Z 2 T r ' / -^""

los.

320 Su PLE MENTO VIII. los , / en sti lligar poue tma tradnccion compen-íiiosa en que se sttprimen muclias memideiicias, las íjiiales sin embargo son mti)' condiicentes pa­ra entender con menos impedimenta la mente del autor.... Nbsotros pondremosla tradnccion literal de los •versos de Avieno , para que ca-tejandola con el compendio de Masdéu y sus ob-ser'vaciones, sepucda formar cabal juicio deia equirvocacion que padeció este sabio, pensando te-iier fundamento para acceder d la opinion de los extrangeros con la autoridad de Kufo Fes­ta Avieno. Los versos pues de este poeta, tra-ditcidos literalmente, se entienden ast: z3 Otras montaiias (el poeta aquí no se refiere a mon-tanas: però desprecicmos esta nienudencia) son batidas por el recio septeiitrion , las quales si habitan de gente celtica : aqiú en estàs partit (bastaba decir o en estàs paries, d aquí, por-que son dos exprcsioncs sino'nitnas , y en cl original no hay sinó una : pcro no se haga ca­so de esta otra nienudencia) se eleva un cer­ra 6 promontorio de considerable eminència, que en lo antiguo se llamú Estrimnis , y desde H corre iidcta el norte (aquí sí que hay errores gramaticales que no son menudencias , como luego demostraré) una cordillera de mantes al-tísilnos ES. Cotejando esta relacion con la de Masdéu , se ve que omite este sabio la mcn-cion de la cordillera de montes que arrancaba desde el mismo promotitario , y oculta que aque­lla giraba hdcia el norte, como se expresa en el verso novcnta y tres. Quando cscribio' es­tàs illtimas lincas, dcbia pensar el senor Quin-tero en cosa muy diversa de la que escribia; pues me culpa de haber omitido y ocultado lo que él mismo por su propio honor debia

ocul-

C A S S I T E R T D E S . ; 2 i ocultar y omitir: queriendume haccr una re-prehcnsion, me hace involunrariamente el ma-yor elogio, j Donde nombre jamas Rufb Avie-no corailleras de mantes: ;lJonde insinuo que las cordilleras estrimnicas^/nzZ'íi« hdcia el nor­te ? Las palabras moles celsa saxei fastigii sig­nifica n en bucna gramàtica la mole alta de la ciimbre de 'pieJra: y la expresiun vergit in te-pentem notum quiere decir, segun los diccio-narios latinos , que dicha mole se dobla ó se inclina hdcia el templado sud ó mediodia. iQae idea nos da de cordillera la palabra moles, o la voz fastigium ? i Que tiene que ver el nor­te con el mediodia , que es puntualmente su antípoda?-éComo pudo Avieno Uamar tibio ó templado el friislmo septentrion.' En todos tiem-pos debe mirar un autor a lo que cscribc; pe­rò niucho mas quando lo dice para impugnar a otro; pues no hay cosa peor que cometer errores en el mismo acto de reprehender a quien no los comctid.

XXV. Vamos adelante con cl tcxto del Texto m. gedgrafo. del iuúmo.

„ Sub. hujus autem promincntis ( Jugi ) vcrtice „ Sinus dehiscit, incolis Oestrlmnicus ( i ) .

Tradnccion castellana. „ Baxo la cumbre de este alto promonto-

„ rio se abre- el seno Uamado por los natura-I. les Estrimnico.

ÍJixe en la ilustracion sexta de la Espana fenícia, quc«j||no en el lenguage de Rufo no qui.-re decir un golfo , sinó un largo trecho

TOM. XVI. Ss de ' <«) AvLnu CB Ica vcrioi 9^. y »t; T't- tii»a».

322 SUPIEMENTO VIIT. lic mar , y 16 probé con otros dos exemplos del mismo autor. L·l priniero es cl de lus ver­sos ochcnta y dos y siguicntes , donde por sei:o Atlàntica no cntiende el^olfo de AtJan-te d del monte Caf, sinó todo cl anchísimo mar que tenia antiguamente aquel nombre; pues coloca en él las puntas de Àvila y Cal-j je , y las islas de Cadiz , que no* estan por cierto en cl golfo Atlantico , y lixa expresa-mcnte cl arranque del seno en el estrèciío de Gibraltar, que es situacion que no puede con-flindirse con la de dicho goltb en ningun sentí* do. L·l scgundo cxemplo es el del verso dosacn-tos scsenta y cinco, donde liablando de la cos­ta de Andalucía , y de los ríos que- desembo­ca n en ella , la llama dilatada playa del sem Tartessio, que es expresion que no puede con­venir a la pequenez de una ensenada, atendicn-do principalmcnte a la variedad y extension de ticrras que pone cl autor en dicha playa. In­ferí de aquí que por seno estrimnico en los ver­sos de Avieno no debe entendcrse un gollb Cqualquiera que sea) de las costas de Finisterre o Coruiía , sinó todo el anchísimo mar septen­trional queies esta por dclante; pues realmenre lo extcndio', como despucs veremos, aun mas alia de Inglaterra. Ni dcbc causar admiracion que diese el nombre de Estrimnico aim al mar brítdnico, porque un mismo mar rcdbe de va-rios pueblos variedad de nombres; y Avieno mismo, liablando del mar de Cadiz , or i lo llama atlàntica , ora tartessio , ora gaditam, porque los habitadores del mai^ Axlante lo denomiaaban con el primer nombre, los de Tarresso con el segiindo, y los cadiceóos con el tercero. liste mi coincmo sobre ei texto del

geò-

C A S S I T E R I D E S . 323

gcdgrafo ha mcrccido , como era natural ^ la •

:<ra mi nide.

XX Vi. Articulo I. de Cornidc. Este cru- Rcspue ta í dito escritor en las paginas 44 y 45 de su di- '•» "-"cy"-serfacion escribe así: Qualatiiera que ten^a co- "^ '' '^'°'',

. . , » >S- j . • .. ' , " . níJc sobre cl noctmiento de mtestra iraltcia , o que Itaja "ors- texK.urccro to Ull mapa recular de su costa , no puede me- de Avieno. nos de reconocer el cabo de Finisterre en el pro-montorio , ciiya lapidea y alta mole , como se explica el ya citado poeta , mira al templado mediodia; y cotejando sus expresiones con itna tjista de diclio cabo, reconocer d que la parte mas alta y pedregosa es precisamente la punta que mira al sur , y que desde ella se "ja lutmillon-do la montana hasta formar una curvatura, que estrecfiada por tinay otra parte de las agiuís, se nne con el resto de la cost^ por un aiigosto istmo, que se presenta d los que •vieneti de la mar con apariencias de una is/a ; y qiwdard convencido , no solo del perfecta conociïnicnto que Avieno tenia de su /orina, sinó de qiw no puede ser otro el promontorio d quien llama Ks-trimnio , y debaxo del qual coloca el seno y las islas del mismo nombre; y que siendo el nor-te la parte superior de la tierra, twyo justo motivo para denominar inferior al seno que caia d la banda del sur.

Rcspuesra. Todo va muy bien , mcnos en lo ultimo. Que las costas de Finisterre for-man seno, y aun senos , no se puede negar: pcro que nuestro geògrafo ha^'a habiado de-tcrminadamcnte del seno que lorman al sud d mediodia, esto es lo que necesita probarse. No dixo cl poeta que el seno cae al ptediodia del

í>s 2 pro-

324 SUPLEMENTO YÍJÍ. promontorio Eshimiiico : d Ixo que V/- ciierpo <i J'iilJa ael promontorio cae ó se inclino. Junta d ineuioiiia: que son dos cusus en que h;iy tan­ta dilerencia conio cnue el dia y la nochc. Quando despucs hablu del seno , ya no insi-niía mediodia , ni inferioridad de graduacion: dice solamcnte, que íiebaxo de la cumbre de dicho promontorio èinpieza el seno Lstrimni-co : y trarando , conio trata , no de agiías é islas meridionales, sinó solo y expresanicn-te de las septentrionales dcsde cl cabo de Fi­nisterre hasta mas alia de la gran Bretaiía ; dc-be entenderse por neccsidad, que el seno, que emj>ieza a abrirse o formarse baxo la cumbre d a la raiz del promontorio Estrimnico, tie-ne toda su inclinacion y curso, no al medio­dia , sinó al septentrion ; no hacia la banda me­ridional de las islas de Bayona , como le ven­dria bien a mi adversario ; sinó todo al revés, liacia la banda septentrional de Inglaterra c Irlanda , que son islas nombradas consecuti-vamente por el mismo autor, como se vera mas abaxo.

Articulo II. £ / autor de la historia crítica de Espaïía (así prosigue el seiíor Cornide en las piíginas 88 y 89) se declara por las Sorlin-gas, tergiversando el sentida en que A'vieno to­ma freqüentemente la palabra latina sinus pa­ra stiponer el seno Estrimnio desde el cabo de Finisterre hasta la costa de Inglaterra, como si este espacio pudiera en scntido algtmo tomar-

-'se por parte inferior de dicho cabo, como ex-presametfte dice Avieno lo era el golfo, en que sejxtendian las islas Estrimnias.'Rcphe cl sefior Cornide las mismas expresioncs y pala-r bras en las paginas 142 y 143.

Res-

C A S S I T E R I Ü E S . 5^S Rcspiïesra. La idea que tieiic mi adversario

de que todo el seno ^tr imnico dcbe ser /n-_. ferior al cabo de Finisterre, esta es la- iinica I diücultad que se le ofrece contra la .gj-ande CXT

tension que yo atribuyo a dicho seno. Advicr-ta pues que dicha idea es arbitraria )' falsa; pues Ruto Avieno no dice que todo el espa­cio del seno llamado Estrimnico esta acbaxo del promontorio; dice que debaxo de él se abre el seno d qnien los natiirales llaman Estrimnico. La palabra abrirse ó dehiscere no quiere de-cir que esta todo allí debaxo ; signilica clara-mente , que allí arranca ó empieza : y tiene mucba razon en hablar así, porque desde allí real mente comiehza el mar septentrional de que habla el autor; v un mar de septentrion que empieza desde el promontorio Estrimni­co, y ií quien por csto los natiiralcs dicrun cste nombre , no solo puedc, sinó que debe naturalmente exrcndersc hacia cl septentrion del modo que yo dixe, así como se extichde hacia mediodia )' occidentc *•/ mar ó seno At­làntica , del qual dixo el mismo autor con cl misnio estilo que empieza d arranca, d se in-trodiicc desde el estrecho de Gibraltar , y deS' de el principio del océano. .

XXV'II. Algo mas prolixo es en sus difi-- Respuesi» í cultades cl sefior D. Miguel Peréz Quinteroy ' Í- rcilccífi. cuvas palabras iré copiando por artículos para "«-sileQum-

•' t f w I j • icro sobre el

responder a cllas con algun orden. mismo tex-Artículo I. A la raix del promontorio (así to.

traduce en la pagina 13 de su discrtacion las palabras de Avieno) se abre una ehsenada que se oííi extendiendo por todo lo que corre dicha cordillera de montes, la qual se llama estrimnica.

Rcspuesta. Dos crrores de gramàtica nos pre-scn-

326 SlTPLEMENTO Vl l f . senta esta pequena traduccion. £1 primcro es cl poner en boca de Rufo Avieno, que la eii-senada se 'va extíndiendo por todo lo que cor­re la cordillera de mantes, no hallandosc ras-rro de esta clàusula ,' ni de nínguna de sus pa-labrus en los dos versos que se traducen. El segundo es cl aplicar cl adjetivo de estrhnni-ca d la cordillera , lí quien. parece se rctiere cl ínmediato rclativo la. qttal, .siendo claro , y clarísimo ique el poeta, nò la aplicà à la cor­dillera , sinó d la ensenada. Un hombre que se glòria de corregir mi traducdon, y de dar-nos otra exactísima con la mas rigurosa Jide-lidadgramatical, debia liàbcr traducido con al­guna nia^or diligència y exàctitudi .. '< <

Articulo II. Masdai en sii tradiícciòn (dice el seiior Quintero en la pagina J4) octdta el giro de la cordillera de mantes , cu}·o respeto imitaba la ensenada conforme las palabras de los 'versos 9.^ y 9S' . Respucsta^ £s cierto que oculto todo csto, porquc nada de csto se lee en los versos 94 y 95 , que son los dos de que se va tratando. No es culpa , sinó virtud , el callar en una traduccion. lo que calla el original: lo que es culpa sin duda , y muy grave culpa, es cl ha-ccr decir a. los autores lo que no dixeron. Los dos versos citados diccn así: Stib hiijiis atitem prominentis -jertice sinits dehiscit incolis Oes-trimnicus. j Donde esta aquí la cordillera?; Doiv de su giro ? j Donde el respeto de ta cordille­ra imitado por la ensenada ? Con semejantes tra-duccioncs fantasticis podrcmos arrastrar d ius autores donde se nos antejc. . Articulo l l i . Masdéu no pre^iene (prosigue mi censor), que en/rentí de la raiz, del promou-

to-

CASSITERIDES. • 327 torio referida hasta la punta septentrional de. la ensenadl·l .^ lajqual se llama proimntorio.de: las aras sestias, koj'' cabo de' Tottrihimj; luo pte-s •viene ,• digo , que entre estos das.cabosifor-.. tnados ambos de una misma inontana , de, que son extremos , uno septentrional, y otro meri­dional , se mete el mar en el continente, abrien-. do una ensenada. >. . . . . - . . ) , ..•

Rcspuesta. £s cierto que no prevlne nin-: guno de estos anècdotes; é hite rnay bien en no prevenirlos, porque son todos suciíos en que no soüd Rutb Avieno. i Donde habla es-, te autor del cabo de Toutinitx?iiD.oode in?, sinda la incUnacion septentrional .del promon-torio Estrimnioo ? i Donde limita L· extensiou del seno que esta debaxo de él? è^onde di­ce que sus extremidades son los dos promon-torios insinuados? Aunque me hubicse puesto a soiíar sobre los dos versoS'dc<Aivieho, no hur> biera ténido'habilidad para\:forniac un suetío tan ijiverosimil. . . >. ,-'::> •• Articulo IV. El. mismo Masdéu (continila mi adversario) «0 twvo mejor fundamento pa­rat el 'valor..que trice thne.en. AvienQ.'.la.pala-^ bra s'mús-,- atribny.em(oir la signifu^aciàu ilhni",^ tada de mar en generat. Semejàntè.\impropie·^ dàd no esdemtcstro poeta.; pues ni «n- el lli­gar de la qüestionpresente , ni en los otros dosj que cita el senór abaté para corroborar su in-terpretaciomi. se.tomo .Aaieno^itina tieencia tan remota. 1.

Rcspqesta. ¥o\inovdí^a.-la .-palabra'í/m» la tigni/icacidn-iliïnitaJa demar'engèneral. S.é que mar en generat es. .todo el mar, y yo ooi l ie i nombre de ^Esitrijnni'co é todo. eí mati sinó. a' una partv.ideiéL'.Dixe^iiquo Avienokïtkspucsl

'de

i

a28 SrPLEMENTO Vlir. de llamar •océano en general à todo el mar ex* térior que esta fuera de las coliimnas; lo di-vide no en parrecillàs, sinó en partes muy gran-des; llamando sena atlàntica a un largo espa-cio de él hacia occidente y mediodia, y sena Estrimnico a otro largo trccho hacia occiden­te. yseptenrrion. Veamos como prueba mi cen­sor , que en este sentido no pudo hablaF>Ru.. foi AviehOi;: ' ' ;• .>Í^ . . • Articulo V. Simis,(dicé) en pltima de este

escritor antigno, significa lo mismísimo que en la de Mela y^Plinio, csto es, seuo ó ensenada. Yo lo- priieboi Desde la rais del promontorio Es­trimnico i dice, se abre el seno .sinus dehiscit sub vçrtice hujus prominentis. Este mismo pro-montorio era principio de una cordillera de mon' tana encttmbrada , caput prominentis jngi : la qual (cordillera) giraba Itdcia el norte, maxi-mc • vergit in notum; y allí remataba, tota ,• j» reinataba enotropromqntorio, mòIes;'V/ qual es el cabo de Totirinan. Luego si entre estos dos prO' moniorios se abria el seno , y entraba el mar tierra adentro ; se signe por conseqüència, que Avieno ha usado de lapalabra sinus en su ri-guroso significada^, y' no en Ja geueralidad que se le imputa por, Màsdetté. ,. •

Respuesra. Este arriculillo tan interrumpido de iatínes me parcce un trozo desermon de los que se usaban en tiempo de fray Gcrim-dio'. £xSminemos si'los téxtillos estan blcn ex piicados. > ' Frímet'ÏM'in': lEl promontorío era principio de una cordillera de'montana encumbrada, ca-. put prominentis jugi. En. este texroyo nodes-cubro ni la. cordillera, ni su principio : porquc la·pplabra^gtfíti quiere-.decir.monte , . y no 'jf> cor-

C A S S I T E R I D E S . 329 cordillera : cl adjetivo prominens significa pro-minente, d alto ó elevado, però no cordille­ra : por caput jugi entienden todos los grama-ticos cmnbre de monte; però no cordillera, ni principio de ella. El primer latin segun esto me-rece borrarse del sermon.

Scgundo latin : La cordillera giraba hacia el norte, maxime vergit in notum. Dos cosas se me ofrecen. La primera, que Rufo Avic-no quando dixo maxime 'vergit in notum , pu-so por persona agente el nominativo moles, el qual segim nos enseiía mas abaxo el mismo Quintero , no quiere dccir cordillera, sinó ca­bo de Touriüan. La ^gunda reilexion es, que la palabra notus, segun el diccionario de las siete lenguas, en todas las siete se traduce me­diodia , que (como dixe poco antes} es el an­típoda del norte. Siend(|j|esto así, puede tomar-se el segundo latin por una verdadcra gerun-diada.

Terccro latin: La cordillera allí (en el nor­te) remataba, tota. Este es un latinillo de so-las quatro letras , però de mucho xugo ; pues aunque tan pcquenito, nos representa en com­pendio el rcmatc septentrional del largo giro de la cordillera. £s verdad que el poeta no nombrd el septentrion, sinó todo lo contrario: es verdad que no habló de tota la cordillera, síno de tota la moles : es verdad que no dixo tota desinit, ó remata, sinó tota vergit, ó se inclina: i Però que importa todo esto* ? £1 tota es un latinillo de inexplicable ^ energia.

Quarto latin: La cordillera remataba en otro promontorio, moles. Este es un textillo casi tan corto como el tota; però d pesar de su pc-queüez tiene mas fuerza que un Hercules, pues

TOM. xri. Tt ta-

33© SurtEMENTO VIII. taja por medlo el gran promontorio de que ha-bla Avicno, y de uno lo convierte en dos. En virrudde esre prodigiopuede muy bien conduir el senor Quintero, que yo hice mal en no encer-rar todas las aguas del scno Estrimnico entre los dos promonrorios. Però mls lectores no ex-tranaran que no lo haya hecho, no teniendo yo virtud para obrar portentós tan extranos.

Articulo IV.. Però es menester manifestar al senor abaté Masdéu (dice mi censor en su pa­gina 15), que Avieno usó siempre de la pala-bra sinus en su 'verdadero y riguroso significa' do, exdminando los versos que cita en compro' bacion de su inteligencia^Él verso 26^ dice asízs Hic ora late sunt sinus Tartessi ^y el 84 es el tercero de los siguientes si Scd qua pro-fundum semet insinuat salum s3 Occeano ab us-que, ut gurges hic nolfarí marís a Longe ex-plicetur, est Atlanticus sinus ^ Hic Gadir est s . Qiiien itaya leido con reflexion d Pomponio Mela y d Plinio , liabra observada en estos dos pasa-ges de Avieno una admirable conformidad con la distribucion de las ensenadas que desde el estre-e/io hacen aquellos dos geógrafos.

Respuesta. Aunque he leido varias veces a Mela y d Plinio con alguna reflexion , coníie-so sin embargo, que no he observado jamas la admirable conformidad que dice aquí mi censor. Aprenderé con mucho gusto su doc­trina.

Articulo VII. Ml segundo seno (dice) que el mar-forma en^la costa de la Bétíca , se llama Corense en Plinio , JK lo rèconoce enfrente de Cadiz, litus Corense inflexo sinu , cujus ex ad-verso Gades .• y gaditano llama nuestro Potn-ponio d este mismo seno,porque en efectoprin-

CASSTTERIDES. 331 cipia, dice el P. Flores., desde el castillo de santa Catalina y boca del río Guadalete, has-ta la del rio de san Pedró, que tiene enfrente í Cadiz. Pues este es el mismo seno de que ha-bla et poeta en el verso 84 con las mismas se-: Has que escribe Plinio, hic Gadir est s llaman-dolo Atlàntica para diferenciaria delgrande mar, d quien can expresion nombra océana en el ver' so 8j, y tambien porque desde donde comien-za el referida seno enfrente de Cadiz , princi­pia juntamente la de'nominacion de Atlàntica, pròpia de aquel mar.

Respuesta. Yo no sé descubrir la uniformi-dad de ideas que piensa haber hallado el se-iíor Quinter^Mn los tres autores que él nom­bra , Plinio 3 l e l a , y Avieno. Descubro antcs bien en ellos otra espècie de uniformidad, que es muy contraria a las ideas de mi censor. Des­cubro que el seno de que habla Avieno no es el de que.habbronlos otros dos: descubro que Plinio uso alguna vez do la palabra sinus con la misma extension que yo le he dado : des­cubro que Pomponio Mela extendid el nom­bre de mar britànica desde Inglatcrra basta nuestras costas, del mismo modo que exten­did Avieno el de mar Estrimnico desde nues­tras costas hasta Inglaterra. Vamos por oartcs. El seno Corense, de que habla Plinio (i_), es-taba todo en el océano desde Sanlúcar hasta Conil, pues mas arriba de él pone las bocas. del Bétis , y mas abaxo del mismp el cabo de Trafalgar : el seno Atlàntica de Avieno se ex-tendia mucho mas abaxo, y se entraba por el estrecho, pues en dicho seno colocd el poer.

Tt 2 ta (It Pliai» , MMTM Mtartftw, lib. |, af, i. fig. ity.

3^2 SüPLEMENTO VIU. ta los montes de Àvila y Calpe : luego- el stm Atlantico de este escriror no es el mismo, ni tienc tan poca extension como el Corense de Plinio. El seno de que habla Pomponio Me» la ^ I } es el en que estaban, como dice el mis» mo, Cadiz y OÍeastro, y nada mas: luego no es el mismo, ni tiene tanta extension como el seno Atlantico de Avieno , que comprehcndia mas tierras, y mayores distancias. Estàs pocas reflexiones bastarian para echar por tierra to-das las imiformidades de idcas que penso ha-ber hallado el senor Quintero en los tres es-critores. Però quicro ser liberal con mi erudi-to advcrsario. Sirvase pues de Iccr lo que es-cribicron Cayo Plinio y Pomott^iio Mela, el primero en el capitulo scsenta'^^siete del li-bro segundo de su historia natural, y el otro en el capitulo octavo del librò segundo de su geografia.. Plinio dixo así: Alio latere Gadhim ab occidente magna fars > meridïani sinus • am-bitu Matiritaniae navigattir hodie ': en castella-no: Al lado Izquierdo de Cadiz. se navega lioy des de oc ei dent e , rodeando la Mauritània , una gran parte del seno meridional: he aquí en cl historiador natural un seno de vastísima ex­tension , que puede muy bien cotejarsc con los atlanticos y cstrimnicos de Rulb Avieno. Las palabras de Pomponio Mcla son estàs : Pyri-neiis primo in britannicum procurrit occeanum; fum in tcrras frpnte conversus , Hispaniam ir-rumpit: en «íastellano : El monte Pirineo cor­re en primer lugar al oàéano britànica ; y vol' wiendo despues la cara hacia la tierra ,• se me-te por Espaiia. Si Pomponio Mcla cxtendid el

jiom-(1} McU , Jeiít» nUí i lik; ;, cif'. i. pj(. 4«. . .

CAsSITEniDES. ' ï;«« liombre de mar britànica dcsde Inglaterra fias-ta Vizcaya; jque muchò. que Avieno extendie-te el de mar Èstrimnico desde Galícia hàsM Inglaterra? Obscrvese que britànica, esírithhi-co y cantàbrica son tres nombreí del mismo mar septentrional: los ingleses lo llamaban bri­tànica , los gallegos estrimnico, y los castellà-nos càntabra. Teniendo prescnte esta. diversi-dad de nombres,.yàun:de òtros mtínos prin-cipales que se atribuian al mismo^mar Septen­trional , se sueltan facilmente muchas dificul­tades geograficas, sin echar en cara a los es-critores antiguos las contradicciones aparentes que se descubren ensus obrasi • ; ;.

Articulo V n i . Na debe. dudarse Cprosieue el sefior Quintero) sobre ser'la que yo dix-e là verdadera sentencia de Avieno, porque pasado el seno , dice que se mete el mar por el estrecho con el mediterranea, como se lee en los versos 82 y '83, cuya individuaUzacion convmce lo que va insinuado.

Respuesta. Es cosa muy extraiía , que casi jamas se encuentre en el original de Avieno lo que dice mi censor en sus traduccioncs y comentes. Los versos que él cita sòn los sí--guicntes : Sed quaprofundum semet insinuat sa­turn occeana ab usque, ut gurges hic mstri via­ris longe explicetur, est atlanticus simis. ;Don-de dice aquí el poeta que pasado el seno se me­te el mar por el estrecho en el mediterranea^ El senor Pérez Quintero camina con su disturso desde el oceano al mediterràncd; y nucstrò poeta antiguo camino todo al revés, desde el mediterraneo al océano. El verdadero comen­to de sus versos es este: Desde el principio del oceano f dotidesele introdtwt nuestromar mé^^

di-

334 SüPLEMENTO V l i r . Mterraneo para emanchar su garganta, desde allí comtentM el seno Atlàntica. Sirvase de ob­servar mi, censor :; que la garganta ancha del estrccho. de Gibraltar no es la del mediterra-neo, sino la del océano: que para ensanchar-se las aguas.es preciso que pasen del mar es­trccho al ancho, no del ancho al estrecho • que Avicnp.despues de haber nombrado el 7eno Atlantico, xiO habla ya de las costas del me-diterraneo,;sino de solas las del océano, como son las de Àfrica y Galicia. Luego mi erudi-to censor camino al revés del poeta latino. íQue mucho pues que no vayan jamas acor­des , y el uno diga blanco y el otro negro?

Articulo IX. De hecho coritintía mi adver-sariocon sus idcas torcidas. El verso 26g ("di-ce) habla del tercer seno , que segtin el citado Mela, hace el atlàntica en la Bética mucho ma' yor que el corense , pues se extiende, camo dice el refegido P. .Flor.ez., desde la boca del Gua­dalquivir hasta el cabo de santa Maria. Por esto, atendiendo Avieno d su mucha dilatació», usó del adverbio late, como que sus playas eran mny largas . dandole el nombre Tartessio , por-que principia en las bocas del rio que antigua-mente twvo aquella denominacion. _ Respuesta. Quintero y Avieno camínan tam-bien aquí por rumbos muy encontrados: pues el primero habla con Pomponio Mela de una ensenada que sube desde el Betis hasta el ca­bo de santa Maria en los Algarbes; y el segun^ do cnteramente al revés, trata de un seno d trecho de mar que baxa desde el Betis por el territorio de Cadiz hasta dentro del estrecho: cl primero no habla, ni puede hablar de Cadiz, porque no esta en aquellas alturas; y el ?egun-

do

CÀSSITERIDB9. 5<I5 do dice expresamcnte, que en el seno de que habla esta la ciudad de Cadiz, Gadir hic est §ppidum: cl primero no exprcsa el nombre de la ensenada; y cl segundo especifíca' que su objeto es el seno Tartessio, y que se llaniò tani-bien Tartessia la isla de Cadiz que cstaba en cl, Gadir ipsa Tartessusprius cognominata est: advertència que_ parece puesta de propòsito, para que se entienda que el seno Tartessio de Rufo Avieno se denomino así por razon de la isla, y no como dice mi censor , porque prin­cipia en las bocas del rio que antiguamente tu-•vo aquella denominacion. £n suma, entre tan-tas reflexiones como han hecho mis dos eru' ditos adversarios sobre er valor de la palabra sinus en los versos que cité de Rufo Avieno^ no hay una sola que sea verdadera, ni una que sea capaz de alterar el sentido en que cicr-tamente debe tomarse. Quiza en adelante ten» dran mejor suerte. %• • '

XXVIIL El poeta prosigue así: ' Textoquar-to da Ari»-

„ L·i quo (sinu) insulae sese exserunt Ocstrim- "•• nides,

„ Laxe jacentes, et metallo divitcs „ Stanni atque plumbi/ ' ( i ) . { .'

Traduccion castellana. „ En este seno dcscucUan las islas Estrim-

„ nias de grande extension, y encíerran ricas „ minas, de plomo yestaiío.'^''''t'l /' ; ; .

Aquí no se me mueve otro'diíÍÈülrad, si­no sobre el" laxe jacentes ,'que'yo' tradüxe- de grande extension. D . Joseph Cornide en su pa-

g«-(1) Avk · · c i t í í · · , víHM-»*.-»/. »»·'-f«r· t » ' ^

32(6 Su.PlEMENTO VIII. gihà 8p dice üsí: De las islas EstrimnJas tain' poco asegura A'vieno que fuesen de grande eX' tetjsionvsino que estaban separadas entre ssícon desafiogoi,. que esto me parece. niale la expresion laxe jacentes ; y vuelve a repetir las misinas palabras .en la pag. 143. Don Aliguel Pérez Qulntero en la pag. 14. de su disertacion se (Lxplica en estos términos: Es otro.yerro de Masdéu hdber dicho que las islas ^ran .degran-de extemian, donde eí poeta quiere dndicar la diafanidad y. largo espacio que Itabia de unas a otras , pues eso signipca laxe, que es lo contra­rio de anguste: lo misino vuelve a Insinuar en la pag., ^li.y ea la 13: habia.dicho , que las islas esx.3!Q3.a<lax)i>jacentes\'esto es , largamen-fe desvJadas entre sí. Dexemos lo de los des-ahogòs y» diafanidades, que siendo expresioncs múy metafdricas, no vienen al caso para exa­minar el rJgurososentidogramatical.de que pre-tenden trarar mk censores. Convengo.pues ea que laxo rquiere. decir ancho,.y su; contrario angtisto corresporide a èstrecHo: però como un cuerpo.se llama ancho si se extiende mucho, d en mucho espacio de lugar; y se llama es-trecho si se .extiende poco, d en. poco espacio. me parece que el llamaf, a las \sh& .de grande extension, es lo mismo que ciecir que ocupa-ban un ancho espacio de lii^af. Esfa grande ex­tension d anchura la podian tener de dos. jna-ncras ; d habiendo entre ellas mucha. distanr eia, y muy notables huecosjy vacios, que es lo que parécc corrcsponde íhs.eristalinas.dia' fanidades ,y_ alegóricos desahogosi d.bien.estan-do como. apinàdas y cercatusTas unas a las otras; pues aun así, siendo ellas' d muchas, d no muy péqueüas, podian ocupar un notable ..çspacp

de

de mar. Mis eruditos .ccnsoifes.t uierien.'absprii'-tamente que las Cassiterides p. Lstrim.nidcs np est^viesen apiiiadus, sinó muy separadas y lar-gamente desviadas .entre>.« x, yifOiçteihL·fliqupjCjif .este senttdo..hubo de liabíar,A,YÍenQ». Pue jy^^ aun^ue nadadixe sobxe'el a$unto n n mi ilu$,-tracion, digo ahora y pretendo todo lo con­trario ; porque Hstrabon afírmd exprcsamcnrc, .comop4ede vcrse.mas lariçib^ ,,q.ue dichas islas estan vicinae inviccm, cercanas las una/ d l<is o/r<»:->-;y pudiendo:.e^P:,¥$i:iiíi.çariie, aun cpn el laxe Jacentes, d con la e,j:,tension d anchura in-sinuada por Avieno, debò juzgar que habld en este sentido verdadcro para no. atribuirle un

•error o falscdad de que lo culpiïron.po.i:.falta de advertència mis dos adversarips., / , i

, XXIX. La continu^cioa 4cl texto «sicón^ je^to quiu-sigue: • to ilíl Hiií-

„ Multa vis hic gcntis est, „Superbus am'mus., efíicax solertia, „ Negotiandi, cura jugis • omnibus, . . . . . „ Notisque (1) cymbis turbidum latè freturà; „ Et bclluosigurgitem occeani secant: „ Non hi carinas quippe pinu texcre „ De morè norunt (a); non;abiete, utusus est, „ Curvant.faselos.; sed réiad.miràculum, . ! „ Navigia juhctis. semper. aptant pellibus, > . „ Corioquc rastunf saepe percurruht salum. (3)

Traducció». En dichas islas son. muchos los habitado-

T03t. XYl, ' j i ' (I) £n lu| ir it wf» alfiinu

Ivcn ntlií > ú nttlmt , utrof nkUh i nf /m. r ocrns ntn «>(•>. L.i pri­mera leccics DIC ficccc la mas irc-twiaiil.

. .Vv- . • I-, .-.irt^tàs: it} 9çn»Iccn/4Mr«.a·i*i· I f

• m i dcirvi mrwit. - < - , • » ({) Atri»» ciiida, <k<4e et vcf

ta »t, tH' I*.

3^6 s iTT'ií* M É ií f ó 'V'iir. tïreék' tíciüeh'animo grarïde, é' incansable in-,, diistfià ; y se ocupan'de continuo en el co-„ mercio: corren cóii sus conocidos bateles por ',,'el'dcéàno turbiileiito-y lleno die íicras, pues •„ no ;sal>en' haiccr de'J^HIO ïa 4]úilla de la navc, „''ni fòfni'ar'dé'übétò Siïs costildos segun nuev „ tra costiimbrè: la tcxen toda de picles de un „ modo prodigioso, y navcgan frcqüentcmen-,, te por el ancho inar- con -sus barquillas de jj-cneró.-"-- ••• ••• •"•••.• . •-"••.'•_ . .• • '' 'D. Jòsef^^^rnkle'traduxó' eiste mkmo tex-lo en'iíupagjna 41 dé|iiha manera miiy diver­sa. Lo primero|)or multa nits geiais est cnten-diò que en las islas habitaban setites 'vigorosos; sichdo' mas niítural (qiieia palabra-'VfV'cn cste lugar, y con las-'circünstanciüs del adverbio hie y' del • gen itivò gentis -i no signiíigue fttitza 6 'vigor sinó coj>ia, d mtichediimbre^ Lo segun-do, por navigiajunctis semper optant pellibiis, cntendid que texian los barcos dejtexíbles mim-bres , aforràtidolos-con proporcionaAaSpielest

•no deseubriendose enélrextola masleye'idca ni de mimbr-es; hi de aforros. Eh tercer lugar, llegando a los versos Nullusque cumbis (puet asj él Icc con Luis Nuüez) tttrbidiim late fre-

.ituni; et betluostx^*rgitim;jocuaui secant t tra-diixo,-' que- lòs'islenos iestabah- poca acostüm-bradosà. apartarse de -jus costos,/ a stircàr el óçéano Ueno de Jieras., sin%eparar que el nul-Jusgtirgitem occeani secant no quiere decir que estan poco acostumbrados àsurcar cl océano, si-•noiXjucílttittjgtmòudr·clIotilaiiiireabirJEs innega-•ble.que el >;»//(»,'aúnque sca de' LuisiNüüez, • es' renro eyidentc que débe° hecesariamcnte cor-regirse ; pues nò se pucde coinponer ni. con lo que dice Avieho despues 'vastum saepe percur

rtnit

. 1 :C A S,$ 1 T E)R;I p K S. • - 3 5 ^ rtmt saltm, ;ii ^çonulp <jq"«.iKa!?W .\d.Í<=iíftoí1 ? Negoi.iavtihfura j)^is:içtiutilfu^it K^f^SU^i'íBj ji ente ..íïniitidoijiïíij, la,, tijíducqjoi} í g: Corn;ckï. Para evadir ;este jcfihMçrfi;la contradiçibn., jfo entiendQ . (dice ) . i /ií an'H'if: Jo?. esfrimnios. no se ariesgaban a\m'Vfgí}r,ppr,/ij>céjiw,tio'tpoti esQ.deA'úbanAJ(nlM^irl»A(/fffa^A'/^MiliJ^Pt^ barí}H?ÍlfiS.iM(iS..çoji:\'esto iinp. se\q.uitaj^ <*f%.Mr tad 5;iporqiieneJUpo$ia.nQ.iiaJ)la>4c ç96^as,',iu>ó ^el niaij.csp^ciosQ ,; fJAStttm saepe per'currtint W/ZM*; y^.de·junos-honibrics.de qu'9".«ís asggu-ra qm.MAfv/gdbaf^/r:eqtis.nt^^tnent^é^pqr el anc/uj fM4i:l,i:noi,ppd^*,-íleeir jçpn ,yer^a3>qujç pingH-hQ.'d&.'dhs: sftr.caU.fi.il 9Ç.^mQt.Ç*iV}\^.sB^l9\ rtulUis .cQnio.idçbe,corrcgirsc/p y sç.yer^çara que lo.siisleno».d.e::la% Estriini)}asj6 Ca»sÍtcrÍ7 dcs.navegaban, y cocjerçiaban.pgr^ él,océano eóqtiempio, ^eljgoètgiivnq íçwvjl^iigues/^é a -

ü^w argumentQjïHjía fhÍ5ípr»a'P?''a.,ç^r^· jtnL,^istem«.ace)rc.a(de;ila,situaçion britànic;? de las Cassjteridesi ^ q u ç ; el, tisq, (dixeyfie.las, bar-^itlas dei\Ctierp.ier.a, ^Ml PKçpio^de los jtngJcsps qmdciíòs espamltsiimn^oí c/er^o que estfís s^giffi· iiósi, sçh •no'vegab.mfi.rt-.ejh'i.poc. los-rjfij,, y^ haçim Josí 'vhgesj.dfi, inar/: m j^.uei'çi bftqufis, .de tpa^/ra Jfien (eafenddosi,lE,l senpr Pérez Quinrcro pien-sa cogerme aquí:jen un. fako latihi. ji^u^ pres­to (dice"),selól-vida,.Masdéu JíiJ[oj4\tS,.SfcrJbe. En, elA.nútúeto.Ai^.^ej ía.M^patia ^^i<i!ff»iésa dixàyqtiè losr,partifgms^i vM^egqn.jfísfitría: nos. caiitiflMs y^fvmone/i fíayeg^fln cqsfeqndo, y no solo no. se atrevian 4.iaj>'il*4rséu4' ^^? 9P' Has,peto tampoco^emprendian 'viage alguno di­latada ; y SUA. inafves cqmunmfííft^4 ífrqn cwstrui-das de cuero : ahora en una ilustrapi^,dei mis-

Vva tno

i'cxro snto «te AvÚ'DO.

340 .SüPlEMETíTO VIII. ihb^tomò·'dfirinà t'níh lo' contrario. No sçíioi·; la cij Sçi r djc ciòn ii.ò'-'èsïia''cit ntis éscrítòs', sinó en là'vista 'cpipti ,''y«n-lappca advèiteitcia^lc mi censor. Los'nenipos'a que'pcitenece'n misdos proposicioncs. aunqüe de un.mismo tomo, son riémpos muy difereritcs., y niuy apartados en* r c SI. 'Nuest^os'espanoles septémrionales, quan-Jh' ío^a'víà^iièjVKill·iàH ^t'enUo comiíhicacion con ifxirafigWos , 'còmo'íd' hoté'iíxpresamente en el lugar citado , iisaban bateles de-cuero, y tip se apartaban de las 'òrillas: però en la edad

^ _ ,. ; . ^ -y-soio para !d''riiivéi acioiï dé':lós; rios ,'cbnio''dixe en la seguida de là historia^ cón^rvaròn él ii o de

cxxero.^Dïstingué fímpora, eicomordabis ;nFA.^Qiïicfi'lée''lòs iïMrítb^iagetios ,^princlpal-Wèhtcli fòh'JliisiíoriccísH-^ Úébtí^tinct' siempre Vtíii^Wéien^éítè'mMo'.}ÏA>itrf«m^^ ttiolatin al scHpr' 'Quiíítéro -parà rçpncordar la rèladón'de^viènocòri la- d^Estràbpn ,-y nò tonAindir ünas ideas con_ otras, coniò> lo hatifc eW'isÚ pagi í^i;'piies q'uüiidounsiniid Estrabòn 'qiie'loi -cassiteroS' ftó 'íiacíün''largas->'navegacio-n)íij j-'Hi ienià'n inüy;extendido 'coinércií»/ ha­bití de''tiempos anreríòre^ é f ublio'Licfnio Cra-so; y 1ò què]dicé Ayieno àcerca -de lo mucho qà'clnàvesabàn' y.còmérciaban'en «us días^ se 'd inéhziVia 'i\yeri^cà^ desdeWa'edad'dèl pre-tpr ï\t ue'léS' <ènséfiò Jà'jiàic(ígacion>'a Portugal. P^rò pi-'psigahiòs' {:ott <Iós vétiüi. d4M''>poeta , que nos queda tpdài'ia; mucho qUe córrer. '

'XJÍXi '.V^Asf KiífcdüobusinSacram (sicin. •'••" *''''!nVlàtóï"'·''·'··'^ 1''»' '••: f /aAi. •. . , • . „ . . V.. -,1.!.

, .Di-

• C A S S I T E R I D E S . 341 „ Dixere prisci) solibus cursus rati est. „Haec inter undas multum cespitis jacit, „Eamque late gens hibernorum coíit. „ Propinqua rursus insula Albionumpatet." ( i^

Traduccion castellana. „ Desde dichas islas Estrimnicas , hasta la

„que los antiguos llamaron Sacra, faay dos ,Vdias"(tí soles) de navegacion. Esta isla, que „ arroj'a muchas cespcdes al mar, es ancha ha-„ bitacion de los pueblos irlandeses, y cerca „ de ella esta la isla de los Albioncs , d de „ Inglaterra." *

HemoS'llifgado finalmente al punto en que se individualiza la situacion de las Estrimnias o' Gassiterides; pofque sí desde ellas se nave-gaba à Irlanda en dos dias, y quiza en dos medias jornadas, pues tambien esto puedesig-niifiçarsc pòr'^of soles; esciertoque no pue-den entenderse por Gassiterides Jas islas de Ba-yóna, distantes de Irlanda unas ciento y ochcn-ra leguas; però sí las Sorlingas, que no dis-tan de ella síno unas treinta. Entrambos cen-sores me proponen contra esto sus dificultades, però por caminos muy diferentes.

XXXI. El seüor Cornide en la pag. 46 de Difícultad su disertacion habla así: Desde el cabo 6 seno ^ Cornide Estrimnio, dice Avieno Me distaba la isla Sa- «'="'""'"'-era, o Irlanda, que todo es uuo ,• el curso de uxto. dos soles;y aunen esto nopadecegrame equivo-tacion , pues siendo la^distancia como de. cieti leguas, no ès invit'osimil·qtte un viento hecho se pudiese navegar'en quarentay ochohoras ei tspacio que habia entre una y otra. Muy poco

ha |t) Avits* ï' Hwt 't^mríiimtt, iitít el verso Ift'.' raj; ji r -ü'

r 242 SuPt-EMENTO VIII. ha reflcxionàdo mi crudito censor antcs.de és-cribfr estí; artíçuloi.Debia habcr observado 1Q primero i «jueÀvicnojquandO'habld.de-la.di',-tahcia jnsjnuada no; tomdipor primer pünto de ella ni el seno, ni el cabo Estrímníco : no cl cabo. porque habiendolo nombrado diez y sic-tc d dièz y ocho versos antes , y hablado.dcs-pues de.éí de otras muchds cosas^no pudo^rc-terirsc ton et adverbio liinci un objcto tan disrante: mucho-mcnos pudo referirse al se­no , no solo por la misma razon:, que tiene res­pecto de él Igual fuerza, sinó tambien porque un seno, dlrecho de mar , de qualquielr jna-do que scenticniiztipudietídoy.tenet; nliúclia cxtension ', es' un. punto sóbKado^Jndetei'mina-do y equivoco para.fixar..enjét ei.principio de tma medida. Avieno quaodo empezd a tratur de distancias por el adverbio hiitc , estaba' ha-blando .de ias islas y .de isus .liabitadQres; y las islas por consiguietite son > el puntQ deterniinar dodesde donife dice.que se navegabaa Irlan­da en dos dias. Debia'Iuber observadp el so­nor Cornide en segundo lugar, que desde siis islas de Bayona liasta la de Irlanda no hay so­lo cien leguas, pcro muchísimo mas ; pues Ba-}:ona esta en'quarenta y un.grados.'dc altura, y as costas mas baxas de Irlanda suben hasta los

cincuenta y uno. Debia haber reílexíonado en tercer lugar , que una navegacion tan larga no SC hacc en dos .diasj y^que aun quando alr guna vez .se. hubiesevhecho len-.virtud de .algun viento .impetuoso.y constante ,. no por csto el poeta podia Uamarlo viage de dos dias, que-riendo prlncipalmeAte con.esta expresion dar-nos una idea verdadera y clara de las distan­cias de que hablaba; pues todos ^or viajeó na-

•Vi-

C A S S I T E R I D E S . i^J^ •vfgacion de dos dias entienden la que orduia'-riamente se hacc en £ste espacio de ciempo, no la que puede hacerse con Ja misma brevc-dad por un caso cxrraüo y diücü. Se sigue de estàs reflexiones que las Estrimnides de Avie-no, distando de Irlanda dos dias , puedcn ser sin duda las Sorlingas., que «stan puntualmen-te en esta distancia; pero.no Jas jslas de Ba­yona ,icuypS' marineros para llegar .a Irlanda con los bateles de' cuero qiie nos describe el poeta, necesitarían ordinariamente, no de dos dias, sinó de dos semanas, y aun quiza de dos meses.

XXXIL Las reflexiones del senorQu1ntc-'r!·fi.„i,;j^.s ro sobre este mismo asunto son muy diversas, Ae Qunt·ra y mucho mas prolixas. Las dividiré en'artícu- soSrc d mis-los, como he hecho otras veces , para jnayor "'° "'*"'• claridad.

Articulo I. Así .comienza .desde la pag. 18 de su disertacion.: La concurrència de .las jia-iabras gens Mbernorum , que :significan gente de los irlandeses, y las •otras insula Albiomtm, apellido que convino a Inglaterra , induxeron a Masdéu àcreer que el poeta repasaba en es­tos versos la situacion de las dos re/eridas islas.

Respuesta. A5Í io creí, y .así debc crccrse sin duda, porque es innegable que en el leh-suage de todos los gedgrafbs insula Sacra hi-bernorum significa Irlanda, é insula Albionum quiere decir Inglaterra; y mucho mas debe creerse , viendo' que en-' cllas * concurren y so veriücan- las circunstancias ínsinuadas por el poeta , de estar cercanas ' entre sí , y cercanas a las Sorlingas. Però oigamos la nucva geogra­fia del scüor Quintero.

Articulo.-U. Xo (dicc mi adversària), ro^-•'. iien-

344 SupiEMENTo vrn. •vencido por lo'ipteya dexo explicado en los nú­meros antecedentes , relativo d que los estrim-nides tocaron al mar.de Galícia, no tengo reze-lo de afirmar que ast la isla Sacra,: como la de los All·lones, ito estwvieron muy distant es de nuestro continente ^y que ast tina como otrafue-ron habitadas por gente espaüola.

Respuesta. Tampoco yo tcngo rezclo de jiiz-gar que mi censor probara la! segunda, parte como probd la primera.' Para colocar las Es-? trimnides en el mar de Galícia, le fuc preci» so pervertir}'trastornar (como queda ya eviden-ciado) no solo las leycs de la historia y gco-grafía, però aun las de Ja .gramàtica : y siii otro trastorno semejante >a este no podrà por cierto obrar el prodigio de trasladar à los ma­res de Galícia las íslas de Inglaterra é Irlanda. . Articulo III. El apellido Sacro (dice) lo tti-

Tvimos repetida,'en dos protnontorios , y ast m seria muclio que. lo^ hul·iesen apropiada tambien d alguna de nuestras islas stptentrionales.

Respuesta. Volvemos al sagrado de los me­ros posíblcs, y de las islas tragadas por el mar. Si la isla Sacra de los irlandeses la vemos to-.davia e.\ístente > y la vemois en-el mísmo ju­gar, y con las misqias. scnas que. nos describe Avieno, ^para que nos hcmos de perder en una isla sonada, que ni ahora esta en el occano, ni sabemos que haya estado jamas? £1 sucno seria sueüo, aun quando se tratase de un is-lote: ,pero mucho.ma» lo es, tratandose de una isla grande; que (como dice expresamente Avie­no) era ancha habitacion de los pueblos irlan­deses.

Articulo. IV. Lo unico (^prosigue) qite pne-de oponerse es que la palqbra hibernoriim alu-

de

CÀSSITEniDES. 345 dè d la gente de Irlanda : mas yo digo resuel-tamente , que esta es una de las corrupciones co-metidas por la ignorància de los copiantes , de-biendo haberse escrita iberornm.

Respuesta. Y )'o digo resucltamentc que es-. ta es una de las correcciones que no podní aprobar ningun hombrc critico ; porqiic se tra-ta de una palabra en que concucrdan todas las copias sin variedad de leccioncs; de una pa­labra que no quita ni ofende el sentide del texro.; de una palabra que en lugar de repre­sentar inverosimilitud , es muy conforme , y adaptada a todo lo dcmas que dice cl autor. La correccion de un texto en scmejantes cir-cunstancias es muy contraria a las Icyes de la crítica , y aun d las luccs naturalcs de la ra-zon humana.

Articulo V. Meuos me detengo ( proslguc mi censor) en adoptar por espafiola antigua la 'voz, albionum. Los albiones pertenecieron d las cer-canías del rio Na'via que menciona Tolomeo, lla-mandolo Navilubion. Dice el reverendísimo Ris-co que en "jarios codices que cita Hardiiino , se halla el nombre del rio con todas las letras con que lioy se pronuncia; pues en lugar de AJlu-mine Na-viltibionis , se lee AJlumine Na'via'Al­biones , poniendo esta segunda -joz como nom­bre de la gente que •vivia en la ribera del rio Na'via, y pertcnecia al convento juridico Iti-cense.

Respuesta. No solo en Espaíía habia pueblos albiones ò albos : los habia en Itàlia y en Grè­cia , y en otras parres del mundo. Segun el esti- _ lo geognífico del sefior Quintero , la dcscrip-cion de Avieno se podria aplicar a muchas pro-vincias del orbe. Però el caso es que cl poeta

TüM. XVI. Xa. no

34^, SUPLEMENTO VIII, no habla de Grccia, ni de Itàlia , ni del río Navia de Galicia: especifica con termines bicn elaros la isla de los Albiones , y aun anade la circunstancia de estar 'vecituí a otra isla, pues se llama Sacra , y es aucha habitacion de los pueblos hiberneses. jDonde se halla en los ma­res de Espana una isla de Albiones, situada cerca de otra isla que sea ancha d espaciosa, y tenga el nombre de Sacra, y esté habitada por hibertios? ;Para que buscar todo esto en el mar de Galicia, donde nada de esto se cn-cucntra, mientras en cl mar de Inglatcrra lo hallamos todo sin faltar un apice? gPara que soiíar fantasmas , quando tenemos delante de nucstros ojos los objetos reales y verdaderos?

Articulo VI. Pera tio nos embaracemos en 'voces (dice mi censor) : atendainos solo d las inteuciones de A'vieiio.

Rcspuesta. jYquien es que se embaraza de nosotros dos, é l , d yo ? "ïo cntiendo las vo­ces como suenan, y como las entiendc todo gcdgrafo , y todo gramatico: y él va buscan-do sentidos extranos y dcsconocidos , y se em­baraza y enreda de mil modos para daries el aspccto que no ticncn , ni pueden tener , de probabilidad y vcrosimilitud. Atendamos, di-ce , d las iiitencioues del autor. ;Pcro las in-tenciones de un escritor como se conoccn ? Por sus palabras sin duda. Pues si sus palabras son Inglaterra é Irlanda, i como he de pensar que sus intencioncs son los pueblos del rio Na-via} El sciíor Quintcro me da motivo para pensar que mientras él con sus palabras pone las Cas-siteridcs en el mar de Galicia , su verdadcra intencion scra de colocarlas en el mar de In­glaterra, donde verdaderamcnte estan. Debò

juz-

C A S S I T E H iDEs. 347 /uzgar que las inrenciones de mi censor son de defender la verdad. No nos cmbaraccrnos pues en palabras , y pensemos que dixo lo mismo que digo yo. Esto es un medio termino e.xce-lente para que cada uno llevc al agua d su mo-lino, y qucdemos todos contentos.

Articulo VII. l'o ajïrmo (dice con intrepi-dez) que el poeta ni quiso , ni pudo nombrar aquí, ni en toda su ora marítima, islas, cos-tas, ni promontorios de Bretana. El solamen-te se propuso describir los senos, viontaüas ,fi-guras de las costas, promontorios, ciudades ina-rítimas, fuentes de los rics , islas, puertos, es­tanques , lagos ò'C· , pertenecientes d los ma­res de Espaüa desde el estreclio , corriendo al dcrredor de toda ella por el septentrion hasta el Pirineo , y tambien desde la boca del estrecho de Gibraltar por todo el mediterraneo.

Rcspuesta. Es cicrto que las costas de Es-paiía son el objeto principal de la obra de Avie-iio; pcfo es falso í'alsísimo, que el poeta, fue-ra de nucstra^ ticrras y mares , no haya queri-do ni podido nombrar ninguna otra cosa. Si Icyd mi censor la obra de Avieno , debc ha-, bcr leido en ella los nombres de AÍarsella de Francia , y de la Àvila africana 5 los de Cartago y Mauritània; los de Libia y Aràbia; los de Indias y Pèrsia; los del mar Caspio, y del mar Hircano. {.Estan acaso en Espaiía todas estàs aguas i y tierras , y ciudades , y provincias, y, ijaciones; 5 Es de admirar que nombre el poe­ta las Sorlingas y la gran Bretana , nombran-do tantas otras rcgioncs que estan mas distan-tcs de Espana, y tiencn mcnos rclaclon con cllar'.jPcro que rclaclon cnconcrò Avieno en­tre nucsiro contiaente y las Sorliíigas de In-^

Xx2 gla-

Texfoscptl· mo Jc Avic" nu.

3^8 SiTPrEMENTO Ví ir . ^laterra ? La misma que hallaron rodos los dc-mas geografos anrigiios. Fué tan famosa por muchos siglos, y tan peculiar y pròpia de so­los los espanolcs la navegacion ú las Cassite-rides j que nadic hablo' de nucstra nacíon sin Iiablar de estàs islas , é insinuar por consiguien-te el mar septentrional y britiínico d que pcr-tcnecian. Este antiguo sistema de los geo'gra-fos bastaba para que lo siguiese nuestro poeta, como lo siguieron rodos los demas, aun quando aquella navegacion estaba ya suspendída y aban­donada. Tuvo sin esto cl mismo autor ofro motivo mas particular para nombrar a Ingla-tcrra; pues su principal empeüo fué cl de dar-nos una déscripcion no solo geogràfica , però aun històrica de los antiguos y modernos tar-tcsios o' gaditanos; y para que tuvicscmos una justa idea de la navcgacioJi que ellos haciaii llasta las Gassiterides , nos dixo que estàs es-taban situadas cerca de Inglatcrra, a dos jor-: nadas de Irlanda , donde estan puntualmcntc las Sorlingas. Si mi censor liubiAe leido d Ru-fo Avieno con mediana reflexíon , no hubiera levantado tantos castillos en el ayrc.

XXXllI.' El texto del poeta prosigue así;

Tartesiisquc in tcrminos Ocstrimnidum Negotiandi mos erat; carthaginis Etiam coloni, et vulgus, inter Herculis Agitans columnas , hacc adibant aequora; Quac Hiniilco poenus mcnsibus vix quatuor, Ut ipse scmet re probassc retulit, A n.ivigantc posse transmitti asscrit: jSic nulh late flabra propellunt ratcm! jSíc scgnis humor acquoris pigristupct! Atijicit et illud, plurimum intcr gurgires

.. Ex-

r G A S S I T E R I D E S . ^ 349

,-, Extare fucum', et .saepe virgulti yice ^y.Retinercpuppim.'Dicirihic n'ihilominus •: yj Non in profundum terga dimitti.maris, • a ;, Pàrvoque aquarumlvix supcrrcxi sohim, •. „ Obirc sempicr huc et huc pónii feras, . „ Navigia lenta et languide repentia „ Inter natare bclluas." ( i ) ! >

' ' . • Traduccion'castclLxna. •\. '> '.. -'• „ Los tartesios (o' gaditanos) acostombra-„ ban negociar en las Estrimnides : r.imbien los „ cartagineses, y los marincros del csticcHb de „ Hercules frequentaban los níismos maregi a „ los qualcs apenas puede llegar un- navegànrò' ,, en quatro meses, scgun atcstigua cl cartagf-„ nes Himilcon haberlo cxperimentado por sí „ mismo : ; tan remises son los vientos que allí ,, soplan! j tan sosegadas y pcrezosas las aguas! ,, Sin esto , es tanta la abundància de alga, que „ llega muchas veces d detener la nave y coma ,', si tucra un ligero mimbre. El mar sin cm-' ,, bargo, segun dicc el mismo autor, ticne allí „ tan poco fondo , que su poca agua apenas „ llega a cubrirlo, y se ven cruz.ir de continuo ,-, las fieras marinas, que van nadando por cn-,, trc los tardos y Idnguidos baxelcs," -

Dos cosas debcn observarse en esta rela-cion del almirante cartagines : la dificultad del viage por las calid.idcs del mar que se des-cribe, y el espacio de tres d quatro meses què' se cmplcaban en hacerlo.' Lo primero debc te-' nersc por una c3:5geracion de las que stielcn haccr los viajantcs; porque es clerto que \o que

di-

0 ) Avieno 1 cíCïHc cl VC-T» I O ; . f^P* 4» i

3.50 S u r i E M E N T O V I U . dicc Himilcori de tanta falta de agiías y vien-tos,'ly tanta abundància de'ycrbas. y fieras ma-rinas , no :sc halla. veriíicado' ni en los marcü de Qalicia, ni en los dclnglaterra. Però debc sin embargo reflexíonarse, que estàs mentiràs no las hubicra dicho un cartagínes, ni retc-rido un cspaiiol, de un. mar. tan vccino y taa a la vista como era el de Galicia , donde era fàcil el desengaiío: solo de mare^ tan remo-tosi /ytan poco freqüentados como los de. In-glaterra é Irlanda, podia dccir tales cosas Hi-milcftn, y referirlas y crccrlas Avieno. Lo se-gundo en que debe nacerse rcflexíon es lo de los tres óiquarro meses que dice-Himilcon se necesiraban para navegar dcsde el cstrccho de Gibraltar liasta las Estrimnidcs. Serií exagera-cion tambicn esta; y lo es sin duda , atendicn-do « la falsedad de los motivos a que se atri-. bu)'e tan larga dilacíon. Però si las Estrimni­dcs hubiescn. estado en nuestro mar de Bayo-. na , Rufo Avieno , cspaiiol, hubicra conocido tan. notòria falsedad , y no la hubiera adop-tado. c Como se puede creer que im sabio de nucstra nacion , que se pone a escribir de pro-pdsiro de nuestras costas .y mares , no supie-se que para ir de Gibraltar a Galicia no se ne-cesitan quatro meses, y que en esta corta na-vegacion no se encuentran algas , ni fieras, ni marcs estancades ó inmobks? Si creyd Avie­no tales cosas del mar y del viage de las Es­trimnidcs, hubo de liabiar sin duda de islas cxtrangeras y distantes.. Propuse estàs mismas rel·lexíoncs en mi Espana fenícia ; pcro sin em­bargo 110 quedo convcncido con elias el scnor D. Miguel Pérez Quintero, Oiré lo que dicc, }•• rcspondcré.

XXXIV.

. C A S S T T E ' . R I D E S . ' 551 ; XXXIV. Mems eficàcia tiene (Así escrtbe Rc'pufsta Í en su pagina 19 y siguientes) el argumento que las reiíexio-vos hace el seiior Abaté Masdéu con el informe nesdtfQum-lie Himilcon , de que habla Avieno...: Los.quà- '""«" '' J'-tro meses que empleo Hunilcon para: tr. desde Cartago d explorar y desctibrir la sitttacion de unas islas tan ignoradas, na'vegar con tan po­ca agua por entre bestias marinas , hacer esca-las , apuntar los sucesosy-seíias-, formar mapàs de las costas, promontorios-y borràs y baxos^ dexarse ir unas 'veces d la lengua del agua\ otras córrer mas d fuera, 'veuir tambien d ticr-ra para totnar injòrmes , y pro-jcerse de biist timentos frescos , descubrir últimamente las is-i las , dar fondo, saltar en tierra , hacer stis desi cripciones, tomar la gradiíacion , y dar por fín la vuelta d Cartago casi con los mismos eniba' razos: los quatro meses, repito , no son tiempo demasiado largo para tales, tan precisas é in­dispensables diligencias que debia practicar Hi­milcon para desempenar su destino. Buena es la retòrica, mi seiior Quintero; però x\o debe emplearse con tanta prodigalidad , ni vcndcr-se tan de barato. Si amplilica'mos tan arbitia-riamente las ocupaciones de Himilcon , y las interrupciones y dificultades de su largo via­ge , podemos llegar con mucha facilidad ,. no a la suma de solos quatro meses, però aiui ú la de quatro aüqs. Advierta mi erudiro cen­sor, que los quatro meses de que habla Avie­n o , no son los que emplcd Himilcon, sinó los que él por su pròpia experiència habia co­nocido ser necesanos a qualquiera orro nave-^ante que no dcbiese ni apuntar succsos , ni formar mapas, ni visitar costas , ni podir in­formes , ni tomar graduaciones, ni perderse en

órrus

I 552 SUPIEMENTO y i l l . òtros mil objetos semejantes inventados por la retòrica de mi censor; sinó irse directamentc a Sil destino,. sín mas detcnciones que lus que

• lleva consigo un mar escàsode vientos, y cm-, baràzado de .algas. Però hableinos de "verdad (prosígue el scnor Quintero) iQiiíen serà ca-paz de dar credito ú tina relacion tan iufttn-íiada , tan .pueril, y tan llena de mentiràs} iComo • no nòsjiabremos de compadecer, 'vien-. }io d tm^eneiraí de Cartago lidiar.con los.ye-Jos, coii las /erbas iiacidas en el fondo del mar, y. con los peces del OCCMJOÏ ^Y qiiien no ha de reirse al oir tales y tan grandes desvarios y déspropósitosl Yo •liigo.por mi parte , que con solo leer- dicha relacion auri sin noticia de sii atitor, -desde luego la habria calijkado de en-gatio púnica. Son falsos los qtiatro meses , son falsas las dificultades , son Jaisos los peligros, y n,ida es cierto de qiuitto expresa la cldttsur la; y solo es verdad que se escribió para indii-cir al engana à los griegos y demas nacio/tes qu» envidiaban el comercio de L·is Cassiterides. No es menester mucho para llegar a conocer que cl cuento de Himilcon es un cucnto. Pcro ya que el ingenio de mi censor alcanzd a dcscu-brir la insubsistencia de la relacion ; i como no conocidtambicn, que si scmejante cucnto se hubiese contado del mar de Galícia, y de las islas de Bayona , nuestro gedgrafo y poeta es-paiíol hubiera conocido la mentirà, del mis-1110 modo que la conocemos nosotros; y. en lugar de adoptaria , se hubiera rcldO'de fcllar Si mi erudito advcrsario hubiese hecho esta rcr flexion , hubiera conocido por sí mismo que Avieno hubo de hablar necesariamcnte de is­las y marcs distantcs, de quiencs no tuviese

tan-

C A S S I T £ R I D E S . CSC tanto conocimiento como cl que tenia de nues-tras costas, y de quienés por csto mísmo se puso a hablar con boca agenu., porque con su propio conocimiento no podia haccrlo. gPero porque no SC hicieron cargo ni Quintero»ni Cornide. del argumento que yo propuse en la Espaiia fenícia para probar con los calculos del mismo Avieno que cste escritor, hablando de una na-•vegacion de quatro meses, no pudo hablar de la del estrecho basta Galícia? Mi argumento en compendio es cste : Avieno, como escrir tor bíen instruido en clasunto de su ubra, sa­bia que la distancia que hay en el océano en­tre Finisterre de Galícia, y el estrccho de Gi­braltar , con corta diferencia es la misma que hallamos en el medíterraneo entre el estrccho de Gibraltar y los Pirineos de Cataluiía: atqin este escritor en los versos §62 y siguientes afir­ma , que este segundo viai>c se hacia entonces en siete dias : hiego tambien cl prímero da.-de el cstrecho a Finisterre, hubo de pensar que se hiciese en im mismo espacio de tiem-po con corta diferencia: luego hablando él de ima navegacion en que creyò se empleaban no solos siete di.'s , pcro mas de ciento , aunque esto lo entendiesc: entre ida y vtielta , hubo de hablar neccsariamentc de un termino mu­cho mas' distante. iQue se sigue de aquí: Se sigue que segun los calculos y geografia de Avieno, las Estrimnides ò Cassiterides pudic-ron estar en las Sorlingas de Inglaterra, mas no en las Bayonas de Galícia.

XXXV. Continuacion del texto del poeta. Texto octa-Tode Avie-

„ Si quis dehinc „ Ab insulis Oestrimnicis lembum audeat

TOM. XVI. Yy „ Ur-

354 • SurtEME-TíTO VIII. „ l'rgírc in imdas, axe qua Lycaonis. „ Rigcscit Aethra, cespitcm Liguruni subir, „ Cassiim incolariun:: iiami ue cclranim mami, „ Crcbrhquc dudiim praeJiis vacuara siint: „ Ligurcsqiie pulsi, ut sacpe fors alíqitos agít, „ '\'cnere iniílra ( i ) , quae perhorrentes tenent „ )-leriimqiiediimos: crebcr his scrupus locis, „ Rigidaeque nipes, atqiic montiiun jninae „ Coelo inseruntur; et uigax gens hacc quidcm „ Diu inter arcra cautium ^uxit diem ,i Secreta ab undis, nam sali jnetucn? crat „ Prisciim ob periculum; post quies et otium, „ Securitate xoborante audaciam, „ Pcrsuasit, altis devchi cubilibiis, „ Atque in marinos jam locos desccndere." (2)

• • 1

Tniííuccion xastellana. • „ Si algiino dcsde las islas Estriranicas se atrc-

„ vicsc a ir adchuitc con Ja proa, hacia-don-„ de £sta Ja ninfa Ethia ycna de frio en cl „ polo (artico) dc-Licaòn, darà con Ja >'costa „ de los ligiircs, que estiivo un ticmpo Tacía „ de Üabitadores., porque Jiabiendo -sido expe-„ lidos -con las .arjnas por un exercito de cel-„ tas, se rctiraron , -como isuele ' ticcder «n se-„ mçjantes .averias , a Jas ^Ituriscubicrtas de „ horrorosa iTialcza , donde todo -son -xòcas y „ peüascos, y jnontanas espantosas ique-llcgan „ a las Jiubcs. Allí se £Stuvieron aqucllas gen-„ tes fugitJvas por mucKo tiempo entre los es-„ condnjos de las penas en distancia .del mar „ por la memòria que conservaban xJe la anti-„ gua desgracia';, hasta que con la Jargà quietud

y

l i ) Viiteaniicnre cn'Iiit;ji de W-

i U lurrjlcivti.

fi) Av!«NOi dc5Jc cl vcite i.r> t'í- 1-

C A S S I T £ R I U E S . Í555 „ y scguridad volviendo a cobrar co'rage, alian-„ donaron el retiro de las alturas, y baxaron „ de nuevo a las 'playas del mar." . ,Donde hablé,de lasCassircrides en la Es-

pana fenícia t no hice memòria de este texto. porque no me parcció nccesario para mi asun-to. Me eclia en cara estc silencio cl seiíor Pe--rez-Quinrero , porque le parcce que los versos del. poeta favorecen muclio a la situacion de las Cassiterides en Bayona, y sospccha que por csto mismo yo los haya omitido. Vcamos co­mo los traduce mi censor ^ y como apoya en cUos Sil opinion. Si a/gnno (así traduce en su pagina 22) qnisiesè Mfigir su navegacion, tor-cieitiio hdcia aquella píirte que mira al oriettte en el septetHrion, habrd de arribar-al pais en que liabitaron los Usures i^c. \ Traduccion muy mala , y muy maliciosa! £1 autor no habla ni de tòrcer, ai. de orieate. El urgere lembum no nos presenta idea de nuevo y diverso rumbo, sinó. de ir adelante con el mismo. La imagen del oriente yo no sé donde ballaria ; pues^no la pudo insmuar Avieno ni con el nombre de la helada Ethra, madre fabulosa de las siete l^lcyadcs, ni con la expresion del exe de hi' caon , que es un sindnimo poético del polo ar-tico. Però luego se. descubrinín los motivos que tu\'o mi censor para traducir el presente texto con la misma iníidelidad gramatical con que traduxo los demas. l*or el contesto (aiia-de) del mismo poeta, se- sabé que el pais de los ligures son los Piritteos, adonde precisamente ha de llegar quien salga del cabo de Touriijan , na-'vegando por la costa septentrional de Espaiia hacia las partes de oriente. He aquí descubier-to el mlsterio. He aquí el motivo porque la

Vy i na-

^$6 S u PLE MENTO VIU. íiave que en cl original prosigue sti 'vfage , y ca',nhiii hdcia el polo, en la traduccion muda rtntiL·o,}' tiierce híicia levantè. Esclaro quesu-poniendo colocadas las Estrimnides d Cassite-rides cnfre^rc de Sayona , la nave que salien-do de ellas quiere ír ú los Pirineos, dcbe tòr­cer por los cabos de TouriSan y Orregal, y lucgo por aquel mar de «eprentrion proscgui'r siemprc su curso hàcia Je^ante. Pcro conïo Avie-no no habld ni de tòrcer, ni de oriente, ni'de

'J'otirinan, ni de Pirineos, ni de cosa que por sonibra se les ascmeje, se «iguc evidentemen· re que la supuesta situacion de las Estrimni­des en Bayona es una süposicion <àlsa« y dcs-tiruida de todo fundamArto. De hccho, supon-gamos, para obcdecer al scnor Quintcro, que fina nave salga del cabo de Finisterre, y cos-teando por nuesrros mares hacia levante, vaya a tomar tierra cerca de los Pirineos en el puer-to de san Sebastian. Un «scritor espaiíol, y practico de nucstras costas, como lo era Rufo Avieno, ^ podrà dccir que aquella nave dirigió Sil rttinbo al polo artico ? j podrà decir que via-jo' d las regiones helaJas de la ttinfa Ethra? Es­tàs son ideasqiie nos llaman a Islanda^ pcro no i Vizcaya. Islanda es la region yerta y helada; esta la que pertcncce al polo urtico respecto de las Estrimnides inglesas; esta la de que los amiguos descrJbieron "las horrorosas malezas, los espantosos peüascos, ias cavernas tenebrosas. j Para que poner en Vizcaya tantos hielos, tanros desiertos , tantos horrorcs? ^Para que buscar en los Pirineos de Espaiía los fabulosos o verdaderos ligures del rigidísimo septentrion ? Lo mas chistoso es,-que d scfior PcrcE Quin-rero , d<;spiies de habcr desfiguració tan prodí-

CÀss lTERIl íESi ' 357 ^ios2»icnte el textO/de Avieno-para haçcrlo bà-» blar (aunque no qulerà} de las Estrimnides gst-llegas , m'é' insiilta'tomó^veiicedor j-^còn''tó-. tas palabras'de trionfo:'^^<ï pttes otro tantóel seüor D. Jtían Masdéu ehjirvar de'lais-Soriin-gas. Es cierto que otro tantoiiodiré como di-xo mi censor; porque siendo vefdadera, y bien fundada mi' qpinioii, no necesito de deíendier-la coti'autdrídadcs perVvrtidas y'desíjgura/das^

XXJCVI.' Hè dadosàtisfaccionalsenórQúín- Tcxtoiliii-tero, haciendome cari»ió'de los vei<sos de*'Riu- "'" J=·.'n's· ío, de que acabo de hablar.- La dàré ahora ai ""* *'"'°' senor Cornide, copiahdo los qüc se siguen, que campoco eran nei:esarips. ' - J-'T

„ Post illa rnrsus, quae súper fati sumiisi," „ Magnus patescit aequorís fiisi sinus „ Opnkisam ad usque. RursUm ad "iiujus littore „ Internum ad acquor^^ua mare insinuaré se ,vDixi^nte terris,quodquieSardum nunciípant, „'Septem dierum ténditur redituvia.' „ O^hiusa porro tanta panditur Jatus, i.Quantam jacere Pclopis audis insulatn „ Grajorum in agro^ haec dicta primo Oestrim-

•riica; ' ' „ Locos et arva Oestrimnicis habitantibus r „Post muita scrpcns èfRigflvit incolas-, „ Vacuamqóe glebam hominis iecit sui. „ Procedit inde in gurgitem veneris jugum

&c." ( I ) Traduccion. ' ' '.'"''

,,Despues de las rierras (Estrimnicas) de „ que mas arriba he hahlado., se extiende un

Cl) 'Avicno>.4e«<<c'(t'vers* uti fa;, 4.<7 s. «i'ran

I

I 3^8 S U Ert: Ç;M E N T p y H I . ,»,gran!S<yiflílfef«W*í>.mar .(.Uç aquí otra pruc-i,.bardc.lp.,quei<ii.xe,,gntes,.acerça deia iniicha „ píi^cion 7;Qn.qu<5í^eíe i.Usar; Jlujp; A vieno. ,'.sd<ftla.p^a!>/a<.#|f/í*>4asfal»s;çpstas^©,Qphiu-„..s3»;,:Par*\vpIv r:_4es<<ç fjsta/.al'. Iug;ar, o'Vestre-„.çhp:<ïn que, se insinua,,cpino dixe anti», ei ,, mar internpo.mediterranep, que.llaman Sar-*ii49ír. se, iie;:^.íuj;si^tfi ,dj|v$,.ae, ilflvegaçion. .. .Qphiwsa tiejic jtíJitO/díj'^exícnsiPn;,,gpnïp la ,^ís\i)dfi,j?.cíf>pfi .eatiai.ccgipn, dejlo?! gi:l<ïgos.

' „.AntiguaiTientc se 41arno £strininiça ,: porquc „ los- estrimnios la. íiabitiib^in;. pcro habiendo-,, la. estos desamparado por las niuçhas sierpes „ que se criaban cn;pl|a,)L·i,tierra,ví)cjajdç ho.in-„ brcs adquiriò la denominacíon de las sierpes. „ Sigugse.,|d^spu!eS;.e|l.prompntprip de. Venus, „ qué se entra en la mar ,&ic."

., jFlorian, cíe Oç^n^po •'citado por Cornide, sospeçho,:que la antigua -Qphiusa del. océano,. distanjc-dçj la "del;.m.çflíterjrartep,, f iesçn.una dç las Annilas; ,y el,sçnoç:(Çornidp juzga haber-la cncontradp' cii una. península,de la costa de Setubal. No concuerda pinguna de esrus dos opiniont» con los siete cíias que se empleaban ordinariamentc para navegar desdc Ophiiisa al cstrechode^Gibraltar; pues .scgunlos calculos que muchas.veces npsfipresenta.Ayieiio en su obra, la distancia de Setubal es menor, y la de las Antillas mucho niayor. Yo creo que en la rclacion hay niucho de labula , inycntada sin duda por el cartagines Himilco'n', de quien la tomaria nuestro poeta. Peto sea tabula o' ver-dad , el indagar aquí là.situacion de Opliiusa de nada sirve para nuestro asunto; pues .no insinuando Àvieno ninguna reíàcion geogràfi­ca entre esta isla y las del estano,.no podria

apro-

aprovechar este trabajo ni àlas islas dé Bàjí)-na, ni a las íorltngas.iEsW'erdad que Ocafti-P**;^?- fl"»l»'««'/''í Estrímnidàs.:. .fueràti asi·iíichas ;> por^ue Jos :espàíi6lí's'^eéims<d^^u Ophiitsaoccidemal.nombradosèàrittinhí·,^^^^^^ dola^ermaron,pasaronm estàs isíasde la tra-mont^nai Es ve'rdadctjue tartibién tí'R Maria-"^ •Vè*' * ' í " " '•**^*'' '• afirAando ique /a/ istas^Itstrmmdes síllamarori ^eí^ahtmtffmèh'^ *f\ porqueloj mor adores de la isla EstrimW hmaos de :alR. a causa dè los^-ih-pièiiiès '^fiitie rottMT^isidenda.en a^uell(fs /Í/.M. Pcro jb ciérv to es., que «íos dos insignes escritòr» se eóiií.

...««.. yvOjJhíusüvy no-se :naiia insiíiuadaxn los ' versos .de Avieno. Aeíiere el-pocta^jqtie.los «strimnios.lathabitaron ; y.des--pues por .las sierj>esJa.dcsamj|?a'raron.: pero'no tlice.·que:.estcimhips'!efan./i.niújde<dondé·'sjlic-rón.dntés ,:ni .-adonde-sefueron-dcspaesr.' Avie-; jio'did'.el nombre general de 'Eitfímnico à'To-^ do el-mar septentrional .desde.el .cabo .de Fi-nktcrre hacia .arriba :^y diciendo que la isla Ophiusa'i(que Idebia'estar situada .en'>occfden-' té;, d siete i)oi'nadas>.del:estrccho}'Se'llarad·.an·i tiguàmehte JEstritntiiài por haberi -sidafes/rím- • ff/oy siis Jiabitadores,'no nos vino-ií dedr.'otra cosa, sinó .que los .primeros gue la Aabiraron eran pucblos;.del septentrion,* idea sobrado ge­nèrica para nuestro tasunto pàrticdlar.1 Sigiiosc puesi.que.«ste'.texto no iios da mtdva& litcc»,' y que .atcndicndonos .d .las^quc' nos (hà::<íàdb antès:.ampJísimamcnte' el mismo escriror , de-bcmos sin;ia: menor duda coiocar las Estrihïni-des dCassiteridcs en Jas Sorlingaside'IrgiliUcrra.-

' XXXVIII.

Respucsta í otras raílí-xiones do CorniJe.

360. S u U l í E M E N T O . V I I I . , XXXVII. Habiendo ya hccho; una *xScta

an^tpmía de todos los tcstimonios. de la anti-2Üc,<^d. rc.rat.lvQii a - las Cassiteúdesj, no me (}!ucdi'ptra.,çosa:p4i:a\entei:a'cumplimiento de. este.tratadiçtti sinó. responder à.'todas ias dcmas reflexiones de.mis dos eruditos adversarios. Se-. gMirç'prjmçi'Oiloü pasos dcD; Joseph Gornide, y,lu^Ojlos^derD|,.Miguel-Perez Quíntèrò, ob-scÇ'y:aR4<ïi'eívorden\ de-.sus dos respcctlvas'.diser-ta.cipue . .:\. -.ÀÀ 'N M. • i-t -.ii,- I." \\. • ••

Rclluxlon ••XXXVIÍI;;-. <iorn·ide pagi ^i P.livio afirma priíiiera. qug elprimerò qúf llevo el estam de.las Cas-

siteriJes d JalGrecia„./ité un tal MiJacrito, liel qualjio,}ti0s (iic/..ii!L·'tièlnffo..ehí quejtc^a mn'iilo; yya.títf.qtie.jl·Ml·Jp: JBpfbttrtil·.qiüepe Jtacer d:este u4:vygatttA^a^OíJ»i.s^ó'iqHe.>HércuTes\llàma'íio>Mi'· lt'çar.to:i·2Sv!o..apó/A sü< ophiion .eri una hitoletita etimolop*^ que.pr'ettnde^saeàr.^ixomb otras i de SH.h'ngm-fenicia:\'.úL·:·Aj ..! ÍX; : • . i ' /

Respiiesta. Dcljon advefctíiti a núsjlcctbres' ,'que> este- ar­ticulo. puede%babersc'í escútootontra, Bochard, masi-no.contra:VmL Leanse los números .16 y 29 de' mi £spana fenícia , y los de la Espiwa fabulosa, donde hablo-de Hercules; y se vera quanta diCerencia hay cntcà^mis. ascrcioncs y las del etimológista iranccs;'^^lidacrito.^Mch-' cartó, y.iHercules en el sistema, de .Bochard son una persona sola; en el mio són diferen-tcs , la primera vcrdadera , y las otras dos fa-bulosas. Bochard pone a Midacrito.:por coeta-nco de los fenicius, que tomaron asie,nto en la isla' de Cadiz: yo lo supongo mas.antiguo. Midàcritò en opinion de Bochart es un rcy ó xele de los tirios ,' conocido con el nombre de Hèrcules: yo digo que no fué xcfc, ni rcy, slno un simple tnercaaer, d qiiicn iio convic-

nc

Rcflexíon scguuJj.

Ç ' A S S I T E R I D E S . 361 nei.el nònibre de Hercules quò le diero'n las fí-bulas , porqu£..deiiendo que«este nombre no significa un mercader , sinó un héroe esforza-do y valiente, cèlebre por sus hazaiías. Dixe en suma, que cl viage de Hercules d Hspaiia es una fabula, y ^^ ^ ^ Mercader Midacrito un articulo de historia. • XXXIX. • Cornidc pag. 88 y 8^. Los claros

testimonios que nos dexaron los eruditos cscri-tores (Mohedanos) que van citados ,110 fueron hastantes para convèncer al moderno é ilustra-do autor ae la historia crítica de Espaüa Però la autoridad de este moderno critico la con­trapesa vnty bien la delsabio continuada}' deFlo-rez en sii Vasconia.

Yd reipcto sumamente la autoridad de los Rcspuesta. PP, Mohedanos, y la del P. Risco, y no hago ningun aprecio de la mia, porque no creo tc-nci'la : però tratandosc de un punto de liistoria y geografia antigua, dcbo "preferir el testimo­nio de los antiguo* al de todos los modernos. Aüadase que la autoridad de un jcélebíe escri-tor no es la misma en todas las matcrias: la tiene cada uno en su asunto principal, pcro no en lo que escribe de paso., y sin particu­lar estudio. £1 continuador de Florcz trato' de las Cassiterides incidcntemente, como él mis-mo lo insinila; y por esto. mismo me persua- " do que si emplease su talenro en examinar el punto con renexion , no miraria la opinion ac Camdcno con el desprecio con que la- miro. Dixocl P.Risco, que los ligures de que habló Rufo Avieno son los de la Vasconia; y que los artabros, ó celticos, d estrimnios, de quie-nes las islas tomaron el nombre de Estrimni-des , eran pueblos de Galicia. Esto dixo en

To:sí. XVI. Zz subs*

362 SüPtEMENTO VIII. substància «y nada mas; y luego anadid còmo por conseqiienciz i que''es itttíubitable que la situacion de las·islas del estano era muy cer-cana al promontório y regionde' los artabros.. ...; y que sin embargo de ser dificil la rediic-cion que debe hacerse de ellas, puede afirmar-se con 'certsz.a con los mejores geógrafos de ia^

' antigüedad , que no estwvieron lejos del pro­montório dicho, y por cftnsiguiente que la opi-nion de Camdeno , autor' ingles, que Ids iden­tifica con las Sorlingas, no merece el aplauso con que ha sido recibido de algunos modernos. Qualquiera ve por esta relacion , que el P. Risco no quiso derencrse en examinaria ma­tèria , pues asentò dos fundamentos, que no tiencn (como queda probado} la s^idcz ne-ccsaria para desacreditar la opinion del inelcs, y honrar à la de los contrarios con el. titulo de indubitable y- cierta.

Rcflexlon XL. Cornide pag. 102 y 103. Pascmos à 'vcr en que se funda Camdeno , que es el prin­cipal pdtrono ^de la opinion que pretendo com­bat ir— Este juicioso escritor de las antigiieda-des britdnicas dice al hablar de las Sorlin­gas, que Solino Iqs conoció con el nombre de Si-tures, Antonino con el de Sigdelis, y Sulpicio Se'vero con el de Sillinas.

Aunque fuese rodo falso lo que pretende aquí el escritor ingles, nada resultaria contra la situacion britànica de las Cassiterides ; pues el objeto dé nuestras indagaciones no son las Sillinas de Sulj3Ício, ni las Sigdeles de Anto­nino , ni las Silures de Solino , sinó las islas indicadas por Herodoto v Possidonio , Dtodo-ro, Estrabon , Plinio, Mela , Tolomeo , y por otros escritorcs antigüos con el respeta indi-

vi-

tcr:cca.

Kespiiesta,

C A S S T T E R I D E S . 363 vidual de Cassiterides, o tierr'as de estano. £s cierto que los antigues Ilamaron Siluras d 5///-nas a las Sorlingas : però convengales d no es­ta denominacionantieua, importa pocopara niicstro caso: lo que importa es que les con-venga el nombre de Cassiterides, como se fia demostradò convcnirles. £1 primer objeto era digno Y propio de Camdeno, que no escri-bia unicamente y en particular sobre nuestro asunto, sinó en general sobre las antigüedu-des britanicas; però para nosotros es objeto me* nos propío y casi importuno, qiie no mcrcce tanta consideracion como juzgd mi adversario. Por este motivo én mi ilustracion sobreJas Cas-

.siterides nò nombre a los antigüos silures,úno para honrarà mi.nacion con una reflexion eti­mològica de Samuel Bochard, con la qual se confirma lo que dixo Cornelio Tacito acerca de la scmejanza que habia entre los'silures de In-glaterra y los iberos de nuestra península. Di­ce el etimologista francès, que silures y brac-^ catos son dos nombres sindnimos, que tuvie-ron origen en Espana; y que como en tiem- ^ po de los romanos se comunicd el de bracca- ' tos a los inglescs, y aun a muchos franceses, porquc usaban de un mismo genero de vesti-do; así tambien el de silures pasd mas anti-guamente d las Sorlingas con nuestros merca­deres gaditanos que las freqüentaban. Este es el unico motivo porque nombre a los silures; y aun aüadí, que semejante etimologia no pu-diera servir de prueba , si estuviese destituïda de otros fundamentos, però que habiendo demos­trada con sólidas razones, que los fenicios de "Espana navegabàn à Inglaterra , aprovec/ia sin duda para corroborar mi opinion. Però exS-

Z.Z 2 mi-

•.§64 SüPXEMENTO VIII. minemòs sin embargo todos los reparos del se-nor Cornide contra el escritor ingles, por mas que sean importunos -y superíluos. <'

Rcflexíon XLL ' Cornideipagi'iop y iiov Solinohabla quaru. SOIQ de utta ísla Silura··'vecina d la costa de In-

glaterra, de la que se hallaba separada por un tempestuosa estreclio, y cuyos hàbit adores en- su tiempo tenianlas costwnbres^ queixal referir su autoridad copia Camdeno: Coifvenga en que las dos primer as circunstancias- se • pitedan, aplicar <í las Sorliv.gas; pues no hay duda en su vecin-dad a la costa de Cormi·valles, ni que el estre-cito , que las separa de ellas , es por su situa-cion de Jo mas tempestuosa; y la di/icultad, que puede ocurrir, de que Solina la hubiese conocido por unà sola isla, se salta, cou la verosimil con-, jetura de que las ciento y qitareuta y citico isle-tas y peítascos en que hoy se hallan ditididas las Sorlingas, no fueron siuo un solp cautinen-te, de que liay bastant es seiias , como explica el doctor Borlase, que ultimamente las fta reco-nocido: però esta misma cirçunstancia , que se

^ conforma con la relacion de Solino , es un terri­ble argumento contra ÒU identidad con las Cas-siterides , pues estàs eran diez , _;• muy separa-das entre sí. •

Rsspucstn. La Siliira y la gran Brérana estaban veci-

nas; y las Sorlingas élnglaterra disran entre sí iinas ocho leguas y no mas. Mediaba entre aqucllas im estrecho, y un cstreclio media en­tre estàs. El mar que separaba aqucllas era tem-pestuoso; y tcmpestuoso es el mar que separà es­tàs. Los siiüres cambiaban sus generós sin di-nero, y se gloriíban de ser adivinos; y los is-Icnos de las Sorlingas tienen la misma costum-brc , y la misma vànldad. ^ Podrà dudarse dcs-

pues

•'CASST·fE'ltTbES. ' ^(í< puesde esto, que Solino habld de las'Sorlin­gas? No puedq dudarse^porf ^jierto ;'->y. no lò duda rhi. emditoi-censori 1 Però crèparaj ttiié iSé^ lino'habla de'-mia: isla'-solà,'.y 'làs!:Cafs|jté»iaèÍ erandiez; y^iemejahtevreparJllünle bljsei^pa'ra pensar que hapropircstòun W^umento terrible contra el escritor de las antiguedades britani-icas."- Si estc sabio viviesc',! so-reírià del'argu­mento deí·n(írhcroíHftó»V:ontrb'íehn·tí'rhtírò''</&z como: sè-^rití >dèl far^umfento 'deAnÚtnérò Hie^ contra'el riilmero ciento •quarentà ;>'" Wwtíi^'Es cosa cfàra y cvidente, qué la Siltira ma^vt-de «ser parte de las diez, Cassiterides'iy·lis Cas-iiteriiies- diíz, ^ipnedcn ser-s^parte dé Was V/VwY© quaretka yycinco Sorlingas}', y\ con sola cstaVe-flexion, que es bien fàcil ymanifitista'/pier-. de el argumento terrible toda su terribilidad. No todas las Sorlingas (como 'dixe' àntcS) sèm llamaron al principio Cassiterides; sinó solo las diez que producian'estàno ••asimismo pudo-al principio'llamarsc 5//Hrrt una-^sóla de las Sorlingas, doride estuviese la factoria , o la ca- xa del comercio de nuestros silutes ga(Jitanos. Como el nombre de las diez Casíiterides sé liizo despucs mas gcnerico; así el nombre par­ticular deJa isla iVVi/m.pudo pasar d serio de todas las Sorlingas; Tenemòs exemplò de esto-en las islas Canarías; pues la Canària és una sola , y damos él mismo nombre a todas las demas. Es ocioso el alcgar el testimonio del doctor Borlase: pues diga este viajadórïo oúe quiera; las Sorhngas ahora son íslàs en pltiràl y segun los testimoníos dè los antigiíos 'qiiè dcbiaiT saberlo mas que Borlase, eran isías en plural aun antiguamente. Lo que aüade el se-Hor Cornide; que las Cassiterides' (al contra­

rio

3i66 Sü.PL«MENTO VIII. rio;(Je'4as.Sorlingas}'estaban mtty separadas en­tre,sí, es unjrerrofde-latini; pues-el/</.r^ ^ T cm/^i:;dc;. Ruro Aviènoi.nouquiere decir esto, ççino y:a :.qué(là expiicadQ;;: y Estràbon nós de-x<l|;«scçito^on![térmíhQs bien claros-, que es-> iabàn entre sí muj> rvecinat, como lo estan aun ahora. . >

Reflexíon XLIL.j Comidc pag. nj. Ano apelar dtal quinta. quqijemfjan^^dehnombre.v.noisé en;que sefun-

Za.Çattí^em para xontraeç dilas '.Sorlingas el tiqmèire^de Sigdeles i- con que en elitiiiérario de Antonino se senala una de las islas qíte pone en, tos, inar.es que median entre h'Franciay la Inglaferra i y aun quando esto- se le qiüera ad' iil'ttr.i, Antonino. tampoco.'dke seamasde una, y esto repugna d las .Cassiterides. Màs.bienme inclinaria yo d que peftenezca d esta isla el

^tombre de Lisia , que igualmente se halla en el itinerario·, y queden el codice re^io se nombra Silia,.trasmutadas las.letras, o acaso conserr vadas., çflino debenwleerse : però tainpoco este nombre itos saca de la dtfícultad, pues de am-bos modos là pone en singular el itinerario.

Kfspuesta. Haya hablado Antonino de las Sorlingas ó no; hayalas llamado con' el nombre de Sigde-les, ò con el de Lisia ,6 con el de Silia, Ó con ninguno. de cUos, para mi todò es uno; pues nada de esto' se opone a 4o que he de-rendido acerca de las Cassiterides. Lo que digo es que el,argumento nuniérico de singular y plu­ral serà bueno para qüestiones aritméticas y gra-maticaleS', pnas no parà. la presente qüestion gcografíca. Me remito a lo què acabo de decir en el número antecedente. • *..

Rl·llt·xton XLIII. Cornide pag. 112. JEí cierto que sexta. Sulpicio Severo.alxejerir èl destierrsi.dedos seck

. ta-

1 ' C A S S I T E R I D E S . " '^'Sy tarios de PrisciUano, mandado por el empera­dor Mdxhno , nombra las islas eit plural ,• lla^ mdndolas Sillinas.iperoiicomo'no.'deterntinàel t. n '• "-número', nos quedamos confia misma duda. U/ Í • -'"

£uena es esta por ciertoi £ s dudoso el tèx- Rtspuesta. to de Solino , poVque habld. en número singu-. lar: es dudoso el de Antonino, porque no. se sabC' en 'que- número habld : ésududosò-el de Sulpicio Severò, .porque se explico èq' núme­ro plural. jPues en que número, se ha de ha-blar para hablar de las Sorlingas r Si el senor Cornide qiiiere atenerse a .solus los escritores. que hayan dicho su número detcrminado , n i mas nimenos, es muy fàcil que en-su-cúcn- •' ta de autores, se halle con un cero; pues quiza no habra uno que las haya contado todas con exSctitud y menudcncia.

XLIV. Cornide pag. 113. Si admitimos la Reflexíon correccion que hnce Cqmdeno de Sirià en Silia,: Í'P^'"^"^-al hablar de la isla adonde fué. desterràdo poír' el emperador Marciana el oiro entusiasta que se' habia metido d profeta inspirado de los dioses, • veremos que en el siglo quarto continuaba elgru-po de las Sorlingas en no rèputarse mas que por una isla sola. . -' Ya dixe antes que lo de las Sorlingas reduci- X ci pucstï.

das d una isla sola ,'es.un sueüo del doctor £or-lase, y que el reparillo de la tinidad negati'va contra la pliiralidad positiva es argumento pue­ril. No nay tampoco^ para. que Teirse de-Ia transformacion de Sirià en Silia;.porque no fué solo Camdeno que^la adopto;'sinó <tani-i bien òtros escritores igualmente sabiós ,' y no laadoptaron deligero, sinó con alguna razon; pues como la geografia no conocc^isra que se llame Sirià, es^nniy natural.(dicen cstds au-'

to-

§68 Su.PLEMENTO VIII. tores}.que algun copista.ncgligente.ha.ya cs-crhoisIa.SiriaenïugatdeislaSilia.

Reflcxíon \·.XLVí. Comide pag.. 115. Ya. s^ conoce de octava Camdeno, que la autoridad de- Plhtio no le sa'

tisfacia de modo algtmo; / « « dice no se atre-fve d entender por islas Cassitèrides la que aquel historiador, llama Mictim', de la qual asegura-b.à con la atttoridad de Timeo,. se traià et esta-m d Inglaterfa en barquillas de cuero j jf dice bien, pues Plinio ya se burla en otra parte de esta espècie, que trata de fabulosa, y con razon, pues al obest precisamente de Inglaterra no hay isla.que diste seis dias de navegació». ..

Respuesta. 1. Muchas equívocaciones padcce en este ar­ticulo el seüor Cornide. Dice lo primcro, que se conoce de Camdeno que la autoridad de Pli­nio no le satisfacia de modo alguno. Esta idea es falsa y sobrado general; pues el escritor in-

• gles'cita. otras veces con «entera satisfaccion a Cayo Plinio, y d su compendiador Solino, que es íp misnroj'y quando lo nombra por el asun-

. to de Mictis, no sospccha de la veracidad de Plinio, sinó de la íidelidad de sus copistas. No duda Canidcno de que en el mar britànico, d distancia de scis dias de Inglaterra, haya una. isla llamada Mictis que produce estaüo, como lo afirma Plinio con cl testimonio de Timeo: lo que pone en duda es que por Mictis se ha­ya de leer Mitteris'.y por Mittcris Cassiteris, conio Icyd Hermolao fiarbaro; pues no le pa-rece, que segun Ja descripcion de Plinio pue-da cpnfundirse esta isla con ninguna de las Cassitèrides. ^Dondé esta aquí la falta de sa­tisfaccion que supone mi erudito censor en Cam­deno respecto de la autoridad de Plinio'? Dice Cornide en segundo lugar, que Plinio asegu-.

ra-

CASSITERTDESÍ 369 rdba con la autoridad de Timeo, què de Mictis' se traia el estaízo d Inglaterra en barquillas de cuero. £ s eqiiivocacion tambien esta. Plinio en el capitulo diez y seis del libro quarto dice asi: Timaeus Itistoricüs à Britannia, introrsns, sex dierum navigatione abesse dicit insulam Mictim, in qua candidum phimbum proveniat; ad eam brifannos •vitilibus navigiis corio cir-cumsufis.navi^are. En^iCastelhno .• El histò­rica Timeo. refiere, que d distancia de. seis dias de Inglaterra, en et mar de adentro, hay una isla llamada Mictis que produce estam ,y d la qual navegan los ingleses con sus bat eles de mimbres afor'rados de cuero. Aquí se. cuenta que.los ingleses naveçaban d Mictis; però no se dice d que iban, m que el estaüo de dichx isla pasasc d Inglaterra, en dondc por cierto no lo necesitaban. Este texto mas bien puede servir para confirmar la reflexíon que yo hice-en otro lugar: que cl uso de-los \bateles de cuero en las navegacioncs.de niar no era pro- pio de los espanoles, sinó de los ingleses; y que por consiguiente las Cassitèrides , cuyos isleiíos usaban del mismo genero de barcas, de-bian ser de Inglaterra y no de Espaiía. Supone^ Cornide en tercer lugar, que la isla Mictis de que hablan Pünió y Xmieo, estaba precisamen-. to al obest de Inglaterra. He aquí otra equi-. vocacion de mi censor. Plinio'dice que csta-ba introrsus, d hdcia dentro, que es decir ha-da las costas d de Francia, d de Dúiamarca; dòs mares que no estan ningüno de ellos al obest d partien te de Inglaterra , pues cl prime-. ro esta d.mediodia , y el segundo d levante. Quien observe despues , qiie entre Inglaterra y Francia: na hay mar bastante para seis dias

TOM. XVI. Aaa de

^fo SUPLEMENTO VIII. He'viàgò, entendera, desde. luego que Plinio habld .precisamente del mar de Dinamarca ò Norvegia, que. naiestatpor-cierto al ol·est de la. gran Bretanai-siíio 'al . í í íy nordest. Quien pa-se aun mas' adelante'a írefle'xíonar, quedarà to- • davia mas seguro de lo que acabo de decir,. pues Plinio.anàde.inmediamente.que ademas de la-isla Miçtis ,··«o'«^^<í» algiitios escritores las deEscandia.i\\Dmtna,'y. Bergosr,j'.la,mar }'or de' todds denominada- Nerigon , ydesdé. -don-. de se nàniígA^à Thiile , y desde. Thide en un solo dia de viagese llega al niar helado. He aquí el texto: Sunt et qui àlias jfrodant, Scan-diam\:i> Dumnam , Bergos, maximamque -iom-nimm Nerjgon ,ex].qua in TJmlen navigatur'; d Tlittlè. tinius".diei navigatione mare concretum. ^Donde>se halla .en todo este texto una sola idea de poniente? .Pcro aun noparan aquí las cquivocacipnes>jdel seüor Cornide. .Dice. este sabioi-qúe P///i/o;';íí burla en otra parte de~ « -ta espècie de Timeo.',yA'ld trata de fabulosa. èQual'cis el lugar en que se burla l·linio de esta espècie? No puedè ser otro sinó el del capitulo diez jseis del libro treintay quatro,-dondc dice asi: Plumbum candidum, à graecis appellatum cassiteron yfabtdose. narratur ,in in-sulas Atlofítici maris•petiy'vitilibusque navigiis circumsutis. corio adniehi. En castcllano: Esfd-bida que el.plomo blanco, llamado por losg'rie-gos cassiteron, sejaque de unas islas del mar atlàntica, y se nos iraiga. en bateles • de mim-bres cubiertos de .cuero. j Que tiene. que ver la isla Mictis de los mares die Dinamarca con las del mar atlantico de Àfrica? Esto es casi lo mismò que saltar de un polo al otro. No sé cntender como D. Joscph Coroidc en un ar-

ú-

C A S S I T E R I D E S . ^yt ticulillo de muy pocas lineas pudo cacr en tan-; tasy tan grandes'cquivocaciortcs. ; Así nos suc-' lè- sucçdcra '.los; hombrcsc^uando nós -cegamos; y obstinariíos eni'únaíopinion ;iy-querethos de todos modos tiaccrla parecer verdadera! •'• '-

XL'VI. Cornide pag;• 116. Qúando hubiese • Refleitoii éilgwias islas-id laf quales efectivamente se pu- nue»e. diesè ^aplicar la'espècie'ide!.Timeo'·;>:d•mihgunai· convendria inejór' qiiei-d lasi·de:la<'costa'de iGa'^ licià t^èn'íaí·quales'·cohcurren'las^circurisiànciàs' de prodiicir estaiio; úsar·de"^barqidllasde;ctie·' ro,y distar ~seis'dias de- havegacion de las cos-tas britdniças.'^ ••-•> •' ...A-;-1 •. i;.. :>•, ,.iu,f.i· :\ - j'Còmollego accgarse tanto ihi eruditbireni Respuesti. sor? Confiesa en otra\partci(como se-Ha yisttt mas arriba) que hasta ahora en ías islas dé ÍGali- ' ciajamas se na descubierto ni hallado ninguna mina dò estaiio; y ahoranos asegura.como co­sa .en qucnò :caDe·'duda7>quc'·j'/;w de las •dir' aínstanèias queiconcutten 'en'èllas-'es la'dépfo· ducir este vietah'Üfoi eníeiíah los cscrlrorcs an* tiguos (coniodixe·àntesfjy queda•probadó en mi > historia) que él uso de iàsbarquillas de cuero en el mar- efa' propiò de Itís in^lescs ,• uso que conset-vabah todavia'·en ;el siglo dcíri-mo ·,christiaho',·coniO"lò -prucba histdricànïen-re eanidenoj'y afirma; sin; cmbàrgò -'mi sabio censor con là rnayor frescura·"iJ què' òjfrrt cir-eunstamia de las que colfviénen'a' las islas de Galícia es el 'Uso- dé, las barqkillas 'de-'àíerói Timeoy Plinio-hablan-de; uria-ísla's&pttíntrib-. naí' pnesíaén 'Èl?mar de pinarnarüí-àl lèVan-te d& Inglatcrfa'i y'Còrnidb' prfetenÜe qüe Ha-" yan habladò de las islas de Bayona , qiic'cn lugar de ser síptentrionales sòn' óccidentalos, en' lugar •de'·pprténecer· al - mkr- de • DiiiàriijrlM

Aaa i per-

. Aellcxíon idiez. .

K<«pucsta.

572 SUPLEMENTO VIII. pertenecen al de Espana, en lugar de estar sitiiadas al levante de Inglaterra, estan al po-niente. de Galícia; Me. pafece increïble'que cl seiior Cormde.haya èscrlto lorqueleo en su l i b r o . ! .• '• .:- . • . .

XLVII. Cornide pag. 122. El que las Sor-Imgas.hubiesen servida de presidia a varios mal-hechores'.'ó'.críminós'os.èn'·el baxò Imperiós..., de^fiittgim Modo compfuebà. élque etí tiempo «Iguntí' fiubièsen tenido el nombre.. (dc' Gassite-ride») que se pretende. No prueba mas la con­quista de las mismas.islas hec/ta por el rey Ath-iestano , de cuya relació» solo se infiere, que qua»do':ïas\rèduxoa su obediettcia-eranyacono' eidàs con el nombre de Sillinas.^ j ? i

Este articulo, y otros scniejahtcs de la di-sertacíon del seiior Cornide son cntcramentc superfluos, y parece no tienen otro ün sine «oIo el,de fingirj.enemigo donde no lo hav, y proponer dificultades ridículas para ridiculizar al adversario. ,-El escritor ingles es verdadque habla de los malhechores desterrados antigua-incntc d las Sorlingas, y de la conquista que hízo de estàs islas el rey Athlestano; però no soüd j'amas en producir semejantes noticias pa* ra probar: que las Sorlingas. son- las antigiias Cassiterides; ni las produxo- qúàndo trataba de este asunto, sinó despues de haberlo entera-mcnte evacuado. Habiendo ya dicho sobre la qüestion todo lo que le pareció conveniente, paso a ,otra ,co&\;y para .que. todos viesen que pasaba ,'!Coin£;nzo su niieva.tratado por estàs palabras: Sedad Silli: Però entremos ya en la historia de Silli, ó de las Sillinas: v en esta historia es donde da las noticias arriba dichas, sin volver à decir ni una sola palabra accrca

de

C A S S I T E R I D E S . 573 de la qüestionide las Cassiterides. ^Para que representar pues contra la disputada opinion de Camdenb dificultades y objetos que uo tie­nen rclacíon con ella? • XLVIII. Cornide pag. 47 y 123. Desde el Rertexíon sigla quarto no sevuelve a hacer mencion de <>»'=•• las Cassiterides can este nombre hasta el siglo doce, en que los menciona la division de obiS' pados que llaman de Vatnba, fabricada proba-blemente en este tiempo de la qual solo me valgo para probar que en dicho siglo continua-ba la opinion de que estàs islas estaban en la costa de Galicia.... El sabia Florez^en su to­mo quarto demuestra , que la divisiòti atribuï­da d Vambafué obra del obispo D. Pelayo de Oviedo, y formada antes del ana de mil ciento quarenta y dos. La mencion"^jjfgy estàs islas no se halla en el exemplar de qtie se sirvió Flo-rez, pera si en el Itacio de que usó Morales, en el qual al hablar de la iglesia de Oporta di-ee : =s Tenga de Albia hasta Losola, y de 01-mos d las Cassiterides. ss

Un papel conocido de todos por apdcrifo: Reípiïesta. un papel que lleva el nombre de un rey del siglo scptimo, y se escribid la primera vez muchos siglos mas tarde :.un papel que se com-puso en tíempos barbaros y baxos, que no pueden hacer fe en puntos de crítica y erudi-cion: un papel que nombra una palabra soli­tària , sin que scpamos de cierto que quiso de-cir con ella: un papel que aun no sabemos si nombrd la tal palabra , pues en imas copias te expresa y en otras no: un papel que nom­bra tal vez las Cassiterides, però sin decir en donde estan : un papel que las atribuye ;í un obispado de Galícia, no ea lo material y gco-

gra-

I

Re/Icxíon duce.

Respucàta.

374 Supi-EMENTo y i i r . graflco, sinó solo en lo espiritíial: este es el papcl que cita Gornide; y lo cita para testi­monio de lo qiie-el papel no dice. Muyrniala^ causa tiene mi adversario.v- ; • ••

XLIX. Cornide pag. 141. Me parece bas­ta lo expiesto para que se reconozca que no to-dos los extrangeros han deferido enteramente al mucho coticepto que se inerece la autoridad de Camdeno.,.y'delòs sàbios que le siguen;y atia-do que Baudrand y Cluverio estati por la de tos juiciosos Ocampo y Mariana i y' convienen con la de los modernos,Florez., Risco, Argote, Sar-iniento , yJOainpomdnes ; en competència de los qual es no creo merezca consideracion la de los eruditos Velazquez y Masdéu , que.llevades del concep to en que se lialla la de Camdeno, Bochart y Me llot, se déifffran por las Sorlingas.

Ycrra mi cruldito censor en lo substancial de la qüestion.. Ocampo, Morales y Mariana son cscritores juiciosos, nada menos que Cam­deno. Ciuvèrio, Argote y Sarmiento son va-> rones doctísimos que no deben posponerse a Bochart. Florez , Campomanes y Risco son lireratos de primer ordcn , nada inferiores a Mcllor. Però la qüestion de que se trata no es acerca. de la autoridad de estos hombrcs grandes. No se pretende indagar lo que estos han Juzgado acerca de la situacion de las Cas-sircrides: se pretende averiguar y saber lo que han dicho los antiguos. Yo he exàminado los ttíxtos de Homero, Herodoto, AristoteleSj.Dio-doro Sículd, Possidonio,, Estrabon, Pomponio Mela , Pliriio , Solino , Dionisio Alcxandrino, Prisciano, y Rufo Avieno. Resulta de este ex'i-nicn, que Camdeno , Bochart y McUot se con-iònnurun con cl julclo de los antiguos, y que

los

CASSITERIDES. 2I7S los otros nueve sabios arriba dichos no se con-formaron con él. He aquí el unico motivo por-que yo me acompaiío con los tres, y no con los nueve. Si estos hubiesen dicho lo que \os primeros, y los primeros' lo que estos, yo tro­taria de compaiieros con mucho gusto; pues no me dexo llevar , como dice mi censor, del concepto que vulgarmente sé hace de los au­tores, sinó de la razon quando la tienen, y de la verdad quando la dicen. - L. Creo haber respondido y satisfecho a Respnísta í

todas lais dificultades de D. Joseph Cornide; '••* ririu-xK.. pues de todo lo que ha dicho en su diserta- "!=» " '«?"'"• cion no hé despreciado cosa alguna , sinó los prolixos testimoníos que ha recogido y copia-do de varios escritores modernos, cuya auto­ridad- arbitraria én asunto de geografia antigua nada quita ni afiade. Voy ahora a responder con el mismp orden a las reflexiones de D. Mi­guel Ignacio Pérez Quintcro, que aunque -í veces son hermanas de las derseüor Cornide, las reviste la eloqüència de su autor con di-verso trage.

LI. Quintero pag. 5. Cassiterum, dice el l cílcxton poeta Avieno , llamaron los griegos al estam, P""'"'"-derivandolo de la palabra càssio, nombre de un inonte de la Bética, que producia aqiiel metal en abundància: de aquí les provino sii apelli-do y segun nuestro Pomponio Mela , à las fa-mosas Cassiterides. ' ' • •! -

Este rasguillo de erudicion etimològica con Respuista. que da principio el seüor Quintero a su discr-tacion, podria hacer pensar d algunos que la palabra griega Ríto-o-íTeps? (cassiteros) no tiene origen en su pròpia lengua, siendò cierto que lo t ienc, pues su etimologia natural es la voz

gritf-

47^ S U P L E M E N T © VIII. griega Kaa-rct (cassa), de donde se formó (se-giin dicen Eschrevelio y otros) el nombre de cassiteros, porque como la cassa o mcretriz con siis adornos y afeytes toma las apariencias de lo que no es , así ei estano no es plata aun-qiie por su blancura lo parezca. Para verificar-se lo que dice Avieno, que los griegos toma-ron del monte C<»'»o de Andalucía el nom­bre de cassiteros que dicron al estano, seria nccesaria una de dos cosas : d que dichos grie­gos hubiesen conocido a nuestro montc Cas-' sto desde antes de los tiempos de Homero, pues ya cntonces daban í este metal cl nom­bre de cassitero: d que este nombre derivado de el del monte lo hubiesen dado al estaiío nucsrros antiguos fenicios, de quiencs lo hu­biesen toma<K> los griegos. En ninguno de es­tos dos sistemas se verifica la proposicion de Avieno : no en el primcro , porque las colo-nias de los griegos en Espaüa son muy pos-tcriorcs a la edad de Homero: no en el se-gundo , porque los autores del nombre de cas­siteros no hubicran sido los griegos, sinó los fenicios. Lo cicrto es que el nombre del mon* te Cassio d debe ser posterior a las colonias de los griegos, y dadole por ellos mucho des-pues de la època del estaüo; d si es mas an^ tiguo, no debe tener ninguna relacion real con la palabra cassiteros , como no la tienen tantos otros lugares del mundo que se llaman cassios , del mismo modo que nuestro monte de la Bética. No es de admirar que Rufo Avie' no , andaluz , hullando en Andalucía un mon* te llamado Cassio, y viendo su nombre tan semejante al de cassiteros, le dicse los hono' res que ie did : però no debemos nosotros se-

guir-

C A S S I T E R I D E S . ^77 gtiirle en esto sin mejores fundamontos, sien-do por íin Rufo Avieno un escritor del siglo 'quarto , sobrado distantc de. la edad de los griegos. r . .

Li 1. Quintero pag.ti.;El abaté Masdéu RCACK'ot-conociendo que ei principal fundameiito de los, segunda. dos sabies espanoles, excelentísimo senar cotide de Campovianes , y -P- Manuel Risco, para per-, suadirse y escribir qiie las Cassiterides se debeit buscar en los mares de Galicia 6 de Bayona,. es. la atttoridad de Rufo Festo A-vieiro , ha piiesto todo su conato en rebatir • esta, d su parecer, especial prueba , sin adtertir que el segundo de los dos citados escritores no funda con especia-lidad eu Avieno su opinion ^ pues dice eixpresa-meutí', que se puede afianz.ar la reduccion con la autoridad de los mejoresgeógrafos ,lo qual oiiii-tió por no ser aquel tratado oportuna lugar pa' ra controvertir el asunto. Yo contexto a Ips ar-gumentos que el senor abaté citado ha iiec/io so­bre las -versos de Festo Avieno, en que al pa-recer apoya toda laftterza de identidad àe las Cassiterides cen las Sorlingas.

El sciíor Quintero representa con muy fal- Respuesta. so aspecto el sistema y orden con que yo .tra-té la qüestion. Vcase el número 29 de-mi Esr paüa íenicia con su correspondicnte ilusiracionf que es la sexta, y se vera que no es Rufo Avieno ni todo mi apoyo, ni ml especial prue­ba , sinó el illtimo y mas Icvc fundamcnto de todos > como réalmcnte, debe serio por net en­tre los demas csciritores antiguos. .que hablaron del asunto, el mas modernoy mcnos autorizaJo. Mis primeros y principales apoyos fueron Dio-doro Sículo, Flinio , Pomponio Mela, y Éstra-bon. Despues de haber fundado en estos mi

TOM. XVI. Bbb opi-

378 S U P L E M E N T © V t l l . opiriion', hablé de Rufo Avieno ,110 para àpo-yar en él (comodice tnierudito censor) toda /ii'}ftierz.a''de iiíentiiiad de í/ts*GassiterUfs- con las Sorlhigas f que es cosa que ya estaba hecha;

' " sïnop'ahï íebatir cl •principal •argumento con­trario de los scnorcs Campomancs y Risco, pues Avieno rcalmentc es el autor en que entra m-b'os^se' fúndaron , como puede verse por sus óbi^s. Esyierdad que díxo el P. Risco que po­dia-probar su asuntO'con' cl testimonio de los mejores geògraf os de la antigüedad: però lo cier-to es que él no cito sinó a Mela y Avieno, y C5te segündo fué su principal objeto ; y que-riéndo yó^hacerme. cargo'de sus dificultades, es ciertóqüc no debia responder à làs'que pudo propbner','sinò solo à las que tpropuso. .

Reflexíon LÍII. Quintcro pag. i\ y 12. Yo uso deia tercera. atttorídad de Avieno , «0 como priieba única ó

especial •, sinó como sufragante a mi intento de reducir .lai'Cassiterides ànuestros mares de Ga­lícia 'ien fuerzia- de.los testimonios combinadòs de mitchos müiorès•'<intiguos de là mejor nota.

R.cspuíst.1. Vuelye à corregirnie el senor Quintero, y a darmc Jeccion con su exemplo , para que yo aprenda cl' modo de tratar la prcsente qües-tion , recogiendo! los- testimonios de inuchos fiutorcs antigüos , y ,ultimamente tambien .el de Avieno, però no- como'jn·jieba única ó espe­cial , sinó solo como sufragante. Yo agradezco mucho los buiínos dcseos que tiene de instruir-me i peto !le'-suplico que estudic alguna otra Icccion ^uefno 'sea tan sabida , y 'mé' püeda sfervir de érísénanza; •; • ' . . . i •.

Kcfisxíon LI V. Quintero paig. 23. Yo he debido a la i v>artz. conJianz,a de cierto ,amigo me comuhiqué una

còpia ^tradticidd del j>iisage en que el Inglés Cam-

C A S S T T E R I D E S . 379 deno prctendió identificar las Sorlingas y las Cassiterides.

Muy bien hace el docto censor on notifi- Respucsts. car d ^us lectores la xonfíanza.del amigo que le traduxo el tcxto dç Çamdeno; pues pudien-. ,-..: do succder (como verémos efcctivamente ha-ber sucedido) que el escritor inglcs haya di-cho una cosa, y cl sefior Quintero le haga de-cir todo lo contrario; sç quedarà cl mundo a lo menos con alguna duda acercadel autor de tan notòria, infidelidad,; porque es cierto, que en semcjante caso pudicra ser inoccnte mi doc­to adversario, y tener tpda la culpa su amigo, como liombre que con capa ,dc amisrad hayu querido enganarle para.divcrsion suya y del pu­blico, ò.qiicaio.siendo çpp z dc^malidia, lo,ha­ya enganudo. por ignoçapcià;

,LV. Quintero paç, 25. He leido y releido Rffleicto· las prnebas de Cqindcno (csto es, las que le ha S"'"'·'· comunicado ía cçníian^zadelamigp;^', bien co^'-

.sjdiradas coii, la imp(irçia^idad con qtte xfebe bus­car sf la verdad, sin dexàijnte captivar 4,el aul-ce atractivo de ía vanagloria , que stiele aluci-nar d inuchos escritores , lisonjeados de la cele-bridad que acarrean d sus patrias con los atre-vimientos de sus plumas ; cotfieso que no ven en Çamdeno aquella eficàcia que tanto admira Monsieur Mellot, ni sus argumenios son tan só-lidos que merezcan el primer lugar despues de las demostraciones matemdticas.

i Dulces atractivos de la vanagloria! ; Alu- Rcspueata. cinantes lisonjas de la celebridadí \ Atrevimien-tos de las plumas !• ; Vana emulador, de demos­traciones matemdticas \ j A quien van a herir estos fulminantes rayos de cloqüentísima sàti­ra? Dcbo confesar que cl estilo satírico es muy

Bbb i sa-

3^° Su r tEMENTO VIU. subroso, Y aun saludable quando va açompa-nado cou la, razon ; pcro en boca de qiiien no la tiene, no sirve sinó para naiisear a los dc-nias, y desacreditarse a sí mismo.

ReiIe:iíoa LVI. Qiifntero pag. 23. Primerametite, re-scsta. 'vestido Camdeno de un estilo decisòria 110 cita

sinó de monton, de stterte que es menester ha-ber aprendido de memòria los historiadores y geógrafos para afinar con el lugar en que se halla la espècie. Otras 'oeces junta en la con-'úersdcion di·versos testimonios truncados, con lo qtial se hace casi imposible el cotejo ; y es lo mas malo , quando citofido de bulto, representa cosas que nofueron; ysi se verificaron , pertenecian •d'òtras sentes diferentes dè aquellas d quielíes 'las atribuyé.'En fin fodo es confusiòn.

Respuesta. ^Donde se halla eri Caindfeno una sola ex-presion de estilo decisorio? jDonde es que ci­ta de monton, y sin distinguir entre unos au­tores y otros? ^Dóndeesta la fo/j/i/j/ow?-jDon­de hs infidelidades qúe'sé le imputan? No es" nccesarJa parà la defensa de mi opinion la apo­logia de Camdeno. Però viendolo maltratado tan sin razon , quiero poner aquí por cntero cl brcvc articulo en que trato' de las Cassite-ridcs , para que juzgiie cada uno por sí mismo accrca de la doctrina y modèstia del escrifor ingles. Las o!as del océano (así escribe) salen con estruendo hdcia Icvante y d Boreas, estre-chadas de una parte por Cornwvalles , y de la otra por las islas de eiifrente, que son las que llama Antonino Sigdelès , Sulpicio Sillinas, So-lirío Sibiras, los ingleses Sillis , los marineros liolhndeses SorUugas,y los antigtiosgriegos"Her-perides y Cassiterides. Dionisio Alexandrina las denomino Hesperides en los versos que traduxo

Fris-

CASSITER rPEs. 381 Trisciano : Sed summam <^c. Festo A-vieno las distinguió con el nombre de Estrimnides en su poema de las playas marítimas, donde dice: In (jiio insulae érc. Los griegos las llamaron Cas-siterides por razon del estaiio que producen; que es el mismo motivo porque Estrabon y Dioni­sio citado por Este/àno , dieron el nombre de Cijssitera , el primera d una region del Àsia en los Drangos , y el segundo d una isla del mar indiana. La isla de Mictis, que segun dice Pli-itio con la autoridad de Timeo , esta en el mar de adentro, distantc seis jornadas de Ingl·iter-ra, y produce estanc , no me atrevo a poner la entre las de arriba, por mas que Hermolao Bàr­bara , escritor erudittsimo, haya /tallada en có-digas manuscritos en lugar de Mictis la pala-bra Mitteris , y por Mitteris haya leido Cassi-teris. Las razones que me mueven para decir que las islas arriba dichas deben ser las Cassi-terides tan disputadas, son los testimonios de los antiguos , la situacion en que las veo, y las betas que tienen de estam. Autoridad de Estra­bon : =3 Al septentrion , y enfrente de los ar-tabros (d cura derechura correspanden las cos-tas occidentales de Jngl.iterra') estan las islas que llaman Cassiterides, situadas casi en el mis­mo clima britànica es. Otra del mismo : E= Hay mas trecho de mar entre Espana y las Cassi­terides , que entre estàs é Ivglaterra c=. Texto de Solino: — Las Cassiterúiet estan enfrente de la Celtiberia t=. Palabras de Diodoro Sícu-lo: s3 Las islas que por razon del estaiio tie­nen la denominacion de Cassiterides, estan ve-cinas al océano iberico E=. Testimonia de Eus-tatio: ïS Las Cassiterides son diez islas conti-guas hdcia el septentrion es- Observese pues:

que

gga SlTPLEMEJJTO VIII. que las Sorlingas estan eitfrente de los artabros de Galícia : que estan puntualmente al septen-trioH de estos mismos: que estan situadas en el clima britànica: que miran por frente d la Cel-tibcria : que distan mas de Espaüa que de In-glaterra: que estan vecinas al océano iberiço: que estan contiguas hdcia el septentrion : que las principales de ellas son diez , Santa Maria, Annoth , Agnès, Sanson , Silli, Brefar, Mus-co 6 Trescau, Santa Helena , San Martin , y Arthur: que tienen betas de estano mas qtu ningunas otras islas de estos mares: que las dos menores de ellas han adquirida , segtm parece, por razon de stis minas los nombres de Miuan-withan , y Miwvisand. Asentados todos estos principios , mas bien quiero poner las Cassite-rides en las Sorlingas , que ó en las Azores, que son mas occidentales; 6 en Sisarga de Es-pana , donde las puso Oli'vario; ó en la mis-ma Jnglatcrra, como lo hizo Ortelio, cuya opi-nion no puedo seguir , porque las Cassitrrides no eran una isla sola , sinó mtichas , y Dioni-sio Alexandrina despues de liaber tratado de ellas, liabló separadamente de la luglaterra. Si alguna pusiere dificultad en el número, porqm las Sorlingas son mas de dies., yo ie moveré la misma dificultad acerca de las Hebudas y Or-cades ; pues bien puede buscarlas donde le pa-reciere , que dijicilmente liallard en ningun lli­gar el número cxúcto de las cinca Hebudas, y treinta Or cades de Tolomea ( i ) . Es menester

fia-(I) El sefior CornWe, que in

su pag. loj. dl't ••IZ011 de e?tas últhnas p:iliib.-jS íc cair.'..TO, no eiitcndiíi su scntido , (lort^ue

Íieiisii que cl escritor inglc! hu-liese apelado.i las Hebudas y Or-

cades para Menar con ellas el rü-meru de las Sorlingas en lo que cs'p excede al de las Casslteridos. El ^ensamiento no es digno Qel subio Caindeuo.

C A S S I T E R I D E S . 383 hacerse cargo que de regkííes é islas tatz remo-fas tenian entouces los antigiios escritores tan obscttras noticias conto las que uosotros tenemos de la nue'va Guinea , y de las islas del estre-clio de Magallanes. No debe £xtranarse que He-rodoto no conociese las Cassiterides , confesan-do él en general que de las cxtremidades de Eu­ropa nada sabia con certe2,a. Lo que se sabia era que de. ellas habia pasado a Grècia el prU mer estano , pues Tlinio en el capitulo de su libro octa'vo, en que habla de los inventores de las cosas, dice .que el primero que traxo d^ la isla Cassiteride el plomo bUmco, fué MUacri-to. Però para dar Jin à esta matèria, quiero copiar aquí-todo lo que dice Estrabon acerca de las Cassiterides en los últimos articulos de su li­bro tercero: Son diez..islas i^c. ( i ) Con esra

.au-fi) He aquí todo el texto de

Camdeno , que puede leerse con I05 mismos terminos eii el apen-dice prínierodeJ2 obrita de Cor-iiide : Quo loci .occeani JÍUXUT et in bortawy et orientem magno.eum fremitu •eluctatur inter Comwa!'^ Ham y et insulcj coarctatus , ^uar Sigdelet Antoninttr , Sülinat Sui— S·ithify Siiuras òoiirtiij , SÍt/h Art' Clit Sorlinfts Nautae AelgUiyHes· ferides , et Catitterides aniiqul Oraeei t^ocarunt, fiesferidat enim eixit Dionysiut Alexandrinns à si­tu cccidenZiiii versibus \ qitos ita eonvcrtit P.riscianus'. Sed siimmam &c, Oestrimnides Festus jivienus in oris nutriíiniis , de quibut baec carmina intcxit: in quo insu/ae &e, HàsvcroCafsiíeridasGraeeià sta/t' no dixcrunt 5 ut e/ .'afnd Uratifios Asiac à stagno iocum quemdam cas-sitcton .t*oeat .Strabo , .et insuíam in mart Indico Cassiteram etiam à jrafitto dictant fttisse à Dionytloy viemorat in urbibus Stepbanus/Alic^ tim autem iilam, qnam scx dicrum Tuví^aíiciic introrsutn à Mritan— HÍ^ abessc , et candidum plumbum

prt^iírre , è Timaeo scrihit Plinhis, inter bas vix ausim ajffirmarc : non tne tamen tatet yCruditissiíuum Hcr' tnoiéum Jíarbaruw pro rhictim^mit·~ terim in manuscriptis codicibus lc~ gissC , et pro witterim.cassiterim Icgere. Quod cutctn kas essc Ctii-siteridas toties quaesitas dixcrim^ fjcit antiquonim auctoritas , ipsa-rumque situs^ct sta/;ni vinae. yif

.tebris 'inquit Sírabo) (quibus liri' tanniüe occidentales portes e re­gions adjacent") ad jS^uilonem op— ponuntur insulae , qaas Cassiteri­des arpcllant, qtiodammodu hi bri— tann.co clitnate constitutae : et ait* hii yifKpfius est marc , intt'r liis-faniam et Cassiterides , qnam à Cassiteris ad Hritanniam intetjcc· tunu ,'jídvcrsus Celíiàeria^r fatus spectaut Cassiterides , 'ÍK^iiit Soli" nus, Hiodorus Sienïus : In insults ecceano ibcro proxtmisyq·iae ú staf*' no Cassiterides vominantur, Eus— tathius : Cassiterides insulae de­cent sunt covtiRuae ad Aretum. Ctim enim bae Sillinac Artattis , idvst Gallitiae in Hispània opfoiirae suttt^i cum ab Hiís in ^itiuilcinem

384 Sui·LEMENTO VIII. autoridad acaba cl escritor inglcs, y no habla mas del asunto. é odia escribír con mas mo­dèstia , con mas claridad, con mas distincion ? I Para que culparle tan injustamente de haber-se revestí Jo de un estilo decisorio'i i de no ha-ber citado sinó de monton y de biilto'i ideha-ber truncado los testimonios • antigitos ? i de ha-ber representada casas que nofueron} ide Ita-bíT atri buido d unas gent es lo que era de otrasi ^de habcr hablado con desoraen y confusion\ Toda esta invectiva no puede tener otro íin, sinó el de procurar desacreditar el autor, pa­ra que quede mas desacreditada su opinion. Però los lectores ticnen ojos para leer, y vien-do que Camdeno, en lugar de merecer las in-jurtas con que lo maltrata. mi censor. escribió todo al contrario, con juicio, con modèstia,

con

cda'nujjhn ínvgr^ant- ; Cítm in bri-tannico climate constiíuantur ^ ciim Celiiberiac latut tfecteiit ; cum lottge atiípliori mart ab HifFanij^ quam à Hritannia d'iTJunp,aiiiur\ cum tint occeano ibero froxiinu<!\ cum conti^ttac xint ad Aretwn , et tnt'wtït notae tantumntydo àfcjm tíumerentur; xeilicít J. flíariae, jtnnoili, jígMt , Sampton , Si'li, Xrefar , Muíco , tivc Trrtcjffv, S.Hetcnat^ S,Afartíni^ Arti^urj et (çnoi ejput est} cumstac-ü vrnar hahcant, NÍ nultae aliaf hoc tractu insiifac ; et fodinit dujc minctcs nih nanvritíram et minT':sjnd , nomsit éuxhse iiideantur ; tnaiiïn e/;o eat Cattitcrides existtmare , qu>3fn vel ^zorCT , çuae ma^h in oeeaium froveetae sunt, aut C'isarftaut liif paníae proxímae eontíftuam en·nOti· vario vet ipiam rtcstram Hritan^ neaní cum Orteíto , cum Cattiter!-* iiet píuret etjent , rt Pwnysiut jíf·trandrinur , poUtiiiam de Jcs~ jitertdibnit èxit, et tíritannia leor-tuTH a/tat. Si quït é wiuieio bjr er^ se Cattittridct l:ijlei!tur, cum flw

ret tint quam deeem ; Idcm etiam Híiebtídat, et Oreadet numeret, et ti rathfiíbuï tubductít^ ree píuret, nre pauciorer quam quinqué Hüebw dat, et trífjnta Oreadet evm Pto* ioytíCo invenerit a'io toM quam quo nuíic stant , tuda^et inda/;ando . é iiumrrorum ratione , certo tcio. dif-Jïcile invi-tierit. t^erwn pritcit terip* toribnt de hit co cevo trjunctittí— ntit orbit terrarum partibut^ et in-tnlit , ut hodie de freti dMapcUa-' niei iuru'it^ et nova" Guineae trac-tu nïHI nobit explorate ett eof;nr— tum, íiuod fvro Herodotvt hat nan novcrir , ttctttiquam mirandum est^ fateturcnimipte te pro compertoiii-bit baberc , quod de Ettrofee extre-tnit refcrat, fvimum tame» plutn^ tum in Graeciaut Hus Aeiatum erati flumbum enim (inquít Ptinut, /:/»• 8. cap, de rerum inz'entoributy c Casttteride intuïa prïmut atporta^ vit /Hidttcriíut, Sed de Ut audi Strabonem libro geoffrapbiac tertio tub Jíncm : VattitCfidet intulsc de-eem, írV.

' C A S S I T C R I D E S . 385 con vcracidad, con claridad, con buen ordcn; se aficionara mucho mas al escritor ingles, y a su modo de pensar, y tendra.3 su adversario por persona sospechosa, y por 'abogado de una causa muy desauciada, pues ve que no pue» de defenderla sinó con falsedadcs y niamíies-tas calumnias.

LVII. • Quintcro pag. 24. Habla Camdeno Reflextoa de una isla. apellidada Mictis , que Plinio, con «cptim». autoridad dèTinxeo, dice que esta d seis àias de navegaciondelaBretana,yproduceplomo, RE-SUELTAMEKTE ME ATREVO A AFIRMAR (cotl' tinúa Camdeno) que es una de las islas Casstteri' desi SALGO POR FIADOR (ioidc)-deque.MiC' tis , ast por la autoridad de los anHguos \ como por sü sitUMÍon.4y las ifenas-dè estaOo que ett ella se encuentratt, son las mistnas Cassiteri' des tan buscad»s.-

Si esta no es calumnia, ;qual loseri? {Don» Retpnesta. Acdd[enú\óCMttdetíaqtuAíictis''esünadelas Cassiterides? éPónde eseribid .que.M/M /or fiador de est^i identidadl èDondedúcoque re-sueltamente se atrevia d afirmaria? Lease el texto que acabo de copiar del autor ingles. Sus pafabras son estàs: Mictim atitem t'iTdm, quam sex dierum navtgatione introrsum à Bri-tannia abesse, etcattdidum plttmbum projèrre, è Timaeo scribit Plinitts, inter lias (Cassiteri-«lles) vix ausim qffirmare. ^El of/a* ausim aj-firmare quiere decir acaso :• Resueltametite me atrewo d afirmar I «No sabé el senor Quinte-r ò , siendo profesor de latinidady retòrica Í CO> mo lo notinca sí todos:én-el titulo de sü obra; no sabé, digo, que el''latino vix no corres-pondev^al castellano resueltamente'^ sinó todo al revés a un'forzadúimoü/riMxP'^cNo sa-

TOM. XVX. Cec be

^f

Reflexíon octava.

Rupucsts.

^86 SvPLEMENTO VIII .

c que tniichas veces se toma el vix ,• no por una .afirmativa, sinó por. una expresa ne­gativa? {No sabé lo que Donato ensena i y prucba con exémplos que en buen latin>se usa el adverbio vix por un verdadero sindnimo del non , que en castellano* dectmos no, .yes todo lo contrario del si i éPues para que po-ner en boca del pobre Camdenp/unijríVina-biendo dicho él expresamente tio2 ifara qúe haceilios creér que, tomo d Mictis '\por. tma^ sde las CassiterUes ,iiendo esto misiiioJo queda-ramente ncgò? «Para que hacerledecir, que resueltàmente. se- dtrtvia-À.afirmarJo\t..y salta por\fiadori\dej'Jti /tfirmacion., ;liabiendo ;dicHo él·con'. términos IbsSnias^claros, qaaiitpse.atre^ via aa^marlò?rAquí aà quedàiotrà defensa para eL senor Quintero,- sinó - el ponerse a es-cribir una invcctiva contra .la confianza del amigp'queiúengand.'-' "1.. -' ' .. LVIII. . QuiiïtÈrp pag.:- 6.- £ n ordena los ttombres.·.quei^licai el- doetoiiigles.d Jas^Cassi-ferides .i'digo que' carecen de •pritefias que Jos íe-gitimen:·...·Youmcamente aícanzo las Jos de-nominaciones generales-^ .d.saber, Estrtmmcas, y Cassiteridfs.'£/ primeroJe £stos-nombresfué màs'antiguo,ypor. venfttravmaspropio; el.ser

gtindo posterior-; y tisado Je Jos griegòs. "'• Se quéja .mi «rudito -censor <le que el in-

gles Gamdeno, despues de haberhos dado cueft-ta de los varios nombres que. tuvierpn las Gais siteridiès %'mJósIègUíme- xpwpruèbas''^ X'f '?^ mismo tiempolnos'dalUnainoticia exquisitísir ma:v sin''.can^arse 'enilegitimarJaí:Dice'qúe'xl nombre' de Gassiterides, nombre 3'a .usado en tiempo. de Eròdoto, es menos'^antJgüo.ï'qtiexel de Estrimnideti'.de>iiwsxijn.os did hoticta<-RíL-

ioASSITERIDESií " 387 fo Avicno' unos novccientos anos mas tarde.' Es^cièrto que una noticia tan exquisita mere-eia ser legitimada con la- mas enèrgica oratòria; > -'LIXv Qtí'mterò'p^g.26.-L^asSicdèles, ójc- Reflexió»

delis i ó Indelis ; pues yo de todos estos modos nae»e. lohallo escrito'en el itinerario de Antonino, son absolutamente inapropi'ables d las islas de- nues-trddiscusion f pues estàs estabanènfrente de Galicid iy\'affiellits> enfrente de las Galias , ó ntiU'bieni'enét^tÀàr'Qcéano, qtie esta entre I^an-cïa'-y Bretafid,-como consta del epigrafe mis' mode és'ta'parte del' itinerario maritimo: Jn marí occeano, quod Gallias et Britannias in-ttrluitl^^J vrjj.u·.'·.l •! .1. • -A <>,. M , . .V , ; 1 --/-Observésé ,1* ptiieba-con qué-prètende le- Reipucita.

gitimar-'miadversario-que las* Sicdéles de An-tonino no pueden ser las'Gassiterides..Prüébo-lo', dice: Las Gassiterides estan' enfrente de Galícia :• las Sicdéles estan enfrente de las'Ga­lias {> luego' sok dirversàs.^Demós' d' las palabras' de este'silogismó-todos'los'-séntidos que'puc-de téner'. 'Sentido.prímero:'Sl·'el'senor Quin­tero por enfrente quiso decir. enfrente, sin ex-Eedíicàr otras relaciones particulares, la pruè*

a no legitima el àsunto. porque una misma cosa'- piicde èstàr enfrente'de mil yquinientas. Sehtido segundd: Si'fior enfrente de las Ga­lias entendid (comò despues insinua) la man-ga-d el estrecho </r/ mar oçéano, que -esta en-tre'Fi^anciay/Br'etana,el·Muntotampócoqutí'· dv'legitimado'-lpqrqúe es 'menester ames pro-' barl'y'Jegitimar-'que Ahto>nino ^t-mare''quod-GalUài^ét Britannias interluit, no'enténdid' génèhümente (como pudo entenderloen-búen latin) V/ mar'que batia'la Firancia y la' Inglà-tert'a ,"sino uhiica«jr''précisamènte'7(i'm<iff/A de

"' Gec 2 mar

• à

388 SUPLEMENTO VIII. mar que està encerrada entre Inglaterray Fran-cia. Scntido tercero: Si por enfrtnte de Gaíi-cia entendid el mar de las costas de Galícia, y por* enfrente de Francia el mar de las cos­tas de Francia y de Bretana, es cierto que pues-tas las Cassiterides en la costa gallega, no pue-den ser las Sicdeles de la costa inglesa: però aun «on esto el asuneo se queda tan inlegíti-mo como antes, porque para legittmarlo se propone una prueba , que petit .principium, y^ supone lo mismo de que se disputa;-Para mt nada importa que las Sicdeles de Antonino sean d.no. las .Sorlingas i.peroio que digo «s

. que Camdeno lo afirma., y Quintero contra.su voluntad Ip confirma.; pues-son tales sus ar-gumentos- contrarios, que por sí mismos ma-uiliestan su prójpia 'sinrazon.

R*a«"oB Lx . Quintero pag. %6. Tampoeo tmede sa-kerse. si corresponde Ta •reduccion de las SJcde' les d las Sorlingas, pues no^poniendo aqui et itinerario distancias^de millas.ró estadios-, ni constando de otra manera su graduació», no ha-llamos inductivo que nos persuada con ^certeza la identidad de las expresadas islas de Antoni-no con las Sorlingas de 'los ingleses.

Kíspuesta. £1 iWKc/i'Voque tuvo Camdeno para iden­tificar las Sicdeles cion las Sorlingas^ es Ja tal qual semejanza de los nombres, y el estar unas y otras en el mismo mar britànico-galico de que hablaba Antonino. .£s. .cierto que el induc-tiwo no-es tal que nos dé.cetfteza,; {>ero nos. da. toda aquella prudente prpbàbilidad;de.·que es capaz un asunto en que.^nò tenemos luz par­ra mas probable discurse. Produzga el'isenor Quintero. por iaparte contraria nt yor» induc-ti'TJQs.y y «ntonces.podrà inducirnos a su. opi-

nion,

diez.

: JCASSITERIDES, 1/ 389 nion, mas bien que a ia del icscriter ingles; Però advierta que aun quandoJograse jesta vio toria, se quedaria-.con un punado de moscas.en la,mano^ .porque nuestra^qüestion jio son .las Sicdeles ..sinolas^Gàssíteriaes..,..) .,'.'.

1X1.. íiuintero pag.Va/. ..4í«BW«o.', y por. Refiexíon la pròpia razon.t claualcan las otras .dos. nomen-once.. clatiirasde Sillinas y Siluras., fomadas de Sid-picio y,Solino.,porque primeto debia.con·vencer-se \de un Modo rMeiatuA^ là^Àdentidad^de estos nombres ...diferentès,t y.. que •todos.·ellos, correspon' den a las- islas que los mariner os holandeses lla-nan Sorlingas. .Si couzldifacilidadr.con que se dice.,Jo httbiera.-probado Hisenor Comdeno, ha-bria.dado masjCèlebridad.a sus/avorètídas^ islas.

.; Uü.tprofesdr dejrecdrica debieia distinguiriRespuesta. eatrjeobrasy obrasidebiera cònocer que.una obra.'histdrica fComo-lo jes la de Camdeno, no es Jo mismo que -una' disertacion itopogrqfica., como se.intitula .la del senor. Quintero.': dc-bicra saber .que ,un historiador, .nó se:ha ..de perder .en disputas., -,sino quando. eL objeto. lo merece ,-d quando .otra:gente: fastidiosa Jo obli­ga a disputar. Camdeno escribid histdricamen-te que las,Sorlingas en-otros tienpos-se 11a-raaron Sillinas;;y Siluras; y no ..se detuvo en probado:porque lo iuzgd.odoso, como, real-menteJo hubiera sido.itratandose.de una-opi-nion bien recibida., queinaturalmente iiolna-bia de tener.adversarios. Si\hubiese<t>revJsto.el ingles.que habia de escribir-contra.eila.mi.eru-fiico .censor.,-.-se hubiera- tal vez detenido en darle, Ja .satis£iccion que ..'no Je Ju. dado.. £ s ciércot^que.yo podria-suplir, la -inocente falta, de.estedoao. escritorj i^ro ni lo merècen Mi dificultai^ de mi adversario, ni Jo exige la^

^ na-

(loce.

Respuestii

-I

hatiiraícza^cie^ini «^üéstiòn; [que^no tienc por' objeto lasnommc/à/MT^s: de-las Sorlíngas, sino la situacioa-ide-lasiislas derestano!^'li;.- or- , ; .

Reflcsioir í··í-LXI'I. c; QaihterQ> pag; -27- 'P^ro aunque htt-liuse proba^ Camdiitto'4}r-'iHintíÍiadíie. la's Si-luras'x SàrlfHgifi:^^tnr.se podriít'afirtiiihr qtié\fue-rotr elfas: las^Cassii^erides 'de niustrar- qüestiort; pies- esta--necesitaba··'deUna'·pruebà especial y-s»perior'i^Mí·iiHÍquilat$do^ ta ftterxui dèmuestros\ arg^umehtòs-'^èrtHr^ase jn>desirtiyesrios''grandes repítrosi''que^sèu)frectn·eq»rrai'ía·idéütidadpre·^

. Finalmente; eí-scnór^Quírítero,'-entrò!en el puma de-:la>'qüestioni !Puésva}ior; vque fta.en'-tradóenv'ella^yio^iré còn< tbda ingenaidad^ qué^ .cliescrírò'r'inglés'i. por>(l<>.i;]ué toci'^à'ia^iden-tidad.de fas^CassiterídésUion' las. Sprtingasvtíb-ha dadputraiolít prueba^ especial i^sino·muchàs· prucbas^'y^^niuyespeciales'imantes bieti tan es-pedales^y fuértesv^quc-'^i^Üoctoi «zensor t para' responider d'•eUas'hài'habidodc-· pervertir la'lò­gica, y cofromper4os<fexto9'ide'Í6sj escrltorcsi' y auH' trastornar'la'gramàtica','y lü fóngúa'la-t i n a . - •' • •••' • • •• • . . - . . . i : . . . ; : ; . . . . :

LXIII. Quintero pag. J^: Una de las'com-' probaciones que^trae eUsenor Camdimo en'^'sif apoyo , es'lo ^le- de-Miçtis escribi6<mimo con. autoridad dè-Timeo:'si>·Re'stieltametttè me àtre-·^ 1)0 d decir^'-qüe^es unaiide, las^''<Càssiteridesii'.^·

Retlexíon trcce.

. % ! • .

Respuesta, Sonpalabrasdel dútòr'que-impugno, • '•- •

vuelve -mi censor» a'la wcalumWia'de que-hablé en :çl hl1meró''57^ '£'No:bastabà·haber -m-' juriado>iaí bucn'ineles una'soíla-'VezP' jEra^nie-cesario remacjiar'el' clavo y^yrenovsir >una t^n Ifljusta h'erida? Però ni aün con< esto-se 'con­tenta . el: seüor Quintero. No' le- bifL·í'·el: ré-

•I-, ^ ^ pre­

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Ri-nexíon

GASSITERIDE-S . ' ' . 391 prehender,y volver a.'.reptehender-su• adver-sario, como si réalmente hubiera -Ji6riaadò\'í:q que.expfesaméhte^''j]egdj: •JxaLO'·i^ta iàlsà4su-'or^rMi pbsiclon .se .poner.de>;propqsiR7\a jmpujgnarlo, y prpsi^ue .por tres pàginas -contínuas a .-insul­tar y tiiunfar. Es eii .vano cl responder a Jm-púgnaciorïcs .aereas ,. fündadas-ctodàs .en una falsa acüsaciòn. Pero-'sin -emt>ar v<-]io ;quiero pasar..eni-.silenciò.tòdp)!este> laV&o' al tículo'dç xal censorr. -quiero comunicar' a rniis .lectores una <parte.de :él '/para: que'sevea'queVcèl seüor Quintero no tiene menos·.habiUdadiénvariuné tica.., que reirilai!gramaticaíí •' « i-j:!')! ••'' -;) ÍLXIV;'<i?QuinterÒ3nc.f46.' '^/Hofis'ién.senten- JÍ.I·III cidide^itneo.'citadopotyPtínio,• ^e.ihallàba,i cpmo«catorce. expresa üamdeno ,"d''!Íd di'stanciàide sèis idias. de nawe^cttiúnde la-'BretafiarYoiadttütiriaÀe me-jorg.anduque' el.autor'inglesi'el.que'la'isla:Mic-tis filtrà:una,de Íds:·Cassitefidès}f.J^Xotàdmi' tma- ;• 'répito;. •.i.'por '-acàmadarsè la. referida'dis­tancia coniía- mayorjconvenienciatyipiiopiedada la sittiaclonu/e-nuestras Cassiterides.^en:'el .mar de GaHcia.

{Lo que •puedelavenvldial-Conòcey.'con- Rjspm.j,a liesa imi censor^qiíe vesdisparatada'pretehsioh la que. tienéi'CamdénoM^dn'j^r 'ónejorr-dccir Ja que!iél :àtribuye 'iaisamente '.àl .erudito -inglé^ de identificar-.a =Mictis.vcpij|ílas Càssit^idcs: y al mismotiempo ,';juzgando\que/í.esta'preten:· sion .í'aunque''~ian!'.dísparatada'.V'ipudier í:tenèr alguna^ lapariencía, de' gldria'-, ·énvJdià'':alunglè's esté. menguddor.lionor.^ y se^pone<i2^probar .eh suwpropiò £ivorió misnio qüe impugna'7 re-prenende;.cn..favor' del btro, juzgandò' teneir razon;iya''que.'Jiopor^tros respétosv'a'lo-mc-ntosipore^i JÉe la6''inedi4as.*.''ÓigàmcM.'las>iprúe>· ;Í L bas,

has jpa SUPIÈMENTO VIII . así que' seran-sin duda muy especiales, yle-

'gitimantesi- i-^i-íj;' •-• -.-( i. Refleíion -vLXV; r.Qiiinterò pag; (46;! i o í Xí/í </MÍ de

quince. .uààffgacípn^; alrespecto de^veinte y quatro Ur giias en cada^uno i que es lo menos que puede caminar una nave en meinte y quatro horas, y miya regttlacion es. muy: conformi à L·s diez, ho-itas- que .gastórCesar vh suhar otras tantas le-gjitisjdeítravesid que hay.desdt.la Galiad^re-:tana^:'..>íos referidosrseis dias de navegacions dfgo ^al dicho^tespecto componen ciento quaren-tayiqttatrolegttas^^

Respucsta. No pongamos dífidikad.en que-una,nave ' t en-un :aia'nò\puada. caminar •melios'dé'vein-

•teiy quatro'ieçuasfvaúnque yaitengO'^experien-cia én nií mismo de hatüer. <camuiàdo varias veces mucho^menos , y .varias veces- muçhísi-nio. nias.> No'.quitcmos tampoco a Julio César •lagk>rià. de.poderdar.i'eglft con su corta na-veuacion, a tòdas las demas navegacíones del oceanò; Suponganiòs como^cosa- ctecta.que en seis dias de navegacion regular se.caminan pun-tualísimamcnte ciento quarenta y quatro leguaSy ni masjni menos.) De.estos principios yo in-feririaidirectamentc, que-Mictis no pudo-ser ninguna-de las-Cassiteridès de Bayona ;-(que es lo contrario de lo que pretendèQuintero. Pruébolo. Las CO||B ma» méridionales de In-glaterra.estan niíèv'è grados mas arriba de las deBa^ona;'que< es'deciri.quedelasicostas.de Bayona aílàsdelnglatèrra), à<razonde o)»'»-te ieguas por grado,, h'ay.'unat dbtancia. a' lo menos. de ciento y ochenta Ieguas i sin: contar las dédínaciones y volteos con que la^nave:dc-.be.-alargar el:viage.todavia mas: Mictis> se-gun los! calculos de Qúintero: i té» distaba de

. ' In-

C A S S T T E R I D E S . 393 Inglaterra sinó ciento quarenta y quatro: lue-. go la .distancia es diferente : luego Mictis se-gun los calcules de Quintero no pudo estar en las costas de Bajona, ni ser una de las Cassi-terides Quintenanas. £1 sin embargo pretende lo contrario , y picnsa poderlo legitimar con las siguientes pruebas especiales.

LXVI. Quintero pag. 47. Las ciento qua- Reflcxtoa renta y quatro Ieguas que se cueiitan desde Mic'\ '•'*=')' *"='*• tis à Bretana, son con muy poca diferencia las, mismas que hay desde Espafia d Inglaterra. En esta suposicion podriattios afirmar que Mictis Jus una de las islas Cassiterides situadas en el mar deGalicia, tal 'vez, la mas septentrional de todasi

Es cicrto que si Quintero toma con su ma- RespuasM. no las Cassiterides , y las traslada mucho mas arriba de Bayona hàcia septentrion, pucdc lle­gar con cUas a un dctcrminado punto septen­trional què distc de Inglaterra ni mas ni me­nos las ciento quarenta y quatro Ieguas que él dice. Pcro cntonces quedaria destruido todo el sistema bayonico de mis eruditos censorcs, y seria necesario volverse à refugiar en el sagra-do de los meros posibics, y de las islas tragadas.

LXVII. Quintero pag. 47. Afirma Camda- Renculoi» tJO, y este es otro convencimiento de sus eqtii- ''''=2)' '•'='«• vocaciones,, que desde las Cassiterides d Espar na iiabia mas mar que desde las mismas d Bre­tana. Serd menester considerar d lo menos dos dias de mayor distancia para la navegacion des­de Mictis al Continente espanol. Pues a/iora ocho por veinte y quatro forman ciento noventa y dos Ieguas , las qiiales , juntas con las ciento quarenta y quatro expresadas, componen tres-cientas treintay seis, que de sentencia de Cam-deno, ó segun su cuenta, debia haber desde Bre»--:.ToM. XVI. Ddd ta-

594^ Sui'tE'MEÍÏTO VIII. hifia a Espana. iQttien no extranara que u-criba un siibio projjosicion tan disparat atia ?

Rcspuesta. y\quí si-quc me hallo .én un labcrinto arit-inético, del qual no sé siipodré'salir.-Vamos por parres. Pice^Qiiintéro en-primer lugar, que el afirmar que desde las Cassiterides a Es­pana habia mas mar que desde las mismas a-Inglaterra, fi tin convençiiniciito de las cqHÍto-

• ' caciones de Gamdenoj Probé y evidencié en et número 17, que el.haber mas distancia entre-Espana y las Cassiterides •, que entre cstasé In-glaterra, es reflexion expresa del príncipe dc los geo'grafos griegos ; luego esta mayor dis­tancia, sicndo muy conforme al sistema del* inglcs, y diametralmentc contraria al de 'mi censor i no' es-«« contienchniento de las eqtii-locaciones de Camdeno , sinó una demostra-^ cion evidcnre de. los desacicrtos de quien lo impugna. Fasa adelante Quintero con estàs pa-labras: Serà pues menester considerar d lo me-nos dos dias de mayor distancia para la nave-gacion desde Mictis al Continente espanol: ptteS ahora ochopor iieinte y qtiatro ís-c. No entien-do absolutamentc a que viene aquí el nilme-ro oc/io; pues no puede aplicarsc ni d la Mic­tis Camdenica, ni a la Mictis Quinterlana, ni é. las Cassiterides. Bayonas, ni d las Cassiteri­des Sorlingas. Primero , la Mictis Camdenica esta en el mar de Dinamarca d seis jornadas de Inpaterra. Si se habla de esta , los • ocho dias de. nave^acion que nombra Quintfero, no bastan para ir i Espaiía: pues la naveque ne-cesita de seis dias para pasar desde Dinamar­ca d las costas orientales de Inglaterra, es cier-to que navegando con el mismo paso, no pue­de. llegar .d. Espaüa en solos d6s dias mas, ha* i.. Bien-

C A S S I T E R I D E S . 395 biendo mucho mayor distancia desde nucstras costas llasta las orientales de Inglaterra, que desde estàs d Dinamarca. Segundo , la Mictis Quinteriana esta en la manga o estrecho entre In­glaterra y Francià, y por consigiiicnte rio pue­de distar de Inglaterra sinó unas seis leguas, pues la estrechez de la manga no permite mu­cho mayor distancia. Si mi censor hablo' de es­ta , no solo no bastan ocho dias para ir d Espa­na , però ni aun ochenta; porquc la nave que cmplea seis dias en caminar solas seis legitas desde la Mictis Quinteriana hasta la inmedia-ta costa de Inglaterra , necesita no diàs , sinó meses para llegar con tanta-pausa hasta nuesr. tra península. Tercero, las Cassiterides Bayo­nas estan 'vecinas a la costa occidental de Ga­lícia. Si Quintero hablò de estàs, es cntera-mente importuna toda la cucnta de las seis, y de las ocho. jornadas; pues,el viagc, desde. di-r chas islas liasta; Espana no es; de jornadas^ si-i no.de minutos;; y el pretender.qup disten de nuestra costa mas que de la de Inglaterra , e$ una locura. Quarto, las Cassiterides Sorlingas estan en el mar britdiíico en distancia de OCIIQ legttas de Cormi·valles. En caso qiiç mi censor hablc de. estàs . ( H que: vienen las seis jornadas} I d que las dos mas ? ; d que las ocho jnntas ? Es mucha extravagància el pensar que en una dis­tancia de ocho /íguas , como hay desde Ingla-r terra d las Sorlingas, dcben emplcarse seis jor-, nadas de navegacion^ordinària : pcro es,ex-: travagancia todavia mayor el juzgar que un4 navc, que, para un viage tan corto como cl de Inglaterra a las Sorlingas, necesita de seis aiiis; pueda hacer con el mismo paso en soks ocho dias toda la l^rgü tiavegacipn desde las ^orlin-, -_. .i.i " " i ' d d i " gdS

Concliision y c^i'logo.

396 S u r t E M E N T O Vlir . gas a Espaiía. £n suma , de qualqiiier modo que se consideren las mcdidas y disranci^js que invento mi censor, son las mas impropias y dcfproporcionadas que puedan imaginarse. Pe­rò prosiguc todavia sus calculos. (Jiho (dice) por veintí y qiiatro forman ciento noveiita y ao$ legtias tlas qiiales jtintas con las cúnto qiia-renta y quatro expresaaas, componen trescien-tiïs treinta y sets. jY esto a que vicne? Yo no" lo sé; y creo qiie ni cl mismo Quintcro lo sa­bé. Anade, que esta distancia de trcscientas treinta y scis legiias es la que de sentencia de Camdeno, ó segtin su ctieuta , debia haber des-de Bretana à Eipaíia. jY donde se halla se-mcjante sentencia''. ;donde semejante cucnta en todas las obràs del inglcsr èPara que haccrle autor de gcrigon.'zas aritméticas, en que cl ni penso', ni sono? í's cosa que pasma el ver d mi crudíto censor, que se dcshila los scsos en invent'ar'monstruosidadcs. ÍVÍ para que? Para cargarlas sobre los hbmbros de Camdeno. Pa­ra desacredirarlo como un ignorante. Para te-ner la satisfaccion de poderle decir con injus-tísinio epifonema : j Qtàai no extraiíara que escriba un sabio Camdeno proposiciones tan ais-parataíuisl jAsí un pigmeo se atreve contra un gjgantc!

LXVIII. No quiero pasar adelante en re-batir impiignaciones tan mal fundadas. Basta sin duda lo que he dicho en defensa de Cam­deno'y de su opinon. He probado que la exis­tència de las antiguas Cassiterides es innega­ble , y que los escritores que hablaron de eïlas con duda", no dudaron de su existència, sinó de su determinada situacion. He manifestado que en Andalucía, Portugal y Galicia hay real-

men-

C A S S I T E R I D E S . 397 mente minas de estano; però que el objetò de la qiiestion no es el estano del Continente, si­nó el de las islas CassiteriJcs. He convencido que el situar estàs islas Icjos de JZspnna, no es opinion de solos inglcscs, si:io tambicn de es­critores de orras naciones, y aiin espnnoUs ; y que en lugar de servirnoi de n eiiqscabo, co­mo lo temieron mis adversari», s , nos acarrea mas glòria que la opinion contraria. He he-cho ver daramente, que los textos que se ci-tan para nuestro asunto tornados de Homcro, Aristòteles , Dionisio Alexandrino , y Priscia-n o , son enteramente inutiles ; porque los dos primcros autores no nos dan luz para lo que se busca; y los otros dos no hablaron de nues-tras islas, sinó de las Hesperides del mar at-lantico. He demostrado con los textos origi-nales : que Herodoto tuvo a las Cassiterides por islas septentrionales : que Diodoro Sículo no las puso en nuestro mar , sinó en un mar niecino al océano iberico : que Possidonio hizo distincion entre el estaíio de Galicia y el de las Cassiterides : que Estrabon dixo que cstas is­las eran aiez ; vecinas la una d la otra j mas cercanas d Inglaterra que à Espafia; situa.úis respecto del cabo de Finisterre al septeiitrion y en alta mar; puestas en clima ó altura , casi la misma en que esta Inglaterra ; colocadas respecto de la Corwia con la misma proporcion que tiene Inglatara respecto de Vizcaya : que Pomponio Mela las fixo de un modo seme­jante en el mar britanico ó ingles, enfrcnte de las costas de Finisterre: que Plinio y Solino las situaro.*. asimismo mas arriba,y al septen-trion de las islas de Bayona , enfrente del prO' montorio dt Galicia, en que habitaban los cel-

tas-

398 SUPLEMENTO Vl l f . tas-iberos, ó celti-nerios: que Tolomco insinnó-lo mismo , suponiendo que estaban al septen-trion del promontorio Artabro : que Avieno hablando del mismo. cabo , denominado por otros Estrimnico , did estc mismo nombre a todo cl mar septentrional, y dixo que en eS' te mar estaban las islas del estam cerca de htglaterra, desJe donde en dos dias se nave-gaba a Irlanda , y litego se proseguia el via' ge lidcia el polo artico y mar helado./Evidea-çié que todas estàs seBas nos apartan mucho de las islus de Bayona, y nos Ucvah directa-mcnte a las Sorlingas; y que la circunstancia notabilísima del estaüo confirma indubitable« mente la misma opinion; pues confíesan aun. los defensores de Bayona, que en las islas de Inglatcrra hay minas. de dicho metal, y en las de Galícia jamas se ha descubierro nmguna.. He rcbatido por fin todas las .reflexiones con-trarias de mis dos eruditos censores, que se lian dexado llevar de razones vanas y falsas para impugnar una verdad històrica sobrado clara y evidcnte. El seiior D. Joscph Corni-d e , aunque juicioso y erudito , renuncio al-gunas veces a su pròpia erudicion y doctrina para llevar adclante una opiuipn 'cn que el ciego amor de la pàtria le representaba una glòria para su Galícia. Lo mas notable en cs-te docto cscritor es el abuso que hizo de su ingenio para dar a los testimonios de los cs-critores antiguos un aspccto diverso del que realmente tienen. En prueba del estam 6 plo­mo blanco del continente de Francia cita un texto de Plinio, en que se habla exprcsamen-te del plomo negro. Dice que Arístòtelcs por estaíío celticQ no pudo cntender el de las Casr - . si-

C A S S I T E R I D E S . !;99 siterides, por que entonces no iran conocidas; y (ieíiende al mismo tiempo que se cunocian en-la edad de Himikon y Herodoto, que son anr teíiores. Afirma con Estrabon, que las Cassi-terides estaban iinidas y apinadas; y lucgo pre-tende que el laxe jacentes de A\·icno quiere decir separadas y desiinidas. Ponde dice cl mismo jToeta, que sinus deliiscit siib promon­torio , quiere dar a cntender 3 sus lectores, que dcbaxo del cabo estX todo el seno ; sien-do cicrto que dehiscere en buen latin no quie­re decir que esta todo allí, sinó que allí se abre, ó arranca , ó empieza. Por multa visgen-tis, dònde se habla de mticha gente , traduce gent es vigorosas : por navigia Junctis apta ta pellibus entiende barcos de flexibles mivibres aforrados de pieles , no hablando cl texto ni de mimbres , ni de aforros : por nttllus ( in -iulunorum)gurgitem occeani secant, que es una negativa absoluta y redonda , entiende que los isleüos estaban poco acostiimbrados d surcar el occano: por Brítanni ad Mictim na'vigabant, donde no se dice palabra de transporto de es­taíío , traduce , que de Mictis se traia el es­taüo à Inglaterra: •oox introrsiis à Britannia, que es su mediodiao levante, entiende al obest de Inglaterra precisamente, que es prccisamen-te todo lo contrario: por las alturas en quft pone Plinio a Norvegia Jslanda, y mar hela-iio , nos representa mares de ponicnte respecto de Inglaterra : pon el fabulosa estaüo de- las is­las atlanticas del mar de Àfrica', Cntiendé el tstaüo de Mictis del mar de Dinamarca. Però mas todavia me debò quejar del seiior D. Mi­guel Pérez Quintero, por ser mucho inayor la irregularidad con quc-procede cm toda su • j ' c i u -

400 SUTLEMENTO V I U . erudita disertacion , no solo contra m i , però aun contra cl sabio Camdcno , culpandole de ignorancias y neccdades, (jue no ticnen otro ser, sinó el de la imaginacion de quien las in­venta. Nos atribuye proposiciones que jamas hemos proterido: nos echa en cara argumcn-tos que jamas hemos propuesto : nos contra-dicc varias razoncs, que abraza dcspues él mis-m o , quando le parccen al caso para su defen­sa : habla de cUmas , alturas , y graduaciones con ideas tan nuevas y fantasticas, que ni aun en cl sentido de las voces nos convenimos: contunde la edad de los fenícios con la de los romanos, formando tal laberlnto de historias, que no es fàcil sacar en limpio la verdad: se glòria de saber traducir los tcstimonios de los escritorcs latinos con la regularidad y exacti­tud gramatical que en mi (segun dice) se de-sea; y lucgo que se pone à exccutarlo , les hacc dccir casi siempre d todo lo contrario de lo que dixeron, d cosas enteramente nuevas, en que no sonaron. He aquí en compendio los principalcs csfuerzos gramaticales de mi lati-? nísimo censor.

I. Cassiterides oppomintur artabris njerstis septiittrionem. tz Las Cassiterides cacn al oca-so de los artabros t=. El septentrion se con-vicrtc en occideatc en virtud de las reglas de la gramàtica.

II. Sunt sitae versus septentrionem. sa Tic­nen prolongacion septentrional, sin estar al septentrion ts. Nueva inteÜgencia de latini-dad , con que debcn prolongarse los diccio-narios.

III. In alto marí sitae ab artabrorum por-tu. s Arrancaban desde cl puerto de los ar·r'

' C A S S I T T - E R I D E S . ' 401 tabros :±. Solo por milagro gramatical podian arranciir desde «,1 puerto, estando icjp^. ddpuetr: to en alta mar. ; •., /. • ', ,1,,.':. i. w •.-...,,

IV. . Hésperides^ ^uhifpromo/itorlfí. saçro.ti Estaban las Hcspcridesnia^ arj-iba del promoof torio sacro c:. Estar arriba, ó estar abaxo, en rigor gramatical es una mismà cosa.'

.V. , Moles celsa saxeifastigii. ci Cordille-! ras. de morites^sr- < Porque ,np,.dijco .cprdQn.de san FraneisçQ t que se ascmeja ^algo. ma$,jil.fA· xífastigii? • .

Vi. Moles 'vergit.'sil·A coràiVLexa corre.s-Muy poco supo ei P. Ambrosio Calepino.

,.VII. Vergit in. t.epentetn «o/«/». =3. ,Çorre, hacia el norte s . PocQ.antes el scptefí.trion se convirtid en ONCcidente. .Ahora el mcdiodia sq distjaza en septentrion , y se tapa sin duda con buen capote para tcner el aspecto de sep­tentrion tepfnte, ó.tiÍ/ío.

VllL- Moles "jergit- tota. ca La. jCOrdiUeca remata c:. Por íin la'pobre se.cànsd»y;d<íxó ya de córrer. ,

IX. Moles jugi. es Cabo de Touriííantí. La cordillcra , desde, que dcxd'de córrer, ya no es cordillcra , sinó: promontorio. jQuan-tos prodigiós obra la gramàtica! „ .

X. Urgere levibum in axejn . Licaonis. es Tòrcer al oriente p=. j Pobres astronómos! Por ignorància de gramàtica no saben , que dondc nacc el sol, allí esta el polo articò.

XI. Ubi nimpha Aethra rigescit. =3 En Víz-caya cerca de las costas de san Scbastian ^ . Si oycn csto los vizcainos, son capaces de dar una tunda a la gramàtica , y repelarla como infame.

XII. Vix atisim ajjirmare. =3 Rcsucltamen-ïbitf. XVI, Eee te

402 . SvPtEMENTO VIIT. te me. atreVa d- afirmar, y salgo por fiador de lo cfUé afirmo' ts. ; Quanta retòrica para hacer decir sí à quien dixo noi '-'^'jAsí tfadUce y entiende el senor Quinte-my los textos què cita en su defensa! (Quien creyera que despues de tantos esfuerzos, diri­gides a apartar las Cassiterides de Inglaterra y acercarlas & Galicia, se halle todavia sin haber adelaritado nada; y 'nécesite de nuevos sofis-mas en'-ló mas substancial de la causà PConfíe* sa 4jue los ingleses tienen dies, islas con cassite-roiuó estaiio, d las quàles por consigttiente pite-de haber. dado la aitttgüedad el nombre de CaS' siteridei^i- y conficsà asitçismo que eit los-ma­res'dé'Gàlicia no-seballan islas con estaiio, ni diez'islàs-c'òn la'ssefiàs de las Cassiterides anti' gtias. Parece que no podia decir mas en tes­timonio de la lalsedad de su opinion. Però no SC arredra por esto. Coiicluye segun su estilo acostumbrado ,=y·segun las leyes de su espe-cialfsima Itígica v que Inglaterra , que tiene Cas­siterides , no las tuvo, ni las pudo tener, sinó d'lo mas con nombre apelati'vo; y Galicia, que ni aun así no las tiene, los tuvo aun con nom-bre' propio , porque pudo tencrias. En suma, mis adversarios lian vcncido- la causa , porque yo por firi no tengo en mi favor sinó la ver-dad y el hecho, y ellos alegan en su defensa los incontrasrables privilegies de toda la in-nicnsa posibilidad.

SU-

4P3

S U P L E M E N T O IX. i . i . . . . • . . • . ' 1 1 . 1 . .

Respttesta alas dificiiUade.^detutianptiimo.acerca •. de los antigiio^ •viages de'hehreos y egipcios :

d £spana.

I. JL/a cx'písdicion de Sesaço.rey de Eçipí.Viages i Es­to , que. se supone pasó-d'Espana en el sigla.P»'V« ''•= '°* decimo antes de- la era christiana; -y la trans-·*?"?""^ .f" migracipn de un, ínmenso pueblo de • judios ^«0$!*' ' que entraron (scgun s^.dic^ en nuestra pe­nínsula con ejl exército.'de'Nabuco, reydeBar' bilonia,y fu^daroii..en «jUa mucbasiciudades^ son dos artícyÍQS.sde.hç toria de .que habléien los.nilmeros XIX. y XX. de la Mspana fabu­losa , porque no me parecieron dignos de lu-» gar mas distinguido ,y honrado. Un religioso niuy rcspctable^por sUjdignidad y.çmpleps me ha.propuestp.yafias veces en Roma susr:eru-ditas. reflexiones en favor dè, los dos yiages, alcgando por los egipcios un documento de un sepulcro egipciano de nuestra nacion, y por los judtos la: anrigüedad de la palabra Sefarad^ con que dcnominan ellos d. Espaüa.

II. El documento, del sepulcro egipciano Un sepuicr* estd sacado de. una carta jocosa , que se im- <<:n<'ip por primid en Malaea en mil setecicntos cincuen- «S'Pí'inoj'» ta y seis, y volvio a imprimirse en Napoles yiage je lo$ en mil setecíentos y sesenta con la-^^<7»/o/o- egipcios. ^ia espanola del P. Fr. Jpseph de lorrubiat D. Agustin Alcayde Sotosalyo y Çienfuegosi que es el nombre con que se firma cl autor de la carta malagueüa, refiere que en el mes de Marzo de mil seiscicntos y. cinco se descu-

Eee 2 brid

404 SUPLE MENTO IX. biid en Almuiíccar iin scpulcro de un hom-bre de estawra grande, que tenia a siis lados una corona de plata, una lanza de hicrro, un tèfdo'de'cspàda·'jíetrilicàda·, dos urnas'de bar­ro vy" «Jos aníUos'dé oro r y como en estos cstuvicse csculpido un escarabajo ora con cl sol y la luna , y ora con ún hombre de ro-dillas que lo esta adorando; juzgd el (!Scritor

/qtiè' él ïfaptikrd'débia ser de tín' egipeiò, pòr ' ;habçr sidtf'dicBódninialejò'lUríà divinidad'niuy

;respctjidsi en Egipto,'y hallafsc'su iniàgen muy cpniunmenteien los anillos de aquella nacion. £ste documento (aun quando seaverdad todo lo <^üé'SCJdice)- no'bàita'por-cierto para intro-ducir'ch-'la'liisttina'ün hòcho notable,<lé que xíb hallaníos' rclàclon' tíi' memorial -en ninguno de los escrítòres antiguos. £1 indicio del es-cairàbàjo «s uno <le lòs mas equívO(íos y lige-rosquc piiedan alegarsc , porque es notorio quantas m'aravillàs har^-escrito de cstévil ani-rrialnòsolóClos griegos^y làtinós a^dnriirtidbres' de la ifiitología'cgipciiarïa', pcro auri'varios es-* crkores christíanos dignos de la mayor venc-" racion, en quiencs sín embargo no puedo apro-bar los cotejos que han hecho de tan vil sa-bandija con objetós los mas santos de nues-tra sagrada'religion. Pcro'àun quando se tra-tase de un indicio mas claro'y convincente, nada resultaria en favor de la antigua perma­nència de los egipcios en nuestra península:

.. lo primeroi, porque" el sepúlcròpuede ser mas moderno de ló'quc·se'figurò'él'cscritor de la carta maía^uefia :• lo scgUikló^,'f)Ofque puedé haber ido'a'Espànairtcidénteni^nte •algun egip-cio particular sin là cotiipania de lui entcro pucblo de su nacion : lo torcero , porque el • !•; . . '. ca-

VIAGES ANTIGUOS A ESPASA^ 4 0 5 cadàver,' aunqtie tenga anillos egipcianos , puè-de creerse de un espaíiol, ò de un rumano, d de un griego, atendiendo principahncnte a que todas las aemas seüas no dctdicen: lo quar-r o , porque los dos anillos, aunque se aseine-jcn a los del Egipto, puedcn habcrse labrado en Espaüa, d en Roma, d en Grècia •d ha­ber venido de Berbcría, y aun de Egipto tam-bien, en tiempo de los mahometanos. Para afir­mar en la historia como un hccho cicrto la permanència de los antiguos egipcios en Espa-iia , se necesita de pruebas mucho mas daras y convincentcs.

III. No tiene mejor aspecto el argumen- Ln ami fic-to que se saca de la palabra Sefarad en prueba ''««J •••<: ' pa-de la antigua transmigracion de los judios. Qn- ' "íT' • '' '•'" mo es cierto que esta palabra se Ice en el sa- Pueb"" iia grado texto de Abdias, y por ella los hcbreos \ ;.igs de lou enticnden todos Espana; consulté sobre esta juJíos. diíicultad el doctísimo abaté De Rossi« cuyos grandes progresos en todo genero de estudiós que tiencn rclacion con la lengua santa, son muy notorios en toda Europa. Conservo una carta de estc insigne cscritor, en que rejati-vamente ^1 asiinto me rcsponde así: No he exa-tniíiado profmidamcnte el texto que -cnid. me insifiúa del profeta Abdías , ni he teiiiuo .tiem­po para tan maduro examen : però sin embar­go puedo confirmarle en que los hcbreos absolu-tamcnte lo citan en prueba de la transmigra­cion a Espana. Creo que el mayor fundamcn-to que tieneu es el de la paràfrasis caldayca de Jonathan , antiquisimo intcrprete de su nacion, que así lo enteuuió, / juzgó que Eapaiia es a qiiien coniiiene el nombre original ae Sefarad, òu traduccion es de tunto pc<io y autoridad eu-

tr.-

4o6 S u r t E M E N T O IX. tre los hebreos , que. todos ellos llamatt comtin-mente à Espana con dicho nombre,y no lo en-: tienden jamas de ningun otro reyno, sinó del dè Espana. Ya sabé vmd. quantas qüestiones híi habido sobre esta inteligencia ; y entre otros autores puedo nombrar d Basnage, que en su historia de los judios trata del argumento con bastante extension. Para dilucidaria seria me­nester examinar todos los monumentos que pue'. den subministrar las historias: y aunque se que algnnos de ellos son apócrifos , y fàcilmente se­ran rechazados; sin embargo debe considerar-, se que la traduccion antigua de Jonathan, d no ser que pueda mostrar se Qo que no creo") evi-dentemente interpolada, es de mucha. autoridad, por estar fundada en la antigua inteligencia y tradicion de los hebreos. Aiiadase, que la. pala-bra de que se d'^p"^'t *'o tiene 'variacion algu­na cti los codigos manuscritos que hasta ahora he e.xúminado, y creo que tampoco la tenga en los que habré de exdminar en adelante. He aquí lo que puedo decirle d -vind. con la priesa en

' que me hallo , no teniendo otras luces que po­der le comunicar, ni oportutiiJad y tiempo para exdminar el asunto con mas sosiego ( i ) . Con

to-

<I) Articulo original de la car­ta del sefior De Rossi: lo r.on to esamir.ttto frafondamente ií luogo eceennata di -jibdía^ e noi poiio an-, eorcke ií voíetsi, Le confcrmo tolo di ztoh, ttc gli cbrei aríolutamen— te /' íntendonc delia trarmigra·íit-ní in tij-agiit/, io credo cbt: it fon— dawctíto itiaggiore ete essi sí alr-l·liitio t sia tiííia caldt'a paràfrasi di yonaihan , antich:ssimo íoro in— Icrfrcte cifc í inícndc coji, e vol­ta ií iiotuc origiíiJÍC di Sffarai pcr qu*íío di Sfagna id i·a avuto ía sua Iraduiione raiiio pejo ti auterità

nella razionff , c*è la Sfagna chia— mati ora comuncmente con qtieí n&-mc da tutti gli ebrci, e sotto no— ne di Sefarai non intcndesi ora al. tro regno ehè quctlo di Sfagna, Eíía sa qjianio qüesto senlitncnto sia combattuto\ e tràgli autori cl^e fot rei addilaríe, so cl:e ií Basnag* nelía sua histoire des juifs tratta sufícientemente a íungo questo at— gomcnto f per dilucidaré it quaíe^ cmvcrri dilucidar friïna i monti— rnmiti , cl^è fui somminiirare ía storia. So che aíeuni di questi sa— ranm sufíotli , e ttc faeiímer.tc

VIAGES ANTIGUOS A ESPAIA. 4 0 7 todo el empeno que maniíicsta el doctísimo senor De Rossi en favor de Jonathan , y de las tradiciones hebraycas, es muy ligero el fun-ditnento que se alega en prueba de ia perma­nència de los judios en Espaüa desde el tiem­po de Nabuco. £1 texto de Abdías en que s» lunda toda la qüestion , dice así en la vulga-ta: Transmigratio exercitus Jiliorum Israel om-nia loca chananeorum usque ad Sarepto et'trans-migratio Jerusalem, quae in Bosphoro est, pos-sidebit civitates austri: en castcUano: El exer­cito transmigrado de los hijos de Israel se apo­derarà de toda la tierra de los cananeos luis-ta Sarafendi;y los transmigrados de Jerusalen, que estan en el Bosforo , poseerdn las citidades de mediodia. Toda la dificultad esta en la pala-bra Bosforo, que es a la que corresponde en el original hcbraico el nombre de Sefarad, y en la paràfrasis caldayca el de Espaüa. Para esta tíltima correspondència, que es la que ticiic por autor a Jonathan, yo no hallo probabili-dad ni intrínseca , ni extrínseca. Observese lo primcro, que el autor sagrado habiò del cau-tivcrio de que Dios libraria a su pueblo, sa-candolo de Babilonia, y de la jurisdiccion de los reyes de Pèrsia, que son cosas que por sí mismas no nos excitan idea ninguna de £spa-üa. Observese lo segundo, que no solo el au­tor de la vulgata , però aun los sctenta inter­

pre­

ti smentiscono: ma a diré ií vero, ta Iradiizione antica di Jonatí^an èa it suo fe so , se non si mostra (come non faré) evidcntcnicnte in— tcrfolata , ed e fotidaia suíl anti-ca intcíligenza e tradizione degíi ebrei. Ií temtine non ia ne manos— eritti variazionc alcuna ahncno ns confrontati sinora , e ct^do cke ncj.

suna ne somministreranno i manos-eritti da confrontarsi, quand-j arri. verò aquel passo, £cco quanto posso dirle frecífitoscnicntCf rincrescctido. mi di non foter darle mag^iori turni^ e fer lomeno di non aver ozio e& agio fer sacrijïcare quaicit nMf:in. to interno a questo funto.

^ c 8 S U P L E M E N T O TX. . pretès , que soi) mucho mas antiguos que Jo-nathan, por Sefarad entendicron Bosforo; y es cierto que la paràfrasis de Jonathun , por au-torizada que sea , no puede preferirse en au-toridad a la que tienen las dos versiones jun-tàs que acabo de nombrar. Obscrvcse en ter­cer lugar, que aunquc la dcnominacion de Bos­

foro (romandola en çl sentido general de estrc' cho , por donde un btiey es capaz, de pnsar na-dando) puede aplicarse absohitamcnte a ^ual-quicra estrecho de mar , y por consiguiente tambicn al de Gibraltar; sin embargo ni aun cstc sentido puede adoptarse segun cl lengua-ge de los escritores antiguos, porque es cier­to que así gricgos como romanos , no dieron jamas cl nombre de Bosforo sinó à los dos es-trcchos del mar Negro j el de Cafa, y el de Constantinopla. Observese en quarto lugar, que aunquc la paràfrasis caldayca , atendicndo a la cpoca de su autor Jonathan , poco ante­rior a la de JcsurChristo , tiene sin duda el vcrdadero mérito dtf mucha antigüedad ; però considerandola en su estado presente, es obra de siglos mucho mas baxos; porque es cierto que los rabinos para apoyar sus glorias y su-pcrsticioncs la Iian alierado nuíy notablcmcn-t e , como se descubre con evidencia por la cronologia de algunos acontecimientos moder­nes de que Jonathan no pudo hablar en su si-glo. Observese en quinto lugar , que la con-cordancia de todos los codigos , examinados por el seüor abaté De Rossi, no prueba nada en el asunto , porque son todas posteriores a las alteraciones rabinicas que acabo de Insinuar. Observese por fin , que la /intigua transmit^ra-çion de los hebreos a Espaüa no es opinimi

tan

VIAGES ANTIGUOS A ESPAf?A. 4 0 9 tan comun entre los judios como me insinua el sciior De Rossi; pues entre las noticias que he recogido de varias sinagogas para ayuda de mi historia, conservo un papel original de Sa-muci Foa, hombrc muy estudioso y docto de la sinagoga de Regió, donde se lee lo siguien-te : Desde tiempo inmemorial una gran parte de Espana estwvo poblada de hebreos»los qua-les pretenden descender de las antigttas fami-Uas de la tribu de Judd, que pasaron allà en tiempo del cautiverio de Babilonia iinos seiscien-tos anos antes de la era christiana. Esta opi-nion no parece sobrada bien fundada, y los JU' dios de las otras naciones la contraaicen terri' blemente : però sifuese verdadera , los hebreos espamles podrian alegar un derecho de dosmit y trescientos aüos en favor de la pretension que tienen de niolver d Espaüa. Però sea de esto lo que se fuere, lo cierto es que las familias hebreas^ de Espaüa estaban etilazadas ò'C. ( i ) Es judio el que habla, y sin embargo contie-sa ingenuamcnrc que la opinion no parece so­brada bien fundada ; y aun aííade, que entre ellos mismos no la deíicnden sinó los que se tienen por descendientes de espanoles , y los demas la contradicen terriblemente. El sentido pues que se pretende dar al texto de Abdías, tomando a Sefarad por Espaiía, no solo no

TOM. XVI. (I) Et original italians del ju­

dio Foi dice asi : Sinó da tc;n-fo immcmórahiíe la Spagra era 4t*ta fopolata iu gran faric dt ehrei: qucsti cbrci fretcndono dit-teuderc da antkht fjmiglic delia tribu ds Gíuda , /-* ijttali vi furo· no traniporfatc nd ícn;fa delia €(2ttivitj d: Habilcnij , cirea jcenl irmi $riir.a dcll era cbriítiana. Se fttíla^ett'iotK , ei! nen afrart

Fft tie-fen tropfo bene appegghta, e che í / í cbt-ei óeltc aítrc naztüni ípn— tradieono firandcmcntc, /UTÍC ve­ra ^ íç/i cbrci sfegnuoti avrcbU·ro vn diritt» di duc tnlta c trcccnt* cni aàdUtro a rícl·iataarc , fcr H quaJc csterc fosti in libcttà di di~ riorar nfffc Sfaf^^c» Ci'fcchè tia tii eiò i qucjtc famiíitic cbr^c úi •íífa^· fifl ciOHo'iir.farcntate, ffç»

'íl

410 • S u P t E M E N T O IX. tiene en su favor la -tradicJon de todos los jiidios , ni el tcxro de los Scrcnta , ni la ver-sion viilgara , ni el contexro del original he-br3)CO , però ni aun la aiitoridad que se cita de Jonathan ; pues como su obra esta vicia­da en muchos artículus , es narural qire lo es-té rambien en este, en cuya falsilïcaciòn de-bian tener empciíu las sinagogas espanòlas, que han sido , y son aiin ahora las mas podero-sas y celebres de toda la nacion judayca. Lo que hay de cierto es que por efecto de,esta fal^ificacion, ò de la inucha fuerza del par-tido espaiíol desde los siglos medios hasta nues-, tros dias ha pasado siempre la palabra Sefa-rad entre los hcbreos , y aun entre muchos mahometanos, por sinònima de Espana, co­mo lo he probado en el tomo nono con va-rios documentes arabigos, en que se da el nom­bre de rtvi sefarense ó safarense a la que lla-* mamos es^anola ó hispànica.

S U P L E M E N T O X.

Correccioncs del tomo segimdo.

Correccion I. ^ / o n cl mísmo método con que cor-ciou»,lÚ£!ca. regí en el suplcmento. quinto, los deiectos del

tomo preliminar, corregiré ahora los do'imi tomo scgundo . 'mtit\ú:xí\o parte primera de la Espana antigtta. Comenzando por el pro­logo^ , dcbo retrararme de lo que dixe allí en elogio de la cronologia de Ferreras, de la qual no conocia qntonccs las im perfecciones o' err rores que despues he descubierto. Fiado en la autoriuaJ de los insignes autores de la histo--

ria

CORRECCIONES DEt TOMO V, 411 ria wii-vjrsa!, que alaban.'sumamentc la exac­titud crunolcgica. de Ferreras, dixe que en or-den a la era espanola , a las cgiras mahome-tanas, y a orros asuntos particulares de la his­tòria de Espana , seguiria las hucllas de este sabio cronòlogo de nucstra nacion. Despues en la practica no las he seguido , ni las he po-dido seguir, porquc habiendo cotisultaUo en cada articulo particular los documentes mas antigues y mas dignos de fe , lie habido de tomar \'arias veces, así en cronologia como en historia, un camino totalmente divcrso del que siguieron Ferreras , y otros escritores mo^ dernos. ,, II . Adcmas de esta correccion debcn ha-

cerse otras tres en puntos.de geografia. £1 pri-mero de mis crrorcs geogrúiicos esta en ellibro. íerccro num. 3 , pag. 111, dondese lee: Pace·' augusta, Badajoz en Extremadura, à la ra-ya de Portugal; Escrïbase : Pacc-augusta, lioy Beja- eti Portitgal. LA primera opinion no dc-xà de tcner sus partidàries : pcro yo en la continuacion de la historia sigo siempre csra

"ütra , porquc la tcngo por mas fundada. La segunda correccion dehc Iiacerse en cl núme­ro doçe del mismo libro tcrcero pag. i%i}. Eu lugar de rio Alba , conociJo hoy cou el nom­bre de rio de Ampitrias , se ha de escribir rio Alba , ho}' ILimado Ter; y la nora que se si­gne , anadiJa por algun biouhechor que no co-nozco, puede borrarsc co:no inuril. i-.l ter.;er error en que caí, no una sola vez, sinó mu-chas , es el de habcr coiifundido a los canta-bros con los vascones sc^iin la opinion errada de muchísimos escritores nucstros , ú qúieiies seguí entonces por no tenor las luccs que des-

Fúi pues

Corríccío-(n·.í gco^rí-

412 SUPIEMENTO X. pues hc adquirído. En el nilmero once de la Espafíii primiti'va, pag. 82 y 83 cscribí: Situa' cictt de la Vasconia Càntabra — : fats que habi-tiiban los Cdntabros...: los Càntabres, como los masfuertes....: la Cantàbria, como la provincià donae i^c : Ninguna de ellas pudo apoderar-se de hi Cantahia— : senores de la Cantàbria^ su dominio érf . . . . : genio caracteristico de los càntabres. Borrese en todas partes el nombre de Cantàbria, y pongase en su lugar el de Vas-conia en la forma - siguicnte : Situacion de la Vasconia pais que. habitaban los 'vascohes.. . . : los 'vascones y sus 'vecinos, como los mas fuertes.... : la Vasconia con sus 'vecindades, co-nu) la provincià donde is^c....: seüores de la Vasconia.,.y de las tierras cercanas, su domi­nio ^c— : genio caracteristico de los •vasco­nes. Asimismo en el nilmero primero de la iliis-tracion nona sobre la Espaiía primitiva en las paginas 277, 278, y 279, en lugar de comuni-

, cacion con la Cantàbria.... comunicació» de los griegos con los cantabros : en la Cantàbria espanola — , picnsa que los cantabros &c., es-cribase así: comunicacion con la Vasconia....: comunicacion de los griegos con los vascones... . . , en la Vasconia espanola...., piensa que los 'vascones, i^c.

IN-

I N D I C E 4»3

D E L A S M A T E R I A S Y A R T I C Ü L O S de este tomo.

•I^refacion. Num. I. Necesidad de los suplcmentos.

II . Su objeto, sistema y orden. Suplemento I. Qücstion sobre el Diplo­

ma de D. Ramiro primero, en que se liabla de la milagrosa apa-ricion de Santiago en la batalla de Clàvijo.

Cap. I. Razon y motivo de la qücstion. Num; I. Aserciones mias acerca del Di­

ploma.^ Asercion primera. II . Asercion segunda. III . Asercion tercera. IV. Asercion quarta. A' .· Motivo de la c^ücstion.

II . Disertacion ano'nima en defensa del Diploma de D . Ramiro pri­mero.

I. II . III. IV. V. VI . VII. VIII. ' IX. X. XI. XII.

Cap.

Num.

Num.

P . i ibi.

ibi. •2.

ibi. 6 8

. 9 ibi.

10 I I 13 J4 16 18 2 0 on

27 30 31

>\.i

M;^ Ï N D I C E

Nuïn. xiir.'-^ ^ ; •" XIV. ' • " ^ XV.

.: . .xvr. ' • • Cap. i n . Reflexiones mias sòbrc la antc-

cecícntc disevtacion. Niim. I. Motivo porijuc escribo, y or-

deri que observaré. Art. I. Examen de la^^üestion primera

• jsóbtó el> infame tribiud de las . doncellas. nt:'' i:

Num. II. Mi opinions no es temerària, antcs bien muy fundada. •

III. El tributo de las dònccUas es . • infame y fabuloso: . '.••..•, IV...No dexa de sertaltauniatriburr

yendolo ú solos.d/^;(»«f.dè nues-tros reyes, y no a muchos. '

V. Otros defcctos, d viciós de nues-tros reyes i no son motivo para atribuiries el infame tributo.'

VKiLa paz de algunos reyes' con los moros tampoco-es motivo pa­ra cargarlcs tan grande infàmia.

VII. Tampoco puede apoyarse tan escandalosa maldad en las pintu-ras y fiestas de Santiago. .: .

VIU. Nucvas razones contra los defensores del inAune tributo.

IX. Rccapitulaciun del primer ar­ticulo.

Art. II. Extimen de la qücscion «cgunda sobre la batalla de Clavijo.

X. ilaralla de Clavijo fabulosa..Dic-ron motivo ií la fabuia otras ba-l».illas posteriores.

Num.

33 35 ^o 41

43

ibi.

44

ibi.

47

52

55

59

63

<í3

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ibi.

68.

72

nE LAS ArATEF.IAS. 4 I 5 Num. XI, Ei- silencioide quaíro siglos es

pnicba convincenie contra dicha batalla.

XII. La autoridad del Faccnsc en prueba de la b.italla no es al caso.

XIII. Tampoco lo son las de Go-tuilla, y del cronicon de Car-dena.

XIV. Otros sucesòs vcrdadcròs, omitidos en la historia * no prue-ban ser vcrdadero el de Clavijo.

, XV. Nui:stras!>histbria^ debíanüa-ber hablado de-Iai batalla', &i liu -biese sucbdido. -r,

XVI. Rccapitulacicti del articulo scgundo.

Art. III. Exümen de la. qüestion tercera .- - - sobre la aparicion de Santiago.

•XVII.. Cargbs, quc>sc ~me h.icen acerca de la aparicion de San­tiago.

XVIIK Dcscargos. No níego la apíi-ricion, sinó su època yiugar.

XIX. La vcrdadcra y cieria apari­cion de iSaritia^a.a.cabalIa es la del ano de 1058.

XX. La íicsta:' de. la - aparicion es .. loable y santa, aunque nos equi-

!;fi:; voqu'emos eni SIL .motivo'. •/. Art. IV. Examen. de la qüestion quarta ' • sobre el \ 'o to ' nacional en favor

de la iglcsia de Santiago. . XXI. Cargos que se me hacen acer-

(, . ca del Voto de Santiago. •XXII. Lós dbcumcntos que se.;ci-

un en prueba del Voto.son ver­da-

74

7S

82

84

85

ibi.

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90

92

ibi.

n

4i<>

Num.

I N D I C E daderos, però no prucban lo que se prctende.

XXIII. No puedcn alegarse en prucba ds la batalla de Clavijo.

XXIV. Ni en prueba del Diploma de D. Ramiro primero.

XXV. Ni en prueba de la verdad del Voto.

XXVI. Los franceses inventaroh el Voto y el Diploma cerca de los anos de iioo.

XXVII. A pesar de todo lo dicho, la iglesia de. Santiago ciene derc-cho indisputable a la contribu-cion nacional. >

Art. V. Extimen de la qüestlon quinta • acerca de la Icgicimidad del DI>

. ploma. XXVIII. Examen de mis razones

contra la legitimidad del Diplo­ma.

XXIX. Razon I. La poca autori-dad de Rodrigo.Ximenez en el asunto.

XXX. Razon II. La imposibilidad de que D. Ramiro tuviese cor­tès en León, quando estaba des-truida.

XXXI. Razon III. La falta de una > expresion, que entonces se so­

lia poner en los Diplomas. -/XXXII . Razon IV. La firma de

Urraca comq muger de Ramiro, no siendolo.

XXXUI. Razon V. La ascrclon profètica de la inyocacíon de

Saa-

95

9<5

97

98

ibi.

100

l o s

ibi.

ibi.

1 0 4

109

110

DE X.AS MATERIAS. Santiago en las batallas.

Num. XXXIV. Razon VI. La mcncion que SC Iiacc de arzobispos, quan­do en Espana no los iiabia.

XXXV. Razon VIÍ. La mcncion de un arzobispado enteramentc desconocido.

XXXVI. Razon VIII. La firma de un obispo, que no vivia enton­ces.

XXXVII. Razon IX. La firma del rey D. Ramiro antes de ser rey.

XXXVIII. Razon X. La repcticion y desòrden de las firmas.

XXXIX. Razon,XI. La firma de-sacostumbrada de las potcstadcs de la ticrra, y la falta de otras firmas acostumbradas.

XL. Razon XII. La firma del sa-yon en lugar de la del cscribano.

XLI. Razon XIII. La mencion de Albclda antcs de su fundacion.

XLII. Razon XIV. El hablar de tiempos modernos, como si fue-scn antiguos.

XLI II. Otras razones del P. M. Pérez.

XLIV. Rccapitulacion del articu­lo quinto.

XLV. Por conseqüència nccesaria el• Diploma.ò es apo'críi < > ó a lomenos interpolado.

Art. VI. Exümen de la acusacion I. so­bre mi inclinaciori a franceses.

Art. VII. Examen de ^ la acusacion II. acerca del rcspcto dcbido.,.» los

TOM. xyi. Ggg di-

^^7 112

"3

" 5

" 7

120

127

129

132

^33

135

13(5

138

139

Art.

418 I N D I CE diplon-,as de los rcycs. 159

Niim. XLVI. El poco rcspeto que se me atribiiye d los diptomas rcales. ibi.

XLVII. Es un cargo insubsistcnte y caliimnioso. 140

VIII. Examen de la acusacion III. sobre la vencracion debida a la

. suprema autoridad pontifícia. 142 XLVIII. Gargo que se me hace

de poco rcspeto d la santa Sc-dc , porque niego un hecho re-ferido en el breviario; Ibi.

XLIX. Se satisface d la acusacion con quatfo respiiestas. 143

L. I.' Ea'santa Scde no aprueba los artículos históricòs del bre­viario.

LI. II.* La santa Sede ha corregi-144

do varias veces los crrores his­tóricòs del rezo divino.

Lli . III.' Quedan en él muchas historias ò falsas d dudosas, aun despues de dichas correcciones.

• LIII. IV.'Nuestro rezo, que ha-bla del Diploma de D. Rainiro, me'rcce' ser "corrègido , y sujeta-do.al juiçio de la santa Sede.

Art. IX. Súplica a la nacion espanola, pa­ra que se corrija el rezo de la aparicion dfe' Santiago.

LIV. Recapitulacion de todo lo que se ha dicho hasta'ahòra.

LV. Acercà del Diploma de Don Ramiro.

LVI. Acerca de la batalla de Cla-vijo.

Num.

153

.56

161

16a

162

Ï63

166

DE lAS MATERIAS. 4 1 9 Kum. LVII. Acerca de la aparicion de

Santiago a caballo. LVI 11. Acerca del Voto de la na­

cion en favor de la iglcsia de Santiago.

LIX. Acerca del infame tributo de las doncellas.

LX. Conclusion. Suplemento II. Traduccion de una carta

italiana en defensa del tomo pre­liminar, impugnado furiosamcn-te por los autores del diario en-ciclopedico de Viçencia.

Num. I. £1 auior de la censura contra mi tomo. preliníjnar. ,, ; '

II. No es espaiiol como se.supone. HI. Ni hombrc docto,comodicen

los diaristas viccntinos. IV. Se responde d las acusaciones

del censor. , 1 V. I.' Mis elogios de Espaüa no

son extigerados. VI. II.' He dado al clima de mi

pàtria los elogios que mcrece. . VII. III.* íío.he atribuido a la na­

cion espaiíola eí magisterio so­bre las demas.

VIII. IV.» He hablado del inge-nio espanol, como se debe se-gun verdad.. , • : ,

IX. y.* He plntado el caràcter po-lítico.de los espaúolcs como es en sí.

X. Exhortacions los diaristas. Suplemento III. Articulo de carta del sc-

nor D. Xavier Lozano para ilus-Ggga tra-

,67

168

170 17a

«75

ibi.

176

178

ibi.

180

i 8 i

,84

185 iH6

4:20 I N D I C E tracion y alimento del tomo pre­liminar. Imola 28 de Agosto de 1784. 187

Num. I. Elogies de Espaiía. ibi. II. Testimonios de extrangeros. 187 III. Testimonios de espanoles. 189

Suplemento IV. P.eflexíones acerca de la literatura espaíiola , de que se habld en cl tomo preliminar. 190

Num. I. Modèstia literària de-los espa­noles, digna de reprehension. ibi.

II. Carta de un modesto espanol en apocamiento de nuestra li-

.teratiir^. '•', '193 ' l i l . Defensa tlé la literatura cspa-

nolai' • 194 . IV. Època de fenicios y gricgos. 19^

V. Època de romanos. ibi. VI. Època de godos. 197 VII. Època de arabes. 198

'• V n r . Època de la rcstauracion de las letras. 200

IX. Època de su decadència y de sü'nueva restauraçion. ibi.

Suplemento V. Correçciones del tomo pre­liminar. •' ' 202

Num. I. Correçciones histdricas. ibi. II . Correçciones geograficas. 204

Sijplemento VI. Origen espanol de los cel-i ' tas.defendidoenelrornósegundo. 205

Num. I. Réfléxíon del seilòr iPcrez Qíiin-téro contra nií sistema del eelti-cismo cspanul. ibi.

II. Mi sistema no es comun, y ge­neral , como se supone. 206

JII. No' he puesto d los primeres ' ccl-

D£ LAS ^fATEKIAS. 421 ccitas en la Lusitania, sine en la -Espaiía occidental.

Num. IV. No los hice pasar de la Lusita­nia a la Bérica, sinó al revés.' ' '

Suplemento VÍIV Respucsta al séfi'or D. Jo-seph Marcos Bernardo Quiròs acerca de una antigua costum-

^ bre 'de los gallcgos. Num. I. Góstumbré antigüa<le los gaílc-

^ ' gos. La niega el seiíor Quirds. II. Yo nó la arribíií a los giiUegòs,

sinó a todos los cspanuics sep-tentrionales.

III. Seguí eíi-esto a-EstrabonVqtic habld con la misma gencriílidad.

Suplemento V l l i . Respuesta a los de» cru-ditos disertadores D. Joseph Cor-nide, y D. Miguel Pérez Quintc-

• • ró /acerca de las Cassiteridcs, ' Num. i." Objeto'de este suplemento.

II. La existència de las Cassiteri­dcs es innegable.

III. Injusticia con que mis advcr-sarios me acusan de falta de arnor nacional. • '

2 0 7

2 1 0

213

ibi.

2 1 4

215

2 1 7 ibi.

2 l 8

IV; Mi opihion acerca de las Cas-siterides no es' de sólois extran­geros y apasionados.

V. No es de mengua.para nuestra ' 'tiacion., síno de muchagloria'í VI. De Espafia se sacaba'esranó dis-

tinto del de' las Gassiférides. Vl i . Se éxàminanlas c.xpfesiónes

de los arïtiguos acerca de dichas islas.

VIII . 'Hdmerò. ' - i '. .. Num.

Ï26

20.7

2 2 9

o et f

- 0 *

Mlm^-i,'

424 Num.

I N o i C B IX. Herodoto. X. Aristdtciüs. -• t > Xí. Dioiioro Síçulof ,,,{ ./ ; XII., Estrabon. tcKto Í,i . XIII. Texto II. de Estrabon. XIV. Texto III. de Estrabon. XV. Texto IV. de Estrabon. XVI. Textp V. de Estrabon. X'VII. Text» VI, del inisino, Es-

t raboj i . ; j , < XVIII. Pomponio Mela. XIX. Plinio. XX. Solino.

.XX,I.; Pionisio Alcxapdrino. ' iXXII- Tolomco. XXÏII. Rufo Avienp. Textò I. XXIV. TextQ,_II. de Ayicno. XXV. Texto III. de Avieno. XXVI.. Respucsta a las reíle^pnes

de Cornide sobre el texto III. .•,dcl naismo Avienp,; , ,1 1

XXVÍI. Respucsta à las reflexio­nes de Quintero sobre el mis-mo texto.

XXVIII. Texto IV. de Avienp. XXIX. Texto V. del mismo, XXX. Texto VI. de Avieno.. XXXI. Dificultad de Cornide re-

lativamcnte a dicho texto. XXXII. Dificultad dje Qui^tci'O so-

.bre el mismo texto. XXXIII- Texto VII. de Avieno. XXXIV. Respucsta a las reflexio­

nes de Quintero. (obre diclio texto.

XXXV. Texto VIII.a4e Avieno. Num.

331

236 238 246 258 205 26^

271 2S9

29Í 298 3'2 316 318 321

323

325 335 337 340

34»

343 34S

351 35i

í-5 i

DE Í A S MAtHRIA<r. ^2^ Num, XXXVí. Tcxro ultimo del mismo

autor. $§/ XXXVJL RespnésfíT a orras re/Ic-

xjones de Cornide. Í?6O XXXVIII. Reflexíon I. Respucsta. 'ibi. XXXIX. Reflexíon 11. Respucsta. 361 XL. Reflexíon III. Respucsta. XLI. Reflexíon'IV. Respucsta. XLII. Reflexíon V. Rcspuéista. XLIIÍ. Reflexíon VI. Resputsta. XLIV. Reflexíon VII. Respucsta XLV. Reflexíon VIII. Respucsta. XLVI. Reflexíon IX. Respucsta. -XtVII.-Reflexíon X. Rtíipubsta. 47-

' XLVIII. Reflexíon XI. Riespucsta. 'ci/^ XLIXi Reflexíon XIÏ. Respucsta. 374 L. Respucsta a las Reflexiones de

Quintero. LI. Reflexíon I. Respucsta. Lli. Reflexíon II. Respucsta. LIII Reflexíon III. Respucsta. LIV. Reflexíon 1\-. Respucsta. LV. Reflexíon V. Respucsta. LVI. Reflexíon VI. Respucsta.

-LVIí. Reflexíon VIL Respucsta. so^ LVIIL ReflexíonVIH. Respucsta. 5<S6 LIX. RcflexíonlX. Respüesta.' ' ' 387 LX. Reflexíon X. Respucsta. 388 LXI. Reflexíon XI..Respucsta. 389 LXIL Reflexíon XII. Respucsta. qço LXIIL ReflexíonVÍIL Respucsta. *ibi. LXIV. Reflexíon XIV. Respucsta. 391 LXV. Reflexíon XV. Respucsta. 392 LXVI. Reflexíon XVI. Respucsta. S93 LXVII. Reflexíon XVII. Respucs­

ta. ibi. Num.

362 3<54 S66 ibi.

368 .37»

375 ibi. 377 37S ibi. 379

.380

4 2 4 I N D I C B Niim. -LXVIII. Conclusion , y cçílogo. Suplcmcnto IX. Respucsta ú las dificulra-

• des de Ull anònimo aççrca dc los antigtios viages de hebreos y egipcios a Espana. , '

Num. I. Viages a Espana de los antiguos Egipcios y Hebreos.

II. Ua-sepulcro. tenido por egip-ciano no es prucba 4 1 viagçïde los egipcios.;

III. La autigiiedad de la palabra Sefarad no es prueba del viage

1 ,, de Í05 judios., . .,,. .1 i.v Suplcmento X.·.Convccioncs deltonxo.se-

•,' , ..gundo. r : ; /. Niim. I. Gorreccion cronològica.'

II. Correccioncs gepgraíiças.

39<5

403

ibi.

ibi.

405

410 Ibi. 4H

Pag.

220 .

405-

Lin.

14.. 2f .

20 .

ERRATAS. Dice. Lease.

dísapreçiadot despteciado. • langhe? • '. Iiinghe? mimo, mismo. el, aL

. I

.!.!

DE LAS MATERIAS. -423 Num. XXXyi . - Texto ultimo del mismo.i, :

• .'.li.; a U t O F . . .. J - ; : , . ; . • ; . '. I >:.·.J:H^'.^^^

í . :XXXVII. Respucsta: d: btraS)refle-V .'.ixíònes de C'ornide.. •!;• ;;. 360

.'(>, XXXVIII. Reflexíòn I, Respucsta. ibi. XXXIX; Reflexion. II. Respucsta^ 36:1 XL. Reflexion ÍII. Respue^ta. 362

• 'I °XLI.'.>c^cflexionuIV. Respuistai 364 !i XlUí JKcfiexioi^V-. Respucsta. ^66

.ii.i XLlI I . ReflexíonícVJjiRespiícsta. ibi. X L i y j R é i i é x í t m J V i L Respucsta. 367 X L V . Reflexion VIII . Respucsta. 368

:.',. XLVI. Reflexioa IX.i Rcspiiesta. 371 •. XL·VJIi.Rcfleaion.-XijRèípucstAnoi 37!t

c>.<. XLVIII . Reflexion XI,cRjespfiesta. 373 XLIX..Réfle]uonXIJ. Respucsta, n$74 L. Respucsta à las Reflexiones, de

Quinteró. ' 37^ LI. Reflexion I. Respucsta. ibi. LII. Reflexion II. Respucsta. 377 LIII. Reflexion III. Respucsta. 378 LIV. Reflexion IV. Respucsta. ibi. L V . Reflexion V. Respucsta. 379 LVJ. Reflexion VI. Respucsta. 380 LAai . Reflexion VII. Respucsta !;85 LVIII . Reflexion VIII. Respucsta. 38Ó LIX. Reflexion IX. Respucsta. 387 LX. Reflexion X. Respucsta. Í^ÜS LXÍ. Reflexion XI. Re%puesra. 389 LXII. Reflexion XII. Respucsta. ^^o LXIII. Reflexion XIII. Respucsta. 'ibi. LXIV. Reflexion XIV. Respucsta. 391 LXV. Reflexion XV. Respucsta. 392 LXVI. Reflexion XVI. Respucsta. 393 LXVII. Reflexion XVII. Respucs­

ta. ibi. litíJ^ xvi. Hhh Num.

4^4 ' I I N D T C E Num.·'tXVIII. Gondusion , y 'epflogo. -$upIeinento IX. Respuesta alas diíiculta-

- -'' • 'des de'un 'anonini'o acerca dè'.los '; anti^uos viages de hebreos y

.:'); ..;!. ..'egipcios à Espana.. •- • ' •"

39'<S

403

ibi. 'Num. I. yiages a Espana de los antiguos

• égipcios y nebreos ï •. ir.-tln»S(Épulcro:itenido potegip-

•' iiano' no es'pruèba t del \iigé' de los'Jegipiciòsjii i . ' . )Ii . . . ' ibi

• '•• Uf.''L'a atvti üediad''de <la' ptalabra •-•Sefarad·no es prueba del viage

• • -de. lo^ judios. i.-, Supleniento tX: Correcciones del:fomó se-? - •<•• : ' . gundoJ- ' : • . . ' ; . ." : ' .1 / Nom. I. • 0)rrecciòri cronològica.., : i .•.

II. Correcciones ,£eografica«.

405

410 Ibi. 411

l'I

( .. . > , .

I ;

COR­

CO R R E C C I O.N E'S

T O M O X V i . . í I

vPíTfi- Litt. Dice. ('.' . 13. .26 et'incertor

24 .Gelminez; ' ;!•. \'la manda 0; >• r 4. .tecoiiocído í.

Bèatia ( i ) "mr . bicn hacel

sinó es Tortís . . . . . . I

ibid. v.s4· r Tortis . ( . 44 14 desdfreciado

tal.es de que el de que vengó irniense Llania no puede hacer-

se tradicion tcnido descubrió a que viene langhe? al púbico mimo. hubiera descu-

bierto laboriosus en la Co-

227 ^* '^'^ glòria, si po-dun

17

27

I

ibid.

•3.3.

61

? IIÜ

132 142 Ï49

J70 184

187 220

226

3

la

'5

10

30 I

22

J2

19 2 I

18 21

5 25 21

36

Lease... et incentor

.• Gel'mirez '•• •.\lc manda 1 i·iuico^ociíla \ : iíBtóatQ ÇO tam-

. bien llacen Si no es

. Fortis 1 .lEoíris 11.

des^eciado ; J. (,!tales,' > ;'

ú que al de con que vengò irimiense Lhimo no puede hacer-

nos traduccion tenida descubre a que vicncn lunghe ? al publico mismo. hubieran descu-

bierto laboriosius entre la Co-de glòria : si po-

di;in 283

283 Í7-^ articüld 'de- làs jarticulo3 de las pertnutas permutas

294 18 ibibirar. o K o» x -íbérico ihid. 24 celtiberia celtiberiae 304 ^$ -suBpromontorio s erUictado de;f «í»

•j-'i." ••» ir,·,ij.,,.promotttorio· 328 30 bién 6xplicados.N ''ilMien'aplicadosi 341 32"- que -im viento t.hnqwi còn un vitfito

• • .jpefiouliim (''..ivijpericlun^ • \ i ad''hiiju»>-tu;7 ( ) ) ab(.iúijusj(

354 «a

358'' 20 ÍS9 39 362 12 379 20 405 (20 4 i o 5

distantc de la-"-1 /disèinta de la atcndiendonos ? ateníendonos. <ha>*sído rccíbido -bvisido^tecibida dblf^ahiigoi

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