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PALABRAS PARA CRECER
Una guía para acompañar a los niños en
el desarrollo del lenguaje y acercarlos al
mundo de la lectura.
Una palabra, lanzada al azar en la mente, produce ondas superficiales y profundas, provoca una serie infinita de reacciones en cadena, implicando en su caída sonidos e imágenes, analogías y recuerdos, significados y sueños, en un movimiento que afecta a la experiencia y a la memoria, a la
Jefe de Gobierno
Horacio Rodríguez Larreta
Ministra de Educación
Soledad Acuña
Subsecretaría de Equidad Educativa
Andrea Bruzos Bouchet
Dirección General de Fortalecimiento de la Comunidad Educativa
Eugenia Cortona
Gerencia Operativa de Inclusión Educativa Melisa Massinelli
Fundación Leer es una organización sin fines de
lucro nacida en 1997, que contribuye a la
formación de una Argentina alfabetizada y lectora,
con niños que tengan acceso a los libros y puedan
descubrir el placer y el valor de la lectura. Trabaja
en escuelas, bibliotecas, centros y comedores
comunitarios, hospitales, entre otras
instituciones.
Fundación Leer realiza capacitaciones para docentes, líderes comunitarios y
familias, orientadas a la formación de lectores y la promoción de la expresión
oral y escrita de los niños. Además, promueve la creación de atractivos
Rincones de Lectura.
Anualmente, organiza la Maratón Nacional de Lectura en todo el país. Ese
día, niños, docentes, familias y otros miembros de la comunidad,
convocados por la institución a la que pertenecen celebran la importancia de
la lectura mediante diversas actividades.
1
QUERIDAS FAMILIAS:
Quiero agradecer y reconocer a todos los que son parte de Familias a la Escuela, en especial a las madres y a los padres que nos permiten entrar a sus hogares para fortalecer los vínculos familiares y potenciar las capacidades de sus hijos. Tenemos un ambicioso objetivo: transformar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en una Ciudad Educadora.
Por esta razón, es un orgullo
acompañarlos con el programa Familias a la Escuela, dirigido a quienes viven y crían a los niños y niñas de 45 días a 5 años, que asisten a las escuelas de la Ciudad. Sabemos que la educación no se reduce a los espacios, tiempos y contenidos escolares: el rol de la familia es fundamental. Por eso, los invitamos a acompañar a los chicos durante su recorrido escolar, reforzando su rol de adultos comprometidos en brindar una buena educación a sus familias. La educación es una tarea compartida entre el Estado, los docentes, los padres y los alumnos, juntos, en equipo. Este es nuestro gran desafío y sin ustedes todo lo que emprendamos no tendrá sentido. En este camino, creo que es fundamental enfatizar nuestro rol como madres y como padres, ya que somos quienes mejor podemos brindarles a nuestros hijos las herramientas necesarias para su formación. Sabemos que cuanto más alto sea el nivel de educación de la madre y del padre, mejor será el resultado de los chicos en las escuelas. Los invito a participar en Familias a la Escuela, a asistir a las actividades y a tener una activa concurrencia a la escuela durante el año. Les ofrecemos estos cuadernillos con diferentes temáticas. Son guías que los ayudarán en la tarea diaria de educar a nuestros hijos, para poder acompañarlos en su ciclo escolar, y además fomentar un espacio de encuentro familiar. Les doy la bienvenida a las nuevas familias y les agradezco a las que, año tras año, nos siguen acompañando.
Soledad Acuña
2
¿QUÉ ENCONTRARÁN EN ESTE MATERIAL?
En estas páginas encontrarán una serie de ideas y propuestas
concretas para acompañar a los niños –desde sus primeros
días hasta los seis años– en el desarrollo del lenguaje. Y, de este
modo, compartir con ellos oportunidades que día a día surgen
para hablar, escuchar y disfrutar de sus primeras experiencias
con la lectura y la escritura.
Además, hallarán información sobre las etapas de crecimiento
de los chicos junto con sugerencias para realizar desde el hogar
acompañando sus primeros pasos de contacto con historias,
cuentos, juegos de palabras, canciones y libros.
3
LEER ACOMPAÑADOS Los niños aprenden a hablar, a escuchar, a leer y a escribir
desde muy pequeños. No solo cuando están en el jardín de Infantes, sino también en casa, cuando comparten momentos
de afecto con los adultos.
Y la experiencia se hace cada vez más interesante cuando los
adultos nos tomamos un rato diariamente –de acuerdo a
nuestros tiempos y posibilidades– para jugar, conversar y
compartir con ellos historias, cuentos, poesías y canciones. Es
decir, momentos placenteros en los que usamos las palabras
para mostrarles el mundo y expresarles nuestro amor.
A lo largo de este documento ampliaremos estas y otras
propuestas para compartir espacios de afecto y aprendizaje con
los chicos.
4
HABLAR, ESCUCHAR, LEER Y ESCRIBIR
Día a día, los chicos nos sorprenden con todo lo que
pueden hacer. Desde sus primeros días van
aprendiendo a utilizar el lenguaje para diferentes
fines, y comienzan a disfrutar y apropiarse de las
palabras.
En este sentido, resulta interesante citar algunos
testimonios de padres frente a experiencias de
lectura y estímulo del lenguaje con sus hijos.
Lucía
Lucía Cuando Lucía nació, papá y mamá le regalaron un cartelito con su nombre. Lo colgaron en la puerta de su habitación. Cada vez que la llevaban a dormir le decían: «Es hora de ir al cuarto de Lucía» (y le mostraban el cartel). Ahora Lucía tiene un año y medio. Un día su papá la acompaña a la cama, antes de entrar le muestra el pequeño cartel en el que está escrito su nombre, y le pregunta: «¿Quién hace noni acá?» «Lucía», contesta la pequeña con naturalidad, señalando las letras del cartel.
Matías Todos los domingos, el papá de Matías compra el diario y lo lee en la mesa de la cocina. Matías, de tres años, se sienta a su lado y disfruta mirando a su papá con el diario. El papá nota esta actitud y le avisa cada vez que llega el diario, para que se repita. Un domingo, el papá de Matías no estaba en casa. El nene fue en silencio a la cocina, tomó el diario que estába sobre la mesa, y comenzó a recorrer sus páginas concentrado, dándolas vuelta del mismo modo en que lo hace su padre.
5
*
A pesar de ser muy chicos y de no saber leer y escribir
como lo hacemos los adultos, los niños de los relatos están
desarrollando habilidades, comportamientos y actitudes en
relación con el lenguaje y con la palabra escrita.
Desde que nacen, y sobre todo durante sus primeros años
de vida, van comprendiendo de a poco lo que ven y oyen.
Aprenden a expresarse oralmente –a escuchar y a hablar–,
y luego comienzan a explorar y utilizar el lenguaje escrito
para leer y escribir.
Desde su nacimiento, el bebé escucha el lenguaje de sus padres y de las
personas que lo rodean. A partir de los primeros sonidos que emite y el
intercambio de miradas, el niño establece con sus padres una conversación.
Ramiro Ramiro, de ocho meses, está en brazos de su madre. Ella lo ayuda a mirar un pequeño libro de tela con coloridos dibujos de animales y se los nombra. El bebé la escucha unos segundos y luego, riéndose, se lleva el libro a la boca.
6
*
EN CADA ETAPA, UN MUNDO POR DESCUBRIR Los bebés
Los bebés nacen con la capacidad de distinguir los sonidos
propios de la lengua materna, aunque no todavía las palabras. Al
comunicarse con las personas que los rodean, primero aparece el
«balbuceo». Es decir, pronuncian de manera espontánea y
repetida sonidos para jugar y comunicarse. A medida que pasan los
meses, empiezan a decir «palabras» que suenan cada vez más
parecidas a las que utilizamos los adultos.
Desde sus primeros meses de vida, los bebés aprenden a
comunicarse. Especialmente, cuando les hablamos (aunque no
nos puedan responder), o cuando compartimos canciones y los
nombramos.
Muy tempranamente los bebés «saben» que el lenguaje significa y sirve para diversos propósitos: para pedir,
prometer, indicar, amenazar. «Perciben» por la entonación cuándo alguien les está ordenando o pidiendo
algo. «Se dan cuenta» de que hablando pueden satisfacer sus necesidades, relacionarse con otros.
Diseño Curricular para la Educación Inicial, GCBA (2000).
7
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Relatarles lo que vamos haciendo, por ejemplo, cuando
los vestimos. «Ahora vamos a poner un poquito de
talco», «“Acá traje un pañal sequito para que estés más
cómodo», etcétera.
Acompañar nuestros movimientos con expresiones similares a las que emiten ellos: decir «upa» al cargarlos, de modo tal que estén inmersos en un universo de sonidos que les resulten familiares.
Ofrecerles libros de tela, plástico o goma eva. Mostrarles y nombrarles las imágenes y dejarlos jugar con ellos.
9
1 Cantarles canciones de cuna cuando los llevamos a
dormir. Puede ser una canción distinta cada vez o
siempre la misma para que se identifiquen con ella y la
recuerden como un momento de afecto.
3 Interpretar los sonidos que emiten y los gestos que
hacen, poniéndoles palabras. Si el bebé dice «ammm»
podemos responderle con la palabra que pensamos que
está diciendo. Por ejemplo «agua», «papá», «mamá».
5 Jugar con partes de su cuerpo al cambiarlos o darles de
comer, acompañando con frases o canciones.
Canciones tradicionales como «Saco una manito, la
hago bailar…», «¿Dónde está la nariz?», etc., son muy
placenteras para los bebés.
6 Hacer juegos de imitación. Por ejemplo, imitar sonidos
de animales, ruidos de la naturaleza, instrumentos
musicales.
2
4
7
8
Durante el primer y el segundo año de vida
Alrededor del primer año de vida, la mayoría de los chicos comienzan a unir las palabras con
sus significados. Esto quiere decir que, aunque no pueden formar oraciones completas,
comprenden y utilizan palabras sueltas para designar objetos conocidos, para pedir, para
señalar, etc. De esta manera, comienza la etapa conocida como «media lengua».
Muchas palabras son expresadas correctamente por el niño, sobre todo las más sencillas
(por ejemplo, «luz», «mamá») y otras son pronunciadas a «media lengua» resaltando alguna
vocal o sílaba. Por ejemplo, «aba» en vez de «agua», «bobo», en vez de «globo».
También aparecen las expresiones del estilo «guau guau» para señalar un perro o «¡ay!»
para mostrar alguna lastimadura.
Finalizando esta etapa, los niños pronuncian con mayor claridad y dan un significado más
preciso a cada término. Es importante que los adultos los animen a hablar, contestar,
completar oraciones, para que adquieran confianza en sí mismos y se expresen cada vez
mejor.
9
Entonces, ¿qué podemos hacer?
1 Nombrar correctamente las palabras que ellos señalan y
repetírselas algunas veces hasta lograr que ellos mismos puedan
decirlas, a su manera.
2
Ayudarlos a que se hagan entender de la forma más clara posible. Por ejemplo, si el nene señalando el chupete dice «tete», podemos preguntarle «¿Cómo se llama eso?» y ayudarlo a nombrar lo que necesita. Siempre es bueno acompañarlos con felicitaciones que motiven a seguir intentando
3 Jugar algún juego de memoria o lotería sencilla. Puede ser uno donde saquen cartones con dibujos, colores o formas y los niños tengan que nombrarlos para ganar
4 Mostrarles palabras escritas que vemos todos los días en el
hogar. Decirles: «Ahora te voy a dar leche. Acá en el envase dice
‘leche’».
5
Ofrecer materiales para jugar con palabras, como bloques y
tarjetas con letras e imágenes. Podemos armar tarjetas con
cuadraditos de papel en los que dibujemos objetos, personas,
animales y letras. La idea es juntar, por ejemplo, la letra P con el
dibujo del perro, la letra N con el dibujo de un nene, la letra A con
el dibujo del árbol.
6 Contarles cuentos antes de dormir, relatos que conozcamos de
nuestra propia infancia o inventar nuevas historias para ellos.
7 Leerles cuentos en voz alta. Los chicos disfrutan de ver a los
adultos leyendo en voz alta. No solo disfrutan del texto, sino
también del proceso de ponerles palabras a los libros.
8 Ofrecerles libros con imágenes sencillas para nombrar y describir.
Por ejemplo, de animales, colores, comidas, etcétera.
9 Compartir canciones, rimas y juegos de palabras.
“En todas las etapas del niño, los juegos y la lectura son dos fuentes de
estímulo del lenguaje que resultan muy
importantes.”
10
*
Entre los 2 y 3 años…
La
conversación entre el niño y el adulto estimula
el desarrollo del lenguaje y enriquece su vocabulario.
En esta etapa, los chicos comienzan a decir oraciones completas,
primero sencillas, luego más complejas. Por ejemplo, oraciones
cortas: «se fue», «quiero pis», «vamos a jugar».
La manera en que hablan comienza a parecerse cada vez más a
la de los adultos, pero tienen mucho por aprender, día a día
pueden incorporar nuevas palabras y maneras de expresarse.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
1 Ofrecerles momentos para conversar. Por ejemplo,
preguntarles cómo les fue en el jardín, en la casa de los
abuelos o en algún paseo.
2 Proponer a los chicos que dibujen algo que les guste y
luego conversar sobre lo que dibujaron. También podrán
escribir juntos un título para el dibujo, el nombre de ellos
como autores, la fecha o algunas palabras que le quieran
agregar.
3 Conversar sobre lo que dicen los carteles en la calle,
los envases de comida u otros escritos con los que se
encuentren. Dejar que ellos imaginen qué expresan esos
carteles y luego leerlos juntos.
11
*
Durante este período, los niños utilizan un lenguaje más parecido al de los adultos. Incluso,
les gusta copiar sus expresiones aunque aún no comprendan del todo su significado.
4 Jugar juegos en los que representen personajes y
situaciones de la vida diaria. Por ejemplo: «a la casita»,
«al supermercado». A algunos chicos les
gusta hacer estos juegos utilizando muñecos y títeres.
5 Leer cuentos en voz alta. Mientras el adulto lee, puede
ir señalando con el dedo las palabras escritas. Es
interesante detenerse para imaginar cómo sigue la
historia o, al final, conversar sobre lo que leyeron.
6 Preparar dibujos y tarjetas para regalar en las fiestas
y cumpleaños. Podemos aprovechar también esta
oportunidad para proponerles dibujar y animarse a
experimentar con la escritura.
7 Ayudarlos a escribir. Aunque todavía no dominen la
escritura, ellos pueden dictar al adulto lo que quieren
escribir.
12
*
Entre los 4 y 6 años…
Continúan comunicándose con oraciones, ahora más
comple- jas. Por ejemplo, «el nene se fue a su casa y yo me
quedo acá», «voy al baño, y vengo», «¿querés jugar
conmigo a la lotería?». Pueden contar cosas en forma clara
y fluida, así como también mantener conversaciones
coherentes.
El vocabulario empieza a ser cada vez más completo según
el tema de conversación. En general, les gusta hablar de sí
mismos, de las cosas que hacen cada día y de sus fantasías
o sueños.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
Durante toda la niñez, más allá de la etapa en la que se encuentren, compartir con los chicos
momentos de juego, charlas, cuentos y canciones es una de las mejores maneras de
brindarles amor y Acompañarlos en su crecimiento.
4 Escribir junto a ellos después de leer un cuento. Podemos
cambiarle el final y escribirlo. También inventar una
historia, escribirla y hacer un dibujo.
2 Leerles cuentos y disponer de un rato para charlar sobre
lo leído, para intercambiar impresiones y sensaciones
frente a la historia.
1 Conversar con ellos sobre diferentes temas. Por ejemplo,
sobre experiencias que vivieron o sobre cosas que les
gustaría hacer en el futuro.
3 Compartir la lectura de un libro, leyendo algunas partes
del texto el adulto y otras partes, el niño. Para ello,
conviene elegir textos cortos y sencillos.
13
“
”
LECTURAS COMPARTIDAS, MOMENTOS INOLVIDABLES
Más de una vez escuchamos que “leer es muy bueno para los
chicos”. Son muchas las razones. Entre ellas, podemos pensar:
• La lectura compartida puede ser un momento
ideal para que adultos y niños se sientan cómodos y libres para
charlar, expresar sus sentimientos e intercambiar ideas.
• Al leerles los más pequeños se sienten
escuchados, queridos y valorados.
• Incluso en aquellos casos de chicos que dicen
que no les gusta leer, cuando un adulto les lee en voz alta,
empiezan a sentir entusiasmo e interés por las historias y los
libros.
Aprender a leer es un proceso que lleva tiempo y necesita de
experiencias de contacto con textos.
Cuanto más les leamos a nuestros hijos, más se entusiasmarán,
más historias conocerán, más historias querrán conocer.
En este mismo sentido, aquellos chicos que han vivido
experiencias de lecturas compartidas durante sus primeros años
de vida, conocerán más palabras y entenderán mejor cómo se
forman las frases. En síntesis, se comunicarán mejor, tanto en
forma oral como escrita.
A su vez, las experiencias de lectura compartida enriquecerán su
imaginación y creatividad, y podrá inventar relatos y personajes
que los acompañarán toda la vida.
Además, al compartir lecturas, los niños aprenden a escuchar, a
respetar los turnos para hablar, a dar opiniones, a abrir su
corazón y revelar sus sentimientos.
Por último, a través de la lectura acceden a la información y
pueden construir nuevos conocimientos.
Todo comienza
en una habitación iluminada por una
lamparita, con alguien que nos
cuenta un cuento. O más atrás, con una voz que nos arrulla
cuando aún no tenemos las palabras. [ …] Quizás cuando crecemos seguimos leyendo para revivir
ese ritual, ese triángulo amoroso
que cada noche unía tres vértices: un
niño, un libro y un adulto .
Yolanda Reyes, «El triángulo amoroso», El
Tiempo, mayo 2011.
14
¡A ponerse en acción!
Ahora sí, veamos qué propuestas podemos realizar con nuestros hijos
para acercarlos a la lectura:
• Pactar con los chicos un «momento de cuentos» para cada día. Por
ejemplo, antes de ir a dormir, después de merendar o cuando llegan de la
escuela.
• Inventar con los niños los «días de cuentos»: «miércoles de terror»,
«martes de animales», «lunes de poesías», «jueves de amor», «sábados
de dinosaurios», etc., para conocer diferentes tipos de historias.
• Invitar a los abuelos, tíos, primos, a leer. Pueden contar algún cuento
en voz alta cuando nos visitan, antes o después de ir a jugar, llevar libros
a la plaza para aprovechar el aire libre.
• Usar títeres, muñecos, máscaras, sombreros o lo que tengan a mano
para enriquecer los momentos de lectura y divertirse juntos.
• Dramatizar e inventar historias junto con los chicos, repre- sentando
personajes, situaciones, diálogos. ¡Disfrazarse es muy divertido!
• Dibujar la parte que más nos gustó de un cuento y escribir un relato
que lo acompañe.
15
Antes, durante y después de la lectura
Leer un cuento es una experiencia placentera que
podemos aprovechar y enriquecer conversando con
los chicos antes, durante y después de leer.
Antes de leer Permitir que el niño elija qué cuento quiere que le
leamos. Luego, mostrarle la tapa, preguntarle qué
cree que contará esa historia (si no lo conoce),
animarlo a reconstruir la historia a partir de los
dibujos de la tapa y el interior con sus propias
palabras (si ya lo conoce), conversar acerca de por
qué eligió ese cuento y no otro. Por último,
disponernos en un lugar cómodo.
Durante la lectura
Acompañar el relato con gestos, acciones, voces;
hacer alguna pregunta ocasional para que los chicos
expresen sus emociones y opiniones acerca de la
historia y compartir algunas de las ilustraciones del
libro.
Después de la lectura
Compartir nuestras propias emociones y opiniones y
preguntar al niño acerca de las suyas, volver a leer
una parte o todo el texto, acordar la lectura de otro
cuento para el día siguiente.
16
¿CÓMO LEER EN VOZ ALTA?
Las siguientes orientaciones ayudarán no solo a leer
mejor, sino también a convertirse en verdaderos
intérpretes de las historias.
• Dedicar un rato a conocer la historia antes de
compartirla con los chicos. De esta manera, podremos
ubicar las partes más interesantes, las que pueden
emocionarlos y aquellos diálogos atractivos entre los
personajes. También nos servirá para elegir las
ilustraciones que queremos compartir.
• Antes de empezar con el cuento, leer juntos el
título y prestar atención a las ilustraciones de la portada.
Esto suele entusiasmar a los chicos y los ayuda a
comenzar a imaginar de qué trata el libro.
• Quien lee en voz alta debe seguir las emociones
de la historia: los momentos tristes, de suspenso, de
mucha acción y hasta los románticos. Entonar no es
solo respetar los signos de puntación, de interrogación o
exclamación, sino también es representar.
• Mientras leemos, compartir solo algunas de las
ilustraciones del libro. Si mostramos todas las
ilustraciones, corremos el riesgo de perder el hilo de la
narración.
• En cambio, cuando se trata de los libros álbum, la
ilustración es tan importante como el texto. Por eso, es
interesante que al leer en voz alta este tipo de libros los
chicos puedan ir y venir entre las palabras y la imagen.
• Por último, conversar después de la lectura es
quizá el espacio más rico para la formación de los niños
como lectores. Hablar sobre lo leído permite la reflexión,
promueve las interpretaciones y ayuda a repensar la
historia desde diferentes puntos de vista, profundizando
la creatividad.
17
Preguntas posibles para hacer luego de la lectura
*La lectura
abre el juego a un rico intercambio de
interpretaciones entre el niño y el
adulto.
Las preguntas pertenecen al libro de Aidan Chambers, Dime,
México, FCE, 2007.
• Aunque los chicos puedan leer solos, es
importante no perder los espacios de lectura en voz alta. Los
ayudará a seguir construyendo experiencias en su recorrido
lector.
• ¿Qué te gustó más del cuento?
• ¿Querés que volvamos a leer alguna parte en especial? ¿Qué
te gusta tanto de este fragmento?
• ¿Qué te llamó especialmente la atención?
• ¿Te hubiera gustado que hubiese más de algo? (más aventuras
por el mar, más personajes, más apariciones de algún personaje,
más diálogos entre ellos, etc.).
• ¿Hubo algo que no te gustó?
• ¿Hubo partes que te parecieron aburridas?
• ¿Hubo algo que te desconcertó?
• ¿Hubo algo que te pareció extraño?
• ¿Encontraron algo que nunca antes habías visto en un libro?
18
¿QUÉ LEER A LOS MÁS CHICOS?
Pero la pregunta ahora es qué leer, cómo elegir entre un mar
infinito de libros para niños. Quizá resulte útil considerar las
siguientes cuestiones:
• ¡No es necesario entender todo para disfrutar de un texto!
Las poesías, los cuentos, las obras de teatro, las narraciones
orales se disfrutan, aunque no entendamos completo el
significado del texto.
• Si no hay libros en casa, ¡visitemos la biblioteca más cercana!
Promover la lectura y estimular el lenguaje en los niños no
depende de los libros que tengamos. Las bibliotecas públicas
y populares ofrecen una gran variedad de libros para chicos y
salas específicas que se pueden visitar.
• Más allá de los libros. También podemos compartir relatos
orales como las anécdotas o los recuerdos familiares, las
canciones que sepamos de memoria y hasta las historias que
podemos inventar.
• Libros para los más pequeños: ¿solamente los que tienen
mucha imagen y poco texto? Existen compilaciones de
canciones de cuna o antologías de poesías y cuentos breves
que, aunque no tienen ilustraciones, pueden ser ideales para
los chicos. Podemos elegir este tipo de libros para que un
adulto se los lea.
19
*d
e
• Libros para agarrar, morder y jugar. Los libros objeto,
acolchonados, de tela, sumergibles, con ruidos e interacciones,
son ideales para que los niños puedan tomar contacto directo.
Es importante que las ilustraciones sean coloridas y
estimulantes y jueguen con los textos de cada página.
• Clásicos de ayer y de hoy. Los clásicos no pasan de
moda, podemos elegir algunos escritores como María Elena
Walsh, Javier Villafañe, Graciela Cabal, Laura Devetach y
Gustavo Roldán. Sus historias son creativas, llenas de
imágenes y con juegos de palabras que sabrán atrapar a los
incipientes lectores.
• Cuentos tradicionales. Historias como «Caperucita roja»,
«Hansel y Gretel», «Los tres cerditos», «El soldadito de plomo»
son clásicos de todos los tiempos. Charles Perrault, los hermanos
Grimm, Andersen y otros tantos autores han dejado una enorme
cantidad de historias, tan fantásticas como inolvidables, que son
sin duda el primer paso de todo lector.
Existe un sinfín historias para
Leerles a los chicos. De a poco ellos irán
distinguiendo cuáles son sus relatos
preferidos.
20
NUESTRO HOGAR, UN LUGAR PARA APRENDER
Nuestro hogar puede convertirse en un ambiente «amigo
de las palabras», que facilite el desarrollo de la lectura, la
escritura y el lenguaje en general.
Al compartir experiencias de lectura y escritura, los chicos
comienzan a entender cómo se forman las palabras y las
frases, qué características tienen los distintos textos,
cuándo y para qué es necesario leer y escribir.
Por eso, los adultos a cargo de su cuidado podemos
realizar actividades que favorezcan el desarrollo de los
niños, convirtiendo el hogar en un lugar para aprender.
Algunas sugerencias
• Hacer carteles para decorar las paredes de la casa con motivos elegidos por los chicos como el del cuadro de fútbol o el cantante favorito. • Realizar listas de cumpleaños de los amigos y/o familiares, para colgar en la heladera. • Escribir recordatorios de lo que hay que hacer, la próxima visita al médico u otros compromisos. • Confeccionar listas de ompras para el mercado.
• Leer las palabras de los envases al ordenar los productos. • Compartir momentos de lectura de diarios, libros y revistas. • Conversar con los niños sobre sus actividades cotidianas. • Escribir o preparar alguna receta de cocina en conjunto. • Hacer juntos la tarea. • Leer y escribir frente a ellos y con ellos.
21
“
”
UNA EXPERIENCIA PARA TODA LA VIDA
Leer en voz alta, conversar, cantar, jugar con otros
son opor- tunidades especiales para aprender,
divertirnos y transmitir nuestro cariño.
La lectura es una experiencia de vida. Luego de
leer, somos los mismos y somos otros. En los
primeros años de vida esto es aún más poderoso.
Leer un cuento que nos hace reír o llorar o descubrir
algo que no sabíamos, nos cambia.
Me gustaban los cuentos. Todavía no conocía los libros. Pero todos los días había cuentos. De mi padre, de mi abuela. […]
Cuentos de Pedro Urdemales, cuentos de aparecidos, cuentos exagerados y mentirosos, de miedo, toda clase de cuentos para
grandes que se contaban entre ellos. Yo tenía cuatro o cinco años y estaba todo el tiempo metido entre las patas de los grandes escuchando esos cuentos que me parecían muy hermosos .
Gustavo Roldán (escritor, 1935-2012)
22
Índice
¿Qué encontrarán en este material? ................................................................................. 3
Leer acompañados ............................................................................................................. 4
Hablar, escuchar, leer y escribir ......................................................................................... 5
En cada etapa, un mundo por descubrir ........................................................................... 7
Los bebés ............................................................................................................................. 7
Durante el primer y el segundo año de vida .......................................................................... 9
Entre los 2 y 3 años. ........................................................................................................... 11
Entre los 4 y 6 años. ........................................................................................................... 13
Lecturas compartidas, momentos inolvidables .............................................................. 14
¡A ponerse en acción! ......................................................................................................... 15
Antes, durante y después de la lectura ............................................................................... 16
¿Cómo leer en voz alta? ................................................................................................... 17
¿Qué leer a los más chicos? ............................................................................................ 19
Nuestro hogar, un lugar para aprender ........................................................................... 21
Una experiencia para toda la vida.................................................................................... 22
Recommended