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Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 1 Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España” en la América hispana durante el siglo XVII José Antonio GUILLÉN BERRENDERO 1 Cidehus-Universidade de Évora “Es el honor uno de los principales instrumentos de reinar” 2 . Conceder honores será por tanto una forma de reinar, pero sobre todo responde a un esfuerzo por centralizar la gestión de la reputación. La sociedad castellana de los siglos modernos vivió un fenómeno constante y permanente de preocupación por la opinión. Nos referimos más al tópico en torno a la idea de fama de las personas. Fama, prestigio, categorías que, por usuales, no dejan de tener su papel dentro de la construcción pública y administrativa de la imagen civil de los individuos. Esta “voz pública” funcionaba ya fuera para consagrar la idea de que se era judío, cristiano nuevo o para ratificar la indudable condición de hidalgo de un individuo cualquiera y de todos sus ancestros. Será la opinión un espacio usual en las formas de sociabilidad y de conocimiento dentro de la Monarquía. Toda vez que dos procesos esenciales en la valoración social de las personas dependían en buena medida de las opiniones del “otro”. Así las probanzas de nobleza para el ingreso en una Orden Militar tendrán, en la declaración de personas, su punto y valor esencial. Añadamos a esta circunstancia, la distancia y amplitud de territorios que componían la Monarquía Hispana para ser capaces de comprender las dimensiones que en un determinado momento pudo llegar a tener la circulación de la información sobre las personas. En lo que queremos resolver en este trabajo es importante tener en cuenta tres dimensiones esenciales. Siendo como es, un trabajo de historia de discurso y sus agentes, y teniendo en cuenta la fuente primordial que aquí tratamos (las probanzas de nobleza para el acceso a un hábito). 1 Bolseiro Post-doctoral FCT... Este trabajo se inserta dentro del proyecto FCOMP 01-0124- FEDER 007360 dirigido por la profesora Fernanda Olival, Inquirir da Honra: Comissários do Santo Oficio e das Ordens Militares em Portugal (1570-1773). Forma parte de mi proyecto de investigación: Os Agentes da Honra em Castela e Portugal: Reis de Armas e Comissários das Ordens Militares e suas respectivas redes (1640-1750). Ref. SFRH/BPD/44883/2008. El presente trabajo es apenas un primer acercamiento a esta materia. Un desarrollo más detallado será ofrecido en la monografía que estamos preparando al respecto. 2 Diego Saavedra Fajardo, Empresas políticas, ed. Javier Ríez de Revenga, empresa 58, Madrid, 1988, p. 395.

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España” en la América hispana durante el siglo XVII

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Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 1

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de

España” en la América hispana durante el siglo XVII

José Antonio GUILLÉN BERRENDERO1

Cidehus-Universidade de Évora

“Es el honor uno de los principales instrumentos de reinar”2. Conceder honores será

por tanto una forma de reinar, pero sobre todo responde a un esfuerzo por centralizar la

gestión de la reputación. La sociedad castellana de los siglos modernos vivió un fenómeno

constante y permanente de preocupación por la opinión. Nos referimos más al tópico en torno

a la idea de fama de las personas. Fama, prestigio, categorías que, por usuales, no dejan de

tener su papel dentro de la construcción pública y administrativa de la imagen civil de los

individuos. Esta “voz pública” funcionaba ya fuera para consagrar la idea de que se era judío,

cristiano nuevo o para ratificar la indudable condición de hidalgo de un individuo cualquiera y

de todos sus ancestros. Será la opinión un espacio usual en las formas de sociabilidad y de

conocimiento dentro de la Monarquía. Toda vez que dos procesos esenciales en la valoración

social de las personas dependían en buena medida de las opiniones del “otro”. Así las

probanzas de nobleza para el ingreso en una Orden Militar tendrán, en la declaración de

personas, su punto y valor esencial.

Añadamos a esta circunstancia, la distancia y amplitud de territorios que componían la

Monarquía Hispana para ser capaces de comprender las dimensiones que en un determinado

momento pudo llegar a tener la circulación de la información sobre las personas. En lo que

queremos resolver en este trabajo es importante tener en cuenta tres dimensiones esenciales.

Siendo como es, un trabajo de historia de discurso y sus agentes, y teniendo en cuenta la

fuente primordial que aquí tratamos (las probanzas de nobleza para el acceso a un hábito).

1 Bolseiro Post-doctoral FCT... Este trabajo se inserta dentro del proyecto FCOMP 01-0124- FEDER 007360

dirigido por la profesora Fernanda Olival, Inquirir da Honra: Comissários do Santo Oficio e das Ordens

Militares em Portugal (1570-1773). Forma parte de mi proyecto de investigación: Os Agentes da Honra em

Castela e Portugal: Reis de Armas e Comissários das Ordens Militares e suas respectivas redes (1640-1750).

Ref. SFRH/BPD/44883/2008. El presente trabajo es apenas un primer acercamiento a esta materia. Un desarrollo

más detallado será ofrecido en la monografía que estamos preparando al respecto.

2 Diego Saavedra Fajardo, Empresas políticas, ed. Javier Ríez de Revenga, empresa 58, Madrid, 1988, p.

395.

José Antonio Guillén Berrendero

2 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

En primer lugar, la circulación del concepto de Hidalgo a fuero de España en el

espacio americano. En segundo sería resaltar el papel de aquellos encargados de generar la

opinión, los “autores” y “transmisores de la reputación del individuo, esto es, los testigos del

proceso. Finalmente el papel de los informantes, gestores del honor y funcionarios

centralizadores del concepto de honrado. Éstos resultarán claves en la selección de las

personas, pero también a la hora de valorar la forma en qué un concepto peninsular servirá

para homogenizar a los honrados de ambos lados del Atlántico. Estos elementos nos

permitirán trazar una línea que ofrezca señales sobre la transversalidad y adaptación de

determinadas categorías sociales peninsulares a otras realidades geográficas. Del mismo

modo podremos ampliar el conocimiento de los circuitos de la información relativos a la

comunicación de la idea de noble en el Imperio mediante la acción de una institución de

carácter centralizador y la acción de ésta en los territorios.

La Hidalguía a Fuero de España es base jurídica de la condición de noble en

Castilla. Representa sin ninguna duda una categoría social, pero es también un trasunto sobre

la identificación de los valores, formas de vida y legitimidades sociales. De su reconocimiento

por los otros y de su sanción por parte de la corona, nace la importancia del proceso

administrativo que termina con la investidura del hábito de caballero de un determinado

pretendiente. En nuestro caso y, al tratarse de pretendientes que viven en alguno de los

virreinatos americanos, la propia posesión de una cruz de una orden militar supone la

equiparación de las elites locales coloniales con las de la metrópoli.

Ser hidalgo en Indias debía tener algo semejante a la idea de serlo en la península en lo

relativo a la asunción por parte de éstos de ciertos puestos y oficios honrados de la

administración local y de la corona y otros factores de tipo ritual y simbólico (participar en

fiestas, cofradías) se trata en general de aspectos centrales de la sociabilidad y del resultado de

relaciones interpersonales.

En otro orden de cosas, parece que el papel de los caballeros de las Órdenes Militares

en la conquista de América, lejos de visiones patrióticas y/o teatralizadoras, resultó semejante

a la de otros individuos. El hecho de no luchar contra el musulmán infiel, debió ejercer cierta

influencia y provocó que el interés de las personas por poseer un hábito en Indias se centre

más en cuestiones de honores y rendimientos económicos que en reinterpretación y

readaptación de valores cristianos-caballerescos. Circunstancia ésta que quedaba en manos de

los religiosos. No parece suficiente pensar que la ausencia de privilegios judiciales propia de

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”

en la América hispana durante el siglo XVII

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los caballeros en Indias3 y, que es estuviese vedados algunos oficios

4, mitigase el “apetito” de

honores. Ya que con todo, se mantenían otros privilegios de orden fiscal y representativo. Por

lo que la existencia a ambos lados de Atlántico de personas afectadas por procesos de

ennoblecimiento y/o ascenso social fue algo frecuente que generó formas variadas de

representación. El siglo XVII comienza con los intentos de Felipe III de poder freno al exceso

de concesiones de hábito5, y en un esfuerzo centralizador, el 5 de febrero de 1625, Felipe IV

dispuso que el Consejo de Indias no tratase de ninguna concesión de hábitos sin la

demostración previa por parte del pretendiente de servicios personales a la corona6. O la que

Carlos II ordenó en 1676 sobre la obligatoriedad de servir seis años en la guerra para tramitar

cualquier solicitud de hábito7, decreto que amplió en su dimensión años más tarde (1692),

cuando se volvió a insistir en la obligatoriedad de prestar un servicio militar. Así, el hábito de

Santiago sería para los que hubieran realizado servicios militares bien en la armada, el ejército

o en los presidios; mientras que los de Calatrava y Alcántara quedaban relegados para los

servicios civiles y méritos bilógicos8.

Resulta evidente que la corona intentó reglamentar, homogenizar y centralizar la

concesión de hábitos durante todo el siglo XVII y principalmente en el XVIII. El propio

Felipe V en los inicios de su reinado (12 de octubre de 1703) reglamentó el régimen de

consultas -nacidas del Consejo y Junta de Guerra -relativas a la concesión de los hábitos, para

que éstas se realizasen durante cuatro días al año9. Existía una clara orientación sobre el

proceder de las probanzas, manteniendo el uso general de Castilla10

.

En el caso que nos ocupa existe un circuito de la información de ida y vuelta. La

merced de concesión de un hábito sale de Madrid hacia un determinado lugar con la

instrucción de saber y conocer datos sobre el pretendiente y su familia en los diferentes

3 Guillermo Lohman Villena, Los americanos en las Órdenes nobiliarias, Madrid, 1993, p. XXXI

4 Ibidem

5 Esto es lo que indica Cabrera de Córdoba en sus Relaciones de las cosas sucedidas en la corte de España desde

1599 hasta 1614, edición de Madrid, 1857, p. 394. 6 Recopilación de Indias, Lib. II, tít. II, Ley, LI. También se puede ver en las Ordenanzas del Consejo Real de

las Indias, Madrid, 1636, Ordenanza 49, f. 28. Citado también por Guillermo Lohman Villena, Op. Cit., p. LIV. 7 Guillermo Lohman Villena, Op. Cit, p. LIV.

8 Ibidem p. LIV.

9 Ibidem. Ver también, Manzano, Notas a la Recopilación de Indias…., Madrid, 1946, vol. II, p. 52.

10 Se presentaron novedades durante el siglo XVIII. Sí, por auto acordado del Consejo de las Órdenes de 9 de

noviembre de 1724, se permitió que en las probanzas de hermanos, bastasen apenas las pruebas documentales

presentadas por uno de ellos. O lo que se decretó en Real Orden de 6 de septiembre de 1791, por las que todas

las personas que tuvieran realizadas sus pruebas según los Estatutos de lasÓrdenes, no debían presentar

documentación adicional sobre sus antepasados. Cit por. Guillermo Lohman Villena, Op. Cit, p. LXI. Siguiendo

a Ayala, Consultas y pareceres, XI, f. 277.

José Antonio Guillén Berrendero

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lugares en los que vive, vivió o vivieron. Este hecho obliga al desplazamiento de los

correspondientes informantes del Consejo de las Órdenes a los referidos lugares. De ahí la

información vuelve al Consejo que la trata y resuelve favorablemente o no. La importancia de

este procedimiento, cobra una dimensión mayor cuando la información viene de América.

Así, el pretendiente que viajó a América, llevó con él su propia reputación, hecho que deberá

ser solventado favorablemente por los testigos preguntados en su ciudad de residencia. Esa

opinión de sus nuevos vecinos, viajará de vuelta a Castilla, dónde será comparada con la

existente de él en la metrópoli.

El hidalgo que viaja de Castilla para Indias y la información que de éste va de América

para Castilla en el proceso de la concesión de un hábito son formas de identificación y de

cohesión de los circuitos de la información en la Monarquía Hispana en su dimensión

atlántica. Súbitos de dos continentes, ennoblecidos de ambos lados, servidores de ambas

esferas, reputados y preeminentes a ambos lados del Atlántico. Fuera de las interpretaciones

idílicas, teatralizadas o de la radical aversión que la historiografía burguesa manifiesta hacia

lo nobiliario, se debe analizar la forma en qué las sociedades construyen su propia memoria

social mediante la interacción de los procesos de identificación y comunicación, sean éstos in

voce o in scriptis, que ambas son formas de testificar válidas en los procesos de hábito para

las Órdenes Militares castellanas. Para la realidad de la Monarquía Hispana resulta normal

encontrar “comportamientos similares en territorios distantes”. En este sentido, los procesos

de nobleza para la obtención de un hábito, son un testimonio de primera mano. Veamos unas

notas al respecto.

El número de personas que de una manera u otra estaban en Indias durante el periodo

español fue muy elevado. También lo fue el de individuos beneficiados con un hábito de

alguna de las tres Órdenes, a las que habría que añadir la de Montesa y ya en el siglo XVIII de

la de Carlos III. A modo de idea general ofrecemos un gráfico con los caballeros de las de

Calatrava, Santiago y Alcántara que tuvieron un hábito de alguna de ellas11

. Estos datos

corresponden en líneas generales a personas que tuvieron un hábito y que nacieron en

cualquiera de los Virreinatos americanos entre 1500 y 1898. Se trata de una tabla que nos

puede dar una idea de la gran circulación de individuos, reputaciones y opiniones que

circularon entre los territorios de la Monarquía española.

11

Seguimos los datos consignados por Villena.

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en la América hispana durante el siglo XVII

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En este texto serán analizados algunos ejemplos de informaciones realizadas en

Madrid a individuos que habían nacido en América. Será la capital de la Monarquía un

espacio privilegiado de información y de definición de lo que ser noble representaba. Pero

también se convertirá en un lugar dominado por las opiniones que desde sus mentideros,

tribunales y palacios, circulaban por toda la Monarquía.

1. Hidalgos y sin embargo, nobles.

Viejo tópico historiográfico, la definición de hidalgo a fuero de España ha chocado en

ocasiones con la constante presencia de investigadores genealógicos que en la mayoría de las

veces no han ayudado a despejar claramente lo qué es y mucho menos, su verdadera

transcendencia. Perdidos en la selva de sus árboles y relaciones sanguíneas e

consanguineidades varias, poco o nada han aportado al debate. Esta Hidalguía a Fuero de

España es tanto una categoría social reconocida legalmente como un estado de identificación,

como una imagen. En el caso que aquí vamos a analizar es importante esta última dimensión.

No se trata de una imagen iconográfica, es una imagen mental, una proyección del prestigio y

del pasado de los oriundos de la metrópoli.

Un hidalgo en América se convierte en un trasunto de preeminente social de la

metrópoli12

. Un servidor en el continente americano, es también una prolongación del

soberano de la metrópoli. La existencia de formas comunes de identificación de los honrados

y preeminentes socialmente en ambos lados es una práctica que por normal, no debe dejar de

12

Sobre este asunto, el de la hidalguía en Indias resulta adecuado la consulta del texto de Miguel Luque Talaván,

“Análisis histórico-jurídico de la nobleza indiana de origen Prehispánico”, Conferencia pronunciada en la

Escuela “Marqués de Avilés” de Genealogía y Heráldica nobiliaria el 19 de diciembre de 2002. Y sobre todo su

“Tan Principes e infantes como los de Castilla” Análisis Histórico-jurídico de la nobleza Indiana de Origen

prehispánico” en Anales del Museo de América, nº 12, 2004, pp. 9-34.

José Antonio Guillén Berrendero

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destacarse. La propia realeza Pre-hispana tenía sus propias formas de legitimación y

estratificación social que funcionaba perfectamente. El hecho de tener que reconocer en otros

la condición de “principal” o “buen linaje” no debió suponer problema alguno. La aceptación

de la corona española de la nobleza indígena (1557 y 1697, esta segunda cuando se equiparó a

los descendientes de la nobleza indígena con los hidalgos castellanos13

), el conjunto de

hábitos concedidos a sus descendientes, nos habla de formas de identificación y legitimación

del prestigio y de la sangre. Elementos básicos de la consideración de hidalgo que se tienen en

la península. Coincidamos con los principales tratadistas castellanos de nobleza en que la

hidalguía es una condición social heredada (hidalguía de sangre) y/o concedida por el Príncipe

(hidalguía de privilegio)14

. Y, coincidamos también en, que ambas se embellecen en la

consideración general que los otros tienen de ella.

Serán las Indias una extensión de la Hidalguía castellana y un escenario de perfecta

asimilación de los procedimientos y usos del Consejo de las Órdenes en otra realidad

geográfica diferente, si bien que las probanzas que aquí analizamos se realizaron mediante el

recurso a la Patria común. Las Órdenes Militares castellanas establecieron como requisito

fundamental para el acceso a las mismas que se ratificara la condición de Hidalgo a Fuero de

España del pretendiente y de su padre y abuelos paterno y materno. Esta ratificación se

realizaba mediante la combinación de pruebas documentales junto con testimonios orales de

los testigos15

. En tanto que categoría jurídica establecida ya desde las Partidas, la Hidalguía y

su relación con las Órdenes Militares estará regulada por distintas recopilaciones jurídicas

castellanas y específicamente de Indias, reglamentando y legislando sobre la forma de actuar

de éstos allí.

1.2 Identificando: creación de una memoria global.

Cuál es el papel de las relaciones interpersonales en las declaraciones de los testigos

13

12

Luque Talaván, “Tan Principes e infantes…”, p.11 14

Opinión central que podemos encontrar en Juan Arce de Otálora, Summa nobilitatis, 1555. Juan Benito

Guardiola, Tratado de nobleza y de los titulos i ditados que oi día tienen los varones claros y grandes de

España, Madrid 1591. Bernabé Moreno de Vargas, Discursos de la nobleza de España, Madrid, 1621. Pedro de

Valda, Tratado de la nobleza, Valencia, 1689. 15

Para explicar el mecanismo de concesión de un hábito ver; Elena Postigo Castellano, Honor y privilegio en la

corona de Castilla. El Consejo de las Órdenes y los Caballeros de Hábito en el siglo

XVII, Soria, 1988.

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en la América hispana durante el siglo XVII

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en un proceso nobleza para obtener un hábito en la América Hispana. En tanto que se trata de

procesos dependientes de la opinión pública y de las declaraciones de individuos sobre la

condición de otro, el papel sería esencial para la consideración de un individuo como hidalgo

y la construcción de una memoria. En tanto que los testimonios apelan directamente a la

memoria social, éstos en ocasiones deben remitir a vínculos internos entre las diferentes

sociedades urbanas hispánicas. De ahí que el cruce de relaciones en el caso de las probanzas

de los caballeros que viven en los virreinatos americanos y tienen familia en la Península,

resulte interesante en este punto. Lo es por varios motivos, en primer lugar por identificar a

los testigos. En segundo lugar por los circuitos de la propia información. Seguidamente por el

hecho de que el Consejo de las Órdenes posee una infraestructura de informantes e

informadores que funcionaba perfectamente, dando al proceso una validez y uniformidad

centralizadora de enorme valor.

El análisis de estas pequeñas formas de interacción de las sociedades tiene que ver con

el interés por conocer las formas presentes en los procesos administrativos basados en

testigos. Más allá de un intento por reconstruir relaciones sociales, las respuestas de los

testigos suponen un lugar habitado por certezas, rumores y categorías del imaginario colectivo

en el nivel local. Todos los miembros de una comunidad urbana tienen algo que decir y

recordar sobre sus convecinos, pues se basa en la existencia de vínculos interpersonales. La

labor de los miembros del Consejo es unificar esas vivencias y esos vínculos en todos los

territorios de la Monarquía en un documento vital sobre las calidades de un determinado

individuo. De modo que la sociedad, como agregado de individuos, es además un semillero de

opiniones e informaciones que ayudan a construir memorias transversales de individuos y de

valores sociales. Es a la memoria sobre los preeminentes socialmente sobre la que vamos a

escribir en estas páginas. Esta memoria que es en primer lugar comunicada-construida por el

interesado, aceptada por el Consejo y sometida al escrutinio público que la ratificara o negara.

Es pues un viaje de dos direcciones y con varias paradas intermedias.

El día treinta de marzo de 1654, Felipe IV concedía el hábito de la orden de Alcántara

a don Luis Fernández de Córdoba16

. Como era costumbre, se pedía que el Consejo de las

Órdenes nombrara a las personas pertinentes para llevar a cabo la información necessaria para

“saber si consta en él, las calidades que se requieren”17

. Las calidades que él propio

pretendiente alega son las tradicionales: genealogía, servicios e Hidalguía a Fuero.

16

AHN, OM, Expedientillos, nº 13843,f. 1r.

17

Ibidem

José Antonio Guillén Berrendero

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Don Luis Fernández de Córdoba, era natural de la villa de Jea en el Perú, y sus

servicios derivaban del hecho de ser “capitán general de la cavallería de la guarda del”18

. Lo

que nos llevaría a la idea de que la nobleza era ante todo una élite militar. Otra de esas

calidades radicaba en el hecho de que su padre, don Francisco Fernández de Córdoba, fue

caballero de la orden de Santiago y natural de la ciudad de Guanico. Su abuelo paterno, era

natural de Córdoba en España, perteneciente al linaje de los Fernández de Córdoba. La Rioja

y Lima serán los otros locales de procedencia de su abuela paterna y abuelos maternos

respectivamente19

.

Hasta aquí es todo normal, la lista de personas incluidas en una primera genealogía por

parte del pretendiente no debía exceder a de los abuelos de ambas líneas. En este caso

encontramos que también se hace referencia a los bisabuelos maternos. Necesidades de

legitimación y una visión amplia de su propio linaje. Es el mismo pretendiente quién rubrica

la genealogía. Posteriormente depositará 300 ducados para el inicio de las pruebas. El

expediente es voluminoso20

, los informantes realizaron en primer lugar las pruebas en Madrid.

Se encargó las pruebas a don Gutiérrez Sandoval Portocarrero (caballero) y a Frei José de

Meneses y Velasco (monje profeso), iniciando las pruebas el 16 de mayo de 1654.

“En esta dicha villa de Madrid, dicho día mes i año, en cumplimiento de lo

que se nos manda hacer en esta corte para prueba de la filiación del

pretendiente, nos pareció examinar los testigos más ancianos y con mas

noticias del Reyno del Perú y otras personas que ayan asistido en el dicho

Reyno y en el Real Consejo de las Yndias y para que conste los firmamos dicho día, mes y año”

21.

El Consejo, mediante una fórmula estandarizada requería de sus informantes que

realizasen las averiguaciones buscando en todo momento la veracidad, la legitimidad y la

exactitud de las declaraciones. Si nos fijamos en las instrucciones generales que el Consejo

manda a los informantes podremos percibir estos tópicos centrales. Cuestiones que por otra

parte remiten a prácticas jurídicas regladas en los procesos con testigos y a la exaltación de la

“opinión pública” como vía de conocimiento. Norma reglada la que el Consejo de las Órdenes

impele a sus informantes, pero también búsqueda del rigor dentro de un universo complicado

en el que se mezclan jurisdicciones, falsarios y personas. De ahí que la labor de los

18

Ibidem. 19

AHN, OM, Expedientillos, nº 13843,f. 3r. 20

AHN, OM, Caballeros, Alcántara, exp. 518. 21

AHN, OM, Caballeros, Alcántara, exp. 518, .12r.

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en la América hispana durante el siglo XVII

Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 9

informantes resulte clave a la hora de referir, conferir y resumir las opiniones sobre la

hidalguía y la genealogía de las personas. Para el hábito de caballero santiaguista de Juan

Romanda y Valdés22

en 1691 se nombraron por informantes en la ciudad de Madrid a don

Juan de Ayala (caballero) y a Diego Conde, (monje profeso). A ellos, como al resto de los

caballeros informantes, desde el 1 de enero de 1648 se les solicitaba que:

“Mandavan y mandaron que los cavalleros y religiosos de las Ordenes de

Santiago, Calatrava y Alcántara a quien se nombrare para hazer las pruebas de

los que pretendieren los Abitos de las dichas Ordenes, todas las vezes que la

probança de su nobleza e hidalguía consistiere en padrones, repartimientos,

libros de elecciones de oficios y escrituras, y otros papeles, los dichos

informantes no solo se contenten con sacar testimonios de lo que por ellos

pareciere, sino que traygan al Consejo con las dichas pruebas los dichos

padrones, repartimientos y libros y escrituras y demás papeles originalmente.

Y el Consejo aviéndolo visto y despachados los Abitos a quien tocare, los

mandará volver. Y para que los dichos Informantes lo guarden y cumplan, assi

quando se les den o remitan los despachos para hazer las dichas pruebas se les

entregue copia de este auto autorizado por los Secretarios del dicho Consejo a

quien tocare”23

.

La forma precisa en que la oralidad de los testimonios y la capacidad probatoria e

irrefutable que se pretende dar a las pruebas documentales, remite nuevamente a la íntima

relación entre los diferentes niveles de la memoria social construida y a las formas de control

social derivadas del mismo hecho. La necesidad de empadronar a las personas surgida tras

Trento, las necesidades de contabilizar individuos de la propia monarquía y el juego de

poderes de las oligarquías locales, son todos elementos que se dejan ver en las obligaciones y

en el nivel de las pruebas que deben ser entregadas para la obtención de un hábito.

La necesidad de información hace que los propios testigos indiquen quiénes pueden

resultar más adecuados para realizar las mismas. Así, el primero de los testigos de Madrid,

don Juan Solórzano Pereira, indicó que sería adecuado que los informantes preguntasen a José

Carrasco, que era Mestre Escuela de la Catedral de Charcas “de quien nos dio noticia el

testigo anterior, y no estaba en casa”24

23

. Algo semejante ocurrió cuando los informantes

fueron “a las diez de la mañana a casa del Principe de Esquilache para examinarle en esta

información i se nos respondió que estaba en la cama mal dispuesto de la gota i que podíamos

volver a su casa a las quatro de la tarde”25

24

. Los informantes levantaron el correspondiente

“auto” de haber realizado las diligencias.

22

Ibidem, f. 3v. 23

Ibidem, f. 6v. 24

AHN, OM, Caballeros, Alcántara, exp. 518, f. 13v.a. 25

Ibidem.

José Antonio Guillén Berrendero

10 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

También resulta importante que los testimonios ofrecidos por los testigos sean

fidedignos y ciertos. De ahí que el ritual del juramento sea fundamental para dar un marcado

carácter simbólico a la declaración. Se jura ante los Santo Evangelios, y la calidad de los

deponentes, hace que sea precisas diferentes fórmulas. Por ejemplo, el testigo número seis,

juro in verbo sacerdotis26

, mientras que el resto de los testigos lo hacía según su particular

estatuto: “juro en forma de derecho”. O el juramento obligado que fue realizado por el padre y

Calificador del Santo Oficio, Fray Francisco Ponce de León27

. Años después, Carlos II,

concedía a don Cristóbal de los Llanos Jarava28

el hábito de la orden de Santiago. El

pretendiente, natural de la ciudad de Lima (“De los Reyes), era juez de la Real Audiencia de

Lima. Los informantes fueron don Jorge Lisón y Don Pedro Mudarra, caballero religioso de la

misma orden. Fueron nombrados el día 3 de septiembre de 1677 días. El 22 del mismo mes se

les requirió que procurasen informaciones sobre las naturalidades del pretendiente y su madre.

El resto de proceso continuó por los cauces habituales.

1.2.1 Juan de Acuña Bejarano

Diferentes caballeros, distintos agentes del honor y de la información. Analicemos

más al detalle uno de los hábitos: el expediente de Juan de Acuña Bejarano, pretendiente al

hábito de Santiago. Concedido en 167829

28

. Según el Expedientillo emanado por el Consejo,

se nos dice que éste hábito fue concedido en consideración de una interesante red de

servidores de la corona. Miembros de una misma familia, unida por una suerte de servicio a

Carlos II y sus antecesores, tal y cómo se indica en la Cédula de concesión:

“Presidente y los de mi Consejo de las Órdenes de Santiago, Calatrava y

Alcántara, cuya administración perpetua yo tengo por autoridad appostoclica,

la Reyna nuestra señora mi madre, con decreto de diez i seis de março de mill

seiscentos y setenta y dos, en consideración de los meritos y servicios del

capitán de cavallos don Bentura de Acuña. Hiço merced a don Iñigo de Acuña,

su hijo mayor: y por otros dos decretos de treynta de noviembre de setenta i

ocho y primero de março deste presente año de setenta i nueve, resolví que la

referida merce concedida al dicho Juachim de Acuña. Mi paxe se pase en

caveza de don Juan de Acuña, su tío, por allarse sirviendo en la Armada y que

sea de la Orden de Santiago… Buen Retiro, a veynte siete de abril de mill

26

Ibidem, f. 18v. 27

Ibidem, f. 20v. 28

AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 4733. 29

AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40.

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”

en la América hispana durante el siglo XVII

Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 11

seiscientos setenta y nuebe. El Rey”30

.

Se trata de una sucesión favorable y ventajosa de cierta economía de la Gracia en la

que un miembro de la elites locales de Indias, se ve beneficiado de los servicios que un

familiar realiza en el ámbito directo de la corte. Según la genealogía presentada por el

pretendiente, se dice que es “natural de la ciudad de Lima” y que sus padres son “el General

don Juan Vázquez de Acuña31

, cavallero de la horden de Calatrava y natural de la ciudad de

Burgos y doña Margarita Vexarano de Marquina su mujer, natural de Potosi”32

. Sus abuelos

paternos, son “el Mariscal de campo, D. Christóbal de Acuña, natural de la villa de Aranda de

Duero y doña María de Asturdillo” Mientras que sus abuelos maternos son, “Luis Sánchez

Vexarano, natural de la ciudad de Mérida, y doña Marcela de Marquina, su mujer, natural de

la Villa de Madrid”33

. La imposibilidad de que el pretendiente pueda firmar la genealogía

obliga a que ésta sea realizada por su hermano, don Iñigo de Acuña, cosa que acontece el 28

de abril de 1679. El hábito fue despachado con fecha de 13 de octubre de 1679

Inicialmente fueron nombrados por informantes para las probanzas en Madrid, Juan

de Argote (caballero de Santiago)34

33

, y Diego Cano (religioso del mismo hábito). Hay que

especificar que a lo largo del proceso hubo una mudanza en uno de los informantes. Justo de

Argote, indica que su compañero, Diego de Cano, se encontraba “inflamado de una pierna”.

Para substituirlo se nombró a don Alonso de Toro y Muñoz35

:

“Yo Juan Castaño de Salcedo, secretario del Rey nuestro Señor y su secretario

de Cámara del Real Consejo de las Órdenes en lo tocante a la de Santiago,

certifico que por los señores del dicho Consexo se proveyó el auto de tenor

siguiente= en la villa de Madrid a diezyocho de Agosto de mil y seiscientos y

setenta y nueve años los señores del Real Consexo de las Órdenes= dijeron

que por quanto el licenciado Diego Alfonso Cano del Cordido, religioso de la

orden de Santiago, estaba nombrado em compañía de don Justo de Argote,

cavallero de la dicha orden para hacer las pruevas de don Juan de Acuña y

estando entendiendo en ellas a caydo malo el dicho Diego Cano, por lo qual se

a escusado de proseguirlas. Mandavan y mandarom admitirle la escusa y en su

ligar y para acavar dichas pruevas nomearam e nombraron al Lizenciado

Alfonso de Toro Muñoz, religioso de la dicha orden”36

.

30

AHN, OM, Expedientillos, 4765, F. 1r. 31

Hemos localizado únicamente su Expedientillo, AHN, OM, Expedientillos, 9964. 32

AHN, OM, Expedientillos, 4765, f. 3r. 33

Ibidem. 34

AHN, OM, Expedientillos, nº 10463. 35

AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40, f. 7r. 36

Ibidem, f. 9r.

José Antonio Guillén Berrendero

12 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

Al igual que a los otros pretendientes, lo que los informantes deben conferir es:

“Ante todas las cosas, el cavallero o religioso que fueren nombrados por

informantes, recibirán juramento en forma de derecho de cada uno de los

testigos que examinarem, de que dirán verdad de lo que supieren entendieren o

huvieren oydo dezir, que guardaram secreto de lo que se les preguntare y no

dirán fueron testigos hasta estas dado el abito, certificándoles no ha de aver

registro de sus dichos, por averse de traer originalmente al Consejo sin

poderse saber fuera del cosa alguna de la información, informándose antes de

tomar ningún testigo si es confeso o de raza de Iudio o Moro y si lo fuere o

assentaran en la cabeça de su deposición sin dezírselo, y aviendo otros de

quien poderse informar no tomaram el que tuviere alguno destos defectos ( y

hecho el dicho apercibimiento, y recibido el dicho juramento haran a cada testigo las preguntas siguientes)”

37.

Los informantes comenzarán su labor por la villa de Madrid. Tras el auto de

recibirse mutuamente juramento, comenzarán el auto de búsqueda de testigos, cosa que

ocurre el día 11 de julio de 1679:

“En Madrid, dicho día, mes i año em prosecución de la diligencia arriba dicha,

buscamos en su posada a don Francisco Arévalo Briceño, caballero de la

Orden de Santiago y natural que dijo ser de la Ciudad de Llerena y residente en esta corte a negocios propios”

38.

Volveremos sobre él en los siguientes párrafos. Esta forma de buscar testigos se

realizará cada vez que se interrogue a uno de ellos. En el informe final que aparece referido

por los informantes. El informe final es una suerte de anotaciones con el objetivo de resaltar

las calidades del pretendiente. Indican claramente haber examinado a un total de ochenta

testigos “in scriptis, y otros muchos in voce. Todos ydoneos y de individuales noticias”39

. De

estos, parece que un total de 26 confirman la legitimidad y la genealogía presentada por el

pretendiente respecto de sus propios padres. Lo que se apoya en un conjunto de certidumbres

documentales presentadas. Los testigos de esta información fueron, los caballeros de hábito:

D. Francisco Arévalo Briceño (Santiago), D. Nicolás de Zavala (Calatrava), D. Luis José

César Escaouzola (Calatrava), D.Francisco de Frías (Santiago) y José de Avellaneda

(Calatrava) y que era mayordomo del Rey. Junto a ellos, D. Alonso Fernández de Otero, D.

Juan de la Cueva y Lugo, D. Juan Santos de Guesala, D. Juan Abad, D. Diego Bazo Ibáñez,

Fr. Gonzalo Tenorio, Fr. Nicolás Lanez, D. Francisco Antonio Mazolo, D. Lucas Amigo

Manrique, D. Fernando Dávila Bravo de Lagunas, D. Francisco Dávila, D. Mateo Rodríguez

37

AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40, f. 3r.

38

Ibidem, f. 10v. 39

Ibidem, s/f.

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”

en la América hispana durante el siglo XVII

Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 13

de Almogaba, D. Nicolás Montijo de Lorca, D. Antonio Fernández de Córdoba, D. Lorenzo

Fernández de Córdoba, D. Felipe de Antecha, D. Pedro Oreitia, D. Sancho de Salazar, D.

Leonis Bernardo García de Andía, D. Salvador de Orta y Vera, D. Juan de Guerra, D.

Francisco José Merlo de la Fuente, D. Isidro de la Puente.

Si vemos en un gráfico los porcentajes de cada una de las profesiones de los testigos

de este expediente podremos comprobar la variada tipología de profesiones y circunstancias

personales de los testigos, que se movían entre su condición de caballeros de hábito,

miembros de los Consejos, eclesiásticos y personas sin profesión determinada o que simplemente

aparecen como naturales de Lima.

Gráfico sobre el número y profesiones de los testigos de Juan de Acuña Berajano

Analizando más en detalle el expediente y las respuestas en Madrid, podemos

interpretar que lo que allí se dice nos remite a que la corte – Madrid-como espacio de

identificación de personas, se convierte ante todo en una reputación, mientras que en ciudades

que no tengan la particularidad de ser corte, la fama de los individuos, se limita a su

individualización. Los testigos de Madrid remiten ante todo a la reputación, por ello, la corte

es una reputación.

El primero de los testigos fue tomado el día 11 de julio, caballero de Santiago y de

nombre Francisco Briceño40

. Llevaba a demás el preceptivo “don” por su condición.

Referente a la hidalguía del pretendiente y de su familia indicó, que de aquellos que él

conocía:

“son caballeros hijosdalgo de sangre al fuero de y costumbre de España,

limpios Christianos viejos libres de toda mala raza de judío, moro ni conberso

40

Se conserva el expedientillo previo a su probanza como caballero de hábito. AHN, OM, Expedientillos, nº

3558.

José Antonio Guillén Berrendero

14 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

en todo grado por remoto y apartado que será. Y em prueba de la nobleza del

que pretende, bio a su padre con el abito de Calatraba y conoce a don Iñigo de

Acuña, caballero de la orden de Alcántara hermano de padre del pretendiente.

Y en quanto a la nobleza desta casa pudiera referir otros muchos abitos que

escusa por la prolijidad= i que la nobleza del susodicho abuelo materno del

pretendiente se aclara en los goces de la ciudad de Mérida de donde es natural, y que esto es público y notorio, publica voz i fama”

41.

Tres elementos esenciales configuran en este punto la declaración de nobleza del

pretendiente. Su clara sangre, la pertenencia a una familia en la que ya hay otros caballeros de

hábito y el reconocimiento como tal por parte de los individuos de la ciudad de Mérida.

Elementos que aparecen todos explicados en la obra de otro emeritense ilustre, el regidor y

tratadista de nobleza Bernabé Moreno de Vargas, quién en sus Discursos de la nobleza de

España, escritos casi cincuenta años antes, definía la hidalguía como una calidad reconocida

por el príncipe y por la sangre. Se presume en el testigo un conocimiento detallado de la

hidalguía a fuero y de las connotaciones que sus palabras pueden llegar a tener para los

informantes y para el propio Consejo.

Otros testigos confirmaron esta misma opinión, así, encontramos semejantes respuestas en

D. Alonso Fernández de Otero42

o en el limeño, don Juan de la Cueva y Lugo, quien afirmó:

“Dijo que Don Joan de Acuña, que pretende,… su padre y Luis Sanchez

Vexarano, su abuelo paterno son cavalleros hijosdalgo de sangre y fuero y

costumbre de España. Y limpios Christianos viejos libres de toda mala raza de

judío, moro ni conberso…= y lo sabe además de la voz común y por aber visto

y conocido al padre del que pretende con su ábito de Calatrava y don Iñigo de

Acuña su hermano de padre con su hábito de Alcántara; y otros muchos ábitos

que a bisto i conoce en esta casa. Y que todo lo que a depuesto es publico i notorio i publica voz”

43.

Por lo general, todos los testigos de Madrid incidieron en resaltar los tópicos de la

pertenencia a una familia de caballeros de hábito y a su indudable condición de Limpio de

Sangre para resaltar las indiscutibles calidades del pretendiente al hábito de Santiago.

41

AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 40, F. 11v. 42

Ibidem, f. 13r. 43

Ibidem, f. 13v.

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en la América hispana durante el siglo XVII

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1.2.2 José Joaquín Acuña y Figueroa

En el caso de caballero, José Joaquín Acuña y Figueroa44

, natural de Lima,

encontramos personas entre los testigos y los informantes, semejantes al hábito anterior. Se

concedió en 1678 y aquí nos volvemos a centrar en las informaciones de Madrid. Para éstas

fueron elegidos como informantes, don Diego de Torres Camargo (caballero de Santiago)45

y

al Licenciado D. Toribio Cienfuegos46

. Las probanzas se iniciaron en Madrid el día 20 de

abril de 1678. Recibieron la orden del entonces presidente del Consejo, duque de Sesa47

, y se

pusieron en ese mismo día a interrogar a los testigos. Ofrecemos a continuación la lista de

testigos interrogados en Madrid, su profesión y su lugar de origen: Diego Bazo Ibáñez

(secretario del Virrey del Perú, conde de Santiesteban), D. Andrés Manrique y Contreras

(caballero de la Orden de Malta y natural de lima), D. Alonso de Otero, D. Alonso de Lara

(Consejero de Estado), D. Alonso de Lara (secretario del Estado del Conde de Lemos), D.

Felipe Romana (caballerizo del conde de Lemos). D: Leonis Bernardo González de Andía, D:

Juan Fermín de Izu e Ibarra (Doctor y natural de Lima); D. Juan de Ituraspe, D. Juan Santos

de Guesala, D. Benito Cabrero, D: Felipe Antecha (presbítero), D. Isidro Garma de la Puente

(caballero de Calatrava), D. Mateo Rodríguez (militar, capitán); D. Francisco Carlos, D.

Sancho García de Salazar, D. Nicolás Montijo. El padre mercedario, D. Juan Durán (natural

de Lima), D. Francisco Antonio; D. Francisco Antonio Manzolo; El caballero de hábito D.

Baltasar de la Hoz y Mota, el padre Francisco de Padilla, también mercedario. Finalmente,

Frei Gonzalo Tenorio que era lector jubilado de provincia franciscana de Lima.

Don Diego Bazo, indicó que al ser secretario del Conde de Santisteban en tiempos que

fue Virrey del Perú desde el año de 1661 hasta el de 1667 “conoce de vista y comunicación a

don Joachim Joseph de Acuña…, paje de Vuestra Magestad, que pretende” y que había

nacido y criado en la ciudad de Lima48

. Confirmaba de este modo la genealogía presentada

ante el Consejo por parte del pretendiente.

Preguntado por la condición nobiliaria del pretendiente y su familia, don Diego,

resaltó la condición de limpios de sangre y “también por hijosdalgo de sangre al fuero de

España como demás de ser notorio, se califica con el ábito de Alcántara de don Iñigo Bazquez

44 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45.

45 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 8141.

46 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45, f. 3v.

47 Ibidem, f. 8r.

48 AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45, f. 8v.

José Antonio Guillén Berrendero

16 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

de Acuña49

, padre del que pretende, y con aver sido dicho abyelo materno, alcalde Ordinario

de la ciudad de Lima”50

. Esto ocurría pese a que “en ella no ay distinción de estados, nunca se

dan semejantes oficios a personas que no sean de muy notoria calidad”51

, lo que remite

nuevamente al escenario central de la consideración social del noble resaltada por la

tratadística nobiliaria y, sobre todo, sancionada por la legislación y buena parte de los juristas

de su tiempo. Es lógico pensar que en su condición de secretario del Virrey, le testigo conocía

perfectamente las particularidades del reino y que tuviese trato directo con los miembros de

las oligarquías locales. A este ejercicio de reputación debemos unir el hecho de que el padre

del pretendiente, en su ya mencionada condición de caballero del hábito de Alcántara

colaboró en la “solemne traslación del cuerpo de Fray Martín Porres” en el Perú, el citado

padre “acabada la Capilla, que en la celda del Siervo de Dios se havía erigido á una Imagen de

un Santo Crucifixo, que adornó con tabernáculo dorado, el Capitán don Iñigo Vázquez de

Acuña”52

.

El día 21 del mismo mes interrogaron a don Alonso de Lara, que también era

secretario de un noble, en este caso, del conde de Lemos. Su declaración resultó muy breve.

Confirmó que conocía al pretendiente y también a su padre. Identificando además la

condición de paje del primero. La razón de su conocimiento: “por averlos visto en la ciudad

de Lima y aver venidos juntos a España en los galeones de el año de setenta y seis”53

. No

conoce a ningún otro miembro de la familia, sin embargo “los tiene por cavalleros calificados,

remitiéndose a testigos de mayores noticias”54

. Otro de los testigos, que también trabajaba en

el servicio del conde de Lemos era don Felipe Romana. También conocía al pretendiente y a

su padre, que según el testigo, vivía en Madrid, y que “que por aver pasado allá el año de

setenta y seis en servicio del conde de Lemos y aver assistido hasta el de setenta y seis que

volbio a España, los trato y conoció”55

, confirmando además que eran “notorios hijosdalgo de

sangre como lo califica el hábito del padre del pretendiente”56

. Nuevamente vemos en estas

49

Sobre su papel como Alcalde Ordinario ver el texto clásico de Pedro N. Vidaurre, Relacción cronológica de

los alcaldes que han presidido el ayuntamiento de Lima desde sus inicios hasta nuestros días, Lima, 1889. Ver

también alguna noticia sobre él y su familia en Guillermo Lohmann Villena, Los Regidores perpetuos del

Cabildo de Lima (1535-1821), Sevilla, 1983. 50

AHN, OM, Caballeros, Santiago, exp. 45, f. 9v. 51

Ibidem. 52

Compendio de la prodigiosa vida del venerable siervo de Dios Fr. Martín de Porres, natural de Lima,

Barcelona, 1799, f. 171. 53

AHN, OM, caballeros, Santiago, exp. 45, f. 13v. 54

Ibidem. 55

Ibidem, f. 14r. 56

Ibidem, f. 14v.

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”

en la América hispana durante el siglo XVII

Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 17

declaraciones los puntos esenciales del reconocimiento, las calidades personales, los sentidos

(trato, conversación) y la pertenencia a una familia que ya fue beneficiada con un hábito. La

comunicación de la idea de hidalgo a fuero de España que estaba funcionando en ambos

lados, en tanto que los castellanos identificaban formas y categorías peninsulares.

1.2.3 José Santiago Concha

En el caso del caballero José Santiago Concha57

de 1695, fueron sus informantes

en Madrid, Francisco de Solórzano (caballero) y Frei José de Meneses y Velasco

(religioso). Tomaron juramento propio del hábito de Calatrava que pretendía José

Santiago de la Concha.

“En la Villa de Madrid en treze días del mes de mayo de mill seiscientos y

nobenta y cinco años, estos despachos y entendido lo que por la Real Cedula

de Su Magestad se nos manda, pasamos a las casas del excelentísimo señor

conde de Villa Umbrosa, marqués de Santillana, presidente del Real Consejo

de las Hordenes y en manos del dicho excelentísimo señor, hizimos juramento

sobre las cruzes de nuestros pechos de hazer fiel y legalmente según dios y

orden lo que por la dicha Real Cedula se nos manda, y assi mesmo nos

reciviremos juramento, admitiendo que no somos parientes del pretendiente. Y

lo firmamos”58

.

El primer testigo escogido por los informantes en ese trasunto de Perú que pareció

convertida la corte de Madrid fue don Iñigo de Acuña y Castro, Mayordomo de Doña Mariana

de Austria quien “hizo juramento puesta la mano sobre la cruz de su pecho de decir verdad”59

.

En tanto que buscadores de la verdad, los informantes anduvieron procurando testigos fiables,

leales y verdaderos. Cualidades, no olvidemos que Bernabé Moreno de Vargas situaba en los

nobles. No cabe ninguna duda de que el Escalona sería capaz de identificar la condición de

Hidalgo del pretendiente. En primer lugar por haber “asistido en la ciudad de Lima por

espacio de veinte y ocho años y que en ese tiempo conoció a D. Joseph de Santiago Concha,

pretendiente”. Para a renglón seguido, confirmar su genealogía. Así, respecto de su condición

de hidalgo dirá: “No sabe hayan tenido ni tengan oficio de los que contiene la novena

pregunta, antes si los mas honorificas de dicha ciudad portándose con el lustre y estimación

de caballero… y en quanto a la nobleza se remite a lo que se probare”60

.

El segundo de los testigos elegidos, es nuevamente un titulado, don José de Santa

57

AHN, OM, Caballeros, Calatrava, exp. 2399. 58

Ibidem, f. 9r. 59

Ibidem. 60

Ibidem, f. 9v.

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18 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

Cruz, caballero de Santiago, conde de San Juan y presidente y capitán general del Reino de

Chile, también natural de Lima. Su verdad será que conoce al pretendiente, “Alcalde del

crimen de la Real Audiencia de Lima”61

. Sobre su nobleza, indicará, al igual que el anterior

testigo: “se remite a lo que se probare en sus orígenes”. El tercer testigo, es un burócrata,

caballero de Alcántara y Oidor de la Audiencia de Chile. Su nombre, Andrés Paredes; su

testimonio:

“no save que los dichos hayan sido penitenciados por la Inquisición,

antes si los tienen por Cristianos viejos y que no an tenido oficio

alguno de los que se refiere la nobena, porque los ha visto portarse

como caballeros y en quanto a su nobleza, se remite a sus orígenes en

este reino”62

.

Madrid, corte, Madrid “rompeolas” y creador de “opiniones” en un discurso de ida y

vuelta. Son los funcionarios regresados de sus servicios americanos los que declaran sobre las

competencias de los nuevos pretendientes. Muchos de los cuales pertenecen a redes que

funcionan perfectamente en el nivel local americano y que funcionan con dinámicas idénticas

a las peninsulares.

Que los informantes busquen como testigos a personas que hayan pasado por la

experiencia de las colonias nos remite al espacio siempre recurrente de la circulación de

personas y de opiniones sobre las mismas. En el nivel de la reputación, los servicios

realizados por los oficiales de la Monarquía en América generarán un elevadísimo volumen

de papel. Bien entre los historiadores de Indias, bien entre los buscadores de fortuna o los

honrados con hábitos de las Órdenes. Esto genera dinámica semejante a la de Castilla,

personas del ámbito urbano más cercano al pretendiente, pero en el caso de América se une a

esto, la búsqueda de individuos próximos al espacio profesional del mismo. Así será fácil

encontrar entre los testigos de todos los procesos de un hábito a individuos que forman parte

del aparato burocrático de los virreinatos americanos y que por lo tanto están cercanos a los

pretendientes que, en su gran mayoría, también son miembros de los mismos. En este mismo

expediente encontramos a Sebastían de Londoño, que declara: “Que assistio el declarante en

la ciudad de Lima… y que en este tiempo conoció a Joseph de Santiago Concha…”, Lo que le

permite además identificar a todos sus familiares declarados en la genealogía. Conocimiento

que no es más que saber, pues no existe la dimensión del trato personal y directo. Si los “ha

visto portarse con mucho lustre y estimación y no save que hayan sido infamados de casso

61

Ibidem, f. 10r. 62

Ibidem, f. 10v.

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”

en la América hispana durante el siglo XVII

Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 19

grave…”63

. En cuanto a su nobleza, retoma los argumentos del resto de testigos. Hecho

natural, en tanto que la Hidalguía a Fuero de España se demuestra por la posesión de solar, la

identificación del mismo y por la vinculación con la tierra64

. Circunstancia esta que no se

puede probar en América, salvo las propias y asimiladas noblezas indígenas. Estas ideas se

refuerzan por el hecho de que el resto de los testigos preguntados en Madrid, repiten este

argumento65

.

Los informantes dan por finalizada esta primera tanda de interrogatorios. “en la villa

de Madrid, dicho día mes y año, habiendo examinado diez testigos in scpritis sin otros

muchos in voce y convienen a ser ciertas las naturalezas de dicho pretendiente y su madre en

la ciudad de Lima”. Lo que les llevó a procurar diferentes “instrumentos que comprueben

dichas naturalidades”66

. Convertidos ahora en investigadores y notarios de las naturalidades

de los pretendientes y sus antepasados. En gestores de un bien tan preciado como el de la

propia memoria depositada en papeles y archivos. Memoria, que en el caso que nos ocupa,

será utilizada a partir de 1700 y con la llegada de la nueva dinastía, para justificar fidelidades

o generar otras nuevas. Los informantes adquieren de este modo una dimensión central en la

difusión de los hidalgos de los dos continentes. Buscan, rastrean los documentos que

justifiquen en Madrid circunstancias vitales del otro lado del Atlántico, generando con ello un

“no lugar” de prestigio que tiene validez como “espacio vital” de los antecesores del

pretendiente.

Terminada la búsqueda en la Corte, se preocede al “auto de cerrar” en la corte: “en la

dicha villa de Madrid, dicho día, mes y año, haviendo concluido estas diligencias nos pareció

pasar a la villa de Salvatierra, donde según la genealogía y deposiciones de los testigos son las

naturalezas de los abuelos maternos”67

. Es la genealogía, instrumento y documento gráfico de

la memoria, la “hoja de ruta” de los informantes, el factor determinante dentro de la búsqueda

del “singular absoluto” del linaje. Certificar la misma es llegar finalmente al “punto del

honor” básico para ser considerado apto para el hábito.

Otra ciudad, idénticos procedimientos. Se trata en este caso de comprobar la memoria

sobre la rama materna. El primero de los testigos es Juan Felgossio de Losada, Corregidor de

63

Ibidem, f. 11v. 64

Como queda consignado en las Ordenanzas de la Chancillería de Valladolid y de Granada. 65

Siendo alguno de estos testigos, Sancho de Londoño (Caballero de Alcántara), Juan de Luxan y Acuña

(Caballero de Alcántara), Gregorio Muñoz, Pedro Camacho (Caballero de Santiago), Fernando de Espinosa

(presbítero). 66

AHN, OM, Caballeros, Calatrava, exp. 2399,f. 14v. 67

Ibidem, f. 16v.

José Antonio Guillén Berrendero

20 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

la villa de Salvatierra. Su respuesta:

“que tienen noticia de que Benito Méndez de

Salvatierra y doña Ysabel Cavelo fueron naturales desta villa que pasarom a

Indias y bivieron en la ciudad de Lima y a los dichos y a toda su descendencia

los tienen por nobles hijosdalgo de sangre y para su comprobación se remite a

los libros capitulares desta villa y assi mesmo los tienen por limpos Cristianos

Viejos sin mala raza de moros, Iudios, Conbersos ni penitenciados”68

.

Algo semejante encontramos en el segundo testigo, y miembro de la oligarquía local,

Pedro Ramos de Guzmán, Alcaide de la fortaleza de Salvatierra y regidor más antigua de la

misma villa, que vuelve a utilizar el argumento de los “livros capitulares desta villa” como

factor de distinción de su condición de hidalgos. Si antes éramos testigos de cómo las

declaraciones de los testigos de Madrid no conseguían indicar las razones de la condición de

hidalgo del pretendiente y de su familia, aquí el al contrario, existe una prueba documental de

lo mismo. Son muchos los historiadores que insisten en la escasa validez de los procesos de

concesión de hábitos y la dimensión que en los mismos tienen la corrupción. Incluso se habla

de la presencia de expertos testigos y/o especialistas en falsear genealogías (los linajudos).

Obviamente que estos procesos presentaban algunos elementos “irregulares”, pero la

dimensión social de los mismos nada tiene que ver con este particular. Lo irregular, era, como

hoy, parte del sistema.

Se trata en este trabajo de algo central y transversal a las realidades peninsular y

americana. Hablamos de la estructura general que sustenta la arquitectura del concepto

prestigio social y sus formas de averiguación. Así, cuando encontramos en las declaraciones

de los testigos el hecho de “es público y notorio en esta villa de Salvatierra que Benito

Méndez de Salvatierra y doña Ysabel Cabello fueron naturales desta Villa y son nobles

hijosdalgo de sangre por lo que consta de los officios desta villa que tuvieron, las exenciones

de tales a que se remite”69

. Los informantes, naturalmente que fueron a comprobar la

dimensión y verosimilitud de tales afirmaciones y lo hicieron constar en el auto

correspondiente70

.

Los informantes, Francisco de Solórzano y Juan de la Calzada repitieron el mismo

procedimiento en el resto de localidades en las que tuvieron que realizar el interrogatorio, a un

total de 15 testigos. Los informantes comprobaron que le padre del pretendiente, D. Pedro de

68

Ibidem, f. 17r. 69

AHN, OM, Caballeros, Calatrava, exp. 2399, f. 18v. 70

Ibidem, ff.22v-28r.

Caballeros de dos continentes. La identificación de la “hidalguía a fuero de España”

en la América hispana durante el siglo XVII

Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011 21

Santiago Concha, era probedor de la armada del sur, residente en Indias e Hijodalgo”71

, lo que

junta dos vertientes de la condición de noble, la propia de su condición jurídica y la idea de

buen servidor. Además de esta suerte de personas afectadas e incluidas en el proceso, los

pretendientes recurrían a otras personas para que les representasen:

“En la villa de Madrid, a veynte días del mes de Abrill de mill setecientos y

nueve años, ante mí, el mismo y testigos parezio el señor don Juan de

Echevarría y Aroche, del Consexo de V. Magde

y su oydor en su Real

Audiencia de Lima, en el Reino del Perú, natural de dicha ciudad y residente

al presente en esta corte, a quien doy fee conosco, y dixo que por quanto Su

Magestad … a sido servido hazerle merced del avito de las hordenes militares

sin exceptuar la de Santiago= mediante lo qual otorga por esta presente Carta,

que da todo su poder cumplido tan bastamente como de derecho se requiere a

don Thomas de Sabugal, vezino de esta villa de Madrid, expecialmente para

que en su nombre, representando su persona, pueda parecer y parezca ante su

Magestad y señores de su Real Consejo de las Hórdenes y presidente”72

.

Es este un aspecto básico en el proceso de la gestión del honor, en tanto que el

pretendiente debía estar lejos de la Corte y del centro de decisión de su hábito, se hacía

preciso contar con los servicios de un experto gestor de la información. Este representante y

los poderes concedidos al mismo, sitúan e introducen a un nuevo elemento en el juego del

reconocimiento, un agente indirecto, pero que también poseía su propia red de intereses en el

ámbito inmediato de la corte.

Conclusiones

Este expediente de caballero es un ejemplo palmario de la complejidad de comprobar

la condición social de un individuo en circulación entre dos mundos unidos por un Rey, pero

es también un perfecto mecanismo de conocimiento de la memoria social de los individuos,

de sus prácticas cotidianas y de sus redes de intereses. La confluencia de las rutas de la

información, como trasunto de las oceánicas, representa un espacio fundamental de la

dimensión geográfica, pero también de la necesidad de buscar criterios homogeneizadores de

la acción de los individuos en cualquiera de sus geografías, en tanto que servir y ser

reconocido se convierte en realidades transfronterizas y son, en el caso de los hábitos de las

Órdenes Militares, no ya un ejercicio de economía de la merced o de la gracia, sino una

práctica cotidiana de ciertas formas de centralidad administrativa que la corona española

71

Ibidem, f. 38v. 72

AHN, OM, Expedientillos, nº 6600, s/f.

José Antonio Guillén Berrendero

22 Congresso Internacional Pequena Nobreza nos Impérios Ibéricos de Antigo Regime | Lisboa 18 a 21 de Maio de 2011

ejerció durante toda la Edad Moderna.

En el análisis de los expedientes estudiados podemos comprobar el modo en qué los

informantes repetían en diferentes procesos. O cómo elegían testigos conocedores del

pretendiente y de sus servicios. Se recurrirá a preguntar o bien a servidores en Indias, o a

miembros del Consejo de Indias que conozcan a los pretendientes y su “reputación”, puesto

que en definitiva, la razón última de un expediente y del interrogatorio a los testigos, será

conseguir certezas sobre la reputación de noble del mismo.

La conclusión final de este trabajo no puede ser otra que la de establecer una línea

transversal que sale de Madrid y afecta por igual a todos los súbditos de la Monarquía, fueran

éstos naturales de cualquier lugar. Esto se debe a que en definitiva sólo existía una única idea

de honrado y preeminente social y que ésta idea era asimilada por las elites de cada uno de los

reinos. En el caso de América, el hecho de la inicial presencia de castellanos en aquellas

tierras, facilitó la dimensión castellana del prestigio social. A todo esto debemos unir la

circunstancia de que los hábitos eran aprobados en Madrid, hervidero de opiniones y gran

depósito de papeles sobre honras y deshonras legales.

Del mismo modo, los testigos seleccionados en las probanzas procuraban responder a

un perfil semejante, bien por su condición de personas que habían vivido en Indias o por su

conocimiento directo de la realidad de allí, más allá de su relación con el pretendiente. Toda

América es Castilla y toda Castilla es América.