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La Fe Que Nos Une Efesios 4:3-7

La fe que nos une

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La Fe QueNos Une

Efesios 4:3-7

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La Unidad de La FeEfesios 4:3-7 “solícitos en guardar la unidad del Espíritu en elvínculo de la paz; (4) un cuerpo, y un Espíritu,como fuisteis también llamados en una mismaesperanza de vuestra vocación; (5) un Señor,una fe, un bautismo, (6) un Dios y Padre detodos, el cual es sobre todos, y por todos, y entodos. (7) Pero a cada uno de nosotros fue dada lagracia conforme a la medida del don de Cristo.

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Hechos 20:27

“porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.”

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Que es lo que creemos?

Dios? La Creación? El Hombre?Jesucristo? La Salvación? El Espíritu

Santo? La Iglesia? La Segunda Venida?

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La Divinidad

Nosotros enseñamos que Jehová (YHWH; en hebreo Yahweh, Yahvé, o Yavé,) es el único verdadero Dios (Deuteronomio 6:4; Salmo 90:2; Isaías 43:10), quien existe eternamente en tres personas indivisibles pero distinguibles entre sí: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo (Mateo 3: 16-17; 28:19; 2Corintios 13:14; 1Pedro 1:2). El hombre puede saber que Dios existe, mediante la revelación de sí mismo en la naturaleza (Salmo 19:1; Romanos 1:19, 20), en las santas escrituras (2Timoteo 3:16, 17), y en su Hijo Yeshua o Jesús de Nazaret (Hebreos 1:2).

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La Biblia

Nosotros enseñamos que los sesenta y seis libros canónicos que de los cuales se compone la Biblia, son divinamente inspirados, infalibles, y providencialmente preservados (2 Timoteo 3:16, 17; 2Pedro 2:20, 21; Salmo 12:6,7; Mateo 5:17,18, Mateo 24:35, 1Pedro 1:23). La Biblia es nuestra única regla de fe y práctica. Nosotros creemos en un canon cerrado de las escrituras (Proverbios 30:6, Apocalipsis 22:18, 19)

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La Creación

Nosotros enseñamos que el mundo fue creado por Dios en seis días literales (Génesis 1 y Éxodo 20:11). Dios no forma parte de su creación, sino que se encuentra por encima de su creación y la sustenta. Tanto la evidencia bíblica como la científica confirman la corta edad de la tierra, y que muchas de sus características se pueden explicar a la luz de un diluvio universal y catastrófico (Génesis 6 – 8)

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Ángeles

Nosotros enseñamos que Dios creó a una multitud de santos seres espirituales llamados ángeles, quienes le sirven como sus siervos y mensajeros. (Nehemías 9:6; Salmo 148:2; Hebreos 1:14).

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El Diablo o Satanás

“Lucifer” o el Diablo es un ángel creado quien fue el primero en rebelarse en contra de Dios al pretender ser igual a Dios (Isaías 14:12-16; Ezequiel 28:12-19). Se le llama también el “dios de este mundo”, y es el archienemigo de Dios y de los salvos. Engaña a la gente principalmente a través de falsas creencias, huecas filosofías, y tradiciones humanas (2 Corintios 4:4; Col 2:8; Ap. 12:9) Este Satanás ha sido vencido mediante el sacrificio de Jesucristo en la cruz (1 Juan 3:8), y está destinado a una eternidad en el lago de fuego y azufre (Mat. 25: 41; Ap. 20:10) Actualmente, sus poderes se encuentran limitados por Dios (Job 1:6-12) y los santos pueden resistir sus ataques por medio de la obediencia a la palabra de Dios y la oración eficaz del justo (James 4:7; 5:16; Judas 1:9)

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El Hombre

Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y conforme a su semejanza (Génesis 1:26-27), con capacidades racionales, morales, relacionales, y espirituales. El ser humano es la corona de la creación de Dios, y posee dignidad inherente al igual que valor moral (Salmo 8:3-6). El propósito de Dios para el hombre es que goce de eterna comunión con él (Juan 4:24).

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La Caída

Adán y Eva fueron creados como agentes morales libres, con la habilidad de escoger amar a Dios y obedecerle. Satanás les tentó y les engañó para que desobedecieran a Dios (Génesis 3) Debido al pecado del hombre, la muerte y la separación de Dios entraron al mundo. Sin embargo, la condenación del pecado de Adán no se transmite ni se hereda (Eclesiastés 7:29; Ezequiel 18:5-20; Mat. 18:1-5). El hombre nace inocente, y solo se vuelve personalmente culpable cuando transgrede concientemente la ley moral de Dios (1Juan 3:4)

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Jesucristo

Jesús de Nazaret es la segunda persona de la Divinidad, el cual ha venido en carne (Juan 1:14), y vivió entre los hombres siendo plenamente Dios (Juan 1:1) y plenamente hombre (1Timoteo 2:5). Él es el unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16). Él fue concebido milagrosamente por la virgen María mediante la obra del Espíritu Santo (Lucas 1:30-35). A pesar de que fue tentado en todos los aspectos a semejanza nuestra, permaneció sin pecado (Hebreos 4:15). Sus milagros confirman su divinidad (Hechos 2:22) El es la única esperanza de salvación para la humanidad (Juan 14:6; Hch. 4:12) En la cruz, Jesucristo cargó sobre sí mismo la culpa y los pecados de todos nosotros (I Pedro 1: 18-19) Resucitó físicamente, se les apareció a muchos, y luego ascendió a la diestra del Padre en los cielos (1 Corintios 15:3-8; 1 Tim. 3:16; Hechos 2:22-36). Jesús es el único mediador entre Dios y el hombre (Hechos 4:12; 1Timoteo 2:5; Hebreos 7:25) Pronto volverá personalmente desde los cielos para juzgar a las naciones (Ap. 1:7; 22:12), y para recibir a los que son suyos (1Tes. 4:17).

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La Redención

Dios ha hecho posible la salvación el hombre (gracia) mediante el todo-suficiente sacrificio sustitutivo de Jesucristo en la cruz (1 Juan 2:2; Hebreos 7:27; 9:12; 10:10). Dios llama a todos al arrepentimiento (Juan 12:32). Cuando el pecador obedece voluntariamente al evangelio mediante la fe en Jesucristo, Dios le perdona y le limpia de todo pecado y lo adopta como hijo (Juan 1:11-12, Juan 5:24). El individuo es libre para resistir o para someterse al señorío de Jesucristo (Rom. 2:4-5). Los méritos del sacrificio de Jesucristo son aplicados a aquellos que obedecen los términos del evangelio, mediante la fe en Jesucristo como el Hijo de Dios (Juan 3:16, 17), el arrepentimiento de pecados y obras muertas (Lucas 12:1-3; Hechos 2:38; 17:30; 26:20; 2Pedro 3:9), la confesión de fe en Jesucristo como el Señor (Mat. 10:32; Rom. 10:9-13), y la inmersión en agua en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, para el perdón de pecados y para recibir el don del Espíritu Santo (Hch. 2:36-38; Marcos 16: 16; Rom. 6:3-7).

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La Redención

Aquellos que rechazan el evangelio, no tienen acceso a la redención y se condenan a sí mismos. No hay salvación aparte de la fe en Jesucristo, ni hay una segunda oportunidad después de la muerte (Juan 3:18, Juan 14:6, Hch 4:12, Heb. 9:27). No se puede ganar favor con Dios mediante nuestros propios méritos (Ef. 2:8,9). Los cristianos que no perseveren en su fe hasta el final, y que niegan su fe en Jesucristo, se perderán (Mat. 24:13, Rom. 11:20-22, 1 Cor. 15:1-2, Col. 1:21-23, Hebreos 2:1-3, Hebreos 3:12-14).

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El Nuevo Pacto

El Pacto Mosaico ha sido reemplazado por el Nuevo Pacto. Por lo tanto, todos deben venir a Yeshua Ha'Mashiach/ Jesucristo para ser salvos (Heb. 8:7-13 y Heb. 10:9). Ya no vivimos bajo la letra muerta de la ley, sino bajo la “ley de Cristo” que es el amor (Rom. 6:14, 1 Cor. 9:21, Gal. 3:24-25, Gal. 4:21-5:1, Gal. 6:2). En ese sentido, el Cristianismo es la única religión verdadera, y Jesucristo es el único divino Hijo de Dios, Señor, y Salvador de todos aquellos que le obedecen en amor (Gal. 3:36-39).

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La Iglesia

La eklesia universal, que es el cuerpo y la novia de Jesucristo (2Corintios 11:2; Ef. 5:25-27), se compone de todos los redimidos de todos los tiempos, incluyendo a aquellos que creyeron en las promesas de Dios antes del día del Pentecostés (Mat. 8:11-12, Ef. 1:9-10, Ef. 4:4-6, Heb. 11:39-40). La iglesia no es una organización o institución, sino un organismo vivo compuesto de todos los creyentes en Jesucristo (1 Cor. 12:12-14; Ef. 1:22-23). Jesucristo es la única cabeza de la iglesia (Ef. 1:22; 4:15; Col. 1:18) La congregación local, gobernada por una pluralidad de ancianos/ pastores/ obispos, es la única forma visible de la iglesia en la tierra (Hch. 20:17)

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El Sacerdocio de Todos los Creyentes

(1Ped. 2:5-9; Ap. 1:6). Todos los salvos son llamados igualmente a la obra del ministerio (1 Corintios 15:58; Efesios 4:12; Apocalipsis 22:12). La Gran Comisión es la misión fundamental de la iglesia (Mat. 28:19-20; Hechos 1:8; 2 Cor. 5:19-20).

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La unidad

La unidad de los verdaderos seguidores de Jesucristo, es la respuesta a su oración por sus discípulos (Jn 17:21; 1 Cor 1:10). Sin embargo, la unidad que no se ocupa de la sana doctrina deshonra a Dios y a su palabra (1 Tim 6:3-5, 2 Tim 3:5, 2 Tes 3:6,14,15, 1 Cor 5:11-13, Rom 16:17, 2 Jn 10-11, 2 Tim 4 :3, Ef 4:1,3,13-15, Judas 3) Practicamos la observancia semanal de la comunión o cena del Señor como memorial del sacrificio de Jesucristo (Hch. 2:41-42; 18:8; 1Cor. 11:23-26).

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El Espíritu Santo

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Deidad, y es co-igual con Dios el Padre (1 Cor. 2:10-13; Ef. 4:30; 1 Cor. 12:11; Heb. 9:14; Sal. 139:7-10; Is. 40:13, 14; Rom. 15:13; Jn 16:13). Su principal función es glorificar a Jesucristo, y convencer al hombre de pecado y de juicio (Jn 14:16,17; Jn 16:7-13) Todo creyente nacido de nuevo es sellado y bautizado con el Espíritu Santo (Hch. 2:38; 1Cor. 12:13; Rom. 8:9; 1Cor. 6:19-20; 2Cor. 1:22; 5:5; Ef. 1:13; 3:16-20; 4:30; 5:18)

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Los Dones Espirituales

Cada creyente nacido de nuevo ha recibido dones del Espíritu para la edificación de los demás miembros del cuerpo de Cristo (1 Peter 4:10-11) Ningún don espiritual es la “evidencia inicial” o “señal universal” del bautismo con el Espíritu Santo (1Cor. 12:28-30) El Espíritu Santo es soberano en la distribución de los dones (1 Cor. 12:4-11). Ciertos dones apostólicos (2 Cor. 12:12) como el don de ciencia, de sanidad, de milagros, de profecía, y de lenguas, parecen haber sido impartidos mediante la imposición de manos de los primeros apóstoles (Hch. 2:43; 4:33; 5:12; 8:18; Rom. 1:11). Estos confirmaron el testimonio apostólico (Heb. 2:4), y dejaron de funcionar en la iglesia al cierre del canon del Nuevo Testamento (Ef. 2:20; 4:7-12). Aún los apóstoles no siempre tuvieron acceso a estos poderes sobrenaturales (Filipenses 2:25-27; 1Tim 5:23; 2Tim 4:20).

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Santificación

Cada creyente es declarado perfecto, santo, y justo por Dios mediante la fe en Jesucristo (Hch. 20:32; 1Cor. 1:2, 30; 6:11; 2Thes. 2:13; Heb. 2:11; 3:1; 10:10, 14; 13:12; 1 Pet. 1:2). También hay un proceso progresivo de santificación mediante el cual todo creyente es moldeado a la semejanza de Jesucristo por medio de la obediencia a la Palabra y la oración (Jn. 17:17, 19; Rm. 6:1-22; 2Cor. 3:18; 1 Tes. 4:3, 4; 5:23). Este proceso dura toda la vida, y será completado cuando hayamos partido de este mundo para estar en la presencia de Dios (Gal. 5:16-25; Ef. 4:22-24; Fil. 3:12; Col. 3:9, 10; 1 Pet. 1:14-16; 1Jn 3:5-9). Creemos que los salvos debieran vivir de una manera que honre y glorifique a su Señor (Rom 12:1-2; 2 Cor 6:14-7:1; 2 Tim 3:1-5; 1Jn 2:15-17).

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La Resurrección

Creemos en la resurrección física y el arrebatamiento de los salvos para ir al encuentro de nuestro Señor en el aire, al mismo tiempo de su venida en poder y gloria para derrotar a todos sus enemigos y ponerlos por estrado de sus pies (Mat. 24:29-31; 1Tes. 4:13-18; Heb. 10:13). Todos compareceremos ante el gran tribunal para ser juzgados conforme a nuestras obras (1Cor. 3:11-15; 2 Cor. 5:10). Los salvos reinaremos eternamente con Cristo después de que la creación sea destruido con fuego (2Peter 1:11; 3:7; 2Tim. 4:18) Creemos también en la resurrección, juicio, y eterno castigo de los incrédulos en el lago de fuego (Ap. 14:11, Ap. 20:11-15)