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Horas Santas especiales por la venida del Papa Benedicto XVI Preparación para la venida de S.S. Bene- dicto XVI Hora Santa No. 1 “La puerta de la fe” 1.- Todos.- Canto de entrada: “Juntos como hermanos”. 2.- Queridos hermanos, nos dice el Cate- cismo de la Iglesia Católica en su # 1814, que la fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que El nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la Verdad mis- ma. Estemos atentos a descubrir la Pre- sencia de Dios, contemplando la Belleza de su Creación. Queridos hermanos, dejemos que el Es- píritu Santo, quien guía a la Iglesia en su peregrinar, nos vaya descubriendo la no- vedad y al mismo tiempo nos vaya sen- sibilizando para que aceptar el mensaje sobre la fe. Todos.- (Secuencia al Espíritu Santo): Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el cielo tu Luz, para iluminarnos. Ven ya, padre de los pobres, Luz que penetra en las almas, Dador de todos los dones. Sin tu Inspiración Divina Los hombres nada podemos Y el pecado nos domina. Lava nuestras inmundicias, Fecunda nuestros desiertos Y cura nuestras heridas. Fuente de todo consuelo, Amable huésped del alma, Paz en las horas de duelo. Eres pausa en el trabajo; Brisa en un clima de fuego; Consuelo en medio del llanto. Ven, Luz Santificadora, Y entra hasta el fondo del alma De todos los que te adoran. Doblega nuestra soberbia, Calienta nuestra frialdad, Endereza nuestras sendas. Concede a aquellos que ponen En Ti su fe y su confianza Tus siete sagrados dones. Danos virtudes y méritos Danos una buena muerte Y contigo el gozo eterno. Amén.

Horas santas

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Horas Santas especiales por la venida del Papa Benedicto XVI

Preparación para la venida de S.S. Bene-dicto XVI

Hora Santa No. 1

“La puerta de la fe”

1.- Todos.- Canto de entrada: “Juntos como hermanos”.

2.- Queridos hermanos, nos dice el Cate-cismo de la Iglesia Católica en su # 1814, que la fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que El nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la Verdad mis-ma. Estemos atentos a descubrir la Pre-sencia de Dios, contemplando la Belleza de su Creación. Queridos hermanos, dejemos que el Es-píritu Santo, quien guía a la Iglesia en su peregrinar, nos vaya descubriendo la no-vedad y al mismo tiempo nos vaya sen-sibilizando para que aceptar el mensaje sobre la fe.Todos.- (Secuencia al Espíritu Santo): Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el cielo tu Luz, para iluminarnos.

Ven ya, padre de los pobres, Luz que penetra en las almas, Dador de todos los dones.

Sin tu Inspiración Divina Los hombres nada podemos Y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias, Fecunda nuestros desiertos Y cura nuestras heridas.

Fuente de todo consuelo, Amable huésped del alma, Paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo; Brisa en un clima de fuego; Consuelo en medio del llanto.

Ven, Luz Santificadora, Y entra hasta el fondo del alma De todos los que te adoran.

Doblega nuestra soberbia, Calienta nuestra frialdad, Endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen En Ti su fe y su confianza Tus siete sagrados dones. Danos virtudes y méritos Danos una buena muerte Y contigo el gozo eterno. Amén.

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3.- P.- En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Todos.- Amén.

P.- Que el amor del Padre, compar-tido por el Corazón de su Hijo a través del Espíritu Santo, esté con todos ustedes.

Todos.- Y con tu Espíritu. P.- (Saludo personal) luego decir: Queridos hermanos, ante la próxima venida de S.S. Benedicto XVI, queremos expresar a ustedes nuestra ale-gría participada en este ambiente eclesial, en el que Jesucristo, Camino Único, para poder llegar de modo definitivo a la sal-vación, es la figura principal, porque Je-sucristo es la Persona Divina y Humana que es capaz de liberar al hombre de toda atadura, para que pueda disponer, vivir y compartir del amor de Dios. La fe, es la puerta por la que entra el hombre en esta vida de comunión.

Para quienes creemos en Jesucristo, en este mundo ensombrecido, permanecien-do fieles a El, tenemos la plena convicción de que el día final, participaremos de su manifestación plena, porque Él Es la Luz Verdadera.

N.- “Dios es Amor, y quien permanece en el Amor, permanece en Dios y Dios en él.” (S.S. Benedicto XVI, “Deus Cári-tas Est”) Creemos en el Amor de Dios.

Creemos en el Santísimo Sacramento de Amor. Demos la bienvenida con gozo y agradecimiento a Jesucristo Vivo y Resu-citado hecho Sacramento de Amor.

4.- P.- EXPOSICIÓN DEL SANTÍSI-MO SACRAMENTO.Canto: “Cantemos al amor de los amores”P.- Alabemos y demos gracias en cada instante y momento.Todos.- Al Santísimo y Divinísimo Sacra-mento.

P.- Santísimo Sacramento, Amor del Eter-no Padre.Todos.- Alumbra mi entendimiento, para que mi alma se salve.

P.- Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Es-píritu Santo, yo te adoro profundamente a través del Purísimo e Inmaculado Cora-zón de María.

L.- Padre Celestial, creemos en Ti. Te aceptamos en nuestro entendimiento, memoria y voluntad. Te aceptamos en nuestro corazón, en nuestra mente, en todo nuestro ser.Comenzamos a ser cristianos por ese en-cuentro que tuvimos contigo el día de nuestro Bautismo. Ese dichoso día, pusis-te en nosotros las virtudes de la fe, la espe-ranza y la caridad.

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Por la fe, creemos en Ti, por la esperan-za, confiamos en Ti y por la caridad acep-tamos tu Amor para compartirlo con los demás.Padre Amoroso, tanto nos has amado, que nos has dado a tu Divino Hijo, ¡Bendito y alabado seas, por tu Infinito Amor!

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….

P.- Sagrado Corazón de Jesús.Todos.- En Vos confío.L.- Jesús amado, nos has dado un único precepto: “Amar”. Tú siendo Dios, nos has compartido tu Amor. ¿Qué sería de nues-tra capacidad de amar si no tuviéramos tu Amor? Pusiste en nuestro corazón el amor, que desde el día del nuestro Bautis-mo ha sido nuestro anhelo.

Por la fe, creemos y aceptamos tu Amor, con toda la profundidad y amplitud con el que nos lo das. Nuestra existencia está vigorizada por Ti, porque Tú Eres la rezón de nuestra existencia, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas, quere-mos ser instrumentos de tu Divino Amor. Queremos dar respuesta al don del amor de una manera libre, consciente, respon-sable.

Tú siendo el Amor has venido a nuestro encuentro. Tú nos hablas con Amor, nos tratas con Amor, nos alimentas con tu Di-vino Amor.

¿Cómo corresponder? Solo con Amor, compartir con los demás de tu Divino Amor. Gracias OH Jesús Sacramentado, por estar aquí, gracias por este amor gra-tuito que nos das. ¡Bendito y alabado seas! P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….

P.- Jesús Hostia Viva.Todos.- Compártenos de tu Vida.

P.- Espíritu Santo, el lenguaje del amor, solo puede balbucear quien de Ti se está dejando vivificar. El lenguaje del Amor solo puede traducirlo en obras quien de ti se deja alimentar. En algunas personas, el lenguaje del amor, tienen el problema de no saberlo expresar, por el abuso de esta palabra, al confundir-la con infinidad de sentimientos y accio-nes que nada tienen que ver al respecto. Ven, OH Espíritu Divino, renuévanos, en-séñanos el lenguaje del amor. Da a nues-tros oídos apertura al lenguaje del Amor.

Da a nuestro entendimiento y memoria, la purificación, la limpieza necesaria, para que esa capacidad de conocer y apreciar el lenguaje del amor nos lleve a mejorar nuestra vida de común unión con los de-más.¡Espíritu Santo, Divino Amor, Bendito y alabado seas!

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L.- Padre Celestial, gracias porque en los proyectos que tienes para nosotros los que formamos tu Iglesia, es ser alimenta-dos, gobernados y santificados por el Papa Benedicto XVI, te pedimos humildemen-te su protección y salud, para que pueda realizar ese viaje que tiene programado a nuestra tierra mexicana para el mes de marzo de este año.

Bendícelo, Santifícalo en tu Divino Amor. Nos unimos a las intenciones del Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, de nuestro Excmo. Sr. Obispo... de nuestro Sr. Cura N, de todos los sacerdotes, diáconos, re-ligiosos, diáconos permanentes, misione-ros, seminaristas, laicos comprometidos y fieles en general. P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….

5.- P.- PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 17, 20-26)Nos ponemos de pié.

<<En aquél tiempo dijo Jesús a su Padre: “No ruego solamente por ellos, sino tam-bién por todos aquellos que por su palabra creerán en Mí. Que todos sean uno, como Tú, Padre, estás en Mí, y Yo en Ti. Sean también uno en nosotros; así el mundo creerá que Tú me has enviado.

Esa Gloria que me diste, se la di a ellos, para que sean uno como Tú y Yo somos

uno. Así seré Yo en ellos y Tú en Mí, y alcanzarán la perfección en esta unidad. Entonces el mundo reconocerá que Tú me has enviado y que Yo los he amado como Tú me amas a Mí.

Esos que me has dado, Padre, Yo quiero que allí donde estoy Yo, estén también conmigo y contemplen la gloria, que Tú me diste, porque me amabas, antes que comenzara el mundo.

Padre Justo, el mundo no te ha conocido, mientras que Yo te conocía, y éstos a su vez han conocido que Tú me has enviado. Yo les he enseñado tu Nombre y seguiré enseñándolo; y así, el Amor con que me amaste estará en ellos, y yo también estaré en ellos”>>. Palabra del Señor.

Todos.- Gloria a Ti, Señor Jesús. Canto: “El Espíritu de Dios” 7.- P.- Meditación de la Palabra de Dios. El Santo Evangelio que hemos escu-chado, forma parte del Capítulo 17 según San Juan y que es conocido como la “Ora-ción Sacerdotal” proclamada por Cristo pocos momentos antes de su aprehensión.

Jesús cierra el culto del Antiguo Testa-mento que los judíos rindieron a Dios durante siglos.

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Ese pueblo era santo; es decir, tenía una misión, en medio de todas las naciones, servir a Dios Santo, al que conocía por su privilegio especial. Jesús ruega por los su-yos para que sean el nuevo pueblo santo, o sea, consagrado a Dios, y esta vez, se-gún la Verdad. Pues Él va a derramar so-bre ellos el Espíritu de la Verdad que ha-bía sido prometido a Israel y que deberá instruirnos interiormente.

“Guarda en tu Nombre” (V.11), es decir, guarda en la irradiación de tu propia San-tidad, en la que abrazas a tu Hijo. Este es el momento en el que Cristo ruega por su Iglesia, a la que encarga su propia mi-sión. El deber principal de la Iglesia será conocer a Dios. La palabra “conocer” es repetida siete veces, como prueba de que expresa lo esencial del discurso.

Sea cual fuere la situación de la Iglesia, su misión propia e irremplazable, será la de conservar y proclamar el verdadero co-nocimiento del Padre y el mandato de su Hijo. Jesús quiere también que todos co-nozcan a Dios. Esto exige interiorización de la Palabra de Dios, oración perseveran-te sobre todo la celebración Eucarística.

Para esto, tendremos la ayuda del Espíri-tu Santo, que con sus dones y frutos nos permitirá el conocimiento por medio del cual nosotros podremos realizar las obras del Amor. Este es el comienzo de la vida eterna.

Cristo pide que su Iglesia sea Una, es de-cir, que sea señal de unidad en un mundo desunido. No basta con que se predique a Cristo: es necesario que las personas vean en medio de ellas la Iglesia única y unida.

Iglesia católica, es decir, universal, donde nadie se sienta extraño. Iglesia una, por un mismo Espíritu y por la unión visible de sus miembros.Todos debemos poner nuestro mayor empeño en que se realice la unidad de los cristianos, como Cristo la quiere, y sobre todo, por los medios que El quiere: el dia-logo, la oración y la comunión.

Jesús deseaba la unidad, y los evangelistas expresan que puso a Pedro como cabeza visible del grupo apostólico y de toda la Iglesia. Sin embargo, mantener la unidad entre los hombres de temperamentos di-versos y entre pueblos de cultura diferen-te requiere mucho amor y comprensión.

El Papa Benedicto XVI, como sucesor de Pedro, viene a unificarnos en el mismo Espíritu de Dios. Su labor a favor del Ecumenismo, es decir, en la unidad de los cristianos, nos invita a poner mayor empeño para que se realice esta unidad de los cristianos, como Cristo quiere y por los medios que Él quiere.

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Esto nos implica de manera especial en la unidad de la familia a la cual cada uno de nosotros pertenece. Que Santa María de Guadalupe, Emperatriz de América, siga siendo para nosotros, el ejemplo de vida cristiana, que vela y cuida por la unidad e integridad de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, su Hijo.

Que por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, sigan confesando a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llame a dar testimonio de su ser cristianos; en la fa-milia, en la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiarán. Que todos sigamos viviendo de la fe para el reconocimiento de vivo de Jesús, presente en nuestras vi-das y en la historia. Amén.

N.- INTENCIONES Y AGRADECI-MIENTOS (PERSONAL, en silencio)

Canto: “Cristo te necesita para amar”

8.- L.- “La puerta de la fe”, con es-tas palabras inicia su Santidad Benedicto XVI, carta apostólica. ¿Cuál es esta puer-ta?, es la que nos introduce en la vida de comunión con Dios, nos permite nuestra entrada a la Iglesia. Esta puerta está siem-pre abierta para nosotros. En un momento de silencio meditemos si estamos viviendo nuestra fe y de que ma-

nera lo estamos haciendo.

Reflexionemos: P.- Queridos hermanos, participa de la fe:• Quien tiene siempre el corazónabierto a la Divina Voluntad.• Quienpasaconstantementelapuer-ta del Templo para ir a escuchar la Palabra de Dios, de hecho, la busca como alimen-to espiritual.• QuiendejaqueDiosplasmeen sucorazón la gracia que lo transforma en un corazón capaz de darse en caridad a los demás.• Quienemprendeelcaminohacialasantidad.• Quienvalora,apreciasuBautismoylo vive para atesorar bienes para el cielo.• Quiendafrutosbuenos,provecho-sos para la vida terrena y para la vida eter-na.• QuiensedejaguiarporelEspírituSanto.• Quien ama lo queDios ama y re-chaza lo que Dios rechaza.• Quienparticipadelacomuniónconla Santísima Trinidad.• QuiencreeenunsoloDiosqueesAmor.• Quien cree en El Padre, que en laplenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación

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Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espí-ritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. Canto: “Nadie te ama como yo”

9.- L.- Quien posee el espíritu de fe, tiene esa salud espiritual que le anima en todos los aspectos de su vida. Estar conscientes de nuestra fe, nos reani-ma, nos purifica, nos confirma y eso hace que podamos confesarla. P.- El amor prevalece. Sí, Cristo pre-dicó, Cristo curó, Cristo padeció, Cristo murió, Cristo Resucitó, Cristo se quedó en los Sacramentos, en especial en el San-tísimo Sacramento. Por eso, decimos que el Amor prevaleció y sigue prevaleciendo a pesar de todo. En eso hay que creer, en eso hay que confiar, allí está la razón de nuestra fe.

Así, nos dice Su Santidad, la fe, se for-talece creyendo, no hay otra posibilidad. Abandonarse en las manos de quien es el Divino Amor. Jesús Misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de no-sotros y de perdonarnos, la fe que nos has dado es nuestra fuerza. Creemos en Ti, no por un momento, no por esta vida terre-na, sino por toda la eternidad. Ayúdanos a luchar contra los enemigos de nuestro espíritu de fe. Que prevalezca en nosotros la Verdad de la fe.

Música que sirva de fondo

10.- P.- DESDE EL CORAZÓN DE JE-SÚS: “El hombre necio nunca prepara su alma; se confía más de la cuenta. Cree que estar seguro, Cree que está en mejores condi-ciones que los demás y que puede librar cualquier situación por sus propias fuer-zas. Cuando el mal cae sobre él, se en-cuentra sin ninguna preparación ni pro-tección.

Hoy les digo desde lo más profundo de mi corazón amoroso: El anhelo de mi corazón es que todas las almas se salven y lleguen al conocimien-to de la verdad, por esto vine a proclamar mi mensaje de salvación a todo el mundo. Nunca es tarde para detenerse y reflexio-nar sobre tu vida espiritual, que desafor-tunadamente se obscurece con la vida de pecado y con todas las distracciones mundanas.

Hoy estoy tocando a la puerta, con el oído atento, pues pretendo escuchar si hay al-guien que me responda. Para que puedan responderme, es necesario que sean cons-tantes y perseveren en la vida espiritual, para que cuando llegue el momento final no los tome por sorpresa.

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Si están preparados espiritualmente y for-talecidos en la fe y en mi infinito amor, todo será mejor. Yo no quiero forzar puertas ni corazones, es mejor que cada uno, con plena liber-tad me abra la puerta de su corazón para poder entrar y nacer en un corazón puro noble y generoso”.

ATTE: “TU AMIGO JESUS”

Canto: “Yo no soy nada”

11.- L.- Deseamos que este año de la fe, suscite en todo creyente la aspiración a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza. Que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble.

Que la fuerza del Señor Resucitado, les ayude a superar con paciencia y amor to-dos los sufrimientos y dificultades, tanto interiores como exteriores, propios de la vida terrena, para luego, participar algún día, del gozo eterno del amor.

Que María, mujer por excelencia en la fe, les ayude en su ejemplo de vida, a abrir el sagrario de su corazón para aceptar cuan-to les sea anunciado de parte del Señor. Que la gracia, de la que María estaba lle-na, les permita mirar con los ojos de la fe la profundidad y comprender la Palabra de Dios anunciada.

12.- P.- BENDICIÓN CON EL SAN-TÍSIMO SACRAMENTO Y RESERVA DEL MISMO.

Canto: “Bendito, Bendito sea Dios”

13.- P.- AGRADECIMIENTOS. AVI-SOS. DESPEDIDA.

BIBLIOGRAFÍA1.- Biblia Latinoamericana. Ediciones Paulinas. 2.- Homilía Sr. Cura José de Jesús Reyes Romero3.- Equipo de Animación Eucarística de la Parroquia de N. Sra. de la Merced4.- Catecismo de la Iglesia Católica. Aso-ciación de Editores del Catecismo.5.- La puerta de la fe. S.S. Benedicto XVI. Editorial Buena Prensa.Preparación para la venida de S.S. Bene-dicto XVI

Preparación para la venida de S.S. Bene-dicto XVI

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Hora Santa No. 2“Salvados en la Esperanza”

1.- Todos.- Canto de entrada: “Pueblo de Reyes”

2.- L.- La esperanza, nos dice el Cate-cismo de la Iglesia Católica en el # 1817, es la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como felicidad nuestra, poniendo nuestra con-fianza en las promesas de Cristo y apo-yándonos no en nuestras fuerzas,, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.

A este mismo Espíritu, invoquemos con la certeza de que Él escucha y responde a nuestro llamado: Todos.- (Secuencia al Espíritu Santo): Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el cielo tu Luz, para iluminarnos.

Ven ya, padre de los pobres, Luz que penetra en las almas, Dador de todos los dones.

Sin tu Inspiración Divina Los hombres nada podemos Y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias, Fecunda nuestros desiertos Y cura nuestras heridas.

Fuente de todo consuelo, Amable huésped del alma, Paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo; Brisa en un clima de fuego; Consuelo en medio del llanto.

Ven, Luz Santificadora, Y entra hasta el fondo del alma De todos los que te adoran. Doblega nuestra soberbia, Calienta nuestra frialdad, Endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen En Ti su fe y su confianza Tus siete sagrados dones. Danos virtudes y méritos Danos una buena muerte Y contigo el gozo eterno. Amén. 3.- P.- En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.Todos.- Amén.

P.- Que la gracia y la paz de parte de Dios Nuestro Padre y de Jesucristo, su Hijo, es-tén con todos ustedes.Todos.- Y con tu Espíritu.

P.- (Saludo personal) luego decir:

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Queridos hermanos, siendo la esperan-za, en esta ocasión, el tema fundamental en esta Hora Santa y apoyándonos en la Doctrina de S.S. Benedicto XVI, “el cola-borador de la verdad”, queremos expresar nuestro agradecimiento a Dios, porque nos permite tener este encuentro eclesial en torno a Jesucristo, nuestro Redentor, la esperanza nuestra, nuestro Dios y Se-ñor.

El Papa Benedicto XVI, en su Encíclica “Salvados en la esperanza”, nos dice que “a todos se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperan-za, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigo-so, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino.

4.- P.- EXPOSICIÓN DEL SANTÍ-SIMO SACRAMENTO. Canto: “Dios está aquí”

P.- Alabemos y demos gracias en cada instante y momento.Todos.- Al Santísimo y Divinísimo Sacra-mento.

P.- Santísimo Sacramento, Amor del Eter-no Padre.Todos.- Alumbra mi entendimiento, para que mi alma se salve.

P.- Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Es-píritu Santo, yo te adoro profundamente a través del Purísimo e Inmaculado Cora-zón de María.

L.- Padre Celestial, nuestra alma en Ti es-pera. Tu Eres nuestro socorro y nuestro escudo. En Ti se alegra nuestro corazón. En tu Santo Nombre confiamos. Todo lo bueno que podemos esperar, lo espera-mos de Ti, porque Tú Eres nuestra Espe-ranza.

Haciendo caso a la recomendación que Jesús hizo a sus apóstoles, queremos pe-dirte, OH Padre amado, en Nombre de tu Santísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, por la seguridad de S.S. Benedicto XVI, en su próxima vista a nuestra Arquidió-cesis. En Ti confiamos, en tu gran Amor.

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria……. Canto: “A ti levanto mis ojos” P.- OH Preciosa Sangre Redentora del Corazón de Jesús, Gloria y honor de la Santísima Trinidad.Todos.- Libéranos de la iniquidad.

L.- Jesucristo, te alabamos por lo que has hecho al redimirnos; en Ti espera-mos, y nunca quedamos defraudados.

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Libras nuestra alma de la condenación eterna al ofrecernos la vida de la gracia y sostienes a nuestra alma en la adversidad para no sucumbir. La esperanza en ti no falla, porque tu Amor ha sido derramado en nuestros co-razones por el Espíritu Santo que nos has dado en el Bautismo.

Esperamos, porque Tú nos lo has dicho, una vida nueva, donde habita la justicia. Gracias por compartirnos tu gracia, gra-cias por compartirnos tu fortaleza, gra-cias por compartirnos tu Amor.

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria……. Canto: “Altísimo Señor”

P.- Espíritu de Dios, gracias por haber-nos Bautizado en la fe, en la esperanza, en la caridad.Gracias por darnos a conocer la Verdad, gracias por hacernos confiar en la Verdad, gracias por darnos el valor y la fuerza para vivir conforme a la Verdad.Gracias por instruirnos y amarnos desde el Ministerio Petrino de S.S. Benedicto XVI. L.- Nos unimos a las intenciones del Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, de nuestro Excmo. Sr. Arzobispo Don José Guadalupe Martín Rábago, de su Obispo Auxiliar, el Excmo. Sr. Don Juan Frausto Pallares, de nuestro Sr. Cura N., de todos

los sacerdotes, diáconos, religiosos, diá-conos permanentes, misioneros, semina-ristas, laicos comprometidos y fieles en general. P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….

Canto: “Somos tus hijos en torno a tu altar”

5.- P.- PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 16, 23-24)

Nos ponemos de pié

En aquellos días Jesús dijo a sus apósto-les: “En verdad, les digo: todo lo que pi-dan a mi Padre en mi Nombre, Él se lo dará. Hasta ahora no han pedido nada in-vocando mi Nombre: pidan, y recibirán, y su gozo será completo”. Palabra del Señor.

Todos.- Gloria a Ti, Señor Jesús.

N.- Demos juntos la bienvenida a nues-tro Dios y Señor, a Jesucristo, nuestra es-peranza. Recibámosle con alegría, sabien-do que viene a confortarnos.6.- P.- Meditemos la Palabra de Dios.En el lenguaje de la Sagrada Escritura, “esperar” y “creer” significan muchas ve-ces la misma cosa. Lo que el Señor exige siempre es la fe y la esperanza.

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Las liberalidades del Señor, dice San Agus-tín, a la vez que beneficios, son garantías y prenda segura de otros nuevos. El nos dará nuevos dones, por el mismo motivo que nos ha dado los anteriores, por Amor. Si ve que los aceptamos, que los valora-mos, que los aprovechamos, seguro nos seguirá dando.Las gracias que hemos recibido de Dios, son prenda segura de las que nos dará si seguimos creyendo y confiando en sus promesas.

Es más, El mismo quiere ser nuestra re-compensa, nuestra alegría, nuestra espe-ranza. El Padre nos lo ha dado y Él mismo se entregó y se entrega por completo a no-sotros en la Sagrada Eucaristía. Ofrecién-dolo al Padre en la Santa Misa y ofrecién-donos junto con Él, estaremos haciendo valer nuestra incorporación al Cuerpo Místico de Cristo, estamos haciendo valer nuestros derechos a la posesión del Rei-no de Dios….¡Que confianza tan grande debe engendrar en nuestros corazones una promesa tan sólidamente garantiza-da!.

Nuestra misma confianza obliga a Dios a socorrernos, ¿por qué?, porque nuestra confianza honra y glorifica a Dios. “In-vócame en el día de tu tribulación; Yo te libraré y tú me honrarás”, dice el Señor. Así es, nuestra confianza, glorifica todas sus infinitas perfecciones; la Verdad de su Palabra, su fidelidad a las promesas que

nos hizo, su Sabiduría, con la cual conoce nuestras necesidades y los medios de so-correrlas, su Poder, con el cual triunfa de todo obstáculo, y sobre todo, su Miseri-cordia y ternura inagotable por la persua-sión que tenemos de que Él siempre nos ama, aún cuando nuestro mal compor-tamiento merece su justa cólera. La con-fianza en Dios, es un homenaje delicado y digno que le tributamos desde nuestro corazón.

Dicen los Santos Doctores, que la espe-ranza es la medida de las gracias que reci-bimos. Según Santo Tomás, la esperanza es en nosotros el principio de la impetra-ción, del mismo modo que la caridad es el principio del mérito, esto quiere decir que así como nosotros merecemos en propor-ción a lo que amamos, también de la mis-ma manera, alcanzamos en proporción de lo que esperamos.

Veamos la Bondad del Sagrado Corazón de Jesús, sabe de nuestras necesidades y sabe que para Él resulta fácil ayudarnos, pero es de todo punto preciso que no im-pidan nuestra salvación., Muchas veces pedimos cosas que van en contra de nues-tra salvación, por eso no se nos conceden. Jesús nos ama y quiere nuestro Bien, ten-gamos la plena confianza que sabrá com-placernos en lo que no impida disfrutar de los brazos amorosos del Padre.

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p.- En silencio, respondamos a la Palabra de Dios)

Canto: “Renuévame”

7.- L.- El cielo no está vacío, está ha-bitado por quienes creyeron y confiaron en Dios, quienes a ejemplo de la Virgen María, supieron dar a Dios la supremacía de su corazón. Sí, dice el Papa Benedicto XVI, que “El cielo no está vacío. La vida no es el simple producto de las leyes y de la casualidad de la materia, sino que en todo, y al mismo tiempo por encima de todo, hay una voluntad personal, hay un Espíritu que en Jesús se ha revelado como Amor”.

El Papa nos recomienda leer los capítulos 10 y 11 de la Carta a los hebreos. “Siga-mos profesando nuestra esperanza sin que nada nos pueda conmover, ya que es digno de confianza Aquél que se compro-metió. (Esto se refiere a Cristo)Que cada uno descubra en el ejemplo de los demás nuevos motivos de amar y de hacer el bien”. (Cfr. Hb. 10,23-24).

El sufrimiento forma parte de la existen-cia humana. Este se deriva, por una parte, de nuestra finitud, es decir, que como hu-manos, en nuestra vida terrena estamos sujetos a las carencias y necesidades pro-pias de esta vida, además, el sufrimiento se debe también a la gran cantidad de cul-pas acumuladas a lo largo de la historia, y que crece de modo incesante a lo largo de

la historia.Por justicia y con amor, debemos dismi-nuir el sufrimiento, impedir que sufran los inocentes, aliviar los dolores y ayudar a superar penas morales o espirituales, todo esto en la medida de nuestras posi-bilidades.

L.- OH Jesús, sabemos que debido a nuestra condición humana no tenemos la capacidad de eliminar por completo el poder del mal, solo Tú que Eres Dios puedes hacerlo. Te has compadecido de nuestro sufrimiento, y has querido tomar nuestra condición humana, excepto en el pecado. Quisiste entrar personalmente en nuestra historia, Tú que tienes el poder de “quitar el pecado del mundo”. Con la fe en tu existencia y en tu poder redentor, vivi-mos en la esperanza de la salvación.

Danos el valor para ponernos de parte del bien, que el sentimiento de culpa no nos impida acercarnos a la fuente de tu Mise-ricordia. Solo Tú, siendo Dios te has hecho Hombre. Gracias por tener compasión de nosotros. Te pedimos humildemente que des consuelo a quienes se sienten agobia-dos por sus culpas, ten piedad.Canto:“Hazme un instrumento de tu paz” 8.- P.- Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sa-bido vivir rectamente.

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Ellas son luces de esperanza. Jesucristo es ciertamente la luz por antonomasia, el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia. Pero para llegar hasta Él ne-cesitamos también luces cercanas, perso-nas que dan luz reflejando la luz de Cristo, ofreciendo así orientación para nuestra travesía. Y ¿quién mejor que María po-dría ser para nosotros estrella de esperan-za, Ella que con su « sí » abrió la puerta de nuestro mundo a Dios mismo; Ella que se convirtió en el Arca viviente de la Alian-za, en la que Dios se hizo carne, se hizo uno de nosotros, plantó su tienda entre nosotros (cf. Jn 1,14)?

L. OH Dios mío, mi única esperanza, en Ti he puesto toda mi confianza y sé que no me desilusionaré.Conozco que Eres Omnipotente en tu Misericordia, confío en que me darás lo que necesito.OH Jesús, escondido en el Santísimo Sa-cramento, mi Único amor, te encomiendo todas las necesidades de mi alma y de mi cuerpo. Tú puedes ayudarme porque Eres la misericordia misma. En Ti pongo toda mi esperanza.

L.- (Voz de una mujer) “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu sa-lud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? Hijo mío, no te aflija cosa alguna, ¿no estoy yo aquí que soy tu Madre? Con estas palabras Santa

María de Guadalupe expresa a San Juan Diego su servicio maternal. La Virgen María por ser Madre de Dios, es solicitada constantemente por los fieles buscando su amparo sobre todo en los pe-ligros y necesidades.OH María, Madre del Amor Hermoso, consuelo de afligidos, ven a socorrernos.Música de fondo…..

9.- P.- DESDE EL CORAZÓN DE JESÚS:“Yo quiero que tu vida sea un testimonio de confianza. Yo Soy el que nunca decep-ciona y el que siempre da mas de lo que promete. Ahí estoy Yo y nunca te abando-no, en primer lugar porque Soy el Amor. ¡Si supieses lo mucho que te quiero! Y después, porque Me sirvo de ti mucho mas de lo que piensas.

Porque te sientes débil, tú eres fuerte con mi Fuerza, poderoso con mi Poder.No cuentes contigo, cuenta conmigo.No cuentes con tu oración, cuenta con Mi oración, la única provechosa. Únete a ella.No cuentes con tu acción y con tu in-fluencia. Cuenta con mi acción y con mi influencia.No tengas miedo. Dame tu confianza. Preocúpate con mis preocupaciones.Cuando te sientas débil, pobre, cuando estés en la noche, agonizante, sobre la cruz…ofrece mi ofrenda esencial, ince-sante, universal.

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Une tu oración a mi oración. Ora con mi oración. Une tu trabajo a mis trabajos, tus alegrías a mi Alegría, tus penas, tus lágri-mas, tus sufrimientos a los míos. Une tu muerte a mi muerte.¡Cuantas cosas son para ti ”misterio” en la actualidad. Las mismas serán luz y moti-vo de acción de gracias en la Gloria. Pero es en ese claroscuro de la fe donde se ha-cen las opciones en mi favor y donde se adquieren los méritos cuya eterna recom-pensa Yo mismo lo seré.Desea que todos me amen. Tus actos de deseo valen por todos los apostolados”.

ATTE.: “TU AMIGO JESUS”Canto: “Escóndete en la mano del Señor”

10- P.- BENDICIÓN CON EL SAN-TÍSIMO SACRAMENTO Y RESERVA DEL MISMO. Canto: “Bendito, bendito sea Dios”

11- P.- AGRADECIMIENTOS. AVI-SOS. DESPEDIDA.

BIBLIOGRAFÍA1.- Biblia Latinoamérica. Ediciones Pau-linas.2.- Homilía Sr. Cura José de Jesús Reyes Romero3.- Equipo de Animación Eucarística de la Parroquia de N. Sra. de la Merced4.-CARTAENCÍCLICA, SPESALVI, DEL SUMO PONTÍFICE, BENEDICTO XVI.5.- Vía Crucis Spe Salvi. Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. León Gto.

Hora Santa No. 3

“Dios es Amor”

1.- Todos.- Canto de entrada: “Ale-gre la mañana”

2.- P.- En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.Todos.- Amén.

P.- Queridos hermanos, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, en el # 1822, que: “La caridad es la virtud teolo-gal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro pró-jimo como a nosotros mismos por amor a Dios”. “Si no tengo caridad, nada soy”, ha dicho San Pablo a los Corintios, des-graciadamente el mundo no entiende esa palabra amor, la confunde. En todos los idiomas del mundo, la palabra amor es la que más se usa y de la que más se abusa.

Con la enseñanza de San Pablo a los Corintios, podemos decir que: se podrá mirar hacia dentro, hacia fuera, escudri-ñar el pasado, predecir el futuro y en nin-gún lado encontraremos algo más grande y hermoso que el Amor.Las personas de todas las épocas y de to-dos los lugares tienen la misma vocación: amar.

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La persona es de lo que vive: amor o des-amor. La mayor ciencia, el mejor regalo y la máxima sabiduría se sintetizan en el Amor. La primacía del Amor lo supera todo en calidad e importancia.

Hay cosas que pueden faltar y no son de primera necesidad, se puede seguir vi-viendo, pero la falta de amor en la vida, deja en el ser humano un vacío que nada puede suplir y que con nada se puede lle-nar. La persona sin Amor poco a poco se consume y camina en la oscuridad.N.- Queridos hermanos, oremos juntos al Espíritu Santo. Pidámosle su asisten-cia para que nos hable y clarifique sobre el Verdadero y Único Amor.

Todos.- (Secuencia al Espíritu Santo): Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el cielo tu Luz, para iluminarnos.

Ven ya, padre de los pobres, Luz que penetra en las almas, Dador de todos los dones.

Sin tu Inspiración Divina Los hombres nada podemos Y el pecado nos domina.

Lava nuestras inmundicias, Fecunda nuestros desiertos Y cura nuestras heridas.

Fuente de todo consuelo, Amable huésped del alma, Paz en las horas de duelo.

Eres pausa en el trabajo; Brisa en un clima de fuego; Consuelo en medio del llanto.

Ven, Luz Santificadora, Y entra hasta el fondo del alma De todos los que te adoran.

Doblega nuestra soberbia, Calienta nuestra frialdad, Endereza nuestras sendas.

Concede a aquellos que ponen En Ti su fe y su confianza Tus siete sagrados dones. Danos virtudes y méritos Danos una buena muerte Y contigo el gozo eterno.

N.- Queridos hermanos, en esta Hora Santa, debemos sentirnos afortunados, de ser amados por Dios. Hoy les invito, para que juntos, abramos nuestro corazón al Amor, al Verdadero Amor, a Jesús, presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Adorémosle.

3.- P.- EXPOSICIÓN DEL SANTÍ-SIMO SACRAMENTO.

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Canto: “Cantemos al amor de los amores”

P.- Alabemos y demos gracias en cada instante y momento.Todos.- Al Santísimo y Divinísimo Sacra-mento.

P.- Santísimo Sacramento, Amor del Eter-no Padre.Todos.- Alumbra mi entendimiento, para que mi alma se salve.

P.- Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Es-píritu Santo, yo te adoro profundamente a través del Purísimo e Inmaculado Cora-zón de María.

L.- Yo creo en Jesús Sacramentado. Todos.- Yo creo en Jesús Sacramentado.

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….L.- Yo espero en Jesús Sacramentado. Todos.- Yo espero en Jesús Sacramenta-do.

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…

L.- Yo adoro a Jesús Sacramentado. Todos.- Yo adoro a Jesús Sacramen-tado.

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….

L.- Yo amo a Jesús Sacramentado.Todos.- Yo amo a Jesús Sacramentado.

P.- En este tabernáculo sagrado donde estás mi Buen Jesús por mi escondido, mi corazón te adora muy rendido y mi fe te contempla anonadado. Esta estación reci-be con agrado, como ofrenda de mi pecho agradecido, por el inmenso amor con que has querido, quedar por nuestro bien sa-cramentado.

Remedia nuestros males y aflicciones, da a tu Iglesia afligida, paz, consuelo. Al Papa, fortaleza y bendiciones.

Extiende tu fe santa en nuestro suelo, para que unidos por tu amor los corazones, iremos a adorarte allá en el cielo. Amén.

Canto: “Aquí estoy” L.- Padre Celestial, desde aquél domin-go 29 de junio de 1951, tú ordenaste sa-cerdote a Joseph Ratzinger, ahora Papa Benedicto XVI, l de su natal Alemania lo llamaste para que te sirviera en tu Iglesia.

Ahora, como Vicario de Cristo tu Hijo aquí en la tierra, sigue ofreciendo todo su ser en tu servicio. Te suplicamos humil-demente, OH Padre amoroso, que le

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concedas salud y gracia para poder venir a este encuentro que tiene programado en el mes de marzo a tierras Mexicanas, todo esto te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

Nos unimos a las intenciones del Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, de nuestro Excmo. Sr. Arzobispo Don José Guadalu-pe Martín Rábago, de su Obispo Auxiliar, el Excmo. Sr. Don Juan Frausto Pallares, de nuestro Sr. Cura N., de todos los sa-cerdotes, diáconos, religiosos, diáconos permanentes, misioneros, seminaristas, laicos comprometidos y fieles en general.

P.- Padre Nuestro……. Ave María……. Gloria…….

Canto: “Pescador de hombres”

N.- Participar en la Vida de Dios, Tri-nidad de Amor, es alegría completa. Y comunicar la alegría que se produce en el encuentro con la Persona de Cristo, Pala-bra de Dios presente en medio de noso-tros, es un don y una tarea imprescindible para la Iglesia. Escuchemos la Palabra de Dios. Nos ponemos de pie.

4.- P.- PROCLAMACIÓN DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN: 15, 9-17.En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípu-los: “Como el Padre me ama, así los amo Yo. Permanezcan en mi Amor. Si cumplen

mis Mandamientos, permanecen en mi Amor; lo mismo que Yo cumplo los Man-damientos de mi Padre y permanezco en su Amor.

Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena. Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros como Yo los he amado. Nadie tiene amor más grande a sus amigos que el que da la vida por ellos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que Yo les mando. Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a ustedes los lla-mo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.

No son ustedes los que me han elegido, Soy Yo quien los ha elegido y los ha desti-nado para que vayan y den fruto y su fru-to permanezca, de modo que el Padre les conceda cuanto le pidan en mi nombre. Esto es lo que les mando: que se amen los unos a los otros”. Palabra del Señor.

Todos.- Gloria a Ti, Señor Jesús.

5.- P.- Meditemos la Palabra de Dios:¿Cómo nos ama Dios? Él nos ama con un Amor Eterno, ya que es el Dios del Amor, Él es la Fuente del Amor.¿Cómo transformar la sociedad en la que vivimos?

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Saben, la violencia engendra más violen-cia, el desorden más desorden, entonces ¿Cómo erradicar todo eso? El pecado se origina por la falta de un amor, del verda-dero amor, no solamente basta decir que es por falta de amor, sino que se debe de-cir que es por falta de un verdadero amor, porque si nos quedamos solamente con la palabra amor, pensaremos muchas cosas, ya que pasarán por nuestra mente tantas cosas que quizá llegue el momento en que ese amor que nosotros como lo concebi-mos no era el verdadero amor. Entonces ¿cómo es pues ese verdadero amor?

Cristo Jesús ha dicho: “Como el Padre me ama, así los amo Yo. Permanezcan en mi Amor”. Si Cristo nos habla de permanecer en su Amor significa: “No se separen de Mí, no se aparten de Mí, para que sientan cómo los amo, y así como Yo los amo los ama mi Padre”. Así es el Amor de nues-tro Padre Dios, grande, así que el Amor que nosotros recibimos de Cristo, pues es el Amor de un Dios hecho Hombre, un Amor de Dios que es un Amor tan eterno, es un Amor infinito, es el Amor que lo da todo.

Dios Padre manifestó el Amor para con nosotros dándonos a su Hijo Único, esa es la palabra Único. Nos dio a su Hijo Único y su Hijo Único se entregó en la Cruz, derramando hasta su última gota de Sangre por amor a nosotros, se sacri-ficó por nosotros, ya que Él nunca pensó

para sí mismo, sino que Dios Padre con ese Amor de Padre, amando a su propio Hijo, Él pensando en nosotros, nos da a su propio Hijo, y su Hijo nos da su propia Vida, la vida de Amor, un Amor de Dios, ya que su vida es la Vida Divina; su Amor es un Amor Divino. ¿Qué es lo que sucede entonces en el hom-bre? ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué hay ese coraje, ese odio, ese egoísmo entre las mismas familias? Porque los propios padres de familia no han sido capaces de permanecer unidos a Cristo, para llenarse de su propio amor, y de amor se capaces de transmitir amor a sus propios hijos.Por eso los hijos ven la tristeza, las divi-siones, los egoísmos, los odios, los renco-res, la violencia a golpes entre sus propios padres, y de eso se vienen alimentando ellos, tanto se vienen alimentando de ver lo mismo diario, que quedan reprimi-dos, y entonces lo van promoviendo entre ellos mismos, entre ellos mismos se ata-can, porque eso es lo que han visto en sus padres….. ¡No se aman! Cuál amor, si no se los han dado, padres de familia alejados de Dios, indiferentes a las cosas de Dios, despreocupados por acercarse a Dios, entonces ¿dónde está el amor? Pues no saben amar. Pero ¿qué no tienen nada para poder sentirse amados?

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La realidad es que no quieren, y no quie-ren porque tienen los medios para acer-carse a Dios, y recibir el Amor que viene de Dios, pero no quieren preocuparse, no quieren sacrificarse, no quieren mover un dedo; y todo lo que hable de Dios se ale-jan de Él, y luego veamos las desgracias en los propios hogares, los grandes conflic-tos que hay en las familias, los fracasos, las fracturas, las divisiones en los propios hogares…. ¿Por qué?

Eso es por la falta de un verdadero amor. Hijos, entiendan bien que el verdade-ro amor, que viene de Dios, va a ser que permanezcamos unidos, ya que si perma-necemos unidos en ese verdadero amor, entonces habrá un verdadero amor entre los esposos, y permanecerán unidos, y unidos los esposos mantendrán su familia en unidad, porque viven unidos en el ver-dadero amor, no en un amor pasajero, no en un amor de apariencia, no en un amor que ofrece el mundo, sino en un amor que viene de Dios, que es el que vale, ese es el verdadero Amor.

Ahora entendemos ¿por qué se dan las divisiones y los grandes conflictos en los hogares? Se dan por la falta de un verda-dero amor, ya que si el padre de familia entiende bien estas palabras, y desea vivir la alegría con sus hijos, la paz en su pro-pia familia, quiere que su familia perdu-re y viva siempre en el amor, unidos en el amor…. ¡Permanezcamos unidos a Cristo

Jesús! ¡Basta de mediocridades! ¡Basta de ese tipo de actitudes de apatía hacia las cosas de Dios!

Queridos hermanos, entiendan que el verdadero Amor no divide, no destruye, ya que el Amor que viene de Dios une, y cada vez se derrama ese Amor en noso-tros, y más y más amor se va descubrien-do, se va obteniendo, ya que conforme el hombre se ama, abre su corazón a Dios, y Dios lo llena de su Amor, y entre más amado se siente el hombre, más será ca-paz de amar a quienes le rodean, y si el hombre es capaz de amar a los que les ro-dean, será feliz y su felicidad contagiará a los que les rodean. Esto es lo que Dios nos ofrece, vivir esa felicidad ya desde este mundo, para que nos vayamos pre-parando y caminando en esa felicidad, y podamos pensar:

Si aquí soy feliz, me siento a gusto….. ¿Cómo será la felicidad allá en el cielo?Pues es mucho mejor, y para lograr eso mejor, lo ideal es vivir bien, unidos a Cris-to en la Eucaristía, para sentirnos amados, amar a nuestro prójimo y vivir en paz. Que así sea.

N.-En silencio, demos respuesta a la pala-bra de Dios

Canto: “sumérgeme”

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6.- L.- OH Jesús, dirige al corazón anhelante de nuestros jóvenes, que se sienten peregrinos y sedientos; a aquellos de cuyo corazón suspiran por conocer el valor y sentido de la vida, concédeles, te lo suplicamos, que tengan ese encuentro personal contigo. Para quienes anhelan verse libres de las ataduras del pecado, libéralos de esa esclavitud, con la fuerza irresistible de tu Divino Amor. Te lo pe-dimos, con esa confianza de sabernos es-cuchados, ya que has dicho que todo lo que pidamos al Padre en tu Nombre nos lo concederá. Gracias, Jesús. Música de fondo……

P.- DESDE EL CORAZÓN DE JE-SÚS: Yo Soy Jesús, el Hijo del Amor de Dios, al que mi Padre ama con gran perfección de su Amor. Y con ese mismo Amor Yo le amo a cada uno de ustedes, principalmen-te a todo aquel que escucha mi Palabra, la pone en práctica en su propia vida y cum-ple mis Mandamientos, Yo permanezco en el Amor de mi Padre porque hago su Voluntad y guardo sus Mandamientos.

Mi gozo, es el mismo gozo de mi Padre Celestial, un gozo inexplicable en térmi-nos terrenales, pues supera toda felicidad humana, este gozo lo comparto con todos aquellos que abren su corazón a mi Espíri-tu. Hijos, en el gozo del Amor Yo he dado mi nuevo mandamiento: “Que se amen

los unos a los otros incondicionalmente como Yo los he amado.”

Yo demostré mi infinito Amor por ustedes dando mi vida en la Cruz por la salvación de sus almas; no hay mejor manera de demostrar el amor hacia los demás, que entregando su propia vida por su próji-mo, y no me refiero solamente a la vida en sí, sino al sacrificio, la entrega, la caridad que puedan ofrecer por los demás. Dar la vida por los demás es, extender el fuego del Amor de Dios en la Caridad. Sí, hijos, la caridad comienza cuando entiendes las necesidades de los demás y las haces tuyas, esto te lleva a vivir el perdón y se extiende finalmente a la acción viva. Pero todo esto no es un verdadero ofrecimiento si no se lleva con un verdadero Amor, y el verda-dero amor solo pueden experimentarlo estando en comunión Conmigo.Yo les invito a ser mis amigos, pues los amigos hacen las mismas cosas, o ¿no es así? Es por eso que les revelo toda mi Sa-biduría para que justamente en mi Sabi-duría encuentren la perfección.Yo llamo a cada uno de ustedes de ma-nera personal, toco su corazón para que se conviertan y así puedan alcanzar la perfección de la santidad. Yo elijo a mis discípulos entre los escogidos para que se conviertan en mis apóstoles y produzcan abundantes frutos en mi viña.

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Aquel que produce frutos y logra que sus frutos permanezcan, puede pedirle a mi Padre en mi nombre y Él se complacerá en responder.

Hijos, hoy les digo desde lo más profun-do de mi Corazón Amoroso: Mi Amor no tiene límites ni horarios, mi Amor es infinito, paciente, comprensivo, tolerante, siempre dispuesto y entregado. Yo quiero compartir ese Amor con cada uno de us-tedes para que unidos en mi Amor pue-dan amarse los unos a los otros como Yo los he amado y juntos en la eternidad se-guir compartiendo ese Amor que no tiene fin.Recuerden que Yo los amé primero que ustedes me amaran a M, sí, Yo los amé primero a ustedes, no quiero que vean mi Amor solo como un hecho histórico, en-tiendan bien esto, se los repito hijos, no quiero que vean mi Amor solo como un hecho histórico, sino véanlo como lo que es, un Amor constante, tan constante que te amo cuando duermes, cuando despier-tas, cuando estás en tu trabajo diario, en la escuela, en la enfermedad, en tus sufri-mientos, en tus fracasos, en tus logros, te amo en todo momento, es más, escucha: te amo muchísimo antes de que puedas descubrir cuanto me amas.

Atentamente: TU AMIGO “JESÚS”.

Canto: “Tu amor por mi”

7.- L- ¿Qué siente el corazón del sa-cerdote, ante el Amor que le expresa el Corazón de Jesús?P.- Yo como sacerdote, al saberme ama-do por Jesús, siento……. (Expresarlo bre-vemente)P.- ¿Cómo se siente un padre de fami-lia, al saberse amado por Jesús?..... (Decir-lo brevemente)P.- ¿Cómo se siente un niño, al saberse amado por Jesús?

L.- (voz de un niño)…….expresarlo brevemente.

P.- Estar ante Él, quien se encuentra en esta Hostia Inmaculada, es reencontrar-nos con la libertad.La libertad nos conduce al Verdadero Amor; tener el deseo de ser libres para poderlo comulgar, nos compromete a DECIDIRNOS a seguir a Jesucristo Nues-tro Señor.

Aceptemos libremente, ser liberados de nuestras ataduras, con el Sacramento que nos da la libertad, el Sacramento de la reconciliación, para poder participar del Banquete del Amor.L.- OH Jesús, Rey de Reyes, Señor de Señores, mira mi corazón, lastimado, la-cerado, bloqueado en su capacidad de amar; por los méritos de las lágrimas de

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tu Santísima Madre, te pido humildemen-te que me saques de este mar de dolor en que me encuentro y lo mismo te pido para quienes se encuentran en las mismas cir-cunstancias que yo. Ten piedad.

Gracias Madre Santísima, por cuidar de cada hijo tuyo y tratarlo con esa ternura maternal, sabiendo que es una flor del jar-dín de Cristo tu Hijo. Gracias Madre por ayudarnos con tus consejos y oraciones, a recuperar el aroma de la gracia. Amén. 8- P.- BENDICIÓN CON EL SAN-TÍSIMO SACRAMENTO Y RESERVA DEL MISMO.

Canto: “Bendito, bendito sea Dios”

9- P.- AGRADECIMIENTOS. AVI-SOS. DESPEDIDA.

BIBLIOGRAFÍA1.- Biblia Latinoamericana. Ediciones Paulinas.2.- Homilía Sr. Cura José de Jesús Reyes Romero3.- Equipo de Animación Eucarística de la Parroquia de N. Sra. de la Merced4.- El Sacramento del Amor, S.S. Benedic-to XVI5.- Deus Caritas Est. S.S. Benedicto XVI, Arquidiócesis Primada de México.