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Hoy quiero compartirles la reflexión y esta cita bíblica que leímos en la Eucaristía hace unos domingos, espero sus
comentarios.
Ezequiel 18, 25-28
Del libro de Ezequiel 18, 25-28 25Y vosotros decís: «No es justo el proceder del
Señor.» Escuchad, casa de Israel: ¿Que no es justo mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo?26Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, a causa del mal que ha cometido muere.27Y si el malvado se aparta del mal que ha cometido para practicar el derecho y la justicia, conservará su vida.28Ha abierto los ojos y se ha apartado de todos los crímenes que había cometido; vivirá sin duda, no morirá.
El texto de Ezequiel que nos presenta la lectura es muy interesante y contrasta con las costumbres que tenia Israel frente al que comete pecado o irrumpe la ley.
Dios es Dios de Misericordia, no quiere la muerte del pecador, sino, que el pecador se convierta.
Si recordamos el paso del mal Rojo cuando los Israelitas cruzan el mar tranquilamente apoyados por Dios, los Egipcios todos perecen… Hay una tradición judía que dice que unos Ángeles quisieron entonar un cantico de Victoria al Señor y Dios no dejó. ¿Los Egipcios también son hijos de Dios? Que paso ahí?
Porque un corazón tan
obstinado en la violencia, es el que
produce tanta muerte, según el
texto, allí se dio una masacre, no solo de humanos, sino de
animales…
Esa tendencia no cuadra con el accionar de Dios revelado en la persona de Cristo, Dios es un Dios
misericordioso, tierno, compasivo… ama a tu enemigo… no a los que te aman, ¡rompa el mal a
punta de bien!
¿Por qué los diez mandamientos funcionan exclusivamente en un determinado
territorio y para un pueblo exclusivo? ¿Acaso fue una mala percepción del obrar de Dios? ¿Acaso fue una manipulación de Dios hecha por el pueblo de Israel?
Claramente se puede descubrir que Jesús es la corrección de la Historia, la Ley no funciono, ni la monarquía, nada externo puede producir historia de hombres libres … solo desde adentro del corazón del hombre se puede hacer una verdadera historia de salvación, abierta a todos los pueblos de la tierra, sin fronteras, sin discriminación.
Ahora solo nos queda confrontarnos con el Evangelio de Cristo Jesús para mirar la respuesta que le estamos dando a ese Dios histórico que en Cristo Jesús y en la fuerza del Espíritu nos ha dado la Misión de Vivir CRISTO.
Dios los bendiga. Padre Edgar