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¡-q) I LOS W fUNDACTON SANCHO EL SABIO

\"Guerras y enfrentamientos armados: las luchas banderizas vascas\", Los Ejércitos, Besaide.Vitoria, (1994), pp. 59-104

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LOS

Wf U N D A C T O N

SANCHO EL SABIO

BESAIDEDIRECCION:

Carmen Gómez

COORDINACION:Francisco Rodríguez de Coro

COMITEASESOR:Miguel futolaGorka AulestiaJulio Caro BarojaPablo Fernández Albaladej oJuan Pablo Fusi AizpuruaJosé Antonio Fener BenimeliManuel G onzítlez PortillaSantiago de Pablo ContrerasMartín de Ugalde

EDITA:Fundación "Sancho el Sabio", con el patrocinio de laCaja de Ahonos de Vitoria y Alava

COLABOMDORES:Juan Santos Yanguas, Ernesto GarcíaFernández, Ricar-

' do Ciérbide Maturana, José Ramón Guevara Urkiola,Michael Kasper, Alfonso Bullón de Mendoza, EduardoAlonso 01ea, José Luis de la Granja Sainz, LorenzoSebastián García, Carmelo Landa Montenegro, Francis-co Manuel Vargas

DISEÑADORES:Lourdes VicenteAntonio Ciprés.Francisco Rodríguez de Coro

FOTOGRAFIA.Miguel Angel Quintas

FOTOMECANICA DE SELECCION:Reproducciones L'Arte

IMPRESOPOR:Evagraf, S, Coop. Ltda.Alibana, 64 - Vitoria-Gasteizr.s.B.N. - 84-605-1349-1

Depósito Legal: - Vl-542-1994

@ Fundación "Caja Vital Kutxa"

INDICEBESAIDE

LOS EJERCITOS

1. DE LA ANTIGUEDAD A LA MODERNIDAD-El ejército romano y los vascones ....................... 15-Guenas y enfientamientos armados: las luchas ban-derizas vascas 57

-Participación de las tropas alavesas en la conquistadel reino de Navaffa .----..;.-.---..-.... 105

2. DE LA MODERNIDAD A LA RESTAURACION-La guena de la Convención: Ejército Real y MiliciasForales 147

-La guena inegular contra Napoleón en Euskal Henia 183-Los ejércitos überal y carlista en Euskal Henia duran-te Ia primera guena carlista 217

-Los forales, miñones y miqueletes 249

3. ENTRE LA IT REPUBLICA Y tA GUERRA CIyIt-Los mendigoizales nacionalistas : De propagandistassabinianos a gudaris en la guena civil ................,.,.............. 295

-Los gudaris nacionalistas en la guena civil ...........-.:...... 315*Orden príblico y guena en el País Vasco autónomo:creación y balance delaErtzaña (1936-1937) .............. 341

-Las milicias de las izquierdas en Euskadi durante laguena civil.

4. CATALOGO1. Museo de Armería de 41ava........2. fuchivo Ayuntamiento de Vitoria3. fuchivo del Tenitorio Histórico de Alava.4. fuchivo General de Guipúzcoa, T010sa ...........................5. Museo fuqueológico, Etnográfico e Histórico Vasco6, fuchivo Foral Bizkaia .................7. fuchivo Histórico Nacional.....8. Fundación "Sancho el Sabio"9. Asociación Alavesa de miniaturas y maquetas .....

1 0. Colecciones particulares .,................

BELIOGRAFIA ... ....

INDICE. SUMARIO

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10

395

449457459463465470472473474475

479

481

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GUERRAS YENFRENTAMIENTOS ARMADOS: LAS LUCHAS BANDERIZAS VASCAS

ERNESTO GARCIA FERNANDEZ

GUERRAS YENFREI'{TAMIENTOS

ARMADOS: LAS LUCHASBANDERTZAS V\SCAS

I. INTRODUCCIÓN.

El interés que ha despertado en historiadores y eruditos el tema de lalucha de bandos en el País Vasco está fuera de toda duda. Son muynumerosos los libros que dedican algún apartado al análisis de estos sucesos,los artículos sobre esta ternátttca son abundantes y asimismo en nuestrasbibliotecas se puede encontrar alguna monografí a. Lacircunstancia políticade que la mayor parte de Alava, toda Guipúzcoa y toda Yizcaya formasenparte de la <<Corona de Castillu desde el siglo XIII, disponiendo de unasformas institucionales de integración en la Corona diferenciadas desde lossiglos bajomedievales, me haparecido motivo suficiente como para que esteartículo quede delimitado al estudio de las luchas de bandos acontecidas enestas tres comunidades vascas. Por tratarse de un trabajo globalizador y desíntesis se tratarán principalmente aquellos aspectos más significativos deestas luchas. En esta ocasión se abord aút el estudio de los orígenes de losbandos y de su contextu alizaciónsocial, económica y política, el análisis delpapel que desempeñaron los linajes rurales en las violencias, agresiones yguenas de los siglos XIV y XV y finalmente los mecanismos utilizados porla monarquía castellana y otras instituciones con el fin de contener los

ERMSTO GARCIA FERNANDEZ

ímpetus guefferos de estos linajes rurales y la influencia del sistema debandos sobre el conjunto de la sociedad vasta. Creo necesario señalar queeste tema no está aún ni mucho menos cerrado, sino que se requieren nuevosacercamientos al mismo"

II.ORIGEN Y CONTEXTO HISTÓRICO DE LAS LUCHAS DEBANDOS.

Las rivalidades y diferencias entre las familias nobiliarias vascastienen un origen que se pierde en los <<obscuros>> años de la Alta Edad Media.La organizaciónsistemati zadade parte de sus linajes en las <<estructuras>> debandos es con toda seguridad mucho más tardía. Ciertas crónicas de la épocamedieval pretenden establecer el principio de estos conflictos en las fronte-ras del 1200, En particular, la obra escrita por un miembro perteneciente auna de estas familias, me refiero a <<Las Bienand anzase Foriunas>> de LopeGatcía de Salazar, remonta los orígenes del conflicto entre los bandos deOfraz (oñacinos) y de Gamboa (gamboínos) a los tiempos en que Guip ttzcoay Alava pertenecían al Reino de Navarra. Los Oñazy Cu*Uoa, principal-mente durante el siglo XV, se constituyeron en denominaciones genéricasen torno a las que se apiñaron el resto de los solares nobiliarios del espaciogeográfico de la Provincia de Guipúzcoa, del Señorío deYizcaya y en menormedida de la Provincia de Alav a.Lainformación documental disponible hacondicionado que los historiadores contextualicen la formación de losbandos nobiliarios vascos a partir de los siglos bajomedievales. Los siglosXN y XV evidencian perfectamente la existencia de una míni ̂uorg;;ir;ción bandenza.

Es ésta una época compleja, llena de convulsiones que recorren desdelos caminos más recónditos del espíritu, hasta los más á no, de piel en lalucha por la supervivencia cotidiana. Los reinos peninsulares se vieroninmersos en unas nuevas coyunturas económicas, sociales, pofitirur Vespirituales que exigieron una profunda reor ganización de la sociedadmediante lauttlización de mecanismos de nuevo cuño. Los conflictos másfrecuentes en este período fueron los derivados de'los enfrentamientosen{e las oligarquías urbanas por el control del poder político municipal, lasresistencias y levantamientos antiseñoriales fiente a 1a considerada opre-

ERNESTO GARCIA FERNANDEZ

sión de sus respectivos señores y finalmente las luchas de bandos. Elnacimiento de numerosas villas en el País Vasco durante los siglos XIII yXIV, siguiendo un proceso iniciado a 1o largo del siglo XII, será determi-nante en la configuración futura de un nuevo organigrama institucional.Las nuevas villas se fueron convirtiendo en espacios jurídico-administrati-vos con una relativa autonomía de los, hasta esos momentos, poderesterritoriales. En este sentido el Merino de Guipúzcoa,la <Tierra Llanu ylos merinos de las Merindades de Yízcaya y por supuesto la <Cofr adía deAlavu veránlimitadas sus esferas de influencia sobre sus anteriores zonasde influencia.

En el caso alavés dicho proceso fue reali zado mediante una especiede acuerdo entre los <<señores de la cofradía> y el rey Alfonso XI. El Actade Arriaga de 1332 significó la autodisolución de la Cofradía, comoseñorío, a cambio de la confirmación por el Rey de una serie de garantíasentre las que deseo destacar las siguientes: exenciones fiscales, el manteni-miento del derecho al cobro de qalumnias y de homicidios, la promesa deque las tierras de Alava no serán entregadas jamás a las villas y elnombramiento de un alcalde específico para ellos que deberá ser unhidalgo del territorio. Algunos linajes nobiliarios alaveses parecen benefi-ciarse principalmente, pues a los Piérola, Mendoza y Guevara les sonconfirmadas sus divisas y sesteaderos, prohibiendo la creación de otrosnuevos a nloalgos cllterentes a los de lasujeción de los campesinos dependientes

hidalgosdiferentes 'de Cofradía. Asimismo logran laa la tierra que trabalan y.la

prohibición de construir nuevas ferrerías, lo que significa el mantenimien-to de unos mínimos espacios paruel pasto de los ganados y la anulación dela competencia para los propietarios de ferrerías. Este Acta tiene entreotros objetivos el de limitar las aspiraciones expansivas de las villas ysobre todo el interés de los cofrades por detener la caídade sus rentas y porconsolidar su posición frente al campesinado alavés y ala cadavez mayorfuerua de las oligarquías de las villas. En este reparto de papeles de l33Zentre lanobleza alavesa, es decir los linajes rurales, la Coróna de Castilla yla oligarquía de las villas, a las que también afecta dicha Acta, pudieraencontrarse la explicación de la menor incidencia de las luchas de bandosen Alava, sin perder de vista la más temprana fundación de la mayoría desus villas y la mayor implicación de los más significativos de sus linajes(Mendozas, Ayalas y Guevaras) en los proyectos políticos de la Corona. A

lalos

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GUERRAS YENFRENTAMIENTOS ARMADOS: LAS LUCHAS BANDERIZAS VASCAS

ello hay que añadir el hecho de que no pocas villas alavesas fueronseñorializadas a 1o' largo de los siglos XIV y XV, siendo otra fuenteimportante de poder y de rentas para la nobleza alavesa, mientras que nadade esto acontecía en el Señorío de Vizcaya y en la Provincia de Guipúzcoa(E. GarcíaFernández, La fundación. . . ).

En Guipizcoay Yizcaya se irá produciendo con cierta intensidad unenfrentamiento entre dos formas diferentes de concebir la institucion alizaciínde estos teffitorios. La defendida por las oligarquías de las villas pretendeque lajurisdicción de las Hermandades abarque alos dos territorios, es deciral de las villas y al de la <Tierra Llano>, supeditándose a ella los interesesde los linajes rurales. Los linajes rurales seguían defendiendo unas relacio-nes personales y directas con la monarquía, sin ningún tipo de intermediaciónde las Hermandades en el plano jurídico e institucional. Esta circunstancia,añadida a las demás de carácter económico y social, estará en la base de nopocas de las disputas entre los Parientes Mayores y las oligarquías de lasvillas. Todavía en 1 5 1 6 y en 1624 en Guipúzcoa, según sostiene José AngelAchón Insausti, los Parientes Mayores seguían reivindicando con fuerza ese<<status>> diferenciado frente a unas Hermandades en progresiva consolida-ción. En este contexto de inseguridades y dificultades nacieron algunasvillas guipuzcoanas y vizcatnas presuntamente paraque sus vecinos pudie-ran defenderse mejor de los malhechores y de las violencias de que eranobjeto no pocas veces a causa de las banderías nobiliarias. En Yizcayaya en1390 gran parte de sus habitantes se habían puesto en contra de losAvendaño, Mújica, Butrón y Arteaga porque aquéllos exigían que elmonarcajurara en Bermeo y Guernica sus fueros, antes de pagar los pedidosreales. A comienzos del siglo XV, en 1415, las Hermandades se enfrentaronal Corregidor de Yizcaya, Gonzalo Moro, siendo este último apoyado porlos Avendaño y los Salazar. Las Hermandades son asimismo el elemento deapoyo de los dirigentes de las villas paracontener las agresiones banderizase incluso las posibles arbitrariedades de los Corregidores. En 1463 lasHermandades prohibían que los Parientes Mayores pudieran desempeñarlos oficios concejiles y enL479 una Hermandad compuesta exclusivamentepor villas prohibíapar:ticipar en los bandos y acudir a sus llamamientos.Estas, aunque se mezclan en ocasiones con los problemas de los banderizos,serán el punto de arranque de las disposiciones antibandenzas del pesqui-sidor Chinchilla (I. del Val, 363-380).

ERNESTO GARCIA FERNANDEZ

Por otra parte, se entiende normalmente por lucha de bandos losenfrentamientos generados e¡tre los linajes nobiliarios de Oñacinos yGamboínos, derivados de la diferente posición que pretenden ocupar en lasesferas de poder político y social, pero también estaba mezclada esta pugnade importantes componentes sociales en un sentido más amplio, pues bajoella se desarrollaron con frecuencia movimientos antiseñoriales generadosen las villas o en el mundo rural antelarapiña de la noblezasobre determina-dos labradores (J. R. Díazde Durana, Violencia. . .).Laépoca en que más segenerulizaron estos conflictos interbanderizos, según Ignacio Arocena, fueentre I4I8 y 1453. Precisamente se trata de un período muy inestable desdeun punto de vista político, la Corona de Castilla en esta época estuvo divididaen bandos. Todo ello debió repercutir en una mayor ineficacia de la adminis-tración de justicia y favorecer las luchas banderizas vascas. No obstantealgunos autores, han pretendido conectar sus orígenes con las tribus deviárdulos y caristios (J. L. Banús y Aguine), otros sin pasar por alto quedebajo de dicha tapadera se pueda encontrar la pugna señores - campesinos(A. de Otazu), o dando escasa relevancia a esta cuestión han pretendidocomprender estas luchas como el enfrentamiento entre dos sociedades: unasociedad de pastores que habita en el interior (Oñacinos) y una sociedad demarinos, comerciantes y labradores que residen en la costa (Gamboínos).

No faltan historiadores que han escrito que los oñacinos eran pro-castellanos, mientras que los gamboínos serían pro-nav¿rrros. La propiaadministración navarra llevó a cabo varias incursiones en territorioguipuzcoano contra los oñacinos con eI apoyo de Merinos de Guipúzcoa -Guevara (gamboínos)- (J. A. Fdz. de Larrea), pero se ha de tener sumocuidado de sacar de esta situación las conclusiones anteriormente anuncia-das. Precisamente los oñacinos preferían que las fronteras entre Navara yGuipúzcoa no estuvieran perfectamente delimitadas, mientras que losGamboínos colaboraron con las villas y las hermandades para que estasfronteras se fijaran cadavezmás contribuyendo de este modo a una mejorintegración de Guipúzcoa en la Corona de Castilla. La lucha de bandosextiende su radio de acción a las villas en estos siglos, algunos de cuyoslinajes se encuentran plenamente comprometidos en estos enfrentamientos(Mondragón, los Guraya-oñacinos y los Báiez-gamboínos-), de tal maneraque también sufrirán sus negativas consecuencias: destrozos y aumento dela tensión social entre las divididas oligarquías locales. Estos son los casos

ERNES TOGRCIA FERNANDEZ

de Ochandiano que será incendiada por este motivo, de Mondragón quema-da en L448 por los Guevara y sus partidarios los Bartez de Artazubiaga, deMunguía atacadapor los Mújica por su apoyo a los Avendaño y de Bitbaodonde se pelearán entre sí los Leguizamó; i los Zurb arán,en Lequeitio losYaruay los Licona (a favor de los Arteaga), en Guernica (los Larraondo ylos Meceta), en Marquina (Pedro de Avéndaño y los Zárate),en Deva lossasiola ekarrazábary en Elorrio ros Ibarra y tos Marzana, por su apoyo aunos u otros bandos nobiliarios, en Portugalete (Salazar, Mortiruelo, biéou,Bañares), si bien en algunas villas u*bot fueron del mismo bando (envergara los ozaeta y Gaviria -ambos pro-oñacinos-), etc.

Fl propio acto de la toma de poiesión del señorío de yizcaya porEnrique III de Castilla, a fines del iiglo xIV, evidenci aba ladivásiáadpolítica y la conflictividad interban deizaexisrenre en el senorio á

"li;;;ya' Las Hermandad.t de'las villas estaban en un lado y en otros dos lugaresdiferentes los hidalgos vtzcaínos con quienes les acomp añabandebido a lasrivalidades que entre eltos tenían. La Jocumentación no, *urstra al mismotiempo las conexiones de los linajes nobiliarios vascos sobre todo con lascircunstancias políticas de la corona de castilla. En tiempos de Juan II deCastilla sobresalen dos fuerzas en lid. Los partidarios del Condestable deCastilla, Don Alvaro de Luna, valido de Juan II y los partidarios del príncipeEnrique, futuro Enrique IV de Castilla, que durante una serie de años actuóen cierta connivencia con el Rey de Navarr+. El Condestable establecióflciongs personales y y de caráóter vasall áticoentre otros con el Señor dela casa de Ayala, Pero LÍpezde Ayala y er Señor de sant acruz¿. cr-p-üLope de Rojas' como queda recogido en la Crónica de Don Alvaro de Luna,así como con los Guevara, Avendaño, Mújica, Gamboa y art"agu. il;Ttol linajes encontramos a miembros de üs bandos de onaz (Mújica) yGamboa (Avendaño, Guevara, Gamboa), según los ¿atos qo" ¿i*ponemospara unos años después. Pero desde los primeros años del siglo XV (L421)los salazar, Mújica, Butrón , zamudio, Áyalas y la ,,parentelá" de los oñazestán apoyando al Infante Juan, mientras qul ruun ¿e Ñendaño y losgamboínos luchaban afavor de los Velasco contra el Infante. Unos añosdespués vemos cómo algunas villas están defendiendo los intereses de JuanII frente a los r"I.r de Aragón y Navarra (Durango,,portugalete, etc.). :Ya Juan II de Castilla en una carta de 1453 aludía a los bandosguipuzcoanos que desde la muerte de su madre catalina (I4lg) habían

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E--

GUERRAS Y ENFRENTAMIENTOS ARMADOS: LAS LUCHAS BANDERIZAS VASCAS

tenido sometida a la Provincia de Guipúzcoamediante sus gueffas, agresio-

nes a villas, violencia con sus pobladores y apropiación de rentas de la

Cor ona.Inclus o s e afirma en dicho texto que lo s c orregidores y pesquisidore s

hicieron muy poco al respecto <<por el grande favor que los dichos bandos

rcníanen algunos grandes de mis reinos>>. Precisamente en torno a mediados

del siglo XV intervino Juan II en la investigación de Pedro de Avendaño y

Gómez de Butrón, en relación con las luchas que entre ellos mantenían

durante estos años, desterrándolos del Señorío de Yízcayay de la Provincia

de Guipttzcoa y obligándoles a que contrayeran treguas por 10 años.

Asimismo, Enrique, Príncipe de Asturias, dispuso a su vez de fieles e

importantes vasallos en 1452 frente a D. Alvaro de Luna en los Mendozasy los Velascos, euo pudieran tener en su entorno a algunos linajes rurales

vascos. Los enfrentamientos existentes entre los Condes de Haro (Ios

Velasco) y los Duques de Nájera y condes de Treviño (los Manrique),conectados con el apoyo político del primero a Enrique IV y del segundo a

los derechos de Isabel, afectaron a su vez al País Vasco. La influencia de los

Velasco en algunas comarcas de Yizcayay de Alava fue manifiesta en los

años finales del Reinado de Fnrique IV. Enrique IV había consentido en que

el Conde de Haro fuera monopolizando las importantes rentas de los

diezmos de la mar de Castilla, pero además se evidenció el malestar y

rechazo de los vizcatnos a la política diplomática exterior de Enrique IV.

Posteriormente veremos a los vizcaínos defendiendo mediante las armas alos futuros 'oReyes Católicos" frente alos franceses que sitiaronFuenterrabíacuando colaboraban con Alfonso de Portugal, futuro esposo de Juana "la

Beltranej t',"hija" del rey Enrique IV y también heredera al trono castella-no. En Guipúzcoa, tras la muerte de Enrique IV de Castilla, Fernando elCatólico fue atrayéndose asimismo hacia su favor a las Hermandades y a los

Parientes Mayores, algunos de los cuales (MartínRuizdeOlaso, JuanLópezdeLazcano, Beltrán de Loyola, Juan Beltrán de kaeta, Juan OruzdeZarauz,Lope Garcíade Gaviri a, etc. ) alegaron no estar de acuerdo con algunas delas ordenanzas de la Hermandad de la Provincia de Guipúzcoa.

Los conflictos entre linajes son fruto de las rivalidades y envidiaslocales, también de la crisis general de la sociedad feudal que incide de una

manera especial en estos grupos de la pequeña nobleza. Estas luchas son

asimismo efecto de la cudade las rentas de los "notables" vascos o de su

interés por lograr una mayor influencia social y política en el territorio, pero

ERNESTO GARCIA FERNANDEZ

están conectadas plenamente con las circunstancias acontecidas en lapolítica general del Reino de la Corona de Castilla. Durante la baja EdadMedia existió una periódica inestabilidad política en la Corona de Castilla,circunstancia que no podía dejar indiferentes a los vascongados. Estosrepartieron lógicamente sus apoyos entre unos u otros de los contendientesque aspiraban al tronoo lo que es necesario relacionar asimismo con lasluchas banderizas vascas. Es éste, no obstante, un tema de difícil conoci-miento por la escasez de informaciones documentales y porque miembrosde los linajes de oñacinos y gamboínos actuaron en ocasiones unidos en estasdisputas. Así por ejemplo a mediados del XIV los territorios donde existíaun mayor peso de los linajes vascongados desempeñaron un importantepapel a favor del TrastámaraEnrique II. Es, a pesar de todo, una novedadimportante el hecho de que se trate de bandos organizados en un sistemasuperador de los estrechos marcos locales del resto de la mayoría de losbandos de las comarcas de la Corona de Castilla.

UI. LOS LINAJES RURALES: EL SOLAR, LA FAMILIA Y LASGUERRAS DE BANDOS.

Desde comienzos del siglo XIV hacen acto de presencia de unamanera clara las luchas entre los linajes rurales. Estos estaban organizadosconforme a un sistema de relaciones personales, sociales y políticas en el quese sustentabalafuerua y el poder de los Parientes Mayores. Estos linajesrurales pertenecen al grupo de los hidalgos de sangre (caballeros o escude-ros). En su personalidad como grupo desempeña un importante papel sucomponente militar, es decir, su función guefferuteóricamente al serviciode la Corona de Castilla. Es ésta una de las razones sobre la que descansa suprestigio y una de las bases de su influencia y poder en las provincias deAlava y Guipúzcoa, así como en el Señorío deYizcaya. Grande había sidoel papel adjudicado a los guefferos, sobre todo en la ideotogía de los tiempospasados. A fines del siglo XIII las Partidas de Alfonso X en su título XXIdecían: <. . . Defensores son uno de los tres estados por que Dios quiso quese mantuviese eI mundo: ca bien asi como los que ruegán á Dios por el puebloson dichos oradores; et otrosi los que labran la tierra et facen en ella aquellascosas por que los homes han de vevir et de mantenerse son dichos labrado-

res; et otrosi los que han á defender á todos son dichos defensores: por endelos homes que tal obfahan de facertovieronporbienlos antiguos que fuesenmuy escogidos, et esto fue porque en defender yacen tres cosas, esfuerzo, ethonra et poderio. Onde pues que en el título ante deste mostramos qual debeel pueblo seer á latiercado mora, faciendo linage que la pueble et labrándolaparuhaber los frutos della, et enseñorándose de las cosas que en ella fueren,et defendiéndola et cresciéndola de lo de los enemigos que es cosa queconviene á todos comunalmente; pero con todo eso á los que mas pertenesceson los caballeros á quien los antiguos decian defensorgs, 1o uno porque sonmas honrados, et lo al porque señaladamente son establescidos paradefen-der la tierra et acrescentarla. . . >(Partidas,Il, I97).

Su prestigio estaba ligado al mismo tiempo a Ia libertad de quedisfrutaban estos caballeros para tener afinas de todo tipo, espadas, lanzas,ballestas (rallones), incluso lombardas como se verá a continuación. Estonos pone ante nuestros ojos el establecimiento de auténticos ejércitosprivados dirigidos por los Parientes Mayores, que pueden ser utilizados nosólo para colaborar en los fines generales demandados por la monarquía sinotambién parael logro de sus intereses particulares. Este sistema era factiblepor la inexistencia de verdaderos ejércitos permanentes pagados íntegra-mente por la monarquía. El mundo de la caballería y el de sus supuestosvalores éticos y sociales, algunos de cuyos valores eran recogidos en lasPartidas a fines del siglo XIII, es a su vez eI mundo imaginario de estoscaballeros vascos. Las alabanzas a la caballeríaestán relacionadas princi-palmente con los servicios a la monarquía castellana. Los caballeros eranpremiados económicamente mediante la concesión de tierras y otra serie derentas y mercedes entre los que cabe añadir, en ocasiones, la concesión delos derechos de patronato de iglesias hasta entonces bajo la autoridadpersonal de los Reyes de la Corona de Castilla o de los Señores de Yizcaya.La dedicación de estas familias y linajes a la milicia, máxime en una épocaen que los militares todavía gozaron en líneas generales de un prestigiobastante elevado enffe la sociedad, es una forma importante de adquirirnotoriedad y honores. Pero las críticas a este estado habían comenzado a sercontundentes durante la primera mitad del siglo XV, porque se creía que susfunciones y sus bondades ya no se coffespondían con las de otros tiempos.Diego de Valera 1o dej aba reflej ado de una manera precisa en su obra titulada<Espejo de verdadera noblezo> escrita alrededor de I44L Ciertamente está

ERNESTO GARCIA FERNANDEZ

comprob adala existencia de un relativo cambio de papeles y de funciones.Caballeros que se interesan por el comercio y comerciantes que se preocu-pan por alcanzar el grado de la caballeúa complejizan aquel viejo sistemaideológico enelquepresuntamente <<oratores>>, <bellatores>> y <<laboratores>>tenían perfectamente fijadas sus funciones. Esta crisis de valores respondea su vez a la pujan za de unos nuevos grupos, aquéllos que estaban configu-rando su existencia en la ciudad o en su entorno.

A pesar de todo las casas-torres eran el núcleo en torno al cual seconfiguraba todo gl <<sistema radial> de la influencia de los ParientesMayores. Estas moradas son símbolo por excelenoia de la preeminencia ydel poder de los Parientes Mayores, si bien la mayoría de ellas no sonciertamente comparables a los castillos de otras latitudes. Estos ParientesMayores como puede verse en no pocos documentos son vasallos del Rey,es decir, siguiendo las Partidas de Alfonso X <<aquellos que resciben honraet bienfecho de los señores, asi como caballeria, 6 tiena ó dineros porservicio señalado que les hayan de facer> (Las Partidas,Ill, 133). Bastecomo ejemplo el hecho de que en 1405 Martín Ruiz de Avendaño seacapítánde las naves de Castilla que se affnaron para proteger el comerciocantábrico, personaje que murió en el cerco de Antequera. Por tanto losParientes Mayores formaban parte de un engranaje político sustentado através de las relaciones feudo-vasalláticas. El vasallaje implica una com-pensación económica que los reyes y los señores entregan a sus vasallos acambio de servicios fundamentalmente de carácter militar. Recíprocamen-te señores y vasallos se debían teóricamente lealtad, protección y ayuda.Las Partidas definen este tipo de relaciones diferenciando entre feudo,tierra y honor. Las dos últimas palabras

'se refieren a la concesión de

mercedes reales sin obligar aIa contrapartida del servicio, que se omiteporque no se considera necesaria : <<... Feudo es bienfecho que da el señorá algunt home porque se torna su vasallo, et le face homenage de serle leal:et tomó este nombre de fe que debe siempre guardar el vasallo al señor. Etson dos maneras de feudo: la una es quando es otorgado sobre villa, ócastiello ; ó otro cosa que sea raiz: et este feudo atal nonpuede seer tomadoal vasallo, fueras ende si fallesciere al señor las posturas que con é1 puso,ó sil feciese algunt yerro tal por que lo debiese perder, asi como se muestraadelante. Et la otra manera es á que dicen feudo de cámara: et este se facequando el rey pone maravedis á algunt su vasallo cadaaño de su cámara:

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et este feudo atal puede el rey toller cada que quisiere. . . > (Las Partidas,Ill,r40).

Este tipo de circunstancias se dieron asimismo entre los ParientesMayores vascos, que también podían perder el feudo, es decir, las mercedesotorgadas en otro tiempo por los reyes a ellos o a sus antepasados pordeslealtad, por no servir a su señor, el Rey, o por tomar partido con otros encontra suya. Basten como ejemplos los siguientes: EnL466 se ordenab aalaProvincia de Guipúzcoadirigirse contra el Merino Mayor de Guipú zcoa, eIMariscal García López de Ayala, por apoyar a los Pacheco, Fadrique,Villena, etc. que sostuvieron la llamada <<farsa de Avila>. Ese mismo año sehacíamerced de las rentas y bienes del Señor del solar deYarua,MartínPérez de Alzega, alaProvincia, posiblemente por el mismo motivo.

De otro lado, refiriéndonos aestos linajes nobiliarios sehade destacarque la familia fue una de las bases de su valía. Los lazos de parentescointerfamiliares desembocaron en una estructura social colocada bajo laprimacía de un Pariente Mayor. El linaje así constituido, además de otorgaruna cierta seguridad y protección económico-social a las familias que lointegraban, signifi cabala creación de una especie de comunidad política encuyo vértice se encontrabael Pariente Mayor. Este teníael poder suficientecomo para anular los desafíosrealizados por algunos de sus atreguados. Asísucedió en 1425 cuando Juan de Avendaño, ballestero mayor del Rey,otorgó cartade seguro en favor de la villa de Segura, levantando los desafíosque atreguados suyos le hicieron dos años antes. La implantación delmayorazgo durante los siglos bajomedievales contribuyó notablemente a laestabilidad de los patrimonios de estos linajes de solares y de su patrimonio,en una época de cri;is y de dificultades. Este primer núcleo áe familias,linajes y Parientes Mayores se veíareforzadomediante otro tipo de alianzas,en particular, a través de la entrada de otros Parientes Mayores en sus treguas-los Emparán en los Loyola en 1435-, de personas que lo hacen a títuloindividual -10 vecinos de la comarca de Azpeitia en los Loyola a mediadosdel XV- o de concejos enteros -Astiganagay los señores de Murguía enL382-. Además de estos <<atreguamientos>> y encomendaciones se ampliabanlas clientelas con los servicios de lacayos, apaniaguados, ladrones, malhe-chores, etc.

El paso siguiente que dieron los linajes fue la configuración de unsistema de bandos del que entrarcjn a formar parte la mayoría delos linajes

GUERRAS Y ENFRENTAMIENTOS ARMADOS: LAS LUCHAS BANDERIZAS VASCAS

en uno o en otro momento, mediante los cuales p:ocuraron defender una

serie de intereses similares - económicos, familiares porque entre estos

cúezas de linaje se establecieron con frecuencia lazos de sangre, etc. -,Y z

través de los que desearon consolidar su posición en la esfera de las

relaciones sociales y políticas. Todo ello redundaba en una supuestaprotección por parte de los Parientes Mayores de cada bando y de sus huestes

armadas atodos los integrantes del mismo, significando paraestas personas

vfia gararLtíaparusu seguridad personal, si bien podía tener de rebote efectostohlmente contrarios. Los bandos de oñacinos y gamboínos no fueron, sinembargo, estáticos y definitivos. No faltan casos en que los linajes o algunasde las familias que los conformaban se cambiaron coyunturalmente debando por motivos muy concretos.

linajesPara que este sistema funcionara era necesario que estos linajesdispusieran de una capacidad económica suficiente como para mantener unaestructura social y relacional de estas características. Sus ingresos prove-nían de los derechos sobre sus iglesias de patronato, de sus molinos yferrerías, de laparticipación en los cargos de la administración - prebostazgos,prestameros de Yizcaya, merinos de las merindades en Yizcaya, merinos deGuipúzcoa (Balda, Guevara, Ayala etc. ) -, del servicio militar otorgado a losReyes, de las rentas obtenidas de la explotación de sus propiqs solares yheredades, de su participación en el mundo comercial o en las rentasderivadas del ftífftcomercántil, de los tributos exigidos asus encomendados,etc. Asimismo se han de tener en cuenta los botines logrados a consecuenciade sus presiones sobre el campesinado, sus cofferías, rapiñas, usuryacionesy violencias en ese contexto de la crisis bajomedieval.

Los conflictos armados entre los distintos linajes rurales, e iRclusoentre los miembros del mismo linaje, parecen estar relacionados en muchasocasiones y tener sus causas inmediatas en la defensa o incremento de suspatrimonios, en la defensa de sus señoríos, en cuestiones de herencias, en laspresuntas infamiaslanzadas contra su honor o el de sus antepasados, en lapersecución de algunos miembros de linajes que buscaban refugio en suscasas-fuertes o en algunos núcleos urbanos, en las presuntas usurpacionesde oficios de designación real, como los prebostazgos -Rentería-, etc. Larecomposición de sus niveles de renta está en la base de estas guerras yenfrentamientos armados, pero no se ha de olvidar en ningún momento lalucha por el poder y la influencia política en estos territorios. I as formas de

necesario

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lucha que se adoptaron fueron desde los duelos a título personal, losenfrentamientos entre grupos de guerreros affnados - los Butrón y losAvendaño enL4I4 - y el asalto de casas-fuertes hasta el ataque a núcleos depoblación urbana. En la práctica los Parientes Mayores podían desafiarpúblicamente a sus enemigos, como así sucedió en 1456, año en quedesafiaron a ocho villas de Guipúzcoay en 1468 con el reto que pusieron losMarzana a los lbarra.

Sin duda el desafío de los Parientes Mayores a las villas de Azcoitia,Azpeitia, Deva, Motrico, Guetaria, Tolosa, Villafranca y Segura es el másespectacular. Los cabezas delinaje en nombre de sus parentelas, encomen-dados y atreguados, retan a distintas personas que se citan de cada una de lasvillas, así como al conjunto de quienes habitan en su interior, por <<. . . haberhecho hermandad o ligas e monipodios contra ellos e haberles hechodenibar sus casas fuertes y muértoles sus deudos y parientes y tomádoles susbienes e puéstoles mal con el Rey y querídoles-quitar sus anteiglesias ymonesterios e otras muchas causas; y acabadas aquéllas, dice así el fin deldicho desafío: - Por las cuales razones e causas e cada una de ellas y por lanaturaleza y superioridad e lealtad que debemos al dicho señor Rey, ennosotros e cada uno de nos pertenece derecha voz de vos tornar en enemistade vos desafiar e facer gueffa e cruel destruición de vuestras personas ebienes, como enemigos del dicho señor Rey nuestro. Por ende tomando laamistad a enemistad, vos desafiamos a vos y cadauno de vos los susodichos.. . E vos requerimos que vos proveades de vuestras armas e de todas las otrascosas que vos convernán e cumplirán e menester hobieredes para vuestradefensión, dentro del término de la ley, apercebiéndoos bien de agora paraentonces y de entonces para agora euo, pasado el dicho término y plazo dela ley, protestamos este desafío. . . >(I. Arocena, 109-111). El engaño y latraición estaban asimismo a la orden del día. B aste como ej emplo las muertesde Juan Ruiz deZaldívar y de quince hombres que le acompañaban por losescuderos de Ibargüen en 1330, cuando habían sido convidados por ellos asu casa-torre de Ibargüen (Lope Garcíade Salazar, 180). Las luchas podíanser a campo abierto y cada uno de los linajes solía llevar sus estandartes, cuyapérdida en la batalla significaba la captura de su insignia y un desastre palalos combatientes. Antes de los enfrentamientos no era ihusual que cada unade las partidas hiciera alarde de sus fuerzas encabezadas precisamente por.el estandarte, como así aconteció en la pelea entre Gómez González de

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Butrón y Pedro de Avendaño en I44L, cuando éste acudió en ayuda de losVillela de Munguía (Lope García de Salazar, 20L-202). Pero llama laatención de manera especial los intentos por tomar alguna de las casassolariegas de estos Parientes Mayores o las formas de asaltar determinadasvillas.

El asalto a las torres se solía llevar a cabo por la noche, un poco antesdel amanecer, con el fin de no levantar sospechas en el enemigo, y parapoderservirse de las primeras luces del día, al mismo tiempo que encontrarledesprevenido. En 1420, Juan López deLazcano a duras penas pudo librarsede una muerte prácticamente segura del ataque que sufrió en su casa-fuertepor los gamboínos Fernando de Gamboa,Ladrónde Balda, Carames, kaetay Achega, al satrtar por una ventana que daba aI río, si bien su hermano de12 años pereció entre las manos de su madre, así como otros de suspartidarios. En esta ocasión fue quemada la casa de los Lazcano (LopeGarcíade Salazar ,I7}).Ese mismo año los gamboínos quernaban la casa áeLope de Unzueta, que ardió rápidnrrente al ser de madera. En L422losgamboínos cercaron nuevamente la casa de Lope de Unzueta,pero en estaocasión vinieron en su ayuda los linajes de Butrón y de Mújica que vencierona los gamboínos, acompañados éstos del Corregidor y del preboste de DevaFernando Ruiz, que murió en la batalla, así como Sancho Ortizde Martiartude la parte de los Butrón. Gonzalo Gómez de Butrón fue emplazado a laCorte por estas muertes y el hijo del preboste de Deva tomó represalias enBaquio donde dirigiéndose con sus pinazas y sus hombres mató a varios delos de Butrón (Lope García de Salazar, I97-L98).

La existencia de lazos de solidaridad entre los linajes banderizosobligaba a acudir en defensa de los agredidos. Lafuerua de estos linajes sercforzaba através de juramentos de fidelidad al linaje, pues de esta formapueden ser considerados los atreguamientos individuales o de todaunavillarespecto a uno u otro grupo de oñacinos o gamboínos. En 1447 \osgamboínos Ladrón de Balda, Pedro Ortiz de Zanuz y Martín Sánchez deItaeta cercaron la casa-torre de Berástegui, acudiendo en su ayuda JuanLópez de Lazcano y otros del linaje de afraz, de Butrén y de Mújica,muriendo allí más de 140 personas y enceffando en una Iglesia a 200gamboínos, a los que se les dejó marchar tras obligarles a dejar sus annas yde arrebatarles un gran lombarda. (Lope Garcíade Salazn, I7Z).A su vezalgunas familias significativas de las villas vizcaínas, ante las diferencias

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existentes en su interior por cuestiones político-concejiles, acudieron soli-citando ayuda en la resolución de sus disputas durante la primera mitad delsiglo XV bien al solar de los Butrón y Mújica o bien al solar de los Avendañoy Arteaga. En este sentido, creo interesante recordar los casos de Bermeo,Ochandiano, Mun guía, Mondrag ón,Larrabezúay Elorrio. Butrón-Mujica yAvendaños acudían con sus lombardas en la defensa de sus intereses, comoestá constatado en los casos de Ochandiano y Munguía.

En Vizcaya se han de destacar los enfrentamientos armados llevadosa cabo entre los linajes rurales de las Encartaciones integrados en lasestructuras banderizasde los Salazar y los Marroquines, en cuyaproblemá-tica se inmiscuyó con cierta frecuencia el Conde de Haro durante los añoscentrales del siglo XV. En el resto deY izcaya sobresalen conflictos entre losB utrón-M ulicay lo s Avendaño. Lo s B utrón-Múj ic a re c ab aron normalmen-te el apoyo de los linajes oñacinos guipuzcoanos y los Avendaño de losgarnboínos. Según 1o relatalope Garcíade Salazar se tratade una aaténtícagueffa entre bandos nobiliarios en la que se atacan las casas fuertes o lascasas torres de estos linajes. Los Avendaño solían acudir en apoyo de losMarroquines y los Butrón-Mújica de los Salazar. En Guipúzcoa destacandesde principios del XIV las luchas entre los B alda y los Loyola, los Lazcanoy los Olaso, etc. En Alava la pugna se materi alizaráen la rivalidad entre losMendoza y los Guevara, los Avendaño y los Ayala, que desde comienzos delsiglo XV se disputaban el Valle de Orozco y entre los Ayala y los Lazcanocon intereses en el Valle de Arana, Alegría y Elburgo. Me voy a detener enla descripción de la batalla de Elorrio entre los Butrón-Mújica y losAvendaño.

La batalla de Elorrio de 1468 es asimismo ejemplificador a de laconflictiva situación de estos linajes, su conexión con el mundo urbano y conotros nobles importantes de la Corona de Castilla. Los de Butrón y Mújicasocorieron a los Zaldívar y Pedro Ruiz de Berriz, cuya casa solar de Ibarraestaba cerca de Elorrio, mientras que los Avendaño acudieron en favor delos de Elorrio. Pedro de Avendaño consiguió en esta ocasión la ayuda degentes armadas del Conde de Salinas, Diego Gómez Sarmiento y del Condede Haro. Su hijo Juan de Avendaño se situó en Elorrio, mientras que Pedrolo hacía en la villa de Durango. Juan Alonso de Mújica contó con la ayudade Juan de Leiba, su primo, de Lope Hurtado de Salcedo y de otros hombresde las huestes del Marqués de Santillana. No en vano Juan Alonso de Mújica

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el 30 de julio de este mismo año llegó a un acuerdo con el Marqués deSantillanapara casar a su hijo primogénito, Gómez de Mújica con su hijaElvira de Mendoza. Es la primera noticia que se tiene de que fuerzas<<nobiliarias exteriores> aYizcaya intervengan directamente en el conflictobandeúzo. Los Arteaga esta vez apoyaron en principio a los Butrón, asícomo la mayor parte de los Salazar,con la oposición de su padre Lope Garcíade Salazar, que sostenía que ellos estaban comprometidos a defender lossolares de Butrón y Mújica, pero no a ir a tomar las tierras de Pedro deAvendaño. Los Butrón, según Lope Garcíade Salaz ar, podrían llegar hastael número de 4.000 hombres armados a pie y otros 80 a caballo, conc entrán-dose cerca de Elorrio "por la gercar e combatir con las lombardas deSantander, que llevava Juan Alonso, que era mucho buena, e grande. . . ". ElCorregidor, Juan Garcíade Santo Domingo, quiso mediar, sin mucho éxito,paru evitar estos enfrentamientos. Cuando habían comenzado a preparar elcampamento y a colocar en posición las lombardas, la mayor parte de1ejército de los Butrón inició lahuída abandonando sus paveses, sin estarmuyclaros los motivos, quizá por haber sido traicionados. Esto favoreció lasalida de los de Avendaño, que cargaron sobre los que todavía estaban en elcampamento. Incluso los Arteagatraicion¿ron su alianza con los Butrón,hiriendo con dos saetas a Juan Alonso de Mújica y tomando "la casa deYbarra, e las lombardas, e todas las armas que dexaron, e asi tornaron aErmuaeasustierras".

La respuesta no se dejó esperar, pues Juan Alonso de Mújic a,vnavezrecuperado, entró en las tierras de los Arteaga y denibó "las casas de Arteagae de ARagua, de Furtud Garcia, e las casas de Sacamj naga, e de Qearra, e deVelendis, e de Qubiaur, e todas quantas casas fuertes e llanas que algo valiande todos los de Arteaga, e robaronles quanto en el mundo les fallaron, e noquedó ome de aquel solar en toda la tierra, eue se fueron Aratia, e ZGuipuscoa, por grand tiempo". En este contexto llegó aYizcaya D. Pedrode Velasco que bajo mandato real, a solicitud de los mercaderes de Burgosy de algunas villas de Vizcaya y ante la incapacidad del Conegidor deYizcayapara mantener el orden público, se habíadirigido aYizcayaparaponer fin a las guerras banderizas y ala oposición de algunos vizcaínos-también los hubo guipuzcoanos como se señala en la crónica- al matrimo-nio de Juana la Beltraneja con el Duque de Guyena, hermano del rey Luisde Francia, por considerarlo negativo para los intereses de Yizcaya y

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Gaipúzcoa. Una de sus primeras disposiciones consistió en desterrar a JuanAlonso de Mújicay a Pedro de Avendaño.

Posiblemente en este enfrentamiento se dilucidaba también la formaen que se habrían de articular las relaciones de los Parientes Mayores y delas oligarquías urbanas con la administración real y el papel que podríandesempefiar cadauno de estos grupos en los años siguientes del siglo XV.Este puede ser uno de los motivos de que los Butrón y los Avendaño seunieran frente aI Conde de Haro. El cronista Alonso de Palencia ofrece unaimagennegativade los vascos, o de una parte de éstos, y describe una de laspocas batallas en que los linajes de oñacinos y gamboínos lucharon juntoscontra otras fuerzas militares. El cronista presenta aun Conde de Haro muyambicioso desde el punto de vista político y muy poco considerado con laspoblaciones vascas a las que pretende poner bajo su dominio y tiranía. JuanAlonso de Mújica y Pedro de Avendaño, desterrados por aquél, acudieronal Conde de Treviño que se encontraba en el monasterio de San ZoTlo deCarnón. Este consiguió que olvidaran sus gueffas y rencillas particulares,que habían acabado con la muerte del padre del primero y con la de un hijoy varios hermanos del segundo. El cronista Alonso de Palencia pone en bocadel Conde de Treviño el razonamiento que habría de servir pnala base delacuerdo entre ambas partes. Se trata de una auténtica arenga militar y comotal aptarecen en el texto numerosos recursos a través de los cuales se pretendelevantar el ánimo de los dos cabezas de bando para que olviden sus riñas ydisputas, unan sus fuerzas militares y luchen por la presunta libertad de losvascongados. En este discurso no falta el desprecio y el insulto paraquienesse confonnan con el yugo de la tkanía del Conde de Haroo no falta eldeshonot para quienes siendo deshonrados y echados de su Tierra por el<<tirano>> no se levantan contra é1 y tampoco falta el recurso al oprobio, laburla y el ridículo que podría significar el hecho de que hasta sus propiasmujeres y sus hijas les abandonaran por su cobardía. El Conde de Treviñoacabó convirtiéndose en el juez árbitro de sus diferencias. Juan Alonso deMújica y Pedro de Avendaño se reconciliaron y paradar mayor firmeza alaalianza acordaron el matrimonio entre sus hijos.

Vemos portanto alos Butróny alos Avendañointentandoresolver suspropios conflictos en el marco de las disputas políticas de la Corona deCastilla. El Conde de Treviño había logrado atraer a sus fuerzas a las cabezasde bando principales del Señorío de Vizcaya. En ningún momento se dice

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que los Butrón y los Avendaño apoyen a Isabel y Fernando frente a Juana<la Beltranejo>, pero eso estaban haciendo en Ia práctíca al luchar por lalibertad de su Tíerray al enfrentarse al Conde de Haro, fiel colaborador porestos años de las propuestas de Enrique IV de Castilla. Esto necesariamentetenía consecuenciastenía que tener consecuencias para el futuro. Los bandos eran todavíapoderosos en Vizc aya afines del Reinado de Enrique IV y con su oposición

futuro.

al Conde de Haro se habían convertido en la práctica, quizá sin ellospretenderlo, en fuerzas militares al servicio de Isabel y Fernando. Su pesopolítico y militar a comienzos del siglo XVI siguió siendo elevado en elSeñorío deYizcaya, donde no se dio un tipo de enfrentamiento tan directocomo el dado en la Provincia de Guipúzcoa entre Hermandades-villas yParientes Mayores.

El relato de la batalla por el cronista Alonso de Palencia nos permiteconocer algunas de las estrategias militares de las dos partes en conflicto,además de conocer cuál salió vencedor en esta gueffa abierta.Los <<señoresvascongados>>, a cuyo frente se encontraba su <<caudillo>>, el Conde deTreviño, se pusieron en pie de guena contra el Conde de Haro. Los primeroscomenzaton areclutarfuerzas militares entre sus gentes y fuera del Señorío.Se comenzí apreparar una expedición militar para<<libertar a Bilbao de laservidumbre>> y castigar a quienes estaban colaborando con el Conde deHaro. Es evidente que a pesar de que en ocasiones afirma el cronista queVitoria y Bilbao habían sido conquistadas por Pedro de.Velasco, esto noestaba tan claro, pues contó con apoyos claramente señalados parael casode la villa de Bilbao y concentró sus tropas en Vitoria. A pesar de todo, losvitorianos recelaron del Conde de Haro al que le exigieron mediante unescrito que afirmara,que no tenía intención alguna de convertirse en Señorde la ciudad. Para poder llevar a cabo dicha campaña era necesario impedirque las tropas del Conde de Haro pudieran acudir a socorrer la villa deBilbao. Por este motivo en Villarreal de Alava, villa cuyo señor era el deAvendaño, se concentró un numeroso ejército de peones y caballeríacon elcual se quería evitar que el grueso del ejército del de Haro, concentrado enVitoria, se desplazaracon facilidad hacia la costa.

Mientras se ocupaban los bandos en cerrar el paso al ejército que elConde de Haro teníaen Vitoria, gentes de éste desde otra de sus zonas decontrol, Valmaseda, se dedicaron a atacar los solares y las casas fuertes delos linajes rurales próximos aBilbao. En otro tiempo estas casas fuertes sólo

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protegían y defendían a los de su bando, ahora se refugiaban en ellasindistintamente oñacinos o gamboínos, debido a la alianzapolítica ante-riormente citada. Este tipo de gueffa era más compleja, más peligrosa yexigía guefferos valientes y muy bien preparados <<. . . porque las dispersasviviendas están cercadas de muros y, según costumbre del país, edifican agrandes trechos casas de madera dominadas por alguna torre de piedra amodo de fortal eza, donde habita el caudillo y a la que se acogen en lospeligros cuando se ven acosados por los contrarios. . . >> (Alonso de Palencia,20). Esta fue la causa de que la Condesa de Haro desistiera de continuar conesta táctica de gueffa, lo que redujo el enfrentamiento a los dos ejércitosprincipales de ambas partidas. Desde la villa de Villarreal el Conde deTreviño, los Butrón y los Avendaño, una vez que tenían asegu ruda laretaguardia al haber desistido la Condesa de Haro su lucha por dominar lasinmediaciones de Bilba o, rcalizaban incursiones periódicas sobre los ejér-citos del Conde de Haro, que recorrían traLIanada de Alava. Los ejércitos delConde de Haro eran superiores en annas de cabalTeúa, pero las zonas dedominio de losbanderizos, su difícil orografíay las estrategias militares quedesarrollaban comenzaron a tener consecuencias bastante negativas parasus fuerzas en una gueffa cadavez más "encarnizada". El Conde de Haroante las dificultades con que se encontraba optó por acudir a Ia astuciaurdiendo una estratagema, según el cronista. Se tratabade llegar a las pacesentre las partes. Las treguas supondrían que las milicias vascongadas sedispersaran al, volver los soldados a sus casas, así como la desguarniciónrelativa de VillarreaI. La reanudación posterior de la guena, teniendo encuenta sus mayores recursos militares, pondría en mucha mejor posición asu mayor en número.caballería.Paraello contaba además con la promesa dela ayuda del Maestre de Santiago y con el apoyo del rey Enrique IV. SegúnAlonso Fernández de Palencia, el Rey tenía pensado oponerse a la guerraentre las partes si las cosas iban mal para el Conde de Flaro, pero si el éxitole sonreía reprimir al conde de Treviño y a los banderizos.

Pedro de Manrique, Conde de Treviño, ante la ruptura de las treguasactúo con la mayor rapidez posible, pues en ello estaba.n3u"go su situación.Convocó a cuantos hombres armados pudo, reforzó las guarniciones,solicitó ayuda a los navaffos y llamó a Pedro López de Padilla, yerno delMaestre de Santiago. En ambas partidas se encontraron gentes de armas delMaestre del Santiago directamente o a través de su yerno. El maestre no se

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opuso a esta situación confiando en que las cosas no llegarían a mayores,póto se equivocó. En mayo de 147L, cerca de Munguía, se entablaría la

iefinitiv abatalla entre ambas partidas. Las fuerzas del Conde de Treviño

eshban compuestas mayoritariamente por tropas de infanteúa y escasos

hombre s de c aball ería.El Conde de Haro c onfi ab a I a victori a princip almente

a sus escogidos y más numerosos soldados de caballeúa. En esta ocasión los

peones vencieron a los escuadrones de caballeúa. El cronista lo relataba de

ia siguiente manera: ". . . mas los infantes que peleaban por la libertad en

su propio territorio, penetran con feroz arrojo entre los escuadrones contra-

rios; matanlos caballos, no ya arrojándoles venablos y saetas, sino atrave-sándolos con las espadas; degüellan a los enemigos, que ruedan por todaspartes a las hondonadas del valle; destrozan el núcleo del ejército contrario,y no se libran de su crueldad ni los más débiles pajes de armas, rematandoen su furia vencedoÍa a muchos mancebos que, montados en mulas ycaballos contemplaban los trances de la batalla muy descuidados de todaacometida. ¡Tan feroz erulased de sangre que les devoraba! De la gente delde Haro perecieron más de mil hombres; de ellos unos 300 hombres de armasy muchos nobles y esforzados caballeros, como el anojado capitán Alvaro,hijo de Pedro de Cartagena, y otro gran número que quedó en manos delenemigo. F,l conde de Salinas y don L-uis de Velasc-o,- hermano del Conde deHaro, mancharon con su conducta el buen nombre de los prisioneros, y elmismo Conde, mirando por su vida y libertad, consiguió a duras penas y porindustria de algunos que conocían los caminos, escap at através de extravia-das angosturas a las cercanas tierras de sus amigos. El rey D. Enrique queantes de la batalla pensaba de muy distinta manera y había opuesto más leveresistencia al combate pidió tregua de algunos días, cual si careciese de todaautorida d paramandarlo" (Alonso de Palencia, 2I-22).

Por 1o general, estos enfrentamientos armados entre los bandostuvieron respuestas locales o se circunscribieron al Señorío de Viz caya o ala Provincia de Guipúzcoa, salvo contadas excepciones, de las que cabríadestacar el caso de Mondragón. De otro lado no se trata de una gueffapeÍnanente entre los bandos, sino ocasional y esporádica. No es una gueffatotal y aniquiladora entre las partes en contienda. Estas luchas entre losbandos, salvo excepciones puntuales, parecen seguir unas pautas y reglasque impiden la generalización del conflicto entre los dos bandos rivales atodo el País Vasco. Lope García de Salazar con su dedicación monográfica

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a este tema ha condicionado a que muchos historiadores tengan una visiónmu!, bastante o excesivamente negativa sobre el País Vasco en los siglosbajomedievales. El dramatismo que nos presenta dicho autor debe serpasado por los filtros del análisis histórico con el fin de colocar las cosas enel sitio adecuado. El valor de esta obra es en todo caso fundamental. Estasgueffas de bandos no fueron tan destructivas como cierta historiog rafía ysobre todo los grupos dirigentes de las villas vascas nos han pretendido hacercreer ( Carlos Martínez Gorriarán,40-44). Los Parientes Mayores tambiénuttlizaron como medio de resolución de sus pleitos y diferencias lostribunales de justicia e incluso intentaron comprometer a la propia Corona,si bien el uso de la violencia se impuso al de los instrumentos legales dejusticia hasta el último cuarto del siglo XV.

IV. HACIA LA DISOLUCION DEL SISTEMA BANDERTZO.

a) El impulso dado por la monarquía a las Hermandades.

A la resolución de estos conflictos banderizos contribuyeron de unamanera bastante efícazlas medidas adoptadas por Juan II, Enrique IV y los<<Reyes Católicos>>. Desde mediados del siglo XV se potenciará en esta funeaa las Hermandades. Los linajes rurales parecían campar a sus anchas sobretodo enYizcaya y Guipizcoa, según nos relatan las crónicas. Y no pocos delos problemas que'se generaron en Yízcaya a mediados del XV estuvieronrelacionados con quiénes ocupaban el cargo de Corregidor. Los Reyes qui-sieron fortalecer a,las Hermandades y a sus delegados los Corregidores(Yizcayay Guipúzcoa) y Diputado General (Alava). Los Conegidores viz-caínos y guipuzcoanos tuvieron enoÍnes dificultades para mantener el ordenpúblico y paracumplir con sus funciones. Algunos deé[os perdieron su vidaintentando solucionar algunos de los altercados de esta época. Los linajesrurales, pasando por encima de las disposiciones generales, no dudaban eniniciar sus gueffas y enresponder alos ataques recibidos, sin acudir aresolversus posibles diferencias a través de los cauces legales de [a administraciónreal. En otros momentos los linajes nobiliarios rurales acudieron en apoyo delos corregidores frente alarebelión de las villas. Así sucedió enlll|cuandolas villas vizcaínas se levantaron contra el corregidor Gonzalo Moro.

el

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En Alava las Hermandades de L4L7 supusieron un hito importante eneste sentido, las de I442-L443 tuvieron escaso éxito en su enfrentamientocon algunos linajes nobiliarios. Por estos años Juan II autoriz abalacreaciónde algunas Hermandades de Alava que se organizarcn presuntamente acausa de las diferencias en relación con ciertos vasallos entre el Conde deCastañeda e Iñigo Lópezde Mendozay que estaban compuestas "de muchagente popular" . La qónica nos presenta un claro contenido antiseñorial deestas Hermandades alavesas, incluso se llegan a derribar algunas casas decaballeros. Los datos son muy escasos como parapoder diluiidar lo que seescondía realmente detrás de estos conflictos. En defensa de Pedro Lópezde Ayala, cetcado en Salvatierra, acudieron el Conde de Haro, pedroFernández de Velasco, el Adelantado de T.eón, Diego Gómez Manrique yel Parrente Mayor Lope García de Salazar, siendo derrotadas, según lascrónicas, estas Hermandades. Vitoriapretendió quedarse al margen de estas

ParienteMayor Lope García

luchas armadas a tenor de las cartas que se emitieron, a su solicitud, desdela Corte por Juán II. Parece bastante probable que algunos linajes nobiliarios,en concreto los Lazcano, apoyaron en un primer momento a estas Herman-dades, máxime si se tiene en cuenta que Pedro López de Ayala era Merinode Guipttzcoa y que coincide esta época con unos años de cierta tensiónentre la villa de Segura y los Lazcano, en cuya resolución de los conflictostuvo que intervenir dicho Merino. Unos años más tarde, en I479,el oñacinoJuan deLazcano era asesinado en su casa fuerte de Contrasta ante el cercoa que fue sometido por un ejército formado por vasallos del Mariscal deAmpudia y Señor de Ayala, de Iñigo de Guev aru y por gentes de Vitoria,Salvatierra y de otras partes de la "Tierra de Alava". De nuevo las Herman-dades echan mano de los linajes nobiliarios locales.

En Alava las orden anzas de 1463 supondrían la base legal de refuerzode las Hermandades. Pero los linajes rurales alaveses no se enfrentaron entreellos de la forma en que sucedió en Vizcaya y Guipítzcoa. En el caso deAyala, será el Señor de la Casa de Ayala, el Mariscal García de Ayala, quiena través de las ordenanzas de L469 prohiba que los linajes y parientesmayores de Ayala entren en treguas de otros linajes comarcanos o quecolaboren en sus guerras, prohibe que estos linajes traigan escuderos deotras zonas para apoyarse en sus disputas internas, prohibe que los labrado-res entren en tregua de los linajes de la Tierra de Ayala o que acudan armadosen su ayuda, a no ser con el beneplácito del Señor y éste se convierte en el

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juez írbitto en el caso de que <<... acaesciere aver gueffa e levantamiento degentes entre algunos de los linages de la dha tierra...>>.

En Guipúzcoa,en tiempos de Juan II, las Hermandades no se unen, dela misma manera que en Alava lo hicieron frente a determinados nobles, parucombatirmilitarmente alos Parientes Mayores y asu organizaciónband errza,sino que luchan contra la entrada de sus vecinos en el sistema de bandos. Esdecir, su objetivo era contribuir alapacificación del territorio y todo ello 1ohacíanpresuntamente en nombre del mantenimiento del orden público. EnAlava, por el contrario, las Hermandades tuvieron und actitud bélica contradeterminados caballeros locales e incluso contra el Señor de SalvatierrayMerino de Guipúzcoa, generándose de este modo un incremento del "des-orden público" . En 7449 Juan II proyec t6 crear una Hermandad regionalentre Yizcaya, Guipitzcoa, Alava, Santander, Norte de Burgos y parte de laRioja, pero no fructificó. Esta ha de ser comprendida probablemente dentrode esta políricageneral. 8n1449 el mismo monarca salía en apoyo de la villade Segura frente a los intentos de Juan de Lazcano por levantar una casafuerte dentro del núcleo urbano. El concejo de Segura teme que este ParienteMayor quiera apoderarse de ella. Ya en L{ &,habiéndose forzado un postigode la puerta de la villa, había entrado con su. gente contra la voluntad delconcejo << e se aviaapoderado en ella el dicho Juan Lopes con el fabore ayudade la dicha gente gue, commo dicho es, entró. Et sy non fuera por Dios que1o quiso remediar estovo toda la dicha villa e quantos en ellabivían enpuntode perdigion...>>.

En 1450 Juan II emitía una cédula real, a solicitud de los procuradoresde la Provincia de Guipú zcoa, ordenando que quienes estuvieran atreguadoso encomendados a los Parientes Mayores pudieran apartarse libremente delas obligaciones anteriormente contraídas para con ellos, sin ser amenaza-dos por estos linajes de los solares y obliga a que todos los vecinos de lasvillas y de la tierra de Guipizcoasalgan de aquell as alianzas o de 1o contrarioque puedan ser apresados y confiscados sus bienes por los alcaldes deHermandad y por los alcaldes ordinarios. Los procuradores de Guipúzcoademandab anlaprotección personal del Rey y de su administración frente alos "Parientes Mayores de los solares e casas fuertes de la provyngia",siéndoles ésta concedida. Pero los objetivos de las Hermandades ibanmucho más allá de sus intereses concretos por acabar con las luchasbandeizas de los linajes rurales. En sus Juntas Generales se dirimían

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asimismo las diferencias entre las villas,las cuestiones relacionadas con losgrupos marginados y las minorías étnicas o la oposición a las oligarquíasurbanas de las villas, como ha sido puesto de relieve por María Soledad TenaGarcía.

En todo caso, los dirigentes de las villas guipuzcoanas habían decididorompercon cualquiertipo de lazos y dependencias que sus vecinos pudierantener con los Parientes Mayores. El enfrentamiento armado con los linajesrurales era una de las posibilidades más inmediatas, pues de esa manera seimpedía la influencia que éstos ejercían en el mundo uibuno y en la Provinciade GuiptSzcoa, a través de sus atreguados. Las oligarquías urbanas noestaban dispuestas a supeditarse a los intereses políticos de los linajesrurales. No sólo estaba en juego su diferente concepción sobre la configu-ración territorial de la Provincia, sino que principalmente 1o que se debatíaera quiénes serían los directores de la política en Guipúzcoa.Está claro quela oligarquía urbana busca la marginación de los linajes rurales de la nuéuuconfiguracíón administrativa de la Provincia. Ello no eliminó de golpe, sinembargo, la existencia de bandos en las villas guipuzcoanas o la adscripciónde algunos de éstos a las parcialidades de oñacinos y gamboínos. De otrolado, los linajes rurales no se opusieron propiamente a la Hermandad deGuipúzcoa, cuanto a su pretensión de exclusivizat y monopolizn lasrelaciones de todos los habitantes del territorio de Guipú zcoacon la Corona.Los Linajes rurales parecen querer que se diferencie entre varios ámbitos de

A pesar de lo dicho llama la atención que una administración que tieneuno de sus pilares fundamentales en la nobleza ataque a grupos quepertenecen a ese entramado jurídico-social. Este es el caso de los linajesrurales vascos, encabezados por los denominados Parientes Mayores. Estose comprende mucho mejor si se destaca la importancia del volumencomercial que se desplazabapor estos territorios hacia los puertos cantábricosy de allí a Francia y Flandes y viceversa, los productos que llegaban delexterior parasatisfacer sobre todo las demandas de las élites dominantes. Lainestabilidad política vasca no favorecía unas fluídas relaciones mercantilesy por el contrario perjudicaba los intereses no sólo de las oligarquías localesvascas, sino también de las principales ciudades de Castilla (Sevilla,Burgos, Valladolid, Salam anca,etc. ), A esto hay que añadir los intereses dela alta nobleza castellana con substanciosos beneficios provenientes de la

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ganadeúa lanar y de la venta de la lana castellana en los mercados deFlandes. Por tanto por encima de los intereses particulares de los linajesrurales vascos, es decir de una nobleza que podría ser considerada desegunda fila salvo algunas excepciones - Guevaras, Ayalas, Mendozas,Butrón, Avendaño, Lazcarto, Gamboa, etc. - se encontraban los de otrossectores sociales castellanos mucho más poderosos. Es decir, los intereseseconómicos derivados de la exportación de la lana y del hierro a través deGuipúzcoa y deYizcaya deben ser tenidos muy en cuenta, juntamente conlos demás de carácter político, a la hora de que la administración castellanaintervenga en el asunto a través de la potenciación de las HermandadesVASCAS.

En 1451 las villas guipuzcoanas rehacen su Hermandad y dandomuestras de su poder hacen derribar la torre deTalguíbar de los Señores deOñate y condenan al Señor de Oñate apagar una multa de unos 7.200florines. Pero el <golpe de gracio> contra oñacinos y gamboínos lo dieronlas villas con la ayuda real en 1456. Sin duda, en este sentido fueronespectaculares las medidas dictadas por Enrique IV. Ya en 1455,Enrique IVconfirmaba una carta dada por Juan II en 1450 pam que los vecinos ymoradores de la Provincia de Guípúzcoa salieran de las treguas en queestaban con los Parientes Mayores. En esa fecha el Rey se reservaba todaslas apelaciones de los juicios del territorio de la Hermandad de Guipúzcoay del Condado de Yizcaya. Ese mismo año prohibía que acudieran máshombres a las torres de Oyarzun donde se habían reunido hasta 60 banderizos,que pretendían re sponder de forma armada contra algunas villas guipuzcoanasy defender sus propios intereses frente a los de aquéllas. Sin duda las villasa través de la Hermand ad habían actuado de forma conjunta contra losParientes Mayores. De hecho a mediados del XV -1455 - Enrique IVconcedía el perdón a los delitos cometidos por la Hermandad a lo largo delos siete últimos años. Mediante otras provisiones reales, fechadas en 1457,el monarca pretendió impedir que los Mújica de Aramayona y los Guevarade Oñate protegieran en sus dominios a los malhechores. Talvezrelaciona-do con este último asunto hayaque comprender la orden dada a la villa deSalinas deLénizy al valle paruque entraran a formar parte de la Hermandadde Guipúzcoaen 1458. Esta villa era del Señorío de los Guevara desde finesdel XIV. Sin duda, se trataba de dar un serio aviso a los Condes de Oñate sino cumplían las otdenanzas reales.

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Pero, 1o más sobresaliente es la carta real datada eI 2I de abril de | . 457por la que se desterraba a las villas andaluzas de Estepona y Jimena a 22<<parientes mayores> guipuzcoanos y vizcaínos por dos, tres o cuatro años.Estos habían asediado y atacado en 1456 a las 8 villas guipuzcoanas yacitadas en otro momento. Unos días antes, el 30 de marzo de 1457 EnriqueIV había aprobado 147 leyes nuevas a la Provincia de Guipúzcoa, parte deellas dirigidas contra los abusos de los Parientes Mayores. Asimismo el Reyordenó que se desmochasen y destruyesen sus casas fuertes y que no seconsintiese en su reedificación ni en Guipúzcoa ni en Vizcaya. Medida quetambién debió extenderse al banderizo de las Encaftaciones Lope García deSalazar, que colaboró o prestó ayuda a los linajes guipuzcoanos por lo quefue desterrado a Jimena (Jaén). Ese mismo año se ordena al Corregidor deGuipúzcoa, Juan Hurtado de Mendoza, destruir determinadas casas fuertes.Desmochar sus casas fuertes, es decir, hacer desaparecer del piso superiorde la casa sus vestigios de ser una foftalezamilitar - matacanes y almenado-tenía un elevado simbolismo y significado de castigo político pará losParientes Mayores. Era la casa fuerte del Pariente Mayor rural la principalinsignia de su valer y de su fuerza. Só1o tres años después, en 1460, sepermite levantar las torres denibadas anteriormente, siempre y cuando seerijan en distintos lugares de los que ocuparon antiguamente y ese mismoaño los desterrados pudieron regresar a sus casas bajo una serie de condicio-nes - entre otras su obedienciaalas ordenanzas y alas disposiciones tomadasen las Juntas de Hermandad, de las que deberían form ar parte- y tras rea\izarhomenaje de lealtad a Enrique IV. El rey les concedía el perdón a cambio desu fidelidad vasalláticay de la aceptacíón de las disposiciones y ordenanzasde la Hermandad. Este último aspecto seguirá siendo uno de los inconve-nientes pana acabar con esta oposición a la Hermandad en una parte de losParientes Mayores. Los Parientes Mayores manifestarán su fidelidad al reyEnrique IV, pero no así a las Hermandades guipuzcoanas.

Lope Garcíade Salazar relataba de la siguiente manera el asalto a lascasas fuertes de los parientes mayores por parte de las hermandades, si bienfechabael acontecimiento un año después, enl457: <<... De como levantaronlas ermandades de guipuzcoacontra los solares e les, derrivaron las casasfuertes, e de otras muchas cosas que fizieron>>.

En el año del Señor de VCCCCLVI (1457), se levanraron lasermandades de la provingia de Gujpuzcoa contra todos los parientes mayo-

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res, no acatando a Ones nj a Gamboa, porque fasian e consentían muchosrobos e maLefigios en la tierca e en los caminos, e en todos logares, efezieronles pagartodos los malefigios e deRibaronles todas las casas fuertes,que una sola no dexaron en toda la provj ngia, que fueron estas : la de Lescano,e de Yarga, e de Amesquita, e de Ugarte, e de ALgaga, e de Mugia, e deLegama, e de San Mjllian, e de Asteaso, e de Qumarraga, ela de Loyola, ede Valda, e de Enparan, e de Qaraus, e de Achaga, e de Yraeta, e Delgeta,e de Vergara, e otras muchas, que no dexaron njnguna sin deRibar e quemarsino solamente la casa de Olaso, ela de Ungueta, e quitaronles todos losparientes de las treguas de los solares, que no les quedó uno solo, e fezieronsetodos comunjdades, e echaron desterrados a los dichos parientes mayorespor cierto tiempo de la provjncia toda, e han vivjdo fasta aqui en justigia>(Lope Garcíade Salazar, I74-I75).

Quizá convenga en este momento traer a colación el apoyo dealgunos de estos linajes rurales al Condestable Alvaro de Luna, duránte eIReinado de Juan II (Avendaño, Olaso, Guevara, Butrón), enfrentándose deesta manera con el Príncipe de Asturias, futuro Enrique IV y sus partida-rios, así como los "quebraderos de cabeza" que especialmente a mediadosdel siglo XV dieron los cabezas de bando vizcaínos a Juan II. Sin dudatodas estas medidas deben ser comprendidas dentro de la cambiantesociedad vasca de los siglos XIV y XV. La consolidación progresiva de lasvillas vascas al amparo del auge económico que en ellas se estaba aLcan-zando contribuyó aI fortalecimiento institucional de las Hermandades,quienes precisamente más combatieron a los Parientes Mayores. Lasnumerosas Juntas celebradas por estas villas han dejado constancia de lapreocüpación de'sus pobladores por combatir a los malhechores y evitarentrar en la órbita de los banderizos mediante atreguamientos o a través deldesempeño de los oficios concejiles por personas pertenecientes a éstos.Esto es muy evidente en la Provincia de Guip(tzcoa, donde desde media-dos del siglo XV las villas unieron sus fuerzas de una manera muyfocalizada contra los Parientes Mayores, desempeñando un papel notableen estas Hermandades San Sebastián, donde no parecen haber repercutidode la misma manera las luchas de bandos. Las ordenanzas guipuzcoanas de1463 prohibían que los oficiales de la Hermandad tuvieran algo que vercon los linajes banderizos, así como que pudieran ocupar los oficiosconcejiles (art. 198). :

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A pesar de estas medidas en147 51os Parientes Mayores guipuzcoanosprestaban juramento de fidelidad por separado de las Juntas de la Provinciade Guipuzcoaa los Reyes Católicos y en I5I61a Provincia se quejaba al reyde que aquéllos celebraban reuniones privadas. Las órdenes dadas por losReyes Católicos en 1481-1482 pretendían reforzar la organización de laProvincia, mediante el impulso de la villa de San Sebastián en el sistemapolítico de las Hermandades. Pero, no llevaron a cabo una acción represivacontra los Parientes Mayores, a los que procuraron atraer a su política. Nopocos de los Parientes Mayores guipuzcoanos nutrieron los mandos de losejércitos castellanos en tiempos de los RR. CC. En Vizcaya el momento demínimarivalidad entre los bandosvizcaínos culminó en L468 con labatallade Elorrio entre los Mújicas y los Abendaño. Posteriormente se produjo sureconcili acién, dicha alianzadesembocó en labatallade Munguía en la quederrotaron a las huestes del Conde Haro. No es extraño que La fuerzabandenza pennaneciera más vigorosa y durante más tiempo en Vizcaya, queen Guipúzcoa.

La mayoría de las orden aflzas municipales de las villas vascas sepreocuparon de referirse a esta problem íúicabanderiza, prohibiendo queescuderos armados, entraran en los recintos urbanos o que los vecinosllevaran annas. Así se señalaba en las ordenanzas de mediados del XV deLequeitio. En I4g0 se nombró una comisión para que evaluara los dañosgenerados por la lucha de bandos, de la que formaron parte los ParientesMayores: Urquizu, Arteaga, Mújica y Butrón. Desde estas fechas seprohibe la contrucción de casas fuertes o se controla su erección, paruIaque es necesario el permiso Real . En 1494 se dan medidas contundentesprohibiendo los bandos en Las Encartaciones, bajo la pena de destieffo pordos años por la primera vez, por la segunda del Reino y por la tercera bajola pena de muerte, medida que parece hacerse extensible a todo el Señoríode Yizcaya.

Esta conflictividad bandenza seútuna de las <<banderas>> utilizadaspor la población urbana pana solicitar la pacificación del territorio, dandolugar ello al nacimiento de una ideología de la pacificación de la que sebeneficiaron las Hermandades y las oligarquías dirigentes de las villas. Laideología de la denominada hidalguía universal de los guipuzcoanos ytambién de los vizcaínos, suponía un avance más en esa mismalínea deseparación entre tos linajes rurales y los urbanos, si bien el llamado

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<igualitarismo>> vasco, como bien afirma José Angel Achón Insausti, paruel caso guipuzcoano <<no es sino un arma estratégiru ¿" la oligarquía villana,utilizada frente a los bandeizos, y convenientemente matizalagracias almillarismo ante el riesgo de una excesiva generalizacióndel acceso a losc¿rrgos concejiles y provinciales>( 69-70).

b) Las medidas de Ios reyes castellanos en contra de la influencia de losbandos en la política municipal.

Hacia las villas emigraron algunos miembros de los linajes llegandoa ocupar puestos claves en el organigrarÍra concejil - alcaldes, prebostes,escribanos, etc. -. El sistema de bandos cuajó ásimismo en el mundourbano. Los Trasfámara intentaron poner orden en las ciudades y villasvascas desde una época bastante temprana. De hecho las orden anzas deBilbao de 1435 impedían'el acceso al poder^+qql.qipal de los linajbs ybandos rivales (los Leguizamónpor un tu¿o ffiSffis - y ppr,otro losBasurto, Zarbarán, Arbolancha, Barraondo y Anuncibai - 6ffiS%fi3 qu"hasta estos momentos parecen influir en el nombramiento de los principa-les cargos del concejo. Para evitar que cada uno de los bandos intervinieraen el nombramiento de los dos alcaldes, se redujo su número a uno, quesería elegido por el concejo por sorteo de entre una terna presentada poi elgolcejo,saliente. Este alcalde teníaprohibido formar purt" de los bandosde la villa o estar atreguado a cualquier otra parcialidad. Se ordena a loscabezas de los bandos que colaboren con el álcalde y los oficiales de lavilla en la entrega de quienes formando parte de sus bandos hubiereninjuriado o levantado ruido contra alguna otra persona del bando opuestoo contra algún habitante de la villa. Se prohibe que los linajes y bandosagojan o protejan en sus casas a perseguiáos por lá justicia en Bilbao o enel Señorío e incluso se ordena a los 'lariente, -u:yor"s capitanes de losdichos bandos': que los prendan y los éntreguen al alcalde y jurados de lavilla de Bilbao, bajo la pena de cargar ellos mismos con los janor o.urio-nados por aquéllos. Además las casas de quienes les acogieran seríandestruídas o quemadas y "las cabeceras mayores e pari'enteí de los ,.f"tlinajes que sean tenidos por ese mesmo fecho de pagar por cada vez dosmill. mts".

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Estas ordenanzas bilbaínas de L435 evidencian mejor que otras laconexión de estos linajes urbanos con los linajes rurales. Con la prohibiciónde entrar en las treguas de los Butrón y de los Avendaño ie pretendedesconectar las alianzas entre los bandos urbanos y los bandos rurales, quesegún la monarquía y aquéllos grupos no integrados en los bandos, eran unatraba enonne para la pacificación de la villa y del Señorío. En estasordenanzas se dan asimismo una serie de medidas a través de las que sepretende controlar los desafíos violentos y hacerlos desap arecer en favor desu resolución mediante el acuerdo pacífico entre las partes en litigio omediante sentencia del alcalde de la villa. Sin embargo los bandos comotales pueden seguir existiendo en la villa de Bilbao. Las ordenanzas noprohiben que una parte de la sociedad bilbaína pueda establecer unasrelaciones sociales y personales a través del sistema de bandos.

De hecho parudar mayor validez a estas ordenanzas se exige que éstasseaR juradas, además de por los oficiales del concejo, por 8 personaspertenecientes al linaje y bando de'los Leguizamón, 8 personas det linaje ybando de los Zurbarán, Basurto, Arbolancha, Ba:raondo y Anuncibai y otras8 "de la comunidad de vezinos". Pero todavía se va más lejos con el fin decontrolar desde el concejo a los miembros de los bandos y sus acciones. Seprohibe que los atreguados de un bando puedan pasarse al otro, con el fin deque sus Parientes Mayores puedan castigar a sus gentes, sin el temor de quesi 1o hacen puedan ser abandonados, si bien las ordenanzas favorecen aquienes quieran dejar las treguas de los linajes. La pena paru quieneshicieran esto sería la de destierro por cinco años. Aún se va más lej os al exigirque los dos bandos entreguen al concejo una lista de todos las personas quelos componen,"lo que no deja ser una información muy importante parapoder intervenir en el control de estas disputas. La inclusión en estas listassignificaba la imposibilidad de acceder a los cargos municipales, es decir,la marginación del poder concejil de estas personas. EI cada vez mayorprestigio y la mayor relevancia del desempeño de estos cargos iría jugandoen contra del sistema de bandos, máxime cuando desde éstos teóricamenteno se podía influir en el nombramiento de los oficiales concejiles. Fsta erauna medida inteligente que procuraba eliminar la posibilidad de que perso-nas pertenecientes a los bandos, pasando por encirira de los juramentos a queestaban sometidos los oficiales concejiles, acabaran ocupando la alcaldía,Iafieldad o el regimiento de la villa.

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En cualquier caso no se tiene noticia hasta la fecha de la forma en quese cumplían estas disposiciones obligatorias. El estudio del caso bilbaíno esejemplicador de las presumibles catacterísticas similares que debierontener los bandos del resto de las villas vascas de los que tenemos constanciade su existencia.Lapertenenciaaun bandor por tanto, obligaba a seguir laspautas de comportamiento político del Pariente Mayor, aI que seresponsabilizaba a su vez de los actos de todos sus atreguados y de ponerorden dentro de los de su parcialidad. Las decisiones del Pariente Mayor,a su vez, comprometían a todo el bando. En este sentido sería muyinteresante poder saber si antes de ser tomadas estas decisiones se consul-taba a todos o a algunos de los linajes del bando o si por el contrario setomaban de forma autoritaria. Las ordenanzas de Bilbao de 1435 noimpidieron que los problemas por cuestiones bandeizas se sucedieran a 1olargo del siglo XV. La conexión entre los bandos de Bilbao y los linajesrurales parece no haber desaparecido a fines del XV. En 1478 los ReyesCatólicos emitían una provisión en la que se prohibía que entraran en BilbaoAlonso de Múgica, Pedro de Avendaño, Juan de Salazar y Fortún García deArteaga, principales parientes mayores abentados en el mundo rural vizcai-no. En L483los Reyes Católicos se dirigían al concejo y oficiales de la villade Bilbao porque solicitaban las ordenanzas dadas en Vitori a en L47 6 paraacabar con el sistema de bandos.

Los Reyes Católicos acordaron enviar una persona de su Consejo paraque estudiara el caso y otorgara dichas ordenanzas a la villa de Bilbao. Estefue el Licenciado Garci Lópezde Chinchilla. Llama la atención que entre losoficiales del concejo de esa fecha se pueda ver a Diego Pérezde Arbol ancha,teniente de alcalde y a Martín Sánchez de Barraondo, regidor. En 1435 susfamilias estaban inmersas en uno de los dos bandos de la villa y según ellotenían prohibido ocupar cargos concejiles. Es evidente que algunas de estasfamilias consideraron más fructífero participar en el podárpolitico de la villaque permanecer en las estructuras de bandos de las que habían formadopatte, al rn-enos, sus antepasados. En febrero de l4B4los Reyes Católicosconfirmaban las ordenanz as realizadas por el Licenciado Chinchilla en lasque para evitar los presuntos males generados por e-l sistema de bandos yeliminar la influencia aque tenían sometido al concejo mediante el repartode los cargos concejiles, se prohibe que haya bandos en la villa de Bfbao,se obliga a los vecinos a jurar en la iglesia de Santiago su no pertenencia a

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los mismos, se les libera de cualquier compromiso que pudieran habercontraído anteriormente con los Parientes Mayores bajo lu u*.n aza defuertes penas y la confiscación de sus bienes y se prohibá que los oficialespettenezcan abando o parcialidad alguna. Los problemas nó ," resolvieron,pues entre 1484 y 1488 una serie de villas protestaron por el nombramientode Corregidor y alcalde del Licenciado Ro,Crígu ez di Losroño no sólo enBilbao, sino también en Lequeitio, Bermeo, valmaseda, oiduña, ondárroa,Durango, Portugalete y Guernica. Incluso los Reyes se vieron obligados áenviar nuevamente al Licenciado Chinchilla paraque investigar a quées loque estaba sucediendo y paraque dieraunas nu"uu, ordenanzas. Circunstan-cia que sucedió en 1487, con la posterior confirmación Real de 1489.Finalmente a mediados del siglo XVI unas nuevas ordenanzas; aprobadaspor el rey Carlos V, establecían un acuerdo de reparto de los oficios delconcejo de Bilbao entre los dos bandos de la villa, oñacinos y gamboínos.Había sido imposible acabar con el sistema de bandor, u p"r* de todos losintentos y medidas puestas en práctica. Estapolítica de institucionalizaciénde los bandos se extendió asimismo al gobiérno de la <Tierra L1.ana>.

En Vitoria las diferencias se entablaron entre el bando de los Calleja- Oñacinos - (Sán chezde Matur ana,lbáfrez dePeñacerrada) y el de tos Ayaia- Gamboínos - (Iruña), cuyo principio de resolución se dio a partir delCapitulado dado por los Reyes Caiólicos en L. 476. Antes de L4Z3 elconcejo, si bien entre una lista de nombres ceffa da,habíadejado de nombrara los oficiales de la villa de Vitoria y por sentencia de Pedro Manrique,Adelantado Mayor del Reino de León, los oficios se repartían entre los dosbandos con el objetivo de evitar las disputas anteriores por ocupar dichoscargos. Cadalinaje.nombraba 30 personas entre las que posteriormente seelegíanlos oficiales, 1o que no evitó posteriores disputaslncluso dentro delos mismos bandos. De todas formas en las ordenanzas de L423 se prohibíaque los vecinos se organizaran de forma armadaen torno a los bandos deCalleja y Ayala. Asimismo se procura prohibir la existencia de alian zas delos linajes rurales con los bandos vitorianos, lo que repercut íaenla extensióne intensificación de las diferencias entre los linajes.

En opinión de José Ramón Díazde Durana los sectores afiesanales dela ciudad apoyaban a los Ayala, aunque protestaban contra la inestabilidadpolítica y la crisis social que generaban en la ciudad ambos bandos,exigiendo orden social, confirmación de los oficiales por los procuradores

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de los cabildos o estar presentes cuando se pretendiera imponer un nuevorepartimiento fiscal. Unos años después las disputas entre los bandos noestaban resueltas. En 1429 estaba en Vitoria el Pariente Mayor Juan deAvendaño, ballestero mayor del Rey, con gentes de su partid aparuapoyarprobablemente a uno de los bandos, el de los Ayala - gamboíno -. Lasconexiones con los linajes nobiliarios rurales tampoco faltaron en el casovitoriano, pero ello no fue impedimento paradefender sus propios interesesfrente a los del Conde de Haro, Fernando de Velasco, el Conde de Treviño,Diego Gómez Manrique, Pedro de Sarmiento, Pedro López de Ayala,Merino Mayor de Guipúzcoa,Pedro Yélezde Guevara, Pedro de Avendaño,Iñigo de Estúñígay Pedro Manrique unos años antes de 1444. Juan II lesordenaba que no se entrometieran en el embargo de sus rentas reales en lazona. En 1471 las huestes del Conde de Haro tenían su cuartel general enVitoria en su lucha contra los bandos de Butrón-Mijica y Avendaño.Todavía en 1475 Fernando el Católico otor gabauna carta de tregua, seguroy protección a los linajes, bandos y vecinos de Vitoria frente a quiéneslevantan <bullicios>> contra ellos, exigiéndoseles a su vez que ellos guardeneste seguro. Por estos años era alcaide de la fortaleza de Vitoria Juan deMendoza que ante las divisiones existentes en la ciudad procuró mantenerel orden y la justicia sin conseguirlo.

El capitulado vitoriano de 1476 tendrá importantes consecuenciaspolíticas en la ciudad y en otras villas del País Vasco. Algunos vecinosrealizarcn un juramento en la iglesia de San Pedro o de San Miguel, segúnel cual se comprometieron a abandonar los bandos y parcialidades deCallejas y Ayalas, a quienes echaban la culpa de la mayoría de los malesacontecidos en la ciudad y de las divisiones internas en ella existentes. Laprohibición de formar parte de los linajes urbanos citados, la liberación delas obligaciones, promesas y lazos contraídos por los vecinos de Vitoria opor sus antepasados con las estructuras banderizas de la ciudad y la fuertepenalización de que serían objeto quienes no cumplieran con dichas dispo-siciones y ordenanzas reales posibilitaron un cambio de sistema de gobier-no, en el que el método de insaculación era la norma y en el que 1o queimportabaeta ser vecino de la ciudad y no estar integrado en el entorno delos linajes de Callejas y Ayalas. El poder concejil dé este modo no sólodejaba de dirimirse desde los linajes banderizos sino que lograba la indepen-dencia de sus ingerencias. Esto abríapaso a una nueva jerarquízación del

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poder que no pasaba necesariamente por los linajes de Callejas y Ayalas, sibien las familias que anteriormente formaban parte de estos bandos podríanseguir estando presentes en el concejo bajo otro sistema. En la Tierra deAyaIaenLS2T se adoptó el criterio seguido enYi,zcaya de repartir los oficiosentre los bandos oñacinos y gamboínos. La institucionalización y el repartodel poder entre los bandos fue asimismo en el Valle de Ayala la únicasolución a una problemática que no pasó necesariamente por la disolucióndel sistema de bandos en esta comarca.

En Guipúzcoa se siguió en líneas generales una política concejilsimilar a la de Alava yYizcaya en época de los Reyes Católicos. En Azcoitialos Reyes Católicos no hacen sino confirmar la solicitud presentada por losoficiales del concejo, donde se saca alapalestra la presión a que estabansujetos por los Parientes Mayores tanto en los planos económicos, como enlos sociales y político-judiciales. Situación que ellos retrotraen de seis añosa esta parte, es decir, a 1478. Todo parece indicar que durante los primerosaños del Reinado de los Reyes Católicos, en una época en la que el podercentral aún necesitaba consolidarse ante otras fuerzas políticas que intenta-ban socavarle, se produjo un resurgimiento de las reivindicaciones de losParientes Mayores y de los sistemas políticos de bandos en todo el PaísVasco. En Azcoitia los bandos serán prohibidos en la villa y su jurisdicción,se prohibe acudir a la llamáda de los Parientes Mayores y s-e anulan loscompromisos contraídos entre los vecinos y con otros caballeros de latierrapaÍaayudarse en la defensa de sus parcialidades. Algo similar se recoge enlas ordenanzas de Verg ara (Ozaetas-Gavirias) y en concreto en las deMondragón de L490, cuyos oficios concejiles - repartidos al menos desdefines del XIV entre los Báñez y los Guraya - y el sistema electoral utilizadoeran objeto de pleito en 1486. Las penas de castigo llegaban hasta el destierroa la frontera con los musulmanes durante 3 años, a su costa y a Iaconfiscación de la mitad de sus bienes para quienes no cumplieran con lasprohiciones señaladas.

Isabel y Fernando, de acuerdo con algunos sectores de las oligarquíaslocales y ante la demanda <populap de acabar con las banderías, auspicia-ron reformas de carácter municipal en la mayoríadelas ciudades y villas delPaís Vasco. Con esta actuación política, se pretendía favorecer a los sectoresoligárquicos menos próximos a los grupos de Parientes Mayores, así comorcforzar el control de la administración monárquica sobre estos municipios

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e integrarlos más plenamente en su organigrama institucional, social yeconómico. A través de esta reforma se procutó acabar con los seculares -y muy pedudiciales para el buen desarrollo de la economía - enfrentamientosentre grupos o bandos urbanos por el control del poder municipal o porocupar unos determinados oficios en el Concejo, al mismo tiempo que seafirmaba la autoridad monárquica en los mismos al reconocer la n.."ridu¿de su intervención mediante su capacidad de mando y de presuntos juecesárbitros de los numerosos problemas exidtentes en estosmunicipiós. Enotras ocasiones las medidas adoptadas no sólo no pretenden acabar con elsistema de bandos, sino que incluso 1o institucionalizandesde unos plantea-mientos asimismo pacificadores. En la villa de Elorrio los <<Reyes Católi-cos>> ordenan en 1492 que los cargos se repartan entre los dos linajes(Maruanaelbana) y en la villa de Oñate ,tierrade SeRorío, se institucio nalizala elección de los oficios en torno a los Garibay o los Uríbari desde I.475.Se determinó que los años pares fueran alcaldes los Garib ay y los impareslos Uríbarri. La efectividad de estos capitulados no siempre fue absolutá. Rsipor ejemplo en Orduña en 1485 la violencia entre los linajes posibilitó queel Corregidor deYizcaya fuera nombrado alcalde de la ciu¿á¿ de Orduña.En Durango en 1486 resultaba complicado evitar las interferencias de losbandos de Urquiaga, Muncharaz,Unda yBérrizsobre el concejo. En Vitoriaa fines del XV no se habían apagado totalmente los ecos del problemabanderizo.

V. CONCLUSION.

El llamado problerna band erizo no estaba todavía resuelto en tiemposde los Reyes Católicos y no ha de verse en la política regia un interéspropiamente anti linajes rurales, pues entre ellos contó con fiátes colabora-dores. No son pocos los datos que nos ilustran sobre la concesión demercedes reales o la confirmación de privilegios a miembros de estoslinajes. En todo caso, esta política ha de sér comprendida desde el interés dela monarquíapor acabar con un sistema cuyos lazos y fidelidades internaspodía ser un peligro para la propia puesta en práctica de la justicia y delmantenimiento del orden público, tan necesario tanto paralograr un buendesarrollo económico como paradejar constancia del poa"r de ia monarquía

ERNESTO GARCIA FERNANDEZ

y de su autoridad. Los linajes de solar, sin embargo, no desaparecieron, sibien quedaron supeditados a las directrices emanadas de las villas y endefinitiva de la ciudades vascas. Su dedicación al oficio de las annas en unaépoca como la medievalrcalzaba su prestancia y su valía,,haciendo de ellosunos hidalgos donde el valor, el honor y el valer eran concepros y elementosfundamentales de su ser social.

No obstante la territorializacíónpolítica fue encab ezadaa fines delXV y comienzos del XVI por las oligarquías de las villas guipuzcoanas,vízcunas y alavesas, viéndose obligados a supeditar su supremacía local alos intereses de las Provincias y det Señorio. Las villas comen zaron adesempeñar un papel diferente en las estructuras organizativas del poderpolítico. Su pujanza económica y su organización propia posibilitaron suparticipación en la creación de una nueva realidad política a fravés de lasHermandades. Las estructuras político-territoriales tenían que modificarse,pero las villas supieron convertirse en las abanderadas de la nueva reestruc-turación político administrativa en Alava, Guipúzcoa y Yizcayadurante lossiglos XIV y XV, a pesar de que en Alava las villas fueron mayoritariamentey personalmente señorializadaso del temor a serlo enYizcaya y Guipú zcoa.Elhecho dequeunapartenotabledelas villas alavesas estuvieraseñoriali zaday de que sean precisamente éstas quienes impulsan las Hermandades, sin quepor ello pierdan dicha condición, obliga a reflexionar sobre el papel quepudieron desempeñar los señores alaveses en relación con la formación deHermandades. Las diferencias entre Alava, Yizcayay Guipú zcoaeviden-cian al mismo tiempo Lafueruaque tenían los linajes alaveses en laCorte,así como la diferente potencialidad, mucho mayor en líneas generales, de lasvillas guipuzcoanas y vizcaínas.