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Las Elites municipales en Puerto Rico y sus conflictos tras el desarrollo urbano de 1900˗1930.
La historiografía municipal puertorriqueña ha tendido
a estudiar los municipios en términos de sus luchas
políticas, desarrollo urbano y problemas sociales cuya
referencia son sus experiencias culturales concretas. Sin
embargo, no se ha enfatizado en el concepto de elites
municipales y menos durante los años de 1900 a 1930; la
mayoría de los estudios municipales en Puerto Rico son del
siglo XIX, especialmente la segunda mitad. Tampoco se ha
hecho hincapié en problemas como la implicación del
desarrollo urbano en el comportamiento político de estas, la
cultura señorial, el desplazamiento social y la marginación
de los sectores medios durante este periodo.
Dentro de la historiografía municipal puertorriqueña
encontramos el desarrollo urbano de finales del siglo XIX
inmerso en la lógica de la modernización. La existencia de
instituciones culturales, científicas y académicas, y cambios
estructurales, como la ampliación física o las inversiones
1
industriales en los municipios, presentan una sociedad en
transición hacia unos bien definidos paradigmas de
progreso1. Los invasores norteamericanos de 1898 encontraron
en Puerto Rico unas estructuras socioeconómicas con
características de trabajo servil. La economía de haciendas
se encontraba sometida a los inciertos precios del
mercado internacional y el intercambio era manejado en su
mayoría por elites sin arraigo cultural en Puerto Rico. Era
un país donde la tierra era un elemento económico más
abundante que el capital, lo cual, sumado a los factores
anteriores, posibilitó una cultura señorial que potenciaba la
solidaridad y la deferencia en las relaciones económicas.
Una economía agrícola donde gran parte del trabajo
era compensado con espacios de vivienda, víveres a crédito, o
la administración de una parcela, posibilitó la imagen
paternalista que capataces y hacendados forjaron de sí
mismos2. Los grandes propietarios no solo tenían control de
1 Ver: Sepúlveda, Cancel, Mario R. Mayagüez 1898: la ciudad y los manejos del poder,Los arcos de la memoria (el 98 en los pueblos de Puerto Rico). SilviaÁlvarez Cúrbelo y Carmen Raffucci edts. Págs. 38 ˗55 AsociaciónPuertorriqueña de Historiadores, San Juan, Puerto Rico, 1998. 2 Un panorama del endeudamiento al que eran sometidos los trabajadoresagrícolas por parte de sus amos se encuentra en: Picó Fernando. Libertad y
2
la tierra si no de la vida del trabajador campesino. El
agregado era fundamental en dicha estructura y aunque
existía la pequeña propiedad agrícola, el control del
mercado y el crédito patentizaban la hegemonía social de las
elites propietarias comerciantes. Este grupo era heterogéneo
y sectorizarlos seria conflictivo; sin embargo, lo que si
podemos afirmar es que tanto comerciante, hacendado y
profesional educado conforman el grupo de elites municipales.
El orden principalmente rural de Puerto Rico a finales
del siglo XIX no satisfacía las necesidades básicas de la
población. “La producción agraria no estaba orientada a las necesidades
alimenticias del país, si no a los estímulos de los mercados extranjeros.”3 Esto
convertía al trabajador y al pequeño agricultor en
dependientes del agrego y endeudamiento respectivamente lo
que, sumado a la apremiante e incierta situación económica,
hacia parecer a los propietarios como benefactores
servidumbre en el Puerto Rico del siglo XIX. Ediciones Huracán, Rio Piedras, 1981.En cuanto a la concepto de modernidad en Puerto Rico a fines del sigloXIX: Álvarez Cúrbelo, Silvia, El afán de la modernidad: la constitución de ladiscursividad moderna en Puerto Rico (Siglo XIX). Tesis de Maestría, Universidadde Puerto Rico en Rio Piedras, 1998. 3 Picó Fernando, La Guerra después de la Guerra. Ediciones Huracán, Rio Piedras,1987. (pg. 18)
3
indispensables. Por lo tanto, las elites municipales con
arraigo, mas en contacto con esta realidad, tomaron una
actitud de condescendencia paternalista con respecto a sus
constituyentes. Mientras que las elites más alejadas de estos
procesos en los entornos municipales estuvieron más
pendientes a la productividad y al rendimiento4.
El cambio desde el 1898 consistió en alejar la clase
de hacendados y comerciantes de sus facultades político-
administrativas, centralizando el gobierno y legalizando el
dominio y/o apoderamiento del capital ausente sobre las
industrias locales. En adelante, el gobierno fue
administrado directamente por funcionarios norteamericanos,
lo que le sirvió de base a parte de esta clase para que
su reclamo con respecto al gobierno propio se intensificara5.
4 Estos eran, en muchos casos, comerciantes prestamistas que podían o novivir en los municipios donde tenían intereses económicos, pero, encualquier caso, mantenían en endeudamiento constante a hacendadospropietarios y en su mayoría, no participaban de cargos públicos en lasadministraciones municipales. Ver: Iguina Cubano, Astrid T. La política de laelite mercantil y el establecimiento del régimen autonómico en Puerto Rico (1890-1898) Op.Cit. Boletín del Centro de Investigaciones Históricas, num 3., Universidad de Puerto Rico,Rio Piedras, 1987-1988.5 Para entender a profundidad el reclamo de gobierno propio y lasdivisiones en el autonomismo puertorriqueño de finales del siglo XIXrecomiendo: Iguina Cubano Astrid. El estudio de las elites económicas y la política enPuerto Rico en el siglo XIX. Op. Cit. Boletín del Centro de Investigaciones Históricas, num 4.,Universidad de Puerto Rico, Rio Piedras, 1989.
4
La pertinencia político-social de este sector tenía su apoyo
en la institución municipal y la centralización
gubernamental impuesta por el gobierno norteamericano los
destituye por igual6.
Viabilizar la agro exportación moderna y la sociedad
urbana tenia la implicación de necesitar trabajadores lo
suficientemente diestros, disciplinados y alfabetizados, en
una cultura de privilegios y favores donde la banca era
todavía una esperanza7. La proletarización, planificación
urbana, las escuelas y los servicios que exigía la lógica de
aglomerar grupos de personas en ciudades, iría en detrimento
de aquel prestigio forjado por el mundo agrícola a favor de
señores, capataces y terratenientes. El panorama planteaba la
transición de la relación política que sostenían los “señores
de la tierra” y sus agregados, a una económica, conceptualizada en
6 Quintero Rivera Ángel. Conflictos de clase y política en Puerto Rico. Ediciones
Huracán: Rio Piedras, Puerto Rico, 1986. (Pg. 47). 7 No se trata de que la Banca fuera inexistente; para 1898 existen cuatrobancos en Puerto Rico pero aun sus actividades eran insignificantes. Erauna esperanza en el sentido de los múltiples intentos de establecerla.Hubo que esperar las reformas del gobierno norteamericano para hacerviable la existencia sistemática de bancos. Ver: Santiago de Curet Ana M.Crédito, moneda y bancos en Puerto Rico durante el siglo XIX, tesis de maestría, (RioPiedras: Universidad de Puerto Rico, 1978).
5
la proletarización8. En este sentido las elites municipales
de muchos pueblos encuentran su espacio político amparados
en la premisa de manejar los cargos públicos, y así tener un
mayor acceso a la fiscalización de la producción y del
intercambio económico.
La participación de terratenientes en el comercio de sus
propios productos, corre paralelo a un desarrollo urbano con
exigencias profesionales que sometió a una dura prueba sus
posiciones de elite. El merito pertinente al desarrollo
urbano iba socavando las bases de prestigio de los señores
quienes: “Antes del 98, habían sido gente importante. Sus apellidos se
encontraban en las listas de vocales del Ayuntamiento, de las comisiones
municipales, y de las juntas de beneficencia; integraban la elite cultural del
pueblo…”9 . La estructura socioeconómica que se solidifica
8El concepto de “señores de la tierra” es utilizado por Juan José Baldrich paradesignar aquellos tabacaleros propietarios que todavía en la década delos treinta reclaman autoridad para intervenir en la esfera pública,amparados en un señorío ancestral: “La violencia colectiva, el malestar, los sueños deun mundo mejor y la defensa del mundo que se escapa de las manos con sus derechos ancestrales,resultan de rupturas en las relaciones entre clases más o menos conscientes de sus relacionesantagónicas entre sí”. (Pg. 31). Estos señores tabacaleros: “Sin embargo, no parecíanenfocar los intereses de la nación como una totalidad, sino más bien los de la comunidadinmediata, el municipio”. (Pg. 72). Baldrich José Juan, Sembraron la no siembra: loscosecheros de tabaco puertorriqueños frente a las a las corporaciones tabacaleras, 1920-1934. Ediciones Huracán, Rio Piedras, Puerto Rico, 1988. 9 Picó Fernando. Los Gallos Peleados. Rio Piedras, Ediciones Huracán, 1983.(Pg. 109).
6
durante las primeras décadas del siglo XX consistió en una “…
micro-estructura estatal colonial subordinada a una macro-estructura
metropolitana”10.
Parte de los cambios que afectaron las estructuras
económicas que respondían a los espacios municipales eran: el
canje monetario de 1899 que fijó la circulación a $.60
centavos por cada peso provincial, la creación de concejos
municipales con representación de todas las facciones
políticas y cívicas, y la creación de nuevos cuerpos de
policía con lenguajes de criminalización distintos11. Toda
10 Santiago Kelvin, Algunos aspectos de la integración de Puerto Rico al interior delestado norteamericano: los orígenes de la nueva estructura estatal colonial (1898-1929).Revista de Ciencias Sociales, LXXIII, num. 3 (julio-Dic) 1981, (Pág.,342). 297-346. 11 Aun cuando el 20 de Enero de 1899 el gobierno militar norteamericanosuspende la ejecución de hipotecas, “con el fin de ayudar a la endeudadaclase comercial”, era inevitable el colapso de estos en 1900, cuando sereactivó dicho cobro, precisamente debido al canje monetario. Un ejemplolo tenemos en: Cabrera Collazo, Rafael L; Los peninsulares y la transición hacia elsiglo XX en la zona central no˗cafetalera de Puerto Rico: el caso de Corozal, 1890˗1905. Tesisde maestría, Universidad de Puerto Rico en Rio Piedras, 1988. En cuanto alos concejos municipales con representación de las principales faccionespolíticas, la estrategia consistía en diluir las fuerzas en losayuntamientos y así sofocar cualquier posibilidad de unión elitistapuertorriqueña. Para un caso representativo de este resquebrajamiento dela política en los municipios: Rivera Ruiz, Álvaro M., Aguadilla: El puebloque le dio la espalda al mar. San Juan: Editores Isla Negra, 2da Edición, 2012.Por último, los lenguajes de criminalización se refieren a palabras máscontundentes para nombrar el comportamiento incorrecto; insinuandoseguridad de castigo con consecuencias, como faltas o delitos y: “Seañaden faltas nuevas como los “juegos prohibidos” que antes no aparecen y ahora se denuncia portener el frente de la casa sucio o vender tabaco por las calles.”: Acosta Lespier, Ivonne.Poderes y resistencias en la vida cotidiana de Caguas, (1897-1900). Los arcos de la
7
reestructuración tuvo el efecto de minar cualquier
posibilidad de reivindicación de aquellos que poseían manera
de producir mercancías exportables y de los profesionales que
tenían algún tipo de interés social en las localidades
municipales. Con la reestructuración del gobierno, manejado
desde 1898 por los norteamericanos, se sientan las bases del
modelo de vida moderno y “…comienza a colapsar el importante espacio
que tenían los precursores sociales dentro del personal colonial administrativo”.12
Las reformas desembocan, tanto a corto como a largo
plazo, en dos situaciones que se pueden conceptualizar como
desplazamiento social y marginación de los sectores
heterogéneos. Las pérdidas de sus activos de producción, de
sus propiedades y de su crédito, lo cual se acelera con el
canje monetario, convierten a las elites municipales en
elites desplazadas. La sustitución de personal en los cuerpos
de seguridad de los municipios y la purgación política
memoria (el 98 en los pueblos de Puerto Rico). Silvia Álvarez Cúrbelo yCarmen Raffucci edts. Pág 147. Asociación Puertorriqueña deHistoriadores, San Juan, Puerto Rico, 1998.
12 Santiago… pg. 302.
8
también desemboca en desplazamiento. Los nuevos integrantes
de los cuerpos políticos y administrativos, así como los que
incursionan en las inversiones económicas que posibilita el
nuevo régimen, deben alentar el proyecto civilizatorio
norteamericano; más aun, deben sentirse que han ganado y no
que han perdido, como los desplazados13. Muchos de esos
integrantes no son del todo nuevos; muchos formaban parte de
las elites municipales que establecieron sus inversiones
desde la década de los ochenta del siglo XIX14. “Algunos
pertenecían a los sectores hacendado y comercial, pero los más eran profesionales
y dueños de los pequeños negocios que florecían mientras duro la época de la
prosperidad del café”15. Estos son los que a partir de la segunda
década del siglo XX reclamaron ser parte de un abolengo
13 Las reformas norteamericanas que le dan valor a la frase de proyectocivilizatorio incluyen, además de las que aquí se mencionan, una políticaeducativa y religiosa; dos obras me parecen emblemáticas para un análisismás detallado: Rosario Urrutia, Mayra. Reclamos de identidad social en lasnarraciones protestantes: Transformaciones de un proyecto civilizatorio, 1898˗1929. Op. Cit.Boletín del Centro de Investigaciones Históricas, num 10., Universidad de Puerto Rico,Rio Piedras, 1998. Y Negrón de Montilla, Aida. La americanización de PuertoRico y el sistema de instrucción pública, 1900-1930. 2da edición, Editorial de laUniversidad de Puerto Rico: San Juan, Puerto Rico, 1990. Nótese que lasperiodizaciones son bien similares, lo que devela un proyecto causal biendelineado y multisectorial para Puerto Rico.
14 Roque Rivera, Juan E. La modernización en Caguas a finales del siglo XIX: proyectos, apoyos y resistencias, 1878-1897; Los pueblos de la región centro oriental y su historia (siglos XIX-XX). Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, pp 127-150, 2013.15 Ibid. Picó, Gallos… Pg. 109.
9
ancestral en los municipios; los “señores de la tierra”, los
desplazados.
El desplazamiento se intensificará según Puerto Rico
entra en el siglo XX y los patrones urbanizadores
norteamericanos van dominando las fachadas físicas,
culturales e ideológicas de los puertorriqueños16. El
desplazamiento social consistió en un relevo en el
protagonismo político: de los propietarios agrícolas a los
profesionales educados17. La marginalidad que sufren los
profesionales educados por parte de las elites municipales
con arraigo provocó la enajenación de estos de posiciones
políticas en los municipios. Aunque también estarán
ejerciendo las mismas actividades económicas que aquellos
sectores heterogéneos, cuyos apellidos no figuran en los
cargos del Ayuntamiento, a nivel político y social los
16 Vivoni Farage, Enrique, San Juan de Puerto Rico: de plaza fuerte a ciudad bella, Los arcos de la memoria (el 98 en los pueblos de Puerto Rico) págs. 18˗ 37. Silvia Álvarez Cúrbelo y Carmen Raffucci edtas. Asociación Puertorriqueñade Historiadores, San Juan, Puerto Rico, 199817 Para efectos de esta propuesta la política se entenderá como lasprácticas sociales que legitiman una visión de mundo y que sirven paraconstruir una ideología de orden. Ver: Silva Gotay, Samuel. Protestantismoy Política en Puerto Rico, 1898˗1930. Rio Piedras, Editorial de la Universidad dePuerto Rico, 1997.
10
“señores de la tierra” reclamaron prioridad y primacía sobre
estos, cobijados precisamente en la corporación municipal.
Estados Unidos, país invasor que influye material e
ideológicamente para posibilitar dicho escenario, era un
país industrializado, con un alto potencial como exportador
de manufacturas y necesitado de materia prima y mano de obra
barata. La amplia comunidad de inmigrantes en su territorio,
sus recursos naturales y su dinámico proceso de modernización
tecnológica y proteccionismo arancelario, son algunos de los
factores que ayudan a explicar su vertiginoso crecimiento
industrial, militar y político.18. Existía la urgencia de
exportar capitales, por lo cual necesitaban control tanto de
la producción como del comercio de sus colonias. Además,
necesitaban territorios con localización estratégica que les
facilitaran la protección de sus rutas comerciales e
intereses militares19. “Todos coincidían en que el fin de la frontera del
18 Morison, Samuel E., The Oxford History of American People, Oxford UniversityPress, 1965.
19 Estades Font, María Eugenia. La presencia militar de Estados Unidos en Puerto Rico 1898˗1918, Rio Piedras: Ediciones Huracán 1999.
11
oeste marcaba un punto crucial en la historia. Proclamaron el expansionismo
como la única salida. Los industriales, comerciantes, financieros y militares habían
logrado que los ideólogos representaran la imagen del mundo más apropiada a
sus intereses económicos y políticos”20.
El primer eslabón en la cadena de relaciones que impulsó
ese proyecto en Puerto Rico fueron las elites municipales.
Con su “sistema limitado de relaciones políticas”, los municipios les
proporcionaban a las elites el espacio geográfico,
institucional y social idóneo para el desarrollo urbano
anhelado21. “El asunto estaba ligado al hecho de que los ayuntamientos eran la
traducción de un poder también ancestral…”22. El proyecto requería que
las fuerzas políticas municipales ejercieran una influencia
táctica sobre las personas, de manera que la invasión se
visualizara como un adelanto y no como un asalto. Como
20 Silva Gotay, Protestantismo… Pág. 68. 21 Picó Fernando, Al filo del poder: subalternos y dominantes en Puerto Rico, 1739-1910.Editorial de la Universidad de Puerto Rico en Rio Piedras, 1993. (Pg.28). Picó propone una metodología idónea para detectar los orígenes delsistema de relaciones políticas en los municipios de Puerto Rico: “Esteesfuerzo debe relacionar las diversas etapas de la historia municipal tanto con los procesoseconómicos y sociales propios como con las corrientes políticas y las modificaciones institucionalesen el país”. (Pg. 28). 22 Ibid Mario R. Cancel, Mayagüez 1898… Pág. 43.
12
resultado de dicha agenda, la invasión trabajaría la
ocupación municipio por municipio23.
La aglutinación de extensiones urbanas alrededor de
centros manufactureros, que desembocó en el desarrollo de
sectores de servicio y pequeños suplidores, y en el éxodo de
la ruralía a las ciudades, aceleró la organización social
integradora en la cual la preparación profesional académica
se hacía cada vez más indispensable. “El desarrollo urbano trajo
gente nueva de otros sitios, con destrezas sociales e ideas sobre el buen gusto
más a tono con las necesidades de los sectores medios24”. Las personas que
encarnan un proyecto social tienen actitudes y aspiraciones
dónde sacan a relucir “…sus percepciones sobre los límites de lo posible, lo
realizable, e incluso de lo disponible”25.
El Caguas de 1900˗1930 nos ilustra ese proceso si
observamos con atención. Especialmente desde finales del
siglo XIX, Caguas cuenta con una economía de subsistencia
23 Para un estudio de la entrega de municipios durante la invasión: PicóFernando. La Guerra después de la Guerra. Ediciones Huracán, Rio Piedras, 1987.
24 Gallos Peleados, Pág. 109.25 Casimir Jean, La Invención del Caribe, Editorial de la Universidad dePuerto Rico, Rio Piedras, 1997. (Pg. 9)
13
con la tendencia a modernizar sus unidades de producción;
formando parte de una economía regional muy dinámica. Era un
pueblo donde se depositaban productos de la región noreste y
centro oriental destinados a San Juan. “Estas descripciones del valle
coinciden en la fertilidad de sus suelos, en la excelente localización geográfica del
poblado, desde el punto de vista de las comunicaciones con otros pueblos y
particularmente con la capital, elemento este importante en el desarrollo de la
economía del lugar”26.
Caguas se encontraba en transición de la economía de
subsistencia al agro comercial, y gracias en parte a la
proliferación de la pequeña propiedad, subsidió áreas que
destinaron sus tierras al monocultivo.27 A finales del siglo
XIX la pequeña propiedad aumenta mientras se reducen las
haciendas; lo que pone de manifiesto una capacidad
estructural para reinventarse ante la crisis azucarera de
aquel momento. Otro dato relevante es que en 1897 las
tierras destinadas para frutos menores, mayormente empleadas
para consumo local o subsidio, superaron en número a las26 Gil de Lamadrid Pesant, Katia. Transformaciones en el espacio geográfico delmunicipio de Caguas desde el periodo colonial hasta 1952. Tesis doctoral, Centro deEstudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, Pg. 52, 2005.
27 Ibid. Cabrera Collazo… 14
destinadas al azúcar. Junto a la ganadería, el tabaco y el
café, estas variables apuntan a unas condiciones de arraigo
y uso diversificado de la tierra28. La particularidad de
Caguas en el contexto de municipio centro oriental radica en
que se convirtió en centro administrativo, debido en parte
a su accesibilidad y cercanía con San Juan. Su posición
con respecto a la carretera central, “…la arteria principal de las
comunicaciones del país…”29, y su logística de ferrocarril,
facultaban el transporte de mercancías y de agentes
económicos como vendedores y funcionarios gubernamentales;
el municipio se convirtió así en un espacio idóneo para
ubicar oficinas centrales y almacenes.
La proliferación de construcciones para facilitar las
comunicaciones, instalaciones físicas para escuelas,
panaderías, ferreterías y pulperías, y la llegada cada vez
más intensa de vendedores ambulantes desde pueblos
monocultores, parecen no tener relación con deficiencias en
el manejo del erario municipal y en la economía en general30.28Roque Rivera Juan E. La modernización en Caguas a finales del siglo XIX: proyectos,apoyos y resistencias, 1878-1897; Los pueblos de la región centro oriental y su historia (siglos XIX-XX). Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, pp 127-150, 2013.29 Ibíd. Picó, La guerra…, Pg. 25. 30 Ibid. Roque La modernización en Caguas…
15
La situación podría indicar un movimiento económico paralelo
y apartado del gobierno municipal; ambiente fértil para el
desarrollo de una burguesía profesional a tono con las
exigencias del nuevo orden. Los déficits de la corporación
municipal no deben confundirse con crisis económica de sus
integrantes, tanto tabacaleros como colonos y profesionales;
los cargos públicos eran el espacio de fuerza donde se
facilitaban o perjudicaban los poderes económicos31. En ese
sentido tenemos una administración municipal en constante
decrecimiento económico mientras, por otro lado, sus
integrantes, y amistades de estos, participaban activamente
de los beneficios económicos del desarrollo urbano32.
31 Precisamente como eso, como espacios de fuerza donde se adjudica elprotagonismo económico, fue como visualizaron las elites municipales suscargos en las administraciones de los municipios, tratando de recuperaruna tradición señorial para justificar su posición y permanencia en lacorporación y más aun, su prioridad como inversionistas y facilitadoressociales del proyecto urbanizador de principios del siglo XX. Indicios deeste reclamo de la tradición señorial lo vemos en: Huertas González,Félix R. La elite poderosa: comerciantes y hacendados en el pueblo de San Miguel de HatoGrande (San Lorenzo), 1873-1883. Tesis de Maestría, Centro de Estudios Avanzadosde Puerto Rico y el Caribe, 1996. 32 Bunker, Oscar. Historia de Caguas, Tomo II, Barcelona: I. G. (Manuel
Pareja, 1975).
16
Muchos terratenientes hacendados y profesionales en
vías de modernizar sus inversiones económicas y ocupar el
gobierno se posicionaron en el Partido Unión. Fue Caguas
precisamente uno de los pueblos donde más apoyo recibió,
acogiendo a uno de sus líderes en momentos en que peligraba
su vida33. El apoyo fue uno sostenido a través de las primeras
tres décadas del siglo XX. Esta situación perpetuaría un
ambiente de patronazgo en la corporación municipal, lo que
causó conflictos con los profesionales producto del
desarrollo urbano.34 Esos profesionales eran particularmente
los que no pertenecían al círculo hegemónico municipal
durante las últimas décadas del siglo XIX. Por no tener
abolengo no tenían porque opacar la hegemonía de las familias
tradicionales, según dictaba la cultura señorial que
justificaba el que siempre fueran estos los que ocuparan los
cargos en la municipalidad.
33 Calderón José A. La pluma como arma: La construcción de la identidad nacional de
Luis Muñoz Rivera. Ediciones Análisis, Puerto Rico, 2010.
34 Roque Rivera, Juan E.; Modernización y gobierno municipal a finales del siglo XIX, 1878˗1897: Yauco, Caguas y Manati. tesis doctoral (Rio Piedras: Universidad de Puerto Rico, 2010).
17
Aquellos profesionales con apellidos en la corporación
municipal utilizaron su genealogía como punto de partida para
adjudicarse unos roles paternales. Sin embargo, para
aquellos que no poseían dicho abolengo, el desarrollo urbano,
con sus inversiones y organización de servicios, les dio la
oportunidad de demostrar lo frágil de la actitud deferencial.
Las profesiones que ejercían estos ya tenían importancia a
finales del siglo XIX; sin embargo, lo que es notable bajo la
dominación norteamericana es su poder de regateo. En Caguas
hubo un apoyo sostenido al unionismo, a pesar del ascenso de
organizaciones políticas que respondían a los intereses de la
profesionalidad y el trabajo por merito, como el Partido
Socialista.
La coexistencia de características de economía
campesina con la de mercado, son indicios de que no hubo
monopolios extremistas en Caguas; lo que explicaría en parte
un balance de fuerzas entre las estructuras económicas en el
municipio35. De 1910 en adelante parece inexistente el35 Para más detalles sobre economía campesina y de mercado en losmunicipios de Puerto Rico véase: Seda Prado, Jorge. El campesinado en PuertoRico a fines del siglo XIX y principios del XX: el caso de Toa Alta, 1894-1910. Rio Piedras,Ediciones Huracán, 1996.
18
agregado y proliferan los títulos de propiedad, el usufructo
y arrabales desorganizados; sin embargo, la institución
municipal seguirá siendo un lugar hacia el cual hacer
reclamos sociales con lenguaje de deferencia36. “El miedo a
mezclarse socialmente con personas de más recursos y menos abolengo indujo,
primero al retraimiento, y luego al anonimato.”37 Es decir, Caguas no giró
totalmente hacia la economía de mercado y mantuvo visos de
esa cultura de deferencia y paternalismo característica de la
vida señorial. Los rastros de dicha cultura son muy sutiles,
sin embargo, merecen someterse a estudio y al contrapunteo
con respecto a la burguesía que se desarrolla los primeros
treinta años de dominación colonial norteamericana.
Los inversionistas que llegan a Caguas después de 1900
encuentran una proporcionada interacción entre la
urbanización y la agricultura38. El ambiente en Caguas era
36 Para un contexto de los cambios físicos de Caguas durante los primerosdiez años de dominación norteamericana ver: Hernández David, Juan.Desarrollo urbano y poder en Caguas: 1890-1930. Los pueblos de la región centro oriental y suhistoria (siglos XIX-XX). Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, 2013, pp166-215.
37 Ibíd. Picó, Gallos…, Pg. 109.38 Un ejemplo de esto se lo encontramos con la inversión de una sociedadde azucareros belgas a principios de 1900: Acosta Lespier, Ivonne. SantaJuana y Mano Manca: Auge y decadencia del azúcar en el valle del Turabo en el siglo XX. RíoPiedras: Editorial Cultural, 1995.
19
propicio para la inversión, tanto por su gobernabilidad como
por su potencial de ciudad, cede de importantes sucursales
administrativas39. La concentración de la tierra no primó en
la estructura cagüeña, lo cual pudo haber afianzado la
cultura deferencial; en los grandes pueblos exportadores es
difícil detectar el señorío porque la atención se centra en
la producción y acarreo del monocultivo. Al concentrarse la
tierra en pocas manos la enajenación de los profesionales y
pequeños propietarios locales con respecto al dominio de la
tierra es mayor; más aun cuando se trata de monopolio
ausentista. La enajenación de la tierra dificulta el que
puedan justificar una herencia ancestral de abolengo; máximo
cuando, a su vez, se enajenan los trabajadores del producto
de su trabajo con la proletarización.
Otra explicación posible al ambiente de inversión puede
estar en que, desde la década de los 80 de finales del siglo
XIX Caguas encuentra su potencial en el Tabaco. El auge
39 Juan José Baldrich da a entender que los Tabacaleros puertorriqueños enla década del 1920 encontraban en Caguas un centro administrativo desdedonde llevar la lucha contra las empresas que los sometían: Ibíd. Baldrich(Págs. 39-57). El mayor propietario de San Lorenzo, el hacendado ycomerciante Don Sandalio Jiménez y Ramírez, tenía su residencia enCaguas: Ibíd.. Huertas (Pg. 93).
20
del Tabaco en la economía cagüeña puede ser una de las
razones de su crecimiento poblacional en la última década del
siglo XIX; siendo esta otra de sus características
modernizadoras. Por su misma lógica de producción el Tabaco
es un producto modernizante: “Este auge del tabaco cambio la fisionomía
de los centros urbanos del interior, dándoles sus primeros grandes edificios
seculares: los talleres de tabaco. Asimismo, los dotó de un proletariado urbano
numeroso y diestro que vino a sacudir el compás apacible de la vida en los viejos
cascos urbanos”40. El espacio relativamente proporcionado que
encuentran cada uno de los frutos principales de la
economía cagüeña, junto a la creciente economía de servicios
que se desarrolla durante las primeras tres décadas del siglo
XX, facilitan la coexistencia de grupos que pugnaron por su
mejor acomodo: los que ostentaban cargos en la corporación
municipal y aquellos con influencia económica pero sin acceso
a dichas posiciones.
Burgueses con arraigo en el municipio, como los hermanos
Solá, encontraron diferencias con otros igualmente
profesionales e inversionistas, pero sin señorío, como Don
40 Ibíd. Picó, Gallos Peleados…, Pg. 21.
21
Cipriano Manrique41. El factor de que los Solá estuvieran en
la escena política y económica del municipio desde la década
de los 80 de finales del siglo XIX, parece ser suficiente
para que estos reclamaran autoridad para encausar los
criterios de organización social de los cagüeños42. El
concepto “viejas familias” podemos aplicarlo al caso de Caguas:
las inversiones importantes de siembra de Tabaco que se
hicieron en la década de los 80 de finales del siglo XIX,
fecha admitida para empezar a catalogar a Caguas como un
pueblo tabacalero, son en su mayoría hechas por la familia
Solá43. Los Solá ostentaran cargos públicos al menos hasta
principios de los años 30; lo que los convierte en una elite
ejemplar dentro del circulo político cagüeño.
Es en estas pugnas que encontramos los conflictos entre
elites municipales que son producto del desarrollo urbano,
con el paulatino desvanecimiento de la tradición señorial.
Con respecto a los demás pueblos de su distrito, en Caguas,
41 Ibíd. Hernández, Pg. 177. 42 Ibíd. Hernández, Pg. 178.43 El concepto de “viejas familias” no son las de más antigua residencia, si no “…las económicamente menos nuevas”: Picó, Gallos Peleados…, Pg. 108. Lavinculación entre las inversiones de los Solá y el Tabaco en la década delos 80 de finales del siglo XIX: Ibíd. Hernández, Pg. 178.
22
ni la caña ni el café le restan protagonismo económico a los
demás frutos44. La situación armoniza con un proyecto de
modernización que, además de incentivar la infraestructura,
incluye códigos de comportamiento social urbano. Así pues,
Caguas responde a esa necesidad creada desde las elites
puertorriqueñas, comandadas por el gobierno norteamericano,
de crear una estructura que responda a la aspiración de
agentes de finanzas, empresarios y profesionales con empleos
federales.
El balance de fuerzas que generó su estructura debió
propiciar un ambiente fértil para que las “viejas familias”,
como los Solá, perpetuaran la ocupación de la corporación
municipal. 45 Como parte del proyecto de modernización, el
desarrollo urbano se encargó de llevar al escenario político
municipal a los profesionales y artesanos sin abolengo, los
llamados sectores heterogéneos, cristalizando así unos
conflictos meritorios de estudio. Los necesarios códigos
éticos que exige la encomienda modernizadora se reflejan en
44 Carroll, Henry K. Report of the Island of Porto Rico. 2da Edición, AcademiaPuertorriqueña de la Historia, 2005.
45 Ibid, Picó, Gallos…, Pág. 109.
23
las resistencias y acomodos que emanan, tanto de la elite
desplazada como de aquella que encuentra su madurez desde
principios de la década del 20, los que “…podrán adueñarse de un
idioma propio y suscitar universos alternos de sociabilidad”46.
Las elites municipales basaron sus relaciones
socioeconómicas en la existencia del señorío y deferencia que
posibilitó el régimen de hacienda del siglo XIX. Los
conflictos entre las elites municipales consistieron en que
los que tradicionalmente ostentaban los cargos públicos se
sintieron desplazados ante una burguesía profesional cada
vez más poderosa económicamente. La situación dio paso a la
pertinencia de la burguesía profesional y el desarrollo
urbano fue el proceso que impulsó la situación.
Este escenario perpetuó la presencia del señorío y
deferencia en la corporación municipal hasta al menos el
1930, lo que creó la marginación de la burguesía sin
abolengo. Aunque todos los integrantes de las elites
municipales pertenecen a la misma clase social, fue la
tradición señorial una causa subyacente en sus conflictos. Me46 Picó, Fernando. San Fernando de la Carolina, Identidades y Representaciones. Rio Piedras, Ediciones Huracán. 2005. (Pg. 98.)
24
interesa exponer el desarrollo urbano que experimentó el
municipio durante aquellas décadas como contexto que
posibilitó dichos conflictos. Con esto en perspectiva,
pretendo verificar el desplazamiento social y marginación de
los sectores heterogéneos en Caguas, como parte fundamental
de los conflictos entre sus elites; constatando el
rompimiento con la cultura de deferencia y paternalismo y el
desarrollo de una sociedad urbana moderna. Intereso hacer una
historia sobre las mentalidades de las elites municipales en
Caguas con respecto al proceso de desarrollo urbano y
modernización, que comprenda los primeros treinta años de
dominación colonial norteamericana en Puerto Rico.
25
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