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EL DESRROLLO DEL BANANO Y LA PALMA ACEITERA EN COSTA RICA Y SU INCIDENCIA EN LA CONFORMACIÓN DEL PAISAJE EN EL PACÍFICO COSTARRICENSE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ECOLOGÍA HISTÓRICA, 1870- 1990 Patricia Clare CIHAC Universidad de Costa Rica 1. Introducción: la Ecología Histórica La Ecología Histórica, en el presente caso, ha venido a culminar una larga búsqueda en pos de un utillaje instrumental apto para interpretar el paisaje Centroamericano. Desde la “Environmental History” promovida por Worster hasta la “Economía Ecológica” impulsada por la escuela de Martínez Alier proponen bagajes conceptuales útiles en sus latitudes de origen, pero limitados para el análisis de la Centroamérica Tropical . Por su parte la Ecología Histórica se ha nutrido de la Escuela de los Annales, del Materialismo Histórico y de las teorías del caos y la complejidad (Leff, 2000, págs. 1-54). Su objetivo principal es el estudio de las relaciones hombre/naturaleza desde una perspectiva transdisciplinaria, o sea busca salvar la brecha entre las dos culturas planteada por Snow. Algunos de sus propulsores la consideran un método, mientras que otros más bien la toman como una perspectiva o un enfoque. La pregunta permanece si sus principios constituyen un nuevo paradigma en el sentido kuhniano o si tan solo proponen una estrategia de investigación, con un sentido más amplio. A pesar de los grandes debates que se dan al interior de dicha disciplina en gestación esta se sustenta en cuatro preceptos básicos que la dotan de coherencia (Crumley & Baleé, 1998) y (Balee, 1998). La Ecología Histórica se centra en las interrelaciones entre los seres humanos y la biosfera. Para esto se requiere acceder a los estudios producidos por diversas disciplinas. En otras palabras el estudio ser humano naturaleza es transdisciplinario. Como disciplina la Ecología Histórica acepta la premisa de la influencia mutua entre el ser humano y la biosfera (naturaleza) a lo largo del tiempo como un fenómeno dialéctico. Se conciben las relaciones entre la naturaleza y la cultura como un diálogo y no como una dicotomía. El concepto de “paisaje” constituye el eje analítico. En él se enfatiza la sinergia de la cultura y el ambiente. Por ello los procesos que le afectan son considerados bioculturales; y los seres humanos en su dimensión biológica y cultural el mecanismo clave. Esta es la manera en que se salva la brecha entre las ciencias llamadas biológicas y las ciencias sociales. Los “paisajes” tienen una historia y no tan solo una evolución tras de ellos. Para efectos metodológicos esta es a la vez histórica y ecológica. Para el análisis presente esto es central, pues los virus, las bacterias, los hongos y los patógenos en general tienen historias y su análisis es a la vez histórico y ecológico.

El desarrollo del banano y la palma aceitera en Costa Rica y su incidencia en la conformación del paisaje n el Pacífico costarricense desde la Ecología Histórica, 1870-1990

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EL DESRROLLO DEL BANANO Y LA PALMA ACEITERA EN COSTA RICA Y SU INCIDENCIA EN LA CONFORMACIÓN DEL PAISAJE EN EL PACÍFICO COSTARRICENSE DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ECOLOGÍA HISTÓRICA, 1870-1990 Patricia Clare CIHAC Universidad de Costa Rica

1. Introducción: la Ecología Histórica La Ecología Histórica, en el presente caso, ha venido a culminar una larga búsqueda en pos de un utillaje instrumental apto para interpretar el paisaje Centroamericano. Desde la “Environmental History” promovida por Worster hasta la “Economía Ecológica” impulsada por la escuela de Martínez Alier proponen bagajes conceptuales útiles en sus latitudes de origen, pero limitados para el análisis de la Centroamérica Tropical . Por su parte la Ecología Histórica se ha nutrido de la Escuela de los Annales, del Materialismo Histórico y de las teorías del caos y la complejidad (Leff, 2000, págs. 1-54). Su objetivo principal es el estudio de las relaciones hombre/naturaleza desde una perspectiva transdisciplinaria, o sea busca salvar la brecha entre las dos culturas planteada por Snow. Algunos de sus propulsores la consideran un método, mientras que otros más bien la toman como una perspectiva o un enfoque. La pregunta permanece si sus principios constituyen un nuevo paradigma en el sentido kuhniano o si tan solo proponen una estrategia de investigación, con un sentido más amplio. A pesar de los grandes debates que se dan al interior de dicha disciplina en gestación esta se sustenta en cuatro preceptos básicos que la dotan de coherencia (Crumley & Baleé, 1998) y (Balee, 1998). • La Ecología Histórica se centra en las interrelaciones entre los seres humanos y la biosfera. Para esto se requiere acceder a los estudios producidos por diversas disciplinas. En otras palabras el estudio ser humano – naturaleza es transdisciplinario. • Como disciplina la Ecología Histórica acepta la premisa de la influencia mutua entre el ser humano y la biosfera (naturaleza) a lo largo del tiempo como un fenómeno dialéctico. Se conciben las relaciones entre la naturaleza y la cultura como un diálogo y no como una dicotomía. • El concepto de “paisaje” constituye el eje analítico. En él se enfatiza la sinergia de la cultura y el ambiente. Por ello los procesos que le afectan son considerados bioculturales; y los seres humanos en su dimensión biológica y cultural el mecanismo clave. Esta es la manera en que se salva la brecha entre las ciencias llamadas biológicas y las ciencias sociales. Los “paisajes” tienen una historia y no tan solo una evolución tras de ellos. Para efectos metodológicos esta es a la vez histórica y ecológica. Para el análisis presente esto es central, pues los virus, las bacterias, los hongos y los patógenos en general tienen historias y su análisis es a la vez histórico y ecológico.

• Las decisiones humanas sobre el medio se consideran el núcleo principal para comprender las transformaciones sucedidas en éste a lo largo del tiempo. Más allá de estas premisas William Baleé propone que la Ecología Histórica explica las interrelaciones humanos/biosfera por medio de un conjunto de postulados interdependientes que la tienden a definir más como un enfoque que cómo un método en sí misma: 1) La totalidad de la biosfera ha sido afectada por el hombre. 2) La actividad humana no conduce necesariamente a la degradación. 3) Diferentes sistemas sociopolíticos y económicos afectan de manera diferenciada la biosfera en contextos regionales particulares. Como resultado inciden en el devenir histórico, económico y sociopolítico de esas regiones específicas. 4) Las comunidades humanas y culturales junto con sus paisajes y regiones con las que interactúan a través del tiempo pueden ser comprendidas como un fenómeno total. Para el análisis presente se complementará este bosquejo del marco conceptual de la Ecología Histórica con los aportes de Arellano Hernández respecto del “objeto tecnológico” (Arellano- Hernández, 1999). Arellano invoca la adisciplinariedad de la Antropología de la actividad cognitivo-instrumental de Durkheim y Mauss (Arellano, 1999: 31). Según Arellano la “construcción de una técnica o de un hecho social está sometida a las múltiples direcciones que las controversias entre los grupos socialmente influyentes negocian y renegocian constantemente. Así, luego que estos grupos llegan a un acuerdo sobre la solución particular de un problema, puede afirmarse que una innovación está estabilizada (...) o que un hecho científico está puesto en “caja negra”. Arellano retoma la naturaleza humana- natural de los productos como la palma aceitera y el banano en la noción de híbrido en tanto son estructuras integradas indisolublemente por las dimensiones naturales y sociales. Los objetos tecnológicos “son el producto único y no reproducible de la hibridación de leyes naturales y de la acción social, toman la forma redes y distribuyen las relaciones entre actores sociales y naturales.” En otras palabras las relaciones sociales se traducen sobre el medio ambiente por medio de los objetos tecnológicos los cuales a su vez son naturales y sociales. Se asume aquí una postura crítica con respecto a los planteamientos que establecen los mismos niveles de responsabilidad para toda la humanidad asumiéndola como entidad genérica, frente al ambiente. Se deben distinguir diversos grados de competencia reconociendo la presencia diferenciada en el acceso a la decisión política, al empleo de la tecnología y al poder económico. Es en ese sentido que uno de los objetivos primordiales de éste análisis es plantear una Historia Trópico – Trópico con sus características específicas. Desde la Ecología Histórica William Marquardt y Carole Crumley han definido la región en relación con la unidad de análisis: “Como abstracciones conceptuales los paisajes no pueden ser estudiados directamente. El concepto de escala activa tanto las relaciones humano / ambiente, como nuestro estudio de esas relaciones. Así como modelos específicos de la realidad son concebidos y negociados entre grupos humanos y aplicados a escalas espaciales y temporales específicas, de esta forma nuestras investigaciones del paisaje son asumidas – y los resultados de estos estudios aplicados – a escalas temporales y espaciales específicas. Cuando escogemos una escala determinada en un momento dado de nuestra investigación, lo hacemos porque es en esa escala específica que podemos comprender patrones, centros funcionales y las conexiones existentes entre ellos. Una región es una unidad que reconocemos a cierta escala en su diferencia de las

interrelaciones con otras tales unidades tanto espaciales como temporales” (Maquardt & Crumley, 1987) Desde este marco teórico la unidad espacial de análisis referente del banano y la palma toma inicialmente los centros de origen y dispersión de los productos. Luego se centra en el Pacífico costarricense; pero asumiendo siempre que las interconexiones con las demás regiones tropicales siguen presentes a través del trasiego, hibridación y utilización del material genético proveniente de esas áreas y por medio de los conocimientos científicos intercambiados. En conclusión el objetivo de la investigación es presentar cómo las concepciones tecnocientíficas y sus productos han mediado en las relaciones entre el ser humano y la naturaleza e incidido en la historia del paisaje. En palabras de Arellano se utilizarán las concepciones tenocientíficas como caja negra en la interpretación de los avatares que fueron construyendo los ambientes del Pacífico costarricense. En concordancia con el enfoque de la Ecología histórica, las palmas y las plantas de banano son actores con historias propias. Una última advertencia: aunque el trabajo versa sobre Costa Rica, la United Fruit Company desarrollaba sus cultivos en diversas regiones de Centroamérica y el Caribe; por ello tenía centros de experimentación y estudio a lo largo de toda el área y también en los Estados Unidos. Los laboratorios de Lancetilla en San Alejo, Honduras y el de Quepos en Costa Rica interactuaban constantemente ya que ambos formaban parte de un mismo proyecto. Por eso se hace imprescindible hacer referencia al caso hondureño y a veces al panameño.

Fuente: Constuido en base a investigación propia

2. El paisaje en el Pacífico central y sur de Costa Rica en el siglo XX En el siglo XX, el Pacífico central y sur de Costa Rica tuvo tres períodos en relación con la UFCo que son el objeto del presente análisis. A inicios del período los territorios estaban ocupados por diversos productores de granos básicos y ganado que mercadeaban sus productos a través de rutas de cabotaje. Posterior a la década 1930 la transnacional dominó gran parte del área y sembró banano. A mediados del siglo empezó a sustituirlo por palma aceitera. Conforme los terrenos quedaban abandonadas algunos fueron ocupadas por antiguos trabajadores de la empresa que después de 1980 también se involucraron el cultivo aceitero1. Estas transformaciones estuvieron profundamente influidas por las plagas que afectaron al cultivo y las estrategias que utilizó la empresa para afrontarlas. El abordaje de los asuntos agronómicos no se daba en el vacío; este se encontraba sustentado en la ideología imperante en la empresa y por ende en los científicos. De la interrelación entre paquetes tecnológicos y naturaleza surgió el paisaje del Pacífico central y sur.

2.1. El período del predominio del banano La explotación de banano significó la importación de un cultivo milenario de las regiones del sudeste asiático. Su explotación en Costa Rica se afincó inicialmente en el Caribe. La expansión de la enfermedad el mal de Panamá condujo a la empresa a trasladar sus operaciones bananeras al litoral Pacífico. Esto conllevó cambios en los patrones de tenencia de la tierra y los cultivos. La aparición de plagas en el cultivo gestó diversos patrones de control en los cuales la ideología que impregnaba a la empresa y sus enfoques “científicos” promovían modalidades específicas de respuestas. Este contrapunteo entre el cultivo, plagas y control fitosanitario afectó profundamente los paisajes incluyendo a los seres humanos instalados en ellos.

2.1.2. Antecedentes: El origen del banano El banano se originó en el sudeste asiático, en la región de India, Malasia, Indonesia y Papua Nueva Guinea. La planta del banano pertenecen a la familia Musaceae y al género Musa. Este género tiene cinco secciones pero para efectos del presente estudio interesa solamente la sección Eumusa la más grande y de distribución geográfica más amplia. Dentro de esta sección se encuentran las especies E. acuminata y E. balbisiana las cuales representan los orígenes silvestres prácticamente todas las variedades cultivadas con una participación de M acumiata significativamente mayor (Simmonds R. H., 1987, págs. 87-89). Todo parece indicar que en la interacción entre el hombre y estas especies, las plantas se fueron tornando partenocárpicas a la vez que desarrollaban frutos cada vez más pulposos y grandes. Finalmente su reproducción ante la ausencia de semillas fértiles se vio limitada a la propagación por brotes. Esto implica que las migraciones del banano están ligadas a las humanas (Horry & Jay, 1988).La evidencia de cultivo de banano más antigua se ubica en el sitio Kuk en el Valle de Wahgi en Nueva Guinea. Los estratos de mayor edad datan de hace 10.000 años. Los culivares ubicados son de Musa Eumusa acuminata y de otra sección arcaica denominada Ingentimusa. No se ha logrado determinar si la presencia de los híbridos con E balbisiana se debe a entrecruzamientos

1 El banano es un cultivo intensivo en mano de obra que en 1976 según las estadísticas de Ellis (Ellis 1983)

requería 0.80 trabajador/hectárea. La palma en ese momento podía ser mantenida con 0.22 trabajador /hectárea.

(Clare 2009) De allí que el cambio de cultivo produjera un desempleo masivo.

ocurridos en el mismo sitio o está relacionada con la llegada más tardía de los austronésicos (Vrydaghs & De Langhe, 2002) y (Simmonds N. , 1962). La llegada de los bananos que se desarrollaron a partir de E acuminata y E balbisiana a América enfrenta a dos teorías: una plantea que estos se encontraban en América a la llegada de los Españoles, y que tienen aproximadamente 2000 años de estar aquí traídos por los austronésicos y reexportados con el camote nativo, el algodón americano y el ayote Lagenaria siceraria a Rapa Nui o Isla de Pascua. La otra teoría plantea que fueron los europeos quienes introdujeron la fruta vía las Islas Canarias – La Española. Como se mencionó antes, el hecho de que el banano ( E acuminata y E balbisiana) no tenga semillas implica que su reproducción está asociada a la presencia humana y sus migraciones; de ahí el acalorado y apasionante debate. Entre los estudiosos que defienden la presencia de la fruta previa a la llegada de los europeos se encuentra Langdon, quien aborda la cuestión desde un enfoque verdaderamente interdisciplinario usando análisis lingüísticos, históricos y botánicos. Sea como fuere si ya estaba aquí o lo trajeron los españoles tanto el banano como el plátano pronto se convirtieron en parte de la dieta local (Langhe, 1995) y (Langdon, 1995) .

2.1.3. El cultivo del banano y sus enfermedades en Costa Rica A lo largo del período 1870- 1930 en Costa Rica hubo fundamentalmente tres esquemas de cultivo bananero caracterizados por modalidades específicas de relaciones entre ciencia, ideología y ambiente que conformaron los paisajes en los que se asentó la fruta. El primer esquema fue aplicado inicialmente en la costa Caribe; este se basaba en las prácticas de los obreros jamaiquinos a escala ampliada y en la renta forestal. El segundo sistema se implementó en el Pacífico. En este la agricultura estaba imbuida de un carácter militar en donde los patógenos eran enemigos a los cuales había que destruir en una confrontación de guerra total para lo cual se confiaba en las capacidades de la ciencia. Tras el fracaso de este modelo y en la confluencia de una crisis financiera de la empresa y el agotamiento de la frontera agrícola, el fitomejoramiento adquirió una relevancia de primer orden. Dentro de esta nueva visión se buscó adaptar el cultivo a través de la manipulación genética a las condiciones ambientales, se intensificó la producción a través del uso de fertilizantes y se continuó utilizando el control químico para combatir hongos, sobre todo la sigatoka.

2.1.3.1. Inicios del cultivo bananero en Costa Rica

El cultivo bananero en Costa Rica estuvo asociado a la construcción del ferrocarril al Atlántico en el último tercio del S. XIX. Anteriormente se producía únicamente para el consumo interno. Con el avance ferroviario se impulsó su comercio y participación en los mercados internacionales. Especialmente durante los lapsos en que se interrumpían las labores constructivas, los trabajadores cultivaban bananos tal y como habían hecho en Jamaica. A partir de esto pronto se empezaron a exportar pequeñas cantidades producto de estas siembras. (Maquardt S. , "Green Havoc": Panama Disease, Environmental Change, and Labor Process in the Central, 2001) El sistema de cultivo consistía en tumbar la montaña y sembrar los brotes de banano entre los troncos caídos. Véase la siguiente descripción de las prácticas agrícolas de esa etapa hecha por Hugh Benett en 1926 para la revista de la Asociación de Geógrafos Americanos como parte de

un estudio sobre los suelos y la agricultura en Centroamérica; para el cual visitó las plantaciones de la UFCo.

“Estas son tierras sumamente productivas que sin ninguna fertilización dan buenas cosechas de maíz, bananos, plátanos, frijoles, café, cacao y un gran número de vegetales y frutas tropicales. Los bananos han dado buenos rendimientos de manera continua por largos períodos en las tierras bajas sin auxilio de fertilización o cultivo alguno y han disminuido muy poco su productividad en las áreas que no han sido afectadas por el Mal de Panamá (…) “La UFCo no aplica ningún cultivo al banano en Centroamérica. Al hacer una nueva siembra se remueven los matorrales y se siembran los “vástagos” en línea como a veinte pies de distancia en ambas direcciones. Seguidamente se tumban los árboles grandes que habían constituido el bosque y se dejan en el suelo allí donde cayeron. Las nuevas plantas afloran a través del entramado de árboles y vainas. Después de 14 meses han crecido hasta convertirse en “árboles”. Para ese entonces los pequeños árboles y todas las ramas del bosque original se han podrido y el campo está suficientemente despejado para realizar la cosecha. Arbustos, maleza y toda una gran cantidad de bananos que han brotado se eliminan por medio de dos o tres chapias anuales con machete, la herramienta agrícola universal en las tierras bajas tropicales” (Bennett, 1926)

Igualmente Ronny Viales describe la agricultura bananera de ese período de manera semejante:

“ ...la explotación de la tierra en el enclave se caracterizó, para Centroamérica en general, por la labores técnicas como la roza – la tumba de árboles para abrir montaña-; la chapia –la limpieza de malezas en el terreno-; y el deshoje del cultivo, y un nivel de tecnificación que no utilizaba fertilizantes, solamente plaguicidas por lo que, la reproducción de la fertilidad estaba asegurada por una rotación del cultivo en tierras vírgenes que se rozan antes de la siembra. El período de cultivo es de 10 a 20 años, dependiendo de la variedad de la fruta, las técnicas de cultivo, las enfermedades y los fenómenos naturales que azoten la plantación”2 (Viales, , Los liberals y la colonización de las Areas de Frontera no Cafetaleras: El Caso de la Región Atlántica (Caribe) Costarricense entre 1870 y 1930.,, 2000, págs. 288-289)

La omisión de esfuerzos por prolongar la vida útil de los terrenos de siembra incluyó la

ausencia de uso de fertilizantes como política general de la empresa. Viales plantea que esto se dio a

pesar de que desde 1911 el gobierno costarricense insistía en la pertinencia de su utilización, mediante

la extensión agrícola gubernamental. Esta instancia enfatizaba la conveniencia de incorporar abonos

nitrogenados, fosfatados, potásicos, calcáreos y hasta verdes. (Ibid. p.286 Viales cita a: Popenoe,

Wilson. “El cultivo del banano en la Zona del Caribe”. En: Revista de Agricultura (Costa Rica), Tomo

IX, No. 3, Marzo 1937)

Como consecuencia de las políticas y prácticas de la UFCo durante esa primera etapa del cultivo, este se subvencionó a través de la renta forestal y el acceso cuasi gratuito a grandes extensiones de tierra

por los contratos ferrocarrileros. La renta forestal se refiere a la fertilidad inicial presente en la tierra recién deforestada. Rus ha demostrado que esta incluye un control inicial de las malezas por ausencia de semillas, disponibilidad de agua pues el impacto sobre el ciclo se da con cierto retardo, protección contra los vientos dada por el bosque residual, control fitosanitrio inicial y condiciones físicas inaugurales de los suelos de esponjamiento, que luego se compactarán por la exposición al sol. (Francois, 1995, págs. 91-110) En esta primera fase, desde muy temprano, ya en la década de 1890 se empezaron a detectar anomalías en las plantas de variedad Gros Michel utilizada en los sembradíos. En grandes sectores la fruta se producía deforme y las hojas inferiores se tornaban color café. Se llegó a conocer este problema como el “Mal de Panamá”. Aunque la enfermedad no dejaba de ser un contratiempo para la producción, tampoco implicaba el cese de la actividad dada la gran disponibilidad de terrenos antes mencionada. A pesar de ello a partir de 1900 los reportes de la enfermedad se fueron haciendo cada vez más frecuentes. Para 1904 el síndrome estaba causando serias pérdidas tanto en Costa Rica como en Panamá. En 1910 después de un brote en Bocas del Toro y Costa Rica hubo que abandonar ocho mil hectáreas de cultivo en cada país (Maquardt, 1996). Al año siguiente se iniciaron las investigaciones científicas para tratar de enfrentar la plaga. Pronto, en 1915 una investigación financiada parcialmente por la compañía descubría la relación causal entre el síndrome y Fusarium oxysporum f cubense, un hongo terrestre. Este actuaba invadiendo las plantas por las raíces y obstruyendo los tejidos vasculares lo que finalmente causaba la mortalidad. Es importante recordar aquí que las plantas de banano son en realidad clones idénticos a la planta madre. Como se mencionó antes estas no tienen semillas por lo que se reproducen por “hijos” o “vástagos”. Los “hijos” por tanto serán en su estructura genética una copia exacta a la planta “madre”. Existe poca información disponible sobre las investigaciones llevadas a cabo en este período; sin embargo en 1923 John Johnston un científico de la United Fruit reportaba que veinte años de investigación y tratamientos “por todos los métodos usuales utilizados en las prácticas de control de enfermedades habían fracasado para contener la epidemia.” Entre 1920 y 1922 La UFCo constituyó un proyecto secreto dirigido por Vining Dunlap, para el estudio de la enfermedad en la nueva Estación de Investigación Agrícola Changuinola, en Panamá. Los investigadores establecieron un vivero con ciento cincuenta variedades de bananos traídos de África, el Pacífico y Asia a través de expediciones de recolección que constituían empresas científicas de gran envergadura. Estas representaron toda una modalidad de relaciones trópico- trópico siempre intermediadas por redes de jardines botánicos, instancias estatales, centros de investigación y empresas de los países centrales. La Compañía desarrolló una dinámica gama de intercambios genéticos con el ministerio de agricultura norteamericano y otras firmas transnacionales productoras de cultivos tropicales como caucho y cacao. A su vez los científicos recolectores se convirtieron en efectivos vehículos de transferencia tecnológica que se movilizaban con gran fluidez a través de estos entramados. (Clare, La palma perfecta y los productos del capital genético, 2008) . Partiendo de esos materiales en Changuinola se hicieron diversas pruebas para detectar variedades resistentes al Mal de Panamá. Dunlap y su equipo lograron aislar dos de las tres variedades de banano de alto rendimiento, buen sabor y resistencia a las enfermedades que hoy día dominan el mercado mundial de ese producto. Sin embargo, en ese momento, el hallazgo fue desechado cuando los investigadores reportaron que sus frutos se dañaban con facilidad por lo que para su comercialización se hacía necesario embarcarlos en cajas. Ese factor, según los funcionarios de la empresa, hacía que las variedades alternativas no fueran productos económicamente rentables.

(Soluri, Landscape ad Livelihood: An Agroecological History of Export Banana Growing in Honduras, 1870-1975, 1998)

En 1926 los estudios de campo fueron centralizados y elevados a la categoría de “Departamento de Investigación”. Para ello se fundó la “Lancetilla Research Station” en la Lima, Honduras. El enfoque investigativo se centró entonces en la búsqueda de una agricultura “moderna y científica”. En este contexto la UFCo logró negociar la concesión del Pacífico costarricense con el Gobierno de Costa Rica. (Cerdas, 1993, pp.126-131) Entre 1927-1930 la empresa abrió sus nuevas y resplandecientes Divisiones de Quepos y Golfito ubicadas en el Pacífico central y sur de este país tras haberse apropiado por diferentes medios de grandes extensiones de tierra. Desde la perspectiva teórica que asume al paisaje como manifestación espacial de las relaciones entre grupos humanos y entre éstos y sus ambientes, el desplazamiento de la UFCo, aparece como un modelo en donde la Compañía aplicó, según sus intereses, sus recursos exitosamente. Su capacidad económica se tradujo en el dominio del espacio y la apropiación de la renta forestal que suplió los nutrientes necesarios para un cultivo bananero de bajo costo monetario. Conforme la tierra se agotaba y las plantas se enfermaban, este era trasladado a nuevos parajes. Finalmente la percepción del ambiente como infinito que tenía la empresa motivó la migración, esta vez a una mayor escala, a la otra costa del país. Entretanto en el Caribe los costos ambientales y la desarticulación de los sistemas socioeconómicos afectaban profundamente a los habitantes de la zona. (Viales, Después del Enclave 1927-1950, 1998). El desplazamiento suscitó nuevas contradicciones entre grupos humanos dado su acceso diferenciado a los recursos. En conclusión se puede argumentar que la presencia de la UFCo en el Pacífico fue producto de la interacción hombre –naturaleza en una escala regional más amplia; en donde las respuestas del medio, el agotamiento y el mal de Panamá, generaron el traslado del cultivo al Pacífico gestando de esa manera una serie de nuevas disputas.

2.1.3.2. El cultivo bananero en el Pacífico costarricense y su infestación con el mal de Panamá

Ana Luisa Cerdas describe la región del Cantón de Osa en los años 1930s como una zona ocupada por pequeños poblados con grandes problemas de vías de comunicación para sacar los productos que cultivaban, especialmente granos y pecuarios. Algunos pequeños y medianos productores sembraban banano en las llanuras de los ríos Parrita, Naranjo, Sierpe y Grande de Térraba así como en el área de Puerto Jiménez. Tras varios contratos entre el Gobierno y la Compañía (1930, 1934 y 1938) ésta logró adjudicarse gran cantidad de terrenos. Para ello se valió de terceras personas, de la Ley de Gracias y la Ley de Denuncios entre otros ardides. Es importante recalcar que la compañía se apropió de tierras ocupadas por pequeños propietarios, indígenas y hasta poblados enteros. (Cerdas-Albertazi, 1993). En un primer momento la empresa se abasteció de banano por medio de la compra a productores independientes. Más adelante los fue absorbiendo. Este acaparamiento de tierras por parte de la compañía implicó un cambio sustantivo en el paisaje. De una explotación por parte de pequeños productores de granos, especialmente arroz, maíz, frijoles y ganado se pasó a un paisaje dominado por extensas plantaciones de banano. A pesar de esa concentración, la situación de aislamiento en la cual se encontraba la zona, incidió en la supervivencia e incluso aumento de la producción de autoconsumo. De acuerdo a Royo Aspa en 1956 la compañía arrendaba 16.783 hectáreas a 1.251 particulares.(Royo-Aspa, p.55, el autor toma el dato de Rojas, Álvaro “La gran plantación bananera en Costa Rica” MAG, Departamento de Planeamiento y Coordinación, s.f., pp.18-19) Igualmente el censo agropecuario de 1955 revela que se mantenía una importante producción de arroz y maíz.

El esquema aplicado por la UFCo en esta segunda fase a pesar de que continuaba con la práctica de uso y abandono de la tierra, incorporaba un cambio de paradigma en el sentido khuniano del término. (Khun: 1962). De acuerdo a las concepciones de la empresa las plantaciones eran ahora “modernas y científicas”. Se controlaban las condiciones de humedad a través de drenajes e irrigación y finalmente se hacía uso de abonos (UFCo, Department of Research Annual Report 1958 pp 10-15). En concordancia con la idea de que el fusarium era un agente oportunista que se valía de las deficiencias en el terreno para invadir las plantas, también se trataron de subsanar las carencias de los suelos desviando los asientos lodosos de los ríos a los terrenos cultivados. De esta manera según los científicos se reproducían los ricos suelos naturales que otrora habían provisto las abundantes cosechas iniciales. A pesar de la magnitud de las inversiones de la UFCo en aras de proveer las condiciones ideales para el cultivo, el mal de Panamá devastó la prístina plantación de Quepos con increíble rapidez. Para 1947 se habían agotado las reservas de tierras bananeras en esa región y ya en 1956 estaban suspendidas las exportaciones de bananos. (Maquardt S. , "Green Havoc": Panama Disease, Environmental Change, and Labor Process in the Central, 2001). En 1951 en su reporte anual la empresa informaba a los accionistas que un nuevo método de control del mal de Panamá por inundación de tierras acabaría con las prácticas de abandono. (United Fruit Company, 1951). Esa fue la estrategia más drástica en el intento por controlar el Mal de Panamá dada la magnitud de los impactos sociales y ambientales que causó. El hecho de que una transformación a tal escala se llevara a cabo hay que ubicarla en el contexto de un período en el cual los funcionarios se encontraban habituados a cambiar los paisajes radicalmente, sin sufragar las consecuencias ambientales o sociales de las transformaciones. El origen de los sumergimientos también provino de un plan piloto liderado por Vining Dunlap en la Estación de Lancetilla en la Lima. Se sumergieron 4.000 hectáreas en Panamá y 6.100 en Honduras entre 1945 y 1955 (Department of Researh Annual Report 1958 pp 19-35). En este último país la necesidad del control de las aguas de los Ríos Ulúa y Comayagua para realizar los sumergimientos obligó a reformar la Ley de Aprovechamiento de Aguas, lo que provocó la llamada Rebelión de las Aguas en 1931 (Buchard-García, 1997, págs. 122-127). A pesar de todos estos esfuerzos los terrenos inundados se infestaron de nuevo con renovada virulencia. En Costa Rica el congreso nunca concedió a la empresa el control de los ríos por lo que esa práctica no fue aplicada en Golfito ni en Quepos. (Buchard-García, 1997, págs. 122-127).

En los reportes anuales a los accionistas se informaba que los altos costos del sistema de inundación de tierras y la continua necesidad de dotar de infraestructura a las nuevas fincas incorporadas a la producción bananera eran factores de primer orden en la baja sustancial en los rendimientos de las acciones. Esta caída en la década de 1950 se puede apreciar en el cuadro siguiente.

Cuadro No.1

Dividendos pagados por acción por la United Fruit Company 1950-1959 $ corrientes norteamericanos

Año 1951 1952 1953 1954 1955 1956 1957 1958 1959

Monto 4.75 4.50 3.50 3.00 3.00 3.00 3.00 2.75 1.00

Fuente: Informes Anuales United Fruit Company a sus accionistas Las inversiones requeridas por el sistema de inundación de terrenos en aras de controlar el mal de Panamá, el fracaso de este remedio, la constante necesidad de construir nueva infraestructura y los acontecimientos climáticos de ventoleros e inundaciones incidieron en la disminución de dividendos producidos por la empresa.

El agotamiento de tierras bananeras condujo a la intensificación de los esfuerzos por ocupar los terrenos desechados con nuevos cultivos productivos. En 1952 Clarence Jones del departamento de Geografía de la Northwestern University y Paul Morrison del Michigan State College (Jones & Morrison, 1952) quien estaba sirviendo como científico invitado en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas en Turrialba visitaron las plantaciones bananeras bajo el auspicio de la compañía y reportaron que:

“…la compañía está siguiendo la política de no sembrar banano en ningún terreno cuya vida útil sea menor a cinco años (….) igualmente aquellas áreas que debe abandonar su intención es ponerles algo productivo” (Jones & Morrison, 1952, pág. 12)

Por su parte la capacidad destructora del mal de Panamá parecía agudizarse. En junio de 1957,

el científico de la UFCo R. H. Stover identificó la enfermedad en unas pocas plantas en la finca

Martiana, en Rio Frío de Sarapiquí, para 1958 el 80% de la plantación estaba infestada y

totalmente destruida.3

A esta situación fitosanitaria crítica se unían los desastres “naturales” como inundaciones y sobre todo los ventoleros tumbaban los plantíos dada la ausencia de bosques que aminoraran la velocidad de los vientos. En el informe Anual de 1955 la Junta Directiva de la Compañía y su Presidente expresaban que debido la limitada producción de Honduras y a pérdidas por inundaciones en Costa Rica, y dado que estos dos países eran los principales productores de fruta de primera, la empresa se había visto obligada a comprar el banano en el mercado abierto. En esa coyuntura la empresa aplicó dos estrategias: la siembra de palma aceitera en las tierras abandonadas en Quepos y la intensificación de las inversiones en ciencia y tecnología para enfrentar el mal de Panamá. El contrapunteo entre el cultivo, la aparición de las plagas, los ventoleros y las inundaciones abría ventanas de oportunidad a los trabajadores que iban quedando cesantes tras el cierre de

3 Dept. of Research. Annual…1958

las plantaciones afectadas por estos elementos. De esa manera fueron ocupadas las fincas El Silencio, Finca Alajuela, Finca Limón, Finca Caucho y Kilómetro 22. La falta de capital de trabajo y de insumos hacía que la rotación en la posesión de la tierra fuera muy alta (Clare, Del bosque al palmar, 2009) y (Royo-Aspa, 2003) Por ello a pesar del aumento en la cantidad de parcelas las condiciones de vida de los antiguos bananeros no mejoraron4.

2.1.3.3. El cambio de paradigma en el control del mal de Panamá y el combate de la sigatoka

Tras el fracaso en la prevención del mal de Panamá por medio del control de la humedad y la fertilización en Quepos y Golfito la empresa desplegó a partir de 1956 un renovado esfuerzo de investigación científica. En la década de 1960 se concluyó que la alternativa viable era un cambio de variedad. Sin embargo fue la pequeña empresa competidora Standard Fruit la primera en aplicar esa transformación. El cultivo con las variedades Cavendish implicó el cierre de las plantaciones bananeras del Pacífico y la reapertura de la actividad en el Caribe; donde no se hacía necesaria la irrigación. El cambio más importante en el cultivo del banano en el Pacífico costarricense en esta fase no estuvo relacionado con el mal de Panamá, sino que con la sigatoka. La introducción de la aspersión con sulfato de cobre en las plantaciones para controlar el hongo tuvo efectos catastróficos sobre la salud de los trabajadores y el paisaje.

2.1.3.4. El cambio de variedad como estrategia de control del mal de Panamá

En 1957 inaugurando el renovado énfasis de la Empresa en el desarrollo tecnocientífico el director de los laboratorios de investigación advertía a los sesenta científicos, con nivel de doctorado, muchos de estos recién contratados que:

“… el mal de Panamá sigue siendo el problema más grande de la Compañía, con pérdidas por abandonos de terrenos y costos en procedimientos de control alcanzando millones de dólares cada año. El mal de Panamá es por lo tanto el interés primordial del Departamento de Investigación. Los esfuerzos inmediatos deben estar dirigidos a sistemas más baratos y efectivos de control. Esfuerzos de largo plazo deben buscar un control positivo o la eliminación de la enfermedad a través de un inhibidor o tipos resistentes de la variedad Gros Michel” (Department of Research United Fruit Company, 1957, pág. 5)

Nótese que en ese año, cuando se ampliaron las investigaciones y los equipos científicos, la empresa seguía enfocada en la variedad Gros Michel con su gruesa cobertura y resistencia a los golpes. Dentro de este esquema, dada la magnitud del problema y lo crítico de la situación la empresa “atacó”5 a la enfermedad desde varios flancos simultáneamente. Para ello desplegó

4 Con base en los censos agrarios Royo cuantificó el incrementó de fincas entre 1950-1984 en el cantón

de Osa: este aumentó por 5,3 y la extensión de las mismas por 4,5. En ese período la media nacional fue un

incremento por 2,2 en la cantidad y 1,7 en la extensión. Clare por su parte con base en trabajo de campo en las

fincas palmeras constató que ese movimiento contenía altas rotaciones a lo interno de las parcelas. 5 El informe utiliza precisamente el término ataque lo que nos transfiere la idea de que el enfrentamiento

con la enfermedad era visualizado por los funcionarios como una guerra. “The attack on Panamá disease is

proceeding simultaneously on several fronts”

una gran capacidad de articulación en el estructuramiento de una red interinstitucional que se retroalimentaba constantemente. Se convirtió así en un importante centro de acopio y desarrollo de estudios botánicos, físicos y químicos. Por sus laboratorios pasaron los mejores científicos del momento, ya fuera como investigadores invitados o residentes. Esta respuesta a las pestes por parte de las instituciones norteamericanas había sido promovida por sectores agrícolas afectados por plagas anteriormente, pero la magnitud de la red elaborada por una sola compañía solo es comprensible si se acepta la correlación con su poderío.6 Los “frentes” se organizaron bajo cinco “enfoques”. 1. El Departamento de Investigación aplicó un primer esquema el cual llamó: “Estudios Fundamentales” Estos tenían que ver con la vida, nutrición, reproducción y supervivencia del Fusarium oxysporum f. cubense en la planta de banano, en los suelos o en otras plantas. También se enfocaba en la búsqueda de inhibidores específicos o agentes destructores del hongo. Estos estudios se hacían en coordinación con la Universidad de Cornell, de California, Oregon State College, Purdue University y Harvard University en asocio con la Estación Experimental La Lima en Honduras. La dirección y coordinación era responsabilidad de Stover, más adelante autor de uno de los principales manuales de enfermedades del banano: Banana, Plantain and Abacá Disease. (Stover, 1972) En La Lima un equipo de científicos se especializaba en las relaciones entre hongos, insectos, materiales antibióticos y antimicóticos encontrados en insectos terrenos o plantas. En Coto, Costa Rica, las investigaciones se centraban en el ambiente de los suelos y la penetración de las raíces. Almirante, Panamá por su parte se concentaba en estudios de nematodos en coordinación con los Laboratorios Centrales de Norwood, Massachsetts.

Todos estos programas eran supervisados desde “Headquarters for the Department of Research” en Boston. También existía un laboratorio de apoyo en Nueva York encargado de gran variedad de asuntos incluyendo financiamiento a estudios hechos por otras instituciones para la Compañía como el Presbyterian Hospital, University of Rochester, Childrens Hospital of Boston, etc.

2. El segundo grupo de investigaciones se enfocaba en lo que los científicos llamaban “Estudios de control mecánico”. Este departamento correspondía a los estudios para prolongar o restaurar la vida productiva de terrenos resistentes y no resistentes al Mal, a través de procedimientos de sumergimiento, arado y sedimentación. Estos se llevaban a cabo en las estaciones experimentales de Honduras, Costa Rica, Guatemala, y Panamá. 3. Otra visión estaba centrada en el “Control Químico”. Se referían al control de la enfermedad por medio de fungicidas, con o sin sumergimiento y o arado. Se apuntaba específicamente a la búsqueda de un fungicida sistémico de acción prolongada. En este campo de estudios la Compañía se alió con las compañías de productos químicos y farmacéuticos europeas y norteamericanas. Los laboratorios de la United se encargaban de proveer los especímenes de oxysporum f.cubense.

4. El “Control Biológico” experimentaba con rotación de cosechas, tratamientos orgánicos etc. Se consideraba que había una asociación entre el Mal de Panamá, la microflora y la acidez.

6 Para un estudio de caso que plantea el apoyo institucional a los agricultures en su manejo de las plagas

ver: Susana Iranzo, Alan L. Olmstead, Paul W. Rhode; Historical Perspectives On Exotic Pests and Diseases in

California. Setiembre 2000. Mimeografo.

5. El “Programa de Fitomejoramiento” buscaba desarrollar una variedad de banano que produjera fruta de características similares al Gros Michel pero resistente a la enfermedad. Aquí se ubicaban los genetistas, patólogos y cytologistas. Este programa se llevaba a cabo en estrecha colaboración con la Universidad de Perdue y con los programas del Reino Unido en Jamaica y Trinidad. También buscaba obtener semilla “limpia” o sea libre de enfermedades. (Department of Research United Fruit Company, 1957, págs. 4-6) Para el desarrollo de sus investigaciones la empresa tenía varias estaciones además de la de Coto 54 en el Pacífico sur y la de Lancetilla en Honduras; había un centro experimental en Sevilla, Colombia y otra en Guayaquil, Ecuador. También participaban en las investigaciones el North Carolina State College y la Mayagüez Experiment Station en Puerto Rico, la cual pertenecía Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Había una intensa colaboración e intercambios de plantas con el Fairchild Garden, y con la Estación Tropical de Experimentación Sub-Trop de la Miami University (United Fruit Company, 1958, pag. 24) Los reportes de las visitas presentados en los informes anuales de investigación ilustran la actividad científica que se estaba desplegando. Véase como ejemplo esta cita de 1958:

“A lo largo de 1958 más de 150 científicos y otros personeros interesados en estudios tropicales visitaron los laboratorios de La Lima, algunos por períodos breves y otros durante estadías mas prolngadas. Entre estose hallaron el Dr. Snyder,de la Universidad de California ( Autoridad en Fusarium ), el Dr. C. E. Palm, de Cornell (Entomologo), Dr. J.G. Matthysse,también de Cornell (estadía de un año ) el Dr. H.H. Kramer,de Purdue (Genetista) el,Dr. Hugh Popenoe,de la Universidad de la Florida (Científicos de suelos) y muchas otras figuras de relevancia en investigaciones agrícolas” (United Fruit Company, Department of Research, 1958)

Por estos mismos años algunas de las universidades que participaban en los programas conjuntos de la United Fruit se interesaron por implementar sus propios departamentos de estudios tropicales, entre ellas la Universidad de Florida y la Universidad de Harvard. Fue precisamente en el Jardín Fairchild durante la Conferencia Sobre Botánica Tropical en 1960, que se sentaron las bases para la fundación del IICA cuya sede se ubicó en Costa Rica. (Amador-Berrocal, 2002) También era parte de las políticas del Departamento organizar y participar en congresos a los cuales debían asistir sus científicos. En 1958 este organizó un encuentro sobre Fusarium en Purdue. Los miembros de siete divisiones del departamento de investigación fueron a las sesiones en El American Institute of Biological Sciences en la Universidad de Indiana(United Fruit Company Department of Research, 1958, pag.22).

Las investigaciones desarrolladas fueron evidenciando que el fusarium oxyporum f. cubense era

un hongo sumamente complejo con mutaciones frecuentes que generaba gran cantidad de variaciones

en su desarrollo. Así mismo se desistió de las negociaciones políticas para transferir el sistema de

inundaciones a Coto puesto que este ya había demostrado su poca utilidad:

“Las áreas inundadas constituyen aproximadamente el 50% de la

producción de Honduras y hasta recientemente la totalidad de Panamá.

En los último años se ha hecho evidente que el reclamo de los terrenos

inundados en Panamá no ha cumplido con las expectativas.(…) no solo es el

procedimiento sumamente costoso, sino que la vida útil de los terrenos

reduce el margen de ganancia necesario para continuar con los

inundamientos.” (United Fruit Company Department of Research, 1957, pag.14)

Ante este panorama el fitomejoramiento se presentaba cada vez mas como la alternativa viable.

Como parte del programa la Compañía mantenía una colección de 70 variedades de Musa en la finca

Guaruma, Honduras producto de las expediciones mencionadas y los continuos intercambios

efectuados (United Fruit Company Department of Research,

1958).

“Uno de los objetivos más importantes del programa de fitomejoramiento

será afrontar el mal de Panamá (…).Existen otros problemas y surgirán

nuevos, que se podrán afrontar adaptando la planta al ambiente antas que

adaptando el ambiente a la planta”.

“(…) Sospechamos que el programa de fitomejoramiento puede proveer la

mejor solución para el mal de Panamá, pero entretanto debemos mejorar los

procedimientos de control y reducir su costo. Simultáneamente continuamos

con el programa genético con el objetivo de producir los cambios necesarios

en la planta de banano. Por supuesto que también se continuará con la

búsqueda de una “cura” específica o un método de control

satisfactorio.”(United Fruit Company Department of Research, 1957, pag.5)

Irónicamente fue la Standard Fruit, la competencia de la UFCo, quien implementó en la década

de 1960 el cultivo del banano Cavendish, una de las primeras variedades que habían analizado los

laboratorios de la UFCo a inicios del siglo. La empresa competidora implementó el cambio de sistema

en el embarque transportando los bananos en cajas. (Soluri, Consumo de masas, biodiversidad y

fitomejoramiento del banano de exportación, 1920-1980, 2001) y (Ellis, 1983)

2.1.3.5.El control de la Sigatoca

La sigatoca es una enfermedad causada por el hongo ascomicete (hongos de saco) Mycosphaerella musicola Leach . El ciclo de vida de los ascomicetes incluye la reproducción asexual y sexual lo que le permite la dispersión efectiva independientemente de factores que de otra manera serían limitantes. En el mapa se aprecia la distribución mundial de la sigatoca bajo un patrón de nuevo trópico-trópico.

Mapa Número 2 Distribución Mundial de las enfermedades Sigatoka y Sigatoka negra

La sigatoca se identificó por primera vez en Java en 1902 (Mourichon, Carlier, & Fouré, 1997). Anterior a 1934 esta se había confinado al sudeste asiático, pero en un ejemplo más de las relaciones trópico – trópico en ese año apareció en Trinidad. Al año siguiente ya se había dispersado a una plantación hondureña de la UFCo y de ahí se extendió hacia el norte a Belize, México, Jamaica y las Islas del Caribe. Para 1936, o sea en menos de dos años ya había recorrido casi todo Centroamérica. Las recién abiertas divisiones de Golfito y Quepos se infestaron casi tan pronto como se sembraron. (Maquardt, 2002) La aparición de la sigatoka fue considerada por uno de los fitopatólogos de la época como “ la mayor crisis de la historia de la UFCo” (Maquardt S. , Pesticides, Parakeets, and Unions in the Costa Rican Banana Industry, 1938-1962, 2002). Esta percepción de la magnitud del problema es sorprendente dado que se presentaba de manera simultánea al mal de Panamá que la empresa llevaba cincuenta años combatiendo. En 1936, Vining Dunlap reportó desde Honduras que 8.900 hectáreas se encontraban infestadas, 2.800 al año siguiente estaban totalmente fuera de producción y la cosecha decayó en un 36% pasando de 5.8 millones a 3.7 millones de racimos. En sectores cercanos a Puerto Cortés, en La Pimienta las exportaciones se redujeron en un 66%. A diferencia del mal de Panamá la sigatoka se esparce por aire. En el siguiente gráfico se ven las ascosporas y conidios responsables de la diseminación del hongo. (Mourichon, Carlier, & Fouré, 1997) En largas distancias el hongo se traslada por medio de germoplasma infectado, vástagos contaminados o también por las ascosporas transportadas por el viento. La diseminación local

El entrelineado rojo representa la distribución del Mycosphaerella fijiensis causante de

la sigatoka negra

El entrelineado verde hace referencia a M. musicola responsable de la Sigatoka

Fuente: Mourichon, X., J. Carlier, E. Fouré y PROMUSA “Sigatoka Spot Diseases en

Musa Disease Fact Sheet No. 8

más importante se da por los conidios. La reproducción está relacionada con el aumento de los niveles de humedad

Figura 1 Desarrollo de la enfermedad de la Sigatoka del plátano producida por Mycosphaerella musicola

Fuente: Juan Francisco Bolaños Instituto Interamericano de Cooperación para la

Agricultura (IICA) www.iicasaninet.net La United Fruit Company una vez mas bajo la guía de su científico en jefe Dr. Vinning Dunlap recurrió al control de la epidemia por medio de la atomización de sulfato de cobre con cal, también llamado caldo bordolés. Se le llama así por su utilización en la región francesa del mismo nombre donde se le utiliza desde fines del S XIX como fungicida para los viñedos. La enfermedad y su profilaxis impactaron profundamente el Pacífico costarricense. Desde el

panorama estructural de la tenencia de la tierra el costo de los químicos y de la infraestructura para su aplicación eliminó a gran parte de los pequeños productores acentuando la ya de por si concentrada producción bananera. (Maquardt S. , "Green Havoc": Panama Disease, Environmental Change, and Labor Process in the Central, 2001) En las fincas de la UFCo el programa de atomización costó caro a la salud de los trabajadores. El control del hongo requería de veinte a treinta aplicaciones anuales de 250 galones por acre de sulfato de cobre con cal. Para ello, en la década de 1940, la empresa instaló plantas de bombeo y extensos entramados de tubería a los cuales se conectaban mangueras con las cuales los empleados atomizaban cada planta de banano. Esta operación requería aproximadamente el 25% de la fuerza laboral de la empresa. La inhalación del químico producía “pulmón verde” cuyos síntomas y efectos eran semejantes a los de la tuberculosis. Las dimensiones de las consecuencias sobre la salud de los trabajadores en el Pacífico costarricense de lo que la empresa llamó “el proyecto más grande de atomizaciones jamás llevado a cabo en el mundo”7 fue documentado por Maquardt en su excelente estudio del tema. (Maquardt S. , "Green Havoc": Panama Disease, Environmental Change, and Labor Process in the Central, 2001) Además de las secuelas sobre la salud humana, los terrenos saturados de sulfato de cobre se tornaron prácticamente estériles. A pesar de ello fueron vendidos a productores de arroz quienes en consecuencia reclamaron la participación del gobierno al descubrir la incapacidad agrícola del suelo. En los reportes del Departamento de Investigación de la UFCo los investigadores científicos informaban que la esterilidad no era homogénea, sino que se veía condicionada por la intensidad de las aplicaciones del químico. Los sectores más atomizados y aquellos que las “crecientes” de los ríos tendían a anegar estaban más afectados. La reacción química entre los lodos de escorrentía y el sulfato de cobre hacía que éste tendiera a aflorar (Maquardt S. , Pesticides, Parakeets, and Unions in the Costa Rican Banana Industry, 1938-1962, 2002) y (United Fruit Company, 1968, pag.511).

2.1.4. El paisaje del Pacífico sur tras la presencia bananera En 1984 la UFCo cerró sus actividades bananeras en el Pacífico sur. Esto culminó una desestructuración social y económica que había empezado veinte años atrás. Mientras que antiguos trabajadores bananeros y algunos empresarios siguieron insistiendo en la viabilidad de la producción bananera otros grupos se garantizaron que los tractores eliminaran los últimos bananales en la década de 1990 (Hernández, 2005) y (Clare, Del bosque al palmar, 2009). Muchas de las fincas, ahora en manos de cooperativas, fueron sembradas con otra musácea: plátano. En otros casos se sembró cacao o palma aceitera. El paso del banano limitó las alternativas productivas posteriores ya que muchos cultivos como el arroz no son tolerantes al sulfato de cobre. Los sistemas técnicos y científicos de la empresa favorecieron diversos tipos de relaciones entre los seres humanos y los ambientes. En las ocupaciones iniciales la tumba del bosque permitía a la empresa la apropiación de la renta forestal en el sentido amplio del concepto. Esto iba en directa correlación con el poder del que gozaba la empresa. Posteriormente la ausencia de bosque agudizaba los efectos de los ventoleros y las inundaciones. Esto propiciaba la

7 Frederick L. Wellman, Tropical American Plant Disease, Neotropical Phytopathology Problems,

Metuchen, N.J.:Scarecroe, 1972,335.

ocupación de esos terrenos “desechados” por la UFCo por parte de los antiguos trabajadores. Evidentemente los nuevos ocupantes entablarían sus propios diálogos. La plantación a base de clones exactos propició la aparición de epidemias, siendo la más relevantes el mal de Panamá y la sigatoka. Para enfrentar la primera, inicialmente la empresa respondió trasladando constantemente sus plantaciones hasta que los costos y el agotamiento de terrenos suspendieron la viabilidad de esto. Irónicamente un cambio de variedad, un recurso de la biodiversidad ofreció la respuesta. La empresa que había consumido miles de hectáreas de reservas genéticas, utilizaba esta alternativa como solución. Actualmente los mayores bancos de germoplasma de banano están en Montpellier, Francia. (Dominic, Sears, & Stapleton, 1997)Eso plantea una vez mas ¿a quíen pertenece la biodiversidad? Y más importante aun ¿quien tiene acceso a los recursos genéticos? El control químico de la sigatoka tuvo graves efectos sobre los ecosistemas y sobre la salud humana. El papel que han jugado los agroquímicos ha llevado a constituir un observatorio para evaluar su uso en la Universidad Nacional de Costa Rica. Aquí se ha presentado un bosquejo de las interacciones entre seres humanos y ambientes a través de los paquetes tecnológicos utilizados. Es evidente que los procesos y sus consecuencias no fueron lineales ni homogéneos. Sin embargo a pesar de no haberse abordado la complejidad de todos los factores involucrados hay tendencias que apuntan a degradaciones ambientales acumulativas y patrones de distribución de esas consecuencias desiguales y no siempre evidentes a primera vista. También se aprecia la interconexión, adrede o accidental, entre las diversas zonas tropicales. Tanto el material genético como sus patógenos se han dispersado por la faja tropical del planeta. En el siguiente apartado se apreciará que los paquetes tecnológicos también han transitado esas rutas.

2.2. La El período del cultivo de palma aceitera en el Pacífico costarricense La palma aceitera presentaba múltiples atractivos para la empresa frutera: requería poca mano de obra, resistía el sulfato de cobre que impregnaba los suelos de la zona tras la siembra de banano y había un mercado disponible a nivel nacional. Los científicos agrícolas trataron de implementar un sistema de cultivo apoyado en la fuerza motriz y la mecánica. A pesar de ello fue su capital genético recopilado a lo largo y ancho del planeta el que le permitió aumentar la productividad y enfrentar las plagas.

2.2.1. El origen de la palma aceitera

La palma aceitera africana Elaeis guineensis es nativa de la región africana que bordea el Golfo de Guinea en la costa oeste de África donde ha sido un cultivo predominante durante siglos. En esas zonas las mujeres majaban y hervían los frutos para sacar el aceite. Este lo destinaban a la iluminación, producción de pomadas analgésicas y elaboración de jabón. Las cáscaras más duras las utilizaban como combustible mientras que con las hojas construían los techos, las cercas, petates y escobas. Con las fibras de las venas hacían cestería, cuerdas y materiales de pesca. La savia de los brotes de las inflorescencias masculinas era consumida en forma de bebida fermentada ya fuera como una especie de vino o una fuerte bebida alcohólica. Así mismo se hacía vinagre con ella. Por la diversidad de usos que se le daba su cultivo era muy apreciado.

La abolición del comercio de esclavos africanos en el siglo XIX liberó las redes comerciales para el intercambio del aceite de palma. Los desarrollos químicos de esa misma época, aunados a la naciente Revolución Industrial propiciaron el desarrollo de múltiples usos para el aceite: jabones, candelas, glicerina, nitroglicerina, margarina etc. Tal fue el auge del producto que en las publicaciones científicas del S. XIX se decía que los usos para “la glicerina eran tan numerosos y aumentaban tanto diariamente que sus aplicaciones eran prácticamente ilimitadas” (Henderson & Osborne, 2000) En este contexto la demanda de palma aceitera pronto sobrepasó la producción de las plantaciones naturales de África. A mediados del siglo XIX cuatro árboles cuyo origen preciso en África no se ha logrado determinar fueron llevados a los jardines botánicos Buitenzorg en Java. Los frutos de estos especímenes tenían un contenido excepcionalmente alto de aceite. Sus semillas fueron utilizadas para el desarrollo de plantaciones en el sudeste asiático, en donde el cultivo floreció incluso mejor que en África (Hartley, 1988, págs. 18-23). En el continente africano a inicios del siglo XX fueron especialmente notables las plantaciones de William Lever quien obtuvo grandes concesiones de tierra en el Congo Belga del gobierno de Bélgica. Esto fue el inicio de la transnacional Uniliver, otra de las grandes empresas que se gestaron a partir de dotaciones de territorios para la producción de productos tropicales al estilo de la UFCo. (Roach, 2005, págs. 19-44) y (Hartley, 1988, págs. 11-15)

2.2.2. Las colecciones de palma aceitera: la apropiación del capital genético

La historia de la palma aceitera en Costa Rica ha estado indisolublemente ligada a la UFCo. Como se planteó antes la empresa desde inicios del siglo XX experimentaba con cultivos alternativos para ocupar las tierras desechadas por el banano. Como parte de ese esfuerzo y para tener acceso a la diversidad genética del planeta la UFCo se insertó en las redes de intercambio de los jardines botánicos. Estos habían tenido un gran auge desde el siglo XIX por la expansión de los imperios coloniales y su interés de inventariar los posibles recursos productivos (Schiebinger, 2004, págs. 5-11). Las primeras palmas que obtuvo la empresa fue por medio del secretario Colonial de Sierra Leona a quien el administrador de la división bananera de Guatemala le solicitó algunas semillas. Estas se utilizaron inicialmente para fines decorativos pero más adelante se incluyeron dentro de las colecciones. La Estación Experimental de Njala en esa colonia era utilizada como centro de acopio de variedades africanas de palma y posteriormente esta le proveyó a la UFCo accesiones nigerianas, angoleñas y sierraleonesas. También recibió especímenes de las colonias holandesas quienes utilizaban como reservorios el Jardín Botánico de Serdang en Malasia y el jardín Botánico Bogor en Java, considerados entre los principales centros botánicos del sudeste asiático. Otro jardín que dotó a la compañía de semillas fue el Eala en el Congo Belga. Producto de todos estos intercambios en 1930 habían 35 variedades de palma sembradas en la estación experimental de Lancetilla, Honduras (Richardson, 1995) La UFCo también organizaba sus propias excursiones de recolección a las zonas tropicales. Estos funcionarios visitaban jardines botánicos, estaciones experimentales, colecciones privadas y todo aquel sitio que coleccionara especies que pudieran resultar de interés, incluyendo las áreas silvestres. Los recursos obtenidos constituían el capital genético que facilitaba la participación de la empresa en las redes de intercambio. Los botánicos que laboraban para ella eran científicos de renombre que frecuentemente a lo largo de sus vidas

transitaran por diversas instituciones públicas y privadas como industrias químicas, universidades, etc. El departamento de agricultura norteamericano también fue uno de los grandes proveedores genéticos de la UFco. Esta alianza le permitió a la empresa acceder a palmas de la gran colección del jardín botánico de la Florida actualmente Fairchild Garden. (Fairchild, 1982) En 1920 el 30% de sus accesiones habían sido obtenidas a través de este instituto8. Al final de la guerra mundial al restablecerse las comunicaciones con los productores de palma malayos los científicos de las estaciones centroamericanas se dieron cuenta del interés de los asiáticos por las variedades de palmas mesoamericanas; las elaeis oleífera. Costa Rica se encontraba precisamente en el centro originario de esta variedad. Fue entonces que se organizaron expediciones de recolección de estas palmas en la región. Entre los años 1968 y 1969 se recogieron en Costa Rica especímenes de Palmar, Quepos, Limón y Golfito. En Panamá se hicieron recorridos por los territorios de Armuelles y Chiriquí. También se hicieron excursiones a Colombia, Surinam y Brasil. Esto fue un gran esfuerzo que involucró a una gran cantidad de personas. Para la década de 1990 la colección de oleiferas llegó a tener 365 accesiones que cubrían 43 zonas de vida. Esto la hacía una de las colecciones de oleiferas más grandes del mundo. Las palmas recolectadas se plantaron en Coto pues allí no se habían dado casos de una enfermedad llamada pudrición letal del cogollo. En Colombia, Panamá y Sarapiquí ese mal había destruido gran parte de las plantaciones experimentales. Como parte de las prospecciones de oleiferas de 1966 se encontró en Quepos en un potrero cercano a las colecciones, una palma de una arquitectura totalmente peculiar. Esta era un cruce natural entre Elaeis oleífera y Elaeis guineensis. La palma se recolectó y polinizó con E. guineensis. Nacieron dos palmas anormales, una tenía hojas largas pero el tronco grueso, la otra las hojas cortas y el tallo corto. Estas fueron el material a partir del cual se desarrolló todo el programa de las “palmas compactas”. Probablemente este ha sido el logro individual más importante de los cien años de investigaciones en palma de la UFCo. A partir de la década de 1970 el personal del laboratorio promovió el intercambios de este material oleífera con los diversos jardines botánicos. Se hicieron trueques con el jardín Banting en Malasia y Kew Gardens en Londres. Pero además de estas instituciones gubernamentales se intercambió con la ahora poderosa transnacional Unilever, para este momento la empresa más importante a nivel mundial en grasas y aceites. Ésta había recolectado una serie de especies silvestres en Camerún en las tierras altas de Bameda las cuales estuvo dispuesta a compartir a cambio de algunas de las nuevas accesiones americanas. Las colecciones oleiferia de esta manera entraron a funcionar como capital en el comercio genético de palmas. Conforme se fue comprobando que estas eran resistentes a la enfermedad de la pudrición letal del cogollo se fueron haciendo más atractivas y el interés en ellas aumentando. (Richardson, 1995) . En general queda claro que la diversidad de los ecosistemas tropicales del planeta, incluidas las palmas aceiteras, fluyeron a través de los jardines botánicos, institutos de las potencias coloniales y colecciones de las grandes transnacionales. Los científicos que migraban por esas redes transportaban con ellos sus conocimientos e ideologías científicas que aplicaban a los sistemas de explotación de los productos tropicales

8 Datos calculados en base a los cuadros de accesiones presentados por Richardson

2.2.3. La conformación de un nuevo paisaje: la siembra de las plantaciones de palma en el Pacífico costarricense

En 1943 ante el cierre en el Pacífico central de las operaciones bananeras provocado por el mal de Panamá la UFCo empezó a gestionar la siembra de palma aceitera. Esta tenía la cualidad de no verse afectada por la saturación del sulfato de cobre en los terrenos. Comercialmente también se perfilaba como una actividad viable gracias a la disponibilidad del mercado local que sufría recurrentes crisis de falta de grasas. Inicialmente se establecieron negociaciones para participar al gobierno en el proyecto pero ante los acontecimientos políticos de esa década la empresa optó por realizar las plantaciones sin la colaboración estatal (Clare, 2009). Para llevar a cabo la selección de las palmas que habría de sembrar en sus plantaciones el departamento de investigación de la Compañía decidió evaluar un racimo por mes de cada una de las variedades que tenía en sus colecciones a lo largo un período de dos años. La palma aceitera produce dos productos; el aceite de palma y el aceite de coquito. Los administradores ejecutivos del proyecto debían decidir el interés económico prioritario. El departamento de investigación por su parte debía seleccionar la variedad mejor adaptada a las condiciones locales pero que a la vez respondiera a los criterios de los ejecutivos y obtuviera la máxima productividad. Es interesante que los factores que guiaron la valoración fueran la producción de racimos (peso), la relación de aceite de la semilla o coquito con respecto a la semilla y la relación entre semilla y fruto (Richardson, 1995). Inicialmente no se consideró el contenido del aceite en el mesocarpio, característica considerada actualmente como el factor más importante en la rentabilidad del cultivo. No queda claro en los reportes si existía un interés por aprovechar los dos tipos de aceite o si simplemente se consideraba que el rango de variabilidad del aceite en el mesocarpio no era significativo. Posteriormente se incluyó en la evaluación. Taxonómicamente las palmas se clasifican dentro de la Familia, Palmaceae, Tribu Cocoineae, Género Elaeis y existen tres especies: E. guineensis de Africa Occidental, E. oleifera (Elaeis melancocca), de Centroamérica a Brasil y E. odora de América del Sur. Sólo las dos primeras especies tienen utilidad comercial. Los frutos de la especie E. guineensis o palma africana tienen un contenido más alto de aceite que las E. oleífera o palmas americanas. Las variedades o tipos de palma se distinguen principalmente en base a las características del fruto. Esto es importante porque de ello depende el porcentaje de pulpa en el fruto, que es la materia de la cual se extrae el aceite. Los frutos están compuestos de un pericarpio o piel lisa brillante, un mesocarpio o pulpa amarillo anaranjado muy aceitoso, un endocarpio o cáscara dura de color negra y el pericarpio que envuelve de una a cuatro almendras (coquito). La apariencia de la fruta de palma se asemeja al pejiballe común. Las tres variedades o tipos principales de palma aceitera son las Dura que como su nombre lo indica tienen una cáscara gruesa y dura superior a los 2mm; las Ténera cuya cáscara tiene un grosor variable pero es mucho más delgada que el tipo Dura y las Pisífera cuyo fruto está desprovisto de cáscara. El cruce entre dura y pisífera produce la variedad ténera (United Brands). En la figura se ilustran las diferencias entre las variedades de fruta.

Cuadro 2

Pruebas de Rendimiento de las diferentes variedades de palmas United Brands 1942-1944

Característica Deli Bogor

Deli Sumatra

Deli Serdang

Mejores Africanas

Africanas Promedio

Peso promedio(kg) 26.8 24.1 21.4 20.3 11.8

Aceite/Racimo (%) 14.1 13.6 13 11.7 12.3

Frutos/racimo(%) 6.4 6.6 6.6 8.3 7.3

Aceite /ha ™ 2.9 2.5 2.1 1.6 1

Fuente: Richardson

Tipos o variedades de fruta de palma aceitera

El cuadro presenta los tres tipos principales de fruto de palma que se distinguen por su forma, cáscara y grosor de la cubierta de la semila o

“coquito”. El cruce de las duras con pisífera produce el tipo tenera.

El cuadro muestra las evaluaciones llevadas a cabo por el Departamento de Investigación. Nótese que aquí ya se había incluido el aceite del mesocarpio (aceite/racimo) para la calificación de las variedades.

La colección se agrupó bajo cinco categorías. Las palmas de variedad Deli introducidas del Jardín Botánico de Buitenzorg en Java, las Deli introducidas de Sumatra, las Deli introducidas de la Universidad Agrícola de Serdang en Malasia, las variedades africanas en general y las mejores variedades africanas. El cuadro anterior muestra los parámetros considerados por los científicos y los resultados obtenidos los cuales evidenciaron la superioridad del material de Bogor. Para la década de 1960 ya los criterios habían cambiado y el interés estaba claramente enfocado en la cantidad de aceite extraíble del mesocarpio, quedando claro el papel secundario del coquito. Irónicamente sin embargo las pruebas de evaluación se hacían pesando los racimos, sin medir la extracción del aceite. En base a esas nuevas valoraciones se pasó a sembrar Delis y cruces de Delis X Téneras Africana. Se utilizaban las Delis como plantas madre y se fecundaban con polen de Ténera africana. Estas palmas producían excelentes racimos pero también tenían un acelerado crecimiento, lo que hacía que alcanzaran gran altura en pocos años. Esto dificultaba la recolección de la fruta. En la década de 1970 se consolidó el interés por la fruta tipo ténera. La semilla se producía a partir de cruces de palmas madre Duras fecundadas con polen de palmas de tipo Pisífera. Este cruzamiento producía un 100% de téneras con un alto contenido de aceite en el racimo. Véase el siguiente cuadro comparativo que presentaba la United Brands (United Brands Co., sin año):

Cuadro 3

Comparación hecha por la United Brands de las características de las variedades Dura y Ténera

CARACTERÍSTICA DURA TÉNERA

Frutos en el racimo 45-65 45-65

Pulpa en el fruto (%) 40-65 70-85

Almendra en el fruto (%) 10-15 5-15

Cáscara en el fruto (%) 25-55 1-30

Aceite en el mesocarpio (%) 40-55 40-55

Extracción industrial normal (%)

15-16 20-21

Fuente: United Brands; Aspectos Generales de la Palma Africana

Esta estrategia elevaba la productividad en términos de aceite hasta niveles muy cercanos a los máximos internacionales. A pesar de los buenos rendimientos la fruta en la década de 1980 fue cuestionada por sus características nutricionales y los efectos de las grasas saturadas sobre la

Nótese la inclusión en éste análisis de fines de la década de 1970 de la cuantificación del contenido del aceite en el mesocarpio y la

capacidad de la extracción industrial.

salud. El aceite de palma para esta década se había convertido en el principal competidor del aceite de soya. Esto desató una lucha entre discursos científicos. La Asociación Americana de Soya (ASA por sus siglas en inglés) pidió al Departamento de Alimentos y Drogas de Estados Unidos que aquellos productos que contuvieran aceite de palma presentaran una leyenda diciendo “Contiene aceite de palma una grasa saturada”. Tras una campaña de más de $2 Millones de dólares en contra del aceite de palma la industria a nivel internacional respondió promoviendo estudios independientes. Esto sacó a la luz que si bien el aceite de palma tiene hasta un 45% de grasa saturada, no tiene ácidos trans-grasos presentes en otros aceites. Además tiene un alto contenido de caroteno y por lo tanto vitamina B y vitamina E que pueden inhibir la síntesis del colesterol. (Henderson y Osborne, 2000). Por su parte los científicos del departamento de investigación de la United Brands llevaron a cabo sus propios estudios. En 1989 estos demostraron que el aceite de las especies E. oleifera o palma americana tenía niveles de ácidos grasos insaturados entre 60 y 75%. En otras palabras los saturados se daban en un rango del 25-40%, significativamente menor que los contenidos en las E. guineensis o palma africana (Chavez & Sterling, 1989). Evaluando la trayectoria del desarrollo genético se aprecia que los criterios de evaluación fueron cambiantes. En las primeras incursiones tentativas al cultivo no se tenían clara la relación económica entre el aceite de coquito y el aceite de palma. Una vez enfocada la atención en el aceite del mesocarpio se buscó una variedad con un alto contenido de éste en la fruta. Más adelante adquirió importancia la relación entre ácidos grasos saturados e insaturados. Desde ese enfoque la especie oleífera representaba las mejores alternativas. Las demandas impuestas al cultivo se han afrontado a través del capital genético provisto por todas las regiones tropicales del planeta. Una vez más se hace evidente la importancia de la biodiversidad para la UFCo y se percibe la dimensión biocultural de los cultivos.

2.2.4. Concepciones tecnocientíficas, las demandas de la cosecha y un nuevo paquete genético

Uno de los atractivos para la empresa de la producción palmera era su bajo requerimiento de mano de obra. Durante las primeras décadas no se fertilizaba y el manejo de suelos era mínimo lo que hacía que el peso proporcional de la cosecha fuera el rubro que mayor atención demandaba (Clare,). La palma aceitera da fruto todo el año por lo que la recolección constituía el problema logístico más complejo. Si la fruta se cortaba antes de que madurara se perdía un porcentaje del aceite pero si se cortaba pasado cierto grado de madurez se producían ácidos grasos que alteraban el sabor deseado. Por ello los ciclos de cosechas deben ser aproximadamente cada diez días. Viniendo de cultivar banano con su consiguiente uso intensivo de mano de obra, la dirigencia de la empresa propiciaba la mecanización de las labores. Como se ha visto las primeras siembras se hicieron con variedades Delis duras. Estas palmas crecían hasta grandes alturas (en jardines botánicos han llegado hasta 20mts: Hartley) lo que con el paso del tiempo fue dificultando la cosecha. En los primeros años se utilizaron escaleras para recolectar la fruta. A partir de la década de 1960 se implementó el uso del cuchillo malayo. Este era una vara larga con un cuchillo curvo en el extremo. Este cambio técnico significó un gran avance ya que agilizaba muchísimo el proceso. A fines de la década de 1970 e inicios de 1980 los palmares de Quepos ya tenían más de veinte años y medían más de 10 mts de altura.

Enfocada la empresa hacia la mecanización invirtió en unos costosos brazos mecánicos para alcanzar la fruta. Esto no fue una solución pues el peso de las máquinas maltrataba las raíces, por lo que se debió regresar a la utilización del cuchillo malayo hasta tanto no se renovaran los palmares (United Brands, Archivos Memorandos Internos Cosecha 1970-1990). Dadas las complicaciones que generaba la altura de las plantas el programa de palmas compactas que desarrollaron los científicos a partir de los especímenes recolectados en Quepos resultó de gran trascendencia. Estos utilizaron las palmas de Quepos como plantas madre y las fecundaron con polen de las mejores variedades introducidas de Asia y África. Cada cruce requería de aproximadamente seis años para ser evaluado. Por ello la respuesta genética tardó en confrontar la alternativa mecánica (Richardson, 1995). Posteriormente las palmas compactas generaron toda una nueva línea de productos para la empresa: la venta de semillas y clones. Hasta aquí queda claro que la amplitud de los insumos genéticos, el alto grado de capacidad científica de los equipos de investigación de la UFCo y un liderazgo excepcionalmente estratégico del Director de Investigación impusieron el recurso genético como alternativa para la solución de diversos problemas productivos aunque posterior a fallidos experimentos de mecanización. En el banano, la variedad Lakatan fue ignorada antes que implementar un cambio en el manejo y transporte de la fruta. No se puede obviar que la primera era un producto accesorio, por lo que el riesgo era menor, mientras que el segundo era el insumo medular de la empresa. En el abordaje del manejo de las problemáticas agrícolas los ritmos biológicos y económicos se encontraban en constante enfrentamiento. Por ello también los recursos químicos y mecánico eran aceptados como “mas efectivos”.

2.2.5. Los paquetes tecnocientíficos para el manejo de las plagas en el cultivo de palma aceitera

Se ha argumentado que los paquetes tecnocietíficos fueron sido los vehículos de implementación de la ideología frente al ambiente: en esta interacción confluyeron lo botánico y lo humano. La presencia de las plagas ofrece un ventana privilegiada para examinar la compleja relación y la manera en cómo se constituyeron los paisajes. La pudrición letal del cogollo repercutió en el acomodo del cultivo palmero exclusivamente en el Pacífico ya que su presencia en el Caribe impidió la siembra en esa área. El anillo rojo movilizó capacidades externas a la empresa para su control.

2.2.5.1. El caso del anillo rojo, hoja pequeña

Desde 1963, en los informes anuales del Departamento de Investigación, se reportaba que había problemas con un cierto tipo de enfermedad que provocaba la aparición de hojas anormalmente pequeñas y un anillo rojo en el tronco de las palmas. La cita tomada de una de esas comunicaciones se encuentra entre las primeras descripciones de esos síntomas:

“Se encontró la bacteria Fusarium Cephalosporium y un nemátodo no identificado en el tejido enfermo. No fue posible confirmar la patogenicidad de la bacteria o del hongo aislados. Daños por varios tipos de insectos también estaban presentes en los árboles afectados.

Una enfermedad con síntomas similares está ocurriendo en San Alejo, Honduras y se le ha llamado “Hoja pequeña” Las observaciones indican que la similitud de los síntomas es solo superficial y se presume que las dos condiciones tienen causas diferentes. El complejo anillo rojo, hoja pequeña ha sido descrito en varias partes del mundo y sus causas han sido atribuidas a variedad de bacterias, hongos, virus y nemátodos; pero la causa es aún desconocida.” (United Fruit Company, 1963, págs. 302-303).

A lo largo de la década de 1970 Los científicos del Departamento de Investigación detectaron la presencia del mal en los cocoteros del área costera de Parrita y Quepos. La isla Damas, Palo Seco, Esterillos, Dominical, Punta Mala y hasta Coto presentaban casos de anillo rojo en palmas de coco. Sin embargo las plantaciones de palma aceitera estaban libres del mal. En un esfuerzo preventivo y para evitar focos de contagio procedieron a cortar todos los cocoteros que se encontraban en los terrenos de la Compañía como ornato. Se conocía que la enfermedad había atacado el cultivo de coco en Colombia, Venezuela, Surinam y Brasil. Por ello dispusieron inspecciones periódicas, esperando la inevitable infestación de las palmas aceiteras. A pesar de esto cuando la enfermedad llegó la velocidad a con la que se dispersó sorprendió a los patólogos del Departamento de Investigación. Véase la siguiente entrada en uno de los informes de laboratorio.

“Anillo rojo fue detectado en los cocotales cerca de Golfito el año pasado, este año la enfermedad fue detectada en La Mona a 5 kms de Golfito hacia Río Claro. Esto indica que la enfermedad se esparce rápidamente hacia nuestras plantaciones en Coto” (United Fruit Company, 1977).

En 1978 se detectaron por primera vez palmas aceiteras infestadas en Quepos. Estas mostraban un hueco en la base del tronco con gran cantidad de galerías, larvas, pupas y adultos de un insecto que para entonces se había logrado identificar como el abejón Rynchophorus palmarum. Se había descubierto también que este era vector de un nemátodo de 1 milímetro de largo, muy delgado y transparente llamado Rhadinaphelenchus cocophilus; el cual bloqueaba los vasos del xilema o tejido encargado de transportar el agua y los minerales causando la enfermedad del anillo rojo en cocoteros y palmas aceiteras. El insecto operaba atacando los árboles a través de heridas que tuvieran en sus troncos provocándoles daños adicionales y depositando el nemátodo que cargaba. (United Fruit Company, 1978, pág. 209) Comparando los casos del anillo rojo y el mal de Panamá es evidente la diferencia en la llegada de ambas enfermedades. Mientras que en la primera situación ya se conocía el agente causal, aunque no la profilaxis, en el otro caso, el mal había devastado miles de hectáreas de cultivo antes de que se identificara el fusarium oxyporum. Una diferencia temporal de más de medio siglo entre ambos casos se tradujo en panoramas tecnocientíficos de la empresa radicalmente dispares. El mal de Panamá provocó la aparición de los primeros centros de investigación de la UFCo. En contraposición para 1978 ya la empresa contaba con toda una gama de científicos de primera categoría, infraestructura y la experiencia acumulada de casi setenta y cinco años de investigación. A pesar de ello la diferencia más importante la aportó la composición genética de ambos cultivos ya que esta determinaba la vulnerabilidad de las plantaciones.

Para 1980 J. A. Salas publicó un artículo sobre el Anillo Rojo en la revista Agronomía Costarricense (Salas, 1980, págs. 199-202) alertando sobre la presencia de la enfermedad. A pesar de que se la consideraba potencialmente como una de las más serias amenazas, retrospectivamente su gravedad parece limitada al compararla con el mal de Panamá o la Sigatoca. La palma aceitera a diferencia del banano se reproduce por semilla y como se ha visto a lo largo de este estudio el origen genético de esta había ido variando según los cruces aplicados. Esta diversidad había gestado una cierta resistencia ante las enfermedades. Consecuentemente las plantaciones reaccionaban según se edad o en concordancia con la variedad sembrada en cada período. A fines de la década de 1980 las palmas jóvenes o de menos de 10 años en ese momento presentaban una incidencia de 0.1% de individuos enfermos por hectárea o menos. En áreas de más de 20 años de sembradas el mal avanzaba muy poco. Sin embargo la susceptibilidad mayor se presentaba en las áreas en que las plantas tenían entre 11-16años de edad. Dado que en la mayoría de las plantaciones antiguas no se podía especificar el origen de las plantas, era imposible caracterizar genéticamente las progenies más susceptibles. La incidencia más acentuada se había dado en Honduras, con respecto a un material que se había traído directamente de África y sembrado entre 1973 y 1974. Algunos de estos lotes llegaron a tener hasta un 20% de palmas enfermas (Chinchilla C. M., 1991, págs. 1-17). Las mismas variaciones entre palmerales parecía actuar como una barrera natural que aminoraba los efectos de la plaga. Comparando la vulnerabilidad de una plantación de palma al anillo rojo y una de banano gros Mitchel con respecto al mal de Panamá hay un rango importante de diferencia de contagio. Para efectos comparativos se puede tomar el caso extremo de la plantación en Santa Marta, Colombia, Estación Experimental de Sevilla en donde en junio de 1957 el Dr. R. H. Stover identificó unas cuantas plantas infestadas de Fusarium oxyporum. Un año después en 1958 el 80% de las plantas estaban infestadas y totalmente improductivas. La composición idéntica de los clones de banano conllevaba reacciones iguales al hongo. A fines de la década de 1980 a raíz de un congreso en la Universidad de Costa Rica un especialista en química orgánica sintética Cam Oehlschlager, del International Research Development Center y Carlos Chinchilla de la División de palma de la UFCo establecieron contacto. El químico se encontraba instalando una planta procesadora de ipepacuana (Cephaelis ipecacuanha) en el sector de Upala por encargo de la corporación canadiense, que según sus estatutos, se dedicaba a ayudar a países en desarrollo a utilizar la ciencia y la tecnología para solucionar problemas sociales, económicos y ambientales. Tras el encuentro de ambos científicos Oehlschlager incorporó a sus actividades el desarrollo de una feromona para atraer al Rynchophorus palmarum. Los resultados de la investigación fueron comparativamente casi inmediatos publicándose en 1991 los resultados preliminares: “Chirality and field testing of Rhynchophorol, the aggregation pheromone of the american palm weevil Rhynchophorus palmarum (L).” en Naturwißenshaften, y en 1992 publicó junto con Chinchilla y Liliana Gonzalez, “Management of the American palm weevil (Rhynchophorus palmarum) and the red ring disease in oil palm by pheromone-based trapping”. En el: International Seminar on Coconut Research and Development for Latin America and the Caribeean. Kingston, Jamaica. Entre 1991-1992, Oehlchlager y González fundaron una compañía de productos químicos, especializada en la producción de feromonas: ChemTico. Esta se ha dedicado a abastecer de Rhynchophorol

(nombre que le pusieron a la feromona) a las plantaciones de América, además de producir productos de control biológico para multitud de cultivos. El control del anillo rojo puede considerarse como un caso de éxito. La enfermedad representaba la plaga más importante para la palma en el Pacífico costarricense y la feromona permitió ejercer un control bilógico del vector con una incidencia en el ambiente casi nula. Además de esto su costo económico era muy bajo. Desde el marco teórico metodológico de la ecología histórica queda claro que las palmas aceiteras presentes en las plantaciones de la UFCo (United Brands en 1980) no eran productos “silvestres” o “naturales”. Estas palmas eran objetos tecnológicos; “productos únicos y no reproducibles de la hibridación de leyes naturales y de la acción social”. Este desarrollo específico se había nutrido de la diversidad humana y natural. Las colecciones de palmas procedían de toda suerte de ecosistemas tropicales del planeta. Algunas eran productos de la cuidadosa selección hecha por culturas milenarias. Otras eran silvestres. En todo caso eran parte de los reservorios genéticos del mundo que una vez coleccionados eran cruzados para obtener nuevas variedades “bioculturales”. La palma y el banano han sido ejemplos especialmente ilustrativos de la tendencia de los productos tecnológicos a reproducir las relaciones de poder que los conformaron. La UFCo usufructuó de la diversidad genética de los territorios tropicales apoyada en las redes de investigación locales, internacionales y propias. Los científicos de estas entidades colaboraron entre ellos y sus interacciones se plasmaron en el paisaje. Surge necesariamente la pregunta sobre la participación de las comunidades locales tropicales en los réditos de estos sofisticados especímenes biotecnológicos.

2.2.5.2. La pudrición letal del cogollo

Mientras que el control del anillo rojo ilustra las capacidades de la ciencia, la pudrición letal

del cogollo muestra sus límites. La enfermedad no se ha podido tan siquiera identificar. Al día

de hoy no se le ha asignado un nombre científico dado que no se ha logrado determinar su

origen. La importancia de esta plaga estriba en que limitó la expansión del cultivo de la palma al

Pacífico costarricense aunque las mejores tierras estuvieran en el Atlántico (Franqueville, 2001)

y (Richardson, 1995)

Richardson director de investigaciones de palma de la UFCo consideraba las observaciones de los síntomas hechas por Reiking, otro científico de la compañía, en Almirante, Panamá en 1928 como la primera aparición documentada de la enfermedad. Los eventos anteriores a 1960 son borrosos en un ámbito que de por sí sigue siendo confuso. En 1966 se presentó una epidemia en Turbo, Colombia que arrasó una plantación de 2.500 hectáreas de palma E. Guineensis y en Colón, Panamá mató 1.000 hectáreas sembradas. En el Informe de 1976, diez años después de aquella epidemia se informó sobre un nuevo brote: esta vez en Costa Rica: “Plantación de Palma Aceitera Garrido, Llovera, Sarapiquí, Costa Rica:

Plantación de aproximadamente 350 hectáreas con palmas de 4-12 años de edad. Esta es la única plantación de palmas de aceite en la costa Atlántica de Costa Rica y es de interés especial debido a que dos otras plantaciones (Turbo, Colombia y Colon, Panamá) también en el litoral Atlántico fueron destruidas por Pudrición Letal del Cogollo. (...) Entre la plantación de E. guineensis habían

aproximadamente 100 híbridos de melancoca x guineensis las cuales no mostraban síntomas de la enfermedad.” (United Fruit Company, 1976).

El Departamento de Investigación procedió a hacer los estudios requeridos. La Pudrición Letal del Cogollo no se manifiesta sino hasta que la planta se encuentra desarrollada y en edad de producir fruto, lo que hacía las investigaciones fueran muy lentas. Sin embargo se resembró la zona de Changuinola con propósitos experimentales de diagnóstico pero en 1981 quedó claro que la zona se encontraba infestada. Se declaró la región en cuarentena y se prohibió transportar cualquier material vegetal de Changuinola y su vecindad incluyendo Sixaola, a las Divisiones de Coto, Quepos y San Alejo. En 1979 se mandaron al instituto especializado en palmas de la Universidad de Florida muestras con síntomas de pudrición letal y otras sin síntomas de la enfermedad. Los análisis no lograron encontrar micoplasmas, bacterias, hongos, viruses o nemátodos responsables de la enfermedad. Posteriormente los programas de la Cirad toparon con los mismos resultados. Aunque aislaban gran cantidad de organismos no lograron establecer un agente causal. A pesar de los esfuerzos, lo limitado de los resultados condujeron a que se evitara la siembra de palma aceitera en el Caribe costarricense y panameño. Se plasmaba con nitidez que los espacios se definían como resultado de las acciones tanto de los humanos como de los patógenos u otros agentes de la naturaleza. A pesar de que la zona del Caribe costarricense tiene condiciones agroecológicas apropiadas para el cultivo palmero, la incidencia de esta enfermedad frenaba su desarrollo tal y como se aprecia en el mapa número 2.

Mapa 2

En el período 1980 -2000 la causa de la enfermedad de la pudrición letal del cogollo

epermaneció como una cuestión sin resolver. En 1988 Carlos, Chinchilla del Palm Research

Program presentó un artículo haciendo una síntesis de un seminario sobre la pudrición letal que

se había llevado a cabo en Surinam. Aunque la plaga había atacado en Nicaragua, Costa Rica,

Panamá, Colombia, Ecuador, Brasil y Surinam, no se pudo establecer una tipología clara de los

síntomas y menos un agente causal. Mientras unos hablaban de pudrición seca, otros describían

una pudrición mojada. Entretanto las tensiones entre los estudiosos se agudizaban. Algunos

afirmaban que se trataba de diferentes enfermedades mientras otros defendían que era una sola

(Chinchilla C. , La Pudrición Letal del Cogollo: Estado actual del conocimiento del problemar,

1988).

Nótese la gran extensión de las zonas aptas para palma en el litoral Caribe con relación al del

Pacífico. A pesar de ello la presencia de la enfermedad pudrición letal evotó la expansión del cultivo a esas áreas.del cogollo

En 1986 se inició un programa de investigación con la participación de las Asociaciones de

Productores de Palma Aceitera de Brasil, la HVA-International (Universidad de Ámsterdam), la

Universidad de Brasilia y el IRHO de Francia y otro en Colombia auspiciado por los productores

de ese país. A pesar de esos esfuerzos en 1996 la situación no era muy diferente. La siguiente

cita de un nuevo artículo de Carlos Chinchilla y Carlos Umaña ilustraba lo confuso que

continuaba siendo el tema de la pudrición letal: “Los nombres comunes dados a las enfermedades y trastornos del crecimiento en América pueden causar confusión, sobre todo cuando se mezclan con elementos del folklore local. Por ejemplo, la pudrición Letal del Cogollo (PLC), también conocida como Pudrición Letal de la Flecha o Pudrición de Cogollo, no es lo mismo que el Amarillamiento Letal, La Marchitez Sorpresiva o la Pudrición Común de la Flecha. (...) En todos estos casos, no ha sido posible determinar la existencia de un único agente causal (patógeno), como el responsable del problema.(...) Por más de 30 años se han realizado centenares de intentos, hasta ahora infructuosos, por identificar un patógeno como el único causante de las pudriciones de flecha en general.”

En el otro bando H. de Franqueville de CIRAD/IRHO agrupaba las enfermedades en un solo

“tipo”:

“... se trata de las enfermedades del tipo “pudrición del cogollo” (pudrición del cogollo, pudrición común, el amarillamiento fatal) que representan la más grande amenaza al cultivo de la palma. Ellas empiezan con una pudrición de la flecha que lleva a la muerte de la palma si alcanza los tejidos meristemáticos, (...) pueden asumir varias formas una forma letal (...) y una forma no letal. Todavía no se conoce si éstas son manifestaciones diferentes de la misma enfermedad, o se trata de fenómenos patológicos o fisiológicos distintos.”

En 1999 Chinchilla y Durán (Chinchilla & Durán, 1999) propusieron que existía una conexión

entre pudrición común del cogollo y las formas letales de pudrición del cogollo. En su criterio un

conjunto de factores llevaba a una expresión más o menos severa de los síntomas y su desarrollo hacia

la recuperación o muerte. Incluso mencionaron la aparición en 1992 de una Pudrición seca de la flecha

(Dry Spear Rot) en la región de Quepos, en una plantación de 3000 hectáreas en que algunas parcelas

fueron afectadas en un 70%. Esta pudrición según los autores estaría inserta en la teoría de la conexión

mencionada (Chinchilla & Durán, 1999).

A pesar del desconocimiento sobre la enfermedad o enfermedades, había consenso de que los

híbridos Elaeis oleifera x Elaeis guineensis o sea la palma híbrida americana x asiática presentaba una

fuerte resistencia y constituía la única solución viable a largo plazo del problema. Esa siguió siendo la

estrategia de la ASD la rama de investigación de la United Brands y de los estidios de Cirad. Por esa

razón las accesiones recolectadas de E. oleiferas (palma americana) en Costa Rica y Panamá que

presentaban una alta productividad, se convirtieron en activos de gran importancia (Chinchilla &

Umaña, No existe un riesgo conocido de introducir enfermedades en la semilla de palma aceitera

importada de Costa Rica , 1996). De ahí también el énfasis y la importancia que el Departamento de

Investigación le siguio asignando al mejoramiento genético. El material Elaeis oleifera x Elaeis

guineensis permitiría el desarrollo de la palma en la costa Caribe de Costa Rica en el siglo XXI aunque

se desconociera conocerse el agente causal de la pudrición.

3. Conclusiones La historia del paisaje del Pacífico central y sur de Costa Rica ha visto la secuencia del desarrollo de cultivos de granos básicos, la introducción del banano en un sistema de cultivo de plantación, la aparición de las enfermedades del mal de Panamá y la sigatoca, la posterior reconversión a la palma aceitera y la subsiguiente aparición de la enfermedad del anillo rojo y su control con sistemas biológicos. En esa línea de eventos, las propuestas de los científicos para afrontar los problemas inherentes a los cultivos afectaron profundamente los paisajes. Esto obliga a rescatar el papel que juega el individuo y su ideología en la constitución de los paquetes tecnocientíficos. Vining Dunlap lidiaba con una monumental estructura empresarial; a pesar de ello sus propuestas tenían una gran peso, eran escuchadas y muchas veces repetidas en los informes a los accionistas. Le relación del científico en jefe con la empresa y la toma de decisiones al interno de las empresas transnacionales son temas que requieren ser estudiados para entender las historias de nuestros paisajes y proteger sus futuros. El científico era a su vez el elemento portador de concepciones y racionalidades ajenas a su quehacer pero que en su accionar repercutían sobre este. Un ejemplo ilustrativo fueron las percepciones del medio como infinito que impregnaron las políticas científicas hasta la década de 1980. La racionalidad del investigador no era un producto acabado, esta se veía constantemente sujeta a controversias con autoridades jerárquicas de la empresa, políticas económicas y confrontaciones sociales. De esa sinergia surgieron respuestas como la atomización con sulfato de cobre y la condena al cambio de variedad para enfrentar el mal de Panamá. En las interacciones entre los seres humanos y el medio en el Pacífico sur se reprodujo una lógica más amplia perteneciente al capitalismo mundial. En esta las decisiones sobre el paisaje (lo que se siembra) se tomaron de acuerdo a los intereses de grupos ajenos a los locales. A pesar de ello la misma dialéctica entre enfermedades, cultivos y clima propició una ventana de oportunidad. Posterior a 1984, en plena debacle social por el cierre de las operaciones bananeras entraron a funcionar una serie de cooperativas que sembraron palma aceitera en medianas y pequeñas parcelas. Los terrenos desechados por la UFCo a causa de su agotamiento, saturación con sulfato de cobre, inundaciones, ventoleros, etc. fueron ocupados por los antiguos trabajadores. A inicios del siglo XXI poco más del 35% de la producción de palma estaba en manos cooperativas. Estos nuevos productores sometieron las técnicas ideadas por la empresa a nuevos intereses y parámetros. En otras palabras les impusieron nuevas lógicas. De ahí que se volviera a implementara introducir ganado en los palmerales, a pesar de que los animales al pisar las raíces de las palmas afectaban la productividad de los árboles. Para el pequeño parcelero la combinación le permitía sortear los altibajos de ambos productos.

Tras el examen de la dinámica de la trayectoria del Pacífico costarricense queda claro que para entender el paisaje presente se deben considerar no solo los cultivos que lo han ocupado, sino que también los eventos climáticos, las plagas, las respuestas de los científicos, sus ideologías, sus controversias y las modalidades en que estos condicionaron las alternativas.

Los actuales palmares del Pacífico central y sur, calificados junto con los de Nueva Guinea como los más productivos del mundo en el 2006, no habrían sido posibles sin las amplias colecciones de material genético de la UFCo. A pesar de ello el azar permitió la hibridación de la palma E. oleífera X E. guineensis que dio origen al programa de palmas compactas. Si bien los paisajes están integrados por los factores e interacciones visibles y a veces cuantificables que se acaban de mencionar, no se debe olvidar que la contingencia puede provocar situaciones totalmente inesperadas.

Poe último no debe pasar desapercibida la fructífera interacción que se dio entre instituciones públicas y privadas en el control del anillo rojo de la palma. Siempre fue política de la UFCo aprovechar los centros universitarios, pero en ese caso era interés del químico canadiense buscar un desarrollo complementario mientras trabajaba en otro proyecto en Costa Rica. La disposición positiva de las partes produjo resultados casi inmediatos. Si bien se puede argumentar que en la UCR se habían logrado estudios exitosos con el R. palmarum no se debe obviar las posibilidades de interacciones complementarias positivas entre instituciones de diversos sectores. En otras palabras no se trata de amigo o enemigos, más bien sería un matrimonio de conveniencia.

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