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La prosa narrativa

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VERBOS DE

LA

NARRACIÓN

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RETROSPECCIONES GRADO CERO ANTICIPACIONES

Pretérito

Pluscuamperfec

to

Había amado

Pretérito

Perfecto

Simple.

Amé

Pretérito

imperfecto.

Amaba

Potencial

Amaría

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NARRADORES

Page 5: La prosa narrativa

El texto narrativo puede presentar varias modalidades básicas de narrador:

1.- Narrador protagonista: En este caso narrador y personaje están fundidos. El narrador protagonista también puede ser un personaje de la historia. Puede hablar en primera persona singular o –en los casos en que dos personajes compartan una misma visión- en primera personal plural.

2.-Narrador omnisciente:: Generalmente se vale de la tercera persona. Emplea la segunda cuando actúa a modo de conciencia que lo coloca ante sus hechos. El narrador omnisciente lo sabe todo, a veces también conoce los pensamientos y motivaciones de los personajes.

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3. Narrador testigo.

Puede usar la primera o la tercera

persona. No sabe nada acerca de

los personajes; tan solo observa

sus movimientos y los cuenta.

Page 7: La prosa narrativa

SECUENCIA NARRATIVA

Título de la secuencia

Suceso

Marco

Complicación Resolución

Page 8: La prosa narrativa

SECUENCIA NARRATIVA

Título de la secuencia

Suceso (Qué se cuenta)

Marco (Personajes, tiempo, espacio )

ComplicaciónObstáculo que se

presenta

ResoluciónSolución que puede

ser positiva o

negativa.

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Page 10: La prosa narrativa

SECUENCIA NARRATIVA

Título de la secuencia: La carrera

Suceso (Se cuenta la carrera entre un

carro y un tren)

Marco (Es de día, en el campo y se encuentran dos personajes: el

chico y el maquinista)

ComplicaciónEl carro debe cruzar el

paso a nivel y debe

ganarle al tren

ResoluciónPositiva, porque el

chico logra pasar

antes que el tren.

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Page 12: La prosa narrativa

EL ENIGMA

Llevaba allí cerca de tres semanas cuando ocurrió el primer incidente extraño. Un anochecer,

sobre las ocho, oí una salpicadura sobre el suelo y me alertó de que había estado sintiendo el olor

acre del amoniaco durante algún tiempo. Mirando alrededor, vi que el techo estaba húmedo y

goteante; aparentemente la mojadura procedía de una esquina sobre el lado de la calle. Ansioso

por detener el asunto en su origen, corrí al sótano a decírselo a la casera; y me aseguró que el

problema sería rápidamente solucionado.

-El Doctor Muñoz -lloriqueó mientras se apresuraba escaleras arriba delante de mí-, tiene arriba

sus productos químicos. Está demasiado enfermo para medicarse, cada vez está más enfermo,

pero no quiere ayuda de nadie. Es muy extraña su enfermedad. Todo el día toma baños

apestosos, y no puede reanimarse o entrar en calor. Se hace sus propias faenas, su pequeña

habitación está llena de botellas y máquinas, y no ejerce como médico. Pero una vez fue bueno.

Mi padre en Barcelona oyó hablar de él, y tan sólo le curó el brazo al fontanero que se hizo daño

hace poco. Nunca sale, solamente al tejado, y mi hijo Esteban le trae comida y ropa limpia, y

medicinas y productos químicos. ¡Dios mío, el amoniaco que usa para mantenerse frío!

La Sra. Herrero desapareció escaleras arriba hacia el cuarto piso, y volví a mi habitación. El

amoniaco cesó de gotear, y mientras limpiaba lo que se había manchado y abría la ventana para

airear, oí los pesados pasos de la casera sobre mí. Nunca había oído al Dr. Muñoz, excepto por

ciertos sonidos como de un mecanismo a gasolina; puesto que sus pasos eran silenciosos y

suaves. Me pregunté por un momento cuál podría ser la extraña aflicción de este hombre, y si

su obstinado rechazo a una ayuda externa no era el resultado de una excentricidad más bien

infundada. Hay -reflexioné trivialmente-, un infinito patetismo en la situación de una persona

eminente venida a menos en este mundo.

Page 13: La prosa narrativa

Elementos del marco

Tiempo Espacio

Personajes

Tema de la secuencia.

Un enigma que no se

devela

Page 14: La prosa narrativa

EL ENIGMA

Llevaba allí cerca de tres semanas cuando ocurrió el primer incidente extraño. Un anochecer,

sobre las ocho, oí una salpicadura sobre el suelo y me alertó de que había estado sintiendo el olor

acre del amoniaco durante algún tiempo. Mirando alrededor, vi que el techo estaba húmedo y

goteante; aparentemente la mojadura procedía de una esquina sobre el lado de la calle.

Ansioso por detener el asunto en su origen, corrí al sótano a decírselo a la casera; y me

aseguró que el problema sería rápidamente solucionado.

-El Doctor Muñoz -lloriqueó mientras se apresuraba escaleras arriba delante de mí-, tiene arriba

sus productos químicos. Está demasiado enfermo para medicarse, cada vez está más enfermo,

pero no quiere ayuda de nadie. Es muy extraña su enfermedad. Todo el día toma baños apestosos,

y no puede reanimarse o entrar en calor. Se hace sus propias faenas, su pequeña habitación está

llena de botellas y máquinas, y no ejerce como médico. Pero una vez fue bueno. Mi padre en

Barcelona oyó hablar de él, y tan sólo le curó el brazo al fontanero que se hizo daño hace poco.

Nunca sale, solamente al tejado, y mi hijo Esteban le trae comida y ropa limpia, y medicinas y

productos químicos. ¡Dios mío, el amoniaco que usa para mantenerse frío!

La Sra. Herrero desapareció escaleras arriba hacia el cuarto piso, y volví a mi habitación. El

amoniaco cesó de gotear, y mientras limpiaba lo que se había manchado y abría la ventana

para airear, oí los pesados pasos de la casera sobre mí. Nunca había oído al Dr. Muñoz,

excepto por ciertos sonidos como de un mecanismo a gasolina; puesto que sus pasos eran

silenciosos y suaves. Me pregunté por un momento cuál podría ser la extraña aflicción de este

hombre, y si su obstinado rechazo a una ayuda externa no era el resultado de una excentricidad

más bien infundada. Hay -reflexioné trivialmente-, un infinito patetismo en la situación de una

persona eminente venida a menos en este mundo.

COMPLICACIÓN RESOLUCIÓN

Page 15: La prosa narrativa

Imágenes sensoriales,

construcción de

atmósfera y clima

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EL ENIGMA

Llevaba allí cerca de tres semanas cuando ocurrió el primer incidente extraño.

Un anochecer, sobre las ocho, oí una salpicadura sobre el suelo y me alertó de que

había estado sintiendo el olor acre del amoniaco durante algún tiempo. Mirando

alrededor, vi que el techo estaba húmedo y goteante; aparentemente la

mojadura procedía de una esquina sobre el lado de la calle. Ansioso por detener el

asunto en su origen, corrí al sótano a decírselo a la casera; y me aseguró que el

problema sería rápidamente solucionado.

-El Doctor Muñoz -lloriqueó mientras se apresuraba escaleras arriba delante de mí-,

tiene arriba sus productos químicos. Está demasiado enfermo para medicarse, cada vez

está más enfermo, pero no quiere ayuda de nadie. Es muy extraña su enfermedad.

Todo el día toma baños apestosos, y no puede reanimarse o entrar en calor. Se hace

sus propias faenas, su pequeña habitación está llena de botellas y máquinas, y no

ejerce como médico. Pero una vez fue bueno. Mi padre en Barcelona oyó hablar de él, y

tan sólo le curó el brazo al fontanero que se hizo daño hace poco. Nunca sale,

solamente al tejado, y mi hijo Esteban le trae comida y ropa limpia, y medicinas y

productos químicos. ¡Dios mío, el amoniaco que usa para mantenerse frío!

La Sra. Herrero desapareció escaleras arriba hacia el cuarto piso, y volví a mi

habitación. El amoniaco cesó de gotear, y mientras limpiaba lo que se había manchado

y abría la ventana para airear, oí los pesados pasos de la casera sobre mí.

Nunca había oído al Dr. Muñoz, excepto por ciertos sonidos como de un mecanismo a

gasolina; puesto que sus pasos eran silenciosos y suaves. Me pregunté

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VERBOS DE LA

NARRACIÓN

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EL ENIGMA

Llevaba allí cerca de tres semanas cuando ocurrió el primer

incidente extraño. Un anochecer, sobre las ocho, oí una

salpicadura sobre el suelo y me alertó de que había estadosintiendo el olor acre del amoniaco durante algún tiempo. Mirando

alrededor, vi que el techo estaba húmedo y goteante;

aparentemente la mojadura procedía de una esquina sobre el

lado de la calle. Ansioso por detener el asunto en su origen, corrí

al sótano a decírselo a la casera; y me aseguró que el problema

sería rápidamente solucionado.

Page 19: La prosa narrativa

NARRADOR

Llevaba allí cerca de tres semanas cuando ocurrió el primer

incidente extraño. Un anochecer, sobre las ocho, oí una salpicadura

sobre el suelo y me alertó de que había estado sintiendo el olor acre

del amoniaco durante algún tiempo. Mirando alrededor, vi que el

techo estaba húmedo y goteante; aparentemente la mojadura

procedía de una esquina sobre el lado de la calle. Ansioso por

detener el asunto en su origen, corrí al sótano a decírselo a la

casera; y me aseguró que el problema sería rápidamente

solucionado.

Narrador protagonista, connotado por:

• Desinencia verbal

• Pronombre

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Literatura.

Prof.Rosa C. Audubert.