Tu Padre, que está allí en lo secreto.

En todos los humanos se esconde la vocación del actor. Todos los humanos vemos un poco la vida como un escenario en el que ocupamos el centro y tratamos por todos los medios de arrancar el aplauso de quienes tenemos alrededor.

Todos mendigamos aplausos, éxito, buena crítica. Unos de manera más burda; otros de manera más sutil.Esa sería la espiritualidad de la exterioridad. ¿Con qué resultados? El vivir condicionados por la alabanza o por la crítica.

Jesús nos invita a la interioridad. A no buscar el elogio ni la aprobación. A no temer la censura o el vapuleo. No es que nos invite a cerrarnos en nosotros mismos como si fuésemos tortugas.

Al contrario, nos enseña el camino de la verdadera libertad. Porque goza de libertad quien se mueve en la órbita de Dios. Y Dios está en lo secreto, en lo escondido.

Olvido de lo criado,memoria del Criador,atención a lo interior,

y estarse amando al Amado.

Así ve Juan de la Cruz el estilo de vida de quien está con el Padre y goza de la gloriosa libertad de los hijos de Dios:

La espiritualidad de la interioridad es como el mar. Puede haber tormentas y oleajes en la superficie; pero en lo interior las aguas están tranquilas.El Padre está en lo secreto y ve en lo secreto.

Como el Dios de Elías. Un Dios que no estaba en el huracán, ni en el terremoto, ni en el fuego; un Dios que sí estaba en el susurro de la brisa suave (1 Reyes 19, 9-13).

Como Jesús.Un Jesús que observa con frialdad la ostentación de los ricos que echan sus donativos en el arca del templo; un Jesús que queda prendado de la pobre viuda que echa sus dos moneditas(Lc 21, 1-4).

Reflexión evangelio MT 6, 1-6; 16-18 PADRE ANGEL SANTESTEBAN

CARMELITA DESCALZO