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Sindicalismo Argentino 1. Introducción Todos los años miles y miles de personas, buscan la posibilidad de conseguir trabajo en fábricas, empresas, multinacionales, etc . Esta gente posee derechos laborales que los protegen. Los sindicatos son los encargados de que se respeten los mismos. Hay diferentes tipos de sindicatos que plantean distintas posiciones ideológicas. El obrero no siempre tuvo la protección de los sindicatos para hacer valer sus derechos. A través del tiempo los trabajadores tuvieron que realizar grandes sacrificios y combatir ferozmente con sectores de la sociedad que siempre buscaron el beneficio personal para hacerse más ricos a costa de los que menos tenían. Esos combates comienzan en la temprana edad de los esclavos, sigue por los oficiales, aprendices y vasallos de la Edad Media, continúa con los operarios de las manufacturas y culmina con la Revolución Industrial, de los obreros que trabajan en los modernos establecimientos fabriles. Debemos tener en cuenta que la acción de los sindicatos ha hecho que las voces de la gente más pobre y desamparada llegue a los oídos del gobierno y de gente muy poderosa. Podemos decir que más de una vez los sindicatos han hecho torcer los brazos más poderosos a favor de los que menos tienen, aunque

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Sindicalismo Argentino

1. IntroducciónTodos los años miles y miles de personas, buscan la posibilidad de conseguir trabajo en fábricas, empresas, multinacionales, etc . Esta gente posee derechos laborales que los protegen. Los sindicatos son los encargados de que se respeten los mismos. Hay diferentes tipos de sindicatos que plantean distintas posiciones ideológicas.El obrero no siempre tuvo la protección de los sindicatos para hacer valer sus derechos. A través del tiempo los trabajadores tuvieron que realizar grandes sacrificios y combatir ferozmente con sectores de la sociedad que siempre buscaron el beneficio personal para hacerse más ricos a costa de los que menos tenían. Esos combates comienzan en la temprana edad de los esclavos, sigue por los oficiales, aprendices y vasallos de la Edad Media, continúa con los operarios de las manufacturas y culmina con la Revolución Industrial, de los obreros que trabajan en los modernos establecimientos fabriles.Debemos tener en cuenta que la acción de los sindicatos ha hecho que las voces de la gente más pobre y desamparada llegue a los oídos del gobierno y de gente muy poderosa. Podemos decir que más de una vez los sindicatos han hecho torcer los brazos más poderosos a favor de los que menos tienen, aunque

sabemos muy bien que muchos sindicatos no siempre acatan a las peticiones del obrero, y sólo están interesados en el beneficio personal.Los sindicatos reiteradas veces participan en la vida política de un país, influyendo en varios momentos, ya que ejercen presión para que se promulguen determinadas leyes , o apoyan a algún candidato que defienda los intereses de los trabajadores.Antes de comenzar a presentar este trabajo escrito, creemos conveniente realizar una pequeña síntesis del significado de la palabra sindicato, para posteriormente estar ambientado de lo que vamos a desarrollar en esta monografía: podríamos definir al sindicato como una asociación formada para la defensa de intereses económicos, sociales y hasta políticos que tengan en común los trabajadores, y además para protegerlos de posibles abusos injustos que sufran de sus "patrones" ante los cuales están indefensos o con miedo de oponerse y en consecuencia perder sus empleos.A continuación trataremos de mostrar las funciones, tipos y fines de los sindicatos en la República Argentina

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más: http://www.monografias.com/trabajos5/sinde/sinde.shtml#ixzz3jIKWQlru

2. El Sindicalismo y su evoluciónSindicalismo: Significado ideológico:Es una doctrina inspirada por George Sorel ( 1847 – 1922 ), que propiciaba un socialismo sindical en contraposición al socialismo de estado.El Sindicalismo propone realizar la socialización, entregando los medios de producción a los sindicatos en lugar de nacionalizarlos.De esta manera se organizará una Confederación de Sindicatos que tendrá a su cargo la planificación de la economía.El Parlamento liberal, en que está reemplazada la ciudadanía en forma general, será sustituido por una representación de delegados sindicales. El Sindicalismo se opone al Estado, en nombre de la libertad humana.Sus métodos de lucha se oponen al parlamento y a las reformas que implican mejoras salariales y de condiciones de trabajo, propiciando la acción directa y la huelga revolucionaria con el fin de lograr el control sindical de los medios de producción. Estos conceptos acercan el Sindicalismo al anarquismo.El Sindicalismo es elitista y voluntarista en la medida en que propicia la acción directa y la huelga que desembocara en la "huelga general revolucionaria" que

permitirá a los sindicatos tomar el control de los medios de producción.3. Síntesis de los principios sindicalistas1- La implementación de un socialismo donde los medios de producción estén controlados por los sindicatos.2- Organización de una Confederación de Sindicatos en lugar del Estado.3- Supresión del Parlamento liberal que debe ser reemplazado por la representación sindical.4- Rechazo de los partidos políticos.Significado Actual:Hoy el término Sindicalismo está referido a los sindicatos, como organización obrera, prescindiendo de todo contenido ideológico en el sentido que tuvo el movimiento inspirado por Sorel.5. Los sindicatos en la Argentina:Entre 1857 y 1914, en particular durante los períodos prósperos de la década de 1880 y 1900, se radican en la Argentina más de 2 millones de inmigrantes.Para 1914, eran extranjeros 3 de cada 10 individuos que vivían en Argentina, y la mitad de los que residían en Buenos Aires.El inmigrante típico era el español o el italiano, de 15 a 64 años. Era un agricultor o un trabajador especializado o semiespecializado, ocupado en una pequeña fábrica o taller. La mayoría se concentraron

en las provincias del litoral, principalmente en Buenos Aires y Rosario.Una de las necesidades más imperiosas de los trabajadores inmigrantes, era la de formar lazos comunitarios. Sus primeras tentativas fueron las sociedades de socorro mutuo, carente de contenidos políticos y revolucionarios.En 1857 se fundaron dos sociedades para proporcionar a los inmigrantes españoles hospitales, escuelas y seguros por accidentes, enfermad y sepelio. Luego se crearon las italianas. A fines de siglo había en la Argentina 79 Sociedades Italianas de Socorros y 57 españolas.6. Segunda etapa del Sindicalismo en la Argentina ( 1915 – 1930 )En 1909 para intentar la unidad del movimiento obrero, los sindicalistas y los gremios autónomos, constituyeron un nuevo organismo: la Confederación Obrera de la República Argentina ( CORA ) y en 1915 la disolvieron para plegarse a la FORA.11En 1915 la FORA se divide en el Noveno Congreso pasando a llamarse FORA IX, el mismo repudió a los anarquistas comunistas, los cuales se concentraron en la FORA V, por que en este congreso ( 1905 ) la Federación había adoptado ésta filosofía política.La FORA IX sindicalista y apolítica, que controló el movimiento obrero desde 1915 hasta 1922, fue la central gremial independiente de mayor eficacia en la

historia del país. Mientras se recuperaba de los sucesos de 1910 y la división de 1915, creció de 51 filiales a 734 con unos 70.000 afiliados. El número anual de huelgas se quintuplicó , y el número de huelguistas pasó de 12.000 a 300.000. Pero resultó mucho más importante para el trabajador el hecho de que los salarios aumentaron como consecuencia de dicha actividad, además de la prosperidad acarreada por la 1er. Guerra Mundial.12En esta etapa lo más importante fue el cambio de la composición de la clase obrera. La FORA contó con el apoyo de artesanos inmigrantes de Italia y España, que trabajaban en estrecho contacto con sus patrones, y sus filiales fueron de oficio: zapateros, panaderos, carpinteros y albañiles.La década de 1920, se componía primordialmente de trabajadores del transporte, que vivían a lo largo y a lo ancho del país. Este gremio creció rápidamente debido al gran desarrollo de la industria ferroviaria y marítima, para 1920 los trabajadores del transporte representaban más de la mitad de los obreros sindicalizados del país.13Un tercer cambio en la clase obrera fue le desarrollo de un grupo reducido llamado "cuellos blancos" y empleados públicos . Durante este período se organizaron los bancarios, los periodistas, los trabajadores del telégrafo, los empleados de correo en

la Capital Federal, los maestros de Mendoza y los empleados de comercio en Rosario.14Los dirigentes de los gremios ferroviarios y marítimos que representaban a hombres de todo el país y que trabajaban cada vez en situación más impersonal, comenzaron a entender que el Gobierno local ya no podía resolver sus problemas fundamentales. Las huelgas locales tenían cada vez menos eficacia, y el sindicato local nada podía hacer para evitarla discriminación regional de los salarios, el costo elevado de vida, la especulación y el desempleo. Estos dirigente sindicales comprendieron que sus problemas eran problemas nacionales, y se dieron cuenta gradualmente de la necesidad de adquirir influencia a nivel nacional.También la sindicalización de algunos trabajadores de cuello blanco y empleados públicos infundió actitudes nuevas e importantes en el movimiento obrero. Los bancarios, los maestros y los empleados de correo, no eran revolucionarios, querían reformar el sistema capitalista argentino, pero no destruirlo, y por lo tanto buscaban tener influencia dentro del aparato gubernativo.7. Organización de los sindicatosEl gobierno de Yrigoyen:Con la elección de Yrigoyen en 1916, el Gobierno cambió su actitud hacia el movimiento obrero

organizado, los sectores medios "conquistaron una influencia decisiva en la dirección del país".15La política laboral del presidente reflejaba este hecho: comprendió las necesidades y aspiraciones de los obreros porque los consideraba un elemento legítimo de la sociedad, pero dicha comprensión tenía sus límites. Entre 1916 y 1919, el Estado apoyó muchas demandas del movimiento obrero pero, a partir de 1919, a medida que declinaba la prosperidad y se difundía en los sectores medios, el temor de la revolución social, comenzaron a restringirse las actividades sindicales.Yrigoyen insistía en que el Gobierno debe ser imparcial. Debe actuar, debe poner fin a los "privilegios y fueros que puedan desvirtuar el principio básico de la unidad nacional". "Debe amparar a todas las clases y cuidar los intereses, buscando en le bienestar común la seguridad de cada uno"...16También protegió los derechos de sindicalización y de huelga del movimiento obrero y comprometió al Estado en las disputas entre el capital y el trabajo, para asegurar la justicia de ambas partes.Como resultado de esto las organizaciones sindicales, durante los 3 años de su presidencia, pudieron abarcar nuevas industrias, nuevas zonas geográficas, que hasta la fecha sólo se hallaban parcialmente sindicalizadas, por ejemplo: Los obreros de los frigoríficos de

Berisso, los trabajadores textiles y metalúrgicos de Buenos Aires, los azucareros del norte, etc.Además el Gobierno intervino en la importante huelga marítima de 1916, la huelga ferroviaria de 1917, para proteger los intereses de los obreros, así como los de los patrones y del país en su conjunto.Si bien varios representantes de la industria y el comercio, solicitaron al presidente la intervención de la marina para poner fin a la huelga, el mismo no les respondió, en cambio dijo: "Entiendan señores, que los privilegios han concluido en el país y que de hoy en más, las fuerzas armadas de la Nación, no se moverán sino en defensa del honor o de su integridad" 17El fracaso de institucionalizar los derechos del movimiento obrero, implicaba que los trabajadores sólo se verían protegidos cuando era presidente un hombre que comprendía la causa, el movimiento obrero lamentaba que el Gobierno no se esforzara por aprobar la legislación laboral protectora de sus intereses por un lado, y por otro no derogó la Ley de Residencia o Ley de Defensa Social.Los sucesos de la Semana Trágica, del 7 al 14 de Enero d 1919, ejemplificaron tanto el temor oficial como el grado del apoyo gubernativo al movimiento obrero organizado...9. La década del 30

El 27 de abril de 1930 por disposición del presidente Hipólito Yrigoyen, se estableció la celebración del 1ero. de mayo como Fiesta del Trabajo en todo el territorio de la Nación. Para los dirigentes de la época, la fecha había tenido un significado de lucha y protesta.23El mes de septiembre de 1930 fue un mes importante para el movimiento obrero organizado de la República Argentina, porque tuvo un cambio fundamental de Gobierno ( el 5 de Septiembre el General Uriburu derroco a Yrigoyen e inauguró un período de 13 años de gobiernos militares ) y porque la mayoría de las fracciones sindicales se unieron en una sola confederación.Pocas semanas mas tarde, el 27 de septiembre, los integrantes de la COA controlada por los socialistas, la USA controlada por los sindicalistas y un grupo de sindicatos autónomos, se formaron para establecer la organización que desde entonces ha dominado al movimiento obrero argentino, la Confederación General del Trabajo ( CGT ).El acuerdo escrito que unificó a dichos grupos, estableció que la CGT sería gobernada por un congreso nacional anual de delegados nombrados por elección, y por un comité ejecutivo, hasta que pudieran redactarse y aprobarse los estatutos formales, la CGT sería gobernada por un Comité Nacional Sindical

provisorio, compuesto por 15 miembros de la COA, 15 de la USA y 10 de los sindicatos autónomos.La función básica del Comité Nacional Sindical consistió en redactar los estatutos, y en convocar a una asamblea constituyente para dar carácter oficial a la organización. 24Para conservar la unidad gremial, los dirigentes de la CGT insistieron en que ésta fuera independiente de todos los partidos políticos y grupos ideológicos.Muchos dirigentes sindicales mostraron preocupación por las ideas antidemocráticas y antiliberales de Uriburu ya que éste expresó simpatía fascista.25Si bien muchos grupos democráticos en la Argentina aceptaron el nuevo régimen, y la Corte Suprema la había otorgado a la CGT reconocimiento legal, , los dirigentes después de entrevistarse con un representante de Uriburu, dieron a publicar una declaración que esbozaba lo que consideraban una postura neutral."La Confederación General del Trabajo, órgano representativo de las fuerzas obreras sanas del país, está convencida de la obra de renovación administrativa del Gobierno provisional y dispuesta a apoyarla... también está convencida esta confederación de que el Gobierno provisional no mantiene en vigencia la Ley Marcial, sino para asegurar la tranquilidad pública"26

Los dirigentes sindicales se daban cuenta de la importancia de un Gobierno favorable a sus intereses, y a cambio de apoyar a Uriburu deseaban el mismo tipo de relación que habían tenido con Yrigoyen.Pero el movimiento obrero vio frustradas sus aspiraciones cuando el Gobierno dio a conocer un programa que abrogaba las garantías constitucionales de muchos ciudadanos, y que otorgaba privilegios a otros grupos especiales.El general Uriburu denunció la Ley de Salarios Mínimos, dificultó las reuniones sindicales, estableció un sistema de espías en los gremios, aplastó huelgas mediante la acción policial y no se preocupó por hacer cumplir la legislación laboral existente.27Los dirigentes de la CGT protestaron con energía la violación de los derechos legales y constitucionales, y subrayaron que deseaban disfrutar de los mismos derechos que todos los ciudadanos. Por ejemplo: de esta injusticia señalaron que el Gobierno había creado una Comisión Nacional de Desempleo, integrado por 10 miembros, la cual contaba con un solo representante de la CGT.28Otra violación del principio legal de igualdad de protección lo constituía la negativa oficial a restringirlas actividades de grupos armados particulares, como la "Legión Cívica", que atacaban a obreros, actuaban como rompe huelgas, a veces asesinaban con impunidad.

Para complicar la situación, la gran desocupación y la estabilización de los salarios reales presionaron de modo particular a los dirigentes de la CGT. Los dirigentes sindicales querían saber cómo podía funcionar la CGT, dentro de los límites de su programa apolítico, para modificar la actitud de un régimen hostil y para proteger sus derechos legales.El dilema produjo un serio conflicto dentro de la CGT, porque los sindicalistas de la anterior USA y los socialistas de la ex COA proponían soluciones diferentes a la cuestión. Los sindicalistas propiciaban la continuación de programa de gremialismo apolítico, para concentrarse en problemas económicos específicos. Los socialistas querían abolir el gremialismo apolítico para que la CGT se identificara activamente con los grupos políticos que se oponían a la oligarquía, el fascismo y el Gobierno, defendían lo que consideraban amenazas a un Estado democrático.La lucha ocurrió dentro del Comité Nacional Sindical provisorio de la CGT, porque los sindicalistas ( que habían conseguido controlar la organización ) nunca llegaron a convocar a un Congreso Nacional. A medida que se desarrolló la disputa, los socialistas creyeron que la oligarquía y el capital extranjero se habían unido con el fascismo internacional para privar a los trabajadores de sus derechos constitucionales, y que los sindicalistas al conservar su neutralidad

política estaban brindando apoyo tácito a la coalición "pro fascista y antiobrera".Hacia fines de 1933, el programa apolítico de los sindicalistas contaba con el apoyo de la mayoría del Comité Nacional Sindical, pero no pudieron conseguir la adhesión de los gremios grandes controlados por los socialistas, tales como los ferroviarios, empleados de comercio, municipales y gráficos.29La lucha continuó intensificándose hasta el 12 de diciembre de 1935 cuando los dirigentes socialistas de la Unión Ferroviaria, La Fraternidad, la Confederación General de Empleados de Comercio, la Unidad Tranviaria, la Unión Obrera Municipal y la Asociación de Trabajadores del Estado que representaban una importante mayoría en el movimiento obrero, se constituyeron en un nuevo comité ejecutivo de la CGT.El nuevo cuerpo explicó que se había hecho cargo de la situación porque el anterior comité ejecutivo había contrariado la voluntad de la mayoría de los afiliados a la CGT. Pocos meses más tarde, convocó a un congreso constituyente que establecía formalmente a la federación bajo la dirección de un Comité Central y un congreso nacional anual.El triunfo de la rebelión socialista de 1935 se debió a que las ideas de los nuevos dirigentes eran más adecuadas a la situación política de la década del 30.

El programa de gremialismo apolítico y cooperación con el Gobierno estuvo bien con Yrigoyen y los radicales. Sin embargo, los gobiernos de Uriburu y Justo, que representaban a diferentes grupos de la sociedad, se mostraron hostiles al Sindicalismo.Los nuevos dirigentes socialistas de la CGT, que creen que los intereses de los trabajadores y del Estado democrático se hallaban amenazados por la alianza del fascismo internacional con los intereses conservadores y antidemocráticos de la Argentina, empezaron un nacionalismo liberal popular.En el Congreso Constituyente de la CGT de 1936, sus dirigentes reafirmaron la independencia absoluta frente a todos los partidos políticos y grupos ideológicos, pero al mismo tiempo señalaron que la CGT "intervendrá constantemente en todos los problemas nacionales que afecten a los trabajadores".30En forma dramática la CGT hizo públicas las consecuencias de su nuevo nacionalismo liberal al conmemorar el 1º de mayo de 1936, junto a todos los elementos democráticos de las sociedades organizadas. En el acto hablaron José Doménech por la CGT, Arturo Frondizi por la Unión Cívica Radical, Lisandro de la Torre por el partido Demócrata Progresista y Mario Bravo por el partido Socialista.El tema de todos los discursos fue la defensa de la democracia argentina contra la creciente amenaza del fascismo.

Los empleados de comercio expresaron con un lenguaje más directo. EL acto del 1º de mayo, evidenció la independencia política de la CGT, pero sin enajenarla de las fuerzas que respaldaban propuestas concretas y comunes para la defensa de la democracia.31Los dirigentes gremiales, amenazados por las actividades antihuelguistas del Gobierno, exigían el reconocimiento del trabajador como un integrante igual de la sociedad con derechos a respeto y protección plena bajo la ley.El autor de un artículo publicado en La Fraternidad, sostenía que los Unos eran enemigos de la policía o del Estado. Pero subraya que la policía y el Gobierno deben reconocer que las huelgas no se dirigían necesariamente en su contra y también que no eran ideológicas: las huelgas constituían una simple tentativa de obtener beneficios económicos.32Sin embargo, se continuaron sucediendo actos que el movimiento obrero consideraba arbitrarios e inconstitucionales. Como consecuencia de una huelga de albañiles, el Gobierno arrestó y deportó a cinco dirigentes gremiales de acuerdo con lo prescripto en la Ley de Residencia.33Mediante esta ley, los terratenientes querían privar a los trabajadores de su patria.En 1937 con el ascenso de Roberto M. de Ortiz a la presidencia, conviniendo que éste parecía simpatizar

con la aspiraciones de las clases populares, los sindicalistas decidieron reafirmar la necesidad de cooperación entre el Gobierno y los gremios.34Pese a estos deseos del presidente, las mismas intenciones del mismo eran anuladas por la aposición existente dentro de su gobierno.Se ignoraba la legislación laboral existente y seguían siendo fuertes los sentimientos antisindicalistas a nivel oficial.El nacionalismo liberal surgido del movimiento obrero entre 1935 y 1939, se acentuó durante los cuatro años siguientes porque se utilizó para nuevos fines. El nacionalismo de la CGT dirigida por los socialistas apareció como precursora para defender tanto los intereses obreros como las instituciones democráticas amenazadas del país, pero después de 1939 los socialistas unidos al nacionalismo para intentar conservar su liderazgo en el movimiento.En 1935 los socialistas tuvieron éxito al enfrentar a los sindicalistas por e control de la CGT, pues éstos no habían logrado proteger al trabajador frente a las hostilidades de los gobiernos de Uriburu y Justo, pero de 1935 en adelante no pudieron mejorar los salarios reales que desde 1939 declinaban en pequeñas proporciones. Además muchos obreros no estaban sindicalizados sobre todo los de las industrias.35

Los sindicatos comunistas de reciente organización y los gremios sindicalistas desplazados disputaron a los socialistas la dirección del movimiento obrero.El aumento de la influencia comunista en el movimiento obrero se relacionaba muy de cerca con el aumento de los sindicatos por industrias, ya que tesoneros y militantes fueron los únicos que organizaron a estos nuevos trabajadores industriales.En 1936 después de la huelga de la construcción, crearon la Federación Obrera Nacional de la Construcción ( FONC ) que llegaría a tener importancia bajo el control comunista. La formación del FONC y su afiliación a la CGT otorgó a los comunistas gran influencia dentro del movimiento obrero, cambiando el equilibrio sindical de fuerzas. Cuando se reunió en 1939 el primer Congreso Ordinario de la CGT, la FONC tuvo 19 representantes sobre un total de 138.36Los sindicatos industriales con dirección comunista se unieron a los socialistas para defender las instituciones democráticas argentinas frente a los ataques de la alianza "conservadora fascista"El buen clima terminó bruscamente cuando en la Argentina para agosto de 1939, cuando Hitler y Stalin firmaron un pacto de no agresión. Los comunistas y los socialistas se atacaron con violencia, los socialistas replicaron con el emblema del nacionalismo liberal

para defender su propia posición y desacreditar a los comunistas.26. ConclusionesPodríamos decir que en poco más de un siglo ( 1850 – 1966 ), el trabajador ha podido, a través de la importante acción de los sindicatos, lograr condiciones que le sean favorables. Tales como:

Jornadas de no más de 8 horas diarias. Salarios justos Condiciones de trabajo dignas Libertad de huelgas que manifiesten su descontento Protección ante sus jefes Exigencia del cumplimiento de las leyes que

establecían. Por ejemplo: vacaciones pagas, protección contra despidos arbitrarios y restricción de los monopolios.

Se crearon tribunales de trabajo Se implementó el sistema de jubilaciones

Creación y respeto de sus derechos

Resumen

En qué dirección está evolucionando el modelo sindical argentino? La respuesta merece una perspectiva histórica y conceptual. El sindicato es una

institución esencialmente reformista, cuya naturaleza radica en la representación política y laboral de los trabajadores asalariados frente al Estado y en la relación con otros sectores económicos y sociales, para mejorar las condiciones de vida de sus representados. Luego de las últimas dos o tres décadas de transformaciones profundas en los modos de producción, la revolución tecnológica y la globalización económica, sumados a las políticas neoliberales, que trajeron como consecuencia la precarización laboral y desprotección de los trabajadores, es posible observar también importantes cambios en el papel que representan y pueden representar las asociaciones gremiales en una sociedad democrática.

 

Superada la etapa anarco sindicalista  (1890 1920), surgieron en Argentina dos grandes corrientes en el movimiento obrero. Una se correspondió con la hegemonía del socialismo revolucionario y el sindicalismo reformista. A sus márgenes y en correspondencia con el inicio de la industrialización sustitutiva en el país y la consolidación de la URSS en Europa, surge en Argentina el sindicalismo comunista en los años 30. Pero esa primera línea de fuerza se desarrolla acompañada por otra, de tipo político cultural, que se transformará en dominante a partir de

1930: la “nacionalización” del movimiento obrero y una concepción sindicalista propiamente dicha. Como lo han escrito reconocidos historiadores y sociólogos como Julio Godio, entre otros, este proceso se inicia con la presencia de banderas argentinas junto con las legendarias banderas rojas en los mitines obreros, y finalizará con la adhesión de la mayoría de los sindicatos al peronismo.

Ambos procesos en el interior del movimiento obrero tuvieron un denominador común: entre 1920 y 1930 hubo diferentes centrales sindicales socialistas y sindicalistas con participación de los comunistas. Desde 1930 hubo una CGT que se dividió en dos luego de la Revolución militar de 1943. Pero lo que nunca se dio, salvo raras excepciones, fue que un sindicato de rama o sector se dividiese internamente para optar por una u otra central nacional. Los trabajadores argentinos fundaron autónomamente el principio de unicidad sindical: un solo sindicato por rama, especialmente en industria, bancos y comercio. Este fenómeno progresivo es preexistente al peronismo y adoptará forma legal con el régimen de personería gremial  (derechos del sindicato más representativo) durante el primer gobierno de Perón dando lugar a lo que se da en llamar “sindicalismo de Estado”

Resumen 2

 hacia 1919 parecía inevitable la aparición de una central de los trabajadores. Entonces, la "gran represalia" no se hizo esperar. El 7 de enero de 1919, durante el primer Gobierno de Hipólito Yrigoyen, se desarrolló una huelga general en los Talleres Metalúrgicos Vasena, ubicados en la Ciudad de Buenos Aires. Los obreros reclamaban la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas de trabajo, mejores condiciones de trabajo, la vigencia del descanso dominical el aumento de salarios y la reposición de delegados despedidos. Los huelguistas fueron reprimidos brutalmente por la policía y por grupos paramilitares.

La violencia se extendió por una semana - del 7 al 11 de enero - que se dio a conocer como "La semana trágica". Durante esos días, los actos de violencia dejaron un saldo de 700 muertos  y 4000 heridos, 70 de los cuales pertenecían a la comunidad judía. Por ese motivo también se conoce a la Semana Trágica como el primer “pogrom” (vocablo ruso de antigua data que significa matanza de judíos) en América Latina.

La Semana Trágica va a señalar el punto más alto de violencia contra los trabajadores y, a su vez, el inicio de la decadencia del modelo de lucha sindical conducido por la FORA: un sindicalismo de confrontación revolucionario, fundado en sindicatos de oficio, y con un alto grado de fragmentación y división entre distintas corrientes sindicales.

  En 1926 la “Unión Ferroviaria” - que había obtenido la personería jurídica en 1922 - se alió con "La Fraternidad" para fundar la Confederación Obrera Argentina(COA). La COA adoptó un principio de organización  que la hacía diferir totalmente de la FORA y de la USA:  adoptaba como forma básica de organización sindical a la federación por rama de industria o de actividad; "el sindicato de rama".

La organización sindical por sector industrial, cuyo ejemplo era la Confederación Ferroviaria apoyada en la Unión Ferroviaria, tuvo consecuencias importantes para el movimiento obrero. Si bien este sistema otorgó mayor poder a muchos de los sindicatos, los trabajadores que pertenecían a actividades con menor cantidad de afiliados y/o con menor influencia en la

vida diaria del país, quedaban en clara desventaja. En cambio, los gremios que tenían más cantidad de trabajadores y con mayor poder de negociación - poder que dependía, entre otras cosas, de lo que implicaba realizar un paro generalizado en ese sector industrial - llevaban todas las de ganar. Así, el sindicalismo ferroviario se volvió dominante desde la década de 1920 hasta la de 1940.

La crisis económica de 1929 y el golpe militar de 1930 abrieron la puerta a un cambio completo del modelo económico de Argentina, que tuvo consecuencias profundas para el movimiento obrero y en el sistema de relaciones laborales. Básicamente, se preservó el latifundio y la producción agro-ganadera orientada a la exportación (Pacto Roca-Runciman), pero al mismo tiempo se estableció un modelo de sustitución de importaciones industriales que generó un extenso sector industrial con amplia utilización de mano de obra asalariada. Ambos sectores, el agro-exportador y el industrial sustitutivo, se desarrollaron en forma paralela con mínimas conexiones entre sí. Finalmente, el sistema económico requería de una considerable intervención del Estado, que derivó en la creación de importantes empresas públicas y agencias estatales de regulación económica (Junta Nacional de Granos, CAP, etc.).

 

En este contexto, el sindicalismo argentino comenzaba a preparar grandes estructuras sindicales capaces de negociar con las grandes empresas, las organizaciones empresariales y el gobierno. En 1930, el golpe de Estado por el cual asumió como Presidente el Gral Uriburu, amenazó con detener el crecimiento de las uniones sindicales; de hecho, la FORA fue declarada ilegal. Pero a pesar de esto, la unión de los obreros avanzaba y el 27 de septiembre de ese año, se formó, finalmente, la Confederación General del Trabajo, la CGT. La CGT surgió de acuerdo entre sindicalistas de varias ramas a partir de la fusión de las centrales Unión Sindical Argentina (USA) y la Confederación Obrera Argentina (COA). La CGT se declaró apartidaría y alejada de toda ideología, representando en ese entonces a 200.000 obreros de distintas ramas de actividad.1919- Semana Trágica / Se crea la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el presidente  Yrigoyen envía como representante a un miembro del sindicato “La Fraternidad”.

 1922- Obtiene la personería jurídica la “Unión Ferroviaria”, no se le otorga aún derecho sindical.   1926-“La Fraternidad” junto a la “Unión Ferroviaria” fundan la Confederación Obrera Argentina. 1930- Golpe de Estado, el Gral.Uriburu derroca al Gobierno Constitucional de Yrigoyen. Se declara la ilegalidad de la FORA y comienza una política persecutoria al movimiento obrero. 1930- Se forma la Confederación General del Trabajo (CGT), surgida de la coalición entre la Unión Sindical Argentina y la Confederación Obrera Argentina. Se declaró apartidaría y alejada de toda ideología representando en ese entonces a 200.000 obreros de distintas ramas de actividad.

Rwsumen 3Desde los inicios de la década del 20, la Argentina inició una paulatina diversificación de su matriz productiva dentro del marco general de un capitalismo agroexportador. El aumento de la participación de la industria en la economía se potenció en la década siguiente con la sustitución de importaciones. Esto

implicó un crecimiento cuantitativo de los trabajadores en ese sector y un impacto en un movimiento obrero que venía ganando posiciones e influencia en la vida política. A la incidencia inicial del anarquismo y el socialismo en el mundo sindical, se sumó a principios de siglo XX la del sindicalismo revolucionario y más adelante el comunismo. Con sus especificidades, estas corrientes de izquierda advirtieron la necesidad de intervenir en el plano gremial y establecieron vínculos con los trabajadores. En este lapso de veinte años, el heterogéneo espacio de la izquierda ejerció la hegemonía en la clase obrera y sus organizaciones construyendo, con vaivenes, una fuerza política relevante. La trama organizativa construida en este período fue compleja y el terreno que permite dilucidarla aún es vasto. En particular, dirigimos nuestra atención sobre un aspecto del mundo del trabajo en este período. El sindicalismo argentino ha sido destacado por numerosas variables a lo largo del tiempo. Una de ellas fue la capacidad que obtuvo de ramificarse hasta las fábricas y empresas generando estructuras en los sitios de producción que fomentaron la afiliación, posibilitaron un control de las condiciones de trabajo, vincularon a las dirigencias con las bases, entre otras características. Este rasgo atípico resulta central para explicar su solidez a lo largo del siglo XX y, generalmente, fue abordado exclusivamente a través del desempeño de las

comisiones internas. La idea que estas instancias fueron consecuencia de la imposición del modelo sindical peronista (Doyon, 1984 y 2006) ha sido matizada por estudios recientes que mostraron su funcionamiento durante la segunda mitad de la década infame (Ceruso, 2010). Nuestra intención en este artículo es comenzar a recorrer el camino que permita 82 ARCHIVOS de historia del movimiento obrero y la izquierda, nº 1 reconstruir la experiencia sindical en los lugares de trabajo entre 1920 y 1930 y, de este modo, enriquecer la mirada del proceso histórico. Para ello, en primer lugar, elaboramos un balance historiográfico sobre la actualidad del campo de estudio propuesto. Luego, reflexionamos sobre algunas líneas de interpretación que se encuentran en desarrollo y que guían nuestro proceso de investigación. A partir de ello, buscamos observar y analizar, entre otras cuestiones, las modalidades de la actividad de base en las fábricas, las estructuras impulsadas y la influencia de las corrientes políticas. Nuestro interés radica en dar cuenta de instancias colectivas de organización de los trabajadores. Esto es, estructuras prioritariamente ligadas a los sindicatos, compuestas por un conjunto de obreros y ancladas en el establecimiento laboral. El trabajo de base al cual nos referimos implica rastrear no sólo la acción obrera en el sitio de producción sino investigar la creación, el desarrollo y el funcionamiento efectivo, y extendido

en el tiempo, de organismos de representación sindical del proletariado. Nos circunscribimos al estudio del desempeño del movimiento obrero en las décadas del 20 y del 30 en la Capital Federal y sus alrededores. La prioridad recae en los gremios industriales aunque, tangencialmente, referimos a los sectores de transportes y servicios. La perspectiva seleccionada supone reducir la escala de análisis y allí radica su fortaleza y debilidad simultáneamente. Por un lado, enriquece la mirada ahondando en una dinámica de organización escasamente trabajada para la época. Por el otro, este enfoque inhibe las generalizaciones ya que limita la mirada sobre un aspecto específico y particular del campo sindical. Entendemos que en este período se produjo una irrupción del trabajo de base en la industria. Esto no quiere decir que haya sido el comienzo de este tipo de prácticas. Pero las diversas corrientes políticas con presencia entre los trabajadores de la época advirtieron (más tarde o más temprano) que obtener o solidificar la presencia en los lugares de trabajo sería un elemento de importancia para ganar o conservar cierta influencia. Iniciamos nuestro estudio en los años 20 ya que a partir de allí se evidenció la tendencia de la industria a preponderar en la estructura económica y finalizamos con el gobierno militar que en su desarrollo posterior daría lugar a la aparición del modelo sindical peronista

Resumen 4

A partir del gobierno radical de 1916 el Estado comenzó a actuar como árbitro en los conflictos laborales. La FORA del IX Congreso atenuó el rigor de sus huelgas y aumenta su actividad de negociación colectiva, aceptando el rol arbitral del Estado en la misma, a través del Departamento de Trabajo. Por otra parte a partir de la elección de un gobierno más reresentativo de la población, los sindicatos comenzaron a reclamar también mayor participación en la esfera política.En sentido confluente, en 1920 el senador socialista Enrique del Valle Iberlucea, presentó un proyecto de ley creando un Consejo Económico del Trabajo, elegido democráticamente por los sindicatos, y con la función de ser el máximo organismo directivo de la vida económica nacional, planeando la nacionalización de los sectores clave, dirigiendo las empresas estatales, controlando la industria y la inmigración.Resumen 5

Si bien la Primera Guerra implicó una expansión industrial muy importante, hacia 1930 la capacidad industrial del país se correspondía con un mercado de trabajo en el que predominaban los obreros calificados y semi-artesanos. La crisis del „29 puso fin al

desarrollo argentino basado en la exportación agropecuaria, el llamado desarrollo “hacia afuera”. La misma oligarquía terrateniente-exportadora decidió iniciar un proceso de industrialización por sustitución de importaciones. La masa obrera se acrecentó y la demanda de mano de obra no especializada atrajo hacia los centros urbanos, sobre todo Buenos Aires y Rosario, una considerable corriente migratoria que se desplazó desde las provincias marginadas y subdesarrolladas. En el movimiento obrero el período se caracterizó por el predominio numérico de los sindicatos socialistas y del sindicalismo independiente o “puro”. Su principal arma fue el uso de las vías parlamentarias y legales para obtener una legislación favorable a los intereses obreros, confiando en modificar progresivamente la situación de injusticia y adquirir el poder político por la vía de las urnas. Sin embargo, el profundo cambio económico y político que se operó en 1930 no fue comprendido en toda su profundidad por la dirigencia sindical mayoritaria. Ese sindicalismo no defendió el régimen democrático ni sabría captar la gran masa de migrantes internos que, durante la década de los „30, engrosaría las filas del movimiento obrero, conformándose una masa

políticamente vacante. A su vez, los sindicalistas “puros” y los socialistas generaron formas de integración con el sistema de poder político, sobre todo durante los gobiernos radicales pero también después de 1930, durante los gobiernos militares o conservadores, reticentes a las demandas populares. A medida que se expandía la economía urbano-industrial, los grandes sindicatos, como los marítimos y los ferroviarios, pasaron a tener mayor importancia en el seno del movimiento obrero organizado, desplazando a los pequeños sindicatos de oficios que habían sido la base 5 principal del poderío anarquista. En la década de 1930, la Unión Ferroviaria, con cerca de 100 mil afiliados, se convirtió en el gremio líder del mundo sindical nacional. Sin embargo, es conveniente realizar algunas precisiones. En primer lugar, la afirmación del movimiento gremial moderado, operada entre 1910 y 1920, continuó hasta 1925 pero después de esta fecha el sindicalismo decayó. La prosperidad económica influyó para que disminuyesen los conflictos sociales y las divisiones sindicales internas ayudaron a debilitar las fuerzas de la clase obrera. En 1922 se había llevado a cabo un Congreso de Unificación Sindical, del cual sólo estuvo ausente la FORA anarquista. De ese

Congreso nació la Unión Sindical Argentina, con predominio de los sindicalistas “puros” y participación socialista y comunista. Esta nueva tendencia había surgido en 1921 con la escisión del ala izquierdista del Partido Socialista y como reflejo de la ruptura que, a nivel mundial, se producía en el movimiento obrero entre los social-demócratas y los seguidores de Lenin, el líder de la reciente revolución rusa. Sin embargo, la unidad sindical duró poco tiempo. En 1924, el grupo socialista se separó de la USA y los comunistas fueron expulsados de la misma. La USA quedó reducida a unos 15 mil miembros, mientras los socialistas formaban, en alianza con los sindicalistas “puros”, la Confederación Obrera Argentina durante 1926. Esa central agrupaba a la Unión Ferroviaria, a la Unión Obrera Metalúrgica y a la Federación de Empleados de Comercio, llegando a sumar 130 mil afiliados hacia 1930. Incluso los comunistas formaron una pequeña central vanguardista, el Comité de Unidad Sindical, que atacaba duramente a los socialistas, a los sindicalistas “puros” y a los propios anarquistas. La segunda precisión es que el proyecto de creación de la Confederación General del Trabajo, impulsado sobre todo por sindicalistas “puros” y socialistas, trató de

detener la división del movimiento obrero y coincidió con el crucial año 1930. Las gestiones de unidad habían comenzado en julio de 1928, en un momento que el sindicalismo había conocido su mayor fragmentación. Esta segmentación perjudicaba los intereses de la clase trabajadora, contribuía a disminuir el aún débil poder de negociación de los sindicatos y se manifestaba en la reducción del número de afiliados y hasta en la pérdida de representación del socialismo parlamentario, que se confinó a un solo legislador en 1930. Si bien el anarquismo tendía a desaparecer como fuerza sindical significativa, la aparición del comunismo agravaba las dificultades que impedían la marcha hacia una posible unidad, sobre todo por las posiciones maximalistas de la Tercera Internacional a la cual estaba adherido y por la profunda rivalidad que, en ese momento, separaba a nivel mundial a los leninistas respecto de la Segunda Internacional socialista, a la cual adhería la Confederación Obrera Argentina (COA). Por lo tanto, las negociaciones para crear la CGT fueron lentas, la FORA no aceptaba otra unidad que la realizada alrededor de su programa, sectores de la COA desconfiaban de las tendencias anarquistas existentes entre los gráficos de la USA y

los comunistas tampoco admitían la unidad con “fuerzas reformistas”.2 Pero los primeros síntomas de la crisis mundial y la nueva situación planteada por el golpe militar que derrocó al gobierno constitucional de Yrigoyen, precipitaron el dificultoso proceso de la unidad sindical. El 27 de septiembre de 1930 se realizó la primera reunión del Comité Nacional Sindical que creó una nueva central con la denominación de Confederación General del Trabajo (CGT), siendo elegido como primer secretario general el delegado de la Unión Ferroviaria, Luis Cerutti. Los caracteres principales de la flamante CGT eran, por un lado, el predominio de la tendencia sindicalista apolítica sobre los socialistas, proclives a una mayor participación política o partidista. Por otro, la influencia decisiva de la Unión Ferroviaria, por su peso numérico. Finalmente, la poca representación del sector industrial en el Comité Nacional Sindical, que luego se llamará Comité Confederal. En diciembre de 1935, mientras se preparaba el Congreso Constituyente de la CGT, los socialistas de la Unión Ferroviaria, cuya hegemonía no fue reconocida por la Junta Directiva de 2 Los comunistas, el ala más radical –aunque minoritaria-- del movimiento obrero de la época, fueron duramente

reprimidos entre 1930 y 1935, como consecuencia del golpe restaurador y pro-oligárquico de 1930. 6 la CGT, coparon el edificio de la calle Independencia generando el primer “golpe” obrero de nuestra historia social. La mayoría del movimiento obrero se agrupó alrededor de la CGT de la calle Independencia, mientras los sindicalistas “puros” organizaban la CGT de la calle Catamarca que, en mayo de 1937, tomaba el nombre de Unión Sindical Argentina (USA). En la CGT, con más de 200 mil afiliados, los socialistas recibían el apoyo de los comunistas, quienes habían emprendido la nueva táctica “frentista” para luchar contra el fascismo. En los años posteriores, la CGT afianzó su organización a partir del largamente preparado Congreso Constituyente de abril de 1936 y de la elección como secretario general del ferroviario José Domenech en 1937. Se realizaron dos congresos ordinarios entre 1939 y 1942, lo cual evidenciaba la relativa regularidad institucional de la Confederación, que acrecentó el número y la capacitación de sus cuadros dirigentes. Puede afirmarse que, tanto en la CGT como en la USA, había crecido la tendencia hacia una mayor participación política y partidaria del sindicalismo y existía una mayor conciencia nacional

frente a los efectos sociales de la dominación económica británica y norteamericana. Como consecuencia de esta politización, en marzo de 1943, la CGT se dividió entre la CGT Nº 1, controlada por sindicalistas “puros” y socialistas próximos a la concepción no partidista del sindicalismo, y la CGT Nº 2, controlada por los socialistas y los comunistas

Socialismo

La década de 1920 marcó la consolidación de un sector dentro del partido que propugnaba una convergencia con los conservadores. Este grupo se colocó a la derecha de la conducción socialista, y pese a sostener el mismo programa "mínimo" del partido tradicional, en la práctica sus puntos de vista no se diferenciaban del pensamiento conservador.Sus inspiradores principales fueron Antonio de Tomaso y Federico Pinedo, quienes produjeron la división en 1927 fundando el Partido Socialista Independiente en 1928. La nueva agrupación atrajo de inmediato el apoyo de la prensa y del antiyrigoyenismo de la Capital Federal, lo que le procuró el triunfo electoral sobre el socialismo tradicional y los radicales. En 1931 integraron la Concordancia, junto a los conservadores y radicales antipersonalistas, que sostuvo la fórmula Agustín P. Justo y Julio A. Roca (h) y se impuso por medio del fraude en las elecciones del 8 de noviembre. Antonio de Tomaso se convirtió en el flamante ministro de Agricultura del presidente Justo. Más adelante, Federico Pinedo, ocupó la cartera de Hacienda. Después de las elecciones de 1931, los socialistas independientes desaparecieron como partido y sus miembros quedaron integrados con el régimen gobernante.

Historia del Partido SocialistaEl 28 y 29 de junio de 1896, un grupo de delegados de agrupaciones socialistas y gremiales encabezados por el “maestro” Juan B. Justo, se reunieron en el local de la agrupación alemana “Vorwarts” en lo que fue el Congreso Constituyente del Partido Socialista, que coronaba el proceso organizativo del socialismo argentino cuyo origen se remonta a los primeros años de la década de 1890.En aquellas históricas jornadas se aprobaron la Declaración de Principios, el Estatuto y el Programa Mínimo de la nueva agrupación de los trabajadores, que funda en nuestro país la acción política independiente de la clase obrera, constituyéndose en el hito fundamental de la historia del proletariado argentino.

En el primer programa partidario ya se planteabann reivindicaciones que tardaron décadas en corporizarse en leyes:

– Jornada laboral de 8 horas para adultos, de 6 para jóvenes entre 14 y 18 años, y prohibición del trabajo industrial a menores de 14 años, además del descanso obligatorio de 36 horas contínuas por semana.

– A igualdad de trabajo igual remuneración entre los sexos.

– Reglamentación higiénica del trabajo industrial, con limitación del trabajo nocturno a los casos indispensables, y prohibición del trabajo de las mujeres donde se haga peligrar su maternidad o ataque a la moralidad

– Responsabilidad de las patronales en los accidentes de trabajo y la creación del fuero laboral.

– Abolición del impuesto al consumo e instauración del impuesto progresivo sobre la renta.

– Instrucción laica y obligatoria para todos los niños hasta 14 años, con cargo al Estado de la manutención de los mismos, cuando fuere necesario.

– Voto secreto y universal para todas las elecciones.

– Autonomía Municipal.

– Jurados elegidos por el pueblo para toda clase de delitos.

– Separación de la iglesia del estado.

– Supresión del ejército permanente.

– Abolición de la pena de muerte, y revocabilidad de los representantes electos, en caso de no cumplir el mandato de sus electores.

El Partido Socialista, que encontraría su centro ideológico y político en la figura de Juan B. Justo, encarnó -en palabras de José Aricó- el “proyecto más coherente de nacionalización de las masas, de incorporación de los trabajadores a la vida nacional y de construcción de una democracia social avanzada”. El socialismo intentaba así encarnar la modernización democrática y la transformación social, en una proyecto de sociedad en que ambos valores se entrelazaran en caminos simultáneos.Nacía así la primera organización política moderna de la República Argentina, decidida a representar a la nueva clase que emergía de las entrañas del sistema capitalista, a preparar su emancipación del yugo explotador y a fundar un nuevo orden económico y social.

La fundación del Partido Socialista no sólo significó el surgimiento de la primera organización política del proletariado, sino también el punto de arranque del proceso de formación de los modernos partidos políticos en Argentina. El Partido Socialista es así el primer partido moderno de la Argentina, antítesis de la “política criolla”, y que tuvo además -como señala Juan Carlos Portantiero- el mérito de haber colocado en el horizonte ideológico de la política argentina el tema de la justicia social.

El predominio socialista era el resultado de la maduración de las condiciones de la explotación capitalista en la Argentina. La década de 1890 había entregado a la historia argentina un nuevo esquema de clases, con el que emergía el nuevo sustrato social con base en el cual la transformación de la sociedad se tornaba un objetivo posible.

A partir de 1920, año en que el socialismo contaba con diez bancas, la representación socialista aumenta constantemente, llegando a contar con 19 diputados en los años 1928-1929. Con la escisión del “socialismo independiente” se reduce considerablemente su presencia en el Parlamento, y para 1930 Repetto era el único representante socialista.

Por esos años, las mujeres socialistas encabezadas por Alicia Moreau llevaron adelante la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres en nuestro país. El 4 de Agosto de 1903, se integra la primera mujer al Comité Ejecutivo Nacional del Partido: María Cupayolo; y el 4 de Julio de 1904, la segunda: Gabriela Laperrieri de Coni.

Al promediar la década del ’30, el Partido Socialista ganó un considerable número de bancas en el Congreso Nacional, alcanzando en 1932 la máxima representación parlamentaria de su historia: 43

diputados y dos senadores. El número se redujo a 42 en 1935, y 25 en 1937.

Recuperando en el parlamento el papel que las escisiones les habían quitado, entre 1932 y 1943, tiene lugar el segundo gran impulso legislativo dado por el Partido Socialista en materia social. El Partido realiza una importante actividad “fiscalizadora”, donde la oposición al régimen se torna más frontal, en particular con la denuncia del fraude, del cercenamiento de las libertades públicas y la investigación de los escándalos de corrupción. Sufre además de manera directa las consecuencias criminales de la década infame, empezando por el asesinato del diputado provincial cordobés José Guevara, perpetrado por matones fascistas en 1933.Los socialistas lograron además en esos años su mayor influencia en el movimiento sindical. Luego de haber participado en la creación de la CGT en 1930, cinco años después logran el control de la misma al desplazar al sector sindicalista.

La crisis de los años ’30 produce una apertura en las filas partidarias, que se enriquecen con el ingreso de jóvenes formados por experiencias políticas o culturales como la Reforma Universitaria. Se incorporan al Partido Socialista, Carlos Sánchez Viamonte, Deodoro Roca, los hermanos Orgaz, Julio

V. González, Alejandro Korn, Ernesto Giudici, entre otros. Además, se produce el reingreso al partido de Alfredo Palacios -quien había renunciado en 1915-, que rápidamente se convierte en senador nacional.

Desde sus primeros años de acción política, los militantes y dirigentes del Partido Socialista [en adelante PS] eran conscientes de los severos obstáculos que enfrentaban en su experiencia partidaria cotidiana para construir una alternativa política de izquierda para los trabajadores en la Argentina. Esos obstáculos fueron atribuidos por los socialistas a la hostilidad del Estado liberal, que recurrió a la represión policial de sus manifestaciones proselitistas, al fraude electoral, a la ilegalización de las protestas obreras y al no reconocimiento de sus sindicatos

El Partido Socialista de Argentina 5 Juan B. Justo, convertido desde 1898 en el principal dirigente del partido, a responder desde el terreno de la doctrina marxista.6 Justo llevó adelante una respuesta sistemática a los cuestionamientos de Ferri, apoyándose en el análisis de Marx de la “teoría moderna de la colonización” para plantear la viabilidad del socialismo en un país capitalista periférico como era la Argentina. En efecto, para Justo

el Estado había creado las condiciones para el desenvolvimiento en el país de las relaciones de producción capitalistas y del asalariado, al monopolizar las tierras libres, asegurar su transferencia en grandes extensiones a los antiguos latifundistas y fomentar la inmigración ultramarina. Ésta, al igual que la población de origen nativo, no hallaba otra condición para su supervivencia que proletarizarse vendiendo su fuerza de trabajo. Para este dirigente, si ya durante la dominación colonial se había impulsado el avance de la propiedad privada absoluta expropiando y proletarizando a mestizos e indios, ese proceso se consumó definitivamente en el siglo XIX, con la vinculación del país al mercado mundial bajo el liderazgo político de la oligarquía terreniente liberal: “Y desde que el progreso técnicoeconómico del mundo ha empezado a repercutir también aquí, la clase gobernante practica instintivamente, sin teoría alguna, sin más guía que sus apetitos de lucro inmediato y fácil, la colonización capitalista sistemática.

En la primera década del siglo XX la política de los socialistas ya había adquirido un perfil definido: "se trataba de la construcción de un partido basado en una doble estrategia hacia el socialismo. Por un lado se

presentaba como un instrumento apto en la secuenciación de mejoras económicas y sociales para los trabajadores y por otro lado como un partido de reformas democráticas, republicanas y "profundas". El nexo entre ambos aspecto se llamó "la acción política".La relativa consolidación de estas políticas como dominantes en las filas socialistas habían requerido un encarpado camino, que supuso etapas diferentes y la presencia de tendencias contrarias a las orientaciones que desde mediados de 1890, Juan B. Justo y su equipo imprimirían crecientemente a la política partidaria. Un breve análisis de esas alternativas de la política socialista reveló que los cambios y las polémicas apuntaban en lo esencial al corazón de las tres cuestiones centrales.El socialismo argentino enfatizó una orientación en la que se vinculaban estrechamente lo político y lo sindical. Se desprende la idea de la construcción de un partido socialista a partir del desarrollo del movimiento sindical.En 1894 se registraron dos fenómenos que contribuyeron a modificar sustancialmente el perfil de la acción socialista en Argentina:

1. Al calor de la reactivación económica se reanuda el movimiento huelguista, quien en 1895 y 1896 tendrá una intensidad especial, particularmente en Buenos Aires y Rosario.

2. Se incorpora al socialismo una serie de intelectuales, argentinos por nacimiento o naturalizados, que configuraron el proto-intelectual de la Izquierda en Argentina, y que rápidamente ocuparon los principales espacios dirigentes.Dentro de los intelectuales que desarrollaron papeles principales en las filas del socialismo podemos mencionar: Juan B. Justo, Leopoldo Logones, Enrique Dickman, José Ingeniero, Ángel Jiménez, Nicolás Repetto, Roberto Payró y Nicanor Sarmiento entre otros.Una de las consecuencias de esos cambios introducidos en el año 1894, fue la iniciación de lo que se llamó la "argentinización del socialismo". La acción parlamentaria se utilizó como instrumento fundamental para la conquista de reformas democráticas generales y económicas y sociales de los trabajadores.La argentinización se combinó con la acción política en un punto fundamental: la necesidad de la naturalización de los extranjeros para que estos pudieran ejercer sus derechos electorales.En el Congreso desarrollado en el año 1896, José Ingenieros y Leopoldo Logones, lograron imponer enmiendas al proyecto original de la declaración constitutiva. Una de ellas corrigió la propuesta que preveía la posibilidad de alianzas electorales con otros

partidos, las restantes se refirieron al empleo de otros medios.El Congreso aprobó las dos enmiendas y así en sus orígenes el partido socialista no excluís el recurso a una acción revolucionaria para la conquista del socialismo, aunque esta debía ser precedida por la "acción política".Hacia fines del silo, los anarquistas "organizadores" comenzaron a conquistar posiciones significativas en el seno del movimiento obrero, al mismo tiempo que iban extendiendo su influencia a otros sectores

El primer partido de izquierda argentino fue el partido socialista fundado 1896 por el medico Juan bautista justo. En su nacimiento concluyeron núcleos de obreros urbanos, intelectuales, como José Ingenieros y Leonardo Quigones, y grupos inmigrantes provenientes de Alemania, Italia y Francia.Desde su fundación, los socialistas plantearon la necesidad de llevar a cabo profundas transformaciones políticas y sociales.El primer objetivo de su programa político sostenía la necesidad de implantar el sufragio universal que incluía a las mujeres.

Sostenía la exigencia de limitar la jornada de trabajo a ocho horas, la educación escolar obligatoria, gratuita, y laica, y la anulación de los contratos que enajenaban las propiedades públicas.Los socialistas formaban parte de un proceso evolutivo hacia la realización de su ideal: una sociedad sin clases, sin explotadores ni explotados.En Capital Federal, el Partido Socialista contó con el apoyo de obreros y de sectores de la clase media. En 1904, Alfredo Palacios se convirtió en el primer diputado socialista de América.Durante los periodos de dictadura los Partidos Socialista y Conservador sufrieron las consecuencias de la represión. A lo largo de su historia sufrieron distintas divisiones como resultado de luchas internas.En la actualidad, el partido socialista goza de alto prestigio, no sólo por el nivel de sus dirigentes con figuras de la talla de Juan B. Justo, Alfredo Palacios, Nicolás Repetto, y otros muchos, sino además, por su constante prédica a favor de las clases necesitadas. Sin embargo, nunca ha logrado ser un partido de arraigo popular.Tras la revolución del 55, el Socialismo quedó escindido a raíz del problema del entendimiento con el peronismo desalojado del gobierno:

· El Partido Socialista Argentino, proclive al entendimiento, y· El Partido Socialista Democrático, opuesto a todo trato.Los principios Socialistas:El Partido Socialista afirma:· Que la clase trabajadora es oprimida y explotada por la clase Capitalista gobernante.· Que ésta es dueña de los medios de producción que dispone de todas las fuerzas del estado para defender sus privilegios.· Mientras los trabajadores ganan sólo lo necesario para vivir, una minoría de Capitalistas vive en el lujo.· Que la clase rica mientras conserve su libertad de acción no hará sino explotar cada día más a los trabajadores.Nacimiento de la oposición radical:El proceso de disconformidad fue tomando cuerpo durante el último cuarto del siglo pasado, y se concretó políticamente a causa de la severa crisis económica desatada durante la presidencia de Juárez Celman, y que desembocó en la revolución del '90.

Meses antes, una importante asamblea popular reunió a todos los opositores al oficialismo y decidió la formación de una Unión Cívica.Producida la revolución, y tras las primeras depuraciones, la agrupación pasó a llamarse Unión Cívica Radical con la conducción fogosa del tribuno Leandro Alem

El Partido Comunista y los sindicatos en la Argentinadurante las décadas de 1920 y 1930.1Hernán CamareroUniversidad de Buenos Aires,Universidad Torcuato Di TellaDurante el período de entreguerras, el Partido Comunista argentino (PC) tuvo una gravitación creciente en el proceso de constitución y/o dirección de los sindicatos del país. El objetivo de esta ponencia es examinar esta experiencia histórica, no abordada con la suficiente

especificidad en la historiografía referida a la clase obrera y a la izquierda.2Realizaremos un doble recorte, espacial y temporal: nos concentraremos geográficamente en la ciudad de Buenos Aires y ciertas localidades de la provincia homónima, y consideraremos sólo el período que concluye en 1935, año a partir del cual el comunismo se convirtió en una corriente de mayor peso en el movimiento sindical. Es decir, abordaremos la etapa inicial de inserción obrera y gremial del PC.El proceso de implantación del comunismo en la clase obrera fue constante desde mediados de los años veinte. A partir de entonces y hasta la irrupción del peronismo, se trató de una organización política integrada mayoritariamente por obreros industriales, que buscó afanosamente poseer y conservar ese carácter. La presencia del comunismo entre los trabajadores creció y se desenvolvió mientras el partido aplicó diversas estrategias políticas: la de frente

único, la de clase contra clase y la de frente popular. Por eso, para entender la implantación del comunismo en la clase obrera preperonista, resulta más relevante detenerse en la autonomía y continuidad de sus prácticas de intervención militante y en los rasgos de su cultura política obrerista. 1Ponencia presentada en las XI° Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia, Tucumán, 19 al 21 deseptiembre de 2007.2Un contexto global de nuestros aportes sobre el tema: Hernán Camarero, A la conquista de la clase obrera. Los comunistas y el mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editora Iberoamericana, 2007.2La forma primera y más elemental de la experiencia obrera comunista fue la penetración en los sitios laborales. Desde allí el PC lanzó sus políticas de reclutamiento obrero, a las cuales les

dio una prioridad absoluta, el denominado proceso de “proletarización”. El camino que posibilitó esta incursión en el medio obrero fue la llamada “bolchevización”, es decir, la transformación de la estructura partidaria, en sintonía con los postulados de la Comintern. Esta consigna no sólo estipulaba un tipo de militante totalmente comprometido con la causa, sino que reclamaba una sola forma organizativa, la celular. A partir de su imposición desde 1925, progresivamente, todos los afiliados comunistas debieron agruparse en alguna de las células constituidas por la organización, especialmente en las creadas por fábrica o taller. A su vez, las células promovieron la conformación de otros organismos de base, como el Comité de Fábrica, de Lucha o de Huelga, que proliferaron en diversos ámbitos fabriles, especialmente a partir de los años treinta. Gran parte de la labor partidaria giró alrededor de la conformación, mantenimiento y extensión de esas células y comités, a los que nutrió de actividades e instrumentos específicos. El más relevante fue el periódico de empresa, original órgano de

prensa que llevó la influencia del comunismo hasta la base misma de la resistencia obrera al Capital, la que germinaba en el ámbito de la producción.La participación del PC en los conflictos laborales y en la organización sindical fue causa y consecuencia de esta inserción en los establecimientos industriales. Las células y los diversos organismos de base del partido pudieron convertirse en un acicate para el desarrollo de la protesta obrera y la estructuración gremial de los trabajadores y ser, a la vez, producto de estos procesos. Desde los años veinte, los comunistas actuaron en las huelgas reivindicativas por sector y en la vida de varios sindicatos locales y federaciones provinciales de la FORA IX Congreso, primero, y de la Unión Sindical Argentina (USA), luego, ambas bajo dirección sindicalista. Las organizaciones gremiales orientadas por el PC se fueron extendiendo, de manera persistente, entre el proletariado industrial. Desde 1928-1929, las prácticas

confrontativas del PC se profundizaron y sus estrategias en el campo gremial se tornaron exclusivistas y sectarias. El crecimiento del comunismo se produjo, en los años siguientes, fuera del principal marco organizativo del movimiento obrero, el de la CGT sindicalista-socialista. La opción fue la creación de los sindicatos únicos por rama, con una orientación clasista. Éstos se fusionaron en un organismo madre, el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC), una suerte de central rival a la CGT, acusada de burocrática, colaboracionista y progubernamental. Si el CUSC careció de fuerza en la dirección global del gremialismo en comparación con la CGT, ganó influencia por abajo, en la línea de los sindicatos industriales. En buena medida, eso se debió a la combatividad de sus organizaciones, que impulsaron violentas huelgas durante el segundo 3gobierno de Hipólito Yrigoyen, la dictadura de José F. Uriburu y la presidencia de Agustín P. Justo. Algunos de esos conflictos más importantes fueron: el de la localidad cordobesa de San Francisco de 1929; los de la madera de 1929, 1930, 1934 y 1935; el de los frigoríficos de 1932;

el de los petroleros de Comodoro Rivadavia, ese mismo año; y el de los trabajadores de la construcción, hacia fines de 1935 y principios de 1936.I¿Cuál era la importancia que tenía la actividad sindical para los comunistas? El PCpromovía la incorporación automática de sus adherentes en los gremios del sector en donde trabajasen, o su fundación, donde éstos no existieran. Según el estatuto del partido, no podía ser afiliado quien, teniendo su sindicato respectivo, no actuara y cotizara en él. Mientras imperó la orientación de frente único y, por lo tanto, la disposición a realizar acuerdos con otras corrientes obreras o de izquierda, los comunistas declamaban públicamente que las diferencias ideológicas entre las distintas expresiones del universo sindical no debían entorpecer las posibilidades de formar o fortalecer los gremios. Al mismo tiempo, los militantes eran impulsados a constituir agrupaciones comunistas, los “grupos rojos”, para coordinar su acción y obtener la conducción de las organizaciones sindicales. Este objetivo fue parte de la estrategia de proletarización que el

partido había votado a fines de 1925. A partir de 1929, sin embargo, hubo un cambio de orientación hacia una concepción extremadamente sectaria: todo el esfuerzo del PC comenzó a girar en torno al planteo de constituir sindicatos clasistas y revolucionarios, que se fueron agrupando en el Comité de Unidad Sindical Clasista (CUSC), existente hasta 1935.Desde los años veinte, el PC postulaba la necesidad de construir sindicatos únicos por rama de actividad, con la consigna “En cada empresa y en cada rama de producción un solo sindicato”. Para lograr esta meta, sostenía que era imprescindible superar la conciencia profesional, basada en el orgullo por el desempeño de tal o cual oficio. Por cierto, la incipiente mecanización y el propio trabajo en cadena y estandarizado de la gran industria, que comenzaba a despuntar en la época, tendían a fomentar una nueva visión unificada y mayormente homogénea de la condición obrera, la plataforma necesaria para la creación de los gremios únicos por rama. Lo paradójico, sin embargo, fue que los comunistas se mostraron hábiles en la

conducción de diversos gremios de oficio; algunos, incluso, habían sido fundados por ellos haciaprincipios de la década de 1920.4La obsesión comunista por intervenir en el mundo sindical contrastaba con la posición de los socialistas, que siempre tuvieron con el gremialismo una relación esquiva y volátil. Sus concepciones de articulación débil entre actividad política y práctica gremial giraron en torno al principio de la prescindencia ideológica de las entidades laborales. Eso no significa que el PS no haya tenido un espacio en el mundo gremial. En los años veinte, logró apartar al puñado de organizaciones en las que influía de las filas de la USA, de mayoría sindicalista, y pudo impulsar una central sindical en la que hizo sentir fuerte su presencia, la Confederación Obrera Argentina (COA). Entre 1930 y 1935, participó en la dirección de la CGT, en incómoda convivencia con los sindicalistas. Pero es claro que para el PS la conquista de los gremios no aparecía como una estrategia permanente y sistemática. Para el PC sí. En sus órganos de prensa, solía reproducirse

una frase de S. Lozovsky, quien, entre 1921 y 1937, fue el secretario general de la Internacional Sindical Roja (ISR) –también conocida como Profintern–, es decir, la organización mundial de sindicatos comunistas que funcionaba con sede en Moscú y bajo la égida de la IC. Para Lozovsky ésa era la vía para el ejercicio de la hegemonía ideológica de los comunistas en el mundo del trabajo: “¿Qué quiere decir ‘conquistar los sindicatos’? ¿Significa conquistar sus cajas, sus locales? No. Conquistar los sindicatos es conquistar el cerebro, el sentimiento, la conciencia del proletariado; hacerle comprender la lucha de clases”.3Sin embargo, el estudio de los materiales internos del PC y el examen de sus prácticas muestran que el dominio de las estructuras sindicales apareció, casi siempre, como un fin en sí mismo; en no pocas oportunidades, lo hicieron sin contar ni buscar la adhesión consciente de los trabajadores. Mayorías circunstanciales, alianzas imprevistas, maniobras audaces, golpes de mano, estuvieron

entre los medios usados para lograr el control efectivo de cada gremio, especialmente de su organismo de dirección, la Comisión Administrativa (CA).Con frecuencia, la operación política no consistía en tomar por asalto los sindicatos, en muchos casos, había que fundarlos o convertirlos en algo más que una mera sigla. Esto fue particularmente cierto dentro de los trabajadores de la industria, en su mayoría desorganizados. Tanto el PC como los anarquistas se disputaban el predominio entre ellos. El primero, sin embargo, demostró tener mayor capacidad para ganar adhesiones para sus propuestas prácticas y organizativas, basadas en algunos criterios generales: una organización gremial sólida apoyada en el sindicato único por rama; disciplina, dureza y “métodos orgánicos” en la adopción de las medidas de fuerza; apreciación justa del contexto y de la coyuntura en la que lanzar las luchas. Los comunistas también compitieron y se enfrentaron a los sindicalistas, la corriente que 3

El Trabajador Latino Americano. Revista quincenal de información sindical. (en adelante, ETLA), II, 10-11, Montevideo, 31/1/29 a 15/2/29, p. 22.5mantuvo una posición dirigente en la mayor parte del período analizado. Desde la óptica del PC, los problemas centrales del sindicalismo eran su excesivo culto de la autonomía sindical, su inclinación al economicismo y al menosprecio de la lucha por los intereses históricos del proletariado, y su incomprensión del papel de la vanguardia revolucionaria (es decir, del partido) y del combate político. El PC tuvo alguna posibilidad de establecer acuerdos con los sindicalistas, pero siempre resultaron precarios, y estuvieron enmarcados en un clima de creciente hostilidad mutua. Finalmente, desde fines de los años veinte, esta tendencia fue definida burocrática y reformista por el PC.II¿Sobre qué tipo de sindicatos ejercieron influencia los comunistas? El impacto mayoritario estuvo en los del sector industrial, que aglutinaba la mano de obra con peores

condiciones salariales y laborales. Allí el partido había reclutado el grueso de sus adherentes y se había establecido lo esencial de la estructura celular. Para la tarea de implantar o extender esos sindicatos, fueron claves el tipo de compromiso militante, el carácter de la ideología finalista y las ventajas de la maquinaria partidaria eficaz, blindada y semiclandestina que poseía el PC. Estas cualidades les permitieron a los comunistas liderar la iniciativa de la agremiación en el sector del proletariado industrial de más reciente conformación, menos organizado y en mayor estado de disponibilidad política. Ni aquellas disposiciones subjetivas ni aquellos recursos organizacionales resultaban tan decisivos en el sindicalismo de las áreas del transporte y los servicios, que empleaban a trabajadores protegidos con cierta legislación laboral y acceso a mejores niveles de ingreso. Estos factores que explican la presencia y debilidad del PC en una y otra rama se complementaban con los niveles de organización gremial preexistentes en los sitios a los que arribaban los comunistas y el tipo de competencia que éstos eventualmente afrontaban.

El primer caso está constituido por los sindicatos industriales que los comunistas fundaron, en los que progresivamente desplazaron a otra corriente, el anarquismo, que habíadesembarcado con anterioridad en el sector. Aquí los gremios claves fueron el de los metalúrgicos, el de la carne y los de la construcción. Los tres tenían características comunes: pertenecían a ramas industriales que congregaban cada vez más obreros, con condiciones de trabajo y salario desfavorables; mantenían un gran porcentaje de extranjeros; y presentaban escasos niveles de organización gremial. Por estas razones, representaban una prioridad para el PC, que desplegó grandes esfuerzos por implantar allí a sus células y agrupaciones. Los comunistas no tuvieron un éxito inmediato en esta tarea y sólo fue a partir de los primeros años 6treinta cuando lograron fundar o controlar plenamente las tres grandes organizaciones del sector: el SOIM, la FOIC y la FONC. Pero fue durante los años veinte cuando iniciaron esta labor y su examen es importante para entender el proceso posterior.

Como hemos visto, una de las ramas en las que el PC logró insertarse en forma más clara fue en la metalúrgica, en cuyo gremio sus miembros ejercieron una influencia decisiva. En el sector, la aparición de la organización sindical fue tardía. Desde la década de 1910, a partir de una iniciativa anarquista, actuaba una pequeña Sociedad de Resistencia Metalúrgica, impulsora de la huelga de enero de 1919 en apoyo a los trabajadores de la fábrica Vasena, que derivó en el proceso de alzamiento obrero y represión gubernamental-patronal conocido como Semana Trágica. En septiembre de 1922, el PC impulsó la formación del Sindicato Obrero de la Industria Metalúrgica (SOIM), que se enroló en las filas de la USA. Durante un buen tiempo, los anarquistas compitieron con este gremio, desde la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos, pero, hacia mediados de los años veinte, ésta sólo alcanzaba a nuclear a menos de un centenar de obreros y, en la década siguiente, no aumentó demasiado su caudal. Con el paso de los años, el SOIM desplazó definitivamente a los anarquistas de toda influencia sindical en la rama.

El SOIM funcionaba en México 2070, el amplio e histórico inmueble porteño que había sido una de los primeros locales centrales del PS y de su voluminosa Biblioteca Obrera, y que luego albergó a diversas organizaciones sociales, gremiales y culturales. El sindicato poseía subsedes en las zonas donde se concentraban los establecimientos: una Comisión Local de Propaganda en Barracas al Norte (Suárez 2034) y una seccional en Piñeyro, Avellaneda (Galicia 215). La organización también se había dotado de un órgano de prensa, El Obrero Metalúrgico. Sin embargo, a pesar de que el PC consideró al gremio metalúrgico una de sus prioridades y lo respaldó con la actividad de agrupaciones y células, el SOIM tuvo un éxito limitado en los años veinte. Si bien pudo reivindicar el ser la única organización con existencia real en el sector, su extensión y peso numérico fue acotado. Concretamente, la cantidad de cotizantes al SOIM osciló entre un mínimo de 800 y un máximo de 1800, cifras muy pequeñas, pues el propio SOIM, a

fines de 1928, calculaba en 25.000 los trabajadores metalúrgicos existentes en Buenos Aires.A esos límites, se agregaron los problemas internos. El secretario general del SOIM, Rafael Greco, y la mayoría de los hombres de la CA eran conocidos dirigentes del PC. Sin embargo, a fines de 1925, Greco y un grupo de ellos fueron expulsados del partido como parte de la fracción de los chispistas. Para el PC, fue un golpe importante, pues en todo el lustro siguiente no sólo perdió el control del sindicato, sino que quedó enfrentado a su CA, que continuó hasta 1930 encabezada por el sector comunista disidente de Greco. Esta conducción pudo mantenerse con el apoyo de socialistas, anarquistas y sindicalistas, que veían a los comunistas como el sector 7dominante por doblegar. Aquel bloque funcionó plenamente en 1926 en algunas votaciones para decidir la suspensión o la expulsión del sindicato de la mayoría de los candidatos del PC a presidir la conducción del gremio. Durante aquellos años, la puja entre los comunistas y los chispistas fue moneda corriente en el SOIM; de allí la situación de debilitamiento y crisis que

presentaba el gremio hacia fines de 1927. Dentro del sindicato, el PC constituyó la Agrupación Comunista Metalúrgica, que editaba el periódico El metalúrgico rojo. Durante 1928 y 1929, los conflictos internos del sindicato prosiguieron con intensidad. Si bien el SOIM había sido fundador del CUSC, a fines de 1929, una asamblea de delegados dominada por chispistas y demás opositores al PC lo desafilió.4Sin embargo, ni los anarquistas, ni los sindicalistas, ni los socialistas pudieron capitalizar la coyuntural pérdida de la dirección del gremio de los comunistas. Las tres corrientes aparecieron con una implantación claramente menor, siempre de carácter efímero y disperso, en contraste con la inserción más profunda y permanente del PC 2:

De la fundación al surgimiento del peronismo[editar]

Congreso fundacional del partido, presidido porJosé Fernando Penelón, en enero de 1918.

Desde su creación siguió la línea política del Partido Comunista de la Unión Soviética, apoyando en general sus iniciativas. Su alineamiento con el PCUS en el períodoestalinista le valió numerosas críticas de otros partidos de izquierda. A lo largo de la década del 20 tuvo varias escisiones, siendo reconocidas la de los frentistas (1923), la de los chispistas (pre-trotskistas) (1925) y los penelonistas (bujarinistas) en 1928, retornando muchos cuadros durante el VIII Congreso del PCA en ese año.5

El PCA organizó el envío de combatientes a las Brigadas Internacionales y otros recursos a la Segunda República Española durante la Guerra Civil Española. Sin embargo, su dirigente Victorio Codovilla, quien mantuvo un papel destacado en la dirección del Partido Comunista de España en este período, durante la organización de la NKVD local y teniendo participación directa en la persecución, tortura y asesinato de dirigentes y

militantes anarquistas, del POUM y de las Brigadas Internacionales.6 7 8 9 10

De acuerdo a la versión de Alberto Nadra, miembro del Comite Central hasta 1989, el partido se estructuró secretamente como una organización político-militar, y ese carácter encabezó la primera guerrilla del siglo XX entre fines de la década del 30 y comienzos de la del 40, en el entonces Territorio Nacional del Chaco, con acuerdos puntuales con el populargaucho Mate Cosido