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entre el humanismo y la autoridad escolástica. la aPortaciÓn del canÓniGo FeliPe Bertrán Vicente León Navarro universitat de València 1. LA EdUcAción AL SErVicio dE LAS EScUELAS L A educación de principios del dieciocho se debatía entre la renovación, de acuerdo con las ideas europeas y la tradición española, y la fidelidad a la autoridad de la Es- cuela, con sus enfrentamientos, controversias y odios teológicos que comprendían desde las cosas más nimias hasta las más graves y fundamentales. La verdad de la escuela era comparable a la verdad divina y no había escuela sin su santo, doctor o maestro que la sustentase y corroborase. Fidelidad tan fanática en ocasiones como la falta de horizontes intelectuales, humanos y religiosos más amplios. de ahí el tenaz proselitismo de cada es- cuela tendente a atraer a niños y jóvenes desde su más corta edad a través de la instruc- ción/educación tanto literaria como religiosa. Éste es el tema que nos ocupará las páginas siguientes aprovechando la paradigmáti- ca figura de Felipe Bertrán, llamado a desempeñar cargos importantes al servicio de la monarquía y de la iglesia: sacerdote, canónigo, obispo e inquisidor General. nacía en la baronía de Serra d’En Galceran un 19 de octubre de 1704 en medio de un conflicto béli- co que iba a cambiar en profundidad la situación política española en general y la del rei- no de Valencia en particular. Sabemos poco de sus inicios estudiantiles. Parece que estudió la Gramática con un tío suyo en la villa de Benassal 1 , pasando en 1721 a la Universidad de Valencia para iniciar su primer curso de Filosofía tomista con el catedrático Felipe calatayud 2 . decisión no ca- rente de interés por quedar adscrito a una escuela con todas sus consecuencias, que no eran pocas: enfrentamientos escolásticos manifestados en discusiones, polémicas y dis- crepancias filosófico-teológicas permanentes que convertían a las otras escuelas en con- trarias y enemigas. 1 Archivo de la Universidad Pontificia de Salamanca [=AUPS], Fondos Históricos, caja 5/39. Breve biogra- fía de don Felipe Bertrán. En Benassal no se ha encontrado ningún documento sobre este asunto. 2 Archivo de la Universidad de Valencia [=AUV], Libro de matrículas empezado en el año 1708-1709 y fe- necido en el 1726-1727, lib. 2. Aparece escrito como Felipe Beltrán y pobre. 183

Entre el humanismo y la autoridad escolástica. La aportación del canónigo Felipe Bertrán

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entre el humanismo y la autoridad escolástica.

la aPortaciÓn del canÓniGo FeliPe Bertrán

Vicente León Navarro

universitat de València

1.  LA EdUcAción AL SErVicio dE LAS EScUELAS

LA educación de principios del dieciocho se debatía entre la renovación, de acuerdocon las ideas europeas y la tradición española, y la fidelidad a la autoridad de la Es-

cuela, con sus enfrentamientos, controversias y odios teológicos que comprendían desdelas cosas más nimias hasta las más graves y fundamentales. La verdad de la escuela eracomparable a la verdad divina y no había escuela sin su santo, doctor o maestro que lasustentase y corroborase. Fidelidad tan fanática en ocasiones como la falta de horizontesintelectuales, humanos y religiosos más amplios. de ahí el tenaz proselitismo de cada es-cuela tendente a atraer a niños y jóvenes desde su más corta edad a través de la instruc-ción/educación tanto literaria como religiosa.

Éste es el tema que nos ocupará las páginas siguientes aprovechando la paradigmáti-ca figura de Felipe Bertrán, llamado a desempeñar cargos importantes al servicio de lamonarquía y de la iglesia: sacerdote, canónigo, obispo e inquisidor General. nacía en labaronía de Serra d’En Galceran un 19 de octubre de 1704 en medio de un conflicto béli-co que iba a cambiar en profundidad la situación política española en general y la del rei-no de Valencia en particular.

Sabemos poco de sus inicios estudiantiles. Parece que estudió la Gramática con un tíosuyo en la villa de Benassal1, pasando en 1721 a la Universidad de Valencia para iniciarsu primer curso de Filosofía tomista con el catedrático Felipe calatayud2. decisión no ca-rente de interés por quedar adscrito a una escuela con todas sus consecuencias, que noeran pocas: enfrentamientos escolásticos manifestados en discusiones, polémicas y dis-crepancias filosófico-teológicas permanentes que convertían a las otras escuelas en con-trarias y enemigas.

1 Archivo de la Universidad Pontificia de Salamanca [=AUPS], Fondos Históricos, caja 5/39. Breve biogra-fía de don Felipe Bertrán. En Benassal no se ha encontrado ningún documento sobre este asunto.

2 Archivo de la Universidad de Valencia [=AUV], Libro de matrículas empezado en el año 1708-1709 y fe-necido en el 1726-1727, lib. 2. Aparece escrito como Felipe Beltrán y pobre.

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Al finalizar  la Filosofía obtenía  los  títulos de bachiller (13-Vii-1724) y de maestro en Artes (25-Xi-1724)3. En ambos casos hizo prevalecer el título de pobre. Estudió teo-logía en Valencia, pero se doctoró en la Universidad de los jesuitas de Gandia, no por afi-nidad ideológica, sino por el menor coste económico de los grados académicos (17-Vii-1729)  y  la mayor  facilidad  en  su  obtención4. Años más  tarde  conseguía  los  títulos  debachiller (9-iX-1737) y doctor (3-Xi-1737) en el Estudi General de Valencia5 apadrina-do por el pavorde Vicente calatayud. En estos momentos Bertrán regentaba la cátedra deFilosofía tomista, por lo que había mejorado su situación económica6.

durante estos años no pudo permanecer ajeno al tenso, denso y complejo ambientevalenciano tanto académico como religioso. Primero, por la guerra y sus consecuenciasque marcaron el devenir universitario valenciano y la privanza de los jesuitas para con-trolar, no sin problemas jurídicos, las aulas de gramática de la Universidad y con ellas laenseñanza secundaria de Valencia. A esto se unía el prestigio de la escuela suarista den-tro de la Universidad y del colegio de San Pablo. Por tanto, si el poder académico de lacompañía parecía excesivo a los tomistas, no era menor la repulsa que demostraban ha-cia sus doctrinas. En uno y otro ámbito serán continuos los enfrentamientos y el afecto yprotección manifestado a los escolapios al instalarse en Valencia7. Segundo, por la situa-ción de cierto abandono de la diócesis valenciana al carecer durante años de la presenciafísica de su arzobispo/pastor.

Tras acabar sus estudios de Teología, Felipe Bertrán iniciaba el camino de las oposi-ciones y se presentaba a lo que podía aspirar en esos momentos, a la cátedra de Filosofíatomista. Firmaba la primera oposición el 8 de agosto de 1728 sin conseguirla8. Lo mismosucedería en 1733 y 17349. Finalmente, el 18 de julio de 1735 lograba su propósito10. du-rante sus años de oposiciones tuvo Academias de Filosofía y Teología donde conoció y

184 Vicente León Navarro

13 AUV, Lib. de grados, 26 f. 15v y 27v, respectivamente.14 Archivo Municipal de Valencia [=AMV], Libro de grados de la Universidad de Gandía, g-2, fol. 476.

“Filippus Bertran naturalis oppidi de la Sierra de Garceran diecesis deortusensis suscipi in alma UniversitateGandiensi Philosophia Bacalaureatum nec non sacra Teologia (sic) Bacalaureatum et dotoratum die 17 ano (sic)1729”. Firma Philippus Bertran.

15 AUV, Libro de grados, 26, ff. 45 y 47, respectivamente.16 AUV, Libro de la colación de grados de Teología, Bachilleratos y Doctorados de la Universidad de Va-

lencia que empezó en el año 1562. depositó 83 libras, 14 sueldos y 1 dinero. El 15 de julio de 1737. El 9 de oc-tubre se le confirió el grado de bachiller. El tribunal lo presidió el pavorde calatayud y le arguyeron fray LuisMás y Asensio Sales. Leyó del Libro 3 y 4 de las Sentencias. El 3 de noviembre se le confirió el grado de doc-tor. 

17 T. Hernández Sempere y V. León navarro, “La pugna entre jesuitas y escolapios en Valencia por el con-trol de la enseñanza secundaria (1737-1760)”, Estudis, 24 (1998), pp. 307-337; S. Albiñana Huerta, “La Uni-versitat de València i els jesuïtes. El conflicte de les aules de Gramàtica (1720-1733)”, en Studia Historica etPhilologica in honorem M. Batllori, roma 1984, pp. 11-31; y A. Mestre Sanchis, Ilustración y reforma de laIglesia. Pensamiento político-religioso de don Gregorio Mayans y Siscar (1699-1781), Valencia, 1968.

18 AUV, Libro de oposiciones a cátedras 1720-1751, lib. 479, f. 131: “[…] dixo se oponía y opuso a la tho-mista para la qual ofreció ejecutar todos los actos literarios que es estilo y están prevenidos por las constitucio-nes de la misma Universidad”. A la misma concurría también José climent que ganó tras presentarse a otras conanterioridad.

19 Ibid., f. 231v. y f. 244. 10 Ibid., f. 253. Libro de las Juntas y provisiones de cátedras y pabordías, examinaturas y demás tocantes a

la Universidad y Estudi General de esta ciudad la que es patrona, desde 1720 a 1752, f. 150v-151-r: “El capítu-lo de cinco de septiembre de mil setecientos y treinta y cinco en que se juntaron los señores Alcalde Mayor, re-gidores, abogados y secretario, precediendo convocación para la provisión de las cátedras de Philosophía [...], y aviéndose passado a votar; por mayor parte de los votos, resultaron elegidos el doctor Phelipe Beltrán para lacátedra de Philosophía thomista y el doctor Thomás Alonso para la cátedra de Philosophía antithomista”.

trabó buena amistad con Francisco Pérez Bayer. no tenemos noticias de que concursaraa los curatos de Artana y Villanueva de Alcolea11. Al acabar el trienio docente opositó sinéxito a las cátedras de veranillo de Teología Escolástica12 y de San Buenaventura (16-V-1738)13. 

2.  AirES dE rEForMA En LA VALEnciA dEL SiGLo XViii

difundir el Evangelio fue el mandato de cristo a sus apóstoles, quienes lo hicieronpersonalmente, primero, y a través de sus discípulos, después. La iglesia mantuvo vivoeste encargo desde sus inicios a través de los siglos, sirviéndose de un clero consagradoa ello, aunque no siempre con la debida dedicación, preparación, convicción ni devoción.de ahí la paradoja, la frustración y el escándalo de haber difundido más una religión aco-modada a los intereses humanos en la que cabe casi todo que el espíritu evangélico14.

El sermón ha sido el vehículo del que se ha servido el clero para anunciar teóricamen-te la palabra de dios y ha estado presente en plazas, ermitas, oratorios, aldeas, pueblos yciudades a lo largo del año litúrgico, pero de manera distinta según el orador, el audito-rio, el tiempo litúrgico o las ocasiones puntuales como rogativas, misiones, catástrofes,guerras, actos fúnebres o penitenciales15. En cualquier acto festivo o triste solía estar pre-sente el sermón. Los fieles acudían, unos a oírlo, otros a escucharlo y algunos, a contem-plar el espectáculo. Pero no cabe duda, el clero se garantizaba el control tanto religiosocomo político, manteniendo el dominio de almas y cuerpos16. ¿Pero cómo se hacía? ¿Quéfruto conseguía? ¿Qué imagen se daba del Evangelio, de la iglesia, de cristo, de dios, delos fieles? Pasados los primeros tiempos apostólicos, la predicación de la palabra de dios

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11 AUPS, Breve biografía…12 AUV, Libro de oposiciones a cátedras…, lib. 479, fol. 315.13 Ibid., f. 327v. Libro de las Juntas…, f. 224 y ss. La cátedra de San Buenaventura se había establecido en

la universidad de Valencia a raíz de la nuevas constituciones de 1733. Felipe Bertrán dedica un sermón al doc-tor Seráfico, posiblemente ante un auditorio estudiantil, poniéndolo como ejemplo. no sabemos si nuestro per-sonaje era consciente de la influencia de san Buenaventura en Luis de Granada y la línea franciscana que apa-rece en su obra. A. Huerga, “La huella de san Buenaventura en fray Luis de Granada”, en San Buenaventura,Madrid, 1976, pp. 69-103.

14 V. León navarro, “La predicación como fuente de comunicación. Sus posibilidades y límites”, en Revis-

ta de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 21 (2003), pp. 329-260. T. Egido, “religión”,en Historia literaria de España en el siglo xVIII, Madrid, 1996.

15 F. Bertrán, Colección de sermones del Colegio San Estanislao de Salamanca, Archivo del colegio SanEstanislao de Salamanca [=AcSESA], dominica de Sexagésima: “Entre las obligaciones de la piedad christia-na ninguna sin duda hay que más igualmente cumplan buenos y malos que la de oír la divina Palabra”. indicatambién que muchos, incluso en las misiones, desdeñan la oportunidad de escuchar a sus prelados y párrocos.Pláticas dominicales que por los años 1739 compuso y predicó en las iglesias de Bétera y Masamagrell su cu-

ra y después canónigo lectoral de Valencia, el Ilmo. Y Excmo. Señor Don… obispo de Salamanca, Inquisidor

General de las España, Caballero prelado, Gran Cruz de la Real, Distinguida Orden Española de Carlos III,

etc. etc., 2 vol. Ms. 25 y 40, Biblioteca Facultad de Teología “San Vicente Ferrer” de Valencia [=BFTSVF]. A. Mestre Sanchis, “religión y cultura en el siglo XViii” en Historia de la Iglesia en España, IV. La Iglesia en

la España de los siglos xVII y xVIII. Madrid, 1979, p. 590. Muchos obispos exigirán a sus párrocos que nieguenlos sacramentos como presión social a quienes no sepan o no quieran adquirir los conocimientos elementales dela doctrina cristiana. Por su parte, Saugnieux indica que: “le christianisme est un religion de la parole, non del’écriture”, Les jansénistes et le renouveaux de la prédication dans l’Espagne de la second moitié du xVIIIe sié-

cle. Lyon, 1976, pp. 23 y 233. José climent equiparaba palabra y sacramento.16 T. Egido, “Los antiilustrados españoles”, Investigaciones históricas, 8 (1988), p. 127.

experimenta altibajos constantes hasta convertirse para muchos oradores en un despropó-sito de ingeniosidades, agudezas, fantasías, hipérboles y extravagancias. La degeneracióncomportó críticas y deseos de reforma, palabra siempre presente en medios eclesiásticos,aunque pocas veces resultara eficaz tanto por comodidad del clero y cobardía de ir con-tracorriente, como por ignorancia y escasa voluntad de cambio en la mayoría17. Entoncessurge el dilema de saber quién predica y si el orador es instrumento de dios o de sí mis-mo y qué transmite, porque las necedades oídas una y otra vez pasan o se quiere hacerque pasen por palabra de dios.

El primer objetivo que persigue, o debe perseguir, el sermón es la conversión, el arre-pentimiento de los pecados y la vuelta a dios. de ahí que el tiempo más propicio para lossermones fuese el de cuaresma, aprovechado también para numerosas misiones que, conel nombre de santas, llamaban a la conversión general de los pueblos, aldeas y ciudades.¿Pero eran efectivas? de momento sí, pero pasadas las primeras impresiones se volvía ala rutina, aunque los misioneros estuvieran convencidos de haber hecho una gran labor yconseguido una merecida victoria sobre hombres y demonios. 

El fracaso, o escaso fruto, de la predicación de la palabra de dios era responsabilidadde los predicadores, pero parte de la culpa residía en los oyentes. Para Felipe Bertrán, co-mo para José climent, oír la palabra de dios era sumamente importante, independiente-mente de qué boca saliera, porque:

“La primera señal de predestinación a la gloria es oír frequente, piadosa y útilmente la pala-bra de dios […]. Porque es menester oírla a menudo por la gran necesidad que tenemos de ellapara nuestra instrucción; oírla con gusto y con gozo, con deseos de aprovecharnos de su luz, y conel fin de poner por obra en execución lo que ella nos enseña, prescribe y manda. En aquéllos querara vez se dignan oírla o por descuido o porque creen que todo lo saben y que quando la oyencon astío y disgusto, el oírla no es ninguna señal de predestinación”18.

En efecto, los fieles tienen la obligación de oír la palabra de dios, de acudir al ser-món y hacerlo con devoción, porque ello es signo de predestinación. Piensa y cree quelos predicadores, conscientes de su alta misión y responsabilidad, predican de verdad lapalabra de dios, aunque observa también que los hay poco persuadidos de la alteza desu ministerio y faltos de celo de la gloria de dios19. Tampoco los que acuden a los ofi-cios divinos van siempre con la disposición de oírla y de aprender, más bien se quedanen lo externo, en lo anecdótico, sin provecho espiritual. Parece que los fieles practicanuna religión rutinaria, afectiva, fundada en la costumbre no en la convicción ni en el co-nocimiento real de sus verdades. Acuden a la iglesia porque así está mandado y oyenlos sermones porque no queda más remedio, pero sus mentes están ajenas a lo que allí

186 Vicente León Navarro

17 A. Mestre Sanchis, Ilustración y reforma de la Iglesia…, p. 84. P. A. Sánchez, Discurso sobre la elocuen-cia sagrada en España, Madrid, 1778.

18 F. Bertrán, Colección de sermones…, Sermón de miércoles de ceniza. En el mismo sentido se expresabaJosé climent: “El oír la palabra de dios con respeto y con docilidad es medio eficaz para alcanzar la bienaven-turanza, es señal manifiesta de predestinación”, J. climent, Sermones del Ilustrísimo Señor Don [...], Barce-lona, 1801, dominica 3ª después de cuaresma, p. 64. También climent insistía no sólo en la necesidad de oír lapalabra de dios, sino en que oírla con respeto y docilidad era señal de predestinación. Pláticas dominicales queel Ilmo. señor don...obispo de Barcelona predicó en la Iglesia de San Bartolomé, en la ciudad de Valencia, deque fue párroco desde el año 1740 hasta 1748, Madrid, 1793, tomo 2, p. 67.

19 Ibid., Colección de sermones…, “Sermón que predicó el Sr. obispo de Salamanca en  la  iglesia de  lasAgustinas recoletas de dicha ciudad en la dominica 4. de Adviento. Año de 1765”.

se representa, indiferentes al misterio de la salvación. Así lo exponía Felipe Bertrán en1765 en Salamanca: 

“Pues si este respeto merece la divina palabra, sea quien fuere el que la anuncie, si con es-te espíritu debe ser atendida, ¿qué mucho que ella se enflaquezca, y pierda su eficacia, y ener-gía en la boca de los predicadores a vista de lo que pasa en muchos de los oyentes? no los atraea los sermones el deseo de oír lo que el Señor les habla por medio de sus Ministros, sean losque fueren, o tan despreciables como una zarza o tan esclarecidos como una nube de gloria. novienen movidos del deseo de recivir el pan de la celestial doctrina que el Señor les imbía o pormedio de un cuerbo o por medio de un ángel. Vienen atrahídos por la fama de los predicadorescelebrados, con el designio de oír un hermoso discurso y de ver la destreza con que se trata unasumpto difícil y delicado. Los atrahe a los sermones no la verdad que se les anuncia o la se-veridad de la religión que profesan o la eterna felicidad que ella promete o del eterno ynfier-no con que ella amenaza y del errado camino que lleban o de la falsa seguridad en que viven.Los atrahe lo que halaga y complace a los sentidos, la voz del predicador, la acción, la purezadel lenguage, la nobleza de las expresiones, la delicadez de los pensamientos, los rasgos de laeloquencia. Esto es lo que les atrahe a los sermones, lo que les mantiene en ellos gustosos, loque les hace bolver a casa satisfechos y lo que decide entre ellos de la grandeza o flojedad delos Sermones […]. 

Muchos de los fieles vienen a los sermones no para alimentarse del pan de la divina palabray buscar los remedios proporcionados a sus males; vienen para hallar qué reprender a los predi-cadores y en qué poder ejercitar sus vanas censuras, para examinar y contar los defectos del ser-món, decidir del mérito y preferencia de los predicadores y hace paralelos insensatos para juzgarentre día y día, entre una instrucción y otra instrucción. dejan pasar sin atención las verdades másimportantes, más capaces de penetrar lo íntimo del corazón, de herirlo y pasmarlo, y todo el fru-to que vienen a sacar del sermón se reduce a la desagradable gracia de haber notado con gran cui-dado y atención los defectos del orador”20. 

La reforma de la predicación no tiene un momento concreto de inicio porque siempreha estado presente en la mente de quienes sentían la necesidad de anunciar la palabra dedios. Así pues, cuando se discute sobre sus orígenes en Valencia, hay autores que la re-lacionan e identifican con la influencia francesa, tanto por la mejora que de la oratoria sa-cra se había llevado a cabo en Francia como por el establecimiento de Felipe V en el tro-no de España. no se puede negar la existencia de cierto influjo, del conocimiento de susoradores más  famosos  –Bourdalue,  Fleury,  Bossuet, Massillon,  etcétera– e  incluso  de su  imitación, aunque no sea  tan decisiva como piensan y pretenden demostrar. Lo han señalado A. Mestre, J. Saugnieux y V. León. La renovación de la predicación valenciana

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 187

20 Ibid., Colección de sermones… J. climent, Pláticas dominicales que el Ilmo. señor don...obispo de Bar-celona predicó en la Iglesia de San Bartolomé, en la ciudad de Valencia, de que fue párroco desde el año 1740hasta 1748 [...]. Madrid 1793, Plática XXX. Pone de manifiesto la dificultad que existe para comunicar el men-saje evangélico: “Pues, ¿qué dixera (Séneca que no podía ver cómo los romanos no sacaban nada de las leccio-nes de los oradores) si convencido de que la predicación es  la más seria e  importante función del ministerioevangélico, viera un gran concurso de cristianos que escuchan el sermón como si fuera una pieza de teatro o decomedia? ¿Qué dixera viendo que solamente atentos a la dulzura de la voz, a la armonía de las palabras, al pri-mor de las expresiones o a la sutileza de los discursos del predicador, no hacían reflexión sobre el estado de susconciencias, ni quedaban penetrados de las verdades que oían? ¿Qué dixera viendo que el predicador, tal vezpor captar el aura popular o por acomodarse al depravado gusto del país, más que filósofo christiano parecieraun sofista, más que un ministro del Evangelio [...]? no quiero decirlo. ¿Qué dixera? diría con horror, esto es unpasatiempo, una diversión, un juego [...]”. 

hunde sus raíces en el humanismo cristiano del siglo XVi21, ejemplo de elocuencia, segúnP. A. Sánchez, frente al siglo XV22.

nos hemos centrado en esta ocasión en el papel de Felipe Bertrán en primer lugar yde José climent como amigo de éste, educados ambos en un ambiente tomista del quepresumían, y poco proclives en aquellos años a la aventura del saber fuera de la Escuelani a las innovaciones poco fiables, en su opinión, poseedores de lo que se consideraba lasana doctrina. no obstante, conocían tanto a los autores franceses, como a los portugue-ses o italianos, pero sobre todo se centraron en la lectura e imitación de los mejores ora-dores de nuestro Siglo de oro de los que recibieron una profunda influencia espiritual, es-pecialmente Felipe Bertrán. Esta tradición humanista estaba presente en Valencia, comoha demostrado A. Mestre, siendo uno de los mentores principales Gregorio Mayans.23

José climent se presenta como un personaje hasta cierto punto clave por sus comen-tarios sobre la década de 1730 y la existencia de un ambiente propicio para la renovaciónde la predicación, y ello nos vale para entender el camino seguido también por Felipe Ber-trán, porque ambos parecen recorrer la misma senda de forma coordinada. José climentdebía pensar en su propio entorno cuando escribía:

“Es verdad que ya entonces, esto es, en el año de mil setecientos treinta y cinco, así como enla Universidad de Valencia  se  iba  introduciendo el buen gusto en  los estudios de Filosofía24 y Teología, así se iba mejorando en su clero la predicación de la divina palabra, habiendo algunoseclesiásticos eruditos y piadosos que predicaban como predicaron los Santos Padres, según las re-glas de la retórica y con gran fruto de sus oyentes. Mucho contribuyó a este fin el libro del Ora-

dor christiano, que en aquel tiempo dio a luz el señor don Gregorio Mayans, cuyo infatigable ce-lo por la mejora de la enseñanza de todas las ciencias en su patria, excede a su gran erudición ysabiduría, y es la causa principal de la verdadera estimación que le profeso y siempre le he pro-fesado”25.

La percepción del cambio parecía evidente, pero no había surgido milagrosamente;era el fruto del esfuerzo comprometido por devolver a la predicación el carácter evangé-lico de la iglesia primitiva y erradicar el barroquismo de los últimos tiempos. Y qué me-jor manera de hacerlo que de la mano de nuestros místicos, ascetas y predicadores del si-glo XVi26. Tanto Bertrán como climent, ya obispos, tendrán un gesto de agradecimientohacia la actitud valiente de Mayans al publicar el Orador christiano ideado en tres diálo-gos (1733)27. recuerdo que, en nuestra opinión, incluye también la difusión de autores co-

188 Vicente León Navarro

21 José climent reconoce cierta influencia francesa en la Pastoral-prólogo a L. de Granada, Los seis librosde la Rhetórica eclesiástica o de la manera de predicar, escritos en latín por el VP fr.[…], vertidos en españoly dados a luz por el Ilustrísimo Señor obispo de Barcelona para instrucción de sus feligreses, imprenta de JuanJolis y Bernardo Pla, Barcelona, 1775, p. Vii. Pero previamente fueron los franceses del siglo XVii los que imi-taron y copiaron a los españoles del siglo XVi, especialmente a fray Luis de Granada, de quien, asegura, copia-ron páginas enteras. idea que recoge P. A. Sánchez, op. cit., pp. 162-169. Por tanto, a través de los franceses, losespañoles del XViii están recuperando a sus propios autores. 

22 P. A. Sánchez, op. cit., pp. 70 y ss. 23 A. Mestre Sanchis, “religión y cultura…,”, p. 619. Ibid., Ilustración y reforma… Ibid., Humanistas, po-

líticos e ilustrados, Alicante, 2002.24 Tal vez climent quiera aludir su propia persona y a la de Felipe Bertrán como catedráticos de Filosofía

tomista. 25 L. de Granada, Los seis libros..., p. 2.26 J. Saugnieux, op. cit., p. 9.27 L. de Granada, Los seis libros..., p. 2. G. Mayans había publicado en 1727 la Oración que exhorta a se-

guir la verdadera idea de la elocuencia española.

mo fray Luis de Granada, a propósito para sus objetivos predicables. Heredero del huma-nismo del siglo XVi y divulgador de obras y autores españoles28.

La obra de Mayans constituyó un hito en su época. Primero, porque era una materiaque parecía coto cerrado a los clérigos. Segundo, porque no resultaba conveniente criticarlo que era común a la mayoría. cierto que la obra fue un revulsivo eficaz contra la erráti-ca forma de predicar y una defensa valiente de la necesidad de exponer la palabra de dios.no era original en su exigencia de la renovación de la predicación, pero sí en la forma yen el modo de hacerlo al provocar un debate intenso sobre el papel de los seculares en laiglesia y si ésta, así como la teología, era patrimonio exclusivo de los clérigos29. 

En efecto, el libro fue alabado por unos y criticado por otros, pero en la mente de Ma-yans bullía la idea de imitar a hombres como Erasmo y Luis Vives tan implicados en sutiempo en estas cuestiones teológico-religiosas y en la exposición de una teología laica ola actitud de su celebrado Lebrija defendiendo el papel de humanista, fuera o no clérigo,para interpretar las sagradas escrituras30. Era suficiente para quien tenía un alto conceptode sí mismo, como intelectual, como católico y miembro de la iglesia de cristo. Su ac-titud valiente contrastó con la de muchos clérigos conocedores de la situación que se aco-bardaron y no se atrevieron a dar el primer paso y nadar contra corriente a pesar del Bre-ve de Benedicto Xiii Gravissimun praedicandi munus [1728]. Al menos así lo reconocie-ron dos corresponsales de Mayans, el padre Feijoo y el jesuita Burriel. El mismo climentconfesaba sus dudas al tener que decidirse ante las serias y graves dificultades que entra-ñaba oponerse a lo que era común tanto a predicadores como a fieles31. Pero el Oradorera algo más, porque indirectamente incluía la necesidad de un programa reformista delos estudios y de la iglesia inspirado en ese humanismo del XVi tan querido, aunque Sán-chez Blanco lo interprete de otra forma32.

Felipe Bertrán, como José climent, fue un predicador responsable de su ministerio yprueba de ello es la cantidad de sermones que dejó manuscritos tanto de su época parro-quial como episcopal. Para ello se preparó, estudió y llevó una vida ejemplar con la ideade anunciar la palabra divina a los fieles de forma sencilla y comprensible, expuesta conconvicción y con un gran rigorismo moral33. Sus sermones están llenos de citas bíblicas,de Santos Padres y de santos valencianos34, pero sobre todo de textos de fray Luis de Gra-

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 189

28 F. Lopez, Juan Pablo Forner et la crise de la conscience espagnole au xVIII siécle, Burdeaux, 1976.Ibid., “Mayans y las primeras defensas del humanismo español”, en J. Pérez durán y J. Mª. Estellés (eds.), Elhumanismo valenciano de Vives a Mayans, Valencia, 1998. 

29 A. Mestre Sanchis, Ilustración y reforma..., y “La reforma de la predicación en el siglo XViii. (A propó-sito de un tratado de Bolifón)”, Anales Valentinos, 3 (1976), pp. 79-119. También V. León navarro, Luis de Gra-nada y la tradición erasmista en Valencia. El siglo xVIII, Alicante, 1986.

30 A. Mestre Sanchis, Humanistas…, p. 23.31 L. de Granada, Los seis libros…, pp. 2-3.32 J. L. Abellán, Historia crítica del pensamiento español. Del Barroco a la Ilustración (siglos xVII y xVIII),

Madrid, 1988, tomo iii, pp. 428 y ss., y F. Sánchez-Blanco, La mentalidad ilustrada, Madrid, 1999.33 F. Bertrán, Colección de sermones..., Sermón predicado en la casa Profesa de la compañía de Jesús de

Valencia (1756) el Jueves Santo, sobre el tema: Obsecro, ut digne ambuletis.34 AUPS, leg. 167. no podemos negar otras influencias. Existen unas notas autógrafas de Bertrán con los

nombres de Thiebaut, Terrasson, La Sainte, Moliner, Geminais y La chapelais. Según B. Hernández pudo to-mar referencias por algunas similitudes especialmente lingüísticas. En mi opinión se trata más bien del empleode giros valencianos, similares algunos a los franceses, de Bertrán que tuvo por lengua materna el valenciano.de todas formas, hay que admitir que los sermones de estos autores se adecuan al espíritu de la reforma de lapredicación y por ello no puede extrañar que los leyese. B. Hernández, Sermonario manuscrito del Colegio deSan Estanislao de Salamanca, Madrid, 1983, p. 92, n. 156.

nada tomados ya de la Guía de pecadores ya del Libro de la oración y meditación, cuyasobras demuestra conocer muy bien.

dos cuestiones, no obstante, quedan en el aire. Una, por qué no cita en sus sermones,salvo en unas pocas ocasiones, la fuente de quien toma su doctrina y, dos, no sabemos sileía a Erasmo o sus rasgos erasmistas le viene simplemente por fray Luis de Granada, queparece lo más probable35.

desconocemos el origen de su interés por el dominico que, aparte de pertenecer ala orden de los predicadores y seguir a santo Tomas, se muestra igualmente admiradore imitador de san Agustín. dos concepciones religiosas distintas, dentro de la iglesia,la  teológica  y  la  pastoral,  que  chocan  en  su  idea  sobre  la  naturaleza  corrompida  delhombre y su condición pecadora. Y Bertrán encuentra en fray Luis la exigencia rigoris-ta del cristiano para salvarse según san Agustín, mostrándose más inclinado a éste, po-niendo énfasis en la corrupción de la naturaleza humana, su poquedad e impotencia pa-ra levantarse sin la ayuda divina, frente al tomismo más cercano de la dignidad humana,del libre albedrío y del mérito de las buenas obras. cuanto acontece al hombre es obrade dios, sea en positivo –riquezas, salud, etc.,– o en negativo –enfermedad, pobreza,calamidades, etc.–. Sentido pues providencialista de la historia de acuerdo con los tex-tos bíblicos. 

3.  LA MirAdA dE FrAY LUiS

Fray Luis de Granada es ante todo un espíritu religioso abierto que aúna y hermana elEvangelio con el mundo clásico grecorromano, enriqueciendo la religión con la sabiduríallamada pagana, a la que cristianiza. no hay antagonismo entre ambos mundos, sino con-cordancia. El uso de los autores clásicos es un canto a la sabiduría divina. Hermana igual-mente fe y razón que buscan a dios por caminos diferentes pero coincidentes. Fray Luisno prescinde de nada, aprovecha todo y capta el pulso de su tiempo con sus cambios, acuya rueda se arrima, para asir la transformación social, religiosa y moral del hombre con-temporáneo para dirigirla a dios. Tiene presente su tiempo, pero también el pasado conla mirada puesta en el Evangelio, en la iglesia primitiva, Santos Padres y doctores, en cu-yas fuentes bebe y se alimenta36.

Luis de Granada es un intelectual ecléctico, seguidor tanto de santo Tomás como desan Agustín o san Buenaventura37 –ese franciscanismo tan humilde como sabio–, sinteti-zando corrientes e  ideas y huyendo de cualquier  fanatismo ciego. Él  es un humanista,atento observador de su entorno, del mundo que habita y del hombre que tiene a su lado,coincidiendo con Erasmo, entre otros, en la idea renovadora de la iglesia, de la espiritua-lidad interior y la crítica a la ritualidad religiosa basada en la costumbre y no en la con-vicción ni en el conocimiento de las verdades cristianas. Señala José González que en frayLuis confluyen dos movimientos en principio antagónicos que constituyen una de sus ma-yores originalidades. Por una parte, su humanismo renacentista de corte erasmiano; por

190 Vicente León Navarro

35 d. Alonso, De los siglos oscuros al Siglo de Oro, Madrid 1958. 36 Según Laín Entralgo, el pensamiento teológico de los Padres griegos constituye el cañamazo intelectual

de toda la cosmología y cosmografía de fray Luis, en P. Laín Entralgo, La antropología en la obra de fray Luisde Granada, Madrid, 1899, 2ª ed., p. 62.

37 A. Huerga, art. cit.

otra, el humanismo cristiano de la contrarreforma38. no hay antagonismo alguno en Gra-nada que sintetiza cristianamente las diversas corrientes, no sin riesgo inquisitorial.

Ahora bien, nuestro autor, en contacto con la sociedad, comprueba que los fieles cris-tianos ignoran la doctrina cristiana y para darla a conocer es preciso mostrarla como sehacía en tiempos de cristo y en la iglesia primitiva, esto es, en la lengua del pueblo, sinel soporte del latín tan erudito como incomprensible, tan clerical como misterioso y anti-pedagógico. La lengua vulgar capaz de llegar a todos para instruir a los ignorantes en lasleyes fundamentales de la religión, como expondría en el Prólogo Galeato. Y ello no sinproblemas con la inquisición, o mejor con Melchor cano y el inquisidor Valdés.

con prosa encendida, tan humana como divina, fray Luis magnifica, por una parte,los misterios de la pasión y de la cruz, recordando a san Pablo, expresando con dulzura ysuavidad poética la terribilidad de la justicia divina, como hará luego Felipe Bertrán, conmás terribilidad y con menos poesía. Por otra, observa y descubre en la naturaleza la bon-dad de dios y su imagen. Señala Laín Entralgo que si se coteja con cuidado el primer ca-pítulo de la Guía de pecadores con la primera parte de la Introducción al símbolo de lafe, se puede apreciar que el texto de la Introducción no hace sino explorar con detalle laidea que fray Luis concibió al escribir la Guía, que no era otra que la de persuadir al fielcristiano de que la contemplación de la naturaleza le conduce necesariamente a descubriry a venerar a dios39. En este sentido se nos muestra como un observador naturalista queaprovecha su reflexivo saber –su filosofar– para mejor llevar a cabo su oficio de predica-dor y escritor. como observador invita a los cristianos a filosofar sobre el mundo y sobredios, de ahí las constantes alusiones en sus obras a la filosofía y a la teología cristianas.La naturaleza nos muestra lo que parece difícil comprender, la creación, la obra y sabidu-ría de dios, el orden y armonía del mundo. 

Pero si algo debemos subrayar es el optimismo franciscano que le aleja del pecado co-mo explicación de todos los males. Su antropología se asienta en la concordancia entre lonatural y lo espiritual, lo humano y lo teológico. El hombre es un mundo menor, un mi-crocosmos, unido a dios y a la naturaleza en la que todas las cosas tienen su misión, por-que todas son testimonio de la gloria. Y el cristiano, además de las obras de la naturale-za,  tiene  las  de  la  gracia. Ambas  hijas  de  un mismo  padre40.  Por  tanto,  las  cosas  sonbuenas, el mal proviene de su incorrecto uso de donde nace la herejía, la maldad, el pe-cado y el alejamiento de dios.

4.  PrEdicAr LA PALABrA dE dioS

La predicación de Felipe Bertrán se dirige a preparar al pecador para su arrepenti-miento y conversión porque está en juego su salvación, que es el único asunto importan-te de la vida del hombre, pues para esto ha nacido y para esto ha sido redimido por cris-to. no cabe nada más. Ahí hay que poner todo el empeño y no dilatar la penitencia conexcusas de mal pecador, pensando que más adelante habrá ocasión para el arrepentimien-

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 191

38 cit. n. Martín ramos, Cristo sacramento de Dios en fray Luis de Granada, Salamanca, 2005, p. 67; M.Bataillon, Erasmo y España. Estudios sobre la historia espiritual del siglo xVI, México, 1960, 2ª, edic. p. 599;y V. León navarro, Luis de Granada…, p. 16 y ss. 

39 P. Laín Entralgo, op. cit., p. 25.40 de forma similar se expresaba el padre Feijoo en su Teatro Crítico (i, i, ii, p. 5) al hablar del hemisferio

de la gracia y el de la naturaleza que deben contemplarse juntos para poder llegar al puerto de la verdad. 

to. Falsa esperanza, porque la muerte sorprende al hombre en cualquier momento y de laforma más inesperada. Ese es el mensaje de Bertrán y en el que insiste constantemente, ylo hace de la mano de fray Luis recordando los tormentos que padecerá en la otra vida,pues la justicia divina es implacable

El tema de la penitencia y el de la predicación de la palabra de dios constituyen dospilares fundamentales del pensamiento y actividad de Bertrán tanto en su época valencia-na como en la de Salamanca como obispo. La Pastoral sobre la predicación (1764) tuvoun amplio impacto, fue recogida con admiración y alabada incluso por cuantos se mos-traban poco afectos a su persona, caso de Gregorio Mayans, a quien reconocerá el obis-po  la  deuda  contraída  con  su Orador christiano41. Esta  pastoral  expone  con  sencillez,también con autoridad y convicción, las causas que esterilizan “la fecundísima semilla dela divina Palabra y la defraudan de su espíritu y virtud, de su eficacia y energía”. Másque un tratado es una meditación que revela una espiritualidad exigente, austera y riguro-sa, en palabras de Saugnieux42. no en vano sigue el espíritu de Granada que el hispanis-ta francés desconocía. Bertrán no descubre nada nuevo, se limita a seguir la doctrina ex-puesta en sus años valencianos. no obstante, don Gregorio Mayans mantendrá su opiniónnegativa sobre Felipe Bertrán43.

Ser consciente de la necesidad de reformar en profundidad la oratoria sacra y partici-

192 Vicente León Navarro

41 Biblioteca Archivo Histórico Mayansiano [=BAHM], lib. 73, F. Bertrán-G. Mayans (26-V-1764). La in-fluencia la podemos ver en el sermón 13 de la Colección de sermones…, con el Orador, pp. 2-3, y ambos conla Pastoral de 1764.

42 J. Saugnieux, op. cit., p. 209. Bertrán envió su pastoral a José Villarroel, quien le dedicó unas décimaselogiosas  iniciadas  así  “El  premio  en  el  cielo  veas/  pues  cumples  como  se  ha  visto/  lo  que  a  Pedro  Jesu-christo/dixo: Pasce oveas meas”, Biblioteca Universitaria de Valencia [=BUV], Ms 65.

43 cit. A. Mestre Sanchis, Ilustración y…, p. 347, nota, 160. AMV, Serrano Morales, 7272 (46). La carta hadesaparecido del fondo.

“La memoria será afligida acordándose de los de-leytes passados que fueron causa de aquellos tor-mentos;  viendo  assí  con  quán  surtido  precio  semercó la miserable golosina del deleyte. Pues quétormento será tan grande quando los ricos y pode-rosos  de  este mundo  buelvan  los  ojos  atrás  y  seacuerden de aquella primera prosperidad y abun-dancia en que vivieron y ven la miseria en que pa-raron, pues no se les permite una sola gota de aguay los regalos se trocaron en trabajos. […].Mayor será el tormento del entendimiento quandoconsiderará la gracia que perdió. de esta conside-ración nacerá aquel gusano remordedor de la con-ciencia, con que tantas vezes amenaza la Escritu-ra divina, el qual noche y día siempre morderá yroerá y se apacentará de las entrañas de los mala-venturados. Este gusano es un despecho y una pe-nitencia rabiosa […].”

F. Bertrán, Pláticas dominicales…, “Sermón de ladominica séptima después de Pentecostés”.

“La memoria también por su parte los atormentará,cuando allí se les acuerde de su antigua felicidad yde  sus  deleites  pasados  por  los  cuales  vinieron  apadecer  tales  tormentos.  Allí  verán  claramentecuán caro  les  costó aquella golosina y cuánta pi-mienta aquellos bocados que  tan dulces  les pare-cían […]. Pues cuando los ricos y poderosos destemundo  vuelvan  los  ojos  atrás  y  se  acuerden  deaquella primera prosperidad y abundancia en quevivieron, y vean cómo a aquella abundancia suce-dió tanta esterilidad que no se les dé una sola gotade  agua,  y que ya  los  regalos  se  trocaron  en  tra-bajos […].[…] pero mucho mayores serán los que padesce-rán  en  el  entendimiento,  considerando  la  gloriaperdida. de aquí les nasce aquel gusano remorde-dor de la conciencia, con que tantas veces amena-za  la  Escritura  divina  […],  el  cual  noche  y  díasiempre morderá y  roerá y  se  apascentará  en  lasentrañas de los malaventurados […] Este gusanoes un despecho y penitencia rabiosa […].”

L. de Granada, Libro de la Oración…, p. 50.

par en ella para anunciar la palabra de dios como se merece a los fieles supone tener unalto sentido de la responsabilidad y dignidad del sacerdocio, de su función y de los requi-sitos para serlo. Ese planteamiento se hacía Felipe Bertrán cuando en 1756 era invitado apredicar en la casa Profesa de Valencia ante un auditorio formado por sacerdotes o lla-mados a serlo44, personas selectas por su formación y dignidad, ya que “por ser legados dedios tienen el nombre de Ángeles” y obran el mayor milagro conocido, “la conversióndel pan y vino en el cuerpo y Sangre de christo”. Lleno de ardor, el orador enaltece elministerio sacerdotal, pero también recuerda, como san Pablo, que no es gratis, que exi-ge una pureza de vida total para ser dignos de la llamada del Señor. Porque, qué duda ca-be, no todos los que han sido llamados son dignos ministros de cristo. 

El sacerdote, escribe, debe tener presente tres cosas fundamentales, su estado, dios y laiglesia. Para Bertrán ser sacerdote es ser vicario de cristo, superior y juez de la tierra conla misma potestad que  tuvo Él,  según el concilio de Trento. respecto al estado sacer-dotal, el orador lo ensalza como el oficio más digno y santo, porque a él entregó cristosu cuerpo, Sangre y divinidad, poniendo en sus manos el misterio de la renovación dia-ria de los misterios de su vida, muerte y pasión, así como la capacidad de mediar entredios y los hombres. En él constituyó el oficio de ser su vicegerente para capitanear lasmilicias de la iglesia y “alistásemos en ellas a los Fieles e hiciéramos con las armas de la doctrina evangélica guerra al infierno […]”. Si tal es la dignidad ¡cuál no deberá ser lavirtud o virtudes que lo adornen para su desempeño! 

El orador insinúa, en principio, que el sacerdote constituye una casta especial y debemanifestar siempre las diferencias con los seculares. Tanto como sea la distancia entre elcielo y la tierra. Es decir, son dos mundos distintos y el clérigo no debe tener nada de ple-beyo o popular, nada que sea común a las costumbres generales. debe distinguirse clara-mente que el sacerdote es un hombre consagrado a dios y separado del siglo en su senti-do perverso y corrupto. Si dios, en el Antiguo Testamento, eligió una de las doce tribuspara el culto divino, por qué en el nuevo había de ser diferente. “Hemos de vivir dentrodel siglo sin el siglo, entre los seculares, eclesiásticos, entre los profanos, santos”. Estoes, hay que ser santos, tanto como lo fueron en los primeros siglos de la iglesia. Y si enel sermón de san Agustín alude a la prevención y miedo que el santo de Hipona tenía deser presbítero por la alta dignidad que entrañaba y las virtudes que exigía45, Bertrán en elsermón de la casa Profesa redunda en ello, recordando a cuantos santos rehusaron ser or-denados in sacris por considerarse indignos.

En efecto, el servicio divino exige perfección. no cabe ser cojo, ni manco, ni ciego,espiritualmente hablando. Hay que ser santos, pero con una “santidad firme y radicada enmuchos años […]”, como recomendaba el concilio de cartago: “ninguno sea ordenadosin ser antes probado con el examen del obispo o con el testimonio del pueblo”. Bertráninsiste con cierta obsesión, como en otros sermones, en la necesidad de la pureza, cuyaausencia provoca tantos estragos entre el clero.

La iglesia no descuida la disciplina de sus sacerdotes, vela por su modestia, les exigehuir del ruido del mundo, del lujo, de los espectáculos profanos –bailes, fiestas, juegos,negocios seculares, teatro, etc.– y les pide que se dediquen a la lectura de libros santos

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44 F.  Bertrán,  Colección de sermones…, “Sermón  de  los  eclesiásticos  en  la  casa  Profesa  de  Valencia,año1756”, bajo el tema: Obsecro ut digne ambuletis vocatione qua vocati estis, Ephe. 4.

45 Ibid., “Sermón de San Agustín predicado en Santa tecla, Monasterio de Agustinas de la ciudad de Valen-cia, año 1753”, bajo el tema: Qui fecerit et docuerit hic magnum vocabitur in regno coelorum, Mt. 5.

que llenan, consuelan, inflaman y elevan el alma. respalda sus palabras con el conciliode Trento sobre la vida, costumbres, compostura y modestia de los sacerdotes. Todo ellole lleva a examinar ante su auditorio el estado de cada uno personalmente: 

“Averigüemos si en el estado hemos aprovechado en la virtud o hemos descaecido, si somosmás sufridos o más impacientes, más iracundos o más duros, más serios o más disolutos, más te-merosos o más confiados, más pusilámines o más magnánimos […]”. 

Porque si no se halla progreso en la vida de cada uno, de nada sirve el honor o la dig-nidad del estado sacerdotal. Esta misma preocupación la manifestará durante su etapa deobispo de Salamanca46.

respecto a dios no cabe otra posibilidad que la de ser fieles ministros y dispensado-res de sus misterios. Fieles en todo, sea en promover su gloria en el altar, en el púlpito oen el confesionario. En el altar es cual otro noé puesto entre dios y el pueblo, un Jacoben lucha con dios para conseguir sus bendiciones, un Moisés dispuesto a evitar la ira dedios atándole sus manos, un Aarón orando entre los vivos y los muertos, el arcángel delApocalipsis recibiendo las oraciones de los fieles para ofrecerlas a dios. Ahí está el tra-bajo del sacerdote. Y puesto en el altar, una de sus principales tareas es la celebración dela misa, misterio de cristo, a la que se debe dedicar con toda la devoción imaginable47.Aunque, por desgracia, según Bertrán, para muchos sólo se trata de pura rutina, un trámi-te que no pide preparación ni devoción. Tales ministros son incapaces de distinguir lo sa-grado de lo profano: 

“no hazen más caso de lo sagrado que de lo profano, con la misma reverencia están en el altarque en la plaza, no tienen más recogido su espíritu en la oración que en la conversación; no tienenmás levantado el corazón a dios en la Missa que en la mesa; sirven al Ministerio más por modo devivir de él en lo temporal, que por agradar a dios y aplacarle, más por disfrutar el oficio que por lle-narlo; arrebatan con sus manos el cáliz no porque es sagrado, sino porque es dorado; son hombressagrados en el ministerio y seculares en el oficio, destituidos de todo espíritu y afecto”.

Pero no es sólo esto, y de ello se escandaliza el orador, es posible que este  tipo de sacerdotes se acerquen al altar en pecado y cometan el sacrilegio de tocar con sus manosmanchadas a la misma santidad de cristo, provocando la ira divina. Quienes debían sermediadores se convertían en motivo de escándalo y de enojo del Señor.

El sacerdote debe ser fiel en el púlpito y manifestar un gran amor al Señor, como pe-día cristo al apóstol san Pedro cuando le preguntaba si le amaba y le encomendaba el cui-dado de sus ovejas. Pues si algo hay fundamental para el predicador es el amor al Señorde quien recibe las fuerzas para su oficio. “Porque de este amor nace una sed insaciablede la gloria de dios que es el fin a que debe mirar y atender el predicador que es fiel ensu ministerio […]”. Bertrán, que ha manifestado siempre un gran empeño en la predica-ción evangélica, tomará de este sermón ideas para su famosa Pastoral sobre la predica-ción de 1764. resalta la preparación espiritual del orador sacro para que sus palabras lle-guen de forma adecuada a los fieles. Esto es, si no está encendido no podrá encender nimover a los que le escuchan. Porque, como denunciaba clemente X, muchos sacerdotes:

194 Vicente León Navarro

46 V. León navarro, “Las visitas ad limina del obispo Felipe Bertrán”, Anales Valentinos, 41 (1995), pp.103-128.

47 J. L. Villanueva, De la obligación de decir misa con circunspección y pausa, Valencia, 1791.

“en lugar de alimentar a los pueblos con el saludable pan de las virtudes cristianas, les alimen-tan con la inútil hermosura de pinturas o descripciones, paradoxas y discursos extravagantes, y nosólo esto, sino que a lo vano de sus discursos añaden lo ridículo, lo teatral, lo farsante y una cier-ta idea de entretener y alegrar al auditorio”. 

Y refuerza sus palabras con otras del General de los jesuitas, Juan Pablo olivas, sobrela deplorable situación de la predicación de su tiempo y la denuncia de quienes hacen dela iglesia teatro y tablado y los predicadores convertidos en bufones. El personaje era traí-do con  tino e  intención. con él  reconocía a un  jesuita digno y ejemplo de predicadorevangélico, pero además lo hacía desde su posición crítica con la compañía de Jesús.

En último lugar se refiere a la fidelidad del sacerdote en el difícil tribunal de la peni-tencia por constituir el lugar donde se reconcilia el hombre con dios a través del sacer-dote, juez y mediador. A esta tarea dedica Bertrán mucha atención en sus sermones. Elconfesionario representa el arrepentimiento, la penitencia, el dolor de haber ofendido adios, la recuperación de la gracia y la posibilidad de la salvación, fin último del hombre.Para ejercer este ministerio se exige integridad de vida, honestidad, entrega a dios y re-chazo de cualquier bien terreno. Si el confesor no está limpio y protegido por dios caeráen el abismo del pecado, porque en este tribunal se ventilan los pecados más atroces e in-cluso las tentaciones más sutiles. de ahí que se vean con no poca frecuencia falsos pro-fetas “que inficcionados de torpezas y agitados de ella, se entrometen en este ministerio,desmerecedores de los divinas asistencias […]”, dominados por un corazón inmundo yuna pasión ignominiosa dan la vuelta a su ministerio y como ladrones se atreven a juzgara su juez, como lobos toman el oficio de pastores y como diablos juzgan el de cristo48.

¿caben apetencias  terrenas en este  tribunal? Sin duda. Un  juez secular corrompidopronto es descubierto y criticado, pero en el tribunal de la penitencia por su carácter se-creto es más difícil y muchas veces el delito carece de castigo. Los confesores regaladoso untados son más blandos y son incapaces de negar o dilatar la absolución así como re-prender a los penitentes generosos. Lo mismo sucede, en general, con los confesores degrandes señores y ministros que por no disgustarlos se envilecen tanto que vienen a caeren una condición de criados de quienes debían dirigir sus conciencias. Por ello llama a lareflexión personal de lo que cada uno hace con tan elevado y sagrado ministerio y valo-rar lo que se espera de él tanto por parte de los fieles como de dios.

5.  SAnTo ToMÁS Y LA EScUELA ToMiSTA

El día de la onomástica del santo de 1741, Felipe Bertrán predicaba el tradicional ser-món del cíngulo en el convento de Predicadores de Valencia49. regentaba la parroquia de

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 195

48 Para Felipe Bertrán era fundamental la pureza en todos los fieles, especialmente en los sacerdotes y suoficio de confesores. J. L. Villanueva, Vida literaria. Edición, introducción y notas de G. Ramírez Aledón, Ali-cante, 1996, p. 135: “díjome un día el señor Bertrán: si no fuera por la Inquisición, el confesionario sería unburdel”.

49 F. Bertrán, Colección de sermones…, “Sermón del Síngulo (sic) del Angélico dr. predicado en el día enque haze fiesta la Milicia en el convento de Predicadores de Valencia, año 1741”, bajo el tema: Vos estis sal te-rrae, vos estis lux mundi, Mt. 5. Sermón manuscrito. Además de éste, Felipe Bertrán predicó otros de los quetenemos constancia. Uno en 1746 y otro en 1749, del que hay dos copias, pero corresponden al mismo día y almismo año. Todos ellos predicados en el convento de Predicadores de Valencia. José climent había predicadoel mismo sermón y con la cita evangélica tomada de san Mateo en el convento de predicadores en 1736, cen-

Bétera y había sido catedrático de Filosofía tomista en la Universidad de Valencia, por loque debía gozar de cierta reputación como orador sacro y como tomista. 

centró el sermón en la castidad con alusiones a la sabiduría, virtud y don que poseyósanto Tomás, oponiendo la castidad a la lujuria y la sabiduría angelical a la sabiduría hu-mana que hincha y ensoberbece a los hombres siempre muy pagados de sí mismos. En1776, treinta y cinco años más tarde, Bertrán, ya inquisidor General, predicaba otro ser-món en alabanza de santo Tomás complementario del de 1741 y dedicado a la verdaderasabiduría sin olvidar la importancia de la castidad. Tras estos años, el orador recogía bue-na parte de aquel primer sermón. Había pasado el tiempo, pero la situación ideológica yreligiosa continuaba siendo conflictiva y beligerante teológicamente. Entonces como aho-ra convenía ensalzar la figura del Angélico doctor, aunque fuera en exceso. Era un varóna imitar por sus virtudes y a cuya doctrina pura, verdadera y sin error, había que acudirpara beber. de forma clara se descalificaba, por una parte, a quienes no lo seguían y, porotra, se santificaba la escuela tomista. 

Pero el orador no olvidaba a otro tomista en quien se inspiraba, fray Luis de Grana-da. Ambos sermones no coinciden exactamente con lo que expone fray Luis, pero sí enmuchos textos y en su espíritu. Así lo apreciamos en la introducción del sermón de 1741:“Entre todos los combates de los cristianos, los más fuertes son los de la castidad, en losquales es cotidiana la pelea y rara la victoria”50. conviene añadir que Bertrán no es origi-nal en sus sermones dedicados a los santos, más bien determinadas ideas, virtudes y ala-banzas, expresadas con idénticas palabras valen lo mismo para san Agustín, para santoTomás o para san Buenaventura.

El objetivo de Bertrán en este sermón es presentar el vicio de la lujuria y contrapo-nerlo a la virtud de la castidad celestial y divina, y unida a ella la sabiduría que procedede dios. Así, enfrenta dialécticamente lo bueno y lo malo y sobrevolando este escenariopinta a la mujer culpable del primer pecado, de los males de la humanidad, del alejamien-to de dios y la caída en el abismo del vicio y de la ignorancia. La mujer, desde una pers-pectiva eclesiástica, representa el mismo pecado de la lujuria que choca con la pureza di-vina. El orador describe este vicio como:

“[…] enemigo tan cruel que a nadie perdona. Enagena y embriaga a los sabios, anubla los buenosingenios, enfurece a los mozos, enloquece a los viejos, vence a los fuertes y haze desistir de loshonestos ejercicios a los laboriosos. Porque una vez que se apodera del corazón, de tal manera leprende y se le beve todo que apenas queda al hombre valor, ni habilidad, ni tiempo, ni entendi-miento para otra cosa. Salomón, que por su sabiduría era sol del mundo, prendido en los lazosdeste vicio, perdió la luz de su Alma, la gloria de su casa, el esplendor de su persona, y de Profe-ta de dios se hizo siervo de los ídolos. Y assí dixo el mismo que las mugeres y el vino roban elcorazón de los sabios […]. Aquel famoso Hércules que venció y domó todos los monstruos, fuevencido del amor torpe de una mujer y arrimando su clave se sentava entre sus criadas a hilar con

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trado en la sabiduría y en la pureza. J. climent, Sermones…, t. i. El día principal de la fiesta de la Milicia An-gélica y del cíngulo de santo Tomás era el 28 de enero, si bien los sermones pueden ser del día de santo Tomás,7 de marzo. Según fray A. Mª Solla García, el convento de predicadores de Valencia era uno de los focos másimportantes de difusión de esta festividad, en El cíngulo de Santo Tomás de Aquino, preservativo de impurezay escudo de castidad. Origen, institución, gracias e indulgencias concedidas a la importante devoción de esteglorioso cíngulo y su Congregación denominada Milicia Angélica, Santiago, 1873.

50 Ibid., L. de Granada, Guía de pecadores, Madrid, 1944, t. Vi, p. 129: “Porque como dice san Bernardo,entre todas las batallas de los cristianos, las más duras son la castidad, donde es muy cotidiana la pelea y muyrara la victoria”.

una rueca en la cinta, porque ella se lo mandava. Y el ingenioso Poeta finge de aquel la célebrereyna dido que apenas se cegó con la afición de Eneas, luego desistió de todos los públicos ejer-cicios y reparos de la ciudad en que antes entendía con mucha diligencia y cuydado. de maneraque ni los muros empezados ivan adelante, ni la juventud exercitava las armas ni los oficiales pú-blicos entendían en fortalecer los puestos ni en prevenir otros pertrechos necesarios para la defen-sa de la patria. Porque aquella afición prendió de manera todos los sentidos desta muger que pa-ra todo quedó inhábil menos para sus amores. Los quales quanto más se apoderaron de su corazóntanto menos le dexaron de valor y entendimiento para todo lo demás. Tan grande es el poder ytyranía deste enemigo”51.

Santo Tomás supo vencer la resistencia de su madre y de hermanos para seguir su vo-cación religiosa. El que ahuyentó heroicamente la tentación de la lujuria con un tizón enla  mano  como  única  arma  ofensiva/defensiva,  mereciendo  que  los  ángeles  le  ciñeran“apretadamente los lomos con un cíngulo” y quedara transformado en “purísimo ángel”.Libre de tentaciones vivió “en carne fuera de la carne”. ideas y palabras que traslada a susermón de 177752. Y no seguro ni confiado para conservar la pureza practicó la oración,“presidio y defensa de la pureza y el sello de la virginidad”, el ayuno, la mortificación yla abstinencia que ahuyentan la lujuria y ahogan los enemigos domésticos de la castidad.Humilde y entregado a dios “andava siempre como arrobado y suspenso, todo deificadoy trocado en un puro espíritu”. con estas virtudes logró una victoria total sobre el mons-truo de la lujuria.

La intención del orador parece clara. Santo Tomás es el ejemplo a imitar. En él resi-de la virtud y la sabiduría que caben en un hombre y si él no puede errar, tampoco sus se-guidores. Su doctrina es verdadera y segura, como también defendiera en 1736 José cli-ment. cual otro Jano entre los dioses tuvo dos rostros, con uno miró y registró los siglospasados; con el otro,  los venideros. Y como sabio descubrió “los monstruos antes queamaneciesen en la iglesia y supo los sucesos de los tiempos y siglos venideros”53. Porqueeste enemigo, que es la lujuria, es capaz de disfrazarse con el traje de la virtud y de la ho-

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 197

51 L. de Granada, Guía…, p. 71. Fray Luis tiene este texto en distinto orden y con más extensión. Bertránhace una síntesis en el orden que a él le interesa para su objetivo. “Y no quiero para esto ponerte ante los ojoslas fábulas que los poetas fingieron, representándonos aquel tan famoso Hércules, el cual después de vencidosy domados todos los monstruos del mundo, dicen que vendido de amor torpe de una mujer, dejada la maza, seasentaba entre sus criadas a hilar con una rueca en la cinta, porque ella se lo mandaba […]. ni tampoco quierotraer aquí las verdades antiguas de las Escrituras divinas adonde se nos propone Salomón, por una parte llenode tan grande sanctidad y sabiduría, y por otra adorando a los ídolos y edificándoles templos por complacer asus mujeres […]. Por lo cual no en balde dijo el Eclesiástico que las mujeres y el vino robaban el corazón delos sabios […]. Y para significar esto el ingenioso poeta, finge de aquella famosa reina dido que en el puntoque se cegó con la afición de Eneas, luego desistió de todos los públicos ejercicios y reparos de la ciudad. demanera que ni los muros comenzados iban adelante, ni la juventud ejercitaba las armas, ni los oficiales públi-cos entendían en fortalecer los puestos, ni en los otros pertrechos necesarios para defensión de la patria. Porqueeste tiranno de tal manera dice que prendió todos los sentidos desta mujer, que para todo quedó inhábil, si nosólo para aquel cuidado el cual cuanto más se apoderó del corazón, tanto menos la dejó valor para todo lo de-más. ¡oh vicio pestilencial, destruidor de las repúblicas, cuchillo de los buenos ejercicios, muerte de las virtu-des, niebla de los buenos ingenios, enajenamiento del hombre, embriaguez de los sabios, locura de los viejos,furor y fuego de los mozos, y común pestilencia del género humano!”.

52 F. Bertrán, Sermón que en alabanza del Angélico Doctor predicó en el colegio de los reverendos padres dominicos de esta corte el Ilmo. Sr. Don [...], Valencia, 1777. Este sermón sirvió de modelo para predicadores,Carta instructiva a un predicador moderno para formar con acierto un sermón, proponiéndole por Modelo el queen alabanza del Angélico Doctor Santo Tomás de Aquino predicó en Madrid año de 1777 el Ilmo. Sr. D. FelipeBertrán, obispo de Salamanca, Inquisidor General en todos los Reynos y Dominios de España, México, 1779. 

53 En el sermón impreso en 1777 ensalza su figura y recoge las mismas palabras de 1741, pp. 29-30. 

nestidad y así presentar como agradable, bueno y honesto lo que es malo y perverso. És-te es el camino que tomaron los herejes teniendo “por lícitas y honestas las más asquero-sas liviandades”.

La solución a la lujuria se encuentra en la castidad que:

“[…] de tal manera adormece y templa el furor de las passiones de la carne y de tal modo encan-ta estas venenosas serpientes que, estando ellas vivas y enteras en sus ser natural, hace que no es-tén en la actividad y malicia de su veneno y assí altamente dixo el Profeta isaías: Se gozará el ni-ño de teta sobre los agujeros de la serpiente en la cueva del Basilisco […]. Finalmente, la grandezade los regalos y gozos espirituales con que con recreados los santos, de tal manera apaga la sedde los gustos carnales que fácilmente triunfan en todos sus apetitos. Y assí dixo el Salvador a laSamaritana: el que beviere de el agua que yo le daré jamás tendrá ya sed. […]. Porque luego quese llena el vaso del corazón de tan celestial licor, ya fastidia y aborrece la vil bevida de los deley-tes sensuales y queda libre de las cadenas de sus aficciones”54. 

La lujuria es un vicio odioso a dios y a los corazones puros. Su fuerza además de en-gendrar la necedad y la estupidez, según santo Tomás y san Gregorio, vuelve locos a lossabios a los que pervierte sus juicios y tuerce con facilidad sus voluntades. Bertrán creeque esta estolidez y necedad nacida de la lujuria es la fuente de donde brotaron los erro-res que los herejes, cual falsos profetas, difundieron so capa de virtud y de religión. Losherejes han existido desde el principio de la iglesia hasta su tiempo y España no fue unaexcepción, aunque repudia con especial ahínco, por una parte, a Lutero por su posturacontraria al celibato eclesiástico y defensa de los matrimonios de religiosos ordenados insacris. Más aún porque Lutero atacó con virulencia a santo Tomás llamándole “fuente ysentina de todas las herejías y errores y de extermino del Evangelio”. idea que repite en1776. Un Lutero seguidor de Hus y Wiclef a quienes tenía por mártires. Por otra, a Mi-guel Molinos y sus discípulos que con máscara de santidad y apariencia mística contribu-yeron a aumentar los escándalos de lujuria y abrieron la puerta a toda clase de deshones-tidades. 

El Angélico doctor, antítesis de Lutero y de Molinos, se presenta como la piedra an-gular de la virtud y de la verdad. Bertrán aprovecha la situación que le ofrece la onomás-tica del santo para condenar las doctrinas de su tiempo que no se adecuan a las suyas, tan-to en el ámbito universitario, al que alude expresamente, como en el pastoral que conocebien. Y enfatiza la suerte de la Milicia angélica de estar alistada bajo las banderas de san-

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54 Ver el paralelo en L. de Granada, Guía…, p. 71. “A esto digo que después que dios procede primeramen-te [como ya dijimos] de la divina gracia, la cual mediante las virtudes que della proceden, de tal manera ador-mece y templa el furor de nuestras pasiones, que no los deja prevalecer contra la razón. Por donde así como losencantadores suelen con algunas palabras encantar las serpientes para que no hagan mal a nadie [de manera queestando vivas no son ponzoñosas, y teniendo veneno no dañan con él], así también esta divina gracia de tal mo-do encanta a estas ponzoñosas serpientes de nuestras pasiones, que estando de ellas vivas y enteras en su ser denaturaleza, no lo están en la malicia de la ponzoña […]. Lo cual divinamente significó el profeta isaías cuandodijo: Alegrarse ha el niño de teta sobre los agujeros de la serpiente; y el que estuviere ya destetado meterá se-guramente la mano en la cueva del basilisco; […], la cual de tal manera se apaga la sed de todos sus deseos quecon esto fácilmente vencen y despiden de sí todos los apetitos y deseos; y hallada esta fuente de todos los bie-nes, luego pierden el apetito congojoso de todos los otros bienes, como el Señor declaró a la mujer Samaritanadiciendo: Quien bebiere del agua que yo le daré [que es la divina gracia] nunca jamás padecerá sed […]. Puesdesta manera, lleno el vaso de nuestro corazón deste licor celestial y apagada con él la sed de nuestra ánima, notiene por qué andar hambreando y procurando los bienes perecederos desta vida; y así queda libre de las cade-nas de las aficiones dellos”.

to Tomás, capitán muy valeroso “no menos por su heroica castidad que por la pureza desu doctrina”.

En dos direcciones apunta Bertrán. En una condena el molinosismo porque:

“muchos theólogos católicos afectando la libertad [como si todo el mundo adoleciesse de escrú-pulos] llegaron a dar tales ensanches en esta materia –se refiere a la lujuria– que a no aver ataja-do sus passos la suprema cabeza de la iglesia, fuéramos Sodoma y Gomorra y discípulos no dechristo, sino de Epicuro”. 

no es fácil huir de tales enemigos ni de los deleites que se presentan disfrazados devirtud. Ahora bien, en nuestra opinión, tras la condena a Molinos se encuentra la del pro-babilismo laxista de los jesuitas por el poco rigor con que tratan en ocasiones la castidad.molinosismo y molinismo, aunque diferentes, podían andar de la mano en estos temas.

Bertrán advierte de los falsos profetas que traen buenas nuevas con el fin de engañar alos fieles, tanto en el Antiguo Testamento como en el nuevo. Los conoce y de ellos trata envarios sermones y pastorales, sea de forma directa o indirecta. En la dominica 7ª después dePentecostés los presenta como lobos sangrientos vestidos con piel de oveja. Unos vienen defuera de la iglesia, pero hay otros que están dentro. Y, excusándose en el Antiguo Testamen-to y en san Pablo, lleva el agua a su molino para atacar el laxismo de su tiempo que identi-fica con los jesuitas y su blandura en comprender la fragilidad humana para pecar y la mi-sericordia de dios para perdonar55. Y para ello también se sirve de Luis de Granada:

“¿Queréis saber quáles son los falsos Profetas para huir con toda diligencia de ellos? Yo os lodiré. La diferencia que avía en la Antigua Ley entre los verdaderos y falsos Profetas era que losverdaderos siempre amenazavan en nombre de dios castigos de su justicia y azotes de su indig-nación e ira. Los falsos prometían de su propia cabeza falsa paz y misericordia. Pues según éstos,falsos profetas son los que siempre van adulando con la misericordia de dios y quitan y destierrade vuestros corazones el temor y temblor que devía infundir la terribilidad de la divina justicia.Éstos que jamás os anuncian un castigo de la divina indignación y que siempre falsamente espe-ranzando con el perdón; que os passan la mano por encima diziendo que dios no haze caso des-sas cosas, que su misericordia es infinita, que somos frágiles y miserables, que el Señor nos hacriado para el cielo […]. con aquellas expresiones llenas de blandura y compasión apagan en loscorazones el temor de dios […]. En fin, los que ofrecen falsa paz y seguridad”56.

Las palabras de orador expresan su actitud religiosa. A la vía ancha de los falsos pro-fetas opone el rigor en el cumplimiento de los deberes cristianos, que es el verdadero ca-mino, el que anuncian los profetas que hablan en nombre de dios, entre los que se en-cuentra Bertrán. Este pensamiento sobre la terribilidad de la justicia divina lo mantiene alo largo de su vida pastoral, sea en los sermones o en las pastorales. 

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55 F. Bertrán, Pláticas dominicales… San Vicente Ferrer hablaba también de los falsos profetas de los quehabía que guardarse en la dominica iX después de Pentecostés, pero él a diferencia de Bertrán identificaba conel mundo, la carne y el diablo, en Sermonario de san Vicente Ferrer del Real Colegio-Seminario del CorpusChristi de Valencia. Estudio y transcripción de F. Gimeno Blay y Mª L. Mandingorra Llavata. Traducción de F. Calero Calero, Valencia, 2002, pp. 438-439.

56 F. Bertrán, Pláticas dominicales..., y L. de Granada, Guía...,  p. 101. “no es nueva esta manera de excu-sa, sino muy vieja y muy usada en el mundo; porque esta era la contienda que tenían los profetas verdaderoscon los falsos: ca los unos amenazaban de parte de dios castigos de justicia, y los otros prometían de su propiacabeza falsa paz y misericordia”. El resto del discurso de Bertrán sigue las ideas de fray Luis.

Felipe Bertrán predicaba en Madrid siendo inquisidor General, el sermón en alaban-za de santo Tomás dedicado al estudio y a la verdadera sabiduría. El orador alaba la im-portancia del estudio de las letras porque libera al hombre de la ignorancia. El estudio esuna ventana abierta al mundo, a la historia, pero especialmente a las Sagradas Escrituras.Pues si dulce y agradable es el estudio, también ocasiona desórdenes nacidos de la pre-sunción y del ensoberbecimiento que produce en los espíritus que ponen todo su objetivoen el saber mundano. Un orgullo que es incompatible con la humildad cristiana. Y es queeste saber se empeña en averiguar verdades que superan el ingenio del hombre, se apartadel verdadero estudio, enfría la devoción y convierte lo bueno en malo. Y aquí Bertránmanifiesta claramente que todo católico ha de sujetar todas las luces de su espíritu a laautoridad de dios que manda creer las verdades que sobrepujan toda luz natural y el hom-bre es incapaz de comprender. Pero lo dice con la misma convicción que lo hacía en elsermón de san Agustín en 1753. no hay distinción. José climent iba más lejos al afirmarque no era necesario buscar las obras de san Agustín porque toda su doctrina la recogía“mi Angélico doctor, nuestro santo Tomás”57. 

“Mas al mismo tiempo que el estudio de las letras es tan dulce y delicioso, suele ocasionar en losingenios de primer orden lamentables perjuicios, y muy confirmados con la experiencia. Él en-gendra en el corazón de algunos sabios un espíritu de presunción y orgullo incompatible con lahumildad cristiana, ahoga en otros el espíritu de devoción a quien todas las cosas deben servir,porque quanto más ocupado se halla el espíritu en  la especulación y averiguación de  las cosascriadas, tanto menos herido es de los sentimientos de ternura y amor azia dios. Quando el espíri-tu suelta todas sus velas, y con la especulación deshoga toda su virtud por el entendimiento, dejaentre tanto a la voluntad ociosa. Y no deja de haver muchos en quien disminuye aquella pía ad-hesión que debe tener cualquier católico a las verdades de la Fe, la que pide que el hombre suje-te todas las luces de su espíritu a la autoridad de dios […]”58.

Frente a los desórdenes, Felipe Bertrán pone como ejemplo a santo Tomás que her-mana sabiduría, piedad y religión. Él es el sabio virtuoso a quien las ciencias no sólo nole ensoberbecieron sino que le hicieron más humilde; un sabio que hizo del estudio uninstrumento al servicio de la verdad e inteligencia de las Sagradas Escrituras. Un sabioque en todo momento se sujetó a la autoridad de las divinas letras y de la iglesia. Un sa-bio tan disputador y polemista con los enemigos de la religión como entregado a la ora-ción. Y como sabio que “supo también hermanar estas dos cosas, ciencia y virtud, que dela ciencia se valió para acrecentar la virtud, y de la virtud para perfeccionar la ciencia, vi-niendo con esto a ser un modelo de piedad, y un doctor de la verdad, [p. 8]”. Pero sobretodo fue sal de la tierra y luz del mundo, como reza el tema del sermón, aunque el orador

200 Vicente León Navarro

57 F. Bertrán, Sermón que en alabanza del Angélico…, y J. climent, Sermones…, v. ii, p. 129, “Sermón desan Agustín”, 1743.

58 F. Bertrán, Sermón que en alabanza del Angélico…, p. 4 y Colección de sermones…, “Sermón de SanAgustín…”, p. 2: “Pero con ser la sabiduría tan necesaria, suele ocasionar aun en los ingenios de primer ordenlamentables perjuicios y muy autorizados con la experiencia. Ella suele engendrar en el corazón de los sabiosun espíritu de presunción y orgullo incompatible con la humildad cristiana […]. La sabiduría ahora el espíritude devoción, a quien todas las cosas deven servir; porque quanto más ocupado se halla el espíritu en la especu-lación y averiguación de las cosas criadas,  tanto menos herido es de los sentimientos de ternura y amor aziadios. Quando el espíritu suelta todas sus velas y con la especulación desaoga toda su virtud por el entendimien-to dexa entre tanto a la voluntad ociosa. Suele sobre todo esto la sabiduría disminuir aquella pía afición y adhe-sión a las verdades de la Fe, que debe tener cualquier católico […]”.

también se lo adjudicaba a san Buenaventura. Para ambos santos utiliza las mismas pala-bras, como en el caso de san Agustín59.

¿Qué entiende Felipe Bertrán por sabio? Siguiendo a san Bernardo, el que lo es parasí y da de beber a los demás de las mismas fuentes donde bebe él mismo, distinguiendosiempre la sabiduría humana de la divina, para lo que acude a fray Luis de Granada: “Lasabiduría del mundo sólo alumbra el entendimiento, la del cielo regala y mueve la volun-tad, y penetra todos sus senos, obrando en cada uno aquello que conviene para su refor-ma”. Y sigue con la cita de Luis de Granada tomada del apóstol san Pablo, utilizada parasignificar el poder de la palabra de dios y para manifestar que vale realmente aquello queviene de dios o se acomoda y subordina a Él. “Viva y eficaz es la palabra de dios [decíael Apóstol] y más penetrante que un cuchillo de dos filos, pues llega a romper aquella per-versa liga que hay entre la parte inferior y la superior del hombre y hace división entre loanimal y lo espiritual”60. A continuación se refiere a santo Tomás, que también toma defray Luis, para relacionar el amor a dios y el conocimiento de sus atributos:

“Y así decía nuestro Angélico doctor que no podía crecer en el alma del justo el amor de dios sin

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 201

59 respecto al juramento de la universidad de Salamanca en defensa de las doctrinas de san Agustín y san-to Tomás en 1627, el Memorial de los franciscanos en defensa de san Buenaventura, venía a decir que en ma-terias opinables y probables que contienen doctrina sana y segura, conviene que haya en la iglesia muchos doc-tores y maestros que enseñen y por diferentes caminos descubran la verdad de las cosas dudosas y dificultosasen orden a la utilidad de los fieles. San Buenaventura tiene la misma autoridad y aprobación de la iglesia quesanto Tomás. M. de castro, “La enseñanza de san Buenaventura en las universidades españolas”, en San Bue-naventura, Madrid, 1976, p. 55. 

60 F. Bertrán, Sermón que en alabanza…, pp. 9-10. L. de Granada, Guía…, p. 56: “[…] pues las otras no ha-cen más que alumbrar el entendimiento, mas ésta –se refiere a la del cielo– regala también y mueve la volun-tad, y penetra con su virtud todos los rincones y senos de nuestra ánima, obrando en cada uno aquello que con-viene para su reformación: según que lo declara el Apóstol diciendo: Viva es la palabra de dios y eficaz: la cualpenetra más que un cuchillo de dos filos agudo; pues llega a hacer división entre la parte animal y espiritual delhombre, deshaciendo la mala liga que suele haber entre carne y espíritu […]”. 

“¿Mas  queréis  ver  un  sabio  maravillosamenteajustado a las leyes de esta virtud? Aquí tenéis alAngélico dr. Santo Thomás, cuyas glorias celebraoy nuestra Madre la iglesia. Este es un sabio […].Un sabio que no buscó […]. Un sabio que estudiólas buenas  letras  […]. Un sabio  tan  frecuente enlas disputas […]. Sal, no menos, que de toda la tie-rra […]. Antorcha puesta no en un rincón sino so-bre el candelero […]. Sal en la vida, luz en la doc-trina […]. Supo también hermanar estas dos cosas,ciencia y virtud […]. Éste será todo el argumentode mi oración y sus partes: en la primera os haréver la heroica virtud que obró en él su sabiduría,en la segunda la esclarecida sabiduría que le gran-geó su virtud […]”.

F. Bertrán, Colección de sermones…, “Sermón deSanto Tomás  de Aquino.  Predicado  en  conventode Predicadores de Valencia en 1749”.

“¿Queréis ver un sabio maravillosamente adorna-do con esta Sabiduría? […]. Aquí le tenéis al Se-ráfico  dr.  San  Buenaventura  […],  cuyas  gloriascelebra oy nuestra Madre la iglesia. Éste es un sa-bio  […]. Un  sabio  que  no  buscó  […]. Un  sabioque si estudió las buenas letras […]. Un sabio tanfrequente en las disputas […]. Sal, no menos, quede toda la tierra […]. Antorcha puesta no en rin-cón  sino  sobre  el  candelero  […]. Sal  en  la vida,luz en la doctrina […]. Supo también hermanar es-tas dos cosas, ciencia y virtud […]. Éste será todoel argumento de mi oración que se dividirá en dospartes: en la primera os haré ver la heroica virtudque obró en él su sabiduría, en la segunda la escla-recida que le grangeó su virtud […]”.

F. Bertrán, Colección de sermones…, “Sermón desan Buenaventura” , s/f

que creciese al mismo paso el conocimiento de la bondad, amabilidad y hermosura de este Señoren los mismos grados; porque quien mucho ama, muchas razones de amar conoce en la cosa ama-da y quien poco, pocas”61.

Sabio, humilde, santo, pobre de espíritu y alejado de la vanagloria del mundo. Áuli-co porque trataba con reyes y anacoreta porque su corazón era un huerto cerrado y fuen-te sellada donde nadie entraba, ni bebía sino dios. Tan entregado a dios que, como reco-gía en 1741, de ahí 

“[…] nacía el andar nuestro santo siempre arrobado y suspenso, de aquí aquellos éxtasis tan pas-mosos que duraron a veces tres días, en los quales, negado de todas las cosas del mundo, descan-saba en el seno de la divina contemplación, de aquí aquellos arrobos tan fuertes […]”62.

Ahora bien, dentro de todas las virtudes, lo que resalta el orador es la adquisición dela verdadera sabiduría que en santo Tomás fue perfecta por su proximidad a dios. Y fueel mismo dios quien le previno con las bendiciones necesarias para resplandecer con lasluces de la más alta sabiduría. Su espíritu era un prodigio; la grandeza, la elevación, la ex-tensión de su ingenio eran pasmosas. Sus maestros hallaban en él un fondo que no po-dían llenar; una vivacidad que se adelantaba a la instrucción; una inteligencia superior atoda doctrina y un juicio tan profundo en penetrar, como agudo en discernir y distinguir.“Su memoria era un depósito en donde nada se perdía”. no hubo libro que leyese que noentendiese, sin olvidar nada63.

Puestos a ensalzar, Bertrán se pregunta por la maravilla, características y entidad de susabiduría. Él mismo se responde que: “fue ella como la ciencia de los Ángeles, universal ypura”. ¿Y en qué se basa? En varias razones. Una de carácter teológico. no hubo misterioque no comprendiese y declarase, como si en su entendimiento se juntase toda la teología ypor su boca y por sus escritos se declarase. dos, comentó los libros del Maestro de las Sen-tencias, compuso la Suma de toda la teología y disputó tanto como escribió o interpretó.Tres, trató y habló profundamente de dios y de sus atributos y explicó con solidez sus mis-terios. cuatro, combatió todos los errores de los herejes. cinco, él solo concentraba todoslos misterios de la sabiduría. Fue un sabio, alcanzando el conocimiento de las supersticio-nes paganas. En fin, fue teólogo como los Agustinos y los naciancenos; diestro en la inter-pretación de las Escrituras, dulce como los Ambrosios y Bernardos. Bertrán tiene interés enrelacionar santo Tomás y san Agustín64.

202 Vicente León Navarro

61 Ibid., p. 10. L. de Granada, Guía…, p. 55: “Por lo qual decía sancto Tomás que así como crece el cono-cimiento de la bondad, amabilidad y hermosura de dios, en la mesma proporción: de tal modo que si cien gra-dos crece lo uno, otros tantos crece lo otro; porque quien mucho ama, muchas razones de amor conoce en la co-sa que ama, y quien poco, pocas”.

62 Ibid., p. 20.63 Ibid., p. 23. El mismo texto lo predicaba en 1753, en “Sermón de san Agustín…,”: “Qué ha que dudar si

su espíritu (oyentes míos) era un prodigio, la grandeza, la elevación, la extensión de su ingenio era un pasmo.Lo Maestros hallaban en él un fondo que no podían llenar, una vivacidad superior a toda doctrina, un juicio tanprofundo en penetrar como agudo en discernir y distinguir. Su memoria era un tesoro en donde nada se perdía”.

64 Ibid., p. 25: “Era su entendimiento un  Ibid., “Sermón de San Agustín…, p. 4: “Mas a mi paraíso terrestre, de donde salían quatro ríos  me parece que su boca es un Paraíso terrestre decaudalolos, que regaban toda la iglesia: un río  donde salen quatro ríos caudalosos que rriegande inteligencia de la Sagrada Escritura;  (sic) toda la iglesia: un río de inteligencia de laun río de Teología Escolástica; un río de ciencia Sagrada Escritura; un río de Theología Escolásticade los dogmas y controversias, y que tomó su origen de sus brillantes luzes en donde

Santo Tomás es un sabio especial, porque bien mirado no es fácil mantenerse en laverdad tratando tantos y tan variados y profundos temas. no es fácil ser hombre y hablarcomo un ángel. de donde Bertrán deduce que “su doctrina es la más sólida y verdadera”en la que no existe error alguno, porque se ciñó siempre a los Santos Padres y a las Sa-gradas Escrituras, guardando fielmente del depósito de la doctrina cristiana. Así “tan uni-versal y pura fue su sabiduría, que han podido servirse de ella todos los concilios cele-brados después de su muerte”, y aprovecharla para condenar errores y herejes. Es pues unejemplo. de él pueden aprender todos a estudiar no sólo para adquirir conocimientos va-nos, torpes y egoístas, sino para aprovecharlo en beneficio propio y edificar a los demás,porque el estudio y la ciencia valen si conducen a la virtud: 

“Tienen en él un doctor de la verdad y un modelo de la piedad; un Maestro profundamente sabioy profundamente humilde, estudioso sin tibieza y sin sequedad; discreto y juicioso, atento siem-pre, con más firmeza que el imán al norte a la doctrina del Evangelio y de la iglesia y dispuestoa desmentir antes a un Ángel que a faltar a las revelaciones de aquél y definiciones de ésta […]”65.

Seguidor de santo Tomás y celoso defender de la tradición, Bertrán condena las no-vedades la filosofía moderna que se dirigen tanto a negar a dios como a conspirar paraarruinar  la  religión y  “hacer  a  los hombres  sin  ley”. Los  filósofos modernos,  espíritusfuertes, tan de moda, viven en las tinieblas de la ignorancia que el orador compara con lastinieblas de Egipto, metáfora que muestra todos los males que acechan al nuevo pueblode israel que es la iglesia66. Estos filósofos tienen una gran capacidad de persuasión y soncapaces de presentar las doctrinas más peligrosas atractivas, amables y virtuosas. Por tan-to, nuestro entendimiento, esto es, nuestro saber, debe sujetarse en todo a la fe. El enten-dimiento es frágil, débil y engañoso, como la naturaleza humana. Sólo la fe es verdaderae infalible, ni engaña ni puede ser engañada. no se pide al hombre comprender los mis-terios de dios, sino creer, tener fe y sujetarse a la voluntad divina. no hay que escudriñarni ser curioso, ese fue el caso de san Agustín.

6.  SAn AGUSTín Y EL AGUSTiniSMo

Santo Tomás y san Agustín van de la mano en la espiritualidad de Felipe Bertrán. Alsanto de Hipona dedicaba un sermón en 1753 siendo cura de Massamagrell ante el audi-torio femenino de monjas agustinas67. Ejemplo de espíritu grande es san Agustín, pero:

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 203

un río de Teología mística o de la ciencia  el Ángel de las Escuelas, Santo Thomás, que haríade la piedad”. la gloria de ser su discípulo bevió a boca llena;

un río de ciencia de los dogmas o de la cienciade la piedad”.

65 Ibid., p. 32. “Sermón de San Agustín…”, p. 8: “Atento siempre con más firmeza que el imán al norte ala doctrina de el Evangelio y de la cátedra romana, dismintiera antes a un Ángel que faltara con conosimientoa las revelaciones de aquél y a las definiciones de ésta, y por lo mismo su doctrina es tan ajustada a la verdad ya la fe […]”.

66 idea que encontramos en L. de Granada, Guía…, p. 75. También en otros lugares, pues recurre a Egiptoen el mismo sentido.

67 F. Bertrán, Colección de sermones…, “Sermón de san Agustín…”. A san Agustín dedicó otros sermones.En la colección de Salamanca figura otro más de 1753 predicado en el mismo lugar y en el mismo día, lo queindica que se trata de dos borradores. otro sin año, coincide con el que analizamos, pero debe ser algo posteriorporque está corregido y sin tachaduras. corresponde al nº 122 de la colección de Salamanca.

“[…] excesivamente curioso y temerariamente presumptuoso buscó la verdad con las flacas luzesde la razón humana y surcando el mar de las ciencias como navío sin timón y sin Piloto corrió enseguimiento de todas las novedades en materia de religión y se dexó llevar […] de todo vientode doctrina sin hallar modo de sosegar las inquietudes de su curiosidad. Hinchado con el orgullode las ciencias humanas y lleno de su propio espíritu imaginava encontrar más seguridad en suspropias luzes que en las de la Fe, y con esto, perdiendo la docilidad y humildad de discípulo cre-yó vanamente poder juzgar y decidir en todo de materia como Maestro”.

La semblanza anterior a su conversión es opuesta a la de santo Tomás, cuya madre yhermanos quieren impedir por todos los medios que su hijo/hermano siga la vida religio-sa con toda clase de trampas y tentaciones. La madre de san Agustín llora para que su hi-jo halle a dios. En ambos coincide la afición y necesidad de encontrar la verdad. Pero ca-da  uno  la  buscó  a  su  manera.  El Angélico  doctor  la  halló  a  través  de  las  SagradasEscrituras, Santos Padres y Tradición. San Agustín confió primero en su propia inteligen-cia y corrió tras las novedades, descarriando hasta que dios le descubrió el camino quedebía seguir y vio la luz cual un nuevo Pablo de Tarso. 

La sabiduría sigue siendo un tema crucial para Felipe Bertrán. Una sabiduría que sino se ajusta a dios ocasiona lamentables perjuicios al hombre, como hemos visto en elsermón de santo Tomás. San Agustín conoció las dos orillas del río revuelto de la vida.Primero la de sus propias luces para buscar la verdad que resultaron insuficientes, mien-tras se burlaba de “las sensillas y humildes expresiones de las Escrituras”. Siguió los es-critos de los filósofos, fue de secta en secta, de opinión en opinión cayendo en los erro-res más burdos. Segundo las luces divinas, pues en el momento que dios le llamó “ilustrósu entendimiento con superiores luzes”, cambió su vida encendido en el más puro amora dios. dios, dice Bertrán, se comunica de muy diferentes formas y con san Agustín lohizo como verdad “manifestándole todas las bienaventuranzas de su divina esencia, to-dos los misterios de la religión, todos los secretos de la predestinación, todas las fuerzasmaravillosas de la gracia y llenó su espíritu de tantas luzes que a un tiempo se desterra-ron de su entendimiento la ignorancia y el error”. El orador le llama “varón de celestialsabiduría”, como también a santo Tomás, cumbre de la doctrina cristiana, abismo de sa-biduría. de su boca sólo podían salir ríos caudalosos a donde iban a beber todos los es-critores sagrados y todos los predicadores.

con cierto atrevimiento compara la acción creadora de dios y el sol que alumbró alcuarto día todo lo que había hecho con san Agustín que reunió toda la verdad repartida enlos tres primeros siglos en el cuarto y mientras todos se contentaban con buscar la verdaden las orillas del abismo los tesoros y riquezas de la divina sabiduría, él se arrojó al fon-do donde bebió lo más precioso, lo más raro, lo más secreto y escondido. de ahí que sanPaulino le llamara “escudriñador de los secretos más impenetrables”. de escudriñador cu-rioso y vano en la primera parte de su vida, se hizo escudriñador divino, conociendo y de-clarando mejor que nadie misterios como el de la Trinidad, la doble naturaleza de cristoo el enigma de la Encarnación. Hasta tal punto que la sabiduría de Salomón no pudo sermás esclarecida que la del santo de Hipona. Y por las palabras de Bertrán igual que la desanto Tomás:

204 Vicente León Navarro

Bertrán recoge los elogios de los doctores de la iglesia sobre san Agustín. Todos muyfavorables, como no podía ser de otra forma, pues fue reconocido como un “milagro desabiduría” y el “oráculo universal de la iglesia”. no obstante su saber, mostró una granhumildad y lo puso de manifiesto en sus confesiones, reconociendo su flaqueza y sus mu-chos errores. El retrato que hizo de sí mismo quiso que sirviera de ejemplo para los siglospresente y futuro. Fue el más sabio, pero también el más humilde. Según el orador con-viene dedicar todo el esfuerzo y aplicar todas las luces a ser santos sirviendo a dios, evi-tando que el estudio ahogue la devoción, como también señalara Luis de Granada:

de la unión de ciencia y devoción san Agustín escribió muchos libros, a los que hayque añadir cartas, la exposición del Salterio y de los Evangelios, así como tratados parti-culares u homilías. de ahí que Bertrán pueda decir: “no ay dr. ni Padre en quien la sabi-duría aya sido más sublime y más universal que el Grande Agustino”. Sublime porque be-bió del manantial divino y cual águila voló hasta el cielo buscando la verdad en el mismoseno de dios.

El orador defiende el estudio y las luces naturales de san Agustín y por ello subrayaque la doctrina del Evangelio no es contraria ni se opone a las ciencias humanas. Eso sí,éstas “se hicieron para que fueran tributarias de la Fe”, como hizo el santo de Hipona. Así,lleno de la ciencia divina combatió la herejía, el cisma y la corrupción de las costumbres,

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 205

“Parece que esta sabiduría se juntó toda en su en-tendimiento que se comunicó y declaró toda por suboca que unió todas sus fuerzas en sus pensamien-tos; que formó todas sus máquinas en sus discursosy que vació todas sus riquezas en sus libros”.

“Sermón de San Agustín…” (1753).

“Pero como para adquirir  tal decoro de  las cien-cias es necesario un continuo estudio y consumirlos días y las noches en porfiadas especulaciones,suele  ser  esto  un  gran  impedimento  de  la  devo-ción. Y assí como ahogan la devoción los cuyda-dos y congojas del espíritu, assí la apagan tambiénlas ocupaciones y trabajos del cuerpo, quando sondemasiados, porque los unos embarazan el espíri-tu para que no puedan orar  y  los otros quitan  eltiempo para que no haya lugar de orar. Todas lasocupaciones  demasiadas  ahogan  el  espíritu  perosingularmente las del estudio y especulación; por-que beviéndose toda la virtud del Alma, dexan co-mo yerma, helada y seca la voluntad para que nosienta ni guste a dios. […].Mas la grandeza del espíritu del Águila juntó estasdos cosas tan difíciles de unir y concordar, un con-tinuo estudio y una continua especulación con unatierna devoción. En el de la ocupación de Marta noembarazó la obra de María […]”.

F. Bertrán, “Sermón de San Agustín...”, p. 6.

“Así  como  impiden  los  cuidados  y  congojas  delespíritu,  así  impiden  las  ocupaciones  y  trabajosdel  cuerpo  cuando  son  demasiados;  porque  losunos embarazan el espíritu para que no pueda orar,y los otros ocupan el tiempo para que no haya lu-gar de orar; y así dejan el hombre sin tiempo y sinespíritu para este ejercicio, que de ambas cosas. Ycomo quiera que hagan esto todas las ocupacionesdemasiadas,  pero  muy  particularmente  lo  hacenlas de los estudios y letras, aunque sean de teolo-gía,  cuando  se  ordenan  para  sola  especulación;porque una de las especulaciones más contrarias ala  devoción,  es  esta  susodicha  especulación  delentendimiento,  la  cual  se bebe  toda  la virtud delánima, y deja como yerma y seca la voluntad paraque no sienta ni guste a dios. […].Mas en las unas y en las otras ocupaciones convie-ne tener medida para que no impida lo menos a lomás:  conviene  a  saber,  la  obra  de María  a  la  deMarta que escogió la mejor parte”.

L. de Granada, Libro de la Oración y meditación,

p. 118.

“Parece que se juntó toda la sabiduría en su enten-dimiento; que se comunicó y declaró por su boca;que  unió  todas  sus  fuerzas  en  sus  pensamientos;que formó todas sus máquinas en sus discursos; yque vació sus riquezas en sus libros”.

Sermón que en alabanza de Santo Tomás..., p. 24,(1777).

venció a maniqueos, arrianos y donatistas, purgó África de sus errores y acabó con todossus monstruos. El combate más formidable y difícil, no obstante, lo sostuvo contra Pela-gio, quien con aparente santidad negaba el pecado original, engrandecía la libertad y for-taleza humanas, magnificaba los méritos de la voluntad, las luces de la razón y como sihubiese estudiado más en los escritos de Séneca que en los de san Pablo, negaba la nece-sidad de la gracia, los méritos de Jesucristo y enseñaba a poner toda su confianza en lasfuerzas naturales. San Agustín, según Bertrán, demostró todo lo contrario, aprovechandosus ideas para atacar a la compañía de Jesús, cuyas doctrinas pensamos que identifica conPelagio. 

dos aspectos destaca el orador. Uno, que le será muy grato cuando sea obispo de Sa-lamanca, es el interés de san Agustín por la formación de ministros santos, instalando ensu casa un seminario de clérigos. dos, el desvelo por las vírgenes entregadas a dios –es-tá dirigiéndose a las agustinas–, esposas de cristo. Virginidad considerada más excelsaque el matrimonio. Además mantuvo a las viudas en la convicción de una perpetua con-tinencia y restituyó el pudor y modestia virginal a las doncellas, a las que enseñaba a ves-tir decentemente. idea de la mujer como fuente del pecado.

El inquisidor General, Felipe Bertrán, predicaba otro sermón de san Agustín en 1776en el colegio de los Agustinos de Madrid68 con el mismo tema que el de 1753. A diferen-cia de éste, centrado en la sabiduría, aquél toma como asunto principal la gracia como luznatural y auxilio gratuito de dios para todas las operaciones sobrenaturales. Sin ella elhombre no puede nada, encontrándose a merced de las tentaciones y vicios. con ella lopuede todo cual Sansón poderoso, anacoreta desafiante o david valeroso. Su fuerza per-mite vencer cualquier dificultad, pero no es dada a todos conocerla ni tenerla. como enel sermón de santo Tomás de 1741, recurre a fray Luis de Granada con el ejemplo de lacueva y del basilisco, de la Samaritana con alguna variante y de las palabras del apóstolsan Pablo, aunque no en el mismo orden ni tampoco tan trabado como lo presenta. Ber-trán hace una síntesis de toda la exposición de fray Luis para resaltar el valor de la divi-na gracia.

206 Vicente León Navarro

68 F. Bertrán, Sermón del Gran padre y doctor de la Iglesia San Agustín predicado en el Colegio de Agus-tinos de Madrid, llamado de doña María de Aragón por el Ilmo. Sr. Don [...], obispo de Salamanca e Inquisi-dor General de todos los reynos y señoríos de España. Sale a la luz a solicitud del referido Colegio, en honray obsequio del mismo Santo Doctor y para el espiritual aprovechamiento de los Fieles, Valencia, 1777. Anto-nio Sancha lo había publicado en Madrid en 1776 con la misma portada pero con distinta paginación, lo mismoque Francisco García rico en Salamanca. Según B. Hernández, op. cit., p.83, este sermón posiblemente fuerapor invitación del padre agustino Antolín Merino que había estudiado en Salamanca y era regente de los estu-dios del colegio Agustinos. Ambos habían trabado una buena amistad. Hasta el punto que Bertrán le nombra al-bacea de su testamento. V. León navarro y G. ramírez Aledón, “Felipe Bertrán en sus testamentos”, Estudis,21 (1995), pp. 201-222.

“Que se alegrará el niño de pecho sobre los aguje-ros del Áspid […]; esto es, que los recién conver-tidos  y  que  todavía  son  niños  en  el  servicio  dedios, aun estando a vista y en medio de sus ene-migos, serán por virtud de la divina gracia tan for-talecidos que no recibirán daño alguno de ellos; yque el que estuviere más adelantado en este cam-po, llegará a meter la mano sin peligro en la cue-va del Basilisco […]; esto es, se librará de mayo-

“Alegrarse ha el niño de teta sobre los agujeros dela serpiente; y el que estuviere ya destetado mete-rá seguramente la mano en la cueva del basilisco.no harán mal ni matarán en todo mi sancto mon-te, porque  la  tierra estará  llena del conocimientode dios  […]; mas  de  los  postreros  que  están  yadestetados y adelantados en el camino de dios, di-ce que meterán la mano en la cueva del basilisco;esto es, que los guardará dios aun entre los mayo-

Si en el caso de santo Tomás, Bertrán recoge textos del sermón de 1741 para usarlosen el de 1777, en el de san Agustín hace lo mismo. Veamos sólo dos párrafos breves co-mo ejemplo:

La conducta de san Agustín estaba predeterminada y aunque dotado de un gran espí-ritu, de inteligencia superior, de viveza aguda y de encendido amor a la verdad, nada deesto le valió por no estar santificado por la gracia. dedicado al estudio de la elocuencia yde la retórica, de las curiosidades y ciencias tan profanas como vanas, marginó la fe y lareligión. de secta en secta cayó en la de los maniqueos y luego en la de los escépticos.Toda su gloria residía en presumir de lo que hacía y en exagerarlo para impresionar a susamigos y conocidos, según el mismo san Agustín. de todo ello se lamentaría más tardeen sus confesiones reconociendo que no usaba bien de los dones de dios. Aprovechandoestas confesiones, Bertrán se pregunta si los que se creen superiores por su ingenio hacenmejor uso de estos dones divinos que san Agustín o se engañan al rechazar las SagradasEscrituras y contradecir el Evangelio. A éstos les ciega la falsa sabiduría, la del mundo,apartados de dios. Quieren ser autosuficientes y desprecian el misterio de  la cruz. Y aejemplo de san Agustín deben reconocer su engaño. El obispo de Hipona, al menos, bus-caba la verdad en todos sus actos, aunque equivocara el camino. de esta actitud se sirviódios para ejecutar sus designios haciendo que la gracia lo condujese a dios, sirviéndosede las lecturas de san Pablo, de los sermones de san Ambrosio y de las lágrimas de su ma-dre69. El poder de la gracia hizo del pecador un doctor de hombres y un modelo de justos.

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 207

69 Tal vez Felipe Bertrán conocía la obrita de fray Luis, Discurso devoto del soberano misterio de la encar-nación del hijo de Dios por vía de diálogo entre sant Ambrosio y sant Agustín, en L. de Granada, Obras, v. Xi,pp. 224-235.

res riesgos; y así exclamando el Apóstol: ¡Misera-ble de mí! ¿Quién me librará del cuerpo de estasmuerte? Es a saber, de la tiranía de mi carne y demis pasiones […]. responde él mismo:  la graciade dios que se nos da por Jesu-christo […]”.

F. Bertrán, Sermón del Gran Padre…, pp. 7-8.

“En  algún  tiempo  su  espíritu  prodigiosamentegrande,  pero  excesivamente  curioso y  temeraria-mente presumptuoso buscó la verdad con las fla-cas luzes de la razón humana y surcando el mar delas ciencias como navío sin Timón y sin Piloto co-rrió en seguimiento de todas las novedades en ma-teria de religión […]Pero después que dios  le  llamó con voz grande,después que ilustró su entendimiento con superio-res  luzes;  después  que  aprendió  aquellas  santasmáximas,  que  en  las  divinas  letras  ay  una  santasimplicidad que las haze provechosas y una santaobscuridad que las haze venerables […]”.

F. Bertrán, “Sermón de San Agustín…”, pp. 2-3.

“En  algún  tiempo  su  espíritu  prodigiosamentegrande, pero excesivamente curioso y  temeraria-mente presuntuoso buscó la verdad con las flacasluces de  la  razón humana; y surcando el más delas ciencias como nave sin timón y sin piloto, co-rrió en seguimiento de todas las novedades en ma-teria de religión […].Pero después que dios  le  llamó con voz grande,después que ilustró su entendimiento con superio-res luces; después que prevenido y ayudado de lagracia  aprendió  aquellas  santas máximas  de  queen  las  Sagradas  Escrituras  hay  una  simplicidadque las hace provechosas, y una profundidad quelas hace venerables […]”.

F. Bertrán, Sermón del Gran Padre…, pp. 8-9-10.

res peligros […]. Esto mesmo aun más claramen-te y sin metáforas explicó el Apóstol cuando des-pués de haber  tratado copiosamente de  la  tiraníade nuestros apetitos y de nuestra carne, al cabo ex-clamó diciendo:  ¡Miserable de mí! ¿quién me  li-brará del cuerpo desta muerte? responde él mes-mo en una palabra diciendo: la gracia de dios quese nos da por christo”.

L. de Granada, Guía…, p. 71.

Encontró la luz de su camino de damasco, murió al mundo y nació a dios. Maldijo eltiempo perdido en el mundo olvidado del Señor como ya había escrito en su sermón de1753. 

La sabiduría, humildad y entrega a dios de san Agustín permite al orador ensalzar sufe, a la que no se escondían los misterios más insondables, ni los dogmas más impenetra-bles, ni las cosas más grandes y singulares de la religión. no obstante todo esto, conoce-dor de su propia miseria hizo penitencia verdadera, con el corazón compungido. Peniten-cia  acompañada  de  ayunos,  vigilias,  mortificaciones  y  lágrimas  tan  sentidas  que  leimpedían incluso hablar. Humillado ante dios se consideraba indigno de cualquier digni-dad eclesiástica, fuera el presbiterado o el episcopal. de ahí que la mitra que ciñera fue-ra más una carga que una satisfacción de la que poder presumir. Y para Bertrán es muyimportante presentar la figura del obispo ideal tan querida en el siglo XViii, como demos-tró Gregorio Mayans a través de sus obras y correspondencias.

El obispo de Salamanca resalta en el prelado Agustín “su modestia en el vestido, sumoderación en la mesa, el desprendimiento en sus bienes, la magnificencia de sus limos-nas y su firmeza y constancia en el camino de la virtud”. Mantuvo también el equilibrioentre la vida de un anacoreta y la de un obispo y apartó de su vida cuanto no era necesa-rio, comía con frugalidad y vendió hasta los vasos sagrados para favorecer a los pobres,en su opinión, templos vivos de Jesucristo.

La grandeza de san Agustín no se debe a sus méritos propios, sino a la gracia divinaque permite confundir en él la ciencia de la razón y la ciencia divina. Bertrán tiene mu-cho interés en unir ambas ciencias e incluso matiza que el Evangelio no es contrario a larazón y a las ciencias humanas. Ahora bien, éstas se subordinan a la fe y a la ciencia di-vina como lo hizo el obispo de Hipona, cuyo saber poseído de la verdad lo empleó encombatir el error y el cisma. de manera que no hay doctor de penetración más profunda,ni de ingenio más elevado, ni de instrucción y sabiduría más dilatada. Ejemplo de ello sonsus numerosas y sólidas obras, tal como exponía en 1753 y recoge con las mismas pala-bras en 1777.

San Agustín  fue  el  doctor  que más  combatió  la  herejía. Lo decía  extensamente  en1753 y lo dice con igual amplitud en 1776, aunque se centra especialmente en Pelagio aquien venció:

208 Vicente León Navarro

“En el libro de las Confessiones formó de su manoun retrato el más feo y diforme de sí mismo y allípintó con vivos colores sus injusticias, sus impure-zas, las ilusiones de su niñez, los desórdenes de sujuventud, las locuras y engaños de su imaginación.Allí se pone a vista de todo el mundo como un pe-cador, el más obstinado, y como un herege, el másridículo. Este retrato diforme que formó de su per-sona lo puso a vista de todos los siglos para hazereterna su confusión y la enseñó a todos. La iglesiapara  hazer  pública  su  confessión  y  penitencia.Mostró y manifestó a todos los hombres aquellasflaquezas […], manifestó sus defectos a todos loshombres y a todos los tiempos […]”.

F. Bertrán, “Sermón de San Agustín…”, p. 5

“En el libro de sus Confesiones formó un retrato,el más feo de sí mismo y allí pintó con vivos co-lores sus  injusticias,  sus  impurezas,  las  ilusionesde su niñez, los desórdenes de su juventud, y losengaños de su imaginación. Allí se puso a vista detodo el mundo, como un pecador el más obstina-do y como un hereje el más ridículo. Puso este re-trato a vista de todos los siglos para hazer eternasu confusión: lo enseñó a toda la iglesia para ha-cer pública su penitencia. Llamó a los hombres detodos los siglos presentes y venideros […]”.

F. Bertrán, Sermón del Gran Padre…, p. 18.

“Mas este gran doctor descubrió todos los artificios de esta venenosa serpiente y manifestó a to-do el mundo la necesidad de la gracia de Jesu-christo, haciendo ver con claras luces la corrup-ción de nuestra naturaleza, las tinieblas de nuestro entendimiento, la depravación de nuestro co-razón y  las  repetidas veces que se nos encarga y manda  la oración: argumento manifiesto quetenemos de la gracia”70.

Y como en el sermón de 1753 recoge los mismos objetivos. Uno, la formación de clé-rigos y dos, el cuidado de las vírgenes. 

como buen orador, Bertrán, trae a colación su muerte, una gran pérdida para la igle-sia, pero también un ejemplo que debe servir de luz y guía para salir del error y buscar laverdad que se encuentra sólo en la iglesia. Los herejes, que están fuera, buscan y cambiande secta y de parecer constantemente porque carecen de  religión. Y ahí Felipe Bertránidentifica a herejes, impíos, libertinos, filósofos, hombres perversos que buscan saciar susapetitos y pasiones. Todos ellos  se entretienen en  leer  libros perversos escritos por  losenemigos de la religión, cuyo fin es la destrucción de la iglesia y la perdición de los hom-bres. Llama  la  atención  tanto  a  los  seguidores de  la  vana  filosofía  como de  los  falsosmaestros, léase también, falsos profetas. Bertrán percibe el daño causado a la iglesia enun siglo de corrupción de costumbres y de cambios cada vez más profundos. Así volvién-dose al santo exclama: “Mirad, Santo mío, aquel rebaño de Jesu-christo, que antes llena-ba todo el orbe, reducido a unas pocas provincias de occidente: la incredulidad que aunentre éstas va prendiendo en nuestros infelices tiempos, y el naufragio que muchos pade-cen en la Fe. Mirad la África purgada en otro tiempo por vuestro zelo y sabiduría de erro-res y cismas habitada de bárbaros moros ha más de mil años. Mirad a otros varios reynosantes católicos convertidos en una sentina de errores […]. nuestros pecados son la causade esta infelicidad”71.

comparados los sermones de santo Tomás y de san Agustín, es difícil saber a quienalaba más, porque ambos reúnen todas las virtudes posibles. Si antitéticos en sus oríge-nes, sus caminos coinciden en su época de madurez para gloria de la religión, de la igle-sia, de dios y de cristo. Son ejemplos a imitar porque su sabiduría es casi divina por ha-ber bebido en las fuentes mismas de la divinidad. Por ello su conocimiento, su ciencia esuniversal y pura, exenta de cualquier error, sólida y verdadera. Si el doctor Angélico viosu camino desde muy joven, el obispo de Hipona lo encontró más tarde, imbuido ya de laciencia mundana y especulativa, la que Bertrán llama falsa sabiduría, que le sirvió luegopara adelantar en el conocimiento de la divina y combatir con más ahínco los errores deherejes e impíos, poniendo la razón al servicio de la fe y de la religión. Pero no fueron só-lo sabios, fueron además humildes con grandes deseos de perfección, ajustando sus vo-luntades a  la de dios y conduciendo sus méritos y dignidades al servicio de  los fieles.Fueron pobres con los pobres y ejemplo de castidad.

Una diferencia importante se aprecia en ambos santos en opinión de Bertrán. SantoTomás es más teólogo y san Agustín más pastor, preocupado por el negocio de la salva-ción que tanto obsesionara al obispo de Salamanca. Más cristocéntrico como también lo

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 209

70 F. Bertrán, Sermón del Gran Padre…, pp. 27-28, y Colección…, p. 8 “Sermón de San Agustín…”, “Maseste gran doctor de la gracia descubrió los artificios desta venenosa serpiente, manifestó a todo el mundo la ne-cesidad de la gracia de Jesucristo y la demostró haziendo ver con claras luzes quan grande es la corrupción denuestra naturaleza, quan densas las tinieblas de nuestro espíritu y quan miserable la depravación de nuestro co-razón y quan repetidas vezes se nos encarga y manda en el Evangelio la oración, la qual es argumento manifies-to de la necesidad que tenemos de la gracia”.

71 Ibid., p. 38.

fue Luis de Granada, poniendo énfasis en los misterios de la encarnación, pasión, muer-te y resurrección de cristo para salvar al hombre del pecado y no de cualquier modo, si-no crucificado. La cruz es el símbolo de la redención y del amor supremo: “porque todocuanto enseña la filosofía cristiana nos enseña en breve la cruz de cristo; y todo cuantoobran la ley y el Evangelio […], todo esto en su manera enseña y obra la filosofía de lacruz”72. Por ello, el  rigor que expresa  fray Luis está sustentado en el amor de dios alhombre, expresado, como señalara Azorín, con un exquisito sentimiento de la delicade-za73. Bertrán, sin olvidar este punto, acentúa el rigor, la terribilidad de la justicia divina.dos modos distintos de ver la acción divina; más como amor, Luis de Granada; más co-mo justicia, Bertrán.

* * * *

A principios del siglo XViii en Valencia, también en otros lugares de España, tiene lu-gar un replanteamiento del modo de exponer la palabra de dios como alimento de los fie-les creyentes, bastante ayunos de las verdades de la religión y conocimiento del Evange-lio. La España  católica más  lo  era  de  nombre  que  de  hechos  y  a  ello  se  quería  ponerremedio. Son diversos los testimonios que tenemos de este movimiento que hunde susraíces en el humanismo cristiano de nuestro Siglo de oro y en quienes a finales del sigloXVii percibieron el mal y buscaron su cura. En este afán coincidieron algunos eclesiásti-cos y seculares. Por una parte, Mayans con su Orador christiano, y por otra, figuras co-mo José climent y Felipe Bertrán. Los tres tuvieron presente, entre otros autores, a Luisde Granada tanto por su prosa castellana como por su mensaje y utilización de la lenguavulgar para que los fieles pudieran conocer mejor los misterios de su fe, las verdades dela religión, fuera a través de la predicación o de lectura. Todo un reto. La empresa em-prendida no era fácil, pero tampoco imposible y, de hecho, a lo largo del siglo fue eviden-te su mejora, aunque tampoco conviene echar las campanas al vuelo. Pervivió la costum-bre barroca e insulsa de predicar. no fue suficiente la labor seria y rigurosa de autorescomo Mayans, ni tampoco la irónica del jesuita isla. Muchos predicadores, mucha igno-rancia y poca edificación.

La renovación de la predicación valenciana debió mucho a Gregorio Mayans, no só-lo por su Orador, sino por su afán en redescubrir los autores del XVi. no sabemos si Fe-lipe Bertrán se aficionó a Luis de Granada antes o después de aparecer esta obra, pero locierto es que éste llenó sus expectativas pastorales como orador y de él bebió para elabo-rar sus sermones, teniéndole presente a lo largo de su vida. creemos que su lectura cons-tante le influyó como hombre y como clérigo. Si fray Luis supo fundir corrientes y auto-res con un espíritu moderno, Bertrán le siguió, aunque no con la misma prosa ni con elmismo espíritu que el Granatense comunicaba. Y al faltarle la vena poética y la dulzuraen el decir, su rigorismo se acentúa y su exigencia de la perfección cristiana se eleva has-ta cotas inaceptables para el hombre de carne y hueso que ve amenazada su salvación acada paso, convirtiendo su vida diaria en un calvario de dudas e incertidumbres.

Felipe Bertrán, tomista y catedrático de filosofía tomista de la Universidad de Valen-cia, no se mostró como un fanático seguidor de la Escuela, ni siquiera tras la expulsión

210 Vicente León Navarro

72 L. de Granada, Obras…, v. Viii, p. 353.73 Azorín, Los dos Luises, p. 41.

de los jesuitas en que se manifestó en toda su crudeza la lucha por el poder ideológico en-tre dominicos y agustinos. Supo mantener el equilibrio entre ambas corrientes, aunque, ennuestra opinión, se manifestara espiritualmente más agustino que tomista. Tal vez en es-to, se pareció a su admirado fray Luis. Así lo vemos en los sermones que hemos analiza-do de santo Tomás (1741 y 1777) y de san Agustín (1753 y 1776). En primer lugar, lasdiferencias de tiempo entre los primeros y los segundos no altera la doctrina, es más semantiene y se copia, En segundo lugar, si importante es santo Tomás, importante es sanAgustín. Ambos están adornados de las mismas virtudes. Si diferentes en sus orígenes, enla época de madurez coinciden. Si el Angélico doctor conoció su camino desde muy jo-ven y tuvo que superar dificultades mundanas, el Agustino lo encontró más tarde. cami-nos distintos para llegar al mismo fin. En los dos casos, Bertrán resalta su sabiduría casidivina por haber bebido en las mismas fuentes de la divinidad, de donde deduce que susseguidores pudieran errar. 

APÉndicE 1

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 211

74 F. Bertrán, Colección de…; sermón predicado en la parroquia de Bétera. Sin año.

Plática de la dominica séptima después de Pen-

tecostés. Attendite a falsis prophetis. Math. 774.

Avisa el Señor a sus siervos que se guarden delos falsos Profetas, que no les crean ni den oído asus palabras, porque vienen disfrazados y cubier-tos con piel de ovejas, pero en la realidad, y en lointerior son lobos sangrientos. Y que por las obrasles  conocerán  bastantemente.  Attendite a falsis

Prophetis qui veniunt ad vos in vestimentis ovium

intrinsecus auten sunt lupi rapaces. A fructibus

eorum cognoscetis eos. Avía el Señor esparsido yala  semilla  de  su  divina  palabra,  pero  temiendoque el maligno y astuto enemigo avía de sembrarpor medio de  sus ministros  la  zizaña de  la maladoctrina,  amonesta  a  sus  amados  siervos que noles crean y que permanescan firmes y constantesen la verdadera y saludable doctrina, que de su bo-ca avían oído. conforma esto también el ApóstolSan Pablo después de aver predicado con copiosofruto a los de Épheso y averles instruido en la sa-grada doctrina del Evangelio, al despedirse les di-xo y amonestó encarecidamente: Velad y cuydadde vosotros y de  todo  el  rebaño de  Jesu christoporque sé que después de mi partida vendrán unoslobos sangrientos que han de despedazar  la greydel Señor, y aun de vosotros mismos se levantaránhombres de perversa doctrina para arrastrar a mu-chos  en  su  seguimiento.  Attendite vobis et uni-

verso gregi, ego scio quoniam intrabunt per dis-

cessionem meam lupi rapaces non parcentes

212 Vicente León Navarro

75 L. de Granada, Obras…, t. Vi, p. 101.

gregi, et ex vobis ipsis exurgent viri loquentes per-

versa ut abducant discipulos post se. ¿Queréis puessaber quáles son los falsos Profetas para huir contoda diligencia dellos? Yo os lo diré. La diferenciaque avía en la Antigua Ley entre los verdaderos yfalsos  Profetas  era  que  los  verdaderos  siempreamenazavan de parte de dios castigos de su justi-cia y azotes de su indignación e ira. Los falsos pro-metían de su propia cabeza falsa paz y misericor-dia. Pues según esto,  falsos Profetas son  los quesiempre os van adulando con  la Misericordia dedios y quitan y destierran de vuestros corazonesel temor y temblor que devía infundir la terribili-dad  de  la  divina  justicia.  Éstos  que  jamás  osanuncian  un  castigo  de  la  divina  indignación  yque siempre os van falsamente esperanzando conel perdón, que os passan la mano por encima di-ziendo que dios no haze caso dessas cosas, que sumisericordia es infinita, que somos frágiles y mi-serables; que el Señor nos avía criado para el cie-lo y que allá nos ha de llevar. Éssos, éssos son losfalsos y engañosos Profetas de los quales amones-ta el Señor  tan encarecidamente que huíais. Por-que cubiertos con la piel de ovejas, esto es, disfra-zados con semblante y máscara de piedad son enla realidad lobos carniceros que causan el mayordestroso en las Almas. con aquellas expressionesllenas de blandura y compasión apagan en los co-razones el temor de dios y hazen que los hombresduerman más confiadamente en sus vicios y queinsensiblemente se precipiten en los abismos. Por-que assí  como el navío que va  sin pezo está  ensummo peligro y qualquier viento basta para un-dirle en los abismos de las aguas, assí también loestán las Almas que caminan sin el pezo del temorde dios y qualquier viento de tentación los preci-pita en  los abismos del  infierno. Los verdaderosProfetas, por el contrario, conocen la grandeza dela divina justicia, la terribilidad de su ira y enojoy la profundidad de sus juicios, y desseando vues-tro bien más quieren anunciaros muchos castigosde parte de dios ofendido con vuestras maldades,aunque  sea con disgusto vuestro, que hablaros avuestro gusto y ofreceros falsa paz y seguridad.

A éstos quiere el Señor que atendáis y creáisque os dicen la verdad, y no a los mentirosos y fal-sos Profetas que con palabras blandas os engañan.no sea que os suceda lo que a los israelitas, quecreiendo más a los falsos Profetas que a los verda-deros  se  desengañaron,  pero  tarde,  y  sin  fruto,

no es nueva esta manera de excusa, sino muy vie-ja y muy usada  en  el mundo, porque  esta  era  lacontienda  que  tenían  los  profetas  verdaderos  delos  falsos:  ca  los  unos  amenazaban  de  parte  dedios castigos de justicia, y los otros prometían desu propia cabeza falsa paz y misericordia; y des-pués que el azote de dios declaraba la verdad delos unos, y la mentira de los otros, decían los ver-daderos profetas (Jer., 27): ¿dónde están vuestrosprofetas que os  aseguraban y decían: no vendránabucodonosor sobre nosotros?75

Por donde así como el navío que va sin lastre y sinpeso, no va seguro, porque cualquier viento reciobasta para trastornarlo, así tampoco lo va el ánimaque  camina  sin  el  peso deste  temor. El  temor  lasostiene para que los vientos de los favores huma-nos y divinos no la levanten y trastumben.

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 213

quando  ya  estavan  cautivos  en  Babilonia.  Lesanunciava el Profeta Jeremías en nombre del Se-ñor que vendría nabucodonosor y les llevaría cau-tivos a Babilonia. Quando descargó sobre ellos elazote de la ira de dios y les sucedieron los malesque les anunciava el Profeta Jeremías, se declaróla  falsedad  y mentira  de  los  que  les  anunciavanpaz y seguridad. Pero de qué el desengaño? no deotro que de mayor confusión. Entonces se bolvíaellos el Profeta Jeremías y les dezía: ¿dónde están,que se han hecho aquellos Profetas que os assegu-ravan y dezían que no vendría nabucodonosor so-bre vosotros y que no iríais cautivos a Babilonía?¿Esperaréis por ventura vosotros también a desen-gañaros quando veáis cautivos en la Babilonia delinfierno, o quando el día de la cuenta manifieste lafalsedad de essos Profetas que os adulan con va-nas esperanzas? ¿de qué servirá entonces el desen-gaño? no de otro que de mayor despecho y con-fusión.  Porque  el  Señor  os  preguntará  también:dónde están, que se han hecho aquellos Profetasque tanto os facilitavan las cosas, que tantas espe-ranzas os davan del perdón, que tanto os pondera-rán  la misericordia  de dios,  que  os  asseguravanque  no  avía  que  temer,  y  a  quien  vosotros  oíaiscon  tanto  gusto  y  consuelo  de  vuestro  corazón,porque os dexavan dormir quietos en vuestros vi-cios y adulavan vuestros gustos? no, no, más va-le desengañarse ahora quando el desengaño apro-vecha. Y  a  este  fin  se  dirigirá  esta  plática  en  laqual he de poner a vuestra vista la terribilidad dela divina justicia. os asseguro que si oís con aten-ción avéis de exclamar con el Profeta: ¿Quién ay,Señor, que pueda conocer el poder de vuestra sa-ña y contar la grandeza de vuestra ira? Quis novit

potestatem irae tuae et prae timore tuo iram dinu-

merare? (Psal., 89) Venid pues conmigo y regis-tremos primero la Sagrada Escritura y la historiaeclesiástica y después este mundo visible, y vea-mos  en  entrambas  partes  las  obras  de  la divinajusticia para que por ellas conoscamos su grande-za;  y  este  conocimiento despierte  en vosotros  elsanto temor de dios, que es el principio de todoslos bienes y el mayor tesoro de los christianos.

La primera obra de la divina justicia, que senos manifiesta en las divinas Escrituras es la con-denación de  los Ángeles. Esta  es  la primera vezque se desenvaynó la espada de la divina justicia.Pues  levanta  los ojos y verás quán  terrible y es-pantoso fue este primer golpe. ¿Qué mayor horrory qué cosa más digna de la mayor lástima que vercaer del cielo al infierno inumerables Ángeles por

(…) y después que el azote de dios declaraba laverdad de unos y  la mentira de otros, decían  losverdaderos profetas (Jere. 27): ¿dónde están vues-tros profetas que os aseguraban y decían: no ven-drá nabudoconosor sobre nosotros?

dices que es grande  la misericordia de dios. Túque eso dices, créeme que no te ha abierto dios losojos para que veas la grandeza de su justicia. Por-que si esto fuera,  tú dijeras con el Profeta (Psal.,89): ¿Quién hay, Señor, que alcance a conocer elpoder de vuestra saña y que pueda contar la gran-deza de vuestra ira?

La primera obra de la divina justicia (de que se ha-ce mención en la Escriptura divina) fue la condena-ción de los ángeles. (…). Encerrada estaba en el se-no  de  dios,  como  espada  en  su  vaina,  a  la  cualenviaba el profeta Ecequiel, si se cumpliera su de-seo  (Ezech.,  21).  Esta  primera  culpa  hizo  que  sedesenvainase la espada; y mira tú aquel primer gol-pe que tal fue. Alza los ojos y verás una gran lásti-

214 Vicente León Navarro

76 Ibid., pp. 101-102.

un solo pensamiento de sobervia? Eran éstas  lasmás ricas joyas de la casa de dios; las principaleshermosuras del cielo y unas imágenes en quienesaltamente resplandecía la hermosura divina, y porun pecado de sobervia caieron como rayos al abis-mo  y  quedaron  hechos  feíssimos demonios.  ¿Aquién no haze temblar esta tan formidable indig-nación de la ira de dios? ¿Qué juicio harías de laterribilidad de la justicia e indignación de un reyque mandase ahorcar muchos millares de los Gran-des de su corte por un pecado? 

Pues baxa ahora conmigo al paraíso terrenal yverás otro castigo no menos espantoso. Por un bo-cado  que  dieron  nuestros  primeros  Padres  en  lafruta del árbol vedado, les desterró del Paraíso, lesdespojó  de  la  hermosura  de  inumerables  donescon que les avía adornado. Les condenó a muerte,les sujetó a infinitas miserias de hambre, sed, des-nudez, cansancio y de un sin número de enferme-dades y  accidentes  a vezes  tan penosos  como  lamuerte. Y lo que es cosa que llena de admiracióny espanto es ver que aun con esto no quedó satis-fecha  la  divina  justicia.  Porque  castiga  con  lasmismas miserias a todos sus descendientes. Al ca-bo de tantos siglos aún el niño que nace es casti-gado por el pecado de nuestros primeros Padres.Antes que sepa pecar ya nace hijo de ira, sujeto ala muerte y a infinitas calamidades; y esto al cabode tantos siglos. En tan largo espacio aún no estáolvidada  aquella  injuria,  aviendo  padecido  porella tantos hombres, y aviendo sido castigada contantos  azotes.  Porque  todas  quantas  penas  hastahoy  se  han  padecido,  todas  quantas  muertes  haavido y todas quantas Almas arden y arderán parasiempre en el infierno, todas son centellas que seoriginaron y procedieron de aquella primera cul-pa, y argumentos y testimonios de la divina justi-cia. Y todo esto passa aun después de aver redimi-do el género humano con la sangre de christo, queha no ser assí no huviera diferencia entre el hom-bre y el demonio. ¿Te parece pues que puede des-searse mayor muestra  de  la  inmensa  grandeza  yterribilidad de la divina justicia?

Pues passemos un poco más adelante y veréisotros nuevos y espantosos castigos. Todo el mun-do pereció con las aguas del diluvio. ¿Qué mayorterror y espanto que ver ahogarse sin ningún  re-medio tantos niños innocentes que en nada avíanofendido  a  la  divina  justicia?  Es  tan  grande  lagloria y magestad de dios que el averle otras cria-

ma, verás una de las más ricas joyas de la casa dedios, una de las principales hermosuras del cielo,una imagen en quien tan altamente resplandecía lahermosura  divina,  caer  del  cielo  como  un  rayo(Luc., 10) por un solo pensamiento soberbio. (…).

desciende  luego  más  abajo  al  paraíso  terrenal(Gén., 3) y verás otra caída no menos espantosa,si no fuera reparada. Porque si cayeron los ánge-les, cada uno hizo su pecado actual por do cayese.Mas ¿qué pecado actual hace el niño que nace, pordo nazca hijo de ira? no es menester que haya ac-tualmente pecado: basta que sea linaje de un hom-bre que pecó, y pecando corrompió la común raízde toda la naturaleza humana (Ef. 2) que en él es-taba, para que éste nazca con su propio pecado. Estan grande la gloria y la majestad de dios que ha-berle  una  criatura  ofendido, merece  este  tan  es-pantoso  castigo.  (…)  cata  aquí  pues  el  primerhombre desterrado del paraíso por un bocado, elcual  todo el universo mundo hasta el día de hoyestá ayunando. Y al cabo de tantos siglos, el hijoque nasce, saca la lanzada del padre; y no sólo an-tes que sepa pecar, sino antes de que nazca, nacehijo de ira; y esto al cabo de tantos siglos. En tanlargo espacio no está aún olvidada aquella injuriapor  tantos hombres repartida y con tantos azotescastigada; antes todas cuantas penas hasta hoy sehan padescido, y todas cuantas muertes ha habido,y todas cuantas ánimas arden y arderán para siem-pre en el infierno, todas son centellas que original-mente descienden de aquella primera culpa, y ar-gumentos y testimonios de la divina justicia76.Y como si no bastara este yugo sobre los hijos deAdam, añadiéronse de ahí adelante otros y otrosnuevos  castigos  por  otros  nuevos  pecados  que(como dijimos) se derivaron de aquel pecado. To-do  el  universo mundo pereció  con  las  aguas  deldiluvio (Gén., 7). Sobre aquellas cinco deshones-tas ciudades llovió dios fuego y piedra azufre delcielo (Gén., 19). A dathan y Abiron, por una com-petencia que tuvieron con Moysen, tragó la tierravivos  (núm.,  16). dos  hijos  de Aaron, nadab  yAbiu,  porque  dejaron  de  guardar  una  ceremoniaen su sacrificio, fueron súbitamente abrasados con

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 215

77 Ibid., p. 102.

el fuego del sanctuario (Levit., 19); sin que les va-liese la dignidad del sacerdocio, ni la santidad delpadre, ni la privanza que tenía con dios Moysensu tío. Ananías y Saphira, en el nuevo testamento,por  una mentira  que  dijeron,  al  parecer  liviana,en un punto los arrebató la muerte juntos (Act. 5).Mas sobre todo esto, ¿qué mayor muestra de justi-cia que no contentarse dios con otra menor satis-facción que la muerte de su unigénito Hijo para ha-ber de perdonar al mundo? Qué palabras tan parasentir aquéllas que el Salvador dijo a las mujeresque le iban llorando (Luc. 23): “Hijas de Hierusa-lem, no lloréis sobre mí, sino sobre vosotras y so-bre vuestros hijos; (…). Porque si esto se hace enel madero verde, ¿en el seco qué se hará? como simás claramente dijera: Si este árbol de vida y deinnocencia (en el cual nunca hubo gusano ni car-coma de pecado) si arde con las llamas de la justi-cia divina por los pecados ajenos; ¿cómo arderá elárbol estéril y seco, a quién no la caridad, sino lamaldad tiene tan cargado de los suyos propios?77

Mas si por ventura eres tan rudo que no penetrasla fuerza desta razón, párate a considerar aquellaeternidad de las penas del infierno y mira cuán es-pantable sea aquella justicia que el pecado que sepuede hacer en un punto, castiga con eterno  tor-mento. con esa tan grande misericordia que ala-bas, se compadece esta tan espantable justicia queves. Qué cosa tan espantosa como ver de la mane-ra que estará aquel sumo dios mirando dende eltrono de su gloria un ánima que habrá estado pe-nando millones de años en tan terribles tormentos,y que por eso se inclinará jamás a compensacióndella, sino antes se holgará que pene, y que estapena sea sin cabo, y sin término, y sin esperanzade remedio. ¡oh alteza de la justicia divina! ¡ohcosa de grande admiración! ¡oh secreto y abismode  altísima  profundidad!  ¿Qué  hombre  hay  tanfuera de juicio, que considerando esto no se estre-mezca y admire de tan grande castigo?

turas ofendido, merece este tan espantoso castigo.Sobre  (a)quellas  cinco  ciudades  deshonestas  dePentápolis  llovió dios  fuego y piedra  azufre delcielo. A la muger de Loth por una vana curiosidadla convirtió su magestad en estatua de sal. A da-tán  y Abirón  por  una  competencia  que  tuvieroncon Moysés tragó la tierra vivos. dos hijos de Aa-rón porque dexaran de guardar una ceremonia ensu sacrificio, fueron súbitamente abrasados con elfuego del Santuario sin que les valieses ni la dig-nidad del sacerdocio, ni la santidad de su padre, nila privanza que tenía con dios Moysés su tío. A unProfeta por un descuido le quitó dios la vida pormedio de un león. Ananías y Saphira por una men-tira que dixeron a San Pedro murieron repentina-mente. Ven pues ahora al tiempo de christo nues-tro bien y aún te llenarás de mayor espanto. ¿Quémayor muestra  de  justicia  e  indignación  que  nocontentarse dios  con otra menor  satisfación quecon  la muerte de  su Unigénito hijo para aver deperdonar al mundo? ¿Qué palabras de mayor es-panto que aquellas que el Salvador dixo a las mu-geres que iban llorando. “Hijas de Jerusalem, nolloréis sobre mí, sino sobre vosotras y sobre vues-tros hijos. Porque si esto se haze en el madero ver-de, en el seco, qué se hará?” ¿como si más clara-mente dixera:  “si yo que  soy árbol de vida y deinocencia, porque con inmensa caridad he tomadoel cargo de satisfacer por  los hombres, assí ardocon las llamas de la divina justicia, pues tales pe-nas  padesco,  qué  será  del  árbol  estéril  y  secoquando sea castigado por sus pecados propios?”.

Y por  ventura  eres  tan  rudo que  aún no hasllegado a entender la grandeza y terribilidad de ladivina  justicia,  baxa  con  la  consideración  a  losinfiernos  y  párate  un  poco  a  considerar  aquellaeternidad de penas y por ellas podrás inferir quánespantosa  y  formidable  sea  la  justicia  de  dios,pues castiga con tormento eterno de voracíssimofuego un pecado, qué puede hazerse en un puntocon toda essa gran misericordia en que tu te lison-geas para permanecer en tu mala vida, se compa-dece esta  terrible  justicia que ves en el  infierno.¿Qué cosa de mayor espanto que ver de la mane-ra que estará aquel summo dios mirando desde eltrono de  su gloria un Alma que  avrá  estado pe-nando millares de años en tan terribles tormentosy quizá por un solo pecado mortal y por esso nose inclinará jamás a compasión, antes se holgaráy complacerá de que pene, y que esta pena sea sin

216 Vicente León Navarro

fin, sin término y sin esperanza de remedio. o al-teza de la divina justicia, o cosa de grande admi-ración, o  secreto y  abysmo de altíssima profun-didad!  ¿Qué  hombre  ay  tan  fuera  de  juicio  queconsiderando esto no se estremezca y admire detan grande castigo?

no quiero que pares aquí aún, ven y registre-mos  las  historias  eclesiásticass  y  verás  castigospasmosos  por  faltas  leves,  por  pecados  venialesque  tú desprecias, y pienzas y dizes que dios nohaze caso. El Abad Paulo por un pecado muy levetuvo  una  estraña  perlezía.  San Gerardo  cegó  poruna falta liviana. San Eleazaro conde fue azotadopor mano del mismo christo por otro pecado ve-nial. Un santo Hermitaño fue despedazado de unafiera por un pecado leve. Al P. christóval ortiz porotro le mató un rayo. Al Abad Moysés por una pa-labra  desentonada  que  dixo  estando  disputando,permitió dios que se le metiese el demonio en elcuerpo. A San Zeverino, que estava en el Purgato-rio porque rezava todo el officio divino junto (loqual sólo es pecado venial) le abrasava tan grandefuego, que tocando con sus manos a un clérigo, lederritió las carnes. durano, obispo de Tolosa, apa-reció  con  la  boca  encancerada  porque  dezía  gra-cias. Un religioso porque cumplía con negligencialas penitencias fue condenado al Purgatorio hastael día del juicio. ¿Pues quién no tiembla? ¿Quiénno se estremece? ¿Quién no se aturde? ¿Quién nose llena de pasmo? El que no se llenara de espantoy temor a vista de tan grandes muestras de la justi-cia, bien puede creer de sí que es más duro que lospeñascos y más irracional que los mismos brutos.

Pues aún no lo has visto todo. Lee si te parecelas penitencias que la iglesia imponía por los pe-cados y acabarás de llenarte de pasmo. Esta Ma-dre, siendo assí, que es piadosíssima, inspirada ygovernada por el espíritu santo, castigava con elmayor rigor las ofensas que se hazían a dios, por-que entendía bien con quanto rigor castiga la di-vina justicia. Por un juramento falso imponía qua-renta días de pan y agua, y sobre esto siete años depenitencia  y  que  nunca  pudiese  ser  testigo.  Poruna blasfemia siete días de pan y agua; otros sietede  estar públicamente  a  las puertas de  la  iglesiapidiendo perdón y el último sin capa y descalzocon una soga a la garganta; y después siete añosde penitencia. Por quebrantar una fiesta, siete díasde pan y agua. Por hablar en la iglesia al tiempode  los divinos oficios, diez días de pan y agua.Por quebrantar un día de ayuno de precepto, vein-te días de pan y agua, y si fueren témporas, qua-

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renta días. Quien injuriare a sus Padres, devía ha-zer tres años de penitencia; y si los hiriere, siete.El  homicida  tenía  siete  años  de  penitencia.  Lomismo un deshonesto y si fuese adúltero, quinzeaños.  Un  ladrón  después  de  restituir,  si  la  cosahurtada era de poco precio un año de penitencia;si fuere grave, siete. A un usurero se le señalava aun año de pan y agua y después otros dos de peni-tencia común. Estos años de penitencia que impo-nía  la  iglesia por  los pecados que avéis oído,  secumplían en esta forma. En el primero, el peniten-te ayunava tres días a pan y agua cada semana yen los demás días no comía carne, ni bevía vino.En el segundo ayunava los viernes a pan y agua ylos demás días usava solamente de comidas qua-dragesimales. En  los demás años devía hazer encada  uno  tres  quaresmas  y  en  cada  semana  deellas devía ayunar tres días a pan y agua; a que seañadían peregrinaciones, oraciones y otras accio-nes de humildad y mortificación. con este  rigortratava nuestra piadosa Madre la iglesia a los pe-cadores. Y  aunque  ahora  por  nuestra miseria  yfloxedad no se practique este  rigor, pero  lo quees esta vida no pagará el hombre, lo cobrará en laotra  vida  dios  de  su  mano,  con  mucho  mayormedida. Porque dios no será burlado sino que loque el hombre sembrare esso cogerá como dizeSan Pablo (Gal., 6). Pues qué dizes ahora tú quetan vanamente confías en la misericordia de diossin hazer cuenta de la divina justicia. Pero dexe-mos  ahora  la  Escritura  Sagrada  y  la  HistoriaEclesiástica y salgamos a este mundo visible, yhallaremos en él otras obras de grandíssima y es-pantosa justicia.

Sal, sal a este mundo y verás casi toda la tie-rra  cubierta  de  infieles.  Porque  toda  la  tierra  dechristianos comparada con la que está habitada deinfieles es un rincón. Todo lo demás tiene tirani-zado el demonio. En todo lo demás no resplande-ce la luz de la fe y de la verdad. Allí tiene el prín-cipe  de  las  tinieblas  una  grande  sementera  parapoblar  los  infiernos,  pues  desde  el  principio  delmundo  se  lleva  cada  día  al  infierno millones  deAlmas. Pues qué obras de mayor espanto esperáisver de la divina justicia. Porque assí como es obrade la divina misericordia alumbrar con la luz dela fe a este rincón del christianismo; assí es obrade  la mayor  indignación  e  ira  de dios  dexar  enperpetuas  tinieblas  a  tantos  y  tan dilatados rey-nos, o por dezirlo mejor a casi todo el mundo; yesto después de averles redimido con su sangre.

Pues  esse  pedazo  que  hay  de  christiandad

¿A quién no pone en admiración ver cuasi toda lahaz de la tierra cubierta de infidelidad? ¿ver quetan  grande  sementera  tienen  aquí  los  demoniospara poblar los infiernos? ¿ver que tan grande par-te del mundo, aun después de  la redempción delgénero humano, se está como de antes en las tinie-blas de sus errores? ¿Qué es toda la tierra de cris-tianos, comparada con la que hay de infieles y conla que cada día se va descubriendo, sino un estre-cho rincón? Y todo lo demás tiene tirannizado elreino de las tinieblas: donde no resplandece el solde justicia.

218 Vicente León Navarro

78 Ibid., p. 103.

considera cómo está en nuestros tiempos y halla-rás por cierto que en todo este cuerpo místico des-de la planta del pie hasta la cabeza apenas ay co-sa  sana.  En  muchas  villas  y  lugares  apenashallarás un hombre que sea verdaderamente justo.Sube, sube a un monte muy alto de donde descu-bras todo el christianismo, extiende los ojos porlas plazas, por los palacios, por las Audiencias yoficinas del mundo, y verás infinitas maneras depecado,  mentiras,  calumnias,  engaños,  perjuros,robos, invidias y otras maldades. Verás un summoolvido de dios y un  fatal desprecio de  la propiasalvación; de manera que no podrás dexar de ma-ravillarte y quedar atónito de tanto mal. Verás  lamayor parte de los hombres vivir como bestias si-guiendo  el  ímpetu  de  sus  passiones  y  sin  tenermás cuenta con la Ley de dios que la tienen unosGentiles que no piensan que ay más que nacer ymorir. Verás maltratado  los  innocentes, perdona-dos los culpados, despreciados los buenos, exalta-dos y aplaudidos los malos y abatidos los pobresy humildes. Verás en los Tribunales injusticias, enlas tiendas de los mercaderes y usuras, en las ofi-cinas  de  los  Artífices  engaños,  en  los  Templosirreverencias, en las plazas mentiras y truhanerías.Verás estragados todos los estados, despreciada laverdad y perdida  la vergüenza. Verás  finalmenteen el christianismo más amado y adorado el dine-ro, que el mismo dios.

Baxa después de esse monte a donde avías su-bido y aplica el oído a escuchar lo que hablan enlas casas y hallarás que apenas se oye palabra quebuena sea. Aquí oirás murmuraciones, allí  torpe-zas; aquí juramentos, allí blasfemias, maldiciones,chismes, amenazas y apenas hallarás casa en quese hable de dios. de manera que por lo que oyrás,apenas podrá juzgar si aquel pueblo está habitadode christianos. Pues  si  son  tantos  los pecados ymales del mundo, cómo no ves por aquí los indi-cios y efectos de la terrible justicia del cielo? Por-que no se puede negar que assí como uno de losmayores beneficios de dios es perseverar al hom-bre de pecados, assí uno de los mayores castigosy señales de ira, es dexarle caer en ellos. Pues si aqualquier parte que buelvas  la vista, no ves sinopecados, como viendo pecados, no ves justicia? Ysi todo este mundo no es otro que un mar de peca-dos, que será sino un mar de justicia, indignacióne ira de dios? no he menester yo baxa al infiernopara ver como resplandece allí la divina justicia,bástame estar en este mundo para verla.

Pues  ese  pedazo  que  hay  de  cristiandad, mira  demanera que está en nuestros tiempos, y hallarás porcierto  que  en  todo  este  cuerpo místico,  dende  laplanta del pie hasta la cabeza, apenas hay cosa deltodo sana (Job, 2). Saca a  fuera algunas ciudadesprincipales (donde hay algún rastro de doctrina), ydiscurre por todo esotro carruaje de villas y lugares(donde no hay memoria della), y hallarás muchospueblos de quien se puede verificar aquello que di-jo dios en un templo de Hierusalem (Hier. 5): ro-dead  todas  las  calles  y  barrios  de  Hierusalem,  ybuscad un hombre que sea verdaderamente justo, yyo usaré misericordia con él78.

Para  lo  cual  finge  que  lo  sube  consigo  a  unmonte muy alto de donde se vea todo el mundo, ydende allí le vamos mostrando como con el dedolos mares y las tierras y todas las plazas y tribuna-les, llenos de mil maneras de pecados y injusticiasque en cada parte hay; (…). Pues conforme a estaconsideración sube tú agora, hermano, a este mes-mo monte, y extiende un poco los ojos por las pla-zas, por los palacios, y por las audiencias, y ofici-nas  del  mundo:  y  verás  ahí  tantas  maneras  depecados, tantas mentiras, tantas calumnias, tantosengaños,  tantos perjuros,  tantos robos,  tantas en-vidias, tantas lisonjas y tanta vanidad; y sobre to-do, tanto olvido de dios y tanto menosprecio de lapropia salud, que no podrás dejar de maravillartey quedar atónito de ver tanto mal. Verás la mayorparte de los hombres vivir como bestias brutas, si-guiendo el ímpetu de sus pasiones, sin tener cuen-

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 219

79 Ibid., p. 114.80 Ibid., p. 103.

Y si a todo lo que esta fuerza de ti estás ciego,pon si quiera los ojos en ti mismo. ¿Quánto ha queestás en pecado, y quántos años ha que no perma-neces en tu mala vida? ¿Qué no ves que tu vida noes otro que una cadena de pecados? ¿Y que hastaahora no has hecho otra cosa que precipitarse deun vicio en otro? ¿Pues si dios te ha castigado des-ta manera, permitiéndoles estar tanto tiempo aho-gado y ciego en  tus maldades como por aquí noves que estás baxo la lanza de la divina justicia ymientras más seguro y confiado, más caído deba-xo della? ¿cómo blasona tanto de la divina mise-ricordia y cuentas de la feria tan al revés de cómote va en ella? El favorecido cuente de las miseri-cordias de dios, pero el ajusticiado cuente de susjusticias. ¿con la misericordia de dios se componemuy bien el dexarte tanto tiempo en pecado y nose compadecerá embiarte al infierno? o si supies-ses quán poco camino ay del pecado al infierno!El pecado no es otro que infierno merecido y co-menzado. con la misericordia de dios se compo-ne que aya en el mundo tantos infieles y en la igle-sia tantos malos christianos; y si de los infieles sepierden  todos y de  los christianos muchíssimos,también sin dexar de ser infinitamente misericor-dioso,  sucederá  que  tú  te  pierdas  también  conellos,  si  fueres  tal como ellos. ¿Acaso se han demudar para ti las Leyes del Evangelio? ¿Tienes cé-dula  de  salvación? Hasta  ahora  ninguna  cosa  teassegura  y  tus  pecados  te  condenan  y  según  laspresente justicia estás reprovado, y con todo no te-mes? ¿Qué privilegio tienes tú más que todos losotros para que no vayas donde van aquéllos cuyasobras imitas?

¿Y aun con todo esto darás oído a los falsosProfetas que te van adulando con la misericordiade dios,  facilitando todas  las cosas y consolán-dote en tus males con vanas esperanzas? ¿creerásaún más a los que de su propia cabeza te ofrecenfalsa paz y seguridad, porque te hablan a tu gus-to que a  los que  te proponen una verdad atesti-guada en las sagradas, apoyada con tantos testi-gos  y  confirmada  con  la  experiencia?  ¿Quéhombre prudente lo hiziera assí aun en negociosde poca importancia? ¿Pues como te fías en tannecios  dictámenes  en  el mayor  de  los  negociosque es la salvación. Pero me dirás que no es ver-dad,  que dios  es  infinitamente misericordioso?Es verdad de fe, pero no como tú piensas. Tú te

ta  con  la  ley de  justicia ni de  razón, más que  latendrían  unos  gentiles  que  ningún  conocimientotienen de dios, ni piensan que hay más que nacery morir. Verás maltratados los innocentes, perdo-nados  los  culpados, menospreciados  los  buenos,honrados  y  sublimados  los malos;  verás  los  po-bres  y  humildes  abatidos,  y  poder más  en  todoslos negocios el favor que la virtud. Verás vendidaslas  leyes,  despreciada  la  verdad,  perdida  la  ver-güenza,  estragadas  las  artes,  adulterados  los ofi-cios, corrompidos en muy gran parte los Estados.(…)  Y  finalmente  verás  en  el  mundo  amado  yadorado el dinero más que a dios, y muy gran par-te de las leyes divinas y humanas corrompidas porél (...)79.corre, no digo ya por todos los mesones y plazas,que  estos  son  lugares  dedicados  a  mentiras  ytrampas, sino por todas las casas de vecinos, y, co-mo dice Hieremías (cap. 8), pon la oreja a escu-char lo que hablan, y hallarás que apenas se oyepalabra que buena  sea:  sino que aquí oirás mur-muraciones,  allí  torpezas,  aquí  juramentos,  allíblasfemias y rencillas y cobdicias y amenazas; yfinalmente en toda parte el corazón y lengua tra-tan de la tierra y de sus ganancias, y en muy po-cas de dios y de  sus  cosas,  sino  es para  jurar  yperjurar su nombre (...)80.

Pues si tantos son los pecados y males del mundo,¿cómo ves aquí claro los indicios y efectos de lajusticia del cielo? Porque no se puede negar queasí como uno de los mayores beneficios de dioses preservar al hombre de pecado, así uno de losmayores castigos y señales de ira es dejarlo caeren ellos.(…) Pues si tan grande castigo y tan grande mues-tra de  ira es castigar dios pecados con pecados;¿cómo entre  tanta muchedumbre de pecados co-

220 Vicente León Navarro

81 Ibid., p. 104.

propones  a  dios  infinitamente  misericordioso,sin  considerar  que  es  infinitamente  justiciero,porque confías mucho y temes poco. Tú de la mi-sericordia de dios tomas ocasión para perseveraren tus vicios y para cuydar poco o nada de tu sal-vación, en  lo qual provocas sumamente  la  ira eindignación  de  dios.  Es  péssima  consequenciaporque  dios  es  bueno,  tomas  licencia  para  sermalo y perseverar en la maldad. Porque dios esbueno, merece ser servido y amado. Porque dioses bueno y tan bueno por esso es mayor maldadofensa  (…) grandezas  la bondad y misericordiaen que confías tanto más encarecerás y agravarásla culpa que contra ella cometes. Por esso mismono  te valdrá  la misericordia, porque assí  con  laiglesia no vale a quien se sirve della parar exeju-tar alguna maldad; assí tampoco es justo que sal-ga la misericordia de dios al que toma della oca-sión para obrar mal.

Me dirás también que dios te ha sufrido tan-to  tiempo sin castigarte y que también con essamisma misericordia con que te ha esperado tantotiempo te perdonará. o que engaño tan fatal! noves que a los carneros que han de llevar al mata-dero. Las regalan y las  tratan bien mucho tiem-po? Essa misericordia con que ahora te perdonay  no  te  castiga  es  quizá  su mayor  indignación.Crudelior est omni indignatione haec misericor-

dia. Ahora caes en manos de dios crucificado ymuerto por tu amor que parece que no siente nise enoja contra ti, sino que calla y sufre. Pero díavendrá en que caygas en manos de dios vivo yayrado,  lo que es cosa horrenda como dice SanPablo, Horrendum est incidere in manus Dei vi-

ventis (Heb. 10). Ahora tú juras y perjuras, blas-femas y maldices, robas y murmuras, corres des-bocado tras  todos los vicios y hazes burla de laLey de dios, y dios todo lo sufre y a todo calla.Pero día vendrá en que el Señor romperá el silen-cio de  tantos días y de  tantas  injurias y bolverápor su honra.

Ahora se está afilando la espada de la divinajusticia, para que después sea la herida más pene-trante. Afílase  la espada dando una y otra bueltasobre la dureza de una piedra. da bueltas la vidadel pecador un año y otro año más dura y obstina-da que una piedra y todas essas bueltas sirven pa-ra sacar filos a la espada de la ira de dios. Y assídezía San Pablo, con tu dureza e impenitente co-

mo hierven en el mundo, no ves las señales de lajusticia  divina? A  do  quiera  que  volviéredes  losojos (como el que está engolfado en el mar, queno ve sino cielo y agua), apenas verás otra cosaque pecados; y viendo pecados, ¿no ves justicia?¿En medio de la mar no ves agua? Y si todo estemundo es un mar de pecados, ¿qué será sino unmar de justicia? no he menester yo descender alinfierno para ver como resplandece la justicia di-vina: bástame estar en este mundo para verla.Y si a todo lo que está fuera de ti estás ciego, mi-ra siquiera a ti mesmo: que si está en pecado, estásdebajo de  la  lanza desta  justicia, y mientras másseguro y más confiado, más caído debajo della.

¿Hate dios a ti asegurado? ¿Tienes cédula de sal-vación? Hasta  agora  ninguna  cosa  te  asegura,  ytus obras te condenan, y según la presente justicia(si no vuelves la hoja) estás reprobado: ¿y con to-do esto no temes? Porque ¿qué privilegio tienes túmás que todos los hijos de Adam para que no va-yas tú donde van aquellos cuyas obras imitas?81

(…) dices que es grande la misericordia de dios.(…) dime, ruégote, ¿quién te enseñó a hazer esaconsecuencia, que porque dios es bueno tomes li-cencia tú para ser malo y salir con ello? (…) Por-que dios es bueno merece ser servido y obedeci-do, y amado sobre todas las cosas. Porque dios esbueno es razón que yo lo sea, y espere en él queme perdonará por gran pecador que haya sido, side todo corazón me volviere a él. Porque dios esbueno,  y  tan  bueno,  por  eso  es  mayor  maldadofender a tal bondad. Y así, cuanto más engrande-ces la bondad en que confías, tanto más encarecesla culpa que contra ella cometes.

Entre el humanismo y la autoridad escolástica 221

82 Ibid., p. 104.83 Ibid., p. 105.

razón no hazes otro que atezorar ira para el día dela venganza. Secundum duritiam tuam et impoen-

itens cor thezaurizas tibi iram in die irae.

no creas, buelvo a dezir a Profetas engañososque te dan tantos ensanches y hallan portillo paratodo, porque caminan por  la senda ancha del  in-fierno y no tropiezan en cosa alguna. imita al san-to Job que vivía con rezelo de todas sus obras por-que  sabía  que  el  Señor  ninguna  falta  perdona.Verebar omnia opera mea sciens quod non parce-

res delinquenti.  Sigue  el  consejo  el  Eclesiásticoque dize: del pecado perdonado no dexes de tenertemor. Y no digas misericordioso es el Señor, nose acordará de  la muchedumbre de mis pecados.Porque su misericordia y su ira están muy cerca ysu ira tiene puestos los ojos sobre los pecadores.Finalmente, ten presente aquella prudente senten-cia de San Agustín, el qual dize, que esperando ydesesperando van  los  hombres  al  infierno,  espe-rando mal en  la vida, y desesperando peor en  lamuerte. Y assí dexate de presumptuosas esperan-zas y acuérdate que ay en dios misericordia y jus-ticia. Por donde assí como pone los ojos en la mi-sericordia  para  esperar  assí  también  los  devesponer en la justicia para temor. Porque como dizeSan Bernardo, después tiene dios, uno de miseri-cordia y otro, de  justicia y nadie debe abrasar eluno sin el otro, que desespere ni la misericordia lehaga presumir y esperar tanto que persevere en sumala vida. Procura finalmente con la misericordiade las obras de las obras de la divina justicia quehas oído dispertar y avivar en tu corazón el santotemor  de dios,  que  es  el  principio  de  todos  losbienes y el que conserva la gracia, prenda segurade su gloria.

concluyamos pues esta materia con aquel desenga-ño que el Espíritu Santo nos da por el Eclesiástico,diciendo (Eccl., 5): del pecado perdonado no dejesde tener temor, y no digas: misericordioso es el Se-ñor; no se acordará de la muchedumbre de mis pe-cados. Porque su misericordia y su  ira están muycerca, y su ira tiene los ojos puestos sobre los peca-dores82. Finalmente, acabo esta materia con aquellaprudente sentencia de San Agustín, el cual dice queesperando y desesperando, van los hombres al in-fierno:  esperando mal en  la vida, y desesperandopeor  en  la muerte. Así  que,  hermano mío,  déjateesas  presumptuosas  confianzas  y  acuérdate  quehay en dios misericordia y justicia; por donde asícomo pones los ojos en la misericordia para espe-rar, así también los debes poner en la justicia paratemer. Porque (como dice san Bernardo), dos piestiene dios, uno de misericordia y otro de justicia, ynadie debe abrazar el uno sin el otro; porque la jus-ticia sola sin misericordia no nos haga temer tantoque  desesperemos:  ni  la  misericordia  sola  sin  lajusticia nos haga presumir y esperar tanto que per-severemos en el mal vivir83.