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Mural de la iglesia de San Juan Bautista en el río Jordán que muestra el nacimiento de Jesucrist
correodelasculturas@gmail.com
d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o
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Vol. VIII, número 79, 15 de febrero de 2011. CEDICULT Director: Leonel Durán Solís
En este número:
• Señal del conejo en el rostro
• Piratas en el hospital para dementes de San Hipólito
• Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinski
• Atlas de las civilizaciones y Atlas de las migraciones
• Historia mínima de Corea
• Hallan piezas robadas del Museo Egipcio
• Jornadas Palestina-México 2011, del 1º al 10 de marzo
Penteo descuartizado por las ménades y su madre, Ágave
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Señal del conejo en el rostropor Luis Barjau
Dejé campos de Lidia, preciosos por su oro;
dejé campos de Frigia y de Persia;
dejé a la Bactriana,
y tras haber pasado por tierra de Medos,
áspera y dura,
la Arabia entera y el Asia recostada junto al salado mar,
en la que hay tantas ciudades
y tantas fortalezas en que moraron pueblos extraños
y aun habitan los griegos,
llego por fin a esta ciudad helénica.
Eurípides
Con la críptica frase que titula este artículo, los antiguos tlaxcaltecas se
referían a la femineidad. Referencia que no prescindía de la peregrina idea
de lo femenil como menos resplandeciente. Esto sin embargo tenía un cuño
mitológico sobresaliente: dos héroes se echan a una pira de fuego para
hacer el sol y la luna, pero el resultado fue que ambos se transformaron
en dos soles relumbrantes; así que los dioses que presenciaban dichos
resultados se enojaron y arrojaron un conejo al rostro de uno de los soles,
para quitarle brillo, y así fue la luna menos resplandeciente.
Para aquellos hombres, lo femenino por excelencia mostraba la señal del conejo
en el rostro. Y la existencia de esas arcaicas metáforas acerca de la femineidad
se comprueba porque los tlaxcaltecas creyeron que sol y luna eran esposos y que
cuando se retiraban del cielo e iban a dormir para reponerse de sus fatigas, la luna
llevaba en el rostro la señal del conejo con que los dioses la hicieran menos luminosa.
Ágave en griego quiere decir “admirable”. Aún es asombroso, tanto como
sugerente, el haber designado con esta palabra al maguey mexicano; planta que
aun así sigue siendo nombrada con vocablo extraño pues maguey es voz taína en el
Caribe según algunos. En náhuatl la planta se llama metl.
Mitologías
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Asombro y sugerencia dichos en cuanto a la designación que los europeos
hicieron de la planta crecen si observamos la mitología griega.
Según una tradición, Ágave, tía del Dios del Vino y madre de
Penteo, rey de Tebas, da muerte a este su hijo, bajo influencia báquica,
porque se negaba al culto de su primo el dios. Pues ella, hija de Cadmo
y de Harmonía, era hermana de Autónoe, Ino y Sémele, esta última
madre de Dionisos por unión con Zeus.
Dice una segunda tradición que el padre de los dioses había dado
muerte a Sémele por haber tenido una aventura con un mortal y que este hecho
había sido una calumnia de las tres hermanas. Y que así el Dios del Vino al causar
que Ágave matara a su propio hijo se vengaba de dicha calumnia hecha en contra
de sus padres.
Una fuente antigua enseña que después de la tragedia la filicida huye a Iliria, donde
casa con el rey Licoterses, a quien termina por asesinar para entronizar a su propio
padre Cadmo.
Antes, Cadmo había sido rey de Tebas y le había sucedido Penteo, su nieto,
muerto a manos de su propia madre, como queda dicho.
Ágave así, logra simultáneamente destronar y entronizar a su padre valiéndose de
su hijo Penteo que se negó al culto de su primo Dionisos. En la obra de Eurípides en
cambio, consta que Dionisos la destierra a ella y a su padre a un país extranjero que
no se nombra.
La mitología nahua relacionada con el ágave muestra cómo el mismo metl
(maguey) está integrado al nombre del país mexicano. Que se expresa como el lugar
de los mexica quienes a su vez se llamaron así por ser los amparados del numen
Mecitli, que los hubo representado y guiado en la peregrinación desde Aztlán hasta
Tenochtitlan. Mecitli viene de metl, maguey, y de citli, liebre. Así, en la toponimia de
“México” constan ambas voces.
Dice Sahagún, como ya citamos (Lib.X, cap,XXIX § 12,106:610):
“Este nombre mexícatl se decía antiguamente mecitli, componiéndose de me, que
es metl por el maguey, y de citli por la liebre, y así se había de decir mecícatl; y
mudándose la c en x corrómpese y dícese mexícatl. Y la causa del nombre según
lo cuentan los viejos es que cuando vinieron los mexicanos a estas partes traían un
caudillo y señor que se llamaba Mécitl, al cual luego después que nació le llamaron
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citli, liebre; y porque en lugar de cuna lo criaron en una penca grande de un maguey,
de allí adelante llamóse mecitli, como quien dice, hombre criado en aquella penca del
maguey; y cuando ya era hombre fue sacerdote de ídolos, que hablaba personalmente
con el demonio, por lo cual era tenido en mucho y muy respetado y obedecido de
sus vasallos, los cuales tomando su nombre de su sacerdote se llamaron mexica, o
mexícac, según lo cuentan los antiguos.”
Ágave entonces, griega o nahua, siempre está relacionada con el vino y con la
religiosidad a la vez que su filología se halla inserta en el nombre del país de los
mexicanos.
Si griega, es conversa al culto de Dionisos; si mexicana, es bebida y objeto de los
Tzentzontotochtin o innumerables deidades de la ebriedad.
Una variedad de maguey del mundo prehispánico era el teómetl (maguey divino),
usado para la recaída de alguna enfermedad. Y teomeyollotl, expresión formada con las
raíces anteriores más el añadido de yollotl, corazón, quiere decir “cosa que hace dudar”.
Una variedad especial del pulque era el teooctli, “bebida de los dioses”. El maguey
así, es la madre divina de los mexicanos.
En el siguiente resumen de algunas leyendas de la creación del pulque, constan
las posibilidades interpretativas arriesgadas en estas páginas, además de que se
esconden muchas más, con seguridad.
Se dice en la Histoyre du mechique (y perdóneseme
otra vez recurrir a una misma cita) que cuando los dioses
terminaron su tarea de creación del mundo observaron un
buen rato a los hombres y dijeron entre sí:
“He aquí que el hombre estará aína triste, si no le hacemos
nosotros algo para regocijarle y a fin de que tome gusto
en vivir en la tierra y nos alabe y cante y dance.”
El dios del viento Ehécatl-Quetzalcóatl escuchó atentamente
lo dicho por las deidades y se preguntó dónde hallaría
licor que a los hombres alegrara y fue así que volvió a su
memoria la divina virgen Mayahuel. Así que voló hasta el
lugar donde moraba y allí la encontró, dormida junto con otras de su estirpe, todas
guardadas por su abuela Cicimitl. La despertó y le dijo: vine por ti para llevarte al
mundo. Y así convenido Ehécatl descendió llevándola sobre sus espaldas.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Al llegar a la tierra ambos se convirtieron en árbol de dos ramas, una llamada
Quetzalhuéxotl (Ehécatl), la otra Xochicuahuitl (Mayahuel). Cuando la abuela se
percató de lo ocurrido y no halló a la virgen, se hizo acompañar de las demás y bajó
a buscarla. Encontraron el árbol en el momento en que se desgajaba, y la rama de
la virgen fue reconocida por Cicimitl, quien la tomó y la rompió en pedazos: tengan,
cómanlos, dijo, y las diosas comieron.
Pero no hicieron lo mismo con la rama de Ehécatl sino que se volvieron
abandonándola allí. Entonces la rama recuperó su forma primigenia, la del dios-aire,
quien al ver lo ocurrido se puso a reunir los huesos de la virgen, los enterró, y de
ellos creció después un árbol, llamado metl. De ese árbol hacen los indios el vino que
beben “y con que se embriagan”.
Sahagún refiere que unos ulmecas de Tamoanchán, Pantécatl y su esposa
Mayahuel, “inventaron hacer el pulque”; ella raspando el corazón de la planta hasta
obtener el aguamiel y él descubriendo las raíces que se usan para fermentarlo.
Si observamos con detenimiento “El Ciclo del Tepoztécatl” del filólogo Pablo
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González Casanova, (1989: 209 y ss), encontraremos que hay una atribución
implícita en este mito del descubrimiento del pulque por el héroe cultural que da
nombre a aquella población del Estado de Morelos:
Una doncella acostumbraba bañarse en los manantiales de Axictla o Tlatlacualoyan,
ubicados al pie del monte donde hoy están las ruinas del Tepozteco. De esos baños
solitarios, la virgen resultó encinta.
Como se avergonzara del hecho, no solamente se encerró hasta que hubo
parido sino que quiso deshacerse de la criatura y envió a unas mujeres a ese fin.
Éstas dejaron a Tepoztécatl, que así se llamó el niño, sobre un hormiguero, pero
nada le pasó, antes bien las hormigas lo depositaron sobre la penca de un maguey
y allí lo hallaron de nuevo en el milagro de que la planta había doblado una de sus
pencas para hacerle mamar de la punta cual si fuera un pecho materno. Tras muchas
peripecias el niño fue hallado por una pareja de ancianos que ansiaban tener un hijo
y así lo adoptaron. Cuando Tepoztécatl creció pidió a su padre adoptivo un arco y
flechas y con él cazaba con sólo disparar al aire, de donde caían, atravesados, conejos
y otros animales con que se alimentaban sus viejos y desvalidos padres.
Un día fueron a buscar a los ancianos unos enviados de Xochicálcatl, que era un
gigante gerontófago, se puede decir, pues se alimentaba sólo de aquellos que por
su edad ya eran inútiles para toda labor. Era el caso de la suerte del viejo padre y
entonces Tepoztécatl pidió a los enviados cambiarse él mismo por su padre, a lo que
accedieron. Se despidió de los viejos pidiéndoles que aguardaran hasta ver salir del
rumbo de Xochicalco una columna de humo, la que si fuera negra sería de malos
augurios, pero si blanca sería señal de triunfo sobre el gigante.
Una vez en el reino de Xochicálcatl sus sirvientes se dispusieron a cocinar a
Tepoztécatl, pero al contacto con el agua, éste se transformaba en gallo, culebra,
pescado, y al contacto con el fuego de un horno donde insistieron en cocerlo, se
transformaba en venado, gavilán, conejo, coyote, lobo, tigre, con que fracasaban
los cocineros. Así que tuvieron que llevárselo vivo al gigante hambriento y éste por
petición de Tepoztécatl se lo tragó entero, pero eso le costó la vida porque en el
vientre el héroe sacó sus navajas de pedernal y rasgó los intestinos causando terribles
dolores. Destajó el vientre por fin, y emergió seguido de una columna de humo
blanca como el algodón...
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Éste es sólo un fragmento de un mito más amplio y complejo, pero basta
para ilustrar la relación del héroe en cuestión con la invención del pulque. Aún
plásticamente parecen confundirse las imágenes del gigante derribado, con una
planta de maguey de la que brotara un chorro de pulque o saltara un conejo hasta
la luna o se irguiera la propia flor de la planta, el xictli, su ombligo.
De los Tzentzontotochtin que eran los cuatrocientos dioses de la ebriedad, Fray
Bernardino de Sahagún decía que eran las innumerables maneras de embriagados
por el pulque; maneras, se entiende, prototípicas, que eran el resultado de la
posesión de las deidades del vino.
Al pie de una figura del Códice Nuttall se lee que cuando en Tepoztlán alguien
moría borracho “los otros de este pueblo hazian gran fiesta con hachas de cobre con
que cortan la leña en las manos”(Apud. Robelo:526).
De aquellas deidades de la embriaguez son conocidos sólo algunos nombres
con sus atributos y datos escuetos: Mayahuel fue pues la creadora del pulque, con
Quetzalcóatl; este último, (aunque nadie lo haya visto así) es asimismo uno de los
dichos dioses. Se dice que Ometochtli (Dos Conejo) era dios
del vino y de los jugadores. Izquitécatl el segundo de los dioses
del vino. Tezcatzoncatl (Cabello de Espejo), principal dios del
vino o de la embriaguez, de quien era sacerdote Ometochtli,
tenía once hermanos cuyos nombres corresponden a clases de
bebidas fermentadas; se le conoció también con los nombres
de Tequechmecaniani “el que ahorca” y Teatlahuiani, “el que
aniega”. Pantécatl fue el marido de Mayahuel y halló las raíces
que echan en la miel. Papaztac, uno de los seis inventores del
pulque en Tamoanchán. Tepoztécatl, cuya hazaña resumimos.
Totoltécatl. Tlilhua, “el que tiene tinta negra”, quizá porque
había inventado una variedad especial de pulque de color oscuro, según opinan
algunos, y quien perfeccionó la bebida. Yiauhtécatl, de Yauhtlan. Toltécatl.
Tlatecavohua. Colhuacatzíncatl, que tiene representación en la lámina 56 del Códice
Magliabecciano.
El maguey es la planta mexicana por excelencia. Y la secuencia de su integración
filológica, como se dijo, es ésta: México, “lugar de los mexica”, que es un pueblo
guiado por su dios Mecitli, “ombligo del maguey”, “liebre del maguey” y –aunque
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menos conocido– “nuestra abuela el maguey”. Su nombre no solamente consta
como antecedente filológico del país, también es un factor semiótico de la
conformación del dios tutelar y guía de los mexicanos por el mundo, Mecitli, que
después mudaríase en Huitzilopochtli. También es un mitema o segmento primordial
del mito de creación de los antiguos mexicanos, en la medida en que, para la
creación del sol y de la luna, esta última es perfeccionada o corregida con el golpe
de un conejo que Huitzilopochtli arroja a su rostro: el conejo –o la liebre– es a su vez
un factor integral del viejo dios tutelar. Es permisible asociar conejo y liebre no sólo
por la obvia semejanza, o porque las cuatrocientas deidades de la embriaguez sean
conejos, sino por una referencia de Mendieta a una figura arcaica de la cosmogonía
indígena, en donde Citli, liebre, era un dios que dispara sus flechas al sol para evitar
su curso (Apud. Robelo:115); igual que en otra fábula se contó cómo un dios avienta
un conejo al rostro de un sol con que se disminuye y se vuelve luna.
Profundamente, existe en el panteón nahua una sacralización del vino. Los
Tzentzontotochtin son los cuatrocientos o innumerables númenes-conejos de la
ebriedad. En la fuente Histoyre du mechique se dice que Quetzalcóatl inventó el
pulque. ¡Quetzalcóatl!, personaje cuya caída, con su imperio de Tula, se debió al
pulque ingerido por insistencia de su alter ego, el Espejo Humeante, Tezcatlipoca.
Hay muchas pruebas más de la dicha deificación.
El maguey sustenta la bebida nacional, el tequila de nuestros días. Mezcal viene de
metl, maguey y de xcalli, aféresis de ixcalli, cocido hervido o cocimiento, cocimiento
de maguey o maguey cocido.
En el borroso pasado de la mitología, la planta amarilidácea fue cuna y nombre
de la primera deidad de los mexica.
El bohordo de la erizada planta, enhiesto a los diez años, su flor, es simultáneamente
liebre que se fuga hacia el cielo, como el conejo aventado a la luna para acallar su
resplandor; es, también, ombligo del mundo: cuna del dios tutelar. Es la emisión del
zumo vital.
Citli, liebre, es también ombligo, xictli, aunque este último se nombra también, de
segundo modo, tocic, que a su vez es tochin, conejo, tochtli.
Mexitli, “ombligo del maguey”, “liebre del maguey”, dio en femenino rostro de
la luna. Curiosamente, luna se dice metztli, y aunque de hecho no se conozcan raíces
de este nombre, parecería que lo habitaran metl y citli, como al propio dios tutelar.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Pero esto es sólo conjetura.
El “menstruo mujeril” se dice, naturalmente, nemetzuiliztli, que incluye, como
queda subrayado, metztli. Y liebre, citli, también quiere decir, como afortunadamente
reveló Sahagún (X,1,17) en el siglo XVI, “abuela”. Para Molina, citli quiere decir
“abuela, liebre o tía hermana de abuelo”.
Nuestra abuela, madre de los dioses según constata Robelo (:620) era Toci. Y Toci,
aunque se desconozca una posible igualdad de significados, era “ombligo” según
define Molina.
Robelo documentó (loc. cit) que es Toci quien se mantiene sincréticamente
subyacente a la Virgen de Guadalupe y no Tonantzin (“nuestra madre”) como
afirman otros. Si esto es verdad, así como en el tequila afonda la vieja deidad Mecitli,
bajo la imagen de la Virgen de Guadalupe palpita la arcaica deidad de Toci. Y a través
de ambos, el quiote o bohordo erguido de entre las pencas del maguey, se proyecta,
sacramente, al cielo.
Una parte de la religiosidad de los mexicanos, con un origen vegetal (como es el
caso de tantas culturas de la antigüedad, incluyendo la griega), tiene su fundamento
en la planta del maguey. El Baco occidental, pero de origen tracio o lidio, está
asociado a la vid.
El hecho ¿fortuito? de haber designado el metl de los mexicanos con el nombre
de la hermana de la madre del dios griego, tendió un puente entre las mitologías,
que encontró las mismas raíces vegetales en una enigmática faceta de la religiosidad
humana. El espíritu del vino, arcaico, medio oriental, continúase hasta el espirituoso
destilado de ágave en tierra mexicana. Dos visiones fugaces aun para el mejor
catador, entrevistas tanto en las viñas que se enredaban en el mármol funeral de
Sémele, madre de Dionisos, allá en la vieja Tebas, como en la campiña mexicana
donde se erizaba de pencas; un mismo genio vegetal, ubicuo, lado a lado de la mar
inmensa, con guedejas de parra y ojos glaucos y falda de pencas verdes bordeadas
de amarillo, hermafrodita flor, entre Baccus y Mayahuel.
Mecitli y Tepoztécatl conservan un rasgo en común que bastaría si no para igualarlos
del todo, sí para observar en el segundo una reminiscencia del primero. Ese rasgo
estriba en que ambos son criados en una penca de maguey. Quizá por ello en otro
pasaje del mito tepozteco, que hasta la fecha circula de boca en boca entre los
campesinos de Morelos, el héroe va a la Nueva España a colocar, con un gesto
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mágico, la campana de la Catedral que nadie podía subir. Acto fundador de la nueva
ciudad, del mismo modo que la guía de Mecitli en la peregrinación azteca culmina
con la fundación de Tenochtitlan.
El genio vegetal de Ágave, así en el mundo helénico, como en el mesoamericano,
tiene una relación directa con el vino, así como una intervención protagónica en la
religiosidad. Allá coadyuva a la imposición de nueva religión en la vieja Tebas; aquí es
la cuna del dios tutelar de los mexica y se relaciona directamente con otras deidades
o con los protocolos sagrados. En Grecia es conversa dogmática de las bacanales,
con resultados trágicos y con el merecimiento del castigo de exilio permanente por
calumnia a su hermana y al padre de los dioses; es también proselitista activa del
ancestral sistema del patriarcalismo. No sólo es madre de una víctima del sacrificio
humano, sino ejecutora simultánea.
En México es fundamento de la
divinidad que guía a un pueblo
hasta su destino final y raíz que
integra el nombre de la propia etnia.
Bajo la advocación de Mayahuel es
traída a la tierra por Quetzalcóatl
con quien se transmuta en el reino
vegetal, y en donde se distingue
en la forma del maguey; después,
complementariamente con su
esposo Pantécatl, crea el pulque.
Como Tepoztécatl es progenie del
viento y de una virgen (¿otra vez
Quetzacóatl y Mayahuel?) y perpetúa
la raza humana que estaba a punto
de extinguirse, se puede decir, en
la figura de sus ancianos padres adoptivos; mata en Xochicálcatl la insaciabilidad
humana. Para sustentar a sus protectores le bastaba flechar el cielo de donde caía
un conejo atravesado, lo que en otros significados del mito era el inferior resplandor
de la luna frente al sol, de modo que iguala a los astros como en el principio de la
creación, es decir, antes de que Quetzalcóatl considerara necesario encontrar un
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Ciencias
licor que aligerara la pesadumbre del mundo. Asimismo se transforma en conejo
para evitar la muerte por fuego. Y cuando sale del cuerpo del gigante que tasajea
con sus pedernales, salta al cielo como un corazón ofrendado al sol y así el pulque
(Tepoztécatl) es sangre, primero de la planta (savia), después del cuerpo humano.
Agrego este dato, más que evocativo: los sacerdotes eran los únicos que tomaban
teooctli (“bebida de los dioses”, una variedad secreta de pulque) antes de sacrificar.
Para humanizarse, la deidad, ya fuera Quetzalcóatl, Mayahuel o el propio
Tepoztécatl amamantado por la planta del maguey, se integra a la vegetación, se filtra
en la vegetación. Así los seres humanos resultan ser infiltraciones divinas por el reino
vegetal. ¿Exilio de la divinidad a través del vegetal? De allí que Ágave sea “admirable”.
Bibliografía
-Eurípides: Las diecinueve tragedias. Ed. Porrúa, México 1982.
-González Casanova, Pablo: Estudios de lingüística y filología nahuas. Edición de
Ascensión H. de León Portilla, UNAM 1989.
-Histoyre du mechique, en: Angel M. Garibay K. Teogonía e historia de los mexicanos.
Ed. Porrúa 1965.
-Molina, fray Alonso de: Vocabulario en lengua castellana y mexicana y mexicana y
castellana. Biblioteca Porrúa, México 1977.
-Robelo, Cecilio A.: Diccionario de mitología nahua. Ed. Porrúa, México 1982.
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Los recursos económicos
Desde fines del siglo XVI el hospital de San Hipólito, edificado hacia el poniente
de la capital novohispana, se fue perfilando como espacio para la atención
de hombres dementes, provenientes de todos los estamentos de la sociedad.
Su atención corrió a cargo de los Hermanos de la Caridad, llamados también
comúnmente hipólitos, por haber sido éste su hospital originario. Uno de los rasgos
característicos de esta orden fue ser limosneros, guardando una lejana tradición
medieval. Desde sus primeras constituciones, se estableció su carácter limosnero para
efectos del sostenimiento de sus hospitales y por ello enfrentaron muchas carencias
para realizar su trabajo.
La limosna se solicitaba en las calles o en las casas de las familias ricas. Entre los
acaudalados era muy frecuente que por motivo de votos o promesas a Dios, se dieran
importantes cantidades a obras pías.
La pobreza de los hospitales no era ni nueva ni exclusiva de los Hermanos de la
Caridad. En la Nueva España durante los siglos XVI y XVII los nosocomios funcionaron
de manera muy precaria, pues no contaban con apoyo de la Corona para su
funcionamiento, por ello muchos preferían acogerse a los patronatos ofrecidos por
hombres acaudalados o de altos funcionarios de gobierno, a fin de asegurar medios
de subsistencia.
Pero la ayuda a los hospitales, por parte de las autoridades, no se limitaba al
aspecto económico sino también con fuerza de trabajo que aportaban indios,
esclavos y reos principalmente.
Piratas en el hospital para dementes de San Hipólitopor José Fierros Millán
Historia
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Los recursos humanos
Los indios dentro de la ciudad española aportaron siempre el trabajo más importante,
tanto en la edificación de hospitales, edificios públicos, calles, obras públicas y casas
de hombres importantes de la Colonia, por lo cual su esfuerzo muy raramente era
utilizado para servir dentro de los nosocomios. Sólo en el Hospital Real de Naturales
había indígenas ocupados en diversas tareas cotidianas.
El trabajo al interior de los hospitales era agotador y temido, más aún cuando
en la capital novohispana azotaban epidemias y pestes, pero en el Hospital de San
Hipólito se añadía otro elemento que lo hacía especial: era el lugar de los locos y
débiles mentales.
En este rubro de los recursos humanos que aportaban su trabajo al interior del
hospital de San Hipólito, los frailes contaban con el apoyo de algunos esclavos,
pero por la falta de personal los propios locos barrían, cargaban agua, leña y parece
ser que hacían mandados a lugares cercanos, cuando estaban en posibilidades de
hacerlo, otras, en compañía de algún fraile recorrían las calles pidiendo limosna.
Se ha documentado también que los tribunales tanto civiles como eclesiásticos,
dentro de sus posibilidades de condena, contemplaban enviar reos al hospital de San
Hipólito, tal fue el caso de los hermanos Carbajal, acusados de actividades judaizantes
a fines del siglo XVI. El historiador Alfonso Toro en su libro La Familia Carbajal, Ed.
Patria, México, reseña en las páginas 359-376 el relato de Luis de Carbajal sobre
este hospital en donde sirvió como mozo, purgando condena, vistiendo san
Benito amarillo, exhibiendo una enorme cruz de san Andrés de paño rojo, cosida
sobre el traje. Traer al caso a Luis de Carbajal no es gratuito ya que este hombre,
antes de tener problemas con la inquisición, tuvo su intervención en el caso que
nos ocupa.
Los reos: piratas en el Hospital de San Hipólito
Sucedió que en septiembre de 1568 llegaron a San Juan de Ulúa seis barcos ingleses
con piratas: el Jesús de Lubeck de la Royal Navy al mando de John Hawkins, el Minion
bajo el mando de John Hampton, el William and John, con Thomas Bolton al mando
y el Judith, capitaneado por el famoso pirata Francis Drake que viviría muchos años
14
más, acumulando una gran fama. Las otras dos naves más pequeñas eran el Ángel y
el Swallow que llevaban pirateando cerca de un año en las costas americanas.
Al parecer los piratas desembarcaron en el puerto de Veracruz con el propósito
de conseguir víveres. Habían engañando a las autoridades locales con banderas
españolas, haciendo prisioneros a algunos principales de la ciudad. Por su parte la
tripulación pirata se dedicó a hacer desmanes en la población. Sin embargo, para
mala suerte de los visitantes, cuando se encontraban en pleno avituallamiento, llegó
una flota de escolta de la armada española que contaba con una capacidad de fuego
considerable, al mando de don Francisco Luján.
Al principio los ingleses pensaron que la tregua, siempre vulnerada por los
ingleses, entre Felipe II e Isabel I se respetaría, pero no fue así: en un ataque
fulminante resultaron hundidos cuatro barcos piratas, con cerca de 500 marinos
ingleses muertos, según el historiador John Barrow.
Drake y Hawkins y el Minion se dieron a la fuga, mientras sus hombres se
batían contra los españoles, sin embargo, imposibilitados de escapar rumbo a mar
adentro por las malas condiciones del Minion, se fueron costeando hacia el norte de
Veracruz, viéndose obligados a dejar cerca del río Pánuco a 104 marineros, ya que
era imposible cargar con más hombres para cruzar el Atlántico, además que no había
comida suficiente para todos. De acuerdo al testimonio, de un tripulante llamado
Miles Philips, no había que comer como no fueran “cueros, gatos y perros, ratas y
ratones, pericos y monos” .
¿Cuáles fueron los criterios que usaron los jefes piratas para abandonar a 104
elementos? Comenta Jiménez Rueda lo siguiente: “primeramente escogió aquellas
personas de cuenta y utilidad que era necesario quedaran a bordo”, después se
procedió a elegir los que menos falta hacían e inmediatamente se les puso en un bote
para ir a tierra, prometiéndoles que al año siguiente regresarían por ellos.
Los abandonados, aunque portaban armas, se las tuvieron que ver con los
chichimecas, de los cuales sobran testimonios documentales que hablan de su bravura
y odio hacia los europeos y aunque les respetaron la vida, pronto los dejaron desnudos.
Errantes en una tierra desconocida y hostil, enfermaron de paludismo y con
mil problemas atravesaron la selva, hasta que llegaron a Tampico, en donde, casi
gustosos, fueron hechos prisioneros por los españoles al mando de Luis de Carbajal
y enviados a la ciudad de México para ser juzgados.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
John Hawkins
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Pero como se trataba de un asunto de fe, se tuvo que esperar a que llegara un
Inquisidor acreditado desde España, por lo que los reos fueron remitidos a diversos
trabajos forzados antes de ser presentados ante el Tribunal de la Santa Inquisición, lo
cual ocurrió hasta 1871, siendo el enviado don Pedro Moya de Contreras.
Por ello los prisioneros fueron recluidos en obrajes y hospitales; tal fue el
caso del pirata Robert Barret, que sin Hawkins quedó como capitán del Jesús de
Lubeck, trabajó en un obraje durante cuatro meses, hasta que posteriormente fue
ejecutado en la Ciudad de México. Unos fueron a parar como sirvientes al hospital
de San Hipólito, otros a un obraje de Texcoco, otros más a las minas, algunos a
servir a personas de calidad” (sic), y como mozos en los conventos de San Agustín,
Santo Domingo hasta la llegada de don Pedro Moya de Contreras, cuando fueron
concentrados en las mazmorras de la Inquisición para ser juzgados.
Duraron encerrados año y medio, tras los cuales fueron presentados ante el
tribunal. Los interrogatorios fueron muy acuciosos y como se trataba del primer
caso enfrentado por la inquisición sobre un asunto de fe, aplicado a extranjeros
saqueadores, el proceso fue muy duro contra los prisioneros. Para comenzar, todos
sus bienes fueron confiscados y embargados, esto sin contar que ya desde Veracruz
habían perdido el valioso botín que habían acumulado en sus correrías previas a su
llegada a Veracruz. Al fin, fueron condenados por el de la Inquisición bajo la sospecha
de ser luteranos protestantes, para lo cual con trompetas y voceros se convocó al
pueblo a presenciar el espectáculo. Se les colocaron san benitos amarillos con cruces
adelante y atrás y se levantó un tablado para que la gente los pudiera ver bien.
De acuerdo al testimonio de Miles Philips los castigos se distribuyeron de la
siguiente forma: “El primer llamado fue un tal Roger, armero mayor del Jesús y lo
sentenciaron a trescientos azotes y diez años de galeras”.
“Luego llamaron a Juan Gray, Juan Brown, Juan Rider, Juan Moon, Santiago Collier
y Tomás Browne: la sentencia de éstos fue de doscientos azotes y ocho años de galera”
“Tocóle en seguida a Juan Keyes, cuya pena fue de cien azotes y seis años de servicio”.
“Después fueron llamando a varios, uno tras otro, en número de cincuenta y tres,
y a cada cual le daba su sentencia: a unos doscientos azotes, a otros cien, y luego a
galeras por seis, ocho, o diez años”.
“Entonces me llamaron a mí, Miles Philips, y me sentenciaron a servir en un
convento por cinco años, sin azotes, y a llevar el san Benito todo ese tiempo”.
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Francis Drake
“Llegó luego su vez a Juan Storey, Ricardo Williams, David Alexander, Roberto
Cook, Pablo Horsewell, Tomás Hull: estos seis fueron condenados a servir en
conventos, sin azotes, unos por tres, otros por cuatro años, y a llevar durante ellos
el sanbenito”.
“Hecho esto, y acercándose ya la noche, llamaron a Jorge Rively, Pedro Monfrie
y Cornelio el Irlandés, y los condenaron a ser reducidos a cenizas. En el acto los
18
enviaron al lugar de la ejecución en la misma plaza del mercado, cerca del tablado,
donde fueron prontamente quemados y consumidos. A los demás sentenciados que
éramos sesenta y ocho, nos volvieron a llevar aquella noche a la cárcel”.
Los azotes anunciados se cumplieron al día siguiente, viernes santo. Los
condenados fueron conducidos desnudos del pecho en caballos, con pregoneros por
delante y en una plaza fueron latigueados hasta completar el número de su sentencia.
Entonces, se puede desprender lógicamente que entre los siete condenados a servir
en conventos estuvieron: Philips, Storey, Williams, Alexander, Cook, Horsewell y Hull
los enviados al Hospital de San Hipólito.
Esta documentación sobre el caso, se puede consultar en el AGN (de 1568 a
1571). AGN-UNAM, Corsarios franceses e ingleses en la inquisición de la nueva España, siglo XVI, México, 1945 Imprenta Universitaria, Introducción de Julio Jiménez
Rueda, p. XV
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Conclusiones
La incursión pirata inglesa de 1568 resultó desastrosa. De acuerdo con el historiador
Barrow, en Veracruz se perdieron cuatro naves y 500 hombres aproximadamente,
luego 104 más fueron abandonados a su suerte en el Pánuco, al no poder el
Minion seguir su travesía. Éstos 104 supieron lo que era “amar a Dios en tierra de
indios”, como dice el refrán, pues los soldados españoles los hicieron prisioneros
encontrándolos desarmados, desnudos, hambrientos y sedientos.
Fueron juzgados, encontrados culpables y condenados a diversos trabajos antes
de ser ejecutados. Comenta Barrow que a partir de esta experiencia Drake tomó un
odio feroz hacia los españoles que lo llevó a hacer grandes daños al imperio español.
Por cierto, este personaje volvió a pasar un mal momento en Inglaterra, a la que llegó
en 1569, porque tras asegurar que Hawkins había muerto y de dar una versión a su
modo de los hechos bélicos contra los españoles, al mes siguiente apareció Hawkins
sano y salvo.
Por lo que se refiere a la condena impuesta a los piratas en México, se confirma
que las condiciones de trabajo en las minas, en los obrajes, en los hospitales, eran
deplorables, dignos escenarios para reos. Ignoramos cuántos piratas fueron al San
Hipólito pero seguramente en medio de los aullidos, gritos, lamentos y gruñidos,
que asegura Carbajal enloquecían a cualquiera, los ingleses conocieron un aspecto
humano que jamás imaginaron.
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“…me internaba en el mundo de Heródoto… Así, mis viajes cobraron una segunda
dimensión: viajé simultáneamente en el tiempo (a la Grecia antigua, a Persia, a
la tierra de los escitas) y en el espacio (mi labor cotidiana en África, en Asia y en
América Latina). El pasado se incorporaba al presente, confluyendo los dos tiempos
en el ininterrumpido flujo de la historia” R.K.
Resulta difícil catalogar este libro que Kapuscinski escribió en su periodo
de madurez, después de haberse trasegado una vida tan trabajosa. Para
justificar algunas de las reflexiones que desea dejar como testimonio de su
paso por la tierra, se remonta a las clases de historia recibidas en la Universidad
Viajes con Heródoto, de Ryszard Kapuscinskipor Lola Peiró
Libros
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
e impartidas por su profesora Biezunska-Malowist sobre la antigüedad. Ahora
recuerda a Heródoto, y no por su “Historia” tomada en sentido literal, sino por
las similitudes que encuentra con las situaciones de una actualidad insertada
en el siglo XX, y que comprende con más conocimiento de causa. Valora a
Heródoto por sus sugerencias, por lo que dice entre líneas, por la intención del
autor de dejar testimonio -tan valioso para nosotros el de aquellos principios- y
por la honestidad con que plantea los hechos: a ser posible, el griego narrará
aquello de lo que es testigo y si no, advertirá “que se lo dijeron en estas
circunstancias”. Esto es algo de lo que Kapuscinski aprende de sus lecturas:
hay que verificar los hechos e interpretarlos, también si es posible, según
sus circunstancias.
Tras haber optado por el periodismo, allá por los años 50, la agencia para
la que trabajaba decide enviarle al extranjero, y esto va a colmar el obsesivo
deseo de “cruzar las fronteras” y enfrentarse por primera vez al ancho mundo
que hay detrás. Y lleno de entusiasmo, acepta el proyecto que, aún no lo sabe,
va a ser un bautismo estremecedor que le llenará de desasosiego: ha de viajar
a la India, y él casi no sabe por dónde cae aquel mítico país. ¿Y la lengua?, ¿y
las costumbres? ¿y los viajes en avión…? Pero hace su maleta y emprende el
camino, no sin antes abrir el regalo que la directora de la agencia le ha ofrecido:
un ejemplar de la “Historia” de Heródoto. He ahí el motivo de su reencuentro
cuya lectura, al tiempo que vive los acontecimientos de ese convulso mundo
por donde va a caminar, supone el cuerpo del libro que ahora tienen delante.
Pero no crean que van a leer una crónica de guerras, pactos y traiciones
al uso; Kapuscinski, al introducirse –cuando las pausas se lo permiten– en
el mundo de Heródoto, y afrontar su periodo por excelencia, las Guerras
Médicas, nos va a dar una interpretación muy singular de las luchas entre
persas y griegos, y seguro que nos sorprenderá con las preguntas que se
hace a sí mismo y que nos muestran a un hombre preocupado más por la
gente que protagoniza la historia, que por los acontecimientos históricos, que
generalmente poseen esa frialdad que encierran fechas y datos. Se pregunta
22
cómo serían las batallas de entonces –el fragor de carros,
las ballestas y los gritos de dolor de los soldados; la
obligación de morir o regresar vencedor; la sumisión de la
esclavitud etc.– y al tiempo, se preocupa por la situación
de los taxistas que le acompañan en sus viajes reales, o
por comprender la situación de las personas que sufren
calladamente viajes larguísimos en un autobús abarrotado
a 50ºc, o las que mueren bajo las bombas y los atentados
absurdos de hoy… Pero también se entusiasmará cuando
llega a Persépolis en un sereno atardecer y desde la cima de la colina, queda
extasiado ante tanta belleza: allí imagina la visión del orgulloso rey que lo
habitó, de la tremenda impresión producida a los vasallos y plebe en general,
para luego regresar a su realidad actual en donde, disfrutando de la soledad y
belleza del paraje, no puede evitar el decirse a sí mismo:
“¡Cuánta fatiga, cuanto trabajo meticuloso, agotador e ímprobo metieron
en ellas durante años miles y miles de hombres! ¿Cuántos cayeron fulminados
mientras cargaban esas rocas gigantescas? ¿Cuántos cayeron de extenuación y
de sed?” Y mientras regresa a Teherán, sigue preguntándose si no habrá sido
el gran arte del pasado, obra de lo que el hombre tiene de malo y negativo.
Les aseguro que es tremendamente difícil encerrar en espacio tan corto,
tanto vuelo de ideas, reflexiones, entusiasmos y desesperaciones. Tanta
vitalidad, tanto deseo de ser ecuánime, sobre todo con los hombres.
En fin, nuestra suerte estriba en tener la posibilidad de emprender ese
camino no solamente con Heródoto, sino también con Ryszard Kapuscinski. Y
háganlo, cuantas más veces, mejor.
Buen viaje.
Fuente: www.euroresidentes.com/libros/novelas/viajes-con-herodoto.htm
Visite nuestro blog: http://correodelasculturas.wordpress.com
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Inmersos en una época de grandes cambios, este Atlas invita a la reflexión sobre la
articulación entre las fronteras políticas y sociales, los efectos de la globalización en la
organización del planeta, y la formación de sociedades multiculturales como proceso
patente e irreversible, que lleva consigo la necesidad de diálogo y la incorporación de
transformaciones sociales, políticas y culturales. Se aportan interesantes elementos
de reflexión sobre el complejo concepto de civilización, abordando el debate en
torno a las fronteras culturales y analizando la cuestión desde diferentes disciplinas
como la Geografía, la Historia, la Filosofía, la Lingüística o la Antropología. Todo
ello presentado en una dimensión espacial que ayuda a localizar y comprender su
desarrollo a escala mundial.
Fuente: www.mondiplo.net
“El siglo XXI será el de los pueblos en movimiento” afirmaba Antonio Guterres, alto
comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados. El fenómeno no es nuevo
dado que los seres humanos se han desplazado siempre incitados por la búsqueda
de recursos o expulsados a causa de conflictos. El Atlas de las Migraciones se ha
fijado como objetivo representar y analizar estos desplazamientos, transferencias y
circulaciones con sus complejidades justo cuando la cuestión de la inmigración moviliza
instituciones nacionales e internacionales. El Atlas analiza las migraciones históricas,
las migraciones de hoy en día, las diásporas, los problemas de la integración, las
migraciones en el mundo de mañana así como los procesos migratorios en España.
Fuente: www.mondiplo.net
Libros
Atlas de las Civilizaciones
Atlas de las Migraciones
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La primera Historia mínima de México, publicada en
1973 por el Colegio de México, se convirtió rápidamente
en obligada referencia general para generaciones de
estudiantes. Tras la reinvención de esta síntesis clásica
con una edición completamente nueva en 2004, el
Colegio de México nos ofrece ahora esta segunda
historia mínima, dedicada a la península coreana, a
la cual se le suma este año una tercera, en este caso sobre historia china. Que la
aparición de la Historia mínima de Corea preceda a otras potenciales compilaciones
de la serie, por encima de otras unidades geográficas o enfoques temáticos, puede
resultar sorprendente, sobre todo considerando la relati-vamente corta historia de los
estudios coreanos (no se diga la historiografía de Corea), no sólo en México o América
Latina, sino en el mundo en general.
La academia occidental, con una fascinación por China y Japón cultivada desde
hace siglos, desarrolló en la posguerra un tardío interés por Corea, en gran medida
como resultado del crecimiento económico sin precedentes iniciado en los años
sesenta, así como de las cuestiones de seguridad en la península. Posteriormente,
con la creación de la Korea Foundation por el gobierno de Corea del Sur en 1991,
los estudios coreanos lograrían un nuevo posicionamiento en universidades alrededor
del mundo.
Historia mínima de CoreaCoord. José Luis León Manríquez1
Reseña de Guillermo Ruiz-Stovel2
1 León Manríquez, José Luis (coord.), Historia mínima de Corea, El Colegio de México, México, DF, Centro de Estudios de Asia y África, 2009, 263 pp.
2 Guillermo Ruiz-Stovel. Profesor-Investigador del Departamento de Estudios del Pacífico, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Vol. 13, núm. 39 / septiembre – diciembre de 2010. Reseña 133 Guillermo Ruiz-Stovel
Libros
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Cultura ibérica. Finales S. III, inicios S. II a.C.
Ante este historial, la creación de esta historia mínima, más que un ejercicio de
innovación historiográfica, es una aseveración del grado de madurez de los estudios
coreanos en México, lo que los anglosajones describirían como un coming of age.
La compilación Korea Old and New: A History, hasta hoy el más cercano equivalente
a una historia mínima en lengua inglesa y resultado de un esfuerzo conjunto entre
historiadores surcoreanos y norteamericanos, no fue publicada sino hasta 1990. En
este contexto, el volumen coordinado por José Luis León resulta particularmente
significativo para la evolución de los estudios coreanos en el mundo de habla hispana.
Parecería irónico que esta historia mínima surja de la colaboración entre cuatro
internacionalistas (Alfredo Romero Castilla, José Luis León Manrí-quez, Juan Felipe
López Aymes y Alejandro Escalona Agüero), junto con una antropóloga (Silvia Seligson),
ninguno de ellos historiadores de oficio. Sin embargo, estos cinco autores, pioneros
de la temática coreana en América Latina, brindan una perspectiva multidisciplinara
que abarca desde el mito fundacional del rey Tangun hasta la presente crisis del
desarrollismo en el Sur y del peculiar modelo socialista en el Norte, pasando por una
balanceada discusión del legado del colonialismo japonés, sin duda el periodo más
con-trovertido en la historia de la península.
Este volumen nace de la necesidad de una introducción a la historia de Corea
pensada en estudiantes (y estudiosos) de las ciencias sociales, así como los miembros
de la “comentocracia”, pero a su vez accesible para el público en general. Se trata,
pues, de una visita guiada a través del que León describe como un “óptimo laboratorio
para la historia y las ciencias sociales”, que cumple con un doble propósito: no sólo
informar sino también inspirar. La Historia mínima de Corea promete convertirse no
sólo en obra de consulta esencial sino también en punto de partida para nuevas
generaciones de especialistas en el estudio de la península coreana.
Fuente: Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México
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Hallan piezas robadas del Museo Egipcio
Las autoridades egipcias anunciaron hoy que han encontrado
algunas de las piezas que habían desaparecido del Museo
Egipcio a causa de los actos de pillaje registrados durante las
últimas protestas contra el régimen de Hosni Mubarak.
El ministro de Estado para Asuntos de Antigüedades, el
arqueólogo Zahi Hawas, dijo en un comunicado que durante
la búsqueda iniciada ayer en el interior y el exterior del Museo
Egipcio la estatua antigua de un escarabajo apareció fuera del
museo. Al parecer los ladrones llevaron esta estatua y la dejaron
en la parte exterior del museo.
También fue hallada una figura que forma parte de un grupo de once estatuas
pequeñas desaparecidas.
Asimismo, las autoridades encontraron a las afueras del museo una parte
pequeña de un ataúd, que data de hace tres mil años y que se encuentra en una
vitrina en la primera planta del edificio que acoge antigüedades faraónicas más
importantes del mundo.
Por otro lado, por segunda vez en varios días, un grupo de ladrones irrumpió
ayer un almacén de antigüedades en la zona arqueológica de Dahshur, al sur de las
pirámides de Guiza, después de haber encadenado a los guardias.
Se ha formado un comité para revisar el contenido de este almacén, añadió la
nota. Otro comité continúa la revisión de las piezas que se encuentran en un almacén
en Qantara, que fue saqueado el pasado 28 de enero.
Los ladrones robaron de este almacén varias cajas llenas de numerosas
antigüedades, de las cuales sólo 393 piezas han sido recuperadas.
Fuente: EFE/ eluniversal.com.mx/ cvtp
saltando el muroPALESTINAMÉXICO2011
Jornadas de amistad
del 1 al 10 de Marzo
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Universidad Autónoma de Chiapas
Universidad Nacional Autónoma de México
Universidad Autónoma Metropolitana
Programa
Colegio de Psicoanálisis Lacaniano
http://mexicopalestina.blogspot.com
ايام الصداقة الفلسطينية المكسيكية
27
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Invitación
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INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
DIRECTOR GENERALALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELLÓ
SECRETARIO TÉCNICOMIGUEL ÁNGEL ECHEGARAY
SECRETARIO ADMINISTRATIVOEUGENIO REZA SOSA
COORDINADORA NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESLOURDES HERRASTI
DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURASY DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDO
LEONEL DURÁN SOLÍS
EDITORMARIANO FLORES CASTRO
correodelasculturas@gmail.com
ÉSTA ES UNA PUBLICACIÓN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)
DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.
MÉXICO, D.F., 15 DE FEBRERO DE 2011.
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