Upload
urjc
View
0
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 1
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de
España” en la América hispana durante el siglo XVII
José Antonio GUILLÉN BERRENDERO1
Cidehus-Universidade de Évora
“Es el honor uno de los principales instrumentos de reinar”2. Conceder honores será
por tanto una forma de reinar, pero sobre todo responde a un esfuerzo por centralizar la
gestión de la reputación. La sociedad castellana de los siglos modernos vivió un fenómeno
constante y permanente de preocupación por la opinión. Nos referimos más al tópico en torno
a la idea de fama de las personas. Fama, prestigio, categorías que, por usuales, no dejan de
tener su papel dentro de la construcción pública y administrativa de la imagen civil de los
individuos. Esta “voz pública” funcionaba ya fuera para consagrar la idea de que se era judío,
cristiano nuevo o para ratificar la indudable condición de hidalgo de un individuo cualquiera y
de todos sus ancestros. Será la opinión un espacio usual en las formas de sociabilidad y de
conocimiento dentro de la Monarquía. Toda vez que dos procesos esenciales en la valoración
social de las personas dependían en buena medida de las opiniones del “otro”. Así las
probanzas de nobleza para el ingreso en una Orden Militar tendrán, en la declaración de
personas, su punto y valor esencial.
Añadamos a esta circunstancia, la distancia y amplitud de territorios que componían la
Monarquía Hispana para ser capaces de comprender las dimensiones que en un determinado
momento pudo llegar a tener la circulación de la información sobre las personas. En lo que
queremos resolver en este trabajo es importante tener en cuenta tres dimensiones esenciales.
Siendo como es, un trabajo de historia de discurso y sus agentes, y teniendo en cuenta la
fuente primordial que aquí tratamos (las probanzas de nobleza para el acceso a un hábito).
1 Bolseiro Post-doctoral FCT... Este trabajo se inserta dentro del proyecto FCOMP 01-0124- FEDER 007360
dirigido por la profesora Fernanda Olival, Inquirir da Honra: Comissários do Santo Oficio e das Ordens
Militares em Portugal (1570-1773). Forma parte de mi proyecto de investigación: Os Agentes da Honra em
Castela e Portugal: Reis de Armas e Comissários das Ordens Militares e suas respectivas redes (1640-1750).
Ref. SFRH/BPD/44883/2008. El presente trabajo es apenas un primer acercamiento a esta materia. Un desarrollo
más detallado será ofrecido en la monografía que estamos preparando al respecto.
2 Diego Saavedra Fajardo, Empresas políticas, ed. Javier Ríez de Revenga, empresa 58, Madrid, 1988, p.
395.
José Antonio Guillén Berrendero
2 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
En primer lugar, la circulación del concepto de Hidalgo a fuero de España en el
espacio americano. En segundo sería resaltar el papel de aquellos encargados de generar la
opinión, los “autores” y “transmisores de la reputación del individuo, esto es, los testigos del
proceso. Finalmente el papel de los informantes, gestores del honor y funcionarios
centralizadores del concepto de honrado. Éstos resultarán claves en la selección de las
personas, pero también a la hora de valorar la forma en qué un concepto peninsular servirá
para homogenizar a los honrados de ambos lados del Atlántico. Estos elementos nos
permitirán trazar una línea que ofrezca señales sobre la transversalidad y adaptación de
determinadas categorías sociales peninsulares a otras realidades geográficas. Del mismo
modo podremos ampliar el conocimiento de los circuitos de la información relativos a la
comunicación de la idea de noble en el Imperio mediante la acción de una institución de
carácter centralizador y la acción de ésta en los territorios.
La Hidalguía a Fuero de España es base jurídica de la condición de noble en
Castilla. Representa sin ninguna duda una categoría social, pero es también un trasunto sobre
la identificación de los valores, formas de vida y legitimidades sociales. De su reconocimiento
por los otros y de su sanción por parte de la corona, nace la importancia del proceso
administrativo que termina con la investidura del hábito de caballero de un determinado
pretendiente. En nuestro caso y, al tratarse de pretendientes que viven en alguno de los
virreinatos americanos, la propia posesión de una cruz de una orden militar supone la
equiparación de las elites locales coloniales con las de la metrópoli.
Ser hidalgo en Indias debía tener algo semejante a la idea de serlo en la península en lo
relativo a la asunción por parte de éstos de ciertos puestos y oficios honrados de la
administración local y de la corona y otros factores de tipo ritual y simbólico (participar en
fiestas, cofradías) se trata en general de aspectos centrales de la sociabilidad y del resultado de
relaciones interpersonales.
En otro orden de cosas, parece que el papel de los caballeros de las Órdenes Militares
en la conquista de América, lejos de visiones patrióticas y/o teatralizadoras, resultó semejante
a la de otros individuos. El hecho de no luchar contra el musulmán infiel, debió ejercer cierta
influencia y provocó que el interés de las personas por poseer un hábito en Indias se centre
más en cuestiones de honores y rendimientos económicos que en reinterpretación y
readaptación de valores cristianos-caballerescos. Circunstancia ésta que quedaba en manos de
los religiosos. No parece suficiente pensar que la ausencia de privilegios judiciales propia de
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 3
los caballeros en Indias3 y, que es estuviese vedados algunos oficios
4, mitigase el “apetito” de
honores. Ya que con todo, se mantenían otros privilegios de orden fiscal y representativo. Por
lo que la existencia a ambos lados de Atlántico de personas afectadas por procesos de
ennoblecimiento y/o ascenso social fue algo frecuente que generó formas variadas de
representación. El siglo XVII comienza con los intentos de Felipe III de poder freno al exceso
de concesiones de hábito5, y en un esfuerzo centralizador, el 5 de febrero de 1625, Felipe IV
dispuso que el Consejo de Indias no tratase de ninguna concesión de hábitos sin la
demostración previa por parte del pretendiente de servicios personales a la corona6. O la que
Carlos II ordenó en 1676 sobre la obligatoriedad de servir seis años en la guerra para tramitar
cualquier solicitud de hábito7, decreto que amplió en su dimensión años más tarde (1692),
cuando se volvió a insistir en la obligatoriedad de prestar un servicio militar. Así, el hábito de
Santiago sería para los que hubieran realizado servicios militares bien en la armada, el ejército
o en los presidios; mientras que los de Calatrava y Alcántara quedaban relegados para los
servicios civiles y méritos bilógicos8.
Resulta evidente que la corona intentó reglamentar, homogenizar y centralizar la
concesión de hábitos durante todo el siglo XVII y principalmente en el XVIII. El propio
Felipe V en los inicios de su reinado (12 de octubre de 1703) reglamentó el régimen de
consultas -nacidas del Consejo y Junta de Guerra -relativas a la concesión de los hábitos, para
que éstas se realizasen durante cuatro días al año9. Existía una clara orientación sobre el
proceder de las probanzas, manteniendo el uso general de Castilla10
.
En el caso que nos ocupa existe un circuito de la información de ida y vuelta. La
merced de concesión de un hábito sale de Madrid hacia un determinado lugar con la
instrucción de saber y conocer datos sobre el pretendiente y su familia en los diferentes
3 Guillermo Lohman Villena, Los americanos en las Órdenes nobiliarias, Madrid, 1993, p. XXXI
4 Ibidem
5 Esto es lo que indica Cabrera de Córdoba en sus Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde
1599 hasta 1614, edición de Madrid, 1857, p. 394. 6 Recopilación de Indias, Lib. II, tít. II, Ley, LI. También se puede ver en las Ordenanzas del Consejo Real de
las Indias, Madrid, 1636, Ordenanza 49, f. 28. Citado también por Guillermo Lohman Villena, Op. Cit., p. LIV. 7 Guillermo Lohman Villena, Op. Cit, p. LIV.
8 Ibidem p. LIV.
9 Ibidem. Ver también, Manzano, Notas a la Recopilación de Indias…., Madrid, 1946, vol. II, p. 52.
10 Se presentaron novedades durante el siglo XVIII. Sí, por auto acordado del Consejo de las Órdenes de 9 de
noviembre de 1724, se permitió que en las probanzas de hermanos, bastasen apenas las pruebas documentales
presentadas por uno de ellos. O lo que se decretó en Real Orden de 6 de septiembre de 1791, por las que todas
las personas que tuvieran realizadas sus pruebas según los Estatutos de lasÓrdenes, no debían presentar
documentación adicional sobre sus antepasados. Cit por. Guillermo Lohman Villena, Op. Cit, p. LXI. Siguiendo
a Ayala, Consultas y pareceres, XI, f. 277.
José Antonio Guillén Berrendero
4 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
lugares en los que vive, vivió o vivieron. Este hecho obliga al desplazamiento de los
correspondientes informantes del Consejo de las Órdenes a los referidos lugares. De ahí la
información vuelve al Consejo que la trata y resuelve favorablemente o no. La importancia de
este procedimiento, cobra una dimensión mayor cuando la información viene de América.
Así, el pretendiente que viajó a América, llevó con él su propia reputación, hecho que deberá
ser solventado favorablemente por los testigos preguntados en su ciudad de residencia. Esa
opinión de sus nuevos vecinos, viajará de vuelta a Castilla, dónde será comparada con la
existente de él en la metrópoli.
El hidalgo que viaja de Castilla para Indias y la información que de éste va de América
para Castilla en el proceso de la concesión de un hábito son formas de identificación y de
cohesión de los circuitos de la información en la Monarquía Hispana en su dimensión
atlántica. Súbitos de dos continentes, ennoblecidos de ambos lados, servidores de ambas
esferas, reputados y preeminentes a ambos lados del Atlántico. Fuera de las interpretaciones
idílicas, teatralizadas o de la radical aversión que la historiografía burguesa manifiesta hacia
lo nobiliario, se debe analizar la forma en qué las sociedades construyen su propia memoria
social mediante la interacción de los procesos de identificación y comunicación, sean éstos in
voce o in scriptis, que ambas son formas de testificar válidas en los procesos de hábito para
las Órdenes Militares castellanas. Para la realidad de la Monarquía Hispana resulta normal
encontrar “comportamientos similares en territorios distantes”. En este sentido, los procesos
de nobleza para la obtención de un hábito, son un testimonio de primera mano. Veamos unas
notas al respecto.
El número de personas que de una manera u otra estaban en Indias durante el periodo
español fue muy elevado. También lo fue el de individuos beneficiados con un hábito de
alguna de las tres Órdenes, a las que habría que añadir la de Montesa y ya en el siglo XVIII de
la de Carlos III. A modo de idea general ofrecemos un gráfico con los caballeros de las de
Calatrava, Santiago y Alcántara que tuvieron un hábito de alguna de ellas11
. Estos datos
corresponden en líneas generales a personas que tuvieron un hábito y que nacieron en
cualquiera de los Virreinatos americanos entre 1500 y 1898. Se trata de una tabla que nos
puede dar una idea de la gran circulación de individuos, reputaciones y opiniones que
circularon entre los territorios de la Monarquía española.
11
Seguimos los datos consignados por Villena.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 5
En este texto serán analizados algunos ejemplos de informaciones realizadas en
Madrid a individuos que habían nacido en América. Será la capital de la Monarquía un
espacio privilegiado de información y de definición de lo que ser noble representaba. Pero
también se convertirá en un lugar dominado por las opiniones que desde sus mentideros,
tribunales y palacios, circulaban por toda la Monarquía.
1. Hidalgos y sin embargo, nobles.
Viejo tópico historiográfico, la definición de hidalgo a fuero de España ha chocado en
ocasiones con la constante presencia de investigadores genealógicos que en la mayoría de las
veces no han ayudado a despejar claramente lo qué es y mucho menos, su verdadera
transcendencia. Perdidos en la selva de sus árboles y relaciones sanguíneas e
consanguineidades varias, poco o nada han aportado al debate. Esta Hidalguía a Fuero de
España es tanto una categoría social reconocida legalmente como un estado de identificación,
como una imagen. En el caso que aquí vamos a analizar es importante esta última dimensión.
No se trata de una imagen iconográfica, es una imagen mental, una proyección del prestigio y
del pasado de los oriundos de la metrópoli.
Un hidalgo en América se convierte en un trasunto de preeminente social de la
metrópoli12
. Un servidor en el continente americano, es también una prolongación del
soberano de la metrópoli. La existencia de formas comunes de identificación de los honrados
y preeminentes socialmente en ambos lados es una práctica que por normal, no debe dejar de
12
Sobre este asunto, el de la hidalguía en Indias resulta adecuado la consulta del texto de Miguel Luque Talaván,
“Análisis histórico-jurídico de la nobleza indiana de origen Prehispánico”, Conferencia pronunciada en la
Escuela “Marqués de Avilés” de Genealogía y Heráldica nobiliaria el 19 de diciembre de 2002. Y sobre todo su
“Tan Principes e infantes como los de Castilla” Análisis Histórico-jurídico de la nobleza Indiana de Origen
prehispánico” en Anales del Museo de América, nº 12, 2004, pp. 9-34.
José Antonio Guillén Berrendero
6 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
destacarse. La propia realeza Pre-hispana tenía sus propias formas de legitimación y
estratificación social que funcionaba perfectamente. El hecho de tener que reconocer en otros
la condición de “principal” o “buen linaje” no debió suponer problema alguno. La aceptación
de la corona española de la nobleza indígena (1557 y 1697, esta segunda cuando se equiparó a
los descendientes de la nobleza indígena con los hidalgos castellanos13
), el conjunto de
hábitos concedidos a sus descendientes, nos habla de formas de identificación y legitimación
del prestigio y de la sangre. Elementos básicos de la consideración de hidalgo que se tienen en
la península. Coincidamos con los principales tratadistas castellanos de nobleza en que la
hidalguía es una condición social heredada (hidalguía de sangre) y/o concedida por el Príncipe
(hidalguía de privilegio)14
. Y, coincidamos también en, que ambas se embellecen en la
consideración general que los otros tienen de ella.
Serán las Indias una extensión de la Hidalguía castellana y un escenario de perfecta
asimilación de los procedimientos y usos del Consejo de las Órdenes en otra realidad
geográfica diferente, si bien que las probanzas que aquí analizamos se realizaron mediante el
recurso a la Patria común. Las Órdenes Militares castellanas establecieron como requisito
fundamental para el acceso a las mismas que se ratificara la condición de Hidalgo a Fuero de
España del pretendiente y de su padre y abuelos paterno y materno. Esta ratificación se
realizaba mediante la combinación de pruebas documentales junto con testimonios orales de
los testigos15
. En tanto que categoría jurídica establecida ya desde las Partidas, la Hidalguía y
su relación con las Órdenes Militares estará regulada por distintas recopilaciones jurídicas
castellanas y específicamente de Indias, reglamentando y legislando sobre la forma de actuar
de éstos allí.
1.2 Identificando: creación de una memoria global.
Cuál es el papel de las relaciones interpersonales en las declaraciones de los testigos
13
12
Luque Talaván, “Tan Principes e infantes…”, p.11 14
Opinión central que podemos encontrar en Juan Arce de Otálora, Summa nobilitatis, 1555. Juan Benito
Guardiola, Tratado de nobleza y de los titulos i ditados que oi día tienen los varones claros y grandes de
España, Madrid 1591. Bernabé Moreno de Vargas, Discursos de la nobleza de España, Madrid, 1621. Pedro de
Valda, Tratado de la nobleza, Valencia, 1689. 15
Para explicar el mecanismo de concesión de un hábito ver; Elena Postigo Castellano, Honor y privilegio en la
corona de Castilla. El Consejo de las Órdenes y los Caballeros de Hábito en el siglo
XVII, Soria, 1988.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 7
en un proceso nobleza para obtener un hábito en la América Hispana. En tanto que se trata de
procesos dependientes de la opinión pública y de las declaraciones de individuos sobre la
condición de otro, el papel sería esencial para la consideración de un individuo como hidalgo
y la construcción de una memoria. En tanto que los testimonios apelan directamente a la
memoria social, éstos en ocasiones deben remitir a vínculos internos entre las diferentes
sociedades urbanas hispánicas. De ahí que el cruce de relaciones en el caso de las probanzas
de los caballeros que viven en los virreinatos americanos y tienen familia en la Península,
resulte interesante en este punto. Lo es por varios motivos, en primer lugar por identificar a
los testigos. En segundo lugar por los circuitos de la propia información. Seguidamente por el
hecho de que el Consejo de las Órdenes posee una infraestructura de informantes e
informadores que funcionaba perfectamente, dando al proceso una validez y uniformidad
centralizadora de enorme valor.
El análisis de estas pequeñas formas de interacción de las sociedades tiene que ver con
el interés por conocer las formas presentes en los procesos administrativos basados en
testigos. Más allá de un intento por reconstruir relaciones sociales, las respuestas de los
testigos suponen un lugar habitado por certezas, rumores y categorías del imaginario colectivo
en el nivel local. Todos los miembros de una comunidad urbana tienen algo que decir y
recordar sobre sus convecinos, pues se basa en la existencia de vínculos interpersonales. La
labor de los miembros del Consejo es unificar esas vivencias y esos vínculos en todos los
territorios de la Monarquía en un documento vital sobre las calidades de un determinado
individuo. De modo que la sociedad, como agregado de individuos, es además un semillero de
opiniones e informaciones que ayudan a construir memorias transversales de individuos y de
valores sociales. Es a la memoria sobre los preeminentes socialmente sobre la que vamos a
escribir en estas páginas. Esta memoria que es en primer lugar comunicada-construida por el
interesado, aceptada por el Consejo y sometida al escrutinio público que la ratificara o negara.
Es pues un viaje de dos direcciones y con varias paradas intermedias.
El día treinta de marzo de 1654, Felipe IV concedía el hábito de la orden de Alcántara
a don Luis Fernández de Córdoba16
. Como era costumbre, se pedía que el Consejo de las
Órdenes nombrara a las personas pertinentes para llevar a cabo la información necessaria para
“saber si consta en él, las calidades que se requieren”17
. Las calidades que él propio
pretendiente alega son las tradicionales: genealogía, servicios e Hidalguía a Fuero.
16
AHN, OM, Expedientillos, nº 13843,f. 1r.
17
Ibidem
José Antonio Guillén Berrendero
8 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
Don Luis Fernández de Córdoba, era natural de la villa de Jea en el Perú, y sus
servicios derivaban del hecho de ser “capitán general de la cavallería de la guarda del”18
. Lo
que nos llevaría a la idea de que la nobleza era ante todo una élite militar. Otra de esas
calidades radicaba en el hecho de que su padre, don Francisco Fernández de Córdoba, fue
caballero de la orden de Santiago y natural de la ciudad de Guanico. Su abuelo paterno, era
natural de Córdoba en España, perteneciente al linaje de los Fernández de Córdoba. La Rioja
y Lima serán los otros locales de procedencia de su abuela paterna y abuelos maternos
respectivamente19
.
Hasta aquí es todo normal, la lista de personas incluidas en una primera genealogía por
parte del pretendiente no debía exceder a de los abuelos de ambas líneas. En este caso
encontramos que también se hace referencia a los bisabuelos maternos. Necesidades de
legitimación y una visión amplia de su propio linaje. Es el mismo pretendiente quién rubrica
la genealogía. Posteriormente depositará 300 ducados para el inicio de las pruebas. El
expediente es voluminoso20
, los informantes realizaron en primer lugar las pruebas en Madrid.
Se encargó las pruebas a don Gutiérrez Sandoval Portocarrero (caballero) y a Frei José de
Meneses y Velasco (monje profeso), iniciando las pruebas el 16 de mayo de 1654.
“En esta dicha villa de Madrid, dicho día mes i año, en cumplimiento de lo
que se nos manda hacer en esta corte para prueba de la filiación del
pretendiente, nos pareció examinar los testigos más ancianos y con mas
noticias del Reyno del Perú y otras personas que ayan asistido en el dicho
Reyno y en el Real Consejo de las Yndias y para que conste los firmamos dicho día, mes y año”
21.
El Consejo, mediante una fórmula estandarizada requería de sus informantes que
realizasen las averiguaciones buscando en todo momento la veracidad, la legitimidad y la
exactitud de las declaraciones. Si nos fijamos en las instrucciones generales que el Consejo
manda a los informantes podremos percibir estos tópicos centrales. Cuestiones que por otra
parte remiten a prácticas jurídicas regladas en los procesos con testigos y a la exaltación de la
“opinión pública” como vía de conocimiento. Norma reglada la que el Consejo de las Órdenes
impele a sus informantes, pero también búsqueda del rigor dentro de un universo complicado
en el que se mezclan jurisdicciones, falsarios y personas. De ahí que la labor de los
18
Ibidem. 19
AHN, OM, Expedientillos, nº 13843,f. 3r. 20
AHN, OM, Caballeros, Alcántara, exp. 518. 21
AHN, OM, Caballeros, Alcántara, exp. 518, .12r.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 9
informantes resulte clave a la hora de referir, conferir y resumir las opiniones sobre la
hidalguía y la genealogía de las personas. Para el hábito de caballero santiaguista de Juan
Romanda y Valdés22
en 1691 se nombraron por informantes en la ciudad de Madrid a don
Juan de Ayala (caballero) y a Diego Conde, (monje profeso). A ellos, como al resto de los
caballeros informantes, desde el 1 de enero de 1648 se les solicitaba que:
“Mandavan y mandaron que los cavalleros y religiosos de las Ordenes de
Santiago, Calatrava y Alcántara a quien se nombrare para hazer las pruebas de
los que pretendieren los Abitos de las dichas Ordenes, todas las vezes que la
probança de su nobleza e hidalguía consistiere en padrones, repartimientos,
libros de elecciones de oficios y escrituras, y otros papeles, los dichos
informantes no solo se contenten con sacar testimonios de lo que por ellos
pareciere, sino que traygan al Consejo con las dichas pruebas los dichos
padrones, repartimientos y libros y escrituras y demás papeles originalmente.
Y el Consejo aviéndolo visto y despachados los Abitos a quien tocare, los
mandará volver. Y para que los dichos Informantes lo guarden y cumplan, assi
quando se les den o remitan los despachos para hazer las dichas pruebas se les
entregue copia de este auto autorizado por los Secretarios del dicho Consejo a
quien tocare”23
.
La forma precisa en que la oralidad de los testimonios y la capacidad probatoria e
irrefutable que se pretende dar a las pruebas documentales, remite nuevamente a la íntima
relación entre los diferentes niveles de la memoria social construida y a las formas de control
social derivadas del mismo hecho. La necesidad de empadronar a las personas surgida tras
Trento, las necesidades de contabilizar individuos de la propia monarquía y el juego de
poderes de las oligarquías locales, son todos elementos que se dejan ver en las obligaciones y
en el nivel de las pruebas que deben ser entregadas para la obtención de un hábito.
La necesidad de información hace que los propios testigos indiquen quiénes pueden
resultar más adecuados para realizar las mismas. Así, el primero de los testigos de Madrid,
don Juan Solórzano Pereira, indicó que sería adecuado que los informantes preguntasen a José
Carrasco, que era Mestre Escuela de la Catedral de Charcas “de quien nos dio noticia el
testigo anterior, y no estaba en casa”24
23
. Algo semejante ocurrió cuando los informantes
fueron “a las diez de la mañana a casa del Principe de Esquilache para examinarle en esta
información i se nos respondió que estaba en la cama mal dispuesto de la gota i que podíamos
volver a su casa a las quatro de la tarde”25
24
. Los informantes levantaron el correspondiente
“auto” de haber realizado las diligencias.
22
Ibidem, f. 3v. 23
Ibidem, f. 6v. 24
AHN, OM, Caballeros, Alcántara, exp. 518, f. 13v.a. 25
Ibidem.
José Antonio Guillén Berrendero
10 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
También resulta importante que los testimonios ofrecidos por los testigos sean
fidedignos y ciertos. De ahí que el ritual del juramento sea fundamental para dar un marcado
carácter simbólico a la declaración. Se jura ante los Santo Evangelios, y la calidad de los
deponentes, hace que sea precisas diferentes fórmulas. Por ejemplo, el testigo número seis,
juro in verbo sacerdotis26
, mientras que el resto de los testigos lo hacía según su particular
estatuto: “juro en forma de derecho”. O el juramento obligado que fue realizado por el padre y
Calificador del Santo Oficio, Fray Francisco Ponce de León27
. Años después, Carlos II,
concedía a don Cristóbal de los Llanos Jarava28
el hábito de la orden de Santiago. El
pretendiente, natural de la ciudad de Lima (“De los Reyes), era juez de la Real Audiencia de
Lima. Los informantes fueron don Jorge Lisón y Don Pedro Mudarra, caballero religioso de la
misma orden. Fueron nombrados el día 3 de septiembre de 1677 días. El 22 del mismo mes se
les requirió que procurasen informaciones sobre las naturalidades del pretendiente y su madre.
El resto de proceso continuó por los cauces habituales.
1.2.1 Juan de Acuña Bejarano
Diferentes caballeros, distintos agentes del honor y de la información. Analicemos
más al detalle uno de los hábitos: el expediente de Juan de Acuña Bejarano, pretendiente al
hábito de Santiago. Concedido en 167829
28
. Según el Expedientillo emanado por el Consejo,
se nos dice que éste hábito fue concedido en consideración de una interesante red de
servidores de la corona. Miembros de una misma familia, unida por una suerte de servicio a
Carlos II y sus antecesores, tal y cómo se indica en la Cédula de concesión:
“Presidente y los de mi Consejo de las Órdenes de Santiago, Calatrava y
Alcántara, cuya administración perpetua yo tengo por autoridad appostoclica,
la Reyna nuestra señora mi madre, con decreto de diez i seis de março de mill
seiscentos y setenta y dos, en consideración de los meritos y servicios del
capitán de cavallos don Bentura de Acuña. Hiço merced a don Iñigo de Acuña,
su hijo mayor: y por otros dos decretos de treynta de noviembre de setenta i
ocho y primero de março deste presente año de setenta i nueve, resolví que la
referida merce concedida al dicho Juachim de Acuña. Mi paxe se pase en
caveza de don Juan de Acuña, su tío, por allarse sirviendo en la Armada y que
sea de la Orden de Santiago… Buen Retiro, a veynte siete de abril de mill
26
Ibidem, f. 18v. 27
Ibidem, f. 20v. 28
AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 4733. 29
AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 11
seiscientos setenta y nuebe. El Rey”30
.
Se trata de una sucesión favorable y ventajosa de cierta economía de la Gracia en la
que un miembro de la elites locales de Indias, se ve beneficiado de los servicios que un
familiar realiza en el ámbito directo de la corte. Según la genealogía presentada por el
pretendiente, se dice que es “natural de la ciudad de Lima” y que sus padres son “el General
don Juan Vázquez de Acuña31
, cavallero de la horden de Calatrava y natural de la ciudad de
Burgos y doña Margarita Vexarano de Marquina su mujer, natural de Potosi”32
. Sus abuelos
paternos, son “el Mariscal de campo, D. Christóbal de Acuña, natural de la villa de Aranda de
Duero y doña María de Asturdillo” Mientras que sus abuelos maternos son, “Luis Sánchez
Vexarano, natural de la ciudad de Mérida, y doña Marcela de Marquina, su mujer, natural de
la Villa de Madrid”33
. La imposibilidad de que el pretendiente pueda firmar la genealogía
obliga a que ésta sea realizada por su hermano, don Iñigo de Acuña, cosa que acontece el 28
de abril de 1679. El hábito fue despachado con fecha de 13 de octubre de 1679
Inicialmente fueron nombrados por informantes para las probanzas en Madrid, Juan
de Argote (caballero de Santiago)34
33
, y Diego Cano (religioso del mismo hábito). Hay que
especificar que a lo largo del proceso hubo una mudanza en uno de los informantes. Justo de
Argote, indica que su compañero, Diego de Cano, se encontraba “inflamado de una pierna”.
Para substituirlo se nombró a don Alonso de Toro y Muñoz35
:
“Yo Juan Castaño de Salcedo, secretario del Rey nuestro Señor y su secretario
de Cámara del Real Consejo de las Órdenes en lo tocante a la de Santiago,
certifico que por los señores del dicho Consexo se proveyó el auto de tenor
siguiente= en la villa de Madrid a diezyocho de Agosto de mil y seiscientos y
setenta y nueve años los señores del Real Consexo de las Órdenes= dijeron
que por quanto el licenciado Diego Alfonso Cano del Cordido, religioso de la
orden de Santiago, estaba nombrado em compañía de don Justo de Argote,
cavallero de la dicha orden para hacer las pruevas de don Juan de Acuña y
estando entendiendo en ellas a caydo malo el dicho Diego Cano, por lo qual se
a escusado de proseguirlas. Mandavan y mandarom admitirle la escusa y en su
ligar y para acavar dichas pruevas nomearam e nombraron al Lizenciado
Alfonso de Toro Muñoz, religioso de la dicha orden”36
.
30
AHN, OM, Expedientillos, 4765, F. 1r. 31
Hemos localizado únicamente su Expedientillo, AHN, OM, Expedientillos, 9964. 32
AHN, OM, Expedientillos, 4765, f. 3r. 33
Ibidem. 34
AHN, OM, Expedientillos, nº 10463. 35
AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40, f. 7r. 36
Ibidem, f. 9r.
José Antonio Guillén Berrendero
12 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
Al igual que a los otros pretendientes, lo que los informantes deben conferir es:
“Ante todas las cosas, el cavallero o religioso que fueren nombrados por
informantes, recibirán juramento en forma de derecho de cada uno de los
testigos que examinarem, de que dirán verdad de lo que supieren entendieren o
huvieren oydo dezir, que guardaram secreto de lo que se les preguntare y no
dirán fueron testigos hasta estas dado el abito, certificándoles no ha de aver
registro de sus dichos, por averse de traer originalmente al Consejo sin
poderse saber fuera del cosa alguna de la información, informándose antes de
tomar ningún testigo si es confeso o de raza de Iudio o Moro y si lo fuere o
assentaran en la cabeça de su deposición sin dezírselo, y aviendo otros de
quien poderse informar no tomaram el que tuviere alguno destos defectos ( y
hecho el dicho apercibimiento, y recibido el dicho juramento haran a cada testigo las preguntas siguientes)”
37.
Los informantes comenzarán su labor por la villa de Madrid. Tras el auto de
recibirse mutuamente juramento, comenzarán el auto de búsqueda de testigos, cosa que
ocurre el día 11 de julio de 1679:
“En Madrid, dicho día, mes i año em prosecución de la diligencia arriba dicha,
buscamos en su posada a don Francisco Arévalo Briceño, caballero de la
Orden de Santiago y natural que dijo ser de la Ciudad de Llerena y residente en esta corte a negocios propios”
38.
Volveremos sobre él en los siguientes párrafos. Esta forma de buscar testigos se
realizará cada vez que se interrogue a uno de ellos. En el informe final que aparece referido
por los informantes. El informe final es una suerte de anotaciones con el objetivo de resaltar
las calidades del pretendiente. Indican claramente haber examinado a un total de ochenta
testigos “in scriptis, y otros muchos in voce. Todos ydoneos y de individuales noticias”39
. De
estos, parece que un total de 26 confirman la legitimidad y la genealogía presentada por el
pretendiente respecto de sus propios padres. Lo que se apoya en un conjunto de certidumbres
documentales presentadas. Los testigos de esta información fueron, los caballeros de hábito:
D. Francisco Arévalo Briceño (Santiago), D. Nicolás de Zavala (Calatrava), D. Luis José
César Escaouzola (Calatrava), D.Francisco de Frías (Santiago) y José de Avellaneda
(Calatrava) y que era mayordomo del Rey. Junto a ellos, D. Alonso Fernández de Otero, D.
Juan de la Cueva y Lugo, D. Juan Santos de Guesala, D. Juan Abad, D. Diego Bazo Ibáñez,
Fr. Gonzalo Tenorio, Fr. Nicolás Lanez, D. Francisco Antonio Mazolo, D. Lucas Amigo
Manrique, D. Fernando Dávila Bravo de Lagunas, D. Francisco Dávila, D. Mateo Rodríguez
37
AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40, f. 3r.
38
Ibidem, f. 10v. 39
Ibidem, s/f.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 13
de Almogaba, D. Nicolás Montijo de Lorca, D. Antonio Fernández de Córdoba, D. Lorenzo
Fernández de Córdoba, D. Felipe de Antecha, D. Pedro Oreitia, D. Sancho de Salazar, D.
Leonis Bernardo García de Andía, D. Salvador de Orta y Vera, D. Juan de Guerra, D.
Francisco José Merlo de la Fuente, D. Isidro de la Puente.
Si vemos en un gráfico los porcentajes de cada una de las profesiones de los testigos
de este expediente podremos comprobar la variada tipología de profesiones y circunstancias
personales de los testigos, que se movían entre su condición de caballeros de hábito,
miembros de los Consejos, eclesiásticos y personas sin profesión determinada o que simplemente
aparecen como naturales de Lima.
Gráfico sobre el número y profesiones de los testigos de Juan de Acuña Berajano
Analizando más en detalle el expediente y las respuestas en Madrid, podemos
interpretar que lo que allí se dice nos remite a que la corte – Madrid-como espacio de
identificación de personas, se convierte ante todo en una reputación, mientras que en ciudades
que no tengan la particularidad de ser corte, la fama de los individuos, se limita a su
individualización. Los testigos de Madrid remiten ante todo a la reputación, por ello, la corte
es una reputación.
El primero de los testigos fue tomado el día 11 de julio, caballero de Santiago y de
nombre Francisco Briceño40
. Llevaba a demás el preceptivo “don” por su condición.
Referente a la hidalguía del pretendiente y de su familia indicó, que de aquellos que él
conocía:
“son caballeros hijosdalgo de sangre al fuero de y costumbre de España,
limpios Christianos viejos libres de toda mala raza de judío, moro ni conberso
40
Se conserva el expedientillo previo a su probanza como caballero de hábito. AHN, OM, Expedientillos, nº
3558.
José Antonio Guillén Berrendero
14 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
en todo grado por remoto y apartado que será. Y em prueba de la nobleza del
que pretende, bio a su padre con el abito de Calatraba y conoce a don Iñigo de
Acuña, caballero de la orden de Alcántara hermano de padre del pretendiente.
Y en quanto a la nobleza desta casa pudiera referir otros muchos abitos que
escusa por la prolijidad= i que la nobleza del susodicho abuelo materno del
pretendiente se aclara en los goces de la ciudad de Mérida de donde es natural, y que esto es público y notorio, publica voz i fama”
41.
Tres elementos esenciales configuran en este punto la declaración de nobleza del
pretendiente. Su clara sangre, la pertenencia a una familia en la que ya hay otros caballeros de
hábito y el reconocimiento como tal por parte de los individuos de la ciudad de Mérida.
Elementos que aparecen todos explicados en la obra de otro emeritense ilustre, el regidor y
tratadista de nobleza Bernabé Moreno de Vargas, quién en sus Discursos de la nobleza de
España, escritos casi cincuenta años antes, definía la hidalguía como una calidad reconocida
por el príncipe y por la sangre. Se presume en el testigo un conocimiento detallado de la
hidalguía a fuero y de las connotaciones que sus palabras pueden llegar a tener para los
informantes y para el propio Consejo.
Otros testigos confirmaron esta misma opinión, así, encontramos semejantes respuestas en
D. Alonso Fernández de Otero42
o en el limeño, don Juan de la Cueva y Lugo, quien afirmó:
“Dijo que Don Joan de Acuña, que pretende,… su padre y Luis Sanchez
Vexarano, su abuelo paterno son cavalleros hijosdalgo de sangre y fuero y
costumbre de España. Y limpios Christianos viejos libres de toda mala raza de
judío, moro ni conberso…= y lo sabe además de la voz común y por aber visto
y conocido al padre del que pretende con su ábito de Calatrava y don Iñigo de
Acuña su hermano de padre con su hábito de Alcántara; y otros muchos ábitos
que a bisto i conoce en esta casa. Y que todo lo que a depuesto es publico i notorio i publica voz”
43.
Por lo general, todos los testigos de Madrid incidieron en resaltar los tópicos de la
pertenencia a una familia de caballeros de hábito y a su indudable condición de Limpio de
Sangre para resaltar las indiscutibles calidades del pretendiente al hábito de Santiago.
41
AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40, F. 11v. 42
Ibidem, f. 13r. 43
Ibidem, f. 13v.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 15
1.2.2 José Joaquín Acuña y Figueroa
En el caso de caballero, José Joaquín Acuña y Figueroa44
, natural de Lima,
encontramos personas entre los testigos y los informantes, semejantes al hábito anterior. Se
concedió en 1678 y aquí nos volvemos a centrar en las informaciones de Madrid. Para éstas
fueron elegidos como informantes, don Diego de Torres Camargo (caballero de Santiago)45
y
al Licenciado D. Toribio Cienfuegos46
. Las probanzas se iniciaron en Madrid el día 20 de
abril de 1678. Recibieron la orden del entonces presidente del Consejo, duque de Sesa47
, y se
pusieron en ese mismo día a interrogar a los testigos. Ofrecemos a continuación la lista de
testigos interrogados en Madrid, su profesión y su lugar de origen: Diego Bazo Ibáñez
(secretario del Virrey del Perú, conde de Santiesteban), D. Andrés Manrique y Contreras
(caballero de la Orden de Malta y natural de lima), D. Alonso de Otero, D. Alonso de Lara
(Consejero de Estado), D. Alonso de Lara (secretario del Estado del Conde de Lemos), D.
Felipe Romana (caballerizo del conde de Lemos). D: Leonis Bernardo González de Andía, D:
Juan Fermín de Izu e Ibarra (Doctor y natural de Lima); D. Juan de Ituraspe, D. Juan Santos
de Guesala, D. Benito Cabrero, D: Felipe Antecha (presbítero), D. Isidro Garma de la Puente
(caballero de Calatrava), D. Mateo Rodríguez (militar, capitán); D. Francisco Carlos, D.
Sancho García de Salazar, D. Nicolás Montijo. El padre mercedario, D. Juan Durán (natural
de Lima), D. Francisco Antonio; D. Francisco Antonio Manzolo; El caballero de hábito D.
Baltasar de la Hoz y Mota, el padre Francisco de Padilla, también mercedario. Finalmente,
Frei Gonzalo Tenorio que era lector jubilado de provincia franciscana de Lima.
Don Diego Bazo, indicó que al ser secretario del Conde de Santisteban en tiempos que
fue Virrey del Perú desde el año de 1661 hasta el de 1667 “conoce de vista y comunicación a
don Joachim Joseph de Acuña…, paje de Vuestra Magestad, que pretende” y que había
nacido y criado en la ciudad de Lima48
. Confirmaba de este modo la genealogía presentada
ante el Consejo por parte del pretendiente.
Preguntado por la condición nobiliaria del pretendiente y su familia, don Diego,
resaltó la condición de limpios de sangre y “también por hijosdalgo de sangre al fuero de
España como demás de ser notorio, se califica con el ábito de Alcántara de don Iñigo Bazquez
44 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45.
45 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 8141.
46 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45, f. 3v.
47 Ibidem, f. 8r.
48 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45, f. 8v.
José Antonio Guillén Berrendero
16 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
de Acuña49
, padre del que pretende, y con aver sido dicho abyelo materno, alcalde Ordinario
de la ciudad de Lima”50
. Esto ocurría pese a que “en ella no ay distinción de estados, nunca se
dan semejantes oficios a personas que no sean de muy notoria calidad”51
, lo que remite
nuevamente al escenario central de la consideración social del noble resaltada por la
tratadística nobiliaria y, sobre todo, sancionada por la legislación y buena parte de los juristas
de su tiempo. Es lógico pensar que en su condición de secretario del Virrey, le testigo conocía
perfectamente las particularidades del reino y que tuviese trato directo con los miembros de
las oligarquías locales. A este ejercicio de reputación debemos unir el hecho de que el padre
del pretendiente, en su ya mencionada condición de caballero del hábito de Alcántara
colaboró en la “solemne traslación del cuerpo de Fray Martín Porres” en el Perú, el citado
padre “acabada la Capilla, que en la celda del Siervo de Dios se havía erigido á una Imagen de
un Santo Crucifixo, que adornó con tabernáculo dorado, el Capitán don Iñigo Vázquez de
Acuña”52
.
El día 21 del mismo mes interrogaron a don Alonso de Lara, que también era
secretario de un noble, en este caso, del conde de Lemos. Su declaración resultó muy breve.
Confirmó que conocía al pretendiente y también a su padre. Identificando además la
condición de paje del primero. La razón de su conocimiento: “por averlos visto en la ciudad
de Lima y aver venidos juntos a España en los galeones de el año de setenta y seis”53
. No
conoce a ningún otro miembro de la familia, sin embargo “los tiene por cavalleros calificados,
remitiéndose a testigos de mayores noticias”54
. Otro de los testigos, que también trabajaba en
el servicio del conde de Lemos era don Felipe Romana. También conocía al pretendiente y a
su padre, que según el testigo, vivía en Madrid, y que “que por aver pasado allá el año de
setenta y seis en servicio del conde de Lemos y aver assistido hasta el de setenta y seis que
volbio a España, los trato y conoció”55
, confirmando además que eran “notorios hijosdalgo de
sangre como lo califica el hábito del padre del pretendiente”56
. Nuevamente vemos en estas
49
Sobre su papel como Alcalde Ordinario ver el texto clásico de Pedro N. Vidaurre, Relacción cronológica de
los alcaldes que han presidido el ayuntamiento de Lima desde sus inicios hasta nuestros días, Lima, 1889. Ver
también alguna noticia sobre él y su familia en Guillermo Lohmann Villena, Los Regidores perpetuos del
Cabildo de Lima (1535-1821), Sevilla, 1983. 50
AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45, f. 9v. 51
Ibidem. 52
Compendio de la prodigiosa vida del venerable siervo de Dios Fr. Martín de Porres, natural de Lima,
Barcelona, 1799, f. 171. 53
AHN, OM, caballeros, Santiago, exp. 45, f. 13v. 54
Ibidem. 55
Ibidem, f. 14r. 56
Ibidem, f. 14v.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 17
declaraciones los puntos esenciales del reconocimiento, las calidades personales, los sentidos
(trato, conversación) y la pertenencia a una familia que ya fue beneficiada con un hábito. La
comunicación de la idea de hidalgo a fuero de España que estaba funcionando en ambos
lados, en tanto que los castellanos identificaban formas y categorías peninsulares.
1.2.3 José Santiago Concha
En el caso del caballero José Santiago Concha57
de 1695, fueron sus informantes
en Madrid, Francisco de Solórzano (caballero) y Frei José de Meneses y Velasco
(religioso). Tomaron juramento propio del hábito de Calatrava que pretendía José
Santiago de la Concha.
“En la Villa de Madrid en treze días del mes de mayo de mill seiscientos y
nobenta y cinco años, estos despachos y entendido lo que por la Real Cedula
de Su Magestad se nos manda, pasamos a las casas del excelentísimo señor
conde de Villa Umbrosa, marqués de Santillana, presidente del Real Consejo
de las Hordenes y en manos del dicho excelentísimo señor, hizimos juramento
sobre las cruzes de nuestros pechos de hazer fiel y legalmente según dios y
orden lo que por la dicha Real Cedula se nos manda, y assi mesmo nos
reciviremos juramento, admitiendo que no somos parientes del pretendiente. Y
lo firmamos”58
.
El primer testigo escogido por los informantes en ese trasunto de Perú que pareció
convertida la corte de Madrid fue don Iñigo de Acuña y Castro, Mayordomo de Doña Mariana
de Austria quien “hizo juramento puesta la mano sobre la cruz de su pecho de decir verdad”59
.
En tanto que buscadores de la verdad, los informantes anduvieron procurando testigos fiables,
leales y verdaderos. Cualidades, no olvidemos que Bernabé Moreno de Vargas situaba en los
nobles. No cabe ninguna duda de que el Escalona sería capaz de identificar la condición de
Hidalgo del pretendiente. En primer lugar por haber “asistido en la ciudad de Lima por
espacio de veinte y ocho años y que en ese tiempo conoció a D. Joseph de Santiago Concha,
pretendiente”. Para a renglón seguido, confirmar su genealogía. Así, respecto de su condición
de hidalgo dirá: “No sabe hayan tenido ni tengan oficio de los que contiene la novena
pregunta, antes si los mas honorificas de dicha ciudad portándose con el lustre y estimación
de caballero… y en quanto a la nobleza se remite a lo que se probare”60
.
El segundo de los testigos elegidos, es nuevamente un titulado, don José de Santa
57
AHN, OM, Caballeros, Calatrava, exp. 2399. 58
Ibidem, f. 9r. 59
Ibidem. 60
Ibidem, f. 9v.
José Antonio Guillén Berrendero
18 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
Cruz, caballero de Santiago, conde de San Juan y presidente y capitán general del Reino de
Chile, también natural de Lima. Su verdad será que conoce al pretendiente, “Alcalde del
crimen de la Real Audiencia de Lima”61
. Sobre su nobleza, indicará, al igual que el anterior
testigo: “se remite a lo que se probare en sus orígenes”. El tercer testigo, es un burócrata,
caballero de Alcántara y Oidor de la Audiencia de Chile. Su nombre, Andrés Paredes; su
testimonio:
“no save que los dichos hayan sido penitenciados por la Inquisición,
antes si los tienen por Cristianos viejos y que no an tenido oficio
alguno de los que se refiere la nobena, porque los ha visto portarse
como caballeros y en quanto a su nobleza, se remite a sus orígenes en
este reino”62
.
Madrid, corte, Madrid “rompeolas” y creador de “opiniones” en un discurso de ida y
vuelta. Son los funcionarios regresados de sus servicios americanos los que declaran sobre las
competencias de los nuevos pretendientes. Muchos de los cuales pertenecen a redes que
funcionan perfectamente en el nivel local americano y que funcionan con dinámicas idénticas
a las peninsulares.
Que los informantes busquen como testigos a personas que hayan pasado por la
experiencia de las colonias nos remite al espacio siempre recurrente de la circulación de
personas y de opiniones sobre las mismas. En el nivel de la reputación, los servicios
realizados por los oficiales de la Monarquía en América generarán un elevadísimo volumen
de papel. Bien entre los historiadores de Indias, bien entre los buscadores de fortuna o los
honrados con hábitos de las Órdenes. Esto genera dinámica semejante a la de Castilla,
personas del ámbito urbano más cercano al pretendiente, pero en el caso de América se une a
esto, la búsqueda de individuos próximos al espacio profesional del mismo. Así será fácil
encontrar entre los testigos de todos los procesos de un hábito a individuos que forman parte
del aparato burocrático de los virreinatos americanos y que por lo tanto están cercanos a los
pretendientes que, en su gran mayoría, también son miembros de los mismos. En este mismo
expediente encontramos a Sebastían de Londoño, que declara: “Que assistio el declarante en
la ciudad de Lima… y que en este tiempo conoció a Joseph de Santiago Concha…”, Lo que le
permite además identificar a todos sus familiares declarados en la genealogía. Conocimiento
que no es más que saber, pues no existe la dimensión del trato personal y directo. Si los “ha
visto portarse con mucho lustre y estimación y no save que hayan sido infamados de casso
61
Ibidem, f. 10r. 62
Ibidem, f. 10v.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 19
grave…”63
. En cuanto a su nobleza, retoma los argumentos del resto de testigos. Hecho
natural, en tanto que la Hidalguía a Fuero de España se demuestra por la posesión de solar, la
identificación del mismo y por la vinculación con la tierra64
. Circunstancia esta que no se
puede probar en América, salvo las propias y asimiladas noblezas indígenas. Estas ideas se
refuerzan por el hecho de que el resto de los testigos preguntados en Madrid, repiten este
argumento65
.
Los informantes dan por finalizada esta primera tanda de interrogatorios. “en la villa
de Madrid, dicho día mes y año, habiendo examinado diez testigos in scpritis sin otros
muchos in voce y convienen a ser ciertas las naturalezas de dicho pretendiente y su madre en
la ciudad de Lima”. Lo que les llevó a procurar diferentes “instrumentos que comprueben
dichas naturalidades”66
. Convertidos ahora en investigadores y notarios de las naturalidades
de los pretendientes y sus antepasados. En gestores de un bien tan preciado como el de la
propia memoria depositada en papeles y archivos. Memoria, que en el caso que nos ocupa,
será utilizada a partir de 1700 y con la llegada de la nueva dinastía, para justificar fidelidades
o generar otras nuevas. Los informantes adquieren de este modo una dimensión central en la
difusión de los hidalgos de los dos continentes. Buscan, rastrean los documentos que
justifiquen en Madrid circunstancias vitales del otro lado del Atlántico, generando con ello un
“no lugar” de prestigio que tiene validez como “espacio vital” de los antecesores del
pretendiente.
Terminada la búsqueda en la Corte, se preocede al “auto de cerrar” en la corte: “en la
dicha villa de Madrid, dicho día, mes y año, haviendo concluido estas diligencias nos pareció
pasar a la villa de Salvatierra, donde según la genealogía y deposiciones de los testigos son las
naturalezas de los abuelos maternos”67
. Es la genealogía, instrumento y documento gráfico de
la memoria, la “hoja de ruta” de los informantes, el factor determinante dentro de la búsqueda
del “singular absoluto” del linaje. Certificar la misma es llegar finalmente al “punto del
honor” básico para ser considerado apto para el hábito.
Otra ciudad, idénticos procedimientos. Se trata en este caso de comprobar la memoria
sobre la rama materna. El primero de los testigos es Juan Felgossio de Losada, Corregidor de
63
Ibidem, f. 11v. 64
Como queda consignado en las Ordenanzas de la Chancillería de Valladolid y de Granada. 65
Siendo alguno de estos testigos, Sancho de Londoño (Caballero de Alcántara), Juan de Luxan y Acuña
(Caballero de Alcántara), Gregorio Muñoz, Pedro Camacho (Caballero de Santiago), Fernando de Espinosa
(presbítero). 66
AHN, OM, Caballeros, Calatrava, exp. 2399,f. 14v. 67
Ibidem, f. 16v.
José Antonio Guillén Berrendero
20 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
la villa de Salvatierra. Su respuesta:
“que tienen noticia de que Benito Méndez de
Salvatierra y doña Ysabel Cavelo fueron naturales desta villa que pasarom a
Indias y bivieron en la ciudad de Lima y a los dichos y a toda su descendencia
los tienen por nobles hijosdalgo de sangre y para su comprobación se remite a
los libros capitulares desta villa y assi mesmo los tienen por limpos Cristianos
Viejos sin mala raza de moros, Iudios, Conbersos ni penitenciados”68
.
Algo semejante encontramos en el segundo testigo, y miembro de la oligarquía local,
Pedro Ramos de Guzmán, Alcaide de la fortaleza de Salvatierra y regidor más antigua de la
misma villa, que vuelve a utilizar el argumento de los “livros capitulares desta villa” como
factor de distinción de su condición de hidalgos. Si antes éramos testigos de cómo las
declaraciones de los testigos de Madrid no conseguían indicar las razones de la condición de
hidalgo del pretendiente y de su familia, aquí el al contrario, existe una prueba documental de
lo mismo. Son muchos los historiadores que insisten en la escasa validez de los procesos de
concesión de hábitos y la dimensión que en los mismos tienen la corrupción. Incluso se habla
de la presencia de expertos testigos y/o especialistas en falsear genealogías (los linajudos).
Obviamente que estos procesos presentaban algunos elementos “irregulares”, pero la
dimensión social de los mismos nada tiene que ver con este particular. Lo irregular, era, como
hoy, parte del sistema.
Se trata en este trabajo de algo central y transversal a las realidades peninsular y
americana. Hablamos de la estructura general que sustenta la arquitectura del concepto
prestigio social y sus formas de averiguación. Así, cuando encontramos en las declaraciones
de los testigos el hecho de “es público y notorio en esta villa de Salvatierra que Benito
Méndez de Salvatierra y doña Ysabel Cabello fueron naturales desta Villa y son nobles
hijosdalgo de sangre por lo que consta de los officios desta villa que tuvieron, las exenciones
de tales a que se remite”69
. Los informantes, naturalmente que fueron a comprobar la
dimensión y verosimilitud de tales afirmaciones y lo hicieron constar en el auto
correspondiente70
.
Los informantes, Francisco de Solórzano y Juan de la Calzada repitieron el mismo
procedimiento en el resto de localidades en las que tuvieron que realizar el interrogatorio, a un
total de 15 testigos. Los informantes comprobaron que le padre del pretendiente, D. Pedro de
68
Ibidem, f. 17r. 69
AHN, OM, Caballeros, Calatrava, exp. 2399, f. 18v. 70
Ibidem, ff.22v-28r.
Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”
en la América hispana durante el siglo XVII
Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 21
Santiago Concha, era probedor de la armada del sur, residente en Indias e Hijodalgo”71
, lo que
junta dos vertientes de la condición de noble, la propia de su condición jurídica y la idea de
buen servidor. Además de esta suerte de personas afectadas e incluidas en el proceso, los
pretendientes recurrían a otras personas para que les representasen:
“En la villa de Madrid, a veynte días del mes de Abrill de mill setecientos y
nueve años, ante mí, el mismo y testigos parezio el señor don Juan de
Echevarría y Aroche, del Consexo de V. Magde
y su oydor en su Real
Audiencia de Lima, en el Reino del Perú, natural de dicha ciudad y residente
al presente en esta corte, a quien doy fee conosco, y dixo que por quanto Su
Magestad … a sido servido hazerle merced del avito de las hordenes militares
sin exceptuar la de Santiago= mediante lo qual otorga por esta presente Carta,
que da todo su poder cumplido tan bastamente como de derecho se requiere a
don Thomas de Sabugal, vezino de esta villa de Madrid, expecialmente para
que en su nombre, representando su persona, pueda parecer y parezca ante su
Magestad y señores de su Real Consejo de las Hórdenes y presidente”72
.
Es este un aspecto básico en el proceso de la gestión del honor, en tanto que el
pretendiente debía estar lejos de la Corte y del centro de decisión de su hábito, se hacía
preciso contar con los servicios de un experto gestor de la información. Este representante y
los poderes concedidos al mismo, sitúan e introducen a un nuevo elemento en el juego del
reconocimiento, un agente indirecto, pero que también poseía su propia red de intereses en el
ámbito inmediato de la corte.
Conclusiones
Este expediente de caballero es un ejemplo palmario de la complejidad de comprobar
la condición social de un individuo en circulación entre dos mundos unidos por un Rey, pero
es también un perfecto mecanismo de conocimiento de la memoria social de los individuos,
de sus prácticas cotidianas y de sus redes de intereses. La confluencia de las rutas de la
información, como trasunto de las oceánicas, representa un espacio fundamental de la
dimensión geográfica, pero también de la necesidad de buscar criterios homogeneizadores de
la acción de los individuos en cualquiera de sus geografías, en tanto que servir y ser
reconocido se convierte en realidades transfronterizas y son, en el caso de los hábitos de las
Órdenes Militares, no ya un ejercicio de economía de la merced o de la gracia, sino una
práctica cotidiana de ciertas formas de centralidad administrativa que la corona española
71
Ibidem, f. 38v. 72
AHN, OM, Expedientillos, nº 6600, s/f.
José Antonio Guillén Berrendero
22 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011
ejerció durante toda la Edad Moderna.
En el análisis de los expedientes estudiados podemos comprobar el modo en qué los
informantes repetían en diferentes procesos. O cómo elegían testigos conocedores del
pretendiente y de sus servicios. Se recurrirá a preguntar o bien a servidores en Indias, o a
miembros del Consejo de Indias que conozcan a los pretendientes y su “reputación”, puesto
que en definitiva, la razón última de un expediente y del interrogatorio a los testigos, será
conseguir certezas sobre la reputación de noble del mismo.
La conclusión final de este trabajo no puede ser otra que la de establecer una línea
transversal que sale de Madrid y afecta por igual a todos los súbditos de la Monarquía, fueran
éstos naturales de cualquier lugar. Esto se debe a que en definitiva sólo existía una única idea
de honrado y preeminente social y que ésta idea era asimilada por las elites de cada uno de los
reinos. En el caso de América, el hecho de la inicial presencia de castellanos en aquellas
tierras, facilitó la dimensión castellana del prestigio social. A todo esto debemos unir la
circunstancia de que los hábitos eran aprobados en Madrid, hervidero de opiniones y gran
depósito de papeles sobre honras y deshonras legales.
Del mismo modo, los testigos seleccionados en las probanzas procuraban responder a
un perfil semejante, bien por su condición de personas que habían vivido en Indias o por su
conocimiento directo de la realidad de allí, más allá de su relación con el pretendiente. Toda
América es Castilla y toda Castilla es América.