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El fotograma disidente: del cine militante al
videoactivismo
MARTA GALÁN ZARZUELO, Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
A lo largo de la historia del cine encontramos diferentes
experiencias que utilizan el medio fílmico para cuestionar el
mundo que les rodea. A finales de los años sesenta diferentes
movimientos cinematográficos en todo el mundo empezaron a
considerar el cine como herramienta de intervención política y
de transformación social al margen de los circuitos
comerciales. Nacía así el cine militante.
En España, en esa época, se vivían los últimos coletazos del
franquismo y algunos colectivos clandestinos empezaron a
elaborar piezas audiovisuales que denunciaban la represión del
régimen y determinadas circunstancias sociales asociadas al
contexto político. Estos grupos crearon un sistema de
producción basado en la autogestión, utilizaban formas
alternativas también en la distribución, basada en redes de
solidaridad nacionales e internacionales, y en la exhibición,
que tenía lugar en iglesias, sindicatos, cineclubes.
En la actualidad vivimos una época de cambios debidos a la
gran crisis del capitalismo donde las luchas sociales tienen
cada día más representatividad. Estos movimientos sociales
utilizan también el medio audiovisual para denunciar lo que
Marta Galán Zarzuelo
está ocurriendo a su alrededor, de tal manera que consideramos
que este tipo de prácticas videoactivistas tienen un claro
precedente en los distintos grupos cinematográficos militantes
de los años sesenta que hemos hablado con anterioridad.
Nuestro objetivo es analizar la transición del cine militante
al videoactivismo, sus continuidades y rupturas, así como los
diferentes desarrollos tecnológicos digitales que han
permitido la recuperación de este tipo de prácticas
audiovisuales contrahegemónicas.
PALABRAS CLAVE: cine político, cine militante, videoactivismo.
2
El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
ABSTRACT
Along the history of cinema we can find different experiences
that use the film to question the world around them. At the
end of the sixties some cinema movements began to consider the
use of cinema as a social and political tool intervention. The
militant cinema was born.
In Spain we lived the last years of Franco’s dictatorship and
some clandestine cinema groups make movies about the
repression and social and political circumstances associated
to this historical period. These groups made a production
system based in the self-managed, an alternative distribution
with the help of international solidarity networks, and an
exhibition system outside the commercial system controlled by
the government.
Nowadays we are living a changing period due to capitalism
crisis and the social movements are more representative of the
struggle in the streets. These social movements use as well
the video to report what is happening in their cities. We
consider that these kind of experiences are related to the
militant cinema movements born at the sixties.
Our main goal is making an analysis about the transition
between militant cinema in the sixties and videoactivism
nowadays, their breakings and their continuities, besides the
3
Marta Galán Zarzuelo
different technological developments that have made easy these
kind of anti-hegemonic experiences.
KEYWORDS: militant cinema, political cinema, videoactivism.
Las prácticas audiovisuales como compromiso social y político
No podemos dejar de lado que desde el principio de la
existencia del hecho cinematográfico hay una firme voluntad
por parte de los cineastas de representar la realidad que les
rodea y la voluntad de intervenir en ella.
Los cineastas soviéticos fueron los primeros en considerar el
cine como una herramienta más en la lucha de clases. Sergei
Tretjakov, uno de los teóricos más importantes del período
post-revolucionario de la Unión Soviética, proporcionó la
mayoría de las bases teóricas a directores de cine como Dziga
Vertov o Alexander Medvedkine. Tretjakov defiende que la
sociedad de esos años debe construir una nueva relación entre
el autor de la obra y el público. Los consumidores de las
artes tendrían que convertirse ahora en los co-productores y
no sólo eso, sino que la obra de arte debe convertirse en una
expresión de la colectividad y reflejar las problemáticas que
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
le afectan (Leonard Henny: 1979, 377). La colectividad y el
reflejo de la realidad son bases teóricas esenciales para
entender este tipo de prácticas audiovisuales. Las teorías de
Tretjakov serán revisitadas a finales de los años sesenta por
cineastas de todo el mundo y tendrán un especial calado en el
nacimiento de algunos grupos de cine militante1. La expresión
del artista como individuo queda relegada a favor de la
expresión de la colectividad.
Es en los años treinta con John Grierson y la Escuela
Británica Documental cuando el cine empieza a entenderse como
un púlpito desde donde hay que animar a la ciudadanía a que
lleve a cabo una reforma social. El objetivo no es reflejar
sólo los problemas que enfrentan al ser humano frente a la
naturaleza, sino los que vive en sociedad por los efectos
injustos del capitalismo. A John Grierson le siguen otros
autores y grupos de documentalistas con ideas similares como
el francés Jean Vigo o el holandés Joris Ivens que también
proponían una práctica documental social y política en
consonancia con su compromiso con las transformaciones
sociales.
1 En Francia encontramos diferentes ejemplos: los Estados Generales del Cine (Etats
Généraux du Cinema) donde la estructura organizativa de la colectividad se
extendió bastante, y cineastas como Jean Luc Godard, que monta el grupo de
cine militante Dziga Vertov basado en este concepto.
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Marta Galán Zarzuelo
El nacimiento del cine militante
En los años sesenta se desarrollará en todo su esplendor el
cine militante. No debemos olvidar que a la hora de estudiar
estas producciones audiovisuales el contexto social y pol es
determinante para su desarrollo. Estos años están marcados por
grandes movilizaciones sociales llevadas a cabo por nuevos
actores políticos que consideran el cine como el medio idóneo
para informar, comunicar y cuestionar los modelos sociales y
culturales hegemónicos.
Se dan una serie de factores que posibilitan el desarrollo de
este tipo de prácticas cinematográficas. En primer lugar
factores históricos y políticos como la crisis de la izquierda
tradicional, la Revolución Cubana o las primeras luchas
raciales y la Guerra de Vietnam en Estados Unidos. El modelo
de producción de Hollywood se encuentra en plena crisis a
causa de la aparición de la televisión y el desarrollo de los
nuevos cines nacionales. Los avances tecnológicos también son
una parte importante a tener en cuenta. Se perfeccionan las
cámaras de 16 mm por lo que se consigue un aspecto más
profesional de la imagen. Se mejoran las emulsiones
fotográficas de las películas para posibilitar los rodajes con
escasa luz. Aparecen también aparatos de grabación de sonido
directo con mucha más calidad y se empiezan a desarrollar las
características del soporte videográfico. Estos avances
tecnológicos van a producir un abaratamiento de los equipos,
una mayor accesibilidad a ellos y en consecuencia un aumento
6
El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
de las producciones independientes. La aparición de nuevos
espacios de formación audiovisual también ayudan a que estos
jóvenes cineastas apuesten por la alternatividad en los
procesos de producción.
A su vez aparecen en escena nuevas corrientes de pensamiento
como el estructuralismo, el marxismo y el psicoanálisis que
supondrán los tres ejes centrales para la teoría
cinematográfica. Nace la semiótica fílmica y la discusión en
torno a cómo entender la noción del lenguaje cinematográfico.
Y por último se desarrolla el debate acerca de los valores
políticos del cine. Este debate fue propiciado por diferentes
factores como la aparición de algunas películas comprometidas
directamente con la política cuyos creadores participaban
directamente de las luchas que reflejaban, la lucha de algunos
grupos políticos contra la cultura dominante y la polémica con
algunos festivales cinematográficos acusados de elitistas y
selectivos.
En este marco se pueden observar dos tendencias: la primera,
fundamentalmente estética, que busca enriquecer el lenguaje
cinematográfico, subvirtiendo la dimensión expresiva y la
segunda, más centrada en el contenido que en la forma, que da
voz a los sin voz y desarrolla nuevas formas de producción
liberándose de los modos de producción convencionales.
Pero qué podemos entender como cine militante. Las
producciones audiovisuales militantes tienen una serie de
características comunes como por ejemplo una clara posición
7
Marta Galán Zarzuelo
contrahegemónica, de enfrentamiento y oposición a lo
dominante.
El cine militante plantea alternatividad en los procesos de
producción a través de la autofinanciación, la distribución
horizontal del trabajo o la no autoría de las obras pero
también plantea alternatividad en los procesos de distribución
y exhibición. Adoptan un sistema de distribución basado en
redes de solidaridad a través del intercambio de materiales
entre distintos grupos de afinidad política y otros grupos
audiovisuales de todo el mundo. La proyección de estas obras
no se lleva a cabo en salas comerciales, sino en lugares que
funcionan como salas de exhibición alternativas: escuelas,
sindicatos, centros sociales... Estos actos generalmente van
acompañados de un debate posterior en el que el espectador
interviene de manera activa.
No debemos olvidar que el objetivo de estos grupos
audiovisuales es por encima de todo político y los autores
consideran que la proyección es la culminación de la obra: la
única manera de concienciar al espectador. Se desarrolla un
proceso comunicativo en el que existe la bidireccionalidad,
mientras que en el cine comercial esto es impensable, hasta
tal punto que muchas de estas obras están concebidas de tal
manera que se pueden dividir en varias partes y es el propio
público espectador quien decide el orden del relato. Así de
cada proyección puede surgir una obra nueva.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
Aquí entra en juego el concepto de obra abierta en el sentido
en que sea el espectador quien complete las significaciones
por medio de debates posteriores a la proyección o a través de
su propia reflexión particular al finalizar el film.
El proceso comunicativo basado en la bidireccionalidad ya era
una teoría defendida en los años treinta por autores como
Bertolt Brecht que pensaban que los nuevos medios de
comunicación, incluido el cine, debían pasar de tener una
comunicación unidireccional, de los dirigentes a los
dirigidos, a ser bidirecccional, de la gente para la gente.
Asimismo este tipo de producciones audiovisuales militantes
son prácticas comunicativas comunitarias y alternativas desde
el momento que se convierten en el medio de visibilizar
problemáticas de determinadas comunidades y también se
encargan de estimular la comunicación entre los miembros de la
comunidad posibilitando una mejor organización de la
movilización.
Guy Hennebelle, escritor y crítico especialista en cine
militante afirmaba lo siguiente: “Estoy absolutamente
convencido de que el cine militante no debería aislarse a sí
mismo en un ghetto de ideales puramente revolucionarios, (…)
pienso que sería mejor hablar de un cine de intervención
social y política”.
Enumerar todos los grupos y colectivos audiovisuales de cine
militante de estos años no es el cometido de esta
investigación pero sí nos gustaría incluir aquellas prácticas
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Marta Galán Zarzuelo
audiovisuales militantes y clandestinas que se llevaron a cabo
en España durante los últimos años del franquismo. Los focos
principales de cine militante son las ciudades de Madrid y
Barcelona, y más especialmente esta última al encontrarse más
alejada, geográficamente hablando, del control del aparato
estatal, al estar el gobierno central del régimen establecido
en la capital. Hay numerosos grupos de cine militante como el
Colectivo de Cine de Madrid (1970-1978), Colectivo de Cine de
clase (1975-1978), la Central del Curt (1974-1982) y el Grup
de Producció (1975-1977), entre los más significativos. La
mayoría de estos grupos de cine militante no sobrevivirán tras
la caída del régimen franquista.
Del cine militante al videoactivismo
Al igual que anteriormente analizábamos cómo determinados
avances tecnológicos durante los años sesenta propiciaron el
desarrollo de prácticas audiovisuales independientes ahora nos
planteamos de qué manera la llegada del vídeo supone también
un impulso para el desarrollo de nuevas prácticas
audiovisuales conocidas como videoactivismo2. “Genéricamente
se utiliza el término de videoactivismo para significar todas
aquellas acciones de contestación de amplio espectro político,
social y artístico que utilizan el vídeo como herramienta y
2 Si tenemos en cuenta el soporte de grabación, el vídeo, y el concepto de
activismo como la acción sostenida con la intención de efectuar un cambio
de índole social o política, normalmente a favor de una posición
determinada en un conflicto o controversia.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
encuentran en las nuevas tecnologías su medio natural de
creación y difusión” (Luis Herrero: 2008).
También nos planteamos en qué medida el cine militante y el
videoactivismo comparten los mismos objetivos y si el cambio
de soporte, del cinematográfico al videográfico, ha supuesto
un cambio en la concepción de la obra y su producción.
Desde su nacimiento, el vídeo se ha considerado como el
hermano pequeño del cine y las prácticas videográficas casi
siempre han estado bañadas de un espíritu amateur. Hubo varios
artistas que utilizaron el soporte para desarrollar
experimentaciones visuales que no tenían más objetivo que
subvertir las formas y conseguir nuevos retos expresivos. Las
primeras experiencias de este tipo se desarrollaron en los
Estados Unidos. Es el caso del videoartista coreano Nam June
Paik que en 1965 grabó desde un taxi las calles de Nueva York
durante la visita del Papa Pablo VI para captar una realidad
diferente a la que en esos momentos estaba retransmitiendo la
televisión. Después de grabar este material lo proyectó, casi
inmediatamente, en un local y este momento fue decisivo para
vislumbrar el potencial del soporte videográfico por la
inmediatez en la que el material podía estar disponible y la
posibilidad de grabar materiales con carácter de urgencia.
Empezaba a desarrollarse el espíritu del videoactivismo.
En estos años la mayoría de los esfuerzos se trasladaron a los
medios comunitarios. Tenemos ejemplos tan significativos como
el colectivo Guerrilla Television, pioneros en difundir obras
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Marta Galán Zarzuelo
videoactivistas desde diferentes emisoras de televisión
independientes americanas apostando por la descentralización
de la televisión y la creación de plataformas audiovisuales
alternativas, o el caso de Video Nou en España, que se podría
definir, según uno de sus integrantes como “el primer
colectivo de vídeo independiente del Estado español que
trabaja en el campo de la intervención social potenciando el
uso contextual de los medios de comunicación electrónicos”
(VV.AA: 2005, 166). Este grupo pensaba que la mejor forma de
comunicar era a través de la reapropiación de los medios por
parte de las comunidades, productores y sujetos de sus propias
representaciones.
Será en los años noventa cuando realmente se empiezan a
producir avances en estas prácticas videoactivistas motivados
por el desarrollo de las tecnologías videográficas y el
abaratamiento de los costes. Es en este momento cuando
cualquier persona puede acceder a una cámara de vídeo de uso
casero y hacer sus ediciones utilizando diferentes softwares
de fácil manejo.
El caso más significativo y que marcó un precedente en este
tipo de producciones audiovisuales fue la pieza audiovisual
que grabó el ciudadano americano George Holliday. En este
vídeo se podía ver cómo la policía de la ciudad de Los Ángeles
daba una paliza a Rodney King, un joven afroamericano. En 1992
un jurado popular absolvió a los policías y la indignación de
los afroamericanos de esta ciudad hizo que durante cinco días
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
se desencadenaran una serie de protestas que acabaron con un
saldo de varias decenas de muertos. En este caso el vídeo de
George Holliday evidenciaba los abusos policiales y se
convertía en una pieza más del juego político. «En las manos
de un videoactivista, una telecámara puede funcionar como
disuasor contra la violencia de la policía, un sistema de
monitoreo por vídeo puede influenciar la agenda política, un
proyector de vídeo puede generar conciencia colectiva» (Mateo
Pasquinelli: 2002).
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Marta Galán Zarzuelo
Además de los avances tecnológicos no debemos olvidar el
contexto histórico político que se desarrolla en esta década
de los noventa. Es una época convulsa protagonizada por
movilizaciones sociales que luchan contra las políticas
neoliberales, más conocidas como movimiento antiglobalización.
En el caso de España, con la victoria del Partido Popular en
las elecciones de marzo de 1996 se da la bienvenida a un
modelo neoliberal conservador, que en su segundo mandato
llegará al punto más álgido. Se reducen drásticamente los
gastos sociales y la financiación pública, la inyección de
capital se centra en las empresas privadas, se empieza a
desarrollar lo que más tarde se conocerá como boom inmobiliario y
se modifica la Ley de Extranjería. Con este panorama político
no tardan en aparecer las primeras movilizaciones sociales
como las protestas contra la Ley Orgánica de Universidades
(LOU); luchas sindicales, algunas con gran impacto social como
la de los trabajadores de Sintel, o las movilizaciones de los
inmigrantes sin papeles. El movimiento antiglobalización
también empieza a coger arraigo y fuerza social después de las
movilizaciones contra el Banco Mundial en Barcelona en el año
2001.
Además de los avances tecnológicos y el contexto político hubo
otros factores que propiciaron el desarrollo de estas
prácticas videoactivistas. Durante los años noventa hubo una
proliferación de escuelas de cine y facultades de comunicación
que se convierten en lugares de reflexión acerca del papel que
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
cumplen el cine y el vídeo en nuestra sociedad. La mayoría de
estas escuelas no pueden ofrecer a sus alumnos la posibilidad
de filmar sobre película cinematográfica debido a los altos
costes que supone rodar en este formato, de tal manera que el
vídeo se convierte en el formato estrella.
En este momento se empiezan a desarrollar numerosas
experiencias de comunicación alternativa que pretenden
visibilizar desde un punto de vista crítico todo lo que está
ocurriendo en el país. Internet se configura como el nuevo
campo de lucha. El nacimiento de portales de publicación
abierta, como es el caso de Indymedia, dan la posibilidad a
los activistas en general, y a los videoactivistas en
particular, de colgar en la web sus materiales y difundirlos a
todo el mundo. Este nuevo modo de distribuir y compartir el
material genera nuevas formas de organización. Empiezan a
nacer diferentes colectivos audiovisuales, autónomos, no
profesionalizados, con una distribución del trabajo horizontal
y un órgano de decisión asambleario cuyo objetivo es
visibilizar la realidad que les rodea con un espíritu crítico,
de denuncia, y compartirlo con el resto de la red. Se vuelven
a repetir las constantes del pionero cine militante, de tal
modo que estos grupos “retoman y resignifican las experiencias
de cine político militante de los sesenta y setenta” (Gabriela
Bustos: 1999, 15).
La forma de difundir estas obras es bastante similar a lo que
se hacía en los años sesenta basándose en redes de
solidaridad. La única diferencia es que en los años sesenta
15
Marta Galán Zarzuelo
esta difusión se hacía en clandestinidad, por el contexto
político del momento, y a principios del siglo XXI ese
condicionamiento no existe. La exhibición sigue utilizando
espacios ajenos a las salas comerciales de proyección:
universidades, sindicatos, centros sociales, fábricas
recuperadas, etc. Sin olvidar que la obra debe funcionar como
un disparador para la discusión y el intercambio de ideas. De
ahí la importancia que se concede al debate posterior de cada
proyección.
Las producciones audiovisuales militantes de este momento
retratan diferentes movilizaciones sociales. El forat (2004,
Falconetti Peña), ¿De quién es la calle? (2005) o A ras del suelo (2006,
A. García Ortiz y A. Maciaszek) se centran en luchas
vecinales. Laboratorio 3, ocupando el vacío (2007, Kinowo Media) o
Calle del Acuerdo 8, el patio (2009, Ganjah) tratan el tema de la
ocupación. Los movimientos ecologistas también son
protagonistas de obras como A tornallom (2002) o Hasta vaciar Itoiz
(2008, Eguzki Bideoak).
El espíritu que movió a determinados cineastas de todo el
mundo a finales de los años sesenta a renunciar a los modos de
producción cinematográfica convencionales, apostar por la
colectividad, renunciar a la firma de autor y denunciar
conflictos invisibilizados por los medios de comunicación,
renace en estos videoactivistas. Pero estas experiencias
videoactivistas no son las únicas que conforman el panorama
audiovisual militante en España.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
Hay motivo: la militancia en el cine comercial
Veíamos anteriormente que los contextos históricos políticos
se convierten en estructuras de oportunidades para que se
desarrollen determinadas prácticas audiovisuales alternativas.
En este caso la gran movilización contra la guerra de Irak y
su famoso ¡No a la guerra!, con un gran protagonismo de los
trabajadores del cine3, generó una de las experiencias más
significativas en cuanto a cine militante se refiere en la
producción cinematográfica española.
3 Una de las protestas más comentadas fue la llevada a cabo en la ceremoniade entrega de los premios Goya del año 2003, en la que la mayoría de los
asistentes lucieron una pegatina con el lema de ¡No a la guerra!. Este tipo de
protestas nos recuerda la experiencia de los Estados Generales del Cine
Francés en 1968, y su lucha por la cancelación del Festival de Cannes de
ese año como apoyo a los estudiantes y obreros detenidos en las
manifestaciones.
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Marta Galán Zarzuelo
En un momento marcado por grandes movilizaciones en contra de
la participación de España en la guerra de Irak, algunos
cineastas empiezan a considerar la posibilidad de realizar una
película colectiva, conectando con el espíritu más genuino de
las primeras producciones militantes, que recogiera el sentir
de la gente que estaba en contra de la decisión que había
tomado el gobierno de Aznar. El director Joaquín Oristrell
hizo la primera propuesta produciendo la película semi-
documental Los abajo firmantes (2003), que incluía dentro de una
historia de ficción de una compañía de teatro, imágenes de las
manifestaciones en contra de la guerra o el discurso de la
presidenta de la Academia de Cine en ese momento, Marisa
Paredes, en la ceremonia de la entrega de los Premios Goya.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
La segunda propuesta enraizaba con la tradición del concepto
de colectividad defendido por los primeros grupos de cine
militante y que veíamos anteriormente. Un conjunto de treinta
y dos cortometrajes4 dirigidos por diferentes cineastas5 daban
forma a la película ¡Hay motivo! (2003). Una mezcla de documental
y ficción que ofrecía una visión crítica de la gestión del
Partido Popular, con especial atención a cuestiones como el
vertido de crudo del petrolero Prestige, la especulación
inmobiliaria, el blanqueo de dinero o la manipulación
constante de la información por parte del gobierno de Aznar.
4 El capítulo número treinta y tres, el Epílogo, realizado por Diego Galán y
con comentario de Fernando Fernán Gómez, fue una contribución a posteriori, que
relató la derrota política del Partido Popular en las elecciones, tras el
terrible atentado del 11 de marzo en la estación de Atocha.5 Fernando Colomo, David Trueba, Julio Medem, Vicente Aranda, José Luis
Cuerda, Gracia Querejeta, Imanol Uribe, Icíar Bollaín, Chus Gutiérrez o
Pedro Olea, entre otros.
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Marta Galán Zarzuelo
Con esta película nos encontramos ante un claro ejemplo de
cine militante, un caso único en la cinematografía española,
que va a suponer un punto y aparte en la concepción de este
tipo de prácticas audiovisuales. Una serie de profesionales
del cine hartos de la situación política que están viviendo
deciden utilizar el cine como herramienta de transformación
social e intervención política. Son figuras importantes del
cine comercial español pero su posición es claramente
militante. Deciden hacer una obra colectiva en la que por
encima de todo está la denuncia. No sólo la producción del
film tiene un firme carácter militante sino también su
distribución y su exhibición. No se emitió comercialmente en
cines sino que se hizo en universidades y lugares públicos, y
también fue colgada en la web para su libre descarga. La
película no pudo al final tener todo el desarrollo que les
hubiera gustado a sus autores debido al cambio de gobierno y
las circunstancias que se desarrollaron después del 11 de
marzo del 2004.
Videoactivismo 2.o. La #spanishrevolution6
6 Este fue el hastag que utilizó el movimiento 15m para posicionarse en las redes sociales.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
El 2011 se recordará por ser el año de las movilizaciones
sociales a escala global. Estas acciones colectivas son
inauguradas con lo que se ha conocido como “la primavera
árabe” con levantamientos populares contrahegemónicos en
países como Túnez y Egipto, protagonizados principalmente por
jóvenes estudiantes que utilizan las nuevas tecnologías como
herramientas de difusión generando así nuevas formas de
ciberactivismo. A los países árabes les siguen Islandia,
Portugal, Estados Unidos y España. El sentimiento de
indignación ante la abrumadora crisis financiera se propaga a
nivel mundial. Los “indignados” utilizan todos los recursos
que ofrece la red, en especial las redes sociales, para
difundir sus reivindicaciones.
En el caso del movimiento 15-m. Las acampadas en las plazas
surgen de manera espontánea la noche del 15 de mayo del 2011
tras una manifestación convocada por la plataforma “Democracia
real ya”. A una semana de las elecciones municipales y
autonómicas un movimiento social heterogéneo y multitudinario
trastoca las agendas de los medios de comunicación de masas y
los partidos políticos. Una de las características más
significativas de este movimiento es el uso que hace de las
nuevas tecnologías, en este caso nos centraremos en la
producción audiovisual que generan como herramienta de
transformación social.
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Marta Galán Zarzuelo
El desarrollo del vídeo digital ha permitido que se puedan
grabar imágenes con bastante calidad con cualquier dispositivo
móvil o una cámara fotográfica compacta. Estos avances
tecnológicos propician un modelo de producción alternativo a
todo lo que se había dado anteriormente. El militante se
convierte en productor de imágenes de una forma unipersonal.
Él mismo graba las imágenes, las procesa y edita en su
ordenador y las sube a cualquiera de los canales gratuitos de
alojamientos de vídeos que hay en la web. Este tipo de
producción también permite una interacción con el espectador a
través de los comentarios que se dejan en las diferentes
páginas webs y posibilita recomendar el vídeo a gente que
pudiera estar interesada en verlo.
También debemos dejar constancia de que la mayoría de estas
piezas están producidas por nuevos actores sociales que aunque
han crecido rodeados de cultura audiovisual no tienen una
formación específica en este campo, de tal manera que casi
siempre la obra final es una pieza sin una elaboración expresa
en la realización. El atractivo de estas obras en este caso
radica en la grabación de la realidad sin ningún tipo de
manipulación. Tú lo vives, tú lo cuentas.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
Este tipo de producción audiovisual se podría denominar
Videoactivismo 2.o. Herederos de las primeras producciones
videoactivistas comparten con ellas un claro objetivo
político, de denuncia y a nivel de discurso se caracterizan
por la inmediatez de los materiales que más tarde se encargan
de distribuir y exhibir a través de la red, sin intermediarios
en los procesos. Esta forma de producir puede parecer un tanto
descontrolada ya que cualquiera puede grabar un vídeo de estas
características y subirlo a una web. El desafío consiste en
hacer esto mismo pero de manera colectiva para que se
convierta en un hecho político. Para ello se han gestado
diferentes proyectos, Audiovisol en Madrid y 15mtv.bcn en
Barcelona han sido los más significativos, cuyo principal
objetivo es conformar un archivo audiovisual de todo el
movimiento 15m. Estos proyectos también se han encargado de
producir diferentes piezas audiovisuales de carácter
contrainformativo, mostrando la cara del movimiento que no
enseñan los medios de comunicación de masas y materiales de
agitación y provocación con un esquema basado en el lenguaje
publicitario, mucho más agresivo.
23
Marta Galán Zarzuelo
También se producen documentales de crítica y denuncia social
donde se analiza con más detenimiento este tipo de acciones
colectivas. Documentales como Anoche tuve un sueño: las voces del #15M
(2011), realizado por parte del equipo de informativos del
canal VEO7, despedidos unos días antes del estallido de este
movimiento; Mis ahorros su botín (Borja Casal, 2011), en el que se
desgranan los más de diez años de fraudes al ahorro de los
consumidores en España; Awake (Colectivo No mames films, 2012),
que trata del “despertar” mundial ante una crisis global de
valores, sistemas financieros y falta de representatividad
política; Ensayo de una revolución (Pedro Sara y Antonio Labajo,
2012) sobre la acampada del 15m en la ciudad de Cádiz, o
Interferencies (Pablo A. Zareceansky, 2011), la primera obra de
ficción estrenada en cines con licencia creative commons sobre
las causas de la crisis global y sus alternativas.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
Diferentes cineastas que durante los años sesenta y setenta
mostraron alternatividad en sus producciones y un interés por
la denuncia y crítica de diferentes conflictos sociales y
políticos se han interesado por el 15m. Dormíamos, despertamos.
Una película colectiva sobre el 15m (2012) realizada, junto a otros
cineastas7, por Andrés Linares, miembro del Colectivo de Cine
de Madrid, y Basilio Martín Patino, cineasta de gran
trayectoria que ya en los años setenta realizó varios filmes
al margen del cine comercial8, ha presentado también en la 57
Semana Internacional de Cine, Seminci de Valladolid, fuera de competición,
el documental Libre te quiero (2012) registrando la vida diaria en
la acampada de Sol.
7 Twiggy Hirota, Alfonso Domingo y Daniel Quiñones.8 Canciones para después de una guerra (1971), Querídisimos verdugos (1973) o Caudillo
(1974), entre otras.
25
Marta Galán Zarzuelo
Destacamos también otros ejemplos de películas documentales
con una factura increíble, no sólo por la calidad de la imagen
sino por el planteamiento de la obra cinematográfica. Estas
películas tienen una temática social y un objetivo de denuncia
y de crítica pero no están vinculadas al movimiento 15m,
aunque sus autores han participado activamente en las
asambleas de las diferentes plazas. No Res. Vida y muerte de un
espacio en tres actos (2011, Metromuster), que cuenta de manera
observacional los últimos días de vida de la Colònia Castells
dando una importancia sobrecogedora al sonido de la película y
representando la protesta de una lucha vecinal de una manera
completamente diferente a lo que se había hecho hasta ahora; o
Del Poder (2011, Zaván), a diez años de la Cumbre del G8
celebrada en Génova, este documental revisita las
movilizaciones sociales y la gran represión policial que se
vivió en esa ciudad a través de un montaje hecho con found
footage, metraje encontrado, de materiales grabados por
diferentes videoactivistas que da una visión estremecedora de
lo que ocurrió esos días. Con estos últimos ejemplos podemos
observar cómo cine militante y videoactivismo son prácticas
complementarias y se enriquecen mutuamente.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
El planteamiento de estas obras audiovisuales son los mismos
que tenían los cineastas militantes de los años sesenta, la
diferencia es que ahora se incorporan nuevas formas de
financiación como el crowdfunding, basado en la financiación
colectiva, se potencian las licencias libres, creative
commons, de distribución y exhibición, y la difusión se hace
básicamente a través de internet.
Conclusiones
Muchas de las películas de las que hemos hablado en esta
última parte renuncian al celuloide y están rodadas en soporte
videográfico. Esto nos hace reflexionar hasta qué punto el
soporte hoy en día condiciona la obra audiovisual. En este
caso el vídeo es el soporte elegido pero la obra tiene una
concepción cinematográfica en cuanto a su planteamiento, los
recursos utilizados y el lenguaje cinematográfico empleado. En
los años sesenta la aparición del vídeo supuso un gran cambio
por la inmediatez de los procesos, pero esto en cierta manera
afectaba a las obras que tenían una “urgencia”, más basadas
en la contrainformación que en la reflexión, un relato más
informativo basado en la herencia televisiva que un relato
cinematográfico.
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En la actualidad debido a los constantes desarrollos de
calidad en los formatos videográficos el soporte no afecta a
la obra sino que es la propia obra la que se impone al
soporte. Ahora mismo encontramos piezas audiovisuales
militantes grabadas con cámaras fotográficas que proporcionan
una calidad de imagen casi cinematográfica bajo los conceptos
de la contrainformación y obras cinematográficas producidas
con soporte videográfico con planteamientos más documentales y
con una clara apuesta por la reflexión.
El objetivo es el mismo: “re-presentar la realidad” para
intervenir y disputar los sentidos de verdad construidos sobre
el mundo que les rodea y contribuir a la construcción de una
memoria colectiva.
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El fotograma disidente: del cine militante al videoactivismo
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