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ACCESIBILIDAD A LOS SERVICIOS PÚBLICOS Y EQUIDAD. LOS
PARADIGMAS DE LA EXCELENCIA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE
POLÍTICAS PÚBLICAS “TRIPLE E”
Autor: Alejandro M. Liberman
Procedencia: Buenos Aires, Argentina
1) Introducción
“La política sin visiones, sin proyectos no es política”.
(CLARKE: 1996)
Al referirnos a los servicios públicos, a su
correspondiente acceso y a la equidad en la prestación de
los mismos, definitivamente los esfuerzos y la construcción
estratégica de éstos deben incidir sobre aquél que los
recibe.
Desde ya que las restricciones presupuestarias (de
presupuestos públicos, en general, abultados y poco
debatidos), impactan en la creación y sostenimiento de la
prestación histórica, violando así algunos principios
objetivos del derecho público en detrimento de la población
receptora de aquellos servicios públicos.
Tanto el servicio como manifestación prestacional brindado
o asegurado por la organización pública como las
consecuencias derivadas de la prestación, sea la equidad la
accesibilidad y por ende la “Triple E”, entran en debate
1
desde que los modelos gerenciales o pos-burocráticos
aparecen en escena, desvirtuando recicladas prácticas, en
donde el beneficiario era un sujeto pasivo, sin voz y
sumisamente denostado dentro del sistema prestacional
público burocrático.
La Sociedad de la Información acerca las realidades desde y
entre los polos e instala, para el caso estudiado, los
estándares que las personas poseen en cuanto a la
prestación y accesibilidad que tienen de los servicios
públicos que les proveen en diferentes y distantes sitios.
Hete aquí la novedad. La comunicación e información
incremental implican inquietudes y tienden al desarrollo, a
la gobernabilidad y a la democratización.
Es por ello que los esfuerzos por incluir en las agendas
públicas el tema del servicio público de calidad, implica
un nuevo paradigma beneficioso y productivo para las
sociedades, en este caso, para las latinoamericanas.
Ciertamente el proceso está en ciernes y la tipología de
las “Tres E” aún colisiona entre sí, apenas intentamos
ofrecer servicios públicos de calidad, asequibles y
próximos.
Invertiremos en este documento los argumentos necesarios
para colocar al “servicio público” en una palestra
preponderante en cuanto a la construcción de políticas
públicas democráticas, equitativas y, por sobre todo,
sostenibles.
“La Excelencia, más que un acto aislado, es un hábito”
2
ARISTÓTELES
Prestar un servicio público de calidad es sinónimo de
respeto. Respetar a alguien es tratarlo de acuerdo a su
dignidad. Esta dignidad propia requiere de los demás un
comportamiento adecuado, de modo que las faltas de respeto
voluntarias representan injusticias, por incumplimiento de
ese deber. En cambio, donde hay respeto reina un ambiente
cordial y amable entre los unos y los otros.
El reconocimiento de la dignidad humana y de su protección
forma parte de las constituciones modernas y como tal se ha
transformado en derecho constitucional común europeo. La
influencia de la Declaración de Derechos Humanos de
Naciones Unidas ha quedado anclada en el artículo 1.1 de la
Ley Fundamental, donde declara, “todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.
Se encuentra igualmente en el artículo 10.1 de la
Constitución Española al comienzo del título sobre
"derechos y obligaciones fundamentales". La dignidad humana
es parte integrante de las modernas constituciones de
Europa y así mismo se hace referencia a ella en el artículo
1 y 2 del Proyecto de Tratado de la Constitución para
Europa como uno de los valores de la Unión (MERTEN:2004).
El contenido de la dignidad puesto en el servicio público
tiene distintas vertientes. A nosotros nos va a importar la
dimensión política-social (GARCÍA:1997).
3
Este concepto tiene su origen en la antigua Roma, cuyos
vestigios más reconocidos se emparentaban con la noción de
una determinada forma de vida ligado, ante todo, a la vida
política, e impregnado por un fuerte carácter moral y
secular, restringido al prestigio de los principes rei publicae.
En tal sentido, la unión indisoluble de esa dignitas de sello
aristocrático con la res publica muestra que el derecho al
poder que se manifiesta en aquel concepto, está limitado:
hay, a lo menos en la idea, un equilibrio entre el derecho
al poder de la persona y el de la comunidad. La dignidad
del individuo encuentra su límite en la libertad del otro.
Y, por otra parte, ese derecho de la persona no puede
separarse del deber, de la responsabilidad adquirida. La
dignidad obliga, y cuanto más alto es su grado tanto mayor
el deber.
El sello aristocrático y determinado en gran medida por la
persona, está tan alejado de la igualdad ciudadana de la
democracia ateniense o del estado burocrático moderno, como
de la monotonía sin rostro y la dependencia del ciudadano
en la monarquía absolutista o en el Estado totalitario. Aun
cuando se trata de una gradación jerárquica, el tal orden
no es rígido, sino vivo, dinámico, flexible. Así como puede
hacerse noble el que demuestra ser capaz -lo que
ciertamente ocurrió con bastante rareza- así también la
dignidad está en movimiento: puede defenderse, aumentarse,
rebajarse, perderse y restituirse. El frecuente suicidio,
el mostrarse en escena del político romano son
manifestaciones de una lucha incesante por adquirir,
4
preservar y aumentar la dignidad (GARCÍA:1997).
La cultura helénica, sin embargo, la focalizó desde la
dignidad de la naturaleza humana. Aquí la dignidad no es
personal, sino que pertenece a todos los hombres como
tales, lo que implica que, en esencia, todos los hombres
son iguales. La filosofía griega ya había dado un paso en
este sentido al aceptar la posición especial del hombre en
el mundo. Ahora es una dignidad que no excluye a ningún
hombre.
En las democracias occidentales actuales este concepto se
democratizó y se desparramó en un totum.
El respecto y la dignidad, son conceptos unificadores y
pacificadores de la sana convivencia y de la igualdad del
género humano.
Sin embargo, las estadísticas y los hechos que se van
sucediendo, nos indican al menos una paradoja; por un lado
tenemos datos alentadores de mejora de la calidad de vida
en el mundo, producida por el movimiento político
imperante, esto es, en virtud de la sustentabilidad de las
democracias actuales. Por otro lado, un modelo estructural
de pobreza, desigualdad e inseguridad manifiestamente
ostensible y perdurable.
De difícil medición y aún más impreciso el término, la
dignidad vertida en los textos no suaviza los pormenores,
aparentes e incorregibles ya mencionados.
Derrocados los autoritarismos o autocracias, y levantados
los estandartes de la libertad y la libre elección
periódica de los representantes, a través de los
5
escrutinios sucesivos, se perpetra una forma indiscutible
político-institucional: las democracias occidentales, pero…
¿con desigualdad e inequidad estructurales?
2) Accesibilidad y equidad prestacional
“La vida es un arte que sólo se conoce a través de la experiencia”
(LASKI:1932)
La máxima lograda en el ámbito de nuestra región plasmada
en la Carta Iberoamericana nos dice que, por el principio
de acceso universal, se entiende que “la calidad en la gestión
pública comprende el esfuerzo por lograr la universalización y el más amplio y
fácil acceso espacial y temporal de los ciudadanos a servicios públicos de igual
calidad, con independencia de la ubicación geográfica de los ciudadanos y del
momento en que éstos los requieran” (CLAD:2008).
El ser humano, por naturaleza, casi como un postulado
intrínseco del propio individuo, va en búsqueda de la
felicidad y de su bienestar, en el más sentido amplio del
término. Esta permanente exploración se le hace
indispensable para zafar de su propia cosmovisión del
sufrimiento y de la muerte.
Los gobiernos desde la gestión deben procurar la generación
constructiva de condiciones que le dispensen al conviviente
de cada uno de los territorios esa búsqueda incesante de
felicidad y bienestar.
El gobierno actúa como coadyuvante, es un intermediario
terrenal necesario que elabora, construye y lleva a la
6
práctica una serie de políticas públicas que se acercan el
fin buscado por los humanos, en un constante esfuerzo
compartido, continuo y categóricamente contractual.
El gobierno es una ordenación delegada que elabora una
serie de pautas de administración y gestión para servir al
logro de la felicidad de la gente. Sin dudas, complementa,
rellena, ornamenta y ofrece cobertura para el que obstruye
esa valoración colectiva.
O sea, que el Estado ostenta las facultades de crear,
pautar, gestionar, delegar, ofrecer y controlar los
servicios públicos de acuerdo a un orden público normativo
y a criterios políticos y culturales determinados.
Es así que la producción y reproducción de estos servicios
públicos está ultra condicionada y regulada en procura de
la función social que intenta satisfacer.
Entendemos que a través de dos componentes prioritarios se
puede llegar a construir un paradigma del servicio público;
por un lado a través del concepto de equidad y por el otro
a través del de accesibilidad (entiéndase que existen hasta
la actualidad innumerables teorías, aportes y acciones con
respecto a los modelos sobre los servicios públicos, sus
características y su gestión, de la cual no nos abstraemos,
sino que creemos aportar una luz al debate contemporáneo
sobre el particular).
La gran revolución cultural actual, denominada
globalización (mencionada en el buscador google, en español
unas 6.410.000 veces) o mundialización, merece, para
nosotros, dos aspectos controvertidos, que son, la
7
accesibilidad (barreras de accesibilidad) y la equidad
(inequidad).
La accesibilidad se asemeja a la ponderación que podamos
dar sobre algo que puede ser usado para los fines
previstos, sin importar las capacidades físicas o técnicas
de la cosa o del servicio.
Para el caso que la ponderación sea baja, aparece lo que la
doctrina denomina las “barreras de accesibilidad” que
obstaculizan o dificultan parcial o totalmente una
determinada actividad a partir del uso o goce de la cosa o
del servicio, según sea el caso en cuestión.
Estas barreras, dificultades u obstáculos pueden ser
básicamente de dos tipos: las propias de la naturaleza y
las creadas por el hombre de manera artificial (sobre el
particular, podemos admitir que las creaciones del hombre
para subsistir, consumir, gozar, etc., son producciones
motorizadas a través de elementos existentes en la
naturaleza, que a través de procedimientos técnicos,
químicos y generalmente provenientes de la experimentación,
modelan o cambian y yuxtaponen la materia “natural” en otra
que si bien es “natural” está modificada por nosotros,
seres humanos provenientes de la misma naturaleza y entorno
natural).
El avance de las migraciones e inmigraciones de personas
del campo hacia las ciudades, como nunca antes ocurrió,
tiende a invertir ese entorno natural primitivo o
moderadamente modificado, donde la accesibilidad o no
estaba vinculada a las necesidades básicas de las personas
8
y la relación trasuntaba con y por los acontecimientos
propios de los ciclos de la naturaleza y sus pormenores.
Hoy la “artificialidad” construida desde las sociedades
citadinas acerca las redes interpersonales y al mismo
tiempo acelera los procesos cambiantes y obstaculizantes del
afuera. Esto es, la pérdida de identidad e intimidad dentro
de las urbes.
El espacio de la accesibilidad convive con los antiguos
moradores y con los que atraídos por el public parochial realm
(reino comunitario público), en forma provisoria o
definitiva, se mezclan y asocian las viejas y nuevas
barreras que imponen las distintas conformaciones urbanas
con mayor o menor desarrollo.
En el caso argentino, para citar un ejemplo, las
dimensiones sociales y económicas alcanzadas durante el
siglo XX, con embudo hacia la ciudad y las migraciones
poblacionales hacia el conurbano, han sido de tal magnitud
que, en la actualidad, toda la realidad de las fuerzas
vivas transcurre haciendo caso omiso al límite político y,
cuando por cuestiones institucionales o jurisdiccionales
esta frontera se hace presente, aparece como un obstáculo
para la resolución efectiva de los problemas
(PIERINI:2008).
La accesibilidad merece en la actualidad un concepto más
integral y abarcativo desde el punto de vista de la
construcción y ejecución de las políticas públicas
orientadas a brindar servicios de calidad y excelencia. La
valoración del término no se gradúa a través de la
9
imposibilidad propia del individuo para saltar tal o cual
obstáculo dentro de un contexto dado (piénsese un
discapacitado visual al cruzar una avenida altamente
transitada). El propio abastecimiento del servicio público
brindado, independientemente de la condición del sujeto que
lo use o goce, está involucrado en el concepto general de
la accesibilidad con independencia de la propia naturaleza
del individuo usuario.
Hay una responsabilidad que le cabe al prestador que incide
a todos por igual, de manera justa, oportuna y al cuidado
del ciudadano. Tengamos por seguro que un buen sistema de
ascenso y descenso de pasajeros de buses, es un indicador
positivo de accesibildad general. Puede ocurrir de manera
semejante que el mantenimiento de los pavimentos en las
calles y aceras, puede ser una barrera u obstáculo para el
libre tránsito de automóviles y peatones. Habrá, por lo
tanto, un sinnúmero de ejemplos cotidianos adicionales, en
igual sentido.
En la intención de mostrar que la accesibilidad debe
entenderse desde la responsabilidad del prestador y desde
la mejora continua eliminando progresivamente las barreras
de acceso, dejamos en claro que las políticas públicas
orientadas a ofrecer servicios públicos de calidad y
excelencia, deben serlo y pregonarlo a través de mediciones
y metas claras, conocidas y llevadas adelante por aquellos
gestores comprometidos con la cosa pública.
El otro punto destacable presenta un mayor desarrollo desde
todos los ámbitos estudiados, tal es, el de la equidad.
10
Equidad analizado desde la justicia e igualdad social, y en
palabras de Aristóteles la justicia aplicada al caso
concreto.
El término propuesto equivaldría a decir que aquél usuario
de un servicio público tiene el derecho de goce o uso de
aquél en condiciones semejantes a los demás. Todos aquello
que asistan a la escuela pública deben ser servidos con la
capacitación necesaria de acuerdo a los planes de estudios
pergeñados por el Estado (tomando en cuenta aquellos países
que diseñan sus currículas de acuerdo a un determinado plan
de enseñanza oficial). Para el caso que un niño tenga que
trasladarse de su casa a la escuela en una mula, todas las
mañanas, realizando un trecho de 100 kilómetros, obteniendo
además una formación deficiente, aparecen dos
inconvenientes bien definidos: el de la inaccesibilidad y
el de la inequidad. Hay que agregar que la pobreza implica
además, en este caso, la vulnerabilidad social que emerge
por la gran desigualdad social y económico de un amplio
sector de la población.
Según el Banco Mundial ha estimado que el 45% de los niños
son pobres, y otro informe del PNUD-Comunidad Económica
Europea de 1999, dice que son pobres el 75% de los
guatemaltecos, el 73% los hondureños y 80% los venezolanos,
entre otros (BRICEÑO:2000).
Estos condicionamientos producen un deterioro y una
fragmentación en la comunidad, que si una vez instalados no
se corriges con cierta rapidez, la consolidación de estas
prácticas, deterioran el crecimiento y el acercamiento al
11
bienestar general.
3) Buenos pero no tanto…
Lo bueno, en el griego moderno kalos, entonces predispone la
felicidad y va a significar lo mejor para la vida. Kant
también apreció que lo bueno, lo bello y lo agradable eran
tres categorías que tenían como objetivo común hacer la
vida humana más solidaria y cooperativa. Y como remata
Savater menos sumisa a la oscuridad devoradora e insensible
de la muerte (SAVATER:2008).
Como lo expresa Savater, el aprecio por lo bueno es propio
de los seres dotados de razón, que al reflexionar nos damos
cuenta de cuánto mejor será esta perra vida si fuésemos
capaces de tales conductas excelentes. Unos párrafos más
adelante, intenta demostrarnos que lo bueno se nos impone
porque nuestra razón no tiene más remedio que aceptar que
la vida humana resulta más digna de ser vivida cuando
cualquiera de nosotros hace lo que es debido y reconoce a
los demás como verdaderos semejantes, no meros instrumentos
manipulables (SAVATER: 2008).
Desde esta concepción ideal se presupone que los individuos
van a poder gozar del presupuesto de igualdad e
indiferenciación del que depende el buen funcionamiento de
la vida pública. El protagonista de este tipo de escenario
sería un personaje abstracto y universal –emparentado con
aquel a quien la tradición liberal designa como ciudadano-
que disfruta de las habilidades que le permiten ejercer
12
como ser responsable, educado y versátil (DELGADO:2007).
Si nos aproximamos al servicio público “bueno”, éste va a
ser deseable por el conjunto y cada uno estará, pues,
gozoso de esta construcción política y de gestión
gubernativa. A su vez, la “calidad” de éste, implica la
capacidad de satisfacer los deseos de los usuarios. La
calidad de un producto o servicio depende de cómo estos
respondan a las preferencias y a las necesidades de
aquéllos, por lo que se dice que la calidad significa la
adecuación al uso de sí mismo en la actualización de los
roles presentados a un consumidor, usuario, cliente, etc.
El conjunto de procedimientos para lograr lo bueno,
llamemos a ello la técnica, implica hacer las cosas bien.
“Lo bueno” está “bien hecho”, todo lo cual lo hace poseedor
de una tradición eficaz de procedimientos invertidos y
desarrollados para procurar la felicidad de los individuos.
Si pensáramos en términos cuantitativos, podríamos imaginar
un gráfico en donde cada eje (“x” e “y”) sean igual a cien,
hasta llegar al cero. Aquí lo bueno (percepción) equivale
exactamente a lo “bien hecho” (proceso/producto). A medida
que descendemos por el eje “y”, esto es, donde nuestra
valoración o nivel de percepción sobre algo decae, chocamos
con el imperturbable resultado que configura el límite de
satisfacción entre “lo hecho” y “lo bueno”. Es decir, que
nuestro producto o servicio, según el caso, deja de estar
en el óptimo relativo, con la consiguiente pérdida de valor
de lo “bien hecho”, hasta llegar a la valoración negativa
de aquellos.
13
Entonces, logramos obtener una fórmula de igualdad lineal
teórica, cuyo NS (nivel de satisfacción) iguala a la
sumatoria de la P (percepción) y el (proceso/producto y/o
servicio).
Figura I
Nivel de Satisfacción
0
2
4
6
8
10
12
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11Proceso
Percepción
Fuente propia
Esto que se supone bien hecho nace de una construcción y un
esfuerzo económico, que se traduce en un sujeto o sujetos
percutidos que contribuyeron al logro común de lo hecho.
Esta ponderación meramente ilustrativa, nos habilita a
pensar que si lo “bien hecho” me produce bienestar en el
uso o goce de algo en un óptimo (por ejemplo el de un
14
servicio de transporte público nocturno), la replicación de
las demás cosas –tangibles o intangibles- deberán estar en
orden a esa ponderación primera. Cualquier ponderación
inferior a aquella me producirá cierto desencanto, con la
consiguiente pérdida relativa de felicidad y bienestar
integral.
Si viajo de mi casa al trabajo y viceversa en el metro de
manera cotidiana, y mi ponderación (NS) acerca del servicio
es 90, todo otro producto o servicio público implicará
tener un orden de valoración semejante.
La agregación de los productos y servicios públicos
brindados y exigidos, siguiendo el hilo conductor al que
apostamos, indica que a mayor replicación de equivalentes
óptimos, esto es Pe100=Pr100 (de todos los servicios
públicos implicados), la felicidad individual y por ende
colectiva debería tender también al óptimo. Es indudable
que es el resultado de una construcción teórica,
objetivada, en función de definir un valor óptimo en tanto
resulte razonable y racional.
En condiciones de bienestar general, los servicios públicos
debieran responder a las expectativas de los individuos, de
manera tal que el nivel de satisfacción alcance los
estándares de desarrollo individual y colectivo de una
sociedad.
Es decir, que el buen servicio público dependiendo de su
naturaleza, alcance y características que le son propias
tiene una serie de estándares considerables. En cambio los
malos servicios tienen infinidad de disfunciones haciendo
15
que la trasgresión estandarice los resultados y la
prestación sea deficiente (la suciedad en las calle, por
ejemplo, representan un mal ejemplo de urbanidad y
deterioran la calidad de vida. Los vecinos plantean quejas
y transgresiones por tal motivo. Así lo anuncia una
comprobación visual de la ciudad de Buenos Aires. También
se vio reflejado en una nota periodística del diario La
Nación donde ante la consulta a los vecinos, las razones de
tal cuestión plantean el mal servicio de las empresas de
residuos, los “cartoneros” y las transgresiones de los
habitantes.
Si la escuela pública solo mide la cantidad de alumnos
egresados por año, y no toma en cuenta la calidad de los
contenidos ofrecidos, ni la calidad de la infraestructura
edilicia y tecnológica, ni la calidad de la capacitación
continua de sus docentes, el trabajo no está bien hecho,
por lo tanto, las mediciones presupuestarias poco
ambiciosas y perniciosas, atentan con lo bueno y con la
razón (insistimos en mencionar este tema, porque en algunos
presupuestos públicos encontramos entre sus metas
cuestiones como éstas, es decir, mediciones que quizá
cumplan con los requisitos preestablecidos pero son poco o
nada indicativos de los óptimos razonables que se pretenden
alcanzar en una sociedad civilizada).
En el transporte público de pasajeros pasa otro tanto. Si
medimos la cantidad de personas transportadas en un período
equis, es probable que, en términos cuantitativos nos
asombre y queden satisfechas todas las estadísticas y
16
objetivos oficiales.
En el caso de la red ferroviaria del área metropolitana las
variaciones porcentuales con respecto al mismo mes del año
pasado muestran un incremento generalizado en todas sus
líneas. En el total general el incremento fue para el 2006
del 8,6% (CNRT:2008).
Sin embargo, si hacemos un análisis pormenorizado de las
condiciones de los transportados en el servicio de trenes
subterráneos de pasajeros, vemos como el 40% de las quejas
recepcionadas para el año 2007 se relacionan con el
servicio prestado, en primer lugar; en segundo lugar con el
comportamiento de los agentes y el tercer lugar lo ocupa la
accesibilidad al servicio.
Figura II
Distribución de quejas por motivo
Venta de boletos
5%Seguridad5%
Accesos
CochesServicio
40%
Comportamiento de agentes
18%
Ambiente2%
Estaciones12%
Fuente: CRNT:2007
En el transporte ferroviario ocurre otro tanto en relación
a las condiciones del servicio para el mismo año. Más del
17
50% de los reclamos de los usuarios se relacionan con el
deficiente servicio prestado a los pasajeros de los
ferrocarriles de superficie, seguido de la seguridad, el
personal y las estaciones.
Figura III
Distribución de quejas por motivo
VENTA DE BOLETOS6% INFORMACIO
N
ESTACIONES10%
ACCESOSAGENTES
12%
SEGURIDAD12%
SERVICIO
COCHES5%
Fuente: CNRT:2007
Sin embargo, desde un punto de vista financiero, la
transferencia que hace el Estado a las empresas
transportadora, a través de los subsidios se acerca al
superávit fiscal.
De acuerdo al destino de los fondos, los subsidios y
aportes se pueden agrupar en seis grandes sectores: el
sector energético, que en lo que va del año absorbió un 56%
de los fondos; el sector transporte, con un 29% del total;
el sector agroalimentario, con un 9%; las empresas públicas
no incluidas en el sector energético ni el transporte, con
un 4%; el sector rural y forestal, con un 1,4%; y el sector
18
industrial, con apenas un 0,3%.
Más adelante se hace mención que el sector transporte
abarca los subsidios asignados a los concesionarios de
trenes y subtes del área metropolitana, como así también
las transferencias del Tesoro al Fondo Fiduciario del
Sistema de Infraestructura del Transporte (ASAP:2008).
Estos elementos indiciarios nos indican que si bien existe
una fuerte contribución desde el Estado por asegurar la
prestación de los servicios públicos, en este caso el del
transporte de pasajeros, existe un deficitario
acompañamiento de la calidad de los mismos.
Significativamente, más allá de algunos casos que hemos
mostrado renglones atrás, hay razones fundadas que debieran
tenerse en cuenta para mejorar ciertos aspectos de la
prestación de los servicios públicos con todas las
connotaciones no solo racionales sino espirituales que
poseen los individuos.
Sabemos que según diferentes mediciones de alcance mundial,
la gente percibe que es más feliz, atendiendo
principalmente a razones de crecimiento económico sin
precedente en países de bajos ingresos como China y la
India en las últimas décadas, la democratización de países
con ingresos medios y el incremento de la tolerancia social
hacia grupos minoritarios (LA NACION:2008). Es un dato
alentador que debiera replicarse con el crecimiento en el
nivel de satisfacción de los servicios públicos.
19
4) Conclusiones
“La felicidad es el resultado de la decisión de emprender un viaje que permita
más libertad, placer y creatividad”
(ABADI:2008)
Es altamente probable que los argumentos vertidos por
nosotros tengan alguna aprobación positiva de parte de los
lectores.
Pero, sin dudas, la aplicación de las políticas públicas
que se orientan a brindar servicios públicos de calidad y
excelencia, en nuestros países, todavía es deficiente, por
diversos motivos, ya sean presupuestarios, culturales,
geográficos, políticos, etc.
También existen barreras para lograr los beneficios que
otorga el paradigma de la calidad en procura de la
felicidad y el bienestar individual y colectivo.
Vivir y convivir en un territorio accesible y justo, nos
asegura la libertad y el crecimiento sostenido.
En el respeto y el buen clima general con expectativas
crecientes de desarrollo personal y comunitario se
construyen las sociedades prósperas. Aquí no hay fronteras.
El mundo natural es uno solo; las fronteras erigidas como
barreras geográficas o políticas, o de otro tipo, son
derrotadas en corto o largo plazo, y disipadas al fin.
Como el aire que respiramos, el individuo va en procura de
20
su propio bienestar y el de los suyos. Este dato es
implacable desde la estadísticas y desde los hechos. Por
ello, el desarrollo debe producirse en cada realidad
concreta.
La calidad de vida, implica también la calidad de las cosas
que nos ofrecen desde las diferentes fuentes proveedoras de
tal material.
La accesibilidad a los bienes y servicios nos hace más
iguales, desde el punto de vista de la sana convivencia y
el bienestar.
Pensamos que el lector además puede estar imaginando con
las palabras anteriores que nuestra argumentación
precedente pretende un mundo ideal extraído de los textos
sagrados o mágicos. Vale pensarlo.
La consecución de propuestas, debates y acciones
emprendidas desde los diferentes estratos públicos y
también privados, no nos dan la razón, ni en lo más mínimo.
Debemos discutir modelos, óptimos de manera necesaria y
eficaz. Las instituciones y el entramado social legitimado
para hacerlo, está presente en casi todas las órbitas de
nuestra vida: convive y pervive con y por nosotros.
Esta conclusión, entonces, pretende meditar acerca de los
modelos a construir para aplicarlos y apreciarlos en pos de
obtener comunidades más cohesionadas, satisfechas y
felices.
Los procesos democráticos tienen en este intríngulis muchos
para hacer y sostener desde el plano institucional de
fondo. Aquí la política pura es la actividad constructiva,
21
que consolida y conserva agregados humanos, grupos
racionales y razonables, que deben ser aprovechados,
“aprehendidos”, para que con autoridad aseguren todo
aquello que imaginamos como “lo bueno” y “lo bien hecho”.
Un paso de importancia es la colaboración realizada desde
el organismo técnico de los países asociados al CLAD, que
suscribieron la “Carta Iberoamericana de Calidad en la
Gestión Pública”, de las cuales los gobiernos tienen el
plafón suficiente para elaborar políticas públicas
renovadoras y ofrecer servicios públicos de calidad en
nuestra región, atendiendo a la diversidad cultural e
idiosincrasia soberanas.
5) Bibliografía consultada
ABADI, José Eduardo, “La felicidad según el psicoanálisis”, Diario
Perfil, Pág. 14, 03/02/2008.
ASAP, Asociación Argentina de Presupuesto y Administración
Financiera Pública, Informe estadístico de ejecución
presupuestaria del sector público nacional, primer
trimestre 2008. El documento completo puede verse en:
http://www.asap.org.ar/ (consultado el 24/7/2008).
BRICEÑO ROSALES, César A., “Calidad y equidad en la Educación”,
Documento elaborado, en ocasión del Encuentro de directivos
y altos funcionarios de los Ministerios de Educación de los
países Iberoamericanos”, Organización de Estados
Iberoamericanos, 2000. El texto completo puede leerse en:
www.campus-oei.org/calidad/escolaridad.htm (consultado el
22
31/07/2008).
CLAD, Centro Latinoamericano de Administración para el
Desarrollo, Carta Iberoamericana de Calidad en la Gestión
Pública, Parágrafo 10, Capítulo segundo. El texto completo
puede leerse en
http://www.clad.org.ve/cartaiberoamericanadecalidad.pdf
(consultado el 24/7/2008).
CLARKE, Paul Barry, “Deep Citizen”, Pluto Press, London, 1996.
CNRT, Comisión Nacional de Regulación del Transporte, El
informe completo estadístico puede verse en:
http://www.cnrt.gov.ar/infoferro/indexferro.htm (consultado
el 27/7/2008).
DELGADO, Manuel, “Sociedades movedizas: pasos hacia una antropología
de las calles”, Editorial Anagrama, Barcelona, 2007.
DIARIO LA NACION, “Afirman que, pese a todo, cada vez hay más felicidad en
el mundo”, Firmado por Adriana M. Riva, El texto completo
puede verse en: www.lanacion.com.ar/nosta.asp?
nota_id=1026246 (consultado el 01/07/2008). Otra nota
referida al tema de la suciedad en las calles ha sido
consultado bajo el título “Suciedad en las calles, un mal ejemplo de
urbanidad”, Pág. 11, 04/02/2008.
GARCÍA MORENO Francisco, existen otras tres dimensiones
referidas al concepto de dignidad, que son la: a)
teológica-religiosa, b) ontológica, y c) ética, personal y
social en el sentido de autonomía moral. El artículo
completo puede verse en El Búho, Revista Electrónica de la
Asociación Andaluza de Filosofía, D.L.: CA-834/97, ISSN
1138-3569,
23
http://aafi.filosofia.net/publicaciones/el_buho/elbuho2/dig
nidad.htm (consultado el 16/7/2008).
LASKI, Harold J., “El Estado moderno: sus instituciones políticas y
económicas”, Tomo I, Librería Bosch, Barcelona, 1932.
MERTEN, Detlef, “La dignidad humana desde la perspectiva del derecho”,
Conferencia dictada el 11/6/2004. Puede verse el texto
completo en
http://www.pcb.ub.es/bioeticaidret/archivos/pdf/Merten_Cast
ellano.pdf (consultado el 16/7/2008).
PIERINI, Alicia, “Pensar en clave porteña”, Diario La Nación,
Pág. 24, 05/02/2008.
SAVATER, Fernando, “Las preguntas de la vida”, Editorial Ariel
S.A., Barcelona 2008.
6) Datos personales
Consultor nacional e internacional. Posgraduado en la
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias
Económicas.
Calle: Lavalle #1616, Piso 9, Depto. “B”, Ciudad de Buenos
Aires, República Argentina. Código Postal: 1048
Teléfono: (+5411) 4371-5345
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