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¡Eureka!Por fin hallé el amor

Por Alexander Barrera

La herencia de algunos conceptosdejados al mundo por medio de lafilosofía griega, ha sido causa de granconfusión e incluso caos para muchoshogares. Uno de estos conceptos maldefinidos por los griegos es el del amor.

Los filósofos Griegos enseñaron queexisten tres clases de amor: eros, fileo yágape. El amor eros1 es el amorpasional entre un hombre y una mujer;el amor fileo es el amor entre hermanos,y el amor ágape es el amor abnegado,por ejemplo el de una madre por su hijo.De esta manera el mundo occidentalheredó de Grecia la idea de que lapasión (el eros) es un tipo de amor.

El diccionario Larousse define lapasión como una inclinación impetuosade la persona hacia lo que desea; unaemoción fuerte y continua que domina ala razón y orienta toda la conducta; unobjeto de este intenso sentimiento; unaafición exagerada.

Pero ¿será, en efecto, la pasión un tipode amor? y ¿será el amor una emoción osentimiento? Para los griegos y paraquienes heredamos el concepto delamor tripartito, la respuesta a ambaspreguntas es indudablemente sí.

Probablemente esta sea la causa por lacual se ha vuelto muy común escuchardecir a un esposo o esposa: “se meacabó el amor por ti.” ¿Será que elamor puede ser definido como un

1 De esta raíz deriva nuestra palabra erotismo.

sentimiento que se acaba? Seguramentecualquier entrevistado desprevenidotambién respondería sí a esta tercerapregunta.

La Biblia HablaVeamos pues, qué enseñan las escriturasacerca del amor.

En la primera carta de Pablo a losCorintios 13: 8 leemos que “el amornunca deja de ser”. Este versículo nodebería dejar dudas para un cristiano:¡el amor es eterno!. Siendo así, ¿Seráque el esposo se refiere al amor cuandole dice a su esposa “dejé de amarte”?

Vale la pena entonces desdoblar ladefinición tripartita de amor propuestapor los filósofos griegos y establecer,con base en la enseñanza Bíblica,algunas diferencias entre el amor y lapasión:

El amor puede existir entre esposos,entre hermanos o entre padres e hijos,pero siempre será el mismo amor: amoreterno. Si no es eterno, no es amor; noimporta hacia quien se ejerza. La Biblianos dice en la primera carta de Juan 4: 8que “Dios es amor." y en Malaquías3:6, Salmos 89:34 y Santiago 1:17 queÉl (Dios) no cambia, no muda, ni varía.El amor entonces, además de ser eternoes invariable.

¿Qué diremos de la pasión? Ya eldiccionario nos definía la pasión comoun sentimiento. El mismo diccionarioLarousse define el sentimiento como un“estado afectivo del animo”... comoalgo “opuesto a la razón”.

Sabemos que los estados no sonpermanentes; de allí que podamosdiferenciar entre los verbos ser y estarcuando decimos: “María está bonita”,en lugar de decir: “María es bonita”.

Es así como partiendo del silogismoplatónico-aristotélico, mejorado con elmétodo inductivo que sigue un procesológico y riguroso, concluimos que si losestados son pasajeros y el sentimientoes un estado, este también es pasajero.Luego la pasión, por ser un sentimiento,es pasajera y por lo tanto no puede seramor.

Dicho de otra manera, el amor ni es unestado, ni es un sentimiento, ni es unapasión. ¿Qué es entonces el amor?

El amor es un principio. El diccionariofilosófico de la editorial Panamericana,1986, define el principio (del griegoarche) como el “carácter fundamentalde un elemento al cual se reducen todoslos demás y del cual derivan todas lascosas...”.”En lógica y, en general, entodas las ciencias se entiende como laley fundamental de un sistema...”

Puesto que Dios es amor, su carácter esamor y todo lo que sale de él esproducto de ese amor. El amor esentonces la ley fundamental de todo locreado.

El principio del amor es “vivir para losdemás” y, si es necesario, como loexpresa la Segunda epístola a losCorintios 5: 14,15, morir por los demás:“Porque el amor de Cristo nosconstriñe, pensando esto: que si unomurió por todos, luego todos murieron;y por todos murió, para que los queviven, ya no vivan para sí, sino paraaquel que murió y resucitó por ellos.”

Cristo murió por todos nosotros porquesu carácter es amor. Ahora nosotrosdebemos amarle como él nos ama; es

decir “vivir para él”. Pero, ¿qué es vivirpara Cristo?

Mateo 25:34-40; 20:28 define con unaparábola este concepto: "Entonces elRey dirá a los de su derecha: Venid,benditos de mi Padre, heredad el reinopreparado para vosotros desde lafundación del mundo. Porque tuvehambre, y me disteis de comer; tuvesed, y me disteis de beber; fui forastero,y me recogisteis; estuve desnudo, y mecubristeis; enfermo, y me visitasteis; enla cárcel, y vinisteis a mí. Entonces losjustos le responderán diciendo: Señor,¿cuándo te vimos hambriento, y tesustentamos, o sediento y te dimos debeber? ¿Y cuándo te vimos forastero, yte recogimos; o desnudo, y te cubrimos?¿O cuándo te vimos enfermo o en lacárcel, y vinimos a ti? Y respondiendoel Rey, les dirá: De cierto os digo queen cuanto lo hicisteis a uno de estos mishermanos más pequeños, a mí lohicisteis." Pues, “el Hijo del hombre novino para ser servido, sino para servir,y para dar su vida en rescate pormuchos.”

El principio antagónico al principio delamor es el egoísmo. Este se definecomo “vivir para sí”. Muy contrario alpensamiento griego, la Biblia nosmuestra que la pasión obedece alprincipio del egoísmo porque hay enella un fuerte deseo que no obedece a larazón sino a la complacencia del yo.

El amor en acciónAl ser el amor un principio eterno einvariable, ¿cómo pues podemosaplicarlo en nuestra vida cotidiana?

Recordemos que los griegos proponentres clases de amor cuando en realidadse trata del principio del amor ejercidopara con la pareja, los hermanos, loshijos, los padres o cualquier otro ser

humano que consideremos nuestroprójimo, e incluso cualquier otro serviviente del universo creado por Dios.

¿Cómo aplicamos entonces el principiodel amor con nuestra pareja?

El libro del Génesis en su capítulo 2,versículo 24 refiere que Dios ordenó:“Dejará el hombre a su padre y a sumadre, y se unirá a su mujer, y seránuna sola carne”.

Ser una sola carne es vivir el uno para elotro. El esposo vive para su esposa y laesposa vive para su esposo. Ambosviven para sus hijos hasta que estostengan sus propias parejas. Los hijospor su parte mientras estén con suspadres viven para ellos y para sushermanos. Al ejercer el principio delamor en las relaciones humanas, “nadievive para sí”2. La viuda y el huérfanoson rescatados por alguien. También losanimales y las plantas son cuidados porel hombre. (Génesis 1: 28).

El Inigualable Amor de Dios

El amor abnegado de una madre haciasus hijos, desde sus tiernos años cuandono pueden hacer nada por si solos hastaque ella muere, es lo más cercano a laverdadera esencia del principio delamor. Sin embargo, el principio delamor no nació en esta tierra sino queproviene del cielo y de la eternidad.Dios quiso regalarnos un modelo de eseprincipio pero el perfecto amor sólo estáexpresado en el amor mismo. Dios es elamor y el dador del amor.

La escritura enfatiza el gran amor deDios por nosotros cuando reza: ‘¿Seolvidará la mujer de lo que dio a luz,para dejar de compadecerse del hijo desu vientre? Aunque olvide ella, yo

2 Romanos 14:7

nunca me olvidaré de ti.’ (Isaías 49:15,Reina Valera del 2.000)

Los padres valoran más la vida de sushijos que su propia vida. Sin embargo elPadre Celestial amó tanto al ser humanocaído que “dio a su Hijo unigénito, paraque todo aquel que en Él cree, no sepierda, mas tenga vida eterna.” (Juan3:16). El padre, el Hijo y el EspírituSanto nos aman de la misma maneraque se aman entre sí. Su amor es tangrande que deben crear seres en loscuales depositar ese amor que desbordasu existencia eterna.

Conclusión

El amor verdadero genera más amor. Elúnico ser que puede generar ese amoren nosotros es Dios porque él nos amade manera perfecta. Sólocontemplándolo y enamorándonos cadadía más de él podremos ejecutar elprincipio del amor en este mundo y asílograr felicidad eterna.

Jesús vino a enseñarnos ese amor através de su vida de servicio abnegado.Jesús nunca pudo decir que habíadejado de amar a la humanidad caída.En el momento de su pasión, cuando esahumanidad lo ultrajaba hasta la mismamuerte, en lugar de expresar dolor porsu propia humillación pidió perdón paraellos.

Si todo ser humano comprendiera acabalidad que el vivir para los demás esel principio del eterno e invariable amory que, por el contrario, el vivir para sí esel principio del egoísmo, tendría laoportunidad de escoger cuál de esosprincipios regiría su vida.

El principio del amor sería para él unescudo contra toda manifestación delegoísmo. El esposo nunca le diría a suesposa: “dejé de amarte” porque, como

Oseas a Gomer, siempre la amaría, sinimportar lo que ella hiciera o dejase dehacer. La amaría por principio. Por lotanto viviría para ella y ella viviría paraél. Su hogar sería semejante al hogarcelestial y por ende seríancompletamente felices.