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TROZOS DEL ESPEJO (Novela) Santiago Martín Moreno

Trozos del espejo

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TROZOS DEL ESPEJO(Novela)

Santiago Martín Moreno

Trozos del Espejo

Es comprensible que el Actor se sientainconformista con el papel que le fueradesignado en una determinada obra...

Pero, lo que es incomprensible, es queno aproveche la oportunidad de interpretarsu propio papel en la Gran Obra.

CAPÍTULO PRIMERO

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Santiago Martín Moreno

Hace mucho tiempo que vengo vagando por estas calles y a veces no sé porqué; y no es que no me lo haya preguntado, que si lo he hecho, pero no consigo encontrar una respuesta del todo satisfactoria. No obstante, algo me dice aquí dentro y de forma continuada que siga. Y yo sigo. Me pierdo una otra vez entre la multitud incansable que cada mañana invade el centro comercial de la ciudad; de esta gran ciudad que es la mía. La gente tiene prisa por correr porque, al parecer, es la mejor forma de llegar antes. Los veo y no puedo evitar el preguntarme: Pero, ¡por qué correr tanto si con ello no se consigue llegar, precisamente, antes!

Algún día -quiero pensar-, entenderán cuánto ganan con las prisas; porque ganar, lo que se dice ganar, la verdad es que no se gana nada. Es preferible caminar en lugar de correr. Con el caminar se pasea a la vez que se cumple con la función que se tenga encomendada; porque no se trata de ir más rápido, sino de ir, que al fin y a la postre es la función, o la misión, como se le quiera llamar.

Cuando se ha de estar en un lugar determinado y a una hora concreta, no hay necesidad de correr, por una razón de orden primordial, y es que con un comportamiento justo se llega cumplida y perfectamente, y se llega descansado, y dichoso por no haber hecho el viaje con esos agobios que luego no nos permitirán una imagen presentable, ni una locución correcta y mucho menos brillante.

La base fundamental en la que se apoya todo esto, no es otra que la de entenderlo como lo que he dicho anteriormente; como una misión a realizar. Se trata pues, sólo y exclusivamente de su cumplimiento por lo que el que se corra más o se corra menos no va en absoluto a repercutir en el resultado de la misma.

Todo lo hemos escrito antes de comenzar, y ahora que comenzamos hemos de dar cumplimento a todo aquello; hemos de representar en calidad de actores la obra aquella que en nuestro nivel de preparación y maduración estuvimos escribiendo.

Ahora debemos ser fieles intérpretes de nuestro propio libreto y no podemos engañarlo ni engañarnos porque si intentáramos hacerlo, ese sería exactamente el argumento real de alguno de nuestros propios capítulos. Así que, para que ir con prisas; ciertamente no sabemos que fue lo que escribimos; bueno, no lo sabemos porque no nos interesa saberlo, porque como poder, poder, ya lo creo que podríamos.

- ¡Caballero! -me reclamó una señora que portaba varios paquetes, aunque por la comodidad conque los llevaba, me dio la impresión de que no debería pesar mucho aun siendo bastante abultado su volumen.

- ¡Dígame, señora! -correspondí cortésmente a su llamada.- ¿Tiene la bondad de indicarme donde se encuentran las Galerías

Comerciales? -me preguntó en un tono que no creí volver a sentir en el resto de mi vida.

- ¡Es para mi un placer, señora! -le dije siguiendo la misma línea elegante que ella había dejado marcada en aquel ambiente y con el que chocaba a todas luces.

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Haciéndole un gesto con la mano, al tiempo que lo acompañaba con la palabra, le indiqué el lugar, el cual se encontraba a la vuelta de la siguiente esquina.

Con una sonrisa de dama antigua me agradeció la información, y en esa frontera que es el espacio que existe entre mi persona y el resto del mundo, un delicado aroma a violetas quedó jugando, hasta que el ambiente le hizo marcharse como dándole a entender que aquel ya no era su sitio.

Seguía deambulando; ya había hecho la compra que tenía pensada, pero tampoco esto me corría tanta prisa. Miré buscándome en el bolsillo del pantalón a ver si tenía alguna nota. A veces cuando vengo al centro, de compras, suelo, previamente, apuntarme en un trozo de papel cuanto he de hacer. ¡Nada! no tengo ningún papel; entonces quiere decir que no me queda nada pendiente -volví a pensar un tanto extrañado-. Como si no estuviera seguro de mi mismo con lo que me estaba pasando; ¡bien! en ese caso se acabó el paseo.

La gente se apretujaba una contra otra, llegando a empujarse en ocasiones, pero yo ya no estaba entre ellos; había conseguido salir, había conseguido sacudirme aquello. Con paso tranquilo, comencé a caminar devuelta hasta mi casa. Comencé a a caminar de regreso a Triana...

Sumida en una profunda meditación, la vi sentada en aquel banco del pequeño parque que está al lado del río. El parque que un día le dedicara el Ayuntamiento al gran Poeta Rafael Montesinos; junto a ese río por el que discurre el sentimiento vestido de rizadas espumas cuando lo besa la brisa.

Me detuve a su altura, y al darme cuenta que me encontraba un poco fatigado por el cansancio, me senté a su lado, en el mismo banco donde ella estaba. Allí permanecí largo rato, sin perturbar el silencio que reinaba como eje imantado alrededor del cual giraba, seguramente, un conjunto de pensamientos en busca de, tal vez, una salida... No dejaba de observarla, y fue que al cabo de unos minutos abrió los ojos y me miró con una tierna sonrisa. Le devolví el saludo y seguí callado, en silencio, pues presentía que algo había de suceder; como así ocurrió. Abandonó la sonrisa, pero no por ello varió lo agradable de su mirada que clavada directamente en la mía, me dijo:

- ¿Llevas mucho tiempo aquí?- Un buen rato -le contesté.-¿Te importa si te cuento algo?- En absoluto -le dije, mostrándole una franca sonrisa.Como si me conociera de toda la vida, comenzó a hacerme partícipe de una

parte de su existencia. Yo continuaba en silencio para no herir aquello que, con tanta sinceridad y sensibilidad, estaba emanando de su interior más profundo. Al llegar a un punto se detuvo. Seguidamente me contó que esa misma mañana había estado por un lugar que, de repente y sin saber por qué, le fue muy familiar; que era como si ya hubiese vivido ese momento y en ese mismo sitio. Entonces me preguntó si ello era posible, porque en cierta ocasión le había hablado de que esas cosas eran debidas a un viaje astral. Le respondí que no, categóricamente; y le amplié

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diciéndole que aquello debía de haber sido el producto de una momentánea proyección mental a la que no, necesariamente, tenía por que darle mayor importancia.

Ahora si abrió los ojos desmesuradamente, de par en par; apartó de mi su mirada y la elevó hacia el cielo musitando unas palabras que no entendí.

De nuevo su mirada penetraba en la mía, y percibí un ansia de saber, de volver a preguntar. Y lo hizo. No se dejó esperar porque inmediatamente me pidió que le explicara, si era posible, la diferencia. Accedí. Y casi sin darme cuenta, las palabras ya estaban saliendo de mi boca y buscando con todo afán los oídos de aquella joven que me prestaba toda su atención en la espera de oír aquello que, al parecer, nadie le supo, pudo, o le quiso explicar. Yo le hablaba y le hablaba, y con su asentimiento de cabeza, me daba cuenta de que estaba comprendiéndolo todo o casi todo.

“Todo ser humano -le decía-, cuando llega a su encarnación, viene con la película de su vida. Cuando esta encarnación nueva, se corresponde con un altísimo grado de evolución Espiritual, el individuo puede, si lo desea, pedir permiso para acceder al plano Astral.

“El Padre, Dios o como se le quiera llamar al Creador, es el único que puede conceder esta venia, por lo que aprobara o desaprobará esta petición a través de sus jerarquías celestes. También se puede dar el caso de que fuera enviado sin haberlo pedido, por alguna razón especial; bien pudiera ser que tuviera que cumplir una misión para la que, necesariamente, tendría que ir a buscar la correspondiente información.

“Nadie, absolutamente nadie puede realizar un viaje al Astral por propia decisión, por propio capricho. En ese plano, has de saber que no sólo esta recogida la completa película de la vida de cada ser, esté en el estado que esté: Mineral, Vegetal, Animal, sino que por naturaleza, están todos los arquetipos: pasados, presentes y futuros. Desgraciado del Universo si alguien sin catalogar y sin la autorización correspondiente, divina, por supuesto, pudiera ver lo que ha de acontecer en el futuro cercano y en todos los órdenes y niveles de su existencia y de aquellos que la habitan.

“La proyección mental no tiene mayor importancia, o visto el mensaje, su importancia es relativa, pues su momentaneidad se reduce a que con ella sólo te permiten contemplar un fotograma, un cliché de esa película de la vida. Y esto fue sencillamente lo que debió ocurrirte”.

Cuando le pregunté si recordaba algo más de aquel preciso momento, me dijo que no, que lo más extraño para ella fue que, tanto el lugar como el momento fueron perfectamente recordables pero, no sabía si iba, si venía, que hacía allí, ni en que tiempo ocurrió todo aquello. De ahí que se entienda la existencia de una proyección mental simple u otra que aunque no completa, si con capacidad para vivir una determinada escena en lugares y tiempos reales.

Cuando terminé de exponerle mi explicación, se mostró muy satisfecha, al tiempo que me decía si podía dar crédito a lo que había oído. Al decirle que eso ya

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dependía solo de ella, cerró una vez más los ojos y cuando los volvió a abrir, observé de nuevo aquella mirad en cuyo brillo se leía el deseo de seguir preguntando más cosas.

Nos quedamos en silencio unos segundos; silencio que yo rompí en esta ocasión para preguntarle qué motivo especial la impulsaba a querer saber realmente sobre el tema, a lo que ella de forma rápida me contestó:

- Te lo diré -y siguió-: Cuando pasé por aquel lugar, por cierto relacionado con el Imperio de Roma, recordé una vez más de cómo siempre me he sentido identificada con esa cultura; con aquella civilización sin saber porqué, el caso es que me siento muy a gusto y atraída por los documentales que se han hecho en el cine reconstruyendo la época. ¿Tú crees que yo podría saber si fui romana en mi anterior existencia, acudiendo a un especialista en Hipnosis?

- ¡Rotundamente, no!Me pidió que le aclarara tan rotunda negativa, -le dije que la complacería, y

le expuse seguidamente:“En principio, nadie debe manifestar ante nadie su grado de sugestión por si

tuviera un alto índice de debilidad mental. Has de saber, que cualquiera que pusiese a otra persona en un estado hipnótico real podría adueñarse de su voluntad, sin entrar ahora a enumerar las consecuencias que ello podría, en alguna medida, acarrearle. Afortunadamente no es general, pero existen casos de hipnotismo contra la voluntad del individuo. Otro peligro que encierra esta práctica, puede ser sin ningún género de dudas el vampirismo; ello significa la absorción por otra persona de las energías blancas de otra persona. Ciertamente que la Hipnosis es un método inmensamente rico cuando se utiliza de forma ortodoxa en campos como la Medicina y utilidades afines.

“Pero volvamos sobre tu pregunta: En el caso de la Hipnosis real y profunda, encontrándose la persona en progresiva regresión hacía sus orígenes, sólo puede llegar hasta los primeros momentos de su vida actual. Más atrás, ya no puede regresar porque en su anterior encarnación no era la misma persona física que es en la actualidad, aunque, sí, y esto lo verás más claro en el gráfico que te voy a pintar en este papel. Es el mismo espíritu, y en consecuencia la misma Alma, en esa evolución espiritual que te comenté anteriormente.

“Observa la línea horizontal continua que marco con una “equis”; esta es la manifestación del nacimiento de un Espíritu. Bien, cuando el espíritu comienza a caminar por el sendero de la evolución, llega al plano que le corresponde y ocupa el cuerpo primero y que señalaremos con la letra “a”. Suponte que el plano adonde llega éste Espíritu es nuestra Tierra; suponte también que ya ha dejado atrás diferentes estados como el Mineral, el Vegetal y el Animal, y este primer cuerpo que ocupa es el de un hombre. Comienza su trayectoria y su evolución Espiritual. Al fallecimiento físico-químico de este cuerpo “a”, el Espíritu regresa al plano superior que le corresponda, ahora en función de la carga positiva que adquirió su Alma, para una vez allí, conocida y analizada su riqueza, volver de nuevo a continuar con su evolución, ya que la meta de todo Espíritu es conseguir llegar a

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convertirse en un ángel. Pasado un tiempo, el Espíritu “equis”, vuelve de nuevo y ocupa en su siguiente encarnación -reencarnación- el cuerpo que marcaremos con la letra “b”; éste cuerpo y en esta ocasión puede ser el de una mujer, y así entre, a veces, hombre-mujer, mujer-hombre, sucesivamente hasta llegar a cuerpos siguientes y en los que el grado de evolución continúa llevando una línea ascendente.

“Desde la encarnación primera, hasta la última, no sólo y como es natural, el Espíritu ha ocupado varios cuerpos físicos, sino que todos y cada uno de ellos correspondían a diferentes personas y por ello diferentes voluntades,diferentes cerebros, diferentes pensamientos, diferentes memorias, mentes, etc. El Espíritu, sí conoce, evidentemente, los historiales completos de todas las vidas de los cuerpos en los que se hubo encarnado, porque vivió en ellos y evolucionó a través de ellos, pero para que una persona física pudiera conocerlo también, tendrían que autorizarle a acceder al plano Astral porque allí como te he dicho es donde están todos los historiales.

“Por el contrario, en la memoria de una persona se guarda sólo el registro de esa persona únicamente, por lo que es categóricamente imposible que alguien pueda tener la memoria de un tiempo en el que no existió, y no existió porque cada persona vive una sóla vida, sólo vive una sóla vez, en cambio el Espíritu al poder ser eterno, podría llegar a vivir infinitamente, pero, sólo podría.

“Otro dato y quizás el más importante: recuerda siempre que el verdadero individuo y cuya personalidad se manifiesta de forma real en la vida, es el Espíritu. Te daré un ejemplo muy simple para que relacionado, te quede aun más claro ya que entenderé perfectamente el que encuentres cierta dificultad en el discernimiento de cuanto te acabo de exponer.

“Imagínate que conoces a un viajante de Comercio, viéndolo a él como Espíritu. A continuación vamos a pensar en lugares para que pase la noche. A cada uno de esos lugares lo llamaremos cuerpo físico. Bien, ahora veremos que el viajante en sus etapas de trabajo tiene que ir necesitando de variados lugares donde dormir, donde pasar la noche; según se fue subiendo de categoría profesional gracias a su buen hacer y comportamiento, así veremos como una vez fue a una Pensión, luego a un Hostal, después a un Hotel... ¿qué sacamos en conclusión? Pues que el viajante conoce los diferentes lugares en los que estuvo, mientras que esos lugares al encontrarse diferenciados entre sí debido a sus clasificaciones, categoría, tiempo , lugar, bajo ninguna de las maneras pueden guardar relación estrecha entre ellos, excepto que son iguales en el uso que para los que fueran en su día construidos”.

Cuando hube terminado mi exposición, ella se sonrió dulcemente, de nuevo cerró los ojos y se sumergió en un profundo silencio. Al cabo de unos minutos los abrió y mirándome fijamente me preguntó:

- ¿Cuando volveré a verte?- Siempre que me necesites -le respondí.Sin mediar una sóla palabra más, se levantó y yo hice lo mismo; ambos

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abandonamos aquel banco. En un gesto de hermosa y pura naciente amistad tomó mis manos, y me dio un beso en la mejilla en señal de despedida. Minutos después, ella se perdía por aquella ancha acera repleta de gentes que iban y venían, y yo, tomé la dirección opuesta decidido a cruzar el puente; ese puente que está sobre ese río que en épocas lejanas los romanos bautizaron con el nombre de Betis, y posteriormente los árabes lo denominaron Wad al-Kabir -río grande-, hoy Guadalquivir, y en cuya margen izquierda hay un acogedor y pequeño parque a la sombra de esbeltas palmeras y hermosas falsas pimientas.

En ese caminar tranquilo, pegado a la baranda del puente, y en ese inconmensurable placer que se disfruta mirando hacia el agua, detuve mi paso obligado por lo que estaba ocurriendo sobre su verdor; nadie estaba a mi lado a menos de unos metros; nadie se veía cerca de aquella zona bajo el puente; nadie observé que tirara en ese momento al agua partículas de algo que pudiera hacer que se formaran aquellas olas concéntricas. ¿Cómo y por qué se estaba produciendo aquello? sobre todo, aquella onda que partiendo de su centro se iba agrandando y luego de llegar a un tamaño comenzaba a disminuir hasta quedar reducida a un sólo punto que desaparecería después de la elevada formación de gotas de agua de un color blanco inmaculado que, tan sólo y por unos segundos, quedaron perfectamente contrastadas con el moteado verdor del agua.

Fue extrañamente hermoso, y por ello aguardé unos minutos apoyado en el barandal por si volvía a repetirse. Pero no fue así.

Era ya muy tarde. El sol que cuando llegué estaba en lo alto del cielo, ahora se estaba escondiendo por detrás de algunos tejados de la cada vez más remozada Triana; entonces me di cuenta del tiempo transcurrido, y de que no había comido, pero no importaba, me encontraba más que satisfecho. Seguí caminando con estos pensamientos al tiempo que continuaba viendo mentalmente aquella mirada con la más absoluta claridad.

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CAPITULO SEGUNDO

Serían aproximadamente las diez menos cuarto de aquella radiante mañana casi primaveral y aun estaba en casa; algo debí presentir porque normalmente a esa hora ya he salido a cumplir con esa labor material, gracias a la cual me gano el sustento para mantener a mi familia. Y sucedió. Sonó el teléfono; lo descolgué y oí una voz que reconocí enseguida.

- ¡Hola! ¿Sabes quien soy?Naturalmente que sabía quien era; -presuroso le devolví el saludo.- Buenos días. ¡Sé quien eres -le dije-, ¿cómo estás?- Muy bien, ¿y tú? -volvió a preguntar.- Contento de oírte -le dije con cierto regocijo interior.- ¿Te sorprende mi llamada? -me dijo con cierta voz expectante.- ¡En absoluto! Es más, la esperaba -le dije abiertamente.Sabía que me llamaría a no tardar mucho pues aquella tarde sentí que se

despedía con ganas de seguir preguntando, sin embargo, no provoqué aquellas otras preguntas que imagino guardaba celosamente, porque primero era mejor, y así debió entenderlo, el que meditara sobre lo que habíamos hablado y que era bastante.

- Necesito preguntarte algo ¿tienes tiempo? -me dijo resuelta.- Todo el que precises -me ofrecí sin pensar en nada.Esta afirmación mía me conmovió en cierta medida, pero pronto me

recuperé. Fue como si una voz interior me hubiese dicho: Ahora dedica tu tiempo a esto, de lo demás ya nos encargaremos nosotros que pueda esperar. Afortunadamente el trabajo que tenía en la calle no estaba concertado porque se traba de visitas de carácter rutinario.

- ¡Verás! -dijo-, es que ayer estuve visitando una librería especializada en ciencias ocultas, con idea de comprar algunos libros que hablaran de temas que para mi son difíciles de entender, o al menos me cuesta encontrar respuesta sencilla a una serie de ellos, pero, acordándome de ti una vez más, desistí de ello pensando que después de nuestro casual encuentro, y de las explicaciones que me diste, casi prefiero consultarte antes de recurrir a libros; te digo esto porque después de ojear, algo he leído allí sobre ello, y la verdad es que no consigo entender nada entre tanto tecnicismo. El caso es que me dediqué a curiosear estanterías y títulos, eso sí, todos muy sugestivos, pero decidida a no comprar nada.

Cuando estuve a punto de marcharme, llegó una señora preguntando si tenían alguna obra relacionada con sesiones de espiritismo; el dependiente le dio

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una respuesta afirmativa asegurándole que poseían de algunas editoriales varias obras de renombrados autores e interés, por ser este un tema bastante prolífico, encontrándose entre ellos: reuniones con mediums, así como sesiones con la Oui-ja, y un amplio abanico de temas, todos ellos relacionados con el esoterismo. Abandoné aquella tienda que de pronto se me volvió un tanto fría y rechazable, dejando al librero y a su clienta en una tertulia aparentemente amena.

Caminaba por la calle en busca de la parada de autobús que me devuelve a casa cada vez que voy al centro de la ciudad, cuando me vino a la memoria una invitación que en cierta ocasión me fuera hecha para asistir a una sesión de espiritismo. Recordé vagamente que era una reunión de amigos, aunque yo sólo conocía a la persona que me invitó. No asistí alegando que esas cosas no me gustaban, y además me daban miedo ya que al no haber asistido a ninguna, desconocía por completo el desarrollo y resultado de aquello de unas personas alrededor de un tablero con letras y números -según me dijo-, y que con las manos enlazadas hacían preguntas para que fueran respondidas por el Espíritu de un hombre que falleció hace tiempo, y que había sido el marido de una de las asistentes a la reunión.

Es curioso,porque aun a pesar de vivir en el mismo edificio, no he vuelto a verla ni a saber de ella; debe haberse mudado a otra dirección o quién sabe, igual se ha marchado y reside ahora en otro lugar.

Con estos pensamientos llegué a la parada del autobús; ya en ella decidí que te llamaría esta mañana -aprovechando tu ofrecimiento-, para preguntarte sobre ello, principalmente porque creo recordar que aquel día me dijiste algo sobre que nadie puede saber nada acerca de su vida anterior, si es que la tuvo, porque pudiera tratarse de un Espíritu nuevo, y por consiguiente su primera encarnación. Por eso pensé que en ese caso que te he comentado, tampoco podrá nadie físicamente hablar con el espíritu de una persona que ya no existe porque al morir ésta, lógicamente, también dejó de ser su Espíritu, sin embargo, una vez vi una película en la que se hacían reuniones de espiritismo con el resultado de haberse descubierto la trama gracias a la invocación de un espíritu que respondió a las preguntas que se le hicieron.

Alguna vez he sentido la tentación de asistir a una de estas reuniones, no obstante y tal como te dije, quisiera que me aconsejaras, y me explicaras si es posible saber el cómo y el por qué de todo esto: ¿Puedes decírmelo? -y disculpa pero, es que no estoy muy suelta aún en estos temas y divago mucho.

- ¡No te preocupes! Y sí, intentaré aclarate esto que me pides, y darte con ello una satisfactoria respuesta para que, en principio, te quede suficientemente claro que nadie, absolutamente nadie debe, haciendo estas prácticas altamente negativas, exponerse a ser absorbidas por unas fuerzas cuyo poder contiene un potencial de cuyas garras es muy difícil zafarse una vez que se ha caído de lleno en ellas.

“El mero hecho de depositar esta confianza en mí, y certero en la seguridad que tengo, de que aun antes de responderte, explicándote sobre este tema, ya has

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tomado la decisión de que jamás asistirás a este tipo de sesiones, mal llamadas, por cierto, juego de la Oui-ja, me da una tranquilidad.

“Antes de entrar de lleno en la respuesta, necesito que sepas que aquel encuentro primero que tuvimos no fue casual, ya que la casualidad al igual que el azar, la suerte o lo accidental, no existen, pero no vamos a entrar en ello, aunque sí he de decirte que el Universo es un reloj que al estar creado por la Perfección, no varía ni una milésima de segundo, por lo que nada está sin el más estricto control; todo está sujeto a un plan perfectamente elaborado. Si nos encontramos allí aquel día, fue porque hubo una razón poderosísima, una razón que escapará a la comprensión humana, de ello no te quepa la menor duda, es así, y no hay que entrar en el juego de las adivinanzas, entre otros motivos o razones, porque no sirve para nada, sí sería bueno para su discernimiento, la meditación y la reflexión. ¡Ojalá! llegue pronto a una reencarnación en la que posea tanta voluntad, sabiduría e inteligencia, que se me permita, gracias a estos valores, tener acceso consciente a conocimientos tan altos.

“También he de recomendarte que no es mala la idea de hacerte de algunas obras sobre estos temas; con paciencia ojéalas y verás como encuentras algunas de sencillo entender; te ayudarán bastante y siempre que algo se te haga incomprensible, no tienes más que preguntar. En cuanto a si es posible que una mente humana pueda ponerse en conexión con un Espíritu, he de decirte rotundamente que no; es totalmente imposible, dado que son dos planos completamente diferentes, además de ser incompatibles; uno porque es material y conocido, el otro porque además de ser inmaterial es también desconocido al no saber de cual de los niveles dentro del mismo plano se trata. No, de ninguna de las maneras puede haber conexión entre el plano físico y un plano Espiritual cualquiera. Aun en el caso que una mente humana quisiera hablar con otra ya fallecida, comprenderás que ello es del todo imposible por haber dejado de existir.

“Cuando una persona con un potencial mental desarrollado invoca a alguien del “más allá”, efectivamente puede celebrar conexión y saber, pero no con un Espíritu (esto es más serio de lo que muchos creen, y deberían tratarlo con menos frivolidad) sino con habitantes de otro plano también material llamado Inframundo o Submundo, también conocido como Infraplano o Subplano, y el cual, en calidad de vertedero, es donde reciben cobijo todas las energías negras producidas por los actos negativos, del negativo comportamiento de algunos seres humanos. Como todo pasa por el plano Astral, estas energías a su vez captan y recogen la llamada invocación, estudian la situación, y como quiera que este plano material, está muy cerca del Astral, en su calidad de energías, toman la forma que quieran y se filtran accediendo a los archivos donde se encuentran los historiales, por lo que una vez conocido el “expediente”, y a través de él cuantas experiencias individuales y colectivas vivió la persona, sólo es cuestión de adoptar la fórmula adecuada para responder en el nombre del invocado.

“Te estoy dando esta explicación, al tiempo que te estoy haciendo un pequeño esquema de los diferentes planos, y que ya te daré el próximo día que nos

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veamos.- ¡Muchas gracias! -le oí decir bajito y con un tono en el que se apreciaba el

no querer interrumpirme, por lo que seguí facilitándole la información.“No debemos olvidar que con estas sesiones lo único que se crea es energía

negra, por ser un hecho de evidente antinatura; y te repito que como en el plano Inframundo sólo se alimentan de ellas, es por lo que en ningún momento la defraudarán y así una vez enganchada poder convertirla en una más de sus muchas despensas.

“Observa hasta donde llega el sistema cuyo nombre es el de Oui-ja. Como no dudo sabrás, la primera palabra es sí, en francés; la segunda también es sí, en alemán; o sea, para que te hagas una idea, hasta el nombre le ha sido enviado a los humanos para que vean que las respuestas a las llamadas siempre serán afirmativas, siempre serán aceptadas consiguiendo con ello la tranquilidad y seguridad de que serán atendidas.

“Estos seres de energías negras, están siempre dispuestos a colaborar, no les importa ni preguntan desde dónde llega la petición, ni quien demanda la ayuda; no les importa quien hace la invocación; ellos son basura, y harán todo lo posible por agradar tanto que ya siempre la tengan a su lado.

“Un caso semejante y directo del plano material físico, es, por ejemplo, el de la drogadicción; el drogadicto recibe tanto favor y placer que no desea abandonar, y así, por medio de este engaño es como llegan a dejar periódicamente su plano y vienen a mostrarle todo cuanto hay en él, es el caso sobradamente conocido de cuando en estado de crisis, principalmente, conviven por un tiempo con esa serie de energías negras en forma de monstruosos seres que sólo son visibles para ellos; también esos estados son denominados con el nombre de “delirium tremens”.

“Para tu mayor comprensión y con el fin de que veas exactamente la diferencia, te diré que existen dos tipos de llamadas o invocaciones, a las que el ser humano recurre para pedir ayuda en un momento determinado o de extrema necesidad; esta que te he expuesto, y que se amplía con otro tipo de llamada semejante a las fuerzas negras solicitando favores, y a cuya invocación siempre acuden sin importarles de quién, de donde o de que se trata; ella es la conocida y casi tan antigua como la misma humanidad: “vender el alma al diablo”.

“El otro caso de llamada o invocación, es la que se realiza en caso de petición de ayuda, consuelo o protección a las fuerzas blancas.

“A diferencia de la anterior, las fuerzas blancas acuden a prestar la ayuda sólo y exclusivamente cuando ellas consideran que la persona que demanda, que hace la petición es merecedora de ello.

“Ciertamente todas las personas poseen mente y pueden desarrollar, si quieren evidentemente, ese potencial, en algunas otras, esa hipersensibilidad o percepción extrasensorial (PES), se manifiesta como les ocurre a los llamados “zahoríes”, que son capaces de poner su vibración en la misma frecuencia de otra vibración, y así detectar, por ejemplo, una vena de agua con muchos metros de profundidad y en lugares de hecho inimaginables”.

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- ¡Supongo que estás ahí todavía! -le dije en cuanto terminé el comentario.- Sí, aquí estoy, sin perder una sola de tus palabras -me respondió.- ¿Has encontrado mucha dificultad? -le pregunté aunque ya conocía la

respuesta.- No exactamente. Tengo asimilado casi todo lo que me has expuesto, por lo

que hoy será un día para mi en el que tendré que dedicarme a recordarlo todo, y escribir notas que luego espero me sirvan para llenarme plenamente -esto me lo dijo mostrando en su voz cierta convicción.

- Si tienes alguna duda, que la tendrás, llámame de nuevo y podré aclarártela -le dije con idea de tranquilizarla.

- Espero que no. Quisiera no molestarte tanto, y te agradezco la sencillez con que me lo has explicado todo; ¿supongo que tú también tendrás tecnicismos que no hayas querido mencionar? -me dijo.

- Sí, pero no suelo hacer uso frecuente de ellos; todo esto es muy sencillo, tampoco he querido tirar de ellos, como se suele decir, porque por teléfono hubiera entorpecido tu comprensión. También he de decirte que para mi no es ninguna molestia, muy al contrario, es una satisfacción el poder ayudar a alguien que se interesa por estos temas tan tabúes para algunas personas.

- ¡Gracias una vez más! Creo que no tardaré en hacerte una pregunta muy personal, y espero que no la tomas como una indiscreción -me dijo con esa sinceridad que le caracterizaba.

- Pero, a esa pregunta no te voy a responder, al menos de momento -le dije de forma resuelta.

- ¿La... la sabes? ¿sabes que pensaba preguntarte? -preguntó rápidamente con cierto tono de extrañeza.

- Sí, la sé -le dije categóricamente.- Entonces no te lo preguntaré -dijo ahora mostrando un ánimo que

encerraba cierto aire de conformidad.- ¡Gracias por tu respeto hacia mi silencio! -le dije agregando a

continuación-, y espero que cuanto te he planteado no sólo te haya informado, sino que también te haya del todo tranquilizado.

- Te agradezco muy sinceramente la ayuda, y sobre todo: la paciencia que que estás teniendo conmigo. Sí me gustaría que me dijeras, que piensas de este deseo mio de saber más, y que has despertado en mi.

- Pienso en este instante que yo no he despertado nada; únicamente tú has hecho dar cuerda al reloj de la inquietud que llevas dentro, ¡ojalá! nunca permitas que se detenga. Sí he de agradecerte el que me hayas elegido a mi para que te preste esta que tú consideras ayuda -le dije con tono de agradecimiento.

- ¡Gracias de todos modos!- No tienes porqué dármelas. Para mi esto es un deber por encima de todos

los deberes; ayudar es la base sobre la que se apoya todo; si no ayudamos no tenemos base, y sin ella, comprenderás fácilmente que nunca podremos estar firmes -le dije convencido de ello.

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- ¿Puedo llamarte otro día? -me dijo ahora poniendo una vocecita un tanto tierna.

- ¡Sí! siempre que lo necesites, ya te lo he dicho.- ¿Y si estás ocupado?- Si estuviese ocupado, te diría que me llames en otro momento en el que no

lo esté -le dije con cierto aire paciente.- Gracias otra vez aunque tú me digas que no las mereces -insistió de nuevo,

ahora dejando caer las palabras de una forma un tanto nerviosa.- Sentí por ese nerviosismo, y el tremolar de su voz en ese momento la

manifestación profunda del agradecimiento más sincero, al tiempo que yo notaba dentro de mi la pequeñez de quien sabe perfectamente que no es merecedor de una labor tan maravillosa como la que estaba llevando a cabo, no sólo con ella, sino con otras personas ya muy amigas.

- Estos pensamientos que con tanta rapidez acudieron a mi mente, se vieron abortados porque inmediatamente volví a oír su voz que me decía: Te volveré a llamar, eso si no nos encontramos antes. Adiós, hasta otro día -me dijo en calidad de despedida.

- Hasta cuando tú quieras -le dije, y al momento escuché el típico “clic” señal de que había colgado el teléfono.

- Puse mi teléfono en su lugar, y una extraña sensación de bienestar me recorrió todo el cuerpo. Miré el reloj; ya no era hora de salir a ninguna parte; me quedé sentado y cerrando los ojos intenté recordar la conversación desde el principio. No creo que le sea tan fácil asimilar todo esto -pensé.

- Unos golpecitos suaves sobre mi hombro, me devolvieron sin el menor sobresalto a un estado de conciencia del que, al parecer, me había ausentado de forma involuntaria; era mi mujer que me avisaba de que estaba poniendo la mesa para comer.

- Había estado así algún tiempo, y aun seguí unos minutos más en la misma posición, pero ahora había en mí cantidad de asombro por lo que estaba viendo sobre el escritorio; en el, y abierto por la página sesenta y cinco estaba un libro; me sorprendió además por tratarse de un ejemplar que no suelo usar dada su calidad, por lo que suelo tenerlo siempre en la estantería. Pues bien, esa página del libro contiene la fotografía de una señora manipulando un tablero completo del Oui-ja; miré la portada del libro por no recordarlo bien, y el título era: “Tratado de las artes adivinatorias”.

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CAPÍTULO TERCERO

Esta noche estamos cenando más temprano que de costumbre, pues ha dicho la televisión, en un avance de la programación, que pondrían la película “La historia interminable”. Ya estamos terminando cuando ha sonado el teléfono.

- ¡Yo lo cogeré! -dijo mi mujer que ya se había levantado y se dirigía hacia la mesita que está en el salón y sobre la que tenemos el aparato.

- ¡Dígame! -pidió solícita.- ¡Buenas noches! Desearía hablar con su marido -dijo la voz al otro lado del

teléfono.- ¡Me dice su nombre, por favor! -volvió a pedir mi mujer.- Dígale, por favor, que es una conocida suya -dijo de nuevo la voz sin querer

darse a conocer.- Muy bien, como Vd. prefiera; aguarde un segundo -le pidió mi mujer que,

soltando el aparato vino hasta el comedor.Estaba colocando la servilleta en el interior del aro servilletero, cuando mi

mujer muy misteriosa me dijo susurrándome al oído. Te llama una desconocida para mí, pero que al parecer conocida para ti, que no ha querido decir su nombre; ¿cómo se llama? -quiso saber mi mujer.

- No lo sé -le respondí.- ¿No sabes como se llama, no conoces su nombre? -me dijo con cierto aire de

extrañeza.- ¡La verdad es que no lo sé! Cuando quiera decírmelo, me lo dirá; acaso

prefiera estar en el anonimato; tampoco tiene mayor importancia, igual te podría haber dado cualquier nombre.

Me dirijí hacia el salón. Evidentemente sabía de quien se trataba, y era cierto que no conocía su nombre aún, pero ignoraba casi por completo el motivo de su llamada ya que habíamos estado hablando por teléfono esa misma mañana, cuando me llamó. Tomé el auricular y la saludé.

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Trozos del Espejo

- ¡Hola!- ¡Feliz noche! ¿cómo estás? -le oí decir con un tono de voz muy suave.- ¡Bien, muy bien!No pude evitar el estado de contrariedad que me invadía en ese momento;

afortunadamente fue un segundo pero, es que me había hecho tanto a la idea de disfrutar con la película... me repuse enseguida del trance egoísta sufrido; alguien me necesitaba y por mi mente aparecieron esos fantasmas que a veces nos hacen vivir momentos no deseados.

- ¿Estás cenando, o vas a cenar? -preguntó.- Ya no, hemos terminado hace un momento, justo cuando sonaba el

teléfono, parece como si hubiera sido la campana que anunciara la llegada de algo.- Pudiera ser, -me dijo con una voz que me pareció algo traviesa, o bastante

feliz, quizás.- Te noto contenta, -no pude evitar hacer manifiesto aquel pensamiento.- Y lo estoy, no sabes cuánto.- Cuanto si lo sé; lo que ignoro es el por qué, aunque estoy seguro que me lo

vas a decir ya. No se tratará de avisarme de que en la tele ponen hoy una película especial.

- Me han regalado dos invitaciones para el concierto que se celebrará mañana noche en el teatro Lope de vega, a las nueve y media.

- ¿Sobre qué, o sobre quién es el concierto? -le pregunté.- Sobre la obra de Mahler y actuará un ruso como director -me dijo

nerviosamente ante la inseguridad de que al ofrecerme que la acompañara pudiera decirle que no podría ir.

- ¡Me gustan mucho las sinfonías de Mahler! -le dije.- Quisiera que me acompañaras ¿puede ser? -dijo manteniendo el

nerviosismo, al parecer, sin poder evitarlo.- En principio sí, no creo que haya nada que me lo pueda impedir.- ¿Tu mujer tal vez?- No, no la conoces; no es ese el posible impedimento, es más algún trabajo

pendiente.- ¿Prefieres que te llame mañana por la mañana? -me dijo dejándose notar

ahora una voz un tanto apagada.- No, no es necesario; si te esperas un momento te lo digo ahora mismo.Yo sabía que no tenía nada urgente que atender, o hacer esa mañana y a esa

hora, y no sé porqué adopté aquella ridícula actitud de manifestar negativamente algo sobre lo que sabía perfectamente. Preferí no seguir pensando en ello y sí en que alguna razón debía haberme asistido para comportarme de la manera que lo estaba haciendo; sea lo que fuere ya saldrá en su momento -me dije-, si es que tiene que salir, pues a veces, no todo tiene a priori la importancia que le damos; dejé este monólogo y me puse de nuevo al teléfono.

- Como dicen los ferroviarios, ¡vía libre!- ¡Me das mucha alegría! Por dos razones: primera, porque oírte decir que

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Santiago Martín Moreno

vendrás ya es para mi una alegría incontenible por lo que ello supone, y segunda, porque teniendo mujer y una familia puedes venir conmigo, y eso para mi representa la confirmación de que eres una persona diferente, si por diferente se entiende aquello que es puro o pretende conseguir serlo, y dada esa forma de ser se le puede permitir todo, porque deja testimonio de que jamás le hará daño a nada ni a nadie.

- A mi también me da alegría poder ir ya que Mahler es un compositor altamente espiritual, reflejando en muchas de sus obras ese carácter lleno de sensibilidad que le lleva a escribir sobre los sentimientos reales, llegando a decir mediante su música que el Amor es la base de toda la Naturaleza.

- ¡Pues yo tenía entendido que era supersticioso!- Pudiera ser, ten en cuenta que todo ser humano tiene algún momento en su

vida en el que la superstición se ha hecho presente de una forma o de otra.- Eso no lo veo muy claro; la verdad es que acerca de este tema no conozco

nada, ¿por qué no me hablas un poco acerca de ella? aunque si estás pendiente de la película, lo dejamos para otro día, -me dijo muy amablemente-.

- No te preocupes, aun sigue el partido que están retransmitiendo y hasta que este no concluya no la pondrán. Te recomiendo que la veas, es una película muy interesante ya que desde el principio hasta el final, está llevando cantidad de mensajes a la humanidad, aunque dudo que a una gran parte de ella le pueda, o mejor dicho, le quiera interesar, ya que la finalidad de esos mensajes es hacerla trabajar para algo que, no entiendo, asegure una y otra vez que no sirva para nada.

- “Bien, en principio has de saber que la superstición está apoyada en la realidad, y tiene muchos años de antigüedad, casi tantos como la misma humanidad. Ha ido enriqueciendo el número de sus diferentes variantes a través de las cuales se fueron formando estados de creencias extrañas a la Fe, así como situaciones contrarias a la razón.

- “Desde aquel lejano tiempo en que quedara instituido el primer hecho que luego fuera denominado como “hecho supersticioso”, y hasta nuestros días, las sociedades, en sus diferentes niveles de cultura, han venido manipulando y tergiversando cada situación, cada caso a la vez que por cuenta propia iban creando otras, aunque ya de menos peso, que le hacían perder la credibilidad y el respeto que la superstición misma generaba. Y esto es cuanto te puedo decir acerca de este fenómeno social, que no es más que otro fantasma de los muchos que se han producido a lo largo de la historia por la ignorancia del hombre”.

- La verdad es que, ahora que tú lo dices, recuerdo como en alguna ocasión he sentido cierto reparo ante el número “trece”. También he de decirte, en honor a la verdad, que ya lo tengo superado, sin embargo, es como si fuera el abanderado de toda la superstición, ¿no?

- Podríamos decir que sí, o al menos uno de los primeros, porque considerado de la “mala suerte” (aunque ya te expliqué aquello de que la suerte no existe), para el supersticioso, el número “trece”, se le presenta desde muy antiguo como un auténtico caso de superstición, primera línea en el amplio espectro supersticioso

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Trozos del Espejo

llegado hasta hoy.- “Su origen se remonta a aquel día fatídico, en que siendo trece en el orden

de cualquiera de los meses, se encontró absolutamente relacionado con una gran desgracia. Ante la absurda manifestación de que el hecho había tenido lugar, y ser este el decimotercer día, quedó secularmente acuñado en las mentes poseedoras de una debilidad manifiesta ante cualquier proceso de sugestión.

- “La no aceptación de este número en cualquier nivel, orden o lugar de una parcela importante de la humanidad, es debido a que es el número siguiente al “Absoluto” y por consiguiente mal número, ya que se encuentra fuera de la “Esfera Natural y Universal”.

- Esto que te voy a explicar es más profundo, pero, estoy seguro que te va a interesar y mucho; si algo se te hace muy cuesta arriba, me interrumpes y te lo repetiré, ¿conforme? -le dije para que si tenía alguna duda, no fuera a llevarla arrastrando, porque con ello lo único que ocurriría sería permitir que se formara una maraña de confusiones.”

- ¡De acuerdo! Le oí decir con toda claridad.- Has de saber que el número tres, número espiritual, se le multiplica por el

número cuatro, número material, y cuyo resultado es el número doce que es el número Absoluto. Como quiera que toda cifra debe ser reducida a un sólo dígito, nos encontramos con que el número doce, se convierte en tres, o sea uno más dos, mientras que el número trece, en su reducción queda convertido en el número cuatro, o sea, uno más tres. El número doce, es el máximo, es el de la figura dodecaédrica, que es la que más se asemeja a la esfera en la cual esta reflejado el Universo.

- “El número trece, queda pues apartado, fuera, sin lugar porque después de la esfera, después del Absoluto no existe nada.

- “Ahora fíjate lo atractivo de la divinidad del número tres con su representación de la trinidad real: Voluntad, Sabiduría, Inteligencia. Seguidamente haz tú una operación mental: toma el uno, el dos y el tres; súmalos y dime ¿cuánto te da?”

- Sumados los tres números me da un total de seis, -respondió.- ¡Exactamente! Observa como la suma de los números que nos llevan hasta

el número Espiritual, es el número de la belleza; en cambio date cuenta la visión que se tiene generalmente del número cuatro. En la representación de la armonía Universal, el ser humano sólo vé el símbolo de la cruz e inmediatamente lo relaciona con trabajos y sacrificios. Aunque su simbología real es la Cruz Universal.

- Ahora haz lo mismo que antes, toma el uno, el dos, el tres y el cuatro, y súmalos, ¿cuánto te da?

- Sí, los he sumado y me da diez.- Pues bien, este es el número de la década, que reducido a un sólo dígito, nos

da uno, la Unidad a la que habremos de intentar volver mediante el trabajo Espiritual después de haber venido de ella. ¡Ah! Y no me vayas a preguntar por la

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Santiago Martín Moreno

“década” porque esto es mucho más complicado, aunque te puedo decir que está relacionado con la “Teología Aritmética”, basada en la ciencia de la Numerología, primera ciencia Universal y de la que ya hablaremos en su momento.

- “Te das cuenta porque el ser humano dice que no lo quiere, es más cómodo estar aquí sin hacer nada real; en cuanto se habla de trabajar por la “gran causa”, lo primero que se dice es que se ha tenido muy mala “suerte”. -Bien, ¿qué te ha parecido esta exposición; te esperabas tú que la superstición fuera tan compleja? -le dije después de haber terminado-.

- Dentro de lo que he podido entender y que creo ha sido mucho, perfecta, eres tan sencillo que parece me estuvieras contando un cuento. A propósito de cuento ¿todavía está el partido? -me dijo un tanto preocupada.

- Supongo que sí pues aun no me han avisado.- Bueno, te dejo, voy ha hacerte caso y me pondré a verla también; igual te

vuelvo a llamar mañana para decirte qué me ha parecido, aunque por lo que me dijiste antes y como no la he visto tendré que verla más de una vez.

- Seguro que sí, pues te será muy difícil captarlo todo a la primera, aparte que te gustará luego recrearte sobre lo que ya has visto, principalmente, porque la primera vez se ve un poquito en tensión por aquello del desconocimiento argumental del guión. Te aconsejo que te esfuerces, que te pongas a la altura de un niño y lo verás todo con mayor claridad, ya que evitarás caer en la trampa de la araña mental que intentará tejer en ti el vestido de la confusión. Te digo esto porque la mente quiere ser siempre la protagonista de tu vida, y si aprecia que no le prestas la suficiente atención por encontrarte inmersa en el tema, se sentirá envidiosa e intentará por todos los medios distraerte llegando a recordarte incluso momentos que no sean gratos para ti. Si te ocurriera esto último, date unos golpecitos en la sien derecha para que se alejen esos pensamientos, al tiempo que procura identificarte con el personaje de la película que más te atraiga llenándote de satisfacción.

- Me dejas, que no acierto a comprender cómo puedes expresar con tanta seguridad, claridad y sencillez cuanto me dices; esta es una cosa que creo me irá entrando a medida que te vaya conociendo, -me dijo en una forma que creí entender como un halago.

- Es que todo es muy sencillo, todo es muy simple, lo que ocurre es que aun no se ha abandonado el caminar por esos senderos tan llenos de vericuetos. Algún día llegará en el que veamos el camino tan limpio y diáfano como recto.

- Gracias de todos modos, ¡ah! ¿mañana dónde te parece que podríamos quedar?

- Si quieres en el lugar del primer día, ¿te parece? Es un buen sitio y podemos ir dando un paseo.

- ¡Sí, estupendo! ¿ a las ocho y media te viene bien?- Muy bien, hasta mañana si Dios quiere, -me despedí de ella.- Hasta mañana entonces, y que El te bendiga, -me dijo a modo de despedida.Agradecí una vez más sus atenciones y estos últimos deseos y colgué el

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Trozos del Espejo

teléfono. Una vez más me llené de esa satisfacción que produce el que se manifieste el agradecimiento por la ayuda recibida de la forma que ella lo hacía, aunque con ello a veces me llegara a sonrojar.

Aun estaba sentado y reflexivo cuando pensando en el día siguiente miré el calendario de mesa que tenemos al lado del teléfono. Curiosamente estábamos a trece; desprendí la hojilla correspondiente al día por estar este a punto de terminar, y hecha una bola de papel entre los dedos, la deposité en la papelera pequeña y bellamente decorada que está al lado del revistero bajo la mesita.

Volví al lugar donde tenemos la televisión, justo en el momento que terminaba el partido; comenté sobre que al parecer había durado mucho, a lo que respondió mi hijo diciéndome que se trataba de una final y que habían tenido que jugar una prórroga.

Al tiempo de sentarme le dije a mi mujer que ya había cambiado la hojilla en el almanaque, cosa que ella hacía todas las noches.

Se me quedó mirando pensativa unos segundos diciéndome seguidamente que ya la había cambiado ella; hecho este comentario, se levantó y se dirigió al salón, donde está la mesita sobre la que descansa el calendario; lo tomó y mostrándomelo, vi que la fecha que tenía la primera hoja era la que se correspondía con el día trece. Lo devolvió a su lugar; no le dimos más importancia al hecho, eso sí, me dijo que era un bromista, y nos pusimos a ver la película la cual empezaba en aquel mismo instante.

En el primer descanso que hubo, me levanté y, con disimulo me acerqué al salón, me incliné para mirar en la papelera y, efectivamente, allí había una hojilla doblada que correspondía al día doce, y que fuera la que quitara mi mujer; al lado estaba la bola de papel que yo había hecho con la hojilla que desprendí para el cambio, y cual fue mi sorpresa, al contemplar que, tanto la que yo había arrancado como la que estaba en el calendario señalando el día siguiente era el día trece...

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CAPÍTULO CUARTO

Gracias a la costumbre que tengo de venir al centro de la ciudad andando, no sólo cruzo el puente como a él le gusta, dando un paseo, sino que además puede ocurrirme en ocasiones lo que hoy.

Quien camine por la acera izquierda de la calle San Pablo, verá que muy cerca de la plaza de la Magdalena, existe una tienda exposición de pinturas en cuyo escaparate y sobre pequeños caballetes se pueden admirar algunas de las obras más importantes que tienen en cada momento; algunas veces he llegado a pensar en que todo el mundo puede disponer de ellas para poder disfrutarlas.

Caminaba despacio, como siempre, sin prisas, recreándome en todo cuanto aquella tarde me podía ofrecer, y de hecho me ofrecía; una tarde que se fue haciendo poco a poco de la época que estaba viviendo. Después de una mañana soleada, aparecieron unas nubes obligando al sol a quedar oculto entre ellas, como si del juego del escondite se tratara.

Con este comportamiento nada caprichoso de la Naturaleza viva y latente en cada uno de los seres que habitan este planeta, se adivinan los distintos pensamientos que acuden a algunas gentes cuando por haberse escondido el sol tras una gran nube tarda en salir de nuevo.

En una de aquellas ocasiones, aprecié una sensible falta de claridad; miré el reloj que llevo en la muñeca izquierda; las cuatro y veinticinco de la tarde -me dije-, hoy también he salido antes; elevé la mirada hacia el cielo y no pude ver la

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Trozos del Espejo

nube, porque me dio la impresión de que todo el firmamento que podía ver entre los perfiles de áticos, azoteas y la inmensa arboleda allí existente, estaba impresionantemente cubierto.

Y llegué, llegué y me quedé maravillado ante la belleza con que me estaban regalando aquel instante. A medio metro largo del cristal que protege el escaparte del exterior, y sobre un extraño, pero original soporte artístico, había un cuadro cuyo contenido era la más hermosa puesta de sol con la que el hombre pudiera soñar tener, como imagen perfecta, maravillosa e irrepetible, para su deleite personal y particular.

El éxtasis hizo presa en mi estado de ánimo y ambos unidos lograron que se me humedecieran los ojos, incapaces de respetar mi deseo de que entorpecieran tan magnífica visión en esos minutos.

Debía encontrarme muy lejos de allí en aquel momento sublime, tal vez sentado sobre un peñasco muy cerca, frente a la grandeza de aquel conjunto dorado que ahora parecía, que, como largas lenguas de fuego, sus destellos llegaban hasta mi esquivando los diferentes objetos de arte que estaban expuestos.

La calidez del momento se vio abortada por elementos contrarios a ella misma; unas gotas de agua no muy fría golpearon mi cabeza en su natural incursión sobre la reseca tierra; había comenzado a lloviznar por lo que me pegué lo más que pude al cristal, y me refugié bajo lo que parecía una ancha cornisa más que un voladizo. Ahora estaba mucho más cerca de la belleza de aquella pintura, no podía remediarlo, me encontraba...

Salí nuevamente del encantamiento. Ahora, gracias a unos golpecitos suaves que alguien me estaba dando en la espalda; iba a volverme, pero preferí no hacerlo; no sabía de quien se trataba; el caso es que me centré en el reflejo del cristal que en ese momento y dada la semioscuridad ambiental producida por los nubarrones que se habían hecho presentes, se convertía casi en un espejo, y así pude notar su presencia, pude verla; tras de mi y un poco desplazada, su imagen quedó perfectamente centrada sobre aquel sol de lienzo que me pareció tan vivo como si realmente fuera el natural.

Agudicé la visión sobre aquella zona del cristal, y puse en práctica la para muchos, teoría del si quiero, puedo, y lógicamente la teoría se hizo absoluta, por lo que como quise, pude; ahora estaba viendo sus rasgos perfectamente definidos, con toda claridad, y fue eso lo que hizo que me girara ciento ochenta grados quedando los dos frente a frente; la tomé por el brazo y la atraje hasta el pobre resguardo que nos ofrecía compartir la fachada del establecimiento, al tiempo que ella me saludaba poniendo en su rostro la más infantil de las sonrisas mientras me decía:

- ¡Hola!- Hola, que sorpresa ¿no? -le dije correspondiendo a sonriente saludo.- Sí, la verdad es que ha sido una maravillosa sorpresa, no esperaba verte

tan pronto -dijo sin poder ocultar su contento.- Yo sí, siempre hay que esperar; sólo los que esperan pueden ser recibidos.- Me maravilla oír como tienes siempre la frase justa en cada momento, pero

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dime: ¿cómo estás?- Muy bien; a ti no te lo pregunto, pues sólo con ver como te brillan los ojos

para mi ya es suficiente.La fina llovizna que había estado cayendo hasta ahora, se volvió llovizna

gruesa que, sin grandes deseos de perjudicar, sí nos estaba fastidiando por aquello de que no teníamos donde guarecernos, momento este que aproveché para mirar nuevamente el reloj y ver que ahora sus agujas hablaban de las seis menos diez. El cielo había echado un toldo de color gris oscuro que amenazaba gran cantidad de agua en el momento que un rayo lo rasgaba por algún lugar. Me dio la impresión de que ella estaba pensando lo mismo ya que me dijo:

- ¡Nos vamos a mojar de lo lindo!- Me quedé un tanto sorprendido, porque esta era una expresión

particularmente familiar que no oía casi desde niño. Luego, mirando una vez más hacia arriba, siguió diciendo: - Me gustaría que nos guareciéramos en algún lugar y conversáramos mientras se calma esta lluvia.

- ¡Cómo quieras, -le dije.Ciertamente ya me había hecho a la idea que acababa de plantear pues

andando y con aquella lluvia que prometía no descansar por un tiempo, no podría seguir trabajando, por lo que le ofrecí: -¿Que te parece si nos metemos en una cafetería y tomamos una taza de té? -¡Perfecto! Aunque se me acaba de ocurrir ¿que te parecería irnos a casa de mi madre y mi hermano? Ellos viven muy cerca de aquí, y precisamente tenía intención de verlos esta tarde, además les agradará conocerte pues ya les he hablado algo acerca de ti, de tu forma de ser y de pensar, y también de nuestro encuentro...causal; por cierto, mi hermano me pareció bastante interesado en todo cuanto a ti y nuestro encuentro le estuve comentando.

- Como tú quieras, siempre será mejor porque en esos sitios públicos no suelo encontrarme a gusto dado el ruido que hay aun a pesar de todo, y creo que también me gustará conocer a tu familia. También quiero decirte que esa expresión de causal que has empleado, me ha gustado, es señal de que pones buena atención a lo que digo.

- ¡Gracias! Seguro que te gustará mi familia, -me dijo sintiéndose feliz ante la decisión adoptada por mi parte.

- ¿Tienes mucha familia? -le pregunté un segundo antes de caer en la cuenta de que me había hablado sólo de su madre y su hermano.

- No, sólo mi hermano que es soltero y vive con mi madre.- Deduzco de ello que la que vive separada eres tú; nunca me hablaste de este

tema.- Es cierto, y ni siquiera conoces mi nombre.- He preferido respetar tu silencio en la seguridad de que cuando desearas

decírmelo, así lo harías.- Ahora lo deseo, me llamo Laura, ¿y tú?- Yo me llamo Jorge.- ¡Jorge! ¿cómo aquél que, según la leyenda, luchó contra el terrible dragón?

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Trozos del Espejo

-dijo, en cierta medida un tanto divertida.- Pudiera ser; no todos tienen la oportunidad de salvar de las garras de ese

dragón a la hija de un rey, -le contesté siguiéndole la corriente en el mismo tono.- ¡Me gusta el nombre! Y el significado de aquella lucha, tampoco todos

tienen la oportunidad de convertirse al cristianismo, motivados por un favor semejante.

- Pensando en el comentario que hizo siguiendo al mio, comenzamos a caminar acelerando el paso cada vez que nos obligaban a separarnos de la protección que nos ofrecían los salientes de balconadas y terrazas, mientras ella me iba contando como vivía, de qué y del porqué se había separado del pequeño núcleo familiar...

- Cuando se murió mi padre, nos quedamos los tres solos; mi madre no es muy mayor, y además se conserva muy bien. Mi hermano es casi de mi misma edad, pero arrastra desde muy joven una enfermedad congénita que le impide andar con soltura por lo que está sujeto a una silla de ruedas, aunque si no es por mucho rato, puede valerse sin ella asistido por unos bastones. Su pasión fue siempre la pintura, también el atletismo, pero eso ya pasó a la historia. Su única ayuda es la que le proporciona la venta de algunos cuadros sobre los que dicen son bastante buenos. Él, no sale, pero tiene amigos que vienen y le traen gente interesada en su obra que luego vuelven y le compran; la verdad es que no le va mal del todo. Muchas veces me dice que le gustaría ver cumplida la ilusión que tiene de pintar al natural pero, noto como se entristece cuando le oigo decir en broma que si tiene que estar de pie y con los bastones, tendría que ponerse la paleta en el hombro y el pincel en la nariz.

- No creo que por ello tenga aburrimiento, -le dije con simpatía, porque estaba notando en ella un cierto aire triste.

- No, siempre está enredado con algo, y así transcurre su vida, entre la pintura, la música y la lectura, leer le gustó mucho siempre, sobre todo la literatura religiosa en general; ¡ah! y a mi madre la quiere mucho. A mi madre también le apasiona la literatura religiosa, pero a ella de forma un tanto particular; a ella de todos los temas de la iglesia, el que realmente le apasiona es el de la figura de Jesucristo, todo cuanto gira alrededor de Él.

Cuando llegamos al portal de su casa, el cielo se abrió por un costado y una inmensa cortina de agua se abalanzó sobre los tejados y las calles embriagando el ambiente con ese aroma de fresca humedad que produce la lluvia primera después de mucho tiempo sin llover.

Subimos la escalera por tener la vivienda en la primera planta; llegamos ante una puerta que me pareció tan clásica como llena de historia y llamó a un timbre cuyo sonido relacioné con aquellos antiguos.

La puerta se abrió tras un breve instante de espera, y ocupando casi todo el hueco de luz apareció una señora en cuya esbeltez pude apreciar que debía haber sido en su juventud, no muy lejana, una mujer muy hermosa. Al ver a su hija, su rostro se iluminó con la preciosa sonrisa de esa ternura que sólo pueden mostrar

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Santiago Martín Moreno

las madres en momentos como aquel, momento un tanto particular cuando juega el factor sorpresa.

- ¡Qué sorpresa! Pasad -se ofreció dando unos pasos hacia atrás dejando la puerta libre.

- ¡Buenas tardes! -dije yo correspondiendo a la invitación.- ¡Hola, mamá!- Hola hija mía ¿Cómo se te ha ocurrido venir precisamente hoy con una

tarde como la que se ha puesto? -dijo la madre mostrando un enfado lleno de cariño.

- Porque no creí que fuera a ponerse así la tarde; a la hora que salí hacía tan buen tiempo que ni siquiera me preocupé de coger un paraguas. Mamá, te voy a presentar a ése buen amigo que he conocido hace pocos días y del que os hablé ¿recuerdas? Se llama Jorge.

- ¡Tanto gusto! -dijo la madre mirándome.- Jorge, ésta es mi madre ¿verdad que es muy guapa? ¿a que se conserva muy

bien? -dijo Laura, con la mayor sencillez, echándole el brazo por encima.- La verdad es que no has exagerado ni un ápice, ¡se conserva muy bien! Es

un placer conocerla, señora, -dije un tanto azorado, mirándola a los ojos e intentando seguir la corriente abierta de la hija.

- ¡Ah! Se llama Leonor, -dijo Laura casi sin dejarme hablar.- Muchas gracias, ya hacía tiempo que no me daban oportunidad de

sonrojarme, -dijo ahora Leonor dándole un abrazo a su hija.- ¿Dónde está mi hermano que quiero presentarle a Jorge?- Si no está en su cuarto debe estar en el estudio, pintando.- ¡Vamos a buscarlo! -dijo Laura haciéndome una indicación para que la

acompañara.- Os voy a preparar una taza de café; estoy segura que os vendrá muy bien

con este tiempecito, -dijo la madre sin apartar de su rostro esa sonrisa que lo hacía todo esplendorosamente agradable.

- ¡Gracias mamá! -le agradeció Laura mientras ya caminábamos por el largo pasillo, aunque se volvió y le dijo a su madre que por favor me hiciera un té, ya que recordaba que yo no tomaba café, detalle este que le agradecí con una sonrisa.

A medio pasillo, Laura me tomó de la mano; era un pasillo ciertamente largo a cuyos lados se ofrecían varias puertas por parejas. Dio unos golpes en una de ellas, y al no obtener respuesta alguna, la abrió muy despacio; supuse que sería el dormitorio, y al abrirla del todo pude ver un cuarto vestido con un mobiliario bastante arcaico pero, de una sobriedad magnífica, y perfectamente distribuido en el que de una forma ordenada se encontraban elementos de todo uso, propios de la pieza, además de un equipo de música completo, libros...

- ¡Aquí no está!- Seguimos pasillo adelante hasta llegar a una puerta que se encontraba en el

mismo frente del fondo; en ella dio varios golpes tenues con los nudillos. Desde el interior resonó una voz firme y varonil diciendo que estaba abierto.

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Trozos del Espejo

Sin más, Laura abrió la puerta. De espaldas a ella y envuelto en una bata de color guinda, pero que se veía que era ropa de trabajo, se encontraba un hombre bastante alto y de anchos hombros que, sentado en una silla de enea, se enfrentaba con la obra pictórica que en ese momento ocupaba toda su atención. Sigilosamente, procurando no hacer ruido, se fue acercando a él, cubriendo con las manos sus ojos al tiempo que preguntaba de forma infantil:

- ¿Quién soy?- Él, sin sobresaltos, ni tan siquiera inmutarse, respondió colocándose sobre

la cabeza un trapo que tenía en la mano y que, sin duda, debía ser de limpiar los pinceles.

- ¿Tal vez, Caperucita Roja que ha venido a casa de su abuelita? -dijo el hermano con una expresión que me hizo sonreír.

- ¡No, soy el lobo!Ambos hermanos se echaron a reír, y Laura colocando las manos sobre los

hombros de su hermano y haciendo un pequeño esfuerzo, lo giró un poco hacia donde estaba ella. Su hermano intentó levantarse pero ella hizo un gesto y él, al entenderlo, continuó sentado mientras que con sus brazos le rodeaba la cintura cariñosamente y se daban unos besos que me llenaron de profunda alegría.

Él,tenía ahora toda su atención volcada sobre ella; la tomó de las manos y le dijo bromeando:

- Eres la única que viene a verme, aunque no es tanto como quisiera pero, al menos una vez por semana puedo sentirte aun más cerca, -a lo que ella respondió con cierta emulación de seriedad siguiéndole la broma.

- ¡Claro! Soy la única hermana que tienes, por cierto, hoy viene a verte alguien más.

Haciendo un gesto de agradable asombro, puso las manos a cada lado de la silla, y con un movimiento sincrónico, y perfectamente estudiado, se giró todo hacia la puerta en la que aun me encontraba en silencio, observando aquella deliciosa escena que, espontáneamente, habían montado los dos hermanos. Al verme se sonrió, y me sorprendió porque de pronto, y mirándome fijamente, dijo:

- ¡Sé quién eres!- ¡Pero, no sabes como se llama! -dijo Laura haciendo un mohín que hizo

sonreír al hermano.- ¡Ni tú tampoco!- ¡Yo, ya, sí!- Entonces, seguro que me lo vas a decir.- ¡Naturalmente! Se llama Jorge, y es el amigo del que te hablé el otro día

cuando hablamos por teléfono, -dijo al tiempo que hacía que me adelantara para, acercándome al hermano, presentármelo diciéndome que él era Guillermo.

Ambos expresamos el placer que sentimos al conocernos, aunque yo quise hacerlo deforma diferente, por lo que apunté:

- Es un placer conocerte Guillermo, hermano de Laura.Esta expresión no sé por qué me salió así; luego más tarde pensaría que el

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Santiago Martín Moreno

subconsciente me indicó que allí había un grato ambiente, tan serio como informal, y que estaría bien que yo también participara en el desde el principio.

Laura hizo un inciso para darle al hermano el resultado de una gestión que, al parecer, le había encargado días atrás en una de sus últimas visitas.

Mientras ellos hablaban, me dediqué a ver de forma panorámica aquel estudio; desde luego menos ordenado que el cuarto, y era comprensible: marcos, tubos de pintura, jarras con toda clase de brochas y pinceles de todos los tamaños, bocetos, y así casi todo sobre unas mesitas móviles que estaban colocadas de cualquier manera dando la impresión de que cada una de las veces que Guillermo se movía de una lado para otro, tenía que ir quitándolas de su camino, no obstante, allí se respiraba armonía. La suave melodía que una respuesta musical, en calidad de adagio salía de unas cajas acústicas colgadas en la pared, inundaba cada rincón de aquella estancia en los que en uno, con una lámpara de pie, y otros con una especie de rinconeras, daban descanso y cobijo a libros, y unas colecciones de discos de entre las que me pareció se destacaba una de música clásica.

Completamente abstraído con aquel momento, no me di cuenta de que me estaban hablando a mi espalda; de pronto, aunque sin alterarme, me volví.

- ¿Se encuentra bien?Esta pregunta me la hizo la madre de Laura, que se encontraba en el pasillo

y ante la puerta del estudio; también se interesó Guillermo que acababa de hablar con ella, diciendo:

- ¿Estás bien, Jorge?- Sí, muy bien -afirmé, y seguí diciendo- lo que ocurre es que Albinoni me ha

transportado momentáneamente por los aires de su adagio a otro lugar. Gracias.- El café, y el té, están preparados, ¿venís al salón, o preferís que os lo traiga

aquí al estudio?- Mejor aquí, mamá; voy contigo y te ayudo a traerlo, -se ofreció Laura

atendiendo la indicación de Guillermo.Laura se perdió con la madre por el largo pasillo camino de la cocina,

mientras Guillermo y yo nos quedamos a la espera. Me dí cuenta de que estaba un poco nervioso, por lo que pude adivinar que estaba presto para preguntarme algo, como así sucedió.

- ¿Cómo fue que os conocisteis? -dijo refiriéndose a mi primer encuentro con Laura.

- Exactamente igual que como te comentó Laura por teléfono, según me dijo ella te había contado.

- Sí, pero verás, igual no me he expresado bien, quiero decir... -Guillermo se había quedado un poco en suspenso.

- Sé lo que quieres decir, y no hay nada de casualidad en ello. En todos los órdenes de la vida, a veces las personas se ven mezcladas por extrañas circunstancias sin que para ni siquiera ellas mismas, tengan o puedan encontrarle un sentido, sin embargo, donde quieras que te encuentres, y en el momento que sea, todo, absolutamente todo cuanto suceda dentro o fuera de ti, estará sujeto a un por

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Trozos del Espejo

qué fuera del alcance de la tuya, y de otras muchas comprensiones, lo sé, como también sé que llegará un momento en el que posiblemente Laura, o tú mismo preguntareis algo tan desconocido para mi que habré de salir como un errante en busca de encontrar la enseñanza que me pueda permitir más tarde una respuesta, si es que he de ser yo el que tenga que darla.

- Laura me dijo que no sabía nada de ti.Eso es tan cierto como elemental. Cuando no se pregunta, no se conocen las

respuestas, pero tampoco creo que sea muy necesario explicar desde la “a hasta la z” quien soy yo; créeme, no tiene mayor interés, lo que sí es interesante...

La entrada de Laura portando una bandeja con una cafetera, una tetera y unas tazas, y su madre llevando otra con unos dulces, interrumpió lo que iba a decir, y vino muy bien, porque al intentar desviar de mi persona la atención que Guillermo centrara en ella, estuve a punto de decirle que lo verdaderamente importante era lo que él estaba pintando; hubiera cometido de palabra el mismo error que cometí con el pensamiento.

La madre se acercó, y con un tono muy amable me sirvió la taza de té, al tiempo que Laura también hacía lo mismo con su hermano.

Tomamos aquella improvisada merienda hablando de cosas sin importancia, entre las que no pudo faltar el agradecimiento por esa lluvia que se había hecho presente por la tarde, y que era seguro que nadie esperaba. Al terminar, la madre le dijo a Laura que no se moviera, que ella recogería el servicio y se iba a la cocina; así lo hizo y un instante después que hubiera salido nos quedamos los tres solos.

Guillermo buscó en uno de los bolsillos de la bata y extrajo una pipa, la llenó de una cajita bellamente decorada que tenía sobre una de las mesitas, y la encendió. La primera bocanada que lanzó al aire hizo que comenzaran a formarse en él caprichosas figuras que se fueron desvaneciendo mientras que Guillermo hacía una pregunta.

- ¿Qué piensas de la muerte, Jorge?Antes de contestarle le pregunté por su signo zodiacal, y también si conocía

su ascendente; me contestó que era Acuario, pero que no sabía cual pudiera ser su ascendente, por lo que pensé que, en principio, podía ser una persona difícil de convencer. Algo me dijo en mi interior que me tranquilizara, que yo no estaba allí para convencer a nadie, que yo me encontraba en aquel lugar sólo para responder, y que luego, se aceptara o no mi respuesta ya era una parcela de la historia que no me correspondía, por lo que dije que me parecía entender que para él no existía otra muerte más que la de la persona que fallece, por lo que me limité a decirle rotundamente que la muerte como tal no existe, y si es que se refería a otro tipo de muerte me lo aclarara.

- No, me refiero concretamente a...- ¡A la muerte de tu padre! -le interrumpí ahora cayendo en ello por lo que

Laura me había contado anteriormente acerca de su familia.- ¡Sí, exactamente! -dijo Guillermo quedándose un tanto sorprendido.- La verdad es que, en ese sentido, no puedo particularizar, por lo que

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deberás entender que cuanto te diga acerca de ello será en gran medida con carácter general, luego, ya sacarás tú tus propias conclusiones, y si aun así te persisten algunas dudas te recomiendo que con tranquilidad: medites y reflexiones.

– ¡Conforme! Pero, ¿qué quieres decir con eso de que la muerte no existe? - Mira, tu sabes que la personalidad del individuo esta compuesta, digamos

que de dos cuerpos, uno material y otro Espiritual; supongo que tú aceptas que el cuerpo espiritual se encarna en el cuerpo material al nacimiento de éste, -le dije dejándole caer las palabras tan despacio que realmente las asimilara.

- No, no lo tengo del todo claro, pero sí, sé de que me estás hablando.- “Bien, la muerte no existe, porque si conoces aquello sobre la energía, ya

sabes entonces que ella no muere, ni se destruye, ni tan siquiera desaparece; lo único que sucede es que cambia, se transforma. Ambos cuerpos son cuerpos de energías, una visible y otra, vamos a llamarla invisible, pero que al igual que la primera también está ahí de forma asombrosamente concreta.

- “El cuerpo material con su fallecimiento, lo único que hace es cambiar, transformarse, ya que después de un tiempo se convierte en polvo. Sigue estando ahí, ahora bajo otra imagen diferente. Dentro de esta parcela existen sus excepciones: personas que quedaron en la indiferencia porque no fueron de interés para nadie y cuyos restos jamás importaron donde fueran a parar; y personas que dejaron tan grato recuerdo por su comportamiento que sus seres más queridos, unos toman directamente ese polvo y lo depositan en la tierra con el fin de que pueda quedar como abono, alimento y vida para unas plantas determinadas y escogidas, o lo que es lo mismo que continúe alimentando a la vida. Y otros, indirectamente, piden que la Naturaleza les dé la oportunidad de cumplir una misión semejante.”

- ¿Cuántas veces te habrás acordado de tu padre? Lo has estado recordando bajo la influencia de nostálgicos momentos de felicidad que ya pasaron, -le dije mostrando una tierna sonrisa ante su forma de mirarme.

- Muchas veces. Yo quería con locura a mi padre; era un hombre muy bueno y extraordinario, -dijo Guillermo con la voz un tanto ahogada.

- Guillermo, en cierta medida, aquella energía, al menos para ti, no ha desaparecido mientras lo recordabas; esa actitud amorosa hacia él iba generando a su vez otras energías, y esas energías hacen que disfrutes del momento como sí él estuviese realmente aquí, como si viviera eternamente.

Comprendo muy bien lo que sientes con esa muerte; es muy duro, pero es necesario porque si no fuera así no habría posibilidad de un reciclaje; una de las leyes principales del Universo es precisamente la contemplación de lo repetitivo en todos los órdenes, si no fuera así, te aseguro que no podría haber existencia.

Hay que tener en cuenta, que la muerte es también aprovechada como “Karma”, aunque de ello hablaremos en otro momento, siempre si lo deseáis, naturalmente.

- ¡Te aseguramos que si! -dijo Laura, al tiempo que el hermano pedía una especie de adelanto.

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- “En eso de que todo tiene una razón de ser, aunque a veces no se entienda, o no quiera entenderse, entran las leyes kármicas. Habréis observado posiblemente de cómo hay personas que ante la muerte de un ser querido se han sentido felices porque éste dejó de sufrir; en cambio otras, se sienten infelices, no entienden nada y además se permiten lamentar lo dispuesto en razón de un comportamiento determinado. El grado de muerte, también es un instrumento de los muchos que posee el plano Superior para favorecer o desfavorecer determinadas acciones, determinados comportamientos en otros.

- “Así y sujeto a las leyes universales, llega un día en el que al igual que se aparece se desaparece. El cuerpo físico incluida la mente como materia, es devuelto a la materia, mientras que el Espíritu, y el Alma llena de actos positivos convertidos en conocimientos, abandona el plano material físico y regresa al plano Espiritual que le ha de corresponder, ahora en función de la riqueza en sabiduría que hubiera podido adquirir en esa encarnación.”

- Entonces, ese “Juicio final” del que tanto se habla, y en el que se dice nos preguntarán y habremos de responder de todas y cada una de nuestras acciones... ¿quién lo hace, y como es eso? -quiso saber ahora Laura.

- “Bien, si pensarais un poquito, con total imparcialidad y profundamente en ello, el quién lo hace lo tendríais muy claro. Evidentemente, el cuerpo físico, la mente, no podría hacerlo, sencillamente porque ya no existen y aún en el caso de que lo hicieran, como muchos aseguran que es así, a la hora de la muerte (en ese Juicio) ya me diréis las cosas o actos que iban a confesar. La mente diría poco más o menos que su comportamiento fue el propio de un santo o una santa.

- “Es el Espíritu, el que una vez liberado de ella, y en consecuencia de todas las lacras que la mente le estuvo aportando durante su trayectoria terrena, el que se manifestará gracias a su nivel de inocencia y pureza tal cual es.

- “Una vez realizado ese Auto-Juicio, será el Tribunal de las altas jerarquías superiores el que decidirá a que plano Espiritual le corresponderá ir, y en el que una vez estudiado y analizado el conocimiento que posee, se le tendrá un tiempo en el que estará preparándose para cuando llegue el momento de una nueva venida, de una nueva reencarnación, en la que ocupando otro cuerpo físico, continuará su trabajo de evolución hasta llegar a conseguir el más alto grado de los escalafones celestes.”

- Oye, y esa historia que montan algunos cuando dicen que después de la muerte se pasa por un negro túnel en el que se ve una luz al final... ¿cómo es eso realmente? -preguntaba ahora Guillermo.

“Yo no quisiera caer en la misma trampa que esos que tu mencionas; como tampoco voy a negar que en alguna ocasión lo he oído. Lo que si os puedo decir categóricamente, es que nadie puede volver, y por consiguiente, nadie puede saber cómo es, sencillamente porque para el plano que acaban de abandonar ya no existen de ninguna de las formas o maneras. Son dimensiones distintas y cuerpos diferentes entre los que, a partir del fallecimiento, jamás volverán a tener la más mínima relación.

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“En cuanto a ese negro túnel, estoy de acuerdo en la definición porque entre el plano Físico y el Astral, existe un espacio que es la parcela del Inframundo y que nosotros hemos ido formando con la creación de energías negras cuales son nuestros actos negativos, nuestras acciones negativas.

“Si el individuo, por decirlo de alguna forma que pueda ser un poco comprensiva, fue un “santo”, valdría también decir: un ser intachable, no habrá para él túnel alguno, en este caso sería como abrir y cerrar una puerta en cuyo otro lado está la Luz; si por el contrario, esa parcela de energías negativas es abundante, es ancha, se encontrará ante la necesidad de atravesarla y en cuyo final también estará, como es natural, esa Luz.

“Por todo ello, es de suma importancia que nuestro comportamiento ético sea el que nos dé mediante su actitud positiva, la posibilidad de no encontrarnos ante un túnel de menor o mayor medida, y sí de una simple puerta”.

- Sin embargo, es lo que dicen algunos además de que luego alguien vuelve para contarlo, -insistió Guillermo al que pude observar un tanto nervioso.

- Bueno, cada uno puede decir lo que quiera, lo que pueda o lo que sepa. La cuestión es que el discernimiento de ello te ponga a ti, concretamente, en uno o en otro lado de la aceptación a la respuesta.

“Es verdad que se manipula mucho el que el Espíritu sale del cuerpo y más tarde vuelve a él, y no sólo en el tema de la muerte, sino hasta en situaciones como pudiera ser un accidente, una intervención quirúrgica, y en los que se cuenta cómo el cuerpo físico esta en una parte mientras que el cuerpo Espiritual se encuentra en otra, como observándolo, para volver a entrar luego, aquello que también es conocido como el desdoblamiento de los cuerpos.

“Eso no es posible porque como os he dicho anteriormente, el Espíritu trae consigo, intrínsecas de él, dos órdenes muy concretas que le fueron dadas antes de partir hacia su destino en el plano Físico: Una, que jamás influirá sobre las decisiones que el individuo vaya a tomar, ya le puedan estas favorecer o desfavorecer en sus actos, ya que está obligado a respetar el libre albedrío que le fuera otorgado; Y otra, que jamás abandonará el cuerpo físico. Si sale, si abandona el cuerpo que le fuera encomendado, bajo ningún concepto podrá volver a entrar, y esto sucede sólo y exclusivamente una vez en la vida de cada individuo, en el caso de la muerte, cuando el cuerpo físico ha cumplido con el cometido de su actual encarnación; es así, y no hay que darle más vueltas. El cuerpo físico no puede vivir sin el Espíritu, como el Espíritu fuera de su plano o en periodo de transmigración no puede vivir sin un cuerpo físico”.

- La verdad es que me has dejado de una pieza, -hizo Guillermo este comentario al tiempo que miraba a su hermana.

- Ya te lo dije por teléfono, se expresa con una seguridad que para mí, particularmente, es alucinante, -dijo Laura correspondiendo a lo dicho por su hermano.

- ¿Cómo lo veis ahora, más claro? -les dije mirándolos a los dos con el fin de observar sus reacciones.

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Como si se hubiesen puesto de acuerdo, ambos hermanos exhalaron un largo suspiro que para mí fueron muy significativos, y en cuyo final dijo de nuevo Laura: -Creo que lo veremos más claro aún cuando hagamos de todo lo que nos dices, y que estoy segura nos seguirás enseñando, centro de las charlas que de vez en cuando solemos tener los dos cuando vengo a verlo.

- Y yo me alegraré mucho de que así sea, porque todo lo que gira alrededor del ser humano, son los temas de la vida, pero, hablar de lo que estamos hablando, “es el tema”, y este sólo encierra en sí las ideas y conocimientos del Universo.

Acababa de decir estas palabras cuando me dí cuenta que apenas podía verlos a ellos; tanto Laura como Guillermo eran imágenes un poco difusas, entonces reparé en que había oscurecido bastante, y entendí que ellos no habían querido en estos momentos romper el ritmo de mi exposición y posterior diálogo. En ese momento, Laura se levantó y encendió la luz de la lámpara que estaba en el rincón. El estudio quedó bañado con una iluminación cálida e indirecta que se me hizo muy agradable. Iba a decir algo, cuando la puerta se abrió y apareció la madre con una sonrisa que lo inundaba todo; dirigiéndose al grupo, dijo que tendrían que contarle algo acerca de eso tan interesante que, al parecer, estábamos tratando.

- ¡Ya te lo contaremos mamá! -se apresuró a decir Laura.- Venía a deciros que estoy preparando la mesa, y quería saber si Jorge se va

a quedar a cenar, ¿se quedará? -dijo Leonor sin apartar de ella sonrisa.Aun a pesar de haber reparado en la oscuridad, no había sido así con

respecto del tiempo transcurrido, y mirando el reloj que estaba encima de uno delos muebles, pude advertir que habían dado las nueve de la noche, por lo que me limité a decirle a Leonor que le agradecía la invitación pero, que hoy no debía quedarme, aunque dejé en el aire la promesa de que lo haría, con mucho gusto, otro día, si me volvía a invitar claro; este comentario lo hice ofreciéndole también una sonrisa.

Leonor me miró a los ojos muy fijamente diciéndome que no me preocupara, que en su casa estaría invitado siempre, y siempre que yo así lo deseara.

Apenas había terminado de hablar la madre, cuando Guillermo insistió diciendo que me quedara a comer con ellos.

- ¡Quédate! A mamá le gustará que te quedes, y a nosotros también y así tendremos tiempo para seguir conversando ya que no creo que Laura se vaya con esta nochecita.

- ¡Qué remedio! -dijo Laura con cierto tono de broma.- ¿Lo siento por todos! Y creedme si os digo que también por mí. Me siento

muy a gusto pero, hoy debo volver pronto a casa; sinceramente he de reconocer que aquí me siento muy bien, la paz y la armonía hacen en general buenas y blancas energías.

Abandoné el confortable silloncito en el que había estado sentado y una vez en pie, me dispuse a salir del estudio. Me despedí de Guillermo, que estaba sonriente, con un fuerte apretón de manos, apretón que el retuvo entre las suyas

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con fuerzas. Me impresionó su afectuoso saludo de despedida. Laura me dio un beso; me acerqué a la madre para estrecharle la mano y tomándome por los brazos también me besó. En ese momento y ante tanta muestra de cariño quise cambiar de opinión, pero algo me dijo que por hoy estaba bien, y decidido caminé hacia la puerta. Dije hasta otro día, y ambas mujeres me acompañaron por el largo pasillo hacia la salida; en ella se volvió a repetir una parte de la despedida anterior y bajando la escalera abandoné la casa.

Ahora caminaba por el acerado; había cesado la lluvia y las calles aparecían en una calma inhabitual. Llegué a la altura de aquella tienda, y aunque estaba en penumbras, no me pude resistir a la tentación de mirar el escaparate, pegué la frente al cristal, escudriñé la vista y vi con sorpresa que aquella puesta de sol no estaba; le habían echado por encima y de forma nada acostumbrada un paño de color gris pardo como queriéndola resguardar, ¿de qué? ¿Acaso quisieron que esa noche no contrastara con la misma noche?

Como en rebeldía, aun estuve unos minutos frente aquel escaparate que ahora no ofrecía más que tinieblas. No conseguía entender de cómo, y sobre todo de quién podría haber partido aquella extraña decisión. Un pequeño escalofrío provocado, tal vez, por lo fresco de la noche me hizo dejar de lado aquellas tontas elucubraciones mías por lo que decidí dejar de pensar en ello.

Continué caminando de regreso a mi casa sumergido en el recuerdo de la tarde pasada; elevé la mirada hacia el cielo y aun a pesar de estar casi cubierto, me pareció ver el alegre titilar de una pequeña estrellita que parecía querer decirme que siguiera adelante, que aquel era mi camino...

CAPÍTULO QUINTO

Esta noche he llegado a casa cuando aun por el salón resonaban las últimas campanadas del reloj que cuelga de la pared; las ocho de la tarde, aunque ya noche, por lo que pensé aprovechar este tiempo antes de la cena para escuchar un poco de música en la radio. Decidido a ello, dejé las llaves sobre la mesita y el portafolios

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al pie del perchero mientras que colgaba en él la chaqueta que acababa de quitarme. Entré en el comedor y saludé a la familia allí reunida; seguidamente pasé al dormitorio y me cambié. Puesta la ropa de estar en casa, me dirijí a mi pequeño refugio no sin antes acercarme a un mueble que tenemos en el salón, muy cerca del teléfono, y sobre el que hay un precioso tarjetero de madera muy decorativo y que hiciera mi hija para colocar en él las hojillas delos recados; he tomado uno en el que por la letra sé que es de mi hijo y en el que escribió: “Papá te ha llamado a las siete un señor que me dijo llamarse Guillermo; te volverá a llamar”.

Después de leerlo y una vez en mi cuarto de trabajo, dejé la nota sobre la mesa y encendí la radio; inmediatamente, cuánto de agradable encierra un concierto de piano se desparramó a mi alrededor; me recliné en el sillón y me dejé llevar por los aires del recuerdo sobre las ondas de unas notas nocturnas; Chopín me trasladó hacia lugares antiguos y maravillosos, cuya belleza se fue perdiendo por ese afán del hombre en destruirlos aun a pesar de esos pensamientos de que con las nuevas urbanizaciones él sale ganando. El sonido del teléfono me trajo de nuevo a la realidad del momento; descolgué el auricular y como es normal dije:

- ¡Dígame!- ¡Buenas noches! Soy Guillermo, ¿eres Jorge? -dijo mostrando una voz muy

resuelta.- Sí, soy yo, ¿cómo estás Guillermo?- Bien, ¿y tú?- Muy bien, a Dios gracias! ¿y tu madre?- También está muy bien, por cierto Laura acaba de marcharse, estuvo

esperando aquí conmigo pero, al parecer, tenía que hacer algo en la calle y ya no pudo esperar más tiempo aunque me ha dicho, o al menos así lo he creído entender, que vendrá mañana por la mañana, también me ha dejado dicho que te diera recuerdos de su parte.

- ¡Gracias! Pero dime, ¿cómo te ha dado por llamarme? -quise saber pensando en que Laura le habría dado el número.

- Ayer estuve por hacerlo.- Pues menos mal que no lo hiciste, porque no estuvimos aquí en todo el fin

de semana.- Mi madre fue la que me hizo desistir diciéndome que a lo mejor estabas

fuera, y acertó.- Las madres siempre aciertan, y si no, están justificadas, pero, bueno, ya

estamos aquí de nuevo, en el momento que hay que estar, ni antes ni después.- Eso tendrás que explicármelo también algún día, pero ahora lo que más me

interesa es sólo una cosa que se me quedó en el tintero la otra tarde, ¿te importa que te pregunte? -dijo con cierta preocupación-, o al menos así me pareció.

- No, en absoluto, -le dije-, pero lo que no te puedo garantizar a priori es que pueda contestarte; en fin, pregunta y luego ya veremos...

- Recordarás que estuvimos hablando acerca de la muerte, aunque en realidad eras tú el que nos hablaba acerca de ello.

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- Sí, lo recuerdo.- Es que no me quedó muy claro, o yo no me enteré bien del por qué mueren

las personas; igual a ti te parecerá una pregunta infantil, o cuando menos una de esas preguntas tontas, pero es así, -dijo un tanto azorado.

- Ciertamente, esto ya os lo expliqué de pasada aquella tarde.- Sí, no me cabe la menor duda, pero, es que luego estuvimos hablando Laura

y yo hasta muy tarde sin conseguir recordar la respuesta que nos diste.- Posiblemente no te lo diga con la misma definición o con las mismas

palabras porque igual no me acuerdo bien, pero intentaré aclarártelo de nuevo, al fin y al cabo, el tema, como comprenderás, no ha sufrido ninguna variación, -dije utilizando un tono informal con el fin de que se relajara.

“Los espíritus, para realizar su trabajo de evolución en este plano material necesitan ir ocupando cuerpos físicos; la misión de las personas, como cuerpos físicos que son, es la de ir dando albergue y apoyo cada vez que ellos lo necesitan para una nueva encarnación. Te estoy hablando y al mismo tiempo recordando que contigo no he hablado de ello directamente, o en profundidad, sí con tu hermana, y ella posiblemente te haya comentado algo al respecto”.

- Bien pudiera ser, pero oye, entonces, ¿por qué muere una persona con más o menos años que otra?

- Esta respuesta, al cien por cien, tendría que ser tan profunda que creo no la entenderías por lo que intentaré hacerte llegar lo más elemental dentro de su complejidad.

“La vida humana, por la razón que te he explicado antes, tiene una duración de ochenta y cuatro años, sujetos al nombre de su Creador así como a las cuatro fuerzas que lo componen, y que fueran las que instituyeron y continúan instituyendo todo cuanto existe en el Universo.

“Cada una de esas fuerzas activas y positivas, han de tener relación con una edad del ser humano; así podemos ver cómo en la primera edad se corresponde con su primer ciclo, que es el ciclo del elemento Fuego, por consiguiente veremos que en esta primera edad no hay control, no hay toma alguna de decisiones, y sí asimilación de cuanta información se pueda almacenar.

“En la segunda edad, o sea, entre los veintiuno y cuarenta y dos años, esta idea ahora se interioriza, el ser humano ya es consciente de que ha de realizar un trabajo muy duro, y muy especial. Bajo la influencia de los elementos, esta edad se corresponde con el segundo ciclo que es el del Agua, y veremos como se llena del sentimiento.

“Con la tercera edad, o sea, entre los cuarenta y dos y sesenta y tres años, la idea que se interiorizó, ahora está desarrollándose; el ser humano se ha vuelto mental, y todo debe tener una razón de ser, a todo ha de encontrarle explicación, encontrarle un por qué. Obviamente se encuentra ahora bajo la influencia del tercer ciclo como es el ciclo del elemento Aire.

“En la cuarta edad, o sea, entre los sesenta y tres y ochenta y cuatro años, el ser humano se encuentra en ese periodo en que aquella idea que luego de

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interiorizarse se desarrolló, ahora muestra el resultado. Naturalmente hemos de pensar que el elemento que influencia este ciclo es el elemento Tierra, aunque he de aclarar, que Tierra no es un elemento propiamente dicho, sino el nombre que recibe la cristalización, o sea, el compendio de los tres elementos anteriores. El Fuego y el Agua se condensan, el Aire seca la condensación y se produce la solidificación, y con ella la masa, a ella como cristalización del proceso la llamamos Tierra.

“También en la Cábala, aunque en ella no vamos a entrar, y sé que has leído algo sobre ella, encontramos como el Creador hizo la tierra, el aire, el mar y las estrellas, sin embargo, como esto hay que ordenarlo, y la lengua de la época en que se recogen estos datos lo escribe al revés, hay que aceptar por ello que el Creador hiciera por orden: las estrellas, el mar, el aire y por último la tierra.

“Para que te sea más comprensivo y asistiéndome de que Laura me comentó que tú eres bastante de la religión Cristiana, y como entiendo por ello que habrás leído los cuatro evangelios, ahora te darás cuenta de cómo Juan, bajo el ciclo de Fuego manifiesta su testimonio como el de la revelación. Lucas, bajo el ciclo del Agua, lo hace como el del sentimiento. Marcos, bajo el ciclo del Aire se decanta por el testimonio de la razón, y Mateo, a diferencia de los anteriores y bajo el ciclo del elemento Tierra, no aporta nada nuevo, no deja testimonio alguno de forma particular, sino que se limita a realizar una compilación de los tres anteriores, ¿comprendes?”

- Perdóname si te digo que no he podido captarlo todo al cien por cien aunque sí bastante, pero es que me lleno tanto de tu explicación que no puedo escucharte y discernir al mismo tiempo; no dudo de que cuanto me dices lo haces de la mejor forma, pero, no acabo de entender lo de los ochenta y cuatro años, cuando la gente se muere con edades distintas, ¿podrías ampliármelo?

“Naturalmente, ten en cuenta que esta es la edad real; la edad perfecta cuando la vida se vive como realmente hay que vivirla. El ser humano por las razones que todos sabemos, nunca la vive bien, al completo, o sea, siguiendo las normas de conducta establecidas bajo las cuatro etapas, sino que siempre se va saltando alguna en función de sus particulares y equivocados intereses materiales; de ahí que tenga que realizar el proyecto de evolución espiritual mediante diferentes encarnaciones.”

- Ahora creo entender un poco más, quieres decir, por poner un ejemplo: ¿si una planta no la hacemos seguir el proceso natural, no puede culminar, no florecería?

- Vale el ejemplo; bueno pues por analogía todo es igual en el Universo.- Entonces, que razón o explicación tiene el que algunas personas mueran a

tan corta edad; imagino por su naturaleza que esto será más complicado, pero, ¿puedes aclarármelo?

- Sí, y no me sorprende que me lo preguntes porque esta entre alguna otra, es la eterna pregunta cada vez que se toca el tema, aunque como has podido comprobar todo esto es casi tan difícil de explicar como de entender, no obstante lo procuraré aunque acuérdate de lo dicho por ti hace un momento, cuando

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mencionaste aquello de: ¿que razón o explicación tiene todo esto? A veces no todo puede ser explicado perfectamente por el ser humano, y mucho menos que pueda ser comprensivo.

“Como ya sabes, el Espíritu, después de haber pasado por los diferentes reinos: Mineral, Vegetal, Animal, llega dentro de este mismo al genero humano; en él ocupará el primer cuerpo para comenzar una evolución diferente.

- Ahora, haciendo un inciso, te pediré que intentes liberarte de todo pensamiento extraño y pongas toda tu atención, ya que deberás hacer trabajar a tu imaginación en lo que te voy a exponer.

“Bien, ya tenemos a ése Espíritu ocupando el primer cuerpo. Mediante el ejemplo siguiente, esa situación la vamos a trasladar a una escuela en la que un niño está ocupando (realizando) el primer curso, y en la que su trabajo va a consistir en llegar a alcanzar un título al final de su carrera. El niño será el Espíritu, el curso será el cuerpo y la escuela será el plano Material.

“Ya tenemos al niño en el primer curso. Gracias al estudio aplicado y a su buen comportamiento, aprobará el examen y, abandonando el curso y la escuela estará de vacaciones en un lugar determinado para volver el curso próximo.

“El año siguiente, en su progresión, el niño entrará en el segundo curso, y así de forma repetitiva, gracias a su aplicación y a su siempre buen comportamiento irá avanzando curso tras curso.

“Continúo... aunque el niño va aprobando todos los cursos, lo cierto es que no todos se terminan con la misma facilidad, y así nos encontramos con algunos que se acabaron dejando una asignatura pendiente, o sólo una materia de la misma. ¿tendrá ése niño que regresar el próximo año a realizar el curso entero? ¡no! volverá sólo y exclusivamente para aprobar ese poquito que le quedó, y lo podrá hacer fuera de tiempo, y así de esta manera poder conseguir la tan anhelada titulación.

“De igual forma se comporta la vida humana. Cuando se ha llegado a un grado de evolución, en cuyas últimas encarnaciones iba quedando pendiente algo de hacer, en la siguiente ya sólo queda venir a ultimar, y esa última misión puede consistir en dar una alegría a alguien tan sólo con el nacimiento o con un más o menos corto periodo de vida.

“Evidentemente, se puede pensar el que alguien diga: ¿Cómo puede ser esto, si la muerte sea a la edad que sea sólo es causa de tristeza? Aquí entran dos factores principales.

“El caso de la persona que lo acepta con resignación absoluta porque dice acatar lo que el Padre dispuso, y el caso de la persona que no lo acepta, en cuya situación es muy posible que esa última misión haya sido la de habérsele podido aplicar la ley de “Karma”, ya sabes, aquella ley de causa y efecto.

“Debes tener siempre en cuenta que es muy difícil que el ser humano acepte nuestros extraños aunque propios destinos. No se podría entender, aunque se conociera, el amplio abanico de medios que se utilizan. Tú también debes acordarte, particularmente, de aquello que se dice también sobre aquello de que

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¡Dios escribe derecho sobre renglones torcidos”.- ¡Entendido! Aunque no del todo te aseguro que mucho más que antes;

tendré la noche para darle vueltas a todas y cada una de las cosas que me has planteado.

- Seguro que sí, Guillermo, esta noche y mañana, y ello hará que des lugar a tantas nuevas dudas como nuevas preguntas.

- De todas formas es muy duro ¡eh! Oye, cuando das respuesta a esta petición, ¿la gente suele aceptarla con facilidad?

- ¡No siempre amigo mio, no siempre! Aunque también me satisface que sea así; cuando encuentro una persona muy difícil de convencer, ello hace que yo también solicite del Universo mayor claridad en mi propia enseñanza.

- A colación de lo que me has dicho acerca de la reencarnación, recuerdo haber leído algo que no logro poner en pie.

- Amigo Guillermo. Creo que con lo que tienes ya es suficiente, de lo contrario vas a crearte un estado de confusión que, sin duda alguna, lamentarás más tarde, -le dije de forma cariñosa.

- Sí, si, estoy de acuerdo, no es rebatirte nada, es que allí se hablaba de la involución cuando el comportamiento es negativo, cuando no marcha bien, y como tu no la mencionas.

- De acuerdo, creo que esto no te va a confundir más, -le dije dejándole entrever que era incansable.

“Ciertamente, hay quien especula, o al menos así lo entiendo, con este término, sin embargo, para tu tranquilidad y la de muchos a los que tú también les puedes transmitir este conocimiento, he de afirmar tajantemente, que no existe la involución en la trayectoria del espíritu o el humano de forma individual y por separados, como tampoco de ambos en conjunción, en cualquiera de sus encarnaciones, y voy a remitirme de nuevo al ejemplo que te he puesto del niño en la escuela para que ello te sea más comprensivo; medita sobre cualquier recorrido académico y lo verás claro.

“Si un alumno por las razones que ya conocemos no logra aprobar el curso en el que está, no quiere decir que el próximo lo regresarán al curso anterior, sino que tendrá que repetir, y aun en el supuesto caso de que en oportunidades posteriores no consiguiera salir adelante, tampoco habrá involución porque eso será que se ha producido un “estancamiento”. En el caso del alumno, será expulsado de la escuela; en el caso del Espíritu estancado porque haya sido incapaz de evolucionar, será recogido del plano Material y devuelto a su origen donde quedará inexorablemente despersonalizado”.

- ¡Ajá! Ahora entiendo cosas que incluso no tienen nada que ver con esto. Jorge, ¿te importaría que cuando hable contigo de todo esto grabara lo que me dices, ya sabes, para volver a oír de nuevo tus respuestas, ello me ayudaría bastante?

- ¡En absoluto! Es más, pienso que puede ser interesante, porque así Laura también tendría oportunidad de conocerlo, y viceversa; de todas formas quiero

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decirte, que lo más importante es el comportamiento ético del ser humano ya que gracias a esa conducta, llegado el momento, el conocimiento le será dado por añadidura. Has de saber, que, cuando el alumno está preparado, es justo el momento en que aparece el maestro.

Hubo un instante de silencio; no dudé en que Guillermo estaba intentando escribir algo de cuanto le acababa de decir; ello me llevó a pensar sin querer en cuánto debía de pagar de teléfono. Esta fue una observación absurda porque yo no debo de juzgar absolutamente ninguno de los comportamientos de los demás, no obstante, se confirma una vez más cómo la mente le gana al hombre la carrera. Tenemos que conseguir mediante nuestro esfuerzo dejarla atrás, que sea ella la que vaya siempre detrás de nosotros.

- Algún día te preguntaré sobre esa ley de Karma, que aunque algo conozco, tú me podrás decir mucho más, -apuntó de inmediato Guillermo algo insistente.

- ¡Conforme! Pero por hoy y para un tiempo ya tienes tarea, digamos que son como los deberes del niño de aquel colegio ¿espero que me hayas entendido?

- ¡Perfectamente! Bueno, te dejo, y gracias por todo Jorge, ¡ah! Si alguna vez te cansas de mis preguntas me lo dices, por derecho, yo sabré comprenderlo.

- Sobre todo por derecho, como tú dices; no te preocupes, te lo diré, pero estate tranquilo que ese momento no llegará, el Padre no lo querrá por ti, y ojalá que por mi mismo.

- ¡Vale! Gracias una vez más y que Él te guarde.- Lo mismo te deseo. Hasta otro día, y dale recuerdos a tu hermana y, por

supuesto, también a tu madre.- Así lo haré, adiós.Deposité el auricular sobre el cuerpo del aparato y me recliné de nuevo en el

sillón. Alargué el brazo izquierdo, y girando el mando del volumen volví de nuevo a escuchar música clásica; ya no sonaban las notas de un nocturno, ahora era una sinfonía un tanto desconocida para mi; la verdad es que no soy un entendido -me dije- sin embargo, en la radio casi toda la programación se ha dejado oír alguna vez, no entera pero sí fragmentada.

Intenté averiguar si recordaba algo... y no. Continué prestándole atención al tiempo que tomaba entre mis dedos la nota que me dejara escrita mi hijo sobre la llamada de Guillermo. Recordando lo hablado con él, hice una bolita y la arrojé al cestillo.

Entre el pensamiento en aquella familia y la música, se filtro un nuevo elemento, era el sonido de los cuartos del reloj del salón, que, aunque tenues llegaban hasta mi. Imaginé la hora; las diez menos cuarto, -pensé. En ese momento mi mujer abrió la puerta y con un gracioso gesto me indicó que iba a servir la cena.

- Hoy parece que cenamos un poco más tarde que de costumbre, -le dije correspondiendo al gesto que me hiciera.

- Sí, porque quería terminar la novela que estaba leyendo y me quedaba muy poco, con todo y con eso, la verdad es que se me fue el santo al cielo, -me contestó sonriendo.

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Trozos del Espejo

- ¿Y ya la has terminado? -le pregunté simplemente por curiosidad.- Sí, realmente no me quedaba mucho pero, ya sabes, a veces se entretiene

una en recordar lecturas de días pasados cuando se trata de la misma autora.Me levanté del sillón, me asomé a la ventana del cuarto y miré hacia el cielo.

La noche se hacía clara a ratos; continuaba igual que el día, nublado pero sin romper a llover; de vez en cuando se producía ese claro, y cuando se volvía a entoldar, a veces era como si alguien apagara poco a poco la luz. Me quedé pensando en cómo la Luna sin tener la fuerza del Sol, la luz que proporciona en sus noches, si que es vital para el ser humano, aunque, dicho sea de paso, sea una luz engañosa.

Miré en diferentes direcciones; la ventana da a los patios interiores; afortunadamente no son patios ruidosos excepto en ocasiones como esta en la que una señora la emprende con la hija pequeña; ella no debe andar muy bien de la cabeza pues no entiendo como se puede tratar así a una cría que, entre otras cosas, ni siquiera creo que comprenda lo que le está diciendo.

Oigo ahora como la hija contesta, y entonces es ella la que que no la comprende y, vuelta a empezar; al final pienso que alguna quedará o más tonta o más sorda.

Abandoné el cuarto; crucé el salón y entré en el comedor; ya la familia se estaba sentando a la mesa; fui a ocupar mi lugar en ella cuando recordé en ese momento que me había dejado la radio encendida; volví a recorrer el mismo trecho ahora a la inversa, y cuando entré de nuevo en el cuarto pude oír la voz del locutor que decía: “Para aquellos oyentes que no hayan podido escuchar el inicio de esta parte de la programación, le diremos que vamos a terminar escuchando de esta sinfonía número siete, del compositor Anton Bruckner, en Mi mayor que les estamos ofreciendo, su último movimiento -final allegro ma non tropo- y cuya guía para la escucha nos relata, cómo los instrumentos de viento y cuerda compiten entre sí para decretar el triunfo del Espíritu sobre la materia”.

Para mis amigos todo es posible -pensé una vez más. Apagué la radio; sabía que la familia me estaba esperando pero, aun así, me detuve un segundo en la ventana desde la que pude apreciar cómo ahora reinaba en los patios el más absoluto de los silencios; volví de nuevo a desandar lo andado sonriente y feliz.

CAPÍTULO SEXTO

Esta mañana he salido a la calle muy temprano. Triana, al igual que Sevilla

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están radiantes; el estallido primaveral del aroma, la luz y el color están bañando sus calles, sus plazas, su ambiente. Estos primeros días de la Primavera hacen que uno se sienta un hombre nuevo; con unas nuevas ganas de vivir pues no en vano con esta época del año nace la vida, y con la vida la esperanza, la oportunidad para algo mejor, pero siempre si es que lo queremos así.

El cielo está de un Azul luminoso, y yo me siento feliz. La gente está vestida de fiesta, de una fiesta que ninguna otra podrá igualar porque el Domingo es algo singular entre todos y cada uno de los días del año.

Unos buscarán la palabra, a veces, reconfortante de una homilía litúrgica, otros buscarán ese paseo por el parque en el cual las palabras quedarán relegadas a un segundo plano, cuando enfrentados se crucen sus miradas, otros buscarán la paz y el sosiego de un maravilloso día de campo, los menos o quizás los más buscarán la playa como anticipo refresco de los próximos y encendidos calores del Verano que ya comienza ha hacerse sentir.

A esta hora, voy caminando por la calle San Jacinto de mi Triana natal, y lo hago pensando en qué nuevas inquietudes invadirán hoy el corazón de los dos hermanos, Guillermo y Laura. Ella, tras un esfuerzo poco menos que titánico ha conseguido que su hermano acceda a salir a la calle. Hace mucho que, debido a estar prisionero de esa silla de ruedas que le tiene encadenado, Guillermo no pasea por su ciudad. Hoy saldrá, Laura le pidió hacerlo argumentándole que yo estaría con ellos.

Verdaderamente me llené de satisfacción cuando anoche, por teléfono, me contó el desarrollo de la conversación, y de lo contenta que estaba la madre con lo que estaba ocurriendo; con estos pensamientos llegué al lugar de la cita, y ya estaban allí.

- Buenos y sonrientes días, -saludé a los dos hermanos.- ¡Buen día nos dé Dios! Y nunca mejor dicho, -contestó Guillermo sin

abandonar la sonrisa a la que yo había hecho alusión.- ¡Hola, ¿cómo estás? -correspondió Laura, y en la que pude observar que

radiaba la felicidad.- Muy bien, y vosotros también; no hay más que veros las caritas de

contento que tenéis.- Estamos bien, muy bien, y ahora felices de estar aquí, en la calle y los tres

juntos, -volvió a decir Laura.- ¿Hace mucho que habéis llegado? -les pregunté.- No, estábamos dando la vuelta a la esquina cuando te hemos visto venir;

eres muy puntual.- Es que ha de ser así; cuando se dice a una hora, es esa hora, ni antes ni

después, no obstante, siempre será mejor antes que dar lugar a que te tengan que llamar la atención. Bien, ¿dónde vamos, o por dónde comenzamos si es que tenéis algún plan previsto?

- A mi me es igual, por dónde queráis vosotros, -dijo Guillermo removiéndose en la silla con cierta impaciencia.

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- Yo tenía programado un gran paseo -dijo Laura-, y añadió, al fin y al cabo no tenemos ninguna prisa.

- Pues a ver ese programa.- ¿Qué os parece irnos hasta San Pedro, luego callejeando nos vamos a los

jardines de Murillo para por la calle San Fernando llegar a los de María Cristina, y desde allí por la avenida nos venimos hasta casa? -ofreció Laura dibujando en su rostro un gesto del que me pareció desprenderse que no estaba muy segura de que aceptáramos tan largo paseo.

- A mi me parece estupendo por dos razones, una porque hace muchos años que no voy por esos lares, y otra porque ya me diréis, yo voy en el carro, ¿a ver quién se cansa?

- A mi me parece bien el recorrido, además tenemos para descansar en cada uno de esos lugares.

- Pues entonces, no se hable más y en marcha -dijo Laura colocándose detrás del hermano y tomando los manguitos de la silla que le servirían para ir llevándolo-.

Nos pusimos en camino, alegres y dispuestos a disfrutar de aquella soleada mañana que se presentó tan llena de luz, como presuntuosa de llenar de Amor nuestros corazones, ¡y por el santo de mi nombre! que lo iba consiguiendo. Guillermo se maravillaba de los diferentes cambios que se encontraba a cada momento. Laura se sonreía, y cariñosamente le llamaba pueblerino, a lo que él, valientemente correspondía diciéndole lo tonto que fue al no querer salir antes con la cantidad de veces que ella se lo había propuesto. Laura, dirigiéndose al hermano le dijo:

- Guillermo, ¿tú no querías preguntarle a Jorge sobre lo que estuvimos hablando la otra tarde acerca de las leyes del Karma?

- Sí, verás, es que después de hablar contigo aquella noche por teléfono, Laura vino a casa al día siguiente, como te dije, estuvimos hablando casi toda la tarde pero se nos planteó el tema, y como tú dijiste que lo dejarías para más adelante, pensamos que hoy nos lo podías aclarar.

- ¡Conforme! Aprovecharemos el paseo, ¿qué es lo que queréis saber?- ¡Uf! Muchas cosas -dijo Guillermo haciendo un gesto que me resultó

hartamente gracioso.- Todas las que nos puedas decir y así sacarnos de nuestras dudas -remachó

Laura, ahora copiando el gesto del hermano.- Os estáis metiendo en un terreno tan delicioso como resbaladizo, -les dije a

los dos moviendo la cabeza.- ¿Por qué dices eso? -insistió Laura.- Porque debéis de tener muy claro que este es realmente el tema, y que a

mayor conocimiento de él mayor aflicción tendréis. Tened en cuenta que, cuando se incurre en una falta de forma inconsciente, no es tan grave la pena como cuando se comete conscientemente. ¿aun así, y bajo esta premisa, queréis de verdad seguir conociendo? -les dije mostrándome un tanto circunspecto.

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- ¡Por favor! -dijo ahora Guillermo-. Seguro que no te vamos a defraudar.- Pues vamos a ello, será que tiene que ser así.- “Las leyes de Karma son principales en el contexto de las leyes Universales.

Son para nosotros, las leyes de Causa y Efecto, por lo que ningún acto: correcto o incorrecto realizado en una vida, desaparecerá como causa sin haber tenido su correspondiente efecto, ya que cualquier vida no es más que el resultado de toda una serie de causas y efectos.”

- ¿Podrías ponernos un ejemplo sobre una Causa y su posterior Efecto? -pidió Guillermo.

- Sí, y mejor os pongo dos; escuchad: “Lo que sembréis y cuidéis será lo que recojáis; Si sembráis las semilla de una rosa, la flor que obtendréis siempre será una rosa, pero, si sembráis la semilla del odio, aquél corazón donde la pusisteis no amará jamás.

“Un trastorno determinado se puede presentar en distintos individuos, pero, cada uno lo manifestará según el grado de su causa, y todas son siempre diferentes.

“Cada individuo recoge en una vida el fruto de lo que sembró en el pasado, y cuando me refiero al pasado no hablo de ayer, que también pudiera ser, sino que me remonto a una o varias vidas pasadas, a reencarnaciones anteriores.

“El ser humano nace libre de ataduras, espiritualmente, por ello será que, mediante ese libre albedrío, él se incline por hacer el bien o el mal, comenzando por él mismo.

“Toda acción tendrá su carácter retributivo, sea positiva o negativa; sólo y exclusivamente va a depender de nosotros como únicos autores, directores e interpretes de nuestra vida y obra”.

- Jorge, ¿el Karma lo sufre toda la humanidad? -dijo Laura que se había metido de lleno en el tema.

- Absolutamente toda. “Desde los orígenes, unos han creado más, otros menos, pero todos tienen o tuvieron algo. En nuestro actual tiempo y planeta sólo los nuevos se podrían librar y poder evolucionar rápidamente, pero lo dudo; a estos, afortunadamente, les ha tocado caminar por una dinámica provista de otro tipo de inteligencia más avanzado; aun así, girar con una rueda que yendo como va, cada vez más en decadencia: ¡ya me diréis!”

- ¿El Karma es siempre individual o también existe uno colectivo? Te hago esta pregunta, porque conozco casos de personas que sufren solas, y algunos que otros que lo sufren familias enteras, -inquirió de nuevo Laura.

- Sí, y fíjate que en algunos casos hasta pueblos y naciones enteras sufren un padecimiento general; y no cito a ninguna de las muchas existentes, porque, sin duda, sabréis en cuales de ellas estamos pensando; ¿no es cierto? Pueblos enteros viviendo una época de calamidades, y que no son precisamente producto de la mala suerte ni, por supuesto, de la casualidad o el azar.

“El Karma se entiende mucho mejor cuando el ser humano acepta que es parte importante del Universo, y que sólo a él y a su Naturaleza debe responder como unidad de conciencia que es.

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“Cuando el espectro kármico es muy extenso, todos los que han de estar bajo su influjo serán reunidos en grupos y ocuparán para ello el mismo lugar.

“Cuando la Ley Kármica se está aplicando individual o colectivamente, por mucho que desde fuera se intente prestar ayuda, esta no llegará en el grado que se desea, sino en el grado en que se encuentre y si antes no ha aparecido el efecto de aquella causa que produjo en ellos tan situación.”

- ¿Las enfermedades psíquicas, físicas, etc., pueden ser de origen kármico? -preguntó ahora Guillermo, en el que observé una extraña mirada.

- Muchas enfermedades y dolencias, catástrofes individuales o colectivas etc., pueden estar sujetas a Karma o a las conocidas imprudencias del hombre. “Tened en cuenta que en ocasiones, el hecho de que un individuo se encuentre aquejado o dañado, significa que le están dando la oportunidad de conseguir un cambio de actitud mental, gracias al cual el Espíritu pueda evolucionar. No obstante, una causa sólo desaparecerá por completo con la llegada de su efecto correspondiente, no otro, aquello que conocéis y que coloquialmente reza: “En la misma medida que se hace, en la misma medida se paga”, aunque comprenderéis que esta sentencia o axioma, no está del todo completa por hablarse en ella sólo de la parte negativa; también cuando en la medida que se hace es positiva, se cobra; en este caso la ley aplicada será la Ley de Darma”.

- También es justo que te diga para tu tranquilidad, que quien lleva su Karma, en calidad de dolencia, sufrimiento etc., con resignación y gracia, colabora de forma muy importante a ir haciéndola decrecer, y más aún si consigue transmitirlo. Vivir entendiéndolo, es vivir más feliz, y eso ya es síntoma de decrecimiento en cualquier padecer.

“Sólo entendiendo y aceptando que las leyes universales son de un equilibrio perfecto para conseguir en el Plano Material, precisamente, ese equilibrio, podremos dar respuestas a las eternas preguntas sobre: ¿Por qué unos no están mejor que otros, están más sanos, son más ricos, viven mejor, son más altos, más guapos, son hombres, son mujeres, etc., etc., aun a pesar de ser buenas personas en la vida actual?

“Ciertamente, no siempre las leyes son entendidas, pero, siempre deberemos ser comprensivos con ellas si aceptamos de buen grado a aquél por quien fueron hechas. De todas formas las leyes siempre se verán desde dos perspectivas, aunque en nuestro fuero interno reconozcamos una y otra vez que sólo tiene una; la ley es perfecta y no presenta ningún problema de aceptación, y la segunda es cuando la vemos desde fuera hacia dentro, o sea que ahora nos ataña a nosotros directamente, en ese caso la ley no será perfecta, y además presentará tantos problemas que al final la haremos inaceptable”.

- ¿Existe alguna causa que se distinga de las demás para crear Karma? -apuntó de nuevo Guillermo.

- En todas las culturas y sociedades pasadas y presentes, el egoísmo se distinguió sobremanera; fue siempre tan rápido que sobrepasó y aun sigue, desgraciadamente, sobrepasando al ser humano.

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“Ser altamente inocuos, puros en nuestros pensamientos, palabras y obras, puede hacer posible que no broten en nosotros, personalmente, los efectos como tales, de aquellas causas que nos aguardan mucho o poco tiempo atrás”.

Ambos hermanos escuchaban pacientemente mis explicaciones; los veía entusiasmados aunque de vez en cuando movían la cabeza en todas direcciones; las dudas creadas por sus mentes hacían presa en ellos pero, seguíamos adelante, y con este pensamiento, me di cuenta que después de mucho callejear entrábamos en los hermosos jardines de Murillo; en ese momento y ante la visión confortable de un banco de ladrillo muy limpio, Guillermo se dirigió a su hermana y luego a mi.

- ¿Estás cansada, Laura?- No mucho, pero aquí me siento y no me muevo en media hora, -dijo

riéndose.- ¿Y tú, Jorge?- La verdad es que no, pero como tu hermana me va a invitar a sentarme,

aprovecharé la ocasión.Y así, sentados cerca de la fuente central, erigida en homenaje a Colón,

continuamos con el tema.- ¿Cómo estáis viendo de claro esta Ley Kármica? Cómo veréis todo es muy

sencillo.- Yo la estoy asimilando bastante bien, -se adelantó Guillermo asintiendo

con la cabeza.- ¿Y tú, Laura?- Yo, también, muy bien, aunque tengo que madurar algunos detalles que se

me quedan a medio camino.- ¿Cómo cuales? -le pregunté ante las dudas que, al parecer, la frenaban.- Prefiero, después de lo que me has dejado claro, intentar meditar sobre ello;

luego, en todo caso, te expondría mi reflexión con el fin de que me dijeras si voy mejor. De todas formas se hace muy cuesta arriba; es todo muy complejo.

- ¡Perfecto! Y es verdad que es muy difícil, aunque no imposible digerir todo esto casi a la primera vez que hablamos de ello, sin embargo, fijaos en una cosa: “Desde que todo fuera creado, los planetas llevan un recorrido perfectamente ajustado a un proyecto, desde entonces en sus órbitas, y no todos pueden verlo y mucho menos entenderlo, las células en nuestro cuerpo material, viven y se desarrollan como si de un pequeño Universo se tratara; en ese mismo cuerpo, la sangre fluye por las arterias; mirad que hasta la tierra nos ofrece la posibilidad de imaginar sobre y bajo ella, un proceso de crecimiento en reinos diferentes al nuestro, y todo de acuerdo con unas leyes que no entendemos, o que a veces, según nos convenga o no nos convenga, querremos entender”.

- ¿Puede haber gente que esté enferma espiritualmente? -dijo Laura entornando los ojos; cómo siendo coherente con ella misma de que la pregunta era un tanto comprometida.

- ¡Desde luego que con algunas preguntas apuntáis bien alto, eh! -le dije sonriendo.

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- En principio he de deciros que la frase: estar enfermo espiritualmente, no deja de ser una metáfora; en ese sentido, ello se refiere al estado anímico, pero, desde un prisma material. Sentada la base, claro que sí; los más, y entre ellos los materialistas a todos los niveles; ellos con esa persistencia de aferrarse únicamente a los bienes terrenales están abonando a ritmos forzados la llegada de un doloroso Karma. Deberá quedaros perfectamente claro que todo aquello que espiritualmente pueda perjudicarnos, “si no lo abonamos con Amor lo abonaremos con dolor”.

Tras este último y, comprendo, duro comentario ambos hermanos se quedaron bastante tiempo pensativos como intentando digerir lo que acababa de decirles. Y no puedo evitar en mantenerme en ello porque es muy cierto que todo aquello que no se hace por Amor se hará por dolor...

- Jorge, ¿las iglesias tienen que ver algo en esta forma de pensar? -dijo Guillermo.

“¡Evidentemente! Lo que ocurre con ellas, y generalizo, es que cada una se manifiesta según sus propios intereses. De todas formas os diré que en lo que al ser humano se refiere, en estas cuestiones sí acude a la iglesia, pero, sólo para encontrar el favor, y un significado al dolor y al sufrimiento que han entrado en su vida. Presumo que cuando estéis preparados esta pregunta se la haréis a ella directamente; estoy seguro que su respuesta os sorprenderá.

“En cuanto la iglesia reciba una pregunta directa a este respecto, su carácter cerrado, desde siempre, le hará decir únicamente que es la “Voluntad de Dios”. Nada más lejos de la verdad, ya que demostrado está, que Dios hace al hombre libre, como os he dicho anteriormente, y será él y su libre albedrío, el único responsable de que mediante una causa haya de recibir tarde o temprano el correspondiente efecto”.

- ¡Discúlpame, Jorge! Antes se me quedó algo no muy claro que ahora he conseguido poner en pie: ¿el carácter positivo o negativo de una acción actual, compensa o anula el efecto de una causa anterior, me he explicado? -dijo Laura un tanto nerviosa.

- ¡Perfectamente! “Bien, una acción negativa, como causa actual, tendrá inexorablemente su efecto posteriormente; lo que se desconoce es cuándo. Una acción positiva, como causa actual, no compensa un efecto por venir; Tanto una como otra juegan papeles diferentes y no hay relación entre las dos, pero, con la excepción de que la acción positiva crea felicidad, por lo que no cabe la menor duda que llenar nuestra Alma de actos nobles es nuestro trabajo, y gracias a ese comportamiento haremos evolucionar el Espíritu”.

- Entonces, ¿dónde está el equilibrio? -insistió Laura, aduciendo que ello le hacía entrar en un mar de dudas.

“Precisamente ahí, en ese equilibrio. Nada ni nadie puede escapar a la Justicia Divina, para bien o para mal”.

- Pero... yo tengo entendido que Dios es Amor -el que insistió ahora fue Guillermo haciendo un gesto con las manos.

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“Y lo es, naturalmente que lo es. Lo que tenéis que ver con absoluta claridad, es que como Amor que es, también es Bondad infinita, cosa que Él ejerce de forma continuada, pero además es Misericordia, y Piedad, y Gracia, todos los etcéteras que encontréis o queráis sumarle, pero, como comprenderéis, porque además estoy seguro de que lo sabéis muy bien, también es Justicia, y si no hubiera Justicia no habría equilibrio. Hay que estar continuamente dando Amor, sin tan siquiera pensar en recibir algo a cambio”.

Con estas últimas palabras me levanté diciendo: ¿Vamos a la búsqueda de una nueva etapa?

- ¡Vamos! -contestaron los hermanos uno tras otro.Comenzamos a caminar entre palmeras que nos envolvían como el vuelo de

aquellas palomas blancas que hoy se habían alejado del Parque de María Luisa más que de costumbre. El sol estaba ya en todo lo alto y las campanas anunciadoras del Ángelus, hacían muy poquito que se habían dejado de oír en una torre cercana.

Guillermo volvía a extrañarse del cambio que observaba al mirar hacia el Prado de San Sebastián; le aclaré que lo habían convertido en aparcamientos municipales; hizo un comentario entre dientes que no pude oír claramente, pero que, sin duda, me imaginé, y seguimos paseando.

Entrábamos en la ancha acera de la bella calle San Fernando, ahora y en este día, despoblada de todo tipo de estudiantes, cuando Laura mirando hacia la Universidad dijo:

- Jorge, he estado dándole vueltas, un poco tontas, ya lo sé, a una cosa que ahora la veo como muy simple; y estoy de acuerdo contigo completamente. Tengo hoy la oportunidad de hacerlo y, debo hacerlo; he de estar dando continuamente Amor a mis semejantes aunque este no sea correspondido, y es más: aunque ello, entiendo, no me liberará del Karma que pueda arrastrar, pero, que me ayudará a ser más feliz, y con ello evito cometer actos que puedan dar lugar a que sobre mi persona recaigan algunos de los efectos que estarán esperando una oportunidad.

No pude evitar que este comentario me llenara de satisfacción; no quiero pensar en que me llenara de un orgullo de defecto porque sería crearme un Karma por la debilidad vanidosa de mi comportamiento, no obstante, me dio muchísima alegría, porque así demostraba haber sabido captar lo que mis torpes palabras quisieron expresar.

- ¡Muy bien! Perfectamente Laura; me alegra mucho que lo hayas entendido; te puedes apuntar un diez, -le dije con sana aquiescencia, sonriente y convencido.

- Pero, ¿que ocurre cuando alguien te trata mal, aun a pesar de haberte comportado lo mejor que has podido? -dijo ahora Laura mirándome muy fija, como dudando.

“Sí, desgraciadamente esto suele suceder muy a menudo, pero, no debemos darle mayor importancia, aunque la tenga; tú sigue tratando bien a ese semejante y no te preocupes de lo que hacen los demás; de eso, te garantizo que quienes deben preocuparse son los demás, ya que por lo que hagan en ese sentido tendrán que

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rendir cuentas con sus efectos ante sus propias causas; a ti, sólo te concierne lo que hagas tú que es de lo que tienes que responder”.

- Pero, ¿por qué tengo que pagar yo? -dijo un tanto enfadada.- Porque, posiblemente, ese sea alguno de los efectos que siempre están

esperando, y ante el primer desliz, aunque sea tan sólo de pensamiento: ¡zas! Ahí lo tienes.

- De acuerdo, conforme. Y cuando sin venir a cuento, pienso yo, o sin razón alguna, aparentemente, me intentan hacer daño, ¿también debo aguantarme? -insistió.

- Entonces, más que nunca, y te lo voy a explicar, aunque a estas alturas ya deberías tenerlo bastante claro: “Si una persona te ofende, y recuerda el dicho: “no ofende quien quiere sino quien puede”, no le repliques, nunca, porque las fuerzas negras utilizan todo tipo de medios para hacer daño. No replicar significa indiferencia, y la indiferencia duele más que si te ensalzaras en la pelea. Ante ese posible ataque, nuestra indiferencia será como una pared, y el daño u ofensa será como una pelota que, lanzada, rebotará en esa pared y regresará al lugar desde donde fue lanzada”.

- ¡Escuchad! Os voy a contar parte de una historia que escribí hace mucho tiempo, gracias a la meditación y posterior reflexión; ella será el mejor ejemplo a seguir dada las características que encierra.

“Imaginaos que la persona que os lanza ese, llamémosle ataque, significa que pone en un campo de batalla a un caballero negro, sobre un caballo negro, provisto de una maza, y con la orden de descargar un golpe. Si correspondéis de la misma manera, no sólo estaréis a su misma altura, con lo que ello conlleva de negativo, sino que al entrar en la pelea quedaríais destrozados, que es lo que el atacante persigue, y por consiguiente os llenaríais de infelicidad.

“Bien. Si por el contrario, atendiendo la recomendación, actuáis con indiferencia, aquél caballero negro, recorrerá todo el campo de batalla, y al no encontrar a nadie, volverá grupas y descargará el golpe sobre la persona que lo creara, por lo que queda meridianamente claro que él tiene que descargar su golpe.

“Habréis observado en alguna ocasión a la persona que no es correspondida después de haber lanzado el ataque, cómo el sufrimiento de su propia soberbia, la ha ido comiendo por dentro, llenándola de la más absoluta infelicidad”.

- ¡Es verdad! Yo he podido comprobarlo; yo me he dado cuenta de ello, -dijo Laura, en cuyos ojos se veía cierto contento al tomar conciencia de que iba comprendiéndolo todo.

- Ahora me explico yo algunas cosas de las que me han pasado con algún vecino, -dijo Guillermo muy serio a la vez que se le notaba convencido.

Habíamos llegado a los jardines de María Cristina, y nos sentamos en un banco de forja sevillana, alejado del bullicio que, alegremente, producían los niños jugando en el pequeño parque infantil allí existente.

Se nos acercó una gitana; llevaba un niño, un churumbel como ellos llaman a sus críos, a horcajadas sobre su cintura; cuando estuvo junto a nosotros, le pidió a

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Laura que le comprara un clavel (ciertamente no teníamos pinta de turistas). Guillermo buscó en uno de sus bolsillos y sacando unas monedas, seleccionó una y se la dio a la mujer. Tomó la flor y se la ofreció a su hermana la cual, visiblemente emocionada, no pudo evitar el que esa actitud fuera observada.

Le estaba comentando a Guillermo sobre los problemas sufridos por la fuente que existe en la Puerta de Jerez, de cómo la quitaron y la volvieron a colocar de nuevo en el mismo lugar, a consecuencia de la instalación del futuro Metropolitano de Sevilla, cuando Laura levantándose repentinamente dijo: - Guillermo, ¿a qué no sabes quién viene hacía aquí? Creo que no te lo puedes imaginar...

- ¿Quién? -preguntó Guillermo un poco alterado y al que le cogía de espalda. - El nerviosismos que se le notó al salir de su casa, al parecer, no lo había abandonado durante el tiempo que llevábamos paseando.

- ¡Alejándro, el marido de María Isabel!Guillermo, sin hacer el más mínimo intento de volverse le preguntó a una

Laura que se le notaba inquieta: -¿Trae un libro en la mano? Sí, -afirmó ella.- Entonces es que se ha venido a leer un rato a los jardines; ya me lo comentó

en una ocasión, cuando estuvo en casa a visitarme: “Siempre que hace buen tiempo me voy allí a leer un rato”. -me dijo.

- ¡Buenos días! -saludó Alejándro al llegar donde estábamos sentados.Todos correspondimos al saludo, y Laura tomando la iniciativa me presentó

al recién llegado.- Jorge, te voy a presentar a Alejándro, es un buen amigo nuestro y de la

familia, pues éstas se han tratado desde hace muchos años.- Y muy bien por cierto, -apuntó Guillermo saludándolo efusivamente.Nos estrechamos las manos, al tiempo que Laura continuaba con su pequeño

protocolo: -Alejándro, éste es Jorge, un amigo nuevo que nos ha caído de no se sabe dónde, -dijo ruborizándose al darse cuenta de la expresión utilizada.

- ¡Caramba! Pues eso sí que es una novedad, ¿aunque supongo que eso no será exactamente así, que algo más sabréis?

- ¡Pues no! No sabemos mucho más, ni tampoco nos ha preocupado; únicamente sabemos que se llama Jorge, que vive en Triana, y que lo conocemos desde hace tan sólo unos meses. Lo que sí te puedo decir es que ha sido una bendita causalidad, -esto último lo dijo Laura en la que observé por el rabillo del ojo una furtiva y pícara mirada.

Después de un extenso e interesante intercambio de noticias, entre Alejándro y los dos hermanos, durante el cual me enteré que Ale como lo llamaban algunas veces, era un buen médico de familia, éste, dirigiéndose a mi me preguntó: -¿Y tú, a que te dedicas, en que ocupas tu tiempo? -A llenarlo de vida, dedico mi tiempo a llenarlo de vida, intensamente, -le respondí.

- Bueno, eso lo hacemos todos, ¿no lo crees tú así? -dijo de nuevo sonriéndose.

- No, no lo creo yo así; verás: es que es muy diferente el llenar el tiempo de

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vida, a llenar la vida de tiempo, ¿comprendes lo que te quiero decir?- El juego de palabras es muy bonito, pero, para el caso es lo mismo; de todas

formas ¿eso es lo que haces, nada más que eso? -siguió insistiendo mientras observé cierta tensión en los hermanos que permanecía en silencio, sin querer interrumpir.

-¿Vivir la vida, a ti te parece poco? -le respondí una vez más, esta vez sonriendo al tiempo que me daba cuenta de que él estaba dispuesto a seguir.

- He querido decir: ¿qué cómo te la ganas? Insistió de nuevo.- Sé lo que has querido decir, y te diré que yo la vida no me la gano, la vida

no es necesario ganársela, tú confundes la vida con otras cosas que sí hay que ganarse; la vida está ahí, regalándose momento a momento a todo aquél que sepa tomarla y conozca para que sirve, porque la vida tiene una utilidad muy hermosa y, sobre todo, muy concreta; la vida es un regalo tan hermoso como simple, que por simple pocos saben entenderlo. “A veces habréis oído este pequeño diálogo que dice: ¿Cómo te va la vida? Y al que algunos responden: ¡mal! y no se dan cuenta de que no es la vida la que, realmente, va mal, sino que los que van mal son ellos”.

- Mirad esos gorriones, son sencillos, ¿verdad? Pues fijaos como ése anciano les está echando miguitas de pan; es muy posible que venga todas las mañanas; a ellos no les falta la comida, ni unas plumitas para el Invierno, ni un charquito de agua en el verano, y su trabajo: sólo consiste en alegrar el ambiente enrarecido en el que, desgraciadamente, se mueve el hombre después de haberlo hecho.

- ¡No sigas, por favor! -me cortó Alejándro-, no he pretendido, ni querido ofenderte.

- Y no lo has hecho; tú me has preguntado, y yo te he respondido. ¿Acaso he despertado en ti algo que estaba ivernando? -le dije resueltamente.

- Chico, siempre creí que ganarse la vida era otra cosa diferente, o al menos, no tan complicado como yo lo he visto siempre.

- ¿Ser sólo médico, por ejemplo? -le pregunté intentando picarlo.- ¡Más o menos! -me respondió apreciándosele cierta sinceridad.- También, naturalmente, pero esa forma ha de ser siempre entendida como

secundaria en cierto orden, aunque en el material, evidentemente, ha de ser lo primero.

-“La vida es otra cosa muy distinta de lo que la gente piensa; vivir la vida es lo que estamos haciendo ahora, compartir conocimientos, experiencias, luego otros órdenes, más tarde y gracias a ellos mediar en la ayuda, el dolor y el sufrimiento ajenos. No todo se reduce a pasar por ella aferrados a los bienes materiales, sino principalmente a los bienes espirituales, esos que dirán mañana de nosotros que fuimos unas grandes y excelentes personas”

- ¡Entiendo! -manifestó Alejándro, mientras observé como Laura y Guillermo se sonreían.

- ¿Seguro que lo entiendes? ¡sí, creo que sí! -le dije posando mi mano derecha sobre su hombro.

- Bueno, os dejo que he de ir a recoger a la familia para dar un paseo antes

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de la comida, ya que el tiempo se me ha ido volando con vosotros y esta charla tan amena; no esperaba esto; había venido con idea de leer un rato y miren por donde me he encontrado con una situación que, a decir verdad, me ha llenado bastante; me ha dado que pensar, -dijo levantándose.

- Ha sido un placer conocerte Jorge, -dijo una vez en pié.- ¡Muchas gracias! Yo también celebro el haberte conocido y que seas amigo

de estos hermanos, -le dije poniéndome en pié.- Laura, Guillermo; me he alegrado mucho de veros, sobre todo a ti,

Guillermo pues pensé, en más de una ocasión, que ya no volvería a verte en la calle, -dijo besando cariñosamente a ambos hermanos-.

- Nosotros también nos hemos alegrado de verte, y dale muchos recuerdos a María Isabel, y besitos para los niños -le dijo Laura.

- Hasta otro día, -se despidió, no sin antes pedir que los hermanos les dieran recuerdos suyos a su madre.

Ya se alejaba Alejándro, cuando Laura que no había vuelto a sentarse dijo: ¿qué os parece si seguimos adelante?

- ¡Conforme! -Contestamos los dos casi al unísono.- Jorge, ¿tú crees que Alejándro habrá captado lo que le has querido decir?

-dijo Laura, y continuo-: te digo esto porque lo conocemos bien y siempre ha sido muy materialista.

- Seguro que sí; la cuestión está en que ese materialismo le permita o no, aceptar lo que ha oído, pero, esa es otra historia. Ten en cuenta que todos sabemos discernir aunque pretendamos hacer creer que no, sobre todo cuando una cosa interesa y cuando no.Son muchos los que se colocan una máscara, y creen que los demás no se dan cuenta; todos se dan cuenta, lo que sucede es que hay distintos tipos de personas: los que dicen ver quien la lleva y no le dan importancia porque ellos hacen lo mismo, y los que al verlos se limitan a decir para sus adentros: ¡pobres diablos!

Íbamos caminando ahora a la altura de la antigua Lonja de los Mercaderes, hoy Archivo General de Indias, cuando Guillermo pidió rodear la Catedral y pasar al pie de la Giralda, argumentando que hacía muchísimo tiempo que no la veía en vivo; hizo variados intentos mentales con el fin de recordar cuando fue la última vez, y no consiguió recordarlo; y así lo hicimos.

Estábamos muy cerca; ya se veía majestuosa y brillante por el sol que la inundaba arrancándole destellos tornasolados, singulares y propios del maridaje perfecto entre la ladrillería de la Vega de Triana y la arquitectura Árabe.

- ¿Verdad que es preciosa? -comentó Guillermo a modo de acertado dicho popular- y seguidamente añadió: ya no sé cuántos años hace que estuve aquí la última vez.

- ¡Ciertamente que es de una belleza extraordinaria! -exclamó Laura, mirándola embelesada.

Seguidamente y dirigiéndose hacia mi, requirió: -Jorge, ¿Cuánto hay de verdad en lo que también se dice acerca de la magia y lo mágico de Sevilla?

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- Hay mucho y muy cierto en todo ello; Sevilla es mágica y espiritual. “La Giralda no fue concebida como una torre cualquiera; ella es un receptor de energías universales. Esto es muy interesante de conocer porque el Universo está ordenado según los magos, por las categorías de la correspondencia y la empatía, y es más, sujetos a ese concepto de la magia, debe ello entenderse como el arte de transferir o producir efectos extraordinarios y maravillosos.

“Y es altamente Espiritual, porque a través de la Giralda, como antena receptora, esas energías las transfiere hasta su suelo, y como quiera que ella es también sentimiento, este, es agua y el agua que, como sabéis, es conductora, se une a la que posee Sevilla bajo ella misma y se desparrama por toda la ciudad inundando de Amor y de Gracia a todo aquél que pasee por sus calles, y entre ellos, ¡vosotros!

“Sabréis, que esta ciudad, hace más de tres mil años, se levantó sobre una hermosa isla que un día la magia hizo que emergiera de las profundidades de un gran golfo”.

Guillermo, con cara de asombro, no se pudo contener y dijo haciendo un gesto de adulación: -¿Me has cortado la respiración! Como sevillano la he visto de cien maneras diferentes, pero esta es la primera vez que la veo así, y te digo de corazón que es la que mas me ha gustado.

- Y yo también, -me apresuré a decir.- No, no lo creo, no creo que sea así; ese sentimiento que tú acabas de poner,

me parece que lo llevas muy dentro de ti desde siempre; es como si hubieras pertenecido ella, -siguió diciendo con la voz un tanto emocionada.

- Pudiera ser, pero es que ocurren cosas especiales cuando se habla de ella en su presencia. “También sucede cuando pegamos nuestro cuerpo al suyo que sentimos su vibración y recibimos parte de esa energía positiva que ella capta”.

Guillermo miró a su hermana, luego me miró a mi, y enseguida entendimos que deseaba realizar aquella experiencia. Le pedí a Laura que lo asiera por un brazo, mientras que yo hacía lo mismo por el otro lado, y con la silla pegada a la pared, lo levantamos y debidamente sujeto quedó de espaldas apoyado a la cara Este. Hacía todo tipo de gestos; como maravillado de aquello que estaba percibiendo...

Después de unos minutos, y algo cansado, pidió volver a la silla, y así lo hicimos; no se pudo contener, era demasiado fuerte para él el momento, por lo que pudimos apreciar el rodar de alguna lágrima tras los ahumados cristales de sus gafas. Guillermo radiaba de una felicidad que llegó a contagiarme. Laura no quiso perder la ocasión, y cuando volví la cabeza después de haber dejado acomodado a su hermano, estaba pegada contra la pared como una lapa, y diciendo: ¡se percibe algo así como si fuera un cosquilleo!

Y así, comentando sobre las experiencias adquiridas, y de cómo la gente se paraba curiosa y sonriente para mirarnos, continuamos caminando nuevamente para acercarnos ahora hacia la Plaza Nueva, en vías de reconstrucción de todo el pavimento. Aun Guillermo seguía comentando las muchas reformas que veía sobre

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la ciudad, cuando oímos con total claridad dos campanadas; eran las dos de la tarde en el reloj de la Casa Consistorial.

Aun era buena hora -comentó Laura- por lo que decidimos continuar sin prisas, no las había porque como dijo Guillermo, la casa se encontraba a un tiro de piedra, en la Collación de la Magdalena.

Laura hizo que nos detuviéramos para que Guillermo contemplara un precioso acordeón que había en el escaparate de una tienda dedicada a instrumentos musicales; después de comentar, bromeando, que lo único que le faltaba a su estudio era un acordeón, y a la madre la música, llegamos entre risas al portal. Laura abrió la puerta, mientras yo introducía a Guillermo en él, seguidamente lo entré en el pequeño ascensor y Laura y yo subimos por la escalera; ayudamos a que saliera, y los tres entramos en el piso con la llave de ella.

Al oír el ruido de la puerta la madre vino hacia ella, y al vernos, pude apreciar cómo la complacencia reinaba en su rostro del que, al parecer, no se había marchado aquella hermosa sonrisa que pude contemplar el día que la conocí.

Dirigiéndose a mí, tomo mis manos, y con un sentimiento difícil de disimular, me agradeció la mañana tan feliz que le había hecho pasar nada más de pensar que su Guille, como le llamaba cariñosamente, estaba en la calle con su hermana después de tanto tiempo encerrado en la casa y sin ánimo de salir.

Guillermo me tendió sus manos, unas manos agradecidas que yo apreté entre las mías a modo de afectuoso saludo de despedida. Laura me quiso acompañar hasta la puerta de la calle por lo que me despedí de ellos dejando el piso en compañía de ella; ya en la puerta me preguntó cómo podría pagarme las tantas atenciones para con ella y su familia; cuando le dije que me sentía sobradamente pagado con su limpia y blanca amistad, se me acercó y me dio un beso al tiempo que en sus ojos aparecían unas diminutas violetas bañadas aún con el rocío de la mañana.

Salí a la calle; ella me hizo un ademán con la mano al que yo correspondí de la misma manera, y eché a andar de nuevo hacia la Plaza de la Magdalena, hacia la parada del autobús que me llevaría muy cerca de mi casa en Triana.

Eran las dos y media por lo que no había mucho público en la parada; el autobús llegó y subí en él; minutos después arrancó y me dediqué a a distraer mi atención contemplando las terrazas de bares y cafeterías que estaban repletas de gentes vestidas con las más variadas prendas. El barroquismo sevillano se hacía presente hasta en el vestir de aquellas fechas en las que lo mismo hace calor para unos que frío para otros.

Dos señoras de avanzada edad iban comentando sobre la carestía de la vida y de cómo aquellos lugares, en cambio, siempre se veían llenos fueran las fechas que fueran.

Sonriendo ante aquellos comentarios llegué a mi parada; me apeé, con paso tranquilo doblé la esquina del Ambulatorio de la Seguridad Social Amante Laffón y atravesé la Plaza de San Martín de Porres; en ella y sus alrededores, tenemos unos naranjos bajo los cuales ya habían comenzado a desprenderse las primeras y

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pequeñas flores de Azahar que, caprichosamente, estaban desparramadas a su alrededor; recogí unas cuantas, y después de aspirar profundamente su aroma las hice tiernas prisioneras de mi mano.

Cuando llegué a mi casa, y una vez en el salón, las deposité sobre la mesa y me dirigí a saludar a la familia. Después de un breve diálogo sobre el paseo, me encerré en el dormitorio y me calcé las zapatillas y la ropa de casa.; cuando salí tomé el camino de la cocina pensando que mi mujer estaría en ella; al cruzar el comedor me salió al paso para preguntarme si había sido yo el que dejara sobre la mesa aquellas pequeñas y bellísimas violetas que ahora me mostraba sobre las palmas abiertas de sus manos, sobre todo -me dijo- cuando ya ha pasado su tiempo.

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CAPÍTULO SÉPTIMO

Asomado al balcón contemplo el deambular de la gente; es cierto que es una calle muy comercial, aunque no es menos cierto que en esta hora de la tarde del Viernes debería imperar más la tranquilidad, sobre todo por ser una calle de las que se consideran afortunadas por carecer, desde hace bastante tiempo, de ese siempre molesto tráfico.

Apoyado sobre la baranda, estoy reflexionando. Hoy he almorzado en casa de Leonor, la madre de Laura y Guillermo, que me invitó y no quise negarme ante la petición casi insistente de los tres. Anoche me llamó Laura y me lo dijo; también me dijo que vendría Alejándro con su mujer, al parecer María Isabel tenía deseos de conocerme por lo que aprovechando que yo estaría merendarían con nosotros.

Me pareció oír el timbre de la puerta, por su sonido particularmente raro, abandoné el balcón repleto de sol y pasé al interior; el matrimonio había llegado. Laura y su madre acababan de recoger la mesa mientras que Guillermo en su inseparable silla, pero con una soltura admirable, recibía a los recién llegados.

Las dos mujeres salieron de la cocina y todos en el recibidor comenzamos el ritual acostumbrado de los saludos y las presentaciones; ellos ya se conocían por lo que sólo quedaba yo como encuentro extra. Alejándro me saludó y me presentó a su mujer; yo me presenté sin ayuda de ninguno y a continuación Leonor pidió que nos sentáramos, para después de disculparse, dijo que nos quedáramos en el salón mientras ella terminaba, que enseguida estaría con nosotros pues sólo iba a traer el café de la sobremesa.

Durante el tiempo que se estuvo tomando el café, la charla se hizo tan amena como, en cierta medida, intrascendente; los temas saltaban de uno a otro como el abanico que se abre mostrando en cada una de sus varillas un color diferente. Estábamos muy relajados, excepto Alejándro y María Isabel a los que se les notaba bastante inquietos; ello me lo confirmó el que después de haber hablado con Guillermo -según me dijo Laura-, venían con la idea fija de compartir algo de las experiencias que, según ellos, estaban viviendo.

Estaba tomando el último sorbo de aquel aromático y delicioso té, cuando por encima de la taza pude observar esa mirada furtiva de María Isabel a Laura, y que ésta, correspondiendo con un gesto apenas imperceptible, delataba cierto deseo o inquietud por romper el hielo de un tema más directo e importante para ella.

Sin ánimo de mostrar dote alguna de videncia y dirigiéndome a María Isabel, le pregunté abiertamente: -¿Qué es eso que tanto te preocupa?

- ¿A mi? -respondió preguntando sorprendida-, y añadió: ¿Cómo sabes que me preocupa algo?

- A todos nos preocupan cosas, y ello es un error pues no debemos permitir que esto suceda -le dije sonriendo para que se tranquilizara.

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Trozos del Espejo

- ¿Y cómo puedo evitar la preocupación?- Sencillamente ocupándote de eso que más tarde puede llegar a preocuparte.- ¡Venga! Pregúntale directamente, háblale de lo que te preocupa, no le des

más vueltas, con toda confianza -apuntó Guillermo-, además, si no tiene respuesta no te va a decir absolutamente nada, Jorge no habla por hablar, de eso estoy seguro.

- Es que, bueno, el caso es que sueño mucho con la muerte, -dijo por fin María Isabel desviando un poco la mirada.

- ¿Cuánto es mucho para ti?- Desde primeros de año no hay semana que no sueñe al menos un día, y

siempre días diferentes; necesito saber el por qué de ese sueño tan continuado que me hace estar preocupada.

- Ahora te estás ocupando de ello, por lo que creo que hasta que no acabes el trabajo y tengas un resultado no deberías de preocuparte ¿no te parece?

- ¡Dios te oiga! -dijo María Isabel sin que le abandonara un cierto rictus de preocupación.

- Él, siempre oye, lo que ocurre es que estamos tan ocupados con otras tareas que a la hora de llamarlo lo hacemos normalmente con poquitas fuerzas.

- ¿Podrías decirme algo acerca de ello?- Vamos a intentarlo. “El ensueño, es como encontrarse en una dimensión

desconocida donde no existe el tiempo y aun menos el espacio. Es tan antiguo como la cultura, y desde aquellos lejanos tiempos la ciencia del hombre ha ido recogiendo experiencias extrasensoriales de toda índole, gracias a las que se ha estado adaptando de forma flexible con cada tipo de manifestación.

“Bien, dicho esto, tienes que tener en cuenta un análisis exhaustivo y de forma programada en un periodo de quince a veinte días, en los cuales se repetirá el ensueño dos o tres veces; si no varia esa estadística que llevas. Esto es importante dado que el ensueño está siempre bajo la influencia del estado de salud que disfrute tu organismo en ese momento. Es esencial, el considerar si el régimen de comida es bueno; si es regular, y si también es regular el horario que se aplica siempre al tiempo de descanso. Esto y la posición que se adopta para dormir, son preceptos fundamentales para saber a qué puede ser debido un ensueño, principalmente, desagradable, llegando hasta el grado de pesadilla.

“Un catarro o una gripe, puede producir afección de garganta, y ello hará que se pueda tener un ensueño en el que aparezcan imágenes de estrangulación, ahogo o pérdida física de la cabeza.

“Por motivaciones similares, como puede ser una alteración del sistema nervioso o digestivo debido a la pesadez de una comida, podrían producirse escenas de alejamiento, estancamiento etc.

“También es muy importante que hagas jugar en todo el factor que se refiere a si estás teniendo alguna obsesión desde hace tiempo, ya sea de índole: familiar, social y hasta laboral”.

- Yo... -quiso decir algo María Isabel, pero con un dedo puesto en los labios

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le di a entender que no dijera nada.“Una vez tenidos en cuenta todos estos aspectos o elementos de juicio, te

diré qué puede significar. No me dirás nada, únicamente y después de orientarte por la necesidad que te oprime, podrás discernir por eliminación y de esta forma, y un poquito de ayuda llegarás a interpretar tú misma ese ensueño.

“La muerte para los ocultistas, siempre ha sido el símbolo del cambio. Ahora bien, si como se te aparece la muerte, es que eres tú, la que está enterrada, puede significar: prisión o confinamiento. Si es que te ves en una cama y amortajada, ello puede interpretarse como que estás pendiente, aunque no lo sepas, de realizar un viaje de placer. Esto último podría resultar raro pero no lo es. Si a quien ves muerta es a una persona que no está contigo, podría ser significativo de que disfrutarás de magnífica salud. También debes intentar recordar, si es que no lo sabes ya, el tiempo de descanso en el que se te produce el ensueño, y si es en color o lo aprecias en blanco y negro”.

Tras unos largos minutos de silencio en el que todos, pareció, nos pusimos de acuerdo para darle tiempo de asimilar cuando había oído, habló Alejándro dirigiéndose a su mujer.

- ¿Qué te ha parecido? ¿estás más tranquila ahora?- Sí, mucho más tranquila; igual cuando llegue a casa comience a encontrarle

pegas, pues es mucho tiempo el que llevo ya con esto, y no creo que me lo pueda quitar con facilidad, no obstante, en principio, y ahora mismo estoy bastante contenta.

- Jorge, no sabes cuánto te agradezco el que me hayas ayudado en este que, para mi, se estaba convirtiendo en un problema. Gracias.

Laura, haciendo un inciso, dijo dirigiéndose a María Isabel:- Si ya has encontrado una solución que te ha dejado satisfecha, lo que tienes

que hacer es procurar olvidar, no vaya a ser que permitas volver a dejar entrar tu mente y te juegue, como siempre, una de sus malas pasadas.

- Quien tiene que darse las gracias eres tú, -le dije a maría Isabel, y le añadí: si no te hubieras enfrentado al problema, siempre habrías vivido con esa preocupación; y bien, por hoy basta de sueños y ensueños.

- Una pregunta solamente Jorge. Yo en ocasiones he soñado las imágenes en color, ¿esto puede ser? -me preguntó Laura.

- Es evidente que sí, ya que si dices que lo has visto así, así será. Disculpa la broma pero, naturalmente que puede ser. “De esta forma es cómo, a lo largo de la historia, los estudiosos fueron recogiendo las experiencias de los momentos vividos por sus semejantes dentro de los sueños y más tarde relatados, pudiendo de esta manera ir realizando una estadística”.

- Es que Guillermo no se lo cree.- Ese es problema suyo. Lo importante es que lo que tú digas sea la verdad, y

eso sólo lo sabes tú; ahora bien, que los demás se lo crean o no, ese, repito, es problema de los demás.

- Pero... ¿cuando alguien no te cree? -insistió-.

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- Te repito que eso es problema de ése alguien. Para ti, lo único que has de tener siempre en cuenta es que sea verdad. Mirad, y me dirijo a todos vosotros. “La diferencia entre la verdad y la mentira, es que la verdad no necesita defensas. La verdad se dice, y punto; mientras que la mentira hay que apoyarla con un sin fin de explicaciones; lo que demuestra que lo que se está haciendo es como apuntalar una casa que no tiene buenos cimientos, o al menos está levantada sobre un terreno pantanoso. A veces, también ocurre que cuando una respuesta no nos gusta pedimos todo tipo de explicaciones con el sólo fin de no tener que molestarnos en pensar un poco, en trabajar sobre ella; la queremos lo más cómoda posible. También hay quien pretende, ante la verdad, entrar en discusión, cuando la verdad se podrá aceptar o no, pero lo que no se puede hacer de ninguna de las maneras, es ponerla en tela de juicio, y mucho menos entrar a discutirla. En cuanto a que el ensueño, en ocasiones, se produce en color, o en color lo recordamos, es debido a que este se ha producido en horas cercanas al despertar”.

- Pero... si yo digo: -insistió Guillermo- que esto es verdad, y ya no discuto, ¡así cualquiera!

- Evidentemente. Lo malo es que tu sabes que no es verdad, que estás engañando deliberadamente, y que, en consecuencia, tú eres el primer engañado, lo cual es mucho más triste aún.

Aparte de eso, pasado un tiempo, las circunstancias querrán volver a aquel momento, por razones que no entendemos o a veces no nos interesa entender, y como quiera que, si bien la verdad es siempre la misma, pero la mentira no, al hablar nuevamente sobre aquello y no recordar exactamente lo que se dijo la vez anterior, se dará otra versión; llegado será el momento en que nos daremos cuenta de cómo hemos hecho el más tonto y a la vez, más doloroso de los ridículos.

Laura asintió con la cabeza, mientras que agitando nerviosamente una mano decía: -Jorge, ¿porque me levanto algunas mañanas tan cansada?

- Esta pregunta es muy fácil de contestar -le dije sin poder evitar hacer una graciosa broma que los demás corearon inocentemente-. Bien, o te has acostado muy tarde tras venir, por ejemplo, de una juerga; o relacionándolo con los ensueños, es porque posiblemente hayas tenido uno en el que hubieras desarrollado un trabajo que requiriera un esfuerzo físico. También podría ser que hubieras librado una batalla contra qué o contra quien sabe...

- Me acordaría ¿no?- No necesariamente. No todos los ensueños se recuerdan; y además son

muchos los casos en los que tampoco se pone empeño en recordarlo, y ello es porque pudieran resultarnos desagradables, o porque pudieran hacer sufrir, por lo que en esos casos corren un velo en calidad de ayuda.

- ¿Quién lo hace, si tú dices que nadie nos puede ayudar? -volvió a decir Laura.

- No, lo que yo digo es que nadie influencia en nuestras decisiones, y eso convendrás conmigo en que es distinto.

- Entonces ¿quién nos ayuda corriendo ese velo? -quiso saber ahora María

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Isabel que llevaba mucho rato en silencio.- Nuestro Ángel de la guarda. Sí, no poned esas caritas. Eso es lo que nos

decían cuando pequeños, ¿no? Pero él es el producto que un día fabricaron las energías blancas que creamos cada uno de nosotros con aquel buen comportamiento que tuvimos para con nuestros semejantes.

- Jorge, ¿Una persona que practique la meditación puede concentrarse en un deseo y verlo realizado en un ensueño? -preguntó Guillermo.

- Pudiera ser; pero esta no es la finalidad de la meditación o el Yoga; te querrás referir a la concentración directamente sobre ese deseo. Entonces sí, aunque no siempre, ya que dependerá de la calidad o características del mismo. De todas maneras es el mejor camino. La concentración hay que entenderla como una facultad ha desarrollar sobre cada una de las actuaciones de nuestra vida. Ningún trabajo al que nos enfrentemos tendrá éxito si no nos concentramos plenamente en él.

- ¿Qué es exactamente la meditación? -insistió de nuevo Guillermo.“La meditación es una ciencia oculta y universal, una tradición que se

remonta a muchos miles de años anteriores a nuestra civilización; me atrevería a decir, que es la práctica más difícil a la que se pueda enfrentar el ser humano a lo largo de su existencia. Tened en cuenta que se apoya, principalmente, en la liberación, por un tiempo, de ese conjunto de pensamientos al que llamamos mente, y de todo aquello a que nos obligan los sentidos. Permitir que entren en nosotros las ideas del Universo, en lugar de manipular una y otra vez las nuestras con su carga de errores; encontrar, si es que lo deseamos respuestas a: ¿quienes somos, qué hacemos aquí, de dónde venimos o a dónde vamos? En definitiva, esas eternas preguntas de las que tanto se habla pero, de las que nadie o casi nadie quiere, realmente, respuestas”.

- Entonces, ¿qué tendría que hacer para meditar?- Bien, en principio hay que dejar muy clara una cuestión, y es la siguiente:

“Al ser un ejercicio interior de relajación, cuya preparación lleva a la contemplación. La meditación yo no os la puedo enseñar, cómo tampoco podría enseñaros a dormir, aun que si os puedo ayudar en su aprendizaje. El más acogedor de todos sería vuestro cuarto, pero, por muy confortable que este sea, a la hora de dormir, el sueño es muy posible que no llegara. A la meditación, le ocurre exactamente igual; no existen técnicas reales ni para lo uno ni para lo otro; ambos han de producirse por sí mismos, no obstante, ante el deseo firme de su consecución, y con la ayuda debida, no dudo que ambos se puedan producir si lo deseamos con toda la fuerza de nuestra voluntad.

“Cuando nos encontremos realmente predispuestos y dispongamos de un cuarto en el que no seremos molestados durante el tiempo que nos encontremos en meditación, comenzaremos a crear un ambiente agradable; para ello quemaremos un poco de incienso cada mañana después del aseo del cuarto y que habremos de realizar nosotros mismos ya que no podemos exponernos a que nadie, con posibles vibraciones negativas, en mayor o menor valoración, enturbie o contamine el

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lugar. Se dispondrá de una imagen (aunque esto no es siempre necesario), que nos inspire realmente espiritualidad. Tendrá por misión el que nos concentremos en ella. Sentados ante la cual haremos cada día el tiempo de meditación; a medida que trascurran las sesiones la imagen dejará de ser necesaria. La meditación deberemos realizarla siempre a la misma hora, preferentemente al amanecer por ser este un tiempo en el que la mente aun no ha luchado con todas las intrigas y agitaciones del día, encontrándose limpia, o lo que sería como decir que se encuentra un tanto adormecida aún, con lo cual nos ofrece ciertas facilidades para ser trabajada.

“Al principio, notaremos cómo al comienzo de cada meditación, el conjunto de pensamientos saltará de uno en otro recuerdo sin control alguno; ello será síntoma evidente de que al darse cuenta de lo que pretendemos, se revolverá contra nosotros furiosamente, ofreciendo una resistencia sorprendente muy difícil de sujetar; no debemos violentar el aquietarla, y lo conseguiremos gracias a que nos será de mucha ayuda la realización cada día y a la misma hora; de esta manera y con una fidelidad en su ejecución conseguiremos que se vaya amoldando.

“La situación en la que debemos sentarnos debe estar orientada hacia el Este ya que ello nos aportará el favor de vibraciones positivas. También al hacerlo, nuestra mirada, desde la imaginación, debe estar dirigida siempre hacia el mismo punto que no cambiaremos nunca, al menos hasta haber adquirido la experiencia suficiente. El más beneficioso, por lo que él representa, es el centro de la imagen, a la altura de su plexo solar, ya que éste es el centro del pecho y en él, el sentimiento espiritualizado.

“La mente, al principio, no deberá ser forzada para amoldarla; ella sola se irá adaptando; esto es importante, y por eso os lo repito. Los primeros siete días, estaremos quince minutos, más tarde iremos ampliando paulatinamente ese tiempo, hasta conseguir el que deseemos en razón de nuestras propias inquietudes o necesidades. Si en los comienzos el ejercicio se realizará con los ojos cerrados, con el transcurrir de la práctica, llegaremos a meditar sin necesidad de cerrarlos.

Acababa de dar la última explicación, cuando fui requerido por María Isabel y Laura que en voz de la primera preguntaron. - Dos personas como Laura y yo ¿podríamos hacer juntas la meditación?

- Podría ser, pero no es aconsejable ya que en un plazo no muy lejano, es posible que una sin quererlo entorpeciera a la otra; es mucho mejor que cada una lo haga por separado, o al menos hasta poseer una práctica lo suficientemente avanzada como para que ambas, mediante la voluntad, podáis conseguir estar en la misma vibración. Si conseguís con el paso de unos meses un alto grado de concentración, os podréis enviar mensajes telepáticos; ya sabéis que es sólo cuestión de poneros en la misma frecuencia, aunque siempre condicionadas a que tengáis una mente tan emisora como receptora, no obstante, ello también se puede trabajar.

- ¿La práctica del Yoga está relacionada con todo esto? -insistió de nuevo Guillermo.

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- Naturalmente. No se puede llegar al Yoga sin una total calma mental; gracias a esa paz en el conjunto de pensamientos se llega a conseguir lo que el Yoga tiene por finalidad, y esta es abrir de par en par las puertas de nuestra conciencia al Padre. Haciendo esto se vive mucho mejor nuestra conciencia interior y desde ésta al mundo exterior.

“Llegar a un estado de total paz mental no quiere decir en absoluto que se carezca de pensamiento; su significancia estriba en que pensamientos u ondas mentales los hagamos estar al margen del verdadero ser que sentimos vivir en nuestro interior y cuya paz real le permite aceptar o rechazar aquello que considera verdadero o falso.

“Cuando esto se consigue, y no suele ser antes de muchos meses de práctica regular estricta, es que hemos conseguido limpiar el camino donde las fuerzas de la Naturaleza inferior, mental y física estuvieron asentadas. Sólo y exclusivamente cuando el mental y el cuerpo de Luz estén en plena armonía, llegado será el momento de que puedan hacer juntos el verdadero camino”.

- O sea, ¿qué todo está basado en la mente? -volvió a decir Guillermo.- Guillermo, en lo que está basado todo es en nuestra voluntad, pues si no

hay voluntad de nada serviría la más insignificante de las cosas, y todas están relacionadas con algunos de nuestros sentidos.

“Imaginaos al cerebro humano como el motor de un automóvil; ese motor ha sido creado para desarrollar un potencial gracias al cual nos desplazaremos en un sentido o en otro. Ese potencial es la mente, sin embargo, ni motor ni potencial nos servirían si nuestra voluntad como palanca de cambios no la hacemos actuar. De nuestra voluntad va a depender: si damos marcha hacia adelante, marcha hacia atrás, o la dejamos en punto muerto con lo que caeremos en el ya recordado, anteriormente, punto del estancamiento.

“Todos desprendemos una energía en calidad de vibración que se expande a nuestro alrededor; los que la proyectan de forma positiva, van llenando el Universo de felicidad; los que proyectan energías negativas no sólo son rechazados o marginados, sino que además captan en ellos el poder de algo así como una esponja maligna que intenta absorber las energías blancas de los demás. Cada ser humano, en función de si tiene la mente a su servicio o por el contrario está, por comodidad, al servicio de ella, será el que realmente fabrique su mundo, un mundo de felicidad o infelicidad, según sea de virtud o de vicio, de placer o de dolor.

“La Voluntad proporciona Sabiduría y esta a su vez Inteligencia; juntas nos llevarán a la paz de la mente; ésta a su vez permitirá la concentración; mediante ella la meditación; y con la meditación el éxtasis del Yoga, gracias al cual, el Padre estará de pleno con nosotros, y aunque este proceso no condonará nuestra deuda Kármica, si nos ayudará, mediante la felicidad y el conocimiento, a poder llevarla con la más absoluta resignación”.

Después de esta exposición y el resumen final, todos estaban pensativos. Laura, María Isabel tenían la vista perdida en diferentes direcciones; Guillermo movía repetidamente la cabeza de arriba abajo, y Alejándro me miraba fijamente

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por lo que intenté descifrar que pasaba por su cabeza en aquel momento, pero no pude; desistí de ello pensando que, aunque se hallaba sorprendido, ya que todo este tiempo estuvo muy pendiente de las respuestas, al final le saldría aquello que llevaba dentro. Fue a decir algo, pero se calló al oír a Leonor que decía traer la merienda. Laura se levantó y ayudó a la madre que portaba una bandeja con el servicio.

- Laura, por favor, sobre la mesa de la cocina hay una bandejita con dulces; tráetela.

Laura obedeció y se perdió por el pasillo; al poco tiempo apareció con la bandeja que depositó sobre la mesita del centro del salón. Alejándro intentaba disimular pero, inquieto en el sillón no dejaba de mirarme a ratos; parecía como si quisiera descubrir algo; como si tuviera necesidad de preguntar y viviera la preocupación de que se le pasara la oportunidad de hacerlo.

Leonor se sentó a mi lado y, sirviéndome el té, me ofreció un dulce. Todos merendamos, al tiempo que el matrimonio centraba la charla con Leonor que les recordaba a ambos cuando Alejándro era un crío. Ello ayudó a que todos se relajaran.

Al terminar la merienda, Leonor se fue a levantar para recoger el servicio como era la costumbre; la tomé por el brazo y le pedí que lo dejara y se quedara un rato con nosotros; ella miró a los demás y no dijo nada; se volvió a sentar y mirándome se sonrió, ahora miró a sus hijos, recibiendo de cada uno de ellos una dulce sonrisa.

Se produjo un cortísimo espacio de tiempo silencioso que yo mismo rompí dirigiéndome a Alejándro el cual se había vuelto un poco tenso y al que cogí por sorpresa cuando le pregunté:

- Tú querías preguntar algo ¿verdad Alejándro?- Sí, -dijo resueltamente-, y continuo: ¿Quién es Dios, o el Padre como tú le

llamas?La pregunta saltó; ninguno se inmutó apenas, como si previamente la

hubieran tenido preparada. Por el contrario Leonor que era la primera vez que estaba tan directamente con nosotros, se quedó con la boca abierta, sin poder articular palabra o movimiento facial alguno. Nunca he conseguido entender por qué cuando se tocan parcelas del tema, este siempre se endurece cuando se habla del Padre tan directamente, -pensé.

- ¿Qué quién es Dios? Ya me parecía a mi que tú estabas ahí preparando algo así, -le dije tan resuelta como distendidamente.

- Sobre Dios, no hay que preguntarse quién es, sino ¡¿qué es?!“Bien, no voy a entrar en lo que los ocultistas conocen como el

Tetragrámaton. Esta definición viene del griego Tettares (cuatro) y gramma (letra), y hace especial referencia a las cuatro letras que en hebreo componen y a su vez expresan el concepto y nombre de Dios, por lo que no voy a entrar en términos esotéricos profundos sobre vibraciones, energías, fuerzas, etc., por consiguiente os diré qué es Dios de la forma más elemental que pueda, aunque es posible que por

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lo elemental de la definición no podáis enteraros. Podría deciros que Dios es lo que vosotros queráis que sea, ya que su historia diaria es la que Él vive cada día, y en cada momento, en cada uno de vosotros. Lo lleváis en el interior.

Él, es el todo, absolutamente el todo, y fuera de él no existe nada, absolutamente nada, por lo que una respuesta simple, sin complicaciones, sería decir, aparte de lo que ya os he dicho, que Él, es lo Absoluto. Ahora quedáis vosotros, y en especial tú, Alejándro y tu poder de discernimiento.

- Pero, ¡es un misterio! -apuntó Alejándro.- ¡Lógicamente! Es por Naturaleza el Gran Misterio de los misterios. El

trabajo del hombre sobre el plano Físico, es conseguir estar espiritualmente tan alto que podamos llegar un día a verle y sentirlo realmente.

- ¿También puede ser un misterio por lo de la Trinidad? -insistió de nuevo, ahora mirando también a los demás.

- No, simplemente por lo que te he dicho, y por su configuración. “Él, es el Padre Único que construyó el Universo a su Voluntad; lo ordenó con su Sabiduría y lo esparció a todo su rededor con su Inteligencia.

Sin Él, nada de lo que fue hecho se podría haber hecho; nada de lo que se hace se haría, ni nada de lo que se hará se podrá hacer. También podríais recordar la famosa frase de Teresa de Ávila: “sólo Dios me basta”, y que un mundo que podía haber entendido algo más de ella, no quiso de ninguna manera entender”.

- Pero, entonces, eso que dice la iglesia de que Dios es Amor, ¿eso cómo es? -dijo ahora Leonor queriendo saber y sorprendiéndolos a todos.

- Naturalmente que es Amor, y Bondad, y Misericordia; podría repetirte toda una letanía de las cosas que es, de todo lo conocido, pero recordarás que hace un momento acabo de decir que Él es, absolutamente todo.

- ¡Perdóname, Jorge! Pero, es que entonces no entiendo muy bien esto: ¿qué es el Amor? -insistió Leonor argumentando que de pasada y con anterioridad había oído algo acerca de ello.

- Leonor, el Amor es la absoluta renuncia del ego; la absoluta entrega orientada hacia las cosas de Dios, hacia las cosas del Padre.

- ¡Cumplir los Diez Mandamientos! ¿es eso lo que quieres decir?- Por decirlo de alguna manera, vale así, pero, fíjate que curioso y cómo se

repite la simplicidad de Dios respecto de luego lo enrevesado que el hombre lo hace todo. Con que cumplamos el primer Mandamiento, al cien por cien, ya es suficiente, observad que sobran los demás: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”. Cuando se ama a Dios sobre todas las cosas, ya no se vuelve a hacer el más mínimo de los daños, ¿por qué? sencillamente, porque el resto está fuera del contexto”. Son muchas las cosas que el hombre se ha inventado...

- Claro, esto es lo que dice la iglesia que es lo mismo, -apuntó de nuevo Leonor-. Mientras, los demás seguían callados como queriendo darle la oportunidad plena ya que ella no había estado nunca presente.

- No exactamente. “Las iglesias, es cierto que la bandera que enarbolan es ese mensaje, por lo que todas están, desde ese mensaje, apoyadas en el Amor a Dios,

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pero, las iglesias son del hombre y no toda la gente de las iglesias son de Dios. Ten en cuenta que todos conforman las iglesias bajo sus propios intereses y que no en todos los casos son los intereses de Dios, sino los intereses de los hombres aunque hay excepciones manifiestas de muy buenas intenciones espirituales, pero no todas, y tampoco basta con las intenciones”.

- De todas formas, las cosas que estamos hablando son cosas de Dios, no de las iglesias que han ido, desde tiempo inmemorial, levantando el hombre, -le dije poniendo cierto énfasis en mis palabras.

- Entonces... ¿Jesucristo no es Dios? ¿No es el único Hijo de Dios? -preguntaba de nuevo Leonor a la que se le veía un tanto alarmada.

- ¡Qué os gusta complicaros la vida! -dije intentando tranquilizar no sólo a Leonor, sino también al matrimonio, aunque me parecía que tanto a Guillermo como a Laura, el comentario no les había hecho mucha mella.

“Jesucristo es Dios, visto como símbolo desde el prisma religioso, pero no desde el prisma espiritual; es una parte de Él, como ser humano con un altísimo grado de evolución espiritual. La figura de Jesucristo os puedo garantizar que es más hermosa aún de como la presenta la iglesia ya que fue un hombre que, por Amor al Padre, se entregó hasta morir por demostrar su existencia. Nadie, absoluta y categóricamente nadie, puede llegar a conseguir ser exactamente igual que Dios. Una parte de un todo, nunca puede llegar a ser el todo; como un trozo de pan, nunca podrá ser un pan. Podrá tener en su interior una parte de su Naturaleza Divina pero sólo eso, una parte.

“Aun no se ha descubierto como es Dios, por consiguiente no se puede saber quién o qué puede ser Dios en la tierra. Como tampoco se le puede llamar Hijo Único de Dios, porque tú, vosotros también sois hijos de Dios. Todo, absolutamente todo cuanto existe en el Universo: desde la gran Galaxia, hasta la más insignificante de las piedrecillas de un camino, pasando por el ser más avanzado, todos son hijos de Dios, y cada uno con una misión que cumplir donde quiera que se encuentre”. Pero os agradecería que dejáramos los temas de las iglesias para que los resuelvan ellas, ¿no os parece? No confundáis nunca Religiosidad con Espiritualidad. Os repito, una vez más, que la Espiritualidad se identifica sólo y exclusivamente con el Padre, mientras que la Religiosidad, es tan sólo intrínseca de los hombres y sus intereses, aunque qué duda cabe de que a través de ella, algunos, también puedan llegar a la Espiritualidad.

Hubo un largo silencio no sin ausencia de cierto grado de incomodidad. Cada uno por su lado estaba inmerso en sus propias deliberaciones y deducciones ante la dureza de lo que acaban de escuchar. Quise respetar aquellas reflexiones individualizadas por lo que me dediqué a contemplarlos uno por uno, eran mundos completamente distintos aun estando en el mismo Universo.

Guillermo hizo un intento de decir algo, pero prefirió seguir en silencio; Laura se irguió en su asiento exhalando un largo suspiro que me hizo sonreír, y colocándose las manos entrelazadas detrás de la cabeza fue a decir algo pero Guillermo decidido se le adelantó preguntándome:

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- Jorge, lees mucho ¿verdad?- Pues si te digo la verdad, algo nato en mi, y no deseo que toméis esto como

una presunción, no, algo sí, que duda cabe pero, no en el sentido que quieres creer.- ¿Entonces...?- Entonces, nada; prefiero no hacerlo, prefiero meditar y sobre mis dudas,que

son muchas, reflexionar; dejar que entren en mi las respuestas del Universo a mis preguntas cuando se las hago a él. Posiblemente si leyera mucho te daría respuestas que no serían las mías, y tal vez incorrectas o por qué no, erróneas.

Después de esta última aclaración, sugirió Laura:- Por mi, y por hoy, creo que ya tengo bastante; ¡buena conversación tendré

esta noche con la almohada!- ¡A mi me ha dejado de piedra! -dijo María Isabel que continuó-: creo que

tengo tema para estar entretenida durante un buen tiempo.Guillermo y Leonor no dijeron nada, sólo sonreían nerviosamente; por el

contrario, Alejándro si dijo:- ¿Te importaría hablarnos de ello en otro momento? Verás, es que lo

necesito.- En absoluto -dije apreciándole una real necesidad. -De todas maneras, creo

que sería muy interesante que a muchas de estas preguntas intentarais encontrarle vosotros mismos una respuesta. Haced un poco de meditación, y veréis cómo sin mucha dificultad, alguien en vuestro interior os hablará, y si se resiste, pedidle ayuda. Él está ahí, pero pedidla con fuerzas, con convencimiento, y veréis sorprendidos como llega la ayuda en forma de conocimiento, pues el Padre, aunque no os lo parezca, nunca jamás abandona a los hijos que lo llaman; y si alguna vez se le llama y no viene, nunca dudéis de Él, ni tampoco de lo que os he dicho, pensad en que tendrá sus razones, razones, por otra parte, estoy seguro que vosotros también, al final, entenderéis.

- Leonor, ¿Tú serías capaz de negarte ante la llamada de tu hija?- ¡Hijo, por Dios! En absoluto. -dijo poniéndose una mano sobre el pecho.- Pues imaginaos si tenemos un comportamiento correcto que se ajuste a

esos mandamientos que tú apuntabas antes, lo que el Padre puede hacer por cada uno de nosotros.

Ese pensamiento se fundió con el sonido de las campanas del reloj de salón; miré hacia él y comenté dirigiéndome a todos:

- Las ocho y media, he de marcharme...Nos levantamos, y una vez en pie, Alejándro, Laura y Leonor se colocaron a

mi lado mientras María Isabel se inclinaba sobre Guillermo y le decía algo al oído; observé como él le asentía con la cabeza, y ambos se unieron también a nosotros.

Me despedí de ellos como de costumbre y me dirijí hacia la puerta; en esta ocasión, fue Leonor la que se adelantó, y tomándome por un brazo me dijo quedamente-: ¡Yo te acompaño!

Alejándro, avanzando unos pasos hasta donde yo me encontraba me tendió la mano diciéndome: -¿Podríamos vernos otro día? Es que me gustaría preguntarte

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sobre un tema bastante personal.- Cuando tú quieras, y si te es más cómodo o no puedes esperar, me llamas;

Laura te puede decir el número de mi teléfono.Leonor me abrió la puerta y con su eterna sonrisa me dijo: hasta otro día, y

que sea pronto. Cuando ya me encontraba bajo el dintel y a punto de salir le oí decir muy bajito: ¡Gracias!

Salí al rellano y tomé la escalera; cuando di la vuelta salvando el recodo que esta forma, oí que se cerraba la puerta. Gané la calle y una vez más me dirijí hacia la parada.

Ya de vuelta y con los ojos cerrados como tantas veces, iba desgranando la tarde pasada; de pronto, sin poder evitarlo, comencé a escuchar la conversación que mantenían aquellos dos viajeros que estaban a mi lado. Me sentía tan cansado que no podía abrir los ojos, por lo que dado lo interesante del tema preferí seguir en la misma postura.

“La vida, no es más que la consecuencia del Amor a Dios”. -Decía uno que por la voz me pareció mayor.

“¡Y la muerte! ¿Podría decirse entonces que es la consecuencia de la ignorancia del hombre?” -Ahora interpelaba el otro, el cual, por su voz, me quiso parecer más joven, o al menos de menor edad ya que ambos debían tener aproximadamente setenta años-.

“En lo que se refiere a su interpretación, naturalmente. El tiempo es el único elemento valioso que, de perderse, jamás se puede recuperar. Y eso es, precisamente, lo que le está ocurriendo a la humanidad, y sobre todo a la juventud. Por infinidad de medios, en todos los órdenes y a todos los niveles, les está llegando continuamente el mensaje de que ese tiempo se acaba, y con él, inexorablemente las viejas formas de pensar, las viejas formas de actuar, las viejas creencias. Aun recuerdo cuando no hace mucho tiempo, ya que como tu sabes fui maestro en el colegio de Los Salesianos en Triana, se me dio la oportunidad de corregir a un par de zagales, que el bueno de Antonio Álvarez, ya murió el pobre, se quejaba a la dirección en el sentido de que no había manera de hacer carrera con ellos. Cuando me los enviaron a mi clase, con aquellas pintas y aquella forma de hablar que, por cierto yo apenas entendía, me traían a mal traer porque me tenían a toda la clase alborotada con sus ideas de la música, la libertad, y yo que sé cuántas cosas más. Y todas ellas bajo unas nuevas modas sobre las que me temía me echaran a perder al resto, como así estuvo a punto de pasar. Un buen día se me ocurrió la idea de traer a un amigo psicólogo, que a su vez es Salesiano nuevo. No sé si te acordarás de él. Fermín, sí hombre, estuvo con nosotros en una excursión que hicimos a Portugal; raro porque tenía unas buenas barbas, ¿te acuerdas? Bien pues como te decía: lo invité, y tras haberle puesto al corriente de lo que yo pretendía...¡chico! Aquello fue mano de santo. Le dio una charla a toda la clase pero, con una llamada especial a los dos, que ahí los tienes: uno acabando su máster para la Magistratura, y el otro con un vivir cómodo, gracias a la academia que formó tras haber terminado Empresariales. Y en cambio ahora los dos, metidos en Cáritas

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hasta las cejas ayudando a todo aquél que lo necesita. -Yo seguía con los ojos cerrados aunque sonriendo.“Cada año que pasa es uno menos de los que quedan después de esta nueva

Era amigo Manuel, y aunque, salvo esas excepciones, seguimos igual. Siguen mandando los valores de siempre; sigue predominando la moral sobre la ética, en definitiva el hombre sin compromiso serio; apegado a la materia como única, firme y segura tabla de salvación.

“La llegada de la nueva Era, como tú la llamas, no hay que entenderla como una época apocalíptica; no habrá destrucción, lo que sí nos entrará por la ventana del conocimiento será un poco de aire fresco que renueve al que durante tanto tiempo hemos mantenido y convivido con él. Habrá que aprender: que sólo y exclusivamente venimos de Dios, y que hemos de vivir para Él. Que sin Él, no somos nada, y que cuando en nuestra evolución hayamos conseguido alcanzar una más alta cota, no caigamos de nuevo en la trampa de que lo conseguido fue sólo gracias a nosotros mismos, aunque esto , en cierta medida, sea dicho entre comillas. Esa soberbia será la que empuje una vez más al hombre haciéndole perder el equilibrio, y dejándolo caer desde la altura de su empobrecido conocimiento.

“Vivir para Dios, nos permitirá hacer nacer en nosotros esos nuevos e importantes conceptos: El dela vida como consecuencia -ahora sí- del Amor a Dios, y el de la muerte, como consecuencia -ya no- de la ignorancia del hombre.

“El concepto de la vida, es permitir vivir a todo aquél que desee hacerlo, y para conocer dónde se encuentra el comienzo de esa vida, basta saber que aquello que tratamos ya es una semilla y ella es vida. La Humanidad debe tomar conciencia absoluta de que no sólo comete delito el que acaba con una vida de más o menos tiempo, en un estado o en otro, sino que también aquél que no le concedió a su semilla la oportunidad de poder cumplir con la misión que le fuera encomendada, y para la que en su momento fuera creada, o tal vez habría de ser así...

“Debemos estar, sin reservas, dispuestos para Dios; ofreciéndole a nuestros hijos para que en ellos anide la vida real y se pueda, felizmente, producir una nueva encarnación del Espíritu en la materia y con ella, el reciclaje gracias al cual, Dios da armonía y equilibrio a la vida infinita llenándola de su Justicia.

“El concepto de la muerte, es conocer y comprender su no existencia. No es que se produce la muerte y el espíritu vuela hacia la morada de Dios, no, eso no es muerte, es desencarnación. Es el cuerpo el que deja de servir, deja de existir cuando el espíritu una vez cumplida la misión que traía, se desencarnó de él y volvió a aquellos planos cuya Naturaleza es diferente a todas las demás.

“Si en esta hora final, el Alma está llena de Amor a Dios, que son en realidad nuestros actos positivos, el hombre caerá en la dulzura de sus brazos. De no ser así, habrá de sufrir la aplicación de la ley.

“Amar la vida es recibir con alegría una encarnación. Amar la muerte, es aceptar sin amarguras una desencarnación, pues sólo amándola será como demos viva prueba de que tuvimos un comportamiento excelente para con nosotros y para

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con los demás”.- ¡Eh! Oiga, que hemos llegado al final; se había Vd. quedado dormido ¿no?

-me dijo el conductor del autobús tomándome por uno de los hombros.- ¿Dormido? No, en absoluto; venía escuchando a estos caballeros...-dije un

tanto sorprendido al darme cuenta de que me encontraba solo con el conductor, el cual me dijo:

- ¡Disculpe, señor! Pero los dos caballeros que estaban sentados a su lado ya se apearon hace cinco o seis paradas...

CAPÍTULO OCTAVO

Hace un buen rato que vengo observando cómo el sol dibuja de color dorado los perfiles y aristas arquitectónicos de las alturas del hotel Alfonso XIII, y conocido como “Andalucía Palace”, que por cierto fue el nombre que recibió durante la República. Es para mi uno de los hoteles más bonitos que he conocido, directa e indirectamente; la verdad es que no he conocido muchos, pero aun así mantengo lo dicho, y es curioso observar como destaca su figura edificial y armoniosa, de estilo Neomudejar, cuando nos damos cuenta de que está rodeado nada más y nada menos por la hermosura de una Plaza cuyo nombre es: Puerta de Jerez, nombre este tomado de la antigua puerta Almohade existente en la muralla que protegía a Sevilla. La maravillosa planta del Palacio de San Telmo de estilo Barroco, primera que fue del Colegio de la Marina y posterior Seminario, quedando al final regalado al arzobispado por los duques de Montpensier, así como de la extraordinaria y majestuosa Universidad de Sevilla, antigua y primera Fábrica de Tabacos instalada en Europa, y donde tomara cuerpo la famosa Ópera Carmen. Un edificio de estilo Renacentista a la vez que Herreriano. Qué curioso, un hotel de superlujo que fue construido para la exposición Iberoamericana del veintinueve y que costó hacerlo menos de lo que vale cualquiera de los muchos automóviles que hoy pasean a sus distinguidos e ilustres clientes.

Está acunado por la belleza, y es así como la belleza se hace eco en el balancear gracioso de sus palmeras como fieles guardianes naturales, y de la exuberante floración que adornan los perfumados paseos y pequeñas a la vez que alegres glorietas de su entorno.

Sentado en un banco de los jardines de María Cristina, unas palmadas suaves sobre mi hombro, me sacaron de mi atracción, era Alejándro que, en compañía de María Isabel, acudía a la cita en la que habíamos quedado unos días antes, cuando me llamó para decirme que ambos tenían necesidad de hablar conmigo.

Después del saludo acostumbrado, se interesó María Isabel:- ¿Llevas mucho tiempo esperando?

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- No, pero sí llevo aquí un buen rato disfrutando del paisaje urbano y señorial que hace a Sevilla una ciudad de encantamientos.

Diciendo esto, cada uno se sentó a mi lado en silencio. -Cuánto misterio, pensé.

- ¿Y bien, qué es eso que tanto os preocupa? -dije mirando a Alejándro, ya que había sido él el que lo llamara.

- La verdad es que no sé por donde empezar; igual te molestamos para nada. -dijo Alejándro un tanto dubitativo.

- Bueno, tú háblame y dame la oportunidad de ser yo quien decida si puedo o no prestaros mi ayuda.

- Ale, como solía llamar María Isabel a su marido, yo creo que Jorge nos puede ayudar bien y mucho; creo que deberíamos abrirnos a él, sin reservas. -apuntó María Isabel la cual estaba más decidida.

- ¡Conforme! Jorge, ¿Qué opinas tú de las sectas, y si te es posible, qué opinión tienes de ellas?

- En cierta medida, que son perjudiciales para el desarrollo Espiritual de las personas que forman parte de ellas.

- Sin embargo, aseguran aquellas que conocemos, que se sienten feliz.- Seguro. “Pero eso no es más que el producto del engaño habilidoso, del

lavado de cerebro que suelen hacer a las que, ante una necesidad Espiritual, se encuentran débiles e incapaces no sólo de comprender, sino hasta de ver lo que en otro tiempo de su vida sería de una claridad total. El papel de las fuerzas negras, hábilmente enmascaradas, es perfecto en su cometido, cometido que no es otro que apoderarse de la voluntad de individuos que llegaran a convertirse en fanáticos de una teoría real, a la vez que incapaces de captar la ausencia práctica positiva con respecto de esas teorías. El miembro de una secta es incapaz de discernir por propia voluntad; no se da cuenta de que no se le predica con el ejemplo; está despersonalizado, obligado voluntariamente, ha dejado en el trastero a su Yo, y ya no ve más que por los ojos de quien dirige la organización y que dice ser siempre un ser superior, un ser celeste,la reencarnación de Jesucristo o a veces hasta el mismo Dios.

“Las fuerzas negras tienen muchas formas de estar al acecho, y es en esa labor de captación que reciben las vibraciones de su “plato preferido”, los inocentes a la búsqueda de la Espiritualidad, es ahí llegado el momento de atraerlos. Una vez dentro se lo creerán todo; no existirá la duda sobre ese supuesto ser superior que lo sabrá todo, y lo sabrá, porque su voluntad dominará sobre la voluntad del discípulo, o seguidor, aunque no siempre tendrá necesidad de recurrir a ello, ya que en la mayoría de los casos, la incondicional entrega del adepto pondrá en oídos del falso maestro todo lujo de detalles e inquietudes, gracias a los cuales él siempre será conocedor no sólo de los comentarios, sino que conocerá las respuestas antes que las preguntas; de esta forma habilidosa nunca quedará en tela de juicio su alta sabiduría.

“Es curioso como la falsedad es de una medida infinita, tan infinita como los

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intereses materiales que las mueven y mantienen; cierto es que algunas no piden nada, al menos directamente, sin embargo, hacen jugar las palabras de tal manera que lo están pidiendo todo sin que nadie se dé cuenta; esto es tan cierto como que en el interior de una secta, tanto tienes tanto vales.

“Ciertamente, la cabecera de una secta es ayudar al hombre a encontrar, y poder entrar en el camino Espiritual, pero, si llegado el momento de mentir en interés del fingido maestro o de la supuesta causa: se mentirá sin el menor escrúpulo, sin rechistar; ser consciente de ello, y aceptarlo ciegamente, es haber llegado a ese grado de fanatismo del que será difícil que se pueda salir ya que no dejarán de alimentarlo.”

- ¿Pero es posible que se llegue a esos extremos? -comentó María Isabel sin ocultar cierto asombro.

- María Isabel, es muy sencillo. Te diré que muchos hombres y mujeres, naturalmente, tienen necesidad de algo; están en continua lucha, su búsqueda es incansable por estar hartos de un mundo de mentiras abiertas, de suciedad en el ser y en el estar; así que cuando oyen el ofrecimiento en la noticia de que existe tal o cual persona, en tal o cual grupo, lo buscan con ahínco porque quieren averiguar y experimentar si ello pudiera ser su tabla de salvación, sí será aquello que, durante tanto tiempo, han estado anhelando encontrar.

- ¿De verdad crees que todo esto puede llegar a ser así? -insistió María Isabel.

- No, no lo creo; os lo puedo afirmar con toda rotundidad; es más, no existe un trato por igual hacia muchos de sus miembros, independientemente de lo que ya os he dicho antes, y si en alguna ocasión pudieran oír cuánto se les critica en las altas esferas, estas personas que pusieron tantas esperanzas, se morirían de la pena que ello puede llegar a producirles.

- Con la amargura con que te estás expresando, me da la impresión de que has vivido diferentes experiencias de este tipo, ¿verdad, Jorge? -dijo María Isabel con cierto tono apesadumbrado.

- Tuve que vivirlas y sentirlas en mis carnes para, gracias a esas experiencias, poder ayudar a los demás. Al parecer era parte de mi aprendizaje...

- ¿Y cómo fue que estuviste para después dejarlo?- Te lo acabo de decir. Posiblemente tenía que experimentar conmigo mismo

para, con toda seguridad, ayudar y que ahora a vosotros os sirviera de apoyo y asesoramiento; aunque siempre todo ello quedará bajo vuestro libre albedrío.

El matrimonio quedó sumergido en un profundo silencio a raíz de tan contundente respuesta; algún gesto delataba en ellos que no estaban acostumbrados a tanta y tan directa claridad y seguridad.

- ¿Qué diferencia hay entre una secta y la iglesia Católica? -preguntó ahora Alejándro el cual había estado todo el tiempo como meditabundo.

- En principio, la separación por motivos discordantes: religiosos, políticos, económicos, comportamientos de diversa índole de sus diferentes miembros, y un largo etc., que te haría poner la carne de gallina, como se suele decir. No tenéis más

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que recordar algunos guiones cinematográficos que, sin lugar a dudas, están basados en la realidad. En cuanto a la enseñanza: La verdad es que no puedo decir que la diferencia sea al ciento por ciento exactamente; son muchas las parcelas que no guardan semejanzas entre una y otras; sobre todo en el sentido de ayudar al conocimiento de Dios en unas, y en el de Jesucristo en otras; ciertamente que la Iglesia Católica habla poco del Padre generalmente, y mucho menos puntualmente; ya sabéis que su base y sostén es sólo la figura de Jesucristo, y de aquí es muy difícil que pase, hasta ahí llegan sus enseñanzas y aun así, confundidas.

- Bueno, pero Jesucristo es Dios; el único hijo de Dios. -apuntó María Isabel.- Creo recordar que hace tiempo ya dejamos este tema lo suficientemente

claro cuando dije que un trozo de pan no es más que un trozo de pan, no obstante, esto no quiere decir que se niegue la figura de Jesucristo, lo único que mantengo es que es una parte importante de Dios, pero sólo una parte. Todo, absolutamente todo cuanto existe en en el Universo es una parte del Padre, y yo os puedo asegurar que para la Iglesia Católica, Jesucristo no es una parte de Dios, porque ya sabéis que para ella es Dios mismo; pero esa figura tan importante, aun sería mucho más hermosa para nuestro conocimiento si nos la presentaran y mostraran como lo que realmente fue: un hombre que se sintió tan Hijo del Padre, hasta el extremo de entregarse en cuerpo y Alma por la Causa Real, y consiguiendo llegar a encontrarse al final de su duro camino de evolución con el más alto grado de nivel Espiritual.

- Entonces... María... -susurró muy quedamente María Isabel, como si se encontrara sola y ajena a todo cuanto la rodeaba.

- Esta, es, no sé si sin quererlo, una buena insinuación. Te estás metiendo de lleno en la boca del lobo. -le dije sonriéndole.

- En cierta medida, parecida es la situación en la que nos encontramos con la figura de María, también cabecera de la Iglesia Católica y la cual, aun en estos tiempos sigue manteniendo que es la Madre de Dios, cuando una reflexión profunda y real nos lleva a la conclusión de que Dios es la Madre de María dado su carácter Supremo y Creador de absolutamente todo. También en este caso y en su torpe afán, no ayudan al conocimiento de la verdad; se oculta la realidad de la figura de María; “la más hermosa y sencilla de todas las mujeres, y que, gracias a su muy alto grado de evolución, fue elegida para, utilizándola como vehículo de pureza, poder engendrar el cuerpo de Jesús, el cual habría de recibir al Espíritu más evolucionado de la época”.

- ¿El Espíritu Santo? -dijo ahora Alejándro a modo de pregunta.- No. ¡Realmente estáis hecho un lío!- O nos lo tienen todo liado; perdona amigo Jorge, pero para que sea

perfecto: ¿No nace Jesús de la unión de María y el Espíritu Santo?- No. Jesús nace de una unión Blanca, como fruto del matrimonio entre

María y José. “En el proceso infinito de la Creación, el Padre ideó un sistema perfecto para que se perpetuara la especie; no había pues necesidad o razón alguna para crear un sistema especial y diferente para el nacimiento de Jesús. De lo que sí hubo necesidad fue el aprovechar la unión carnal de ambos, considerada por el

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Padre la más pura, y por consiguiente, la ideal para que de ella naciera el que habría de ser el más alto y grande de sus mensajeros, aunque todo esto, como alguna vez llegaréis a comprender, no deja de ser una teoría más de la misma Iglesia Católica”.

“El seguidor de la iglesia Católica, no debe olvidar nunca que, tanto Jesucristo como María, son las figuras más importantes, pero que el Padre está por encima de absolutamente todo como Cabeza Universal de aquello que se creó, se crea y se creará; de todo ser animado o inanimado, desde una piedra en el monte, la cual nos permitirá ver en un momento determinado cómo de su interior puede brotar una chispa al ser entrechocada con otra piedra, hasta el Espíritu viviendo en el hombre que disfruta de aquello tan hermoso que el Padre le regalara en su día; el don más poderoso conocido: la Voluntad, y con ella la Libertad, el libre albedrío, gracias al cual puede decidir lo que sólo a su juicio le pueda o no interesar”.

Alejándro y María Isabel se habían quedado callados; estaban sin duda en una profunda reflexión, para mi, un tanto nerviosa la de él, porque no sabía más que darle vueltas al cordoncillo de una pequeña grabadora con la que estaba recogiendo todo cuanto se hablaba. El silencio lo quebró María Isabel, que de nuevo insistió:

- Pero, ¿Por qué no nos explican estas cosas, por qué no las dicen como son?- Bueno, eso tendrías que preguntárselo a la iglesia, pero, qué te van a decir

cuando aun continúan enseñando que nuestros primeros padres fueron Adán y Eva, así como un infinito etc. de explicaciones y enseñanzas confusas, como aquella otra de que el mal, el demonio es un ser con cuernos y rabo; ¡Por Dios, a estas alturas...!

“Si meditarais un poco, tan sólo un poco, pero, profundamente, sin prejuicios ni temores, encontraríais multitud de reflexiones que ante ellas, las explicaciones que conocéis no tendrían ni base ni sentido alguno. Si la iglesia enseñara a conocer qué es realmente el Espíritu, habría dado un paso agigantado hacia adelante, en lugar de estar dándolo hacia atrás, sin embargo, no lo harán nunca ya que ella sería la primera perjudicada y a la que se le acabarían los privilegios..., y no quisiera extenderme al respecto.

“Como, sin duda, vosotros sabéis por vuestras prácticas religiosas, existe una especie de diálogo corto en la liturgia eucarística; en uno de ellos, el Celebrante le ofrece a los fieles aquello de: El Señor esté con vosotros, a lo que los fieles corresponden: Y con tu Espíritu. ¿Cómo puede la iglesia Católica tener a sus seguidores en tal grado de ignorancia en una ya plena integración al nuevo siglo? ¿Cómo se le puede decir a una persona, que por demás se la tiene como ministro de la iglesia aquello de: Y con tu Espíritu, cuando el espíritu que porta en el centro de su plexo solar (pecho) es precisamente, Dios, el Padre.

Ciertamente es así. Las razones que asiste a la iglesia para este comportamiento son tan complejas como profundas en razón de ello, pero en eso no voy a entrar, allá cada cual con su forma de deber, poder o querer entenderlo; lo que sí os aseguro es que al igual que vosotros, quien quiera conocer, conocerá. Y es

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curioso porque veréis. Hace un rato comentó María Isabel algo sobre el Hijo de Dios Único. ¿Cómo se puede mantener y aceptar que Jesucristo es el Único Hijo de Dios, cuando todos, absolutamente todos llevamos en ese centro de nuestro interior un trozo de Él como hijos suyos que somos, y no sólo en este Reino Animal, también en el Vegetal, y por supuesto en el Reino más antiguo: el Reino Mineral?

No es gratificante observar como muchas iglesias relegan a un segundo plano el hablar directamente del Padre. Todas ellas son de una importancia material muy relevante; y ello las lleva a que su ayuda supuestamente de orden Espiritual sea muy flaca, no así la de orden religioso, no obstante, insisto una vez más, no se debe confundir el orden; aunque parezca lo mismo, no lo es. Es cierto que a través de lo religioso se puede llegar a conseguir un alto nivel de Espiritualidad, pero, también esto se consigue sin necesidad de religión alguna, es más, el trabajo real está precisamente en la vida diaria, en la lucha encarnizada contra las fuerzas que por todos los medios intentan sacarte de ese camino hacia Dios: auténtico calvario para el hombre en su evolución”.

- La vida religiosa conventual, ¿es más cómoda? -dijo María Isabel.- La vida religiosa, yo no quisiera decir que es más cómoda; lo que sí es

evidente, es que ella comporta menos compromiso. “ Ella no sufre la avalancha y el ataque continuo de las tentaciones mundanas; y sobre la vida dedicada a la contemplación, la monástica, es como huir de su propia realidad; de acuerdo en que se abandona todo o casi todo, pero, como dice la religión Budista, así no se consigue el Nirvana, ese estado de Gracia Eterna concedido a todo ser de buen comportamiento consistente en el completo aniquilamiento por absorción en el seno de la Divinidad. Para vuestra mayor comprensión, significa que lo verdaderamente importante es vencer a la bestia de la pasión y los bajos deseos en el terrible campo de los deseos materiales y las pasiones”.

- Sin embargo la iglesia es de Dios. -comentó ahora Alejándro.- Siempre quisimos creer, dadas las enseñanzas, que así pudo haber sido,

pero, ya no. “La iglesia de nuestros días es del hombre y sus intereses; podéis observarla detenidamente y veréis cómo cada vez existe menos comunión entre ambos; están consiguiendo con su soberbia velada y, a veces no tan velada, que aquellos que fueron sus seguidores se encuentren cada vez más lejos de ella, encontrándose muchos de ellos, paradógicamente, a su lado por no decir dentro de ella misma”.

- No obstante, todas las iglesias que conocemos grandes y pequeñas tienen por mensaje el: Amarás a Dios sobre todas las cosas. -volvió a decir Alejándro.

- Y es cierto. Lo que ocurre es que ninguna lo hace. Sólo ellas han permitido con sus envidias, avaricias, corrupción y sus peleas internas el nacimiento de las sectas, y es así como el hombre ante la necesidad de algo más profundo y limpio, se ha volcado con lo que se le presentó en un momento crítico de su vida en su pertinaz búsqueda Espiritual.

Entre la iglesia y la secta existen parcelas perfectamente diferenciadas; así y

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para que os valga de ejemplo e inicio de futuros y fértiles análisis y reflexiones profundamente meditados, mientras que la primera todo su afán es ocultar la verdad, llegando inclusive a falsificarla, la segunda tiene como objetivo descorrer el velo de la Sabiduría, enseñando un camino nuevo para llegar al Padre y no haciéndote creer que el Padre vendrá a ti. Aunque justo es reconocer que no todas las sectas son fiables en este sentido, por lo que encontrar a aquellas que son puras, hoy en día es harto difícil dada la dinámica de intereses que mueve el Universo. El Padre, sólo se deja encontrar de quien verdaderamente lo busca; a Él, hay que ganárselo con un comportamiento ético, pues sólo con el comportamiento moral no es suficiente. Lástima que esas enseñanzas, ni las una ni las otras, te permitan, muchas veces, practicarlas libremente, a menos que consigas liberarte”.

- Sin embargo, la iglesia arrastra a mucha gente. -volvió a insistir.- Evidentemente. Pero, aún así, eso no es más que el fruto del árbol que no da

nada, y pudiera ser que se convierta en la Higuera que relatan los evangelios. “La Iglesia al estar regida por la moral, no ayuda a crear compromisos reales, y esto, paradógicamente, le viene muy bien al pueblo en general, ya que ello le permite interpretarla no sólo según su estado anímico, sino según sus propios intereses; diferente sería que estuviese regida por la ética, cuya enseñanza debiera ser el principal de los pilares sobre los que descansará su doctrina. Recordaréis como os dije en alguna ocasión, que a diferencia de la moral que es del hombre, la ética es intrínseca del Espíritu”.

Hecha esta última aseveración, le dijo Alejándro a su mujer. - ¿Qué opinas de todo esto?- La verdad es que estoy un poco confusa, aunque por otro lado bastante

contenta, sobre todo porque al menos no he encontrado titubeos en las repuestas, y esto para mi es muy importante. -dicho esto con cierto aire de satisfacción, a su vez, preguntó-: ¿Y a ti que te ha parecido?

- A mi, en realidad, me ha satisfecho bastante; ya te decía yo que para nosotros era muy importante tocar este tema con él.

- Jorge, ¿Suponemos que habrás adivinado ya el motivo de nuestra preocupación? -dijo Alejándro abiertamente.

- En cierta medida he podido captar por vuestro continuo e incontrolado nerviosismo que algún grupo está a vuestra caza, pero que no os acaba de convencer su planteamiento.

- ¡Efectivamente! Y la verdad es que al menos a mi, particularmente, aun me bailan en los oídos, algo de aquello tan bonito que me expusieron. Lo cierto es que es a mi mujer a la que tengo que darle las agracias ya que fue ella la que me convenció para que te llamáramos; y la verdad es, justo reconocerlo, que tengo las cosas más claras aunque me siento un poco triste pues he oído cosas que reconozco, y en las que, a lo mejor por esa comodidad que tú dices, no he querido pensar nunca. -dijo un tanto azorado.

- Me alegro por ti, por vosotros, porque lo cierto es que yo de ahí, sintiéndolo mucho, no podría haber pasado; el resto depende ya de vuestro discernimiento.

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- Pensad ahora más tranquilos; tenéis la cinta grabada; volved a escucharla y meditad despacio, y si no lográis hallar una respuesta que os satisfaga plenamente en vuestro interior, pedid ayuda al Padre, Él os la enviará utilizando cualquier medio, pero, recordad siempre una cosa: si captáis la respuesta, actuad sin pensar; no permitid que entre en juego vuestra mente, puede que si le dais paso os llevará a una nueva confusión, y si le es posible mayor aún: “En las cosas del Espíritu hay que actuar sin pensar”. Muchas veces me dicen que, en ocasiones, me repito, pero también son muchas en las que, aun a pesar de ello, hay quien no se entera o no quiere enterarse; a veces la mente muestra escenas tan hermosas...

Ambos asintieron con la cabeza dando su conformidad plena a lo que acababa de decir, y como diciendo que esto último a ellos no les iba a suceder.

María Isabel se levantó y Alejándro y yo hicimos lo mismo. El matrimonio mostró su alegría y agradecimiento por la ayuda que, según ellos, les había prestado, manifestando a continuación el deseo de que nos viéramos de nuevo ya que había, según dieron a entender, otro par de cosas sobre las que también querían mi consejo. Les dije que cuando ellos quisieran, y tras una despedida bastante afectiva, y en cierta medida larga, se separaron de mi tomando el camino de su casa.

Comencé a caminar por el desgastado acerado; volví la cabeza justo en el momento en el que ellos se perdían entre la multitud que en aquella hora punta cruzaba por el amplio paso de peatones, como frontera hermosamente decorada entre los jardines y la plaza; me quedé unos segundos observando los chorros de agua que los surtidores de la fuente parecían quererlos elevar hacia el cielo, más altos que nunca.

Dos palomas batiendo, juguetonas, sus alas blancas se refrescaban en la pequeña pileta que está en uno de los rinconcitos de los jardines; no pude evitarlo y allí estuve un buen rato contemplándolas; las palomas alzaron el vuelo y continué de nuevo la vuelta a mi casa; crucé la hermosa avenida titulada Paseo de Cristóbal Colón, y ya en el puente el sonido alegre de unas campanitas me sacaron de la abstracción en la que me encontraba, no sin cierta contrariedad, observé que se trataba del pequeño semáforo que, instalado a la entrada del puente de San Telmo, avisa al tráfico rodado y tránsito peatonal de que el paso se cierra, y se va a elevar la plancha con el fin de permitir el paso de un soberbio barco mercante, el cual encontrándose en sus proximidades iniciaba la maniobra para salir hacia la bocana del puerto, remolcado por una pequeña nave la cual mostraba disponer de una considerable potencia.

Allí estuve largo rato aguardando a que de nuevo volviera el puente a su estado normal de circulación mixta; entretenido, viendo como surcaba las tranquilas aguas del Guadalquivir aquella impresionante mole, y en cuyo rótulo de popa de podía leer: Amsterdam.

Terminado el paso del buque, y restaurado el tráfico, la masa humana, tanto a pie como motorizada reinició su marcha hacia Dios sabe que destino...

Al entrar en la calle, observé cómo en la puerta del pequeño jardín que da

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Trozos del Espejo

acceso a la comunidad en la que resido, se encontraba mi mujer conversando con una vecina la cual le comentaba con un profundo acento de marcado disgusto, el malestar que reinaba en el seno de la familia, motivado porque su hija que deseaba contraer matrimonio, no había encontrado en la parroquia más que problemas y de los que entre otros hacía destacar, el para los novios el más importante: una negativa rotunda por parte del párroco, a su ferviente deseo de tomar la comunión durante la celebración de su boda.

CAPÍTULO NOVENO

Estoy bajando por la escalera mecánica que me lleva a la planta sótano de unos grandes almacenes; allí tienen un departamento de Librería, y en él, un apartado o sección bastante importante que, dedicada al esoterismo, siempre me sorprendió por no ser, precisamente, este tipo de establecimientos especialistas en el tema; lo cierto es que es el único que tiene a la venta la obra que estoy buscando; lo supe por una coincidencia. Ahora me ha venido muy bien ya que quiero hacerle un regalo a un amigo de bastante tiempo atrás, y me consta que será de su agrado.

Como perdido en el dédalo de estanterías, deambulé entre ellas hasta llegar a la que era de mi interés; una vez allí hice deslizar mis dedos sobre los lomos de algunos ejemplares hasta que por un impulso de necesidad se pararon; se abrieron como garfios y, llenos de satisfacción extrajeron un ejemplar de mediano tamaño y una calidad bastante cercana a la de la obra rústica.

Estuve hojeándolo durante un buen rato, y recreándome imaginando el momento; leí en su portada: Los arcanos de la Gran Obra. Le va a gustar -pensé- y con este pensamiento a la vez que con una gran alegría dirijí mis pasos hacia una de las muchas cajas allí existentes; no había nadie, por lo que decidí esperar; transcurrido un momento oí una voz a mi espalda que preguntó:

- ¿Lo abona con tarjeta o en metálico?Mi sorpresa, por llamarlo de alguna manera, fue tan rápida como rauda la

reacción y reconocimiento de aquél timbre de voz. Al tiempo que me giraba ya sabía perfectamente con quien me iba a encontrar; y así sucedió, ya que se trataba de mi buena amiga Laura, la cual con una sonrisa que llenaba de luz todo el departamento, se abrazó a mi, a modo de impetuoso saludo, al tiempo que me decía que la perdonara, pero no había podido contenerse argumentando que hacía más de dos meses que no nos veíamos. Después de completado el saludo de costumbre y preguntado por las diferentes familias, y una vez abonada la compra, Laura, tomándome por el brazo me preguntó si me apetecía tomar un té; le dije que sí, y nos subimos a la cafetería, a esa hora más tranquila que de costumbre. Ya sentados ante una de las muchas mesas , el servicio atendido y sin el más mínimo intento por ocultar un nerviosismo el cual me pareció de una sencillez maravillosa,

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Santiago Martín Moreno

me dijo cogiéndome la mano:- ¡Qué alegría Jorge! De verdad que es una de las sorpresas que más alegría

me ha producido en la vida. -dijo exultante.No pude, aunque bien sabe Dios que lo intenté, evitar el que mi mente la

contemplara de arriba abajo, sin el menor recato, pues estaba maravillosa. Vestía un conjunto de amplia falda estampada y chaqueta de color verde pastel, liso a juego, y una camisa blanca inmaculada aunque con pequeños ribetes de un color también verde pero en este caso, con un tono oscuro lo cual hacia resaltar más aún el contraste con la chaqueta.

- Eres un poquito exageradilla. -le dije correspondiendo a su tono del todo cariñoso.

- Pudiera ser, pero no; no te puedes imaginar o igual sí, las ganas que tenía de verte, y cuando hablamos por teléfono la última vez, hace ya, creo recordar que unas tres semanas, y me dijiste que por entonces no era posible vernos porque tenías mucho trabajo, me pareció que se me caía el mundo encima; te aseguro que verte aunque sólo sea una vez a la semana, y charlar contigo un rato es, al menos para mi, como una inyección de energía que aumenta mis ganas de vivir, y tú sabes que yo siempre tengo ganas de vivir.

- Recordarás que te recomendé que te reunieras con tu hermano, a partir de entonces, más a menudo.

- Y lo estoy haciendo. -me dijo poniendo cara de niña a la que se le está riñendo-, pero, también he decirte que no sólo mi hermano te echa de menos; mi madre, también.

- Supongo que sí. ¡Es encantadora!- Y te quiere mucho.- Y no te quepa la menor duda de que yo a vosotros también.- La semana pasada me llamó María Isabel; me estuvo contando que habían

estado contigo; consultándote unas cosas, y estaba, o al menos a mi me lo pareció, realmente muy contenta; diciéndome que Alejándro quería llamarte para hacerte otra consulta; vamos a pedirle nuevos consejos -me dijo-. Por cierto, yo quería charlar contigo un rato ¿Cuando crees tú que podrá ser?

- ¿Ahora te parece bien? Tengo toda la tarde para ti, si quieres, sino lo dejamos para otro día. -le dije sabiendo que no iba a dejar pasar la ocasión.

No me había soltado la mano y noté como la apretaba aun más, al tiempo que en sus ojos brillaban unas lucecitas de contento, por lo que dijo un tanto nerviosa:

- ¿De verdad que no tienes nada que hacer esta tarde? No quisiera molestarte.

-Lo cierto es que he venido a comprar un regalo y de paso tenía la intención de dar un paseo.

- ¿Quieres que te acompañe? Aunque quizás prefieras estar solo. -Esto lo dijo sin ser consciente de que aun me tenía la mano cogida de tal forma que parecía no querer soltarla.

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Trozos del Espejo

- Cómo tú quieras.Terminamos de tomar la frugal merienda, y nos dirigimos a la calle. Estaba

más tranquila que de costumbre. Y así, con paso relajado...- Jorge, estoy leyendo la Biblia, pero despacio, intentando entender. ¿Qué

parece la idea?- Me parece bien, ojalá todo el mundo lo hiciera aunque fuera solamente por

leerla; el mero hecho de ello ya es importante, y aunque parezca que no queda nada dentro, no es así, todo queda recogido en función de una cierta atención, y cuando se necesite la información que se pida en un momento determinado, ya saldrá, costará más o menos, evidentemente, pero al estar ahí, al final sale y si no, no pasa nada. Tampoco es importante al cien por cien.

- ¡Sí, ya sé! Sólo es cuestión de pedirle ayuda al Padre -dijo sin dejarme terminar.

- Eso es; me alegra que el pedirle ayuda al Padre nunca se te pueda olvidar.- Jorge, en una ocasión, me pareció oírte decir que además de la verdad

histórica (conocida) de la Figura de Jesucristo, también habían otras historias de origen oculto, y además con mucho de simbolismo...

- ¡Cierto! Las había, y las hay. Existe mucha documentación escrita de los primeros tiempos de Jesús; y no, precisamente, por los evangelistas que conocemos a través de las Iglesias: Católica, Griega, Romana... Son los llamados: “Apócrifos”, un término griego para definir ocultación.

- En una ocasión estuve hablando con mí madre acerca de la tablilla que colocan arriba de la Cruz, y a mi aquello de las letras INRI me dio que pensar: ¿Realmente que significan esas letras? Porque la verdad sea dicha es que nadie hasta ahora ha sabido darme una explicación convincente.

“Es de suponer que tras esa pregunta hay algo más, ya que de todos es conocido que esas iniciales quieren decir: Jesús-Nazareno-Rey de los Judios, y que será interpretada a modo de mofa hacia el Maestro; pero que Poncio Pilatos cuando la manda colocar, al mismo tiempo lo que pretende es guardarse la espalda, porque él no tiene muy clara la decisión que tomó en contra de Jesús; de todas formas las iniciales tal como suenan tienen un carácter puramente esotérico, por lo que su interpretación real es: Igneus-Natura-Renovatio-Igneus; dicho traducido, que Jesús que es Fuego; el Fuego Natural Renovado por el Fuego, ya que ambos están considerados como de la misma Naturaleza Espiritual”.

- Laura, yo no quisiera que interpretaras mal esto que te voy a decir, como tampoco es mí deseo quitarte la idea de que dediques tu tiempo a la Figura de Jesucristo desde el prisma de la Iglesia Católica; lo que sí te pediría es que medites sobre Él, y reflexiones para poder sacar, con el tiempo, tus propias conclusiones, a través de los conocimientos que vas adquiriendo; ellas estarán acertadas o no, pero, lo que sí será una satisfacción para ti, es que serán las tuyas. ¿Comprendes lo que te quiero decir?

- Sí. Por cierto, una cosa que me tiene intrigada desde cuando nos hablaste sobre la reencarnación. ¿Tú sabes, anterior a Jesucristo el cuerpo de quién dio

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albergue a su Espíritu, y después de Él en quién se habrá reencarnado?- Verdaderamente, aprietas bien tus últimas preguntas en razón de ampliar

conocimientos. -le dije con un tono sorpresivo y sonriente a la vez-: “No, desconozco quién pudo haber servido a su espíritu anteriormente; sea quien fuere, lo cierto es que lo dejó en una situación bastante buena. En cuanto a, en quién se habrá reencarnado de nuevo: dudo, por no decir que no creo que lo haya hecho, al menos en este plano nuestro, la Tierra. Desde su muerte, no se ha oído en el Universo conocido absolutamente nada acerca de un ser humano de superiores características a las de Jesús; dada su altísima evolución Espiritual, no creo que regresara a nosotros, sino que habrá ido a un plano de Orden Superior, si es que no consiguió ya entrar a formar parte de las jerarquías celestes en cuyo caso ahora debe ser un Ángel del Noveno Coro, o tal vez una Potencia Angélica de coros superiores ya que en una Era y en el Orden Evolutivo, niveles como el suyo pueden conseguir varias ascensiones”.

- Pero, ¿Podría haber venido otro, quiero decir otro Maestro?- Es evidente. De hecho y en el núcleo de nuestra sociedad pasada, y actual,

se han oído los pasos de un sinfín de personas atribuyéndose muy altos grados de evolución Espiritual pero, como dicen las Escrituras: “Aparecerán falsos profetas”, y esto no quiere decir que algunas de estas personas no sean buenas, no, única y simplemente quiero decir que no son quien dicen ellos que son, y esto al final queda demostrado en la cantidad de actos e intereses materiales demostrados, a veces, veladamente pero, que duda cabe, que en ese final se quedan al descubierto.

- Entonces, ¿No ha venido ninguno? -insistió una vez más.- Laura, te repito que no lo sé; este es un dato de los muchos que yo

particularmente desconozco, no obstante, insisto, en que de haber venido se habría sabido sobradamente, porque el que es enviado de verdad, cuando arrastra prosélitos, estos serían de tal magnitud que sobrepasaría el cálculo de la imaginación humana, y como sabes perfectamente, esa multitud se hubiera dejado sentir ya que su repercusión en todos los órdenes y niveles de nuestra sociedad sería... ¿Te imaginas qué ocurriría en el seno de las iglesias si un día apareciera un nuevo Mesías de características similares a las de Jesús, auténticas y verdaderas?

- Me has puesto los bellos de punta; no soy capaz de imaginármelo; lo que sí me estoy preguntando es sí se volvería a hacer con Él lo mismo que se hizo entonces...

- Yo si me lo imagino Laura. Seguro que tras ver en que se ha convertido aquella Iglesia que el fundara, comenzaría por tomar el látigo y...

- El simbolismo debe ser muy abundante en este tema ¿verdad? -dijo un tanto cariacontecida y tras un relativamente corto silencio a modo de reflexión sobre aquellos pensamientos que de seguro bullían ahora por su cabeza.

- Claro, y ya que estás interesada en el tema de Jesucristo, pero, sin entrar en grandes profundidades, te hablaré de otra parcela que encierra mucho de simbolismo, aquella en la que según las escrituras, Jesús subió a la montaña y le habló a una multitud dándole mientras tanto de comer con tan sólo unos panes y

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unos peces. “Afirmar lo de unas miles de personas es un tanto ilusorio; sencillamente porque en aquella época y semejante lugar, aunque acudieran también de otras partes cercanas, no existía tanta población y mucho menos si se tiene en cuenta que no todo el mundo acudió a la montaña. En cuanto a aseverar que todos quedaron alimentados, hartos, su carácter simbólico y esotérico del conjunto, manifiesta que era tan hermoso, tan profundo, tan lleno de bondad lo que a través de su palabra les llegaba a aquella pobre gente, que no sólo no se acordaron de que tenían que comer, sino que ni tan siquiera se preocuparon de ello. La palabra de Jesús les estaba llenando sus corazones, y en aquellas fechas, esas gentes estaban tan mal Espiritualmente, que para ellos era más la necesidad de llenar sus esperanzas y comer del conocimiento del mensaje que estaban recibiendo que la de llenar sus desgraciadas tripas”.

- Tengo que reconocerte que esto que acabas de decir no me había pasado ni por la imaginación; debes sentirte muy feliz al poder dar vida a estas reflexiones. -me dijo poniendo cara de satisfacción.

- No lo creas; de todos modos ahora las conoces tú, y ya sabes que no es más que cuestión de trabajar, lo demás te llegará por añadidura. ¡Quién sabe! Igual al final tú no serás más que otro vehículo a través del cual más gente hallará en ti nuevos conocimientos.

- Aún me queda mucho hasta que llegara ese día. ¡Sería maravilloso! -le oí comentar muy bajito pero, sin ánimo de que yo no me enterara.

- ¿Hablamos de más hechos simbólicos? -dijo ahora demostrando que había hecho mella en ella el comentario anterior.

- Mejor lo dejamos para otro día y así tienes la oportunidad de meditar y sacar conclusiones que ya me las expondrás cuando llegue cada uno de sus momentos.

- Jorge, ¡me gustaría saber tanto como tú, y de ti!- Y a mi, a veces, me gustaría saber tanto como tú. No creas que a mi me

gusta estar continuamente tocando ciertos temas, ya que sufro mucho cuando se confunde Religión con Espiritualidad. No siempre se es más feliz porque se sepa más; y esto no quiere decir que yo no lo sea, pero recordarás lo que os he dicho en más de una ocasión: “A mayor conocimiento, mayor aflicción”. ¿Te imaginas una persona que hace un daño siendo consciente de ello, y otra que lo hace sin ser consciente de haberlo hecho?

Imagino que tras aquel momento de, lo que seguro sería un comentario difícil de digerir, volvió de nuevo...

- Jorge, volviendo al tema de la reencarnación y esas personas que dicen vivir unas apariciones, ¿Pueden ser seres especiales?

- Ahí puede haber de todo, Laura; desde una alteración de la conciencia, pasando por una proyección mental, una alucinación producida por alguna droga, y porqué no, hasta una trama fraudulenta. El ser humano tiene capacidad para desarrollar lo que quiera, sin embargo, siempre trabaja por lo mismo dado su alto índice de materialidad... Aunque no todos, afortunadamente. “Que de todo hay en

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la Viña el Señor”, que por cierto no es una Viña ya que en ella sólo hay uvas; habría que decir mejor en la Huerta; ¿no te parece? -le hice el comentario haciendo entrar en el contexto una cierta dosis de relajación.

- ¡Caramba! esa faceta de bromista no la conocía yo, -dijo siguiendo, como se suele decir, el compás con una deliciosa sonrisa.

- Ni yo tampoco. -le dije echándole una mentirijilla.- Pero, algunos hay. ¿No? -insistió ahora ya calmada.- ¡Naturalmente! Yo hablo en general, de todas formas: ¿Tú crees que hay

muchos?- Realmente, no ¡Que pena verdad!- Ciertamente, aunque a ti y en lo que a este campo se refiere de lo único que

se trata es de que tú consigas ser diferente, y yo te aseguro una cosa: que puedes conseguirlo perfectamente, basta sólo con que lo quieras.

- ¡Dirían que estoy loca... !- Posiblemente; como decían del Quijote; recuerdas a los dos, a él y a

Sancho. “Sancho representaba, dentro del simbolismo, lo material que hay en el hombre: bajito, regordete, pegado a la tierra; en cambio el Quijote era alto, espigado, más pegado al cielo, el representaba a la Espiritualidad en el hombre, decían que estaba loco. También esta pareja de la mano del gran Miguel de Cervantes, fue creada para llevar a la humanidad un mensaje recordatorio de cómo ha de ser el comportamiento del hombre para con el hombre mismo. Por un momento cierra los ojos e intenta ver a la pareja: ambos la dualidad, el par perfecto, la armonía, lo espiritual en conjunción con lo material; el Quijote enjuto, con su lanza e modo de antena receptora de energías celestes que utilizando al bueno de Sancho como intermediario intenta derramarlas sobre la tierra.” -¿Crees que habrá mucha gente que haya leído el Quijote? No es necesario que me contestes, seguro que no...

- Te quiero decir también, que durante esta era que acaba de comenzar, si bien es verdad que no se conoce la llegada de ningún enviado, si es cierto que el padre no ha parado de enviarnos mensajes para todos aquello que quisieran escucharlos; esa obra de Cervantes encierra muchas formas de decir que tenemos que cambiar nuestra manera de ser, y no sólo él, también Walt Disney, del que se dijo siempre, que escribía cuentos para niños, porque los adultos no quieren reconocer que los mensajes que encierran esos cuentos son para mayores, y muy mayores. Como ellos, han existido y existen muchos, ahí tenemos algunos de los más recientes como son los autores de: El Señor de los Anillos, La Historia Interminable, El Nombre de la Rosa...

Caminando sin prisas, disfrutando del paseo, habíamos llegado al puerto por lo que íbamos, se podría decir, por la orilla del río cuando Laura se detuvo y, pensativa, se sentó en uno de los bancos de hierro y madera; hice lo mismo al tiempo que le pregunté si le ocurría algo.

- No -me contestó enseguida-, es que al oírte mencionar el título de Michael Ende, he recordado que cuanto más veo la película después de haber leído la obra,

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Trozos del Espejo

más deseos siento de volver a verla; ahora tengo la impresión de que tiene detalles que yo he pasado por alto, cuando me parece, por lo que has comentado, que tiene algo más.

- Todo es una vibración, Laura, y cuando nos ponemos en esa misma frecuencia de algo o de alguien que nos llena, inmediatamente adoptamos un comportamiento de adhesión y no desearíamos nunca separarnos o desconectarnos; encontramos en ello algo así como la necesidad que tiene el niño pequeño de ir asido a la falda de su madre.

- Ahora que has mencionado a la madre, mañana Sábado voy a pasar el día entero con ella y con mi hermano, naturalmente; verás cuando le cuente a Guillermo que he pasado la tarde contigo, seguro que dirá que a ver cuando vienes a casa; mi madre tiene muchas ganas de verte ¿sabes? Ya me ha dicho que quiere preguntarte algunas cosas...

- También a mi me gustaría verlos de nuevo.- El Viernes es el día que más me gusta, aunque, realmente, no sé por qué

-dijo Laura con cierta mirada insinuante.- Será porque es la víspera del fin de semana y, claro como no hay que

trabajar.- ¿A ti te ocurre lo mismo, Jorge?- No, para mi es al contrario; al igual que entre la mañana y la noche, mi

mejor día es siempre el Lunes, y mi mejor momento en el día la mañana.- ¿Y eso? -dijo frunciendo el entrecejo y un tanto sorprendida.- El Viernes no me siento muy bien porque me doy cuenta de que no he hecho

durante la semana todo lo que podía haber hecho, que siempre puede ser más; y con la tarde me ocurre igual, siempre llego a la conclusión de que podría haber aprovechado el día mejor de lo que lo hice. En cambio con el Lunes me ocurre lo mismo que con la mañana ya que me doy perfecta cuenta de que el Padre me ofrece una nueva oportunidad de poder realizar todo aquello que se me quedó por hacer.

- Jorge, ¿tú rezas por las noches?- ¡Claro que sí! Por las noches y por las mañanas; es una forma muy bonita

de dar las gracias por lo que te acabo de decir aunque los términos sean diferentes en cierta medida.

- ¿Puedo preguntarte a quién le rezas?- ¿Por qué no? Mis oraciones siempre van dirigidas al Padre.- ¿Y lo haces por alguien en concreto, o es un rezo de forma general?- Depende. “Rezar por alguien en concreto no tiene mayor importancia, lo

realmente importante es dedicar unos minutos a estar con Él en la más profunda y absoluta intimidad, como convencido de que lo tienes a tu lado, escuchándote, dedicando este tiempo maravilloso a darle las gracias por cuanto nos ofrece que es mucho y que, al parecer, para muchos es muy poco o casi nada, cuando Él, está velando continuamente por nosotros, pero, no influyendo en nuestras decisiones, aunque en eso de los mensajes que hablábamos antes, Él, de forma continuada nos está advirtiendo de los peligros a los que nos pueden llevar algunas de esas

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decisiones si no se toman de manera acertada; ahora bien que las tengamos en cuenta o no, ya no depende de Él, sólo y exclusivamente de nosotros”.

- Entonces ¿Hacer una oración por el Alma de un ser querido no tiene importancia?

- Yo no te he dicho que no tenga importancia, mis palabras han sido que no reviste mayor importancia porque no va a repercutir en ése ser querido, por una razón fundamental, y que tú ya deberías conocer; y es que la vibración de tu oración nunca podrá entrar en conexión con su Espíritu, no su Alma, porque como ya te dije, el Espíritu que fuera de un ser, con la muerte de éste pasó al plano Espiritual con lo que volvió a ser un Espíritu Universal, lo que significa que no pertenece a nadie hasta que no haya una nueva reencarnación, además tampoco puede entrar en conexión porque ya sabes que ambos planos son de naturaleza diferentes.

- Perdona mi insistencia, pero, entonces ¿dónde está la importancia?- La importancia está en ti, en ese acto positivo que has realizado, en esa

energía Blanca que has generado cuando por Amor traes a tu vida el recuerdo de una persona con el deseo de aliviar su Karma, y esa, entre otras, son las cosas que enriquecen nuestro Espíritu y lo hacen evolucionar hacia alturas insospechadas.

- Jorge, perdóname otra vez, igual esto te suena a niñería pero, es que yo le sigo rezando al Ángel de la Guarda, ¿Existe? -dijo, poniendo, realmente, cara de niña.

- ¡Naturalmente que existe! Ya os lo dije en una ocasión. Y no te preocupes con tanto perdón; tú pregunta, insiste, sabes perfectamente que cuando no pueda darte una respuesta, por la razón que sea, no te diré nada.

“Todos y cada uno de los seres humanos que durante el transcurso de su vida terrena hayan realizado a través de sus mentes actos positivos, éstos, no sólo habrán hecho enriquecer sus espíritus, sino que esas almas como guardadoras de ellos estarán continuamente generando un aliento, y ése aura que es la protección del Alma fue llamado a ser el Ángel de la Guarda, para niños y mayores”.

- Jorge, ya voy más allá de la curiosidad, y hasta de la inquietud, pero es que cuando estoy contigo y sobre todo cuando escucho tus respuestas me entra un no se qué, que no puedo evitar preguntarme, al menos mentalmente, ¿De dónde vendrá?

- La verdad es que estás obsesionada con esto, y te diré una vez más que la importancia de las respuestas y cuánto te digo, no están en mi, sino en ellas mismas, en las palabras y en la forma en que tú las asimilas, las digieres y las pones en práctica; en cuánto a de dónde vengo, ya deberías saberlo, sencillamente de donde vienes tú y todo cuánto nos rodea, del Padre.

En el más completo de los silencios habíamos cruzado y seguíamos paseando, ahora al pie de la majestuosa arquitectura Almohade de la Torre del Oro, en cuyo interior se guarda el hermosísimo Museo Naval. Laura fue a decir algo pero, se contuvo al tiempo que comentaba...

- ¡Ése que viene por ahí es Ramón! -dijo pareciéndome que le agradaba la llegada del joven que se nos acercaba.

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- ¿Y quién es ése Ramón? -le pregunté ante la exclamación de sorpresa que le había producido.

- Ramón es un conocido desde hace bastante tiempo, mio y de mi familia, y que cuando lo vi la última vez me comentó que había ingresado en un grupo de los llamados de orden Espiritual, aunque en aquel momento yo le dije que aquello por lo que me explicaba a grandes rasgos, era una secta.

- ¡Buenas tardes! -saludó el recién llegado al encuentro, ya que caminábamos por la misma acera.

Correspondimos al saludo, y tras la presentación propia del momento, Laura le preguntó que tal andaba, ya que según ella le apreciaba signos de cierto cansancio y una tensión y nerviosismo bastante alterados.

- Tienes razón; acabo de salir de una reunión del grupo aquel que te comenté y ya no volveré nunca más; ya está bien de soberbias y mentiras...

- ¡Sentémonos aquí y echa fuera toda esa energía que traes acumulada, si es que quieres, naturalmente!

- ¿Te importa, Jorge? -se preocupó Laura.- No, en absoluto, has estado muy acertada invitándole a que se desahogue

porque hasta que no lo haga, su Espíritu no disfrutará de un poco de paz.Estas palabras parecieron ayudarle a relajarse un poco; momento en el que

Laura le insistió para que hablase de lo que le pasó en aquella reunión.Ramón no paraba de contar sus experiencias dentro del grupo; realmente se

le notaba no sólo contrariado por haber perdido tanto tiempo antes de darse cuenta de que aquella organización no tenía ni pies ni cabeza, sino dolido ante el engaño más cruel por parte de quien, precisamente, le dijo ser un Ser Superior, un Ser Celeste, y al final resultar ser nada, aun menos que nada, una sanguijuela aprovechándose de la entrega y el Amor que, mediante, ese engaño le profesaban todos incapaces de darse cuenta de la realidad.

Cuando se repuso un poquito, continuó diciendo con vivas muestras de enfado:

“Últimamente estaba recibiendo un trato nada agradable, por lo que sin darme cuenta me obligaron a hacer algunos comentarios, y que, al parecer, luego no gustaron, y ese fue el motivo de no haberme avisado para la reunión de esta tarde, pero como a veces recibes ayuda de Dios aunque no se la pidas, al menos así pienso yo, pues mira por donde me enteré y allí me presenté; nadie me echó, ni tampoco me hablaron, por lo que decidí escuchar a todos y esperar hasta el final para exponer unas cuestiones que desde hace unos días ya venía madurando.

“Cuando todos hubieron terminado, me levanté y dije que cómo hombre del que no se podía negar que estuvo escuchándolos a todos y cada uno de los presentes, rogaba que se me escuchara hasta el final en lo que quería plantear, y que se trataba de lo siguiente: Que yo había ido a pedirles perdón, pero no por haber dicho la verdad, sino porque pudiera ser que no fuera dicha de una forma cortés y correcta. Quise que supieran que al igual que detesto las faltas que hay en mi, yo amaba sus espíritus porque ellos son siempre puros, aunque las mentes de

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los hombres, sus pensamientos no siempre lo sean.”- ¿Tan mal crees que te has comportado con ellos? -le interrumpió Laura, con

una cierta mirada de tristeza.- Quiero pensar que no, Laura. “Creo que mi único delito fue mi total

incapacidad para fingir que todo me era indiferente, mi total incapacidad para cerrar los ojos ante lo que últimamente venía ocurriendo a mi alrededor más inmediato.

“Tú me conoces un poco, por no decir bastante, Laura, sabes que soy hombre sencillo, y yo reconozco que tal vez haya sido un poco brusco, y también que no haya dado muestras de un gran tacto, pero siempre me limité a expresar mis pensamientos y sobre todo, y más importante, mis sentimientos.

“Llegué a participar, y para mi vergüenza, caer en un juego en el que una serie de individuos se han zancadilleado, atacado y despedazados unos a otros, eso sí, con una exquisita sutileza. Pienso que quizás el problema residiera en que todos, y lo digo incluyéndome a mi, intentamos corregir a nuestros compañeros. Creyéndonos dechados de virtudes y perfección, y nos olvidamos de corregirnos a nosotros mismos, con el agravante de que en muchas ocasiones fue para sentirnos superiores, seres perfectos frente a otros... ¡pobres pecadores! Quiero con esto decir que más que para corregir lo hacíamos para sentirnos corregidores.”

- Has debido pasarlo mal, -musitó Laura abiertamente.“Desgraciadamente jamás podré olvidar las múltiples decepciones que he

sufrido entre aquellas paredes, empezando por las veces que yo me he decepcionado a mí mismo. Sin embargo, les dejé bien claro que yo no juzgaba a nadie porque comprendo que yo no soy nadie para ello, pero sí estaba en el derecho de juzgar la situación que venía viviendo. De verdad os digo que, ahora más que nunca, me parece lamentable que un ser humano por falta de fe en su personalidad, o en el Amor que otros tengan y el respeto ciego que le profesen, cree una farsa identidad que le sirva de pantalla para manifestar que posee un ascendente de orden superior sobre aquellos que le rodean.

“Creedme que para mi fue muy doloroso el exponer todo esto en la presencia de todos, y bien sabe Dios, que nunca pasó por mi pensamiento el hacerlo con un carácter de despecho vengativo, sino porque consideraba mi deber como hombre creyente, intentar abrir algunos ojos, y porque era mi deseo que todo ello se hiciera realidad.”

- Pero tranquilízate Ramón -le cortó Laura amablemente.Ante la tensión en la que observé se encontraba el muchacho, le puse una

mano sobre el hombro y le dije que Laura tenía razón, que se tranquilizara, que ambos esperaríamos y escucharíamos todo cuanto tuviera que decir con el fin de que echara fuera toda aquella energía negativa que lo estaba martirizando. Al cabo de unos minutos, continuó:

- ¡Ya estoy mejor, gracias! Estoy más calmado, pero es que tenía que hacer todo aquello o reventaba. “Yo estuve bastante tiempo meditando y a través de algunas reflexiones llegué a comprender y saber sobre los verdaderos maestros y

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guías espirituales, y por eso les dije a todos que un verdadero maestro jamás da más importancia a su propio nombre que a sus enseñanzas, ni consiente vivir a expensas de sus discípulos de una forma autoritaria; él no debe estar para ordenar sino para aconsejar. Tampoco debe refugiarse en su condición de maestro o guía Espiritual para asumir él mismo actitudes que en los demás no consideraría jamás como lícitas, lo que sería en ese caso lo mismo que afirmar, que él es el maestro, y cualquier cosa que haga o diga es perfecta, por lo que nadie debe ponerle el más mínimo reparo, y el que no lo vea así o no lo haga de ninguna manera le interesa.

“Si hubiera sido un verdadero maestro, jamás se hubiera sentido ofendido por ninguna de las dudas que pudieran tener algunos de los que le rodeaban, ¡ah! Y otra cosa, que él viene a ayudar, a servir, a sacrificarse por todos y no para que la Humanidad viva nada más que pendiente de sus caprichos, sirviéndole de forma sacrificada ante cada uno de sus muchos antojos. Tampoco debe mostrar preferencias personales de forma tan evidente por determinados discípulos por el mero hecho de que unos estén más avanzados que otros en sus enseñanzas, y jamás debe quejarse de la incapacidad del que esté a su lado, lo que debe enseñarle es a ser capaz; y mucho menos amenazar a un discípulo con la fuerza de su dominio y supuesto poder, ni de ninguna otra manera, ni tan siquiera debería reprenderlo nunca por una falta involuntaria que sabe como maestro que dice ser, que no cometió.

“Despreciando a un discípulo por su baja condición, o porque carece de medios materiales que aportar a su causa, no creo que al final se pueda ganar a nadie, y por supuesto no conoce la soberbia ni la ira, esos sentimientos adverso se supone que ya fueron superados por él; y muchísimo menos se esconde de unos mientras se deja ver por otros; Jesús, no se escondía de Judas, y en cambio éste se escondía hasta utilizando la mentira; ¡Qué Dios me perdone por haber hecho semejante comparación!”

Verdaderamente, Ramón necesitaba desahogarse; después de un largo recorrido en cuyo final me pareció que le faltaban las fuerzas, se detuvo. Respetamos su silencio, silencio que rompió Laura para decirle:

- ¿Estás mejor?- Sí, mucho mejor.- Pues chico, sí que ese maestro es una verdadera joya de la enseñanza; de

cómo se puede tener mejor el Espíritu, -le dijo Laura de forma cariñosa.- Y podría seguir contándote cosas toda la noche, porque cuando eres adepto

entregado estás ciego; todo vale, pero, cuando por la razón que sea alguien o algo te abre los ojos y comienzas a ver, dices: ¡Madre mía! Pero, ¿qué es esto, cómo se pueden decir o recomendar estas cosas, o aconsejar aquellas otras? Es impresionante, Laura, no puedes imaginarte cómo un maestro que te está continuamente hablando del respeto hacia todos los niveles de la Naturaleza, puede autorizar a un miembro del grupo a que utilice en su cuerpo medios para eludir la procreación, y aun mucho más... pero, me siento tan asqueado para seguir... En fin, lamento haberos hecho perder vuestro tiempo, cosa que os

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agradezco infinitamente; la verdad es que tenía necesidad imperiosa de contarle todo esto a alguien, sabía que como no encontrara a quien entendiera y además me comprendiera, me iba a volver loco.

- Bueno, lo importante ahora es que estás más tranquilo, más relajado. Era necesario que hicieras cuanto antes lo que has hecho, ¿verdad Jorge?

- Evidentemente; ahí sólo su juicio es lo que vale, y esa decisión que ha tomado aunque no fuera la correcta siempre será mejor que la indeterminación; ella le estaba produciendo una merma en su capacidad analítica para un feliz discernimiento.

Noté como Ramón me miró con cierto aire de extrañeza, pero no dijo nada al respecto de mi comentario; sólo volvió a manifestar un aceptable grado de satisfacción al tiempo que se levantó con clara intención de marcharse.

- Ha sido un placer conocerte Jorge. Y a ti, bueno a los dos gracias una vez más por vuestra ayuda y comprensión. Laura, ni siquiera te he preguntado por tu madre y tu hermano, espero que estén bien, y salúdalos de mi parte.

- Están bien, y no te preocupes que así lo haré en cuanto les vea que, posiblemente, será mañana.

Le tendí la mano correspondiendo a su saludo de despedida, y le oímos decir hasta pronto mientras girándose comenzaba a caminar en dirección al puente.

Miré a Laura intentando averiguar qué pasaba por su cabeza, y al darse cuenta de ello pareció leerme el pensamiento por lo que con un leve suspiro me dijo:

- Parece que se ha ido bastante calmado, ¿verdad?- Sí, y creo que han empezado a bullir en su cabeza algunas nuevas, aunque

menos complicadas, ideas. - Bueno, ya se hace tarde ¿Qué te parece si lo dejamos para otro día?

- Como tú quieras. Yo voy hasta la Avenida de la Constitución para coger el autobús.

- Entonces te acompaño, y aprovecho para tomar allí al lado el que va para López de Gomara.

Justo en el momento de llegar se vio venir el autobús que habría de tomar Laura. Había bastante público en la parada por lo que nos despedimos, y diciéndome que me llamaría para ir a su casa, se subió. Momentos después se perdía al final de la gran avenida. Tras un corto paseo, y pasados unos minutos de espera yo hacía lo mismo.

Cuando más tarde, el autobús circulaba entrando en el puente, pude ver cómo Ramón estaba en la esquina, charlando y gesticulando desaforadamente con alguien que en ese momento me daba la espalda por lo que no le presté mucha atención, sin embargo, mi atención cambió radicalmente cuando en uno de los movimientos de aquel individuo, aunque mínimo, pude apreciar, sin el menor género de dudas, que se trataba de la misma persona de la que tiempo atrás me hube de despegar porque gracias al Padre, pude darme cuenta a tiempo de que arruinaba espiritualmente cualquier vida que se le pudiera poner al alcance de sus ilusorias y equivocadas ideas.

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CAPÍTULO DÉCIMO

El magnífico almuerzo con el que me había visto gratamente sorprendido fue obra de Leonor en unión de Laura; ésta que, encuentro a encuentro va descubriendo un poco de mi personalidad, a sabido con ello captar algunos de mis gustos por ciertos alimentos naturales, y ello fue y así lo confesaron, la clave para darme la sorpresa.

La comida había transcurrido en un ambiente rebosante de armonía familiar y jocosos comentarios a cargo de Guillermo, que, sabedor de lo que ambas mujeres estuvieron preparando el día anterior, no podía evitarlos, sobre todo, cuando la madre se desplazaba a la cocina y traía con todo el Amor del mundo alguno de sus platos especiales para, según ella, tan magna ocasión, y a la espera de, junto a los demás, ver la cara de asombro que yo ponía ante semejantes acontecimientos.

Después de comentar mi alto grado de admiración por las atenciones que me fueron dispensadas, nos levantamos al tiempo que Laura decía a su hermano y a mi que pasáramos al saloncito, lugar este en el que se tomaría el café como otras

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veces; y así, mientras la madre e hija se entregaban a la tarea de retirar los servicios, ayudé a Guillermo en su desplazamiento.

Estábamos los dos charlando animadamente sobre las Artes Plásticas, cuando sonó el timbre de la puerta... Laura corrió hacia ella y la abrió; sabía de quien se trataba ya que como organizadora directa del día, se lo había comentario a María Isabel ahora que ambas acababan de reanudar su antigua amistad. El comentario, por lo que pude saber más tarde, fue del agrado de ella mostrando especial deseo de participar; y así lo hizo en unión de Alejándro, su marido, ya que cuando el matrimonio, acompañado de Laura entró en el saloncito, María Isabel portaba sobre sus manos y a modo de regalo una espléndida tarta.

Ambos no tardaron en saludar a cuyos saludos tanto Guillermo como yo correspondimos. La tarta quedó depositada sobre la mesita mientras me decían que este detalle era algo así como una especie de agradecido reconocimiento. Ofrecí con gratitud la deferencia que tenían para conmigo, no sin argumentar levemente el que no debían hacer tales cosas, y pedí que nos sentáramos todo juntos. Laura se llevó el pastel a la cocina y volvió acompañada de su madre la cual venía diciendo que lo había dejado todo dispuesto para cuando nosotros deseáramos.

Una vez todos juntos, y apenas nos habíamos sentado, dijo Leonor levantándose:

- Jorge, me gustaría consultarte una cosita a solas. ¿Te importaría si nos fuéramos a otro sitio?

- Claro que no.- ¿Me perdonáis? Será cuestión de poco tiempo, -dijo Leonor tímidamente y

a título de excusa.- Naturalmente, mamá. -dijo ahora Guillermo sonriéndole a su madre.Leonor, con un gesto absolutamente familiar, me tomó de la mano, y

saliendo del saloncito me condujo hasta su dormitorio. Ya en el, me invitó a que me sentara en un silloncito el cual guardaba toda la antigua forma de una Descalzadora, mientras ella lo hacía en una silla preciosamente labrada y elegantemente decorada al estilo Victoriano.

- Jorge, -comenzó diciendo- lo que quisiera consultarte es que cerca de aquí hay una señora que echa las cartas; dicen que tiene bastante fama de ser muy buena en ello, y me gustaría ir a preguntarle sobre algo que necesito saber desde hace tiempo. ¿A ti en principio que te parece la idea?

- Leonor, en principio, como tú dices, no tiene porque parecerme mal si ese es tu deseo; un deseo que yo respeto. No obstante, lamento tener que decirte que al menos que el tema que le plantees sea espiritual, de poco te podría servir.

- Verdaderamente no es espiritual, aunque quiero pensar que en cierta medida si puede guardar alguna relación, quiero decirte que, aunque sé que es material, una respuesta positiva podría dar una tranquilidad a mi Espíritu.

- Si tú lo crees así, no voy a ser yo el que te quite la idea, pero, dime ¿Te pide dinero por esa posible ayuda que tú crees que ella te podría prestar?

- Tengo entendido que en todos los trabajos que realiza sólo suele cobrar la

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voluntad.- Bueno, tú sabes muy bien que la voluntad ya es un precio que se deja a

juicio de la persona que va a consultar, y principalmente es así porque muchas veces por este motivo es que no suelen decir cosas que desagraden, ya que siendo satisfactoria la respuesta, es de suponer que la voluntad sea más generosa. ¿No crees?

- ¡Entiendo! -dijo Leonor un tanto apagada.- De todas formas te daré unos consejos para cuando vayas, y si haces lo que

te digo, y esa persona a la hora de la consulta te acepta, es posible que haya sido elegida como vehículo para hacerte llegar esa tranquilidad a bordo de una respuesta válida.

Tú sabes, y si no lo sabes yo te lo digo, estas personas que echan las cartas utilizan siempre las suyas; unas usan las cartas de la baraja española, y otras las cartas conocidas de figuras que son las del Tarot, o sea, los arcanos mayores.

- Eso si lo sé -me interrumpió apresuradamente-. He oído decir que son cartas de figuras.

- Bien, entonces en primer lugar lo que debes hacer es lo siguiente: Ir a una tienda o Librería Esotérica y comprarte un mazo de láminas del Tarot; un juego e cartas del Tarot, para que me entiendas.

- ¿Alguna marca en especial, o algún modelo? ¡Perdóname, Jorge, tantas preguntas pero, es que entiendo muy poco de esto!

- No te preocupes y estate tranquila. Generalmente disponen de varios, así que los ves todos y el que más te guste, pues ese; todos valen, luego te explicaré por qué. Una vez que lo tengas, si ves que además de las cartas de figuras vienen cartas de la baraja española que es lo normal, y que esas si las conoces, estas las separas y las guardas. A continuación tomas las de figuras y las limpias pasándoles un paño un poquito húmedo, esto debes hacerlo para quitarle las posibles energías negativas que hayan podido depositar en ellas las personas que las hayan estado manipulando, tanto en su fabricación como en su posterior embalaje; una vez limpias te las guardas en un bolsillo y las tienes siempre contigo excepto cuando vayas a dormir que las puedes dejar debajo de la almohada para volver a tomarlas al día siguiente por la mañana.

- ¿Siempre debo hacerlo así, quiero decir, siempre he de llevarlas encima?- No, eso debes de hacerlo tan sólo al principio para que tomen contacto

contigo; posteriormente deberás hacerlo como mínimo una semana antes del día que vayas para hacer una consulta; es del todo importante el cumplimiento de este requisito.

- ¿Y si me dice que no, y me dice que sólo lo hará con las cartas suyas?- Entonces no debes permitirlo por lo que deberás dejarlo por el momento y

decírmelo; ten en cuenta que los tarots, o sea las láminas del Tarot, cuando se exponen sobre la mesa para una posible lectura, se van a expresar a través de las vibraciones de la persona cuyas energías haya depositado en ellas por lo que si no son tus cartas, tampoco serán tus vibraciones, y en este caso a la hora de la

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interpretación, esta jamás podrá ser correcta; las láminas sólo y exclusivamente se manifiestan por si mismas ante uno mismo, y la persona a la que se le consulta se limitará, sin tocarlas para nada, sólo a su interpretación, y ello sujeto siempre a que no violente la respuesta o mensaje alguno, porque pudiera ser que no haya respuesta momentánea, o también que aquella persona no fuera la persona indicada.

- Y en el caso de que no se negara. ¿Cómo tendría yo que hacerlo, o que sistema habría de emplear? Porque ahí si que, de verdad te digo, no tengo la menor idea.

- En ese sentido harás lo que ella te diga, que en realidad será lo mismo que hace ella normalmente. Dicho de otra manera: Tú tomarás tus cartas. Tú las barajarás con el fin de producir un caos en ellas. Posteriormente tú misma las cortarás y te las echarás según la costumbre que ella adopte, y, una vez expuestas sobre la mesa, ella se limitará a leer lo que según entienda te están diciendo en razón de la consulta que, previamente, tú le habrás realizado.

- Jorge, dirás que soy una pesada pero, ¿Y si se negara?- ¡Está bien, mujer! No te apures más; haces lo que te he dicho y cuando

hayan transcurridos los siete días prepararemos aquí mismo una sesión y yo te las interpretaré, si no tienes inconveniente.

- Contigo ninguno, hijo. Y digo yo: ¿Por qué no lo hacemos ya sin tener que ir a ver a esa mujer?

- Sencillamente porque no tengo por costumbre el leerle las cartas a nadie, salvo la excepción indicada, y esta pudiera ser, pero sólo pudiera. ¿Comprendes? Además ya has olvidado cuanto te acabo de explicar. La lectura o interpretación sólo puedo hacerla con tus cartas, y después de que las hayas tenido contigo viviendo durante un tiempo... ¿Recuerdas?

Noté en su mirada que esta respuesta no le agradó mucho, pero inmediatamente recapacitó y la aceptó mostrándome una leve sonrisa llena de comprensión al darse cuenta de que yo tenía razón.

- “Antes te dije que todas las cartas valen, porque lo importante en las láminas son sus vibraciones manifestándose, no un modelo determinado, y acuérdate siempre de lo que te digo: el Tarot es Sagrado, y tan serio como profundo, por lo que no debe jamás ser frivolizado. Es una Ciencia Universal constituida por una Fuerza Superior para hacer llegar a la mente humana el conocimiento, y a través de él la ayuda necesaria para que el espíritu evolucione por el difícil sendero de la materia, y no es en absoluto, como se suele decir, un Arte Adivinatorio”.

- Jorge, hace unos días estuve viendo un programa de televisión sobre temas ocultos; se habló de muchas cosas, entre ellas de las echadoras y echadores de cartas, y de cuánta falsedad giraba alrededor de ellas y de ellos, porque allí estuvo hablando alguien del público sobre uno al que fue a ver, y no quieras oír lo que decía de él. A veces me da miedo pero, ¿Cómo puede haber tanta gente dedicada a echar las cartas sin saber?

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- Si que es triste, pero eso es como tantas y tantas cosas de las muchas que suceden en esta vida, y que se tratan sin conocimiento alguno. Cuando un país sufre un azote de las características del nuestro, me estoy refiriendo concretamente al paro obrero, nace en el ser humano la necesidad imperiosa de encontrar algo a lo que agarrarse, y una tabla de salvación tan cómoda como engañosa, es comprarse un libro sobre el Tarot; libro por cierto que ya te lo dan con baraja incluida, porque si el obrero tiene necesidad de encontrar trabajo sea el que seas, el empresario no tiene más remedio que buscar mil y un argumentos nuevos para poder seguir adelante. Así y con unos días de exhaustivo auto-aprendizaje de lo más elemental, no a la búsqueda de poder ayudar al prójimo, sino de esos escasos dineros, pero que están siempre reservados para quien mejor nos diga que vamos a mejorar en la salud, que vamos pronto a disponer de un magnífico trabajo, de una fuerte entrada económica, o que ése amor de nuestros sueños nos caerá rendido en los brazos, cuando, precisamente, esas son materias para las que el Sagrado Tarot no sirve.

Se ponga el ser humano como se ponga, y por muchas vestiduras que se rasgue, ésta es una Ciencia Universal, y sólo para lo que te he dicho anteriormente: para aprender, descubrir la Sabiduría, y con ella, ayudar a conseguir un comportamiento ético, y a través de él la más alta evolución del Espíritu. Piensa que una vez conseguido ello hallarás la verdadera Felicidad, y, con su entendimiento, serás la más sana, la más rica y la más amada... porque siendo positiva, todo cuando de bueno hay en el Universo se pegará a ti dándote su mayor protección y jamás abandonándote.

- Sin embargo, hay mucha gente a la que se les oye decir que les aciertan...- ¡Lógicamente! Eso es lo que dicen, pero no es verdad. Lo cierto es que

desgraciadamente son tantos que a algunos les tienen que acertar, como se suele decir, pero, te repito que en el Tarot no se acierta nada porque nada se adivina, y, fíjate que curioso: hasta un reconocido Sabio de la Antigüedad como fuera Platón, ya en uno de sus discursos manifestaba que el Tarot no debía ser considerado como un Arte Adivinatorio. Y es verdad porque la palabra descompuesta lo dice: Ta o Tar, que traducido de la lengua Egipcia quiere decir Camino. Ro o Rot, quiere decir Real. Lo que nos lleva a entender que se trata de un método para ayudarnos a seguir: “El Camino Real de la vida”. También me inclino a que las respuestas de esos a los que se le pregunta si le han acertado, son positivas, es porque temen al ridículo, con lo cual, y en su ignorancia además de absurdo comportamiento, lo único que hacen es caldo de cultivo para el favorecimiento inconsciente y la falsa fama de muchas de esas personas.

- Entonces ¿Quién puede leer las cartas con la seguridad de que te vayan a decir la verdad? - Sólo aquél que desde su conocimiento y por Amor regale su ayuda, le será llegada la inspiración a la hora de interpretar una lectura del Sagrado Tarot.

- ¿Y cómo saber quién es ésa persona?- Ese es, sin duda alguna, el aspecto más difícil; de momento cualquiera que

no haga jugar en ello ninguna clase de interés, y mucho menos si ese interés está

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representado por el dinero, aunque sea la voluntad.Ahora observé tranquila a Leonor que, levantándose, me agradeció cuanto le

había dicho, y tomándome por el brazo me llevó de nuevo al saloncito y, entrando donde se encontraban los demás dijo:

- ¡Ea, ya estamos aquí! ¿Os lo he robado mucho tiempo?- ¡Demasiado! -le dijo Laura cariñosamente.- Bueno, pues aquí lo tenéis de nuevo, es todo vuestro y perdonadme si he

tardado mucho pero ya sabéis que yo soy muy torpe para entender con facilidad algunas cosas; bueno, os dejo que me voy a la cocina a preparar la merienda ¿os parece?

- Sí -contestó Guillermo que era el más cafetero.- Bien, como dice Leonor, ya estoy aquí y dispuesto a que me contéis algo

acerca de eso que habéis estado debatiendo todo este largo rato...Es que, verás -comenzó Alejándro con cierto titubeo-. Estábamos hablando

sobre las dificultades por las que atraviesan algunas familias con muchos hijos, y como María Isabel y yo tenemos dos, nos estamos plateando la posibilidad de recurrir a la Vasectomía, y este es uno de los temas sobre el que hace tiempo teníamos intención de pedirte consejo, al menos como se vé desde tú realidad.

- Muy bien. Pero ese es un tema para el que solamente tú tienes la respuesta, y sabes perfectamente que ello es ir en contra de la Naturaleza en todo sus órdenes.

- Sí, lo sé, pero... no puedes, no sé, aconsejarme, en fin decirme si existe alguna salida para este problema.

- ¡Naturalmente! El único; la abstención si no queréis correr riesgos. Tened en cuenta, y esto metéoslo bien en la cabeza, que los hijos son el vehículo que el Padre utiliza para poder seguir creando su obra, por lo que podría decirse que es Él el que en este caso participa de forma directa en la llegada o no de un nuevo miembro en el que inocular para de su Espíritu y por consiguiente dotarlo de la verdadera personalidad.

- ¡Hombre, tampoco es eso! -exclamó Alejándro.- Alejándro, lo siento, que no debería, pero, no existe otra manera, ni otra

forma, ni otra solución.- Oye, Jorge -intervino Guillermo-: esa relación, o ese contacto como se le

quiera llamar, fue creado por Dios, por el Padre, como a ti te gusta llamarlo.- Efectivamente, pero sólo y exclusivamente para engendrar, para dar vida a

un nuevo ser y así poder perpetuar la especie, pero, esto ya deberías saberlo sobradamente.

- Sí, ¿pero si tenemos un hijo por cada contacto carnal...? -insistió de nuevo Alejándro.

- Os repito que la llegada de un hijo no depende absolutamente de la pareja, tened en cuenta que por medio está Karma y por supuesto la voluntad o necesidad, como queráis llamarle, del Padre; la pareja no es más que, en cierta medida, el medio del que Él se vale para seguir perpetuando su obra.

- Entonces ¿Qué explicación tiene el placer que se recibe en ese acto? -dijo

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Alejándro.- ¡Ay, amigos míos! Si alguna vez os paraseis a pensar cuánta inteligencia

debe tener el que es la Inteligencia. En fin, la explicación para esto es muy sencilla; es, motivar al hombre y a la mujer a cumplir con el deber sagrado de la continuidad. Si el engendrar un nuevo ser no conllevara ese gozo, con lo materialista que es el ser humano, ya me diréis cuantos hijos nacerían, sobre todo en estos tiempos difíciles: tiempos como estos que cada vez son más duros como bien apuntabais anteriormente. Laura como estudiosa de la Biblia, ya que tanto os apegáis a ella y de la que, por cierto, algunas enseñanzas se pueden sacar, ha debido leer algo de todo esto en ella... ¿verdad, Laura que ya al principio hay algo relacionado con ello?

- Sí, y estaba escuchando e intentando recordar dónde, me parece que en el Génesis, en el libro del Éxodo se habla del castigo de Onán, no recuerdo exactamente que capítulo es, pero en él se dice algo así como que Onán por la tradición fue obligado a casarse con la viuda de su hermano y que como él no quería tener descendencia con ella derramaba su esperma fuera y entonces Dios lo castigó; aunque en honor a una verdad, que considero racional, he de decir que después de leer y estudiar la Biblia como tú me has enseñado, ahora encuentro muchísimas cosas que no me cuadran.

- Bien, pero por el momento ese no es el tema que nos preocupa. Lo verdaderamente importante es que ese caso es considerado como uno de los delitos más graves que el hombre puede cometer contra su Creador, contra el Padre.

- Entonces... -dijo Alejándro cabizbajo y en un leve susurro.- Entonces, lo único que te queda es cumplir con la Ley y que el Padre decida

cuántos hijos bendecirán vuestra casa. ¿Acaso creéis que cuando una casa se ve bendecida con muchos hijos y en cambio otra no recibe ni uno solo es producto de la casualidad o la suerte? Además, y como todo tiene su parte oculta, la de este tema es que si un hombre recurre a alterar su naturaleza por medios extraños, es que reniega de su condición de varón, que está por encima de su condición de hombre, por lo que en futuras encarnaciones sólo le será concedido el reencarnarse en una hembra, o hacerlo en ese hombre que ocupará aquel hogar que jamás se verá bendecido con hijo alguno.

- ¡Caramba! Pues sí que lo tengo cada vez más claro; más me valdría haberme quedado en casa -dijo Alejándro al que se le veía bastante apesadumbrado.

- Ya os he dicho desde siempre que a mayor conocimiento mayor aflicción. No obstante, es bueno, el conocimiento hay que aprovecharlo sin desmayo, y la aflicción al ser comprendida crea felicidad ya que evita el que se siga cayendo en las trampas tontas en las que antes se caía, una veces por propios intereses ególatras, y otras por la comodidad, dejando a nuestra mente tomar decisiones que a la larga lo único que hará será perjudicarnos.

- Total, que de eso nos libramos las mujeres -apuntó María Isabel con cierta aunque nerviosa gracia.

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- No exactamente, ya que desde hace mucho tiempo atrás también la mujer está cometiendo un delito en cierta medida semejante, si bien el suyo es de una gravedad muy superior, ya que al interrumpir voluntariamente su preñez, no sólo contraviene la Ley Natural de la perpetuidad de la especie humana, sino que ya lo hace incluso desde la perspectiva del exterminio. “Negarle a una semilla la posibilidad de convertirse en un nuevo fruto es cosa muy grave, pero, negarle a ese fruto la posibilidad de crecer y realizar una posible misión, es algo que sólo de pensar en su repercusión hace que se me ponga el bello de punta. Como sabéis, la vida humana, el cuerpo es el elemento en el que el Padre se apoya para llevar a cabo la Gran Obra del Espíritu. Si un día, como consecuencia de ese egoísmo material que el hombre ha comenzado a entrar en su sangre, no hubiesen hijos en los que poder insuflar el Padre parte de él, no se acabaría el mundo, se acabaría el Padre, Dios y con Él, todo, absolutamente todo”.

Tras esta últimas palabras en las que había quedado reflejado el Apocalípsis desde una perspectiva que nunca se tuvo en cuenta, un frío sepulcral vi que llenaba cada rincón del saloncito, a la par que un sentimiento de hondo pesar hacía presa en los rostros de mis amigos, creándoles gesto y muecas que se explicaban por sí solos.

Pensé quedarme callado hasta que ellos quisieran romper aquel silencio; mientras tanto me entretuve en reflexionar sobre cuántas familias se ven bendecidas con muchos hijos y en cambio otras no tienen la oportunidad de compartir sus vivencias familiares con ninguno. “Qué difícil es hacerle comprender a la gente que todo ello se debe a esa Ley Universal de Causa y Efecto, la Ley de la Causalidad, y que, al parecer, nadie quiere o le interesa entender. Que en el transcurrir de la historia no hay cabida para el azar, para la suerte o para la casualidad porque todo está perfectamente medido y definido, planificado, sujeto a una razón específica de ser. Que todo, absolutamente todo tiene un absoluto porqué. Todo aquello del azar, la suerte, la casualidad, incluso lo accidental, no es más que el producto de la “inteligencia” de unos pocos para aprovecharse de la ignorancia de unos muchos”.

Hace pocos días, en una charla informal surgida tras la celebración de una conferencia, uno de los asistentes manifestó un especial deseo de saber que ocurriría realmente si a ése alguien que le está encomendado el apriete del botón que abriría las puertas de una guerra nuclear, un día recibiera la orden y la cumpliera: ¡La Tierra entera sería destruida -decía con cierta congoja.

Cada uno de los allí presentes, dio su opinión acerca de la casi desaparición del planeta, en la que, por cierto, coincidían todos, incluso uno llegó a decir que una fuerza devastadora no sólo barrería todo tipo de vida a todos los niveles, sino que la misma masa sería presa de una desintegración total y, con su desaparición, el final de todo ese fin del mundo del que tanto se habla y tan poco interesa conocer su profundidad.

“La Tierra no puede ser destruida -dije ante el asombro de algunos-: porque la Tierra como comprenderéis no ha hecho nada malo”; a lo que otro respondió

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diciendo que eso era evidente ya que la Tierra era una masa natural, pero muerta, y que por eso no podía hacer nada.

Se equivoca -insistí de nuevo-. “La Tierra no es en absoluto una Naturaleza muerta; independientemente de las vidas que alimenta, en todos los órdenes , es un ser vivo, un ser que piensa, o ¿acaso creéis que las mareas como producto de su movimiento son debidas a un capricho, o que se levanta el viento y se echa, o llueve y nieva en un lugar más que en otro de sus mismas carnes, y todo ello, y aun más, deseos de quién? ¿Del hombre? No, amigos míos; el Padre dotó a éste y a todos los planetas de su propia personalidad y capacidad natural cuya infinita inteligencia estamos cansando con nuestros desatinos, con nuestro desamor, y el día menos pensado nos va a dar un susto de muerte por lo que, como comprenderéis no va a hacer falta que ningún hombre apriete botón alguno. No obstante, ella de vez en cuando se despereza, por decirlo de alguna forma, y con sus pequeñas y repito avisadoras sacudidas ya sabéis lo que ocurre; imaginaos el día que se enfade de verdad lo que puede suceder; ¿Podéis imaginar lo que sucedería si un día cualquiera decidiera detenerse en su rotación tan sólo una milésima de segundo? Saldríamos todo desplazados. No la Tierra no permitirá el Padre que el hombre la destruya porque ella es otro de sus muchos hijos; de esos que no le hacen el más mínimo daño absolutamente a nadie; y esos comportamientos Él los mima, diferente será lo que llegado un día hará con gran parte de la humanidad, y eso no quiero ni pensarlo, aunque muchas veces pienso que el Padre no tendrá necesidad de intervenir en la seguridad de que los mismos hombres se harán cargo los unos de los otros; acaso no reflexionáis sobre los tsunamis, los huracanes, etc., etc”.

Una exclamación de sobresalto producida por María Isabel ante la llegada de Leonor que traía como siempre una bandeja con el servicio, hizo que todos y cada uno de nosotros saliéramos de nuestros pensamientos, momento este en el que Guillermo y Laura observé como se miraban, y esa mirada cómplice, como si de una especial comunicación se tratara, me dejó un instante tras el intento de averiguar que significado encerraba.

Leonor sirvió el café y Laura hizo las particiones correspondientes de la tarta que trajera el matrimonio. Tomamos aquella deliciosa merienda sin rozar un sólo punto de lo hablado con anterioridad. Alejándro hacía algún que otro chiste pareciéndome que la idea era descongestionar, relajar en general lo que en tanta tensión se había convertido el ambiente.

Ahora se apreciaba una cierta tranquilidad distendida. Durante el café estuve intentando encontrar la significancia de aquellas miradas cruzadas y enigmáticas de ambos hermanos; no pude hallarlas por lo que decidí...

- Bueno, Guillermo, las cosas que preocupan mientras antes vean la luz, antes salen de la oscuridad, y, ya sabes: en la oscuridad no sólo pesan más sino que luego cuestan en salir porque como no ven, las hacemos tropezar con toda clase de obstáculos por lo que tanta tardanza termina haciendo daño.

Los dos hermanos se quedaron mirándose, ahora de forma directa, sin ocultarlo, pero sobre todo Guillermo, como diciéndose: ¿Cómo sabe que yo tengo

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algo pendiente acerca de lo hablado? La verdad es que intuía algo por aquella forma de mirarse el uno al otro, pero, mi decisión por Guillermo fue una relativa y de fácil elección; se trataba de uno o de otro, me arriesgué, me incliné por él y, al parecer, acerté ya que nos hizo un buen planteamiento.

- La verdad es que no sé como a estas alturas me sorprendo contigo Jorge, pero es cierto que me gustaría tomar el hilo de lo anterior, y que supieras algo que me ocurrió hace bastante tiempo y que me ha venido a la memoria cuando hemos estado hablando sobre la negación a la propia naturaleza humana, porque el suicidio viene a ser exactamente igual ¿no te parece?

- Evidentemente, todo lo que sea eliminar una existencia por cuenta propia, es un grave delito si bien es verdad que tiene mayor repercusión condenatoria el suicidio, ya que cuando alguien quita la vida a otra persona, contrae un Karma muy importante, pero si una persona se quita la vida a sí misma, ha negado a su espíritu la última oportunidad para evolucionar, era pues, éste un Espíritu estancado en su escala evolutiva, por lo que llegado el momento de la negación absoluta a su posible evolución, éste es ya definitivamente despersonalizado y vuelto a su origen.

- Jorge, un cosa que yo ya no podré hacer en mi vida será correr -dijo Guillermo con cierto tono de tristeza. Correr era otra de mis pasiones; ahora estoy volcado con esta otra como es la Pintura, pero ya ves nunca andaré, así qué cuando me dijeron, pasadas varias operaciones, que no volvería a hacerlo, no pude al menos evitar que durante un momento me pasara por el pensamiento el quitarme de en medio; afortunadamente no lo hice ¿quiere ello decir que estuve a punto de ser despersonalizado?

- Según qué estado actual de evolución se tenga, así podría haber sido, pero por fortuna, como se suele decir, conseguiste quedar la idea sólo en el pensamiento con lo cual y para tu tranquilidad, diríamos que, si bien contrajiste Karma de demérito, también es como si hubieras adquirido al mismo tiempo otro Karma que en este caso se denomina de mérito, o lo que es lo mismo, te hiciste deudor de un castigo a la vez que acreedor de un premio.

- Perdóname, pero esto no lo entiendo.- El suicidio es el producto de no querer luchar, negarse a vivir, quitarse la

vida es lo más cómodo; lo difícil , el trabajo real es vivir la vida que uno mismo se marca con todas sus consecuencias, con todas sus tribulaciones.

- Hasta ahí, el castigo lo entiendo; lo que no entiendo es lo del premio ¿dónde está éste?

- ¡Hombre, échale un poquito de tu imaginación! Al completar el pensamiento, al no haber ejecutado la obra de la idea que pasó por tu mente, no hubo muerte física, y al no haberla tampoco hubo desencarnación, y no habiendo desencarnado tú no puedes ser despersonalizado, por lo que te has concedido una nueva oportunidad para no caer en el estancamiento y poder seguir haciendo evolucionar a tu Espíritu.

- ¿Volverá mi Espíritu a una nueva reencarnación, entonces, después de mi

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muerte?- Naturalmente; volverá a tener la oportunidad de seguir evolucionando

gracias a un futuro cuerpo que le será concedido, ya que el Karma del pensamiento difiere en valoración bastante con respecto del de la palabra o la obra.

Ahora, una especie de tranquilidad inundaba el ambiente y en las caras se leían leves sonrisas de paz. La cara de Guillermo se notaba con una satisfacción especial; tal vez estaría pensando en la fuerza de voluntad que mostró aquél día, aun a sabiendas de que por aquella debilidad intuía que habría de pagar, pero, creo que por el momento la satisfacción le estaba cubriendo perfectamente su preocupación.

El sonido apagado del timbre de la puerta dejó oír su ronco aviso de que alguien se encontraba al otro lado pidiendo entrar. En ese momento Leonor debía estar cerca de la puerta porque se le oyó decir: ¡No os molestéis que ya voy yo!

CAPÍTULO DÉCIMO PRIMERO

- ¡Buenas tardes Leonor!- ¡Hola Ramón! ¿Cómo tú por aquí y a esta hora? Pero pasa, hijo.- Me alegro de verte; es verdad que ya hace bastante tiempo que no venía por

tu casa.- ¡Y que lo digas! Bueno, y a esta hora... ¿de descanso?- ¡Qué va! Nos dejaron en la calle a toda la plantilla a comienzos de la

semana pasada.- ¿Cómo que os dejaron en la calle? Pero si tu empresa no tenía ningún

problema.- Pues ya lo ves, resultó que sí, y gordo ya que en principio parecía que iban

a reducir la plantilla comenzando por cerrar uno de los turnos, cuando de la noche a la mañana lo que cierran es la planta entera y con ello todos a la calle.

- Pues sí que está esto cada vez más claro, ¿y ahora qué piensas hacer?- De momento hemos formado una comisión que se encargue de todo hasta

que nos liquiden porque aún no nos han pagado, y arreglando el papeleo del desempleo.

- ¡No sabes cuánto lo siento hijo! Si en alguna cosa te podemos ayudar, ya sabes que puedes contar con ello.

- Lo sé y te lo agradezco. ¿Y Guillermo?- Dentro. Está con una reunión.- ¿Y Laura, viene mucho por aquí ahora?- Sí, hoy precisamente está también aquí; es que están reunidos con Jorge, ya

sabes quién es; me dijo Laura que no hace mucho tiempo también tú le conociste.- Sí, exactamente; un día que, por cierto, andaba yo bastante apurado.

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Santiago Martín Moreno

- También están Alejándro y su mujer María Isabel.- ¡Caramba! Pues sí que es buena la reunión. Bien, no te entretengo más, ya

vendré otro día, y dale muchos recuerdos a todos.- No te vayas, porque estoy segura de que si les digo que estás aquí se

alegrarán de verte; espera un momento...- Ves, pasa que quieren que te unas a ellos; si te hubiese dejado marchar no

me lo hubiera perdonado; ha sido Jorge el que ha pedido que te quedaras.- Buenas tardes a todos.Ramón acababa de hacerse presente y todos nos levantamos, excepto

Guillermo. Fue saludándonos uno por uno y de la misma forma le fuimos correspondiendo; Laura le acercó una silla y Ramón se sentó entre Guillermo y Alejándro, no sin advertírsele que se sentía un tanto cohibido.

- ¡Qué verdad es aquello de que Dios aprieta pero no ahoga! -dijo Ramón nada más sentarse y mostrando al tiempo una evidente cara de satisfacción.

- Seguro que sí, pero, ¿por qué dices eso? -le preguntó Laura.- Porque venía a ver a Guillermo; tenía necesidad de hablar con alguien y

pensé en él como la persona ideal con quien poder desahogarme; y mira por donde buscando un amigo me encuentro con un montón.

Leonor que se había quedado en la puerta nos dijo que Ramón se había quedado sin trabajo porque cerró una de las plantas de la fábrica donde trabajaba desde hacía nueve años.

- ¿Cómo ha podido ocurrir una cosa así? -decía Ramón con un tono de voz ciertamente lastimera.

Verdaderamente, Ramón tenía necesidad de desahogarse; parecía como si ello le acompañara de forma especial, pues la primera vez que le vi le ocurría algo semejante, aunque en aquella ocasión se tratara de otro tipo de cuestión.

Contaba con todo rigor, las aventuras y desventuras de su empresa, y su relato me transportó mentalmente a otra situación; una situación relacionada con mi anterior trabajo dentro del marco de mi vida laboral...

...”Esto no puede seguir así -me decía a mí mismo ante la cantidad de anormalidades que iba descubriendo- esto va a acabar mal.

Día tras día, notaba la falta de dedicación, la falta de una mínima responsabilidad profesional por parte del director de mi empresa, el cual era incapaz no sólo de solucionar aquellos problemas que su desidia iba generando, sino de poner un poco de orden en ese caos de régimen interior que se produce cuando la cabeza principal no rige.

Se acercaban las vacaciones del verano y ya el personal dejó de hilar fino, no es que antes lo hiciera, pero, al menos hilaba; comenzó a entrarle la conocida víspera de la fiesta, esa manglana que les entra a algunos y que les hace sentirse tan eufóricos que ya todo o casi todo les da igual. Su pensamiento está tan lejos como el lugar donde pasarán sus vacaciones, y su actividad que es ahora de orden mental lo único que les preocupa son la lista de cosas que han de preparar para llevarse.

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Trozos del Espejo

Como tantas tardes, el director apareció casi a última hora y, como tantas veces, se apreciaba en él claros síntomas de que su felicidad y su alegría no eran, precisamente, por ser portador de la buena noticia de haber cerrado con algún cliente una óptima operación comercial, no, simplemente era que había hecho un nuevo examen de degustación de alcohol en sus diferentes modalidades, y había obtenido, al parecer, una más que aceptable puntuación.

Cuando llegó, saludó y se sentó entre los que a esa hora estábamos en el departamento comercial. Ciertamente era un hombre que dominaba bastante bien su situación, quiero decir, que para alguien que no le conociera ese comportamiento podría pasar perfectamente inadvertido, pues su actitud era en su personalidad mitad infantil, mitad burlona por lo que la conjunción de ambas le hacía un tanto irresponsable aunque nada agresiva en ningún orden, el problema estaba, sencillamente, en que no estaba, carácter que me sorprendió siempre en un hombre cuyo nivel cultural era, en apariencia, bastante alto.

Nadie en la oficina, aun teniendo conocimiento de ello, se había interesado por mi participación en una mesa redonda celebrada el día anterior en la Universidad de Sevilla, y a la que fui invitado con carácter de conferenciante; sin embargo, él si quiso saber acerca de ello por lo que me preguntó...”

- Jorge ¿cómo fue esa conferencia? -me dijo muy serio.- Muy bien, muchas gracias – le respondí al tiempo que pensé que me había

engañado, que al parecer no estaría tan mal y yo lo había prejuzgado duramente, aunque dudaba, ya que para mi no eran desconocidas sus correrías.

- ¿Estaba Vd. sólo? - No, no fue exactamente una conferencia, sino una mesa redonda aunque se

abrió el debate con una disertación mía. Estuvo patrocinada por la Cátedra de Historia de la Universidad de Granada.

- ¿Sobre la historia en general? -dijo guardando las formas de tal manera que cada vez me tenía más sorprendido.

- No, aunque todos sus actos van dirigidos hacia los campos de la Historia, lo cierto es que en esta ocasión ha sido un ciclo de temas muy concretos; ayer el que se trató fue la Civilización Maya dentro de un conjunto cultural dedicado a las distintas civilizaciones.

- ¿Tanto sabe Vd. sobre el tema Maya? -dijo ahora mostrándose verdaderamente interesado.

- En general, la verdad es que no, por eso es que se recurre en estos casos a la mesa redonda y en contadas ocasiones, ya que al tratar el tema entre tres o cuatro personas la labor que se desarrolla de forma complementaria se realiza con diferentes niveles, muy altos y perfectamente parcelados, ya que de esta forma el conocimiento deja una huella muy interesante.

- A mi me ha llamado siempre la atención el arte Maya. ¿Cómo era realmente desde la perspectiva del estudioso? Porque yo lo que conozco es lo típico de las enciclopedias.

- De lo más curioso, tenga en cuenta que eran unos grandes artífices de la

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piedra sin haber conocido el Hierro, y digo lo de que es curioso porque ellos trabajan la piedra con la piedra; es conocido de todos que es harto difícil. Sin embargo, sus mejores y mas finos trabajos legados llegaron con el descubrimiento de la Obsidiana que era una especie de piedra volcánica.

- Hay mucho de misterio en todo lo que realizan a lo largo de su historia ¿verdad?

- Claro, entendemos que hay mucho de misterio cuando desconocemos el alto nivel Espiritual de cada individuo o pueblo.

- Sobre los mayas ¿se podría decir que eran unos auténticos artistas de la escritura?

- En cierta medida sí; aunque es justo reconocer que sobre la escritura de esta gente se conoce bastante poco. No obstante, a diferencia de lo que se tenía creído sobre otras civilizaciones como la egipcia o la misma civilización Atlante que habían tenido contactos con seres de otros planos, quiero decir: extraterrestres, la verdad es que no, pero los mayas si recibieron influencias de otros planetas; de ellos aprendieron no sólo la escritura jeroglífica, sino que además le enseñaron una forma natural de medir el tiempo, el uso de un calendario profético y hasta amplios conocimientos sobre la rueda del Zodiaco así como la influencia que ejercen los astros sobre la Tierra como planeta. Como comprenderá, toda esta sabiduría que se podía haber escapado de la memoria indígena, hubieron de pasársela a sólo unos pocos, digo pasársela porque toda la comunicación era mental, por ello los elegidos del pueblo fueron miembros de la alta jerarquía sacerdotal.

- Entonces ¿los conocimientos astronómicos...?- Hoy por hoy, la ciencia actual no ha conseguido igualar aún el

conocimiento Astronómico de este increíble pueblo, es más ninguna otra civilización consiguió superarlo.

- Fueron una civilización diferente a las demás ¿verdad? - dijo, al parecer, completamente imbuido en el diálogo.

- En cierta medida sí; y ello es debido a que fueron un pueblo que al estar tan en contacto con la Naturaleza, a la que llamaban Madre, la entendían plenamente; conocían perfectamente los cauces ocultos por donde discurrían las corrientes telúricas de la tierra, y gracias a esas energías sabían donde realizar de la forma más conveniente sus grandes obras, no sólo de Arquitectura sino hasta de Ingeniería, pues como Vd. sabrá, son conocidas las formas en que hacían subir las corrientes de agua cuando esta era necesaria arriba en la montaña.

“ Ellos consiguieron una inteligencia muy desarrollada a raíz de haber hecho progresar su instinto gracias a una especial agilidad mental; aun en nuestros días y para muchas de aquellas realizaciones se sigue buscando explicación, y no las tendremos nunca porque estamos en la más absoluta regresión; nosotros somos incapaces de sacrificar nada por conseguir poner en marcha el mecanismo de aquella energía, energía de la que también podríamos disponer si quisiéramos, pero eso no ocurrirá nunca; fíjese Vd. en que el pueblo Maya es una gente tan

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Trozos del Espejo

sencillamente amable, tan cordiales, tan pacifistas que son capaces de entregarlo todo antes que entrar en una pelea sangrienta para defenderse ante la invasión bárbara que contra ellos pueda llevar otro pueblo cercano.

- Muy bien hombre; me satisface ese conocimiento suyo y que todo le haya ido estupendamente.

Agradecí una vez más la deferencia y me levanté con idea de recoger algunos papeles y marcharme a casa. Él también se levantó y se dirigió a su despacho; intenté averiguar en su forma de andar si sus movimientos estaban debidamente coordinados o por el contrario había alguna alteración que confirmara mis dudas ya que esa tarde y ante la conversación mantenida conmigo me había dejado en un estado bastante confuso.

Pasados unos minutos me dirigí hacia su despacho con el fin de despedirme hasta el día siguiente. Abrí la puerta, previa llamada con los nudillos, justo en el momento en el que sonaba su teléfono. Descolgándolo, me hizo una señal con la mano dándome a entender que me esperara.

Por el tono nada feliz, y el tipo de conversación que mantenía, supe que uno de los directores de la central se iba a desplazar en breve hasta nuestra sucursal. Él, seguía hablando, contestando preguntas y tomando los datos que su interlocutor le pedía fuera anotando. Cuando colgó el teléfono comentó con cierto disgusto: el lunes viene el Sr. Torres, llegará por la mañana.

- ¿Sabe Vd. a qué viene? -le pregunté.- Al parecer quiere estar unos días aquí con nosotros, así que prepárese

porque también querrá salir de viaje, ya sabe, hacer algunas visitas conjuntas y conocer como va todo.

- Está bien, será atendido como es de costumbre en nosotros; hasta mañana -me limité a decir.

- Adiós Jorge. hasta mañana.Ya camino de casa, no dejaba de pensar en que esta era una ocasión que se

me presentaba para intentar arreglar algo en la sucursal. La verdad era que me daba un poco de miedo, o al menos un poco de reparo, pero, lo cierto es que también había dicho muchas veces que de la forma que estábamos haciendo las cosas no íbamos a ninguna parte. Desde entonces ya me di cuenta que dejé de caerles bien hasta a mis propios compañeros; ya hacía unos meses que venía notando en ellos un cierto trato sarcástico; estaba claro que mis peticiones de cambiar a mejor no les beneficiaba a ninguno de ellos. Decidí no seguir pensando en el tema y esperar a que los acontecimientos se desarrollaran por sí solos el Lunes.

- Buenos días ¿ha llegado ya el Sr. Torres? -quise saber apenas había entrado en la oficina.

- Aun no, ha ido el Jefe a recogerlo al aeropuerto.Estaba haciendo una llamada cuando llegaron; saludaron en general y

ambos se metieron en el despacho. Estuvieron los dos solos toda la mañana. Cuando volví por la tarde, el departamento comercial fue llamado en pleno, y tal

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cual se sabía de antemano, el Sr. Torres dijo que deseaba salir con cada uno de nosotros un par de días tocándome a mi el primero de los turnos.

A la mañana siguiente salimos de viaje. Durante el mismo la relación se hacía cada vez más distendida, entraba por momentos en fases de relajadas posturas; ahora se asentaban las opiniones en terrenos de comprensión que antes eran completamente agrestes. No perdí la oportunidad cuando en una de sus muchas interrogantes acabó preguntándome:

- Jorge ¿qué está pasando realmente en esta sucursal? Le ruego que me hable con toda sinceridad por muy dura que sea; no le importe la aspereza pues si todos me decís que esto va de maravillas, cosa que no es verdad y los números están en mi carpeta, o alguien se engaña o engaña porque está encubriendo algo, o es verdad lo que vengo pensando hace ya tiempo: que aquí no hay nadie que merezca la pena mantenerlo en el puesto de trabajo...

- La verdad es que es muy difícil tomar el camino de la acusación, pero es verdad eso que Vd. dice, o esto se arregla, o nos vamos todos al traste, y yo no quiero irme, sencillamente porque aquí cada uno sabe cómo es cada uno, desde el primero hasta el último. Yo sé lo que trabajo y sé lo que trabajan los demás por eso no quiero que me arrastre la estampida cuando en cualquier momento esta se produzca; que es muy triste pensar en ello sin que se le caliente a uno la sangre, especialmente por los años que llevo aquí ya y que como la empresa sabe son muchos.

- Lo bueno sería evitar esa estampida de la que habla ¿no le parece? - dijo con una sonrisa, al ,parecer, llena de magnanimidad.

- Sí, evidentemente, pero ¿cómo se puede evitar, en quién se puede confiar realmente con en la seguridad de que no habrán represalias?

- Confíe en mi, plenamente, hombre; estoy aquí, precisamente, para conocer el porqué de esta extraña situación ¿por qué una línea que había comenzado a ascender se viene abajo de la tarde a la mañana, y al parecer sin solución alguna?

- Está bien, pregunte lo que quiera saber; seré todo lo franco que siempre he sido si con ello consigue herramientas suficiente para recomponer este problema.

- No es necesario que le haga preguntas concretas, Jorge, puede hablarme haciéndolo en líneas generales y, no se preocupe, yo iré poniendo en orden cuanto me diga y cada información en su sitio.

Ciertamente que aquello no era una cosa determinada, aquello era, todo, desde el jefe con su forma de dirigir y a la que nadie le prestaba atención, hasta la manera de obedecer de los demás. Él creía que dirigir era estar haciendo continuamente concesiones para ganarse al empleado, y no era eso; había que hacerlo con amor porque cuando se hace con amor florece la disciplina; no, allí sólo jugaba el interés, y ya sabe, a más , más, pero cuando ya no hay más porque ya no queda, todo se viene abajo, se deja de responder.

No tenía ese don que poseen los que dirigen y es así como todo se le iba de las manos. Llegó un momento en el que ni organizar podía; no se sentía con fuerzas ni tan siquiera para llamar la atención ante una situación palpable.

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Yo, particularmente, salía todos los días pero, volviera a la hora que volviera allí estaban todos, charlando, contándose historias, todo abandonado ¿es que ya no había interés por nada, es que se había perdido todo interés por el trabajo? me preguntaba una y otra vez, y cuántas veces llegué a decir mitad en serio mitad en broma que teníamos que cambiar, que teníamos que ser de otra manera. A él le daba igual, en el mayor caso de las veces estaba demostrando que lo suyo era sentarse en la oficina y contar sus batallitas, unas aventuras que ni él mismo se creía.

Así que yo hablaba y hablaba, contaba detalles y detalles de infinidad de sucesos acaecidos, y cuando me quedé en silencio, paz y congoja a la vez hicieron nido en mi interior, y ese conjunto de pensamientos llamado mente me entró en un mar de tristezas.

Mi acompañante se dio perfecta cuenta del esfuerzo realizado por lo que también guardó silencio un buen rato, al final del cual y con acento consolador me dijo:

- No puede imaginarse cómo agradezco su sinceridad y el desvelo que está demostrando por la empresa; no dejaré pasar mucho tiempo para demostrárselo; ahora le puedo decir con absoluta tranquilidad que no estuve equivocado cuando decidí salir con Vd. el primero; me sorprendió ver un carisma que en raras ocasiones veo; veía en Vd. algo que me decía me ayudaría mucho en esta ingrata labor que me había sido encomendada.

- Celebro su forma de entenderlo y espero que el haber sacado todo ello sirva para algo; me sentiría bastante mal si al final todo esto no sirviera para nada -dije mirándole fijamente.

- ¡Servirá, amigo Jorge, servirá! No le quepa la menor duda; Vd. tranquilo y a esperar que me cuentan los demás, y por favor no tenga nada de esto sobre su conciencia porque lo único que ha hecho ha sido cumplir con su obligación.

La semana pasó rápida; la oficina era un hormiguero de suspicacias y misteriosas miradas entrecruzadas, no sé porqué, pero lo cierto es que todo aquello me hacía gracia a la vez que me llenaba de temor, porque aunque dijera que yo no tenía que preocuparme de nada, la verdad era que no podía evitar el dejar de preguntarme si todo ello al final serviría realmente para algo.

El Viernes por la mañana el Sr. Torres me llamó al despacho para pedirme si por la tarde podía llevarlo al aeropuerto; le dije que sí y me agradeció el que le hiciera el favor.

El coche cruzaba la ciudad; ambos íbamos en silencio; me sorprendió que pasara el tiempo y no me comentara nada por lo que decidido le pregunté:

- ¿Cómo fue la visita que hizo con el resto de los compañeros?- Lamentablemente todo lo contrario que con Vd.; nadie tiene problemas,

todo está muy bien; todo funciona perfectamente, y, bueno, aseguran que si no va todo lo bien que quisiéramos es porque todo el mercado se ha venido abajo.

- ¿Y Vd. qué opina sobre todo ello? -le dije acentuando mi interés.- En principio, que no dicen la verdad, por eso llevo un rato dándole vueltas

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a la cabeza, a ver cómo le planteo a Vd. lo siguiente: Yo desde luego pasaré a Dirección General todos los informes tal cual, incluido el suyo naturalmente, pero, mucho me temo que deseen hablarle personalmente.

- Muy bien, pues si he de ir a la central porque quieran hablar conmigo lo haré con mucho gusto.

- ¡Conforme! Estaremos en contacto y, gracias por todo ¡ojalá tuviéramos mucha gente como Vd.!

- Gracias, pero a mucha gente también hay que ayudarla a que se pueda hacer.

- Tiene Vd. mucha razón, en fin, lo dicho, le tendré informado, hasta la vista. -dijo sonriéndome al tiempo que se apeaba del coche en dirección a la terminal de salidas.

CAPÍTULO DÉCIMO SEGUNDO

¡Ringg, ringg...! -el teléfono saltaba sobre su soporte.Aquella mañana sonó, y mi mujer se incorporó en la cama del sobresalto

propio que produce la llamada cuando se está durmiendo aprovechando que el día era Sábado. Miré el reloj, las ocho menos cuarto -pensé quién podría ser a esa hora. Con el recelo que genera una llamada a esa hora, mi mujer descolgó el aparato ya que este está sobre su mesita de noche.

- Diiga -dijo con la voz propia de quien aun está medio dormida.Ya el saber que no se trataba de ninguna llamada preocupante por parte de la

familia, me lo pasó diciendo.- Toma, es para ti, te llama un tal Sr. Torres desde Madrid.- Ahora si que la preocupación se apoderó de mi, principalmente por ser una

hora tan temprana y llamarme a mi casa. Me armé de valor y pensé: “bueno, es lo que estabas esperando ¿no? acaso no te dijeron que posiblemente se pusieran en contacto contigo porque lo más probable es que todo esto quisieran oírlo directamente de ti, pues ahí los tienes”.

- ¡Dígame! -dije intentando demostrar una tranquilidad que verdaderamente no tenía.

- Buenos días Jorge, estaba Vd. durmiendo, supongo; discúlpeme, pero era importante llamarle lo antes posible, es más, le estoy llamando desde nuestra sala de reuniones.

- No se preocupe, no tiene importancia; la verdad es que anoche regresé tarde del viaje y estaba bastante cansado; por cierto antes que se me olvide, sólo

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adelantarle que aquella operación que tenía entre manos y de la que ya hablamos aquel día, se ha cerrado y muy felizmente, pero, dígame: ¿a qué se debe su llamada?

- Bien, primero felicitarle por la consecución de ese pedido, si le he de ser sincero, nunca pensé que pudiera hacerse con él por presentar los inconvenientes que estuvimos comentando; y en cuanto al motivo de mi llamada es el siguiente: Ha habido una reunión en la Dirección General de la Empresa, y a tenor de su informe, me comunica la Gerencia que le pregunte a Vd. si ese informe suyo estaría dispuesto a mantenerlo en un careo personal frente a su Director inmediato ahí en la sucursal, y luego más tarde ante sus propios compañeros, para lo cual se desplazarían por el tiempo que fuera necesario el Director Comercial, el de Personal y el Financiero.

Un tremolar de de emociones iba haciendo mella en mi ánimo conforme escuchaba cuanto me decía, al tiempo que no podía parar de preguntarme una vez más: ¿qué pasaría con todo aquello, ya que se trataba de una responsabilidad, a la vez que gente frente a mi, y aunque ellos, en su fuero interno, lo reconocieran, qué iban a decir...? Una vez más, asistido de la razón y mi fe en la verdad y la justicia a todos los niveles dije categóricamente:

- Pueden venir cuando quieran, esto es un barco que se hunde cada vez más y yo que estoy en él he de hacer todo lo posible porque no me arrastre al fondo; si hay que enfrentarse a ellos personalmente, repito, cara a cara, yo me enfrentaré y que Dios me ayude, pero es que no le veo ninguna otra solución. ¿Sabe cual es mi principal miedo Sr. Torres? Pues que al final de todo ello, y, conociendo a los hombres como presumo conocerlos, sea yo el que se quede en pañales en razón de unos intereses materiales que ahora a mi se me escapan, pues no en vano, y Vd. estará de acuerdo conmigo, soy la parte más endeble de este insólito caso.

- Vd. se enfrentará y yo le apoyaré, de eso no le quepa la menor duda, confíe en mi y en mi mucha experiencia dentro de la empresa. Bien, comunicaré su aceptación, ¡ah! El Jueves no vaya a salir a ningún sitio, se queda en la oficina, y por favor no haga comentario alguno con sus compañeros de que vamos a desplazarnos hasta ahí.

- Así lo haré, y muchas gracias Sr. Torres; a ver si es verdad que le damos un nuevo giro a esta política comercial porque el personal vale, lo que no sirve es el sistema y quien debería dirigirlo, ya me entiende.

- Perfectamente, Jorge, y gracias a Vd. y recuerde que siempre estará Torres a su lado, y su empresa la cual llegado el momento sabrá agradecer su honestidad y su lealtad hacia ella. En estos tiempos que corren, es difícil encontrar gente que haga la empresa suya hasta ese extremo. Adiós y gracias una vez más; seguimos en contacto.

Repetí una vez la despedida y colgué el auricular; inmediatamente, mi mujer quiso que la pusiera al corriente de cuanto hablamos durante la conversación telefónica. No tuve más remedio que sincerarme con ella una vez aunque bien sabe Dios que intenté siempre evitarle el posible disgusto que se llevaría con todo ello. Le hablé de cuanto fue tratado con anterioridad, y a medida que se iba enterando

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su cara cambiaba de color; sus gestos eran fiel testimonio de que aquello que estaba oyendo no le estaba gustando nada; su espíritu conservador, se hacía latente en cada frase... ¿Instinto, clarividencia? ¡no lo sé! El caso es que me contagió su preocupación hasta el extremo de que me levanté y me dirigí al cuarto de baño al objeto de darme una ducha e irme la oficina. No era normal ir el Sábado a hora tan temprana ya que mi costumbre era ir a media mañana, simplemente por dar una vuelta y en ocasiones preparar un poco las visitas de la próxima semana.

Cuando salí del baño, me tenía el desayuno preparado; lo estuvimos tomando en silencio hasta que, al parecer, no pudiendo aguantarse ni un momento más, me dijo:

- Respeto lo que estás haciendo, pero, te repetiré una vez más: no debes fiarte ni de los hombres, ni de las empresas a las que estos representan, por mucho que manifiesten reconocerte que eres un elemento muy bueno: para unos tanto tienes tanto vales, para ellas, que quieres que te diga: quieras o no, las dirigen ellos. Si ellos ven que vas en contra de su sistema ¿quién le quita de la cabeza que mañana no vayas en contra de ellos mismos? ¡Lo siento, ojalá me equivoque, ojalá salga todo bien! pero de lo que no me cabe la menor duda, es que esto te va a hacer sufrir mucho.

Me estaba acordando de tus propias palabras, de cuando le adviertes a la gente que se reúnen contigo aquello que les dices de que tengan cuidado, que cuando se defiende la verdad, puede ocurrir lo que les ocurrió a los cristianos, que lo echaron a los leones. Ahora estoy viendo a tus leones; perdóname, pero es que los estoy viendo en tus propios compañeros, en tu propio jefe y lo que es más triste, no sé por qué hasta en leones se va a convertir tu propia empresa; te recuerdo que ella está dirigida por otros compañeros tuyos aunque no sean de aquí, pero nadie se va a arriesgar a defender a nadie; sí, ya sé que tú lo harías siempre, ya me lo has demostrado en más de una ocasión, pero...

- Quédate tranquila, mujer, no ocurrirá nada y si por desgracia ocurriese, el Padre nunca abandona a los que luchan por salirse de la rueda de la falsedad y la hipocresía; y si aun a pesar de todo he de sufrir por ello, no será más que el efecto de alguna causa anterior que habría de salir... “todo será como deba ser”. Lo verdaderamente importante es seguir trabajando en libertad y por ella, al menos de principios, y como tú bien sabes por lo que siempre te he venido contando, trabajando de aquella forma que se tiene allí, nunca se es libre.

Habían pasado unos días, y ahora detenido en un semáforo camino de la oficina, estoy pensando que me deparará este Jueves. Este es el día de Júpiter -pensé-, él es un planeta de hermosas influencias dado que no sólo tiene valores de autoridad y amplitud, sino que es el de la masa más voluminosa que rodea al Sol; rige por tanto causas de peso, girando majestuoso alrededor de su eje y arrastrando en su curso la bella procesión de sus numerosos satélites.

Hoy no será día de sentimentalismos ya que Júpiter tiene por elemento al Aire, y éste es cien por cien mental, y aunque en la edad de la vida se corresponda con la madurez, sus principios son de cohesión y con tendencias a fundir en uno, el

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instinto y la razón, la pasión y la reflexión.“Este planeta, psicológicamente hablando, simboliza las tendencias de

expansión afectiva que toman su nacimiento en la fase oral de los psicoanalistas con la satisfacción de los apetitos digestivos de la criatura. Todo lo llena de ambición mesurada, aunque no siempre, de pacifismo, de simpatía, de optimismo, de bondad y generosidad por la novedad... Se trata de una tendencia oblativa que consiste en entregarse así mismo, en ir hacia el otro, en darse , en desplazar el impulso vital de su ego hacia el Universo que lo rodea, al mismo tiempo de expandiéndose en sus instintos de propiedad. Conduce a dilatarse, a aprovechar el momento y la coyuntura, a triunfar material, social y afectivamente en sintonía y armonía real con su medio.

Todos los planetas enmarcan con su influencia un destino, y el que yo estaba viendo en este no me estaba gustando nada. Júpiter simboliza las protecciones, las adquisiciones y los beneficios materiales, la riqueza y el bienestar así como las distinciones honoríficas; en una palabra y aquí sí que sufrí un pequeño escalofrío, las ambiciones satisfechas a todos los niveles...”

CAPÍTULO DÉCIMO TERCERO

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Sentado ante mi mesa de trabajo y distraído en archivar unos informes, intentaba poner en orden mis ideas sobre todo lo acaecido a lo largo del día. Hoy no habíamos ido a casa a almorzar; lo habíamos hecho a petición de la dirección, en un pequeño restaurante cercano. La comida había sido frugal, con idea de volver lo antes posible a la reunión, pues tenían intención de marcharse en el último vuelo. Me sorprendió esa necesidad de terminar tan pronto, y no me dio muy buena espina esa decisión, no señor; me decía una y otra vez: a un caso tan delicado no se le podía poner un tiempo determinado, y mucho menos tan limitado. En fin, pensé recordando mis propios argumentos: tendría que ser así. No obstante, cuando ellos se vayan... ¿qué pasará? Porque lo que está claro es que yo me quedo aquí más solo que la una...

Miré el reloj; las siete y media, ya pronto tendrán que irse o perderán el avión. La oficina era un hervidero de comentarios a hurtadillas, pero a mi nadie me decía nada; todos pasaban de largo. En ese momento se abrió la puerta del despacho y salió el Director acompañado de los dos jefes visitantes. Con una despedida general, alzando el brazo, y un hasta la próxima visita, acompañados de leves sonrisas un tanto circunspectas, salieron por la puerta hacia la calle; el último en salir fue el jefe qué volviéndose nos dijo que podíamos cerrar, que él ya no volvería por lo que nos veríamos al día siguiente.

Cuando llegué a mi casa, mi mujer ya me estaba esperando ansiosa de conocer todos y cada uno de los detalles. Nos sentamos en el salón y la puse al corriente de todo; me miró entre asustada y confusa diciéndome de forma muy directa:

- ¿Bueno y ahora qué? Porque lo que es yo no tengo muy claro nada de esto.- Ahora nada, supongo que aguantar el chaparrón y esperar resultados;

tampoco yo lo tengo muy claro.Quince días tardé en saber el resultado de aquella movida. En esas dos

semanas mis compañeros, incluido el Director, habían bajado bastante el nivel de su relación conmigo. Desde mi propia perspectiva, el comportamiento de ellos lo entendía como aceptable; no es que yo hubiese hecho lo mismo, únicamente que me daba perfecta cuenta de que mi intento había sido el de ponerlos a trabajar, y digo intento, porque en estos quince días, a partir de aquel Jueves famoso, allí no había variado absolutamente nada; en cambio, a partir de haberse cumplido aquellas dos semanas de larga espera, algo sí cambió; yo fui cesado en mi puesto, quedé relegado por la misma Dirección de la Central a un segundo plano, y un tiempo después y ante la imposibilidad de hallar armonía en el núcleo laboral, me tuve que marchar. No recuerdo cuanto tiempo había transcurrido desde aquel Jueves; Jueves que dejó de ser famoso en la medida en que la fama es recordada, pues se convirtió con el paso del tiempo en el Jueves fatídico. Desde entonces y hasta aquel otro día en que hube de dejar la empresa jamás recibí una llamada de aquél Director de la Central conocido con el nombre del Sr. Torres.

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Estos últimos pensamientos, coincidieron con la entrada de Leonor que venía a decirle a Ramón si quería una taza d café.

- ¡Sí, gracias Leonor, me vendrá muy bien!Ramón suspiró profundamente, mirándonos a todos siguió diciendo: Yo no

conseguiré enterarme nunca de lo que ha pasado realmente, como por mucho que me lo expliquen no conseguiré entenderlo, ¡por Dios! Una fábrica como esta, que ha sido de todas las de España la que más producción y rentabilidad ha tenido durante estos dos últimos años, y ahora de golpe y porrazo la cierran así como sí. Lo siento pero a mi me da la impresión de que aquí debe de haber algo más.

- ¡Las cosas de la vida que nos ha tocado vivir! -dijo Alejándro mirando a Ramón.

- Las de la vida no; los hombres, que cuando tienen un poco de poder se creen que ya no hay nada más que ellos... -le corrigió Ramón con cierto disgusto.

- Bueno hombre, no te apures que ya sabes lo que hay. Dios aprieta pero no ahoga, y ya te buscará una solución si tu pones tu empeño en ello.

- Sí, si por ese lado estoy tranquilo, lo que me molesta es que se produzcan estas injusticias. Además, y estoy totalmente de acuerdo contigo en que Él me buscará una solución, pero, siempre y cuando yo le proporcione dónde está esta. Yo sé perfectamente que todo tiene una razón de ser, y que esto que me ha ocurrido debe tener un porqué aunque yo no sea capaz de encontrarlo o, tal vez, buscarlo con tenacidad. Al principio no sólo me preguntaba por qué me ocurría esto a mi, sino por qué también a los demás, a todo un conjunto. Afortunadamente después de mucho meditar llegué a la comprensión de que el Karma, la Ley de Causa y Efecto, se aplica lo mismo de forma individual que colectiva, ya que un grupo puede ser considerado como una unidad colectiva dentro de un territorio; y gracias a aquellas meditaciones y reflexiones posteriores, he llegado a comprender no sólo mi caso, sino el sentido de muchos temas a todos los niveles.

- ¡Muy bien! -dijo Laura enfatizando la exclamación. -¡Ea! Pues tranquilo, tómate el café y cuando te pongas a buscar la solución ya verás como todo sale bien.

- ¡Dios te oiga Laura! Porque la verdad es que todo lo veo muy negro últimamente, y no te puedes imaginar como eso me tira abajo el ánimo.

Sinceramente, aquella exposición que Ramón hizo sobre el Karma tanto individual como colectivo no me la esperaba. No le tenía tan versado en semejante parcela de la evolución Espiritual. Tendría que mantener con él algún que otro encuentro con idea de que me hablara hasta que punto tenía conocimiento de la Ley Kármica.

- Pero no pierdas la esperanza, con un poco de paciencia, te repito, verás como todo se arregla: siempre hay luces al final del túnel. -le dijo Laura de nuevo esbozando una amable sonrisa.

- Ya lo sé Laura, pero es que es muy difícil cuando le llega el turno a uno. Cuando se trata de los demás, espero que esto no te moleste, para todo vemos solución pero, cuando ya se trata de nosotros mismos nos volvemos bastante

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pesimistas, vamos que no somos capaces de encontrar un poco de serenidad; que esta es la realidad y no una película; por cierto, fui a ver la película aquella que me recomendaste: “La Historia Interminable”.

- Y, dime,¿que te pareció, te gustó?- Ya lo creo. Fabulosa, llena a rebosar de imaginación; un auténtico mundo

de fantasías. Para mi el mundo de la fantasía es el lugar donde habita todo un conjunto de deseos y esperanzas, y hasta de esas aspiraciones que tienen algunos hombres.

- “Esta película me da a entender que en el fondo de cada hombre debe haber siempre un niño, por que si no somos un poco fantasiosos e imaginativos en este mundo nuestro sería demasiado duro el poder transitar por él. Hoy, la gente se ha olvidado de cuando era niño, y piensa solo en lo real, en lo que toca con sus manos; cada uno resignándose con lo que le ha tocado vivir, pero, eso no es verdad. Si no tiene esperanzas no podrá mejorar ni progresar porque en eso consiste, en fijarse la meta un poco más lejos de donde se está y eso sólo lo puede hacer la imaginación y la inocencia.

- Creo en los sueños, creo que sin ellos, sin deseos o fantasías no se puede vivir, la vida es muy dura pero está esplendorosamente llena de realidad. No en vano la fantasía es lo que más se acerca a ella. Yo creo que todos somos un poco soñadores, pero eso no está de moda; hoy en día esos ahora son locos, por eso se está perdiendo bastante de ese encanto infantil del hombre.La película es un claro reflejo de la realidad, de lo que pasa en el mundo; es un mensaje desde el principio hasta el final.En el momento en que pierdes toda esperanza ya no queda nada, te vas resignando a tu vida y la afrontas como puedes, y detrás de esa nada está el mal; pisotear a tu prójimo por el bienestar propio, sin importarte las consecuencias. Creo, estoy seguro de ello, que tener fantasías es bueno, muy bueno; desear algo que llegues con tantas fuerzas a conseguirlo, con un poco de suerte, ayuda a superarte poco a poco. Yendo así por la vida siempre tendrás a alguien que te eche una mano, pero, si estás vacío, estarás solo, sin suerte y sin futuro que proyectar, pero siempre habrá alguien que sea capaz de vencer todos los obstáculo y acabe triunfando...”

Guillermo fue a decir algo; me llevé, mirándolo, un dedo a los labios dándole a entender que no dijera nada y tanto él como los demás que se habían percatado de mi gesto guardaron silencio; ello era importante, y la reflexión ante la magnífica exposición que a título de resumen nos había hecho Ramón se hacía imprescindible.En el intervalo de aquel silencio me vino un recuerdo: mezcolanza de una frase de la película y otra de la que me vino acerca de los recuerdos que acudieran a mi mente hacía un momento acerca de la situación vivida en mi antigua empresa, y sobre el comportamiento de aquél tristemente famoso, para mi, Sr. Torres con su caro y bien cortado traje de ejecutivo y sus hipócritas palabras: “¡Una armadura tan brillante, y no sirve para nada!”

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Dejado atrás este pensamiento, pasados unos minutos fui yo el que dando por terminado el silencio, pregunté:

- Bien ¿que os ha parecido la definición que nuestro buen amigo Ramón nos ha hecho sobre la película?

- Yo la he visto dos veces, una en el cine y otra en la televisión; me acuerdo estupendamente, y para mí os puedo decir con total tranquilidad que lo que ha dicho Ramón ha sido como un retrato; daría cualquier cosa por volver a verla -dijo María Isabel.

Los demás estuvieron de acuerdo con ella, y fue curioso, porque el denominador común de todos los análisis estaban apoyados en la imaginación; no sé si la cantidad de veces que se citó la palabra imaginación fue la que impulsó a Leonor a preguntar:

- Jorge ¿en el principio de la Humanidad, el hombre que desarrolla primero la imaginación o la inteligencia?

La verdad que la pregunta era de lo más interesante a la par que harto compleja para salir airoso con una acertada respuesta; por eso me limité a responder:

- Podría, sin mayor contratiempo, decir que la definición más plausible y conocida fue la de Albert Einstein el cual situó a la imaginación por delante del conocimiento, ya que uniéndonos a él habría de decir que en la época primera todo evolucionaba sin prisas pero sin pausas. Los primeros miembros comenzaban a aparecer haciéndolo como eje alrededor del cual giraría toda la vida, tanto animada como inanimada de nuestro planeta.

- ¿De nuestro planeta o del Universo? -apuntó Leonor.- De nuestro planeta Tierra; en el resto del Universo la vida es otra y con

otra forma muy diferente a la nuestra; nosotros no somos más que un eslabón en la maravillosa obra de la vida y su continua evolución.

- ¡Yo pensé...! -Leonor iba a decir algo pero prefirió callar.- Sí, Leonor, te entiendo, como tantos otros supuestamente muy altos en el

conocimiento y que llegan a decir desde la tribuna de su más absoluta ignorancia que nosotros somos el ombligo del Universo; que somos único, que ya no hay más vida que la nuestra; claro, y es lógico que se piense así, no tenemos más que mirarnos en nuestro propio espejo y preguntarle si existe realmente alguien por ahí fuera... Y si lo apuramos mucho: ¿si hay alguien mejor que nosotros?

- Entonces, es verdad lo que se cuenta de que los extraterrestres pueden venir a la Tierra y atacarnos -volvió a tomar la palabra Leonor.

- No exactamente...- “Cuando digo que nosotros somos un eslabón más, es porque lo mismo que

existen planos más bajo que el nuestro de cuya pobre inteligencia no se podría esperar un ataque dada su escasa sabiduría o conocimientos técnicos. Al mismo tiempo existen otros que si tienen un alto conocimiento. Este orden se encuentra en todos los campos, el técnico como comprenderéis, está tan desarrollado que sí pueden venir, pero nunca nos podrán hacer daño, esta fase de evolución en la que

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nosotros estamos inmersos con nuestra soberbias, nuestras envidias, egoísmo... hace tiempo que ellos la superaron.

En cierto que vienen, tan cierto como que vemos sus medios en la lejanía, pero lo hacen como los padres que llevan a sus hijos al circo para que lo vean y se rían con los payasos; así ellos toman a los niños los suben en sus naves y les dan un paseo por nuestro planeta Tierra, y los pequeños extraterrestres cuando nos ven aquí y captan nuestras ideas y las diferentes formas en que nos tratamos los unos a los otros, pienso que lo que hacen de verdad es partirse de la risa que debe entrarles.”

- Nunca me lo había imaginado así ¿qué triste no? -dijo Leonor moviendo la cabeza significativamente.

- Además, echándole un poco de imaginación, pienso que en un momento también podrían decir, para qué atacarlos si el día menos pensado se destruyen entre ellos mismos.

- ¿Cómo serían realmente los primeros hombres de nuestro planeta? -siguió apuntando Leonor y a la que se unió María Isabel un tanto interesada en la pregunta.

- “En esa evolución, producida entre ellos a raíz de haber cruzado la frontera parcial del Reino Animal, después de la cual comienza a tomarse conciencia, el aspecto que presentaban era de una apariencia ruda y connotaciones muy acusadas. En sus albores y por naturaleza primitiva eran enormemente curiosos, aunque con cierto recelo todo lo observaban. A medida que transcurría el tiempo, su intuición se iba desarrollando a pasos agigantados; era la lucha por la supervivencia dependiente sólo y exclusivamente de ellos, por lo que gracias a ese instinto de conservación, ya desde sus principios comenzaron a cazar pequeños animales pues con las primeras armas que contaron fueron sus propias manos.

Ellos aún seguían más encorvados que erguidos, como si no desearan desligarse de la tierra, como si no quisieran despegarse del suelo ya que además de ser al cien por cien el único elemento que conocían, este era su único protector cuando agazapados a él podían pasar bastante desapercibidos ante la presencia de los animales depredadores.

Más tarde y con el conocimiento adquirido en las luchas y en la necesidad de medianas distancias para su defensa, así como para la caza de animales de mayor tamaño ya que los grupos iban creciendo con el paso del tiempo, fueron evolucionando, abandonando su postura; fueron desarrollando sus extremidades inferiores; esto les permitió no sólo correr con más seguridad y soltura, sino poder complacerse con la observación desde una altura diferente.

Los animales grandes los mataban al principio con gruesas ramas que arrancaban de los mismos árboles; más tarde lo hicieron con algunos de los huesos de los mismos animales que se comían.

Con el alto desarrollo del instinto, por cierto muy superior al del hombre de nuestros días, y la observación de absolutamente todo, comenzó en ellos un nuevo periodo de descubrimientos; así, con la recién nacida inteligencia, cuyo primer paso

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fue el de darse cuenta en que a la hora de golpear a los animales para poder comer era mejor un hueso que una rama, quiero pensar que dieron comienzo también a la pesca.

Al principio, vieron que los animales del río eran diferentes por lo que decidieron cogerlos, naturalmente se les escabullían ante la torpeza propia de la corta destreza de sus manos. Su segundo intento fue arrojándoles piedras; evidentemente el sistema no era muy acertado, pero habían tantos peces y disponían de tanto tiempo que al final siempre cubrían sus necesidades; hay que tener en cuenta, como es de suponer, que ellos vivían al día. Intentos posteriores les llevarían a darle muerte alanceándolos mediante largas ramas cuya punta habrían afilado rozándola contra la superficie de la piedra.

“Observando que los peces abrían la boca bajo el agua y comían pequeños animalitos como moscas y gusanos además de diminutas partículas para ellos desconocidas, comenzaron a pensar en la forma de atraparlos vivos; para ello un descubrimiento grande fue el de unos pequeños huesecillos de animales, con los que hicieron anzuelos que atados a largas y finas tiras de raíces, dieron comienzo a ese arte medianamente difícil como es en nuestro días el de la famosa pesca con caña”.

- Perdona, Jorge, pero, según tu versión, antes has hablado de que ellos ya tenían luchas, ¿Cómo tan pronto empezaron a pelearse, y por qué? -preguntó ahora Alejándro.

- “Claro, verás, desde que toman conciencia de que se encuentran en un estado diferente dentro del mismo Reino, y esto sucede en sus principios, hasta que han descubierto que no sólo tienen que comer frutos silvestres, sino que pueden cazar animales, y con sus extremidades inferiores muy desarrolladas, han pasado muchos miles de años según nuestro espacio-tiempo, para ellos sólo ha transcurrido un tiempo sin catalogar, ¿pero que ha ocurrido en ese tiempo? Que la vida y la muerte también en este estado tienen medidos sus ciclos, así que son muchas las reencarnaciones habidas a lo largo de este tiempo y con ellas como en cada sociedad conviven juntos pero no unidos; los evolucionados, los en fase de evolución y también los estancados, que los hay, y estos últimos son los que se conocen en todos los periodos como las malas personas, esas cuya costra de lacras no permite recibir ni tan siquiera el Sol que los pueda llenar de vida.

En el comienzo, sus luchas se limitaban a los animales hostiles con los que necesariamente convivían aunque como es natural, de forma apartada; más tarde, serían ya luchas inconformistas. Oleadas de primeros hombres en pequeños grupos mixtos se hicieron presente; ante ellos se mostraba una muy dura tarea y la climatología era feroz dado sus grandes y brusco cambios. Todo habría de ir en consonancia, por ello en aquella época debían y por mucho tiempo, conservar sus cuerpos cubiertos de aquel espeso vello que le protegiera desde siempre. Con el paso del tiempo, clima y hombre fueron ajustándose, y en el hombre fue desapareciendo la pilosidad corporal, no obstante, es curioso observar como en nuestros días se ve aun algún que otro cuerpo que nos lleva a entrever cierto testimonio de cómo debió ser aquello”.

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- “Fue impresionante, y fascinante, porque imaginaos que ya comienza a caminar erguido y se da cuenta de que arriba hay un espacio abierto en el que nunca había reparado; ha dejado de estar continuamente mirando hacia la tierra, y es en ese mismo espacio llegada la noche, que descubre por primera vez una oscuridad cargada de brillantes y parpadeantes lucecitas...”

¡Guaaau! -expresión muy de moda en esta época y que emitiera Alejándro para manifestar que con su imaginación había llegado a ver por un instante aquel maravilloso momento.

- Se me han puesto los vellos de punta -dijo Leonor entrelazando sus manos de forma un tanto nerviosa.

- Y a mi también -habló María Isabel que cruzaba sus brazos y con las manos se tocaba los codos como si sintiera un escalofrío.

- Verdaderamente debió ser maravilloso aquel momento; cómo me gustaría haberles visto las caras -dijo ahora Laura con la voz entrecortada.

- Todo es cuestión de lo que hablábamos antes, bueno, de lo que decía Jorge referente a aquello de la imaginación -manifestó Alejándro.

- “Ciertamente, esos fueron unos de tantos momentos grandes en la historia de la Humanidad en sus albores, porque ya observando ese espacio y que nosotros llamamos cielo, comenzaron a detener su atención en la claridad y en la oscuridad; en los vientos, en las lluvias y en las nieves, y con ellos otro gran momento, aquel en el que durante la lluvia y tras un relámpago acompañado de un fuerte estruendo se descargó un rayo; este buscó raudo un árbol, el cual al incendiarse dejó maravillosamente tan sorprendidos como asustado e inquietos sus ojos cuando ante ellos nacía el Fuego. Ese Fuego que les acompañaría a lo largo de sus existencia. Aquel fue su primer Dios no idolatrado aún, pero sí amigo de verdad. Gracias al Fuego se le acabaron los días y las noches del más absoluto frío al descubrir el calor que este desprendía. El Fuego les permitió cierta tranquilidad y seguridad no sólo ante animales salvajes de poderosos colmillos y garras, depredadores que acechaban continuamente sus existencias, sino ante sus ya también reconocidos enemigos.

- Dices tú que ellos vieron incendiarse el árbol por la descarga de un rayo, pero, cuando quieren tener Fuego ¿cómo lo hacen, se quedan atentos durante el transcurso de la lluvia esperando haber si se repite donde ellos se encuentran? -me interrumpió Leonor.

- “Ellos en aquella primera ocasión sienten también un pánico atroz ante el desconocimiento; desde lejos se quedan a la expectativa; es de suponer que consumido el Fuego y notado el calor que desprende así como la luz que produce, se quedan a la espera de una próxima oportunidad. Con el siguiente acontecimiento y el saber que a ellos no les produce ningún daño, aunque con cautela, se acercan a él, toman unas ramas encendidas y las mantienen pero, no con mucha confianza; esta va tomando cuerpo cuando se dan cuenta de otro descubrimiento: están en la oscuridad de la noche y se pueden ver unos a otros además del entorno en el que se encuentran. Ya han sentido el calor y se han dado cuenta que aquellas ramas

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encendidas se mantienen en sus manos aunque poco a poco estas se van consumiendo sin que les hagan daño. En ese segundo intento ven como ellos dominan la situación por lo que llegado el momento comienzan a dar carreras y gritos de alegría celebrando el descubrimiento: A partir de entonces irán día a día cortando ramajes y encendiendo unos con otros. El Fuego les ha cambiado sus vidas; ya todas las noches son noches de fiesta alrededor de hermosas y brillantes fogatas, por lo que no es de extrañar que nuestras fiestas más ancestrales y las cuales se realizan siempre alrededor de una candela tenga sus orígenes en la Prehistoria.

En los perfiles del tiempo y entre los pliegues del viento no dejan de llegar los ecos de como con una necesidad perentoria, reciben una inspiración de orden Superior y que en la disposición cronológica del Humanidad será catalogada como la primera. El estudio de mantener aquel Fuego no puede esperar porque ven que este se va apagando despacio, sin remedio, se dan cuenta de que lo que realmente arde es la madera, por lo que recogiendo trozos, ya secos, del suelo y juntándolos a los que están ardiendo ven con satisfacción como uno hace arder al otro. El seguimiento ya es fácil, madera tienen de sobra, y como madera, ella será más tarde el otro descubrimiento ya que junto al Fuego será la base no sólo de la supervivencia en el crudo Invierno, sino que gracias a ella podrá más adelante construir sus armas de caza y luchar así con unas herramientas diferentes más sólidas y seguras.

Después de todo esto y con una cierta tranquilidad, comienzan a pensar en el dominio y cuánto de uso se le puede dar al elemento. Para ello relacionan a fondo la madera con la madera gracias a la observación de un sencillo gesto en un miembro del grupo cuando intentando limpiarse la grasa del brazo con la palma de la mano, ambos se calientan por lo que comienzan a rozarla una con otra hasta que fuerza y tenacidad da su fruto, y sus siempre asombrados ojos ven de nuevo ahora ese humo que, relacionado con el Fuego, haría que la persistencia y el acercarle a aquella pequeña llama unas hojas secas, haría que se convirtiera en el que a partir de ese momento y para siempre sería ya su Fuego.

Con este descubrimiento, el género humano comienza su gran ascendencia, lástima que el conocimiento en lugar de mantenerlo al servicio de las causas nobles no sea así por lo que ineludiblemente comenzaron las soberbias, las envidias, las avaricias... y con ellas las guerras, los intereses para más guerras y los intereses para la paz... y así con el hombre desde siempre y para siempre...”

CAPÍTULO DÉCIMO CUARTO

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En esta época del año los días suelen ser más largos, vamos ganándole dos horas al Sol; en este momento serían realmente las cinco de la tarde por esas dos horas de diferencia impuestas por el hombre por aquello del consumo energético. El Sol entraba a raudales por la ventana del saloncito; cuánto me gusta el Sol -pensé- y cuánto, desgraciadamente, no se le tiene en cuenta.

Mis amigos seguían entre ellos comentando cada uno a su manera sobre el tema que acabamos de tratar; Alejándro decía que cómo el hombre en sus comienzos había permitido perder todo lo que con tan duro esfuerzo consiguiera, a lo que Laura le respondía:

- Pero no sólo el hombre de entonces Alejándro, sino el de ahora, porque aquél al fin y al cabo estaba aun haciendo nacer su inteligencia, pero ¿y nosotros? ¿y esos de hoy supuestos dominadores de la inteligencia, del conocimiento...? y muchos de los anteriores a nosotros con esas culturas, esas civilización de tan reconocido esplendor, ¿cómo pudo suceder, cómo permitieron que sucediera?

- Alejándro, tengo entendido que tú como médico has dado más de una charla acerca del conocimiento, de la vida... algo también nos podrás decir desde tu propia y especial visión y perspectiva -le puso, al parecer, en un aprieto Guillermo.

- “Hombre, yo os puedo decir desde el punto de vista de un profesional de la medicina, que entre Oriente y Occidente queda indiscutiblemente reflejado el concepto diametralmente opuesto de la personalidad del hombre, no sólo en lo que se refiere a las relaciones entre objeto y sujeto, sino que consiste principalmente en la definición de un campo interior y otro exterior prestos para ser trabajados. Me estoy refiriendo como os habréis podido dar cuenta al hombre y su verdadera personalidad como sin duda alguna es el Espíritu.

Lo exterior es fundamentalmente la materia en el espacio y la actitud del individuo en el tiempo. Por el contrario, lo interior es un Yo que no sólo difiere con el del mundo exterior, sino también de los otros. Así se podría decir que, lo de fuera es la forma de ser, y lo de dentro el ser de otra forma o la razón de ser. Separados de forma conveniente ambos se observan, no obstante, uno a diferencia del otro sólo piensa en llevarlo a su terreno, enmarcándolo de alguna manera en sus deseos, sus apetencias, no importa de la pureza de los mismos. Por contra el otro, el de dentro y como poseedor de un alto grado de benevolencia y fidelidad a su compromiso, así como careciendo de todo deseo sin fundamento, no influirá sobre el exterior aun conociendo el resultado de cuantos actos pudiera realizar antes, durante y después a lo largo de su existencia.

Efectivamente, así es como debe entenderse, pues el Yo interior, el Espíritu a diferencia de la materia no tiene espacio para su actuación, como tampoco actividad alguna en el tiempo por ser este un fenómeno que desconoce ya que él está viviendo en presente.

En una ocasión le preguntaron a Sócrates, que cuál era el más importante de los conocimientos humanos, y el gran Filósofo griego contestó con la sentencia del Oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”.

Y la Humanidad haciendo suya la máxima que figuraba en el frontal de la

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escuela Socrática, viene preocupándose desde los más remotos tiempos en dar luz al gran misterio biológico del nacimiento, reproducción, vida y muerte del hombre. Pero a la vez que esta necesidad de conocerse a sí mismo es casi intuitiva en el hombre, éste por una de esas paradojas de su vida ha sufrido un temor intuitivo a la ciencia de su propio ser, y ello ha sido la causa de que los fenómenos corporales y psíquicos, en suma todo lo concerniente a la sabiduría, la conservación, supersticiones y errores que han ido acumulándose siglo tras siglo, y que han hecho que la sabiduría, el conocimiento integral del hombre haya venido con un poco de retraso en comparación con otros descubrimientos. Y yo siempre me sigo preguntando: ¿Cómo puede haber sido y que siga siendo?”

- Yo creo que esa pregunta había que hacérsela a los hombres uno por uno -le dije. ¿No te parece?

- Yo pienso, que cada uno daríamos una respuesta diferente pro siempre en función de nuestros particulares y egoístas intereses -dijo Ramón que llevaba bastante tiempo callado.

- Yo lo que sí creo de todo lo que has dicho, y tú me perdonas Alejándro, es que se te han quedado muy claras muchas cosas de las que nos lleva dicho Jorge; sinceramente he de decirte que yo te oí en una conferencia y lo que he oído ahora me ha gustado más sin dejar de reconocer que la de aquella vez también me gustó -comentó abiertamente Laura.

- Eso está muy bien, Laura, a ver si os veo a más de uno por ahí dando conferencias como Alejándro. Y con respecto de lo que ha dicho, es verdad que una de las tareas más fáciles a la que los hombres de hoy se pueden enfrentar, es a conocerse a sí mismos; cada uno sabe perfectamente como es, lo que ocurre es que darlo a conocer les perjudicaría; nunca correrán buenos tiempos para la honestidad, y es por eso que la vida la han convertido en un carnaval, y no sólo ya ante la sociedad o la familia sino lo que es más triste: ante ellos mismos. Los diferentes tipos de máscaras se quitan y se ponen según el momento y el nivel de los intereses que estén en juego.

- ¿Me permitís que os relate un cuento que aprendí de alguien, aunque no recuerdo de quién? -dijo Ramón.

- Siempre es bueno tener tiempo para escuchar un cuento; aunque mejor es tener tiempo para escribirlo -dije mirándolos a todos.

- El protagonista de este cuento sólo desea que cada uno le dé la interpretación que haya creído entender, pues está seguro de que tendrá tantas como escuchantes...

“Él, como siempre, se encuentra trabajando; mi trabajo -dice- consiste en estar dentro de una habitación y leer, y escribir, contestar y ordenar papeles...

...Así me paso un día, dos, tres, mil días, con una odiosa rutina que me he impuesto, que me han impuesto, que todos nos hemos, alguna vez, impuesto.

Me llaman por el interfono, la voz conocida, la voz de siempre, la voz que me da órdenes. Me levanto del consabido sillón; atravieso la puerta para ir al encuentro del propietario de la voz...

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Me encuentro subido en un vehículo de dos ruedas, con casco en la cabeza y ropas de viaje, de viaje grande, de viaje largo, de viaje profundo.

Estoy detenido ojeando unos mapas que apenas puedo entender pues son de otros países, de países extraños, de países raros y lejanos, de países por los que voy pasando en mi raro y extraño viaje.

Tengo frío, mucho frío, y las manos se me hielan; voy acercándome a mi destino, voy acercándome a mi vuelta.

Mi vehículo, a causa de las excesivamente bajas temperaturas empieza a fallar, también tiene frío y no puede andar; tampoco quiere andar porque sus ruedas, sus dos pequeñas ruedas están entumecidas por el frío; su fuerza se congela, su esfuerzo se enfría, se para. Estoy solo, solo en medio del frío, solo en medio del país, solo en medio del viaje y de su soledad.

No sé cuántas horas habrán pasado. El Sol no quiere esconderse, como en una hermoso cuento no se esconderá, no dejará paso a la noche, seguirá alumbrando, seguirá dándome su luz, seguirá aliviando mi frío, seguirá siempre llenándome de día.

Pasó el tiempo, un tiempo largo, no sé si días y noches, noches y días porque todo está unido, porque todo es una sola cosa, porque todo es luz.

Apareció cerca de mi frío otro vehículo, este era mayor, en lugar de dos ruedas tiene cuatro y enormemente grandes, no pequeñas como las mías. Tiene un solo pasajero; se para a mi altura y me pregunta qué me pasa. Después de un cambio de impresiones, opto por montar en el vehículo grande, en el de las cuatro enormes ruedas y el solitario pasajero se llevará el mio para recomponermelo dentro del frío, para restaurarlo, para que pueda volver a andar.

Voy detrás de él, el sueño me invade, no veo, me estoy quedando dormido; aprieto fuertemente el volante de forma inconsciente para poder estar despierto; una y otra vez los ojos se me cierran, me quedo atrás, muy atrás. El extraño pasajero ahora se aleja, o yo me estoy alejando de él, tanto y tanto que ya no está, se marchó, lo perdí y no le vi más, ya no volví a verlo ni un momento más mientras yo seguía...

En aquella ciudad a la que me condujo aquel vehículo de enormes ruedas, tenía que encontrar al pasajero, tenía que encontrarlo para poder recuperar mi vehículo y que una vez arreglado me transportara al Norte, al último pedazo de Norte, al último pedazo del mundo, al último y frío pedazo del húmedo mundo.

Entré en un gran establecimiento, en uno de esos que venden cosas, esas cosas innecesarias que el hombre convierte en necesarias. Grité una y otra vez, sobre el bullicio allí existente, todos me miraron pero nadie respondió a mis gritos; grité nuevamente... Por fin una señora de esas que están en edad de no querer saber nada acerca de la edad en que están se me acercó y me preguntó: Doy la descripción del pasajero y tras muchas vueltas y vueltas, tras muchos días y muchos fríos, tras mucho andar y caminar doy con él. Me devuelve mi vehículo, aquel que me transportaría al Norte, al último pedazo de frío y húmedo Norte.

Por fin, día tras día, hora tras hora, vuelta tras vuelta llegó a mi destino;

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allí donde se acaba, allí donde no hay más allá. Con gran esfuerzo meto mi entumecida mano en uno de los bolsillos y extraigo un trozo de papel, un papel en el que está escrito mi nombre, en el que está escrito quien soy yo, en el que se dice quién soy y que hago en esta vida, en este frío mundo.

La máquina del último pedazo de Norte escribe en mi papel, con letras grandes y claras, escribe y dice que yo he llegado hasta aquí, dice que yo, después de atravesar países y países, después de atravesar días y noches, después de atravesar hielos y fríos he llegado hasta aquí, he conseguido llegar ahora, justamente ahora que me queda la gran aventura de volver, de regresar.

Doy la vuelta y comienzo a caminar hacia atrás, hacia mi país, hacia mi principio. El frío me invade cada vez más; el aire me corta el rostro, la respiración, no sé si estoy despierto o no, apenas puedo pensar, las ruedas se entierran en la nieve dificultando mi transitar.

Veo un grupo de niños jugando; me paro y les pregunto el camino, les pregunto por dónde tengo que ir; se ríen y sonriendo me señalan diversos caminos, todos distintos, todos contrarios, todos son otros caminos...

Ahora me quedo sorprendido pues las ruedas se me hunden en la arena, en la fina arena del más horrendo y caluroso de los desiertos; los niños me han señalado mal , me han confundido el camino. La ropa me estorba, comienzo a sudar, tengo una horrible y pegajosa sed. No sé dónde estoy, no sé siquiera si estoy, no sé siquiera si soy, no sé siquiera...

La voz conocida, la voz de siempre, la voz que me da órdenes me hace levantar de mi eterno sillón...”

Cuando Ramón acabó el relato de su cuento, preguntó con cierta inquietud:- Y bien ¿qué os ha parecido?Entre muy bonito y profundo quedó la respuesta a nivel general. Yo le dije

que me pareció un relato tan interesante como propio de un debate acerca de su contenido, no obstante, preferí no seguir abonando la idea ante los gestos de manifiesta confusión que presentaban mis amigos los cuales habían comprendido más bien poco.

La musicalidad de los nuevos sistemas de comunicación telefónica se dejó sentir desde el salón; Leonor se levantó y acudió a la llamada...

- Jorge, -dijo Guillermo-, antes cuando hablaste del hombre en sus comienzos ¿cómo cuánto de antiguo es?

Muy antiguo, aunque no tanto como se cree, y de ninguna manera tan antiguo como la Creación. Las primeras apariciones del hombre sobre la tierra, porque además es el único lugar en el que aparece, están muy cercanas a nosotros, a nuestro siglo veinte, ya, y seguimos igual, veintiuno, y desde luego lejanísimas de los albores de la Creación.

- En parte a eso quería referirme -dijo de nuevo Guillermo-, es que, verás, no hace mucho estuve leyendo sobre la vida de los grandes animales prehistóricos, y me hacía varias preguntas: Una de ellas y a la que por cierto ya le encontré respuesta es a lo de prehistórico; os parecerá algo increíble pero lo cierto es que al

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principio no lo entendí muy bien; luego ya he llegado a la conclusión de que hay dos historias, una anterior al hombre, y otra posterior que es nuestra historia real, no es que la anterior no lo sea. Y luego, y a esa aún no le he podido encontrar respuesta, es sobre los animales prehistóricos, aquellos de los que tanto se habla últimamente pero que nadie, imagino, podrá llegar a saber nunca cómo desaparecieron realmente, por lo que me pregunto si es que el hombre tuvo que ver algo con ellos y su extinción.

- No, en absoluto, por una sencilla razón que creo recordar os he expuesto no hace mucho rato, y es que cuando aparecen los hombres primeros, ya hace muchos millones de años que esos animales se han extinguido casi en su totalidad, y cuando digo casi en su totalidad es porque quedaron aún algunos que al carecer del proceso natural de la especie se vieron condenados a vivir de otra manera. Y en cuanto a la respuesta a su desaparición, al cien por cien nunca se conseguirá con tantos tecnicismos.

“Desde su nacimiento hasta su desaparición, toda la vida de la Humanidad está registrada y archivada en los registros akáshicos que se encuentran en el plano Astral. ¿Cómo poder tener acceso a ellos? Sólo y exclusivamente con un comportamiento ético insuperable. En esa altísima evolución Espiritual, esa pureza de nuestro microcosmos, será la llave que nos abra la puerta tras la cual se encuentra escrita la historia del Universo en todos sus más insignificantes detalles: desde aquella supuesta explosión... que por cierto, no sé de dónde la sacan ya que es evidente que para que algo pueda explosionar ha de haber otro algo que lo provoque, aunque científicamente el hombre no quiera reconocerlo, y así su vuelta hacia un nuevo ciclo de vida Universal y concreta”.

- Pero, ¿eso es lo que tú crees, quiero decir, eso es lo que a ti, particularmente, te parece, o es que lo afirmas? -dijo Guillermo al que se le notaba cierta circunspección.

- Eso, evidentemente, es lo que yo digo, el resto lo dejo a tu juicio, y como es de suponer a juicio de todos...

- Entonces, ¿algún día se podrá saber paso a paso cómo desaparecieron todos esos animales? -insistió de nuevo Guillermo.

- Las puertas del conocimiento está y estarán siempre ahí, abiertas, pero dudo que muchos sean capaz de hacerse con la llave, no obstante, y a grandes rasgos, os diré que su desaparición es bastante sencilla...

“¿Por qué tan grandes? Grandes no eran todos, y tampoco hay que sorprenderse por ello; Nuestros elefantes, nuestras ballenas, nuestros cocodrilos y caimanes, entre otros... no sólo son algunos más grandes, sino que están desde entonces. ¿Por qué unos herbívoros y otros carnívoros? No están los dos al mismo tiempo; en sus comienzos no todos son carnívoros, no existe más vida animal terrena que la suya, y su alimentación se limita, evidentemente, a la ingestión de hierbas, sin embargo, son tantos y tienen necesidad de tanta cantidad que llegan a pelar los suelos de montes y praderas, de ahí que las grandes manadas tengan que realizar desplazamientos de hasta miles de kilómetros para encontrar nuevas

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despensas. Sus territorios, a ras de tierra, van quedando poco a poco arrasados al tiempo que esa necesidad hace en unos desarrollar sus cuellos al objeto de poder alcanzar los frutos de los altos árboles, y en algunos otros más anchos que largos o altos, potenciar sus fuerzas con el fin de poder abatir esos árboles y una vez caídos poder alimentarse.

“Cuando llega el momento crítico, es cuando después de haber comido más de lo que a la tierra le es permitido crecer, principalmente porque con la destrucción de los árboles eliminaron las grandes épocas de lluvias ya que la lluvia es atraída por las altas y grandes arboledas, ya no queda sobre la tierra ni una sola brizna de hierba; es llegado el momento en el que la supervivencia los hace carnívoros. ¿Y qué ocurre entonces? Pues sucede lo de siempre a lo largo de la historia y hasta que esta deje de escribirse, que el fuerte se nutrirá del débil. Así pues los machos y las hembras se comieron a sus crías”.

- Perdona, Jorge, pero los dientes de un herbívoro no son los de un carnívoro -le interrumpió Guillermo.

- Evidente, pero esto tiene respuesta con una pequeña reflexión... - “Piensa que estuvieron comiendo al final no sólo raíces y cortezas, sino que

estuvieron, en su desesperación, obligados a comer de los propios troncos de los árboles, y esa necesidad fue la que hizo con el transcurrir del tiempo que desarrollaran poderosas y afiladas dentaduras. Más tarde cuando ya los hijos también insuficientes, y como las hembras eran las más débiles de la especie fueron así mismo devoradas por los machos, machos que al final se devoraron entre sí por lo que ellos mismos hicieron cerrar después de muchos millones de años el hermoso libro de su historia y el cual podría, a decir de los griegos, recibir el nombre de época Dinosauria”.

- Es curioso -dijo Guillermo, musitando-, y mira que un día le estuve dando vueltas y más vueltas...

- Todo en la historia es muy sencillo, lo que ocurre es que cada civilización, cada cultura ha tenido, tiene y tendrá una idiosincracia especial, y la nuestra le ha tocado la del laberinto, porque hay que darse cuenta lo embrollado que lo hacemos todo, pero que eso sea así sabéis por qué ¿no? Porque mientras más vueltas le demos a las cosas, nos parece que menos se nos ven las intenciones, y si algunos supieran hasta qué punto se nos notan todas las ideas...

- ¿Quién era, mamá? -le preguntó Laura a su madre que había vuelto de hablar por teléfono.

- Era Teresa. Teresa es una amiga de casa -nos dijo a todos Leonor-. Resulta que ha estado mucho tiempo resolviendo unos problemas que se le presentaron en las fincas que tienen en Granada, y me dice que ha venido todo el camino intentando no olvidar que en cuanto llegara tenía que llamarnos, porque cuando se fue, con las noticias que le dieron y la preocupación que tenía no se acordó de despedirse de nosotros. Al parecer, un día que ella pasó en coche por la Plaza de la Virgen de los Reyes, dice que te vio a ti con Guillermo, y con un señor que ella no conocía, junto a la Giralda, y que tu hermano estaba fuera del carro y pegado de

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espaldas a la pared; me estaba hablando y no te puedes imaginar lo nerviosa que se le notaba, y que quería saber que estaba haciendo porque sentía muchísima curiosidad.

- Y, tú ¿qué le has dicho?- Nada, porque realmente desconocía este detalle de aquel día que os fuisteis

los tres a dar un paseo, y si me lo digísteis, la verdad es que no me acuerdo. Ahora podríais contármelo ¿no os parece?

- Es que Jorge nos explicó que la torre de la Giralda, es como una antena a través de la cual se reciben energías, como si fuera una antena receptora, y que poniéndose uno pegado de espaldas a una de sus paredes se podían notar esas energías en forma de cosquilleo, y Guillermo quiso probarlo, simplemente eso.

- Y, ¿notaste algo Guillermo? -le requirió su madre con cierta avidez.- La verdad es que sí, como una sensación que no sabría explicarte. Según

Jorge, se reciben energías no sólo a través de algunas torres, sino que principalmente de algunos árboles ¿no es así? -dijo ahora Guillermo mirándome-. Verdaderamente buscaba mi aprobación, y yo asentí.

- Sí, aunque las energías de los árboles excepto las de la Encina que son espirituales, la mayoría de ellos las tiene pero son más, digamos que de orden curativo o de bienestar y que duda cabe, cuando uno tiene bienestar, espiritualmente se encuentra mejor.

- ¿Habrá alguna razón para que nosotros hayamos tenido una predilección especial por una Encina determinada? Verás, Jorge, es que cuando mi marido vivía y Guillermo y Laura eran pequeños, salíamos muchos domingos al campo a echar el día, ya sabes lo típico de los domingos, y al regreso siempre nos deteníamos en la carretera porque junto a un arroyo, había y creo que aun estará una Encina enorme, preciosa, y allí pasábamos un rato estupendo. En el tiempo de las bellotas cogíamos las maduras que estaban en el suelo recién caídas ¡y estaban de ricas! Desde entonces los niños y hasta yo comenzamos a llamarle nuestra Encina.

- Pudiera ser. “La Encina ya estaba considerada por nuestros muy antepasados como el árbol sagrado por excelencia; ella es símbolo de fuerza vital; sus energías nos aclaran las ideas; en cierta medida tiene bastante parecer con el Aliso, y propicia el aumento de la inteligencia. Yo os recomiendo que volváis a salir de vez en cuando y por supuesto vayáis a estar de nuevo bajo aquella Encina, al fin y al cabo Laura tiene ya coche y os puede llevar perfectamente, y por supuesto con Guillermo, ahora, dentro de poco comienzan a nacer los campos y a él después de tanto tiempo encontrarse en plena Naturaleza creo que le va a hacer sentirse como un hombre nuevo”.

“Estar bajo la influencia de una Encina, intentando encontrar solución a un determinado problema, es ideal, es como si tuvieras ya medio problema resuelto, sobre todo si se pone uno descalzo; veréis que se nota como la madre Naturaleza os envía energías blancas por las plantas de los pies, aunque para esto no hay ninguna necesidad de hacerlo bajo la frondosidad de una Encina, esto se puede hacer en cualquier lugar del campo abierto, incluso un parque”.

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- Antes has mencionado el Aliso, y recuerdo que mi abuelo tenía uno en el corral de la casa de su pueblo; recuerdo también que era un hombre que te decía casi con exactitud qué tiempo íbamos a tener, pero de un día para otro ¡eh! Y no se equivocaba. Siempre inventando refranes, y recuerdo también que cuando le preguntaban la hora, él miraba hacia el Sol y la decía tranquilamente ¿verdad María Isabel? -dijo Alejándro con cierto aire de orgullo por como era su abuelo.

- “El árbol de Aliso, realmente también aumenta la capacidad Espiritual de la persona; parecido a la Encina, sobre todo si se hace lo que hizo Guillermo sobre la pared de la Giralda. Si se pega uno al tronco, esa unión de Amor con su naturaleza, estimula el Espíritu. El Aliso es conocido en algunos lugares como el árbol de los místicos y los magos. Entre las ramas de estos árboles es mu fácil ver unas energías blancas llamadas gnomos, pero para ello hay que estar bastante evolucionados espiritualmente.

El Fresno, también posee poderes mágicos, y no sólo equilibra la actividad del subconsciente, sino que estabiliza la fuerza de la voluntad, ya sabéis, esa máquina que posee el hombre y que tanto le cuesta poner en marcha; Echarse un rato bajo la sombra de sus ramas enriquece la voluntad de decisión si es que la persona no se siente en un momento dado, capaz de decidir por sí sóla”.

- ¿Cuándo nos vas a llevar a ver la Encina, Laura? -preguntó Leonor a su hija-. Porque lo cierto es que me gustaría volver a aquel lugar aunque ello me traiga recuerdos...

- Cuando queráis; si os parece el próximo Domingo ¿vale? -respondió Laura-, a la cual se le notaba cierto brillo en los ojos.

- Ahora en lo que hay que pensar es a ver como nos las apañamos para poder llevar el carro en el coche -dijo Guillermo un tanto circunspecto.

- Todo tiene solución si se quiere que la tenga -le dije a Guillermo mirándole fijamente-. Y qué bueno sería que hubiera un Pino cerca porque si te pegas a él, no sólo encontrarás alivio en el cuerpo, sino que también lo hallarás en otra parte más importante aún... en la mente, aunque ella sea una parte de él.

- ¡Hijo! En esta casa lo que más se toma directamente de los árboles además de la fruta, es la tila, ahí hemos hecho un descubrimiento perfecto, pues una taza de infusión de tila después de la cena, no sólo hace pasar una noche tranquila, sino que Guillermo ha dejado de roncar -apuntó ahora Leonor sonriéndole a Laura con estas últimas palabras.

- ¿No me digas que mi hermano ya no ronca? Porque no os podéis imaginar lo que era de noche-. ¡Madre mía, cómo se le oía de una habitación a otra!

María Isabel, bastante tiempo callada, le echó una mirada a Alejándro de la que todos nos dimos cuenta echándonos a reír.

- El Tilo -dije con cierta suavidad-. No sólo tiene esa cualidad, que, sin dejar de ser importante, no lo es tanto como la de desarrollar el instinto de ternura y la capacidad de Amar...

Acabado un día impregnado de entregada y hermosa amistad, Alejándro y María Isabel se ofrecieron para llevarme a mi casa en su coche a lo que con gusto

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acepté. Por el rabillo del ojo pude observar en Laura una mirada como dándome a entender cierto desasosiego al no haber caído en la cuenta y haber sido de ella la idea del ofrecimiento.

Ya estábamos en la calle y nos dirigíamos hacia el aparcamiento, cuando Alejándro sacando un papel doblado de uno de sus bolsillos me lo ofreció diciéndome: Jorge, me gustaría que leyeras esto. Es un artículo mio para la revista de la Asociación Médica en la que quiero comenzar a colaborar con mis escritos. La revista es muy interesante ya que además de llegar a mucha gente, se tocan temas fundamentalmente humanos. Te agradecería me dieras tu opinión ya que este será mi primer trabajo.

Entramos en el coche, y después de darle unas explicaciones acerca de dónde deseaba que me dejara, arrancó el vehículo.

“Durante el trayecto fui leyendo el artículo; me pareció muy de actualidad ya que hablaba de cómo el Amor, el combustible que permitiera el desarrollo hace miles de años, se encuentra seriamente amenazado debido a la escasez de recursos y reservas existentes, a los incrementos de los grupos detractores con que se ha ido enriqueciendo el suelo que pisamos, y sobre todo por su habilidad y distribución altamente geoestratégica.

El papel preponderante que intenta ocupar el mal en sus diferentes y múltiples facetas, hace tambalear la estructura del Amor, por ser muy alto el índice que ocupan sus más y más seguidores en el mundo entero.

En nuestro país, la infraestructura amorosa, sigue dominada por ese sector porque carece de todo orden de escrúpulos morales y, sobre todo, éticos donde obviamente priman las envidias, los egoísmos y un largo eccetera...

Debido a esta situación, y al no producirse una búsqueda contundente y adecuada de nuevas motivaciones, las cosas fueron quedándose no sólo pequeñas para las propias necesidades del espíritu, sino que además se quedaron un tanto obsoletas y faltas de sentido en el tiempo actual.

Tiempo después del manifiesto conciliar, los seguidores del Amor han rebasado algunos cálculos volviendo a nivelar bastante la balanza, y es así como dicen algunos a la vez que lo aseguran, que el Santo Padre se alza como uno de los símbolos del mundo en los últimos tiempos. Para ello no ha esgrimido otro argumento, que el de proseguir con su forma de hacernos llegar el Amor a los que no lo conocieron, y regresárselo a otros que vieron cómo se les marchaba sin explicación convincente alguna.

Ese día ha sido para todos un día de luz, de sol y de júbilo en un país con entusiásticas reverberaciones juveniles y modernistas en que el Amor debe ir, al menos ese debe ser el intento, aplastando lenta pero firmemente a las huestes confundidas del mal.

Por ello, la medicina preventiva del Amor, debe ser uno de los principales temas de investigación a desarrollar simultáneamente con el resto de los proyectos que en materia de educación, los cuales se encuentran últimamente en no muy avanzado estado. La medicina preventiva del Amor, debe por consiguiente tener un

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objetivo claramente definido; llegar a muchos a través de los textos apostólicos, unos textos reales, sin recortes y sin influjos de intereses particulares, cuya aplicación debidamente observada, no dejará sombra alguna en la recepción y asimilación del tratamiento...”

CAPÍTULO DÉCIMO QUINTO

Hoy se presenta un día especial; hoy es el domingo que debería, principalmente, ser utilizado para que Laura llevara a su madre y a su hermano a ver de nuevo su Encina. La verdad es que ella no tenía pensamiento de que fuera este, pero, al parecer, madre e hijo se encontraban tan felices, tan ilusionados con la idea, que se llevaron todo el tiempo llamándola por teléfono para que no se le olvidara.

Son las diez de la mañana, y el Sol calienta bastante en las tempranas aún, vísperas del verano, un Verano que se anuncia subido de tono dada la sequía que se biene padeciendo; alguna que otra tormenta aislada no ha sido en absoluto suficiente para calmar la sed de los campos y mucho menos cubrir la necesidad de los embalses y pantanos.

Aquí estamos mi mujer y yo, en la esquina de una hermosa avenida, recién

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estrenada gracias a ese remozamiento que Sevilla disfruta de vez en cuando. Vivimos al lado, por eso hace un par de días, cuando Laura me llamó por teléfono para decirme si podía acompañarlos, cosa que también le había pedido su madre, y decirle que sí, que iría con mucho gusto, le pedí que nos recogieran a esta hora y en este lugar, ya que se encuentra cercano a la salida por la cual se va a la carretera que me indicara.

Laura en esa misma llamada me pidió le comentara a mi mujer si quería venir. Cuando le respondí que sí, se puso muy contenta diciéndome que tenía muchas ganas de conocerla. Quiso saber algunas cosas más de ella pero le dije que ya tendría oportunidad de preguntárselas directa y personalmente.

- ¿Suelen ser puntuales? -preguntó mi mujer.- Ahora, bastante. Al principio de conocernos aun estaban rodando con el

sistema de todos; también en ese sentido han ganado mucho. Laura es la mejor que lo lleva y además es la que está ayudando mucho a María Isabel y a Alejándro. Antes, aunque eran amigas, no estaban muy unidas, pero, de un tiempo a esta parte las une un fuerte y hermoso lazo de amistad

- ¿Ayuda también a la madre y al hermano?- Sí, a los dos, y créeme que le pone ganas, aunque justo es reconocer que

sigue siendo bastante mental pero, se ve la lucha que está manteniendo consigo misma por mejorar a cada paso que va dando por su nueva vida. La madre, Leonor, es la que peor lo lleva, y se comprende; para ella el tema Espiritual es totalmente nuevo; dice que ha encontrado respuestas que antes no hubo manera de encontrar. Ella tiene muchas y fijas dudas sobre la figura de Jesucristo sobre el que al parecer ha leído mucho; está obsesionada con su idea porque continua encontrando incoherencias; tiene muchas ganas de hablar conmigo sobre el tema en profundidad pero está esperando que yo le diga cuándo podemos hacerlo.

- Estás contento con el trabajo que estás realizando, ¿verdad? -dijo sonriente y mostrando una hilera de dientes blancos y perfectos.

- La verdad es que sí; sobre todo porque dentro de ese esfuerzo que están realizando algunos como te he dicho, atienden en general de muy buen grado, aunque no siempre lo aceptan categóricamente y eso a mi también me ayuda para ir corrigiendo momentos de intolerancia. Muchas veces les gusta buscarme las cosquillas, como se suele decir pero, como ya los conozco a todos, los dejo y al final terminan convenciéndose, como dicen ellos, de que cuanto les digo lo hago por su bienestar Espiritual.

- ¿Qué edad tiene Laura? -me preguntó, intentando esconder, en cierta medida, lo ingenuo de la pregunta.

- Lo cierto es que no lo sé, Marta, pero debe ser un poco más joven que tú, creo yo. ¿Por qué?

- No, por nada, sencillamente por curiosidad de mujer. -y añadió: ¿Es mona?- Sí, se puede decir tranquilamente que es una mujer agraciada en todos los

sentidos, porque no solamente es bastante guapa sino que además es muy simpática. En fin, ya podrás comprobarlo por ti misma cuando la conozcas esta

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mañana. Creo que te gustará...- ¿Ha intentado coquetear contigo alguna vez, quiero decir, ya sabes, ponerse

melosa, tonta...?- Sinceramente, no lo sé; pudiera ser, no le he prestado mucha atención en ese

sentido, a lo mejor sí, pero ya te digo que yo no me he dado cuenta, ya sabes que las mujeres muchas veces os comportáis de una forma y luego cuando no hay voluntad sana se os interpreta de otra, pero ya me conoces y conoces mi Amor por el Padre; No, ese no es mi caso; Laura me gusta, pero la forma es terreno al que cualquier mortal no tiene fácil acceso; ver no sólo a Laura sino a cualquiera de ellos en esos momentos de entrega, cuando estamos compartiendo el instante que el Padre nos concede, para mi, como yo los veo, es caminar por un campo en día de lluvia cuando está amaneciendo... ¡ah! Mira, hablando del rey de Roma... Ya están aquí.

El coche de Laura se detuvo junto al bordillo y bajándose de él me saludó cariñosamente. Al reparar en mi mujer ya de forma más cercana, se vino a su lado y se presentó ella misma, sin necesidad de que yo mediara; por el gesto sonriente y significativo de mi mujer, noté que le había caído bien. Seguidamente, y una vez apeada también se le acercó Leonor que sí fue presentada por su hija. Comenzaron a hablar las tres mujeres cuando por la ventanilla del coche se oyó decir:

- ¡Nada! Lo de siempre, que de mi no se acuerda nadie nunca -dijo Guillermo bromeando.

- ¡Ay, hijo, perdóname! Pero ya sabes cuando se encuentran tres mujeres y a una no se la ha visto nunca, en esa vez primera, todo lo queremos saber de cada una en menos de un cuarto de hora. - Mira Marta, éste es Guillermo, mi hijo.

- Supongo que ya sabrás porqué no me bajo del coche. Por cierto, he oído que te llamas Marta ¿verdad? - Me gusta ése nombre. -Jorge y Marta, suena bien...

- Gracias. Sí, Marta, y tú Guillermo. Efectivamente, Jorge me ha hablado de ti; la verdad es que a través de él os conozco a todos un poquito, incluidos los que no están.

- Pero que pueden estar, al menos algunos, si son puntuales claro -se apresuró a decir Leonor-. Porque si no no sé como nos vamos a organizar.

- Tranquilos que ya vendrán. Cuando se lo dije ayer por teléfono a María Isabel me dijo que había hablado con su hermana. Ana se viene a pasar el fin de semana con la madre, y como no se irá hasta después de la cena, le pidió que se quedara con los niños. Nos viene muy bien porque así vamos todos; espero que sean puntuales porque ya pasan cinco minutos de las diez, y es exactamente la hora a la que les dije que deberían estar aquí, porque no creo que Alejándro se haya despistado ya que me dejó muy claro que en algunas ocasiones ha hecho servicios de urgencia en el ambulatorio de la Seguridad Social que está ahí enfrente.

- Ya no pueden ser puntuales -dijo Guillermo-. Si no vienen pronto nos vamos. Ya nos las apañaremos, yo no estoy dispuesto a esperar mucho, comprenderéis que todo el día aquí metido en esta jaula no me apetece mucho.

- Tranquilo, hombre, que no tardarán, ellos saben que en su coche van a ir

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Jorge y Marta. Además, si no es así lo vas a pasar mal- le expuso Laura dándole a entender que en su coche y dado el espacio iban a ir bastante apretados.

Entre algunas risas y bromas, terminado de decir estas palabras, dijo Laura con cierto nervioso alboroto:

- ¡Ahí vienen! Lo ves hombre como no tardarían tanto...Alejándro aparcó su coche tras el de Laura, y el matrimonio echó pie a tierra

comenzando una vez más los saludos y presentaciones sin que en esta ocasión se olvidara nadie de Guillermo que fue, precisamente, el que dijo:

- Bueno ¿Nos vamos ya o todo lo vais a hablar esta mañana aquí en la acera? Nos espera el campo con este hermosísimo día.

- Ya nos vamos. ¿Qué es lo que os ha entretenido? -preguntó Laura mirando a Alejándro.

- Que aquí la señora, anoche cuando habló contigo dijo que tenía pan para hoy, y que esta mañana cuando fue a cogerlo para hacer unos bocadillos pues resulta que no, y como nuestra panadería no abre los domingos, pues hemos tenido que buscar otra, y ya sabéis que entre aparcar y luego guardar cola...

- Bien, ¿nos vamos ? -dijo Laura.- Sí, y ¡ojalá disfrutemos de este día! -correspondió Leonor comentando a

continuación-: Recuerdo una vez que teníamos un día como el de hoy, y después de comer dijo el cielo allá va agua y no os podéis imaginar...

- Jorge, ve tu delante con Alejándro ¿quieres? Y así nosotras estamos juntas detrás para ir charlando.

- Muy bien, pues en marcha...Ambos coches se pusieron en movimiento siguiendo la gran avenida en cuyo

final está la salida de la carretera que da acceso a la autovía que nos llevará hasta aquel lugar...

- El tráfico por esta zona y en estos días es algo más tranquilo -dijo Alejándro-. Porque cuando es Primavera la gente va más a buscar el Sol del campo, pero cuando llegan las vísperas del verano, lo que busca la gente en su mayoría es el Sol de la playa; eso hace que esta parte y en este tiempo esté efectivamente más descongestionada, aunque también es justo reconocer que si bien es verdad que el tráfico es el mismo, no así la densidad, ahora no podemos apreciar la cantidad de gente que lleva más o menos nuestra misma dirección porque todos vamos a distintas horas, pero cuando todos vienen de vuelta que más o menos viene a ser sobre la misma hora, no puedes imaginarte la densidad y los kilómetros y kilómetros de lenta caravana.

- ¿Qué tal salió aquel artículo de la revista; me dijiste que era para la Asociación Médica, no?

- Sí, y salió muy bien, precioso, y hasta hubo algún que otro compañero que me felicitó por haberme decidido a escribir y además, según me dijeron más tarde, hacerlo tan bien.

- ¡Perfecto! Pues ahora a aprovecharte de ella, ya sabes que han puesto en tus manos un magnifico medio para dar a conocer tus desvelos.

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- ¿Cómo que aprovecharme de ello? No te entiendo, Jorge -dijo Alejándro como mostrando cara de susto, o como poco cierto desconcierto.

- Sí, hombre. Y si no me entiendes yo te lo explico. Ahora te han facilitado un mecanismo mediante el cual te puedes expresar y expresar libremente; quiero decir que tú puedes hacer llegar a la gente aquello que de verdad sientes en lo más profundo de tu interior, y si eso que de verdad sientes es la necesidad de recordarle al mundo -aunque solo sea entrelíneas- que necesariamente han de amarse los unos a los otros, ya sabes que hay muchas formas de decirlo y desgraciadamente pocos medios para hacerlo; sin contar los medios naturales evidentemente. Te imaginas lo que significa poder decirle al hombre enfermo que su enfermedad no existe y que lo que él padece no es más que el efecto de su propia causa.

- No había caído en ello, pero, ahora que lo mencionas, es cierto puedo ahora decir muchas cosas que antes siempre se quedaban sólo en el pensamiento o como mucho, dichas de paso en una conversación, aunque recuerdo algo que me dijiste en una ocasión, y que era algo así como: “Se diga lo que se diga y donde se diga, sólo van a escuchar los que tengan que escuchar...”

- Eso es seguro, no obstante, ahora tienes la oportunidad de hacer llegar más mensajes y esta no debes dejar que pase por alto.

- Lo haré, y si quieres compartirlo, si quieres ayudarme estoy dispuesto a aprender todo aquello que verdaderamente consideres importante, ahora pondré más atención que nunca a cuanto dices. Intentaré comprender para más tarde llegar a exponer con la máxima comprensión.

- Muy bien, pues ya puedes ir pensando en el siguiente trabajo porque lo que está muy claro es que el trabajo has de hacerlo tú solo, pero si quieres realmente que te ayude ya me dirás cuál puede ser uno de los temas que te preocupen y yo pondré mi granito de arena.

- Pues mira sí, una de las cosas o temas que más me han preocupado desde siempre es el tema de la muerte en general ¿porqué nos horroriza tanto la muerte?

- Verdaderamente, la palabra muerte horroriza mucho a los hombres, por eso no quieren pensar en ella, sin embargo, la misma vida te obliga de forma continuada a ello.

“A medida que pasa el tiempo, el género humano es cada vez más consciente del mundo que puede ver, ya sea motivado por una explosión demográfica, una total falta de alimentación equilibrada, o porque tiene sobre su cabeza la espada de una guerra nuclear, cuyo desastre podría arrasar la vida en el planeta, incluso de esas enfermedades que cada vez están más en los ánimos del castigo que en los de la enfermedad propiamente dicha.

“Uno de los mayores errores que comete el hombre, es la negación ante su propia investigación en el mundo Espiritual; por ello, considera de forma continua que él, su cuerpo físico lo es todo, su toda y única personalidad, y que el día que él muera nada quedará. Otros que han creído sentir un algo, se atreven ciertamente a admitir a medias la posibilidad de que su carne la comparte con algo que por el momento se sienten incapaces de definir.

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“En la actualidad y afortunadamente, el problema de supervivencia para lo que el hombre denomina su espíritu se vive día a día.

“Ya os he hablado en otra ocasión, creo recordar, de que el cuerpo físico, aunque si te digo que más que físico es químico, tú como médico lo entenderás, no es más que un trozo diminuto dentro de lo absoluto, un trozo muy pequeño al que llamamos microcosmos, dentro del conjunto conocido como el cosmos.

“La muerte, en el término más conocido, es el final de un organismo vivo y cuyo proceso nos descubre todo un abanico de manifestaciones entre las que destacan los pensamientos y los sentimientos, como auténtica tarjeta de identidad de cada ser. Pero las de mayor interés son las manifestaciones de conciencia espiritual, gracias a las cuales nos podemos identificar y distinguir, no sólo con relación a los demás, sino hasta con el mundo que les rodea.

“Hay quien dice que ha de morir, pero que cuando lo haga, su conciencia Espiritual, su auténtico Yo continuará viviendo eternamente. Ello será posible si tuvo un comportamiento ético aceptable que le permitiera evolucionar; desgraciadamente, aun es un número muy bajo de seres humanos que están convencidos de que su muerte física es la llave que abre la puerta de la vida eterna...”

- ¿Cómo podrías explicar que es el espíritu? -Me interrumpió María Isabel, la cual aun en amena conversación con mi mujer, también estaba, al parecer, pendiente de mis explicaciones.

- En principio es la parte inmaterial que del Padre llevamos dentro de nuestro cuerpo.

- ¿Dónde? -quiso saber Alejándro.- Justo en el centro del Plexo Solar. Es el que conteniéndolo todo acerca de

nosotros como seres físicos, no influye en nuestra forma de ser, ni en nuestras decisiones porque si no fuera así obviamente no seríamos libres, no poseeríamos el don sagrado del libre albedrío, no tendríamos la posibilidad de decir que acertamos o erramos en función de nuestro propio discernimiento. Hay quien dice que es como un racimo de deseos y pensamientos que se pegaran al cuerpo según una particular condición hereditaria de carácter familiar y social, pero no tiene peso, sencillamente porque todo ello está bajo una perspectiva material, cuando estamos hablando, precisamente, de la parte inmaterial de esa materia.

“Los factores tiempo y espacio son la idea fundamental que conforma el guión de nuestro conjunto de pensamientos llamado mente”.

- Perdona, Jorge, pero es que no he captado bien lo que quieres decir. -me cortó Alejándro.

- Entiendo que esto sea de difícil comprensión y no debes preocuparte. Hasta la ciencia que se dedica a interpretar las leyes naturales, así como de sus principios no pueden ayudar mucho a la hora de investigar los misterios del tiempo y el espacio, sencillamente porque el poder especial de la ciencia está sujeto sólo al Universo material, aunque bien podría decir físico.

“La ciencia moderna, no dudo que sea en conocimiento como un gigante

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lleno de inteligencia, pero que cuando ponen a su alcance ideas más altas e intenta alcanzarlas mediante su particular forma de ver y levante los pies del suelo ya es incapaz de sacar nada de provecho, se cierra casi herméticamente, no obstante, en parcelas donde la ciencia puede indagar positivamente, el conocimiento material no tiene competidor, sin embargo, su destreza no le permite ver con claridad solución a problemas de corte Espiritual o que tengan alguna relación con el Espíritu o bien con los misterios espirituales encerrados en los reinos Animal o Vegetal y por supuesto en el Mineral. En cualquiera de ellos, trátese el caso que se trate, ya sabes que ahí la ciencia, tu ciencia, entre otras, o se quedan calladas o le viene ese comienzo de titubeo al que a partir de ahora vas a ver con mucha más claridad. Conseguirás comprender la diferencia entre la ciencia Universal y la otra que llamaríamos nacional.

“Jamás el inteligente pensamiento y su alta sabiduría cuando el pensamiento es sabio y científico-médico en el hombre, conseguirá por sí solo alcanzar las metas que marcara el espíritu.

“Ni en el tiempo, ni en el espacio, está el Espíritu del hombre. En aquellos planos que son de naturaleza diferente, es donde habitan sentimientos y pensamientos cuyo nivel de positividad determina el orden de su potencial de vida, por ello el tiempo o sucesión de los elementos materiales pertenecen siempre al plano de la relatividad.

“El espacio es también engañoso para el mundo del Espíritu si lo interpretamos como su propio mundo, ya que ellos no están separados por ninguna distancia, sino por las diferentes frecuencias de su sintonía vibratoria.”

- ¿El espacio y el tiempo fueron creados por el hombre, me refiero a lo concerniente a mediciones? -siguió preguntando Alejándro.

- Tanto en uno como en otro se manifiesta categóricamente lo infinito en el momento que el conjunto de pensamientos trasciende la ley de la relatividad. El antes, el ahora, el después sí son creados por el hombre como conceptos para una feliz apreciación. También algo semejante sucede con el espacio, pero dejémoslo por el momento, otro día seguiremos hablando de todo ello, hoy pienso que debemos aprovechar este hermoso paisaje y disfrutarlo... Aunque te diré:

“La Naturaleza se nos ofrece como el verdadero libro del conocimiento, en ella está todo recogido, ver los detalles en la más perfecta de su manifestación es lo más difícil, pero nunca imposible, es cuestión de prestarle esa atención de la que decimos siempre que somos incapaces, pero que hay que hacer el esfuerzo, y creedme de verdad si os digo que merece la pena intentarlo. La Naturaleza interpretada, es el gran misterio de los misterios ya que al ser la Madre Universal, de su seno extrajo el Padre lo que algún tiempo después fuera nuestro Universo propio, como uno en todos y todo en uno mismo”.

Estábamos cruzando un pueblo cuya gente debía ser muy amante de las flores y las plantas ya que a ambos lados de la calzada y perfectamente alineadas y cuidadas de forma exquisita, se encontraban hileras y más hileras de preciosos arriates cargados de rosales y geranios entre otros bellos conjunto florales.

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Al salir del pueblo y cuya calle principal parecía ser la misma carretera, por la cantidad de ambiente que se veía entre los diferentes tipos de establecimientos, comenzamos a entrar en una zona de media sierra. Los extensos encinares y grandes alcornocales ya empezaban a mostrarse ante nuestros ojos y con ellos las paredes de piedras, unas sobre otras sin más masa de sujeción entre ellas que la que fuera dejando el tiempo tras su rústica construcción. En las que daba el Sol, se apreciaban aquellas hendiduras entre piedras aun limpias desde sabe Dios cuándo se amontonaron para delimitar caminos y propiedades. En las que, aun siendo también su amigo, el Sol no llega nunca, las diferentes fases del tiempo fueron creando entre ellas adornados mantoncillos de musgo como si de compensar su huerfanismo se tratara. Paredes unas y otras se convertían por doquier a lo largo de ellas en biombos extravagantes tras los cuales muchos de aquellos alcornoques pretendían hacer pasar inadvertidos, ahora que los hombres durante la fiesta del descorche, los habían despojado de su únicas vestiduras.

El pequeño puente romano, salvando la risueña vaguada de un pequeño arroyo, estaba ahora al margen del discurrir automovilístico. Tal vez en alguna ocasión sirviera como arteria principal por la que transitaron los vehículos lentos de su ancestral tiempo. Ya todo era medias pendientes, unas para arriba, otras para abajo...

- ¡Mirad! Parece que Laura se va a desviar por aquella otra carretera -exclamó Alejándro.

Laura dobló por la carretera que anunciara Alejándro, y él se desvió siguiéndola a ella.

De la carretera pasamos a un camino de tierra y de este a un pequeño llano en el que Laura fue la primera en detenerse estacionando su coche. Alejándro detrás hizo lo propio y todos salimos, incluido Guillermo al que ayudé a sentarse en su carro.

La pureza del primer aire respirado hacía que se sintiera un extraña sensación en el estomago al tomarse de golpe mucha cantidad, pero no dejaba de ser delicada. Luego estaba el aroma, ese olor de la sierra mezcla de sus tomillos, romeros y todo ese largo etcétera que hace del conjunto el perfume ideal para ser huésped permanente en una burbuja de sus mismas fragancias.

- ¡Bien, pues aquí la tenéis! La Encina de mis niños, bueno, nuestra Encina -dijo Leonor sin poder disimular su contento.

- Es tan preciosa como ideal para hacer todo lo que se puede bajo su influencia -les dije a todos, mirando la hermosura de su verdor y frondosidad.

- Desde luego, y el sitio es un encanto -correspondió Alejándro-, y hay que darse cuenta de la tranquilidad y la paz que se respira.

- ¿Y dónde me dejáis el agüita corriendo casi a tus pies? -dijo Leonor sonriendo. -Es que el lugar es de cuento de hadas -dijo María Isabel acercándose a la delicada orilla en la que habían aún pequeños juncos.

- Y vosotros que lo digáis; aquí si podríais ver si quisierais: gnomos, elfos y alguna que otra ondina traviesa -les dije sonriendo.

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Las tres mujeres se dedicaron a preparar las cosas sobre las dos mesitas de campo que entre Alejándro y yo habíamos sacado de su coche. Las sillas también fueron colocadas, por lo que nosotros dos decidimos, llevando a Guillermo, dar una vuelta por aquellos hermosos y aromáticos alrededores.

Corría una leve brisa la cual hacía el lugar más agradable aún. Siguiendo el pequeño arroyo hacia el Norte, vimos cómo a unos cincuenta metros se levantaba un puentecillo hecho de troncos. Cuando llegamos pudimos observar que era muy viejo; parte de la tablazón estaba ya un tanto podrida aunque mantenía, en apariencia, una cierta seguridad; seguridad que comprobamos Alejándro y yo al pasar al otro lado; Guillermo no se atrevió por lo que prefirió quedarse pasando sus manos entre unas matas de perfumadas flores violáceas; se le llenaron de ese olor inconfundible que suele dar la Lavanda, aunque su nombre real es Lavándula, pero, al parecer, por su poco o ningún uso a mucha gente no les gusta.

El suelo del paraje se mantenía adornado en exceso con hermosas mantas de pequeñas margaritas blancas y amarillas, y que muy bien pudiera ser camomilas o manzanillas.

Me senté en uno de los más sólidos y salientes troncos que a modo de baranda baja tenía el puente y pude oír una especie de sutil melodía que parecía venir de la parte baja de su viejo entarimada. Cuando intenté acercarme a la orilla después de dar un pequeño rodeo entre juncos y preciosas adelfas de colores blancos y rojos, solo pude ver sobre el agua y al tiempo que seguía escuchando, dos hojas de Eucalipto a unos metros, que, como si fueran piraguas iban sorteando los diminutos saltitos de una corriente de ensueños; puse a trabajar mi imaginación y al momento pude ver sobre las dos hojas, cómo pértiga en mano y haciendo avanzar las frágiles embarcaciones, a sendos y equilibristas duendecillos, que entre risas y aquella maravillosa y celestial musiquilla se deslizaban corriente abajo hasta que llegó un momento en que los perdí de vista.

Pasados unos segundos y disfrutando aun de la hermosa sensación vivida, reflexioné: Cuando iban pasando ya los oía e hice que mi imaginación los viera... ¿por qué entonces cuando perdí de vista real las dos hojas dejé también de oírlos? ¿realmente los vi, no los vi? Yo los oí cantar y reír; yo escuchaba perfectamente su melodía, eran ellos, tenían que ser ellos...

Ahora fue Guillermo el que me sacó de mi felicísimo ensimismamiento diciendo en al alta voz:

- Bueno qué, ¿nos vamos?- Sí, ya vamos, aguarda un minuto -se le oyó decir a Alejándro, el cual nos

sorprendió porque se había subido a una rama no muy alta de otra Encina cercana.- Bien, ya estoy aquí, vamos cuando queráis.- ¿Qué habéis traído de comer? Me muero de hambre -dijo Guillermo

pasándose significativamente una mano por el estomago.- ¡Qué extraño! -murmuró Leonor.- ¿El qué, mamá? -preguntó Laura.- Nada, hija, tu hermano, que hacía mucho tiempo que no le oía decir eso de

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que tiene mucha hambre.- Eso será que el aire del campo le ha abierto el apetito -le respondió Laura a

su madre -: La verdad es que a mi también me están entrando ganas de comer algo.- María Isabel ¿trajiste la bota del vino que puse encima de la mochila?

-preguntó Alejándro.- Sí, ahí la tienes, te la he dejado colgada en aquella silla.- ¿Quién quiere un traguiyo de este vino de mi pueblo? -preguntó Alejándro

alzando la bota con cierto alborozo.Nadie contestó, por lo que volvió a repetir la invitación un tanto

decepcionado...- ¿Nadie quiere probar este riquísimo vino; nadie quiere, de verdad, echarse

un chupito? -y adujo no sin cierta zozobra-: Por si no lo sabéis, un par de traguitos antes de las comidas es una de las cosas que mejor se pueden hacer, además este es bastante bueno y vasodilatador. ¡Que no se trata de tomar una borrachera!

Al final de la invitación, y, comenzando por Leonor que tomó la bota con cierta gracia, todos tomamos un buen trago, excepto Alejándro que no paraba de darle tientos, como él decía.

Es cierto que el campo abre el apetito, sobre todo si se tiene el estado de ánimo adecuado al momento, y allí parecía que ese estado y ese momento no podían estar en mayor conjunción y armonía pues de todo cuanto las mujeres habían preparado, prácticamente no quedó nada.

Después de haber terminado y recogidas las cosas, Guillermo sacó su pipa y la encendió; miró el frondoso y exuberante manto verde bajo la Encina y comentó a media voz con cierto aire de necesidad:

- Tenemos que venir más veces, creo que sería un pecado no aprovechar este lugar y estos momentos después de que la Naturaleza nos lo ofrece y, además sin cobrarnos nada.

Alejándro, mirando hacia una parte del arroyo en cuya orilla se encontraba por ese lado bastante crecida la hierba, tomó una hamaca diciendo que él no perdonaba una siestecita en aquel momento.

Mi mujer le ofreció a las demás mujeres dar un paseo siguiendo el curso del riachuelo. Aceptaron María Isabel y Laura. Leonor prefirió quedarse argumentando que después de haber escuchado aquel día cuanto dije acerca de la Encina y sus propiedades, quería poner en orden algunas ideas sobre las cuales se encontraba cada vez más confusa por lo que iba a quedarse sentada a su pie y recostada sobre su tronco. Así lo hizo mientras Guillermo y yo decidimos quedarnos charlando a un lado del pequeño claro y también cercano al frescor del arroyo.

El calor se iba a dejar notar este año antes que el anterior -dije recogiendo con las manos un poco de agua de la orilla y echándomela sobre la nuca-: ¡Qué fresquita!

- Jorge ¿te molesto si te pregunto acerca de algo que me viene sucediendo desde hace algún tiempo? Es que nunca he querido hacerlo delante de los demás.

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- No, hombre, y qué mejor momento que este para echarte una mano; y eso no quiere decir que para ayudar tiene que haber un momento bueno, quiero decir que, este y aquí es mejor aún.

- ¡Gracias! Es que no sé si será por mi problema físico, pero el caso es que sueño mucho con mi cuerpo, aunque nunca de forma muy clara, por eso quería si tú me puedes decir algo; entro en un mar de tranquilidad cuando hablo contigo, por eso saber que estás cerca me ayuda a superar muchos obstáculos.

- Muchas gracias, pero una cosa está muy clara: qué cuanto consigues, lo consigues por ti mismo, por tu esfuerzo; el Padre utiliza muchos medios para hacer llegar una respuesta o un premio, en realidad es Él el que lo entrega pero no el que lo otorga; eso sí, cuando sabe que eres merecedor de su premio, Él siempre vendrá a entregártelo envuelto en el celofán de su Amor.

Guillermo se quedó en silencio un instante y luego prosiguió:- Me gustaría que me dijeras algo sobre los sueños, mejor dicho, como le he

oído decir a mi hermana después de escuchártelo a ti, sobre los ensueños con el cuerpo.

- El cuerpo humano tiene muchas manifestaciones dentro del vasto campo de los ensueños. Soñar con los brazos en general, nos dice que se está hablando de algo así como de una asociación, o una unión. Cuando se trata de las piernas, sólo se refiere a su función de necesidad, caminar de una lado para otro, viajar, peregrinar. Soñar con las manos es una manifestación de destreza que el durmiente posee; si la visión es de manos ajenas, significará la admiración al tiempo que la frustración propia.

“Cuando se sueña que a una persona se la mira a la cara, y por la razón que sea nos detenemos en sus facciones, estas hay que recordarlas, por ejemplo: la frente, según como sea, bien o mal formada, alta o baja, siempre representa la personalidad de forma general. También la cabeza manifiesta la forma de ser de esa persona de forma general. También la cabeza manifiesta la forma de ser de ésa personalidad, de ése carácter, aunque ha de salirse de lo normal para que ella pueda mostrarnos su anormalidad como por ejemplo: Mayor relación al cuerpo puede significar largueza, triunfo; en cambio, que en proporción al cuerpo es más pequeña, ello será interpretado como que ésa persona tendrá la realización de sus deseos bastante limitada. Soñar que tenemos magníficos apéndices auditivos, buenas orejas, nos dará a entender que nos llegarán felices informaciones, no obstante, no siempre los ensueños son portadores, ejecutores o significativos de algo concreto, la mayoría de las veces los ensueños, como decía el sabio: “sólo son eso, sueños”.

“Una parte del cuerpo que se distingue del resto además de los dientes, es el tronco. Es muy raro encontrar a una persona que sueñe con el tronco, suyo o de otro cuerpo, en ambos casos es complejo aun a pesar de su claridad, lo que sí te puedo decir es que ello simboliza los grandes movimientos del campo material sólidamente apoyados por las mismas acciones del hombre; las propiedades, la opulencia y ese largo etcétera que los acompaña se ven reflejados en los ensueños”.

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- El tronco y la columna, supongo que será lo mismo a la hora de interpretar los sueños ¿no?

- Sí, pero no en todos los casos... Tú has soñado mucho con la columna ¿verdad Guillermo?

- Sí, y durante mucho tiempo; estuve a punto de mencionarlo yo también el día que estuviste hablando de los ensueños con María Isabel ¿te acuerdas?

- Perfectamente. ¿Cuántas veces durante ese tiempo, o mejor, cada cuánto tiempo se repetían esos ensueños?

- Pues me ha estado pasando últimamente igual que a ella, aunque hace unos años que comenzó, los tenía muy de tarde en tarde, entonces yo no le prestaba atención, ahora desde hace algún tiempo a esta parte como mínimo una vez a la semana, que yo recuerde rara es la semana que no sueño con ello. También cuando te he llamado por teléfono he pensado comentártelo pero no lo he hecho pensando que yo podría superarlo.

- Bien, dado tu problema físico, como tú le llamas, aunque no hereditario está centrado en la columna, puede que ella sea el centro de atención de tus ensueños, pero, sólo puede.

“Los orientales atribuían a este ensueño el que las personas eran grandes y grande todo cuanto les rodeaba; luego existen otras muchas variantes sobre la columna, que pudieran ir desde soñar con la columna del templo de Salomón que fue destruida por la voluntad del hombre, a soñar con cualquiera otra que se destruyera por sí sola, indicando con ello que alguien muere en el peor de los casos, y en el mejor con respecto de este, que está en puerta un desastre, una enfermedad...”

- Antes mencionaste los dientes, y mi madre suele soñar unas veces que se pasea por una gran ciudad con una sonrisa muy amplia, enseñando sus dientes, y dice que son unos dientes preciosos y tan limpios como perfectos; en cambio otras veces, dice que sueña lo mismo pero que tiene que cerrar la boca por el mal olor que se desprende ellos.

- Es curioso, pero ambos casos tiene su interpretación, aun a pesar de lo paradójico de los dos casos; unos dientes limpios y bien cuidados que en ocasiones huelen mal...

“En la vida, todo hay que cuidarlo de forma continuada, no se puede dar descanso, no se puede permitir que la abulia juegue ningún papel, porque el más mínimo relax sin perfecta conciencia de ello, te atrapan fuerzas negras, extrañas y envidiosas de un excelente comportamiento. Así con el primero nos encontramos con una situación de recibo positivo de un efecto correspondiente a una causa anterior; en el segundo, vemos como la persona se duerme en los laureles de la gloria del primero, por lo que cuando vislumbra el posible peligro de pérdida, comienza a despertar echándose en cara lo torpe de su imprudencia”.

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CAPÍTULO DÉCIMO SEXTO

Guillermo me hizo unas señas con una mano, mientras con la otra señalaba hacia donde se encontraba su madre, diciendo:

-Se ha quedado profundamente dormida, pero, parece como si estuviera soñando.

- Algo así parece, además da la impresión por sus gestos como si estuviera hablando con alguien, más bien como si alguien la estuviera acosando o preguntando...

<<Vd. me pregunta que si para mi la duda es el culmen de la racionalidad en el ser humano ¿no?>> -Leonor hablaba como si realmente alguien la estuviera sometiendo a un interrogatorio.

Y yo le digo que ahora si, ahora lo veo un poco más claro; la duda se encuentra en el centro de los dos extremos, y es buena porque de ella nace la inquietud, el deseo de conocer profundamente así como de conocerse así mismo, eliminando ese tipo de conformismo a veces fanático, a veces erróneo.

¿Qué me quiere decir con lo de las escrituras...?No son solamente ellas, ni la tradición de la iglesia viviente de Cristo las

que contienen la verdad, como tampoco tienen el dogma de la interpretación de los libros los hombres de la iglesia.

No sólo la iglesia puede indicarnos con infalible certeza cuáles son los libros escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, y cualquier otro criterio podrá ser aceptado siempre y cuando se dé por válido que las fuentes son obra de Dios, pero también de los hombres.

Este desdoble en la característica de los libros sagrados, parcialmente obra Divina, parcialmente obra humana, es fundamental para el conocimiento e interpretación de los mismos, y de no tenerlo en cuenta, todos cuantos lean se tropezarán con innumerables e insalvables dificultades.

Algún día, me gustaría que alguien entendiera la Teología como una ciencia que también trata del orden humano desde el prisma auténticamente cristiano; Entonces nos daríamos cuenta que existen virtudes que se evidencian entre sí, al no ser concertadas en el orden que por naturaleza propia le corresponde.

La Fe es de una importancia relativa, ya que con ella, también es relativa la ayuda que Jesucristo pide para nuestro hermano. Independientemente de la consecución de una feliz solución a un problema grave, está la creencia del hombre. Por la Fe se ve, pero cuando ya se ha visto todo es de un valor relativo.

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La Esperanza tiene un valor similar al de la Fe, siendo así mismo de una importancia irrelevante en cuanto a solucionar graves trastornos se refiere. Podríamos decir, que, al igual que la ilusión, esta deja de tener valor para pasar a una nueva etapa, sin embargo, y en una frecuencia de otros valores, tanto una como otra son imprescindibles en la vida del hombre de nuestro días.

La Caridad es humana cien por cien, ya que a diferencia de las dos anteriores, parte de nosotros mismos sin que materialmente seamos destinatarios de sus beneficios. No tiene límites, ni fronteras, y es la más importante porque puedes vaciarte, darlo todo, y cuando no te queda nada, entonces, sólo entonces recurres a la Fe y a la Esperanza de que te den cuanto necesitas para seguir entregándote al cumplimiento del mensaje.

¿Qué si las dudas que tengo sobre la figura de Jesucristo son desde hace mucho tiempo? -me pregunta.

No. Con tanta fuerza, desde hace poco tiempo...¿Vd. me pide que le haga un planteamiento sobre ello?Después de lo que llevo leído, meditado y reflexionado, cada vez lo tengo

más raro. Fíjese cual es mi planteamiento: Está a punto de cumplirse la Era y aun se vé la vida de Jesús llena de paradojas, si por paradoja se entiende realmente la aserción inverosímil o absurda que se presenta con apariencia verdadera.

Jesucristo, hasta cuyo nombre aun sigue en duda, y cuyo misterio, la ciencia más avanzada está por descubrir aún, ¿dónde aparece? Se nos hace presente en una tierra de Israel tan triste como pobre, llegando a ser incluso en el marco del imperio romano, uno de los más despreciables países esclavizados en todos sus órdenes y niveles. Y es ahí donde decide poner en marcha su ambicioso plan de hacer llegar a la Humanidad a través de su influencia, la Verdad de un mensaje, que no por corto en el lenguaje dejará de ser el más grande de esta Era, y cierto de cuantos los hombres hayan tenido necesidad de entender y seguir.

Sería, no sólo el Gran Maestro, sino el más fiel y audaz guerrero que conociera la historia de todo los hombres. Sus armas en el vasto campo de batalla serían un libro sin palabras llamado Amor y una espada sin filo llamada entrega; evidentemente no es en apariencia un sabio como Aristóteles, sin embargo, hoy están olvidados los estudios y enseñanzas de éste, en comparación con la actualidad de que se sigue disfrutando en nuestros días no sólo de su palabra sino de toda su inalcanzable sabiduría.

Tampoco fue un conquistador de la altura y brillantez de Alejándro Magno, que llegó a hacer caer a todo un imperio persa, según relatan los libros proféticos, por lo que no debe considerarse casualidad, entre comillas, el que tantas y tan grandes conquistas estén ahora en el recuerdo, mientras que las de Jesucristo aun sigan en continua evolución.

Su propia gente se extrañaba de su comportamiento, de su forma de expresar sus ideas y sus conocimientos, sabiendo como sabían que Él, no había asistido nunca a ninguna escuela, ni había aprendido lo más elemental que le llevara a conseguir aquellos conocimientos; Vive una vida de mendigo, siendo en cierta

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medida nómada por esa inquietud que le mueve a estar continuadamente de un sitio para otro. Es despreciado por ricos y poderosos, y aun a pesar de que también sientan desdén por Él muchos de la clase pobre, no es menos cierto que cuando se mueve le sigue toda una masa de gente que escucha con toda atención sus palabras. Una parábola dicha en aquella época era entendida perfectamente por unas gentes que carecían de una cultura total, y en cambio hoy difícilmente es bien interpretada por la mayoría.

Todas las aflicciones y enfermedades lo respetaban y obedecían; La ceguera, la mudez, la cojera, la lepra y hasta la misma muerte huían sólo con sólo una palmada suya. Sin embargo, todos aquellos prodigios y maravillas, crearían tal cúmulo de envidias y rencores a su alrededor que serían contribuyentes a un final al parecer deseado por Él mismo, ya que si sólo ante el gobernador Pilatos afirmó con toda rotundidad que era Rey, no habían transcurrido más que unas horas de aquella afirmación cuando, mansamente, se dejaría maltratar y crucificar en un madero; y no sólo por su deseo de morir, sino por el hecho de quererlo de la forma más cruel y baja con que en aquella época se entendía que quien iba a la muerte por aquel sistema, significaba que se trataba de un delincuente de la peor calaña. Y tampoco fue una muerte Judía como algún que otro colectivo sigue manteniendo; fue una muerte romana auténtica, eso sí, con el beneplácito del pueblo judío.

Ante tamañas contradicciones, el mundo racional no puede hacer otra cosa más que preguntarse: ¿Cómo pudo ser así? Y así es; lo que verdaderamente ocurre es que ante paradojas de ese calibre, el mundo se niega a asomarse a la ventana a través de la cual se puede ver el secreto de una vida ciertamente paradójica. Quién se asoma a esa ventana, ve cuanto de Divino hay en la persona de Jesucristo. Y ese mundo que presume de racional se obstina en no admitir que la vida no es más que el desdoble de la persona y por consiguiente las paradojas de una vida siempre serán las reverberancias paradójicas de la persona.

Ante esta forma de verlo, nos daremos cuenta de que Jesús como persona Divina, encierra en sí dos naturaleza tan distintas como la humana y la Divina. Es muy clara la dualidad de la persona, tanto más, cuanto que en el momento de abandonar una postura, se encuentra inmediatamente inmerso en otra, y así estará toda su vida: pasando de un campo a otro tantas veces como lo requiera cada uno de los muchos acontecimientos a los que Él mismo se obligará a vivir.

Aunque pequeñas, pero no por ello preocupantes dudas, llenarán a algunos la narración evangélica, en contraste con la liturgia actual, ella nos dice: Habéis oído que fue dicho: ¡amarás a tu prójimo y aborrecerás a tus enemigos! Pero yo os digo: ¡Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen! ¿Cómo se entiende pues que no se cumpla por la iglesia mandamiento tan relevante, cuando ella misma nos dice también: ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que aman al Señor! ¿Y a los que por las razones que sea no los ama? ¡Paz a los hombres de buena voluntad...! ¿Y a los que están atravesando momentos llenos de dudas, momentos abúlicos u otros motivos ajenos a sus propios deseos? ¿Desdoble en la capacidad interpretativa de un mandamiento Divino, ajuste a un interés

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determinado...?La falta de Fe hace nacer en el hombre la negación. Qué Jesucristo sea

hombre, al parecer, sobre ese planteamiento no hay la menor duda, pero ¡qué sea Dios! Esto ya no suena tan fuerte, y hay quien trata, en ocasiones, de apartarse de ese pensamiento haciendo a veces la vida de Jesús completamente incomprensible y absurda, llegando al extremo de verla en algunos casos un tanto amañada, pero, si nos paramos a pensar un poco, encontraríamos muchas respuestas, curiosamente a preguntas que nunca nos hemos hecho, y en ellas se comprende cómo Jesucristo no sólo enseña y muestra un camino, sino que también ordena, prohíbe y llega hasta la amenaza y la condena.

Evidentemente, Jesucristo es Hijo de Dios, pero si además es Dios mismo, estamos en mal camino al pretender discutir con Él. Por ello conocer la Divinidad de Jesús, es estar cerca de la base que sostiene la vida Cristiana, y nos afecta de tal manera que hace al hombre ahondar en la ciencia más exacta, a través de la cual sólo se puede llegar al verdadero conocimiento de la verdad.

Por el contrario, y con transcurrir de los siglos, la impiedad no dejará de rechazar el dogma de la religión y la atacará continuadamente cayendo en el error de que en lugar de echarla abajo, con ello lo único que hace es fortalecerla, al darse cuenta la religión misma de su poder, máxime si con tan torpes ataques dejan ver su propia estrategia.

Por ello, este dogma del cual quisieran desentenderse muchos, porque para ellos resulta, en definitiva, un sueño inconseguible al convertirse en una pesadilla de cuyo fantasma aterrador difícilmente podrán librarse. Todo esto nos lleva a a ver que la Divinidad de la persona de Jesús es en consecuencia y de manera rotunda el sólido cimiento de nuestra Fe, ya que esa Divinidad y como de forma atrayente, ha conseguido a través de diferentes parcelas magnetizar hacia todos los envites en tantos y distintos momentos de la historia.

¿Qué cómo hablo de dos naturalezas? -seguía hablando Leonor-, pero, una vez más como si repitiera la pregunta que alguien le hiciera.

Dios llama al Hijo de María Jesús en el momento de la circuncisión por ser esta de un significado total y absoluto. Por ello la Divinidad de Jesús hombre queda clara y definitiva en su propio nombre al llevarlo en la plenitud de su significado, ya que circuncisión y nombre de Jesús se complementan al revelar en Él las dos naturalezas, la Divina y la humana.

Hombre verdadero por consiguiente, es lo que se desprende de la circuncisión de Jesús, y en su nombre porque en su significado salvador, se denota su Divinidad ya que sólo Dios puede salvar al hombre. Es pues, en la circuncisión en donde conocemos a Jesús como un ser humano igual a nosotros, nos obstante, y al detenernos en el nombre hay que advertir de cómo está por encima de todos nosotros.

No todos los seres humanos son marcados por Dios para que hagan su historia, sin embargo, anteriores a la aparición de Jesús en la tierra, hay antiguos patriarcas cuyos nombres y presentación si tienen marcados por Dios,

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comportamientos y destinos de cuanto deben ser y hacer en la historia. Más tarde, es el propio Jesús el que recibe de Dios el más profundo y amplio detalle de cual tiene que ser su conducta en el transcurso de su vida.

Puede decirse, que los más afortunados y dichosos fueron los mismos apóstoles, ya que les fue brindada la oportunidad de hacer proliferar en el mundo el nombre de Jesucristo. En el Nuevo Testamento, que es el auténtico testimonio de su trayectoria pública, siempre bajo la interpretación de la iglesia, se observa cómo se hace referencia de su nombre desde la primera hasta la última línea.

Independientemente de cuantas maravillas contemplaron los que de alguna forma estaban alrededor de la vida de Jesús, y aun pasando por alto cuanto de milagroso hay en su haber altamente avalado por fieles testigos, es justo reconocer todas las afirmaciones de Jesús ya que estas son categóricas y extraordinarias tanto en sus formas como en sus circunstancias.

Desde la Creación y hasta nuestros días, son muchos los locos que han pretendido afirmarse como dioses en los diferentes órdenes ya conocidos de todos, sin embargo, llegar hasta el extremo de afirmarlo como Jesús lo hizo, nadie, absolutamente nadie lo ha hecho. Él se proclamó Dios como dominador absoluto de la vida y de la muerte, y este es un acontecimiento calificado no sólo de extraño, sino de insólito e inaudito.

De toda la forma singular de Jesucristo en lo que a sus afirmaciones se refiere, cuando se proclama como Dios único, tiene la valentía de decirlo no sólo a sus apóstoles, sino que en público se lo manifiesta al resto de los judíos entre los que se encontrarán sus enemigos mismos. Fuera de aquellas fronteras y a través de sus apóstoles utilizando como vehículo su iglesia, se lo hace saber al resto del mundo, y esa aseveración la hace categóricamente a sabiendas de que en un momento dado se puede volver contra Él en armas de su propio pueblo, como así sucedió.

Por ello, el poder de la mente puede ser un laberinto cuando no hay dominio sobre ella, por lo que se puede producir un choque entre pensamiento y acto. Ello hace extraordinaria la contradicción de Jesucristo. Queda claro pues, que aun siendo sólo Él, el único que conoce mejor que nadie su propio desarrollo, nos da a entender que en ningún momento se dé abierta categoría a nadie, más si antes no se han contrastado sus ideas y pensamientos con sus actos. Sin embargo, hay momentos extraños en la vida de Jesucristo, cuando Él mismo y a sus apóstoles le pregunta: ¿Quién dice el pueblo que soy yo? Aunque la respuesta es: ¡Unos dicen que Juan el Bautista, otros que algún profeta! No deja de ser ciertamente incoherente semejante pregunta... ¿Acaso la gente del pueblo no conocía con suficiencia a Juan el Bautista?

Pero Él sigue insistiendo, ahora directamente a los mismos apóstoles: ¿Quién creéis vosotros que soy yo? Pedro, al parecer, el más convencido le responde: ¡Tú eres nuestro Cristo, el Hijo de Dios vivo! Pedro tenía que estar convencido de ello, y entre otros acontecimientos que presenciara, estaba el de su propia suegra; pero lo más curioso de la respuesta debe ser, o al menos parece ser el

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que ignoraba que él junto con los demás también eran hijos de Dios, vivos.No tiene una importancia muy relevante el que esta pregunta se la hiciera

para conocer la opinión del pueblo. ¿Acaso Él, de antemano no conocía lo que el pueblo pensaba? ¿Pero, por qué también a sus discípulos directamente, si ellos ya le habían visto casos maravillosos, como andar sobre las aguas, calmar la tempestad sólo con un gesto etc., etc.? Una vez más la contradicción aflora, pero, ¿qué hace Jesús al oír la contestación de Pedro? Comenta satisfecho y lo bendice.

Es de vital importancia estudiar que, al parecer, había veladamente un cierto desconocimiento en la reacción de los discípulos ante preguntas semejantes. ¿Por qué precisamente a Pedro le nota una fe diferente como para elegirlo base y principio de su iglesia? Además, ¿por qué tanta premura en darle el máximo relieve ante los demás? ¿Qué pensarían los otros ante tal manifestación de Jesús? ¿Acaso Jesús ignoraba también que más tarde se le presentaría a Pedro una ocasión tan crucial y sobre todo en un momento tan delicado como el de su detención y en el que volviéndole la espalda lo negaría y abandonaría?

Claro que esta declaración no se la hace sólo a sus discípulos, sino que abiertamente se la lleva a sus fieles cuando a su alrededor oyen su palabra, y además hacerlo durante momentos en los que Él sabe que el pueblo, en cierta medida enemigo, está pendiente de Él.

Es tan complicado como difícil el pensar que alguien pueda tener dudas o rechace a quien se limita a decir solamente, que debemos amarnos los unos a los otros. Hecho reconocido de todos o casi todos, como principio y fin de nuestra vida.

En una ocasión le dijeron a Jesús un grupo de judíos, de forma un tanto agresiva y los cuales le rodeaban a las puertas del templo: ¿Hasta cuándo nos estarás trayendo en suspense nuestra alma? Si tú eres el Cristo verdadero ¿por qué no lo dices de una vez, abiertamente? A lo que respondió Jesús diciendo: Ya os lo he dicho en infinidad de veces y no queréis creerlo; las obras que yo hago en el nombre de mi Padre dan testimonio de mi; no queréis entender que Yo y mi Padre somo uno sólo.

Como puede ver, una afirmación tan contundente, tan absoluta sólo manifiesta la Divinidad... ¡Yo y mi Padre somos sólo uno! Así, fue tan terminante para aquella gente que intentaron hasta agredirle en ese mismo instante, en cambio Jesús les dice con la dulzura que le caracterizó siempre: ¡Tranquilizaos? ¿Por qué sentís ese deseo de pegarme? A lo que respondieron: Porque has blasfemado; porque siendo un hombre quieres erigirte en el Dios único. Y a esta otra acusación, ¿qué responde Jesús? Por qué si no es Dios Verdadero, si cuando afirma esto no es más que una osadía afarolada y orgullosa, este es el sitio y el momento justos para hacer una demostración convincente. Ya seguir engañando cuando de por medio hay algún beneficio se puede considerar dentro del capítulo de los errores humanos, pero mantenerlo cuando por ello están dispuestos en ese momento hasta llegar a apalearlo, esa es cosa que difícilmente se le ocurriría a otro cualquiera. Sin embargo, Jesús se yergue sobre su afirmación, y no sólo se atreve a confirmarla,

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sino que además y ante los atónitos agresores se pone a darles toda una serie de razones diciendo: Estoy de acuerdo en que no creáis que lo que hago son las obras de mi Padre, más si las hago y ello sí os convence, al menos creed en ellas y entonces entenderéis que Yo y mi Padre somos uno sólo, pues Él está en mi y Yo en Él.

Otra afirmación de Jesús: Se trata de cuando es detenido y llevado a la presencia del sumo sacerdote José Caifás, el cual y desde el tribunal que él mismo constituyera a petición del Sanedrín, le pedía drásticas explicaciones sobre la doctrina que defendía.

Se daba perfecta cuenta de que ya no se trataba de hablar con el pueblo ignorante y ante el que podía argumentar cientos de formas y luego poder salir airoso por muy complicado que fuese el aprieto. Se encontraba ante un tribunal solicitado por los miembros del Consejo Supremo de los judíos que cuando emiten sentencia, ningún hombre es capaz de salir con bien, máxime si la sentencia por demás es de condena; y Él lo sabía, y nosotros sabemos que hay hombres poseedores de la suficiente entereza para defender la verdad pero, ¿defender una mentira? Y Caifás le pregunta ante aquellas acusaciones: ¿No respondes a ellas? Jesús calla. Seguidamente le vuelve a preguntar: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios Bendito?

Mis dudas se acrecientan tanto como mi solidez en el planteamiento. Porque Él sabe en ese momento que de su respuesta depende su propia vida; a pesar de ello responde: ¡Yo soy! Y veréis al Hijo del hombre viniendo sobre una nube del cielo, y sentado a la derecha de la Potencia de mi Padre.

Esta afirmación vuelve a hundirme en el tempestuoso mar del no saber, ya que ella es de una incoherencia de lo más absurdo pues ¿cómo puede decirle a un ser tan despreciable, cruel y perverso, que verá al Hijo del hombre etc., etc.? Y como era de esperar rasga sus vestiduras alegando que ante tanta blasfemia no hay necesidad de más testimonios, por lo qué hipócritamente lo encuentra culpable condenándole seguidamente, y todo según la ley porque se había erigido en Hijo de Dios. Y aquí yo me pregunto: ¿Si Jesucristo no era el mismo Dios hecho hombre para estar entre los hombres, cómo es posible que llegara a tal grado de absurda heroicidad que se dejara matar por defender una mentira?

¿Qué si yo tengo fe?¡Naturalmente que tengo fe! Pero, es que de lo que yo estoy hablando es de

las Escrituras... Yo sé muy bien que el momento cumbre en la vida de un hombre es el de su muerte, y me doy perfecta cuenta de cómo Jesucristo hasta ese momento fue aprovechado por Él para declarar su Divinidad. Y que esto tuvo que hacerlo para no dejar ni una sóla duda, que nadie fuera a pensar que se arrepentía de sus afirmaciones y comportamientos pasados, pero...

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CAPÍTULO DÉCIMO SÉPTIMO

¡Noo, a mi noo! La duda no es un delito; escúcheme, yo sólo intento encontrar comprensión en lo que leo, intento encontrar una razón...

Los gritos de Leonor, en cierto tono lleno de histerismo, alertaron a las mujeres que ya regresaban del paseo. Cuando llegó Laura comenzó a preguntarle a Guillermo, el cual tenía a su madre cogida por los hombros amorosamente al tiempo que con dulces palabras de consuelo intentaba calmarla.

Yo tenía un vaso con agua en la mano ofreciéndosela para que unos sorbos le sirvieran de tranquilizante. Leonor bebió un poco de agua y, tomando una mano de Laura le preguntó:

- ¿Qué ha pasado, dónde estoy?- Estás aquí, con nosotros, bajo la Encina, eres tú la que me tienes, nos tienes

que decir que ha pasado... -le dijo Laura tiernamente-. Te habías quedado dormida, y de seguro estabas soñando.

Ahora Leonor, superado el momento miró y en sus ojos vi reflejada esa necesidad suplicante que suele manifestarse en algunos momentos críticos.

Como quiera que el más conocedor de lo ocurrido, aparte de mi, fue Guillermo por haber estado a su lado todo el tiempo, es por lo que se apresuró a decir:

- Jorge, ¿estaba soñando o es que ha estado en eso que se conoce como un trance?

- Es muy posible que dentro del sueño haya tenido una proyección mental dada las circunstancias. Ella tiene una lucha interior muy fuerte aunque no la aparenta; una guerra con infinidad de batallas. Una de ellas la ha estado librando precisamente aquí, un lugar que guarda amargos recuerdos aunque con final feliz...

- Por asuntos que más tarde fueron declarados como herejía -comenzó a decir Leonor-, una familia de la provincia de Huelva, se había desplazado a Sevilla. En esta ciudad fueron detenidos; le fue abierto al padre y en consecuencia a toda su prole Auto de Fe, por lo que fue obligado principalmente el padre a sufrir muchos de los horribles rigores de la Santa Inquisición.

“Uno de los miembros del tribunal, que, tomando conciencia de que eran

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personas que estaban de paso en la capital, propuso que fuera pasado el caso a su provincia. Así lo acordaron y así e hizo.

“Aquella familia con todos sus miembros encadenados y a bordo de una carreta-jaula escoltada por la soldadesca inquisitorial, tomó este camino de la sierra de Huelva ya que el mencionado lugar se encontraba situado por las estribaciones de la Sierra Morena.

“El perno que en los grilletes de los pies hacía de cerradura se soltó por estar mal puesto y el padre, justo cuando la comitiva transcurría por este lugar, logró saltar del carro y salir huyendo. No llegó muy lejos, ya que si se había librado de las cadenas de los pies aun le pesaban y mucho las que llevaba en las muñecas, y las cuales también le cogían el cuello. Esta dificultad hizo que consiguieran alcanzarlo y herirlo de muerte precisamente al pie de esta Encina; una Encina reciente en aquellos días, pero cuyas ramas fueron lo suficientemente fuertes para que en una de ellas fuera colgado cabeza abajo, quedando abandonado a las alimañas mientras la siniestra comitiva continuaba viaje entre el llanto y el dolor de su mujer y sus hijos, los cuales ahora no se podían contener y maldecían una y otra vez al fraile guardián y a los soldados de la escolta.

“Tomado conocimiento el nuevo tribunal de cuanto aconteciera en el camino, se dictó cárcel hasta que se viera la causa, por lo que la mujer y los dos hijos fueron conducidos a los sótanos y quedar allí encerrados juntos.

“Al atardecer de aquel mismo día, un cabrero y hombre piadoso que llevaba de vuelta el ganado a su aprisco, se sorprendió al ver aquél cuerpo colgado de semejante postura; se acercó sin temor, y apreciando un leve quejido, depositó toda su atención en encontrar un pequeño indicio a través del cual pudiera ser que aquél hombre siguiera con vida; se acercó un poco más y fue entonces cuando se dio perfecta cuenta de que aun tenía vida, no sabía cuanta, pero de lo que ya estaba seguro es de que alguna le quedaba. Salió corriendo y con la misma hoz que utilizara siempre para cortar hierbas para sus cabras, hizo un buen haz de la que siempre crece, como esas, en la misma orilla del arroyuelo formando así y con toda prisa un pequeño colchón bajo el cuerpo del hombre.

“Ultimado el trabajo hasta el más pequeño detalle, se subió en la rama consiguiendo cortar la soga que lo ataba por los pies. La distancia entre la cabeza y el sitial acolchado era tan escasa que cuando el cuerpo cayó apenas se lastimó más de lo que ya estaba. Con sumo cuidado lo colocó de la mejor forma posible sobre el haz de hierbas; luego estuvo mirando detenidamente si estaba muy herido, observando que tenía una herida muy grave en el costado por lo que haciendo con unas hojas que previamente lavara en el arroyo, una compresa, se la puso y salió a toda prisa en dirección a la pequeña y cercana aldea donde vivía.

“Cuando llegó y pidió auxilio relatando seguidamente el suceso, se organizó una partida de vecinos, los cuales desplazándose con un carro recogieron al hombre, el cual fue llevado y atendido por un lugareño del monte, conocedor de la medicina de la época teniendo como único elemento a la madre naturaleza.

“Pasado un tiempo y ya restablecido, le anunció a sus salvadores la

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necesidad de ir a buscar a su familia. Con los mejores ánimos y deseos de buena ventura por parte de aquella gente, partió para cumplir la única misión que llenaba todo su pensamiento y todo su ser. El camino a pie durante tantos días estuvo a punto de hacerle desfallecer, pero su inquebrantable coraje por estar junto a los suyos hacía que su flaqueza se convirtiera a cada metro en nuevas y renovadas fuerzas, y llegó... Se presentó ante el santo oficio, y éste al ver ante sí aquella entrega, aquella defensa febril tanto de la inocencia de él como de su familia, se acabó convenciendo en algunos miembros de aquél tribunal, que al final dio orden de libertad para todos”.

- ¿Y eso que quiere decir, que mi madre ha vivido en aquella época? -salió al paso Guillermo un tanto asustado.

- Bien pudiera ser, aunque no necesariamente relacionada con el mismo tema. Verás ha ocurrido, que aun quedan por aquí algunas energías de los actos que en aquel tiempo se vivieron, y bien pudiera ser, repito, que se unieran circunstancialmente a los pensamientos de tu madre sobre aquello que dijo de que se iba a quedar aquí para poner en orden algunas ideas; al parecer, sus pensamientos, que no dejan de ser generadores de energías, y relacionados con lo ocurrido les ha hecho vivir algo semejante al ir bastante parejos, y ello ha sido simplemente eso que os he dicho anteriormente: una proyección mental producida por la conjunción de unos pensamientos actuales con algunos recuerdos que se conservaban aquí desde el pasado, pero que ya se han diluido del todo con los momentos vividos por tu madre. Laura os puede hablar sobre la proyección mental ya que ella misma ha llegado a experimentarla, no mucho, pero algo así...

- ¿Y eso es malo, Jorge? -preguntó Leonor que aun le duraba un poco el susto.- No, en absoluto, esto que te ha ocurrido es muy simple y carece de

importancia en el sentido de que pueda llegar a preocuparte.- Pero ¿tiene importancia en algún otro sentido? Es que me parece que al

decirme estas cosas de forma tan dulce, me da la impresión de como si hubiera algo más pero que no quieres hacerme ningún daño.

- Yo no podría jamás hacerte daño a ti, ni a nadie, al menos de forma consciente y si lo hiciera de forma inconsciente, sería que fui llamado para hacerte pagar una deuda negativa anterior, y eso es lo peor que le puede guardar el destino a un ser humano; sería lo peor de su propio destino, lo que el quiso, pues no en vano todo lo que somos, tenemos y vivimos es producto de nuestras propias decisiones, en unos casos acertadas y en otros desacertadas, pero siempre nuestras.

No mujer, lo que ocurre es que cuando digo lo de importancia, me refiero a importancia relativa; ello se refiere solamente al hecho de que siempre es interesante haber vivido una proyección mental; lástima que a ti te haya tocado una historia desagradable, pero te aseguro que las hay muy hermosas y extraordinarias, pero dime: ¿cómo te encuentras, porque estos casos no causan trastornos de ningún tipo?

- Estoy bien, pero vaya susto que me llevé cuando querían encerrarme...- ¿Con quién estabas, lo recuerdas? -le preguntó Laura.

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- Recuerdo que estaba sentada, y ante mi había un hombre normal, algo famélico, con una sotana negra en la que me pareció ver unas partes blancas, estaban sentadas más gentes parecidas a él, otros daban paseos mientras que otro estaba sentado escribiendo, y ya no recuerdo más, sólo la impresión final...

- Leonor ¿últimamente te ha visitado alguien que tú en cierta medida pudieras relacionar con lo ocurrido? -le pregunté.

- Pensándolo bien, sí, la verdad es que estuvieron en casa dos muchachos muy bien vestidos y muy educados, pero no recuerdo de qué iglesia eran, aunque estoy segura de que me lo dijeron. Lo que sí recuerdo perfectamente es que yo había dejado el tema un poco, y ellos me lo volvieron a poner hirviendo con sus extrañas formas de pensar; no sé cuántas vueltas le dimos en aquel momento y aun se las sigo dando.

- ¡Tranquilizate! -le dijo Laura cariñosamente.- Pero, si es que yo sólo me pierdo con las incoherencias. Recuerdo ahora

mismo dos hechos de los que hablamos y sobre los que ellos no daban su brazo a torcer, primero: ¿Cómo Dios va a necesitar poner a prueba la Fe de Abrahám cuando le dice que mate a su propio hijo? Esto, y estaréis de acuerdo conmigo, es de lo más infantil; ahora de verdad, sinceramente: ¿esto tiene sentido? Y segundo: Si Dios hace al hombre libre para que él, mediante su libre albedrío, decida sobre lo que le conviene o no, y en todo caso serán sus propios errores que le ayudarán ¿por qué no? a aprender, ¿Cómo va a disponer de la vida de Jesucristo, y precisamente, para que los demás se salven? Lo siento, pero es superior a mi, no lo entiendo.

- Sosiégate, no te sulfures más que ya has tenido bastante por hoy. ¡Anda! Vamos a dar un paseo -la invitó mi mujer tomándola por un brazo, al tiempo que le pedía a Laura hiciera lo mismo por el otro lado.

Ahora, las cuatro mujeres se marcharon despacio. Guillermo me hizo señas dirigiendo su mirada hacia Alejándro. El cual continuaba acostado.

- No se ha enterado de nada, luego me dice a mi que los chupitos de la bota no le producen ningún efecto; fíjate que carita, parece un niño; ahí lo tienes, y sigue durmiendo tan ricamente -dijo Guillermo.

- Como que tiene que estar de a gusto... -le dije.- Jorge, ¿qué te ha parecido todo lo que decía mi madre? - Bueno, sólo puedo decirte que es una opinión en razón del conocimiento que

se posee; yo suelo respetar los pensamientos o las creencias de los demás y nunca entro en aquello tan conocido de algunas épocas, como fuera y aun sigue siendo la conversión, ahora sí, y esto es diferente, si alguien me pregunta tiene la respuesta, guste o no, y, por supuesto caiga quien caiga...

- ¿Es malo tener dudas? -volvió a preguntar Guillermo.No, aceptar que se puede creer, y luchar con esas dudas porque se cree que se

puede, es una pelea que al final siempre se gana. Cuando no se gana, es cuando nuestra mente no nos deja, o mejor dicho, cuando por comodidad permitimos que sea ella la que tome las decisiones por nosotros. Cuando vamos a una fiesta, ella que es tan envidiosa como codiciosa, nos abre las puertas de otra, tan maravillosa,

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tan suntuosa que si no andamos listos es casi imposible negarnos a irnos con ella, y esa es nuestra eterna perdición.

Ahora vi a las cuatro mujeres paseando en la mediana distancia, no muy lejanas, sobre un pequeño altozano que se me antojaba por su decoración bañado por el sol de media tarde, como una bella alfombra del más exuberante verdor. Me pareció que llevaban una conversación bastante animada, cosa que me congratuló ya que ello era viva muestra de que Leonor se había recuperado.

Arriba de aquel precioso montículo y sentadas sobre unas piedras de pizarra conversaban, y el airecillo me trajo tenues fragmentos de la conversación que mantenían...

- ¿Cómo fue que os conocisteis Alejándro y tú? -le preguntaba mi mujer a María Isabel.

- La verdad es que fue de una forma muy natural. En aquel tiempo yo estudiaba para enfermera puericultora, aunque luego no terminé. Muchas veces pienso que debería hacer los dos años que me quedan, pero, ya sabéis, dos críos te absorben todo el tiempo, y como dice mi madre, con uno dedicado a la medicina en la familia ya es suficiente; de todas maneras muchas veces me planteo volver y terminar, de forma tranquila, por libre; y más ahora con esto de lo que nos están metiendo a todas horas acerca de que la mujer debe salir a trabajar...

“Había un ciclo de conferencias en el Colegio Médico. Una de ellas y que no olvidaré nunca, era sobre la natalidad en la sociedad actual. Asistí a ella, cuando llegue entré en el salón tomando asiento. Pronto la sala se llenó y dio comienzo la sesión con una corta proyección que supuse sería la introducción a la conferencia; así fue ya que terminada la película se encendieron las luces y uno de los doctores que estaba en el estrado empezó exponiendo una serie de interesantes avances en el campo de la preparación a la Maternidad. Saqué mi libro de notas y un lapicero e iba tomando apuntes a medida que el conferenciante daba informaciones y que yo consideraba de interés. En una de mis muchas notas de datos se me escurrió el lapicero de entre los dedos cayendo debajo de la butaca ¡madre mía! -pensé-, ¿cómo me hago yo ahora de él? No podía agacharme, imposible. Miré a mi derecha con cara de disculpas y, allí estaba él. Mi sorpresa se hizo palpable al darme cuenta que tenía un bolígrafo en su mano y me lo estaba ofreciendo en unión de una sonrisa tan llena de bondad que esa imagen quedó retenida en mi sentimiento, creo que para siempre, ya que algunas veces me pongo a recordarlo y veo en mi mente su rostro con la más absoluta claridad.

¡Te hará falta a ti! -le dije con cierto tono de confianza-. Vamos, como si le conociera de toda la vida.

Él, me dijo que no estaba tomando notas. Que no las necesitaba porque cuanto se estaba diciendo, él ya lo conocía.

¿Lo conoces? -le pregunte yo picándome el gusanillo ese de la curiosidad profesional aunque, principalmente, femenina.

Me dijo que lo conocía porque él pertenecía al equipo de doctores que había organizado la conferencia. También me dijo que era médico y que se llamaba

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Trozos del Espejo

Alejándro. Él, al preguntarme como me llamaba yo, en lugar de decírselo me equivoque y le dije que yo era estudiante... creedme que me quedé como cortada ante la sonrisa esbozada por él. Noté cómo los nervios me traicionaban, aunque con rapidez y cara de circunstancias conseguí decirle que yo me llamaba María Isabel.

Alejándro me recomendó que siguiéramos aquella conversación después de la conferencia, ya que el esfuerzo por hablar bajito solía perjudicar a la garganta.

Cuando terminó el acto, salimos al vestíbulo y Alejándro de forma muy elegante me invitó a un café. Nos sentamos y estuvimos charlando de todo un poco más de una hora. Al terminar la minivelada se ofreció para acompañarme a casa; yo no sé como aquello fue tan rápido, el caso que acepté y, ya veis hasta el día de hoy, feliz y contenta. A partir de entonces nos unió una gran amistad que con el paso del tiempo se fue convirtiendo en un cariño mutuo y total debido al roce y a la cantidad de cosas que teníamos y seguimos teniendo en común. La reciprocidad de ese cariño se convirtió en amor y ello nos llevó al matrimonio del que ya tenemos dos hijos, ¡ah! dos hijos y un problema...”

- ¿Y un problema? -quiso saber mi mujer un tanto extrañada después de tan encantador relato.

- Sí, porque no quisiéramos tener más niños y... -esto lo dijo María Isabel mirando tanto a Laura como a Leonor.

- ¿Y habéis hablado con Jorge acerca del tema, ¿verdad? -le cortó mi mujer sonriendo.

- Sí, ¿cómo lo sabes, te ha hablado él algo sobre ello? -preguntó María Isabel con cierto aire de sorpresa-: Cómo dice el refrán: “Dos que se acuestan en el mismo colchón se vuelven de la misma condición”.

- No, ten en cuenta que Jorge es mi marido, y como es natural lo conozco bien; además comprenderéis que entre nosotros haya una forma un tanto diferente no sólo por su manera de ser, sino por el trabajo que continuamente ha de hacer. No obstante, con respecto de ese trabajo nunca hablamos, esta es una cuestión sumamente reservada por su parte y en la que me quedó claro desde el primer día que yo no debería inmiscuirme jamás, amenos que él quisiera decirme algo, cosa que, aunque hasta la presente nunca ha sucedido, siempre he respetado.

- Y tú que opinas? -preguntó María Isabel.- Yo no puedo opinar sobre tu caso, pero, sí te puedo decir que lo que haya

recomendado él, es el mejor consejo que pudierais recibir. Seguidlo al pie de la letra y veréis como ello os dará un resultado satisfactorio.

- ¡Gracias! -dijo María Isabel correspondiéndole a mi mujer.- Está claro que te ves muy unida a Jorge ¿verdad Marta? -dijo ahora Laura.- Sí, me veo y me siento completamente identificada con él, lo acepto tal cual

es, y ello, en cierta medida, hace que mi vida esté llenándose continuamente de cosas hermosas, aunque en ocasiones, algunas no las entienda.

- ¿Cómo es en realidad tu vida con Jorge? Si no te importa, naturalmente -quiso saber Leonor.

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A Laura se le notaba cierta inquietud ante el nuevo derrotero que tomaba la conversación entre las mujeres.

- Veréis, Jorge y yo somos como la corriente eléctrica: el positivo y el negativo. Ambos tienen que ir necesariamente unidos para poder cumplir la misión encomendada. Dentro de que ambos seamos Espíritu y materia, en él se destaca la parte Espiritual, mientras que en mí la más desarrollada es la material. Sin la unión de ambos en el mundo actual, sin nuestro equilibrio y armonía, no se podría sobrevivir. Él es un ser totalmente altruista, no le interesa para nada la materia tal como la entiende el hombre de nuestros días; así que por ese motivo necesita a su lado a una persona que vele por él, que le ayude a defenderse de los lobos hambrientos, en cambio a mí y aunque parezca una paradoja, él me da la confianza, el aliento cuando la vida asesta golpes bajos y lo ves todo negro.

Él, con su forma de ser me dice que lo que pueda pasar, es porque existe alguna razón, algún motivo para que ello ocurra, aunque a mí se me escape la respuesta, el razonamiento, lo cierto es que eso me ayuda, me da esa confianza y ese aliento para seguir.

En cuanto a mi vida con él: pues nos llevamos bastante bien, aunque el ser tan distintos lo que hace es darnos la oportunidad de beneficiarnos de las virtudes que cada uno posee, eso sí, los defectos procuramos irlos venciendo, pero lo más importante y lo que verdaderamente hace que nuestra vida en común sea maravillosa es que los dos nos amamos.

- Bien ¿nos vamos? Parece que Guillermo nos está haciendo señas para que bajemos -dijo Laura después de un leve aunque significativo suspiro y al mismo tiempo que miraba hacia donde nos encontrábamos.

- Vamos, y cuidado al bajar que por este lado hay unas matas de ortigas, y ya sabéis como pican -advirtió María Isabel.

- ¿Qué os parece si nos vamos ya y nos paramos por el camino a tomar el cafelito? -dijo Guillermo mirando a su madre la cual acaba de llegar con el resto de las mujeres.

- ¡Qué hijo tengo! Cómo sabe que a media tarde si no nos tomamos los dos el café es como si nos faltara algo.

- Claro, os falta el cafelito -dijo Laura, al tiempo que con la ocurrencia todos nos echamos a reír.

Estábamos de nuevo en la carretera. Aun el Sol no se retiraba tras las crestas de la sierra cuando vimos que Laura se desviaba entrando a los aparcamientos, cuidadosamente cubiertos, de una preciosa venta.

No hubo necesidad de pasar al interior ya que Alejándro nos condujo a una de las mesas que estaban alineadas fuera, indicándonos que aquel era un magnífico sitio. Reconocimos que tenían razón, y nos pusimos a reír al ver cómo sacándose el pañuelo del bolsillo y colocándoselo sobre el brazo izquierdo al modo como se lo ponen los camareros dijo graciosamente:

- ¿Qué van a tomar los señores? Bueno bromas aparte, como aquí, según dice el letrero es autoservicio, quiero decir que vosotros os quedáis sentaditos que yo

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me encargo de todo; nada, vosotros tranquilos, decidme que es lo que queréis tomar...

El día transcurría de maravillas, a excepción de la pequeña experiencia vivida por Leonor, los ratos de armonía se sucedían uno tras otro entre bromas inocentes de Laura con Guillermo y viceversa; tampoco María Isabel se quedaba corta y manifestaba un ánimo y una gracia poco común.

Alguien se acercó por detrás, y tapándole con sus dos manos los ojos a Alejándro dejó transcurrir unos segundo jugando a aquello de la infancia, para decir de forma infantil: ¿quién soy?

Sólo cuando el recién llegado habló, Alejándro pudo saber de quien se trataba. Enseguida se puso de pie volviéndose y ambos hombres se fundieron en un amistoso y fraternal abrazo.

- ¡No me lo puedo creer! -dijo Alejándro dándole unas palmadas en la espalda, mientras repetía una otra vez que no se lo podía creer.

-¿Cómo supiste que era yo tan prontamente? -dijo el recién llegado.- Tu voz es inconfundible para mi, además tú siempre estará en mi corazón y

a mi corazón lo pongo a trabajar algunas veces igual que a mi memoria; ninguno de los dos deseo que te olviden jamás.

- Familia, os presento a mi querido amigo Alberto. María Isabel tú ya te podrás haber imaginado de quién se trata...

- Ya lo creo, me ha hablado tanto de ti que es como si fueras ya de la familia -correspondió María Isabel dirigiéndose al recién llegado.

- Más, mucho más -dijo Alejándro cariñosamente.- Está demostrado y ahora no me lo puedes negar que sigues siendo el más

exagerado del mundo.- ¡De eso nada! Pero, cuéntame algo: ¿Qué haces tú por estas tierras a la vez

que tan lejos de la tuya? Es que Alberto es de Almería -dijo Alejándro dirigiéndose al grupo.

- Pues te puedo contar poco... perdona un momento...El amigo de Alejándro se disculpó y haciéndole un gesto con la mano a los

dos hombres que le acompañaban, les dijo que pasaran adentro que enseguida estaría con ellos.

- Como te decía -prosiguió-: Poco puedo contarte por el momento. Dentro de unos días pensaba darte una sorpresa pero, supongo que el destino me la ha estropeado, de todas formas pronto te llamaré para estar un par de días contigo. De momento te puedo anticipar que he sido trasladado a un centro especial del Socorro Aéreo que hay aquí cerca. Ahora precisamente vamos para ver un terreno sobre el que se construirá una pista para aviones y helicópteros anfibios , ya que el gobierno andaluz quiere que esta zona esté lo suficientemente preparada para un alto riesgo de incendios forestales, y a mi me ha tocado llevar esta zona Sur.

- Bien, qué alegría me has dado, pero anda vete que te están esperando, y no dejes de venir pronto que si no, me entero de donde estás y vengo por ti, aunque te tenga que llevar con avión y todo, además, sabes que vienes a tu casa, allí ya

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tendremos tiempo de ponernos al día.- Lo sé, y no te preocupes, de todos modos os llamaré un par de días antes

para que prepares unos chupitos de los tuyos.- Ya lo creo que sí, mira en el coche está, hoy he dado buena cuenta de ella,

aunque yo sé que te refieres a mis combinados.- ¡Qué tío eres! Familia ha sido un verdadero placer. Y a vosotros dos, hasta

la vista, os llamaré.– Adiós, Teniente, y, ya sabes...

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CAPITULO DÉCIMO OCTAVO

Alejándro estaba deseando de hablar de su amistad con Alberto, y ¿por qué no? Todos sentían curiosidad por ello, pero, fue Guillermo el que le preguntó:

- ¡Caramba chico! ¿quién es ese personaje y que además es Teniente?- Ahora no sé si lo seguirá siendo, aunque es muy posible que ya lo hayan

ascendido, valer vale para eso y más, pero, no sólo es militar de vocación; Alberto en la vida civil es Ingeniero Aeronáutico. Estuvimos sirviendo juntos en Aviación, él como ayudante de Ingeniero, yo como Médico. La verdad es que los once meses que estuvimos en el mismo campo, fue todo un tiempo lleno de una hermosa amistad.

- ¿No sabía yo que en la mili se pudiera llegar a tener una amistad tan estrecha? -le interrumpió Guillermo.

- Tiene su explicación, claro que esto no lo conocéis vosotros ya que antes apenas nos veíamos, sin embargo, es curioso cómo el destino hace reunir una serie de circunstancias que cuajan cuando menos se lo espera. Y digo lo de curioso porque si os fijáis en lo que nos ocurrió a Alberto y a mi os daréis cuenta que en cierta medida debía haber sucedido al revés.

“Una mañana, cuando terminamos de desayunar y al salir del comedor me iba a dirigir como siempre a la enfermería. Alberto también se marchaba hacia el campo en busca de sus pajaritos, como él le llamaba a un grupo de avionetas de un sólo motor con las que, al parecer, estaban experimentando un nuevo sistema. Me dijo que si quería ver algo de lo que estaba haciendo y que consideraba muy bueno. Le dije que sí, que tenía tiempo y le acompañé hasta un pequeño avión que se encontraba al fondo de uno de los angares. Cuando llegamos, le quitó unas lonas que lo cubría y se subió a la carlinga. Ya en ella me pidió que le diera unas vueltas con fuerza a la hélice, con el fin de poner en marcha el motor. Lo hice, pero con tan mala fortuna que la inercia del movimiento y aunque el motor no se puso en marcha, me pilló desprevenido el brazo haciéndome un buen corte justo en la vena, mientras que el golpe al desplazarme hacia atrás hizo que así mismo me diera con un hierro en la cabeza al caer perdiendo el conocimiento. Al quedar seccionada la vena comenzó a manar gran cantidad de sangre. Luego, cuando ya pude recobrar el conocimiento, yo estaba en una camilla con Alberto a mi lado pasándome su sangre en una transfusión espontánea. Por orden del médico de guardia y que se llamaba León, pude saber que no encontró a tiempo más que a Alberto con el mismo grupo sanguíneo que el mio; que él era el que me había estado practicando una respiración artificial después de hacer como pudo un torniquete en el brazo hasta que llegó una ambulancia que él mismo había llamado ya que en esa parte de los angares normalmente a esa hora no solía haber nadie.

Ya os podéis hacer una idea de lo que puedo sentir por él, que hasta tengo

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parte de su sangre.”El Sol ya se había puesto al otro lado de la sierra, cuyos encajes arbóreos se

veían preciosos en esa sublime silueta que se aprecia con la luz anaranjada del ocaso; pero era temprano aún cuando regresábamos a la ciudad.

Al llegar, excepto Guillermo, todos se bajaron de los dos coches. Habíamos comenzado la despedida en el orden inverso a la llegada y por eso ahora éramos nosotros los primeros en la despedida. La ocurrencia de mi mujer, hizo que a todos, pero en particular a Laura, se le pusieran los ojos abiertos de par en par.

- ¿Os gustaría subir a casa y estar un rato con nosotros, es temprano aún...?La respuesta fue que sí, casi al unísono. Pronto Guillermo pidió, abriendo la

puerta del coche, le echáramos una mano. Ni siquiera se preocupó de preguntar si vivíamos en un piso bajo o de si la casa tenía ascensor.

Ya todos acomodados en el salón, y mientras Leonor le decía a mi mujer que teníamos una casita muy mona, las miradas a hurtadillas iban y venían recorriéndolo todo, como queriendo perpetuar cada detalle de los muchos que colgaban de las paredes y en las que no se apreciaban huecos libres. También ella lo hacía mientras hablaba, y fue por ello que, levantándose, se dirigió a un lugar en el que teníamos colgado un gran marco con las veintidós láminas del Sagrado Tarot, y que un día un buen amigo nos pintó y regaló.

Se le notaba cierta fascinación, y su mirada saltaba de una lámina a otra, demostrando con ello que se había comprado las cartas que le recomendara no hacía mucho tiempo. Sin apartar la vista de aquella práctica y real visión, regresó a donde estaba anteriormente y se volvió a sentar preguntando:

- ¿Esas son cartas de verdad¿-No, esas no son más que unas pinturas que nos hizo un amigo. Las cartas o

láminas de verdad, como tú dices, no las tiene nadie, aun están en el mismo lugar de su origen hace aproximadamente cuatro mil años.

- La historia de las cartas debe ser alucinante ¿verdad Jorge? -dijo Laura con cierta voz de intriga.

- ¿De dónde vienen las cartas del Tarot? -preguntó Leonor aprovechando la puerta que le había abierto su hija.

La verdad es que viene del antiguo Egipto. Es una ciencia, aunque esto aun sigue costando aceptarlo, me refiero a cómo ciencia, principalmente; cómo os he dicho anteriormente, en ella se encontraba la principal obra literaria que encerraba todos los acontecimientos y vicisitudes de aquellas vidas dedicadas al estudio y la perfección del ser humano, aunque es justo reconocer que ese todo cuanto se dice se ha visto o escrito acerca de esta civilización, no es exactamente el todo.

¿Conocéis la historia de Thot? ¿No habéis visto la película? Éste fue uno de los primeros reyes, y el mítico creador de los jeroglíficos. Tuvo la genial idea de inventar un sistema de cartas en las que quedaran simbólicamente reflejadas todas y cada una de las hermosas páginas de aquellos libros, en las que los elegidos del pueblo plasmaron sus conocimientos a través del tiempo, y que irremisiblemente estaban condenados al Fuego, como así sucedió cuando al comienzo de la Era

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anterior, Egipto fue invadida por los hicsos, un pueblo quizás el más bárbaro que haya recogido la historia de la Humanidad.

Así, que cuando el que era amigo se convirtió en enemigo, también en su maldad quiso quemar las cartas, pero llegó el redondeo de la inspiración por lo que el argumento egipcio de que aquellas láminas o cartas eran sólo para jugar, las dejaron, quedando una vez más demostrado que el hombre respetará siempre más el vicio que la virtud, y de esa forma inteligente se pudo salvar toda una cadena de sabias y místicas vivencias apoyadas en un alfabeto en el que si lo observáis y estudiáis muy detenidamente, veréis que todos los dioses son letras, todas ellas sus ideas de la vida real, estas convertidas en números y al final en todos los números lo que realmente se aprecia son signos de una perfección extraordinaria.

Así es como en los veintidós arcanos mayores del Sagrado Tarot, podemos contemplar e interpretar a través de la simbología de su figura los principios y fundamentos de la Filosofía de aquel gran pueblo.

- ¿Y las cartas cómo se interpretan, Jorge? -volvió a preguntar Leonor.- Las láminas del Sagrado Tarot y a priori, no tienen interpretación. Ellas

sólo se manifiestan cuando se usan, aunque qué duda cabe que una pequeña seña de identidad de cada una si os puedo ofrecer, como por ejemplo y comenzando por la primera que es la que se conoce con el nombre de “El Loco”, que va al principio y porque siendo atemporal en el número de orden le corresponde el cero. Así, tenemos a este personaje... perdonadme, pero se me acaba de ocurrir que si nos ponemos todos frente a ellas creo que asimilareis mejor estas explicaciones, ¿si tenéis interés, si no seguimos como estamos!

- ¡Ah! Perfecto -dijo Leonor a la par que ya estaba moviendo el módulo en el que se encontraba sentada.

Los demás, excepto Guillermo, hicieron lo mismo y continué mi pequeña disertación...

- Como os decía, ahí tenemos en “El Loco”, un fiel reflejo de cualquiera de nosotros en esa pizca de locura a que nos conduce irremisiblemente nuestra sociedad.

En ese otro personaje, como es “El Mago”, encuentra cada uno un algo de inquietud creadora y mágica, a la vez que el conocimiento para poder dominar la voluntad, lo que ocurre es que cuando nos enteramos de lo que hay que pagar por ello ya no nos interesa.

La Naturaleza, como mujer, y fijaos en este detalle, como mujer dinámica la vemos perfectamente en “La Emperatriz”; sin embargo, anteriormente y en “La Sacerdotisa”, encontramos a la mujer sabia pero, incapaz de reaccionar ante las emociones.

“El Emperador”, nos recuerda continuamente el papel que juega el hombre en la política a todos los niveles, así como vemos el convencionalismo de “El Sumo sacerdote” siempre en la religión.

¿Y quién, cuando ama no se siente identificado con esa otra lámina de “Los Enamorados”, capaces de engendrar en su pureza el Amor Espiritual; y quién,

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también no se convierte en guerrero para a bordo de “El Carro”, recorrer el difícil y frenético camino de nuestra azarosa y complicada vida? Esta otra y que se conoce con el nombre de “La Justicia”, llama a nuestro inconsciente cada mañana para hacernos ver que con ella como virtud podemos afrontarlo todo, si es que queremos.

Una vida más o menos llena de sinsabores, nos recuerda la figura de “El Ermitaño” en su búsqueda incansable. También el ser humano se ve atrapado, y, ¿por qué no? dominado por esa gran debilidad que puede quedar plasmada en “La Rueda de la Fortuna”. Otros, al alcanzar un equilibrio en su vida, sentirá cómo la cara de su propio poder en “La Fuerza”, será su más fiel reflejo. Y en aquellas mañanas cuyo día se nos hace presente cargado de dudas e indecisiones, ¿quién no piensa en “El Colgado”. Con “La Muerte”, a veces sufrimos por que entendemos que esta carta sólo nos puede conducir a un fatal y físico desenlace.

Cuando el hombre ha olvidado una virtud esencial para él mismo, como es la confianza y la moderación, se mira en “La Templanza”, y ve cómo a través de ella se puede conseguir la conciliación. También en ocasiones, ¿Quién no encuentra en “El Diablo”, aquel ramalazo que a menudo presentamos de demoníaco? Mientras algunos se sienten así, y otros dudan, también aparece la figura de uno, que no olvidando su pasado ve su imagen reflejado en esa otra lámina que es “La Torre”.

“La Estrella” es un arcano, un misterio que nos hacer ver lo hermoso de la esperanza en el ser humano llenándolo de satisfacción, sin embargo, ¿quién cuando se sintió engañado, porque creyó ver lo que no era, no pensó inmediatamente en “La Luna”. En cambio, para esos otros que amanecieron llenos de optimismo y felices, estoy seguro de que se identificaron sobradamente con “El Sol”. Pero tras el agotador viaje en busca de nuestras verdaderas inquietudes, también llega un momento en el que nos damos cuenta de como nos llaman a “El Juicio”.

Así pues, todos encontramos en los arcanos mayores del Sagrado Tarot, un pasaje, un cliché, un momento de nuestro andar cotidiano, y es como llegamos a ese último, pletórico de fuerzas, de éxitos y perfección como es aquel en el que me gustaría que estuviésemos reflejados todos nosotros: “El Mundo”, porque si no pudiera ser así, tendríamos que volver a vernos con “El Loco”, e iniciar inexorablemente un nuevo camino hacia la búsqueda de nuestra verdadera personalidad, aquella que vino de arriba y que es la personalidad real de nuestro Espíritu.

- Ciertamente es fascinante ¿no lo creéis así? -dijo Leonor dirigiéndose a los demás.

- Desde luego que sí -quiso apostillar Guillermo.- Jorge, tú antes has dicho algo así como que esto es un agotador viaje; verás,

es que eso no sé a que se refiere exactamente -ahora la que quiso saber fue Laura, al tiempo que se levantaba señalando todo el conjunto de láminas.

- ¿Tú quieres decir que todas juntas son como si fuera el camino que hay que seguir? -preguntó Guillermo a su hermana.

- Sí, si el Loco representa al Espíritu, ¿el camino quien lo hace, el hombre?

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-insistió de nuevo Laura, mientras los demás seguían muy pendientes de todo ello.- “¡Naturalmente! Desde el primero hasta el último y partiendo de “El

Loco”, éste representa el Espíritu del individuo, cuando llega un momento en su vida en que decide abandonarlo todo y lanzarse a la aventura en busca del mundo real. Luego sigue la representación de la Voluntad de ése mismo individuo; de ella va a depender su evolución en ese camino. Más tarde y mediante esa voluntad puede adquirir la Sabiduría, el conocimiento. Con esa sabiduría puede emprender todo tipo de acción dentro del mundo Espiritual. Una acción importante en la que sometiendo a su mente, puede conseguir el total control de las pasiones y los deseos, y liberándola de esa esclavitud al conformismo, puede dejar de ser una mente cerrada, haciendo mediante ello la elección correcta, y con esta decisión acertada obtendrá la primera victoria, el primer triunfo. El fruto de la Inteligencia.

Pero todo no se reduce a eso, aun queda mucho camino que recorrer y mucho que sudar si se quiere conseguir el premio definitivo...

Todo ello representa a que cuanto se ha trabajado debe tener su justa compensación, y es lógico que se reciba la iluminación para el resto del camino y con ella el conocimiento, mediante el cual se alcanzará el éxito de esa Ley de Causa y Efecto. Una Ley Kármica que apoyada en la rueda del destino se detendrá donde cada uno quiera detenerla, y ello es muy fácil de conseguir gracias a nuestra fuerza de voluntad. Con ella nuestra renuncia a un mundo absurdamente materializado, y con esta detención, análisis y sacrificio, un cambio: la muerte del ego, una forma de vivir y con ella la moderación, la armonía y la paz del Espíritu.

Ya os iréis dando cuenta de cuanto trabajo cuesta todo esto. No obstante, es muy simple; muchos flaquean y volverán a la esclavitud. Por eso nuestro único pensamiento debe ir encaminado hacia trabajar, trabajar y trabajar...

Hay que intentar sacudirse el encadenamiento material y conseguir entender que, como dice la sentencia: “Es más difícil romper una cadena de flores que una cadena de hierro”, porque si no es así, continuaremos fabricando sobre y con materiales podridos nuestras torres, aquellas edificaciones que sólo se construyen con la soberbia. En cambio, si se cuida el material con el Amor del Espíritu, siempre hay esperanzas de que nuestras fantasías se conviertan en realidad; que ese Amor no sea una quimera y que nuestros enemigos secretos no nos descubran porque su luz no permitirán que sea verdadera. Y será entonces cuanto nos encontraremos completamente liberados, llenos de alegría y felicidad; ello será la bandera para enfrentarnos a nuestros propios actos y así nuestra Fe, después de que el Espíritu se desencarne del cuerpo, hará posible el triunfo absoluto y se habrá conseguido entrar en aquel lugar maravilloso donde la conciencia sólo puede ser de origen Divino”.

- No me cansaré de repetirlo, verdaderamente es maravilloso, sublime, por cierto ¿yo podría aprender a usar el Sagrado Tarot? -dijo Laura de forma nerviosa a la vez que emocionada.

- Todos podéis aprender a utilizar el Sagrado Tarot, sólo depende de la entrega y el uso al que se dedique este conocimiento.

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Yo sigo queriendo aprender, -dijo en esta ocasión Leonor a la vez que preguntó -: ¿Cómo podrías ayudarme?

- Por el momento dejaremos pasar un tiempo prudencial, en ese tiempo lo meditareis reflexionando sobre ello y sobre los sacrificios que exige el estudio, ya que uno de los trabajos más duros es la meditación, la concentración diaria, por ser lo primero que habréis de aprender para ello, y luego ya veremos cuando comenzamos en razón del grado de madurez que se aprecie en cada uno ya que desde que hablamos la última vez acerca de la meditación parece que no os llama mucho la atención ¿verdad María Isabel...?

Con la habilidad que le caracterizaba en el dominio de su carro en cualquier espacio, Guillermo se dirigió a un rincón del salón y acercándose a la pared que está justo frente a la ventana que da a la terraza interior; se quedó mirando un pequeño cuadro de unos veinte centímetros de ancho y cuyo marco guardaba todas la características del siglo pasado.

- ¿Puedo cogerlo? -me pidió cortésmente -. A lo que accedí, al tiempo que mi mujer, adelantándose le hacía un gesto afirmativo.

Lo tomó, y desplazándose nuevamente con el cuadro sobre sus rodillas lo trajo hasta donde nos encontrábamos.

- ¿Quién ha pintado este Óleo? -me preguntó directamente.- Yo lo pinté hace ya algún tiempo. -le respondí.- Pero no está firmado, y he observado que tienes otros que imagino son

también tuyos y que también carecen de firma...- No las necesitan...¡¿No las necesitan?! ¿No necesitan llevar las firmas del autor? Entonces...

¿Cómo van a saber que son tuyos? -insistió- Es que a mi no me preocupa el que se sepa o no que son míos; yo si lo sé; a

mí lo que podría preocuparme es que gusten lo que se ha pintado.- Claro, perdona, no sé como no recuerdo siempre que tú estás fuera de esto;

que tienes otra forma de pensar.- De pensar y de actuar, ya deberías sabértelo de memoria hermano -le dijo

Laura sonriendo cariñosamente.- Sí que es verdad. No sabía que pintaras también, Jorge. -dijo de nuevo

Guillermo.- ¡Regular solamente! ¿Te gusta?- ¿Me encanta! Además me llama mucho la atención una cosa y es que creo

recordar que este lugar lo conozco yo.Al decir estas últimas palabras, dijo Laura levantándose y cogiendo el

cuadro:- A ver, porque si tú dices que lo recuerdas, yo también tengo que conocerlo

ya que siempre hemos ido juntos a todas partes...- ¡Claro, esto es Arcos! ¿Te acuerdas que fuimos con tía Adela? Mira,

mamá... ¿No es esta la plaza que está delante del mirador aquel tan profundo?- A decir, verdad, creo que sí. Lo que no recuerdo ahora mismo es que mi

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hermana viniera con nosotros -respondió Leonor.- Tienes que acordarte, verás, haz memoria... ¿Recuerdas el día que se casó tu

sobrina?- ¿Cual sobrina? -dijo Leonor un tanto sorprendida.- ¡Cual sobrina va a ser! La única que tienes de tu hermana Adela, y que

cuando se casó celebró la boda muy cerca de allí, y si mal no recuerdo se llamaba “La Cueva” que estaba camino de Jerez.

- ¡Ah, claro! Ahora caigo, hija. El cuadro es precioso; lástima que sea una miniatura porque en mayor tamaño sería extraordinario, y no es que así no lo vea, o será que a mi como me gustan las cosas grandes, bueno vosotros ya me entendéis.

- La verdad es que así y todo es una preciosidad -insistió Guillermo, diciendo seguidamente-: A mi es que el Óleo me apasiona.

- En ese caso no tendré más remedio que regalártelo para que lo puedas contemplar más a menudo -le dije viendo la cara de sorpresa que iba poniendo a medida que se lo estaba diciendo.

- ¡Por Dios! Que no lo he dicho con ánimo de... -dijo un tanto abochornado y mirando a todos.

- Nada hombre, no te preocupes que yo sé perfectamente con que ánimo has expresado tu admiración por él. A ti te gusta, y para mi es una satisfacción que seas tú el que lo disfrutes, porque estoy seguro que vas a disfrutarlo -le dije dándole una palmadita en la pierna, mientras por el rabillo del ojo veía el semblante de Laura.

- Ya puedes estar seguro, ya. No sé como darte mi agradecimiento.- Dándome las gracias, y llevándotelo, así de sencillo.- En ese caso: muchísimas gracias -me dijo un tanto ruborizado.- No hay porque darlas Guillermo.No había terminado de completar la frase cuando le escuché decir a Laura

muy bajito y al oído de Guillermo: Espero que alguna vez me lo dejes llevar a casa para que yo también lo disfrute...

- Jorge, he visto en la entrada algunas obras colgadas que por las firmas entiendo que no son tuyas.

- Sí. Dentro hay más, ello es debido a una especie de intercambio. Hay pintores que me los han regalado a la vez que yo les he regalado alguna obra mía, y esto tampoco quiere decir nada...

- Para mi sí, porque como presumo que ya te conozco un poquito, creo que ya sé lo que te voy a pintar para que tú también tengas aquí en tu casa algo de lo que yo pinto, y, que si no recuerdo mal a ti también te gusta mi pintura.

- Es verdad que tu pintura me gusta, pero esto no te obliga absolutamente a nada, ya lo sabes.

- ¡Bueno, bueno! Eso ahora queda de mi cuenta ¿no te parece?Ya había oscurecido, por lo que Alejándro pidió la despedida diciendo: - Cuando queráis nos vamos; vosotros os quedaríais aquí toda la noche...- Y tú también -le dijo su mujer-. Si no fuera porque esta noche tienes

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guardia, ya me dirías a mi de tus prisas en irnos.- Tienes toda la razón; la verdad es que me voy a regañadientes porque esta

es una noche en la que me encuentro la mar de a gusto; estoy, de verdad, muy a gusto en esta casa -correspondió Alejándro enfáticamente.

- Si quieres, habrán muchos días como este, no hay porqué apurarse hombre -le dijo mi mujer consolándolo en alguna medida.

Cuando hubieron salido a la calle, mi mujer y yo nos asomamos a la terraza y vimos cómo se metían en los coches; momentos después ambos vehículos se perdían por el final de la larga avenida mezclados con el abundante tráfico, sin duda los más rezagados de un Domingo pletórico de buen tiempo.

La casa quedó ahora en el más absoluto de los silencios; por la ventana que da a la parte de atrás del bloque, no se oían ninguno de los ruidos propios del resto de los días. Nadie conversaba en los patios interiores y una brisa de aire, que con imaginación se hacía deliciosamente fresco, cruzaba por el salón.

Mi mujer se puso a preparar la cena. Hoy estábamos los dos solos; la madre de Marta estaba en el pueblo con mi hija pasando unos días de vacaciones, por lo que los aprovecharon para quitarse del calor que empezaba a notarse cada vez con más fuerza, y mi hijo que se había ido de fin de semana con los amigos, por lo que no vendría hasta bien tarde, si es que venía y no repetía lo de tantas veces: aquello de los churros con chocolate a las siete de la mañana y acabar pasando la velada en la casa de alguno de ellos.

Entré en mi cuarto y me senté a practicar uno de mis entretenimientos favoritos: rememorar cada momento del día ya pasado... Ha sido un día magnífico -me dije -. Lástima que no haya venido también Ramón; es una gente muy maja, y a él le hubiera encantado. Bueno, la verdad es que siempre están los que tienen que estar. Guillermo se ha ido más contento que unas castañuelas, y no por la pintura en sí, sino porque era mía; ya se ocupará de decirle a la hermana más de una vez que tiene un cuadro mio y ella no; claro que esto lo hará dentro del repertorio de bromas y que ya es conocido de otras ocasiones. Seguro que en más de una ocasión Laura conseguirá llevárselo a su apartamento aunque sólo sea por unos días. Hoy se han despachado a gusto los dos hermanos; realmente a todos se les veía muy contentos y felices.

Con estos pensamientos y de forma inconsciente, metí la mano en el bolsillo del blusón y saqué el mazo de cartas del Sagrado Tarot que siempre llevo encima, con el fin de que ellas vivan mis propias vibraciones. Hoy como es natural también lo llevaba... Tiene que estar inflado de energías positivas -pensé – pues ellas al igual que yo también han vivido cada uno de los momentos de este maravilloso y armónico día.

Decidido, tomé una placa de madera limpia que tengo y la puse sobre la mesa del escritorio. “Cuando digo de madera limpia, me refiero a que la tabla está hecha de una madera que está virgen aún, o sea, sin pinturas ni barnices ya que así es como nos la proporciona nuestra Madre Naturaleza; de esta forma es como se está más en contacto con ella”.

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Tomé las cartas y comencé a barajarlas, mezclarlas que sería más correcto decir, aunque espiritualmente este proceso es el de confundirlas; hacer del mazo un caos del que al final surja la realidad en forma de fiel ayuda; ayuda que pensé en pedirle mientras lo hacía y de camino si podían, en este momento, decirme algo acerca de cómo les iba a ir a ellos en ese nada fácil camino Espiritual del que habláramos cuando estuvieron aquí.

No sé cuánto tiempo estuve mezclándolas ya que cuando lo estaba haciendo, mi mente estaba simultáneamente viviendo dos momentos aun dentro del mismo lugar: uno, cuanto aconteció en aquel pequeño puentecito hecho de troncos, cuando estaba mirando hacia el arroyo, viendo pasar o mejor sería decir navegar, las dos hojas de Eucalipto al tiempo que oía aquella susurrante música que me parecía enteramente celestial... El otro, cuando me quedé todo el rato al lado de Leonor viviendo con ella a través de su proyección el tema de su desvelo.

De forma instintiva corté tres veces el mazo y me dispuse a su colocación; cuando estuvieron expuestas todas las láminas en el orden acostumbrado y propio de la lectura, comenzaron a decirme que a través de alguien, y con un comportamiento ético, se me abrirían las puertas para llegar a más gente relacionada con ése alguien. Yo sería su guía durante un tiempo, pero que ese tiempo también sería para mí un aprendizaje que me llegaría de ellos.

Una vez más, me quedó claro aquello de que, aunque pretendamos negarlo, todos aprendemos de todos, si somos honestos con nosotros mismos, y lo aceptamos en lugar de anteponer nuestro Ego y hacernos los sordos y los ciegos ante los demás, sobre todo cuando los demás nos necesitan.

Todo esto que me dicen no sé cuando se cumplirá, porque la información que se recibe con el Sagrado Tarot viene del plano material llamado Astral, y allí no existe el tiempo, siempre es presente; en fin, mañana será otro día; por cierto, ahora que lo pienso, por la mañana he de ir al centro, me iré andando e intentaré volver lo antes posible. Aquellas últimas palabras que acababa de pronunciar se me quedaron como haciendo eco en mi cabeza...

AL FINAL...

Días más tarde, concretamente el tercer Domingo después de haber pasado aquellos maravillosos ratos juntos, Laura me llamaba por teléfono para decirme

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que se sentía una mujer distinta, diferente en todos los aspectos y que de ello había sido consciente al escuchar una tarde, en la que todos, incluido Ramón, estaban reunidos, que le notaban otra forma de expresarse, otra seguridad cuando exponía todo cuando había oído y, sobre todo, escuchado. Que había llegado a una conclusión; que había recibido mentalmente una serie de mensajes que, si bien al principio le asustaron un poco, sería poco tiempo después cuando sin darse cuenta estaba hablándole de ello a su hermano y a su madre:

Con una feliz sonrisa y que ella, evidentemente, no podía apreciar a través del hilo telefónico, le pregunté que decían aquellos mensajes. A lo que con gran soltura y sin el más mínimo rodeo, me dijo:

“Trabaja por la gran obra, y sirve, porque tan sólo avanzamos en la justa medida en que servimos, ya que todo se basa en que si no vivimos para servir a los demás, no servimos para vivir con los demás, y que hay que amar y crear porque todo está aquí, y que es por ello que debemos evitar que los pueblos hagan infecundos sus amores y sus pequeños momentos de felicidad...”

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